Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Introducción:
Creo que todos en algun momento hemos sido influenciado por personas que han grastodo tiempo en ayudarnos, que son
referentes en nuestra vida, tal ves un pastor que ha pastoreado nuestra iglesia por muchos años, un lider que tiene un buena
capacidad de enseñarnos, o un amigo que estubo cuando lo necesitabamos.
Y han pasado los años y miestras nos enseñaban hemos sido atraidos mas por su vida y hemos terminando siguiendo a la
persona equivocada. La pregunta que debemos responder esta mañana ante esta experiencias es ¿a quien debo seguir?
Vamos a tocar varias facetas de la vida de Pedro y hay un momento clave donde Pedro le hace una pregunta al Señor en
relacion a Juan (Juan 21:22) le pregunta ¿y que de este? Y simplemente Jesús responde ¿Qué a ti? Sígueme tú.
Esta palabra “Sígueme” en el griego es “akoloutheó” que tiene dos significados:
Seguir a uno que precede. Los discípulos estaban acostumbrados a acompañar a sus maestros en sus caminatas y
viajes
Unirse a uno como discípulo, convertirse o ser su discípulo. Habla de adherirse firmemente al maestro, ajustarse
totalmente a su ejemplo de vida, a su forma de vida y, si es necesario, también a morir o dar su vida por su maestro.
Así que cuando estudiamos este concepto de seguir a Cristo y convertirnos en seguidores, es mas de lo que pensamos. No es
simplemente salir a dar un paseo con Jesús, o acompañar a alguien por un tiempo hasta que nos aburramos o nos cansemos.
“Sigueme tú, habla de una decisión radical que cambia toda nuestra vida, que produce una trasformación en nuestro
interior. Sígueme tú, no solo es una invitación, es también un verbo que nos ordena una acción”.
Quiero que esta mañana pienses ¿ a quien estas siguiendo?
Y que mejor ejemplo que Pedro, un hombre de barro que Dios transformó en un Hombre de piedra.
Vamos a ver dos cosas importantes en la vida de Pedro:
Hay una metáfora que usa el gran escritor S C Lewis que nos deja ver que aun podemos parar y
entregar todo a Dios y dejar que el nos guie en la construcción:
«Imagina que eres una casa viva. Dios viene a reconstruir esa casa. Al principio, quizás, entiendes lo
que El está haciendo. Está arreglando los desagües, tapando las goteras del techo y ese tipo de
cosas; sabes que hay que hacer esos remiendos, y no te sorprendes. Pero de golpe, El empieza a
sacudir la casa de una manera que duele terriblemente y no parece tener sentido. ¿Qué cuernos está
pasando? La explicación es que está construyendo una casa muy diferente a la que habías pensado:
tira abajo un ala por allá, agrega un piso por acá, erige torres, abre patios. Pensaste que te estabas
convirtiendo en una casita decente, pero El está construyendo un palacio. Y piensa venir a habitarlo
El mismo.»