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Sybila Arredondo : 100 años de Arguedas

Centenario del nacimiento de Arguedas: opiniones de su esposa Sybila y Hugo Blanco


pachakuti | Perú y Chile | Hoy a las 14:08 | 28 lecturas
www.kaosenlared.net/noticia/sybila-arredondo-100-anos-arguedas

repasando a Arguedas, en su centenario


http://www.kaosenlared.info/noticia/peru-cien-anos-natalicio-jose-maria-
arguedas

podemos encontrar esta joya: Sybila la viuda de José María Arguedas.

http://www.puntofinal.cl/535/sybila.htm

Liberan a Sybila Arredondo luego de 14 años presa en cana peruana

Después de pasar 14 años


presa en uno de los penales más
terribles y deprimentes de Perú,
la chilena Sybila Arredondo,
quien fue acusada de "alta
traición a la patria" por el
gobierno de Alberto Fujimori,
terminó ayer la totalidad de su
condena por lo que se ordenó su
inmediata libertad.

Sybila, quien deambuló por


muchos años en el ambiente
intelectual de Perú, al estar
casada con el escritor José María
Arguedas, uno de los literatos de mayor renombre del vecino país, fue detenida
poco tiempo después de que su esposo se suicidara, acusada de tener presuntas
relaciones terroristas con el ex jefe de Sendero Luminoso, Abimael Guzmán.

Su madre, la escritora Matilde Ladrón de Guevara, desde el mismo día de su


detención empredió una maratónica campaña destinada a desnudar los vicios del
juicio en que Sybila fue condenada.

Pese a que la recién liberada, quien es muy querida por las presas de Perú
debido a sus innumerables huelgas de hambre para obtener beneficios
carcelarios, nunca pidió el indulto presidencial, su madre en varios libros
denunció las irregularidades del juicio que condenó a Sybila a 15 años de cárcel
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por jueces que cubrieron sus rostros con pasamontañas.


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En un comunicado de prensa, el ministerio de Relaciones Exteriores informó que


el cónsul general de Chile en Lima fue notificado la noche del jueves por el
Instituto Nacional Penitenciario de Perú de la liberación de Sybila.

E-mail: Tutaykiri@gmail.com
El documento señala que la Cancillería realizó numerosas gestiones destinadas a
conseguir la libertad de la Arredondo, las que finalmente permitieron obtener una
disminución de la pena y adelantar su salida del recinto penitenciario de
Chorrillo.

Nov-2002

Carta de M. Carolina Teillier Arredondo al director de la revista


Anthropos

Lima, 11 de enero de 1993

Estimado Señor:

Mediante la presente le envío a usted un respetuoso saludo y, asimismo, un


pedido que le ruego tenga en consideración.

Mi madre, la señora Sybila Arredonde de Arguedas, de 57 años de edad, nacida


en Santiago de Chile y viuda del escritor peruano José María Arguedas, se
encuentra en prisión, acusada de delitos políticos.

Las dos veces que fue detenida anteriormente fue absuelta, y esta última
todavía no ha sido llamada a ninguno de los tres juicios que ahora le han sido
abiertos.

El primero de ellos – actualizado dos veces por la Corte Suprema de Justicia,


instancia superior a sendos tribunales que la declararon inocente – la acusa de
tenencia de explosivos; el segundo, de pertenecer a un organismo de apoyo a
Sendero Luminoso; y el tercero, de resistencia a la autoridad, entre otros cargos,
a propósito del violento traslado de que fue objeto junto con todas las presas
del penal de Canto Grande, en mayo pasado, durante el que murieron varias de
sus compañeras de prisión.

Desde el día 9 de mayo de 1992 ella se encuentra en la cárcel de Alta


Seguridad de Santa Mónica Chorrillos. Durante más de dos meses no se me
permitió – ni a nadie – verla ni hacerle llegar provisiones, a pesar de que de
Canto Grande sólo la sacaron con la vestimenta que llevaba puesta.

Ahora, de acuerdo a la nueva legislación, el régimen de visitas contempla una


"entrevista" únicamente con familiares directos, en un locutorio, sólo una vez al
mes. Para el caso de los menores las visitas sólo pueder ser cada tres meses.
Sus nietos, sin embargo, ni siquiera la pueden ver así, puesto que no son
considerados entre los familiares directos.
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Mi madre se encuentra sometida a un régimen carcelario sumamente duro. Su


celda mide 2,5 x 2 metros y la comparte con tres detenidas. Esta situación es
todavía más torturante ya que no se le permite poseer ningún material de

E-mail: Tutaykiri@gmail.com
recreación, estudio o trabajo, trátese de libros, lana, lápices, agujas o papeles,
por ejemplo.

Todo lo antes informado, sin embargo, se ve minimizado por una acción ya sin
nombre: el día 26 de noviembre fue objeto de una brutal golpiza, sin qué ni por
qué, junto con las internas de su pabellón. Mi abuela, la escritora chilena Matilde
Ladrón de Guevara, a quien se le concedió excepcionalmente visita directa por
gestiones de su Embajada en Lima, pudo observar los fuertes hematomas que
cubrían parte del cuerpo de mi madre. Por otro lado, a mí se me entregó una
receta médica indicando que debía comprarle antiinflamatorios y analgésicos.

