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HISTORIA DE LA
FILOSOFÍA ANTIGUA
FRAILE, G., Historia de la filosofía, I (Grecia y Roma, BAC, Madrid 51982. (bibl)
CHEVALIER, J., Historia del Pensamiento, I, Ed. Aguilar, Madrid 1963. (bibl)
FERRATER MORA, J., Diccionario de filosofía, Alianza Editorial, Madrid 51965. (bibl)
ZUBIRI, X., Naturaleza, Historia, Dios, Alianza Editorial, Madrid 91987. (bibl)
GARCÍA GUAL, C., Historia de la Filosofía Antigua. Ed. Trotta, Madrid 1997.
GUTHRIE, W.K.C., Historia de la Filosofía Griega. (seis tomos) Ed. Gredos, Madrid, 1984-
1993.
PROGRAMA
Introducción.
4. Platón.
- Vida y obras
- Pensamiento platónico
5. Aristóteles.
- Vida y obras
- Pensamiento aristotélico.
Definir que es la filosofía conlleva no pocas dificultades. A primera vista parece que
la noción de filosofía debiera ser de una claridad meridiana. Nadie puede dudar de su
existencia pues hace veinticinco siglos, por lo menos, que está presente en la historia de la
cultura occidental. Pero en todo este tiempo sus cultivadores no se han puesto de acuerdo en
lo referente a su noción, ni menos todavía en lo que se refiere a su división y a la función que
corresponde a cada una de sus partes. Existen, pues, múltiples y diversas definiciones del
término "filosofía", pero todas ellas coinciden en otorgar a esta una primacía respecto a las
demás ciencias.
Los griegos disponían de un amplio vocabulario para designar los modos del saber:
sofía, gnosis, noesis, episteme, filosofía, etc. La misma amplitud de las denominaciones ha
permitido que bajo ellas se hayan cobijado los sentidos más diversos. Por eso la filosofía se
enfrenta con el problema de determinar cual sea su propio concepto.
Primero el hombre ha reflexionado sobre los problemas que le han ido surgiendo al
enfrentarse con la realidad y después ha caído en la cuenta que ha hecho filosofía y ha tratado
de precisar su concepto.
Las palabras sofía y sofos tienen en la literatura griega un sentido muy amplio,
aplicándose indistintamente a toda clase de saber. Más imprecisa es aún la palabra filosofía,
la cual, desde el punto de vista etimológico expresa curiosidad, afición o deseo de saber.
En su origen filosofía y sofía eran conceptos idénticos, que abarcaban todo el ámbito
del saber humano, cuyas partes se fueron distinguiendo y articulando poco a poco.
A pesar de lo dicho, podemos intentar una definición2. Por filosofía se ha entendido
principalmente dos cosas: una ciencia y un modo de vida. El filósofo es aquel que tiene un
cierto saber y el hombre que vive y se comporta de un modo peculiar.
En nuestra concepción de filosofía han de caber, pues estas dos cosas a la vez. Ambas
dimensiones son inseparables y se influyen mutuamente.
"La filosofía es un modo de vida, un modo esencial que justamente, consiste en vivir
en una cierta ciencia y, por tanto, la postula y exige. Es, por tanto, una ciencia la que
determina el sentido de la vida filosófica."3
1 Cfr. G. FRAILE, Historia de la filosofía, I BAC, Madrid 1982, pp. 1-110; JULIÁN
MARÍAS, Historia de la filosofía, Ed. Alianza, Madrid 1993, pp. 1-6.
La religión es una certeza recibida por el hombre, dada por Dios, revelada. El arte es
una cierta convicción en la que el hombre se encuentra y desde la cual interpreta la totalidad
de su vida; pero esta creencia no puede dar razón de sí, no se justifica a sí misma. La filosofía
es una certidumbre radical, universal que se justifica a sí misma y prueba constantemente su
verdad.
Origen de la filosofía.
En el siglo XIX se discutió profundamente este tema del origen de la filosofía. Unos
la remontaban hasta los orígenes de la humanidad. Otros hablan de su origen oriental. Otros
la consideraban una creación del genio griego.
El hombre, desde el momento que aparece sobre la tierra, posee la facultad de pensar
y la ejerce enfrentándose a los problemas que le plantea la realidad e intenta darles una
solución. Aristóteles señalaba en el comienzo de su Metafísica que todos los hombres tienden
por naturaleza a saber. Es decir, sería la esencia misma del hombre la que le mueve a
conocer. Y sigue diciendo nuestro sabio: Por el asombro comenzaron los hombres, ahora y
en un principio, a filosofar... La raíz más concreta de la filosofía sería esa capacidad de
asombro, esa capacidad de extrañarse ante las cosas y la realidad de todo cuanto existe.
Entonces se plantea la pregunta ¿Qué es esto?
El origen de la filosofía sería pues "el deseo de saber, innato en todo hombre, excitado
por la admiración y la curiosidad ante los fenómenos de la naturaleza." 4 La admiración
combinada con la curiosidad es el origen natural y remoto de la ciencia.
Entendida la filosofía en sentido amplio, esta existe antes de los griegos, pero si la
entendemos como un saber científico, organizado, sistematizado y desligado de la forma
mítica entonces hay que decir que hasta los griegos no ha existido la filosofía.
Estamos ante una actitud humana nueva, es lo que se ha llamado el Logos o la actitud
teorética frente al mito. Este nuevo método surge en Grecia un día, por primera vez en la
historia.
La filosofía y su historia.
Hay que distinguir dos aspectos en la historia5: la historia como realidad, entendida
esta como conjunto de acciones humanas que se realizan de forma sucesiva en el tiempo, así
como sus resultados relacionados entre sí; y la historia como ciencia, es decir el estudio
crítico y la narración ordenada de esos acontecimientos, indagando su sucesión cronológica,
sus relaciones causales, sus afinidades, conexiones, influjos...
La historia se encuentra con la dificultad de tratar sobre hechos externos, no teniendo
acceso directo a la conciencia y a las intenciones de los individuos que sólo se pueden
conjeturar.
8 Para este apartado Cfr. G. FRAILE, o.c. pp. 118-130; G. REALE y D. ANTISERI,
Historia del Pensamiento filosófico y científico, Ed. Herder, Barcelona 1991, pp. 21-29.
La consolidación de la polis como ciudad-estado, contribuyó a que sus habitantes
tomaran conciencia de su ser ciudadanos y de su responsabilidad en la polis, los fines del
estado son los propios fines, el bien del Estado es el propio bien, la grandeza del estado es la
propia grandeza, la libertad del estado es la propia libertad. Esto influirá en la forma de
concebir la ética y la política.
b) El “genio griego”. En el pueblo griego hay que reconocer un espíritu bien dotado
para las más variadas manifestaciones culturales. En todas las ramas del saber el pueblo
griego ha dejado marcada su huella.
En el campo de la filosofía se debe a los griegos la formulación de las nociones
fundamentales con una gran precisión. En el pensamiento de la época griega encontramos ya
la mayor parte de las tendencias que dominarán posteriormente en la Historia de la Filosofía.
2) El poeta no narra solamente una serie de hechos, sino que además, investiga
también sus causas y razones. Aunque sea a nivel mítico-fantástico. Esto prepara aquella
mentalidad que en filosofía llevará a buscar la causa, el principio y el “porqué” último de las
cosas.
9 Cfr. G. FRAILE, o.c. p. 118; G. REALE Y D. ANTISERI, o.c. p. 23ss.; Id. Historia
de La filosofía. 1. Filosofía antiua-pagana, Ed. Herder, Barcelona, 2010.
* Los mitos órficos. No todos los griegos se sienten satisfechos con la religión
tradicional y esto hace que en algunos ambientes se desarrollen las religiones mistéricas. Los
misterios que más influyeron en la filosofía fueron los misterios órficos. El Orfismo 13 se
a) En el hombre hay un principio divino, el alma, que cae en el cuerpo, como en una
cárcel o tumba, a causa de una culpa originaria. (El mito órfico señala que los hombres nacen
de las cenizas de los Titanes, que mataron y devoraron a Zagreus-Dionysos, -hijo de Zeus y
de su hija Perséfona- por orden de Hera esposa de Zeus. Este, irritado, fulminó con sus rayos
a los Titanes, de cuyas cenizas nacieron los hombres. Estos llevan en sí un elemento malo
procedente de las cenizas de los Titanes y otro bueno, proveniente de la sangre de Zagreus)
b) El alma preexiste al cuerpo y sobrevive a su muerte, está destinada a la
reencarnación en otros cuerpos y así expiar aquella culpa original en un proceso de
purificación.
c) La vida órfica, con sus ritos y prácticas ascéticas, es la única que puede poner fin al
ciclo de las reencarnaciones y conseguir la liberación del alma.
d) Para los iniciados en los misterios órficos hay un premio en el más allá (para los no
iniciados, existen castigos)
Gracias a estas nuevas creencias el hombre veía que en sí mismo se contraponían dos
principios: el alma y el cuerpo (tumba o cárcel del alma); se resquebraja la visión naturalista;
el hombre comprende que hay que reprimir algunas tendencias ligadas al cuerpo y hay que
purificar el alma de los elementos corpóreos.
El orfismo va a influir en Pitágoras, Heráclito, Empédocles y en una parte importante
del pensamiento de Platón y en toda la corriente platónica.
Es necesario señalar que, en la religión griega, no existen libros sagrados, fruto de una
revelación divina, por tanto no poseyeron unos dogmas fijos e inmodificables, fueron los
poetas los vehículos de transmisión de las creencias religiosas. Además en Grecia no hubo
una casta sacerdotal potente que custodiase el dogma. Todo esto dio una amplia libertad al
pensamiento filosófico, que no encontró obstáculos, como habría encontrado en otros pueblos
orientales.
* Mito y Logos.
Pero, por mito, cabe también entender una actitud intelectual, como el esquema
mental que subyace a las narraciones míticas. Esta actitud mental personaliza y diviniza las
fuerzas de la naturaleza (el fuego, el viento, el trueno...) Los fenómenos de la naturaleza son
dioses personales que actúan a su voluntad y capricho. Por tanto los fenómenos de la
naturaleza y el mismo cosmos dependen de la voluntad de los dioses.
Esto significa que la naturaleza y el comportamiento del hombre sean imprevisibles,
suceden, no de acuerdo con unas leyes, sino de modo arbitrario, dependiendo de la voluntad
de los dioses. En estas coordenadas es imposible la ciencia como búsqueda de unas leyes que
rijan la naturaleza.
Las obras de los pensadores presocráticos, se habían perdido ya, en su mayor parte, en
la época de Alejandro. Lo que conocemos de las obras de estos filósofos son fragmentos
citados por autores posteriores (Platón, Aristóteles, Teofrasto...), o comentarios que sobre los
presocráticos realizaron Platón, Aristóteles, Teofrasto... Esto quiere decir que la visión que
tenemos de la filosofía presocrática es la platónico-aristotélica.
Al lado de las fuentes doxográficas hay que considerar las biográficas, de las que
merece destacarse la información que nos ofrece la obra de Diógenes Laercio15.
Preguntar por la naturaleza de las cosas es preguntar por lo que estas son, es decir
preguntar por el origen de todo y en que consiste todo, para, a partir de ello, explicar las
diferentes transformaciones del universo. La naturaleza entendida como principio ()
sería: el principio de unidad de todo lo real (el substrato inmutable del ser por debajo de las
mutaciones y cambios), el principio del movimiento (la fuerza que hace llegar las cosas a
ser), el principio que permite comprender la realidad. Las diferentes respuestas que se van
14 Poeta y músico, hijo del rey tracio Eagro. Estudioso de la religión y de la cultura
de los pueblos vecinos (Egipto, Fenicia, Asia Menor...) Heródoto considera a Orfeo posterior
a Homéro y a Hesíodo. Su vida nos ha llegado envuelta en leyenda y fantasía.
15Cfr. FRAILE, G., o.c. pp. 110ss.; CAPELLE, W., Historia… . pp. 11ss.
16 El término naturaleza tiene, para los griegos, dos grandes usos o acepciones: en
una primera acepción es el conjunto de seres que pueblan el universo, exceptuando las cosas
fabricadas por el hombre. Un segundo significado es lo que las cosas son, cuando usamos
este término para referirnos a una clase concreta de seres (p. ej. la naturaleza humana).
dando a esta pregunta constituyen la historia de la filosofía griega. La filosofía es, pues, en su
primer período, ciencia de la naturaleza y por eso Aristóteles llama a aquellos primeros
pensadores físicos () Aquellos que buscan la razón de la naturaleza. Ninguno de
los presocráticos llegó al concepto de espíritu. Para todos ellos la realidad es material, pero
como primer principio buscan algo que sea lo más inmaterial posible.
Los presocráticos ofrecen los primeros intentos de solución a estos interrogantes sobre
la naturaleza, aunque lo más importante no son las soluciones concretas que dieron, que nos
pueden parecer ingenuas, sino el hecho mismo de haberse planteado los problemas.
1. La escuela de Mileto.
La cuna de la filosofía fue Mileto, en las costas jonias de Asia Menor, en los últimos
años del siglo VII y los primeros del s. VI a. C. Son varias las circunstancias que hacen de
Mileto la cuna de la filosofía: a) ciudad rica y próspera por la artesanía y el comercio, hasta
ella llega el saber técnico y científico de otras culturas (Egipto, Babilonia, Persia...) por el
contacto comercial frecuente. b) La paz de la que gozaba la ciudad y la zona. c) Y, por último
la predisposición intelectual de los jonios, su capacidad de observación.
La escuela jónica o escuela de Mileto está representada por tres figuras capitales:
Tales, Anaximandro y Anaxímenes, cuya actividad llena todo el s. VI a. C.
TALES DE MILETO. Vivió desde finales del s. VII hasta mediados del s. VI a. C.
Los historiadores antiguos dicen de él que fue ingeniero, astrónomo, político... Hombre
viajero y conocedor del mundo de su época. Lo que sabemos de su filosofía es lo que nos
cuenta Aristóteles. El estagirita nos informa que según Tales el principio () de todas las
cosas es el agua, todo procede del agua.
Afirma por vez primera que existe un único principio originario, causa de todas las
cosas que son. El principio es la fuente y el origen de todas las cosas, el sostén permanente de
las mismas y la desembocadura o término último de todas ellas. El principio se puede definir
como aquello de lo cual provienen, aquello en lo que acaban y aquello por lo cual son y
subsisten todas las cosas. Encontramos ya aquí, en sus comienzos, la idea de una causa
primera de toda la realidad.
Dos novedades se encierran en el pensamiento de Tales: a) el hacer surgir todo de un
origen común y natural y b) la conciencia de que tras el cambio de los fenómenos hay un
principio común a todas las cosas.
Para Tales el agua coincide con lo divino. Se introduce una nueva concepción de Dios
en la que predomina la razón y que pondrá en crisis la mitología griega.
Para Tales y sus sucesores el mundo estaría lleno de espíritus o almas y de demonios.
Estaríamos ante una materia animada, unión de materia y fuerza; por eso se les llama
hilozoístas17.
Hay una necesidad que hará volver a las cosas a ese fondo último, sin injusticias, el
infinito, inmortal e incorruptible. El tiempo hará que las cosas vuelvan a esa unidad, a esa
quietud de la naturaleza de donde han salido injustamente.
Anaximandro representa el paso de la simple designación de una sustancia como
principio de la naturaleza a una idea de esta, más aguda y profunda; una totalidad, principio
de todo, imperecedera, ajena a la mutación y a la pluralidad, opuesta a las cosas.
Anaxímenes sostiene que el aliento del hombre, el aire que llena su cuerpo, es idéntico
al principio que lo anima, el alma. "Del mismo modo que nuestra alma, que es de aire, nos
rige, así envuelve también a todo el Cosmos aliento y aire".
2. Los Pitagóricos.
Desde la muerte de Anaxímenes, a finales del s. VI, hasta la destrucción de Mileto por
las tropas persas en el año 494 no surgió en la capital jónica ningún pensador de importancia.
A finales del s. VI la filosofía se traslada desde las costas de Jonia, en Asia Menor, a las
costas de la Magna Grecia, al sur de Italia y Sicilia. Todo parece indicar que la invasión persa
de Asia Menor desplazó hacia occidente algunos grupos jónicos y de aquí surgirá el
pitagorismo.
19 Cfr. X. ZUBIRI, Naturaleza, historia, Dios, Alianza Editorial, Madrid 1987; p.
210.
El origen del Pitagorismo es uno de los problemas más oscuros y complejos de la
historia griega. Por un lado, es problemático todo lo que se refiere a la historia del
movimiento, envuelta en leyendas sobre su fundador y también, en segundo lugar, es difícil la
interpretación del pensamiento de este movimiento.
El fundador de este movimiento fue Pitágoras, pero pocas cosas sabemos de él con
certeza. Probablemente no escribiera nada y su enseñanza fuera sólo oral. Durante una
cincuentena de años sólo existió la tradición oral de la escuela pitagórica, por tanto hay que
hablar más bien del pensamiento de los pitagóricos en sentido global. Además la figura del
fundador aparece envuelta en leyendas, ya al final de su vida gozaba de gran veneración.
Pitágoras era natural de Samos, rival comercial de Mileto. Hijo de una familia
aristocrática, se le atribuyen varios viajes por todo el oriente iniciándose en diferentes ritos
mistéricos. Hacia el 530 a.C., obligado por la dictadura de Polícrates, abandonó Samos y se
estableció en la Magna Grecia en la ciudad de Crotona. Allí funda una escuela 20 o comunidad
que se regía por unas normas ético-religiosas: no comían carne ni habas, no podían usar
vestidos de lana, ni atizar el fuego con un hierro, ni recoger lo que se había caído, etc. Dentro
de la comunidad se distinguían dos grupos: los matemáticos y los acusmáticos (oyentes),
según el grado y carácter de su iniciación21.
Las doctrinas eran secretas y sólo podían conocerlas los iniciados. Sus dirigentes
participaron en la vida pública y su influjo político fue grande en Sicilia y la Magna Grecia, a
mediados del s. V, después de la muerte de Pitágoras, se desató una fuerte persecución contra
los pitagóricos que tienen que huir y llevan a Grecia las enseñanzas pitagóricas, donde
perduran hasta la segunda mitad del s. IV a. C.
Las enseñanzas de la escuela pitagórica no fueron principalmente enseñanzas que
apuntasen al conocimiento del fundamento del universo sino más bien aquellas enseñanzas
que hacen referencia al trato con los hombres, que presentan la filosofía como un modo de
vida. Llevaban una vida teorética () o contemplativa, dedicada a la
búsqueda de la verdad y del bien a través del conocimiento como vía de purificación y de
comunión con la divinidad, todo un ejemplo de filosofía práctica.
Pitágoras, influido por los mitos órficos, habla del origen divino del alma, de su
inmortalidad, de la reencarnación, (el alma, para expiar una culpa originaria, se reencarna en
sucesivos cuerpos). La finalidad de la vida consiste en liberar el alma de la esclavitud del
cuerpo, que se ve como una tumba o cárcel de aquella, que tiene origen divino. Para ello es
necesario purificarse; esto se traduce en normas ascéticas orientadas a llevar un modo de vida
mesurado, casto y saludable, que ayuden a liberarse de las necesidades del cuerpo. El hombre
que llega a esto es el sabio. El perfecto sabio es al mismo tiempo el perfecto ciudadano. La
diferencia con el orfismo radica en la elección de los medios de purificación. Los órficos,
Natural de Éfeso, de familia noble (hay quien dice que era de la familia real y
llamado a regir la ciudad). Vivió entre finales del s. VI y el s. V a.C. 24 Heráclito vive en la
época de las grandes individualidades de la cultura griega, la época de las guerras persas en
las que destaca el héroe Temístocles (guió el ejército griego contra los persas en la batalla de
Salamina).Tenía un carácter huraño y melancólico y un temperamento esquivo y desdeñoso.
No quiso participar de ninguna forma en la vida pública. Desprecia al pueblo 25 y condena los
cultos y ritos de la religión popular, sobre todo sus imágenes antropomórficas y el mundo de
los dioses homéricos y los cultos dionisiacos con sus símbolos y orgías.
Su estilo es oscuro y enrevesado por lo que fue llamado "Heráclito el oscuro", él
escribía para que le comprendieran sólo los más sabios e inteligentes. Es una de las más
interesantes personalidades de la cultura griega. Tiene un modo de expresarse tajante, algo
lapidario, parco en palabras, pero lleno de fuerza y de contenido. Escribió un libro titulado
Sobre la naturaleza, del cual nos han llegado algunos fragmentos. Su libro no es sistemático,
más bien aforístico, tal como se le ocurrían los pensamientos, así los iba escribiendo.
25 Un ejemplo puede ser esta frase suya: "La muchedumbre, como los perros, ladra a
quien no conoce, y, como los asnos, prefiere la paja al oro."
La realidad es por tanto cambiante y mudable. El principio de todo no es el agua ni el
aire, sino el constante fluir, el devenir. En esta continua transformación consiste la esencia de
las cosas, las cuales son y no son a la vez.
Heráclito establece que el principio del que surge todo es el fuego, la sustancia menos
consistente y que más fácilmente se transforma, se halla en continuo movimiento, es vida que
vive de la muerte del combustible, es perenne necesidad y saciedad. Todo sale del fuego, todo
se compone de fuego y todo se descompone en fuego. El mundo es un eterno fuego que se
transforma "Este mundo, el mismo para todos, no lo ha creado ninguno de los dioses ni de los
hombres, sino que fue siempre, es y será un fuego eternamente vivo, que se enciende y se
apaga conforme a una determinada medida".
El devenir, al que todo está sujeto, se caracteriza por un continuo pasar de un
contrario a otro y percibimos cualidades contrarias en una misma cosa: "Lo frío se hace
caliente, lo caliente frío, lo húmedo seco, lo seco húmedo". Asistimos a un eterno vencer y
ser vencido. Existe pues una guerra perpetua entre los contrarios que se van alternando: "la
guerra es padre de todas las cosas y de todas las cosas es rey" (
). Quien desea que desaparezca la lucha del mundo, niega el
principio de toda vida. Se trata de una guerra que, al mismo tiempo, es paz, y de un contraste
que es, simultáneamente, armonía. El permanente fluir de las cosas y el devenir universal se
revelan como una armonía de contrarios: "Aquello que es oposición se concilia y de las cosas
diferentes nace la más bella armonía". No es una armonía estática, sino el equilibrio dinámico
de las tensiones entre los contrarios "armonía de contrarios, como la armonía del arco y de la
lira". "La armonía oculta es más fuerte que la manifiesta" Y en la armonía, coinciden los
contrarios. Así, "todo es uno" y "del uno procede todo".
