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Virosis Respiratorias

Las infecciones respiratorias agudas (IRA) representan un problema prioritario de salud


a nivel mundial. Son aspectos a destacar su alta morbimortalidad que aumenta en los
meses de invierno donde constituyen el motivo de consulta más frecuente en atención
primaria y en centros hospitalarios. Es la causa más frecuente de ausentismo laboral y
escolar. Primer causa de internación en los meses invernales generando grandes
exigencias a los centros de internación, tanto en niños como en adultos. En Uruguay
las IRA ocupan el tercer lugar como causa de muerte en niños menores de cuatro años.
Los virus respiratorios son los agentes responsables de la mayoría de las IRA, los
mismos penetran por vía aerógena y se replican en el tracto respiratorio, la
transmisión se produce por vía aerógena (gotitas de pflügge) o bien por manos u
objetos contaminados con secreciones respiratorias.

Numerosos virus afectan predominantemente y en forma primaria el aparato


respiratorio, representan más de 100 agentes etiológicos distintos, algunos de ellos,
como el virus del sarampión, parotiditis y de la rubéola, no quedan localizados en la
puerta de entrada, sino que se diseminan a otros órganos (viremia).

En este capítulo trataremos brevemente la clasificación, estructura y morfología de las


principales familias responsables de IRA, en otros capítulos se trataran los procesos
respiratorios producidos por virus.

Familia Orthomyxoviridae
La influenza o gripe fue reconocida hace varios siglos como una enfermedad
respiratoria aguda, extraordinariamente contagiosa. A pesar de que a menudo
aparenta ser una enfermedad benigna, la gripe es una enfermedad grave que provoca
la muerte a miles de personas cada año. No solamente produce pandemias, tales como
al gripe “Española” (1918) la gripe “Asiática” (1957), sino también epidemias anuales
que pueden tener consecuencias dramáticas sobre los grupos de alto riesgo
(principalmente ancianos y personas que padecen enfermedades crónicas). El agente
causal fue aislado por primera vez en 1933, a partir de secreciones respiratorias de
casos humanos y fue denominado virus influenza tipo A. Desde entonces es quizás el
virus humano mejor estudiado, su estructura bien caracterizada y su genoma
secuenciado; el desarrollo de vacunas y antivirales sin embargo, no han podido
resolver el problema sanitario de la gripe.

Familia Paramixoviridae
En las últimas décadas ha habido cambios considerables en la nomenclatura y
taxonomía de los virus parainfluenza humanos (HPIV). Fueron descritos en 1950,
cuando 3 tipos distintos de virus fueron aislados en niños que padecían una IRA baja,
estructuralmente parecidos a los mixovirus (influenza), rápidamente fueron separados
en otra familia. Difieren de los virus gripales en su tamaño, estructura antigénica y
genoma, no crecen con facilidad en huevos embrionados. La familia Paramixoviridae
incluye a los agentes causales de enfermedades comunes en la infancia como el
sarampión y paperas, y virus que producen infecciones respiratorias que son los que
trataremos en este capítulo. Todos ingresan por vía respiratoria y producen
infecciones agudas, ya sea localizadas en el tracto respiratorio, o bien diseminadas a
otros órganos.

Familia Adenoviridae
Comprende un gran número de especies de origen humano y animal. La clasificación
actual ha agrupado a los miembros de esta familia en dos géneros: mastadenovirus y
aviadenovirus. Los mastadenovirus incluyen adenovirus humanos, simiescos, bovinos,
equinos, porcinos, ovinos y murinos. Todos ellos se caracterizan por ser específicos de
especie y por presentar gran variabilidad genética. Producen una amplia gama de
enfermedades que tienen como puerta de entrada ya sea la orofaringe, mucosa ocular
o intestinal. Clasificación de los adenovirus humanos: se han descrito hasta el
momento 42 especies o serotipos diferentes. Los adenovirus humanos se han
agrupado en seis subgéneros (A a F) en base a las características fisicoquímicas,
homología de sus ADN genómicos. El subgénero A comprende los serotipos 12, 18 y
31. El subgénero B contiene a los serotipos 3, 7, 11,14, 16, 21, 34 y 35. El subgénero C
incluye los serotipos 1, 2, 5 y 6. El D comprende lo serotipos 8, 9, 100, 13, 15, 17, 19,
20, 22, 23, 24, 25,, 26, 27, 28, 29, 30, 32, 33, 36, 37, 38, 39, y 42 al 49. El subgénero E
contiene una única especie, hAd4. El subgénero F está representado por los serotipos
40, 41, adenovirus entéricos.

Familia Picornaviridae
Son los virus de ARN de menor tamaño, de donde deriva su nombre (pico = pequeño).
Constituida por diferentes géneros: enterovirus, rinovirus y dos géneros que infectan
animales, aftovirus y cardiovirus.

Infecciones por Mycoplasma Pneumoniae


Mycoplasma pneumoniae causa enfermedades del aparato respiratorio, como la
traqueobronquitis y la neumonía atípica. Son las bacterias de vida libre más pequeñas.
Son peculiares debido a la ausencia de pared celular y a la presencia de esteroles en su
membrana celular.

