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CURSO: PSICOLOGÍA DE LA

COGNICIÓN, PENSAMIENTO Y
LENGUAJE

DOCENTE:
 MAURICIA MATOS PAMPAS

ALUMNA:
 Antonia Urpi Herrera Delgado

Sede – Cusco
POSIBLES RELACIONES ENTRE CEREBRO Y CONDUCTA

Existen dos corrientes que paralelamente intentan explicar la correlación entre los procesos neuronales en
relación con la conducta. Tanto las neurociencias como los analistas conductuales han tomado rumbos
diferentes para explicar ambos procesos.

Para algunos, la neurociencia cognitiva está motivada por el precepto de que existe una interrelacion detectable
entre los estados mentales y cerebrales. Pero, la manera de abordar estos estados mentales desde la
perspectiva de la neurociencia cognitiva, normalmente ha generado incomodidad a los analistas conductuales
con la argumentación de falta de rigor metodológico y conceptual de diversos fenómenos donde la validez y
explicación son insuficientes y presentan mucha especulación desde un punto de vista de la conductual.

El problema que inicialmente se plantea es que en ambos casos la conducta es tomada en cuenta solo como un
índice de acción de los procesos cognitivos y sus mecanismos. Los datos conductuales son tomados como
complementarios y recabados mientras algún organismo está haciendo algo o ejecutando alguna tarea dando
lugar a errores conceptuales.

El hecho de suponer que los recuerdos pueden ser almacenados en el cerebro por la vía de la fuerza de las
conexiones sinápticas es un error conceptual, también pensar que la función de las emociones es informarnos
de nuestro estado visceral y músculo-esquelético; es un error conceptual suponer que la memoria siempre está
en el pasado o que la percepción es una cuestión de aprehender o atrapar una imagen en la mente. Esto genera
dificultades conceptuales en las investigaciones empíricas de la neurociencia cognitiva, bajo estos fundamentos,
resulta en complicaciones interpretativas que limitan la relevancia de los posibles hallazgos. Una de las
principales confusiones conceptuales que han identificado en la neurociencia cognitiva, es la perseverancia en la
asignación de atributos psicológicos al cerebro. En la actualidad una explicación característica en la neurociencia
cognitiva se asienta precisamente en la adscripción de atributos psicológicos al cerebro, lo que se considera un
grave error por tratar de explicar la correlación entre la posesión de atributos psicológicos y el ejercicio de las
capacidades cognitivas de los humanos, es decir, asumir al cerebro como portador de atributos psicológicos.

Que el cerebro escucha, habla, piensa, o decide es lo que con frecuencia se desprende de esta concepción.
Digamos que en el mejor de los casos el cerebro es considerado como una unidad integradora de la actividad
neuronal de las distintas estructuras de las que está compuesto. En otros casos, se asume que estas estructuras
son las responsables o determinantes de la expresión de las distintas formas de comportamiento.

Un ejemplo de esta falacia es el que planea David Marr (1982 – 2010) quien tomó una posición crítica sobre la
insuficiencia de un enfoque estrictamente neurofisiológico para comprender fenómenos psicológicos: intentar
comprender la percepción entendiendo las neuronas es como tratar de entender el vuelo de un pájaro
estudiando solo plumas.

La crítica central a este planteamiento es que un ser humano es un organismo completo que se comporta como
una unidad; es ese organismo el que ve, escucha, habla y toma decisiones y no su cerebro o sus partes. El
cerebro y sus actividades hacen posible para nosotros como individuos –no para el cerebro-, percibir, pensar,
hablar o tomar decisiones.
Nuevas tecnologías como la optogenética han sido desarrollas intentando determinar algunas relaciones
causales entre el cerebro y el comportamiento. Sin embargo, los mismos investigadores establecen los límites de
los importantes avances de la neurociencia argumentando que el estudio de las partes del cerebro o su
alteración selectiva no es suficiente para comprender cómo el cerebro genera un comportamiento. Una razón,
concluyen, es que aún no cuentan con el conocimiento de cuál es el grado de organización cerebral para un
determinado comportamiento