Hay una profunda razón en todas las transformaciones del cosmos, en el devenir y en
la armonía universal, la Razón eterna, el 26 que rige y gobierna, dentro de los límites de
la naturaleza, todas las cosas y está presente en todo devenir. El Logos es eterno y "todo
sucede conforme a este Logos". A veces, usa también la expresión "lo sabio" (),
puesto que la palabra Logos no le es suficiente para caracterizar este principio universal. De
este sophón dice que es uno, eterno, separado de todas las cosas (propiedades idénticas a las
del ente de Parménides)
Ahora bien, ¿cómo debe entenderse esta Razón universal? ¿Es inmanente o
trascendente? ¿Se distingue del fuego y de las cosas que resultan de su transformación
incesante o se identifica con esta realidad única de la que todo procede? Algún texto, parece
indicar que este Logos es superior y distinto del mismo fuego, ya que éste es la materia
primordial y está en continuo devenir, mientras la Razón permanece inalterable. Incluso este
sabio o Logos lo identifica con la divinidad: "El Uno, el único sabio, no quiere y quiere ser
llamado Zeus. No quiere ser llamado Zeus, si por Zeus se entiende al dios con forma humana
característico de los griegos; quiere ser llamado Zeus, si por este nombre se entiende el Dios
y el ser supremo."27
Pero según la mayoría de los textos, no hay que ver en este Logos una Inteligencia
personal y separada del mundo, sino más bien una Ley universal y necesaria inmanente al
fuego. Este Logos debe concebirse de una manera totalmente impersonal. El fuego es una
sustancia dotada de razón, como una fuerza directora, y, por tanto, como una causa originaria
Es preciso estar en guardia con respecto a los sentidos, porque estos se detienen en la
apariencia de las cosas y también hay que guardarse de las opiniones de los hombres que se
basan en la apariencia. Pero los sentidos son necesarios para adquirir la sabiduría, aunque su
testimonio debe corregirse por la razón, que es la única capaz de comprender la verdad del
Ser uno en perpetuo movimiento y de conocer el Logos universal que gobierna todas las
cosas.
Heráclito fundamenta la ética en el Lógos, que es común a todos los hombres: "hay
que seguir a este algo común". La norma de vida es obrar en armonía con la razón universal.
Para poder seguir el Logos divino conviene antes la inteligencia adecuada para ello. Estamos,
pues, ante una concepción intelectualista de la ética. Las leyes humanas se han de alimentar
de la sola ley divina, que es lo común a todos.
29 Heráclito considera el alma como una materia sutil, pero abre un resquicio a algo
que está más allá, a algo no físico, con su idea de la dimensión infinita del alma, "Jamás
podrás hallar las fronteras del alma, por más que recorras sus sendas; tan profundo es su
logos".
A demás de los pitagóricos, hay en la Magna Grecia otra escuela filosófica: la escuela
de Elea, cuyo principal representante será Parménides y sus continuadores serán: Zenón y
Meliso. Este grupo de filósofos da gran profundidad a la filosofía. La figura de Parménides es
decisiva para el pensamiento griego y para toda la historia de la filosofía hasta hoy.
Un antecesor de esta escuela, aunque fuera de ella, será Jenófanes de Colofón, que se
ocupará de la problemática religiosa y cosmológica, mientras que los eleáticos se centran en
el tema de la ontología. Jenófanes era un pensador independiente, que poseía algunas
afinidades genéricas con los eleáticos.
JENÓFANES DE COLOFÓN.
Natural de la ciudad griega de Colofón (Asia Menor), donde nació a mediados del s.
VI a.C. y murió muy viejo hacia los noventa y cinco años. Siendo joven emigró a las costas
de Italia huyendo de la dominación extranjera. Viaja de un lado para otro recitando los
poemas de Homero y también los suyos, y al final de su vida se estableció en Elea.
PARMÉNIDES.
Las dos primeras vías son las vías posibles desde el punto de vista de la verdad, de las
cosas en cuanto son, la del que es y la del que no es. Parménides ha tomado por guía a la
razón abandonando el conocimiento sensible, porque en los sentidos Ano hay verdad digna de
fe@. Es necesario dejarse guiar por la razón, que es la que percibe la verdad segura y digna de
fe.
El eje central del pensamiento de Parménides es su teoría del Ser o Ente (). El ser
de Parménides es una nueva forma lingüística, una nueva expresión para referirse a la
realidad (la realidad no es sólo lo que vemos, sino, y especialmente, su origen y el logos [ley]
que regula su funcionamiento).
a) El ser es uno, todas las cosas son, quedan envueltas por el ser. Fuera del ente no
hay nada, por tanto no hay más que un Ente.
33 Los estudiosos de Parménides han indicado que este principio parmenidiano es la
primera formulación del principio de no contradicción, es decir aquel principio que afirma la
imposibilidad de que los contrarios coexistan al mismo tiempo.
b) El ser es eterno, es decir no engendrado e incorruptible (no tiene principio ni fin
pues el ser no puede salir del no-ser, que no existe; ni del Ser, porque en este caso ya habría
tenido que existir antes que él otro Ser) El ente no fue ni será, sino que es, está presente. El
ser es imperecedero, en el no hay nacimiento ni muerte. Es un presente eterno sin comienzo
ni final.
La diosa habla a Parménides de una tercera vía, la de las opiniones plausibles (),
las representaciones ilusorias de los mortales. Este tipo de conocimiento permite dar cuenta
de los fenómenos y de las apariencias de las cosas, pero es sólo un conocimiento aparente y
por ello falso. Las cosas que parece que llegan a ser, ya eran, pero en la tiniebla; es un llegar
a ser aparente. El movimiento es variación pero no generación, por tanto no existe desde el
punto de vista del ser.
La vía de la opinión lleva al conocimiento del universo (Parménides construye una
cosmología parecida a la de los jonios y pitagóricos). Pero sucede que el arjé del cosmos o de
la physis no es aquello que se ve y se percibe mediante el conocimiento sensible. "Lo que se
observa es algo cambiante, que se transforma continuamente, aparece y desaparece. ¿Cómo
puede haber ciencia sobre lo absolutamente cambiante?"34
Las cosas () muestran a los sentidos múltiples propiedades, pero si las
consideramos con el pensamiento (), presentan una propiedad sumamente importante y
común a todas: antes de ser blancas o negras, calientes o duras, son. El ser aparece como una
Con Parménides, la filosofía pasa de ser física a ser ontología. Una cosmología del
ente cósmico, físico. Parménides ha imaginado el ser como algo corpóreo, pero no en
oposición a una realidad incorpórea, que para él es inimaginable (ser corpóreo y ser espiritual
coinciden) El ser suprasensible, puramente metafísico no ha sido descubierto todavía. El
concepto de Ser de Parménides lleva el sello de la existencia corpórea 36. El gran principio de
Parménides salvaba el ser pero no los fenómenos, como se pondrá de manifiesto en sus
discípulos.
ZENÓN.
Nació en Elea hacia el 504 a.C., más joven que Parménides y discípulo suyo, famoso
por su belleza. Hacia el 450 viajó con su maestro a Atenas, donde permaneció un tiempo y
volvió de nuevo a Elea. Su descubrimiento más importante es la dialéctica, que ejerció gran
influencia en los círculos intelectuales atenienses. En Elea encontrará la muerte en una
conjura contra el tirano Nearcos. De su obra sólo nos han llegado algunos fragmentos.
35 Idem p.61.
Los argumentos más conocidos de Zenón son aquellos que se oponen al movimiento y
a la multiplicidad, las aporías () o dificultades, con las que intenta afirmar la
inmovilidad del Ente y su unidad. El movimiento y la multiplicidad son impensables.
De entre las pruebas contra la multiplicidad podemos señalar aquellas que presuponen
la intuición de Parménides: Aúnicamente puede darse un ente que tenga extensión en el
espacio@. Si tal ente existe, tiene que ser al mismo tiempo grande y pequeño (ya que existe la
multiplicidad). Pues si existe una multiplicidad, debe esta constar de una porción de partes,
las cuales o son unidades indivisibles o están formadas, a su vez, por unidades que ya no sean
divisibles, que son infinitas en número e infinitamente pequeñas. Toda multiplicidad consiste,
pues, en múltiples unidades infinitamente pequeñas e indivisibles. Pero aquello que no tiene
magnitud, ni volumen, ni masa, no puede existir. Cada una de estas unidades indivisibles es
Nada, pero por muchas nadas que se unan, dan siempre Nada. Si los seres extensos se
componen de la agregación de puntos inextensos, cada uno de los cuales es nada, esto quiere
decir que los seres extensos se componen de la nada, lo cual es imposible.
MELISO.
Parménides había descubierto las cosas como entes, como algo que es, y había
atribuido al Ser una serie de predicados que resultaban contradictorios con el comportamiento
real de las cosas; y de aquí surgía un problema. Así Parménides afirmaba que el Ente es Uno
e Inmóvil y la experiencia nos habla del movimiento y de la pluralidad de las cosas.
Parménides descubrió que cuando afirmamos que una cosa es blanca tenemos la cosa,
la blancura y el es, que penetra las dos y hace que esa cosa sea blanca. El ente es pues una
tercera cosa. La doctrina de Parménides sobre el Ente Uno, increado, imperecedero e
inmutable está en radical oposición a la doctrina de Heráclito, que había propugnado una
constante modificación cualitativa de la materia única dominada por el Logos, de la cual
surge la pluralidad de las cosas, y a la cual vuelve todo a su debido tiempo.
En este grupo de filósofos hay una vuelta al tema de la fisis. Todos aceptan los
postulados de Parménides: el ser tiende al ser, del no-ser no puede surgir el ser. Hay un
intento de síntesis entre el pensamiento milesio anterior y la filosofía de Parménides.
Ahora bien, a diferencia de los jonios, no hablan de un único principio originario, sino
de múltiples. Surgen las filosofías pluralistas de Empédocles, Anaxágoras y los atomistas.
EMPÉDOCLES.
Al igual que Parménides, señala la imposibilidad del nacer y del morir, entendidos
estos como provenir de la nada e ir hacia la nada, porque el ser es y el no-ser no es. Pero
Empédocles se encuentra al mismo tiempo bajo el influjo de Heráclito; cree como este en la
multiplicidad de las cosas y en su continuo cambio. Concibe el ser como eterno, increado,
indestructible y cualitativamente inmutable, pero constituido por cuatro raíces o elementos:
aire, fuego, tierra y agua, las raíces de todas las cosas (),
incluso de los dioses. Estamos ante una "concepción pluralista", que supera el monismo de
los jónicos y de los eleáticos.
Todas las cosas están compuestas con partículas de estos cuatro elementos. Lo que
hace unas cosas diferentes de otras es la proporción en que entran los cuatro elementos en su
composición. Esta mezcla es puramente mecánica, de modo que al descomponerse las cosas,
los elementos que las integraban vuelven a aparecer sin haber sufrido modificación38.
Hay pues cuatro elementos, que al unirse dan origen a las cosas y al separarse
ocasionan su corrupción, pero )cuáles son las fuerzas que los unen y los separan? Nos habla
Empédocles de dos principios más, dos fuerzas cósmicas: el amor () y el odio ()
El amor tiende a juntar los elementos y el odio es el que los separa. Empédocles no explica la
naturaleza de estas fuerzas cósmicas, que aún tienen resonancias míticas. A veces las
considera como divinidad otras las sitúa al nivel de los otros cuatro elementos.
Estas fuerzas predominan una sobre la otra de forma alterna, durante períodos de
tiempo constantes fijados por el destino, la necesidad () que es la ley universal de
todo suceder. Empédocles distingue pues los elementos (la materia) y la fuerza que los mueve
y los conforma. Se inicia de este modo el camino del dualismo que estará presente a lo largo
de la historia del pensamiento griego.
Entre los múltiples momentos de lucha que continuamente se producen entre ambos
rivales, hay dos que se distinguen de todos los demás: el momento en el que el amor ha
vencido plenamente al odio, y aquel en el que el odio ha vencido a su vez al amor.
El predominio total del amor hace que los elementos se junten para formar una unidad
compacta, esférica y homogénea, que Empédocles llama Uno o Esfera, que recuerda las ideas
de Parménides sobre el Ente Uno y de Jenófanes sobre el Todo.
AEmpédocles sostiene la misma teoría respecto a todos los sentidos; afirma que
la percepción surge cuando alguna cosa encaja en los poros de alguno de los
sentidos. Ningún sentido puede juzgar los objetos de otro, ya que los poros de
algunos son demasiado anchos y los de otros demasiado estrechos para el
objeto percibido, de manera que unos objetos pasan a su través sin tocar,
mientras que otros no pueden, en modo alguno entrar.@ (Cita de Teofrasto)
ANAXÁGORAS.
Natural de Clazomene (Asia Menor), nació hacia el año 500 a.C. y murió hacia el
428. De familia noble y destinado a gobernar. Renunció a ello para dedicarse a una vida
teorética. Estuvo en relación con la escuela de Mileto. Hacia el 462 se estableció en Atenas,
donde tuvo relación con Pericles. Anaxágoras es el primer filósofo que llega a Atenas. No fue
bien acogido por los atenienses que se burlan de él y más tarde lo acusaron de impiedad y lo
llevaron a juicio, después de esto abandona la ciudad y se establece en Lampsaca, donde
fundó una escuela. Escribió un tratado Sobre la naturaleza.
Lo más importante de nuestro autor como físico es su Meteorología, es decir la
investigación de los fenómenos celestes. Explica los eclipses, afirmaba que el sol era una
masa de piedra ardiente, explica la formación del granizo, descubre la importancia de los
cambios de temperatura para la explicación de los fenómenos atmosféricos, etc.
41 Podemos imaginar una división de las cosa hasta el infinito, pero no podemos
hacernos una idea de una mezcla infinita de elementos. (W. CAPELLE, o.c. p. 92)
Debido a esta característica de ser divisibles en partes siempre iguales, a estas
semillas las llamó Aristóteles homeomerías42 ( que significa "partes semejantes"
"partes cualitativamente iguales".
Al principio estas semillas constituían una masa en la que todo se mezclaba a la vez,
de modo que no se distinguía ninguna. Estos existían desde toda la eternidad, distintos pero
no separados en la unidad del ser43.
Existía también una Mente universal, simple, pura44, infinita, libre, igual a sí misma,
potentísima, eterna, inteligente y sabia que impulsa el movimiento del torbellino cósmico,
que convierte la mezcla caótica en una mezcla ordenada de la que surgen todas las cosas, en
un momento determinado. Anaxágoras admite un principio del movimiento separado de la
materia. La misión de esta inteligencia es solamente impulsora del movimiento del torbellino
cósmico, no se trata de una mente creadora.
Para Anaxágoras, este es una materia más sutil que las demás, pero no
espiritual, no es un Dios trascendente, sino una fuerza cósmica, semejante al Logos de
Heráclito, o al amor y al odio de Empédocles. Aunque Anaxágoras con su teoría del Nous se
encuentra en el camino de descubrir la pura espiritualidad no nos hallamos aún en el
descubrimiento de lo inmaterial.
LOS ATOMISTAS.
42 Los autores discuten si esta expresión es usada por el mismo Anaxágoras o no, la
mayoría se inclina por la opinión negativa, aunque no es imposible que Anaxágoras la haya
usado.
LEUCIPO. Poco se sabe con certeza de este autor, parece que era natural de Mileto y a
mediados del s. V a.C., se desplazó a Elea (donde conoció la doctrina eleática) se dice que
fue discípulo de Zenón y otros afirman que lo fue de Parménides. De Elea pasó a Abdera
(Tracia) donde fundó una escuela en la que se formó Demócrito su principal discípulo.
DEMÓCRITO. Algo más joven que su maestro, nació hacia el 460 a.C. en Abdera y murió
muy anciano, algunos años después de Sócrates. Viajó con frecuencia y poseía una vasta
cultura, estuvo en Atenas, donde pasó desapercibido. Se caracterizó por su continua sonrisa.
Sus escritos son numerosos, pero se unieron con las obras de su maestro Leucipo
formando un "Corpus", de modo que resulta imposible distinguir las de uno y otro.
Cronológicamente hablando, Demócrito no pertenece a los presocráticos. Fue
contemporáneo de Sócrates y de Platón.
Los atomistas realizaron el tercer gran intento de unir la ontología de Parménides con
la doctrina de Heráclito sobre el flujo de todas las cosas. Aceptan como indiscutible la
afirmación de Parménides según la cual de una única realidad no puede surgir la pluralidad.
Siguiendo la escuela de Elea, afirman las características del Ente de Parménides (increado,
imperecedero, inmutable, finito, compacto, homogéneo e indivisible) No aceptan dos
características la esfericidad y la unicidad. Pero como es evidente que existen la multiplicidad
y el movimiento, los atomistas se ven obligados a admitir la multiplicidad de Entes.
En el principio estaban separados el Ser (lo lleno), formando una masa compacta e
indistinta; el Gran Vacío, el no-Ser, y el Movimiento eterno. El Vacío, impulsado por el
movimiento, penetró en el Ser, disgregándolo en infinitos corpúsculos invisibles por su
pequeñez y su volumen e indivisibles; llenos, sólidos, compactos; homogéneos,
cualitativamente idénticos, inalterables, indestructibles. Lo lleno pasó a estar formado por un
número infinito de elementos, los átomos (. Los átomos tienen extensión, volumen y
peso. Los átomos se distinguen porque tienen formas distintas, de las que dependen sus
propiedades, y por la posición y el orden; pero son cualitativamente indiferenciados. Los
átomos no se pueden percibir con los sentidos sólo con el intelecto.
Entre la multitud de entes que son los átomos se interpone el vacío, así logran explicar
el movimiento y la pluralidad 45. Lleno y vacío son, pues, los dos fundamentos del mundo, los
dos únicos constitutivos de la realidad. Los átomos están en el vacío, esto es lo que permite la
diferenciación y el movimiento de los átomos.
"Leucipo y su compañero Demócrito sostuvieron que los elementos son lo
lleno y lo vacío, a los cuales llamaron ser y no-ser, respectivamente. El ser es
lleno y sólido, el no ser vacío y sutil."
Demócrito es también famoso por sus sentencias morales, que provienen más bien de
la tradición de la sabiduría griega. La noción central de su ética consiste en que el "alma es la
morada de nuestro destino"47, en el alma es donde está la raíz de la felicidad o de la
infelicidad. La meta de nuestra vida ha de ser un bienestar perdurable, dentro de los límites de
la vida humana. Va a perfilar la figura griega del "sabio" (imperturbabilidad, serenidad,
dominio de sí). Es necesario en todo momento apartarse de la injusticia y tender a obrar
justamente y a llevar una vida realmente honesta. No hay en Demócrito un rastro de ética
social ni de teoría del estado, su ética es individualista. Tampoco puede hablarse de una
fundamentación científica de la ética o una determinación de conceptos éticos.
TEMA 3. LOS SOFISTAS Y SÓCRATES. EL GIRO ANTROPOLÓGICO
LOS SOFISTAS.
Introducción.
Las victorias conseguidas contra los persas, abren nuevas rutas comerciales que
rompen los límites de la propia ciudad y permiten entrar en contacto con otros pueblos, otras
culturas y otros conocimientos. Esto provoca la inevitable confrontación entre las leyes,
costumbres y usos helenísticos con otros totalmente diferentes. Esta confrontación explica
algunos de los aspectos de la problemática sofística sobre la convencionalidad de las leyes y
normas morales.
Los sofistas supieron captar estas demandas de su época y las supieron explicar,
cuando ya no les satisfacían los valores tradicionales que les proponía la generación anterior,
ni la forma en que se les proponía. Enseñaban a los jóvenes los recursos de la retórica, los
entresijos de la política, de las leyes y de la administración pública, etc...
La sofística plantea una vez más el problema del ser y del no ser pero a propósito del
hombre. La llegada de la democracia trajo consigo un cambio notable en la naturaleza del
liderazgo, ya no basta el linaje, el liderazgo político pasa por la aceptación popular. Y para
ello es necesario prepararse, un político necesita ser buen orador para ganarse las masas y
necesita tener ciertas ideas acerca de las leyes, de la administración del Estado, de lo justo y
lo conveniente. Este es el tipo de enseñanza que proporcionaban los sofistas.
Hay, pues, diferencias esenciales entre los sofistas y los filósofos anteriores, no sólo
ya en el objeto de su reflexión, sino también en el método y en el fin de sus actividades. Los
antiguos filósofos de la naturaleza habían sido investigadores puros, cuyo único objetivo era
fundamentar la verdad por la verdad misma e investigar la interdependencia de las cosas. Sus
intereses estaban apartados de la vida cotidiana del hombre. No les preocupaba el tener o no
tener discípulos.
Los sofistas no constituyeron una escuela filosófica, sino que siguieron direcciones
diferentes e incluso contrapuestas. Representan un conjunto de afanes independientes,
destinados a satisfacer idénticas necesidades, apelando a medios análogos.
Para los sofistas lo importante no es la verdad y las cosas sino sus propias personas.
Los temas de sus reflexiones eran los de la vida práctica de la democracia ateniense. Se
ocuparon de la retórica; de la ética y la política; también de la educación, la gramática, la
estilística, la mitología, la interpretación de los poetas antiguos, la música y también de la
astronomía, la meteorología, la cosmología (no como investigación sino como divulgación de
saberes). Entre los sofistas había quienes eran vanidosos y creídos sin conciencia clara de la
limitación de su saber. Algunos de los sofistas eran hombres de saber enciclopédico. La meta
de su enseñanza era capacitar a sus discípulos para pensar, hablar y obrar y que así tuvieran
éxito en la vida, es decir una preparación para la vida práctica.
