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Bernal Herrera Montero

LA REALIDAD EN KANT Y BERKELEY

Resumen: Se expone el concepto de realidad Inmanuel Kant, quien marca el final de una era fi-
que formulan Kant y Berkeley. En oposición a losófica y el inicio de otra. Kant es, simultánea-
otras interpretaciones, se parte de la hipótesis de mente, meta y origen, punto de llegada y punto de
que, mientras en Berkeley se da un espiritualismo partida.
total, en el caso de Kant se plantea como necesaria En el presente trabajo trataré de exponer en sus
la "existencia" de las cosas en sí. líneas maestras el concepto de realidad que plante-
Se analizan en ambos autores los conceptos de an Berkeley y Kant, comparándolos entre sí, con
sensibilidad, entendimiento, mundo y yo. En Kant el afán de arrojar más claridad a su pensamiento.
se expone el concepto y función de la cosa en sí; y Dado que la filosofía de ambos autores dista de ha-
en Berkeley de Dios. ber mantenido un carácter monol ítico a lo largo
de sus obras, creí necesario circunscribir el análisis
Summary: The reality concept that Kant and a lo que consideré más representativo en cada caso.
Berkeley formulate is expounded. Opposite to Con respecto a Kant, me basaré exclusivamente en
other interpretations, the hypothesis used here is su principal obra (pese a lo que diga Unamuno):
that, while Berkeley postulates a total spiritualism, La Crítica de la Razón Pura (en adelante Crítica).
in Kant the "existence'' of things in themselves is Por tanto, buena parte de lo que aqu í se diga, no
stated as necessary. tendrá validez para el período pre-crítico kantiano,
In both outhors the concepts of sensiblltty, un- pero sí, a grandes rasgos para las obras posteriores
derstandinq, world and I are analized. In Kant the a la Crítica. En cuanto a Berkeley, escogí sus cinco
concept and tunction of the thing in itself is ex- primeros libros, que constituyen lo que podríamos
pounded; in Berkeley God's. llamar su primera etapa, que es la más interesante
y representativa, y, en todo caso, la más conocida
INTRODUCCION: y divulgada. Los libros son: Comonplace Book (en
adelante Commonplace), el Ensayo de una Nueva
Indiscutiblemente, uno de los siglos más ricos e Teoría de la Visión (en adelante Ensayo), los
interesantes desde el punto de vista de la historia Principios del Conocimiento Humano (en adelante
de la filosofía es el siglo XVIII. Se hace sentir fuer- Principios), los Tres Diálogos entre Hylas y Filo-
temente la influencia del racionalismo continental, nús (en adelante Diálogos) y el De Motu, el cual
ya desarrollado en el XVII, y frente a él, en fecun- marca un punto de viraje decisivo en la filosofía de
da oposición, el empirismo inglés, uno de cuyos Berkeley. Al respecto dice Cassirer: "Esta obra
autores más interesantes es el obispo George Ber- aparece exactamente en la frontera divisoria entre
keley. En este panorama, y teniendo como tercer la primera época, orientada hacia la derivación sen-
elemento fundamental la formulación sistemática sualista del saber y el desarrollo posterior de la teo-
que de la física moderna hace Newton, se eleva, ría, enderezado de un modo puro hacia la cons-
como un grandioso intento de síntesis, la figura de trucción de una metafísica racionalista" (1). Este

Rev. Fil. Univ. Costa Rica, XXIII (57), 49-69, 1985.


