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Libro: Fátima, Aurora del Tercer Milenio

Modo de Rezar
El Santo Rosario e Indulgencia

Según San Luis Grignion de Montfort, no es la duración de la oración,


sino el fervor con que es hecha lo que agrada a Dios y le conquista el
corazón. Una sola Avemaría bien dicha tiene más mérito que ciento
cincuenta mal rezadas.

Un Ejemplo de cómo es Agradable a la Virgen el Rosario bien rezado

Para ofrecernos un ejemplo vivo de como el Rosario bien rezado, con


dignidad, atención y piedad, es Agradable a la Santidad Virgen, San Luis
Grignion narra lo siguiente:

“El Beato Alano de la Roche y otros autores, entre ellos San Roberto
Belarmino, cuentan que un buen sacerdote aconsejó a tres hermanas, que
rezasen diaria y devotamente el Rosario, durante un año, sin faltar ningún
día, para así tejer un hermoso vestido de Gloria a la Santísima Virgen; y
que esto era un secreto que el Cielo le había comunicado.

Las tres hermanas lo hicieron así durante un año. El día de la Purificación,


al atardecer, cuando ya estaban acostadas, entró en su habitación la
Santísima Virgen, acompañada de Santa Catalina y de Santa Inés, llevando
la Santísima Virgen un vestido resplandeciente de luz, sobre el cual se leía,
escrito por todas partes con caracteres de oro: “Ave María, Gratia Plena”.
La Reina de los Cielos se aproximó a la cama de la mayor y le dijo: “Te
saludo, hija mía, que tantas veces y tan bien me saludaste. Vengo a
agradecerte el hermoso vestido que me hiciste”.

Las dos Santas Vírgenes que acompañaban a la Santísima Virgen también


agradecieron y las tres desaparecieron.

Una hora después, la Santísima Virgen volvió con sus dos compañeros a la
misma habitación, vestida con un traje verde, pero sin oro y sin
luminosidad, se acercó al lecho de la segunda hermana y le dio las gracias
por el vestido que le había hecho rezando su Rosario; pero como ella
había visto a la Santísima Virgen aparecerse a su hermana mayor con
mucha mayor brillantez, pidióle la razón de ello. “Es que – respondió la
Virgen- me hizo mejor vestido, rezando el Rosario mejor que Tú.
Una hora más tarde, aproximadamente, aparecióse la Santísima Virgen
por tercera vez, esta vez a la más joven de las hermanas, con un vestido
muy gastado, sucio y roto, diciéndole: ¡Oh hija mía!. Así me vestiste, te lo
agradezco.

La joven, cubierta de confusión, exclamó: “Ay, Señora mía, os pido perdón


por haberos vestido tan mal! Dadme tiempo para haceros un hermoso
vestido, rezando bien el Rosario”. Desaparecida la visión, contó la afligida
joven a su confesor cuanto le había ocurrido, y éste la animó a rezar
durante un año el Rosario con más perfección que nunca, cosa que ella
hizo.

Al cabo del año, el mismo día de la Purificación, la Santísima Virgen,


acompañada de Santa Catalina y Santa Inés, que llevaban coronas, y
vestida con hermosísimo traje, se les apareció al atardecer y les dijo:
“Podeís estar seguras, hijas mías, del Reino de los Cielos, donde entrareís
mañana con Gran Alegría”. A lo que respondieron las tres: “Nuestro
Corazón está preparado, Amadísima Señora, nuestro Corazón está
Preparado”. La visión desapareció. Aquella misma noche se sintieron
enfermas, llamaron a su confesor, recibieron los últimos Sacramentos y le
dieron las Gracias por la Santa Práctica del Rosario que les había
enseñado.

Esa noche, después de Completas, la Santísima Virgen se les apareció otra


vez, acompañada de un Gran Número de Vírgenes, e hizo que las tres
hermanas fuesen vestidas con túnicas blancas, tras lo cual murieron,
mientras los ángeles cantaban: “Venid, esposas de Jesucristo, recibid las
Coronas que os están preparadas desde toda la eternidad”.

