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LIBRO PRIMERO
DE LAS PERSONAS
TITULO I
CAPITULO I
II. Al que está por nacer se lo considera nacido para todo lo que pudiera
favorecerle, y para ser tenido como persona basta nacer con vida.
III. El nacimiento con vida se presume, salva la prueba contraria, siendo
indiferente que se produzca naturalmente o por procedimientos quirúrgicos.
El individuo, sea porque tiene que ver con otros individuos o con el Estado o sus
diversos órganos, entra, dice Messineo, muchas veces sin saberlo o en una medida a
menudo insospechada para él, en relaciones que, por razón de su cualidad, son
relaciones de derecho o jurídicas, lo que hace de tal individuo participe protagonista en
la vida del derecho. En su aspecto sustancial, este tener que ver con el derecho, supone
dos manifestaciones diversas y aún contrapuesta: se tiene o se pretende tener un
derecho o se esta sometido al derecho. El concepto técnico del primer significado,
designa lo que se llama derecho subjetivo; el segundo, lo que se llama derecho objetivo.
En el primer caso, hay una potestad o una pretensión: el sujeto puede; en el segundo
caso hay una regulación de deberes. Todo ello supone organización, esto es,
ordenamiento. Y el concepto fundamental del ordenamiento jurídico es el de relación
jurídica (Messineo). En suma: del derecho del individuo deriva la relación jurídica entre
individuos.
La relación jurídica, denota esencialmente una relación ínter subjetiva entre dos o
más sujetos, de los cuales uno o algunos son sujetos activos y el otro u otros sujetos
pasivos. Nótese que el art. 450, siguiendo los lineamientos de su fuente legislativo
(Cgo. it. art. 1321), textualmente emplea expresión relación jurídica y véase la
demostración ejemplificativa de la interrelación de los sujetos activos y pasivos de tal
relación en la anot. al art. 74.
En el caso de los hermanos siameses, que están materialmente unidos pero que
tienen vida independientemente, son considerados dos personas individuales distintas
(Planiol y Ripert).
El Cgo. abrg. (art. 507) exigía la viabilidad (de vitae habilis: aptitud para vivir
durante un mínimo de 24 horas), condición originaria del derecho romano transmitida por
las partidas. Se considera absurdo, actualmente, hacer depender la capacidad de
derecho de la persona de la circunstancia de haber sobrevivido horas más u horas
menos. Además se requería que el nacido tenga figura humana, condición reputada
ociosa porque todo ser procedente de la unión sexual del hombre y mujer, ha de tener
siempre los rasgos característicos y generales de la especie humana (Scaevola).
El concebido que no nace vivo, no es persona: "Los que nacen muertos, parece
que no nacieron ni fueron procreados, porque nunca se pueden llamar descendientes"
(Digesto, Lib. 50, tít. XVI, ley 128).
El artículo ignora los casos de partos en que nacen dos o más individuos. Si bien
el avance de la ciencia hace inútiles las presunciones del régimen anterior (p.c. art.
267), era aconsejable reglamentar la materia pues que, la prioridad del nacimiento,
puede hallarse relacionada en ocasiones con determinados derechos, que no siempre
son únicamente los de primogenitura admitida en algunas otras legislaciones. El artículo
43 de la Ley del Registro Civil previene para el caso que se asentarán tantas partidas,
cuantos fueren los nacidos con especificaciones de rasgos característicos que, en lo
posible, permita a que más tarde sean distinguidos de manera de facilitar su
identificación individual.
El hecho del nacimiento no basta, en rigor, para el ingreso del sujeto (aunque
nacido ya) en la vida jurídica. Debe ser inscrito como nacido y con todos los datos en el
Registro Civil (Arts. 1527 y 30 L. Reg. Cvl.). Mientras no se realiza esta inscripción el
sujeto está privado de la existencia legal, es decir, de la adquisición del estado de
persona, en el sentido de que, aún cuando materialmente exista, no consta que el sujeto
haya nacido (Messineo).
Tiene más duración que la vida humana en el caso del póstumo por nacer que se
le considera existente desde la concepción; en las presunciones de supervivencia de los
que mueren simultáneamente en las legislaciones que las admiten y en la ausencia que
considera viva a una persona que realmente ha podido morir antes que sea declarada la
presunción de su muerte.
Tiene una existencia más corta que la vida humana en el caso del nacido no
viable, cuya existencia pre-natal desaparece ante la no viabilidad y en el caso de la
muerte civil, institutos que el ordenamiento jurídico vigente ya no reconoce.
Jurisprudencia
La evolución del derecho presenta tres casos de muerte: Este artículo trata de la
muerte natural: real y positiva. Su prueba está reglamentada por los Arts. 61 y s. de la
Ley del Registro Civil.
Abandona el Código las antiguas leyes, que tenían su razón de ser para suplir
con presunciones legales la dificultad de averiguar la verdad, cuando ocurría el
fallecimiento de varias personas sin conocerse positivamente el instante del óbito de
cada una, en razón de la edad o sexo de las mismas (art. 267 p. c. abrg.).
Las presunciones que la ley crea sirven para definir derechos en interés de la
sociedad. Tales los casos de las concepción del hijo de la mujer que contrae segundas
nupcias, dentro de los 300 días de disuelto o anulado el primero (art. 179 c.f.) y del
nacido dentro de los 300 días después de muerto el de cujus que se considera
concebido a tiempo de abrirse la sucesión (art. 1008, II).
El art. supone una presunción iuris tantum, que sirve para afirmar la certeza de
un hecho, en tanto en cuanto no sea contradicha y destruida con prueba contraria.
Debe considerarse aplicable la disposición, también para los casos de lo que los
autores llaman peligro buscado, como sería los de suicidios recíprocos en los
matrimonios, que tiene importancia en el derecho sucesorio y en los contratos de
seguros. Si la presunción del art. se aplica, queda a los interesados a quiénes
perjudicaría ella, probar que una parte haya sobrevivido a la otra.
CAPITULO II
DE LA CAPACIDAD
ART. 3.- (Capacidad jurí dica; limitaciones). Toda persona tiene capacidad
jurídica. Esta capacidad experimenta limitaciones parciales sólo en los casos
especialmente determinados por la ley.
De ahí que la segunda fase del art., relativa a las limitaciones, no es pertinente a
la regla en estudio que corresponde, más bien, a la del art. siguiente que define la
capacidad de obrar.
Jurisprudencia
"La capacidad legal para ser sujeto de derecho, con derechos, acciones y
obligaciones, se adquiere al tiempo de nacer" (G.J. Nº 1585, p. 61).
ART. 4.- (Mayorí a de edad y capacidad de obrar).
I. La mayoría de edad se adquiere a los veintiún años cumplidos.
II. El mayor de edad tiene capacidad para realizar por sí mismo todos los
actos de la vida civil.
Mientras la capacidad jurídica (de goce) supone la aptitud para ser sujeto de
derechos, que es una cualidad jurídica de la persona, la capacidad de obrar (de
ejercicio), es la aptitud para adquirir y para ejercitar con la propia voluntad, o sea, por sí
sólo derechos y obligaciones jurídicas (Messineo).
Jurisprudencia
1.- "La mayoría fijada a los 21 años de edad, habilita a las personas de
pleno derecho para el ejercicio de todos los actos jurídicos, haciéndose
cesar, también de pleno derecho, la tutela a que estaban sujetas" (G.J.
Nº 274, p. 1779).
6.- "Una persona que está legalmente capacitada para suscribir un contrato y
obligarse a él, no puede en ningún caso alegar la incapacidad de la otra
parte después de perfeccionada la obligación, siendo únicamente la
prohibida o incapacitada la que puede hacer ese reclamo de nulidad"
(G.J. Nº 1182, p. 73).
7.- "Todo mayor de edad, para ser representado en juicio debe otorgar el
respectivo poder que faculte para que quién le represente actúe con
personería legal" (G.J. Nº 1585, p. 61).
8.- "La capacidad de obrar, definido como el poder de realizar actos con
eficacia jurídica, en razón de la edad, se la adquiere a los 21 años, según
dispone el art. 256 (4) del c.c." (G.J. Nº 1588, p. 75).
9.- Véase los casos Nos. único del art. 3 y 2 y 3 del art. 483.
Por regla general para los mayores de años rige la presunción de capacidad:
todo ome es cuerdo, e en su memoria, fasta que se prueve lo contrario (P. 3ª. tít. 16,
ley 2ª.). La interdicción debe ser judicialmente declarada para incapacitar a quienes
adolecen de "enfermedad habitual de la mente" (art. 343 c.f.), disposición que exagera
la máxima simplí citas legibus amica con una generalización propia de la imprecisión. La
doctrina y la práctica dan diversa consideración, por sus variados alcances y
consecuencias, a la locura, la demencia, la imbecilidad, el idiotismo, la sordomudez, la
prodigalidad, el alcoholismo. No puede la ley abarcar las enfermedades mentales en un
sólo concepto y significarlas con una sola palabra (Scaevola). La prodigalidad por
ejemplo, desde el Derecho romano y las partidas ha provocado restricciones, así sean
limitadas (especiales) de la capacidad con la designación de un asesor (curador), para
litigar, transigir, tomar prestado, recibir un capital mueble y dar carta de pago de él,
enajenar e hipotecar sus bienes. El Código, en su art. 1119, declara incapaces de testar
a los sordomudos y mudos que no sepan o no puedan escribir. He ahí un ejemplo de
una restricción limitada o especial de la capacidad.
El Código Civil alemán - de precisión científica tan admirada - distingue entre las
causas de interdicción la enfermedad de la mente (locura, demencia) de la debilidad
intelectual (imbecilidad, sordomudez) e incluye en las reglas pertinentes a los pródigos y
alcohólicos, porque se exponen y exponen a su familia a la indigencia.
Jurisprudencia
5.- "Para que la demencia sea motivo para que constituya a un mayor de
edad en la incapacidad de contratar y ejercer los actos de la vida civil, o
sea, en el estado de interdicción, es necesario que ésta sea judicialmente
declarada" (G.J. Nº 882, p. 26).
7.- "A los interdictos debe nombrárseles curador aún cuando tengan
intervalos de lucidez" (G.J. Nº 1220, p. 78).
8.- "Debe comunicarse al Ministerio Público las causas en que una de las
partes es defendida por un curador, como aquéllas en que intervienen
menores" (G.J. Nº 1251, p. 52).
9.- "La incapacidad de obrar para los menores de edad y los, interdictos, es
absoluta" (G.J. Nº 1255, p. 54).
11.- "Siendo de orden público las leyes que prescriben la defensa de los
incapacitados, no puede omitirse la intervención del Ministerio Público"
(GG. JJ. Nos. 1289, p. 32 y 1292, p. 43).
12.- "La interdicción afecta al orden público y (por tanto) debe ser declarada
por sentencia, luego de haberse comprobado la enajenación mental de la
persona" (Labores Judiciales 1972, p. 93).
13.- "Para que surta efectos legales la interdicción, conforme al art. 258 (343
c.f.) del c.c. es preciso que sea declarada mediante sentencia ejecutoria,
pronunciada en juicio contradictorio" (Labores Judiciales 1973, p. 170).
14.- "No pueden ser actores ni reos los menores de edad y siempre que éstos
tengan que demandar o ser demandados, se pedirá previamente el
nombramiento de un curador que se apersone por ellos en clase de tal"
(Labores Judiciales 1973, p. 101).
Los Hnos. Mazeaud, también advierten que es un error confundir, como ocurre
frecuentemente, los derechos del hombre y los derechos de la personalidad.
Son muchos, ciertamente, según el ilustre autor de "Los Derechos del Hombre"
(Castán Tobeñas), los puntos de coincidencia entre los derechos del hombre y los de la
personalidad, porque unos y otros pueden conceptuarse como derechos naturales, ya
que los derechos de la personalidad representan atributos, que corresponden a la
persona por su misma naturaleza y están enraizadas en la propia condición del ser
humano. Más, los derechos de la personalidad tienen siempre una esfera más reducida
que la de los derechos humanos, que corresponden al dominio de aplicación de la
protección constitucional, en tránsito a su protección internacional, así sea todavía
imperfecta esta última (Carta de las Naciones Unidas, de 26 de junio de 1945,
Preámbulo y art. 1º prf. 3).
III. Una persona puede revocar siempre los actos de disposición sobre su
propio cuerpo.
El Anteproyecto de Ossorio (art. 11) propuso: "La persona humana es libre por
esencia. Los derechos de la personalidad son irrenunciables por el individuo y no admite
más regulaciones que las establecidas por ley legítimamente dictadas". Juzga el autor
del Anteproyecto, necesidad primordial de los tiempos presentes proclamar cuantas veces
fuese necesario la libertad humana, ante el avance de las corrientes racistas y totalitarias
de uno u otro extremismo.
II. El cambio, adición o rectificación del nombre sólo se admite en los casos
y con las formalidades que la ley prevee.
Fte: Cgo. it. 6 -
Precd: c.c. abrg. 185 -
Conc: c. com. 127 - 470 - 472 - c.s.s. 237, d), e), f) - L. Reg. cvl.
40, 3) - 21 - c.c. 10 - 11 - 12 - 1527 -
Según una somera reseña histórica, entre los antiguos cada individuo era
conocido sólo por su nombre propio: Adán, Eva, Abraham, Ciro, Jerjes, Alejandro,
Príamo, Ulises, Menelao, Casandra, etc. Lo propio ocurría entre los germanos, cuyos
reyes son conocidos también sólo por su nombre propio individual: Ataulfo, Turismundo,
Alarico, &. Entre los hebreos y musulmanes, empleando el nombre del padre en genitivo
se facilita la individuación por la señal de filiación directa: ben Hur, Mohamed ben
Mahmud; ben significa hijo de, designación también frecuente en Rusia: Fedor Ivanovich
(hijo de Ivan).
Fueron los romanos quienes además del nombre propio introdujeron el uso de los
dos apellidos: uno aplicado al tronco que pasaba a todas sus ramas y el otro que
designaba cada rama. Los Hnos. Mazeaud, siguiendo una información de Lebel (Les
noms des personnes), explican el caso con los ejemplos clásicos de Escipion (Lucius
Cornelius Cnaeí filius Scipio) y Cicerón (Marcus Tullius Marci filius Cicero). Cada
ciudadano llevaba: 1º un praenomen (Lucius o Marcus); 2º un nomen gentilicum
(Cornelius o Tullius) o nombre de la gens a la cual pertenecía el individuo; 3º el
praenomen del pater en genitivo (Cnaei filius o Marcifilius = hijo de Cnaei o de Marci)
que indicaba la filiación, y 4º un cognomen (Scipio o Cicero), que era el nombre de los
miembros de la domus (casa, domicilio) en el sentido estricto por oposición a la gens.
Así el nombre indicaba la gens y la familia (apellidos) a que pertenecía el individuo que
llevaba, como vocativo individual, el praenomen.
El cambio o adición del nombre no altera la condición civil del que lo obtiene, ni
constituye prueba de filiación. Esta es una consecuencia lógica de las reglas que
protegen el derecho al nombre y debió consignarse en regla expresa, como, por ejemplo,
lo hace el código civil peruano (art. 17).
Los cambios por vía de consecuencia se presentan: 1º) En el matrimonio. Hasta
ahora la costumbre era el único fundamento para que la mujer casada usara el apellido
del marido. 2º) Las acciones de investigación de la paternidad, (arts. 191, 206 y 212
c.f.) y el reconocimiento de hijo natural (art. 195 c.f.), producen de hecho un cambio de
nombre, aunque en derecho puede considerarse más bien una rectificación o, si se
quiere, el restablecimiento de la verdad jurídica. 3º) En la adopción se produce por la
adición de un segundo apellido (el del adoptante) o del cambio liso y llano del propio
por el de aquél (art. 224 c.f.). En la arrogación del hijo propiamente no hay cambio, o
mejor, simplemente se borra toda evidencia de él (art. 239 c.f.).
Jurisprudencia
2.- "Probada la demanda, corresponde ordenar al oficial del Registro Civil que
intervino en la inscripción, haga la rectificación del nombre de Eloy con el
de Eulogio... de acuerdo con el art. 22 de la L. de 26 de Nov. de 1898"
(G.J. Nº 1600, p. 32).
ART. 10.- (Apellido del hijo). El hijo lleva el apellido o apellidos del progenitor o
progenitores respecto a los cuales se halla establecida su filiación.
IV. En otros casos el uso del nombre se rige por las disposiciones
particulares de la ley.
Fte: Cgo. it. 144 - 149 - 156 i.f. -
Conc: c.f. 99 - 141 -
c.c. 9 -
El seudónimo, en el mundo del arte sobre todo, sirve para distinguir y acreditar
una labor y sería reprobable consentir que la usara una persona distinta de aquélla que
la acreditó (Ossorio).
Conc: Const. 32 -
ART. 15.- (Nulidad). Son nulas toda confesión y toda manifestación de voluntad
obtenidas por procedimientos lesivos a la personalidad.
Por otra parte, la brevedad del epígrafe parece más propia de una disposición
procesal y, en este caso, no dice nada de lo que contiene el texto.
ART. 17.- (Derecho al honor). Toda persona tiene derecho a que sea respetado
su buen nombre. La protección al honor se efectúa por este Código y demás leyes
pertinentes.
El derecho a la intimidad es una cosa cada día más real y más viva que el
derecho moderno no puede dejar desamparada (Ossorio). La jurisprudencia de los
Estados Unidos, donde la protección legal de este derecho tiene un extraordinario
desarrollo, ofrece muchos casos ilustrativos (Ossorio):
La hija del primer matrimonio de una señora, intentó publicar las cartas
confidenciales que ésta recibiera antes de su primer matrimonio, durante su viudez y
durante sus segundas nupcias. El cónyuge viudo (el de las segundas nupcias), demandó
que se suspendiera la publicación y se le devolviera toda la correspondencia. El tribunal
prohibió la publicación de las cartas escritas por el actor y rechazó los otros extremos de
la demanda.
II. No surten ningún efecto legal las cartas y otros papeles privados que han
sido violados o sustraídos, ni las grabaciones clandestinas de
conversaciones o comunicaciones privadas.
Las reglas relativas a los derechos de la personalidad, como todas las que como
ellas conciernen al interés de la comunidad son de orden público. Luego toda limitación
no autorizada por la ley, es una arbitrariedad que afecta a ese orden público, (v. lo
pertinente en la anot. al art. 6).
* * *
Las actas del estado civil, mencionadas entre los elementos de individuación de la
personas, tienen carácter esencialmente reglamentario y son materia de ley especial: la
abreviadamente llamada del Registro Civil (la ley de su creación - 26 de noviembre de
1898 - la llamada Registro del estado civil de las personas, que es lo correcto).
El código incorpora a sus disposiciones (Libro V, Título V, Capítulo II), las reglas
básicas y principios generales que informan esta reglamentación (art. 1524) y su eficacia
probatoria (art. 1534).
El Código abrogado carecía de ellas, porque los traductores del Código francés
desconocieron la importancia de las disposiciones sustantivas y solamente consignaron
las adjetivas propias de la ley procesal (Canedo).
Es de interés público que la persona sea, para los efectos penales, judiciales,
administrativos, tributarios, etc., exactamente identificada y se haga imposible o difícil el
cambio entre dos personas. (Messineo).
Es principio básico del estatuto personal, que las leyes que regulan la capacidad
legal, condición, estado y derechos y deberes de familia de las personas, siguen a éstas
donde quiera que vayan. Son leyes personales porque afectan directamente a la
personalidad. Acompañan a la persona, como su sombra, y no la abandonan en tanto
que conserva la nacionalidad de donde derivan (Laurent, cit. por Scaevola). Así, por
ejemplo, un menor de edad en Bolivia no será mayor en la Argentina, aunque el número
de años señalado en ésta sea inferior al de aquélla.
Falta una definición adecuada y falta, más aún, la concordancia que debió
informar la nueva codificación. Por ejemplo, en materia de divorcio, la Ley de 15 de abril
de 1932 (art. 24) y el actual Código de Familia (art. 132, 1ra. parte), en el ámbito del
estatuto personal, mantienen con extraño criterio un principio del estatuto formal: locus
regit actum; absurdo que resalta más con la disposición de la segunda parte del citado
art. 132 del Código de Familia que admite, para los bolivianos únicamente, la ley del
estatuto personal. Por su parte el Código del Menor (art. 5º), proclama esa ley
inequívocamente: "Los bolivianos residentes en el extranjero, están comprendidos en los
alcances de este Código".
Jurisprudencia
CAPITULO IV
DEL DOMICILIO
Es razón que causa fuero según las Partidas, porque determina la competencia.
Por ejemplo, los arts. 387 y 403 del r.f.; 10 del p.c. y 28 y 30 del p.p. que la atribuyen
al juez del domicilio del demandado. Esta indudable importancia de la sede de la
actividad jurídica de la persona, a los fines del derecho privado, es notable (Messineo);
por ej: para determinar la desaparición o la ausencia (arts. 31 y 32); el cumplimiento de
la obligación (art. 310); la apertura de la sucesión por causa de muerte (art. 1000); los
destinatarios de disposiciones testamentarias a favor de los pobres (art. 1159, II); la
pérdida de la patria potestad y la remoción del tutor (c.f. art. 403); la demanda de
interdicción (c.f. art. 419); la apertura de la tutela (c.f. art. 440); la emancipación (c.f.
art. 454); la constitución social (c.c. 756, 2, y c. com. 127, 3); el pago de las letras de
cambio (c. com. 564); la extensión de las pólizas de seguro (c. com. art. 1007); la
apertura del concurso preventivo y del procedimiento de quiebra (c. com. art. 1492), etc.
Son relaciones y actuaciones que se localizan en función del domicilio o la residencia de
la persona.
Se ha dicho que no es materia del Derecho civil, por que más parece concernir al
procedimiento o a los derechos políticos (Laurent, cit. de Scaevola). Pero siendo
elemento especialmente atinente a la individuación de la persona no puede tener otra
ubicación más adecuada que esta (Mouricault, cit. Scaevola).
El art. abandona el sistema del c.c. abrg. (art. 47) que es el del c.c. francés (art.
102), correspondiente también al seguido por el c.c. italiano de 1865 y 1942 (arts. 16 y
43), y adopta el sistema alemán, con formulación semejante a la del Anteproyecto del
Código civil francés (arts. 224 y 225), que introduce esa reforma en la materia, como
solución indispensable, según los Hnos. Mazeaud, para los inconvenientes del sistema
del c.c. francés vigente que separa al domicilio de la residencia, derivados de la
multiplicidad actual de una persona y que trae la dificultad, para terceros, de determinar
cual sea la principal actividad o el principal establecimiento o para el caso de personas
que no tengan ninguna actividad (v. gr. los rentistas). En el hecho, sólo se a invertido la
formulación precedente y la solución invocada, aceptable para algunos casos que no
constituyen la generalidad, no parece introducir un mejor sistema que el abandonado. En
los centros urbanos por lo regular, la residencia y la principal actividad no están
localizadas en el mismo lugar (local o edificio), aunque si en la misma ciudad o poblado,
lo que no ofrece mayores dificultades.
Estas se presentan en el caso de personas que tienen el asiento de su principal
actividad en una ciudad y la residencia en otra ciudad o municipio, dados los medios de
transportes actuales que facilitan rápidos desplazamientos. Si lo regular es que la
persona está en el asiento de su principal actividad en el horario habitual de trabajo y,
consiguientemente de las actuaciones jurídicas, administrativas, judiciales, etc., y en su
residencia en las horas de descanso y dedicación a los quehaceres domésticos, parece
ser más propio el sistema abandonado.
El art. 101 del p.c. obliga a los litigantes a constituir domicilio legal, dentro de un
limitado perímetro adyacente a los tribunales, para las incidencias procesales, así tengan
domicilio real en la misma ciudad o municipio. El art. 540 del mismo cuerpo de leyes
obliga a constituir domicilio legal o adjudicatario de una subasta pública.
1.- "El art. 47 (24 actual) del c.c. al señalar el domicilio de las personas en
el lugar donde tienen el principal establecimiento, se refiere únicamente a
los establecidos en el país y de ninguna manera a los que se hallan en el
extranjero" (G.J. Nº 445, p. 738).
2.- "La finada tuvo el domicilio del marido según la presunción legal,
corroborada con declaraciones testificales que justifican el hecho de que
ella residía habitualmente, donde tenía casa abierta (con el marido) y
relaciones de familia, lo que constituye el establecimiento principal a que
se refiere el art. 47 (24) del c.c." (G.J. Nº 715, p. 37).
3.- "El domicilio legal concedido como privilegio para determinados actos,
queda limitado al objeto o autorización especial establecido en el privilegio
y no comprende lo que esta fuera de él" (G.J. Nº 717, p. 15).
4.- "La competencia del juez se determina por el domicilio del demandado
según el art. 47 (24) del c.c. y el 18, caso 4º de la l.o.j." (G.J. Nº 949,
p. 11).
5.- "Por lo dispuesto por el art. 47 (24) del c.c. el domicilio de una persona
en cuanto al ejercicio de sus derechos civiles, está en el lugar donde
tiene su principal establecimiento, y según el 53 del mismo, el del menor
no emancipado es el de sus padres o tutores" (G.J. Nº 1054, p. 20).
6.- "Conforme al art. 118 (101 actual) del p.c. todo actor o demandado está
en la obligación de indicar la casa en la cual debe ser buscado para las
actuaciones del juicio, la que puede ser diferente o distinta al domicilio
definido por el art. 47 (24 actual) del c.c." (G.J. Nº 1277, p. 13).
7.- "Para el ejercicio de los derechos civiles, el domicilio se determina por el
lugar donde la persona tiene su principal establecimiento" (G.J. Nº 1275,
p. 87).
8.- "El art. 5º de la ley de divorcio absoluto que dispone que el juicio de
desvinculación, se sustanciará ante el Juez de Partido del "último
domicilio del demandado", es de preferente aplicación a cualquier otra
disposición general" (Lab. Jud. 1973, p. 161).
ART. 25.- (Personas sin residencia fija). Las personas que por su género de vida
no tienen residencia en un lugar determinado, se consideran domiciliadas en el lugar
donde se encuentran.
Según el Código de familia (art. 97, deben elegir domicilio matrimonial ambos
cónyuges, o el juez para el matrimonio o para cada cónyuge separadamente, a falta de
acuerdo conyugal.
Tanto los códigos del modelo francés como los inspirados en el científico código
alemán de 1900 declaran que la mujer casada tiene el domicilio del marido, sin que ello
autorice suponer propósito deliberado de subalternizarla dentro del matrimonio.
Jurisprudencia
"Si bien según el art. 53 (26) del c.c. el domicilio de la mujer casada es
el del marido, tal disposición es aplicable dentro del régimen armónico de
la sociedad conyugal y de ninguna manera cuando se trata de romper el
vínculo matrimonial y sobreviene la separación voluntaria o por mandato
judicial" (G.J. Nº 1297, p. 65).
2.- "No estando señaladas por la ley esas circunstancias (las del cambio), la
apreciación de las que ocurran en cada caso particular, queda librada
según el art. 938 (1320) del c.c., al prudente arbitrio del Juez" (G.J. Nº
560, p. 5).
3.- "El art. 118 (101) del p.c. que ordena el señalamiento de domicilio por los
litigantes, para hacerles las notificaciones, implica la obligación de
señalarlo en el asiento del Juez de la causa; y si se traslada el
expediente (la causa) a otro Juez de distinto asiento (declinatoria,
recusación, inhibitoria, conflicto de competencia) se impone el deber de
nueva fijación de domicilio" (G.J. Nº 599, p. 7).
4.- "No estando determinados por la ley las circunstancias que manifiestan la
intención de trasladar el domicilio, la apreciación de ellas en cada caso
particular, queda librada al criterio de los jueces de grado" (G.J. Nº 901,
p. 56).
6.- "Para el cambio de domicilio y para que el mismo tenga efecto en juicio,
es necesaria la expresa declaración hecha ante la Policía del lugar que se
deja cuanto en la del lugar al que se transfiere el domicilio" (G.J. Nº
1222, p. 77).
Aunque una persona tenga su domicilio conocido, real o legal, o ambos a la vez
como sucede frecuentemente, puede elegir, además, un domicilio determinado para
cumplir alguna obligación o exigir el cumplimiento de algún derecho. Esto no afecta en
modo alguno al domicilio conocido. Es el llamado domicilio especial, siempre
convencional, constituido para determinadas relaciones jurídicas y es asiento legal de la
persona sólo para esas relaciones. Debe ser expresamente constituido y no se presume
en caso de duda. Surte efectos para todas las consecuencias accidentales o necesarias
de las relaciones para las que fue constituido.
Jurisprudencia
2.- "La renuncia del domicilio importa (solamente) renuncia de un medio legal
de defensa (y) si bien liga al que lo hizo y a sus herederos, no puede ser
alegada contra terceros que no derivan su derecho del renunciante" (G.J.
Nº 550, p. 15).
ART. 30.- (Indeterminación del domicilio actual). Cuando el domicilio actual de
una persona no puede determinarse con certeza, rige el último domicilio conocido.
Se ha omitido sin razón conocida, lo relativo al domicilio legal que, en todas las
legislaciones, se señala para las personas que aceptan funciones públicas temporales o
perpetuas (arts. 51 y 52, Cgo. abrg.).
Jurisprudencia
3.- "No es competente el Juez parroquial (de Mínima cuantía), para certificar
sobre el domicilio de las personas" (G.J. Nº 1351, p. 9).
CAPITULO V
DE LA AUSENCIA
SECCION I
DE LA DECLARACION DE AUSENCIA
Jurisprudencia
1.- "El art. 55 (31) del c.c. concordante con el 585 (695) de su Pdto.
autoriza la designación de un defensor que administre los bienes de una
persona que se presume ausente cuando ésta no ha constituido
apoderado especial y hay necesidad de proveer a esa administración"
(G.J. Nº 1259, p. 28).
3.- "Cuando se trata de demandar a una persona que está ausente porque
se desconoce su paradero, corresponde nombrar un defensor para que lo
represente en el juicio" (G.J. Nº 1212, p. 68).
4.- "No quedan desamparados los bienes cuando hay una persona encargada
de la atención y cuidado de ellos, por lo que no existe la necesidad que
requiere el art. 55 (31) del c.c. para presumir la ausencia y nombrar
defensor que los administre" (G.J. Nº 1259, p. 28).
II. Para justificar la ausencia, el juez, con arreglo a las piezas y documentos
producidos, ordenará se levante una información en el lugar del domicilio
de la persona desaparecida.
Fte: Cgo. it. 49 -
Precd: c.c. abrg. 58 - 59 - 60 - 61 -
Conc: c.f. 96 - 278 - p.c. 696 - 697 -
c.c. 31 - 1083 -
Jurisprudencia
"Se hace mala aplicación de los arts. 58 y 59 (32) del c.c. cuando se ordena
previa averiguación de la ausencia, para declarar ésta" (G.J. Nº 1212, p. 69).
II. Los que serían herederos testamentarios o legales, o sus respectivos herederos,
así como los que serían sus legatarios y otras personas con derechos que
dependen de la muerte del ausente, pueden pedir y obtener se les
ministre la posesión y el ejercicio provisional de los bienes y derechos que
respectivamente les corresponderían si el ausente hubiese fallecido el día
de la última noticia habida de él. En cualquier caso se formará inventario
estimativo y se dará fianza imputándose al ausente los gastos resultantes.
Jurisprudencia
Cesando la causa, que es la ausencia, deben cesar sus efectos. Que es lo que
debe restituirse? No lo dice el art. Otras legislaciones establecen con prudente previsión
que la restitución se hará en el estado en que estén los bienes, sin reclamar frutos ni
renta. Lo contrario, se considera, constituiría una verdadera expoliación. El Código
reconoce esta regla en el art. 45 pero sólo para el caso de reaparición del declarado
presuntamente muerto. Lo correcto respetando ambos derechos (el del ausente y el del
administrador), en que los bienes se recobren en el estado que tengan a la fecha de la
recuperación. Si en ellos hubiera habido mejoras, las hará suyas el ausente, lo mismo
que las depreciaciones o perdidas por daños que los hubieren sufrido. Aplicando el
precepto del art. 34, ha de considerarse que el ausente recupera el tercio de los frutos,
cuando los administradores no eran herederos forzosos y de los bienes los que queden
si hubo alguna enajenación autorizada (conforme al art. 35).
Existe una reivindicatio juris respecto de las cosas que el administrador conserva
en su poder, no un jus vindicandi, que incluiría la reposición de frutos y daños
(Scaevola).
ART. 38.- (Muerte del ausente). Si durante la posesión provisional se prueba la
muerte del ausente, la sucesión se abre en beneficio de quienes en este momento eran
sus herederos o legatarios.
SECCIÓN II
La condición del desaparecido entra así en una segunda fase, o puede intentarse
la declaratoria de fallecimiento presunto directamente por los interesados (art. 33),
independientemente del estado de ausencia, esta es, sin hacer declarar ésta
previamente.
Mejor epígrafe para el art. habría sido: declaración de muerte presunta, porque la
declaración judicial es requisito esencial.
ART. 41.- (Fecha del fallecimiento presunto). La sentencia fija fecha para el
fallecimiento presunto: en los casos 1 y 3 del artículo anterior, en la fecha
correspondiente al suceso si ella es conocida, o en la del término medio entre el
principio y fin de la época en que ocurrió o pudo ocurrir; y en el caso 2, en la fecha
correspondiente a la finalización de la guerra.
Fte: Cgo. it. 61 -
Conc: c.c. 39 - 40 -
Respecto del art. 44 nótese que, como en el caso del art. 33, otras legislaciones
exigen el transcurso de seis meses para la ejecución de la sentencia.
Las consideraciones hechas respecto del art. 37, tienen aplicación para el art. 45
en lo que le sean pertinentes.
SECCIÓN III
Según este artículo, aquél que reclame un derecho perteneciente a una persona
que ha desaparecido de su domicilio, considerado ausente presunto o declarado ausente
propiamente dicho, según las reglas de las secciones precedentes del Capítulo, debe
probar la existencia de dicha persona cuando era necesaria (esa existencia), para
adquirir el derecho reclamado.
ART. 48.- (Sucesión a la que sería llamada la persona). Si se abre una sucesión
a la cual es llamada en todo o en parte una persona cuya existencia se ignora, la
sucesión se defiere a quienes habría correspondido en defecto de dicha persona, salvo
el derecho de representación y con inventario estimativo y fianza previos.
T I T U L O II
CAPITULO I
DISPOSICIONES GENERALES
La enumeración del segundo párrafo, que pudo ser más prolija, distingue entre
asociaciones, corporaciones y fundaciones, cuyo estudio científico requeriría demasiado
espacio. Reducido el tema a la esfera práctica de estas anotaciones, las asociaciones o
corporaciones pueden ser de interés público: gremiales, mutualistas, asistenciales y todas
las comprendidas en el párrafo 3); de interés privado; culturales, deportivas. Las
fundaciones, son entidades en las que desaparece casi por completo los intereses
individuales y, por el contrario, lo absorbe todo el fin social: un hospital, una escuela,
etc.
Jurisprudencia
Véase los casos Nos. único del art. 86 y 4 del art. 992.
Según el art. 54 la persona colectiva tiene capacidad para ser titular de derechos
y obligaciones dentro de las regulaciones del Código.
Quiere decir que concordando dicha disposición con la de este art. los Estados
extranjeros pueden tener propiedades en el territorio nacional, lo que automáticamente
pone en funcionamiento el privilegio de la extraterritorialidad, por el cual no pueden ser
sometidos a la jurisdicción de un poder extraño sin perder en cierta medida su
soberanía. Estas consideraciones han dificultado permanentemente considerar a los
Estados extranjeros como personas colectivas de derecho privado. El Proyecto Toro y el
Anteproyecto Ossorio no lo hacen y de las legislaciones extranjeras mencionadas en
estas anotaciones, sólo incluye la argentina.
Para salvar las observaciones que suscitan las dificultades aludidas, se piensa
que la fórmula "de acuerdo a las normas de derecho internacional" es suficiente aunque,
en realidad, no lo es.
Como reacción contra tales derivaciones y, más que todo, como medio de
defensa contra los trust internacionales (hoy más elegantemente nominadas como
empresas supranacionales), desde hace algún tiempo viene afirmándose la teoría de que
las personas colectivas no tienen nacionalidad sino domicilio, pretendiéndose con ello
contrarrestar en alguna medida, la acción nociva de los grandes poderes soberanos que
utilizan las supranacionales para los fines propios de su política, aunque la pretensión
siempre resulta frustránea bajo el imperio de las diferencias pronunciadas en la relación
de fuerza que es la que, en definitiva, impone su realidad.
Resulta de lo dicho que el tema debió considerarse con más detenida reflexión
para lograr una regla mejor adecuada a la realidad o, por lo menos, limitando ese
reconocimiento a los Estados extranjeros en este orden a los fines y dentro de los
límites de las relaciones diplomáticas y, en cuanto a la Santa Sede, como lo hace la
constitución, a tenor de los concordatos y acuerdos que tiene establecidos con el Estado.
Jurisprudencia
"Según el art. 24, concordante con el 8º, inc. 1º, de la Const. las
empresas y súbditos extranjeros, están sometidos a las leyes bolivianas,
preceptos cuya observancia es de orden público, por corresponder a los
atributos de la soberanía" (G.J. Nº 1591, p. 166).
Para existir y ejercer esta capacidad, requiere el reconocimiento del Poder Público
y su capacidad se extiende sólo para lo expresamente autorizado, mientras la persona
individual existe, en su caso, aún antes de la concepción (art. 1008, caso III).
Jurisprudencia
1.- "En concepto del art. 187 de la loj., el ministerio público sólo debe
intervenir como parte principal en los procesos instaurados por o contra el
Estado (como tal) y en la especie, el Banco del Estado -como cualquier
entidad autónoma- puede ser demandante o demandado sin necesidad de
intervención fiscal" (G.J. Nº 1608, p. 90).
Jurisprudencia
1.- "El domicilio de las empresas que tienen varios centros de explotación y, por
consiguiente, varias administraciones, es el de la administración central respectiva, según
la L. de 12 de Feb. de 1927 (que en la generalidad de las compilaciones se cita como
L. de 23 de Feb. de 1927)" (G.J. Nº 1276, p. 125).
2.- "Demandado el Alcalde Municipal de... por actos ejecutados en ejercicio de sus
funciones, su domicilio para la notificación correspondiente a los fines del art. 57 del
c.c., está en la sede de la Alcaldía donde desempeña sus funciones a tenor del art. 55
del mismo cuerpo legal" (Lab. Jud. 1979, p. 97).
3.- El domicilio de las personas colectivas es el lugar fijado en el acto constitutivo y, a
falta de éste, el lugar de su administración, según el art. 55 del c.c." (Lab. Jud. 1983,
p. 82).
ART. 57.- (Responsabilidad por hechos ilícitos). Las personas colectivas son
responsables por el daño que sus representantes causen a terceros con un hecho ilícito
siempre que dichos representantes hayan actuado en tal calidad.
CAPITULO II
DE LAS ASOCIACIONES
ART. 58.- (Constitución y reconocimiento).
Conc: c.c. 58 - 68 -
La negativa a que se refiere el art. 59, supone una resolución del Poder Ejecutivo
en concepto a los arts. 127, caso 8º in fine de la constitución y 53, caso 10º, también in
fine, de la l.o.j. Y esa resolución abre la jurisdicción y el procedimiento contencioso-
administrativo, ahora convenientemente reglamentado en el p.c. (arts. 778 y s.).
Si por efecto de los recursos que prescribe la ley, puede llegar el caso al Tribunal
Supremo, no atenúa en nada la alteración observada, pues que, además, supone un
dispendio de tiempo y gastos perjudiciales al interesado -o a los interesados- que crea
lesionado o perjudicado su derecho por la negativa.
Conc: c.c. 60 -
III. Las obligaciones asumidas por los representantes de la asociación se pagan con
el fondo común. De dichas obligaciones responden también personal y
solidariamente quienes han obrado en nombre de la asociación aún
cuando no sean sus representantes.
IV. Los bienes y fondos que quedan después de alcanzada la finalidad o que existan
por no habérsela logrado, se asignan a la Universidad Pública del distrito.
Es una realidad jurídica aún sin el reconocimiento a que se refiere en el art. 58,
y el ordenamiento jurídico no puede prescindir de esa realidad. Por eso le confiere
fuerza y aptitud para operar en las relaciones jurídicas, como sujeto autónomo respecto
de sus componentes.
Su existencia termina por las causas detalladas en este artículo y con los efectos
señalados en el art. 65 y s.
CAPITULO III
DE LAS FUNDACIONES
ART. 67.- (Objeto). La fundación tiene por objeto afectar bienes, por la voluntad
de una o más personas, a un fin especial no lucrativo.
II. El prefecto del Departamento dispondrá, previo dictamen fiscal y mediante auto
motivado, la protocolización de la escritura o testamento en el respectivo
registro de la Notaria de Gobierno. En lo demás, se estará a lo dispuesto
por los artículos 58 y 59.
Conc: c.c. 58 - 63 - 64 - 65 -
Las fundaciones han adquirido un desarrollo considerable. Basta citar las más
conocidas, para comprender el aserto: Rockefeller, Carnegie, Solvay; los premios Nóbel,
Goncourt, etc. En Bolivia: la Fundación Patiño. Se constituye por un acto público ad hoc.
CAPITULO IV
OTRAS DISPOSICIONES
ART. 72.- (La comunidad campesina). La comunidad campesina se rige por las
leyes que le conciernen.
Ossorio en su Anteproyecto (art. 115), fue el primero en ocuparse del tema como
regla que debe estar incluída en el Código Civil. El tít. IX de la Ley de Rf. Agr.,
reglamenta pormenorizadamente la materia, en aplicación de lo preceptuado por el art.
168 de la Constitución.
II. Es aplicable a los bienes y fondos de éstos comités lo previsto por el artículo
66-IV.
Fte: Cgo. it. 40 -
Conc: c. tb. 24, 3) -
c.c. 66 - 433 - 435 -
LIBRO SEGUNDO
DE LOS BIENES
CAPITULO UNICO
DISPOSICIONES GENERALES
SECCIÓN I
I. Son bienes las cosas materiales e inmateriales que pueden ser objeto de
derechos.
II. Todos los bienes son inmuebles o muebles.
La ley debe establecer sus preceptos por el mismo orden con que en la realidad
se producen y tal como en la vida se hace patente su necesidad. Las relaciones del
Derecho Civil descubren, primeramente, un sujeto que las realiza; luego presenta un
conjunto de medios o condiciones sobre los que aquél actúa: objetos de la naturaleza
que le rodean y satisfacen sus exigencias, y prestaciones que como ser sociable
mantiene con sus semejantes (Scaevola).
Siguiendo este orden de ideas, toda ley civil empieza regulando el derecho de la
personalidad, con todas sus modificaciones y modalidades (Libro Primero). Continúa con
el desarrollo normativo sobre las cosas o bienes, materia de este Libro Segundo.
El derecho real no consiste en la relación jurídica entre una persona y una cosa,
según la célebre definición generalmente admitida de Aubry y Rau, (cit. de Planiol y
Ripert) que Mazeaud acepta y sostiene no obstante su carácter de autor modernísimo,
La cosa es objeto de derecho y la relación que se da con el objeto es de hecho, no
jurídica, y ese hecho es la posesión.
Si todo derecho, por definición, es una relación entre personas -"verdad
elemental sobre la que esta fundada toda la ciencia del Derecho"- el derecho real, como
todos los otros derechos, tiene necesariamente un sujeto activo, un sujeto pasivo y un
objeto. La definición criticada establece relación entre el sujeto activo y el objeto de su
derecho: la cosa poseída. Aplicadas estas ideas al derecho de propiedad, por ejemplo,
aparecen el propietario como sujeto, todo el mundo -excepto el propietario- como sujeto
pasivo, y la cosa, en su lugar, como objeto de derecho (Planiol y Ripert). Si es titular
activo del derecho erga omnes.
Messineo, considera que en cuanto a los derechos reales, su objeto es una cosa.
Por objeto concibe este autor todo lo que, en general, es externo al sujeto y, por
consiguiente, no es sujeto. Dicho de otra manera, objeto es aquello sobre lo que
exterioriza el diverso poder del sujeto.
La doctrina corriente distingue, por eso, la cosa del bien, porque se dan cosas
que no son bienes como la luz, el aire, el agua del mar, no susceptibles de constituir
objeto de derechos, según la fórmula del art. 74, o se dan bienes que no son cosas,
como las actividades humanas: servicios y prestaciones. Un criterio diferencial diverso
sostiene Messineo: bien en sentido jurídico sería una cosa idónea para cumplir una
determinada función económica y social, habida cuenta que la cosa, en sí entidad extra
jurídica, es en cierto modo un bien en estado potencial, que se convierte en tal cuando
una particular calificación jurídica le da la idoneidad para cumplir la función económica y
social indicada. En rigor, es el mismo concepto de las Partidas ya citado: el bien
jurídicamente considerado es la cosa útil susceptible de apropiación privada. Entre las
especificaciones del concepto de bien, también se suele llamar bienes jurídicos, las
utilidades patrimoniales y no-patrimoniales, incluídas las que provienen de las energías
humanas o naturales, como las mencionadas en el art. 76 (Messineo).
Hay distinciones que sólo se aplican a las cosas materiales y también son tres:
a) consumibles y no consumibles; b) fungibles y no fungibles, y c) cosas que tienen
dueño o que no tienen dueño o vacantes.
Hablando propiamente, el suelo y los edificios serían los únicos inmuebles por su
naturaleza y bajo esta expresión sólo debería comprenderse las cosas que no pueden
transportarse de un lugar a otro, sin que sufran en su integridad material (Messineo),
quae movero non possunt (Braudry - Lacantinerie, citado por Machado). Se señala, sin
embargo, el desplazamiento de obras fijas importantes sin demolerlas como algo común
en las Estados Unidos y el traslado "toda entera de la Fontaine du Palmier" en París,
para la apertura de un boulevard, de lo cual se concluye que debe darse a las cosas el
carácter de inmuebles, según que lo sean de una manera durable y habitual o aquéllas
cuya función es la de ser inmuebles, aunque ocasionalmente pueden ser desplazadas
por medios extraordinarios (Planiol y Ripert). Por eso, actualmente se da carácter
relativo a la noción de cosa inmueble, que depende del estado de desarrollo de la
técnica, la cual puede hacer muebles algunas cosas consideradas ordinariamente como
inmuebles (Messineo).
III, por su utilización, por cuya virtud se distinguen las cosas fructíferas, que
producen frutos periódicamente y sin alteración ni disminución sensible de su sustancia
(art. 83) y las no fructíferas que no son susceptibles de producir frutos y cuya aplicación
práctica se explica, v. gr., en el usufructo. Caen dentro de esta distinción (por su
utilización) las cosas consumibles y no consumibles (art. 79), las fungibles y no
fungibles (art. 78) y las divisibles y no divisibles (art. 80).
Jurisprudencia
SECCIÓN I
El artículo se refiere únicamente a los inmuebles por excelencia, los que lo son
natural, gramaticalmente entendidos y a los objetos que están adheridos, formando parte
o en dependencia de ellos. Se ha omitido los bienes que se reputan inmuebles a causa
de su destino, mutilando así la concordancia necesaria que debe existir en todo el
ordenamiento jurídico y del cual, el Código civil sólo es parte.
En efecto, mientras el artículo siguiente define como muebles a todos los demás
bienes no consignados en éste, el Código de Minería (art. 8) también considera
inmuebles los bienes destinados a la operación de una concesión minera con carácter
permanente, como las maquinarias, instrumentos, equipos, animales y vehículos
empleados en su servicio. El art. 185 del mismo Código, declara inmuebles por su
destino las maquinarias, herramientas y otros implementos que el minero hubiese
hipotecado conjuntamente con la concesión.
Todas las legislaciones, aún las más avanzadas, detallan en mayor o menor
medida las cosas muebles que, sin constituir parte de la cosa principal inmueble ni estar
adheridas a ella, se reputan inmuebles accesorios, por decirlo así, en razón del uso
duradero a que son destinadas y de la relación visible con la cosa principal en que por
su finalidad se encuentran. (El Código ha adoptado para esta categoría de bienes el
italianismo pertinenze, que se examina en la notación al art. 82).
Entre las cosas reputadas inmuebles por la finalidad a que están destinadas -
según otras leyes, Código de Minería, v. gr.- se puede también enunciativamente
señalar: máquinas, herramientas, utensilios de industria, abonos, semillas (que están en
la tierra en que serán utilizadas), alambiques, lagares, calderas, cubas, molinos, diques
flotantes, redes de telecomunicaciones, material rodante de ferrocarriles y también los
animales de labor en las fincas donde trabajan, alimentos para estos, etc.
Según el Código alemán, modelo de la legislación civil del siglo XX, las cosas
reputadas inmuebles -que llama cosas accesorios (zubehor)- no pueden ser embargadas
por separado, para evitar la desorganización de la cosa principal a cuyo funcionamiento
están destinadas.
Responden a esta orientación, indudablemente, las previsiones del art. 450 del c.
com. relativo a la preservación de la unidad de la empresa comercial, que es un
complejo orgánico que constituye o una universitas facti o una universitas jure
(Scaevola), preservación que se atiende preferentemente inclusive en caso de embargo
o de quiebra (c. com. arts. 456 y 1618), y las del art. 172 del p.c. atinente a las
medidas que el juez debe arbitrar respecto de los establecimientos comerciales o
industriales, cuando son objeto de medidas precautorias, como un embargo, v. gr.
Los inmuebles por destino tienen una inmovilización meramente jurídica y ficticia,
no material ni real, por la razón práctica de asegurar la utilidad general. La separación
podría tener efectos perjudiciales varios; v. gr., en el embargo separado de los
accesorios como muebles que realmente son, se dejaría al propietario de un fundo sin
poder explotar su bien; la partición que separe los mismos en lotes diferentes daría el
mismo inconveniente, etc. Sin embargo esto es lo que permite el art. 82, como se verá
luego, fundado en la clasificación de este artículo que, sin otra razón que la de adoptar
los preceptos de su modelo italiano demasiado ajustadamente, se aparta radicalmente de
la tradición del propio ordenamiento jurídico.
Jurisprudencia
1.- "La caja de hierro asegurada dentro de una pared con ladrillos y yeso por
el propietario, se considera puesta para que se conserve perpetuamente
en la casa vendida" (G.J. Nº 849, p. 20).
2.- "Los muebles asegurados con yeso, cal o cimiento que el propietario pone
en el fundo para que se conserven perpetuamente, se reputan inmuebles"
(G.J. Nº 935, p. 19).
ART. 76.- (Bienes muebles). Son muebles todos los otros bienes. Se incluyen
entre ellos las energías naturales controladas por el hombre.
Fte: Cgo. it. 812 - 814 -
Precd: c.c. abrg. 276 - 277 - 280 - 281 - 282 -
Conc: p.c. 700 - 704 -
c.c. 139 - 141 - 142 - 143 - 218 -
Los muebles son tales, por su naturaleza (corpóreos) o por el objeto al cual se
aplican (incorpóreos, considerados en la 2ª parte del art. 81). También se distingue los
muebles por anticipación. Son aquellos que no son vistos en su estado actual, unidos a
la tierra, sino en su estado futuro como distintos y separados: las cosechas pendientes
aún, pero en cierto estado de madurez, los cortes de madera por hacer. Las cosechas
aún no realizadas, en caso de embargo o de venta se consideran muebles (art. 83, II y
III).
ART. 77.- (Muebles sujetos a registro). Los bienes muebles sujetos a registro se
rigen por las disposiciones que les conciernen y, en su defecto, por las de los bienes
muebles.
Los navíos eran considerados muebles por el Código anterior (art. 280). Al
respecto no hay uniformidad de criterio en las legislaciones. Unas consideran muebles a
los navíos (Francia), otras las consideran inmuebles (Perú). Cosa similar ocurre con las
aeronaves.
Jurisprudencia
II. Las cosas fungibles tienen entre sí el mismo valor liberatorio en el pago, salvo
voluntad diversa.
ART. 79.- (Cosas consumibles). Son consumibles las cosas que se destruyen o
desaparecen con el primer uso que se hace de ellas.
Noción atinente sólo a las cosas propiamente dichas, a los objetos corpóreos.
Hay cosas que no se pueden usar sin consumirse. El consumo puede ser material, que
destruye la cosa: bebidas, comestibles, combustibles, v. gr.; puede ser jurídico mediante
enajenación, caso de la moneda.
Con frecuencia las cosas consumibles por el primer uso son al mismo tiempo
fungibles: moneda, alimentos, bebidas, combustibles, lo que hace se confundan estas
dos distinciones, aunque con escasos inconvenientes en la práctica. Planiol y Ripert,
encuentran alguna diferencia entre cosas fungibles, esto es, de igual valor liberatorio,
pero que no se consumen con el primer uso; por ejemplo, los lotes de una urbanización
nueva: siempre se encontrara varios lotes equivalentes que serán fungibles entre si, pero
no consumibles.
II. Se consideran también indivisibles las cosas que no pueden fraccionarse por
disposición de la ley o la voluntad humana aunque de hecho sean
pasibles de división.
Jurisprudencia
Los derechos reales que siempre son inmuebles, porque sólo pueden establecerse
sobre inmuebles, son las servidumbres (art. 275 del Cgo. abrg.) los derechos especiales
de uso y habitación y la anticresis. En el régimen anterior podía incluirse la hipoteca;
pero, la reglamentación de lo muebles sujetos a registro, con anterioridad a la vigencia
del Código, la excluye del grupo.
Las obligaciones son muebles o inmuebles según sean de dar y de hacer o de
no hacer. En las de dar, serán muebles o inmuebles, según el objeto de la prestación.
Las de hacer o de no hacer siempre son muebles (Planiol y Ripert).
Los objetos que por si no tienen existencia material sino en cuanto van unidos, se
refieren o hacen relación a bienes muebles naturalmente, son los que según la
disposición tienen también la consideración de muebles. Puede citarse
ejemplificativamente: rentas o pensiones, que pueden ser perpetuas o vitalicias, tener o
no origen hereditario o estar constituídas a título oneroso o gratuito y siempre que no
graviten sobre un bien raíz, caso en el cual devienen inmuebles; el derecho de
monopolio temporal de explotación que otorga la propiedad literaria, artística o industrial
(para autores o inventores); el fondo de comercio que comprende el crédito o fama de
un establecimiento mercantil y que es propio del Código de la materia; créditos de
sumas exigibles, referidas a la prestación principal del capital, por oposición a las rentas
o intereses; todas las obligaciones de hacer o de no hacer, en las cuales aunque fuesen
relativas a un inmueble el objeto de ellas constituye el hecho del hombre, más que la
cosa misma; las acciones, intereses y dividendos en las sociedades.
Jurisprudencia
1.- "Siendo bienes muebles incorporales las acciones de Banco, los títulos de
ellas endosados e inscritos, constituyen el justo título que confiere la
propiedad y posesión" (G.J. Nº 741, p. 8).
PERTENENCIAS
III. Los actos respecto a la cosa principal comprenden también las pertenencias. Sin
embargo, éstas pueden constituir el objeto de actos o relaciones jurídicas
separados, salvo los derechos adquiridos por terceros.
Fte: Cgo. it. 817 - 818 -
Precd: c.c. abrg. 273 - 274 -
Conc: c.c. 221 - 616 - 1194 - 1362 - 1465 - 1472 -
Son titulares de otro derecho para los fines del artículo (II), el locatario, el
arrendatario, el usufructuario. El parágrafo III puede ocasionar más dificultades que
soluciones. Pues, según el, los actos que afectan a la cosa principal, afectan igualmente
a las llamadas pertenencias, por ejemplo una hipoteca, aunque, según el artículo,
muebles e inmuebles pueden ser objeto separadamente de actos jurídicos, salvo
derechos adquiridos de terceros. Si la hipoteca comprende ambas cosas, no hay
posibilidad de disposición separada. Si a pesar de ello se da paso a la disponibilidad
separada, los derechos adquiridos por terceros en la hipoteca de la hipótesis no
funcionan.
Hubiera sido mejor mantener en este particular, el régimen del anterior Código,
que esta conforme a todas las legislaciones, incluso las reputadas de más avanzadas.
Jurisprudencia
1.- "No se reputan bienes inmuebles por su destino las ovejas, que no son
animales destinados a la labranza" (G.J. Nº 646, p. 18).
2.- "Los carros y bueyes, objeto de la escritura presentada, son muebles por
su naturaleza y destino, y encontrándose fuera del comercio humano los
mozos de servicio comprendidos en la misma escritura, es nula la
hipoteca constituída sobre los expresados bienes y personas, porque la
convención es ilegal" (G.J. Nº 807, p. 6).
3.- "Los aparatos de lixiviación puestos en dicho establecimiento forman parte
del inmueble y están comprendidos en la hipoteca constituída conforme al
artículo, sin necesidad de hipoteca ni inscripción especiales" (G.J. Nº 816,
p. 54).
SECCIÓN II
DE LOS FRUTOS
II. Los frutos, antes de ser separados, integran la cosa; pero puede disponerse de
ellos como de cosas muebles futuras.
III. Los frutos pertenecen al propietario de la cosa que los produce, excepto cuando
su propiedad se atribuye a otras personas, caso en el cual se los adquiere por
percepción.
Los frutos naturales comprenden los productos del suelo: cereales, forraje,
madera, etc., y los productos animales: pelo, lana, huevos, carne, leche, etc. De los
bienes también se obtienen ciertos productos y que se llaman así, productos, porque no
tienen como los frutos naturales periodicidad regular o porque al ser percibidos se agota
la sustancia de la cosa que los produce, como los cortes de árboles, las materias
extraídas de los yacimientos mineros y petrolíferos y canteras (Planiol y Ripert). Puede
llamarse frutos a los productos industriales, porque hay periodicidad regular y no hay
agotamiento de la sustancia.
Habría sido mejor trascribir directamente la traducción que del art. 820 del Cgo.
It. da Sentis Melendo en el Manual de Messineo: "son frutos naturales aquellos que
provienen directamente de la cosa, concurra o no en ellos la obra del hombre, como los
productos agrícolas, la leña, los partos de los animales, los productos de las minas,
canteras y turberas".
Los párrafos II y III, han sido considerados ya al tratar de los muebles por
anticipación (anot. al art. 76).
Jurisprudencia
1.- "La cosa vendida, mueble o inmueble, se entrega según el art. 1033 en
el estado que esté al tiempo de la venta y desde entonces los frutos
pertenecen al comprador" (G.J. Nº 531, p. 11).
3.- "La subasta que recae sobre un fundo rematado sin inclusión de los
frutos pendientes y que no pudieron ser estimados al tiempo de la
subasta, no comprende a éstos" (G.J. Nº 667, p. 20).
4.- "La adjudicación en remate de una finca, con todas sus mejoras y
accesorios, sin reserva alguna, no comprende los frutos recolectados, y
separados del inmueble antes de la fecha de la adjudicación, porque una
vez cortados y separados del inmueble de que hacían parte, son bienes
muebles independientes y no constituyen mejoras ni accesorios" (G.J. Nº
695, p. 13).
ART. 84.- (Frutos civiles). Los intereses del capital, el canon del arrendamiento y
otras rentas análogas son frutos civiles. Se adquieren día por día, proporcionalmente a la
duración del derecho.
Frutos civiles son las rentas que una cosa puede producir en virtud de un
contrato, como los alquiler de casa y fundos rústicos.
SECCIÓN III
PERTENECEN
ART. 85.- (Bienes del Estado y entidades públicas). Los bienes del Estado, de
los municipios, de las universidades y otras entidades públicas, se determinan y regulan
por la Constitución y las leyes especiales que les conciernen.
El art. 165 de la Constitución y la Ley sobre Reforma Agraria (art. 1º), declaran
igualmente la tierra como del dominio originario de la Nación. La citada Ley de Ref. Agr.
señala, además, como bienes del dominio patrimonial del Estado las tierras baldías y las
que les sean revertidas por caducidad de concesión u otros conceptos (art. 4º).
Surge aquí una importante cuestión. Deriva del silencio que ocasiona la señalada
simplificación del precepto: es la relativa a la diferenciación de bienes del dominio
público y bienes patrimoniales del Estado.
La Ley de Reforma Agraria, por ejemplo, señala que los caminos aunque
hubiesen sido abiertos por particulares, los lagos, lagunas, ríos, son de dominio público
(art. 3º). Luego dispone la reversión al dominio público de todos los árboles de goma y
castaña (art. 70) y declara a éstos últimos de aprovechamiento común (art. 72).
Nótese respecto de los bienes de domino público, que el Estado tiene derecho al
uso directo, así como todo individuo tiene igual derecho público de uso, aunque limitado
únicamente por las exigencias del uso correspondiente al Estado y a los otros individuos.
El del individuo, uti civis (como ciudadano), es un verdadero y propio derecho subjetivo
público (personal) al uso de los bienes de dominio público (Messineo).
A diferencia de los bienes del domino público, están los bienes patrimoniales del
Estado (o de sus órganos dependientes). Son los bienes del domino del Estado, que
pueden ser bienes destinados a la utilidad pública y bienes privados del Estado. Solo los
bienes del dominio del Estado lo son únicamente de utilidad pública (minas
nacionalizadas, industria petrolífera, ferrocarriles, etc.). Estos tienen por objeto el fomento
y desarrollo de la riqueza nacional o la atención de algún servicio público. Sobre los
bienes patrimoniales el Estado ejerce un verdadero derecho de propiedad, diferenciado
según la clase de bienes, la actividad o el servicio público a que se afectan (Scaevola,
Bielsa).
Jurisprudencia
1.- "Los bienes comunes (del dominio público) no son susceptibles de
prescripción. Siendo de esta calidad las aguas del cerro de Sicasica,
destinadas al consumo de la población, no pueden ser adquiridas por
prescripción" (G.J. Nº 294, p. 1913).
3.- "Los bienes que pertenecen al dominio público, como los caminos,
sendas, ríos, puentes, calles, plazas públicas, etc., no son susceptibles de
una propiedad particular y, por tanto, no son embargables porque son
inalienables e imprescriptibles, a diferencia de los bienes fiscales o
comunales que constituyen un patrimonio que no revisten las
características de aquéllos y pueden, por tanto, ser embargables" (G.J. Nº
1203, p. 61).
6.- "El Estado puede hacer -con el respaldo de las disposiciones legales
pertinentes- que cese el uso a que están destinados los bienes del
dominio público y que pasen a otra categoría" (G.J. Nº 1278, p. 28).
ART. 86.- (Bienes de las personas particulares). Los bienes de las personas
particulares, sean ellas individuales o colectivas, se rigen por las disposiciones del
Código presente y otras que les son relativas.
Jurisprudencia
T I T U L O II
DE LA POSESIÓN
CAPITULO I
DISPOSICIONES GENERALES
Casi todos los autores ponderan como una de las materias más difíciles en el
estudio del derecho, la de la posesión. Su propia etimología, ha sido muy discutida. A
tenor de la ley 1, t. II del Lib. 41 del Digesto y ciertos textos canónicos (cits. de
Scaevola), algunos tratadistas derivan la palabra posesión de positio sedium, para
singularizar la insistencia, que es el carácter esencial de ella y elemento asimilado en la
definición de las Partidas (3ª, t. 30, ley 1, cit. ibidem): possession tanto quier dezir
como ponimiento de pies. Otros fijan la etimología en possum et sedere, visto que la
partícula po, como reflexivo, particulariza en un objeto una acción o influencia
determinada. También se indica pote sedere, para destacar la posesión como hecho, en
contraposición a la propiedad derecho. Finalmente se señala que proviene de posse:
poder o facultad, etimología que es la más adecuada.
Según Brums (cit. Scaevola), la posesión del derecho germánico, que evolucionó
en el medioevo en forma propia como la gewere, presenta desde sus antiguos
antecedentes el poder de hecho que se ejerce sobre una cosa y los derechos que de
este poder se derivan.
Para Messineo, la antigua disputa, que no tiene razón ya de ser, dice (y que
Ossorio considera pueril), de si la posesión es un hecho o un derecho, se resuelve
observando que la misma nace como relación de hecho (aprehensión o uso), pero que
luego de nacida se convierte en relación de derecho, en cuanto inmediatamente produce
efectos jurídicos, por los cuales al poseedor, como tal, se le admite continuar poseyendo.
A tenor del art. en examen, consiste en detentar una cosa de manera exclusiva
como propietario o titular de cualquier otro derecho sobre ella. Supone dos elementos
constitutivos: 1) el corpus possessionis: actos materiales de detentación, goce, uso,
transformación de la cosa. No se trata de actos jurídicos (venta, arrendamiento) que
recaen sobre la propiedad. 2) ánimus possidendi o intención de actuar por su propia
cuenta, para si, o por cuenta ajena, es decir, para otro como en el caso de los
representantes de los incapaces, mandatarios, gestores, etc.
El art. 87 en examen, ha corregido el error de su modelo (art. 1140 del Cgo. It.)
que omite referirse al animus y sólo deja inferirlo por la interpretación: Messineo, y ha
hecho expresa referencia a la intención.
Jurisprudencia
III. La posesión actual no hace presumir la posesión anterior; pero si hay título que
fundamenta la posesión, se presume que se ha poseído en forma continua
desde la fecha del título, salva la prueba contraria.
El ánimus se presume. Quien contradice al poseedor debe probar que este sólo
tiene una simple detentación. Demostración ésta punto menos que imposible, puesto que
la intención del poseedor es una intimidad anímica (Ossorio).
Hay vicios que la hacen jurídicamente inútil para lograr sus principales efectos:
ejercicio de las acciones posesorias y usucapión o prescripción adquisitiva. Se requiere,
pues, que sea exenta de violencia (pacífica), de clandestinidad (pública), (art. 1462-III),
exenta de discontinuidad (continua) y que no sea equívoca, lo que generalmente se da
en los actos de conservación en las propiedades indivisas.
Los efectos jurídicos de la posesión difieren del derecho de poseer como
resultado de la propiedad que sólo pertenece al propietario y a los que detentan por él
(usufructuario, arrendatario, etc.). Ninguna otra persona tiene derecho a poseer su cosa.
Contrariamente, todo poseedor de hecho, cualquiera que sea, puede reclamar las
consecuencias jurídicas de la posesión (Planiol y Ripert).
Las presunciones establecidas por el art. son de las previstas en el art. 1328, III):
iuris tantum. La regla del párrafo II, se ajusta al aforismo probatis extremis, media
praesumuntur (probada la posesión de los extremos, se presume la del tiempo
intermedio). La demostración del hecho contrario que destruya las afirmaciones del
poseedor, rompe la continuidad de la posesión y la invalida para surtir efectos jurídicos.
Cabe, para cerrar esta anot., una referencia, siquiera somera, de lo que en la
doctrina (y en algunas legislaciones) se distingue como especies de la posesión, para
distinguir sus diversas clases y que, según anota Sánchez Román (cit. Scaevola)
muchas de ellas parecen hijas de la sutileza de los escritores:
La posesión es natural o civil (p.c. art. 607) según trate de la tenencia material
de una cosa o del disfrute de un derecho simplemente. La natural, también, se dice,
consiste en la tenencia de una cosa con la intención de guardarla; puede ser justa, si
está autorizada por la ley, como en el caso del acreedor prendario, e injusta cuando esta
reprobada por la ley: caso del ladrón o del poseedor de mala fe.
Cabe señalar, finalmente, la distinción que se da, según terminología antigua pero
siempre actual (Messineo), entre derecho de posesión (ius possessionis) o posesión
considerada en si mismo independientemente de su título justificativo, y el derecho a la
posesión (ius possidendi) o sea la potestad de tener la posesión, que de todos modos
se funda sobre un título. El derecho de poseer -acentúa el citado autor del Manual- es,
como poder autónomo, un posterius o algo adquirido: possideo, quia possideo (derecho
de seguir poseyendo, porque se ha poseído hasta ahora). En cambio, el derecho a la
posesión, como posible manifestación de la titularidad del derecho, es, respecto de la
posesión, un prius o algo originario (se puede ejercitar el derecho, esto es tener -
pretender- la posesión por virtud de ser titular del correspondiente derecho).
Jurisprudencia
2.- "Según el art. 1536 (88) del c.c., el poseedor actual que prueba haber
poseído antiguamente, se presume haber poseído en el tiempo intermedio,
mientras no se justifique otra cosa y, en la especie, las tres transmisiones
de las terrenos documentalmente probadas, hacen presumir la posición
continuada por más de 35 años en los inmuebles litigados" (G.J. Nº 782,
p. 29).
4.- Véase los casos Nos. 5 y 8 del art. 100 y 1 del art. 110.
ART. 91.- (Cosas fuera del comercio). La posesión de cosas fuera del comercio
no produce ningún efecto. Se salva lo dispuesto respecto a las acciones posesorias en
el libro V del Código presente.
Jurisprudencia
II. La buena fe se presume; y quien alega que hubo mala fe, debe probarla.
Jurisprudencia
1.- "La buena fe se presume siempre y el que alega que hubo mala fe, debe
probarla" (G.J. Nº 247, p. 1428).
2.- "La buena fe se presume siempre y quien alega que hubo mala fe debe
probarla, según dispone el art. 1525 (93) del c.c." (G.J. Nº 1300, p.
67).
3.- "La posesión del inmueble no puede reputarse amparada por la buena fe,
en la especie, porque desde el principio, o sea desde la compra del
mismo, la compradora tenía conocimiento de que compartía el dominio
sobre el bien con la actora, por lo que en la orden de pagar la parte
correspondiente de los frutos se ha aplicado correctamente los arts. 294 y
295 (94) del c.c." (G.J. Nº 1621, p. 104).
CAPITULO II
SECCIÓN I
ART. 94.- (Frutos). El poseedor de buena fe hace suyos los frutos naturales
percibidos y los civiles producidos hasta el día de la notificación legal con la demanda y
sólo está obligado a restituir los adquiridos con posterioridad a la notificación.
Dice el Digesto (Lib. 22, tít. 1, ley 25, cit. Scaevola): porro bonae fidei possesor
percipiendis fructibus id juris habet, quod dominis praediorum tributum est (el poseedor
de buena fe tiene el mismo derecho que el dueño en cuanto a la percepción de los
frutos).
Jurisprudencia
8.- "La simple tenencia de los bienes, sin ningún título traslativo de
dominio, es motivo que por si excluye la presunción legal de buena
fe y da lugar a la responsabilidad de los frutos" (G.J. Nº 646, p.
19).
ART. 96.- (Reparaciones). El poseedor, aunque sea de mala fe, tiene derecho a
que se le reembolse el importe de las reparaciones extraordinarias estimado a la fecha
del reembolso.
II. Las mejoras de mero recreo o suntuarias no son indemnizables, pero el poseedor
que las hizo puede retirarlas restableciendo las cosas a su primitivo
estado, a no ser que el reivindicante prefiera retenerlas reembolsando el
importe de los gastos.
El párrafo tercero del art. (mejoras extrínsecas según Messineo), es inútil como
las mejoras suntuarias. Los dos párrafos primeros eran suficientes.
Jurisprudencia
II. El juez puede disponer, de acuerdo a las circunstancias, que las indemnizaciones
y reembolsos se satisfagan por cuotas, con las garantías convenientes.
El art. obliga al resarcimiento en todo caso, sin excepción alguna, según deja
entender su texto. La generalidad de las legislaciones, regulan este aspecto con más
cuidado. Aceptando la distinción cardinal de la buena o la mala fe, resulta:
SECCIÓN II
MUEBLES
ART. 100.- (La posesión vale por título). La posesión de buena fe de los
muebles corporales vale por título de propiedad, salva la prueba contraria.
Jurisprudencia
1.- "Siendo bienes muebles e incorporales las acciones de Banco, sólo los
títulos de ellas, endosados e inscritos, constituyen el justo título y
confieren la propiedad y posesión" (G.J. Nº 742, p. 8).
2.- "Tratándose de bienes muebles la posesión vale por título según este
art." (G.J. Nº 762, p. 15). En = sentido (G.J. Nº 708, p. 11). En =
sentido (G.J. Nº 725, p. 15).
4.- "La posesión vale por título de propiedad en materia de muebles" (G.J.
Nº 820, p. 50).
5.- "La disposición de este art. no excluye la prueba contraria" (G.J. Nº 826,
p. 17).
6.- "La disposición del art. 1559 (100) del c.c., que declara que la posesión
en materia de muebles vale por título, no excluye la prueba contradictoria
cuando no existe derecho adquirido por un tercero apoyado en la
posesión" (G.J. Nº 1214, p. 97).
7.- "En materia de muebles la posesión vale por título" (G.J. Nº 1297, p.
17).
9.- Véase el caso único del art. 103 y el Nº 1 del art. 149.
Jurisprudencia
Véase la del art. anterior.
ART. 102.- (Excepción).
I. No obstante lo dispuesto en el artículo anterior, la persona que ha perdido o a
quien se le ha robado una cosa mueble puede reivindicarla de un tercer
poseedor en el plazo de un año computable desde la pérdida o el robo.
II. Si el actual poseedor de la cosa robada o perdida, la compró en una feria, venta
pública o a un comerciante, el propietario puede reivindicarla en igual
plazo reembolsando el precio que haya pagado.
Fte: Cgo. francés 2279 - 2280 -
Precd: c.c. abrg. 1560 - 1561 -
Conc: p.c. 607 - c.p. 347 -
c.c. 149 -
Véase la anot. al art. 104.
Jurisprudencia
1.- "La compra de las joyas hecha a un reo prófugo por el comerciante
(demandado) no le da derecho a éste para exigir de la propietaria la
restitución del preció que pagó, porque no las compro en feria o remate
público, ni de mercader que vende cosas semejantes, siendo inaplicable al
caso la disposición del art. 1561 (102, II) del c.c." (G.J. Nº 628, p. 3).
Jurisprudencia
"La posesión de un objeto mueble vale por título, según el art. 1559
(100) del c.c. y según el art. 732 (103) del mismo código, la persona
que ha sido puesta en posesión real de una cosa (mueble) es preferida y
se hace propietaria, aunque el título sea posterior en fecha, pero siempre
que la posesión sea de buena fe" (G.J. Nº 1192, p. 102).
II. Los títulos al portador y los objetos del patrimonio histórico, artístico y
arqueológico de la Nación se rigen por las disposiciones que les
conciernen.
La materia de los arts. que componen esta Sección, es una sola: la significación
y consecuencias de la posesión en materia de muebles. Puede decirse que hay tal
unidad en ella, que hace pertinente su comentario aplicando, en este caso, la
correspondiente unidad en la exposición, sin separarla para cada art. que sólo malograría
la explicación.
La fórmula del art. 100, que es reproducción del art. 1559 del Cgo. abrg. tiene su
origen en la jurisprudencia del Chatelet de París (antiguo tribunal criminal de la capital
francesa: Alcalá-Zamora y Castillo), que para sortear los inconvenientes de la
reivindicación mobiliaria en el desarrollo del comercio, después de una evolución de la
primera regla que sentó: la posesión es una presunción de título, proclamó el categórico
adagio que paso al art. 2279 del Cgo. francés: en fait de meubles la possessión vaut
titre (Mazeaud). Por eso, se consigna la regla del Cgo. francés como la verdadera
fuente del art. 100.
El art. 101 como su modelo italiano (art. 1153) contiene el principio: la posesión
mobiliaria del tercero de buena fe equivale a título (Messineo). Resulta así que se ha
duplicado la misma regla, sin duda alguna, innecesariamente. Esta reiteración de
preceptos es simple consecuencia de la modelación del Código con una fuente múltiple.
Pero, a pesar de la duplicación del principio (en el art. 100, formulado según el
tenor del art. 1559, segunda parte, y en el art. 101, formulado según el art. 1153 del c.c.
italiano), puede admitirse cierta diferencia entre ambas disposiciones, en cuanto a sus
alcances y efectos. Si según el art. 93, I), se reputa poseedor de buena fe al que
ignora que en su título o modo de adquirir existe un vicio que le invalida, quiere decir
que, como se infiere claramente del art. 101, I) en la posesión de las cosas muebles no
se prescinde de título, sino en cuanto por este se entiende el instrumento público en el
que conste el carácter de la transmisión, más no en el sentido de que baste el mero
hecho de la tenencia sin necesidad de ningún otro requisito, conforme observa, con buen
criterio, Scaevola, al comentar las disposiciones equivalentes del c.c. español (arts. 433
y 464). Esta consecuencia no parece derivar del principio del art. 100 de cuya
formulación puede deducirse que basta el mero hecho de la tenencia sin necesidad de
ningún otro requisito que no sea la buena fe, o que, el título, en su más amplio
concepto, estaría implícitamente envuelto en la buena fe.
a) La posesión debe recaer sobre cosa mueble que no haya sido perdida ni
robada.
La regla del art. 103, como la de los arts. 100 y 101, está inspirada en la
conveniencia de favorecer la circulación de la riqueza (Messineo). Estos resuelven el
posible conflicto entre el propietario y el tercero adquirente poseedor de buena fe. El art.
103 resuelve el conflicto entre dos o más adquirentes del mismo causante (propietario).
En el caso de los arts. 100 y 101 se contempla los efectos de una adquisición a título
originario, en el del art. 103 los de una adquisición a título derivativo.
Jurisprudencia
TITULO III
DE LA PROPIEDAD
CAPITULO I
DISPOSICIONES GENERALES
El Título que indica este art. se ocupa del derecho de propiedad en su domicilio
legal: el Código civil, según la feliz y exacta figura de Scaevola, la que ha de entenderse
en su verdadero significado recordando que las cuestiones referentes a este derecho, se
han discutido y se discuten -y con frecuencia- en los terrenos más diversos. Por tal
razón, esta anot. sobre el tema en examen, tiene que limitarse a las nociones y
observaciones generales o a la explicación de las normas singulares que constituyen la
materia de sus regulaciones. La índole especialmente práctica de las anotaciones, impide
adentrarse en investigaciones y comentarios históricos-filosóficos detenidos, o en la
reseña crítica de las escuelas que se han ocupado del concepto de la propiedad y de su
organización actual.
Planiol y Ripert, reducen la cuestión dentro del ámbito del Derecho civil, a saber
únicamente si es una institución que merece actualmente ser conservada y piensan que
la propiedad individual justifica ampliamente su existencia, por los servicios que ha
prestado a la humanidad, y concluyen con Cauwés que la propiedad individual y libre es
para las sociedades civilizadas una necesidad económica. Mazeaud la considera la
condición esencial de la independencia y de la libertad del hombre: el que nada propio
tiene, depende por entero de los demás, del Estado si éste es el dueño de todos los
bienes o de aquellos que los poseen.
Digna de meditarse es, sin duda, la admonitoria conclusión del insigne autor: la
sociedad actual está enfrentada a la tarea de adaptar la vieja institución de la propiedad
privada a la acción de las nuevas fuerzas del industrialismo si no quiere verla, en caso
de fracasa, barrida por la revolución o hinchada monstruosamente hasta convertirse en
un peligro mortal para la salud social de la civilización. Esta adaptación -termina- exige
compensar pacíficamente la mala distribución de la propiedad privada, que el impacto del
industrialismo determina automáticamente, mediante una redistribución consciente,
racional y equitativa, por la intervención del Estado.
El segundo prf. del artículo se refiere al jus vindicandi, que es la facultad más
fundamental entre todas las que conforman el derecho total de propiedad (Scaevola),
que supone la de exclusión, la de goce privativo respecto de cualquier otro persona, que
intente indebidamente participar de las derechos del propietario.
Jurisprudencia
1.- "El secuestro judicial, como una restricción del derecho de propiedad
impide al propietario el ejercicio pleno de las facultades que le confiere
este artículo" (G.J. Nº 402, p. 318).
2.- "A tenor de la ejecución librada en 1647 por mandato del Virrey del Perú,
el cacique de Machaca no obtuvo por la composición el derecho de
disponer libremente de las tierras que fueron objeto de ésta, en razón de
habérsele prohibido venderlas, trocarlas, traspasarlas y donarlas, actos en
los que consiste principalmente el derecho de dominio" (G.J. Nº 543, p.
2).
3.- "Los derechos que acuerda el art. 289 del c.c. no son absolutos, y
pueden modificarse por la ley y por los contratos que se celebren con
referencia a la propiedad" (G.J. Nº 583, p. 2).
5.- "La preceptuación imperativa contenida en el art. 289 (105) del c.c.,
reconoce al derecho de propiedad la facultad de gozar y disponer de las
cosas de modo que no se haga un uso prohibido por las leyes" (G.J. Nº
1314, p. 8).
6.- "Por lo dispuesto en el art. 291 (105) del c.c., la propiedad de una cosa
mueble o inmueble, da al propietario derecho sobre todo lo que produce y
sobre todo lo accesorio a ella" (G.J. Nº 1315, p. 54).
7.- "El derecho de propiedad implica la facultad de disponer de él, que el art.
289 (105) del c.c. atribuye al propietario" (G.J. Nº 1362, p. 65).
8.- "El mejor derecho de propiedad sobre un inmueble, se prueba con título
auténtico de dominio, que debe estar inscrito en el registro de derechos
reales, para ostentar la publicidad del caso y con ella surtir efectos frente
a terceros, conforme estatuyen los arts. 1º y 14 de la L. de 15 de Nov. de
1887" (G.J. Nº 1612, p. 82).
9.- Véase los casos Nos. 6 del art. 127 y 9 del art. 1538.
Para los seguidores de la tesis social "el hombre esta vinculado al cuerpo social,
debe hacer todo lo que exige el interés social" (Danton, cit. por Ossorio), y en la
emergencia de un antagonismo entre la propiedad individual y el interés social, es éste
el que debe prevalecer.
Entre los autores modernos, León Duguit (cit. de Ossorio) ha sido infatigable
sostenedor del principio: todo individuo -afirma- tiene en la sociedad la obligación de
cumplir una función determinada en razón del lugar que en ella ocupa.
La función social supone que la propiedad cumpla también una finalidad social.
Pero una cosa es ejercer también una función social y otra es que la propiedad sea
exclusivamente una función y que el propietario, al actuar, no pueda conseguir ningún
interés propio (Messineo). Como instituto de derecho privado esta limitada por la función
social en interés público solamente, ya que si fuera exclusivamente una función,
devendría instituto de derecho público y sería exclusivamente, también, un conjunto de
deberes solamente.
Jurisprudencia
2.- Véase el caso Único del art. 212, y el Nro. 17 del art. 108.
ART. 107.- (Abuso del derecho). El propietario no puede realizar actos con el
único propósito de perjudicar o de ocasionar molestias a otros, y, en general, no le está
permitido ejercer su derecho en forma contraria al fin económico o social en vista al cual
se le ha conferido el derecho.
El título del art. 833 del Cgo. italiano, de donde se ha tomado este art., habla de
actos de rivalidad (emulazione = emulación, rivalidad), que el propietario no puede
realizar sin otro objeto que dañar o causar molestias a otro.
El abuso de derecho, desde luego no ha de confundirse con los actos ilícitos, que
están especificados por el Código y tiene su tratamiento y sanción propios: actos
simulados, fraudulentos, culposos, etc.
Caso Lingard: "... no pudo disponer de su taller de sombrerería en forma tal que
molestara a sus vecinos con evaporaciones desagradables e insalubres; que a
todos se permite disponer de su propiedad como mejor le plazca, pero sin
perjudicar a tercera persona" (Corte de Metz, 10 Nov. 1808).
Caso Mercy: "Las personas sólo pueden usar de sus propiedades respetando la de su
vecino; que siendo que sus respectivos derechos iguales, el de cada uno de ellos
necesariamente debe conciliarse con el de los demás" (Corte de Metz, 16 Ago.
1820).
Caso Doerr: "La moral y la equidad se oponen totalmente a que la justicia sancione
una acción inspirada por la mala voluntad; realizada bajo el imperio de una mala
pasión, que no esta justificada por ninguna utilidad personal y que causa un
grave perjuicio a tercero" (Corte de Colmar, 2 Mayo 1855).
Caso Savart: "(Es el) único objeto perjudicar al vecino e impedirle que goce de su
propiedad, disminuyendo la luz de que goza; que semejante acto, sanamente
apreciado con la ayuda de la regla: malitiis non est indulgendum, constituye uno
de las casos de cuasi-delito" (Trib. de Sedan, 17 Dic. 1901).
Caso Bayard: " El dispositivo no presenta para la explotación del terreno de... ninguna
utilidad y (fue) edificado únicamente con el fin de dañar... (por lo que se) pudo
apreciar por parte de... existía abuso de su derecho" (Corte de Casación de
Francia, 3 Ago. 1915).
Caso Briquet: "El electricista Briquet que comercia con aparatos de radiofonía se vio
imposibilitado en el curso de 1929 de recibir de manera regular las audiciones
radiofónicas y de hacer que funcionen los aparatos que tenía su tienda... (debido
a)... perturbaciones provenientes del funcionamiento de aparatos de radiotermia
instalados en una casa vecina perteneciente al Dr. Secret... daño que debe ser
reparado" (Corte de Amiéns, 21 Dic. 1932).
Jurisprudencia
2.- Véase los casos Nos. 17 del art. 108 y el único del art. 481.
III. Si el bien expropiado por causa de utilidad pública no se destina al objeto que
motivó la expropiación, el propietario o sus causahabientes pueden
retraerlo devolviendo la indemnización recibida. Los detrimentos se
compensarán previa evaluación pericial.
Fte: Cgo. it. 834 -
Precd: c.c. abrg. 290 -
Conc: Const. 22 - L. 30 Dic. 1884 - c. aér. 40 - c. min. 86 - 136 -
y s. - L. Hds. 68 y s. - L. 13 Nov. 1909, art. 18 - L. 12 Dic. 1916, art.
60 -
c.c. 110 -
Definido el derecho de propiedad por el art. 105 como el goce, disfrute y facultad
dispositiva dentro de los límites que la ley establece, las disposiciones que le siguen
señalan las limitaciones de la función social, la condenación de las perturbaciones de
vecindad y, en ésta, se refiere a una de las limitaciones que, al mismo tiempo,
constituye en realidad una excepción a ese derecho de gozar y disponer.
Alcanza no sólo a las cosas, sino también a los derechos intelectuales o sobre
bienes materiales, como por ej: el derecho de autor (L. 13 Nov. 1909, art. 18) o la
propiedad industrial (L. 12 Dic. 1916, art. 60). Para todos los casos el principio y
fundamento jurídico es el mismo. Inclusive para las expropiaciones regladas por el c.
min. (arts. 281 y 313 a 320, además de los citados en la concordancia), una vez que la
industria minera está investida (mas que revestida) del carácter de utilidad pública, por
definición (c. min. art. 7).
Ihering (El fin del Derecho, cit. de Bielsa) define la expropiación como la solución
que concilia los intereses de la sociedad con los del propietario.
El código italiano (modelo del presente art. 838), implanta, además de la clásica,
la expropiación por razón de prevaleciente interés público, cuando el propietario
abandona la conservación y aprovechamiento de un bien, en forma que afecta nociva y
gravemente el interés de la producción nacional. Se trata de un comportamiento de
ausentismo del propietario (abandono, no sólo negligencia), en perjuicio de las
exigencias de la producción (Messineo).
La expropiación en materia minera está reglada por los arts. 136 y s. del Cgo.
del ramo, en materia petrolera por los arts. 68 y s. de la Ley de Hidrocarburo, y en
materia de aropuertos por el art. 40 del Cgo. Aeronáutico.
Jurisprudencia
5.- "si bien la Ley de 30 de Dic. 1884, permite usar vía contencioso-
administrativa para impugnar los actos prefecturales contrarios a las
reglamentaciones de ella, ello no impide que se siga el trámite de
expropiación, mientras la nulidad de los actos impugnados no sea
declarada por la Corte Suprema" (G.J. Nº 1206, p. 5).
8.- "La enajenación de terrenos por razón de utilidad pública, es una venta
forzosa en la que no puede darse al inmueble adquirido otro destino y
ejercer otros derechos sobre él que el establecido en las leyes que
preconizaron la razón de su utilidad pública" (G.J. Nº 1224, p. 45).
9.- "Es requisito una ley del Congreso para una expropiación, sólo cuando la
realización de la obra que la motiva exija establecer contribuciones que
graven una o más circunscripciones, siendo en los demás casos materia
de decreto del Poder Ejecutivo" (G.J. Nº 1227, p. 11).
14.- "Nadie puede ser obligado a ceder su propiedad sino por causa de
necesidad y utilidad pública y previa indemnización justa" (G.J. Nº 1314,
p. 8).
16.- "La declaración de que una obra es de utilidad pública y el permiso para
emprenderla, serán objeto de una ley o de las respectivas ordenanzas
municipales, cuando para ejecutarla haya que imponer una contribución
que grave a una o más circunscripciones, siendo para los demás casos
suficiente un decreto del Poder Ejecutivo, a tenor de la L. de 30 Dic.
1884" (G.J. Nº 1358, p. 1).
17.- "A tenor del art. 7, inc. i) de la Const., la propiedad privada debe cumplir
una función social, previsión que en el caso de autos no puede cumplirse
por tratarse de un lote enclavado (sin salida a la vía pública) cuya función
social resulta impracticable" (G.J. Nº 1607, p. 40).
19.- "El justo precio como valor real del inmueble expropiado debe
determinarse mediante tasación pericial según los arts. 16 a 21 del D.S.
de 4 de abril de 1879, ley por virtud de la de 30 Dic. de 1884, ya que la
tasación catastral no refleja la valoración real porque sólo consulta el
criterio unilateral de los funcionarios estatales respectivos, que impide
considerar como justa tal apropiación" (Lab. Jud. 1979, p. 59).
20.- Véase los casos Nos. 1 del art. 106 y 3 del art. 262.
La Ley de Ref. Agr. (art. 58) declara inalienables las propiedades de las
comunidades indígenas.
Véase además las anots. a los arts. 74, punto II, y 85.
Jurisprudencia
1.- "Acreditado que los terrenos han sido adquiridos a título sucesorio,
corroborado además por su posesión pacífica desde tiempo inmemorial, la
adjudicación administrativa que alega el demandado no puede destruir el
derecho de los demandantes" (G.J. Nº 614, p. 9).
2.- "Reconocido que X poseyó los terrenos con todas las condiciones
requeridas por ley, al declarársele propietario de ellos, se ha hecho justa
aplicación del art. 438 (110) del c.c." (G.J. Nº 519, p. 19).
3.- "Según el art. 437 (110) del c.c. la sucesión es uno de los medios de
adquirir la propiedad, más ha de acreditarse no sólo la posesión sino la
calidad de heredero testamentario o abintestato" (G.J. Nº 624, p. 4).
5.- "Por lo dispuesto por los arts. 437 (110) y 668 (668) del c.c. uno de los
medios de transmitir y adquirir la propiedad de los bienes es la donación,
que aceptada transfiere al donatario el dominio de la cosa donada, aunque
no haya habido tradición de ella" (G.J. Nº 648, p. 16).
6.- "La sucesión es una de las formas de adquirir la propiedad de las cosas
en concepto del art. 437 (110) del c.c." (G.J. Nº 1359, p. 25).
7.- Véase los casos Nos. 5 del art. 134 y 6 del art. 1453.
CAPITULO II
DE LA PROPIEDAD INMUEBLE
SECCIÓN I
DISPOSICIONES GENERALES
Fte: 840 -
Precd: c.c. abrg. 297 -
Conc: c. com. 11, 3) - c. min. 2 -
c.c. 127 - 146 - 153 - 201 - 203 - 209 -
Las sustancias y objetos que se nombran en el párrafo II, son del patrimonio del
Estado y todos ellos están sometidos a regímenes especiales señalados al tratar del art.
85, las relaciones del propietario del suelo con los titulares del derecho de explotación
de esas sustancias (así fuese el propio Estado), se regulan en esos regímenes
especiales.
Jurisprudencia
"Según los arts. 296 y 297, III del c.c. la propiedad de un terreno trae consigo
la propiedad exterior e interior del mismo" (G.J. Nº 1476, p. 61).
Jurisprudencia
1.- "Es de competencia del Juez Instructor aprobar el deslinde concluido, sin
perjuicio de reservar para la vía respectiva la oposición que se hubiese
formado al restablecimiento de uno o más mojones" (G.J. Nº 422, p.
536).
2.- "La solicitud de deslinde no puede interrumpirse por la oposición de los que no
son expresamente demandados, quienes no tienen acción para hacer
contencioso un deslinde que ni aún los demandados podían interrumpir"
(G.J. Nº 510, p. 5).
3.- "Cuando la oposición se deduce contra todos los límites, debe remitirse el asunto
al conocimiento del Juez de Partido" (G.J. Nº 555, p. 24).
4.- "La oposición que se forma sobre algún límite particular no embaraza el deslinde
voluntario; pero en caso de formularse contra todos los linderos, cesa la
jurisdicción voluntaria". (G.J. Nº 578, p. 7).
5.- "Previniendo los arts. 361, 400 y 590 (682 s. del vigente) del p.c. que la
demanda de deslinde se promueva con los documentos necesarios, libra
al juicio del actor la presentación de los que estimare más adecuados a la
defensa de sus derechos, puesto que (la ley) no los señala
determinadamente" (G.J. Nº 711, p. 4).
SECCIÓN II
VECINDAD
SUBSECCION I
ART. 116.- (Edificios que amenazan ruina y árboles que constituyen peligro).
II. Cuando un edificio amenaza ruina, el vecino puede exigir la demolición o las
reparaciones necesarias, según corresponda.
Estas medidas lo mismo deben ejecutarse cuando la obra u obras (no solamente
edificios, pueden ser paredes, columnas o cualesquiera otras construcciones), amenazan
ruina, comprometen la seguridad de la propiedad vecina, o cuando constituyen un temor
fundado contra la vida o seguridad de las personas, que transitan por los lugares en que
la obra ruinosa se halla emplazada.
SUBSECCION II
SUBSECCION III
EXCAVACIONES Y PLANTACIONES
La regla tiende como en el caso de art. anterior, a preservar los fundos vecinos
de todo daño a su solidez, salubridad y seguridad.
Los reglamentos respectivos, son los que norman las actividades que implican las
construcciones o instalaciones mencionados en el art. y que, según los casos,
corresponde establecerlos al órgano administrativo o al municipio respectivos. Tienen, por
eso, relación con la materia las disposiciones de los arts. 17, incs. 17 y 31, y 26, inc. 18
de la L. orgánica de municipalidades de 2 de Dic. de 1942.
Jurisprudencia
"Un horno construido contra la pared de la casa vecina y cuyo uso según
estipulación escriturada se permitió por cinco años, da lugar a una acción real de
servidumbre" (G.J. Nº 778, p. 60).
El vecino puede pedir que se arranquen los árboles que nazcan o estén
plantados a distancias menores que las indicadas.
II. Los setos vivos pueden ser plantados en el límite entre dos fundos.
El Código abrg. señala una distancia de dos varas para los árboles de tallo alto y
una vara para formar setos vivos.
El art. ha omitido especificar en las reglas que contiene, cómo se miden las
distancias mínimas que establece, cual lo hace el c.c. abrg. o la hace el vigente, por ej.,
como corresponde respecto de las distancias para las vistas directas y oblícuas (arts.
124 y 125). La disposición fuente, en su parágrafo 6º, dice:
"La distancia se mide desde la línea del lindero a la base del tronco del árbol en
el momento de la plantación, o desde dicha línea al lugar donde se hizo la
siembra".
Jurisprudencia
"Corresponde al Juez hacer la calificación de los árboles sobre los que recaiga el
juicio y en esa virtud el Juez demandado (se trata de un juicio de
responsabilidad) ha calificado como árboles de tallo alto a los durazneros porque
por su altura y la extensión de sus ramas y raíces no pueden ser considerados
arbustos apropiados para formar setos vivos" (G.J. Nº 735, p. 40).
SUBSECCION IV
2) La abertura o ventana debe tener una raja de hierro cuyos huecos no sean
mayores de un decímetro cuadrado y un bastidor fijo con vidriera cerrada.
II. Quien adquiere la copropiedad del muro puede cerrar las luces si es que
en él apoya su edificio.
II. Tampoco pueden tenerse vistas oblicuas sobre el fundo vecino sino a
sesenta centímetros de distancia.
Fte: Cgo. It. 905 - 906 -
Precd: c.c. abrg. 412 - 413 -
Conc: c.c. 125 -
Se considera en esta artículo, así como en los artículo 119 y 120, constituyen una
servidumbre negativa de distancia, consistente en la prohibición de un uso especifico de
la cosa (no construir a cierta distancia) en provecho del fundo contiguo (Scaevola). El
precepto reglamenta el derecho a tener vista, con restricciones análogas, por su
significación, a las que determina el art. 122 al regular el derecho de luces. Es el
segundo tipo de abertura hacia el fundo vecino (v. la anot. al art. 122), que se llama
vista o perspectiva, porque además de permitir, desde luego, recibir luz o aire, permite
también ver, esto es, asomarse y mirar sobre el fundo vecino, sin la ayuda de medios
artificiales como escaleras o similares.
Vistas directas o rectas son las que están emplazadas en una pared paralela a la
línea divisoria, que divide los predios y desde las cuales se mira de frente al fundo
vecino, sin necesidad de volver la cabeza. Las oblicuas son aquéllas en las que el muro
en que están emplazadas, forma ángulo con la línea divisoria desde la cual no puede
mirarse de frente, razón de las diversas distancias consignadas en el primero y segundo
párrafo del artículo.
Jurisprudencia
SUBSECCION V
ART. 126.- (Caídas de aguas pluviales). El propietario debe construir sus techos
de manera que las aguas pluviales caigan sobre su fundo o sobre la vía pública. No
puede hacerlas caer sobre el fundo del vecino.
El precepto tiende a evitar toda causa que pudiese dar lugar a responsabilidad
civil, si un propietario, por acción u omisión, e interviniendo culpa o negligencia,
ejecutase un daño en la propiedad de otro (art. 984), como resultaría, indudablemente,
del hecho de dirigir las aguas pluviales de un predio sobre otro, daño que en ocasiones
podría alcanzar importante entidad. Además, importaría una invasión en el dominio ajeno,
que el Derecho vigila y garantiza contra toda posible perturbación que ofenda la pacífica
coexistencia social (Scaevola).
Por tales razones, la construcción de los techos de los edificios, debe hacerse de
modo que las aguas de lluvia caigan sobre el terreno que pertenece al propietario del
fundo y la prohibición no permite que se las haga caer sobre el fundo vecino. El empleo
de canaletas o tubos pluviales, por medio de los cuales se vierte el agua sobre el
terreno del propietario del edificio, o a las alcantarillas según las especificaciones de los
reglamentos municipales, es un medio admitido que no contradice el precepto del art.
1.- "El art. 415 (126) del c.c. prescribe que el propietario debe construir sus
techos de manera que las aguas se escurran sobre su fundo o sobre la
vía pública y, en el caso, la orden de destruir la canaleta recolectora que
las hace escurrir a patio propio, conculca la citada ley" (G.J. Nº 870, p.
45).
2.- "Que las aguas pluviales discurran del techo de una casa para ser
recibidas en el fundo vecino, mediante una canaleta existente entre las
dos propiedades colindantes, no supone violación del art. 415 (126) del
c.c." (G.J. Nº 1036, p. 32).
3.- "Que la canaleta que cae sobre el techo del actor es defectuosa por los
rebalses que ocasiona y porque al descansar sobre el predicho techo
determina una limitación del ejercicio de dominio propietario para el caso
de futuras construcciones (debiendo) prolongársela directa y
horizontalmente hasta la casa del demandado" (G.J. Nº 1219, p. 51).
SECCIÓN III
SUBSECCION I
DE LA ACCESIÓN
ART. 127.- (Obras hechas sobre o bajo el suelo). Todas las construcciones,
plantaciones u obras hechas sobre o bajo suelo pertenecen al propietario de éste, salvas
las modificaciones que establecen los artículos siguientes o a menos que resulte otra
cosa del título o de una disposición de la ley.
Explicando la disposición fuente (c.c. it. art. 934), Messineo dice que en su
significado estricto, accesión ha de entenderse como el derecho sobre lo que,
perteneciendo o no a un determinado propietario, se incorpora o une, sea por causa
natural, sea por un acto humano, a una cosa inmueble o suelo de esa propietario, y si
pertenece a otro, pasa por virtud de la incorporación a la propiedad de éste sin poder
ser reivindicada.
Jurisprudencia
1.- "Según el art. 297 (127), las construcciones hechas en el terreno de los
menores... les pertenece igualmente, por ser accesorios de lo principal"
(G.J. Nº 725, p. 9).
4.- "Según el art. 296 (sin equivalente) del c.c. todo lo que se une e
incorpora a una cosa, pertenece al propietario de ella. Si se halla poseído
en mancomún, cualquiera incorporación, aunque fuese por causa del
trabajo ejecutado por uno de las condóminos forma parte de todo el
inmueble" (G.J. Nº 1092, p. 7).
7.- "Según los arts. 296 y 297 (127) del c.c. la propiedad de un terreno trae
consigo... la de todo lo que se le une o incorpora" (G.J. Nº 1476, p. 61).
8.- "Por derecho de accesión todo lo que se une o incorpora a una cosa
pertenece al propietario de ella, conforme determina el art. 296 del c.c. y
tratándose de inmuebles, como el caso sub-lite, la cosa principal es el
terreno de acuerdo al art. 297 (127) del mismo c.c." (G.J. Nº 1489, p.
108).
Las reglas que constituyen la materia de los artículos 127 al 130 inclusive,
comprenden varias modalidades bien diferenciadas. Las edificaciones, plantaciones u
obras se llevan a cabo: a) en suelo propio con materiales ajenos (caso de este art.); b)
en suelo ajeno con materiales propios (art. 129); c) en suelo ajeno con materiales
ajenos, art. 130), y d) en suelo propio con materiales propios (art. 127 ya anotado)
cuya simplicidad excusa mayores comentarios.
Sin embargo, la regla de este artículo se aplica raramente, porque quien emplea
materiales ajenos, casi siempre esta protegido por el principio: en materia de muebles la
posesión vale por título (art. 100), porque esos materiales en el momento en que se los
utiliza son, en efecto, muebles y el poseedor de ellos tiene, además, la presunción de
buena fe en su favor (Planiol y Ripert). Para demostrar que el propietario actuó de mala
fe, el dueño de los materiales tiene que probar que aquél, en el momento de utilizarlos,
sabía que no le pertenecían.
ART. 129.- (Obras hechas por un tercero con materiales propios).
I. Cuando las construcciones, plantaciones u obras han sido hechas por un
tercero y con sus propios materiales, el propietario del fundo tiene derecho
a retenerlas u obligar al tercero a que las retire.
III. Si el propietario quiere que se las retire, se hará a costa del tercero quien
puede, además, ser condenado al resarcimiento de los daños. Sin
embargo, el propietario no puede obligar al tercero a que retire las
construcciones, plantaciones u obras hechas con su conocimiento y sin su
oposición o cuando el tercero las ha hecho de buena fe.
Aunque el art. no lo dice, debe entenderse que el pago se hace con los valores
del día de la restitución. Correspondiendo la elección al propietario del terreno, pagará
siempre el importe menor porque, también siempre, se da una diferencia entre el
aumento de valor obtenido y el costo. Si el aumento del valor es inferior al costo, el
propietario paga el valor de lo que recibe, aunque pierda el constructor que pagó más
por el costo. Si el aumento del valor es superior al costo, el propietario gana pero sin
enriquecerse a costa del constructor que recibe lo que gastó. En ambos casos, se dice,
la opción concedida al propietario del terreno se funda en el principio (art. 961) de que
nadie puede enriquecerse a costa ajena (Planiol y Ripert).
Los gastos de puro lujo o mero recreo no pueden ser abonables al dueño de los
materiales, porque siendo más resultado del capricho y nada esenciales a la producción
y utilidad del bien, debe aplicarse lo dispuesto por el art. 97, II).
Si el propietario prefiere que los materiales sean retirados, se hará acosta del
tercero intruso, con la condenación de daños. Esta condenación no opera en todos los
casos. El artículo dice que el tercero intruso puede ser condenado por ellos, sin
pormenorizar cuando o en qué circunstancias. Debe entenderse que procede cuando el
tercero actuó de mala fe o cuando la entrega del bien se demora por efectos de los
trabajos de demolición y retiro. Si el hecho se hubiera ejecutado sin oposición, a la vista,
ciencia y paciencia del propietario del suelo (en este caso la mala fe está en el
propietario, caso que debería tenerse en cuenta), no se puede exigir la demolición o
retiro de las construcciones.
El tercero es de buena fe, en esta alternativa, cuando cree ser propietario del
terreno en que hace la construcción o plantación, en tanto en cuanto se apoye en un
justo título, posea o no posea el terreno.
El artículo 938 del Código italiano, contiene una disposición en alguna medida
similar a la Ley de 3 de Dic. de 1883. Dice que en la construcción de un edificio que
ocupe una porción del fundo contiguo (al propio), se atribuirá la propiedad del suelo -
según las circunstancias- al constructor, contra pago del doble de su valor o el
resarcimiento del daño. La oposición del propietario del terreno, sólo procede dentro de
los tres meses de iniciada la construcción.
ART. 130.- (Obras hechas por un tercero con materiales ajenos).
I. Si las construcciones, plantaciones u obras han sido hechas por un
tercero con materiales ajenos, el propietario de éstos puede reivindicarlos
y obtener sean retirados a costa del tercero que los empleó, siempre que
sea posible y no cause daño grave a las obras y al fundo.
III. En caso de no ser posible el retiro de las obras, el tercero que empleó
los materiales ajenos y el propietario que haya procedido de mala fe,
están solidariamente obligados a pagar el valor de los materiales al dueño
de éstos y a resarcir los daños que le hubiesen causado. Si el propietario
del suelo estuvo de buena fe, el dueño de los materiales sólo puede exigir
el abono de su valor si todavía no lo hubiese pagado al tercero que los
empleó.
Los plazos de seis meses para efectuar o intentar el retiro de los materiales o la
reivindicación de los mismos (arts. 128, 129 y 130), son de prescripción extintiva (art.
1492).
Un mejor orden lógico consignaría esta disposición antes que las precedentes, ya
que, como en todos los problemas análogos, es más propio estudiar primero las formas
en que intervienen únicamente la naturaleza y después las provenientes de la industria
del hombre.
El aluvión es una variedad de la accesión y se la define (Capitant) como el
acrecimiento de la ribera de un curso de agua por los depósitos terrosos que trae éste,
sin que se produzca desprendimiento notable de una fracción de la ribera superior.
Jurisprudencia
1.- "Por el art. 301 (131) del c.c. el aluvión aprovecha al propietario de la
ribera, resultando, en consecuencia, que el terreno disputado por donde
corría el río... es de propiedad del dueño de la ribera (abandonada por el
río)" (G.J. Nº 541, p. 11).
2.- "Según el art. 296, (sin equivalencia) todo lo que se incorpora a una
cosa pertenece al propietario de ella y conforme al 301, el aluvión
aprovecha al propietario de la ribera, sin que el dueño de la otra pueda
reclamar el terreno que haya perdido" (G.J. Nº 720, p. 38).
Supone la separación por la fuerza súbita de las aguas de una parte importante y
reconocible de un fundo que se agrega por acción o superposición a un terreno inferior o
situado en la ribera opuesta, en la precisa conceptuación de Capitant.
Faltó completar esta disposición con la regla pertinente a los árboles arrancados y
transportados por la corriente de las aguas que, en casos y circunstancias dados,
pueden traducirse en valores importantes. Los arts. 70 y 71 de la L. Ags., disponen que
los árboles arrancados y transportados, así como las brozas, ramas y leños que llevan
las corrientes de aguas, pertenecen al propietario en cuya ribera vinieron a parar. En el
caso de los árboles se permite reclamar su propiedad dentro del mes siguiente al hecho,
previo pago de los gastos que ocasionaren.
Jurisprudencia
ART. 133.- (Cambio de curso de las aguas y otros casos). Los problemas
relativos al cambio de curso de las aguas, formación de islas y otros semejantes, se
rigen por las leyes especiales de la materia.
Las islas que se forman en los ríos navegables o flotables, pertenecen al Estado
(art. 67 L. Ags.).
El álveo o fondo natural de los lagos, lagunas, charcas, es el terreno que las
aguas ocupan en su mayor altura ordinaria. Si no pertenecen al Estado o a un particular
por título especial de dominio, son de propiedad de los dueños de las fincas colindantes
(arts. 54 y 55 L. Ags.).
Las propuestas no son normas generales, sino normas particulares concretas que
ya están mejor y más minuciosamente legisladas en la Ley del Dominio y
Aprovechamiento de Aguas de 28 de Nov. de 1906, que da fuerza de ley al D.S. de 8
de Sept. de 1879, en plena vigencia actualmente.
Es un cuerpo legal que comprende 30 capítulos con 293 artículos, que regula la
materia con sistemática científica que hace innecesarias las intrusiones impertinentes
como las de la modificación propuesta. Su capítulo IX (arts. 57 a 72) se ocupa
metódica y coherentemente de las accesiones, arratres y sedimentos de las aguas, con
terminología propia de una legislación seria.
SUBSECCION II
DE LA USUCAPIÓN
Jurisprudencia
Prescriptibilidad
1.- "La prescripción de dominio de las cosas imprescriptibles no se gana en
ningún tiempo" (G.J. Nº 211, p. 1141).
2.- "La necesidad de un término para la prescripción es de interés público,
porque afecta a la seguridad de la propiedad, a su transmisibilidad y a la
tranquilidad (social)" (G.J. Nº 490, p. 3).
3.- "La prescripción (usucapión) no es un modo de adquirir la propiedad
oponiéndola al Estado, ni aún alegando la posesión treintañal
(extraordinaria), pero sí lo es oponiéndola a otro particular (tratándose de
concesiones mineras)" (G.J. Nº 1283, p. 124).
Justo título
12.- "La prescripción de dominio no se gana con título viciado en su forma,
cual es el instrumento privado de venta, cuando debió otorgarse para su
validez en instrumento público" (G.J. Nº 211, p. 1141).
13.- "La prescripción de dominio no se adquiere sin justo título" (G.J. Nº 536,
p. 8).
14.- "La posesión fue dada proindiviso, careciendo, por tanto, los demandados
de justo título, puesto que no constituye la mencionada posesión y no
pueden ganar (por tanto) la prescripción de diez (ahora, cinco) años, por
falta de los requisitos exigidos por ley" (G.J. Nº 580, p. 9).
15.- "Siendo nula la donación por no haber sido aceptada, no hay causa
idónea para transferir el dominio de la cosa donada, por lo cual no existe
justo título para prescribir" (G.J. Nº 604. p. 4).
21.- "La venta hecha por quien no debía y respecto de cosa ajena está viciada
de nulidad desde su origen... y no constituye justo título, con causa idónea
y no puede apoyar la prescripción argüida" (G.J. Nº 795, p. 18).
22.- "La prescripción de dominio carece del justo título requerido por el art.
1517 (134) del c.c., cuando se invoca una sucesión en la cual se supone
comprendidos los terrenos indebidamente poseídos" (G.J. Nº 823, p. 12).
26.- "Falta justo título para alegar prescripción adquisitiva respecto de los
bienes poseídos proindiviso, por cuya razón es nula la venta hecha de los
mismos por uno sólo de los copropietarios, por ser de cosa ajena de
acuerdo al art. 1528 (sin equivalente preciso) del c.c." (G.J. Nº 1320, p.
36).
31.- "El art. 1518 (134) del c.c. no permite usucapir a quien posee la cosa
precariamente, sea a título de arrendatario o usufructuario" (G.J. Nº 1355,
p. 57).
32.- "El título nulo por falta de forma no puede servir de base a la prescripción
ordinaria de 10 (5) años" (G.J. Nº 1455, p. 56).
34.- "Para invocar justo título, es preciso que el instrumento haya sido
registrado en las oficinas de los derechos reales, ya que la L. de 15 de
Nov. de 1887, invocada como violada, sólo da efectos entre las partes
contratantes sin perjudicar a terceros, a los contratos de mutación,
transmisión o limitación de derechos no registrados en derecho reales"
(G.J. Nº 1585, p. 101).
37.- "Probado que la recurrente era inquilina del inmueble hasta 1964, como
detentadora precaria carecía de todo derecho para pretender la
prescripción adquisitiva en su favor" (G.J. Nº 1609, p. 140).
38.- "No existiendo justo título, no existe la causa idónea para poder prescribir
(usucapir)" (G.J. Nº 1610, p. 50).
39.- "No se opera la prescripción (usucapión) faltando justo título y buena fe"
(G.J. Nº 1612, p. 106).
40.- "El art. 134 del c.c. vigente, como el 1516 del c.c. abrg., exige para la
declaratoria de la usucapión como requisito sine qua non, el título idóneo
o justo título" (G.J. Nº 1728, p. 81).
41.- Véase los casos Nos. único del art. 92 y 16 y 17 del art. 1233.
Buena fe.
42.- "La buena fe requerida por el art. 1522 (134) del c.c. para la adquisición
de un inmueble, es diferente de la exigida por los arts. 291 y 292 (94)
para la prescripción de los frutos, siendo necesaria para aquélla un título
real y válido y bastante para ésta un título aunque sea nulo hasta el
momento en que el poseedor conoce éstos vicios" (G.J. Nº 247, p.
1427).
43.- "El comprador sabía por su conocimiento de la escritura que compraba
cosa ajena y no podía, por tanto, presumir buena fe en el vendedor,
requisito indispensable para la posesión, por lo que tampoco podía ganar
la prescripción" (G.J. Nº 524, p. 4).
44.- "El primer poseedor adquirió y retuvo las estancias con mala fe por todo
el tiempo de su posesión. El demandado, comprador de los derechos de
aquél, tuvo buena fe de su parte pero su posesión personal no ha llegado
al término requerido por el art. 1556 (134) del c.c., sin que le sea lícito
completar dicho término con la posesión de mala fe de sus antecesores"
(G.J. No. 567, p. 22).
47.- "Según el art. 1525 (93, II) del c.c., la buena fe se presume siempre y
aquél que alegue que hubo mala fe está obligado a probarla. La
demandante no acreditó que las compras sucesivas de los terrenos
hubiesen sido hechas con conocimiento de que no eran dueños los
vendedores, por lo cual debe presumirse que esas adquisiciones se
hicieron de buena fe" (G.J. Nº 782, p. 29).
48.- "La buena fe requerida por este art. para la adquisición de la propiedad
de un inmueble, difiere de la que exigen los arts. 294 y 295 (94) del c.c.
para adquirir los frutos, siendo necesaria para aquélla un título real y
válido y bastante para ésta un título aunque sea nulo, hasta el momento
en que el poseedor conoce sus vicios" (G.J. Nº 1300, p. 67).
49.- "Adquiridos los terrenos en subasta pública con todas las formalidades
legales y poseídos desde entonces con justo título y buena fe por más de
18 años, se opera la prescripción" (G.J. Nº 1360, p. 17).
50.- "Para que se opere la usucapión debe concurrir la buena fe" (Lab. Jud.
1981, p. 147).
Posesión
51.- "Se justifica la prescripción de dominio con la concurrencia de todos los
requisitos que prescribe el art. 1516 (134) del c.c." (G.J. Nº 682, p. 26).
52.- "El poseedor actual que prueba haber poseído antiguamente se presume
haber poseído en el tiempo intermedio, mientras no se justifique otra
cosa" (G.J. Nº 782, p. 29).
53.- "A mérito de la presunción del art. 1536 (88, II) del c.c., el demandado
actual poseedor de los terrenos cuestionados, ha poseído (dichos
terrenos) durante 30 años, por cuya razón ha probado la prescripción que
opone" (G.J. Nº 822, p. 51).
58.- "No funda posesión para prescribir, según el art. 1534 (90) del c.c., el
hecho de estar en un terreno como tolerado o consentido, por ser mozo al
servicio del propietario" (G.J. Nº 1353, p. 22).
59.- "Un acto de pura facultad no funda posesión para prescribir, según el art.
1534 (90) del c.c. sin tener título alguno traslativo de dominio ni justificar
alguna causa idónea que le hubiera hecho propietario" (G.J. Nº 1353, p.
26).
63.- "Quien pretenda adquirir las cosas por prescripción, debe probar las
condiciones exigidas por el art. 1516 (134) del c.c., siendo suficiente que
falte una de ellas para que no pueda ser declarada, según reiterada
jurisprudencia" (G.J. Nº 1612, p. 106).
64.- "La usucapión se opera según los arts. 1516 (134) y 1556 (138) del c.c.
abrg., aplicable en autos por mandato del art. 1567 del c.c. vigente
cuando concurren: 1) justo título; 2) buena fe; 3) cosa sin impedimento;
4) posesión continuada, y 5) tiempo señalado por la ley (G.J. Nº 1678,
p. 199).
66.- "La posesión para usucapir se computa desde la fecha en que ella
empieza y no desde que el poseedor alcanzó la mayoría de edad" (Lab.
Jud. 1980, p. 192).
67.- "Uno de los requisitos fundamentales para que proceda la usucapión es la
posesión ejercida por el poseedor en la propiedad con ánimo de dueño"
(Lab. Jud. 1984, p. 126).
71.- Véase los casos Nos. 2 del art. 110 y 5 del art. 138.
ART. 135.- (Posesión viciosa). La posesión violenta o clandestina no funda
usucapión sino desde el día en que cesan la violencia o clandestinidad.
ART. 136.- (Aplicabilidad de las reglas sobre prescripción). Las disposiciones del
libro V sobre cómputo de causas y términos que suspenden e interrumpen la
prescripción se observan en cuanto sean aplicables a la usucapión.
Jurisprudencia
1.- "La posesión de los terrenos fue interrumpida desde el día siguiente del
juicio y continuó la interrupción por las diferentes actuaciones del proceso.
Una posesión constantemente interrumpida no causa posesión" (G.J. Nº
16, p. 132).
2.- "Conforme al art. 1541 (1503) del c.c. para que tenga lugar la
interrupción civil, no es bastante que se expida el decreto judicial, sino
que se cite a la persona que trata de ganar la prescripción" (G.J. Nº
648, p. 30).
3.- "No hay ley que suspenda el transcurso de los término de la prescripción
contra los menores y lejos de esto el art. 242 del c.c. (339 c.f.), los
sujeta al derecho común y por consiguiente a las consecuencias del
transcurso de dichos términos" (G.J. Nº 693, p. 12).
5.- "La prescripción corre aún para los menores de edad, quienes no pueden
alegar la falta de capacidad para establecer un privilegio que no está
reconocido legalmente y que es contrario a lo dispuesto por el art. 242
del c.c. abrg. (139 del c.f.) que hace responsables a los tutores o
administradores de sus bienes en concordancia con el art. 235 del citado
código (299 del c.f.) y, por tanto, en la especie, se ha dado correcta
aplicación al art. 1556 (134) del c.c." (G.J. Nº 1239, p. 38).
6.- "La existencia de juicios recíprocos que las partes han sustentado por
años, evidencia que la posesión pacífica y continuada del inmueble no ha
sido probada y que (por el contrario) la prescripción alegada estuvo
interrumpida" (G.J. Nº 1615, p. 38).
Jurisprudencia
Para cerrar el examen del instituto que regula la Subsección que termina con este
art., queda por comentar dos aspectos relativos a los efectos de la prescripción
adquisitiva o usucapión.
La primera es relativa a la retroactividad de sus efectos: es una retroactividad real
(Messineo) que hace considerar al usucapiente propietario desde el inicio de su
posesión.
Jurisprudencia
1.- "En las ventas judiciales, cuando estas recaen sobre bienes que no son
del deudor o no son materia de juicio, los perjudicados tienen a salvo, en
la vía ordinaria, la acción reivindicatoria que les corresponde, dentro de las
previsiones del art. 451 (490) del p.c. y con el plazo de prescripción
prevenido por el art. 1565 (138) del c.c." (G.J. Nº 1229, p. 121).
2.- "Si bien según el art. 1565 (138 y 1507) del c.c. las acciones reales
prescriben en el término de 30 (10) años, mediante la pérdida de los
derechos por la sola omisión de su ejercicio en el transcurso de ese
tiempo, para ser considerada como título adquisitivo, precisa que sea
acreditada la posesión continuada y no interrumpida que evidencie
igualmente el abandono de quienes, por título propietario, son dueños de
los inmuebles respecto de los cuales se alega esta prescripción
(usucapión) que se alcanza sin más título que el de la posesión" (G.J. Nº
1299, p. 57).
3.- "Para que se opere la prescripción treintañal, sólo se requiere de acuerdo
al art. 1565 (138) del c.c. la omisión del ejercicio del derecho
correspondiente durante el tiempo señalado por ley" (G.J. Nº 1308, p.
39).
4.- "La posesión continuada que requiere este art. ha de ser pacífica e
ininterrumpida según prevé el art. 1538 (135 y 137) del c.c." (G.J. Nº
1317, p. 112).
5.- "La posesión judicial no constituye justo título para fundar la prescripción
adquisitiva (usucapión) ordinaria, aunque si es elemento de juicio válido
para determinar la extraordinaria regulada por el art. 1565 (138) del c.c."
(G.J. Nº 1353, p. 30).
7.- "Debidamente acreditado que han transcurrido más de los 30 (10) años
que exigen los arts. 1565 y 1566 (138) del c.c., se opera la prescripción
extintiva o liberatoria" (G.J. Nº 1358, p. 67).
8.- "Probada la posesión del inmueble, objeto de la litis, por más de 30 (10)
años, lapso que cubre toda clase de defectos así en los títulos como en la
calidad de las personas individuales o colectivas que ejercen la posesión,
con eficacia jurídica aún respecto de bienes pertenecientes a menores, a
indígenas y aún al Estado, se opera la prescripción adquisitiva de
conformidad a los arts. 438, 1512, 1565 (110, 134 y 138) del c.c." (G.J.
Nº 1365, inéd. cit. de Arce y Urcullo).
9.- "La prescripción treintañal, que se alega con cita expresa del art. 1565
(138) del c.c., no se ha operado en la especie, en razón de que la
notificación judicial efectuada la ha interrumpido" (G.J. Nº 1585, p. 101).
10.- "De acuerdo al art. 1565 (138) del c.c. no es necesario acreditar otro
requisito que el de la posesión continuada con ánimo de dueño por el
tiempo indicado para que se opere tal prescripción (usucapión)" (G.J. Nº
1587, p. 40).
11.- "Si la propiedad ha sido poseída con ocupación y dominio de hecho por
más de 30 años (ahora 10), se gana la prescripción treintañal (decenal),
que no necesita más título que la posesión continuada y no interrumpida
durante ese tiempo" (G.J. Nº 1617, p. 118).
13.- Véase los casos Nos. 3, 27 y 53 del art. 134 y 16 del art. 1233.
CAPITULO III
DE LA PROPIEDAD MUEBLE
SECCIÓN I
DISPOSICIÓN GENERAL
SUBSECCION I
DE LA OCUPACIÓN
Cosas de nadie, son las que por naturaleza, pueden ser objeto de propiedad
privada y que aunque nada impide que tengan dueño, de hecho no le tienen. Tal el caso
de las tierras de países deshabitados y de los animales salvajes (Planiol y Ripert): res
nullius cedit primo ocupanti.
Correspondía regularlas en la sección III del Capitulo Único del Título I de este
Libro. El Código, según se ve, ha preferido seguir la opinión de dejar los nullius a las
disposiciones que se ocupan del único modo por el cual se hacen de propiedad de cada
uno: la ocupación. Dicha opinión, estima que los bienes que no pertenecen a nadie, no
deben regularse en la parte del Código en que se trata, precisamente, de las cosas
según las personas a quienes pertenecen. Argumentación equívoca, visto que el Título I
se refiere fundamentalmente a los bienes y los nullius están entre los bienes.
El art. 285 del Cgo. abrg. atribuye al dominio público (por defectuosa traducción
del art. 539 del Cgo. francés, que lo hace al Estado), "todos los bienes vacantes y sin
dueño y los de las personas que mueren sin herederos, o cuyas herencias han sido
abandonadas".
Ese dominio eminente, se extiende aún a los muebles, por ejemplo en las
herencias vacantes (art. 1111). Pues, la universalidad de los muebles no pueden ser
objeto de ocupación. Por aplicación del art. antes citado, pertenecen al Estado. Parece
justificado, por eso, el que se haya juzgado más lógicos a los jurisconsultos franceses
que redactaron el Código de 1804, porque prescindieron de desarrollar la ocupatio como
institución jurídica (Scaevola). Solo puede aplicarse sobre muebles aislados. La caza, la
pesca, la aprehensión de enjambres de abejas y la apropiación de las cosas muebles
abandonadas (derelictae), parecen no justificar por si solas esta Subsección, habida
cuenta el principio del art. 100: tratándose de muebles la posesión vale por título. No
son nullius en realidad, porque inclusive son susceptibles de reivindicación por parte del
propietario. Bien podía habérselos considerado como casos de usucapión o de posesión
de bienes muebles.
II. El propietario que antes de los tres meses señalados recupere la cosa, debe
pagar el quinto de su valor a título de premio al que la encontró. Vencido
el plazo, el dueño pierde su derecho y el precio de la subasta se adjudica
a la municipalidad del lugar, deduciéndose previamente el premio que en
este caso se amplía a la cuarta parte.
El precepto del prf. I) es consecuencia lógica de lo dispuesto por el art. 111, que
atribuye al dueño del suelo la propiedad del subsuelo y de lo que encuentre en él, en la
parte a que alcanza su disfrute. Pues, si, en el subsuelo existe una concesión minera o
de otra especie y el tesoro es encontrado en la parte del terreno que aquélla
comprende, la disposición se aplicara al propietario de la concesión.
Para los tratadistas, en el caso del propietario hay más accesión que ocupación.
Esta sólo puede invocarse propiamente en el caso del descubridor que no es el
propietario del terreno.
Que el tesoro se descubra por azar, tiene importancia en otras legislaciones que
reglamentan los trabajos o excavaciones para su hallazgo. Según la disposición de este
art. sería una condición inútil.
SUBSECCION II
DE LA ACCESIÓN
II. Si una de las cosas pudiera considerarse como la principal, su dueño adquiere la
propiedad del todo pagando a los propietarios respectivos lo que valen la
cosa o cosas unidas o mezcladas; pero si la unión o mezcla se hizo sin
que consintiera el primero y por obra de quien es dueño de la cosa
accesoria, el propietario principal sólo debe pagar la suma menor entre la
mayor valía de la cosa principal y el valor de la accesoria. Se resarcirán
los daños si hay culpa grave.
Las modalidades de este genero de accesión presenta han sido reducidas por los
tratadistas a tres: unión o adjunción, mezcla o conmixtion y especificación. Este art. trata
de las dos primeras.
Si todo esto ocurre por voluntad de los dueños, en opinión de los tratadistas no
hay accesión propiamente. Se supone que hay convención y habrá de aplicarse las
reglas pertinentes. Cuando interviene la casualidad o la acción unilateral de uno de los
dueños, funcionan las reglas de esta subsección. Además debe considerarse la buena o
mala fe del que hizo la mezcla o la unión.
Si todo esto ocurre por voluntad de los dueños, en opinión de los tratadistas no
hay accesión propiamente. Se supone que hay convención y habrá de aplicarse las
reglas pertinentes. Cuando interviene la casualidad o la acción unilateral de uno de los
dueños, funcionan las reglas de esta subsección. Además debe considerar la buena o
mala fe del que hizo la mezcla o la unión.
ART. 148.- (Especificación). Quien con materia ajena y pagando su precio hace
una cosa nueva adquiere la propiedad de ésta; pero si la materia excede en precio al
trabajo, el dueño de aquélla puede hacer suya la cosa nueva pagando la mano de obra.
SUBSECCION III
DE LA USUCAPIÓN
Por otra parte -es inevitable insistir, dada la regla del art. 100 (en materia de
muebles la posesión vale por título)- estas disposiciones debieran limitarse al caso de
que la presunción que el citado precepto presupone, sea controvertida. La concisa norma
del art. 1599 del Cgo. abrg. está sabiamente concebida: valiendo la posesión como título
en materia de muebles, éstos pueden usucapirse en tres años, en el caso, se
sobreentiende, de que esa posesión fuese contestada (v. la anot. al art. 138).
Jurisprudencia
La formulación del parágrafo II, debió utilizarse también para la redacción del art.
149, supra.
Jurisprudencia
"La prescriptibilidad (usucapión) de los bienes muebles se opera en el plazo de
tres años, en conformidad con lo dispuesto por el art. 1559 (150) del c.c." (G.J.
Nº 1358, p. 81).
Si se atiende a lo preceptuado por los arts. 100 y 149, la aplicación de este art.
prácticamente parece reducido a los muebles sujetos a registro, conforme a lo explicado
en el art. anterior.
SUBSECCION IV
DE LA POSESIÓN
SECCIÓN III
DE LAS AGUAS
ART. 153.- (Aguas existentes en el fundo).
I. Las aguas que caen y se recogen en un fundo, así como las que broten en él
natural o artificialmente, pertenecen al dueño del fundo, quien puede
utilizarlas, salvos los derechos adquiridos por terceros.
II. Las aguas medicinales se rigen por las disposiciones que les conciernen.
Las aguas potables, para el consumo de las poblaciones están sujetas a régimen
especial, que se regula particularmente según los casos como, v. gr., mediante los
Decretos de 26 de Junio de 1896, 17 de Febrero de 1902, 29 de Diciembre de 1913,
etc.
Las legislaciones que distinguen con propiedad minuciosa las cosas del dominio
público y las del dominio privado, regulan esta materia con la facilidad propia de tal
distinción. El Código se ha concretado a tomar alguna que otra disposición de su
modelo, apenas para dar idea de que el tema no ha sido desatendido, antes que para
ofrecer un conjunto sistemático de los principios sustantivos, propios del Derecho civil en
la materia.
El art. se refiere a estas ultimas, concordando con los preceptos de los arts. 1º y
5º de la L. Ags.
Las aguas subterráneas también pertenecen al propietario del fundo, sea que
ellas broten naturalmente o por efecto del trabajo del hombre, por aplicación del art. 111
y por disponerlo así, expresamente los arts. 1º y 5º de la L. Ags. El propietario del
terreno en el que nace un manantial, no puede alterar su curso cuando de ese manantial
se proveen del agua necesaria los habitantes de una villa o pueblo (art. 8º L. Ags.).
Los conflictos que surjan de este aprovechamiento, que son indudablemente a los
que se refiere el art. siguiente 155, se resuelven en la forma prevista por el mismo y por
las disposiciones de la L. Ags. que constituye el reglamento especial a que se refiere
este art. 154 in fine.
Jurisprudencia
2.- "El auto recurrido al ordenar que se borre la acequia, cuyo declive desvía
el curso de dichas aguas, y debiendo los demandados hacer uso
únicamente de las escurriduras que nazcan tanto de la acequia principal
como de los fundos superiores inmediatos, no se infringió los arts. 382 y
384 (155) del c.c." (G.J. Nº 668, p. 53).
4.- "Que ambos fundos desde tiempo inmemorial han regado y riegan sus
tierras con las aguas de aquél río, cuyo aprovechamiento por parte del
demandado, en épocas de escasez, en servicio exclusivo de su propiedad,
ha sido indebido y atentatorio al derecho que en este orden corresponde
también al demandante, que no puede ser privado del usa de dichas
aguas en virtud de lo dispuesto por el art. 383 (154) del c.c." (G.J. Nº
1018, p. 58).
Jurisprudencia
"La colisión de derecho entre particulares sobre el uso de aguas, debe ser
juzgada y resuelta por la justicia ordinaria, de acuerdo con el caso 1º del art. 140
(122) de la Const." (G.J. Nº 1208, p. 5).
ART. 156.- (Recepción de aguas).
I. El fundo inferior está sujeto a recibir las aguas que descienden naturalmente
desde el fundo superior, así como la tierra o piedras que arrastran en su
curso.
II. Ni el dueño del fundo inferior puede hacer obras que impidan ese curso, ni el del
fundo superior puede hacerlo más gravoso.
En el Cgo. abrg. (art. 379), este precepto se considera regla propia de las
llamadas servidumbres naturales. Está agrupado en esta sección con más propiedad.
Indudablemente parece este su lugar, habida cuenta que la sujeción a una ley natural,
cual es la de que las aguas del predio superior caigan sobre el inferior, siguiendo el
curso determinado por la naturaleza, no puede estrictamente estimarse servidumbre
(Scaevola).
El art. se refiere a las aguas que naturalmente y sin obra del hombre desciende
de los predios superiores, sean pluviales o vivas; excluye pues las aguas cuyo descenso
es producto de actos humanos. Tal exclusión está implícita en el precepto. La L. Ags.
(art. 93) la establece expresa y claramente.
La obligación no sólo consiste en recibir las aguas que fluyen naturalmente del
predio superior, sino también la tierra o piedras que aquéllas arrastran en su curso.
Si están vedadas tanto las obras que impidan la obligación, como las que la
agravan, es indudable que son lícitas las demás. Este criterio se apoya en la L. Ags.
cuyos arts. 99 y 100 autorizan al propietario del fundo inferior para construir ribazos,
malecones o paredes que regularicen el curso de las aguas, sin estorbarlo, o para
aprovecharlas, y al del fundo superior para verificar iguales construcciones sin agravar la
obligación, para suavizar la corriente e impedir el arrastre de la tierra vegetal o de los
desperfectos de las fincas.
Jurisprudencia
1.- "Los fundos inferiores están sujetos a recibir de los superiores o más
elevados, las aguas que fluyen naturalmente, sin que la mano del hombre
haya contribuído a ello" (G.J. Nº 712, p. 10).
2.- "El propietario del fundo inferior no puede hacer cosa alguna que tienda a
disminuir y hacer incómodo el uso de ella (se trata el caso como
servidumbre), pero esta disposición no puede favorecer al propietario del
fundo superior para reagravar el desagüe de aguas pluviales" (G.J. Nº
712, p. 10).
3.- "Los fundos inferiores están sujetos a recibir de los superiores las aguas
que fluyen naturalmente" (G.J. Nº 883, p. 23).
Estas cooperativas son las comunidades de regantes a que se refieren los arts.
274 y s. de la L. Ags. y que reglamentan con más propiedad el caso, incluyendo la
facultad de usar aguas del dominio público para el efecto.
CAPITULO IV
DE LA COPROPIEDAD
SECCIÓN I
II. El concurso de los copropietarios, tanto en los beneficios como en las cargas,
está en proporción a sus cuotas respectivas.
ART. 160.- (Uso de la cosa común). Cada propietario tiene derecho a servirse
de la cosa común, siempre que no altere su destino ni perjudique el interés de la
comunidad, ni impida a los demás participantes usarla según sus derechos. Puede
asimismo ceder a otro el goce de la cosa dentro de los límites de su cuota.
Cada condueño tiene derecho a servirse de la cosa común con estricta sujeción
a tres condiciones: a) emplearla conforme al destino de la cosa; b) no perjudicar el
interés de la comunidad, y c) no impedir a los copartícipes utilizarlas según su derecho.
No supone esto que cada uno de los dueños tenga la facultad de servirse por sí de la
cosa común (arrendarla, alquilarla, por ejemplo), con exclusión de los demás
copartícipes, lo que conduciría a la comunidad a un conflicto constante de derechos. La
regla para el uso común está en el acuerdo de la mayoría de los copropietarios (art.
164).
Jurisprudencia
El gravamen hipotecario esta sometido a las reglas del art. 1374, y recae sobre
la porción de bienes que se asigne en la división al deudor hipotecario.
Constituye el art. 162 una derivación del principio establecido en el párrafo II) del
art. 159. Este al determinar que el concurso de los participantes, tanto en los beneficios
como en las cargas, será proporcional a sus respectivas cuotas, declara sujeto al
propietario al sostenimiento de todas las obligaciones ajenas a la comunidad. El artículo
afirma el derecho de cada uno de los condueños, para obligar a los demás a contribuir
a los gastos de conservación o mantenimiento y también el de exigir el pago de la parte
proporcional de dichos gastos.
II. En los actos de administración ordinaria son obligatorios los acuerdos adoptados
por la mayoría absoluta de los copropietarios calculada según el valor de
las cuotas. En caso de no llegar a un acuerdo la autoridad judicial
decide.
III. Los copropietarios deben ser previamente informados del objeto de las
deliberaciones a que se les convoque.
Jurisprudencia
"La falta de delimitación de una propiedad indivisa, poseída por dos o más
copropietarios, no otorga a ninguno de éstos derechos de posesión material y
libre administración sobre parte o la totalidad del bien poseído en común y cada
condómino representa un derecho complejo y absoluto sobre una parte alicuota
abstracta, por lo que toda apropiación sin el consentimiento de los condóminos
es arbitraria y atentatoria de los derechos reconocidos a cada copropietario en la
totalidad del bien de posesión común" (G.J. Nº 1362, p. 60).
A pesar de lo dispuesto por el art. 164 sobre la mayoría, para adoptar acuerdos
en la administración de la cosa común, los casos señalados por este artículo sólo
pueden tener efectividad con el consentimiento unánime de los condueños. Es una
disposición destinada a prevenir la tiranía de las mayorías concertadas, aunque, a su
vez, no repare en que facilita la de uno solo, que por capricho puede lesionar la
conveniencia común frustrando la unanimidad requerida. Sin embargo, una situación
semejante se resuelve por lo dispuesto en el siguiente artículo 167.
Este artículo y los que le siguen hasta el 171 inclusive, establecen reglas sobre
la terminación de la comunidad, porque se relacionan con las formas posibles de dar fin
a la indivisión.
Este ar
SECCIÓN II
ART. 173.- (Presunción de medianería del muro divisorio). El muro que separa
edificios se presume medianero en toda su altura o hasta la parte en que uno de los
edificios comience a ser más elevado, e igualmente el que divide patios, jardines,
huertos y aún recintos en los campos.
Si bien porque sirven de medio de separación común, los muros, fosos, árboles,
setos, se convierten en materia de propiedad común, de naturaleza coactiva, entre los
propietarios de inmuebles colindantes, esta figura se diferencia de la copropiedad en
sentido estricto y participa de la naturaleza de las relaciones de vecindad (Messineo).
1.- "La presunción legal determinada en este art. 390 (173) ha sido
declarada destruída, en el concepto de haberse producido de contrario un
título bastante y en el de existir señales opuestas a esa presunción"
(G.J. Nº 448, p. 764).
2.- "No habiéndose justificado que haya título o señales que acrediten que la
pared de que se trata es de la propiedad exclusiva de la demandante,
subsiste la presunción legal de que es medianera conforme al indicado
art. 390 (173) del c.c." (G.J. Nº 865, p. 44).
3.- "No cabe reclamar derechos de medianería cuando las pruebas aportadas
acreditan el derecho propio del actor sobre la integridad de la pared
divisoria que separa la heredad vecinal del demandado, quien hizo ya,
además, igual reconocimiento mediante declaración oficial prestada en
documento privado judicialmente autenticado" (G.J. Nº 1358, p. 23).
Jurisprudencia
Jurisprudencia
1.-" El art. 397 (175) del c.c. faculta a todo propietario cuyo fundo colinda
con una pared divisoria, hacerla medianera en parte o en el todo,
pagando al dueño de ella la mitad de su valor y al declararse (así) no se
ha infringido la ley cuya violación se acusa" (G.J. Nº 886, p. 86).
2.- "El art. 397 (175) del c.c. faculta para que un propietario cuya propiedad
colinda con una pared, la haga medianera con las formalidades que
detalla dicho art." (G.J. Nº 1253, p. 18).
3.- "El vecino que quiera hacer suya la medianería, debe proceder conforme
determina el art. 396 (175) del c.c." (G.J. Nº 1320, p. 28).
II. No puede hacer huecos o perforaciones ni ejecutar otras obras que comprometan
la estabilidad del muro medianero.
II. Si el muro no es apto para soportar la elevación, el que quiere hacer la obra
está obligado a reconstruirlo o reforzarlo a su costa, y el mayor espesor del muro debe
asentarse sobre su propio suelo.
Jurisprudencia
1.- "Habiendo oposición a que se eleve a mayor altura la pared que separa
las casas limítrofes y sin oponer otro derecho perjudicado con la nueva
construcción, al autorizarla la sentencia estableciendo las condiciones para
que la nueva construcción no perjudique la casa vecina, se ha hecho
debida aplicación del art. 394 (177) del c.c" (G.J. Nº 786, p. 42).
2.- "Que el actor ha hecho elevar la pared sin que se acredite que hubiera
causado perjuicio alguno; que, en este sentido, al mandarse su
demolición, debiendo haberse limitado a ordenar que se tomen las
precauciones convenientes para que no haya perjuicio, se ha transgredido
dicho art. 394 (177)" (G.J. Nº 870, p. 45).
Jurisprudencia
1.- "No importa mejorar (o reparar) la pared medianera, cuando uno de los
convecinos pretende construir una pared entre su propiedad y la del
colindante que, en la especie, resulta más bien proyectada dentro de la
casa del vecino" (G.J. Nº 1251, p. 61).
II. Si uno de los propietarios se sirve del foso para el riego de sus tierras o los
sedimentos y expurgos se arrojan sólo al lado de su fundo, se presume que el foso le
pertenece exclusivamente.
ART. 181.- (Medianería de setos vivos y cercas). El seto vivo y la cerca entre
dos fundos se presumen medianeros, a no ser que cierren sólo uno de los fundos o
haya otro signo contra la presunción.
Fte: Cgo. it. 898 -
Precd: c.c. abrg. 403 - 406 -
Conc: c.c. 120 - 173 - 1318 -
SECCIÓN III
DE LA PROPIEDAD HORIZONTAL
El Código español de 1889, es uno de los primeros que legisla con algún mayor
detenimiento incluyéndola dentro de la doctrina de la comunidad o copropiedad como
caso especial de propiedad y no como limitación de esta, o forma de servidumbre.
Rechaza el concepto de servidumbre porque el dueño de un piso o de un departamento,
dentro del régimen de la propiedad horizontal, se sirve de éstos a título de propietario,
no ex jure servitutis. El propietario de un piso o departamento, utiliza el portal, la
escalera, el ascensor, los muros maestros, los tejados o las terrazas, el sótano, los
pasillos, y todas las cosas comunes, por su calidad de tal, porque son suyas en unión
con los demás copropietarios, no en concepto de servidumbre que supone cosa ajena
(Scaevola).
Este derecho importa una especie de comunidad sobre cosas que pueden ser
útiles a todos las propietarios. Se diferencia esencialmente de la servidumbre, porque
ésta se establece sobre la heredad de un propietario para el uso de otra heredad. En
este caso se trata del derecho de cada uno de los propietarios, que afecta a cada parte
y a la totalidad del objeto común (Rogron, cit. por Scaevola).
Todas las partes comunes, pertenecen por indiviso a los propietarios sin que
quepa otro medio de dominio. La división del condominio supone la separación material
sin menoscabo de la cosa, como de v. gr., las diversas porciones de un terreno loteado.
Un edificio en propiedad horizontal no se puede dividir sin alterar su esencia, sin
destruirlo, como no se puede (dice Scaevola citando "al más irónico de los
jurisconsultos romanos: Trebacio"), dividir una nave sin dividirla de veras.
Según explica Messineo el art. 1117 del c.c. italiano, fuente del art. 187 de la
Sección en examen, en el condominio de las parte comunes debe tenerse en cuenta
que tal condominio sólo existe en cuanto a algunos aspectos, cual se ve en las tres
diversas relaciones de verdadera y propia copropiedad -en tanto no exista título en
contrario- que sólo ejemplificativamente señala dicho art. 187: a) las partes del edificio
que son necesarias para el uso común (inc. 1); b) los servicios en común (inc. 2), y c)
las obras e instalaciones de uso y goce común (inc. 3) y arts. 185 y 186).
ART. 186.- (Uso del piso o compartimiento). Cada propietario usará de su piso o
compartimiento conforme al destino que el reglamento respectivo asigne al edificio, y no
podrá cederlo gratuita u onerosamente para un fin distinto.
3) Las obras e instalaciones que sirvan para el uso y goce común, como
ascensores, acueductos, plantas para agua, gas, calefacción, energía
eléctrica, y otras similares, hasta el punto de separación de las plantas
respecto a los espacios que correspondan exclusivamente a los
propietarios singulares.
