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© Antonio Gramsci

© Fundación Editorial El perro y la rana, 2019 (digital)

Centro Simón Bolívar, Torre Norte, piso 21, El Silencio,


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Diseño de colección:
Mónica Piscitelli

Ilustraciones:
© Daniel Duque

Edición:
Yanuva León

Corrección:
Rosa Arévalo / Álvaro Trujillo

Diagramación:
David Dávila

Hecho el depósito de ley


Depósito legal DC 2019000133
ISBN 978-980-14-4421-3
El árbol de los erizos
Presentación

Hay un universo maravilloso donde reinan el imaginario, la luz, el brillo


de la sorpresa y la sonrisa espléndida. Todos venimos de ese territorio. En él
la leche es tinta encantada que nos pinta bigotes como nubes líquidas; allí
estuvimos seguros de que la luna es el planeta de ratones que juegan a comer
montañas, descubrimos que una mancha en el mantel de pronto se convertía
en caballo y que esconder los vegetales de las comidas raras de mamá, detrás
de cualquier escaparate, era la batalla más riesgosa. Esta colección mira en los
ojos de niños y niñas el brinco de la palabra, atrapa la imagen del sueño para
hacer de ella caramelos y nos invita a viajar livianos de carga en busca de
caminos que avanzan hacia realidades posibles.
El gallo pelón es la serie que recoge tinta de autoras y autores venezolanos;
el lugar en el que se escuchan voces trovadoras que relatan leyendas de
espantos y aparecidos de nuestras tierras, la mitología de nuestros pueblos
indígenas y todo canto inagotable de imágenes y ritmos.

Los siete mares es la serie que trae colores de todas las aguas; viene a nutrir
la imaginación de nuestros niños y niñas con obras que han marcado la
infancia de muchas generaciones en los cinco continentes.
Antonio Gramsci

El árbol de los erizos

ilustrado por Da n i el Duqu e


Pa l a b r a s p r e l i m i n a r e s

En la presente obra, El árbol de los erizos, se re- detalle, para procurar un contacto más íntimo: sa-
únen las cartas que escribió Antonio Gramsci a su ber cómo estaban, darles palabras de aliento, com-
familia desde la cárcel, en especial a sus dos hijos, prometerse con sus aprendizajes, sus experiencias y
Delio y Giuliano. Todas las cartas destinadas a ellos sus vivencias. Les dejó una huella aleccionadora y
están llenas de preguntas: saber qué juegan, qué li- compartió, a su vez, lo que él mismo vivió, descri-
bros les interesan, si les gusta más la literatura o las biéndoles anécdotas similares de cuando contaba
ciencias. Antonio estimuló en sus hijos el interés con pocos años de edad para que se identificaran
por la lectura, por la naturaleza; que aprendieran a con su papá. Para él, se trataba de disciplinar a sus
cuestionar lo que veían, leían, percibían y las reac- hijos, pero de ninguna manera imponiéndoles un
ciones de ellos mismos ante la experiencia. Carta a criterio o un modo de ver las cosas; más bien hacien-
carta siguió paso a paso el crecimiento físico y moral do las veces de un maestro, un guía, un amigo que
de sus hijos, brindándoles el afecto que la palabra con sus palabras les enseñara, de manera creativa y
escrita le permitió. libre, a ser responsables y autónomos.
Les comunicó a Delio y a Giuliano las ganas que Sus cartas, también dirigidas a su esposa Julia, a
él sentía de estar con ellos, pidiéndoles que le des- su cuñada Tatiana y a su madre están llenas de afec-
cribieran todo lo que vivían, sin dejar fuera ningún to y de una necesidad de saber todo cuanto ocurre

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en su familia. La distancia y el encierro son muy la historia y la política, leyó en los siguientes años
duros para él y en las palabras recibidas de los su- muchos libros que le despertaron la curiosidad inte-
yos encuentra consuelo y muchas fuerzas. La última lectual y encontró una suerte de maestro en el gran
oportunidad que tuvo de verse con su mamá fue en pensador y luchador socialista alemán Carlos Marx.
su pueblo para el año de 1924, y pudo compartir con Entre las ideas que Antonio nos legó, encontra-
su esposa y su hijo Delio por última vez en Rusia en mos que una revolución rompe con el orden déspota
el otoño de 1925. Julia se encontraba embarazada de de una sociedad y de la historia. Para él, hacer revo-
Giuliano en ese entonces; Gramsci nunca tuvo opor- lución significó cambiar la sociedad de raíz y abrir
tunidad de conocerlo personalmente. múltiples posibilidades para construir una nueva.
Leamos un poco de la vida de este gran revolucio- Al participar en una revolución, las mujeres y hom-
nario italiano. bres son libres para crear y construir en colectivo
Antonio Gramsci nació el 22 de enero de 1891 nuevas relaciones humanas, democráticas y solida-
en la isla de Cerdeña, Italia. Debido a la situación rias, que tuvieran como objetivo la igualdad. Para
económica difícil que padeció con su familia, estu- ello, Gramsci nos habló de la necesidad de construir
vo obligado a trabajar desde temprana edad. Ya a hegemonía, esto significa que el pueblo debe com-
los once años trabajaba y estudiaba. Esa situación prender que hay otras formas de vivir distintas y
le “abrió los ojos” y fue consciente de la injusticia mejores a las que impone el capitalismo.
que significaba el hecho de que la mayoría de las En 1926 Gramsci fue apresado y luego, en 1928,
familias sufrieran penurias económicas, a la vez que fue condenado a veinte años de cárcel por sus es-
otras pocas fueran ricas y poderosas. Tuvo concien- critos y acciones políticas, encaminadas a dar fin a
cia de la necesidad de la igualdad. Apasionado por la opresión y a favor de una nueva sociedad basada

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en la igualdad. Los poderosos de su país no que- italiano: Cuadernos desde la cárcel y Cartas desde la
rían que pensara más. Sin embargo, en 1929, obte- cárcel. Después de cuatro años de prisión, su salud
nido el permiso para escribir en su celda, comenzó empeoró mucho, sufrió de tuberculosis y, debido a
a plasmar en algunos cuadernos escolares sus ideas las complicaciones posteriores, falleció en Roma en
y así produjo muchos escritos que, rescatados luego el año de 1937. Irónicamente, Gramsci había obteni-
por su cuñada Tatiana, se convertirían en dos de los do la libertad plena pocos días antes de morir.
libros más importantes del pensamiento socialista
O r ión H e r ná n de z

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C a rta I
AVENTURA NAVIDEÑA

Queridísima Tatiana:

Hoy quiero contar para ti, Delio y Giuliano, un carretera, se alargaba una hilera de álamos con un
episodio navideño de mi adolescencia, que los di- matorral de almácigos. De repente, nos dispararon
vertirá y les mostrará un rasgo característico de la un primer tiro de fusil, por encima de nuestras ca-
vida en mi tierra. bezas; la bala silbó a unos diez metros por arriba de
Tenía yo catorce años y estaba en tercer grado nosotros. Creíamos que había sido un tiro casual y
de enseñanza media en Santu Lussurgiu, un pueblo seguimos tranquilamente nuestro camino. Un se-
que distaba del mío cerca de dieciocho kilómetros. gundo y un tercer tiro nos advirtieron enseguida
Junto con otro muchacho, para pasar veinticua- que se nos perseguía y entonces nos echa­mos en la
tro horas más con la familia, nos pusimos en cami- cuneta y permanecimos agachados largo rato.
no a pie en la tarde del 23 de diciembre, en vez de Cuando tratamos de levantarnos, otro tiro;
esperar la diligencia de la mañana siguiente. y así continuó la situación durante dos horas, con
Camina que te camina, ya estábamos casi a la una docena de tiros que nos perseguían mientras
mitad del camino, en un lugar totalmente desierto nos ale­jábamos arrastrándonos por el suelo, todas
y solitario. A la izquierda, a unos cien metros de la las veces que tratábamos de volver a la carretera.

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Ciertamente debía tratarse de un grupo de gracio-
sos que querían divertirse asustándonos, pero, ¡qué
buena broma navideña!, ¿verdad? Llegamos a casa
de noche, bastante cansados y llenos de fango, y no
le dijimos nada a nadie para no asustar a la familia;
pero no nos habíamos asus­tado gran cosa, ya que en
las vacaciones siguientes, las de carnaval, repetimos
el mismo viaje sin incidente alguno.
Te abrazo tiernamente,
A n ton io

P. D.: Pero el cuento es cierto; no es ningún


cuento de bandidos.

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C a rta I I
¿QUÉ HARÉ CUANDO SEA GRANDE?

Querida Tatiana:

Ya el año nuevo empezó. caballos, pero al mismo tiempo realizaba un trabajo


Habría que hacer programas de vida nueva, de que ennoblece al hombre y le procura su pan de to-
acuerdo con la costumbre; pero, por mucho que haya dos los días.
pensado, no he logrado todavía combinar ningún También me mantuve fiel a este modelo al año
programa. Esta ha sido siempre una gran dificultad siguiente, pero por razones que llamaría extrínsecas.
en mi vida, ya desde los primeros años de activi­dad De haber sido sincero, hubiera afirmado que mi ma-
razonadora. yor aspiración era la de llegar a ser ujier del juzgado.
En la escuela primaria, todos los años en este ¿Por qué? Porque ese año había llegado a mi pueblo
período nos asignaban como tema de composición: como ujier de juzgado un señor anciano que poseía
“¿Qué harás cuando seas grande?”. Problema arduo, un simpático perrito negro, siempre muy arregladito:
que la primera vez resolví a los ocho años, eligiendo lacito rojo en la cola, una pequeña manta en el lomo,
el oficio de carretero. Encontraba que el carretero collar bar­nizado, arreos de caballo en la cabeza.
unía todas las características de lo útil y de lo pla- Yo, realmente, no llegaba a separar la imagen
centero: daba chasquidos con el látigo y guiaba los del perrito de la de su amo y de la profesión de este.

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Sin embargo, renuncié con mucho pesar a esta pers­ Esta fue para mí una terrible amonestación que
pectiva que me seducía tanto. Tenía una lógica me impresionó, tanto más que el 20 de septiembre
formidable y una integridad moral capaz de hacer anterior yo había tomado parte por primera vez en
sonrojarse a los más grandes héroes del deber. Sí, me el desfile conme­morativo con un farolito venecia-
consideraba indigno de ser ujier de juzgado y por no y había gritado junto con los demás: “¡Viva el
tanto de poseer perritos tan maravillosos: ¡no co- León de Caprera!”, “¡Viva el Muerto de Staglieno!”
nocía de memoria los ochenta y cuatro artículos del (no recuerdo si se gritaba el “Muerto” o el “Profeta”
1
Estatuto del Reino! Así mismo. de Staglieno; tal vez las dos cosas, para variar) , tan
Había terminado el segundo grado de primaria convencido estaba de que pasaría el examen y con-
(¡con el descubrimiento de las vir­tudes cívicas del quistaría los títulos jurídicos para el electorado,
carretero!) y quería, en el mes de noviembre, some- convirtiéndome en un ciudadano activo y perfecto.
terme al examen para pasar a cuarto grado, saltando Pero no conocía siquiera los ochentas y cuatro artí­
el tercero: estaba convencido de que sería capaz de culos del Estatuto. ¿Qué ciudadano era, pues? ¿Y
eso, pero cuando me presenté ante el director di- cómo podía tener la ambición de aspi­rar a convertir-
dáctico para entregarle la solicitud formal, este me me en ujier de juzgado y poseer un perro con el lacito
dirigió de repente la pregunta: “¿Pero tú conoces los y la mantica? El ujier del juzgado es una pequeña
ochenta y cuatros artículos del Estatuto?”. No ha- rueda del Estado (yo creía que era una rueda grande);
bía ni siquiera pensando en esos artículos: me había
limi­tado a estudiar las nociones de “derechos y de-
1 El “León de Caprera” es Giuseppe Garibaldi; el “Muerto
beres del ciudadano”, contenidas en el libro de texto. de Staglieno” es Giuseppe Mazzini, ambos héroes de la
guerra italiana de Independencia durante el siglo XIX.

