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Introducción…………………………………………………………………………………
Cuerpo del trabajo………………………………………………………………………….
Antecedente e influencias……………………………………………………………
¿Qué es el liberalismo?......................................................................................
Historia del Liberalismo Económico………………………………………………...
Liberalismo Económico en el siglo XIX…………………………………………….
Liberalismo y Socialismo…………………………………………………………….
Liberalismo y Proletariado…………………………………………………………...
Liberalismo y Capitalismo……………………………………………………………
Las dos caras del Liberalismo Económico…………………………………………
Principales precursores del Liberalismo Económico……………………………...
Características………………………………………………………………………..
Principios Económicos……………………………………………………………….
Contra el Liberalismo del siglo XIX…………………………………………………
Escuelas Liberalistas…………………………………………………………………
Neoliberalismo………………………………………………………………………..
Liberalismo Moderno………………………………………………………………...
¿Socialismo o liberalismo? ¿Qué modelo económico queremos?....................
Los gobiernos se vieron obligados a promulgar leyes económicas liberales, eliminando aranceles
y permitiendo que las mercancías circularan libremente.
Hasta el final del siglo XIX, el liberalismo económico fue el sistema que se impuso a todos los
demás y sus primeros resultados convencieron a muchos. Sin embargo, para finales de siglo, el
descenso de la economía empezó a mostrar algunas de sus debilidades.
La más visible fue la creación de desigualdades en la sociedad. Autores como Charles Dickens
mostraron algunos de los efectos de la total desregulación, con capas de la población sumidas
en la pobreza o con niños teniendo que trabajar desde muy corta edad.
Estas situaciones llevaron a los gobernantes, empezando por los conservadores, a introducir
algunos límites a las actividades económicas. Algunos teóricos del llamado Nuevo Liberalismo,
empezaron a reclamar algunas regulaciones que corrigiera los efectos negativos.
Esto cambió cuando el liberalismo económico se impuso como doctrina dominante. La falta de
derecho de los obreros hizo que aparecieran movimientos socialistas que buscaban mayor
igualdad social.
Es a la hora de entrar a identificar los obstáculos con los que se encontró el liberalismo con lo
que habría que lidiar. Los primeros que, sin dudarlo, se oponen frontalmente al liberalismo son
los carlistas: la resistencia carlista al liberalismo tuvo mucho de instintiva defensa del orden
tradicional, pero por encima del instinto de los voluntarios del pueblo planeaba -y esto no hay
que olvidarlo- la dirección de lo que, permítaseme denominarle, era la "intelligentsia" del
carlismo: la facción de los "apostólicos". Esta facción carlista estaba formada en su gran parte
por el clero que había identificado el "liberalismo" como lo que era: el correlato político,
económico y social de la herejía protestante. Teniendo en cuenta esto entenderemos mejor que
el carlismo no fue, como quieren sus detractores, una fuerza ciega, la refractaria caverna
reaccionaria -durante mucho tiempo hemos estado contemplando nuestra historia nacional con
los tópicos propagandísticos del enemigo liberal del siglo XIX, heredados por la izquierda
internacionalista y apátrida.
Pero no sólo fue el carlismo el gran obstáculo con el que chocó el liberalismo decimonónico. El
liberalismo entendió que había que ganarse a la Iglesia católica (siempre hubo liberales, desde la
Cortes de Cádiz, que así habían pensado; lo mismo que liberales exasperados que, atiborrados
de anticlericalismo, habían pensado lo contrario). Los "moderados" (la derecha liberal) fue la que
actuó conXIXmás
El siglo astucia: frenó
y la reacción contralos excesos
Escuelas y desórdenes de los liberales más exaltados y
Liberales 5
anticlericales y, una vez que al clero le despojaron (desamortizando sus bienes) de las fuentes
que le permitían tradicionalmente la independencia económica, lo vinieron a reducir al papel de
burócrata del culto, un "estamento" ahora asalariado, a sueldo del estado liberal; y no fue poco
triunfo liberal el de firmar un Concordato con la Santa Sede en 1851, pero en modo alguno fue
bueno ni para la Iglesia ni para España. Una nada despreciable parte de nuestro clero quedó
subordinada al patronazgo estatal y fue convertido en "deudo" de los nuevos ricos que, a cambio
de una chocolatada, arrendaban un puesto en el cielo tras haber saqueado a la Iglesia.
Hubo mucha claudicación, mucha componenda en un amplio sector del clero que no estuvo a la
altura de las circunstancias, salvando egregias excepciones rurales más o menos combativas
(como el Cura Santa Cruz) o más o menos intelectuales (Sardá y Salvany: "El liberalismo es
pecado") pero, a la postre, la conducta práctica del clero en general se percibe como una
connivencia con el liberalismo y suena a: "Como los carlistas no han ganado, más vale que nos
arreglemos con los moderados". Y así nos fue a todos... El clero, con sus nuevas amistades, lo
que logró fue enajenarse las simpatías del pueblo empobrecido que, mal guiado por la didáctica
masonizante, se quedó con la impresión de que la Iglesia se había convertido en aliada de la
burguesía incipiente y egoísta, liberal.
Por eso, en el correr del siglo XIX, una cada vez más importante masa popular, depauperada por
las consecuencias de la política económica liberal, se aleja cada vez más de la Iglesia y adopta
posiciones revolucionarias. Así, en el verano de 1861, estalla la sublevación de Loja (la
Revolución del Pan y el Queso), pero con antelación -también en el verano, era el de 1857- unos
pocos más de cien jornaleros se alzan en el campo andaluz, tomando Utrera y El Arahal, al grito
de "Mueran los ricos". Estos alzamientos llevan todavía el sello de la reacción popular contra una
situación de hambre y carestía, propiciada por la profunda injusticia social que instala el
liberalismo extranjerizante. Se produjeron intermitentes alzamientos campesinos en Andalucía,
en Castilla y en Aragón... Pero, ¿quiénes son ahora los que lideran estos conatos tumultuarios
de diversa consideración? Los demócratas y los republicanos, sin que podamos descartar que
en sus lóbregos y sórdidos antros la masonería estuviera maniobrando. Más tarde, andando el
tiempo, el anarquismo bakuninista aterriza en España, en el contexto de la Revolución de 1868.
Con anterioridad Pi y Margall había traducido a Proudhon y el federalismo se había nutrido de
estas dos canteras. El anarquismo adopta el ateísmo y transmite un inconfundible mensaje
anticlerical, pero es imposible desvincular el anarquismo primitivo con un soterráneo fondo
cristiano, hasta en sus formas de propagación recuerda el cristianismo primitivo. El hecho es que
el anarquismo capta las simpatías y logra las adhesiones de una parte importante del pueblo
pobre y el agitador anarquista releva a los curas de antaño que arengaban contra el liberalismo
desde sus púlpitos. Cuenta el Barón de Laveleye (1854-1938) que, cuando vino el belga a
Barcelona, los anarquistas celebraban sus reuniones en iglesias abandonadas de la Ciudad
Condal: "desde el púlpito los oradores atacaban a todo...", denunciaban las maldades del mundo
capitalista y de la clase burguesa egoísta y anunciaban un mundo nuevo, una versión
secularizada de la "parusía". Sin el sustrato católico -de mentalidad católica- hubiera sido difícil
que las masas se convirtieran a la nueva religión sin Dios del anarquismo; si el anarquismo no
hubiera tenido ese asombroso parecido con el cristianismo, en su rechazo del liberalismo,
tampoco hubiera granjeado grandes éxitos en la "catequización" de las masas campesinas y
El sigloespañolas.
obreras XIX y la reacción contra Escuelas Liberales 6
Tras la Crisis de 1929, EEUU debió encontrar rápidamente una solución, la que llegó con
las asunción a la presidencia de F.D. Roosevelt y la implementación del ‘New Deal’.
Tras la Crisis de 1929, muchos países se volcaron hacia regímenes totalitarios para salir
de la catastrófica situación financiera en la que se encontraban. Sin embargo, en
Estados Unidos decidieron apostar por un cambio en la política de la nación y las
elecciones de noviembre de 1932 las ganó el demócrata F.D. Roosevelt. El Partido
Demócrata era conocido por realizar una política económica intervencionista, por lo que
el nuevo presidente tenía como objetivo frenar las consecuencias negativas (paro,
bajada del consumo) que se habían producido tras el “crack” bursátil tres años atrás.
El New Deal reactivó la economía de EEUU tras la Crisis del 29'. A la izquierda vemos el
cartel del WPA, que señala las empresas adheridas al Programa de Recuperación
Eocnómica.
Primero, están las medidas financieras. Con el fin de detener la cadena de quiebras
bancarias, autorizan a la Reserva Federal a conceder a los bancos créditos sobre títulos
y efectos descontables. En otras palabras, aprueban el uso de la inflación, que es
legalizada en abril de 1933.
El sigloTambién
XIX y la reacción
tiene un contra Escuelas
apartado social: Liberales
la lucha contra el paro. En mayo de 1933, se autoriza 7
el pago de subvenciones federales a los distintos Estados para que estos distribuyan
ayudas a los parados. Combinado con esta política, se empezaron a realizar grandes
obras públicas en las regiones más atrasadas del país. No fueron construcciones
aleatorias, sino orientadas a ofrecer posibilidades de empleo futuro, como por ejemplo
en Tennessee, donde se crearon presas hidroeléctricas y sistemas de riego.
En septiembre del 35 se aprobó el “Social Security Act”, una ley que ideaba ayudas para
los jubilados y los parados. Todas estas medidas fueron financiadas mediante impuestos
a las bebidas y a las rentas no distribuidas de las empresas. En la parte negativa, se
generó un déficit presupuestario que acabó desapareciendo con la recuperación del
país.
Por último, se matizó la política de producción y de las rentas. Tras una serie de trabas
impuestas por la Corte Suprema (dominada por el Partido Republicano), Roosevelt
vuelve a ganar en las urnas en 1936 y decide crear tres leyes nuevas: la segunda AAA
(ley de agricultura), el National Labor Relations act (fijaba el poder sindical) y el Fair
Labor Standard act (marco general de los contratos laborales y 40 horas de trabajo). Con
esta nueva legislación se obligaba a reducir la producción agrícola e industrial, mientras
que se fijaban nuevas rentas más solventes.
Las consecuencias del New Deal se han percibido hasta nuestros días. Las empresas
estadounidenses han tenido firmes estructuras sólidas durante décadas. Se
incrementaron las competencias del Estado federal frente a los distintos Estados, al
margen del aumento de la libertad de empresa. El sindicalismo y los trabajadores
consiguieron más poder con la creación de una segunda central sindical (Committee for
Industrial Organization). Además, el número de desempleados descendió de 14 millones
a 7.5 millones entre 1933 y 1937.
- Los Totalitarismos
Con todo, cuando estalló la primera guerra mundial (1914) las mayorías dentro
de cada partido socialista apoyaron la entrada en la guerra de sus propios países. Junto
a la tendencia conservadora ya apuntada, esta contradicción práctica acabó por minar su
prestigio.
En la misma década de los veinte, dentro del mundo occidental, surgen tendencias
totalitarias, que atribuyen todo el poder al Estado. En Italia (1922) Mussolini, a través del
fascismo, y Hitler en Alemania (1930), por medio del nacionalsocialismo, ocupan el
poder político y acaban con la democracia. El gran argumento que manejan es la
eficacia con la que han remontado la crisis económica entregando todo el poder al
Estado.
- Crack del 29
El crack del 29 fue una crisis financiera que tuvo lugar en octubre de 1929 y fue
la caída más devastadora de la bolsa en Estados Unidos.
Entre 1926 y 1929 se produjo un desfase cada vez más pronunciado entre la
economía real y la actividad bursátil, esta fue la principal causa que provocó el desplome
de la economía estadounidense.
Las terribles consecuencias del crack del 29 fueron más allá de las fronteras
estadounidenses y tuvo durísimas repercusiones en el continente europeo. Las quiebras
bancarias causaron que muchos depositantes optasen por el oro y el dinero en efectivo
frente a los depósitos bancarios, con lo que la inversión quedó paralizada.
Por otra parte, el descenso de los precios dejó con escaso poder de decisión a
los vendedores, mientras que los compradores continuaban a la expectativa. A todo ello,
hay que añadir que el aumento del paro provocó una disminución del consumo, con lo
que las empresas paralizaron la inversión para renovar sus infraestructuras. Ante la
El siglograve
XIX y situación
la reaccióneconómica
contra Escuelas
que seLiberales
vivía en Estados Unidos, el comercio internacional 10
disminuyó notablemente, sobre todo cuando los estadounidenses optaron por repatriar
sus inversiones en el extranjero.
Enfrentó a las dos potencias totalitarias europeas, Alemania e Italia, más Japón,
con los países democráticos (Francia, Inglaterra y Estados Unidos sobre todo), a los que
se añadió la Rusia comunista. Tras la derrota de las potencias totalitarias y el
descubrimiento de los crímenes que se realizaron amparándose en su ideología, se
gesta un panorama nuevo. En el mundo occidental se imponen la democracia en política
y el capitalismo en economía. Con todo, al contarse entre los países vencedores la
Rusia soviética, cuyos ideales, inspirados en el marxismo-leninismo, son opuestos a los
de Occidente, surge la llamada «guerra fría» entre ambos bloques.
- Guerra Fría
La Guerra Fría fue un conflicto entre dos diferentes órdenes económicos. Por un lado se
El siglo XIX y la reacción contra Escuelas Liberales 12
encontraba Estados Unidos de como liberal gracias al FMI (Fondo Monetario
Internacional) y al GATT (Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio).
Mientras que del otro extremo se encontraba la URSS socialista que se organizó con el
CAEM (Consejo de Ayuda Mutua Económica) y los acuerdos bilaterales establecidos
con otras economías planificadas. Acercándose los 80s, el lado socialista estaba perdido
ya que el capitalismo iba tomando su lugar en el mundo.
La Guerra Fría no debe reducirse a una disputa entre sistemas productivos, sus
dimensiones económicas permanecen, en general, subestimadas en la historiografía.
Cuando se trata de economía política internacional es más fácil para los historiadores
generalizar. La guerra fría se presta a un análisis de paradigmas económicos.
Después de ello, el orden económico liberal se enfrentó a muchos retos. Las recesiones
agudas coincidieron con una inflación persistente, para disgusto de los economistas
seguidores del keynesianismo, que durante mucho tiempo sostuvieron que el capitalismo
podía manejarse para evitar recesiones prolongadas. Unos de los principales
adversarios y críticos del capitalismo en este país eran La OPEP (Organización de
Países Exportadores de Petróleo) y los proponentes del Tercer Mundo de un Nuevo
Orden Económico Internacional anti liberal (NOEI). Los revolucionarios de derecha
fueron los más provechosos en el tema. Hacia el final de la década, una revolución del
mercado libre se estaba agitando en el mundo liberal. Se empezaba a conocer más la
economía liberal, debido a que la sociedad observaba cambios más dinámicos.
Consecuencias económicas
Existen ciertos riesgos al tratar de ubicar los cambios del capitalismo durante la guerra
fría en los años de 1970. Analizando los temas de riesgo que se dieron durante la guerra
fría y el efecto que tuvo sobre la Economía Política Internacional, podemos saber que se
da el re-descubrimiento del libre mercado, el crecimiento del capitalismo post-industrial,
el resurgimiento de la globalización, etc. Esto ha provocado una disputa ideológica entre
historiadores. Si tomamos un contexto histórico diferente, tenemos que analizarlo desde
sus principios relacionados a los años setentas; en los que cambiaría la Economía
Política Internacional y no en sí la Guerra Fría; más bien estaríamos hablando de la
confusión económica de principios del siglo veintiuno involucrando diferentes
implicaciones como lo fueron las hipotecas de alto riesgo, la crisis financiera global, la
crisis del euro, entre otras.