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profundo cambio es registrado también por J. Che- mano, así como su modo de trabajar. Y ya desde
valier (2). aqu í empiezan a hacerse patentes las diferencias y
De ambos autores, y con relación al tema de la parecidos entre ambos pensadores.
realidad, se suelen dar diversas interpretaciones, La investigación sobre la sensibilidad asume en
por lo que estimo conveniente plantear desde aqu í el irlandés la forma de una investigación sobre los
cual será mi posición al respecto. En el caso de datos que nos son entregados por nuestro aparato
Berkeley, sostendré que en su filosofía se niega la sensorial, sin analizar cómo funciona la receptivi-
realidad de un mundo exterior e independiente de dad misma de éste; y lo primero que examina en su
los sujetos, aunque no de algún sujeto particular. Ensayo, es el funcionamiento de la visión a través
Lo percibido existe aunque yo no lo perciba pero de una investigación sobre el concepto de distan-
existirá siempre, y únicamente, como percepción cia, del cual llega rápidamente a decir que "el cál-
de un sujeto. Esta percepción no le otorga realidad culo que hacemos de la distancia de objetos consi-
propia e independiente del sujeto. O sea, sostendré derablemente alejados es más un acto de juicio
que Berkeley es un autor absoluta y totalmente in- fundado en la experiencia que un acto del senti-
materialista. Una visión diferente del problema es do" (4). Es decir, que el concepto de distancia vi-
dada, por ejemplo, por el mismo Chevalier, para sual, e indirectamente de espacio visual, no es un
quien "la materia nos es presentada como 'una te- concepto de algo puramente externo que el sujeto
nue pelicula transparente situada entre el hombre se limite a percibir sensorial mente, sino que dicho
y Dios', y que, según los casos, nos permite o nos sujeto construye en base a experiencias anteriores.
impide ver a Dios" (3). Al igual que lo creerá Kant posteriormente, vemos
En cuanto a Kant, en cambio, sostendré la nece- que en Berkeley el suejto no es meramente recepti-
sidad de que las cosas en sí de alguna manera se vo, sino que también juega un papel activo; sólo
den, y que este darse con ser propio es indepen- que a diferencia de Berkelev, Kant no cree que los
diente de los sujetos percipientes. Esta tesis se conceptos espaciales sean construidos por el suje-
opone de manera clara, entre otras, a la sostenida to, con base en la experiencia, sino que tienen co-
por el neokantiano Cassirer, quien veía en las cosas mo base al espacio en tanto forma pura a priori de
en s í conceptos puramente negativos, sin ningún ti- la intuición sensible.
po de existencia real. Uno de los principales pro- Se dirá que, en el caso de Berkelev, siempre ten-
blemas por vencer en este punto es cómo hablar de drá que haber algunas experiencias en las que la
las cosas en sí sin utilizar conceptos categoriales distancia haya sido planteada como algo externo,
como existencia, posibilidad, realidad, etc; que como distancia real entre un objeto exterior y el
Kant reserva para uso exclusivo del mundo feno- sujeto que percibe, para poder asociar tal expe-
ménico, no pudiendo utilizarse con propiedad en riencia de la distancia con las que luego le asimila-
el nouménico. Así, no podríamos decir de las cosas remos. En el Ensayo este punto es resuelto dicien-
en sí ni que existen ni que no existen, ya que el do que la experiencia primigenia de la distancia co-
concepto de existencia es espacio-temporal, y la rresponde a la que nos es entregada por el tacto,
cosa en sí no. Trataré, entonces, de ajustarme en lo que no es la misma que la visual, ya que Berkeley
posible a esta indicación kantiana; y sólo en casos opina que "ha de reconocerse que nunca vemos y
de necesidad insoslayable acudiré a ellos, en cuyo tocamos el mismo objeto. Lo que es visto es una
caso se debe tomar en cuenta lo dicho anterior- cosa, y lo que es percibido por el tacto es otra" (5).
mente. Así, gracias a la experiencia de que determinadas
Para efectos de una mayor claridad en la exposi- sensaciones táctiles van acompañadas de determi-
ción he dividido el trabajo en varios temas. nadas sensaciones visuales, que en última instancia
La traducción de los textos del Commonp/ace y son puramente internas, llegamos a construir la
el De Motu es de quien escribe. idea de distancia visual y a equipararla con la tác-
til. Porque debe recordarse que en el Ensayo, a di-
ferencia de los siguientes escritos, el objeto táctil
sigue siendo externo e independiente del sujeto, lo
La sensibilidad que se pone en evidencia al sostener Berkeley que
mientras la magnitud tangible de un objeto perma-
Tanto Kant como Berkeley empiezan analizan- nece siempre constante, no ocurre esto con la visi-
do la sensibilidad y su valor en el conocimiento hu- ble, que cambia conforme a la posición del sujeto.
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Siendo la magnitud del objeto que existe fuera de de la confusión entre las distintas clases de percep-
la mente invariablemente la misma, se llega a la ciones; y a partir de los Principios, en que tal dife-
conclusión lógica que de tal objeto sólo tenemos renciación en el seno de las percepciones desapare-
experiencias táctiles y no visuales. Así, al postular ce, provendría de la creencia en la existencia de ta-
la distancia visual, lo que hace el sujeto es prede- les objetos externos, que aqu í ya es negada en su
cir, con mayor o menor exactitud, qué magnitud totalidad y para cualquier clase de percepciones.
tangible tendrá el objeto al ser tocado. La repeti- En el mismo Ensayo afirma Berkeley: "Ni los ob-
ción de estas asociaciones, as í como la exactitud jetos propios de la vista ni las imágenes de ninguna
de la predicción en la mayoría de los casos, nos otra cosa están fuera de la mente" (7). O sea, que
lleva a creer que la distancia visible es algo externo se pasa de decir que los objetos de nuestra percep-
a nosotros y que es captada por los sentidos, pero ción sensorial no se asemejan a las cosas externas
esto es un error, y Berkeley repite constantemente tal y como éstas son en s í mismas, a decir que tales
en el Ensayo que debemos separar claramente lo cosas (exceptuando las táctiles y después ni aún
que son las sensaciones táctiles de todas las demás éstas)' simplemente no existen. Mientras en la pri-
(visuales, auditivas, olfatorias, etc); por ser las pri- mera afirmación se da una posición que Kant to-
meras las únicas que se refieren a algo externo, las davía podría compartir, ya en la segunda no, al
únicas que no son totalmente subjetivas. De hecho, menos en la interpretación del concepto de cosa en
no hay entre los diferentes grupos de sensaciones, sí que aqu í sostendré.
o ideas como las llama también Berkeley, ninguna Claro está que el atacar esta argumentación
conexión necesaria, y toda relación entre ellas res- desde una posición que se salga del sistema berke-
ponde a asociaciones establecidas por el sujeto que leyano es algo perfectamente factible, pero de mo-
las percibe, pero no responden a la estructura del mento no interesa. En cambio, interesa más apun-
objeto mismo. No en vano es Berkeley uno de los tar aqu í una dificultad interna al propio sistema.
principales representantes del empirismo psicolo- El primer eslabón de toda la argumentación consis-
gista inglés; y ya en el Ensayo nos dice: "Para que te en negar que la distancia pueda ser vista en sí
una idea sugiera otra a la mente basta con que se misma, ya que siendo una línea recta dirigida hacia
haya observado que van juntas" (6), por lo que po- el ojo, lo que este último captará será siempre tan
demos observar desde ahora que no hay en este sólo un punto, y no los demás que supuestamente
mundo una auténtica causalidad. De igual manera, componen dicha recta. Sin embargo, en el mismo
ya empieza a manifestarse el subjetivismo de la lugar, y criticando las explicaciones que dan los
construcción berkeleyana, y si bien es cierto que matemáticos y los ópticos de la manera como per-
aún en el Ensayo se mantiene el objeto táctil como cibimos la distancia (con base en líneas y ángulos),
independiente del sujeto, también lo es que en el nos dice el propio Berkeley: "En vano me dirán to-
siguiente libro, los Principios, desaparece la distin- dos los matemáticos del mundo que percibo I/neas
ción entre las sensaciones táctiles y las demás, con y ángulos que introducen en mi mente las varias
lo que se elimina este último reducto del objeto ideas de distancia, si yo mismo no estoy consciente
externo. de semejante cosa" (8), para agregar inmediata-
Una idea que es fuertemente combatida a lo lar- mente que la idea de que la mente no percibe la
go del Ensayo es la que afirma que si bien nuestras distancia por líneas y ángulos "se hará aún más evi-
sensaciones visuales nos entregan tan sólo imáge- dente para todo el que considere que esas I/neas y
nes, o ideas, y no objetos externos; dichas imáge- ángulos no tienen existencia real en la naturaleza,
nes puedan ser semejantes a tales objetos. Esta por ser sólo una hipótesis forjada por los matemá-
creencia, que suele ser aceptada por el sentido co- ticos, y por ellos introducida en la óptica, con ob-
mún a que tanto apela Berkeley en su favor a lo jeto de poder tratar de esta ciencia de modo geo-
largo de sus libros, tiene que ser negada si se cree, métrico" (9). O sea, que Berkeley niega la existen-
como él lo hace, que las sensaciones visuales, as í cia externa de la distancia afrimando que es una
como todas las no-táctiles, son puramente percep- recta, para afirmar poco después que esto es una
ciones internas del sujeto, que no se refieren a ob- hipótesis matemática sin fundamento real. Es esta
jetos independientes de éste más que por asocia- una contradicción que me limito a señalar sin desa-
ción con las táctiles. Toda creencia de que las per- rrollarla, contradicción que curiosamente no siem-
cepciones responden o se asemejan a objetos que pre es vista, y que es producto de una ambivalencia
están fuera de nosotros viene, a nivel del Ensayo, en el uso de los conceptos; recurso que es emplea-
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do con frecuencia por Berkeley para resolver cier- presupone al espacio. Esto va a tener consecuen-
tas dificultades. cias sumamente importantes, como el hecho de
En todo caso, el primer resultado del análisis que en Berkeley podemos tener experiencias que
por él efectuado es que la sensibilidad es una capa- creemos responden a algo externo, cuando real-
cidad que, lejos de ponernos en contacto con obje- mente son de carácter interno; mientras que para
tos externos, independientes del sujeto, lo que ha- Kant la intuición espacial es sinónimo de la exis-
ce es percibir, como lo veremos más adelante, las tencia de algo externo, por paradójico que esto
ideas producidas por los mismos sujetos. suene dados los puntos de partida de ambos.
El análisis kantiano de la sensibilidad, conteni- Por otro lado, las diferenciaciones que Kant va
do principalmente en la "Estética Trascendental ", estableciendo en la Crítica dentro del proceso del
va en cambio por otro rumbo, y aunque parte de la conocimiento de los objetos, le permite hablar con
existencia de dos formas puras a priori de la sensi- una mucho mayor exactitud que Berkeley, quien
bilidad, el espacio y el tiempo, gracias a las cuales se refiere tan sólo a percepciones o ideas, identifi-
estructuramos las sensaciones que recibe el sujeto; cándolas, y perdiendo de vista la riqueza del proce-
dichas sensaciones no son producidas tan sólo por so cognoscitivo con lo que se presta a confusiones.
el sujeto, sino que tienen su origen último en lo Para Kant este proceso, una vez que hemos supues-
externo a dicho sujeto. Lo anterior es expresado to un sujeto con todo su aparato apriorístico, co-
por Goldman en las siguientes palabras: "El espa- mienza en la sensibilidad, con la sensación. No es
cio y el tiempo no son dados como todos formales; ésta otra cosa que aquella afección que sufren los
las sensaciones, como elementos autónomos que sentidos en presencia de algún estímulo. Esta sen-
forman el contenido de esas totalidades" (10). La sación es encuadrada de modo inmediato y necesa-
primera diferencia que salta a la vista es que mien- rio dentro de las formas puras de la sensibilidad,
tras Kant estudia dentro de la sensibilidad tanto al con lo que el sujeto constituye el fenómeno; base
espacio como al tiempo, el análisis de este último de todo auténtico conocimiento. Así, tenemos que
casi no se da en Berkeley, aunque se hable de él el fenómeno, que es lo que entrega la sensibilidad,
como base para la existencia del sujeto en el es construido en base a dos elementos: sensaciones
Commonplace. Creo que la razón para lo anterior y formas puras de la sensibilidad. Las primeras
es que el análisis de la sensibilidad se reduce en constituyen la materia del fenómeno, las segundas
Berkeley, como lo hemos visto, primordialmente al la forma del fenómeno. Ambas son igualmente
análisis de la percepción sensorial, y no es as í co- importantes y necesarias, pero no pueden ni deben
mo captamos de manera directa el tiempo, sino ser confundidas. Hay que recordar que el problema
con la conciencia. En cambio para Kant, interesa- del espacio y el tiempo, y fundamentalmente del
do fundamentalmente en la estructura apriorística primero, había sido uno de los temas principales
del sujeto, lo que interesa son las formas a priori de la filosofía en los siglos XVII y XVIII, por lo
en cada facultad del hombre; siéndole necesario in- que Kant estaba sobre alerta acerca de los grandes
cluir al tiempo en la sensibilidad. Pero aún en el problemas que dichos temas planteaban; así como
análisis mismo del espacio empiezan a aparecer de las respuestas que se habían dado, de las cuales
importantísimas diferencias. La primera, que ya ha ninguna le satisfacía. Refiriéndose concretamente
sido apuntada, consiste en que para Kant el espa- a la de Berkeley, observa que "si consideramos el
cio no es una construcción, por lo que afirma en su espacio y el tiempo como cualidades que, según su
exposición metafísica: "El espacio no es un con- posibilidad, tienen que hallarse en las cosas en sí, y
cepto empírico sacado de experiencias exter- reflexionamos en los absurdos en que nos vemos
nas. (... ). Según esto, la representación del espacio entonces complicados - (... ) - entonces no pode-
no puede ser tomada, por experiencia, de las rela- mos censurar al bueno de Berkeley por haber reba-
ciones del fenómeno externo, sino que esta expe- jado los cuerpos a meras apariencias" (12). Con
riencia externa no es ella misma posible sino me- todo, esta observación no va dirigida sólo contra
diante dicha representación" (11). Como veremos Berkelev, sino contra todos aquéllos que conside-
después, esto cambia algo en la exposición trascen- ran al espacio y tiempo como realidades objetivas
dental. en sí, ya sean estas realidades inherentes a los obje-
Así, mientras para Berkeley el espacio externo tos en sí; ya constituyan por sí mismas realidades
lo extraemos de determinado tipo de experiencias, objetivas y apartes. Con lo cual llegamos a una
en Kant, al contrario, toda experiencia externa conclusión algo paradójica: mientras que Berkelev,
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que parte de la existencia real del espacio externo, fundamos, como muy astutamente lo hace el mis-
acaba negando toda realidad que pudiera darse en mo Berkelev, las percepciones con los objetos. Pa-
él, Kant, que parte de la subjetividad (aunque no ra Kant, en cambio, la función de la sensibilidad es
de la relatividad) tanto del espacio como del tiem- darme objetos que pueden ser posteriormente pen-
po, y no los considera ni como presentes en las co- sados por el entendimiento. O sea que, mientras
sas en sí, ni como existentes de por sí, es quien para Kant la sensibilidad es un instrumento eficien-
mantiene su estricta necesidad y realidad. Hay que te del conocimiento, para Berkeley no, ya que las
aclarar que el subjetivismo del espacio y tiempo percepciones se agotan en sí mismas por no haber
consiste para Kant en que son formas a priori pre- modo de trascenderlas.
sentes en el sujeto antes de toda experiencia; pero Esta función de la sensibilidad como instrumen-
no implica, ni mucho menos, que varíen de un su- to de conocimiento que no se agota en sí, sino que
jeto a otro. Antes bien, están presentes siempre y constituye un primer pero ineludible peldaño, se
de igual forma en todos los sujetos. manifiesta al decir Kant: "Por medio de la sensibi-
Estas ideas no son de una originalidad absoluta, lidad nos son dados objetos y ella sola nos propor-
habiendo sido planteadas con anterioridad en al- ciona intuiciones, por el entendimiento empero
guna forma por autores como Leibniz, cuya lectu- son ellos pensados y en él se originan concep-
ra directa parece haber ejercido en Kant una in- tos" (74). Obsérvese que si bien es cierto que ante-
fluencia tan grande como la que hab ía sufrido le- riormente hemos dicho que tanto para Kant como
yendo anteriormente a Hume. Así, por ejemplo, y para Berkeley el sujeto es activo, esta actividad
refiriéndose a la doctrina de Leibniz, afirma Cassi- asume formas diferentes en ambos. Mientras para
rer: "El concepto de la extensión infinita y conti- Berkeley toda actividad del sujeto tiene que ver
nua, como el de la duración que fluye de un modo con el entendimiento, con el juicio, como en el ca-
estrictamente uniforme, no se forma en nosotros a so de la construcción del concepto de distancia vi-
base de la selección de múltiples observaciones ais- sual; para Kant el sujeto es activo aún dentro de la
ladas, sino que representa una norma discursiva pura sensibilidad. Tal diferencia en la manera de
originaria, que extraemos 'de nosotros mismos', enfocar la actividad subjetiva tiene un doble ori-
para enfrentarla a los hechos" (13). La ruptura en gen. Por un lado, en el hecho de que mientras en
este punto de Kant con las doctrinas de Leibniz y Kant hay una adecuada separación entre la sensibi-
Wolff consiste en la función e importancia que se lidad y el entendimiento, lo que permite deslindar
le da a la sensibilidad. Mientras para tales doctrinas y analizar adecuadamente los respectivos campos
la diferencia entre sensibilidad e intelecto es pura- viendo que procesos se llevan a cabo en cada uno,
mente lógica, para Kant tal diferencia es mucho en Berkeley no se da esta distinción. Por otro lado,
más importante y profunda, ya que es trascenden- mientras para Berkeley el espacio es algo que se
tal; tocando al origen y al contenido de los conoci- capta, que se extrae de la experiencia, en base a
mientos por ella proporcionados en relación con asociaciones que debemos suponer producto del
los intelectuales. Por eso, mientras para Leibniz y entendimiento y no de la sensibilidad, en Kant los
Wolff el conocimiento sensible es un conocimiento mismos conceptos de lo espacial y temporal impli-
confuso acerca de las cosas en sí, para Kant la sen- can la actividad del sujeto en tal campo, ya que es
sibilidad no nos dice nada, ni confuso ni claro, so- éste quien encuadra las sensaciones dentro de di-
bre tales cosas. Una vez más vemos como, gracias a chas formas. Además, siendo tales formas propias
la concepción apriorística de espacio y tiempo, és- de la sensibilidad, y no construidas, no se implica
tos evitan convertirse en una pura apariencia para en este proceso ninguna actividad necesaria del en-
ser, dentro del campo de lo fenoménico, absoluta- tendimiento. Una buena formulación de lo que es
mente claros y necesarios. De hecho, lo que presta el espacio, y lo mismo se aplica al tiempo mutatis
objetividad a los fenómenos, es su necesaria inclu- mutandi, en tanto subjetivo, necesario y capaz de
sión dentro de los conceptos a priori de que dispo- suministrarnos, posibilitándola, información sobre
ne el sujeto, tanto de la sensibilidad como del en- la realidad, es expuesta en el siguiente texto: "Si
tendimiento. prescindimos de la condición subjetiva, bajo la cual
Con lo anterior, se ve una gran diferencia entre tan sólo podemos recibir intuición externa, a sa-
las teorías de la sensibilidad de Berkeley y Kant. ber, en cuanto podemos ser afectados por los obje-
Para el primero la sensibilidad no me entrega obje- tos, entonces la representación del espacio no sig-
tos, ni siquiera imágenes de ellos; excepto que con- nifica nada" (15). Una vez constituido el fenóme-
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no por la sensibilidad, los siguientes pasos serán to directo con el objeto sin necesidad de una apor-
dados por la imaginación y el entendimiento, en tación del sujeto, no existe; y que debe ser otra fa-
Kant. De igual modo en Berkeley, serán los juicios cultad, y no la sensibilidad, quien organice la gran
los que establezcan las relaciones que se crean con- información que la intuición sensible lleva consigo,
venientes entre las diversas percepciones. para as í posibilitar el conocimiento racional. Esto,
que es tan claro en Kant, no ha sido destacado con
El entendimiento la suficiente fuerza en el caso de Berkeley, proba-
blemente debido a la poca diferenciación que esta-
Ya hemos visto como para Kant la principal blece éste entre las diferentes facultades del hom-
función que tiene la sensibilidad es encuadrar las bre; que en cambio si es puesta de patente por
sensaciones que recibe dentro de las formas puras Kant. Con todo, afirma el mismo Cassirer que en
de la sensibilidad, para de esta manera constituir Berkeley "se reconoce que la representación con-
los fenómenos. Tal proceso de espacialización y creta sólo debe su sentido y su contenido de cono-
temporalización de las sensaciones es inmediato y cimiento a las relaciones que en sí representa y ma-
necesario. Inmediato porque en el momento mis- terializa" (17), relaciones que sólo son aportadas
mo en que la sensación es percibida, pasa a ser ubi- por el sujeto.
cada en el espacio y tiempo; y necesario porque no Ahora bien, así como Kant y Berkeley están de
podemos dejar de hacerlo, siendo imposible que acuerdo en que los datos de la sensibilidad son
captemos nada que no sea espaciotemporal, al me- puestos en relación unos con otros por el entendi-
nos dentro de la sensibilidad; ya que Kant admite miento humano, la manera de realizarse este pro-
la posibilidad, que de hecho él plantea como nece- ceso, así como el alcance que se le otorga, difieren
saria, de pensar objetos, cosas, que estén fuera del radicalmente en uno y otro. En Berkeley este pro-
espacio y el tiempo. ceso tiene una buena parte de arbitrariedad, ya que
En el momento en que el sujeto ha constituido se basa tan sólo en experiencias pasadas que por su
el fenómeno, lo múltiple de la sensibilidad, no ha repetición son agrupadas, pero que no responden a
hecho más que comenzar un complejo proceso que relaciones que lleven en sí mismas dichas expe-
lo llevará al final al conocimiento de los objetos. riencias; no siendo por lo tanto necesarias como
Lo primero que hay que observar en este proceso pareciera insinuar Cassirer. El mismo Berkeley
es que la sensibilidad, con todo y ser la base de to- aclara en el Ensayo, en el que hubiéramos podido
do conocimiento real gracias a las intuiciones que esperar una mayor objetividad de dichas uniones
le proporciona al entendimiento, no implica por sí por poder responder eventualmente a los objetos
sola conocimiento. Es este un punto en el que táctiles, que "todo lo que la mente considera como
Kant se distancia de Berkeley y, en general, del uno es una unidad. Toda combinación de ideas es
empirismo, ya que éste le otorga valor cognoscitivo considerada como una cosa por la mente, y, en se-
a la sensibilidad en cuanto tal, mientras que Kant ñal de ello, marcada con un nombre. Ahora bien,
no. Afirma Cassirer: "Mientras que Hume conside- este denominar y combinar conjuntamente ideas
ra fundamentado el valor de realidad de una repre- es perfectamente arbitrario" (18).
sentación en la "vivacidad" con que ésta se impone El por qué de semejante creencia reside en
a los sentidos o a la imaginación, Kant parte, por el que para Berkeley, al provenir todas las ideas de
contrario, del supuesto de que ese valor no reside una construcción en base a experiencias empíri-
en ninguna de las características psicológicas con- cas, no hay ninguna necesidad ni universalidad en
cretas de la representación, sino que presupone, tales conceptos. De hecho; para él existen las
por el contrario, un acto independiente de enjui- ideas generales, pero no en tanto representen algo
ciamiento" (16). Fijémenos que lo anterior es pro- general abstracto, sino en tanto signos de una plu-
ducto de la diversa distribución de tareas que se ralidad de ideas particulares. Toda idea general no
dan a las diferentes facultades en el empirismo y es, por tanto, más que un conglomerado de ideas
en el idealismo trascendental kantiano, ya que am- particulares, sin ninguna universalidad real. Ber-
bos aceptan que la sensibilidad entrega representa- keley constantemente remacha la idea de que una
ciones, cualesquiera que sea el nombre que a éstas de las principales fuentes de error consiste en la
se les de, y es el intelecto quien las organiza. Am- creencia de que existen ideas generales abstractas,
bos, pues, están de acuerdo en que la representa- cosa que para él es absurdo. Por esto. a la hora en
ción absoluta, que me permitiría entrar en contac- que el sujeto establece en base a sus ideas, relacio-
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nes entre las diferentes percepciones que le entre- a priori que, teniendo el carácter de necesidad y
gan sus sentidos, es imposible pretender que estas universalidad, permitan constituir objetos suscepti-
relaciones tengan más necesidad y universalidad bles de ser enjuiciados sintéticamente y a priori.
que la que contienen aquellos elementos en base a Estos conceptos, que ya no serán de la sensibilidad
los cuales ha sido establecida, es decir, ninguna. sino del entendimiento, son las así llamadas cate-
Kant, que había visto las consecuencias de se- gorías, las cuales de hecho responden a la tabla de
mejante posición, se niega a asumirla, pero se cuida los juicios elaborada por Kant.
de no caer en el dogmatismo de la metafísica racio- Una de las varias definiciones que da Kant del
nalista anterior. El parte del hecho de que no vale entendimiento es la que afirma que es la facultad
la pena investigar si se dan o no juicios sintéticos de pensar los objetos de la intuición sensible. Para
que encierran en sí mismos necesidad y universali- pensar tales intuiciones sensibles, dispone el en-
dad, ya que los ve existiendo de hecho en la cien- tendimiento de sus conceptos puros, cuyo único
cia física. Así, una de las clásicas preguntas que uso real descansa en que le sean dados objetos in-
trata de responder en la Critica es la de como son tuidos para ser pensados mediante estos conceptos;
posibles los juicios sintéticos a priori, tanto en la ya que el autor es claro al afirmar que no podemos
matemática como en la física. En la matemática la tener más intuición que la sensible, por lo que no
respuesta pareciera ser un poco más fácil, ya que, podemos intuir nada con el entendimiento. Ahora
como apunta en la "Doctrina trascendental del bien, así como no podemos intuir nada con el en-
método", desarrollando lo que previamente había tendimiento, tampoco el enlace de lo múltiple nos
dicho en la "Estética", el conocimiento matemáti- es dado por la sensibilidad. Mientras las formas pu-
co, del que por otro lado algunas veces dice que no ras a priori de la sensibilidad encuadran dentro de
es un auténtico conocimiento, es un conocimiento sí a la multiplicidad de las .sensaclones, organizán-
por construcción de conceptos, que son puramente dolas, los conceptos puros del entendimiento sub-
racionales y lógicos; por lo que no pueden ser con- sumen bajo reglas a priori a las intuiciones sensi-
tradichos por la experiencia, ya que como apunta bles para darnos un todo organizado al que llama-
agudamente, "cuando se ha salido del círculo de la mos naturaleza. Es mediante las categorías como
experiencia, hay seguridad de que no ha de venir la introducimos un orden, ya no meramente espa-
experiencia a refutamos" (19). Así, el hecho de cio-temporal, sino también lógico en la gran canti-
que tal conocimiento tenga un carácter preponde- dad de intuiciones que percibimos. Sin embargo,
rantemente lógico, y que no pueda ser invalidado Kant tiene que luchar aqu í con un grave problema,
por la experiencia, facilita su universalidad y nece- cual es el de cómo hacer que materiales puramente
sidad, al menos dentro del sistema de reglas que sensibles calcen en instrumentos puramente lógi-
previamente se ha establecido para su construc- cos. Es aqu í donde surge el tema de la imagina-
ción. ción.
El problema es cómo lograr que haya universa- Si fijamos nuestra atención en el largo proceso
lidad y necesidad en los juicios que se puedan dar que tiene que efectuar el sujeto para llegar al cono-
sobre los objetos. La respuesta de Kant es que ello cimiento de los objetos, veremos que lo fundamen-
se logra gracias a que tales características son intro- tal de esto es una serie de s íntesis y subsunciones
ducidas en dichos juicios por los factores a priori que se realizan gracias a las combinaciones efectua-
que aporta el sujeto. Los primeros de estos con- das por los diferentes conceptos a priori del sujeto
ceptos a priori, que justamente por ser a priori con los materiales que le son entregados. Así, las
Kant los plantea como universales y necesarios, formas puras a priori de la sensibilidad subsumen
con una versión de lo subjetivo completamente dentro de sí, dándoles forma, a las sensaciones; y
contrapuesta a la versión habitual de la subjetivi- de esta manera surgen los fenómenos. Tal subsun-
dad como lo individual, son el espacio y el tiempo; ción es inmediata y necesaria, ya que no podemos
en los que, como hemos visto, son encuadradas to- percibir ninguna sensación fuera del espacio y el
das las sensaciones individuales captadas por el su- tiempo. El producto de este primer paso es lo que
jeto. Sin embargo, quedó claro que en base a la Kant llama lo múltiple sensible. Podríamos creer
mera sensibilidad no se puede dar juicio alguno, ya que el siguiente paso es la subsunción de este múl-
que lo múltiple de la sensibilidad no constituye to- tiple sensible en los conceptos puros del entendi-
davía ningún conocimiento, el cual debe ser expre- miento, lo que les otorgaría una forma lógica de
sado en juicios. Hacen falta pues, otros conceptos carácter universal, pero no es así. Realmente se
56 BERNAL HERRERA