Esta Historia nos enseña varias verdades:

1. Cuán importante es tener buenos directores espirituales, que nos


inspiren Santas Prácticas de Piedad y Particularmente el Santo
Rosario;
2. La importancia de rezar el Santo Rosario con Atención y Devoción;
3. Cuán benigna y Misericordiosa es la Santísima Virgen con los que se
arrepienten del pasado y proponen enmendarse;
4. Cuán Liberal es en recompensar durante la vida, en la hora de la
muerte y en la Eternidad, los pequeños servicios que con fidelidad
se le hacen”.
¿Cómo rezar Eficazmente el Rosario?
Aperi Domine, os meum ad benedicendum nomen Sanctum
tuum..-“Abrid, Señor, mis labios para que alabe vuestro Santo nombre…”
Estas son las primeras palabras de la bella oración que se reza antes del
Oficio parvo de Nuestra Señora. La misma continúa:

“…. purificad también mi corazón de todos los pensamientos vanos,


perversos o inútiles; iluminad mi inteligencia, inflamad mi voluntad, para
que digna, atenta y devotamente recite este Oficio y merezca ser atendido
ante vuestra Divina Majestad”.

Esta oración nos enseña resumidamente, pero de un modo perfecto, la


actitud que debemos tener también al rezar el Rosario: digna, atenta y
devotamente.
Fray Antonio Royo Marín, religioso dominico y renombrado teólogo,
explica cada uno de estos tres términos.

a) Dignamente: Esta primera condición exige, como programa mínimo,


que el rezo del Rosario se haga de una manera decorosa, como
corresponde a la majestad de Dios, a quien principalmente
dirigimos nuestra oración.
El mejor procedimiento es rezarlo de rodillas ante el Sagrario-lo que
lleva consigo una indulgencia plenaria-o ante una devota imagen de
la Santísima Virgen María. Pero se puede rezar también en cualquier
otra postura digna (por ejemplo, modestamente sentado, paseando
por el campo, etc.).
b) Atentamente: La atención es necesaria para evitar la irreverencia
que supondrían (distracción) si fuera plenamente voluntaria. ¿Cómo
queremos que Dios nos escuche, si comenzamos por no
escucharnos a nosotros mismos?.
Sin embargo, no toda distracción es culpable. No tenemos un
control despótico sobre nuestra imaginación, sino únicamente
político-como enseñan los filósofos-, y no podemos evitar que se
nos escape sin permiso. Las distracciones involuntarias no invalidan
el efecto meritorio e impetratorio de la oración, con tal que se haga
lo posible por contenerlas y evitarlas. (…)
c) Devotamente: La devoción consiste en una prontitud de ánimo para
las cosas tocantes al Servicio de Dios”.

“Oración”
Oración Preparatoria:
Esta oración se realiza antes del Rezo del Santo Rosario.

“Abrid, Señor, mis labios para que alabe vuestro Santo Nombre Purificad
también mi corazón de todos los pensamientos vanos, perversos o
inútiles; iluminad mi inteligencia, inflamad mi voluntad, para que digna,
atenta y devotamente recite este Oficio y merezca ser atendido ante
vuestra Divina Majestad”.

 (“Se repite tres veces, en el nombre del Padre, Hijo y Espíritu Santo”.
Si desean hacerlo. Según su elección)

Final de cada misterio se reza la siguiente la oración:

Dios mío, Yo Creo, Adoro, Espero y os Amo .. os pido perdón por los que
no creen, no adoran, no esperan y no os aman.

“Tercera Aparición del Ángel”

Al final del verano o principio del Otoño del mismo año nuevamente en la
Loca do Cabeco, ocurrió la última aparición del Ángel, descrita por la
Hermana Lucía en los siguientes términos:

Después de haber merendado, decidimos ir a rezar en la gruta ubicada al


otro lado del monte (…) Tan pronto llegamos allí, de rodillas, con el rostro
en tierra, comenzamos a repetir la oración del Ángel: ¡Dios mío! Yo creo,
Adoro, Espero y os Amo…No sé cuantas veces habíamos repetido esta
oración, cuando vemos que sobre nosotros brilla una luz desconocida. Nos
levantamos para ver lo que sucedía, y vemos al Ángel con un cáliz en su
mano izquierda, sobre el que estaba suspendida una Hostia, de la cual
caían algunas Gotas de Sangre dentro del Cáliz”.

Dejando el Cáliz y la Hostia suspendidos en el aire, el Ángel se postró en


tierra y repitió tres veces la siguiente Oración:

“-Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, os ofrezco el


Preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad de Jesucristo, presente en
todos los Sagrarios de la tierra, en reparación de los ultrajes, sacrilegios e
indiferencias con que Él mismo es ofendido. Y por los méritos infinitos de
su Santísimo Corazón y del Corazón Inmaculado de María, os pido la
conversión de los pobres pecadores”.

