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Qu´est-ce que la mensaje, pero esta vez las escuelas fundadas
philosophie Antique? (París: Gallimard). Trad. por los "socráticos" parecen mucho más
española por Eliane Cazenave Tapie Isoard, diferentes las unas de las otras que los
¿Qué es la filosofía antigua? (México: FCE, cristianismos primitivos, lo que permite
1998), pp. 35-51 adivinar la complejidad de la actitud
socrática. Sócrates inspiró a Antístenes, el
fundador de la escuela cínica, que
III. LA FIGURA DE SÓCRATES preconizaba la tensión y la austeridad, y que
influiría profundamente en el estoicismo; a
La figura de Sócrates tuvo una influencia Aristipo, el fundador de la escuela de Cirene,
decisiva en la definición del "filósofo" que para quien el arte de vivir consistía en sacar
Platón propone en su diálogo El banquete y el mejor provecho posible de la situación que
que es una verdadera toma de conciencia de se presentaba concretamente, que no
la situación paradójica del filósofo en medio despreciaba pues el esparcimiento y el placer
de los hombres. A ello se debe que tendremos y que ejercería entonces una influencia
que detenernos en forma detallada no en el considerable en el epicureismo, pero
Sócrates histórico, difícilmente conocible, asimismo inspiró a Euclides, el fundador de
sino en la figura mítica del pensador tal cual la escuela de Megara, célebre por su
fue presentada por la primera generación de dialéctica. Uno solo de sus discípulos, Platón,
sus discípulos. triunfó para la historia, ya sea porque supo
dar a sus diálogos un imperecedero valor
literario, o más bien porque la escuela que
LA F IGURA D
E SÓCRATES fundó sobreviviría durante siglos salvando
así sus diálogos y desarrollando, o quizás
A menudo se ha comparado a Sócrates deformando, su doctrina. En todo caso, al
1
con Jesús. Entre otras analogías, es muy parecer existe un punto común a todas estas
cierto que tuvieron una inmensa influencia escuelas: con ellas aparece el concepto, la idea
histórica cuando ejercieron su actividad en de filosofía, concebida, lo veremos, como
un espacio y un tiempo minúsculos con cierto discurso vinculado con un modo de
respecto a la historia del mundo: una pequeña vida y como un modo de vida vinculado con
ciudad o un pequeñísimo país, y que tuvieron cierto discurso.
un número muy reducido de discípulos. Tendríamos quizás una idea muy
Ninguno de los dos escribió nada, pero diferente de lo que fue Sócrates si las obras
tenemos acerca de ellos testimonios producidas en todas las escuelas fundadas por
"oculares": sobre Sócrates, las Memorables d e sus discípulos hubieran sobrevivido y, sobre
Jenofonte, los diálogos de Platón; sobre todo, si se hubiera conservado toda la
Jesús, los Evangelios; y, sin embargo, es muy literatura de los diálogos "socráticos", que
difícil para nosotros definir con certeza lo ponían en escena a Sócrates dialogando con
que fueron tanto el Jesús histórico como el sus interlocutores. Hay que recordar, en todo
Sócrates histórico. Después muerte, sus caso, que el dato fundamental de los diálogos
2
discípulos fundaron escuelas para difundir su de Platón, la puesta en escena de diálogos en
los que Sócrates tiene, casi siempre, el papel
1
Th. Deman, Socrate et Jésus, París, 1944. Sobre del interrogador, no es un invento de Platón,
Sócrates, cf. F . Wolff, Sócrate, París, 1985; E. sino que sus famosos diálogos pertenecen a
Martens, Die Sache des Sokrates, Stuttgart, 1992.
un género, el diálogo "socrático", que era una
2
Léase en F. Wolff, Socrate, pp. 112-128,
"L'album de famille", que caracteriza de manera
verdadera moda entre los discípulos de
excelente a los diversos personajes.