da un paso intermedio, en la síntesis de este múlti- en base a sensaciones trabajadas y estructuradas


ple por medio de la imaginación: Es la unidad así por este mismo aparato apriorístico, quien les
producida, que no queda claro si constituye ya un otorga universalidad y necesidad.
objeto o no, la que será subsumida en la categoría; Hay que recordar que, por muy extraño que pa-
que no es a su vez más que una síntesis de la repre- rezca a primera vista, Kant acepta expl ícitamente
sentación formal en general, y como tal también el concepto tomista de la verdad como coinciden-
producto de la imaginación, ya que se afirma con cia del pensamiento con su objeto, objeto que para
toda claridad en la Crítica, y particularmente en la él si bien es cierto que es construido por el sujeto,
"Anal ítica" que toda s íntesis tiene que ser efectua- no es subjetivo en el sentido moderno; por ser la
da por la imaginación, la cual no es ni sensible ni construcción hecha en base a una estructura nece-
intelectual, sino que es en el fondo un poder de saria y universal. La conclusión que Kant obtiene
síntesis, de enlace, entre lo sensible y lo racional. de todas estas investigaciones, que forman real-
Todo el proceso, por tanto, a partir de la constitu- mente el meollo de la Crítica, es el siguiente: "El
ción de lo múltiple de la intuición sensible, estará principio supremo de todos los juicios sintéticos es
irremediablemente teñido por la imaginación, yes pues: todo objeto está bajo las condiciones necesa-
posible que, después de un estudio en profundidad rias de la unidad sintética de lo múltiple de la in-
de este aspecto concreto, se podría llegar a soste- tuición en una experiencia posible" (22).
ner que no es el entendimiento más que una facul- Por todo lo anterior afirmo que, en último aná-
tad, una manifestación concreta de ese poder sin- lisis, hay para Kant, contrariamente a lo afirmado
tético general que llamamos imaginación. (Nótese en tantas partes, dos facultades básicas que son las
de paso la gran importancia que le da Kant a la que posibilitan el conocimiento: la sensibilidad y
imaginación, aspecto que es retomado, a su modo, el poder de síntesis o imaginación. Todo lo demás
en autores como Sartre y Marcuse). Es la imagina- deriva, de una u otra manera, de ellas. Salta a la
ción la que tiende el puente entre lo sensible y lo vista ahora una conclusión a la que, mediante mé-
propio del entedimiento, mediante la síntesis que todos tan diversos, llegan tanto Berkeley como
permite subsumir intuiciones en el entendimiento, Kant: la necesidad, si queremos conservar la objeti-
siendo ambos órdenes diferentes. El paso de la uni- vidad del saber, de eliminar el concepto tradicional
dad imaginaria de lo sensible a lo racional, su sub- del objeto como algo ajeno y exterior al pensa-
sunción en las categorías, está posibilitado por el miento; idea que ya había sido apuntada, entre
esquema, que no es, en sí mismo, más que un pro- otros por Vico. De ahora en adelante el sujeto ya
ducto de la imaginación, y del cual nos dice Kant: no percibirá los objetos como exteriores a él, como
"Esta representación medianera ha de ser pura (sin cosas a captar, sino que será él mismo quien lo
nada emp írico) y sin embargo, por una parte, inte- construya. No otra cosa es, al fin y al cabo, lo que
lectual y por otra, sensible. Tal es el esquematismo se proponía Kant con su revolución copernicana.
trascendental" (20), para agregar poco después:
"A esa representación de un procedimiento univer- El mundo
sal de la imaginación para proporcionar su imagen
a un concepto es a lo que yo llamo el esquema de A la hora de ver la manera en que entiende Ber-
ese concepto. keley el mundo, se presentan una serie de dificul-
En realidad a la base de nuestros conceptos pu- tades planteadas por la manera en que éste expone
ros sensibles no hay imágenes de los objetos, sino su pensamiento al respecto, ya que pareciera en
esquemas" (21 ). una primera instancia que se dan afirmaciones
No hay un solo conocimiento que no sea sinté- contradictorias. Nos previene él mismo, en los
tico, y lo que es sintetizado por la imaginación es, Principios, que "se encontrarán pasajes que, toma-
fundamentalmente, sucesiones y hechos espacio- dos aisladamente, se prestarán con toda seguridad
temporales aportados por la sensibilidad. Esta sín- a falsas interpretaciones y a deducir consecuencias
tesis, obviamente, no puede ser hecha, si queremos erróneas" (23), advirtiendo que esto sólo podrá
alcanzar un conocimiento real, de una manera ar- evitarse leyendo con cuidado la totalidad de la
bitraria, como en Berkeley, sino que tiene que obra. Creo que será bueno tomar este consejo no
ajustarse a las reglas que le son impuestas al sujeto interpretando ciertas afirmaciones literalmente, si-
por el aparato apriorístico, as í como por la refe- no tratando de no perder de vista en ningún mo-
rencia a los objetos, que a su vez son construidos mento la estructura general de su pensamiento.
LA REALIDAD EN KANT Y BERKELEY 57