La geopolítica de la Guerra Fría se vio definida por las malas relaciones y rivalidad entre
la Unión Soviética y los Estados Unidos. Alejando así los países socialistas de los
liberales. En ambos lados, tanto en el este como el oeste, se observaron tasas de
crecimiento magníficas durante los años de 1950 y 1960.
Por los años treinta, las empresas comerciales de Occidente eran mayormente
consideradas privadas, y la Unión Soviética perseguía estrategias de acumulación
forzada que construían industrias pesadas (carbón, acero, electricidad, etc.) a través de
métodos violentos y coercitivos. Sin embargo, después de 1945, los sectores públicos se
expandieron en Occidente, y la Unión Soviética comenzó a reorientar sus planes
económicos hacia las necesidades de los consumidores.
En comparación con la década de 1930, cuando la Unión Soviética logró una autonomía
sustancial del mundo capitalista, las relaciones fronterizas económicas desarrolladas en
la Guerra Fría, durante los años setentas, se fueron agudizando. Sin embargo, la
El sigloagitación
XIX y la reacción contra
económica deEscuelas
la décadaLiberales
se originó en Occidente, y los propagandistas 14
soviéticos no perdieron la oportunidad de señalar que las crisis recurrentes del
capitalismo habían regresado. Sin embargo, la despreocupación no impidió el derrame.
En la década de 1980, la Unión Soviética tuvo una implosión, Europa del este desertó y
China abrió, el sistema socialista se desintegró, llevando la Guerra Fría a un final
efectivo.
Existe un enfoque que presenta la crisis del socialismo como endógeno al sistema
socialista. Desde este punto de vista, las explicaciones para el fracaso no necesitan
buscar más allá de las ineficiencias y limitaciones inherentes a la economía de comando
socialista. Otro enfoque, que atrajo menos partidarios, propone en cambio que el
sistema socialista permaneció estable, pero fue víctima de desarrollos exógenos en la
economía mundial capitalista. La mayoría de los estudiosos se ubican en algún lugar
entre estas dos posiciones y enfatizan tanto las fallas endógenas del sistema socialista
como su incapacidad para adaptarse a las cambiantes condiciones internacionales.
Plan Marshall
El Plan Marshall fue muy exitoso. Los países de Europa occidental involucrados
experimentaron un aumento en su producto nacional bruto de 15 a 25 por ciento durante
este período. El plan ha contribuido en gran medida a la rápida renovación de las
industrias química, ingeniería y acero de Europa Occidental.
Durante cuatro décadas, el gobierno de los Estados Unidos libró la Guerra Fría. Esto
provocó cambios masivos en la asignación de recursos, con efectos en muchas
dimensiones del desempeño económico de la nación. La economía de la Guerra Fría
derivó de la asignación de recursos por parte del gobierno, pero, en el contexto de las
instituciones políticas estadounidenses, las acciones del gobierno no pueden entenderse
completamente si no es por las preferencias del público y la política que conectaba a los
gobernantes y los gobernados.
Gasto militar
Culminando un período de recesión, el gasto militar real alcanzó su bajo presupuesto en
la posguerra en 1947, con $10 mil millones en dólares corrientes, equivalentes a
aproximadamente el 4.3 por ciento del PNB (Producto Nacional Bruto), pero, en 1947 las
relaciones con la Unión Soviética se deterioraron, especialmente a los ojos del
presidente y los funcionarios del Departamento de Estado y el Departamento de
Defensa.
Winston Churchill había advertido que una cortina de hierro estaba descendiendo entre
la Europa controlada por los soviéticos y Occidente.3 Para la gente del Main Street, sin
embargo, otras preocupaciones tenían prioridad. Aunque las encuestas mostraban una
creciente conciencia de la agresividad soviética, la mayoría de los estadounidenses aún
no estaban preparados para emprender el peligroso y costoso trabajo de oponerse a
Rusia.
La desaceleración subsiguiente duró solo dos años, dejando los desembolsos anuales
de defensa durante la próxima década casi tres veces más que lo que habían sido a
fines de la década de 1940. Durante el período de 1947-50, el gasto militar real anual
nunca superó los $ 60 mil millones; después de 1952, nunca cayó por debajo de $ 143
mil millones, y por lo general era sustancialmente más alto. Samuel Huntington,
estudioso destacado de la política de defensa de Estados Unidos, especuló que "sin la
guerra, el aumento probablemente habría sido aproximadamente del tamaño de 1948-
1949", es decir, 20 por ciento, en lugar de casi 200 por ciento.
El sigloDe
XIX1948
y la reacción contra
a 1989, el PNBEscuelas Liberales
real aumentó a una tasa promedio de 3.1 por ciento por año. 17
Las tasas de crecimiento promedio de las partes componentes del PNB real fueron las
siguientes: gasto privado real: 3.0% por año; gasto real no militar del gobierno: 4.5% por
año; y gasto militar real: 1.9% por año.
Política Económica
Desde 1948 hasta finales de los 60’s, la ideología dominante de la Guerra Fría y un
consenso bipartidista sobre defensa y política exterior, centrado en la contención global
del comunismo y la disuasión de un ataque soviético contra Europa occidental o Estados
Unidos, respaldaron la inédita asignación de recursos al establecimiento militar "en
tiempo de paz".
La hostilidad retórica del presidente Reagan hacia el "imperio del mal" de la Unión
Soviética y la posición generalmente dura de su administración, especialmente durante
su primer mandato, dio un brillo renovado a la deslucida ideología de la Guerra Fría.
La era de la Guerra Fría fue testigo de una nueva relación de la actividad militar con la
economía política de los Estados Unidos. Antes de la Segunda Guerra Mundial, la
asignación de recursos a fines militares se mantuvo en niveles simbólicos, por lo general
no más del 1 por ciento del PNB (Producto Nacional Bruto), excepto durante la guerra
real, que ocurrió con frecuencia. El tiempo de guerra y el tiempo de paz fueron distintos,
y durante el tiempo de paz, es decir, casi todo el tiempo, el costo de oportunidad social
de armas de fuego era casi nulo. El antiguo régimen terminó en 1940.
La aceleración masiva de principios de la década de 1940 llevó la porción militar del PIB
(Producto Interno Bruto) a más del 41 por ciento en su pico en 1943-1944. A pesar de
una enorme desaceleración después de la caída, en 1947, en la depresión de la
posguerra, el sector militar aún representó el 4.3 por ciento del PNB, tres veces la cuota
de 1939.
El sigloElXIX y lanivel
alto reacción
básicocontra Escuelas
de gastos Liberalesdurante la Guerra Fría resultó de la ideología
de defensa 18
dominante del anticomunismo global, que convocó diversas doctrinas de política exterior
(por ejemplo, la Doctrina Truman, represalias masivas, la Doctrina Reagan) y
compromisos militares (por ejemplo, la OTAN), tratados bilaterales de defensa, asesores
militares de los Estados Unidos en América Latina. La “ideology alone”, sin embargo, fue
un apoyo insuficiente, y las crisis episódicas desempeñaron un papel esencial en el
mantenimiento del apoyo público a los grandes gastos militares. La élite nacional de
seguridad advirtió sobre un "vacío" tras otro, la mayoría de los cuales se volvieron
exagerados o inexistentes. Dado el secreto en el que se guardaba mucha información
relacionada con la defensa, era inevitable que la élite nacional de seguridad utilizara su
acceso exclusivo a la información para promover sus propios intereses, que a veces
entraban en conflicto con las preferencias del público. Hubo límites, sin embargo, y en
las luchas políticas, los intereses militares a veces se pierden. Las autoridades no
siempre podían inducir al error a la ciudadanía, especialmente cuando estaban
involucradas muchas muertes y el aumento de los impuestos, incluida la inflación no
anticipada. Pero las limitaciones impuestas a los responsables de las políticas, sujetas al
desplazamiento informativo e ideológico y receptivas a la crisis percibida, eran en sí
mismas elásticas y manipulables.
Habitualmente se resume en la expresión francesa laissez faire, laissez passer («dejen hacer,
dejen pasar»), que, no obstante, es el lema de la fisiocracia, una teoría económica precedente.
Incluye un espectro de diferentes políticas económicas, tales como la libertad de circulación de
mercancías, pero siempre se basa en un fuerte apoyo a la economía de mercado y la propiedad
privada.
El liberalismo es una doctrina política que defiende la libertad individual, preconiza el Estado
limitado (restringe la intervención del Estado en la vida social, económica y cultural), promueve la
iniciativa privada, propugna por la igualdad ante la ley y aboga por la paz.
Asimismo, se identifica como una actitud que proponga la libertad y la tolerancia en las
relaciones humanas, fundamentada en el libre albedrío y en el principio de no agresión (vid.
Escuela de Salamanca). Promueve, en suma, las libertades civiles y económicas y se opone al
absolutismo, al despotismo ilustrado, al conservadurismo, los sistemas autoritarios, dictatoriales
y totalitarios. Constituye la corriente en la que se fundamentan tanto el Estado de derecho como
la democracia representativa y la división de poderes.
- Laissez faire
El siglo XIX y la reacción contra Escuelas Liberales 19
La frase laissez faire, laissez passer es una expresión francesa que significa «dejen hacer, dejen
pasar»; una práctica caracterizada por una abstención de dirección o interferencia especialmente
con la libertad individual de elección y acción; una doctrina que se opone a la injerencia
gubernamental en asuntos económicos, permitiendo así la asignación más eficiente de recursos
en una economía, y las únicas regulaciones gubernamentales que existan serán para proteger
los derechos individuales de la persona, derechos de propiedad y nada más, lográndose así una
absoluta libertad en la economía: un completo, puro, incontrolado, no regulado libre mercado
(libre manufactura, bajos o nulos impuestos, libertad de contratos, libre mercado laboral, cero
aranceles y subsidios, abolición de los privilegios especiales, no hay límites mínimos y máximos
a los precios de los bienes y servicios ya que son establecidos por la oferta y la demanda y la
apertura de las rutas comerciales mundiales al libre intercambio internacional y la competencia
entre los ciudadanos de todos los países que tratan directamente uno con otro, etc.), forma parte
de la creencia de que los gobiernos no deben interferir en la vida de las personas.
La única función del gobierno, en tal sociedad, es la tarea de proteger los derechos naturales del
hombre, es decir, la tarea de protegerlo de la fuerza física. El gobierno actúa como agente del
derecho del hombre a la autodefensa y puede utilizar la fuerza sólo en represalia y sólo contra
quienes inicien su uso; Por lo que el gobierno es el medio para poner bajo control objetivo el uso
represivo de la fuerza.
La expresión laissez faire también se usa para referirse al capitalismo en estado puro, o
«capitalismo laissez-faire». El capitalismo en estado puro llega a existir cuando el Estado está
separado por medios constitucionales de la economía y el mercado, de la misma manera en la
que en la actualidad se da la separación entre el Estado y la iglesia. Cabe destacar que el
sistema nunca ha sido experimentado, ya que, hasta la actualidad todos los países han tenido
economías mixtas. No obstante, la filosofía del laissez-faire ha sido defendida también por
corrientes anticapitalistas como el socialismo ricardiano, el mutualismo y el libertarismo de
izquierda promercado en general.
De forma completa, la frase es: Laissez faire et laissez passer, le monde va de lui même; «Dejen
hacer, dejen pasar, el mundo va solo» y fue usada por primera vez por Vincent de Gournay,
fisiócrata del siglo XVIII, contra el intervencionismo del gobierno en la economía.
Desde el ámbito jurídico del positivismo formal, esta frase se presenta como una aparente
despolitización del Estado, para asegurar la libertad económica, política y social.
- Historia:
En la segunda mitad del siglo XVIII, al calor de la Revolución Industrial inglesa, Adam Smith
desempeñó un papel muy importante en la popularización de las teorías económicas del laissez-
faire, siendo considerado el padre de las teorías de libre mercado o librecambismo. Aunque
existieron precursores de estas teorías por ejemplo en la Persia medieval como Al Ghazali y Al
Tusi. Adam Smith comprendía este término como la «no intervención» del Estado en una vida
económica, principalmente en el campo de la producción. También decía que el Estado era un
mal administrador (porque no estaba interesado en una buena administración, debido a que no
El siglo
utiliza XIX ypropios).
fondos la reacción
La contra EscuelasdeLiberales
idea principal estas teorías era la no injerencia de los estados en 20
asuntos económicos. Según Adam Smith, había una mano invisible que guiaba a la economía de
mercado por la cual la suma de los egoísmos responsables repercutiría en beneficio de toda la
sociedad y el desarrollo de la economía. Las regulaciones estatales, desde este punto de vista,
resultaban poco deseables.
En la Francia del siglo XVIII la expresión laissez faire era la fórmula mediante la cual los
revolucionarios comprimían su programa. Su objetivo era el establecimiento de una economía de
mercado sin obstáculos. Con el afán de alcanzar dicho fin abogaban por la abolición de todas las
leyes que prevenían que gente más eficiente superara a competidores menos preparados.
Hoy día se utiliza como sinónimo de una versión radical del liberalismo económico, pero sin las
regulaciones pro mercado promovidas por los liberales.
Fundamentos
Estos axiomas constituyen los elementos básicos del pensamiento del laissez-faire, aunque otro
elemento básico ya menudo desatendido es que los mercados deben ser competitivos, una regla
que los primeros defensores del laissez-faire siempre han enfatizado. Para maximizar la libertad
y permitir que los mercados se autorregulen, los primeros defensores del laissez-faire
propusieron un impuesto único, un impuesto sobre la renta de la tierra para reemplazar todos los
impuestos que dañan el bienestar penalizando la producción.
- Adam Smith
El país que sobresalió en su economía fue Francia, quien contaba con muchas fuentes
El siglo XIX y la reacción contra Escuelas Liberales 21
económicas y pudo salir en un periodo corto de tiempo de esta crisis. Smith era escocés y
se formó en las universidades de Universidad de Glasgow y la de Universidad de Glasgow
Oxford. En la primera fue profesor de Lógica y de Filosofía Moral. En el año 1776 publicó
su obra principal: La riqueza de las naciones. Smith abordó a la economía desde la
filosofía. Era un ferviente defensor de las leyes de la naturaleza, del orden natural, y
cuestionaba las imperfecciones de las instituciones humanas. Para él la conducta humana
obedece de manera natural a las siguientes motivaciones: el egoísmo, la conmiseración,
el derecho de ser libre, el sentido de la propiedad, el hábito del trabajo y la tendencia al
intercambio. Si al hombre se lo deja en libertad, no sólo conseguirá su propio beneficio,
sino también impulsará el bien común. Así Smith justificaba su reivindicación de dejar en
libertad las relaciones de intercambio entre los hombres. El libre juego de las motivaciones
nombradas conduce a un equilibrio natural. Cada individuo al buscar su provecho
individual «es conducido por una mano invisible a promover un fin que no entraba en su
propósito», el bienestar general. Dice al respecto: «nunca he sabido que hiciesen mucho
bien aquellos afectos a trabajar por el bien público». Todo esto da pie a uno de los
fundamentos del pensamiento liberal acerca de la libre interacción entre oferentes y
demandantes en los mercados, sin ningún tipo de intervenciones estatales sobre ellos. A
Smith también le preocupó el origen del valor de las mercancías y sobre la base de ideas
dejadas por William Petty (1623-1687) y Richard Cantillon (1680-1734) elaboró la Teoría
del valor-trabajo, la cual considera que el origen del valor de intercambio (valor de cambio)
de las mercancías está en el trabajo del hombre. Divide al valor en dos: el "valor de uso"
que es la utilidad que posee un objeto determinado, mientras que el "valor de cambio" es
la capacidad de un objeto para ser intercambiado por otros y está determinado por el
tiempo de trabajo humano incorporado en su producción. Por otra parte, le inquietaba que
mientras los seres humanos se reproducían, la tierra no lo hacía, lo cual provocaría en
algún momento del tiempo una situación de escasez de alimentos. Para esto proponía que
los salarios en la economía debían ser de subsistencia, o sea, lo necesario para la
subsistencia del trabajador y su familia. Consideraba que si el ingreso de las familias fuese
mayor al de subsistencia, el crecimiento poblacional se aceleraría. Algo que observaba en
su época era que se había pasado de la producción artesanal, en la cual un mismo
artesano realizaba todas las operaciones, a una división del trabajo, en la cual cada
operario realizaba una sola operación, como por ejemplo, hacer puntas de alfileres. Esto
permitía que quien lo hiciera se especializara en dicha operación, mejorando los tiempos
de producción y la calidad de lo elaborado. Cualquier productor que buscara su beneficio
individual se vería obligado a dividir el trabajo de su empresa y de esta manera estaría
maximizando la producción de toda la economía. Eran las motivaciones de la conducta
humana las que garantizarían el crecimiento permanente del todavía entonces incipiente
capitalismo británico. Decía: «En un sistema de laissez-faire, el aceite del interés personal
mantiene funcionando milagrosamente los engranajes económicos. No es necesario un
planificador [...]. El mercado resuelve todos nuestros problemas». Así se afirma que Smith
era un optimista acerca del futuro de las economías, ya que su crecimiento permanente
estaba garantizado por las motivaciones de la conducta humana y la división del trabajo.