1
3
Sócrates, Él éxito de esta forma literaria que Sócrates pronunció ante sus jueces
permite entrever la impresión extraordinaria durante el proceso en el que fue condenado,
que produjo en sus contemporáneos y sobre éste relata cómo uno de sus amigos,
4
todo en sus discípulos la figura de Sócrates y Querefón, preguntó al oráculo de Delfos si
la manera en que conducía sus reuniones con había alguien más sabio (sophos) que Sócrates,
sus conciudadanos. En el caso de los diálogos y el oráculo le contestó que nadie era más
socráticos redactados por Platón, la sabio que Sócrates. Este último se pregunta
originalidad de esta forma literaria consiste entonces lo que quiso decir el oráculo y se
menos en la utilización de un discurso lanza a una larga indagación dirigiéndose a
dividido en preguntas y respuestas (pues el personas que, conforme a la tradición griega
discurso dialéctico existía mucho antes que …, poseen la sabiduría, es decir, el saber
Sócrates) que en el papel de personaje central hacer, hombres de Estado, poetas, artesanos,
del diálogo asignado a Sócrates. De ello para descubrir a alguien más sabio que él. Se
resulta una relación muy particular, por una da cuenta entonces de que todas estas
parte entre el autor y su obra, y por la otra personas creen saberlo todo, cuando no saben
entre el autor y Sócrates. El autor aparenta nada. De ello concluye pues que si él es el
no comprometerse con su obra, pues se más sabio, es porque, por su parte, no cree
contenta por lo visto con reproducir un saber lo que no sabe. Lo que el oráculo quiso
debate que opuso tesis contrarias: a lo sumo decir es pues que el más sabio de los seres
podemos suponer que prefiere la tesis que humanos es "aquel que sabe que no vale nada
5
hace defender por Sócrates. Entonces en en lo que se refiere al saber". Ésta será
cierta manera toma la máscara de este precisamente la definición platónica del
último. Ésta es la situación que encontramos filósofo en el diálogo intitulado el Banquete: el
en los diálogos de Platón. Nunca aparece en filósofo no sabe nada, pero es consciente de
ellos el "Yo" del autor que ni siquiera su no saber.
interviene para decir que es él quien compuso La tarea de Sócrates, la que le fue
el diálogo y tampoco se pone en escena en la confiada, dice la Apología, por el oráculo de
discusión entre los interlocutores. Pero Delfos, es decir, finalmente por el dios Apolo,
evidentemente tampoco precisa lo que será pues hacer que los demás hombres
compete a Sócrates o a él en los propósitos tomen conciencia de su propio no saber, de su
planteados. Es pues a menudo muy difícil no sabiduría. Para llevar a cabo esta misión,
distinguir en algunos diálogos la parte Sócrates tomará, él mismo, la actitud de
socrática y la platónica. Sócrates parece ser alguien que no sabe nada, es decir, la de la
entonces, poco tiempo después de su muerte, ingenuidad. Es la famosa ironía socrática: la
una figura mítica. Pero es precisamente este ignorancia fingida, el semblante cándido con
mito de Sócrates el que dejó una huella el cual, por ejemplo, indagó para saber si
indeleble en toda la historia de la filosofía. alguien era más sabio que él. Como dice un
6
personaje de la República: “Ésta no es sino la
O S ABER S OCRÁTICO Y L A C RÍTICA D
EL N EL habitual ironía de Sócrates y yo ya predije a
SABER S OFÍSTICO los presentes que no estarías dispuesto a
responder, y que, si alguien te preguntaba
En su Apología de Sócrates, en la que algo, harías como que no sabes, o cualquier
Platón reconstruye a su manera el discurso otra cosa, antes que responder”.
3
447b 10. Cf. C . W. Müller,
Aristóteles, Poética, 1
Die Kurzdialoge der Appendix Platonica. Munich, 4
Platón, Apología, 20-23.
1975, pp. 17 y ss. 5
Apología, 2 3 b.
6
Platón, República, 337 a.
2
Por ello, en las discusiones, Sócrates comunicar o vender ya hechas; como lo
9
siempre es el interrogador: “es que confiesa muestra el principio del Banquete, Sócrates
7
no saber nada”, como lo señala Aristóteles. llegó tarde porque se quedó meditando
“Sócrates, despreciándose a sí mismo -nos inmóvil y de pie, "aplicando su mente a sí
dice Cicerón-, concedía más de lo necesario a mismo". También cuando hace su entrada a
los interlocutores a quienes deseaba refutar: la sala, Agatón, quien es el anfitrión, le ruega
así, pensando una cosa y diciendo otra, se que vaya a sentarse cerca de él, a fin de que,
complacía en utilizar habitualmente este "con tu contacto, dice, pueda hacer de mi
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disimulo que los griegos llaman ‘ironía’”. A provecho este hallazgo de sabiduría que
decir verdad, no se trata de una actitud acaba de presentarse a ti". "Qué felicidad
artificial, de una idea preconcebida de sería —contesta Sócrates— si el saber fuese
disimulo, sino de una especie de humorismo algo de una especie tal que, de lo que está
que se niega a tomar demasiado en serio más lleno, pudiese fluir a lo que está más
tanto a los demás como a sí mismo, porque vacío." Lo que quiere decir que el saber no es
precisamente, todo lo que es humano, y aun un objeto fabricado, un contenido terminado,
todo lo que es filosófico, es algo muy transmisible directamente por medio de la
inseguro, de lo que poco puede uno escritura o de cualquier discurso.
