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Torres Eyama

Aunque no Estés

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A mi Tía Prudencia, que en Paz descanse,
“Fue una madre para mí”

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NANDO

Me llamo Nando, el 21 de febrero del año 2017, es una fecha de


la que no guardo un buen recuerdo. Puedo darle apodo a esta
fecha como un “Día Negro” En aquel día hasta hoy, no he podido
sacar en mi mente todo lo ocurrido, La sombra negra del pasado
de este día me persigue al verla morir en un cuarto de hospital. Y
del temor que sufrí aquella noche. Me sentía morir junto a ella, en
estos momentos yo contaba con tan solo dieciséis años.
Como la vida es tan injusta. Maldigo a la vida, la naturaleza
por haberse llevado a mi madre. La muerte es algo natural, si, lo
es. Pero no esperaba que llevase a mi madre de esta forma. De la
muerte no se esquiva nadie, nos persigue a todos por igual la edad
es lo de menos. Vi la muerte venir a mi madre, yo sin darme
cuenta y oyendo aquellos gritos de dolor, que golpeo mi corazón
tan asustado.
Os voy a narrar la historia, esa historia que me ha hecho
cambiar por completo. Soy un joven que llora en vida, está
llorando sin que la gente se dé cuenta. Han pasado años desde que
ocurrió esta terrible tragedia, y me he preguntado, ¿para qué
seguir ocultando mi condición humana? ¿Porque tengo que
acerrarme en mi mismo?
Soy una persona humana con carne y hueso, ¿por qué nadie
puede nacer libre y elegir lo que le gusta? Quiero ser libre. Toda
mi vida se ha involucrado en el sufrimiento, de tal manera en la
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que he tenido que sufrir la violencia psicológica, la violencia
física y la controversia sobre mi identidad sexual. Pero ya cansé,
quiero alzar mi voz dar memoria a esa mujer que gracias a ella
soy lo que soy hoy en día, su muerte me ha dado las fuerzas de
seguir luchando. Y de ir rompiendo, si es posible estas barreras
que me impedía poder disfrutar de la vida como la demás gente.
Sé que muchos tendrán en sus manos este manuscrito, esta
historia, sí, muchos lo tendrán e irán por ahí diciendo muchas
cosas, lo sé. Pero les digo que solo quería que conozcáis a ese
joven que ha sufrido en el silencio muchas de los contras que nos
imponen la vida, en especial las personas.

Capítulo
1
NUESTRA VIDA EN El CUARTEL DE MOGANDA

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Yo siempre he crecido con las normas de mis padres y les
agradezco por la esta disciplina, era el único hijo que tenían. Me
sentía orgulloso, el único de la casa, el príncipe que esperaba
heredero de la fortuna de mis padres, bueno, aunque en verdad no
una fortuna como tal. Porque mis padres no eran ricos, pero si, lo
poco que me ofrecían lo valoraba.
Mi madre se llama Prudencia Mikue, y mi Padre Feliciano
Ndong. Muchos prefieren unir su lazo de amor ante los ojos de
Dios, pero mis padres lo hicieron al estilo tradicional fang, se
casaron. Cuando yo ya había cumplido ocho años, y empecé a
entender con claridad que mis padres se amaban de verdad, un
amor de los que será imposible ser separados. Porque recuerdo
este día en que dijeron a mi madre que, si quería ser casada, que
entregue el dinero a un miembro de la familia. Y ella sin pensarlo
dos veces le entrego el dinero a su hermano mayor entre todos. El
coste era, trecientos mil francos, y luego vi cómo les juntaban las
manos a mis padres y les dijeron —Amor para siempre, —
prudencia y Feliciano ya sois hombre y mujer, no queremos
escuchar el día de mañana que uno de ustedes ya se muda, es el
matrimonio, tenéis que soportar los dos, los buenos momentos y
los difíciles, —se abrazaron y dieron un beso. Al instante las
mujeres venían cantando, —Anita ehee… Anita ehee…—las
mujeres en sus manos tenían una grande bandeja, que dentro
contenía un envuelto de calabaza. En este día sonreí y me sentía el
hijo más afortunado del mundo, teniendo a unos padres como
ellos.

Dos meses después últimamente ya notaba la ausencia de mi


madre en casa, raras veces solo le veía entrar en la noche en mi
cuarto, para darme un beso de buenas noches. Un día salía a jugar
palmadas con las vecinas, por suerte le vi salir de casa la llame, y
me acerqué a ella, — ¿Dónde vas…? —mi madre se iba a la
iglesia, era corista del corro religioso-católico San Kisito, de la

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Catedral. Y cada domingo me llevaba a la iglesia era uno más de
la asamblea. Mi primera experiencia en una iglesia católica fue
buena y me gusto. Mi madre iba todos los sábados al ensayo de su
corro, junto con su amiga, Consuelo. Que venía con su coche a
por ella, eran tan amigas, que parecían ser hermanas.
Mi madre empezó a ejercer su profesión como maestra,
aunque el salario no era suficiente para los gastos de la casa,
porque a los docentes de mi país no se les pagaba gran cosa. Lo
que hizo a mi madre montar un negocio. Un día ella me encontró
viendo la televisión, y en sus manos tenía un plástico, y le
pregunte, —que es lo que habría dentro del plástico, —y me dijo
que salía a comprar productos para preparar buñuelos.

Yo de entendía, que un cuartel en el ámbito militar, es la


residencia destinado para los soldados. Pero en el caso de mi país,
mi querido y hermoso país, Guinea Ecuatorial. Era desemejante.
No sé, si porque el Gobierno les brinda esa bonita vida, cómoda y
feliz. Las casas eran de hormigón, con buenas reformas y las
idealizaban con la pintura plástica que les daba un color
glamuroso. En cada vivienda, salía agua potable 24 sobre 24, al
igual que la luz. Una mini clínica china, para los primeros auxilios
en caso de problemas de salud. Sin olvidar el gran economato, el
famosísimo economato esperado. Donde podían adquirir
productos a un precio más asequible, para el pago mensual al final
del mes.
En este cuartel que vivíamos. Las viviendas se colocaban en
filas cada una detrás de otra. De una forma en que podías ver a tu
vecino por la terraza. Las viviendas no tenían número, como solía
ver en las películas, que puedes indicarle a una persona x,
diciendo. ¡Oye! señor, vivo en el portal número 3, 5, 8, yo que sé.
No, no lo había. Pero aún sigo guardando nostalgia que nuestra
vivienda, quedaba en la primera hilera, por la derecha. De las dos
hileras en las que se dividían las viviendas, en medio pasaba un
camino, y los bordes estaban llenas de gravilla, parecidos a un
tramo de carretera en pésimas condiciones.

En este cuartel donde vivíamos no reinaba la armonía, Lo


que reinaba en este cuartel era la envidia, la fornicación, era
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totalmente semejante a la Torre de Babel. Algunos no les gustaba
ver a otros felices, y mis padres eran el centro de atención de todo
el vecindario. Parecía una guerra en la que combatían entre la luz
y la oscuridad, primero porque veían el negocio de mi madre
progresar. Y lo segundo porque nunca mis padres se les
escuchaban en las noches dando puñetazos, en cambio los otros
militares y sus mujeres lo practicaban todos los días, y a veces lo
hacían con objetos cortantes. Y como veían a mis padres en son
de Paz, buscaban estrategias para que haya también conflicto
entre ellos. Pero aun así mis padres seguían con sus vidas.

Capítulo
2
EL CAMBIO DE DESTINO

Eran las ocho horas de la mañana, esperando sonar mi importante


alarma. Costado bajo las sabanas, me alumbraban los rayos
solares dejando entrar una brisa que se deslizaba suavemente por
las estancias.
De pronto las gallinas daban la bienvenida del nuevo día con el
canto de siempre, escuchaba el caminar de los niños a la escuela
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los adultos a sus puestos de trabajo. Me hacía difícil levantar de la
cama, la casa estaba en silencio, la puerta de mi cuarto estaba
cerrada pero aun así dejando entrar una fragancia a “Egato”¹ me
levante de la cama con aquel aroma y con la ayuda de los gritos
de mi madre Prudencia llamando a la puerta de mi cuarto:
— ¡Nando…!
—Sí, mamá —Conteste con una voz de ensueño.

¹Egato: buñuelo, es una masa de harina que se fríe con abundante aceite, se mezcla con agua, leche, huevo
o levadura. (Nota del autor)
—Ya deberías estar listo para irte a la escuela, anda ve a
ducharte y vístete lo más rápido que sea, te he dejado el desayuno
en la mesa.
Deje de escuchar lo que me dijo mi madre Prudencia y
cuando supe que ya se fue de venta, me quede tumbado otra vez
en la cama. Al instante abrió la puerta de mi cuarto.
— ¿Nando?...
—Mamá… —Conteste levantando rápidamente de la cama
sin calzoncillos.
Entre en el baño, me duché, vestí mi uniforme. Ya no me cabía
tiempo para desayunar, metí mi desayuno en la mochila, para ir a
comer en clase, en la hora del recreo.
—Oye, Oye ¿no vas a dar un beso de despedida a tu mami?
—Mamá, estoy tarde.
—La tarde lo has buscado tú, esta será la última vez que te
despierto anda dame un beso.
Le di un beso y un abrazo a mi madre, a un paso para irme, de
repente me llamo a espaldas me agarro de la mano y me dijo:
—Te quiero mucho hijo.
—Yo también mamá. —dije.
—Quiero que cuando seas mayor, y cuando ya no esté a tu lado,
que agás lo mismo que ago. Contigo todos los días con tus hijos.
No olvides que una madre siempre tiene…
—Que estar preocupado de sus hijos —dije completando la
sagrada frase de mi madre.
—Eso mismo, no lo olvides hijo, no lo olvides. Y ahora ve,
ve que estas muy tarde.

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—Adiós, mamá.
—Adiós, hijo cuídate.
Me fui en clase y dejé a mi madre en su puesto de comercio
vendiendo egatos.

Mi padre era militar del cuerpo de las fuerzas áreas segunda


escuadrilla. Fuerzas Aéreas También conocida en algunos países
como un ejército de aire o una aeronáutica militar entre nombres,
en un sentido más amplio la unidad militar nacional que lleva a
cabo principalmente la guerra aérea.
En la noche se escuchó sonar la campana, llamaron a todos
los militares anunciándoles que les iban a cambiar de destino,
para otra ciudad.
En Guinea Ecuatorial como es de costumbre, si un militar habita
con destino a una ciudad por mucho tiempo, a este se le cambia
de destino para otra ciudad. Mi padre se fue donde les habían
llamado, uno de los jefes empezó a la llamar la lista, en la lista
estaba el nombre de mi padre dijo el jefe con la lista en la mano
mirando fijamente a mi padre:
—Feliciano Ndong, usted está destinado para la ciudad de
Malabo, la capital del país.
Mi padre se enojó, porque no quería que le destinasen a Malabo.
Porque Ya se había acostumbrado viviendo en la ciudad de Bata,
la capital de la región continental.
Al salir de la escuela, vine muy contento en casa porque había
aprobado el examen de latín, hacia primero de bachillerato.
Encontré a mi padre tumbado en el sofá viendo la televisión,
venía con tanta emoción para darle la buena noticia de haber
aprobado el examen de latín. ―Le dije:
—Papá he aprobado el examen de latín, él no me hacía caso
de lo que le estaba diciendo, pero al mirarle fijamente la cara, veía
en sus ojos saliendo lágrimas. Me congele, me quede muy quieto
y sorprendido, porque era la primera vez que veía llorar a mi
padre, —le pregunté:
—Papá… ¿por qué estas llorando?
Me miro, inclinando la cabeza en otra parte. Escondiendo sus
lágrimas, a fin de que no me diera cuenta que está llorando. Pero
me dijo:
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— ¿Qué quieres? Has aprobado enhorabuena, ahora lárgate
de mí vista y no me vuelvas a molestar en hacerme preguntas,
¿entendido…?
Mi padre al decirme aquellas feas palabras, supe que algo está
pasando, y no me lo quiere decir. Por tanto, me iba en mi cuarto.
De repente mi padre me llamo.
—Nando, hijo lo siento, de verdad, espero que me perdones
por haberte hablado de esta manera. Es que nos han cambiado de
destino, para Malabo.
— ¿En serio? Por fin voy a conocer por primera vez la capital. —
dije con tanta alegría.
—No creo que tú deberías estar contento, tú bien sabes hijo
que ya estamos acostumbrados viviendo en esta ciudad. Aquí
naciste, aquí me case con tu madre, y gracias a los buñuelos que
vende ella y lo poco que cobramos nosotros los militares podemos
matricularte en clase. Es mas no olvides que el coste de tu
matricula es excesivo, ya no hablo del uniforme y de los
materiales. Parece que cuando estemos en Malabo estarás
obligado a matricularte en un centro nacional, que cuesta menos
que estos centros privados. Porque en Malabo creo que las cosas
van hacer muy difíciles, en clase siempre vas en taxi en Malabo el
coste del taxi es quinientos francos y aquí cuesta a trecientos
francos, a veces a los conductores les pides que tienes doscientos
francos. Estas son una de las dificultades, ya no hablo de otras.
Por cierto, me has dicho que as aprobado el examen de latín.
Mi padre me toco la cabeza con la mano roseando mis cabellos
diciéndome sonriendo:
—Este es mi chico, te quiero mucho hijo ay como me
gustaría verte ya en la universidad.
—Todo tiene su tiempo papá, es más ahora estamos por
finalizar el tercer trimestre, si llego aprobar estaré en segundo de
bachillerato.
—Sé que aprobaras el primero de bachillerato, hijo confió en
ti. —Gracias dije.
De repente vino Prudencia mi madre, nos encontró en dicha
conversación con papá y dijo:
— ¿Estoy interrumpiendo algo?
—No mamá, solo que nos han cambiaron de destino, mejor
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os dejo a solas, así papá te lo explica mejor.
—Feliciano, ¿es verdad lo que me acaba de decir nuestro
hijo? o se lo está, inventando, dime que no es verdad por favor. —
Es verdad, —respondió mi padre.
— ¿Qué…? Estamos pasando una crisis económica, y ahora
viene eso de que nos han cambiado de destino, Dios lo que nos
faltaba, no tenemos ahora ningún duro para poder embarcar las
cosas de aquí a Malabo.
Estando en mi cuarto me apoye contra la puerta, escuchando
la conversación de mis padres. Y mi padre dijo:
—Es verdad todo lo que dices, pero no nos queda de otra, es
más, está el buque nacional Djibhlo que cuesta menos.
Era de noche, cenando alguien tocaba la puerta, mi padre se
levantó, al abrir la puerta era uno de los militares mi madre y yo
vimos al militar entregar en las manos de mi padre un sobre,
mientras el militar decía.
—Feliciano me manda el comandante a entregarle esta carta.
Mi padre cogió la carta y empezó a leerlo desde la puerta
viviendo caminando hasta sentarse en la mesa que estábamos
cenando, al terminar de leer la carta mi madre se quedó muy
preocupada y le pregunto:
— ¿Qué dice la carta? Es más estas muy silencioso desde
que has terminado de leer esta carta me estas dejando nerviosa,
dime que ocurre,
—Dicen que a partir de esta semana empecemos a
empaquetar nuestras pertenencias, porque los militares que vienen
a sustituirnos aquí están por llegar, y no tienen que encontrarnos
viviendo en esta casa porque es un cuartel, porque cuando te
cambian de destino otro militar ocupa la casa.