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es un depositario y custodio de la ley, también contra
los posibles tiranos que quisieran pisotearla. ¡Y yo
ignoraba los ochenta y cuatro artículos! Así tuve que
reducir mi horizonte y una vez más exalté las virtu-
des cívicas del carretero, que, al fin y al cabo, también
puede tener su perrito, aunque sea sin lazo ni man-
tica. ¡Fíjate cómo los programas preconcebidos en
forma demasiado rígida y esquemática van a chocar
contra la dura realidad, y se derrumban, cuando uno
posee una vigilante conciencia del deber!
Te abrazo,
A n ton io

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C a rta I I I
LOS DOS GORRIONES

Querida Tatiana:

Te haré el cuento de mis gorriones. Lo que me gustaba de ese gorrión era que no que-
Has de saber, pues, que poseo un gorrión y que ría que lo tocaran. Se rebelaba ferozmente, con las alas
tuve otro más, que se murió enve­nenado, creo, por abiertas, y picaba la mano con mucha energía. Se había
algún insecto (una cucaracha o un ciempiés). El pri- domes­ticado, pero sin permitir demasiadas confianzas.
mer gorrión era mucho más simpático que el actual. Lo curioso era que su relativa familiari­dad no fue gra-
Era muy orgulloso y vivaz. El actual es muy modes- dual, sino inmediata. Se movía por la celda, pero siem-
to, de ánimo servil y sin iniciativa. pre en el extremo opuesto al mío. Para atraerlo le ofrecía
El primero se había adueñado de la celda desde el una mosca en una cajita de fósforos; no la atra­paba hasta
primer momento. Conquistaba todas las cimas exis- que yo no estuviera lejos. Una vez, en lugar de una, había
tentes en la celda y luego se quedaba unos minutos sa- en la cajita cinco o seis moscas; antes de comer, danzó
boreando la sublime paz. Subirse en la tapa de una frenéticamente alrededor por unos segun­dos; la danza
botellita de tamarindo era su perpetua preocupa­ se repitió todas las veces que las moscas eran numerosas.
ción y, por eso, una vez se cayó en un recipiente lleno Una mañana, al regreso del paseo, me encontré
de desechos de la cafetera y estuvo a punto de ahogarse. al gorrión muy cerca; no se desprendió más, en el

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sentido que desde entonces siempre estaba pegado hecho de comer siempre pan blando debe procurar-
a mí, mirándome atentamente y viniendo por mo- les disturbios mortales a estos pajaritos. Por ahora
mentos a picotearme los zapa­tos para que le diera está bastante sano, pero no es vivaz; no corre, siem-
algo. Pero nunca se dejó coger en la mano sin rebe- pre está cerca de uno y ya ha recibido algún puntapié
larse y tratar enseguida de huir. Y murió lentamen- involuntario.
te, es decir, recibió un golpe imprevisto por la noche, Este es el cuento de mis gorrioncitos.
mientras estaba debajo de la mesita, gritó como un Te abrazo con ternura,
niño, pero solo murió al día siguiente: estaba parali- A n ton io
zado por el lado derecho y se arrastraba penosamen-
te para comer y beber; luego, de pronto, murió.
El gorrión que tengo ahora, en cambio, es de una
domesticidad repug­nante; quiere que se le dé la co-
mida en la boca, a pesar de que come muy bien solo;
se encarama en el zapato y se esconde en los bajos del
pantalón; si tuviera las alas enteras volaría hasta las
rodillas; se ve que quisiera hacerlo porque se estira,
tiembla, y luego se pone sobre el zapato. Pienso que
morirá también, porque tiene la costumbre de co-
mer las cabezas quemadas de los fósforos; además, el

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C a rta I V
EL RATÓN Y LA MONTAÑA

Queridísima Julia:

Puedes preguntarle a Delio, de mi parte, cuá- la guerra y el agua se pierde: quiere al albañil; este
les cuentos de Pushkin le gustan más. Yo verdade- quiere las piedras. El ratón va a ver a la montaña y
ramente solo conozco dos: “El gallito de oro” y “El se desarrolla un diálogo sublime entre el ratón y la
pescador”. montaña que ha sido talada por los especuladores
Ahora quisiera contarle a Delio un cuento de mi y muestra por todas partes sus huesos sin tierra. El
pueblo que me parece interesante. Te lo resumo y tú ratón le cuenta todo lo sucedido y promete que el
se lo contarás, a él y a Giuliano. niño, cuando sea mayor, volverá a sembrar pinos,
Un niño duerme. Hay una jarrita de leche para encinas, castaños, etc. Así, la montaña da las
cuando despierte. Un ratón bebe la leche. El niño, piedras, etc., y el niño recibe tanta leche que hasta
al no tener su leche, grita, y la mamá corre a pedirle se puede bañar con ella. Crece, siembra los árboles,
leche a la cabra. La cabra le dará leche al niño si tiene todo cambia; desparecen los huesos de la montaña
hierba para comer. El ratón va a ver al campo para bajo el nuevo humus, las lluvias vuelven a ser
que le dé hierba, y el campo árido quiere agua. El regulares porque los árboles retienen los vapores e
ratón va a la fuente. La fuente ha sido destruida por impiden que los torrentes destruyan la llanura. En

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fin, el ratón concibe un verdadero plan de trabajo, Querida Julia, de verdad, tienes que referirles
orgánico y conveniente para un país arruinado por este cuento y luego comu­nicarme la impresión de
el desmonte. los niños.
Te abrazo con ternura,
A n ton io

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C a rta V
EL SCURZONE

Querida Tatiana:

Quiero escribirte de un asunto que te molestará un metro y veinte o metro y medio. Las paticas no le
y te divertirá a la vez. eran de gran utilidad, porque escapaba arrastrándo-
Revisando El pequeño Larousse me he acordado de se muy despacio.
un problema bastante curioso. De niño yo era un in- En mi pueblo a este reptil se le llama scurzone,
cansable cazador de lagartijas y serpientes, que daba que quiere decir “acortado” (curzo quiere decir “cor-
de comer a un bellísimo halcón que domestiqué. to”), y el nombre se refiere seguramente a que parece
Durante estas cacerías por los campos de mi pue- una culebra acortada (atención porque existe tam-
blo (Ghilarza), en tres o cuatro ocasiones encontré a bién el ención, que acopla a su escasa longitud la
un animal parecido a la serpiente común (culebra), proporcionada esbeltez de su cuerpo).
pero que tenía cuatro patas pequeñas; dos de ellas En Santu Lussurgiu, donde hice los últimos
cerca de la cabeza y dos muy lejos, cerca de la cola (si años de primaria, pregunté al profesor de Historia
puede llamarse así); el animal medía sesenta-setenta Natural (que en realidad era un viejo ingeniero del
centímetros, era muy grueso en relación con su lon- pueblo) cómo se llamaba en italiano el scurzone. Él
gitud, correspondiendo su grosor a una culebra de se echó a reír y me dijo que se trataba de un animal

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imaginario, como el áspid o el basilisco, y que el Escíndidos, cuyo representante típico es el escinco.
animal que yo estaba describiendo se llama (en sar- ¿Quizás es el largarto?).
do) coloru (cóluber en latín), mientras la culebra se La figura del seps no corresponde a la del scurzo-
llama colora en femenino. Sin embargo, el profesor ne de mi pueblo: el seps es una culebra regular, sutil,
dijo que todo eran supersticiones de los campesinos larga, proporcionada, y las paticas están unidas al
y que no existían culebras con patas. Tú sabes cómo cuerpo armónicamente. El scurzone, en cambio, es
le irrita a un niño que le digan que no tiene razón un animal repelente: su cabeza es muy gruesa y no
cuando sí la tiene, o incluso que le tomen por su- pequeña como la de las culebras; la cola es cónica;
persticioso cuando se trata de cosas reales. Piensa las patas delanteras están demasiado cerca de la ca-
que el hecho de que aún recuerde el episodio se debe beza y demasiado lejos de las traseras; las patas son
a la reacción contra la autoridad puesta al servicio de blancuzcas, enfermizas y producen una impresión
la ignorancia, y segura de sí misma. de monstruosidad y de anormalidad.
Además, en mi pueblo nunca había oído hablar En su conjunto, el animal, que vive en lugares
de las cualidades maléficas del basilisco scurzone, húmedos (yo lo he visto siempre después de haber
al que en otros países, en cambio, se le tenía miedo y hecho rodar grandes piedras) da una impresión de
estaba rodeado de leyendas. desaire, no como el lagarto y la culebra, que dejando
Precisamente ahora he visto en el Larousse, en de lado la repugnancia general del hombre hacia los
los cuadros de los reptiles, un saurio, el seps, que reptiles, en el fondo son elegantes y graciosos.
es exactamente una culebra de cuatro paticas (el Quisiera ahora conocer a través de tu experien-
Larousse dice que se encuentra en España y en la par- cia de Historia Natural si este animal tiene un
te meridional de Francia, que es de la familia de los nombre italiano, y si se sabe que en Cerdeña existe

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esta especie, que debe ser de la misma familia que envenenado y ojos incendiarios. Seguramente este
los seps franceses. Es posible que la leyenda del ba- animal no es muy común: yo lo he visto solamente
silisco haya impedido la búsqueda del animal en una media docena de veces y siempre bajo las pie-
Cerdeña. El profesor de Santu Lussurgiu no era dras; en cambio he visto millares de culebras sin ne-
estúpido, sino todo lo contrario; y era un hombre cesidad de remover piedras.
incluso de amplia cultura; coleccionaba minera- Te abrazo con ternura,
les, etc. Sin embargo, no creía en la existencia del A n ton io
scurzone, como realidad muy pedestre, sin aliento

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C a rta V I
CAZA DE RANAS

Querida Julia:

Una de las cosas que más me ha interesado en tu preparado un jarrito y ponerlas en él después de cor-
carta es la noticia de que Delio y Giuliano se entre- tarles con las tijeras la cabeza y las patas.
tienen cazando ranas. Después de desolladas, se pueden preparar de
Quisiera saber si se trata o no de ranas comes- dos formas: para hacer un excelente caldo, y en este
tibles, lo que daría a su actividad de cazadores un caso, después de hervirlas un buen rato con la sazón
carácter práctico y utilitario que vale la pena tener habitual, se pasan por el colador de modo que todo
en cuenta. quede en el caldo, salvo los huesos; o bien, se fríen y
No sé si tú querrás hacerlo, pero deberías ense- se comen doraditas y calientes.
ñarles a los niños a distinguir las ranas comestibles En los dos casos son un alimento muy sabroso,
de las otras: las comestibles tienen la barriga total- pero sobre todo muy nutritivo y fácil de digerir.
mente blanca, mientras que las otras la tienen rojiza. Te abrazo tiernamente,
Se pueden atrapar enganchando en el anzuelo A n ton io
un trapito rojo, que ellas muerden; hay que tener

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C a rta V I I
EL ÁRBOL DE LOS ERIZOS

Querido Delio:

Me ha gustado tu rincón poblado de pinzones y escondimos tras un arbusto, en dirección contra­ria


pececitos. Si los pinzones se escapan de la jaula, no a la del viento. De pronto aparecieron los erizos: cin-
se los debe agarrar por las alas o por las patas, que co, dos más grandes y tres pequeños. En fila india,
son deli­cadas y pueden partirse o dislocarse; se de- se encaminaron hacia los manzanos, paseando en-
ben tomar en el puño por todo el cuerpo, sin apretar. tre la hierba; luego se pusieron a trabajar: ayudán-
Yo, de niño, crié a muchos pájaros y también a otros dose con los hocicos y las patas, hacían rodar las
anima­les: halcones, mochuelos, cuclillos, urracas, manzanas que el viento había desprendido del árbol
cornejas, jilgueros, canarios, pinzones, alondras, y las reunían en un pequeño claro, bien cerca una de
crié una culebrita, una comadreja, erizos, tortugas. la otra. Pero parece que las manzanas que esta­ban
Escucha cómo vi los erizos recogiendo manzanas. en el suelo no eran suficientes. El erizo más grande,
En una noche de otoño, cuando ya había os- con el hocico levantado, miró a su alrededor, esco-
curecido pero brillaba luminosa la luna, fui junto gió un árbol muy encorvado y se trepó a él, seguido
con otro muchacho, amigo mío, a un campo lle- de su esposa. Se posaron en una rama cargada de
no de árboles fru­tales, sobre todo manzanos. Nos frutos y comenzaron a mecerse rítmi­camente: sus

