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Aprea, Gustavo - Documental, Historia y Memoria - Filmar La Memoria
Aprea, Gustavo - Documental, Historia y Memoria - Filmar La Memoria
(compilador)
Gustavo Aprea, Juan Pablo Cremonte, Maximiliano de la Puente,
Pablo Gullino, Paola Margulis, Lucas Rozenmacher, Pablo Russo
Filmar la memoria
O Universidad
Nacional de
General
Sarmiento
Filmar la memoria : los documentales audiovisuales y la re
construcción del pasado /
Juan Pablo Cremonte ... [et.al.]; compilado por Gustavo Aprea. - la
ed. - Los Polvorines : Universidad Nacional de General Sarmiento,
2012.
272 p .; 21x15 cm. - (Comunicación, Artes y Cultura; 9)
ISBN 978-987-630-115-2
1. Comunicación. 2. Audiovisuales. I. Cremonte, Juan Pablo II.
Aprea, Gustavo, comp.
CDD 302
Introducción..................................................... 9
Primera parte. Las bases del análisis
Documental, historia y memoria: un estado de la cuestión.
Gustavo Aprea ..................................................................................................19
Segunda parte. Las visiones de conjunto
Nadie resiste un archivo. Los usos del material de archivo
en los documentales. Juan Pablo Cremonte.......................................... 89
Los usos de los testimonios en los documentales audiovisuales
argentinos que reconstruyen el pasado reciente. Gustavo Aprea 121
Narratividad y construcción del relato histórico en
documentales audiovisuales argentinos del período
1995-2005. Pablo Gullino......................... 153
Tercera parte. Los límites de la relación
Imágenes de una narración no autorizada. Un análisis del film Juan,
como si nada hubiera sucedido, de Carlos Echeverría.
PaolaMargulis................................................................................................181
Algo que decir, profundizar, rescatar y mostrar. El cine
documental social-militante contemporáneo en la
construcción de memorias e identidades.
Maximiliano de la Puente y Pablo Mariano Russo .................................. 203
Combustible mezcla. Relación y acontecimiento a partir de
Rapado de Martín Rejtman. Lucas Rozenmacher................... 241
Malvinas, la historia que pudo ser: Narraciones audiovisuales
e historia contrafactual. Pablo Gullino ..... 255
Documental, historia y memoria:
un estado de la cuestión
G u sta v o A p r e a
(Montespelleri, 2004: 43). Aquello que debe ser considerado como rele
vante (los recuerdos válidos y creíbles), tanto para la memoria social como
para la colectiva, no es en absoluto producto de un proceso natural, sino
que tiene un origen intersubjetivo que presenta variaciones en el tiempo
y en el espacio.
Finalmente, la memoria colectiva se construye como una representación
del pasado, lo que queda de este en la vivencia de los grupos. Son ellos
los que construyen la memoria colectiva a partir de un fondò común de
recuerdos que, gracias a diferentes formas de interacción social, son jerar
quizados y fijados para volver a ser evocados en el marco de la memoria
social, contribuyendo de esta manera a la cohesión y a la identidad social.
tipo académico en las películas históricas. Pero, por otro, señala que la
cantidad de información que puede contener un único fotograma de un
film difícilmente pueda ser recuperada con eficacia por la escritura. En
este sentido, Rosenstone recobra la participación de los historiadores en
proyectos cinematográficos y traza ciertas coincidencias entre los planteos
de una posible corriente historiográfica posmoderna y ciertos filmes con
temporáneos como Farfrom Poland, de Jill Godmilow (1984), o Camera
Natura, de Ross Gibson (1993).
Más allá de la discusión acerca de la posibilidad de hacer historia
con el cine (o cualquiera de los lenguajes audiovisuales), lo que parece
desprenderse de las observaciones de Rosenstone es que el cine, cuando
aborda temas históricos -sea en documentales o en películas de ficción-,
contribuye ala construcción de la memoria social contemporánea más allá
de ocupar un lugar de transición entre las manifestaciones de la memoria y
el discurso histórico. El cine tiene una capacidad de evocación del pasado
que lo convierte en fuente privilegiada de construcción de la memoria, pero
que, al mismo tiempo, lo distancia de la historia como disciplina analítica.
Tal como señala Peter Burke,
el poder de una película es que da al espectador la sensación de
que está siendo testigo ocular de los acontecimientos. Pero ese
también es el peligro que conlleva este medio -como le ocurre a la
instantánea-, pues dicha sensación es ilusoria. El director manipula
la experiencia permaneciendo invisible. Y al director le interesa no
solo lo que sucedió realmente, sino contar una historia que tenga una
determinada estructura artística y atraiga al mayor número posible
de espectadores (...). El argumento fundamental es que una historia
filmada, lo mismo que una historia pintada o escrita, construye un
acto de interpretación (Burke, 2005: 202).