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Capítulo
3
ME QUEDE POR LAS CLASES

Me fui en la mañana en clase, en la sala mientras estaba


explicando la lección la profesora que nos impartía la materia de
ciencias de la naturaleza y salud, Carmelo mi compañero de
asiento le dije:
—Carmelo pueda que esta sea la última semana en que
estemos juntos, como te dije que mi padre es militar le cambiaron
de destino para Malabo no sé si voy a terminar el tercer trimestre.
—Cómo es eso de que no vas a terminar el tercer trimestre,
si solo falta un mes para que nos den las vacaciones. Puedes decir
a tus padres que te dejen terminar el curso aquí, y ellos se van, así
cuando nos den las vacaciones de verano vas a encontrarles.—
dije:
—Es una buena idea Carmelo, intentaré hablar con mis
padres a ver que dicen al respecto.
Mientras estábamos conversando de repente vino la

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profesora hacia nosotros.
—Como les ocurre charlar en plena clase, hablando de cosas
que no tienen que ver con el tema que estoy explicando, salid
fuera de mis clases.
Yo y Carmelo salimos fuera nos sentamos en la cantina
comiendo bocadillos. A la salida me fui en casa encontré a mis
padres atando y empaquetando las cosas y les dije.
—Me gustaría ir con vosotros pero que decís respecto a mis
estudios, tengo que quedarme aquí para terminar el curso así en
las vacaciones vengo a encontrarles.
—Es verdad lo que dices hijo pero temo a que te quedes
solo, ya no pertenecemos a este lugar pero tengo una idea mejor,
te quedaras aquí con tu madre así cuando os den las vacaciones
vendréis juntos.
Llego el día en que mi padre tenía que irse. Fuimos a
acompañarlo en el puerto, mi padre pidió a unos chicos que
estaban ahí que le ayuden a cargar las cosas y embarcarlas en el
buque, al terminar la embarcación, el buque pito para salir y
mientras mi padre subía nos daba señales de despedida. Una
semana después mi madre alquilo una casa que se encontraba en
el barrio Mbagan, la casa era de tablas con grandes agujeros en
algunas partes, mi madre tapaba dichos agujeros con prendas de
vestir a fin de que la gente que pasaba fuera no nos viesen por
dentro.

Mientras iba en clase mi madre se quedaba en su puesto


vendiendo buñuelos y gracias a aquellos buñuelos el negocio de
mi madre creció y tuvo un bar, le seguían otros bares el lugar era
todo una ferial, un día de estos mi madre estando en el bar me
quede en casa y empezó a llover, la casa empezó a hundirse y la
basura que había en el puente del barrio el viento lo arrastraba
hasta nuestro patio, una parte del techo salió fui en el bar
corriendo bajo la lluvia para llamar a mama y decirla lo que está
pasando en casa, al instante también la veía venir corriendo,
diciendo:
—La casa está inundando ¿verdad?
—Sí mamá, —respondí — ¿y tú como lo sabes? —Ella
respondió:
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—Lo sé porque en el bar estuve charlando con un cliente,
vive en el mismo barrio con nosotros, y me ha dicho que siempre
que llueve algunas casas se inundan. De hecho, lo he pensado y
he venido corriendo, vamos pronto en casa a sacar nuestras
pertenencias si no se van a gastar.
Al llegar en casa encontremos que las cosas con menos peso
estaban flotando por encima del agua.
La mayoría de nuestras cosas se gastaron incluido mis
materiales de clase, me sentía fatal mi corazón se ardía por dentro
ni fuerzas ni animo ya no tenía para seguir hiendo en clase, lo
único que deseaba todos los días es que nos den las vacaciones.
Salimos en aquella casa horrible cargado de muy malos
recuerdos.

Capítulo
4
VACACIONES Y RUMBO A MALABO

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Nos dieron las vacaciones, era verano. Llego el momento en que
mi madre y yo teníamos que abandonar la ciudad de nuestras
vidas. Mi madre ya se había familiarizado con la ciudad de Bata,
en el guardaba muchos y buenos recuerdos inolvidables. Una de
ellas como el casamiento tradicional con mi padre, su negocio del
bar, su oficio como docente, su corro religioso católico, San
Kisito. Sus padres, sus hermanas y hermanos, y sus amigas. Mi
madre sentía por dentro un inmenso desconsuelo, y dentro del
avión veía desde mi asiento, como no paraba de contemplar la
ciudad a través de las ventanas cristalinas del avión. En cambio
yo, me sentía feliz. Porque llevaba muchos años soñando que
llegase ese día. Por conocer la capital de mi país, que solo lo veía
en la televisión, en los informativos de las ocho horas de la noche,
y ahora quería conocer aquella y hermosa ciudad con mis propios
ojos.
Llegamos a Malabo, en el aeropuerto, a lo lejos vimos a
papá, el vino a recibirnos, cuando nos vio vino corriendo a
saludarnos y dijo:
—Me alegra mucho en volver a veros, me hacías falta. —
dije con tanta emoción, —nosotros también papá.
— ¿De quién es la casa en que vamos a vivir? —pregunto
mi madre.
—La casa es nuestra, cuando vine la hice algunas reformas
es de cemento, solo tiene una habitación y un comedor, y decirte
que la casa que veras al lado nuestro es de tu suegra, mi madre.
—Pero como vamos a vivir estaremos incomodos sin
espacio, ¿no ves que el lugar es muy pequeño? y tendré que
verme todos los días con la cara de tu madre, y sabes que nunca
me he llevado bien con ella.
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—Sé que nunca os habéis llevado bien, pero no nos queda
de otra tendremos que aguantar el tiempo que vamos a convivir a
su lado hasta que nos den la casa en el cuartel.
Cuando terminaron de hablar mi padre me dijo a que parase
un taxi, pare el taxi y montamos, estando dentro del coche
mirando en la ventana veía grandes edificios, el taxi círculo por
una rotonda, en dicha rotonda al lado vi unas figuras
emblemáticas de tres mujeres, echas de cemento. Una llevaba
cargada en sus espaldas una cesta tradicional de mi etnia fang, la
otra tenía un cántaro de agua en la cabeza y la otra echaba el
cántaro de agua en el suelo. Todo, era precioso y le pregunte a mi
padre:
— ¿Cómo se llama ese lugar?
—Es la Plaza de la Mujer.
Llegamos en casa, la casa era muy pequeña no cabía tanto espacio
para que acomoden nuestras pertenencias, hasta el extremo en que
dormía en el sofá, pero mis ropas estaban en el cuarto de mis
padres, me mandaron a comprar panes para el desayuno, ni
apenas conocía el camino por donde se pasaba porque no conocía
la ciudad, vi a una joven y le pregunte:
—Por favor, ¿sabes dónde venden los panes?
—Sí, si quieres puedo enseñarte o acompañarte.
Ella me acompaño y compre los panes, en el camino de vuelta a
casa, le pregunte:
—Por cierto, ¿cómo se llama este barrio?
—Lampert, —me respondió.
Al llegar en casa. Encontré a Nelsi mi primo, que vino
hacernos una visita porque se enterró que ya vinimos a vivir en
Malabo. Yo y Nelsi nos saludamos y dijo:
— ¡wau…! Nando así te has crecido tanto.
—Al igual que tú. —dije.
Empecemos a platicar tomando refrescos mientras mi madre
ponía la mesa, estuvimos un buen rato platicando hasta que dijo:
—Bueno, Nando me tengo que ir en la universidad, ya
vengo a visitarles otro día.
— ¿Y qué carrera estudias en la universidad? —Pregunte,
—Estudio Bancas y Finanzas, en el turno de la noche. Y se
me está haciendo tarde a de irme.
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— ¿No vas a picar algo? —dijo mi madre.
—No tía Prudencia se me está haciendo tarde.
Al cabo de unos minutos vino mi padre del trabajo. Y dijo
qué le quitase las botas que llevaba puestas porque vino muy
cansado. De pronto escuchamos alguien llamar a la puerta. Me
levente y abrí, era la abuela Monserrat, no me saludo, parecía
como si fuese que delate de la puerta era invisible. Paso de mí, se
sentó al lado de mi padre y le pregunto:
— ¿Dónde está mi suegra?
—Ya durmió.
— ¿Tan pronto…? —dijo la abuela Monserrat. —y de
repente agarro a mi padre de la mano y le dijo:
—Ven, necesito hablar contigo a solas.
Se fueron a su casa, que quedaba al lado de la nuestra.
Viendo esta reacción de la abuela Monserrat y de papá, me llamo
mucho la atención. Me levante, Salí a fuera, a asomar la puerta de
su casa. Pegué mis oídos contra la puerta y empecé a escuchar.
—Al final le has traído, No sé qué solías pensar en tu mente
cuando te digo algo. Quiero saber, y más encima le traes que
venga a convivir conmigo a mi lado, hijo te has vuelto enfermo o
que. Ya te dije mil que busques a una mujer de verdad, aquí en
Malabo hay muchas. Cuando aún estabas en Bata siempre te lo
decía por teléfono, y no me hacías caso. Esa nuera no me cae
bien, no me gusta verla.
—Pero mamá, ¡por Dios…! Que cosas estas diciendo,
Prudencia es una buena mujer y tú lo sabes. No sé por qué la
tienes tanta manía. Es la mujer que me ha sabido comprender, con
ella me case y la amo. Ella es mi familia.
— ¿Qué…? Tu familia y que soy para ti. ¡Bale…! tu
familia. Esa mujer ahora es tu todo, como no soy nadie en tu vida
ya entendí. Pero una sola cosa te digo, ya veremos ella ahí y yo
aquí.
Mi padre ya venía, de pronto Salí de la puerta, me fui a
sentar rapidito en la silla como un inocente.

En nuestra vida en Malabo, la madre de mi padre., la abuela


Monserrat. Era otro caso, una mujer que vivía en el resentimiento.
Una mujer amargada, atrapaba en el cuerpo del mismísimo lucifer
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en persona. Una mujer que no le gustaba ver a su hijo sonreír,
como sí que deseaba la muerte a mi madre Prudencia. Mi padre
teniendo a mi madre Prudencia como su pareja, era la excusa por
el cual no se sentía feliz viviendo al lado nuestro. Veía a mi madre
como su rival, El objetivo de la abuela Monserrat, era ver a mi
padre en manos de otra mujer, así se pondría contenta. Pero nada
de eso ocurría porque mi padre amaba mucho a mi madre. Y la
Abuela Monserrat no cansaba de buscar las estrategias para que
haya un conflicto entre mis padres.
Un día mi madre preparaba el arroz perfumado, y termino el
fuego. Ella se fue a la casa de la Abuela Monserrat como es su
suegra, y el arroz no solo lo vamos a comer nosotros, su hijo
también será participe. La encontró en su cocina, y la dijo que
necesitaba su fuego para que cueza el arroz. La Abuela Monserrat
estuvo lo que parecieron horas callada, sin dirigir una palabra a
mi madre. Y cada vez que mi madre le pedía el favor, la remiraba,
como si fuese que la daba asco. Hasta que se fue mi madre, y el
arroz permaneció todo el día semi cocido.
Mi padre salió del trabajo como siempre cansado y
hambriento. De pronto mi madre me mando en la abacería, a
comprar panes calientes y un bote de mortadela. Era bastante
vergonzoso, que mi madre como ama de la casa no haya podido
prepararle algo de comer a su marido por problema de fuego. Que
mi padre se fue del trabajo a las seis horas de la mañana y regresa
en casa y no encuentra nada que comer.
A la vuelta de todo lo comprado, encontré a la abuela
Monserrat poniendo la mesa a mi padre. Era un envuelto de
calabaza y le acompañaba como guarnición el plátano, el mango
era el postre, y una botella de vino, Tío de la Bota. Cuando
termino de servir a mi padre, remiro a mi madre y se fue a su
casa. Mi madre Prudencia al ver todo eso, tapo su cara con la
mano y en silencio se fue llorando en el cuarto.
Y le siguió mi padre:
—Ya no aguanto más viviendo con esta mujer, o nos
largamos de aquí o me voy yo. Es que no sé qué mal le hice a esa
mujer no sé, no sé…—dijo mi madre.
—No te preocupes cariño, hoy en el trabajo he recibido la
llamada del comandante, y me ha dicho que, de aquí a dos meses,
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se hará la entrega de las viviendas del nuevo cuartel que nos
acaba de terminar de construir el gobierno. Falta poco amor, falta
poco. Ten paciencia, usted, y Nando, no os quiero ver tristes. Sé
que no lo estamos pasando bien, apenas somos novatos en esta
ciudad. Mira nuestra casa, casi está vacía, No sabes cómo lo
siento que cocinas y se te acaba el fuego. Es una vergüenza para
mí. Porque soy el hombre. Nada tiene que faltar en casa, aun no
has encontrado trabajo. Solo te pido que tengas paciencia
saldremos de esta. Muy pronto, te lo prometo.

Al día siguiente, era una de estas mañanas en la que mi padre se


había ido al servicio. Me quede con mi madre, en el mediodía, mi
madre se había ido al supermercado, Martínez Hermanos para
hacer la compra para la cena. Me quede solo en casa. Una de las
cosas que no me hubiera gustado, tenía terror de ser objeto
envidiable de la abuela Monserrat, este día aborrecí quedarme con
ella. Aunque no compartíamos la misma vivienda, pero el temor
de saber que estaba a nuestro lado no salía de nuestras mentes, y
era un peligro grande para nosotros. Nunca tuve cariño hacia la
Abuela Monserrat, desde el casamiento de mis padres, cuando
estuvo presente, me dio una mala espina. En aquellos tiempos,
aun yo tenía diez años, en comparación con las que tengo ahora.
Donde ella contradecía el matrimonio de mis padres, pero lo
bueno de todo ello es que, no había salido con la suya. Porque al
final mis padres se habían casado y a día de hoy aún siguen
juntos.
Esta tarde cuando asomo, y vio que mis padres no estaban,
vino en nuestra casa. Se acomodó en un pequeño banquito. Y
estuvo ahí sentada horas mirándome fijamente. Y yo hacía lo
mismo, pero de una manera oculta. Hasta que por fin hablo y me
dijo:
— ¿Sabes algo de tu madre?
— ¿Abuela que pregunta es esa?, no la entiendo. Vivo con
mi madre y se ha ido al supermercado.
— ¿No sabes a quien me estoy refiriendo?, —Ay pobrecito
el niño, —dijo tocándome la mejilla.
—Estas refiriendo a mi madre y te he dicho que se ha ido al
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supermercado, y creo que ya debería estar por llegar. Porque hace
mucho que se fue.
—No tu madre esa.
— ¿Y a quién te refieres?, ¿Cuál madre?
—Mira acércate no me tengas miedo, tengo que decirte algo
importante, y espero que no lo cuentes a tus padres…—de repente
reapareció mi madre y dijo:
— ¿Qué es esa cosa que no tendrá que decirnos Nando?
La frase se quedó corta a la abuela Monserrat, y luego mi
madre dejo los plásticos a un lado y le pregunto a la abuela
Monserrat.
— ¿Qué haces aquí? —y me dijo, —Nando ve al cuarto,
déjanos a solas.
En un abrir y cerrar, mi madre Prudencia agarro de la mano
a la Abuela Monserrat, y se fueron a una esquina, alrededor de la
casa.
— ¿Qué intentabas decirle?
—Que tú y mi hijo, no sois sus verdaderos Padres, su madre
es Marta, está aquí en Malabo y se lo ocultáis.
—Eso, es lo que le querías decir. Sabes, son las cosas de mi
familia y no sé del porque vienes a meter tus narices, sin el
permiso de nadie. Otro día intenta hacer algo por estilo y me veras
de otro color.
— ¿Prudencia, me estas amenazando?
—No es una amenaza, tú tómalo como quieras, porque ya
estoy harta de tus humillaciones. Te metes con tu propio hijo, te
metes conmigo y ahora con mi hijo. ¿Qué quieres normalmente de
mí?, ¿Por qué me odias tanto?
—Quiero que desaparezcas de la vida de mi hijo. Eres una
estéril, te juro que mi hijo tendrá a una mujer de verdad, que si
podrá engendrarle hijos. Y seré una abuela. No quiero a un nieto
regalado por una hermana estéril. Pero no te preocupes quedare en
silencio. Pero no lo hago por ti, si no por el bien de mi hijo, no
quiero verle sufrir porque ama mucho a Nando. ¡Ah! espero el día
en que la verdad se sepa, porque lo dice Jesús que todo lo
escondido a de revelarse. Me voy, no voy a perder mi tiempo
hablando con una, ni sé que nombre darte.