Solum partem esse aedium (el sueldo es parte de los edificios: Digesto, Lib. VI,
t.I, ley 49; cit. Scaevola).
II. Cada copropietario puede usar las partes comunes conforme a su destino pero sin
perjudicar el derecho de los demás.
ART. 190.- (Indivisión forzosa). Son de indivisión forzosa las partes comunes del
edificio.
II. Si se trata de cosas destinadas a servir en medida diversa, los gastos se reparten
en proporción al uso que cada copropietario pueda hacer ellas.
II. En caso de perecimiento de una parte menor, cada propietario debe contribuir a la
reconstrucción de las partes comunes en proporción a su derecho.
III. La indemnización pagada por el seguro en relación a las partes comunes debe
aplicarse a la reconstrucción de ellas.
III. Las normas del reglamento no pueden disminuir los derechos que los
copropietarios tengan como consecuencia de la adquisición, ni pueden derogar las
disposiciones de los artículos 188 - III, 189, 190, 192, 195, 196 - II y 197.
II. El administrador puede ser demandado en juicio por cualquier hecho concerniente
a las partes comunes del edificio.
Jurisprudencia
CAPITULO V
SECCIÓN I
Este capítulo es, en realidad, una reglamentación detallada de los alcances del
art. 111, relativo a la extensión del derecho del propietario en la propiedad territorial.
Quien como dueño disfruta una heredad, puede hacer de su superficie, del
subsuelo y del espacio aéreo correspondiente, en la altura susceptible de ocupación,
todo lo que esta permitido hacer de la propiedad; consiguientemente, puede efectuar las
concesiones que regula este capítulo.
Id, quod nostrum est, sine facto nostro ad allium transferri non potest (lo que es
nuestro no se puede transferir a otros sin nuestro hecho; Digesto, Lib. 50, t. 17, regla
11), que las leyes de Partida (7ª t. 34, regla 13, citas de Scaevola) expresan así: la
cosa que es nuestra non puede passar a otri sin nuestra palabra, o nuestro fecho.
SECCIÓN II
DE LA SUPERFICIE
Nótese, por ejemplo, el prf. II del art. 206 sobre el contenido del derecho de
superficie.
Jurisprudencia
II. Las normas del derecho de superficie serán aplicadas al derecho de propiedad en
todo cuanto no se oponga a su naturaleza.
DE LA PROPIEDAD AGRARIA
Ni que decir del revuelo que la proposición produjo en su tiempo, que previó el
propia anteproyectista y cuyo comentario anticipado sobre ello merece transcribirse
literalmente:
"Descuento que este concepto, así como los artículos inmediatos, serán tenidos
como revolucionarios, olvidándose de que sus antecedentes están en doctrinas
católicas bien conocidas, y en las teorías georgistas, que de revolucionarias no
tienen nada. Muy al contrario, pienso que la honda evolución que propongo, tiene
un gran sentido conservador. Todo depende de lo que entendamos por
conservador. La gente tiene de ello una idea equivocada. Cree que lo
conservador es que en cada nación haya unas docenas de hombres riquísimos y
unos millones de seres hambrientos. En mi sentir, lo conservador es todo lo
contrario: que haya unos millones de seres satisfechos de la vida, aunque unas
cuantas docenas vivan irritadas por no poder ser tan poderosos como quisieran".
Jurisprudencia
1.- "Si se tiene en cuenta que de conformidad a los arts. 175 y 176 de la
Const., son los organismos de Reforma Agraria los encargados de la
dotación de las tierras a quienes solicitan y cumplen con los requisitos
preestablecidos, la ocupación por la mencionada colonia (autorizada por
el Instituto de Colonización), en los terrenos de propiedad de la
demandante resulta ilegal y restrictiva de los derechos propietarios
garantizados por la Constitución y las leyes" (G.J. Nº 1565, p. 105).
2.- "El D.S. 3464 de 2 de Agosto de 1953, con fuerza de ley por
disposición de la de 19 de Octubre e 1956, se refiere a las tierras fuera
del radio urbano de las poblaciones, que pertenecen al dominio
patrimonial del Estado y que en determinadas condiciones pueden y
deben revertir y según el D.S. 3819 de 27 de Agosto de 1954, con
fuerza de ley de la misma anteriormente citada y que es referente a la
reforma urbana, la ley fundamental de la reforma agraria alcanza a las
propiedades ubicadas en la parte suburbana de las ciudades y no a las
que se encuentran dentro del radio urbano" (G.J. Nº 1612, p. 75).
II. Los otros modos de adquirir dicha propiedad son los previstos en este Código, en
cuanto sean compatibles con su naturaleza específica.
En ese proceso, se destacan como datos ilustrativos después de los decretos del
Libertador, suprimiendo la servidumbre a que los campesinos estaban sometidos, las
leyes de 31 de julio de 1871 que repone la propiedad de las tierras de origen y de
comunidades; la de 5 de octubre de 1874 sobre ex-vinculación de las tierras de
comunidad, modificada en parte por la de 1º de octubre de 1880 y el Decreto de 1º de
Diciembre de 1880 sobre revista de tierras.
Jurisprudencia
1.- "Se hace la dotación agraria, para que la persona beneficiaria se dedique
a las labores agrícolas, de manera que la tierra cumpla una función social
y el beneficiario participe activamente en el proceso de producción" (Lab.
Jud. 1981, p. 154).
2.- Véase los casos Nº 3 del art. 210 y 1 del art. 212.
Jurisprudencia
"Probado que el recurrente, abandonó los terrenos consolidados en su favor, por
cuya razón no cumplía con éstos, como era su deber, una función social,
correspondía disponer, como se hizo, su reversión al dominio del Estado por
imperio de las leyes pertinentes" (G.J. Nº 1619, p. 16).
Jurisprudencia
1.- "Las prioridades alegadas por la actora sobre los predios cuestionados,
deben hacerse valer ante la jurisdicción agraria, de acuerdo al D.S. 3471
convertido en Ley por la de 29 de Oct. de 1956, toda vez que la justicia
ordinaria no puede intervenir en los actos de aquélla jurisdicción a tenor
de lo dispuesto por los arts. 175 y 176 de la Const." (G.J. Nº 1585, p.
79).
4.- "De acuerdo a los arts. 162 y 164 del D.L. 3464 de 2 de Agosto de
1953, con fuerza de ley por disposición de la de 29 de Octubre de 1956,
corresponde a la Presidencia de la República resolver en definitiva y con
potestad propia, las cuestiones emergentes de la aplicación de los
decretos y demás disposiciones legales relativas a materia agraria" (Lab.
Jud. 1979, p. 60).
CAPITULO I
DEL USUFRUCTO
SECCIÓN I
DISPOSICIONES GENERALES
II. Puede adquirirse por usucapión en las condiciones determinadas para la propiedad.
e) La temporalidad de la duración.
El Código no da una definición. El art. 319 del Cgo. Abrg. define el usufructo
como derecho de gozar de una cosa ajena, como el propietario mismo, pero con la
obligación de conservar la sustancia.
Mazeaud propone una definición que pone de relieve los caracteres esenciales
del usufructo: derecho real, vitalicio como máximo, que confiere a su titular el uso y el
goce de una cosa que pertenece a otro o el de un derecho cuyo titular es otra persona
y es susceptible de posesión.
La etimología de la palabra usufructus abarca dos elementos del derecho de
propiedad: usar de la cosa y percibir sus frutos. Por eso, los romanos la definían: jus
alienis rebus utendi fruendi salva rerum substantia.
El contrato, como fuente del usufructo, puede construirlo por vía de enajenación y
por vía de retención. En el primer caso, se crea directamente el usufructo en provecho
de una persona que antes no tenía el goce de la cosa. En el segundo, se trasmite la
nuda propiedad reservándose el goce de la cosa. La constitución directa puede también
hacerse mediante donación, permuta y en la partición (Planiol y Ripert).
Jurisprudencia
"Ususfructus sine persona constitui non potest" = (El usufructo no puede ser
constituido sin la persona). Hermogeniano. Digesto, ley 61, tít. 1, Lib. 41.
"Ususfructus sine persona esse non potest" = (El usufructo no puede existir sin
la persona). Paulo. Digesto, ley 26, tít. 3, Lib. 45.
Jurisprudencia
1.- "La reserva de usufructo, para el caso de hacerse donación de todos los
bienes, no puede ser reclamada sino por el donante, a cuyo fallecimiento
caduca este derecho (usufructo)" (G.J. Nº 522, p. 16).
4.- "La escritura constituyó usufructo sobre la finca a favor de los... y de la...
que perciben los frutos simultáneamente... debiendo reasumir el nudo
propietario del dominio útil al fallecimiento del último sobreviviente" (G.J.
Nº 689, p. 26).
6.- "El derecho de usufructo vitalicio otorgado sobre una fracción del
inmueble embargado no puede impedir la venta de éste en pública
subasta, porque a cualquier dominio que pase (el inmueble) se
sobreentiende que ha de ser con la merituada limitación (usufructo)"
(G.J. Nº 983, p. 26).
ART. 218.- (Objeto del usufructo). El usufructo puede ser establecido sobre toda
clase de bienes muebles e inmuebles.
Puede constituirse en todo o en parte de los frutos de una cosa, a favor de una
o varias personas individuales, simultánea o sucesivamente, desde o hasta cierta fecha,
puramente o bajo condición, por aplicación de los principios que rigen en general las
convenciones.
Jurisprudencia
Esta facultad engendra la posibilidad del embargo del usufructo, pues que
constituye un derecho importante para garantía de los acreedores, quienes inclusive
pueden pedir su remate, excepto el usufructo legado a título de pensión alimenticia
declarada inalienable por el testador (Planiol y Ripert).
ART. 220.- (Efectos). Los efectos del usufructo se rigen por el título constitutivo
y, no estando previstos en éste, por las disposiciones del capítulo presente.
Precd: 357 -
Conc: c.c. 216 - 247 - 248 -
La Partida 3a. (t. 31, 1, 22), resume la noción de lo que debe entenderse como
comportamiento de un buen padre de familia, diciendo: "Guisada cosa es e derecha,
que cualquier a quien fuesse otorgado el usofruto de alguna casa, o de alguna heredad,
o en algunos ganados, que assi como quiera auer la pro en que le es otorgado este
derecho, que pune cuanto pudiere, de la aliñar e de la guardar, e de la enderecar bien
e lealmente de manera que si fuere casa que la repare, e la enderece que no caya, nin
se empeore por su culpa. E si fuere heredad, que la labre bien, e la aliñe. E si fuere
viña, o huerta, que haga esso mismo. E si se secaren algunas vides, o árboles, que
planten otros en su lugar...".
El prg. III es una obligación del usufructuario, que los codificadores han colocado
entre los derechos que nacen del usufructo (derechos del usufructuario), arrancándolo
del art. italiano 1001, in fine, esto es, del art. 233 del Código.
Jurisprudencia
1.- "El usufructo dejado a ... en la casa, descansa sólo en las tres cuartas
partes de ella, puesto que en vida del testador se declaró en juicio que la
otra cuarta parte pertenecía en propiedad a... en cuyo concepto, los
procedimientos seguidos por éste para obtener su valor, no perjudican al
usufructuario"(G.J. Nº 769, p. 8).
II. Las mejoras de mero recreo o suntuarias no están sujetas a indemnización, pero
el usufructuario puede retirarlas restableciendo las cosas a su primitivo estado, a no ser
que el propietario prefiere retenerlas reembolsando el importe de los gastos.
Las mejoras que pueden introducirse en la cosa dada en usufructo, tienen que
ser útiles y, aunque no lo dice el artículo, no deben ser hechas en detrimento de la
misma o para alterar la sustancia de ella. Se comprende mejor la noción con el
aforismo que dice: lo útil es aquéllo que no se vicia o invalida por lo inútil.
Jurisprudencia
"El actor dio su casa a sus hijos, en simple usufructo y éstos a mérito de esa
posesión precaria hicieron reconstrucciones y obras nuevas en el inmueble para
gozar de ellas mientras dure el usufructo indemnizándose así del valor empleado
como lo establece el art. 336 (223), II)" (G.J. Nº 827, p. 39).
El monte o bosque tallar está compuesto de árboles de madera propia para las
construcciones. Los Códigos francés e italiano consignan reglas muy minuciosas
respecto de la especie de usufructo que encierra este artículo, sobre todo con el fin de
salvaguardar que las cortas o talas se hagan de manera que no perjudiquen a la
conservación del bosque y su periódico futuro aprovechamiento.
II. Los árboles frutales que perecen y los arrancados o tronchados por accidente
pertenecen al usufructuario.
III. En cualquier caso, el usufructuario debe reemplazar los árboles que han perecido.
Los árboles que perecen, que otras legislaciones también llaman pies muertos,
prestan al usufructuario la utilidad señalada en el párrafo II, pues puede aprovecharse
de ellos con la obligación de sustituirlos, se supone en igual cantidad y calidad.
ART. 227.- (Rebaños). En el usufructo establecido sobre un rebaño, el
usufructuario debe reemplazar con las crías los animales de que disponga o que
perezcan de manera que siempre se conserve el número cabezas originario.
En los usufructos que tienen por objeto un rebaño o una manada, el artículo se
refiere a los animales que perecen ordinariamente. No dice nada respecto de los
semovientes arrebatados o muertos por animales dañinos o rapaces, extremo que tiene
relación con el caso fortuito. Algunas legislaciones equiparan el caso al contemplado por
al artículo.
El usufructuario tiene que reponer los animales que mueran o que él dispone con
los que van naciendo, aprovechándose del excedente que resulte. Esta obligación,
según la regla, sólo se cumple reemplazando las cabezas desaparecidas con crías
procedentes del mismo usufructo. Ahora bien, si éstas no existen, porque el ganado es
estéril (caso contemplado en otras legislaciones) o por causas ajenas a la diligente
atención del usufructuario, éste no esta sujeto a la obligación de reposición. El artículo
limita la obligación de reponer las cabezas dispuestas o muertas con las crías del
rebaño en usufructo.
Tampoco dice nada el artículo sobre la desaparición total del ganado en que se
constituyere el usufructo, sin culpa del usufructuario y por efecto de un caso fortuito
(siniestro, epidemia, etc.).
Este artículo plantea lo que ("con propiedad de dicción algún tanto discutible",
dice Scaevola), se denomina cuasi-usufructo desde los romanos que lo instituyeron
recién en tiempos del Imperio, como remedio a los inconvenientes que resultaba del
usufructo de la universalidad de bienes en que habían cosas consumibles.
Por eso, siguiendo la definición del c.c. francés (art. 587). Capitant, da esta
noción: expresión doctrinal usada para designar el usufructo de cosas que se consumen
con el primer uso y que, por esta razón, confiere al usufructuario el derecho de
consumirlas o enajenarlas, con cargo de devolver al final del usufructo igual cantidad de
ellas, de la misma especie y valor, a su justo precio.
II. Al final del usufructo se abona la diferencia que exista entre el valor actual y el
que se estableció por inventario.
SECCIÓN III
DE LAS OBLIGACIONES QUE NACEN DEL USUFRUCTO
II. Debe levantar un inventario de los bienes sujetos al usufructo, con descripción de
su estado, previa citación del propietario, y otorgar una garantía suficiente, a menos que
se halle dispensado de darla por el título constitutivo. El vendedor y donante que se
reservan el usufructo están dispensados de otorgar la garantía; pero si uno u otro ceden
su derecho, debe darla el cesionario.
El propietario que no obtuviese las fianzas que exige la ley, puede resistir la
entrega de la cosa o negarse a dar la tenencia de la misma.
Jurisprudencia
Es obligación del usufructuario cuidar de las cosas que recibe en usufructo como
un pater familias (art. 221, III). El artículo es consecuencia lógica de ese principio. Justo
es, entonces, que esté obligado a erogar gastos necesarios para la conservación o
mantenimiento que el uso de laso exige en su propio interés. Si su negligencia o
descuido convierte las reparaciones ordinarias de conservación, en daños que requieran
reparaciones extraordinarias, éstas se harán a su cargo como indemnización del daño
que ha ocasionado su negligencia.
II. Reparaciones extraordinarias son las necesarias para asegurar la estabilidad de las
paredes principales y las bóvedas, sustituir las vigas, renovar en todo o en una parte
importante los techos, pisos, escaleras, acueductos, paredes de sostén, así como
reponer defensivos, diques y estribos.
III. Si el propietario no realiza las reparaciones extraordinarias, puede hacerlas el
usufructuario con cargo a que se le reembolsen los gastos cuando termine el usufructo,
estimados a la fecha del reembolso.
Jurisprudencia
"Entre las obligaciones del usufructuario, conforme a los arts. 343 y 344 (235-
236) del c.c., sólo se encuentra la de atender a las reparaciones menores, más
no a las mayores que son de cargo del (nudo propietario)" (G.J. Nº 551, p. 11).
ART. 237.- (Ruina parcial). Son aplicables las disposiciones anteriores cuando
por vetustez o caso fortuito se arruina parcialmente un edificio que sea parte accesoria
necesaria del fundo sujeto al usufructo.
II. Respecto al año de comienzo y fin del usufructo, los impuestos y cargas se
reparte entre el propietario y el usufructuario proporcionalmente a la duración de sus
respectivos derechos.
II. Si el usufructuario anticipa su pago, tiene derecho a ser reembolsado del capital al
concluir el usufructo.
La venta de bienes que autoriza el párrafo primero del artículo, implica una
disminución en el capital usufructuario equivalente a la suma sin redituar, que el
usufructuario debe anticipar si no quiere exponerse a que el dueño ejercite su derecho
en tal forma.
V. la anot. al art. 1404 sobre el derecho de retención, que este art. reconoce al
usufructuario y sus causahabientes, hasta que sean reintegrados por los desembolsos
señalados en él.
ART. 242.- (Denuncia). Si durante el usufructo un tercero comete algún acto
que lesiones los derechos del propietario, el usufructuario queda obligado a denunciar
dicho acto, y responde, si no lo hace, por los daños que con su omisión le ocasione.
Fte: Cgo. it. 1012 -
Precd: c.c. abrg. 351 -
Conc: c.c. 849 - 1461 - 1462 -
La obligación impuesta por este artículo al usufructuario, tiene relación sólo con
las lesiones o intentos de quebrantar los derechos de propiedad, que por no ejercitarlos
directamente tan de cerca y en su integridad el dueño, no puede saber tan bien como el
usufructuario si esos derechos son puestos en discusión o llegan a ser violados.
El caso 2) es consecuencia lógica del precepto del art. 1492: los derechos se
extinguen cuando su titular no los ejerce durante el tiempo que la ley establece.
El caso 3) es uno de confusión (art. 376), pero que los romanos llamaban en el
usufructo consolidatio, según el principio si fructuarius propietatem rei adquisierit, quae
res consolidatio apellatur (Paulo, cit. por Planiol y Ripert). Una redacción apropiada
debía simplemente decir "por consolidación" o "por consolidación de la nuda propiedad
en la persona del usufructuario" si se quería más explicitud.
El caso 6) tiende a asegurar la vigencia del principio salva rerum substancia que
caracteriza esta institución. Permitir el uso abusivo del usufructuario hasta dejar perecer
la cosa, supondría burlar ese principio y su finalidad.
Jurisprudencia
1.- "El escrito presentado solicitando la posesión de los bienes, aleja toda
presunción de renuncia" (G.J. Nº 598, p. 5).
2.- "El usufructo concluye por cualquier de los medios establecidos en el art.
354 (244) del c.c." (G.J. Nº 665, p. 6).
3.- "El usufructo concluye por el abuso del usufructuario previo fallo de los
tribunales de Justicia" (G.J. Nº 665, p. 6).
II. Pero si el usufructo se encuentra establecido solamente sobre un edifico que llega
a destruirse, el usufructuario no tiene derecho al suelo ni a los materiales, ni al edificio
que el propietario reconstruya a su costa.
CAPITULO II
DEL USO Y DE LA HABITACIÓN
ART. 250.- (Uso). El usuario puede servirse de la cosa y percibir sus frutos en
la medida necesaria para satisfacer sus necesidades y las de su familia. Se tendrá en
cuenta la condición del usuario.
ART. 253.- (Obligaciones). Si el titular percibe todos los frutos u ocupa toda la
casa, queda obligado a las reparaciones y gastos ordinarios y al pago de los impuestos
y cargas, lo mismo que el usufructuario; en caso diverso contribuye en proporción a los
frutos que percibe o al compartimiento que ocupa.
Puede decirse que este es el único artículo, dentro del capítulo a que pertenece,
que regula las obligaciones del usuario y del que tiene a su favor un derecho de
habitación y cuya doctrina se puede condensar diciendo, que si dichas personas
consumieren todos los frutos de la cosa ajena o habitaren toda la casa o
aprovechamientos bastantes para cubrir los gastos y cargas, tendrán las mismas
obligaciones que el usufructuario respecto de los reparos ordinarios de conservación,
pago de contribuciones y gastos de cultivo (Scaevola).
Esas reglas compatibles, están expresamente indicadas en el Cgo. abrg. Así, los
derechos de uso y habitación se establecen y se pierden de la misma manera que el
usufructo (art. 362), aunque debe señalarse la excepción de que el uso jamás se
establece por ministerio de la ley. Debe darse fianza previa y hacer estados e
inventarios para poder gozar de éstos derechos (art. 363). Estos deben aprovecharse
con la diligencia de un buen padre de familia (art. 364). La extensión de los derechos
que supone se reglan por el título constitutivo (art. 365) y en su defecto según el
capítulo a que pertenece este artículo (art. 366).
DE LAS SERVIDUMBRES
CAPITULO I
DISPOSICIONES GENERALES
Es viejo axioma que "La servidumbre nunca puede consistir en hacer algo"
(servitus in faciendo consistere nequit), cuyo concepto deriva del primer principio general
glosado para este art., al cual se le ha dado en su formulación una versión tergiversada
del art. 1027 del c.c. italiano, que se supone en su fuente. En efecto, dicho art. del
Cgo. modelo dice:
Noción análoga expresa el c.c. francés (art. 637), modelo del c.c. abrg. cuando
dice: "es una carga impuesta sobre una heredad para el uso y provecho de otra,
perteneciente a distinto propietario", y que también es similar a la del c.c. abrg. (art.
372) que considera la servidumbre "derecho y uso que uno tiene en los edificios o
heredades ajenas, para servirse de ellas, en utilidad de las suyas", definición tomada
por el c.c. abrg. de las Partidas (3ra., tít. 31, ley 1), para las cuales, es servidumbre "el
derecho o uso que ome ha en los edificios o en las heredades ajenas para servirse de
ellas a pro de las suyas".
Para el Código alemán: la servidumbre predial sólo puede consistir en una carga
que ofrezca una utilidad para el uso del predio dominante (art. 1019).
Dentro de ese criterio, el Cgo. abrg. (art. 416), permite a los propietarios
establecer servidumbres en favor de sus propiedades o contra ellas, pero con condición
de que los servicios establecidos no sean impuestos contra la persona, ni en favor de
ella, sino solamente para el fundo. Esto significa que la servidumbre esta unida
indisolublemente al derecho de propiedad sobre el predio dominante (Mazeaud).
Jurisprudencia
2.- "Probada la demanda con las evidencias que arroja el proceso y teniendo
en cuenta, además, la confesión que contiene la reconvención, cuya
validez no se cuestiona en el recurso, no se han infringido los arts. 372 y
427 (255 y 248) del c.c., al disponerse la restitución de las
servidumbres cuyo restablecimiento reclaman los actores" (G.J. Nº 1607,
p. 28).
Precd: 377 -
Conc: c.c. 255 - 257 - 286 -
PRINCIPIO GENERAL
Según su finalidad u objeto, otra división originaria del Derecho romano, las
distingue en positivas y negativas. Las primeras imponen al dueño del fundo sirviente, la
obligación de dejar hacer alguna cosa o de hacerla por sí mismo: servidumbre de paso,
acueducto, v. gr., las segundas que prohíben al dueño del predio sirviente hacer algo
que sería lícito sin la servidumbre: prohibición de construir o de cercar fundos para dejar
apacentar ganados, por ejemplo.
2.- "El canal de desagüe objeto de este juicio, constituye una servidumbre
continua, según la clasificación establecida por el art. 374 (258) del c.c.
porque para su ejercicio no es necesario el hecho actual del hombre"
(G.J. Nº 697, p. 33).
2.- "Las servidumbres no pueden constituirse sino por alguno de los medios
indicados por el art. 378 (259) del c.c." (G.J. Nº 449, p. 766).
3.- "Los arts. 378, 418 y 419 (259, 279, 277) señalan las fuentes de que
se derivan las servidumbres y las maneras de adquirirlas, y al haberse
establecido que no existe la servidumbre demandada por que el actor no
justificó que la adquirió por alguno de los indicados medios, no se
infringió estas leyes" (G.J. Nº 688, p. 37).
4.- "Según el art. 378 (259) del c.c. las servidumbres se derivan de las
obligaciones impuestas por la ley o de las convenciones de los
particulares, en ninguna de las cuales está comprendida la servidumbre
de uso de zaguán y puerta de calle y cuya reivindicación se demanda"
(G.J. Nº 726, p. 27).
5.- "Por lo dispuesto en el art. 378 (259) del c.c. las servidumbres que no
derivan de las obligaciones dispuestas por la ley, pueden establecerse por
convenciones particulares; pero en este último caso se precisa la
concurrencia de los requisitos señalados por el art. 699 (452) del c.c."
(G.J. Nº 1188, p. 5).
CAPITULO II
El art. se refiere a las servidumbres establecidas por la ley que se impone -ya
se ha dicho- obligatoriamente sobre la voluntad de los hombres. Para el régimen
abrogado (art. 379), es también forzosa la servidumbre llamada natural (Prácticamente
la única considerada tal era la de recepción de las aguas que naturalmente discurren de
los fundos superiores) y que muchos civilistas no la estiman propiamente servidumbre
(Scaevola), razón que abona que la materia haya sido ubicada en sección ajena a la de
las servidumbres (art. 156).
1.- "La ley, conforme prevé el art. 389 (260) del c.c., sujeta a los
propietarios colindantes a diversas obligaciones recíprocas independientes
de toda convención y entre ellas está el derecho de pasaje" (G.J. Nº
1298, p. 18).
Jurisprudencia
DE LA SERVIDUMBRE DE PASO
II. El paso se concede por la parte más próxima a la vía pública, más corta y
menos perjudicial al fundo sirviente, pudiendo establecerse también mediante
subterráneo cuando resulte preferible en consideración al beneficio del fundo
dominante y el perjuicio del fundo sirviente. Esta misma disposición se aplica
para obtener el uso de pasos anteriormente existentes.
Aunque el artículo sólo se refiere a los fundos (fincas rústicas), en sus dos
primeros párrafos, se trata de una servidumbre común a los predios rústicos y urbanos,
pues que éstos, aunque demasiado imprecisamente, están mencionados en el párrafo
III. Esta conclusión deriva, además, de que no hay estipulación expresa en el Código,
que excluya a las construcciones y predios urbanos y por la razón de la necesidad de
paso, fundamento de esta servidumbre.
Jurisprudencia
1.- "El indicado derecho de pasaje de la tienda al corral constituye un
derecho real de servidumbre en los términos expresados en la escritura
de... y no un simple derecho de uso limitado a la persona de... cuyo
fallecimiento no ha ocasionado la caducidad de esa servidumbre, no
siendo aplicables al caso los arts. 354 y 326 (244 y 222) del c.c."
(G.J. Nº 679, p. 3).
2.- "En el terreno de la actora existe una senda por la cual se transita, no
sólo con objeto de sacar agua de los manantiales ubicados en la margen
de esa senda, sino también para entrar y salir a la calle, por no existir
otras vías utilizables, lo que no contradice la existencia de una
servidumbre de pasaje" (G.J. Nº 1256, p. 58).
3.- "Los arts. 262 y 264 del c.c., que reconocen y autorizan el derecho a
obtener paso por el fundo vecino -y con mayor razón cuando se trata de
una división- son preceptos de aplicación general por tratarse de un
principio universal inminente de derecho concordante con los principios
constitucionales relativos a la (función social de la) propiedad" (G.J. Nº
1607, p. 40).
5.- Véase los casos Nos. 17 del art. 108, 1 del art. 260, y único del art.
261.
II. Cuando en virtud del paso se deja sin cultivar una zona del fundo sirviente la
indemnización se determinará en una zona cultivada equivalente al valor del
terreno que se ocupe.
Jurisprudencia
DE LA SERVIDUMBRE DE ACUEDUCTO
Esta servidumbre no puede afectar las casas, patio, huertos, corrales y jardines y
no se la puede imponer sobre construcciones, jardines o huertos existentes al tiempo de
solicitarse su establecimiento (arts. 104 y 118 L. Ags.).
Con anterioridad a la ley de aguas, la ley de 4 de noviembre de 1874, otorgaba
el derecho de construir acequia o acueducto por una heredad ajena superior y conducir
aguas a la propia del fundo inferior. Los arts. 132 y s. del c. min., establecen
servidumbres de paso natural de las aguas hasta el desagüe natural.
Jurisprudencia
1.- "Que el origen del acueducto (está) en la convención de las partes (por
la cual), además de las obligaciones que tiene por ley el señor del fundo
servido (dominante) está reatado a la indemnización de los males que
pueda causar la servidumbre en su establecimiento y en su uso" (G.J. Nº
40, p. 363).
Según el art. 105 de la L. Ags. esa conveniencia se determina por el rumbo que
permita un libre descenso de las aguas y que por la naturaleza del suelo no haga
excesivamente dispendiosa la obra. El rumbo más corto se tendrá en cuenta, también, si
resulta menos perjudicial al fundo sirviente y menos costoso al interesado.
ART. 268.- (Cruce de acueducto). El acueducto que se construye en el fundo
vecino puede atravesar por encima o por debajo de otros acueductos siempre que se
tomen las previsiones necesarias para evitar en ello daño o alteración.
El art. 119 de L. Ags. tiene relación con este precepto y con la posibilidad de
establecer la servidumbre forzosa de acueducto dentro de otro acueducto.
II. Los solicitantes deben convenir previamente sobre los porcentajes con los que
contribuirán al pago de la indemnización y otros gastos así como sobre turnos.
El Código emplea tres artículos (259, 260, 274), para regular la constitución de
las servidumbres, cuando sobraba uno y podía utilizar el espacio de dos diversas reglas
que inexplicablemente omite.
Debe tenerse presente, además, lo dicho a propósito del art. 255: la libertad de
contratación y la libertad de disposición en este orden tienen restricciones importantes,
que están implícitas en los principios generales, aunque el Código las haya soslayado.
Esos principios que están recogidos en el Cgo. abrg. (art. 416), establecen: 1º) el
respeto debido a las reglas de orden público, que dominan todas las convenciones; 2º)
la servidumbre no puede ser impuesta a (contra) la persona ni en favor de la persona,
sino solamente en el desmembramiento de la propiedad: el propietario del fundo
dominante tiene un derecho real para utilizar en predio ajeno, como pasar por él, extrae
agua, etc., y en el propietario de la finca sirviente solamente está obligado a dejar
disfrutar ese derecho, sin otra obligación tendiente a ese fin (Planiol y Ripert). Luego no
puede constituirse prestaciones personales como servidumbres, según deja inferir el art.
255.
Es principio, admitido sin contradicción, que ningún condómino pude ser por sí
sólo imponer servidumbre sobre la cosa común: unus ex dominis communium aedium
servitutem imponere non potest (Digesto, Lib. 8, tít. 1, ley 2, cit. Scaevola).
Jurisprudencia
ART. 278.- (Destino del propietario). Cuando el propietario de dos fundos entre
los cuales aparece un signo aparente de servidumbre, enajena uno de ellos sin ninguna
disposición relativa a la servidumbre, ésta se entiende establecida activa o pasivamente
en favor o en contra del fundo enajenado.
La regla general relativa a éstos dos artículos, está dada en el art. 259, que
dispone que las servidumbres pueden tener entre otras causas un acto de voluntad de
propietario. El art. 277, expresa un excepción a esa regla general, excluyendo las
servidumbres no aparentes de esa facultad reconocida al propietario y el art. 278
supone una presunción cuando el propietario no ha dejado constancia expresa en el
título correspondiente.
Generalmente, ocurre que el propietario establece por las necesidades del uso o
por la costumbre, entre dos propiedades que le pertenecen o entre dos partes de una
misma heredad, un estado de hecho equivalente a una servidumbre en el caso de
predios perteneciente a propietarios distintos. Mientras los dos inmuebles (o las dos
partes de uno), pertenecen al mismo propietario no hay servidumbre, como se expresó
en la anotación del art. 255, al destacar uno de los elementos de la servidumbre con la
regla nemini res sua servit: coexistencia de dos propietarios distintos. Más, cuando
llegan a separarse esas dos propiedades o esas dos partes de una y a pertenecer a
dos propietarios distintos, la servidumbre nace sin título ni usucapión. La causa de su
origen recibe el nombre de destino del padre de familia o propietario.
Para que la regla del artículo tenga cumplida aplicación, debe la servidumbre
constituida así, reunir los siguientes elementos: 1º) que las dos propiedades actualmente
separadas (por enajenación o testamento), hayan pertenecido anteriormente al mismo
propietario; 2º) que ese propietario anterior, autor del estado actual de las propiedades,
fue quien creó el estado de hecho, del cual surge la servidumbre que antes no había
existido; 3º) que el estado de hecho sea permanente, constitutivo de servidumbre, y 4º)
que la servidumbre así surgida sea aparente (Planiol y Ripert).
Jurisprudencia
"Que refiriéndose este art. 420 (278) del c.c. a uno de los modos de establecer
la servidumbre, por destino del padre de familia, es indistinto que se trate de dos
herederos diferentes, como dice el artículo o de una sola que llegue a
fraccionarse, y que de simple servicio pase a ser una servidumbre cuando las
partes fraccionadas resultan de dos dueños distintos" (G.J. Nº 1483, p. 12).
Cgo. abrg. (arts. 418 y 419), como casi todas las legislaciones, establece que la
usucapión ordinaria podía operarse en las servidumbres continuas y aparentes y para las
continuas no aparentes y las discontinuas aparentes o no aparentes, requiere la
prescripción extraordinaria o inmemorial.
Jurisprudencia
Jurisprudencia
El artículo no indica las condiciones que debe reunir la posesión admitida aquí,
en defecto de título, como regla de extensión y ejercicio de la servidumbre (que en
realidad implica también el modo de adquirirla). Tampoco era necesario, porque para
eso están las reglas generales de la posesión (arts. 87 y s.), esto es, que el poseedor
deberá acreditar buena fe, justo título y demás requisitos para establecer servidumbre.
Esto es, según Messineo, tanto respecto de los que sea necesario para usar de
la servidumbre, como a su ejercicio, es referencia atendible la práctica del año anterior
tratándose de servidumbres ejercitadas a intervalo no mayor de un año y para los casos
en que ese intervalo es superior a un año, según la práctica del último goce.
Son múltiples los ejemplos que puede darse. Del derecho referente a la ejecución
de obras (que es accesorio a la servidumbre), se ocupa el art. siguiente. Dentro de
este art. 282, puede señalarse como derechos accesorios:
- El del predio dominante, para mantener el curso natural de las aguas e impedir
que se lo estorbe o dificulte en el fundo sirviente.
El precepto consagra una máxima del derecho natural: el que quiere el fin, quiere
los medios (Laurent, cit. por Scaevola). Sería absurdo impedir al que tiene derecho a
una servidumbre, usar de los medios necesarios para aprovecharla. Conforme a esta
doctrina, el propietario del fundo beneficiado con la servidumbre puede hacer todas las
obras necesarias para el uso y conservación de ella. Otras legislaciones, establecen los
requisitos que deben concurrir para el ejercicio del derecho concedido por este artículo:
1º) necesidad evidente de las obras; 2º) respetar el status quo de la servidumbre (art.
284), y 3º) tiempo y forma convenientes para causar la menor incomodidad posible en
la realización de las obras al dueño del predio sirviente.
Jurisprudencia
2.- "Los Arts. 427 y 428 (284) relativos a los derechos del propietario del
fundo a que se debe la servidumbre, suponen el preexistencia (de ésta)
y no pueden tener aplicación (cuando no se ha probado) que haya
servidumbre alguna" (G.J. Nº 688, p. 37).
Este precepto, en realidad, prohíbe alterar la servidumbre, por que tal cosa
implicaría la constitución de una nueva. No alterar la servidumbre ni hacerla más
gravosa presuponen respetar el estatus quo, mantener el estado de hecho determinado
por el título de la servidumbre, porque hacerla más o menos gravosa supone una
alteración.
Si el propietario del fundo sirviente, realiza actos que tienden a disminuir o hacer
más incómodo el uso de la servidumbre, el propietario del fundo dominante tiene para la
defensa de su derecho el camino del interdicto de retener (art. 602 y s. p.c.).
Jurisprudencia
1.- "Según el art. 427 (284) c.c. el propietario del fundo sirviente no puede
hacer cosa alguna que tienda a disminuir y hacer incómodo el uso de la
servidumbre" (G.J. Nº 712, p. 10).
2.- "Conforme al art. 428 (284) del c.c. el que tiene derecho de
servidumbre, no puede usar de él sino según su título y no puede hacer
en el fundo sujeto a la servidumbre cambiamientos que agraven la
condición del primero" (G.J. Nº 712, p. 11).
3.- "El propietario del fundo siguiente no puede disminuir ni hacer incómodo
el uso de la servidumbre, lo cual tampoco puede favorecer al propietario
del fundo dominante para reagravar la servidumbre" (G.J. Nº 712, p. 11).
5.- "El propietario del fundo dominante no puede cosa alguna que agrave la
servidumbre del fundo sirviente y no están permitidas las modificaciones
que contravengan los dispuesto por los arts. 379, caso 3º, y 428 (284)
del c.c. y, en la especie, al ordenar los jueces de grado la restitución de
la servidumbre no han infringido los arts. 424 y 427 (283 y 284) del
c.c." (G.J. Nº 1235, p. 50).
II. Sin embargo, cuando el ejercicio en el lugar originario se hace más gravoso
para el fundo sirviente o impide la realización de obras, reparaciones o mejoras, el
dueño del fundo sirviente puede ofrecer otro lugar tan cómodo para el ejercicio de la
servidumbre al dueño del fundo dominante, quien no podrá rechazarlo. El traslado puede
hacerse también a otro fundo que tenga el dueño del fundo sirviente y aún al de un
tercero que consienta en ello.
III. El dueño del fundo dominante puede también pedir el traslado si le resulta
más ventajoso y no ocasiona daño al dueño del fundo sirviente.
De la concisa dada por éste artículo, puede extraerse los requisitos que son
indispensables para el traslado:
1º) Resultar incómoda la servidumbre al predio sirviente, ya por razón del lugar
asignado, ya por la forma establecida para su uso, o porque impide hacer obras,
mejoras o reparos importantes en el fundo sirviente.
2º) Ofrecer al dueño del fundo dominante otro lugar o forma igualmente cómodos
en reemplazo de los anteriores que se quiere substituir.
3º) No resultar perjuicio alguno para el dueño del fundo dominante y para
quienes tienen derecho al uso de la servidumbre.
Otras legislaciones, disponen que el costo del traslado correrá por cuenta de
quien intente el traslado. Para el caso del artículo, corresponde al dueño del fundo
sirviente alternativa del párrafo II y al del fundo dominante en la del párrafo III.
Jurisprudencia
1) En este caso es indudable que la reunión en una misma persona del carácter
del propietario de ambos fundos, dominante y sirviente extingue la servidumbre por
aplicación del principio ya repetidas veces señalando: nemini res sua servit. Se dan
diversas modalidades. Puede comprender la compra del fundo sirviente sólo una parte
determinable materialmente, o una parte ideal abstracta, representada por una cuota
(copropiedad). En el primer caso, si la parte adquirida, tanto del dominante como el del
sirviente, corresponde a la servidumbre, ésta se extingue, como ocurre en las
servidumbres de paso, abrevadero o de acueducto, cuando el propietario del fundo
dominante compra el lugar del fundo sirviente, por donde pasa el camino o donde está
el abrevadero o el acueducto. En el caso inverso, en que sea el propietario del fundo
sirviente el que compra el fundo dominante, la servidumbre cesa.
Por aplicación de las reglas generales y del art. 275, cuando el fundo dominante
pertenece a muchos copropietarios (comunidad), el uso que haga uno de ellos de la
servidumbre, impide la prescripción respecto de los demás.
Jurisprudencia
1.- "No hubo omisión de la demandante en el ejercicio de su derecho para
gozar de la servidumbre mediante la acequia (por lo que no ha sido)
posible que esté ganada la prescripción según los arts. 462 y 434 (287,
3 y 289) del c.c." (G.J. Nº 789, p. 16).
3.- "Que si bien han transcurrido más de diez años, sin que los
demandantes hubieran hecho uso de su servidumbre mencionada, no se
ha extinguido ésta mediante la prescripción establecida en el art. 432
(287, 3) del c.c. porque siendo ella común a muchos, el uso que haga
uno de ellos impide la prescripción repecto de los demás, como declara
el art. 435 (287, 3) del c.c." (G.J. Nº 874, p. 81).
El art. 430 del Cgo. abrg., como muchas otras legislaciones, prevé que las
servidumbres reviven "cuando las cosas se restablecen de manera que se pueda hacer
uso de ellas", Disposición racional, inexplicablemente omitida en el Código. Si la fuente,
el pozo, o el acueducto del ejemplo vuelven a fluir, naturalmente que la servidumbre
debe restablecer. El artículo citado exceptúa los casos en que se haya vencido el plazo
de prescripción, lo cual puede discutirse teniendo en cuenta el carácter de fuerza mayor
del hecho.
No tiene relevancia alguna esta disposición. Así se usa el 10% del derecho de
servidumbre, si es que se puede usar el ejemplo para hacer comprender gráficamente el
significado del artículo, es suficiente para mantenerlo vigente. La ley impone usar la
servidumbre para que no prescriba, pero no determina la entidad del uso.
Corresponde este precepto al de art. 434 del Cgo. abrg. que como la
generalidad de las legislaciones, dispone que la forma de usar la servidumbre puede
prescribirse, como la servidumbre misma y de la misma manera. La forma o manera de
prestar una servidumbre es estar en vida, en movimiento, es el hecho de la
servidumbre. Si se quiere diferenciar el tiempo de forma o de manera, igualmente es el
hecho de la servidumbre y claro está que puede perderse por el no uso durante el
tiempo establecido por la ley, de igual modo que el derecho de servidumbre.
LIBRO TERCERO
DE LAS OBLIGACIONES
PARTE PRIMERA
DE LAS OBLIGACIONES EN GENERAL
TITULO I
DEL EFECTO DE LAS OBLIGACIONES
CAPITULO I
DISPOSICIONES GENERALES
La obligación: nexum o vinculum, para los romanos, era la cadena legal que
sujeta al hombre por efecto de ciertos actos voluntarios, esto es, que tenía sólo un
carácter contractual, como resultado de un pacto. En un avance mayor del Derecho
(Scaevola), la obligación es algo más: no depende necesariamente del contrato y a
veces no tiene nada de común con él, aunque sin embargo, produce todos los efectos
que los romanos asignaron a las obligaciones.
Las corrientes modernas, consideran generalmente que las leyes no son textos
de doctrina, sino reglas y eluden toda definición, peligrosa por lo común en ellas.
Sin embargo, algunas legislaciones las dan como reglas de aplicación práctica
por ejemplo el Código alemán (art. 241): derecho o facultad jurídica de exigir una
prestación jurídica (dar, hacer) o abstención (no hacer), (Loewenwarter).
En ese sentido y precisando conceptos, cabe señalar la noción exacta que ofrece
el citado c.c. alemán (art. 241): derecho del acreedor a exigir del deudor una prestación
que puede, también, consistir en una omisión, noción sobre la cual Enneccerus &
perfilan esta definición: derecho de crédito que compete a una persona, llamada
acreedor, contra otra persona determinada, llamada deudor, para la satisfacción de un
interés digno de protección que tiene el primero. Esta noción sobre el derecho en
examen presenta, a tenor de la explicación de los autores citados, dos aspectos: el lado
activo denominado crédito y el pasivo, llamado deuda.
Quiere esto decir, que toda obligación, para que sea considerada jurídicamente
tal, ha de ser exigible. Estar obligado jurídicamente, es hallarse en condiciones de
dependencia de otra persona, verse en la necesidad de obrar de una manera
determinada, estar sometido a una exigencia que sujeta al individuo inevitablemente a
cierto modo especial de conducta. Depende unas veces de la imposición de la ley; otras
del contrato celebrado por la persona obligada; otras de ciertos actos realizados por ella
o de ciertos hechos que le afectan y de los cuales deriva la necesidad de la reparación.
Parece que hubo intención de ajustar el plan del Código a este método, pero sus
reglas arrancan directamente de los efectos de las obligaciones. Nótese, así, que la
influencia renovadora de los autores modernos citados y la de Códigos italiano, cuyas
reglas se han adoptado preponderadamente, no han servido de mucho para superar la
influencia del viejo sistema; se ha empezado por el efecto de las obligaciones
abandonando a la doctrina y la jurisprudencia (seguramente), la consideración de las
obligaciones en si mismas, y éste primer artículo del Libro ha sido destinado a la noción
de la ejecución forzosa (párrafo II del art.) que en la estructura del Cgo. modelo está
normada en el Libro relativo a la Tutela del Derecho, del que se han tomado algunas
disposiciones en el Título III del Libro 5º (Protección Jurisdiccional de los derechos, arts.
1465 y 1467 v. gr.). Los arts. 292, 293 y 294 siguientes, de este cap. corresponden a
las reglas preliminares de carácter general con las que el Cgo. modelo empieza la
normativa de las obligaciones, resultando de ese modo que este art. 291 es ajeno a la
temática del capítulo.
b) Son obligaciones positivas, las de dar y hacer, reunidas en una sola categoría,
porque se considera la primera como una obligación de hacer particular o determinada.
Son negativas las de no hacer.
c) Son obligaciones ordinarias aquéllas por las cuales el deudor responde con
todo su patrimonio (caso del art. 1335. Son reales, las que no comprometan más allá
de la cosa a la que está ligada (propter rem: casos de los arts. 1360, 1368 y 1461, por
ej.). La obligación o derecho de crédito, suele contraponerse al derecho real, con la
cual, sin embargo, tiene en común el formar parte de los derechos patrimoniales
(Messineo). Siendo el carácter fundamental de la obligación un vínculo de derecho
personal (entre personas), se le opone al derecho real, porque su eficacia está
subordinada a la solvencia del deudor y carece del derecho de persecución y del de
preferencia, propio de los derechos reales.
Jurisprudencia
"Son acreedores no solamente los que tienen derecho a una suma de dinero o a
una especie determinada, sino todos los que tienen acción para exigir el
cumplimiento de una obligación cualquiera" (G.J. Nº 1298, p. 106).
La obligación supone un derecho que puede ser valuado en dinero, esto es, un
derecho patrimonial. Sin embargo, cuando el art. habla del interés del acreedor, aún
cuando tal interés no sea patrimonial, ha de tenerse en cuenta que la ley se refiere a
que ciertos derechos (que se encuentran fuera del derecho de las obligaciones, como
los de la personalidad; arts. 6 y s., los de familia; c.f. arts. 97, 175, 258; el derecho al
honor: art. 17, a la vida: art. 6, a la libertad: art. 8) cuando son violados, originan una
obligación de resarcimiento valuable en dinero.
ART. 293.- (Relaciones entre deudor y acreedor). Las relaciones del acreedor
con el deudor en cuanto al ejercicio de sus derechos así como en cuanto a las
garantías de la obligación se rigen por las disposiciones pertinentes del libro V del
Código presente.
El art. alude a los institutos que el Código regula en el título II de dicho Libro V:
de la garantía patrimonial de los derechos; al título III del mismo Libro: de la protección
jurisdiccional de los derechos, y al capítulo III del Título V del registro de los derechos
reales.
SECCION I
DEL CUMPLIMIENTO EN GENERAL
SUBSECCION I
DE LOS SUJETOS DEL CUMPLIMIENTO
Jurisprudencia
1.- "El pago hecho por un tercero extingue la obligación principal conforme a
este art. cuando aquél obra en descargo del deudor. Verificado el pago a
nombre y en descargo de la fiadora, cuya obligación es subsidiaria, no es
aplicable esta disposición" (G.J. Nº 308, p. 2044).
3.- "El coobligado puede satisfacer las obligaciones de sus compartes, sin
necesidad de autorización expresa de los mismos, según el art. 827
(295) del c.c." (G.J. Nº 1208, p. 22).
4.- "Nadie puede ser obligado al pago de una deuda ajena, salvo que de su
consentimiento o mandato para ello" (A.S. Nº 18 de 7-III-80).
Quien paga mal paga dos veces, dice el axioma. Resulta de ello como el
determinar con exactitud a quien debe ser hecho el pago.
Puede ocurrir que el pago sea hecho a persona que no reúne ninguna de las
condiciones dichas, entonces hay lugar a lo previsto en el párrafo II, en el que
propiamente se da el caso del pago mal hecho y que puede hacerse válido, cuando lo
ratifica o confirma el acreedor expresa o tácitamente, o cuando el pago a procurado
provecho al acreedor.
Se dice que el receptor del pago está legitimado para recibirle, cuando
demuestra (Messineo) las siguientes condiciones: existencia del derecho de crédito (art.
1238), que ese derecho corresponde a quien alega pretensión al cumplimiento, identidad
del que pretende el cumplimiento con aquél a quien corresponde el derecho de crédito,
y capacidad para recibir el cumplimiento (art. 299). La legitimación para pretender el
cumplimiento de la obligación, en la terminología técnica, es más propia cuando esta
circunscrita a los títulos-valores en materia comercial y legitimado es quien esta
investido de la posesión de los mismos con arreglo a las reglas de su circulación, sea o
no el titular del derecho en ellos consignado. El término ha sido tomado de la
disposición fuente, que legisla materia civil y comercial a la vez.
Jurisprudencia
1.- "Es válido el pago hecho de buena fe al que está en posesión del
crédito, aunque después la posesión sea vencida en juicio" (G.J. Nº 584,
p. 8).
2.- "El pago hechas a personas extrañas, que no tienen poder del acreedor,
no es válido según este art." (G.J. Nº 594, p. 4).
3.- "El pago para ser apreciado como tal y surtir los efectos previstos por el
art. 825, inc. 1º (351, 1) debe reunir las condiciones requeridas por el
930 (297)" (G.J. Nº 623, p. 10).
4.- "El deudor no tenía conocimiento de la transferencia porque ni se le hizo
saber ni fue registrada en derechos reales, no obstante ser hipotecaria la
acción transferida, en cuyo concepto es legítimo el pago que hizo sin que
por eso mismo pueda ser compelido a pagar nuevamente una deuda ya
cancelada" (G.J. Nº 630, p. 2).
6.- "Son de abono legal los pagos hechos al Administrador del Banco
nombrado conforme al reglamento de Bancos" (G.J. Nº 793, p. 9).
7.- "El pago hecho por los deudores a la... sabiendo que ya no era
acreedora de ellos, ha sido hecha contra lo prescrito por el art. 830
(297) y no puede aceptarse como legal" (G.J. Nº 804, p. 26).
II. Quien recibió el pago puede ser obligado a restituirlo frente al verdadero
acreedor, conforme a las reglas de la repetición de lo indebido.
Jurisprudencia
1.- "La aplicación de este art. supone necesariamente la concurrencia de las
dos condiciones que establece: la realidad del pago y la buena fe" (G.J.
Nº 453, p. 822).
3.- "Este art. 831 (298), trata de las relaciones jurídicas entre deudores y
acreedores en el caso de un crédito pagado de buena fe a un acreedor
aparente, más no puede aplicarse a casos distintos de intereses o
derechos cuestionados, como el dinero proveniente de un remate que se
disputan varias personas y cuya solución compete al juez, y nunca al
rematador" (G.J. Nº 770, p. 24).
La regla general exige que el acreedor debe ser capaz de recibir el pago. La
razón (dice Giorgi), es que la aceptación del pago produce la enajenación del crédito y
no puede hacerse válidamente por quien no tenga facultad de enajenar.
ART. 300.- (Pago efectuado por un incapaz). El deudor que paga lo debido no
puede impugnar luego el pago alegando su propia incapacidad.
En las legislaciones antiguas (art. 829 del Cgo. abrg. por ejemplo), salvo
tratándose de suma de dinero o de cosa consumible por el primer uso, todo pago hecho
por un incapaz era nulo, dada la regla solvere est alienare: El pago es un traspaso de
propiedad, decía Bigot de Préameneu (cit. de Giorgi), en la exposición de motivos del
Código francés.
Corresponde reproducir aquí el axioma anotado en el art. 297: quien paga mal,
paga dos veces. Particularmente en el caso de que el deudor conocía el impedimento
legal que se oponía al pago, cual es la notificación del embargo o de la oposición. El
elemento esencial para la aplicación de este art. es que el deudor, tenga conocimiento
del impedimento legal para pagar, conocimiento que, en el caso, no se obtiene de otro
modo que con la citación judicial correspondiente (art. 504 del p.c.).
El art. 130 del p.c., señala los efectos de la citación, entre los que el inc. 2)
indica que causara los previstos por el c.c., uno de los cuales es el que determina este
art. Las notificaciones con una retención o embargo (art. 504, p.c.) o con oposiciones
(de terceros excluyentes o de derecho preferente: p.c. arts. 358 y 362), constituyen al
deudor notificado en depositario, con las obligaciones que señalan para este los arts.
160 y 161 del mismo p.c.
Aun cuando el plazo del pago haya llegado, el pago no puede ser efectuado en
perjuicio de un embargo o de una oposición. Es regla concreta que no ofrece dudas. (V.
además la anot. al art. 311).
Jurisprudencia
3.- "El pago hecho por los deudores contraviniendo la prescripción del art.
833 (301) del c.c., no puede ser aceptado como legal" (G.J. Nº 804, p.
26).
SUBSECCION II
DE LA DILIGENCIA EN EL CUMPLIMIENTO
Finalmente, téngase en cuenta que, las reglas relativas al grado de diligencia que
el deudor debe observar en el cumplimiento, tienen predominante aplicación en las
obligaciones de hacer.
SUBSECCION III
DEL OBJETO DEL CUMPLIMIENTO
Este artículo se complementa con el anterior. Es más, ambos dos son partes
integrantes de un sólo precepto, porque la diligencia de pater familias que la ley impone
al deudor, está en relación principalmente con la conservación de la cosa.
Jurisprudencia
1.- "El pago como medio de extinción de las obligaciones (vale decir como
medio de cumplimiento) puede contraerse tanto en el dar como en el
hacer o no hacer y de ello resulta que si la obligación consiste en la
entrega o restitución de un bien, su cumplimiento funda la excepción de
pago que válidamente puede ser opuesta en cualquier estado de la
causa, cuando se la hace con sujeción a la ley y a la obligación a que
está referido dicho pago" (G.J. Nº 1602, p. 145).
Entre las obligaciones de género son típicas las que tienen por objeto entregar
una suma de dinero o cantidad de moneda (obligaciones pecuniarias, arts. 404 y s.).
Son frecuentísimas en las transacciones diarias, sea porque el dinero constituye o el
precio de la compraventa o del arrendamiento, o el objeto del mutuo, comodato, prenda,
o de diversos contratos bancarios (v. gr. apertura de crédito, c. com. art. 1309) y de
diversas obligaciones que nacen de títulos-valores (letra de cambio, cheque, pagaré,
etc.), cuyas prestaciones se resuelven en la dación de una suma de dinero. En éstos
casos, el cumplimiento consiste en pagar la suma, pago stricto sensu que tiene efecto
liberatorio para el deudor.
Jurisprudencia
II. Cuando la deuda tiene una parte líquida y otra ilíquida, el acreedor puede
exigir y el deudor hacer el pago de la primera, sin esperar la liquidación de la segunda.
El pago debe ser completo de tal manera aunque la obligación sea divisible,
debe ser cumplida como si fuese indivisible. Inversamente, según se puede deducir de
la regla, el acreedor tampoco puede tomar parte del crédito solamente y rehusar, a
despecho del deudor, el resto cuando la deuda sea exigible. Tan dueño es el acreedor
de pedir sólo una parte, como el deudor tiene el derecho de pagarle todo.
a) En las deudas no liquidas en parte (párrafo II), v. gr., en las cuentas de una
administración sobre las que hay acuerdo respecto de unas partidas y se discute sobre
otras. En esta situación le será lícito al administrador liberarse de la deuda indiscutible,
mientras se resuelve sobre las partidas controvertidas.
Quien paga, para hacerlo válidamente, debe ser propietario de la cosa y capaz
de enajenarla. En realidad, el artículo no sienta el principio, sino algunas de sus
consecuencias, y abandona la tarea de establecer el principio y descifrar todas sus
consecuencias a la doctrina o a la jurisprudencia.
Es de lógica elemental que el pago con cosas ajenas sea nulo. La extensión de
esta regla, debe además conciliarse con el principio del art. 100: en materia de muebles
la posesión vale por título.
Queda por averiguar la situación del propietario de la cosa que el deudor usó
para pagar su obligación. Por regla general, tiene derecho a la reivindicación de la cosa,
aunque no tan sencillamente como parece. Si el acreedor recibió de buena fe, en pago
de su crédito, un mueble ajeno, parece imposible la reivindicación ante el principio
enunciado por el art. 100, salvo que se alegue y demuestre el extravío o el hurto de la
cosa, que ya es cuestión diversa.
Ha de tenerse como excepción a la regla del artículo, el pago hecho con una
cantidad de dinero o de cosa que se consuma con el uso, si el acreedor ignoraba que
la cosa pertenecía a otro propietario y la consumió de buena fe.
III. No reviven las garantías prestadas por los terceros, salva la voluntad diversa
de ellos.
IV. Queda a salvo lo dispuesto en el artículo 309.
Esta regla tiene relación con el objeto del pago. El acreedor en las obligaciones
de cuerpo cierto y determinado, no está obligado a recibir cosa distinta de la debida por
el deudor. Tampoco puede pretender una diferente así fuese el valor inferior, ni el
deudor puede ofrecer para liberarse otra, aunque fuese mejor o de valor superior.
El parágrafo IV, deroga prácticamente estas reglas con la disposición del art.
309. La disposición fuente no contiene tal salvedad, porque tampoco tiene disposición
análoga a la de dicho art. 309, que tiene fuente diversa.
Jurisprudencia
Además este art. 308 deja entender que quien cede un crédito para pagarse es
el propio acreedor. Defecto de traducción o comprensión correcta de su modelo italiano
(art. 1198) que dice: cuando en lugar del cumplimiento se cede un crédito, la obligación
se extingue, etc.
Jurisprudencia
1.- "El art. 838 (309) autoriza al juez para mandar pagar de diferente modo
al que se ha pactado" (G.J. Nº 581, p. 4).
2.- "Los jueces hacen mala aplicación del art. 838 (309), que se refiere al
deudor que no puede pagar en la misma especie y modo a que se obligó
(y no) a los acreedores que son los únicos en la actual emergencia
discuten" (G.J. Nº 770, p. 7).
4.- "Los jueces con la facultad que les da este artículo, determinan que no
pudiendo el deudor hacer el pago en goma, como se pactó, lo haga en
dinero, calculándose el precio... no infringen el citado art. que deja al
criterio del juez la sustitución de la materia de pago" (G.J. Nº 818, p.
44).
6.- "La facultad que reconoce esta disposición legal al deudor, para pagar su
deuda con cosas diferentes a las estipuladas, cuando no puede hacerlo
del modo pactado, ha de entenderse referida a las obligaciones que
tienen origen contractual" (G.J. Nº 1602, p. 146).
III. En los otros casos la obligación se cumple donde tiene su domicilio el deudor
en el momento del vencimiento.
La regla sobre el lugar del pago supone dos hipótesis: a) que el lugar esté
determinado en el convenio, y b) que no se haya determinado expresamente.
Las reglas de los párrafos II y III son suficientemente claras. Sólo queda añadir
que si el convenio -caso de determinación expresa- señala un domicilio especial (art.
29, II), la obligación deberá cumplirse en ese domicilio.
En los casos en que el cumplimiento ha de hacerse en el domicilio del deudor,
corresponde al acreedor presentarse en él para pedir el cumplimiento. El deudor queda
constituído en mora sólo cuando el acreedor le requiere el pago en su domicilio.
Los arts. 636 del c.c. y 850 del c. com., contienen reglas particulares de
cumplimiento en materia de compraventa.
Jurisprudencia
"No estando expresamente estipulado que el sólo vencimiento del plazo baste
para que el deudor caiga en mora, es necesario que éste sea previamente
(demandado) para que cumpla su obligación; sin esta circunstancia no puede
exigírsele la pena convenida para el caso de que no cumpla su obligación o no
pague su deuda en el término pactado" (G.J. Nº 613, p. 4).
EL tiempo del cumplimiento supone que éste debe efectuarse al llegar el término
o plazo o el momento determinado para el efecto.
A diferencia del término que señala el momento de eficacia del negocio jurídico,
está el término como momento de vencimiento o de cumplimiento de la obligación, que
es el significado de término en este art. y en los siguientes hasta el 315 inclusive. El
término como momento de eficacia da origen a la obligación; como momento de
cumplimiento supone una obligación nacida ya y por tanto eficaz que fija el tiempo en
que ha de exigirse su cumplimiento y ella debe cumplirse: es el dies solutionis (el día
de pago: Valbuena).
Para todas las reglas de término para el cumplimiento, así esté vencido éste y la
obligación se haya hecho exigible, rige la regla del art. 301 cuando se presenta
oposición al pago o embargo de la cosa debida.
Jurisprudencia
ART. 313.- (Beneficiarios del término). El término se presume fijado a favor del
deudor, a no ser que de lo convenido o de las circunstancias resulte establecido a favor
del acreedor o de ambos.
Cuando el término está fijado a favor del deudor, el acreedor, no puede, por lo
regular, negar el cumplimiento que el deudor quiera hacer antes del vencimiento del
término. Esta regla está derogada en el caso del deudor cambiario que paga antes del
vencimiento y que lo hace a su propio riesgo y peligro (c. com. art. 567).
La presunción del art. en favor del deudor, cuando el término no resulta estar
establecido convencionalmente a su voluntad, se explica por que se considera que el
interés en el término es especialmente suyo, regla que tiene un ejemplo exacto en el
primer parágrafo del art. 850.
Jurisprudencia
"Usando del derecho que le confiere el art. 778 (313) del c.c. el deudor
(puede) renunciar al término que se le concedió y cancelar su crédito
(obligación) antes del vencimiento de este" (G.J. Nº 519, p. 2).
Este art. comprende en realidad una renuncia del plazo. Si está establecido por
el convenio o según las circunstancias en favor del acreedor, éste al exigir la prestación
antes del cumplimiento del plazo, renuncia a éste. Si está establecido en favor del
deudor, o por el silencio del convenio y ausencia de circunstancias que permitan
determinarlo se presume establecido a favor del deudor, éste renuncia al plazo,
anticipándose en el cumplimiento. La excepción de la ignorancia del plazo por parte del
deudor para los fines del párrafo II, es una posibilidad remota.
Jurisprudencia
"Los jueces al ordenar que el recurrente sustituya la fianza con otra de igual
valor en el término de tres días no infringen el art. 777 (314), por no haberse
probado oportunamente la excepción de plazo vencido" (G. J. Nº 824, p. 43).
Los arts. 453, 460, 806, 890, 893 y 1337 del c. com., reglan diversas
situaciones de las que deriva la caducidad del término y los arts. 578 y 1592 del mismo
cuerpo legal, declaran vencidos los plazos por efecto de la declaratoria de quiebra. En
materia de los concursos reglados por el p.c., para deudores no comerciantes, aunque
se ha omitido en él la regla expresa pertinente, la caducidad del término es
consecuencia de lo dispuesto por este art., que ha de aplicarse concordantemente con
el 563 del citado p.c., que al declarar la universalidad del concurso, establece que él
comprenderá todas las obligaciones del deudor, lo que implícitamente importa la
caducidad de los términos.
Jurisprudencia
2.- "El concurso de acreedores, a que se refieren los arts. 508 y 511 (564 y
570) del p.c., es una consecuencia del proceso ejecutivo, aunque ello no
obsta a que sobre la base de un juicio de esta naturaleza se promueva el
concurso con acreencias que no participan de la calidad ejecutiva, en
razón de que el deudor no puede reclamar el beneficio del término,
cuando ha quebrado o ha disminuido las seguridades que había dado al
acreedor según el art. 779 (315) del c.c." (G.J. Nº 1564, p. 64).
SUBSECCION V
DE LA APLICACION DE LOS PAGOS
II. En su defecto, el pago se imputará a la deuda que esté vencida; si hay varias
deudas vencidas, a las que estén menos garantizadas; si están igualmente garantizadas,
a la más onerosa para el deudor; y si son todas onerosas, a la más antigua. En caso
de ser las deudas en todo iguales o que los criterios expuestos no sirvan para revolver
el caso, la imputación se hará proporcionalmente a todas las deudas
Las reglas de la imputación del pago son aplicables tanto al caso del deudor que
tiene varias deudas respecto del mismo acreedor, como al del que sólo tiene una, o al
que está obligado a pagar parcialmente.
Cuando hay pluralidad de obligaciones rigen las reglas del artículo, que son tan
antiguas como el Derecho romano y, por regla general favorables al deudor. Este al
pagar puede declarar la deuda que quiere extinguir. Si no usa esa facultad, la elección
pasa a ser facultad del acreedor. Si tampoco lo hace éste, se aplica la regla legal que
contiene el artículo.
Jurisprudencia
1.- "Este art. (847) (316), sólo es aplicable en los casos en que las deudas
son exigibles y no están sujetas a ninguna condición" (G.J. Nº 255, p.
1496).
2.- "El deudor de diferentes créditos, cuando entregó las drogas no declaro
cual de las deudas satisfacía y, por lo mismo quedó sujeto a la aplicación
establecida por el art. 847, (316, II) del c.c." (G.J. Nº 300, p. 1979).
3.- "Los artículos 844 y 847 (316, I y II) estatuyen la imputación de pagos,
de la manera que ellos determinan en el (entendido) de que una misma
persona es deudora de dos o más deudas" (G.J. Nº 302, p. 1998).
4.- "La aplicación del pago al crédito que más interesa al deudor, conforme
al art. 847 (316) sólo tiene lugar cuando hay distintas obligaciones
contraídas por el deudor en diversas fechas" (G.J. Nº 575, p. 9).
6.- "La Corte determinando el sentido y el alcance del recibo, establece que
el abono expresado en él, sin que el acreedor hubiera hecho aplicación
concreta, debe imputarse al documento de deuda, cuya solución interesa
más al deudor" (G.J. Nº 691, p. 17).
II. Pero el pago hecho al capital y a los intereses, sin observación del acreedor,
se imputa en un quinto al capital y el saldo a los intereses.
En cuanto a los pagos parciales, estando sujetos estos, por la regla general (art.
317), a la aprobación de acreedor, en realidad corresponde a este y no al deudor hacer
la aplicación, porque es el interés del acreedor y no del deudor el que la ley tiene en
cuenta al fijar la norma fundamental.
Jurisprudencia
1.- "Con arreglo a este artículo 845 (317) los pagos parciales que se
hubiesen hecho se aplican de preferencia a los intereses devengados"
(G.J. Nº 533, p. 13).
2.- "Según este art. 845 (317) del c.c. el deudor de una deuda con
intereses y réditos, no puede, sin el consentimiento del acreedor, aplicar
el pago que hace al capital con preferencia a los intereses" (G.J. Nº
575, p. 9).
3.- "El pago parcial debe aplicarse de preferencia, no al capital sino a los
intereses devengados, pues que al respecto, no existe (en la especie)
convención ni resolución judicial que determine lo contrario" (G.J. Nº
625, p. 9).
4.- "Como establece el art. 845 in fine (317, II) del c.c., los pagos parciales
deben aplicarse siempre en amortización de intereses" (G.J. Nº 1362, p.
27).
ART. 318.- (Recibo con imputación). El deudor de varias deudas que acepta un
recibo por el cual el acreedor ha imputado el pago a una de ellas, no puede reclamar
una imputación diversa, a no ser que haya habido sorpresa o dolo por parte del
acreedor.
Jurisprudencia
1.- "Este art. 846 (318) no libra exclusivamente a la voluntad del acreedor
la aplicación de un pago hecho por el deudor de diferentes deudas, sino
que la hace depender del consentimiento tácito de éste al aceptar el
finiquito en que el acreedor imputa el pago de una deuda señaladamente"
(G.J. Nº 818, p. 44).
2.- "No consta aceptado el finiquito por el deudor que acredite la aplicación
de pago (en él se) pretende y, por el contrario, fundado su excepción,
oportunamente opuesto, solicita que en la liquidación a verificarse, se
descuente la cantidad pagada por su cuenta por el depositario" (G.J. Nº
818, p. 44).
SUBSECCION VI
DE LOS GASTOS Y RECIBO DEL PAGO
ART. 319.- (Gastos del pago). Los gastos del pago corren por cuenta del
deudor.
II. El recibo otorgado por el capital, sin reserva de los intereses, hace presumir el
pago de éstos últimos.
II. En lo que respecta a los títulos-valores se estará a las disposiciones que les
conciernen.
Las reglas de los arts. 320, 321 y 322 deben entenderse aplicables a todas
aquéllas convenciones que no requieran ciertas solemnidades, tales como su extensión
en documento público y su inscripción en registro especial, cual lo establecen por
ejemplo para la hipoteca los arts. 491 y 1390. En esta clase de convenciones, el pago
y la extinción de la obligación deben hacerse como en su constitución, mediante
documentos públicos.
SUBSECCION I
DE LA SUBROGACION CONVENCIONAL
La subrogación a parte creditoris que regla este art., supone dos requisitos
intrínsecos: consentimiento y capacidad del acreedor y pago con dinero del tercero no
obligado o ajeno a la obligación. Los requisitos extrínsecos son: constancia expresa y
pago simultaneo a la constancia. El consentimiento del acreedor puede manifestarse
personalmente o mediante su representante. El dinero para el pago debe provenir de un
tercero extraño a la obligación, no obligado a pagar: pues, si el dinero fuese del deudor
la subrogación sería inconcebible. No se requiere para nada el consentimiento del
deudor.
La subrogación por recibo, como también se llama la que regla este artículo,
además de expresa, tiene que ser contemporánea del pago. La razón es clara: si fuese
posterior sería inútil, porque no podría hacer revivir los derechos y garantías extinguidos
ipso jure e irreparablemente por el pago; por breve que fuese el intervalo, la
subrogación sería nula (Giorgi, Messineo). Por eso es preciso que el recibo subrogatorio
tenga fecha cierta, para ser oponible válidamente a terceros (Mazeaud).
Jurisprudencia
1.- "Para evitar que nuevos acreedores que no son privilegiados puedan ser
subrogados, en fraude y en perjuicio de otros acreedores, requiere el art.
841 (324) la doble constancia expresa del préstamo y del recibo del
vendedor hecha a un mismo tiempo" (G.J. Nº 123, p. 396).
7.- "Este art. dispone que en el pago con subrogación convencional debe
hacerse ambas cosas al mismo tiempo, porque el pago extingue el
derecho del acreedor, y mal podría ceder después lo que no tiene" (G.J.
Nº 796, p. 16).
Exige esta figura jurídica para su validez, tres requisitos intrínsecos: a) préstamo
hecho por tercero al deudor, b) inversión de ese préstamo en la extinción de la deuda,
y c) manifestación del consentimiento de prestar y de recibir el dinero para extinguir la
deuda a subrogarse.
Jurisprudencia
1.- "No consta haberse otorgado ningún contrato de subrogación con las
solemnidades prescritas por el 3er. inciso de este artículo 841 (325). Las
presunciones y raciocinios invocados en favor de la subrogación, no
pueden, por lo mismo decidirse conforme al 2º inciso del mismo" (G.J.
Nº 300, p. 1979).
2.- "Para que exista la subrogación convencional del crédito, falta el finiquito
del acreedor en que conste que se le pago con el dinero prestado por el
nuevo acreedor, cual lo requiere expresamente este art." (G.J. Nº 772,
p. 24).
SUBSECCION II
DE LA SUBROGACION LEGAL
3) A favor del que estando obligado con otros o por otros al pago de una deuda, la
satisface.
4) A favor del heredero beneficiario que paga con dinero propio las deudas de la
herencia.
- La del avalista o avalante que paga por el avalado (c. com. art. 563).
- La del fiador que paga por el fiado (c. com. art. 912 y c.c. art. 934).
Está permitido a las partes restringir por pacto explícito los efectos de la
subrogación. Pero, en ningún caso, pueden las partes por medio de una subrogación
convencional obtener efectos más ventajoso que los de la subrogación legal (Giorgi).
Jurisprudencia
1.- "Por disposición del art. 842 (326) fue subrogado la... a la... como
adquirente de la casa con su dinero, habiendo oblado el crédito de la... a
cuyo favor estaba afecta la casa" (G.J. Nº 9, p. 62).
2.- "El Estado ha sido pagado por las fiadoras, subrogándose éstas no
pueden ejercer sino los mismos derechos que tenía el Estado contra el
deudor" (G.J. Nº 271, p. 1753).
3.- "No consta que los garantes hubieran pagado al Banco la suma
garantizada para quedar subrogados en los derechos de éste y tener
acción en el juicio de concurso y aceptar la concurrencia (de aquéllos) y
dado lugar a su crédito en la sentencia de grados, se viola este artículo
en su caso 3º" (G.J. Nº 725, p. 22).
4.- "El fiador que paga la deuda adquiere los derechos del acreedor, (mas)
la subrogación de éstos derechos se halla subordinada a lo dispuesto por
el art. 842 (326)" (G.J. Nº 746, p. 18).
5.- "Según este art. caso 3º, es legal la subrogación en favor del que,
estando obligado con otro al pago de una deuda, tiene interés en
satisfacerla. Se le da aplicación, al reconocer que se realizó esa
subrogación en favor de... que ha pagado lo que debía conjuntamente
con sus dos hermanos y cuya satisfacción le interesaba" (G.J. Nº 807,
p. 27).
SUBSECCION I
DE LA MORA DEL ACREEDOR
La mora del acreedor es una situación del acreedor que se presenta cuando,
éste, sin causa justificada se rehusa a recibir el pago o cumplimiento de su crédito
(Capitant). Esta situación se presenta a partir de la oferta pertinente y la consignación
que efectúa el deudor (arts. 329 a 338), hechas las cuales el deudor queda liberado y
los riesgos de la cosa recaen en el acreedor.
Jurisprudencia
2) No tiene derecho a los intereses ni a los frutos que no hayan sido percibidos por
el deudor.
Así como puede ocurrir un retardo culposo o doloso del deudor (mora del
deudor, art. 340 y s.), puede presentarse el hecho injustificado (aunque no sea culposo
ni doloso: Messineo) del acreedor, que no quiera recibir el cumplimiento, o se abstenga
de hacerlo, evitando así que el deudor pueda cumplir su obligación. Es la mora del
acreedor, que se establece con la citación de la oferta de pago generalmente, situación
de derecho que sólo puede ser obtenida por el deudor, ateniéndose al procedimiento
que fija la ley.
4) El término esté vencido, si se fijó a favor del acreedor, o que la condición esté
cumplida, si la obligación fuese condicional.
II. La oferta puede estar subordinada al consentimiento del acreedor para redimir
las garantías reales u otros vínculos sobre los bienes, que limitan su libre disponibilidad.
No es esta una regla general para todas las obligaciones. Es más aplicable a las
obligaciones pecuniarias y concediendo mucho (Giorgi) a las de género. Los requisitos
que señala el art., se refieren en realidad a obligaciones pecuniarias (art. 708 p.c.).
Para las cosas de cuerpo cierto y determinado rige el art. 330, II) del c.c. y el 709 del
p.c.
Para surtir plenos efectos la oferta debe ser hecha por quien puede pagar y
hacerse a quien pueda recibir, en tiempo y lugar debidos y debe ser completa, libre y
real.
Los tres primeros requisitos son obvios. La notificación del acreedor con
intimación para que reciba el pago, pone en mora a aquél para los fines de los arts.
327 y 328. La notificación es absolutamente necesaria para la convalidación de la
consignación.
1.- "La oferta del capital hecha por el ejecutado y aceptada por el ejecutante,
así como la satisfacción de intereses acreditada por recibidos, constituyen
un pago y no oferta y consignación" (G.J. Nº 574, p. 18).
2.- "El depósito hecho como efecto de la nulidad del contrato anticrético para
que el acreedor reciba la expresada cantidad, no constituye oferta de
pago y consignación, porque no se demandó en ese sentido" (G.J. Nº
716, p. 27).
4.- "Las letras de cambio con que el ejecutado hace oferta de pago (en
ejecución de sentencia) no reúne los requisitos de este artículo 849
(329) para que sean admitidas" (G.J. Nº 806, p. 25).
5.- "Si bien en el caso de autos, las partes que intervienen son las mismas
y la obligación es la misma, en cambio la cantidad depositada en oferta
de pago no es igual con relación a la oferta anterior, diferencia que surge
del tipo de interés con relación a la oferta desestimada por el auto
supremo de fs..., y los jueces de grado al aceptar la nueva oferta de
pago han dado correcta aplicación a los arts. 848, 849 y 850 (329 y
332) del c.c., sin infringir el art. 936 (1319) del mismo código" (G.J. Nº
1591, p. 100).
7.- "Según los arts. 848 y 849 (329) del c.c., las ofertas de pago hechas
por el deudor al acreedor que rehusa recibirlo y seguido de consignación,
extinguen la obligación cuando son hechas legítimamente, lo que supone
que debe comprender toda la suma adeudada y demás condiciones que
exige el citado art. 849 (329)" (G.J. Nº 1616, p. 94).
8.- "La oferta de pago y consignación previstas por los arts. 329 y 332 del
c.c. y 708 del p.c., presuponen la existencia de una relación obligatoria
cierta y admitida por acreedor y deudor y la circunstancia de que aquél
se niega a recibir el pago que éste le ofrece" (A.S. Nº 93 de 17-6-80,
S.C. 1º, inéd.)
9.- "Según este art. y los casos 1) y 2) del art. 332, la oferta de pago y
consignación válida no sólo debe comprender la suma total adeudada e
intereses y gastos líquidos, sino también una suma adicional suficiente
que cubra los gastos ilíquidos" (G.J. Nº 1678, p. 161).
11.- "La oferta de pago y consignación, previstas por los arts. 329 al 338 del
c.c. y 708 del p.c., presuponen la existencia de una relación obligatoria
cierta y admitida por acreedor y deudor y la circunstancia de que aquél
se niegue a recibir el pago (Lab. Jud. 1980, p. 146).
13.- "Para que la oferta de pago sea válida, es preciso que el término esté
vencido" (Lab. Jud. 1983, p. 190).
19.- "La validez de la oferta de pago supone que se haga al acreedor capaz
de recibir o a quien lo represente; que se haga por persona capaz de
cumplir la obligación válidamente; que el término esté vencido si se fijó
en favor del acreedor o que la condición esté cumplida si la obligación
fuere condicionada; que se haga en el lugar donde debe efectuarse el
cumplimiento y que se la haga por ante autoridad judicial" (Lab. Jud.
1988, p. 416).
23.- "No se observa estrictamente el art. 329 del c.c., especialmente respecto
de su inc. 3), cuando la oferta contempla suma menor del saldo deudor
y, además, se pretende soslayar lo dispuesto por el inc. 6) del mismo
precepto en relación con los arts. 21 y 24 de la L.O.J. (relativas a la
jurisdicción y su prorrogabilidad)" (G.J. Nº 1746, p. 420).
La oferta tiene que ser real, esto es, acompañada de la exhibición efectiva de la
cosa ofertada. Tratándose de dinero, con mejor criterio el p.c., exige el certificado de
depósito bancario correspondiente a la orden del juez (art. 708), mientras el Código, en
este artículo, con criterio bastante anacrónico, exige la exhibición de las monedas o los
billetes, los que, en caso de ser aplicado el artículo deberán ser minuciosamente
detallados por su numeración. Lo que el derecho exige es que la oferta no sea verbal,
aparente e ilusoria, sino concreta y verdadera para que produzca la liberación del
deudor.
Jurisprudencia
Jurisprudencia
3.- "Mientras no sea aceptada la oferta de pago no basta por sí sola para
desligar al deudor de las obligaciones contraídas, siendo necesario, para
producir ese efecto, que tenga lugar la consignación mediante la orden
judicial respectiva" (G.J. Nº663, p. 20).
5.- "Se violó este art. 848 (331) al aplicarlo limitándolo sólo a las
obligaciones que nacen del contrato de préstamo y no a las que resulten
de cualquier otra fuente" (G.J. Nº 717, p. 10).
6.- "No tiene valor jurídico la oferta de pago por no haberse hecho la
consignación de la respectiva suma de dinero infringiendo el art. 848
(331), sin que, por lo mismo, se hubiese extinguido la obligación
contraída" (G.J. Nº 751, p. 48).
2) El deudor haya entregado la cosa con los intereses y los frutos debidos hasta el
día de la oferta, en el lugar indicado por la ley o, en su defecto, por el juez.
Jurisprudencia
1.- "Las ofertas de pago hechas por el deudor al acreedor que rehusa
recibirlo y seguida de la consignación, extinguen la obligación cuando han
sido efectuadas legítimamente para lo cual deben comprender toda la
suma adeudada, con más intereses devengados y los gastos líquidos e
ilíquidos" (G.J. Nº 527, p. 18).
2.- V. los casos Nos. 5, 6, 7, 9 y 16 del art. 329.
Jurisprudencia
2.- "Para que la oferta de pago pueda ser tenida en cuenta e imputarse
válidamente el pago de capital de la obligación perseguida, es necesaria
la existencia de la respectiva resolución judicial ejecutoriada que la
declare válida, emanada del correspondiente proceso con que se
sustancia este tipo o especie de acción" (G.J. Nº 1676, p. 117).
5.- "El pago para ser válido debe haber sido aceptado por el acreedor o
haberse declarado tal por sentencia final, sin que pudiera existir la tercera
posibilidad" (Lab. Jud. 1989, p. 561).
Jurisprudencia
En algunas situaciones particulares, como la que regla el art. 968, II), quien
recibe el pago indebido procediendo de mala fe, responde aún por el caso fortuito y la
fuerza mayor.
jurisprudencia
1.- "Los arts. 729 y 730 (341) se refieren únicamente a los daños y
perjuicios que se pagan cuando hay tardanza u omisión en el
cumplimiento de la obligación o dejan de pagarse cuando la falta proviene
de causa extraña, de fuerza superior o de un acontecimiento fortuito"
(G.J. Nº 211, p. 1444).
2.- "Requerido para cumplir el contrato, lejos de hacerlo dio lugar a que se
lo demande para la indemnización de daños por su negativa y al
ordenarse el resarcimiento de daños se hace justa aplicación del art. 739
(339) que condena en daños e intereses al deudor que maliciosamente
retarda o elude el cumplimiento de su obligación" (G.J. Nº 848, p. 12).
3.- "No hay falta imputable al deudor (cuando) consigna en un
establecimiento de crédito en que deben hacerse los depósitos judiciales,
valor efectivo y bastante para solucionar su obligación, en la fecha de la
oferta real, efectuada con todos los requisitos de la ley" (G.J. Nº 701, p.
35).
5.- "En las obligaciones de hacer son aplicables los daños del incumplimiento
desde el día de la mora según los arts. 739 y 730 (339 y 340) del
c.c." (G.J. Nº 1211, p. 8).
8.- "Todo incumplimiento del contrato, que es ley para las partes según el
art. 725 (519) del c.c. se traduce en el resarcimiento de daños conforme
al art. 739 (339) del mismo código" (G.J. Nº 1263, p. 63).
Para hablar de mora, la obligación tiene que estar vencida y fundarse en un título
ejecutivo. Si es condicional, antes de que ésta se cumpla y si es a término antes de
que éste haya llegado, no puede hablarse de mora. Esta es la primera regla. La
segunda es que la intimación, el requerimiento del acreedor, u otro acto equivalente,
debe hacerse necesariamente. Las formalidades son obvias: debe hacerlas el acreedor o
su representante autorizado; la forma es generalmente la citación judicial, el acto
equivalente (diligencia notarial según el art. 571, v. gr.,), puede prestarse a diversas
interpretaciones, pero para hacer surtir efectos legales, la judicial, parece la única vía
efectiva.
Jurisprudencia
1.- "Los intereses principian a correr desde que el deudor se hace moroso"
(G.J. Nº 594, p. 3).
2.- "Conforme a los arts. 730, 739 y 746 (339 y 340) el deudor se
constituye en mora mediante requerimiento formal del acreedor o
demanda legalmente notificada" (G.J. Nº 648, p. 28).
3.- "El obligado se hace moroso sólo cuando es requerido por el acreedor,
salvo estipulación contraria" (G.J. Nº 795, p. 470).
4.- "Para la constitución en mora es indispensable el requerimiento
establecido por el art. 730 (340) del c.c." (G.J. Nº 1211, p. 8).
6.- "La Corte Suprema de Justicia tiene bien sentada la doctrina de que el
requerimiento de mora no es sino una simple diligencia previa que
concluye con la notificación del citado y cuyo objeto o finalidad no es más
que el de constituir en mora al obligado" (G.J. Nº 1611, p. 105).
7.- "Según los arts. 340 y 341 del c.c. constituye en mora el requerimiento
judicial u otro acto equivalente, que es innecesario si se ha convenido
que el deudor incurre en mora por el sólo vencimiento del término, o
cuando la obligación proviene de hecho ilícito, o el deudor declara por
escrito que no cumplirá la obligación o, finalmente cuando así lo dispone
la ley en casos específicamente determinados" (G.J. Nº 1680, p. 160).
9.- "El requerimiento de mora termina con la citación del requerido por
tratarse de un acto que entre sus consecuencias, hace al deudor
responsable de los daños que sufre el acreedor" (Lab. Jud. 1983, p. 99).
10.- V. los casos Nos. 5, 6 y 9 del art. 339; 3 del art. 341; 22 y 32 del art.
568, y 5 del art. 639.
ART. 341.- (Mora sin intimación o requerimiento). La constitución de mora tiene
efecto sin intimación o requerimiento cuando:
1) Se ha convenido en que el deudor incurre en mora por el sólo vencimiento del
término.
Jurisprudencia
1.- "Las palabras del art. 730 (341) declarando la mora por ley de la
convención, no son sacramentales, no son esenciales a ella y pueden
suplirse y expresar por otras que manifiesten la idea y voluntad de los
contratantes" (G.J. Nº 98, p. 905).
3.- "No habiéndose estipulado en el contrato por el sólo transcurso del plazo
el obligado quedara constituido en mora, es preciso el requerimiento
previo que señala el art. 730 (340) del c.c." (G.J. Nº 1616, p. 128).
4.- V. los casos Nos. único del art. 310, 9 del art. 339, y 7 del 340.
Entre los efectos de la mora además del que hace correr en contra del deudor
los daños y perjuicios llamados moratorios, esta el que pone a cargo del moroso los
riesgos de la cosa. Es de rigor que cuando se ocasiona un daño, quien lo produce esta
obligado a repararlo. El precepto señala además, que la falta de cumplimiento de la
obligación del deudor moroso le hará responsable de los riesgos que su morosidad ha
originado.
Esta regla, sin embargo, carece de eficacia, cuando el caso fortuito o fuerza
superior han sido precedidos o acompañados de culpa o dolo del deudor (que
corresponde examinar al tratar de los hechos ilícitos arts. 984 y s.). Tocante a este
precepto, el deudor corre los riesgos de la cosa, incluidos el caso fortuito y la fuerza
mayor, cuando por su cumplimiento es constituido en mora.
Si la mora esta de parte del acreedor (art. 327), la responsabilidad del deudor
disminuye o desaparece. La última parte del párrafo I del art. la disminuye en el
supuesto de que haya sido inevitable la pérdida de la cosa, aún cuando el deudor no
hubiese incurrido en incumplimiento y la cosa hubiese sido entregada al acreedor.
Jurisprudencia
Surge una pregunta previa, sobre, el por qué el Código regula en este capítulo la
reparación del daño a causa del incumplimiento de las obligaciones, que en el fondo no
es más que una especie de reparación por hecho ilícito, que está regulado en otro título
y parte (arts. 984 y s.) Giorgi, contesta el interrogante, indicando que ha sobrevivido el
concepto romano de no considerar nunca, como obligación nueva y diversa de la
primitiva, la emergente del incumplimiento contractual imputable al deudor. Si se puede
discutir la noción de hecho ilícito que se atribuye al incumplimiento, baste recordar que
esa noción faltando a las prescripciones de los arts. 291 y 339, es incurrir en un hecho
ilícito.
Los arts. 344, 345 y 346, podían haber sido formulados en uno y con mejor
concordancia, pues, en su aparente claridad, encierran una contradicción de bulto. La
debida interpretación de sus disposiciones exige examinar el concepto jurídico del daño,
para luego ver cuál es el daño resarcible y a quién corresponde el peso de la prueba.
La valoración del daño directo (art. 346) para determinar la medida del
resarcimiento, supone, entonces, la pérdida efectiva que sufre el acreedor o daño
emergente, que es el elemento positivo del instituto y que está constituido por la
prestación que falta, es decir, que no se ha hecho, por una parte. Por la otra, el
elemento negativo o falta de ganancia o lucro cesante, toda vez que pueda ser
configurable como elemento de daño directo, esto es, como acrecimiento patrimonial que
el acreedor verosímilmente hubiera obtenido si el cumplimiento se hubiera producido
(por ej.: reventa, con provecho, de la casa que debía ser entregada y no lo fue), pero
que no se obtuvo justamente por razón del incumplimiento. Así, dice Messineo, el lucro
cesante es un componente del daño directo y resarcible. La responsabilidad del
resarcimiento, desde los romanos (Scaevola), distingue dos aspectos o manifestaciones,
clásicamente conocidas: el daño emergente o damno vitando que corresponde
exactamente a la pérdida sufrida y el lucrum captando que representa la ganancia
dejada de percibir por efecto directo del daño.
Los resultados son los mismos que en el régimen abrogado, cuyos arts. 742,
743 y 744 han sido repetidos en los arts. 344, 345 y 346.
Jurisprudencia
2.- "En el resarcimiento del daño por la pérdida ocasionada al acreedor por
el incumplimiento que regla el art. 742 (344) del c.c. ha de tenerse en
cuenta las reglas de equidad que establecen los arts. 743 y 744 (345 y
346) del mismo código y según las cuales el deudor sólo esta obligado a
satisfacer los daños previstos o que han podido preverse en el contrato
cuando la obligación se incumple por dolo suyo y aún en este caso
(existencia de dolo) la condenación sólo debe comprender los daños que
sean consecuencia inmediata y directa de la inejecución o de mala
ejecución del contrario" (G.J. Nº 1215, p. 22).
4.- "Los fallos de instancia al declarar que los daños no se han justificado en
forma legal, no atentan contra la cosa juzgada como se argumenta en el
recurso, una vez que se han dado sobre la base de la prueba aportada
que ha sido apreciada sin infringir ninguna regla de criterio legal" (G.J.
Nº 1308, p. 43).
5.- "Conforme al art. 742 (344) del c.c. los daños e intereses debidos al
acreedor nacen, en general, de la pérdida que ha sufrido y de la
ganancia de que ha sido privado (y) para concretar la utilidad que es en
lo que realmente consiste "la ganancia de que ha sido privado" (debe
averiguarse en juicio)" (G.J. Nº 1317, p. 105).
6.- "Según los arts. 742 y 746 (344 y 347) del c.c. los daños resultantes
de la falta de cumplimiento en la obligación, o de la demora en la
ejecución de un contrato, hacen correr los intereses legales desde la
fecha de la demanda" (G.J. Nº 1362, p. 31).
Jurisprudencia
3.- "Conforme a los arts. 742 y 744 (345 y 346) hacen parte de daños los
ocasionados por efecto inmediato y directo de la ejecución del contrato"
(G.J. Nº 592, p. 8).
4.- "Conforme a los arts. 743 y 744 (345 y 346) tales perjuicios no deben
comprender sino lo que han sido previstos o podido preverse desde el
contrato, y que hayan sido consecuencia inmediata y directa de la falta
de cumplimiento de la convención" (G.J. Nº 702, p. 4).
5.- V. los casos Nos. 8 del art. 339 y 3 y 4 del art. 344.
ART. 346.- (Daños inmediatos y directos). Aunque haya dolo del deudor, el
resarcimiento no debe comprender, en cuanto a la pérdida experimentada por el
acreedor y la ganancia de que ha sido privado, sino lo que sea consecuencia inmediata
y directa del incumplimiento.
Jurisprudencia
1.- "Hacen parte de los daños ocasionados por efecto inmediato y directo de
la inejecución del contrato, tanto la pérdida de los gastos efectuados para
el transporte del ganado, cuanto la ganancia que pudo reportar mediante
el abono por su conducción" (G.J. Nº 592, p. 9).
2.- "Los jueces para fijar y apreciar los daños deben referirse a las causas
inmediatas de la obligación, sin poder asentar sus resoluciones con
respecto a hechos o acontecimientos futuros e imprevisibles por su
naturaleza" (G.J. Nº 1230, p. 10).
4.- "De acuerdo al art. 744 (346) del c.c., como una de las excepciones y
modificaciones a lo previsto por el art. 744 (344) del mismo cuerpo
legal, los daños e intereses por la pérdida experimentada por el acreedor
o de la ganancia de que ha sido privado, sólo deben comprender lo que
sea una consecuencia inmediata y directa de la falta de cumplimiento"
(G.J. Nº 1602, p. 142).
En las obligaciones pecuniarias, o sea en aquéllas que tienen por objeto entregar
una suma de dinero, el retardo en el cumplimiento da lugar al pago de intereses,
llamados precisamente por eso moratorios, que la ley fija como medida de resarcimiento
y que se deben desde el día de la mora, aún cuando el acreedor no haya demostrado
haber sufrido daño alguno. La tasa de esta medida fija la ley: interés legal (art. 414) o
el moratorio-bancario para los créditos especiales sometidos a legislación especial (c.
com. art. 798 y c.c. art. 415).
Jurisprudencia
1.- "En las obligaciones que tienen por objeto el pago de una suma
determinada, los daños y perjuicios procedentes de la mora en la
ejecución, consisten en la condenación al pago de los intereses legales"
(G.J. Nº 454, p. 8).
3.- "El mandatario debe, conforme al art. 1344 (820) los intereses de sumas
que ha empleado en su uso, desde el día en que las empleó, y los
correspondientes a aquéllas en que saliere alcanzado, desde el día en
que se hubiese constituido en mora" (G.J. Nº 720, p. 41).
4.- "La condenación al pago de los intereses debe satisfacerse sólo desde el
día de la demanda, excepto en que en los casos en que la ley los hace
correr antes" (G.J. Nº 720, p. 41).
5.- "No siendo abonable a enunciada cantidad ni requeridos esos pagos,
tampoco son abonables los intereses a que con mala aplicación del art.
746 (347) se condena a los demandados" (G.J. Nº 721, p. 7).
8.- "Versando la demanda sobre el pago de una suma de dinero, como por
daños resultantes de la diferencia del precio de una cantidad de cebada,
la condenación al pago de esos daños no pudo sino referirse a los
intereses legales reclamados en la demanda" (G.J. Nº 827, p. 21).
9.- "El art. 746 (347) impone al deudor la obligación de satisfacer el interés
legal desde el día de la demanda, aunque el acreedor no haya justificado
ninguna pérdida" (G.J. Nº 846, p. 31).
11.- "En las obligaciones de pago de una suma determinada, los daños
consisten en el interés legal que debe satisfacerse desde el día de la
demanda" (G.J. Nº 897, p. 53).
15.- V. los casos Nos. 1 del art. 340 y 6 del art. 344.
II. No hay lugar al resarcimiento por el daño que el acreedor hubiera podido
evitar empleando la diligencia ordinaria.
ART. 349.- (Responsabilidad por hecho de los auxiliares). El deudor que para
cumplir la obligación se vale de terceros, responde de los hechos dolosos o culposos de
éstos, salva voluntad diversa de las partes.
Declarados nulos los pactos que exoneran o limitan la responsabilidad del deudor
por dolo o culpa grave, quiere decir que los pactos que admiten esa exoneración por
culpa leve, son válidos (Messineo).
Entre los casos de aplicación del inc. 2) del art., ejemplificativamente, se tiene:
CAPITULO I
DISPOSICION GENERAL
Jurisprudencia
1.- "El pago hecho por el deudor de cualquiera de los modos prescritos por
el art. 825 (351) del c.c., extingue su obligación, sin que se pueda decir
que semejante pago destruye la cosa juzgada que lo ordenó" (G.J. Nº
39, p. 5).
3.- "El auto que declara extinguida la obligación a mérito de una escritura,
que luego fue anulada como consecuencia de la nulidad de la transacción
que acredita, queda sin efecto, retrotrayéndose de este modo las cosas a
su estado anterior" (G.J. Nº 581, p. 11).
4.- "La excepción de pago opuesta por el ejecutado es procedente por estar
justificada por el documento que lo acredita, cuya admisión no viola lo
dispuesto por el art. 825 (351) del c.c." (G.J. Nº 795, p. 15).
5.- "El pago plenamente justificado conforme al inc. 1º del art. 825 (351, 1)
del c.c., tiene eficacia para excepcionar el cumplimiento de la obligación"
(G.J. Nº 1361, p. 31).
CAPITULO II
DE LA NOVACION
Esta especie de novación difiere del reconocimiento de deuda (art. 956), que
tiene sólo una función puramente declarativa, para remover, con eficacia retroactiva, la
falta de certeza sobre la existencia o la medida de la obligación. También se diferencia
de la dación en pago (art. 307, II, v. la anot. respectiva), porque con ésta únicamente
se sustituye el objeto del cumplimiento, pero no la obligación en sí. La dación en pago,
aclara Messineo, corresponde a la fase del cumplimiento con el que es simultánea,
mientras la novación corresponde a la fase constitutiva de la nueva obligación (v. el
caso de jurisprudencia Nº 7, infra).
Jurisprudencia
1.- "En la sustitución de una deuda por otra, de suerte que como
consecuencia lógica produzca el efecto de extinguir la deuda antigua y
crear la nueva, menester es que la novación se halle claramente
establecida, o que la voluntad de hacerla aparezca manifiestamente de la
escritura" (G.J. Nº 356, p. 1431).
2.- "La rebaja condicional del crédito, no importa novación, por no estar
comprendida en ninguno de los casos de este art." (G.J. Nº 404, p.
345).
3.- "El endoso no es simple, ni carece de los requisitos que legalmente debe
contener para que pueda calificársele de mera comisión de cobranza,
siendo por valor cierto recibido y sin ninguna limitación en orden a los
intereses estipulados, fue una novación perfecta" (G.J. Nº 486, p. 3).
9.- "Según el art. 862 (352) del c.c. para probarla no se requiere de
instrumento público porque no se trata de un contrato solemne, siendo
suficiente, valedero y legal el documento privado para acreditar la
excepción perentoria promovida en virtud de la novación alegada" (G.J.
Nº 1298, p. 10).
10. "Para el art. 862 (352) del c.c., conforme con la doctrina, hay novación
cuando el nuevo contrato quita o desata la obligación primitiva, por
renovación de causa" (G.J. Nº 1360, p. 37).
El ánimus novandi esto es, la intención de extinguir una obligación y crea otra
(Mazeaud), no requiere prueba especial ni solemne; basta con que resulte clara,
inequívocamente, del acto de voluntad, entendiendo por acto el acuerdo de partes, no el
documento en que consta. Sin embargo el documento como elemento de prueba será
inexcusable, cuando la entidad del acto sobrepasa el límite fijado en el art. 1328, 1).
Jurisprudencia
3.- "Según este artículo (865 del Cgo. abrg.) la escritura que requiere para
hacer constar la novación no se refiere a un instrumento público, por ser
solamente este contrato, sino simplemente a cualquier acto escrito que
manifieste la voluntad de efectuarla" (G.J. Nº 522, p. 10).
Sin embargo debe tenerse en cuenta, para la aplicación de las reservas regladas
por ambos artículos, las siguientes exigencias:
Las reservas de que hablan los artículos que aquí se examinan deben ser
expresas y contemporáneas a la novación. La novación ultimada con el fiador, no libera
al deudor principal, salvo que resulte abiertamente que las partes quisieron cargar al
fiador todo el peso de la obligación, liberando al deudor principal. No se aplica en este
supuesto (novación), la regla del art. 920.
Este artículo se refiere a la delegación que se examinará con los arts. 395 y s.
Nótese en este caso, también, que el Código ha ignorado los propósitos expresados en
la 7ª de las Bases a que se sujetó su redacción, en el sentido de evitar tecnicismos
que perjudiquen la clara comprensión de los preceptos.
CAPITULO III
DE LA REMISION O CONDONACION
Esto significa que nadie puede ser constreñido a ser liberado por efecto de la
renuncia del acreedor al propio crédito (Messineo). El término razonable para la repulsa
de la remisión por parte del deudor no tiene extensión precisada en la ley. Se supone
que será determinado por la apreciación de las partes o, en su defecto, por el juez.
Tratándose de un acto de naturaleza unilateral, se indica que no es necesaria la
aceptación; pero, si ella sigue más o menos a breve tiempo del acto de remisión, dice
Messineo, dejará sin efecto la eventual ulterior declaración del deudor de no querer
aprovecharse de ella.
Ninguna solemnidad está determinada para la manifestación del consentimiento
en esta materia. Las formas y las rigurosas de la acceptilatio romana, son desconocidas
en el derecho moderno. Tanto la voluntad del acreedor de condonar la deuda, como la
del deudor de aceptar la condonación, pueden manifestarse oralmente, por escritura
pública, por documento privado o aún tácitamente.
Jurisprudencia
1.- "La deuda que menciona el documento, cuyo pago (se) demanda, se
halla extinguida a virtud de la cláusula 19º del testamento que acredita la
remisión voluntaria" (G.J. Nº 653, p. 25).
Jurisprudencia
2.- "La presunción establecida por este art. sólo tiene lugar cuando el deudor
acredita la entrega voluntaria de la copia del documento de la obligación.
No basta que el deudor se halle en posesión del testimonio recabado por
el acreedor" (G.J. Nº 684, p. 50).
5.- "La copia simple de fs...., que sirve de base a la ejecución demandada,
no enerva el documento original presentado por los deudores como
prueba de cancelación, el mismo que con todos los antecedentes
procesales, autoriza la presunción legal de pago total de la deuda, según
han apreciado correctamente los jueces de grado al tenor de lo dispuesto
por el art. 875 (359) del c.c." (G.J. Nº 1611, p. 67).
La primera parte del art., es consecuencia del principio de que lo accesorio sigue
la suerte de lo principal. Puede que el acreedor conceda explícitamente remisión al
fiador; en este caso no puede presumirse que haya remisión de la deuda en favor del
deudor. Mas, cuando el acreedor restituye al fiador el documento privado original, como
prueba de remisión de su obligación accesoria, debe considerarse también liberado al
deudor por presunción legal de remisión tácita en opinión de Giorgi. Messineo anota el
silencio de la ley respecto del libramiento del deudor mediante recibo otorgado por el
acreedor, no obstante no haberse realizado el pago. Sería una declaración simulada
susceptible de caer bajo la sanción del art. 543.
ART. 362.- (Renuncia a una garantía mediante compensación). El acreedor que
renuncia mediante compensación, a la garantía de uno de los fiadores, debe imputar lo
recibido a la deuda principal, en beneficio del deudor y los demás fiadores.
DE LA COMPENSACION
La compensación puede ser legal, judicial y convencional. Las reglas del capítulo,
propiamente, están destinadas a las dos primeras. La convencional se rige por lo
dispuesto en el art. 375.
2.- "Tiene lugar la compensación cuando dos personas son deudoras la una
de la otra. No siendo el ejecutante y el ejecutado deudor el uno del otro,
no puede el segundo compensar el crédito con el que dice reconoce a su
favor un extraño" (G.J. Nº 599, p. 4).
3.- "La compensación tuvo lugar por sólo la fuerza de la ley, en la fecha en
que existieron juntas las deudas que recíprocamente se cobraban los
herederos" (G.J. Nº 784, p. 45).
4.- "La compensación extingue una obligación por otra cuando dos personas
son recíprocamente acreedoras y deudoras (y no, cuando se) propone
con crédito ajeno y fuera del estado del juicio" (G.J. Nº 810, p. 47).
5.- "En materia laboral se da compensación cuando las dos deudas proceden
de la relación laboral" (G.J. Nº 1614, p. 264).
El Cgo. abrg. excluyó la disposición del Cgo. francés (art. 1244), sobre el
término de gracia concedido por el juez, y cuando de él se trataba se lo consideraba
como concedido graciosamente por el acreedor. Así se ve el caso Nº 1 de jurisprudencia
que Siles inserta al pie del art. 886 del Cgo. abrogado concordado por él y que dice:
"Declárese no ser dudosa la inteligencia de este art. (886) y que el término que la ley
llama concedido por gracia es el que concede un acreedor, sin ser movido por
obligación alguna, sino sólo por la mera voluntad con que quiere hacer gracia a su
deudor de plazo cumplido" (Auto Supremo difundido por Resolución Gubernativa de 11
de Nov. de 1845, Colección Oficial, p. 256, cita de H. Siles). La jurisprudencia, sin
embargo, habla de la concesión del término de gracia (no establecido en el Cgo. abrg.)
como de una facultad del juez, cual puede verse en el caso inserto infra.
Jurisprudencia
1.- "Según este artículo 885 (366) para que tenga lugar la compensación
legal de dos créditos, es indispensable que ambos sean igualmente
líquidos y exigibles. No siendo ejecutivos éstos (los instrumentos) ni, por
consiguiente, exigible el crédito a que se refieren, tampoco pudo
verificarse la compensación" (G.J. Nº 397, p. 277).
2.- "Las obligaciones a plazo, no siendo exigibles, sino después que éste
transcurrió, tampoco pueden compensarse antes" (G.J. Nº 448, p. 759).
3.- "Hallándose contradicho el valor legal del instrumento y, por consiguiente,
en duda la realidad del crédito a que él se refiere, dicho crédito que por
semejante motivo no puede reputarse líquido y exigible, tampoco puede
ser compensado conforme a este art. 885 (366)" (G.J. Nº 520, p. 12).
6.- "El valor de los alquileres adeudados a... por... sirve, conforme a la
correspondiente sentencia ejecutoriada, para compensar en parte el
crédito" (G.J. Nº 625, p. 9).
8.- "Según este art. 885 (366), para que la compensación tenga lugar, las
deudas deben tener por objeto o una misma suma de dinero o una
cantidad determinada de cosas fungibles de la misma especie. No son las
acciones del Banco... cosas fungibles, de la misma especie de la cantidad
de dinero ejecutada, con que se pretende la compensación" (G.J. Nº
825, p. 15).
Un deudor demandado por el pago de una obligación reconviene (art. 348 p.c.),
al demandante por el pago de otro crédito que no reune todas las condiciones
requeridas para la compensación legal. Puede ser que el crédito de la demanda
reconvencional no sea líquido, o resulte de un daño que previamente debe ser evaluado
para fijar la indemnización; liquidación o valuación que puede hacerse por el mismo
juez. Puede ser que el demandado primitivo sea condenado únicamente a pagar el
excedente de su propia deuda u puede resultar que sea él quien tenga a su favor la
diferencia favorable, si la liquidación es mayor que el crédito del demandante (Planiol y
Ripert).
ART. 368.- (Deudas no pagaderas en el mismo lugar). Cuando las deudas son
pagaderas en distintos lugares, se deben computar los gastos de transporte al lugar del
pago.
3) De crédito inembargable.
Entre las compensaciones prohibidas por la ley (caso 5, art. 369), deben tenerse
en cuanta las contribuciones al Estado (sean impuestos o tasas). Nada puede oponerse
al Estado en compensación de las contribuciones que le son debidas, porque siempre
se le considera solvente. Los administradores pueden reclamar sus créditos en las
formas establecidas por la ley.
Fte: 1249 -
Precd: c.c. abrg. 891 -
Conc: c.c. 316 -
El deudor embargado (dice Bigot Préameneu, cit. por Giorgi), deviene respecto
de la cantidad debida un depositario y, si éste no puede oponer al depositante la
compensación por el crédito que tenga contra él (art. 369), con mayor razón puede
oponerle el crédito contra tercero. anulado, revocado o retirado el embargo, desaparece
el obstáculo y, la compensación, puede efectuarse retroactivamente desde el tiempo de
la coexistencia de las deudas.
La última parte del art. plantea la excepción a la regla, que emerge cuando haya
habido un justo motivo de ignorar el crédito que hubiera podido compensar que la causa
de la buena fe debe prevalecer sobre el interés de los terceros. La excepción hace
renacer los privilegios y garantías.
DE LA CONFUSION
ART. 376.- (Efecto extintivo). Cuando en una misma persona se reunen las
calidades de acreedor y deudor, la obligación se extingue, y se liberan los terceros que
prestaron garantías por el deudor.
Cada obligación se ha dicho (V. anot. al art. 291), presupone un sujeto activo
(acreedor), un sujeto pasivo (deudor) y un objeto. Cuando en una misma persona se
reunen las cualidades de acreedor y deudor, desaparece un requisito esencial de la
obligación, de modo que ésta deviene ineficaz, como no existente. Se produce lo que el
Código llama confusión y otras legislaciones consolidación (v. gr. en el mismo Código,
el art. 244, caso 3), y la obligación se extingue ipso iure. Pues, es de sentido común
que nadie puede ser deudor de si mismo.
Jurisprudencia
5.- "El acreedor compró la acción del deudor en las fincas, que aplicó al
pago de la obligación ejecutada, sin que por ese hecho coexista en él la
calidad de acreedor y deudor que se le atribuye, ni haya por ello ser
aplicable este art." (G.J. Nº 801, p. 6).
8.- "La confusión de derechos habría tenido lugar, si la herencia hubiera sido
aceptada pura y simplemente; más no se ha operado porque la herencia
fue aceptada bajo beneficio de inventario" (G.J. Nº 829, p. 8).
IMPUTABLE AL DEUDOR
Dentro del criterio objetivo se dan tres casos, todos relacionados con la
obligación de dar: la pérdida de la cosa debida o su exclusión del comercio humano por
disposición de autoridad legítima, que pueden componerse en el precepto de este art., y
el extravío de la cosa, de tal modo que se ignore absolutamente su existencia, reglado
por el art. 381.
Constituye excepción a esta regla la obligación que tiene por objeto cosa
genérica (art. 304): genus et quantitas non perit. El dinero (cantidad) no perece. La
regla relativa al género puede ocasionalmente tener también su excepción; por ejemplo
el artista obligado a entregar uno de entre los cuadros de su galería, se verá
imposibilitado de hacerlo, si casualmente se queman todos ellos. En todo caso, las
circunstancias deben ser debidamente avaluadas por el juez.
Cuáles son las causas no imputables al deudor, el Código no las precisa y deja
librada la materia a las disquisiciones de la doctrina. Debe repetirse aquí lo dicho en el
art. 339 sobre el caso fortuito y la fuerza mayor, que el Código los menciona en
algunas de sus disposiciones, aunque sin precisar su noción.
La mora del deudor (art. 342), impide que éste se libere por la imposibilidad
sobrevenida y pone a su cargo los casos fortuitos. El deudor queda obligado a resarcir
daños, aunque no haya incurrido en ninguna culpa (Planiol y Ripert, Messineo).
Jurisprudencia
1.- "El art. 896 (379 y 381) no establece de modo absoluto la extinción de
las obligaciones por la destrucción o pérdida; por el contrario, refiriéndose
expresamente a las obligaciones que tienen por objeto especies ciertas y
determinadas, deja subsistentes las disposiciones relativas al préstamo de
dinero, cuyo objeto es una cosa que se consume por el uso" (G.J. Nº
311, p. 2068).
3.- "Para que exista posibilidad de ejecutar una obligación, no debe hallarse
extinguida la prestación de ésta por causa ajena al obligado, tal como lo
previene el art. 379 del c.c." (G.J. Nº 1611, p. 87).
Jurisprudencia
CAPITULO I
DE LA CESION DE CRÉDITOS
ART. 384.- (Noción). El acreedor, aún sin el consentimiento del deudor, puede
transferir su crédito, a título oneroso o gratuito, siempre que la transferencia no
contradiga lo preceptuado por la ley o lo convenido por el deudor.
II. La adquisición que contraviene las disposiciones del presente artículo es nula
y da lugar al resarcimiento del daño.
ART. 387.- (Documentos probatorios del crédito). Para que tenga efecto la
cesión de crédito, el cedente debe entregar al cesionario el documento probatorio de
aquél. Si se ha cedido sólo una parte del crédito, está obligado a dar al cesionario una
copia auténtica del título.
La cesión para producir sus efectos debe ser aceptada por el deudor, o
notificada a éste. La aceptación puede ser expresa o tácita. Si no existe esta aceptación
en ninguna de sus formas, es preciso que el deudor sea notificado con la cesión. El
efecto fundamental de la cesión es que el deudor no puede hacer el pago a su primitivo
acreedor sino al cesionario. Si paga a aquél no puede oponer ese pago a éste. Para
que este efecto tenga plena realización, es inexcusable la notificación de que trata el
art., en defecto de aceptación expresa o tácita. Si el deudor no estaba notificado con la
cesión, su pago al acreedor primitivo, es plenamente válido.
II. La misma regla se aplica en el caso de que el crédito sea dado en usufructo
o constituído en prenda.
El precepto del art. 390 también se refiere a los efectos de una cesión no
notificada al deudor, en la hipótesis de dos actos sucesivos de cesión, en que incurre
un cedente de mala fe indudable. Si el segundo cesionario resulta más diligente que el
primero en notificar la suya al deudor, basta esto para que sea preferido al primero,
quedando a salvo, naturalmente, el derecho de éste de repetir contra el cedente. La
prelación o preferencia ha de determinarse, no sólo por el día de la notificación, sino
inclusive de la hora, cuando en un mismo día se notificasen al deudor dos actos de
cesión. El acto de fecha cierta para la notificación, tiene, entonces, grave importancia.
ART. 391.- (Liberación del deudor cedido). El deudor cedido queda liberado si
paga al cedente antes de la notificación o aceptación, excepto si el cesionario pruebe
que dicho deudor estaba en conocimiento de la cesión realizada.
Analizado en concordancia con las disposiciones del capítulo el contenido del art.
392, se encuentra comprendido en él: a) que el crédito a tiempo de la cesión es
exigible, (exigibilidad no debe confundirse con solvencia); b) que el cedente debe
acreditar su calidad de acreedor; c) igualmente su facultad de disponer del crédito; d) la
existencia de garantías y accesorios, sea que figuren en el contrato o sean connaturales
al crédito cedido, y e) ausencia de toda reticencia dolosa del cedente, sea sobre la
solvencia del deudor, si ya la conoce, sea sobre las causas de nulidad o rescisión que
afecten al crédito.
La garantía de derecho que importa el art. 392, produce sus efectos sin
necesidad de pacto. De ahí que, inclusive, las reglas de la evicción en la venta, rigen la
cesión, en cuando resulten aplicables.
DE LA DELEGACION, DE LA EXPROMISION
Para hablar con propiedad, sólo debería entenderse como delegación la especie
de mandato que se hace por alguno, sea para cobrar, sea para pagar un crédito o una
deuda que tenga contra o a favor de un tercero, al efecto de liberar al deudor, o a sí
mismo del vínculo precedente y sustituirlo por el nuevo (Giorgi). Dentro de la confusión
que se ha creado en el lenguaje doctrinal sobre la materia, este autor distingue la
delegación mutato creditore, novativa o perfecta, de la delegación mutato debitore,
simple o imperfecta.
Jurisprudencia
1.- "Según el art. 867 (395), la delegación por la que un deudor da al
acreedor otro deudor, produce novación, si el acreedor declara
expresamente que deja libre al deudor que hace delegación" (G.J. Nº
461, p. 883).
3.- "La simple delegación, que no deja libre al deudor principal no produce
novación" (G.J. Nº 685, p. 15).
4.- "Por lo dispuesto por el art. 867 (395), para que haya novación por
sustitución de deudor, es necesaria la concurrencia y aceptación del
acreedor" (G.J. Nº 738, p. 17).
5.- "La transferencia hecha para que, en los términos estipulados antes con
él, se entiende directamente con aquél, importa novación de contrato por
sustitución de acreedor" (G.J. Nº 804, p. 34).
6.- "Este art. al establecer previa liberación del primer deudor para que haya
novación, distingue implícitamente lo que importa la simple delegación de
la novación consumada" (G.J. Nº 813, p. 6).
II. El delegado puede tomar para sí la obligación de realizar el pago de favor del
delegatario, aún después de la muerte o incapacidad sobrevenida al delegante.
Fte: Cgo. it. 1270 -
Conc: c. com. 614 - c.c. 973 -
ART. 398.- (Expromisión). El tercero que, sin delegación del deudor, asume la
deuda de éste, queda obligado solidariamente con él, a menos que el acreedor libere
expresamente al deudor originario.
Como la rúbrica del art. 117: immssioni, la de este art. 398: espromissione, es
otro italianismo que trae el Código, modelado en el italiano de 1942. Desde luego
expromisión no es palabra reconocida por el Diccionario de la Lengua. Valvuena
(Diccionario Latino-Español), apoyándose en la definición de Ulpiano, da al término
latino expromitto la significación de tomar sobre sí la deuda de otro, la cual corresponde
a la definición que Giorgi da del vocablo espromissione: presentación espontánea de un
tercero ante el acreedor para liberar al antiguo deudor, poniéndose en su lugar.
Machado, comentando el art. 815 del c.c. argentino, alude a la expromisión entre
los romanos, como el arreglo de un tercero con el acreedor, acuerdo para el cual sólo
se precisa la concurrencia de éstos, prescindiendo por completo del deudor originario.
II. La adhesión del acreedor libera al deudor originario sólo cuando esto
constituye condición expresa de lo estipulado o cuando el acreedor expresamente
declara la liberación. En caso contrario, el deudor queda obligado con el tercero en
forma solidaria.
III. Sin embargo, el tercero queda obligado respecto al acreedor dentro de los
límites en que ha asumido la deuda, y puede oponerle las excepciones fundadas sobre
el contrato que sirvió de base a la asunción.
Del examen comparado de los arts. 398, 400, II) con el 395, resulta que la
delegación (pasiva), la expromisión y la carga de asunción de deuda, no tiende a la
liberación del deudor, sino a la multiplicación de los sujetos deudores. Los tres
preceptos entran en el conjunto de los llamados modos de reforzamiento de la
obligación: secuestro conservativo, retención, etc. (Messineo). Nótese, además, que el
art. 400, en su prf. I. presenta otro error de traducción entre los varios de que adolece
el Código. El art. 1273 de Cgo. it., fuente de este precepto no se refiere a un convenio
entre el deudor y un tercero para que éste asuma la deuda de otro (esto es, de un
extraño a ambos) sino... para que éste (el tercero con quien conviene el deudor) asuma
la deuda del otro, es decir, de este deudor que conviene con el tercero.
El art. entre las reglas propias de la figura jurídica que regula, norma
propiamente una liberación condicional del deudor originario, de manera que la extinción
de la primera obligación no puede ocurrir hasta que se haya comprobado la solvencia
del delegado. En el caso de que la obligación del delegado o nuevo deudor sea nula o
declarada anulable (art. 403), por ejemplo, por que éste fuese incapaz de obligarse, la
delegación carecería de fundamento y la primitiva obligación, en rigor, no habría
quedado extinguida por una novación imposible.
CAPITULO I
Pecuniario, deriva del latín pecus, que era la marca de la oveja o del buey con
que se acuñaban las monedas de bronce (aes), desde Servio Tulio entre los romanos.
El curso legal no compromete los intereses del acreedor, puesto que puede en
cualquier momento, gracias a la convertibilidad, cambiar sus billetes en moneda de oro
u otras divisas más estables. Por el contrario, cuando se decreta el curso forzoso, se
suspende la libre convertibilidad: el instituto emisor está autorizado para no reembolsar
en metálico los billetes que ha emitido. Es propio de épocas de crisis económica y
desvalorización monetaria.
Jurisprudencia
2.- "Por imperio de este art., las deudas pecuniarias se pagan en moneda
nacional por su valor nominal" (G.J. Nº 1620, p. 164).
3.- V. los casos únicos del art. 74; 5 del art. 346, y 8 del 1429.
Cláusula de escala móvil; cuando la suma debida variará en función del índice
del costo de vida.
Jurisprudencia
Jurisprudencia
La regla del art. 407 rige para la primera clase de obligaciones de las señaladas
anteriormente. A las que versan sobre moneda especial según la terminología del art.
Esas obligaciones pueden cumplirse pagando el equivalente de su valor intrínseco en
moneda de curso legal. Las segundas que estarían comprendidas en el término especies
convenidas del art., no pueden ser susceptibles de reposición en moneda de curso
legal, porque en semejantes casos el objeto de pago no son la suma ni el género, sino
la especie, aquellos cuerpos determinados que son objeto de la relación jurídica. Cada
moneda (dice Giorgi), es tomada non tanquan summan, sed tanquam corpora.
Jurisprudencia
Es convencional el interés estipulado por las partes, fijando la tasa o tipo, que no
exceder del señalado por la ley, debiendo ser automáticamente reducido al límite que
fija este art.
Jurisprudencia
ART. 410.- (Noción del interés). Se considera interés no sólo el acordado con
ese nombre sino todo recargo, porcentaje, forma de rédito, comisión o excedente sobre
la cantidad principal y, en general, todo provecho, utilidad o ganancia que se estipule a
favor del acreedor sobre dicha cantidad.
Los intereses son frutos civiles (art. 84) y consiste en una cantidad de dinero
debida a título de compensación o de contraprestación por el goce de una suma de
dinero ajeno, a la que se tiene derecho (Messineo) como prestación conmutativa de la
disponibilidad concedida a otro, que se supone produce utilidad a quien se sirve de ella,
utilidad de la que quedaría privado quien cede dicha disponibilidad, sino fuere retribuido
mediante el interés.
Jurisprudencia
1.- "Se considera interés no sólo acordado con ese nombre, sino todo
recargo, porcentaje, forma de rédito o excedente sobre la cantidad
principal y en general todo provecho o ganancia que se estipule en favor
del acreedor, entre los que se encuentra la cláusula penal prevista en los
arts. 532 y 533 del c.c." (A.S.Nº 120 de 24-7-80).
2.- V. los casos Nos. 1 del art. 409, y 11 del art. 532.
La regla del art., aunque parece ofrecer un carácter absoluto, tiene excepciones
que en el ámbito de éstas la derogan. Entre ellas: el art. 800 del c. com., que permite
capitalizar intereses devengados por más de un año, cuando la mora en su pago (así
como del capital) no es imputable al acreedor y que, además, se haya convenido así
con posterioridad a la celebración del contrato respectivo o que el acreedor haya
demandado judicialmente su pago. El art. 747 del c.c. abrg. y el 1283 del código
modelo, tienen similares regulaciones a la del citado art. 800 del c. com. También, el
art. 1365 del mismo c. com. que autoriza capitalizar semestralmente los intereses de las
cuentas de ahorro, cuyo fin manifiesto es fomentar el ahorro público.
ART. 414.- (Interés legal). El interés legal es del seis por ciento anual. Rige a
falta del convencional desde el día de la mora.
Jurisprudencia
1.- "La Ley de 5 de Nov. del 40 hace correr (los intereses legales) desde el
día de la demanda y al 6% anual" (G.J. Nº 410, p. 440).
2.- "En las obligaciones que tienen por objeto el pago de una suma de
dinero determinada, los daños y perjuicios procedentes de la demora en
la ejecución, consiste en la condenación al pago de los intereses legales"
(G.J. Nº 544, p. 8).
4.- "Los intereses fijados por la ley de 5 de Nov. del 40, deben satisfacerse
sólo desde el día de la demanda, excepto en los casos en que la ley los
hace correr antes, como en el caso del mandatario conforme a lo
prevenido en el art. 1344 (820)" (G.J. Nº 720, p. 41).
5.- "Si bien se convino que la deudora no pagaría interés por el préstamo,
no se renunció los efectos de la demora en el cumplimiento de la
obligación, (siendo) legal (la condenación) de intereses legales desde el
día de la demanda" (G.J. Nº 754, p. 36).
7.- "El art. 746 (414) impone al deudor la obligación de satisfacer el interés
legal, desde el día de la demanda, aunque el acreedor no haya justificado
ninguna pérdida" (G.J. Nº 846, p. 31).
9.- "En las obligaciones que tienen por objeto el pago de una suma
determinada, la demora en la ejecución (acarrea) el pago de los intereses
legales" (G.J. Nº 904, p. 44).
10.- "En las obligaciones que se limitan al pago de una suma determinada, el
interés legal debe satisfacerse desde el día de la demanda" (G.J. Nº
897, p. 53).
11.- "Los intereses son debidos no sólo mediante libre estipulación, sino
también por ministerio de la ley" (G.J. Nº 938, p. 37).
12.- Véase los casos Nos. 14 del art. 347 y 2 del art. 409.
ART. 415.- (Interés bancario). Se salvan las regulaciones que rijan la tasa del
interés bancario, o para créditos especiales, quedando sin embargo subsistente respecto
a los Bancos y otras instituciones las demás disposiciones del presente Capítulo.
Jurisprudencia
SECCION I
Cuando se debe dos o más prestaciones, de manera que el deudor sólo está
obligado a cumplir una de ellas, con lo cual se libera de su obligación, ésta se llama
alternativa, en contraposición a las conjuntas. Si alguien está obligado a entregar su
caballo blanco y su mula torda, hay una obligación conjunta (o acumulativa: Messineo).
Pero si se ha reservado el derecho de entregar la mula o el caballo, está sometido a
una obligación alternativa (llamada también disyuntiva: Messineo).
Resulta de ello que los caracteres esenciales de la obligación alternativa son dos:
1º) pluralidad de prestaciones, y 2º) derecho del deudor de liberarse efectuando una
sola prestación.
Son casos de alternabilidad legal, por ej., los de los arts. 405 y 406 del c.c. y
795 del c. com., relativos al pago en moneda nacional al cambio del día en que el
mismo se efectúa, en las obligaciones en moneda extranjera, cuando no sea legalmente
posible hacerlo con ésta; el art. 1119 respecto del legado alternativo, o el del art. 1258
que regla el modo de efectuar la colación de inmuebles.
Jurisprudencia
6. "No puede motivar auto de solvendo una obligación alternativa que por
precepto de los arts. 780, 781 y 782 (416 y 417) del c.c. está librada al
arbitrio del deudor, si no se ha concedido expresamente al acreedor, el
cumplirla, optando por cualquiera de los extremos solicitados en la
demanda" (G.J. Nº 1253, p. 7).
La duda sobre el verdadero alcance de las disposiciones del art. 421, es mayor,
cuando se considera que las del art. 420 legislan sobre el presupuesto de la
imputabilidad, que supone mora o culpa de la pérdida de una de las cosas al deudor o
al acreedor.
Explicando la disposición fuente del art. 420, Messineo señala que el derecho al
resarcimiento que surge de los supuestos de este precepto (art. 420), se justifica, en el
caso del deudor (inc. 1) que cumple la sola prestación que no se ha hecho imposible,
porque se considera que puede sufrir un daño por el hecho de no poder cumplir la otra
prestación que se ha hecho imposible por culpa del acreedor. En el caso del acreedor
(inc. 2), al tener éste que conformase con la única prestación sobrante, puede sufrir un
daño que no hubiera sufrido si la otra no se hubiese hecho imposible de cumplir por
culpa del deudor.
Si las cosas perecen o las prestaciones llegan a ser imposible por culpa del
deudor, éste deberá el precio de cualquiera de las cosas que elija, si le corresponde la
elección, o de las que elija el acreedor, si a él cupiere la elección. Es aplicación de las
reglas de los arts. 342 y 984.
La mora del acreedor (art. 327) para hacer la elección o recibir la cosa ya
elegida, sólo podrá hacer responsable al deudor -en el supuesto de la pérdida de
aquella- de su culpa grave o dolo (art. 984).
ART. 422.- (Obligación alternativa múltiple). Las reglas anteriores son aplicables
cuando la obligación alternativa comprende más de dos prestaciones.
SUSTITUTIVA
Una sola cosa es la debida. El vicio inherente a ésta hace nula la obligación, sin
que se pueda tener mira alguna respecto de la cosa sustitutiva, que está in facultate
solutionis (Giorgi). Para conocer el carácter de la obligación facultativa sólo se examina
la cosa que forma su objeto, sin tener en cuenta la cosa sustitutiva. El acreedor sólo
puede pedir la cosa que se le debe, sin mencionar la sustitutiva. Finalmente y lo
importante en cuanto a los efectos de la pérdida fortuita de la cosa debida, en nada
favorece al acreedor la subsistencia de la cosa sustitutiva. La obligación se extingue
pura y simplemente.
- En los de los arts. 405 y 406: que hacen posible liberarse al deudor de
moneda extranjera, mediante el pago con moneda nacional de curso legal al tipo de
cambio del vencimiento.
- En el del art. 565: para evitar la demanda de rescisión mediante oferta de
modificación del contrato en lo pertinente.
- En el del parágrafo IV del art. 581: para impedir la resolución del contrato
ofreciendo una equitativa modificación.
- En el del parágrafo I, in fine, del art. 1188: que acuerda al heredero la facultad
de liberarse de la carga de legado que se le ha encargado entregar, pagando al
legatario su justo precio.
SECCION I
DISPOSICIONES GENERALES
ART. 428.- (Derechos y deberes de los sujetos). Los acreedores podrán exigir y
los deudores ejecutarán o cumplirán sólo una parte o la totalidad de la prestación
comprendida en la obligación mancomunada, según las reglas que se dan en el Capítulo
presente.
Precd: c.c. abrg. 810 -
Conc: c.c. 427 - 429 - 433 - 783 -
V. la anot. al art. anterior.
Jurisprudencia
Nótese que por la estructura que presenta este art., así como por la referencia
consignada en el art. 439, II), faltaría un parágrafo II a este art. 429, que ni la edición
oficial ni los originarios del Código contienen. Tampoco la disposición fuente deja ver
que tal parágrafo existiera. Ha de considerarse que se trata de un mero error de
dactilografía.
Jurisprudencia
1.- "Siendo herederos los dichos... como lo era también la... todos ellos
estaban obligados a pagar deudas de su causante, a proporcionar de las
partes que les hubiera cabido" (G.J. Nº 480, p. 1023).
2.- "La divisibilidad de una obligación en cuanto a los herederos del deudor
se halla exceptuada por el art. 812 (430), siendo por lo tanto indivisible
el pago demandado por haber sido esa la intención de los contratantes"
(G.J. Nº 528, p. 10).
3.- "La acción real puede intentarse contra cualquiera que posea la cosa.
Siendo de tal naturaleza la deducida contra los herederos, no procede la
divisibilidad de la obligación alegada" (G.J. Nº 603, p. 8).
4.- "El principio de la divisibilidad de las obligaciones entre los herederos del
deudor, tiene su excepción, entre otros casos, según el art. 812 (430)
del c.c., cuando la deuda es hipotecaria (art. 1363 c.c. vigente) y el
heredero que posee el fundo hipotecado puede ser demandado por el
total" (G.J. Nº 703, p. 6).
Es presupuesto esencial de la obligación indivisible que sea única, esto es, que
existe una prestación única a cumplirse en solución única, al mismo tiempo que una
pluralidad de sujetos activos (indivisibilidad activa) o, más frecuentemente, pasivos, es
decir, de obligados pari gradu (indivisibilidad pasiva), sin que sea extraño que se dé el
caso de pluralidad de sujetos activos y pasivos al mismo tiempo (Messineo).
Una obligación es indivisible, cuando tiene por objeto una prestación tal, que,
dado en la obligación el concurso de varios participantes, no permite a cada acreedor
exigir su parte sola como un todo, ni a cada deudor entregar la suya como un todo
separado y librarse así independientemente de los otros; no permite, en suma, a las
obligaciones seguir, en la exacción y en el pago, la regla concursu partes fiunt (Giorgi).
La indivisibilidad impuesta por voluntad del testador o por acuerdo de las partes,
puede ser expresa, lo que no quiere explicación, o puede ser tácita. Esta tiene lugar
cuando el creador de la obligación, asigna en el título a una prestación por naturaleza
divisible, un fin incompatible con la división. Por ejemplo: la prestación de dos hectáreas
de terreno para la construcción de un jardín de infantes en la ciudad de Copacabana.
Tal prestación, si no tuviese ese fin, sería divisible, y dos deudores o dos herederos, la
cumplirían perfectamente cada un por su cuenta, entregando cada uno una hectárea de
terreno, donde más le placiese o donde a cada uno le resultase mejor. Pero, la finalidad
atribuida a la prestación, la hace indivisible y exige la reunión y continuidad de los
terrenos donde debe alzarse la construcción.
"art. 1318.- Indivisibilidad entre los herederos: la indivisibilidad surte efectos aún (o
igualmente o también) entre los herederos del deudor o el acreedor.
"art. 1319.- Derecho de exigir la totalidad: Cada uno de los acreedores puede exigir la
ejecución de la entera prestación indivisible. No obstante, el heredero del acreedor que
se adjudicase el pago del crédito total, debe dar fianza en garantía de los coherederos.
"art. 1320.- "Extinción parcial: Si uno de los acreedores ha hecho remisión de la deuda
o ha consentido en recibir una prestación diversa de la debida, el deudor no queda
liberado respecto de los otros acreedores. Estos no obstante no pueden demandar la
prestación indivisible si no acreditan o bien reembolsan el valor de la parte de aquél que
ha hecho la emisión o ha recibido la prestación diversa. Esta misma disposición se
aplica en caso de transacción, de novación, de compensación y de confusión".
SECCION III
La complejidad se da, entonces, del lado activo (crédito solidario), como del lado
pasivo (deuda solidaria), o, al mismo tiempo, como combinación de ambos: del lado y
del pasivo a la vez.
Solidaridad, del latín solidum, expresa la idea de totalidad. Su uso, es, puede
decirse, reciente (no más allá del siglo XVIII), en su sentido jurídico (Planiol y Ripert).
Tres son los requisitos que la distinguen: 1º) pluralidad de acreedores; 2º)
unidad de prestación; 3º) voluntad del que asume la obligación de hacer ésta solidaria
entre los acreedores. En ningún caso se establece de pleno derecho por la ley (Giorgi y
Planiol y Ripert). Este punto se examina más detenidamente en el art. 435.
La solidaridad activa está privada casi por completo de utilidad práctica. En los
negocios de la vida civil, aparece manifiestamente importante cuando se la considera
con relación a los deudores. La solidaridad pasiva, es el vínculo entre varios deudores,
por virtud del cual se ofrecen o representan recíprocamente obligados al pago, para
mayor seguridad del crédito y para facilitar al acreedor su cobro. Para ello, cada deudor
se estima serlo del todo frente al acreedor, en tanto se considera como deudor de su
parte sola en todos los demás órdenes y, señaladamente, en relación a los codeudores.
(Giorgi).
Sus requisitos distintos son: 1º) pluralidad de deudores; 2º) unidad de prestación,
y 3º) voluntad del hombre o disposición de la ley directa y expresa, para constituir la
solidaridad.
Jurisprudencia
1.- "Según el art. 791 (433) hay solidaridad entre los deudores, cuando se
obligan a una misma cosa, de manera que cada uno pueda ser
demandado por el total" (G.J. Nº 436, p. 659).
3.- "Por lo dispuesto en los arts. 791 y 795 (433 y 437) el acreedor de una
obligación solidaria puede demandar a cada uno de los deudores in
solidum, por el total de la deuda, y persiguiendo a uno de ellos, si no
obtiene el pago total, puede perseguir del mismo modo contra los demás"
(G.J. Nº 779, p. 21).
4.- "Según lo dispuesto por los arts. 791 y s. (433 y s.) del c.c. es
potestativo del deudor de obligaciones solidarias dirigir su acción contra
todos o algunos de sus deudores, por el total o parte de los adeudados"
(G.J. Nº 963, p. 67).
Entre dichas legislaciones está, precisamente, la del Código modelo, cuyo art.
1294 establece la presunción de la solidaridad. Dice:
"Solidaridad entre codeudores.- Los codeudores están obligados solidariamente, si de la
ley o del título no resulta otra cosa".
"(Presunción de solidaridad). Cuando fueran varios los deudores se presume que éstos
se han obligado solidariamente, salvo estipulación contraria".
Se ha dicho al examinar los arts. 433 y 434, que en ningún caso se establece
de pleno derecho por la ley la solidaridad entre acreedores, según opinión generalizada
entre los civilistas (Giorgi, Planiol y Ripert). Sin embargo, puede considerase una forma
de solidaridad entre acreedores establecida por la ley, la facultad otorgada por el art.
853, I) a cualquiera de los varios depositantes o a cualquiera de los varios herederos
del depositante, para exigir al depositario la devolución del depósito de cosa indivisible.
La solidaridad legal de deudores, se presenta en los casos siguientes:
Jurisprudencia
1.- "En los contratos de compañía, la obligación solidaria de los socios por
las operaciones sociales está limitada a los asuntos meramente
mercantiles por lo dispuesto por el art. 238 (173) del c. com." (G.J. Nº
384, p. 170).
II. El deudor común puede elegir a uno u otro de los acreedores para efectuar el
cumplimiento, a no ser que haya sido previamente citado con una demanda promovida
por otro u otros de ellos.
Respecto de los acreedores, cada uno de ellos representa a todos los demás, en
el acto del pago. El derecho de cada acreedor para reclamar el pago, produce en el
deudor la obligación de pagarlo íntegro, a cualquier acreedor que para ello le requiera
oponer el beneficio de la división.
La facultad que tiene el deudor, de librarse en manos de cualquier acreedor,
eligiendo a aquél a quien ha de hacer el pago, queda suprimida si antes de que el
deudor haga esa elección y ofrezca el pago de la deuda, otro de los acreedores le inicia
demanda, con la cual debe hacer citar al deudor, para que la demanda surta el efecto
que le asigna el inc. II). La consecuencia de esto, resulta ser si el deudor al acreedor
que elige, no obstante la citación judicial de otro de los acreedores, aquél se encontrará
obligado a pagar de nuevo.
Jurisprudencia
2.- "El ejecutante, al retirar del juicio a uno de los codeudores solidarios,
dirigiendo la demanda sólo contra los otros dos, hace uso de la facultad
conferida por el art. 794 (437), sin que pueda oponérsele el beneficio de
división" (G.J. Nº 808, p. 41).
3.- "Según el art. 795 (437) del c.c. el acreedor que persigue a alguno de
sus deudores (solidarios), puede proceder del mismo modo contra los
demás" (G.J. Nº 936, p. 10).
4.- "Según el art. 794 (437) del c.c. el acreedor de una obligación in
solidum puede dirigirse contra el que quiera de sus deudores, sin que el
elegido pueda oponerle el beneficio de división" (G.J. Nº 948, p. 2).
5.- "Según el art. 795 (437) del c.c. el acreedor que persigue a alguno de
sus deudores por el cumplimiento de una obligación in solidum, puede
proceder del mismo modo contra los demás" (G.J. Nº 949, p. 17)
7.- "Conforme al art. 794 (437) del c.c. es potestativo para el acreedor
dirigir su acción contra cualquiera de sus deudores solidarios, sin que el
elegido pueda oponer la excepción de división" (G.J. Nº 964, p. 139).
8.- "En las obligaciones solidarias se regula las relaciones entre codeudores,
después de pagado el acreedor principal, a quien no interesa saber (si el
crédito que otorga) es para provecho de uno sólo o de todos los que
ante él se constituyen en deudores solidarios" (G.J. Nº 1015, p. 62).
9.- "Aun cuando los deudores conforme disponen los arts. 788 y 789 (433
y 437) del c.c. pudieron pagar el total de lo adeudado a cualquiera de
sus solidarios, en este caso, se hallaban prohibidos de hacerlo, desde el
momento de la acreedora... les promovió juicio y les hizo citar con la
acción de cobranza" (G.J. Nº 1019, p. 12).
10.- "El art. 794 (437) del c.c. confiere el derecho de elección al acreedor
para dirigir su acción contra sus deudores solidarios, no en cualquier
estado de la causa, sino solamente a tiempo de interponer la ejecución"
(G.J. Nº 1076, p. 42).
11.- "Si bien los arts. 794 y 795 (437) del c.c. autorizan al acreedor de una
obligación solidaria a dirigir su acción contra cualquiera de sus deudores
por el total de la deuda y proceder del mismo modo contra los demás, no
establece la simultaneidad de acciones, debiendo entenderse que una vez
instaurada la acción de pago total contra alguno de los deudores in
solidum, no puede deducirse nueva demanda contra otro u otros de los
deudores, para pedir lo mismo y por separado, pendiente la primera, por
que la acción intentada contra uno de ellos, comprende a los demás, ya
que los deudores solidarios constituyen una misma personalidad jurídica"
(G.J. Nº 1110, p. 42).
14.- "El remate de la casa adquirida por ambos esposos, sólo debe
comprender la parte que en el inmueble corresponde al marido (que es el
deudor), quedando subsistente la hipoteca otorgada por la esposa,
reatada al derecho de la firma acreedora, para cubrir el pago total de la
obligación de acuerdo al art. 795 (437) del c.c., siempre que efectuada
la subasta no alcanzare el producto a satisfacer el total de la obligación,
llevándose a efecto el remate consiguiente para dicho efecto" (G.J. Nº
1619, p. 52).
17.- Véase los casos Nos. 3, 6 y 7 del art. 433, y 2 del art. 925.
II. El deudor común no puede oponer al acreedor solidario las excepciones que
son personales de los otros acreedores.
Fte: Cgo. it. 1297 -
Precd: c.c. abrg. 799 -
Conc: c.c. 399 - 434 -
Por la regla del art., cada deudor tiene la facultad de oponer al acreedor, tanto
las excepciones personales propias, como las comunes a los demás codeudores. Sólo le
está prohibido oponer las que sean personales a alguno de los demás codeudores.
Las excepciones comunes a todos, que puede oponer un codeudor, son por
ejemplo, falta de licitud en el objeto; lesión, en los contratos en que está admitida esta
excepción. Respecto del consentimiento, como se presta por cada deudor, no puede
constituir una excepción común, sino personal. En los vicios de la causa, habrá que
examinar si la causa de obligarse fue una sola para todos los deudores solidarios, caso
en el cual el vicio será excepción común. Si la causa resulta ser varia para cada
deudor, el vicio en ella será personal y no común. La incapacidad, es una excepción
puramente personal a favor del deudor incapaz. La condición y el plazo, estipulado en
favor de una deudor solidario al principio de la obligación, también constituyen
excepciones personales. Constituye excepción común, el vicio de nulidad de la
obligación fundada en defectos de forma del contrato, del que debería nacer la
obligación misma.
Resta agregar que la regla del art. 438, por virtud de la cual cada deudor
solidario puede -y debe para no responder a los otros codeudores por no hacerlo
cuando tiene oportunidad de plantearla- oponer las excepciones comunes a todos, más
no las personales de los otros codeudores, no se aplica al fiador solidario. En este
caso, deben aplicarse las reglas de la fianza, cuyo art. 929 concede al fiador la facultad
de oponer todas las excepciones inherentes a la obligación menos las puramente
personales del deudor, sin especificar cuáles son las entidades por tales el Código.
Puede inferirse que se refiere a las motivaciones personales del deudor para contraer la
obligación, pero ellas no son excepciones el Cgo. italiano del cual ha sido tomado
también el dicho art. 929, hace excepción expresa únicamente de la incapacidad del
deudor.
Jurisprudencia
3.- "El coobligado in solidum demandado por el acreedor, puede oponer las
excepciones resultantes de las obligaciones que contrajo y todas las que
no sean puramente personales a algunos de los coobligados" (G.J. Nº
579, p. 13).