Desde un punto de vista analítico, resulta tan importante como la críti
ca externa a los sucesos o personajes presentados en un film comprender
cuáles son los criterios utilizados en la reconstrucción del pasado, para
poder quebrar la fascinación que producen las imágenes en movimiento
y desmitificar el cine, ofreciendo resistencia a su efecto de realidad.
presenta como privado, el del cine es colectivo y público. Por otra parte,
dada la diferente materialidad de cada soporté, se constituyen dos tipos
de creencia: la fotografía consta de imágenes fijas, silenciosas, dentro de
un marco fijo; el cine trabaja con imágenes móviles asociadas a diversos
tipos de sonido que se enmarcan en límites móviles. En la fotografía se con
centra la creencia en el objeto representado, hasta un punto tal que puede
constituirs'é como un fetiche. En el cine, los límites difusos del universo
representado diseminan la creencia. Lo que está fuera del cuadro puede
aparecer luego, existe la posibilidad de una instancia fuera de cuadro y
otra fuera del universo diegético representado. Mientras la fotografía in
tensifica la creencia en un objeto, el cine permite creer en más cosas. De
este modo, el dispositivo cinematográfico potencia un efecto central del
documental, que propugna un acceso al conocimiento del mundo real. La
posibilidad de representar un universo diegético preexistente y de límites
móviles refuerza la construcción de una sensación espectatorial que, en
lugar de basarse en un proceso de identificación y empatia, se caracteriza
por el reforzamiento de la función (ilusión) referencial que propone una
mirada que aumenta el conocimiento sobre el mundo circundante.
La relación entre un tipo de dispositivo y los rasgos que definen a una
clasificación social, el documental, no se agota en la descripción que aca
bamos de realizar. Si se avanza en la descripción del modo en que este
dispositivo específico del documental funciona, se puede aumentar la
comprensión de la lógica que articula esta clasificación social heterogénea
y lábil que conocemos como documental. Es decir que se avanza en la
comprensión de un tipo de producto de los medios de comunicación que
articula los lenguajes audiovisuales no solo para representar el mundo,
sino también para intervenir sobre él.
documentales que trabaja criticando las versiones que los medios masivos
presentan de diversos acontecimientos.45 Un grupo de realizadores inde
pendientes produce documentales en los que contrapone su interpretación
de ciertos acontecimientos sociales (actos represivos, desarrollo de movi
mientos populares) de manera explícita, usando registros de la televisión
y la prensa para cuestionarlos.46
Dentro del área abocada a la representación e' interpretación de
fenómenos sociales se distinguen dos líneas principales, relacionadas
con corrientes de una tradición dilatada dentro de la producción local y
con algunos intentos rupturistas. Ambas líneas se conectan con formas
institucionalizadas de la producción documental: el cine antropológico y
el de registro de la vida social contemporánea. El primero se construye a
partir de una metodología estricta basada en el concepto de observación
participante, que busca otorgar la voz a grupos o individuos con los que
se establecen distinciones que hacen que ocupen el lugar de un “otro”
que se diferencia de nuestra cultura.47 Por su parte, la corriente que
registra la vida social aborda fenómenos puntuales -en general, margi
nales- desde una mirada más bien subjetiva, que trata de conectar a los
personajes retratados como la expresión de algunas de las crisis que vive
el país.48 Junto con estas dos corrientes principales pueden detectarse
algunas obras -en general, ligadas al espacio de lo que se conoce como
“video experimental”- en las que se trabaja con la representación de
fenómenos sociales contemporáneos, pero quebrando y cuestionando
las convenciones de los documentales tradicionales.49
45 Este tema es tratado en el artículo de Maximiliano de la Puente y Pablo Russo
“Algo que decir, rescatar, mostrar. El cine documental social-militante contemporáneo
en la construcción de memorias e identidades”, publicado en este mismo libro.
46 Son ejemplos de esta corriente La crisis cobró dos nuevas muertes (Patricio Escobar
y Damián Finvarb, 2006) o Colegiales, asamblea popular (Gustavo Laskier, 2006).
47 Los documentales antropológicos cubren un arco que comprende desde trabajos
ligados a la investigación académica como Yachep, el tiempo de los frutos (Colectivo
Cinewus, 2004) hasta otros volcados a visiones más políticas, como 'Fierra y asfalto
(Miguel Mirra, 2003).
48 Dentro de los registros de la vida social pueden citarse trabajos que se apegan a
modalidades más expositivas, como El tren blanco (Nahuel García, Sheila Pérez Giménez
y Ramiro García, 2003) o Rerum novarum (Sebastián Schindel, Nicolás Batlle y Fernando
Mol, 2000), y otros que profundizan la mirada subjetiva como Ciudad de María (Enrique
Bellande, 2001) o Bonanza, envías de extinción (Ulises Rossell, 2001).