enorgullecerse. La misión de Sócrates es pues Cuando Sócrates pretende que sólo sabe
hacer tomar conciencia a los hombres de su una cosa, a saber, que no sabe nada, es pues
no saber. Se trata aquí de una revolución en porque rechaza la concepción tradicional del
la concepción del saber. Sin duda, Sócrates saber. Su método filosófico consistirá no en
puede dirigirse, y lo hace gustoso, a los transmitir un saber, lo que equivaldría a
profanos que sólo tienen un saber contestar l as preguntas de los discípulos, sino,
convencional, que no actúan sino bajo la por el contrario, a interrogar a los discípulos,
influencia de prejuicios sin fundamento porque él mismo no tiene nada que decirles,
pensado, a fin de mostrarles que su presunto nada que enseñarles, en lo tocante al
saber no se basa en nada. Pero se dirige sobre contenido teórico del saber. La ironía
todo a los que están persuadidos por su socrática consiste en fingir querer aprender
cultura de poseer "el" saber. Hasta Sócrates, algo de su interlocutor para llevarlo a
había habido dos clases de personajes de este descubrir que no conoce nada en el campo en
tipo: por una parte los aristócratas del saber, el que pretende ser sabio.
es decir, los maestros de sabiduría o de Pero esta crítica del saber, al parecer muy
verdad, como Parménides, Empédocles o negativa, tiene un doble significado. Por una
Heráclito, que oponían sus teorías a la parte supone que el saber y la verdad, como
ignorancia de la multitud; por la otra, los ya lo entrevimos, no pueden recibirse
demócratas del saber, que pretendían poder acuñados, sino que deben ser engendrados
vender el saber a todo el mundo: se habrá por el propio individuo. A ello se debe que
reconocido a los sofistas. Para Sócrates, el Sócrates afirma, en el Teeteto, que se
saber no es un conjunto de proposiciones y contenta, en la discusión con el otro, con
de fórmulas que se pueden escribir, representar el papel de un partero. Él mismo
10
no sabe nada y no enseña nada, sino que le
7
Aristóteles, Refut. Sofist., 183b8 basta con interrogar y son sus preguntas, sus
8
Cicerón, Lúculo, 5 , 15. Acerca de la ironía interrogaciones, las que ayudan a sus
socrática, cf. R. Schaerer, "Le mécanisme de interlocutores a dar a luz "su" verdad. Una
l'ironie dans ses rapports avec la dialectique",
imagen así permite comprender que es en el
Revue de métaphysique et de morale, t . 48, 1941,
pp. 181-209; V. Jankélévitch, L'ironie, París, 1964;
véase también G. W. F. Hegel, Lecons sur l'histoire 9
Banquete, 174 d 175 d
de la philosophie, t. n, París, 1971, pp. 286 y ss 10
Teeteto, 150 d
3
alma misma donde se encuentra el saber y predispuesto el que no huye de tal
que es el propio individuo el que debe experiencia.
descubrirlo cuando ha averiguado, gracias a
Sócrates, que su saber estaba vacío. En la Sócrates lleva, pues, a sus interlocutores a
perspectiva de su propio pensamiento, Platón examinarse, a tomar conciencia de sí mismos.
12
expresará míticamente esta idea diciendo que Como "un tábano", Sócrates atosiga a sus
todo conocimiento es reminiscencia de una interlocutores con preguntas que los
visión que el alma tuvo en una existencia cuestionan, que los obligan a poner cuidado
anterior. Habrá que aprender a volverse a en ellos mismos, a preocuparse por ellos
13
acordar. En Sócrates, en cambio, la mismos:
perspectiva es muy diferente. Sus preguntas
no conducen a su interlocutor a saber algo y Mi buen amigo, siendo ateniense, de la
a llegar a conclusiones, que podríamos ciudad más grande y más prestigiada
formular en forma de proposiciones acerca de en sabiduría y poder, ¿no te
tal o cual objeto. Por el contrario, el diálogo avergüenzas de preocuparte de cómo
socrático llega a una aporía, a la tendrás las mayores riquezas y la
imposibilidad de concluir y de formular un mayor fama y los mayores honores, y,
saber. O más bien, debido a que el en cambio no te preocupas ni te
interlocutor descubrirá la vanidad de su interesas por la inteligencia, la verdad
saber, descubrirá al mismo tiempo su verdad, y por cómo tu alma va a ser lo mejor
es decir, al pasar del saber a él mismo, posible?