4.- Véase los casos Nos. 12 del art. 433 y 2 del art. 925.
II. Las partes y porciones de cada uno se determinan conforme al artículo 429-II.
II. Si alguno resulta insolvente, se distribuye su parte por contribución entre los
otros codeudores, incluyendo al que ha efectuado el cumplimiento.
Estos artículos regulan los efectos posteriores al pago. Obvio es recordar que la
obligación solidaria, tiene dos caras o lados: una, que mira a los acreedores, otra a los
deudores.
Es justo que el deudor que paga la totalidad (su parte y la de sus codeudores),
se convierta en acreedor de los coobligados, en la parte correspondiente a cada uno en
sus relaciones entre sí. Los medios para recuperar lo pagado por los otros, son los
ordinarios.
En todos los casos en que tiene lugar la repetición entre los codeudores
solidarios, se reparte también entre los varios obligados, sin exclusión de aquél que
pagó, la parte de los codeudores insolventes, así el insolvente resulte ser el codeudor
en cuyo exclusivo beneficio se contrajo la obligación solidaria.
Jurisprudencia
1.- "Al reconocer (el padre y la madre) por escritura a sus hijos contrajeron
la obligación solidaria de alimentarlos (pero) no renunciaron el derecho
de solicitar, en caso de haberla cumplido sólo uno de ellos, al reembolso
de la parte correspondiente al otro, conforme a este art. 805 (440)"
(G.J. Nº 476, p. 997).
3) La compensación sólo puede oponerse hasta el valor total por el deudor a quien
favorece y por los otros deudores hasta la concurrencia de la parte que
corresponde a aquél en la obligación. La misma regla se aplica en las relaciones
del deudor con los acreedores solidarios.
Sobre la condonación, para empezar, debe advertirse que ella puede ser expresa
o tácita, según la regulación de los arts. 358 y 359. Si la remisión es tácita, favorece a
todos los coobligados. Si es expresa y a favor de un sólo deudor, también libra por
igual a todos los coobligados, excepto el caso de declarar explícitamente el acreedor
que se reserva sus derechos contra los demás, caso en el cual podrá reclamar su
crédito, deduciendo la parte del deudor a quien condonó. De ello resulta que el acreedor
que quiere conceder la condonación a uno sólo de sus deudores solidarios, debe cuidar
bien de reservarse sus derechos contra los demás, en forma inequívoca, si no quiere
perderlos irreversiblemente.
Mas, lo que importa señalar es que si bien el art. 1305 del Cgo. italiano tiene su
razón de ser, el art. 443 del Cgo. no la tiene. En efecto, la regla se funda en la
facultad de deferir a juramento decisorio del cual "se hace depender la decisión total o
parcial de la causa" (art. 2736 del Cgo. italiano). En cambio, el art. 1324 del Código
prohibe categóricamente el juramento decisorio, de lo cual resulta que el art. 443
establece efectos de un instituto inexistente, prohibido por su ordenamiento (art. 1324).
Pues, el juramento de posiciones o de supletorio (arts. 1325 y 1326), no sirven a los
fines del art. 443. Salvo que se aplique al caso la confesión provocada (juramento
decisorio disfrazado), reconocido por el p.c. (art. 404).
Desde luego debe advertirse que las reglas generales de los arts. 340, 341 y
342, se aplican conjuntamente con la del art. 445. La demanda contra uno de los
deudores solidarios, constituye en mora a todos. Si la demanda versa sobre los
intereses de mora, citada a uno de los deudores solidarios, hace correr los intereses
respecto de todos. Mas, si alguno de los codeudores lo es condicional o a plazo, los
efectos de la mora para éste tendrán lugar desde el vencimiento del plazo o desde el
cumplimiento de la condición, de acuerdo a los principios ya examinados. La
interpelación judicial que determina la mora, pone los riesgos de la cosa debida a cargo
de todos los codeudores así la interpelación haya sido dirigida a uno sólo de ellos.
Es relativa la renuncia (la reglada por el art.), cuando el acreedor restringe sus
efectos a un sólo deudor, quedando roto únicamente respecto de él, el vínculo de la
solidaridad y subsiste tocando a los demás. El deudor en cuyo favor se hace la
renuncia continúa obligado sólo por su cuota para con el acreedor. No es exonerado de
sus obligaciones en orden a los demás codeudores, (por ejemplo para responder
proporcionalmente por la insolvencia de alguno de los codeudores).
No puede permitirse que la renuncia del acreedor en favor de uno de ellos, haga
más grave las condiciones de los deudores no librados, en el caso de que entre ellos
haya un insolvente. Pero se transforma en deudor prorrata, en tanto los restantes
continúan solidarios entre sí.
Jurisprudencia
"Según el art. 803 (449) el acreedor que recibe de uno de los deudores,
separadamente y sin reserva, su porción en los intereses de la deuda, pierde la
solidaridad de los devengados o caídos, más no la de los que deben correr, ni la
del capital, a menos que el pago dividido haya continuado por diez años (según
el art. 1507 del c.c. serían ahora cinco años)" (G.J. Nº 756, p. 46).
PARTE SEGUNDA
DE LAS FUENTES DE LAS OBLIGACIONES
TITULO I
DE LOS CONTRATOS EN GENERAL
CAPITULO I
DISPOSICIONES GENERALES
Art. 450.- (Noción). Hay contrato cuando dos o más personas se ponen de
acuerdo para constituir, modificar o extinguir entre sí una relación jurídica.
Ya sostuvo Laurent (cit. de Scaevola), que "el derecho es una fase de la vida;
la vida no es jamás estacionaria; si se detiene un instante, sobreviene la muerte. Es,
pues, imposible que el derecho del siglo XIX sea aún el de las XII Tablas... El derecho
es la expresión de la vida y nuestra vida se aleja cada vez más del estado social de los
romanos. Bajo la influencia de nuevas costumbres y de nuevas necesidades, se forma
una ciencia nueva; los intérpretes del Código inspiran de los derechos acaecidos en el
medio que viven y no de los ocurridos en Roma".
Corresponde aquí ampliar esta anot. y precisar algunas nociones sobre hecho y
acto jurídico, limitadas a lo que interesa al derecho privado. Hecho jurídico, es el
acontecimiento, situación o estado, natural o engendrado por la actividad humana, que
produce una modificación de la realidad jurídica o que, dicho de otro modo, es
jurídicamente relevante porque produce un efecto jurídico (Bonnecase, Messineo). Son
innumerables los hechos jurídicos y que no pueden útilmente clasificarse (Messineo).
Son eventos naturales: el transcurso del tiempo, el nacimiento, la llegada a la mayor
edad, la muerte, el perecimiento de las cosas. Es jurídicamente relevante cuando da
lugar a un efecto jurídico, que el ordenamiento toma en consideración y lo regula, sea
dándole valor frente a todos (efecto real: erga omnes) como los casos de los arts. 4 y
1492, o personal, frente a sujeto determinados, como el clásico caso del art. 519.
Los hechos o eventos humanos, se llaman actos. Sin embargo, fuera de los
hechos que implican un acontecimiento puramente material, como el nacimiento o la
filiación, v. gr., se consideran también hechos las acciones humanas más o menos
voluntarias, que por imperio de una regla de derecho, generan situaciones o efectos
jurídicos, aún en supuestos en los cuales el sujeto de esas acciones no haya tenido, ni
podido tener, la intención de colocarse bajo el imperio del derecho. Así, el hecho jurídico
en sentido especial (Bonnecase) consiste en, lo que en el régimen legal abrogado se
legisla, dentro de la rúbrica general de obligaciones que se contraen sin convenio, como
cuasicontratos, delitos o cuasidelitos, en oposición al contrato, que representa el tipo
más caracterizado del acto jurídico y que en el régimen vigente, eludiendo definiciones y
nominaciones discutidas aún en la doctrina, se ha agrupado en los Títulos III a VII
inclusive de la Parte Segunda del Libro Tercero, como figura ajenas al acto jurídico
contrato, que regula nominadamente en el Título II de la misma Parte y Libro bajo la
rúbrica de los contratos en particular.
Lato sensu, se entiende por acto jurídico (término muchas veces empleando
textualmente en la preceptuación del Código, v. gr. en los arts. 82, III, 451, II y 804),
el acto humano consciente y voluntariamente realizado por un sujeto, o la manifestación
exterior de la voluntad (Bonnecase, Messineo), cuya realización procura un resultado
que el derecho toma en consideración.
Prescindiendo de los actos jurídicos propios del ámbito del derecho público
(incluídos el penal y el procesal), dentro de la limitación señalada supra al derecho
privado, el acto jurídico como manifestación de voluntad se expresa en una declaración
de voluntad cuyo objeto directo es engendrar, fundado en una regla o institución jurídica,
en favor o en contra de uno o más sujetos, una situación jurídica permanente y general
o un efecto jurídico limitado a la formación, modificación o extinción de una relación
jurídica.
También se habla de negocio jurídico, que algunos autores (Messineo, por ej.),
prefieren llamar así a lo que la ley llama acto y del que es una figura especial, por lo
que, en sustancia, viene a ser, aquél, lo mismo que éste: una declaración de voluntad
dirigida a la producción de determinados efectos jurídicos. Como cualquier otro acto,
jurídico, el negocio, dice el propio Messineo, produce sus efectos, no por sí, sino en
cuanto el ordenamiento jurídico le reconoce y le presta la propia fuerza.
A mérito de los expuesto y en el sentido ordinario de los términos, ha de
concluirse que entre hechos y acto jurídico se da la misma diferencia que distingue lo
general de lo particular o el género de la especie. Lo mismo acontece con la
convención en relación con el acto jurídico, del cual aquélla es sólo una variedad y que
los autores, generalmente, la definen como el acto bilateral o acuerdo de voluntades que
tiene por objeto crear, modificar, transmitir o extinguir un derecho. El contrato, supone
una noción aún más particular, como variedad de convenio, caracterizado por ser
creador de obligaciones.
Planiol y Ripert, estiman que el intento de aislar el acto jurídico y formar una
teoría, considerándolo independiente de cuantos caracteres hagan relación a las fuentes
o al objeto de la relación jurídica, es difícil de realizar y que, su posible utilidad para la
enseñanza jurídica no tiene, en modo alguno, interés práctico, porque el carácter
abstracto que ofrece a la discusión y a los razonamientos de pura lógica, es contrario a
la finalidad social de la legislación.
Dos jóvenes que se citan para una excursión, hacen un convenio; dos o más
potencias que se ponen de acuerdo podrá celebrar un tratado, hacen un convenio; los
físicos que se ponen de acuerdo para dividir la escala del termómetro en 100 o la
circunferencia del círculo en 360 grados, hacen un convenio. Pero ninguno de éstos
convenios presenta la figura jurídica del contrato (Giorgi).
El contrato tiene entre los actos jurídicos, una categoría importante como figura
jurídica encaminada a crear una obligación. Consiguientemente no ha de confundirse
acto y contrato, como no debe confundirse contrato y convenio. En cuanto a la palabra
pacto, que también se la emplea frecuentemente como equivalente de contrato, se
considera una impropiedad menos grave (Giorgi), porque más bien significa una
cláusula particular, antes que el conjunto de la convención contractual.
La definición que en la noción que del contrato da el art. 450 (que es la del art.
1321 del Cgo. italiano de 1942, similar al art. 1098 del igual de 1865, conformado al
modelo francés), responde en líneas generales a los conceptos generales expuestos.
Puede decirse que como la definición del art. 692 del c.c. abrg., que reproduce la del
art. 1101 del c.c. francés la actual del art. en examen y de su fuente italiana, comprende
a la vez las nociones de convenio, contrato y obligación.
Jurisprudencia
1.- "En los contratos en que, según este art. los contratantes se obligan
recíprocamente, los unos hacia los otros, las obligaciones recíprocas deben estar
acreditadas con las firmas de todas las personas obligadas o las de sus
representantes" (G.J. Nº 277, p. 1799).
2.- "El documento contiene simple constancia de haber intervenido el signatario
N. en la consignación de algunos cestos de coca al cargo de X para su venta,
sin que dicha constancia importe contrato celebrado que dé origen a una
obligación" (G.J. Nº 671, p. 10).
3.- "Los contratos son bilaterales cuando se obligan recíprocamente los unos
hacia los otros, conforme define en su primera parte el art. 693 del c. c. (sin
equivalente en el c. c. vigente)" (G.J. Nº 1300, p. 19).
4.- "Las normas contenidas en los arts. 450 a 453 del c. c., son aplicables a
los contratos nominados e innominados, así como a los actos unilaterales de
contenido patrimonial, que están sometidos a los requisitos de formación en ellos
establecidos, incluída la forma expresa o tácita del consentimiento" (A.S. Nº 136
de 26-8-80).
5.- Véase el caso Nº 3 del art. 453.
Art. 451.- (Normas generales de los contratos. Aplicación a otros actos). I. Las
normas contenidas en este Título son aplicables a todos los contratos, tengan o no
denominación especial, sin perjuicio de las que se establezcan para algunos de ellos en
particular y existan en otros códigos o leyes propias.
II. Son aplicables también, en cuanto sean compatibles y siempre que no existan
disposiciones legales contrarias, a los actos unilaterales de contenido patrimonial que se
celebran entre vivos así como a los actos jurídicos en general.
Jurisprudencia
El contrato como acuerdo entre dos o más personas, para constituir una relación
jurídica, presupone para su formación la concurrencia de elementos necesarios que la
ley llama requisitos, esto es, condiciones indispensables para fijar su existencia y
perfección.
En rigor, tres son esos elementos: 1º) dos o más personas capaces de contratar;
2º) su consentimiento, y 3º) un objeto, materia de su acuerdo. Así, el art. que ahora se
examina, es una especificación de la doctrina general contenida en el art. 450, que al
señalar la noción del contrato, comprende virtualmente los elementos del mismo. En
efecto, éste dice que hay contrato desde que dos o más personas (elemento
comprensivo de la capacidad), se ponen de acuerdo (consentimiento) para construir,
modificar o extinguir entre sí una relación jurídica (objeto). Messineo -no sin razón-
aconseja emplear el vocablo convenio antes que acuerdo para denotar el
consentimiento, porque, generalmente, acuerdo se identifica con el concepto mismo de
contrato.
Nótese además que el Código ha introducido el motivo (art. 490), como otro
elemento que determina la validez (esto es, la existencia) del contrato y que quizá
pueda salvar la teoría de la causa, entendida ésta como el móvil psicológico del contrato
(Ossorio).
Jurisprudencia
1.- "En general, bastan los cuatro requisitos señalados por este artículo
(capacidad, consentimiento, objeto, causa) para que una convención sea perfecta
y formada legalmente" (Caso no publicado en la G.J., inserto por H. Siles, caso
5, p. 255).
2.- "Si las convenciones se sujetan a una forma cualquiera de las que señala la
ley no es para que sean válidas, sino para revestirlas de autenticidad, la del
instrumento público es esencial o indispensable sólo en los convenios que
expresa especialmente la ley, como son las hipotecas, donaciones, etc."
(Extracto del mismo caso señalado en el transcrito anteriormente).
3.- V. los casos Nos. 4 del art. 450; 11 y 14 del art. 453; 7 del art. 485; 4 del
art. 520, y 7 del art. 811.
SECCIÓN I
DEL CONSENTIMIENTO
Art. 453.- (Consentimiento expreso o tácito). El consentimiento puede ser
expreso o tácito. Es expreso si me manifiesta verbalmente o por escrito o por signos
inequívocos; tácito, si resulta presumible de ciertos hechos o actos.
2.- "La venta verificada, como en la especie, sin la interpretación del autor, a
quien incumbe, como representante del menor, prestar el debido consentimiento,
carece de este requisito esencial para su validez, cual lo determina el art. 699,
(452) del c. c." (G.J. Nº 640, p. 12).
5.- "El endoso verificado en blanco, carece del consentimiento cual lo exige el
caso 1º de este art. para la validez de las convenciones (y) por lo expuesto, no
hubo documento privado cuyo contexto hubiese sido objeto de acuerdo de ambos
litigantes" (G.J. Nº 777, p. 51).
7.- "Consta que el recurrente principió a cumplir con la obligación resolutiva del
contrato, al pagar parte del precio de los terrenos que compró, sin que, por tal
motivo, sea cierta la transgresión del 1er. inciso del art. 699 (452) del c. c."
(G.J. Nº 860, p. 23).
8.- "La minuta al hacer depender del otorgamiento de la escritura la rescisión
acordada en ella y al rehusar una de las partes firmar el registro, queda sin
efecto por falta de consentimiento recíproco" (G.J. Nº 889, p. 67).
9.- "No consta que los litigantes hubieran (aceptado) pagar lo que el perito pidió
por su trabajo, limitándose a guardar silencio, (por lo que) faltando el requisito
esencial del consentimiento, que ha debido se expreso por la parte que se
obliga, no existe convención legalmente formada" (G.J. Nº 896, p. 8).
10.- "El art. 699 (452) del c. c. señala entre los requisitos esenciales para la
validez de las convenciones el consentimiento de la parte que se obliga...
consentimiento, (que) como se ha dicho, tiene que estar caracterizado por la
plena conciencia y convicción de lo que se hace" (G.J. Nº 1220, p. 80).
13.- "Si el documento que se dice estar firmado y reconocida su firma por la
actora, no aparece estar suscrito por ella ni las actas de reconocimiento incluyen
su nombre, es incorrecta y violatoria de la ley la afirmación de que está
demostrada la prestación de su consentimiento" (G.J. Nº 1602, p. 1221).
SUBSECCION I
Se resume esta doctrina en los postulados básicos siguientes: 1º) Los individuos
son libres de contratar y discutir, en pie de igualdad, las condiciones; determinar el
contenido de su objeto; combinar tipos de contratos previstos por la ley o inventar otros
completamente nuevos; 2º) pueden elegir la legislación más conveniente a su relación
jurídica o descartar la aplicación de toda la ley de carácter supletorio; 3º) se
desconocen las formas rituales y las formas solemnes son excepcionales; 4º) los
efectos del contrato son los que las partes han querido darle y las reglas de la
interpretación no asignan al juzgador facultad de hacer prevalecer su criterio, sino la
intención de las partes (Planiol y Ripert y Pérez Vives).
Por aplicación de los demás postulados, las partes pueden inclusive normar sus
futuros comportamientos, regulándolos según el modo preestablecido por ellas mismas.
Tal el caso, v. gr. del contrato de cuenta corriente mercantil, que es normativo o de
reglamentación. Sin embargo, téngase en cuenta que cuando la convención o el contrato
atiende principalmente a una actividad creadora de normas con carácter general (punto
2º de los postulados básicos mencionados, supra) con función derogatoria de la norma
estatal (que no tenga carácter imperativo o que no afecte el orden público), más que
contrato deviene acuerdo, porque el contrato tiene por materia relaciones jurídicas, no
normas (Messineo).
Nótese que no hay avance alguno respecto del régimen abrogado, cuyo art.
(725) como su modelo francés (art. 1134), reconoce efectos sólo a las convenciones
legalmente formadas (legalidad) y su artículo 5º (6º del Código francés), subordina su
eficacia a las reglas que interesan al orden público (licitud) y a las buenas costumbres,
(Mazeaud).
Jurisprudencia
Todas las reglas de esta subsección (arts. 455 a 462), tomadas en parte del
código y en parte inspiradas, al parecer, en la doctrina expuesta por Planiol y Ripert, no
requieren un análisis detenido, por su fácil comprensión, salvo simples indicaciones
complementarias.
Tocante a los contratos entre presentes y no presentes, los arts. 461 y 462
determinan el lugar que se considerará lugar de contrato y el momento de su formación.
En los contratos entre personas no presentes, la cuestión importante es la relativa al
momento en que se considera celebrado el contrato. La doctrina y las legislaciones
consideran cuatro momentos posibles: a) el de la declaración, estima formado el
contrato cuando el aceptante declara su conformidad con la oferta, aún cuando la
información de ello al oferente sea posterior; b) el de la expedición que atiende al
momento en que se remite o expide la comunicación que contiene la aceptación; c) el
de la recepción, que es el momento en que el oferente recibe la comunicación que
contiene la aceptación; d) el de la información, que precisa que las partes conozcan
plenamente la oferta y la aceptación, para que el consentimiento se forme y exista el
contrato, porque como se ha dicho en la anotación del art. 453, jurídicamente el
consentimiento no existe sólo en la declaración de voluntades, sino en el conocimiento
recíproco de esas voluntades.
Las reglas de los arts. anteriores (455 y 456), imponen el principio. Las de este
art. y los siguientes, aportan derogaciones o atenuaciones que la realidad de las
relaciones exige.
Esta regla, en realidad, comprende los contratos que se celebran entre personas
distantes. La toma de conocimiento de la aceptación señala el momento de la
conclusión del contrato (v. la anot. i.f., al art. 455). Si hasta ese momento no se revocó
la oferta, la revocación ya no puede más ser hecha.
Art. 461.- (Lugar del contrato entre presentes). Entre presentes, el lugar del
contrato es aquél donde los contratantes se encuentran.
Art. 462.- (Lugar del contrato entre no presentes). I. Entre no presentes el lugar
del contrato es aquél donde ha sido propuesto, salvo pacto contrario u otra disposición
de la ley.
II. Se estará a la regla del parágrafo anterior en el caso del contrato celebrado
por teléfono, telégrafo, télex, radio u otro medio similar.
Art. 464.- (Contrato de opción). I. Por el contrato de opción una de las partes
reconoce a la otra con carácter exclusivo e irrevocable, la facultad de aceptar una
prestación a su favor o en la de un tercero, en las condiciones convenidas y en el plazo
acordado.
II. El plazo no podrá ser superior a dos años.
Es una limitación del derecho real de disponer, en cuya virtud puede ser inscrita
en los registros públicos de la propiedad inmueble, la intelectual o la industrial, según el
objeto de la opción.
Como contrato definitivo está íntegramente sometido a los requisitos que señala
el art. 452.
Jurisprudencia
La buena fe que el art. obliga observar en los tratos de formación del contrato,
es la que se considera en sentido objetivo, que supone una valorización de orden ético
y significa lealtad de conducta en las relaciones con los otros sujetos (Promissio boni
est obligatio: Messineo) y de la que son ejemplos además de este, los arts. 520 y 573,
II). Por contraposición, la mala fe en sentido objetivo, es la deslealtad en la conducta
del contratante, noción próxima a la del dolo (o figura del llamado dolo incidental no
legislado en el Código). Son ejemplos, los casos de los arts. 629, II (exclusión de la
responsabilidad por los vicios de la cosa vendida), 698 (ibidem, en la cosa arrendada),
742 (en el contrato de obra), y en el c. com. el art. 851 (ocultación dolosa de los
riesgos de la venta contra entrega de documentos).
Para completar estas nociones, cabe dar idea de la buena fe en el sentido
subjetivo. Es aquélla en que se concreta un especial estado psíquico del sujeto
(Messineo) y que consiste en el estado de ignorancia, conocimiento erróneo, creencia
errónea u opinión equívoca, acerca de una determinada situación jurídica, de manera
que el error es elemento de la buena fe (art. 473). A contrario, la mala fe, significa
ciencia: conocimiento de esa situación.
Son ejemplos de la mala fe objetiva, los casos de los arts., en el c.f. 351, II
(actos del interdicto); en el c. c. 149 (usucapión de muebles); 487, I (determinación
por tercero del objeto del contrato); 677 y 678 (responsabilidad por la evicción y vicios
de la cosa donada); 983 (pago indebido objetivo); 971 (pago indebido a un incapaz).
Jurisprudencia
DE LA REPRESENTACIÓN
Art. 472.- (Contrato por persona a nombrar). I. Al concluir el contrato puede una
de las partes declarar que lo celebra en favor de otra persona, expresando a la vez que
se reserva la facultad de revelar posteriormente el nombre de ésta.
II. Dentro del término de tres días desde la celebración del contrato, debe
comunicarse a la otra parte el nombre de la persona a favor de quien se ha celebrado,
acompañando el documento de su aceptación y el poder otorgado para representarla.
III. Si vencido el plazo, no se ha comunicado el nombre de la persona, el
contrato producirá sus efectos sólo entre los contratantes originarios.
Fte: Cgo. it. 1401 - 1402 - 1405 -
Conc: c. c. 526 y s. -
El plazo que señala el art. para la revelación del nombre de la persona para
quien se contrata, en la disposición fuente (art. 1402), es supletorio, que rige para el
supuesto de que los contratantes no estipulen término diferente, caso en el cual rige el
de la disposición legal. La omisión señalada, aparte no tener justificación atendible, hace
inútil el instituto por la extrema brevedad del plazo.
Jurisprudencia
Como es un hecho jurídico, por eso, como todos los hechos jurídicos se prueba
por todos los medios y la carga de la prueba recae sobre el contratante que ha sufrido
el error (Mazeaud).
Jurisprudencia
1.- "Al desestimarse las pruebas de las que resulta que la demandante, al
aprobar la inversión expresada en la citada escritura obró bajo el error de existir
el saldo que se le debía de un depósito hecho por su cuenta y riesgo, como
falsamente se aseguraba en la misma escritura, y absolverse, en consecuencia,
al demandado, se infringe el art. 700 (473) del c. c." (G.J. Nº 812, p. 3).
2.- "La falta de voluntad y consentimiento de la vendedora, es un vicio
sustancial que anula las convenciones en general, de acuerdo con lo
preceptuado por el art. 700 (473) del c. c." (G.J. Nº 1357, p. 44).
Art. 474.- (Error esencial). El error es esencial cuando recae sobre la naturaleza
o sobre el objeto del contrato.
El error es propio, cuando no afecta a los demás requisitos del contrato, sino
solamente influye sobre el consentimiento y produce de un modo directo la invalidez del
contrato.
El error de hecho, que es la materia reglamentada por esa sección, presenta tres
grados: a) esencial (art. 474); b) sustancial (art. 475), y c) de cálculo o de aritmética
(art. 476).
Jurisprudencia
2.- "El contrato se halla afectado de un vicio de error, que consiste en la falta
de consentimiento de las actoras para que figure como préstamo anticrético el
contrato de simple arrendamiento de las tiendas de su casa que pretendieron
estipular con el demandado; error sobre la sustancia misma de la cosa, causa de
nulidad de la convención" (G.J. Nº 1028, p. 77).
3.- "De acuerdo al art. 409 del Cgo. Bustamante, ratificado por L. de 20 de
enero de 1932, la aplicación del derecho (extranjero) para la parte que ignora o
disienta de su texto, se justifica éste, su vigencia y sentido, mediante certificación
de dos abogados en ejercicio en el país de cuya legislación se trata, presentada
debidamente legalizada" (G.J. Nº 1609, p. 102).
Ocurre este error, cuando las partes asignan al objeto características sustanciales
o cualidades diferentes. Por ejemplo, alguien, sin dolo, aunque sin manifestarlo al
comprador porque supone que éste lo advertirá, ofrece en venta un objeto de cobre o
de plata y el comprador, por error, piensa que el objeto es de oro o de platino. El error
influye en la voluntad y, de haber sido conocido, hubiera impedido indudablemente la
celebración del contrato.
Baudry Lacantinerie, así por R. Villegas, examina en este sólo los aspectos
objetivo y subjetivo. El dato objetivo, da como resultado una conclusión que no depende
de la creencia de cada quién. El elemento subjetivo, determinante de la voluntad que no
se manifiesta en el contrato, se infiere de las circunstancias del mismo: atendiendo el
precio pagado hace pensar que se quiso comprar una cosa de oro o de platino y no de
cobre o de plata.
El error sobre la persona, otra forma del error sustancial, tiene interés en ciertos
contratos que se celebran intuitus personae, esto es, en consideración a las cualidades
de una persona, sea por su capacidad, sea por sus aptitudes, sus conocimientos, su
experiencia, etc. En algunos contratos a título oneroso, generalmente, la persona es
elemento indiferente, v. gr., la compra-venta en la que es lo mismo venderle a Pedro
que a Juan.
1.- "El juez reconoce que el vendedor no había cumplido con la obligación de
entregar la cosa vendida (porque) el comprador había padecido error,
conceptuando que aquél era propietario legítimo del inmueble vendido" (G.J. Nº
605, p. 5).
2.- "La nulidad de los contratos por error sólo tiene lugar cuando recae sobre la
sustancia misma de la cosa. La nulidad fundada en el exceso del precio pagado
por la finca, no recayendo sobre la sustancia misma de la cosa, no es casual
que pueda anular el contrato" (G.J. Nº 640, p. 10).
3.- "Al otorgar el documento cuya nulidad se arguye, (la demandante) tuvo
conocimiento de las condiciones personales de la menor, relativas particularmente
a la filiación de ésta; en cuyo concepto no pudo existir el error en la persona, en
el sentido de este art." (G.J. Nº 641, p. 5).
6.- "Se incurre en notorio error de hecho definido por el art. 702 (475) del c.
c., cuando éste recae en la persona o personas con quien o quienes se acordó
dividir bienes sucesibles" (G.J. Nº 1356, p. 14).
Puede ser muy cierto que el contrato celebrado por una persona forzada es
siempre voluntario, porque le quedaba la posibilidad de elegir el mal amenazado; pero,
su determinación no fue libre ni espontánea. Un impulso poderoso le impuso esa
determinación, acompañada de la secreta intención de no cumplirla, como Ariosto hace
decir a Orlando furioso: Promesso gli ho, non gia per osservargli, che fatto per timore
nullo é il contratto (Giorgi). Los autores (Messineo, Mazeaud), distinguen dos clases de
violencia: la coacción física, vis absoluta, cuando materialmente por el empleo de la
fuerza, se obliga al contratante a celebrar determinado acto jurídico, y la presión
psicológica vis compulsiva, (fuerza moral), que supone el conjunto de amenazas que
implican para el contratante violentado, el peligro de perder la vida, la honra, la libertad
o una parte considerable de sus bienes.
La naturaleza jurídica del acto es indiferente. Todos los actos, todos los contratos
(bilaterales, unilaterales, onerosos, de liberalidad, manifestaciones unilaterales de
voluntad, como el testamento o la aceptación o renuncia de una herencia, etc., etc.),
son susceptibles de ser viciados por la violencia, sin distinción alguna.
Al igual que el error y por las mismas razones, la violencia puede probarse por
los medios de prueba.
Jurisprudencia
2.- "Es nula la obligación cuando ha existido violencia sobre quien la contrajo,
según el art. 703 (477) del c. c., porque vicia el consentimiento" (G.J. Nº
1264, p. 65).
1º) Debe presentar cierta intensidad, cierta gravedad (debe ser de tal naturaleza,
dice el art. que impresione a una persona razonable, (no ya como en el Derecho
romano, que exigía que fuera tan grave -atroz- capaz de quebrantar al hombre más
esforzado). Este es el carácter objetivo del precepto: establece para todos una
dosificación uniforme. Su carácter subjetivo, resulta de su disposición in fine: se
atenderá la edad y la condición de las personas intimidadas por la violencia. El precepto
ha omitido la consideración del sexo, sin razón explicable. La graduación de la violencia
será diferente para el nombre y la mujer, para el adolescente, para el nombre en la
plenitud de la vida o de la vejez. Los autores dan preeminencia al carácter subjetivo
sobre el objetivo, al considerar la medida en que la violencia ha obstruido la voluntad
del sujeto, cuya coacción debe ser determinante. La mayor parte de los civilistas,
sostienen que para considerarla vicio del consentimiento, la violencia debe ser
determinante (Aubry et Rau. Collin y Capitant, Demogue, cits. por Josserand, Planiol y
Mazeaud). Ripert se aparta de esta conclusión y estima preponderante, no la presión
ejercita sobre la víctima, sino más bien el carácter injusto de aquella, (en su obra "La
moral en las obligaciones civiles", cit. por Josserand).
Jurisprudencia
1.- "Los arts. 700, 704 y 705 (473, 478, 479 y 480) del c. c. al disponer que
la violencia es causa de nulidad de los contratos y establecer las circunstancias
que se deben tener en consideración, sin determinar los hechos que las
constituyen deja librada su apreciación a los jueces de grado" (G.J. Nº 826, p.
16).
2.- "Dado el carácter violento, arbitrario y agresivo del demandado, que infunde
terror en la tímida gente de aquélla provincia y los actos de violencia ejercidos y
amenazas de muerte y el carácter tímido del actor, inherente a su raza
(indígena), como resulta de la abundante prueba producida, es suficiente causa
que anula el contrato, en sentido de los arts. 700, 703 (473 y 477) del c. c."
(G.J. Nº 913, p. 70).
3.- "La actora fue inducida por persona de su afecto y parentesco a suscribir las
escrituras bajo el temor de que se esposo dispusiera de los bienes, hecho que
unido a la circunstancia de su sexo, ancianidad y analfabetismo, (hace) de
aplicación el art. 704 (478) del c. c." (G.J. Nº 1197, p. 24).
4.- "Para invocar la violencia como vicio del consentimiento es necesario probar
la impresión fuerte que causen las amenazas en una persona racional, por el
justo temor a un mal grave presente, ya sea contra la existencia o fortuna en
general, o la de los miembros de la familia, como exige el art. 704 (478) del c.
c., no siendo suficiente alegar una simple "impresión o influencia moral" que no
anula las convenciones" (G.J. Nº 1477, p. 74).
5.- "Este art. señala los caracteres que debe tener la violencia para viciar el
consentimiento, los mismos que, en la especie, no han sido demostrados por los
actores que en su mérito demandan la nulidad del contrato de fs." (A.S. Nº 48
de 28-IV-80).
Es necesario que el temor que vicia el consentimiento sea provocado por una
amenaza, esto es, que provenga de una persona (Messineo). Pues si el temor es
provocado por una fuerza natural o, en general, que no provenga de un acto humano,
se trata de un caso de estado de necesidad o de estado de peligro (art. 560). La
amenaza ha de comprometer la seguridad de las personas o los bienes mencionados en
el art.
Art. 480.- (Temor reverencial). El sólo temor reverencial, sin que haya usado la
violencia, no invalida el consentimiento.
Jurisprudencia
Art. 481.- (Amenaza de hacer valer una vía de derecho). El uso o la amenaza
de hacer valer una vía de derecho sólo invalida el consentimiento cuando está dirigida a
conseguir ventajas injustas.
El digesto (Lib. 50, Tít. 17, regla 55; cit. Scaevola), dice: Nullus videtur dolo
facere, qui suo iure utitur (no obra con dolo el que usa de su derecho).
La presión de una vía de derecho (art. 481), v. gr., la amenaza de una acción
civil, de una denuncia penal, de un embargo, etc., ha de considerarse no buscado la
delimitación de lo que es lícito y lo que es prohibido, sino atendido en los
procedimientos empleados para obtener el consentimiento, el fin perseguido por el que
ejercita la amenaza. Si se quiere, por ejemplo, obtener únicamente el pago de una
obligación, la presión que se ejerza por esa vía es legítima y el pago o la obligación así
obtenidos son irreprochables. Pero, la situación deviene diversa si con el procedimiento
se pretende obtener ventajas, (que deben ser exorbitantes, según Messineo), a las que
no se tiene derecho. Se práctica un verdadero chantaje y la violencia ejercitada es
injusta, por cuya virtud el consentimiento dado está viciado de nulidad.
Jurisprudencia
Art. 482.- (Dolo). El dolo invalida el consentimiento cuando los engaños usados
por uno de los contratantes, son tales que sin ellos el otro no habría contratado.
Los antiguos y modernos tratadistas, han dicho todo cuanto podía decirse sobre
esta proteiforme figura jurídica (Giorgi). Compendiar algunas de sus diversas
definiciones, con un fin ilustrativo que contribuya al mejor conocimiento de la idea,
puede ser útil.
Labeon (cit. por Scaevola, Josserand, Pérez Vives), en el Digesto (Lib. IV, Tít.
III, ley 1º Nº 2), dice: "Dolo malo es toda astucia, mentira o maquinación empleada
para sorprender, engañar o defraudar a otro".
Las partidas (7º, Tít. 16, ley 1º), dicen que "dolus en latín tanto quiere dezir en
romance como engaño... que fazen algunos omes los unos a los otros por palabras
mentirosas, o encubiertas... con intención de los engañar... E a este engaño dizen en
latín dolus malus".
Pothier, define el dolo como "toda especie de artificio de que se vale una
persona para engañar a otra".
El Cgo. abrg. (art. 707), como su modelo francés (art. 1116), no lo definen y
sólo expresan sus efectos. Los Cgo. alemán y suizo también sólo señalan sus efectos:
para el primero "quien haya sido determinado por engaño doloso... a emitir una
declaración de voluntad, puede impugnarla de nulidad (art. 123)" y, para el segundo,
"la parte inducida a contratar por el dolo de la otra, no está obligada aún cuando su
error no sea esencial (art. 28). El Cgo. italiano, de cuyo art. 1429 se ha tomado
resumidamente este art. 482, también sólo señala sus efectos y contiene disposiciones
sobre el dolo perpetrado por un tercero y sobre el dolo incidental (art. 1440).
El Código español (art. 1269), si bien no usa la forma de definición, la
comprende realmente cuando da del dolo este concepto: "el empleo de la palabras o
maquinaciones insidiosas de uno de los contratantes, inductivas para el otro de la
celebración del contrato de que, sin ellas, no hubiera hecho".
El Cgo. argentino (art. 931), considerado dolo "toda aserción de lo que es falso
o disimulación de lo verdadero, cualquier artificio, astucia o maquinación".
En el fondo de todos los conceptos anotados, late la misma idea: engaño de una
de las partes por artificios o medios falaces, que impulsan a la otra a celebrar un
contrato. Y todas las legislaciones convergen hacia un mismo punto central: el principio
cardinal de que el dolo no implica sanciones decisivas, sino cuando actúa como palanca
sobre la voluntad del engañado.
Un ejemplo aclara la distinción: Una persona tiene una finca rústica en un lugar
donde nunca había estado. No conoce su valor y no tiene intención de venderla. Pero,
otra persona le mueve engañosamente a venderla. Esta venta no vale (dolo causante).
La misma persona, tiene ánimo de venderla, pero el comprador le engaña, ocultándole
alguna particularidad que mejore el precio, o diciendole que está poseída por otro y es
de difícil restitución, o que da pérdidas, etc. La venta vale porque el vendedor tenía
voluntad de venderla, pero el comprador queda obligado a reparar el daño que hizo con
su engaño (dolo incidental).
El código sólo resulta el dolo causante o principal (art. 482, art. 1439 del Cgo.
it.). Ha omitido la adopción del art. 1440 del Cgo. it., que se refiere al dolo incidental.
Una otra distinción, señala en oposición al dolo malo, el dolo bueno (dolus bonus
de los romanos). Es el que emplean, generalmente, los comerciantes para ponderar las
cualidades o excelencias verdaderas o falaces de la mercadería que ofrecen, para
provocar un interés excesivo en el cliente, exagerando muchas veces el reclamo. Se
considera una actitud lícita: puede inducir a contratar, pero sin la dañada intención de
provocar un error determinante de la voluntad. Sin embargo, nótese que el c. com. (art.
69, inc. 5º) le considera acto de competencia desleal.
Para que el dolo presente el sentido de maquinación y engaño determinante del
consentimiento, debe reunir estas condiciones: a) intención de perjudicar, mediante la
manifestación de una voluntad directa para ocasionar el perjuicio; b) gravedad en los
engaños o artificios fraudulentos, suficiente para sorprender la buena fe del otro
contratante; c) relación lógica de causa a efecto entre el dolo y el contrato, cuya
ausencia no haría anulable el contrato y correspondería al dolus incidens, susceptible de
un simple resarcimiento de daños, y d) los engaños dolosos deben ser obra del otro
contratante.
Jurisprudencia
1.- "El dolo es causa de nulidad únicamente cuando ha sido empleado por la
parte misma, sin que ni el art. 707 (482) ni ningún otro atribuya tal efecto al
que procede de terceros extraños" (G.J. Nº 481, p. 6).
2.- "No habiendo probado el dolo, como exige el final del art. 707, no puede
invocar la falta de consentimiento ni la nulidad del contrato" (G.J. Nº 493, p. 3).
3.- "El dolo objetado contra una partición de bienes debe ser averiguado en
juicio ordinario, únicamente cuando los artificios en que ellos consisten como
causa de engaño, son atribuidos a uno de los interesados" (G.J. Nº 528, p. 9).
7.- "La demandante que impugna el contrato por dolo no justifica las dos
circunstancias que según este art. lo constituyen, pues el deseo que se supone
en alguno de los administradores del Banco, de adquirir la casa, aún cuando así
fuere, no constituye artificio que haya podido determinar el consentimiento"
(G.J. Nº 784, p. 17).
8.- "El que contrató con la vendedora, no ocultó la boya en la mina vendida ni
(hizo) las sugestiones (a la vendedora) para la venta, sino (a otro) que no fue
cuando en el contrato (por lo que) no hay nulidad por causa de dolo" (G.J. Nº
812, p. 18).
9.- "Para anular una convención por dolo, es necesario que se acredite que los
artificios practicados por una de las partes fueron tales, sino ello no habría
contratado la obra" (G.J. Nº 889, p. 14).
13.- "El dolo causa nulidad cuando los artificios empleados por una de las
partes son tales, que sin ellos no habría contratado la otra" (G.J. Nº 958, p.
119).
14.- "La convención hecha por dolo no es nula de pleno derecho. Ella da lugar
a la acción de nulidad o rescisoria" (G.J. Nº 1036, p. 71).
15.- "Para que exista dolo... debe justificarse que una de las partes empleó
maquinaciones para encubrir algún defecto de la cosa que fue objeto del contrato
y que, sin ellas, no habría contratado la obra" (G.J. Nº 1109, p. 65).
19.- "El dolo es causa de nulidad precisamente cuando los artificios practicados
por una de las partes son tales que sin ellas no habría contratado la otra"
(G.J. Nº 1269, p. 89).
22.- "El dolo constituye vicio del consentimiento y determina la nulidad de las
convenciones y obligaciones asumidas bajo su influjo, según prescriben los arts.
700 y 707 (473 y 482) del c. c." (G.J. Nº 1301, p. 68).
23.- "El dolo no solamente consiste en artificios practicados por una de las
partes, sino en afirmaciones mentirosas, en maniobras para falsear o disimular la
verdad y aún en el silencio mismo" (G.J. Nº 1340, p. 24).
24.- "De acuerdo al art. 707 in fine (omitido en su equivalente, 482) del c. c.,
el dolo como causa de nulidad de los contratos no se presume: debe ser
probado" (G.J. Nº 1585, p. 9).
25.- "El dolo como causa de nulidad de los contratos no se presume y debe ser
probado" (G.J. Nº 1601, p. 20).
26.- "El dolo no se presume y debe ser probado según el art. 707 (482) del c.
c." (G.J. Nº 1609, p. 102).
28.- "El dolo como causa de nulidad de los contratos no se presume y debe ser
probado" (G.J. Nº 1621, p. 116).
La capacidad es cuestión que tiene relación con la validez del contrato. Para que
el contrato no sea anulable, el contrato debe provenir de un sujeto dotado de capacidad
de obrar (art. 4, II) y, en algunos casos, de capacidad de entender y de querer (art.
484, II).
Jurisprudencia
1.- "Los locos y los imbéciles no tienen aptitud para contratar aunque no estén
declarados jurídicamente interdictos, siendo nulos los contratos que celebran por
falta de capacidad y consentimiento" (G.J. Nº 1220, p. 78).
2.- "La capacidad es uno de los requisitos fundamentales para la validez de los
contratos con arreglo al art. 699 (483) del c. c." (G.J. Nº 1588, p. 75).
3.- "La falta del requisito de la capacidad en un contrato, hace anulable el acto
y aunque el vicio es subsanable por el mismo sujeto al llegar éste a su
mayoridad, el padre o tutor pueden intentar la anulabilidad, sobre todo cuando
los intereses del menor corren riesgo inminente como ocurre en la especie, con
el transcurso del tiempo" (G.J. Nº 1588, p. 75).
Art. 484.- (Incapaces). I. Son incapaces de contratar los menores de edad, los
interdictos y en general aquellos a quienes la ley prohíbe celebrar ciertos contratos.
II. El contrato realizado por persona no sujeta a interdicción, pero incapaz de
querer o entender en el momento de la celebración, se considera hecho por persona
incapaz si de dicho contrato resulta grave perjuicio para el autor y hay mala fe del otro
contratante.
Las anotaciones al capítulo II del Libro Primero (V. arts. 3, 4 y 5), contienen las
informaciones doctrinales y la jurisprudencia aplicable al nuevo Cgo., que sirve también
para la mejor explicación de este art. y el anterior. A ellas corresponden agregar,
simplemente, las observaciones complementarias que resultan de las disposiciones
posteriores que se viene examinando.
Jurisprudencia
V. los casos Nos. 2 y 6 del art. 4; 1 al 7 del art. 5; 1 del art. 454, y 2 del art.
554.
SECCIÓN III
DEL OBJETO DEL CONTRATO
Art. 485.- (Requisitos). Todo contrato debe tener un objeto posible, lícito y
determinado o determinable.
Se considera verdad eterna la de que todo contrato ha de tener por objeto, una
cosa que uno de los estipulantes se obliga a dar, a hacer o no hacer (Favard, cit. por
Scaevola). Por eso se dice que el objeto están consubstancial al contrato, como el
hidrógeno al agua.
Según el art. el objeto del contrato debe ser posible, lícito y determinado o
determinable. Además, por aplicación del art. 292, debe ser apreciable en dinero y ser
útil para el acreedor.
La licitud del objeto es tema de análisis arduo, que requiere algún detenimiento
en su consideración.
Entre las prestaciones que no constituyen delito, pero que son objeto de
particulares prohibiciones civiles, pueden anotarse:
a) Prestaciones contrarias al ejercicio de los derechos innatos de la persona, como la
vida, la salud y la integridad personal (arts. 6 y 7). Sería ilícito el objeto contractual de
dejarse matar, mutilar, o aprisionar, v. gr.
c) Pacto de permanecer en comunidad por más de cinco años (art. 167, II).
d) Pactos por intereses usuarios o que admiten anatocismo (arts. 412 y 413).
f) Pacto por término superior al fijado por ley para el rescate en la venta (art. 642).
j) Los pactos sobre sucesiones futuras que son los que tienen por objeto disponer o
renunciar a la herencia de una persona viva, o en los que la persona viva dispone de
su propia sucesión (art. 1004), y también los pactos de institución de herencia
fideicomisaria (art. 1170).
k) Los llamados pactos comisorio y de vía expedita expresamente prohibidos por el art.
1340, que consisten en el convenio usurero y leonino por el cual, el acreedor, se hace
dueño de la cosa hipotecada o prendada simplíciter et abrupte, esto es, sin ninguna otra
intervención (judicial ni extrajudicial), por sólo el importe dado en préstamo al deudor, si
éste no paga en el plazo fijado, o en el convenio que autoriza al acreedor vender
directamente la cosa.
m) Los pactos de dolus praestetur, que cohonestan el dolo, la culpa o el fraude, por
aplicación del ordenamiento jurídico general. Son aquéllos que se celebran con ánimo de
fraude que, aún cuando se pacten, son ineficaces cuando llegan a descubrirse. (Ejemplo
el art. 543, sobre efectos de la simulación).
El tercer requisito que la ley (art. 485) exige en el objeto del contrato, es que
éste no quede enteramente al arbitrio del deudor, esto es, que sea determinado o, por
lo menos, determinable. El fundamento de esta exigencia es innegable, tanto porque la
imponen los preceptos del derecho positivo cuanto los principios evidentes de la razón:
obligarse a nada o bien obligarse a un quid tan indeterminado que el deudor pueda
liberarse con una presentación ilusoria, son dos cosas idénticas. Así, por ejemplo, si un
agricultor para procurarse dos bueyes de labor, estipula un par de bestias, sin añadir
otra cosa, puede verse burlado por el deudor que le entregue una jaula con un par de
canarios (Giorgi). Puede estipularse grano sin decir cuánto o contratarse la construcción
de una casa sin decir cómo ni dónde. En todos éstos casos, falta un criterio fijo de
determinación que es lo que no permite la regla del art. 485.
Nótese bien que la falta de los requisitos señalados para el objeto por el art.
485, posibilidad, licitud y determinabilidad: produce la nulidad, no la anulabilidad
solamente, del contrato (art. 549, caso 2).
Este punto debe cerrarse con una crítica de Messineo sobre la carencia de
precisión en el Cgo. italiano a cuyos conceptos les faltaría certeza, (crítica que desde
luego alcanza al Código, que ha adoptado los conceptos del Cgo. italiano con sus
virtudes y sus faltas) y que se manifiesta en el empleo, por ejemplo, indistinto de objeto
y de prestación. Según el art. 1346 del Cgo. it. (485 del Código) -dice- se exige para
el objeto los conocidos caracteres de la posibilidad, licitud, determinación o
determinabilidad que, como es fácil observar, son caracteres que no se pueden atribuir
al objeto, si por tal ha de entenderse cosa, la misma que no puede tener dichos
caracteres, puesto que la cosa por si es neutra. Esos caracteres pueden exigirse
propiamente en el objeto, en cuanto se identifique a éste con la prestación.
Mazeaud, observa que los autores pasan por alto (como simple distinción
teórica) la distinción entre objeto del contrato y objeto de la obligación: aquél implica la
creación de la obligación, éste supone la prestación debida. Si se ha de entender -
añade Mazeaud- por objeto del contrato la operación jurídica que las partes pretenden
realizar (criterio conforme con la definición del art. 450, v. gr. una compraventa), esa
operación se distingue de las prestaciones prometidas que constituyen el objeto de las
obligaciones.
1.- "Una convención para ser legalmente formada, debe tener objeto cierto que
forme la materia de la obligación" (G.J. Nº 99, p. 908).
3.- "Según el inc. 3º del art. 699 (452, 2) es un requisito esencial para la
validez de un contrato, la existencia de un objeto cierto que forme la materia de
la convención" (G.J. Nº 647, p. 4).
4.- "En este contrato falta la condición esencial de toda convención; es decir el
objeto cierto que forma la materia de la obligación, previsto por el caso 3º de
este art. (452, 2º), sin cuyo requisito es nula la convención" (G.J. Nº 743, p.
23).
5.- "El objeto de la obligación (consta en) las instrucciones y formularios para
fabricar licores que... trasmitió a..." (G.J. Nº 751, p. 3).
6.- "El hecho de que (el lote de terreno) no reuna condiciones para la
construcción de un edificio, de acuerdo a las reglamentaciones municipales, no
es una circunstancia que violente o disminuya la existencia (evidente) de objeto
cierto en la obligación" (G.J. Nº 1602, p. 115).
7.- "El inc. 3º del art. 699 (2º, 452) del c. c., señala entre los requisitos para
la validez de los contratos un objeto cierto (determinado en la terminología de la
nueva legislación), extremo que no se da tratándose de bienes indivisos
poseídos en común por varios propietarios, cuya venta está sometida a la reglas
de los arts. 1094 y 1095 (170) del mismo código" (G.J. Nº 1614, p. 137).
Art. 486.- (Determinación por las partes). Cuando el objeto del contrato se
refiere a cosas, las partes deben determinarlas, por los menos en cuanto a su especie.
El art. habla de que las partes deben determinar el objeto del contrato, al menos
en cuanto a la especie, repitiendo, con ligera diferencia de forma, el concepto de su
precedente (tal cual lo hace éste respecto de su fuente, el art. 1129 del c. c. francés,
razón por la cual ésta deviene en verdadera fuente del art. en examen, ya que el art.
1346 del c. c. italiano, se concreta a preceptuar lo que está dicho en el art. 485 del
código). Parecería que la referencia corresponde, o debe corresponder, al género. Pues,
la especie en las obligaciones consiste en una cosa o en varias cosas ciertas y
determinadas, porque están individualizadas, en contraposición a las de género, en las
cuales el objeto constituye una cantidad de cosas que se toman en consideración o se
designan con referencia a su pertenencia a un genus, caso en el cual parece indicado
el empleo del adverbio comparativo al menos o por lo menos, que hace posible la
determinabilidad, esto es, que hace individualizable el objeto, cuando falta una
determinación precisa de la especie.
Jurisprudencia
Según la regla del art., la intervención del tercero queda reducida a determinar
únicamente cuestiones relacionadas con la cantidad, lo que ha de entenderse referido,
también, sólo a obligaciones de género y no de especie cierta (v. la anot. al art.
anterior).
Las cosas futuras pueden ser objeto del contrato, si no están prohibidas por la
ley (prohibiciones que se examinan infra) y son posibles. Los contratos sobre cosa
futura, pueden ser condicionales o a término: comprar la próxima cosecha de maíz, por
ejemplo, o la venta marítima (mercaderías a bordo de una nave con destino
determinado, sujetas a la condición salvo arribo). Pueden haber, entre éstos, contratos
de cosa esperada que no son necesariamente condicionales o a término, y cuyo objeto
es cosa cierta, como determinada producción industrial que se espera producir. Puede
ser contrato sobre simple esperanza (loterías), etc.
Jurisprudencia
1.- "Según el art. 721, (488) un derecho litigioso puede ser objeto de permuta"
(G.J. Nº 393, p. 237).
2.- "Es válido el contrato objeto de la litis, porque los derechos litigiosos pueden
ser objeto de las obligaciones, según el art. 721, (488) del c. c." (G.J. Nº 1000,
p. 4).
3.- "Este convenio es perfectamente legal, puesto que los derechos litigiosos
pueden ser transferidos conforme al art. 721 (488) del c. c. como cosa futura
que puede ser objeto de una obligación" (G.J. Nº 1194, p. 73).
4.- "De conformidad al art. 721 (488) del c. c. un derecho litigioso puede ser
objeto de venta" (G.J. Nº 1314, p. 28).
SECCIÓN IV
DE LA CAUSA DE LOS CONTRATOS
Art. 489.- (Causa ilícita). La causa es ilícita cuando es contraria al orden público
o a la buenas costumbres o cuando el contrato es un medio para eludir la aplicación de
una norma imperativa.
Toca examinar ahora, una de las materias más discutidas y al par más inseguras
del derecho (Scaevola), desde que el Cgo. francés incluyó entre sus reglas dos
relativas a la causa, inspiradas en las enseñanzas de Domat y Pothier; el art. 1108, que
la considera requisito esencial del contrato y el 1131, que declara sin valor legal alguno
la obligación sin causa, o con una causa falsa o con una causa ilícita. La exposición de
motivos de Bigot Preameneu (cit. de Scaevola), sobre contratos y obligaciones, dice:
"No hay obligación sin causa, ella está en el interés recíproco de las partes, o en la
liberalidad de una de ellas". De esta declaración derivó la confusión que diversificó el
elemento causal, asignando a los contratos diferentes causas genéricas según la
naturaleza distinta de aquéllos.
Entre los código modernos, el alemán omite mencionar la palabra causa. El suizo
no considera necesario mencionarla en el contrato. El Cgo. peruano inspirado en el
alemán, no incluye la causa entre los elementos de validez del acto jurídico, al
sancionar la nulidad de éste por falta de aquéllos. Entre los código de siglo pasado, el
argentino no se ocupa de la causa como elemento constitutivo de los contratos, sino
como fuente de las obligaciones (arts. 499 y s.). Su autor Vélez Sarsfield, apoyado en
la autoridad de Ortolan, considera la causa más como un hecho productor de
obligaciones en el hecho ilícito o el enriquecimiento ilegítimo, por ejemplo. No hay
obligación sin causa generadora que la haya producido, dice Machado. El Cgo.
mexicano de 1884 (substituído por el vigente de 1928), tampoco mencionaba la causa.
Los arts. 452, 489 y 490 del código, han sido tomados de los arts. 1325, 1343,
1344 y 1345 del Cgo. italiano de 1942. La cabal comprensión de éstos preceptos se
alcanza con el conocimiento de su fundamentación, expresada en la exposición de
motivos que presentó el Ministro de Justicia italiano Solmi (Relazione generale del
Guardasigilli, cit. de P. Vives):
2.- "El art. 722 (489) que estima la causa requisito de una convención, no es
en manera alguna aplicable al caso, en que sólo se trata de dar cumplimiento a
una confesión hecha en testamento, que por toda legislación tiene valor y fuerza
contra el que la hace" (G.J. Nº 124, p. 408).
3.- "Anulada la obligación extinguida por la novación, este contrato no existe por
no tener ya causa" (G.J. Nº 190, p. 978).
4.- "El art. 722 (489) para anular las obligaciones en el caso que decide, no
tiene en mira el motivo del contrato, cualquiera que haya sido, sino la causa de
la obligación" (G.J. Nº 518, p. 12).
5.- "La satisfacción del precio y la entrega de la cosa, constituyen la causa lícita
del contrato en el sentido de los arts. 699, inc. 4º, 722 y 723 (452, 3) y 489),
sin que en él haya influído la circunstancia de la amistad ilícita mantenida entre
las partes contratantes" (G.J. Nº 533, p. 8).
7.- "El pago indebidamente efectuado bajo el erróneo concepto de una deuda
implica el cumplimiento de una obligación sin causa, cuyo acto esencialmente
vicioso, aunque se haya verificado judicialmente no puede surtir efecto alguno"
(G.J. Nº 647, p. 25).
10.- "La compraventa de fs.... tiene por causa lícita el precio que debe pagar el
comprador, inmediatamente que obtenga los títulos de propiedad de las
pertenencias mineras compradas, que se encuentran en litigio" (G.J. Nº 804, p.
50).
11.- "La causa lícita de esta transferencia, según lo expresa el mismo contrato,
resulta de la obligación que tiene el comprador de entregar el precio de la
venta" (G.J. Nº 805, p. 56).
13.- "La venta declarada nula por sentencia ejecutoriada (impide) proseguir los
trámites de este juicio por haber desaparecido la causa de la obligación que se
contrajo" (G.J. Nº 849, p. 30 ).
20.- "La obligación sobre causa ilícita no tiene efecto ninguno, siendo la causa
ilícita la que se halla prohibida por la ley o es contraria a las costumbres y al
orden público" (G.J. Nº 1256, p. 38).
21.- "La causa del contrato es ilícita cuando está prohibida por la ley o es
contraria a las costumbres o al orden público" (G.J. Nº 1269, p. 27).
22.- "Falta validez al contrato (objetado) en el juicio, por ser su causa contraria
a la ley, a las buenas costumbres, como también al orden público y económico
de la sociedad, conforme lo dice el art. 724 (489) que señala su nulidad
(porque) la autorización del Poder Ejecutivo para establecer juegos de azar
carece de causa lícita por estar prohibidos por las leyes con carácter general y
concreto" (G.J. Nº 287, p. 15).
24.- "Hay causa ilícita cuando está prohibida por la ley o es contraria a las
buenas costumbres o al orden público según la explícita disposición del art. 724
(489) del c. c." (G.J. Nº 1299, p. 76).
25.- "El instrumento que ha servido de base para la ejecución, proviene de una
deuda contraída en juego de azar, sin que hayan concurrido los requisitos
esenciales para la validez de toda convención, siendo, por lo mismo, una
obligación con causa ilícita" (G.J. Nº 1308, p. 66).
26.- "De los contratos a título oneroso puede decirse que la causa es el fin
jurídico que una parte quiere conseguir al obligarse, así en la venta el vendedor
se obliga a transferir la propiedad de la cosa en consideración al precio que
debe pagarle el comprador, y éste se obliga por su parte a pagar el precio
porque quiere convertirse en propietario de la cosa, de suerte que la obligación
del vendedor tiene por causa el pago de precio y la del comprador la transmisión
de la cosa convenida" (G.J. Nº 1362, p. 65).
Art. 490.- (Motivo ilícito). El contrato es ilícito cuando el motivo que determina la
voluntad de ambos contratantes es contrario al orden público o a las buenas
costumbres.
De estas nociones, se extrae que si bien los móviles pueden revelar la intención,
ésta no basta para revelar aquéllos. Por ej., si se sabe que el culpable quería suprimir
un testigo comprometedor, se sabe por qué quería matarlo; pero el hecho de que el
culpable haya querido cometer un homicidio no autoriza concluir que haya tenido éste o
aquél móvil.
Art. 491.- (Contratos y actos que deben hacerse por documento público). Deben
celebrarse por documento público:
En el ordenamiento general, se dan dos especies de formas: la verbal u oral (v. gr.
arts. 787 c. com., 621 p.c.) incluida la que se resuelve en signos o señas (art. 453), y
la escrita que supone el documento o la escritura, que permite su reiterado conocimiento
a diferencia de la verbal, de la que generalmente sólo queda el recuerdo de quien emite
la declaración de voluntad o de quien la escuchó.
La ley exige para ciertos contratos el documento público, porque les atribuye
especial importancia y requiere, en consecuencia, la solemnidad más perfecta y la
justificación más sería que sea dable asegurar, al efecto de resguardar la prueba de la
voluntad de las partes, dado que de la forma solemne se infiere la plenitud del
consentimiento. El documento público difiere del privado, en la mayor solemnidad
conducente a garantizar la autenticidad del consentimiento, a impedir la pérdida del
documento y hacer casi imposible la falsificación.
Jurisprudencia
5.- "Sólo puede constituirse hipoteca mediante escritura pública que reúna los
requisitos legales necesarios para su validez, conforme dispone el art. 1474
(491) del c. c." (G.J. Nº 1204, p. 60).
6.- "Los contratos en materia minera, de cualquier clase que sean, para surtir
efectos legales han de otorgarse por ante Notario de minas, conforme dispone el
art. 67 (171) del c. min." (G.J. Nº 1264, p. 32).
7.- "Exigiendo el art. 130 (192) del c. min. escritura pública para la constitución
de sociedades mineras, en la especie, aunque protocolizado en la Notaría de
minas, el documento presentado al efecto no tiene valor porque no fue otorgado
por escritura pública" (G.J. Nº 1276, p. 32).
8.- "La hipoteca (voluntaria) se establece necesariamente mediante escritura
pública, según el art. 1474 (491) del c. c." (G.J. Nº 1283, p. 63).
9.- "Los contratos en materia minera deben efectuarse ante Notario de minas o
protocolizarse en los registros de éste cuando se otorgan ante otro notario, pena
de no tener ningún valor, conforme disponen los arts. 64 y 67 (171) del c. min."
(G.J. Nº 1341, p. 66).
Art. 492.- (Contratos y actos que deben hacerse por escrito). Deben celebrarse
por documento público o privado los contratos de sociedad, de transacción, de
constitución de los derechos de superficie y a construir, y los demás actos y contratos
señalados por la ley.
Jurisprudencia
1.- "El contrato de transacción debe redactarse por escrito" (G.J. Nº 277, p.
1799).
2.- "Las sociedades civiles se constituyen por escrito" (G.J. Nº 413, p. 465).
3.- "Según este art. (1202 c. c. abrg. = 754 c. c. vigente) todas las sociedades
(civiles) deben constituirse por escrito" (G.J. Nº 646, p. 31).
Art. 493.- (Formas determinadas). I. Si la ley exige que el contrato revista una
forma determinada, no asume validez sino mediante dicha forma, salva otra disposición
de la ley.
II. Fuera del caso previsto en el parágrafo anterior si las partes han convenido en
adoptar una forma determinada para la conclusión de un contrato, esa forma es la
exigible para la validez.
Jurisprudencia
2.- "El contrato de trabajo según la Ley que rige la materia, puede celebrarse
verbalmente o por escrito y su existencia acreditarse por todos los medios
legales de prueba" (G.J. Nº 1259, p. 131).
3.- "Conforme al art. 170 del c. min. los contratos de transferencia relativos a
minería se rige por la ley civil y pueden ser otorgados o protocolizados por ante
Notario de fe pública, teniendo en cuenta las previsiones del art. 171 del mismo
código cuando se trata, técnicamente, de contratos propiamente mineros o de
operaciones mineras como son las enumerados en el art. 11 del citado código
especial, que requiere su otorgamiento o protocolización por ante el Notario
especial de minas" (G.J. Nº 1616, p. 128).
SECCIÓN I
DE LA CONDICIÓN
Jurisprudencia
1.- "La reserva del derecho de anular el contrato, siempre que las reses
ofrecidas no tengan la edad y más calidades pactadas en la escritura, no puede
calificarse como condición suspensiva" (G.J. Nº 304, p. 2014).
4.- "La cancelación del precio como la devolución de los intereses, quedaron
respectivamente sujetas a las condiciones suspensivas de producción de las
labores o de la esterilidad de éstas, y, por consiguiente, dichas obligaciones,
siendo condicionales, se hallan comprendidas en este art. (494) del c. c." (G.J.
Nº 556, p. 10).
6.- "El contrato no depende de ningún acontecimiento futuro e incierto, sino que
produjo obligaciones relativas entre los contratantes desde el momento en que se
perfeccionó, aún cuando la ganancia o pérdida de las partes haya sido
contingente de acontecimientos inciertos" (G.J. Nº 712, p. 26).
8.- "La obligación del fiador de pagar bajo la condición de que no lo realizase el
fiado en el término de seis meses, es condicional en el sentido de este art."
(G.J. Nº 759, p. 4).
9.- "Los derechos litigiosos pueden ser transferidos como cosa futura que puede
ser objeto de una obligación que encierra una condición suspensiva" (G.J. Nº
1194, p. 73).
10.- "Toda condición debe cumplirse de la manera que las partes han querido
que se entienda, según dispone el art. 766 (494) del c. c." (G.J. Nº 1267, p.
44).
11.- "Si la obligación está sujeta a una condición (art. 762 c. c. abrg. = 494 c.
c. vigente), no puede demandarse el cumplimiento de aquélla en proceso
ejecutivo, si no se realizó o cumplió previamente la condición" (G.J. Nº 1277, p.
3).
13.- V. los casos Nos. 2 del art. 416 y 11 del art. 491.
1.- "La condición de buen éxito de un pleito establecida por las partes, sólo
suspendió la ejecución del contrato y, una vez cumplida como lo fue, dio a la
venta toda su fuerza y vigor desde su origen" (G.J. Nº 485, p. 10).
Entre las diferencias esenciales (v. la anot. al art. 504), se distingue las
condiciones en suspensivas y resolutorias. Puede hacerse depender la obligación de la
realización de un acontecimiento incierto, de dos modos: a) puede hacerse depender de
él, el perfeccionamiento y el principio de la obligación; entonces la condición se llama
suspensiva; b) puede hacerse depender de él, el fin o resolución del vínculo contractual;
entonces se llama la condición resolutoria. Esta nomenclatura no corresponde a la
empleada por los romanos.
Las reglas anteriores, muy similares a las que aparecen enunciadas en el Curso
de Derecho Civil Práctico de Planiol y Ripert, (pues no han sido todas ellas tomadas del
Cgo. italiano), omiten, sin embargo, las principales reglas sobre los efectos de la
condición suspensiva pendiente, que son: a) no se puede pedir el cumplimiento del
contrato, salvo pacto de ejecución provisional; una demanda para lograrlo sería negada
por plus petitio b) la prescripción extintiva no corre nunca pendente conditione (art.
1502, 2); c) constituye un derecho adquirido y las leyes nuevas dictadas pendente
conditione no puede alterar ni modificar los requisitos o los efectos del contrato
celebrado; d) si la cosa vendida parece fortuitamente mientras está pendiente la
condición, el vendedor no está obligado a entregar la cosa ni el comprador a pagar el
precio; si hubiera ya pagado tiene derecho a repetir el pago, como pago indebido,
cualquiera sea el resultado de la condición.
En segundo lugar, de las fuentes posibles del art. 496, se ve que éste
corresponde, en alguna medida (inc. 2) a la formulación del art. 1359 del Cgo. italiano,
que se concreta a señalar que la condición se tendrá por cumplida cuando no se
realizare por causa imputable a la parte que tenía interés contrario a su cumplimiento
(que bien puede ser el acreedor o el deudor). El inc. 1) es superfluo, pues que ya está
prevista su regla en la general que contiene el art. 497.
El inc. 3), no tiene sentido, porque así el acreedor haga todo lo posible para que
el evento se realice, si la condición es causal v. gr. (art. 504), la disposición no pasa
de una enorme incongruencia, porque, no se sabe cuáles pueden ser esos actos del
acreedor para que, por su influjo, la casualidad se realice.
El inc. 4), ha sido mal tomado (cual resulta de su versión en los originales del
Código), de su precedente el art. 768 del c. c. abrg., por cuya razón, por otra parte, su
fuente está en la de éste: el art. 1177 del Cgo. francés. De acuerdo con esos
antecedentes, lo que el inc. observado quiere estatuir, es lo que establece el citado art.
768 del c. c. abrg.:
Jurisprudencia
4.- "Se convino que si por causa del incumplimiento de esta obligación, el
Banco acreedor llegara a deducir acción ejecutiva contra el inmueble hipotecado,
se operaría ipso facto la resolución del contrato, volviendo la casa al domonio de
los vendedores" (G.J. Nº 1009, p. 85).
5.- "La donación contiene dos condiciones resolutorias: la prohibición de que el
inmueble sea utilizado en ningún servicio ajeno al (objeto destinado); segunda,
que retornará al dominio del donante si al cabo de un año no se diera al
inmueble la aplicación a que está destinado" (G.J. Nº 1480, p. 58).
Conc: c. c. 494 -
Los efectos que de pleno derecho produce la condición resolutoria, importa que
la renuncia a la condición ya verificada equivale prácticamente a un nuevo contrato.
Cabe también señalar aquí, que el art. 502 no establece excepciones, sino, y en
rigor, limitaciones a la regla de la retroactividad o, si se prefiere, a los alcances de ésta.
En cuanto al art. 503, propiamente no hay efectos de condición resolutoria fallida,
porque siguen rigiendo los efectos del contrato como si la condición estuviera pendiente:
el contrato rige irrevocable.
Entre las muchas clasificaciones, conocidas desde los juristas romanos, están las
que distinguen las condiciones en afirmativas o negativas; expresas o tácitas;
alternativas o conjuntivas, que no necesitan explicación, porque ésta carecería de
utilidad práctica.
Art. 505.- (Condición meramente potestativa). Son nulos los actos de enajenar
un derecho o asumir una obligación subordinándolos a una condición suspensiva librada
a la mera voluntad del enajenante o del deudor, respectivamente.
Las potestativas, han sido y son motivo de controversia doctrinal. Depende de los
casos. El contrato ultimado bajo condición potestativa a parte debitoris, cuando ella está
sometida al mero arbitrio del obligado, a una condición puramente potestativa, es nulo.
Pero, existen contratos que dependen de la potestad de la parte obligada, no en el
sentido de la facultad plena de desligarse porque así le plazca, sino porque concurren
ciertas circunstancias que respaldan o autorizan al obligado valerse de utilizar esa
facultad potestativa: por ejemplo, los contratos ad comprobationem como las ventas de
prueba (art. 587) o las hechas con indicación de medida (arts. 601, 603), o las
hechas ad gustum (art. 588). En las condiciones llamadas mixtas (art. 506), la
potestad del obligado no está referida a la simple y pura voluntad de éste; concurre el
hecho de un tercero.
Jurisprudencia
2.- "El art. 764 (505) establece la nulidad del contrato que subordina la
condición a la sola voluntad de la parte que se obliga, por cuanto no existe el
vínculo que haga exigible la obligación" (G.J. Nº 603, p. 6).
4.- "El hecho de hacer depender el cumplimiento de una obligación del resultado
de un pleito, no importa una condición potestativa" (G.J. Nº 781, p. 25).
Art. 506.- (Condición mixta). Será válido el contrato cuya eficacia o resolución
esté subordinada a una condición que dependa conjuntamente de la voluntad de una de
las partes y de la de una tercera persona determinada.
II. El término inicial o suspensivo y el término final o extintivo surten sus efectos
sólo a partir de su llegada.
La idea jurídica del término extintivo, hace manifiesto sus efectos por su sola
enunciación. No suspende la ejecución de la obligación. Hace que a su vencimiento
desaparezca ésta, quedando intacta las consecuencias ya realizadas. Tiene el específico
significado de vencimiento o de cumplimiento, es decir, el momento en que madura para
el acreedor el derecho a la prestación y para el deudor el deber de cumplirla
(Messineo).
Jurisprudencia
Véase los casos insertos en los arts. 311 al 315 inclusive, y el Nº 6 del art. 339.
Por la regla del art. 518, la oscuridad perjudica al causante de la duda esto es,
al contratante que ha dispuesto la cláusula o ha impuesto el contrato-formulario, dentro
del cual el otro simplemente actúa en un contrato de adhesión. Hay caso de duda,
cuando falta el supuesto de la oscuridad o la ambigüedad, conforme distingue la ley 2ª
tít. 33 de la Partida 7ª: cuando son dudosas las palabras de un contrato, deben ser
interpretadas contra quien dijo la palabra (cit. Scaevola).
Por lo demás, las reglas de los arts. 510 a 518, conforme se considera
actualmente en la doctrina, de manera indiscutible (Messineo), son verdaderas y propias
normas jurídicas de observancia obligatoria y no meras indicaciones o criterios confiados
al arbitrio del intérprete o juez.
Finalmente, cabe una breve indicación, siguiendo las pautas trazadas por
Messineo, respecto de la función de las diversas reglas contenidas en el capítulo, que el
citado autor las agrupa así:
Las de los arts. 511, 512, 513 y 518, fijan criterios objetivos, para eliminar
ambigüedades o dudas, que responden al denominado principio de conservación del
negocio o acto.
Las de los arts. 514, 515, 516, supone una investigación subjetiva o histórica de
la voluntad en concreto, prescindiendo de la hipótesis de la ambigüedad. La del art.
517, impone un criterio de equidad, entendida ésta como el equilibrio de los intereses y
la igualdad de trato que debe informar las relaciones de las partes.
El Digesto (Lib. 32, tít. 1, ley 25) dice: qum in verbis nulla, est non debet admitii
voluntatis quaestio (cuando no hay ambigüedad en las palabras, no debe haber cuestión
alguna acerca de la intención; cit. Scaevola).
Jurisprudencia
1.- "Las reglas establecidas por los arts. 748 y s. (510 y s.) para la
interpretación de los contratos oscuros, dudosos o ambiguos, no tienen aplicación
cuando las cláusulas del contrato, siendo por su contexto literal, claras, expresas,
e inequívocas, no ofrecen duda alguna para su cumplida inteligencia" (G.J. Nº
421, p. 527).
2.- "El uso de las reglas de interpretación consignadas en los arts. 748 y s.
(510 y s.) no está sujeto a la censura del Tribunal Supremo" (G.J. Nº 450, p.
779).
3.- "El art. 748 (510) establece una regla de interpretación que los jueces de
grado observan solamente cuando a su juicio, la común intención de las partes
no resulta con claridad de los términos del contrato en su sentido literal" (G.J.
Nº 530, p. 27).
4.- "Los contratos se entienden en su sentido literal, toda vez que la voluntad o
intención de las partes está claramente demostrada y, por lo mismo, sólo
proceden las interpretaciones cuando la oscuridad y la duda las hacen
necesarias" (G.J. Nº 652, p. 8).
7.- "La oscuridad en los alcances del tipo de cambio fijado en el contrato (se ha
interpretado con) la facultad que otorga este art. (510), incensurable en casación
(en sentido) de que este tipo fue acordado por las partes para el pago en su
caso" (G.J. Nº 777, p. 11).
8.- "No es susceptible de interpretación la cláusula clara y categórica de una
escritura" (G.J. Nº 784, p. 13).
10.- "Las reglas de interpretación contenidas en los arts. 748, 750 y 752 (510,
512 y 514), se observan cuando el contrato o acto jurídico, sometidos a examen,
ofrecen dudas por ser oscuros o ambiguos. No siendo susceptible de
interpretación la cláusula clara y categórica" (G.J. Nº 847, p. 13).
11.- "La interpretación de las convenciones está librada al criterio de los jueces
de instancia, cuando éstos no desnaturalizan el contrato mediante una falsa
interpretación" (G.J. Nº 946, p. 38).
13.- "La interpretación de las obligaciones está librada al criterio de los jueces
de grado, sin que sus decisiones, en este orden, puedan ser censuradas en
casación" (G.J. Nº 987, p. 9).
14.- "En las convenciones debe averiguarse cuál es la común intención de las
partes, antes que sujetarse al sentido literal de los términos" (G.J. Nº 1267, p.
44).
14 (a).- "En la interpretación de las convenciones, deben los jueces antes que
atenerse al sentido literal de los términos, averiguar cuál ha sido la común
intención de las partes, dando a las cláusulas imprecisas o contradictorias la
mente que resulte de la escritura toda a tenor de las reglas contenidas en los
arts. 748 y 752 (510 y 514) del c. c." (G.J. Nº 1356, p. 22).
15.- "Conforme reconoce la constancia práctica judicial, las reglas de
interpretación de las convenciones, a que se refieren los arts. 748, 750 y 752
(510, 512 y 514) del c. c., deben observarse, cuando el contrato ofrece en su
aplicación duda o ambigüedad, relacionándolo con lo que dispone el art. 725
(519) del mismo código, porque es deber de los jueces respetar los contratos y
hacerlos cumplir" (G.J. Nº 1565, p. 162).
16.- "Interpretado el contrato según las reglas de los arts. 748 y 750 (510 y
514) del c. c. y averiguada así la común intención de las partes además de dar
a las cláusulas del contrato un sentido relacionado con la escritura toda resulta
que los demandados han caucionado al deudor, reservándose expresamente el
derecho de repetir el pago contra la principal obligada" (G.J. Nº 1585, p. 26).
17.- "Es regla primera de interpretación que debe averiguarse la intención de las
partes que ha generado el contrato, para que del análisis armónico de su
estructura surja la caracterización principal de la convención que, a su vez, ha
de dar lugar al cumplimiento de la obligación contraída, conforme a las reglas de
los arts. 748 y 726 (510 y 520) del c. c." (G.J. Nº 1588, p. 104).
18.- "Averiguada que la común intención de las partes (según las reglas de la
interpretación de los contratos) ha sido concluir un contrato de compraventa, en
las condiciones fijadas en el convenio, la única disposición aplicable al caso
sublite es la del art. 725 (519) del c. c." (G.J. Nº 1619, p. 36).
20.- "Para determinar la voluntad común de las partes, las actitudes simultaneas
y posteriores a la concertación del negocio jurídico, constituyen un valioso
elemento de interpretación" (A.S. Nº 216, de 12-9-79).
En el Digesto (Lib. 50, tít. 17, regla 67) se lee: Quoties idem sermo duas
sententias exprimit, ea potissimum excipiatur, quas rei gerendae aptior est (siempre que
una misma palabra tiene dos sentidos, se ha de entender aquello que es más conforme
a lo que se trata; cit. Scaevola).
Jurisprudencia
2.- "El art. 748 (510) del c. c. es aplicable para investigar la verdad, cuando
las convenciones no son claras en su redacción y son susceptible de entenderse
en uno u otro sentido; más no cuando la voluntad de las partes es concluyente y
patente" (G.J. Nº 1167, p. 8).
3.- "A las claúsulas susceptibles de dos sentidos, debe dárseles el que produzca
algún efecto y nunca el que ninguno, a tenor de la regla de interpretación
contenida en el art. 749 (511) del c. c." (G.J. Nº 1588, p. 104).
Aforismo: magis ut valeat quam ut pereat dispositio (Vale más afirmar la validez
que la inexistencia de los actos; cit. Scaevola).
Jurisprudencia
Jurisprudencia
Art. 514.- (Interpretación por la totalidad de las cláusulas). Las cláusulas del
contrato se interpretan las unas por medio de las otras, atribuyendo a cada una el
sentido que resulta del conjunto del acto.
Jurisprudencia
2.- "Los jueces al averiguar la común intención de las partes, explicando las
cláusulas del contrato, las unas por las otras, y dando cada una el sentido que
resulta de la escritura toda, sin limitar sus alcances, han reconocido con criterio
propio, incensurable en casación, que el contrato se celebró con el objeto de
transigir" (G.J. Nº 787, p. 20).
5.- "No es admisible el criterio de ejecutar una cláusula penal con abstracción y
prescindencia del resto de las cláusulas del contrato, que deben interpretarse de
acuerdo al voto del art. 752 (514) del c. c., ya que no se puede estar
solamente a lo favorable en un contrato sin atentar contra la ley" (G.J. Nº 1597,
p. 49).
6.- V. los casos Nos. 14(a), 15 y 16 del art. 510.
Art. 515.- (Expresiones generales). Por generales que sean los términos usados
en un contrato, éste no puede comprender más que las cosas sobre las que parezca
que las partes se han propuesto contratar.
Dice un viejo aforismo, aplicable a la previsión del art.: debe rechazarse toda
interpretación que conduzca al absurdo (Cit. Scaevola).
Jurisprudencia
Art. 517.- (Sentido menos gravoso; sentido que importa mayor reciprocidad). En
caso de duda, el contrato a título gratuito debe ser interpretado en el sentido menos
gravoso para el obligado y el contrato a título oneroso en el sentido que importe la
armonización equitativa de las prestaciones o la mayor reciprocidad de intereses.
Dice la regla del Digesto (Lib. 50, tít. 17, regla 96): in ambiguis orationibus
maxime sententia spectanda est eius, qui eas protulisset (en las oraciones dudosas se
ha de atender particularmente a la intención del que las pronunció; cit. Scaevola).
Jurisprudencia
1.- "La escritura carece de claridad y precisión cuando concede dos días de mita
de aguas para riego (sin precisar) si el período de la mita era semanal (como
afirma el comprador) o anual (como pretende el vendedor) en cuyo caso la
interpretación de la cláusula (respectiva), en el sentido de ser semanal se
conforma al art. 1021 (518) del c.c." (G.J. Nº 667, p. 25).
SECCION I
DISPOSICIONES GENERALES
Art. 519.- (Eficacia del contrato). El contrato tiene fuerza de ley entre las partes
contratantes. No puede ser disuelto sino por consentimiento mutuo o por las causas
autorizadas por la ley.
Los contratos formalizados legalmente tienen fuerza de ley para aquéllos que los
han celebrado. El contrato es para las partes contratantes una ley, con la misma fuerza
y autoridad que cualquiera norma, aunque su alcance sea limitado y único: obliga
exclusivamente a los contratantes (art. 523), porque el negocio jurídico da nacimiento a
normas jurídicas solamente individuales, no generales (Kelsen, cit. por R. Villegas). El
sentido verdadero del precepto, intenta significar que todo contrato ha de cumplirse
como se cumple la misma ley, dando énfasis al paralelo. Pues, en rigor, la ley es la ley
y el contrato es el contrato. Este no puede demandarse de inconstitucionalidad como
aquél, ni puede fundarse un recurso de nulidad en la mala interpretación del contrato.
Su equiparación a la ley, en cuanto a su eficacia respecto de las partes, observa
Messineo, expresa un concepto si bien más modesto, pero más significativo del que el
tenor de la regla deja inferir prima facie: se concreta a destacar que las partes no
pueden sustraerse al deber de observar el contrato, según las estipulaciones del mismo.
Un viejo aforismo, define el concepto con claridad: ab initio voluntatis ex post facto
necessitatis (lo que en un principio es voluntario, es después obligatorio; cit. Scaevola).
O como dice el Codex (Lib. 2, tít. 4, ley 20): si quidem nihil ita fidei congruit hamanae,
quam ea quae placuerant custodiri (cada uno debe cumplir con aquello a que se ha
obligado por su propio consentimiento; cit. ibidem).
La segunda regla del art., precisa que la voluntad de los contratantes puede
disolver la relación jurídica, que sólo por su voluntad tuvo vida y eficacia. Cual lo dice el
Digesto (Lib. 50, tít. 17, regla 35): nihil tam naturale est, quam eo genere quid que
disolvere quo colligatum est (no hay cosa tan natural como que cada especie de
contrato se disuelve del mismo modo que se contrajo; cit; Scaevola). La regla en
examen, deriva de la contenida en la primera fase del art. y sanciona la intangibilidad
(Messineo) del contrato por voluntad unilateral, a menos que resulte modificar por la
misma excepción que ella expresa (2a. fase del art.), que permite disolver el contrato
por la sola voluntad de una de las partes: 1º) cuando así se ha pactado en el contrato
(art. 525), y 2º) cuando una disposición de la ley concede a una o ambas partes esa
facultad (Aubry y Rau, cit. Giorgi).
Entre los ejemplos de los casos autorizados por la ley, de disolución de los
contratos por la sola voluntad de una de las partes, pueden citarse los siguientes: a) el
depósito, que conforme a su finalidad puede terminar por voluntad del depositante (art.
850); b) en el arrendamiento por tiempo indefinido o indeterminado (arts. 709 y 720);
c) en el contrato de obra en el que el comitente puede rescindir el contrato
unilateralmente (art. 746); d) en las sociedades por tiempo indefinido (art. 795); e) en
el mandato, considerado revocable por voluntad de cualesquiera de las partes (arts. 828
y 832). En la legislación comercial, particularmente en materia de seguros, según
cláusula que debe estar inserida en la póliza (c. com. art. 1023).
Jurisprudencia
1.- "El art. 725 (519) da fuerza de ley a las convenciones legalmente formadas,
y no a otras".
(G.J. Nº 99, p. 908).
4.- "Las estipulaciones legalmente formadas tienen fuerza de ley entre las partes
contratantes".
(G.J. Nº 284, p. 1860).
5.- "Según el art. 725 (519) del c. c. debe cumplirse como ley del contrato lo
acordado en la cláusula en que las partes dan por verificada la tradición de la
cosa".
(G.J. Nº 301, p. 1987).
7.- "El contrato de representación del mandante una vez aceptado expresa o
tácitamente por el mandatario, tiene toda la fuerza que el art. 725 (519) atribuye
a las convenciones legalmente formadas".
(G.J. Nº 463, p. 899).
9.- "La convención preliminar (de pasar pensión alimenticia) hasta la terminación
del juicio, es un contrato legalmente formado (y) no siendo opuesto al orden
público ni a las buenas costumbres, tiene fuerza de ley para los contratantes".
(G.J. Nº 521, p. 17).
10.- "Toda convención legalmente formada tiene fuerza de ley entre las partes
contratantes. (Tal) el pacto explícito de (someter) cualquier desacuerdo a la
resolución de jueces árbitros en orden a las sociedades comerciales que tienen
celebradas (los litigantes)".
(G.J. Nº 522, p. 11).
11.- "Según este art. las condiciones no tienen fuerza de ley, sino cuando han
sido celebradas legalmente, esto es, con todos los requisitos que en derecho son
indispensables para que surtan su efecto".
(G.J. Nº 543, p. 17).
13.- "La supradicha resolución de Agosto del 75, aceptada que fue por el
concesionario, constituye la ley del contrato, a cuyo cumplimiento se hallan
sujetos los contratantes (Estado y concesionario) conforme al art. 725 (519) del
c. c.".
(G.J. Nº 599, p. 11).
14.- "Según el art. 1351 (828) el mandante puede revocar su poder, cuando le
parezca bien, obligando al mandatario a la devolución del documento que lo
contenga, sin faltar a la ley del contrato que consagra el 725 (519) del c. c.".
(G.J. Nº 611, p. 7).
15.- "Al revocarse la resolución del Arbitro, se apartan los jueces del tenor de la
escritura, desconociendo la jurisdicción de aquél, con infracción del art. 725
(519) del c. c.".
(G.J. Nº 659, p. 11).
16.- "Sólo las leyes que interesan al orden público y a las buenas costumbres
no se pueden renunciar por convenios particulares, y todo derecho, sea eventual
o establecido, perteneciente al orden privado puede ser renunciable, sin que
haya ley que lo prohiba".
(G.J. Nº 668, p. 45).
17.- "La escritura faculta a los árbitros para determinar la división de los bienes.
Con arreglo a la ley del contrato corresponde a los árbitros finalizar la partición y
el auto que decide lo contrario, infringe este art.".
(G.J. Nº 672, p. 31).
21.- "El deudor se obligó a pagar la deuda en el plazo de un año, con garantía
hipotecaria y al disponerse el cumplimiento de la obligación, libremente contraída
por el demandado, se cumplió con este art.".
(G.J. Nº 722, p. 12).
22.- "Al aprobar los jueces la liquidación del dirimidor que carga al acreedor el
interés del 2% mensual sobre abonos parciales que le fueron hechos, los que,
siendo suyos desde ese momento, no pudieron producir interés en favor de su
deudor, se faltó a la ley del contrato, infringiendo este art.".
(G.J. Nº 723, p. 6).
23.- "Quedó el remate sin efecto legal por consentimiento de las partes, previsto
en el art. 725 (519), el cual, por lo mismo, no se viola, al rechazar el retiro
extemporáneo de la rescisión del remate".
(G.J. Nº 726, p. 28).
26.- "La segunda parte de este art. faculta a los contratantes para revocar la
convención por su consentimiento mutuo y al darse por válida la partición entre
las dos únicas propietarias, dejando sin efecto la escritura relativa a la manera
de partirse, no se infringe este art.".
(G.J. Nº 753, p. 42).
27.- "Habiendo dado los jueces preferente aplicación a la ley del contrato sobre
preceptos reglamentarios, renunciables por la parte contratante, a quien pudieron
favorecer, han observado lo dispuesto por el art. 725, (519) del c. c.".
(G.J. Nº 801, p. 27).
28.- "La recurrente defirió a juramento decisorio a... que aceptó por escrito la
prestación del mismo, concluyéndose con ese acto un verdadero contrato que no
puede ser revocado sino por mutuo consentimiento".
(G.J. Nº 811, p. 33).
38.- "Rescindido el contrato no puede surtir el efecto que el art. 725 (519) da a
la convención legalmente formada que no ha sido revocada por mutuo
consentimiento".
(G.J. Nº 863, p. 25).
39.- "Al declararse conforme a dicha tasa de liquidación el interés penal, desde
que se hizo moroso el ejecutado, con el vencimiento del término señalado para
el pago en el auto de solvendo, se ha aplicado debidamente el art. 725 (519)
del c. c.".
(G.J. Nº 864, p. 48).
41.- "Al declarar que se cumpla la estipulación que contiene dicha escritura, se
ha aplicado debidamente el art. 725 (519) del c. c.". (G.J. Nº 877, p. 24).
42.- "La escritura pública teniendo fuerza de ley entre las partes contratantes,
como lo preceptúa el art. 725 (519) del c. c., no puede ser desvirtuada por la
declaración de testigo".
(G.J. Nº 933, p. 7).
45.- "Según el art. 725 (519) del c. c. toda convención legalmente formada
tiene fuerza de ley entre las partes contratantes, no pudiendo ser revocada sino
por consentimiento mutuo o por las causas que la ley autoriza".
(G.J. Nº 1207, p. 78).
46.- "La convención formada en las condiciones prevenidas por el art. 725
(519) del c. c., sólo pueden revocarse por mutuo consentimiento de las partes o
por las causales que la ley señala".
(G.J. Nº 1220, p. 8).
47.- "Los contratos deben cumplirse en la forma prevista por el art. 725 (519)
c. c., mientras no sean invalidados en juicio contradictorio por las causales que
la ley señala".
(G.J. Nº 1349, p. 48).
48.- "El contrato es ley establecida por las partes para ellas, conforme al art.
725 (519) del c. c.".
(G.J. Nº 1355, p. 31).
49.- "El cumplimiento del contrato se impone como ley de las partes por imperio
del principio contenido en el art. 725 (519) del c. c.".
(G.J. Nº 1358, p. 53).
50.- "El contrato tiene fuerza de ley entre los contratantes y debe cumplirse por
éstos de buena fe".
(G.J. Nº 1362, p. 20).
51.- "Toda convención legalmente formada tiene fuerza de ley entre las partes
contratantes según el art. 725 (519) del c. c.".
(G.J. Nº 1565, p. 142).
53.- "Todo contrato legalmente formado tiene fuerza de ley para las partes
contratantes".
(G.J. Nº 1615, p. 77).
54.- "Los arts. 725 del c. c. abrg. y 519 del c. c. en actual vigencia, establecen
el valor de los contratos, que es ley entre las partes signatarias".
(A.S. Nº 146 de 4-6-1979).
55.- "Probado por los obligados que han estado efectuando sus pagos, en
cumplimiento de lo convenido en el documento de fs., que es ley entre las
partes, se ha justificado la excepción de pago documentado previsto por el caso
7º del art. 507 del p.c.".
(A.S. Nº 209 de 6-9-1979).
57.- "El contrato que contiene la escritura presentada en autos, tiene fuerza de
ley entre las partes contratantes y sólo puede ser disuelto por consentimiento
mutuo de las mismas, o por las causas autorizadas por ley, conforme dispone el
art. 519 del c. c.".
(A.S. Nº 32 de 13-3-1980).
58.- "El contrato es ley entre las partes y debe ser cumplido de buena fe".
(A.S. Nº 161 de 10-X-80).
59.- Véase los casos Nos. 8 del art. 339; 2 del art. 351; 1 del art. 409; 15 y 18
del art. 510; 23 del art. 523; 2 del art. 524; 6 del art. 612.
Como regla equivalente a la de la frase inicial del art., en el Codex (Lib. 4, tít.
10 ley 4) se lee: bonam fidem in contractibus considerari aequum (es conforme a la
equidad el tener en cuenta la buena fe en los contratos; cit. Scaevola).
1.- "Cuando otorgó el arrendamiento quedó reatado según el art. 726 (520) no
sólo a abandonar los $... que debían reservarse del canon estipulado, sino
también a reembolsar todos aquellos gastos indispensables y urgentes (sin los
cuales) habría sido imposible la explotación de la finca".
(G.J. Nº 296, p. 1953).
2.- "En los regalos, conforme con el art. 726 (520), debe atenderse a lo que el
uso y las costumbres han establecido respecto de esta clase de convenciones
conocidas antiguamente con el nombre de donaciones manuales".
(G.J. Nº 336, p. 3175).
3.- "Este art. no extiende los efectos de los contratos, sino a aquello que la ley,
el uso o la equidad conceden a las obligaciones conforme a su naturaleza; es
decir, a aquellas cosas que, siendo indispensables para la ejecución a
consecuencia del contrato, se sobreentienden en él sin necesidad de estipulación
expresa".
(G.J. Nº 395, p. 262).
4.- "Según el art. 725 (520) del c. c., los contratos, de la naturaleza que
fuesen, deben cumplirse de buena fe, siempre que concurran los requisitos
esenciales indicados en el art. 699 (452) del mismo código".
(G.J. Nº 1355, p. 32).
5.- "Conforme al art. 725 (520) del c. c., las estipulaciones contractuales deben
ser cumplidas de buena fe".
(G.J. Nº 1585, p. 72).
6.- Véase los casos Nos. 18 del art. 489; 17 del art. 510; 44, 50 y 58 del art.
519; 4 del art. 780 y 2 del art. 950.
Art. 521.- (Contratos con efectos reales). En los contratos que tienen por objeto
la transferencia de la propiedad de una cosa determinada o de cualquier derecho real, o
la constitución de un derecho real, la transferencia o la constitución tiene lugar por
efecto del consentimiento, salvo el requisito de forma en los casos exigibles.
Debe advertirse que la salvedad referida por el art. in fine, a los casos exigibles,
ha de entenderse como si debiera decir "salvo el requisito de forma en los casos
exigidos (o determinados o señalados o impuestos, en fin) por la ley", como
corresponde a un manejo más correcto del idioma.
Giorgi observa, que la innovación que supone esta regla respecto del sistema de
la legislación antigua, no pasa de ser una apariencia engañosa en el progreso de la
ciencia jurídica. Pues, la importancia del principio se disuelve en una apariencia
engañosa, con la institución del instrumento público y su inscripción en el registro de los
derechos reales, hoy requisito de validez para la formación de los contratos según el
art. 452, o con el principio de que la posesión en materia de muebles vale por título,
que esterilizan el principio y lo convierten, en realidad, en un canon especulativo y nada
más.
Ahora bien, habida cuenta que el contrato, en cuanto produce efectos, es, entre
otras cosas, un modo de adquirir derechos, según el art. 450, cuando es traslativo,
constitutivo o modificativo de los mismos, casos en los cuales (particularmente el 1º y el
2º) se dice que el contrato tiene efectos reales: la transferencia del derecho de
propiedad de una cosa determinada o la constitución o transferencia de un derecho real
(v. gr. servidumbre, art. 274; o cesión de crédito, art. 384). En estos casos, el derecho
es constituído o transferido, por el sólo consentimiento de las partes legítimamente
manifestado. Distíngase debidamente el contrato con efectos reales de que se ocupa el
art., del contrato real, que es aquel para cuya constitución es elemento necesario e
indispensable la entrega o tradición simultánea. En el primero, la cuestión es quod
effectum y en el segundo quod constitutionem (Messineo).
Jurisprudencia
5.- "Los riesgos de la cosa corren por cuenta del comprador porque la
compraventa es un contrato consensual (art. 1004 c. c. abrg. = al 584 del
vigente) que se perfecciona con el solo consentimiento de las partes".
(G.J. Nº 1280, p. 41).
Este art. es una excepción a la regla del anterior. La propiedad se transmiten por
efecto del consentimiento, cuando el objeto del contrato es un cuerpo cierto y
determinado. Esa es la regla del art. 521. La excepción del art. 522, suspende la
transferencia, en tanto se individualice la cosa o el objeto del contrato, cuando versa
sobre cosas genéricas. Igual aplicación tiene esta excepción, suspender la transferencia
ínterin, cuando el contrato tiene por objeto la prestación alternativa de varios objetos,
hasta que la elección reúna el consentimiento de las partes sobre la cosa. También en
las ventas por número, peso o medida, debe esperarse a que se efectúe la numeración,
pesa o medida y en las ventas de cosas o derechos futuros, hasta que la cosa o el
derecho exista (arts. 594 o 604). Puede añadirse que, si las partes en el contrato
condicionan la trasmisión de la propiedad a la traditio real, ha de entenderse como otra
excepción a la regla del art. 521, por aplicación del 519, que no es ciertamente de
orden público, porque sólo refleja el interés de los contratantes.
Art. 523.- (Eficacia respecto a terceros). Los contratos no tienen efecto sino
entre las partes contratantes y no dañan ni aprovechan a un tercero, sino en los casos
previstos por la ley.
Jurisprudencia
1.- "Los contratos sólo tienen efecto entre las partes contratantes y no dañan ni
aprovechan a los terceros y, en la especie, los pagos no autorizados, observados
además por carecer de formalidades legales, no tienen por qué perjudicar al
ejecutante".
(G.J. Nº 1564, p. 61).
2.- "Conforme al art. 756 (523) del c. c. los contratos surten efectos sólo entre
las partes contratantes, sin dañar ni aprovechar a terceros".
(G.J. Nº 1591, p. 129).
4.- "Según el art. 756 (523) del c. c., de antigua vigencia, los contratos no
dañan ni aprovechan a un tercero".
(G.J. Nº 1609, p. 106).
5.- Véase los casos Nos. 1 del art. 526 y 4 del art. 531.
Art. 524.- (Presunción). Se presume que quien contrata lo hace para sí y para
sus herederos y causahabientes, a menos que lo contrario sea expresado o resulte de
la naturaleza del contrato.
La regla 143, tít. 17, Lib. 50 del Digesto, expresa: quod ipsis, qui contraxerunt
obstat et, succesoribus eorum ostabit (lo que perjudica a los que contrajeron, perjudicará
también a sus sucesores; cit. Scaevola).
El art. contiene la excepción a la regla res inter alios acta del art. 523, en forma
de presunción, que admite prueba contraria. Causa-habiente en su sentido amplio,
evoca la idea del heredero a título universal, a título particular y del acreedor
quirografario. El acreedor quirografario, tiene en el patrimonio del deudor la garantía
general de su crédito (arts. 1335 y 1337); consiguientemente, un contrato celebrado por
su deudor, puede dañarle o aprovecharle. Entre los causahabientes a título universal o a
título particular, están los herederos, los donatarios, legatarios, que naturalmente pueden
resultar dañados o beneficiados por los actos de una persona. La naturaleza del
contrato se relaciona directamente con los llamados intuitus personae, que no dañan ni
aprovechan a los causa-habientes, porque son de orden personal como los contratos de
trabajo, los de venta en renta vitalicia, los que versan sobre pensiones o jubilaciones
que cesan a la muerte del causante. Igualmente es inaplicable la excepción del art. 524
en los contratos de sociedad, cuando no se ha estipulado lo contrario, que se disuelven
por muerte del causante (art. 791, 4); en el mandato, salvo la obligación de realizar
actos de conservación y dar aviso al mandante (art. 833, II).
Jurisprudencia
2.- "El contrato tiene fuerza de ley entre los contratantes y sus herederos
conforme preceptúan los arts. 519 y 524 del c. c.".
(A.S. Nº 179 de 17-X-80).
Art. 525.- (Rescisión unilateral del contrato). Si una de las partes está autorizada
por el contrato para rescindirlo, sólo puede hacerlo si éste no ha tenido principio de
ejecución, pero podrá ejercerse esa facultad posteriormente en los contratos de
ejecución continuada; sin embargo, no alcanzará a las prestaciones ya ejecutadas o en
curso de ejecución. Queda a salvo todo pacto contrario.
Conc: c. c. 519 -
Hay estipulaci¾n en favor de tercero, cuando alguien contrata con otro para que
Úste se obligue en favor de aquÚl, sin ser mandatario de dicho tercero ni ser su
representante por ning·n otro tÝtulo. El Cgo. abrg. contemplaba el caso en su art. 712.
El desarrollo de esta figura jurÝdica, cobr¾ importancia desde que el seguro de vida le
insufl¾ una existencia muy activa (Planiol y Ripert). Josserand (cit. de Mazeaud), la
define como una operaci¾n triangular en sus efectos, aunque bilateral en su formaci¾n.
Jurisprudencia
1.- "El principio de que los contratos no da±an ni aprovechan a un tercero, estß
sujeto a la excepci¾n establecida por el art. 712 (526), especialmente cuando el
provecho otorgado a favor de un tercero es condici¾n del contrato".
(G.J. N║ 39, p. 911).
2.- "Si bien X contrat¾ por la sociedad Z, sin estar expresamente facultado para
ello, pudo hacerlo por permitÝrselo el art. 712 (526), en raz¾n de que va en
provecho de la sociedad y por haberse obligado por sÝ mismo".
(G.J. N║ 871, p. 57).
3.- "La declaraci¾n hecha en provecho ajeno, es permitida por el art. 712
(526), el que ha sido infringido al desconocerse la obligaci¾n contraÝda".
(G.J. N║ 937, p. 45).
4.- "Por disposici¾n del art. 712 (526) se puede obligar y estipular en provecho
ajeno y la responsabilidad es siempre para el que hace el convenio".
(G.J. N║ 1027, p. 51).
Jurisprudencia
1.- "Los actos unilaterales o declaraciones que indican las personas para
quienes se hace alguna adquisici¾n no crean vÝnculos entre el autor de la
declaraci¾n o acto unilateral y aquellas y pueden ser revocadas sin necesidad
de intervenci¾n judicial".
(G.J. N║ 1220, p. 92).
2.- "La declaraci¾n unilateral hecha por el padre de que compra el bien para la
menor, sin la concurrencia de Ústa ni la de su representante legal, no ha creado
un vÝnculo jurÝdico alguno entre el padre y la menor ni tuvo carßcter de
donaci¾n por ausencia del requisito establecido por el art. 666 (668) del c. c., y
atendida la afirmaci¾n (inserida en la declaraci¾n unilateral) de que procedÝa
con derecho propio, importa que el padre tenÝa pleno dominio sobre el inmueble
y, por consiguiente el derecho a su libre disponibilidad, no siendo aplicable el art.
1018 del c. c. (abrg., relativo a la nulidad de venta de cosa ajena)
incongruentemente acusado, entre otros, en el presente recurso".
(G.J. N║ 1272, p. 11).
El promitente s¾lo puede oponer las excepciones fundadas sobre el contrato del
cual el tercero deriva su derecho, v. gr., incumplimiento (non. adimpleti contractus) del
estipulante, de la contraprestaci¾n debida al promitente por raz¾n del contrato a favor
de tercero. Pero, no puede oponer las excepciones derivadas de sus relaciones con el
estipulante que sean extra±as al contrato a favor de tercero, por ej. una compensaci¾n
de un crÚdito contra el estipulante, que tenga causa diversa.
SECCIËN III
La promesa de la obligaci¾n, o sea, del hecho ajeno (del tercero) que se hace
por un contratante, contrato llamado tambiÚn a cargo de tercero, debe suponer un
interÚs para el promisario por aplicaci¾n de la regla del art. 292 (Messineo).
Esta regla es, en definitiva, una de mera aplicaci¾n de los principios generales.
Los tÚrminos prometiente usado en el C¾digo y promitente (usado en las anotaciones),
estßn correctamente empleados.
Jurisprudencia
1.- "Si bien el art. 711 (531) del c. c. autoriza a contratar por un tercero
prometiendo su consentimiento, en el caso de la especie, no se ha cumplido
esta condici¾n".
(G.J. N║ 949, p. 22).
3.- "Seg·n el art. 711 (531) del c. c. cualquiera persona legalmente hßbil para
contratar puede hacerlo por un tercero, prometiendo el consentimiento de Úste,
salvo la indemnizaci¾n contra el promitente que ofreci¾ la ratificaci¾n del
contrato si el tercero rehusa llevarlo a efecto".
(G.J. N║ 1223, p. 98).
4.- "X se obliga y estipula en nombre propio, por sÝ mismo y tambiÚn por sus
hermanas, prometiendo el consentimiento y ratificaci¾n de Ústas, cosas que
pudo hacerlas por estar de acuerdo con los arts. 710, y 711 (523 y 531) del c.
c.".
(G.J. N║ 1269, p. 26).
SECCIËN IV
El interÚs, fruto civil, a tenor del art. 84, es y representa, se ha dicho, la unidad
que deja de producir para su due±o el capital prÚstamo, fruto o utilidad que Úste
obtendrÝa si destinara ese capital a cualesquiera otras actividades de producci¾n o
renta. Es la compensaci¾n o contraprestaci¾n que paga el que utiliza capital prestado,
por la utilidad que con su uso y disposici¾n obtiene. En otros tÚrminos, es el precio
que se paga por la satisfacci¾n de necesidades que se atienden con la prestaci¾n de
dinero que se recibe por tiempo determinado.
La diversificada noci¾n que del interÚs da el art. 410, no altera la precisi¾n del
concepto dado: recargo, porcentaje, comisi¾n excedente o forma de rÚdito, no
representa otra cosa que la renta o la utilidad o beneficio, renovable, que rinde y debe
rendir un capital.
1.- "Los arts. 817 y s. (532 y s.) del c. c. permiten estipular penas
convencionales de compensaci¾n y, por lo mismo, las partes pueden fijar los
intereses de las sumas debidas asÝ como pueden acordar clßusulas penales
para la que falte a su compromiso".
(G.J. N║ 486, p. 4).
2.- "La pena convencional estipulada para la seguridad de la obligaci¾n
contraÝda, corre desde que cae en mora el que se obliga con el requerimiento
del acreedor u otro acto equivalente o cuando se ha pactado que por el s¾lo
transcurso del tÚrmino se ha constituÝdo en mora".
(G.J. N║ 576, p. 16).
3.- "La multa convencional (estipulada) para el caso de que alguno de los
contratantes falte al cumplimiento de su obligaci¾n y que ninguno de ellos
podrÝa deducir acci¾n alguna sin el pago previo de la expresada multa, importa
una condici¾n sin cuyo cumplimiento no se puede ingresar a ning·n litigio".
(G.J. N║ 667, p. 8).
4.- "La pena estipulada s¾lo debe correr despuÚs de haberse constituÝdo los
deudores en mora mediante el requerimiento del decreto de solvendo".
(G.J. N║ 680, p. 20).
5.- "El dep¾sito de 50.000 francos se estipul¾ como clßusula penal para el
caso de que el contrato no se lleve a tÚrmino por cualquier motivo, en cuya
virtud el concesionario depositante pierde su derecho a favor del Estado,
conforme a este art. (532)".
(G.J. N║ 708, p. 10).
6.- "El documento que apareja ejecuci¾n manifiesta ser convencional el interÚs
fijado en el caso de no pagarse el capital en el plazo de tres meses, y no una
clßusula penal para la seguridad de la obligaci¾n principal, siendo, en este caso,
innecesario el previo requerimiento judicial para que el deudor pueda ser
ejecutado".
(G.J. N║ 829, p. 11).
7.- "La clßusula penal surte sus efectos, habiÚndose estipulado que sin la
necesidad de acto alguno y por s¾lo el transcurso del tÚrmino sea constituÝdo
(el deudor) en mora".
(G.J. N║ 854, p. 3).
9.- "En las obligaciones con clßusula penal, el pago de la multa no es exigible
sino cuando aquÚl a cuyo favor, fue estipulada, cumpli¾ de su parte las que le
correspondÝan".
(G.J. N║ 985, p. 31).
11.- "La clßusula penal que establece una multa de 500 $b. por cada dÝa de
retraso en el pago de la obligaci¾n, importa un interÚs convencional ilegal,
porque de acuerdo a los arts. 409 y 410 del c. c. Úste no puede exceder del
3% y toda vez que se estipula cantidad superior debe reducirse a la tasa legal,
lo que debe hacerse tambiÚn con la clßusula penal mencionada".
(A.S. N║ 120 de 24-7-1980).
12.- VÚase los casos Nos. ·nico del art. 310; 1 del art. 410, y 18 del art. 489.
Los efectos de la clßusula penal, hacen que el acreedor tenga la elecci¾n entre
pedir el pago de la indemnizaci¾n convencional o la ejecuci¾n in natura, esto es, la
clßusula penal o el cumplimiento del contrato. No puede pedir ambas cosas a la vez
(art. 533). La regla tiene su excepci¾n en el mismo art., cuando la clßusula penal ha
sido estipulada para responder por los da±os que ocasione el simple retardo.
Cuando, por el contrario, la pena se estipula sea por el incumplimiento, sea por
la irregularidad de la ejecuci¾n o por otra contravenci¾n independiente del retardo
(danni compensatorii), entonces, la regla, originaria del Derecho romano e incluÝda en
la primera parte del pßrrafo I, del art. 533, sanciona todo lo contrario, esto es, que el
acreedor no puede acumular la cosa principal y la pena. Para comprender la
disposici¾n de la regla en estudio, en cuanto a la inviabilidad de la doble pretensi¾n de
la deuda y de la pena, ha de tenerse en cuenta que, en concepto de la ley, se parte
del supuesto de que la pena equivale a la indemnizaci¾n de da±os y perjuicios por la
falta de pago de la deuda; luego, como es natural, es incompatible el cumplimiento de
la obligaci¾n con la indemnizaci¾n derivada del incumplimiento (Scaevola). VÚase,
ademßs, en la anot. al art. anterior, lo pertinente a la equÝvoca equiparaci¾n de
intereses y clßusula penal.
La clßusula penal, por su carßcter de indemnizaci¾n convencional, libra al
acreedor de la prueba del da±o y no le alcanza el principio contenido en el art. 1283,
sobre la carga de la prueba. S¾lo tiene que probar el incumplimiento o la demora,
cosas diversas de la existencia del da±o, que la ley presume. La pena convencional
supone una presunci¾n iuris et de iure, de que existe un da±o y en la medida en que
ha sido pactada (art. 533, II). Esta regla es absoluta, de tal manera que el deudor no
puede pretender eximirse de la pena probando que no ha existido da±o.
Jurisprudencia
4.- "La ejecutada no estß obligada al pago de esa multa al mismo tiempo que al
del saldo de la deuda principal, que en su mayor parte ha sido satisfecha (y por
tanto) no se ha quebrantado el mencionado art. 820 (533)".
(G.J. N║ 842, p. 13).
7.- VÚase los casos Nos. 1 del art. 410, y 11 del art. 532.
Jurisprudencia
1.- "Al declarar rescindido el contrato, ordenando haber lugar al pago de la multa
estipulada, con la modificaci¾n que determina por haberse cumplido en parte la
obligaci¾n principal, mediante la entrega (parcial) no se viola el art. 822 (535)
del c. c.".
(G.J. N║ 795, p. 47).
Jurisprudencia
II. Si una de las partes no cumple, la otra puede rescindir el contrato, reteniendo
las arras el que las recibi¾ o exigiendo la devoluci¾n en el doble quien las dio; a
menos que prefiera exigir el cumplimiento o la resoluci¾n del contrato, con el
resarcimiento del da±o.
Mientras la clßusula penal consiste en una promesa de dar (art. 532), la se±a y
arras consiste en una daci¾n actual (art. 537), o sea, en forma simultßnea o preventiva
al nacimiento del contrato: Arra confirmatoria (Messineo).
Consiste en la entrega o dep¾sito de una cosa fungible (generalmente dinero
efectivo), en poder del otro contratante o de un tercero, en se±al de un contrato que se
ultima, con el fin de confirmar el contrato o de asegurar su ejecuci¾n, convirtiÚndose,
en caso de falta de cumplimiento, en liquidaci¾n de da±os. TambiÚn se la emplea con
el fin de procurar a una u otra parte, o a ambas, la facultad de desistir del contrato.
Jurisprudencia
1.- "La demanda al manifestar su voluntad de retractarse de la venta, eligiendo
devolver el duplo de las arras, el cumplimiento de uno de los extremos de su
obligaci¾n, se conforma con el expreso tenor de los instrumentos (y de la ley)".
(G.J. N║ 100, p. 920.
2.- "El duplo de las arras y la pena convencional tiene por objeto principal el
resarcimiento de da±os; las partes son libres para estipularlas con tal que no
sean opuestas a las leyes y a las buenas costumbres y, por lo mismo, se deben
ejecutar en caso de (incumplimiento)".
(G.J. N║ 172, p. 833).
4.- "El dinero prestado en anticresis y el pagado en parte del precio de la casa
vendida, no tienen el carßcter de arras, sino el que le dan los contratos escritos,
en que consta tal estipulaci¾n... no hay lugar a la restituci¾n doble".
(G.J. N║ 681, p. 29).
5.- "X haciendo uso de la facultad para desistirse, otorgado por el citado art.
1011 (538), celebr¾ un contrato perfecto de venta de su casa a una tercera
persona".
(G.J. N║ 723, p. 15).
7.- "La promesa de venta hecha con arras no es una venta ni hace venta,
porque estß sujeta a la condici¾n esencial para su perfeccionamiento de que
ninguna de las partes se arrepienta, caso en el cual se aplica lo dispuesto por el
art. 1011 (537-538) del c. c.".
(G.J. N║ 1228, p. 105).
8.- "La venta hecha con arras queda sin efecto y perdido al anticipo par a el
comprador, si Úste no paga el resto del valor figurado por un perito en el
tÚrmino de tres dÝas al fin de que la escritura de perfeccionamiento del contrato
sea otorgada".
(G.J. N║ 1251, p. 8).
9.- "Acreditados el voluntario desistimiento del vendedor, asÝ como los gastos
ocasionados al comprador, aquÚl estß en la obligaci¾n de restituir el doble de
las arras recibidas, a tenor del art. 1011 (537-538) del c. c., asÝ como los
gastos y pagos efectuados por el comprador".
(G.J. N║ 1353, p. 19).
11.- "A tenor del art. 1011 (537-538) del c. c., cualquiera de los contratantes
puede rescindir el contrato, el comprador perdiendo las arras y el vendedor
pagado el doble de ellas".
(G.J. N║ 1620, p. 49).
12.- "Si bien el art. 1011 (537-538) del c. c. permite retractarse de perfeccionar
la venta, tal facultad subsiste hasta el momento en que se inicia el cumplimiento
del contrato con los pagos a cuenta del precio hechos por la compradora y
recibidos por el vendedor, ejecuci¾n voluntaria del contrato que ya no permite
retractarse del mismo".
(A.S. N║ 217 de 12-9-1979).
13.- "Seg·n el art. 1011 (537-538) del c. c. el contrato de venta con arras es
bilateral y faculta a las partes a arrepentirse en las condiciones en Úl
establecidas".
(A.S. N║ 235 de 2-10-1979).
14.- "Si bien el art. 1011 (537-538) del c. c. faculta a los contratos retractarse
de perfeccionar el compromiso de venta con arras, tal facultad no es absoluta y
no puede subsistir cuando los vendedores reciben el precio total del bien
comprometido que supone la ejecuci¾n voluntaria del contrato".
(A. S. N║ 272 de 17-12-1979).
CAPITULO VI
Art. 539.- (Noci¾n). Cada uno de los contratantes puede sustituirse mediante un
tercero en un contrato de prestaciones recÝprocas, si Ústas no hubiesen sido a·n
ejecutadas y siempre que consienta el otro contratante.
Se considera que el instituto sirve para hacer posible la circulaci¾n del contrato
en su totalidad y que la utilidad prßctica del mecanismo que regula el capÝtulo, reposa
en que se reduce el dispendio y la multiplicaci¾n de actos que de otra manera serÝan
necesarios.
DE LA SIMULACIËN
El capÝtulo que inicia este art. en examen, se concreta a se±alar los efectos de
la simulaci¾n en los contratos y a normar su prueba. Sus reglas se circunscriben a la
simulaci¾n negocial, porque, generalmente (Mazeaud), se reserva el nombre de
simulaci¾n para la creaci¾n de una apariencia en el ßmbito de las obligaciones. No
comprende, por lo tanto, otras ßreas simulatorias, de igual raigambre jurÝdica seg·n
observa Mu±oz SabatÚ. Por ej., la simulaci¾n de matrimonio que este autor considera
posible a pesar del criterio generalizado en contrario (Ferrara, Demogue, Planiol y
Ripert; Loewenwarter, al comentar el c. c. alemßn se±ala que admitir la excepci¾n de
simulaci¾n como causa de nulidad para disolver el matrimonio, conducirÝa
prßcticamente al divorcio libre). Sin embargo, la infracci¾n deliberada e intencional de lo
dispuesto por el inc. 1║) del art. 78 del c.f. para sorprender a terceros, o alguna de las
violaciones mencionadas en el art. 93 del mismo, justifican la sanci¾n prevista por el
art. 243 del c.p. (simulaci¾n de matrimonio) cuando alguien se atribuye autoridad para
celebrar el acto o lo realiza mediante enga±o. La simulaci¾n de la adopci¾n, en la
esfera del derecho de familia v. gr., es una simulaci¾n negocial y cae dentro de las
previsiones del capÝtulo en examen, (el art. 138 del c. c. alemßn, lo establece asÝ, por
considerarle contrario a las buenas costumbres: Loewenwarter).
La palabra simulaci¾n, evoca siempre la idea de fraude. Sin embargo, puede ser
tan inocente que tienda s¾lo al beneficio de los contratantes sin fraude de la ley ni
da±o de terceros. El contrato es simulado, cuando hay contradicci¾n deliberada entre el
acto interno del querer y su manifestaci¾n exterior. El elemento interno y el externo del
consentimiento, no responden a la verdad (Giorgi).
Con los vicios del consentimiento (error, violencia), no hay confusi¾n posible: la
simulaci¾n supone una alteraci¾n artificiosa y voluntaria (deliberada) del
consentimiento, en tanto que en el error y en la violencia, el consentimiento deviene real
y forzado. En el dolo, la mentira o maquinaci¾n supone el enga±o y el evento damni
con el que uno de los contratantes perjudica al otro contratante y no hay consilium
fraudis para enga±ar y perjudicar a terceros, de lo que resulta una diferencia netamente
evidente. Messineo, observa -y bien- que el negocio simulado exige, para existir, la
concurrencia de dos sujetos: dos declaraciones de voluntad en connivencia que,
combinßndose entre sÝ, constituyen el acuerdo simulatorio. Aun en el ejemplo del
mandatario, que obrando en el lÝmite formal de sus poderes, para favorecer a su
concubina vende a Ústa a bajo precio la finca del mandante, no hay simulaci¾n, sino
simple y llanamente dolo: prop¾sito delictuoso (Revista de jurisprudencia argentina La
Ley, N║ 22, p. 83; cit. M. SabatÚ).
El parßgrafo II, reconoce efectos entre las partes a la simulaci¾n relativa, cuando
el verdadero contrato (esto es, el contra-documento), que esta oculto bajo el contrato
aparente, sea eficaz entre los contratantes. Esta eficacia, estß condicionada por el
precepto en examen, a que el acto oculto (el contra-documento) no infrinja la ley (caso
en el cual la simulaci¾n serÝa absoluta), no intente perjudicar a terceros (lo que,
aunque asÝ fuera, no puede perjudicar a terceros porque no surte efectos contra ellos),
y sobre todo que el acto secreto (contra-documento), reuna los requisitos de sustancia
y forma. En primer lugar, la redacci¾n del art. no es todo lo afortunada que cabÝa
desear. Por la sustancia, se±alada indudablemente como requisito de validez del
contrato, en el sentido del art. 452, ha de entenderse que el contra-documento debe
contener todos los requisitos de fondo, que este artÝculo exige para la formaci¾n de
todo contrato: consentimiento, capacidad, objeto, causa y tambiÚn forma. En cuanto a la
forma, que ademßs del art. 452 este artÝculo la exige (543), como requisito necesario,
aparece transformada en regla la confusi¾n indudable de la doctrina de Planiol y Ripert
y de la jurisprudencia francesa, en la que Ústos basan sus observaciones y
conclusiones. Dicen estos autores, que en cuanto a las condiciones de forma (para el
contradocumento), es necesario y bastante que se re·nan las propias del acto aparente,
que sirve de cubierta al otro. SerÝa conveniente -agregan- que no se permita eludir las
formalidades protectoras de las partes o de los terceros. Con lo cual, prßcticamente, no
hay posibilidad alguna de simulaci¾n y todo podrÝa reducirse a un artÝculo que, al
negar efectos a la simulaci¾n entre partes y contra terceros, termine con esta figura
jurÝdica, soluci¾n que, por lo demßs, serÝa tan inoperante como todo aquello que
pretende contradecir las realidades de la vida.
Para entender la observaci¾n, en el sentido que deriva del prf. II del art. 543 en
examen, es preciso valerse de ejemplos simples. El art. 491, caso 1, por ejemplo, exige
en concordancia con el 452, que la donaci¾n para ser vßlida ha de celebrarse por
documento p·blico y ha de inscribirse en el Registro de Derechos Reales (art. 1540, 1).
Seg·n las exigencias del art. 543, II), el acto aparente de la donaci¾n, indudablemente
tendrÝa que reunir todos estos requisitos, y tambiÚn el acto oculto o contradocumento,
que puede versar sobre una venta v. gr. En tal caso, puede hablarse de cualquier cosa
y no de simulaci¾n, cuyo carßcter oculto, bajo cubierta de un acto aparente, desaparece
con la publicidad que supone los requisitos exigidos por el art. 543. La observaci¾n
cobra mayor inobjetabilidad, si se invierte el ejemplo y se piensa en un contrato
aparente de venta, por ejemplo, para esconder uno de donaci¾n, cual serÝa lo propio.
Esta incoherencia, ha sido copiada del Cgo. modelo (art. 1414, 2║ apartado) que, al
parecer, ha pasado desapercibida para Messineo, quien no emite juicio sobre el
particular en su Manual. En realidad, s¾lo puede regir para la simulaci¾n ad pompam.
Jurisprudencia
1.- "La actora carece de acci¾n para solicitar la nulidad de la escritura p·blica
que acredita aquel contrato, invocando su propia simulaci¾n".
(G.J. N║ 827, p. 52).
2.- "No puede acusarse la simulaci¾n del instrumento que la contiene sino por
Ústas (las partes) u otra directamente lesionada".
(G.J. N║ 835, p. 37).
3.- "No es lÝcito que la misma otorgante invoque su propia simulaci¾n, como lo
hace al demandar la nulidad de la citada venta que en la fecha de su
otorgamiento no perjudicaba derechos de terceros".
(G.J. N║ 861, p. 20).
4.- "El actor carece de acci¾n para demandar la nulidad del contrato de que se
trata, con apoyo de su propia simulaci¾n".
(G.J. N║ 873, p. 81).
5.- "La simulaci¾n es un acto que por su propia naturaleza implica fraude,
enga±o o falsedad intelectual, porque el acto aparente no guarda conformidad
con el verdadero".
(G.J. N║ 1055, p. 40).
6.- "En los contratos simulados las partes concurren a celebrarlos con pleno
conocimiento de causa y sin que su libre consentimiento estÚ afectado de vicio
alguno, por cuya circunstancia deben precaverse, en resguardo de sus intereses,
con el correspondiente contradocumento".
(G.J. N║ 1131, p. 36).
7.- "La acci¾n de simulaci¾n de un acto jurÝdico no puede ser ejercida sino
cuando son hechos que se realizan violando la ley o en fraude de terceros
perjudicados".
(G.J. N║ 1135, p. 38).
8.- "En los contratos simulados, cuyo objeto es fingir una convenci¾n dßndole
una apariencia de verdadera, regularmente en perjuicio de terceros, los
contratantes obran con el consentimiento libre y dßndose cabal cuenta de lo que
hacen; (por lo que) el simulador para destruir en juicio su propia simulaci¾n,
debe acreditar su demanda con el respectivo contradocumento".
(G.J. N║ 1221, p. 45).
9.- "El simulador no tiene acci¾n para perseguir en juicio la anulaci¾n de su
propio acto".
(G.J. N║ 1256, p. 38).
12.- "En los contratos simulados las partes prestan su consentimiento s¾lo para
dar forma al pacto, mßs no para el efecto jurÝdico que la ley atribuye a esa
forma".
(G.J. N║ 1314, p. 28).
16.- "La simulaci¾n es relativa cuando el contrato oculto bajo otro aparente, que
es eficaz entre los contratantes, re·ne los requisitos de sustancia y forma sin
infringir la ley ni perjudicar a terceros".
(Lab. Jud. 1985, p. 172).
Merecen esta protecci¾n s¾lo los terceros de buena fe. A los que hubieran
tenido conocimiento de la simulaci¾n, a tiempo de contratar con alguno de los
simuladores, puede oponerse el contradocumento.
Del hecho de que el acto secreto no puede ser opuesto a terceros, no se infiere
necesariamente que estos no puedan alegar su existencia. El tercero en general, que
sufra da±o (perjuicio a sus derechos) por el contrato simulado, puede hacer valer,
respecto de las partes, la simulaci¾n, o sea, el poder de descubrir la simulaci¾n
tambiÚn respecto de sÝ mismo, con la consecuencia de que si se trata de simulaci¾n
relativa, el contrato simulado (contradocumento), surte todos sus efectos, de los cuales
el tercero puede beneficiarse (Messineo). Pueden perseguir su anulaci¾n, los que
tengan interÚs en ello, como los acreedores del deudor que hace una venta ficticia a un
testaferro o prestanombre, o que hace figurar un precio inferior en la venta; o los
herederos forzosos perjudicados por una donaci¾n excesiva, disfrazada de venta
encubierta. Pueden tambiÚn alegar el acto secreto en su favor, los beneficiarios de una
donaci¾n hecha con interp¾sita persona. Sin embargo, ha de tenerse en cuenta que en
los posibles conflictos entre terceros, en los que algunos de ellos pueden tener interÚs
en invocar el acto simulado (contradocumento), debe prevalecer el derecho del tercero
que invoque el acto ostensible, sobre el de aquÚl que alegue el contradocumento
(Messineo).
Jurisprudencia
1.- "Al declararse ficta y simulada la venta porque aparece otorgada en fraude
de los derechos hereditarios de la actora, no se desconoce el derecho de
propiedad del padre com·n".
(G.J. N║ 840, p. 13).
2.- "La simulaci¾n s¾lo puede acusarse por las personas en cuyo perjuicio se
hubiese celebrado, pero no por los mismos otorgantes".
(G.J. N║ 884, p. 55).
3.- "S¾lo pueden demandar por simulaci¾n las partes (terceros) en cuyo
perjuicio se hubiere celebrado".
(G.J. N║ 1133, p. 31).
4.- "La acci¾n de nulidad de escrituras por simulaci¾n otorgadas por los que
tienen la libre disposici¾n de bienes, s¾lo pueden ejercitarla los terceros
perjudicados".
(G.J. N║ 1158, p. 37).
6.- "Tienen acci¾n para demandar la nulidad de los actos simulados, todos
aquÚllos a quienes causan perjuicio los contratos que entra±an y aun los
mismos herederos de quienes los han otorgado, por el fraude o dolo que
contengan en detrimento de sus derechos".
(G.J. N║ 1264, p. 42).
PRINCIPIO GENERAL
"Plus valet quod agitur quam quod simulatur" = (Debe darse mßs valor a lo que
se hace que a lo que se simula). Scaevola.
Acerca del parßgrafo I y tocante a todos los medios de prueba, permitidos a los
terceros que impugnan la simulaci¾n, se destaca la importante funci¾n que en la
tÚcnica probatoria cumplen para ello los indicios, seg·n postula M. SabatÚ en su tesis
doctoral La prueba de la simulaci¾n y en la que sostiene el valor que tiene para un
futuro derecho probatorio dar a la prueba judicial categorÝa de disciplina aut¾noma y
cientÝfica, sirviÚndose de la integraci¾n de la prueba y de la heurÝstica (del griego
euriskein: hallar, encontrar, descubrir, discurrir, mostrar, revelar), para establecer la
heurÝstica judicial, como la disciplina o mÚtodo dirigido a la averiguaci¾n preprocesal
de los hechos en vista a su ulterior afirmaci¾n en autos y consiguiente fijaci¾n a travÚs
de la prueba.
Causa simulandi m¾vil para simular, que explica el motivo de la falsedad del
negocio aparente.
Necessitas falta de necesidad de enajenar o gravar, que explica la veracidad
del negocio.
Omnia bona venta de todo el patrimonio o de lo mejor del mismo.
Affectio relaciones entre los simuladores: parentesco, amistad,
dependencia.
Habitus antecedentes de conducta.
Interpositio testaferro, simulaciones en cadena.
Subfortuna falta de medios econ¾micos del adquirente.
Pretium vilis precio bajo de la operaci¾n.
Pretium confessus precio no entregado de presente.
Retentio Possesionispersistencia del enajenante en la posesi¾n.
Tempus tiempo sospechoso del negocio.
Locus lugar sospechoso del negocio.
Silentio ocultaci¾n del negocio.
Preconstitutio documentaci¾n sospechosa.
Disparitesis inequivalencia entre las prestaciones y las contraprestaciones.
Jurisprudencia
4.- "La falsedad sustancial de un instrumento admite toda clase de pruebas (y)
en el caso de autos ella se halla acreditada por el contradocumento declarado
vßlido por la prueba pericial y por los indicios".
(G.J. N║ 1200, p. 4).
8.- "La simulaci¾n puede ser demandada directamente por los contratantes
cuando su acci¾n estß fundada en un contradocumento que la justifique".
(G.J. N║ 1272, p. 53).
12.- "La simulaci¾n demandada por terceros puede probarse por todos los
medios admitidos por ley, incluida la testifical que debe ser recibida, para surtir
eficacia, dentro del tÚrmino probatorio".
(A.S. N║ 110 de 9-VII-80, S.C. 1¬, inÚd.).
14.- "El parßgrafo II de este art. concordante con el 1292, establece que los
contradocumentos p·blicos o privados, no pueden surtir efectos sino entre los
otorgantes y sus herederos de no estar contra la ley".
(G.J. N║ 1734, p. 137).
16.- "La simulaci¾n, conforme a este art., entre las partes, s¾lo puede probarse
mediante contradocumento u otra prueba escrita, mientras que la que se
demande por terceros, admite todos los medios de prueba, incluida la testifical".
(G.J. N║ 1745, p. 51).
17.- VÚase los casos 6, 8 y 14 del art. 543; 3 del 544 y 17 del 1328.
CAPITULO VIII
DE LA NULIDAD Y LA ANULABILIDAD DEL CONTRATO
SECCIËN I
DISPOSICIONES GENERALES
PRINCIPIOS GENERALES
"Quae contra ius fiunt, debent utique pro infectis habere" = (Las cosas que se
hacen contra derecho deben ciertamente tenerse por no hechas). M. Puigarnau.
"Pacta, quae contra leges constitutiones- que vel contra bonos mores fiunt,
nullam vin habere, indubitate iuris est" = (Es incuestionable jurÝdicamente que los
pactos que se hacen contra las leyes y las constituciones o contra las buenas
costumbres no tienen fuerza ninguna). Codex. ley 6. tÝt. 3, Lib. 2.
"Contra iuris civilis regulas pacta conventa, rata non habentur" = (Los pactos
convenidos contra las reglas del derecho civil son nulos). Gayo (cit. Scaevola y M.
Puigarnau).
De ello se infiere que los actos jurÝdicos pueden ser existentes o no existentes,
vßlidos o nulos. Esta diferenciaci¾n dio origen a la clasificaci¾n clßsica, que distingue
en la materia la inexistencia, la nulidad absoluta y la nulidad relativa o anulabilidad
(Aubry y Rau, cit. de Planiol y Ripert), y que Bonnecase reduce s¾lo a una
diferenciaci¾n bipartita: inexistencia y nulidades.
Mas, como quiera que el C¾digo en esta materia, como en varias otras, ha
concretado sus reglas a una funci¾n esencialmente prßctica, por fuerza ha de
prescindirse de las formulaciones doctrinales o las comparaciones sobre puntos que
elude el C¾digo.
Con esta mira y seg·n las reglas dadas por el capÝtulo en examen, puede
resumirse brevemente las causas y caracterÝsticas de la nulidad absoluta, seg·n la
escuela clßsica o simplemente nulidad seg·n el C¾digo, y de la nulidad relativa seg·n la
escuela clßsica o anulabilidad seg·n el C¾digo.
Quiere esto decir, en concepto de Messineo, que la anulabilidad del contrato es,
respecto de la nulidad, un grado menos grave de invalidez. Por eso el c. c. italiano
tambiÚn llama a la anulabilidad: impugnabilidad (arts. 1395 y 1426, respecto de la
anulabilidad del contrato consigo mismo en el supuesto de conflicto de intereses, o de la
anulabilidad por incapacidad del contratante).
La nulidad afecta el interÚs general. Es de orden p·blico; por eso puede ser
declarada a·n de oficio, es imprescriptible e inconfirmable. La anulabilidad, toca al
interÚs privado; no puede ser declarada de oficio, es prescriptible (excepto como
excepci¾n) y confirmable.
La ineficacia, que el comentado art. 821 del c. com. sanciona, puede decirse
que, en sus efectos, es una nulidad de mßxima jerarquÝa, porque funciona de pleno
derecho, sin que sea necesario reclamarla ni por vÝa de acci¾n ni por vÝa de
excepci¾n, ya que no es necesaria la existencia de una declaraci¾n judicial y sucede lo
que acontece con la inexistencia de la doctrina clßsica: el juez puede reconocerla en
cualquier momento sin necesidad de fallo.
Jurisprudencia
2.- "La acci¾n de nulidad se funda en alg·n vicio o defecto de los elementos
esenciales del contrato. La rescisi¾n es la existencia de un perjuicio
econ¾mico".
(Lab. Jud. 1986, p. 378).
4.- "Declarado nulo judicialmente el acto, conforme al art. 546 del c. c., aquÚl
queda ineficaz con efectos retroactivos con arreglo al art. 547 del mismo Cgo.,
en observancia de cuyo art. 1558, numeral 3) corresponde ordenar la
cancelaci¾n de la partida inscrita sobre el mismo en el Registro de Derechos
Reales".
(G.J. N║ 1746, p. 41).
Hay efectos generales antes de llegar al destino de las cosas o del precio, que
no deben pasarse por alto.
Por efecto de la nulidad, el negocio no crea derechos para quien podrÝa obtener
ventaja del mismo, ni, inversamente, importa vÝnculos o deberes, para quien, en el
supuesto de su validez, resultarÝa reatado a ellos: el negocio nulo estß destituÝdo de
todo efecto jurÝdico (Messineo). O como recuerda Scaevola: quod nullum est, nullum
producit effectum (lo que es nulo no produce efecto alguno).
Jurisprudencia
2.- "La nulidad declarada judicialmente surte efectos retroactivos, sin mßs
obligaci¾n para las partes que restituir mutuamente lo que hubieran recibido,
norma ajustada al principio de que un contrato nulo es jurÝdicamente
considerado inexistente, desprovisto, por lo tanto, de todo efecto jurÝdico".
(G.J. N║ 1679, p. 110).
3.- "La nulidad y la anulabilidad declaradas judicialmente surten sus efectos con
carßcter retroactivo a tenor del art. 547 del c. c.".
(Lab. Jud. 1988, p. 413).
PRINCIPIOS GENERALES
"Quod nullum est, nullum producit effectum" = (Lo que es nulo no produce
ning·n efecto). M. Puigarnau, Scaevola.
"Quod nullum est in uno, nullum est in omnibus" = (Lo que es nulo en un caso
lo es en todos). M. Puigarnau.
"Quod non rite factum est, pro infecto habetur" = (Lo que no se hace
ritualmente (requisito de forma), se tiene por no hecho). M. Puigarnau.
El inc. 5) se refiere a la nulidad textualmente dispuesta por la ley; ej.: art. 667
(requisito de forma en la donaci¾n). A diferencia de ella, tambiÚn se habla de la
nulidad virtualmente establecida por la ley, por la que, cuando no resulta de una
sanci¾n expresa, se deduce de la funci¾n de la norma que ha quedado inobservada,
por raz¾n de su carßcter imperativo. Entre otros casos, se cita como ej. de nulidad
virtual, en antÝtesis a la textual, la inobservancia del uso obligatorio del acto p·blico en
la constituci¾n de las sociedades an¾nimas (c. com. art. 222) o de las sociedades
civiles seg·n la naturaleza de los bienes aportados (art. 754, c. c.). ConsidÚrese,
tambiÚn ejemplos de nulidad virtual los casos de falta de especialidad en la hipoteca
constituida (art. 1363, I) o la ausencia de documento p·blico para constituir la anticresis
(art. 1430).
La enmienda para este art. como la propuesta para el art. 554 en cuyo inc. 3)
se incluye la anulabilidad del error, como vicio que es del consentimiento al igual que la
violencia y el dolo, introduce en este capÝtulo (nulidad y anulabilidad), las enmiendas
pertinentes que corresponden a las enmiendas consignadas para los arts. 474, 475 y
476, de manera de asegurar la coherencia adecuada en la normativa del ordenamiento
legal de los vicios del consentimiento relativos al error y los efectos que derivan de ellos
dentro de las nulidades y anulabilidades del contrato.
Jurisprudencia
1.- "No se ha acreditado la falta de objeto cierto que forme la materia de la
obligaci¾n, para anular el contrato, una vez que siendo el objeto de la
convenci¾n el bien inmueble, especÝficamente determinado en Ústa, con
existencia real y fÝsica, dentro del comercio humano, lÝcito y jurÝdicamente
posible hay evidencia de la existencia de objeto cierto".
(G.J. N║ 1602, p. 115).
2.- "No probada la causal de error esencial sobre la naturaleza o sobre el objeto
del contrato (causal 4║, art. 549, c. c.), queda firme la validez de la referida
transacci¾n".
(Lab. Jud. 1980, p. 185).
4.- "Si un contrato no contiene los requisitos esenciales exigidos por ley, es un
acto an¾malo que no genera derecho alguno y debe reputßrsele inexistente".
(Lab. Jud. 1985, p. 170).
5.- "El contrato serß nulo, cual determina el art. 549 del c. c., cuando falta en
Úl el objeto o la forma prevista por la ley como requisito de validez".
(G.J. N║ 1732, p. 164).
6.- "Entre los casos de nulidad establecidos por el numeral 3) de este art. no
esta comprendida la de la escritura de transferencia que un propietario otorga
sobre su alicuota que estß concretamente definida".
(G.J. N║ 1737, p. 27).
7.- "La falta de forma prevista como requisito de validez por la ley, hace nulo el
contrato a tenor del art. 549, numeral 1), por lo que carece de fuerza ejecutiva".
(G.J. N║ 1741, p. 54).
8.- "El contrato privado con el que se constituye anticresis, es nulo por
disposici¾n del art. 549, numeral 2) del c. c. porque le falta el requisito de
forma exigido por los arts. 491, inc. 3) y 1430 del mismo Cgo.".
(G.J. N║ 1744, p. 238 y Lab. Jud. 1989, p. 548).
En el mismo sentido.
(G.J. N║ 1745, p. 112).
9.- "El contrato nulo no surte efecto legal ninguno. Es Ýrrito e inconfirmable. No
es rescindible. En cambio, el contrato vßlido es rescindible o anulable por las
causas que autoriza la ley".
(Lab. Jud. 1987, p. 314).
10.- "El art. 549, 3) del c. c. no establece nulidad por "ilicitud del contrato".
(Lab. Jud. 1988. p. 400).
Art. 550.- (Nulidad parcial del contrato). La nulidad parcial del contrato o de una
o mßs de sus clßusulas no acarrea la nulidad del contrato, a menos que esas clßusulas
expresen el motivo determinante del convenio.
La nulidad puede ser invocada por todo aquÚl que tenga interÚs jurÝdico (art.
551), la anulabilidad s¾lo por el perjudicado (art. 555); la nulidad es imprescriptible
(art. 552); la anulabilidad es prescriptible (art. 556); la nulidad no puede subsanarse
con la ulterior confirmaci¾n (art. 553); la anulabilidad puede subsanarse convalidßndola
mediante ratificaci¾n posterior, expresa o tßcitamente (art. 558).
La nulidad tiene carßcter de orden p·blico, de ahÝ que el propio juez puede
se±alarla de oficio (v. lo pertinente en la anot. al art. 546), cuando la advierta en las
situaciones en que interviene y aun cuando no concurra petici¾n del interesado al
respecto. Por el mismo carßcter, puede ser opuesta en cualquier grado de la causa.
La facultad dada al juez para declarar la nulidad de oficio, que es cierto estß
consignada en la disposici¾n fuente (art. 1421 c. c. it.) en el ordenamiento nacional
tiene su lugar propio, Ej.: arts. 15 c. c.; 252, p.c.; 308, p.p.; 822, c. com.; 78, c.f:; etc:
1.- "Las convenciones entre tutriz y pupilo pueden anularse a demanda del
menor llegado a su mayoridad o de sus herederos. En este ·ltimo caso no es
necesario inscribir la declaratoria de herederos en el Registro de Derechos
Reales, seg·n los arts. 551 y 555 del c. c. y 335 del c.f., que no lo disponen de
esa manera".
(Lab. Jud. 1986, p. 313).
2.- "Si bien cualquier persona con un interÚs legÝtimo puede demandar la
nulidad de un acto conforme al art. 551 del c. c. s¾lo es en cuanto concierne a
esa persona, que no puede arrogarse la representaci¾n de otros".
(G.J. N║ 1736, p. 112).
2.- "Las empresas estatales pueden efectuar actos de comercio como cualquier
comerciante con los particulares, quedando sujetos a las regulaciones del c.
com., por lo que, la Corte ad quem al aplicar en el A.V. impugnado, normas
legales de la esfera civil, ha violado las normas legales ya citadas asÝ como los
arts. 493, 549, 1) y 553 del c. c., por mala aplicaci¾n".
(G.J. N║ 1743, p. 162)
SECCIËN III
DE LA ANULABILIDAD DEL CONTRATO
2) Por incapacidad natural para entender o querer que adolezca una de las
partes en el momento de celebrarse el contrato, aunque no haya sido declarada en
interdicci¾n, siempre que resulte haber mala fe en la otra parte, apreciada por el
perjuicio que se le ocasione a la primera, atenta la naturaleza del contrato y otras
circunstancias particulares del caso.
Seg·n el art. 455, el contrato se forma, esto es, existe, en cuanto han
concurrido, como expresi¾n del consentimiento, la oferta y la aceptaci¾n para constituir
el acuerdo. En otras palabras, si falta el consentimiento de una de las partes, porque el
policitado no da su aceptaci¾n o porque el oferente retira la oferta, el contrato no se
forma, esto es, no cobra existencia, al tenor de dicho art. 455. Ergo, no puede ser
anulado un acto inexistente, que no se ha formado.