- Escuela clásica
El siglo XIX y la reacción contra Escuelas Liberales 22
La escuela clásica es considerada por muchos como la primera escuela moderna de
economía. Existe un consenso generalizado que indica que la economía moderna surge
con la publicación en 1776 de la “Riqueza de las Naciones” porque ofrece un análisis
sistemático y diferencial del estado de la problemática económica de su época. Una
característica interesante de esta Escuela es el matiz moral, que indicaba que el egoísmo
de los agentes sociales proveía a la economía en su conjunto de efectos positivos.
La producción ofrecida por las empresas viene determinada por el nivel de pleno empleo
(a través de la función de producción). Por tanto, la oferta domina sobre la demanda. La
curva de oferta es vertical y es la que determina el nivel de producción y por lo tanto de
equilibrio; variaciones en la demanda tan sólo producen variaciones en los precios.
Fue desplazado en gran parte por escuelas marginalistas de pensamiento (tal como la
escuela austriaca), que desde su perspectiva el valor deriva de la utilidad marginal que los
consumidores encuentran en un bien antes que en el costo de los insumos que componen
el producto.
La obra publicada en 1776 por Adam Smith, “La riqueza de las naciones”, está
considerada como el inicio del liberalismo económico. Su influencia es tal que establece
el momento en el que se empezó a hablar de economistas clásicos.
Smith, como otros economistas antes que él, tenía como objetivo estudiar la
mejor manera de que la sociedad se enriqueciera y, con ella, el Estado. Sin embargo, a
diferencia de otras corrientes, llegó a la conclusión de que era el individuo el que debía
tener todo el control sobre las relaciones económicas.
Para él, el enriquecimiento estatal era posterior al individual, tal y como dejó
dicho: “Cuando uno trabaja para sí mismo sirve a la sociedad con más eficacia que si
trabaja para el interés social”.
- ESCUELA MARXISTA
Marx se propone encontrar las leyes objetivas que rigen las relaciones sociales
de producción en el sistema capitalista, desenmascarando su carácter contradictorio. El
marxismo propone que cada individuo reciba íntegramente el fruto de su trabajo. Para
ello es necesario suprimir la propiedad privada de los medios de producción y destruir la
estructura capitalista de la clase dominante y afirma que la clase obrera debe destruir
todas las formas de explotación legalizadas por el estado burgués, aclarando que el
individuo “no puede emanciparse más que en su clase y por su clase”. Marx conserva de
la filosofía de Hegel el “método dialéctico”, que establece que la realidad es cambiante.
A partir de Hegel, Marx desarrolla su teoría del “materialismo dialéctico”, según la cual
“la conciencia del hombre no origina su forma social de vida, sino por el contrario, esta
forma social de vida es la que condiciona y determina su conciencia”.
El avance de la revolución industrial era tal, que las fuerzas de las maquinas
desplazaban trabajo humano y las mujeres y los niños debían emplearse en las fábricas.
Según Marx toda sociedad que tenga una organización social de clases,
El siglo XIX y la reacción contra Escuelas Liberales 24
generara un conflicto entre estas, impulsando las sociedades a los cambios y a las
revoluciones, la revolución burguesa en Francia y el levantamiento de los esclavos en
Roma y de los campesinos en el feudalismo.
Teoría del valor: Marx determina que la magnitud del valor de una mercancía
no es más que la cantidad de trabajo socialmente necesario para su producción, dado el
estado del arte y la técnica. El trabajo que hace cada persona de denomina concreto.
APORTES TEORICOS:
1°- Teoría del valor. Esta escuela desarrolló toda una teoría del valor que es
bastante abstracta. Dentro de ella hay si un aspecto que tiene gran interés humano:
considera que, en el sistema de producción industrializado, llamado capitalismo, hasta el
hombre llega a ser una mercancía. El marxismo critica entonces que el obrero se haya
convertido en una mercancía y que el proletariado no sea dueño ni siquiera, de su
trabajo, porque ha debido arrendarlo por el tiempo y por el precio fijado por el
empresario.
Esto además tiene otros agravantes entre ellos el fenómeno llamado “plusvalía”,
que es el mayor valor que le saca un empresario a un producto gracias a un trabajo
hecho gratuitamente. Este es un vicio del sistema capitalista, la raíz del cual está la
propiedad privada, en los medios de producción y cambio. A este problema se le da una
El siglosolución
XIX y la reacción contra Escuelas
filosófico-económico que Liberales
incide: en la desaparición de la propiedad privada, en 25
la expropiación de los medios de producción y cambio teniendo como meta la
socialización.
2°- Plus-valía. Esta tiene otros agravantes, como por ejemplo “supongamos que
lo que mantiene vivo al obrero tenga un valor de 5 horas diarias. Solo el valor de esas
cinco horas, y no más. Es lo que el empresario paga al obrero, tanto porque ese es el
verdadero valor (valor trabajado) de la mercancía que el obrero vende, como porque el
trabajo como todas las mercancías, están sometido, sin defensa alguna a la ley de la
oferta y la demanda, o sea que l obrero tiene que vender su trabajo al precio que quieran
pagarle. Pero al obrero que le pagan solo 5 horas diarias, tiene trabajar la jornada
ordinaria entera de 8 horas y por ende, produce el valor de 8 horas de trabajo para el
empresario, el empresario se beneficia con las tres horas de diferencia lo que constituye
el lucro y las utilidades en que se funda la empresa capitalista.
Esta escuela asocia el tipo de estado al tipo de sistema económico y por eso
habla de sistema esclavista, de estado feudal, de estado burgués.
Los teóricos son bien conocidos: Hobbes (1588-1672), Locke (1632-1704), Montesquieu
(1689-1755) y Rousseau (1712-1778) para la política, Adam Smith (1723-1790) y David Ricardo
(1772-1823) para la economía.
Las teorías, y sobre todo la realidad del liberalismo en todos los terrenos, fueron discutidas
por pensadores a los que genéricamente llamamos socialistas.
- El socialismo pre marxista, fue la primera reacción contra el nuevo orden de cosas.
Roberto Owen (1771-1858) en Inglaterra y EE.UU., Saint-Simon (1760-1825), Fourier
El siglo(1772-1837) y Cabet
XIX y la reacción (1788-1856)
contra en Francia son los padres del socialismo al que Marx
Escuelas Liberales 27
denominó peyorativamente «utópico». Tan cierto como la utopía de algunas de sus
ideas es que son los primeros en descubrir la injusticia del sistema capitalista y en
plantear una alternativa, en la que, junto a análisis parciales y soluciones imposibles a
corto plazo, algunas merecieron más atención de la que cosecharon: la reforma moral,
por ejemplo, y su intuición de lo que serían las futuras cooperativas, fusión de capital y
trabajo. Son también enormemente críticos con la teoría política liberal y denuncian con
realismo las libertades meramente formales o la ineficacia de las reformas políticas que
no solucionan la miseria de los trabajadores. En todos ellos y en Proudhom (1809-1865)
se detecta una desconfianza innata en la política. Tras ellos, en torno a la revolución de
1830 en Francia, surgen pensadores que insisten más que los utópicos en la reforma
política: L. Blanc (1811- 1882) es su principal figura.
- Corresponde a Karl Marx (1818-1883) haber concebido una ideología que permitió a la
clase proletaria analizar la situación desde una perspectiva propia, de clase, y, a la vez,
descubrir que el cambio deseado sólo sería posible ocupando el poder político. Con la
colaboración de F. Engels (1820-1895) elaboró una teoría económica y, aunque más
sucintamente, también política. Su crítica al capitalismo la realiza desde un doble punto
de vista. Moralmente le acusa de injusto e inhumano por haber producido una sociedad
donde una minoría —la clase dominante— posee el poder económico y político,
mientras que la mayoría —la clase dominada— no posee más que la fuerza de su
trabajo. Pronostica además la inviabilidad y ausencia de futuro del capitalismo por tres
razones: engendra necesariamente crisis por estar presidido por el lucro egoísta; es ana-
crónico, por querer mantener un sistema arcaico —la propiedad privada de los bienes de
producción— y caerá arrastrado por la fuerza del proletariado, que saltará ante las
presiones a las que se ve sometido. Puesto que la clave del capitalismo es la propiedad
de los bienes de producción, el propósito de Marx es desprivatizarla. Desaparecida la
propiedad, desaparecerán también las clases sociales, los trabajadores percibirán el
fruto íntegro de su trabajo y el Estado perderá buena parte de su razón de ser.
Junto a esta ideología, Marx propició la divulgación de sus ideas a través de la AIT, la
Asociación Internacional de Trabajadores, que más tarde se conocería como Primera
Internacional, fundada en Londres en 1866. Convencido de que la revolución era
imposible entonces, decidió prepararla, dando una ideología y alentando a obreros de
diversos países que, a través de sindicatos y partidos, hiciesen posible un día la
posesión del poder político por la clase trabajadora, para, desde ahí, acabar con la
propiedad privada y el poder económico de la clase dominante. Es claro que, actuando
así, Marx ofrecía a los proletarios la posibilidad de pasar a ser actores y no sólo
espectadores pasivos de la historia. Y que en esto está la raíz de su influjo.
Es también cierto que Marx no vio su esfuerzo coronado con el éxito. En 1872 se separó
de él M. Bakunin (1814-1876), que dio origen al anarquismo, cuyo fin era acabar no sólo
con la propiedad privada de los bienes de producción, sino también con la forma de
Estado. Esta escisión acabó con la Primera Internacional. En 1883 murió Marx sin ver
realizados sus sueños ni unido al movimiento obrero. Sólo a los seis años de su muerte,
El sigloen
XIX1889, un grupo
y la reacción de seguidores
contra suyos daba vida —ya sin los anarquistas— a la
Escuelas Liberales 28
Segunda Internacional.
- Clases de Socialismo:
El socialismo utópico
Con la revolución industrial, iniciada en la Inglaterra de fines del siglo XVIII, el poder de
la burguesía fue en aumento y el capialismo contemporáneo se consolidó. Este
capitalismo basado en la propiedad privada de los medios de producción tenía como
doctrina al liberalismo económico. Según éste, como vimos, el estado no debía intervenir
en las cuestiones sociales y económicas. Esto ocasionó la desprotección obrera y un
indisimulable fortalecimiento de los grupos patronales.
Ese cuadro de situación explica la aparición durante la primera mitald del siglo XIX de la
ideología socialista como oposición a las desmesuradas y falta de equidad del sistema
capitalista.
Louis Blanc propuso un sistema económico en el que una parte de la industria estuviese
en manos del estado y otra en poder de los trabajadores.
El socialismo científico
El marxismo propone que cada individuo reciba íntegramente el fruto de su trabajo. Para
ello es necesario suprimir la propiedad privada de los medios de producción y destruir la
estructura capitalista de la clase dominante y afirma que la clase obrera debe destruir
todas las formas de explotación legalizadas por el estado burgués, aclarando que el
individuo “no puede emanciparse más que en su clase y por su clase”. Marx conserva de
la filosofía de Hegel el “método dialéctico”, que establece que la realidad es cambiante.
A partir de Hegel, Marx desarrolla su terotía del “materialismo dialéctico”, según la cual
“la conciencia de los hombre no origina su forma social de vida, sino por el contrario,
esta forma social de vida es la que condiciona y determina su conciencia”.
Los socialistas o socialdemócratas (por aquel entonces, los dos términos eran
sinónimos) eran miembros de partidos centralizados o de base nacional organizados de
forma precaria bajo el estandarte de la Segunda Internacional Socialista que defendían
una forma de marxismo popularizada por Engels, August Bebel y Karl Kautsky. De
acuerdo con Marx, los socialistas sostenían que las relaciones capitalistas irían
eliminando a los pequeños productores hasta que sólo quedasen dos clases antagónicas
enfrentadas, los capitalistas y los obreros. Con el tiempo, una grave crisis económica
dejaría paso al socialismo y a la propiedad colectiva de los medios de producción.
Mientras tanto, los partidos socialistas, aliados con los sindicatos, lucharían por
conseguir un programa mínimo de reivindicaciones laborales. Esto quedó plasmado en
el manifiesto de la Segunda Internacional Socialista y en el programa del más importante
partido socialista de la época, el Partido Socialdemócrata Alemán (SPD, fundado en
1875). Dicho programa, aprobado en Erfurt en 1890 y redactado por Karl Kautsky y
Eduard Bernstein, proporcionaba un resumen de las teorías marxistas de cambio
histórico y explotación económica, indicaba el objetivo final (el comunismo), y establecía
una lista de exigencias mínimas que podrían aplicarse dentro del sistema capitalista.
Estas exigencias incluían importantes reformas políticas, como el sufragio universal y la
igualdad de derechos de la mujer, un sistema de protección social (seguridad social,
pensiones y asistencia médica universal), la regulación del mercado de trabajo con el fin
de introducir la jornada de ocho horas reclamada de forma tradicional por anarquistas y
sindicalistas y la plena legalización y reconocimiento de las asociaciones y sindicatos de
trabajadores.
Los socialistas creían que todas sus demandas podían realizarse en los países
democráticos de forma pacífica, que la violencia revolucionaria podía quizás ser
necesaria cuando prevaleciese el despotismo (como en el caso de Rusia) y descartaban
su participación en los gobiernos burgueses. La mayoría pensaba que su misión era ir
fortaleciendo el movimiento hasta que el futuro derrumbamiento del capitalismo
permitiera el establecimiento del socialismo. Algunos —como por ejemplo Rosa
Luxemburg— impacientes por esta actitud contemporizadora, abogaron por el recurso de
la huelga general de las masas como arma revolucionaria si la situación así lo requería.
El siglo XIX y la reacción contra Escuelas Liberales 30
El SPD proporcionó a los demás partidos socialistas el principal modelo organizativo e
ideológico, aunque su influencia fue menor en la Europa meridional. En Gran Bretaña los
poderosos sindicatos intentaron que los liberales asumieran sus demandas antes que
formar un partido obrero independiente. Hubo, pues, que esperar hasta 1900 para que
se creara el Partido Laborista, que no adoptó un programa socialista dirigido hacia la
propiedad colectiva hasta 1918.