20
Capítulo
4
EL ENCUENTRO

Al amanecer vino a visitarnos Marta mi tía, que hace mucho


tiempo lleva viviendo en esta ciudad, mi madre me hablaba
mucho de ella diciéndome a que no me acerque tanto a ella,
aunque son hermanas no existe un enlace de amor entre ellas, es
una larga historia que me conto mi madre, aunque en muchas
ocasiones he tratado de preguntarla del porqué de ese odio y
nunca me ha dado respuestas al respecto. Al saludarla se quedó
asombrada y me abrazo fuertemente sentía un frio por dentro
parecía como si fuese ella me quiere decir algo, rápidamente vino
mi madre y me aparto de ella y mi madre la dijo del porque no la
aviso que iba a venir a visitarnos.
—Se supone que esta es la casa de mi hermana, ¿tengo que
avisar cada vez que ha de venir aquí?
—Pues sí, tienes que avisar no olvides que en esta casa no
vivo sola, vive mi marido también y tú no le caes bien.
—Ay, hermana…, aun sigues igualita pero bueno no he
venido para que nos enfrentemos como siempre, soy una cristiana
y tú lo sabes lo que deberías hacer es, ¿porque no os acomodáis
un rato? Así les hablo un poco de la palabra de Dios ya que no sé
cuántos años lleváis que no entráis por la puerta de la iglesia, pero
ya que estamos en la misma ciudad espero verles cambiar, porque

21
todo vuestro quehacer solo está basado en el comercio, ni gracias
dais al Señor por lo que ganáis.
—Ya basta, sal de mi casa inmediatamente, si no abriré mi
boca y desenmascararte, he dicho fuera.
Y así mi tía se fue riéndose y burlándose de mi madre.

Llego los dos meses esperados, llamaron a mi padre y le dieron la


casa en el cuartel, teníamos que mudarnos porque en la que
vivíamos era muy chico. Y no soportábamos las amenazas de la
abuela Monserrat.

Nos fuimos a vivir en el cuartel, era el segundo cuartel que


íbamos a vivir. Nuestra casa se encontraba en la planta baja, la
casa era muy bonita echa de cemento, con pintura plástica por
fuera y por dentro, la casa disponía de dos habitaciones, el baño,
la cocina, un grande salón, y la terraza, el agua salía dentro y por
fuera había grandes espacios verdes, Este cuartel era bonito en
comparación con el cuartel de Monganda. Aquel lugar estaba
alejado de la ciudad, porque el cuartel se encontraba en el
Aeropuerto Presidencial, donde Obiang realiza sus viajes tanto
como en el exterior como en el interior del país.
En el cuartel mis padres montaron un nuevo negocio que
consistía en vender las bebidas en cajas era como una casa bar, a
mi madre la contrataron como maestra en un centro llamado Julia
María Jesús, y mientras mi padre seguía hiendo en el servicio
ejerciendo su trabajo como militar, es más le subieron el sueldo
porque ya llevaba el cargo de Sargento, Sargento eran uno de los
grandes cargos que aspiraba tener un militar.
Mis padres a pesar de que disponían de un empleo, nunca
habían estado sin practicar el comercio, ellos eran expertos en
eso. Mi madre era una mujer muy espabilada al igual que mi
padre, ambos no se conformaban con el sueldo que cobraban al
final del mes, por eso, el dinero que ganaban del comercio y el
sueldo lo invertían en el changue. Alguna gente del cuartel lo
hacían y cuando a este le tocaba su turno de coger el changue era
motiva de una fiesta, porque todos se vestían la tela de popó, que
les identificaba que forman parte del changue.

22
Capítulo
5
PRUDENCIA UNA MUJER ACONSEJADORA

23
Había comenzado las clases en mi nuevo centro, algunas veces
llegaba tarde pese a la distancia, era muy lejos. De hecho, mis
padres contrataron a un chofer que me esté llevando en clase. Y
gracias a ello nunca más volvía a llegar tarde.
En el cuartel mi madre era una de las mujeres colaboradoras,
cuando se trataba de ir a recibir al Gobierno o cuando este
realizaba algún acto. Un día de estos salía de la biblioteca
llegando en el cuartel, encontré a un grupo de mujeres bailando,
cantando y otras que tocaban instrumentos de música y veía a mi
madre haciendo lo mismo y le dije:
—Mamá ¿Por qué estáis bailando?
—Estamos ensayando el baile para recibir a los huéspedes
del presidente que vendrán mañana.
Me fui a casa al cabo de unos minutos alguien tocaba la puerta al
abrir, era una vecina que estaba llorando diciendo:
— wua wuiñ ma emú… mo vuarado. ²
— ¿Qué está pasando?, ¿Porque lloras?
— ¿Dónde está tu madre?
—Espera y cálmate voy a llamarla está cerca. —dije.
Fui a llamar a mi madre donde estaba bailando con aquellas
mujeres, y le dije que en casa hay una mujer que vino llorando
que la está esperando, me metí en mi cuarto porque no aguantaba
los llantos de esa mujer, mi madre pregunto a la mujer:
— ¿A ver dime, que ocurre?
—Estuve peleando con mi marido, dice que empaquete
todas mis ropas y que yo salga fuera de su casa.
— ¿Y piensas hacerlo?
—Sí, porque no me queda de otra es su casa.
—Ve donde tú marido, dile que le estoy llamando yo
Prudencia.
Cuando vino el marido de la mujer, mi madre le pregunto:
— ¿Porque echas fuera de casa a tu mujer?, —porque ella
no quiere obedecer mis normas, ni caso hace lo que la digo.
—Pero es tu mujer, no por eso tienes que echarla a la calle
las cosas en pareja se arreglan cuando estáis juntos y cuando hay
un buen entendimiento entre ambos, hoy mismo quiero verla
entrar en casa y tu mujer respete a tu marido, ambos tenéis que
24
respetaros. Con aquellos consejos que mi madre les dijo se
fueron, se perdonaron aquella relación volvió perfecta y la mujer
volvía a vivir con su marido.
Gracias a mi madre, por haber aconsejado aquella pareja, en
el cuartel ya era de costumbre muchas de las mujeres de los
militares acudían donde ella para recibir consejos de los
problemas que les afectaba. Mi madre con un corazón bondadosa
no rechazaba a nadie, quería todos por igual les hablaba la verdad
que salía en lo más profundo de su corazón les quería mucho
como Dios nos quiere a
2
Hoy tú me matas, ya estoy cansada con esto. (Nota del Autor)
todos nosotros.

25
Capítulo
6
EL ACCIDENTE

Llego el día en que les tocaba a mis padres coger el changue, y


gracias a este dinero creció el comercio y se aumentó la clientela,
la mayoría de la gente venía a comprar. Me fui a pasar unas
vacaciones donde la tía Marta, aunque no se llevaba bien con mi
madre, y en casa se quedaron mis padres, pero un día vino a
visitarme mi madre preguntándome cuando volveré a casa porque
ella no se sentía a gusto que esté viviendo con su hermana, y la
respondí que volvería cuando acaben las vacaciones, mi madre se
fue.
Llegó un momento en que no quedaba bebida, todo había
terminado y siempre la gente veía a preguntar por si quedaba. Mi
madre tras ser presionada por los clientes que venían cada vez a
26
preguntar por las bebidas ella se fue para hacer la compra.
Al finalizar la compra tomo un taxi para transportar lo
comprado, el taxista llevaba en el costado a dos pasajeros
sentados por la parte trasera.
Empezó a llover. El taxista iba con alta velocidad mi madre
le dijo que disminuye la velocidad porque está lloviendo y es
probable que tengan un accidente, de igual forma dijeron los
pasajeros que estaban sentados por la parte trasera, el taxista no
hacía caso seguía conduciendo con una velocidad muy alta por la
autopista.
De repente los frenos ya no funcionaban al querer dar la
vuelta por una rotonda se tropezó con una de las barreras de los
tráficos que estaban colocados alrededor de aquella rotonda, y así
el vehículo se cayó boca bajo.
Al instante donde ocurrió el accidente venia una mujer por
esta zona de pronto fue donde cayó el vehículo al echar el ojo por
dentro cogió el teléfono de mi madre y entro en la agenda y vio
uno de los contactos y llamo.
—Hola
— ¿Hola?
— ¿Eres familiar de prudencia? Ella ha tenido un accidente
—Sí, la conozco, es mi hermana. Pero estamos en ciudades
diferentes yo me encuentro en Bata, —llorando respondió
Generosa mi tía.
La mujer llamó por teléfono entre lágrimas y miedo porque
veía cadáveres, al cabo de unos minutos vino la ambulancia les
pusieron en las camillas y la ambulancia se fue con mucha
velocidad camino al hospital la Paz de Sipopo, una ciudad que se
encontraba a fueras de Malabo. La ambulancia llego. Bajaron los
cuerpos, y en seguidamente les llevaron en las Urgencias
Médicas.
En la noche cenando con la tía Marta, de repente sonó su
teléfono, ella contesto, y empezó hablar. la mire a mi tía fijamente
cuando finalizo la llamada empezó a llorar y sabía que algo no iba
bien al verla llorar, se fue en el cuarto término de vestirse y me
dijo con lágrimas en los ojos.
—Nando tenemos que irnos a Sipopo y con mucha prisa
Cuando mi tía me menciono lo de Sipopo me extrañe,
27
porque era de noche y no sé del porque tenemos que irnos ahí, ni
apenas termine mi cena me levante nos fuimos en la carretera y
cogimos un taxi la tía Marta le dijo al taxista que vamos al
hospital, al escuchar la palabra hospital salir de la boca de mi tía
empezó a sentir escalofrió y el corazón se me latía muy fuerte
como que algo malo ha pasado y que ella no me lo quiere decir.
Al llegar al hospital le dije:
—Tía Marta, ¿se puede saber que hemos venido aquí?, en
altas horas de la noche, que yo sepa no creo que ningún familiar
nuestro está enfermo.
—Nando, puedes hacer el favor de callarte que me estas
poniendo más nerviosa de lo que ya estoy.
De repente vino una mujer hacia nosotros y pregunto:
— ¿Sois familiares de la Prudencia? —Sí, es mi madre, —
conteste,
—Es mi hermana, contesto la tía Marta.
—Yo venía por el lugar que ha ocurrido el accidente, me
acerque cogí su teléfono y vi contactos de echo os empecé a
llamar.

Me fui corriendo llorando, veía a los enfermos en las habitaciones


y al personal concentrado en torno a la sala de enfermeras.
Permanecí sentado varios minutos en silencio mientras las
lágrimas se deslizaban por mis mejillas
De pronto vino el doctor y nos dijo que las dos personas que
estaban atrás de los asientos del vehículo acaban de fallecer, nada
ya no se pudo hacer por ellos. Pero sí que aun mi madre sigue
respirando, pero no se sabe si seguirá con vida, luego la tía Marta
me abrazo profundamente consolándome que no llore tanto, y yo
no paraba de llorar. Los amigos, familiares de mi madre
Prudencia acudieron al hospital tras haber escuchado lo sucedido,
me sujetaron las manos para que no cometiera una locura, por ahí
las once de la noche vino el doctor y nos dijo que han de operarla
porque se la ha roto el bazo, cuando el doctor nos dio aquella
información la tía Marta fue corriendo detrás del doctor y le
pregunto:
—Por favor, doctor al menos di nos, ¿En qué condiciones se
encuentra ella?
28
—Se encuentra muy mal, lo que me parece raro es que aun
siga con vida, porque en su cuerpo presenta grandes heridas y la
cara la está muy desfigurada lo que tenéis que hacer es pedirle a
Dios que se cure.
Al cabo de unos minutos vino mi padre Feliciano y le
contamos todo lo ocurrido al principio mi padre no se lo creía,
porque cuando él se fue en el trabajo la dejo a mi madre en casa y
ahora cuando sale del trabajo le están contando todo eso como si
fuese que está soñando. Era las dos de la madrugada sentados a
fueras de una sala llamada UCI, vino el doctor, nos dijo que se la
ha operado y todo ha salido bien, ella está ahora bajo oxígeno a
ver como amanece. El doctor veía que estábamos ya muy
cansados entre llantos y sueño y nos dijo:
—Podéis ir en casa a dormir así venís en la tarde, sé que
estáis sufriendo porque es un problema muy grave, pero es el
cuerpo, tenéis que descansar.
Me levante y le dije al doctor que no hacía falta, quise
dormir en una de las sillas que estaban en el hospital, pero me
levante, hacía mucho frío no contaba con un abrigo para cubrir,
deseaba estar en casa durmiendo en mi cuarto, y así amanecí
despierto.

29
Capítulo
7
SEGUIMIENTO A DIOS

Al amanecer le pregunte al doctor por si ya se podía visitar a mi


madre, el doctor me dijo que no, tenía hambre al instante vi a un
hombre con dos bandejas dentro había comida le pedí:
—Por favor señor tengo hambre, me dijo que la comida era
para los pacientes ingresados.
Cuando vino la tía Marta le dije que no puedo aguantar más el
hambre se me está picando por dentro, —Nando, toma un taxi y
ve a casa a comer.
—No quiero irme a casa dejando a mi madre en estas
condiciones, ni siquiera han dejado que la veamos y no me voy a
moverme de aquí sin haberla visto hablando conmigo, y saber que
ella se pondrá mejor.
De inmediato vino una enfermera y nos dijo que le manda el
doctor a llamarnos, al ir donde nos llamaba el doctor nos dijo:
—Podéis verla, pero no meter ruido y es cuestión de minutos.
Primero le tocaba a mi padre, cuando vino tenía las manos
expuestas en la cabeza y sus ojos por dentro eran de color rojo
saliéndole lágrimas, ahora llegaba mi turno al entrar vi a mi
madre me coloqué al lado de ella, ya no parecía la misma la cara
la estaba muy desfigurada dije:
— ¿Dios porque a ella? —Me salían lágrimas mientras tocaba sus
dedos,
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—Mamá soy yo, tu hijo Nando ¿me escuchas? Estuve ansioso
a que ella me responda, pero el silencio y el dolor la hacían no
poder reconocer a su hijo, que en su camilla le habla y no le
responde. Al salir fuera me metí en un cuarto de aseo, empecé a
llorar deseaba que nadie me encuentre dentro. Sentía como
terminaba mi vida, notaba dentro de mí como si algo me faltara y
este algo era mi madre, porque al verla en este estado no me
sentía bien.