empezará a cuestionarse a sí mismo. Dicho de
otra manera, en el diálogo "socrático" la Se trata pues mucho menos de poner en
verdadera pregunta que está en juego no es duda el saber aparente que se cree poseer que
aquello de lo que se habla, sino el que habla, de un cuestionamiento de sí mismo y de los
11
como lo dice Nicias, un personaje de Platón: valores que rigen nuestra propia vida. Pues
en resumidas cuentas, después de haber
Me parece que ignoras que, si uno se dialogado con Sócrates, su interlocutor ya no
halla muy cerca de Sócrates en una sabe en lo absoluto por qué actúa. Toma
discusión o se le aproxima dialogando conciencia de las contradicciones de su
con él, le es forzoso, aun si se empezó a discurso y de sus propias contradicciones
dialogar sobre cualquier otra cosa, no internas. Duda de sí mismo. Llega, al igual
despegarse, arrastrado por él en el que Sócrates, a saber que no sabe nada. Pero,
diálogo, hasta conseguir que dé al hacerlo, se distancia con respecto a sí
explicación de sí mismo, sobre su mismo, se desdobla, una parte de sí mismo
modo actual de vida y el que ha llevado identificándose en lo sucesivo con Sócrates
en su pasado. Y una vez que ha caído en el acuerdo mutuo que este último exige de
en eso, Sócrates no lo dejará hasta que su interlocutor en cada etapa de la discusión.
lo sopese bien y suficientemente todo En él se lleva a cabo así una conciencia de sí;
[...] Pero me alegro, Lisímaco, de se cuestiona a él mismo.
estar en contacto con este hombre, y El verdadero problema no es pues saber
14
no creo que sea nada malo el recordar esto o aquello, sino ser de tal o cual manera:
lo que no hemos hecho bien o lo que
no hacemos; más bien creo que para la
vida posterior está forzosamente mejor
12
Apología, 30 e.
13
Apología, 29 d-e.
11
Laques, 187 e 6 14
Apología, 36 c.
4
He abandonado las cosas de las que la las épocas homéricas, como Brasidas, el jefe
mayoría se preocupa: los negocios, la espartano, entre los contemporáneos; o bien
hacienda familiar.-los mandos el tipo "hombre de Estado elocuente y
militares, los discursos en la asamblea, sagaz": Néstor, en la época de Homero,
cualquier magistratura, las alianzas y Pericles, en nuestros días. Pero Sócrates es
luchas de partidos [...] sino que me imposible de clasificar. No se le puede
dirigía a hacer el mayor bien a cada comparar con ningún otro hombre, a lo sumo
uno en particular, según yo digo; iba con los Silenos o con los Sátiros. Es atopos:
allí, intentando convencer a cada uno extraño, extravagante, absurdo,
de vosotros de que no se preocupara de inclasificable, desconcertante. En el Teeteto,
ninguna de sus cosas antes de Sócrates dirá de sí mismo: "Soy totalmente
preocuparse de ser él mismo lo mejor y desconcertante (atopos) y no creo más que
16
lo más sensato posible. aporia (perplejidad)".
Esta personalidad única tiene algo
Este llamado a "ser" Sócrates lo ejerce no fascinante, ejerce una especie de atracción
sólo por medio de sus interrogaciones, de su mágica. Sus discursos filosóficos muerden el
ironía, sino también y sobre todo por su corazón como una víbora y provocan en el
manera de ser, por su modo de vida, por su alma, dice Alcibíades, un estado de posesión,
propio ser. un delirio y un arrebato filosóficos, es decir,
17
un trastorno total. Hay que insistir bien en
18
este punto. Sócrates influye en quienes lo
EL LLAMADO DEL "INDIVIDUO" AL escuchan, de una manera irracional, por la
"INDIVIDUO" emoción que provoca, por el amor que
inspira. En un diálogo escrito por uno de sus
Filosofar ya no es, como lo pretenden los discípulos, Esquines de Esfetos, Sócrates dice
sofistas, adquirir un saber o un saber hacer, a propósito de Alcibíades que si él, Sócrates,
una sophia, s ino que es cuestionarse a sí no es capaz de enseñar algo útil a Alcibíades
mismo porque se tendrá el sentimiento de no (lo que nada tiene de sorprendente puesto
ser lo que se debería ser. Ésta será la que Sócrates no sabe nada), cree sin embargo
definición del filo-sofo, del hombre deseoso poder volverlo mejor, gracias al amor que
e Platón. Y
de la sabiduría, en el Banquete d siente por él y en la medida en que vive con
19
este sentimiento mismo procederá del hecho él. En el Teages, d iálogo erróneamente
de que se habrá encontrado una personalidad, atribuido a Platón, pero escrito entre 369 y
20
Sócrates, quien, por su sola presencia, obliga 345 a.C., luego quizás en vida de Platón, un
a quien se acerca a él a cuestionarse. Es lo discípulo dice a Sócrates que, sin haber
que deja entender Alcibíades al final del recibido ninguna enseñanza de él, no por ello
Banquete. E s en este elogio de Sócrates progresa menos cuando está en el mismo
pronunciado por Alcibíades en donde, por lo
visto, aparece por primera vez en la historia 16
Teeteto, 149 a.
la representación del Individuo, tan grata a 17
Banquete, 215 c y 218 b.