En esta perspectiva, textos como el que encon- todo existe en una mente y nada fuera de ella. Con
tramos en el Commonplace, en donde afirma: "Yo lo anterior, se llega a la negación de la frontera di-
estoy más a favor de la realidad que cualquiera de visoria entre las llamadas cualidades primarias y las
los otros filósofos. Ellos inventan mil dudas, y secundarias, de las cuales autores como Locke ya
afirman que no conocemos nada con certeza, sino habían dicho que eran principalmente subjetivas.
que somos engañados. Yo afirmo exactamente lo Para Berkeley toda cualidad será subjetiva, sin nin-
contrario" (24), no deben ser interpretados en el gún asidero externo que pudiera servir de marco de
sentido de que Berkeley cree en la realidad externa referencia: Conceptos como el de materia, exten-
del mundo, sino tomando en cuenta lo que él con- sión y movimiento, son negados en tanto realida-
sidera que es la realidad. Empezaré recordando los des autónomas alegando que si eliminamos de ellos
resultados a que llega Berkeley en su análisis de la todo lo que responde a cualidades puramente sen-
sensibilidad, los cuales van progresivamente llevan- sibles y, por ende, subjetivas, no queda absoluta-
do a una conclusión fundamental: nuestras repre- mente nada; se reduce as í la sustancia a un cúmulo
sentaciones sensibles no corresponden a objetos de cualidades sensibles, que se dan única y exclusi-
externos que existan independientemente del suje- vamente en la mente percipiente. Realmente, Ber-
to que los percibe. En el Ensayo los objetos tácti- keley juega con dos expresiones a las cuales les da
les se salvaban de lo anterior, pero ya en los Prin- el mismo significado, cuando realmente son muy
cipios pasan a estar en un nivel idéntico al resto de diferentes: "sin la mente", y "fuera de la mente".
las percepciones, y aclara que si en el Ensayo man- Constantemente se pasa de decir que algo no existe
tuvo tal posición, era para hacer más fácilmente sin la mente a decir que esto mismo no existe fuera
creíbles el resto de sus afirmaciones. No en vano de la mente, como si quisieran decir lo mismo,
nos encontramos ante un predicador que le da gran cuando realmente no es así, Al decirse que algo no
importancia moral y teológica a su intento por se da sin la mente, lo que se está diciendo, es que
convencernos, por lo que hecha mano inteligente- hace falta una mente que capte y ponga de patente
mente de cualquier recurso que encuentra para lo- algo para que esto realmente se de en la forma en
grar tal convicción. que es captado, para que esto se manifieste ante al-
El sentido más profundamente analizado es la guien. Desde este punto de vista podría afirmarse,
vista, siendo las conclusiones de tal análisis suscep- por ejemplo, que los colores no se dan sin una
tibles de ser extendidas al resto de los sentidos, y mente que los capte en cuanto tales. En cambio,
de ella afirma: "debe observarse que lo que vemos cuando se dice que las cosas no se dan fuera de la
inmediata y propiamente son sólo luces y colores mente, se está eliminando uno de los polos de la
en varias situaciones y matices, y grados de debili- relación; ya no hace falta la mente para que algo se
dad y claridad, confusión y distinción. Objetos vi- manifieste, sino que toda manifestación del ser es
sibles todos ellos que están sólo en la mente" (25), puramente mental. Claro está que para Berkeley, y
en base a los cuales creemos deducir una existen- en esto se asemeja a Kant, el hecho de que la reali-
cia externa que, sin embargo, Berkeley niega. O dad se de gracias a una mente no implica que dicha
sea, que la percepción desde este punto de vista se realidad sea estrictamente individual y caprichosa,
agota en sí misma, no teniendo ningún objeto ex- sino que distingue entre las percepciones que de-
terior al cual esté concretada. Berkeley llama 'idea' penden tan sólo de nosotros, y aquéllas que no de-
a la representación sensible de algo, con la particu- penden de nosotros para darse. En el primer caso
laridad de que la 'idea' es, simultáneamente, aque- tenemos las quimeras, los ensueños, en el segundo,
llo que es representado. Este doble significado de la naturaleza. ¿En qué se distingue esta última de
la palabra 'idea' es lo que le permite afirmar, por la primera, ya que ambas son puramente mentales?
un lado, la realidad como algo que se percibe; y En el orden con que aparecen ante nosotros las re-
por el otro, negar que tal realidad exista en otra presentaciones, que mientras responde a nuestra
parte que no sea en la mente que la percibe. Con voluntad en el caso de nuestros propios pensa-
lo anterior toda realidad queda asimilada a una mientos, no responden a nuestra voluntad, en
simple percepción, o al acto mismo de percibir. cambio, en el caso de la naturaleza. Igualmente, en
Todo objeto del cual se pueda hablar, ha sido per- el grado de vivacidad y claridad de las representa-
cibido (aclarando que la percepción puede ser tam- ciones, que es mayor en las pertenecientes a la na-
bién intelectual, y no sólo sensible), y toda percep- turaleza, que en las estrictamente individuales. Al
ción es un acto propio de una mente, por lo que respecto nos dice: "Las ideas del sentido son más
58 BERNAL HERRERA

enérgicas, vívidas y distintas que las de la imagina- largo de todos sus libros, basarse antes que nada en
ción: poseen igualmente mayor fijeza, orden y co- los datos de los sentidos y en lo que nos dicta el
hesión, y no son provocadas a la ventura, como su- sentido común, que es una de las cosas a las que
cede frecuentemente con las que produce la volun- más constantemente apela Berkeley en su favor.
tad, sino en sucesión ordenada, en una serie regu- Tratando casualmente de estar a tono con dicho
lar" (26), o sea que obedecen a ciertas leyes o re- sentido común, afirma constantemente que sus
gias, de las cuales afirma: "esas reglas fijas o mé- principios en manera alguna eliminan la existencia
todos establecidos de los que depende nuestra de los seres de la naturaleza, por lo que todo lo
mente y que despierta las ideas de nuestros senti- que vemos, tocamos, oímos o de cualquier modo
dos, se llaman leyes de la naturaleza: las aprende- concebimos o entendemos, permanece tan real co-
mos por la experiencia, que nos da a conocer que mo siempre. Para él, nos dice, es innegable la exis-
tales o cuales ideas son seguidas por tales o cuales tencia de una rerum natura, manteniéndose la di-
otras, en el curso ordinario de las cosas" (27). Así, ferencia entre lo real y lo irreal. Sin embargo, creo
la naturaleza no es, para Berkeley, más que el con- que Berkelev, por mucho que lucha se ve arras-
junto de percepciones que tiene un sujeto y que, trado por la lógica interna de su sistema, y en éste
no dependiendo de él, se presentan siempre en un es imposible la existencia real del mundo porque:
cierto orden que nosotros captamos y conocemos a) una cosa no es más que un conjunto de ideas.
gracias a la experiencia. Lo anterior lo lleva a decir Además de que este conjunto de ideas es unido de
que dentro de su sistema todas las explicaciones y forma arbitraria, ellas tienen una existencia exclu-
teorías científicas se mantienen; mostrándose de sivamente mental; b] Dios imprime sus ideas en
hecho nuestro auténtico conocimiento de tales leyes mí, sin necesidad de ningún tipo de intermediario
en la capacidad humana de hacer predicciones como podría serio la materia; c) lo que no es espi-
acerca del curso natural de las cosas. A lo anterior, ritual no tiene auténtica existencia, sino tan sólo
sin embargo, hay que hacerle varias observaciones, una existencia en otro; d] no hay una diferencia
de las que expondré aqu í tres que considero im- cualitativa entre lo real y lo irreal. Su única dife-
portantes: a) no se ve como puedan subsistir ade- rencia está en el grado de vivacidad y regularidad
cuadamente las teorías científicas en el seno de un que ambos presentan. Desde este punto de vista,
sistema que niega radicalmente muchas de las bases un sueño muy vivaz que se repitiera todas las no-
fundamentales que posibilitan la formulación de ches sería indistinguible de la llamada realidad.
dichas teorías; b] la misma capacidad de predic- Se ha dicho usualmente que en Berkeley se po-
ción, a la que Berkeley da tanta importancia en es- dría afirmar que ser es igual a ser percibido. Creo
te punto, será siempre incierta dentro de su siste- que esto no expresa con claridad lo que el autor
ma, ya que al provenir todo orden de Dios, éste quiso decirnos, ya que usualmente esta fórmula es
podrá siempre variar el curso del mundo a su vo- interpretada en el sentido de que las cosas exter-
luntad, dejando sin base la predicción; c) por ser nas existen en tanto que son percibidas, cuando lo
las ideas para Berkeley absoluta y totalmente iner- que sucede realmente es que lo externo material
tes, no se pueden explicar los fenómenos naturales, no existe del todo. No hay nada que percibir, ex-
ni su curso ni su existencia misma, sino en base a cepto ideas. Tales ideas pueden ser exclusivamente
hipótesis totalmente extra-científicas. Para citar nuestras, o pueden ser colocadas en nosotros por
un ejemplo de las consecuencias a que esto nos Dios, pero en ambos casos siguen siendo tan sólo
acarrea, desaparece toda auténtica causalidad, ya ideas; aunque Berkeley trate de salir del paso di-
que una idea, (y todo en el mundo, excepto las ciendo que ideas y cosas son lo mismo. Al respecto
sustancias percipientes, son puramente ideas) no le dice Filonús a Hilas en los Diálogos: "No deseo
puede producir absolutamente nada, ni siquiera cambiar las cosas en ideas, sino más bien las ideas
otra idea. Al respecto afirma Berkeley: "la cone- en cosas, ya que estos objetos inmediatos de per-
xión entre las ideas no implica la relación de cau- cepción que según tú son sólo apariencias de las
sa a efecto, sino la que hay entre el signo y la cosa cosas son considerados por m í como las cosas rea-
significada. les mismas" (29). Sigamos el consejo de Berkeley
El fuego que vemos no es una causa del dolor y, "descorriendo el velo de las palabras", fijémenos
que experimento al tocarlo con los dedos; es sólo en qué es lo que sucede en realidad: Zhan pasado
una señal que me lo advierte" (28). Una curiosa las ideas a ser cosas, o las cosas a ser ideas? Yo, por
conclusión para alguien que ha pretendido, a lo mi parte, afirmo lo segundo. El mismo Berkeley
LA REALIDAD EN KANT Y BERKELEY 59