Patogenia e inmunidad
M. pneumoniae es un patógeno extracelular que se adhiere al epitelio respiratorio
mediante una estructura de anclaje especializada, que se forma en un extremo de la
célula. Esta estructura está constituida por un complejo de proteínas para adherencia,
en la que destaca la adhesina P1 como la más importante. Las adhesinas interactúan
de manera específica con los receptores de glucoproteínas sialidadas en la base de los
cilios de la superficie de las células epiteliales (así como en la superficie de los
eritrocitos). A continuación tiene lugar la ciliostasis, tras la que son destruidos en
primer lugar los cilios y posteriormente las células del epitelio ciliar. La pérdida de
estas células interfiere en el aclaramiento normal de las vías respiratorias superiores y
permite que las vías respiratorias inferiores se contaminen con microorganismos y
sufran una irritación mecánica. Este proceso es el responsable de la tos persistente
que tienen los pacientes con enfermedad sintomática.

Varias especies de Mycoplasma son capaces de cambiar rápidamente la expresión de


sus lipoproteínas de superficie, lo que probablemente tenga importancia en la evasión
de la respuesta inmunitaria del hospedador y el establecimiento de infecciones
persistentes o crónicas.

Pared celular
Esta especie carece de una pared. No obstante, tiene una membrana celular que
incorpora compuestos esterol, similares a las células eucariotas. Mycoplasma obtiene
estos esteroles del plasma del huésped, permitiéndole conservar una estructura
simple. Al carecer de una pared celular, estos organismos son resistentes al efecto de
la penicilina y otros antibióticos betalactámicos, los cuales actúan mediante la
irrupción en la pared celular bacteriana.

Genoma
M. pneumoniae tiene unos de los genomas más pequeños que se conocen, con 816
pares de kilobases. Su genoma y proteoma han sido totalmente caracterizados. Éste
usa un único código genético, haciéndolo más similar a una mitocondria, que a
cualquier otra bacteria. Por ello se dice que el Mycoplasma pneumoniae tiene un
genoma degenerado. Carece de maquinaria celular para sintetizar muchos compuestos
esenciales, incluyendo nuevas purinas y pirimidinas. Tampoco tiene el ciclo del ácido
tricarboxílico y una cadena de transporte de electrones incompleta. Por estas
circunstancias, es un parásito obligado y nunca es encontrado en la vida libre.

Epidemiología
M. pneumoniae es un patógeno humano estricto. La enfermedad respiratoria (es decir,
traqueobronquitis, neumonía atípica) producida por M. pneumoniae tiene una
distribución universal durante todo el año, sin que exista ningún aumento de la
actividad de carácter estacional. Sin embargo, puesto que la neumonía causada por
otros agentes infecciosos (p. ej., Streptococcus pneumoniae, virus) es más frecuente
durante los meses de invierno, la enfermedad por M. pneumoniae es
proporcionalmente más frecuente en verano y en otoño. La enfermedad epidémica se
produce cada 4-8 años. La enfermedad es más frecuente en los niños en edad escolar y
en los adultos jóvenes (de 5 a 15 años), aunque todos los grupos de edad son
susceptibles.
M. pneumoniae coloniza la nariz, la garganta, la tráquea y las vías aéreas inferiores de
los sujetos infectados y se disemina a través de las gotículas respiratorias más grandes
durante los episodios de tos. La infección se suele diseminar entre compañeros de
clase, familiares o contactos estrechos. La tasa de ataque es mayor en niños que en
adultos (media global, alrededor del 60%), probablemente debido a que la mayoría de
los adultos disfruta de una inmunidad parcial como consecuencia de una exposición
previa.

Diagnóstico de laboratorio
Se dispone de pruebas serológicas para M. pneumoniae. La detección de los
anticuerpos frente a M. pneumoniae mediante la fijación del complemento constituye
el patrón de referencia serológico convencional. Sin embargo, la sensibilidad de la
prueba es baja y los anticuerpos frente al antígeno glucolípido diana también se
forman como consecuencia de la exposición a otras especies de Mycoplasma y a los
tejidos del hospedador.

Las especies de Mycoplasma pueden crecer en el medio selectivo agar PPLO,


incubándolas a 35ºC durante 10-21 días.

Tratamiento, Prevención y control


La eritromicina, las tetraciclinas (especialmente la doxiciclina) y las fluoroquinolonas
más modernas son igual de eficaces para tratar las infecciones por M. pneumoniae,
aunque las tetraciclinas y las fluoroquinolonas se reservan para los adultos.

La prevención de la enfermedad por Mycoplasma es problemática. Las infecciones por


M. pneumoniae se propagan por contacto estrecho; por tanto, el aislamiento de las
personas infectadas teóricamente reduciría el riesgo de infección.

Tanto las vacunas inactivadas como las vivas atenuadas han presentado malos
resultados. La inmunidad protectora que confiere esta infección es baja

Enfermedades clínicas
La exposición a M. pneumoniae produce típicamente un estado de portador
asintomático. La presentación clínica más frecuente de la infección por M.
pneumoniae es la traqueobronquitis. A las 2-3 semanas de la exposición aparece
febrícula, malestar, cefalea y tos seca sin expectoración. Puede aparecer también una
faringitis aguda. Los síntomas empeoran de forma gradual en los siguientes días y
pueden persistir durante 2 semanas o más. Las vías bronquiales se infiltran por
linfocitos y células plasmáticas. También se puede producir una neumonía (conocida
como neumonía atípica primaria o neumonía «ambulatoria»), en la que se observa una
neumonía parcheada en las radiografías de tórax que característicamente es más
llamativa de lo que lo son los hallazgos físicos. Las mialgias y los síntomas digestivos
son infrecuentes. Las complicaciones secundarias incluyen alteraciones neurológicas
(p. ej., meningoencefalitis, parálisis y mielitis), pericarditis, anemia hemolítica, artritis y
lesiones mucocutáneas.

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