Esta regla no ha sido tomada del Cgo. italiano, como es fßcil verificar. Este, al
tratar de la nulidad del contrato en su art. 1418, cuidando de la concordancia l¾gica de
sus disposiciones, dice:
Art. 1325 del Cgo. italiano que ha sido tomado por el C¾digo en el art. 452,
que contiene la enunciaci¾n de requisitos para la formaci¾n del contrato, o sea, las
condiciones de viabilidad del contrato en la plßstica definici¾n de Scaevola, enunciaci¾n
en la cual estß comprendido en primer tÚrmino el consentimiento. Semejante error
proviene, seguramente, de que dicho art. 1418, ha sido copiado -y mal- en parte y sin
una detenida consideraci¾n de sus alcances y finalidad.
Los arts. siguientes, dan reglas que configuran los caracteres y las
consecuencias de la anulabilidad perfilßndose casi todos como antÝtesis de los atinentes
al negocio nulo. Ademßs, la acci¾n de nulidad es una de declaraci¾n de certeza,
mientras la de anulaci¾n es constitutiva (Messineo).
Jurisprudencia
2.- "La nulidad de un contrato por incapacidad de los menores que concurrieron
a su celebraci¾n, no puede ser arg³ida por los capaces de obligarse y s¾lo
compete hacerlo a los incapaces o sus representantes".
(G.J. N║ 1269, p. 64).
4.- "De acuerdo al art. 554 del c. c. la persona capaz no puede reclamar la
incapacidad del prohibido con quien ha contratado".
(Lab. Jud. 1980, p. 164).
5.- V. los casos Nos. 1, 2, 6, 8, 10 y 14 del art. 453; ·nico del art. 480; 14 y
25 del art. 482; 3 del art. 483, y 4 del art. 485.
II. Se except·an los casos de incapacidad en los cuales corre a partir del dÝa en
que se levanta la interdicci¾n o el menor cumple la mayoridad, y los casos de vicios
del consentimiento en los cuales corre desde que cesa la violencia o se descubre el
error o el dolo.
Jurisprudencia
II. El contrato anulable celebrado por un incapaz tambiÚn puede ser confirmado,
mientras la incapacidad, si el representante legal de aquÚl tiene potestad legal para ese
efecto.
PRINCIPIO GENERAL
"Actus ab initio nullus non potest validare: validus autem, qui potest annullari,
poterit etiam confirmari" = (El acto nulo en un principio no puede convalidarse; en
cambio, el vßlido que puede ser anulado podrß tambiÚn ser confirmado). Decio, cit. de
M. Puigarnau.
Jurisprudencia
2.- "La ejecuci¾n voluntaria importa la renuncia a los medios y excepciones que
contra (un acto anulable) se pueda oponer".
(G.J. N║ 598, p. 12).
3.- "La ejecuci¾n voluntaria del nuevo convenio (verbal en materia de locaci¾n)
restrictivo del celebrado por escrito importa su ratificaci¾n (entiÚndase
confirmaci¾n) y la renuncia de los medios y excepciones que podÝa oponerse
conforme a los arts. 924 y 925 (558) del c. c.".
(G.J. N║ 729, p. 9).
4.- "Conforme a lo previsto por el art. 706 (558) del c. c. un contrato no puede
ser reclamado de violencia si, cesando Ústa, se aprob¾ expresa o tßcitamente, o
sea, dejando pasar el tiempo de la restituci¾n fijado por la ley".
(G.J. N║ 1483, p. 114).
6.- "Los recibos otorgados por pagos diferidos de las cuotas parciales de la
compraventa, por el vendedor al comprador, constituyen actos confirmatorios y
ratificatorios y de ejecuci¾n voluntaria de los contratos cuestionados, conforme al
art. 925 (558) del c. c.".
(G.J. N║ 1565, p. 67).
SECCION I
DEL ESTADO DE PELIGRO
PRINCIPIOS GENERALES
"Quod metus causa gestum erit. nullo tempore Praetor ratum habebit" = (Lo que
por causa de miedo se haya hecho, en ningún tiempo lo tendrá por válido el juez).
Paulo. Digesto, ley 21, tit. 2, Lib. 4.
"Nihil consensui tam contrarium est, quam vis atque metus" = (Nada hay tan
contrario al consentimiento como la violencia y el miedo). Ulpiano. Digesto, ley 116, tít.
17, Lib. 50.
"Metus accipiendus (est) non quilibet timor, sed maioris malitatis" = (Por miedo
se ha de entender no un temor cualquiera, sino de un mal mayor). Ulpiano. Digesto, ley
5, tít. 2, Lib. 4.
"Vani timoris iusta excusatio non est" = (No hay justa excusa de un vano
temor). Celso. Digesto, ley 184, tít. 17, Lib. 50.
También procede esta forma de disolución del contrato por las causas que la ley
señala (fase 2ª i.f. del art. 519). Entre esas causas autorizadas por la ley están las que
regla este capítulo en sus dos secciones: contratos concluidos en estado de peligro y
por efecto de lesión.
Jurisprudencia
DE LA LESIËN
II. La acci¾n rescisoria solo serß admisible si la lesi¾n excede a la mitad del
valor de la prestaci¾n ejecutada o prometida.
PRINCIPIO GENERAL
"Venditor, deceptus ultra dimidiam iusti pretti, agere potest, ut res sibi, redenti
pretium, restituatur, vel iustum pretium suppleatur; et in hoc electio est emtoris" = (El
vendedor defraudado en mßs de la mitad del justo precio puede ejercitar acci¾n para
que le restituya la cosa, devolviendo Úl el precio recibido, o se le supla el justo precio,
correspondiendo la elecci¾n al comprador). Codex, ley 6, tÝt. 17, Lib. 3.
El art. 561 del C¾digo, reglamenta la materia con el criterio de esta teorÝa,
combinando el elemento subjetivo (necesidades apremiantes, ligereza o ignorancia de la
parte perjudicada), con el elemento objetivo (desproporci¾n superior a la mitad de la
prestaci¾n). Extiende sus efectos a todos los contratos y cualquiera de las partes
contratantes que resulte perjudicada (comprador o vendedor en el caso de la
compraventa v. gr.), puede intentar la acci¾n rescisoria. De materia mßs
frecuentemente limitada al contrato de enajenaci¾n a tÝtulo oneroso, en especial
inmobiliario, actualmente, seg·n las corrientes legislativas avanzadas, la rescisi¾n por
causa de lesi¾n, es un remedio de carßcter general. (Messineo).
Jurisprudencia
1.- "La acci¾n rescisoria por causa de lesi¾n se determina ·nicamente por la
diferencia entre el valor de (la cosa) enajenada y el precio pagado,
independientemente del dolo, fraude o error que constituyen causales distintas de
nulidad".
(G.J. N║ 604, p. 6).
2.- "Seg·n el art. 1086 (561) para que por causa de lesi¾n, pueda rescindirse
la venta, es necesario que (el contratante perjudicado) haya sufrido lesi¾n en la
mitad del precio, lo cual puede averiguarse apreciando el valor que tenÝa (la
cosa) al tiempo de la venta".
(G.J. N║ 663, p. 4).
7.- "La determinaci¾n de la lesi¾n exige que la voluntad plena del transferente
perjudicado, haya estado sometido en el momento del contrato a situaciones
morales extra±as".
(G.J. N║ 1341, p. 10).
8.- "La acci¾n rescisoria por lesi¾n s¾lo compete al vendedor perjudicado
seg·n el art. 1086 (561) del c. c. y no pueden demandarla, como ocurre en la
especie, quienes no son propietarios ni vendedores de la cosa".
(G.J. N║ 1344, p. 2).
10.- "Para saber si hay lesi¾n, es menester apreciar el estado que tenÝa la
cosa a tiempo de la venta y tener en cuenta que los hechos articulados sean
probables y bastante graves para determinarla".
(G.J. N║ 1588, p. 19).
11.- "Cuando el valor en que se hizo la venta no representa el justo precio del
inmueble, la ley autoriza la rescisi¾n de los contratos por lesi¾n enorme".
(G.J. N║ 1598, p. 78).
11 (a).- "De acuerdo al art. 1086 (561) del c. c., hay lesi¾n enorme cuando el
precio pagado por el inmueble es equivalente a la mitad de su valor real en el
momento de la compraventa".
(G.J. N║ 1598, p. 129).
12.- "Para que proceda la acci¾n rescisoria por lesi¾n, el vendedor ha debido
sufrir un da±o en el precio, de la mitad o mßs del valor real a tiempo de la
venta".
(G.J. N║ 1599, p. 60).
16.- "El art. 561 del c. c., cuando exige tenerse en cuenta la explotaci¾n de las
necesidades apremiantes, la ligereza o la ignorancia de quien resulte perjudicado
por la lesi¾n, establece una previsi¾n protectora contra la desventaja en que
eventualmente se encuentra la persona asÝ perjudicada".
(A.S. N║ 15 de 22-I-81; S.C. 1¬, inÚd.).
17.- "Se hace una sutil diferenciaci¾n entre rescisi¾n de contrato y resoluci¾n,
sin comprender que ambas persiguen el mismo objeto, o sea, en tÚrminos
claros, dejar sin efecto una convenci¾n por causa que determina la ley o la
voluntad de las partes seg·n define -dice el A.S.- el Diccionario EnciclopÚdico de
Derecho Usual de Cabanellas, tomo V: "Rescisi¾n: anulaci¾n, invalidaci¾n;
privar de su eficacia ulterior, incluso con efectos retroactivos" y a continuaci¾n
define el tÚrmino resoluci¾n de contrato: "acto jurÝdico que deja sin efecto el
contrato validamente concertado".
(A.S. N║ 20 de 29-I-81; S.C. 1¬, inÚd.).
19.- "Si la prueba material es plena y muestra que existe precio vil, se evidencia
el enga±o en el contrato que autoriza la rescisi¾n reconociendo al vendedor por
el art. 561 del c. c.".
(G.J. N║ 1631, p. 200).
21.- "Para probar la lesi¾n no basta demostrar un pago menor a la mitad del
precio real del inmueble, sino tambiÚn los aspectos subjetivos de los que abus¾
el comprador para explotar la necesidad apremiante, ligereza o ignorancia de la
parte perjudicada".
(Lab. Jud. 1982, p. 246).
22.- "El actor debe demostrar para probar la lesi¾n las circunstancias objetivas
y subjetivas en que se funda su acci¾n, porque faltando uno de estos elementos
no hay lesi¾n".
(Lab. Jud. 1984, p. 127).
En el mismo sentido: Lab. Jud. 1987, p. 275; Lab. Jud. 1988, p. 388.
24.- "La rescisi¾n por lesi¾n procede cuando se paga como ocurre en la
especie, mucho menos de la dÚcima parte del valor real del bien comprado por
la necesidad apremiante de los vendedores".
(Lab. Jud. 1985, 158).
25.- "Para que prospere la rescisi¾n por lesi¾n debe probarse que el
comprador se haya aprovechado de la necesidad apremiante, ligereza o
ignorancia del vendedor".
(Lab. Jud. 1985, p. 183).
28.- "Cuando se efect·a una venta reservßndose el usufructo vitalicio (art. 217
c. c.), que supone la posesi¾n del inmueble, no puede haber lesi¾n, seg·n tesis
reiterada de la jurisprudencia nacional, ej.: G.J. N║ 1399, A.A. N║ 7".
(Lab. Jud. 1988, p. 452).
29.- VÚase los casos 2 del art. 546; 2 del 563; 31 del 568.
Art. 562.- (Contratos excluidos del rÚgimen de la lesi¾n). Quedan excluidos del
rÚgimen de la lesi¾n:
1) Los contratos a tÝtulo gratuito.
2) Los contratos aleatorios.
3) La transacci¾n.
4) Las ventas judiciales, tanto forzosas como voluntarias.
5) Los demßs casos expresamente se±alados por la ley.
El art. se refiere a los contratos en los cuales no puede alegarse lesi¾n. Desde
luego, Ústa s¾lo puede presentarse en los contratos bilaterales, en los cuales se
trasmite recÝprocamente prestaciones. Respecto de los contratos aleatorios, la
excepci¾n, se justifica porque es de la naturaleza de Ústos que no haya equivalencia
en las prestaciones, sino, por el contrario, que se rompa esa equivalencia, porque en
funci¾n del riesgo se adquiere una cosa sobre la cual no hay certeza y, por eso, se
paga por ella un precio inferior a su valor comercial.
Jurisprudencia
1.- "La lesi¾n es excusable en las ventas que se hacen por autoridad judicial,
por lo dispuesto por el art. 1092 (562, 4) del c. c.".
(G.J. N║ 585, p. 7).
2.- "La acci¾n rescisoria de lesi¾n esta prohibida en las ventas en p·blica
subasta".
(G.J. N║ 672, p. 34).
3.- "Se declaro rescindida la venta porque se evidenci¾ la lesi¾n sufrida por el
vendedor, quien al obligarse por la evicci¾n y saneamiento no celebr¾ un
contrato aleatorio".
(G.J. N║ 713, p. 15).
7.- "Es evidente la infracci¾n del art. 174 del c. min., en el auto de vista
recurrido, en cuanto se refiere a una supuesta lesi¾n enormÝsima en el contrato
de fs., sobre transferencia de acciones mineras, que no corresponden a tenor de
la citada disposici¾n legal especial".
(G.J. N║ 1616, p. 138).
8.- "No cabe rescisi¾n por lesi¾n en las ventas realizadas mediante autoridad
judicial, seg·n el art. 1092 (562, 4) del c. c. abrg., aplicable al caso sublite".
(Lab. Jud. 1981, p. 144).
Jurisprudencia
1.- "Se abri¾ el tÚrmino de prueba precisamente en ejecuci¾n de este art. con
el fin de (conocer) el estado del fundo y el valor que tenÝa a tiempo de la
venta".
(G.J. N║ 454, p. 826).
2.- "La prueba pericial recay¾ sobre el precio de la finca en su estado actual,
en lugar de haber sido sobre el que tenÝa en la Úpoca de la de su venta, cual
era preciso para venir en conocimiento de la lesi¾n enorme, seg·n los arts. 1086
y 1087 (561 y 563) del c. c.".
(G.J. N║ 651, p. 26).
3.- "La demostraci¾n de la lesi¾n exige prueba que permita apreciar el estado
y valor de la cosa en la Úpoca del contrato; apreciaci¾n que debe resultar de la
informaci¾n pericial pertinente".
(G.J. N║ 1218, p. 39).
4.- "La acci¾n rescisoria del contrato de compraventa por lesi¾n, es procedente
cuando el perjuicio que Úste supone se hubiese realizado en la Úpoca o
momento de la venta".
(G.J. N║ 1341, p. 27).
6.- "No se demuestra la lesi¾n mediante una apreciaci¾n del valor de la cosa
que no se refiera a la fecha en que se extendi¾ la escritura de venta, tal como
requiere el art. 1087 (563) del c. c.".
(G.J. N║ 1590, p. 14).
7.- "La lesi¾n enorme se aprecia seg·n el estado y el valor del inmueble en el
momento de la compraventa y tratßndose de cuesti¾n tÚcnica y de hecho, se
basa en la prueba de peritos como especial y necesaria".
(A.S. N║ 41 de 14-III-79; S.C. 2¬, inÚd.).
DISPOSICIONES COMUNES
La acción rescisoria ha de establecerse dentro del plazo señalado por el art. (dos
años), que ha mantenido, en este aspecto, el criterio del Cgo. abrg.
Jurisprudencia
1.- "Si bien por este art. (564) no es admisible la demanda de rescisión por
lesión, pasados dos años desde la venta, no es extemporánea la deducida
cuando no se realizó todavía y existe sólo el ofrecimiento de verificarla con la
preferencia mencionada en el contrato".
(G.J. Nº 642, p. 9).
4.- "El término para demandar la rescisión por lesión, no se suspende por razón
de una estipulación de retroventa (pacto de rescate en el Cgo. nuevo)".
(G.J. Nº 1229, p. 44).
5.- "Es inadmisible una demanda de rescisión por lesión, pasados los dos años
desde que rige el contrato, conforme al art. 1088 (564, I) del c. c.".
(G.J. Nº 1243, p. 28).
En el mismo sentido: (GG.JJ. Nº. 1260, p. 22; 1262, p. 20; 1295, p. 24).
8.- "Es claro y preciso el art. 1088 (564) del c. c. cuando prescribe que la
demanda rescisoria de lesión es inadmisible después de pasados dos años
desde el día de contrato".
(G.J. Nº 1588, p. 130).
9.- "Es inadmisible la demanda por lesión después de pasados dos años,
contados desde el día de la venta".
(Lab. Jud. 1980, p. 171).
Jurisprudencia
1.- "El derecho alternativo otorgado por el art. 1090 (565) del c. c. ha sido
ejercido por el comprador que en su contestación ofreció reintegrar el valor de
las asignaciones compradas, si se justifica la lesión".
(G.J. Nº 614, p. 2).
2.- "Ejercitada por el comprador la facultad establecida por los arts. 1090 y
1091 (565, II) del c. c., que autorizan o devolver la cosa recuperando el valor
pagado o conservarla satisfaciendo su verdadero valor, se viola las leyes citadas
al declarar nula la escritura de venta que queda subsistente por la oferta del
pago total ofrecida a mérito de la segunda alternativa indicada".
(G.J. Nº 1212, p. 63).
3.- "Declarada la rescisión del contrato por lesión, el demandado puede ejercitar
la facultad alternativa que le acuerdan los arts. 1090 y 1091 (565, II) del c. c.".
(G.J. Nº 1272, p. 23).
La regla del art. tiende a facilitar una corrección convencional que no suponga,
necesariamente, la rescisión y a evitar que sus disposiciones sean burladas, por
renuncias a la acción rescisoria o por declaraciones ulteriores destinadas a convalidar la
lesión.
Jurisprudencia
2.- "La lesión da derecho a pedir la rescisión del contrato, aun cuando se haya
renunciado expresamente esta facultad y declarado que se cede el exceso del
precio".
(Lab. Jud. 1980, p. 131).
SECCIËN I
DE LA RESOLUCIËN POR INCUMPLIMIENTO VOLUNTARIO
La resoluci¾n del contrato de cuya regulaci¾n se ocupa el capÝtulo que este art.
inicia, es la forma de disolver un contrato por inejecuci¾n de las condiciones o cargos
estipulados en Úl, con destrucci¾n retroactiva de sus efectos (Capitant).
Tiene lugar en tres casos que el capÝtulo legisla en sus tres secciones:
1) incumplimiento voluntario de la contraparte;
2) incumplimiento (involuntario), por sobrevenida imposibilidad de la prestaci¾n;
3) de dificultad de cumplimiento, por excesiva onerosidad de la prestaci¾n.
Cuando dos contratantes se obligan el uno respecto del otro y lo que uno de
ellos da o se obliga a dar tiene como contrapartida lo que el otro da o se obliga a dar,
entre ambas obligaciones surge una relaci¾n de interdependencia (Josserand), o
relaci¾n de causa seg·n Domat o de equivalencia seg·n Maury, (cits. P. Vives).
Jurisprudencia
1.- "La nulidad (no es tal, corrÝjase esta falla terminol¾gica leyendo resoluci¾n)
designada por el art. 775 (568) del c. c., no tiene lugar de pleno derecho".
(G.J. N║ 304, p. 2014).
4.- "Seg·n el art. 775 (568) la (clßusula resolutoria) implÝcita en todo contrato
bilateral no lo anula de pleno derecho, sino mediante declaratoria judicial".
(G.J. N║ 580, p. 2).
6.- "Seg·n el art. 775 (568), cuando uno de los contratantes falta a su
compromiso, la otra puede a su elecci¾n pedir la ejecuci¾n del convenio o su
(resoluci¾n) con da±os e intereses, en cuyo ·ltimo caso, volviendo las cosas al
estado anterior, cual si el contrato no hubiera existido, la restituci¾n de
beneficios indebidamente reportados es consecuencia necesaria".
(G.J. N║ 668, p. 16).
7.- "El art. 775 (568) lejos de obligar al acreedor o no usar sino por el orden
en que estßn expresadas las acciones que le concede contra el obligado, libra a
su elecci¾n el ejercicio de la que mßs le convenga".
(G.J. N║ 712, p. 5).
9.- "Seg·n el art. 775 (568) la (resoluci¾n) de un contrato bilateral por falta de
cumplimiento de las obligaciones contraÝdas no se opera en todo rigor de
derecho, debiendo ser declarada en juicio".
(G.J. N║ 848, p. 50).
10.- "(En el) uso del derecho alternativo de pedir el (cumplimiento) del contrato
o su (resoluci¾n) no procede de primera de estas acciones en la vÝa ejecutiva
si el que la deduce no acredita haber cumplido por su parte la obligaci¾n que se
impuso".
(G.J. N║ 1032, p. 65).
18.- "Seg·n el art. 775 (568) del c. c. s¾lo en los contratos bilaterales se
considera implÝcita la clßusula resolutiva y en ninguno otro puede presumirse si
no ha sido estipulada expresamente por las partes".
(G.J. N║ 1315, p. 29).
20.- "En los contratos bilaterales, la parte que ha cumplido el convenio puede
precisar a la otra a la ejecuci¾n del mismo, de acuerdo con el art. 775 (568)
del c. c., mediante el imprescindible requerimiento judicial".
(G.J. N║ 1342, p. 2).
24.- "La resoluci¾n que legisla este art. no se opera en rigor de derecho, sino
que debe ser declarada judicialmente, previos los requisitos que determina,
pudiendo el obligado gozar de un plazo que puede otorgarle el juzgador seg·n
las circunstancias".
(G.J. N║ 1587, p. 22).
26.- "La parte que ha cumplido puede exigir a la otra el cumplimiento del
convenio o pedir en juicio su resoluci¾n".
(G.J. N║ 1609, p. 62).
29.- "No habiÚndose estipulado en el contrato que por el solo transcurso del
plazo o tÚrmino la parte obligada quedarß constituida en mora, no es procedente
que se declare judicialmente la rescisi¾n (resoluci¾n) de dicho contrato, sin que
se atienda previamente las circunstancias (del caso) conforme a las reglas del
ya citado art. 775 (568) del c. c.".
(G.J. N║ 1616, p. 128).
30.- "Los arts. 568, 569 y 572 del vigente c. c. de 1976, son normas de
naturaleza mixta porque participan al mismo tiempo de la calidad de sustantivas
e instrumentales y que consagran una nueva figura o modalidad jurÝdica de la
terminaci¾n anormal de los contratos, no contemplada antes en el abrg. c. c. de
1831".
(G.J. N║ 1621, p. 154).
31.- "Se viola este art., cuando en discordancia con lo demandado por la actora
que pide la resoluci¾n del contrato, se declara la rescisi¾n del mismo, que
constituye una figura jurÝdica distinta de aquÚlla".
(G.J. N║ 1621, p. 155).
36.- "La resoluci¾n del contrato no puede verificarse s¾lo por la voluntad de
una parte, sino por las causas que la ley se±ala".
(Lab. Jud. 1985, p. 197).
En el mismo sentido.
(G.J. N║ 1732, p. 45).
41.- VÚase los casos 61 del art. 519; 2 y 3 del 537; 17 del 561; 5 y 6 del 639.
El art. reglamenta la clßusula resolutiva expresa, llamada tambiÚn por los autores
"ordinaria" (P. Vives), que se produce ipso iure y su acaecimiento es definitivo:
destruye las obligaciones o la transferencia de los derechos de pleno derecho, sin
necesidad de intervenci¾n o declaraci¾n judicial. Las reglas de los arts. 570 y 571, son
variantes de la regla de este art.
Jurisprudencia
VÚase los casos 19 y 30 del art. 568 y ·nico del art. 570.
Jurisprudencia
"La resoluci¾n no se opera de pleno derecho seg·n el art. 570 del c. c., que
exige al acreedor notificar a su deudor, mediante carta diligenciada notarialmente,
requiriÚndole pago o saldo del precio, con tÚrmino de 15 dÝas por lo menos y
s¾lo cuando no se ha cumplido, ya procede la resoluci¾n del contrato con el
pago de da±os, a diferencia de los efectos de cuando se conviene expresamente
que el contrato quedarß resuelto sin necesidad de requerimiento previo, como
prevÚ el art. 569 del mismo Cgo.".
(G.J. N║ 1731, p. 163).
II. Sin embargo, y salvo pacto o uso contrario, si el acreedor beneficiario del
plazo considerado esencial para Úl quiere exigir al deudor el cumplimiento de su
obligaci¾n aun vencido el tÚrmino deberß notificarle por nota escrita notarialmente
diligenciada u otro acto equivalente dentro del plazo de tres dÝas, vencidos los cuales
su derecho caduca.
Jurisprudencia
Jurisprudencia
3.- "A tenor de este art. en los contratos con prestaciones recÝprocas,
cualquiera de las partes podrß negarse a cumplir su obligaci¾n si la otra no
cumple o no ofrece cumplir al mismo tiempo, o s¾lo ha cumplido parcialmente".
(Lab. Jud. 1989, p. 366).
Art. 576.- (Suspensi¾n del cumplimiento del contrato). Cada una de las partes
puede suspender el cumplimiento de su prestaci¾n si las condiciones patrimoniales de
la otra parte llegan a ser tales que ponen en peligro de no cumplir la contraprestaci¾n
debida, a menos que preste una garantÝa suficiente.
El art. se explica dentro de las seguridades que la ley otorga al acreedor (art.
315, por ejemplo) y que, en este caso, la ley extiende a los contratos, como una forma
de resoluci¾n preventiva.
Jurisprudencia
"Este art. faculta suspender el cumplimiento del contrato, cuando existe el peligro
de que la contraprestaci¾n no serß cumplida, como ocurre en la especie, en la
que el vehÝculo vendido aparece gravado a favor de terceros".
(Lab. Jud. 1989, p. 366).
SECCION II
Art. 581.- (Resolución judicial por excesiva onerosidad de los contratos con
prestaciones recíprocas). I. En los contratos de ejecución continuada, periódica o
diferida, la parte cuya prestación se ha tornado excesivamente onerosa por
circunstancias o acontecimientos extraordinarios e imprevisibles podrá demandar la
resolución del contrato con los efectos establecidos para la resolución por
incumplimiento voluntario.
PRINCIPIOS GENERALES
"Placuit, in omnibus rebus praecipuam esse iustitae equitatisque, quam stricti iuris
rationem" = (Pareció bien que en todas las cosas fuese más atendible la razón de
justicia y equidad que la de derecho estricto). Codex, de iudiciis, ley 8, tít. 1, Lib. 3.
"Bono et aequo non convenit aut lucrari aliguem cum damno alterius, aut
damnum sentire per alterius lucrum" = (No conviene a la equidad que alguien se lucre
en perjuicio de otro, o que por lucro ajeno experimente daño). Pomponio. Digesto, de
iure dotium, ley 6, tít. 3, Lib. 23.
Jurisprudencia
"El recurrido demandó, con arreglo al art. 581, I ), del c. c., la modificación
judicial del contrato por excesiva onerosidad y los tribunales de instancia
ponderando los hechos, las pruebas y las circunstancias que volvieron
excesivamente oneroso el contrato por la hiperinflación, hecho no previsto y
alejado de la voluntad de aquél, ha dado curso a lo demandado, por lo que se
declara infundado el recurso".
(Lab. Jud. 1986, p. 308).
CAPITULO I
DE LA VENTA
SECCION I
DISPOSICIONES GENERALES
PRINCIPIOS GENERALES
"Suae rei emtio non valet" = (No es válida la compra de una cosa propia).
Pomponio. Digesto, ley 16, tít. 1, Lib. 18.
"Si pecuniam dem ut rem accipiant emptio et venditio est" = (Si se da dinero
para recibir una cosa, compra y venta es). Digesto, ley 5, tít. 5, Lib. 19; cit. Aguilera y
Velasco.
"La venta es un contrato por el que se obliga uno a entregar una cosa y otro a
pagarla. Puede celebrarse por escritura pública o privada"
La ley 1ª del tít. 5º de la Partida 5ª, dice: vendida es una manera de pleyto que
usan los omes entre sí, é fazesse con consentimiento de las partes, por precio cierto en
que se auienen el comprador é el vendedor (cit. Aguilera y Velasco).
Portalis, en la exposición de motivos a la ley sobre este contrato presentada al
Cuerpo legislativo de su país, luego de examinar su naturaleza, lo define como el
contrato por el cual una persona se obliga a entregar una cosa y otra a pagarla.
Dicho art. 521 del c. c. vigente, sanciona la consensualidad de los contratos con
efectos reales como la venta (transferencia de propiedad) entre otros, salvo el requisito
de forma (art. 491) en los casos exigibles, lo que, aparentemente, resuelve la duda en
este caso. Sin embargo, así no exista una exigencia expresa y directa para que la
compraventa se realice mediante acto solemne, sometido al registro de forma, tal
solemnidad existe en el hecho, impuesta desde la sanción de la ley de 15 de Nov. de
1887, que instituye el registro de los derechos reales (art. 7, caso 2), ya durante la
vigencia del c. c. abrg. y a pesar de las citadas disposiciones de sus arts. 1003 y
1004.
La citada ley de 1887, declara, imperativamente en su art. 1, que ningún derecho
real sobre inmuebles, surtirá efecto, sino se hiciere público en la forma prevista por ella
y reitera en sus arts. 14 y 15 que ningún título sujeto a inscripción en el registro surte
efecto contra tercero, sino desde la fecha de la inscripción y que en el supuesto de
distintos actos de trasmisión del mismo bien sujetos a registro, el dominio se definirá por
la prioridad de la inscripción.
El carácter consensual de la venta (art. 1004 del Cgo. abrg.), que hace adquirir
al comprador de pleno derecho la propiedad, con respecto al vendedor, desde el
instante en que se conviene sobre la cosa y el precio, aunque la cosa no haya sido
entregada ni pagado el precio, excluye las solemnidades para asegurar la rapidez de las
transacciones, porque la compraventa es el contrato de todos los instantes (Mazeaud).
Las ventas corrientes se harían imposibles, si se precisara redactar un documento para
cada una de ellas, más aún si en el comercio (al por mayor) una misma mercadería es
vendida y revendida sin ser entregada a ninguno de los compradores, sea que se
encuentre almacenada o en transporte.
El Código alemán, que sólo considera el contrato como causa del cambio de la
propiedad, a diferencia del sistema francés, sin producir el cambio en sí, sigue
prácticamente el sistema de la traditio, que es el momento decisivo (art. 446) para
determinar los riesgos (Loewenwarter). El Cgo. argentino (art. 577) no hace adquirir
sobre la cosa ningún derecho hasta que no se produzca la tradición. Sistema igual
siguen el Cgo. peruano (art. 1383), el brasileño (art. 1122).
Jurisprudencia
2.- "Por este art. (1003 Cgo. abrg.) el contrato de compraventa puede
celebrarse por escritura pública o privada... y las minutas pasadas por los
contratantes para que se extienda la respectiva escritura (son) el contrato mismo
de compraventa".
(G.J. Nº 587, p. 13).
3.- "Los herederos de... tienen acción bastante para demandar la devolución de
la cantidad (recibida) por la propietaria de la finca a cuenta del precio de una
parte de ella (por la venta) que no llegó a realizarse, por haberla vendido a otra
persona con todas las formalidades de la ley".
(G.J. Nº 686, p. 21).
Art. 585.- (Venta con reserva de propiedad). I. En la venta a cuotas, con reserva
de propiedad, el comprador adquiere la propiedad de la cosa pagando la última cuota,
pero asume los riesgos a partir de la entrega.
La utilidad práctica de esta regla tiene relación con la normativa del derecho de
comercio. Es propia de él. Ha sido tomada en Bolivia para el derecho común de los
arts. 1523, 1524, 1525 (sin tomar en cuenta el 1526) del c. c. it., que como se sabe
legisla el derecho común (civil) y el de comercio en forma tan abreviada que ha omitido
diversas manifestaciones en su constitución y efectos porque ellas en el Cgo. italiano
están referidas a la venta mercantil que tiene sus características propias.
Jurisprudencia
II. La anterior disposición no se aplica al caso en que la venta tenga por objeto
una determinada masa de cosas, aunque para ciertos efectos ellas deban ser
numeradas, pesadas o medidas.
Las reglas de los arts. 586 al 588 se refieren a esos casos de ventas con
objeto que debe ser previamente individualizado o aprobado. Por ejemplo, las cosas
genéricas (art. 586); las cosas en vías de confección o de producción, que pueden
considerarse comprendidas en la regla del art. 594, sobre venta de cosas y derechos
futuros; las cosas vendidas a prueba (art. 587); las cosas vendidas con previa
gustación (art. 588); las que son objeto de ventas alternativas (art. 416).
Art. 588.- (Venta con reserva de satisfacción). La venta de cosas que por
costumbre se gustan antes de recibirlas, sólo se perfecciona en el momento en que el
comprador comunica al vendedor que las cosas le satisfacen .
Fte: Cgo. it. 1520, 1) -
Precd: 1008 -
Conc: c. com. 835 - 836 - c. c. 508 - 640 -
Existe la venta por muestra, que está comprendida entre las reglas que se
examinan, pero que el Código no la ha consignado por entenderla seguramente más
propia del dominio de aplicación de la legislación mercantil, lo cual, dada la inclusión de
los casos anteriores, no es razón aceptable para la omisión. La venta mediante muestra,
es aquélla en la que el comprador presta su consentimiento en vista de una muestra
destinada a darle a conocer y a apreciar la calidad de la mercadería. Puede ser objeto
de comprobación pericial.
Art. 590.- (Principio). Todas las personas a quienes la ley no prohibe, pueden
comprar o vender.
PRINCIPIO GENERAL
El principio general de la regla del art., es que pueden comprar y vender todos
los que pueden obligarse o, a la inversa, los que carecen de capacidad para obligarse
tampoco pueden contraer obligaciones, por razón del contrato de compraventa. Siendo
este contrato el prototipo de las convenciones, el modelo de los contratos trasmisivos de
la propiedad, la expresión tipo de las fuentes de las obligaciones según queda anotado
en el examen del art. 450, es de consecuencia lógica, que siga la regla general relativa
a la capacidad para obligarse y como esa regla general equivale a la capacidad para
prestar el consentimiento (art. 483), no podrán comprar ni vender, según el art. 590 en
concordancia con los arts. 5 y 483, los menores y los interdictos declarados.
Sin embargo, hay quienes, no obstante su capacidad para obligarse, sufren una
interdicción especial, una limitación a esa capacidad por razón del contrato en examen,
habida cuenta su presunto encontrado interés en la cosa de cuya compraventa se trata.
Estas limitaciones constituyen la excepción de la regla general, sentada supra y están
reguladas por los arts. 591 y 592.
Jurisprudencia
1.- "No estando comprendido en la prohibición del art. 604 (1232) del c. c.
(como albacea sustituto que no llegó a ejercer la función) para comprar bienes
de la testamentaría no se ha infringido dicho art. ni el 1014 (590) del c. c.".
(G.J. Nº 709, p. 52).
PRINCIPIO GENERAL
Mazeaud -y al parecer no sin razón- considera que la prohibición del art. 591, no
debe subsistir: el objeto de proteger a terceros interesados (acreedores por lo regular),
contra donaciones simuladas o ventas lesivas para éstos, hechas entre cónyuges, puede
cautelarse suficientemente con las reglas relativas a los actos simulados o fraudulentos.
Fte: Cgo. it. 1471, (para incs. 1, 2, 5 y 6) - Cgo. francés 1597 (para
incs. 3 y 4) -
Precd: c. c. abrg. 1015 - 1016 -
Conc: c.f. 268 - 317 - c. com. 1277 - 1559 -
c. c. 386 - 468 - 483 - 484 - 485 - 549 - 554 - 837 - 1232 -
PRINCIPIOS GENERALES
"Quod fit lege prohibente, nullam vim habere indubitate iuris est" = (Lo que se
hace estando prohibido por la ley no tiene fuerza alguna de derecho). M. Puigarnau.
"Contra legem facit, qui id facit, quod lex prohibit; in fraudem vero, qui salvis
verbis legis, sententiam eius circumvenit" = (Obra contra la ley el que hace lo que la
ley prohibe; y en fraude de la ley, el que salvadas sus palabras, elude su sentido).
Paulo. Digesto, ley 29 tít. 3, Lib. 1.
"Non licet ex officio quod administrat quis, emere quid vel per se, vel per aliam
personam" = (A nadie es lícito comprar, por virtud del cargo que desempeña, ni por sí
ni por medio de otra persona). M. Puigarnau.
Las personas que el art. enumera, no pueden comprar los bienes o intereses
que, por la naturaleza de la función o representación que ostentan, administran o sobre
los cuales conocen o han de resolver. No pueden hacerlo bajo ningún concepto ni en
forma ninguna, esto es, según la norma del art. ni en subasta pública judicial ni por
alguna interpósita persona.
En el caso 5) del art., entre otros, se cuentan los padres y los tutores respecto
de los bienes e intereses de los hijos o los menores a quienes representan y cuyos
bienes administran (art. 268 y 317 c.f.); los que administran bienes del declarado
ausente (art. 31 y s.); los albaceas o ejecutores testamentarios (art. 1232); los síndicos
en los concursos y quiebras.
La citada ley de 1905 prohibía al abogado en los arts. arriba señalados: recibir
del litigante parte de la cosa litigada; estipular con el alguna cantidad o cosa por razón
de la victoria y hacer pacto de seguir el pleito a su costa por cierta suma. Los otros 2
arts. de dicha ley, se referían a la violación del secreto profesional en perjuicio del
cliente (art. 302 c.p.) y al patrocinio infiel (art. 176 c.p.). La disposición citada del
Código de Etica Profesional, pretende, inclusive, reducir los alcances de la prohibición
que se comenta. Mas, ella queda sin eficacia por la sanción posterior del Código, que
deroga en lo que corresponde esa norma, cuya especialidad tampoco tiene eficacia
porque el inc. 4) de este art., tiene también carácter especial. Estas limitaciones a las
responsabilidades profesionales del abogado, aparecidas en las "reformas" legislativas
acometidas por gobiernos de facto, comprometen el prestigio profesional de los juristas,
porque se supone -y con razón- que algunos de ellos intervienen en esas reformas
demasiado sugestivas para la opinión general.
Jurisprudencia
1.- "Le vendió terrenos que fueron del Estado cuando era Prefecto del
Departamento y como tal prohibido de hacer semejante adquisición, siendo nula
dicha compra por disposición del art. 1015 (592) del c. c.".
(G.J. Nº 411, p. 452).
4.- "Según el art. 604 (1232) los albaceas no pueden comprar ninguno de los
bienes de la testamentaría... disposición general sin excepciones de ninguna
clase (y el albacea) al haber comprado de la coherencia sus derechos y
acciones (ha incurrido en) la nulidad del contrato".
(G.J. Nº 654, p. 14).
5.- "Si bien los arts. 1016 (592) del c. c. y 302 de la l.o.j. prohiben que el
abogado sea cesionario de cosas litigiosas, en las fechas de la compra no había
pendiente ningún litigio que le impidiera (al abogado) contratar libremente".
(G.J. Nº 690, p. 17).
6.- "La aplicación del art. 241 (317 c.f.) referente a las compras verificadas por
los tutores (requiere) justificar el hecho de haberse discernido al demandado la
tutela y curatela del actor".
(G.J. Nº 772, p. 33).
7.- "Este abogado que no intervino en la anterior venta hecha del terreno que
compró, no se halla comprendido en la sanción del art. 1016 (592) del c. c.".
(G.J. Nº 817, p. 41).
9.- "Es nula de pleno derecho la venta (hecha) en contravención de leyes que
afectan al orden público, como son las que protegen la propiedad de los
menores de edad".
(G.J. Nº 1283, p. 41).
10.- "No pueden adquirir los abogados de sus clientes, por ningún título, los
bienes materia de los litigios en que intervinieron, hasta después de un año de
fenecido el pleito en todas sus instancias y lo pactado en contrario es nulo,
conforme al art. 37 del Estatuto de la Abogacía (L. 8 Dic. 1941)".
(G.J. Nº 1608, p. 88).
SUBSECCION I
DISPOSICIONES GENERALES
También están fuera del comercio y no pueden, por lo tanto, ser alienables o
trasmisibles los grupos mineros nacionalizados y los yacimientos de hidrocarburos que
pertenecen al dominio originario de la Nación (arts. 138 y 139 de la Constitución). El
art. 25 de la Constitución, prohíbe trasmitir o enajenar, directa ni indirectamente, suelo o
subsuelo a los extranjeros, dentro de los 50 kilómetros de las fronteras nacionales. Ha
de tenerse en cuenta, además, las prohibiciones de leyes especiales, pues que la
anterior indicación es simplemente enunciativa.
Jurisprudencia
II. A menos que el comprador haya asumido el riesgo y las partes hayan
concluido un contrato aleatorio, la venta es nula si la cosa o el derecho no llega a
existir.
Una cosa futura, como objeto de la venta, puede ser, por ej., un inmueble (casa,
departamento) que está por construirse o está en construcción, o una mercadería no
producida todavía como es el caso de las ventas sobre muestra (v. la anot. al art.
588), o una obra todavía por escribir o en preparación prevista en un contrato de
edición y que el autor compromete sin que esté concluida aún a tiempo de celebrar el
contrato (c. com. art. 1232).
Según el principio del art. 488 que es general y aplicable a todo contrato y de
acuerdo a la particular norma de este art., las cosas futuras y los derechos futuros
pueden ser objeto del contrato de compraventa, del mismo modo que pueden serlo de
cualquier otra convención. La sucesión no abierta, o sea de persona viva no puede ser
objeto de compraventa ni de ningún otro contrato (art. 1004), lo cual constituye una
excepción a la regla del art., si se quiere tomar la sucesión no abierta como cosa futura
o como derecho futuro. Las formas tradicionales de la venta de cosas y derechos
futuros son: a) la que sujeta la venta a la condición de que la cosa o el derecho existan
cierto día, desapareciendo o no alcanzando existencia el contrato en caso contrario: b)
la que en realidad es una simple convención aleatoria, que obliga al comprador a pagar
el precio en todo caso.
Art. 595.- (Venta de cosa ajena). I. Cuando se vende una cosa ajena, el
vendedor queda obligado a procurar la adquisición de dicha cosa en favor del
comprador.
II. El comprador pasa a ser propietario en el momento en que el vendedor
adquiere la cosa del titular.
PRINCIPIOS GENERALES
"Id quod nostrum est, sine facto nostro ad alium ferri non potest" = (Lo que es
nuestro no puede ser transferido a otro sin un hecho nuestro). Pomponio. Digesto, ley
11, tít. 17, Lib. 50.
"Transferre non potest quis quod nec actu habet nec potentia" = (Uno no puede
transferir lo que no tiene ni puede tener). Decio, cit. M. Puigarnau.
"Nemo rem alienam invito domino vendere potest" = (Nadie puede vender una
cosa ajena contra la voluntad de su dueño). M. Puigarnau.
"Rem alienam distrahere quem posse, nula dubitatio est, nam emtio-est et
venditio; sed res emtori auferri potest" = (No hay duda que cualquiera puede vender
una cosa ajena, pues existe compraventa, pero puede quitarse la cosa al comprador).
Ulpiano. Digesto, ley 28, tít. 1, Lib. 18.
"Qui rem alienam vendit, dicitur esse in culpa" = (Se considera que incurre en
culpa el que vende una cosa ajena). M. Puigarnau.
Las reglas de los arts. 595 a 598 inclusive, reglamentan de modo tan minucioso
la venta de cosa ajena, que la Subsección en que están incluidas podía más bien
titularse con alguna alusión más adecuada a los fines de estas reglas.
Un tercer grupo de códigos (Francia y Bélgica, art. 1599; Guatemala, art. 1794;
México, arts. 2269 y 2270; Argentina, art. 1329; Portugal, art. 892), declaran nula la
venta de cosa ajena y el Código portugués (el vigente de 1967), añade que ésta puede
quedar sujeta al régimen de venta de bienes futuros, si las partes los considerasen en
esa calidad.
Dentro del propio ordenamiento del Código, las reglas sobre venta de cosa ajena
resultan inoperantes. El propio Código en su art. 452 señala los requisitos para la
formación de todo contrato, esto es, para que haya contrato: consentimiento, objeto,
causa y forma (o solemnidad, cuando lo exige la ley). El objeto ha de ser cierto
(determinado) y posible (art. 485) para poder ser trasmitido por el vendedor al
comprador (art. 584), esto es, ha de existir en el patrimonio del vendedor, lo que no
ocurre en la venta de cosa ajena por el principio nemo dat quod non habet: no se
puede dar (o trasmitir) lo que no se tiene. Por otra parte, el consentimiento aparece
viciado, porque hay error esencial sobre el objeto (art. 474) y sustancial sobre la
cualidad (de propietario) del contratante, o sobre la cualidad (transmisibilidad es una
cualidad) de la cosa (art. 475). El cuarto requisito del art. 452: forma en los casos
exigidos por la ley, hace prácticamente inoperantes las reglas sobre venta de cosa ajena
respecto de bienes inmuebles, porque para que la venta de éstos sea válida, esto es,
para que exista jurídicamente requiere escritura pública e inscripción en el registro de la
propiedad, coma se ha observado en la anotación al art. 584, y tendría que invertirse la
lógica, y el mero sentido común si se admitiera la posibilidad de que los registros y los
funcionarios responsables de los mismos, inscriban escrituras de venta de inmuebles
otorgadas por alguien que no aparece ser propietario según los propios registros. No
sólo habría inversión lógica. Habría delito penado por la ley.
Resulta de lo dicho que las reglas de los arts. 595 al 598 inclusive, pueden ser
catalogadas como contrarias al orden público y a las buenas costumbres y,
consiguientemente, no pueden tener vigencia ni aplicación ninguna, porque las leyes
concernientes al orden público, como imperativas, son de observancia inexcusable para
todos y ha de hacerse, pues, lo que ellas mandan y como ellas mandan.
Por otra parte, siendo la venta de cosa ajena una modalidad concebible entre las
reglas del comercio (particularmente al por mayor, según se ha anotado en el art. 584),
las reglas del ordenamiento jurídico italiano, han de entenderse más aplicables a la
actividad comercial, porque su Código Civil lo es también Comercial. Tanto es así, que
el Manual de Messineo que lo explica, es de Derecho Civil y Comercial.
Jurisprudencia
3.- "De acuerdo al art. 1018 del c. c. (abrg.) es nula la venta de cosa ajena".
(G.J. Nº 1601, p. 52).
4.- "Es nula la venta de un vehículo hecha por una persona que al momento de
transferir carece del derecho de propiedad".
(G.J. Nº 1607, p. 120).
III. El vendedor debe reembolsar además los gastos útiles y necesarios hechos
en la cosa, y si era de mala fe aun los gastos hechos en mejoras suntuarias.
1.- "Para la aplicación del art. 1051 (596, III) del c. c. que condena al vendedor
(de cosa ajena) de mala fe a devolver, inclusive, los gastos de mero capricho o
recreo (mejoras suntuarias) que haya hecho el comprador, es importante
establecer si hubo o no mala fe en el vendedor".
(G.J. Nº 1602, p. 137).
Art. 599.- (Cosa gravada con cargas o por derechos). Si la cosa vendida está
gravada con cargas o con derechos reales o personales no aparentes y no declarados
en el contrato, el comprador que no haya tenido conocimiento de ellos puede pedir la
resolución del contrato o la disminución del precio conforme al artículo 597.
Conc: c. c. 597 -
El artículo -que debió estar incluido entre las reglas relativas a la evicción-
supone el descubrimiento de una carga o gravamen, por el comprador, después de
producida la venta. Puede consistir en una servidumbre pasiva que grave el inmueble,
usufructo, arrendamiento o la prórroga de éste, etc. Si el adquirente conocía la carga o
gravamen, cabe suponer que ha aceptado la cosa con las limitaciones que suponen la
carga o gravamen. Si se trata de carga o gravamen no declarados en el contrato e
ignorados por el comprador al día de la adquisición, opera la regla del artículo a
elección del comprador.
PRINCIPIOS GENERALES
"Deperditum intelligitur, quod in rerum natura esse dessit" = (Se tiene por
perdido lo que dejó de existir). Gayo. Digesto, ley 21, tít. 3, Lib. 5.
"Res perit domino" = (La cosa perece para su dueño). cit. Puigarnau.
La cosa debe existir para ser objeto de la venta. Sin existencia de la cosa no
hay contrato. Por consecuencia de este principio, si la cosa llega a perecer antes de la
celebración del contrato o en el momento en que se efectuaba tal celebración, no hay
venta, el contrato no ha alcanzado existencia. Tratándose de mercaderías o productos,
se equipara a la pérdida total el deterioro de éstos que, en la fecha de la venta, se
encuentran totalmente inservibles (Planiol y Ripert).
Siendo parcial la pérdida, se aplica la alternativa del párrafo II del art., a elección
del comprador.
SUBSECCION II
Las ventas por peso y medida son aquellas en las cuales la mercadería o la
cosa que se vende se individualiza (Capitant) por su peso, su cantidad o su medida.
Ej.: tantos quintales de trigo, tantas hectáreas o tantos metros cuadrados.
Jurisprudencia
2.- "La adjudicación (se hizo) dentro de los limites señalados por los peritos
tasadores y la mensura y tasación practicados dentro del juicio relativo al
contrato de compraventa en que se expresa la mensura y, por razón de ella, se
fija el precio".
(G.J. Nº 688, p. 41) .
3.- "El actor carece de acción para obligar a los demandados a recibir los
terrenos vendidos pura y simplemente, con límites determinados y extensión
fijada, por no exigir ellos la entrega mediante mensura, en uso del derecho que
les confiere el art. 1036 (601) del c. c.".
(G.J. Nº 769, p. 16).
4.- "Si no se especificó en las cláusulas del contrato el precio por metro
cuadrado, mal puede pretenderse la devolución de los metros que faltan, según
el art. 1036 (601) del c. c., particularmente si como resulta de la prueba
producida el precio fue estipulado en razón de la extensión y teniendo en cuenta
también las construcciones".
(G.J. Nº 1371, inédita, cit. Arce y Urcullo).
5.- "Hay venta perfecta cuando se señala claramente la superficie del lote que
se transfiere, su ubicación, valor por metro cuadrado y el total del precio
convenido por el lote".
(G.J. Nº 1588, p. 51).
La regla del art. se refiere en realidad a la venta de cuerpo cierto, que aunque
se mencione incidentalmente la cabida, se vende sólo por el ámbito por la línea
perimétrica, determinada por los linderos identificados en los títulos que por lo regular
también contienen la medida superficial. Es una venta a precio alzado y como tal debe
ejecutarse sin tener en cuenta la cabida, salvo que la diferencia entre la realidad y la
medida mencionada en el contrato sea de la magnitud señalada en el art., caso en el
cual se procede como indica esta regla.
Jurisprudencia
"La rectificación de la superficie del terreno (142 m2, en vez de 132,8 m2)
hecha en el auto de vista, no autoriza ninguna modificación del texto de la
escritura de compra-venta, ya que tal error de guarismo, atribuible únicamente al
juez de la causa en la sentencia pronunciada, que declara improbada la
demanda, no hace variar la superficie real que figura en la mencionada escritura
de transferencia y menos sirve de acicate a los actores para pretender agregar a
su propiedad colindante con esa diferencia imaginaria en perjuicio de los
demandados victoriosos".
(G.J. Nº 1597, p. 57).
Art. 603.- (Venta conjunta de dos o más inmuebles). I. Cuando por un solo
contrato y por un solo precio se han vendido dos o más inmuebles, designándose la
medida de cada uno, y resulta que la medida es menor en el uno y mayor en el otro,
se establece la compensación hasta el límite respectivo.
La regla del art., es un caso mixto. Se vende dos o más inmuebles por un solo
precio: hay una sola venta, un solo contrato, un solo acto trasmisivo del dominio de una
pluralidad de bienes raíces; pero, en la escritura, además de expresarse los límites de
los fondos objeto de la venta, se manifiesta la extensión superficial de cada uno de
ellos. De ahí resulta el carácter mixto de la regla: de un lado del precio único, de otro la
idea de la mensura, imponiéndose como el reflejo de la voluntad del comprador, que no
fue la de adquirir por el contorno, sino por la medida. Si a pesar de las compensaciones
dispuestas por el artículo, hay lugar a disminución o suplemento de precio, se sigue la
regla que fija el párrafo II del artículo.
Jurisprudencia
DE LA VENTA DE HERENCIA
Art. 606.- (Garantía). Quien vende una herencia abierta, sin especificar las cosas
de que se compone, sólo está obligado a garantizar su calidad de heredero.
Por este contrato, un heredero dispone, mediante precio, a favor de otra persona
(coheredero o extraño), como complejo unitario, del contenido económico entero de una
herencia, abierta y deferida, o de una cuota de ella. Su finalidad es facilitar al heredero
la posibilidad de convertir la masa de la herencia en un valor líquido, adquiriendo sin
más trámite a cambio de ella, una suma global (Scaevola).
l) El derecho de acrecer (art. 1078 y s.), que pueda recaer en beneficio del
heredero vendedor, recaerá también, sin ninguna duda, en utilidad del comprador
(Scaevola).
PRINCIPIOS GENERALES
"Sine pretio, nulla venditio est, non autem pretii numeratio, sed conventio perficit
sine scriptis habitam tionem" = (No hay venta alguna sin precio, mas no la entrega del
precio, sino la convención perfecciona la compra hecha sin escritura). Ulpiano, ley 2, tít.
1, Lib. 18.
El Derecho romano (Instituta, Lib. 3, tít. 23, regla 1ª) y las Partidas, exigían
cuatro requisitos al precio: verdadero, cierto, justo y que consista en dinero (Scaevola).
Si se conviene, por ejemplo, que el precio no será pagado o que el vendedor dispensa
al comprador de su pago, no hay venta, porque el precio es ficticio. Si el ánimo del
vendedor conlleva una liberalidad, habrá donación. El precio debe fijarse, pues, con la
intención seria y real de exigir el pago.
Puede ser fijado por el acuerdo de las partes, así sea en sus elementos con los
cuales se pueda establecerlo ulteriormente, por simples operaciones aritméticas; por
ejemplo, cuando se determina el precio por la cotización tal de este o aquel día o al
precio de costo o tanto la unidad (peso, medida). El contrato queda así formado. Por el
contrario, no alcanza existencia (el contrato), si se emplean expresiones ambiguas,
indeterminables, como las de por su valor o por su justo precio.
Cuando la ley establece que el precio se determina y designa por las partes,
supone una prohibición implícita de dejar su señalamiento al arbitrio del comprador o del
vendedor. Algunas legislaciones (v. gr. c. c. español art. 1449 o c. c. brasileño art.
1125), establecen la prohibición explícitamente. Permitirlo, equivaldría a dejar la validez y
el cumplimiento del contrato al arbitrio de uno de los contratantes, contra lo que
previene el art. 505, ya que la efectividad de la compra venta, en tal supuesto, queda a
merced, o mera voluntad, o pura potestad de una de las partes (Dalloz, Laurent, cit.
Scaevola).
Precio irrisorio, es aquél que se fija en una suma ridículamente baja (Planiol y
Ripert), que no guarda absolutamente relación ninguna con el valor normal de la cosa.
Ha de entenderse que hay ánimus donandi, como en la venta en que la intención del
vendedor sea no exigir el pago del precio. Si se vende un automóvil que vale 100.000
$b. en 10 Sb., no se concierta una compraventa por falta de precio (Mazeaud).
Jurisprudencia
1.- "La perfección del contrato de venta depende esencialmente de que el precio
de la cosa sea fijo y determinado".
(G.J. Nº 250, p. 1458).
3.- "No consta la designación del precio de la casa, por manera que se hecha
de menos uno de los elementos más esenciales del contrato".
(G.J. Nº 356, p. 1431).
Art. 612.- (Determinación del precio por un tercero). I. También las partes
pueden confiar la determinación del precio aun tercero designado en el contrato o a
designarse posteriormente.
II. Si el tercero no quiere o no puede determinar el precio, no hay venta.
Fte: Cgo. it. 1473 -
Precd: c. c. abrg. 1012, 2) -
Conc: c. c. 487 -
PRINCIPIO GENERAL
"Empti fides ac venditi sine quantitate nulla est" = (La compraventa sin precio es
nula). Codex, ley 9, tít. 38, Lib. 4.
El principio general aquí glosado, que reitera el postulado por Ulpiano (V. el
segundo principio del art. 611), tiene relación con e] parágrafo II del art.
Jurisprudencia
1.- "Omitiendo la designación del precio y el nombramiento de un tercero
encargado para darle efecto, vendedor y comprador se remitieron al que debía
resultar de la tasación".
(G.J. Nº 250 p. 1458).
3.- "El contrato de compraventa queda perfeccionado desde que las partes
convienen en la cosa y en el precio, pudiendo ellas dejar al arbitrio de un tercero
la determinación de éste".
(G.J. Nº 585, p. 5).
5.- "Al declarar que no está perfeccionada la venta, por no haberse fijado el
precio por los peritos designados, que murieron antes de concluir la tasación de
la finca, objeto de la venta, se hace correcta aplicación del art. 1012 (611 y 612)
del c. c.".
(G.J. Nº 652, p. 8).
II. Cuando la venta tiene por objeto cosas con precios de bolsa o mercado, rigen
los del lugar en que debe realizarse la entrega.
PRINCIPIO GENERAL
"In emptis enim et in venditis potius id, quod actum, quam id quod dictum sit,
sequendum est" = (En la compra-venta se ha de estar más a lo que se quiso que a lo
que se dijo). Digesto, ley 6. tít. 1. Lib. 18. cit. Scaevola.
Jurisprudencia
1.- "Siendo una de las primeras obligaciones del vendedor la entrega de la cosa
vendida y de sus accesorios, la falta de cumplimiento de ella produce la nulidad
del contrato, si así lo solicita la parte que lo cumplió".
(G.J. Nº 128, p. 436).
3.- "El art. 1022 (614) del c. c. establece como esencial obligación del
vendedor, la de entregar al comprador la cosa vendida, haciendo todas las
diligencias necesarias para el efecto".
(G.J. Nº 564, p. 27).
7.- "La obligación que tiene el vendedor de entregar la cosa que vende reglada
por el art. 1022 (614), 1) del c. c., cuando ha sido efectuada en remate
corresponde hacerla al juez que hubo subastado el inmueble".
(G.J. Nº 1233, p. 106).
8.- "La entrega real reclamada por el comprador, de la parte del inmueble
ocupada por el vendedor, no ha de entenderse al tenor del art. 1024 (617) del
c. c., sino de acuerdo a lo dispuesto por el art. 1023 (614, 1) y 1028, segunda
parte (621, II) del mismo código, disposiciones estas últimas, que han sido
conculcadas, en la especie, por los jueces de grado, que se ha concretado a
disponer la entrega en los términos del citado art. 1024 (617), que no es lo que
se ha reclamado".
(G.J. Nº 1609, p. 25).
PRINCIPIO GENERAL
"In primis ipsam rem praestare venditorem oported, id est tradere" = (Ante todo,
debe el vendedor entregar la cosa vendida; esto es, hacer tradición de ella). Digesto,
ley 2, tít. 1, Lib. 19, Cit. M. Puigarnau.
Puede definirsela como el acto por el que se deja la cosa vendida a disposición
del comprador, para que éste la reciba (Mazeaud).
Jurisprudencia
1.- "Según el art. 1033 (616) la cosa vendida, mueble o inmueble, se entrega
en el estado que esté al tiempo de la venta y desde entonces los frutos
pertenecen al comprador".
(G.J. Nº 531, p. 11).
2.- "El informe pericial revela que el estado de dicha casa no manifiesta que
hubiera sido distinto del que tuvo al tiempo de su venta ni en el de su entrega
y... por lo mismo, no están sujetas (las demandas) a la responsabilidad exigida
en tal concepto".
(G.J. Nº 578, p. 14).
Jurisprudencia
1.- "Al determinarse que aún debe entregar otros títulos anteriores, cuando los
referidos documentos llenan el objeto y alcance razonable de la ley, se infringe
el art. 1042 (624) por estar entregada la finca vendida y no constar que el
comprador se encuentre inquietado en la posesión de ella".
(G.J. Nº 740, p. 26).
3.- "La obligación de entregar el inmueble se llena con la entrega que se hace
de las llaves según el art. 1024 (617) del c. c.".
(G.J. Nº 1208, p. 32).
Jurisprudencia
Art. 620.- (Lugar de la entrega). La entrega debe ser cumplida en el lugar donde
se encontraba la cosa en el momento de la venta, salvo acuerdo contrario
Fte: Cgo. it. 1510 -
Precd: c. c. abrg. 1028, 1) -
Conc: c. c. 310 -
Jurisprudencia
Jurisprudencia
1.- "El comprador en uso del derecho alternativo que le franquean los arts. 775
y 1029 (568 y 622) pide la ejecución del contrato, sin que su negativa a la
entrega de fracciones pueda considerarse contra lo dispuesto en ellos".
(G.J. Nº 304, p. 2014).
5.- "El vendedor y, en su caso, sus herederos, quedan obligados al pago de los
danos si para el adquirente resulta algún daño de la falta de entrega y, en la
especie, al resolverse así, se ha dado correcta aplicación a los arts. 1022 y
1030 (614 y 622) del c. c.".
(G.J. Nº 1232, p. 143).
6.- "Habiendo faltado los vendedores al compromiso de entregar la casa a los
dos meses de la fecha de la transferencia, deben resarcir los daños, perjuicios y
frutos".
(G.J. Nº 1598, p. 52).
La regla del art. 623, común en todas las legislaciones, prevé dos situaciones.
La venta puede haberse efectuado con precio de presente (al contado) o con precio
aplazado. En el primer supuesto, el vendedor está facultado a retener la cosa y negar la
entrega si el comprador no le satisface el precio. En la segunda hipótesis, si antes de la
entrega de la cosa el comprador deviene insolvente, puede justificadamente el vendedor
negarse a la entrega, a menos que sea suficientemente afianzado por el comprador
sobre el pago en el plazo convenido. En las ventas de muebles a plazos, éstas se
perfeccionan cuando el comprador satisface, en el momento de la entrega o puesta a su
disposición del objeto vendido, el desembolso inicial. Estas ventas se hacen con lo que
el Código llama reserva de dominio, examinada con el art. 585 y que, en realidad, ha
de entenderse como una trasmisión de la propiedad hecha bajo condición suspensiva
del pago total del precio de la venta y que el vendedor tiene derecho a rescindir el
contrato si el comprador se constituye en mora, según el exacto sistema del Cgo.
alemán (art. 455).
Jurisprudencia
1.- "La facultad concedida por los arts. 1031 y 1032 (623) al vendedor para
suspender la entrega de la cosa vendida, si el comprador no satisface el precio,
o inspira desconfianza, de manera que haya riesgo inminente de perderlo, no
puede ser invocada (en la especie) puesto que el oro vendido fue ya entregado
y, además convino en recibir las alhajas dadas en garantía".
(G.J. Nº 566, p. 29).
2.- "Al no hallarse cancelado el valor del inmueble, cuya entrega se solicita por
la vía ejecutiva, se declara que aún no procede la acción intentada, cumpliendo
con la prescripción de este art. (623)".
(G.J. Nº 673, p. 45).
3.- "La falta de pago no motiva de pleno derecho la rescisión del contrato
(compraventa), sino que es necesario que preceda requerimiento judicial y se
incurra en mora".
(G.J. Nº 1267, p. 16).
II. Las partes pueden, sin embargo, aumentar, disminuir o suprimir esta
responsabilidad conforme a disposiciones contenidas en la subsecci¾n presente.
En la partici¾n de herencia (art. 1272), se declara que, por regla general, los
coherederos estßn recÝprocamente obligados al saneamiento de la evicci¾n que alguno
de ellos sufra, proporcionalmente al respectivo haber hereditario de cada uno,
proporcionalidad que, ademßs, se aplicara para la distribuci¾n de la parte del que
resultare insolvente.
En la trasmisi¾n de crÚditos (art. 392), la garantÝa de que el cedente es el
propietario del crÚdito, es una de saneamiento.
En la permuta (art. 652), el permutante que pierde por evicci¾n la cosa recibida,
podrß optar entre recuperar la que di¾ en cambio o reclamar el valor y la
correspondiente indemnizaci¾n.
En el arrendamiento, el art. 695 da las reglas para sanear la evicci¾n en favor
del arrendatario.
Tratßndose del contrato de fianza (art. 941), la evicci¾n de la cosa que acepta
voluntariamente el acreedor, en pago de su crÚdito, no modifica la liberaci¾n del fiador,
respecto de la obligaci¾n del deudor.
Confirma esto, ademßs de la relaci¾n hecha supra de los contratos en los que
las reglas de la evicci¾n se aplican, la afirmaci¾n de que no es una instituci¾n
exclusiva de la compraventa y que su ubicaci¾n propia, estaba entre las reglas de la
teorÝa general de los contratos comprendidas en el TÝtulo I, Parte Segunda de este
Libro Tercero.
El art. 628 (II), formula de modo indirecto, la regla de que el vendedor estß
obligado a abstenerse de todo acto que pueda producir una perturbaci¾n material o
jurÝdica al derecho de propiedad que ha trasmitido al comprador. Si se hubiera pactado
la dispensa de sanear la evicci¾n en favor del vendedor, como autoriza el pßrrafo I del
artÝculo (repetici¾n innecesaria del parf. II del art. 624, por lo demßs), ella no podrß
incluir, bajo pena de nulidad, la de los hechos propios del vendedor. No hay definici¾n
alguna de estos actos. Es una cuesti¾n de hecho que deberß ser apreciada por el juez
(Planiol y Ripert); por ejemplo: cuando el vendedor vende por segunda vez la cosa, o
cuando pretende reivindicar la cosa vendida alegando alg·n derecho subsidiario,
adquirido sobre la cosa despuÚs de la venta (Mazeaud).
Para concluir esta parte de la subsecci¾n en examen, resta decir que habrÝa
estado mucho mejor copiar, con las correcciones debidas, el capÝtulo pertinente del
C¾digo abrogado, antes que el italiano, para alcanzar un tratamiento legislativo propio
en la materia.
Jurisprudencia
1.- "El haber conocido que las tierras fueron antes de comunidad no implica
conocimiento de que compraba cosa ajena, ni que la compraba a su cuenta y
riesgo, para poder deducir la renuncia al (saneamiento), por cuanto esas tierras
como las demßs que salieron de las comunidades enajenadas en p·blica subasta
tenÝan libre circulaci¾n".
(G.J. N║ 437, p. 668).
2.- "El vendedor no fue relevado del saneamiento conforme al art. 1044 (624,
II) y por lo mismo qued¾ sujeto a la responsabilidad que le impone el art. 1043
(624, I y 625)".
(G.J. N║ 440, p. 691).
4.- "La obligaci¾n inherente al contrato de venta prevista por este art. no tiene
otro objeto que el de (asegurar) al comprador la posesi¾n de la cosa adquirida
contra toda acci¾n que desconoce el tÝtulo en que se funda la venta".
(G.J. N║ 526, p. 13).
6.- "El comprador puede exigir esta garantÝa ante la amenaza o el temor de ser
perturbado en la posesi¾n pacÝfica, aun cuando dicha perturbaci¾n no se halle
consumada".
(G.J. N║ 1225, p. 8).
7.- "El vendedor que se ha reservado el usufructo de la cosa vendida, por cuya
raz¾n no ha entregado Ústa, debe ejercitar voluntariamente y sin necesidad de
ser requerido al efecto por el comprador las acciones que estime convenientes y
que sean necesarias para la conservaci¾n integra y pacÝfica del bien vendido y,
en la especie, al disponerlo asÝ el inferior ha dado correcta aplicaci¾n al art.
1042 (624) del c. c.".
(G.J. N║ 1239, p. 30).
8.- "La obligaci¾n de garantizar la pacifica posesi¾n del derecho por parte del
comprador, que establecen para el vendedor los arts. 1042 y 1043 (624) del c.
c., no se extiende sino a los casos en que aquÚl reclama el saneamiento de la
evicci¾n en la gesti¾n previa exigida por el art. 149 (75) del p.c., por lo cual la
tercerÝa de dominio excluyente intentada por la vendedora, en la especie, es
improcedente porque carece de personerÝa legal ya que en momento alguno fue
citada ni requerida por el comprador".
(G.J. N║ 1289, p. 34).
En el mismo sentido.
(G.J. N║ 1290, p. 30).
9.- "Si el comprador no cumple con la obligaci¾n de pagar el total del precio, el
vendedor no estß obligado a sanear evicci¾n alguna, una vez que conserva
privilegio sobre la parte del valor de la cosa vendida, por mßs que Ústa pase a
tercera mano".
(G.J. N║ 1338, p. 9).
10.- "Seg·n los arts. 1043 y 1045 (624 y 628) del c. c., aunque en el contrato
no se estipule explÝcitamente, todo vendedor estß obligado por derecho a sanear
la evicci¾n en todo o en parte del objeto vendido, siendo ademßs, y en
cualquier caso, responsable de todo lo que resulte de un hecho que le sea
personal".
(G.J. N║ 1588, p. 124).
11.- "El art. 1050 del c. c. (abrg. y con equivalente en el inc. III del art. 596 del
vigente), al regular las obligaciones del vendedor (en caso de evicci¾n) obliga a
Úste a abonar al comprador, o hacerle abonar con quien le vence (en la
evicci¾n) por todos los adelantos o mejoras ·tiles que hubiere hecho en la cosa
y, si hubiera actuado de mala fe, por todos los gastos que hubiere realizado el
comprador seg·n dispone el art. 1051 del mismo C¾digo (abrg., con igual
equivalente que el se±alado para el art. 1050)".
(G.J. N║ 1588, p. 125).
La evicci¾n puede ser total (art. 625) o parcial (art. 626). Es total, cuando la
evicci¾n supone la privaci¾n de la cosa en su integridad, como en los casos de una
reivindicaci¾n de dominio, por alguien que tiene mejor derecho sobre la cosa o la
ejecuci¾n de un acreedor hipotecario. Es parcial, cuando solamente afecta a una parte
de la cosa, como la porci¾n de una cosa indivisa, vendida totalmente por un tercero a
la que no tenÝa derecho, pÚrdida de una servidumbre activa cuya existencia estaba
afirmada en el contrato, etc. La acci¾n de saneamiento procederß, cuando la porci¾n
haya sido determinante del consentimiento del comprador (art. 597).
De acuerdo a las reglas del Cgo. abrg. y a las ense±anzas de los tratadistas
(Planiol y Ripert), conforman la evicci¾n tres condiciones: a) perturbaci¾n resultante de
un derecho alegado judicialmente por un tercero; b) el derecho judicialmente alegado
que causa la perturbaci¾n, debe ser anterior a la venta. Estas condiciones son comunes
a las tres formas de evicci¾n se±aladas supra (total, parcial y cargas ocultas). La
tercera; c) se refiere a la tercera categorÝa; ha de tratarse de cargas desconocidas por
el comprador, al tiempo de la celebraci¾n del contrato.
Jurisprudencia
2.- "Aunque estÚn retenidas las tierras por personas extra±as al comprador, no
se ha reclamado judicialmente la restituci¾n ni consta haberse promovido pleito
sobre los derechos del adquirente para dar mÚrito (al saneamiento)".
(G.J. N║ 783, p. 60).
4.- VÚase los casos Nos. 1 del art. 596; 2 y 13 del art. 624; 10 del art. 627.
La regla del art., por la cual el comprador, estß obligado a llamar al vendedor al
juicio para que oponga la defensa conveniente a la evicci¾n judicialmente entablada,
tiene una antigua tradici¾n. A la notificaci¾n del vendedor para este fin, se llamaba en
el Derecho romano litem denuntiare, auctorem laudare: juicio citado, vendedor llamado.
Si el comprador, falta a esta exigencia de la ley, para salvaguardar sus derechos, ha de
suponerse que quiere cargar con las consecuencias del pleito sin importarle la
cooperaci¾n del vendedor, quien podrß liberarse de la obligaci¾n del saneamiento, si
demuestra la falta de citaci¾n al juicio y que tenÝa razones suficientes para enervar la
evicci¾n.
Jurisprudencia
2.- "Del contexto de este art. y del 149 (336, 5) del p.c. se deduce que el
derecho del comprador se limita a hacer citar de evicci¾n a su vendedor sin
perjuicio de que Úste pueda, a su vez, llamar al suyo".
(G.J. N║ 668, p. 29).
3.- "No habiendo intervenido las garantes de evicci¾n en el juicio se hallan (las
obligadas al saneamiento) fuera de las responsabilidades que emanan de dicho
juicio".
(G.J. N║ 675, p. 32)
5.- "Al rechazar (la citaci¾n de evicci¾n) se viola la ley, prejuzgando sobre lo
principal y privando al demandado del derecho que tiene de hacer citar (al
vendedor)".
(G.J. N║ 731, p. 17).
6.- "X estaba libre de la obligaci¾n de (sanear la evicci¾n) por no haber sido
llamado para ello en el juicio con Z".
(G.J. N║ 743 p. 23).
8.- "La ley obliga al vendedor a garantizar la posesi¾n natural e indemnizar los
vicios ocultos de la cosa transferida; mas, esto procede en el entendido de que
haya requerimiento expreso del comprador al efecto, promovido en la forma y en
los plazos que se±ala la misma ley".
(G.J. N║ 1349, p. 20).
11.- "Seg·n el art. 1056 (627) del c. c. la obligaci¾n del vendedor de amparar
al comprador en la posesi¾n de la cosa vendida, s¾lo procede en las acciones
en que Úste es demandado y no, como ocurre en el caso de autos, en que el
derecho no ha sido de conocido, no siendo suficiente el simple temor ante la
existencia de actos de hecho ejercidos por un tercero".
(G.J. N║ 1608, p. 59).
12.- "Para que proceda (el llamamiento del vendedor) es menester que haya
entablada una demanda judicial mediante la cual el tercero ejerza alguna acci¾n
real contra la cosa".
(G.J. N║ 1608, p. 59).
Jurisprudencia
II. Es nulo el pacto que excluye o limita la responsabilidad del vendedor cuando
Úste oculta de mala fe los vicios al comprador.
Este art. y los arts. 631 y s. hasta el 635 inclusive, regulan la materia relativa al
saneamiento de los vicios ocultos, que tambiÚn se dicen redhibitorios, porque redhibir es
hacer que el vendedor tenga de nuevo lo que hubiere tenido (Ulpiano, cit. de Scaevola).
Se considera no ser ocultos los vicios o defectos que el comprador pudo o debi¾
advertir al tiempo de la compraventa, o por estar a la simple vista de cualquiera, o a la
mßs avisada de un especialista (art. 631). El comprador que conozca su impericia,
debe acudir a las personas competentes, para no perder el derecho al saneamiento por
su negligencia, por ejemplo, en la adquisici¾n de un inmueble en la que el comprador
no nota un vicio que el arquitecto podrÝa descubrir inmediatamente. Resulta ademßs
indispensable, para que proceda el saneamiento que, sobre tratarse de defectos ocultos,
no manifestados a los ojos del competente o del incompetente, sea de tal naturaleza
que deba inducir a la no celebraci¾n del contrato.
Cualquiera clßusula del contrato que exima al vendedor del saneamiento de los
vicios de la cosa vendida, es vßlida y surte efectos entre las partes, en tanto en cuanto
no haya mala fe del vendedor. Si se pacta la exoneraci¾n, aun para caso de mala fe
del vendedor, la clßusula es nula (art. 629, II). En algunas legislaciones, la mala fe del
vendedor profesional, se presume en todo caso (Planiol y Ripert).
Jurisprudencia
1.- "No es aplicable el 2║ inc. del art. 1063 (omitido en el C¾digo) que supone
que las ventas judiciales han recaÝdo sobre objetos ciertos y determinados,
prohibiendo toda reclamaci¾n relativa a vicios ocultos de que pudieran hallarse
afectados".
(G.J. N║ 647, p 4).
3.- "Dos son las condiciones para que exista responsabilidad por parte del
vendedor: que los vicios existan en el momento de producirse la venta y que
sean ocultos".
(G.J. N║ 1252, p. 38).
Jurisprudencia
2.- "El vendedor estß obligado a resarcir los vicios ocultos de la cosa vendida,
que la hacen impropia para el uso a que se la destina, pero no es responsable
de los vicios manifiestos ni de los que el comprador pudo haberse convencido Úl
mismo".
(G.J. N║ 1252, p. 42).
Art. 632.- (Opci¾n del comprador). I. En los que se±ala el primer parßgrafo del
artÝculo 629, el comprador puede demandar la resoluci¾n de la venta o la disminuci¾n
del precio.
II. La elecci¾n es irrevocable cuando se la hace con la demanda judicial.
Jurisprudencia
2.- "Tratßndose de acciones estimatorias por vicios redhibitorios, los arts. 1057 y
1059 (629) del c. c. establecen que el vendedor estß obligado a resarcir los
defectos de la cosa que la hacen impropia para el uso a que se la destina, pero
no es responsable de los vicios manifiestos ni de los que el comprador pudo
haberse convencido Úl mismo".
(G.J. N║ 1253, p. 38).
La pÚrdida de la cosa por efecto de los vicios ocultos (art. 633), en realidad,
debe considerarse en cuatro supuestos:
a) PÚrdida de la cosa por efecto de los vicios que eran desconocidos por el
vendedor: Úste debe restituir el precio y los gastos de la venta; la cosa se pierde para
el vendedor, ya que perecida ella, el comprador no puede restituirla.
b) PÚrdida de la cosa por efecto de los vicios que eran conocidos por el
vendedor, Úste debe restituir el precio y los gastos de la venta mßs la reparaci¾n del
da±o causado por su mala fe.
c) PÚrdida de la cosa por causas ajenas a sus defectos (caso fortuito o culpa
del comprador), Úste s¾lo podrß reclamar la rebaja del precio, si el vendedor no
conocÝa los vicios, esto es, actu¾ de buena fe.
d) PÚrdida de la cosa por causas ajenas a sus defectos, que eran conocidos por
el vendedor, esto es, que actu¾ de mala fe, el vendedor estß obligado a mßs de la
restituci¾n de la parte del precio que corresponda, el abono de los da±os ocasionados
por su mala fe.
Jurisprudencia
Art. 636.- (Pago del precio). I. El comprador está obligado a pagar el precio en
el término y lugar señalados por el contrato.
II. A falta de pacto el pago debe hacerse en el lugar y en el momento en que se
haga la entrega de la cosa vendida.
2) La de pagar los gastos del contrato, salvo pacto contrario (art. 589).
Varias reglas -ya vistas- suponen la entrega de la cosa, sin el previo pago del
precio, ya porque la entrega se anticipó por otro título (art. 618), ya porque el
comprador teme fundadamente ser perturbado en el dominio de la cosa (art. 638). Por
el contrario, el vendedor tiene derecho a retener la cosa, si no se le paga el precio o se
le afianza el pago en el caso del art. 623.
Jurisprudencia
1.- "El comprador debe llenar la obligación que le impone el art. 1064 (636) del
c. c., porque es una obligación legalmente contraída".
(G.J. Nº 457, p. 854).
2.- "Acreditado que la transferencia del vehículo esta sujeta a la condición del
pago total del precio, la firma vendedora mantiene su derecho de propiedad
sobre el vehículo mientras el comprador cumpla con la obligación que le impone
el art. 1064 (636) del c. c.".
(G.J. Nº 1601, p. 45).
Art. 637.- (Intereses sobre el precio). El comprador debe pagar intereses sobre
el precio pendiente en los casos que siguen:
1) Si así se ha convenido en el contrato.
2) Si la cosa vendida origina frutos u otros productos y ha sido entregada al
comprador.
3) Si el comprador ha sido constituído en mora.
Se consigna como fuente del art., el 1501 del c. c. español, porque el tenor de
su formulación enumerada ofrece más semejanzas con este que con el 1499 del Cgo.
italiano o el 1652 del Cgo. francés, que norman la misma figura.
Jurisprudencia
1.- "Según este art. el comprador debe los intereses del precio de la venta hasta
el pago del capital en los casos que especifica. Los establece de pleno derecho
si la cosa produce frutos u otras rentas".
(G.J. Nº 555, p. 25).
2.- "La condenación al pago de intereses legales desde la venta del inmueble
no fue pronunciada como pena convencional ni por causa de mora, sino en
razón de frutos de la cosa entregada que los produce".
(G.J. Nº 684, p. 23).
Art. 638.- (Suspensión del pago). I. El comprador puede suspender el pago del
precio:
1) Cuando tema fundadamente que la cosa vendida o parte de ella pueda ser
reivindicada por un tercero, a menos que el vendedor preste garantía idónea.
2) Cuando la cosa vendida se encuentra gravada con garantías reales o sujetas a
vínculos de embargo o secuestro, caso en el cual, además, si el vendedor no
libera la cosa en el término que debe fijar el juez, el comprador puede demandar
la resolución del contrato y el resarcimiento del daño conforme al artículo 596.
Finalmente el prf. II del art., determina que el pago no puede ser suspendido, si
los peligros a que se refieren los casos 1) y 2) del parágrafo precedente, eran
conocidos por el comprador en el momento de la venta. Generalmente, este
conocimiento se evidencia porque el comprador ha estipulado en el contrato que pagará
el precio a pesar de las perturbaciones posibles.
Jurisprudencia
1.- "En lugar de probarse que la hacienda se hallaba gravada con algunas
hipotecas, se justificó que las que reconocía están canceladas, no apareciendo,
por tanto, la violación de este art. (638)".
(G.J. Nº 292, p. 1915).
2.- "En uso de la facultad que otorga el art. 1066 (638) suspendió el pago de
las armadas del precio, alegando no sólo justo motivo de temor o inquietud
relativamente a la posesión de la finca, sino al haber sido privado de los frutos
que producía por efecto del secuestro de la misma".
(G.J. Nº 373, p. 74).
3.- "El demandado tiene con arreglo al art. 1066 (638) el derecho de retener
las armadas que motivan la ejecución".
(G.J. Nº 425, p. 572).
4.- "El recurrente en uso del derecho que este art. franquea a los compradores
para retener el precio, rehusó el pago mientras los vendedores otorguen fianza
para las resultas del juicio de propiedad de la finca".
(G.J. Nº 445, p. 740).
8.- "Se convino en que los juicios que se promovieren en lo sucesivo correrían
de cuenta y riesgo de los compradores. Se evidenció de que las perturbaciones
de que se quejan los ejecutados han sido posteriores a la compraventa. Por
consiguiente al desestimarse el temor que alegan aquéllos se da debida
aplicación a este art. (638)".
(G.J. Nº 775, p. 6).
9.- "La facultad otorgada al comprador por el art. 1066 (638) del c. c. de
suspender el pago del precio, supone que aquél sea inquietado en la posesión o
existe temor fundado de que lo sea y el vendedor no se aviene a asegurar la
quieta posesión mediante garantía suficiente, pero no tiene aplicación en el caso,
como el presente, en el que el vendedor no ha cumplido aun su obligación de
entregar la cosa vendida (cuestión diversa reglada por el art. 1029 del c. c.
abrg. = al 622 del vigente)".
(G.J. Nº 1230, p. 65).
Art. 639.- (Resolución de la venta por falta de pago del precio). Si el comprador
no paga el precio el vendedor puede pedir la resolución de la venta y el resarcimiento
del daño.
Jurisprudencia
3.- "La falta de pago del precio dentro del plazo convenido es causa legal para
demandar la rescisión previo requerimiento de mora".
(G.J. Nº 1230, p. 31).
4.- "Es obligación del comprador pagar el precio y (si no lo hace) el vendedor
puede pedir la nulidad de la venta de acuerdo con lo dispuesto por los arts.
1064 y 1067 (636 y 639) del c. c.".
(G.J. Nº 1283, p. 54).
6.- "Si bien conforme al art. 1067 (639) del c. c., la ley autoriza al vendedor
para pedir la nulidad (resolución) de la venta, esta facultad está condicionada al
requerimiento previo que constituya en mora al comprador, como preceptúa el
art. 1069 (sin equivalente propio en el nuevo Cgo. pero asimilable a lo dispuesto
por el art. 568 de éste) del mismo código".
(G.J. Nº 1599, p. 60).
7.- "El simple atraso en el pago total del precio no constituye causa de nulidad
y rescisión".
(Lab. Jud. 1980, p. 173).
10.- V. los casos Nos. 32 del art. 568 y 9 del art. 624.
3.- "El contrato se halla resuelto conforme al art. 1070 (640) del c. c., por no
haberse cumplido la obligación de entregar el maíz en el término estipulado y se
ha declarado probada la demanda conforme a ley".
(G.J. Nº 1358, p. 20).
SECCION VII
PRINCIPIO GENERAL
Es la venta con pacto de retroventa (a réméré del Cgo. francés y del Cgo. abrg.
(art. 1072 y s.) o el pactum retrovendendo de los romanos.
Utilizan el término retracto los Códigos de España (art. 1507), Alemania (art.
1094: derecho de retraer), Perú (art. 1445), Venezuela (art. 1544), Brasil (art. 1141).
En el idioma castellano, rescate significa recobrar por dinero o por fuerza lo que
el enemigo ha tomado y, por extensión, cualquiera cosa que pasa a ajena mano.
Retracto, palabra típica del tecnicismo forense, importa el derecho pactado en la venta a
favor del vendedor para recuperar la cosa vendida. Y retroventa, es la acción de
retrovender. De esta somera comparación de acepciones gramaticales, resulta que el
término propio es el de retracto y, si se prefiere, el de retroventa pero no el de rescate,
noción que evoca los usos de las guerras entre moros y cristianos. Ha de tenerse
presente además, que la frase italiana riscatto convenzionale, es locución forense que
ha de traducirse por retracto convencional, que es la locución forense castellana
equivalente de aquélla, como ha hecho Sentis Melendo en la traducción mencionada
supra.
Las palabras convencional y retracto, encierran la idea cabal del concepto legal
que ambas unidades expresan. La primera, evoca la idea del pacto que supone el
consentimiento de los contratantes. La segunda señala gráficamente la acción de retraer,
de volver a traer, de revertir que, aplicada a la compraventa, implica que el comprador
vuelva a su precio y el vendedor a la cosa que trasmitió (Scaevola).
Según Pothier (cit. de Scaevola), no hay nueva venta, sino una simple cláusula
resolutoria, bajo la cual fue pactada la venta y por la cual se conviene que queda a
merced del vendedor, resolver el contrato. Coinciden en dar ese carácter de condición
potestativa resolutoria, al retracto convencional, sometida a la voluntad del vendedor
para producir la resolución de la venta, varios tratadistas italianos (citados por
Scaevola), comentaristas de los Códigos italianos de 1865 y 1942: Cuturi, Coviello, De
Ruggiero, Degni, De Gregorio. Esta tesis, puede encontrarse desarrollada, en realidad,
en la regla del art. 569, que permite a las partes pactar cláusulas resolutorias
convencionales. En la doctrina francesa, si el vendedor usa la facultad de retroventa, la
venta se considera resuelta: no es que haya una venta seguida en sentido inverso de
una retroventa, sino que se concluye una sola venta, que se encontrará extinguida
retroactivamente, como si se tratara por tanto, de una venta bajo condición resolutoria
(facultad de readquisición). Así resulta de los comentarios de Planiol y Ripert, en
contraposición a la tesis de dominio bajo condición suspensiva por virtud de la cual, el
vendedor, es un propietario eventual bajo la condición de que llegue a ejercitar el
réméré (Aubry y Rau, Colin y Capitant, cits. por Planiol y Ripert). En el Derecho
alemán, se sigue precisamente este criterio que considera la reserva de retracto como
una retroventa bajo condición suspensiva (Enneccerus; cit. Scaevola). La noción de
cláusula bajo condición resolutoria de la retroventa la consigna explícitamente el Cgo.
portugués de 1967 (art. 927) al establecer que se dice que la venta se hace a retro,
cuando se reconoce al vendedor la facultad de resolver el contrato. En el derecho
nacional obsérvese que la jurisprudencia (casos 1 y 2 infra) también considera la figura
como de condición resolutoria.
Jurisprudencia
1.- "Se pactó la retroventa del coche y el par de caballos vendidos, fijando para
el efecto el término de seis meses. Dentro del término se propuso el rescate al
comprador quien evadió dar inmediata contestación. Tal gestión extrajudicial
oportuna reiterada al día siguiente con oferta real del precio integro de la venta,
importa haberse cumplido la condición resolutoria al respecto".
(G.J. Nº 729, p. 6).
2.- "La venta con pacto de rescate importa una venta bajo una condición
resolutoria, que está sometida al cumplimiento de los requisitos señalados por
ley".
(Lab. Jud. 1984, p. 124).
Jurisprudencia
1.- "Dentro del término fijado en la escritura de venta se entabló la demanda con
el objeto de rescatar la heredad vendida (con pacto de) retroventa".
(G.J. Nº 334, p. 3160).
4.- "Por lo que dispone el art. 1073 (642), relacionado con el 1074 (643) del
c.c., la facultad de rescatar la cosa vendida bajo el pacto de retroventa, no
puede exceder (del plazo señalado por la ley), pudiendo las partes fijar uno
menor, si así conviene a sus intereses, una vez que la restricción de la ley sólo
se refiere a un término mayor".
(G.J. Nº 1602, p. 55).
Jurisprudencia
1.- "La acción de exigir la restitución, dentro del término estipulado, en las
ventas con pacto de retroventa, corresponde al vendedor".
(G.J. Nº 1602, p. 55).
El vendedor, para ejercitar su derecho, debe cumplir los requisitos señalados por
los arts. 644 y 645. Ellos, reponiendo en lo posible el orden de las disposiciones
italianas equivalentes son: a) notificar o comunicar oportunamente al comprador, que
ejercerá su derecho con protesta de efectuar los reembolsos determinados en el
contrato o en la ley (art. 644, I in fine. b) Luego, dentro del término contractual o legal,
según los casos, debe restituir al comprador el precio en el monto percibido a tiempo
del contrato; pues, todo pacto de restituir mayor precio que el percibido, es nulo (art.
641, II); el reembolso comprenderá además los gastos del contrato de venta, y los que
hayan ocasionado las reparaciones y los incrementos (mejoras) de valor (art. 645, I).
Jurisprudencia
1.- "La acción caducó por ministerio de la ley (arts. 1074 y 1075 del Cgo. abrg.
iguales a los 643 y 644 del vigente) por haberla deducido fuera del término
señalado en el contrato".
(G.J. Nº 344, p. 3160).
2.- V. el caso Nº 1 del art. 641.
Respecto de los efectos del ejercicio del retracto, el Código en éste art. se
aparta de los principios clásicos propios que informan la materia, sin otra razón al
parecer que seguir indeliberadamente a su modelo italiano. En efecto, limita
-indudablemente- los efectos del retracto respecto de terceros, a que él sea oponible al
subadquiriente, sin explicar qué debe entenderse por tal cosa. Y el párrafo II del artículo
autoriza al vendedor a ejercitar su derecho contra un tercero adquirente, cuando la
enajenación hecha por el comprador con pacto de retracto le ha sido notificada.
El Proyecto Toro, que trata la materia como pacto accesorio al contrato de venta
y sólo para cosas inmuebles, con facultad, además, de convenir el aumento o
disminución del precio para el caso de ejercitarse la retroventa (arts. 3695 y s.), obliga
a los terceros adquirentes a cumplir, lo mismo que su causante, la retroventa, aunque
en el contrato con ellos no se expresara esa circunstancia (art. 3704).
Art. 648.- (Venta conjunta de cosa indivisa). I. Si varias personas han vendido,
por un solo contrato, una cosa indivisa, cada una puede ejercer el rescate sobre la
cuota que le correspondía.
III. El adquiriente puede exigir que todos los vendedores o todos los herederos
ejerzan conjuntamente el rescate; si ellos no se ponen de acuerdo, el rescate sólo
puede ejercerse por quien o quienes ofrezcan rescatar toda la cosa.
DE LA PERMUTA
PRINCIPIOS GENERALES
"In permutationibus unaquaeque res, pretium est alterius" = (En la permuta cada
cosa es precio de la otra). M. Puigarnau.
"In permutatione discerni non potest, uter emptro, uter venditor, sit" = (En la
permuta no puede discernirse cuál sea el comprador y cuál el vendedor). Paulo.
Digesto, ley 1, tít. 1, Lib. 18.
Hay permuta en los casos determinados por la regla del art. 651 y también en
los contratos en los cuales según la manifiesta intención de las partes, el precio
consiste parte en dinero y parte en otra cosa o derecho, cuyo valor exceda al del dinero
o su equivalente (Scaevola). También hay permuta cuando en lugar de dinero se
entrega valores mobiliarios contra una cosa, ya que, por fácil que sea la realización de
éstos y su transformación en numerario, no pueden equipararse a una suma de dinero,
para que haya realmente venta (Planiol y Ripert).
Jurisprudencia
Art. 653.- (Gastos de la permuta). Salvo pacto diverso, los gastos de la permuta
son a cargo de los contratantes por partes iguales.
Art. 654.- (Aplicación de las reglas sobre la venta). En cuanto sean compatibles,
se aplican a la permuta las normas sobre la venta.
La nulidad de permuta entre esposos tiene aplicación por efecto de las reglas de
los arts. 591 y este 654.
Jurisprudencia
"Las permutas se rescinden por las mismas causas que las ventas".
(G.J. Nº 1265, p. 13).
CAPITULO III
DE LA DONACION
SECCION I
DISPOSICIONES GENERALES
Art. 655.- (Noción). La donación es el contrato por el cual una persona, por
espíritu de liberalidad, procura a otra un enriquecimiento disponiendo a favor de ella un
derecho propio o asumiendo frente a ella una obligación.
PRINCIPIOS GENERALES
"Cuius est donandi, eidem et vendendi, et concedendi ius est" = (El que tiene
facultad para donar, también la tiene para vender y conceder). Ulpiano. Digesto, ley
163, tít. 17, Lib. 50.
"Donari videtur, quod nullo iure cogente conceditur" = (Se considera que se
dona lo que se da sin estar obligado por algún derecho). Papiniano. Digesto, ley 29, tít.
5, Lib. 39.
"Donatio est liberalitas nullo iure cogente facta" = (La donación es una
liberalidad ejercida espontáneamente). M. Puigarnau.
La donación es un contrato solemne (arts. 491 y 667) por el que una persona,
llamada donante, se desapropia de un bien sin contraprestación y por liberalidad en
favor de otra persona, llamada, donatario, que la acepta. (Capitant).
Es uno de tantos medios con que el hombre satisface necesidades de orden
moral o de conciencia, proporcionándose el delicado placer de hacer el bien, sea por el
simple placer que ello le proporciona, sea para enmendar situaciones particulares, sea,
en fin, para premiar servicios que no tienen precio en el comercio de los hombres
(Machado).
Basta aquí señalar que sin la aceptación del donatario (art. 668), aquélla no
alcanza existencia. Esa aceptación, supone que se forma por el consentimiento de las
partes que unido al objeto y la causa (la liberalidad), completan los requisitos exigidos
para la formación de un contrato. Sin la aceptación del donatario, no se perfecciona la
donación, vale decir, el contrato. Se aplican aquí dos principios muy citados por los
tratadistas: no puede adquirir donación el que no la quiere y ninguno adquiere beneficio
contra su voluntad (Ulpiano y Paulo, respectivamente, cits. por Scaevola).
Jurisprudencia
2.- "La aludida cesión (que ha) sido hecha en remuneración de servicios
prestados se halla regida por las leyes relativas a la trasmisión de bienes a título
oneroso y no por las comprendidas en los arts. 662 y s. (655 y s.) aunque
impropiamente se hubiese hecho uso junto con el término cesión, del de
donación... porque la naturaleza de los contratos se determina por las
estipulaciones que contienen".
(G.J. Nº 1014, p. 5).
3.- "La noción que de la donación da este art. presenta un acto de liberalidad
por el cual la parte donante beneficia a la parte donataria, disponiendo en favor
de esta un derecho propio o asumiendo frente a ella una obligación"
(Lab. Jud. 1985, p. 183).
PRINCIPIOS GENERALES
"Donatio remuneratoria, non est proprie donatio, sed poius permutatio seu
compensatio" = (La donación remuneratoria no es propiamente donación, sino permuta
o compensación). Du Moulin, cit. M. Puigarnau.
"Difficile est omnino sustineri donationes remuneratorias" = (Es del todo difícil
sostener la existencia de donaciones remuneratorias). Tiraquellus, cit. M. Puigarnau.
Jurisprudencia
1.- "La obligación de dar (la suma de)... no es un acto de liberalidad o
donación, sino, al contrario un compromiso por causa remuneratoria de sus
servicios".
(G.J. Nº 577, p. 3).
Art. 657.- (Donación de todos los bienes). La donación puede comprender todos
los bienes del donante si éste se reserva el usufructo de ellos. Se salvan los derechos
de los herederos forzosos y de los acreedores.
La donación podrá comprender todos los bienes presentes del donante, con tal
que éste se reserve el usufructo de ellos, o lo necesario para vivir en una situación
correspondiente a sus circunstancias. Se dice bienes presentes, porque el art. 658 limita
la facultad libérrima de disponer gratuitamente a lo que actualmente tenga el donante,
prohibiendo la donación de bienes de los cuales el donante no puede disponer a tiempo
de la donación.
La regla del art., salva los derechos de herederos y acreedores, cuando era más
práctico establecer la regla teniendo en cuenta las normas que el propio código da
sobre la porción de libre disponibilidad en la Sección I, del Cap. VI, del Tít. I del Libro
IV. Concordando las disposiciones de esa sección con las del artículo en examen, se
puede donar la universalidad de los bienes cuando no se tiene herederos forzosos (art.
1065); se puede disponer libremente de un quinto, cuando se tiene hijos (art. 1059) y
de un tercio, cuando se tiene ascendientes o cónyuge (art. 1061). La situación de los
acreedores, también está resguardada por las disposiciones pertinentes, según que
tengan algún privilegio, alguna garantía real o simplemente sean quirografarios.
Jurisprudencia
PRINCIPIO GENERAL
"Liberalis ex alieno non debet esse" = (Nadie debe ser liberal con lo ajeno). M.
Puigarnau.
Jurisprudencia
El art. se refiere a la pluralidad de sujetos sin cuota asignada que pueden ser
donatarios. A esas dos condiciones: pluralidad de sujetos y no asignación de cuotas, ha
de agregarse, para que la donación pueda calificarse de conjunta, la unidad del acto de
disposición esto es, que la disposición de donación conjunta conste en un solo
documento, por eso el art. habla de la donación hecha conjuntamente a varias
personas. Si un donante por un documento dona una parte del fundo tal a Juan; por
otro documento, otra parte a Pedro y por otro más una tercera parte a Luis, habrá
creado un condominio para los tres con pluralidad de sujetos y no asignación de cuotas,
pero no habrá donación conjunta porque la falta de unidad del acto o instrumento le
quita la communitas por la unidad de objeto.
SECCION II
Art. 660.- (Capacidad de donar). Pueden donar todos los que tienen capacidad
de disponer de sus bienes.
PRINCIPIOS GENERALES
"Mente captus donare non potest" = (El mentecato no puede hacer donación).
Modestino. Digesto, ley 23, tít. 5, Lib. 39.
Por la regla del art., pueden donar todos los que tengan capacidad para
enajenar. Es una proposición jurídica que se aclara, para comprenderla, por la
proposición contraria, determinando quienes no pueden disponer de sus bienes.
Por aplicación del mismo art. 5, caso 2) del párrafo I), están incapacitados de
donar los interdictos declarados. Si ocurriera el caso de un interdicto declarado que
haga una donación, inclusive con documento notariado, cosa probable porque nadie está
obligado a conocer la situación exacta de las personas con que trata ni existe ni puede
existir un registro de interdictos, los interesados (tutores, acreedores causahabientes,
etc.), pueden obtener la anulación de la donación, con sólo demostrar que el donante
era interdicto declarado a tiempo de hacer la donación. Esta eventualidad tiene, por el
hecho de existir una interdicción judicialmente declarada, tanta o más posibilidad de ser
anulada, que la del art. 661 que franquea la acción anulatoria, cuando personas que no
están declaradas interdictas disponen una donación en circunstancia -así fuese
transitoria- de incapacidad de querer y entender. Este caso, es análogo al de la
prohibición de testar a quienes no se hallen en su sano juicio (art. 1119), caso 3), por
cualquier causa.
No pueden hacer donación, los incapaces que han alcanzado o han recuperado
su capacidad a quienes ejercieron su tutela, antes de cumplidas las condiciones
señaladas por el art. 665, ni los cónyuges entre sí (art. 666), aunque sin incluir en la
regla los regalos acostumbrados generalmente en ocasiones de regocijo familiar.
Jurisprudencia
La enmienda ha sido tomada del art. 775, in fine del Cgo. it., sin verificar el por
qué de la diferencia de términos de prescripción en el Cgo. modelo y en el c. c.
vigente, como si tales plazos se fijaran al sabor del ponente y nada más. Dichos plazos
se establecen en función del sistema que sobre ellos se elige para determinada
normativa. La italiana fija para la prescripción ordinaria o común 10 años, la nacional
cinco años. Luego para las prescripciones breves se acortan de ese punto de partida.
Por eso el Cgo. it. fija para el caso cinco años. El Código fija tres años en atención a
que para la prescripción ordinaria o común señala, como regla general, cinco años en el
art. 1507, siguiendo con las breves, entre las que ha de contarse la del art. en examen.
Luego, la enmienda deviene inconsulta e impertinente.
Examinada la capacidad jurídica para otorgar donación, queda por ver lo relativo
a la capacidad para percibir donaciones.
Los padres y los tutores no pueden aceptarla para sus tutelados, cuando con
llevan cargas y condiciones contrarias al interés de éstos, a menos que se declare su
conveniencia por el juez en autorización expresa especial (arts. 662, 1) del c. c. y 266,
inc. 2) y 316 c.f.).
Art. 665.- (Donación a favor del tutor). La donación en favor de quien ha sido
tutor del donante es nula si se hace antes de estar las cuentas rendidas y aprobadas y
pagado el saldo que pudiera resultar contra el tutor.
Jurisprudencia
1.- "Los bienes de patrimonio de cada uno de los cónyuges se presumen
comunes mientras no se pruebe lo contrario (mediante) prueba preconstituida,
por lo mismo que durante (el matrimonio) los esposos no pueden hacerse
donaciones recíprocas bajo ninguna forma".
(G.J. Nº 759, p. 11).
2.- "(Si bien) la ley declara nulas las donaciones que el esposo hace a su
esposa y viceversa, la nulidad habría tenido rigurosa vigencia legal dentro del
matrimonio o de los trámites de su disolución por el divorcio, no después de
declarado disuelto".
(G.J. Nº 1218, p. 62).
3.- "La nulidad declarada por el art. 674 (666) del c. c. de las donaciones que
el esposo hace a la esposa o viceversa, de muebles e inmuebles, no comprende
los regalos de joyas".
(G.J. Nº 1218, p. 62).
SECCION III
PRINCIPIO GENERAL
Jurisprudencia
1.- "Dádiva, don, presente o regalo, son nombres sinónimos que todos importan
una donación, la que, para ser legal, debe ser hecha según este art. (667) por
escritura pública".
(G.J. Nº 336, p. 3175).
2.- "Está arreglada a las disposiciones de los arts. 663 y 666 (667 y 668) la
donación remuneratoria, aceptada por la donataria en el mismo instrumento".
(G.J. Nº 529, p. 19).
3.- "Este art. (667) requiere instrumento público para las donaciones, más no
respecto de los obsequios o regalos conocidos por el derecho con el nombre de
donaciones manuales".
(G.J. Nº 662, p. 36).
4.- "Debiendo verificarse las donaciones por escritura pública conforme al art.
663 (667) del c. c. al declararse sin valor la efectuada mediante documento
privado... se ha aplicado debidamente aquel art.".
(G.J. Nº 887, p. 5).
5.-"No hubo donación por haber faltado el requisito indispensable que manifieste
la voluntad del donante, por acto público notariado con arreglo al art. 663 (667)
del c. c.".
(G.J. Nº 906, p 28).
6.- "La donación está considerada por la ley entre los contratos calificados de
solemnes, en los que, la forma de su otorgamiento es un requisito sustancial a
su validez misma".
(G.J. Nº 1121, p. 52).
7.-"La donación, según el art. 663 (667) del c. c., requiere instrumento público
para su validez, requisito que no es indispensable para los objetos o regalos que
se dan y que el derecho conoce con el nombre de donaciones manuales, según
uniforme jurisprudencia como la que registran, por ejemplo, las GG. JJ. Nº 336,
p. 3175; 672, p. 36; 824, p. 36 ó 1054, p. 4."
(G.J. Nº 1356, p. 53).
8.- "La donación, para tener valor legal, conforme a los arts. 663 y 666 (667 y
668) del c. c., debe hacerse por instrumento público, careciendo de todo valor
para el efecto la minuta acompañada, en la especie, y el reconocimiento de las
firmas y rúbricas que contiene". (A.S. Nº 100 de 24-VI-80; S.C. 1ª, inéd.).
9.- V. los casos Nos. 4 del art. 656 y 5 del art. 669.
Art. 668.- (Aceptación). I. El donatario puede aceptar la donación por el mismo
documento público en que ha sido hecha o en otro posterior que debe ser notificado al
donante, pero el contrato quedará concluido con la aceptación.
II. El donante puede revocar su declaración antes de que la donación sea
aceptada.
PRINCIPIOS GENERALES
"Nec emere, nec donatum assequi, nec damnosam quisque hereditatem adire
compellitur" = (Nadie es compelido a comprar, ni a aceptar una donación, ni a adir una
herencia onerosa). Codex, ley 16, tít. 30, Lib. 6.
"Non potest liberalitas nolenti acquiri" = (No puede adquirir donación el que no
la quiere). Ulpiano. Digesto, ley 19, tít. 5, Lib. 39.
Jurisprudencia
1.- "Por la escritura pública de donación que hace plena fe, la donante se halló
presente en el acto de la (aceptación) de la donataria, en cuyo caso no hay
necesidad de ninguna otra diligencia para que produzca efectos".
(G.J. Nº 581, p. 9).
2.- "La ley declara sin efecto una donación no aceptada ni comunicada su
aceptación al donante".
(G.J. Nº 754, p. 11).
3.- "La donación para su validez, ha debido ser aceptada por la donataria, con
las formalidades prescritas por el art. 666 (668) del c. c.".
(G.J. Nº 1121, p. 52).
4.- "La donación aceptada por el donatario surte efecto desde la aceptación a
tenor del art. 668 (668) del c. c.".
(G.J. Nº 1229, p. 29)
5.- "La liberalidad en favor de un menor debe ser aceptada por su representante
legal".
(G.J. Nº 1280, p. 53).
6.- "La aceptación de la donación, conforme establece la ley (art. 667 c. c.
abrg. sin equivalente en el vigente) tendrá lugar 6 meses o un año después de
suscrita la escritura respectiva, según que el donatario esté en la República o
fuera de ella; vencidos los cuales términos prescribe en favor del donante o sus
herederos".
(G.J. Nº 1298, p. 86).
7.- V. los casos Nos. 5 del art. 110; 2 del art. 529; 2 y 8 del art. 667.
Art. 669.- (Donación manual). I. La donación que tiene por objeto bienes
muebles de valor módico es válida siempre que haya habido tradición aun cuando falte
el documento público.
II. La modicidad debe apreciarse en relación a las condiciones económicas del
donante.
Fte: Cgo. it. 783 -
Conc: c. c. 666 -
PRINCIPIO GENERAL
"Dona... sunt, quae nulla necessitate iuris, officii, sed sponte praestantur" = (Son
donativos los que se dan sin ninguna necesidad de derecho ni de oficio, sino
espontáneamente). Marciano. Digesto, ley 214, tít. 16, Lib. 50.
Jurisprudencia
1.- "Debe atenderse a lo que el uso y las costumbres han establecido respecto
de esta clase de convenciones que antiguamente han sido conocidas por el
derecho con el nombre de donaciones manuales".
(G.J. Nº 336, p. 3175).
4.- "La entrega de letras hipotecarias y algunas joyas (hecha por el de cujus) a
la recurrente, antes de su fallecimiento, no puede considerarse como una
donación sino como un obsequio espontáneo permitido por la ley".
(G.J. Nº 923, p. 17).
5.- "En las donaciones manuales cuyo efecto es transferir la propiedad de una
cosa sin más requisito que la tradición, no puede exigirse la aplicación del art.
663 (667)".
(G.J. Nº 1054, p. 5).
6.- "Las donaciones manuales no están sujetas a las solemnidades exigidas por
los arts. 663 y 666 (667 y 668)".
(G.J. Nº 1088, p. 69).
Para la debida comprensión de la regla del art., téngase presente que por efecto
de la aceptación, notificada o simultánea (art. 668), de la donación, ésta se perfecciona
y crea una relación vinculante de la que deriva para el donatario un verdadero y propio
derecho de crédito o un inmediato derecho real (Messineo) cuyo cumplimiento puede
ejecutar a tenor del art. 339, de lo que resulta paralelamente la responsabilidad, aunque
limitada al caso de dolo o de culpa grave, que incumbe al donante en los supuestos de
retardo o de incumplimiento.
Caben, pues, entonces, en las donaciones, las modalidades que la ley admite
para las convenciones, entre ellas, particularmente la del art., o la cláusula si premoriar
(si el donante premuere al donatario), lo que supone una condición suspensiva o la
cláusula cum premoriar (cuando o después que muera el donante) que supone un
término inicial para la donación.
Art. 672.- (Resolución por superveniencia de hijos). La donación hecha por quien
no tenía hijos a tiempo de celebrar el contrato, no queda resuelta por sobrevenir los
hijos, si expresamente no estuviese establecida esta condición.
Es posible que considerada la donación como negocio bilateral que es, se haya
preferido para el supuesto del art., la solución que para los contratos condicionales
señalan los arts. 494, 500 y 501, a cuyo fin la condición resolutoria debe estar
expresamente contenida en el contrato, solución que parece tener más pertinencia con
el carácter bilateral del contrato de donación (art. 668).
La enmienda sólo supone un aditamento con la adopción del art. 792 del Cgo.
modelo, transfiriendo la norma original del art. relativa a la resolución del contrato de
donación al art. 679 como parágrafo II del mismo, cambiando el tratamiento del caso
que con la modificación deja de ser de reversibilidad para convertirse en otro de
revocatoria, cuyos efectos son diversos, (art. 682).
El tratamiento original del asunto sobre este punto es indudablemente más propio
que el propuesto en la modificación.
La modificación propuesta para este art., incorpora al Código, el art. 790 del
Cgo. it. que regula el supuesto en él contenido y que en la formulación original no fue
tenido en cuenta, indudablemente con buen criterio habida cuenta la evocación del
principio no vale dar y retener, citado en la anot. al art. 655 y la observación a la
facultad concedida al donante por el parágrafo II del art. 668 (véase su anot.) sobre la
inaceptabilidad de arrepentimientos voluntariosos del donante.
Art. 674.- (Donación con carga). I. Cuando la donación está gravada por una
carga el donatario queda obligado a cumplir con ella sólo en los límites correspondientes
al valor de la cosa donada.
II. El cumplimiento de la carga puede ser pedido por el donante u otro
interesado.
Fte: Cgo. it. 793, 1), 2) y 3) -
Precd: c. c. abrg. 665 -
Conc: c. c. 675 - 676 - 1192 -
PRINCIPIO GENERAL
La carga puede consistir, también, en que el donatario pague las deudas del
donante, obligación que debe pactarse explícitamente, haciendo constar si se refieren
sólo a las existentes al tiempo de la donación o a las futuras y hasta qué límite.
Jurisprudencia
"El donante sujetándose a la ley del contrato pudo imponer gravámenes a los
bienes que transfirió, por cuanto la donataria se comprometió a cumplir y
respetar, en cualquier tiempo, todas las disposiciones de aquél".
(G.J. Nº 823, p. 8).
Jurisprudencia
1.- "El donatario al imponerse la obligación de transigir con el Fisco y... no
habiendo caído en mora, no debe ser privado de la liberalidad por supuesta falta
de cumplimiento de la (carga)".
(G.J. Nº 481, p. 12).
PRINCIPIO GENERAL
"Donatarius non debet remanere damnificatus" = (El donatario no debe resultar
perjudicado). M. Puigamau.
Art. 679.- (Revocación por ingratitud). I. La donación puede ser revocada por
ingratitud cuando el donatario a cometido contra el donante uno de los hechos previstos
en los casos 1 y 3 del artículo 1009.
Para el caso 1) del art. 1009, aplicable a la revocación por ingratitud, ésta se
manifiesta de la misma suerte, cometiendo el delito personalmente que cooperando a su
ejecución o dando refugio o proporcionando la fuga del culpable. La complicidad a que
se refiere el precepto, ha de entenderse en todas sus manifestaciones, según las reglas
que sobre la participación criminal (arts. 20 y s.) da el código penal. La imputabilidad
penal podrá ser graduada distintamente, la ingratitud no; es indudablemente la misma.
Por eso el hecho criminal consumado o la simple tentativa acarrean la misma
consecuencia.
También es indudable, que para este caso rigen las reglas sobre las causas de
justificación eximentes de responsabilidad penal (arts. 11 y s. del c.p.) y las relativas a
la inimputabilidad: enajenación mental, embriaguez, etc., (arts. 17 y s. del c.p.).
Las proposiciones modificatorias de este art., como de los anteriores 672 y 673,
se fundamentan en consideraciones relativas a que se incorporan versiones más
pertinentes con los temas objeto de ellas, incluyendo, para la revocación, otras causas
que no fueron consideradas.
Véase las anots. ampliadas para las modificaciones que se propone introducir
para los arts. 672 y 673. De ellas resulta que las mismas como las de este art. alteran
una sistematización más coherente y adecuada a las exigencias de la normativa
nacional.
Jurisprudencia
II. Esta demanda no puede proponerse contra los herederos del donatario ni por
los herederos del donante a menos, en este último caso, que el donante hubiera muerto
dentro del año del hecho.
Jurisprudencia
Jurisprudencia
"Si bien el instrumento privado reconocido no indica los motivos que indujera a
verificar la donación manual, ésta es resultado de que se propuso remunerar
servicios de orden privado... una obligación natural en reparo de los perjuicios
ocasionados, no siendo por tanto reclamable ni revocable dicha donación
manual".
(G.J. Nº 1088, p. 69).
El proyecto de modificación 48 (art. 682), suprime del texto de este art. las
palabras por ingratitud.
Comprendido en la anot. al art. anterior.
El proyecto de modificación 48 (art. 682), suprime del texto de este artículo las
palabras por ingratitud.
SECCIËN I
DISPOSICIONES GENERALES
PRINCIPIOS GENERALES
"Qui ex conducto possidet, quamvis corpolariter teneat, non tamen sibi, sed
domino rei creditur possidere" = (El que posee a tÝtulo de arrendamiento, a pesar de la
tenencia corporal de la cosa, se considera, sin embargo, que posee no para sÝ, sino
para el due±o de aquella). M. Puigarnau.
"Locatio sine mercede certa contrahi non potest" = (No puede contratarse un
arrendamiento sin precio cierto). Papiniano. Digesto, ley 52, tÝt. 1, Lib. 24.
Arrendamiento es la locaci¾n de un bien (antiguamente referido a los bienes
rurales principalmente) contra pago de una renta peri¾dica que tambiÚn se llama (o
llamaba) arrendamiento. (Capitant). Arrendador es el propietario del bien; arrendatario el
locador.
En efecto, seg·n el art. 713, II, esta destinada a regular s¾lo el arrendamiento
de las mansiones y otras residencias similares.
Jurisprudencia
1.- "Es regla general de que (los contratos) deben constar por escrito, sea en
instrumento p·blico o documento privado, cuando la suma es mayor (de la
se±alada por el art. 1328, I), desechßndose la prueba testimonial".
(G.J. N║ 142, p. 613).
Art. 686.- (Actos que exceden a la administraci¾n ordinaria). Son actos que
exceden a la administraci¾n ordinaria:
1) Los arrendamientos que tienen por objeto fundos urbanos destinados a vivienda.
2) Los arrendamientos que, teniendo cualquier otro objeto, se celebran por un
tÚrmino mayor de tres a±os.
3) La percepci¾n de alquileres por mßs de un a±o.
La regla del art. como estß elaborada, resulta difÝcilmente inteligible. Presenta
una deficiente traducci¾n de su equivalente italiano (1572); es inadecuada a la
tradici¾n jurÝdica nacional en la materia y carece en realidad de utilidad prßctica, ya
que por determinaci¾n de los arts. 687, II), 713 y 720, el arrendamiento puede ser
eterno, por tiempo indefinido, con lo cual, ademßs, se desvirt·a el elemento sustancial
de este contrato: su temporalidad, reconocida como elemento constitutivo en la
definici¾n del art. 685.
El Cgo. modelo, en la r·brica de su art. 1572, fuente del que se examina aquÝ,
habla en realidad de: arrendamientos y anticipos que exceden de la administraci¾n
ordinaria y, su texto, determina que arrendar por un tiempo superior a nueve a±os o
percibir el alquiler correspondiente a un tiempo superior a un a±o, son actos que
sobrepasan la simple facultad de administrar. Contin·a una tradici¾n legislativa propia
(art. 1572, tambiÚn del Cgo. de 1865). El tÝtulo del art. al emplear la palabra actos en
lugar de la de arrendamientos, trasciende la noci¾n concreta del contrato que la
secci¾n regula y parece legislar sobre todos los actos jurÝdicos en general (art. 451,
II).
El precepto incorporado al Cgo. en el art. tiene, por eso, relaci¾n con la facultad
de disponer (arrendamiento acto-disposici¾n del antiguo Derecho francÚs, aludido
supra), que s¾lo permite a los titulares del dominio y no a los simples administradores,
(tutores, mandatarios con poder general de simple administraci¾n, v. gr.). Ni el c. c.
abrg. ni su modelo francÚs de 1804, contienen esta regla.
II. Se salvan las disposiciones de los artÝculos 713-I, 720 y 725 sobre el lapso
que duran los arrendamientos de fundos urbanos destinados a vivienda, y los de cosas
productivas.
Jurisprudencia
Art. 688.- (Duraci¾n mßxima). Salvo lo dispuesto por los artÝculos 713-I y 720,
el arrendamiento no puede celebrarse por mßs de diez a±os, quedando reducido a Úste
si se establece un plazo mayor.
Los arts. 689 al 700, regulan las obligaciones del arrendador, no precisamente
con perfecto ordenamiento sistemßtico.
Aparte las obligaciones que por virtud del principio de la libertad contractual (art.
454), puede contener el contrato, el arrendador o locador, aunque el pacto no lo
mencione, estß obligado a: 1║) entregar al arrendatario la cosa arrendada; 20)
mantener esa cosa en estado de servir al uso para el cual se arrend¾; 3║) asegurar el
disfrute pacifico de la cosa arrendada durante la vigencia del contrato. Esta tercera
obligaci¾n: asegurar el disfrute pacÝfico, constituye la principal obligaci¾n de la cual
derivan todas las demßs.
Jurisprudencia
PRINCIPIO GENERAL
Este art. y el siguiente (691), tienen relaci¾n directa con la segunda obligaci¾n
del arrendador, mencionada en la anot. al art. anterior: mantener la cosa arrendada en
estado de servir al uso para el cual ha sido arrendada. Sus reglas no requieren mayor
explicaci¾n. Falta, sÝ, determinar quÚ sucede si el arrendador no hace las reparaciones
a pesar de haber recibido el aviso del arrendatario (prg. I). Ha de aplicarse los
Principios generales: el arrendador puede ser obligado a ello judicialmente o puede el
arrendatario, mediante autorizaci¾n judicial, ejecutar las reparaciones por cuenta del
arrendador.
Jurisprudencia
Este art. y los siguientes hasta el 699 inclusive, regulan las diversas
manifestaciones de la tercera obligaci¾n indicada con carßcter general en la anot. del
art. 689: hacer que el arrendatario disfrute pacÝficamente de la cosa arrendada por toda
la duraci¾n del arrendamiento.
La garantÝa que establece este art., en primer tÚrmino, supone la obligaci¾n del
arrendador de abstenerse de todo acto o hecho personal propio, que pueda perturbar el
disfrute del arrendamiento. No ha de considerarse perturbaciones de hecho, el derecho
del arrendador a ingresar en la cosa arrendada para verificar necesidades de reparaci¾n
o para verificar el cumplimiento, por parte del arrendatario, de las obligaciones, pactadas
o legales, respecto del uso y conservaci¾n de la cosa (arts. 702 y 703). Tampoco son
perturbaciones de hecho del arrendador, el que haga ingresar a la cosa arrendada,
personal de trabajo encargado de efectuar precisamente reparaciones. La obligaci¾n del
arrendador de abstenerse de hechos propios perturbadores del pacifico goce del
arrendamiento, emerge, ademßs, del principio contenido en el art. 628, II) anotado en
su lugar y que es aplicable al caso que aquÝ se examina.
El art. 700, tambiÚn se relaciona con los hechos propios del arrendador, quien,
por dicho precepto, no puede mientras dure el arrendamiento variar la forma de la cosa
arrendada, modificar su disposici¾n y condiciones interiores, suprimir o disminuir algunos
de sus accesorios o ventajas, o demoler una parte, reconstruir otra, etc., indudablemente
siempre que no haya acuerdo con el arrendatario dentro o fuera del contrato.
Jurisprudencia
PRINCIPIO GENERAL
"Prospicere debet conductor, ne in aliquo vel ius rei, vel corpus deteriusfaciat, vel
fieri patiatur" = (Debe procurar el arrendatario no perjudicar en algo el derecho de la
cosa o la cosa misma, ni permitir que se perjudique). Ulpiano. Digesto, ley 11, tÝt. 2,
Lib. 19.
Jurisprudencia
"El contrato de arrendamiento del fundo no ha sido resuelto por mutuo disenso
ni anulado por decisi¾n judicial, debe (por tanto) surtir sus efectos y ser
cumplido con fuerza de ley, conforme al 725 (519) del c. c.". (G.J. N║ 584, p.
6).
Este y los dos siguientes arts. (698 y 699), comprenden otra de las
manifestaciones de la tercera obligaci¾n del arrendador consignada en la anot. al art.
689, relativa a que la cosa arrendada debe ser entregada al arrendatario en estado de
servir al uso para el que ha sido arrendada y se ocupan, en consecuencia, de la
responsabilidad del arrendador por los vicios ocultos.
Conforme con los principios generales que informan las reglas relativas a los
vicios ocultos, el arrendatario para responsabilizar por ellos al arrendador, debe
desconocerlos al tiempo del contrato. La obligaci¾n de sanear Ústos vicios comprende
inclusive los llamados vicios nuevos, esto es, los que sobrevienen a la entrega de la
cosa (art. 699), porque apenas es una manifestaci¾n mßs de la obligaci¾n principal
del arrendador, de asegurar al arrendatario un disfrute ·til de la cosa, obligaci¾n
principal que tiene carßcter sucesivo que se prolonga durante toda la vigencia del
contrato.
Jurisprudencia
1.- "La inundaci¾n, que sin culpa de la propietaria sobrevino el segundo a±o del
arrendamiento, (no supone) en el inmueble la existencia de defecto alguno
oculto que la propietaria tenga que garantizar al arrendatario, fuera del derecho
que Úste puede hacer valer en tiempo oportuno para que se le regule una rebaja
proporcional del canon (de alquiler)".
(G.J. N║ 680, p. 14).
Entre las formas de las innovaciones, aparte de las que puedan versar sobre la
conformaci¾n material de la cosa, tampoco se permite innovar el destino de la cosa.
Por ejemplo el arrendador no podrß instalar en otra porci¾n del inmueble arrendado,
alguna explotaci¾n peligrosa, insalubre, ruidosa o inmoral.
PRINCIPIOS GENERALES
Este art. y los s. hasta el 707 inclusive, se ocupan de las obligaciones del
arrendatario, entre las cuales, la primera es pagar el canon del alquiler estipulado, que
puede consistir en dinero, en signo equivalente a moneda y a·n en especies corp¾reas,
cuya propiedad se trasmite al arrendador. La satisfacci¾n del alquiler o renta (como
tambiÚn se usa calificar al precio del arrendamiento en otras legislaciones), es ineludible
y su falta apareja la sanci¾n general de la resoluci¾n del contrato en todas las
legislaciones. AsÝ era en el Cgo. abrg. (art. 1146), aunque diversas leyes de
excepci¾n, que se hicieron normales decretaron prßcticamente su desuso,
desnaturalizando este contrato y el Derecho mismo, al proteger el incumplimiento del
arrendatario en su principal obligaci¾n, cual es la de pagar el alquiler por la cosa que
usa y disfruta. El C¾digo prßcticamente elude toda referencia a las consecuencias de la
falta de pago del canon de arrendamiento, tanto en la secci¾n I en examen, cuanto en
la II relativa al arrendamiento de viviendas, refiriendo la soluci¾n del problema al
C¾digo de Procedimiento Civil (art. 721). El art. 623, caso 1) de este cuerpo de leyes
determina que el desalojo judicial podrß intentarse entre otros casos, por falta de pago
de alquileres durante tres meses vencidos.
Jurisprudencia
"El inquilino no esta obligado a pagar a los propietarios los alquileres que ya
pag¾ a la (administradora)".
(G.J. N║ 810, p. 49).
Este art. del C¾digo que se ocupa del asunto, simplemente f¾rmula una
recomendaci¾n de buena conducta para el arrendatario, sin sanci¾n alguna para el
caso de su incumplimiento. Todas las legislaciones sancionan este incumplimiento con la
resoluci¾n del contrato, forma de resoluci¾n de los contratos de trato sucesivo, (anot.
al art. 574).
Las reglas de los artÝculos 703 y 704, son una derivaci¾n de la regla del art.
705. Se refieren a la responsabilidad del arrendatario por la destrucci¾n o deterioro de
la cosa y a la consecuencia de la cosa perdida en incendio, con textos que no condicen
con los epÝgrafes que se les ha asignado, por estar mal copiados de su modelo
italiano. En Úste, el art. 1588 (703), en su epÝgrafe, conformado a su texto, se refiere
a la pÚrdida y deterioro de la cosa arrendada y el 1589 (704), a las consecuencias del
incendio de la cosa asegurada contra incendios.
Jurisprudencia
2.- "Aunque hay testigos que aseveran que la arrendataria hizo pastar sus
animales en la huerta, no hay justificativos de que este hecho haya tenido
influencia inmediata y directa en el deterioro encontrado por los peritos al
practicar reconocimiento mucho tiempo despuÚs y cuando el propietario se
hallaba ya en posesi¾n de la finca".
(G.J. N║ 728, p. 20).
Jurisprudencia
PRINCIPIO GENERAL
"Nemo prohibetur rem, quam conduxit fruendam, alii locare, si nihil aliud
convenit" = (A nadie se prohÝbe alquilar a otro la cosa que Úl tom¾ en arriendo para
disfrutarla, si no se convino de otro modo). Codex, ley 6, tÝt. 65, Lib. 4.
La sabia aplicaci¾n de la ley, supone que ella sea impuesta y observada sin
promover privilegios y obligando a todos a cumplir sus obligaciones: a los propietarios,
impidiÚndoles el abuso de la extorsi¾n mediante alquileres que exceden, en mucho el
porcentaje legal de renta en relaci¾n al valor catastral de su propiedad, sobre cuya
base tributan al Estado, y a los inquilinos obligßndolas a pagar el alquiler y restituir la
cosa al vencimiento del contrato, conforme se ha pactado. Aun una legislaci¾n de
excepci¾n, no puede ignorar esos elementos bßsicos, para que subsista el
arrendamiento como contrato, y sea susceptible de regulaci¾n legal como tal.
Jurisprudencia
Este precepto, como los arts. 687, I) y 713, II), da reglas imprecisas que
excluyen a las mansiones y otras residencias similares, sin explicar quÚ se ha de
entender por ellas o c¾mo se las ha de reconocer, para excluirlas de la norma de la
inextinguibilidad del contrato de arrendamiento, consagrada en el art. 713 con olvido de
la condici¾n sustancial del contrato de arrendamiento: su temporalidad, aspecto sobre el
que, a pesar de lo que ya se ha dicho en los comentarios anteriores, ha de insistirse
toda vez que deba sostenerse los fueros del derecho y de la l¾gica.
Jurisprudencia
PRINCIPIOS GENERALES
Las reglas de los arts. 711 y 712, se limitan a extender a todos los
arrendamientos, la clßusula que generalmente impone el vendedor al adquirente para el
mantenimiento del arrendamiento hasta la conclusi¾n de su tÚrmino, clßusula que
tampoco tiene utilidad prßctica alguna por lo que se ha observado repetidamente,
respecto de la condici¾n a que ha reducido este contrato la apuntada legislaci¾n de
excepci¾n. Dada esta evidencia innegable, en la prßctica el vendedor advertido evita
comprometerse, por ejemplo, a entregar desocupada la casa que vende, cuando en ella
tiene inquilinos, porque sabe que se comprometerÝa a cumplir una obligaci¾n imposible.
Y seguramente continuarß ejercitßndose esa prßctica, mientras no se reponga la
vigencia simple y total de la ley com·n, sin las limitaciones de las leyes de excepci¾n,
por virtud de las cuales ning·n derecho es oponible al arrendatario.
Jurisprudencia
Jurisprudencia
Art. 714.- (Cambio de titular). La adquisición del fundo arrendado por un nuevo
titular no extingue el contrato.
Jurisprudencia
Jurisprudencia
"El alquiler (canon de arrendamiento) no puede ser superior al 10º del valor
catastral del inmueble".
(Lab. Jud. 1981, p. 174).
Jurisprudencia
II. Cuando el arrendador no cumpla con las obras sanitarias que se señalen por
la autoridad administrativa competente, debe resarcir los daños al arrendatario.
Conc: c. c. 689 -
El art. contiene una regla particular de aplicación del principio general del art.
689, que obliga al arrendador a entregar la cosa en condiciones de servir para el uso a
que el contrato la destina.
Jurisprudencia
"El art. 10, inc. a) de la Ley del Inquilinato de 19 de Enero de 1960, prohibe al
locador o propietario de casa o aposento, privar, reducir o limitar a los inquilinos,
los servicios de agua potable, luz eléctrica e higiénicos, el uso de patios, el libre
tránsito y todo aquello que se relaciona con lo usos comunes".
(Lab. Jud. 1986, p. 367).
Conc: c. c. 706 -
Jurisprudencia
Los arts. 720 y 721 ya han sido enjuiciados en las anotaciones a la sección
anterior. Aquí es de utilidad práctica examinarlos al tenor de las disposiciones de los
arts. 621 y s. del Procedimiento Civil, que trata de la cuestión con más precisión que el
Código. Empieza el art. 621 del p.c. definiendo, (lo que no hace el Código), la vivienda
como la casa, departamento o habitación que el locatario utiliza, en virtud de contrato
verbal, como su morada y la de su familia. En el contrato verbal, sirve de prueba el
recibo de alquiler. El art. 623 del p.c. señala diez causales de desalojo: 1) falta de
pago de alquiler durante tres meses vencidos; 2) cuando el propietario necesite el
inmueble para morar él; 3) para edificar en el sitio una nueva construcción; 4) cuando
haya necesidad de una reconstrucción del inmueble; 5) por demolición del inmueble por
su estado ruinoso; 6) cuando el inquilino tuviere casa propia; 7) cuando el inquilino
subalquile todo o parte del inmueble (si no está autorizado por el contrato se
sobreentiende); 8) cuando el inquilino cede su contrato; 9) cuando el inquilino da a la
cosa uso diverso del objeto para el cual la alquiló, y 10) cuando el inmueble es
expropiado.
Jurisprudencia
Nótese la aberrante contradicción de este art. con lo dispuesto por los incs. 1) y
2) del art. anterior.
Jurisprudencia
1.- "No habiéndose pronunciado sentencia de rescisión, el lanzamiento sin
notificarse la providencia de desahucio, expedida por la autoridad judicial
competente... constituye despojo".
(G.J. Nº 305, p. 2019).
3.- "La recuperación de viviendas, dentro del régimen que rige las actividades
de Conavi, institución de carácter público creada por D.S. de 3 de Julio de 1964
para solucionar los problemas de vivienda de los trabajadores afiliados a ella, se
rige por las normas especiales que la reglan, que son de aplicación preferente a
tenor del art. 4º de la loj.".
(G.J. Nº 1615, p. 51).
Conc: c. c. 719, 1) -
SECCION III
Art. 723.- (Gestión y goce). I. Cuando el arrendamiento tiene por objeto una
cosa productiva, el arrendatario debe cuidar de su gestión en conformidad al destino
económico de la cosa y al interés de la producción.
Jurisprudencia
V. la anot. al art. 723. La disposición fuente, en lugar de decir a menos que éste
dé al arrendador garantía, dice con más propiedad: salvo que al arrendador se le haya
prestado garantía idónea para el exacto cumplimiento, etc. Si no se dio esa garantía
antes de caer en interdicción, declarada ésta el arrendatario ya no la puede dar
después.
Art. 730.- (Muerte del arrendatario). Dentro de los treinta días de la muerte del
arrendatario sus herederos pueden separarse unilateralmente del contrato notificando al
arrendador con tres meses de anticipación.
PRINCIPIOS GENERALES
"Qui operas suas locavit, totius temporis mercedem accipere debet, si per eum
non stetit, quominus operas praestet" = (El que dio en arrendamiento sus servicios
debe persivir la retribuci¾n por todo el tiempo, si de Úl no dependi¾ que no prestasen
aquÚllos). Paulo Digesto, ley 38, tÝt. 2, lib. 19.
"Quoties faciendum aliquid datur, locatio est" = (Hay arrendamiento siempre que
se da a hacer alguna cosa). Paulo. Digesto, ley 22, tÝt. 2, Lib. 19.
Contrato de obra, es aquel por el cual una persona se obliga a efectuar una obra
determinada para otra, quien le paga un precio por ella (Capitant).
Jurisprudencia.
1.- "Por falta de (este) contrato el jefe del laboratorio (era pagado por) todos
sus servicios (con un sueldo, por lo que) el actor (no pudo) probar (que hubo)
alquiler de obras con precio estipulado por cada una de ellas".
(G.J. N║ 835, p. 41).
3.- "El contrato de obra se encuadra a las prescripciones del art. 732 del c. c. y
no a las disposiciones de carßcter laboral".
(Lab. Jud. 1986, p. 471).
Art. 734.- (Determinaci¾n del monto de retribuci¾n). Cuando las partes no han
convenido en el monto de la retribuci¾n que debe pagarse al contratista ni en el modo
de determinarlo se los establece sobre la base:
1) De las tarifas vigentes o de los usos cuando se trata de servicios prestados por
personas que ejercen una profesi¾n u oficios.
2) De los informes parciales cuando se trata de otras obras.
II. Sin embargo, cuando para el ejercicio de una actividad la ley quiere estar
habilitado por un tÝtulo profesional, quien preste servicios sin llenar ese requisito no
puede exigir retribuci¾n alguna.
Conc: c. c. 738 -
Comprendido en la anot. al art. anterior.
Jurisprudencia
Art. 742.- (Recepci¾n de obra afectada de vicios). I. Si, siendo los vicios
conocidos o reconocibles, el comitente recibe la obra, el contratista no es responsable
por ellos.
Relativamente a los riesgos de la obra en el primer caso (pßrrafo I), la ley los
atribuye al empresario cuando Úste suministra los materiales, porque siendo el operario
o destajista el verdadero propietario, res perit domino suo; esto es, cuando la cosa cuyo
constructor suministra los materiales perece por cualquier causa, como la condici¾n bajo
la cual fue adquirida no se ha cumplido y la cosa estaba en su poder y pertenencia,
s¾lo a Úl puede afectar el riesgo (Dalloz, MarcadÚ, cits. por Scaevola).
Jurisprudencia
Art. 747.- (Muerte del contratista). I. El contrato se resuelve por la muerte del
contratista, a menos que la consideraci¾n de su persona no hubiese sido motivo
determinante del contrato.
II. En caso de resoluci¾n los herederos del contratista tienen derecho al
reembolso de los gastos y a la retribuci¾n en las condiciones se±aladas en el segundo
parßgrafo del artÝculo anterior.
La muerte del comitente es indiferente al contrato, que no termina por esa causa.
Sus obligaciones pueden ser cumplidas por sus herederos, aun cuando el trabajo
encargado no sea del agrado de Ústos (Planiol y Ripert). Cosa diversa ocurre cuando
muere el contratista. La regla general es que la muerte de Úste no pone fin al contrato,
a menos que la consideraci¾n de su persona haya sido la raz¾n determinante del
contrato. Cuando la obra encargada presupone una capacidad o aptitud especial,
cientÝfica, artÝstica o simplemente prßctica, esto es, cuando se contrata en
consideraci¾n a la persona (intuitus personae), Ústa y no otra es la que ha de ejecutar
la obra. Inversamente, cuando la obra puede ser ejecutada indistintamente por cualquier
operario, sin que aquÚlla exija una aptitud particularÝsima, s¾lo poseÝda por
determinada persona, puede el contratista hacer realizar el trabajo por sus operarios,
aunque corra bajo su responsabilidad, naturalmente, la calidad y ejecuci¾n de la obra
encargada.
Resuelto el contrato por muerte del contratista, es natural que los herederos de
Úste, sean reembolsados en el valor de la parte ejecutada y de los materiales
preparados (no incorporados aun) y demßs gastos.
La regla del art. es otra excepci¾n a las reglas del derecho com·n y se funda en
una raz¾n de equidad, ya que no serÝa lÝcito que el due±o de la obra o el empresario
o contratista, o ambos en fraudulenta confabulaci¾n, se enriquezcan da±adamente con
el esfuerzo o la aportaci¾n impagada de operarios y suministradores de la materia
prima. Es notorio y encomiable, ademßs, que el prop¾sito de la ley en esta materia sea
amparar la mano de obra, el trabajo del obrero, concediÚndole una acci¾n especial,
privilegiada, para cobrar su salario de la cantidad que en el momento de la reclamaci¾n
debiere el comitente al contratista. Es acci¾n privilegiada por determinarlo asÝ el art.
1345, caso 2) del mismo C¾digo.
Por lo demßs, s¾lo con carßcter enunciativo, debe recordarse que aparte las
reglas propias del contrato, se aplican a este todas las reglas generales de los
contratos, tales la excepci¾n de incumplimiento para cualesquiera de las partes contra
la otra (art. 573), el derecho de retenci¾n, del precio o de la cosa, seg·n de que parte
provenga la causa de la retenci¾n, etc.
DE LAS SOCIEDADES
SECCION I
DISPOSICIONES GENERALES
Art. 750.- (Noción). Por el contrato de sociedad dos o más personas convienen
en poner en común la propiedad, el uso o el disfrute de cosas a su propia industria o
trabajo para ejercer una actividad económica, con el objeto de distribuirse los resultados.
PRINCIPIOS GENERALES
"Societas vice personae fungitur" = (La sociedad hace las veces de la persona
física). Digesto, ley 22, tít. 1, Lib. 46. Cit. Puigarnau.
"Semper enim non id, quod privatim interest unius ex sociis, servari solet, sed
quod societati expedit" = (Siempre se suele observar, no lo que particularmente importa
a uno de los socios, sino lo que importa a la sociedad). Digesto, ley 65, tít. 2, Lib. 17.
Cit. Scaevola.
"Rerum inhonestarum nulla est societas" = (Es nula la sociedad para cosas
deshonestas). Ulpiano. Digesto, ley 57, tít. 2, Lib. 17.
"Nulla societas maleficiorum (est)" = (No hay sociedad alguna para delitos).
Ulpiano. Digesto, ley 1, tít. 3, Lib. 27.
"Societas... flagitiosae rei nullas vires habet" = (La sociedad para cosa criminosa
no tiene fuerza alguna). Gayo. Digesto, ley 35, tít. 1, Lib. 18.
La noción que da el art. es exactamente similar a la definición del Cgo. abrg.
(art. 1200), que corresponde a la que da el Cgo. francés (art. 1832), su modelo y a la
de la doctrina francesa: contrato por el cual, dos o más personas convienen en formar
un fondo común mediante aportaciones que ha de hacer cada una de ellas, a fin de
repartirse los beneficios resultantes (Aubry y Rau, Planiol y Ripert, Capitant). De esa
definición deducen los autores, sobre todo latinos, que es un contrato consensual,
sinalagmático, a título oneroso y conmutativo. Se discute, sin embargo, su correcta
ubicación entre los contratos. Algunos (Sánchez Román, cit. por Scaevola), lo incluyen
entre los llamados contratos preparatorios, como el de promesa y el de mandato, que
sirven de preliminar a otros contratos, cuya celebración eficaz preparan; otros lo colocan
entre los contratos comunes de objeto vario (Giorgi); quienes, lo consideran atendiendo
su objeto entre los contratos sobre cosas o entre los relativos al trabajo (Planiol), y
todavía otros que lo incluyen en el grupo de los contratos de confianza como el
mandato (Chironi, cit. por Scaevola). Todo esto, no obstante, olvida las diferencias
profundas que separa al contrato de sociedad de los demás contratos y no aportan una
determinación exacta de sus características.
Los etimologistas, señalan como origen del vocablo sociedad, la voz latina
societas que como sociare deriva de socius que, a su vez, procede de sequor: seguir,
acompañar.
Jurisprudencia
a) Objeto inmediato: constitución de un fondo social, con las aportaciones de los socios;
b) Objeto mediato: operaciones sociales, para obtener ganancias a cuyo efecto está
destinado el fondo social;
c) Fin último; obtención de lucro común partible, que supone, a su vez tres condiciones:
1) intención en los contratantes de obtener ganancias; 2) que la ganancia sea común a
todos los socios; y 3) que la ganancia o la pérdida se reparta entre ellos.
Jurisprudencia
"Según el art. 192 del Cgo. de min. las sociedades mineras se rigen por las
prescripciones del Cgo. Mtil. Por consiguiente toda sociedad minera, a excepción
de la accidental, debe celebrarse por escritura pública, que contenga entre otros
requisitos, quienes han de administrarla y usar de la firma social".
(G.J. Nº 755, p. 37).
Jurisprudencia
Tocante a las cooperativas, tanto la ley minera (art. 195), como la de Reforma
Agraria (art. 138 y s.), remiten su regulación a leyes especiales, como lo hace el art.
Jurisprudencia
SUBSECCION I
DE SU CONSTITUCION
No es, en rigor, un contrato consensual, una vez que el art. por aplicación de la
regla general del 492, exige la formalidad del documento, el cual ha de ser público e
inscrito en el registro de la propiedad, si entre los aportes existen bienes que no se
pueden transmitir de otro modo (art. 1540, 6). El documento, privado o público, según
los casos, da existencia a la sociedad, por cuyo efecto, asume automáticamente la
personalidad, que supone la capacidad jurídica determinada por el art. 54.
Jurisprudencia
1.- "El art. 1202 (754) requiere instrumento público o privado para la
(constitución) de las (sociedades) y excluye la prueba testimonial cuando el
valor de estos contratos pasa de $b...".
(G.J. Nº 248, p. 1435).
2.- "Las sociedades civiles celebradas por escrito, con sujeción a este art.
impone a los socios todas las obligaciones y restricciones consignadas en los
(arts. 760 y s.)".
(G.J. Nº 413, p. 465).
3.- "Según este art. todas las sociedades deben constituirse por escrito".
(G.J. Nº 646, p. 31) .
5.- "Por circular, la viuda y los herederos hicieron saber a los comerciantes con
quienes mantenían relaciones, que habían resuelto seguir los negocios
comerciales, como hasta ese día bajo la razón social de ... "sucesión" (en cuya
virtud y fundadamente) los acreedores promovieron demanda por el pago del
saldo que se les adeudaba".
(G.J. Nº 775, p. 24).
6.- "No consta en el proceso documento alguno relativo a dicha sociedad (se
refiere a su constitución), y es inadmisible la prueba de testigos de conformidad
al art. 1202 (754) del c. c. que ha sido correctamente aplicado en la sentencia
y en el auto de vista recurrido".
(G.J. Nº 1358, p. 77).
II. A falta de alguno o algunos de los requisitos enunciados, regirán las reglas del
Capítulo presente o las que resulten aplicables según su carácter.