Esta locura, ordenada y ejecutada por gentes cuyos corazones y mentes han
de estar bastante enfermos, amenaza, además, con hacerse una práctica
usual, puesto que no es la primera vez que ocurre.

Por todas estas razones, es que acudo a usted para que, si lo cree conveniente y
le fuera posible, envíe algún tipo de comunicación muy breve y sencilla
expresando su preocupación por la integridad y la vida de la señora Sybila
Arredondo viuda de Arguedas.

Agradezco infinitamente su interés, y espero su importante colaboración.

Atentamente,

M. Carolina Tillier Arredondo SALUDO Y AGRADECIMIENTO POR LA


CONMEMORACIÓN DEL CENTENARIO DE NACIMIENTO DEL ESCRITOR PERUANO
JOSÉ MARÍA ARGUEDAS (18-01-1911) Por: Sybila de Arguedas

En estos tiempos de dura y dramática gestación histórica y parto de lo nuevo,


nuestro corazón late más fuerte cuando hacemos remembranzas de Mariátegui y
Arguedas, mientras luchamos con nosotros mismos por definir en qué empeñar
la vida.

Hoy, en que el despojo de tierras se está realizando subrepticiamente a niveles


continentales (África, Asia, A. Latina) es bueno “encenderles una vela de
esperanza” en nuestro espíritu que tantas veces se ha encendido y apagado, que
renace como el ave Fénix, para seguir luchando por lo justo y necesario.

Si nos hemos reunido aquí (me siento presente, al unísono, como cuerda de una
guitarra afinada en la misma nota) es para difundir, como secreto a voces, el
optimismo que ellos, José María Arguedas, Mariátegui, como también Vallejo y
otros muchísimos “soldados desconocidos” del pueblo, nos han contagiado y
encendido como un dínamo energético vital; permitiéndonos asumir con aliento y
perseverancia, en la brega junto a los pueblos del mundo, actores de la historia
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tantas veces luctuosa.


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Les agradezco permitirme este saludo, desde lejos, en ocasión de la


conmemoración de este centenario del nacimiento de José María Arguedas, el 18
de enero de 1911, de quien podríamos citar aquí multitud de pensamientos que

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nos recuerden cómo quiso ser instrumento de servir al pueblo, de defender al
campesinado, al indio, de todo corazón y pasión.

Expreso aquí, mi esperanza y la certeza de que -junto a los pueblos del mundo-
seguiremos escuchando y evocando la trayectoria de los mejores hijos del pueblo
del Perú -como lo fueron Mariátegui, José María Arguedas o Vallejo- y
descubriéndolos y acompañándolos en el presente, aunándonos, por ejemplo, en
la acción de solicitar la amnistía para los presos políticos en las cárceles peruanas
como Piedras Gordas, de la Base Naval del Callao, de Cantogrande, de Mujeres
de Chorrillos y otras, recordando cómo, de su paso por la prisión política, José
María mastica pacientemente su terrible experiencia, durante unos 18 años,
hasta la aparición de su obra “El Sexto”, pronta a ser publicada en francés.

Dos fragmentos de textos del escritor para aprehender su esencia.


Primeramente, de “No soy un aculturado…”: son sus palabras en el acto de
entrega, en Lima, del premio “Inca Garcilaso de la Vega”, en octubre de 1968.

“…Fue leyendo a Mariátegui y después a Lenin que encontré un orden


permanente en las cosas; la teoría socialista no sólo dio un cauce a todo el
porvenir sino a lo que había en mí de energía, le dio un destino y lo cargó aun
más de fuerza por el mismo hecho de encauzarlo…”.

Y para culminar:

“…está creciendo nuestro pueblo. Si continúa alzándose no podrá ser detenido.


La fuerza del pueblo que crece no es mortal.”

Gracias y buenaventura para todos desde esta finis terrae.

Santiago de Chile, Octubre de 2010 HACIA EL CENTENARIO DE JOSÉ


MARÍA ARGUEDAS

... celebraremos el primer centenario del nacimiento de nuestro gran


escritor JOSÉ MARÍA ARGUEDAS. Sin embargo, en los últimos años, la
desinformación en torno a su vida y su significado, especialmente entre
los jóvenes, lo han presentado como un hombre “de todas las clases”,
restando importancia a su posición política. Buscamos a su viuda, Sra.
Sibila Arredondo, que nos envía la siguiente opinión:

“El trasfondo y la esencia del problema es que veo que se presenta en


algunos, en unas poderosas corrientes idealistas (por decir lo menos),
una actitud no científica (por decir lo menos) de escamotear la posición
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política del escritor o, en otros casos, de competir por adjudicarle o


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atribuirle a JMA ideas no pertinentes, con intención de apropiarse de su


prestigio y engañosamente despojarlo de su posición junto al pueblo, su

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afinidad con José Carlos Mariátegui, Lenin, su amor por el indio, el
campesino, su repudio por la feudalidad, el gamonalismo, etc.