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movimientos se comunicaron a la rama, que osciló como los erizos les daban caza. En cuanto el erizo
con fuerza cada vez mayor, con sacudidas bruscas, y se daba cuenta de la ser­piente, saltaba rápido en sus
muchas otras manzanas cayeron al suelo. Después cuatro paticas y atacaba con mucha valentía. La ser­
de ponerlas junto a las demás, todos los erizos, gran- piente levantaba la cabeza, con la lengua afuera, y
des y pequeños, se encogieron con sus púas erizadas silbaba; el erizo emitía un ligero sonido, agarraba la
y se tendieron encima de las frutas, que quedaban serpiente con sus manos, la mordía en la nuca y lue-
así enganchadas: había quien tenía pocas manza- go se la comía pedazo a pedazo. Estos erizos un día
nas ensartadas (los ericitos), pero el padre y la madre desaparecieron: seguramente que alguien los agarró
habían logrado enganchar siete u ocho manzanas para comérselos.
cada uno. Te escribiré otra vez sobre el baile de las liebres,
Cuando se iban ya camino de su cueva, salimos el pájaro tejedor y el oso; y sobre otros animales,
del escondite, cogimos los erizos en un saco y nos los te quiero contar otras cosas que vi y oí cuando era
llevamos a la casa. mucha­cho: el cuento del potrico, de la zorra y del
Yo me quedé con el padre y dos ericitos, y los caballo que solo tenía cola los días de fiesta, etc. Me
tuve durante muchos meses, libres, en el patio; ca- parece que ya conoces la historia de Kim, Los cuen-
zaban a todos los animalitos: cucarachas, abejorros, tos de la selva y sobre todo de “La foca blanca” y de
etc., y comían frutas y ensaladas. Las hojas frescas “Rikki-tikki-tawi”.
les gustaban mucho y así pude domes­ticarlos algo; Te beso,
ya no se escondían cuando veían a la gente, pero le A n ton io
tenían mucho miedo a los perros. Yo me divertía
llevando al patio pequeñas serpientes vivas para ver

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C a rta V I I I
LA ZORRA Y EL POTRICO

Queridísimo Delio:

Sé que estuviste en la playa y viste cosas muy bellas. puede moverse ni escaparse si algún animal salvaje
Quisiera que me escribieras para describirme lo ataca. Sin embargo, a veces, por los caminos de
estas maravillas. Además, ¿conociste a algún nue- Cerdeña se ven caballos sin colas y sin orejas. ¿Por
vo ser viviente? Cerca del mar abundan muchos se- qué? Porque, cuando acababan de nacer, la zorra lo-
res: cangrejos, medusas, estrellas de mar, etc. Hace gró, de una manera o de otra, acercarse y le comió
mucho tiempo había prometido escribirte algunos la cola o las orejas que estaban todavía muy tiernas.
cuentos de animales que conocí cuando era niño, Cuando yo era niño uno de estos caballos trabajaba
pero luego no pude hacerlo. Ahora trataré de con- para un viejo vendedor de aceite, velas y luz brillan-
tarte alguno: por ejemplo, el cuento de la zorra y el te, que andaba de pueblo en pueblo vendiendo su
potrico. mercancía (en aquel entonces no había cooperativas,
Parece que la zorra sabe cuándo va a nacer un ni otras formas de repartir la mercancía), pero los
potrico y se pone al acecho. Y la yegua sabe que la domingos, para que los muchachos no se burlaran
zorra acecha. Así que, cuando el potrico nace, la ma- de él, el vendedor le ponía a su caballo cola postiza y
dre comienza a correr alrededor suyo, porque él no orejas postizas.

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Y ahora te contaré cómo vi la zorra por primera pero ella se desplazaba y luego volvía a mirarnos,
vez. Junto con mis hermanitos, fui un día a visitar socarrona y astuta. Nos echábamos unos palos al
a una tía que tenía un campo donde había dos enci- hombro y gritábamos todos juntos: “¡Bum!”, como
nas muy gran­des y algunos árboles frutales; tenía- si fuera un disparo, pero la zorra nos seguía mos-
mos que recoger las bellotas para dárselas de comer trando los dientes sin molestarse mucho. De pronto,
a un puerquito. se oyó un tiro de verdad, disparado por alguien allí
El campo no estaba lejos del pueblo, pero el lu- cerca. Entonces la zorra dio un gran salto y huyó rá-
gar era desierto y había que bajar hasta un valle. pidamente. Todavía me parece que la estoy viendo,
Acabábamos de entrar en el campo cuando, amarilla, correr como un rayo por encima de una ta-
bajo un árbol, vimos, tranqui­lamente sentada, una pia, siempre con la cola levantada, hasta desaparecer
zorra grande con su linda cola levantada como una en un matorral.
ban­dera. No se asustó en lo absoluto; nos mostró Querido Delio, cuéntame ahora algo de tus via-
los dientes, pero parecía reírse más que amenazar. jes y las novedades que viste.
A nosotros nos enfureció el que la zorra no tuviera Te beso,
miedo; ni pizca de miedo tenía. Le tiramos piedras, A n ton io

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C a rta I X
EL CIGARRO EN LA CHIMENEA

Querido Delio:

Me he enterado de que vas a la escuela, que pondría mi cigarro en la chimenea, de modo que
mides ya un metro y ocho centímetros y pesas se viera su poco de humo.
dieciocho kilogramos. Así, pienso que ya eres Además, tienes que escribirme algo de Giuliano.
muy grande y que pronto me escri­birás cartas. ¿Qué te parece? ¿Te ayuda en tus trabajos? ¿Es tam-
Mientras tanto, puedes dictarle a mamá, como bién un constructor, o es todavía demasiado peque-
lo hacías conmigo en Roma, cuando me dicta- ño para merecer esta calificación? En fin, quisiera
bas las felicitaciones para tu abuela. Así me dirás saber un montón de cosas, y ya que eres tan grande y,
si en la escuela te gustan los otros niños y qué según me han dicho, también bastante parlanchín,
aprendes, y cómo te gusta jugar. Sé que cons- estoy seguro de que me escribirás con la mano de
truyes aviones y trenes, que participas activa- mamá, por ahora, una carta larga, larga, con todas
mente en la industrialización del país; pero, en estas noticias y muchas otras más. Y yo te enviaré
fin, ¿estos aviones vuelan de verdad, y esos tre- noticias de una rosa que he sembrado y de una lagar-
nes corren? Si estuviera junto a ti, por lo menos tija que quiero educar.

31
Besa a Giuliano por mí y también a mamá y a P. D.: He pensado que a lo mejor tú no conoces
todos los de la casa, y mamá te besará a su vez por las lagartijas: son una especie de cocodrilos que se
cuenta mía. quedan siempre chiquiticos.
A n ton io
C a rta X
¿LES GUSTA PINOCHO ?

Queridos Delio y Giuliano:

Hace mucho tiempo que no me escriben, la imagen que se había hecho del muñeco? Y a
¿por qué? Giuliano, ¿le gusta el cuento de Pinocho?
No sé nada de los animales de Delio, de su ¿Cuáles son ahora los centros de interés de
pinzón, de los pececitos. ustedes, tanto en la escuela como en la casa?
Además, ¿Delio recibió el libro de Pinocho? Escríbanme muchas cosas, los dos.
¿Le gustaron las ilustracio­nes? ¿Corresponden a Los abrazo y les envío muchas caricias,
A n ton io

34
C a rta X I
ENCUENTRO CON EL MAR

Querido Giuliano:

Viste el mar por primera vez. Escríbeme algo de y algún cangrejo? Yo he visto a unos muchachitos
tus impresiones. que cogían peces en el mar con un ladrillo hueco (de
¿Tragaste mucha agua salada bañándote? aire): habían llenado un cubito.
¿Aprendiste a nadar? ¿Cogiste algún pececito vivo Te abrazo,
A n ton io

35
C a rta X I I
LEONES Y CUENTOS

Querido Delio:

Recibí tu carta del 28 de marzo con las noticias la mangosta “Rikki-tikki-tavi”, y del niño Mowgli
sobre los pececitos, la rosa, las primaveras, los osos criado por los lobos?... En 1922, en una librería del
y los leones. Pero, ¿qué leones viste? ¿Leones africa- Estado, se estaba preparando una edición muy lin-
nos o del Turkestán? ¿Tenían melena o el pelo del da, con dibujos ori­ginales que tuve la oportunidad
cuello liso? Y los osos, ¿eran iguales a los que viste de ver cuando los obreros litógrafos los traslada­ban
en Roma? a la piedra. Pregúntale a mamá y a Tatiana si toda-
No me dices si recibiste el libro de Pinocho y si vía se puede encontrar esa edición; si no, te enviaré el
las aventuras del célebre muñeco le han gustado a libro en italiano o en francés.
Giuliano. ¿Leíste el cuento de “La foca blanca”, de Besos para ti y Giuliano,
A n ton io

36
C a rta X I I I
EL JUEGO DE DAMAS

Querido Delio:

Recibí tu carta y he sabido de tu actividad de es- por la escuela y por la vida. Leí en el periódico el
colar. ¿Te gustaron las novelas de Mowgli? La vida resultado del campeonato de ajedrez, pero yo no sé
transcurre algo monótona, pero en modo bastante jugar: solo he aprendido algo el juego de damas.
satisfactorio en lo que a salud se refiere. Te beso,
Siento mucho no poder estar junto a mis queri- A n ton io
dos muchachos y no poderlos ayudar en su trabajo

38
C a rta X I V
UN PERRITO DE LECHE

Querido Giuliano:

Recibí tu retrato y la tarjeta, pero las dos cosas regaños te los has merecido. De todos modos, si hay
no concuerdan. que hacer una cosa, hay que hacerla sin quejarse, sin
En la carta te quejas, casi lloriqueas como un lloriquear como los cachorros, de manera que pue-
niñito de cinco años, mientras eres un muchacho das sacar de ella el mayor provecho.
grande y fuerte, y deberías afrontar los aconteci- A mí no me gusta que un muchacho como tú se
mientos con valor y serenidad. queje, mientras en la foto pareces resuelto, tranquilo
Tú mismo me escribiste una vez que la escuela en la voluntad de lograr tu objetivo; así me gustas
que frecuentas sirve para no perder un año de estu- mucho y te deseo muchas cosas buenas.
dios, ¿te parece poco? Además, hay que ver si los Te abrazo,
A n ton io

39
C a rta X V
EL ABAT-JOUR2

Querido Giuliano: vista. El abat-jour puede ser com­pleto, para que la luz
resulte atenuada, o parcial y móvil, de modo que se
He recibido tu carta y tu postal con los gaticos. pueda dirigir la sombra del lado que más convenga.
Me asombra que tú y Delio no hayan pensado Recibí algunas fotos tuyas, y quisiera saber qué
todavía hacer un abat-jour para el bombillo eléctrico. ejercicios sabes hacer en el espaldar sueco (por lo me-
Con cincuenta centímetros de alambre o de hierro nos así se llama en italiano), en que estás trepado
fino, y con unos trozos de tela en colores, o incluso junto con tus amigos.
con papel satinado, se puede hacer un abat-jour muy Te besa tu papá,
cómodo, de manera que la luz no canse demasiado la A n ton io

2 Palabra francesa. En español: pantalla para lámpara.

40
C a rta X V I
ESTUDIAR ES DIFÍCIL

Querido Giuliano:

Deseo que tus estudios marchen bien. Me alegraría rápida y no se me escapaba nada de lo que era necesario
mucho si me explicaras en qué consisten las dificultades para la escuela. Para decirte toda la verdad, tengo que
que tienes en el estudio. Me parece que si tú mismo reco­ añadir que yo era listo y sabía salir del paso en las difi-
noces que tienes dificultades, no deben ser muy grandes cultades a pesar de haber estudiado poco. Pero el siste-
y podrás vencerlas estudiando: ¿no es suficiente esto ma de enseñanza que yo seguí era muy atrasado; además
para ti? ¿Acaso eres algo desordenado, te distraes, la me- casi todos mis condiscípulos hablaban el italiano muy
moria no funciona y tú no sabes ponerla a funcionar? mal y lentamente y el maestro debía tener en cuenta el
¿Duermes bien? Cuando juegas, ¿piensas en lo que has promedio de los alumnos; saber hablar italiano era ya
estudiado, o cuando estudias piensas en el juego? Ya eres una circunstancia que facilitaba muchas cosas (la escue-
un muchacho for­mado y puedes contestar mis pregun- la estaba en el campo y la gran mayoría de los alumnos
tas con precisión. era de origen campesino).
A tu edad, yo era muy desordenado, pasaba muchas Querido, estoy seguro de que me escribirás sin
horas correteando por el campo, pero también estudia- interrupciones y me tendrás al tanto de tu vida.
ba muy bien, porque tenía una memoria muy buena y Te abrazo,
Antonio

42
C a rta X V I I
EL REGALO DE PAPÁ

Querido Giuliano:

Así que te has librado del colectivo y te vas al reflexionar sobre el tiempo de modo que... no me
campamento. Volverás a la escuela. ¿Por qué escribir escribas a última hora.
en el último momento, mientras esperas la máquina? Te beso,
Te abrazo muy fuerte en tu cumpleaños y te A n ton io
envío un relojito, con la esperanza de que te haga

43
C a rta X V I I I
ESTUDIAR BIEN

Querido Giuliano:

¿Qué tal anda tu cabecita? Tu carta me gustó mu- pre­gunta si vas con decisión hacia tu meta, que en este
cho. Tu manera de escribir es más firme que antes, lo caso significa estudiar bien, ser fuerte, etc. ¿Por qué no
que demuestra que te estás convirtiendo en una perso- puedes contestar, si de ti depende disciplinarte, resis­tir
na mayor. a los impulsos negativos, etcétera?
Me preguntas qué me interesa más. Debo contestar Te escribo seriamente, porque ya veo que has deja-
que no existe nada que “me interese más”, o sea, que mu- do de ser muchachito, y tam­bién porque tú mismo una
chas cosas me interesan mucho en la misma medida. vez me escribiste que quieres ser tratado con seriedad.
Por ejemplo, en lo que te concierne, me interesa que Me parece que posees muchas fuerzas latentes en la
tú estudies bien y con provecho, pero también que tú mente; tu propia expresión de que no puedes contestar
seas fuerte y robusto y moralmente lleno de valor y de la pregunta significa que reflexionas y eres responsable
decisión; así que me interesa que descanses bien, comas de lo que haces y escribes. Además, se ve también en el
con apetito, etc.; todo se relaciona y entreteje estrecha- retrato que recibí que hay mucha ener­gía en ti. ¡Viva
mente; si un elemento del todo falta o escasea, el todo se Giuliano!
derrumba. Por eso sentí que no pudieras contestar a la Te quiero mucho,
A n ton io

44
C a rta X I X
DIBUJA COMO QUIERAS

Querido Giuliano:

Dibuja como tú quieras, para reírte y divertirte y Me parece que realmente en la escuela te va bas-
no “seriamente”, como si se tratara de una tarea que tante bien; ¿y cómo anda la salud? ¿Corres, juegas o
no te gusta. ¡Pero quisiera ver algún dibujo tuyo de te diviertes solo garabateando en el papel figuras no
los que haces para la escuela! Estos dibujos, ¿cómo hechas seriamente?
los haces? ¿Con seriedad, o bien como los que haces Te agradezco tus felicitaciones.
para reír? Te abrazo,
A n ton io

46
C a rta X X
UN ANIMAL EXTRAÑO

Querido Giuliano:

Tus dibujos me gustaron porque son tuyos. Son Podría ser un león domesticado o... transparente;
también muy originales y creo que la naturaleza transparente porque se ven las dos piernas del jinete.
nunca haya inventado cosas tan asombrosas. Me gusta el hecho de que tus hombres puedan
El cuarto dibujo es la representación de un ani- caminar de puntillas en los lugares más difíciles: so-
mal extraordinario; no puede ser una cucaracha bre la rama de un árbol y en la cabeza de los anima-
porque es demasiado grande y solo tiene en movi- les (tal vez por eso el animal ha perdido las orejas...).
miento cuatro largas patas como las de los grandes Querido Giuliano, ¿te molesta que yo me divir-
cuadrúpedos, pero tampoco es un caballo porque tiera con tus dibujos? Me gustan de verdad tal cual
no posee orejas visibles. son; pero tienes que enviarme dibujos no hechos de
(También en el primer animal que dibujaste no prisa, sino de los que pintas para la escuela.
se ven las orejas, y además uno de los hombres está A n ton io
sin orejas).

47
C a rta X X I
BARBABUCCO

Querido Giuliano:

Recibí con mucho entusiasmo tus nuevos dibujos: pre­paradas para fabricar vino, y una campesina redon-
se ve que estás alegre, de modo que creo que estás bien dita y regordeta lo miraba entre asustada y divertida.
de salud. Pero dime: ¿sabes hacer también dibujos que El cuadrito pertenecía a una serie de aventuras cuyo
no sean bromas? No me has dicho si en la escuela te protagonista era un terrible chivo (Barbabucco) el cual,
enseñan dibujo y si te gusta también dibu­jar “en serio”. embistiendo de pronto y a traición, hacía volar por el
Cuando era niño, yo dibujaba mucho, pero mis di- aire a sus enemigos y a los muchachos que se habían
bujos eran más bien ejercicios de paciencia: nadie me burlado de él.
había enseñado. Yo reproducía, ampliándolas, las figu- Las conclusiones eran siempre divertidas, como las
ras y las ilustraciones de un periódico infantil. Buscaba de mi cuadrito. Así me diver­tía ampliando el dibujo:
también los colores fundamentales con un sistema mío medidas con regla y compás, pruebas y más pruebas
no difícil, pero que requería mucha paciencia. con el lápiz, etc. Mis hermanos y hermanas me mira-
Todavía recuerdo un cuadrito que me costó por lo ban, se reían, pero preferían correr y gritar y me dejaban
menos tres meses de trabajo: un pequeño campesino se con mis ejercicios.
había caído, con ropa y todo, en una tina llena de uvas Querido Giuliano, te beso,
A n ton io

48
C a rta X X I I
APRENDE A ESTAR SENTADO

Querido Delio:

Tus cartas se hacen cada vez más cortas y este- Creo que una de las cosas más difíciles, a tu
reotipadas. Yo creo que tienes bastante tiempo para edad, es estar sentado ante la mesa para poner or-
escribirme más y algo más interesante; no hay ne- den en los pensamientos (e incluso para pensar) y
cesidad alguna de escribir a última hora, apurado, escribirlos con cierta gracia; este es un “aprendizaje”
antes de ir a pasear. ¿No te parece? a veces más difícil que el de un obrero que quiere al-
Tampoco creo que pueda agradarte que tu papá canzar una calificación profesional, y debe iniciarse
te considere, por tus carticas, como un tontuelo que precisamente a tu edad.
se interesa únicamente por el destino de su cotorrita Te abrazo fuerte,
y manda a decir que está leyendo un libro cualquiera. A n ton io

50
C a rta X X I I I
CUMPLIR LAS PROMESAS

Querido Giuliano:

Recibí noticias tuyas por las cartas de mamá y


de abuela.
¿Por qué no me escribes unas líneas? Yo me
pongo muy contento cuando recibo una carta tuya,
y quizás cuántas cosas podrías escribirme sobre la
escuela, tus compañeros, tus maestros, sobre los ár-
boles que ves, tus juegos, etc.
Además... habías prometido escribirme algo
todos los días de las vacaciones. Hay que cumplir
siempre las promesas, aunque cueste algún sacrifi-
cio, y me ima­gino que para ti no debe ser un gran
sacrificio escribir...
Querido, te abrazo,
A n ton io

51
C a rta X X I V
MÁS DE MEDIO SOLDADO

Querido Giuliano:

Al fin me escribiste unas líneas. Te deseo mu- de medio soldado. ¿Te gustó el reloj? ¿Me escribirás
chas cosas buenas en tu fiesta: ya eres grande, más cómo te va en la escuela?
Te abrazo,
A n ton io

52
C a rta X X V
HOMERO DORMITA

Querido Giuliano:

Nada más has leído medio cuento de Wells y ya Tú también a veces no eres muy ordenado: tu car-
quisieras juzgar toda la obra de este escritor, que escribió ta está escrita de prisa, con muchas palabras dejadas a
decenas y decenas de novelas, cuentos, ensayos histó­ la mitad; sin embargo, creo que puedes escribir mucho
ricos, etc. ¿Leíste el mejor o el peor, o el que representa el mejor, con más orden, con más cuidado. Por eso no te
promedio de las posibi­lidades del autor? juzgaré por esta carta y no diré: “¡Mira qué burrito es mi
El más grande escritor de la Grecia antigua fue hijo!”.
Homero, y el escritor latino Horacio dijo que también Querido Giuliano, no te ofendas y escribe, y refor-
Homero, por momentos, “dormita”. zarás tus juicios.
Desde luego, comparado con Homero, Wells dor- Siento no poder discutir contigo directamente: no
mita por lo menos trescientos sesenta días cada año, creas que yo soy muy pedante; me gustaría reír y bro-
pero pudiera suceder que en los otros cincos o seis días mear contigo y con Delio, y hablar de tantas cosas que
(cuando el año es bisiesto) estuviera bien despierto y hu- me inte­resaban mucho también a mí cuando era mu-
biera escrito algo agradable y resistente a la crítica. chacho.
Te abrazo con ternura,
A n ton io

54
C a rta X X V I
APRENDE A SER ORDENADO

Querido Giuliano:

Esta vez no he recibido ninguna carta tuya. Lo un muchacho grandecito y debes tener un cierto
siento. Me alegraría que me escribieras mucho; in- sentido de responsabilidad. ¿Qué crees tú de eso?
cluso habías prometido (me parece) escribir algo Escribe acerca de lo que haces en la escuela, si apren-
todos los días mientras estás de vacaciones, y lue- des con facili­dad, lo que te interesa. Pero, si una cosa
go mandármelo junto con la carta de Delio. Se ve no te interesa y tienes que aprenderla de todos mo-
que eres un poco desordenado y olvidas lo que era dos, ¿qué haces? ¿Y qué juegos prefieres?
compromiso. Puedes escribirme acerca de cual- Querido Giuliano, cada momento de tu vida me
quier cosa, y yo te contestaré seriamente. Ya eres interesa.
Te abrazo,
A n ton io

55
C a rta X X V I I
TODAS LAS COSAS SON SERIAS

Querido Giuliano:

Quieres que te escriba cosas serias. Muy bien. demostrándome así mucha fuerza de voluntad.
Pero, ¿cuáles son las “cosas serias” que quieres leer Yo te contestaré siempre (si puedo) y con mucha
en mis cartas? seriedad.
Eres un muchacho, y para un muchacho incluso Querido, solo te conozco por tus cartas y por las
las cosas de mucha­chos son muy serias, porque están noticias tuyas que me envían los adultos. Sé que eres
en relación con su edad, sus experiencias, las capaci- buen muchacho, pero ¿por qué no me has escrito
dades que la experiencia y la reflexión sobre esta les nada sobre tu viaje a la playa? ¿Crees que no es una
han brindado. cosa seria? Todo lo que te concierne es para mí muy
Por lo demás, prometes escribirme cada cin- serio y me interesa mucho; incluyendo tus juegos.
co días algo: me alegraría mucho si lo hicieras, Te abrazo,
A n ton io

56
C a rta X X V I I I
DIVIRTÁMONOS JUNTOS

Querido Giuliano:

¿Qué tal tu nueva escuela? ¿Qué te gusta más: Describe también el ambiente, tus compañeros,
vivir cerca del mar o vivir cerca de los bosques, entre tus maestros, los animales, todo: escribe poco a la
los grandes árboles? vez, así no te cansarás; además, escribe como si qui-
Si quieres complacerme, deberías describirme sieras hacerme reír, para divertirte tú también.
una de tus jornadas, desde que te levantas hasta que Querido, te abrazo,
te acuestas por la noche. Así podré imaginarme me- A n ton io
jor tu vida, verte casi en todos tus movimientos.