Principios:
El estado debe intervenir en la economía, dirigirla o regularla para evitar que la libre
competencia polarice la sociedad en pocos ricos y muchos pobres
Como garante de bienestar social, el estado puede expropiar los medios de producción
que considere de utilidad pública
El proletariado se define como la clase social que carece de todo tipo de propiedad y que para
sobrevivir necesita vender su fuerza de trabajo por un salario. Forman parte del proletariado,
sean o no conscientes de ello, los asalariados, los parados, los precarios, los jubilados y los
familiares que dependen de ellos. En España forman parte del proletariado los seis millones de
parados y los dieciséis millones de asalariados que temen engrosar las filas del paro, amén de
una cifra indefinida de marginados, que no aparecen en las estadísticas porque han sido
excluidos del sistema.
Capitalistas serían todos los propietarios de medios de producción, o altos gerentes con poder
de decisión (aunque fueran asalariados) de grandes empresas privadas o estatales. Constituyen
menos del uno por ciento de la población, pero su influencia política es absoluta, y determinan
las líneas económicas que se aplican y afectan a la vida cotidiana de la totalidad de la población.
Su lema sería: “Todos los gobiernos al servicio del capital; cada gobierno contra su pueblo”.
Los intereses del proletariado se expresaron en el desarrollo del movimiento obrero y en las
diversas teorías sociales (socialismo utópico, anarquismo, marxismo), que aspiraban a
transformar la sociedad o a sustituirla por otra nueva en la que desaparecieran las desigualdades
económicas.
Consideran Marx y Engels que el conflicto entre burguesía y proletariado es el último en la lucha
de clases porque los proletarios no tienen propiedad privada, de manera que están obligados a
abolirla para dar por terminado todo antagonismo: Los proletarios no pueden conquistar las
fuerzas productivas sociales sino aboliendo el modo de apropiación en vigor; y, por tanto, todo
modo de apropiación existente hasta nuestros días. Los proletarios no tienen nada que
salvaguardar; tienen que destruir todo lo que hasta ahora ha venido garantizando y asegurando
la propiedad privada existente.
4.5 LIBERALISMO Y CAPITALISMO
Según se realice desde una perspectiva marxista o liberal, el estudio del capitalismo conduce a
juicios radicalmente contradictorios. Analizando desde las posiciones ideológicas del liberalismo,
el capitalismo se manifiesta como el único sistema económico capaz de asegurar a cada hombre
el libre ejercicio de sus facultades. La laboriosidad y el ahorro actúan en él, como instrumento de
prestigio social y de afirmación de las capacidades individuales. La libre iniciativa conduce a la
optimización de las capacidades de producción disponibles y asegura, por consiguiente, el
crecimiento económico y el bienestar social.
La teoría marxista, por el contrario, cree descubrir en el capitalismo una contradicción esencial
entre el carácter social del trabajo y la apropiación privada de la nueva riqueza generada,
contradicción que se expresaría en un antagonismo irreductible entre las clases básicas de la
sociedad capitalista: el proletariado y la burguesía. Del mismo modo, la igualdad política formal
proclamada por el liberalismo se reduciría a la nada como consecuencia de la desigualdad
económica, y el aparato estatal serviría fundamentalmente para la exclusión de las masas
trabajadoras de la vida política.
Porque si no existe, si el capital no es privado, sino colectivo, y los trabajadores son esclavos
(recuerden que esclavo es el trabajador que no puede elegir a su empleador, como ocurría en la
URSS, y ocurre en Cuba) no funcionarán los mercados, y la mano invisible sufrirá un ataque de
El siglo XIX y la reacción contra Escuelas Liberales
parálisis. 32
Pero, por lo dicho, el capitalismo es una condición necesaria para que el liberalismo pueda
encarnarse en la realidad, no es al mismo tiempo una condición suficiente. De hecho, el
capitalismo precedió al liberalismo en cosa de seis siglos. El capitalismo nació allá por el siglo XI,
cuando, tras dos siglos de oscuridad, en que casi todas las ciudades desaparecieron, advino un
primer renacimiento de la economía y la cultura y la vida urbana.
Fue precisamente en las ciudades libres de la Edad Media que nació el capitalismo, y generó su
propio derecho, como segregación espontánea de la actividad mercantil ( otro orden
espontáneo!) del cual casi todas las instituciones del moderno derecho comercial proceden.
Pero este florecer de la actividad económica, sin el cual las catedrales románicas y góticas
serían inexplicables, no desarrolló una doctrina liberal que le proporcionase sustentación en el
mundo de las ideas, porque toda la actividad intelectual estaba entonces centrada en la Iglesia, y
ésta, terrateniente, tenía puesta su atención en el mundo rural, donde reinaba el feudalismo,
cuyo tránsito hacia el capitalismo insumiría aún varias centurias. Fue sólo en el segundo
renacimiento , en los siglos XVI y XVII, que se desarrolló una teoría económica del capitalismo,
pero no fue el liberalismo sino su misma antítesis.
Dio en llamarse a esta nueva escuela mercantilismo. Sus principales fuentes literarias son dos:
los dictámenes que los asesores del rey o de sus ministros dirigían a sus superiores, y, en
segundo lugar, los memoriales que ciertos empresarios, y las gremiales de empresarios,
escribían a las mismas autoridades.
Como podría sospecharse, esta escuela pugnó por una política comercial netamente
proteccionista, por la regulación de las industrias, con limitaciones para la entrada de nuevas
empresas a los mercados, por el control de los salarios para evitar subas que pusieran en peligro
la competitividad de las industrias nacionales, y por y el desaliento de la exportación de materias
primas. Algo, en términos generales muy parecido a la orientación de CEPAL, sobre todo bajo
Prebisch.
El siglo XX ha sido un mal siglo para el liberalismo, con la expansión del colectivismo
bolchevique, del fascismo y el nazismo, del neo mercantilismo cepalino, y de diversos otros tipos
de dirigismo. Ha sido un buen siglo para los liberales, en cambio, porque los avances del
enemigo les han obligado a combatir; es decir, a sacudir la complacencia que el éxito siempre
induce; a pensar, por tanto, y a debatir.
Lo que hace esperar -como lo auguran las dos últimas décadas de la presente centuria- que el
El siglo
XXI será XIX y la reacción
un gran contra
siglo liberal. Escuelasradica
La cuestión Liberales
en no aflojar el esfuerzo. 33
El liberalismo, más que una ideología, es un temple, una disposición de ánimo para aceptar la
validez de todas las preguntas. Octavio Paz pedía que del liberalismo y el socialismo surgiera
una nueva doctrina. Aguilar Rivera, Beck, Bravo Regidor, Silva-Herzog y Bartra levantan un
mapa donde abundan los recovecos de las dudas y escasean las planicies de las certezas. Al
final, una tarea: devolverle al liberalismo su talante combativo a partir del reconocimiento de sus
insuficiencias.
¿Es el Partido Republicano de Estados Unidos un partido liberal? Solo un economista podría
responder afirmativamente. Mientras que en temas sociales o políticos no cabe duda que el
partido más apegado a la tradición liberal en Estados Unidos es el Partido Demócrata, en
materia económica daría la impresión de que el monopolio sobre la defensa de las libertades
económicas siempre está, del otro lado de la mesa, con los republicanos. No es un fenómeno
únicamente estadounidense: en muchas partes del mundo el liberalismo económico pareciera
estar políticamente divorciado del liberalismo político y social. ¿Es esto una contradicción en la
tradición liberal? Creo que no, simplemente es reflejo de que en materia económica, como en
otras materias, el liberalismo siempre tiene “dos caras”.
Estas dos caras del liberalismo, en materia económica, suelen articularse alrededor de
respuestas diferentes a preguntas como las siguientes: ¿Es la intervención estatal una forma de
limitar las libertades públicas, en particular las libertades económicas? ¿Puede el Estado ser un
instrumento para afianzar esas libertades? ¿Cuál debe ser la relación entre libertad y desarrollo
económico?
Algunos economistas han respondido estas preguntas calificando cualquier intervención del
Estado en materia económica como una amenaza a las libertades personales y como el origen
de los problemas económicos. Son los llamados economistas de “agua dulce”,2 algunos de sus
predecesores y, en su versión más radical, la llamada “escuela austriaca”. Entre los triunfos de
esta escuela de pensamiento está que en cierta medida han logrado ganar la “marca” de
liberales. Los críticos pertenecientes a esta escuela suelen ser despojados del calificativo de
liberales para adoptar categorías como keynesianos, heterodoxos, etc.
Entre esos críticos siempre ha habido los que consideran que la libertad económica y el poder
del Estado no están necesariamente enfrentados. Por lo menos no de forma inevitable y
prácticamente por definición. En cualquier caso, lo que resulta indispensable reconocer es que el
origen de esta otra tradición en materia económica se puede encontrar en el mismo texto de
Adam Smith que dio origen a la ortodoxia liberal. Como bien ha señalado Robert Heilbroner,
Smith no está en contra de los gobiernos per se, sino en contra de la interferencia del gobierno
en el funcionamiento de los mercados.3 Si revisamos las partes I, II y III del libro quinto de La
riqueza de las naciones encontramos, de hecho, que Smith considera que el Estado debe
encargarse de mantener la ley, el orden y proveer la defensa nacional. Pero, asimismo,
considera que hay obras públicas que el gobierno debe proveer no como forma de entrometerse
enElelsiglo
funcionamiento de los
XIX y la reacción mercados
contra sinoLiberales
Escuelas para reducir los obstáculos que pueden enfrentar la 34
movilidad de bienes y factores de la producción. Es decir, desde Smith hay un reconocimiento al
papel que el Estado puede tener para ampliar libertades económicas, si bien el énfasis de la obra
de Smith está en aquella parte de su libro que da origen a la escuela que hoy llamamos liberal a
secas.
Aun así, no olvidemos que Adam Smith escribió entre 1763 y 1776 y, por tanto, ese Estado al
que crítica con sobrada razón no es un Estado representativo. De hecho, el periodo durante el
cual escribió Smith fue precisamente la etapa en que las colonias británicas en Norteamérica se
separaron del imperio, entre otras razones, por no aceptar la intervención de la Corona en su
organización económica. Con respecto a Estados liberales y relativamente representativos,
susceptibles de ser considerados instrumentos de la sociedad, la crítica de Smith probablemente
habría sido menor. Además, Adam Smith escribió durante una época en la que el crecimiento
económico y los problemas sociales que este trajo consigo no tenían el carácter que adquirieron
en el siglo xix. Fue justamente en dicho siglo y en Estados Unidos donde esa tradición liberal –
llamémosla heterodoxa– tuvo su propio despegue, de la mano del ascenso industrial de la Unión
Americana.
Durante los primeros años de vida constitucional en Estados Unidos Hamilton se encargó de
representar esa tradición en la que el Estado, de hecho, puede intervenir para ampliar las
libertades económicas. Cuando Jefferson y Madison insistieron en que los límites
constitucionales al gobierno federal debían interpretarse de forma estricta, Hamilton replicó que
la Constitución debía interpretarse de forma más flexible, dado que incluía el mandato de
aprobar y aplicar todas las leyes que se consideraran necesarias para el perfeccionamiento de la
Unión. Estas diferencias sobre cómo interpretar la Constitución tenían implicaciones económicas:
Hamilton consideraba que el gobierno federal tenía el derecho de crear un banco nacional,
Jefferson creía que no. Y si bien es cierto que el argumento de Jefferson no era en defensa del
libre mercado, está claro que Hamilton estaba convencido de que la extensión de la actividad del
Estado en la economía no era perjudicial per se, sino al contrario.
Unos cuantos años más tarde fueron el propio Madison y su sucesor Monroe quienes retomaron
la defensa de la intervención del Estado en materia económica de su viejo rival Hamilton. Entre
otros proyectos, estos presidentes impulsaron la construcción de una red de canales que
permitieron la integración del mercado nacional. Sobre el sistema de canales del estado de Ohio,
que complementó la construcción del Canal de Erie, Harry Scheiber escribió hace mucho tiempo
un estudio muy interesante que muestra cómo existen casos específicos en los que la dicotomía
entre libertad económica y poder del Estado es falsa. La construcción de esos canales habría
sido imposible sin la capacidad del gobierno de Ohio para hacerse de los recursos necesarios y
el resultado fue una expansión de libertades económicas concretas para una población amplia.5
Sin estas intervenciones estatales, el despegue económico de Estados Unidos sería imposible
de explicar. ¿Se redujeron libertades en este proceso? Algunas sí. El problema es que, como
apuntó Karl Polanyi hace setenta años, la libertad económica en una sociedad posrevolución
industrial no puede ser considerada un valor absoluto; se trata, más bien, de un valor relativo. En
una sociedad compleja, para usar el lenguaje de Polanyi, restringir ciertas libertades (por
ejemplo, regular
El siglo XIX y la la emisióncontra
reacción de gases) termina
Escuelas siendo la única forma de ampliar otras libertades
Liberales 35
(por ejemplo, la libertad de respirar aire limpio). Esta postura no es ajena a la tradición liberal, ha
sido parte de ella literalmente por siglos. Es tan solo otra cara del liberalismo, en la que este deja
de ser una receta económica universal y se convierte en una herramienta para evaluar la
siempre existente intervención estatal en términos de las libertades que restringe
contraponiéndolas a las libertades que amplía. Y es esta cara del liberalismo económico la que
resuelve la aparente contradicción –y es compatible– con el liberalismo político y social.
- John Law: Economista escocés, creador del papel moneda en Europa. Como
economista percibía el dinero como medio de intercambio comercial y advertía que la
mejor manera de un país aumentar sus riquezas era a través de la exportación en lugar
de la importación. Consideraba además que la propiedad privada adquiere seguridad
jurídica a través del trabajo.
Aún más que William Potter, John Law aseguró a la nación que la aumentada oferta de
dinero y crédito bancario no aumentaría los precios, especialmente bajo la inteligente
tutela de Law. Por el contrario, Law se anticipó a Irving Fisher y los monetaristas
asegurando que su inflación de papel moneda llevaría a una “estabilidad del valor”,
supuestamente una estabilidad del precio de la mano de obra o del poder adquisitivo
del dinero.
Law también se anticipó a Adam Smith en la última parte del siglo XVIII en su falaz
justificación de la banca de reserva fraccionaria, que ofrecería una “carretera aérea”
gratuita, al generar una oferta de dinero sin gastar recursos en la minería del oro o la
plata. De la misma manera, por supuesto, cualquier gasto de recursos puede
considerarse un “malgasto” si ofertamos nuestras propias suposiciones que no tiene la
gente en el mercado libre. Así que, como ha apuntado el Profesor Walter Block, si no
hubiera delitos, todo gasto en cerrojos, vallas, guardias, sistemas de alarma, etc.,
podrían denunciarse como “recursos malgastados” por observadores externos que
critiquen estos gastos. Igualmente, si no existiera la inflación gubernamental, el gasto
del mercado en oro o plata podría ser considerado “malgasto” por los observadores.
Igualmente, John Law veía que la próspera Holanda disfrutaba de abundante dinero
metálico y propuso proporcionar en su lugar papel moneda. Tampoco tenía en cuenta
que era la propiedad y la alta producción y la exportación holandesa las que atraían
mucha moneda al país. El exceso exportador y la moneda abundante eran reflejos de
la prosperidad holandesa, no su causa.
- François Quesnay, economista francés, fue uno de los primeros liberales, según él, la
agricultura era la única actividad realmente productiva y esta debía ejercerse con total
libertad (de precios, de empresa, de cultivo, etc.). También se encuentra Vincent de
Gournay, economista francés, quien señalaba que las actividades comerciales e
industriales debían desarrollarse en libertad.