Conc: c. c. 55 - 754 - 757 - 758 - 759 - 760 - 765 - 767 - 770 - 772 -773
- 775 - 776 - 777 - 778 - 779 - 790 - 791 - 794 - 796 - 797 - 799 - 802
-
La razón social (inc. 1), es el nombre propio (art. 55), de ordinario establecido
para algunas sociedades comerciales, bajo el cual realizan todas sus operaciones. A
falta de razón social se puede usar una denominación o ambas a la vez. La sede,
constituye el domicilio de la sociedad (art. 56). El objeto, implica la actividad social que
la sociedad se propone cumplir y que define los límites de su capacidad (art. 54). La
duración, está reglada en el art. 757 (v. la anot. respectiva). El monto del capital social,
de los aportes, proporción de los mismos, caracteres, forma de aportación,
determinación de la distribución de las ganancias y pérdidas, causas de disolución y
modos de liquidación, etc., son materias que deben estipularse en el contrato de
constitución social, cuya omisión se suple por las determinaciones de este capítulo. El
parágrafo II, agrega que, en su defecto, regirán las reglas que resulten aplicables según
su carácter, disposición que carece de sentido y de función práctica, una vez que para
las sociedades civiles no resultan aplicables otras normas que las del contrato social y
las de este capítulo. Las otras que resulten aplicables podría considerarse que son las
de las sociedades comerciales, caso en el cual ha de estarse a lo que dispone el c.
com., a mérito de lo que manda su art. 1º, interpretado en concordancia con lo que
establece el art. 752 del Código.
La constitución del fondo común o capital social, según el caso 3) del art., con
los aportes de los socios, es un elemento esencial conforme al antiguo aforismo non est
societas sine communione y exige que cada socio aporte o se obligue a aportar algo a
la sociedad y que lo aportado se haga común a todos los socios en el fondo o capital
social. Si cada socio retiene para sí su aporte o éste no se hace objeto de disfrute o
disponibilidad común, no hay contrato de sociedad.
El patrimonio social, supone siempre la comunidad de goce, aunque revista
diversas formas según el carácter de los aportes, propiedad de los bienes, usufructo de
ellos solamente, etc.
d) Las tontinas, en las que sin idea de lucro ni civil ni mercantil, se acumulan
bienes o dinero cuyas rentas acrecen las de los que van sobreviviendo (Laurent, cit. de
Scaevola, aludiendo a la clase de operaciones creadas por el banquero italiano del siglo
XVII, Lorenzo Tonti) y que es posible contratar a tenor del art. 454 del Código.
Constituye una excepción el caso del socio de industria (art. 768). Se considera
al respecto que por el hecho de no haber beneficios, en cierto modo soporta ya, dicho
socio, las pérdidas, porque queda privado de la renumeración que normalmente habría
obtenido por su trabajo y pierde lo que aportó que fue su industria.
II. También salvo pacto diverso se considera celebrada la sociedad por toda la
vida de los socios; pero si se trata de un negocio determinado, sólo por el tiempo que
debe durar dicho negocio.
PRINCIPIOS GENERALES
"Si alicuius rei societas sit, et finis negotio impositus, finitur societas" = (Si hay
una sociedad para alguna cosa, y se ha puesto fin al negocio, termina la sociedad).
Paulo. Digesto, ley 65, tít. 2, Lib. 17.
Jurisprudencia
Tiene aplicación para el supuesto del art., el mismo principio del Digesto
consignado respecto de la segunda regla del art. 519 (v. la anot. respectiva: nada hay
tan natural como que cada contrato se disuelva (o se modifique) del mismo modo que
se contrajo.
Art. 759.- (Exclusión de socios). No puede ser excluido un socio sino por
acuerdo unánime de los demás socios y sólo por motivo grave establecido en el
contrato social o por disposición de la ley.
LA SOCIEDAD
Art. 760.- (Aportes). I. Cada socio debe cumplir todo lo que se ha obligado a
aportar a la sociedad.
II. Si el valor de los aportes no ha sido determinado, se presume que se los
debe hacer a partes iguales, según la naturaleza e importancia de la sociedad.
Jurisprudencia
1.- "Según el recibo (la suma) que se cobra ejecutivamente no fue dada en
préstamo, sino en pago del aporte a la sociedad de la que era deudor (el
demandante) conforme a este art. (760)".
(G.J. Nº 454, p. 828).
2.- "Sólo se introdujo ocho hectáreas de terrenos de las diez que debió darse
como aporte social, según explícito compromiso... (y) la repetida nulidad del
contrato trae como consecuencia necesaria la disolución de la sociedad".
(G.J. Nº 668, p. 16).
Art. 761.- (Intereses y daños). I. El socio es deudor por los intereses sobre las
sumas de los aportes no entregados, desde el día en que debió hacerlo, sin necesidad
de requerimiento; igualmente, por los intereses de las sumas que haya retirado para su
provecho particular, a partir del día en que las tomó, todo sin perjuicio del resarcimiento
del daño, si ha lugar.
II. Si el aporte del socio moroso es un bien que no sea dinero, debe a la
sociedad sus frutos.
Tampoco dice nada el Código respecto de los riesgos de la cosa cierta aportada
en propiedad. Si el aporte ha sido efectuado, la cosa se pierde para su dueño: la
sociedad. En cambio si la cosa no ha sido todavía trasmitida al dominio de la sociedad,
los riesgos corren a cargo del socio, que si no repone la aportación puede ser excluído
de acuerdo con lo dispuesto por el art. 796, porque al faltar el elemento esencial del
contrato: su aporte, no puede justificadamente continuar como socio.
El art. se refiere sólo a los riesgos de las cosas ciertas y determinadas aportadas
únicamente para su uso y disfrute (usufructo), en el supuesto de que la cosa ya ha sido
aportada. Pues si ocurriera el riesgo antes de la aportación, la consecuencia sería la
misma que en el caso de cosa cierta y determinada prometida en propiedad y perecida
antes de su transferencia.
Art. 765.- (Nuevos aportes). Ningún socio puede ser obligado a efectuar nuevos
aportes, salvo lo convenido en el contrato social y los que están destinados a la
conservación de los bienes de la sociedad.
Es una disposición superflua. Ningún socio puede ser obligado a dar más ni a
recibir menos de lo que el contrato social le asigna. Pues es cuestión que tiene relación
con el elemento esencial característico de la sociedad: determinar los aportes, su
cuantía y su forma de pago; estipular la partición de las ganancias y la proporción de
las pérdidas. Faltando ese elemento esencial no hay contrato de sociedad y estando el
estipulado en el contrato, que es la ley para las partes por preceptuarlo así el art. 519,
el art. no tiene razón de ser.
Art. 766.- (Responsabilidad por daños). Todo socio debe resarcir el daño
causado a la sociedad por su culpa; y no los podrá compensar con las ganancias que
su industria haya reportado a la sociedad en otros negocios de ésta.
II. La parte del socio industrial en las ganancias será igual a la del otro u otros
socios, si son iguales los capitales de éstos; si son desiguales, su parte será
equivalente al valor promediado de los demás aportes, salvo pacto diverso.
Jurisprudencia
"El art. 1219 (768) establece que en casos en que concurren capital e industria
de una sociedad, ordena la división por igual y faculta al juez para resolver lo
conveniente, con conocimiento de causa, facultad cuyo ejercicio no esta sujeta a
censura en casación".
(G.J. Nº 555, p. 11).
II. Sólo puede reclamarse dentro de los tres meses desde que el reclamante tuvo
conocimiento de la regulación; pero es inadmisible si ha habido de su parte principio de
cumplimiento.
Por la regla del art., puede encargarse a un tercero la facultad de atribuir las
ganancias y las pérdidas. Esto supone desde luego una estipulación contractual expresa.
Según algunas legislaciones la regulación no puede ser encomendada a uno de los
socios. El Cgo abrg. lo permitía (art. 1220). El término tercero, susceptible de equívocos
algunas veces, en la cuestión en examen, ha de entenderse por cualquiera persona con
exclusión de los socios, como consecuencia de que la ley en esta materia siempre
contrapone socios y terceros.
La única causa válida para la impugnación, es que el tercero haya actuado con
manifiesta iniquitas según Paulo (cit. de Scaevola); falta de equidad que resulta ser un
concepto demasiado vago, porque reposa sobre criterios meramente subjetivos. La
inequidad ha de consistir en una arbitrariedad: valoración desigual de servicios y méritos
cuando son de la misma entidad y no hay motivo de diferenciación, por ejemplo. No
impide, desde luego el precepto en examen, una impugnación por una manifestación de
voluntad viciada por error, intimidación o violencia o dolo.
Art. 771.- (Deuda del socio industrial). El socio industrial adeuda a la sociedad
las ganancias que durante ella haya obtenido con la industria que pone en la sociedad.
Jurisprudencia
Art. 772.- (Nuevos socios). I. Sin consentimiento unánime los socios no puede
ceder sus derechos, ni tampoco admitir nuevos socios, salvo el pacto social contrario.
II. Un socio puede asociar, sin embargo, a un tercero, en relación sólo con la
parte que tenga en la sociedad, pero el asociado no es parte de la sociedad.
La sociedad sólo puede existir entre las personas que la han constituído
conjuntamente. Ninguno de los socios, formada la sociedad, puede introducir un nuevo
miembro a ella, ni ceder sus derechos sin el consentimiento de los demás socios,
cuando no haya estipulación pertinente en el contrato social, caso en el cual se estará a
lo estipulado.
Sin embargo, el art., permite que cualquiera de los socios puede asociarse con
un tercero o extraño a la sociedad, sólo para compartir con él los beneficios y los
riesgos de su porción. El asociado no es parte de la sociedad, sino de la pequeña
sociedad subalterna formada entre el socio y un tercero, a quien la doctrina francesa
denomina croupier (Planiol y Ripert). Se emplea este calificativo porque entienden los
autores que en la primitiva sociedad el socio lleva al tercero como a la grupa,
cabalgando juntos.
Jurisprudencia
1.- "El art. 1224 (772) del c.c. prohibiendo a los socios vender su acción,
incorporando así un nuevo individuo a la sociedad, sin consentimiento previo de
ésta, hace depender de esa condición la validez de la venta".
(G.J. Nº 578, p. 10).
2.- "La compañía formada entre X y Z para la explotación minera constituye una
personalidad distinta e independiente de la sociedad accidental del predicho Z y
Y, cuyos actos no pueden, por lo mismo, ser obligatorios para aquélla".
(G.J. Nº 645, p. 5).
La regla del art. es una consecuencia natural del estado de comunidad latente en
la sociedad, por lo cual sólo es la reproducción del principio general contenido en el art.
160, a cuya anotación debe acudir el lector. Aquí, corresponde señalar que el precepto
en examen es objeto de crítica porque deja inferir que, por regla general, los socios se
sirven individualmente de las cosas sociales, cuando, en realidad, la utilización individual
de los bienes sociales se reputa casi siempre contraria a su destino y prohibida como
tal a los socios, lo cual ha inducido a algunos civilistas a considerar conveniente la
supresión de está disposición por arcaica (Planiol y Ripert).
SUBSECCION III
Se considera en cierto modo superfluo este artículo, una vez que se llegaría a
idéntica solución por la simple aplicación de los principios generales. El Cgo. alemán,
por ejemplo, prescinde de disposiciones concretas sobre los supuestos legales
contenidos en el artículo. Y en el Cgo. italiano de 1942, que ha servido de modelo al
Código, tampoco se encuentra una disposición similar.
Habida cuenta que el precedente legislativo del art. está en el 1217 del c.c.
abrg., ha de admitirse como fuente de éste el art. 1852 del c.c. francés de 1804.
Tocante a los riesgos y perjuicios, pueden señalarse los ejemplos clásicos: robo
que sufre el socio que viaja por asuntos de sociedad, accidentes sufridos, enfermedades
contraídas por consecuencia de la actividad realizada para la sociedad, etc. Los
perjuicios tienen que ser, por tanto, experimentados con ocasión inmediata y directa de
los negocios sociales y cuando no haya culpa del socio.
Jurisprudencia
Jurisprudencia
II. Deberá tener en todo caso autorización expresa para efectuar actos de
disposición de los bienes sociales, para gravarlos o para tomar dinero en préstamo.
Jurisprudencia
"Por lo dispuesto por este art. (777) todo socio encargado de la administración
por cláusula especial del contrato de compañía puede hacer todos los actos
propios de su cargo".
(.G.J. Nº 738, p. 22).
Art. 780.- (Información a los socios; rendición de cuentas). I. Todo socio, aunque
no participe en la administración, tiene derecho a informarse por los administradores
sobre el desarrollo de los negocios sociales y el estado financiero, consultar los libros y
documentos y obtener, al final de la gestión o anualmente, una rendición de cuentas.
Jurisprudencia
1.- "La obligación que este art. (780) impone a los socios de darse mutuamente
las cuentas de la administración, resulta de un hecho personal, cual es el
desempeño del mandato de administración y debe cumplirse por el mismo
obligado, no pudiendo pasar a extraños sino por pacto expreso o
sobreentendido".
(G.J. Nº 496, p. 9).
3.- "El derecho de exigir cuentas y la obligación de rendirlas, según el art. 1236
(780) del c.c. (se) impone a los socios para darse cuenta de la administración".
(G.J. Nº 815, p. 17).
4.- "Reuniendo la convención de fs., los requisitos esenciales exigidos por el art.
699 (452) del c.c., las partes están obligadas a cumplirla de buena fe, conforme
manda el art. 725 (520) del mismo código, y el demandado a rendir las cuentas
que se le ha pedido, en cumplimiento de las previsiones de los arts. 1210, 1214
y 1236 (757, 771 y 780) del citado c.c.".
(G. Nº 1600, p. 131).
Previamente, nótese que el art. es una aplicación particular de la regla del art.
166, cuya fuente es el art. 1108 del Cgo. italiano.
Jurisprudencia
II. Si el patrimonio social no llegare a cubrir las deudas, responden los socios por
el saldo, proporcionalmente a su participación en las pérdidas sociales, salva cláusula de
responsabilidad solidaria.
III. La parte del socio insolvente se reparte entre los demás socios, a proporción.
La esencia de la regla del art., está en que las deudas de la sociedad civil,
repercuten sobre el patrimonio particular de los socios en defecto del haber social. Los
socios responden mancomunadamente conforme a la regla general del art. 428 y la
solidaridad no se presume: debe estar expresamente estipulada en el contrato. El
Código mantiene, para el caso, el principio de la proporcionalidad, a diferencia de otros
códigos que reparten esa obligación entre los socios por partes iguales o viriles,
conformándose así, más con un criterio de justicia y equidad y con la tradición jurídica
de la legislación nacional representada, en el caso, por su precedente el art. 1226 del
Cgo. abrg. El párrafo III del art., al distribuir entre los coasociados la parte del socio
insolvente, rompe en éste aspecto el principio general de la mancomunidad que sigue,
estableciendo una consecuencia propia de las reglas de la solidaridad análoga a la
establecida por el art. 448.
Jurisprudencia
1.- "La solidaridad (de los socios) no se presume y debe ser pactada
expresamente".
(G.J. Nº 384, p. 170).
2.- "En los contratos de compañía... las leyes que deben aplicarse son las del
fuero común, entre las cuales se encuentra el art. 1225 (783, II) del c.c. que
exime de responsabilidad solidaria a los socios por las deudas sociales".
(G.J. Nº 384, p. 170).
3.- "Conforme al art. 1226 (783) las obligaciones que contraen los socios a
nombre de la compañía reatan a los demás, siempre que estos le hubiesen dado
poder".
(G.J. Nº 497, p. 3).
4.- "El socio... plenamente autorizado por la escritura social, contrajo para la
sociedad los créditos constantes en pagarés. Por consiguiente la dejó obligada".
(G.J. Nº 497, p. 3).
5.- V. el caso único del art. 775.
Art. 784.- (Exclusión del patrimonio social). El socio demandado por el pago de
obligaciones puede exigir la previa exclusión del patrimonio social.
Art. 785.- (Actos del socio en su propio nombre). Cuando un socio contrae
obligaciones en su propio nombre o sin poder de la sociedad, no obliga a ésta, a menos
que el acto haya producido beneficio en favor de la sociedad.
El art. prevé el supuesto de que una persona que debe determinada antidad a la
sociedad y otra suma al socio administrador, paga a éste un importe inferior al total de
ambas obligaciones. En situación semejante, a falta de imputación determinada por el
deudor, conforme a la facultad que le otorga la regla general de aplicación de pagos
(art. 316, I), la ley impone que la imputación se haga ambas deudas proporcionalmente
a su importancia. Se señala como excepción a esta regla, la posibilidad de que la
imputación exclusiva a una u otra obligación, sea legal (Planiol y Ripert).
Art. 789.- (Acreedor particular del socio). El acreedor particular del socio puede
hacer valer sus derechos sobre las utilidades que correspondan a éste en la sociedad
según los balances o, a falta de ellos, en la parte que le tocare según la liquidación, sin
que por eso pueda embarazar las operaciones de la sociedad.
El art. no es más que una repetición del art. 755: el mismo actor con otro
atuendo, pero que no alcanza a definir la cuestión debidamente. La disposición fuente
habla de que el pacto social y, particularmente, sus limitaciones, deben llevarse a
conocimiento de los terceros por medios idóneos, cuando no se le ha dado publicidad
suficiente. Es medio idóneo, por ej., hacer conocer el contrato social al tercero y que
éste declare en el acto correspondiente que se le ha dado debido conocimiento del
mismo. En tal supuesto el tercero no puede pretender acogerse al beneficio de la
oponibilidad.
SUBSECCION VI
DE LA DISOLUCION DE LA SOCIEDAD
Y CESACION DE LA RELACION SOCIAL
Los socios pueden poner término a la sociedad, cuando su voluntad unánime así
lo acuerde, con la misma libertad contractual con la que constituyeron la sociedad. El
caso 1) del art., es una simple aplicación de la regla general del art. 454.
Dos son las hipótesis que la ley contempla sobre la duración de la sociedad,
según que haya sido o no objeto de determinación en el pacto (art. 757). Luego, el
caso 2) del art., al señalar la expiración del término como causa de disolución de la
sociedad, se refiera a la sociedad cuya duración se ha pactado expresamente en el acto
constitutivo.
El término del negocio objeto de la sociedad, tiene que producir naturalmente su
disolución, puesto que realizado él desaparece su razón de ser, conforme decía Paulo
(cit. de Scaevola, Digesto, L. 17, tít. 1. 65-10): finis negotio impositur finitur societas. A
esta eventualidad, se refiere la primera parte del caso 3) del art., que es una de las
formas de la duración tácita de las sociedades reconocidas por el art. 757. La segunda
parte de] caso 3) del art., relativa a la imposibilidad de realizar el negocio, se refiere
principalmente a la pérdida de la cosa como causa extintiva de la sociedad, que se
explica por sí misma. Si la cosa que constituye el objeto del negocio desaparece, no
hay materia explotable y el contrato se extingue por falta de objeto. La imposibilidad
sobreviniente, supone la pérdida de la cosa en su sentido más amplio: la destrucción de
la fábrica o de las principales maquinarias cuya utilización constituye el objeto social, la
de los vehículos que sirven para el transporte objeto de la actividad común; la
conclusión de un arrendamiento de cosa productiva base de la explotación social; la
pérdida total, en fin, del capital social o de una parte importante de él, que imposibilite
alcanzar el objeto para el que fue formado, etc., etc.
En las sociedades civiles, en las que más que el capital cuenta la comunidad de
esfuerzos, de aptitudes y de riesgos que se establece entre los socios, la disolución no
lesiona ningún interés apreciable del socio único, que puede actuar como dueño de
empresa. Con todo, la solución dada por el Código italiano (que es la del caso en
examen), coincidentemente con los Cgos. suizo y portugués, parece la más adecuada al
permitir una subsistencia temporal de la sociedad, hasta que en el plazo marcado se
restablezca la pluralidad.
El caso 7) del art., es en cierto modo consecuencia de las reglas del Capítulo
VI, de que forma parte esta subsección. Los tribunales pueden disolver las sociedades
por causas legítimas y a demanda de parte interesada, por ejemplo en el caso en que
un socio falta a sus obligaciones y da lugar a la acción de que trata el art. 763; pueden
también causar la disolución por resolución judicial, la negligencia y la mala fe y las
malversaciones en el manejo de los negocios sociales (arts. 795, II).
Jurisprudencia
1.- "Incumplido el compromiso de introducir a la sociedad las pertenencias
salitreras a que se refiere la escritura y no habiendo por tanto igualdad de
obligaciones y derechos (procede) la acción rescisoria establecida por el art.
1230 (791, caso 3 y art. 796) del c.c.".
(G.J. Nº 643, p. 9).
La aplicabilidad del art., no ofrece mayores dificultades, una vez que se conforma
en su finalidad, a lo preceptuado por las reglas generales (art. 523).
Como simple dato ilustrativo, cabe advertir que la prórroga en las sociedades
comerciales nunca es tácita y debe acordarse siempre expresamente (art. 379, c.
com.).
Jurisprudencia
La previa notificación, sirve para que los socios adopten sus previsiones y no
comprometan a la sociedad en operaciones aun no convenidas. Ha de considerarse que
no hay buena fe en el renunciante cuando, por ejemplo, el que hace la renuncia se
propone con ella apropiarse para sí solo del negocio que debía ser común, o tiene el
deseo de perjudicar a sus consocios de modo claro o pretende favorecer el lucro de un
tercero, con perjuicio de la sociedad. Se trata de una cuestión de hecho que, en su
caso, debe dejarse librada al criterio del juzgador que, además de este art. (795), tiene
para formar juicio el principio amplio y fundamental para todos los contratos (art. 520),
que consagra la buena fe de modo general y en el cual es preciso apoyarse para lograr
que el Derecho no se distancie de la Etica (Scaevola).
DE LA LIQUIDACION
La materia mercantil, el art. 384 del c. com., señala que durante la liquidación
de la sociedad, se mantiene su personalidad jurídica para este fin, es decir, para el solo
objeto de efectuar la liquidación.
Art. 800.- (Restitución de los bienes aportados en goce). I. Los bienes aportados
sólo en goce deberán restituirse en el estado que tengan, a los socios propietarios.
II. La sociedad debe responder por pérdidas o deterioros imputables a los
administradores, sin perjuicio de la responsabilidad de éstos ante los socios.
Art. 802.- (Distribución del activo). Sólo una vez extinguidas las deudas sociales
se puede distribuir el activo existente, mediante el reembolso de los aportes y la
asignación a los socios de los eventuales excedentes, en proporción estos últimos a la
parte de cada uno en las ganancias.
Sociedades entre esposos. Es frecuente que los esposos sean miembros de una
sociedad. No existiendo prohibición expresa, se supone que está permitido. Lo que falta
definir es si los esposos pueden, sólo entre ellos, constituir una sociedad. La
jurisprudencia francesa la considera nula (Planiol y Ripert), porque, entre otras razones,
se considera que este contrato podría encubrir otros que están expresamente prohibidos
entre ellos, como la venta (art. 591) o la donación (art. 666).
DEL MANDATO
SECCION I
Art. 804.- (Noción). El mandato es el contrato por el cual una persona se obliga
a realizar uno o más actos jurídicos por cuenta del mandante.
Quien tiene un pleito y da poder a otra persona para que actúe en su nombre,
constituye un mandatario que le representa. Cuando alguien envía a su dependiente a
cobrar una cuenta, el que la paga, paga bien porque ese dependiente aunque no tenga
poder de su empleador, por el hecho de llevar el recibo actúa representándole y
tácitamente es su mandatario. Si alguien se casa en nombre de una persona ausente,
es mandatario de ésta porque actúa representándola. Con los ejemplos dados, concluye
Ossorio, que donde hay representación hay mandato y no lo hay si la representación no
existe, para proponer esta definición: el mandato es un contrato por virtud del cual una
persona representa a otra en la realización de un acto jurídico.
A la definición que contiene la noción de mandato dada por el art. 804, le falta
señalar el carácter distintivo del mandato: la representación. Se debe ello a que esa
noción, igual a la del art. 1703 del Cgo. italiano, comprende al mandato con
representación y al mandato sin representación (Messineo). Más, el Cgo. italiano,
seguidamente, da la noción de lo que ha de entenderse por uno y otro mandato -lo que
no hace el Código- con lo cual todo queda debidamente establecido.
Esa es la doctrina que sigue, en realidad, el Código, cuando en el art. 467, que
establece la regla general de la representación, determina que el contrato realizado por
el representante, en nombre del representado, en los límites de las facultades conferidas
por éste, obliga al representado. En general, esta doctrina responde al aforismo potest
quis per alium, cuot potest fasere per se ipsum (se puede hacer por otro lo que se
puede hacer por sí; (cit. Scaevola).
Cosa diversa es la regla del art. 826, que habla de mandato sin representación
para el supuesto de que el mandatario actúe en el ejercicio del mandato por cuenta
propia y para sí, regla incompleta y tergiversadamente tomada del art. 1705 del Cgo.
italiano en el cual tiene función explicable por su relación con otras reglas omitidas en la
copia (arts. 1704 y 1706), que se examina al tratar dicho art. 826. Basta señalar en
este punto, que el art. 1704 del Cgo. italiano -omitido por el Código- habla del mandato
con representación, que supone la actuación con poder y de acuerdo a las reglas de la
representación (arts. 1387 y s. del Cgo. italiano y 467 y s. del Código).
El objeto del mandato ha de ser lícito, por aplicación de los principios generales.
Si se confiere mandato para un acto ilícito, el mandato a su vez seria ilícito, porque el
acto prohibido al mandante no puede ser cumplido mediante un mandatario. La
consecuencia es que suprime en principio, toda acción que seria propia de un mandato
válido (Planiol y Ripert). A propósito dice el digesto (Lib. 17, tít. 1, ley 6a.): reiturpis
nullum mandatum est (el mandato de cosa torpe o inmoral es nulo; cit. Scaevola.
Jurisprudencia
3.- "Es mandato el encargo conferido por una persona a otra para que por
cuenta suya y a su nombre realice uno o varios negocios jurídicos, cuyos efectos
se enlazan a su persona como si ella misma los hubiera realizado y su
otorgamiento, revocación y confirmación corresponden al mandante, conforme a
los arts. 1332 (804) del c.c. y 49 de la L. de 27 de Dic. de 1882".
(G.J. Nº 1559, p. 84).
4.- V. los casos Nos. 8 del art. 592; 2 del art. 805; 3 del art. 842; 2 del art.
851.
Art. 805.- (Clases, formas y prueba del mandato). I. El mandato puede ser
expreso o tácito.
II. El mandato expreso puede hacerse por documento público o privado, por carta
o darse verbalmente, según el carácter del acto a celebrar en virtud del mandato.
a) El mandato doméstico, dado por el marido a la mujer, por los hijos a la madre viuda,
los hijos respecto de los padres, etc.
d) El copropietario indiviso que administra los bienes comunes, puede ser considerado
mandatario tácito de los demás copropietarios, etc.
Además ha de tenerse en cuenta la disposición del art. 810 II) que exige
mandato expreso -por instrumento público- para enajenar (art. 590), transigir (art. 492)
y todo otro acto de disposición, donación (art. 491), por ejemplo.
En los casos en que las leyes no exigen para los actos jurídicos la solemnidad
del instrumento público, puede conferirse mandato por documento privado, por carta, o
verbalmente. Respecto del mandato verbal, ha de tenerse en cuenta la regla del art.
1328, 1), relativamente a la necesidad de la prueba porque, así se reconozca que la
forma del mandato es libre, su prueba tiene que conformarse a las reglas del derecho
común.
3.- "El art. 1333 (805) permitiendo constituir el mandato aún verbalmente, lejos
de prohibir la prueba de su constitución, cuando las partes están discordes, la
permite expresamente como en las demás convenciones".
(G.J. Nº 453, p. 820).
4.- "Al recoger del albacea testamentario cien cabezas de ganado y pasándolas
a la abuela de los menores, cumplió y ejecutó un verdadero mandato, el cual
puede constituirse aun verbalmente".
(G.J. Nº 522, p. 13).
5.- "Según el art. 1333 (805) el mandato puede hacerse por acto público o
mediante carta perfeccionándose con la aceptación del mandatario o la ejecución
del mandato".
(G.J. Nº 610, p. 7).
7.- "El mandato verbal tiene validez al tenor del art. 1333 (805) del c.c. y se
admite la prueba testimonial para acreditar su falsedad substancial".
(G.J. Nº 1286, p. 20).
Jurisprudencia
2.- "La aceptación del poder conferido por carta, dejó perfeccionado el contrato
con arreglo al art. 1332 (806) del c.c., quedando en consecuencia constituido
mandatario especial y sujeto a las obligaciones y restricciones inherentes al
mandato".
(G.J. Nº 541, p. 7).
3.- "Se considera aceptado el mandato cuando, conforme a lo dispuesto por el
art. 1334 (806) del c.c., el mandatario da ejecución al mandato, cual se ha
acreditado en la especie mediante prueba escrita".
(G.J. Nº 1563, p. 107).
Art. 807.- (Aceptación tácita del mandato entre ausentes). Se presume aceptado
el mandato entre ausentes si el negocio para el cual fue conferido se refiere a la
profesión del mandatario o si sus servicios fueron ofrecidos mediante publicidad y no se
excuso de inmediato, en éste último caso, debe adoptar las medidas urgentes de
conservación que requiera el negocio.
Art. 810.- (Mandato general). I. El mandato general no comprende sino los actos
de administración.
II. Si se trata de transigir, enajenar o hipotecar o de cualquier otro acto de
disposición, el mandatario debe ser expreso. La facultad de transigir no se extiende a
comprometer.
Fte: Cgo. it. 1708, 2) (para inc. I) - Cgo. francés 1988--1989-(para inc. II) -
Precd: c.c. abrg. 1337 - 1338 i.f. -
Conc: c.f. 266 - 300 - 316 - c. com. 506 - 1238 -
c.c. 686 - 809 - 835 -
Jurisprudencia
4.- "La insuficiencia del mandato en que se funda el recurso, acusando supuesta
infracción del art. 1337 (810) del c.c., es una alegación extraña y contradictoria
con los términos de la demanda que está fundada en la suplantación de
personas y falsedad de concurrencia de la demandante al acto del otorgamiento
del poder ante Notario, que no ha sido probada".
(G.J. Nº 1602, p. 28).
5.- "Del examen del poder de fs., se establece que la facultad de transigir ha
sido otorgada para los casos en que el apoderado deba actuar atendiendo
pleitos, pero no para transferir a título transaccional concretamente el inmueble
objeto del juicio".
(A.S. Nº 15 de 22-I-81).
Art. 811.- (Extensión). I. El mandato no sólo comprende los actos para los
cuales a sido conferido sino también aquellos que son necesarios para su cumplimiento.
II. El mandatario no puede hacer nada más allá de lo que se le ha prescrito en
el mandato.
Fte: Cgo. it. 1708, 1) (para inc. I) - 1711, 1) (para inc. II) -
Precd: c.c. abrg. 1338 -
Conc: c. com. 75 -
c.c. 469 -
b) Facultativas, que dejan al mandatario una latitud más o menos amplia para su
actuación, según su apreciación y como mejor aconseje la atención de los intereses del
mandante.
Es aplicable a la regla del parágrafo II, la del Digesto (Lib. 17, tít. 1, ley 5), que
dice: diligentis igitur fines mandati custodiendi sunt; nam qui excessit, aluid quid facere
videtur (se ha de observar exactamente lo que se expresó en el mandato; porque el
que se excede, parece que hace otra cosa distinta; cit. Scaevola).
Jurisprudencia
1.- "Con poder para sacar dinero a interés, sin expresa determinación de las
condiciones de pago, al tomar a interés compuesto la cantidad, cuyo pago
persigue la ejecutante, no se extralimitó de sus facultades el mandatario".
(G.J. Nº 619, p. 9).
2.- "No conteniendo los poderes conferidos cláusula expresa para hipotecar, se
contraviene a este art. (811) al otorgar obligación hipotecaria".
(G.J. Nº 634, p. 4).
3.- "El poder general contiene facultades de hacer cobranzas y pagos, acusar
recibos y finiquitos. Al transferir el mandatario el crédito que a favor del
mandante reconocía X a Z en pago de una obligación que, a su vez, reconocía a
favor de éste el mandante, procedió el mandatario dentro del límite prescrito en
el mandato".
(G.J. Nº 721, p. 9).
4.- "El poder conferido al mandatario para que éste represente al mandante en
el juicio, no le faculta para deducir recurso de nulidad, por lo que y por lo
dispuesto en este art. (811) careció de personería para promoverlo a nombre del
mandante".
(G.J. Nº 777, p. 21).
6.- "El poder que acredita el mandato no confiere al mandatario facultad para
transigir por una suma menor a la que se ejecuta y al haberse concluído la
transacción contrariando esta limitación se ha contrariado la terminante
disposición del art. 1338 (810, II y 811, II) del c.c.".
(G.J. Nº 1587, p. 34).
8.- "El mandatario, al tenor del art. 1338 (811) del c.c. no puede hacer cosa
alguna más allá de lo que se le autoriza en el mandato y, si lo hace, los efectos
de sus actos no alcanzan al mandante porque hay ausencia de consentimiento,
requisito sin el cual las convenciones no tienen validez según el art. 699 (452)
del mismo código".
(G.J. Nº 1599, p. 84).
9.- "El poder especial y concreto fue conferido para que el mandatario venda al
mejor postor los terrenos que los mandantes poseen a título de propietarios, sin
extender tal facultad para la venta de la casa y el mandatario, al hacerlo,
contraviene lo dispuesto por el art. 1338 (811) del c.c., que prohíbe a los
mandatarios hacer cosa alguna más allá de lo que se les ha encargado".
(G.J. Nº 1624, p. 163).
10.- Véase los casos Nos. 4 del art. 833 y único del art. 844.
Y para que el consentimiento sea válido, es necesario que éste sea prestado por
personas capaces. Esa es la regla, que no presenta duda alguna respecto del que
confiere el mandato (art. 812, I), aunque respecto del mandatario la regla general
señalada, sufre una excepción importante (art. 812, III).
1.- "La demanda no tuvo por objeto compeler al mandatario a la ejecución del
mandato (resultando por tanto) prematura la indemnización de daños, puesto que
quedo por averiguarse si la inejecución fue o no por culpa del mandatario".
(G.J. Nº 580, p. 16).
2.- "El mandatario responde no solamente del dolo, sino también de las faltas
graves que comete en su administración".
(G.J. 1267, p. 59).
4.- "Según el 1339 (814) del c.c., es obligación del mandatario cumplir con el
mandato mientras está encargado de él, siendo responsable de los daños que
pudieran resultar de su inejecución.
(G.J. Nº 1563 , p. 107).
5.- "El art. 1339 (814) del c.c. obliga al mandatario a cumplir con el mandato y
está igualmente obligado a acabar la gestión comenzada, después de la muerte
del mandante si hay peligro en la demora".
(G.J. Nº 1616, p. 221).
El concepto del bonus pater familias, es una concepción de tanta elasticidad que
muy bien se adapta a cualesquiera de las condiciones de las partes, en lo tocante a la
prestación implícita en la relación jurídica (Scaevola) y en este caso sugiere la fórmula
de bueno y prudente administrador.
Jurisprudencia
II. Está obligado a si mismo a rendir cuentas al mandante y abonarle todo cuanto
haya recibido a causa del mandato, aun cuando lo que haya recibido no se debiera al
mandante.
Fte. Cgo. it. 1710, 2) (para inc. I) - 1713, 1) (para inc. II) -
Cgo. francés 1993 -
Precd: c.c. abrg. 1341 -
Conc: c. com. 83 - 1240 - 1272 -
c.c. 976 -
Jurisprudencia
1.- "Constando haber recibido varias cantidades de dinero, está obligado como
todo mandatario a dar cuenta de su gestión y de todo lo que hubiese recibido
para el desempeño de su cometido".
(G.J. Nº 229, p. 1287).
2.- "El mandatario está obligado a dar cuenta de todo lo que hubiera recibido en
virtud de su encargo y a pagar los intereses de las sumas que hubiere empleado
en su uso".
(G.J. Nº 387, p. 193).
5.- "Del recibo consta que el mandatario entregó al actor todos los bienes...
cumpliendo con el mandato que le fue conferido (por lo que) procedía la
revocatoria solicitada de la providencia que ordenó la rendición de cuentas
demandada". (G.J. Nº 816, p. 42).
Jurisprudencia
2.- Véase los casos Nos. 3 del art. anterior y 6 del art. 821.
Art. 820.- (Intereses por las sumas cobradas). Corren contra el mandatario los
intereses legales de las sumas cobradas por cuenta del mandante, desde el día en que
debió hacerle la entrega o emplearlas en el destino señalado por él.
1º) Por regla general, el mandatario no debe interés alguno al mandante por las
cantidades que tiene en sus manos, por razón o para la ejecución del mandato
(Scaevola). Esta solución, resulta aplicable a contrario sensu de los casos en que el art.
en examen hace del demandatario deudor de intereses: de las sumas cobrados por
cuenta del demandante, desde el día en que debía entregársela o desde el día en que
debía emplearlas en el cometido instruído por él. Fuera de estos dos casos, el
mandatario, legalmente, solo tiene la obligación de guardar las cantidades y restituirlas
al mandante.
2º) El mandatario debe también intereses de las cantidades que aplicó a sus
usos propios y de las que resulte debiendo después de fenecido el mandato.
Jurisprudencia
"Tratándose del combate especial de mandato, el mandatario debe conforme al
art. 1344 como los intereses de sumas que ha empleado en su uso, desde el
día en que las empleó".
(G.J. Nº 720, p. 41).
SECCION III
c) El mandatario, no puede entablar tercería contra una sentencia (caso del art.
360 del p.c.), en que el mandante haya sido parte, así como el mandante no puede
hacerlo respecto de la sentencia, en que el mandatario haya sido parte, en el ejercicio
de su mandato.
En lo que extralimita (art. 821, II), el mandatario está sin poder por lo cual no
obliga al mandante, cuyo consentimiento falta para todo lo que el mandatario ejecuta
excediéndose de los límites del mandato. Tales actos se consideran no sucedidos
respecto del mandante: ni le favorecen ni le perjudican. Los terceros, no pueden oponer
al mandante un acto realizado fuera de los términos del mandato y el mandante ni
siquiera tiene necesidad de intentar una acción de nulidad de dichos actos, porque, en
realidad, no está vinculado por las obligaciones contraídas contrariamente a las
instrucciones del mandato o de las que el mandatario pacta sin estar autorizado. Si ha
mediado ratificación, expresa o tácita (ejecución de lo pactado extralimitadamente) o
simple silencio guardado por el mandante, lo hecho por el mandatario fuera de los
límites del mandato, obliga al mandante como si hubiese estado contenido en las
instrucciones del mandato, automática y retroactivamente. De sus diversas aplicaciones,
la palabra ratificación, aquí, significa el consentimiento prestado por el mandante al
negocio para él y en su nombre realizado por un mandatario, que se ha extralimitado de
sus poderes, o por un mandatario que actúa en virtud de un mandato nulo (caso del
mandatario aparente).
La ratificación no puede ser parcial porque, por naturaleza, es indivisible, no
quedando al mandante otra opción que ratificar o rechazar en su integridad el negocio
concluído extralimitadamente.
Jurisprudencia
4.- "El art. 1345 (821) del c.c. requiere la comprobación del respectivo poder
para que el cajero y mandatario comprometan a su principal o mandante".
(G.J. Nº 751, p. 9).
5.- "Habiendo sido notificado el mandatario (con poder suficiente al efecto) para
que prosiga el juicio bajo pena de deserción, (no era necesaria) la citación
personal del mandante, por cuanto los gestores comprometen a su principal
conforme al art. 1345 (821), siempre que exista poder expreso".
(G.J. Nº 783, p. 20).
6.- "El poder conferido contiene cláusula especial restrictiva de que cuando
sustituya el mandato, no se incluyan en la sustitución las facultades de pedir
dinero prestado, de negociar giros o letras de cambio, de adquirir o disponer de
bienes raíces, limitándolo a la administración únicamente... Al no obrar así (el
sustituto) procedió fuera de las facultades expresadas en el poder que le fue
sustituído, sin que, por ello, (haya podido establecerse) obligación alguna contra
el principal".
(G.J. Nº 820, p. 20).
7.- "El mandante está obligado a cumplir los compromisos contraídos por el
mandatario con arreglo al mandato que se le ha dado, pero no queda reatado a
lo que se haya hecho con exceso de las facultades conferidas si no ha sido
ratificado expresa o tácitamente, según dispone el art. 1345 (821) del c.c.".
(G.J. Nº 1219, p. 40).
Jurisprudencia
El Cgo. abrg. como su modelo del Cgo. francés, guardan silencio sobre el
derecho de retener. El Cgo. italiano de 1942, modelo del actual Código, establece
privilegio en favor del mandatario sobre las cosas del mandante (art. 2761, 2º) y, con
carácter general, dispone el derecho de retención en favor de todo acreedor (art. 2756,
3º), disposiciones que el Código ha resumido para el caso en el art.
Para que el derecho de retener tenga aplicación, se requiere que los efectos
retenibles se encuentren en poder del titular de la facultad, cuya desposesión está bajo
el resguardo de este art.
Art. 825.- (Mandato colectivo). El mandato conferido por dos o más personas por
un acto único y para un negocio común, obliga solidariamente a cada una de ellas con
el mandatario para todos los efectos del mandato; sólo puede ser revocado por todas
ellas, a menos que exista justo motivo.
Es esencial que el mandato sea dado en un acto único. Si los mandantes actúan
por acto diferente, no son solidarios, aunque hubiere comunidad de intereses, pues los
mandantes son extraños los unos de los otros (Baudry - Lacantinerie, cit. de Scaevola).
Si, por ejemplo, un mandatario recibe de diversos mandantes, mandato de igual
contenido como sería el caso de coherederos que por actos separados encomiendan al
mandatario realizar la partición de la herencia, el mandatario, no obstante tratarse
indudablemente de un negocio común, no podrá dirigirse solidariamente contra los
coherederos, para exigirles el cumplimiento de sus obligaciones. No hay obligación única
nacida de un solo contrato, a la que solidariamente están obligados los mandantes. Hay
dos o más contratos (según el número de coherederos que se quiera asignar al
ejemplo), netamente distintos entre sí, que aun teniendo un objeto común o versando
sobre un negocio común, originan obligaciones diversas e independientes entre sí.
Los efectos de la solidaridad, son los del derecho común: permite al mandatario
reclamar directamente y por el total a cualquiera de los mandantes, aun después de
haber dejado caer a los demás en la insolvencia, siempre que la acción no haya
prescrito.
Disposición siguiente del Cgo. italiano (art. 1706) que no ha sido tomada por el
Código y que se refiere a las consecuencias del precepto, en los casos de adquisición
de muebles, o de inmuebles sujetos a registro y de los derechos adquiridos por el
poseedor de buena fe.
El mandato por testaferro, se gobierna por las reglas generales de los actos
simulados (Baudry-Lacantinerie, cit. por Planiol y Ripert). Es un caso de simulación por
interposición de persona (Mazeaud) -no es en sí mismo ilícito porque nada obliga al
mandante y mandatario a hacer públicas sus relaciones. Los terceros, no pueden
reclamar contra la simulación si no tienen un interés legítimo lesionado. Las relaciones
de mandante y mandatario, resultan más complicadas habida cuenta que es el
mandatario testaferro y no el mandante que se hace deudor o acreedor de los terceros
con quienes trata. Resulta de ello, que el testaferro queda obligado, además, a trasmitir
al mandante los resultados obtenidos de sus tratos con los terceros, efectuados en su
propio nombre, trasmisión que por las reglas de la representación inherentes al mandato
ordinario es innecesaria. De ahí la razón de la regla del párrafo II del art. (Planiol y
Ripert).
Los autores distinguen entre las causas de extinción del mandato, causas
objetivas y causas subjetivas. Las primeras se relacionan con el contenido del mandato
y las segundas se refieren a la persona del mandante, o a la del mandatario o a ambas
personas (Scaevola).
Jurisprudencia
1.- "De acuerdo al inc. 3º del art. 1350 (4º, 827) del c.c. el mandato acaba por
muerte del mandante, quedando sin ningún valor lo actuado por su apoderado".
(G.J. Nº 1601, p. 52).
2.- "El fallecimiento del mandante pone fin al mandato, conforme dispone el art.
1350 (827, 4º) del c.c.".
(G.J. Nº 1616, p. 101).
3.- "Según el art. 1350, caso 3º (827, 4º) del c.c., el mandato se acaba por la
muerte del mandante".
(G.J. Nº 1616, p. 221).
Cuando alguien confía sus intereses a otro, se sobreentiende que éste quedará
encargado mientras continúe la confianza que le ha sido acordada y el mandato cesa
cuando el mandante notifica al mandatario su cambio de voluntad. La revocabilidad del
mandato, tiene su razón de ser en la consideración de que el negocio confiado al
mandatario, es en vía normal un negocio del mandante, quien por ello permanece
siempre dominus negotti y tiene la facultad de detener la ejecución del mandato, si ya
no lo considera conforme a sus intereses o si, por cualquier causa, ya no tiene
confianza en la actuación del mandatario (Andreotti y Dominedó, cits. por Scaevola).
Jurisprudencia
1.- "El mandante puede revocar su poder, cuando le parezca bien, exigiendo la
devolución del documento que lo contiene y al retirar el mandato en uso de esa
facultad legal no falta a la ley del contrato".
(G.J. Nº 611, p. 7).
2.- "En ejercicio de la facultad conferida por este art. (828), ha sido notificado
judicialmente el mandatario, quedando así acabado el mandato".
(G.J. Nº 796, p. 36).
II. Puede revocarse en ambos casos mediando justo motivo o por acuerdo entre
partes, salvando lo que se haya establecido en el convenio.
La regla examinada en el art. anterior tiene sus excepciones en los casos que
señala este art.
Jurisprudencia
2.- "La revocación del mandato hecha con posterioridad (a un acto realizado) no
puede retrotraer sus efectos a los actos en que es responsable de la ejecución
de su mandato".
(G.J. Nº 701, p. 7).
Jurisprudencia
Como ejemplo del impedimento grave o de los justos motivos que dispensan al
mandatario, de continuar el mandato hasta su reemplazo e inclusive de la indemnización
de los perjuicios causados al mandante por la renuncia, puede señalarse la obligación
sobrevenida en que se encontraría el mandatario, de partir intempestivamente para un
viaje lejano, cuya demora le ocasionaría un perjuicio considerable. También la pérdida
de un familiar, el matrimonio, la enfermedad, el desorden de los negocios del mandante
que no provee al mandatario los anticipos ni los gastos, la enemistad capital
sobrevenida entre mandante y mandatario, etc. Todos estos casos, son los que las
leyes romanas llaman justae causae que el art. 832, los abraza en la generalidad de
sus expresiones impedimento grave o justo motivo.
Para el Derecho romano y el antiguo Derecho francés, los actos realizados por el
mandatario, ignorando el fin del mandato, eran válidos, porque se consideraba que el
mandato no debía volverse en perjuicio del mandatario. En el Derecho italiano, se
formula esta norma general: cualquiera que sea la causa por la cual se extingue el
mandato, la causa misma no produce efecto respecto a la parte o las partes que de
buena fe la ignoraban. Razones de equidad, imponen una excepción al rigor de los
principios generales, según los cuales, lo que hace el mandatario después de la
extinción del mandato, debería no existir para el mandante y sus herederos (Olivieri y
Andreotti, cits. por Scaevola). En el Derecho alemán, aunque el mandato se extingue,
se considera subsistente a favor del mandatario, hasta que éste sepa o tenga que saber
la extinción.
La obligación que impone el texto legal (art. 833, II), a los herederos o tutor del
mandatario muerto o incapacitado de informar de la muerte o la incapacidad de éste al
mandante, presupone, desde luego, que ellos estén informados de la existencia del
mandato. En segundo lugar, tratándose de los herederos éstos han de ser mayores y
capaces legalmente, pues si se trata de menores o incapaces, no están más obligados
en virtud de este precepto, que lo estarían por un contrato en el cual participasen.
Acerca del fundamento y naturaleza de los actos que deben ejercer los herederos
o el representante del mandatario muerto o incapacitado, parece la opinión mejor
fundada, la que estima que en presunciones de esta índole, el hecho jurídico es un
mandato tácito según Laurent, o un mandato legal según Manresa (cits. de Scaevola),
interpretación que se deduce de los términos absolutos con que el art. 833, II),
prescribe tal obligación, que al no ser observada puede generar acción de resarcimiento
de daños.
Jurisprudencia
1.- "Son válidos los contratos celebrados por el mandatario que ignoraba la
muerte del mandante".
(G.J. Nº 190, p. 796).
2.- "Para que se tenga por extinguido el mandato con la muerte del
(mandatario) es indispensable la notificación prescrita por el art. 1356 (833) que
no consta que se hubiera practicado por el albacea".
(G.J. Nº 584, p. 8).
4.- "Caducando el poder por la muerte (del mandante) no podía (el mandatario)
otorgar obligación hipotecaria (cuando además) el mandato no contenía cláusula
expresa para hipotecar".
(G.J. Nº 634, p. 4).
5.- "Si bien termina el mandato por la muerte del mandatario, debiendo en tal
caso dar aviso los herederos al mandante, conforme a este art. (833) ello no
extingue la responsabilidad de aquéllos por los actos consumados del
mandatario, anteriores a su muerte".
(G.J. Nº 640, p. 6).
6.- "Si bien el mandato se acaba, entre otros casos, por la muerte del
mandatario, no por eso se extingue sus obligaciones y responsabilidades
concernientes al mandato que desempeñó, las que pasan a sus herederos".
(G.J. Nº 804, p. 44).
SECCION V
II. A falta de otras disposiciones, son aplicables las del mandato en general, en
cuanto lo permita la índole del mandato judicial.
Ocurre que algunas veces, ciertas personas son encargadas legal o judicialmente
de realizar ciertos actos por cuenta ajena, sin consentimiento del interesado. Las reglas
de la representación, funcionan en estos casos como en el mandato y lo mismo ocurre,
salvo disposición contraria, en cuanto a las responsabilidades del mandatario (Planiol y
Ripert). Estos autores, reputan abuso de lenguaje atribuir a la representación de los
incapacitados, carácter de mandato legal. Ejemplo de este tipo de mandato sería el
dado en la anotación del art. 833, II, respecto de la obligación de los herederos del
mandatario muerto.
Jurisprudencia
II. El poder conferido puede ser revocado en cualquier momento con la única
salvedad de tener que constituir en el juicio otro mandatario, de no comparecer
personalmente el interesado.
Jurisprudencia
"Si bien el demandado confirió poder para ser representado en juicio ejecutivo,
al ordinarizarse éste no ha cesado ese mandato".
(G.J. Nº 827, p. 47).
SECCION I
DEL DEPÓSITO EN GENERAL Y DE SUS DIVERSAS ESPECIES
De la noción que da de este contrato el texto legal (art. 838), resultan como
rasgos característicos: a) la tradición de un bien; b) la obligación principal de guardarla
y custodiarla; c) la obligación de restituir la cosa.
Art. 839.- (Cosas susceptibles de depósito). Pueden ser objeto de depósito las
cosas muebles o inmuebles.
Jurisprudencia
1.- "Por definición del art. 1277 (840) del c.c. este es un contrato gratuito por
su naturaleza y la ley no reconoce pago de intereses, excepto en los casos
previstos por el art. 344 del c. mtl. (870, c. com.) cuando el depositario
mercantil hubiere hecho uso de los dineros o efectos depositados".
(G.J. Nº 1215, p. 77).
2.- "El depósito en materia civil es siempre gratuito, salvo convenio contrario
según el art. 1277 (840) del c.c.".
(G.J. Nº 1222, p. 23).
Jurisprudencia
"El hecho del depósito está probado con el recibo debidamente reconocido que
cursa en obrados, comprobante que reune las condiciones de prueba escrita
exigida por el art. 1283 (sin equivalente) del c.c., para probar el depósito
voluntario". (G.J. N 1358, p. 46).
SECCION II
SUBSECCION I
DISPOSICIONES GENERALES
Jurisprudencia
4.- "El recibo acredita un depósito voluntario, propiamente dicho, verificado por
persona extraña al juicio, en poder del depositario que lo suscribe, constituyendo
un contrato esencialmente gratuito".
(G.J. Nº 805, p. 37).
5.- "El depósito voluntario debe probarse por escrito, porque la prueba
testimonial no es admisible cuando su cuantía excede el límite fijado por el art.
928 (1328, I) del c.c.".
(G.J. Nº 1236 p. 91).
III. El depósito hecho en una persona incapaz, sólo da acción para reivindicar la
cosa depositada existente en poder del depositario o el reembolso del valor que ha
redundado en provecho de éste, sin perjuicio de lo que corresponda en caso de dolo.
Fte: Cgo. it. 1769 (para inc. III) - Cgo. francés 1925 (para incs. 1 y II) -
Precd: c.c. abrg. 1281 - 1285 - 1286 -
Conc: c.c. 299 - 483 - 962 - 971 - 984 - 1453 -
Este art. (I), conformándose a la regla general del art. 483, preceptúa que esta
clase de depósito, se concierta entre personas capaces de contratar, aunque
seguidamente admite la posibilidad de las excepciones señaladas en sus párrafos II) y
III), según que el depositante o el depositario sean incapaces.
Tocante al primer supuesto, si un menor o un interdicto (incapaces según los
casos 1 y 2 del art. 5), hace entrega de una cosa en guarda a una persona capaz, ésta
queda obligada como depositario, no obstante que este contrato exija, como los demás,
la manifestación de la voluntad que no ha podido existir en el incapaz. Se cree que
hubiera sido más conforme con los principios, declarar nulo el contrato, que no ha
existido, e imponer a la persona capaz las obligaciones del negotiurum gestor, que ha
tomado la cosa para impedir que el incapaz la destruya (Machado).
En el segundo supuesto, debe considerarse dos aspectos: 1º) con relación a las
obligaciones de guarda y conservación de la cosa, el contrato es nulo y el depositario
incapaz se encuentra a cubierto, por los daños y perjuicios por aplicación de las reglas
del derecho común; 2º) respecto de la restitución, sólo tiene el depositante acción para
perseguir la reivindicación, mientras la cosa exista en poder del incapaz, que según
Zachariae (Git. de Machado), es de restitución simplemente, porque la reivindicación
sólo tiene lugar contra terceros; o en su defecto el reembolso de aquello en que se ha
aprovechado o beneficiado el incapaz. Lo contrario sería favorecer el robo. En caso de
dolo, han de aplicarse las reglas de los arts. 984 y s. teniendo en cuenta las
circunstancias relativas a la imputabilidad e inimputabilidad del incapaz, según los casos
particulares.
SUBSECCION II
De este art. (tomado del 1927 del Cgo. francés, a través del 1287 del c.c.
abrg.) y del art. siguiente 845 (tomado en su párrafo inicial del 1768 del Cgo. italiano),
ha de inferirse que el Código diferencia el cuidado del buen padre de familia, del
cuidado que una persona pone en la guarda de las cosas propias. Lo cual no supone
precisamente una diferenciación demasiado casuista. Tiene influencia en el grado de
responsabilidad, lo que resuelve el Cgo. italiano, como el francés, disponiendo menor
rigor en la evaluación de aquélla cuando el depósito es gratuito.
Los dos arts. en examen (844 y 845), mantienen los principios de la culpa levis
in concreto y de la culpa levis in abstracto de los arts. 1927 y 1928 del Cgo. francés
(Planiol y Ripert, Mazeaud).
En el caso del primer art., no se espera del depositario para la cosa depositada,
mas cuidados que los que acostumbra dispensar a las suyas propias. Si el depositante,
a pesar de ello, le entrega su confianza, tiene que conformarse con la diligencia habitual
de su depositario. En el caso del segundo art. y sus supuestos, el depositario debe
conducirse con la prudencia normal que la ley atribuye a todo buen padre de familia y
su responsabilidad, consiguientemente, se graduará con mayor rigor que en el supuesto
del art. 844.
Jurisprudencia
"El depositario bajo cuya guarda estuvo la finca, pudo darla en arrendamiento
lucrativo a beneficio del propietario, ejerciendo así, conforme a los arts. 1287 y
1338 (844 y 811) del c.c. un simple acto de administración legítima; lo que no
importa haberse servido de la finca y haber contravenido a la prohibición del art.
1290 (847)".
(G.J. Nº 630, p. 3).
Jurisprudencia
Art. 848.- (Devolución del depósito; frutos, intereses, daños). El depositario está
obligado a devolver la misma cosa recibida, en el estado en que se halla en el
momento de la restitución, con más las accesiones y frutos que hubiesen percibido;
asimismo a pagar los intereses por el dinero depositado, desde que incurrió en mora
para su restitución, todo independientemente del resarcimiento del daño, si ha lugar.
2.- "El art. 520 del p.c. referente al 789 del mismo, ha abrogado el inc. 7º del
art. 11 de la L. de 19 de Dic. de 1905, que priva al depositante demandar el
apremio del depositario, así se tratara de obligaciones anteriores a la nueva
legislación (art. 1567, c.c. vigente), puesto que frente a la ley procesal que
abroga un instituto jurídico, como era el apremio, aun las expectativas nacidas
con anterioridad se frustran al cesar la posibilidad de realizarse, por lo que el
auto recurrido al dar correcta aplicación al citado art. 520 del p.c. no ha
incurrido en las infracciones acusadas".
(A. S. Nº 166 de 28-VI-79).
Art. 849.- (Deterioros, pérdida, aviso). I. No corren a cargo del depositario los
deterioros o pérdida de la cosa que hayan sobrevenido sin culpa.
III. El depositario debe dar aviso inmediato al depositante acerca del hecho que
lo ha privado de la tenencia, bajo sanción de resarcimiento del daño en caso contrario.
Fte: Cgo. it. 1780 (para incs. II y III) - Cgo. francés 1929 (para inc. I) -
Precd: c.c. abrg. 1289 -
Conc: c. com. 872 -
c.c. 242 - 379 - 383 - 694 - 861 -
Esta forma de restitución por equivalente, se presenta también en el caso del art.
855, cuando el heredero del depositario que ignoraba el depósito, enajena o consume,
de buena fe, la cosa depositaria. Debe restituir el precio recibido o subrogar el crédito,
en caso de enajenación y en caso de haberla consumido, el precio de la cosa.
Jurisprudencia
"Quienes deben restituir o entregar las cosas que se les ha confiado, no están
obligados a hacerlo cuando ellas se han perdido por causa fortuita o de fuerza
mayor, esto es, sin culpa".
(G.J. Nº 1229, p. 9).
Fte: Cgo. it. 1771 - Cgo. francés 1944 - Partida 5a, tít. 3, ley 6 -
Precd: c.c. abrg. 1302 - 1304 -
Conc: c. com. 872 - 873 - 877 - p.c. 355 y s. -
c.c. 301 - 311 - 313 - 314 - 330 - 344 - 369, 2) -
Por la regla del art., el depositante puede poner fin al depósito cuando lo desee,
aun cuando se haya fijado un término en el contrato. El precepto se funda, en la misma
naturaleza del contrato de depósito que reposa, fundamentalmente, en la confianza.
Según el párrafo II del artículo, el depositario que tenga justos motivos para no
conservar el depósito, puede restituirlo aún antes del término designado o consignado
mediante intervención Judicial. Si no se ha señalado término, es indudable que la
obligación del depositario no puede ser indefinida y si se ha señalado término, así sea
en favor del depositante, es evidente que el carácter de confianza que
fundamentalmente informa las relaciones derivadas del depósito, hace que el depositario
no deba ser gravado innecesariamente cuando, por razones de diversa índole que
pueden presentarse, la persistencia en el depósito puede ocasionar perjuicios para el
depositario.
Jurisprudencia
3.- "Es necesaria la prueba literal, e insuficiente por sí sola la testimonial (art.
928 del Cgo. abrg. = al 1328) para demandar que el depositario devuelva
especies recibidas por él en depósito voluntario".
(G.J. Nº 774, p. 4).
4.- "El depósito voluntario, que implica un acto de confianza, debe ser devuelto
a petición del depositante, sin necesidad de término ni de incurrir en mora,
según el art. 1302 (850) del c.c., no siendo aplicable al caso el art. 1258 (899)
del mismo, que regula el contrato de mutuo que es inconfundible con el de
depósito".
(G.J. Nº 1243, p. 53).
II. Sin embargo, si descubre que la cosa dada en depósito ha sido sustraída y
sabe quién es el dueño, debe denunciar el depósito a éste, pero queda liberado si
restituye la cosa al depositante transcurridos quince días de dicha denuncia sin que se
le haya notificado oposición.
Fte: Cgo. it. 1777, I) (para inc. I) - 1778 (para inc. II) -
Precd: c.c. abrg. 1295 - 1296 -
Conc: c.c. 297 - 852 - 853 -
Adviértase, desde luego, que el art. presenta un notorio error de la edición oficial
al decir que el depositario debe restituir el depósito al propio depositario, en lugar de
decir al propio depositante, cual aparece en el original oficial del Código y como resulta,
además, del simple sentido común.
Jurisprudencia
1.- "Según este art. el depósito no debe restituirse sino al mismo que lo confió o
a aquél a cuyo nombre se hizo, o al que haya sido indicado para recibirlo. El
depósito se hizo por el juzgado... y a su orden y no por (el demandante) ni a
nombre suyo ni fue designado para recogerlo (por lo que carece, de personería
para reclamar la cosa)".
(G.J. Nº 478, p. 1008).
2.- "(El depositario) recibió (dinero) en calidad de depósito, cantidad que no era
perteneciente (al depositante) quien la entregó por encargo y cuenta de su
hermano (según consta en el documento) mandato que efectivamente cumplió".
(G.J. Nº 624, p. 9).
El art. es simple aplicación de las reglas generales del Código, sobre los
supuestos que contiene y no implica ninguna norma específica que altere o modifique
las normas respecto de la capacidad y, particularmente, en este caso las del art. 843.
Jurisprudencia
"La finada fue la que depositó dichos bienes muebles y su devolución debe
hacerse al legítimo representante de la persona que hizo el depósito en
observancia del art. 1297 (852) del c.c.".
(G.J. Nº 820, p. 50).
II. Si son varios los depositarios el depositante podrá pedir la devolución a quien
detenta la cosa, y éste dará aviso a los otros depositarios.
Cabe observar que el art. 1776 del Cgo. modelo, dice con más propiedad que el
heredero haya vendido la cosa ignorando que ella estaba en depósito, condición
necesaria para apreciar la buena fe.
SUBSECCION III
Jurisprudencia
"El art. 1305 (856) del c.c., obliga al depositante a reembolsar al depositario los
gastos que éste haya hecho para la conservación de la cosa depositada y a
indemnizar todas las pérdidas que pueda haberle ocasionado el depósito".
(G.J. Nº 1622, p. 29).
II. Sin embargo, el depositante podrá pedir por la vía judicial la devolución
mediante garantía idónea para el pago respectivo, si no estuviesen del todo justificados
los adeudos por ese concepto.
Jurisprudencia
Art. 859.- (Régimen y prueba del depósito necesario). I. En el caso 1 del artículo
precedente, el depósito se rige por las reglas de la ley respectiva y, en su defecto, por
las del depósito voluntario.
II. En el caso 2 se aplican igualmente las del depósito voluntario, admitiéndose
todo medio de prueba.
Todos los casos señalados por este artículo, han sido considerados en mayor o
menor medida en la anotación de las reglas de las secciones anteriores, excepto el 3) y
el 4). Respecto del primero, ha de entenderse que la enajenación pone fin al depósito,
si la cosa ha sido restituída a tiempo de la enajenación, sea al enajenante, sea al
adquirente con orden de aquél para retirar la cosa. Tocante al punto 4), excepto un
supuesto de confusión, propiamente no hay ni hubo depósito. Porque es nulo, al menos
como tal depósito, el contrato en que la cosa depositada sea propia del depositario, ya
que el art. 838, que da la noción de este contrato, exige para la formación del concepto
de depósito, que el depositario reciba cosa ajena. Sin embargo, entre las novedades
que el derecho moderno ofrece a la consideración de los juristas, está por ejemplo la
llamada prenda sin desplazamiento (examinada en la anot. a los arts. 1417 y s.), que
es el depósito del deudor, convertido en depositario de cosa propia (Scaevola).
Jurisprudencia
Véase el caso único del art. 849.
SECCION V
OTRAS VARIEDADES DEL DEPÓSITO
SUBSECCION I
DEL DEPÓSITO IRREGULAR
II. Se presume en el caso presente la facultad del depositario para usar del
depósito, si no consta lo contrario.
III. El depósito irregular se rige por las reglas del mutuo en cuanto sean
aplicables.
Art. 863.- (Responsabilidad por las cosas entregadas). Los hoteleros y posaderos
son responsables como depositarios por las cosas, efectos u otros valores que se les
entregan, o a sus dependientes autorizados o encargados de recibirlos, por los
huéspedes en sus establecimientos.
Las reglas de esta subsección, están tratadas entre las del depósito necesario
por el Cgo. abrg. y por otras legislaciones. Los preceptos en examen, por su particular
severidad, suponen un régimen especial que deroga en tres sentidos, según Planiol y
Ripert, las reglas comunes del depósito: 1º) porque se le atribuye un sentido más
amplio que cualquier otra forma de depósito: se entienden depositados todos los objetos
que el viajero aporta consigo, los haya entregado al hotelero o posadero o no,
reteniéndolos solamente en su habitación (art. 864). La regla común exige que la cosa
depositada haya sido entregada al depositario (art. 841), con la aceptación de éste. 2º)
es más grave la responsabilidad de hoteleros y posaderos que en el depósito regular,
pues responde del robo y daños causados, así éstos hayan sido perpetrados por
extraños (art. 864), e ilimitadamente cuando hubo negativa para recibir en custodia la
cosa perdida o dañada, con la sola excepción de que el hecho se deba a los
acompañantes del huésped, a culpa grave de éste, o a fuerza mayor (art. 865). 3º)
Esta variedad de depósito, se considera en todo caso como necesario, aun cuando su
causa determinante no sea un suceso imprevisto, lo cual tiene su efecto principal en
que se admite todo género de prueba.
DEL SECUESTRO
Sobre el carácter del secuestro según las reglas del Código que se examinan
ahora y las del Procedimiento Civil (art. 162), corresponde advertir que no es una figura
típica de proceso autónomo caracterizada por su función cautelar, como ocurre en el
Derecho italiano que regula el secuestro como proceso típico y como tal lo regula al
ocuparse de los procedimientos cautelares (Sec. 1º, cap. III, Libro IV del Codice di
Procedura civile). Las reglas del ordenamiento legal boliviano, citadas supra, lo reputan
medida precautoria y como tal la reglamentan entre las medidas precautorias (Cap. IX,
Título III, del Libro Primero del Procedimiento Civil).
Jurisprudencia
1.- "El secuestro judicial de cosas muebles cuya propiedad o posesión se litiga,
teniendo por objeto consultar la seguridad de éstas, separando a los interesados
de su manejo y administración, debe confiarse a un tercero en quien las partes
han convenido, o que el juez designa de oficio".
(G.J. Nº 298, p. 1966).
2.- "La retención judicial, legalizada en toda forma, produce los efectos del
secuestro convencional y constituye un verdadero depósito, con las obligaciones
impuestas al depositario".
(G.J. Nº 606, p. 9).
4.- "Contradicha por ambos litigantes la propiedad como la posesión del bien
mueble, cuyo secuestro se solicita... los jueces (debieron) ordenar el secuestro
que, además, recae sobre una especie expuesta a empeorar durante el pleito".
(G.J. Nº 756 p. 6).
5.- "La posesión (derivada) de la aludida partición (de herencia) constituye título
de propiedad y hacen improcedente el secuestro (porque no hay litigio sobre el
derecho de propiedad)".
(G.J. Nº 1153, p. 22).
Fte: Cgo. it. 1802 (para inc. I) - c.c. abrg. 1319 (para inc. II) -
Precd: c.c. abrg. 1315 - 1316 -
Conc: c.c. 840 - 1350 -
V. la anot. al art. anterior.
Jurisprudencia
"Por mandato del art. 1319 (870) del c.c. el depositario tiene derecho a la
remuneración convenida por las partes en el acto del secuestro y no habiendo
dicho acuerdo, el 4% anual de la producción del inmueble rústico objeto del
secuestro".
(G.J. Nº 1232, p. 36)
Fte: Cgo. francés 1958 - 1960 (para inc. I) - Cgo. it. 1800, 2) (para inc. II) -
Precd: c.c. abrg. 1318 -
Conc: p.c. 161 - 171 -
c.c. 842 - 845 - 847 -
V. la anot. al art. 869.
Jurisprudencia
"El depositario judicial debe rendir cuentas ante el mismo juez de la causa,
como una emergencia del proceso principal, sin necesidad de ocurrir a otra vía,
porque sus funciones son emergentes de dicho proceso dentro del cual debe
tramitarse la indicada cuenta y por tal razón, el juez ad quem al revocar el auto
del juez a quo en ese sentido, no ha violado el art. 405 (687) del p.c. aplicado
en la especie correctamente".
(G.J. Nº 1229, p. 54).
Art. 872.- (Régimen del secuestro judicial). I. La autoridad judicial, puede ordenar
el secuestro de bienes en litigio, pero sólo en los casos previstos en el Código de
Procedimiento Civil.
II. El depositario es designado por el juez, excepto si los interesados convienen
en una persona, mas en ambos casos sujeta ésta a las reglas del secuestro
convencional.
Jurisprudencia
2.- "Según el art. 1437 (1335), los bienes del deudor sirven de prenda al
acreedor, en cuya virtud, el secuestro de los inmuebles, autorizado por el art.
1320 (872) puede tener lugar".
(G.J. Nº 660, p. 25).
3.- "El demandado tiene título de propiedad en el coche y el par de caballos
cuyo secuestro solicita el demandante. El auto impugnado que ordenó el
secuestro no obstante haberse manifestado el título de propiedad infringe este
art. 1320 (872 c.c. y 163 p.c.)".
(G.J. Nº 707, p. 7).
4.- "En todos los casos de secuestro judicial, aquél a quien se confió la cosa,
consista en dinero o en alhajas o en cualquier otra clase de bienes muebles,
está sujeto a todas las obligaciones del secuestro convencional según el art.
1321 (872, II)".
(G.J. Nº 736, p. 25).
6.- "Según el art. 1320 (872) del c.c. la facultad de deferir o negar el secuestro
está limitada a la prudencia de los jueces, facultad que no está sujeta a censura
en casación".
(G.J. Nº 1564, p. 184).
Art. 873.- (Remoción del depositario). El depositario puede ser removido por el
juez, de oficio o a petición de parte, siempre que falte a alguno de los deberes que,
como tal, está obligado a cumplir.
Jurisprudencia
1.- "Si bien todo depositario puede ser removido por el juez oficio o a petición
de parte, cuando falta a sus deberes, esta facultad no es discrecional y está
sujeta a la prueba de los cargos que contra él se formularen, por aplicación de
la regla del art. 160 (375) del p.c.".
(G.J. Nº 1275, p 80).
2.- "El depositario judicial, como todo depositario, está reatado a obligaciones de
las que debe responder, teniendo en cuenta, sobre todo, que su nombramiento
fue judicialmente discernido".
(G.J. Nº 1297, p. 23).
CAPITULO IX
Las disposiciones de este capítulo, se aplican, dentro del ámbito del c.c., a las
relaciones que derivan del alojamiento en las comunmente llamadas pensiones,
residenciales, etc., que generalmente tiene carácter familiar y no llenan todas las
condiciones requeridas reglamentariamente para los hoteles como actividad comercial
(art. 6, caso 13 del c. com.), porque de ordinario están atendidas personalmente por su
propietario, que realiza esa actividad como un medio de subsistencia (c. com. art. 8,
caso 4).
Se advierte falla en la redacción del art. que seguramente debe decir... y otras
similares inscritas en el registro, etc. La errata corresponde a los originales del Código.
CAPITULO X
DEL PRESTAMO
SECCION I
DISPOSICION GENERAL
Fte: Cgo. español 1740 (para inc. I) - Cgo. francés 1874 (para inc. II) -
Precd: c.c. abrg. 1238 -
Conc: c. com. 1331 -
c.c. 78 - 79 - 880 - 895 - 896 -
El préstamo es el contrato por virtud del cual, una de las partes (prestatario),
recibe de la otra (prestamista) una cosa que se obliga a restituir en especie o en otra
equivalente, después de haberla utilizado por cierto tiempo. Se prefiere decir que la
cosa es utilizada, que evoca la idea de aprovechamiento, porque es un término
comprensivo del uso y del consumo, con lo cual se abarca los conceptos de comodato
mutuo. La noción dada en el art. 879, adolece de una redacción impropia, cuando
atribuye al prestatario la facultad de usar y consumir, al emplear la conjunción copulativa
y que asimila nociones diferentes como son el comodato y el mutuo, para destacar la
cual diferencia debió emplear la conjunción disyuntiva o alternativa o.
Era conocido por los romanos un tercer contrato de préstamo particular, que
calificaban de precarium, que se distinguía del comodato, sólo en que la cosa prestada
sin fijación de término, podía ser reclamada a voluntad del prestamista y del cual el
Derecho moderno se ocupa muy poco, aunque sólo equiparado al comodato sin fijación
de tiempo, (Scaevola). El Código le ha asignado una subsección particular (art. 894), a
diferencia de su modelo (art. 1810 Cgo. italiano), que lo trata entre las normas relativas
al comodato.
La naturaleza jurídica de estos contratos, desde las distinciones que con tanto
sentido de realidad formulaban los romanos, corresponden a la de los contratos reales,
para cuya perfección se requiere la entrega de la cosa.
SECCION II
DEL COMODATO
SUBSECCION I
DE SU NATURALEZA
Por el comodato, una persona entrega a otra gratuitamente una cosa no fungible
para que la use por cierto tiempo y la devuelva, cumplido el tiempo o el uso para que
la recibió. Se identifica todavía con el denominado préstamo de uso, locución que
describe bien su función económica (Messineo).
Pueden ser objeto de este contrato todas las cosas no fungibles, muebles o
inmuebles. Si bien la entrega de la cosa da existencia al contrato, la forma, respecto de
si se trata de un comodato o no, está sujeta a las reglas generales sobre la prueba de
los contratos (art. 1328, I). La capacidad del comodante supone la de disponer el bien
o los bienes que da en comodato. A este respecto el art. 882, empezando por su
epígrafe, que da idea de que el comodatario podría disponer (en el sentido de enajenar
indudablemente) de la cosa, presenta una redacción deficiente.
Jurisprudencia
"Según los arts. 1239 y 1240 (880) del c.c. el comodato es un contrato por el
cual una de las partes entrega a la otra una cosa para que se sirva de ella, con
cargo de devolverla, permaneciendo el comodante propietario de la cosa que
presta". (G.J. Nº 1362, p. 42).
Art. 882.- (Facultad de disponer). Pueden celebrar este contrato los que tienen
facultad de disposición de los bienes que dan en comodato.
II. No puede usar la cosa sino según su naturaleza o el contrato, bajo sanción de
resarcir el daño, si ha lugar.
Art. 885.- (Gastos ordinarios). Está obligado a soportar los gastos ordinarios que
exija el uso de la cosa, por los que no tiene derecho a reembolso.
Tal la razón por la que el comodatario debe soportar aun los casos fortuitos en
los supuestos del art., cuyo parágrafo II, tomado del I del art. 1805 del Cgo. modelo, ha
sido defectuosamente adoptado. Más claridad en la formulación presenta su fuente, que
dice:
Art. 887.- (Deterioro por efecto del uso). Si la cosa se deteriora por sólo el
efecto del uso para el que ha sido prestada y sin culpa del comodatario, éste no es
responsable del detrimento.
Fte: Cgo. it. 1809 (para inc. I) - Cgo. español 1747 (para inc. III) -
Precd: c.c. abrg. 1248 -
Conc: c.c. 98 - 344 - 369, 2) - 705, II) - 885 - 888 - 890 - 894 - 1318 -
Fte: Cgo. francés 1888 (para inc. I) - Cgo. it. 1809 (para inc. II) - Precd: c.c.
abrg. 1250 - 1251 -
Conc: c.c. 311 - 314 - 508 -
La regla del art. se justifica en que el servicio que se pretende hacer con el
comodato, al comodatario, no puede hacerse degenerar -ese servicio- en una causa de
daño. Quien presta a sabiendas una cosa, que no puede ser empleada sin comprometer
la vida, salud o fortuna del que la ha de usar, no tendría suficiente castigo en la simple
reparación del daño (Scaevola).
La rúbrica del art. fuente, en el Cgo. modelo, tiene una formulación más propia y
comprensible, dice: Daños al comodatario por vicios de la cosa. Error de adopción que
no se repite en el art. 901, que lleva rúbrica adecuada a su texto.
SUBSECCION IV
EL COMODATO PRECARIO
Le nom ne fait rien a la chose (Manresa, cit de Scaevola); pues, la situación del
precarista, es la del comodatario que tiene la utilización de la cosa a merced y voluntad
del comodante.
SUBSECCION I
DE SU NATURALEZA
La palabra mutuo, deriva de las voces latinas meum y tuum en cuanto que por
virtud de este contrato lo que es mío se hace tuyo, según la Instituta (Lib. 3, tít. 14,
proemio; cita de Scaevola): mutuum apellatum est, quia ita a me tibi datur, ut ex meo
tuum fiat.
Pueden ser objeto de este contrato, el dinero y las demás cosas fungibles, esto
es, todo lo que se presta en concepto de cantidad y solamente en consideración a la
clase y especie a que la cosa pertenece. Su forma está sometida a las reglas del
derecho común y, por lo tanto, ha de tenerse en cuenta lo preceptuado por el art. 1328,
I).
Este contrato (como varios otros, v. gr.: depósito, fianza, prenda), está regulado
por partida doble en el ordenamiento privado: en el c.c. y en el c. com.; en éste tiene,
además reglamentación duplicada: como contrato de préstamo de dinero u otros bienes
fungibles (arts. 972 y s.) y como préstamo de dinero entre las operaciones bancarias
(arts. 1330 y s.), lo que evidencia un dispendio legislativo reiterado. Corresponde, con
todo, consultar dichas reglamentaciones especiales, para un mejor y completo
conocimiento del instituto.
Jurisprudencia
2.- "Si la sentencia hizo falsa aplicación del contenido de la escritura, contraria a
la definición del art. 1254 (895) del c.c. y a la naturaleza del contrato de mutuo,
no ha lugar a su nulidad porque la parte dispositiva de ella se apoya en los
fundamentos legales expuestos en la misma".
(G.J. Nº 801, p. 32).
Jurisprudencia
"Se trasmitió la propiedad del dinero, según el art. 1255 (896), que era el
objeto del contrato y la restitución, debe, por tanto, verificarse en sólo la suma
numérica".
(G.J. Nº 557, p. 13).
Art. 897.- (Clases). El mutuo puede ser gratuito u oneroso; no habiendo
convención expresa sobre intereses, presúmese gratuito.
Puede ser gratuito, caso en el cual se trata de mutuo o simple préstamo, o bien
con pacto de pagar interés, por lo que recibe el nombre de mutuo o préstamo a interés.
Es real, porque para su formación es requisito la entrega de la cosa. Es unilateral,
aunque algunos autores disputan su bilateralidad, porque el mutuante, entregada la cosa
mutuario, no contrae con relación a éste, ninguna obligación. Es el mutuario quien se
obliga a devolver al mutuante, otro tanto de la misma especie y calidad. Esa es la
noción que da el texto legal (art. 895) este contrato, aunque el préstamo sea oneroso.
Con mejor expresión que respecto del comodato, la rúbrica y el texto del art. se
refieren a la capacidad del mutuante, conformada a la regla general (arts. 5 y 483).
SUBSECCION II
DE LAS OBLIGACIONES DEL MUTUANTE
Art. 899.- (Término). El mutuante no puede pedir la cosa prestada antes del
término convenido. Si no se ha fijado término para la devolución, se entenderá el de
treinta días; o hasta la próxima cosecha si se trata de productos agrícolas.
Jurisprudencia
2.- "Importando dicho instrumento el reconocimiento del saldo que en esa fecha
arrojaba la cuenta corriente, establecida entre los actores y la demandada, no es
aplicable este art. (899), diferente al contrato de mutuo".
(G.J. Nº 758, p. 25).
3.- "El plazo que fija el art. 1258 (899) del c.c. no es aplicable sino al mutuo o
préstamo, por cuanto se refiere clara y concretamente a ese contrato
únicamente".
(G.J. Nº 1355, p. 23).
4.- "EL término estatuido por el art. 1258 (899) del c.c. se refiere clara y
concretamente al mutuo o préstamo".
(G.J. Nº 1355, p. 31).
Concurren a justificar la regla que contienen el art., las mismas razones dadas
para explicar la que establece el art. 311.
Jurisprudencia
1.- "La Corte, al ordenar la devolución dentro de 40 (hoy, 30) días, hace falsa
aplicación del art. 1259 (900) del c.c., que (trata) de un caso especial distinto
del que regula el art. 221 del c. mtl. (794 del c. com. vigente), que es el que
corresponde aplicar en la especie".
(G.J. Nº 525, p. 416).
2.- "Al fijarse dicho término según este art. (1259 c.c. abrg. = 900 c.c.
vigente), apreciando las circunstancias, con la facultad librada a los jueces, no
se infringe ninguna ley"
(G.J. Nº 694, p. 27).
Art. 901.- (Vicios de la cosa). Es extensiva al mutuo gratuito la regla contenida
en el artículo 893 para el comodato. Si el mutuo es oneroso, el mutuante es
responsable del daño causado al mutuario por los vicios ocultos de la cosa, si no
prueba haberlos ignorado sin culpa suya.
Art. 902.- (Devolución del mutuo). El mutuario está obligado a devolver las cosas
prestadas en el término convenido y en la misma cantidad y calidad que las recibidas;
se hará en el lugar donde se hizo el préstamo, salvo convenio u otra disposición de la
ley.
Jurisprudencia
Véase los casos Nos. 1 del art. 409; 19 del art. 1297.
SECCION UNICA
DEL JUEGO Y DE LA APUESTA
EL Cgo. abrogado (art. 1323), como su modelo francés (art. 1964), da esta
definición: convención recíproca, cuyos efectos, en cuanto a las ventajas y a las
pérdidas, sea para todas las partes, sea para una o más de ellas, dependen de un
suceso incierto.
La doctrina, define el contrato aleatorio como aquél por el cual las partes
acuerdan someter sus mutuas prestaciones, absolutas o condicionadas, en torno al
resultado de algún hecho incierto en su realización, desenvolvimiento o fecha
(Scaevola).
Pothier, en concisa frase da esta noción: "En los contratos aleatorios las
ganancias son el precio del riesgo aventurado".
Algunos autores, dividen los contratos aleatorios en sencillos y dobles, según que
sólo una de las partes se exponga al riesgo (seguro) o que las dos corran el riesgo de
la ganancia o pérdida (juego y apuesta), clasificación que otros consideran anómala,
porque en contrato no puede ser aleatorio respecto a una sola de las partes, pues las
posibilidades de ganancia o pérdida para una de ellas, supone para la otra
probabilidades correlativas e inversas (Colin y Capitant, Planiol y Ripert).
La prohibición de los juegos de azar y las apuestas, tiene una antigua historia.
Ya en el Código de Manú (sin que esto quiera decir que se le considere el primero en
legislar la cuestión) se encuentran varias reglas relativas a ellos; por ej: el juego y las
apuestas deben proscribirse (regla 221); son hurtos manifiestos... (regla 222); el que
se da al juego y las apuestas y el que facilita los medios teniendo garito, debe ser
castigado corporalmente (regla 224), etc.
En Roma, según un senado - consulto, que con cita de Paulo incluye el Digesto
(Lib. 11, tít. 5, ley 2ª) estaba prohibido arriesgar dinero en cualquier juego, menos los
del ejercicio de las armas o desarrollo, agilidad y fuerza del cuerpo, y Justiniano,
redoblando las prohibiciones, declara en el Codex (Lib. 3, tít. 43, ley 1; cits. de
Scaevola) ilícito jugar y presenciar juegos en edificios o lugares públicos o privados.
En el antiguo derecho español, la Partida 7ª, tít. 14, ley 6ª (cit. Scaevola), se
ocupa de los tafures o truanes que permiten juegos prohibidos en sus casas y se da un
ordenamiento especial de las tafurerias o casas públicas de juego de suerte y azar. Tras
largo proceso legislativo, se llega a la ley 15, tít. 23 del Lib. 12 de la Novísima
Recopilación, que se señala como fuente del art. en examen, porque no le tiene en los
códigos italiano o francés.
Para Enneccerus (cit. Scaevola), hay contrato de juego cuando, con fines de
distracción o de ganancia, las dos partes se prometen recíprocamente una prestación
bajo condiciones opuestas, y hay contratos de apuesta cuando, con el fin de robustecer
una afirmación, las partes se prometen recíprocamente ciertas prestaciones para el caso
de ser o no verdad aquella afirmación.
La regla del art., empieza distinguiendo los juegos ilícitos o prohibidos: juego de
suerte, envite o azar, dando por supuesto que medie dinero u otro interés, de los lícitos
o no prohibidos, de los cuales sólo da una noción general como los que se caracterizan
por contribuir a la destreza y ejercicio físico o mental.
Se hace notar tocante a los juegos ilícitos, que la ley admite y respeta los
hechos consumados, cuando de un lado, niega respecto de ellos acción para reclamar
el pago de deudas resultantes de juegos prohibidos (art. 910, 1), de otro lado, no
autoriza al que las pagó voluntariamente repetir lo pagado (art. 911), salvo que el
ganador hubiera incurrido en dolo o que el perdedor sea un incapaz. Que esta segunda
disposición citada, se refiere a todos los juegos (prohibidos y no prohibidos), resulta de
su propio texto y de la regla general de la interpretación: "ubi lex non distinguit, nec nos
distinguire debemus".
La regla del párrafo II del art., tiene notoria importancia, al atribuir a los jueces la
facultad de rechazar las demandas por pago de ganancias, en los juegos permitidos,
cuando las cantidades cruzadas en ellos sean excesivas. Ha de entenderse que el
criterio del juez, deberá considerar qué elemento parece predominar en el caso: el del
entretenimiento o el del lucro, de manera que si por la cuantía aparece el lucro
predominando notoriamente sobre el pasatiempo, la regla debe ser aplicada.
Jurisprudencia
1.- "Los jueces no deben admitir juramento en los casos en que se opone la
excepción de juego prohibido, conforme al art. 1325 (910) del c.c.".
(G.J. Nº 182, p. 911).
Art. 912.- (Apuestas prohibidas). Son prohibidas las apuestas que tienen
analogía con los juegos no permitidos y se los aplicará lo dispuesto en los tres artículos
precedentes.
El art. implica que en las apuestas, como en los juegos prohibidos, no hay
acción para reclamar lo no pagado, o para repetir lo pagado, salvo el caso de dolo o de
incapaces. Se funda el precepto en la semejanza que la ley atribuye a las puestas con
los juegos ilícitos, aunque en la realidad no es tan exacta.
Art. 914.- (Sorteo para dirimir). El sorteo para dirimir cuestiones o dividir cosas
comunes o para casos semejantes, pero no en juego ni apuesta, se considera como
transacción o como división según lo que corresponda.
El sorteo para dirimir, a que se refiere el art., es lo que los autores llaman
decisión por suerte, que muchos autorizados tratadistas la incluyen entre los contratos
aleatorios. Llámase así -dice Castán (cit. por Scaevola)- al contrato por el que dos o
más personas, convienen en que se resuelva por la suerte un asunto en que están
interesados: por ejemplo, cuando en la división de bienes comunes o sucesorios,
sortean los lotes de bienes, que hayan de corresponderles por no haber logrado
completo acuerdo.
Otros autores, niegan a este contrato carácter aleatorio, porque falta el factor de
indeterminación de ganancias o pérdidas y falta del riesgo característico de los contratos
aleatorios; pues, en la decisión por suerte, lo predominante es lo conmutativo, la
equivalencia (Scaevola).
La decisión por suerte, sólo es una forma supletoria del acuerdo, sin constituir
per se, una figura perfecta de contrato aleatorio.
Art. 915.- (Loterías, rifas y sorteos). I. Las loterías son permitidas sólo cuando
están autorizadas por la ley.
II. Las rifas y sorteos se sujetan a las disposiciones administrativas pertinentes.
Las loterías y rifas, destinadas como están a fines de beneficencia, que suponen
una utilidad pública, están autorizadas por las leyes especiales de 8 de Octubre de 1913
y 23 de Abril de 1928, que las rigen y, a las cuales, en su caso, ha de sujetarse la
interpretación de sus reglas.
CAPÍTULO XII
DE LA FIANZA
SECCION I
DISPOSICIONES GENERALES
Jurisprudencia
1.- "Según el art. 1358 (916) y s., la fianza tiene por objeto garantir el
cumplimiento de las obligaciones contraídas por un tercero, porque sería un
contrasentido estimar como legal la fianza personal que el mismo obligado otorga
para garantir su obligación".
(G.J. Nº 289, p. 1985).
2.- "La definición de fiador dada por este art. (916) está explicada en cuanto a
los alcances de la fianza simple, por el art. 1369 (925) del c.c.".
(G.J. Nº 757, p. 12).
Art. 917.- (Capacidad para ser fiador). Sólo pueden ser fiadores las personas
que tengan capacidad para disponer de sus bienes.
El precepto del inc. I), responde al carácter esencial del contrato de fianza, el de
ser accesorio, por cuya virtud debe seguir, como la sombra al cuerpo, a la obligación
principal en todas las modalidades con que ésta puede ser constituída.
Jurisprudencia
1.- "El documento no trae aparejada ejecución, por no estar reconocido por el
deudor principal. La fianza de... aunque autenticada en juicio contradictorio, es
obligación accesoria dependiente de la principal. Si ésta no puede exigirse por
no estar legalizada, tampoco puede exigirse aquélla".
(G.J. Nº 422, p. 539).
2.- "Sólo es válida cuando la obligación es legítima y válida y no puede exceder
de lo que el deudor y menos estipularse en condiciones más onerosas que las
de la obligación principal, según las reglas de los arts. 1359 y 1360 (918 y
920) del c.c.".
(G.J. Nº 1317, p. 67).
El art. no tiene equivalente en el Cgo. modelo, pero sí, le tiene en el art. 1823,
I) del Cgo. español, razón que abona consignarle como fuente de aquél.
Fianza de indemnidad, que obliga a pagar la deuda de otro, sólo después que el
acreedor procede directamente contra los bienes del deudor y en cuanto resulten
insuficientes para cubrir su crédito. Es el fidejussor indemnitatis de los romanos.
Jurisprudencia
1.- "Constituído A, fiador del haz de B por el término de diez días, (está)
obligado después de transcurridos ellos, a presentar a su fiado a disposición del
juez para la ejecución del mandamiento de apremio".
(G.J. Nº 665, p. 17).
2.- "La fianza de resultas impuestas al ejecutante por el art. 449 (550) del p.c.
es personal. Por consiguiente al exigirse garantía real, rechazándose, por tal
motivo, la presentada por la persona de..., se infringen los mencionados arts.".
(G.J. Nº 749, p. 3).
Fte: Cgo. it. 1941 (para I y II) - Cgo. francés 2013, 3º (para III) -
Precd: c.c. abrg. 1360 - 1361 -
Conc: c. com. 907 -
c.c. 534 - 922 -
Las bases de la regla se contiene el art. están perfectamente expresadas en las
Institutas de Justiniano, cuyo párrafo 5º, del tít. 21, Lib. 3 (cit. Scaevola), dice: los
fideyusores no pueden obligarse de manera que deban más que aquel por quien se
obligan, pues su obligación es accesoria de la acción principal y lo accesorio no puede
contener más que lo principal. Por el contrario puede obligarse de manera que deba
menos..., v. gr. si el deudor principal debe 1.000.- $b., el fiador puede obligarse por
500.- $b. De igual modo, si el deudor asumió su obligación sin condición, el fiador
puede asumir la suya bajo condición, pero no al revés. No sólo en la cantidad, sino
también en el tiempo, se considera lo más o lo menos: dar una cosa en el acto es más,
darla después de cierto tiempo es menos.
Jurisprudencia
1.- "Siendo la fianza indefinida, han debido ser condenados los fiadores al pago
de costas y multa en cumplimiento de este art. 1364 (en cierto modo = al
920)".
(G.J. Nº 246, p. 1421).
2.- "El fiador al aceptar para sí las obligaciones impuestas al deudor principal,
no obstante haber fijado una suma determinada sobre la cual prestaba la
garantía, se reató al pago de los intereses desde el momento que consintió
someterse a todas las estipulaciones que incumbían al deudor principal".
(G.J. Nº 1585, p. 72).
Art. 921.- (Fiador del fiador). Se puede afianzar no solamente al deudor principal
sino también a su fiador.
Puede darse fianza por un fiador en lugar de darla por el deudor principal. Es la
fianza de segundo grado (Messineo). Cabe, según la regla del art., no sólo el fiador del
fiador, o sea un subfiador, sino que éste, a su vez, puede tener otro fiador y así
sucesivamente.
Fte: Cgo. it. 1937 (para III) - Cgo. argentino 1991 - 1992 (para I y II) -
Precd: c.c. abrg. 1363, 1º) -
Conc: c. com. 902 - 908 - c.c. 920 - 1328, I) -
Puede considerarse, en realidad, que las reglas de estos dos parágrafos duplican
las del art. 920 ya examinado, en parte y, en otra, las de las disposiciones relativas al
cumplimiento y a las consecuencias del incumplimiento de las obligaciones. La
duplicación obedece, sin duda, al hecho de que la consulta de diversas legislaciones
-plausible por lo demás para una buena información básica previa a la formulación de
las soluciones que se adoptan al legislar- se ha empleado, en algunos casos como
éste, para introducir soluciones repetidas y reiterativas. En efecto, mientras las reglas
del art. 920, están conformadas a las del Cgo. italiano, modelo general del Código, y a
las del Cgo. francés a través del c.c. abrg., varias de cuyas disposiciones se conservan
con formulación semejante en las del c.c. vigente, las de los parágrafos I y II del art. en
examen, están tomadas de los arts. 1991 y 1992 del c.c. argentino, con la advertencia
de que éste no contiene otras reglas sobre el particular como las del art. 920, ni los
Cgos. italiano y francés contienen reglas como las del Cgo. argentino, porque, en rigor,
ambas formas de solución, con diferencia de forma en la formulación, tienen la misma
finalidad y se ocupan de la misma cuestión.
La norma del párrafo III, exige que la fianza se constituya expresamente, esto es,
que sea resultado del consentimiento expreso del que se obliga a afianzar. No se trata
de que la fianza tácita sea desechada -dice Laurent (cit. de Scaevola)- en virtud del
principio más o menos general, de que las obligaciones no se presumen, sino que se
desecha inclusive toda fianza que no aparezca cumplidamente declarada, que es donde
radica la verdadera excepción con referencia a otras obligaciones o contratos. Esto no
supone el uso sacramental de la palabra fianza en el contrato. Puede resultar
claramente del contexto, sin dejar por eso de ser expresa; por ejemplo, si el contrato
dice que Pedro pagará a Luis, la deuda de Juan si éste no paga.
Por este art. (III) y su interpretación combinada con la del art. 1328, I), el
carácter expreso de la fianza importa que ha de probarse por escrito, única forma
posible para señalar esa calidad.
Jurisprudencia
1.- "Para calificar la repetida obligación de fianza prestada, ella debía ser
expresa y no presumirse, como lo prescribe el art. 1363 (922, III)".
(G.J. Nº 768, p. 24).
Art. 923.- (Requisitos para ser fiador). I. El deudor obligado a dar una fianza
debe presentar como fiador a una persona que tenga capacidad de disposición, su
domicilio en la jurisdicción del juzgado donde debe darse y bienes suficientes para
responder a la obligación.
II. La solvencia del fiador de costas se estimará sólo según sus condiciones
rentísticas y el monto a que prudencialmente puedan ascender las costas.
Fte: Cgo. it. 1943, I) (para I) - Cgo. francés 2018 - 2019 (para II) -
Precd: c.c. abrg. 1366 - 1367 -
Conc: c.p. 85 - c. com. 918 - p.c. 10, 2) - 173 -
c.c. 917 - 927 - 943 - 1335 -
El art. determina los requisitos que debe reunir el fiador: capacidad de disponer,
condición indispensable para que pueda manifestar válidamente su consentimiento.
Téngase en cuenta que el fiador ha de responder con su patrimonio presente y futuro,
cuando llegue el momento -si llegare- de proceder contra la fianza, esto es, contra el
fiador. Serán sus bienes los que respondan por la deuda del deudor. Ello implica
libertad de disposición y esa libertad presupone la capacidad legal para hacerlo. El
domicilio del fiador, debe corresponder al de la jurisdicción del tribunal competente para
conocer de la obligación principal en caso de ejecución forzosa, (no en la jurisdicción
del juzgado donde deba darse, como expresa tan ambigua y defectuosamente el inc. I).
Como obligación accesoria, debe cumplirse donde deba ser cumplida la obligación
principal, que será el fijado en el contrato principal y en defecto de señalamiento, el
domicilio del deudor, según dispone el caso 2) del art. 10 del p.c.
Los bienes suficientes de que trata el precepto en examen, como otro requisito
que debe calificar al fiador, pueden ser muebles o inmuebles, ya que, a diferencia de
algunas legislaciones que mantienen un criterio predominante de que fuesen inmuebles,
dicho precepto no hace diferencia ni especificación alguna. Se considera suficiente la
solvencia general del fiador y su honorabilidad, más que tal o cual clase de fortuna.
Sobre el parágrafo II, v. en la anot. al art. 919 lo pertinente.
Jurisprudencia
1.- "La solvencia de un fiador se acredita por la constancia de las rentas que
tiene, a cuyo fin cabe demostrar que es propietario de bienes suficientes para
garantizar, aproximadamente, las costas que pueden emerger de las resultas del
proceso".
(G.J. Nº 1587, p. 4).
III. En la fianza judicial el subfiador no puede pedir la excusión de los bienes del
deudor ni del fiador.
Fte: Cgo. francés 2021 (para I) - Cgo. español 1831 (para II, casos 1, 2, 3 y 7)
- Cgo. argentino 2013 (para II, casos 4, y y 6) -
Precd: c.c. abrg. 1369 -
Conc: c. com. 683 - 906 - p.c. 508 -
c.c. 433 - 519 - 784 - 921 - 926 - 927 - 943 - 964 - 1438 -
Las excepciones a la excepción de excusión (art. 925), esto es, los casos en
que no puede prosperar la excusión, son claramente justificadas.
Por lo preceptuado en el caso 4) del art. quien afianza tales obligaciones, carece
de derecho para oponer la excusión.
Jurisprudencia
1.- "El deudor sólo paga en defecto del deudor previa excusión de los bienes de
éste, a menos que haya renunciado dicho beneficio o se haya obligado
solidariamente con el deudor, en cuyo caso es lícito perseguirle de plano e
inmediatamente" (G.J. Nº 460, p. 876.).
2.- "La sentencia dictada en proceso entre acreedor y deudor principal sobre el
crédito, no tiene autoridad de cosa juzgada contra el fiador y, en la especie al
embargárseles la propiedad a los fiadores sin seguírseles el respectivo proceso
de ejecución, se ha infringido los arts. 795 y 799 (437 y 438) del c.c."
(G.J. Nº 1316, p. 62).
3.- "En conformidad a los arts. 1369 y 1373 (925 y 930) del c.c., corresponde
a los demandados la responsabilidad de pagar en su calidad de fiadores, toda la
obligación afianzada, quedando salvados sus derechos respecto de la deudora
principal, con arreglo al art. 1375 (933) del mismo código".
(G.J. Nº 1585, p. 26).
Jurisprudencia
1.- "(No pueden) los tribunales (oponer) de oficio a los acreedores el beneficio
de orden, que es un derecho privativo y personal de los fiadores".
(G.J. Nº 172, p. 835).
2.- "El beneficio de excusión de los bienes del deudor, que la ley concede al
fiador, sólo puede promoverse por el fiador ejecutado, y no por el deudor".
(G.J. Nº 199, p. 1045).
Art. 927.- (Bienes que se deben indicar para la excusión). I. El fiador que se
acoja al beneficio de excusión debe señalar concretamente al acreedor los bienes del
deudor principal.
II. No deben señalarse bienes situados fuera del distrito judicial en que ha de
hacerse el pago, ni los litigiosos o hipotecados por la deuda o que no estén en
posesión del deudor.
Art. 928.- (Deudor que cae en insolvencia por culpa del acreedor). Cesa la
responsabilidad del fiador si no obstante haber cumplido todas las condiciones previstas
en el artículo precedente, el acreedor actúa con negligencia en la excusión de los
bienes señalados, cayendo entretanto el deudor en insolvencia.
El art. complementa la regla del 927, limitándose a dejar sentado, que cuando el
acreedor ante quien el fiador cumplió las condiciones requeridas para oponer su
derecho, procede con negligencia en la excusión de los bienes designados, habrá de
soportar las naturales consecuencias de su propia incuria, cesando la responsabilidad
del fiador.
Art. 929.- (Excepciones que el fiador puede oponer al acreedor). El fiador puede
oponer al acreedor todas las excepciones que correspondan al deudor principal y que
sean inherentes a la deuda, pero no las puramente personales del deudor.
Fte: Cgo. it. 1945 -
Conc: c. com. 916 -
c.c. 361 - 370 - 318 -
El fiador demandado por el acreedor para el pago, puede oponer a éste todas
las excepciones del deudor principal en tanto en cuanto sean inherentes a la deuda,
esto es, todas las que hagan relación a la obligación garantizada por la fianza. A este
fin, los autores distinguen las excepciones reales de las personales. Las primeras, se
fundan en la cosa misma y nacen de ella sin relación a la persona del deudor, como las
de dolo, violencia, cosa juzgada, etc. Las segundas, se apoyan en alguna razón relativa
particularmente al deudor y se limitan, en realidad, solamente a la anulabilidad fundada
en la incapacidad. Por tanto, el fiador, está facultado para utilizar todas aquéllas que
puedan contribuir a enervar o destruir el vínculo jurídico existente entre el acreedor y el
deudor principal, como las excepciones derivadas del dolo y de la violencia que anulan
el consentimiento, la sine actione agis, fundada en el pago ya hecho, la de cosa
juzgada, la prescripción, aunque esta última, creen algunos autores, que no puede ser
opuesta por el fiador (Scaevola).
Art. 930.- (Fianza prestada por varias personas). Cuando se han constituído
varios fiadores de un mismo deudor por una misma deuda, están obligados, cada uno, a
toda la deuda, a menos que hayan pactado el beneficio de división.
El art. establece una franca presunción de solidaridad legal entre los cofiadores,
conformándose a la regla general del art. 435. Otros Códigos, establecen la presunción
de divisibilidad, a menos que se haya pactado expresamente la solidaridad, en
concordancia más lógica con los principios generales, relativos a que la solidaridad no
se presume y siempre debe resultar de estipulación explícita (Argentina, Uruguay,
Colombia, España, v. gr.).
Jurisprudencia
Art. 932.- (Acreedor que ha dividido por sí mismo su acción). El acreedor que
voluntariamente y por sí mismo ha dividido su acción, ya no puede retractarse, por
mucho que hubiesen, aun antes de dividirla, fiadores insolventes.
II. La repetición comprende el capital, los intereses y los gastos pagados por
cuenta del deudor, así como los intereses sobre tales desembolsos a partir del día del
pago. Sin embargo, el fiador sólo puede repetir por los gastos judiciales a partir del
aviso que de la demanda dió al deudor.
III. También el fiador puede repetir por el resarcimiento del daño, si ha lugar.
A cuatro derechos reduce el art., los que tiene el fiador que ha pagado, de grado
o por fuerza, por el deudor. Por el primero, lógico e inmediato, puede reclamar la
cantidad total de la deuda pagada, cuya justificación es obvio ponderar. Sólo ha de
tenerse en cuenta que el pago haya sido hecho debidamente, esto es, cuando la deuda
era exigible. Se funda este derecho, en que el deudor ha cambiado de acreedor, que es
la consecuencia real de pago hecho por el fiador.
Jurisprudencia
1.- "Lo pagado por el fiador, puede repetirse contra el deudor principal".
(G.J. Nº 642, p. 4).
Art. 934.- (Cuándo se subroga el fiador en los derechos del acreedor). El fiador
que ha pagado la deuda se subroga en todos los derechos del acreedor contra el
deudor.
Jurisprudencia
1.- "Si bien, conforme al art. 1376 (934), el fiador que paga la deuda adquiere
los derechos del acreedor, la subrogación de estos derechos se halla
subordinada a lo dispuesto por el art. 842 (326)".
(G.J. Nº 764, p. 18).
2.- V. los casos Nos. 3 del art. 925 y 3 del art. anterior.
Art. 935.- (Fiador de varios deudores principales). Si son varios los deudores
principales solidarios de una misma deuda, el fiador de todos tiene derecho a demandar
a cada uno de ellos por el total que ha pagado.
II. El fiador que pagó sin ser demandado y sin aviso al deudor, no puede repetir
si éste en el momento del pago tenía medios para pedir se declare extinguida la deuda
y los conocía el fiador.
III. En ambos casos queda a salvo el derecho de repetición del fiador contra el
acreedor.
El fiador que paga sin dar aviso previamente al deudor, u omite la información al
mismo inmediatamente después del pago, llegando por ignorancia de ese hecho a pagar
el deudor, el fiador pierde su acción de repetir lo pagado contra el deudor. Es
consecuencia lógica de su descuido, ligereza o negligencia. Si el fiador paga sin ser
demandado o prescindiendo de participar al deudor la novedad de la demanda, ha de
sufrir también las consecuencias de su prisa o de su omisión, cuya principal
manifestación es la de correr el peligro de pagar indebidamente ya que el deudor puede
tener excepciones válidas que oponer y que, el fiador, por desconocerlas o por ser
personalísimas del deudor, no las alega u opone. Ha de advertirse que esas
excepciones, deben ser susceptibles de utilizarse válidamente al tiempo o fecha en que
el fiador hizo el pago sin notificarlo al deudor.
En todo caso, queda librado el derecho del fiador de dirigir su acción contra el
acreedor.
Art. 937.- (Casos en los cuales el fiador puede proceder contra el deudor
principal aun antes de haber pagado). El fiador, aun antes de pagar, puede proceder
contra el deudor principal para que éste le garantice las resultas de la fianza, lo releve
de ésta o consigne medios de pago, cuando:
Fte: Cgo. it. 1953 - Cgo. argentino 2026, 4º) (para caso 6º) -
Precd: c.c. abrg. 1379 -
Conc: c.c. 314 - 315 - 938 -
Son indudablemente justificados los supuestos del art., por los cuales se prevé la
defensa de la situación del fiador, que corre el peligro notorio de verse forzado a pagar
la deuda, y no requieren mayor explicación. Lo que interesa determinar, es cómo puede
el fiador ponerse a cubierto de los riesgos enumerados en el art. Este, en su primera
parte, da una idea de los modos que puede emplear el fiador para el efecto: que el
deudor consiga del acreedor dejar libre de su obligación al fiador, dándole otra garantía
análoga o una real, v. gr., prenda, hipoteca; que ofrezca el deudor al mismo fiador, pero
continuando éste como tal, una garantía que le ponga a cubierto de los procedimientos
del acreedor y del peligro de insolvencia del deudor.
El modelo del inc. 6º del art. (caso 4º del art. 2026 del Cgo. argentino), no
habla de fuga del deudor, sino de que éste quisiere ausentarse fuera de la República,
sin dejar los bienes indicados. Se ha corregido en el texto legal, la evidente errata de la
edición oficial que en lugar de fugue, dice fuge.
SECCION IV
DEL EFECTO DE LA FIANZA ENTRE LOS COFIADORES
Art. 938.- (Acción de repetición contra los demás fiadores). I. Cuando varias
personas han afianzado a un mismo deudor por una misma deuda, el fiador que la ha
pagado tiene acción para repetir contra los demás fiadores en la parte proporcional a
cada uno.
II. Pero esta repetición no tiene lugar sino cuando el fiador ha pagado en uno de
los casos enunciados en el artículo precedente.
Fte: Cgo. it. 1954 (para I y III) - Cgo. francés 2033, 2º (para II) -
Precd: c.c. abrg. 1380 -
Conc: c.c. 440 - 937 -
En primer término, para que proceda la acción prevista en este artículo, el pago
hecho por el cofiador ha debido tener como justificativo cualquiera de los supuestos del
art. 937, esto es, a consecuencia de una precedente demanda judicial, dirigida por el
acreedor contra el fiador que paga, o hallándose el deudor en estado de insolvencia,
etc. A contrario sensu, si paga espontáneamente, sin que concurra alguno de los casos
previstos en el art. 937, el pagador no puede accionar a sus cofiadores. Naturalmente,
que siempre le queda el recurso contra el deudor.
La regla del art. tiene estrecha concordancia con la del art. 440, en cuanto éste,
refiriéndose a los deudores solidarios dispone, que quien de ellos pague la obligación,
sólo tiene derecho a repetir contra cada uno de los codeudores la parte proporcional,
distribuyéndose proporcionalmente, también, las bajas que hubiere por insolvencia de
alguno o algunos de los demás. En el caso del art. 440, todos son deudores
principales, siendo justo y correcto el prorrateo. En el caso del art. en examen, el
prorrateo sólo procede cuando ha concurrido alguno de los justificativos del art. 937,
porque si el cofiador ha pagado voluntariamente, sin la concurrencia de ninguno de esos
supuestos, sólo tiene, se ha dicho ya, acción contra el deudor.
SECCION V
DE LA EXTINCION DE LA FIANZA
Art. 939.- (Causas). La obligación que resulta de la fianza se extingue por las
mismas causas que las demás obligaciones.
Jurisprudencia
"Según este art. la fianza se extingue por las mismas causas que las otras
obligaciones, no hallándose entre éstas (art. 825, Cgo. abrg. = al 315) la simple
retractación del fiador".
(G.J. Nº 313, p. 2088).
Art. 940.- (Liberación por hecho del acreedor). El fiador queda libre de la fianza
cuando el acreedor, por un hecho propio, ha determinado que no pueda tener efecto de
subrogación del fiador en los derechos, la prenda, las hipotecas, la anticresis o los
privilegios del acreedor.
El art. implica una derivación lógica del art. 934, por virtud del cual los fiadores
se subrogan por el pago que efectúan, en todos los derechos que el acreedor tenía
contra el deudor. Ahora bien, si el acreedor estorba o dificulta las posibilidades de
reembolso del fiador, sea cancelando voluntariamente una hipoteca que estuviera
constituída a su favor, sea renunciando libremente a algún beneficio que la ley le otorga,
sea, en fin, ejecutando algún hecho que haga más difícil el cobro del crédito, cambiando
las condiciones del mismo, etc., la consecuencia lógica y justamente fundada es privarle
de la fianza, a la cual opuso con sus hechos directa o indirectamente obstáculos.
Jurisprudencia
2.- "En conformidad a lo dispuesto por el art. 1383 (941) las fianzas no pueden
extenderse más allá de los límites a que están circunscritas".
(G.J. Nº 284, p. 1860).
Art. 942.- (Prórroga al deudor principal sin consentimiento del fiador). Toda
prórroga concedida por el acreedor al deudor principal, sin el expreso consentimiento del
fiador, extingue la fianza.
Fte: Cgo. español 1851 - Fuero Real, ley 10, tít. 18, Lib. 3 -
Precd: c.c. abrg. 1385 -
Conc: c. com. 910 -
c.c. 940 -
El art. prevé la liberación del fiador, por el hecho de una prórroga concedida por
el acreedor sin el expreso consentimiento de aquél. Es una derivación de la regla del
art. 920, que no permite que se reate al fiador con obligaciones de mayor onerosidad,
que para el deudor principal. Puede el acreedor hacer favores al deudor, pero no a
costa del fiador. Es lógico suponer, que cuando se modifica una obligación en forma
que redunde realmente en bien del fiador, no se extinga la fianza; pero no es menos
natural, que cuando se modifica en perjuicio suyo, queda extinguida.
Se señala que el mero hecho de dejar transcurrir tiempo sin que el acreedor
demande el pago al deudor, no debe presumirse equivalente a la prórroga de que trata
este art., la cual implica autolimitación unilateral y ad libitum, en cuanto al momento de
poder reclamar el cumplimiento de la obligación (Scaevola). El que el acreedor deje
pasar el tiempo, vencido el término para el pago de la obligación, evidentemente no
puede considerarse prórroga que, aunque no lo dice el art. 942, (pero lo dice el art.
1384 del c.c. abrg., como su fuente el art. 2039 del c.c. francés), ha de estimarse
debe ser expresa. Indudablemente, en tal caso la fianza no se extingue, porque el
fiador, para protegerse de los riesgos que esa conducta del acreedor puede ocasionarle,
tiene a mano la facultad que le concede el art. 937, caso 5.
SECCION VI
Art. 943.- (Cualidades del fiador legal y judicial). El fiador que debe darse por
disposición de la ley o por orden judicial, ha de tener las cualidades señaladas por el
artículo 923.
Los dos arts. de esta sección, tampoco tienen equivalente en el Cgo. italiano,
pero sí en las disposiciones francesas, fuentes de sus precedentes, aunque con
redacción más coincidente con la de los arts. 1854 y 1855 del Cgo. español.
Por lo dispuesto en el art. 919, se sabe que la fianza puede ser voluntaria, legal
o judicial, aunque esta última, en realidad, no es más que una modalidad de la legal. El
precepto del art. 943, responde al concepto de la fianza que es el de garantía personal.
Quien ofrezca esta garantía, está obligado a hacerlo teniendo en cuenta las condiciones
exigidas por el art. 923: capacidad para obligarse y bienes suficientes para responder
de la obligación principal. Ejemplos de fianza legal, como también de la judicial, se ha
dado en la anotación del art. 919, que es innecesario repetir.
Jurisprudencia
"Los tribunales están autorizados para ordenar la fianza llamada judicial en todos
los casos, como el presente, en que la ejecución provisional de una sentencia
puede ser alzada por un juicio posterior, ordenada por ella misma, en atención a
que, revocada o modificada la sentencia anterior por la posterior, puede llegar a
ser insolvente el acreedor en cuyo favor se ejecutó la primera sentencia".
(G.J. Nº 94, p. 871).
DE LAS TRANSACCIONES
La transacción es, entre todos los medios de poner fin a las controversias, el
más venturoso (le plus heureux), según cabal criterio de Bigot-Preameneu (cit. por
Scaevola), porque cada uno -dice- sacrifica una parte de las ventajas posibles, ante el
riesgo de perder más en un litigio quizá pródigo de inquietudes y sinsabores. Si a la
conciliación suele considerarse como la paz intentada, la transacción es un instrumento
de paz alcanzada.
a) Litis existente entre las partes, o posibilidades de que surja una litis entre
ellas.
b) Falta de certeza (res dubia) o bien una res litigiosa (derechos litigiosos o
dudosos).
El art. 492, impone que la transacción debe constar por escrito, mediante
documento público o privado.
La enmienda traslada el parágrafo I del art. siguiente (946), para darle en éste a
su parágrafo actual II, una formulación más explícita, lo que no parece susceptible de
observación.
Jurisprudencia
5.- "El contrato en virtud del cual, reconociéndose recíprocamente los derechos
y acciones que representan en el haber testamentario de... se fijan bases y
condiciones para la división y partición, es una verdadera transacción, tal como
lo define el art. 1390 (945) y con el valor legal que le da el 1398 (949)".
(G.J. Nº 790, p. 11).
7.- "A tenor de los arts. 1390 y 1398 (945, 949 y 950) del c.c., las
transacciones tienen fuerza y autoridad de cosa juzgada y aparejan por lo tanto,
la fuerza ejecutiva prevista en los arts. 432 y 435 (487) del p.c.".
(G.J. Nº 1298, p. 36).
9.- "La transacción como acto declarativo no confiere a las partes nuevos
derechos. Se reduce a reconocer la existencia de derechos preexistentes y no es
traslativo de derechos. Según el art. 1390 del c.c. abrg., (492 del vigente) y el
art. 1 de la L. de Sept. 23 de 1909 debe otorgarse por escrito, lo que no le
hace contrato solemne, pudiendo constar en escritura pública o en documento
privado, resultando de ello que el A.V. impugnado no ha infringido el art. 171 del
c. min."
(G.J. Nº 1631, p. 142).
10.- "Es inatendible la confusión que el recurso establece entre este contrato y
el desistimiento, para con su apoyo argüir violación de normas no conculcadas
por el A.V. recurrido".
(G.J. Nº 1631 p. 143).
12.- "Suscrita la transacción con todos sus efectos determinados por los arts.
945 y 949 del c.c., quedó anulada la minuta de compraventa que la recurrida
pretendió hacer protocolizar con evidente mala fe".
(Lab. Jud. 1986, p. 311).
13.- "Un documento de transacción no suscrito por las partes intervigentes en él,
no cuenta con la expresión de voluntad para tener validez, a tenor de lo
dispuesto por el art. 945 del c.c.".
(G.J. Nº 1748, p. 26).
15.- Véase los casos 5 del art. 810; 8 del 949 y 27 del 1297.
Art. 947.- (Interés civil que resulta de delito). Se puede transigir sobre el interés
civil que resulta de un delito.
Como está redactado el art., resulta que se puede transigir libremente, aún en el
tiempo en que la acción penal está pendiente, en tramitación. Sin embargo, los autores,
estiman que tal cosa no puede ser, sobre todo, cuando no está permitido el ejercicio
separado de la acción civil. El p.p. (art. 16), determina que la acción civil se sustanciará
conjuntamente con la penal, en el mismo proceso; excepto en caso de fallecimiento del
imputado, caso en el cual, se podrá seguir por cuerda separada y naturalmente a sus
herederos (art. 14 p.p.). La transacción en el caso del art. 947, resultaría meramente
condicional. La razón determinante radica, en que podría darse lugar a dos decisiones
contradictorias (la transacción se equipara a la sentencia ejecutoriada, art. 949): por
ejemplo, en la acción penal los Tribunales declaran inexistente el hecho delictuoso o
dictan sobreseimiento definitivo; mientras, en la transacción se obligaría al imputado a
pagar cierta indemnización pecuniaria por el supuesto hecho o la supuesta
responsabilidad.
Por otra parte, la transacción no puede estorbar ni impedir en modo alguno la
prosecución de la acción pública, para perseguir y sancionar la infracción penal, porque
la acción pública, está por encima del interés privado, de las conveniencias, arreglos o
combinaciones de las partes interesadas (Scaevola). Por eso el art. 17 del p.p.,
refiriéndose al desistimiento (que comunmente es consecuencia de la transacción) de la
acción civil, preceptúa categóricamente que él no impedirá la prosecución de la acción
penal.
El precepto del art. es una derivación lógica y normal de la regla general del art.
532.
Art. 949.- (Efectos de una cosa juzgada). Las transacciones, siempre que sean
válidas, tienen entre las partes y sus sucesores los efectos de la cosa juzgada.
La regla del art. está formulada en el Codex, así: non minorem auctoritatem
transactionum quam rerum iudicatorum (la transacción tiene la misma autoridad que la
cosa juzgada; Lib. 2, tít 4, ley 20; cit Scaevola).
Planiol y Ripert, criticando el art. 2052 del Cgo. francés (art. 1398 del Cgo.
abrg.), consideran inexacta esta equiparación que frecuentemente es producida en la
jurisprudencia, como principio inconcuso. Sin embargo, añaden, no tiene los efectos de
una sentencia, particularmente respecto de su fuerza ejecutiva. Está sujeta a las reglas
de la interpretación de los contratos y no a las de las sentencias; su violación no causa,
como en la cosa juzgada, el recurso de casación. Ni la homologación judicial de la
transacción (como en materia de quiebra, v. gr.), cambia, en realidad, sus condiciones
de validez ni su naturaleza, que siguen siendo las de un simple convenio.
La transacción, equiparada a la sentencia, surte efectos sólo entre las partes (art.
949). Las sentencias, en algunos casos, alcanzan con su eficacia a terceros, aunque no
hubiesen participado en la litis, como ocurre en las cuestiones relativas al estado civil de
las personas, materia en la cual, la cosa juzgada puede ser invocada aun contra
terceros que no han litigado en la causa que produjo la sentencia, por aplicación de los
principios generales que tienen, en algunas legislaciones, v. gr. la española (art. 1252,
c. c.), norma positiva expresa y que, indudablemente, ha inspirado el art. 1452 del
Código, que sienta igual norma.
Jurisprudencia
1.- "Las transacciones no reglan sino las diferencias comprendidas en ellas,
teniendo la autoridad de cosa juzgada sólo entre los transigentes".
(G.J. Nº 555, p. 10).
2.- "El contrato cuya nulidad se demanda por razón de lesión, constituye
verdadera transacción, no siendo en ese concepto, anulable, por lo dispuesto en
el art. 1398 (949)".
(G.J. Nº 714, p. 21).
3.- "Según el art. 433 (487) del p.c. y el 1398 (949) del c.c., la transacción
tiene fuerza ejecutiva y la autoridad de cosa juzgada entre las partes
transigentes".
(G.J. Nº 721, p. 33).
4.- "Las transacciones tienen entre las partes transigentes, la fuerza y autoridad
de cosa juzgada".
(G.J. Nº 740, p. 32).
5.- "El art. 1398 (949) del c.c. da a las transacciones la misma autoridad que
la cosa juzgada".
(G.J. Nº 750, p. 31).
6.- "La transacción en la que se convino partir por igual los bienes de la
herencia, definió con la autoridad de cosa juzgada la institución (de heredero)
hecha en el testamento y los derechos de las partes contratantes en la
mencionada sucesión".
(G.J. Nº 811, p. 30).
Giorgi y Escriche, entre otros, consideran que semejante error no debe admitirse
como causa de anulabilidad de las transacciones, atendido su objeto y característica de
impedir o terminar un litigio y habida cuenta principalmente la eficacia de cosa juzgada,
que la ley le atribuye. Planiol y Ripert, justifican el art. 2052 del Cgo. francés (1398 del
Cgo. abrg.), que excluye el error de derecho en la anulabilidad de las transacciones,
porque los que transigen llegan a un acuerdo, sin amoldarse al derecho estricto, en la
forma que pueden entenderlo los Tribunales.
2.- "Como todo contrato el de transacción puede ser anulado o rescindido, como
señala el art. 1399 (950) del c.c., cuando hay mérito para ello y mientras éste
no se acredite, debe ejecutársele de buena fe según el art. 725 (520) del c.c."
(G.J. Nº 1240, p. 17).
3.- "Es anulable según el art. 1399 (950) del c.c., toda transacción en la que
hay error en la persona o personas con quien o quienes se acordó dividir bienes
sucesibles".
(G.J. Nº 1356, p. 14).
Fte: Cgo. it. 1974 (para I) - Cgo. francés 2056 (para II) -
Precd: c.c. abrg. 1402 -
Conc: p.c. 515 -
c.c. 945 - 1319 -
1º) Las partes conocían al celebrar la transacción esos documentos; pero, por
ignorancia de cualquiera de ellas, no se le asignó la importancia que tenían. Aquí no
hay problema: no hay nulidad y la transacción es válida.
2º) Sólo conocía los documentos una de las partes, que omitió de buena fe
mencionarlos: subsiste la transacción.
3º) La parte que conocía la existencia de los documentos procede de mala fe,
cuando los retiene u oculta, para aprovecharse de la ignorancia del otro contratante. La
transacción quedara ineficaz a instancia del perjudicado inocente, mientras no haya
prescrito la acción se entiende.
4º) Todas las partes desconocen la existencia de tales documentos que, al ser
descubiertos, se advierte que una de ellas no hubiera otorgado la transacción de
conocer su contenido o dicho de otro modo, que la otra parte no tenía ningún derecho
para el litigio, menos para la transacción. El contrato puede ser declarado ineficaz a
instancia de la parte interesada.
La promesa unilateral, es un acto jurídico que crea una obligación con cargo a
una persona y por la voluntad de ésta (Mazeaud).
Está entre el conjunto de figuras que, en antítesis con el contrato, son fuentes de
obligación, por lo que son denominadas obligaciones no contractuales. Es, en realidad,
una categoría promiscua, que cuando asume alcance afirmativo, pierde el carácter
unitario y se escinde en las de la obligación de promesa unilateral y de la obligación ex
lege (Messineo).
Siegel (cit. por Mazeaud), la planteó como nueva fuente de obligaciones, con la
ventaja teórica de que la obligación nace antes de toda aceptación. Los Códigos
recientes, la han fundado en la teoría de la oferta y de la promesa de recompensa,
principalmente, y sólo como excepción (según los Códigos suizo, polaco e italiano de
1942, modelo del Cgo., en opinión de Mazeaud). Messineo, confirma el criterio de
Mazeaud, al expresar que el artículo 1987 del Cgo. it. (955), de manera excepcional,
esto es, en casos taxativos, que constituyen numerus clausus (expresamente indicados),
atribuye a la promesa unilateral eficacia obligatoria.
El Anteproyecto de Ossorio (arts. 965 y s.), legisló la materia dentro del marco
de la doctrina moderna. El Proyecto de Toro (art. 3101), se aproxima a ella en el
concepto del art. 956 del Código, cuando dice que, "el reconocimiento de la obligación
es el acto en virtud del que, una persona confiesa estar ligada hacia otra u otras, a dar,
hacer o no hacer alguna cosa".
Art. 958.- (Acto realizado por una o varias personas). I. Quien ejecuta el acto
puede exigir la prestación prometida.
Art. 961.- (Acción). Quien, sin justo motivo, se enriquece en detrimento de otro
está obligado, en proporción a su enriquecimiento, a indemnizar a éste por la
correspondiente disminución patrimonial.
La acción por enriquecimiento sin causa, se llamó en Roma condictio sine causa
(cuyos varios aspectos se encuentran en la condictio ob causam finitam, causa data non
secuta, indebiti, ob turpem causam). En el digesto (Lib. 50, tít. 17, ley 20; cit.
Mazeaud) se consigna el principio general afirmado por Pomponio: iure naturae aequum
est nemimem cum alterius detrimento et injuria fieri locupletiorem (es equitativo, según
el derecho natural, que nadie se enriquezca a expensas de otro). De este principio
deriva en el antiguo derecho español, la regla contenida en las Partidas (7ª, tít. 34, ley
15, II): ninguno no debe enriquecer tortizeramente con daño de otro.
Muchas legislaciones, incluyen el tema entre las reglas del pago de lo indebido
Otras han separado y reducido a lo necesario la reglamentación del caso, como
aconsejaba Ossorio (Anteproyecto, art. 786).
Exceptuando el punto 5), los requisitos son los mismos que los señalados por
Giorgi.
El Codex (Lib. 4, tít. 5, regla 1), empieza a tratar de la condictioni indebiti (de la
condición de lo no debido), con esta solución que el Emperador Antonio, Augusto, da a
Muciano: no es dudoso que por derecho de condición hay la repetición del dinero no
debido, pagado por error, no por causa de cosa juzgada; si, pues, pudieras probar que
tu padre, de quien quedaste heredero, pagó algo más de lo debido a un acreedor suyo,
puedes repetirlo...
Concretando, entonces, el examen del título a las soluciones que éste da sobre
el instituto, se tiene que el pago de lo indebido, es un hecho que genera una relación
jurídica, por virtud de la cual el que recibe una cosa o cantidad sin razón derecha,
queda obligado a restituirla a quien por error hizo la entrega o pago, el cual adquiere
por ello la cualidad de acreedor, con el derecho consiguiente de reclamar la restitución,
más o menos amplia, en cuanto a sus efectos o derivaciones, según la buena o mala fe
del que aceptara el pago indebido (arts. 967, 968 y 969).
Messineo, distingue el indebito objetivo (ex re) del indebito subjetivo (ex
personae debitoris). En el primer caso, se paga una deuda que no existía en absoluto;
en el segundo, se paga una deuda existente pero de otro: el que paga no era deudor,
es -por decirlo así- un falsus débitor, en cuanto la deuda era de otro.
La importancia de la distinción, radica en la diversidad de requisitos exigidos para
la repetibilidad en una o en otra de dichas situaciones y en el contenido vario de la
carga de la prueba por parte del actor.
En el indebido objetivo, basta que el pago no sea debido (art. 963). En este
caso la deuda pagada no existe, ni a cargo del pagador ni a cargo de otro. Es, sin
más, repetible y no depende del error. La prueba se reduce a demostrar el hecho del
pago y de haberlo hecho sin que exista deuda.
Jurisprudencia
2.- "Anulada la venta, la compradora tiene por este art. 826 (960) acción para
repetir por el reembolso del precio que indebidamente pagó".
(G.J. Nº 560, p. 3).
3.- "La repetición de pago indebido, franqueada por este art. (960) constituye
acción susceptible de ejercitarse libremente, salvo el caso de prescripción".
(G.J. Nº 647, p. 24).
4.- "Puede repetirse por lo pagado indebidamente, pues que todo pago supone
la existencia de una deuda".
(G.J. Nº 676, p. 4).
5.- "No habiendo verificado el trabajo por el que se le pagó, no tenía derecho
para hacer suyo el dinero que se le dio para ese trabajo y era justo que el actor
lo reclamase".
(G.J. Nº 774, p. 50).
8.- "La acción de repetición señalada por el art. 826 (963) del c.c. procede
cuando se ha pagado indebidamente, esto es, cuando no había causa o cuando
se lo ha hecho por error, pero no cuando, como en el caso de autos, se ha
pagado reconociendo una causa como es la indemnización por daños y
perjuicios". (G.J. Nº 1563, p. 139).
9.- "Acreditado que el recurrido pagó al recurrente una cantidad de dinero sin
ser deudor de éste ni apoderado del ejecutado, sino en calidad de rematador de
un camión subastado que luego reivindicado por su verdadero propietario que
acreditó su mejor derecho, quiere decir que pagó indebidamente y, por
consiguiente, tiene derecho perfecto para repetir contra los que se beneficiaron
con el producto del remate".
(G.J. Nº 1599, p. 22).
10.- "El plazo para la repetición de pagos indebidos (en materia tributaria) es el
del art. 298 del c. tb., de tres años, y no el del art. 7º del D.S. de 7 de Oct. de
1941, que está derogado".
(G. J. Nº 1607, p. 171).
El art., evoca el tercer párrafo del art. 826 del Cgo. abrg. "no hay lugar a
repetición en las obligaciones naturales que se han ejecutado voluntariamente". Y esta
evocación trae consigo la de las obligaciones naturales, que siempre han constituido un
verdadero problema en las clasificaciones de los civilistas.
Los romanos distinguían las obligaciones naturales de las civiles. Estas, merecían
la protección de la actio en caso de incumplimiento y tenían, por lo tanto, un carácter
coactivo. Entre las obligaciones jurídicas y morales, consideraron las naturales, con
carácter jurídico indiscutible pero que no estaban protegidas por la actio. De ahí que,
cuando el deudor pagaba voluntariamente, no se permitía la restitución porque no se
consideraba que hubo pago indebido.
Bonnecase argumenta, aún, que puede considerarse (la natural), una obligación
condicional, cuya existencia depende de un acontecimiento futuro e incierto, consistente
en el pago-voluntario, o mas bien, que se trata de una obligación moral, que en un
momento dado se convierte por virtud de la realización de un supuesto jurídico, en una
obligación civil.
Mazeaud, fundado en el art. 1325, II), del Cgo. francés (826, 3ra. parte del
Cgo. abrg.), observa que la validez del pago de una obligación natural -que veda la
posibilidad de repetir- depende de un requisito que el pago haya sido hecho
voluntariamente, término que el Código (art. 964), siguiendo a su modelo italiano, ha
sustituido por el de espontáneamente, que para el caso tiene igual sentido, (Diccionario
de la Lengua: espontaneo = voluntario). Se concluye de ello, que el deudor de una
obligación natural que, creyéndose sujeto a una obligación civil, realiza un pago,
conserva la acción de repetición.
Jurisprudencia
2.- "Si bien en todo cumplimiento contractual surge la presunción juris tantum,
proclamada por la primera fase del art. 826 del c.c. (sin equivalente preciso en
el vigente), de que todo pago supone una deuda, el pago indebido o la solutio
indebiti genera la acción de repetición legislada en los arts. 826, 2ª fase (963)
y 961 (966) del citado código".
(G.J. Nº 1563, p. 70).
El art. contiene la regla nemo auditur propiam turpitudinem allegans, esto es, que
no se puede permitir la acción de restitución, en los supuestos en que el demandante
es cómplice en la inmoralidad. Lo contrario, sería autorizarle fundar su pretensión en su
propia vileza o deshonestidad. Aubert (cit. por Scaevola), al justificar el precepto estima
que la dignidad de la justicia no puede permitir una discusión en sus estrados sobre
cuestiones tan contrarías a la moral. En realidad, la justicia no se empaña por la
revelación de hechos inmorales o escandalosos, ni puede espantarse por la revelación
de los móviles de los litigantes. Lo que sucede es que, normalmente, los hechos
vergonzosos son llevados ante la justicia para penar a sus autores y no para darles
protección (Scaevola).
Aparte de que el precepto esta en función de concordancia con las disposiciones
de los arts. 485, 489 y 490, sobre la licitud del objeto, de la causa y del motivo de los
contratos, noción de licitud comprensiva de las buenas costumbres, sería más ilícito y
más contrario a las buenas costumbres admitir al individuo inescrupuloso, prevalerse de
sus actuaciones deshonestas, que muestran su menosprecio de la ley, y de las buenas
costumbres, para fundar su acción de repetición.
Jurisprudencia
Art. 966.- (Indebido subjetivo). I. Quien creyéndose deudor, por error excusable,
paga una deuda ajena puede repetir lo que pagó siempre que el acreedor no se haya
privado, de buena fe, del título o de las garantías del crédito.
II. Cuando la repetición no es admitida, quien ha pagado se sustituye en los
derechos del acreedor.
Jurisprudencia
1.- "El ejecutante, creyéndose deudor, sin serlo realmente, pagó por error a los
acreedores del ejecutado, que es el único deudor verdadero, en cuya virtud al
ordenarse que éste devuelva a aquél lo que pagó por error, se aplica
debidamente el art. 961 (966) del c.c.".
(G.J. Nº 807, p. 28).
Art. 967.- (Frutos e intereses). Quien recibió lo indebido debe también los
respectivos frutos e intereses:
1) Desde el día de pago si procedió de mala fe.
2) Desde el día de la demanda si procedió de buena fe.
Como el principio general, que informa las reglas del título es, impedir los lucros
torticeros, deben restituirse los frutos y todo lo que el enriquecido por el indebido haya
obtenido teniendo por base la cosa o el pago atribuido sin causa, y teniendo en cuenta
la buena o mala fe del enriquecido.
Las reglas de los arts. 967, 968 y 969, han de entenderse conforme; al principio
formulado por Demogue (cit. de Scaevola): el accipiens (acreedor) de buena fe, debe
restituir todo lo que ha recibido, pero sólo en la cuantía en que haya acrecido su
patrimonio. Tratándose de cosa determinada, debe restituirla en natura. No se trata de
imponer una sanción al enriquecido, sino de eliminarle la adquisición sin causa. No se
trata de una reivindicación.
Jurisprudencia
II. Quien la recibió procediendo de mala fe, debe reembolsar el valor de la cosa
si ella perece o si se deteriora aun por caso fortuito o fuerza mayor, excepto si, en el
caso de deterioro, quien dio la cosa solicita se le restituya y además se le indemnice
por la disminución del valor.
Jurisprudencia
1.- "Por lo dispuesto en el art. 963 (968) el que recibe una cosa indebidamente
esta obligado a devolverla si existe, o su valor, si ha perecido".
(G.J. Nº 619, p. 9).
2.- "El pago judicial a la ejecutante fue indebido por hallarse la deuda satisfecha
de antemano, en cuya virtud debe hacerse la restitución según dispone el art.
962 (968)".
(G.J. Nº 647, p. 25).
Jurisprudencia
"Al aprovecharse el rematador indebidamente de la cosecha íntegra de los frutos
de la finca rematada (de la que correspondía a la usufructuaria dos terceras
partes, es) responsable a la restitución de la (parte) proporcional... conforme al
art. 964 (969) del c.c.".
(G.J. Nº 589, p. 11).
La regla del art. presupone que el tercero adquirente actúa de buena fe. La del
art. 971, concuerda, como no puede ser de otra manera con la regla general del art.
299, y la del 972, está ajustada a los principios de equidad contenidos en las normas
de los arts. 95 y 97 que invoca.
Jurisprudencia
"Los gastos de reparación de la casa han contribuído al aumento de su precio y
al de los alquileres sin que, por otra parte, se haya justificado que sean
superfluas las mejoras y al disponerse que (sean devueltos) no se viola el art.
965 (972) del c.c.".
(G.J. Nº 692, p. 24).
TÍTULO VI
Art. 973.- (Gestión asumida de un negocio ajeno). Quien sin estar obligado a
ello asume voluntariamente la gestión de un negocio ajeno, tenga o no el propietario
conocimiento de ella, contrae la obligación tácita de continuarla y acabarla hasta que el
propietario pueda hacerlo por sí mismo. Debe encargarse igualmente de todas las
dependencias del mismo negocio.
Los sujetos de la institución son el gestor, (sujeto activo), que asume por sí la
gestión del negocio ajeno y el dominus (sujeto pasivo), al que el Código llama
propietario y otras legislaciones llaman dueño del negocio.
Jurisprudencia
3.- "El art. 957 (973) del c.c. se refiere a la administración oficiosa de bienes y
negocios ajenos, más no al amparo y alimentación de las personas".
(G.J. Nº 688, p. 15).
4.- V. el caso único del art. 983.
Art. 974.- (Capacidad del gestor). El gestor debe tener capacidad de contratar.
Art. 975.- (Otras obligaciones del gestor). I. El gestor se somete a todas las
obligaciones que resultarían de un mandato, en cuanto sean aplicables.
II. Debe continuar la gestión aun después de la muerte del propietario, hasta que
el heredero pueda dirigirla.
Jurisprudencia
3.- "La renta percibida en calidad de gestor oficioso (debe ser) liquidada
parcialmente a fin de determinar el saldo aplicable al pago que se reclama".
(G.J. Nº 766, p. 21).
El gestor que no practique el aviso que ordena el art. incumple una obligación
concreta que le impone la ley, a partir de ese momento, se agrava su responsabilidad
por los riesgos de la gestión, lo que podrá ser tenido en cuenta por el juez, en su caso,
en la aplicación del parágrafo II del art. siguiente (977).
Fte: Cgo. francés 1374 y Cgo. español 1889 (para I) - Cgo. it. 2030, 2) (para
II) - Cgo. español 1893 i.f. (para III) -
Precd: c.c. abrg. 958 -
Conc: c.c. 302 - 815 - 978 - 980 -
El gestor está obligado a emplear la diligencia de un buen padre de familia. Si el
gestor asume injerencia motu propio en los negocios del dominus, asume por ello el
tácito compromiso de no hacer nada dañoso y no omitir nada útil. Habrá daño, cuando
los actos realizados por el gestor son inconvenientes al dominus o a la naturaleza del
negocio. Hay omisión de lo útil, cuando el gestor deja de hacer lo que el dominus
hubiera hecho por sí para la buena administración y conservación del negocio. El juez
puede moderar la valoración de los daños, según las circunstancias que indujeron al
gestor a asumir el negocio.
Jurisprudencia
EL gestor debe resarcir todos los daños de cualquier género, que haya
ocasionado al patrimonio administrado, en la medida y según las circunstancias
detalladas en las reglas dadas por el título en examen. La responsabilidad del gestor
para el resarcimiento de daños, es mayor cuando ha mediado prohibición del dominus,
para que el gestor asuma la gestión, o cuando no ha procedido con la diligencia
preceptuada por el art. 977, o ha actuado más en interés propio.
Este art. contempla los casos de gestión desviada, en las que el gestor responde
inclusive por el caso fortuito y la fuerza mayor; 1) por operaciones arriesgadas; 2)
postergación de los intereses del dominus, que es un caso de verdadero dolo. También
ha de considerarse dolosa una injerencia no solamente no querida sino prohibida por el
interesado o dominus.
Art. 979.- (Obligaciones del propietario). I. El propietario cuyos negocios han sido
útilmente administrados, debe cumplir con todas las obligaciones que el gestor ha
contraído en su nombre, indemnizarle por las personales que han tomado así como por
los perjuicios sufridos y reembolsarle todos los gastos útiles o necesarios con los
intereses desde el día en que los gastos se han hecho.
II. Esta norma se aplica aun a los actos de gestión realizados contra lo que haya
prohibido el propietario, siempre que la prohibición no sea ilícita.
Los efectos de la gestión, respecto del dominus, que este art. establece son
independientes de la ratificación a que se refiere el art. 982. Ellos determinan las
obligaciones del dominus con respecto al gestor que, cuando la gestión estuvo bien
administrada, pueden reducirse a dos:
b) Reembolsar al gestor los gastos necesarios y útiles con los intereses, desde
el día en que fueron hechos, cuya necesidad y utilidad ha de apreciarse según las
circunstancias, en que se realizo la gestión y no según los resultados obtenidos. Aquí se
destaca una diferencia con el mandato. En este, poco importa que los gastos excedan
de que el mandante habría probablemente hecho por si mismo: el mandatario no puede
quedar con pérdida y debe ser enteramente reembolso (art. 822). El gestor, sólo tiene
derecho al reembolso de los gastos necesarios y útiles, de manera que si no uso toda
la economía deseable en la gestión, el dominus tendrá derecho a reducir el reembolso,
en la medida de la sola necesidad y utilidad manifiesta.
El parágrafo II del art., presenta otro caso notorio de tergiversación, que hace
poco inteligible su disposición y que corresponde esclarecer.
Su modelo (art. 2031, II del Cgo. it.), dice "esta disposición no se aplica a los
actos de gestión realizados contra la prohibición del interesado, salvo que tal prohibición
sea contraria a la ley, etc.".
La administración útil, en general, para decirlo con el criterio que informa las
reglas del art. anterior, según la disposición que ahora se examina no requiere
necesariamente que la gestión exista como útil o se manifieste tal al terminar el
negocio. Es suficiente que la utilidad exista en el momento de iniciar la gestión, que es
lo que el art., quiere significar, conforme con el sentido de su fuente (fase inicial del art.
2031, c.c. it.).
Basta el utiliter coeptum o inicial, sin que haga falta necesariamente el utiliter
gestum o final (Messineo). El utiliter coeptum, según el autor del Manual evoca toda
actividad que el propio dominus habría ejercitado, actuando como un buen pater familias,
si hubiera debido proveer por sí mismo a la gestión del negocio. De ahí que se
considera al gestor de buena fe, un buen administrador, cuando inicia la gestión utiliter
coeptum y la continua utiliter gestum (Scaevola).
a) La ratificación vincula al dominus como el mandato, con todos sus efectos, así
haya faltado el utiliter coeptum, o el carácter ajeno del negocio, o la absentia domini
(figura esta que no ha de entenderse en el sentido legislado por los arts. 31 y s. sino
como simple no-presencia temporal o provisora del propietario), o el animus aliena
negotia gerendi (v. del anot. al art. 973), u otro requisito legal cualquiera de la gestión.
Art. 983.- (Reembolso por asistencia familiar y gastos funerarios). Cuando sin
conocimiento del obligado a prestar asistencia familiar o a correr con los gastos
funerarios, los ha satisfecho un extraño, tiene derecho a reclamarlos de aquél, a no ser
que consta haberlo hecho como acto de libertad o filantropía y sin intención de
reclamarlos.
V. la anot. al art. 979, de cuyas reglas las de este art. son una aplicación
particular.
Jurisprudencia
1.- "El crédito contraído con anuencia del demandado para atender con su
producto, como efectivamente se hizo, a los gastos funerarios de su esposa,
debe ser reembolsado en observancia del art. 957 y s. (973 y s.) del c.c.".