58
C a rta X X I X
ERES UN JOVENCITO

¡Giuliano!:

¡Viva!
Recibí tu foto y me he sentido muy feliz al ver tu has crecido y cambiado. Ya eres de verdad un joven-
personita. Pero tienes que haber crecido mucho des- cito. ¿Por qué has dejado de escri­birme?
de la otra foto que me enviaron hace algún tiempo; Espero una larga carta tuya.
Te abrazo,
A n ton io

59
C a rta X X X
EL PRIMER RELOJ

Querido Giuliano:

Veo, por tu carta, que escribes mejor y esto me Me alegro de que el reloj te guste; pero no ten-
alegra: ya tienes letra de muchacho grande. gas tanto temor a ponértelo cuando salgas; si está
¿Por qué te ha gustado la película sobre Los bien amarrado en la muñeca no puede perderse, a no
hijos del capitán Grant? Tienes que escribirme un ser que cuando estás afuera te dediques a ejercicios
poco más y describirme tu vida, lo que piensas, qué violentos de boxeo, o algo por el estilo. ¿Qué juegos
libros te gustan, etcétera. prefieres?
Querido Giuliano, te abrazo,
A n ton io

60
C a rta X X X I
“¡EL LORO ESTÁ BIEN!”

Querido Delio:

Me has escrito cuatro líneas que parecen extraí-


das de una gramática para extranjeros: “¡El loro está
bien!”. (¡Muchas felicidades para él de mi parte!).
3
¿Y qué piensas de Pickwick? ¿Cómo se perfi-
lan tus exámenes? ¿Tienes tu poquito de miedo, o
estás seguro de ti mismo?
Desde hace algún tiempo me escribes muy
poco y acerca de cosas poco inte­resantes. ¿Por qué?
Escribe más.
Te beso,
A n ton io

3 Es uno de los personajes inmortales creado por Charles


Dickens (destacado escritor inglés del siglo xix).

61
C a rta X X X I I
EL MONO PENSADOR

Querido Delio:

Veo que te interesas mucho en los monos. La Cuando yo era pequeño tuvimos en la casa una
foto que me envías está bien lograda: debe tratarse cotorrita que procedía de Abisinia: se pasaba el día
de un mono pensador. Pensará en las algarrobas que royendo habas y chícharos (las almendras y las nue-
puede comer y los demás alimentos que le envía la ces las comíamos nosotros) y era muy antipática por-
dirección del zoológico. que no sabía hacer nada más y no era linda: tenía
¿Y el loro? Yo te hablé de la ensalada, pero me una cabezota grande como todo el cuerpo y su color
estaba refiriendo a los gorriones. ¿Qué come tu pá- era gris tirando a amarillo. Espero que tu pajarito
jaro? ¿Vegetales tiernos como la ensalada, o bien sea más bello y más simpático.
pasas y hortalizas como las habas, las nueces, los Escribe algo sobre tus lecturas. Te felicito mu-
chícharos, las almendras? cho por tus estudios y el distintivo que has ganado.
Te abrazo, querido,
A n ton io

62
C a rta X X X I I I
EL PERRO NIÑO

Querido Delio:

¿Por qué ya no me hablas de tu lorito? ¿Sigue vivo? ¡Qué de baños! Era verdaderamente pequeño,
Tal vez ya no dices nada de él porque una vez tanto que durante mucho tiempo no logró subir por
observé que lo mencionabas cons­tantemente. la escalera. Tenía el pelo negro y largo, y parecía un
¡Alegría, Delio! perro de lanas en miniatura. Yo lo había esquilado
Tatiana quiere que te cuente que a tu edad como un pequeño león, pero objetivamente no era
tenía un perrito y que me había vuelto loco de lindo, es más, era más bien feo, bastante feo, ahora
contento cuando lo recibí. ¿Ves? Es verdad que que lo pienso. Pero ¡cómo me divertía con él, y cómo
un perro (aunque sea muy pequeño) le da a uno lo quería!
muchas más satisfacciones que un loro (pero tal Mi juego favorito era el siguiente: cuando íba-
vez tú seas de opinión contraria), porque juega mos de paseo por el campo, lo ponía sobre una
con uno, se encariña... El mío parece que se había piedra saliente y me alejaba sin que él, que miraba
quedado niño, porque para mostrarme su entu- y ladraba, se atreviera a saltar. Yo me alejaba zig-
siasmo se echaba al suelo con las patas arriba y se zagueando, luego me escondía en un pozo o una
hacía pipí. zanja. El perro primero gritaba, luego encontraba

63
la manera de bajarse y comenzar a buscarme: esto cuando por fin yo me dejaba hallar! ¡Y qué cantidad
me divertía, porque el pobrecito, que entonces era de pipí!
todavía muy joven, miraba ladrando detrás de todas Querido, ¿ahora me escribirás acerca de tu lorito?
las rocas, se asomaba al borde de las pequeñas (pero Te abrazo,
grandes para él) zanjas, y enloquecía. ¡Qué alegría A n ton io

64
C a rta X X X I V
EL LORO ENFERMO

Querido Delio:

Recibí la pluma del loro y las florecitas, que me las plumas y tienen una especie de sarna (que no es
gustaron. Pero no logro imaginarme cómo puede contagiosa). Yo mismo vi una vez cómo un pájaro,
ser el pajarito y por qué se arranca plumas tan gran- que se hallaba en muy mal estado porque comía
des; tal vez el calor artificial le haya hecho daño a la siempre la parte blanda del pan, se curó cuando se
piel, quizás no tenga nada grave y con la temporada añadió a su dieta un poco de ensalada verde.
buena se le pase la picazón. A lo mejor hay que darle No recuerdo en qué sentido te hablé de la “fan-
de comer algo que sea muy fresco que sustituya lo tasía”; probablemente aludía a la tendencia a fanta-
que sus congéneres comen en su país de origen, por- sear en el vacío, a construir rascacielos en la cabeza
que leí que los pajaritos criados en la casa, con ali- de un alfi­ler, etc.
mentos no idóneos, sufren de avitaminosis, pierden Querido, te abrazo fuerte,
A n ton io

66
C a rta X X X V
LAS PLUMAS VUELVEN A CRECER

Querido Delio:

Esta vez no he recibido ninguna nota tuya. ensalada fresca (que debe desmenuzarse muy fina) y
En la foto de Giuliano, he podido ver un rincón el alpiste se cure comple­tamente, y las plumas vuel-
de tu cuarto, con la jaula del loro. Lástima que no van a crecer largas y brillantes.
se pueda distinguir el pajarito. Espero que con la Te beso,
A n ton io

67
C a rta X X X V I
ESTUDIA LA HISTORIA

Querido Delio:

Me siento un poco cansado y no puedo escribir- a los hombres vivos, y todo lo que se refiere a los
te mucho. hombres, a cuantos más hombres sea posible, a to-
Tú escríbeme siempre y acerca de todo lo que te dos los hombres del mundo en cuanto se unen entre
interesa en la escuela. sí en sociedad y trabajan y luchan y se mejoran a sí
Me parece que la historia te gusta, como me gus- mismos, no puede dejar de gustarte por encima de
taba a mí cuando tenía tu edad, porque concierne cualquier otra cosa. Pero, ¿es así?
Te abrazo,
A n ton io

68
C a rta X X X V I I
EL CEREBRO DEL AVESTRUZ

Querido Delio:

No he leído mucho de Wells porque sus libros Dime si te gusta este modo mío de escribirte y si
no me gustan mucho. Creo que si tú tampoco los lo entiendes todo.
lees no será una gran pérdida para tu formación in- No he contestado tu carta anterior.
telectual y moral. Tampoco su libro de historia uni- Me gustó tu idea de ver el mundo poblado de
versal me ha gustado mucho, aunque trate (y en este elefantes erguidos en sus patas traseras, con el cere-
sentido constituye una cierta novedad, por lo menos bro muy desarrollado. Desde luego, para que cupie­
en la literatura histórica de la Europa occidental) de ran en grandes cantidades en la superficie del globo,
ampliar el hori­zonte histórico tradicional, dando ¡qué enorme cantidad de rascacielos hubieran debi-
importancia, no solo a los griegos, los egip­cios, los do construir! Pero el cerebro sin manos, ¿para qué
romanos, etc., sino también a los mongoles, los chi- les hubiera servido? Los avestruces tienen la cabeza
nos, los hindúes, etc. Como escritor de ficción, me erguida y libre, caminan en dos patas, pero su cere-
parece que es demasiado mecánico y pesado; como bro no se ha desarrollado mucho con todo eso. Es
historiador, le falta la disciplina intelectual, el or- posi­ble que para el hombre, en su evolución, se ha-
den y el hábito del método. yan concentrado muchas con­diciones favorables, en

70
el sentido de ayudarlo a ser lo que era, antes aun que se convierte en calidad para el hombre, y no para los
se desarrollaran la voluntad definida hacia un fin y demás seres vivientes, según parece.
la inteligencia suficiente para organizar los medios Escríbeme largamente. Te abrazo,
necesarios para alcanzar ese mismo fin. La cantidad A n ton io
C a rta X X X V I I I
EL ELEFANTE MOTORIZADO

Querido Delio:

No sé si el elefante puede (o podría) evolucionar Me habías escrito que te gustaba la historia y así
hasta convertirse, en la Tierra, en un ser capaz como llegamos a la trompa del ele­fante. Creo que para es-
el hombre de dominar las fuerzas de la naturaleza y tudiar historia no se debe fantasear demasiado acer-
servirse de ellas para sus propios fines, en abstracto. ca de lo que hubiera sucedido “si”… (si el elefante
Concretamente, el elefante no tuvo el mismo desa- se hubiese puesto a caminar en dos patas para dar
rrollo que el hombre, y ciertamente ya no lo tendrá mayor desarrollo al cerebro, si... si...; ¿y si el elefante
porque el hombre se sirve del elefante mientras que hubiese nacido con ruedas?, ¡hubiese sido un tranvía
el elefante no puede servirse del hombre, ni siquiera natural! ¿Y si hubiese tenido alas? ¡Imagínate una
para comérselo. Lo que piensas de la posibilidad, invasión de elefantes como la de las langostas!).
por parte del elefante, de adaptar sus patas al trabajo Es ya muy difícil estudiar la historia realmente
práctico, no corresponde a la realidad: porque el ele- acontecida porque de una gran parte de ella se ha
fante posee, como elemento “técnico”, la trompa y, perdido todo documento. ¿Cómo se puede perder
desde el punto de vista “ele­fantesco”, se sirve de ella el tiempo estableciendo hipótesis que no tienen
espléndidamente para arrancar árboles, defenderse fundamento alguno? Además, en tus hipótesis hay
en determinadas circunstancias, etcétera. demasiado antropomorfismo. ¿Por qué el elefante

72
habría de evolucio­nar como el hombre? ¡Quién sabe Aquí no ha hecho mucho frío. Siempre hay flo-
si algún elefante sabio, o algún elefantito extra­ res abiertas. No tengo ningún pajarito conmigo,
vagante, no hace desde su punto de vista hipótesis pero veo a menudo en el patio dos parejas de mirlos,
acerca de por qué el hombre no se ha convertido en y los gatos que los acechan para cogerlos; pero los
un animal con trompa! mirlos no parecen preocuparse mucho por ello y si-
Espero una larga carta tuya sobre este tema. guen alegres y elegantes en sus movimientos.
Te abrazo,
A n ton io

73
C a rta X X X I X
UNA PATADA BIEN DADA

Querido Delio:

Esta vez no me hablas de los elefantes como gusta más la fantasía que la historia, y que sería más
portadores de una eventual civiliza­ción. Los elefantes oportuno estudiar la historia real, la que se puede
que tienes son de jabón y en este sentido pueden escribir sobre la base de documentos muy pre­cisos
llevar la civiliza­ción (o un aspecto de ella) al cuarto y concretos.
de baño: ¡pobres elefantes! Cierto es que me hablas Lo de fantasear acerca de hipótesis científicas
de muchas otras cosas, y yo debería iniciar una se- era propio de los hombres de hace cincuenta años,
rie de polémicas contigo. que vivían en condiciones muy difíciles de lucha
Muy bien. Pero ¿cuáles son las cosas que te inte- ideológica. Hoy día muchos de estos problemas se
resan más? Una vez me escribiste que te interesaba han sumido en la nada, porque la vida ha separado
la historia, pero luego no fuiste capaz de seguir con tanto al protagonista como al antagonista, y ha crea-
ese tema y te fuiste por la tangente de los elefan- do al constructor. Lamentablemente, es difícil libe-
tes; ahora me parece que te interesas en los monos rarse de las cosas muertas; pero tú dales una patada y
como progenitores de los hombres. Pero también estudia solo las cosas concretas.
sobre este punto me parece que puedo decirte que te Te abrazo,
A n ton io

74
C a rta X L
APRENDE A DISCERNIR

Querido Delio:

Puedes escribir sobre Pushkin cuando quie- Los libros sobre Pushkin y Gorki son difíciles
ras; aunque es mejor que lo pien­ses bien, para po- de encontrar, además, ¿qué harías con ellos? Ya es-
der darme una prueba concluyente de tu capacidad tán superados, mientras que ahora existe toda una
de pensar, razonar, criticar (es decir, de discernir lo lite­ratura nueva sobre los dos escritores, literatura
verdadero de lo falso, lo cierto de lo imposible y lo elaborada críticamente sobre la base de descubri-
inverosímil). Pero no debes ponerte nervioso: yo sé mientos hechos en los archivos abiertos a una filolo-
la edad que tienes, tu preparación y sabré juzgarte gía más joven y valerosa.
objetivamente (a pesar de que, como te quiero mu- Me alegro mucho de que estés bien y no te canses
cho, mucho, es bastante difícil ser objetivo). de estudiar.
Querido, te abrazo y te ruego abraces mucho a
mamá de mi parte,
A n ton io

76
C a rta X L I
LOS CINCO MINUTOS DE PAPÁ

Querido Delio:

Espero me contestes acerca del asunto de los días, todas las mañanas. Yo pienso siempre en
Pushkin, sin prisa; tienes que pre­pararte bien, arre- ustedes; así, todas las mañanas me imaginaré: mis
glártelas hasta donde puedas. hijos y Julia piensan en mí en este momento. Tú
¿Cómo te va en la escuela, a ti y a Giuliano? eres el hermano mayor, pero tienes que decírselo
Ahora que tienen notas todos los meses, será más también a Giuliano, y de esta manera todos los días
fácil controlar la marcha de los cursos. tendrán los “cinco minutos de papá”. ¿Qué crees
Te agradezco por haber abrazado fuerte-fuerte a de esto?
mamá de mi parte: pienso que debes hacerlo todos Te beso,
A n ton io

77
C a rta X L I I
LOS GENIOS SON POCOS

Querido Delio:

Me he enterado por mamá Julia de que mi últi- Creo que tú querías decirme algo más, es decir, que
ma carta (o tal vez otras más) te ha dolido. ¿Por qué Chéjov expresaba una determinada situación social,
no me has dicho nada? Cuando algo de mis cartas expresaba algunos aspectos de la vida de su tiempo y
te apene es bueno que me lo digas y me expliques tus los expresaba de tal modo que se le debía considerar
razones. Yo te quiero mucho y no quiero darte nin- un escritor “progresista”. Desde luego, no se puede
gún dolor: estoy tan lejos y no puedo acariciarte y decir todo acerca de Chéjov en pocas palabras. Ni
ayudarte como quisiera a resolver los problemas que tampoco acerca de Turgueniev.
nacen en tu cabecita. Debes, por ejemplo, repetirme Tú notas que el periódico de los pioneros, en el
la pregunta que me habías hecho una vez en rela­ción pasado, dedicaba mucho espacio a Tolstoi y poco o
con Chéjov, a la que no he contestado: no me acuer- casi ninguno a Gorki.
do de ello en absoluto. Si tú sostenías que Chéjov es Ahora que Gorki ha muerto y se siente el dolor
un escritor social, tenías razón, pero una razón que por su pérdida, esto puede parecer una injusticia.
no debe enorgullecerte, porque ya Aristóteles había Pero hay que juzgar con espíritu crítico en cada mo-
dicho que todos los hombres son animales sociales. mento, y entonces no se debe olvidar que Tolstoi fue

78
un escritor “mundial”, uno de los pocos escritores podido igualar; para encontrarle compañía hay que
de todos los países que ha alcanzado la mayor per­ pensar en Homero, Esquilo, Dante, Shakespeare,
fección en el arte y ha suscitado torrentes de emo- Goethe, Cervantes y otros pocos más.
ciones en todas partes, en tra­ducciones pésimas, Estoy muy contento por tu carta, y sobre todo
incluso en hombres y mujeres embrutecidos por de que te sientas mejor, de que te subas a las paredes
el trabajo y de una cultura elemental. Tolstoi fue para ver el eclipse, de que vayas a bañarte y a pa-
verdaderamente un portador de civilización y be- sear por el bosque y de que aprenderás el italiano.
lleza en el mundo contemporáneo; aún nadie lo ha Robustecerse también es hacer algo.
Te abrazo fuertemente,
A n ton io
C a rta X L I I I
EL INTRÉPIDO PIONERO

Querida Julia:

Puedes decirle a Delio que la noticia que me la carta. Por el contrario, era un intrépido pionero y
envió me interesó mucho, porque es importante y nunca salía de mi casa sin tener en los bolsillos unos
extraordinariamente seria. Pero espero que alguien, granos de maíz y unos fósforos envueltos en papel
con un poco de goma de pegar, haya arreglado el encerado, para el caso de que pudiera ser lanzado
desastre hecho por Giuliano y que el sombrero no se a una isla desierta y abandonado a mis propios me-
haya convertido en desecho. dios únicamente.
¿Recuerdas que en Roma Delio creía que yo Además, era un constructor de botes y carritos
podía arreglar todas las cosas rotas? Seguramente y conocía al dedillo toda la nomenclatura marine-
ahora se le habrá olvidado. Y él, ¿tiene tendencia ra: mi mayor éxito fue cuando un herrero del pue-
de arreglar? Esto, en mi opinión, sería un indicio... blo me pidió un modelito de papel de una soberbia
de constructividad, de carácter positivo, más que el goleta de dos puentes, para reproducirlas en el me-
juego de las piezas. tal. Es más, yo tenía la obsesión de estas cosas por-
Te equivocas si crees que yo, cuando niño, tuvie- que a los siete años había leído Robinson Crusoe
se tendencias literarias y filosóficas, como dices en y La isla misteriosa. Creo, inclusive, que una vida

81
infantil como la de hace treinta años, hoy es imposi- invento del juego de piezas indica que el niño se in-
ble; hoy los niños, cuando nacen, ya tienen ochenta telectualiza rápidamente. Su héroe no puede ser ya
años, como el Lao-Tsé chino. La radio y el avión han Robinson, sino el policía o el científico ladrón, por
destruido para siempre el robinsonismo, que fue el lo menos en Occidente.
modo de fantasear de tantas generaciones. El propio Querida, te abrazo junto con los niños,
A n ton io

82
C a rta X L I V
LOS TRES GIGANTES

Querida Julia:

En nuestra correspondencia a veces falta una a los otros dos: “¡Oigo el mugido de una manada de
“correspondencia” efectiva y concreta. Si se le añade vacas!”. Trescientos años después, el segundo gigan-
el elemento tiempo, que hace olvidar lo que uno ha te interviene: “¡Yo también he oído el mugido!”. Y
escrito anteriormente, la impresión del puro “monó- después de trescientos años más, el tercer gigante in-
logo” se refuerza. crepa: “¡Como sigan con esa bulla, yo me marcho!”.
¿No te parece? Recuerdo un cuentecito popular Bueno, hay un viento del sureste que deja la
escandinavo: tres gigantes viven en Escandinavia impresión de estar borrachos.
tan lejos el uno del otro como las montañas. Después Querida, te abrazo con ternura junto a nuestros
de miles de años de silencio, el primer gigante grita niños,
A n ton io

83
C a r t a X LV
LOS JUEGOS DE STLIVI

Querida Julia:

Me ha interesado lo que me has escrito sobre atrevía a abrir la puerta de mi cuarto, a la que se acer-
Delio escolar, su seriedad inte­rior que va unida a un caba a hurtadillas, porque su abuela le había dicho
cierto amor por la alegría. que no se me debía molestar, porque yo siempre es-
Siento con mucho dolor haber sido privado de la taba escribiendo. Tocaba suavemente, con timidez,
alegría de participar en el desarrollo de la personali- y cuando yo le preguntaba: “¿Quién es?”, con­testaba:
dad y en la vida de los dos niños: y pensar que yo me “Stlivi. ¿Quieres jugar?”; luego entraba, ofrecía la
hacía amigo de los niños inmediatamente y lograba mejilla para que la besara y quería que le hiciera pa-
interesarlos. jaritos o cuadritos curiosos, obtenidos con gotas de tinta
Siempre recuerdo a una nieta de la dueña de la lanzadas al azar en el papel.
pensión en Roma; tenía cuatro años y un nombre Querida, te abrazo, con ternura,
muy difícil tomado del onomástico turco. No se A n ton io

84
C a r t a X LV I
UNA INSOLACIÓN

Querida Tatiana:

Un rosal mío ha recibido una terrible insola- semillas viejas y echadas a perder. Las que han sa-
ción: todas las hojas y las partes más tiernas se han lido a la vida del mundo se desarrollan lentamente.
quemado y carbonizado; tiene un aspecto desolado Cuando te dije que una parte de las semillas eran
y triste, pero está sacando de nuevo los retoños. No muy lindas, quería decir que eran útiles para comér-
está muerto, por lo menos hasta el momento. selas: algunas maticas se parecen curiosamente al
La catástrofe solar era inevitable, porque pude perejil y a las cebollitas más que a las flores.
taparlo solo con papel, y el viento se lo llevaba: hu- Todos los días me entra la tentación de estirarlas
biera necesitado un puñado de paja, que no es buen un poco para ayudarlas a crecer, pero me quedo per-
conductor del calor y al mismo tiempo protege de plejo entre las dos concepciones del mundo y de la
los rayos directos. De todos modos, el pronóstico es educación: si tengo que dejar que la naturaleza, que
favorable, salvo complicaciones extraordinarias. nunca se equivoca y es fundamentalmente buena,
Las semillas han tardado mucho en convertir- actúe por su cuenta; o esforzarla, introduciendo en
se en maticas: toda una serie de semillas se empeci- la evolución la mano experimentada del hombre y
nan en hacer vida subterránea. Seguramente eran el principio de la autori­dad. Hasta este momento la

86
incertidumbre no se ha dispersado y en mi cabeza se del tipo llamado pastinaca, que es un agradable re-
debaten las dos ideologías. cuerdo de pri­mera infancia: en Sassari venden algu-
Las seis maticas de achicoria se sintieron inme- nas que pesan medio kilogramo y antes de la guerra
diatamente como en su propia casa y no han tenido valían cinco centavos y competían de cierto modo
el menor temor al sol: ya sacan el fruto que dará las con el regaliz; dos, de garbanzos; tres, espinacas;
semillas para las cosechas futuras. Las dalias y el cuatro, apios. En la cuarta parte de un metro cua-
bambú duermen bajo tierra y todavía no han dado drado quiero poner cuatro o cincos semillas de cada
señales de vida. Sobre todo las dalias creo que están tipo; y ver cómo salen.
verdaderamente desahuciadas. Querida, te abrazo,
Ya que hablamos de esto, te ruego me envíes al- A n ton io
gún tipo de semillas más: uno, de zanahoria, pero

87
C a r t a X LV I I
EL ROSAL RECOBRA LA SALUD

Queridísima Tatiana:

¿Sabes?, el rosal revivió completamente. Entre el He esperado con gran ansiedad el solsticio de
3 y el 15 de junio, de pronto, comenzó a sacar hojas, verano y ahora que la Tierra se inclina (verdadera-
hasta ponerse totalmente verde; ahora ya tiene unas mente se endereza después de su reverencia al Sol),
ramitas de unos quince centímetros de largo. Ha estoy más contento (el asunto está relacionado con la
tratado también de dar un botoncito chiquito, que lumbre que me traen por la noche, y he aquí el pro-
desgraciadamente luego comenzó a languidecer y blema del fluido terrestre); el ciclo de las estaciones,
ahora se ha puesto amarillo. De todos modos, no se ligado a los solsticios y a los equinoccios, lo siento
debe excluir que en este mismo año llegue a produ- como carne de mi carne; el rosal está vivo y cierta-
cir una rosita tímida. Esto me alegra, porque desde mente florecerá porque el calor prepara el hielo y
hace un año los fenómenos cósmicos me interesan bajo la nieve palpitan ya las primeras violetas; en fin,
(tal vez la cama, como dicen en mi pueblo, está situa- le concedo gran importancia al tiempo, desde que el
da en la dirección debida de los fluidos terrestres y espacio no existe para mí.
cuando descanso las célu­las del organismo rotan al Querida Tatania, dejo de divagar y te abrazo,
unísono con todo el universo). A n ton io

88
C a r t a X LV I I I
QUERUBINES SIN ALAS

Querida Tatiana:

Recibí la foto de los niños y me alegré mucho, duda de que se hubieran convertido en querubines
como puedes imaginarte. También quedé muy sa- sin alitas en las orejas. En suma, tuve una impresión
tisfecho porque me convencí por mis propios ojos de vida más viva.
de que tienen cuerpo y piernas: desde hace tres años Querida, te abrazo con cariño,
solo veía cabezas y había comenzado a nacer en mí la A n ton io

89
C a rta X L I X
MI JORNADA

Querida Tatiana:

Desde hace unos días me han cambiado de celda La disposición de esta celda es peor que la de la
y de galera (la cárcel está dividida en galeras). Antes anterior, que estaba expuesta hacia el sursuroeste (el
estaba en la galera 1ª, celda 13ª; ahora estoy en la galera sol se veía sobre las diez y a las dos ocupaba el centro
2ª, celda 22ª. de la celda con un rayo de por lo menos sesenta cen-
Mi vida transcurre, más o menos, igual que antes. tímetros); en la celda actual, que debe estar expuesta
Quiero describírtela detalladamente, así todos los hacia el oestesuroeste, el sol se ve sobre las dos de la
días podrás imaginarte lo que hago. tarde y se queda en la celda hasta tarde, pero con un
La celda es amplia como un cuarto de estudiante: rayo de veinticinco centímetros. En esta temporada,
a ojo de buen cubero puedo decir que mide unos tres más calurosa, tal vez esto sea mejor.
metros por cuatro y medio, y tres y medio de alto. La Además, la celda actual queda encima del taller
ventana da al patio, donde se sale a tomar aire; no es mecánico de la cárcel y se oye el ruido de las máqui-
una ventana normal, desde luego; es una de las llama- nas; pero me iré acostumbrado.
das “boca de lobo”, con los barrotes internos; solo se La celda es muy sencilla y complicada a la
puede ver una tajada de cielo, no se puede mirar hacia vez. Tengo una litera con dos col­chones (uno de
el patio, ni lateralmente. lana); la ropa de cama se cambia cada quince días

90
6
aproximada­mente. Tengo una mesita y una espe- los miércoles la Domenica del Corriere ; los vier-
7
cie de mesa de noche-escaparate, un espejo, una nes, el Guerin Meschino , supuestamente humorís-
palangana y una jarra de esmalte. Poseo pocos ob- tico. Después del aire, café; recibo tres periódicos; el
4
jetos de aluminio compra­dos en la Rinascente , almuerzo llega en horas irregulares, entre las doce y
que ha organizado un departamento en la cárcel. las tres de la tarde; caliento la sopa, o la pasta a la ita-
Poseo algu­nos libros; cada semana recibo para la liana, como un pedacito de carne (si es ternera, porque
lectura ocho libros de la biblioteca de la prisión todavía no consigo comer carne de res), un pan, un
(doble suscripción). Por la mañana me levanto a las pedacito de queso (la fruta no me gusta) y un cuar-
seis y media, a las siete tocan la diana: café, aseo, to de vino; leo un libro, paseo, medito sobre muchas
limpieza de la celda; tomo medio litro de leche y cosas. A las cuatro, cuatro y media, recibo dos perió-
como un pan; a las ocho, más o menos, vamos a dicos más. A las siete como (la comida llega a las seis):
coger aire durante dos horas. Paseo, estudio gra- sopa, dos huevos crudos, un cuarto de vino; el queso
mática alemana, leo “La señorita campesina” de no logro comerlo. A las siete y media dan el toque
Pushkin y aprendo de memoria unas veinte líneas de queda; me acuesto y leo hasta las once o las doce.
del texto. Compro un periódico industrial-comer- Desde hace dos días, sobre las nueve, tomo una taza
cial y leo alguna noticia económica; los martes de manzanilla.
5
compro el Corriere dei Piccoli , que me divierte; Te abrazo,
A n ton io

4 Cadena de grandes almacenes italianos. 6 Revista semanal.


5 Revista infantil, suplemento dominical del Corriere della Sera. 7 Semanario de humor.

91
C a rta L
UN POCO DE ENVIDIA

Querida Julia: se captan las relaciones, que pueden prolon-


garse inimaginadas en cuadritos, en epi-
Recibí tu carta. Las fotos no han llegado aún; sodios de vida concreta, cuando la cámara
espero que esté la tuya tam­bién. Desde luego, quiero del fotógrafo no está al acecho.
verte a ti también en grupo con los niños, como en la Por lo demás, creo conocerte lo suficiente como
foto del año pasado, porque en el grupo hay algo de para imaginarme otros cuadritos, pero no puedo
movimiento, de dramático; imaginarme bien las acciones y las reacciones de los
niños en sus relaciones contigo.
Además, te tengo un poco de envidia porque no
puedo gozar como tú la frescura de las impresiones
sobre la vida de los niños, ni ayudarte a guiarlos y
educarlos.
Querida, te abrazo,
A n ton io

92
C a rta L I
EL BABIRUSA8

Querida Tatiana:

Una cosa que me ha hecho reír mucho en tu postal Querida Tatiana, de todos modos te doy las gra-
es tu afirmación de que sabes que le doy mucha impor- cias por las felicitaciones, con la simple advertencia
tancia a las felicitaciones por mi santo. No sé quién te de que el San Antonio que me protege no es el de
habrá revelado este secreto, que mantenía cuidadosa- junio, sino el de enero, acompañado por la especie
mente oculto; tan oculto y tan secreto que desde los seis europea de babirusa. Desgraciadamente, el babirusa
años de edad no sabía siquiera que lo tenía (solo hasta los vive únicamente en las islas de la Sonda; por lo tan-
seis años he recibido regalos en el día de mi santo). to, es muy difícil de conseguir, sobre todo en forma
Pero te quiero revelar otro secreto: nunca he logra- de sesos y riñones frescos.
do satisfacer, y tal vez des­graciadamente no lo lograré Querida Tatiana, te abrazo con ternura,
nunca, el deseo de comer frituras de riñones y sesos de A n ton io
babirusa, y de rinoceronte.

8 Es una especie de puerco malayo, parecido a un jabalí. Se des-


taca por los dientes caninos alargados y encorvados hacia arri-
ba, casi hasta la frente, lo que explica de este animal el nombre
compuesto por las palabras malayas babi (cerdo) y rusa (ciervo).

93
C a rta L I I
NUEVE LIRAS AL MES

Querida Tatiana:

Me gobierno solo y desde hace tiempo, y ya me que yo, y muchas veces me escondía para llorar, por-
gobernaba solo siendo niño. Comencé a trabajar que me dolía todo el cuerpo.
cuando tenía once años, ganaba nada menos que He conocido casi únicamente el aspecto brutal
nueve liras al mes (lo que, por lo demás, correspon- de la vida, y siempre he salido del paso, bien o mal.
día a un kilo de pan diario) por diez horas de traba- Ni siquiera mi madre conoce toda mi vida y los per-
jo, incluyendo la mañana del domingo; y esas horas cances por los que pasé.
las pasaba moviendo unos libracos que pesaban más Querida Tatiana, te abrazo con cariño,
A n ton io

95
C a rta L I I I
SIN LA COLA

Querida Tatiana:

Nunca he sido uno de esos periodistas que ven- la propaganda clerical, como seres mons­t ruosos que
den su pluma al que mejor se la pague y que tienen habían matado a Dios. No querían creer que el co-
que mentir constantemente porque la mentira for- misario político fuera judío: “Tú eres de los nuestros
ma parte de su calificación profesional. He sido pe- –decían–, no eres judío; estás cubierto de cicatrices
riodista muy libre, siempre de una sola opinión, y de las heridas de lanzas polacas, combates junto a
nunca he tenido que ocultar mis convicciones para nosotros; los judíos son otra cosa”.
agra­dar a los amos. El problema de las razas no me interesa. De
Me extraña que me pidas aclaraciones sobre el modo que tu alusión a la importancia de las tumbas
hecho de que algunos grupos de cosacos creyeran no tiene ningún valor en lo que a la civilización se
que los judíos tuvieran cola. Se trata de un chiste que refiere; eso es cierto solo para los tiempos más anti-
me contó un judío, comisario político de una divi- guos, cuyas tumbas son los únicos monumentos que
sión de asalto cosaca de Orenburg, durante la guerra el tiempo no ha destruido y porque dentro de los
ruso-polaca de 1920. Esos cosacos no tenían en su sepulcros, al lado del cadáver, se ponían los objetos
territorio a ningún hebreo, y los concebían, según de la vida diaria. En todo caso, estas tumbas nos dan

96
un conocimiento muy limitado de los tiempos en es fundamentalmente italiana y este es mi mundo;
que fueron construidas. nunca me he percatado de estar desgarrado entre
Yo no pertenezco a ninguna raza: mi padre es dos mundos.
de origen albanés, mi madre es sarda por parte de Por lo demás, en Liguria nadie se asusta si un
padre y de madre, y Cerdeña se unió a Piamonte marinero trae a su pueblo una mujer negra. Nadie va
solo en 1847, después de haber sido un feudo per- a tocarla con el dedo mojado de saliva para ver si des-
sonal y patrimonio de los príncipes piamonteses, tiñe, ni tampoco nadie cree que las sábanas queden
que recibieron a cambio de Sicilia, demasiado le- teñidas de negro.
jana y menos defendible. Sin embargo, mi cultura Te abrazo con ternura,
A n ton io

97
C a rta L I V
VASELINA AL ELEFANTE

Querida Julia:

Recibí tus dos cartas. Me siento más tranquilo de mi existencia y más de un cuarto de la tuya) se
desde que comencé de nuevo a escribirte. desarrolla tan separada de la mía, no me siento nada
Tatiana me contó, muy divertida, que Delio alegre.
pensó untar vaselina a un elefante, cuya piel rugosa Pero hay que resistir, tratar de ganar fuerzas. Por
había notado, probablemente, al tocarlo; no me pa- otra parte, lo que pasó no era del todo imprevisible;
rece tan raro que a un muchacho se le ocurra untar tú, que recuerdas tantas cosas del pasado, ¿te acuer-
vaselina a un elefante, aunque no creo que cuando das de cuando te decía que “me iba a la guerra”? Tal
yo era niño pudiera tener ideas de este tipo. vez no fuera muy serio de mi parte, pero era verdad
También me dijo que Giuliano quiere saber y, en realidad, así lo sentía yo. Y te quería, te quería
todo lo que se refiere a mí: supongo que esto debe mucho.
estar relacionado con el hecho de que ha visto mi Sé fuerte y haz todo lo posible por estar mejor. Te
retrato en un parque de cultura. Querida, cuando abrazo con ternura junto con nuestros muchachos,
pienso en todas estas cosas, y en la vida de ustedes A n ton io
que desde hace tantos años (casi una cuarta parte

98
C a r t a LV
COMO EN LA GUERRA

9 Me preocupa mucho el estado de ánimo de


Querida Teresita :
mamá; por otra parte, no sé qué hacer para tranqui-
lizarla y consolarla. Quisiera infundirle la convic-
La mayor molestia de mi vida actual es el abu-
ción de que estoy muy tranquilo, como realmente lo
rrimiento.
estoy, pero veo que no lo con­sigo.
Los primeros tres meses después de la detención,
Para ella, mi encarcelación es una terrible des-
por lo menos, fueron muy movidos: me pelotearon
gracia bastante misteriosa con sus concatenaciones
de un extremo a otro de la península, de modo que,
de causas y efectos; para mí es un episodio de la lu-
aunque sea en medio de muchas molestias físicas,
cha política que se libraba y se seguirá librando, no
no tuve tiempo para aburrirme. Siempre había nue-
solo en Italia, sino en todas partes del mundo, por
vos espectáculos que observar, nuevos tipos excep-
no se sabe cuánto tiempo todavía. Yo caí preso, así
cionales que catalogar: realmente, me parecía que
como durante la guerra uno podía caer prisionero,
estaba viviendo un cuento fantástico.
sabiendo que esto podía suceder y también podía
Pero ya desde hace más de un año estoy en Milán
suceder algo peor. Pero temo que tú también pienses
sin moverme, en un ocio forzado.
igual que mamá.
Saludos afectuosos a todos. Un abrazo,
A n ton io
9
Teresita es una de las sobrinitas de la madre de Gramsci.