Kierkegaard, del Individuo como 18
Cf. A . M. Ioppolo, Opinione e scienza,
personalidad única e inclasificable. Bibliopolis, Nápoles, 1996, p. 163.
15 19
Normalmente existen, dice Alcibíades, K. Döring, "Der Sokrates des Aischines von
diferentes tipos en los cuales se puede incluir Sphettos und die Frage nach dem historischen
Sokrates", Hermes, t. 112, 1984, pp. 16-30. Cf.
a los individuos; por ejemplo, el "gran
también C. W. Müller, Die Kurzdialoge der
general noble y valiente", como Aquiles, en Appendix Platónica, Munich, 1975, p. 233, n. 1
20
Teages, 130 d. Cf. C. W. Müller, op. cit., p
. 128,
15
Banquete, 221 c-d. n. 1.
5
lugar que él y cuando lo toca. El Alcibíades hacer ver lo que me parece ser justo. A falta
del Banquete lo dice y lo repite, los de la palabra, lo hago ver por mis actos".
encantamientos de Sócrates tienen un efecto Lo que quiere decir que finalmente es la
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sorprendente en él: "muchas veces me he existencia y la vida del hombre justo lo que
encontrado precisamente en un estado tal mejor determina lo que es la justicia.
que me parecía que no valía la pena vivir en Es la poderosa individualidad de Sócrates
las condiciones en que estoy [...] pues me la que puede despertar la conciencia de la
obliga a reconocer que, a pesar de estar falto individualidad de sus interlocutores. Pero las
de muchas cosas, aún me descuido de mí reacciones de estos últimos son sumamente
mismo". diferentes. Vimos hace un momento la
No se debe a que Sócrates sea más alegría que Nicias sentía al ser cuestionado
elocuente y más brillante que otros. Muy por por Sócrates. En cambio, Alcibíades, por su
el contrario, dice Alcibíades, la primera parte, intenta oponer resistencia a su
impresión que se tiene es que sus discursos influencia: no experimenta más que
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parecen completamente ridículos: "Habla, vergüenza ante él, y, para evadir esa
en efecto, de burros de carga, de herreros, de atracción, desearía a veces la muerte de
zapateros y curtidores, y siempre parece aquél. Dicho de otra manera, Sócrates sólo
decir lo mismo con las mismas palabras". puede invitar a su interlocutor a examinarse,
Al parecer, aquí Alcibíades hace alusión a a ponerse a prueba. Para que se instaure un
la argumentación habitual de Sócrates, que diálogo que conduzca al individuo, como lo
encontramos en los recuerdos de él, decía Nicias, a explicarse a sí mismo y su
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redactados por Jenofonte, y que consiste en vida, es necesario que quien habla con
sorprenderse del hecho de que, para aprender Sócrates acepte con el propio maestro
el oficio de zapatero o de carpintero, o de someterse a las exigencias del discurso
herrero o de escudero, se sepa en dónde racional, digamos: a las exigencias de la
encontrar un maestro y hasta para adiestrar a razón. Dicho de otra manera, el interés en sí,
un caballo o a un buey, pero que cuando se el cuestionamiento de sí mismo no nacen más
trata de la justicia, no se sepa adónde ir. En que por una superación de la individualidad
el texto de Jenofonte, Hipias el sofista hace que se eleva al nivel de la universalidad,
notar a Sócrates que "siempre parece decir lo representada por el logos común a los dos
mismo con las mismas palabras". Éste lo interlocutores.
admite tanto más gustoso porque le permite
hacer decir a su interlocutor que él, Hipias,
en cambio, siempre se esfuerza por decir algo EL SABER DE SÓCRATES: EL VALOR
nuevo, aun si se trata de la justicia. Sócrates ABSOLUTO DE LA INTENCIÓN MORAL
desearía saber lo que Hipias puede decir que
sea novedoso acerca de un tema que no Entrevemos pues lo que puede ser, más
debería cambiar, pero éste se niega a allá de su no saber, el saber de Sócrates,
contestar antes de que Sócrates le haya hecho quien dice y repite que no sabe nada, que
conocer su opinión sobre la justicia: "Ya hace nada puede enseñar a los demás, que los
bastante tiempo que te burlas de los demás otros deben pensar por sí mismos, descubrir
interrogando y refutando siempre, sin jamás su verdad por sí mismos. Pero bien podemos
querer dar cuenta a nadie ni exponer tu preguntarnos, en todo caso, si no hay
opinión". Y Sócrates contesta: "No dejo de también un saber que el propio Sócrates
descubrió por sí mismo y en sí mismo. Un
24
21
Banquete, 215 c-e; 216 a.
pasaje de la Apología, e n el que se oponen
22
Banquete, 221 e.