nos dice, al fin y al cabo, que, "cuando nos esfor- sumamente interesante el argumento que da Kant
zamos por concebir la existencia de los cuerpos ex- para probar dicha existencia, ya que no parte de la
ternos, no hacemos otra cosa sino contemplar realidad externa misma, sino de la captación me-
nuestras propias ideas" (30). diante el sentido interno de nosotros mismos. Lo
Para Kant, en cambio, el mundo no es una rea- primero que hace, al igual que Descartes, es plan-
dad puramente mental, aunque ciertamente para él tear la evidencia de nuestra propia existencia, sólo
la naturaleza no es algo que se manifieste ante el que aqu í dicha existencia se presentará, al menos
sujeto y que nos limitaríamos a captar, ya que hay de momento, como un simple fenómeno captado
todo un proceso de construcción que nos lleva a mediante el sentido interno, el tiempo. Nos dice
constituirla en la forma que se la conoce. que para la captación del discurrir interno en la
Tal proceso ha sido visto, aunque sea en forma temporalidad, hace falta algo externo permanente
extremadamente rápida, habiendo llegado a la con- con lo cual contrastar el cambio interno. El senti-
clusión de que en dicho proceso el sujeto aporta do interno, para que pueda darse, implica la exis-
las formas gracias a las cuales se estructura el rnun- tencia de un sentido externo el cual "es ya en sí
do; pero quedó claro también que dichas formas, referencia de la intuición a algo real fuera de mí",
que son a priori y por tanto necesarias y universa- por lo que "él está inseparablemente enlazado con
les, tiene su único uso posible en el encuadramien- la experiencia interna misma, como condición de
to de materiales que no son producidos exclusiva- la posibilidad de ésta" (32). Fue esta creencia en la
mente por el sujeto mismo, sino que se refieren a realidad de lo externo algo que Kant siempre quiso
algo externo que pone en marcha todo el aparato aclarar, considerándolo fundamental para el buen
formal del sujeto. entendimiento de su sistema, pero que no logró
Realmente, el concepto de experiencia es el totalmente ya que hay en su obra muchos textos
concepto clave para entender 1a posición de Kant que parecieran sostener la opinión contraria. Con
ante el mundo, siendo, según Cassirer, el tema todo, aqu í partiré de que hay en su filosofía una
principal de toda la filosofía kantiana. Sólo rne- postulación necesaria de una realidad externa, aun-
diante la experiencia es posible constituir un mun- que ésta sea incongnoscible. Me parece que la in-
do que no será ni simple reflejo de lo externo, ni terpretación contrariarnos lleva a una gran canti-
mera construcción interna. No es simple reflejo de dad de consecuencias que Kant quiso, expresamen-
de lo externo porque Kant afirma en muchas oca- te, evitar. Un ejemplo de tal posición es la de Cassi-
siones que el objeto en sí mismo permanece siem- rer, quien afirma refiriéndose a lo anterior: "La
pre desconocido para nosotros, a causa de que to- percepción externa no prueba nada real en el espa-
do lo que percibimos es espacio-temporal; y Kant cio que deba ser considerado como su fuente y su
afirma que tanto el espacio como el tiempo son causa, sino que es este algo real mismo, en cuanto
condiciones subjetivas de la sensibilidad, y no una regido por leyes necesarias" (33). A esto cabría
propiedad de los objetos en sí. Pero por otra parte apuntar lo siguiente: a) lo que es regido por leyes
tampoco es mera construcción individual, como necesarias son los fenómenos construidos por no-
quisieran algunos de sus sucesores, ya que las mismas sotros. Kant no pretende en ningún momento, ni
formas a priori de la sensibilidad, junto con las ea- yo lo planteo así, que tales leyes rijan para lo ex-
tegorías, le otorgan validez general a las representa- terno propiamente, ya que son eminentemente
ciones que agrupamos en los así llamados objetos. subjetivas; b] el sujeto, mediante la percepción,
De hecho, uno de los puntos en que la ruptura con obtendría una preponderancia total, tipo Berkelev,
Berkeley es clara, es en su negativa de que los con- sino cronológicamente, sí en la fundamentación
ceptos de experiencia puedan ser meras derivacio- ontológica. Sin embargo sabemos que el yo, para
nes psicológicas basadas en la asociación y el hábi- Kant, en cuanto podemos conocerlo, no es más
to. Igualmente, rompe con la teoría berkeleyana que un fenómeno entre otros; e) toda realidad se-
del mundo al afirmar la existencia de cosas exter- ría tan sólo una síntesis de percepciones sin ningu-
nas no subjetivas, llegando a decir que "siempre es na base externa, idealismo que Kant quiere elimi-
un escándalo para la filosofía y para la razón uni- nar; d) la percepción, aunque presuponga intuicio-
versal humana, el no admitir la existencia de las nes puras, o es percepción de algo, o es un puro
cosas fuera de nosotros (de donde sin embargo círculo vicioso; e) no se pretende, necesariamente,
nos proviene la materia toda de los conocimien- que dicho objeto real esté en el espacio, que como
tos, incluso para nuestro sentido interno)" (13). Es sabemos es, fundamentalmente, una forma a priori
60 BERNAL HERRERA

que transforma en fenómeno todo lo que le cae. lado, todo fenómeno, por muy externo que sea su
Esta relación entre cosa en sí y espacio es un tema origen, en tanto es captado y construido por un su-
sumamente espinoso, y sobre él algo se dirá más jeto, es en esa misma medida interiorizado, y por
adelante. ende temporalizado. Esto hace que la dimensión
Todo este tipo de consideraciones hacen que fundamental de la existencia, al menos en cuanto
parta, para mi explicación, de la creencia kantiana esquematizada por el sujeto, sea temporai. La
en un mundo 'externo' real. existencia, de una u otra manera, sería lo que se
Ahora bien, ¿qué es para Kant la naturaleza, y da en el tiempo, lo que lo llena.
cómo se origina? Afirma en la "Anal ítica de los Claro está que no todas las maneras de darse en
principios": "Por naturaleza (en sentido empírico) el tiempo son iguales, distinguiendo Kant tres di-
entendemos la conexión de los fenómenos según versos modos del darse esto: la permanencia, la
su existencia, ajustados a reglas necesarias, es de- sucesión y la simultaneidad. Así, podemos decir
cir, leyes" (34). Ya sabemos que los fenómenos que la existencia puede aparecer como perrnanen-
son el producto de la inclusión de las sensaciones te, como necesaria y como simultánea, implicando
(materia del fenómeno) en las formas puras a prio- esta última una relación entre al menos dos exis-
ri de la sensibilidad (forma del fenómeno). Igual- tencias. Son ellas maneras de aparecer, o de captar,
mente, sabemos que son las categorías quienes lo existente. Sin embargo, es la permanencia la
aportan las reglas necesarias, o leyes, mediante las que, en última instancia soporta a las otras mane-
cuales ordenamos en un conjunto armónico y co- ras, ya que sin ella no habría ningún punto de refe-
herente la multiplicidad de fenómenos que nos en- rencia para hablar de las otras. Afirma Kant: "Sólo
trega la sensibilidad. En cambio, no se ha aclarado mediante lo permanente recibe la existencia, en di-
aún el concepto de existencia que aplica Kant; ta- ferentes partes de la serie temporal sucesiva, una
rea imprescindible ya que es el meollo del proble- magnitud llamada duración. Pues en la mera suce-
ma que en este momento se plantea. Berkeley, por sión, la existencia está siempre desapareciendo y
ejemplo, dice que él no elimina la existencia de los comenzando y jamás tiene la menor magnitud:
objetos en su sistema, sino que tan sólo aclara el Sin ese permanente no hay pues relación alguna de
concepto mismo de existencia, y llega a la conclu- tiempo" (36). Fijémonos que será la permanencia
sión de que, a nivel de la naturaleza, existir = ser el concepto fundamental para postular la existen-
percibido. Con respecto a Kant, empezaré recor- cia, como ya se había insinuado cuando vimos que
dando que para él la existencia de los fenómenos para la captación de lo interno y temporal mismo
no es algo que pueda ser conocido a priori, inde- hacía falta la referencia a algo externo permanen-
pendientemente de la experiencia, sino que de- te. Ahora se ve como, incluso dentro de lo tempo-
pende de ésta para su aparición. Esto es lo que le ral mismo, es la permanencia la que permite las
permite afirmar en la "Dialéctica Trascendental": otras relaciones temporales.
"Ser no es simplemente un predicado real, es de- Esta importancia de la permanencia en la capta-
cir, un concepto de alguna cosa que pueda unirse al ción de la existencia se pone de patente al analizar
concepto de una cosa. I:.s simplemente la posición Kant el concepto de sustancia, del cual dice: "El
de una cosa" (35). Obviando la ausencia de clari- esquema de la sustancia es la permanencia de lo
dad de la traducción (característica de toda la par- real en el tiempo, es decir, la representación de lo
te traducida por Fernández Núñez, a diferencia de real como un sustrato de la determinación emp íri-
la parte hecha por García Morente), vemos como ca del tiempo en general, el cual permanece mien-
la existencia no es un predicado que podamos pos- tras todo lo demás cambia" (37). Hay que recor-
tular lógicamente, como en el argumento ontoló- dar además que, para Kant, todo "cuanto cambia
gico, sino que será fundamentalmente una apari- o puede cambiar, pertenece sólo al modo como
ción que se mostrará en la experiencia, y como tal esa sustancia o esas sustancias existen y, por lo
habrá de ser espacio-temporal. En relación al as- tanto, a sus determinaciones" (38).
pecto espacial, estará presente en toda intuición La permanencia, pues, es la principal manera
que se presente como exterior, más no así en los que tenemos de captar la existencia; pero será la
fenómenos internos. (Recordemos que me atengo sucesión la que nos permita ordenar lo existente
aqu í exclusivamente a la Cr/tica. Posteriormente gracias a la ley fundamental: la ley de causalidad,
Kant hablará de un continuo espacio-temporal en la cual para Kant no tiene, en el fondo, otra base
el cual habrá de darse todo fenómeno). Por otro que la sucesión y el orden temporal. Para él una
LA REALIDAD EN KANT Y BERKELEY 61

causa es lo que anteceda al efecto, y viceversa, de realidad de una idea consiste en ser percibida, no
manera regular, no implicando esta ley una rela- teniendo las ideas existencia fuera de la mente. Es
ción realmente inherente entre la causa y el efecto. obvio, por tanto, que debe haber un sujeto que las
Con esta cierta subjetivización pretende Kant sal- percibe, en cuya mente existan, y que no sea en sí
var dicha ley del ataque que le había sido lanzado mismo una idea. Esto es lo que afirma Berkelev
por Hume, de la misma manera que había renun- cuando dice: "Además de esta inconmensurable
ciado a las nociones de tiempo y espacio absolutos variedad de ideas u objetos del conocimiento, exis-
para evitar las contradicciones a que ellas nos lleva- te igualmente algo que las conoce o percibe y eje-
ban. cuta diversas operaciones sobre ellas, como son el
En efecto, así, como opinaba que las leyes me- querer, el imaginar, el recordar, etc. Este ser activo
diante las cuales ordenamos a los fenómenos no que percibe es lo que llamamos mente, alma, espí-
existen propiamente en éstos, sino en relación con ritu, yo. Con las cuales palabras no denoto ninguna
el sujeto en tanto ese sujeto les aplica su entendi- de mis ideas, sino algo que es enteramente distinto
miento; igualmente afirma, al finalizar la "Estéti-
de ellas, dentro de lo cual existe; o, lo que es lo
ca" y refiriéndose al espacio y al tiempo, que es el
atribuirle a dichas formas de la sensibilidad una re- mismo, algo por lo cual son percibidas; pues la
alidad objetiva, externa, lo que hace que todo se existencia de una idea consiste simplemente en ser
reduzca a puras apariencias, como se ve claramente percibida" (39).
en Berkeley. Un buen ejemplo del uso que hace Sin embargo, este tema del yo, del espíritu, es
Kant de conceptos como el de espacio, con lo cual uno de los que parece haber puesto más en aprie-
aclaro de paso que todo lo anterior está lejos de tos a Berkeley, cuya concepción del espíritu es una
implicar que la existencia sea puramente temporal, de las que más varían incluso dentro de su primera
se da cuando, analizando el concepto de cuerpo, etapa, que es la que aqu í se analiza. Más aún, el
propone que eliminemos de él todo lo que la expe- Commonplace, que si bien es cierto está constitui-
riencia nos da, como el calor, la dureza, el peso, la do por una serie de pensamientos separados unos
impenetrabilidad, etc. De dicho análisis había con- de otros, fue escrito aparentemente en una canti-
cluido Berkeley que no permanecía absolutamente dad corta de tiempo (1707-1709) contiene serias
nada; Kant, en cambio, dice que permanece el es- incongruencias al respecto, mientras que en otros
pacio que ocupaba dicho cuerpo, y que de éste no temas ya se nota una mucho mayor coherencia.
podemos prescindir. Así. mientras en 478 nos afirma que: "El alma
Resumiendo, podemos ver que mientras para es, hablando estrictamente, la voluntad, y como tal
Berkeley la naturaleza es un conjunto de percep- es diferente de las ideas", dice luego en los 577 y
ciones puramente mentales, que se presentan en un 580 que el alma, la mente, no es más que "un cú-
cierto orden que captamos por experiencia, y que mulo de percepciones. Elimine las percepciones y
se diferencian de otras percepciones tan sólo por habrá eliminado la mente, ponga las percepciones
su orden y vivacidad, pero que no reflejan nada y habrá puesto la mente".
que no sea mental; para Kant el mundo es, en sus Un estudio cuidadoso de la obra de Berkeley
propias palabras, una suma de fenómenos, que tie- deja claro que la posición que se impone es la pri-
nen como base las sensaciones, cuyo origen es ex- mera, estableciéndose una separación neta y radi-
terno aunque no podamos conocerlo, y cuyo or- cal entre el ser de las ideas y el de los espíritus, lo
den es universal y necesario en virtud de que res- que queda claro en los Principios al decirnos: "Es-
ponde a un conjunto de conceptos a priori que no pirttu e idea son cosas tan completamente distin-
derivan de la experiencia, y en base a los cuales es- tas que cuando decimos que existen, que las cono-
tructuramos los fenómenos, convirtiéndolos en au- cemos, etcétera, se han de tomar estas palabras en
ténticos objetos. En ambos filósofos el sujeto es, diferente sentido para uno y otras" (40). Tal dife-
como hemos visto, activo en la construcción del rencia radical la encuentra Berkeley analizando las
mundo; sólo que en ambos casos dicha construc- características de las ideas y los espíritus. Mientras
ción es efectuada mediante procesos diferentes y las primeras son totalmente inertes y pasivas, los
usando materiales igualmente diversos. segundos son pura actividad, tanto de producción
como de percepción y relación de ideas. Estas di-
Elyo versas actividades que ejerce el espíritu produce la
diferenciación que Berkeley encuentra en el seno
Ha quedado claro como, para Berkeley, la del espíritu, aunque no desarrolla este punto con
62 BERNAL HERRERA

