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Para los trabajadores que están en riesgo por su actividad el contagio del covid-19,
durante el tiempo obligatorio de exposición por causa del trabajo, sí puede considerarse
una enfermedad ocupacional, siendo responsables el Estado y el patrono conjuntamente,
quedando en manos de los tribunales la determinación de la responsabilidad subjetiva
del patrono (daño moral) que se determinará de acuerdo al nivel de cumplimiento de las
normas de salud y seguridad ocupacional.
Asimismo, y dado que el legislador ampara al trabajador desde que sale de su casa hasta
que llega al trabajo y viceversa, debe entenderse que el medio ambiente laboral se
extiende a la vía, es decir a los transportes que esté obligado a tomar para cumplir con
su trabajo.
De acuerdo a la naturaleza del covid-19, parece que solo puede producir tres
consecuencias probables, siempre que el trabajador pruebe en juicio que la infección se
produjo por incumplimiento patronal de las normas de salud y seguridad en el trabajo: i)
Una discapacidad temporal, que genera una indemnización equivalente al pago doble de
los salarios por días de reposo dejados de percibir. ii) Muerte del trabajador, que genera
una indemnización de hasta ocho años de salario, pero que requiere que los familiares
prueben que no existían causas concomitantes, tales como edad, o afecciones
respiratorias preexistentes, junto con un incumplimiento capaz de favorecer el contagio.
iii) Muy excepcionalmente, una discapacidad parcial permanente dado que en muy
pocos individuos el covid-19 deja secuelas respiratorias. Insistimos debe el trabajador o
sus deudos probar que todo se debió a incumplimientos del patrono capaces de generar
el contagio y que el trabajador estaba obligado a trabajar. Conductas personales del
trabajador, tales como, la violación voluntaria de la cuarentena para ir a trabajar sin que
esté obligado a hacerlo y desobedeciendo al empleador, pudieran generar una
enfermedad asistencial, por lo tanto, no laboral.
Para el resto de los trabajadores será muy difícil relacionar el contagio con el trabajo,
pasando a ser parte de la estadística mundial de una epidemia y adquiriendo una
enfermedad no laboral.