23
Jenofonte, Memorables, IV, 4, 5. 24
Apología, 28 b.
6
saber y no saber, nos permite conjeturarlo. la intención moral, porque dependen de su
En él, Sócrates evoca lo que algunos podrían elección, de su decisión, de su compromiso;
decirle: "¿No te da vergüenza, Sócrates, tienen pues su origen en él mismo. Aquí de
haberte dedicado a una ocupación tal por la nuevo, el saber no es una serie de
que ahora corres peligro de morir?". Y proposiciones, una teoría abstracta, sino la
formula de esta manera lo que les certeza de una elección, de una decisión, de
contestaría: "No tienes razón, amigo, si crees una iniciativa; el saber no es un saber a secas,
que un hombre que sea de algún provecho ha sino un saber-lo-que-hay-que-preferir, luego
de tener en cuenta el riesgo de vivir o morir, un saber-vivir. Y es este saber del valor e l
sino el examinar solamente, al obrar, si hace que lo guiará en las discusiones llevadas con
26
cosas justas o injustas y actos propios de un sus interlocutores: "Y si alguno de vosotros
hombre bueno o de un hombre malo". discute y dice que se preocupa, no pienso
En esta perspectiva, lo que parece ser un dejarlo al momento y marcharme, sino que lo
25
no saber es el miedo a la muerte: voy a interrogar, a examinar y a refutar, y, si
me parece que no ha adquirido la virtud y
¿Qué es, en efecto, el temer a la muerte dice que sí, le reprocharé que tiene en menos
sino atribuirse un saber que no se lo digno de más y tiene en mucho lo que vale
posee? ¿No es acaso imaginar que se poco".
sabe lo que se ignora? Pues nadie Este saber del valor procede de la
conoce la muerte, ni siquiera si es, experiencia interior de Sócrates, de la
precisamente, el mayor de todos los experiencia de una elección que lo implica en
bienes para el hombre, pero la temen su totalidad. Aquí, de nuevo, no hay, pues,
como si supieran con certeza que es el saber más que por medio de un
mayor de los males. Sin embargo, descubrimiento personal que procede del
¿cómo no va a ser la más reprochable interior. Esta interioridad es además
ignorancia la de creer saber lo que no reforzada en Sócrates por la representación
se sabe? de este daimón, de esta voz divina, que, nos
dice, habla en él y le impide hacer ciertas
Sócrates, por su parte, sabe que no sabe cosas. Experiencia mística o imagen mítica,
nada acerca de la muerte, pero, en cambio, es difícil decirlo, pero en ello podemos ver, en
afirma que sabe algo acerca de un tema muy todo caso, una especie de figura de lo que
diferente: "Pero sí sé que es malo y más tarde se llamaría la conciencia moral.
vergonzoso cometer injusticia y desobedecer Parece, pues, que Sócrates haya admitido
al que es mejor, sea dios u hombre. En implícitamente que existía en todos los
comparación con los males que sé que son hombres un deseo innato del bien. Es
males, jamás temeré ni evitaré lo que no sé si también en este sentido en el que se
es incluso un bien". presentaba como simple partero, cuyo papel
Es muy interesante comprobar que aquí el se limitaba a hacer descubrir a sus
no saber y el saber se refieren no a conceptos interlocutores sus posibilidades interiores.
sino a valores: el valor de la muerte por una Entonces, comprendemos mejor el
parte, el valor del bien moral y del mal moral significado de la paradoja socrática: nadie es
27
por la otra. Sócrates no sabe nada del valor malo voluntariamente, o también: la virtud
que se debe atribuir a la muerte, porque no
está en su poder, porque la experiencia de su
propia muerte le es, por definición, ajena.
Pero conoce el valor de la acción moral y de 26
Apología, 29 e.
27
Sócrates, en Aristóteles, Ética a Nicómaco, VII,
25
Apología, 29 a-b. 3, 1145 b 21-27.
7
28
es saber; quiere decir que, si el hombre más noble soportar la pena que la ciudad
comete el mal moral, es porque cree ordena, cualquiera que sea, antes de huir y
encontrar el bien en él, y si es virtuoso, es desertar".