(G.J. Nº 815, p. 23).
Art. 984.- (Resarcimiento por hecho ilícito). Quien con un hecho doloso o
culposo, ocasiona a alguien un daño injusto, queda obligado al resarcimiento.
Definidos con las observaciones precedentes los límites de la materia del Título
en examen, ha de concretarse ahora el comentario a la regulación positiva contenida en
sus normas.
Hasta mediados del siglo XIX, imperó sin mayor discusión la regla clásica de la
responsabilidad por culpa. El impacto del industrialismo y el desarrollo de los medios de
transporte, crean nuevas circunstancias, y hacen surgir la corriente doctrinal que funda
la responsabilidad en la teoría del riesgo, en la equidad y en el principio quibus est
commudum ejus est periculum, que podría gráficamente (Scaevola) traducirse así: el
que está a las maduras, debe estar a las duras.
1) Regla general: no hay responsabilidad por el hecho personal sin dolo o culpa,
noción que excluye el caso fortuito y la fuerza mayor.
La obligación que deriva del acto ilícito, es un caso de obligación legal, que
nace, no porque lo quiere el obligado, sino porque así lo dispone la ley, en vista de la
naturaleza de ese acto y de los efectos que de el nacen para los terceros (Messineo).
Este art. (984) sigue el sistema clásico, aunque con una redacción demasiado
desafortunado. Habla de daño injusto, siguiendo a su modelo italiano (art. 2043), como
si hubiera posibilidad de reconocer, así sea a contrario sensu, un daño justo que
estuviera permitido o quizá premiado. Es, sin duda, inaudito un daño justo ocasionado
con dolo o culpa. Tal adjetivación, innecesaria e impertinente, sólo aparece en el Cgo.
italiano de 1942, y en el que ahora rige en Bolivia que ha sido modelado en aquél.
Aparte estas dos excepciones, ninguno de los códigos consultados contiene la
adjetivación observada. De América: Argentina (art. 1067: no habrá acto ilícito... sin que
a sus agentes, se les pueda imputar del dolo, culpa o negligencia); Uruguay (art.
1239); Colombia (art. 2341); Venezuela (art. 1185: el que con intención, o por
negligencia, o por imprudencia ha causado un daño a otro, está obligado a repararlo);
Guatemala (art. 2276); México (art. 1910); Perú (art. 1136); Brasil (art. 160). De otros
Continentes: España (art. 1902); Francia y Bélgica (art. 1382); Austria (art. 1293);
Alemania (art. 823); Suiza (art. 41); U.R.S.S. (arts. 403 a 415 del Cgo. de 1923);
China (art. 184, Cgo. de 1929, vigente hoy sólo en Formosa); Filipinas (arts. 2195 y
s.); Etiopía (art. 2027); Portugal (art. 483) y cuya legislación sobre el particular merece
una mención especial más detallada. Nótese en las transcripciones siguientes, su
precisa formulación y la evolución de ella Dice el art. 2361 del Cgo. de 1867, hoy abrg.:
"Todo aquel que viola u ofende los derechos de otro, constituye la obligación de
indemnizar al lesionado por todos los perjuicios que le causa".
"Aquel que, mediando dolo o mera culpa, violare ilícitamente el derecho de otro
o cualquier disposición legal destinada a proteger intereses ajenos, está obligado a
indemnizar al lesionado por los daños resultantes de la violación".
El Código de 1831, tan criticado como obra empírica, mal traducida del francés,
en este punto ofrece una redacción cabal, precisa y concisa, más prolijamente
concebida y redactada que su propio modelo francés (art. 1382) y que puede competir
en elegancia expresiva con códigos de tanto rigorismo científico y prolijidad como los
códigos alemán y suizo: todo hombre que causa a otro algún daño, está obligado a
repararlo.
La regla del art., supone varios elementos objetivos: el hecho -acción u omisión-
la ilicitud y el daño, y el elemento subjetivo: la culpabilidad del agente.
Para Messineo, acto ilícito (en el orden civil), es un acto unilateral, que origina
daño a otro y genera a cargo de su actor una responsabilidad consistente en la
obligación de resarcir o reparar el daño.
La ilicitud del acto o factum contra ius se manifiesta y configura como una
antijuridicidad o injusticia (en la terminología romana: iniuria = injusticia o hecho contra
derecho), por lo que el daño, además de antijurídico es injusto.
Es ilícito el hecho, cabe agregar, sólo cuando éste es generado por la actividad
humana, pero no cuando se alude a eventos naturales o que no provienen de la
actividad humana. En este último caso, los hechos no son lícitos ni ilícitos: simplemente
existen (v. las anots. a los arts. 450 y 546, en lo pertinente). La ilicitud entonces,
cuando se refiere a los hechos, Sólo puede relacionarse a la omisión del agente
responsable, que en realidad presupone un acto, cuya responsabilidad emerge de la
actitud ilícita, negligente o culposa. Los eventos o hechos naturales no resultantes de la
actividad humana, pueden ser considerados riesgos, que abren responsabilidad por la
imprevisión negligente o culposa del responsable.
Sobre lo anotado en el examen de dicho art. 107, puede agregarse, antes que
una extensa exposición doctrinal, ejemplos prácticos de la legislación comparada. Suiza:
"... el abuso manifiesto de un derecho no está protegido por la ley" (art. 2). Alemania:
"El ejercicio de un derecho no está permitido, cuando no pueda tener otro fin que el de
causar perjuicio a otro" (art. 226). China: "El ejercicio de un derecho no puede tener
por fin principal perjudicar a otro" (art. 148). Perú: "La ley no ampara el abuso del
derecho" (II, Título preliminar). México: "Cuando al ejercitar un derecho se causa daño
a otro, hay obligación de indemnizarlo si se muestra que el derecho sólo se ejercitó a
fin de causar el daño, sin utilidad para titular del derecho" (art. 1912). Venezuela:
"Debe igualmente reparación quien haya causado un daño a otro, excediendo en el
ejercicio de su derecho, los límites fijados por la buena fe o por el objeto en vista del
cual ha sido conferido ese derecho" (art. 1185).
La Instituta, señala como norma de conducta: alterum non laedere (no hacer
daño a otro), y el digesto da del daño está definición: damnum et damnatio ab
ademtione et quasi demirlutione patrimonii dicta sunt (denominase daño el hecho de
quitar y disminuir el patrimonio; Libs. 1 y 39, tít. 1 y 2, leyes 3 y 3, respectivamente; cit.
Scaevola).
Los arts. 988, 991 y 993, se refieren a las obligaciones que surgen de una
actuación dañosa, realizada por aquellas personas que están bajo la dependencia y
vigilancia de otras y tienen su fundamento en las llamadas culpa in vigilando y culpa in
eligendo.
Jurisprudencia
1.- "Por la muerte del padre, causada por X, ha sido privada la menor de la
asistencia (familiar), por lo cual se halla dicho X en la precisa obligación de
reparar el daño, por determinarlo así el art. 966 (984) del c.c.".
(G.J. Nº 43, p. 993).
4.- "Al anular el despojo, ordenando la restitución con costas, daños y perjuicios,
en vista de hallarse acreditados con pruebas legales los extremos de posesión y
eyección, se dio cumplimiento al art. 966 (984) del c.c.".
(G.J. Nº 305, p. 2019).
5.- "La querella se limitó a referir el darlo que se le había causado (incendio de
un pilón de cebada) sin designar como autores a los encausados, por lo cual no
habiendo el actor sido denunciante de los procesados (absueltos) tampoco debió
condenársele en daños y perjuicios".
(G.J. Nº 440, p. 689).
6.- "La sustracción de dicha suma (de dinero) tuvo lugar por descuido y
negligencia reprensibles del (dependiente) y por lo mismo queda subsistente su
responsabilidad por el daño causado a su principal, según el art. 966 (984) del
c.c.".
(G.J. Nº 542, p. 7).
7.- "El art. 966 (984) del c.c. (al) consignar el principio de que todo hombre
que causa a otro algún daño está obligado a repararlo supone que haya sido
inferido mediante hechos criminales o abusivos (dolo o culpa)".
(G.J. Nº 699, p. 50).
11.- "Si bien este art. (984) prescribe que todo hombre que causa a otro algún
daño esta obligarlo a repararlo, es manifiesto que la acción correspondiente sólo
compete al damnificado y no a otro".
(G.J. Nº 733, p. 29).
12.- "El ejercicio de una acción civil lícita, como la de denuncia de obra nueva,
autorizada por el art. 560 (615) del p.c. y sentenciada contra el demandante, no
da mérito a la demanda de indemnización de daños con apoyo del art. 966
(984) del c.c. aplicable solamente a las responsabilidades provenientes del
(hecho ilícito)".
(G.J. Nº 734, p. 19).
13.- "Si la obligación constituye la ley del contrato, según el art. 725 (519), la
falta de su cumplimiento motiva la de pagar daños y perjuicios emergentes,
conforme al 966 (984)".
(G.J. Nº 791, p. 29).
14.- "La responsabilidad civil surge contra sus responsables, sean directos o
indirectos autores, tanto por el daño causado por el hecho cuanto por el que
ocasiona su negligencia, descuido o imprudencia".
(G.J. Nº 1223, p. 22).
15.- "Corresponde al demandante probar que el daño se debe a culpa del
demandado, excepto cuando el daño ha sido ocasiona por algo en que hay
presunción de culpa, extremo en el cual el responsable para librarse de la
responsabilidad civil debe demostrar fuerza mayor o el caso fortuito".
(G.J. Nº 1232, p. 16).
16.- "El cumplimiento de una orden judicial de embargo, así haya sido
posteriormente revocada, no autoriza pretender indemnización de daños, como se
reclama en la especie con impertinente invocación de los arts. 966 y 967 (984)
del c.c., inaplicables al caso".
(G.J. Nº 1264, p. 53).
En el mismo sentido.
(G.J. Nº 1265, p. 41).
17.- "La ruptura de las relaciones concubinarias por arbitrio del demandado, con
desconocimiento de la cooperación que le prestó la actora para diversas
adquisiciones, ha producido a ésta un daño cierto y positivo que debe ser
indemnizado por aquél, en virtud de lo dispuesto por el art. 966 (984) del c.c.".
(G.J. Nº 1283, p. 29).
19.- "No hay causas fortuitas ni casos de fuerza mayor ni mera infracción de los
reglamentos de transportes, cuando las pérdidas de valores y bienes
transportados son debidas al descuido y negligencia del transportador o sus
dependientes"
(G.J. Nº 1353, p. 96).
20.- "Es principio universal de derecho que toda persona que causa a otra
algún daño, está obligada a repararle".
(G.J. Nº 1355, p. 66).
21.- "Según las previsiones de los arts. 966 y 967 (984) del c.c., el pago de
los daños se aplica cuando el demandado los causa por negligencia, imprudencia
o impericia y, en la especie, la institución demandada aparece haber cumplido
con las obligaciones que le impone el art. 107 del c. mtl. (1260, c. com.) con
referencia a los arts. 413 al 419 (569 al 571) del mismo código, y sólo es
responsabilidad del Notario llevar a cabo el protesto (de una letra de cambio)
con los requisitos y formalidades legales del caso".
(G.J. Nº 1585, p. 56).
23.- "La regla del art. 966 (984) del c.c. de que todo hombre que causa un
daño a otro está obligado a repararlo, se refiere al daño causado por el hecho
del responsable, y según el art. 967 (984) del mismo código, al causado por
negligencia o imprudencia".
(G.J. Nº 1614, p. 90).
24.- "Los gastos efectuados en juicio, que son materia de las costas que
debieron ser reclamadas oportunamente ente el juez competente y por la vía
correspondiente, no son ni pueden ser objeto de resarcimiento en la vía de la
responsabilidad civil de daños y perjuicios reglada por los arts. 966 y 967 (984)
del c.c.".
(G.J. Nº 1621, p. 49).
25.- "El acto ilícito civil da origen a una obligación cuya prestación consiste en
la reparación del daño ocasionado".
(A. S. Nº 192 de 7-VIII-79).
27.- "El art. 966 (984) del c.c. al señalar que quien causa a otro algún daño
está obligado a repararlo, significa que ese daño tiene que ser (resultado de)
actos dolosos o culposos, lo que no sucede en la especie por lo cual no existe
violación de la disposición citada en el auto de vista recurrido".
(A. S. Nº 50 de 10-III-81).
28.- V. los casos Nos. 1 del art. 107 y 4 del art. 992.
Conc: c.p. 11 - 19 -
c.c. 560 - 986 -
El art. introduce una variante respecto de su modelo (art. 2046), el cual y según
observa Messineo, no exige a los efectos de la responsabilidad la capacidad legal, por
lo que, el incapaz legal por razón de la edad, siempre que no sea incapaz de entender
y de querer (incapaz natural), responde del acto ilícito (sin embargo, a pesar del juicio
de Messineo, téngase en cuenta que el art. 98 del Cgo. penal italiano declara
inimputable al menor de 14 años). El art. en examen, exime de responsabilidad al
incapaz legal menor de 10 años, además del incapaz natural, que no es responsable
civilmente como no es imputable penalmente (art. 17 del c.p.) cuando comete el acto
dañoso en el momento en que se encuentran en tal estado psíquico. No se trata de
ausencia de dolo o de culpa, sino de ausencia de imputabilidad por estado psíquico.
La fase final del art., hace cesar la inimputabilidad, cuando el sujeto haya caído
en dicho estado psíquico por propia culpa, lo que importa que la haya determinado
dolosamente, esto es, preordenado (o prefabricado) como v. gr., una embriaguez o
empleo de estupefacientes o de sustancias tóxicas, deliberadamente utilizadas.
Art. 989.- (Resarcimiento del daño causado por persona inimputable). I. El
resarcimiento del daño causado por el menor de diez años o por el incapacitado de
querer o entender, se debe por quien estaba obligado a la vigilancia del incapaz,
excepto si se prueba que no se pudo impedir el hecho.
II. Si el perjudicado no ha podido obtener el resarcimiento de quien estaba
obligado a la vigilancia, el autor del daño puede ser condenado a una indemnización
equitativa.
Obligado a la vigilancia del incapaz natural (de ordinario enfermo mental; arts. 5,
c.c. y 343 c.f.), está quien sea su custodio, que debe vigilar a una persona enferma
mental, así no haya sido todavía declarada en interdicción con el consiguiente
nombramiento de tutor, lo que lleva la cuestión a un diverso ámbito de solución. Esta
obligado a la vigilancia, el progenitor del mayor de edad incapaz de entender y de
querer, si es su tutor (c.f. 346).
Jurisprudencia
"La última parte del art. 968 (990, I, i.f.) del c.c. relativa a la falta de presencia
o imposibilidad (del padre) para evitar el hecho (dañoso), no excusa la
obligación de vigilar y demás deberes de un padre de familia para con su hijo
menor de 10 años".
(G.J. Nº 1286, p. 59).
Se considera que la responsabilidad del padre es directa, derivada del hecho del
progenitor mismo, concebido el hecho como de responsabilidad objetiva (Messineo),
porque, tanto para el padre como para el tutor, esta responsabilidad no depende de la
representación legal del hijo o del pupilo. Para los progenitores, la responsabilidad, tanto
del padre como de la madre, es conjunta, por el hecho de que ambos están investidos
de la patria potestad como officium conferido por la ley (c.f. art. 251),
independientemente del hecho de que el ejercicio de esa potestad sea del padre o de la
madre, aunque ha de tenerse en cuenta que el hijo o pupilo debe habitar con quien es
declarado responsable por la ley. La mencionada cohabitación no ha de entenderse en
sentido literalmente riguroso de convivencia bajo el mismo techo, y es suficiente a los
efectos de la regla del art. que el padre (o el tutor) tenga de posibilidad de vigilar la
conducta del hijo, aun mediante el concurso de otra persona.
Jurisprudencia
1.- "Conforme a este art. (990) los padres son responsables de los daños
causados por los hijos menores, sin más excepción que el caso de ser imposible
evitarlo".
(G.J. Nº 730, p. 16).
3.- "La ley civil al dejar subsistente la responsabilidad de los padres por el daño
causado por sus hijos menores, no tiene en cuenta de si éstos obraron o no con
discernimiento o tuvieron la intención de producirlo, bastando que él se realice
para que pueda ser demandada su reparación".
(G.J. Nº 1286, p. 59).
Art. 991.- (Responsabilidad de los maestros y de los que enseñan un oficio). Los
profesores o maestros y los que enseñan un oficio deben resarcir el daño causado por
sus discípulos y aprendices menores de edad no emancipados estando bajo su
vigilancia, excepto si prueban que no pudieron impedir el hecho.
Los discípulos y aprendices menores, están más cerca de la condición del hijo im
potestate y del pupilo que de la del empleado y del doméstico, ligados con sus
empleadores en relación de servicios. Si el profesor o maestro prueba que a pesar de
su vigilancia no pudo evitar el hecho, no hay responsabilidad para éstos.
Discípulos y aprendices, son términos que comprenden todos los casos en que
se ejercita sobre el autor del daño, una acción educativa, aun cuando el discípulo o el
aprendiz sea mayor de edad, según la disposición fuente y correspondiente comentario
de Messineo. Pero, el art., en su adopción, ha sido limitado a los discípulos y
aprendices menores, sin que se sepa la razón de la limitación. También los términos
profesores y maestros, suponen funciones igualmente educativas que obligan, por razón
del oficio, a la vigilancia.
Nótese bien que el límite de la responsabilidad del patrón o del comitente, está
circunscrito a que el acto ilícito del dependiente se realice en el ejercicio de la
incumbencia a que está destinado, porque en caso contrario (inclusive en los casos en
que no está de servicio), falta el nexo de causalidad entre la incumbencia del supuesto
y el evento dañoso. Por eso, es opinión predominante que, el acto doloso, no
meramente culposo, del dependiente, rompe la responsabilidad del patrón o comitente
que recae directamente sobre el autor del hecho dañoso.
Jurisprudencia
1.- "El comitente es responsable del daño causado por el hecho del comisionado
en las funciones en que se le emplea".
(G.J. Nº 610, p. 9).
3.- "Si bien la ley de 18 de Nov. de 1893, de acuerdo con los arts. 966 y 967
(984) del c.c. responsabiliza a las compañías de ferrocarriles, por las pérdidas,
deterioros, daños que causaren a las personas o cosas, no se probó que la
muerte del hijo de la actora haya sido causada por culpa, negligencia o
imprudencia de alguno de los empleados de la empresa ferrocarrilera
demandada".
(G.J. Nº 827, p. 49).
4.- "La responsabilidad civil establecida por el art. 966 (984) del c.c., es
meramente personal, razón por la cual tratándose de funcionarios públicos que
en el ejercicio de sus cargos y por causas que no son punibles causan daño a
un particular, debe ser intentada contra la persona del funcionario causante del
daño y no en forma genérica contra la entidad o persona jurídica legal en cuyo
nombre actúa".
(G.J. Nº 1235, p. 6).
6.- "Si bien es cierto que el Estado y sus organismos son personas de derecho
público, que se distinguen de los particulares en cuanto actúan en función de
poder, no es menos evidente que cuando intervienen en la esfera del derecho
privado, tienen similar tratamiento, conforme preceptúa el art. 122, inc. 1º, de la
Const. razón por la cual, en la especie, resulta inaceptable la observación
(contraria) hecha al respecto".
(G.J. Nº 1591, p. 162).
Aunque parece que no puede haber lugar a la repetición de que trata este art.
para las personas comprendidas en el art. 990. Messineo estima que ella puede
consentirse, dentro de ciertos límites, los cuales, según el autor del Manual, estarían
determinados por la capacidad natural (capacidad de entender y de querer) del menor y
la capacidad penal (que el c.p. en Bolivia fija en 16 años; art. 5). Agrega el citado
autor, que no aparecen en las crónicas judiciales casos de esta naturaleza, ni aun en
supuestos de que el hijo menor esté provisto de patrimonio propio (v. los arts. 258,
caso 4º, y 267 del c.f.), todo lo que puede comprenderse por razones de mero hecho.
En todos los casos de repetición legislado por el art., desde luego, ella está
condicionada a que el materialmente responsable esté en situación de resarcir,
circunstancia de hecho que, cual lo ve el propio Messineo, hace dudar del fundamento
del principio.
II. El daño moral debe ser resarcido sólo en los casos previstos por la ley.
No son todos los casos de responsabilidad, los que han sido examinados en
estas anotaciones. Existen casos especiales (Planiol y Ripert).
Si el bien protegido que debe ser reconstituído tenía cualidades para considerarle
una species, no a de admitirse una reconstitución con la cualidad media del genus v.
gr., supuestos de los arts. 303, 304 y 407).
Venezuela; c.c. art. 1196: "La obligación de reparación se extiende a todo daño
material o moral causado por el acto ilícito...".
Filipinas; c.c. art. 2217: "En los daños morales van incluídos el sufrimiento físico,
el dolor mental, el temor, la ansiedad en alto grado, la reputación
mancillada, los sentimientos heridos, el shock moral, la humillación
social y otros daños similares...".
Portugal; c.c. art. 484: "Ofensa al crédito o buen nombre.- Quien afirmare
o difundiere un hecho capaz de perjudicar el crédito o el buen
nombre de cualquier persona, individual o colectiva, responde por
los daños causados".
El parágrafo III (del art. en examen), faculta al juez a moderar la entidad del
resarcimiento, para que, según la situación particular del responsable, no resulte
excesivamente onerosa y que sobrepasa los límites de lo normal.
Art. 995.- (Daño ocasionado por cosa en custodia). Quien tenga una cosa
inanimada en custodia, es responsable del daño ocasionado por dicha cosa, excepto si
prueba el caso fortuito o fuerza mayor o la culpa de la víctima.
Los arts. 995, 996 y 997, se relacionan con la responsabilidad por el daño de
las cosas y de los animales que una persona tiene en su poder como propietario,
poseedor, etc. Del primero (995), surge la hipótesis de que se refiere a cosas o
sustancias destinadas a algún tipo de explotación industrial cuyo manejo guarda y exige
extrema diligencia, poniendo especial cuidado en su utilización; también se refiere a
cosas que pueden ser dirigidas por el hombre (vehículos motorizados) o a cosas que
pueden ser movidas por tracción animal o por otros medios técnico-mecánicos de
tracción. No se excluyen de esta regla, las armas de fuego cargadas que se disparan
por descuido o por accidente durante su manipuleo, etc. Ha de atenerse en estos casos,
en las cosas inanimadas hayan ocasionado el daño sin intervención de la dirección del
hombre o de la tracción animal o de otra fuente de energía, o con la intervención de
esos agentes, para determinar la responsabilidad. En el primer caso, puede tratarse de
simple caso fortuito o de fuerza mayor o de culpa de la víctima. En el segundo caso,
habrá que considerar el carácter determinante de la intervención de la persona.
Jurisprudencia
El caso del art. es, según observa Messineo, uno de responsabilidad objetiva,
porque cae completamente dentro del ámbito del principio ubi- commoda ibi et
incommoda, que constituye su base, aunque no deja de admitir apariencias contrarias
relacionadas con la idea de la culpa in vigilando. Funda su opinión el autor citado en
que en el supuesto que se examina, no es necesaria una culpabilidad en el acto, esto
es, que a los efectos de la imputabilidad no es necesario que el sujeto del acto dañoso
incurra en culpa, porque él responde aunque no sea culpable, lo que no condice
exactamente con la facultad de prueba contraria alegando caso fortuito, fuerza mayor o
culpa de la víctima.
Jurisprudencia
1.- "Este art. (996) establece la responsabilidad del propietario, solamente para
los casos en que está obligado a cuidar de la seguridad del animal que ha
causado el daño, pero no para aquéllos en que se hayan relevado de semejante
obligación por precepto de la ley o por convenio. El cañaveral que se dice
dañado se plantó en un terreno de pastoreo común, en que los ganaderos no
guardan ni aseguran su ganado, sino durante la cementera de maíz".
G.J. Nº 485, p. 4).
2.- "No se (ha probado) que los animales de X hayan sido precisamente los
que ocasionaron el daño... por ser el lugar de pastoreo, aun de ganado ajeno".
(G.J. Nº 717, p. 32).
Jurisprudencia
"La pared cuestionada fue construída con buenos materiales y con albañiles
expertos; permaneció firme durante dos años y su desplome fue simultáneo con
la del vecino, deduciéndose de aquí no estar probado el hecho denunciado".
(G.J. Nº 830, p. 23).
El art., relativo a los daños que ocasiona una determinada actividad peligrosa, ha
merecido por parte del Código un tratamiento consecuente con la teoría de la presunción
de la responsabilidad, que ha seguido en los arts. 995 y 997, apartándose así del
cuarto de conversión de su modelo italiano (art. 2050), muy criticado por los autores en
este punto; pues, este art. 2050 del Cgo. italiano, sobre la actividad peligrosa, atenúa
el rigor de la presunción y admite una prueba en contrario, para demostrar que el
responsable había adoptado todas las medidas idóneas para evitar el daño (con el
cuidado de un hombre particularmente diligente: Messineo). Frente al movimiento
codificador moderno, "el Código italiano -dice Pérez Vives- lejos de implicar un avance,
supone un retroceso y una manifiesta injusticia, sólo explicable por la influencia
reaccionaria del capital industrial dentro del régimen fascista que expidió el Código",
particularmente cuando la máxima diligencia, superior a la normal del bonus pater
familiae, debe exigirse a quien ejercite una actividad peligrosa.
Jurisprudencia
II. Quien ha resarcido o indemnizado todo el daño, tiene derecho a repetir contra
cada uno de los otros en la medida de su responsabilidad. Cuando no sea posible
determinar el grado de responsabilidad de cada uno, el monto del resarcimiento o de la
indemnización se divide entre todos por partes iguales.
TITULO I
CAPITULO I
SECCION I
DE LA APERTURA DE LA SUCESION
Seg·n el art. 2, la muerte pone fin a la personalidad civil, ·nico medio, hoy, de
extinci¾n de dicha personalidad, borrada que ha sido de las legislaciones modernas la
llamada muerte civil del derecho antiguo y cuya ficci¾n jurÝdica fue llevada hasta
extremos incompatibles con los esenciales atributos de la personalidad.
La palabra sucesiones, se usa como la de mßs amplio significado y mßs propia
para denotar el hecho general de la transmisi¾n de derechos y obligaciones que implica
la muerte de una persona. Se infiere de ello que la r·brica del Libro: De las sucesiones
por causa de muerte, encierra una demasÝa propia de la redundancia pleonßstica. En
efecto, las legislaciones modernas evitan la viciosa construcci¾n del C¾digo, que tiene
pocos similares como v. gr., el Cgo. colombiano cuyo Libro III lleva igual r·brica. El c.c.
alemßn titula su Libro V: Derecho de Sucesi¾n; el peruano (Libro II) emplea igual
tÝtulo; los Cgos. francÚs y belga, en el TÝtulo I del Libro III, utilizan la r·brica De las
sucesiones, simplemente, como el Cgo. italiano de 1942 (Libro II) o los Cgos. suizo y
turco (Libro III), de MÚxico (Libro III), de la Argentina (TÝtulo I, Libro IV), etc. El c.c.
abrg. en el TÝtulo 1║ de su Libro III, como su modelo francÚs de 1804, usa la r·brica
Sucesiones. El Proyecto Toro en el TÝtulo 10║ de su Libro III trata de la sucesi¾n
hereditaria y Ossorio en su anteproyecto (Libro V) titula el instituto De la Sucesi¾n.
ConsidÚrese la disposici¾n del Cgo. italiano citada como fuente del art., como tal
en raz¾n de la funci¾n de modelo general que aquÚl tiene respecto del C¾digo,
mientras la del Cgo. espa±ol presenta una formulaci¾n mßs semejante a la del art. en
examen.
Seg·n Escriche, cuyo criterio sigue tambiÚn Canedo, la palabra sucesi¾n tiene
dos sentidos. En un sentido implica la trasmisi¾n de los derechos activos y pasivos de
una persona muerta, en favor de la otra llamado heredero. En el otro, se refiere al
conjunto o universalidad de bienes activos o pasivos que deja el difunto y que pasan al
heredero. En este segundo sentido, la palabra sucesi¾n es sin¾nima de la palabra
herencia. Sin embargo, si bien es frecuente en la prßctica, el empleo equivalente de las
palabras sucesi¾n y herencia, Ústas no tienen, el rigor, un mismo significado, seg·n
observa Messineo, porque la segunda es, en realidad, una subespecie de la primera: se
puede suceder como heredero y tambiÚn como simple legatario y, en tal sentido,
subraya el citada autor, herencia es el tÚrmino abstracto que corresponde al tÚrmino
concreto de heredero. N¾tese acerca de esta observaci¾n que el art. 1113, precisa el
significado de heredero o sucesor a tÝtulo universal y de legatario o sucesor a tÝtulo
particular, de lo cual deriva que el sistema del C¾digo, reconoce dos posibles especies
de destinatarios de los bienes de la sucesi¾n: el heredero y el legatario. Para el citado
art. 1113, es heredero quien entra indistintamente en la universalidad de los bienes
hereditarios o patrimonio hereditario, como ·nico heredero o en concurso con otras
personas llamadas tambiÚn a la sucesi¾n al mismo tÝtulo, pluralidad que da lugar a la
comunidad de la cualidad de heredero, que hace aparecer la figura del coheredero;
principio este que la ley 24 del tÝt. 16 del Lib. 50 del Digesto (cit. Scaevola), resume
asÝ: hereditas nihil aliud est quam successio in universum iuris, quos defenctus habuerit
(la herencia no es otra cosa que la sucesi¾n a todos los derechos que el difunto
tenÝa).
En principio del art., prefija el hecho y momento en que procede la sucesi¾n, por
lo que respecta al causante, testado o intestado. Debi¾ haber sido completado como el
principio que se refiere al o a los herederos: los derechos a la sucesi¾n de una
persona, se trasmiten desde el momento de su muerte (art. 1007, I). Pues, ambos
principios se±alan un punto de partida, o sea el del fallecimiento de una persona,
momento al que se retrotrae los efectos de la aceptaci¾n de herencia, de los cual da
un ejemplo el art. 1042. Solamente un ejemplo. No se ha formulado la regla
debidamente.
Planiol y Ripert, teniendo en cuenta que la trasmisi¾n del patrimonio por causa
de la muerte, es una noci¾n Ýntimamente ligada a la de la propiedad privada,
aparecida desde los tiempos hist¾ricos, la consideran en la organizaci¾n
contemporßnea, como el mßs normal de los modos de los modos de asegurar la
continuaci¾n de la apropiaci¾n individual, y siguiendo los conceptos de Ihering estiman
que la trasmisi¾n de persona a persona, es un corolario indispensable de la propiedad
individual.
El C¾digo francÚs de 1804 (modelo del Cgo. abrg.), estableci¾ una sucesi¾n
irregular (la de los hijos naturales) al lado de la regular (seg·n el lenguaje de los
autores), con la exigencia de pruebas rigurosÝsimas para acreditar la filiaci¾n natural.
Pisanelli (cit. de D'Aguanno), justificando estas disposiciones en el Cgo. italiano de
1865, tomadas del Cgo. francÚs de 1804 y mantenidas en el de 1942, modelo del
C¾digo en examen, sostenÝa que equiparar el hijo natural al legÝtimo, era ultrajar a la
familia legÝtima, base y fundamento de la sociedad, aunque -a±adÝa- negar
absolutamente derecho sucesorio al hijo natural, era ultrajar los vÝnculos de la sangre,
consagrados por la ley mediante el reconocimiento voluntario o forzoso.
El Cgo. abrg. en esta materia, excepci¾n hecho de una que otra disposici¾n,
abandon¾ su modelo francÚs y adopt¾ las de las leyes espa±olas de las Partidas y de
la NovÝsima Recopilaci¾n. El C¾digo ha tomado un porcentaje preponderante de sus
disposiciones del Cgo. italiano de 1942 y lo demßs al Cgo. abrg. y a otras legislaciones
que se procura identificar en el curso de las anotaciones.
Ademßs de lo dicho para precisar el sentido de las palabras herencia y legado,
es de utilidad prßctica fijar aquÝ la significaci¾n de la terminologÝa que mßs
frecuentemente se emplea en las regulaciones o en las explicaciones del instituto en
examen:
De cuius (arts. 1002 o 1006, v. gr.), es tÚrmino que alude al sujeto cuya
premorencia hace que le suceda otro sujeto; esto es, a aquÚl de cuya sucesi¾n se
trata se suele llamar de cujus (is de cuius hereditatis agitur) para designar al cual se
emplean tambiÚn los tÚrminos difunto, o causante, o autor. Quiere esto decir que la
sucesi¾n presupone que en cada caso debe existir un sucesor posible, porque la
muerte del de cuius no basta sola para explicar el evento de la sucesi¾n; por eso, el
ordenamiento jurÝdico, vincula necesariamente a la muerte de un sujeto la sucesi¾n de
otro (delaci¾n: art. 1002), exigencia que se aplica por la circunstancia de ser
socialmente ·til que exista un sucesor que recoja los bienes del difunto, a fin de que no
existan patrimonios sin titular y de que haya siempre alguien que provea al pago de los
pasivos hereditarios, evitando los da±os que derivarÝan de no ser asÝ para los
derechohabientes (Messineo). Estas razones explican por quÚ, en ·ltima hip¾tesis, el
Estado deviene heredero necesario (art. 1111).
1.- "Para el pago de los impuestos sucesorios rigen las leyes vigentes antes
de la apertura de la sucesi¾n, una vez que Ústa se abre con la muerte
del de cujus".
(G.J. Nro. 1291, p. 11).
Jurisprudencia
2.- "La autoridad que debe intervenir en la organizaci¾n del trßmite administrativo
para la determinaci¾n del impuesto sucesorio, es la de Impuestos Internos
(Administraci¾n de la Renta) del Distrito en que la sucesi¾n ha sido abierta".
(G.J. Nro. 1315, p. 15).
Fte: Cgo. it. 457 - Cgo. esp. 658 - P. 6¬ tÝt. 13, ley 21 -
Precd: c. c. abrg. 504 -
Conc: c. c. 1083 - 1112 -
La impropia redacci¾n del pßrrafo II del art., a los herederos forzosos (arts.
1059 y s.), solamente carßcter de legales (intestados, arts. 1083 y s.) cuando el
carßcter forzoso de heredero es invariable, sea que concurra a la sucesi¾n instituÝdo
en el testamento, o llamado ab- inestato por la ley. La existencia del heredero forzoso,
en realidad, quita al testamento carßcter de exclusiva manifestaci¾n de la voluntad del
de cujus. Hace que en el testamento participen la expresi¾n volitiva del testador y las
imposiciones de la ley. La impropiedad observada, resulta de estar las reglas relativas a
los herederos forzosos contenidas en el Cap. VI de este TÝtulo, que se ocupa de las
disposiciones comunes a las sucesiones testadas e intestadas, y no el tÝtulo II relativo,
s¾lo a las sucesiones legales. Ademßs -lo que es importante- seg·n el art. 1065, el
que no tuviese herederos forzosos, puede disponer por testamento libremente, de todos
sus bienes, del cual precepto resulta a contrario sensu (por omisi¾n de la regla expresa
correspondiente), que el que tuviese herederos forzosos s¾lo podrß disponer de sus
bienes en la forma y con las limitaciones que se establecen en las reglas relativas a la
legÝtima, que el C¾digo no define y que ha de entenderse como la porci¾n de bienes
de los cuales el testador no puede disponer, por haberla reservado la ley a
determinados herederos, llamados por esto herederos forzosos. He ahÝ, la raz¾n por la
cual en el testamento participan, en realidad, la voluntad del de cujus y la disposici¾n
de la ley.
Jurisprudencia
El art., que no tiene equivalencia en el Cgo. italiano y sÝ mas bien, con una total
coincidencia, en el art. 659 del Cgo. espa±ol, se±ala los lÝmites o extensi¾n de la
herencia, dando asÝ, de Ústa, una verdadera definici¾n. Comprende, pues, la
generalidad del patrimonio hereditario, sin distinguir ni el activo ni el pasivo del
causante. La herencia, por sÝ sola, puede inclusive llegar a constituir una entidad
jurÝdica con personalidad para representar derechos y obligaciones (Scaevola), como
sucede en el caso de la llamada herencia yacente, que es la que aun no ha sido adida
o aceptada. Mientras conserva esta cualidad, subsiste la personalidad del de cujus para
los efectos legales, v. gr., la venta de bienes hereditarios para sufragar gastos, que se
hace a nombre del causante, por un curador nombrado al efecto, cual lo consigna el art.
528 del Cgo. italiano, en funci¾n de l¾gica consecuencia con el plazo de 10 a±os que
se±ala para aceptar o repudiar la herencia en su art. 480 (arts. 1029 y 1053 del
C¾digo).
Heredem iusdem potestatis, iurisque esse, cuius fuit defenctus, constant (el
heredero tiene la misma potestad y derecho que el difunto; Digesto, Lib. 50, tÝt. 17,
regla 59).
Nemo plus commodi heredi suo relinquit, quam ipse habit (nadie deja a sus
herederos mßs bienes que los que Úl tuvo (Digesto, Lib. 50, tÝt 17, regla 120).
Jurisprudencia
ART. 1004.- (Contratos sobre sucesi¾n futura). Es nulo todo contrato por el cual
una persona dispone de su propia sucesi¾n. Es igualmente nulo todo contrato por el
cual una persona dispone de los derechos que puede esperar de una sucesi¾n no
abierta, o renuncia a ellos, salvo lo dispuesto en los dos artÝculos que siguen.
Este art. y los siguientes (1005 y 1006), contienen la regla que prohibe el pacto
de sucesi¾n futura y sus excepciones.
Es vßlida la convenci¾n relativa a una sucesi¾n abierta (art. 606 y s.), por
virtud de la cual el heredero puede ceder sus derechos en la sucesi¾n. En cambio,
estß prohibido todo contrato que tenga por objeto una sucesi¾n todavÝa no abierta,
esto es, una sucesi¾n futura, sea que se trate de la sucesi¾n propia (con intervenci¾n
del de cujus en el contrato), sea que se trate de la sucesi¾n ajena (cuando un
heredero contrata sobre sus derechos sucesorios eventuales).
Jurisprudencia
Jurisprudencia
3.- "Los herederos forzosos entran a ocupar el lugar del difunto en sus derechos
y obligaciones por ministerio de la ley".
(G.J. N║ 1136, p. 18).
5.- "De acuerdo al art. 485 (1007, II) del c. c. el heredero ocupa el lugar de su
causante en los bienes, acciones y derechos que Úste dej¾, lo que importa que
tiene derecho a proseguir las acciones iniciadas por el de cuius, sin que sea
necesario proveer una nueva acci¾n como se pretende por los demandados".
(G.J. N║ 1608, p. 37).
6.- "Los herederos entran a suceder al de cuius, no s¾lo en sus bienes sino en
sus acciones y derechos, de acuerdo al art. 485 (1007, II) del c. c.".
(G.J. N║ 1614, p. 107).
8.- "Seg·n precept·a el art. 1007, II) del c. c., de cualquier clase que sean, los
herederos contin·an la posesi¾n de sus causantes desde que se abre la
sucesi¾n".
(G.J. N║ 1749, p. 116).
9.- VÚase los casos 4 del art. 1002; ·nico del 1016; 3 del 1083; 2 del 1102; 6
del 1176; 9 del 1220 y 25 del 1289.
CAPITULO II
DE LA CAPACIDAD DE SUCEDER
Jurisprudencia
DE LA INDIGNIDAD
Para suceder no basta ser capaz, esto es, con tener la personalidad o existir al
momento de la apertura de la sucesi¾n. Es necesario, ademßs no ser indigno de recibir
la herencia.
Una persona capaz de herederar puede verse en ciertas circunstancias, impedida
por la ley de recibir la herencia de determinado causante por haber incurrido en
indignidad contra Úste. El asesino -dice Kipp- no puede heredar a quien ha asesinado.
Hay indignidad de herederar, cuando la ley priva con efectos retroactivos (art.
1012) a determinadas personas de un derecho sucesorio que le habÝa sido deferido en
virtud de la ley sea por causa de muerte o de una disposici¾n testamentaria con
respecto a un determinado causante por haber cometido ciertos delitos graves se±alados
taxativamente por la ley (Enneccerus).
La indignidad, es una situaci¾n jurÝdica definida por la ley y entra±a una pena,
que priva al heredero de recibir una sucesi¾n determinada (Mazeaud). Mientras la
incapacidad responde a razones generales, independientes de los actos del heredero, la
indignidad se sanciona por la ley por causa de culpa grave hacia el difunto y su
memoria; s¾lo le da por lo tanto en los herederos capaces y en raz¾n de motivos
personales relativos a cada uno de ellos (Planiol y Ripert). Se puede equiparar el
indigno al incapaz s¾lo por razones de iure condendo (Messineo), entendidas tales
razones como las que respalda la conveniencia de la aplicaci¾n extensiva de un
principio. En efecto, para Messineo, anßloga a la incapacidad, en los efectos, aunque
diversa en su raz¾n de ser y en su naturaleza es la indignidad para suceder, o sea,
para recibir por sucesi¾n.
Para Scaevola, la indignidad, como hecho que motiva la prohibici¾n de suceder,
en el fondo, es una verdadera forma de incapacidad, igual a la que se halla establecida,
por causas de otro gÚnero, respecto del confesor, el tutor o el notario, v. gr. (art.
1122).
El citado autor del manual la define como una especie de incompatibilidad moral,
en que se encuentra el sucesor posible, por un hecho suyo propio respecto del de cuius
y por cuya virtud puede ser excluido de la sucesi¾n. Tal consecuencia resulta del
examen de las formas de indignidad que enumera el art. como v. gr., las que hacen
indigno de suceder a quien resulta culpable de delito contra la persona del de cuius o
contra las personas a Úl Ýntimamente vinculadas; o las que importan actos atentatorios
contra la libertad de testar del de cuius; o que haya incurrido en actos infamantes.
Seg·n los casos que enumera el art., la ley establece que quien incurre en uno
de los supuestos en ellos contenidos no es merecedor de obtener el beneficio
patrimonial que supone la sucesi¾n. Esto no importa que el indigno no se convierta en
sucesor porque no es incapaz de suceder y puede inclusive suceder: pero, por efecto
de la indignidad no puede continuar siendo sucesor, sÝ alg·n interesado hace valer en
juicio, frente a Úl, la causa de indignidad que le afecta, a tenor del aforismo pertinente:
potest capere, sed non potest retinere (Messineo).
Otra cuesti¾n, que ocup¾ a los autores fue la distinci¾n entre las causas de
indignidad y las de desheredaci¾n. Pothier, fue quien primeramente las consider¾
idÚnticas y su teorÝa ha sido seguida por la mayorÝa de los tratadistas y en la prßctica
por la mayor parte de los c¾digos. El francÚs de 1804, suprimi¾ la desheredaci¾n del
Derecho Romano s¾lo mantuvo la indignidad. El Cgo. abrg. (arts. 523 a 530), regul¾
la exheredaci¾n (desheredaci¾n) sobre la base de la mayor parte de las causales de
indignidad, de la cual no se ocupa. El Cgo. alemßn o el cgo. italiano de 1942, modelo
del c¾digo siguiendo en la materia de orientaci¾n de su precedente de 1865, no se
ocupan de la desheredaci¾n y han reducido todas las antiguas causales de Ústa a las
precisas de la indignidad de suceder.
Los casos 1 y 3 del art. 1009, han sido examinados en la anotaci¾n al art. 679
(revocaci¾n de las donaciones por ingratitud). A lo dicho en ella, respecto del caso 1),
ha de agregarse que la indignidad, s¾lo existe cuando el heredero ha sido condenado.
Se requiere una condena definitiva pues si el culpable fallece antes de la condena o si
la acci¾n penal prescribe, no habrß indignidad. Por el contrario, el indulto posterior a la
condena deja subsistente la indignidad. En el caso 3), tambiÚn ha de existir sentencia
condenatoria contra el delator calumnioso o responsable de falso testimonio, para que
proceda la indignidad.
El caso 1) del art. 1009, como su modelo del Cgo. italiano, requiere un modo
expreso para la declaraci¾n de indignidad: que el atentado se cometa voluntariamente.
Es claro que si falta la voluntad cuando el sujeto no es due±o de sÝ, por lo tanto, no
es responsable porque falta la base absolutamente imprescindible para la sanci¾n penal,
conforme a la noci¾n que de ella dan los arts. 8 y 13 del c.p. Cuando el autor obra
bajo el influjo de causas eximentes o es inimputable, no hay propiamente voluntad de
delinquir conforme ya se anot¾ en el art. 679.
La indignidad, con que se tacha al que desvÝa y tuerce la voluntad del testador
(art. 1009, caso 5║), para aprovecharse de ella, se justifica plenamente, porque en la
manifestaci¾n de voluntad del testador producida por fraude o actos violentos, falta la
verdadera voluntad y las disposiciones adoptadas estßn viciadas por una ofensa
irremisible. Ha de tenerse en cuenta que el fraude, dolo o actos violentos, deben ser
tales que produzcan la consecuencia de obligar al testador, en grado tal que Úste,
trastornada su voluntad, no pueda resistirla. En cuanto se refiere a los actos dirigidos a
impedir la otorgaci¾n del testamento, primero o posterior, se debe considerar de que se
haga pesar la influencia ilÝcita, no s¾lo en la voluntad del testador sino tambiÚn sobre
el Notario y los testigos que deben concurrir al acto.
ART. 1010.- (Indignidad de pleno derecho). La indignidad prevista en el caso 1
del artÝculo anterior surte sus efectos de pleno derecho y no necesita la acci¾n previa
de impugnaci¾n dispuesta por el artÝculo que sigue.
Conc: c. c. 1011 -
La situaci¾n de los hijos del indigno ha variado. Las legislaciones seguidoras del
sistema francÚs, particularmente, negaban la sucesi¾n, por derecho de representaci¾n,
a los hijos del indigno. El C¾digo, en esta materia ha dado un avance destacable,
siguiendo al Cgo. italiano (art. 468) y las orientaciones de la doctrina moderna tambiÚn
recogidas en el Anteproyecto de reforma del C¾digo Civil francÚs. El art. 1089,
reconoce el derecho de representaci¾n, entre otros casos, a los hijos del indigno de
suceder, lo que reduce la indignidad a su verdadera esfera de carßcter rigurosamente
personal, por aplicaci¾n del principio de la personalidad de las penas (Mazeaud), y la
indignidad no se comunica a los descendientes del indigno (Messineo).
Para los terceros, que contratan con el indigno sobre bienes de la sucesi¾n,
Úste debe considerarse como heredero, ya que para ellos tiene apariencia de tal. Los
terceros que act·an asÝ, vÝctimas de un error com·n e invencible, no deben ser
obligados a restituir como en todos los casos en que la restituci¾n en especie sea
imposible, correspondiendo a los interesados reclamar del indigno el valor de los bienes
que no se pueda recuperar (Planiol y Ripert, Mazeaud).
ART. 1014.- (Indignidad del progenitor). El excluido por indignidad no tiene sobre
los bienes de la sucesi¾n deferidos a sus hijos, los derechos de usufructo o
administraci¾n que la ley concede a los progenitores.
No todas las causas de indignidad son perdonables. Seg·n el art. no lo son las
causas se±aladas en el caso 1) del art. 1009. Tampoco la de no denunciar la muerte
violenta del de cujus, que no pudo conocer por ser posterior al fallecimiento. Este
segundo caso, ha dado lugar a diversas dudas y discusiones sobre la posibilidad de un
anticipado perd¾n, lo cual carece de base seria, sobre todo por la cantidad de abusos a
que se prestarÝa.
SECCION I
DISPOSICIONES GENERALES
Fte: para I: Cgo. fr. 775 - para II: Cgo. it. 321 - 374 - 394 -
Precd: c. c. abrg. 542 - 547 -
Conc: c.f. 266 - 270 - 300 - 316 - p.c. 648 - 651 -
c. c. 1025 - 1029 - 1445 - 1446 -
El art. es una aplicaci¾n de la regla que prohibe los pactos de sucesi¾n futura
(arts. 1004 y 1070, I) -
Qui totam hereditatem acquirere potest, is pro parte eam scindenadire non potest
(el que puede adquirir toda la herencia, no pude adquirir una parte, y dejar sin adquirir
la otra) dice el Digesto, (Lib. 29, tÝt. 2, ley 1; cit. Scaevola).
II. El tÚrmino para demandar la anulaci¾n es de treinta dÝas contados desde que
ces¾ la violencia o desde que se descubri¾ el error o el dolo.
Se aplican a la opci¾n las reglas de los vicios del consentimiento (art. 1020),
con algunas reservas derivadas de la particularidad de la opci¾n: la violencia, vicia la
opci¾n en las mismas condiciones que en los contratos; el dolo es causa de anulaci¾n,
sea quien sea el autor, porque siendo la opci¾n un acto unilateral, no puede provenir
del otro contratante (Mazeaud). Si el error recae sobre la identidad de la sucesi¾n,
prßcticamente no se ha ejercido la opci¾n que se mantiene pendiente. En cuanto a la
lesi¾n, no es causa de nulidad de la aceptaci¾n o de la renuncia (Mazeaud). La
prescripci¾n de la acci¾n de anulabilidad, que se±ala el inciso II, es de treinta dÝas,
sin que se sepa la raz¾n que haya inducido a se±alar un plazo tan asombrosamente
breve, cuando el modelo italiano en el art. 482, se±ala un plazo de cinco a±os, desde
que ha cesado la violencia o se ha descubierto el dolo.
ART. 1021.- (Irrevocabilidad o impugnaci¾n).
I. La aceptaci¾n y la renuncia de la herencia son irrevocables, pero podrßn ser
impugnadas por terceros interesados.
II. Los acreedores podrßn demandar la nulidad de la aceptaci¾n de una
sucesi¾n insolvente, o pedir al juez les autorice para aceptar la herencia en lugar del
renunciante; en este caso la renuncia s¾lo se anula a favor de los acreedores y hasta
la concurrencia de sus crÚditos, pero no favorece al renunciante.
Fte: Cgo. esp. 997 (para I) - Cgo. it. 524 (para II) -
Precd: c. c. abrg. 550 -
Conc: c. c. 1445 - 1446 -
Los acreedores del heredero, ademßs, por aplicaci¾n de la misma regla del art.
1021, II y del art. 1446, pueden valerse de la acci¾n pauliana, cuando aquÚl mßs que
en negligencia, incurra en fraude. El caso se presenta, cuando el heredero ejerce su
opci¾n, adoptando una decisi¾n con pleno conocimiento de causa, en detrimento de
sus acreedores, sea porque con ella se vuelve insolvente o aumenta su insolvencia, al
aceptar una sucesi¾n deficitaria, sea porque renuncia a una sucesi¾n con activo
superior al pasivo y cuya aceptaci¾n le habrÝa permitido suprimir o aminorar su propia
insolvencia.
Messineo, considera que la franqueada por el art. 1021 (524 del C¾digo
italiano), es un acci¾n por sÝ misma, aunque con un parentesco conceptual con la
acci¾n subrogatoria (oblicua) y con la acci¾n revocatoria (pauliana). Se diferencia -
dice- de la pauliana, porque no se exige demostraci¾n de fraude alguno y basta el
extremo objetivo del da±o. De la oblicua, porque la omissio adquirendi, no se debe a un
descuido (negligencia del deudor), sino a un acto explÝcito: la renuncia, y porque su
efecto no hace adquirir elementos patrimoniales al patrimonio del renunciante,
conclusi¾n esta ·ltima que no es exacta, una vez que esa adquisici¾n se produce, por
efecto de la liberaci¾n de la obligaci¾n del renunciante respecto del acreedor.
No obstante haber vislumbrado una diferencia efectiva entre las acciones oblicua
y pauliana, con la que implica el precepto del art. 1021 -cuya autonomÝa reconoce-
porque la impugnaci¾n de la renuncia no se puede reconducir al ßmbito de la una o de
la otra acci¾n, Messineo, vuelve a la conclusi¾n hist¾rica al creer encontrar en la
facultad concedida por el art., efectos anßlogos a los de la acci¾n pauliana, porque la
ley autoriza al acreedor a aceptar en nombre y lugar del renunciante, al s¾lo objeto de
satisfacerse de los bienes hereditarios, hasta la concurrencia de sus crÚditos, tal cual
ocurrirÝa con la acci¾n pauliana.
Jurisprudencia
Fte: Cgo. fr. 777 - Cgo. esp. 989 (para primera fase) - Cgo. it. 521
(para segunda fase) -
Conc: c. c. 1007 - 1030 - 1042 -
ART. 1023.- (Plazo para pedir judicialmente al heredero que acepte o renuncie
la herencia).
I. Cualquier persona interesada puede pedir al juez, transcurridos nueve dÝas del
fallecimiento del de cujus, que fije un plazo razonable, el cual no podrß exceder a un
mes, para que en ese tÚrmino el heredero declare si acepta o renuncia la herencia.
II. En ese plazo debe el heredero declarar que acepta la herencia en forma pura y
simple, o que renuncia a ella, o que se acoge a los plazos y procedimientos para la
aceptaci¾n con beneficio de inventario optando por una de las alternativas se±aladas en
el artÝculo 1033, siempre y cuando al momento de optar no hubiera prescrito su
derecho conforme al artÝculo 1032.
III. Vencido el plazo de un mes sin que el heredero haga la declaraci¾n se tendrß
por aceptada la herencia en forma pura y simple.
Los arts. 1029 y 1053, se±alan diez a±os de plazo para aceptar pura y
simplemente la sucesi¾n o renunciar a ella. Los acreedores u otros interesados, que
pueden ser herederos subsiguientes (v. gr., de segundo rango o sustitutos legatarios,
etc.), y que tambiÚn tienen derecho a la opci¾n, no estßn obligados a esperar
pacientemente la expiraci¾n de esos plazos y pueden forzar al heredero negligente a
manifestar su opci¾n en el plazo que se le haga se±alar por el juez.
Jurisprudencia
Tocante al parßgrafo III, tÚngase presente este principio del Digesto (Lib. 42,
tÝt. 4, ley 4): sed et is, qui miscuit se, contrahere videtur (el que hace gestiones de
heredero parece que contrae).
Jurisprudencia
1.- "Se acept¾ tßcitamente la herencia (al) haber realizado la venta de varios
objetos de la testamentaria... enajenaciones que lejos de constituir
procedimientos conservatorios de inspecci¾n o administraci¾n provisoria,
importan actos dispositivos de pleno dominio".
(G.J. N║ 781, p. 22).
2.- "Se reconoce que aceptaron tßcitamente la herencia por el hecho probado
de haber concurrido, como herederos, a un juicio sobre cobro de una deuda y en
el que opusieron excepci¾n de citaci¾n previa de los coherederos y la
divisibilidad del crÚdito".
(G.J. N║ 830, p. 31).
Jurisprudencia
II. El plazo se cuenta desde que se abre la sucesi¾n, o desde que se cumple la
condici¾n cuando la instituci¾n de heredero es condicional.
Fte: Cgo. it. 480 -
Precd: c. c. abrg. 551 - 552 -
Conc: c. c. 1016 - 1023 - 1032 - 1502 -
Jurisprudencia
Con muy buen criterio Mazeaud, se±ala que no es con la aceptaci¾n pura y
simple que se adquiere los derechos y obligaciones del difunto (art. 1030). La
adquisici¾n de los derechos y obligaciones del de cujus, por provenir de la sucesi¾n y
no de la aceptaci¾n, se produce desde el dÝa de la muerte de aquÚl (doctrina del art.
1007). Eso es lo que se quiere expresar -a±ade- cuando se dice que la aceptaci¾n
obra retroactivamente (art. 1022), al dÝa de la apertura de la sucesi¾n. Lo que en
realidad hay, en los efectos de la aceptaci¾n pura y simple, es que el heredero al
aceptar pura y simplemente, renuncia a la facultad de renunciar o a la aceptar con
beneficio de inventario: consolida un derecho adquirido anteriormente con todas sus
consecuencias, que son las se±aladas en el art., con carßcter irrevocable (art. 1021),
porque la aceptaci¾n pura y simple torna definitiva la situaci¾n del heredero, quien no
puede volver sobre ella. Por eso, la ley de Partida se±alada entre las fuentes del art.,
dice: ... deue pagar las mandas o las debdas cumplidamente el heredero, si non fizo
inventario al plazo que le fue puesto...
SECCION III
Scaevola, critica el C¾digo espa±ol, cuyos arts. 1010 y 1019 contienen reglas
similares a las de los arts. 1033 y 1035 del C¾digo, porque considera que con ellas se
ha dado un paso atrßs en al avance legislativo, al reponer el derecho de deliberar como
instituci¾n, aspecto sobre el cual se trata con dichos arts. 1033 y 1035.
Jurisprudencia
6.- "Todo inventario tiene que ser la descripci¾n fiel de los bienes de una
testamentaria, pudiendo los interesados hacer las observaciones que
consideren convenientes, tanto para obtener la separaci¾n de bienes
ajenos como para hacer que se incluyan los que se hubieran omitido".
(G.J. Nro. 1085, p. 48).
7.- "El inventario conforme a los arts. 558 (1034) del c. c. y 599 (649) del
p.c., de una sucesi¾n para ser valedero jurÝdicamente debe efectuarse
previa citaci¾n de todos los legatarios, acreedores e interesados,
pudiendo tambiÚn designarse peritos tasadores".
(G.J. Nro. 1160, p. 19).
De acuerdo a la regla del art., el plazo para aceptar una sucesi¾n con beneficio
de inventario, es de seis meses a partir del dÝa de la apertura de la sucesi¾n.
Presentada la declaraci¾n expresa sobre la aceptaci¾n con beneficio de inventario
(arts. 1031 del Cgo. y 648 del p.c.), los acreedores, pueden intervenir en el
procedimiento voluntario correspondiente, para mejor defensa de sus derechos e
intereses (art. 651 del p.c.).
Jurisprudencia
2.- "La prescripci¾n establecida por este art. (1032), se refiere ·nicamente
al derecho de aceptar la herencia bajo beneficio de inventario".
(G.J. Nro. 553, p. 11).
3.- "Los recurrentes aceptaron la herencia del primitivo deudor bajo beneficio
de inventario, cuando ya estaba prescrita esa facultad como establece
este art. (1032) y al condenßrseles, por tal motivo, al pago de la
cantidad ejecutada, proporcionalmente a la parte que les corresponda en
dicha sucesi¾n como a simples herederos, se aplic¾ debidamente el
citado art.".
(G.J. Nro. 830, p. 11).
Los arts. 1033 y 1035, implantan (no reimplantan, porque el Cgo. abrg. con
buen criterio ignor¾ la materia), el derecho de deliberar que, como se ha dicho, supone
un paso atrßs hasta una instituci¾n que ya Justiniano habÝa repudiado y que no trae
ninguna utilidad prßctica y sÝ, mßs bien, motivo de innecesarias confusiones. Hay
marcada diferencia entre ambas instituciones. En el beneficio de inventario, el heredero
acepta previamente la herencia, con el privilegio de recibir todas las ventajas y quedar
libre de todas las responsabilidades. En el derecho de deliberar, en cambio, la
aceptaci¾n es posterior, fruto del conocimiento de los diversos aspectos de la sucesi¾n
que se adquiere mediante el inventario. La falta de una exposici¾n de motivos, impide
conocer las justificaciones que determinaron la inclusi¾n de una instituci¾n que, seg·n
los jurisconsultos, habÝa caÝdo en desuso ya en la Edad Media y ha de convenirse con
Scaevola, en que no pueden haber razones s¾lidas para justificar el desacreditado y de
muchos siglos desacostumbrado derecho de deliberar. En el derecho antiguo, tenÝa
explicaci¾n en la consideraci¾n de respeto para examinar reservadamente las cuentas
privadas del difunto, que acaso no se consiga con el beneficio de inventario. Pero, el
plazo que se concede por el art. 1023, I) -cuya fuente estß en los arts. 1004 y 1005
del Cgo. espa±ol, antes en el 481 del modelo italiano citado como tal en la primera
edici¾n de esta obra- a instancia de interesados, puede satisfacer suficientemente los
requisitos de una deliberaci¾n reservada (Scaevola).
Vencidos los tÚrminos para la facci¾n del inventario y para deliberar, sin que el
heredero manifieste su opci¾n, Úste serß considerado renunciante (art. 1035, II). Esta
es la diferencia de las consecuencias del vencimiento del tÚrmino en la aceptaci¾n con
beneficio de inventario sin derecho de deliberar, en la cual la no facci¾n del inventario
en el plazo se±alado, constituye el heredero en aceptante puro y simple (art. 1034).
Fte: Cgo. fr. 795 (para I) - Cgo. it. 485, 2) y P. 6¬ tÝt. 6, ley 5 (para II) -
Precd: c. c. abrg. 559 -
Conc: p. c. 649 - 663 -
c. c. 1025 - 1035 -
II. Terminado el inventario, el heredero tiene un plazo de veinte dÝas, desde la fecha
en que termin¾ el inventario, para deliberar si acepta o no la herencia. Vencido el
tÚrmino sin que hubiera deliberado se tendrß al heredero por renunciante.
N¾tese la diversa consecuencia en los supuestos del art. 1034 y de este art. En
el primer caso, al transcurso del tiempo sin que se haya faccionado el inventario en el
plazo se±alado, el heredero es considerado aceptante puro y simple. En el segundo
caso, transcurridos los plazos para la facci¾n del inventario o para la deliberaci¾n, el
heredero es reputado renunciante.
Este art. tiene su fuente en el art. 1025 del Cgo. espa±ol y, con mßs exactitud,
en el 853 del Proyecto espa±ol de 1851, tomado en el art. 3367 del Cgo. argentino,
del que a su vez se adopt¾ el texto del art. 562 del c.c. abrg. (seg·n la reforma
propuesta en 1909, citada por H. Siles) que dio lugar a la ley de reformas de 20 de
Septiembre de 1912.
Jurisprudencia
4.- "El art. 562 (1036) establece que durante la facci¾n del inventario, no
se halla obligado el heredero a pagar deudas ni mandas; y por tanto el
albacea tampoco estß obligado a satisfacer los legados, mientras no
termine el inventario de la herencia".
(G.J. Nro. 830, p. 19).
Fte: Cgo. fr. 830, 1║) (para I) - Cgo. it. 460 - 482 (para II) -
Precd: c. c. abrg. 564, 1║) -
Conc: c.f. 266 - 316 - p.c. 164 -
c. c. 1040 - 1044 - 1050 -
Los lÝmites de la facultad administrativa, estßn sometidos a la regla del art. 266
del C¾digo de familia (inc. II), que requiere autorizaci¾n especial del juez para los
actos de disposici¾n y, en general, obliga al administrador a no sobrepasar los lÝmites
de la administraci¾n ordinaria (art. 686).
Fte: Cgo. it. 492 (para I) - Cgo. fr. 807, 2║) (para II) -
Conc: c. c. 943 -
Jurisprudencia
3.- "El art. 566 (1040) del c. c. rige el beneficio de inventario, sus efectos y
las obligaciones del heredero beneficiario y faculta al heredero a ocurrir al
juez para que mande la subasta p·blica de los bienes y no regla nada
relativo a la venta de los bienes comunes que el objeto del presente
pleito".
(G.J. Nro. 1258, p. 76).
4.- "Se debe recabar la correspondiente autorizaci¾n judicial para las ventas
que deben verificarse en p·blica subasta y previa tasaci¾n conforme al
art. 566 (1040) del c. c.".
(G.J. Nro. 1277, p. 48).
Por consecuencia del efecto 2║), que es el distintivo de esta figura jurÝdica, el
heredero s¾lo queda obligado a pagar las deudas y demßs cargas de la herencia, hasta
donde alcancen los bienes de la misma. Por consecuencia del mismo efecto 2║), el
heredero conserva todos los derechos y acciones que tenÝa contra el finado. Puede por
lo tanto reivindicar sus bienes, demandar la rescisi¾n de los contratos celebrados con el
de cujus (caso para el cual se nombra judicialmente un curador), y cobrar sus crÚditos
con la preferencia que le otorguen los tÝtulos correspondientes. Entre otras
consecuencias de la separaci¾n de patrimonios, puede tambiÚn se±alarse, la de que
los acreedores del difunto, si son a su vez deudores del heredero, no pueden oponer a
Úste la compensaci¾n cuando les reclame el pago de su acreencia. De ahÝ que, por
efecto de la separaci¾n de patrimonios, efecto primerÝsimo del beneficio de inventario,
resulta ociosa la disposici¾n del caso 3║) del art.; pues, el beneficio supone antes que
todo el pago de las obligaciones de la sucesi¾n para beneficiar luego, con su saldo, si
resulta alguno, al heredero, caso en el cual, reciÚn puede considerarse, ese saldo, parte
de su patrimonio y sobre el cual podrÝan dirigir sus pretensiones los acreedores propios
del heredero.
Jurisprudencia
2.- "El beneficiario goza conforme a este art. 563 (1041) del beneficio de no
estar obligado al pago de las deudas del difunto sino hasta la
concurrencia de los bienes de Úste y de no confundir los suyos con los
de la testamentarÝa, conservando contra Úste el derecho de reclamar el
pago de sus deudas".
(G.J. Nro. 575, p. 10).
4.- "Las ventajas establecidas a favor del heredero beneficiario por este art.
(1041) impide la confusi¾n de los derechos y obligaciones del heredero
con los de la herencia".
(G.J. Nro. 736, p. 22).
6.- "Al haberse formulado aceptaci¾n por los herederos, bajo beneficio de
inventario, Ústos con tal aceptaci¾n, se descargaron de las deudas" (de
la sucesi¾n).
(G.J. Nro. 1270, p. 27).
ART. 1042.- (Renuncia al beneficio de inventario). El heredero puede renunciar
al beneficio de inventario en cualquier momento. La renuncia obra retroactivamente y se
considera al renunciante como heredero puro y simple desde que se abri¾ la sucesi¾n.
ART. 1043.- (PÚrdida del beneficio de inventario por ocultaci¾n de bienes o por
omisiones de mala fe). El heredero culpable de ocultaci¾n, o que de mala fe haya
omitido en el inventario bienes pertenecientes a la herencia o haya incluÝdo en Úl
deudas no existentes, pierde el beneficio de inventario quedando como aceptante puro y
simple sin participaci¾n en los bienes ocultados u omitidos; siendo persona extra±a,
serß tenida por reo de hurto.
Las reglas de este art. y del que le sigue, que debÝan haberse formulado en
orden inverso, disponen que cuando hay juicio pendiente entre los acreedores (cuando
hay oposici¾n), sobre la preferencia de sus crÚditos, serßn pagados por el orden y
seg·n el grado que se±ale la sentencia firme de graduaci¾n. Ha de tenerse en cuenta
que las acreencias deben pagarse preferentemente a los legados. No habiendo juicio
pendiente entre los acreedores (cuando no hay oposici¾n), serßn pagados los que
primero se presenten. Si constare que alguno de los crÚditos conocidos es preferente,
el pago se harß previa cauci¾n a favor del acreedor de mejor derecho, seg·n determina
el art. 567 del Cgo. abrg., concordante con todas las legislaciones, que el C¾digo ha
omitido injustificadamente. Agotado el caudal de la sucesi¾n, si aparecen otros
acreedores, Ústos s¾lo podrßn repetir contra los legatarios, dentro de los tres a±os,
desde el ·ltimo paga, para salvar su derecho de la caducidad.
Jurisprudencia
ART. 1049.- (Gastos del inventario y de las cuentas). Los gastos que ocasione
el inventario y la rendici¾n de cuentas, asÝ como los de cualquier acto que dependa de
la aceptaci¾n con beneficio de inventario, se pagarßn con la masa de bienes sucesorios
con preferencia a toda otra deuda.
Los autores justifican la regla del art., indicando que el beneficio de inventario, es
un favor legal que no puede ser atenuado; pues, si se obligase al heredero beneficiario
a satisfacer por su cuenta, cualquiera clase de gastos que ocasione la aceptaci¾n con
el beneficio, serÝa contradecir la naturaleza de Úste y el propio espÝritu de las leyes
que lo establecen y regulan (Scaevola).
Jurisprudencia
1.- "Los (gastos) incluyÚndose entre ellos (los honorarios de abogado) los
de inventarios, misi¾n en posesi¾n, rendici¾n de cuentas y otros que no
han podido menos que verificarse, se considera (realizados)
legÝtimamente con estricta sujeci¾n a este art. (1049)".
(G.J. Nro. 671, p. 10).
2.- "Los gastos a que se refiere el art. 569 (1049) del c. c. son los de
formaci¾n de inventario y rendici¾n de cuentas a que se hallan sujetos
los herederos beneficiarios".
(G.J. Nro. 697, p. 12).
II. Hechos los pagos por el administrador judicial en el orden y manera se±alados por
el juez, el remanente, si hubiere, serß entregado al heredero beneficiario.
Seg·n la explicaci¾n del art. y el texto mismo de Úste, en realidad mßs que de
abandono de la sucesi¾n, se trata de abandono de la administraci¾n y liquidaci¾n de
una sucesi¾n aceptada a beneficio de inventario. Pero el abandono debe ser total, esto
es, abarcar todos los bienes de la sucesi¾n.
II. Este derecho caduca a los tres a±os contados desde el dÝa en que el juez
aprob¾ las cuentas del administrador judicial y el heredero recibi¾ el remanente.
DE LA RENUNCIA A LA HERENCIA
Son atinentes al precepto las reglas del derecho romano siguientes: is potest
repudiare, qui et adquirere potest (puede repudiar aquel que puede adquirir; Digesto,
Lib. 29, tít. 2, ley 18). Ommes licentiam habere his quae pro se introducta sunt,
renuntiare... (los derechos son renunciables; Codex, Lib. 2, tít. 3, ley 29; citas de
Scaevola).
Queda por examinar en esta sección solamente el art. 1052, relativo a la forma
de la renuncia, que es diversa de la forma de aceptación (art. 1029). Si no se observa
la forma expresa, la renuncia no es válida ni eficaz (Messineo).
Jurisprudencia
1.- "Por regla general consignada en este art. 548 (1052) no hay renuncia
tácita de herencia, debiendo hacérsela precisamente ante el juez
(competente)".
(G.J. Nro. 485, p. 14).
3.- "La demandada, hija del deudor, que no renuncio a la herencia de éste,
ni tampoco la aceptó con beneficio de inventario, resulta obligada a pagar
sus deudas en calidad de heredera pura y simple".
(G.J. Nro. 598, p. 5).
4.- "Se observa fielmente los arts. 547 y 548 (1016, II y 1052) al
desestimar la renuncia de herencia hecha por el curador ad litem de los
menores, que no tenía más facultad que la de representarlos en el juicio
especial que le fue encargado, porque esa renuncia debe hacerse por los
tutores de los menores".
(G.J. Nro. 709, p. 27).
5.- "Los acreedores del que renuncia una herencia sólo tienen acción para
ocurrir al juez pidiendo autorización para aceptar la herencia ocupando,
en su caso, el lugar del renunciante".
(G.J. Nro. 843, p. 25).
6.- "La renuncia hecho de la herencia de su esposo finado fue aceptada por
auto ejecutoriado, (luego) la sentencia pronunciada contra (aquél) no
tiene efecto contra (la renunciante) por no haber sido su heredera".
(G.J. Nro. 853, p. 39).
Jurisprudencia
ART. 1054.- (Pérdida del derecho a renunciar). El heredero que sustrae u oculta
bienes de la herencia con la intención de apropiárselos impidiendo así que los
coherederos reciban su parte en los bienes, pierde el derecho a renunciar y es tenido
como heredero puro y simple sin parte en las cosas ocultadas o sustraídas.
El supuesto del art. importa la pérdida del poder de renuncia, como igualmente
implica la pérdida del derecho a aceptar con beneficio de inventario (art. 1043). En
ambos casos la herencia se entiende aceptada pura y simplemente.
Jurisprudencia
Rige para toda sucesión, sea testamentaria, sea ab-intestato. Los acreedores del
heredero, sólo tienen derecho al saldo del activo sucesorio, que resulta después del
pago íntegro a los acreedores del de cujus.
III. En cuanto a los inmuebles y muebles que pueden ser hipotecados, el derecho de
separación se ejerce mediante la inscripción del crédito o del legado sobre cada uno de
esos bienes en los registros respectivos haciéndose constar en ellos los nombres del de
cujus y del heredero, y que se inscriben a título de separación de bienes, aplicándose a
este caso las normas sobre las hipotecas.
Debe ser intentado en el plazo de seis meses, desde que fue abierta la
sucesión, vencido el cual el caduca el derecho a la acción.
SECCION I
Fte: Cgo. it. 537 - Nov. Recop., Lib 10 - tít 20, ley 1 -
Precd: c. c. abrg. 505- 518 - 519 - 570 -
Conc: c.f. 173 - 174, 3º) - 231 -
c. c. 1007 - 1062 - 1065 - 1066 - 1089 - 1251 -
Según las regulaciones de este Capítulo, el Código sigue el sistema que acepta
el principio de la legítima, que hace prevalecer el criterio restrictivo de la libre
disposición de los bienes para después de la muerte en casos determinados, frente al
de la liberalidad de testar que propugna la facultad absoluta de distribuir sin limitación
ninguna el patrimonio propio en consideración al hecho del fallecimiento.
Tampoco enumera los herederos forzosos, como otras legislaciones. Ella consta
en las regulaciones singulares del Capítulo: descendientes, ascendientes y cónyuge.
Entre los primeros y segundos se comprende a los hijos adoptivos y a los adoptantes y
entre los terceros al conviviente en las uniones paramatrimoniales llamadas libres (c.f.
art. 158).
Jurisprudencia
1.- "Es inoficiosa y nula la institución del heredero extraño con preterición de
la hija, heredera forzosa, que no puede ser privada de la herencia sino
por causa de exheredación".
(G.J. Nro. 454, p. 831).
6.- "Entre los herederos legales, los únicos que tienen calidad de forzosos,
llamados por ministerio de la ley, y a quienes la misma les asegura su
legítima, en la masa hereditaria, son los descendientes y ascendientes y
el cónyuge supérstite".
(G.J. Nro. 1119, p. 25).
7.- "El derecho de disponer de los bienes a título gratuito, sea por acto entre
vivos o por testamento, para los que tienen herederos forzosos, está
limitado".
(G.J. Nro. 1175, p. 19).
9.- "Todos los hijos -sin distinción de origen- son herederos forzosos, de
acuerdo al art. 132 (195) de la Constitución Política, que acuerda a todos
ellos iguales derechos".
(G.J. Nro. 1225, p. 80).
10.- "Los hijos naturales reconocido son herederos forzosos de sus padres".
(G.J. Nro. 1234, p. 34).
11.- "Los herederos forzosos tienen la legítima hereditaria que les asigna la
ley, no pudiendo el de cujus privarles de ella sino mediante exheredación
motivada y declarada en sentencia ejecutoriada".
(G.J. Nro. 1237, p. 52).
12.- "La hija natural del de cujus tiene preferente derecho a la sucesión de su
padre frente al derecho de representación de la hija legítima del tío, por
aplicación del art. 132 (195) de la Constitución Política".
(G.J. Nro. 1276, p. 16).
13.- "La institución de heredero a favor de persona extraña queda sin efecto
por el reconocimiento de hijo natural efectuado en el testamento, como
ocurre en la especie, por imperio del art. 505 (1059) del c. c., que le da
al hijo derecho a la sucesión forzosa, circunstancia que debe ser
reconocida aun de oficio por interesar al orden público".
(G.J. Nro. 1290, p. 8).
14.- "La sucesión forzosa tiene lugar por ministerio de la ley, hágase o no
testamento".
(G.J. Nro. 1290, p. 67).
15.- "Los hijos descendientes, según el art. 505 (1059) del c. c., son
herederos forzosos de sus padres y ascendientes, así como éstos lo son
de sus hijos cuando no dejan posteridad".
(G.J. Nro. 1300, p. 112).
16.- "Según el art. 505 (1059 y s.) son herederos forzosos los hijos, los
descendientes y ascendientes por su orden y grado, y los esposos
sobrevivientes, de sus padres, ascendientes y esposos finados, en todos
los bienes de cualquier clase que fuesen".
(G.J. Nro. 1495, p. 76).
17.- Véase los casos Nos. 2 y 3 del art. 1083; 7 del art. 1109.
Jurisprudencia
ART. 1062.- (Concurrencia del cónyuge con hijos). Si el difunto ha dejado uno o
más hijos y cónyuge, la legítima de todos ellos y la porción disponible es la misma
señalada en el artículo 1059.
Fte: Cgo. it. 549 - Cgo. esp. 816 - 817 - Cgo. arg. 3598 - 3599 -
Conc: c. c. 1004 - 1059 y s. - 1068 -
Jurisprudencia
1.- "Los herederos voluntarios (instituídos por voluntad del testador, quiere
decir) son excluídos por el heredero forzoso".
(G.J. Nro. 1266, p. 71).
2.- Véase los casos Nos. 13 del art. 1059, y 20 y 22 del art. 1107.
SECCION II
La ley protege al legitimario, sólo contra las liberalidades que merman la cuantía
de su legítima, reduciendo aquéllas al límite de libre disposición del de cujus, quien
dentro de ese límite tiene asegurada su libertad, para hacer lo que le plazca con la
parte de libre disposición. Por su parte el legitimario, es libre de respetar la liberalidad
como ha sido hecha: no está obligado a exigir la reducción. La liberalidad no es
reducida, es reducible (Mazeaud). La reducción, implica una sucesión ya abierta; antes
de ese momento, los presuntos legitimarios (herederos forzosos), no pueden accionar
(Messineo).
Jurisprudencia
1.- "La transferencia (hecha por la madre al hijo por retribución de servicios)
no puede conceptuarse como remunerativa (por se) una obligación
natural de todo hijo servir y atender a sus padres, mucho más si está en
perjuicio de los derechos de otros herederos forzosos (por lo que) esa
transferencia debe considerarse con carácter de anticipo de legítima".
(G.J. Nro. 1014, p. 55).
2.- "Comprobado que el de cujus, en compensación a los trabajos de su hijo,
en varios años, retribuyó cediendo en su favor la mitad de la casa... no
puede considerarse esa retribución como anticipo de legítima".
(G.J. Nro. 1040, p. 73).
Jurisprudencia
1.- "Deben descontarse en la partición los valores que por cualquier título
hayan recibido los hijos o nietos, a no ser con claúsula expresa de
mejora".
(G.J. Nro. 612, p. 7).
a) Avalúo del activo existente: todo el conjunto de bienes del difunto, existentes
en el momento de su muerte, forman la masa de cálculo. Los bienes que son objeto de
las disposiciones testamentarias del de cujus, se comprenden en el activo existente,
porque ellas sólo surten efectos después del fallecimiento.
Los derechos vitalicios, personales del de cujus, que se extinguen con la muerte:
renta vitalicia, pensiones, derechos de usufructo, uso y habitación, se excluyen de la
masa de cálculo.
c) Estimación de las donaciones inter vivos: luego que se ha avaluado los bienes
existentes a la apertura de la sucesión y que de su importe se han pagado las deudas,
en el orden de las operaciones anotadas en los puntos a) y b), se reunen o agregan a
la masa de cálculo los bienes donado en vida por el de cujus. Adviértase bien: sólo los
bienes donados, porque el difunto podía disponer sin limitación a título oneroso.
Reconstituído el conjunto de los bienes tal y como existían antes de los actos de
disposición, esto es, agregados a los bienes existentes al momento de la muerte (saldo
del activo, deducidas las deudas) aquéllos que fueron dispuestos a título gratuito, se
forma el caudal o masa de cálculo que servirá para determinar la porción disponible.
Jurisprudencia
V. el caso Nº 5 del art. 1254.
ART. 1070.- (Quiénes pueden pedir la reducción).
I. Sólo pueden pedir la reducción los herederos forzosos, sus herederos y sus
causahabientes. Ellos no pueden renunciar a este derecho mientras viva el donante, ni
con declaración expresa ni prestando su asentimiento a la donación.
II. Los donatarios y los legatarios no pueden pedir la reducción ni beneficiarse de
ella, ni tampoco pueden pedirla o beneficiarse los acreedores del de cujus si el heredero
forzoso que tenga derecho a la reducción ha aceptado la herencia con beneficio de
inventario.
Respecto del párrafo II del art., tratándose del cumplimiento de última voluntad,
se infiere naturalmente que, si es posible, debe acatarse dicha voluntad. Si el testador
designa preferencia para una de sus obligaciones, ella sólo sufrirá defectivamente la
reducción, es decir, cuando, aplicados los demás al pago de la legítima, no alcance a
cubrir el importe de ella. Si no hay disposición expresa del testador sobre el particular,
la ley, en nombre de la igualdad, impone la reducción de todas las disposiciones y
legados a prorrata.
La ley concede preferencia a las donaciones, que deben ser respetadas mientras
pueda cubrirse la legítima, reduciendo antes, o anulando si fuere necesario, las
disposiciones testamentarias. La razón de esta diferencia de tratamiento, reposa en que
en las donaciones la reducción supone pérdida de cosas adquiridas, de las que está
disfrutando el donatario y en las mandas o legados sólo se trata de una cosa por
adquirir y es más duro -dice Scaevola- privar de un derecho adquirido, que de una
esperanza de derecho. Por eso mismo, no se impone una reducción proporcional a las
donaciones, sino por razón de antigüedad, remontándose desde las últimas a las más
antiguas. Sólo en el caso de que las donaciones figuren en un mismo documento o
sean de las misma fecha, puede aplicárseles la proporcionalidad (Mazeaud). El orden
de fechas establecido para este caso es una regla de orden público, que no puede
alterar el testador en sus disposiciones.
El art. regula el caso del inmueble donado o legado que no admite cómoda
división para el supuesto de la reducción. Atiende primero el interés de los legitimarios,
adjudicando la cosa objeto de la donación a ellos, cuando el excedente reducible supera
la cuarta parte de la porción disponible del de cujus, sin perjuicio del derecho del
beneficiario de la liberalidad, a ser reembolsado en el valor del saldo, que le
corresponda hecha la reducción. No siendo así, el inmueble quedará para el donatario o
legatario, es decir, cuando el excedente reducible no excede la cuarta parte de la
porción disponible, con la obligación de compensar en dinero a los legitimarios. En
síntesis, se reconoce preferencia al que tiene mayor interés cuantitativo en la cosa, con
reciprocidad del abono en dinero del haber correspondiente, al que no se quede en el
inmueble. El párrafo III del art., no necesita mayor explicación.
Por virtud del parágrafo III, que obliga restituir los frutos sólo desde el día de la
notificación con la demanda, no cabe que ellos sean reclamados desde el día de la
donación, o de la institución de heredero o del legado.
II. Esta acción debe ejercerse siguiendo en su orden las fechas de las enajenaciones,
comenzando por la última. Contra los terceros adquirentes se puede pedir también que
restituyan los bienes muebles, objeto de la donación, salvos los efectos de la posesión
de buena fe.
Entre las cosas no sujetas a colación y por tanto no sujetas a imputación, para
el efecto de las reducciones (art. 1077, V), que el art. 1257 las indica incompletamente,
ha de tenerse en cuenta aquéllas que por su modicidad o porque responden a los
deberes morales y sociales de los padres (crianza y educación de los hijos, art. 96 del
c.f.), no entran en la cuenta para formar la masa de cálculo. Son las sumas que se
gastan en el sostenimiento y educación de los hijos, los regalos de costumbre y las
donaciones módicas, como el beneficio de un seguro de vida, v. gr.
La acción de reducción, prescribe dentro del término ordinario de cinco años (art.
1507), el cual se computa desde la muerte del de cuius.
CAPITULO VII
II. La misma regla se aplica cuando el heredero legal haya muerto antes de
abierta la sucesión o no pueda recibir la herencia por cualquier causa determinada por
la ley.
Fte: Cgo. fr. 786 (para I) - Partida 3ª tít. 9, ley 33 (para II) -
Precd: c. c. abrg. 490 - 549 -
Conc: c. c. 1052 - 1089 - 1216 -
De ahí que en la regla del art. que se refiere a la sucesión ab-intestato, que es
una originalidad innecesaria del Cgo. español según Scaevola, falta en el derecho de
acrecer la naturaleza especial de la disposición conjunta, que da vida al acrecimiento en
las disposiciones testamentarias como su elemento necesario. La generalidad de las
legislaciones, instituyen este derecho como uno que no tiene lugar sino en las
disposiciones testamentarias (v. gr. art. 3810 del Cgo. argentino). La ley interpreta la
voluntad presunta del testador, cuando los herederos o legatarios son llamados
conjuntamente a la misma cosa en el todo de ella (Machado). El propio Cgo. italiano,
modelo del Código, no se ocupa para nada de la sucesión ab-intestato en la sección
correspondiente al derecho de acrecimiento (arts. 674 y s.). Resulta así, la del art. una
regla de todo punto innecesaria si, además, se tiene en cuenta que en la sucesión legal
(ab-intestato), según el propio Código, la herencia corresponde a los parientes más
próximos en grado por partes iguales y que los más próximos excluyen a los más
remotos, salvo el derecho de representación (arts. 1086 y 1087).
La disposición del parágrafo II, que está repetida en el parágrafo IV del art.
siguiente (1079) relativo al acrecimiento entre herederos testamentarios, no opera en la
forma tan simplemente establecida por ella, por virtud de las reglas relativas al derecho
de representación (art. 1089) que predomina sobre el acrecimiento. Por eso, el Cgo.
modelo, en el apartado cuarto de su art. 674, omitido en la adopción de los
codificadores, dice:
La regla del parágrafo II en examen, como la del IV del art. siguiente, que luego
se examinará, sin la salvedad oportuna del Cgo. modelo, supone una contradicción con
las reglas de los arts. 1089 y s. (v. la anot. al art. siguiente, al respecto).
Según las reglas del art. en examen, entonces, el acrecimiento supone una
porción vacante, vacancia que se produce por la premuerte del heredero o legatario, por
la renuncia y por la incapacidad de recibir la herencia o el legado por alguna de las
causas que la ley señala. Entre estas causas que señala la ley, ha de tenerse en
cuenta: a) las de indignidad (art. 1009 y s.); b) las de desheredación (arts. 1173 y s.);
c) los casos de incumplimiento, de la condición impuesta en la institución condicional
(art. 1161), del término inicial (art. 1162) o de la carga (art. 1167); d) el caso de la
persona cuya existencia se ignora, según las normas fijadas por el art. 48; e) en el
caso de nulidad de la disposición testamentaria (art. 1207), v. gr. si ella se otorga con
error de nombre, apellido o cualidades del heredero conjunto. La porción de éste queda
vacante y debe pasar a los coherederos unidos conjuntamente (Scaevola), pero siempre
salvo el derecho de representación, en los casos pertinentes.
Fte: Cgo. it. Cgo. it. 678 (para I) - Cgo. arg. 3818 (para II) -
Cgo. it. 678, i. f. (para III) -
Conc: c. c. 216 - 1187 -
El parágrafo II del art. ha sido tomado del Cgo. arg. (art. 3818), que señala la
consecuencia indicada en él a menos que el testador haya dispuesto o permitido
expresamente el acrecimiento. El parágrafo III, tomado del art. 678 in fine del Código
modelo, establece la consecuencia que señala en el supuesto de que no opere el
derecho de representación, tal cual en el caso del legatario (prg. II art. anterior). Esto
muestra duplicación de reglas con soluciones contradictorias, tomadas de diferentes
fuentes sin la debida evaluación de sus alcances y su verdadero significado.
La razón del prg. III, es la misma que la señalada para el prg. II, en la fase
inicial del acápite anterior.
T I T U L O II
DE LA SUCESION LEGAL
CAPITULO I
DISPOSICIONES GENERALES
Sucesión intestada, significa sucesión en virtud (esto es, por voluntad) de la ley
y no por efecto de voluntad privada, expresada en el acto jurídico testamento
(Messineo).
Intestati proprie apellantur, qui, quun possent testamentum facere, testato non
sunt (propiamente se dice que murieron sin testamento los que, pudiendo hacerlo, no lo
hicieron; Lib. 38, tít. 17, ley 1).
Intestatus est, non tantum qui testamentum non fecit, set etiam cuius
extestamentuo hereditas adita non est (muere intestado, no sólo el que no hizo
testamento, como aquel cuya herencia testamentaria no fue adida (Lib. 50, tít. 16, ley
64).
La ley 1, tít. 13, de la Partida 6ª, con detallada precisión, dice: Abintestato es
palabra de latin que quier tanto dezir en romance, como ome que muere sin
testamento... que... puede ser en cuatro maneras... quando ome muere, e non faze
testamento.... quando faze testamento non cumplido, no guardando la forma que deuia
ser guardada... quando fizo testamento... y ... algund fijo nasció después... del qual no
fizo miente en el testamento... o quando faze testamento acabado e establece el
heredero en él, e aquel heredero non quiere la herencia desechandola (citas de
Scaevola).
Las reglas de esta trasmisión son las mismas, cualesquiera que sea el origen de
los bienes del de cujus, de acuerdo al llamado principio de la unidad de sucesión. Sólo
se admite excepción para los bienes donados al de cujus y que se encuentran en su
sucesión, los cuales, en ciertos casos, están sometidos a una trasmisión sucesoria
especial, que los autores llaman anómala (anormal), diferente de la trasmisión de la
sucesión ordinaria, porque en lugar de ir a poder de los sucesores ordinarios, los bienes
se trasmiten al donante: reversibilidad de las donaciones, dispuesta por el art. 671
(Mazeaud).
Jurisprudencia
1.- "Siendo nulo y sin valor el testamento, hay lugar a considerar la sucesión
intestada".
(G.J. Nro. 1014, p. 50).
2.- "Según lo dispuesto por el art. 504 (equivalente en parte al 1083) del c.
c., la ley reconoce dos especies de herederos: los legales y los
voluntarios; entre los legales unos son forzosos, llamados por ministerio
de la ley, hágase o no testamento, y otros ab-intestato solamente".
(G.J. Nro. 1563, p. 176).
ART. 1085.- (Situación de los arrogados y sus descendientes). Para los efectos
sucesorios reglados en el Código presente, el arrogado y sus descendientes forman
parte de la familia de sus arrogadores estableciéndose entre ellos una relación parental
equiparada a la de la consanguinidad.
Este art. (1086), sienta más que un precepto, un axioma de derecho, cardinal y
fundamental dentro de la institución de la sucesión intestada, tomada de las Partidas
(6ª, tít. 13, ley 3, cit. Scaevola) a través de su fuente española: el que es más propinco
de aquel que fino sin testamento, deue auer los bienes del.
Igualmente el art. 568 del Cgo. italiano, fuente del 1097 del Código, distribuye la
herencia a los padres en iguales proporciones, que recién el Código en el art. 1099 lo
establece expresamente para los otros ascendientes.
Parentesco, es la relación o conexión que hay entre personas unidas por los
vínculos de la sangre, con las que descienden una de otra o que, sin descender una de
otra, proceden de una misma raíz o tronco. Los que descienden uno de otro, son los
ascendientes y descendientes; los que descienden de una misma raíz son los hermanos,
tíos, sobrinos, primos, etc., que se llaman colaterales. Los ascendientes, descendientes
y colaterales, están más o menos lejanos unos de otros y se hace preciso conocer sus
distancias, así para los matrimonios como para las sucesiones. A tal fin, se ponen los
ascendientes y descendientes en una serie o línea, que se llama recta o directa y los
colaterales en otra llamada transversal, colateral u oblicua. Las distancias se llaman
grados y cada generación o cada persona engendrada, forma un grado (Escriche).
El capítulo II del Título Preliminar del Código de familia (arts. 7 a 13), da las
reglas sobre parentesco y su cómputo. Además del parentesco por consanguinidad, se
tiene el civil o adoptivo y el de afinidad.
Jurisprudencia
1.- "El parentesco de una persona con respecto de otras se determina según
la filiación de aquélla".
(G.J. Nro. 1226, p. 65).
DE LA REPRESENTACION
Se dice por eso que el instituto en estudio constituye una excepción a la regla
fundamental de la sucesión intestada consagrada en al art. 1086, según la cual, en las
herencias el pariente más próximo en grado excluye al más remoto, salvo el derecho de
representación -añade- en los casos en que deba tener lugar ésta, indudablemente.
En el régimen abrg. (art. 613), era requisito que el representado esté muerto al
abrirse la sucesión; no se podía representar a una persona viviente, v. gr. al
renunciante.
Jurisprudencia
3.- "Siendo los hijos herederos forzosos de sus padres, a ese título, pueden
concurrir por derecho de representación a la sucesión de sus abuelos".
(G.J. Nro. 1102, p. 3).
5.- "El derecho de representación es una ficción de la ley por la que entran
los descendientes más remotos a ocupar el lugar, grado y derechos de
sus padres difuntos".
(G.J. Nro. 1315, p. 58).
Fte: Cgo. it. 468, 1) (para I) - Cgo. fr. 741 - Cgo. esp. 925, 1º
i.f. - Cgo. arg. 3559 (para II) -
Precd: c. c. abrg. 610 - 611 -
Conc: c.f. 8 -
c. c. 1089 - 1093 -
Jurisprudencia
Jurisprudencia
Suceder por estirpe, supone por eso que los que sustituyen por derecho de
representación a la persona difunta, aunque sean muchos, sólo llevan todos juntos la
parte y porción que hubiera correspondido a la persona sustituída o representada si
viviese (prg. II). Lo contrario, ocurre cuando se sucede por cabeza, o sea, por su propio
derecho. Cuando uno lleva igual porción que los demás (art. 1094, II).
Laurent (cit. Scaevola), subraya que la partición por estirpes, en el caso del
precepto, mantiene la igualdad, en oposición a la división por cabezas, que lesionaría a
los descendientes menos numerosos. De ahí la razón de por qué el prg. II precisa la
extensión de la porción de los representantes, inequívocamente, que no puede ser ni
más, ni menos de la que hubiera correspondido al representado, de haber concurrido a
la sucesión.
Fte: Cgo. it. 566 (para I) - P. 6ª, tít. 13, ley 3 (para II) -
Precd: c. c. abrg. 616 -
Conc: c.s.s. 53 -
c. c. 1083 - 1089 -
Se pudo reunir los capítulos III, IV, V y VI en uno solo, suprimiendo muchos
artículos superfluos y henchidos de repeticiones casuistas innecesarias como los arts.
1095, 1096, 1100, 1101, por ejemplo, que podían formularse en uno solo. Ni debe
exagerarse el casuismo -dice Scaevola- prodigándolo fuera de aquellos lugares en que
los requieren la dificultad del asunto o la especial naturaleza de la disposición, ni ha de
llenarse un Código civil con vagas fórmulas en una licencia ilimitada del absurdo. El
casuismo proporcionado y prudente facilita en mucho el conocimiento y la interpretación
de la ley (ejemplo: el notabilísimo Código alemán). Su abuso lo hace inoportuno y
estorbo evidentes.
Por la regla del art., los descendientes excluyen a todos los parientes de
cualquier otro orden. Tienen la prioridad número uno. Se explica sencillamente esta
prioridad, porque en el orden de la naturaleza, el amor primero baja: los padres quieren
ante todo a sus hijos. Con razón un adagio popular que recuerda Scaevola, dice: más
fácil es que un padre sostenga a veinte hijos, que veinte hijos a un padre. Este adagio,
según Browne Lewis (Wisdom of Israel; cit. sobre la literatura yiddish de W. Durant: La
Edad de Luis XIV), reza exactamente así: un padre mantiene diez hijos, pero diez hijos
no pueden mantener a un padre.
Los hijos y descendientes, excluyen a todos los otros herederos, sin perjuicio de
la salvedad puesta en el prg. I, vivendo, desde luego, todos los primeros, pues si no
pueden o no quieren aceptar la herencia, procederá como ya se tiene explicado, o el
derecho de acrecer o el de representación, o, en última instancia, heredarán por
derecho propio los siguientes parientes en grado.
Jurisprudencia
2.- "El derecho sucesorio entre padres e hijos, requiere para tener lugar que
la filiación de éstos esté demostrada en la forma que previene la ley".
(G.J. Nro. 1228, p. 78).
3.- "Los de primer orden, hijos y descendientes, y los del segundo, padres y
ascendientes, así como el cónyuge supérstite respecto de los bienes
propios del de cujus y de los gananciales en ciertos casos, son herederos
forzosos y suceden por ministerio de la ley, haya o no testamento, quiera
o no el testador".
(G.J. Nro. 1476, p. 39).
4.- Véase los casos Nos. 9 y 12 del art. 1059.
ART. 1095.- (Sucesión de los hijos adoptivos). El hijo adoptivo y sus
descendientes heredan al adoptante en igualdad de condiciones con los hijos que
después de la adopción pudo llegar a tener este último, pero son extraños a la sucesión
de los parientes de dicho adoptante.
Fte: Cgo. it. 576 -
Precd: c. c. abrg. 519 - 520 - 617 -
Conc: c.f. 225 - 231 -
c. c. 1100 -
Jurisprudencia
1.- "La testadora, con perfecto derecho, ha dispuesto de sus bienes en favor
de su hijo adoptivo, que es su heredero forzoso a falta de otros
herederos de igual o mejor calidad".
(G.J. Nro. 1284, p. 74).
2.- "De acuerdo al art. 519 (1095) del c. c., el hijo adoptivo tiene en la
sucesión de sus padres, los mismos derechos que el hijo nacido de
matrimonio, por lo que al adoptado le corresponde al fallecimiento del
adoptante el derecho que le asigna esta norma".
(G.J. Nro. 1624, p. 80).
ART. 1096.- (Exclusión del adoptado). Sin embargo, el adoptado queda excluído
de la sucesión si, existiendo juicio para revocar la adopción por un hecho imputable a
él, la sentencia revocatoria se pronuncia una vez muerto el adoptante.
ART. 1097.- (Sucesión de los padres). Al que muere sin dejar hijos ni
descendientes suceden el padre y la madre o el que de ellos sobrevive, salvos los
derechos del cónyuge o conviviente.
Jurisprudencia
El art., en concordancia con el precepto del art. 203 del c.f. también es lógico.
Si los padres ignoraron el cumplimiento de sus deberes para con el hijo fallecido,
negándole la certidumbre de su filiación en vida, al reconocerlo post morten para el solo
fin de beneficiarse con su sucesión, merecen la condigna sanción de la ley que niega
efectos civiles al reconocimiento, fallecido el hijo. La posesión de estado, supone que el
hecho existe y equivale al reconocimiento; supone que los padres a su manera no han
eludido el cumplimiento de sus deberes naturales para con el hijo. Luego la exclusión no
procede en tal caso.
Jurisprudencia
1.- "La ley no fija la época en que deba reconocerse a los hijos (pero ha de
serlo) cuando los derechos y obligaciones (pueda ligarlos
recíprocamente). La... al reconocer a sus hijas 4 años después de la
muerte de (éstas) faltaba a esa reciprocidad y acreditaba una mira
interesada".
(G.J. Nro. 372, p. 66).
ART. 1100.- (Sucesión del adoptante). El adoptante sucede al hijo adoptivo que
muere sin dejar descendientes, ascendientes ni parientes colaterales hasta el segundo
grado.
ART. 1101.- (Exclusión del adoptante). Sin embargo, el adoptante queda excluído
de la sucesión si, existiendo juicio para revocar la adopción por un hecho imputable a
él, la sentencia revocatoria se pronuncia una vez muerto el adoptado.
ART. 1102.- (Sucesión del cónyuge). Al que muere sin dejar hijos o
descendientes ni padres o ascendientes, sucede el cónyuge.
El Código italiano de 1942, como en las legislaciones del siglo XIX (italiana de
1865, española, etc.), subsiste la preocupación de que los patrimonios no pasen de una
familia a otra por la vía sucesoria y, sin duda alguna por ello, no se da al cónyuge otra
cosa que una cuota usufructuaria, cuando concurre con los hijos legítimos. Además,
mantiene la diferenciación en el tratamiento de los parientes según el carácter
matrimonial o extramatrimonial de su origen. Todo ello, indudablemente, no hace de ese
Código el modelo más adecuado en la materia.
Los arts. 1103 y 1104, de cuerdo a las salvedades anunciadas en los arts. 1094,
1097 y 1099, II), establecen el derecho hereditario del cónyuge en concurrencia con los
descendientes y con los ascendientes, respectivamente y no ofrecen, en su inteligencia,
mayores problemas, una vez que se haya determinado bien el sentido y los alcances de
aplicación del art. 1105.
Dicho artículo establece, que las proporciones asignadas al cónyuge por los dos
artículos anteriores, se aplican tanto a los bienes propios del cónyuge fallecido, cuanto a
la parte que a éste correspondía en los bienes comunes. La completa y cabal
comprensión de esta disposición está referida, en consecuencia, a las disposiciones del
Código de familia sobre el régimen patrimonial del matrimonio. Este régimen supone una
comunidad de gananciales, que se constituye entre los cónyuges desde el momento de
la celebración del matrimonio, aunque uno de ellos tenga más bienes que el otro o sólo
tenga bienes uno de ellos y el otro no, siendo nulo todo convenio que pretenda
modificarlo o imponga una renuncia a la comunidad (arts. 101 y 102 c.f.).
Esa comunidad, está constituída por los bienes propios de cada uno de los
cónyuges y por bienes comunes. Los primeros, están detallados y regulados por los
arts. 103 y s. del c.f. (bienes propios por modo directo), 106 (bienes propios por
subrogación), 107, (bienes propios personales) y 108 (bienes propios por acrecimiento).
Sobre todos estos bienes, cada cónyuge tiene libre derecho de administración y
disposición. En estos bienes, el cónyuge supérstite tiene derecho, en caso de sucesión
intestada, a las cuotas señaladas en los arts. 1103 y 1104, según concurra con
descendientes o ascendientes.
Los bienes comunes, que pueden ser por modo directo (art. 111 c.f.) o por
subrogación (art. 112 c.f.) pertenecen a ambos cónyuges por partes iguales. La ley
presume la comunidad. Esta presunción es juris tantum, porque la prueba en contrario,
esto es, del carácter propio de los bienes está permitida (art. 113 c.f.), cuando no se ha
hecho una expresa declaración de bienes a tiempo del matrimonio (art. 70 c.f.). Estos
bienes comunes, son partibles por igual ente los cónyuges (art. 101 c.f.), cuando se
disuelve el matrimonio, entre otras causas, por la muerte de uno de los cónyuges (art.
123 caso 1º, c.f.). En estos bienes, según el art. 1105, separada la mitad que
corresponde al cónyuge supérstite (que no puede entrar en el caudal sucesorio del de
cujus), aquél concurre con los descendientes o ascendientes, según los casos, en la
proporción señalada en los arts. 1103 y 1104, sobre la mitad que pertenecía al difunto.
1.- "Si según el art. 512 (1102) del c. c. los cónyuges se heredan
recíprocamente a falta de descendientes, la nulidad declarada por el
tribunal ad quem del testamento que ha omitido en la institución al
cónyuge supérstite, da cumplida aplicación a la ley".
(G.J. Nro. 1220, p. 43).
2.- "El esposo como heredero forzoso entra en la sucesión de su cónyuge,
por ministerio de la ley, en todos los bienes, en caso de no existir
descendientes ni ascendientes".
(G.J. Nro. 1315, p. 28).
ART. 1103.- (Concurrencia del cónyuge con hijos). Cuando el cónyuge concurre
con hijos o descendientes, el cónyuge tiene derecho a una cuota igual de herencia que
cada uno de los hijos.
Jurisprudencia
1.- "Al haberse ordenado la partición de los bienes así como el pago de las
deudas en partes iguales, se ha procedido en la especia legalmente, a
tenor del art. 513 (1103) del c. c., que dispone que si han quedado viudo
o viuda e hijos, aquél o aquélla tendrán en la sucesión la misma parte
que cada uno de éstas".
(G.J. Nro. 1356, p. 64).
ART. 1105.- (Sucesión del cónyuge sobreviviente en los bienes propios y en los
comunes del causante). El derecho sucesorio del cónyuge sobreviviente se hace
efectivo, en las proporciones señaladas por este Código, tanto en los bienes propios del
causante cuanto en la parte que a éste correspondían en los bienes comunes.
Jurisprudencia
La separación de los cónyuges (art. 155 c.f.), hace cesar la vida en común de
éstos y disuelve la comunidad de gananciales, pero deja subsistente el vínculo
matrimonial. Sus causas están detalladas en el art. 152 del c.f. La culpa del
sobreviviente, ha de determinarse entre estas causas que autorizan la separación. La
del caso 3) del artículo, es una nueva causa no prevista en el Código de familia, pero
que ha de considerarse complementaria para los fines que persigue la disposición.
Jurisprudencia
3.- "Este art. 516 (1107, 3º) excluye de la sucesión deferida por el 512
(1102) en caso de separación voluntaria".
(G.J. Nro. 680, p. 27).
7.- "Según este art. 515 (1107, I), no tiene lugar la sucesión deferida a los
cónyuges cuando el matrimonio se ha contraído in extremis y muere el
enfermo dentro de los 60 (30) días siguientes".
(G.J. Nro. 819, p. 13).
8.- "El reo no ha estado separado de su esposa voluntariamente, sino por
las persecuciones judiciales de que ha sido objeto, separación que no
duró un año (por lo que) aquél no está excluído de la sucesión de la que
fue su cónyuge".
(G.J. Nro. 837, p. 31).
9.- "No hereda el cónyuge sobreviviente cuando el matrimonio (dejando tres
hijos legitimados y hallándose enfermo el contrayente), se ha celebrado el
mismo día del fallecimiento".
(G.J. Nro. 856, p. 11).
17.- "La separación voluntaria de los esposos por más de un año hace perder
el derecho a la sucesión entre éstos, sobre los bienes patrimoniales
(propios) según el último inc. del art. 516 (3º, 1107) del c. c.".
(G.J. Nro. 1230, p. 88).
18.- "La actora no abandonó el hogar conyugal hasta la muerte del esposo,
quien haciendo vida irregular abandonó el hogar aunque hasta pocos días
antes de su fallecimiento visitaba continuamente a su esposa, lo que
demuestra que no hubo separación permanente y definitiva ni menos que
haya sido la demandante la que voluntariamente determinó dicha
separación (por lo que) tiene derecho para entrar en la sucesión de su
esposo".
(G.J. Nro. 1233, p. 101).
20.- "Si bien según el art. 512 (1102) del c.c. los cónyuges se heredan
recíprocamente, la segunda parte del art. 516 (1107, 3) del mismo Cgo.
establece como excepción la pérdida de este derecho cuando hubo
separación voluntaria de los cónyuges por un año, circunstancia que
debidamente probada en la especie, justifica la validez de la exclusión
testamentaria de la esposa sobreviviente de la sucesión del de cuius".
(G.J. Nro. 1269, p. 89).
ART. 1108.- (Sucesión del conviviente en las uniones conyugales libres). Las
uniones conyugales libres o de hecho reconocidas por la Constitución Política del Estado
y el Código de Familia, producen, respeto a los convivientes, efectos sucesorios
similares a los del matrimonio.
Con referencia a este art., téngase en cuenta el art. 159 del c.f. que da a las
uniones conyugales libres o de hecho, efectos similares al matrimonio.
Entre los efectos de la muerte de uno de los convivientes, el art. 168 del c.f.,
señala que en los bienes propios del fallecido, el sobreviviente tiene una parte igual a la
de cada uno de los hijos (regla del art. 1103). Respecto de los bienes comunes, dicho
art. 168 del c.f., considera dos supuestos: en el primero, en que el conviviente
supérstite concurre conjuntamente con los hijos, lleva la mitad para sí y de la mitad
correspondiente al fallecido se distribuyen los hijos; en el segundo, cuando no hay hijos,
dice el art. 168 del c.f., que se estará a las reglas del Código civil en materia sucesoria,
esto es, se estará a las reglas de los arts. 1102 y 1104, según las circunstancias.
Jurisprudencia
"De acuerdo al art. 194 de la Const., relativo a los efectos que producen las
uniones libres o de hecho, el concubino sobreviviente, tiene derecho sucesorio a
los bienes, acciones y derechos de su concubina muerta".
(G.J. Nro. 1622, p. 48).
CAPITULO VI
Cuando el afecto familiar no puede extenderse hacia abajo o hacia arriba, por
falta de descendientes y ascendientes, los romanos observaron que se extendía hacía
los lados (Scaevola). En esta virtud, la línea colateral vino a tomar el tercer grado de la
sucesión intestada. Nótese que la del cónyuge, no se ha clasificado como grado, porque
no lo es en sí y porque concurre tanto con los de primer grado como con los del
segundo y, en ausencia de herederos de los dos primeros grados, sucede solo,
excluyendo a los del tercer grado: los colaterales.
Los hermanos de doble vínculo, llamados también hermanos germanos, son los
que comunmente se les dice hermanos de padre y madre. Los hermanos unilaterales o
medios hermanos, son consanguíneos, cuando tienen un padre común o uterinos,
cuando tienen madre común. El tratamiento legal que reciben en la materia en estudio,
es muy diversa.
En el Cgo. italiano de 1942, -que ha mantenido las reglas del de 1865- y del
cual se han tomado las reglas contenidas en los párrafos II de los arts. 1109 y 1110, los
unilaterales llevan la mitad de la cuota de los germanos, que según sea la cuota viril o
de hecho (que se ha discutido en la doctrina), puede ser un poco más o un poco
menos en la viril que en la de hecho, efectiva, en la cual los germanos llevan el doble
de lo que llevan los unilaterales. La legislación española dispone, para cortar las
discusiones del sistema italiano, que los germanos recibirán el doble que los medio
hermanos, de manera que hace inaplicable el sistema de la cuota viril (Scaevola).
Jurisprudencia
1.- "Este art. 620 (1109) dispone que a falta de herederos forzosos,
entrarán a la sucesión los parientes colaterales por su orden y grado".
(G.J. Nro. 775, p. 31).
2.- "El art. 620 (1109) como en el mismo se expresa, solamente tiene lugar
a falta de herederos forzosos".
(G.J. Nro. 836, p. 19).
5.- "Los parientes colaterales son llamados por ley a la sucesión sólo cuando
el de cujus muere ab-intestato. Pero si éste instituye heredero por
testamento y lo hace en favor de personas extrañas (por no tener
herederos forzosos) los colaterales no tienen derecho para impugnar (la
institución), porque la ley no le asigna legítima alguna".
(G.J. Nro. 1119, p. 25).
9.- "El art. 620 (1109) del c. c., confiere el derecho de suceder a los
parientes colaterales, en el caso de no existir hijos, esposa, padres o
abuelos del difunto y, en la especie, al probar los demandantes su
calidad de hermanos de la de cuius, han acreditado su derecho a la
sucesión".
(G.J. Nro. 1624, p. 23).
Z\ \
| \ \
A \X \Y
/| \
/ C \
B | D
E |
| H
F
|
G
Supóngase como en el ejemplo anterior, que muere B después que su padre A,
sus hermanos C y D, sus sobrinos E y H y su sobrino nieto F, quien deja a su hijo G,
sobrino bisnieto (5º grado) de B. Que quedan vivos al tiempo de la muerte de B, sólo
los hermanos de su padre A, sus tíos X y Y, que son sus otros parientes colaterales
(no de la línea colateral descendente) en 3º grado. Por la regla del art. 1110, éstos
heredan excluyendo a G (pariente en 5º grado). Si viviera F, pariente en 4º grado de la
línea colateral descendente, excluiría a X y Y. Los cómputos para estos ejemplos,
conforme a lo dispuesto por el art. 1088, responden a las reglas del art. 11 del c.f.
Respecto del parágrafo II, v. la anot. pertinente al prg. II del art. anterior.
Jurisprudencia
"El auto que declara heredero a X.X., en la vía indirecta, se apoya en el art.
620 (1110) del c. c., que está en completa contradicción con el D. S. 4175 de
16 de Sept. de 1955, convertido en ley por la de 29 de Oct. de 1956, que
establece que no habiendo herederos forzosos la sucesión abintestato en la línea
colateral sólo tendrá lugar en favor de los hermanos y de los hijos de éstos en
representación suya y que a falta de éstos parientes sucederá el Estado ".
(G.J. Nro. 1608, p. 55).
CAPITULO VII
El precepto se ajusta al aforismo Fiscus post omnes (el fisco después de todos;
cit. Scaevola).
La doctrina, considera que vacantes unos bienes, por no existir herederos del
linaje del causante o por no haberlos querido aceptar los parientes con derecho a ello,
de las dos soluciones que se ofrecen: dejarlos a merced del primer ocupante en
beneficio del interés privado, o adjudicárselos al Estado en beneficio del provecho
general, el de la utilidad social, ha de prevalecer el interés general sobre el particular
(Scaevola).
Es de interés general que exista en todos los casos un titular del patrimonio
hereditario, a fin de evitar que los bienes se conviertan en vacantes y se rompa la
continuidad de las relaciones patrimoniales. Así sea sólo para proveer a la
administración de los bienes y al pago de las deudas, el Estado queda investido de la
cualidad de sucesor, sentido en el cual la sucesión del Estado coincide con el fenómeno
de la vacancia de la herencia (Messineo).
4.- "En las herencias deferidas al Estado a falta de titular legítimo de una
sucesión, según establece el art. 1111 del c. c., los bienes que las
componen se reputan vacantes, debiendo observarse, en tal caso, los
trámites especiales previstos por el art. 698 del p.c.".
(G.J. Nro. 1624, p. 195).
T I T U L O III
DE LA SUCESION TESTAMENTARIA
CAPITULO I
ART. 1112.- (Noción). I. Por un acto revocable de última voluntad una persona
capaz puede declarar obligaciones o disponer de sus bienes y derechos en todo o en
parte, dentro de lo permitido por la ley, para que ese acto tenga efecto después de su
muerte. La parte no dispuesta se sujeta a las reglas de la sucesión legal, si ha lugar.
II. Los testamentos también pueden contener disposiciones de carácter no patrimonial.
Todos estos caracteres, derogatorios del derecho común, hacen del testamento
un acto jurídico excepcional (Mazeaud).
Jurisprudencia
1.- "Los testamentos son actos de última voluntad, cuyas disposiciones sólo
pueden tener efecto después del fallecimiento del testador y las acciones
y derechos de los herederos nacen en el momento en que se abre la
sucesión por muerte de aquél".
(G.J. Nro. 673, p. 5).
2.- "Siendo el testamento el acto de última voluntad, por el que una persona
dispone de sus bienes, acciones y derechos para después de su muerte,
celebrado con las formalidades que requiere la ley, debe comprobarse el
cumplimiento de éstas al mismo tiempo que la intención manifiesta de
otorgarlo".
(G.J. Nro. 802, p. 35).
3.- "El testamento o acto de última voluntad, en que una persona dispone de
sus bienes, acciones y derechos después de su muerte, debe ser
otorgado para su validez, con las formalidades que determina la ley".
(G.J. Nro. 817, p. 29).
6.- "El testamento como acto de última voluntad, que tenga efecto después
de la muerte, debe otorgarse con las formalidades exigidas por la ley".
(G.J. Nro. 965, p. 3).
7.- "El testamento como acto de última voluntad para su validez debe
otorgarse con los formalidades exigidas por la ley".
(G.J. Nro. 1097, p. 27).
Fte: Cgo. esp. 668 (para I) - Cgo. it. 588 (para II) -
Conc: c.tb. 26 -
c. c. 89 - 92 - 606 - 1007 - 1154 - 1181 - 1182 - 1186 -
Según el Digesto, qui in universum ius succedunt, heredes loco habentur (los
que suceden al difunto en todos sus derechos, se tienen por herederos; Lib. 50, tít. 17,
ley 128; cit. Scaevola).
Del art., que parece una combinación de la primera parte del art. 668 del Cgo.
español y el 588 del italiano, se desprende que todos las diversas modalidades y
formas de la última voluntad de una persona tienen sólo que ser, forzosamente, o a
título universal o a título particular, sin que haya posibilidad de salirse de estos dos
ineludibles términos: o el testador deja toda su herencia o parte determinada de ella al
sucesor, o solamente le trasmite una cierta porción de bienes o algún objeto individual.
Aubry y Rau (cit. por Scaevola) enseñan que ha de estarse, conforme a la razón, a los
preceptos de la ley, sin consideración a la calificación que el testador puede haber
atribuído a su disposición, en el caso de que tal calificación no estuviese en armonía
con la naturaleza de la disposición de la ley.
El art. no tiene equivalente italiano y sí, más bien español (art. 670 de su c. c.).
Prohibe el llamado testamento por comisario o mandatario, cuyo origen, según
Caravantes (cit. Scaevola) estaría en una decretal del Papa Inocencio III, que declaró
caduco el derecho de los obispos (ius spolii) de disponer de los bienes de los clérigos
que morían intestados, cuando un clérigo encargaba a otro, al morir, que dispusiera de
sus bienes. El precedente histórico más remoto en el antiguo derecho español, aparece,
según Scaevola, en el Fuero Real (Lib. 3, tít. 5, ley 6), que sufrió una restricción de
importancia en la legislación de Partida y se prohibe esta forma de testamento en el
Proyecto de c. c. de 1851, prohibición que recoge el c. c. vigente en el art. 670, fuente
del que aquí se anota.
Ninguna razón justifica, dice Morales y Gómez (cit. Scaevola) que la ley
prescinda de dar el carácter personal a tan solemne y trascendental acto y siempre ha
de ser menos molesto aun para el que se halle con grave padecimiento físico otorgar su
testamento que circunstanciar las facultades del tercero mandatario (comisario).
El Digesto (Lib. 50, tít. 17, regla 12, cit. Scaevola) establece como regla general
de interpretación de los testamentos este principio: in testamentis plenius voluntates
testantium interpretatur (en los testamentos se ha de interpretar latamente la voluntad
de los testadores). Y el Codex (Lib. 6, tít. 28, ley 3, cit. ibidem) contiene el principio
del art. en examen: cum enim manifestissimus est sensus testatoris, verborum
interpretatio nusquam tantum valeat ut melior sensu existat (cuando es manifiesta la
voluntad del testador, la interpretación de las palabras del testamento sólo vale en
cuanto no contraría dicha voluntad).
Esto se ha dicho siempre por todas las legislaciones, lo mismo antiguas que
modernas. Representa un principio de derecho, tan comprensible y al alcance universal
que algunos Códigos omiten declararlo.
Jurisprudencia
Véase los casos Nos. 1, 2, 3 y 4 del art. 1154; 1 del art. 1158.
POR TESTAMENTO
SECCION I
De las disposiciones de esta sección, se puede inferir que una sola cualidad
esencial parece exigirse en el que trate de hacer testamento: la de que goce de
capacidad intelectual. Aunque las legislaciones varían respecto a la edad en que se
suponen capaces para tal acto de disposición todas coinciden, en que el otorgamiento
del testamento supone exclusivamente la plenitud de la razón, capacidad de la mente,
dejando ya de tener cabida en el Derecho moderno las incapacidades propias de
costumbres inhumanas superadas, como las relativas a la esclavitud y a la muerte civil.
Jurisprudencia
Véase los casos Nos. 3 del art. 1119; 2 del art. 1120.
Este art. sólo enumera, en general, las incapacidades para testar respecto de
toda clase de testamentos. Queda para las respectivas secciones del Capítulo III, las de
quienes no pueden otorgar testamentos especiales o testamento cerrado o abierto.
Jurisprudencia
1.- "No se ha acreditado que la testadora haya sido loca o fatua declarada
por sentencia ejecutoriada, única manera de probar tal estado de
incapacidad para estar comprendida en la excepción del art. 458 (1119)
del c. c.".
(G.J. Nro. 787, p. 15).
5.- "Según el marco señalado por la ley es indispensable que la voluntad del
testador no esté viciada y que sea expresada claramente, dando la
certidumbre de que cuanto contiene el testamento es la expresión fiel de
un estado de conciencia del testador respecto de sus últimas
disposiciones".
(G.J. Nro. 1589, p. 59).
Jurisprudencia
1.- "Que argüída la inhabilidad mental del testador por su avanzada edad en
la época en que otorgó su testamento, lejos de haberla acreditado las
actoras han justificado con las pruebas producidas que se encontraba en
pleno uso de su razón, sin que, por otra parte, exista la previa
declaratoria judicial de incapacidad".
(G.J. Nro. 928, p. 15).
2.- "Probada que el otorgante dio sus disposiciones en el pleno uso de sus
facultades intelectuales, aun respondiendo con serenidad a las
observaciones del notario, no se ha infringido el art. 443 (1112) del c.
c.".
(G.J. Nro. 929, p. 3).
El art. establece la regla general de que todos son capaces para recibir por
testamento. Señala luego las excepciones: los indignos (art. 1009 y s.), los
desheredados (art. 1173 y s.) y los considerados incapaces para el efecto, que son los
señalados en los arts. 1122 y s.
Aplícase al caso del art. este precepto del Digesto: si nemo subiit hereditatem,
omnis vis testamenti solvitur (si nadie recibe la herencia, queda sin efecto todo lo
dispuesto en el testamento; Lib. 50, tít. 17, ley 181; cit. Scaevola).
ART. 1122.- (Incapaces para recibir por testamento). Son incapaces para recibir
por testamento:
1) Los que estén concebidos al morir el testador y los concebidos que no nacen
con vida. Se exceptúa el caso previsto en el parágrafo III del artículo 1008.
2) Los indignos o desheredados por declaración judicial.
3) Cualesquiera entidades o instituciones no permitidas por las leyes o que no
sean personas jurídicas, excepto cuando el testamento disponga que se organice
una nueva corporación o fundación, sujeta al correspondiente trámite legal.
4) El notario y los testigos del testamento; la persona que a ruego lo escribe y
el intérprete; el cónyuge, los descendientes, ascendientes y hermanos de los
mismos.
5) El médico o profesional y el ministro del culto que asistieron al testador
durante su última enfermedad, si entonces hizo su testamento, y en iguales
circunstancias la iglesia o comunidad a la que dicho ministro pertenezca, y los
que vivan en su compañía; el abogado que lo asistió en su otorgamiento, y los
parientes indicados en el artículo anterior, excepto si son herederos legales.
6) Los tutores o curadores y albaceas y sus parientes en los grados arriba
previstos, a no ser que hubieran sido instituídos antes de la designación para el
cargo o después de aprobadas las cuentas de su administración, excepto si son
herederos legales.
Fte: Cgo. it. 462 - 463 - 600 - 597 - 596 (para incs. 1, 2, 3, 4, 6,
respectivamente) - Cgo. arg. 3739 - 3740 (para inc. 5) -
Conc: c. c. 664 - 1008 - 1011 - 1123 - 1124 - 1146 -
Fte: Cgo. it. 599 y Cgo. arg. 3741 (para I) - Cgo. arg. 3742 (para II) -
Conc: c. c. 1122 -
Comprendido en la anot. al art. anterior.
Las consecuencias de la negativa son las mismas para los tutores que hayan
sido designados en testamento (art. c.f.), que pueden ser extraños, o para los
ascendientes o colaterales llamados por la ley a ejercer el cargo (art. 291 c.f.), a los
que se refiere el párrafo II del art., cuando habla de tutela legítima, terminología que la
nueva legislación familiar elude emplear.
SECCION I
Fte: Partida 6, tít. 1, ley 1 (para I) - Cgo. abrg. 445 (para II) -
Precd: c. c. abrg. 444 - 445 -
Conc: c. c. 1127 - 1131 - 1134 y s. - 1136 - 1142 - 1207 -
Sería inútil reseñar siquiera las formas de testar o las diversas clases de
testamentos, según las diferentes legislaciones europeas y americanas. Hay criterio para
todos los gustos y acomodamiento para las más diversas opiniones (Scaevola). En esta
materia, según muestra el Código, parece que se ha hecho un esfuerzo en sentido de
formular reglas propias, en una combinación de las experiencias nacionales y la
inspiración de algunas de las disposiciones del Cgo. modelo. Sin embargo no se ha
alcanzado la claridad y unidad en los conceptos, como hubiera sido de desear, tal cual
se verá en las secciones siguientes.
SUBSECCION I
Fte: Cgo. it. 604, 1º) - Nov. Recop. Lib. 10 - tít. 18, ley 2 -
Precd: c. c. abrg. 446 -
Conc: c. c. 1126 - 1128 - 1129 - 1144 -
La Partida 6ª, tít. 1, ley 2ª, define la forma secreta de testar como, la que el
ome faze de manera que los testigos no sepan lo que yace en él.
Jurisprudencia
2.- "La entera fe que según el art. 905 (1287) merece el instrumento
público, extendido en la cubierta del pliego, respecto a cuanto en él se
asegura, no puede ser destruída por la declaración posterior y singular de
uno de los testigos instrumentales, que contrariando sus primeras
aseveraciones solemnes, autorizadas con su firma, trata de hacer dudosa
la verdad de ese acto público".
(G.J. Nro. 616, p. 7).
3.- "Ninguna ley prescribe, que además de la firma del testador o de uno de
los testigos a su ruego, en el otorgamiento notariado, sea también
suscrito precisamente el testamento antes de cerrado, por ser bastantes
los requisitos enunciados (para) el pliego cerrado".
(G.J. Nro. 687, p. 47).
A las reglas de capacidad contenidas en los arts. 1118 y s., ha de agregarse una
específica para los testamentos cerrados (inc. II), subordinada al hecho de que el
testador sepa y pueda, al menos, leer (Messineo). Consiguientemente, quien no sepa
leer (el analfabeto) y quien, aun sabiendo, no pueda leer en el momento de testar como
sería el caso de los ciegos, no pueden hacer testamento cerrado. El art. 460 del Cgo.
abrg. era más preciso, porque disponía que el ciego sólo podía hacer testamento
abierto, ante notario y cinco testigos. Un ciego que lee en el alfabeto para ciegos
(Braille), podría considerarse no incluído en la disposición del prg. II del art.
De todos modos, aunque falte disposición expresa o específica para el caso del
prg. II, el ciego o los que no saben leer, no están despojados de testar. Si no pueden
hacerlo mediante testamento cerrado o secreto, pueden hacerlo mediante uno abierto o
público, en cualesquiera de las formas previstas por la Subsección siguiente.
Jurisprudencia
2.- "El testamento otorgado con las formalidades prevenidas por el Capítulo
II del Tít. 1º del libro III (Subsección I, Sección II, Capítulo III, Tít. III, Lib.
IV) del c. c., es válido, sin que la ley exija que además de esa forma de
otorgamiento notariado deba dictarse y escribirse el texto mismo del
testamento en presencia de testigos".
(G.J. Nro. 1315, p. 46).
No obsta que el testador no sepa escribir, una vez que está permitido el uso de
medios mecánicos y aun utilizar la cooperación de un plumario o de un dactilógrafo. El
art. contiene una excepción a la regla antedicha. El mudo y el sordomudo, para hacer
testamento cerrado, deben saber, además de leer, escribir y elaborar su testamento,
todo escrito y firmado de su propia mano, llenando por escrito las demás formalidades
de presentación ante el Notario y testigos.
El sordomudo y el que no puede hablar, aun sordo y aun mudo, cuenta con el
inapreciable sentido de la vista y cuenta, sobre todo sabiendo escribir, con medios para
proceder en la vida de relación y en el manejo de sus intereses de manera segura
relativamente y no tan expuestas a las sugestiones de la codicia ajena. Por eso, las
Institutas de Justiniano (regla 3, tít. 12, Lib. 2, cit. Scaevola), dice que el sordo y el
mudo no pueden siempre hacer testamento.
Fte: P. 6, tít. 1, ley 2 (para I) - Cgo. it. 605 (para II) - Cgo.
esp. 711 (para III) -
Precd: c. c. abrg. 449 - 450 -
Conc: p.c. 654 -
c. c. 1147 -
El prg. III, establece tres medios a elección del testador para la conservación del
testamento cerrado: conservarlo en su poder, encomendar su guarda a persona en quien
tenga confianza o depositarlo en la Notaría del notario autorizante para que lo guarde
entre los documentos y registros a su cargo. La conservación del testamento en poder
del testador, no supone necesariamente que lo tenga consigo; puede utilizar una caja de
seguridad en un Banco de su confianza (c. com. arts. 1428 y s.).
Fte: P. 6, tít. 1, ley 1 - Nov. Recop. Lib. 10, tít. 18, ley 1 -
Precd: c. c. abrg. 451 - 452 -
Conc: c. c. 1126 - 1144 -
Jurisprudencia
1.- "Que el testamento de... ha sido otorgado sin la concurrencia de los tres
testigos que requiere el art. 453 (1132) del c. c. puesto que el plumario
X no fue hábil para serlo, (por lo que no es válido)".
(G.J. Nro. 755, p. 34).
3.- "La nota "no se autoriza este testamento, por no haber pagado los
derechos el otorgante" puesta después del signo, lejos de acreditar la
falta de notario al acto, manifiesta y comprueba, con la firma de éste, su
concurrencia a él, sin que ninguna ley le faculte para desautorizar un
documento solemne al que había concurrido, aduciendo un motivo
extraño... por consiguiente el indicado testamento es válido".
(G.J. Nro. 856, p. 45).
4.- "En los testamentos abiertos hechos ante Notario es indispensable que
concurran tres testigos vecinos del lugar".
(G.J. Nro. 1111, p. 47).
5.- "El testamento abierto puede ser otorgado ante escribano y testigos o
ante testigos solamente, no siendo indispensable la previa comprobación
de la no existencia de notario para otorgar un testamento ante testigos
solamente".
(G.J. Nro. 1493, p. 89).
Jurisprudencia
4.- "Habiendo concurrido los tres testigos que exige el art. 454 (1133, 1) del
c. c., a cuyo mérito se ha declarado comprobado el testamento por auto
de fs., éste surte efectos legales conforme a ley".
(G.J. Nro. 1619, p. 24).
5.- V. los casos Nos. 5 y 6 del art. anterior; 1 del art. 1207.
SECCION III
Fte: Cgo. it. 609 - Recop. de Indias Lib. 1, tít. 13, ley 9 (para inc. 4) -
Conc: p.c. 660, I) -
c. c. 1126 - 1135 - 1151 - 1215 -
Seis son los casos que incluye la sección entre los testamentos especiales, que
son además de carácter público, siquiera tendencialmente según Messineo:
Este art. y el siguiente (1135) regulan los testamentos otorgados en caso de
riesgo grave y su eficacia. Son tales, los que en imposibilidad de utilizar las formas
ordinarias, son hechos en un lugar donde domina una epidemia (enfermedades
contagiosas), o porque ocurre una calamidad pública (inundaciones, incendios,
terremotos, etc.) o un accidente. El original italiano dispone, que puede ser autorizado el
testamento por cualquier funcionario público que se halle en el lugar.
Fte: Cgo. it. 610 (para I y II) - Recop. de Indias, Lib. 1, tít. 13, ley 9 (para
III) -
Conc: c. c. 1134 -
Comprendido en la anot. al art. anterior.
ART. 1136.- (Testamento a bordo de nave o aeronave y su eficacia).
I. Los viajeros a bordo de nave marítima, fluvial, lacustre o aérea pueden testar
durante el viaje ante el capitán o comandante de ella o, a falta de éste, ante quien le
sigue en rango inmediato, en presencia de por lo menos tres testigos, observándose en
lo demás y en cuanto sea aplicable según el caso, lo prescrito sobre los testamentos
cerrados, abiertos o verbales, debiendo anotarse el otorgamiento en el diario de a
bordo.
II. La eficacia de esta clase de testamento surte efecto únicamente si el testador
muere durante el viaje; en caso contrario caducará pasados treinta días del desembarco
en un lugar donde el testador pueda acudir a las formas ordinarias de testar.
Las reglas del Código, es cierto, han tratado de adecuar sus disposiciones a la
realidad para la cual legisla. Sin embargo, se ha repetido, innecesariamente,
disposiciones que podían concretarse a permitir un testamento escrito ante testigos y
autorizado por quien corresponda según las situaciones.
Jurisprudencia
Fte: Cgo. it. 602 - 618, 2º) - Partida 6ª, tít. 1, ley 4 - Nov. Recop. Lib.
10, tít. 18, ley 8 -
Precd: c. c. abrg. 456 - 457 -
Conc: c. c. 1137 -
"La fecha debe contener la indicación del día, mes y año. La prueba de la falta
de verdad de la fecha se admite solamente cuando se trate de juzgar de la
capacidad del testador, de la prioridad de fecha entre varios testamentos o de
otra cuestión a decidirse a base del momento del testamento"
Tanto el Anteproyecto Ossorio (arts. 1549 y s.), como el Proyecto Toro (arts.
1526 y s.), dieron al testamento ológrafo, el tratamiento que le dan todas las
legislaciones que lo reglamentan, como una forma más entre los testamentos ordinarios.
El art. antes que procurar una pronta adaptación del campesino a las formas de
convivencia, para las cuales legisla el Código, aleja esa posibilidad con un criterio
menos evolucionado que el que informa el art. 455 del Cgo. abrg. Ossorio, en su
Anteproyecto (art. 1557), parece dar un mejor tratamiento al problema, al disponer que
las autoridades deben resolver periódicamente sobre los lugares del país, en los que
debe continuar aplicándose dicho art. 455 del Cgo abrg., equivalente al 1142 del Cgo.
vigente. El Proyecto Toro, no contiene disposición alguna análoga a ésta.
Jurisprudencia
1.- "Se ha reconocido que la testadora ha pertenecido a la raza indígena y
que como tal está comprendida en el art. 455 (1142) del c. c. para
otorgar testamento en la forma que aparece (en obrados) y que los
testigos que concurrieron al acto son vecinos del lugar y al haber
aprobado por tales motivos dicho testamento se haya aplicado bien la
ley".
(G.J. Nro. 862, p. 4).
El Cgo. italiano, modelo del vigente, no contiene regla especial sobre la materia
de esta sección. Pero ella está reglamentada en la Ley Notarial italiana (arts. 54 y 55)
y, según Messineo, quien no conoce la lengua italiana, podrá hacer testamento público
(abierto), con la presencia de un intérprete, redactado en los dos idiomas -en columnas
paralelas- el italiano y el de la nacionalidad del testador. En caso de divergencia entre
ambos textos, se ha de dar preferencia a la lengua conocida del testador, esto es, la
extranjera.
Según el art. 684 del Cgo. español, que parece haber inspirado el precepto del
art. 1144, se requieren como en éste dos intérpretes. El sistema italiano exige que el
testamento sea redactado en las dos lenguas, lo que está más conforme con la
importancia social del acto según se ha destacado en la nota al art. 1126. El prf. II del
art. 1143, similar al párrafo 1º del art. 732 del Cgo. español, plantea algunas cuestiones:
puede el boliviano hacer testamento ológrafo, en los países en que está permitida esta
forma de testamento, que como se ha visto ya, difiere de la regulada por el art. 1141?
De acuerdo al párrafo II del art. 1143, la respuesta es afirmativa. Segunda cuestión:
Podrá el boliviano en el extranjero, usar el testamento por comisario o apoderado, si la
legislación respectiva lo permite, no obstante prohibirlo en el art. 1115? Podrá
igualmente, hacer el boliviano en el extranjero un testamento mancomunado o conjunto,
prohibido por el art. 1114, si la legislación del país extranjero donde se encuentra, lo
permite?
Jurisprudencia
"Abierta la sucesión de la fallecida en Bolivia, por haber tenido su domicilio en la
cuidad de Cochabamba, debe aplicarse las leyes del país para determinar la
forma de dicha sucesión en cuanto a los muebles que ha dejado, entre los que
se encuentran las acciones demandadas, sin tenerse en cuenta la convención
que pactó en Francia con su esposo, para el régimen conyugal, porque en ella
nada se acordó ni pudo acordarse respecto a sucesiones".
(G.J. Nro. 757, p. 14).
ART. 1145.- (Condiciones para ser testigo testamentario). Para ser testigo
testamentario se requiere ser mayor de edad de uno u otro sexo, hallarse en el goce de
los derechos civiles y conocer al testador.
Si se considera que se reconoce a los 16 años capacidad para testar (art. 1119),
bien podía reconocerse esa misma edad para ser testigo testamentario, más aun para
los casos de los testamentos especiales en tiempos de epidemia u otros riesgos graves
(art. 1134). Nótese que el Procedimiento Civil (art. 444), reconoce capacidad para
testificar a los menores que hayan cumplido 14 años.
Si se admite que la persona, cumplidos los 16 años, tiene capacidad para
disponer de su fortuna por testamento, no existir razón valedera para exigir mayor suma
de conocimientos, mayores alcances intelectuales o disposiciones morales al que
únicamente va a autorizar con su presencia y con su firma, actos de otra persona
(Scaevola).
Jurisprudencia
2.- "En testamentos otorgados ante testigos solamente es esencial que éstos
sean mayores de edad, vecinos del lugar y hallarse en el goce de los
derechos civiles y la omisión de cualquiera de estas formalidades los
invalida de pleno derecho, por oponerse a las determinaciones de la ley
en su fin de garantizar la fiel expresión de la última voluntad del
testador".
(G.J. Nro. 1135, p. 37).
De las inhabilidades detalladas en el art., poco hay que decir del caso 1) por
razones obvias. Es fácil comprender en este punto que desde las legislaciones más
primitivas, el sentido común forzosamente excluye en los negocios de los otros, el
testimonio de quienes no pueden regir sus personas ni sus bienes. El caso 2) es por
demás comprensible y lógico; las formalidades que suponen los testamentos solemnes,
particularmente, no pueden ser atestiguadas por un ciego, por un sordo o por un mudo
(igualmente por los sordomudos). El testigo ha de conocer al testador y para eso tiene
que verle, ha de ver el cierre del testamento en sobre, o el registro en que deba firmar;
ha de oir las declaraciones o las disposiciones del testador o lectura de éstas o del acta
sentada en la cubierta, según una u otra forma del testamento solemne, y, cuando
corresponda, ha de tener que prestar testimonio oral, etc.
Las inhabilidades 3), 4) y 6), conocidas desde los romanos, se justifican porque
es preciso rodear el acto del testamento de toda la seriedad, imparcialidad y confianza
posibles, de manera que, en todo lo posible, no quede a merced de testimonios cuya
veracidad pueda ponerse en duda, aun por el más escrupuloso.
Jurisprudencia
3.- "Entre los motivos que pueden excluir a los testigos que concurren (al
otorgamiento) de testamento, se halla comprendido el de parentesco que
tuvieran entre sí".
(G.J. Nro. 839, p. 15).
4.- "La ley no prohibe a los albaceas de una testamentaría, ser testigos del
testamento en que se les nombra".
(G.J. Nro. 850, p. 20).
5.- "El que no es instituído heredero sino albacea testamentario, puede en tal
concepto, concurrir como testigo a la entrega del testamento cerrado".
(G.J. Nro. 871, p. 28).
6.- "El amanuense o plumario del Notario público no pude ser testigo
instrumental contra lo previsto en el art. 9 de la L. del Notariado de 5 de
Marzo de 1858 (c. c. vigente art. 1146, caso 5º, i.f.) y la Corte ad quem
al declarar que tal extremo no está expresamente penada de nulidad ha
violado las disposiciones legales citadas".
(G.J. Nro. 1290, p. 37).
Jurisprudencia
2.- "El testamento no fue otorgado con las formalidades requeridas, porque
los testigos no estuvieron ni permanecieron en un mismo lugar,
continuando un mismo acto, desde el principio hasta el fin de la
celebración, viendo, oyendo y entendiendo bien cuanto dijo el testador".
(G.J. Nro. 841, p. 32).
4.- "Es nulo el testamento que fue otorgado en una habitación distinta de la
que ocupaba la testadora, sin que ésta hubiera dictado sus cláusulas
(ante los testigos) como requiere la ley".
(G.J. Nro. 965, p. 3).
5.- "Es falso y suplantado el testamento en que aparece como uno de los
testigos que además firma a ruego por la testadora, una persona que
hacía mucho tiempo se hallaba fuera del lugar en que aparece otorgado
dicho testamento".
(G.J. Nro. 1009, p. 97).
6.- "En los testamentos otorgados ante testigos solamente es necesario que
sean dictadas sus claúsulas por el testador en presencia de aquéllos
reunidos, quienes deben oir y entender bien al testador reunidos en un
solo acto desde el principio de la celebración".
(G.J. Nro. 1097, p. 27).
7.- "En los testamentos abiertos los testigos que concurren al acto, deben
hallarse reunidos, permaneciendo en el mismo lugar y continuando un
mismo acto desde el principio hasta el fin de la celebración del
testamento, debiendo ver y oir al testador y entender bien cuanto diga".
(G.J. Nro. 1191, p. 90).
CAPITULO V
DE LOS TESTAMENTOS
ART. 1148.- (De la apertura del testamento cerrado). Muerto quien hizo
testamento cerrado y acreditada la muerte, si alguien que se cree con interés pide su
apertura, el juez mandará, si el testamento no se ha presentado aún, lo entregue el
depositario, se reunan los testigos y reconozcan sus firmas en el pliego, así como los
cierres y sellos, y se presente el acta notarial del otorgamiento. Se abrirá ante los
testigos y el notario, y, leído, ordenará el juez se publique, se reduzca a escritura y se
protocolice.
Todas las reglas contenidas en este Capítulo (arts. 1148 a 1153), por su carácter
esencialmente instrumental son más propios de las normas del procedimiento que del
Cgo. sustantivo. Corresponde, por lo tanto, apreciar su inteligencia y debida aplicación
en concordancia con las disposiciones del Capítulo IV, Título IV del Libro IV del Código
de procedimiento civil (arts. 652 y s.).
Jurisprudencia
"La apertura del testamento (cerrado) en presencia de sólo cinco de los siete
testigos que firmaron el otorgamiento y del notario, que reconocieron sus firmas y
abonaron las de los otros dos que faltaron a ese acto, uno por ausencia y otro
por haber desobedecido el emplazamiento y (encontradas) conforme las
cerraduras, (hace dicho testamento) válido".
(G.J. Nro. 1035, p. 52).
Fte: L. Not. 24 -
Precd: c. c. abrg. 480 - 481 -
Conc: p.c. 658 -
c. c. 1152 -
El párrafo II del art. concordante con el 658 del p.c., corrige expresamente la
costumbre viciosa de protocolizar lo protocolizado (testamento abierto), que impuso la
observancia del art. 480 del Cgo. abrg., el cual ya mereció del Dr. Melchor Terrazas
(Código Civil Explicado y Concordado) este comentario: Es superfluo este artículo,
supuesto que el testamento abierto otorgado ante escribano (notario), queda
protocolizado desde su celebración.
Jurisprudencia
3.- "El testamento abierto otorgado ante testigos solamente debe ser
presentado al juez para que examine dichos testigos a fin de que lo
declare por tal y mande su protocolización. No llenando estas
formalidades no existe dicho testamento ni surte los efectos consiguientes
para la sucesión reclamada".
(G.J. Nro. 752, p. 16).
Jurisprudencia
"Para el testamento de palabra es preciso que los testigos declaren sobre los
puntos sustanciales de la disposición, con uniformidad, según lo previsto por este
art. 482 (1150) (es decir) que hay necesidad de que especifiquen sobre la
institución de heredero, legados, deudas y bienes que deja (el testador), que son
puntos principales en que la ley quiere que estén conformes los testigos".
(G.J. Nro. 25, p. 225).
DE LA INSTITUCION DE HEREDERO
SECCION I
DISPOSICIONES GENERALES
Fte: Cgo. arg. 3710 (para I) - Partida 6, tít. 3, leyes 6 y 10 (para II) -
Precd: c. c. abrg. 487 -
Conc: c. c. 1007 - 1015 - 1113 - 1159 - 1176 - 1182 -
Fundamento e rayz de todos los testamentos, de qual natura quier que sean, es
establecer herederos en ellos, dice el proemio del tít. 3º de la P. 6ª, una de cuyas
disposiciones subsiste como fuente del art., a través de su precedente, del que ha sido
tomada su formulación.