Un mes después, vino el doctor nos dijo que mamá está


abriendo la vista y ha empezado hablar, pero con poco esfuerzo,
empecé a sonreír porque era una de las buenas noticias que
estábamos esperando todos. Cuando entré a ver a mi madre ella se
inclinó la cabeza viéndome venir junto a ella, y así ella extendió
la mano que la tenía puesta el suero queriendo saludarme, pero le
di un beso tan enorme en su mejilla y me dijo:
— ¿Qué haces aquí? Deberías estar en clase.
—No mama, tú me has traído al mundo eres mi madre y en
este estado que te encuentras, las clases no me irían bien sin saber
que te has mejorado con tu sonrisa de siempre.
— ¿Recuperar? As dicho, ¿recuperar?
— ¿Dónde estoy?, —respondí —Estas en un hospital mamá
— ¿Qué me paso? —Mamá tuviste un accidente, por poco te
pierdes la vida.
—Salía de comprar bebidas, no sé qué paso y ahora abro los
ojos y me encuentro tumbado en la cama de un hospital.
—Mamá debemos darle gracias al doctor y en especial a
Dios porque estábamos a punto de perderte, imagine que el doctor
nos dijo que no sabe si ibas a amanecer con vida y las dos
personas que estamos contigo en el vehículo fallecieron, ves
mamá ahora te das cuenta.
Mi madre me abrazo profundamente y empecemos a llorar
de alegría porque ella sobrevivió en aquel accidente, y ella
empezó a decir:
—Era todo muy bonito, todos llevaban túnicas blancas, le vi
y me dijo ¿hija que haces aquí? Vuelve que todavía ha llegado tu
tiempo. No entendía lo que decía ella de hecho la pregunte:
—Mamá, ¿De qué hablas?, no me respondía y seguía
31
diciendo.
—Entre las personas que llevaban túnicas blancas estaba
Fernando.
— ¿Mi abuelo Fernando?
—Sí, le vi y me dijo que ese lugar era para las personas que
han dejado de vivir con un corazón puro y yo aún sigo viviendo
tengo que volver, cuando termino nuestra conversación de repente
abrí los ojos.
—Mamá, ¿y qué quieres decir con todo eso?
—Hijo, Dios me manda a seguirle, porque gracias a Él estoy
de vuelta con vida. De repente entro la tía Marta diciendo:
—Es verdad lo que dices Dios nos quiere bajo sus pies
alabándole, exaltándole y así serás su hijo alcanzando la vida
eterna, Él te ha hecho volver con nosotros, para que hables de su
palabra a los que tengan sed de escucharla.

Me trasladé a fueras del hospital. Tomé una silla que estaba


colocada en el jardín donde se descansaban visitantes de
enfermos. Permanecí allí largo tiempo mirando los árboles, la
ceiba en especial, el mar y los grandes edificios que rodeaban el
hospital. Pensando desde la distancia aquello que dijo mi madre,
acerca de su visita en la ciudad celestial ¿Cómo es posible tener la
sensación de mantener una conversación de vida o muerte con
una persona de otro mundo?

32
Capítulo
8
LAS PALABRAS DEL DOCTOR

La tía Marta se quedó en el hospital, haciéndose carga de mamá


ambas no se daban bien, me tomé un taxi para casa en el cuartel
Salí en la de la tía Marta no podía seguir ahí mi madre estando en
esta mala situación. Al llegar encontré a mucha gente en nuestra
terraza, los que estaban sentados en el suelo, los que lloraban y
otros que estaban levantados. Cuando me vieron llegar todos se
acercaron a mí preguntándome en que situación he dejado a mi
madre en el hospital. Les dije que ella ya se encuentra un poco
mejor solo falta la curación de los cortes que sufrió, ellos
empezaron a decir gracias a Dios y les dije:
—Sí, gracias a Dios porque el estado que se encontraba ella,
no creía que volveríamos hablar.
Entre en casa, con el hambre que tenía cogí unos cinco mil
francos en la caja donde escondía mi madre el dinero y fui a
comprar algo para saciarme del hambre, al terminar de comer
dormí unos minutos al despertar cogí mis apuntes de clase y
empecé a repasar. Al día siguiente me fui en la escuela muchos de
los compañeros del porqué de tanto faltar y les explique el motivo
por el que falte tanto tiempo en clase. A la salida me fui
directamente al hospital cuando entré en aquella sala que se
encontraba mi madre no estaba, y la enfermera me dijo que la
cambiaron de sala porque ya se va mejorando.

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Entrando en la nueva sala que la instalaron la encontré
comiendo.
— Al parecer alguien se nos está terminando la comida.
— Hola hijo.
— Hola mamá.
— ¿Has venido a verme?
—Claro, y me gustaría estar viniendo a verte todos días, así,
aunque tenga que faltar en clase. Ella sonrió y me pregunto:
— ¿Qué tal las clases?
— Mal.
— ¿Porque?
—Como que porque mamá, fue poco lo que te paso a poco
me quedo huérfano de madre y las clases no me pueden ir bien
sabiendo que te encuentras mal, ya que mañana es fin de semana
me quedare hoy a dormir contigo así tenga que sacarme de
patadas el doctor y sus enfermeras.
En la noche tumbe al lado de la camilla de mí, al cabo de
unos minutos vino una enfermera me dijo que levante de la
camilla, que me aparte de mi madre, porque tienen que darla los
medicamentos, inyectarla y ponerla un nuevo suero, le pregunte a
la enfermera:
— ¿Cuándo piensan evacuarla?
—Eso solo lo decide el doctor, pero se ve que ella ya se está
mejorando y eso puede hacerla volver muy pronto a casa.
Cuando termino la enfermera le dije:
—Gracias.
—De nada, ya que te has quedado a dormir con tu madre
cualquiera cosa no dudes en llamarnos, cuídala.
Se fue la enfermera, no tenía ganas de dormir cogí una silla me
senté en ella y así pasé toda la noche observando a mi madre. Al
amanecer vino el doctor diciendo buenos días a los pacientes, al
llegar en la camilla de mi madre:
—Buenos días.
—Muy buenos días doctor, empecemos a reírnos.
— ¿Y estas sonrisas?, al parecer habéis pasado muy bien la noche
¿verdad?
—Sí, respondió mi madre y añadió, pero doctor extraño
34
mucho mi casa quiero salirme de aquí.
—Es verdad, pero tenemos que asegurar que estés bien.
Mientras hablaba el doctor y mi madre, se puso la cara de enojo,
porque no aguantaba estar en el hospital quería volver a casa. De
inmediato vino la enfermera y la dijo que vaya a duchar que falta
poco para la hora del desayuno.
Una semana después, estaba en casa fregando la cocina,
sonó mi teléfono una llamada:
—Hola.
— ¿Mamá…? Eres tú…
—Sí, soy yo tengo que darte una buena noticia mañana
estaré de vuelta con vosotros en casa.
Al escuchar lo que me dijo mi madre estuve muy contento,
parecía un sueño volver a tener de vuelta a casa, mi corazón
estaba otra vez lleno de vida. Hasta en el extremo en que encendí
el aparato de música. En la mañana nos fuimos al hospital yo y mi
padre vino una enfermera llamarnos que nos quiere ver el doctor,
al entrar en el despacho del doctor nos dijo:
—Bien, ella se va, pero lo que os recomendaría es
trasladarla en otro país, a fin de que puede verse con otros
especialistas expertos, porque ella sufrió bastantes golpes y se la
tiene que hacer otra vez una buena revisión, en un país que
vosotros mismos como miembros de la familia ya tomareis la
decisión en qué país queréis que lo vaya hacer, bueno esto es
todo, pueden ir a por ella está en la sala esperándoles.
—Doctor gracias por todo, ―dijo mi padre.

Capítulo
9
LA RECUPERACIÓN

35
Mi madre aun no podía caminar del todo bien, mi padre le agarro
por la mano derecha y yo lo mismo hice con su mano izquierda.
Al llegar mi madre miraba la casa como si fuese que nunca ha
vivido en ella, la miraba de una forma muy rara dijo:
—Dios es grande… No creí que volvería cruzar por esta
puerta.
Empezó a llorar, mi padre le abrazo con tanto sentimiento
que yo también me puse a llorar. En la tarde mi padre la llevo a
dar unas vueltas caminando para que ella no esté en un solo lugar
sin mover el cuerpo, lo hacían todos los días hasta que mi volvía
caminar mejor.
Salía de clase, me llamo por teléfono Nelsi, diciendo que le
encuentre en su casa, tome un taxi y fui ahí.
—Estas prendas son para ti.
— ¿Todo eso?
—Sí, todo tuyo.
—Nelsi, ¿se puede saber del porque me estas ofreciendo la
mayoría de tus prendas? Pregunte con tanta curiosidad con tanta
curiosidad.
—Porque la semana entrante me voy a Madrid, me han
concebido una beca, te entrego estas prendas porque no creo que
estas prendas las voy a vestir ahí, porque tendré muchas nuevas. Y
como eres un hermanito para mí de hecho te las entrego, ay
Nando te quiero mucho, no sabes cuánto te echare de menos.
De vuelta a casa, mi madre noto que traía una cara triste y
me pregunto levantándome la cabeza.
— ¿Te ocurre algo?
Le dije llorando que Nelsi se iba a estudiar fuera del país.
—No llores más, cuando el termine de estudiar su carrera, el
volverá con nosotros y veras que te traerá más cosas de las que te
ha dado, si lloras así ¿qué aras cuando me vaya? no olvides que el
doctor me recomendó hacer la revisión fuera del país.
Y así llego el día en que Nelsi tenía que viajar, no le puede

36
acompañar en el aeropuerto porque a estas horas estaba en clase y
estábamos en la recta de los exámenes trimestrales, no podía
faltar.
Mi madre se recuperó ahora abría de esperar, cuando
termine de hacer los papeleos, para viajar y así cumplir lo que le
recomendó el doctor en el hospital. Vino de visita la tía Marta,
pero su visita al parecer no era nada bueno, empezó a decir a mi
madre que es una mala mujer, desde que ella recibió la sanidad no
quiere seguir a Dios y su palabra.
Mi madre le dijo:
—No es obligatorio que me vaya en la iglesia, yo desde mi
casa puedo orarle a Dios y El me escuchará, he sido siempre de la
religión católica, pero me he renunciado a ello, es mas no olvides
que nos conocemos muy bien hermana.
Estuve duchando, escuchaba ruidos de personas discutir al
salir del baño encontré a la tía Marta y a mi madre en silencio y
me extrañe porque cuando vieron mi presencia se callaron pronto
y le pregunte a mi madre por si algo está pasando, me dijo que no,
que entre en mi cuarto, al decírmelo se fue la tía Marta.
Era domingo, mi madre se fue en la iglesia en la que
congregaba la tía Marta, mi madre al entrar en pleno culto en el
apartado de las alabanzas, les encontró alabando mi madre
también seguía el ritmo, el culto se dio por finalizar, en la salida
muchos de los fieles cristianos de aquella iglesia se saludaban,
cuando mi madre quiso ir a saludar a la tía Marta la esquivo la
mano, pasándose de ella como si fuese que ella no está presente
en la iglesia. De repente mi madre se adelantó delante ella y la
dijo:
— ¿Porque no me quieres saludar?
— ¿Que has venido hacer? Deberías estar en tu casa con tu
marido y tu hijo, así que, déjame saludar a los hijos de Dios
porque tú no lo eres.
Mi madre quedo helada por las feas palabras que la dijo la
tía Marta, y con toda la vergüenza salió fuera de la iglesia muy
apenada, que su propia hermana la amenazara de esta forma entre
los demás. Mis padres sentados en el sofá viendo la televisión,
pregunto mi padre:
37
— ¿Qué tal hoy en la iglesia?
Pero mi madre estaba callada, se notaba un silencio total en
ella, por seguro estaba pensando en algo, mi padre volvió a
preguntar por la segunda vez y en voz alta en el extremo en que
mi madre se asustó:
— ¿Qué tal hoy en la iglesia?
—Bien, respondió mi madre en voz baja.
—Bien no creo, porque desde que has venido tienes esta
cara.
— ¿Te ha pasado algo ahí?
—No, es que he venido muy cansada.
Mi madre no le quiso decir la verdad, a mi padre lo sucedido
en la iglesia con la tía Marta, porque se iba a sentirse avergonzada
ante él, que su propia hermana le dijera cosas iguales. Pero aun
así mi madre no dejo de irse a la iglesia y no la importaba del
rencor que tenía su hermana hacia ella.
En la noche mi madre preparando la cena, de inmediato
recibió una llamada telefónica:
— ¿Si?
—Hola…
—Hola he…perdón ¿con quién tengo el gusto de hablar?
—Soy yo Natividad, tu prima.
Mi madre empezó a reír con tanta alegría, diciendo:
—Oh Natividad, ¿a qué se debe a tu llamada? mucho tiempo
sin llamarnos no… ni tu voz reconocía.
—Me entero que vendrás a Europa, ¿Por qué no vienes aquí
en España? Aquí hay buenos especialistas.
—vale, vendré ahí.

Natividad es una tía que lleva muchos años viviendo en


España, en la ciudad de Lérida, capital de la provincia homónima,
situada en la comunidad autónoma de Cataluña. Al terminar de
hablar con mi madre por teléfono, la tía Natividad se puso muy
contenta porque mi madre iría ahí para encontrarla.

38
Capítulo
10
LA DESPEDIDA

El momento era precioso más de lo que puede imaginar, mientras


cenaba con mis padres yo le dije a mi madre:
—Mamá te vas a España hacer la revisión.
—Sí, —contesto llorando de emoción
—Hijo me parece un sueño, un sueño en que nunca jamás
quisiera despertar, es que en mi vida nunca contaba que algún día
iba viajar fuera del país menos España, es que es tremendo.
Un mes después mi madre había conseguido el billete para
viajar, solo habría que esperar el día del vuelo. Mi madre al salir
del centro en que impartía las clases se fue donde la tía Marta.
—He venido a despedirme de ti, aunque no quieres saber
más nada de mí, eres mi hermana y nunca te puedo olvidar, en
tres días estaré fuera de Guinea.
— ¿Y qué quieres? —pregunto la tía Marta remirando a mi
madre de arriba abajo.
—Nada, solo vine a despedirme de ti es todo.
— ¿Sabes?, no está enferma y no necesitas hacerte ninguna
revisión, Dios dice que estas bien de salud, Él te manda a
obedecer su palabra y tú no lo cumples, ósea no llego a entenderte
hermana en tu vida ni te has dedicado a irte a las curanderías ni a
las iglesias, que tipo de persona eres Prudencia.
—Somos hermanas, pero de mentalidad distinta, es que no
lo entiendes y nunca lo vas a entender con Dios no se juega por
eso, puedes predicarme cuantas veces que sean la palabra de Dios,
nunca me vas a convencer, no olvides que te tengo en la palma de
mi mano de echo me entregaste a Nando, lo único bueno es que

39
no sabe que su madre biológica es una espiritista de la maldad,
pero se proclama cristiana, estarás burlándote de todos, pero de
mí no. —Así le hablo mi madre a la tía Marta sin miedo a nada.
—Se ve que has venido muy preparada hoy para enfrentarte
con migo hermana, pero que una cosa te quede claro Nando es mi
hijo, mi hijo, lleva mi sangre por sus venas y que piensas hacer
el día que se entere que la Prudencia no es su madre y que él, el
imbécil de tu esposo al que llama papá no es su padre, pero
despreocúpate hermana no pienso soltar la sopa al igual que no
tienes que hacerla conmigo, puedes irte a España donde sea a mí
me da igual, y ahora lárgate de mi casa ojala te hubieras muerto
en aquel accidente.
Y así mi madre salió de la casa de la tía Marta, tomo un taxi
y dentro del vehículo empezó a llorar, el amable taxista le ofreció
un pañuelo para secarse las lágrimas.
Barriendo mi cuarto, de repente escuchaba llorar a mi madre
en su cuarto, quise entrar, pero no pude porque ella había
bloqueado la puerta con toda seguridad, a que nadie la molestara.
Llego el día que tenía que viajar, fuimos acompañarla en el
aeropuerto mi madre término de hacer la facturación y nos
sentamos los tres en la sala de espera. —le pregunte a mi madre,
—Mamá, ¿avisaste a la tía Natividad o Nelsi que uno de
ellos vaya a recibirte en el aeropuerto?
—No
— ¿y cuando piensas hacerlo?
—Ah…se me paso, ahora les dejo un mensaje.
Al cabo de unos minutos anunciaron que los pasajeros con rumbo
a España, tienen que subir en el avión. Mi madre se levantó
rápidamente sonriendo abrazo primero a mi padre y luego me
tocaba a mí, me abrazo tan profundo que me salían lágrimas como
si fuese para siempre y no volveré a verla, y luego me dijo:
—Cuídate mucho hijo, volveré muy pronto
—Sí, mamá
—Y una cosa quiero decirte, no vayas donde la tía Marta.
Me quede sorprendido porque nunca me había dicho algo
semejante, y parecía que algo marchaba.
— ¿Porque?
40
—Hijo, nada de preguntas ¿vale?... por nada, solo que no
quiero que te vayas ahí de igual forma no quiero que te visite,
mantén la puerta siempre cerrada, ¿sí? —Adiós…

Capítulo
11
LA PÉRDIDA EN ESPAÑA

Mi madre al llegar a España, en el aeropuerto de Barajas Madrid.