En 1758 publicó el Tableau économique, que contenía los principios de las ideas de los
fisiócratas (es también llamado el padre del fisiocratismo). Este es quizá el primer trabajo
que intenta describir el funcionamiento de la economía de forma analítica y puede
considerarse la primera contribución importante al pensamiento económico.
Las publicaciones en las que Quesnay expuso su sistema fueron: dos artículos, sobre
"Fermiers" (granjeros) y sobre "Grains" (granos) en la L'Encyclopédie de Diderot y
D'Alembert (1756, 1757). un tratado sobre las leyes naturales en la Physiocratie de
Dupont de Nemours (1768); Maximes générales de gouvernement economique d'un
royaume agricole (máximas generales del gobierno económico de un reino agrícola)
(1767) y la publicada simultáneamente, Tableau économique avec son explication, ou
extrait des économies royales de Maximilien de Bethune, duc de Sully (con el famoso
El siglolema
XIX y Pauvres
la reacción contra Escuelas
paysans, Liberales pauvre royaume, pauvre roi: campesinos
pauvre royaume; 37
pobres, reino pobre; reino pobre, rey pobre)); Dialogue sur le commerce et les travaux
des artisans, y otras piezas menores.
- Adam Smith, economista inglés, quien en su obra “La riqueza de las Naciones” de 1776,
desarrolló la idea de “mano invisible” que consiste en que los individuos, al buscar su
propio beneficio empujan a la economía a un equilibrio óptimo que promueve el
bienestar social sin que sea necesaria la intervención del Estado. En otras palabras, es
el mecanismo del libre mercado el que actúa como una mano invisible llevando a una
asignación óptima de los recursos.
Una de sus aportaciones más conocidas es el concepto “mano invisible”. Fue la manera
de llamar a la fuerza por la que la búsqueda de la riqueza de manera individual acababa
repercutiendo en una sociedad más rica.
- John Maynard Keynes, a pesar de no formar parte de los teóricos del liberalismo
económico más ortodoxos, la obra de Keynes tuvo una gran importancia en el siglo XX.
Partiendo de la misma doctrina, concluyó que el sistema capitalista no era capaz de
ofrecer una situación de pleno empleo.
Sus trabajos sirvieron para superar la Gran Depresión. Para ello, el Estado estimuló la
economía inyectando dinero público para estimular la demanda interna.
En su obra principal, Teoría general del empleo, el interés y el dinero, Keynes escribió
sus opiniones en lo referente al empleo, teoría monetaria, y el ciclo de comercio, entre
otros temas. Su obra dedicada al empleo se oponía a todo lo que los economistas
El sigloclásicos habían enseñado.
XIX y la reacción Keynes
contra Escuelas decía que la causa real del desempleo era el
Liberales 38
insuficiente gasto en inversión. Creía que la cantidad de trabajo entregada es diferente
cuando el decremento en los salarios reales (el producto marginal del trabajo) se debe al
decremento del salario monetario, que en el caso cuando se debe a un incremento del
nivel de precios, asumiendo que el salario monetario se mantenga constante.
En su Teoría del dinero, Keynes dijo que los ahorros e inversión estaban determinados
en forma independiente. La cantidad destinada a ahorro tenía poco que ver con las
variaciones en las tasas de interés, que a su vez tenían poco que ver con cuanto se
destinaba a inversión. Keynes pensó que los cambios en la cantidad destinada a ahorro
dependían en la predisposición para consumir que resultaba de cambios incrementales,
marginales, al ingreso. Por tanto, la cantidad destinada a inversión estaba determinada
por la relación entre la tasa esperada de retorno sobre la inversión y la tasa de interés.
- Ludwig von Mises, quien argumentaba que las intervenciones del Estado llevan a un
resultado que no es natural para una sociedad y por ello, acaba siendo perjudicial para
la sociedad e introduce el caos.
Mises fue, con su renovación del liberalismo clásico a través de la Escuela Austríaca de
Economía, uno de los principales mentores espirituales del liberalismo libertario y su
obra La acción humana (1949) ejerció gran influencia en intelectuales de raigambre
austríaca como Friedrich Hayek, Murray Rothbard, Hans Sennholz, George Reisman,
El sigloRalph
XIX y laRaico, Leonard
reacción contraLiggio, Tibor
Escuelas Machan, Peter Boettke, Roger Garrison, Manuel
Liberales 39
Ayau y Joseph Keckeissen. Pero también fue vital para economistas no pertenecientes a
su escuela (la mayoría de ellos Premios Nobel) y pensadores de muy diferentes áreas:
Max Weber, Joseph Schumpeter, Oskar Lange, Henry Simons, Lionel Robbins, Maurice
Allais, Milton Friedman, John Hicks y la lista sigue hasta el actual economista
experimental Vernon Smith entre tantos otros. Von Mises murió en 1973 en el hospital
St. Vincent de Nueva York.
- Friedrich Hayek, es otro autor influyente del liberalismo económico, fue discípulo de
Ludgwig Von Mises en la escuela austriaca. Fue un duro crítico de la economía
planificada y el socialismo. Argumentaba que los ciclos económicos son consecuencia
de la intervención de los bancos centrales, mediante sus políticas monetarias.
Hayek decía que el origen del ciclo económico a partir del crédito concedido por el banco
central y los tipos de interés artificialmente bajos. La expansión del crédito debido a los
bajos intereses hace que los empresarios inviertan en proyectos muy arriesgados y en
los que nunca hubieran invertido con unos tipos más altos, y provocan una mala
coordinación entre producción y consumo e inflación. Primero hay una gran expansión,
pero después una gran recesión hasta que vuelve a ajustarse la economía.[cita
requerida] El proceso sería el siguiente: el alza de precios resultante de una expansión
El sigloconduce a la caídacontra
XIX y la reacción de losEscuelas
salariosLiberales
reales, que induce a la substitución de máquinas por 40
mano de obra y una reducción general de los períodos de producción, y en
consecuencia los tipos de interés suben, cae la inversión y la economía sufre un
descalabro; a la inversa, en una depresión el alza de los salarios reales reactiva la
inversión y la mano de obra es reemplazada por maquinaria y los períodos de
producción se alargan. Según este argumento, un nivel de consumo al alza a partir de un
cierto punto reduce la inversión más que aumentarla, y viceversa por lo que hace a un
nivel de consumo a la baja.
Los argumentos de sus teorías son que los objetivos del socialismo son sustituir el libre
mercado por una economía planificada. Este tipo de economía necesita una institución
que elabore un plan central que determine todo lo que se debe producir, institución a la
que Hayek llamó Junta Central de Planificación. Esta junta debería tener amplios
poderes para intervenir en asuntos económicos, pero el problema sería que cuando esta
junta se pusiera a elaborar el plan de producción se encontraría que no tiene ninguna
guía o referencia que le indicara qué posibilidades de producción son económicamente
factibles, ya que no existirían precios de mercado y sin estos precios no hay guía ni
manera de saber lo que se debe producir. Aunque posteriormente este argumento tuvo
que refinarse ante la solución de Lange-Lerner que proponía un procedimiento iterativo
de dos reglas, por el cual una economía planificada podía alcanzar la misma solución
que el libre mercado, a partir de la intervención de una Junta central de planificación.
Milton Friedman se describió a sí mismo como "un gran admirador de Hayek, pero no por
sus finanzas". "Creo que 'Los precios y la producción' es un libro muy defectuoso y
'Teoría pura del capital' estaba plagado de contradicciones".6.
De acuerdo con David Held, Hayek argumentó para restringir las actividades del
gobierno al mínimo de un estado "ultraliberal" "La Constitución de la libertad", que era
El siglo XIX y la reacción contra Escuelas Liberales 41
una petición de un Estado mínimo. El economista John Kenneth Galbraith ve esto como
un anacrónico retroceso de Hayek al mundo de las ideas del liberalismo del laissez-faire
del siglo XIX.7
- David Ricardo, sus estudios se centraron en cómo se establece el valor de los salarios,
las rentas o la propiedad. Su obra más importante se tituló “Principios de economía
política y tributación”.
En ella planteó temas como la valoración de la sociedad, el por qué aumenta el alquiler
de la tierra y las ventajas del libre comercio.
Desde un punto de vista crítico, analizó con rigor el modo de producción capitalista y la
sociedad burguesa creada por él, describiendo la plusvalía, la ley específica que mueve
dicho sistema. Señaló que el capitalismo al igual que los modos de producción que lo
precedieron, como el feudalismo o el esclavismo era un sistema que, debido a sus
propias contradicciones antagónicas, irresolubles, llevarla a frenar y revertir el desarrollo
de la humanidad, a menos que fuese sustituido por un nuevo modo de producción, de
economía planificada y sin clases: la sociedad comunista. Este proceso de
transformación, en la concepción de Marx, sólo podía ser llevado adelante por los
trabajadores mediante una revolución de alcance mundial. Estas ideas, planteadas a
partir del Manifiesta comunista de 1848, fueron desarrolladas por Marx a lo largo del
El sigloresto
XIX y de
la reacción
su vida,contra Escuelas Liberales
y constituyeron la base del llamado “socialismo científico” y el 42
fundamento teórico e ideológico de los partidos y movimientos políticos marxistas que se
constituyeron desde la segunda mitad del siglo XIX. Al mismo tiempo, hallaron fuertes
cuestionamientos de parte de los defensores del capitalismo y de parte de distintas
corrientes socialistas y anarquistas, al punto de que la teoría elaborada por Marx, hasta
la actualidad, constituye una de las concepciones sociales, políticas y económicas sobre
las que más se ha polemizado.
“Marx descubrió la ley del desarrollo de la historia humana: el hecho, tan sencillo, pero
oculto hasta él, bajo la maleza ideológica, de que el hombre necesita en primer lugar,
comer, beber, tener un techo y vestirse antes de poder hacer política, ciencia, arte,
religión, etc.; que, por tanto, la producción de los medios de vida inmediatos, materiales,
y por consiguiente, la correspondiente fase económica de desarrollo de un pueblo o de
una época es la base a partir de la cual se han desarrollado las instituciones políticas,
las concepciones jurídicas, las ideas artísticas e incluso las ideas religiosas de los
hombres y con arreglo a la cual deben; por tanto, explicarse, y no al revés, como hasta
entonces se había venido haciendo.”
4.8 CARACTERÍSTICAS:
El liberalismo económico parte de una idea muy concreta sobre la naturaleza humana. Para los
seguidores de esta doctrina, el individuo busca, principalmente, su propio bienestar. Según los
liberales, el ser humano es eminentemente egoísta. siendo muy secundario el bienestar de los
demás.
Se trata de una filosofía muy individualista, aunque según sus teorías la búsqueda de la riqueza
individual debería redundar en el bien común.
Uno de sus principales puntos doctrinales es que el mercado es capaz de funcionar sin
ningún tipo de interferencia externa.
Así, la ley de la oferta y la demanda es uno de los aspectos más valorados para
establecer el coste de los productos. Igualmente, algunos teóricos señalaban que el
valor venía dado por la conjunción del coste de trabajo y de la valoración del
consumidor.
- Competencia
La competencia, ya sea entre los individuos o entre las empresas, es uno de los ejes en
el que se mueve la economía según esta teoría. Debe establecerse sin ningún tipo de
distorsión normativa, de manera libre y total.
El resultado debía ser el beneficio del consumidor. En teoría, los precios bajarían y la
calidad aumentaría, ya que las empresas lucharían por conseguir vender más.
En cuanto al individuo, esa competencia se trasladaría a los trabajadores. Solo los más
aptos serían capaces de conseguir los mejores empleos.
- Propiedad Privada
Tampoco puede ser el dueño de las materias primas que haya en el territorio. Todo esto
tiene que ser puesto en manos de empresas privadas.
Pero no sólo fue el carlismo el gran obstáculo con el que chocó el liberalismo decimonónico. El
liberalismo entendió que había que ganarse a la Iglesia católica (siempre hubo liberales, desde la
Cortes de Cádiz, que así habían pensado; lo mismo que liberales exasperados que, atiborrados
de anticlericalismo, habían pensado lo contrario). Los "moderados" (la derecha liberal) fue la que
actuó con más astucia: frenó los excesos y desórdenes de los liberales más exaltados y
anticlericales y, una vez que al clero le despojaron (desamortizando sus bienes) de las fuentes
que le permitían tradicionalmente la independencia económica, lo vinieron a reducir al papel de
burócrata del culto, un "estamento" ahora asalariado, a sueldo del estado liberal; y no fue poco
triunfo liberal el de firmar un Concordato con la Santa Sede en 1851, pero en modo alguno fue
bueno ni para la Iglesia ni para España. Una nada despreciable parte de nuestro clero quedó
subordinada al patronazgo estatal y fue convertido en "deudo" de los nuevos ricos que, a cambio
de una chocolatada, arrendaban un puesto en el cielo tras haber saqueado a la Iglesia. Hubo
mucha claudicación, mucha componenda en un amplio sector del clero que no estuvo a la altura
de las circunstancias, salvando egregias excepciones rurales más o menos combativas (como el
Cura Santa Cruz) o más o menos intelectuales (Sardá y Salvany: "El liberalismo es pecado")
pero, a la postre, la conducta práctica del clero en general se percibe como una connivencia con
el liberalismo y suena a: "Como los carlistas no han ganado, más vale que nos arreglemos con
los moderados". Y así nos fue a todos... El clero, con sus nuevas amistades, lo que logró fue
enajenarse las simpatías del pueblo empobrecido que, mal guiado por la didáctica masonizante,
se quedó con la impresión de que la Iglesia se había convertido en aliada de la burguesía
incipiente y egoísta, liberal.
Por eso, en el correr del siglo XIX, una cada vez más importante masa popular, depauperada por
las consecuencias de la política económica liberal, se aleja cada vez más de la Iglesia y adopta
posiciones revolucionarias. Así, en el verano de 1861, estalla la sublevación de Loja (la
Revolución del Pan y el Queso), pero con antelación -también en el verano, era el de 1857- unos
pocos más de cien jornaleros se alzan en el campo andaluz, tomando Utrera y El Arahal, al grito
de "Mueran los ricos". Estos alzamientos llevan todavía el sello de la reacción popular contra una
situación de hambre y carestía, propiciada por la profunda injusticia social que instala el
liberalismo extranjerizante. Se produjeron intermitentes alzamientos campesinos en Andalucía,
en Castilla y en Aragón.Pero, ¿quiénes son ahora los que lideran estos conatos tumultuarios de
diversa consideración? Los demócratas y los republicanos, sin que podamos descartar que en
sus lóbregos y sórdidos antros la masonería estuviera maniobrando. Más tarde, andando el
tiempo, el anarquismo bakuninista aterriza en España, en el contexto de la Revolución de 1868.
Con anterioridad Pi y Margall había traducido a Proudhon y el federalismo se había nutrido de
estas dos canteras. El anarquismo adopta el ateísmo y transmite un inconfundible mensaje
anticlerical, pero es imposible desvincular el anarquismo primitivo con un soterráneo fondo
cristiano, hasta en sus formas de propagación recuerda el cristianismo primitivo. El hecho es que
elElanarquismo
siglo XIX y lacapta las simpatías
reacción y lograLiberales
contra Escuelas las adhesiones de una parte importante del pueblo 46
pobre y el agitador anarquista releva a los curas de antaño que arengaban contra el liberalismo
desde sus púlpitos. Cuenta el Barón de Laveleye (1854-1938) que, cuando vino el belga a
Barcelona, los anarquistas celebraban sus reuniones en iglesias abandonadas de la Ciudad
Condal: "desde el púlpito los oradores atacaban a todo...", denunciaban las maldades del mundo
capitalista y de la clase burguesa egoísta y anunciaban un mundo nuevo, una versión
secularizada de la "parusía". Sin el sustrato católico -de mentalidad católica- hubiera sido difícil
que las masas se convirtieran a la nueva religión sin Dios del anarquismo; si el anarquismo no
hubiera tenido ese asombroso parecido con el cristianismo, en su rechazo del liberalismo,
tampoco hubiera granjeado grandes éxitos en la "catequización" de las masas campesinas y
obreras españolas.