En general, para ellos nada hay fijo y estable, todo es relativo; son subjetivistas, no
hay una verdad objetiva, las cosas son como a cada uno le aparecen. El hombre es la Medida
de todas las cosas. Propugnan el escepticismo, no podemos conocer nada con certeza. Les
preocupa la búsqueda de la felicidad; en la moral, lo bueno se identifica con lo útil
(utilitarismo), si las cosas son como a cada uno le aparecen, no hay cosas buenas ni malas en
sí mismas, no existe una norma trascendente de conducta. No existen leyes inmutables, las
leyes no tienen fundamento en la naturaleza, son simples convenciones de los hombres para
poder vivir en sociedad. Fomentan el oportunismo político; si no hay nada justo ni injusto,
todos los medios son buenos para conseguir el fin que cada uno se propone.
a) Es verdad que los sofistas, además de buscar el saber en cuanto tal, atendieron a
cuestiones prácticas y que para ellos era esencial el conseguir discípulos. Pero gracias a ellos,
el problema educativo y el afán pedagógico, pasan a primer plano. Contribuyeron a
perfeccionar el uso del lenguaje y el arte de la oratoria. La noción occidental de educación,
basada en la difusión del saber, debe mucho a los sofistas.
b) Sin lugar a dudas los sofistas exigían una compensación económica por sus
enseñanzas, lo que escandalizó a los antiguos. Los sofistas se habían convertido en
profesionales de la enseñanza y por eso debían exigir una cantidad de dinero para poder vivir
y difundir su saber. Se pueden criticar los abusos de algunos, pero esto ayudó a hacer que la
educación y la cultura no estuviesen sólo restringida a la aristocracia sino que se extendiese a
otras clases sociales.
La forma como los sofistas expresaban su sabiduría solía ser por medio de
conferencias o ciclos de conferencias ante un gran público en fiestas, en alguna reunión o
bien a pequeños grupos, en la casa de un rico mecenas o en un círculo reducido de discípulos,
donde se sostenían diálogos y debates. También solían recurrir a la escritura para la difusión
de su doctrina.
Se pueden distinguir cuatro grupos de sofistas: 1) los grandes y célebres maestros de
la primera generación, que no carecieron de criterios morales y que el mismo Platón elogia;
2) los eristas (que abusan de la dialéctica y la convierten en vana disputa), no les interesa los
contenidos, sólo el método y no tienen la altura moral de sus predecesores; y 3) los sofistas
políticos, que utilizaron sus ideas con finalidades políticas y que cayeron en diversos excesos
(todos los medios son buenos para conseguir el fin que cada uno se propone), llegando
incluso a la teorización de la inmoralidad. 4) Los sofistas naturalistas, que no se identifican
con la escuela de los maestros de la primera generación, oponen la ley positiva a la natural,
relativizando la primera y privilegiando la segunda.
Entre los sofistas más importantes destacan: Protágoras y Gorgias, a ellos hay que
añadir Pródico, Eutimio...
PROTÁGORAS. Natural de Abdera, nació hacia el 481 a.C. y falleció a finales del
mismo siglo. Recorrió toda Grecia y pasó varias temporadas en Atenas, donde mantuvo una
estrecha relación con Pericles, que le encargó redactar la legislación de la nueva colonia de
Turios. Cobraba por su enseñanza fuertes cantidades. Su obra principal es Las antilogías, de
la que tenemos algunos fragmentos. Parece que nuestro autor estuvo relacionado con
Heráclito y su doctrina del fluir incesante. Al igual que la naturaleza está sujeta a un cambio
continuo, así también nuestro cuerpo y los sentidos están en perpetua mutación. El contenido
de nuestra percepción es siempre diferente. No es posible decir como son las cosas sino como
nos aparecen en un determinado momento. Sólo son posibles los juicios relativos. La
propuesta básica de su pensamiento es el siguiente axioma: AEl hombre es la medida de todas
las cosas, de las que son en aquello que son, y de las que no son en aquello que no son@. A
cada uno se le aparecen las cosas de manera distinta. No hay un criterio absoluto que distinga
entre ser y no-ser, verdadero y falso. El único criterio es el hombre, el hombre individual.
LOS SOFISTAS NATURALISTAS. Contraponen la ley natural, que une a todos los
hombres, a la ley positiva (la ley hecha por el hombre) que los divide. Los dos principales
representantes son Hipias de Elis y Antifonte. Viven a finales del s. V.
Hipias propone un ideal enciclopédico de educación que abarcaba todas las artes y
todas las ciencias y enseña el arte de la memoria. Daba mucha importancia a las matemáticas
y a las ciencias de la naturaleza, porque el conocimiento de estas es necesario para una vida
recta, que debía ajustarse a las leyes de la naturaleza, más que a las leyes humanas. La
naturaleza une a los hombres y la ley humana a menudo divide. La ley humana queda
devaluada cuando se opone a la naturaleza. Surge así la distinción entre una ley natural y un
derecho positivo, la primera es eternamente valida y el segundo es contingente. Para Hipias,
basándose en la ley natural, carecen de sentido las discriminaciones de la ley positiva que
dividen a los ciudadanos de una misma ciudad. Nace así un ideal cosmopolita e igualitario
que para los griegos resulta extremadamente novedoso.
Antifonte dirá que la naturaleza es la verdad y la ley positiva es la opinión; por tanto
hay que seguir la ley natural y transgredir las leyes positivas, cuando pueda hacerse con
impunidad. Afirma la radical igualdad de todos los hombres: APor naturaleza todos somos
absolutamente iguales, tanto los griegos como los bárbaros@. Todos los hombres son libres
por naturaleza, lo que suponía una auténtica revolución en una sociedad donde la esclavitud
era algo asumido como natural. Se elimina también la idea de aristocracia y el concepto de
49 Ej. Probar que una palanca es un animal doméstico, porque gato significa ambas
cosas. "No hay que servirse del abuso contra el uso", procedimiento sofístico para no tener en
cuenta los malos resultados de una institución.
superioridad de los griegos sobre los demás pueblos. Antifonte, con todo, no llega a decir en
que consiste tal igualdad y cual es su fundamento.
CONCLUSIÓN
1. Vida de Sócrates
Nació en Atenas en el año 469/70 a.C. y murió en el año 399 a.C. condenado a muerte
(beber la cicuta) por no creer en los dioses oficiales, introducir dioses nuevos y corromper a
la juventud ateniense. Era hijo de un escultor (Sofronisco) y de una comadrona (Fenareta). Se
casó ya mayor con Jantipa y tuvo tres hijos. Físicamente no era ninguna belleza, más bien
todo lo contrario. No sabemos nada concreto sobre su educación, probablemente recibió la
educación normal de los hijos de familias medias de Atenas. No tuvo maestros aunque
conoció los escritos de algunos presocráticos como Heráclito y Anaxágoras. Escuchó las
lecciones de Arquelao, discípulo de Anaxágoras. Era conocedor de la poesía clásica de
Grecia. El impulso mayor le vino de la sofística. Se planteó sus mismos problemas, pero las
soluciones que dio Sócrates eran contrarias a las de los sofistas.
Fue condenado a beber la cicuta y sus amigos intentaron persuadirle para que
escapara de la prisión, pero él se negó, argumentando que las leyes de la ciudad han de ser
respetadas por todo ciudadano justo. En sus últimos días se dedicó, con sus más allegados, a
conversar sobre la inmortalidad del alma. Su muerte fue una hazaña moral y un ejemplo
inolvidable para los suyos.
Las fuentes fundamentales que nos transmiten noticias acerca de Sócrates son cuatro:
Aristófanes, Platón, Jenofonte y Aristóteles. De los tres primeros hemos de decir que
conocieron personalmente a Sócrates.
c) Otro testimonio será el que nos ofrecen los diálogos de Platón, discípulo de
Sócrates y la mejor de las fuentes para conocer las doctrinas de su maestro. Platón nos
presenta un Sócrates irónico y molesto que ponía al descubierto la ignorancia de ilustres
conciudadanos con sus preguntas y su ironía. Hay que decir que en Platón cabe distinguir un
doble Sócrates: el de los primeros Diálogos (Apología, Critón, Cármides, Laques), más
cercano al Sócrates real (sobre todo la Apología); y el de los Diálogos más tardíos, en los que
Platón idealiza a Sócrates y pone en boca de Sócrates ideas y pensamientos propios.
d) A estos testimonios hay que añadir las noticias que sobre el ateniense nos da
Aristóteles. El estagirita no conoció a Sócrates personalmente y nos da de él una imagen
menos apasionada que sus discípulos y sus afirmaciones son las más objetivas
En el hombre, Sócrates, distingue entre cuerpo y alma; esta es la parte mejor del ser
humano. El hombre es su alma, que es aquello que lo distingue de manera específica de
cualquier otra cosa, de los demás seres. Dirá que el alma es de naturaleza divina e invisible.
No sabemos si el considera el alma como algo material o inmaterial y, en que sentido creyó
en su inmortalidad.
Entiende por alma nuestra razón y la sede de nuestra actividad pensante y ética, es
decir la conciencia y la personalidad intelectual y moral. Gracias a este descubrimiento,
Sócrates creó la tradición moral e intelectual de la que Europa ha vivido siempre, a partir de
entonces.
El cuerpo es el instrumento del que se sirve el alma, que está sometido a la
temporalidad y no pervive después de la muerte.
Para Sócrates, cuidar de sí mismo, es cuidar de la propia alma y la tarea del educador
es enseñar a los hombres el cuidado de la propia alma. Esto choca con el pensamiento
tradicional del pueblo griego, para quien el cuidado del cuerpo era lo fundamental, por
encima del cultivo de los valores éticos y la búsqueda del bien y de la virtud.
Distingue dos clases de conocimiento: el sensible, que percibe las cosas corpóreas,
particulares y mudables, y la razón, que conoce los conceptos universales.
4. El método socrático.
Sócrates se encuentra sobre el mismo terreno que los sofistas, se sitúa con una actitud
crítica frente a las concepciones habituales del mundo griego y tampoco acepta las opiniones
de los antepasados sin considerarlas con antelación. A pesar de ello hay una profunda
diferencia entre Sócrates y los sofistas. Los sofistas se caracterizan por su escepticismo que
hace problemático todo conocimiento y toda ética, por contra, Sócrates tiene la firme
convicción de que ha de existir una verdad absoluta y que esta puede ser captada por el
hombre. Esta verdad no es subjetiva, es independiente de las opiniones de los individuos y
puede ser captada por el pensamiento racional. En la razón humana, están contenidas las
leyes del pensamiento y con ellas las posibilidades del verdadero conocimiento.
Frente a los ampulosos discursos de los sofistas, Sócrates adoptó el diálogo, que hace
más íntima la comunicación entre el maestro y su discípulo. Su enseñanza consistía en una
conversación dirigida, en la que de pregunta en pregunta iba llevando a su interlocutor hasta
la conclusión que deseaba.
Finalidad del método socrático. Mediante este diálogo, Sócrates pretendía que las
personas hicieran un examen moral del alma y dieran cuenta de su propia vida. Los fines del
diálogo socrático son de naturaleza ética y educativa. Hemos de tener en cuenta que, para
Sócrates, la virtud y el saber no se transmiten, son algo innato. El maestro puede ayudar a
descubrir y desarrollar las posibilidades que hay en cada hombre si sabe dirigir el diálogo con
maestría.
Este tener que dar cuenta de la propia vida es la verdadera razón que le llevó a
Sócrates a la condena a muerte. Condenar a Sócrates significaba liberarse de tener que
desnudar la propia alma. Pero el proceso que había iniciado Sócrates era imparable.
Estructura del método socrático. Una vez analizada la finalidad del método socrático,
veamos cual es su estructura: la dialéctica de Sócrates coincide con el dialogar mismo y
consta de dos momentos esenciales: la refutación y la mayéutica.
Sócrates se considera un buscador de la verdad, él no cree poseer ya la verdad, sino
que se encuentra continuamente en persecución de ella, y cuando ha encontrado una parte de
verdad, de ella brotan nuevos enigmas. Además, Sócrates está convencido de la existencia y
cognoscibilidad de estas verdades y, al mismo tiempo, es muy consciente de los límites del
pensamiento humano y que la búsqueda de la verdad es lenta y difícil.
En su forma de dialogar, al contrario de los sofistas que se presentaban como los que
todo lo saben, él se presenta como un ignorante que sólo sabe que no sabe nada y que tiene
que aprenderlo todo50. Sócrates, simulando no saber y mediante ficciones y estratagemas,
intenta obligar a su interlocutor a dar razón de sí mismo, a responder a sus preguntas y con
habilidad intenta poner de manifiesto sus contradicciones. En esto consistía la ironía
socrática. Con ella intentaba que sus amigos reconocieran su propia ignorancia, ya que el no
saber es el principio de la sabiduría. Y ridiculizaba a sus enemigos al ponerlos en evidencia
llevándolos a la contradicción con ellos mismos. La ironía es, pues, la interrogación tendente
a descubrir al hombre su ignorancia y obligarle así a investigar dentro de sí para hallar la
verdad.
Después pasaba, con habilidad, a sacar a la luz los conocimientos que duermen en la
conciencia de su interlocutor. (Para Sócrates el alma sólo puede alcanzar la verdad si está
preñada de ella) Esto es lo que se ha llamado la mayéutica.
50 El significado de este "no saber" socrático se percibe en toda su amplitud al
ponerlo en relación con el saber de Dios. Para Sócrates Dios es omnisciente, Dios lo sabe
todo, sin ninguna restricción. Al comparar el saber humano con el saber divino aparece la
fragilidad y pequeñez del primero. Desde esta perspectiva todo el saber humano resulta "no
saber". "El único sabio es Dios" dirá nuestro autor.
Durante mucho tiempo se ha sostenido que Sócrates, a través de su método, descubrió
los principios fundamentales de la lógica occidental, es decir, el concepto, la inducción y la
técnica del razonamiento, pero habría que ser mucho más cautelosos y decir más bien que
Sócrates desencadenó el proceso que llevó al descubrimiento de la lógica y contribuyó de
forma decisiva a dicho descubrimiento, pero no lo realizó de un modo reflexivo y sistemático.
Sócrates fue una mente lógica, pero no llegó a elaborar una lógica en el plano técnico. En su
dialéctica se halla el germen de futuros descubrimientos lógicos de importancia, pero no
descubrimientos lógicos como tales, formulados de modo consciente y técnicamente
elaborados.
Dirá Aristóteles que a Sócrates le debemos dos cosas: Alos razonamientos inductivos y
la definición universal@. Pero hay que precisar estas palabras de Aristóteles, puntualizando, en
la línea de lo ya dicho, que Sócrates no llegó a plantearse la cuestión del verdadero
fundamento del universal, no estableció cuál era la estructura del concepto y la definición.
Lo mismo hay que decir respecto a la inducción, que Sócrates aplicó en su labor de llevar al
interlocutor desde el caso particular hasta la noción general, pero que no la identificó a nivel
teórico y tampoco la elaboró de modo especulativo.
5. La ética socrática.
Desde esta perspectiva, Sócrates lleva a cabo un cambio en los valores tradicionales
griegos. Ya no serán los valores ligados a lo externo: la riqueza, el poder, la fama; o al
cuerpo: la vida, la fuerza física, la salud, la belleza... Estos valores tradicionales, por sí
mismos carecen de valor, se convertirán en valores si se utilizan en función del alma, como lo
exige el conocimiento. Los nuevos valores serán los valores del alma, que están todos
incluidos en el conocimiento, el saber es la base de toda virtud. La virtud se puede enseñar, lo
necesario es que cada uno conozca su areté, este es el sentido que tiene la máxima de
conócete a ti mismo. La búsqueda de sí mismo promovida por Sócrates es, al mismo tiempo
búsqueda del saber verdadero y búsqueda de la mejor manera de vivir; investigación del saber
y de la virtud. La virtud es ante todo un saber, un conocer lo que es útil y lo que es perjudicial
para poder obrar en consecuencia.
Esta concepción de la virtud como saber supone dos cosas: 1) La virtud es ciencia
(conocimiento) y el vicio es ignorancia. 2) Nadie peca voluntariamente, quien hace el mal lo
hace por ignorancia; es imposible conocer el bien y no hacerlo.
La identificación entre virtud y ciencia tiene como corolario un rígido determinismo
moral: el bien obra de tal suerte sobre el entendimiento del que lo conoce, que, una vez
conocido, influye sobre su voluntad, la cual no puede menos de quererlo y practicarlo.
Estas dos ideas son el resumen de la ética socrática, que se ha dado en llamar
intelectualismo moral, porque identifica la virtud con el saber, como hemos visto. Este
intelectualismo moral de Sócrates influirá sobre todo el pensamiento griego, siendo como un
denominador común de todos los sistemas filosóficos. De la moral de Sócrates arrancan todas
las escuelas éticas que luego se desarrollarán en Grecia y Roma.
Hasta ahora los griegos, incluidos los sofistas, hablan de las virtudes como de una
pluralidad, cuyo nexo de unión no sabían captar. Además estás virtudes eran algo que se
basaba en las costumbres, en los hábitos morales de la sociedad... Sócrates busca una unidad
en las virtudes, trata de someter la vida humana y sus valores al dominio de la razón
(tengamos presente que para Sócrates la naturaleza humana es su alma -la razón- y la virtud
es lo que perfecciona y actualiza plenamente la naturaleza humana, de ahí que la virtud sea
una ciencia, un saber).
El deber más claro para un ateniense es el de ser útil al estado, servir a su Patria
durante toda la vida. El individuo solamente puede conseguir la felicidad en consonancia con
el bien de la comunidad. Sócrates vivió un compromiso personal con la justicia y la polis.
Hay que tener en cuenta que Sócrates conoce una democracia corrupta y decadente, en
la que el poder está en manos de las masas. Esto lleva a Sócrates a exigir que en el estado
dominasen y mandasen aquellos que sabían hacerlo, es decir los inteligentes, los que unen el
saber necesario con la inteligencia necesaria. Esto le lleva a exigir un tipo de funcionario que
estuviese formado científicamente.
6. Sócrates y la divinidad.
Pero Sócrates tiene su peculiar concepción de Dios, está convencido de que, tanto en
el acontecer universal como en el destino humano, impera una razón suprema, un logos, del
cual nuestra razón es una copia. El universo y el hombre no pueden ser fruto del azar, porque
hay un determinado orden y una determinada finalidad que requieren una causa adecuada.
Esta causa es Dios, entendido como inteligencia ordenadora y providencia. Pero una
providencia que no se ocupa del hombre individual, sino del hombre en general y de forma
indirecta de los hombres virtuosos.
El Dios de Sócrates es inteligencia que conoce todas las cosas y actividad ordenadora
y providencia.
Conclusión
Ningún filósofo como Sócrates ha tenido tantos discípulos directos y con tanta y tan
variada riqueza de orientaciones. El ejemplo de su vida y sus enseñanzas fueron recogidos
por sus discípulos que se orientaron en direcciones distintas.
Entre sus discípulos destacan cinco que fueron fundadores de otras tantas escuelas
filosóficas. Estos entendieron o desarrollaron de un modo parcial, y a menudo imperfecto, el
pensamiento de Sócrates, uniéndolo con otras concepciones, en especial con la sofística.
Diverso fue el sentido y el alcance de cada una de estas escuelas, así como diversas
fueron las conclusiones a las que llegaron. Y sin embargo cada una de ellas se sintió heredera
auténtica de Sócrates.
Entre todos los discípulos destaca Platón, al que dedicaremos un capítulo aparte. Por
contraposición a la escuela platónica, las otras escuelas son llamadas "escuelas socráticas
menores": Antístenes y la escuela cínica, Aristipo y la escuela cirenaica, Euclides y la escuela
megárica, Fedón y la escuela de Elis.
Entre los socráticos menores Antístenes es la figura de mayor relevancia. Vivió entre
los s V y IV a.C. (hijo de padre ateniense y de una esclava tracia) Primero fue discípulo de
los sofistas y luego se hace discípulo de Sócrates en una edad ya avanzada. De sus obras
apenas nos han llegado algunos fragmentos. Fue un claro opositor de Platón y de los
desarrollos lógico-metafísicos que este hace del pensamiento socrático.
Se fija sobre todo en las capacidades práctico-morales de Sócrates: la capacidad de
bastarse a sí mismo, el autodominio, la fuerza de ánimo, la capacidad para soportar fatigas...
Desarrolló sobre todo los temas de la libertad y el autodominio. Destaca por sus
excentricidades, su austeridad de vida y su alta estima de la virtud.
Da origen a la escuela cínica 53, que continuará más o menos fusionada con el
estoicismo hasta bien entrada la era cristiana.
Según Antístenes el sabio no se rige por las leyes de la ciudad, del estado, sino según
la ley de la virtud. En la sociedad distingue entre los sabios y los insensatos, los cuales deben
someterse a los primeros.
En lo que se refiera a la religión, afirmaba que hay un único dios y que no se parece
en nada a lo visible.
Entre los pertenecientes a la escuela cínica hemos de mencionar a Diógenes "el Can",
su máximo representante y el que da el sello definitivo al cinismo, se puede decir que él es el
verdadero padre del cinismo. Era natural de Sínope, en las costas del mar Negro. Era un
personaje extravagante y hasta repulsivo, por ello le llamaban "can".
Aristipo nació en Cirene (colonia griega en las costas de Libia, ciudad rica por su
comercio), vivió entre los años 435 al 355 a.C. Creció en un ambiente de lujo y riquezas y
esto condicionará su aceptación del mensaje socrático. En su patria se familiarizó con las
enseñanzas de los grandes sofistas y, ya casi formado, viajó a Atenas para conocer a Sócrates,
del cual no recibe una influencia realmente decisiva. Al igual que los sofistas, Aristipo
cobraba por sus enseñanzas y llevó una vida errante como ellos, fundó una escuela en su
ciudad natal. Es difícil distinguir el pensamiento de Aristipo del de sus seguidores dado el
estado de los textos que nos han llegado.
Estaba convencido que el bienestar físico es el bien supremo y así afirma que el placer
es el motor de la vida, es la meta de nuestro actuar. (Sócrates no condenó el placer como un
mal, como había hecho Antístenes, pero no lo consideró un bien en sí mismo; sólo la ciencia
y la virtud eran bienes). Aristipo, rompiendo el equilibrio de la postura socrática, afirmó que
el placer es siempre un bien. Entiende el placer en sentido positivo y no como mera carencia
de dolor. En su concepción del placer domina el elemento sensitivo (el placer físico), aunque
no niega el placer espiritual. Y se trata siempre de un placer presente, el recuerdo del pasado
y la espera del futuro no son todavía placer. Por eso la única solución es vivir el presente y
disfrutarlo. Explica el placer como un movimiento suave, mientras que el dolor es un
movimiento brusco.