Al final nadie vino a recibirla en el aeropuerto, no sabía qué hacer
ni por donde ir porque era su primera vez que viajaba en aquel

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país. Se quedó con la boca abierta al ver a mucha gente de la raza
blanca y como ella es de la raza negra, tenía miedo y vergüenza
en preguntar a uno de ellos el lugar que quería ir.
Cogió su maleta, caminado por las clases de Madrid
andando, pero sin saber el lugar por donde va. Y así anocheció,
justo el lugar que caminaba cerca estaba una cabina telefónica, en
la cabina telefónica estaba un blanco haciendo una llamada,
cuando el blanco terminó y ya se iba mi madre le —dijo
—Hola, soy negra.
El blanco se quedó asustado y veía a mi madre como una
loca
—Por favor ¿puedes ayudarme? —Pegunto mi madre
persiguiendo rápidamente al blanco a sus espaldas.
—Sí, contesto el blanco ¿En qué puedo ayudarte?
—Necesito hacer una llamada y no se utilizarlo, mientras lo
decía señalo el dedo a la cabina telefónica.
—Ah es muy fácil sabes… ven que te enseñe, observa, solo
basta con echarle unas monedas y marcas el número de la persona
que quieres llamar, por cierto, ¿cuánto dinero llevas encima?
—Tengo dos mil francos, —respondió mi madre sacando el
dinero dentro de su bolsa.
— ¿Dos mil francos? No entiendo, ¿de qué nacionalidad
eres?
— Ecuatoguineana ¿no conoces Guinea Ecuatorial? es un
país de África, áfrica central ¿no ves como hablo tu idioma?
porque vosotros nos colonizasteis, los españoles.
—Bueno, sí que conozco la historia esa, mujer sabes…
tengo mucha prisa a ver sin tengo unas monedas, a ver… ja, mira
aquí tengo hoy es tu día de suerte, se llama Euro ten échale y haz
tu llamada buenas noches.
—Muy buenas noches, ah… y gracias por las monedas.
—De nada.
Se fue el blanco, mi madre al hacer la llamada, contesto la
tía Natividad diciéndola del porque nadie ha venido recibirla en el
aeropuerto. La tía Natividad respondió:
—Prudencia, he mandado a una de mis trabajadoras a
recogerte y dicen que no te han visto ¿dónde te metiste? Y ¿en
qué lugar te encuentras?
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—No sé, no es Guinea ¿recuerdas? Para decirte el lugar que
me encuentro, solo sé que estoy en una cabina telefónica.
— ¿Puedes volver en el aeropuerto? Y me esperas fuera
vengo a por ti.
—No, respondió mi madre con una cara de enfado.
— ¿Y porque no puedes volver?
—porque ya no recuerdo el camino por el cual he venido.
Mi madre Prudencia hablando por teléfono con la tía
Natividad, de pronto sonó el tiempo limitado de la llamada, quiso
volver a echar más monedas, pero ya no la quedaba euros si no
francos. Salió donde estaba aquella cabina telefónica caminando,
se fue con su maleta a instalarse debajo de unas escaleras de un
edificio y ahí paso la noche.
En la mañana la tía Natividad llego en el aeropuerto, en sus
manos tenía la foto de mi madre, con la foto iba mostrando a la
gente por si alguno de ellos la pudo ver y saber el lugar en que se
fue, la tía Natividad iba mostrando la foto por las calles de la
ciudad de Madrid. Hasta que un señor le dijo:
—Por el camino que salgo he visto a esa mujer, durmiendo
bajo las escaleras de un edificio.
— ¿En serio? ―dijo Natividad con mucha alegría.
Cuando se fue por donde le había indicado aquel señor, encontró a
mi madre roncando de sueño, cuando la despertó con palmadas mi
madre se asustó, pero cuando abrió los ojos grito riendo.
—Natividad por fin nos vemos, ya estaba muy preocupada
que ya me he venido a perder aquí en España,
Se abrazaron profundamente, la tía Natividad, —dijo:
—Dios no lo ha querido de echo te he encontrado, vamos a
casa hay mucho de que contar.

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Capítulo
12
LA REVISIÓN EN LÉRIDA

Llegaron a la ciudad que vivía la tía Natividad. Era de noche mi


madre —dijo a la tía Natividad, —prepárame algo de comer,
estoy hambrienta.
— ¿y que te preparo?
—Lo que sea, solo para saciarme del hambre.
—vale, ¡ah!, prudencia decirte que mañana iremos al
hospital, para tu revisión.
— ¿y cómo se llama el hospital? Pregunto mi madre
—Santa María, es uno de los grandes hospitales de esta
ciudad, y está situado en la Calle Mayor delante de la Catedral
Nueva.
En la mañana se fueron al hospital, encontraron al doctor

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atendiendo a un paciente cuando termino con este, le tocaba el
turno a mi madre.
— Dime —dijo el doctor.
—Hace poco sufrí un accidente, los doctores, me
recomendaron viajar para verme con unos doctores expertos, de
echo he venido hacer la revisión aquí, para más o menos estar
segura que mi cuerpo está en perfectas condiciones.
—Bueno, quítate las ropas, ponte esa y túmbate en esta
cama, porque de aquí a unos minutos me te vamos a meter en el
escáner.
Metieron a mi madre en el escáner, minutos después la
sacaron,y el doctor dijo:
—No entiendo del porque te has molestado, en venir aquí,
estas bien de salud no padeces de nada, estas pero muy bien.
Mi madre se puso muy contenta, y ya no se preocupaba
tanto porque recibió buenas noticias del doctor,
—Dijo el doctor cuando mi madre ya se iba.
—Ten, lo que puedo hacer por ti es hacerte terminar estas
cicatrices que llevas encima, ten esa pomada úsala todos los días
después de ducharte, y veras como tus cicatrices se irán
desapareciendo.
—Gracias doctor.
Un mes después mi madre había terminado de cumplir uno
de los objetivos, por el cual se había ido a España ahora tenía que
volver a Guinea. Su regreso fue un cambio total, vino con una
buena salud, se notaba tanta felicidad en ella y volvía a hacer la
Prudencia de siempre una mujer trabajadora, bondadosa,
maravillosa, una mujer que todas las personas del cuartel
admiraban por la manera de comportase en la sociedad, y yo me
sentía feliz teniendo una madre como ella. La tía Marta vino en
casa tras haber escuchado que mi madre ya vino de su viaje, pero
me resulto extraño su presencia en casa porque hacía mucho
tiempo que no se acercaba a nosotros y más a mi madre, ella y mi
madre se fueron a la terraza, yo las seguía y me escondí detrás de
la puerta para que no me vean y empecé a escuchar:
— ¿A qué se debe tu visita?, si no estabas contenta el día
que vine a despedirme de ti.
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—Solo vine para saber que te han dicho los doctores de ahí.
— ¿y crees que voy a contártelo? Mejor vete de mi casa
como has venido, porque veo que hasta serias capaz de
envenenarme.
—Solo quiero que sepas, que no voy a darte mucho tiempo
se lo dices, o se lo digo yo, —dijo la tía Marta.
Y se fue. Cuando Salí del escondite encontré a mi madre que
estaba temblando y se cayó al suelo, mi padre no estaba en casa
empecé a gritar: —Socorro… Socorro… Que alguien me ayude,
de pronto.
Vino una vecina con su marido ellos disponían de un
vehículo y me dijeron que la llevemos al hospital, la montamos en
el vehículo y durante la trayectoria se nos iba vomitando teníamos
que volver a llevarla en el hospital la Paz, pero no se pudo, porque
Mi madre ya estaba en un estado muy crítico de echo nos
fuimos a Leori Comba, un hospital policlínico que estaba situado
en el centro de la ciudad.

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Capítulo
13
LA MUERTE DE PRUDENCIA

Llegamos a mitad de la noche. La llevaron rápidamente en la


camilla, mientras daba pasos de preocupación alrededor del
hospital sabiendo que volveré de vuelta a casa con mi madre,
tenía sueño me quede dormido en una silla, en los sueños veía el
reflejo de mi madre dándome señales de despedida y estaba
vestida de blanco y me decía,
—Adiós hijo estaré contigo en todo lo que hagas, te quiero
mucho nunca lo olvides te proteger, diciéndome aquellas palabras
veía como se iba y la decía
—Espérame mamá, no te vayas… no te vayas… no te
vayas… de repente alguien me golpeo y me despertó al abrir los
ojos era el doctor y me —dijo:
—Lo siento, tienes que ser fuerte no pudimos hacer nada, tu
madre a muerto.
Pensé que la noticia que me dio el doctor era mentira, de
echo yo mismo me fui corriendo en la sala en que se encontraba
mi madre, y cuando llegué le encontré muerta. Me hice la idea de
lo que me dijo el doctor, le vi morir en un cuarto de hospital, se
apagó el motor que la hacía latir, mi madre murió el terror de
aquella noche rompió las alegrías de las personas que la querían
tanto en la mañana, sin volver a verla. Todas las personas estaban
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tristes y mientras lloraban decían:
—La sorprendió la muerte, pensábamos que volvería la
llevaron de noche al hospital y ahora no está de vuelta con
nosotros, porque la vida es tan injusta Dios por qué.
Hacían preparativos para el velatorio, pero el cuerpo de mi
madre seguía en el depósito de cadáveres en el hospital. La
mayoría de los vecinos vinieron ayudarnos en algunos trabajos de
la casa, unos lavaban los platos, limpiaban la cocina, el sofá, el
baño, la terraza, las mujeres preparaban la comida, mientas los
hombres ayudaban a mi padre a poner las carpas y adornar el
lugar donde van a poner el féretro. Todo ello una de las vecinas
me tenía agarrado en sus brazos consolándome, me brotaban
lágrimas de dolor no quería hablar con nadie, estaba débil y
nervioso que ni tenia las ganas de comer, de las veces que me
decían que pruebe algo.
En la noche había muchísima gente, que vinieron en el
velatorio, grandes coches lujosos estaban aparcados alrededor de
las aceras de la casa, las personas asistentes estaban vestidos de
negro y otros de color morado. Yo estaba cada vez más débil, me
quede sentado en la terraza, viendo venir a mis compañeros de
clase, me quede sorprendido y les pregunte:
— ¿Cómo os habéis enterrado?
—Lo hemos visto por Televisión Guinea lo han anunciado
en el programa de Avisos y Comunicados.
—Lo sentimos, tienes que ser fuerte, hemos venido ayudarte
en lo que podamos, por eso somos compañeros.
—Gracias. —dije.
En mitad de la noche, trajeron el funeral y se colocó en el
centro a fin de que este a la vista de los asistentes, encima como al
lado del funeral estaba repleto de flores con una buena
decoración, y delante estaba puesta colocada la foto de mi madre,
y las velas alumbraban la foto. De repente vi un coche llegar era
mi padre, traía consigo a un corro religioso en compañía de un
pastor, el pastor se puso en medio del funeral abrió la biblia y
empezó a predicar, mediante la predicación e notaba un silencio
total.
Al Terminar la predicación, la gente se colocaba en fila
dejando flores encima del ataúd. Mientras se escuchaba aquel
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corro religioso cantar:

Venid amigos agobiados,


Venid que os aliviare
Venid a mí, venid a mí
Si estáis cansados…
Venid a mí, que os aliviare.

Me puse a llorar, por esa canción, porque era una de las


canciones cristianas que la gustaba mi madre. Con las lágrimas en
los ojos me acerqué a mi padre y —Le dije:
— Papá, sé que mamá ya no está con nosotros, pero creo
que ella la habría gustado que su cuerpo descansara en la ciudad
de Bata.
—Si hijo en la mañana nos vamos a Bata para su entierro,
todo está listo, no creas que iba a enterrar a tu madre aquí, no, eso
no, Malabo nos ha traído muchas desgracias.
Estuve impaciente toda la noche, deseando que llegase
amanecer para, largarnos de esta ciudad, para el entierro de mi
madre, ya no aguantaba un minuto más viviendo es la capital.
Amaneció y nos fuimos para el aeropuerto, embarcaron el
ataúd, despego el avión, entre sueños escuchaba la voz de mi
madre.
—Hijo, hijo.
Estaba sentada a mi lado, recosté mi cabeza sobre ella, y —
dije,
—No sabes cuánto te echare de menos mamá, ¿del porque
me hiciste eso? Porque...
—Tienes que ser fuerte, tienes a tu padre.
—Es verdad, pero me faltara el cariño de una madre, —dije
entre lágrimas.
—Yo estaré siempre a tu lado, aunque este donde estés eso
nunca lo dudes, ahora tengo que irme me están llamando.
De inmediato mi madre se levantó, e iba diciendo:
— ¡Te amo hijo, se fuerte!
— ¡Mamá, no te vayas por favor! Espérame… espérame…
De pronto mi madre me despertó:
—Nando hemos llegado, estamos de vuelta en nuestra
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ciudad.
—Le he visto.
— ¿A quién? —pregunto mi padre con la cara asustada.
—Ah… mamá, estaba vestida de blanco aquí conmigo
sentada junto a mí, me abrazo y me dijo que la estaban llamando,
que ha de irse y se fue.
—Le vi papá, le vi…
—Te creo hijo, porque cada vez que estoy solo, noto su
presencia. ¡Ay! Dios, donde más hallare a una mujer como ella,
donde…

Capítulo
14
EL CAMPO SANTO

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Por fin, estábamos de vuelta en Bata. Subimos en uno de los
lujosos cochazos de mi abuelo, camino al campo santo. Que se
encontraba en el barrio Santa Cruz. Y con el mismo nombre de la
iglesia. Tumbado en el coche, me quede dormido sin darme
cuenta.
Al cabo de unos minutos me despertó mi abuelo:
—Nando ya hemos salido en la iglesia, ahora ha de ir a dejar
el cuerpo de tu madre descansar. Anda vamos.
Mis piernas comenzaron a temblar, llegamos al lugar de las
almas en pena, mientras que el pastor daba sus últimas
predicaciones. En mi alma sentía un inmenso vacío, un vacío
infinito, mi madre ya no estaba a mi lado y cada recuerdo de ella
era doloroso. Minutos después vino un señor, en sus manos trajo
un folio se colocó en medio de todos y empezó a leer el
manuscrito que contenía el folio:
—Señoras y señores presentes en este entierro, os damos la
bienvenida y las gracias, por acudir al acompañamiento de vuestra
queridísima, amiga, madre y compañera. A vuestra hermana Doña
Prudencia Mikue. Decirles que Prudencia Mikue. Nació el día 23
de julio del año 1984, como todos sabemos. Que era del distrito
de Niefang, Enigakugu. Una mujer que supo enfrentarse al
mundo, mostrando todo el cariño hacia sus seres queridos.
Colaborando en la sociedad, en su familia; en el hogar donde
vivía con su esposo, hablamos de Don Feliciano Ndong. Una
relación inmensamente feliz que ha durado muchos años, hasta
que la madre naturaleza, que es la muerte le ha llevado a uno. Es
una tragedia muy dolorosa. Que creo que muchos que estamos
aquí presentes, no olvidaremos jamás. Esta desaparición física.
Resaltarles una vez más, que. Prudencia Mikue como cualquier
mujer ha marcado grandes metas; una mujer trabajadora, que
ejercía la profesión de maestra, sirviendo de apoyo a cualquier
persona que se le acercaba. Prudencia Mikue que descanse en la
paz de Señor. Es todo.