que sabe con toda su alma y todo su ser en Este valor absoluto de la elección moral
dónde radica el verdadero bien. Todo el papel aparece también en otra perspectiva, cuando
33
del filósofo consistirá pues en permitir a su Sócrates declara: "Para el hombre de bien,
interlocutor "percatarse", en el sentido más no hay ningún mal, ni durante su vida ni una
fuerte de la palabra, de cuál es el verdadero vez que ha muerto". Esto significa que todas
bien, cuál es el verdadero valor. En el fondo las cosas que parecen males a los ojos de los
29
del saber socrático hay el amor del bien. hombres, la muerte, la enfermedad, la
El contenido del saber socrático es, pues, pobreza, no son males para él. A sus ojos no
en lo esencial, "el valor absoluto de la hay más que un mal, la falta moral; no hay
intención moral" y la certeza que más que un solo bien, un solo valor, la
proporciona la elección de este valor. voluntad de hacer el bien, lo que supone que
Evidentemente, la expresión es moderna. no nos negamos a examinar siempre
Sócrates no la habría empleado. Pero puede rigurosamente nuestra manera de vivir, a fin
ser útil para subrayar el alcance del mensaje de ver si siempre está dirigida e inspirada por
socrático. En efecto, podemos decir que un esta voluntad de hacer el bien. Podemos
valor es absoluto para un hombre cuando decir, hasta cierto punto, que lo que interesa
está dispuesto a morir por él. Tal es a Sócrates no es definir lo que puede ser el
precisamente la actitud de Sócrates cuando se contenido teórico y objetivo de la moralidad:
trata de "lo que es mejor", es decir de la lo que hay que hacer, sino saber si se desea
justicia, del deber, de la pureza moral. Lo real y concretamente hacer lo que se
30
repite varias veces en la Apología prefiere la considera justo y bien: cómo hay que actuar.
muerte y el peligro antes que renunciar a su ócrates no da ninguna razón
En la Apología, S
31
deber y a su misión. En el Critón, P latón teórica para explicar por qué se obliga a
imagina que Sócrates hace hablar a las leyes examinar su propia vida y la vida de los
de Atenas, que le hacen comprender que si demás. Se contenta con decir, por una parte,
pretende evadirse y escapar a su condena que es la misión que le fue confiada por el
perjudicará a toda la ciudad, dando ejemplo dios y, por la otra, que sólo una lucidez así,
de desobediencia a las leyes: no debe poner su un rigor así con respecto a sí mismo puede
34
propia vida por encima de lo que es justo. Y, dar sentido a la vida: "Una vida sin examen
32
como lo dice Sócrates, en el Fedón "según no tiene objeto vivirla para el hombre".
yo opino, hace ya tiempo que estos tendones Quizás encontramos aquí, todavía confuso
y estos huesos estarían en Megara o en e indistinto, cierto esbozo de la idea que será
Beocia, arrastrados por la esperanza de lo desarrollada más tarde, en una problemática
mejor, si no hubiera creído que es más justo y muy diferente, por Kant: la moralidad se
constituye a sí misma en la pureza de la
28
Sócrates, en Aristóteles, Moral a Eudemo, I, 5, intención que dirige la acción, pureza que
1216 b 6-8; Jenofonte, Memorables, III, 9, 5. consiste precisamente en dar un valor
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A.-J. Voelke, L'idée de volonté dans le stoicisme, absoluto al bien moral, renunciando por
París 1973, p.194, acerca del supuesto completo a su interés individual.
intelectualismo socrático: "La dialéctica socrática Todo hace pensar además que este saber
une indisolublemente el conocimiento del bien y jamás se adquiere. No sólo es a los demás
la elección del bien".
sino a él mismo a quienes Sócrates no deja de
30
Apología, 28 b y ss.
31
Critón, 50 a. Apología, 41 d.
33
32
Fedón, 98 e. Apología, 38 a.
34
8
poner a prueba. La pureza de la intención la imagen tan difundida y, además,
moral debe siempre ser renovada y finalmente tan falsa, del filósofo que huye de
restablecida. La transformación de sí mismo las dificultades de la vida para refugiarse en
nunca es definitiva. Exige una perpetua su buena conciencia?
reconquista. Pero por otra parte el retrato de Sócrates,
tal cual lo dibuja Alcibíades en el Banquete d e
Platón, y de hecho también Jenofonte, nos
CUIDADO DE Sí, CUIDADO DE LOS revela por el contrario un hombre que
OTROS participa plenamente en la vida de la ciudad,
en la vida de la ciudad tal cual es, un hombre
Al hablar de la extrañeza de la filosofía, casi ordinario, cotidiano, con mujer e hijos,
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M. Merleau-Ponty decía que "nunca está que conversa con todo el mundo en las calles,
totalmente en el mundo y, sin embargo, en las tiendas, en los gimnasios, un hombre
jamás fuera del mundo". Sucede lo mismo regalón capaz de beber más que nadie sin
con el extraño, el inclasificable Sócrates. Él embriagarse, un soldado valeroso y
tampoco está en el mundo ni fuera del resistente.