Los cirenaicos sostienen que el hombre debe dominar los placeres y no dejarse
esclavizar por ellos. El hombre debe sopesar los placeres y evitar que estos puedan producirle
dolor. Por eso su ética junto al principio de la búsqueda del placer señala la Inteligencia
( para poder sopesar los placeres en relación con una posible desgracia que
pudiera antecederles o seguirles. El ideal de la vida es gozar del placer mientras este no
comprometa nuestra felicidad, por eso siempre hemos de ser dueños de nosotros mismos y de
la situación.
Lo mejor es no atarse a nada ni a nadie: matrimonio, estado, patria. Considera la
amistad sólo por utilidad. La sociedad no cuenta nada, es necesario vivir como forastero en
todas partes. Su aspiración es siempre doble: evitar toda cosa desagradable y gozar de todo el
placer posible.
Esta escuela ejerce su influencia sobre el fundador de la Stoa, así como sobre el
escéptico Pirrón
Entre los discípulos de Sócrates este es el menos original. Poco sabemos de Fedón,
era un noble ciudadano de Elis. Fue muy estimado por Sócrates. Escribió dos diálogos que se
han perdido: Zopiro y el Simón. Daba gran importancia al poder reformador de la educación y
de la virtud. Era un dialéctico y también recogió la herencia ética del socratismo.
1. VIDA Y OBRAS.
Platón nace en Atenas el 428/427 a.C. y murió el 347. Era hijo de Aristón y de
Perictione, de familia noble y de las más antiguas del país (emparentado con el rey Codro y
con Solón). Su verdadero nombre era Aristocles; Platón es un sobrenombre añadido, debido a
su vigor físico, según unos o a la anchura de su frente, según otros 55. Por nacimiento y por
vocación personal se siente atraído hacia la vida política.
Su juventud se desarrolla en la época de la Guerra del Peloponeso, en la que su patria
gozaba de gran esplendor cultural. Recibió una esmerada educación, conoció la gran tradición
poética, literaria y retórica de su pueblo. En su juventud se dedicó a la poesía y compuso
algunas tragedias y diatribas.
En la obra de Platón hay una presencia abundante de los mitos, sobre todo en los
diálogos de madurez, en los que el tema central será la muerte y el mundo del más allá.
Platón experimenta agudamente la insuficiencia de los conceptos y de las palabras para
expresar lo trascendente, y se esfuerza por suplirla recurriendo a procedimientos menos
intelectuales como son los del sentimiento, el amor, el ascetismo, los mitos, la poesía y hasta
la adivinación y las fábulas.
A partir del Gorgias comenzó a conceder valor al mito. ¿Qué sentido tiene el mito en
nuestro autor? Se han dado respuestas distintas y contrapuestas 56. Hay que decir que para
nuestro autor el mito es expresión de fe y de creencia. A partir del Gorgias la filosofía
platónica, en determinados temas, se convierte en una especie de fe razonada. Mito y Logos
se complementan y se aclaran mutuamente. "En definitiva, Platón -una vez que la razón ha
llegado a los límites extremos de sus posibilidades- encarga al mito la tarea de superar
intuitivamente estos límites, elevando el espíritu hasta una visión, o por lo menos, hasta una
tensión trascendente"57
Hay que aclarar que este mito que Platón usa es diferente al mito prefilosófico que
aún no conocía al logos. El mito platónico conserva su validez junto con la función del logos.
Otra cuestión que se plantea ante la obra platónica es la de su autenticidad ¿son todas
auténticas o no? La investigación llevada a cabo en el siglo pasado reconoce que todos o casi
todos los diálogos son auténticos.
Un segundo problema es el referente a la cronología de estos escritos. Para reconstruir
este orden cronológico se ha partido de su última obra inconclusa Las leyes y así se ha
distribuido la obra platónica en cuatro grandes grupos58:
58 Cada autor ofrece una clasificación distinta de las obras de Platón, aquí seguimos la que
propone W. CAPELLE, o.c. pp 148-149.
I. Los llamados DIÁLOGOS SOCRÁTICOS o de juventud: Ión, Hipias Menor,
Protágoras, Laques, Trasímaco, Lisis, Cármides, Eutifrón, el Critón y la Apología de
Sócrates.
Las cartas pertenecen al último período (algunas no son auténticas) y tienen especial
interés biográfico la sexta, la séptima y la octava.
Esta cronología permite reconstruir de forma bastante satisfactoria la evolución del
pensamiento platónico y descubrir su trayectoria: en primer término se dedicó de forma
predominante al tema ético y político, partiendo de las enseñanzas de su maestro Sócrates. A
continuación retoma los interrogantes de la filosofía de la naturaleza, pero lo hace de forma
original (descubre lo suprasensible, lo suprafísico).
El descubrimiento del ser suprasensible desencadenó un proceso de revisión de los
antiguos problemas y provocó el nacimiento de otros nuevos, que Platón afrontó en sus obras
de madurez y de ancianidad.
Además nos encontramos con doctrinas no escritas. Platón en la Academia desarrolló
algunos cursos que no puso por escrito, en concreto algunos Acerca del Bien y que luego sus
discípulos recogieron y han llegado hasta nosotros en forma de apuntes. Tienen gran valor
porque ayudan a iluminar las partes enigmáticas y problemáticas del sistema platónico. En
estos cursos Platón trata sobre las realidades últimas, sobre los primeros principios, que no
podían comunicarse si no era a través de la preparación oportuna y de severas
comprobaciones que sólo se pueden llevar a cabo en el diálogo vivo.
Los diálogos escritos inician un raciocinio que conduce a un nivel elevado y su punto
culminante se encuentra en las doctrinas orales que se exponen en las lecciones recogidas en
la Academia Acerca del Bien.
2. EL PENSAMIENTO PLATÓNICO.
Platón dedica muchas de sus obras a discutir las opiniones de sus predecesores o de
sus contemporáneos, a los que contrapone su propia doctrina.
Los sofistas y, más en concreto, Protágoras con su subjetivismo, habían hecho
problemático el tema del conocimiento. En los círculos socráticos se debatía si era posible un
verdadero conocimiento, un saber objetivo que lleve a su poseedor a la certeza absoluta y, si
este existe, en qué consiste.
Detrás de este debate sobre el conocimiento está el problema que ya se había
planteado en los filósofos de la naturaleza, el problema de hacer compatible el ser, el ente
-uno, inmóvil, eterno- con las cosas -múltiples, variables, perecederas-. El problema del ser y
del no-ser.
Platón se plantea el tema del conocimiento en el Teeteto. Rechaza el saber como fruto
de la sensación, del conocimiento sensible, porque los sentidos no pueden captar el ser de las
cosas, la verdad de lo que está en cambio y mutación constante. Equiparar el saber con la
percepción es caer en el sensualismo subjetivista protagonizado por Protágoras (recordemos
que este había dicho que la verdad no es absoluta sino subjetiva, todas las opiniones humanas
son iguales. Esta afirmación hacía imposible la ciencia)60
Pero cabría preguntarse en qué consiste el verdadero saber y cómo es posible este.
Después de la muerte de Sócrates, Platón pasa por una época de crisis, en lo que respecta al
problema del conocimiento, haciéndole dudar de la posibilidad de este. Fue un problema que
le preocupó profundamente. Fueron principalmente dos los factores que le dieron la certeza
de que el saber es posible: 1) el conocimiento matemático -recordemos su relación con los
pitagóricos en su viaje a la Magna Grecia- y 2) la ley moral.
Buscar una solución al problema del conocimiento es preguntarse por el ser de las
cosas y en esta reflexión Platón desarrollará la teoría de las Ideas, la más importante de toda
su filosofía.
La teoría de las ideas es el eje central de la filosofía platónica, de su teoría del
conocimiento y de su metafísica y de las demás ramas de su filosofía. Esta doctrina se fue
desarrollando poco a poco en el espíritu de Platón: a) En los diálogos de juventud todavía no
aparece esta, aunque si los presupuestos: la tendencia del joven Platón a buscar una ciencia
más alta, la búsqueda de lo que de verdad tiene importancia para el hombre (el Bien absoluto)
b) En el Crátilo aparecen los estadios previos a la teoría de las ideas. c) Su aparición tiene
lugar en el Menón y su exposición clara la encontramos en el Banquete, en el Fedón, en la
República, en el Fedro. En su última época Platón intenta explicar por la teoría de las Ideas el
mundo de las apariencias. Walter Kranz afirma: "No existe una teoría de las Ideas concebida
como un sistema cerrado, sino sólo como una dirección límite en el investigar de Platón"61
Platón se aleja, como hemos visto, del conocimiento sensible y se desplaza hacia el
plano del puro razonamiento y de lo que se puede captar con el intelecto y con la mente
exclusivamente. Establece una distinción entre el conocimiento racional y la opinión
basándose en su distinción fundamental entre percepción y saber. Conocimiento racional y
opinión son las dos facultades fundamentales del alma. El conocimiento racional sigue el
camino del Ente; la opinión, que es el resultado de nuestras percepciones sensibles, va tras el
mundo visible, que cambia continuamente. Los sentidos son incapaces de captar la estructura
matemática de la realidad, las esencias inteligibles, estas sólo pueden ser captadas por la
razón.
En la base del pensamiento socrático estaba la identificación del saber con el saber
conceptual; ahora bien este saber conceptual no puede venir únicamente de las percepciones
61 Citado por W. CAPELLE, o.c. p. 153.
sensibles. Por ejemplo, )Cómo podríamos deducir de las percepciones el concepto de
igualdad? No vemos nunca dos objetos totalmente iguales, vemos objetos visibles que nos
parecen iguales pero que no son la igualdad en sí misma. Si yo quiero explicar por qué es
bella una cosa no puedo recurrir únicamente a elementos físicos, como el color, la figura, etc.
estos son con-causas no la verdadera causa. Por tanto hay que buscar una causa superior, que
al ser verdadera causa será algo superior no sensible, sino inteligible. Esta sería la idea de lo
bello en sí, que, mediante una cierta participación, hace que las cosas sensibles sean bellas. El
alma humana, en su existencia supraterrena, contempló el mundo de las ideas, al encarnarse
en un cuerpo humano olvidó estos conocimientos, que quedan en el alma como dormidos y se
despiertan de nuevo cuando contemplamos objetos que presentan cierta semejanza con las
Ideas. Por tanto, todo conocimiento es una reminiscencia de lo que el alma contempló en su
existencia anterior.
Con la teoría de las ideas la realidad queda dividida en dos grandes sectores o planos
62
del ser :
1) Por una parte, el mundo superior, eterno, supraceleste, en el que se hallan las ideas,
que son entidades reales, subsistentes, perfectísimas, puras, inmateriales, eternas e
inmutables, inmóviles, invisibles a los ojos y sólo perceptibles por la inteligencia. Son
verdaderas entidades reales. Son las razones objetivas y los modelos de todas las cosas, el
fundamento de toda verdad y de la certeza absoluta.
2) Por otra parte tenemos el mundo cósmico, visible, en el que hay que distinguir dos
regiones: la región celeste el conjunto de las esferas celestes donde están situados los astros y
los planetas, la morada de los dioses, de los demonios y de las almas separadas (este mundo
celeste está contiguo al mundo de las ideas); y el mundo físico terrestre, que es el mundo de
los seres visibles y sensibles, móviles, sujetos a cambio, a la generación y a la corrupción,
compuesto por los cuatro elementos materiales.
Veamos lo que dice Platón:
- ¿Y acaso no es verdad que, mientras estas cosas mutables las puedes ver,
tocar o percibir con los otros sentidos corporales, en cambio aquellas otras
que permanecen siempre idénticas no hay otro medio para captarlas si no es
mediante el puro razonamiento y la mente, porque estas cosas son invisibles y
no se pueden captar con la vista?
- Es muy cierto lo que dices, respondió.
- Supongamos, por tanto, si quieres -agregó él- dos especies de seres:
una especie visible y otra invisible.
- Supongámoslas, respondió. –
Y que la invisible permanezca siempre en la misma condición y que la visible
nunca permanezca en la misma condición.
- Supongamos esto también, dijo.
El conjunto de las ideas con sus características, tal como las hemos descrito, forma lo
que Platón llama el hiperuranio63, un lugar supraceleste (también lo llama llanura de la
verdad). Se trata de una representación mítica, de una imagen, que indica el mundo no
espacial de lo inteligible. Este lugar supraceleste y las ideas sólo son captados por la parte
más elevada del alma, es decir, por la inteligencia.
Este mundo de las ideas está constituido por una multiplicidad: hay ideas de todas las
cosas (ideas de valores estéticos, ideas de valores morales, ideas de las diversas realidades
corpóreas, ideas de los distintos entes geométricos y matemáticos, etc...)
Con la distinción de los dos planos del ser (sensible e inteligible) se supera la antítesis
entre Heráclito y Parménides. El cambio y el continuo fluir es lo característico de lo sensible;
la inmutabilidad es lo propio del ser inteligible 64. Aún quedan por resolver otros dos grandes
problemas de la filosofía eleática: cómo puede existir lo múltiple y como puede existir un
"no-ser". Se trata de dos problemas conectados de forma estrecha, porque poseen el mismo
fundamento.
En el Parménides Platón pone en crisis la concepción de la unidad, tal como la
entendían los eleáticos. Lo Uno no puede pensarse de modo que excluya a lo múltiple, lo uno
no existe sin los muchos y viceversa. En el Sofista ofrece la solución a la posibilidad de la
existencia de la multiplicidad. En este diálogo afirma que Parménides tiene razón cuando
afirma que no existe el no-ser, entendido este como negación absoluta del ser; pero se
equivoca cuando cree que esta es la única forma de no-ser. Existe el no-ser como diversidad,
como alteridad; es decir, toda idea para ser la que es debe no ser todas las demás. Cada idea
tiene una determinada dosis de ser, pero un infinito no-ser, en el sentido de que para ser lo
que es debe no ser todas las demás. Por tanto, en toda idea o concepto están unidos el Ente y
el no-Ente. Todos los conceptos participan del Ente y del no Ente, aunque de manera diversa.
63 Este "lugar hiperuranio" se trata de una representación mítica, de una imagen que
indica un lugar que no es en absoluto un lugar. Lo supraceleste constituye la imagen del
mundo no espacial de lo inteligible. G. REALE, historia de la filosofía. p. 143.
Si las ideas son inmutables y por tanto inmóviles, inertes, trascendentes, y al mismo
tiempo son causa de las cosas sensibles, entonces sólo pueden ser concebidas como tales bajo
una presuposición: concibiéndolas como causas finales. Y para que estas ideas trascendentes
puedan obrar sobre el mundo animal y material admite Platón la existencia de una apetencia o
aspiración inconsciente (al modo de los procesos espirituales que tienen lugar en el alma
humana) en la naturaleza irracional que la empuja a parecerse a las Ideas (este es el sentido
del discurso sobre el amor en su obra el Banquete)
Platón se preguntaba por el ser de las cosas y resulta que no tienen ser por sí, sino que
lo tienen recibido por participación de otra realidad que está fuera de las cosas (las ideas). Ha
descubierto el ser de las cosas. El ser es lo que hace que las cosas sean 65, y encuentra que este
ser no se confunde con las cosas, sino que está separado de ellas. Ha encontrado el ser, pero
no sabe lo que las cosas son. Se queda en las ideas, pero no llega a explicar las cosas, no
elabora una metafísica. El concepto de participación es completamente insuficiente; porque )
qué es la participación?, )cómo están presentes las ideas en las cosas?
65 Parménides había descubierto el ente, es decir las cosas en cuanto son y Platón
descubre el ser, es decir, lo que hace que las cosas sean
Una de las dificultades que subyace para comprender las relaciones entre las ideas es
que Platón dejó sin precisar la delimitación de este mundo de las Ideas. No nos habla en su
obra de una clasificación completa y sistemática de las Ideas. Otro problema que se plantea es
el de la relación de las Ideas entre sí. Platón intentó resolver este problema en el Sofista.
Concibe esta relación como algo puramente lógico; por tanto sólo la dialéctica puede decidir
sobre que Ideas están en relación mutua y cuales no. Pero expuso únicamente las bases
fundamentales para una ordenación del mundo de las ideas, no un sistema completo. No creó
un sistema de lógica, ni tampoco su terminología. Esto será obra de Aristóteles.
Aunque Platón soluciona sólo parcialmente el problema de la sistematización del
mundo de las ideas, este mundo no carece de un lazo de unión, al concebirlo como regido por
una finalidad suprema, por un principio teleológico: la idea de Bien.
La idea de Bien66.
La idea de Bien está en lo más alto de la jerarquía de las ideas. Ella es la suma de
todas las causas finales, es la última y más profunda razón del universo. La Idea de Bien es al
mundo de las ideas lo mismo que el Sol al mundo sensible. Es el fundamento que convierte a
las ideas en cognoscibles y a la mente en cognoscente y, además, la causa del ser y de la
substancia. Es la que hace que las demás sean ideas, pero ella no es ni sustancia ni esencia; no
es el ser, sino algo más allá del ser; constituye la razón de todas las cosas. Es la razón y el
fundamento de todo ser y conocer y, por lo tanto, se convierte en lo incondicionado y
absoluto, que está por encima del ser. A veces, a este Bien absoluto lo llama Dios. Pero no se
trata de una divinidad personal, a la Idea de Bien le faltan todos los atributos de la
personalidad.
La Idea de Bien es la más universal de todas, es la última y más elevada finalidad del
mundo. En el Banquete, el Bien absoluto se identifica con la belleza absoluta.
El conocimiento de la idea de Bien por parte de los hombres es muy distinto del que
se tiene de las otras ideas. Para conseguir este conocimiento es necesario un prolongado
esfuerzo dialéctico, aunque el conocimiento del bien no puede ser conseguido únicamente por
el esfuerzo humano. Sólo a algunas pocas "naturalezas divinas" se les participa este
conocimiento inesperadamente. Este ultimo y supremo conocimiento es una intuición
inmediata, súbita y que posee connotaciones religiosas de experiencia mística. Sobre el Bien
trató Platón con sus discípulos en el ámbito de la escuela y es lo que estos recogieron y
pusieron por escrito en la obra Acerca del Bien. El principio supremo, que es llamado Bien en
la República, en las doctrinas no escritas recibía el nombre de Uno.
En el Timeo nos ofrece información sobre el origen del mundo físico. Platón habla de
tres entidades reales y distintas67, que existen desde toda la eternidad: el mundo perfectísimo
e inmutable de las ideas, debajo de las cuales existe el Demiurgo, ser divino, inferior a las
ideas, que vivía feliz disfrutando de su contemplación; la materia mudable o receptáculo
sensible (que Platón llama chora), en la que se agitan todos los elementos mezclados y en
completo desorden, se halla a merced de un movimiento informe y caótico parecido al caos
66 Cfr. REALE, G., historia del pensamiento. pp.131-133; CAPELLE, W., o.c.
pp.163-166.
Hay tres géneros de ser: lo que se hace, aquello en lo cual se hace y aquello a
semejanza de lo cual tiene origen lo que se hace68
El mundo físico procede de las ideas, que actúan como principio formal y de un
principio material, un principio ilimitado e indeterminado de carácter físico. El Demiurgo, un
Dios hacedor, que piensa y que quiere, toma como modelo el mundo de las ideas y plasma la
chora de acuerdo con dicho modelo y de este modo genera el mundo físico.
El mundo inteligible es eterno, el Artífice también es eterno, en cambio el mundo
sensible elaborado por el Demiurgo, es algo que ha nacido, es decir algo que ha sido
engendrado.
¿Por qué ha querido el Demiurgo engendrar el mundo? El Artífice divino ha generado
el mundo por bondad y amor al bien. El Demiurgo hizo la obra más bella posible, animado
por el deseo del bien; este mundo es el más hermoso y el más perfecto logro de la razón
eterna; el mal y lo negativo que sigue habiendo en este mundo se deben a la materia sensible
en la que sigue habiendo un cierto margen de caos que no puede ser reducido.
Digamos, pues, por qué razón el Artífice produjo y ordenó este Universo. Él
era bueno y en alguien bueno jamás nace la envidia por algo. Al estar exento
de envidia, quiso que todas las cosas se parecieran a él lo más posible. (...)
Queriendo que todas las cosas fuesen buenas en lo posible, y ninguna fuese
mala, comenzó a ordenar el caos primitivo, introduciendo orden en el
desorden, para hacer una obra óptima y pulquérrima conforme a relaciones
musicales.69
Platón concibe el mundo como algo vivo e inteligente, porque lo concibe como
perfecto y juzga que lo viviente y lo inteligente es más perfecto que lo no viviente y lo no
inteligente. Por eso concibe el mundo animado, dotado de alma y de intelecto. Lo primero
que hizo fue crear el Alma del mundo para que fuese el principio de la vida y del movimiento
ordenado del Universo. Para ello mezcló los tres elementos: lo idéntico (, lo diverso
() y la esencia (). Después, con toda la masa amorfa de elementos (aire, agua,
tierra y fuego), hizo con ellos una gran esfera, por ser la forma más perfecta y le dio un
movimiento de rotación sobre sí mismo. Este resultante es una especie de divinidad visible y
dioses visibles son también las estrellas. Este mundo está perfectamente constituido, no está
sujeto a la corrupción, ha tenido un origen pero no perecerá. Este mundo sensible existe en el
tiempo, que para Platón es la imagen móvil de lo eterno. Esto implica generación y
movimiento.
El mundo sensible es un cosmos, orden perfecto, porque simboliza el triunfo de lo
inteligible sobre la necesidad ciega y el caos de la materia informe por obra del Demiurgo.
Platón utiliza diferentes imágenes para describir la relación entre el alma y el cuerpo: la
imagen del jinete y el caballo, la del piloto y la nave. La facultad más importante del alma es
su capacidad de conocer (el intelecto), con la que se pone en contacto con el mundo de las
Ideas, al que pertenece.