claridad como sí lo hace Kant. Nos dice Berkeley: otros espíritus solamente se puede conocer por las
"El espíritu es un ser simple, indiviso y activo: en ideas que despiertan en nosotros. Es más, en el ter-
cuanto percibe las ideas se llama entendimiento, y cero de los Diálogos va aún más allá, afirmando
en cuanto las produce y opera sobre ellas, se llama que "no poseemos ni una evidencia inmediata ni
voluntad" (41). un conocimiento demostrativo de la existencia de
Había quedado claro que para Berkeley hay dos otros espíritus finitos", aunque advierte que: "de
maneras básicas de que el espíritu tenga ideas: por aquí no se sigue que estos espíritus se hallen en el
una parte que las perciba, por otra que las produz- mismo plano de las sustancias materiales" (44).
ca él mismo. Esta diferenciación, si bien es cierto Tal afirmación plantea varias dificultades, especial-
que se cumple al fijarse en un espíritu concreto de- mente si recordamos que Berkeley, en los mismos
saparece al considerar las ideas en general, ya que Diálogos, afirma que si bien es cierto que no puede
en este plano absolutamente todas son producidas haber error con respecto a las ideas que se perciben
por algún espíritu. Esto es así ya que para Berke- inmediatamente, éste se produce, en cambio, en
ley el ser mismo de las ideas implica inactividad, las inferencias que hacemos partiendo de las per-
inercia, pasividad; razón por la cual ninguna idea cepciones; lo que hace que pueda haber error en
puede producir absolutamente nada. Esto hace, nuestra inferencia de la existencia de otros espí-
por ejemplo, que la naturaleza, (no introduciendo ritus finitos y del mismo espíritu infinito; el cual
en ella a los espíritus), por ser tan sólo un conjun- para Berkeley es, en todo caso, más evidente que
to de ideas, sea totalmente inactiva e incapaz de los finitos. Tratando de resolver el problema, ha-
producir nada. Por esto, en última instancia lo úni- bía planteado en los Principios que hay que reco-
co que puede existir son espíritus e ideas produci- nacer que aunque no tengamos una idea clara del
das por estos espíritus, las cuales existen tan sólo espíritu, ni de las operaciones que éste realiza, sí
en ellos. Fue esta una de las primeras conclusiones debemos tener alguna noción de ello, ya que en-
a que Itegó Berkeley, como lo prueba el siguiente tendemos el significado de palabras tales como es-
pasaje del Commonplace: "Propiamente hablando píritu, querer, amar, odiar, etc. La prueba de que
no existe nada excepto personas o cosas conscien- las entendemos la ve Berkeley en que podemos ha-
tes, y las otras cosas no son tanto existencias cuan- cer negaciones y afirmaciones sobre. ellas. Incluso
to modos de existencia de las personas" (42). llega a la conclusión, de gran sabor kantiano, de
Sobre esta idea insiste en los Principios, en que aprehendemos nuestra exrstencia por la "re-
donde afirma que los objetos son tan sólo cosas flexión o sentido interno", y la de los otros espí-
que percibimos, y que lo único que percibimos son ritus por la razón.
nuestras propias ideas, ya sean producidas por no- La respuesta que da a la dificultad planteada in-
sotros o introducidas en nuestra mente por otro troduce, sin embargo, dos nuevas dificultades en el
espíritu. De aqu í pasa Berkeley con gran coheren- sistema: a) podría alegarse, contrariándo lo tantas
cia lógica, a afirmar que las únicas sustancias son veces afirmado por Berkeley, que tenemos alguna
las espirituales, las que son capaces de percibir y noción de la materia ya que la gente entiende el
producir. Por mucho que nos esforcemos en con- significado de esta palabra (debido a que se puede
cebir la existencia de cuerpos externos, no hace- hacer, y Berkeley mismo lo hace, afirmaciones y
mos otra cosa que contemplar nuestras propias negaciones sobre ella); b) se introduce un conoci-
ideas. miento no perceptivo, por razonamiento e inferen-
Con todo lo anterior, surge un problema del cia, del que tanto h.abía desconfiado el autor. A lo
cual Berkeley es consciente, por lo que trata de re- anterior, hay que agregar le el hecho de que no se
solverlo. Si nosotros conocemos tan sólo ideas, y da ninguna diferencia entre noción e idea, aunque
nuestro espíritu no es una idea, ni puede ser refle- sabemos que no podemos tener de los espíritus ni
jado por una de ellas ya que como hemos visto de sus operaciones idea alguna. Creo que aquí está
una idea sólo se puede parecer a otra idea, écórno la causa de que tantas personas vean en el pensa-
conocemos nuestro propio espíritu y, peor aún, miento de Berkeley un caso de solipsismo ya que
cómo conocemos a los otros espíritus? Nos dice el aunque él se aleja de tal posición, lo hace a costa
autor: "Es tal la naturaleza del espíritu, o eso que de introducir problemas en su sistema. Esto posi-
actúa, que no puede ser percibido por sí mismo bilita el que alguien que conozca sus principios
sino solamente por los efectos que produce" (43), generales, pero no así sus detalles, llegue mediante
para recalcar después que la existencia de los una correcta aplicación de tales principios, a una
LA REALIDAD EN KANT Y BERKELEY 63

posición solipsista. mún de reglas de la experiencia, que están al mar-


Este tipo de dificultades es evitada por Kant ya gen de la antítesis objeto-sujeto, ya que por medio
que éste reconoce que no tenemos un auténtico de ellas captamos y construimos toda experiencia.
conocimiento de lo que sea el yo en sí mismo, pu- Sin embargo, épasará lo mismo con el objeto de
diendo conocer tan sólo su aspecto fenoménico. la experiencia?, ltendrán ambos campos, el inter-
Además, la posición general al respecto es muy di- no y el externo, la misma importancia? Hay que
ferente, así como los supuestos con los cuales se aclarar, en primer lugar, que de una u otra mane-
cuenta para trabajar. Claro está que aparecen aqu í ra todo objeto es interno, ya que todos ellos son
nuevos problemas. construcciones subjetivas en el sentido kantiano
En primer lugar, el yo habrá de ser siempre fe- del término, siendo lo totalmente externo incog-
noménico, ya que es captado a través del sentido noscible. Extremando el análisis, y sin ánimo de
interno, por lo que o se niega dicho sentido, lo establecer paradojas, podría afirmar que, en cierto
cual sería absurdo, o se acepta que todo lo captado sentido, lo externo mismo es interno; ya que el
en él es fenómeno. Se elimina así la posibilidad de concepto fundamental que permite constituirlo,
una intuición meramente intelectual de nuestro el espacio, es una forma a priori del sujeto. Con
yo, a la manera que se da en Descartes por ejem- esto, lo interno empezaría a tener cierta preemi-
plo. Ahora bien, el hecho de que Kant niegue que nencia sobre lo supuestamente externo.
el yo pueda ser captado de otro modo que como Recordemos que del mundo de las cosas en sí
fenómeno, no hace que tome en cuenta la posibi- no podemos, a primera vista, afirmar nada que
lidad, como sí lo hizo Berkeley, de que sea un pu- tenga que ver con tales formas a priori. Kant es-
ro conglomerado de percepciones; ya que siempre tablece de hecho que "si suprimiéramos nuestro
hay que presuponer aqu í, tanto para su existen- sujeto o aún sólo la constitución subjetiva de los
cia, como para la existencia de los objetos, un con- sentidos en general, desaparecería toda constitu-
junto de factores apriorísticos que son propiedad ción, toda relación de los objetos en el espacio
del sujeto, y en base a los cuales se percibe tanto y en el tiempo, y aún el espacio y el tiempo mis-
a sí mismo como a lo externo. Realmente el yo no mos que, como fenómenos, no pueden existir en
es más que una de las parcelas de la experiencia, sí mismos, sino sólo en nosotros" (46). Todo esto
aunque sea la que fundamente las demás. En rela- desemboca en la necesidad de una uñidad sintética
ción a esto afirma Cassirer: "La autoconciencia de la percepción, ya que "sólo porque puedo enla-
empírica no precede en el tiempo ni intrínsica- zar en una conciencia un múltiple de representa-
mente a la conciencia empírica del objeto, sino ciones dadas, es posible que me represente la iden-
que la totalidad de la experiencia se desdobla para tidad de la conciencia en esas representaciones
nosotros en la esfera de lo 'interior' y la de lo 'ex- mismas, es decir, que la unidad analítica de la
terior', del 'yo' y del 'mundo' a través del mismo apercepción no es posible sino presuponiendo al-
proceso de objetivación y determinación" (45). De guna unidad sintética" (47). Si no fuera así, si no
hecho, cuando Kant hace depender la captación se postulara una conciencia que comprendiera lo
de mi yo mediante el sentido interno, a la intui- múltiple de la representación, no podría llamar
ción del sentido externo que me hace estar en con- mías a las representaciones que tengo, y en con-
tacto con algo puramente externo, pareciera darle secuencia "tendría un yo tan abigarrado y dife-
en cierto modo la razón a lo expuesto por Cassirer, rente, como representaciones tuviese conscientes".
pero siempre queda duda en cuanto a si haya no Por esto, llega Kant a decir que la unidad sintética
algún tipo de preeminencia del sujeto sobre el ob- de la apercepción es la base en donde habrá de fun-
jeto construido por éste. De un lado, el mismo darse todo uso del entendimiento, toda posibilidad
sujeto pareciera ser una construcción puramente de una filosofía trascendental. O sea, que si bien es
fenoménica entre todas las demás, lo que lleva al cierto que hay una íntima unidad de la experien-
mismo Cassirer a afirmar que el auténtico proble- cia, ya que toda ella obedece a los mismos funda-
ma que aqu í se plantea no consiste en la posible mentos, y en esto tiene razón Cassirer; no toda ella
unidad de la experiencia, que constituiría más bien tiene la misma preeminencia, y en esto no la tiene.
lo originario y necesario, sino más bien en la dua- No debemos deducir de ello, claro está, que la ex-
lidad, en el desdoblamiento de la experiencia en periencia interna de la conciencia pudiera bastarse
dos campos distintos. Es indudable que tiene razón a sí sola, ya que Kant es tajante al afirmar que di-
al afirmar que existe un sistema fundamental y co- cha experiencia necesita, para darse, del pensa-
64 BERNAL HERRERA