Socialismo y liberalismo
La oposición entre ambos se configuró a través del conflicto entre opciones aparentemente
irreconciliables. No se puede negar que los partidos liberales y los partidos socialistas, en la
mayoría de los casos, fueron antagónicos. La historia de los siglos XIX y XX está plagada de
choques entre ellos, tanto en el terreno de las ideas como en el de la práctica.
El siglo XIX y la reacción contra Escuelas Liberales 47
Se trataba de descalificar las propuestas del contrario para hacer sobresalir las propias. Así,
entre los socialistas las tesis liberales fueron asumidas como un engaño dirigido a esconder la
realidad de la explotación de la gran masa de los trabajadores y, consecuentemente, el dominio
de unos cuantos, bajo el velo de la libre competencia y la defensa de la propiedad privada.
Luego, entonces, se planteaba la cooperación social y la propiedad colectiva.
En correspondencia, entre los liberales las mociones socialistas fueron asumidas como una
argucia que tras la promesa de una sociedad mejor, ocultaba la intención de ahogar la
individualidad en pos de una supuesta igualdad. Por ende, lo que se deseaba era la garantía de
los derechos civiles y la expansión de la libertad económica.
Desde un inicio los socialistas se volcaron contra un sistema injusto basado en la competencia.
De allí su empeño en la búsqueda de la igualdad social. Rousseau afirmó que “sin igualdad no
puede haber libertad”. De la obra de este gigante de la Ilustración fue de donde nacieron las
divisas de libertad, igualdad y fraternidad que inmortalizó la Revolución francesa.
Por su parte, los liberales previeron y se opusieron al vacío de alternativas que inevitablemente
trajera consigo la tiranía animada por el igualitarismo. Por ello, se comprometieron a alcanzar la
más amplia libertad personal.
Ahora bien, aunque la distancia entre el liberalismo y el socialismo (tomado así, en bloque) salta
a la vista, en un análisis más particularizado debemos considerar que dentro de cada uno, a su
vez, existen diferentes versiones: no hay un solo liberalismo ni un único socialismo, sino varios
que conforman o integran las partes de un todo.
Por otra parte, la lucha política e ideológica en muchas ocasiones no sólo se presentó en bandos
opuestos, sino incluso dentro del mismo bando. En el socialismo, por ejemplo, hubo un litigio por
no dejar fuera asuntos como la libertad y el derecho de propiedad.
De manera similar, en el liberalismo hubo controversia por no hacer a un lado los problemas
sociales. En tal virtud, y frente a estas nuevas vertientes surgieron, al mismo tiempo, cierto tipo
de socialismos que ya no fueron indiferentes a las propuestas liberales, y cierta gama de
liberalismos que dejaron de ser insensibles a los reclamos socialistas.
Así pues, aun cuando surgieron estas mezclas, que vinieron a enriquecer el marco de referencia
de las doctrinas políticas y sociales, la hegemonía que ejercieron en sus respectivas áreas el
marxismo y el liberalismo manchesteriano no pudo ser contrastada durante mucho tiempo.
La concepción en conjunto de los socialistas es uno de los elementos más valiosos para el
mejoramiento humano que existe en la actualidad; es un sistema superior de organización social;
la culminación histórica del ideal democrático bajo la forma de una democracia ya no sólo formal
sino también sustancial, no política sino además económica.
En los Estados Unidos de América, donde se llevan mejor las estadísticas que en cualquier otro
país emergente o subdesarrollado, los analistas políticos dicen: que la concentración de la
riqueza es factor clave en provocar la crisis actual, como fue en el caso de la gran depresión, al
subrayar que en 1928 el uno por ciento más rico del país recibía el 23.9 por ciento del ingreso
total nacional.
Para 2007, después de décadas donde se distribuyó más la riqueza, se ha regresado justo a
1928: en 2007, el uno por ciento más rico recibía 23.5 por ciento del ingreso total. Hay que tener
presente, que una sociedad cimentada en la diferencia entre ricos y pobres, opresores y
oprimidos, no puede garantizar la concordia.
4.11 ESCUELAS LIBERALISTAS:
Fundamentos
El manchesterismo se fundó sobre los escritos de David Hume, Adam Smith y Jean-
Baptiste Say. Los miembros de la escuela de Mánchester no eran teóricos. Los
El sigloargumentos que esgrimieron
XIX y la reacción en contra
contra Escuelas del imperialismo —y en general en favor del
Liberales 49
liberalismo— los obtuvieron todos de la economía clásica, en particular de Smith y del
utilitarismo de Jeremy Bentham. Sin embargo los free traders manchesterianos tenían
aportaciones originales ya que eran más antimperialistas que los utilitaristas y más
cosmopolitas que los economistas clásicos.
Origen
La idea de formar la Liga, según el testimonio de unos de sus oradores, Sr. Brotherton,
surgió en las reuniones que realizaban los humildes tejedores de Mánchester, rebelados
contra un sistema que les obligaba a vestirse y alimentarse exclusivamente de la mano
de sus propios patrones, lo que veían como una grave restricción a su libertad de
elección. Los ingleses sufrían las leyes mercantilistas del maíz, que aplicaban aranceles
estrictos sobre la importación de grano. Al aumentar los precios de la comida, las leyes
beneficiaban a los hacendados que apoyaban al gobierno a expensas de los
consumidores, especialmente los pobres, ya que al reducir la competencia
incrementaban los precios en favor de los propietarios, enriqueciéndolos más a medida
que la población aumentaba.
La Anti-Corn Law League (Liga Contra la ley de Maíz) fue una organización británica
fundada en 1839 consagrada a combatir las leyes del Maíz de Inglaterra, que son las
regulaciones que controlan la importación y exportación de semillas en ese país.
Antimperialismo y antimilitarismo
Nombre
En marzo de 1848 Benjamin Disraeli (un tory) fue el primero en usar el término «Escuela
de Mánchester». De acuerdo al historiador Ralph Raico, y según indica el liberal alemán
Julius Faucher en 1870, el término «Manchesterianismo» fue inventado por Ferdinand
Lassalle, el fundador del socialismo alemán, a manera de término abusivo. Otros
nombres usados para referirse a la escuela de Mánchester son «liberalismo
manchesteriano» o «capitalismo manchesteriano».
Escuela de Salamanca:
Se inscribe dentro del contexto más amplio del Siglo de Oro español, en el que no
solamente hubo una eclosión de las artes, también en Salamanca, donde floreció la
escuela literaria salmantina, sino también de las ciencias, que se manifiesta
especialmente en esta Escuela.
Desde comienzos del siglo XVI las concepciones tradicionales del ser humano y su
relación con Dios y con el mundo se habían visto sacudidas por la aparición del
humanismo, por la reforma protestante y por los nuevos descubrimientos geográficos y
sus consecuencias. El advenimiento de la Edad Moderna supuso un cambio importante
en el concepto del hombre en sociedad. La Escuela de Salamanca abordó estos
problemas desde nuevos puntos de vista.
Teología
Con el paso de los años se fue obteniendo una serie de respuestas ante dilemas
morales concretos. Pero como una casuística nunca podía ser completa, también se
buscó una regla o principio más general. A partir de aquí comenzó a desarrollarse el
probabilismo, donde el criterio último ya no era la verdad, sino la seguridad de no elegir
mal. Desarrollado principalmente por Bartolomé de Medina y continuado por Gabriel
Vázquez y Francisco Suárez, el probabilismo llegó a convertirse en la escuela moral más
importante de los siglos siguientes.
Una idea revolucionaria entre las desarrolladas por los salmantinos es que se puede
hacer el mal aunque se conozca a Dios, y se puede hacer el bien aunque se le
desconozca. Es decir, la moral no depende de la divinidad. Esto resultaba especialmente
importante para el trato con los paganos, ya que el hecho de que no fuesen cristianos no
presuponía que no fuesen buenos.
Vitoria proporcionó una imagen nueva de la divinidad para intentar explicar la presencia
del mal en el mundo. La existencia de éste hacía difícil creer que Dios pudiese ser
infinitamente bueno e infinitamente poderoso a la vez.
Vitoria explicó esta paradoja apelando al libre albedrío humano. Puesto que la libertad es
concedida por el mismo Dios a cada hombre, no es necesario que el hombre actúe
eligiendo siempre el bien. La consecuencia es que el hombre puede provocar
voluntariamente el mal.
Polémica De auxiliis
Esta polémica se desató, a finales del siglo XVI, entre jesuitas y dominicos sobre la
gracia y la predestinación, es decir, cómo se puede conciliar el libre albedrío con la
omnipotencia de Dios. En 1582 el jesuita Prudencio de Montemayor y el agustino fray
Luis de León hablaron sobre la libertad humana en un acto público. El dominico Domingo
Báñez consideró que le daban un excesivo peso y que emplearon unos términos que
sonaban heréticos, por lo que les acusó ante el Santo Oficio de pelagianismo. Esta
doctrina ensalzaba el libre albedrío humano en detrimento del pecado original y de la
gracia otorgada por Dios. El resultado de esta escaramuza fue que Prudencio de
Montemayor terminó apartado de la enseñanza y a Fray Luis se le prohibió defender
El siglotales
XIX yideas.
la reacción contra Escuelas Liberales 53
Báñez fue acusado ante el Santo Oficio por fray Luis de León de cometer el error de
Lutero. Según esta doctrina, que está en la base del protestantismo, el hombre está
corrompido como consecuencia del pecado original y no puede salvarse por sus propios
méritos, sólo si Dios le concede la gracia. Báñez resultó exculpado.
Sin embargo, esto no acabó con la polémica, que continuó Luis de Molina con su
Concordia liberi arbitrii cum gratiae donis (1588), apoyándose en el jesuita portugués
Pedro de Fonseca, que se consideró la mejor expresión de la posición de los jesuitas. La
polémica continuó durante años e incluyó un intento de los dominicos para que el Papa
Clemente VIII condenase la Concordia de Molina. Finalmente Paulo V en 1607 reconoció
la libertad de jesuitas y dominicos para defender sus ideas, prohibiendo que ninguna de
ellas fuese calificada de herejía.
Derecho y justicia
Soberanía
Así por ejemplo, la corona inglesa mantenía la teoría del poder real por designio divino
(el único receptor legítimo de la emanación de poder de Dios es el rey), de manera los
súbditos sólo podían acatar sus órdenes para no contravenir dicho designio. Frente a
esto, diversos integrantes de la Escuela sostuvieron que el pueblo es el receptor de la
soberanía, el cual la transmite al príncipe gobernante según diversas condiciones. El
más destacado en este sentido posiblemente fue Francisco Suárez, cuya obra Defensio
Fidei Catholicae adversus Anglicanae sectae errores (1613) fue la mejor defensa de la
época de la soberanía del pueblo. Los hombres nacen libres por su propia naturaleza y
no siervos de otro hombre, y pueden desobedecer e incluso deponer a un gobernante
injusto. Al igual que Molina, afirma que el poder político no pertenece a ninguna persona
en concreto, pero se diferencia de él por el matiz de que considera que el receptor es el
pueblo como un todo, no como un conjunto de soberanos individuales.
Francisco de Vitoria fue quizá el primero en desarrollar una teoría sobre el ius gentium
('derecho de gentes') que sin lugar a dudas puede calificarse de moderna. Extrapoló sus
ideas de un poder soberano legítimo sobre la sociedad al ámbito internacional,
concluyendo que éste ámbito también debe regirse por unas normas justas y
respetuosas con los derechos de todos. El bien común del orbe es de categoría superior
al bien de cada estado. Esto significó que las relaciones entre estados debían pasar de
estar justificadas por la fuerza a estar justificadas por el derecho y la justicia. Algunos
historiadores han contradicho la versión tradicional de los orígenes del derecho
internacional, que destaca la influencia de De jure belli ac pacis de Hugo Grocio, y
proponen a Vitoria y, más tarde, a Suárez como precursores y, potencialmente,
fundadores del campo.2 Otros, como Koskenniemi, han argüido que ninguno de estos
pensadores humanistas ni escolásticos fundaron el derecho internacional en el sentido
moderno poniendo, en cambio, los orígenes en la época posterior a 1870.3
El ius gentium se fue diversificando. Francisco Suárez, que ya trabajaba con categorías
bien perfiladas, distinguía entre ius inter gentes e ius intra gentes. Mientras que el ius
inter gentes, que correspondería al derecho internacional moderno, era común a la
mayoría de países (por ser un derecho positivo, no natural, no tiene porqué ser
El siglo XIX y la reacción contra Escuelas Liberales 55
obligatorio a todos los pueblos), el ius intra gentes o derecho civil es específico de cada
nación.
Puesto que la guerra es uno de los peores males que puede sufrir el hombre, los
integrantes de la Escuela razonaron que no se puede recurrir a ella bajo cualquier
condición, sino sólo para evitar un mal mayor. Incluso es preferible un acuerdo regular,
aun siendo la parte poderosa, antes que comenzar una guerra. Ejemplos de guerra justa
son:
Pero una guerra no sólo es lícita o ilícita por el motivo desencadenante, debe cumplir
toda una serie de requisitos adicionales:
Una vez la guerra ha comenzado no se puede hacer todo en ella, como atacar inocentes
o matar rehenes, hay límites morales a la actuación.
Son injustas las guerras expansionistas, de pillaje, para convertir a infieles o paganos,
por la gloria, etc.
Conquista de América
En esta época de comienzo del colonialismo de la época Moderna, España fue la única
nación europea en la que un nutrido grupo de intelectuales se planteó la legitimidad de
una conquista en lugar de intentar justificarla por motivos tradicionales. Fue la conocida
como polémica de los justos títulos, uno de cuyos episodios fue la Junta de Valladolid
(1550-1551), famoso debate entre Juan Ginés de Sepúlveda y Bartolomé de las Casas
en el que participaron también varios discípulos de Vitoria, ya muerto: Domingo de Soto
y Melchor Cano (ambos de la Universidad de Salamanca) y Bartolomé de Carranza (de
la de Valladolid), todos ellos (al igual que Sepúlveda y Las Casas) dominicos.
El siglo XIX y la reacción contra Escuelas Liberales 56
Francisco de Vitoria había comenzado su análisis de la conquista desechando los títulos
ilegítimos. Fue el primero que se atrevió a negar que la bulas de Alejandro VI (conocidas
en conjunto como las Bulas de donación) fuesen un título válido de dominio de las tierras
descubiertas. Tampoco eran aceptables el primado universal del emperador, la autoridad
del Papa (que carece de poder temporal) ni un sometimiento o conversión obligatorios
de los indios. No se les podía considerar pecadores o poco inteligentes, sino que eran
libres por naturaleza y dueños legítimos de sus propiedades. Cuando los españoles
llegaron a América no portaban ningún título legítimo para ocupar aquellas tierras que ya
tenían dueño.
Vitoria también analizó si existían motivos que justificarían algún tipo de dominio sobre
las tierras descubiertas. Encontró hasta ocho títulos legítimos de dominio. El primero que
señala, quizá el fundamental, está relacionado con la comunicación entre los hombres,
que constituyen en conjunto una sociedad universal. El ius peregrinandi et degendi es el
derecho de todo ser humano a viajar y comerciar por todos los rincones de la tierra,
independientemente de quién sea el gobernante o cuál sea la religión de cada territorio.
Por ello, si los indios no permitían el libre tránsito, los agredidos tenían derecho a
defenderse, y a quedarse con los territorios que obtuvieran en esa guerra.