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Ataron las cuerdas con el ataúd, y cuatro hombres sujetaron
fuertemente el ataúd bajándola suavemente hasta el infinito de la
tierra.
Todos lloraban orando, diciendo el último adiós a mi madre.
Echando las flores en el ataúd. Comencé a llorar diciendo:
—Mamá ¿Por qué me has abandonado? Será muy difícil
creer que ya no estas junto a mí, «pero, aunque no estés voy hacer
fuerte, como me lo has pedido»

De repente, mi padrino se acercó mi hacia a mí y cogió en el


suelo una piedra, me lo ofreció que lo tire en el ataúd. Me
temblaban las manos, pero al final lo eché y dije:
—Adiós mamá.
Me caí al suelo me costaba respirar, estaba frio y me dolía la
cabeza, me cargaron y me metieron dentro del coche, para al
hospital. En medio camino empecé abrir los ojos lentamente, me
dolía todo el cuerpo.
—Hijo ¿estás bien? Casi nos das un susto a todos.
—Llévame en casa ya no puedo más con esto, quiero
descansar. —dije llorando.

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Capítulo
15
UN PASEO AL DESCUBRIMIENTO

Me quede en la casa de mis abuelos, mientras daba una ducha


vino mi abuelo y me —dijo, —La comida esta lista.

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—Abuela no tengo hambre.
—Pero tienes que comer mi nieto querido, mírate pareces
tener sida estas muy flaco, te he preparado lo que te gusta uno de
tus platos preferidos, Mendjana3.
— ¡Ay! Abuela no te hubieras molestado, pero ya vengo
enseguida término de ducharme. —dije sonriendo.
En la mesa comí poco.
—Me voy.
—Pero si casi no has comido gran cosa.
—Ya no me quedan fuerzas abuela quiero descansar.
—Quiero dormir un poco. —dije
—Bale descansa, pobrecito mi niño que golpe tan fuerte ¡ay!
3
Mendjana: Puré de patatas con azúcar, comida tradicional. Típico de la etnia fang. (Nota del
Autor)
Dios mi hija, mi hija Prudencia, en qué lugar te encuentras ahora.
Cuando desperté era medio día, la brisa recorría en el patio
podía ver el cielo y el arco iris, me senté en las escaleras
manejando mi celular, minutos después me fui en el paseo
marítimo. Veía el mar lo alumbraban los reflejos de los rayos
solares, todo era precioso, cerré los ojos y el viento soplaba mis
cabellos. Camine durante lo que parecieron horas, contemplando
aquel lugar turístico. Vi a unos jóvenes en grupo, manejando sus
celulares, me llamo mucho la atención y me acerqué a uno.
—Hola, —salude tímidamente.
—Hola.
— ¿Por qué estáis todos manejando vuestros celulares?
—Ah, porque hay una red wifi gratis.
—haaa…
—Si quieres te abro la contraseña.
—Si.
Me pusieron la red wifi, conecté por WhatsApp mi primo
Nelsi estaba en línea y le escribí:
—Nelsi ¿sabías que mamá ya ha fallecido?
—Sí, me entere por los medios informativos, como me
gustaría estar ahí ahora en estos momentos y hacerte compañía
primo.

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Capítulo
16
LA SEPARACIÓN CON MI PADRE

De vuelta en casa encontré a toda la familia reunida en la terraza,


a dos pasos para entrarme en la cocina, me llamo la abuela me
senté y me dijo:
—Yo y tu abuelo hemos organizado esta reunión Nando,
tienes que volver a Malabo.
—Y te iras a vivir con tu tía Marta —aumento mi abuelo.
— ¿Por qué? —pregunto mi padre muy sorprendido con
grito.
— ¡Tú te callas!, es nuestro nieto y no perteneces a esta
familia, —dijo mi abuelo enfrentándose con mi padre.

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—Pero abuelo no podéis hacerme eso, quiero estar con mi
padre él y mi madre han hecho cargo de mí y ahora que no está mi
madre, tengo que vivir con él, tiene que hacerse cargo de mí.
—Hijo nadie nos va a separar —dijo mi padre agarrándome
la mano.
—Suelta a mi nieto y lárgate de mi casa.
Mi padre sin pensarlo dos veces se fue.
—Abuela sabes que mi madre y la tía Marta nuca se
llevaron bien, aunque eran son hermanas ella me ara mucho daño
—dije.
—Te entiendo, pero yo y tu abuelo no podemos hacer nada
tienes que ir a vivir con ella.
— ¿mi tía? Y el s mi padre abuela mi padre no os entiendo a
los dos.
De repente mi abuelo le marco a tía Marta por teléfono diciéndola
que de aquí a tres estaré de vuelta a Malabo a vivir con ella.
—Explicarme, Por qué la tía Marta tiene que hacerse cargo
de mi porque abuela por qué.
—No lo sé.
— ¿Abuelo?
—Tampoco lo sé, algún día lo entenderás.
—Por favor no me dejen ir a vivir con la tía Marta por favor,
dije de rodillas suplicando a mis abuelos, pero ellos no llegaron a
concebir mi parición.
—Y se me olvido ya tienes que empezar de ir preparando
tus maltas para volver.
De repente me fui corriendo y me tumbe en una de las
esquinas del barrio, empecé a llorar, estaba destrozado la vida no
es justa y tampoco esperaba que lo fuese para mí.

La vida se me venía para bajo, ahora llegaba el momento en


que tenía que enfrentarme con la vida sin el apoyo de mi madre
Prudencia, porque ya no estaba conmigo. La familia decidió que
la tía, Marta se haga cargo de mí, me separaron de mi padre, pero
eso no lo entendía, del porque iban a separarme de mi padre, se
entiende que, si mi madre murió, mi padre tiene que hacerse cargo
de mí. Pero para la familia incluida la tía Marta era lo contrario.
Pero mi padre estaba dispuesto a luchar sea como sea, a fin de
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recuperarme, y hacerse cargo de mí.
Ahora vivía bajo las riendas de la tía Marta, me prohibía
muchas cosas, parecía estar en la cárcel viviendo con ella. No me
dejaba salir fuera de casa para charlar y pasarlo bien con los
vecinos. No tenía las agallas de poder discutir con ella, e impedir
todas estas prohibiciones. Era mi tía. La mayor la que toda la
familia respetaba. Tan solo decir algo. Y yo como su sobrino
quien iba a escucharme, siempre los mayores han tenido todo a
favor, ser inocentes de lo que se les acusa los jóvenes. Pero ya
estaba acostumbrado de ello, de hecho, siempre cerraba mi pico,
aunque tenía la razón. Estando en mí cuarto realizando los
deberes de clase.
Estaban llamando a la puerta. Era la tía Marta. Dijo que la cena
estaba lista. Con muchas ganas baje porque tenía hambre. Me
senté en la mesa y empecé a comer mi plato de comida. Durante
la cena ella me mirarme de una forma muy extraña, y dijo:
—Es lo que sabes hacer comer. A partir de mañana te
pondrás a trabajar, para disfrutar de la rica comida de esta noche.
—Pero, tía Marta. Yo nunca me he ido por ahí buscando
trabajo.
—No vas a buscar trabajo, yo mimo te daré un trabajo, ves,
en la cocina hay botellas vacías, esta noche las lavas bien con
agua y jabón, después las envasas de agua y los metes en el
congelador. Seguro que en la mañana ya estén con hielo. Y luego
te iras al mercado a vender el agua, seguro que mañana soleará y
la gente tendrá sed, por el calor.
—Yo nunca he hecho eso, no es lo mío.
— ¡Cállate! mañana te iras y no más, Si quieres comer bien
a trabajar. —dijo golpeando la palma de su mano sobre la mesa.
Se levantó de la mesa y se fue. Me quede solo y las ganas de
comer se me termino. Unos minutos después me fui en la cocina a
realizar todo lo que me dijo.

Había amanecido, el sol alertaba su colorió. Iba caminando


entrando en pequeñas esquinas del mercado Semu. Mujeres que
despachaban las hormigas, como si fuese que en sus manos llevan
un abanico. Iba por la parte que se vende caracoles, pescado y
carne ahumado. Nadie me paraba y decir ¡oye…! Chico queremos
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una botella de agua. Iba por otra parte donde se venden las frutas,
caminando. Otros que no te dan el paso, te van rozando con sus
carretillas ambulantes, para el transporte de los productos de sus
clientes. El coste del agua fría es tan solo unos cien francos, con
tan solo cien francos ya tienes tu botella de agua bien congelada.
Era muy tarde, canse de ir mostrando el agua por todo el mercado
y nadie compraba. Me iba a casa. Caminando por la acera, aparco
un taxi:
—Oye, necesito una botella de agua.
—Aquí tienes señor.
—Agua… agua… agua fría, —Iba gritando por si alguien
quería comprar más.
De las diez botellas llevadas en el mercado, solo logre
vender una. Conseguí vender unos cien francos de aquel señor.
— ¡Ay! Dios que le voy a decir ahora a la tía Marta. —dije.
Ya casi todos los comerciantes cerraban sus negocios. Las
mujeres de las hortalizas, guardaban sus productos naturales. Y
los extranjeros malienses cerraban sus abacerías. Llegue en casa.
Le encontré contenta, sentada en su sillón preferida. Con las gafas
puestas, leyendo la biblia, la Reina Valera. Todo ello, sabiendo
que en sus manos tendría los mil francos, de las diez botellas de
agua fría llevadas al mercado.
—Así as tardado en el mercado, se ve que has vendido
mucho. —dijo sonriendo.
—Sí, he vendido. Una botella.
— ¿Qué…? —dijo levantándose del sillón.
—Nando, si es la verdad, lo que están escuchando mis
oídos. Prepárate para una paliza. Te he visto salir con las diez
botellas de agua, y solo me dices que has conseguido vender una.
¿En todo el día de hoy?
—Sí, te digo la purísima verdad. No habido venta.
—Ninguna palabra más, lárgate de mí vista. Ve arrodillarte,
y recuerda, hoy no tienes acceso a la comida. Y mañana, antes de
irte a la escuela, me lavas los platos, fregas el baño, barres la
terraza…
—Tía Marta, no tendré tiempo para realizar todos estos
trabajos. Llegare tarde en la escuela.
— ¡Cállate!, te digo. —dijo dándome una cachetada, que
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incluso las huellas de su mano. Quedaron marcadas en mi mejilla.
—Ah, y se me olvido. Tengo algunos vestidos sucios en la
cesta, las lavas, las tiendes. Y si es posible, si se secan, las
planchas.

Desperté en la mañana, en el lugar que me había dejado de


rodillas. Todo el día estuve muy quieto. Supe que había cometido
algo tan grave, para merecer aquel castigo. Me sentía infeliz y
cada minuto que la vida me daba un golpe igual, recordaba a mi
Madre Prudencia. Deseando que esté a mi lado. Porque yo solo no
podía sobrevivir esta vida apuntada al rencor de mi Tía Marta
contra mí. La sonrisa se alejó de mí, ya no vivía mi propia vida. Si
no que mi vida quedó sujetada en las manos de mi Tía Marta, que
a pesar de ser su sobrino. Me convertí en un muñeco de manejar
para ella, en un trabajador. Tenía que cumplir todos sus
mandamientos impuestos sobre mí. Y cada vez que no lo cumplía
acababa con un castigo.
Una tarde fregando el comedor, alguien tocaba la puerta y cuando
abrí. Era una chica, tenía tanto miedo que la tía Marta la
encontrase en la casa conmigo porque ella no permitía que ningún
individuo entre en su casa, pero al final deje entra a la chica.
— ¿Qué quieres? —Pregunte a la joven asomando por la
ventana por si viene la tía Marta.
—Solo quiero mantener una conversación contigo, porque te
veo todo el día encerrado dentro de la casa
—Vete por favor, porque si te encuentra mi tía tendré serios
problemas.
Ella se fue, y di gran respiro. Al cabo de unos minutos vino la tía
Marta saliendo a la iglesia, en la noche estudiando en mi cuarto
escuchaba alguien abrir la puerta principal, cuando fui a mirar era
la tía Marta, vestida de todo negro le pregunté:
—Tía ¿Dónde vas vestida de esta manera?
No me respondió Solo me dijo con tanto un tono muy alto:
—Ve a tu cuarto y no salgas fuera digo.
Me fui a mi cuarto, mirando la ventana vino a cogerle un
señor, que me daba una mala espina. En la mañana iba en clase y
escuche alguien venir detrás de mí — diciendo: —Oye espérame.
Y cuando mire atrás era aquella chica.
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—Hola.
—Hola—conteste el saludo.
— ¿Te llamas?
—Nando.
—Yo, Esperanza Okomo.
Y durante el trayecto, Esperanza me decía: —Nando sé que
sufres viviendo con tu tía esa.
— ¿Tú como lo sabes? —Le pregunte con muchas
sospechas.
—Lo sé porque mis padres y todo el barrio hablan de ella,
dicen que es una bruja, tiene pacto con los espíritus de gente
muerta. De hecho, tienes que cuidarte muy bien, tu tía es una mala
persona.
—Esperanza mi Tía es una cristiana, y su vida esta
entregada a Dios no creo que ella llega a practicar todo lo que me
estas contando, vete, déjame en paz y no quiero seguir hablando
eso contigo.
—Perdón, Nando solo quería protegerte y decirte la verdad
de cómo es tu tía.
Esperanza se fue, le rechace porque no iba a permitir que
hable Mal a la tía Marta. Y decirla estas cosas tan feas. Sé que de
la parte de la Tía Marta sufro de amenazas, maltrato y otras cosas
más… pero de practicar brujería no le conozco de eso y no lo
creía.

Capítulo
17
60
ME ENAMORE Y SALÍ DEL CLÓSET

Algún día diré “No fue fácil, pero lo


logre”
Nando

Faltaba unos minutos, para que suenen las campanas para entrar
en el aula. Estando en el recreo, Salí a fueras del centro a
imprimir mis ejercicios, en una papelería que se encontraba cerca
del centro. A la vuelta se me acercó Esperanza, lo más curioso fue
que, a pesar de que le rechace vino hacia mí y me dijo:
—Nando, ¿no estas enterado?
— ¿De qué cosa? —pregunte con inquietud.
—Hoy vendrá el nuevo profesor, que nos va impartir las
clases de Literatura. De los rumores que he escuchado dicen, que
es un blanco. Ha sido sustituido por el profesor Samuel Mba que
teníamos.
—Y según la directiva dicen que será nuestro profesor tutor.
—añadió Esperanza.
—Que bien, ¿verdad? —Dije —me gustan los blancos, ellos
tienen un sistema de enseñanza muy culta, pero que en realidad es
muy buena. —nos pusimos a reír.
No pudimos seguir con la conversación, de pronto sonaron las
campanas. En el aula, la noticia del día era de aquel profesor.
Todos no paraban de hablar de él. Todos anhelaban conocerle. Lo
típico de los guineanos, cuando se trata de la raza blanca.
Iba acercando la hora de las clases de Lengua y Literatura, y
hablando del rey de roma, vino el profesor. Era opuesto, elegante,
guapo. Tenía los labios rosados, Llevaba una chaqueta negra y
una corbata de color rojo vino, en sus manos trajo consigo una
cartera pequeña de color negro, parecido a un maletín para
guardar documentos personales, académicos, y otras cosas más,
sus cabellos eran de color negro y llevaba un corte, parecido al de
Cristiano Ronaldo o Welbeck, yo que sé. Solo sé que le quedaba
bonito y me gusto. Toda el aula se quedó en silencio, con las
bocas abiertas. Mis compañeras se sentían atraído por el profesor,

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y creo que cada una de ellas ya soñaba con ser su príncipe azul.
Otras que iban retratándole fotos a escondidas debajo de sus
pupitres:
—Buenas…, soy vuestro nuevo profesor de Lengua y
literatura. Me llamo Jorge Muñoz Nchama, mi padre es un
español y mi madre ecuatoguineana. Pero en mi infancia lo pase
conviviendo con mi padre en España, después de finalizar mi
carrera y graduarme como Licenciado en la Filología Hispánica,
en la universidad Complutense de Madrid. De hecho, he visto
oportuno venir aquí en Guinea a ver a mi madre. Y por gracia, los
directivos de este centro, me han contratado para impartirles las
clases. Decirles que no soy muy bueno con los nombres. Pero eso
sí, espero llevarme bien con vosotros. Hoy no tomaremos ninguna
clase, sino que, vamos a conocernos. Es decir, cada uno se pondrá
de pie desde su asiento y ara una breve presentación.