49 Pueden plantearse como ejemplos de estas propuestas Enciclopedia (Gastón
Duprat, AdriánDeRosay Mariano Cohn, 2000) o los documentales realizados durante
1999 por Aldo Monteemos y Nicolás Testoni para el Museo del Puerto de la ciudad de
Ingeniero White.
Documental, historia y memoria: un estado de la cuestión 77
En los documentales sobre la memoria -el área que ocupa un mayor de
sarrollo cuantitativo en el marco de la producción local- pueden detectarse
tres corrientes: la dedicada a la difusión y la pedagogía de la historia, la que
se ocupa de la reconstrucción de sucesos históricos o vidas de personajes en
particular y laque trabaja en el ámbito del pasado reciente. Dentro del primer
grupo, la mirada pedagógica del pasado,50 conviven tendencias contradicto
rias. Por un lado se ubican aquellos proyectos que utilizan al documental como
herramienta pedagógica y, de alguna manera, se relacionan con la versión
tradicional de la historia.51Por otro, aparecen propuestas que impugnan esta
visión canónica de la historia argentina y se conectan con corrientes como
el neorrevisionismo -en boga dentro de otros ámbitos, como el editorial- o
expresan posturas innovadoras para difundir las interpretaciones de la histo
riografía académica.52 Una segunda corriente se ocupa de la reconstrucción
de aspectos parciales del pasado, sea a través de la construcción de biografías
fflmicas, sea rescatando episodios puntuales de la historia argentina.53 Este
tipo de producción recorta momentos y personajes del pasado y los observa
desde una perspectiva ligada al presente. Como modo de ligar estas dos tem
poralidades (la de los sucesos y la de la realización) suelen organizarse como
investigaciones que procuran resolver un enigma o revelar un secreto. Para
finalizar, se puede delimitar una tercera tendencia que trabaja en relación
con la construcción de la memoria reciente, en especial aquella dedicada a
la evocación de los acontecimientos traumáticos de las últimas décadas del
siglo XX. Para la reconstrucción de este pasado conflictivo se apela a miradas
subjetivas que quiebran la perspectiva “objetiva” e institucional que había
predominado durante la década de 1980. Los nuevos documentales parten de
posiciones definidas y explícitas desde las que manifiestan dos tipos de subje
tividades: una que reivindica las posturas relacionadas con algún colectivo y
otra que se basa en miradas personales e irrepetibles que se inscriben dentro
50 Estos documentales se abordan en el artículo de Pablo Gullino publicado en
este mismo libro: “Narratividad y construcción del relato histórico en documentales
audiovisuales argentinos del período 1995-2005”.
51 Como Historia Visual de la Argentina 1900-2000 (Clarín, 2000) o Historia
argentina. De la prehistoria a la actualidad (Colegio Nacional de Buenos Aires &
Página/12, 2002).
52 El programa de televisión Algo habrán hecho por la historia argentina (Cuatro
Cabezas / Felipe Pigna, 2005) es un claro ejemplo de la primera tendencia, mientras
que las producciones del canal Encuentro como Caudillos (Encuentro / Gabriel Di
Meglio, 2009) lo son de la segunda.
53 Entre las primeras, se puede ubicar a Oscar Alemán, vida con swing (Hernán
Gaffet, 2001) o Soriano (Eduardo Montes Bradley, 1998) y entre las segundas a Cándido
López. Los campos de batalla (José Luis García, 2005) u Oro nazi en Argentina (Rolo
Pereyra, 2004).
78 Gustavo Aprea
54 Entre las primeras se puede citar a Los malditos caminos (Luis Barone, 2002)
o Trelew (Mariana Arruti, 2003) y entre las segundas a Los rubios (Albertina Carri,
2003) o M (Nicolás Prividera, 2007).
55 En un recuento de la producción del decenio 1995-2005 necesariamente
incompleto -por la dispersión de las fuentes de financiam iento, las formas de
producción y las modalidades de circulación-, registramos más de cuatrocientos
trabajos que pueden relacionarse con la reconstrucción del pasado.
I
Documental, historia y memoria: un estado de la cuestión 79
Bibliografía
Baker, Maxine (2006),Documentaryin the digital age, Oxford (GB), Focal Press.
Bernini, Emilio (2004), “Un estado (contemporáneo) del documental. Sobre
algunos filmes argentinos recientes”, en Kilómetro 211,N°51 Buenos
Aires, Santiago Arcos.
Bruzzi, Stella (2006), New documentary. Second édition, Nueva York, Rout-
ledge.
Docum ental, historia y memoria: un estado de la cuestión 83