El alma tiene una situación intermedia entre los dos mundos (el inteligible y el
sensible) al ser de origen divino está emparentada con el mundo de las Ideas, pero ella no es
Idea. Al estar dentro de un cuerpo perecedero, este le pone trabas y sumerge el alma en una
multitud de deseos y necesidades, oscureciendo su recuerdo del esplendor del ser eterno
contemplado una vez y la hace caer en una multitud de culpas y errores y, a menudo le hace
olvidarse de su elevado origen. El cuerpo es la raíz de todo mal. A no ser que despertada por
el mundo exterior, surja en ella el deseo de lo eterno, en forma de un intenso deseo, de un
eros, que le permita reconocer su origen y su situación de encadenamiento a un cuerpo mortal
y así liberarse de los impulsos y placeres de este cuerpo y “purificarse”, apartándose de lo
terreno y dirigiéndose hacia lo eterno. Platón habla de la “huida del cuerpo” y la “huida del
mundo”, que significa huir del mal del cuerpo y del mundo a través de la virtud y del
conocimiento para hacerse semejante a Dios, medida de todas las cosas.
Esta vuelta del alma a lo eterno la expresó Platón con extraordinaria fuerza en el
“mito del la caverna”.
El mito del carro alado, que Platón narra en el Fedro trata de explicar la causa del
descenso de las almas hasta los cuerpos, la vida inicial de las almas y las razones de su
afinidad con lo divino. En su origen el alma estaba próxima a los dioses y vivía una vida
divina y debido a una culpa cayó a un cuerpo sobre la tierra. El alma es como un carro alado
tirado por dos caballos y conducido por un auriga. Los caballos de los dioses son igualmente
buenos, pero los dos caballos de las almas humanas son de razas diferentes: uno es bueno, el
otro malo y se hace difícil conducirlos. El auriga simboliza la razón, los dos caballos
representan las partes irracionales del alma (la concupiscible y la irascible). Las almas forman
el séquito de los dioses, volando por los caminos del cielo y su meta consiste en llegar, junto
con los dioses, a la cumbre del cielo para contemplar el mundo de las ideas. Pero esta es una
empresa ardua y difícil por causa del caballo de raza mala que tira hacia abajo. Las almas que
no llegan a alcanzar la Llanura de la verdad se amontonan, sin lograr ascender por la cuesta
que lleva hasta la cumbre del cielo, chocan entre sí, riñen y en la pelea se les rompen las alas
y caen a la tierra. Mientras el alma logra contemplar el Ser no cae a tierra y continúa viviendo
con los dioses. La vida humana a la que da origen el alma al caer, resulta moralmente más
perfecta o menos dependiendo de lo que haya contemplado la verdad. Al morir el cuerpo, el
alma es juzgada y, durante un milenio, recibirá premio o castigo de acuerdo con lo que haya
hecho. Después del milésimo año volverá a reencarnarse. En el Fedro aparece una novedad:
pasados diez mil años, todas las almas recuperarán sus alas y regresarán a la compañía de los
dioses.
Esta distinción de tres partes en el alma plantea un problema que no queda resuelto en
la filosofía platónica: el de la unidad del alma, otro problema es ¿cómo se compagina la triple
división del alma con la inmortalidad? En el Fedón dirá que sólo la parte racional es inmortal;
las otras dos, asociadas a esta al entrar el alma racional en el cuerpo, perecen de nuevo con la
muerte corporal.
Este descubrimiento de las tres partes del alma lo aprovecha Platón para distinguir
tres tipos fundamentales de hombres, según la parte que domine en ellos: los deseosos de
72 Aquí está el origen del "amor platónico", que no es otra cosa que el anhelo del
alma hacia lo eterno o la aspiración de los filósofos hacia el conocimiento verdadero de las
esencias contempladas una vez y el deseo ineludible de imitar esas esencias. Cfr. W.
CAPELLE, o.c. p. 154.
saber (), los ambiciosos () y los avariciosos
(, de los cuales los amantes del placer () forman una especie
determinada. Y existen también tres tipos de pueblos.
Este descubrimiento platónico de las tres facultades del alma jugará un papel
importante en la psicología antigua.
d) Ética y política
Platón desde joven tiene deseos de influir en la política y en el gobierno del Estado,
pero ya hemos visto como todos los intentos de poner en práctica sus ideales políticos
fracasaron.
A partir del Gorgias va madurando el pensamiento político de Platón, que encuentra
su pleno desarrollo en la República, el Político y las Leyes.
Para Platón sólo es un verdadero hombre de estado aquel que pone como la meta más
elevada y única de su vida el favorecer a sus conciudadanos, trabajando en su educación
moral y en su formación. El verdadero arte de la política es el arte que se cuida del alma y la
convierte en la más virtuosa posible. Por eso, sólo si el político se transforma en filósofo 76
puede construir la verdadera ciudad, es decir, el Estado auténticamente fundamentado sobre
2) El segundo grupo, el de los guardianes, está constituido por aquellos en los que
predomina la parte irascible (volitiva) del alma. La virtud de este grupo es la fortaleza o la
bravura. Su misión es proteger la ciudad de los enemigos exteriores y vigilar y preservar el
orden. Evitar que haya demasiadas riquezas en la clase productora o demasiada pobreza,
procurar que la educación se imparta a todos...
3) El grupo de los gobernantes, son aquellos en los que predomina la parte racional
del alma y, por tanto, saben amar a la ciudad más que los demás. Su virtud propia es la
Sabiduría y deben ejercitarse en el conocimiento del Bien. El Bien es el primer principio, del
que depende el mundo de las ideas; el Demiurgo ha creado el mundo físico porque es bueno;
y el Bien, una vez más, es considerado como el fundamento de la ciudad y de la actuación
política.
La virtud capital será la justicia, que consiste en la armonía entre las otras tres
virtudes, es decir cuando cada ciudadano y cada grupo social realizan lo mejor posible las
funciones que le son propias y hacen aquello que por naturaleza y por ley están llamados a
hacer. La justicia es la garantía y la salvaguardia del bien común. (Cfr. República 430c )
80 La República de Platón será el primer diseño de una utopía del que tenemos
constancia.
Un tema de capital importancia en la ciudad perfecta es la educación81. Para Platón el
Estado tiene como tarea suprema y exclusiva la educación moral de los ciudadanos. La
educación de la clase productora no presenta grandes problemas ni requiere una actuación
especial, ya que las artes y oficios se adquieren mediante la práctica. En cambio es de capital
importancia la educación de los guardianes, clase de la que han de salir los filósofos
gobernantes.
Los miembros de las dos clases superiores han de buscar sólo el bien de la
comunidad, no pueden tener propiedad privada y viven en campamentos. Están prohibidos
los matrimonios, se establece la comunidad de mujeres y de los hijos. El gobierno de la
ciudad es el que elige para cada hombre las mujeres más convenientes, así se consigue
"mejorar la especie". Los hombres mejores, tanto en lo corporal como lo espiritual se han de
unir a las mejores mujeres. Los hijos han de ser apartados enseguida de sus padres para ser
criados y educados en los lugares oportunos, sin que conozcan a sus propios padres. En
cambio, al estamento de los productores si les está permitida la propiedad privada, el
matrimonio y la familia.
El intento de Platón es crear una gran familia en la que todos se amasen como padres,
madres, hijos y hermanos. De este modo pretende evitar las divisiones, que es el mal mayor
para una ciudad, y reforzar los lazos de unidad entre los ciudadanos, se eliminarían así las
81 Platón estaba convencido de la importancia capital de la educación. Todo depende
de una recta y buena educación. Además será el primero que pone las bases de una educación
obligatoria por el Estado y para el Estado.
82 Platón establece los mismos derechos y deberes para las mujeres y para los
hombres.
Para Platón, esta República, encarnación de la justicia, es la más feliz y el modelo más
perfecto de Estado. El creía que tal República era posible, puestas determinadas condiciones.
Este edificio intelectual de Platón se sustenta en la creencia inconmovible en el poder de las
ideas, en la posibilidad de enseñar la virtud y en la bondad innata de la naturaleza humana.
Este es un estado esencialmente conservador, constituye una aristocracia, un dominio de los
mejores. Es un estado que oprime al individuo en lo más íntimo de su personalidad al
suprimir el derecho al matrimonio, la familia y la propiedad privada.
Después de la República Platón se volvió a ocupar de los temas políticos en sus obras
el Político y en las Leyes. No se retracto del proyecto de estado presentado en la República,
pero presenta algunas ideas que servirían para la construcción de un "Estado segundo", es
decir un estado que tenga en cuenta a los hombres tal y como son y no sólo como deberían
ser. En el estado real la ley escrita está por encima del soberano. Es necesario elaborar una
constitución escrita ya que el gobernante ideal no aparece nunca en realidad.
AYa que es difícil encontrar el rey ideal, el poder del monarca debe sustituirse
por el imperio de la ley@ (Político 302)
En las Leyes no quiere ya colocar el poder absoluto en manos de uno o de unos pocos,
sino limitar la fuerza del gobierno por medio de una legislación general.
AUn Estado en que la ley depende del capricho del soberano y por si misma
no tiene fuerza, está, a mi juicio, muy cerca de su ruina. En cambio, donde la
ley es señor sobre los señores, y éstos son sus servidores, allí veo florecer la
dicha y prosperidad que los dioses otorgan a los Estados@ (Leyes 715)
1) Los distintos grados ontológicos de la realidad, es decir, los géneros del ser sensible
y suprasensible, junto con sus subdivisiones: las sombras de la caverna son la mera apariencia
sensible de las cosas y las estatuas son las cosas sensibles. El muro es la divisoria entre las
cosas sensibles y suprasensibles. Las cosas que están más allá del muro simbolizan el
verdadero ser, las ideas y el sol simboliza la Idea de Bien.
2) El mito simboliza, también, los grados del conocimiento, en sus dos especies y en
sus dos grados. La visión de las sombras representa la imaginación, la visión de las estatuas la
3) En tercer lugar este mito simboliza el aspecto ascético, místico y teológico del
platonismo. La vida en la caverna es la vida en la dimensión de los sentidos y de lo sensible,
mientras que la vida en la dimensión del espíritu es la vida a plena luz. El paso desde lo
sensible a lo inteligible está específicamente representado como una liberación de las
ataduras, una conversión. La visión suprema del sol y de la luz en sí es la visión del Bien y la
contemplación de lo divino.
g) La Academia Antigua85.
La Academia, fundada por Platón, perdurará hasta el 529 d. C. Estaba bien organizada
y constituía una comunidad de investigación y de enseñanza. La finalidad de la escuela era
formar hombres nuevos capaces de renovar el Estado. Mientras vivió el maestro la Academia
estuvo regida por el principio de que el conocimiento vuelve mejores a los hombres y, por
tanto, también a la sociedad y al Estado. Se pueden distinguir tres fases en el desarrollo de la
Academia: la antigua, la media y la nueva.
85 Cfr. G. FRAILE, o.c. pp.576ss; G. REALE, o.c. pp.167s; W. CAPELLE, o.c. pp.
207-210.
Los dos representantes más importantes de la Academia Antigua son Espeusipo,
sobrino del maestro, y Jenócrates, que tuvo una especial influencia porque dividió la filosofía
en tres partes: 1) física, 2) ética y 3) dialéctica.
TEMA 5. ARISTÓTELES.
1. VIDA Y OBRAS.
En el año 335/34 a. C. Aristóteles regresó a Atenas, donde alquiló unos edificios junto
a un pequeño templo consagrado al dios Apolo Liceo, de donde viene el nombre de la escuela
aristotélica: el Liceo. Como Aristóteles enseñaba mientras paseaba por el jardín vecino, a su
escuela se le llamó también "Peripato" (paseo) y sus seguidores fueron los "peripatéticos". El
Liceo se contrapuso a la Academia y durante un período de tiempo oscureció a las demás
escuelas filosóficas. Estos fueron los años más fecundos en la producción de Aristóteles,
cuando se llevaron a cabo y se sistematizaron los tratados filosóficos y científicos que han
llegado hasta nosotros.
En el año 323 a. C., después de la muerte de Alejandro, hubo en Atenas una fuerte
reacción antimacedonia, que también afectó a Aristóteles, culpable de haber sido maestro del
gran emperador. Se trasladó a Calcis, en la isla de Eubea, donde poseía bienes heredados de
su madre y deja a Teofrasto la dirección del Liceo. Falleció el año 322 a. C., después de unos
pocos meses de exilio.
87 Cfr. FRAILE, G., o.c. pp. 445-450; MARIAS, J., o.c. p 59.
Las ciencias prácticas en las que se engloban las obras relacionadas con la moral, la
economía y la política: Gran Ética, Ética Nicómaco, Ética Eudemo, la Política y de menor
importancia los tratados Económicos.
Las obras poéticas más importantes son: la Poética y la Retórica. A estas obras hay
que añadir aquellas que se refieren a las ciencias naturales: La Historia de los animales, De
las partes de los animales, El movimiento de los animales, La generación de los animales. Y,
además, un repertorio de cuestiones variadas, que se llaman los Problemas.
A partir la segunda década del siglo XX, los estudiosos de Aristóteles intentan
describir la curva evolutiva del pensamiento del estagirita gracias a la aplicación del método
histórico-genético. Después de largos y controvertidos estudios, se han logrado gran cantidad
de conocimientos acerca de los detalles de la filosofía aristotélica, se han descubierto las
relaciones de su obra con las doctrinas no escritas de Platón y con la Academia. Ha permitido
descubrir las raíces históricas concretas de la obra aristotélica, poniendo de relieve lo que
nuestro autor debe a su época y a sus predecesores. Pero no es posible establecer una curva
evolutiva del pensamiento aristotélico, como la propuesta por algunos autores como Jaeger.
La obra de Aristóteles tiene una unidad filosófica de fondo, aunque no de detalles. Esta
unidad es la que ha despertado interés en la cultura occidental.
2. PENSAMIENTO ARISTOTÉLICO
a) LA LOGICA
La lógica no la consideró Aristóteles como una parte especial de la filosofía, sino más
bien como su fundamento indispensable, su instrumento. Los axiomas y los silogismos de
cualquier clase de demostración tienen valor para toda ciencia, pero establecer y formular los
axiomas y los métodos es propio de la filosofía. Por tanto la lógica es la obra de la filosofía,
pero, al mismo tiempo, el presupuesto indispensable para toda filosofía y para toda ciencia
en general.
La lógica considera la forma que debe poseer cualquier tipo de razonamiento que se
proponga demostrar algo y que quiere tener valor probatorio. La lógica muestra como
procede el pensamiento cuando piensa, cuál es la estructura del razonamiento, cuales son sus
elementos, cómo se hace posible elaborar demostraciones y cuándo.
De las cosas que se dicen sin ninguna conexión, cada una de ellas significa la
substancia, la cantidad, la cualidad, la relación. el dónde, el cuando, el estar
en una posición, el tener, el hacer o el padecer.
Estas son las categorías, que por sí mismas no afirman ni niegan nada y, por tanto, no
son verdaderas ni falsas, hasta que entran a formar parte de una proposición o juicio. La
verdad o falsedad no se halla jamás en los términos de una proposición tomados por
separado, sino en el juicio de quien los vincula y en la proposición que expresa dicha
conexión. Las categorías desde el punto de vista metafísico representan los significados
fundamentales del ser, pero desde el punto de vista lógico son los géneros supremos a los que
debe poderse atribuir cualquier término de la proposición.
Las categorías son indefinibles porque son los géneros supremos y también son
indefinibles los individuos, porque son algo particular y se hallan en el extremo opuesto de
las categorías. Sólo se les puede percibir. Entre las categorías y los individuos existe toda una
gama de nociones y de conceptos y que son aquellos que constituyen los términos de los
juicios y de las proposiciones que formulamos. Todos estos términos que se encuentran entre
la universalidad de las categorías y la particularidad de los individuos podemos conocerlos a
través de la definición.
Definir es, por tanto, determinar qué es el objeto indicado por la palabra. Es "un
discurso que expresa la esencia", o "un discurso que expresa la naturaleza o la sustancia de
las cosas".
Para definir algo se requieren el “género próximo” y la “diferencia específica”. Por
ejemplo: el hombre es un animal racional. “Animal” es el género próximo al que pertenece y
“racional” la diferencia específica. La esencia de las cosas está representada por la diferencia
última que caracteriza al género.
* Los juicios y las proposiciones. Tenemos un juicio cuando se unen dos conceptos
para obtener un enunciado sobre la realidad, afirmando o negando. El juicio es el acto
mediante el cual afirmamos o negamos un concepto de otro concepto. La expresión lógica de
un juicio es el “enunciado” o “proposición”, que constituye la forma más sencilla de
conocimiento.
Los juicios pueden ser verdaderos o falsos. Es verdadero cuando mediante el juicio se
une lo que está unido en la realidad o se separa lo que está realmente separado. Es falso
cuando el juicio une lo que está separado o separa lo que está unido. La proposición que
expresa un juicio siempre expresa una afirmación o negación y es verdadera o falsa92, es el
92 Hay que decir que no todas las frases constituyen una proposición que interese a la
lógica: las frases que expresan ruegos, invocaciones, exclamaciones o similares caen fuera
juicio categórico o apodíctico. Aristóteles nos da una descripción y división detallada de los
juicios y de las proposiciones, dividiéndolos en afirmativos y negativos, universales,
singulares y particulares...
La función del juicio. El concepto muestra sólo lo que algo es, pero el juicio científico
nos dice que notas de realidad se hallan o no se hallan en un objeto. El juicio avanza más en
el proceso cognoscitivo
del ámbito de la lógica y se refieren al discurso retórico o poético. A la lógica sólo pertenece
el discurso declarativo o enunciativo, el .
93 W. CAPELLE, p. 236
transmitido. A tales principios pertenecen el de no contradicción y el de exclusión de un
tercero.
El silogismo constituye un proceso deductivo, en la medida en que extrae verdades
particulares de verdades universales. Pero ¿cómo se captan las verdades universales?
Aristóteles habla de inducción e intuición.
a) La inducción es el proceso mediante el cual desde lo particular se llega a lo
universal. La inducción no es razonamiento, sino un ser conducido desde lo particular a lo
universal, por una especie de visión inmediata o de intuición, hecha posible gracias a la
experiencia.
b) La intuición es la captación pura por el intelecto de los primeros principios.
b) LA METAFÍSICA.
El arte nos da el qué de las cosas, y aún su porqué; pero solo conocemos algo
plenamente cuando lo sabemos en sus causas y en sus principios primeros. Este saber solo
nos lo puede dar la sabiduría, la Sofía (), que tiene que decir lo que las cosas son y por
qué son desde sus principios. Pero estos no son demostrables, no se derivan de nada; hace
falta una intuición de ellos, el noûs. Y así llegamos al grado supremo de la ciencia, que tiene
por objeto el ente en cuanto tal. Y a este saber, a la filosofía, llegaron los hombres por el
asombro, que es la raíz del filosofar.
¿Estamos ante tres ciencias diferentes? Aristóteles estudia a fondo este problema y
afirma la unidad de la metafísica. Esta es una ciencia única, y lo es a la vez del ente en cuanto
tal, de Dios, de la sustancia y de las causas y principios supremos. Una definición lleva a las
96 Cfr. W. CAPELLE, o.c. pp. 239s.
97 Los últimos estudios críticos han llegado a la conclusión de que el conjunto de los
catorce libros de la Metafísica no constituyen un tratado unitario y sistemático, sino una
agrupación de monografías diversas por su contenido y por su cronología.
98 Los libros de la filosofía primera fueron colocados detrás de la física, y se
llamaron tà metà tà physikà; esta denominación puramente editorial, se interpretó después
como un más allá de la física y de aquí ha nacido el nombre de esta ciencia filosófica.
otras. Quien busca las causas y primeros principios, debe encontrar a Dios, porque Dios es la
causa y el primer principio por excelencia. Preguntarse por el ser es preguntarse si existe sólo
el ser sensible o también lo suprasensible y divino. La pregunta por la sustancia conlleva la
pregunta por los tipos de sustancias ¿existen sólo las sensibles o también las suprasensibles?
La metafísica es una ciencia que tiene valor en sí misma, no responde a las
necesidades materiales, sino espirituales: la pura necesidad de saber y conocer lo verdadero.
4. EL ENTE. "Hay una ciencia que considera el ser en cuanto ser y las propiedades
que le corresponden en cuanto ser. No se identifica con ninguna de las ciencias particulares.
Ninguna de las demás ciencias considera el ser en cuanto ser universal, sino que, después de
haber delimitado una de sus partes, cada ciencia estudia las características de dicha parte."
Así se expresa Aristóteles al explicar lo que es la metafísica.
La metafísica se propone llegar hasta las causas primeras del ser en cuanto ser, al
"porqué" que da razón de la realidad en su totalidad.
“Pero al afirmar que el ser se dice de muchas maneras, no se quiere decir solo que hay
muchos entes, ni si quiera que hay muchas clases de entes, sino que la palabra ser significa
una cosa distinta cuando digo que algo es un hombre, o que es verde, o que son tres, o que
100 Un término es unívoco cuando tiene una significación única; v.g., hombre; y
equívoco cuando tiene una pluralidad de sentidos independientes, pero no tienen más
coincidencia que la del vocablo; v. g. la palabra gato (animal o aparato para levantar grandes
pesos)
una moneda es falsa. El es significa una cosa distinta en cada uno de los ejemplos anteriores,
aunque siempre envuelve una alusión, mediata o inmediata a la sustancia.”101
Todos y cada uno de los significados del ser comportan una referencia común a una
unidad, es decir una estructura referencial a la sustancia ().
* Los modos o significados del Ser. Aristóteles hace una enumeración que abarca
todos los posibles significados del ser y distingue cuatro modos de existir, de concebirse y de
predicarse el ser. El ser se dice de cuatro maneras: 1) El ser per se () o per
accidens () es decir por esencia o por accidentes); 2) según las categorías;
3) el ser verdadero y el ser falso; 4) según la potencia y el acto.
“El ser propiamente dicho se toma en muchas acepciones. Hemos visto que
había en primer lugar el ser per accidens, después el ser como verdadero, al
cual se opone lo falso como no-ser; además hay las categorías, por ejemplo, la
sustancia, la cualidad, la cantidad, el lugar, el tiempo y otros modos de
significación semejantes del ser. Además de estas clases de seres, hay el ser en
potencia y el ser en acto.” 102
11) "Per se" y "per accidens". Si decimos que el hombre es músico. Músico es un
accidente del hombre, algo que acontece al hombre, pero que no pertenece a su esencia. El
ser accidental es el ser casual y fortuito. Se trata de un modo de ser que depende de otro y
que, además, no está vinculado con este de manera esencial. "El ser per se dice esencialmente
el hombre es viviente, por ejemplo, no accidentalmente, sino por su esencia. Este ser esencial
se dice en diferentes acepciones, que son los modos según los cuales se puede predicar el ser.