100
C a r t a LV I
LA PLUMA RASGA

Querida Tatiana:

¿Le mandaste el retrato de Delio a mi madre, que en sardo es terriblemente más expresiva que
como habías prometido? Deberías hacerlo: la pobre en italiano: faghere a pezza. Pezza es la carne que
ha sufrido mucho por mi detención y creo que sufre se pone a la venta, mientras que para el hombre se
más porque en nuestros pueblos es difícil compren- utiliza la palabra carre. De verdad que no sé cómo
der que se puede caer preso sin ser un ladrón, ni un consolarla.
estafador, ni un asesino. Ella vive en condiciones de Querida Tatiana, no puedo escribirte; me han
miedo permanente desde que estalló la guerra (tres vuelto a dar una pluma que rasga el papel y me obli-
de mis hermanos estaban en el frente) y tenía y tiene ga a realizar verdaderas acrobacias digitales.
una frase suya: “A mis hijos los harán trizas”, frase Espero tus cartas. Te abrazo,
A n ton io

102
C a r t a LV I I
QUINTAS NAVIDADES

Querida mamá:

Esta es la quinta fiesta de Navidad que paso pri- a temer a la muerte y cuando siente molestia viendo a los
vado de la libertad y la cuarta que paso en la cárcel. demás haciendo cosas que ya no puede hacer.
Verdaderamente, las condiciones de confinado en que En este sentido, estoy seguro de que tú tampoco te
pasé las Navi­dades del 26 en Ustica eran una especie de has puesto vieja, a pesar de tu edad. Estoy seguro de que
paraíso de la libertad personal en comparación con la estás decidida a vivir largo tiempo, para poder volver a
condición de preso. Pero no creas que me ha abandona- vernos todos juntos y para poder conocer a tus nieteci-
do la serenidad. He envejecido cuatro años, ya no me tos: mientras se desea vivir, mientras se gusta de la vida
río de buenas ganas como antes, pero creo que me he y se quiere alcanzar algún objetivo, se resiste a todas las
vuelto más sabio y he enriquecido mi experiencia de los enfermeda­des. Tienes que convencerte, sin embargo, de
hombres y las cosas. que es necesario ahorrar un poco las fuerzas y no insistir
Por lo demás, no he perdido el gusto a la vida; todo en realizar grandes esfuerzos como cuando eras joven.
me interesa todavía y estoy seguro de que, aunque no Muchas felicidades a todos y saludos a todos los de
podría masticar habas tostadas, me gustaría mucho ver la casa.
y sentir a los demás haciéndolo. Así que no me he vuelto Te abrazo con ternura,
tan viejo, ¿verdad? Uno se pone viejo cuando comienza A n ton io

103
C a r t a LV I I I
PAN CASERO

Querida Teresita:

El día de Navidad he recibido tu paquete. Dile lo piensas bien, se merecía mucho más que pacien-
a mamá que todo estaba bien y no se ha estropeado cia, porque ha trabajado para nosotros durante toda
nada; el pan todavía estaba fresco y lo he comido con su vida, sacrificándose de un modo extraordinario:
mucho gusto: se sentía el sabor de maíz sardo muy si hubiese sido otra mujer, quién sabe qué desastre
bueno. Creo que no comía de ese pan desde hacía hubiera sido para todos nosotros, desde nues­tra
unos quince o dieciséis años. infancia; tal vez ninguno de nosotros estaría vivo.
Las noticias sobre las condiciones de salud de ¿No te parece?
mamá me han causado mucho pesar. Estoy seguro Te abrazo afectuosamente con mamá y todos los
de que ustedes tendrán mucha paciencia con ella: si de casa,
A n ton io

105
C a rta L I X
PECES CONTRA MOSQUITOS

Querida mamá:

Recibí tu carta y me alegró mucho saber que te entró en el agua y salió poco después con una gran
has puesto más fuerte e irás por lo menos por un día anguila en la boca, y recuerdo que maté a la ser-
a la fiesta de San Serafín. piente y le quité la anguila; pero luego la tuve que
¡Cómo me gustaba, cuando era niño, el valle del botar porque no sabía como arreglármelas para
Tirso bajo San Serafín! Pasaba horas y horas sen- llevarla; se había puesto tiesa como un palo y me
tado en una roca mirando aquella especie de lago apestaban las manos.
que el río forma justamente cerca de la iglesia, por el Abrazos a todos, sobre todo a los niños y a ti,
pequeño dique construido más abajo; viendo los pa- querida mamá, lo más tierna­mente posible,
ticos que salían de las cañas y nadaban en el centro, A n ton io
y los saltos de los peces que cazaban mosquitos.
Ahora probablemente todo habrá cambiado,
si han comenzado a construir la presa proyectada
para recoger las aguas del Flumineddu. Todavía
recuerdo que una vez vi una larga serpiente que

106
C a rta L X
EL PARAÍSO DE MAMÁ

Querida mamá:

Recibí la carta que me escribiste con la mano de memoria; recuerdo todavía “Rataplán”, y la otra que
Teresita. decía: “A lo largo de las pendientes del Loira que
Me parece que deberías escribirme así a menu- como una cinta de plata corre cien millas una her-
do; sentí en la carta todo tu espíritu y tu forma de mosa tierra venturosa”), es justo que uno de nosotros
razonar: era de verdad una carta tuya y no una carta te sirva de mano para escribir cuando no te sientas
de Teresita. bastante fuerte para hacerlo. Solo que el recuerdo
¿Sabes lo que me ha traído a la mente? Apareció de “Rataplán” y de la “Canción del Loira” te harán
muy claramente ante mí el recuerdo de cuando esta- sonreír. Sin embargo, también recuerdo cómo ad-
ba en primer grado, o en segundo, y tú me revisabas miraba (debía de tener unos cuatro o cinco años de
la tarea: recuerdo perfectamente que nunca lograba edad) tu habilidad en imitar en la mesa al tambor
acordarme que pájaro se escribe con j, y este error tú mientras declamabas “Rataplán”. No puedes imagi-
me lo habrás corregido por lo menos diez veces. narte cuántas cosas recuerdo donde siempre apare-
Así que, si nos has ayudado a aprender a escri- ces como una fuerza benéfica y llena de ternura para
bir (y antes nos habías enseñado muchas poesías de nosotros.

107
Si lo piensas bien, todos los problemas del alma Como todos los recuerdos que tenemos de ti son de
y de la inmortalidad del alma y del paraíso y el in- bondad y fuerza, y como tú has dado todas tus energías
fierno, en el fondo, no son otra cosa sino un modo para criarnos, esto significa que estás desde entonces en
de ver este simple hecho: que cada una de nuestras el único paraíso que existe, que para una madre es, yo
acciones se transmite a los demás de acuerdo con su creo, el corazón de sus propios hijos.
valor, en bien o en mal y pasa de padre a hijo, de una Te abrazo con ternura, junto con todos los de la casa,
generación a otra en un movimiento perpetuo. A n ton io
Índice
Pa l a b r a s p r e l i m i n a r e s 9

C a r ta I
AVENTURA NAVIDEÑA 13

C a r ta II
¿QUÉ HARÉ CUANDO SEA GRANDE? 15

C a r ta III
LOS DOS GORRIONES 18

C a r ta I V
EL RATÓN Y LA MONTAÑA 20

C a r ta V
EL SCURZONE 22

C a r ta V I
CAZA DE RANAS 25

C a r ta V II
EL ÁRBOL DE LOS ERIZOS 27

C a r ta V III
LA ZORRA Y EL POTRICO 29
C a r ta IX
EL CIGARRO EN LA CHIMENEA 31

C a r ta X
¿LES GUSTA PINOCHO ? 34

C a r ta XI
ENCUENTRO CON EL MAR 35

C a r ta XII
LEONES Y CUENTOS 36

C a r ta XIII
EL JUEGO DE DAMAS 38

C a r ta XI V
UN PERRITO DE LECHE 39

C a r ta XV
EL ABAT-JOUR2 40
C a r ta XV I
ESTUDIAR ES DIFÍCIL 42

C a r ta XV II
EL REGALO DE PAPÁ 43
C a r ta XV III
ESTUDIAR BIEN 44

C a r ta XIX
DIBUJA COMO QUIERAS 46

C a r ta XX
UN ANIMAL EXTRAÑO 47

C a r ta XXI
BARBABUCCO 48
C a r ta XXII
APRENDE A ESTAR SENTADO 50

C a r ta XXIII
CUMPLIR LAS PROMESAS 51

C a r ta XXI V
MÁS DE MEDIO SOLDADO 52

C a r ta XXV
HOMERO DORMITA 54

C a r ta XXV I
APRENDE A SER ORDENADO 55
C a r ta XXV II
TODAS LAS COSAS SON SERIAS 56

C a r ta XXV III
DIVIRTÁMONOS JUNTOS 58

C a r ta XXIX
ERES UN JOVENCITO 59

C a r ta XXX
EL PRIMER RELOJ 60

C a r ta XXXI
“¡EL LORO ESTÁ BIEN!” 61

C a r ta XXXII
EL MONO PENSADOR 62

C a r ta XXXIII
EL PERRO NIÑO 63

C a r ta XXXI V
EL LORO ENFERMO 66

C a r ta XXXV
LAS PLUMAS VUELVEN A CRECER 67
C a r ta XXXV I
ESTUDIA LA HISTORIA 68

C a r ta XXXV II
EL CEREBRO DEL AVESTRUZ 70

C a r ta XXXV III
EL ELEFANTE MOTORIZADO 72

C a r ta XXXIX
UNA PATADA BIEN DADA 74

C a r ta XL
APRENDE A DISCERNIR 76

C a r ta XLI
LOS CINCO MINUTOS DE PAPÁ 77

C a r ta XLII
LOS GENIOS SON POCOS 78

C a r ta XLIII
EL INTRÉPIDO PIONERO 81

C a r ta XLI V
LOS TRES GIGANTES 83
C a r ta XLV
LOS JUEGOS DE STLIVI 84

C a r ta XLV I
UNA INSOLACIÓN 86

C a r ta XLV II
EL ROSAL RECOBRA LA SALUD 88

C a r ta XLV III
QUERUBINES SIN ALAS 89

C a r ta XLIX
MI JORNADA 90

C a r ta L
UN POCO DE ENVIDIA 92

C a r ta LI
EL BABIRUSA 93

C a r ta LII
NUEVE LIRAS AL MES 95

C a r ta LIII
SIN LA COLA 96
C a r ta LI V
VASELINA AL ELEFANTE 98

C a r ta LV
COMO EN LA GUERRA 100

C a r ta LV I
LA PLUMA RASGA 102

C a r ta LV II
QUINTAS NAVIDADES 103

C a r ta LV III
PAN CASERO 105

C a r ta LIX
PECES CONTRA MOSQUITOS 106

C a r ta LX
EL PARAÍSO DE MAMÁ 107
E DICIÓN DIGITAL
f e b r e r o d e 2019

c a r ac a s - ve n e z u e l a

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