miento de algo externo existente; son exigidos sin ningún tipo de existencia no-subjetiva, con lo
los objetos exteriores para, confrontándose con que hace casi imposible ya no sólo el conocimien-
ellos, llegar a adquirir conciencia de nuestra uni- to, sino la simple referencia a lo que no sea feno-
dad perceptiva, pero todo esto es posibilitado en ménico. Probablemente un análisis a fondo de las
última instancia, por la unidad sintética de la exposiciones metafísicas y trascendentales del
apercepción que se hace necesario postular. tiempo y espacio ayudará a solventar este proble-
Hay que recalcar que tal postulación de un ma.
yo, aunque necesaria, no implica un conocimiento
del mismo, por lo que aclara Kant: "Cierto que la Kant y la cosa en sí
representación 'yo soy', la cual expresa la concien-
cia que puede acompañar a todo pensar, es lo que Uno de los problemas más agudos planteados
enuncia en sí inmediatamente la existencia de un por la Crítica es el de la existencia de las cosas en
sujeto, pero aún no un conocimiento del mis- sí, del cual se han dado varias interpretaciones. Di-
mo" (48). ¿Es posible este conocimiento? Sólo ce por ejemplo Goldman: "Una vez aceptada la co-
hasta cierto grado, ya que en un sentido que no sa en sí como idea trascendental, se la designa tam-
sea estrictamente fenoménico, el YO que piensa bién como causa de los fenómenos, como lo que
no es sino "un sujeto trascendental de los pensa- aparece en éstos, etc. Esos son los pasajes que de
mientos = X, el cual sólo es conocido por los continuo citan los críticos. Pero no advierten bien
pensamientos que son sus predicados". que en modo alguno se trata de una prueba a fa-
Fenoménicamente, dirá Kant, sí podemos tener vor de la existencia de las cosas en sí, puesto que
conocimiento del yo. Con esto llegamos a lo que por el contrario esos pasajes suponen que ya se ha
considero es uno de los problemas más fuertes que admitido la cosa en sí como idea trascenden-
se presentan en esta concepción, problema que es tal" (49). Esto, en mi opinión es falso, ya que de
más bien fácil de percibir: si el yo es un fenó- las cosas en sí lo primero que se afirma es, justa-
meno, ¿quién es el sujeto que construye dicho mene, el que son el verdadero e incognoscible co-
fenómeno, ante qué o quién se aparece como rrelato de nuestras representaciones. Así, afirma
tal? Este problema, que no es planteado por Kant en la "Estética": "lo que llamamos objetos
Kant, creo yo que deriva de la equiparación exteriores no son otra cosa que meras representa-
que él hace entre la incognoscibilidad de las ciones de nuestra sensibilidad, cuya forma es el es-
cosas en sí, con la supuesta incognoscibilidad pacio, pero cuyo verdadero correlativo, es decir,
del yo como noúmeno, que sólo superará por la cosa en sí misma, no es conocida ni puede ser-
vía de la moral. Esto lo lleva a algo curioso: Io" (50), concluyendo en la misma "Estética" algo
mientras Kant da como indudable la existen- de sumo interés: "Pues en el fenómeno son siem-
cia de gran cantidad de conceptos y formas pre considerados los objetos, y así las cualidades
a priori en el sujeto, hace del sujeto mismo, que es que les atribuimos, como algo realmente dado;
su único portador, algo incognoscible, dudoso. De sólo que en cuanto esa cualidad depende del modo
hecho, Kant plantea como situadas al mismo ni- de intuición del sujeto, en la relación del objeto
vel la existencia del alma y de Dios, cuando su dado con él, diferénciase dicho objeto, como fenó-
sistema pareciera lIevarnos a la existencia indu- meno, de sí mismo como objeto en sí" (51). La
dable del sujeto, no sólo como fenómeno capta- importancia del anterior texto es que refuta la
ble igual que los demás fenómenos, sino como identificación hecha por Goldman entre cosas en sí
asiento de la estructura misma constructora de e ideas trascendentales, o de la razón; ya que mien-
lo fenoménico. Así, si bien es cierto que sin el tras las cosas en sí son correlatos de los objetos de
apoyo de tal estructura "sería tan imposible hablar nuestra sensibilidad, las ideas de la razón, en cam-
de un yo empírico como hablar de un objeto de la bio, son fundamentalmente tres: Dios, el mundo y
el alma. El problema se complica si recordamos un
naturaleza", creo que la afirmación tajante de la
tercer término kantiano que se usa para estos entes
existencia, j unto con su análisis, del yo
no cognoscibles: noúmeno. Se ha discutido si es
trascendental, pudo haber sido intentado ya en la
válido o no igualar a las cosas en sí con los noúme-
Critica de la Razón Pura. Derivan este y otros pro- nos; en todo caso, y al margen de esta discusión, sí
blemas, también, de hacer el espacio y tiempo ex- parece obviamente inconveniente igualar/os a ellos
exclusivamente formas a priori de la sensibilidad, con las ideas de la razón, consistiendo su parecido
LA REALIDAD EN KANT Y BERKELEY 65

en su incognoscibilidad teórica, así como en su uso petada, por la limitación del tema de la "Estética",
regulativo. y no se puede afirmar como lo hace Cassirer que
La interpretación de Cassirer tiende también a éste sea un "estrecho círculo visual". Haberlo he-
una cierta igualación de estos conceptos, así como cho de diferente manera sería confundir las cosas.
a negar su existencia. Antes de tratar de defender En la "Anal ítica" el enfoque cambia, ya que
la tesis contraria será bueno llamar la atención so- cambia también el tema. Si en la "Estética" se
bre dos puntos que trata Cassirer, y que son de trataba de la constitución de los fenómenos, que
bastante utilidad: a) "La idea de que existe, más no nos dan todavía auténtico conocimiento, por lo
allá de todo nuestro conocimiento empírico-feno- que no era prioritario el analizar a fondo la incog-
ménico, un mundo escondido de 'cosas en sí' in- noscibilidad de las cosas en sí; en la "Analítica" se
cognoscibles, idea que con tanta frecuencia se ha trata la constitución de nuestros conocimientos a
considerado como la sustancia de la doctrina kan- partir de los fenómenos, las síntesis de la imagina-
tiana, es en realidad la convicción imperante en ción y las categorías. Aqu í enfatiza Kant, en per-
toda la filosofía del siglo XVIII" (52); b) la idea fecta armonía con el tema, tanto nuestra incapa-
de que el concepto mismo de cosa en sí, de objeto cidad de conocer tales objetos, como el uso pura-
no sensible, evoluciona a lo largo de la Crítica. El mente negativo, de límite, que tiene éstos en dicha
ve tres fases en este proceso, en las cuales el posi- constitución. La cosa en sí sigue siendo, a grandes
ble objeto absoluto sería: primero, el correlativo rasgos, la misma; lo que ha variado grandemente es
de la pasividad de lo sensible; segundo, la contra- su función. Kant está interesado en la "Anal ítica",
imagen de la función objetivadora del concepto con el fin de que no se le convierta todo en una
puro y; tercero, el esquema del principio especula- pura apariencia, en negarle realidad objetiva abso-
tivo de la razón. luta y externa a los que nosotros conocemos. La
La primera de las dos ideas expuestas, la de los confrontación de 'nuestros' objetos con las cosas
antecedentes del concepto kantiano de la cosa en en sí, que serviría de conceptos límites, le es útil.
sí es indudablemente cierta, y citaré a modo de Nos dice Kant en el Tercer Capítulo de la Analí-
ejemplo un texto de Berkeley, uno de los princi- tica ("Del fundamento de la distinción de todos
pales impugnadores del concepto, que corresponde los objetos en general en fenómenos y noúme-
al 832 del Commonplace, siendo por lo tanto an- nos"), en donde expone sus ideas fundamentales
terior al nacimiento mismo de Kant, y que dice: al respecto: "cuando a ciertos objetos, como fenó-
"Los filósofos hablan mucho de la distinción entre menos, les damos el nombre de entes sensibles
cosas absolutas y relativas, o entre cosas conside- (phaenomena) distinguiendo entre nuestro modo
radas en sí mismas, y las mismas cosas considera- de intuirlos y su constitución en sí mismos, ya en
das con respecto a nosotros. Yo sé lo que ellos nuestro concepto va impl ícito el colocar, por de-
quieren decir por cosas en sí mismas, y es un sin- cirio así, frente a ellos, o bien esos mismos objetos
sentido, pura jerigonza". O sea que el hablar de co- refiriéndonos a su constitución en sí mismos (aun-
sas en sí era tema pre-kantiano. que ésta no la intuimos en ellos) o bien otras cosas
Con respecto a la idea de la evolución del con- posibles que no son objetos de nuestros sentidos,
cepto de cosa en sí, hay que verlo con más cuida- poniéndolas frente a ellos; como objetos pensados
do. Es mi opinión que, si bien es cierto que el con- sólo por el entendimiento, y los llamamos entes in-
cepto en sí sufre ciertas variaciones a lo largo de la teligibles (noumena)" (53). Así, el concepto mis-
Crítica, la profunda diferencia en los textos que mo de cosa en sí va impl ícita en nuestro concepto
a ella se refieren debe ser explicada, al menos en de objeto-para-nosotros, lo que sucede es que, "no
gran parte, por la diversidad de puntos de vista en conocemos más especie de intuición que la nuestra
que es situado dicho concepto en las diferentes sensible, ni más especie de conceptos puros que
partes de la obra. Así, en la "Estética", que lo que las categorías, y ninguna de las dos es adecuada a
trata es de nuestras percepciones, de la construc- un objeto suprasensible" (54), éste estará siempre
ción de los fenómenos en base a sanciones y for- fuera de nuestro medio de acción cognoscitiva. Es-
mas puras de la sensibilidad, la cosa en sí cumple la to hace que,referente a nuestro conocimiento, la
función de correlato de nuestras percepciones, de cosa en sí se convierta en un mero concepto Iími-
causa no sensible de nuestras sensaciones. La limi- te, cuyo uso es negativo, en cuanto señala las fron-
tación en cuanto al tratamiento del concepto de teras de dicho conocimiento, pero es incapaz de ex-
cosa en sí está marcada, y convenientemente res- tender éste. Por eso Kant afirma: "El concepto "en"
66 BERNAL HERRERA