Y estos modos son los llamados predicamentos o categorías."103
21) Las categorías. Son los diversos modos en que el ser puede predicarse. Categoría
es un predicado que se atribuye a un sujeto. El grupo principal de significados del ser, los
supremos géneros del ser.
“Las categorías tienen en Aristóteles un doble sentido, lógico y ontológico. Prima-
riamente significan una clasificación de conceptos, con vistas a su coordinación en juicios.
Pero además tienen un valor ontológico, como una catalogación de los modos reales
particulares y analógicos de ser o de las diversas determinaciones que afectan, intrínseca o
extrínsecamente, al individuo sustancial.”104
Aristóteles da varias listas de ellas y en cada una varía el número, la más completa de
ellas incluye diez: sustancia o esencia (hombre), cantidad (2 metros), cualidad (negro),
relación (mitad), lugar (en el agora), tiempo (mañana), posición (de pie), estado (calzado),
acción (come), pasión (le ayudan). El ser se flexiona en cada uno de estos modos, y quiere
decir cosa distinta en cada una de las categorías. Todas estas categorías tienen una unidad que
es la sustancia, ya que las demás se refieren a ella y se fundamentan en su ser. La sustancia
está presente en todas las restantes categorías.
5. LA SUSTANCIA. Los modos del ser tienen una unidad analógica fundamental que
es la de la sustancia. La pregunta por el ser es en definitiva una pregunta por la sustancia:
“Verdaderamente, lo que desde los tiempos antiguos, tanto antes como ahora,
y siempre, constituye el eterno objeto de búsqueda o el eterno problema: ¿qué
es el ser?, equivale a este otro: ¿qué es la sustancia?; por eso también nosotros,
principal, fundamental y únicamente, por así decirlo, debemos examinar qué
es el ser entendido en este significado.”
La palabra sustancia () significa haber, hacienda, bienes, aquello que se posee.
Es el conjunto de las disponibilidades de una cosa, aquello de que puede echar mano. En
segundo lugar también indica lo que está debajo, el sujeto; la sustancia es el soporte o
substrato de los accidentes, aquello que permanece detrás de la mutación y el movimiento. La
sustancia es el principio y la causa de cada cosa, el principio constitutivo de su ser; es el ser
del ser. La sustancia es la esencia necesaria, lo que hace que un ser sea lo que es.
* La materia ( es aquello de que está hecho una cosa, el principio constitutivo de
las realidades sensibles y sirve como substrato a la forma (la madera es la materia de la
mesa). Pero la materia por sí misma es potencialidad indeterminada y sólo puede actualizarse
mediante una forma.
* La forma ( es lo que hace que algo sea lo que es (quo quid est o
también quod quid erat esse). Es el principio que determina, actualiza, realiza la materia,
constituye aquello que es cada cosa. No se trata de la forma al modo de la idea platónica (una
forma supraceleste, trascendente), sino de una forma que es elemento constitutivo intrínseco
de la cosa misma. La forma no se ha de entender en sentido geométrico exclusivamente, sino
como lo que confiere el ser.
Materia y forma no pueden existir separadas, solo se encuentra la materia informada
por una forma y la forma informando una materia.
“El universal es forma, pero no está, como las ideas platónicas, separado de las cosas,
sino presente en ellas, informándolas (...) Así queda explicado por primera vez el problema
de la relación de las ideas o especies con las cosas individuales, que Platón intentó en vano
aclarar con el concepto insuficiente de participación.”106
* Las causas (Recordemos que Aristóteles define la metafísica como la ciencia que se
ocupa de los principios y causas primeros o supremos). El análisis del proceso del devenir
debía llevar a Aristóteles necesariamente al estudio de las últimas causas de todo devenir.
Estas son cuatro, que ya habían sido vislumbradas confusamente por sus predecesores:
material, formal, eficiente y final.
La causa material es la materia, aquello de que algo está hecho. La causa formal o
forma es lo que informa un ente y hace que sea lo que es. La causa eficiente es el principio
primero del movimiento o del cambio, es quien hace la cosa causada. La causa final es el fin,
el para qué.
Las dos primeras, la materia y la forma que constituyen todas las cosas y de las que ya
hemos hablado, son suficientes para explicar la realidad desde un punto de vista estático. Al
considerarla en su devenir, no basta con estas dos, son necesarias las otras dos causas. La
causa eficiente es el principio primero del movimiento o del cambio, es quien hace la cosa
causada, pone en marcha todo el proceso del devenir, a través de la acción desde fuera. La
causa final indica el fin, el para qué. La causa formal y final coinciden con frecuencia.
Todo movimiento presupone dos cosas: un motor y un móvil y todo lo que está en
movimiento es movido por otro. El movimiento del mundo es sin principio ni fin, es eterno y
en segundo lugar, en todas las cosas que se mueven el motor último es inmóvil 107, de lo
contrario tendríamos una cadena infinita de motores y móviles, lo cual es absurdo y no
llegaríamos a comprender nunca el origen real del movimiento. Por tanto debe existir un
Principio absolutamente primero e inmóvil del que dependa el movimiento de todo el
universo. Este es el motor inmóvil, la sustancia suprasensible.
Este primer motor es Dios. En el libro XII de la Metafísica afirma que Dios es el
primer motor inmóvil.
Ese motor inmóvil que es Dios debe estar exento de potencialidad, es decir debe ser
pura actualidad sin ninguna potencialidad. Dios es la forma absolutamente pura, libre de toda
materia y la más excelsa de todas las formas. Es el fin el télos de todos los movimientos. Es,
por tanto, el sumo de realidad, el ente cuyas posibilidades son todas reales. El Dios de
Aristóteles es el momento absoluto del mundo. Su misión es hacer posible el movimiento y
sobre todo la unidad de este. Es el que hace que haya universo pero no es su creador 108. En él
coinciden la última causa motora, la causa formal y final del mundo. Este acto puro, esta
forma sin ninguna materia es el espíritu absoluto ()
¿Cómo llega a realizarse el movimiento a través del primer motor inmóvil y alejado
de todo lo sensible?, ¿Existe algo que logre mover sin moverse él mismo, en el ámbito de las
cosas que conocemos? Aristóteles responde señalando como ejemplo el objeto del deseo y de
la inteligencia. El objeto del deseo es lo bello y lo bueno: lo bello y lo bueno atraen la
voluntad del hombre, sin moverse para nada ellos mismos. Del mismo modo, sin moverse, lo
inteligible mueve la inteligencia. Análogamente el primer motor, que es la meta final de todo
el Cosmos (estamos pues ante una causalidad final y no eficiente), mueve como un ser amado
atrae al amante y por medio de lo cual lo así movido mueve a lo demás.
Dios atrae y por eso mueve como perfección que es. Al tocar Dios la bóveda celeste,
causa, por la exigencia que despierta, un movimiento circular (el más perfecto de todos los
movimientos) en la materia más próxima que se va extendiendo a todo.
El mundo, la bóveda celeste, el primer móvil también es eterno. No ha habido un
momento en el que existiera el caos. Dios por ser eterno desde siempre ha atraído como
objeto de amor al universo, el cual desde siempre ha existido tal como es.
107 Cfr. W. CAPELLE, o.c. p. 244s.
108 La idea de creación es ajena a la filosofía griega, será una de las grandes
aportaciones del pensamiento bíblico a la cultura occidental.
El Dios aristotélico está separado del Cosmos y su eterna actividad consiste en la pura
theoría, el puro pensar la cosa más excelente, que es Dios mismo, la pura contemplación de sí
mismo. Esta actividad es pensamiento de pensamiento. Dios es la pura actualidad y con ella
la vida misma, pues la actualidad del espíritu es la vida.
Para Aristóteles al igual que para Platón, lo divino designa un ámbito amplio, en el
cual entran realidades múltiples y diferentes. El primer motor inmóvil no basta para explicar,
él solo, el movimiento de todas las esferas que constituyen el cielo. Junto al primer motor
estableció otras cincuenta y cinco esferas, las cuales moviéndose con movimientos diferentes
son las que explican los movimientos de los demás astros. Estas esferas son movidas por
otras tantas inteligencias análogas al primer motor inmóvil, inferiores a él y ordenadas según
una jerarquía descendente.
En conclusión, según Aristóteles, existe un Ser eterno, inmóvil, acto puro, exento de
potencialidad y de materia, es vida espiritual y pensamiento de pensamiento, separado del
mundo visible, y que, sin embargo, es el origen de este y de toda clase de movimientos y la
causa eternamente activa del movimiento eterno del Cosmos. Al ser incorpóreo está alejado
de todo sufrir y de todo cambio. Dios es objeto de amor pero él no ama al universo ni a los
hombres porque no los conoce; Dios se piensa a sí mismo, pero no piensa las realidades del
mundo y de los hombres individuales, cosas imperfectas y mutables. Dios no ha creado el
mundo, sino que es más bien el mundo el que, en cierto sentido, se ha producido tendiendo
hacia Dios, atraído por la perfección
Dios es objeto de amor, pero no ama porque es inteligencia pura y esta es impasible.
Para Aristóteles, al igual que para Platón, es impensable que Dios ame algo distinto de sí
mismo (esta será una de las diferencias radicales entre el dios de la filosofía griega y el Dios
revelado por Jesucristo. Para Aristóteles y para Platón, es impensable que Dios ame algo
distinto de sí, puesto que el amor es una tendencia a poseer algo de lo cual se carece y Dios
no carece de nada)109 Los griegos desconocen el amor gratuito como don de sí mismo.
La materia, que debe ser increada y eterna, es la base fundamental de todo devenir.
Pero en la realidad empírica la materia se presenta siempre en un estado informado; ninguna
materia es representable sin forma, ni ninguna forma sin materia.
La forma es, por consiguiente, tan increada y tan eterna como la materia. Si el
movimiento es paso de posibilidad a realidad, realización de la forma en la materia, y la
materia y la forma son eternas, el movimiento, la relación esencial entre ambas, también es
eterno
Todo devenir se realiza por la naturaleza () o por medio de una actividad
humana ().
Aristóteles añade otros razonamientos acerca del movimiento y establece cuáles son
las formas posibles de este y cuál es su estructura ontológica.
El cambio en todas sus formas, supone un substrato (el ser potencial) que pasa desde
un término a otro. Una cosa no llega a ser desde el no Ente, sino desde un no Ente en cierto
sentido (v. g. la gallina nace del huevo que es no-gallina en cierto sentido). Un ente en
potencia como el huevo o la semilla tiene también una cierta actualidad, que hace posible
comerse un huevo o comerciar con el trigo (el que se come un huevo, se come un huevo en
acto, no una gallina en potencia). En todo devenir, reconoce Aristóteles, debe subyacer como
base un substrato material, sin este substrato el devenir sería completamente inconcebible,
pues un devenir de la pura nada es imposible. Cuando la potencia se actualiza, dejando de ser
posibilidad, entonces tiene lugar el movimiento. El devenir es, pues, el paso de una
posibilidad a una realidad; el relevo de la forma del substrato por otra, cuya posibilidad
subyace en la materia. Se trata pues, no del paso del ser al no ser sino de un modo de ser a
otro modo de ser.
Una última consideración, sólo los compuestos de materia y forma (la realidad
sensible) pueden cambiar, porque sólo la materia implica potencialidad. La estructura
hilemórfica de la realidad sensible es la raíz de todo movimiento.
Una vez establecido la existencia del movimiento y vinculadas a este, estudia las
realidades:
* del espacio lugar (; los objetos son y se mueven no en el no-ser, sino en un
lugar, que tiene que ser algo. Dirá nuestro autor: "El lugar, por una parte, es aquel sitio
común en el que están todos los cuerpos; por otra, es el sitio particular en el que, de manera
inmediata, está un cuerpo (...) y si el lugar es aquello que contiene de manera inmediata a
cada cuerpo, será entonces un cierto límite" Y dirá también: "El lugar es lo que contiene
aquel objeto del cual es lugar y que no es nada de la cosa misma que ese objeto contiene".
Por último señala el estagirita que no hemos de confundir el lugar con el recipiente. Señala
que el lugar ha de ser inmóvil. "El lugar es, pues, el primer límite inmóvil del continente"
Definición que se hizo famosa entre los filósofos medievales terminus continentis immobilis
primus. El vacío, de acuerdo con esta concepción del espacio, es impensable.
112 Cambio es un término más genérico que se adecua a las cuatro situaciones y
movimiento se adecua mejor a la última.
las cosas sólo el alma o el intelecto que hay en el alma poseen la capacidad de
numerar, resulta imposible la existencia del tiempo sin la del alma.”
* del infinito, nuestro autor niega que exista un infinito en acto. Lo infinito sólo existe
como potencia o en potencia. V. g. el número es un infinito en potencia, porque a cualquier
número es posible siempre añadirle otro, sin llegar a un límite extremo. También el espacio
es infinito en potencia, porque es divisible hasta lo infinito y el tiempo es también un infinito
potencial. Aristóteles no vislumbró la idea de que lo infinito fuese una noción inmaterial, ya
que el enlazaba lo infinito con la categoría de la cantidad, que sólo es válida en el orden
sensible. Así dirá que lo finito es perfecto y lo infinito imperfecto, como los pitagóricos.
114 Al que también se llamó "quinta esencia", porque se añade a los cuatro
elementos.
El hombre en el Cosmos. Aristóteles asigna al hombre un puesto especial en el
Cosmos. Reconoce ciertas semejanzas entre el hombre y el animal, pero no deja de percibir la
situación especial del hombre frente a todos los seres del mundo orgánico, situación que se le
manifiesta en la misma constitución del hombre: su posición erguida y bípeda, su cabeza
alzada hacia el cielo y libre del peso del cuerpo, lo que le facilita el pensamiento, propio de su
naturaleza divina.
La diferencia fundamental, que pone de manifiesto la superioridad del hombre frente
a los animales es la capacidad intelectual, la razón. Otra distinción fundamental entre el
hombre y los animales es el lenguaje, mediante el cual expresa el pensamiento. La tercera
distinción está en que el hombre "es el único que pude conocer lo bueno y lo malo, lo justo y
lo injusto, etc. La comunidad que implica esta posesión es lo que posibilita la existencia de la
familia y del Estado". Sólo entre los seres dotados de razón y con posibilidades de expresarse
por medio del lenguaje es posible una comunidad jurídica o ética. Como consecuencia de
poseer razón es el hombre un animal con capacidad para vivir en sociedad ()
De este hecho se deducen una serie de particularidades y vivencias típicas del hombre.
Así sólo el hombre posee el sentido de la temporalidad y, por tanto, la facultad de contar.
Sólo él tiene capacidad de acordarse, de evocar sucesos y también la capacidad de elegir entre
varias opciones. el hombre es además, de todos los seres que conocemos, quien participa de
la divinidad. Es el único que puede conocer la divinidad y su poder.
En el alma del ser humano distingue Aristóteles, al igual que Platón, dos partes: una
parte racional y otra irracional. El espíritu humano no tiene relación con el cuerpo; preexiste
desde toda la eternidad, penetra en el cuerpo con el esperma masculino y se aparta después de
la muerte del cuerpo y del alma sensitiva. La actividad del espíritu consiste en el puro pensar.
e) LA CIENCIAS PRÁCTICAS.
* LA ÉTICA115.
Las obras fundamentales para conocer la ética de Aristóteles son la Ética Nicómaco y
la Ética Eudemo. Esta última es del período de la reforma platónica, cuando Aristóteles
explicó sus primeras lecciones de ética en Asos. En esta ética se preocupa por la
fundamentación metafísica de la moralidad. La Ética Nicómaco es de su época de madurez.
En esta época prescinde de la fundamentación metafísica de la Ética.
Comparte con la filosofía griega la idea de que la meta última del hombre es la
felicidad y que esta depende, en gran medida, del hombre concreto. Depende de él que se
haga bueno o malo, el que consiga o no la virtud.
La causa final de todas nuestras acciones, el fin de todas las aspiraciones y obras del
hombre es el Bien y el bien supremo es la felicidad (Pero, ¿qué es la felicidad?
Hay diversidad de opiniones a la hora de responder a esta pregunta:
115 Cfr. CAPELLE, W., o.c. pp.265-271; REALE, G., historia del pensamiento., pp
184-187.
116 El honor para los hombres de la antigüedad era equivalente al éxito para los
hombres de hoy.
d) El bien supremo que puede realizar al hombre y hacerle feliz consiste en
perfeccionarse en cuanto hombre, es decir en aquella actividad que distingue al hombre de los
demás seres. Esta es la actividad de la razón.
El hombre que quiere vivir bien, debe hacerlo conforme a la razón. Esta forma de vida
es la vida basada en la contemplación (), superior a la vida de placeres.
Pero para que esa vida sea la felicidad, es menester que ocupe realmente la vida, “porque una
golondrina no hace verano, ni siquiera un solo día: así, un solo día no convierte a ningún
hombre en bienaventurado o feliz.”
Los valores del alma son, para Aristóteles, los valores supremos; aunque los bienes
materiales también son útiles, en la cantidad necesaria. La felicidad no se basa en una
posesión pasiva, sino en la actividad propia del hombre, la felicidad es por lo tanto un modo
de “enérgeia”. Y lo que caracteriza al hombre frente a los demás seres de la creación es la
razón. Logos y enérgeia son los dos puntos de apoyo de la ética aristotélica. Estamos, pues,
ante una ética intelectualista, aunque menos acentuada que la socrática, en la que el Logos
ocupa la posición preeminente. Allí donde hay Nous puede hablarse de obrar moral. La virtud
no puede darse sin inteligencia y en segundo lugar es característico de Aristóteles la
valoración del "obrar", de la “enérgeia” moral, ya que el ser y el actuar van indisolublemente
unidos. Del obrar moral depende la felicidad, pero tal obrar no es posible sin la razón. Feliz
es el hombre que obra continuamente conforme a la virtud.
)Qué es la virtud? La respuesta a esta pregunta está relacionada con la concepción del
alma humana. Y Aristóteles distingue dos partes en el alma, una racional y otra irracional y
esta a su vez, se divide en "vegetativa" () y "apetitiva" () Sobre esta
división del alma se apoya la división de las virtudes en dianoéticas (basadas en el
pensamiento) y éticas (basadas en la voluntad).
La parte racional del alma se subdivide en dos facultades principales: la cognoscitiva
(), apta para conocer las esencias eternamente inmutables y los primeros
principios () y la reflexiva (), que apunta al dominio de las posibilidades en
el mundo visible. Así también las virtudes "dianoéticas" serán fundamentalmente dos: la
"sabiduría" () y "la inteligencia práctica", la prudencia ). La prudencia
consiste en dirigir bien la vida del hombre, es decir, deliberar con corrección acerca de lo que
es el bien o el mal para el hombre. La sabiduría es el conocimiento de aquellas realidades que
están por encima del hombre: la ciencia teórica y de, un modo especial, la metafísica. Será en
el ejercicio de esta última virtud donde el hombre alcanza la máxima felicidad y llega a rozar
lo divino.
Las virtudes éticas tienen un origen diferente al de las dianoéticas en el alma humana.
Las éticas se relacionan con los afectos, las acciones y las pasiones y dejan como
consecuencia placer o dolor. A este grupo pertenecen principalmente el valor, la ponderación
y la justicia.
La virtud ética es una determinada y duradera disposición del alma. Ocupa el punto
medio entre dos extremos, entre un exceso y un defecto y corresponde al Logos el conocer
en la realidad concreta el término medio y conocerlo teniendo en cuenta la propia
individualidad. Sin esta inteligencia práctica () no hay posibilidad de virtud ética.
El obrar virtuoso es solamente un obrar consciente, querido y consecuencia de unos
determinados presupuestos básicos.
Pero )cómo se consigue la virtud? Dirá Aristóteles que para lograr la virtud se
necesita una cierta constitución normal (), un recto aprendizaje y un afanoso esfuerzo.
Lo decisivo para la felicidad son las obras virtuosas, no los sucesos externos a la persona y
totalmente casuales. Feliz es el hombre que "obra continuamente de acuerdo con la virtud y
está provisto de abundantes bienes externos a lo largo de una vida larga". El hombre consigue
la virtud como cualidad duradera por medio de una actividad continua. La virtud es el
resultado del esfuerzo y la tenacidad en la práctica del bien. Aquí radica la importancia
enorme del hábito. En última instancia todo depende del "ethos" (hábito), de como uno ha
sido acostumbrado desde su primera juventud. No somos por naturaleza ni buenos ni malos.
De ahí la importancia de una buena educación. Por eso dirá Aristóteles que la virtud rara vez
se encuentra en los jóvenes. Hay que esperara a la madurez, después de una vida de esfuerzo
y de constancia.
Otro problema que se plantea Aristóteles en su ética es el problema de la libertad de la
voluntad y si el hombre es responsable de sus acciones morales. La virtud como el vicio
depende no sólo del conocimiento, sino también de la voluntad. No basta con saber el bien
para practicarlo o con conocer el mal para dejarlo de cometer.
La virtud es un hábito libre y voluntario, en el cual intervienen conjuntamente la
inteligencia y la voluntad. Por lo tanto, para Aristóteles la piedra angular de toda su ética es
que el hombre y sólo él es el origen () y el productor () de esas acciones. Está
al alcance del hombre el ser bueno o malo. Pues los hombres se hacen malos a causa del
camino que ellos mismos han elegido y ya no depende de ellos el que continúen siendo
malos. En conclusión: "el hombre es totalmente responsable de sus obras, porque, gracias a
su razón, es dueño y señor de su voluntad".
También toma posición ante el problema del placer (). Al igual que Platón,
Aristóteles distingue entre el placer sensible y el placer espiritual. El placer espiritual sigue a
determinados actos de los hombres. Pero, a pesar de ello, el placer no es el motor de las
acciones de los hombres, sino consecuencia de ellas. El placer, de suyo, no es un mal, sino un
bien. Pero no es el bien supremo. El valor del placer se corresponde con el valor de la
actividad que lo ha producido. Por tanto el puro pensar, la actividad superior del hombre, trae
consigo el mayor de todos los placeres, aquí no cabe exceso.