Me gustó el profesor, me pareció un tipo sencillo, amable,


pero con gran personalidad en el ámbito de la educación y de la
vida. Ya que había vivido muchas experiencias que nosotros, y es
más vivió fuera del país eso lo decía todo. Cada vez que se
levantaba un compañero de su asiento y presentarse, me daban las
ganas de levantarme de mi pupitre, acércame a él y contarle mis
sentimientos atraídos por él. No dejaba de observar sus labios,
que me daban las ganas de probarlos. Se me salían las plumas sin
darme cuenta, a pesar que tenía que mantener el secreto para no
levantar sospechas. Era la primera vez, que sentía algo por
alguien. Y deseaba que no llegase la hora de la salida.
En la salida, cogí mis materiales, pero cuando salía. En la
puerta me encontré con Esperanza y Sara, su compañera.
—Wau, Dios ¿Qué guapo el tipo no…? —dijo Esperanza.
Me quede callado, parecía como si fuese me habían cosido
la boca. No decía ninguna palabra, todos mis recuerdos quedaron
grabados en Jorge. Y cada vez, que daba un paso para caminar, le
imaginaba conmigo. Esperanza y Sara notaron mi silencio:
— ¿Y a este…? ¿Qué le sucede? —pregunto Sara.
—No sé, —dijo Esperanza elevando los hombros. —Quizás
es por el día de hoy, o las clases. Que a veces son estresados.
Es verdad, y hace calor. ¿Qué tal si pedimos unos refrescos?
62
—sí, viene bien. Mirar aquí hay un bar. —dijo Sara
señalando el dedo.
Nos sentamos en un bar. Esperanza y Sara pidieron sus
refrescos, mientras estaba en silencio, uno de esos silencios
profundos
—Nando, ¿no pides nada…? que la camarera lleva un rato,
aquí parada a que le digas, lo que se te ofrece.
—No se me ofrece nada por ahora, puedes irte. —dije a la
camarera.

Después de unos minutos, hice a Esperanza un gesto,


explicándola que necesitaba mantener una conversación con ella a
solas. No iba a divulgar mi secreto, en la presencia de Sara. Era la
chismosa del centro y algunos compañeros la daban por nombre
«congosa», «chismoso/a.». Para poder deshacernos de Sara dije:
—Oye, Sara. ¿Me arias el favor de decirle a la camarera que
se me ofrece una fanta naranja?
—Dime, ya se fue.
—Necesito contarte algo muy importante.
—Anda dime, aquí me tienes.
— ¿Aquí…? —dije echando los ojos alrededor de los demás
clientes que estaban en el bar. Lo mismo hizo Esperanza y dijo:
—Tienes razón, no creo que aquí sea un buen lugar. Y con
esta cara que tienes, seguro que debe que ser algo muy importante
como lo dices. Ah, tengo una idea mejor. Qué tal, si me lo cuentas
en la noche. ¿Quién buscara al otro? sabes que en tu casa no
puedo pintar mis patas, por tu tía.
—Es verdad, mejor te busco yo.
—Me encontraras detrás de la casa esperándote.
¡Sssssssss…! silencio... Que está viniendo Sara.
—Nando, aquí tienes tu fanta naranja. —Esperanza y yo nos
pusimos a reír.
— ¿Y esas?
—Nada interesante.

En este mundo en que vivimos tú y yo, hay personas que se


encierran en sí mismos, escondiendo de su orientación sexual. Por
miedo a la sociedad, a que sean rechazados, reciban un maltrato.
63
A que todo lo peor caiga sobre ellos. Siempre entraba en mi
interior y me preguntaba. ¿Por qué se da el nombre de la
diversidad? si en toda parte del planeta tierra, se habla de la
diversidad biológica, funcional, ecológica, cultural, lingüística. Yo
que sé. Seguro que hay más diversidades. Cuánto más no se va
hablar de la diversidad sexual.

Tenía mucho temor, en decirle a la gente. De quien era yo en


verdad, mi realidad. Primero porque mi padre Feliciano Ndong,
era militar. Y decirle en cara, que, papá me gustan los tíos. Seguro
que este, no me dirige más nunca, aunque fuera su hijo. Y esperar
de, él unos buenos porrazos en mi culo. Porque en el lugar que
vivía con mis padres eran muy conocidos, por su buen
comportamiento. Y que todo el vecindario sepa que tienen a un
hijo que se ha cambiado de acera. Llevarían una vergüenza, y si
es posible culparían a Dios por darle a un hijo igual. De hecho, el
secreto me lo tenía bien guardado, ocultando mis plumas. Y si es
hoy que tengo que decirlo a Esperanza. Es porque mis ojos
vislumbraron, hacia una persona que mis sentimientos se
enlazaban hacia él. Jorge.

Llego la noche, busqué a Esperanza y la encontré en el lugar


que habíamos acordado.
—Nando, ¿Por qué has tardado tanto?, ya llevo un buen rato
aquí esperándote. ¿Se puede saber dónde andabas metido?
—Tenía que esperar que se acueste la tía Marta, para no
levantar sospechas, del porqué de mi salida a estas horas de la
noche. Ya sabes cómo es ella. Pero tu tranquila, es más acomódate
y si es posible abre bien tus oídos, para escuchar lo que tengo que
decirte.
—Nando, me estas asustando. Que es lo que tienes que
decirme, que por ello todo el día lo has pasado sin poder decir ni
mu.
—Esperanza, ¿alguna vez te ha gustado a alguien?
—Obvio. Espera, ¿A qué viene estas preguntas? Alguien
está enamorado… alguien está enamorado…
—Ya para de cantar.
—Bueno… ya ya…
64
— ¿Y quién es la afortunada?
—Jorge.
—Ha… Jorge. Espera, ¿qué…? ¿Jorge el profesor…? Es
más, es un tío, un macho como tú. Normalmente que me quieres
hacer entender. No no no no. no es lo que estoy pensando. ¿Nando
te gustan los tíos? ¿Eres gay?
—Ya lo has dicho, si lo soy. —dije inclinando la cabeza
boca bajo.
—Uf, baya no sabía que tendrías esta pinta de ser un Mm-
aa-rr-ii-c…
—Termina la frase Esperanza, termínala, es lo que soy. O
sea, busco ayuda, te lo cuento a ti que eres la primera y la única
compañera y amiga que tengo. Y lo que has visto oportuno es
burlarse de mí. En mis narices.
—No es eso, Es que me sorprende, es la primera vez que
veo a un negro gay y que sea ecuatoguineano de mi nacionalidad.
—¿En serio?
—Sí, desde siempre he pensado que es propio de los
blancos, costumbres esas no son típicas de los negros.
—¡Por dios…Esperanza! no es costumbre, es orientación
sexual, ¡es diversidad!, y no tiene nada que ver con la raza, seas
blanco o negro tienes derecho en acostarte con quien te dé la gana
con quien te guste. todos aman.
—Nando tú eres para mí como un hermano, un hermano que
no pude tener, es más. Yo no tengo nada en contra de esa gente. Y
si lo eres como voy a despreciarte, solo que a ver cómo te las
apañas con la tía Marta.
—Se lo voy a decir.
—Nando estás poniendo tu vida en peligro, no estás bien
con tu tía. Y volver a decirla que eres… más te ara la vida
imposible. De mi parte, sería bueno que sigas ocultando el
secreto. Bueno, aunque no es un secreto grave, todo el mundo
puede amar a quien se le dé la gana. Es normal.
—No voy a esconder nada, ya estoy harto de ocular mi
condición sexual. Porque, porque nosotros tenemos que sufrir con
todo eso, a Federico García Lorca lo matan. Y a otros más,
porque, por qué. —dije brotando lágrimas de la rabia.
—Nando no te alteres, lo mejor es mantener lo tuyo en
65
secreto. Así para tener una vida mejor a lado de tu tía, bueno,
aunque no lo estás llevando tampoco digamos. Pero bueno que se
va hacer es tu tía, a ti te ha tocado la oveja negra.
—Bueno se está haciendo tarde. Ha de irnos acostarnos,
mañana hay clases y a la primera hora, nos toca Lengua y
Literatura.

A la mañana siguiente me desperté a las seis de la mañana y


encontré a Esperanza esperándome en una esquina, para
emprender el camino a la escuela. Cuando llegamos en la escuela,
de inmediato delante de nosotros aparco un lujoso coche de marca
Toyota Avensis. Y luego las ventanas de cristal del coche se
bajaron. Era Jorge, bajo del coche, nos dijo buenos días y siguió
su camino a la sala.
En la sala, explicando Jorge sobre el tema de la literatura del
siglo xv, pregunto por si alguien podría decirle el concepto del
Neoclasicismo. Era la primera vez que me gustaba a uno, a Jorge,
tenía que hacer todo lo posible para conquistarlo. Esperanza era
experta en la materia, me dijo al oído la respuesta y lo capte, trate
de memorizarlo lo más rápido que sea, antes que levante un
compañero de su asiento y decirle a Jorge el concepto de
Neoclasicismo. Y sin pensarlo dos veces elevé la mano, me puse
de pie y dije:
—Profe… puedo decir lo poco que entiendo.
—Adelante
—Entiendo que… ehee… el Neoclasicismo es una vuelta a
la moderación clásica, griega y romana. Mmm… en el que se
busca el equilibrio y la razón predominada sobre el sentimiento y
la imaginación.
—Eso mismo, puedes tomar tu asiento, gracias.
Me senté muy contento en mi pupitre, me sentía el rey de la
sala. Por fin le había hablado a Jorge, y con tan solo las gracias
ofrecidas por él, estuve muy feliz.

66
Capítulo
18
MI AMOR PLATÓNICO

Días antes de celebrar la semana cultural de nuestro centro, llego


la fecha del aniversario de mi nacimiento, — ¿Dónde iba a
celebrar mis cumpleaños? —Aun no lo tenía bien claro. En casa
tampoco lo podía festejar, seria buscar problemas con la tía Marta.
Me desanime, hasta que llegue a una conclusión de no
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celébralo. Esperanza era una de las hijas más afortunadas del
barrio, puesto que sus padres poseían grandes cargos en el
gobierno y eso les hacía ricos. Por eso, a Esperanza no la faltaba
nada, tenía todo lo que podía desear. Y a sabiendas que iba a
cumplir mis años, me dijo que en la tarde pasara a su casa, que me
tenía algo guardado, una sorpresa. Tuve bastante curiosidad por
saber cuál era esa sorpresa.

Llego la tarde que me prometió Esperanza y me fui a su


casa. En la entrada de la puerta principal canse de tocar el timbre
y nadie abría la puerta, cuando empuje la puerta se abrió por si
sola. Al entrar todas las luces estaban apagadas, tenía tanto miedo.
Que eso me hizo dar la marcha atrás, de pronto todas las luces se
encendieron y luego escuche, — ¡feliz cumpleaños! —Eran todos
mis compañeros de clase, cada uno de ellos tenía en su mano un
globo, uno por uno pasaba y me lo entregaba diciéndome, —
¡feliz cumpleaños Nandito! —de todo ello no estaba Esperanza,
minutos después, la veía venir con una enorme tarta de sabor a
chocolate. Con mis años puestos encima de la tarta.
Puso la tarta encima de la mesa, en compañía de dos botellas
de champaña sin alcohol. Me entrego el cuchillo, me puse en el
medio y todos mis compañeros me empezaron a cantar:

Cumpleaños feliz…
Cumpleaños feliz…
Te deseamos Nandito…
Cumpleaños feliz…

De pronto sople las velas, cada uno de mis compañeros


pasaba y me daba un grandote abrazo. Me puse a llorar extrañaba
un abrazo de mi madre, sentía dentro de mí un vacío como que si
algo me faltara y esa persona era mi madre.
Empecé a cortar la tarta, y luego Esperaba me dijo al oído:
—Tengo un regalo para ti.
— ¿Qué es? —Esperanza, saco detrás de sus manos una
cajita envuelto con la cubierta de un regalo atado con un lazo.
Abrí el regalo y dentro contenía un perfume con el nombre
68
de Pure Black, y una carta. Me gusto la fragancia de aquel
perfume, en cuanto a la carta cuando la quise abrir me dijo:
—Nando, no puedes leer la carta aquí te recomiendo que lo
leas en un lugar privado.
—Bueno es este caso me voy al baño. —dije sonriendo
echando el ojo a la puerta del baño.
Cuando llegué en el baño abrí la carta, doble el papel y leí:

Para mi amigo Nando:


Nando estas a punto de recibir un grandioso regalo, y
lo comprenderás cuando estés rodeado de todas las
personas que te quieren. Y recibas sus atenciones y su
cariño. Estoy orgullosa de nuestra amistad, en mi interior
supuse que teníamos la misma edad cuando nos conocimos.
Pero no, no es así. Hoy haces dieciocho años, te deseo todo
lo mejor de tu vida. Sea salud, amor, paz, felicidad.
Sé muy bien que ya eres huérfano de madre, y a día de hoy
te resulta un grandioso dolor escondido en tu corazón, un
dolor que no se puede ver porque eres un chico muy
valiente. La muerte es la naturaleza inaceptable por
nosotros las personas pero que es la verdad así lo dejo
Dios. La gente nace y muere, al igual que las hojas se secan
y en primavera salen las rosas, pero no te quedes con eso.
Sepa que todavía tienes a la familia, a un padre que te dará
toda la felicidad que quieres, y volverás a sonreír como lo
hacías con tu madre, obvio como no, también me tienes aquí
como una hermana por naturaleza milagrosa.
A seguir creciendo Nando, y valorando la vida sobre todo a
seguir siendo tu para alcanzar tus metas, y ser quien
quieres ser, no te dejes guiar con el que dirán que uno hace.
Lo que le hace feliz es lo que debe vivir consigo mismo. Se
quien quieras ser si te hace feliz, y sobre todo se mejor
persona cada día. Con todo eso te digo que te acepto tal y
como eres. Que Dios te bendiga y te proteja a fin de que
vuelvas a cumplir como hoy más y muchos años, te quiero
un montón.
¡Feliz cumpleaños Nandito!

69
Esperanza

Me puse a llorar de emoción, mis lágrimas mojaban la carta.