Por otra parte, es fácil, sin embargo, recordar momentos de sus obras de
creación (digamos, literarias), o de diversas opiniones vertidas por él en
otros trabajos, que muestran y demuestran todo esto, más después del
proceso vívido de la guerra campesina, guerra civil, etc. Por ejemplo,
recuerdo el diálogo casi final de la obra que dice:

-¿Y ese ruido, presidente?


-¿Qué ruido, Palalo?
-¿No lo siente? Atienda.

Es como si un río subterráneo empezara su creciente. [...] mi conciencia


sólo tiene en cuenta lo que mi voluntad le ordena. (Obras Completas,
Todas las sangres., T.IV, pg. 456, Ed. Horizonte, 1983).

Estudios científicos, con buenos análisis cualitativos (como diría un


químico ¿cómo se dirá en filosofía?) ya corresponden a las nuevas
generaciones, que escarbarán para demostrar una verdad de nuestros
días que está estampada en sus obras como murales que registran la
vida de la época y sus contingencias”. (Sibila Arredondo) Carta de José
María Arguedas, originalmente escrita en quechua, en noviembre de 1969, pocos
días antes de su muerte, dirigida a Hugo Blanco, el guerrillero cuzqueño,
mientras éste era prisionero político en la isla de El Frontón.

Hermano Hugo, querido, corazón de piedra y de paloma:

Quizá habrás leído mi novela “Los Ríos Profundos”. Recuerda, hermano, el más
fuerte, recuerda. En ese libro no hablo únicamente de cómo lloré lágrimas
ardientes; con más lagrimas y con más arrebato hablo de los pongos, de los
colonos de hacienda, de su escondída e inmensa fuerza, de la rabia que en la
semilla de su corazón arde, fuego que no se apaga. Esos piojosos, diariamente
flagelados, obligados a lamer tierra con sus lenguas, hombres despreciados por
las mismas comunidades, esos, en la novela, invaden la ciudad de Abancay sin
temer a la metralla y a las balas, venciéndolas. Así obligaban al gran predicador
de la ciudad, al cura que los miraba como si fueran pulgas; venciendo balas, los
siervos obligan al cura a que diga misa, a que cante en la iglesia: le imponen a la
fuerza. En la novela imaginé esta invasión con un presentimiento: los hombres
que estudian los tiempos que vendrán, los que entienden de luchas sociales y de
la política, los que comprendan lo que significa esta sublevación de la toma de la
ciudad que he imaginado. ¡Cómo, con cuánto más hirviente sangre se alzarían
estos hombres si no persiguieran únicamente la muerte de la madre de la peste,
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del tifus, sino la de los gamonales, el día que alcancen a vencer el miedo, el
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horror que les tienen! “¿Quién ha de conseguir que venzan este terror en siglos
formando y alimentado, quién? ¿En algún lugar del mundo está ese hombre que
los ilumine y los salve? ¿Existe o no existe? ¡Carajo, mierda!”, diciendo, como tú

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lloraba fuego, esperando, a solas. Los críticos de literatura, los muy ilustrados,
no pudieron descubrir al principio la atención final de la novela, la que puse en su
meollo, en el medio mismo de su corriente. Felizmente uno, uno solo, lo
descubrió y lo proclamó, muy claramente.

¿Y después hermano? ¿No fuiste tú, tú mismo quien encabezó a esos


“pulguientos” indios de hacienda, de los pisoteados el más pisoteado hombre de
nuestro pueblo; de los asnos y los perros el más azotado, el escupido con el más
sucio escupitajo? Convirtiendo a esos en el más valeroso de los valientes, ¿no los
fortaleciste, no acercaste su alma? Alzándoles el alma, el alma de piedra y de
paloma que tenían, que estaba aguardando en lo más puro de la semilla del
corazón de esos hombres, ¿no tomaste el Cusco como me dices en tu carta, y
desde la misma puerta de la catedral, clamando y apostrofando en quechua, no
espantaste a los gamonales, no hiciste que se escondieran en sus huecos como si
fueran pericotes muy enfermos de las tripas? Hiciste correr a esos hijos y
protegidos del antiguo Cristo, del Cristo de plomo. Hermano, querido hermano,
como yo, de rostro algo blanco, del más intenso corazón indio, lágrima, canto,
baile, odio.

Yo hermano, sólo sé bien llorar lágrimas de fuego; pero con ese fuego he
purificado algo la cabeza y el corazón de Lima, la gran ciudad que negaba, que
no conocía bien a su padre y a su madre; le abrí un poco los ojos, los propios
ojos de los hombres de nuestro pueblo, les limpié un poco para que nos vean
mejor. Y en los pueblos que llaman extranjeros creo que levanté nuestra imagen
verdadera, su valer, su muy valer verdadero, creo que lo levanté en alto y con
luz suficiente para que nos estimen, para que sepan y puedan esperar nuestra
compañía y fuerza; para que no se apiaden de nosotros como del más huérfano
de los huérfanos; para que no sientan vergüenza de nosotros, nadie.
Cartas entre Hugo Blanco y Arguedas:
http://www.luchaindigena.com/2009/05/cartas-entre-jose-maria-arguedas-y-
hugo-blanco/comment-page-1/
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