El placer sensible tiene su origen en la parte irracional del alma, este placer es común
a hombres y animales. Por tanto el hombre no debe dejar que le domine. Los placeres
corporales deben ser regulados por la virtud de la templanza. Importante es también el
concepto de lo bello () como criterio de la auténtica virtud.
* LA POLÍTICA.
Reacciona frente a los sofistas y los cínicos que interpretaban la polis como algo
convencional, fruto de un acuerdo. Aristóteles incluye la sociedad en la naturaleza, es algo
inherente al hombre el formar parte de una sociedad. El hombre "es una esencia apta, por
naturaleza para la vida política", es un animal político (). De aquí se concluye
que el hombre sólo puede realizar su verdadero fin como miembro de la "República" 117. La
sociedad y el Estado se identifican: lo social es lo político, y la polis es la interpretación
estatal de la sociedad. El estado es un compuesto cuyos componentes son los ciudadanos
aislados. Y ciudadano es aquel apto para tomar parte en las tareas de gobierno. Su forma
elemental y primaria es la casa o la familia (). La agrupación de varias familias
constituye la aldea y la unión de varias aldeas la ciudad o polis, que es la forma suprema de
comunidad para Aristóteles. La polis es una comunidad perfecta, autárquica, que se basta a sí
misma. Esta autarquía constituye una piedra angular en el edificio del estado. No se refiere
sólo al alimento necesario de los habitantes del Estado, a las armas, al dinero necesario...,
sino que se refiere a un común respeto a los dioses, a unas instituciones comunes necesarias
para proteger y cubrir las necesidades de los ciudadanos: un gobierno y una administración de
la justicia.
Lo que distingue al estado de toda otra comunidad de seres vivos son los principios
del derecho y de la moralidad. La finalidad propia del Estado es la vida moral de los
ciudadanos, que por propia decisión viven juntos. El Estado sólo puede existir por medio de
una vida basada en la moralidad. La tarea más alta del político y del Estado es la educación
moral de los ciudadanos (aquí se ve claramente la influencia platónica), haciendo de ellos
hombres buenos y justos. Por lo tanto, la educación de la juventud es una de las principales
tareas que corresponde al estado. Y se debe educar de manera que se pueda apreciar lo bueno
y lo bello. Aristóteles tuvo la idea de una educación que uniese un espíritu sano en un cuerpo
sano, de ahí la importancia de la gimnasia para la capacitación corporal
117 Hemos de tener presente que para Aristóteles, al igual que para otros pensadores
griegos, el Estado, la República es la polis, la ciudad-estado.
formación ética y psíquica y esto sólo es posible a los propietarios que están libres de
preocupaciones económicas. El ejército, formado por ciudadanos jóvenes, es necesario para
la existencia del Estado.
Formas del estado. El estado puede asumir diferentes constituciones 118, según el
gobierno lo asuma a) un solo hombre, b) un grupo de hombres o c) todos los ciudadanos, y
además quien o quienes gobiernan pueden hacerlo 1) de acuerdo con el bien común o 2)en su
propio interés (que es una degeneración del gobierno) , así tendremos tres formas de gobierno
recto y tres formas de gobierno corrompido: a1) monarquía, b1) aristocracia, c1) democracia
o república; a2) tiranía, b2) oligarquía c2) demagogia.
La demagogia sería una democracia radical, un gobierno en el que olvidando el bien
común, se propone favorecer de manera indebida los intereses de los más pobres. El error
está, según él, en pensar que ya que todos son iguales en libertad, todos pueden y deben ser
iguales en todo lo demás.
Dirá que en teoría las dos primeras formas de gobierno (la monarquía y la
aristocracia) son las mejores. Pero con realismo, dado que los hombres son como son, la
mejor forma de gobierno es la "república intermedia", aquella en la que, frente a los ricos y a
los pobres, es la clase media quien marca la pauta, sobre todo si es más fuerte que los otros
dos grupos. Un estado en el que mande la clase media, es relativamente mejor. El ideal sería
que todos los individuos perteneciesen a la clase media. El estado vive mejor cuanto menores
sean las diferencias entre los ricos y los pobres. La peor de todas las formas de gobierno es la
tiranía.
119 Cfr. W. CAPELLE, o.c. pp. 280-283; G. REALE, historia del pensamiento. pp.
199s.
y original del maestro. Durante la época helenista se estudiaron de forma predominante las
obras exotéricas.
1. INTRODUCCIÓN120.
Esta nueva identidad será la de individuo. “La educación cívica del mundo clásico
formaba ciudadanos; la cultura de la edad que se inicia con Alejandro forja individuos. En las
grandes monarquías helenísticas los vínculos y las relaciones entre los hombres y el Estado se
vuelven cada vez menos estrechos e imperiosos. Las nuevas formas políticas, en las que el
poder es poseído por uno solo o por unos cuantos, conceden cada vez más a cada uno la
posibilidad de forjar a su manera la propia vida y la propia personalidad moral.” 121 Partiendo
120 Cfr. REALE, G. historia de la filosofía, pp.251-254
121 REALE, G., historia del pensamiento. p. 204.
del descubrimiento del individuo, a veces, se cae en los excesos del individualismo y del
egoísmo.
Como resultado de la separación entre hombre y ciudadano, surge la separación entre
ética y política. Por primera vez en la historia de la filosofía moral, y gracias al
descubrimiento del individuo, en la época helenística la ética se estructura de manera
autónoma, basándose en el hombre en cuanto tal, en su singularidad.
Los griegos habían considerado que los bárbaros eran, por naturaleza, incapaces de
adquirir cultura y de actividades libres, eran esclavos por naturaleza. Aristóteles había
defendido la esclavitud en la Política y había dado un consejo a su alumno Alejandro, antes
de su partida para Asia: que tratase a los griegos como un jefe y a los bárbaros como un
dueño, y que se preocupase de los griegos como de sus amigos y parientes y que, por el
contrario usase de los bárbaros como de sus animales domésticos. Alejandro no siguió este
consejo, él macedonio intentó la gigantesca empresa de asimilar a los bárbaros vencidos y su
equiparación con los griegos.
Al propagarse entre los distintos pueblos y las diferentes razas, la cultura helénica se
convirtió en helenística. Esta difusión supuso una pérdida de profundidad y de pureza. Al
entrar en contacto con otras creencias y culturas asimiló algunos elementos nuevos y se
hicieron sentir los influjos de Oriente. Y los nuevos centros de la cultura, Pérgamo, Rodas, y
sobre todo Alejandría (con la biblioteca y el museo), acabaron por oscurecer a Atenas.
Incluso desde Roma llegaron nuevos estímulos con el sello del realismo latino, que
contribuyeron a crear y a difundir el fenómeno del eclecticismo, entre cuyos representantes
destaca Cicerón.
Se dan en esta época diferentes escuelas o corrientes filosóficas que tienen en común
la preocupación por el hombre y por las cuestiones morales. Tenemos, en primer lugar las
escuelas socráticas menores, entre las que se encuentran los cínicos y los cirenaicos, que ya
hemos estudiado. Además surgen nuevas escuelas como el epicureísmo, el estoicismo, el
escepticismo, el eclecticismo y el neoplatonismo ya en la época imperial.
Lugar común de estas escuelas será la denuncia de las grandes ilusiones que seducen al
hombre: la búsqueda del placer, el apego a las riquezas, el ansia de poder, el deseo de fama,
de brillo y de éxito; y el firme convencimiento de que tales ilusiones conducen al hombre a la
infelicidad. Se exalta la apatía y la autarquía como condiciones esenciales para la sabiduría y
la felicidad.
2. EL ESTOICISMO.
A finales del s. IV nace en Atenas una escuela que se iba a convertir en la más famosa
de la época helenista. La escuela estoica tiene una honda relación con las escuelas socráticas
y en especial con los cínicos. Los estoicos utilizan ampliamente materiales de todas las
escuelas filosóficas anteriores, elaborando una síntesis con destacada personalidad. La filoso-
fía estoica es contemporánea y rival del epicureísmo.
Su fundador fue un joven de raza semita, Zenón, nacido en Citio (Chipre) hacia el
333/332 a.C. y que se había trasladado a Atenas el 312/311 a. C. En un primer momento
Zenón tuvo relaciones con el cínico Crates y con Estilpón de Megara, leyó los antiguos
filósofos de la naturaleza, haciendo suyas algunas de las ideas de Heráclito. Al igual que su
contemporáneo Epicuro, renegaba de la metafísica y de toda forma de trascendencia, y se
movía en el ámbito del materialismo. Concebía la filosofía como un arte de vivir,
desconocido para las demás escuelas o llevado a la práctica por ellas sólo de un modo
imperfecto. Se convirtió en adversario de los epicúreos. Rechaza las dos ideas básicas del
Jardín: la reducción del hombre y del mundo a un mero conjunto de átomos y la
identificación del bien del hombre con el placer.
Al no ser ateniense no tenía derecho a comprar un edificio, por eso enseñaba en un
pórtico122, el llamado Pórtico de las pinturas, decorado con cuadros de Polignoto. En el
Pórtico, a diferencia del Jardín de Epicuro, se admitía la discusión crítica de las afirmaciones
y teorías de su fundador, lo que hizo posible que la filosofía de Zenón recibiera notables
correcciones y evolucionara de forma considerable (cosa que no sucedió con la filosofía de
Epicuro).
125 El hombre, según la doctrina estoica, es por naturaleza un ser racional, en el que
el Logos es la potencia decisiva y que lo distingue de los otros seres.
Dedicaron gran parte de sus estudios al análisis del lenguaje y sentaron las bases de la
gramática.
Los estoicos hablan de dos principios del universo, uno pasivo y otro activo, que
identifican con la materia y la razón o principio informante, que reside en la materia, de la
que es inseparable y además se identifica con la Razón divina, el Logos. Este principio es
corporal y se mezcla con la materia como un fluido generador o razón seminal. El logos es
como la simiente de todas las cosas, es como una simiente que contiene muchas simientes, las
razones seminales (. Los estoicos admiten la divisibilidad de los cuerpos
hasta el infinito y, por tanto, la posibilidad de que las partes de los cuerpos se puedan unir
íntimamente entre si y fundirse en uno solo, es la doctrina de la penetrabilidad de los cuerpos,
por eso Dios, que es corpóreo, penetra a través de la materia y de toda la realidad (que
también es corpórea) y se funde con ella.
El principio activo del que hemos hablado antes se identifica con el fuego, siguiendo a
Heráclito. Así el fuego es el principio que lo transforma todo y lo penetra todo, es el artífice
del universo (El cosmos es como un inmenso organismo viviente.
Frente al mecanicismo de los epicúreos, Zenón está convencido de que el cosmos
entero responde a una concepción finalista; si todas las cosas han sido producidas por el
Logos, todo es racional, todo es como la razón quiere que sea, todo es como debe ser y como
está bien que sea.
Y en el centro de este cosmos está el hombre como individuo racional que es. El
hombre es el ser que en mayor medida participa del logos divino, comprende la estructura
racional del universo y se siente parte integrante de él. El alma humana es un fragmento del
alma cósmica, un fragmento de Dios. El alma es corpórea: fuego y penetra todo el cuerpo.
La Naturaleza, regida por la razón, se identifica con la divinidad. Este principio divino
que liga todas las cosas mediante una ley o razón universal es el destino o el hado
La primera no es más que el finalismo universal, es decir aquello que hace que cada
cosa se haga bien y de la mejor manera posible. Se trata de una providencia inmanente y no
trascendente, es el destino, la serie irreversible de las causas, el orden natural y necesario de
todas las cosas, el lazo indisoluble que vincula todos los seres. Esta providencia inmanente es
vista como hado o destino, como necesidad inevitable, es la serie irreversible de las causas, el
orden natural y necesario de las cosas. Ya que todo depende del logos inmanente todo es
necesario.
Además los estoicos admiten una contingencia y una libertad del hombre, incluidas en
el plan general del destino. La verdadera libertad consiste en identificar los propios deseos
con los del destino, queriendo lo mismo que quiere el hado. Se trata de una libertad que
reside en la aceptación racional del hado, que es racionalidad. La verdadera libertad es
plantearse la vida en plena sintonía con el destino que es logos. El destino guía a quien lo
acepta, arrastra a quien lo rechaza (Séneca).
Nos resta por ver un punto esencial de la cosmología estoica, es el referente al origen
del mundo. Este ha sido engendrado y por lo tanto es corruptible. El mundo se repite de modo
cíclico, al final de un ciclo tiene lugar una conflagración universal que supondrá la
destrucción del universo, una auténtica purificación y un nuevo comienzo. Todo volverá a
renacer igual exactamente igual a como era antes. Es el eterno retorno de lo mismo.
Las cosas que hacen referencia al cuerpo y a la naturaleza biológica pueden ser, a lo
sumo, deseables y apetecibles; pero no tienen verdadero valor e importancia, sino solo la
virtud. Todo lo que hace referencia al cuerpo, sea o no perjudicial, hay que considerarlo como
moralmente indiferente. Esta separación tajante entre bienes y males, por un lado, y cosas
indiferentes, por el otro, es sin duda una de las características de la ética estoica.
Gracias a esta escisión radical, podían colocar al hombre al abrigo de los males de la
época, los males provocados por el hundimiento de la antigua polis. Todos los peligros,
inseguridades y adversidades procedentes de las conmociones políticas y sociales que habían
seguido a aquel hundimiento eran simplemente negados como males y eran agrupados dentro
de la categoría de las cosas indiferentes. Los bienes y los males siempre derivan del interior
del propio yo y nunca del exterior. Se puede lograr la felicidad de un modo del todo
independiente de los acontecimientos externos.
Ahora bien, ya que todos los seres poseen el instinto de conservarse a sí mismos, hay
que admitir como positivo todo aquello que conserva e incrementa a los seres, aún en el
simple plano físico y biológico. Por tanto debe admitirse como positivo para los hombres
todo aquello que es conforme a la naturaleza física y garantiza, conserva e incrementa la vida;
así los indiferentes se convierten en “valores” o “disvalores”. Nace así una distinción entre
indiferentes “preferidos” y “rechazados”.
Las acciones humanas que se realizan en todos sus aspectos de acuerdo con el logos
son acciones moralmente perfectas, y las contrarias son acciones viciosas o errores morales.
Entre ambas hay toda una zona de acciones indiferentes. Cuando tales acciones se llevan a
cabo conforme a la naturaleza, es decir de modo racionalmente correcto, adquieren una plena
justificación moral, y se llaman "acciones convenientes" o deberes. La mayor parte de los
hombres son incapaces de realizar acciones moralmente perfectas (porque para realizarlas
hay que adquirir previamente la virtud, que es ciencia) , son capaces, en cambio, de llevar a
cabo acciones convenientes, cumplir con sus deberes. Lo recto es primariamente lo correcto,
lo que está de acuerdo con la razón.
Las leyes humanas son expresión de la Ley Eterna, que proviene del logos. Lo que las
leyes prescriben son los deberes que en el sabio, gracias a la perfecta disposición de su
espíritu, se convierten en auténticas acciones morales perfectas, mientras que en el hombre
corriente no superan el plano de las “acciones convenientes”
El concepto de deber ( es una creación de los estoicos. Los romanos lo
traducen por el término officium. Con el paso de los años el concepto de "deber" se ha
transformado en una auténtica categoría del pensamiento moral de occidente.
Los estoicos también aportaron novedades a la interpretación de la vida en sociedad.
La naturaleza impulsa al hombre a conservar su propio ser y a amarse a sí mismo. Pero este
instinto no se limita a la mera conservación del individuo, se amplia a sus hijos y parientes y
también a todos los semejantes. La naturaleza obliga a amar a los consanguíneos y nos
empuja a unirnos a los demás y a ayudarles.
El hombre ha sido hecho para asociarse con los demás hombres, para formar la
sociedad. Marco Aurelio dirá que el hombre tiene una naturaleza racional y social
(. El hombre es un ser cosmopolita, ciudadano del mundo128. Frente al
epicureísmo y el cinismo, la escuela estoica defenderá la participación del sabio en política,
sobre todo en el tercer período del neoestoicismo.
Panecio, nacido en Rodas hacia el año 185 a. C. y muerto a principios del s. I a.C.
comenzó a regir la escuela del Pórtico en el 129 a.C., devolviéndole su antiguo esplendor,
aunque al precio de ciertas concepciones eclépticas. Modificó algunos aspectos de la
psicología y recuperó determinados aspectos de la física: abandonó la idea del eterno retorno
y admite el proceso irrepetible de la historia, en el que tienen gran importancia las relaciones
sociales y económicas. Pero sobre todo, mitiga las asperezas de la ética, afirmando que la
virtud no basta para la felicidad, también hace falta buena salud, medios económicos
suficientes y fuerza. Concedió gran atención a los deberes129 y rechazó la noción de la apatía.
No aceptaba la adivinación ni la astrología.
Posidonio (nació en Apamea entre el 140 - 130 y falleció hacia el año 51 a.C.) fue un
hombre con profundos conocimientos científicos, continuó la labor de su maestro. Al
contrario que Panecio, Posidonio manifiesta simpatías por la adivinación y la astrología.
Afirmaba que la verdad no está encerrada únicamente en los dogmas del Pórtico y de las
demás escuelas también pueden proceder aportaciones convenientes. Abre pues el estoicismo
a los influjos platónicos y aristotélicos, aunque conservó en lo esencial la perspectiva de
fondo de la escuela estoica. Fue maestro de Cicerón y de Pompeyo.
No nos ha llegado ninguna obra completa de los escritores estoicos de los dos
primeros períodos. Si es abundante, en cambio, el material escrito que nos ha llegado del
tercer período.
c) El estoicismo nuevo.
128 Hay un cierto parecido con la unidad del género humano que propugna el
cristianismo, pero hay una gran diferencia. En el cristianismo el origen de la unidad del
género humano está en la común filiación: todos somos hijos de Dios y por tanto hermanos.
Es la verdad sobrenatural del hombre: en Dios todos somos uno.
129 Su obra Sobre los deberes influyó mucho en Cicerón, que recibió de Panecio el
concepto de officium y lo transmite a la civilización occidental.
El individuo busca su propia perfección en la interioridad de su conciencia, creando
una atmósfera intimista.
Aparece un fuerte sentimiento religioso, que transformó bastante el talante espiritual
de la filosofía estoica. Encontramos en los nuevos estoicos una serie de preceptos que
recuerdan los preceptos evangélicos (la fraternidad universal, el perdón de los enemigos, el
amor al prójimo)
También se nota la influencia del platonismo, en especial en lo que se refiere al
concepto de filosofía y de vida moral como asimilación e imitación de Dios.
3) Marco Aurelio, nació en el 121 d. C. Subió al trono en el año 161 y murió el 180. Su
obra filosófica, redactada en griego, se llama Pensamientos o Meditaciones y consiste en una
serie de máximas, sentencias y reflexiones. Expone con insistencia la caducidad de las cosas,
su paso inexorable su insignificancia.
En su época se está produciendo una profunda revolución espiritual, que deja sin
contenido la cultura clásica y la va sustituyendo por el espíritu cristiano. Esta alteración es la
que crea en el hombre un sentido de la nulidad de todo.
Pero, Marco Aurelio está convencido de que el mensaje estoico puede seguir
mostrando que la vida y las cosas tienen un sentido más allá de su aparente nulidad. Sigue
afirmando el panteísmo donde el Uno es igual al todo. Dios y el cosmos se identifican. En el
plano ético, el deber moral es el que otorga sentido a la vida.
Cuando habla del hombre supone en él tres principios y no dos (alma y cuerpo aunque
no separables) como el estoicismo antiguo: el cuerpo, que es carne; el alma, que es soplo o
pneuma; y el intelecto o mente (nous), superior al alma. El principio rector del hombre no
está en el alma, sino fuera de ella es el nous.
Este intelecto o nous es invencible, nada puede obstaculizarlo, nada puede hacerlo
ceder, nada puede afectarlo si él no quiere. Sólo puede afectarlo el juicio que él emita sobre
las cosas. Si se mantiene recto e incorrupto, el nous es el refugio que concede al hombre la
paz absoluta. El nous es para Marco Aurelio nuestro verdadero yo, el verdadero refugio
donde refugiarnos de todo peligro y donde podemos encontrar las energías que nos hacen
falta para vivir una vida digna de seres humanos y encontrar la paz absoluta.
Hablará del amor al prójimo, con lo cual elevará el vínculo común entre los hombres
de los antiguos estoicos. Es profundo su sentido religioso.
El estoicismo llegó con Marco Aurelio a su punto más elevado, pero después de él el
estoicismo comenzó su ocaso definitivo y en el s. III desaparecerá como corriente filosófica
autónoma.
3. EL EPICUREISMO.
a) Origen del Jardín. Epicuro.
Así como la Stoa guardaba una cierta relación con los cínicos, los epicúreos tienen un
cierto paralelismo con los cirenaicos. Y también se puede decir que hay una cierta relación,
una cierta identidad fundamental entre el epicureísmo y el estoicismo. El epicureísmo, al
igual que su contemporáneo el estoicismo, quedan históricamente enmarcados entre la crisis
espiritual y social de la polis, en el ámbito helenístico, y la aparición del cristianismo y su
establecimiento como religión oficial en el Bajo Imperio Romano (s. IV y V)
Por orden cronológico es la primera de las grandes escuelas helenistas. Epicuro había
nacido en Samos en el año 341 a.C. y murió el 271/70 a.C. Fue discípulo del platónico
Pánfilo y de Nausifanes, discípulo de Demócrito. Enseñó primero en Colofón, Mitilene y en
Lámpsaco y en el año 306 funda su escuela en Atenas, en una finca de su propiedad llamada
"el Jardín", en las afueras de la ciudad, un lugar alejado del tumulto de la vida pública y
ciudadana y cercano al silencio del campo, todo un símbolo de los nuevos tiempos, de la
nueva sensibilidad helenista que contrasta con la Grecia clásica. Sus enseñanzas tienen gran
éxito y logra reunir una buena comunidad de discípulos que lo veneraba. Desarrolló una
intensa actividad literaria de la que nos han llegado las cartas dirigidas a Heródoto, Pitocles y
Meneceo, algunos fragmentos y Aforismas131.
b) La filosofía de Epicuro.
- La sensación es una “afección” algo pasivo, provocada por algo de la que ella es un
efecto.