Debe hacerse -en lo posible- en forma cierta o en términos claros, como dice el
prf. II del art., que parece inspirado en el contradictorio art. 772 del Cgo. español,
cuando ordena en primer término que designe a la persona por su nombre y apellido,
para manifestar seguidamente que es innecesaria la designación en esa forma. La
doctrina sólo exige que la designación permita, en cualquiera forma, determinar la
voluntad del testador. Según las Institutas de Justiniano (cit. de Scaevola), el nombre
importa poco con tal que la persona sea real y efectiva. Basta que la designación
permita la identificación del instituído, por una circunstancia cualquiera: parentesco,
profesión, cargo y otras señales para que la institución se considere válida, con tal que
la duda no sea posible. Según la interpretación de la ley de Partida, señalada como
fuente del art., entre las circunstancias que permitan conocer al instituído, sin que se
diga su nombre están claramente especificadas, cuando, por ej. el testador instituye
herederos a sus hermanos, designación que no ofrece duda, o al Rector de determinada
Universidad o cuando simplemente se dice "que mi heredero sea el pobre que pide
limosna por las tardes junto a la puerta de mi casa".
Jurisprudencia
Fte: P. 3, tít. 9, ley 33 (para I) - Cgo. esp. 763, 2º) (para II) -
Precd: c. c. abrg. 490, 1º) -
Conc: c. c. 1065 - 1121 - 1168 - 1187 - 1251 -
Jurisprudencia
1.- "Al instituir heredera, declarando no tener herederos forzosos, con (sólo)
la designación de sobrina usó del derecho que le concede el art. 490
(1155) y (no hay) el error que se supone".
(G.J. Nro. 557, p. 17).
2.- "El testador puede instituir cuantos herederos guste y a quienes quiera
según el art. 450 (1155); en la especie no teniendo la testadora
herederos forzosos, pues los hermanos no lo son, ha podido disponer
como ha dispuesto de sus bienes a su arbitrio".
(G.J. Nro. 909, p. 61).
3.- "El testador puede instituir cuantos herederos guste y como quiera si no
tiene herederos forzosos... X careciendo de sucesión al instituir por sus
herederos a los menores que educó llamándolos sus nietos, no ha
incurrido en error, pues que indicó aun el nombre de la madre de ellos...
es legal esa institución".
(G.J. Nro. 929, p. 3).
5.- "El art. 490 (1155) del c. c. autoriza instituir cuantos herederos y a
quienes se quiera, sin más limitación que la establecida por el propio
art.".
(G.J. Nro. 1230, p. 113).
8.- Véase los casos Nos. 2 del art. 216; 1 del art. 1102.
Jurisprudencia
2.- "Siendo manifiesta la voluntad del testador de instituir por sus herederos
a los XX, claramente designados por sus nombres y apellidos, no hay
error en la institución, sin embargo de no tener el parentesco con que se
les califica".
(G.J. Nro. 680, p. 13).
3.- "La institución de heredera como sobrina e hija de los testadores siendo
así que la instituída solamente era hijastra de una de ellas, no obedece a
error sino a la voluntad que tuvieron de dejarle sus bienes a falta de
herederos forzosos".
(G.J. Nro. 933, p. 59).
Fte: Cgo. it. 628 - 629 - 630 - Cgo. esp. 747 (para II, i.f.) -
Conc: c. c. 1154 -
Cuando el instituto no resulta ser la persona que el testador quiso designar como
heredero, hay error sustancial (art. 1158); pero cuando hay falta de certidumbre sobre la
identidad del instituído, es cosa diversa del error sustancial; la causa del error del
testador es distinta, no hay error en la identidad, hay error en la existencia misma de la
persona (inc. I). La consecuencia es la misma: la nulidad de la institución. Igual cosa
ocurre, cuando el objeto destinado en la disposición no es individualizable, es incierto.
En ambos casos la disposición no se anula, si por las circunstancias o señales puedan
ser determinables o identificables la persona o la cosa.
Con relación al art. 747 del c. c. español, fuente de la última fase del parágrafo
II, cabe trascribir, de entre muchos, este caso de la jurisprudencia del Tribunal Supremo
de España.
Es lícita y legal la institución de heredero hecha en favor del alma del testador,
pues lejos de haber ley o doctrina que lo prohiba lo autoriza el derecho canónico, la
Real Cédula de 30 de mayo de 1830 y la jurisprudencia del Tribunal Supremo (cit.
Scaevola).
Aunque el precepto del art. -posiblemente tomado del 765 del Cgo. español-
parece suficientemente claro y sencillo, supone múltiples cuestiones que desde muy
antiguo han merecido la preocupación de los autores, según: a) si no se designa parte
a ningún heredero; b) si se designa a todos, y c) si se designa a unos y a otros no.
Fte: Cgo. it. 633 (para I) - P. 6, tít. 4, leyes 2 y 6 - Nov. Recop. Lib. 10, tít.
18, ley 1 (para II) -
Precd: c. c. abrg. 492 -
Conc: c. c. 494 - 1053 - 1176 - 1191 - 1219 -
Jurisprudencia
1.- "Los arts. 492 y 595 (1161 y 1191) permiten instituir legados
condicionales y no siendo imposible ni contraria a las buenas costumbres
la condición impuesta a la legataria de guardar buena armonía con la
heredera de la casa (la condición es legal)".
(G.J. Nro. 483, p. 19).
4.- "El testador al legar a sus sobrinas el precio de la casa, disponiendo que
se quede con ella una de las sobrinas y se reparta entre todas su precio,
previa la deducción que se indica (para la que se queda con la casa,
seguramente) no importa un contrato de venta ni condición de la que se
haga depender la propiedad de la casa, sino una carga u obligación".
(G.J. Nro. 757, p. 46).
El art. no está tomado del Cgo. italiano. El modelo del Código vigente, en su art.
637 considera, no puesto a una disposición a título universal el término a partir del cual
el efecto de ella debe comenzar o cesar (terminus a quo o terminus ad quem). El
término ad quem vulnera el principio según el cual, quien es heredero una vez, no
puede ya dejar de serlo (nótese que el art. habla de heredero, calidad que supone la de
sucesor universal, según el art. 1113, II). Y el término a quo crearía una solución de
continuidad en la titularidad de las relaciones jurídicas entre causante y heredero;
continuidad que la retroactividad de la aceptación (art. 1022) quiere, en cambio,
asegurar en todo caso (Messineo).
Fte: Cgo. it. 640 - Cgo. esp. 800 (para fase final) -
Conc: c. c. 495 - 1189 - 1236 -
ART. 1167.- (La carga como condición resolutoria). La carga no cumplida puede
funcionar como condición resolutoria si el testamento así lo ha dispuesto expresamente,
o si el cumplimiento de la carga ha sido el único motivo determinante de la disposición
testamentaria.
El art. ha copiado -y mal- una de las consecuencias que el art. 648, 2) del Cgo.
italiano señala para el incumplimiento de la carga, omitiendo la regla principal del art.
647 del mismo, sobre la facultad de imponer carga. Figuras de la carga deben
considerarse, entre otras, las disposiciones relativas a los pobres y para el alma (art.
1159, II), impuestas sobre el heredero o el legatario (Messineo).
Jurisprudencia
DE LA SUSTITUCION DE HEREDERO
Fte: P. 6, tít. 5, ley 1 (para I y primera fase del II) - Cgo. it. 688 (para II,
segunda fase) - P. 6, tít. 5, ley 2 (para III) -
Precd: c. c. abrg. 500 - 501 -
Conc: c. c. 1079 - 1155 - 1216 -
El instituído heredero por testamento, puede ser reemplazado por otro instituído
en caso de invalidez de la primera institución (muerte del instituído, v. gr.), de ineficacia
de la misma (imposibilidad de aceptar la herencia, v. gr.) o de cesación de la eficacia
(renuncia o incumplimiento de condiciones o cargas, v. gr.). Se trata de la sustitución;
se llama sustituído al instituído en primer término y sustituto al que lo reemplaza en su
defecto.
Nótese, además, que la segunda fase del parágrafo II del art., establece, para el
caso, la regla de interpretación objetiva (v. la anot. al art. 510 en combinación con la
del art. 1116).
Jurisprudencia
"La sustitución al heredero instituído, que autorizan los arts. 500 y s. (1168 y
s.) del c. c. en favor de uno sólo de los herederos forzosos, no puede excluir a
los demás, "porque importaría una desheredación sin causa".
(G.J. Nro. 776, p. 23).
Por eso que la noción fundada en los antecedentes romanos que difunden los
autores, enseñan que la institución fideicomisaria, consistía en una disposición en cuya
virtud, después de haber hecho una donación a una persona, el donante le rogaba que
restituyese a otra los bienes que habían sido su objeto (Aguilar y Velasco).
Jurisprudencia
1.- "(La confesión) de que era deudor según la cláusula testamentaria (de
una suma de dinero), no constituye en el sentido de la ley un verdadero
fideicomiso, porque no confiesa que fue encargado de pasar toda la
herencia o parte de ella a otra persona y al haber empleado en su
declaración, por error de derecho, la palabra fideicomiso no desnaturaliza
la esencia de la confesión judicial".
(G.J. Nro. 522, p. 12).
3.- "La cláusula del testamento que deja al arbitrio del albacea la aplicación
del remanente de los bienes de la testamentaria a alguna obra de
beneficencia, con facultad de disponer como mejor vea conveniente, sin
responsabilidad, importa, en el fondo, una institución fideicomisaria en
contravención del art. 503 (1170)".
(G.J. Nro. 871, p. 28).
Nótese que la fuente española del art. (c. c. art. 776) habla de nombrar
sustituto, no de hacer testamento, como el art., que de una plumada restituye la doctrina
del precedente histórico de la citada ley de Partida, como gracia de testar a nombre del
hijo enajenado, que ni su propio precedente legislativo (art. 502 del c. c. abrg., segunda
parte) admitió como facultad de testar, sino sólo de designar sustituto y que, desde
luego, deroga para el caso el principio general del art. 1115: carácter personalísimo del
derecho de disponer mediante testamento.
ART. 1172.- (Cumplimiento de cargas). Los sustitutos deben cumplir las cargas y
condiciones impuestas a quienes sustituyen, a no ser que sean esencialmente
personales del sustituído, salvándose la voluntad expresa del testador al respecto.
DE LA DESHEREDACION
Después de algunas vicisitudes más -de las cuales apenas se ha dado una
somera referencia en las líneas anteriores- el instituto, así desarrollado, se vierte de sus
fuentes romanas en las leyes de Partida, que son trasunto fiel y completo del derecho
justinianeo en la materia (Scaevola), de donde ha pasado al c. c. abrg. (arts. 523 a
530) y del cual, particularmente los casos 1º, 2º y 10º del art. 523, el caso 6o. del art.
524 y los arts. 527, 528, 529 y 530 están reproducidos casi literalmente, en los arts.
1173 a 1177 del Código.
Aunque sin dejar de considerar respetables las opiniones de los juristas franco-
italianos, relativas a que la desheredación es innecesaria existiendo la exclusión por
indignidad, se estima que la desheredación es necesaria para mantener el buen orden y
la disciplina en la familia, porque la desheredación, subraya Scaevola, tiene un carácter
y sentido distintos de la indignidad para suceder: ésta supone una falta social, aquélla
una falta familiar.
Se cita, por eso, entre los códigos del siglo pasado, el de Portugal de 1867
(abrg.), el de México del 1884 (abrg.), el de Guatemala de 1877, entre otros, como
aquellos en los que conservando el sentido latino del derecho testamentario, mantienen
la desheredación al lado de la exclusión por indignidad, tal cual lo hace el propio código
español, que regula la indignidad en los arts. 756 y s. y la desheredación en los arts.
848 y s.
Igual observación cabe hacer respecto de los códigos de este siglo. Entre ellos,
por ej., el alemán de 1900, que trata de la desheredación (causas de privación de la
reserva o legítima) en sus arts. 2333 y s. y de la indignidad en los arts. 2339 y s.; el
peruano de 1936, que regula la exclusión por indignidad como incapacidad para suceder
(arts. 665 a 667) y la desheredación (arts. 713 a 718).
Este art. y los dos siguientes (1174 y 1175) agregan como causas de
desheredación, a las 4 primeras causas de indignidad establecidas por el art. 1009,
estas otras: negar sin motivo legítimo asistencia familiar en todos los casos; injuriar o
infamar al padre o a la madre, ultrajarlos de obra o tener acceso carnal con la
madrastra o el padrastro, para los hijos e hijas, o tener acceso carnal con la nuera o
yerno para los padres. Las causas de indignidad, señaladas en los arts. en examen,
están anotadas en los arts. 679 (revocación de los donaciones por indignidad) y 1009
(motivos de indignidad); las añadidas en este capítulo, por obvias no necesitan mayores
explicaciones.
Jurisprudencia
1.- "Siendo la herencia una trasmisión de bienes, tiene efecto sólo con
motivo de la muerte de una persona, de lo que se deduce que la
(desheredación) queda reducida a las sucesiones testamentarias y no
puede tener lugar en vida del testador".
(G.J. Nro. 1251, p. 60).
ART. 1174.- (Otros motivos para desheredar a los descendientes). Los motivos
justos por los cuales se puede desheredar a los descendientes son, además:
1) Injuriar o infamar al padre o a la madre, gravemente, o haberles puesto manos
violentas.
2) Tener acceso carnal con la madrastra o con el padrastro.
Fte: P. 6, tít. 7, leyes 4, 5 y 6 -
Precd: c. c. abrg. 524, 1º), 2º) y 10º) -
Conc: c.f. 227 -
c. c. 679 - 1175 -
Comprendido en la anot. al art. anterior.
Jurisprudencia
1.- "No existiendo prueba alguna de que la... hubiese injuriado a su madre,
resulta inaplicable el precitado art. 524 (1174) del c. c.".
(G.J. Nro. 575, p. 21).
3.- "La injuria proferida por el hijo contra el padre o la madre, debe tener la
calidad de grave para que pueda dar margen a la desheredación".
(G.J. Nro. 1230, p. 107).
4.- "La injuria proferida por el hijo contra el padre o la madre, ha de tener la
característica que señalan los arts. 583 y 584 (287 y 285) del código
penal, para que dé margen a la exheredación".
(G.J. Nro. 1230, p. 105).
Jurisprudencia
1.- "La desheredación del cónyuge, cumplido el requisito que señala el art.
529 (1177) del c. c., tiene lugar, mas sin afectar los bienes gananciales,
por aplicación de los arts. 971 y 972 del c. c. (101 y 111 del c.f.) ".
(G.J. Nro. 1240, p. 60).
La condición tercera, tiene relación inmediata con el art., cuya fuente, como está
dicho, se encuentra en la ley 8ª tít. 7º de la Partida 6ª a través de los arts. 529 y 530
del Cgo. abrg. Según el art., una vez que el testador haya manifestado su decisión de
desheredar a éste o aquél heredero forzoso, (la desheredación, también se ha dicho,
sólo, se usa respecto de los herederos forzosos, porque es una privación de legítima),
debe expresar la causa de la determinación que toma contra él, suministrando la
pormenorización de datos que legalmente justifiquen la decisión. La causa, además,
debe estar expresada en el testamento, para que tenga efecto la desheredación. No se
considera cumplida esta condición, si el testador refiere la causa de desheredación a lo
manifestado en otro documento o en otra forma cualquiera, por ejemplo, si deshereda el
testador a su hijo, por las causas que ha relacionado en su libro de Memorias, o en su
Diario.
Jurisprudencia
2.- "Es necesario para que surta sus efectos (la desheredación), no sólo
exponer el motivo justo, con todos los datos que lo apoyen, sino el fallo
de los tribunales de justicia, sin cuyo requisito queda de ningún valor".
(G.J. Nro. 792, p. 53).
Con muy buen criterio, Ossorio en su Anteproyecto (art. 1657), sólo admite
litigio, cuando el desheredado le promueve impugnando la desheredación, contrariamente
al criterio del art. en examen, que implica forzar a las partes al pleito y al escándalo.
Puede ocurrir que el desheredado no se queje, caso en el cual lo más recomendable es
el silencio. El art. 850 del Cgo. español, está concebido en términos similares a la
dicha recomendación de Ossorio, siguiendo la que, a su vez, da el Fuero Real (ley 1º,
tít. 9, L. 3º, cit. de Scaevola): "... e si le dixeron denuesto devedado, pruébelo por
verdadera él, o su heredero, si el fijo lo negare". La proposición del Anteproyecto
citado, era indudablemente, una solución atinada en materia de por sí odiosa como lo es
la desheredación.
Jurisprudencia
1.- "La ley requiere fallo judicial para que tenga lugar la desheredación e
impone a los albaceas la obligación de seguir la demanda hasta la última
sentencia, para que se ejecute la voluntad del testador; pero, cuando
como en la especie se acepta y cumple por el desheredado, es
innecesario tal juicio, ni hay materia para él habiendo desaparecido la
contienda".
(G.J. Nro. 789, p. 41).
7.- "Sólo es viable esta acción después de la muerte del testador, que debe
haber expuesto la causal con los datos que la apoyan y debe intentarse
por los herederos o albaceas, condiciones sin las cuales no puede
intentársela".
(G.J. Nro. 1221, p. 43).
10.- "Conforme a los arts. 523 y 529 (1173 y 1177) del c. c. la exheredación
de un heredero forzoso tiene efecto mediante el fallo de la justicia, sin el
cual no tiene eficacia".
(G.J. Nro. 1240, p. 8).
14.- V. los casos Nos. 9 del art. 489; 22 del art. 1107; 3 del art. 1173; 1-2-
7- y 8 del art. 1176; 11 del art. 1059.
Conc: c. c. 1009 -
CAPITULO IX
DE LOS LEGADOS
Fte: P. 6, tít. 9, ley 1 (para I) - Cgo. arg. 3751 - 3752 (para II) -
Precd: c. c. abrg. 587 - 588, 1º) -
Conc: c. c. 655 - 1113 - 1188 -
La palabra legado, que según Escriche tiene igual significado que la palabra
manda, designaba antiguamente todas las especies de disposiciones testamentarias.
Decían los jurisconsultos romanos que teniendo la declaración de última voluntad hecha
por una persona sui iuris el carácter de una verdadera ley, el testamento venía a ser un
Codex, y por tanto leges las distintas claúsulas del mismo, en que su autor exteriorizaba
su última voluntad, concepto del cual deriva el texto famoso tan repetido pater familias
uti legassit (cit. Scaevola y que equivale decir: como el padre de familia ha legislado).
Legare, así, era ordenar un testamento, y legato lo que en éste se contenía, de
cualquier naturaleza que fuera.
Legatum est donatio testamento relicta (el legado es una donación hecha en el
testamento) dice el Digesto (Lib. 31, tít. 1, ley 36; cit. Scaevola).
Legado supone tres significados diversos: a) implica un acto jurídico, o sea, una
declaración de voluntad que, ordinariamente, atribuye alguno o algunos bienes. Es así
un acto de disposición. b) considerado como modo de adquirir, supone un título de
adquisición. c) como forma de sucesión mortis causa, implica una sucesión a título
particular (sobre determinados bienes) y un acto de liberalidad (Messineo).
La regla del art. no deja duda de que la capacidad para ser legatario, supone la
capacidad para recibir por testamento, según la regla general del art. 1121 y que las
causas de incapacidad que señala el art. 1122, son aplicables tanto a la institución de
heredero como a los legados. Por aplicación de la regla del art., el derecho de acrecer
tiene efecto entre los legatarios, del propio modo que entre los coherederos (art. 1080).
Igualmente el legado puede ser reducido para el reintegro de la legítima, según las
reglas del art. 1068 y en el caso particular de un inmueble no cómodamente divisible
según las del 1073, anotados ambos en su lugar.
Para los legatarios que no tienen la libre administración de sus bienes (art.
1184), la renuncia compete a sus representantes legales (padres o tutores), en la forma
y con los requisitos previstos por los arts. 266 y 317 del c.f.
Cuando la cosa objeto del legado es ajena, éste es nulo, sea que el testador
haya sabido que era ajena, sea que haya creído simplemente que la cosa era suya. La
excepción contenida en el segundo período del prg. I), es ociosa. Todo el artículo se ha
reducido a una cuestión de palabras, desde que ha querido captar la idea de su modelo
y la ha tergiversado al no copiar direchamente las palabras con que está expresada esa
idea. No hay tal legado de cosa ajena (Scaevola). Lo que hay es un gravamen, que el
testador impone a un heredero, de adquirir, para un legatario, una cosa que sabía
perfectamente que no le pertenecía. Lo que el testador hace es ordenar la entrega de
una cosa que le consta es ajena, previa su adquisición legítima de su propietario,
facultando la ley, al heredero sometido a la carga, pagar al legatario el importe de la
cosa, si ella no puede ser adquirida.
Del prf. II del art. en examen, que corresponde al igual del art. 651 del Cgo.
modelo, se ha suprimido el adverbio de modo aun: (si la cosa legada, aun
perteneciendo, etc.), para hacerlo ininteligible. Tampoco implica este precepto legado de
cosa ajena, porque quiere decir que después de sus disposiciones el testador la
adquirió. De otro modo no podría encontrarse en su propiedad, al tiempo de su muerte.
La regla del art. 1196, que debió formularse a continuación de la del art., por su
consecuencia lógica -como lo hace el Cgo. modelo (arts. 651 fuente del 1188 y 652 del
1196)- confirma lo dicho, sobre el mal llamado legado de cosa ajena: éste sólo es
válido en la parte de la cosa o del derecho que es su objeto, perteneciente en
propiedad al testador.
Jurisprudencia
"Es nula la cláusula del testamento que se refiere al legado de un terreno que
ya era de propiedad de (los legatarios)".
(G.J. Nro. 1083, p. 3).
ART. 1189.- (Legado puro y simple de cosa determinada). Todo legado puro y
simple de cosa determinada da al legatario derecho a la cosa legada, desde el día en
que murió el testador, transmisible a sus herederos; pero no puede entrar el legatario
por autoridad propia en posesión del legado.
Fte: Cgo. francés 1014 - Cgo. esp. 885 (para la última fase) - Cgo. it. 649, 2)
-
Precd: c. c. abrg. 589 -
Conc: p.c. 596 -
c. c. 1055 - 1165 - 1194 - 1456 -
El art. parece resultado de una combinación de las disposiciones del art. 1014
del c. c. francés y de los arts. 881 y 885 del Cgo. español, con alguna remota
influencia del art. 649 del Cgo. modelo. Implica una norma sencilla y comprensible
conformada a la regla general del art. 1000, según la cual la sucesión se abre -y
consiguientemente los derechos que comprende se trasmiten- a raíz de la muerte del
causante. De la regla, se infiere que no por negarse el encargado de cumplir el legado
a entregarlo, o por no haber llegado la ocasión de hacerlo, deja el legatario de ser
dueño perfecto de la manda, con facultad de enajenarla, de trasmitirla mortis causa, de
gravarla, de hacer en fin todo lo que un propietario puede hacer libremente en sus
cosas (Scaevola). Lo que sí no se reconoce al legatario es que, no estando en
posesión de la cosa (puede darse el caso de que el legatario a tiempo del fallecimiento
del de cujus, esté ya en posesión de la cosa legada), adquiera esa posesión por propia
autoridad, porque en ningún caso puede adquirirse violentamente la posesión. Puede el
legatario emplear la acción petitoria (art. 1456), por aplicación del art. 1182, II). Puede
intentar las acciones posesorias (art. 596 del p.c.). También puede accionar el beneficio
de separación de los bienes hereditarios (art. 1055) y pedir u ofrecer garantía en los
casos de que trata el art. 1165 (disposiciones testamentarias condicionales). El beneficio
de inventario favorece y facilita la tutela de sus derechos al legatario.
Jurisprudencia
1.- "Este art. (1189) disponiendo que el legado puro y simple da derecho a
la cosa legada, desde el día de la muerte del testador, supone que (el
legatario) puede demandar la entrega desde luego y sin otro precedente
que la cláusula de la institución".
(G.J. Nro. 521, p. 4).
2.- "Ninguna ley confiere al heredero derecho a las cosas legadas, sino en
casos de reversión a la masa hereditaria".
(G.J. Nro. 530, p. 15).
3.- "Al tenor del art. 589 (1189) todo legado puro y simple da derecho a la
cosa legada desde el día de la muerte del testador, en cuya virtud las
legatarias pueden demandar con acción legítima, en la vía ejecutiva,
directamente al heredero la entrega de los legados".
(G.J. Nro. 981, p. 46).
ART. 1190.- (Frutos de la cosa legada). Los frutos que produzca la cosa legada
benefician al legatario desde la muerte del testador. Pero si la cosa es determinada sólo
en su género o cantidad, los frutos corren desde la demanda de entrega o desde que
esta entrega haya sido prometida. Se salva, en ambos casos, otra voluntad dispuesta
por el legante.
Los frutos naturales y los civiles (intereses), son debidos al legatario desde la
muerte del testada. Este art. en lo demás, se ha apartado de su modelo (art. 669 del
Cgo. it.), que dispone que los frutos corren desde la demanda de entrega o desde que
ésta ha sido prometida, cuando el bien legado pertenece al gravado con la manda o a
un tercero (en el supuesto del art. 1188). La variante relativa al género o cantidad
parece haber sido tomada del art. 884 del Cgo. español. En el legado genérico, por no
hallarse la cosa determinada, es preciso determinarla y mientras tal cosa se haga, no se
puede realmente atribuir al legatario, con certeza, la propiedad que permita determinar
los frutos. En cuanto al legado de cantidad, ha de suponerse que la ley, conforme a las
reglas generales que establece (art. 414), hace correr los intereses desde que el deudor
incurriere en mora en las obligaciones pecuniarias, no habiendo estipulación en
contrario. En el caso de los legados si hay estipulación expresa en el testamento, esos
frutos o intereses se pagarán desde la fecha que determine al disposición.
Jurisprudencia
Jurisprudencia
1.- "Es permitido instituir legados condicionales, con tal que las condiciones
sean posibles y honestas".
(G.J. Nro. 483, p. 19).
El legatario puede ser gravado con una carga, como cuando se le obliga a
cumplir a su vez un legado, cual ocurre en el caso del sublegado (Messineo). No se
trata de obligar al legatario a pagar la deuda del de cujus ni de la herencia, sobre la
cual rige la regla del art. 1269. La carga puede consistir también en obligar al legatario
de una nuda propiedad (dominio de un bien), a conceder derecho de usufructo, uso o
habitación a un sublegatario.
En todo caso, el legatario no está obligado sino hasta el límite del valor de la
cosa que recibe en legado. El cumplimiento de la carga puede ser objeto de fianza,
exigida por el interesado (heredero gravado con el legado), si no hay disposición del
testador en contrario.
El art., es una reiteración, para el caso, de las reglas generales relativas a las
consecuencias de la ilicitud, en los casos jurídicos en general (arts. 485, 489, 490,
1117, v. gr.).
"667...
Si se ha legado un fundo, se comprende en el legado también las construcciones
hechas en el fundo, tanto si existían como si no existían en el momento de la
confección del testamento, salvo en todo caso la aplicabilidad del segundo
apartado del art. 686...".
"686...
Lo mismo ocurre (se revoca el legado) si el testador ha transformado la cosa
legada en otra, de manera que aquélla haya perdido la anterior forma y la
primitiva denominación...".
Fte: Cgo. fr. 1020 - Cgo. esp. 867, 3º) i.f. (para fase final) -
Precd: c. c. abrg. 593 -
Conc: c. c. 1194 - 1269 -
Comprendido, en parte, en la anot. del art. 1192.
Este art., presenta una indudable contradicción con la regla del art. 1269.
Mientras éste excluye al legatario del pago de las deudas hereditarias, aquél
prácticamente le obliga concurrir a ese pago cuando se le deja legada una cosa
gravada. El enredo, parece ser resultado de la adopción de diversas fuentes, cuyas
distintas soluciones no aparecen cuidadosamente conciliadas -como debería ser- para
salvar la necesaria concordancia que debe darse entre las normas singulares de cada
instituto jurídico.
Jurisprudencia
"No consta que la testadora haya exonerado a los legatarios de las obligaciones
de satisfacer la deuda, que después de otorgado el testamento contrajo, restando
a su pago la finca legada a aquéllos, (quienes) deben recibirlo con el expresado
gravamen, conforme a este art. 593 (1197) del c. c.".
(G.J. Nro. 280, p. 1828).
Fte: Cgo. it. 653 (para I) - Cgo. esp. 876 (para II) -
Precd: c. c. abrg. 594 -
Conc: c. c. 304 - 1200 -
La idea que encierra el art., está mejor expresada y en forma que pueda ser
fácilmente entendida por el art. 655 del Cgo. modelo, que no habla de cosas fungibles,
expresión que se ha agregado a la regla en examen, tomada posiblemente del art.
3760 del c. c. arg. Dice el Cgo. modelo:
"655.- Legado a tomarse en cierto lugar.- El legado de cosa a tomarse en cierto lugar
tiene efecto solamente si las cosas se encuentran allí y en cuanto a la
parte que se encuentra; tiene efecto, sin embargo, en cuanto a la
totalidad cuando, a la muerte del testador, las cosas no se encuentran en
dicho lugar, en todo o en parte porque habían sido trasladadas
temporalmente del lugar en que de ordinario eran custodiadas".
Estos, con otros de análoga naturaleza, son legados que versan sobre cosas no
corporales, puesto que lo que se transmite por el testador son derechos que ome ha
contra sus debdores, en el lenguaje de las Partidas (Scaevola).
Fte: Cgo. it. 660 (para I) - Cgo. esp. 879, 4º) (para. II) -
Precd: c. c. abrg. 590 i.f. -
Conc: c.f. 14 - 24 - 29 -
El prf. II del art., que parece inspirado en el prf. 4º del art. 879 del Cgo. español
(que de todos modos supone una disposición testamentaria), constituye propiamente un
legado ex lege, dispuesto por la ley que, según Messineo, puede darse aunque no
señale -porque no lo hay- ningún ejemplo en el Cgo. italiano. No se niega por los
autores, aun en modernos tiempos, la existencia de cierta clase de legados forzosos,
admitidos muchos por motivos meramente transitorios o por circunstancias locales. A
título de curiosidad histórica, sobre el particular, Scaevola da cuenta de algunas mandas
obligatorias, aunque han caducado bajo el influjo de principios filosófico-jurídicos más
razonables. Por ej. según la ley 7, tít. 3, Lib. 10 de la Novísima Recopilación, entre las
mandas forzosas de los testamentos había de consignarse la destinada a casar mujeres
huérfanas y pobres: siendo obligación el dejar alguna cosa para esto. Se citan también
Reales Ordenes de principios del siglo 18, que obligan para ciertos testamentos hechos
en determinadas jurisdicciones, a acordar legados para los hospitales reales, a lo menos
cuarenta y ocho maravedís para la curación de los pobres enfermos.
Adviértase que las servidumbres no se constituyen mediante legado. (V. los arts.
255 y 259 y sus anotaciones).
En el caso de los legados de género y cantidad, el Cgo. abrg. (art. 598), con
muy buen criterio y conforme a las reglas generales, determina que el perecimiento no
puede alegarse como causa de extinción.
V. la anot. al art. 1218.
CAPITULO XI
Fte: Cgo. it. 700 - Cgo. esp. 894 - Cgo. arg. 3870 -
Precd: c. c. abrg. 599 - 601 - 603 -
Conc: c. c. 427 - 433 - 1112 - 1221 - 1223 - 1224 - 1125 - 1229 -
El Título III, termina con este capítulo dedicado a los albaceas o ejecutores
testamentarios que, como su nombre lo indica, sólo pueden darse en la sucesión
testamentaria. Se hace derivar la palabra albacea, de uso relativamente moderno, del
árabe aluaci (Scaevola). Es común entre los autores llamarlos simplemente
testamentarios (sustantivando la palabra). Además de albacea, peculiar de los derechos
hispanoamericanos y del de ejecutor testamentario (mas literal para los derechos
francés e italiano), este cargo de confianza póstuma, también es conocido con los
nombres de cabezaleros, mansesores y fideicomisarios (este último peligrosamente
equívoco, según anota Alcala-Zamora, traductor de Mazeaud).
Jurisprudencia
2.- "Tolerar que los albaceas dispongan de los bienes de una sucesión, sin
(disposición) expresa del testador, sería autorizarlos para disponer
arbitrariamente de los bienes de una testamentaría sin ninguna
responsabilidad".
(G.J. Nro. 214, p. 1168).
3.- "Al haber designado tres albaceas, numéricamente, sin disponer que uno
de ellos desempeñe al albaceazgo quedando los otros como suplentes
para los casos de vacancia, no modificó (el testador) la generalidad de
elección que recayó en los tres".
(G.J. Nro. 501, p. 3).
6.- "El albacea, por renuncia del primer albacea, tenía las mismas
atribuciones que éste, porque según el testamento ambos estaban
obligados a ejercer las funciones de albacea y partidores".
(G.J. Nro. 640, p. 5).
7.- "Si bien los albaceas son los encargados de llevar a efecto lo ordenado
en el testamento, cuando se pone en tela de juicio la nulidad o validez de
éste, la demanda no puede dirigirse contra ellos, meros ejecutores de las
disposiciones testamentarias, sino contra los herederos, que son los
interesados principales".
(G.J. Nro. 828, p. 25).
10.- V. los casos Nos. 2 del art. 804; único del art. 858.
Fte: P. 6, tít. 10, ley 7 - Nov. Recop. Lib. 10, tít. 20, ley 16 -
Precd: c. c. abrg. 600 -
Conc: c. c. 1220 -
Jurisprudencia
2.- "Cuando el testador no elige albacea, los herederos lo son por ley. Si
bien el heredero ha transferido sus derechos pecuniarios en la sucesión,
no ha transferido sus derechos exclusivamente personales como es el de
heredero. Consiguientemente declarar que el cargo de albaceas
corresponde al adquiriente de esos derechos pecuniarios es quebrantar la
ley".
(G.J. Nro. 919, p. 49).
3.- "El albacea no puede ser nombrado sino por el testador, y sólo en los
casos determinados por el art. 600 (1221) del c. c. por el juez".
(G.J. Nº 960, p. 57).
4.- "La designación de albacea que más convenga (en el caso del art. 1221)
a los intereses de la testamentaría, está sujeta al criterio de los jueces de
grado".
(G.J. Nro. 1029, p. 71).
5.- "De los datos del proceso consta que... se halla sub judice sujeto a
mandamiento de prisión y, por consiguiente, incapacitado para el ejercicio
del cargo de albacea (cuya designación pidió el juez en virtud del art.
600, hoy 1221".
(G.J. Nro. 1029, p. 71).
6.- "Es aplicable el art. 600 (1221), sólo cuando el testador hubiese omitido
designar albacea, pero en ningún caso cuando se abre una sucesión ab-
intestato".
(G.J. Nro. 1170, p. 12).
9.- "Según el art. 600 (1221), (la designación de albacea legal o judicial)
supone siempre que haya testamento y en ningún caso (procede) cuando
se trata de una sucesión ab intestato".
(G.J. Nro. 1229, p. 78).
Véase la claridad con que desarrollan el tema las disposiciones citadas como
fuente del art. comentado. Dicen:
Art. 899: "El albacea que acepta este cargo se constituye en la obligación de
desempeñarlo; pero lo podrá renunciar alegando causa justa, al prudente arbitrio
del juez".
Art. 900: "El albacea que no acepta el cargo, o lo renuncia sin justa causa,
perderá lo que le hubiese dejado el testador, salvo siempre el derecho que
tuviera a la legítima".
Jurisprudencia
"La renuncia del albaceazgo, hecha sin haber aceptado antes expresa ni
tácitamente, no pudo ser rechazada por cuanto el art. 602 (1223) prohibe
obligar a ser albacea".
(G.J. Nro. 500, p. 5).
El art. 3855 del Cgo. arg. -que sin duda es fuente del que se examina- tras
sentar la regla de que la función de albacea es indelegable, agrega que éste no esta
obligado a obrar personalmente y que puede cumplir su cometido mediante mandatarios
que obren bajo sus órdenes, respondiendo por los actos de éstos.
Fte: Cgo. esp. 902 - Cgo. it. 708 (para fase final del art.) -
Precd: c. c. abrg. 604, 1º) -
Conc: p. c. 652 - 663 - 671 -
c. c. 1220 - 1231 -
Jurisprudencia
2.- "Es obligación del heredero beneficiario administrar los bienes y rendir las
cuentas a los acreedores y herederos, obligación que el art. 604 (1225)
también impone a los albaceas".
(G.J. Nro. 584, p. 3).
3.- "Es ineficaz el mandato conferido por la testadora a su albacea para que
(transija) en el litigio pendiente con... porque no expresa en la disposición
testamentaria la materia del litigio, las bases de la transacción ni la suma
determinada que debiera pagar el albacea".
(G.J. Nro. 590, p. 3).
5.- "Así como el heredero beneficiario no está obligado durante la facción del
inventario a pagar deudas y mandas, el albacea tampoco está obligado a
satisfacer los legados mientras no termine el inventario de la herencia".
(G.J. Nro. 830, p. 19).
6.- "Según los arts. 566 y 604 (1040 y 1225) está prohibido al albacea
vender los bienes, sean muebles o inmuebles (sin) ocurrir al juez quien
los mandará sacar a subasta pública previa tasación".
(G.J. Nro. 920, p. 46).
7.- "Según el art. 565 (1038) que es uno a los que se refiere el 604
(1225), el albacea no está obligado sino por culpa grave en su
administración".
(G.J. Nro. 950, p. 94).
8.- "Al iniciar (el albacea) las gestiones para (cobrar el crédito) contenido en
el expresado documento, ha cobrado en ejercicio de sus funciones de
albacea y en cumplimiento de lo ordenado expresamente por el testador".
(G.J. Nro. 992, p. 43).
9.- "Los albaceas careciendo de facultad para disponer de los bienes (de la
testamentaría) en objetos ajenos a su (cometido) no pueden ser
demandados para el pago de obligaciones no reconocidas en el
testamento".
(G.J. Nro. 1143, p. 52).
10.- "No constando en el testamento que el albacea haya sido autorizado para
hacer pagos de deudas, no (corresponde) demandarlo, siendo los
herederos los únicos llamados a responder de las obligaciones del
extinto".
(G.J. Nro. 1172, p. 54).
11.- Véase los casos Nos. 9 del art. 1220; 4 del art. 1229.
ART. 1226.- (Plazo del albaceazgo). El término señalado por la ley a los
albaceas para cumplir su encargo es un año desde la muerte del testador o desde que
aceptaron las funciones, siempre que no las hubiesen concluído antes.
El plazo, incluída la prórroga, no puede exceder del año y medio, haya acabado
o no de cumplir su cometido el albacea. Aunque el Cgo. modelo, señala que la prórroga
no podrá superar otro año (el plazo inicial también es de un año, art. 703, 3),
Messineo, interpretando el primer apartado de dicho art. 703, ("el albacea debe cuidar
de que sean cumplidas exactamente las disposiciones de última voluntad del difunto"),
estima que la duración es indeterminada y que el ejecutor debe durar en su cargo hasta
que las últimas voluntades del testador cuya ejecución se le confía, hayan sido íntegra y
exactamente realizadas.
3.- "Según el art. 605 (1226) el cargo de albacea cesa el día en que
terminan (el plazo y su prórroga), haya o no acabado de cumplir el
testamento, debiendo limitarse a entregar la testamentaría a su
vencimiento y rendir cuenta".
(G.J. Nro. 796, p. 9).
6.- "El albacea nombrado por el juez no puede ejercer el cargo a los tres
años de su nombramiento, tanto por haber caducado su encargo cuanto
por haber sido ya sustituído".
(G.J. Nro. 990, p. 17).
9.- "El albacea cesa sus funciones, por ministerio de la ley, cuando
transcurre el plazo que señala el art. 605 (1226) del c. c., que, en la
especie, no ha sido prorrogado y los jueces de grado al ordenar la
devolución de las sumas que retiene indebidamente, han dado estricto
cumplimiento a lo dispuesto por la ley".
(G.J. Nro. 1236, p. 40).
10.- "Al fenecimiento del término (señalado por ley), todo albacea se halla
obligado a entregar los negocios de la testamentaría rindiendo la cuenta
respectiva, haya acabado o no de cumplir el testamento".
(G.J. Nro. 1236, p. 43).
11.- "El albaceazgo dura un año contando desde la muerte del testador y sólo
puede ser prorrogado por el testador o por disposición legal y nunca
puede durar más (del tiempo señalado por la ley) cumplido el cual
caduca la función, así se trate de albacea legal o judicial".
(G.J. Nro. 1319, p. 100).
Jurisprudencia
3.- Véase los casos Nos. 7 del art. 1220; 2, 5, 7 y 11, del art. 1226; 3 del
art. 1230.
La escala de restitución fijada en el art. 606 del Cgo. abrg., ha sido reducida a
un solo porcentaje por el art. Se reconoce la retribución sólo al albacea extraño a la
sucesión, esto es, que no sea heredero ni legatario. La retribución se justifica, porque
nadie está obligado a trabajar gratuitamente, así haya sido la causa de la designación la
confianza y la amistad. La exclusión de herederos y legatarios carece de justificación y
puede interpretarse como violatoria del art. 7, inc. j) de la Const., que proclama para
todos el derecho a una remuneración justa por su trabajo. El proyecto Toro, (art. 1902),
con muy buen criterio, dispone que la remuneración tendrá lugar en favor del albacea,
aun cuando sea también heredero o legatario. Otra cosa es, si el albacea, renuncia a su
retribución. Es problema suyo.
Jurisprudencia
1.- "El art. 606 (1229) concede a los albaceas premio por sus gestiones,
sólo en el caso de que ellos administren la testamentaría y fenezca su
gestión, rindiendo cuenta de ella".
(G.J. Nro. 188, p. 955).
2.- "El art. 606 (1229) concede (remuneración) a los albaceas no sobre la
renta, sino sobre el capital".
(G.J. Nro. 214, p. 1169).
3.- "El albacea tiene derecho a percibir la cuota fijada por el art. 606
(1229), sobre los bienes administrados y al negarse este abono, se
infringe la citada ley".
(G.J. Nro. 872, p. 14).
Los autores y las legislaciones, señalan en primer lugar, la muerte del albacea
como el modo más natural de terminación del albaceazgo. Siendo por esencia
indelegable, no es trasmisible a los herederos (Scaevola, Planiol y Ripert). Si es uno
solo y el testador no ha previsto sustituto, puede procederse en la forma prevista en el
art. 1221. Si son varios, los que sobreviviesen continuarán en la función.
La expiración del plazo para el cumplimiento del cometido del albacea, supone el
término fijado por el testador, por la ley, por los herederos o por el juez, incluída la
prórroga si ella es concedida en sus respectivos y ya diferenciados casos.
Jurisprudencia
2.- "La remoción consagrada por el art. 608 (1230) en bien de los intereses
de la testamentaría, debe sustanciarse sumaria y rápidamente, con noticia
del albacea, ya que nadie puede ser sentenciado sin ser oído".
(G.J. Nro. 1158, p. 68).
ART. 1231.- (Gastos). Los gastos hechos por el albacea para el inventario,
rendición de cuentas, partición y los demás indispensables y justificados en el ejercicio
de sus funciones son a cargo de la testamentaría.
Los cargos cuyo reembolso corresponden al albacea, son los indicados en el art.
Según la doctrina y la generalidad de las legislaciones, estos gastos deben ser pagados
por la testamentaría. Según el art. 1265, infra, las deudas y cargas (entre éstas se
computan los gastos), deben pagar proporcionalmente todos los herederos. Algunos
autores se inclinan a atribuir estos gastos, a la cuota de libre disposición, porque
consideran que la legítima de los herederos forzosos, debe mantenerse intacta, pues -se
dice- no son deudas de la sucesión (Baudry-Lacantinerie, cit. de Planiol y Ripert). Este
criterio, está contemplado en el art. 1066 que prohibe imponer a la legítima cargas (los
gastos tienen ese carácter) o condiciones, de lo cual se infiere una manifiesta
contradicción de este art. con el 1066.
Jurisprudencia
2.- "Los gastos funerales deben ser reembolsados por los herederos (pero
no) los otros hechos en fechas posteriores y en objetos extraños a la
inhumación de la finada".
(G.J. Nro. 836, p. 23).
3.- "El cumplimiento del plazo para el desempeño del albaceazgo, incluída la
prórroga, hace caducar ipso iure dicha función y procede la rendición de
cuentas inmediata".
(G.J. Nro. 1319, p. 121).
Jurisprudencia
DE LA DIVISION DE LA HERENCIA
CAPITULO I
DISPOSICIONES GENERALES
Fte: Cgo. fr. 815 (para I) - Cgo. it. 713, 2º) y 3º) (para II) -
Precd: c. c. abrg. 644 - 645 - 1528 -
Conc: p.c. 671 -
c. c. 167 - 171 - 436 - 648, II) -
El Título que se inicia con este art., legisla la última de las diversas operaciones
que supone el mecanismo jurídico sucesorio; es la operación material llamada partición:
mientras no se hace la partición, los bienes de la herencia se hallan en estado de
indivisión.
La división, puede pedirla todo interesado legítimo que no sólo es todo heredero,
como expresa el art. Desde luego, puede hacerlo el albacea (art. 671 del p.c.). Pueden
también hacerlo los acreedores para preservar sus derechos, ejerciendo los derechos
que figuran en el patrimonio de su deudor negligente (art. 1445).
El art., cuando prescribe que todo coheredero puede pedir siempre la división de
la herencia, consagra la imprescriptibilidad de la acción de partición de la herencia o de
los bienes comunes (art. 171). Es cierto que el precepto es ambiguo y no tiene la
inequívoca claridad del Código abrg.: la acción de partir se puede entablar en cualquier
tiempo (art. 645) o la herencia indivisa y los bienes puestos en sociedad, no puede
prescribirse por los coherederos ni por los socios (art. 1528). Pero, a pesar de su
ambigüedad, éstos son los principios que contiene su disposición. De esta interpretación
participa Messineo, que al comentar la disposición fuente del art. y el alcance del
vocablo siempre, usado en él, declara que la acción de partición es imprescriptible. Otra
característica de esta acción, señala también por el autor del Manual, es que es
indivisible y unitaria, en el sentido de que debe ser promovida contra todos los
coherederos interesados (art. 679 del p.c.).
Jurisprudencia
2.- "El art. 645 (1233) determina que a nadie se puede obligar conservar la
herencia indivisa, pudiendo la acción de partir entablarse en cualquier tiempo".
(G.J. No. 563, p. 25).
3.- "La división por la que los herederos dividen la masa hereditaria para tomar
cada uno lo que le corresponde en iguales valores apreciados o en especie,
sirve a fijar y determinar la propiedad de cada heredero sobre los bienes
comprendidos en el lote respectivo".
(G.J. Nº 611, p. 12)
5.- "La acción de partir es absoluta y, por lo mismo, (no está) prohibido ejercer
dicha acción concretándola a la división parcial de una parte de la herencia, sólo
con uno o más de los acreedores poseedores de la fracción de bienes
divisibles".
(G.J. Nº 824, p. 30).
6.- "La división debe (hacerse entre todos) los copartícipes, sin que proceda
una división parcial que es contraria al común derecho de los herederos".
(G.J. Nº 852, p. 22).
8.- "Perteneciendo los bienes indivisos de una sucesión a todos los herederos,
ninguno en particular es propietario exclusivo de algunos de ellos mientras no se
los haya asignado concretamente en la partición que deben practicar".
(G.J. Nº 1148, p. 4).
9.- "El carácter jurídico de las particiones, no responde a un acto traslativo sino
a uno declarativo en el que todos y cada uno de los bienes sucesibles pasan al
dominio de los herederos desde el momento en que se abre la sucesión"..
(G.J. Nº 1176, p. 10).
13.- "No habiéndose hecho partición del inmueble no es posible realizar deslinde
(porque) los deslindes o amojonamientos son mas bien emergencia de la
partición".
(G.J. Nº 1277, p. 37).
17.- "La herencia indivisa no prescribe, conforme dispone el art. 1528 del c. c.".
(G.J. Nº 1589, p. 79).
18.- "La partición de herencia debe realizarse con sujeción (a las normas
legales), de modo que cada heredero reciba su respectiva alícuota, debiendo
cuidar los tribunales de grado de que se proceda en la división y participación
correspondiente con la mayor equidad".
(G.J. Nº 1602, p. 100).
19.- "Conforme dispone el art. 645 (1233) del c. c. a nadie se puede obligar a
mantener la herencia indivisa, pudiendo los interesados entablar la acción de
división en cualquier tiempo, aunque hayan convenciones en contrario".
(G.J. Nº 1615, p. 58).
23.- "Toda división y partición ordenada por el juez, debe ser hecha con noticia
de todos los coherederos".
(A.S. Nº 188, de 30-VII-79), c.s. 1ª, inéd.).
24.- "Todo coheredero o albacea podrá pedir la división de bienes hereditarios,
acompañando el testamento o el instrumento aprobado".
(Lab. Jud. 1981, p. 172).
25.- Véase los casos Nos. 17 del art. 170; 1 del art. 1068; 12 del art. 1453.
Jurisprudencia
II. Sin embargo, si median circunstancias que hagan conveniente la división antes de
cumplirse estos hechos, el juez puede autorizarla fijando las cautelas necesarias.
Jurisprudencia
Las excepciones de los prgs. II y III del art., no parecen haber sido
meditadamente incluídas, una vez que la finalidad del patrimonio familiar, dado su
limitado objeto y extensión a las necesidades familiares, generalmente de vivienda, debe
considerarse prioritaria a la utilidad de los hijos mayores. Si se ha atendido a la
situación del cónyuge supérstite, con buen criterio, en los casos del art. 1238, debió
haber inspirado el mismo celo la disposición del 1237, una vez que, en definitiva, el
patrimonio familiar y el mobiliario a que se refiere al caso 3) del art. 1238.
ART. 1238.- (Indivisión del equipo profesional, del negocio comercial y del
inmueble ocupado como vivienda).
I. El cónyuge sobreviviente puede pedir al juez, y éste concederle, que se le asigne:
1) El pequeño negocio comercial propio del premuerto.
2) El equipo profesional y sus instalaciones donde ambos cónyuges trabajan al morir el
de cujus.
3) El inmueble, y su mobiliario, usados exclusivamente como vivienda por los esposos
al morir el de cujus.
II. En tales casos esos bienes quedarán comprendidos en la porción hereditaria del
sobreviviente, compensándose la diferencia conforme a lo dispuesto por el artículo 1246.
III. El coheredero forzoso, distinto del cónyuge, que trabajaba con el de cujus cuando
éste murió, puede también acogerse al artículo presente en sus casos 1 y 2.
La regla del art. aplicable en tanto en cuanto haya posibilidad de cómoda división
en especie (art. 169), particularmente tratándose de inmuebles. La solución prevista en
el artículo está sujeta, además, a la entidad de la masa hereditaria y al número de
herederos. Todo depende de las circunstancias propias de cada caso concreto.
La solución del art., se aplica también al caso previsto en el 1242 por las
razones enunciada en él, que prácticamente son simplemente comprensibles, como ya
se anotó en el art. 170, I).
Jurisprudencia
Las disposiciones de este art. están repetidas en las de los arts. 1255, 1259 y
1260, que están consignados en el capítulo en el que les corresponde estar ubicados,
conforme se reconoce en el propio precepto, parágrafo I. consiguientemente, estas
disposiciones están examinadas con dicho arts. (v. las anots. respectivas).
Jurisprudencia
PRINCIPIOS GENERALES
"Venisse ad heredem nihil intelligitur, nisi deducto aere alieno" = (No adquiere el
heredero sino lo que queda después de satisfechas las deudas del difunto). Digesto, ley
165, tít. 16, Lib. 50. Cit. Scaevola.
"Hereditas non intelligitur, nisi deducto aere alieno" = (Se entiende por herencia
lo que queda después de cubiertas las deudas). M. Puigarnau.
Jurisprudencia
1.- "Según el art. 646 (1245) la división entre los herederos debe comprender
la porción de la masa hereditaria, compuesta de los bienes que el difunto ha
dejado al tiempo de su fallecimiento y de los que, conforme al art. 635 (1255) y
s. deben traerse a colación para descontarse".
(G.J. Nº 300, p. 1985).
Fte: Cgo. it. 726, 2º) - 727 - 730 - Cgo. fr. 834 (para III) -
Conc: p.c. 672 -
c. c. 1241 - 1242 - 1248 -
Las cuotas han de formarse según las determinaciones del art., en concordancia
con lo preceptuado por los arts. 671, II y 672, II del p.c.; sea por un experto, designado
por acuerdo de los coherederos, o por el juez en su defecto, sea por uno de los
coherederos si acepta y convienen todos los demás, siendo todos los coherederos
mayores. Si concurren menores, ha de tenerse en cuenta la obligatoria observancia de
las limitaciones impuestas a los representantes de los mismos, por el art. 266 del c.f. y
la obligatoria concurrencia del Ministerio público, mediante el fiscal del menor
componente, que debe intervenir en todas las acciones civiles, de familia, etc., en que
los menores tengan interés directo (art. 201 c. men.).
El art. ha sido simplemente copiado del art. italiano 729 (inc. 1º), sin advertir su
inaplicabilidad en el Derecho boliviano. Determina que la asignación de las porciones
iguales se hace por sorteo y las desiguales por atribución, sin explicar además, qué se
ha de entender por tal atribución. La disposición, tal cual está redactada en el Cgo.
italiano, se explica porque prevé la concurrencia de hijos legítimos y naturales, por
ejemplo, según la diferenciación clásica que aún subsiste en el Derecho italiano, caso
en el que se pueden dar porciones desiguales, por la desigual atribución que les
reconoce la ley. En el Derecho boliviano, que no admite ninguna desigualdad entre
descendientes por razón del origen de la relación familiar, las porciones sólo pueden ser
iguales, sea que concurran sólo descendientes, sea que concurran éstos con el cónyuge
supérstite, sea que el cónyuge concurra con ascendientes, sea que concurran
ascendientes solos, (arts. 1094, y s.). Si ha de objetarse que el art. puede referirse a
legatarios v. gr., la objeción es falsa, porque el legado es una atribución directamente
dispuesta por el testador, dentro de su porción de libre disponibilidad, que se paga
como carga, antes de la estimación partible. Tampoco cabe considerar casos de
atribución los de los arts. 1109, II) y 1110, II).
Jurisprudencia
2.- "La falta de firma del mandatario en las diligencias de inventarios y partición,
no hace necesaria la ratificación posterior del mandante, porque éste ha dado
ejecución voluntaria a ellas, recibiendo por sí y por medio de su apoderado la
mayor parte de los bienes que constituyen su hijuela".
(G.J. Nº 579, p. 11).
3.- "La división del acervo hereditario por igual entre los herederos, sin tener en
cuenta la condición de hijos naturales y legítimos, no infringe el art. 509 (sin
equivalente) del c. c., ya que esta disposición está derogada por el art. 134
(195) de la Constitución Política, que proclama la igualdad de los hijos ante la
ley".
(G.J. Nº 1317, p. 122).
Jurisprudencia
1.- "El art. 649 (1250) permite a los herederos partir como mejor les convenga
y aún transigir".
(G.J. Nº 577, p. 8).
2.- "La facultad concedida por el art. 649 (1250) del c. c. para que los
herederos puedan partir como mejor les convenga los bienes hereditarios no se
halla forzosamente sujeta a las condiciones y formalidades que exige el art. 646
(1245)".
(G.J. Nº 599, p. 3).
3.- "En la partición extrajudicial de bienes, con sujeción al art. 649 (1250) del
c. c. en que no han figurado menores, ausentes o de otro modo inhábiles
(pueden los contratantes) ocurrir directamente al notario a hacer protocolizar la
convención de partición".
(G.J. Nº 959, p. 95).
4.- "La división voluntaria se hace por los herederos como mejor les convenga y
sin necesidad de sujetarse a las formalidades establecidas por las leyes; surte
sus efectos jurídicos mientras no se la ataque de nulidad por lesión, dolo o
fraude".
(G.J. Nº 1217, p. 28).
5.- "La división y partición voluntaria debe comprender a todos los herederos
forzosos, pena de nulidad".
(G.J. Nº 1225, p. 48).
7.- "El art. 649 (1250) del c. c. autoriza a los herederos partirse la herencia
como mejor les convenga y aun transigir, siempre que no se perjudique los
derechos de menores y ausentes".
(G.J. Nº 1305, p. 12).
9.- "A tenor de los arts. 648 y 649 (1250) del c. c. pueden los herederos
verificar la división y partición entre ellos, como mejor les convenga, no pudiendo
proceder a una nueva operación, sin que previamente se haya anulado la
anterior mediante la correspondiente sentencia".
(G.J. Nº 1362, p. 27).
ART. 1251.- (División hecha por el testador). I. El testador puede dividir sus
bienes entre sus herederos.
II. Los bienes no comprendidos en el testamento se atribuyen conforme a la ley.
La división puede ser hecha por el causante de la herencia, tanto por acto entre
vivos como por acto mortis causa. El art. 654 del Cgo. abrg. lo establecía así
expresamente. El art., sólo doce que el testador podrá dividir sus bienes entre sus
herederos, lo cual no implica necesariamente una prohibición de la partición por acto
entre vivos. Messineo, comentando las disposiciones equivalentes del Cgo. italiano (arts.
733 y 734), considera que la partición por acto entre vivos ha sido eliminada, sobre
todo por razones técnico-jurídicas, aunque sin explicar cuáles son ellas.
Jurisprudencia
1.- "La autorización que concede el art. 654 (1251) a los padres y ascendientes
para hacer la partición de los bienes debe entenderse guardando en ella la
igualdad legal".
(G.J. Nº 33, p. 288).
4.- "Los padres pueden efectuar partición de bienes entre sus hijos y
descendientes; mas, habiendo hijos y cónyuge la partición que hagan sólo debe
comprender a los hijos reservando lo que corresponde conforme a ley
(gananciales sobre todo) para el cónyuge supérstite".
(G.J. Nº 1259, p. 13).
5.- V. los casos Nos. 1 del art. 170; 1 del art. 1233; 7 del art. 1254.
Jurisprudencia
2.- "Lo dispuesto por el art. 1088 (564) del c. c. al fijar el taxativo plazo de
dos años para el vendedor de un inmueble pueda pedir rescisión, no es aplicable
a los casos en que se alega lesión en una disposición testamentaria".
(G.J. Nº 1174, p. 33).
3.- V. los casos Nos. 3 del art. anterior; 6 del art. 1254.
El concepto título, que el art. emplea reiteradamente en sus tres párrafos, implica
la idea del instrumento en el cual consta la prueba de un derecho o de una obligación
que comunmente se designa también con el término documento. De ahí que la repetida
referencia a los títulos y documentos, que el precepto hace es una reiteración
pleonástica innecesaria. El art. 736 del Cgo. modelo, fuente del art. en examen, se
refiere simple y llanamente a documento.
El art. 658 del c. c. abrg. contiene la solución más propia y adecuada para el
efecto, al disponer que la partición se protocolizará en la Notaría respectiva, la cual dará
a cada interesado el testimonio de su hijuela, procedimiento mantenido en la disposición
del art. 675 del p.c.
Jurisprudencia
DE LA COLACION
Jurisprudencia
1.- "Por lo dispuesto por el art. 636 (1254) deben traerse a colación y
descontarse en la partición los valores que no cualquier título hayan recibido los
hijos o nietos".
(G.J. Nº 612, p. 7).
2.- "Al disponer que no se traigan a colación las cantidades que no recibió la
hija en su beneficio exclusivo, no se viola el art. 636 (1254)".
(G.J. Nº 736, p. 13).
3.- "La retribución por los trabajos del hijo no pueden considerarse como
anticipo de legítima que obligue a hacer la colación".
(G.J. Nº 1040, p. 73).
5.- "Debe traerse a colación los bienes recibidos y poseídos por los distintos
coherederos, conforme al art. 647 (1069) del c. c.".
(G.J. Nº 1284, p. 58).
6.- "Supone anticipo de legítima toda donación, toda dádiva de los padres a los
hijos, hecha por contrato o por testamento y ella es irrevisable, salvo las
causales previstas por el art. 652 (1252) del c. c.".
(G.J. Nº 1308, p. 16).
9.- "No procede colacionar los bienes que los hijos han adquirido de sus padres
mediante compraventa a título oneroso, así la compraventa se haya efectuado
tres meses antes del fallecimiento".
(G.J. Nº 1386, inéd. cit. de Arce y Urcullo).
Las personas obligadas a colacionar son los herederos forzosos (art. 1255). Se
consideran tales los descendientes, los ascendientes, el cónyuge en los matrimonios y el
conviviente en las uniones conyugales de hecho, a quienes se refieren los arts. 1059 y
s.
Los herederos que no son forzosos, como los parientes colaterales y los extraños
por razón de parentesco al causante de la herencia, quedan excluídos de la colación. A
éstos el testador puede acumularles cuantas mercedes quiera, en vida o por causa de
muerte, sin más límite que el prescrito sobre el margen de libre disponibilidad. De ello
se infiere también, que la colación está instituída en favor de los herederos forzosos,
como un medio de regulación de la legítima (Scaevola).
Las personas a quienes se debe la colación, por eso, son los otros herederos
forzosos. Los bienes colacionables son todos aquéllos que el heredero forzoso ha
recibido en vida, directa o indirectamente. El testador, puede hacer que no se tenga en
cuenta, esto es, que no se colacione alguna o algunas liberalidades. Esta voluntad ha
de respetarse, en tanto en cuanto el límite que fija el prf. II del art. 1255 no sea
excedido. Indudablemente que esta voluntad del testador, ha de manifestarse en forma
expresa. Su silencio respecto del particular, ha de interpretarse en sentido de que la
intención del testador no es dispensar de la colación a los favorecidos.
Jurisprudencia
Texto éste, como se ve, que guarda más conformidad con la lógica, con la
equidad, y con la disposición básica en materia de colaciones (art. 1255). En efecto, el
consorte donatario que no es heredero forzoso del ascendiente donante, no tiene vínculo
jurídico alguno de representación o sustitución con el cónyuge heredero forzoso. Ahora
bien, si el art. 1255 dispone que, el donatario obligado a colacionar sea heredero
forzoso del donante o causante de la herencia, ha de suponerse que éste donó a su
nuera o a su yerno con dispensa de colación, ya que no son sus herederos forzosos
(Rogron, cit. por Scaevola). Téngase además en cuenta, que en orden a los bienes
propios de los esposos, el Código de familia dispone que pertenecen por la mitad a
cada uno de éstos, salvo proporción diversa dispuesta por el donante, las donaciones
que reciben conjuntamente (art. 105 c.f.); precepto que refuerza la observación
formulada supra al prf. II del art. 1257 que, aparte descuidar la necesaria concordancia
con el ordenamiento jurídico general, contradice la regla básica del art. 1255.
Fte: Cgo. it. 746 - Cgo. fr. 861 - 862 (para II) -
Precd: c. c. abrg. 642 -
Conc: c. c. 96 - 97 - 1073 - 1076 - 1260 -
La regla equivalente al art., contenida en el art. 746 del Cgo. modelo, es más
simple y más práctica. Da al aportante la opción de colacionar el bien en especie o
imputando su valor a su propia legítima, y cuando el bien ha sido enajenado o
hipotecado, la colación se hace sólo por imputación. Las reglas del art. 1073, invocadas
en el art., se refieren a donaciones hechas a extraños (legados) sometidas, en su caso,
a reducción.
Los dineros que recibe el heredero forzoso del causante de la herencia, en vida
de éste, sea para pagar sus deudas, sea para afrontar algún negocio, o para otros fines
propios del heredero, convierte a éste en un verdadero deudor hereditario y sus deudas
no pagadas en crédito activo a favor de la testamentaría, que se considera capital
relicto, por cuanto dicho heredero recibirá de menos en su porción legítima, tanto como
sumen las sumas anticipadas por el de cujus. A fin de saldar cuentas con la
testamentaría, el heredero forzoso, deudor de sumas de dinero en ese concepto, debe
hacer la imputación dispuesta por el art. Si a su vez el heredero es acreedor del de
cujus, hechas las compensaciones del caso, imputará la deferencia, si alguna resulta.
Ha de tenerse presente que las deudas de que trata el art. en examen, son aquéllas
cuyo pago se podía exigir por el causante de la herencia al heredero obligado a
colacionarlas. También ha de tenerse en cuenta que para la exigibilidad de estas
deudas, no es suficiente que el testador declare en su testamento que entregó
determinada suma de dinero a determinado heredero forzoso. Cuando no se trata de
disposiciones de liberalidad contenidas en el propio testamento, la declaración
supradicha tendrá valor en cuanto esté respaldado por el necesario justificativo
(documento de prueba), fuera del testamento mismo.
Este art. ha de considerarse propiamente como una reglamentación del precepto
contenido en el art. 1244, II).
ART. 1260.- (Colación por imputación). La colación por imputación se hace por
el valor que los bienes tenían a tiempo de dividirse.
El art. es consecuencia lógica del principio general de que los frutos de la cosa,
son debidos desde que nace la obligación de entregarla. Se infiere de él que la colación
se debe y, consiguientemente, los valores que en sustitución de los bienes colacionables
señala el art. 1260, desde que el heredero que tenga que colacionar concurra con otros
que también lo sean, a una sucesión. Luego, no debiéndose lo principal, o sean los
valores colacionables hasta el expresado instante, que es el momento de la apertura de
la sucesión, no se deberá tampoco hasta entonces lo accesorio, es decir, los frutos e
intereses (Scaevola).
Jurisprudencia
"Siendo varios los herederos y poseyendo los bienes sólo de ellos, éstos están
obligados a partir a los otros la cuota que les corresponde en los frutos
percibidos".
(G.J. Nº 1044, p. 38).
No se conocen precedente alguno que contradiga la doctrina del art., que incluye,
en general, las erogaciones hechas en vida por el testador en el cumplimiento de
deberes naturales y jurídicos familiares. Esas erogaciones, no implican donaciones ni
liberalidades directas ni indirectas. Ha de agregarse a la enunciación de dicho artículo,
los regalos acostumbrados (bautizos, aniversarios, etc.).
Jurisprudencia
"Según el art. 640 (1263) del c. c. no son imputables a la masa hereditaria los
gastos hechos por los padres en alimento y educación de los hijos".
(G.J. Nº 649, p. 6).
Las deudas, en sentido estricto, del difunto, pasan al heredero, cualquiera que
sea su origen: contrato, acto jurídico unilateral, ley. Al heredero corresponde cumplir las
obligaciones del cuius y de la sucesión. Los acreedores tienen precedencia respecto de
los derechos correspondientes al heredero, sobre el patrimonio hereditario, a un
tratándose del heredero legal, incluído el Estado (art. 1111, II).
Ahora bien, cuando el heredero sea uno solo, sucede él solo en las deudas que
estaban a cargo del difunto, frente a terceros. Si los herederos son más de uno, la
deuda se divide ipso iure (Messineo) entre ellos, en proporción a la respectiva cuota
hereditaria.
ART. 1267.- (Repetición por pago de deuda común). El coheredero que por
efecto de la hipoteca u otro motivo haya pagado el todo o la mayor parte de la deuda
común que a él le incumbe, sólo puede repetir a los otros coherederos la parte que
ellos deben contribuir conforme al artículo 1265.
Fte: Cgo. it. 754 - Cgo. fr. 875 -
Conc: c. c. 436 - 440 - 1265 - 1268 -
Comprendido en la anot. al art. 1265.
El precepto del art., ha sido examinado en la anotación del art. 1197, de cuya
disposición se desprende, que si el legante ha gravado el bien legado, sin dispensa
expresa en favor del legatario, éste deberá aceptar el legado con la carga del gravamen
y pagarlo, sin derecho a subrogarse en los derechos del acreedor frente a los
herederos.
ART. 1270.- (Derecho del heredero sobre los bienes de su lote). Se considera
que todo coheredero es único e inmediatamente sucesor de todos los bienes que
componen su lote y que nunca ha tenido propiedad en los otros bienes hereditarios.
Este capítulo, en sus cuatro artículos deja entender que las particiones no
producen más que dos efectos: el que expresa el 1270, o sea, que las particiones,
hechas legalmente, confieren a cada heredero la propiedad exclusiva de los bienes que
le hayan sido adjudicados, y el que regulan los arts. 1271, 1272 y 1273 relativos al
saneamiento de la evicción de los bienes adjudicados, obligación a que quedan
recíprocamente sujetos los coherederos una vez hecha la partición.
El art. es una norma de aplicación especial de las reglas generales de los arts.
392 y 394, relativas a la cesión de créditos, por virtud de las cuales el cedente
responde de la existencia y legitimidad del crédito a tiempo de la cesión (de la división
en este caso), pero no de la insolvencia del deudor, a menos que ésta fuera anterior y
pública. Y aun cuando se haya pactado responsabilidad por la insolvencia del deudor, si
ella sobreviene al acto (en este caso a la división), por negligencia del cesionario, la
responsabilidad cesa.
CAPITULO V
DE LOS DERECHOS
TITULO PRELIMINAR
CAPITULO UNICO
DISPOSICIONES GENERALES
Conc: Const. 7 -
c. c. 1280 - 1447 -
Las disposiciones preceptivas de este capítulo único, habrían estado muy bien
ubicadas con otros principios generales que faltan, en un título preliminar con el que
generalmente comienzan los Códigos civiles, incluído el modelo italiano, y no únicamente
uno de los libros, que lo componen, como éste.
Son pautas de conducta hechas normas jurídicas para que aquéllas tengan, como
dice Coutere, efectividad y vigencia positiva en la vida de relación jurídicamente
normada, conformadas a la distinción entre conducta y derecho que ya subrayó kant:
honeste vivere, alterum nom laedere, suum cuique tribuire, preceptos que señalan acción
en reglas de conducta: ser virtuoso, no dañar y retribuir, que en un derecho de traducen
en prevenciones normativas: honeste vive, alterum nom laede, suum cuique tribue: sé
virtuoso, no dañes, retribuye.
Conc: c. c. 1279 -
ART. 1281.- (Conflicto de derechos). Los conflictos entre derechos son resueltos
por los órganos jurisdiccionales en la forma determinada por las leyes de la República.
Puede considerarse este art. como expresión variante del principio contenido en
el art. 1449.
ART. 1282.- (Prohibición de la justicia directa).
I. Nadie puede hacerse justicia por sí mismo sin incurrir en las sucesiones que la
ley establece.
II. Esta prohibición no impide, sin embargo, los actos de legítima defensa
permitidos y calificados por la ley, ni los que conduzcan inmediatamente a la
intervención de los órganos jurisdiccionales.
Conc: c. c. 1281. -
TITULO I
DISPOSICIONES GENERALES
Las Partidas (3ª tít. 14 ley 12, cit. de Scaevola), dan esta noción: prueba es
aueriguamiento que se faze en juyzio en razón de alguna cosa que es dubdosa.
Nótese la similitud de esta definición de las leyes de Partida, con las dadas por
el C. de Proced. de 1832 (art. 257) y la Comp. de leyes procesales de 1878 (art.
158), que consideran prueba la averiguación jurídica de la verdad o falsedad de la
demanda.
La palabra prueba -probanza en las leyes antiguas- se hace derivar del verbo
latino probare, que significa probar, patentizar, demostrar la existencia de una cosa.
Trae su etimología, según unos autores, del adverbio latino probe, que significa
honradamente y se considera que obra con honradez quien pruebe lo que pretende;
según otros, de la palabra probandum, que significa recomendar, aprobar, experimentar,
patentizar, hacer fe, al tenor de varias leyes romanas. Por eso, se señala como juicio
importante el que se refiere a la prueba, cuando se dice probar es vencer (López-
Moreno) o cuando se destaca el efecto de su ausencia con el aforismo latino nom
apparere et non esse paria sunt (son iguales el no ser y el no aparecer; cit. Scaevola).
En el derecho angloamericano, las leyes sobre pruebas son llamadas law of evidence y
la prueba evidence (evidencia), palabra más exacta, dice López-Moreno, porque en
realidad se demuestra bien sólo lo que se ve. La evidence supone una certeza clara y
donde no hay evidencia no hay verdadera certeza, lo que vale decir que donde no hay
certeza no hay prueba. La certeza -se dice- es el conocimiento exacto de la verdad sin
ninguna suerte de dudas, y tal certeza no se adquiere sino por la evidencia. Parece
algo redundante, pero tiene una notoria exactitud.
El Derecho propio, esto es, el nacional no es ni puede ser objeto de prueba, por
razón del principio de que no se puede alegar ignorancia de la ley, que se hace
obligatoria desde su publicación (art. 81 Const.). Por eso, recuerda Planiol,
antiguamente era corriente oir en los Tribunales la admonición: Abogado probad el
hecho que la Corte conoce el Derecho.
A los fines del Título, cuyo examen se inicia con el de este art., se plantea
varias cuestiones relativas a la actividad probatoria. Consisten ellas en determinar qué
es prueba; qué se prueba; quién prueba; cómo se prueba, y qué valor tiene la prueba
producida. La primera cuestión atañe al concepto de la prueba; la segunda a su objeto;
la tercera a la carga de la prueba; la cuarta al procedimiento probatorio y la quinta a su
valoración o apreciación.
El objeto de la prueba: qué se prueba, se reduce a una fórmula: sólo los hechos
contradictorios son objeto de la prueba: siempre que hubieren hechos por probar, pero
sin conformidad entre las partes... declara el art. 370 del p.c. Los juicios de puro
derecho (p.c. art. 354) no son objeto de prueba. Entre los hechos, no se prueban:
a) Los que son admitidos, que quedan fuera del contradictorio: frustra probatur
quod probatum non relevat (en vano se prueba lo que probado no aprovecha) dice el
derecho justinianeo.
b) Los que presume la ley, salvo expresa admisión de prueba contraria, caso en
el que se da la inversión de la carga de la prueba.
c) Los que son evidentes, como que la visión de las cosas se favorece con la
luz diurna y se dificulta con la oscuridad, v. gr.
d) Los que se reputan normales; por ej., la defectuosa visibilidad nocturna, la
solidez de una construcción nueva, la lucratividad del acto de comercio, la capacidad
generandi del presunto padre, el valor obligatorio del consentimiento, etc., que no
pueden ser objeto de prueba por normales y constantes, a menos que se alegue lo
contrario, extremo contradictorio que, de presentarse, es el que ha de probarse.
e) Los que son notorios (con las debidas restricciones), entre los que se
consideran aquellos que entran naturalmente en el conocimiento, en la cultura o en la
información normal de los individuos, en un conglomerado social y en un momento
determinados (no supone generalidad en caso alguno), por ej., obligarse a hacer o no
hacer una cosa o a pagar cierta cantidad el día en que cambie el actual gobierno;
supone un hecho indudablemente notorio con relación al medio en que juez y partes
actúan.
f) Las pruebas pertinentes y admisibles, con relación a los hechos controvertidos,
también entran en la consideración del objeto de la prueba; las primeras porque versan
sobre las proposiciones y hechos que son objeto de la controversia. En cuanto a las
segundas, más en relación con los medios de prueba.
Per rerum naturam factum negantis probatio nulla sit (por la naturaleza de las
cosas, el que niega un hecho no necesita probar su negación; Codex, Lib. 4, tít. 19, ley
23).
Ei incumbit probatio, qui dicit, non qui negat (compete la prueba a quien afirma,
no a quien niega; Digesto, Lib. 22, tít. 3, ley 2).
Ab ea parte, quae dicit, adversarium suum ad eliquo iure prohibitum esse
especialiter lege vel Constitutione, id probare oportere (la parte que dice que se
contrario está privado de algún derecho expresamente por ley o constitución lo debe
probar; Digesto, Lib. 22, tít. 3, ley 5).
Creditor, qui pecunian petit, numeratam implere cogitur; debitor, qui solutam
afirmat, eius rei probationem praestare debet (el acreedor que reclama una cantidad
debe acreditar que la entregó; el deudor que afirma haberla pagado debe probarlo;
Codex, Lib. 4, tít. 19, ley 1).
Regla cierta de derecho es que la parte que niega alguna cosa en juyzio no es
tenudo de la prouar (P. 3, tít. 14, ley 2).
Aquel que dize que dio, o pago algo a otri... es tenudo de lo prouar... (P. 3, tít.
14, ley 6; todas las citas, de Scaevola).
El precepto del art., sobre la carga de la prueba, esto es, sobre a quien
corresponde proporcionarla, reproduce el antiguo axioma: onus probandi incumbit actori,
reus in exipiendo fit actor. Esto es, el peso de la prueba recae en quien demanda una
determinada pretensión frente a otro, que debe probar los hechos en los cuales
fundamenta su demanda. El demandado puede limitarse a negarla, dejando toda la
carga de la prueba al demandante (ei incumbit probatio qui dicit, non qui negat). Mas,
si el demandado alega hechos diversos de los deducidos por el actor que, sin negarlos
necesariamente, sean incompatibles con éstos y les quiten eficacia, ya porque tengan
carácter extintivo (v. gr. pago), impeditivo (v. gr. vigencia de plazo pactado) o
modificativo (v. gr. excesiva onerosidad sobrevenida), está obligado a probar su
excepción conforme a la segunda parte del axioma citado supra.
Esta regla general, se modifica cuando concurre una presunción legal (iuris
tantum). El actor que tiene en apoyo de su demanda una presunción, está dispensado
del peso de la prueba. Igualmente, el demandado cuya excepción se funda en una
presunción (art. 1318, IV). Habida cuenta que la presunción da la cosa presunta como
probada, la parte a la cual se la opone no puede limitarse a negarla: tiene que probar
su impugnación contraria a la presunción (Ricci). Se produce una inversión del peso de
la prueba, por ministerio de la ley, en todos los casos de presunción en que
expresamente admite prueba en contrario. Ejemplos: el deudor que tiene el documento
de crédito en su poder y opone excepción de pago, no está obligado a probar su
excepción (art. 359, II), cuyo peso se desplaza al acreedor que debe probar que no
entregó voluntariamente ese poseedor que ejerce actualmente la posesión (art. 88), que
demanda a quien afirme tener derechos sobre las cosa poseída para que se declare la
inexistencia de tales derechos (art. 1455), desplaza el peso de la prueba al demandado
por efecto de la presunción del art. 88 que le favorece.
Jurisprudencia
1.- "El principio jurídico de que nadie debe ser creído en juicio sobre su simple
palabra, se conforma con (lo dispuesto por) el art. 901 (1283)".
(G.J. Nº 393, p. 239).
2.- "El vendedor que invocó en su defensa la excepción del art. 1046 (630),
estaba en el deber de probar en observancia del art. 901 (1283) que el
comprador conocía el peligro al tiempo de la venta y al no hacerlo da lugar a la
repulsa de la excepción por falta de prueba".
(G.J. Nº 440, p. 691).
4.- "El auto se funda en no haberse probado (la) acción por causa del
demandante, como le cumplió hacerlo en observancia de los arts. 901 (1283)
del c. c. y 166 (375) del p.c.".
(G.J. Nº 691, p. 10).
5.- "El que asegura (haber pagado) debe también justificar por su parte el pago
o el hecho que produjo la extinción de la obligación según este art. (1283)".
(G.J. Nº 719, p. 24).
En el mismo sentido.
(G.J. Nº 1360, p. 17).
10.- "Es obligación del actor producir las pruebas que le corresponde, como lo
es la del demandado producir las de sus excepciones".
(G.J. Nº 1599, p. 100).
11.- "De conformidad con el art. 160 (375) del p.c., es obligación del actor
producir las pruebas de su demanda y del demandado las de sus excepciones".
(G.J. Nº 1601, p. 89).
12.- "Se ha declarado correctamente probada la demanda, porque la actora ha
cumplido con el precepto del art. 160 (375) del p.c.".
(G.J. Nº 1615, p. 58).
13.- Véase los casos Nos. 2 del art. 721, 1 del art. 873, 2 del art. 1002, 19
del art. 1318.
ART. 1285.- (Medios de prueba). Son medios de prueba los que se establecen
en el título presente así como los señalados en el Código de Procedimiento Civil.
Los autores antiguos señalan los medios de prueba con estos dos versos latinos
(Scaevola).
Aspectum, sculptum, testis, notoria, scriptum,
jurans, confesus, praesumptio, fama, probativus.
De todos los medios de prueba, según distinguen los autores, unos son llamados
directos, porque producen la convicción del juzgador por impresión directa o personal del
hecho discutido, como los documentos en general o la inspección; otros se designan
indirectos, cuando transmiten al juez la certeza adquirida por otras personas, como
ocurre en la testificación o cuando se deducen por raciocinio con arreglo a la lógica
según acontece con las presunciones. Considerado el tiempo se distinguen dos especies
de medios de prueba (Ricci): una que comprende la prueba constituída antes del juicio,
llamada preconstituída en el estilo forense, como, v. gr. el documento público que define
el art. 1287 (probationes probatae); la otra comprende la prueba que debe producirse
en el curso del juicio mismo, como la testificación o la información pericial, v. gr.,
(probationes probandae).
Jurisprudencia
2.- "Es atribución de los jueces de grado valorar y calificar la prueba producida
en juicio, salvo que se acredite haberse fallado contra las reglas de criterio legal,
lo que no ocurre en la especie".
(G.J. Nº 1624, p. 72).
5.- "Las reglas de sana crítica son reglas de lógica que operan en el criterio de
los juzgadores de instancia y a las que sólo cabe considerar como infringidas
cuando la ponderación de los elementos probatorios resulta manifiestamente
injusta".
(A.S. Nº 256 de 18-X-79).
SECCION I
SUBSECCION I
Fte: Cgo. it. 2699 (para I) - Cgo. fr. 1317 (para II) -
Precd: c. c. abrg. 903 -
Conc: c. com. 128 - p.c. 399 -
c. c. 68 - 491 - 492 - 667 - 805 - 1285 - 1309 - 1542 -
El documento público no sólo cumple función de medio de prueba que, como tal,
se le considera de trascendente importancia, porque es de los que produce prueba
plena, esto es, que revela por sí sólo, sin dejar duda, la verdad del hecho averiguado, a
diferencia de la semi-plena, que requiere el concurso confirmatorio de otros medios de
prueba (v. gr. el principio de prueba escrita). Cumple también la función de requisito
esencial para la formación, esto es, la validez de los contratos (arts. 452 y 491). En los
actos en los que la ley exige el documento público por vía de solemnidad, su falta no
puede suplirse por otro medio de prueba y se los tendrá por inexistentes aun cuando en
el escrito se prometa reducirlos a instrumento público dentro de plazo determinado. De
ahí que la conversión a que se refiere el art. 1288, no se opera en los casos en que el
requisito de forma, la solemnidad, es esencial para la validez del acto, por aplicación
inexcusable del art. 493).
Jurisprudencia
2.- "Aunque la minuta fue suscrita por los interesados, no acredita legalmente la
demanda (porque) aquéllos que la constancia de la convención ha de resultar de
escritura pública".
(G.J. Nº 681, p. 46).
3.- "Conforme a este art. (1287) es instrumento público el que ha sido otorgado
por un funcionario público con las formalidades establecidas por las leyes".
(G.J. Nº 762, p. 17).
5.- "Es nula la escritura pública de venta cuando no está firmada por uno de los
contratantes y los testigos según el art. 25 de la L. del Notariado".
(G.J. Nº 1210, p. 48).
6.- "El poder de fs...., constituye instrumento público que lleva la fe probatoria
del notario ante quien se otorgó, acerca de la edad del otorgante (cuya alegada
minoridad no se ha probado)".
(G.J. Nº 1251, p. 13).
8b.- "El título público de propiedad acompañado hace plena fe según los arts.
903 y 905 (1287 y 1289) del c. c. y surte efecto legal al hacer adquirido
publicidad mediante su inscripción en el registro de los derechos reales, con la
prelación que le aseguran los arts. 1º, 4º y 15º de la L. de 15 de Nov. de 1887
(c. c. art. 1545)".
(G.J. Nº 1563, p. 120).
9.- "El art. 903 (1287) del c. c., establece que una escritura pública, para que
sea considerada tal, debe hacerse con todas las solemnidades necesarias, que
son las indicadas en la L. del Notariado y en el mismo Código".
(G.J. Nº 1589, p. 108).
11.- "Toda actuación procesal cumplida por un funcionario auxiliar del ramo
judicial, dentro de los límites de su competencia y cumpliendo los requisitos
formales correspondientes, es un acto auténtico según prevé el parágrafo I del
art. 1287 del c. c. y tiene la fuerza probatoria que le asigna el parágrafo I del
art. 1289 del mismo" (A.S. Nº 129 de 4-VIII-80).
12.- "El acto jurídico de la v. gr. y el instrumento que le acredita, merecen plena
fe y surten sus efectos legales, mientras no se demande y pruebe su nulidad por
cualquier defecto de forma o de fondo explícitamente señalados por la ley".
(A.S. Nº 4 de 6-I-81).
Jurisprudencia
1.- "El documento es nulo como instrumento público por no haber intervenido
presencialmente al otorgante (que lo ha firmado fuera del acto de celebración),
pero no lo es (nulo) como instrumento privado".
(G.J. Nº 19, p. 163).
2.- "La escritura pública que contiene un defecto sustancial sólo vale como
escritura privada".
(G.J. Nº 515, p. 5).
3.- "La escritura que no es pública por la incompetencia del funcionario que la
autorizó, vale como escritura privada si está firmada por las partes".
(G.J. Nº 562, p. 8).
4.- "La escritura pública extendida sin la concurrencia de los testigos requeridos
por la L. del Notariado, no es nula porque ninguna ley expresa determina esa
nulidad y porque el tenor del art. 904 (1288) del c. c., sólo varía, como
consecuencia, la calidad del instrumento sin afectar a la existencia y realidad de
las obligaciones que contiene".
(G.J. Nº 1227, p. 25).
Fte: Cgo. fr. 1319 (para I y II) - Cgo. esp. 1218, 1º) (para III) -
Precd: c. c. abrg. 905 -
Conc: p.c. 399, I) - 400 - c.p. 198 - 199 - p.p. 157 - 159 -
c. c. 523 - 524 -
Ricci, observa que la eficacia probatoria del documento público, no alcanza a dar
fe de la verdad de las declaraciones hechas por las partes, acerca de su edad o
capacidad jurídica (y de su estado civil puede agregarse), como tampoco se extiende a
la aserción del notario relativa al estado y capacidad de los contratantes. En general, ha
de partirse de la base de que el documento público hace fe de los contratos y de los
hechos realizados en presencia del funcionario que lo ha autorizado. Ello no implica
garantizar la verdad de las declaraciones que contiene; por ejemplo, si un contratante
declara que recibe del otro una suma de dinero en pago de crédito, el notario consigna
la declaración hecha ante él, de lo que da fe. Esa fe se limita sin embargo al hecho
material de la declaración emitida en su presencia y no puede extenderse a la verdad
de la declaración. Considérese la razón de ser del contradocumento. Se infiere de esto,
que sin atacar la fe debida al documento público, se puede probar la falsedad
(ideológica), de las declaraciones de las partes ante el funcionario autorizante del
documento.
El que la ley atribuya al documento público fe plena, no impide la posibilidad de
impugnarlo de falsedad material o ideológica por la vía penal, (arts. 1289, II y s. c.c. y
198 y s. c.p.). Si la acción penal, ha alcanzado auto de procesamiento, (auto de
acusación en el régimen abrogado), ejecutoriado al agotarse las diligencias previstas en
el art. 222 del p.p., se suspende la ejecución del documento, porque dicho auto implica
la existencia de indicios y presunciones de culpabilidad en el querellado por la falsedad.
La excepción de falsedad, está admitida en la enumeración del art. 507 del p.c.,
dentro del proceso de ejecución, con el criterio señalado en la clasificación anterior y se
resuelve en sentencia. No parece comprendida en la enumeración del art. 336 del
mismo p.c., que señala las excepciones oponibles en el proceso de conocimiento u
ordinario. Sin embargo, la omisión no implica que ella no puede ser opuesta, como no
impide igual falta de mención, que se pueda oponer la excepción de pago o extinción de
la obligación.
Jurisprudencia
1.- "El art. 905 (1289) atribuye fuerza probatoria plena a la escritura pública
(cuando no está) contradicha su autenticidad y validez en juicio".
(G.J. Nº 322, p. 3270).
2.- "No surte ningún efecto la escritura otorgada mediante un poder nulo por
falta de firma".
(G.J. Nº 540, p. 15).
5.- "La simple circunstancia de haberse iniciado juicio sobre falsedad civil de la
mencionada escritura, no da mérito a suspender el curso de la causa. Tal
suspensión sólo puede tener lugar en el caso de haberse acusado la falsedad
directamente por la vía criminal".
(G.J. Nº 597, p. 8).
6.- "Los instrumentos conservan el valor que les atribuye el art. 905 (1289)
entre tanto que no sean declarados nulos".
(G.J. Nº 661, p. 23).
7.- "La minuta aunque firmada por las partes que no recibe la forma de escritura
pública, por la retractación de uno de los contratantes, manifestada antes de que
el contrato alcance forma legal, no tiene valor".
(G.J. Nº 676, p. 13).
8.- "La escritura pública y los testimonios sacados de ellas por autoridad del
juez, hace plena prueba".
(G.J. Nº 702, p. 10).
12.- "La ejecución de una escritura debe suspenderse sólo por el decreto de
(procesamiento) cuando se halle directamente acusada de falsa en la vía
criminal".
(G.J. Nº 747, p. 14).
13.- "La nulidad de una escritura pública sólo puede ser considerada por los
jueces en virtud de sentencia ejecutoriada".
(G.J. Nº 780, p. 12).
14.- "Si bien la escritura no tiene valor hipotecario, surte sus efectos en cuanto
al reconocimiento de los tres instrumentos privados que en ella se encuentran
insertados".
(G.J. Nº 791, p. 12).
18.- "La falsedad intelectual de una escritura puede justificarse por todos los
medios probatorios, aun por conjeturas y presunciones".
(G.J. Nº 1282, p. 44).
19.- "Toda escritura hace fe con respecto a la convención que contiene mientras
no haya sido acusada su falsedad y probada en el respectivo juicio".
(G.J. Nº 1285, p. 100).
22.- "La falsedad intelectual o substancial del documento puede probarse por
todos los medios legales, aun mediante indicios y presunciones".
(G.J. Nº 1354, p. 60).
24.- "La objetada falta de validez del documento referido, porque no ha sido
registrado en la Oficina de Impuestos Internos (Renta distrital) es impertinente,
por cuanto el art. 20 del D.S. de 20 de julio de 1936 invocado en el recurso, se
refiere al registro de toda operación de crédito y no a contratos de distinta
naturaleza, como el de autos, y tampoco es aplicable al caso de la especie el
art. 191 del c. min. que también se refiere a operaciones de crédito".
(G.J. Nº 1600, p. 131).
26.- "Los títulos presentados por los reconvencionistas que cursan en autos y
aparecen estar debidamente inscritos en derechos reales hace más de 60 años,
merecen la fe probatoria que les asignan los arts. 905 (1289) del c. c. y 177
(399) de su procedimiento".
(G.J. Nº 1611, p. 79).
27.- "La escritura pública que en testimonio cursa a fs.... tiene fuerza probatoria
que hace plena fe entre las partes otorgantes, conforme dispone el art. 1289, I)
del c. c., mientras no sobrevenga alguno de los casos previstos en el parágrafo
II) de la misma disposición".
(A.S. Nº 32 de 13-III-80).
28.- V. los casos Nos. 14 del art. 453; 7, 11, y 12 del art. 1287; 18 del art.
1328; 9 del art. 1453.
ART. 1290.- (Declaraciones en favor de otro). I. El documento público hace
plena fe también contra quien lo ha suscrito, en cuanto a las declaraciones, obligaciones
y confesiones que contiene a favor de otro.
II. El testamento legal de cualquier clase, aun cuando no haya muerto el testador,
hace también plena fe contra él, en cuanto a las obligaciones, confesiones y
declaraciones que contiene en favor de otro.
III. En ambos casos se salva la prueba contraria.
El art. que no tiene equivalente en el Cgo. modelo resume en una, las reglas de
los arts. 906 y 907 del Cgo. abrg. Ejemplo clásico de la aplicabilidad de estas reglas,
es lo que se llama reconocimiento tácito de hijo (art. 196 c.f.), cuando en el documento
público (inter vivos o mortis causa), se menciona al hijo extramatrimonial por su nombre
en ese carácter (de hijo), o simplemente se lo alude incidentalmente, de modo que
puede dar lugar a reclamar la declaración de filiación, mediante la posesión de estado
(art. 205 c.f.). Puede añadirse, como ejemplo, el caso de reconocimiento de deuda o
promesa de pago contenidas en cualquiera declaración, emitida en las formas previstas
en este art.
2.- "La declaración testamentaria de... en la cual confiesa adeudar a... tiene por
sí sola el valor legal que le atribuye el art. 907 (1290) del c. c.".
(G.J. Nº 633, p. 10).
Fte: Cgo. fr. 1322 (para I) - Cgo. it. 1414, 2º) (para II) -
Conc: c. c. 543 - 545 -
El Cgo. abrg. omitió la traducción del art. 1321 del Cgo. francés, (1292 del
Código). El Cgo. italiano de 1942, tampoco contiene disposición equivalente no obstante
que se precedente, el Cgo. de 1865 (art. 1319), incluía el precepto.
Es válida y eficaz entre las partes y sus sucesores a título universal, aunque sea
hecha en documento no público y destinada a permanecer secreta. Es ineficaz contra
terceros, cuando consta en documento privado. La eficiencia contra terceros, que le
reconoce el prf. II del art. en examen, sólo en el caso de que sea público el
contradocumento y anotado en la matriz y en la copia utilizada por el tercero,
prácticamente es, la de un acto o contrato corriente, sin ningún carácter de
contraestipulación, por el cual las partes han rescindido o han substituído el primer
contrato público, por otro también público, lisa y llanamente. La referencia eufemística a
la matriz, alude al registro de escrituras y la relativa a la anotación, ha de suponerse
que es la prevista por el art. 1552 (anotación preventiva en el Registro de Derechos
Reales). Con las características no puede hablarse, en rigor, de contradocumento.
La ineficacia de la contraestipulación contra terceros, es, precisamente, el riesgo
propio de la simulación que se manifiesta en el contradocumento y cuya característica,
se repite, para que sea tal, es la clandestinidad.
Jurisprudencia
La regla del prg. I), se conforma al principio que informa el estatuto formal: locus
regit actum. La legalización es requisito indispensable para demostrar la autenticidad del
documento procedente del extranjero. Los consulados, (no las misiones diplomáticas),
tienen para el efecto (prg. II), atribuciones de funcionarios de fe pública y, por lo tanto,
los documentos públicos que se otorgan mediante sus registros, hacen plena fe en la
República, luego de su protocolización en un registro notarial.
Jurisprudencia
3.- "Los bolivianos, así como los extranjeros, que celebran contratos en el
exterior sobre bienes situados en la República, deben otorgar dichos contratos
con las formalidades exigidas en el país en que lo hacen, con cuya condición
merecen fe en Bolivia, conforme disponen los arts. 36 y 1475 (1294 y 1376) del
c. c.".
(G.J. Nº 1228, p. 88).
Jurisprudencia
2.- "Este art. (178 p.c. derg. = al 1296) se limita a reconocer la fuerza de
prueba plena en los certificados sacados de los registros, pero ni dicho art. ni
ninguna otra disposición prohiben el empleo de los demás medios establecidos
para probar la edad de las personas".
(G.J. Nº 502, p. 2).
3.- "El (certificado) del acta de matrimonio contraído según las leyes francesas
expedidas por el canciller del consulado francés y legalizado por el agente
diplomático de Francia en Bolivia y por el Ministerio de Relaciones Exteriores,
merece la fe que le atribuye el art. 36 (1294) del c. c.".
(G.J. Nº 640, p. 2).
4.- "Según este artículo (1296) los certificados que se sacan de los (registros)
hacen fe para acreditar el nacimiento, la edad, el matrimonio o la muerte".
(G.J. Nº 656, p. 12).
8.- "El art. 178 del Compilado (p.c. abrg., citado como precedente del art. 1296
del c. c. vigente), se refiere a los despachos y títulos expedidos por el Gobierno
y sus Agentes autorizados, facultad no extensiva a funcionarios extranjeros como
es el Cónsul de...".
(G.J. Nº 1609, p. 102).
9.- "Una simple copia legalizada del acta de una garantía otorgada ante una
seccional policiaria, expedida no por autoridad competente sino por un
funcionario subalterno de la Dirección de Investigación Nacional, no tiene fuerza
probatoria al tenor del art. 178 del p.c. (de 1878 = al 1296 del c. c. vigente)".
(G.J. Nº 1615, p. 44).
10.- "El certificado cuestionado, otorgado por el Agente Provincial del Banco
Agrícola, sin ajustarse al precepto del art. 89 de la L. gral. de Bancos de 11 de
julio de 1928, a la que dicho Banco y sus funcionarios están sometidos a tenor
de lo dispuesto por el D.S. de 11 de Feb. de 1942, L. de 10 de Dic. de 1943 y
L. de 29 de Feb. de 1940, ha sido correctamente desestimado en el auto de
vista recurrido, sin que se haya violado las normas mencionadas".
(A.S. Nº 142, de 30-V-79).
11.- V. el caso Nº 28 del art. 1321.
SECCION II
El número de las firmas depende de las partes que concurren, según sea
unilateral o bilateral o plurilateral el acto o convención contenidos en el documento.
Jurisprudencia
1.- "Según el art. 910 (1297) del c. c., el instrumento privado legalmente
reconocido o habido por tal, sólo tiene fuerza de prueba plena respecto a la
convención que comprende".
(G.J. Nº 460, p. 877).
2.- "El instrumento privado sólo hace fe cuando ha sido legalmente reconocido".
(G.J. Nº 494, p. 14).
7.- "Al desestimarse la carta que no se halla suscrita, no se viola (la ley)
porque el acto de darse por reconocida no la reviste del carácter que la ley no le
atribuye".
(G.J. Nº 701, p. 12).
9.- "Al darse a la referida minuta, el valor probatorio que la ley atribuye al
instrumento privado, reconociéndose que se halla consumado el expresado
contrato de partición, no se viola este art. (1297)".
(G.J. Nº 753, p. 41).
11.- "Para que un instrumento haga la misma fe que uno público contra los que
lo han suscrito, o sus herederos, es necesario que sea reconocido por aquéllos o
por éstos, o que se dé por reconocido, con intervención de ellos".
(G.J. Nº 794, p. 41).
12.- "Al dar al instrumento privado la misma fe que al público, supone que aquél
se encuentra legalmente reconocido".
(G.J. Nº 803, p. 27).
13.- "Todo documento privado, cualquiera que sea su naturaleza, debe ser
legalmente reconocido para tener valor de plena prueba".
(G.J. Nº 804, p. 18).
14.- "Son legales y válidos los instrumentos privados firmados por el otorgante y
reconocidos ante autoridad competente, requisitos sin los cuales no pueden ser
calificados como tales a tenor de los arts. 905 y 912 (1289 y 1300) del c. c.,
particularmente a los efectos del art. 434 (487) del p.c.".
(G.J. Nº 1219, p. 65).
15.- "No reuniendo las condiciones especificadas por los arts. 903 y 910 (1287
y 1297) del c. c., las minutas no pertenecen a la categoría de documentos
públicos ni privados y su reconocimiento no mejora su calidad original de simples
proyectos".
(G.J. Nº 1232, p. 90).
19.- "Si las partes no declaran expresamente que dan carácter de documento
privado a la minuta extendida para el otorgamiento de una escritura pública,
mientras ésta sea suscrita, dicha minuta sólo tiene el alcance de un mero
proyecto entre las partes, sin que la justicia pueda darle otra validez sin incurrir
en exceso de poder y falsa aplicación de los arts. 910 (1297) del c. c. y 180
(399, II) del p.c.".
(G.J. Nº 1349, p. 14).
23.- "Según los arts. 1297 del c. c. vigente y 319 del p.c., los documentos
privados para tener eficiencia jurídica, necesitan de un previo reconocimiento de
la firma y rúbrica de quien los suscriba y contra el cual deben oponerse o
ejecutarse".
(G.J. Nº 1623, p. 143).
25.- "El documento de fs... carece de la eficacia señalada por el art. 1297 del
c. c., porque no aparece en obrados el acta de reconocimiento del mismo,
menos el auto que en rebeldía del emplazado le diera por legalmente reconocido
de conformidad a los arts. 1298 del mismo código sustantivo y 399 de su
Procesamiento".
(A.S. Nº 32, de 13-III-80).
26.- "El art. 1297 del c. c. atribuye al documento privado reconocido entera fe
respecto de la verdad de las declaraciones que contiene".
(A.S. Nº 64, de 2-V-80).
28.- Véase los casos Nos. 2 del art. 595, 8 y 10 del art. 1287, 21 del art.
1289, 4 del art. 1306.
ART. 1298.- (Reconocimiento legal del documento privado). La ley da por
reconocido un instrumento privado:
1) Cuando la parte a quien se opone rehusa reconocerlo o comparecer sin justo
motivo ante el juez competente.
2) Cuando negándolo, se declara válido en juicio contradictorio.
Jurisprudencia
1.- "La ley que determina que se dé por reconocido el instrumento privado,
cuando aquél a quien se opone rehusa reconocerlo o comparecer ante el juez,
establece una regla general que no hace distinción entre el autor y los
herederos".
(G.J. Nº 421, p. 526).
Jurisprudencia
6.- "Si nadie ha suscrito a ruego el documento en que interviene una persona
analfabeta, importa que no se ha observado las formalidades previstas por el art.
2º de la L. de 20 de Nov. de 1950".
(G.J. Nº 1602, p. 121).
8.- "Los documentos otorgados por analfabetos deben llenar los requisitos
exigidos por ley para surtir efecto".
(G.J. Nº 1611, p. 59).
9.- "El documento privado para surtir efectos de documento público requiere del
reconocimiento de las firmas de sus otorgantes, según la L. de 20 de Nov. de
1950 tratándose de analfabetos".
(G.J. Nº 1616, p. 99).
11.- "No surte efecto legal alguno, conforme establece el auto de vista recurrido,
el documento en el que interviniendo una persona analfabeta, no reúne las
condiciones que exige la L. de 20 de Nov. de 1950".
(G.J. Nº 158, de 25-VI-79).
12.- "La L. de 20 de Nov. de 1950, para garantizar los actos y contratos de los
analfabetos, víctimas frecuentes de engaño, establece requisitos sin los cuales
los documentos en que éstos intervienen son nulos, como ocurre en la especie,
en la que la inobservancia de los mismos no puede ser suplida con la firma
estampada por el marido de la actora".
(A.S. Nº 17, de 12-II-80).
Jurisprudencia
1.- "La única formalidad del documento privado es la firma de los contratantes
para probar el consentimiento".
(G.J. Nº 182, p. 910).
6.- "El reconocimiento reducido a la afirmación de ser suya la letra o firma que
en el documento se encuentra, tiene el valor de confesión judicial".
(G.J. Nº 529, p. 6).
8.- "Los documentos privados que no se firmaron por aquél a quien se les
opone, no hacen fe".
(G.J. Nº 664, p. 16).
9.- "En los documentos privados la falta de reconocimiento del signatario o sus
herederos se suple con la prueba legal producida en el juicio de comprobación".
(G.J. Nº 671, p. 12).
11.- "El cotejo de firmas, verificado por los notarios que se llamaron, no importa
reconocimiento en el sentido indicado, aparte de que se hizo constar en esa acta
que no hay uniformidad en las rúbricas cotejadas".
(G.J. Nº 776, p. 18).
En el mismo sentido.
(G.J. Nº 1290, p. 31)
Jurisprudencia
1.- "En los instrumentos (privados) se cuenta su fecha para terceros desde el
fallecimiento de cualquiera de los que lo suscribieron, o desde su presentación
en juicio, o desde su inscripción en el registro público".
(G.J. Nº 128, p. 436).
Las reglas de este art. y del siguiente (1303) tienen justificación de antiguo. Si
en una escritura pública o privada en que se declara un derecho o se reconoce una
obligación de determinada amplitud, aquél a cuyo favor se halla otorgada consigna algo
que lo limita y que hace más favorable la situación del deudor, debe tenerse por cierto.
A nadie se le ocurre, obrando cuerdamente, extender en un documento de semejante
naturaleza notas que no respondan de una manera exacta a la verdad o a lo que se
estima como verdad (Scaevola).
ART. 1303.- (Exoneración del deudor).
I. Los escrito por el acreedor en seguida, al margen o al dorso de un documento que
ha estado siempre en su poder, aunque él no haya firmado ni fechado, hace fe cuando
tiende a establecer la exoneración del deudor.
II. Lo mismo se entiende con lo escrito por el acreedor al dorso, al margen o en
seguida de la copia de un documento o recibo, siempre que la copia esté en poder del
deudor.
Jurisprudencia
3.- "Queda legalmente establecido el pago que figura al margen del documento
reconocido, al tenor del art. 1303 del c. c.".
(A.S. Nº 159, de 9-X-80).
SECCION III
Se discutió por los autores (Rosellini, Fuchs, Mittermaier, cits. de Giorgi), tras el
establecimiento del telégrafo, entre los graves problemas que de ello se derivaba para la
ciencia jurídica, la índole del telegrama como instrumento del contrato, su fe probatoria
en juicio, las relaciones y las obligaciones que hacen renacer entre remitente y
destinatario, entre aquéllos y el empleado de telégrafos. El Código de Comercio italiano
precedente en esa materia del Cgo. Civil (que también es Comercial, Messineo) de
1942, introdujo en sus disposiciones las que ahora rigen en éste. Sus reglas,
originalmente, sólo tenían aplicaciones en materia mercantil. Y como no hay razones
para seguir reglas distintas en materia civil, porque la razón de ellas no derivan de las
particulares necesidades del tráfico mercantil, sino que nacen de la naturaleza de las
operaciones telegráficas y de las facultades que conciernen a los empleados de las
oficinas telegráficas, es indudable que dichas reglas correspondían también al campo de
aplicación del Código Civil.
ART. 1305.- (Cartas misivas). I. Las cartas misivas podrán ser admitidas como
prueba o principio de prueba escrita, según las circunstancias, cuando sean presentadas
por el destinatario o con su consentimiento, para acreditar un interés legítimo en el litigio
con el autor de las cartas.
II. las cartas confidenciales no producen efecto probatorio alguno, salvo lo dispuesto
en el artículo 20-I.
Conc: c. c. 20, I) - 805, II) - 1297 - 1329 -
Las cartas misivas, tienen tanta antigüedad como la necesidad en que los
hombres se encontraron siempre de comunicarse, estando ausentes, sus pensamientos y
su voluntad. El Digesto (cit. de Giorgi), presenta numerosos fragmentos en los que
muestra la epístola como medio de concluir contratos inter absentes (art. 462). La
historia de la letra de cambio, la muestra, en sus principios, como una simple orden de
pago escrita por carta, en forma lacónica y de estilo especial, que usaban los
comerciantes.
Como medios de prueba, las cartas hacen fe contra quien las ha escrito y a
favor de quien las ha recibido, por estar a él dirigidas, cuando son reconocidas. A favor
de quien la ha escrito, la carta -primera o de contestación- no puede hacer fe, sin otro
hecho o documento con el que pueda comprobarse o recibir confirmación. A esas
circunstancias se refiere el art. 1305, para reconocerlas como medio de prueba o como
principio de prueba escrita solamente. La certeza de la fecha, puede determinarse con
el sello postal si se encuentra estampado sobre la hoja misma en que va la carta, como
sucede en las postales, o en los papeles que cerrados de forma determinada,
constituyen su propia cubierta.
Para admitir entre los medios de prueba la carta, ha de ser presentada en juicio.
Puede ser presentada espontánea u obligadamente, por aplicación de las reglas
generales de la actio ad axhibendum a que se refieren, en parte, los casos 4, 5 y 6 del
art. 319 y con las limitaciones señaladas en el art. 320, ambos de p.c.
Las cartas dirigidas a una persona son propiedad de está, no pueden ser
presentadas sin el consentimiento del destinatario y presentadas no pueden tener efecto
en daño o beneficio del tercero, más que como simple indicio, salvo que la carta haya
estado destinada a ser comunicada al tercero, caso en el cual éste puede considerarla
suya y hacer uso de ella.
Siendo la carta confidencial (arts. 20, I y 1305, II), no puede ser presentada,
aun con el consentimiento de la persona a la que va dirigida, si no da también su
consentimiento el remitente o, en su defecto, sus herederos forzosos, a menos que sea
el destinatario quien tenga interés en presentarla por un interés personal grave y
legítimo. Presentada sin el consentimiento del remitente, el juez no puede tenerla en
cuenta, aunque previamente puede decidir si la carta tiene o no carácter confidencial,
cuestión librada a su arbitrio.
SECCION IV
SUBSECCION I
Jurisprudencia
1.- "La excepción de pago opuesta y apoyada en las partidas de egreso de los
libros de la sociedad, que no hacen fe en favor de ella, conforme al art. 914
(1306) del c. c. ha quedado improbada".
(G.J. Nº 328, p. 3113).
2.- "Los cargos recíprocos procedentes de partidas de licores internados por
cuenta de cada socio, constan de la cuenta llevada por el dependiente que, sin
oposición alguna, sirvió de base a los peritos liquidadores".
(G.J. 550, p. 20).
3.- "La sentencia sólo se halla apoyada en los referidos libros, cuentas,
comprobantes y acuerdos (del Banco), los que según el art. 914 (1306) del c.
c. no forman prueba contra el demandado".
(G.J. Nº 561, p. 25).
Jurisprudencia
La regla del parágrafo I ya proclamada por los romanos (nemo potest esse
auctor in rem suam = nadie puede aseverar en su propio interés) y por el Cgo. francés
de 1804 (art. 1331) sienta con buen sentido el principio de que nadie puede otorgarse
un título probatorio, sea para constituir, sea para extinguir obligaciones. Más que el
sentido material ha de atenderse al sentido moral de la frase a favor de quien los ha
escrito, ya que la regla se aplicará igualmente a los registros o manuscritos mandados
hacer con el secretario, dependiente o cualquier otra persona de confianza o de la
familia de aquél a quien pertenecen los registros y papeles domésticos.
Por la segunda regla del art. (prf. II), los registros y papeles privados hacen fe
contra quien los ha escrito, cuando expresen formalmente la entrega de un pago,
aunque no estén fechados ni firmados. Esta segunda parte no lo dice el art., pero lo
dicen los principios generales en que se funda el precepto. La inscripción puede estar
hecha por el mismo acreedor, por sus dependientes o personas de confianza, e
inclusive por el propio deudor, si se demuestra que éste fue encargado por el acreedor
para el efecto.
Fte: Cgo. it. 2714 (para I) - Cgo. fr. 1335, 1º) (para II) -
Precd: c. c. abrg. 917 - 918 -
Conc: p.c. 400 -
c. c. 1285 - 1287 - 1311 - 1542 -
Jurisprudencia
2.- "La ejecución del año 1647 es de autenticidad dudosa y no merece entera fe
a causa de no ser sino el testimonio sacado por orden de juez extraño al del
juicio y sin citación fiscal, de otro testimonio y sin los requisitos establecidos en
el art. 918 (1309, II)".
(G.J. Nº 543, p. 2).
3.- "Según el art. 918 (1309, II) del c. c. habiendo parte interesada en un
asunto, el testimonio de todo instrumento archivado que se le oponga, debe ser
sacado con citación suya".
(G.J. Nº 553, p. 10).
5.- "Los testimonios sacados por autoridad de juez competente por las personas
encargadas de la custodia de los originales y con la oportuna citación de las
partes tienen el valor probatorio que le atribuye el art. 918 (1309, II)".
(G.J. Nº 810, p. 22).
6.- "Al denegar la exhibición del protocolo original para confrontar con él los
testimonios presentados, en razón de no existir duda sobre el punto reclamado,
emplea el juez la facultad que le confiere la ley".
(G.J. Nº 825, p. 45).
7.- "Los testimonios franqueados por los Oficiales del Registro civil para merecer
fe tienen que estar franqueados de acuerdo al art. 918 (1309) del c. c.".
(G.J. Nº 1617, p. 63).
Jurisprudencia
1.- "El A.S. de 29 de Oct. de 1970, declara sin valor probatorio a la fotocopia
que no está debidamente legalizada".
(G.J. Nº 1588, p. 156).
3.- "No se puede admitir en juicio, como sustitutivas, las copias fotostáticas de
documentos básicos declarativos de derechos o extintivos de obligaciones, a
menos que se hallen autenticados por autoridad competente y formen parte de
otras pruebas, más aun, como ocurre en la especie, cuando quien pretende
utilizarlas en su favor estaba en posesión de los originales en la fecha de la
presentación de las fotocopias".
(G.J. Nº 1590, p. 26).
4.- "Las copias fotográficas, no reconocidas por nuestras leyes vigentes (nótese
que este A.S. es anterior a la vigencia de los nuevos c.c. y p.c.), no pueden ser
legalizadas por los Notarios de fe pública, quienes sólo pueden autorizar los
actos y contratos que indican los arts. 1º y s. de la L. del Notariado de 5 de
marzo de 1858".
(G.J. Nº 1597, p. 48).
5.- "Los Notarios de fe pública no tiene facultad legal para otorgar legalizaciones
de documentos sobre derechos de propiedad que no constan en sus archivos y,
en la especie, la copia fotostática legalizada de un carnet de propiedad de un
vehículo motorizado, infringe las disposiciones de los arts. 32 y 34 de la L. del
Notariado".
(G.J. Nº 1621, p. 53).
Jurisprudencia
1.- "La ratificación que se invoca, cualquiera que sea su mérito para los
contratantes, no puede dañar los derechos de... que no intervino en el contrato
primitivo ni en la ratificación que se alega".
(G.J. Nº 427, p. 587).
4.- "Para ser confirmatorios o de ratificación los documentos, tienen que reunir
los requisitos indispensables que imponen los arts. 922, 923 y 925 del c. c.
(abrg.) los mismos que están consignados en los arts. 1313 a 1316 del c. c.
vigente".
(G.J. Nº 1614, p. 21).
Jurisprudencia
1.- "Se exige los requisitos prescritos por el art. 923 (1314) en los instrumentos
confirmatorios para cortar la equivocación que pudiera sufrir quien tiene derecho
de acusar un contrato de nulidad y rescisión, (de modo) que la confirmación se
entienda hecha con conciencia de los motivos de nulidad".
(G.J. Nº 210, p. 1139).
Jurisprudencia
1.- "El desempeño del cargo (supone) aceptación y ejecución que importa la
ratificación del contrato y subsana el defecto de la firma, como lo determina el
art. 924 (1315)".
(G.J. Nº 577, p. 3).
2.- "Al pagar variado canon de arrendamiento durante (varios) años, ejecutando
así voluntariamente las modificaciones verbales pactadas por su esposa,
arrendataria mancomunada, importa (para el demandado) la ejecución voluntaria
del nuevo convenio restrictivo del celebrado por escrito conforme al art. 924
(1315) c. c.".
(G.J. Nº 729, p. 9).
3.- Véase el caso Nº 4 del art. 1313. También los casos Nos. 2, 3 y 6 del art.
558.
Véase los casos Nos. 1 del art. 558, 4 del art. 1313.
CAPITULO III
DE LAS PRESUNCIONES
Pothier: es el juicio que la ley o el hombre forman sobre la verdad de una cosa,
por ilación con otra diferente.
Carnelutti, encuentra que la definición corriente (dada por la ley), peca por
exceso. Para explicarse, empieza por señalar que presunción lo mismo que prueba, se
usa en dos significados: para indicar el objeto que se utiliza para la deducción, o la
deducción misma que de él se deriva, (segundo sentido este contenido en la definición
legal). Por ello puede entenderse la definición en el primer significado, así:
consecuencias deducidas de un hecho conocido no destinado a hacer funciones de
prueba, para llegar a un hecho desconocido. Y, en el segundo significado, presunciones
son hechos de cualquier género, que no tienen una finalidad probatoria específica, en
cuanto sirven para obtener de ellos consecuencias para llegar a un hecho desconocido.
Las presunciones legales (art. 1318) están dispensadas de toda prueba; quien
las invoca no está obligado a otra cosa que demostrar el hecho, del cual deduce la ley
una consecuencia, que la ley la tiene por cierta, por cuya razón la parte a quien
aprovecha no está en la necesidad de demostrar su exactitud, lo que no supone, en
tesis general, un obstáculo para admitir la prueba contraria (v. el art. siguiente y su
anot.).
SECCION I
ART. 1318.- (Presunción legal). I. Presunción legal es la que una ley atribuye a
ciertos actos o a ciertos hechos.
II. Unas no admiten prueba contraria, tales como:
1) Los actos que la ley declara nulos por presumirse hechos en fraude de sus
disposiciones.
2) Los actos en que la ley declara la propiedad o la exoneración resultantes de ciertas
circunstancias determinadas.
3) La autoridad de la cosa juzgada.
III. Otras admiten prueba contraria en los casos expresamente señalados por la ley.
IV. La presunción legal dispensa de toda prueba a la parte a quien aprovecha.
Son de iuris et de iure, aquellas sobre cuyo fundamento la ley anula ciertos actos
o aquellas en las cuales no se puede fundar una acción (casos 1 y 3 del prg. II). Es
constante y admitido principio también que al poseedor de un inmueble ha de
reputársele propietario del mismo, aunque así no resulte normado expresamente,
solución que tiene sus antecedentes en la máxima feudal: ninguna tierra hay sin señor,
abolida por la Revolución francesa (ley de agosto de 1792, cit. Bonnier), cuya versión
actual al tenor del ordenamiento jurídico nacional (arts. 166 de la Const., 211 y 212 del
c. c. y 5º y 7º de la L. de R.F. Agr.) puede formularse así: la tierra es de quien la
trabaja.
Por regla general, no se admite prueba alguna contra las presunciones legales,
excepto en los casos previstos en la ley. Deriva de ello la distinción enunciada en el art.
1317 y reglada en este que ahora se anota, distinción que en la doctrina del Cgo.
modelo, también se denomina presunción absoluta a la de iuris et de iure y relativa a la
iuris tantum.
Las presunciones legales son dos: las absolutas que no admiten, como la ley,
contestación, esto es, como se dice comunmente por los autores, aunque
impropiamente, que no admite prueba en contrario. Es praesumptio juris et de jure, es
decir, llamada presunción de derecho por cuanto la ley la establece, y por derecho, por
cuanto toda presunción deducida de Derecho es tenida por la ley como firme verdad
(Menoch, cit. por Pothier).
Que no es, propiamente, medio de prueba sino una disposición legal, se infiere
del hecho simple de que aun la prueba literal, como la oral (testifical o confesión, v.
gr.), pueden ser destruídas: falsedad de escrituras, falsa testificación, confesión contraria
a prueba literal fehaciente (art. 409, caso 3º p.c.), etc. En la presunción iuris et de
iure, no puede concebirse siquiera una posibilidad análoga: sería como pretender
contestar y contradecir la ley.
Las presunciones relativas o iuris tantum, son también legales porque las
establece la ley. Se diferencian de las de derecho y por derecho, porque contrariamente
a éstas, admiten prueba en contrario. Su primer efecto es desplazar el peso de carga,
como ya si ha visto (prg. IV). Los ejemplos son numerosos. Se han señalado y se
señalarán en el curso de las anotaciones, en el examen de los preceptos que las
contienen. Para recordar, se señala, siempre ejemplificativamente, los siguientes: art. 1,
III) nacimiento con vida; la muerte simultánea múltiple (art. 2, II); art. 39 y s.
presunción de muerte; art. 173, presunción de medianería; art. 282, servidumbres
accesorios; art. 956, promesa de pago, y el ya citado art. 321, I) del Código; art. 186
negación de hijo; art. 113, comunidad de bienes en el c.f.; 399 sobre responsabilidad
anterior de los socios, 788 sobre responsabilidad en las obligaciones mercantiles, 1027
respecto de la prueba del siniestro, en el c. com.
Jurisprudencia
3.- "La cosa juzgada constituye presunción legal que exime de toda prueba a la
parte a quien aprovecha".
(G.J. Nº 578, p. 11).
8.- "La sentencia ejecutoriada constituye una presunción legal que pone término
al juicio, cuyos procedimientos no es lícito impugnar alegando
extemporáneamente faltas que no se reclamaron (oportunamente)".
(G.J. Nº 712, p. 27).
10.- "La presunción legal a que se refiere el art. 937 (1318) del c. c. establece
regla de criterio legal para la aplicación de la ley sobre actos y hechos ciertos".
(G.J. Nº 780, p. 41).
11.- "La presunción legal de la (filiación) de un hijo establecida por el art. 160
(178 c.f.) sólo puede ser reclamada por el marido y cuando éste ha muerto,
según los arts. 163 y 164 (188 c.f.) por sus herederos estando dentro del
término útil y establecerse que esa acción puede hacerse valer por distintas
personas en cualquier tiempo, oponiéndose como excepción, se viola el art. 937
(1318)".
(G.J. Nº 832, p. 36).
12.- "La presunción legal exime de toda prueba a la parte a quien aprovecha".
(G.J. Nº 1222, p. 20).
14.- "La presunción legal estatuída por los casos 2º y 3º del art. 935 (2º y 3º,
1318, II) del c. c., no admite prueba en contrario en conformidad con lo
dispuesto por el art. 937 (1318, II) del mismo código".
(G.J. Nº 1358, p. 23).
15.- "La autoridad de la cosa juzgada es irrevisable por ningún tribunal por
cuanto importa una presunción de la ley en concepto del art. 934 (1318, I) del
c. c., que no admite prueba en contrario según el art. 937 (1318, II, 3) del
mismo código".
(G.J. Nº 1358, p. 82).
17.- "Reciben la autoridad de cosa juzgada, según el art. 307 (515) del p.c. y
el art. 935, caso 3º (1318, 3) del c. c., las sentencias para las cuales la ley no
permite en el proceso otra instancia ni recurso".
(G.J. Nº 1598, p. 76).
18.- "Una resolución dictada por un juez sin competencia, no causa ejecutoria ni
alcanza la autoridad de cosa juzgada, porque es violatoria de las normas
jurisdiccionales; pues, si el objeto de la jurisdicción es la cosa juzgada, ésta no
puede existir sin aquélla y sin riesgo de herir profundamente un interés de orden
público".
(G. J. Nº 1598, p. 105).
19.- "De acuerdo al art. 937 (1318, IV) del c. c., la presunción de cosa juzgada
exime de toda prueba a quien la opone, y acarrea la denegación de la acción en
proceso, probadas que sean las condiciones que exige el art. 936 (1319) del
mismo código".
(G.J. Nº 1602, p. 31).
21.- "Las presunciones de la ley, como la del art. 973 del c. c. (abrg. = al 113
del c.f. vigente), no pueden ser destruídas mediante prueba testifical contraria".
(G.J. Nº 1614, p. 60).
22.- V. los casos Nos. 5 del art. 359, 6 y 18 del art. 482, 33 del art. 1319.
ART. 1319.- (Cosa juzgada). La cosa juzgada no tiene autoridad sino con
respecto a lo que ha sido objeto de la sentencia. Es menester que la cosa demandada
sea la misma, que la demanda se funde en la misma causa, que las partes sean las
mismas y que se entable por ellas y contra ellas.
La única decisión judicial que reviste autoridad de cosa juzgada, es la que tenga
carácter definitivo: la sentencia (Savigny, cit. por Ricci). Tocante a los autos
interlocutorios, -problema arduo e incierto tanto en la doctrina como en la jurisprudencia
según Laurent (cit. por Ricci)- éste, apoyado en la jurisprudencia del tribunal Supremo
de Turín, considera que se da autoridad de cosa juzgada, cuando contenga la decisión
de un punto controvertido que sea la premisa lógica necesaria de cuanto en el fallo se
contiene.
Hay cosa juzgada, cuando se han agotado todos los recursos ordinarios o
extraordinarios concedidos por la ley, para impugnar la decisión judicial o cuando han
transcurrido los términos para hacerlo. Esto es, como se dice en el estilo forense,
cuando la decisión está ejecutoriada (art. 515 p.c.).
Se distingue entre causa próxima y causa remota y se dice que basta que exista
la identidad de la primera, aun cuando la segunda sea distinta para que pueda oponerse
la cosa juzgada. Ejemplo: nulidad de testamento por vicio de forma, derivada de la falta
del número de testigos exigidos por ley; rechazada la demanda, se plantea nueva
demanda de nulidad del mismo testamento, también por vicio de forma, pero que esta
vez consiste en que el notario no leyó las disposiciones testamentarias en presencia de
testigos. Ricci, contra la opinión de otros autores, sostiene que no se puede alegar la
cosa juzgada, porque la doctrina contraria no tiene asidero ni en el texto ni en los fines
de la ley. Se confunde el fin del juicio con los medios empleados para lograrlo. En
ambos juicios la finalidad es la misma: nulidad del testamento por vicio de forma; mas,
en cada uno de los juicios se parte de diversos puntos, diversidad que se la que debe
tenerse presente para decidir si una demanda está o no fundada en la misma causa.
Obsérvese que el art. en examen, omite sin razón la condición explícita contenida
en las disposiciones señaladas como su fuente y su precedente, respecto de la misma
cualidad en que deben intervenir las partes para los efectos de la regla que legisla.
Las sentencias sobre el estado civil de las personas, pueden oponerse a terceros
que no han intervenido en el juicio porque faciunt jus erga omnes, según doctrina y
jurisprudencia generalizada (que Ricci no acepta), recogida hoy en la regla del art.
1452.
La cualidad, que debe ser la misma para oponer la cosa juzgada, se refiere a la
personalidad jurídica de la parte, no a la cualidad de actor o de demandado con que
actuó en el juicio. Si Juan que ganó el juicio de reivindicación que le dedujo Pedro,
tiempo después demanda a éste porque se introdujo en el mismo fundo, objeto del
primer pleito de reivindicación, la cosa juzgada que obtuvo Juan contra Pedro puede ser
invocada, aunque los papeles de actor y demandado se hayan invertido.
Jurisprudencia
1.- "Este art. (1319) no es aplicable a los autos interlocutorios que pueden ser
casados, revocados de oficio o a solicitud de parte".
(G.J. Nº 95, p. 179).
2.- "A pesar de haber recibido la sanción de la cosa juzgada la aprobación del
remate, se declaró rescindido por el indicado defecto de falta de pago".
(G.J. Nº 194, p. 1007).
4.- "El auto acusado da, con exceso de poder, por nulo de pleno derecho el
auto que, aunque entraña violación manifiesta de la ley, está sellado con la
autoridad de la cosa juzgada".
(G.J. Nº 309, p. 310).
7.- "No pudiendo ser discutida esa propiedad en un segundo juicio entre las
mismas partes obrando en la misma calidad y por la misma causa que antes,
según los arts. 935, 936 y 937 (1318 y 1319) resumidos con precisión en la
regla del Derecho Non bis in idem, la tercería ha sido legalmente rechazada".
(G.J. Nº 506, p. 13).
9.- "No hay cosa juzgada respecto de personas que no concurrieron al juicio
fenecido".
(G.J. Nº 655, p. 19)
10.- "La cosa juzgada sólo comprende a las partes litigantes y a sus
causahabientes. El tercero a quien perjudica una sentencia, dictada sin su
concurso al juicio, tiene acción para pedir que a su respecto se la declare sin
valor ni efecto".
(G.J. Nº 658, p. 25).
11.- "La cosa juzgada tiene autoridad en lo que ha sido objeto del juicio cuando
la cosa demandada sea la misma, que la demanda se funde en la misma causa,
que las partes sean las mismas, que se entable por ellas y contra ellas en la
misma calidad".
(G.J. Nº 684, p. 18).
12.- "Una sentencia o auto que no se apeló, recibe autoridad de cosa juzgada".
(G.J. Nº 704, p. 7).
13.- "Para los efectos civiles el auto de sobreseimiento ejecutoriado por no ser
justificable la falta de que se trató, tiene la fuerza probatoria a que se refiere el
art. 935, caso 3º (1319) del c. c.".
(G.J. Nº 716, p. 22).
14.- "Sólo hay cosa juzgada con los requisitos exigidos por el art. 936 (1319)
del c. c.".
(G.J. Nº 724, p. 32).
19.- "La presunción legal de la cosa juzgada sólo aprovecha o perjudica a las
partes que litigan o derivan sus derechos de ellas, que han sido comprendidas
en las sentencias".
(G.J. Nº 830, p. 54).
20.- "La excepción de cosa juzgada propuesta con todos los requisitos
contemplados en el art. 936 (1319) del c. c. no admite prueba en contrario".
(G.J. Nº 1282, p. 72).
22.- "No hay cosa juzgada cuando no existen las condiciones de identidad de
personas, causa y objeto en ambos litigios, conforme dispone el art. 936 (1319)
del c. c.".
(G.J. Nº 1285, p. 102).
23.- "La cosa juzgada para causa efecto exige identidad de causa y de objeto
de acuerdo a lo que previene el art. 936 (1319) del c. c.".
(G.J. Nº 1279, p. 33).
24.- "Para que exista cosa juzgada han de ocurrir los requisitos que señala el
art. 936 (1319) del c. c.".
(G.J. Nº 1298, p. 45).
25.- "Como verdad jurídica inalterable, la cosa juzgada es irrevisable así se trate
de intereses del Estado".
(G.J. Nº 1299, p. 53).
26.- "Las resoluciones dictadas con falta de jurisdicción, que afecta al orden
público, no causa ejecutoria y por consiguiente no corresponde invocar ni admitir
la cosa juzgada".
(G.J. Nº 1299, p. 118).
29.- "Para la doctrina, según Manresa, cosa juzgada es toda cuestión resuelta
en juicio contradictorio por sentencia firme y según Cabanellas surge como
excepción cuando se pretende revivir un asunto ya fallado en forma definitiva y
se presume que el fallo se basa en situaciones verdaderas ya no controvertibles,
cuando concurren los requisitos de identidad de personas, identidad de cosas e
identidad de acciones".
(G.J. Nº 1591, p. 173).
30.- "No hay cosa juzgada dentro de un proceso sumario como es el ejecutivo,
en el cual sin entrar en la cuestión de fondo de las relaciones jurídicas, se trata
únicamente de hacer efectivo lo que consta en un título al cual la ley da la
misma fuerza que a una ejecutoria, mientras que en el proceso ordinario, acción
distinta a la ejecutiva, se controvierte con los trámites y solemnidades del caso,
como ocurre en la especie, la nulidad de una venta judicial o remate, por haber
recaído sobre cosa ajena razón por la cual no puede rechazarse alegando cosa
juzgada la acción ordinaria intentada por el tercerista cuya tercería no se
consideró procedente en el juicio ejecutivo".
(G.J. Nº 1591, p. 173).
31.- "La anulación dispuesta por el tribunal de segunda instancia, atenta contra
la cosa juzgada, porque el señalar sus alcances involucra varios autos supremos
que han resuelto cuestiones que ya no pueden ser revisadas, debiendo
circunscribir su pronunciamiento a los extremos apelados en la aprobación de
inventarios y partición, conforme dispone el art. 723 (236) del p.c.".
(G.J. Nº 1597, p. 67).
32.- "Si según el art. 300 (194) del p.c. las sentencias comprenden sólo a las
partes que litigan o a las que traen o derivan su derecho de ellas, los efectos de
la cosa juzgada que emergen de tales sentencias, a tenor de los arts. 936
(1319) del c. c. y 307 (515) de su Procedimiento, no pueden comprender sino,
también solamente, a las mismas partes, esto es al actor y al demandado,
siendo ilegal su extensión a terceros ajenos a la litis".
(G.J. Nº 1600, p. 132).
33.- "Probada la excepción perentoria a tenor de lo establecido por los arts. 935
y 936 (1318 y 1319) del c. c. concordantes con los arts. 266 y 307 (477 y
515) del Procedimiento del ramo, la Corte ad quem ha aplicado correctamente
estas leyes, porque como tribunal de alzada y conforme a derecho, no puede
revisar, revocar ni enmendar las resoluciones pasadas en autoridad de cosa
juzgada".
(G.J. Nº 1607, p. 22).
34.- "Para que la cosa juzgada tenga autoridad es preciso que el objeto de los
procesos sea el mismo y que se funden ambos en la misma causa y, en la
especie, aunque las personas que intervienen son las mismas y la suma a que
alcanzan las obligaciones es igual, el objeto, causa y término son diferentes".
(G.J. Nº 1609, p. 77).
35.- "No hay cosa juzgada si no están llenadas las condiciones exigidas por el
art. 936 (1319) del c. c. y la excepción opuesta en su mérito es admisible".
(G.J. Nº 1610, p. 74).
36.- "Hay cosa juzgada cuando la sentencia está ejecutoriada, así no haya sido
revisada por la Corte Suprema, argumento alejado de todo concepto legal".
(G.J. Nº 1612, p. 96).
3.- "La cosa juzgada consiste en una situación jurídica que se tiene
incontrovertiblemente por verdadera, cualquiera sea la justicia intrínseca de una
sentencia".
(A.S. Nº 205, de 31-VIII-79).
39.- "La ley establece la autoridad de la cosa juzgada, cuando se dan entre dos
litigantes identidad de personas, de objeto y de causa".
(A.S. Nº 98, de 23-VI-80).
40.- "La cosa juzgada apareja una presunción legal de verdad iuris et de iure
que no admite prueba en contrario, estando el fallo ejecutoriado y existiendo
identidad en las personas objeto y causas, como establecen los arts. 307 (515)
del p.c. y 936 (1319) del c. c.".
(A.S. Nº 112, de 14-VII-80).
41.- "Los fallos causan estado con todos los efectos entre las partes, sus
herederos y causahabiente, cuando conforme al art. 1319 del c. c. existe
identidad de sujetos, objeto y causa".
(A.S. Nº 117, de 23-VII-80)
42.- "No hay identidad de causa para alegar cosa juzgada a tenor del art. 1319
del c. c., entre un procedimiento de deslinde y el de autos que versa sobre
reivindicación, aparte ser diferentes los hechos que originan una y otra acción,
aunque estén sustentadas entre las mismas partes".
(A.S. Nº 155, de 9-X-80).
43.- "La resolución de la Corte ad quem al declarar que no existe identidad de
causa entre lo decidido en la sentencia invocada y lo que se reclama mediante
la nueva demanda, se ajusta a lo dispuesto por el art. 1319 del c. c., que no ha
sido violado".
(A.S. Nº 112, de 2-VI-81).
44.- Véase los casos Nos. 13 del art. 129, 5 del art. 329, 4 del art. 344, 4 del
art. 925, 19 y 20 del art. 1318.
SECCION II
Fte: Cgo. it. 2729 - Cgo. fr. 1353 (para fase final) -
Precd: c. c. abrg. 938 -
Conc: p.c. 476 -
c. c. 482 - 1327 -
Las presunciones simples o praesumptiones hominis, que son las que llama
judiciales el Código, son las deducidas por el juzgador, con criterio propio incensurable
en casación, en los caos concretos sometidos a su conocimiento y decisión. Estas
presunciones en materia civil, corresponden a la prueba indiciaria en materia penal, que
no son exactamente la misma cosa (López-Moreno), aunque no se encuentran entre
una y otra materia otra diferencia que el nombre o la frecuencia del uso (Giorgi). La
prueba indiciaria, es de uso cotidiano en los juicios penales; las presunciones simples
son de uso raro en los civiles. En el orden lógico, evidentemente, presunción (de prae
sumo, idea de efecto) e indicio (de indeduco, idea de causa), significan el
procedimiento racional, que permite inferir un hecho ignorado de otro conocido y cierto,
por natural y probable concatenación de causa a efecto.
E aun ay otra natura de prouar, a que llaman presumpción, que quiere tanto
dezir, como grand sospecha que vale tanto en algunas cosas como aueriguamiento de
prueua. E como quier que el Rey Salomon diesse su juyzio por sospecha tan solamente
sobre la contienda que era entre la muger libre, e la que era sierua en razón del fijo...
Esta presunción está librada al prudente arbitrio del juez y sólo está admitida en
los casos en que está permitida la prueba testifical. El art. que sienta la regla, ha sido,
en realidad, tomado del 938 del Cgo. abrg. que reproduce el 1353 del Cgo. francés de
1804, criticado por Giorgi, como disposición oscura en la parte (in fine), que preceptúa
la admisibilidad de las presunciones en caso de fraude o dolo. El legislador italiano (ya
en el Cgo. de 1865 inspirado en el francés de 1804), eliminó esta disposición como
peligrosa e inútil, criterio que ha mantenido en el Cgo. de 1942 (art. 2729).
Jurisprudencia
1.- "La apreciación de presunciones (simples) está abandonada a las luces del
juez y ella no cae bajo la censura en casación".
(G.J. Nº 171, p. 824).
2.- "Las presunciones que no son legales quedan libradas a la prudencia de los
jueces, no estando sujetas a censura en casación, sino en cuanto se opongan a
las leyes".
(G.J. Nº 393, p. 238).
6.- "La mala fe como cuestión de conciencia, está librada únicamente al recto
criterio y apreciación de los tribunales de instancia".
(G.J. Nº 688, p. 10).
7.- "Las presunciones (simples), según el art. 938 (1320) del c. c. están
libradas a los jueces, quienes, son incensurables en casación".
(G.J. Nº 699, p. 38).
8.- "Las presunciones (simples) están libradas a las luces y prudencia del juez,
que con ellas puede establecer que los herederos de un deudor responden de la
deuda".
(G.J. Nº 714, p. 7).
11.- "Las presunciones que no están establecidas por la ley, son de privativa
atribución de los jueces de instancia y son incensurables en casación".
(G.J. Nº 1243, p. 24).
DE LA CONFESION
ART. 1321.- (Confesión judicial). La confesión que presta en juicio una persona
capaz de disponer del derecho al que los hechos confesados se refieren, sobre un
hecho personal del confesante o cumplido por su apoderado con poder especial, hace
plena fe contra quien la ha prestado, a menos que sea relativa a hechos diferentes o
contraria a las leyes.
Del principio de que nadie puede crearse en su propio favor una prueba: nemo
potest esse auctor in rem suam (nadie puede aseverar en su propio interés), se infiere
claramente que la declaración confesoria ha de prevenir de la parte obligada, no de la
que se conceptúa con derecho para que tal declaración alcance valor de confesión, esto
es, de prueba (Ricci). Considera en su sentido jurídico, la confesión no es ni puede ser
otra cosa que la prueba de una obligación preexistente. Por eso dice, con perfecto buen
criterio, Toullier (cit. Aguilera y Velasco) que la confesión no es más que el testimonio
prestado por el deudor a la verdad de una obligación o de un hecho que con ella se
relaciona, acto de su consentimiento -agrega- en virtud del cual declara reconocer como
cierto aquello que se pone en duda u otro hecho que puede servir o conducir a la
prueba del primero; es, en una palabra -concluye- el sí del deudor que reconoce como
verdad el hecho o la pretensión contraria de que se trata.
El Código no precisa una noción del instituto. El Cgo. modelo, en su art. 2730
(no adoptado) da la siguiente: declaración que una parte hace de la verdad de hechos
desfavorables a ella y favorables a la otra parte.
El valor de prueba perfecta y acabada que la ley atribuye a la confesión,
depende de que ella sea explícita y absoluta, que haga lugar al aforismo romano qui de
uno dicit, de altero negat (quien afirma una cosa, niega la contraria; cit. Scaevola). Por
eso el Digesto (Lib. 11, tít. 1, ley 14; cit. ibidem) establece como condición para la
validez de la confesión que, in totum autem confessiones ita ratae sunt, si id, quod in
confessionem venit, et ius, et naturam recipere potest (las confesiones son válidas
totalmente si lo que se comprende en ellas puede verificarse por derecho y naturaleza).
La que se presta en juicio por uno de los demandados, sólo hace prueba contra
su autor y no perjudica a los demás ni resulta suficiente por sí sola para declarar
probados los hechos en litigio (art. 407 p.c.).
Jurisprudencia
3.- "La confesión hecha en juicio civil, no tiene efecto en el criminal que
después se intenta".
(G.J. Nº 272, p. 1761).
4.- "La confesión forma plena prueba según el art. 941 (1321) del c. c. y no
puede ser dividida contra su autor".
(G.J. Nº 308, p. 2044).
5.- "La exposición verbal verificada en términos enunciativos ante (el juez) no
puede llamarse confesión judicial por carecer de los requisitos prescritos por el
art. 941 (1321) del c. c.".
(G.J. Nº 341, p. 3114).
8.- "La declaración hecha en escrito, en juicio y por la misma parte, es una
confesión de las que se denominan libelarias, (anticuado: narrativas o de
pedimentos) y al calificarse en otro sentido se parte de lo dispuesto por el art.
941 (1321) c. c.".
(G. J. Nº 438, p. 673).
9.- "La confesión como medio probatorio, no puede recaer sino sobre hechos
personales de la parte que la hace, concernientes a la materia en cuestión".
(G.J. Nº 553, p. 10).
10.- "La confesión hecha por el (mandatario) sin poder especial no produce
efecto legal".
(G.J. Nº 571, p. 21).
11.- "La confesión hecha en distinto juicio aunque esté apoyada por testigo, no
hace fe".
(G.J. Nº 686, p. 4).
13.- "No constituye confesión la enunciación inductiva que no afirma cosa cierta
ni la niega de modo concluyente".
(G.J. Nº 751, p. 13).
15.- "La confesión (para) producir consecuencias jurídicas para el que la hace
(debe) ser absoluta y explícita al reconocer los hechos alegados contra él por su
adversario".
(G.J. Nº 792, p. 37).
19.- "El menor emancipado por haber contraído matrimonio no es capaz para
prestar confesión, porque carece de libertad para el libre ejercicio de los
derechos civiles cuando se trata de disponer de sus bienes y derechos, sobre los
cuales sólo tiene el poder de administración conforme dispone el art. 252 del c.
c. (365 del c.f.)".
(G.J. Nº 1223, p. 12).
21.- "La confesión hace plena prueba al tenor de los arts. 941 (1321) del c. c. y
258 (409) de su procedimiento".
(G.J. Nº 1282, p. 59).
22.- "Para hacer plena prueba, la confesión debe recaer sobre cosa cierta y ser
explícita, sin que pueda ser dividida contra quien la hace".
(G.J. Nº 1296, p. 168).
23.- "La confesión, de cualquiera categoría que fuese, hecha en materia penal,
no reune, como elemento probatorio en acciones civiles, las características
esenciales de una confesión clara y terminante hecha en proceso contradictorio
en el que se debate la subsistencia de una obligación (civil), conforme exigen
los arts. 941 (1321) del c. c. y 258 (404) del p.c., además de que ha de
tenerse en cuenta que es contraria al precepto constitucional que la prohibe".
(G.J. Nº 1355, p. 23).
24.- "Aunque los actores no han exhibido ningún documento de sociedad para
determinar la rendición de cuentas, esa falta está plenamente suplida por la
confesión libelaria del demandado que admite que licitaron conjuntamente
algunos impuestos de la gestión 1945 y que anteriormente ya entregó a sus
socios (los actores) parte de lo que les correspondía y los jueces al ordenar la
rendición de cuentas sobre la base de dicha confesión no han infringido el art.
405 (687) del p.c.".
(G.J. Nº 1358, p. 26).
26.- "La declaración hecha por el recurrido respecto de las construcciones, cuya
valorización se ha pedido a la Administración Distrital de la Renta, en sentido de
que es propietario no sólo de ellas sino, también del terreno en que ellas se
levantan, inscritas aquéllas en el registro de derechos reales a su nombre y éste
de sus hijos menores, constituye una confesión libelaria que merece entera fe".
(G.J. Nº 1585, p. 50).
28.- "Según los arts. 941 (1321) del c. c. y 258 (404) del p.c., para hacer
plena prueba la confesión, debe ser judicial y prestarse ante autoridad
competente, no pudiendo admitirse como tal una simple certificación que,
además, está viciada de nulidad por mandato del art. 31 de la Const.".
(G.J. Nº 1588, p. 56).
31.- "La confesión hecha a tenor del art. 154 (347) del p.c. determina la
definición de la causa principal, sin necesidad de otra prueba o trámite, pero
requiere siempre el pronunciamiento de la sentencia, razón por la cual, en la
especie, el auto de vista que la confirma no infringe las disposiciones señaladas
por los recurrentes".
(G.J. Nº 1591, p. 124).