La siguiente metáfora ha tenido una enorme influencia conceptual en los modelos de la neurociencia cognitiva,
la bien conocida y clara distinción entre software y hardware; el primero representando al cerebro en acción, y
el segundo cómo es que lo está haciendo. Este uso metafórico ha ido perdiendo su carácter figurativo y cada vez
han sido utilizados más frecuentemente como términos incorporados a las teorías y modelos cognitivos. Lo que
es resaltante en esta línea de razonamiento es la descripción de los modos en que se activan los mecanismos de
los procesadores que hipotéticamente componen la maquinaria del sistema. No podemos negar que esta
estrategia ha resultado altamente productiva, pero al mismo tiempo nos previene de una comprensión
razonable de los determinantes del comportamiento. En estos sistemas de procesamiento de información el
elemento que se denomina entrada (input) ordinariamente tiene poca importancia con respecto a sus
propiedades funcionales, su relevancia principal es la activación del sistema. Sin embargo, pocas veces se toma
en cuenta su papel dinámico, ya que aparte de su presencia o ausencia se muestra aislado de sus otras
propiedades funcionales. Algo parecido ocurre con el tratamiento de la salida o producto (output) del
procesamiento. Su importancia es bastante relativa si lo comparamos con el énfasis puesto sobre la descripción
del funcionamiento interno del sistema. Dicho producto o salida sólo es un índice o medidor de la actividad de
los procesos y mecanismos del sistema.

DESCRIPCION DEL CEREBRO, PARTES Y FUNCIONES

EL CEREBRO:

Es un órgano más dentro del sistema humano, con el podemos sentir y procesar toda la información que llega a
nuestro cuerpo a través de los sentidos. Muchos investigadores plantean que el pensamiento e ideas nacen en
el cerebro. Este, está integrado al Sistema Nervioso Central y está compuesto por miles de neuronas que
propician la constante relación mente y cuerpo.

PARTES:

La corteza cerebral está compuesta por: 02 hemisferios y 04 lóbulos. El hemisferio derecho regula las funciones
motrices del lado izquierdo del cuerpo; mientras que el hemisferio Izquierdo regula las funciones motrices del
lado derecho del cuerpo.
Lobulos del cerebro:

1.- Lóbulo frontal: Ubicado en la parte frontal de cerebro, es la región ultima en evolucionar. Sus principales
funciones son:

 Producción del habla por el área de Broca, la cual permite procesar los pensamientos para
posteriormente emitir palabras.
 Encargado de los procesos cognitivos como la planificación, atención, trasladar la memoria de corto a
largo plazo, procesar información visual, regular emociones, percibir y comprender los sentimientos de
los demás – empatía.
 La mayoría de las neuronas sensibles a la dopamina se encuentran este lóbulo.

2.- Lóbulo parietal: su principal función es la sensorial, razonamiento espacial, movimiento del cuerpo &
orientación.

 Procesa la información captada por los órganos sensoriales enviando respuestas motoras a dichos
estímulos como es el caos del dolor, temperatura, sonidos fuertes, etc.
 Nos permite procesar y analizar las matemáticas.
3.- Lóbulo Occipital: Es el más pequeño en comparación con los demás, esta ubicado en la región de la nuca.

 Participa en la percepción y reconocimiento visual.


 Su corteza integra diversas áreas visuales detectando patrones, procesando la información que
proporcionan dichos estímulos para enviárselas al encéfalo.
 Permite diferenciar colores.

4.- Lóbulo Temporal: Ubicado a la altura de la sien, a ambos lados del cerebro.

 Permite reconocer rostros


 Procesa estímulos musicales y es la zona del lenguaje.
 Facilita el equilibrio.
 Regula emociones como la motivación, enojo, ansiedad, etc.

CEREBELO: Constituida por masa de tejido nervioso, su función más importante es la coordinación muscular y
otros movimientos no controlados por el lóbulo frontal.

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