- La sensación es objetiva y verdadera porque ha sido producida y garantizada por la
estructura atómica de la realidad. De todas las cosas brotan conjuntos de átomos, que
constituyen las imágenes o eidola, que al penetrar en nosotros producen la sensación. (toma
esta idea de Demócrito)
- La sensación es algo arracional, y, por tanto, incapaz de quitar o de añadir algo a sí
misma, por tanto, es objetiva.
132 Hay que tener presente que el pensamiento filosófico de Epicuro está orientado
todo él hacia la ética.
133 Deriva de , norma, medida; por tanto la canónica es la doctrina de las
normas del conocimiento.
135 Con esta opinión de Epicuro concuerda el dicho de Sto. Tomás Nihil est in
intellectu quod prius non fuerit in sensu.
* Como tercer criterio de verdad Epicuro coloca los sentimientos de placer y de dolor.
Las afecciones de placer y de dolor son subjetivas. Sin embargo dichas afecciones sirven
como criterio para distinguir lo verdadero de lo falso, el ser del no ser. Además son el criterio
axiológico que sirve para discernir el bien del mal y por eso son la regla de nuestro actuar.
Estos tres criterios: las sensaciones, la prolepsis o concepto previo y los sentimientos
de placer y de dolor tienen una característica común, que garantiza su valor de verdad: la
evidencia inmediata. Para Epicuro la evidencia es el parámetro a través del cual se mide y se
reconoce la verdad (se trata de una evidencia meramente empírica, la que aparece ante los
sentidos y no ante la razón)
Para distinguir las opiniones verdaderas de las falsas Epicuro trató de establecer unos
criterios:
Las opiniones son verdaderas cuando a) son confirmadas por parte de la experiencia y
de la evidencia y b) y cuando no son desmentidas por la experiencia ni por la evidencia.
Y son falsas cunado son desmentidas por la experiencia y la evidencia y no reciben
una confirmación por parte de estas.
De esta afirmación de que todas las sensaciones son verdaderas se puede deducir tanto
un objetivismo absoluto como un absoluto subjetivismo.
2. La física. Epicuro elabora una física, una ciencia de la naturaleza, con el objeto de
proporcionar un fundamento a la ética. Esta ciencia ayuda a suprimir la ignorancia, fuente de
supersticiones, y a quitar el temor que engendran la muerte, los dioses y algunos fenómenos
naturales; y también infunde el sentido de la moderación frente a los placeres y apetitos.
a) “Nada nace del no ser” y “nada se disuelve en la nada”, por tanto el todo siempre
ha sido como es ahora y siempre seguirá igual. No pude cambiarse en otra cosa que nos sea el
todo y tampoco existe nada que esté en condiciones de cambiarlo.
b) Este todo (la totalidad de la realidad) está determinado por dos elementos
esenciales: los cuerpos y el vacío. Los sentidos prueban la existencia de los cuerpos. El
espacio y el vacío se deducen de la existencia del movimiento. Para que haya movimiento, es
necesario un espacio vacío en el que se puedan desplazar los cuerpos.
d) Algunos de los cuerpos son compuestos y otros son simples e indivisibles (los
átomos). La existencia de los átomos es necesaria, porque en caso contrario habría que
admitir la divisibilidad de los cuerpos hasta el infinito, lo que supondría que las cosas se
disuelven en el no-ser, algo absurdo.
Hay algunas diferencias en la concepción del átomo frente a los antiguos atomistas.
1) Los atomistas antiguos señalaban que las características esenciales del átomo eran
la figura, el orden y la posición. Epicuro señala que los rasgos esenciales de los átomos son la
figura, el peso y el tamaño. Los átomos se diferencian entre sí por la forma (hay formas de
todas las clases, aunque solo desde el punto de vista cuantitativo, cualitativamente los átomos
son todos de idéntica naturaleza). Las formas deben ser muy diversas y muy numerosas, pero
no infinitas. Sí es infinita la cantidad global de átomos.
2) Todos los átomos son indivisibles, pero tienen partes no separables, se pueden
distinguir solo desde un punto de vista lógico e ideal. El tamaño de esas partes tiene un límite
al que Epicuro llama “mínimo” y que constituye la unidad de medida.
Esta teoría de la inclinación o desviación de los átomos se introdujo no sólo por razones
físicas, sino también y sobre todo por razones éticas: el deseo de salvar la libertad de la
voluntad frente al determinismo estoico y de los antiguos atomistas. En el atomismo antiguo
todo sucede por necesidad, todo está marcado por el hado y el destino. Pero en un mundo
donde predomina el destino no hay lugar para la libertad, ni lugar para la vida moral y la vida
sabia tal como la concibe Epicuro.
Esta teoría de la inclinación de los átomos es una contradicción del sistema, porque es
generada, sin causa, por el no ser y Epicuro afirma con rotundidad que “de la nada, nada
procede”.
El nacer y el perecer de las cosas se debe a la unión y separación de los átomos. Pero
hay una novedad frente a los antiguos atomistas: los átomos continúan en movimiento en lo
profundo de los cuerpos.
Hay infinitos mundos, algunos iguales al nuestro y otros muy diferentes. Estos mundos
nacen y desaparecen unos con más rapidez y otros con menos en un proceso eterno. Pero el
Todo no cambia, es infinito, increado, imperecedero y eterno.
No admite la existencia de una inteligencia superior, un Dios creador, no hay ningún
proyecto, ninguna finalidad que se sitúe en la raíz de esta constitución de infinitos mundos.
Todo está regido por el azar, lo fortuito
El origen de los seres vivos lo explica diciendo que surgieron del barro caliente. El
hombre se desarrolla progresivamente, en el transcurso de una larga historia, a partir del
estado animal. Su capacidad de expresión verbal también ha surgido de manera natural.
En lo que se refiere al alma, también es deudor de los atomistas. El alma, como las
demás cosas es un agregado de átomos, los de la parte irracional son ígneos, aeriformes y
ventosos y la parte racional está formada por átomos que son distintos a los demás.
El alma es mortal, solo puede existir unida al cuerpo, es este el que sostiene al alma y
esta desaparece con aquel. La masa de la materia que forma el alma está compuesta de cuatro
sustancias distintas, que tienen diferentes funciones: percibir, pensar, causan el miedo y la
alegría... De la mezcla de estas cuatro sustancias nacen los cuatro temperamentos humanos.
Los deseos del primer grupo hay que satisfacerlos siempre y en todos los casos, porque
poseen por naturaleza un límite preciso, que consiste en la eliminación del dolor, por ejemplo
comiendo se calma el hambre. Los del segundo grupo carecen de ese límite, porque no hacen
desaparecer el dolor corporal: sólo modifican el placer y pueden provocar un daño notable.
Los del tercer grupo no quitan el dolor del cuerpo y además provocan siempre una
perturbación en el alma. Si nos preocupamos sólo por satisfacer los primeros deseos,
lograremos riqueza y felicidad abundantes, porque para procurarnos aquellos placeres nos
bastamos a nosotros mismos, y en esta autarquía reside la mayor riqueza y felicidad.
En lo que se refiere al dolor corporal, que es el único mal, Epicuro dirá que este es
soportable si es leve; si es agudo, pasa con rapidez; y si es excesivo, conduce rápidamente a
la muerte, que es un estado de absoluta insensibilidad. El sabio también puede suavizar el
dolor físico con el recuerdo de pasadas alegrías y, si se hace insoportable, le queda la
posibilidad del suicidio. La felicidad es, pues, una total libertad frente al dolor y al miedo.
Los males del alma son producidos por opiniones falaces y por los errores de la mente.
Frente a estos el remedio más eficaz es la filosofía de Epicuro.
Por lo que respecta a la muerte, esta es un mal para quienes comparten opiniones falsas
sobre ella. La muerte es la disolución del cuerpo y del alma, los átomos que forman el cuerpo
y el alma se esparcen y la sensibilidad y la conciencia dejan de existir. Esto quiere decir, que
la muerte no es algo temible en sí mismo, porque cuando llega, ya no sentimos nada, y
después de ella no queda nada de nosotros. Y tampoco quita nada a la vida por la que hemos
pasado porque a la perfección del placer no le es necesaria la eternidad.
"De todas las cosas que procura la sabiduría, con vistas a la vida feliz, el bien
más grande consiste en la adquisición de la amistad"
La ética de Epicuro es una ética individualista, levantada toda ella sobre el principio
del egoísmo, y con un marcado carácter utilitarista. En ella se dejaron sentir con fuerza las
concepciones de los sofistas. Los factores que han de orientar las acciones de los hombres son
el propio provecho y el propio placer. No admite el principio del bien en sí, que se hace por sí
mismo, ni el del deber. Es una ética antisocial, que niega el concepto de Estado y de Patria,
así como el de matrimonio y familia. Es, en el fondo, una ética quietista, porque su contenido
no se expresa en el obrar sino en el gozar. Su ideal es la felicidad en el apartamiento, el ideal
del individuo que se aparta de la vida de la comunidad, formando con otros individuos una
comunidad de amigos para saborear juntos goces y sentimientos estéticos.
No se puede hablar de una historia del epicureísmo. Las doctrinas del maestro,
divinizado por sus alumnos, permanecieron inconmovibles hasta la desaparición de la escuela
en el siglo III d. C. Los escolares se sucedieron en Atenas desde la muerte de Epicuro (270
a.C.) hasta la primera mitad del s. I a.C., durante la segunda mitad de este siglo se vendió el
Jardín, dejando pues de existir esta escuela en Atenas. Pero la doctrina de Epicuro había
encontrado buena acogida en Italia, durante el s. I a. C., por medio de Filodemo de Gadara se
Después de una crisis el epicureísmo volvió a revivir en Atenas, con una refundación
de la escuela del Jardín, durante el s. II d.C. Testimonio de ello es una carta de Plotina, viuda
de Trajano, al emperador Adriano. Sabemos también que el emperador Marco Aurelio
financió con fondos públicos una cátedra de filosofía epicúrea. Y la última y más
representativa manifestación del epicureísmo, de este período, es el libro mural que Diógenes
de Enoanda hizo grabar en el s. II d. C. en Asia Menor; en este libro se ofrece una síntesis del
mensaje de Epicuro.
A principios del s. III d.C., Diógenes Laercio, dio muestras de simpatía por las
doctrinas de Epicuro, dedicando a Epicuro el libro décimo de su Vidas de los filósofos.
En el año 267 d.C. la invasión de los hérulos137 destruyó los lugares en que estaba
situada la escuela de Epicuro. Y en el s. IV d.C. el epicureísmo ya se había extinguido; siendo
destruidos la mayoría de los libros de Epicuro, como nos atestigua el emperador Juliano. El
cristianismo y el neoplatonismo eran los dos mensajes que habían cautivado los espíritus de
la época.
4. ESCEPTICISMO Y ECLECTICISMO.
La historia del escepticismo va desde Pirrón hasta el s. III d.C. Se puede distinguir: a)
El escepticismo antiguo, representado por Pirrón y Timón de Fliunte (después de cuya muerte
hacia el año 230 a.C., se extinguió la antigua escuela escéptica).
137 Los hérulos eran un antiguo pueblo de origen germánico, que hicieron su
aparición en la historia al mismo tiempo que los godos, en el s. II d.C., en el litoral del Mar
Negro y en las tierras contiguas a la desembocadura del Rin. Saquearon las costas de Europa
en el s III.
mitad del siglo II d.C. y comienzos del s. III). Sexto será el último gran representante del
escepticismo y con él muere esta corriente filosófica en la antigüedad.
Esta renuncia a todo tipo de definiciones y opiniones sobre las cosas es la que
proporciona una plena tranquilidad en el alma del filósofo, que no puede ser interrumpida, ya
que son nuestras opiniones la causa de todas nuestras penalidades. La conclusión a la que
llega el escepticismo es parecida a la de la Stoa y el Jardín: la tranquilidad del hombre ante
todos los sucesos del mundo exterior y la perfecta inalterabilidad de su equilibrio espiritual.
Frente a las necesidades físicas, dirán los escépticos, hay que seguir el impulso
natural, aunque con íntima reserva. Debemos seguir sobre todo la tradición, el hábito y la
costumbre. Nos hallamos frente a un hombre que fue considerado un modelo y un interprete
de los ideales de su época.
El discípulo más importante de Pirrón fue Timón de Fliunte (nació hacia el 325 y
murió hacia el 235 a. C.) Su importancia reside en haber puesto por escrito las doctrinas del
maestro, sistematizándolas y haber tratado de compararlas con los demás filósofos.
Con Arcesilao138 (nacido en Pitane hacia el 315 y fallecido hacia el 240 a. C.) penetró
el escepticismo en la Academia platónica. Utilizó el método irónico-refutatorio, que usaban
Sócrates y Platón para buscar lo verdadero, en el nuevo sentido escéptico, dirigiéndolo contra
los estoicos y su doctrina de la representación cataléptica como criterio del saber.
El punto de vista de Arcesilao frente al problema del conocimiento es el mismo que el
de Pirrón: ataca la verdad del conocimiento sensible y racional y niega todo criterio de
verdad. No existe una evidencia absoluta.
Esta radical suspensión del asentimiento implica la imposibilidad de solucionar el
problema de la vida (único problema que interesaba a la filosofía de la época) y convertía en
imposible cualquier acción. Arcesilao replicó mediante el argumento de lo razonable. No es
verdad que al suspender el juicio, se haga imposible la acción moral. Basta con lo razonable y
lo plausible para llevar a cabo acciones rectas. El que realiza acciones razonables es feliz,
pero la felicidad implica sabiduría, luego las acciones realizadas con el criterio de lo
razonable son sabias y rectas. Basta, pues, con lo razonable, no es necesaria una moral
superior, como afirmaban los estoicos, basada en el conocimiento de la verdad.
A partir del s. I a.C. aparece una nueva corriente escéptica, como reacción al giro
dogmático que se había producido en la academia.
e) El eclecticismo143.
143 La palabra eclecticismo viene del griego () que significa elegir, escoger,
reunir, tomando de diversas partes.
eclecticismo se aparta del estoicismo, la verdad no puede ser conocida y del escepticismo que
negaba la existencia de la verdad misma.
La distinción entre verdadero y falso existe; sin embargo no poseemos un criterio que
nos lleve con certeza a esta verdad. Sólo poseemos apariencias, que nos dan una mera
probabilidad. No llegamos a una percepción cierta de lo objetivamente verdadero, pero nos
aproximamos a ella mediante la evidencia de lo probable.144
5. EL PLATONISMO MEDIO.
Cuando en el año 86 a.C. Silas conquistó Atenas, mandó cortar los árboles del
jardín de la Academia y del Liceo. De este modo fue devastada la sede de la Academia,
que ya se había visto sometida a un gradual desvirtuamiento de su mensaje, como
hemos estudiado.
Pero poco después, el platonismo renacía de nuevo en Alejandría gracias a
Eudoro (segunda mitad del s. I a.C.), aumentando de forma progresiva su consistencia
hasta que culmine en el neoplatonismo en el s. III d.C.
Este platonismo que va desde Eudoro147 hasta mediados del s. II ya no posee los
rasgos del platonismo antiguo y aún no ha adquirido las características que le imprimirá
Plotino. Por eso este período se denomina platonismo medio.
145 Otro autor ecléctico romano será Marco Terencio Varrón (116 al 27 a.C.),
natural de Rieti. La mayoría de sus obras se han perdido.
146 Puede verse una relación de sus escritos en G. REALE o.c. p. 249 y G.
FRAILE, o.c. p. 657s.
6. EL NEOPLATONISMO.
Del Uno proceden todas las cosas. ¿Por qué y cómo proceden del Uno las demás
cosas?, ¿Por qué el Uno, que se satisface por sí mismo, no ha permanecido en sí mismo?
La respuesta a esta pregunta es un unicum en la historia de la filosofía de occidente.
Plotino utiliza diferentes imágenes para explicarlo, la más famosa es la imagen de la luz.
Todas las cosas proceden del Uno, como irradiación de luz desde una fuente luminosa
en forma de círculos sucesivos, como “luz que da luz”.
“Existe, sí, algo que podría llamarse un centro: en torno a éste, un círculo
que irradia el esplendor que emana de aquel centro; en torno a ambos
(centro y primer círculo) otro círculo: (luz que da luz!”
.
El Uno produce todas las cosas permaneciendo en reposo. Al permanecer,
engendra, y su actividad generadora ni lo empobrece ni lo condiciona para nada. Lo que
es engendrado es inferior al generador y no es utilizado por este.
Existe una actividad del Uno, por la que este es Uno y permanece como tal, y
una actividad que deriva del Uno, que es aquella por la cual proceden otras cosas desde
el Uno.
*La actividad del Uno consiste en el autoponerse del Uno, en su libertad
autocreadora, es una actividad libre por excelencia.
*La actividad que procede desde el Uno es sui generis, porque es una necesidad
que depende de un acto de libertad (es una necesidad voluntaria). Todo procede del
Uno. Esta procesión es consecuencia de la actividad suprema, es decir, de la libertad
absoluta. Podríamos decir que el Uno no produce libremente lo distinto de sí, sino que
se autoproduce libremente a sí mismo como una potencia infinita y ésta se expande por
necesidad, produciendo lo distinto de sí.
3) En tercer lugar aparece el alma del mundo. El Uno si quiere crear un universo
y un cosmos físico, debe hacerse alma. El alma procede del Espíritu del mismo modo
que este procedía del Uno.
Hay a) una actividad del Espíritu, que es la que lo convierte en tal; y b) una
actividad que procede del espíritu,
La potencia que procede de la actividad del Espíritu se dirige a contemplar el
propio espíritu. Al dirigirse hacia el Espíritu el Alma extrae su propia subsistencia
(hipóstasis) y, a través del Espíritu, ve al Uno y entra en contacto con el mismo Bien.
Este nexo entre el alma y el Uno-Bien es el fundamento de la actividad creadora y de la
posibilidad del retorno al Uno.
La naturaleza específica del Alma no consiste en el puro pensar (si así fuese, no
se distinguiría del Espíritu), sino en dar vida a todas las demás cosas. El alma es la que
da la vida a todas las cosas que existen, ordenándolas, rigiéndolas y gobernándolas. El
alma es principio de movimiento y es movimiento ella misma. Es la última realidad
inteligible, la realidad fronteriza con lo sensible y, al mismo tiempo, causa de éste.
Ocupa una posición intermedia y, por ello, tiene como una duplicidad de caras: al
engendrar lo corpóreo tiene trato con lo corpóreo, aunque siga siendo incorpórea. Puede
entrar en cualquier parte de lo corpóreo “sin perder la unidad de su ser”. El alma del
mundo es vivificadora y animadora de la multitud de almas particulares. Todas
provienen del alma del mundo y mantienen una relación con ella. El Alma es uno y
muchos, es divisible e indivisible.
Hay una jerarquía de almas, en primer lugar está el Alma suprema, el Alma
como hipóstasis pura que continúa en estrecha vinculación con el Espíritu del cual
proviene.
Luego existe el “Alma del todo”, que es el alma productora del mundo y del
universo físico.
Existen, por último, las almas particulares, las que bajan a animar a los cuerpos,
a los astros y a todos los seres vivos. Estas almas particulares son las que establecen el
nexo de unión entre el alma del mundo y los cuerpos que informan. Todas las almas
proceden de la primera, son distintas del Alma suprema, sin estar separadas de ella.
Con el alma finaliza la serie de hipóstasis148 del mundo incorpóreo e inteligible.
El tiempo nace a partir de la actividad misma con la que el alma crea el mundo
físico (es decir, lo que no es inteligible, que es eterno). El alma, poseída por el deseo de
transmitir a otro la visión de arriba y no contenta con verlo todo simultáneamente, sale
de la unidad, avanza y se prolonga en una serie de actos que se suceden entre sí,
colocando así -en una sucesión de antes y después- lo que en la esfera del espíritu es
simultáneo. El alma crea la vida como temporalidad, es decir como una sucesión de
momentos. Desde esta perspectiva, nacer y morir son variaciones del alma, que refleja
sus formas como en un espejo, una variabilidad en la que nada perece y todo se
conserva, “porque nada puede resultar eliminado por el ser.”
* El hombre en el sistema de Plotino. El hombre no nace en el momento en que
nace el mundo físico, sino que preexiste en el estado de pura alma. No deja claro el por
qué descienden las almas. Por un lado, Plotino sostiene que las almas deben bajar a los cuerpos
149 El intento de pensar la creación sin la nada es una característica propia del
pensamiento judeo-cristiano.
para actualizar todas las potencialidades del universo, es decir, por una necesidad
ontológica. Pero al mismo tiempo afirma que hubiese sido mejor que no descendiese y
que dicho descenso es una especie de culpa150.
El hombre es, fundamentalmente, su alma, y todas las actividades de la vida
humana dependen del alma. Ésta es impasible y sólo es capaz de actuar. Para Plotino, la
sensación, la memoria, los sentimientos, las pasiones, las voliciones y todo lo que está
ligado con estos fenómenos son actividades del alma. La actividad más elevada del alma
es la libertad, vinculada estrechamente a la inmaterialidad. La libertad es volición del
Bien, tender hacia el Bien, a través del Nous, en diversos grados. El destino del alma es
volver a estar unida a lo divino y ya en esta tierra es posible llevar a cabo el
apartamiento de lo corporal y el retorno al Uno. Es posible ser feliz, aún en medio de
tormentos, porque existe en nosotros un elemento trascendente que puede unirnos a lo
divino mientras está sufriendo el cuerpo.
151 Según el espíritu bíblico, el éxtasis es una gracia, un don gratuito de Dios; es
Dios el que se entrega a Sí mismo al hombre. Para Plotino, en cambio, Dios no se
entrega a sí mismo a los hombres, sino que estos pueden subir hasta Él.
neoplatonismo deja de ser una mera especulación filosófica y se convierte en
fundamentación y defensa apologética de la religión politeísta.
Otra escuela fue la de Pérgamo, fundada por Edesio, discípulo de Jámblico,
representante de esta escuela será el emperador Juliano el Apóstata (mediados del s.
IV).
También hay escuela neoplatónica en Atenas, fundada por Plutarco a finales del
s. IV. Su representante más destacado es Proclo. Esta escuela fue clausurada por el
emperador Justiniano en el 529 d.C. Y, al mismo tiempo que la de Atenas, en Alejandría
se reabre una escuela neoplatónica que perduró hasta el comienzo del siglo VII d.C.
INTRODUCCIÓN.
DIFERENTES ESCUELAS.
- El neopitagorismo.