de noúmeno es pues sólo un concepto-límite, para minas fueron desmentidos por Kant mientras estu-
poner coto a la pretención de la sensibilidad, tiene vo vivo. Por otro lado, él siempre luchó por dife-
por tanto sólo un uso negativo. Pero, sin embargo, renciar su filosofía de aquéllas como las de Berke-
no es fingido caprichosamente", por lo que conclu- ley, en las que se da un total inmaterialismo. Re-
ye: "El concepto de noúmeno, tomado meramente almente, siento que, sin las cosas en sí, el sistema
como problemático, sigue siendo sin embargo no de Kant se desploma por su base, convirtiéndose
sólo admisible sino hasta inevitable" (55). en una pura tautología que no nos dará cuenta, en
Realmente, no se han enfatizado lo suficiente última instancia, de ninguna realidad. La constante
todos los aspectos de esta inevitabilidad, ya que y profunda atención con que trató los temas de la
ésta se ha creído ver tan sólo en el aspecto episte- ciencia y la moral le alejan de tal tipo de posicio-
mológico, en el cual está fuera de toda discusión, nes. En ciencia, porque su profundo conocimiento
por ser los textos kantianos unánimes y contun- de las diversas disciplinas científicas en que se inte-
dentes al respecto. El problema está en el campo resó, le deben haber dado la convicción de que ta-
ontológico, dentro del cual se ha afirmado la ine- les campos no pueden ser un puro juego mental sin
xistencia de las cosas en sí. Creo que hay varias ra- ningún asidero objetivo. En moral, porque la nega-
zones para creer lo contrario. Primero que nada, ción de la existencia de los noúmenos, con la con-
expone Kant en varias partes de su obra como para siguiente reducción de la realidad a lo fenoménico,
la captación misma del sujeto, se hace necesaria la haría caer por su base toda moral que no adolezca
existencia de algo permanente externo al sujeto, de un total relativismo. En conclusión, no tenía
para que éste pueda aprehenderse en su esencial Kant ningún motivo para pensar que las cosas en
temporalidad. Así, aún el mismo sujeto, del cual sí, los noúmenos, fueran una pura abstracción
pretenden extraer la totalidad de lo real los que mental; y sí muchos para creer en ellos y en su
niegan a las cosas en sí, presupone la existencia de existencia. Lo propio de la posición kantiana al
algo externo. Claro está que se podría alegar que lo respecto es, pues, postular su incognoscibilidad
externo por antonomasia, el espacio, es también en por la razón pura, pero jamás el negarlos como en-
sí mismo interno, por ser una forma pura a priori tes. Esto último es cosa de sus sucesores e intér-
de la sensibilidad. Recordemos, sin embargo, que pretes, y con los cuales Kant, sin lugar a dudas,
de tales formas se dan en la Crítica dos exposicio- habría estado en desacuerdo.
nes fundamentales: la metafísica y la trascenden-
tal. En la exposición metafísica aparecen ambas Berkeley y Dios
formas en su pureza absoluta, como conceptos to-
talmente pertenecientes al sujeto, ajenos a toda Ha quedado claro como para Berkeley las ideas
construcción y exterioridad. Pero en la exposición tienen dos características fundamentales: a) el
trascendental, se exponen ambas formas en su rela- existir tan sólo en alguna mente que las produzca o
ción con las sensaciones, que no son ni puras ni perciba, y b) el ser totalmente inertes, Ya que la
a-priori, con lo que ambas formas adquieren algo sustancia, a su vez, implica actividad y existencia
de empírico; y si bien es cierto que siguen respon- propia, se concluye que "no hay otras sustancias
diendo a la estructura apriorística del sujeto, tam- sino las espirituales" (56)_ Todas las ideas, enton-
bién responden ahora a las sensaciones, ya que de ces, habrán de ser producidas por alguna sustancia
no ser así no podríamos captar éstas en base a di- espiritual, ya que el carácter inerte que las define
chas formas. Pareciera que ya ni tiempo ni espacio no permite que una idea derive de otra idea.
son, a este nivel, totalmente subjetivos. Es este un En el concepto de naturaleza de Berkelev, vi-
tema cuyo desarrollo global sobrepasa con mucho mos como el carácter de realidad del mundo no le
los objetivos del presente trabajo, sin embargo hay viene a éste ni de un factor externo, ya que no es
que tenerlo en cuenta para una cabal comprensión la referencia a un mundo de sustancias corpóreas
del concepto de cosa en sí. lo que le da tal realidad; ni de un factor interno
Otro motivo para afirmar la existencia de las co- tampoco, como podría ser en Kant con el aparato
sas en sí, es que son éstas las que diferencian el apriorístico; ya que las relaciones que establece y
idealismo trascendental kantiano de otras formas capta el sujeto en el seno de sus representaciones,
de idealismo en las que se postula que toda reali- son arbitrarias. Sin embargo, insiste Berkeley cons-
dad es, fundamentalmente, mental. Recordemos tantemente que hay una diferencia grande en el
que los intentos de llevar a su filosofía por tales ea- orden y vivacidad que caracterizan a las ideas cuya
LA REALIDAD EN KANT Y BERKELEY 67

producción no depende de nosotros, y el desorden para determinar en nosotros sensaciones o ideas de


y la debilidad de las ideas que son producto nues- modo uniforme (oo.).
tro. En base a esta diferenciación se mantiene la Esta noción de la materia me parece tan extraña
distinción entre la realidad y lo quimérico, el mun- que no merece siquiera los honores de la refuta-
do y los sueños. Ahora bien, ya que el factor orde- ción" (59). Una vez más, se pone en evidencia el
nador de las ideas no está ni en los objetos exter- absoluto y total inmaterialismo que caracteriza a
nos ni en el sujeto, pero este orden de hecho se da, Berkeley.
debe haber algo que lo garantice, y para Berkeley Lo anterior lo lleva a interesantes consecuen-
este algo es Dios. Ya desde el Ensayo, se había di- cias. Por ejemplo, si el orden y la uniformidad de
cho al final de la investigación sobre la visión que las ideas dependen de la voluntad de Dios, resulta
""podemos concluir razonablemente que los ob- obvio que dicho orden en modo alguno es necesa-
jetos propios de la visión constituyen un lenguaje rio, y no es inherente a las ideas mismas. En el
universal del Autor de la naturaleza" (57). Así, las fondo, Dios lo mantiene por su bondad, pero lo
llamadas cosas reales pasan a ser las ideas produci- varía cuando así lo desea, como en el caso de los
das por Dios, en contraste con las que producimos milagros, de los que apunta agudamente Berkeley
nosotros, llamadas vulgarmente ideas. Esto es lo que no los hace Diso a menudo porque perderían
que afirma explícitamente Berkeley en los PrIn- efecto. Tal voluntarismo en la naturaleza, idéntico
clplos, al decirnos: "Las ideas impresas en el senti- al voluntarismo que caracteriza a las ideas por no-
do por el autor de la naturaleza se llaman cosas sotros producidas, ya había sido planteado en el
reales; y las despertadas en la imaginación, por ser 884 del Commonplace, en donde dice: "No
menos regulares, de menor viveza y mayor variabi- creo que las cosas sucedan por necesidad, ni es
lidad, se llaman propiamente ideas o imágenes de necesario la conexión entre cualesquiera ideas.
las cosas que copian y representan" (58). El cómo Todo es resultado de la libertad, todo es volunta-
hace Dios para transmitirnos las ideas que desea, es rio". Incluso, llega a afirmar en los Diálogos que
algo que ha originado discusiones. Afirman algunos una de las ventajas que representa su concepción
autores, y podría creerse a primera vista, que Dios para la física, consiste en que el orden universal se
utilizaría ciertos intermediarios en este proceso, explica por medio de la providencia divina. Indu-
que no serían otros que los objetos. En esta inter- dablemente tenía Berkeley en este punto una con-
pretación, el mundo sería concebido a la manera cepción de acentuado corte medieval; lo que se
usual, con la particularidad de que se mantendría muestra en su llamada a los investigadores de la
existiendo en tanto una mente lo perciba. La in- naturaleza para que, siendo el mundo entero la
sistencia de Berkeley en que dentro de su sistema obra de un agente sabio y bueno, se ocupen en ave-
el mundo sigue tan real como siempre, pareciera riguar las causas finales de las cosas, no tratando de
apoyar dicha interpretación. Sin embargo, creo encontrar otras que no sean las espirituales.
que no es la correcta. Me parece que tal interme- Pueden hacerse varias observaciones con respec-
diario no existe, imprimiendo Dios directamente to al concepto de Dios que nos da Berkelev, así
las ideas en nuestra mente. De hecho, adelantán- como acerca de la función que cumple en su siste-
dose el autor a una interpretación como la primera ma. Aqu í expondré tan sólo tres, por el interés que
que he expuesto, mediante la cual se le daría algu- presentan. En primer lugar, Berkeley ha afirmado
na entrada a la materia en su sistema, la desecha repetidas veces, principalmente durante sus ata-
sin ningún género de duda en los Principios, dejan- ques a los conceptos de materia y de cosa en sí,
do sentada su posición de la siguiente manera: "Al- que no deben explicarse las ideas y representacio-
guien replicará tal vez que la materia, aún sin ser nes, que son sensibles, por algo que no lo es; pre-
percibida por nosotros, lo es sin embargo por Dios guntándose, por ejemplo, en los Diálogos: "¿Có-
y para El es ocasión de provocar las ideas en nues- mo puede suponerse que la realidad de lo que es
tra mente. (oo.) intangible sea una prueba de algo tangible que
Respondiendo a esto, diré, que, sentada ya la existe realmente? ¿O la de lo que es invisible la de
noción de materia, no se trata aquí de discutir la una cosa visible, o en general, la de algo que es im-
existencia de una cosa distinta del espíritu y de la perceptible de que algo perceptible existe?" (60).
idea, de percibir y de ser percibido, sino de saber si Sin embargo, él explica todo lo sensible, las ideas,
hay ciertas ideas (ino sé de qué especiel] en la las representaciones, en base a lo insensible, a lo
mente de Dios, que le sirvan como señales o notas intangible: la sustancia espiritual.
68 BERNAL HERRERA

En segundo lugar, uno de los argumentos de siempre, al menos, sus propias ideas? Tal problema
Berkeley en contra de los materialistas, es una nue- no es planteado por Berkeley.
va versión del viejo problema de la comunicación Con todo, no es aquí mi intención la de dete-
de las sustancias, tan claramente planteado en au- nerme en pequeños problemas, que a la larga pue-
tores como Descartes, y que hace a Berkeley decir den ser explicados sin salirse del sistema mismo,
que "aún concediendo a los materialistas que exis- sino la de mostrar como el pensamiento berkele-
tan los cuerpos externos, no por eso explican me-
yano (que tiene fama de poseer una gran coheren-
jor la producción de ideas, ya que ellos mismos se
cia lógica interna), es un pensamiento que, por la
declaran impotentes para comprender como puede
actuar un cuerpo sobre el espíritu, o como un vastedad de su tema, así como por su ambición
cuerpo pueda imprimir una idea en la mente" (61). explicativa, se ve arrastrado a contradicciones
En Berkeley la comunicación entre cosas tan dife- internas: De este tipo de situación, antinómica por
rentes como las ideas (totalmente inertes) y el es- naturaleza, partirá Kant pocos años después en su
píritu (pura actividad), está lejos de ser explicada monumental intento por superarla. Con todo, que-
satisfactoriamente. Como se ve, el problema le re- da claro a través de lo visto que, si bien el sistema
bota de una nueva manera. kantiano es más completo y elaborado que el de
Otra dificultad que habría que tratar de aclarar Berkelev, respondiendo más a la 'realidad', no
es la siguiente: las ideas no tienen existencia propia puede escapar tampoco a dificultades que, sin ce-
porque son incapaces de percibir, consistiendo to- sar, aparecen ante el pensamiento humano. Son
da su realidad en ser percibidas por un sujeto. problemas que, como dice el mismo Kant, aunque
¿Qué pasa con el espíritu humano? ¿Depende para planteados necesariamente por el hombre, es éste
su existencia de Dios, de que éste lo produzca y incapaz de solucionarlos de manera definitiva.
perciba, o tiene percepción por sí mismo, no nece- Es esto, casualmente, lo que hace que la filoso-
sitando de Dios para subsistir, por poder percibir fía no se detenga.

NOTAS

(1) Cassirer, E. El problema del conoclmlento. Vol 11. (23) Berkeley, G. Prlnctplos del conoclmlento humo-
Ed. Fondo de Cultura Económica, México, Trad. Wences- no. Ed. Aguilar, Buenos Aires, Trad. Pablo Masa, 1968,
lao Roces, 1974. pp. 400-1. p.2S.
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(4) Berkelev , G. Ensayo de una nueva teoría de la vI- (25) Berkeley, G. Ensayo de una nueva teoría de la vi-
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(5) id, XLIX. (26) Berkeley, G. Princlptos del conocImIento huma-
(6) id, XXV. no. XXX, p. 74.
(7) id, XLIII. (27) Ibid.
(8) id, XII. (28) id, LXV, p. 98.
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(12) id, p. 56. (33) Cassirer, op, cit., p. 679.
(13) Cassier, op. cit., p. 401. (34) Kant, op, ctt., p. 130.
(14) Kant, op, cit., p. 41. (35) id, p. 271.
(15) id, p. 45. (36)id,p.116.
(16) Cassier, op. cit, 593 n. (37) id, p. 99.
(17) id, p. 251. (38) id. p. 117.
(18) Berkeley, op, clt., CIX. (39) Berkelev , G. Prlnciplos del conocImIento huma-
(19) Kant, op, cit., p. 30. no. 11.
(20) id, p. 97. (40) id. CXLII.
(21) id, p. 98. (41l id. XXVII.
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LA REALIDAD EN KANT Y BERKELEY 69

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(47) id, p. 8l. (58) Berkeley, G. Principios del conocimiento huma-
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(49) Goldman, L. op. cit. p. 131. (59) id. LXX Y LXXI.
(50) Kant, op, cit., p. 47. (60) Berkeley, G. Tres diálogos entre Hilos y Filonús.
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