Después, levantándose, tomó de


nuevo el Cáliz y la Hostia; me dio
la Hostia a mí, y lo que contenía
el Cáliz lo dio a beber a Francisco
y Jacinta, diciendo:

“-Tomad y bebed el Cuerpo y la


Sangre de Jesucristo,
horriblemente ultrajado por los
hombres ingratos. Reparad sus
crímenes y consolad a vuestro
Dios.

De nuevo se postró en tierra y


repitió con nosotros otras tres
veces la misma Oración:
“Santísima Trinidad ...etc., y
desapareció.

Permanecimos en la misma
actitud, repitiendo siempre las
mismas palabras; cuando nos
levantamos, vimos que era de
noche y por eso, la hora de irnos
a casa”.

Las Palabras del Ángel produjeron una impresión profunda en los tres
niños, que a partir de entonces comenzaron a expiar por los pecadores,
por medio de sacrificios y de una asidua vida de oración.

La siguiente Oración es importante como leímos anteriormente.


Acompañemos a Mamá María por la Conversión de los Pecadores.
Lo puedes realizar después de la Comunión o al finalizar el Rezo del Santo
Rosario

Oración del Ángel de la Paz:


Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, os Adoro Profundamente
y os ofrezco el Preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad de
Jesucristo, Presente en todos los Sagrarios de la Tierra, en reparación de los
ultrajes, sacrilegios e indiferencias con que Él mismo es ofendido. Y por
los méritos infinitos de su Santísimo Corazón y del Corazón Inmaculado de
María, os pido la Conversión de los pobres pecadores".

Amén

* Se repite tres veces arrodillado.

Ejemplos de Gracias Concedidas a los Apóstoles y Devotos del


Rosario:
….. ¿Qué decir del Beato Alano de la Roche, restaurador de dicha
devoción?
Varias veces la Santísima Virgen le honró con su visita, a fin de instruirlo
acerca de los medios para salvarse, de ser un buen sacerdote, perfecto
religioso e imitador de Jesucristo. Le enseño el método de rezar el Rosario,
sus excelencias y sus frutos. (…)
Después de atraer para la cofradía del Rosario más de 100.000 almas,
murió el Beato Alano de la Roche en Zunolle, Flandes, el 8 de Septiembre
de 1475.
La Santísima Virgen no favorece sólo a los predicadores del Rosario.
Recompensa igualmente a los que, por su ejemplo atraen a otros hacia esta
devoción.
A Alfonso IX, rey de León y Galicia, que deseaba que todos sus criados
honrasen a la Santísima Virgen con el Santo Rosario, se le ocurrió, para
animarlos con su ejemplo, llevar ostensiblemente un Gran Rosario, aunque
sin rezarlo, sin rezarlo, lo que inducía a todos los cortesanos a recitarlo
devotamente.
El rey cayó gravemente enfermo y cuando lo creían muerto, fue
transportado en Espíritu al tribunal de Jesucristo. Vio allí a los demonios
que le acusaban de todos los crímenes que había cometido y cuando iba a
ser condenado a las penas eternas, se presentó a su favor la Santísima
Virgen delante de su Divino Hijo; se trajo entonces una balanza, se
colocaron todos los pecados del rey en uno de los platos y en el otro
Nuestra Señora colocó el Gran Rosario que Alfonso había portado en su
honor, junto con aquellos que, gracias a su ejemplo, habían rezado otras
personas, y esto pesó más que todos sus pecados. Enseguida, mirando al
rey con compasión la Santísima Virgen le dijo: “He obtenido de mi hijo en
recompensa por el pequeño servicio que me hiciste llevando contigo el
Rosario, la prolongación de tu vida por algunos años. Empléalos bien y haz
penitencia”.
Volviendo de su éxtasis, el rey exclamó: “¡Bendito el Rosario de la
Santísima Virgen, por el
cual fui liberado de la
condenación eterna”!
Después de recuperar la
salud, Alfonso pasó el
resto de su vida en la
devoción al Santo Rosario,
recitándolo todos los días.
Que los devotos de María
traten de ganar cuantas
almas puedan para esta
práctica del Rosario, a
ejemplo de estos Santos y
este rey. Habrán
asegurado así la vida
eterna”.

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