32.- "La confesión por recaer sobre hechos personales, merece fe contra el
confesante".
(G.J. Nº 1610, p. 169).
34.- "La confesión para constituir prueba (cuando no es espontánea) tiene que
se provocada por una parte contra la otra".
(Lab. Jud. 1979, p. 125).
35.- "La confesión hace plena fe, por prescripción tanto de la antigua como de
la nueva legislación".
(Lab. Jud. 1979, p. 188).
36.- "No hay confesión de parte en la simple referencia que uno de los litigantes
hace sobre aspectos del proceso discutidos en un proceso distinto".
(A.S. Nº 13, de 8-II-80).
38.- "Es confesión judicial prestada en juicio que hace plena fe, conforme
prescribe el art. 1321 del c. c., coadyuvado por el art. 347 del p.c., cuando dice
que si el demandado (o demandada) confiesa la demanda, el juez pronunciará
sentencia sin necesidad de otra prueba".
(A.S. Nº 36, de 2-IV-80).
Jurisprudencia
1.- "Según el art. 940 (1322) del c. c. es inútil la alegación de una confesión
extrajudicial, cuando se trata de casos en que no se admite prueba testimonial,
como ocurre en la especie, en la que de acuerdo al art. 928 (1328, 1) del
mismo código, no es posible acreditar la obligación perseguida con prueba de
testigos".
(G.J. Nº 1588, p. 56).
Es irrevocable una vez prestada, a menos que hayan vicios de error de hecho,
violencia o dolo. Es indivisible y no puede ser dividida contra el que la presta y debe
ser aceptada o rechazada por entero, pues que es una y su unidad jurídica no puede
ser dividida (Ricci). Sin embargo, la doctrina admite la divisibilidad tratándose de
confesiones complejas, que comprenden hechos diversos enteramente, desligados entre
sí, que no tienen unidad jurídica y nada se opone a su admisión o rechazo parciales, sin
faltar a la regla de la indivisibilidad. Este criterio ha sido adoptado, con buen sentido, en
el p.c. (art. 410).
Jurisprudencia
2.- "La confesión judicial que forma plena prueba contra el que la hace, no
puede ser dividida cuando recae sobre un hecho único y sin la menor tendencia
a restringir la intención del adversario".
(G.J. Nº 362, p. 1478).
4.- "La indivisibilidad que establece este art. (1323) no impide que la parte a
quien dañan las modificaciones introducidas en una confesión cualificada, las
impugna con el apoyo de otros comprobantes".
(G.J. Nº 517, p. 15).
6.- "El principio de este art. (1323) es general y absoluto cuando las distintas
partes de una confesión son conexas y se hallan tan íntimamente ligadas que no
pueden separarse o dividirse sin alterar o destruir la unidad del conjunto o
desnaturalizarlo".
(G.J. Nº 587, p. 15).
7.- "El art. 941 (1323) del c. c. estatuye la indivisibilidad de la confesión, como
sanción característica de estricto derecho de justicia, así contenga, como ocurre
en la especie, circunstancias especificadas aclarativas que modifican el hecho
confesado, una vez que conforma un sólo acto que manifiesta la intención de
quien confiesa y sería contraria a esa intención si se aceptara aisladamente el
aspecto principal de la confesión con prescindencia de esas circunstancias
aclarativas con que ha sido prestada".
(G.J. Nº 1331, p. 13).
8.- Véase los casos Nos. 20 y 22 del art. 1321, 5 del art. 1325.
CAPITULO V
DEL JURAMENTO
En la anot. al art. 443, relativo a los efectos del juramento en las obligaciones
solidarias, se observó esa falta de concordancia inclusive entre las propias disposiciones
del Código (véase la anot. dicha).
Jurisprudencia
3.- "No hace fe en juicio el juramento (de posiciones) prestado en otro juicio".
(G.J. Nº 743, p. 32).
4.- "Es de la peculiaridad del juramento de posiciones estar sólo a lo favorable
de la declaración respecto de la parte que defiere".
(G.J. Nº 1315, p. 59).
El supletorio, que es el único que puede deferir de oficio el juez, puede servir
para hacer depender del mismo la decisión del pleito, o solamente para determinar en la
sentencia la cantidad cuestionada, (en este caso el juramento se dice que es
estimatorio). Cuando es supletorio, para hacer depender la decisión de la causa de él,
sólo suple, las deficiencias o faltas de otros medios de prueba. Esto es, deben existir
otras pruebas, que aunque no den una plena evidencia, son pruebas al fin y el
juramento supletorio, al completarlas, no es más que un medio de prueba, carácter que
lo diferencia del decisorio que es prácticamente una especie de transacción. Es
facultativo del juez deferir al juramento supletorio y debe hacerlo en las condiciones que
exige el art. En suma, procede este juramento cuando la demanda o las excepciones no
son plenamente probadas, pero no están absolutamente desprovistas de prueba.
El juramento que puede exigir el juez según la facultad que le confiere el caso
4) del art. 4 del p.c., reiterada para la materia en el art. 378 del mismo, es el que este
art. del c. c. establece y no otro.
Jurisprudencia
1.- "El juramento deferido supletoriamente, hace plena prueba".
(G.J. Nº 407, p. 418).
3.- "La facultad otorgada a los jueces por el art. (1326), se halla limitada, a la
necesidad de complementar la prueba".
(G.J. Nº 541, p. 12).
5.- "La facultad de deferir, sin distinción alguna, a juramento supletorio para
asegurar la convicción (del juez), librada a su conciencia, no es censurable en
casación".
(G.J. Nº 689, p. 15).
6.- "La facultad del juez para deferir a juramento (supletorio) a fin de hacer
depender de él la decisión de la causa, se halla subordinada a las condiciones
determinadas por el art. 952 (1326) c. c.".
(G.J. Nº 700, p. 11).
7.- "La prueba del precio demandado se halla completada con el juramento
supletorio del actor, deferido según la facultad que concede este art. (1326)".
(G.J. Nº 734, p. 10).
8.- "Está librado el arbitrio del juez pedir el juramento supletorio y fijar los
puntos de interrogación".
(G.J. Nº 746, p. 23).
12.- "Si la prueba ofrecida por las partes es insuficiente para apreciar el monto
de la producción del terreno, que permita establecer el de la devolución de
frutos, se hace bien para determinarlos al deferir a juramento a los
demandados".
(G.J. Nº 1619, p. 33).
CAPITULO VI
DE LA PRUEBA TESTIFICAL
El testigo más seguro, el que inspira más confianza -dice Aguilera y Velasco- es
el denominado vulgarmente testigo de vista, esto es, el que ha presenciado el hecho de
cuya prueba se trata. Aparte esta clase, los autores y las leyes, mencionan los testigos
auriculares, diferenciados en tres clases: 1º) los que han oído por sí mismo, testes
exauditu propio; 2º) los que han oído aquello que afirman a uno de los interesados,
testes exauditu partis, y 3º) los que han oído a una tercera persona lo que declaran,
testes exauditu alieno.
Esta forma de prueba, no puede ser decretada de oficio por el juez. Tal se
infiere del art. 451 del p.c. según el cual los testigos deben ser propuestos por las
partes (art. 380, 3) p.c.).
Finalmente, aunque obvia, cabe recordar la regla de que nadie puede ser testigo
en causa propia. La jurisprudencia comparada enseña que la relación de un litigante, así
fuese jurada, no constituye un medio legal de prueba. El Codex (Lib. 4, tít. 20, ley 10),
por su parte, dice: Omnibus in re propria dicendi testimonia facultatem iura submoverunt
(nadie puede ser testigo en cosa propia), y el Digesto (Lib. 22, tít. 5, ley 10), señala:
nullus idoneus testis in re sua intelligitur (ninguno es testigo idóneo en causa propia).
Conceptos repetidos en las Partidas (3ª, tít. 16, ley 18): en su mismo pleyto non puede
ser ningund testigo (cits. de Scaevola).
Jurisprudencia
1.- "No esta prohibida la prueba testifical para justificar la falta de título de la
cosa vendida".
(G.J. Nº 581, p. 4).
2.- "Es admisible la prueba de testigos para probar el hecho de haber existido
gestión de negocios".
(G.J. Nº 699, p. 23).
5.- "Tratándose del hecho de la posesión natural del inmueble, está permitida la
prueba testifical".
(G.J. Nº 810, p. 50).
Jurisprudencia
1.- "Habiendo duda sobre la ubicación de los mojones, cuyo hecho no podía
esclarecerse con el documento, el juez recibió la prueba testifical, sin infringir el
art. 928 (1328) del c. c.".
(G.J. Nº 456, p. 844).
2.- "La prueba testifical es inadmisible cuando con ella se trata de contradecir o
modificar el contenido de un instrumento".
(G.J. Nº 486, p. 4).
4.- "La prueba testifical no se produjo para acreditar la existencia del contrato
de préstamo por $b. (10.000.-), sino para justificar que se trató de celebrar un
arreglo respecto de los intereses y al admitirla no se quebranta el art. 928
(1328)".
(G.J. Nº 676, p. 28).
8.- "La prohibición de este art. (1328) no obsta la prueba testifical referida
exclusivamente a la comprobación del hecho material del mojón divisorio entre
las propiedades del actor y el reo y no a derechos y obligaciones provenientes
de contrato".
(G.J. Nº 798, p. 21).
9.- "Es admisible la prueba testifical producida porque no pretende justificar una
obligación por suma mayor (al límite legal), sino para demostrar el hecho de la
entrega de todo el producto de la mina a los demandantes".
(G.J. Nº 806, p. 35).
10.- "Este art. (1328) excluye la prueba testifical para probar obligaciones que
pasan de suma mayor al (límite legal), mas no para hechos de que no puede
hacerse instrumento, como el uso de las aguas".
(G.J. Nº 821, p. 3).
11.- "Aunque el canon de alquiler exceda el límite que fija el art. 928 (1328, I)
del c. c., este contrato se puede celebrar verbalmente".
(G.J. Nº 1210, p. 69).
12.- "No se admite prueba de testigos contra y fuera de lo contenido en los
instrumentos".
(G.J. Nº 1222, p. 42).
13.- "El deposito voluntario debe probarse por escrito, porque la prueba testifical
no es admisible cuando su cuantía excede el límite que fija el art. 928 (1328)
del c. c.".
(G.J. Nº 1236, p. 91).
14.- "La prueba testifical no es aceptable en los casos prohibidos por el art. 928
(1328, I) del c. c.".
(G.J. Nº 1282, p. 21).
19.- "El art. 928 (1328, 2) del c. c. no admite prueba testifical contra y fuera
de lo contenido en los instrumentos públicos y, en la especie, ella no se toma en
cuenta porque va contra lo establecido por el citado testamento y la escritura de
transferencia, que son completamente claros".
(A.S. Nº 49, de 29-IV-80).
21.- Véase los casos Nos. 5 del art. 353, 10 del art. 545, 1 del art. 1322, 7, 8
y 10 del art. 1329.
Las excepciones contenidas en este art., concordantes con las reglas del art.
1320, se comprenden fácilmente.
La imposibilidad de prestar prueba escrita (que había), es la del caso 3) del art.
La prueba testifical deberá demostrar: que existía un documento y que éste se ha
extraviado o se ha destruído o por otra causa se ha hecho imposible su presentación,
sin culpa del que pide la prueba, y que del documento resultaba el nacimiento o
extinción de la obligación controvertible.
Jurisprudencia
1.- "Es admisible la prueba testifical por cantidad que pasa (del límite legal), si
existe principio de prueba por escrito".
(G.J. Nº 99, p. 210).
7.- "Existiendo principio de prueba por escrito, como es la minuta de venta con
relación al pago del precio, la prueba testifical con que se corrobora este punto
no es opuesta al art. 928 (1328)".
(G.J. Nº 562, p. 19).
8.- "La prueba testifical producida para acreditar la existencia de bienes
gananciales no está comprendida en la prohibición de este art. (1328) porque se
dirige únicamente a probar el hecho de la existencia de dichos bienes".
(G.J. Nº 574, p. 2).
9.- "Es admisible la prueba testifical para probar que una escritura es dolosa y
otorgada con abuso de confianza".
(G.J. Nº 662, p. 7).
10.- "Si la prueba testifical está prohibida en las obligaciones de cuantía mayor
al (límite legal), ella y todos los demás medios probatorios son admisibles para
acreditar la simulación de la compraventa".
(G.J. Nº 688, p. 21).
11.- "Es admisible la prueba testimonial en los casos de excepción al art. 928
(1328), que señala el art. 933 (1329) del c. c.".
(G.J. Nº 1289, p. 27).
13.- "No son válidas las declaraciones testificadas vagas y sin apoyo de un
principio de prueba".
(G.J. Nº 1301, p. 68).
14.- "Las excepciones preceptuadas por el art. 933 (1329) del c. c., a la regla
general del art. 928 (1328) del mismo, hacen procedente la prueba testimonial
en las obligaciones contraídas en caso de accidentes imprevistos, en los que
resulta evidentemente imposible extender un instrumento por escrito".
(G.J. Nº 1338, p. 19).
- Debe darse crédito a las declaraciones de los testigos de una de las partes,
cuando la prueba practicada por la contraria no desvirtúa las afirmaciones de aquéllos.
- El dicho de los testigos sin tacha alguna es válido.
- Carece de validez el testimonio del testigo que se contradice.
- No debe reputarse probado un hecho justificado sólo por testigos con tacha
legal.
- La declaración testifical referente a hechos particulares debe prevalecer sobre
lo concerniente a un hecho general.
Jurisprudencia
1.- "La facultad de apreciar el mérito de las declaraciones (de testigos) no está
sujeta a censura en casación".
(G.J. Nº 572, p. 4).
2.- "Los jueces de grado, con criterio propio, determinan el sentido y alcances
de las declaraciones de testigos".
(G.J. Nº 698, p. 24).
4.- "No es válida la declaración de los testigos que la prestan por simple
referencia".
(G.J. Nº 743, p. 32).
6.- "El modo de valorar y apreciar las pruebas testimoniales, es facultad privada
e incensurable en casación de los jueces de instancia".
(G.J. Nº 1285, p. 116).
8.- "Toca a los jueces de instancia compulsar la prueba testifical, con facultad
privativa incensurable en casación".
(A.S. Nº 106, de 21-V-81).
CAPITULO VII
Nótese, en primer lugar, que la prueba pericial procede sólo cuando se trate de
apreciar hechos y, en segundo lugar, que esos hechos requieran el conocimiento
científico, artístico o práctico.
Muchos autores, han equiparado los peritos a los testigos, doctrina que ha
llevado a algunos códigos a no considerar el dictamen pericial como prueba distinta y a
tomar a los peritos como testigos especiales, con ilustración especializada sobre
determinadas disciplinas del conocimiento. La única coincidencia entre testigos y perito,
es que ambos, aportan elementos de juicio para el pronunciamiento del fallo. Pero,
tienen diferencias que sobrepasan la coincidencia. El testigo, da cuenta de lo que sabe
por haberlo visto o por haberlo oído (injurias, v. gr.); el perito relata lo que conoce por
haberlo aprendido en la enseñanza de una ciencia, de un arte o de un oficio: la
desemejanza es evidente (Scaevola). Según otro enfoque de la diferencia, la
testificación es la reconstrucción del pasado, de un acto o de un hecho que se ha
efectuado anteriormente, los testigos narran sus recuerdos. El peritaje, por el contrario,
recae sobre hechos presentes: cuando el juez encarga al perito verificar el estado de un
cadáver, de una herida, o de un objeto cualquiera, lo único que examina el perito, es el
estado actual: no da recursos, sino una opinión fundada en bases técnicas. La
diferencia es esencial (Planiol y Ripert).
Jurisprudencia
4.- "En los procesos, como el de la especie, motivados en hechos que requieren
de conocimientos técnicos para una mejor evaluación de los daños reclamados,
los informes periciales cobran particular importancia, correspondiendo a los
tribunales de grado su apreciación, que es incensurable en casación en tanto no
se falte a reglas de criterio legal".
(G.J. Nº 1599, p. 129).
5.- V. los casos Nos. 18 y 19 del art. 108; 1 del art. 804; 15 del art. 561.
Jurisprudencia
1.- "No es necesario oir al tercer perito (dirimidor) ni causa nulidad si el juez
encuentra datos bastantes en uno de los peritos de las partes".
(G.J. Nº 701, p. 46).
3.- "La facultad del juez para nombrar perito dirimidor no está subordinado al
término de prueba".
(G.J. Nº 813, p. 24).
ART. 1333.- (Eficacia). El juez no está obligado a seguir las conclusiones de los
peritos, pero debe fundar las propias.
El juez no a tenido la facultad discrecional que le da el art. 257 del Pdto. Cvl.
abrg., para apreciar estas pruebas. Su valoración está, en alguna medida, reglada por el
art. 441 del nuevo procedimiento. El principio del art. se funda en que no basta que el
perito esté cerciorado, sino que se precisa que lo esté el juez, fundamentalmente.
De otra manera -dice Scaevola-, no sería éste, sino aquél quien resolviese las
cuestiones y la autoridad judicial no se encontraría, como está y debe estarlo, vinculada
a la función de un poder propio e independiente.
Jurisprudencia
2.- "Los jueces no están obligados a seguir el parecer de los peritos, aun en el
caso de que sea uniforme el parecer de éstos".
(G.J. Nº 742, p. 26).
3.- "La facultad acordada a los jueces por los arts. 256 y 257 del p.c. (abrg.;
equivalente más al 1333 del c. c. que del 441 del p.c. vigentes), para aceptar o
separarse del parecer de los peritos, cuando es opuesto a su convicción, no es
soberana ni incensurable, porque fluye y se entiende del espíritu de la ley y lo
aconseja la razón y el sentido común, que entre dos pareceres periciales
opuestos, debe aceptarse indudablemente el que aporta mejores elementos de
convicción".
(G.J. Nº 1358, p. 18).
4.- "Se acusa a los tribunales de grado de haber aceptado el informe pericial,
siendo así que según el art. 257 del p.c. (abrg. = al 1333 del c. c. vigente) no
están obligados a seguir ese parecer, lo que a contrario sensu equivaldría a
sostener que están obligados a rechazar siempre la opinión de los peritos,
siendo así que el citado art. de la Comp. concordante con el 256 (440, IV) del
mismo p.c. faculta con amplitud al juzgador para compulsar la prueba pericial al
autorizarle a apartarse del parecer pericial si es opuesto a sus convicciones".
(G.J. Nº 1588, p. 142).
5.- "Considera la prueba pericial por los jueces de instancia, con la facultad que
la ley les autoriza, no se ha violado el art. 257 (441) del p.c.".
(G.J. Nº 1602, p. 115).
DE LA INSPECCION OCULAR
ART. 1334.- (Inspección ocular). La inspección ocular del juez puede realizarse
de oficio o a solicitud de parte cuando los hechos y circunstancias del caso admiten
examen material, o las exterioridades, estado y condición de las cosas o lugares,
faciliten una apreciación objetiva.
Este medio de prueba, se practica con asistencia de las partes, sus defensores
y, además, pueden concurrir al acto peritos y testigos, cuando unos y otros hubiesen de
intervenir en la inspección.
DERECHOS
DISPOSICIONES GENERALES
Cuando una persona en el obrar jurídico resulta obligada a dar, hacer o no hacer
algo con respecto a otras, no se resuelven sus preocupaciones en un puro deber
jurídico, sino que, en general, la ley sanciona el incumplimiento, autorizando a sus
acreedores perseguir la satisfacción de sus créditos con los bienes del deudor,
específicamente si es posible y si no, pecuniariamente, mediante la ejecución
correspondiente (Scaevola).
Jurisprudencia
1.- "El que se obliga personalmente está obligado a cumplir su obligación con
sus bienes muebles e inmuebles, habidos y por haber, que constituyen la prenda
común de sus acreedores".
(G.J. Nº 253, p. 1480).
2.- "El deudor de una obligación está reatado a llenarla con todos sus bienes
habidos y por haber, extendiéndose, por lo mismo, la garantía de su deuda tanto
a los que adquiera posteriormente, los cuales tienen bajo este concepto la
calidad genérica de prenda".
(G.J. Nº 535, p. 29).
3.- "Los bienes del deudor son la prenda común de sus acreedores (quienes)
tienen el derecho de perseguir los que actualmente posee el primero y, por
tanto, habiendo tenido lugar la enajenación antes de que el deudor haya sido
citado de embargo son inconducentes los arts. 1436 y 1437 (1335) del c. c.".
(G.J. Nº 554, p. 12).
4.-"La prohibición del art. 252 (365 del c.f.) está limitada a la enajenación
directa de inmuebles (vedada al emancipado) y no extiende sus efectos hasta el
punto de poner dichos bienes a cubierto de la responsabilidad a que están
reatados los de todo deudor según el art. 1437 (1335) del c. c.".
(G.J. Nº 595, p. 9).
6.- "Siendo los bienes del deudor prenda del acreedor, la ejecución puede tener
lugar, caso de hallarse indivisos, sobre la parte perteneciente al deudor, sin que
los condominos, a título de tales, puedan en perjuicio del acreedor tener derecho
a oponerse".
(G.J. Nº 660, p. 25).
7.- "Toda vez que los bienes del deudor son la prenda común de los acreedores
según el art. 1437 (1335) del c. c. los deudores demandados no deben disponer
de tales bienes, sino mediante autoridad judicial".
(G.J. Nº 1254, p. 54).
9.- "Las personas jurídicas (colectivas) al igual que las naturales (individuales),
están sometidas a los cánones prescritos por los arts. 1436, 1437 (1335) y
1438 (1337, II) del c. c.".
(G.J. Nº 1564, p. 37).
10.- "Siendo los bienes del deudor la prenda común de sus acreedores, al tenor
del art. 1437 (1335) del c. c., la parte ganancial de dicho deudor no
comprometida en el patrimonio familiar a que se refiere el art. 30 del c.f.
mediante resolución expresa, está reatada a la obligación que debe responder".
(G.J. Nº 1602, p. 134).
Jurisprudencia
"Según el art. 1438 (1337, II), entre las causas legítimas de preferencia están
los privilegios y las hipotecas".
(G.J. Nº 1617, p. 32).
ART. 1338.- (Subrogación de las indemnizaciones por pérdida o deterioro de las
cosas aseguradas).
I. Si las cosas sujetas a privilegios, hipoteca o pignoración perecen o se deterioran,
las sumas que deben los aseguradores como indemnizaciones por pérdida o deterioro,
quedan vinculadas al pago de los créditos privilegiados, hipotecarios o pignoraticios,
según su grado, excepto si ellas deban emplearse para preparar tal pérdida o deterioro.
La autoridad judicial puede, a instancia de los interesados, disponer las medidas
oportunas para asegurar el empleo de las sumas en la reintegración o reparación de la
cosa.
II. Los asegurados quedan libres de responsabilidad cuando paguen pasados treinta
días a contar de la pérdida o deterioro, sin haber hecho oposición. Pero cuando los
bienes son inmuebles con gravámenes inscritos en el registro de la oportunidad, o
muebles sujetos a registro, los asegurados no quedan libres sino transcurridos sin
oposición treinta días de notificación, a los acreedores con créditos inscritos, el hecho
que dio lugar a la pérdida o al deterioro.
El art., es aplicación particular de la regla general del art. 315, cuya anot. sirve
para la comprensión de este precepto.
ART. 1340.- (Nulidad del pacto comisorio y del pacto de vía expedita).
I. Cualquier sea la época de su celebración es nulo el pacto por el cual se conviene
en que la propiedad de la cosa hipotecado o pignorada pase el acreedor cuando el
deudor no pague su deuda dentro del término fijado.
II. Es igualmente nulo el caso por el cual el constituyente autoriza al acreedor a
vender directamente la cosa pignorada o hipotecada. Si se prueba que ese fue el motivo
determinado del contrato, éste es nulo.
Fte: Cgo. it. 2744, 1) (para I) - Cgo. fr. 2078 (para II) -
Precd: c. c. abrg. 1421 - 1432 -
Conc: c. com. 880 -
c. c. 489 - 507 - 1360 - 1490 - 1433 -
Jurisprudencia
1.- "Son nulas las cláusulas de los pagarés por las que el deudor... autorizó a
su acreedor... para vender sin figura de juicio las prendas de plata labrada que
le entregó en seguridad de su crédito... por ministerio del art. 1421 (1340) del c.
c.".
(G.J. Nº 177, p. 874).
2.- "No habiendo poseído con ánimo de dominio, sino como acreedora prendaria
y a nombre del deudor, no pudo prescribir el dominio de las prendas de que es
tenedora sin que la cláusula (comisoria) contenida en el contrato de préstamo
pueda surtir efecto por lo dispuesto en el art. 1421 (1340) del c. c.".
(G.J. Nº 725, p. 15).
4.- "El art. 1421 (1340) del c. c. prohibe la apropiación de la prenda por parte
del acreedor y toda convención que así lo permita es nula".
(G.J. Nº 1355, p. 32).
DE LOS PRIVILEGIOS
SECCION I
DISPOSICIONES GENERALES
Sólo la ley puede establecer los privilegios, conforme lo expresa la idea que
implica la palabra privilegio: ley establecida en interés privado (Planiol y Ripert).
Cuando las partes disponen constituir una garantía de un derecho real para la
seguridad de un crédito, se dota a éste de referencia.
Cabe observar en este punto, el caso del art. 1394, que establece un verdadero
derecho de excepción entre los créditos singularmente privilegiados, derogando, para el
supuesto que la regula, las reglas generales de los arts. 1393 y 1538. Se comprenderá
la observación, recordando que según la distinción del derecho en común, especial y
excepcional, se dice que corresponden al primero las reglas aplicables a las personas
en sus actividades patrimoniales y familiares; al segundo, las normas que abarcan un
desenvolvimiento particular sobre las bases dadas por el derecho común, y al tercero,
las disposiciones opuestas y contrarias al derecho general.
El art. añade que, sin embargo, se puede subordenar por la ley a lo que las
partes convengan. La disposición tomada del art. 2745 del Cgo. modelo, referida
prácticamente al precepto que regula los créditos de institutos agrarios, cuyos privilegios
se norman en leyes especiales (art. 2766, Cgo. it., que no ha sido adoptado). queda
flotando en cierto modo en el vacío. No obstante, puede estimarse que, frente al
principio básico del primer período del art.: el privilegio se acuerda por la ley, el
precepto complementario de que el privilegio se subordina por la ley a lo acordado por
las partes, es una referencia al modo de garantizarse un crédito mediante un derecho
real que le dota de preferencia, en el rango que la diligencia especiale del acreedor
alcance (art. 1393, v. gr.). Dicho de otro modo y más brevemente: puede considerarse
la frase comentada referida a la facultad de las partes a constituir la garantía de un
derecho real para la seguridad de un crédito.
Jurisprudencia
1.- "El privilegio como lo reconoce el art. 1439 (1341), es un derecho que la
calidad del crédito da a un acreedor para ser preferido a los otros, dependiendo
su existencia de la naturaleza de la deuda y no simplemente del acuerdo de los
interesados".
(G.J. Nº 758, p. 15).
2.- "El vendedor tiene privilegio sobre el inmueble vendido únicamente cuando
no se le ha pagado el precio en todo o en parte y cuando esa acreencia se
halla debidamente inscrita en los derechos reales, a los fines del art. 1451
(1545) del c. c. y del art. 7º de la L. del registro de los derechos reales".
(G.J. Nº 1241, p. 65).
Parece evidente, que esta confusa manera de tratar la cuestión se debe a que
sobre ella se ha seguido, indiferenciadamente, al Cgo. modelo, del cual se ha tomado
los arts. 1342 y 1347 y al Cgo. abrg. cuyos arts. 1456 y 1457 (privilegios sobre
muebles e inmuebles), pueden ser considerados como fuente de inspiración del art.
1344.
MUEBLES E INMUEBLES
ART. 1344.- (Objeto). Los privilegios generales sobre los bienes muebles e
inmuebles recaen sobre el conjunto del patrimonio perteneciente al deudor y se ejercen
primero con respecto a los bienes muebles y, no siendo ellos suficientes, a los
inmuebles.
Establecida en las disposiciones generales del Título (arts. 1335 y s.) el ámbito
de la responsabilidad patrimonial del deudor y dadas las reglas, también generales,
sobre el fundamento y las clases de los privilegios en la sección precedente, esta y las
siguientes secciones señalan las distintas soluciones para los diversos problemas, que
plantea el hecho de que sean varios los acreedores que pretendan satisfacerse con el
patrimonio del deudor. Esto supone, en realidad, que la reglamentación en examen
evoca la idea del concurso de acreedores. Pues, no es para otro supuesto que la ley
regla la clasificación de los créditos y su consiguiente orden de prelación, en las normas
que inicia este art., que aparte su indudable aspecto material, tienen, como bien observa
Scaevola, un marcado valor instrumental, particularidad que tratándose de concursos y
quiebras, muestra que lo sustantivo y lo adjetivo marchan casi fundidos (Iribarren, cit.
Scaevola, método generalizado, puede decirse, entre los códigos latinos, mientras que
en los de cuño germánico, estos preceptos, más que en los códigos civiles, aparecen en
las leyes que regulan la ejecución concursal.
II. Estos privilegios no necesitan ser inscritos en el registro de los Derechos Reales ni
en ningún otro.
La enumeración que hace el art. está formulada a título jerarquíco: los privilegios
que establece se ejercen en el orden que determina, según expresa claramente.
Jurisprudencia
1.- "Los gastos procesales no son los únicos gastos de justicia, pues también lo
son los de depósito, como causados por mandato del juez para la guarda y
administración, en beneficios de los acreedores, de los bienes (embargados)".
(G.J. Nº 485, p. 17).
2.- "Los gastos de justicia son los que redundan en beneficio común de la masa
de acreedores".
(G.J. Nº 511, p. 11).
3.- "Los servicios profesionales tuvieron lugar en juicio distinto del de concurso
(por lo que) no hacen parte de los gastos de justicia y no merecen la
preferencia de crédito a que se refiere el art. 1444 (1345) del c. c.".
(G.J. Nº 670, p. 19).
4.- "Las costas del proceso de concurso tienen lugar preferente en la sentencia,
por ser de interés común".
(G.J. Nº 808, p. 49).
SECCION III
Fte: Cgo. it. 2751, 1), 2), 3) y 4) (para 1, 2, 3, y 4) - 2752 (para 5) - 2768
(para 6) -
Precd: c. c. abrg. 1444, 2) y 5) -
Conc: c. tb. 61 - c. com. 1493 - c.p. 87 y s. - p.p. 60 - 61 - 71 - c. c. 1342
- 1356 -
Sobre el privilegio acordado al Estado (caso 5), muchos autores, observan que
gozando la Administración de procedimientos expeditivos, de ordinario no acude a los
tribunales y el privilegio que se acuerda al fisco, se hace más irritante frente a lo que
hacen y deshacen sus agentes.
El caso 6) tiene relación con las previsiones de los arts. 90 y 94 del c.p. y 336
del p.p., principalmente.
Jurisprudencia
Los arts. 1348 y s., se relacionan con los privilegios especiales mobiliarios, que
tienen un carácter excepcional y que comprenden dos categorías: a) los privilegios
basados sobre la idea de la prenda tácita, y b) los privilegios basados sobre el ingreso
de un valor en el patrimonio del deudor (Mazeaud).
ART. 1355.- (Privilegios generales sobre los bienes muebles e inmuebles). Estos
privilegios se ejercen en el orden que señala el artículo 1345 y se pagan con
preferencia a cualquier otro crédito.
ART. 1356.- (Privilegios generales sobre los bienes muebles). Los acreedores
con privilegios generales sobre los bienes muebles son pagados en el orden que señala
el artículo 1346.
1) Los acreedores que señala al artículo 1349 son preferidos a los indicados en los
artículos 1350 y 1351; la preferencia se concede si el acreedor es de buena fe.
2) Los acreedores que señala el artículo 1350 son preferidos a los indicados en el
artículo 1351.
ART. 1358.- (Privilegios del mismo rango sobre ciertos bienes muebles). Cuando
concurren acreedores con privilegios del mismo rango sobre ciertos bienes muebles, se
tendrá en cuenta preferentemente al acreedor que pueda invocar la posesión de la cosa,
luego al conservador que haya sido el último en efectuar los gastos de conservación, y
entre vendedores sucesivos de una misma cosa se preferirá al primer vendedor sobre el
segundo, al segundo sobre el tercero, y así sucesivamente.
Conc: c. c. 1353 -
DE LAS HIPOTECAS
SECCION I
DISPOSICIONES GENERALES
Jurisprudencia
1.- "La hipoteca da derecho al acreedor para ser pagado de los bienes
hipotecados, (pero) no le transfiere el dominio de ellos".
(G.J. Nº 222, p. 1228).
2.- "El deudor tiene la obligación de pagar no sólo la cantidad prestada, sino
también las costas, para cuya (total) satisfacción se hallan reatados los bienes
raíces constituídos en hipoteca".
(G.J. Nº 612, p. 5).
4.- "La hipoteca que pesa sobre las fincas reata al pago del crédito que
garantiza, pudiendo el acreedor seguir la respectiva ejecución desde el estado en
que se encuentra, sin que ese derecho impida la trasmisión de la propiedad".
(G.J. Nº 823, p. 59).
Fte: Cgo. it. 2808, 3) (para I) - Cgo. fr. 2117 (para II) -
Precd: c. c. abrg. 1461 - 1462 -
Conc: c. c. 1368 - 1369 - 1372 -
Las hipotecas atendiendo a su origen, son clasificadas por los códigos y por los
autores, en legales, judiciales y voluntarias.
Las hipotecas (voluntarias) también pueden ser, según los autores, de tráfico o
de seguridad. Las primeras son aquellas que pueden ser negociadas tanto por la
enajenación del crédito como por la venta del inmueble asegurado (ejs.: las que
garantizan los derechos de los tenedores de títulos valores o las que se constituyen
para emitir cédulas hipotecarias, y bonos bancarios; arts. 901, 1440, 1437 del c. com.).
Las segundas son las que están pendientes, para ser hipotecadas normales, de la
cristalización del crédito, es decir, de que se produzca o concrete el crédito, como en el
caso de la hipoteca constituída para asegurar la gestión del tutor (c.f. art. 307) o de la
que pudiera constituirse (pues nada lo impide) en garantía de una corriente de crédito.
Jurisprudencia
"La hipoteca voluntaria depende de las convenciones voluntarias y de la forma
exterior de las escrituras en contrato o testamento y debe constituirse
precisamente en escritura pública que, debidamente anotada en el Registro,
produce (prelación) de crédito por la fecha de su inscripción, en concurrencia
con otros acreedores hipotecarios".
(G.J. Nº 669, p. 18).
Fte: Cgo. it. 2810 (para I) - L. hipotecaria esp. 108 (para II) -
Precd: c. c. abrg. 1464 -
Conc: c. com. 898 - 900 - 1440 -
c. c. 77 - 82 - 201 - 203 - 216 - 219 - 256 -
Los muebles sujetos a registro, son desde luego enajenables, esto es, están en
el comercio y su hipotecabilidad se funda tanto en esta razón como en la facilidad de su
identificación, respecto de otros muebles, de modo que se facilita su registro y su
persecución (v. la anot. al art. 1395).
El parágrafo II, como su fuente, deja inferir que puede hipotecarse la servidumbre
conjuntamente con el predio. Scaevola, con muy buen criterio, observa esta
consecuencia en sentido de que la servidumbre no se hipoteca con el predio dominante,
ya que es sólo éste el que se hipoteca y la servidumbre, como condición del predio y
por su inseparabilidad (v. las anots. a los arts. 256 y 257), sigue la suerte del mismo,
porque, dice el autor citado, no puede fijarse un valor al predio y otro a la servidumbre,
a los fines de la tasación del bien, que jurídicamente es una sola cosa dada la
inseparabilidad mencionada, tiene su repercusión en el precio, que es uno solo. Luego,
la copia de la disposición española, deviene innecesaria y sin asidero en la
consideración científica del caso. La servidumbre no se hipoteca porque es una qualitas
fundi (Messineo).
El parágrafo III. no tiene realmente nada que ver con el objeto de la hipoteca y
ni siquiera con la prelación del ejercicio de los derechos, una vez que, cual se ha visto
en la anot. al art. 1360, punto a), la hipoteca no impide la posibilidad de imponer sobre
el bien hipotecado otros gravámenes. En realidad, lo que el parágrafo ha querido
establecer es que los derechos que menciona si son inscritos en el registro de derecho
reales posteriormente a la hipoteca, no son oponibles al acreedor hipotecario y el lugar
de la regla puede estar mejor en la disposición del art. 1364.
Fte: Cgo. it. 2809 (para I y II) - Cgo. fr. 2114 i.f. y 2167 i.f. (para III) -
Precd: c. c. abrg. 1459, 2) y 3) - 1463 - 1479 - 1485 -
Conc: c. c. 431 - 1365 - 1378 - 1556 -
La indivisibilidad, hace que cada un de los adquirentes de una parte del único
bien hipotecado, en la eventualidad de una división de éste, están sometidos a soportar,
sobre la parte respectiva, la satisfacción de la deuda entera. Si son varios los bienes
hipotecados en garantía de un solo crédito, el acreedor puede accionar por el total de
su crédito sobre cada uno de los bienes gravados, a su elección y no está obligado a
dividir su acción y hacerla valer proporcionalmente a cada uno de dichos bienes.
Además de esta indivisibilidad, referida al o a los bienes gravados, la indivisibilidad
también se entiende (Messineo) referida al crédito, punto de vista respecto del cual, se
tiene: a) el bien hipotecado queda gravado en su totalidad, hasta la satisfacción de todo
el crédito, y b) el gravamen no se restringe a una parte del bien, aunque el crédito
haya sido parcialmente extinguido. Aplicaciones de este principio, se encuentran en el
art. 1267, (repetición por pago de deuda común) y 1374 (hipoteca sobre bienes
indivisos) v. gr.
Jurisprudencia
5.- "La hipoteca es indivisible y subsiste sobre los bienes afectados y sobre
cada uno de ellos".
(G.J. Nº 799, p. 28).
6.- "La hipoteca constituida por los dos cónyuges, surte los efectos que señala
la ley, sin que la circunstancia de haberse divorciado ellos posteriormente tenga
ningún efecto modificatorio de esas consecuencias legales de la hipoteca".
(G.J. Nº 1265, p. 24).
7.- "Tal garantía (hipotecaria), por su carácter real, subsiste a través de las
manos por las que pase el inmueble".
(G.J. Nº 1265, p. 26).
9.- "Los arts. 1459 y 1479 (1363) del c. c. sólo rigen para el caso de
transferencias directas y no para las adquisiciones judiciales en las que el juez
otorga la escritura pública entregando los bienes del comprador judicial libres de
todo gravamen, porque si no fuera así, el rematador de buena fe, además de
doblar el valor del inmueble el valor del inmueble subastado tendría que pagar
también a los acreedores hipotecarios con otras sumas acaso mayores que lo
abonado por el valor del remate, lo que jurídicamente es inadmisible y para
prevenir lo cual ha de observarse lo dispuesto por el art. 494 (531) del p.c.".
(G.J. Nº 1587, p. 49).
12.- V. los casos Nos. 5 y 8 del art. 491; 2 del art. 1378; 3 del art. 1360; 14
del art. 1545; 9 del art. 1552.
Como razón de estas exigencias, Scaevola indica que en los derechos reales de
no-contacto, o que no manifiestan o exteriorizan su existencia por actos externos y que,
por tanto carecen de publicidad natural o plasticidad, como es el caso de la hipoteca, se
pretende, haciendo de la inscripción su requisito constitutivo, dar a este derecho real la
publicidad que por sus características le faltan. Además se tiene en cuenta la necesidad
de garantizar debidamente el crédito territorial, que sin garantías adecuadas no acudiría
al préstamo sobre la tierra o sobre los muebles sujetos a registro, sin el desplazamiento
de la posesión.
Como el art. 491, 2) habla de documento público, para las hipotecas legales o
judiciales, ha de entenderse esa exigencia en el sentido que asigna a la expresión
documento público, el art. 1287, prg. I. Son los casos de excepción que llama Roca
Sastre (cit. Scaevola), en que las hipotecas se constituyen en un documento público
que no fuere escritura. Ejemplificativamente, téngase en cuenta al efecto, los casos
siguientes: a) la hipoteca sobre los bienes del deudor de pensiones de asistencia (c.f.
art. 149); b) las disposiciones del juez de la quiebra que debe contener el auto
declarativo para su anotación en los registros respectivos (c. com. art. 1551, 2); c) el
contemplado en el Código de procedimiento penal (arts. 213, 215, 217) en cuanto a la
hipoteca que se constituya por diligencia apud acta a los efectos de afianzar la libertad
provisional. En general todos los casos del mandato judicial, en aplicación de las
disposiciones legales pertinentes (art. 1540, incs. 13 y 14 y art. 1552, sobre
anotaciones preventivas).
Jurisprudencia
3.- V. los casos único del art. 1361 y todos los del art. 1368.
Esta extensión que dispone la ley a las accesiones naturales y a las mejoras,
incluidas en éstas las construcciones, se refieren a las posteriores a la hipoteca, esto
es, a las que sobrevengan después de la constitución de ésta, porque las anteriormente
realizadas, se consideran hipotecas per se en su carácter de cualidades del fundo o del
bien hipotecado a tiempo de constituirse la hipoteca (Scaevola).
1.- "La venta que debe efectuarse de los terrenos hipotecados no excluye las
casas posteriormente construidas por el deudor en uno de ellos, por ser mejoras
previstas y comprendidas en el art. 1478 (1365)".
(G.J. Nº 743, p. 15).
ART. 1366.- (Hipoteca sobre varios inmuebles; orden en que deben ser
vendidos). El acreedor cuya hipoteca comprende varios inmuebles podrá a su elección
perseguir a todos ellos simultáneamente o sólo a uno, aun cuando hubieran pertenecido
o pasado a propiedad de diferentes personas o existieran otras hipotecas. Sin embargo,
el juez podrá, por causa fundada, fijar un orden para la venta de los bienes afectados.
"Hipoteca solidaria.- Si el crédito está garantizado por una hipoteca sobre varias
fincas, cada una de las fincas estará afectada a la totalidad del crédito. El
acreedor podrá demandar el pago, a su voluntad, en el total o en parte sobre
cada una de las fincas...".
Se permite así gravar varias propiedades en garantía del mismo crédito,
respondiendo cada una de las propiedades del total del crédito, aunque sin permitírsele
al acreedor reclamar más de una vez la cantidad de su acreencia. Su finalidad está
dirigida a impedir que se inscriba varias hipotecas independientes sobre diversas fincas
en aseguramiento del mismo crédito (lo que prohibe estrictamente el derecho alemán:
(Loewenwarter)).
Jurisprudencia
El art. atribuye a las leyes concernientes las hipotecas de otra naturaleza, sin
otra indicación que facilite la comprensión de tal ambigüedad. Ocurre, empero, que
mientras esta regla reenvía el caso a las leyes especiales, éstas, a su vez, lo hacen al
c. c. (arts. 178 del c. min. y 899 del c. com.). Sólo el c. aér regula con el debido
detalle la hipoteca de aeronaves, propia de su legislación.
Considérese que el precepto, puede referirse también, sin duda, dentro de las
modernas concepciones hipotecarias, a las que admiten constituir hipoteca en letras,
títulos a la orden o pagarés simples, inscritos en el Registro y suscritos por el
Registrador; trasmisibles por endoso y vilidad, flexibilidad y circulación, que antes no
tenía (Ossorio). Tómese como ejemplos las hipotecas que garantizan los derechos de
los tenedores de títulos - valores, entre los cuales ha de entenderse incluidos los títulos
de renta del Estado (Bonos del Estado), los bonos bancarios (arts. 901 y 1437 del c.
com.), o las hipotecas sobre naves, la hipoteca automovilística, etc. Son tipos de la
hipoteca mobiliaria.
SECCION II
DE LA HIPOTECA LEGAL
Fte: Cgo. it. 2817, 1) y 2) (para 3 y 5) - Cgo. fr. 2103 (para 4, 6 y 7) - 2121
(para 1) -
Precd: c. c. abrg. 1466 - 1451 a 1455 -
Conc: c.f. 149 - c.p. 90 - c. com. 1551, 2) - 1563, 5) -
c. c. 325 - 1246 - 1347 - 1361 -
Jurisprudencia
1.- "La hipoteca legal para surtir sus efectos contra terceros, debe estar
registrada con arreglo a la ley de 15 de Nov. del 87".
(G.J. Nº 603, p. 3).
3.- "La hipoteca (legal) con que estuvieron gravados los bienes del tutor en
favor del menor no fue inscrita, mientras que la otorgada en beneficio del
acreedor sobre la finca (lo fue)... en consecuencia a este último crédito (debe)
ser pagado con preferencia al primero".
(G.J. Nº 720, p. 22).
5.- "No debe confundirse la hipoteca legal de los bienes de los delincuentes y
culpables, establecida por la última parte del art. 18 (90) del c.p., con el
secuestro (propiamente es retención tanto en la vieja como en la nueva
legislación) que recae sobre los bienes o sumas de dinero pertenecientes al
deudor, conforme a la regla del art. 471 (504) del p. c.".
(G.J. Nº 1210, p. 104).
SECCION III
DE LA HIPOTECA JUDICIAL
Tiene utilidad práctica, por el hecho de que el acreedor que tiene un crédito ya
líquido y exigible, por efecto de la sentencia, puede proceder a la ejecución inmediata
sobre los inmuebles del deudor.
Jurisprudencia
1.- "El simple reconocimiento del pagaré, sin previo juicio ni audiencia de la
parte obligada, no importa sentencia de las que según el art. 1468 (1369) del c.
c. dan origen a la hipoteca judicial".
(G.J. Nº 533, p. 24).
6.- "La hipoteca judicial, establecida por el art. 1468 (1369) del c. c., está
sujeta a la inscripción en el registro de derechos reales, conforme al art. 7º de la
L. de 15 de Nov. de 1887, sin cuyo requisito no puede perjudicar a terceros ni
seguir a cualesquiera manos que pase la cosa hipotecada".
(G.J. Nº 1623, p. 197).
ART. 1370.- (Sentencias arbitrales). Las decisiones de los jueces árbitros sólo
producen hipoteca en cuanto las reviste el mandato judicial de ejecución.
DE LA HIPOTECA VOLUNTARIA
Por disposición expresa del art. 491, caso 2), la hipoteca voluntaria, debe
otorgarse inexcusablemente mediante escritura pública, requisito de forma ad
solemnitatem esencial para su existencia y validez (art. 452). Y para surtir efectos
contra terceros debe ser, inexcusablemente también, inscrita en el registro de la
propiedad (arts. 1538 y 1540, caso 4).
El constituyente, no puede crear una hipoteca sino sobre un derecho real del que
sea titular (propiedad, usufructo). Esto es, que la hipoteca constituida, de buena o de
mala fe, sobre un bien o un derecho ajeno, es nula de nulidad absoluta (Planiol y
Ripert, Mazeaud). El art. 1372, es concreto al respecto: sólo puede constituir hipoteca el
propietario. Por lo demás, dados los requisitos exigidos para su validez (escritura
pública e inscripción), evidentemente, es imposible concebir la constitución de una
hipoteca sobre bienes ajenos. No debe confundirse esta consecuencia, con la hipoteca
constituida por tercero en garantía de un crédito ajeno. Esta posibilidad no varía en
modo alguno la regla: el constituyente es el propietario.
Jurisprudencia
1.- "La hipoteca constituida por el propietario, en ejercicio de esa facultad
legítima, surte los efectos que producen las hipotecas establecidas en regla".
(G.J. Nº 497, p. 10).
8.- "La inscripción del instrumento privado no puede dar carácter hipotecario al
crédito, porque la hipoteca convencional no puede constituirse sino por medio de
instrumento público".
(G.J. Nº 806, p. 46).
9.- "Como contrato formal no se establece sino por escritura pública, según lo
dispone el art. 1474 (491, 2) del c. c.".
(G.J. Nº 1283, p. 64).
11.- "La deudora pudo constituir hipoteca sobre un bien suyo y propio, la cual,
por eso es válida y perfectamente legal".
(G.J. Nº 1283, p. 78).
Fte: Cgo. arg. 3116 (para 1ª parte) - Cgo. fr. 2126 (para 2ª parte) - Precd: c. c.
abrg. 1473 -
Conc: c.f. 470 -
c. c. 647 -
Jurisprudencia
2.- "Los gravámenes hipotecarios sobre bienes de menores, hechos sin llenar
las exigencias legales que interesan al orden social no tienen valor jurídico".
(G.J. Nº 1021, p. 50).
3.- "No tiene valor jurídico los gravámenes reales sobre bienes de menores,
efectuados sin llenar los recaudos exigidos por el art. 238 del c. c. (abrg. = al
266 del c.f.)".
(G.J. Nº 1012, p. 50).
4.- "La venta o hipoteca de bienes raíces de menores, están sujetos a las
respectivas diligencias de necesidad y utilidad y consiguiente aprobación judicial".
(G.J. Nº 1103, p. 4).
El prf. III del artículo en examen, supone una subrogación real y surte efectos
siempre que la hipoteca sea inscrita de nuevo, con la fecha de la inscripción y el valor
que tenía antes de la subrogación. Esta nueva inscripción, debe gestionarla el acreedor
hipotecario afectado por la subrogación real (Messineo). El Cgo. modelo (art. 2825),
señala un plazo de noventa días para la reinscripción, desde que la división de la cual
deriva la subrogación real, se produjo; plazo que la disposición en examen ha omitido
señalar.
El prf. IV, supone una compensación posible entre los acreedores hipotecarios y
cesionarios del copropietario, que recibe bienes diversos o cedidos, cuando aquéllos son
deudores de éste. Y en caso de que el copropietario, en lugar de bienes en especie,
reciba dinero efectivo (sin posibilidad de que se opere la subrogación real de la
hipoteca), los acreedores y cesionarios tienen prelación sobre esa suma de dinero para
cobrar sus créditos, en el límite del valor de los bienes hipotecados o cedidos y con la
preferencia que derive de la inscripción de los respectivos títulos.
Jurisprudencia
"Según el art. 116 del c.f. ningún bien común puede ser hipotecado sin la
concurrencia de ambos cónyuges y la violación de esta regla permite que el
esposo o la esposa que no intervino en tal acto dispositivo, puede demandar la
nulidad del mismo o reclamar su derecho en el 50% lo que puede hacerse a
través de una tercería de dominio excluyente".
(A.S. Nº 102, de 15-V-81).
El Cgo. abrg. (art. 1463, tomado de la ley 5ª tít. 13, P. 5ª), admite la hipoteca
general, sobre los bienes actuales y futuros. Se ha hecho bien en destacar esta
disposición en el nuevo régimen legal.
Jurisprudencia
1.- "La hipoteca sólo alcanza a la propiedad que el deudor tenía en el momento
de la obligación y no a las fracciones anteriormente vendidas, reglándose la
preferencia de la trasmisión, por la fecha de la inscripción en derechos reales".
(G.J. Nº 754, p. 5).
3.- "No puede ser de carácter general sino específicamente señalada sobre
bienes que deben individualizarse, con señalamiento de su situación, límites u
otras circunstancias que los hagan conocer precisa y distintamente".
(G.J. Nº 1283, p. 64).
Conc: c. c. 519 -
SUBSECCION I
DISPOSICION GENERAL
Conc: c. c. 1538 y s. -
Jurisprudencia
En los dos casos que señala el art., puede pedirse judicialmente la reducción. La
extinción parcial del crédito, supone pago parcial del mismo, entendido el término pago
como cualquier medio de extinción de la obligación del deudor hipotecario, como
novación, remisión, compensación, etc. El pago parcial, desde luego, será posible
siempre y cuando esté permitido por el contrato o, no estándolo, lo haya consentido
expresamente el acreedor. Mediando negativa del acreedor a la reducción, a pesar de
haber recibido el pago parcial, el deudor puede obtenerla al amparo de esta disposición.
II. Se consideran excesivas las inscripciones que pesan sobre inmuebles cuando el
valor de uno o algunos de ellos excede al doble de la suma que importan los
créditos en cuanto al capital e intereses devengados por un año.
Fte: Cgo. it. 2874 (para I) - Cgo. fr. 2162 (para II) -
Conc: c. c. 1386 -
La extinción del crédito tiene que ser total. Si éste no ha sido pagado totalmente,
la hipoteca subsiste en su totalidad (a menos que haya sido reducida), en razón de su
carácter indivisible (Mazeaud).
La anulación del acto que implica la extinción del crédito garantizado, que hace
revivir la obligación, hace revivir también las garantías, retroactivamente como el crédito,
tal si éste no se hubiera extinguido jamas (Mazeaud).
Jurisprudencia
"La hipoteca sólo se extingue de alguno de los modos establecidos por el art.
1501 (1388) del c. c".
(G.J Nº 746, p. 19)
SUBSECCION V
Si la misma hipoteca, una vez cancelada fuese reinscrita, desde luego, por efecto
de la cancelación, cuando menos ha perdido el grado de preferencia que tenía antes de
la cancelación.
Jurisprudencia
"Las inscripciones hipotecarias no se reputan canceladas, mientras no se
verifique el registro de su cancelación, sea por consentimiento de partes, o en
virtud de sentencia judicial".
(G.J. Nº 425, p. 572).
La regla está ya dada en el art. 1337, con suficiente claridad. Las normas
instrumentales sobre la inscripción, sus requisitos, especificaciones que debe contener,
sus efectos y demás disposiciones pertinentes, están contenidas en el articulado del
Capítulo III del Título V de este Libro. Luego, resultan superfluas y ociosas las de este
art. y el siguiente, particularmente, porque antes que estar dedicadas a determinar las
reglas de fondo sobre el orden de las hipotecas, como hace su modelo el Cgo. italiano
(arts. 2852 y s.), se ha dado vueltas con ellas sobre un mismo tema, repitiéndolo
excesivamente. Se ve por eso, en términos generales, que la reglamentación sobre las
hipotecas, no satisface las exigencias de una buena y clara legislación. Por ejemplo: los
arts. 1364, 1383 y 1538, se repiten sobre el objeto de la inscripción: publicidad, y sus
efectos; el 1375, repite lo que ya está legislado en la segunda fase del art. 1373. Este
art. y el siguiente, no solo se repiten en alguna medida entre ellos, sino que aparecen
repetidos en los arts. 1431 y 1432; además, en la subsección que trata del orden de
preferencia de las hipotecas se establecen reglas sobre el orden de preferencia de la
antícresis, cuyas reglas tienen lugar propio (arts. 1429 y s.). Pero no se dice qué ha de
entenderse por el orden de las hipotecas.
La regla del antiguo derecho francés, que determinaba el rango de las hipotecas
por la fecha del contrato en que fueron constituidas, ha sido desechada por la institución
de la publicidad (Mazeaud). Por no ser oponible el derecho sino cuando está publicado,
no es la preferible la hipoteca primera en fecha, sino aquella que se ha inscrito primero.
El art. 1507 del c. c. abrg., como su fuente francesa (art. 2147), dispone que
todos los acreedores inscritos en un mismo día, ejercen sus derechos en concurrencia,
por igual y sin distinción, entre las inscripciones hechas por la mañana o por la tarde. El
mismo Cgo. modelo, mantiene en cierta medida esa solución, cuando dispone (art.
2853) que si varios interesados solicitan simultáneamente la inscripción sobre los
mismos bienes, las inscripciones se practican bajo el mismo número y se hacen
mención de ellas en cada uno de los certificados expedidos para cada interesado por el
registrador.
Jurisprudencia
1.- "Por el art. 1505 (1393), la preferencia entre acreedores para el pago de
sus créditos, en caso de concurso, se determina por la prioridad de su
(inscripción) en el Registro de Derechos Reales)".
(G.J. Nº 676, p. 32).
2.- "Al declarar que deben ser pagados de sus créditos hipotecarios por el orden
de las fechas de inscripción de ellos, se ha sujetado a las disposiciones citadas
y al art. 1505 (1393) del c. c.".
(G.J. Nº 829, p. 8).
3.- "El auto que asigna grado preferente al crédito hipotecario hace correcta
aplicación del art. 1505 (1393) del c. c.".
(G.J. Nº 644, p. 3).
Conc: c. c. 1341 -
Véase lo pertinente en la anot. al art. 1341.
Jurisprudencia
SUJETOS A REGISTRO
ART. 1395.- (Bienes muebles que pueden ser objeto de hipoteca). I. Pueden ser
objeto de hipoteca legal, judicial y voluntaria los siguientes muebles sujetos a registro:
Jurisprudencia
ART. 1396.- (Otros muebles que pueden sujetarse a gravamen). I. Por las
mismas reglas prescritas en el artículo anterior se regirán los gravámenes:
1) En favor del vendedor o de quien preste los fondos necesarios para adquirir
instrumental o equipos destinados a una explotación.
2) En favor de quienes financien o presten dinero para la producción de películas.
Conc: c. c. 1395 -
Véase la anot. al art. anterior.
Aunque la versión del art. dada por la edición oficial coincide con la de los
originales del Código, es evidente que se ha deslizado una omisión en su redacción.
Ocupándose la sección de la hipoteca sobre bienes muebles sujetos a registro, parece
indudable que el texto debe decir: las hipotecas sobre bienes muebles sujetos a registro,
etc.
CAPITULO IV
DE LA PIGNORACION
SECCION I
DISPOSICIONES GENERALES
Fte: Cgo. arg. 3213 (para I) -Cgo. it. 1153 (para II) -
Conc: c. c. 101, II) - 590 - 1419 -
Las partes deben ser capaces de obligarse. El deudor pignoraticio, debe ser
capaz de enajenar y debe ser propietario de la cosa. El prf. II del art., que exige la
necesidad de que el deudor sea el propietario de la cosa, establece la excepción
favorable al acreedor prendario contenida en el art. 101, caso II, por virtud de la cual la
buena fe asegura el derecho a la prenda, cuando el deudor la constituye sobre cosa
que no es de su propiedad.
Fte: Cgo. it. 2786 (para I) - Cgo. fr. 2076 (para II) -
Conc: c. com. 882 -
c.c. 1403 - 1417 -
La entrega de la cosa, esto es, el desplazamiento de la posesión de la cosa del
poder del deudor al del acreedor, es elemento constitutivo de la prenda, porque como
todo contrato real se perfecciona cuando al acuerdo de los contratantes le sigue la
tradición de la cosa. La traditio, para el perfeccionamiento del contrato y para que éste
nazca a la vida jurídica se exige para que tenga justificación lógica la obligación de
devolver la cosa, ya que nadie puede devolver lo que no ha recibido.
DE LA PRENDA
SUBSECCION I
DISPOSICIONES GENERALES
ART. 1401.- (Bienes que pueden darse en prenda). Pueden darse en prenda los
bienes muebles, las universalidades de muebles, los créditos y otros derechos que
tengan por objeto bienes muebles.
Este art. corresponde a la segunda parte del art. 2784 del Cgo. modelo, cuya
primera parte es fuente del art. 1398. Si bien el art. admite la prenda de universalidades
de muebles (pinacotecas, bibliotecas, colecciones de arte, etc.), no dice nada sobre el
modo de constituirla, observación que también hace Messineo respecto de la disposición
fuente y entiende que deban aplicarse los principios relativos a la constitución de la
prenda sobre muebles singulares.
Sobre el contenido del derecho de prenda, el principio del Digesto (Lib. 50, tít.
16, ley 238), dice: pignus propie rei mobilis constituit (la prenda sólo se constituye en
cosa mueble; cit. Scaevola).
Jurisprudencia
Jurisprudencia
1.- "No habiendo poseído con ánimo de dominio, sino como acreedora prendaria
y a nombre del deudor, no pudo prescribir el dominio de las prendas de que es
tenedora".
(G.J. Nº 725, p. 15).
3.- "En la prenda, para los efectos legales consiguientes, la entrega así como la
toma de posesión por el acreedor o por un tercero en quien hubieran convenido
los contratantes, tienen que ser efectivas y notorias, salvo el caso de prendas sin
desplazamiento como las agrícolas, hoteleras e industriales, regidas por
disposiciones especiales".
(G.J. Nº 1600, p. 109).
Jurisprudencia
Ningún privilegio especial sobre bienes muebles puede ser ejercitado en perjuicio
del acreedor prendario, que tiene preferencia indiscutible sobre la prenda (art. 1348).
La preferencia del acreedor prendario, está legislada en el Codex, así: eos qui
personalibus actionibus competunt, praeferri constitit (los que recibieron prenda, como
tienen acción real, son preferidos a los que tienen acción personal; Lib. 8, tít. 17, ley 9,
cit. Scaevola).
Jurisprudencia
Jurisprudencia
1.- "Las cláusulas que autorizan al acreedor para vender, sin figura de juicio, las
prendas de plata labrada que se le entregó en seguridad de su crédito... son
nulas... por ministerio del art. 1421 (1409) del c.c.".
(G.J. Nº 177, p. 874).
II. Quien ha constituido la prenda está obligado al reembolso de los gastos que
el acreedor haya realizado para la conservación de ella.
Fte: Cgo. it. 2790 (para I y II) - P. 5, tít. 13, leyes 20 y 36 (en parte para I) -
Precd: c. c. abrg. 1422 - 1423 - 1424 -
Conc: c. com. 813 - 884 -
c.c. 302 - 847 - 1434 -
Jurisprudencia
1.- "La Corte al declarar que el acreedor (tenía derecho) a retener las mulas y
exigir el abono de los gastos necesarios (los de alimentación) no infringe el art.
1424 (1411)".
(G.J. Nº 497, p. 15).
2.- "Si bien el acreedor prendario debe custodiar la prenda del mismo modo que
la cosa propia, siendo responsable de su pérdida y extravío, tal deber de
custodia material no importa el de cumplir las obligaciones a que pudiera estar
reatada la prenda, aun cuando de ello dependa su conservación, y por lo mismo
es inaplicable el art. 1424 (1411, II), porque el servicio de anualidades de la
póliza no constituye gasto de conservación material a que deba atender el
acreedor prendario en el sentido de este art. (1411)".
(G.J. Nº 694, p. 38).
3.- "Se reconoce que el deudor hizo entrega real de la harina dada en prenda y
(el acreedor) debía cumplir con lo que dispone el art. 1422 (1411, I), a fin de
conservar esa prenda" (G.J. Nº 801, p. 21).
Jurisprudencia
ART. 1415.- (Cobro del crédito y de los intereses). El acreedor pignoraticio está
obligado a cobrar el crédito recibido en prenda, y si el crédito tiene por objeto dinero o
cosas fungibles debe depositarlos donde pida el constituyente; también el acreedor debe
cobrar los intereses y otras prestaciones periódicas del crédito dado en prenda
imputando su monto en primer lugar a los gastos del cobro e intereses, y después al
capital.
Por la regla del art., el acreedor adquiere el poder de ejercitar, frente al deudor
del propio deudor, el derecho de este último, o sea, que se sustituye a él en el ejercicio
del derecho del crédito, pero sólo a los fines indicados en dicho precepto y no como
causahabiente por transferencia de la titularidad del crédito.
Los deberes que este art. impone al acreedor tiende a evitar que el constituyente
o dador de la prenda sufra los daños consiguientes a la falta de cobro de intereses o
prestaciones periódicas o del crédito - capital dado en prenda.
ART. 1416.- (Prenda de derechos diversos de los créditos). La prenda de
derechos diversos de los créditos se constituye en la forma respectivamente exigida
para la transferencia de esos derechos, quedando a salvo las disposiciones de leyes
especiales.
La formulación del instituto en examen, está entre aquellas cuya mejor y precisa
comprensión, aconseja la unidad de exposición en su comentario, salvo ciertas
observaciones de índole muy particular respecto de alguna de sus normas singulares
que las requiera.
El Cgo. italiano de 1942, recoge la hipoteca mobiliaria (art. 2810) para aplicarla
sobre rentas del Estado, naves, aeronaves y automóviles. Con relación a la prenda,
sigue el sistema clásico, señalando como objeto cosas muebles y requiriendo como
necesario el desplazamiento de posesión.
Como evidencia manifiesta de aquel apotegma nada nuevo hay bajo el sol, ha de
concluirse esta somera indicación comparativa en materia de legislación, sobre la prenda
sin desplazamiento, señalando que tiene sus antecedentes en las Partidas (5ª, tít. 13, 1.
1ª cit. de Scaevola) que dice: peño es propiamente aquella cosa que un ome empeña a
otri apoderandole della e mayormente cuando es mueble... Segúnd el largo
entendimiento de la ley toda cosa, quier sea mueble o rayz, que sea empeñada a otri,
puede ser dicho peño, maguer non fuese entregada della aquel a quien la empeñasen.
El objeto de este tipo de prenda, está limitado a los tres casos que señala el art.
1418, y el constituyente, esto es, el deudor prendario debe ser propietario de los objetos
dados en prenda y además estar dedicado a las actividades agrícolas, ganaderas,
hoteleras o industriales, como ocupación habitual, según se infiere de la regla del art.
1419. De ello deriva, también que en esta clase de prenda, se presenta una excepción
a la regla general del art. 1398: el constituyente no puede ser un tercero, esto es, la
prenda tiene que ser dada necesariamente por el deudor prendario, sobre los objetos
que se presupone están dedicados a la explotación de la actividad, para cuyo desarrollo
o incremento se adquiere el préstamo (art. 1420). Puede aplicarse la regla general a la
hipoteca mobiliaria, en la cual la hipoteca puede ser constituida por un tercero, en
garantía de la obligación del deudor, pero en la prenda retenida no. Esta es otra
diferencia que distingue a ambas instituciones.
La capacidad del deudor prendario, entonces, supone que éste tiene la libre
disposición de sus bienes. La forma está sometida a la regla general del art. 491, caso
5) y es requisito para la existencia de este contrato (art. 452, 4), porque la prenda sin
desplazamiento es, como la hipoteca mobiliaria, un derecho de constitución formal y
publicitaria. Además su inscripción es forzosa para que surta efectos contra terceros
(art. 1424). Si falta el requisito de forma, el contrato no ha nacido al campo jurídico; si
falta la inscripción, no produce ningún efecto. Es lógico pensar, que se trata de dos
requisitos constituyentes (ad solemnitatem), que mientras no han tenido lugar, no se
considera constituido el derecho de prenda retenida (Scaevola).
Los efectos del contrato y su inscripción, traen consigo para el deudor prendario:
a) la obligación de admitir inspecciones técnicas y administrativas por parte del acreedor
y a los fines de supervigilar el cumplimiento estricto de las condiciones estipuladas en el
contrato, obligación que aunque no se mencione en el contrato, debe ser observada por
ministerio de la ley (art. 1422); b) la obligación de guarda y conservación de las cosas
objeto del contrato de prenda, que inhibe al deudor a trasladar, enajenar o desmejorar
las cosas prendadas, bajo sanción de responsabilidad de daños, sin perjuicio de la penal
que correspondiere (art. 1423). Desde luego, ha de advertirse que la prohibición de
traslado o enajenación, puede ser modificada por acuerdo de las partes, sea que esté
permitida expresamente en el contrato, sea mediante un contrato complementario
otorgado con las mismas formalidades que el original si éste no previó nada sobre el
particular. Esta posibilidad, no puede estar descartada por aplicación de las reglas
generales. Es necesario, ha de tenerse muy en cuenta, sin embargo, que el consenso
del acreedor sea expreso.
El efecto del art. 1427, se conforma con el principio general que regula la
materia (art. 1409) y el del art. 1428 con los principios contenidos en los arts. 1405 y
1357, caso 2).
Jurisprudencia
Fte: (posible) L. esp. 1954, art. 52, casos 1), 2), 3), 4) -
Conc: c. com. 886 -
c.c. 1417 -
ART. 1420.- (Destino del préstamo). La prenda sin desplazamiento sólo puede
constituirse en garantía de préstamos de dinero destinados a la explotación agrícola,
ganadera, hotelera o industrial.
Jurisprudencia
Conc: c. c. 1404 -
V. anots. a los arts. 1417 y 1425.
DE LA ANTICRESIS
II. Es válido el pacto por el cual las partes convienen en que los frutos se
compensen con los intereses en todo o en parte.
La formulación de las normas del instituto que legisla esta sección, enseña
evidente inseguridad en la técnica legislativa, que se manifiesta tanto en la ausencia de
un elemental orden sistemático, como en la reiteración de algunas reglas, lo que obliga
condensar su explicación mediante la unidad de exposición, como en algunos otros
casos anteriores, para facilitar el mejor aprovechamiento del comentario que sus normas
merecen.
Es, como la prenda un contrato de origen griego (Planiol y Ripert). Guarda cierta
afinidad con la hipoteca normal inmobiliaria y con la prenda tradicional. Como la
primera, recae sobre inmuebles pero con la diferencia de que en la antícresis el
inmueble pasa a manos del acreedor y en la hipoteca no. Con la prenda, la semejanza
estriba en el desplazamiento posesorio, pero en la prenda la cosa pignorada es mueble
y en la anticresis es inmueble.
Jurisprudencia
1.- "La prenda pretoria comprende, por su propia naturaleza y por lo dispuesto
por el art. 1429 (1429) del c. c. la obligación en que está el que la tiene de
rendir las correspondientes cuentas".
(G.J. Nº 375, p. 91).
2.- "Este contrato anticrético celebrado sobre propiedades que ya eran ajenas
(por haber sido vendidas anteriormente), como acaba de indicarse, no pudo
enervar ni afectar los derechos del legítimo dueño (actual) de ellas".
(G.J. Nº 743, p. 7).
6.- "Procede requerir por la vía ejecutiva la restitución de la casa materia del
contrato (anticrético) ya fenecido, (más aun) si está plenamente justificada la
obligación correlativa de la demandante, mediante certificado de depósito".
(G.J. Nº 1286, p. 10).
7.- "El contrato de anticresis es de carácter bilateral y como tal esta regido por
los arts. 725 (519) y 775 (568) del c.c.".
(G.J. Nº 1361, p. 24).
Jurisprudencia
Jurisprudencia
"Tiene derecho a retener la casa hasta que se le pague los dineros dados en
anticresis a la vendedora".
(G.J. Nº 709, p. 16).
Conc: c. c. 1337 -
Véase las anots. al art. 1429 y 1431.
Jurisprudencia
1.- "La disposición del art. 1431 (1434, III) del c. c. permite al acreedor
prendario exonerarse de las obligaciones de tal, compeliendo al deudor a que
vuelva a tomar posesión de la finca".
(G.J. Nº 581, p. 3).
2.- "Conforme al art. 1431 (1435, III y 1434), la posesión de la cosa inmueble
constituída en prenda termina, o por el entero pago de la deuda, o por la
dimisión del (acreedor) pudiendo aun obligarle (al deudor) a tomar su posesión".
(G.J. Nº 687, p. 17).
4.- "La casa entregada en prenda pretoria se deterioró y arruinó por falta de
reparaciones oportunas y por abandono del tenedor (que debe pagar el valor de
la depreciación resultante)".
(G.J. Nº 760, p. 29).
5.- "El reconocimiento y pago de las mejoras alegadas por los demandados
acreedores anticresistas, ha sido desechado justificadamente por los jueces de
grado, teniendo en cuenta que ellos se hallaban expresamente prohibidos de
efectuarlas por el contrato".
(G.J. Nº 1617, p. 28).
Fte: Cgo. arg. 3245 (para I y III) - Cgo. it. 1962 (para II) -
Conc: c. c. 98 - 1404 - 1412 - 1479 -
V. la anot. al art. 1429.
Jurisprudencia
1.- "Se casan los autos que restringen la resolución del contrato anticrético a
una parte de la propiedad, y se declara que debe procederse a la disolución del
contrato mediante recíproca devolución del (predio) y del dinero dado en
préstamo".
(G.J. Nº 581, p. 3).
2.- "El auto recurrido se sujeta al art. 1431 (1435, III) al declarar que la
acreedora tiene derecho para retener la casa rematada hasta que se le pague
los (dineros) dados en antícresis a la vendedora".
(G.J. Nº 709, p. 16).
4.- "El contrato anticrético cesa en sus efectos jurídicos al vencimiento del plazo
estipulado".
(G.J. Nº 1589, p. 84).
5.- "Vencido el plazo pactado, el contrato fenece y es exigible la devolución del
inmueble o del dinero, por cualquiera de los contratantes".
(G.J. Nº 1589, p. 89).
6.- "Se hace correcta aplicación de la ley cuando se ordena la entrega dentro
de tercero día del departamento dado en contrato anticrético por haber vencido el
término contractual convenido de un año forzoso y un año voluntario".
(G.J. Nº 1621, p. 142).
CAPITULO V
Este art. rebosa superfluidad. El principio ya está dado en el art. 1337; está
reglamentado en cuanto a los privilegios en el 1353 y s.; en cuanto a las hipotecas en
el 1392 y s.; en cuanto a la prenda en el 1405 y s. En todo caso, si se quería
formularla como norma general, su lugar estaba en el Capítulo I del Título.
CAPITULO VI
DE LA CESION DE BIENES
No parece tener ninguna justificación que la cesión de bienes, haya sido incluída
entre las garantías patrimoniales de los derechos, a los que se ha dedicado el título II
del Libro V. Carece en absoluto de función para la finalidad atribuída a las reglas de
dicho título.
La generalidad de los autores, por eso, la estudian entre los medios de extinción
de las obligaciones, contra pocos que le dan carácter de cesión de la facultad de
disponer que se aproxima, en realidad, a la fase inicial de su función solutoria, y contra
la tesis (predominante hoy, según Messineo), del mandato para enajenar o liquidar, que
se diluye en una indeterminación incolora (Messineo).
Jurisprudencia
Fte: Cgo. fr. 1266 - 1268 (para I y III) - Cgo. it. 1977 (para II) -
Precd: c. c. abrg. 856 - 857 - 858 -
Conc: p. c. 584 y s. -
c.c. 925, 3) - 1437 - 1442 -
Cuando es judicial, se aplican las reglas de los arts. 1438, III y s. y se procede
conforme al procedimiento establecido por los arts. 584 y s. del p.c.: demanda del
deudor desafortunado, con dos listas juradas, una que contenga la nómina de sus
acreedores y la cantidad que adeuda a cada uno de ellos, y la otra con los bienes que
ofrece en cesión y su valor estimado.
Jurisprudencia
2.- "El concurso voluntario no tiene lugar en los juicios coactivos, aunque la
cesión judicial que produce el concurso voluntario universal es un beneficio que
la ley concede al deudor desgraciado y de buena fe, permitiéndole para que su
persona no sea molestada, hacer a sus acreedores el traspaso de sus bienes,
no puede acogerse... a tal beneficio por estar pendiente contra el dicho juicio
coactivo".
(G.J. Nº 633, p. 15).
Conc: p. c. 179 -
c.c. 1336 -
Los acreedores no pueden negarse a la cesión judicial, salvo que prueben que la
insolvencia del deudor, proviene de una causa que le es imputable o que ha ejercitado
actos fraudulentos (arts. 1440 y 1443).
Fte: Cgo. fr. 1269 - 1270 (para I y IV) - Cgo. it. 1980 - 1982 - (para II y III) -
Precd: c. c. abrg. 859 - 860 -
Conc: c. com. 1503 - p. c. 585 - 590 -
c.c. 1337 -
El pago de los acreedores hecho por el deudor, antes del remate de los bienes
cedidos, faculta a éste, retractarse de la cesión según el art. En realidad, más que
causa de retractación, el pago hecho en esa oportunidad, quita toda razón de ser a la
cesión, que queda de hecho suspendida, una vez que continuar su procedimiento sería
duplicar un pago, colocando a los acreedores en la obligación prevista por los arts. 963
y s.: restitución del pago de lo indebido.
Jurisprudencia
DE LA GARANTIA PATRIMONIAL
La ley garantiza los derechos del acreedor con los bienes, muebles o inmuebles,
habidos y por haber, del deudor, o sea, que quien se obliga personalmente, obliga
también sus bienes en calidad de garantía común de sus acreedores (art. 1335).
A ese fin se ha dado la regla del art. 1444, cuyas diversas precauciones, sólo
tienen un carácter meramente conservatorio del crédito mismo y por ese objeto difiere
de la conservación del patrimonio del deudor, que constituye objeto de un derecho
distinto, auxiliar del crédito, y del cual se ocupan los arts. 1445 y s. (Planiol y Ripert).
Las medidas de protección que conceden estos arts. al acreedor, no están limitadas,
como las del art. 1444, a la simple vigilancia de los actos del deudor o a verificar el
estado de sus bienes. Le facultan a actuar por sí mismo, desempeñando un papel activo
en procura de un resultado que sólo puede proporcionarle su iniciativa.
Jurisprudencia
II. El acreedor, cuando accione judicialmente, debe citar al deudor cuyo derecho
ejerce contra un tercero.
III. La acción oblicua favorece a todos los acreedores.
Las condiciones requeridas por la ley, para el ejercicio de la acción oblicua son:
a) Que el acreedor tenga interés. La notoria solvencia del deudor, v. gr., no justifica
la intervención del acreedor que, en tal supuesto, resultaría inútil y vejatoria.
b) El acreedor debe tener un crédito exigible, porque la acción oblicua es algo más
que un mero acto conservatorio. Los acreedores sujetos a término o condición, v.
gr., no tienen un crédito exigible que les autorice utilizar la vía oblicua.
c) Debe concurrir la inacción del deudor. La negligencia de éste, esto es, que no
ejerza un derecho que pueda ejercer, es el presupuesto de la acción. Si el
deudor procede por sí mismo, el acreedor no puede pretender usar de la vía
oblicua y a lo sumo puede intervenir en el procedimiento iniciado por el deudor
para preservar sus intereses (art. 1444, caso 6).
d) El acreedor, cuando acciona por la vía oblicua, debe hacer emplazar al juicio al
deudor negligente (prg. II). Tiende este requisito de forma, a evitar toda ulterior
discusión relativa a la no oponibilidad de la sentencia que, justificadamente,
puede alegar el deudor por no haber intervenido en el juicio (Mazeaud).
Subsiste en el Código, una otra condición inútil: la subrogación judicial (sostenida
por algunos autores: Aubry y Rau, cit. de Planiol y Ripert), en el caso de la autorización
judicial previa, para que los acreedores acepten la sucesión que el deudor no haya
aceptado (art. 1021, II, que ha mantenido en la materia la disposición del art. 550 del
Cgo. abrg.; v. la anot. al art. 1021).
Otro efecto, es que la acción favorece o beneficia a todos los acreedores, (prg.
III), esto es, inclusive a aquellos que no han intentado o no han intervenido en la vía
oblicua. Es consecuencia del primer efecto, establecido en el acápite anterior: si el
acreedor que recurre a la vía oblicua procede por cuenta de su deudor, todo sucede
como si hubiera demandado el propio deudor.
Esta acción, como reconocen los propios autores, apenas presenta alguna utilidad
práctica, sobre todo frente a las posibilidades más concretas que proporcionan el
embargo y la ejecución forzosa, que puede desembocar en el concurso necesario, en su
caso. Indudablemente, las acciones directas, en las que el acreedor puede demandar
por sí mismo al deudor de su deudor, y no oblicuamente por su deudor, le reporta al
acreedor mayor seguridad y provecho en su acción. Ejemplos de acción directa,
presentan: el art. 748 que confiere a los dependientes del contratista acción directa
contra el comitente y el art. 818, III), que confiere al mandante acción directa contra el
sustituto del mandatario.
Jurisprudencia
1.- "Siendo los bienes del deudor la prenda de los acreedores y pudiendo
ejercer éstos los derechos de aquél, si vencido el plazo no satisface el deudor o
rehusa ejercer por sí mismo el derecho o acción que le corresponde en provecho
de su acreedor... cumplida como está la triple condición... ha tenido derecho
perfecto, representando a su deudor... para oponer la tercería excluyente que
(éste) no quiso oponer".
(G.J. Nº 197, p. 1030).
2.- "El ejercicio de la facultad que concede a los acreedores este art. 757
(1445) está sujeto al cumplimiento de estas condiciones: crédito del acreedor
vencido, no haber sido él pagado y rehusar el deudor ejercer por sí en favor de
su acreedor los derechos que le competen".
(G.J. Nº 231, p. 1301).
3.- "Los acreedores pueden ejercer todos los derechos y acciones de su deudor,
a excepción de los que son exclusivamente personales".
(G.J. Nº 231, p. 1301).
5.- "Las facultades concedidas por los arts. 757 y 758 (1445 y 1446) del c. c.
a los acreedores, para ejercer todos los derechos y acciones de su deudor, salvo
los que sean exclusivamente personales, y la de contrariar en su nombre todos
los actos hechos por el deudor en fraude de ellos, no es absoluta y procede
únicamente cuando el deudor omite ejercitarlos, en el primer caso, o cuando éste
ha actuado fraudulentamente en perjuicio de su acreedor poniéndose en estado
de insolvencia".
(G.J. Nº 1210, p. 19).
6.- "La acción subrogatoria acordada por el art. 757 (1445) del c. c. faculta a
los acreedores a ejercitar y oponer todos los derechos y acciones de sus
deudores, cuando ellos son descuidados por negligencia manifiesta".
(G.J. Nº 1358, p. 52).
1) Insolvencia del deudor y perjuicio del acreedor.- Los actos del deudor que
justifican la revocación, son aquéllos que ocasionan su insolvencia, con manifiesto
perjuicio del acreedor que, en tales circunstancias, verá comprometido el cumplimiento y
realización de su crédito. Mientras el patrimonio del deudor, permanezca en condiciones
de responder satisfactoriamente las obligaciones de éste, no hay interés alguno en que
el acreedor ejercite el arbitrio revocatorio que le atribuye la ley, conforme a la regla
donde no hay interés no hay acción (Mazeaud).
4) Anterioridad del crédito.- Por regla general, el crédito del acreedor debe ser
anterior al acto de disposición, cuya revocación se persigue con la acción pauliana. Si
antes de la disposición, el acreedor no era tal, el deudor, se supone, no podía
proponerse perjudicarlo o tener conciencia de ello. Por otra parte, el acreedor no puede
tener interés en la revocatoria de un acto sobre bienes que no formaban ya parte del
patrimonio del deudor, al tiempo del nacimiento de su crédito. No puede prosperar por
ello la acción pauliana, a menos que en el acto de disposición, aunque anterior a la
constitución del crédito, se haya preordenado dolosamente el fraude para perjudicar al
acreedor, caso en el cual la acción procede. Por igual razón, la revocatoria puede
alcanzar a los actos de disposición que nacen simultáneamente con el crédito.
"5) Que el crédito sea líquido y exigible. Sin embargo, se tendrá el término por
vencido si el deudor resulta insolvente o si desaparecen o disminuyen las
garantías con que contaba el acreedor".
Jurisprudencia
1.- "Los acreedores pueden contrariar en su nombre, todos los actos hechos por
su deudor, en fraude de ellos".
(G.J. Nº 231, p. 1301).
2.- "Este art. confiere el derecho de contrariar los actos fraudulentos del deudor,
solamente al acreedor reconocido y cuyo título no se halla contestado, sin
permitirlo indistintamente a cualquiera persona que se denomine acreedora".
(G.J. Nº 298, p. 1962).
3.- "Por los arts. 757 y 758 (1445 y 1446) son acreedores no solamente los
que tienen derecho a una suma de dinero o a una especie determinada, sino
todos los que tienen acción para exigir el cumplimiento de una obligación
cualquiera".
(G.J. Nº 420, p. 523).
4.- "Las escrituras han sido impugnadas de un modo absoluto, porque ellas
fueron otorgadas después de la quiebra de los que la suscribieron y en fraude
de algunos de los acreedores".
(G.J. Nº 509, p. 21).
5.- "El hecho de haber seguido juicio ejecutivo en resguardo de sus derechos
tres acreedores, importando el ejercicio de un acto judicial permitido por la ley,
no puede apreciarse como proceder fraudulento contra los demás acreedores,
quienes pudieron usar de ese mismo medio de seguridad en tiempo oportuno".
(G.J. Nº 800, p. 19).
6.- "Este art. enumera las condiciones necesarias para el ejercicio legítimo de la
acción que autoriza".
(G.J. Nº 1211, p. 57).
9.- Véase los casos Nos. 2 del art. 543, 17 del art. 1328, 8 del art. 1335, 5 del
art. 1445.
La acción, produce sus efectos en favor del acreedor que la ejercita y obtiene la
revocación del acto fraudulento, beneficiándole en la medida de su interés. No produce
efecto alguno, respecto del deudor, en realidad, porque éste continúa obligado frente al
tercero con el que celebró el acto revocado. El tercero, tiene a salvo su derecho de
repetir contra él.
No tiene efecto la acción, respecto del primer adquirente a título oneroso, pero
de buena fe, esto es, que no haya conocido el perjuicio que se provocaba al acreedor,
en el momento en que realizaba la adquisición, en tanto en cuanto, dice el original
italiano (art. 2901 in fine), se haya inscrito en el registro de la propiedad con
anterioridad a la inscripción de la demanda de revocatoria, aditamento que no parece
indispensable en el precepto del prf. III, del art., por aplicación de la regla general del
art. 1538.
Y DE LA POSESION
CAPITULO I
DISPOSICIONES GENERALES
El precepto es una repetición del art. 1281, que con diferencia de forma, contiene
el mismo principio. Por lo demás, las disposiciones de este Capítulo constituyen una
especie de demitítre preliminar.
ART. 1450.- (Sentencias constitutivas). Sólo en los casos previstos por la ley la
autoridad judicial puede constituir, modificar o extinguir relaciones jurídicas con efecto
entre las partes, sus herederos o causahabientes.
El art. 2908 del Cgo. modelo, del cual se ha tomado el art., habla con más
propiedad de los efectos constitutivos de las sentencias, que pueden ser (según
Chiovenda) condenatorias (en la ejecución forzosa, v. gr.), constitutivas (reparación de
danos, v. gr.) o declarativas (mantenimiento de la posesión, v. gr.).
ART. 1451.- (Cosa juzgada). Lo dispuesto por la sentencia pasada en autoridad
de cosa juzgada causa estado a todos los efectos entre las partes, sus herederos y
causahabientes.
Sobre la cosa juzgada y sus efectos, está dicho todo lo que corresponde para
estas anotaciones, en el examen del art. 1319, tanto respecto de las partes y sus
causahabientes (art. 1451), cuanto en lo tocante a las sentencias de estado (art. 1452),
sobre las cuales rige el principio faciunt jus erga omnes, (v. la anot. respectiva).
Parece que el lugar más propio para esta disposición está en la sección V,
capítulo II, título V de este Libro.
Y LAS SERVIDUMBRES
SECCION I
La importancia del instituto, autoriza reproducir las siguiente reglas del Digesto:
Is qui actionem habet ad rem recuperandam, ipsam rem habere videtur (el que
tiene acción para recuperar la cosa, parece que tiene la cosa misma; Lib. 50, tít. 17,
regla 15).
Quum in rem agatur, si de corpore conveniat, error autem sit in vocabuli, recte
actum esse videtur (cuando se pide alguna cosa, si no se duda de su identidad, aunque
se yerre en el nombre, parece que se pide bien; Lib. 6, tít. 1, ley 5).
Si in rem aliquis agat, debet designare rem, et utrum totam, an partem, et
quotam petat; apellatio enim rei non genus, sed speciem significat (el que pide por
acción real, ha de expresar la cosa que pide, y si la pide toda o parte, y la parte del
todo que pide, porque el nombre cosa no es específico, sino genérico; Lib. 6, tít. 1, ley
6).
Meum est, quod ex re mea superest, cujus vindicandi ius habeo (lo que queda
de una cosa pertenece al dueño de ella y tiene derecho a reivindicarlo; Lib. 6, tít. 1, ley
49; citas de Scaevola).
Son aplicables a esta acción, las reglas que dan los arts. 596 y s. del p. c.
Jurisprudencia
2.- "La acción de restitución debe ejercitarse ante el mismo juez de la causa
principal, si los bienes han sido vendidos por escritura que ha sido declarada
nula".
(G.J. Nº 1219, p. 32).
4.- "Acción real es la que nace del derecho que se tiene sobre una cosa, y
personal la que nace de la obligación en que otro se ha constituído, de dar o
hacer algo".
(G.J. Nº 1251, p. 35).
5.- "Esta acción está otorgada al dueño de una cosa y cabe dirigirla contra el
que la detenta y es su objeto la declaración del derecho propietario y su
correspondiente restitución".
(G.J. Nº 1277, p. 34).
9.- "Es procedente la reivindicación probada que ha sido la demanda con los
instrumentos de adquisición de los fundos, que merecen plena fe a mérito de lo
dispuesto por los arts. 905 (1289, I) del c. c. y 177 (400) del p.c.".
(G.J. 1342, p. 5).
11.- "La reivindicatoria es una acción real dirigida a recuperar un bien sobre el
que se tiene derecho de propiedad y que por cualquier motivo está siendo
poseído por terceros sin el con sentimiento del dueño".
(G.J. Nº 1563, p. 147).
13.- "Las acciones reales como las de autos (art. 70 del p. c. abrg. sin
equivalente preciso en la nueva legislación) deben iniciarse contra el que posee
la cosa a título de dueño y no contra el que la ocupa como inquilino o cuidador,
conforme uniforme jurisprudencia".
(G.J. Nº 1609, p. 88).
19.- "El art. 1453 del c. c. autoriza al propietario que ha perdido la posesión de
una cosa, reivindicarla de quien la posee o detenta".
(A.S. Nº 140, de 28-VIII-80).
22.- V. los casos Nos. 5 del art. 85; 8 del art. 105; 7 del art. 614; 6 del art.
1429; único del art. 1454.
"La reivindicación prevista por el art. 1453 del c.c., se refiere al caso del
propietario que ha perdido la posesión de una cosa y pretende reivindicarla de
quien la detenta, lo que no cabe habiéndose producido la prescripción
determinada por el art. 1556 (134) del c.c., según los plazos establecidos por
los arts. 168 y 169 del c. min., aplicable a la especie por tratarse de una
concesión minera".
(G.J. Nº 1624, p. 116).
Pueden ser objeto de esta acción, por virtud del prf. II del art., los abusos a que
se refiere el art. 107, las molestias de que tratan los arts. 115 y 117, entre otras
perturbaciones.
SECCION II
DE LA PETICION DE HERENCIA
Se define la petición de herencia, como una acción real que compete al heredero
contra quienes, pretendiendo tener un derecho a la sucesión, retienen, de hecho, una
parte de ella o el todo (Planiol y Ripert).
El Cgo. abrg. (art. 79), como su modelo el Cgo. francés (art. 137), no
reglamenta la petición de herencia como acción atribuida al heredero. Simplemente la
menciona de manera incidental, como acción, que entre otros derechos, corresponde al
ausente, o a sus representantes, como lo hace ahora el art. 49 del Código, aunque éste
alcanza aplicación práctica a través de las reglas contenidas en esta sección. En el p. c.
abrg., el art. 538, puede considerarse en alguna medida, precedente de la regla en
examen. Dispone que en la misión en posesión hereditaria que se pida por algún
heredero ab-intestato, éste debe comprobar previamente su calidad de tal, con citación
del que posea los bienes o del ministerio fiscal. La versión actual de dicho instituto está
reglada por el art. 598 como interdicto de adquirir y por el art. 642, ambos del p. c.
vigente, como procedimiento voluntario de declaratoria de herederos, sin perjuicio de la
vía ordinaria para los casos de oposición o contestación denegadas en ambos
supuestos.
Es una acción de condena, en cuanto tiende a obtener la restitución de bienes
hereditarios poseídos por otros. Es también acción declarativa de certeza de la cualidad
de heredero, cuando esté en discusión esta cualidad, aunque no exista posesión de
bienes hereditarios por parte de un no-heredero (Messineo).
El art., como su modelo italiano (art. 533), autoriza dirigir la acción contra
quienquiera posea los bienes hereditarios, a título de heredero o sin título alguno. En el
Derecho alemán (art. 2018), la petición de herencia se dirige sólo en contra del
poseedor que pretenda un título de heredero o de coheredero, en lo cual radica su
diferencia con la acción reivindicatoria (Loewenwarter), que sirve para recuperar el
dominio de una cosa singular de cualquier poseedor, que se pretenda dueño de ella y
sea cual fuere el título que invoque. Esta diferencia, es también anotada por Planiol y
Ripert, que señalan que ella radica en el título del demandado: en un caso es poseedor
a título de heredero, en el otro a título de adquirente particular.
Puede ejercitarse por el acreedor del heredero, mediante la acción oblicua (art.
1445). También puede ser objeto de cesión o venta (art. 606).
Según la disposición fuente (Cgo. it. art. 533, 2º parágrafo), esta acción es
imprescriptible. Y se comprende la razón. Como por lo general supone casos de
conflicto de intereses entre herederos, la imprescriptibilidad es de la esencia de la
indivisión hereditaria (art. 1233, I; v. la anot. respectiva), principio reiterado en el art.
642 del p. c. vigente: la declaratoria de herederos podrá pedirse en cualquier tiempo
por los herederos presuntos. Si la petición de herencia supone una declaratoria de
heredero, sea por la vía del procedimiento voluntario o por la vía del interdicto de
adquirir, supone también una consiguiente división de herencia, dentro de la cual
situación el derecho a pedir la división es imprescriptible (art. 1233), por lo que ha de
entenderse que la prescriptibilidad dispuesta por este art. se refiere al derecho de
intentar la petición sea por vía interdicto de adquirir, sea mediante el procedimiento
voluntario de declaratoria únicamente.
Jurisprudencia
Ese registro oportuno, quiere decir que aparezca haber sido hecho antes que la
inscripción del derecho de heredero verdadero o de su demanda de petición de
herencia. Es así como se comprende la disposición del art. 534 del Cgo. italiano, que
ha sido lamentablemente enrevesado en la versión que se le ha dado en el prf. II del
art. Dicho en otros términos, para mayor claridad aun: si el heredero aparente inscribió
su supuesto derecho antes que el peticionario de herencia, el tercero adquirente de
buena fe está protegido en su derecho. Inversamente, si el heredero aparente no
inscribió su derecho o lo hizo después de que el sucesor verdadero inscribió su derecho
o su demanda, la salvedad del precepto en examen no funciona en favor del tercero
adquirente.
Para respaldo de esta interpretación, lo indicado es traducir dicho art. 534 del
Cgo. italiano, que dice:
El art. es aplicación de las reglas generales relativas a las materias que regula,
contenidas en los arts. 94, 95 y 97.
El error que no afecta la buena fe del heredero aparente (prg. II), es el llamado
excusable, o sea, la creencia razonable (Messineo), de tener para sí un título idóneo de
heredero, por ejemplo quien tenía para sí un testamento, que resultó después revocado
o incompatible con otro posterior, o quien se creía heredero legal por relación de
parentesco con el de cujus, al que demanda con la petición otro pariente mas próximo
y, consiguientemente, con mejor derecho.
La culpa grave, que hace inocua la buena fe, es la que se aproxima al dolo, casi
un estado intermedio entre la buena y la mala fe (que los autores no admiten, según
Messineo), y consiste en no utilizar la diligencia mínima necesaria, para salir del estado
de ignorancia; ignorancia que se hace inexcusable, equivalente a la mala fe, por no
haberse apercibido, cuando podía o debía, de los indicios de la delación del derecho
ajena. Ejemplo, caso del que se cree heredero legal, aunque sabe de otro pariente mas
próximo, pero de cuya existencia duda. Este es un caso de duda grave (Messineo), que
debe ser aclarada y quien no la aclara no puede decir que adquiere la posesión
ignorando que lesiona el derecho ajeno.
SECCION III
II. Se admite toda clase de prueba, y a falta de ellas el juez se atiene a los
límites señalados por el catastro.
Jurisprudencia
1.- "La solicitud de deslinde voluntario y parcial, no puede interrumpirse por la
oposición de los que no son expresamente demandados".
(G.J. Nº 510, p. 5).
2.- "El hecho de revivir linderos no priva a las partes del derecho de acudir al
juicio ordinario de propiedad".
(G.J. Nº 735, p. 10).
5.- "Para toda operación de deslinde, sea voluntario o necesario, es preciso que
los colindantes concurran al acto con sus respectivos títulos, a fin de que la
justicia pueda fundamentar su criterio".
(G.J. Nº 1284, p. 132).
7.- Véase los casos Nos. 13 del art. 1233, 1 del 1328.
Es una acción real que, como la reivindicatoria, puede manifestarse como acción
declarativa de certeza, para determinar la existencia de la servidumbre, cuando el
propietario del fundo sirviente la niega, aunque sin obstruir su ejercicio, o puede
intentarse como acción petitoria en sentido estricto, cuando está dirigida a hacer cesar
los eventuales impedimentos por las eventuales perturbaciones (caso previsto en el art.
284, in fine), provenientes del propietario del fundo sirviente generalmente (Messineo).
Para este caso, además de la negatoria, las acciones posesorias, también sirven
al fin de defender el derecho del titular de una servidumbre. Todas las servidumbres,
están protegidas por la acción de reintegración de la posesión, contra el despojo sufrido
por su titular, en virtud de los preceptos de los arts. 87 y 1461. Esta acción, puede ser
ejercitada no sólo por el titular de la servidumbre, sino por quien la posee, contra las
perturbaciones del titular o del poseedor del fundo sirviente.
Jurisprudencia
Este art. y el 1462, emplean el lenguaje más amplio y más general posible. Se
refieren a todo poseedor declaración que alcanza al poseedor natural y al que lo es en
concepto de dueño, o en el de tenedor de la cosa o derecho para conservarlos o
disfrutarlos, perteneciendo el dominio a otra persona (arrendatario, prendario,
usufructuario, usuario), y lo mismo al de buena que al de mala fe.
El prf. III del art. en examen, reitera estos conceptos, para evitar todo equívoco,
al declarar que aun cuando la posesión haya sido adquirida de un modo violento o
clandestino, se concede igualmente la acción de mantenimiento, siempre que no haya
transcurrido un año desde la cesación de la violencia o de la clandestinidad.
Jurisprudencia
1.- "Cuando dos o más personas piden la posesión de alguna cosa, con
documentos que justifican su derecho, el juez la dará interinamente al que
manifieste mejor título".
(G.J. Nº 678, p. 34).
El interdicto de obra nueva, presupone que surja una obra nueva, una
construcción nueva y siempre que se haya iniciado no más de un año antes de la
demanda y no esté concluida ya la nueva construcción u obra.
Jurisprudencia
El interdicto de daño temido, implica que, de una cosa (edificio, columna, árbol)
ya existente de un vecino, derive, por cualquier causa (aun natural), peligro de daño
grave y próximo para alguna persona o alguna cosa.
Los interdictos de obra nueva y daño temido, aun cuando correspondan también
a todo poseedor, no son acciones posesorias, porque tienen una naturaleza cautelar de
que carecen éstas, ya que, en el caso del despojo, el interdicto posesorio sirve para
obtener la restitución en la posesión, y en el caso del mantenimiento, tiende a hacer
cesar definitivamente las perturbaciones (Messineo).
CAPITULO IV
DE LA EJECUCION FORZOSA
SECCION I
DISPOSICIONES GENERALES
ART. 1465.- (Principio). El acreedor puede ocurrir ante la autoridad judicial para
que disponga la ejecución forzosa de la obligación por el deudor, ya mediante el
cumplimiento de la prestación misma o ya por equivalente con el embargo y venta
forzosa de los bienes.
Jurisprudencia
1.- "La ejecución procede tanto para pedir el pago a un deudor moroso, cuanto
para pedir el cumplimiento de un acto con el apoyo de un instrumento con
suficiente eficacia para el efecto".
(G.J. Nº 1287, p. 49).
Jurisprudencia
1.- "Por disposición de la L. de 19 de Dic. de 1905 (art. 11), está abolida la
prisión por deudas y no procede por deudas a instituciones bancarias así sean
entidades del Estado y ellas no pueden ser consideradas como deudas al fisco".
(G.J. Nº 1297, p. 10).
2.- "El apremio corporal está suprimido por este art. para la ejecución forzosa
de las obligaciones reguladas por este ordenamiento jurídico, entre las cuales
está incluido el depósito en general, lo que hace inaplicable aquel medio
compulsivo para efectivizar deudas de este tipo".
(A.S. Nº 99, de 13-V-81).
Jurisprudencia
1.- "Cuando se solicita una obligación de dar, ésta debe ser concreta y
determinada".
(G.J. Nº 827, p. 8).
II. En las obligaciones de hacer, que por su naturaleza sólo pueden ser
ejecutadas por el deudor, su inejecución se resuelve en el resarcimiento del daño
causado.
Jurisprudencia
Estas reglas son, en realidad, propias de los efectos del incumplimiento de las
obligaciones, que debieron consignarse en el lugar correspondiente (después del art.
291, II) y nada tienen que hacer como supuestas normas de tutela jurisdiccional de los
derechos, una vez que esa tutela está debidamente normada en las reglas del
procedimiento (arts. 520, 521 y 522).
Jurisprudencia
1.- "En las obligaciones de este género, el deudor se constituye responsable por
el sólo hecho de la contravención".
(G.J. Nº 181, p. 901).
II. También puede obtenerse el embargo y la venta forzosa contra los bienes de
un tercero cuando están vinculados al crédito como garantía.
Sentado así el fundamento del embargo y la venta forzosa de los bienes del
deudor, para explicar el objeto que le asigna el art. en examen, ha de reconocerse que
las demás reglas de la sección se explican prácticamente solas. Las someras
ilustraciones que quepan en su lugar, respecto de cada norma singular, sólo sirven a
fijar el alcance de las mismas.
Jurisprudencia
1.- "Las providencias de embargo en juicios ejecutivos por su carácter de
sentencias provisionales, sólo perjudican a terceros cuando han sido anotadas en
el registro correspondiente".
(G.J. Nº 483, p. 18).
Jurisprudencia
1.- "El embargo de cualquier propiedad, comprende implícitamente los frutos".
(G.J. Nº 279, p. 1816).
2.- "Una máquina de industria puede ser embargada, si ella se dio en garantía
especial".
(G.J. Nº 749, p. 12).
Jurisprudencia
1.- "Se aplica correctamente el art. 1473 del c.c., cuando se dispone la
inscripción en el registro de los derechos reales, del embargo tratándose de
bienes inmuebles sujetos a tal requisito a los efectos de su oponibilidad frente a
terceros.
(A.S. 58, de 8-V-80).
El art. adolece del mal uso del término embargante (participio activo de
embargar, en el sentido de embarazar o impedir), tomado de la traducción del Manual
de Messineo, en lugar de la correcta locución de ejecutante que es la que corresponde
con propiedad a la frase dei creditori che intervengono nell'esecuzione (del acreedor que
interviene en la ejecución) de la disposición fuente, dejando de lado la palabra
alternativa pignorante (una de cuyas acepciones en italiano también es embargante),
que usa dicha disposición para mayor claridad solamente respecto del medio para el
que legisla.
Jurisprudencia
II. Cuando el objeto de la venta es una cosa mueble, quien tenía la propiedad u
otro derecho real sobre la cosa y no hizo valer su derecho en la ejecución ya no
puede hacerlo frente al adjudicatario de buena fe ni puede repetir de los
acreedores la suma distribuida.
II. En caso de evicción parcial, el adjudicatario tiene derecho a repetir una parte
proporcional del precio aun cuando, para evitar la evicción, haya pagado una suma de
dinero.
Jurisprudencia
1.- "Las ventas verificadas en público remate, no dan lugar a la acción rescisoria
por lesión enorme".
(G.J. Nº 672, p. 34).
2.- Véase los casos Nos. 1 y 2 del art. 562, 1 del art. 629, 1 del art. 631, 1 del
art. 632.
ART. 1482.- (Asignación de los bienes embargados en favor del acreedor). Las
normas de la venta forzosa se aplican al caso en que, según lo previsto por el Código
de Procedimiento Civil, se asignan al acreedor los bienes embargados, salvo lo
dispuesto en los artículos siguientes.
Jurisprudencia
CAPITULO I
Cuestión esta última, no obstante parecer prácticamente que quedaría todo dicho
en relación con el objeto de la prescripción, que es motivo de arduas discusiones en la
doctrina sobre si es la acción o es el derecho lo que, efectivamente, deviene inexigible
por la prescripción (Scaevola).
Un breve síntesis de ello, enseña (Ruggiero, Enneccerus, cit. Scaevola) que si
bien en el sistema legal romano la prescripción afectaba a la acción, quedando vivo el
derecho, en el sistema legal actual se considera que también éste queda afectado,
como señala Enneccerus, a tenor de las disposiciones del c. c. alemán que comenta,
cuando indica que la prescripción no es sólo de las acciones sino también de las
pretensiones. Entre los procesalistas, Chiovenda, sostiene una sustancial autonomía de
la acción en relación con la pretensión o derecho subjetivo, mientras Prieto Castro (cit.
Scaevola) sostiene la tesis contraria (Ruggiero y Enneccerus). Según Castán (cit.
Scaevola), si bien de ordinario coinciden la acción en el sentido del derecho civil o
pretensión y la acción procesal, existen excepciones, en las que puede exigirse la
protección judicial a pesar de no existir en absoluto una pretensión, o a pesar de no
existir todavía ésta o de ser incierta, como sucede, v. gr., en las acciones declarativas o
de constatación, especialmente en las de constatación negativa, como las que se
refieren, por ej., a la declaración en juicio de la inexistencia de una relación; o también
como las acciones de modificación de derechos o la de embargo preventivo. Para la
mejor comprensión de este punto, cabe señalar un ej. más concreto: Cuando el hijo
ilegítimo (en las legislaciones que hacen esa distinción, no permitida ya en Bolivia de
acuerdo al art. 176 del c.f. en aplicación del art. 195 de la Const.), que no tiene por
consiguiente ninguno de los derechos subjetivos inherentes a los hijos legítimos, ejercita
la acción que le reconoce la ley para obtener esa legitimidad, sin tener la titularidad del
derecho subjetivo que de la legitimidad dimana, tiene una titularidad de la acción para
adquirir ésta y aquéllos. Si deja caducar la acción, pierde la facultad de accionar, pero
no ha perdido con ello ningún derecho subjetivo preexistente, porque no llegó a
adquirirlo, pese a lo cual, sin embargo, tenía acción. Preexistentemente sólo tenía un
interés en la adquisición de esa titularidad, lo que no es igual, se dice, a tenor de lo
que enseña Carnelutti: pretender es hacer valer un derecho, o, mejor, un interés como
si fuera un derecho. Otro ejemplo, indudablemente claro, es la prescripción de la acción
para reclamar las pensiones atrasadas de la deuda alimenticia (que ha de considerarse
incluida en el caso 3) del art. 1509), pero que no prescribe con ella el derecho
-pretensión- a percibir alimentos, porque nace y se extingue por circunstancias
meramente personales e, inclusive, puede renacer si subsiste la necesidad de aquéllos
(Sarasola, cit. Scaevola). Igual cosa puede decirse de la acción y del derecho de los
maestros y otros comprendidos en la regla 1) del art. 1511.
Las reglas del capítulo, norman la forma de computar el tiempo, habida cuenta
que el transcurso de éste es el elemento básico para que desaparezca la acción por
prescripción. Principio básico, también es que la prescripción se computa por días y no
por horas (art. 1494). El dies a quo, esto es, el día en que comienza el plazo no se
cuenta. El último día del plazo o dies ad quem, debe transcurrir enteramente para que
se repute expirado el plazo, conforme explica el ejemplo contenido en el art. 1487. Si el
día último resulta ser festivo o inhábil, oficialmente declarado, para cumplir actuaciones
en él, se considerará vencido el plazo al día siguiente útil (art. 1490).
Jurisprudencia
ART. 1488.- (Computación por día). I. Los lapsos de días se cuentan desde el
día siguientes al del comienzo, cumpliéndose en el día que corresponda.
II. Los días se entienden de veinticuatro horas completas que corren de una
medianoche a otra.
El tiempo, desde las antiguas legislaciones se cuenta, para los efectos del título
en estudio, por días y no por horas. Scaevola cita el ejemplo del Digesto (Lib. 41, tít.
3º, leyes 6 y 7): in usucapionibus non a momento ad momentum, sed totum postremum
diem computamus. La razón estriba en la dificultad probatoria respecto de la hora en
que el hecho se haya iniciado y porque generalmente los actos que se instrumentan o
exteriorizan documentalmente sólo dejan constancia del día, mes y año, referencia con
la que necesariamente ha de hacerse concordar esa realidad, a los efectos de la
prueba.
ART. 1490.- (Vencimiento en día festivo o inhábil). Los lapsos cuya conclusión
cayere en día festivo o inhábil oficialmente reconocido, se consideran vencidos al día
siguiente útil.
DE LA PRESCRIPCION
SECCION I
DISPOSICIONES GENERALES
Mas, lo importante respecto de este punto es señalar los requisitos que establece
el art. en examen para que se opere la prescripción.
No es suficiente el mero lapso fijado por la ley, porque sin más, su transcurso
antes que término prescriptivo, sería propiamente de caducidad o decadencia. Por eso la
ley señala dos elementos para integrar la prescripción liberatoria: el tiempo en
conjunción con la inactividad del titular de la acción. El primero es un elemento objetivo,
el segundo es subjetivo. Su resultado final, cumplida la prescripción, es que el deudor
queda liberado. Respecto del elemento subjetivo, Scaevola, pluraliza y habla de la
inactividad de las partes, esto es, tanto del titular de la acción como del obligado. Y
señala, no sin razón, quo no sólo se trata de la pasividad del titular de la acción o
acreedor, durante cierto tiempo, lo que acarrea la prescripción. Supóngase, por ej., que
cualquiera de las prescripciones que señala el art. 1509 (dos años), están a punto de
cumplirse, sin que el titular haya ejercitado la acción y que, el sujeto obligado o deudor,
voluntariamente, efectúa un pago parcial y pide al acreedor un plazo para pagar el
saldo, plazo que sobrepasa el lapso para la prescripción. O admítase la posibilidad de
que el obligado no oponga la prescripción frente a una reclamación venida
extemporáneamente, lo que importa una inactividad del deudor en oponerla, que no
puede ser suplida de oficio (art. 1498).
Pero, estas actitudes pasivas del obligado no son consideradas por parte de los
autores ni por la ley. Se concreta así los requisitos a los dos señalados por el art. 1º)
existencia del derecho o, en general, de la relación jurídica, y 2º) transcurso del tiempo.
Jurisprudencia
3.- "La ley (para imponer la prescripción) no distingue las acciones procedentes
de instrumentos públicos de las que lo son de instrumentos privados".
(G.J. Nº 389, p. 205).
6.- "Si bien los actores tuvieron derecho para demandar la restitución del precio
de la finca que... vendió como tutor de su hijo, no lo ejercitaron desde el día en
que éste llegó a su mayoridad; por tal motivo, en el transcurso de 33 años se
ha extinguido ese derecho".
(G.J. Nº 837, p. 95).
7.- "No existe prescripción extintiva contra los derechos del fisco".
(G.J. Nº 1225, p. 103).
9.- "Según el art. 1562 (1492) del c.c., que se refiere a las acciones en
general, la prescripción viene a ser lo mismo que destrucción, en cuyo sentido el
derecho de ejecutar por obligación personal prescribe cumplido el plazo que
señala la ley".
(G.J. Nº 1358, p. 81).
12.- V. los casos Nos. 5 del art. 136; 17 del art. 1233.
Jurisprudencia
1.- "El tiempo para la prescripción de las acciones ejecutivas se cuenta desde
aquel (día) en que se puede usar del medio extraordinario y pronto que (la ley)
concede para interponerla".
(G.J. Nº 27, p. 138).
2.- "En el cómputo de la prescripción, para saber cuál es el último día en que
ella se gana, forzosamente ha de conocerse cuál es el primero de su iniciación".
(G.J. Nº 1285, p. 23).
Jurisprudencia
Así se funde en el interés del orden público, la prescripción, como modo extintivo
de derechos en el dominio de aplicación del Derecho civil, es un medio defensivo que
incumbe al interesado alegarlo, sin que, por esa razón, pueda el juez declararlo de
oficio. Por otra parte, es un medio de defensa cuya demostración corresponde a la parte
interesada (carga de la prueba), a quien no puede suplir de oficio el juez.
Ni el juez, ni la ley misma dice Scaevola, ante una concreta pretensión del titular
de los derechos y de la posibilidad de su ejercicio, pueden conocer de antemano si en
tal caso ha concurrido el hecho fundamental integrativo de la prescripción, que más que
en la circunstancia objetiva del mero transcurso del tiempo, está en la subjetiva no
exteriorizada en la inacción del titular. Pues, si bien se puede saber siempre, judicial y
legalmente, que desde el nacimiento de la acción hasta la del planteamiento de ésta, ha
transcurrido un determinado plazo para prescribir, no se puede conocer ex oficio si hubo
efectivo abandono o dejación del ejercicio de la acción, hasta que el interesado en la
operancia de la prescripción, la oponga y la pruebe.
Jurisprudencia
1.- "La prescripción opuesta por la demandada, limitándola con apoyo del art.
1556 (134) del c. c. a la de dominio y no a la de la acción, que es la que
correspondía, no autoriza a los tribunales a suplirla de oficio, por prohibirlo el art.
1515 (1498) del mismo código".
(G.J. Nº 337, p. 3180).
3.- "La prohibición contenida en este art. de no poder suplir de oficio el medio
de la prescripción, se refiere únicamente a la que como excepción perentoria, se
puede proponer para destruir el derecho, mas no a la que, por su carácter
dilatorio afecta sólo a la vía ejecutiva, casos en los cuales los jueces deben,
según el art. 438 (491) del p. c. examinar la fuerza del instrumento con que se
intenta la ejecución".
(G.J. Nº 662, p. 3).
4.- "Este art. se refiere a las prescripciones de adquirir el dominio de las cosas
o de liberar de las obligaciones que constituyen excepciones y pueden ser
renunciados expresa o tácitamente; mas, no prohibe a los jueces reconocer la
extinción de una vía extraordinaria, como la ejecutiva, porque las formas de
proceder en los juicios, a que están obligados a sujetarse, en observancia del
art. 991 (1) del p. c. no se hallan libradas a la voluntad de las partes litigantes".
(G.J. Nº 765, p. 29).
Una aplicación del art., se ha visto en el examen de los arts. 1445 (acción
oblicua) y 1446 (acción pauliana). Otros interesados, son los causahabientes en
general, que pueden hacer valer las excepciones que favorecen a su causante.
ART. 1500.- (Cumplimiento de la obligación prescrita). El cumplimiento parcial o
total de una obligación prescrita importa renuncia a la prescripción en la medida del
cumplimiento efectuado.
El período prescripcional no corre sin más, ni una vez iniciado su curso éste
prosigue inevitablemente. Puede detenerse sea antes de empezar su curso, sea
comenzado éste. Es la suspensión. Esta es un simple compás de espera en el
transcurso del plazo. Desaparecida la causa de suspensión, la prescripción inicia o
reanuda su curso, teniendo en cuenta en este segundo supuesto el plazo transcurrido
antes de la suspensión (Mazeaud).
Fte: P. 3, tít. 29, ley 28 (para 1) - Cgo. fr. 2256 - 2257 - 2258 - 2259 (para
2, 3 y 5) - Cgo. it. 2941, 1) (para 4) -
Precd: c.c. abrg. 1551 - 1552 - 1553 - 1554 -
Conc: c.c. 136 - 311 - 314 - 495 - 508 - 556, II) - 1029, II) -
Los casos en que se suspende la prescripción son los enumerados en el art. Los
ejemplos consignados en la anot. al art. anterior han de considerarse comprendidos en
la fórmula general del inc. 6: los demás casos establecidos por la ley, a los que debe
agregarse la prescripción de las acciones emergentes de la gestión de la tutela, cuyo
plazo se computa desde el cumplimiento de la mayoría de edad o de la muerte del
tutelado (c. f., art. 341).
Jurisprudencia
No hay disposición expresa que regule lo que deba entenderse por acto
equivalente a la intimación judicial. Pero, puede encontrarse idea de lo que quiere decir
la ley en los arts. 570, I) y 571, II, preceptos en los cuales se establece que el
acreedor puede notificar al deudor mediante nota escrita, notarialmente diligenciada. Si
se considera que las citaciones y notificaciones judiciales, se hacen por funcionarios que
tienen para el efecto potestad de dar fe de la diligencia, y el notario es funcionario de fe
pública, lo hecho por este mediante acta notarial, indudablemente puede considerarse
acto equivalente a una citación judicial, para los fines del art. 1503. Téngase en cuenta
como acto equivalente, también, los pagos parciales abonados en el documento (por el
obligado), según el caso Nº 3 de la jurisprudencia inferida infra, así como el pago de
intereses debidamente acreditado que los casos 7 y 8 de la jurisprudencia del art. 1505
consideran que importa reconocimiento reiterado de la obligación, interpretación que es
correcta. Mas, no debe estimarse acto equivalente, las anotaciones puestas por el
acreedor al dorso del documento como prueba de interrupción de la prescripción, según
el caso de jurisprudencia Nº 4 de este art., infra.
Jurisprudencia
2.- "Conforme a este art. (1503) para que tenga lugar la interrupción civil, no
es bastante que se expida el decreto judicial, sino que se cite a la persona que
trata de ganar la prescripción".
(G.J. Nº 648, p. 30).
3.- "El tiempo corrido desde que fue exigible la obligación se interrumpió
sucesivamente por el pago parcial abonado en el documento, por la citación del
deudor para su reconocimiento y consiguiente demanda para su pago y por la
prosecución del juicio, sin que entre ninguno de los expresados actos de
interrupción, haya habido omisión de parte del acreedor".
(G.J. Nº 698, p. 32).
4.- "No puede invocarse las anotaciones puestas por el acreedor al dorso del
documento como prueba de interrupción de la prescripción".
(G.J. Nº 742, p. 21).
6.- "La citación basta para la interrupción requerida por el art. 1541 (1503) y
para impedir que los demandados ganen la extinción de la servidumbre".
(G.J. Nº 805, p. 11).
11.- V. los casos Nos. 6 del art. 136; 3 del art. 642.
Lo que importa, es que la diligencia citatoria no sea falsa ni sea nula por falta de
las formas legales establecidas en el procedimiento. Lo contrario supone la no
interrupción de la prescripción, esto es, la citación se considera no hecha y la
prescripción sigue su curso como si no hubiera obstáculo ninguno.
Jurisprudencia
"La instancia promovida había quedado extinguida por haber transcurrido más de
los dos años que exige el art. 327 (seis meses, ahora, art. 309) del p. c. Debe
tenerse por no practicada la citación del deudor y, en su virtud, por no
interrumpida (la prescripción) con arreglo al art. 1543 (1504) del c.c.".
(G.J. Nº 682, p. 28).
Jurisprudencia
1.- "Reconocido en acto judicial el derecho de la... al objeto del reclamo, quedó
interrumpido el término de la prescripción con arreglo a este art. (1505)".
(G.J. Nº 362, p. 1478).
2.- "El reconocimiento que el deudor hace del derecho del acreedor interrumpe
la prescripción (y como la ley no establece) una forma especial para verificar el
mencionado reconocimiento, cuando se trata de acreditarlo en juicio, debe
estarse a las reglas del derecho común, concernientes a la prueba de las
obligaciones".
(G.J. Nº 437, p. 662).
3.- "Habiéndose reconocido el derecho de la... tanto por la cláusula adicional del
codicilo (testamento), cuanto por carta reconocida, dichos actos interrumpieron la
prescripción conforme a este art. (1505)".
(G.J. Nº 494, p. 10).
7.- "Se ha acreditado que el deudor continuó pagando los intereses, lo que
importa reconocimiento de la obligación".
(G.J. Nº 752, p. 3).
8.- "El pago a cuenta de intereses, hecho por cualquiera de los poseedores por
indiviso de la finca gravada, antes de la expresada venta y división, interrumpió
la prescripción sobre todo el inmueble, y, por consiguiente, respecto de los
demás coposeedores, conforme al art. 1544 (1505) del c.c.".
(G.J. Nº 757, p. 50).
SUBSECCION I
PRESCRIPCION COMUN
Entre los casos para los cuales la ley asigna otro plazo de prescripción que el
común o general establecido en la primera fase del art., con carácter ejemplificativo
puede mencionarse:
Los de los arts. 138, 149, 150. Los dos primeros son casos de prescripción
extraordinaria, para adquirir el dominio sin otro requisito que el de la posesión
continuada, (sin necesidad de justo título ni buena fe). El tercero se refiere a la
usucapión de muebles sujetos a registro.
Jurisprudencia
2.- "De acuerdo a lo dispuesto por el art. 1562 (1507) del c.c., las acciones por
obligaciones personales prescriben en 10 y 20 (ahora 5) años".
(G.J. Nº 1294, p. 87).
PRESCRIPCIONES BREVES
ART. 1508.- (Prescripción trienal). I. Prescribe a los tres años del derecho al
resarcimiento del daño que causa un hecho ilícito o generador de responsabilidad,
contados desde que el hecho se verificó.
II. Si el hecho esta tipificado como delito penal, el derecho a la reparación
prescribe al mismo tiempo que la acción penal o que la pena.
Jurisprudencia
1.- "Este art. 1568 (1510) es aplicable solamente a la acción que los abogados
tienen para cobrar sus honorarios al cliente a quien prestaban sus servicios. Las
costas en el juicio constituyen un crédito distinto, cuyo reembolso sólo puede
exigir directamente el litigante a cuyo favor se ha decretado".
(G.J. Nº 551, p. 4).
En el mismo sentido.
(G.J. Nº 1274, p. 153).
En el mismo sentido.
(G.J. Nº 1290, p. 52).
"Efectos del fallo sobre las prescripciones breves.- Los derechos para los cuales
la ley establece una prescripción más breve de diez años (es la que corresponde
a los cinco años del Código), cuando respecto de ellos se ha pronunciado
sentencia de condena pasada en autoridad de cosa juzgada, prescriben por el
transcurso de diez años"; se ve claramente que el aditamento, por una sola vez,
está no sólo fuera de lugar, sino que tergiversa totalmente el principio que
informa la prescripción.
CAPITULO III
DE LA CADUCIDAD
Una síntesis del resumen que de tales diferencias hace Castán (cit. Scaevola),
enseña:
Por eso, dice Castro (cit. Scaevola), en tales casos (los de caducidad) de lo que
propiamente ha de hablarse, más que de derechos subjetivos, es de poderes jurídicos,
tesis que corrobora Albaladejo (cit. ibidem) cuando señala atinadamente que la
caducidad se aplica generalmente, no a los derechos, propiamente hablando, sino a
esas facultades o poderes jurídicos cuyo fin es promover un cambio de situación jurídica
(por ej: impugnar el matrimonio por impotencia para engendrar: art. 88 c. f., o un
estado de filiación: art. 188 c. f., o reembolsar precio y gastos en el término fijado para
que opere el pacto de rescate en la compraventa: art. 644 c.c.).
Estas ideas explicativas del plazo preclusivo en la caducidad, también las expone
Ruggiero (cit. ibidem), para quien en la caducidad no se trata de un derecho que se
extingue por el transcurso del tiempo, sino que se impide la adquisición del derecho por
el transcurrido inútil del término o, dicho de otra manera, mejor aún, la pretensión a
cuyo ejercicio se prefija un término, nace originariamente con esta limitación de tiempo,
de modo que no puede ser hecha valer cuando haya transcurrido.
En materia minera los arts. 144 a 160 del Cgo. de la materia, establecen los
casos de caducidad, diferenciados entre los que se producen ipso facto y los que
operan ipso iure, cuyo detalle en este lugar no es indispensable. Basta señalar que se
reputa caducidad ipso facto, la que no requiere declaración judicial (v. gr. abandono de
trámites, omisión de ciertos requisitos en dichos trámites, etc., art. 146). Se considera
caducidad ipso iure, la que a instancia de tercero se declara judicialmente (ejemplo falta
de pago de patentes, falta de trabajo en la concesión minera, etc., arts. 155, 157).
Esta segunda especie tiene un carácter absolutamente propio, porque nada tiene
que ver respecto de término alguno, sino con la inobservancia de determinado
comportamiento, imperativamente impuesta por la ley. Algunos casos, como ejemplo,
pueden señalarse en las disposiciones de los arts: 327 del c. f. (caducidad de la tutela
por omisión de ciertos deberes); 256 y 277 del c. f. (caducidad de la patria potestad,
por violación u omisión de observancia de deberes a ella inherentes); 1043 y 1044 del
c. c. (caducidad del beneficio de inventario por omisión o comisión de ciertos actos),
1054 (caducidad del derecho a renunciar la herencia, por haber sustraído bienes
hereditarios); 315 (caducidad de plazo por insolvencia o por falta de garantías); 936
(caducidad del derecho de repetir del fiador por omisión de la denuncia de pago hecho);
y en el c. com. (art. 932: rehabilitación de la póliza de seguro caducada por causas
imputables al transportador).
Jurisprudencia
1.- "Vencidos los plazos prorrogados, para la mensura, alinderamiento y
posesión de las adjudicaciones mineras se produce la caducidad de la
adjudicación".
(G.J. Nº 1055, p. 56).
2.- "Vencido el término a que se refiere este art. (234 del c. min. abrg. = al
149 del vigente), sin que se hubiese realizado las operaciones de mensura, etc.,
la concesión caduca ipso iure".
(G.J. Nº 1110, p. 130).
3.- "La omisión de gestiones en los plazos previstos en materia minera da lugar
a la caducidad sin necesidad de auto de declaratoria".
(G.J. Nº 1209, p. 146).
4.- "En materia minera la falta de gestiones provoca la caducidad según dispone
el art. 310 (146) del c. min., de constante aplicación en defensa de los intereses
del Estado, que no puede estar a merced de la negligencia de las partes".
(G.J. Nº 1340, p. 131).
5.- "La anotación preventiva es temporal por mandato del art. 1553 del c. c. y
caduca de pleno derecho si en el término de dos años no se la convierte en
inscripción definitiva, o se pierde oportuna y válidamente su prórroga y, en la
especie, al no haber realizado el ejecutante ninguna de estas alternativas se ha
operado la preclusión de su derecho conforme al art. 1514 del mismo c.c.".
(A.S. Nº 89, de 5-V-81).
Jurisprudencia administrativa
6.- "Estando practicadas las diligencias demarcatorias dentro del término legal...,
no ha lugar a declararse la caducidad de una concesión".
(R. S. de 23 de Nov. de 1911).
En el mismo sentido.
(R. S. de 20 Ene. y 18 Ago. 1916 y 13 Marzo de 1917).
En el mismo sentido.
(R. S. de 16 Feb. de 1919).
Fte: 2964, 2) -
Conc: c. c. 1501 - 1503 -
Como instituto excepcional, no puede ser invocada sino en los casos admitidos
por la ley, salvo la excepción anotada en el examen de los arts. 1516 y 1519. No puede
ser declarada de oficio, sino en los casos en los cuales el juez deba señalar las causas
de improponibilidad de la acción. El juez no tiene facultad para rechazar una demanda,
sino a los fines de que se subsanen los efectos respecto de las reglas establecidas para
su admisión (art. 333 del p. c.). Después, sustanciado el proceso, declarará probada o
improbada la demanda en la sentencia, en la cual podrá, según los casos, aplicar de
oficio la caducidad conforme al art.
TITULO V
DE LOS REGISTROS PUBLICOS
CAPITULO I
DE LA ORGANIZACION DE LOS REGISTROS PUBLICOS
ART. 1521.- (Dirección General de los Registros Públicos). Los registros públicos
para el estado civil de las personas y para los derechos reales están centralizados en la
Dirección General de Registros que depende de la Corte Suprema de Justicia.
Los registros a que se refiere el título, están organizados por las leyes de 26 de
Noviembre de 1898 para el estado civil de las personas y de 15 de Noviembre de 1887
para los derechos reales, las mismas que han de considerarse continúan en vigencia, en
todo lo que no se oponga a las disposiciones del presente Código. Constituyen las
indicadas leyes, en realidad, las disposiciones reglamentarias correspondientes,
mencionadas en el art. 1524.
Los Registros llenan una función de publicidad, cuya noción, en general, supone
el hecho de hacer conocido o, cuando menos, cognoscible, por la generalidad de los
terceros un cierto hecho jurídico, en tutela de sus intereses (Messineo).
En cuanto a los negocios y actos jurídicos, hace posible a los terceros conocer
-si tienen interés en ello- el contenido de estos negocios o actos y, por consiguiente, el
derecho que derivan.
Conc: c. c. 1521 -
ART. 1524.- (Normas aplicables). Los registros públicos se rigen por las reglas
del Código presente así como por las disposiciones reglamentarias correspondientes.
SECCION I
ART. 1525.- (Libros del registro). El registro del estado civil comprende tres
libros principales: de nacimientos, de matrimonios y de defunciones.
Conc: L. Rg. Civil 6 -
c.c. 1521 -
Los hechos más importantes relacionados con la determinación del estado civil
de las personas (individuales), son el nacimiento, el matrimonio y la muerte. Es obvio
ponderar la necesidad de hacer constar estos hechos de manera fehaciente, dada la
importancia trascendental de la publicidad que supone el registro para individualizar el
sujeto al cual se refiere.
Téngase en cuenta que la publicidad del estado civil de las personas no tiene
una función constitutiva, en el sentido de que la adquisición del estado singular o el
efecto de las modificaciones del mismo, no se hace depender de las normas que
imponen la publicidad (Messineo). Su función eficacísima es de carácter probatorio. El
funcionario encargado de llevar los registros, forma actos, con la asistencia de testigos
instrumentales, que hacen prueba absoluta, mientras no se demande su falsedad (art.
1289), de cuanto el funcionario dicho hace constar de lo ocurrido por ante el o de lo
que ha sido actuado por él.
ART. 1526.- (Asiento de las partidas). Las partidas serán asentadas y
autorizadas por el oficial del registro en el libro respectivo, firmándolas él mismo y dos
testigos mayores de edad y el compareciente, y si éste no sabe firmar debe imprimir
sus huellas digitales.
II. El apellido paterno y materno serán incluidos cuando se trate de hijo de padre
y madre casados entre sí o que haya sido reconocido por uno y otra. En caso diverso
se anotará el apellido de la madre, pero si el padre o su apoderado reconoce al hijo a
tiempo de la inscripción o lo haya reconocido antes del nacimiento, se anotará también
el del padre.
Jurisprudencia
1.- "Los certificados que se sacan de los libros parroquiales, sólo hacen fe para
acreditar el nacimiento, la edad, el matrimonio o la muerte".
(G.J. Nº 656, p. 12).
Conc: c. f. 239 -
SECCION III
ART. 1532.- (Asiento). I. Las partidas se defunción serán asentadas en vista del
certificado médico que acredite el deceso y antes de sepultado el cadáver.
II. En los lugares donde no haya médico, el oficial del estado civil se cerciorará
del hecho antes de asentar la partida.
DEL REGISTRO
ART. 1534.- (Fuerza probatoria). I. Las partidas asentadas en los registros del
estado civil así como las copias otorgadas por la Dirección General de Registros
Públicos hacen fe sobre actos que constan en ellas.
Las actas del estado civil no son prueba incontrovertible en todo y por todo
(Messineo) y sus consecuencias pueden no ser inexcepcionables, esto es, no
contradichas. El principio es que hacen fe, mientras no se alegue su falsedad o no haya
prueba en contrario. Prueba que el funcionario encargado del registro ha dejado
constancia registral de una declaración del compareciente en orden al estado civil de
determinado sujeto y, por eso, las indicaciones extrañas a esa finalidad o al acto,
carecen de todo valor.
Jurisprudencia
No se olvide que los registros se llevan en libros duplicados, de los cuales uno
queda en la Oficialía del registro civil correspondiente y el otro se remite a la Dirección
General del ramo, en cuyo archivo cumple funciones de libro matriz, según la
reglamentación del art. 9 de la L. Rg. Cvl., de modo que una destrucción total es poco
probable, extremo en el cual, de producirse, se procede a la comprobación judicial de
que trata el art.
Jurisprudencia
III. Esta última regla rige para la reposición de una partida extraviada o destruida.
El prg. I, repite prácticamente la regla del art. anterior. Cuando se trata del
cambio o adición del nombre o apellido, se requiere previa autorización judicial, la
misma que deberá publicarse por la prensa o por carteles fijados en lugares públicos en
las localidades que no cuenten con periódicos, al tenor de los arts. 9, II) del Código y
22 de la L. Rg. Cvl.
JURISPRUDENCIA
"El estado civil de las personas se regla por la ley vigente el tiempo en que se
trata de establecerlo".
(G.J. Nº 1265, p. 11).
CAPÍTULO III
SECCION I
DISPOSICIONES GENERALES
III. Los actos por los que se constituyen, trasmiten, modifican o limitan los
derechos reales sobre bienes inmuebles y en los cuales no se hubiesen llenado las
formalidades de inscripción, surten sus efectos sólo entre las partes contratantes con
arreglo a las leyes, sin perjudicar a terceros interesados.
Las funciones del Registro de los derechos reales, tiene una doble finalidad
(Bielsa):
a) Son jurídicas, porque sus operaciones implican siempre, por parte de los
particulares, el cumplimiento de requisitos esenciales para la existencia y validez
de ciertos actos jurídicos.
b) Son procesales por su origen, porque las decisiones judiciales relativas a la
protección y seguridad de créditos o derechos en litigio, se hacen constar en
ellos, lo cual casi siempre constituye un acto procesal o, si se quiere, judicial.
Atendiendo a las formas de cumplir los requisitos del registro, esto es, a las
soluciones dadas al régimen de adquisición y trasmisión de cosas y derechos reales, se
señalan tres sistemas según los cuales pueden considerarse integrados los actos de tal
naturaleza (García Quijarro, cit. por Bielsa).
2º) Sistema en el que, por el contrario, el título es absorbido por el modo de adquirir
(régimen del registro y de la publicidad).
1.- "La propiedad pertenece al adquirente que haya inscrito antes su título (y) al
resolverse que la propiedad litigada corresponde al actor que hizo inscribir su
título en el Registro con preferencia (al demandado) cuyo título no se encuentra
inscrito, se aplica debidamente la ley".
(G.J. Nº 810, p. 29).
En el mismo sentido.
(G.J. Nº 1612, p. 71).
3.- "La inscripción por sí, no crea, modifica ni destruye derechos u obligaciones,
limitándose a darles publicidad".
(G.J. Nº 1172, p. 24).
En el mismo sentido.
(G.J. Nº 1612, p. 71).
4.- "Todo derecho real sobre inmuebles es válido y se hace público mediante la
inscripción del título de que procede en el registro correspondiente".
(G.J. Nº 1212, p. 74).
En el mismo sentido.
(G.J. Nº 1298, p. 86).
7.- "Ningún derecho real surte efecto sino se hace público mediante su
inscripción reglada por la L. de 15 de Nov. de 1887 (art. 1538, c.c.)".
(G.J. Nº 1236, p. 45).
8.- "El registro tiene por objeto la publicidad de las limitaciones o mutaciones en
el derecho de propiedad, para determinar la preferencia de éste con respecto a
terceros, pero no está destinado a definir derechos, menos a cubrir y subsanar
los vicios de nulidad o de otra índole de que adolezcan los instrumentos
inscritos".
(G.J. Nº 1354, p. 18).
11.- "El registro de derechos reales, tiene por objeto mostrar el verdadero estado
de la propiedad inmueble, revelando de un modo público y solemne la historia de
sus transmisiones y modificaciones".
(G.J. Nº 1610, p. 86).
16.- "Por mandato del art. 1538 del c.c., ningún derecho real sobre inmuebles
surte efectos contra tercero, sino desde el momento en que se hace público,
mediante su inscripción en el Registro de los derechos reales".
(A.S. Nº 126, de 10-VI-81).
17.- Véase los casos Nos. 8 del art. 105; 5 del art. 584; 14 del art. 1545.
1) Los actos a título gratuito u oneroso por los cuales se trasmite la propiedad de
bienes inmuebles.
2) Los actos que constituyen, transfieren, modifican o extinguen el derecho de
usufructo sobre inmuebles, y los derechos a construir y de superficie.
3) Los actos que constituyen, modifican o extinguen las servidumbres y los
derechos de uso y habitación.
4) Los actos por los cuales se constituyen, reducen, extinguen o cancelan hipotecas
inmuebles.
5) Los contratos de anticresis.
6) Los contratos de sociedad y el acto por el que se constituye una asociación que
comprendan el goce de bienes inmuebles o de otros derechos reales
inmobiliarios.
7) La constitución del patrimonio familiar o sus modificaciones.
8) Los contratos por los cuales se constituye, reduce o extingue la prenda sin
desplazamiento.
9) Los contratos por los cuales se arriendan inmuebles por más de tres años o
anticipan alquileres por más de un año, o sus modificaciones.
10) Las disposiciones testamentarias que recaen sobre derechos reales inmobiliarios,
así como las resoluciones que confieran misión en posesión hereditaria.
11) La división de bienes inmuebles y derechos inmobiliarios.
12) Las concesiones y adjudicaciones mineras, petroleras, de tierras, aguas y otras
semejantes otorgadas por el Estado, así como los actos que perfeccionan,
trasladan o modifican derechos al respecto.
13) Las sentencias pasadas en autoridad de cosa juzgada que reconocen la
constitución, transferencia, modificación o extinción de los derechos señalados en
los casos anteriores.
14) Los impedimentos y prohibiciones que restringen el derecho de propiedad,
interrumpen la posesión o limitan la libre disposición de los bienes inmuebles o
la restablecen, tales como las resoluciones judiciales ejecutoriadas por las cuales
se admite la cesión de bienes, los actos que interrumpen la usucapión, la
declaratoria de incapacidad o de ausencia, la separación judicial de bienes
matrimoniales y otras.
15) La cancelación de todo título registrado, dispuesta por autoridad judicial mediante
acto o instrumento legal idóneo.
16) Todo cuanto, además, disponga la ley.
Jurisprudencia
ART. 1541.- (Otras inscripciones). Pueden en general inscribirse todos los actos
y contratos cuya seguridad y publicidad convenga a los interesados.
1) Los títulos que consten en documentos públicos por acto entre vivos o por causa
de muerte.
Jurisprudencia
Véase los casos Nos. 8 del art. 1538; 6 del art. 1545.
Se aplica el principio del Digesto: qui prior est tempore potior est iure (el primero
en el tiempo es el mejor en el derecho; Lib. 20, tít. 4, ley 3; cit. Scaevola).
Jurisprudencia
En el mismo sentido.
8.- "Si por actos distintos el propietario trasmite unos mismos bienes raíces a
diferentes personas, la propiedad pertenece al adquirente que haya inscrito antes
su título".
(G.J. Nº 1270, p. 53).
12.- "La sentencia que se basa sobre la prioridad de la inscripción del título
presentado por los demandados, da cabal aplicación a los arts. 15 y 16 de la L.
de 15 de Nov. de 1887 (c.c. 1545)".
(G.J. Nº 1623, p. 56).
17.- Véase los casos Nos. 8, b) del art. 1287; 2 del art. 1341; 4 del art. 1393;
17 del art. 1453; 1, 10, 13 y 14 del art. 1538; 4 del art. 1553.
SECCION IV
Y MODO DE HACERLA
ART. 1546.- (Interés legítimo). La inscripción puede ser solicitada por quien
tenga interés legítimo en asegurar el derecho que se debe inscribir, o el notario que
hubiese autorizado el acto, o el juez que hubiese expedido la ejecutoria.
II. Esta sub-inscripción sólo podrá hacerse con anuencia de las partes
interesadas o por orden judicial. Si el error fue cometido por el registrador, éste hará la
rectificación bajo su responsabilidad y con intervención fiscal.
MARGINALES
II. En los casos previstos por el artículo presente y cuando se trate de bienes
muebles sujetos a registro, la anotación se practicará en los registros correspondientes.
Jurisprudencia
En el mismo sentido.
(G.J. Nº 1210, p. 43).
6.- "La anotación preventiva sólo corresponde hacerla en virtud de orden judicial
y de actuaciones que sólo tengan por objeto de simple seguridad o publicidad y
tratándose de sentencia judicial pasada en autoridad de cosa juzgada la
inscripción debe hacerse en forma definitiva; lo contrario importa infracción del
art. 24 de la L. de 15 de Nov. de 1887".
(G.J. Nº 1287, p. 66).
8.- "La anotación preventiva se convierte en definitiva según las reglas de los
arts. 26 y 28 de la L. de 15 de Nov. de 1887, y surte efectos desde la fecha
del registro".
(G.J. Nº 1344, p. 19).
9.- "Según el inc. 3) del art. 1552 del c. c. puede pedir anotación preventiva
quien, en cualquier juicio, obtiene sentencia pasada en autoridad de cosa
juzgada, por la que se condena al demandado a cumplir una obligación,
debiendo efectuarse dicha anotación con la especificación precisa dispuesta por
el art. 1363 de mismo c.c.".
(A.S. Nº 77, de 20-V-80).
10.- V. los casos Nos. 3 y 5 del art. 1369; 2 del art. 1470; 1 del art. 1538.
Jurisprudencia
2.- "La prórroga de ella debe pedirse antes del año (ahora, 2) fijado para su
caducidad y expresando el motivo por el que la anotación no pudo convertirse en
inscripción dentro del año respectivo".
(G.J. Nº 1263, p. 43).
3.- "La anotación preventiva caduca al año (ahora a los dos años) a tenor del
art. 27 de la L. de 15 de Nov. de 1887 (art. 1553 c.c.)".
(G.J. Nº 1344, p. 19).
6.- V. los casos Nos. 5 del art. 1514; 3, 4 y 7 del art. 1552.
ART. 1554.- (Nota marginal). Cuando en las demandas ejecutivas se señalen
bienes inmuebles, se notificará al registrador para que en las partidas de inscripción
respectivas ponga una nota marginal que valdrá como anotación preventiva de embargo
por treinta días, pasados los cuales quedará de hecho sin efecto, a menos de
formalizarse la anotación preventiva.
DE LA DENEGACION DE LA INSCRIPCION
Jurisprudencia
En el mismo sentido.
(G.J. Nº 1340, p. 26).
3.- "El Juez Registrador, según el art. 1555 del c.c., debe denegar una
inscripción o anotación preventiva ordenadas judicialmente, cuando, entre otras
causas, no se determina adecuadamente el bien sujeto a la inscripción o
anotación a tenor de lo dispuesto por el inc. 3) del art. 1556 del mismo c.c.".
(A.S. Nº 77, de 20-V-80).
Jurisprudencia
DE LA EXTINCION Y CANCELACION
DE LAS INSCRIPCIONES
Jurisprudencia
Jurisprudencia
II. Las anotaciones hechas por orden judicial se cancelarán sólo a mérito de otra
que emane del mismo juez salvo el caso de caducidad prevista por los arts. 1554 y
1555.
Jurisprudencia
DE LOS REGISTROS
ART. 1561.- (Oficinas del Registro de los Derechos Reales). I. En cada distrito
judicial funcionará a cargo de un juez registrador, una oficina del Registro de los
Derechos Reales, para cumplir todas las funciones que le están encargadas por este
Código y por leyes especiales.
II. Los registradores expedirán los certificados, testimonios y extractos que se les
soliciten.
Jurisprudencia
1.- "Sólo pueden expedir certificados los funcionarios públicos autorizados para
que tengan la debida autenticidad, no teniendo ningún valor los expedidos por
personas particulares que no invisten, función oficial".
(G.J. Nº 1272, p. 69).
II. Cuando un bien se halle en dos o más distritos, la inscripción se hará en cada
uno de ellos.
ART. 1564.- (Libros de los registros). I. Cada oficina llevará anualmente libros
especiales para los efectos establecidos en el título presente: de registro de la propiedad
inmobiliaria, de hipotecas y gravámenes y de anotaciones preventivas; asimismo de
prenda sujeta a registro, con las respectivas especificaciones.
II. Son aplicables a los muebles sujetos a registro, las disposiciones del Capítulo
presente en todo cuanto no se oponga a las leyes especiales pertinentes.
TITULO VI
DISPOSICIONES FINALES
CAPITULO UNICO
DISPOSICIONES TRANSITORIAS
Jurisprudencia
ART. 1570.- (Vigencia). Este Código regirá desde el día 2 de abril de 1976.