El segundo título hace referencia a otro derecho cuya obstaculización también era una
causa de guerra justa. Los indios podían rechazar voluntariamente la conversión, pero
no impedir el derecho de los españoles a predicar, en cuyo caso la situación sería
análoga a la del primer título. Sin embargo Vitoria hace notar que aunque esto sea causa
de guerra justa, no necesariamente es conveniente que así ocurra por las muertes que
podría causar.
Por causa de socios y amigos atacados, como los tlaxcaltecas, aliados de los españoles
pero sojuzgados, con otros muchos pueblos, por los aztecas.
El último título legítimo, aunque calificado por el propio Vitoria de dudoso, es la carencia
de leyes justas, magistrados, técnicas agrícolas, etc. En todo caso, siempre sería con
caridad cristiana y para utilidad de los indios.
Estos títulos legítimos e ilegítimos no agradaron al rey Carlos I ya que significaba que
España no tenía un derecho especial, por lo que intentó sin éxito que los teólogos
dejasen de expresar sus opiniones sobre estos temas.
El siglo XIX y la reacción contra Escuelas Liberales 57
Otras cuestiones
Economía
Quizá el aspecto que ha hecho recientemente más famosa esta Escuela es por sus
investigaciones sobre la economía. El espaldarazo final a la denominación Escuela de
Salamanca de economistas vino dado por Joseph Schumpeter en su Historia del análisis
económico (1954), aunque muchos historiadores económicos ya emplearon el apelativo
antes que él. Schumpeter estudió la doctrina escolástica en general y la española en
particular, y elogió el alto nivel de la ciencia económica en la España del siglo XVI.
Según el citado economista, esta escuela fue el grupo que más se merece el título de
fundador de la ciencia económica. La Escuela de Salamanca no llegó a elaborar una
doctrina económica completa, pero estableció las primeras teorías económicas
modernas para afrontar los nuevos problemas que habían surgido. Desgraciadamente,
no hubo continuación desde finales del siglo XVII, y muchas de sus aportaciones
acabaron olvidadas para ser redescubiertas décadas después.
Aunque no se ha encontrado una influencia directa, la Escuela de Salamanca se ha
comparado muchas veces con la Escuela austríaca.
Antecedentes
En 1517 Francisco de Vitoria, por aquel entonces en la Sorbona, fue consultado por
comerciantes españoles afincados en Amberes sobre la legitimidad moral de comerciar
para incrementar la riqueza personal. Desde un punto de vista actual se puede decir que
era una consulta sobre la legalidad del espíritu emprendedor. Desde entonces y durante
años posteriores, Vitoria y otros teólogos prestaron atención a los asuntos económicos.
Se alejaron de posiciones ya obsoletas e intentaron sustituirlas por nuevos principios
extraídos de la ley natural.
Los desarrolladores más completos y metódicos de una teoría del valor fueron Martín de
Azpilicueta (1493-1586), Luis de Alcalá (1490-1549) y Luis de Molina (1535-1600).
Interesado por el efecto de los metales preciosos que llegaban de América, Martín de
Azpilcueta constató el hecho de que en los países en los que éstos eran escasos, los
precios de los bienes son inferiores a los de países con abundancia de estos metales. El
metal precioso, como una mercancía más, tiene menos valor adquisitivo cuanto más
abundante sea. Desarrolló así una teoría del valor-escasez precursora de la teoría
cuantitativa del dinero en su obra Manual de confesores y penitentes (1556) y sus
apéndices Comentario resolutorio de usuras y Comentario resolutorio de cambios,
adelantándose, y de forma más completa, a las Respuestas a las paradojas de Monsieur
de Malestroit (1588) de Jean Bodin.
La teoría del valor predominante hasta aquel momento era una teoría medieval del coste
de producción como precio justo. El franciscano Luis de Alcalá, Diego de Covarrubias y
Luis de Molina desarrollaron una teoría subjetiva del valor y del precio que consiste en
que, puesto que la utilidad de un bien varía de persona a persona, su precio justo será el
que se alcance de mutuo acuerdo en un comercio libre (sin monopolio, engaños o la
intervención del gobierno). Expresándolo en términos actuales, los integrantes de la
escuela defendieron el libre mercado, donde el precio justo venía dado por la oferta y la
demanda.
Interés
La usura (tal como se denominaba en aquella época a cualquier préstamo con interés)
siempre había sido muy mal vista por la Iglesia. El Segundo concilio de Letrán (1139)
condenó que el pago de una deuda fuese mayor que el capital prestado; el Concilio de
Viena (1307) prohibió explícitamente la usura y calificó de herética cualquier legislación
que la tolerase; los primeros escolásticos reprobaban el cobro de interés.
El sigloEn
XIXlay la reacción medieval
economía contra Escuelas Liberales eran consecuencia de la necesidad (mala
los préstamos 59
cosecha, incendio en el taller) y, en dichas condiciones, no podía menos que ser
moralmente reprobable el cobrar un interés por ello. En el Renacimiento la mayor
movilidad de las gentes propició un aumento del comercio y la aparición de condiciones
apropiadas para que los emprendedores iniciasen negocios nuevos y lucrativos. Puesto
que el préstamo ya no era para el autoconsumo sino para la producción, no podía
contemplarse bajo el mismo prisma.
Escuela Austríaca:
Carl Menger, fundador de la escuela, fue uno de los autores que desarrolló la revolución
marginalista. Menger explicó que el valor de un bien dependía de la utilidad que le
asignará cada agente. Dicha utilidad es subjetiva y dependerá de la intensidad de las
necesidades que desee satisfacer cada individuo. Con el desarrollo de la teoría del valor
subjetivo se acaba con las distintas teorías del valor objetivo, especialmente con el valor
trabajo, base del sistema marxista y procedente de economistas clásicos como David
Ricardo.
Otra aportación, fruto del constante criticismo hacia otras escuelas de pensamiento, es el
teorema de la imposibilidad del socialismo. Desarrollado principalmente por Mises y
Hayek, el teorema dice que el socialismo es inviable teóricamente debido a los
problemas de información que presenta. Según estos autores, los precios recogen una
gran cantidad de información individual, subjetiva y tácita sobre las valoraciones de cada
individuo que permite guiar la asignación de recursos. Al no existir precios de mercado ni
beneficios, los planificadores socialistas no podrán obtener esta información y asignarán
recursos de forma inevitablemente ineficiente.
Una de las aportaciones más importantes de la Escuela Austríaca es su explicación del
ciclo económico. Según la teoría austríaca del ciclo económico, los ciclos se inician por
una expansión artificial del crédito no respaldada por ahorro previo. Esto es lo que ocurre
cuando los bancos centrales bajan tipos de interés o imprimen moneda. Los tipos de
interés bajos hacen que se produzca un exceso de inversión en actividades que con
tipos de interés a niveles normales no hubiesen resultado viables. Esto genera un falso
auge económico, una burbuja, que se pincha cuando se corta el crédito barato. Los
recursos (capital y trabajo) destinados a la burbuja deben reasginarse a proyectos
realmente productivos. Pero como los bienes de capital son heterogéneos y no pueden
reasignarse de un sector a otro con facilidad, el ajuste generará pérdidas de valor y, por
lo tanto, una depresión.
4.12 Neoliberalismo
En los EE.UU., la iniciación del institucionalismo, en los primeros años de la década de 1920
influyo y atrajo a numerosos economistas adscriptos al marginalismo que fueron descartando
paulatinamente sus viejos dogmas. En Inglaterra, la publicación en The Eçonomic Journal, en
1926, de un influyente artículo del economista dé la Universidad de Sambridge, de origen
Italiano, Pieró Sraffa, quien afirmaba que la realidad de los mercados de ese momento, distaba
mucho de ser de competencia perfecta y que había que distinguir, en el plano práctico, muchas
formas de mercado, marca el inicio de una revisión profunda de la teoría predominante hasta el
momento. Al artículo de este economista, le siguieron los libros, publicados por Joan Robinson y
Edoard Chamberlin, quienes calificaron a la realidad de los mercados de competencia imperfecta
y de competencia monopolística respectivamente. En la misma época, el pensamiento el
pensamiento de John M. Keynes, antes y después de la publicación de su Teoría General... se
había divulgado por los principales países del mundo. y sus premisas, junto con la de los
institucionalistas, habían sido aplicadas por el: presidente Roosevelt en el New Deal. Las teorías
keynesianas no sólo influyeron en el período de entre guerra, sino que lo hicieron después de la
Segunda Guerra Mundial, y aun hoy, pese al éxito de la reacción liberal de los años '60,
conservan su vigor. Todas las precisiones teóricas que descalificaban al Laissez Faire como un
sistema apto para aplicar en la vida económica, parecieron confirmarse con la Gran Depresión.
Teoría y realidad eran las dos caras de una misma moneda que demostraba él fracaso del
liberalismo económico, al menos, como ideología eficaz para mantener la creencia en el sistema
capitalista. Ese lugar vacante lo vino a ocupar el keynesianismo, con sus propuestas que, en la
realidad, operaron como un salvavidas del sistema.
Los economistas liberales de la época de entre guerras, tanto en los USA como de Europa,
reformaron sus teorías frente al nuevo panorama vigente. Ya no era posible preconizar un
retornó a Laissez faire absoluto, resguardado de toda intervención estatal. En 1938 los
neoliberales de Europa occidental, se reunieron en lo que se denominó el coloquio de Wafter
Lippmann pory la
El siglo XIX el reacción
escrito liberal
contraque critico Liberales
Escuelas a las grandes sociedades anónimas, identificándolas 62
como monopolios que obstaculizaban el mecanismo de precios en un mercado libre. A este
coloquio asistieron los economistas liberales más destacados de Europa, entre los que se puede
mencionar a R Aron, L. Rouçier y J. Rueff de Francia, J.B. Condilifte de Gran Bretafla y L. yon
Mises, E. von Hayek y W. Ropke de la escuela de Viena. En este coloquio se reafirmaron las
posiciones antidirigistasde los neoliberales y se sostuvo la necesidad de una vuelta a la
economía de mercado, aunque, con esta denominación genérica no precisaron a cuál de las
estas formas de economía de mercado se referían. En el coloquio Lippmann no se produjeron
definiciones que permitan hablar de un neoliberalismo muy diferente al decimonónico del Laissez
Fairg. Solamente, en lo qué se refiere a este principio, no afirmaron que se debía adoptar en
forma absoluta, y en lo que se vincula con el estado, no descartaron en forma total su
intervención. Walter Lipmann ha sido el neoliberal que con más énfasis solicito medidas contra
las grandes sociedades anónimas para impedir que los monopolios dominaran los mercados y
en contra de los acuerdos que anulan la competencia. Se pronunció, también, en contra de la
autofinanciación de las poderosas sociedades anónimas con el fin de establecer la competencia
en el mercado de capitales
En el neoliberalismo han existido opiniones muy contradictorias. Desde Ludwing von Mises, cuya
preocupación fundamental era el restablecimiento del mercado sin el cual no puede haber
equilibrio ni cálculo económico; Wilhelm Ropke, para quien la intervención del Estado solo debe
ser admitida para garantizar la existencia de un mundo de Pequeñas empresas y de
competencia y que, al mismo tiempo, se opone a toda forma de redistribución de ingresos y de
política ocupacional; Friedrich von Hayek,quien en los años '40 no se mostró partidario de una
economía dirigida propiciando una "estructuración racional de la competencia", sin definir con
mucha precisión el concepto (este autor en los años '60 adhirió al monetarismo y denunció la
acción de los sindicatos como perjudicial para la actividad económica); Jacques Rueff, que
admite la intervención del Estado en tiempos de guerra para repartir artículos de consumo y
materias primas y, en alguna medida, acepta que se intervenga, no sobre la formación de los
precios, pero sí sobre la oferta y la demanda; hasta James E. Meade y Roy F. Harrod, que
introdujeron en el pensamiento liberal importantes conceptos keynesianos como el de preconizar
la intervención del Estado para evitar las oscilaciones que llevan al sistema capitalista de la
prosperidad a la depresión.
Los neoliberales más ortodoxos con el liberalismo económico tradicional fundaron en 1950 la
llamada sociedad Mont-Pélérin, cuyo principal inspirador ha sido F. von Hayçk, y donde proviene
la denominación de la economía Social de mercado utilizada para identificar a las propuestas de
los liberales de la actualidad.
En épocas recientes ha sido formulada la teoría monetarista que ha adquirido una gran influencia
en el pensamiento liberal, y de cuyas premisas se hicieron eco algunos gobiernos como el de
Ronal Reagan en los Estados Unidos y otros que configuraron dictaduras en países
latinoamericanos (Argentina, Chile y Uruguay). Las gravitaciones qué estas teorías han teñido
sobre hombres de Estado y sobre la marcha de las actividad económica en el mundo en general
en donde se observa una creciente oligopolización en los sectores productivos principales,
convierte en poco menos que imposible utilizar con propiedad el término neoliberalismo, si es
que con XIX
El siglo él se
y lapretende
reaccióndesignar a una teoría
contra Escuelas económica eficaz para limitar el poder que los
Liberales 63
monopolios y para asegurar que los precios se formen en un mercado libre de interferencias
privadas o estatales.
John Locke
Uno de los primeros y más influyentes pensadores liberales fue el filósofo inglés John
Locke. En sus escritos políticos defendía la soberanía popular, el derecho a la rebelión
contra la tiranía y la tolerancia hacia las minorías religiosas. Según el pensamiento de
Locke y de sus seguidores, el Estado no existe para la salvación espiritual de los seres
humanos sino para servir a los ciudadanos y garantizar sus vidas, su libertad y sus
propiedades bajo una constitución.
Gran parte de las ideas de Locke se ven reflejadas en la obra del pensador político y
escritor inglés Thomas Paine, según el cual la autoridad de una generación no puede
transmitirse a sus herederos, que si bien el Estado puede ser necesario eso no lo hace
menos malo, y que la única religión que se puede pedir a las personas libres es la
creencia en un orden divino. Thomas Jefferson también se adhirió a las ideas de Locke
en la Declaración de Independencia y en otros discursos en defensa de la revolución, en
los que atacaba al gobierno paternalista y defendía la libre expresión de las ideas.
En Francia la filosofía de Locke fue rescatada y enriquecida por la Ilustración francesa y
de forma más destacable por el escritor y filósofo Voltaire, el cual insistía en que el
Estado era superior a la Iglesia y pedía la tolerancia para todas las religiones, la
abolición de la censura, un castigo más humano hacia los criminales y una organización
política sólida que se guiara sólo por leyes dirigidas contra las fuerzas opuestas al
progreso social y a las libertades individuales. Para Voltaire, al igual que para el filósofo
y dramaturgo francés Denis Diderot, el Estado es un mecanismo para la creación de
felicidad y un instrumento activo diseñado para controlar a una nobleza y una Iglesia
muy poderosas. Ambos consideraban ambas instituciones como las dedicadas con
mayor intemperancia al mantenimiento de las antiguas formas de poder. En España y
Latinoamérica, a comienzos del siglo XIX se generalizó entre los pensadores y políticos
ilustrados una poderosa corriente de opinión liberal. La propia palabra ‘liberal’ aplicada a
cuestiones políticas y de partido se utilizó por vez primera en las sesiones de las Cortes
El siglodeXIXCádiz
y la reacción contra
y sirvió para Escuelas Liberales
caracterizar a uno de los grupos allí presentes. Entre los primeros 64
y más destacados pensadores y políticos liberales españoles se hallaban el jurista
Agustín de Argüelles, el conde de Toreno y Álvaro Flórez Estrada, entre otros. En
Latinoamérica, las nuevas ideas de los ilustrados de los siglos XVII y XIX ejercieron
notable influencia y tanto los escritores franceses, como los ingleses y los padres de la
independencia en Estados Unidos, además de los liberales españoles, fueron conocidos,
estudiados y leídos con gran fruición, generando una profunda influencia en su proceso
de emancipación e independencia respecto de España.