mundo. El cuidado de sí mismo no se opone pues
Por una parte propone, a los ojos de sus al interés en la ciudad. De manera totalmente
conciudadanos, un trastocamiento total de notable, en la Apología de Sócrates y en el
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los valores que les parece incomprensible: Critón, l o que Sócrates proclama como su
deber, como aquello a lo que debe sacrificar
Si, por otra parte, digo que el mayor todo, hasta su vida, es la obediencia a las
bien para un hombre es precisamente leyes de la ciudad, esas "leyes"
éste, tener conversaciones cada día personificadas, que, en el Critón, e xhortan a
acerca de la virtud y de los otros temas Sócrates a no abandonarse a la tentación de
de los que vosotros me habéis oído evadirse de la cárcel y de huir lejos de
dialogar cuando me examinaba a mí Atenas, haciéndole comprender que su
mismo y a otros, y si digo que una vida salvación egoísta sería una injusticia con
sin examen no tiene objeto vivirla para respecto a Atenas. Esta actitud no es
el hombre, me creeréis aún menos. conformismo, pues Jenofonte hace decir a
Sócrates que se puede "obedecer a las leyes
Sus conciudadanos no pueden percibir su deseando que cambien, como se sirve en la
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invitación a cuestionar de nuevo todos sus guerra deseando la paz". Merleau-Ponty lo
valores, toda su manera de actuar, a cuidar de recalcó: "Sócrates tiene una manera de
sí mismos, sino como una ruptura radical con obedecer que es una manera de resistir"; se
la vida cotidiana, con las costumbres y las somete a las leyes para demostrar, en el seno
convenciones de la vida común, con el mundo mismo de la ciudad, la verdad de su actitud
que les es familiar. Y de hecho esta invitación filosófica y el valor absoluto de la intención
a cuidar de sí mismo, ¿no sería un llamado a moral. No hay, pues, que decir con Hegel
desprenderse de la ciudad, viniendo de un "Sócrates huye a sí mismo para buscar ahí lo
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hombre que, en cierta manera, estaría él justo y lo bueno”, sino con Merleau-Ponty,
mismo fuera del mundo, atopos, es decir, "pensaba que no se puede ser justo a solas,
desconcertante, inclasificable, inquietante? que al serlo a solas se deja de serlo".
¿No sería entonces Sócrates el prototipo de El cuidado de sí mismo es, pues,
indisolublemente cuidado de la ciudad y los
35
M. Merleau-Ponty, Éloge de la philosophie et
autres essais, París, 1965, p. 38. 37
M. Merleau-Ponty, op. cit., p. 44.
36
Apología, 38 a. 38
M. Merleau-Ponty, op. cit., p. 44.
9
demás, como lo vemos en el ejemplo del sentaba en una cátedra profesoral; no
propio Sócrates, cuya razón de vivir es tenía horario fijo para discutir o
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ocuparse de los demás. En él, hay un pasearse con sus discípulos. Pero a
aspecto al mismo tiempo "misionero" y veces, bromeando con ellos o bebiendo
"popular" que encontraremos además en o yendo a la guerra o al Ágora con
algunas filosofías de la época helenística: ellos, y por último yendo a la prisión y
bebiendo el veneno, filosofó. Fue el
yo soy precisamente el hombre primero en mostrar que, en todo
adecuado para ser ofrecido por el dios tiempo y en todo lugar, en todo lo que
a la ciudad. En efecto, no parece nos sucede y en todo lo que hacemos,
humano que yo tenga descuidados la vida cotidiana da la posibilidad de
todos mis asuntos y que, durante filosofar
tantos años, soporte que mis bienes
familiares estén en abandono, y, en
cambio, esté siempre ocupándome de
lo vuestro, acercándome a cada uno
privadamente como un padre o un
hermano mayor, intentando
convencerle de que se preocupe por la
virtud.
Así Sócrates está, en efecto, fuera del
mundo y en el mundo, trascendiendo a los
hombres y a las cosas por su exigencia moral
y el compromiso que implica, mezclado a los
hombres y a las cosas, porque no puede haber
verdadera filosofía sino en lo cotidiano. Y, en
toda la Antigüedad, Sócrates seguirá siendo
así el modelo del filósofo ideal, cuya obra
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filosófica no es más que su vida y su muerte.
41
Como lo escribía Plutarco a principios del
siglo II d.C:
La mayoría imagina que la filosofía
consiste en discutir desde lo alto de
una cátedra y profesar cursos sobre
textos. Pero lo que no llega a
comprender esa gente es la filosofía
ininterrumpida que vemos ejercer cada
día de manera perfectamente igual a sí
misma [...] Sócrates no hacía disponer
gradas para los auditores, no se
39
Apología, 32 b y 31 b.
40
Cf. A. Dihle, Studien zur griechischen
Biographie, 2a. ed, Gotinga, 1970, pp. 13-20.
41
Plutarco, Si la política es asunto de los ancianos,
26, 796 d.
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