El utilitarismo
En Gran Bretaña el liberalismo fue elaborado por la escuela utilitarista, principalmente
por el jurista Jeremy Bentham y por su discípulo, el economista John Stuart Mill. Los
utilitaristas reducían todas las experiencias humanas a placer y dolor, y sostenían que la
única función del Estado consistía en incrementar el bienestar y reducir el sufrimiento
pues si bien las leyes son un mal, son necesarias para evitar males mayores. El
liberalismo utilitarista tuvo un efecto benéfico en la reforma del código penal británico.
Bentham demostró que el duro código del siglo XVIII era antieconómico y que la
indulgencia no sólo era inteligente sino también digna. Mill defendió el derecho del
individuo a actuar en plena libertad, aunque sea en su propio detrimento. Su obra Sobre
la libertad (1859) es una de las reivindicaciones más elocuentes y ricas de la libertad de
expresión.
El liberalismo en transición
A mediados del siglo XIX, el desarrollo del constitucionalismo, la extensión del sufragio,
la tolerancia frente a actitudes políticas diferentes, la disminución de la arbitrariedad
gubernativa y las políticas tendentes a promover la felicidad hicieron que el pensamiento
liberal ganara poderosos defensores en todo el mundo. A pesar de su tendencia crítica
hacia Estados Unidos, para muchos viajeros europeos era un modelo de liberalismo por
el respeto a la pluralidad cultural, su énfasis en la igualdad de todos los ciudadanos y por
su amplio sentido del sufragio. A pesar de todo, en ese momento el liberalismo llegó a
una crisis respecto a la democracia y al desarrollo económico. Esta crisis sería
importante para su posterior desarrollo. Por un lado, algunos demócratas como el
escritor y filósofo francés Jean-Jacques Rousseau no eran liberales. Rousseau se
oponía a la red de grupos privados voluntaristas que muchos liberales consideraban
esenciales para el movimiento. Por otro lado, la mayor parte de los primeros liberales no
eran demócratas. Ni Locke ni Voltaire creyeron en el sufragio universal y la mayor parte
de los liberales del siglo XIX temían la participación de las masas en la política pues
opinaban que las llamadas clases más desfavorecidas no estaban interesadas en los
valores fundamentales del liberalismo, es decir que eran indiferentes a la libertad y
hostiles a la expresión del pluralismo social. Muchos liberales se ocuparon de preservar
los valores individuales que se identificaban con una ordenación política y social
aristocrática. Su lugar como críticos de la sociedad y como reformadores pronto sería
retomada por grupos más radicales como los socialistas.
4.14 ¿Socialismo
El siglo o liberalismo?
XIX y la reacción contra¿Qué modelo
Escuelas económico queremos?
Liberales 65
En ese recorrido comparativo entre la teoría que prima la libertad individual como generadora de
riqueza (liberalismo) y la que resalta la importancia de una contribución global que redunde en el
bienestar general (socialdemocracia), Tamames incide en que “el mercado no lo resuelve todo.
Si no, no habría partidos socialdemócratas. Debe haber unos correctores que eviten una
desigualdad excesiva y una sociedad excluyente”.
Esa filosofía es la que ha hecho triunfar durante tanto tiempo a los partidos de izquierda o centro-
izquierda. En opinión del economista Daniel Lacalle, los partidos socialdemócratas occidentales
han ganado durante décadas en Europa gracias a su acercamiento a la economía de mercado: a
su incentivo a la propiedad y a la iniciativa privada y a su visión de la economía como una familia
que ahorra, crece, aporta valor añadido y obtiene ingresos para proteger y ayudar a sus mayores
y a sus hijos. Así se desarrollaron en países como la España de Felipe González, que adoptó
medidas para favorecer la libertad y el crecimiento económico, la apertura al exterior y avanzó en
políticas sociales sin tenerlas como excusa para crear un Estado clientelar.
Cuando había un mayor grado de consenso en este tipo de políticas, la socialdemocracia viró
inexplicablemente hacia un creciente intervencionismo y enfrentamiento con la propiedad
privada. Se ha acercado más al populismo, que “jamás ha ganado elecciones y que no tiene
como objetivo el progreso, sino el control”, estima Lacalle. “Cuanto más se ha acercado el
socialismo al populismo, más cercana ha estado su desaparición, o ha ocurrido, como en
Francia”, añade este economista.
“Las bajadas de impuestos no pierden efecto”, sostiene Lacalle. “Las empresas de allí tienen 2,3
trillones de dólares en otros países y no invertían en el país porque los impuestos eran
demasiado altos. Reducirlos ha sido una cuestión de justicia, y se ha traducido en un incremento
de los ingresos, del crecimiento económico, de las inversiones y en una repatriación de
capitales”, añade.
Para Lacalle, la renovación sana de la socialdemocracia pasa por la de aquellos países que han
reconocido el fracaso de las economías planificadas y emprenden medidas más liberalizadoras,
El siglo
como ha XIX y la el
hecho reacción contra
presidente deEscuelas
Francia,Liberales
Emmanuel Macron, y en parte hizo Barack Obama. 66
Para nada transcurre por lo que él considera la falacia del efecto multiplicador del gasto público
sobre el crecimiento, que en su opinión parte de algunos presupuestos erróneos y nocivos: “La
idea de que el sector público tiene mayor y mejor información que las empresas sobre lo que la
economía necesita consumir o en lo que debe invertir, y el hecho de que el que decide gastar
más o menos no sufre las consecuencias de lo que hace. Gasto tu dinero y, si sale mal, le echo
la culpa a los mercados. Aumentar el gasto y los desequilibrios es la política más antisocial. Es
pasarle los gastos a tus hijos o a tus nietos”.
“Aumentar el gasto y los desequilibrios es la política más antisocial. Es pasarle los gastos a tus
hijos o a tus nietos”
Lo que está claro es que la situación ha cambiado mucho. Así lo admite Tamames en su libro,
refiriéndose a la evolución del capitalismo. En su opinión, hoy en día nos encontramos con lo que
el economista Paul Samuelson llamó la economía mixta. Los presupuestos de Estados como
Francia o Suecia emplean el 50% en gasto público, o lo rebasan. Las huelgas ya no se dan
contra el empresario, sino contra el regulador, el Estado, que es el que controla los aeropuertos
o los taxis en países como el nuestro.
Ese aumento del gasto público por encima del 50% del presupuesto se destina al Estado del
Bienestar, que cambia los precios y los márgenes. El llamado gasto social supera el 60% en
España. El Estado del Bienestar y la economía mixta marcan el presente y futuro de sociedades
como la española, en opinión de Tamames, junto a un gasto emergente: el medio ambiente.
Tendrá un peso cada vez mayor en busca del cambio de modelo energético que propugnan los
acuerdos de París de 2015, e impactará en las cuentas sobre todo por su nueva regulación,
afirma el profesor.
En este contexto, ¿cómo puede moverse una economía moderna? Tamames destaca
precisamente la evolución de un país como Suecia. “Ya ha pasado la época en que personajes
como Ingmar Bergman o Greta Garbo tenían que irse de allí porque no podían pagar los
impuestos. Ahora es una economía más dinámica, menos socialista y con menos
reglamentación”.
El profesor estima que los principios por los que se rige la economía en Europa son
prácticamente los mismos, aunque con diferente gradación. Por lo que se refiere a España,
afirma que se podría obtener una mayor recaudación sin subir impuestos. “Si tuviéramos al fisco
más activo, nuestros ingresos serían mucho más fuertes. Se calcula en 60.000 millones lo que
estamos dejando de ingresar por culpa del fraude. Si llegáramos a esa cifra, nos situaríamos en
el 44% de presión fiscal, muy cerca de los países nórdicos. Actualmente estamos en el 38%”,
afirma.
Nuestra economía sumergida, según sus datos, está por encima del 20%. La de ellos se ubica
en el 10-15%. Junto a este debate, otros expertos indican que tener una mayor libertad
económica a la hora de crear empresas nos asemejaría más a los países nórdicos. Tamames no
cree que en España haya una dificultad excesiva para emprender. “Quien quiere, lo hace”,
afirma.
El siglo XIX y la reacción contra Escuelas Liberales 67
La realidad es que no estamos entre los mejores países para hacer negocios, según los rankings
internacionales. Para Tamames, otra cosa son los problemas que surgen “cuando la compañía
crece y se sindicaliza”. El profesor también cree que el Tribunal Constitucional debería haber
hecho mucho más por salvaguardar la unidad de mercado, una traba para las empresas que se
ha denunciado en innumerables ocasiones: “Algunas comunidades autónomas dicen que es un
modo de que el Gobierno central recupere competencias, como si fuera una opresión total. El
propio lendakari del Gobierno Vasco, Íñigo Urkullu, ha dicho que ya tienen suficiente. Su región
ya es un Estado dentro del Estado, con su hacienda confederal, muchos recursos y un cupo muy
favorable”.
Por lo que se refiere a la inversión pública, Tamames cree que es muy importante “si se hace
bien. El profesor Barea, ya fallecido, decía que se perdía un tercio de ella en el camino por las
comisiones, los intermediarios y la corrupción, pero hoy en día está por los suelos. La
recuperación no se ha notado en ella. No alcanzamos el 2% del PIB, cuando en teoría debería
ser un 5%: unos 60.000 millones, y estamos muy lejos”. La situación le parece especialmente
penosa en cuestiones como el AVE, que no llega a Galicia, Asturias o el País Vasco. “Una red
sin terminar, es una frustración.
Lo mismo ocurre con otras inversiones públicas”, estima. Lacalle, por el contrario, lamenta que
haya una obsesión por el gasto por encima de los servicios y la calidad. Recuerda que gastamos
más que en el año 2007, y que “la perversión del lenguaje hace que hablemos de austeridad
cuando lo que hay es una moderación en el crecimiento del gasto. Se nos dice que si gastamos
más, habrá que pagar más impuestos. ¿Por qué no gastamos menos? Se nos dice que
recaudamos un 11% menos que la media de la Unión Europea, pero no se recuerda que
tenemos más del doble de paro”.
Por lo que se refiere al plano contrario, el bajar los impuestos, Tamames cree que no siempre es
positivo: “Si queremos tener un mayor gasto público y dedicarlo a reformas, a mayor igualdad de
oportunidades, hay que gastar más, invertir más y subir los impuestos. Pero es muy importante
medir la calidad del gasto. El profesor del Valle hizo un estudio muy bueno hace tiempo para
Funcas. Concluía que el gasto público era un 40% más costoso que el privado teniendo en
cuenta los mismos ítems. Nos fijamos mucho en los ingresos, pero el gasto ha de rendir bien. En
este sentido, no hemos hecho un esfuerzo suficiente con la educación y la sanidad pública”.
La fórmula de bajar impuestos puede servir a Estados Unidos porque el 60% del comercio
mundial se desarrolla en dólares. “Ese es un activo impresionante mientras perdure. Pueden
endeudarse, consumir mucho, invertir poco… El euro no se ha desarrollado lo suficiente”, apunta
Tamames. Como se decía con anterioridad, Lacalle cree que siempre es bueno bajar impuestos,
y que se podría hacer con rapidez.
Como se ve, las posturas son distintas según la óptica ideológica desde la que se orienten. En
cualquier caso, hay algo en lo que coinciden Tamames y Lacalle, y es en que el Gobierno tiene
que cumplir cuestiones como las de los objetivos de déficit público impuestos por la Unión
Europea, que España ha de tener por debajo del 3% para este año. Un incremento del gasto no
El siglo XIX y la reacción contra Escuelas Liberales 68
lo facilitaría, pero no parece que el Gobierno pueda sacar el Presupuesto adelante por la
oposición de PP y Ciudadanos.
Tampoco se pueden romper las reglas, recuerda Tamames, en alusión a lo que Pablo
Echenique, miembro de Podemos, señalaba hace un tiempo en torno al interés de eliminar el
veto del Senado. El nuevo Gobierno trata de sobrevivir con sus inquietantes aliados hasta las
elecciones de 2020. La historia y la evolución en Europa muestran que su porvenir depende más
bien de acercarse en sus postulados al libre mercado y separarse de los populismos. Eso es lo
que han hecho otros partidos socialdemócratas, y parece que a ellos y a sus compatriotas les ha
ido mejor que a los que han tirado por el camino contrario.
En cualquier caso, Tamames es optimista con el futuro de nuestro país. Desmiente los lugares
comunes pesimistas que a veces ve en algunos medios, y que por ejemplo dicen que las
empresas españolas no invierten en tecnología. A este respecto, recuerda el ejemplo de
compañías como Telefónica, Iberdrola, Ferrovial o ACS, que compiten por todo el mundo y son
una muestra de que España tiene mucho que aportar. Para ayudar a que así sea, vendría bien
que contáramos con un modelo económico que favoreciera la vida de las empresas, el
crecimiento económico y del empleo, y que con ello se contribuyera a mantener nuestro
envidiado Estado del Bienestar.
Inglaterra financió la guerra por la independencia no solo del Perú sino de toda la
América Española. San Martín (masón de la Gran Reunión Américana formada en
Inglaterra) entre 1815 y 1820 ocupa Chile y juntos forman una expedición para
acabar con las fuerzas españolas en el Perú.
El final todos lo saben, en 1821 cercaron a la capital del Virreynato del Perú, por el
sur: argentinos, chilenos y altoperuanos y por el norte gran colombianos
(venezolanos y colombianos), liberando pueblos que en su mayoría simpatizaban con
la Corona española, los que no, obviamente se unieron a los ejércitos libertadores.
Luego, San Martín se retiró y el dictador Bolivar, creó Bolivia en 1825 y Ecuador en
1830, y fracasó su intento de crear una gran nación siendo él una especie de
"emperador".
El siglo XIX y la reacción contra Escuelas Liberales 69
El Perú después de su independencia (1821) quedó completamente endeudado. Los
"libertadores" le exigian al Perú les devuelvan lo que había costado la expedición y
los "vencidos" se les reconociera lo siguiente (Capitulación de Ayacucho):
– Todo individuo del ejército español podrá libremente regresar a su país, y será de
cuenta del Estado del Perú costearle el pasaje, guardándole entretanto la debida
consideración y socorriéndole a lo menos con la mitad de la paga que corresponda
mensualmente a su empleo…
– El Estado del Perú reconocerá la deuda contraída hasta hoy por la hacienda del
gobierno español en el territorio…
– Los heridos se auxiliarán por cuenta del erario del Perú hasta que, completamente
restablecidos, dispongan de su persona…
En virtud del tratado del 26 de abril de 1823 con Chile, el Perú reconoció como
deuda suya el préstamo que había sido contratado (Inglaterra moviendo los hilos
detrás) que ascendía a 1 millón 500 mil pesos, pero con intereses llegaba a 3
millones de pesos. Se reconoció también una deuda con la Gran Colombia por 5
millones de pesos, aparte del millón que le fue obsequiado a Bolívar por el Congreso
Peruano de 1825. Solo Argentina no pidió reconocer deuda alguna.
Para hacer frente a estas deudas y otros gastos el Perú "independiente" en crisis, se
endeudó más: recurrió a dos préstamos de capitales ingleses. El primer empréstito se
firmó el 11 de octubre 1822, por 1 millón 200 mil libras esterlinas. Se da como
garantías las entradas de la Casa de la Moneda, las aduanas y demás rentas. El
segundo préstamo fue negociado por el inglés John Parish Robertson, el 21 de enero
de 1825; por un monto de 616 000 libras.