Es este momento deseaba que Esperanza fuese mi hermana. Ella
me había dado una felicidad que no esperaba de su parte.
Todo era bonito pusimos música latina, jugamos, brindamos
e hicimos barbacoa, hasta que anocheció. Algunos compañeros se
fueron despidiendo, y yo tan agradecido les daba las gracias,
porque sin ellos no hubiera celebrado mis años. Horas tardes al
final todos se fueron. Esperanza y yo quedamos solos, nos fuimos
a su cuarto para ir abriendo los regalos que me ofrecieron algunos
compañeros, abriendo los regalos Esperanza me dijo:
—Teníamos que invitarle a Jorge a tus cumpleaños.
—Ay… se me olvido, —lamente poniendo las manos en la
cabeza—es más ya no lo iba a celebrar, si no fuese por ti, si no se
hizo.
—Bueno también…—sonrió Esperanza.
—Pasado mañana comienza la semana cultural, le escribiré
todo lo que siento por él.
— ¿En serio…? —dijo Esperanza abriendo los ojos, —
Nando cuidado, no vayas a cometer una locura.
—Tranquila, me se controlar.
Era el día de la semana cultural, muchos de los compañeros
realizaban sus actividades extraescolares, tales como el teatro, la
poesía, el baile moderno y tradicional, desfile y concurso del
mejor comilón entre otras actividades. A mí no me dieron ninguna
actividad. En este día, uno de mis planes era que Jorge
descubriera que lo amaba y lo deseaba para mí. Ya no podía
seguir ocultando ese sentimiento porque me hacía daño a mí
mismo. Yo había escrito una carta en el cual le hablaba sobre lo
que siento por él, en esta carta le mostraba todo mi amor, desde el
día que lo vi por primera vez y lo contrataron como profesor hasta
hoy. Y aprovechando que él no estaba en el aula, entre sin que
nadie me viera, en su mesa como profesor deje la carta. Que
cuando regrese al lugar donde se había ido, que lo vea y que lo
lea. Esperanza y yo, estuvimos muy inquietos ojeando por si iba a
leer la carta. Al cabo de unos minutos le veíamos venir por los
pasillos del centro, en compañía de una mujer que tenía su mismo
70
color y la misma estatura, la chica era hermosa. Vestida de una
ropa larga de color rojo, con unos tacones negros y los labios de
rosa tenía los cabellos largos, al estilo ondulado. Me llamo mucho
la atención, y empezaba a sentirme celoso, porque la chica y Jorge
venían agarrados como si fusen una pareja recién casados. Me
levante y luego Esperanza me sujeto la camisa, la sacudí y la dije
que me soltara. Con toda la rabia me aleje de Esperanza e iba
asomado cada paso que daba Jorge y la chica esa. Hasta que los
dos entraron en nuestra aula, y dejaron la puerta semi abierta. Yo
acercándome en silencio, abriendo la puerta lentamente sin meter
ruido. Les veía besándose, me quedé callado mirando cómo se
besaban y, luego empecé a llorar, no eran simple lágrimas, eran
lagrimas cargadas de dolor y amor. Sentía como mi corazón se
apagaba por completo, me quede en shock. De pronto vino
Esperanza cerró la puerta lentamente y me quito del lugar.
— ¿Quién es la chica? —pregunte tristemente.
—Es la novia del profesor Jorge, sale de Francia está aquí en
Guinea por varios días.
— ¿Por qué no me lo contaste…?
—Nando no quería hacerte daño, porque le gustabas a Jorge.
Y no quería verte sufrir, mejor por eso permanecí callada.
—Porque…Esperanza porque… —recosté mi cabeza en los
brazos de Esperanza y ella me secaba mis lágrimas soledad.

En mi vida era la primera vez que sentía algo por alguien, pero
creo que me había equivocado de persona. Jorge tenía novia, y yo
no tenía página, una relación es cosa de dos personas, la tercera
persona esta para buscar conflicto. Y ese era yo, quite los ojos en
Jorge. Pensé que mi realidad y de poder vivir mi experiencia de
amar estaba guiado por Jorge, pero no, si no que era una aventura
vivida en un profundo dolor, en el cual se había convertido en un
amor platónico con un final del desamor, Pero aun así lo tenía
guardado su amor en mi corazón no para ser mi príncipe azul,
sino mi profesor.

71
Capítulo
19
LA MATANZA OSCURA

Mi padre vino hacerme una visita, ya que paso mucho tiempo en


que no nos veíamos y estaba muy contento en volver a verle. Me
trajo muchos regalos al menos podía volver a sonreír, pero que
aquella felicidad no duro porque de inmediato vino la tía Marta
con una cara de enfado, que me daba miedo y le pregunto a mi

72
padre:
— ¿Qué haces en mi casa?
—Tengo el derecho de venir a verle, es mi hijo hace mucho
que no le veo, por favor unos minutos más con él y me voy.
—Nada de minutos coge todo lo que le has regalado y
lárgate de mi casa ahora mismo, o quieres que le diga la verdad
delante de él.
—No, no por favor, al menos déjame despedirme de él.
De repente mi madre beso en la frente y se fue con tanta
tristeza, me puse a llorar en el fondo de mi corazón a fin de que la
tía Marta no se diera cuenta que estoy llorando, me fui a mi cuarto
cogí la almohada y mientras la abrazaba lloraba. Pero lo que me
llamo la atención era cuando la tía Marta le dijo a mi padre lo de
la verdad, no lo entendía parecía que algo me están ocultando, la
tía Marta tras la visita de mi padre se quedó muy ofuscada, se
enfadó muchísimo. Era las tres de la madrugada, ella vino a mi
cuarto y me dijo:
—Levántate y vístete pronto, tenemos que irnos acabo de
escuchar su llamada y ella nos está esperando.
La manera que ella estaba vestida me daba tanto miedo, estaba
vestida como aquella noche que la vino a coger aquel señor.
De repente vino un coche y era este señor la tía Marta dijo a
qué monte, el señor este nos llevaba camino al bosque y la tía
Marta me dijo:
—Me vas a dar hoy el permiso de sacrificio y empezó a reír.
Pero no entendía lo que ella me decía con esto, pero si tenía tanto
miedo. Al llegar en aquel lugar, era una curandería y veía a una
mujer sentada en el trono era la jefa, la daban por nombre
Bendeng, llevaba vestida de negro al igual que la tía Marta, y al
lado suyo estaba mucha gente que formaban una especie como un
circulo, cada uno de ellos en las manos tenían dos palos. Mientras
tocaban los palos cantaban, en el centro de todas estas personas
había un espejo, al lado estaba un cuchillo de doble filo. En la
parte que se aguanta, tenía una pluma atada con una tela de color
rojo y una cruz dibujada de carbón.
De repente la tía Marta se colocó en el centro, me echo la
mirada y me dijo que también me colocase en el centro junto a
ella. Mientras cantaban Bendeng venia acercándose, cuando llego
73
delante de nosotros la gente para de cantar había un silencio total.
Ni se volvió a escuchar el ruido de los palos ni de aquel tambor
qué hacía que tenga tanto miedo. Y luego Bendeng le pregunto a
la tía Marta.
— ¿Esta lista? —Sí, ella respondió sin miedo a nada.
Y luego la tía Marta me dijo que repita todas las palabras que
salgan de la boca de Bendeng, Bendeng decía:
—4Ma Nando… maluewua, evumwi, endagaben.
Ane… one,evumsise…one.Mahi, nsisimwe… va.

Mientras decía Bendeng y así repetía, de repente veía


aparecer el reflejo de mi padre en el espejo, donde está dormido
en su cama. Después la tía Marta cogió el cuchillo y lo clavo en el
espejo, cuando saco el cuchillo del espejo estaba manchado de
sangre de pronto se desapareció el reflejo de mi padre
ahorcándose. Después Bendeng y la tía Marta se pusieron a reír a
carcajadas mente y la tía Marta me dijo:
—Así se hace, eres muy valiente. No entendía del porque
me decía eso, pero me quedé muy preocupado porque vi a mi
padre sangrar en el espejo. Y me llamo mucho la atención, era al
estilo de estas películas nigerianas de terror.

74
4
Yo Nando, te llamo en ese lugar ahora mismo, estés donde estés. Invoco tu presencia aquí.
(Nota del Autor)

Capítulo
20
EL SAFRICIO CUMPLIDO

Al amanecer tuve que irme a la casa de mi padre, para ir a saber


en qué situación se encontraba. Por el camino empecé a escuchar
llantos de mujeres llorando, y veía a unos hombres llevando un
funeral en el vehículo al camposanto. Me quede muy sorprendido
y le pregunte a uno de los hombres que iban a la sepultura, —
Señor, — ¿se puede saber quién ha fallecido? —pregunte.
—Pero si es tu padre, — ¿Mi padre? Pregunté muy asustado
y con escalofrió empecé a llorar y volví a preguntar al señor.
— ¿Cómo ha muerto?
—No sé, solo dicen que le han encontrado muerto en su
cama esta esta mañana.
De inmediato fui corriendo llorando, porque ahora si
entendía lo de la noche en la curandería lloraba tanto porque me
75
sentía culpable de la muerte de mi padre, si fuese que no dije
aquellas palabras que me obligo decir Bendeng, si nada de eso
hubiera ocurrido. Fui corriendo donde la tía Marta y le dije de
cara que es una asesina, una malvada mujer ni ya no sabía que
palabras podía calificarla como la mala persona que es ella.
Ella me dijo con grito, —Se lo merece.
La tía Marta al decir eso mi corazón se vaciaba por dentro,
desconocía a mi tía, lo que me extrañaba tanto es que es una
cristiana y todos los domingos se iba a la iglesia. Ahora si me
acordaba lo que me dijo Esperanza aquel día y lamentaba
muchísimo en no hacerla caso.
Todos los recuerdos se me vinieron en la mente, me
acordaba también del porque siempre mi madre que en paz
descanse. Me decía que este alejada de la tía Marta, pero no lo
entendía ahora si lo entendía, después me acorde de la carta que
me hablo en los sueños. Y la tía Marta me dijo que nos vayamos a
la iglesia porque ha de ir a confesar al pastor sobre la muerte de
mi padre, porque la tía Marta me acusaba a mi como culpable de
su muerte. Y le dije de cara sin miedo a que fuera un mayor.
—No voy a ninguna parte bruja malvada, Dios te castigara y
pagaras por tus pecados.
Después Salí fuera de la casa. Al mirar atrás, era Esperanza,
y di gracias a Dios que era ella. Le abracé fuertemente y —le dije,
—Tenías mucha razón Esperanza, siento mucho en haber
dudado de ti.
—No te preocupes, sabía que tarde o temprano descubrirías
quien es en verdad tu tía
— ¿Dónde están tus padres?
—No están, estoy sola en casa.
—Necesito tu ayuda, quiero que me acompañes en el cuartel
donde vivía con mis padres, a por una carta que me dejo mi madre
antes de su muerte.
Y le dije a Esperanza por si sabía manejar un vehículo ella
me dijo que si, de pronto cogimos el vehículo de sus padres y nos
fuimos con tanta velocidad. Al llegar en el cuartel, en la entrada
encontremos a dos militares de guardia, estos nos prohibían el
paso con el vehículo e dijeron que bajemos del vehículo. No
podíamos hacer nada porque estaban armados y le pregunte a uno
76
de los militares, del porque nos impedían el paso.
—Tu tía nos dijo, que, si te vemos más por aquí, que no te
dejemos entrar. Respondió el militar.
— ¿Así? —Dijo Esperanza.
De repente Esperanza monto en el coche y cuando bajo, en
sus manos traía un perfume y se los puso en los ojos de estos
militares. Después montamos en el vehículo nos pusimos a
reírnos mientras arrancábamos rápidamente.

77
Capítulo
21
LA HORA DEL SECRETO

Habíamos logrado pasar la entrada, y le dije a Esperanza que me


espere dentro del coche. Entre en casa empecé a buscar la carta en
todos los rincones.
— ¿ya lo has visto? Pregunto Esperanza con el tono muy alto
—Todavía,
Esperanza bajo del coche, entro en casa los dos empecemos
a buscar la carta.
—Nando este cajón no se abre, está muy fuerte
Cogí el martillo y rompí el cajón con una fuerza que no sé de
donde se me venía. Dentro del cajón había un sobre y encima
estaba escrito mi nombre. Lo cogí, nos montamos al coche y nos
fuimos en la Plaza de la Catedral, nos sentamos en uno en uno de
los asientos que estaban colocadas en la plaza.
—Nando, vengo voy a buscarnos algo de comer.
—Vale, me encuentras.
Me quede solo y antes de abrir la carta di un respiro muy
profundo y sentía como si fuese que la presencia de mi madre está
conmigo. Abrí la carta:

Querido Nando:
Quiero decirte primero que, pase lo que pase te amo con
todo mi corazón, has sido un maravilloso y excelente hijo para
mí. Este donde este siempre lo serás, eres el hijo que no pude
78
tener en mi vida. Yo soy tu tía, cuando tan solo tenías tres
meses tu verdadera madre mi hermana, a la que llamas tía
Marta te me entrego a que hiciera cargo de ti. Naciste en un
cuarto cutre, estos cuartos oscuros que hace años siempre
estuvo cerrado entre telarañas y llenas de ratas en pequeñas
esquinas ya no hablo de aquella humedad, todo un olor
tremendo. Pero gracias a una comadrona del barrio en que
vivíamos, hizo todo lo posible que puedas ver la luz de hoy
día, todo ello a pesar que tu padre que en paz descanse era un
doctor. Tu madre Marta para llegar a quedarse embaraza
acudía en las curanderías, practicando ciertos ritos
espirituales de gente ya muerta, de igual forma iba en las
iglesias. Pero tú al nacer no duro mucho tiempo aquellos
espíritus se posaron ella y empezó a enferma y ya no pudo
hacerse cargo de ti, como estuve siempre sola con Feliciano
mi esposo, al que todo ese tiempo has estado llamando papá
pero que en verdad no es tu padre, te nos entregó. Por eso
siempre Marta tu madre va en la iglesia buscando la sanidad,
no va para hacer la voluntad de Dios, pero de noche practica
la maldad. Por eso ella quería someterme también a ello, y vi
que esta vida no es buena de echo me tenía acosada a que te
diga la verdad que tú eres su hijo. Y no quería hacerlo
porque no quería verte sufrir, porque uno de sus objetivos era
recuperarte y enseñarte esa mala vida de la oscuridad que no
es buena. Esa es toda la verdad, que Dios me perdone por
haberte ocultado aquello por mucho tiempo.

Prudencia Mikue

Termine de leer la carta, me salían lagrimas me quede sin


palabras y dije en mi interior poniendo la mano en la boca.
—Ósea que la mujer que me está haciendo sufrir es mi
verdadera madre.
De repente vino Esperanza, y escucho lo que había dicho y me
pregunto:
— ¿Puedes volver a repetir lo que acabo de escuchar?
—Esperanza que la bruja espiritista es mi verdadera madre,
lo decía llorando y con tanta rabia.
79
Pero Esperanza no cría lo que la decía, pensaba que estaba
bromeando, de pronto me estiro la carta con tanta fuerza y
empezó a leer al terminar de leer. —Dijo,
— ¿what? ¿Qué? Pero si es verdad, como han podido
ocultarte algo tan tremendo así por muchos años.
—Ten aquí tienes tu bocadillo.
—No tengo hambre Esperanza, ¿te parece poco lo que acabo
de enterrarme?
— ¿Y qué vas hacer ahora?
— No lo sé.
— ¿Y dónde vas?
—En busca de respuestas, —Dije tomando un taxi con tanta
seriedad, y sin miedo a nada.

80
Capitulo
23
HABLA MI TIA SONIA

A menudo disfrazamos la verdad con artificios, a no perder a


nuestros seres queridos, o para prolongar el engaño ante aquellos
que queremos desenmascarar, nos ocultamos tras algo que alivia
nuestro dolor, y nuestra tristeza lo utilizamos para rechazar una
verdad demasiado devastadora para afrontarla.
La tía Sonia, era la última hija de mi abuelo Ondo la única
que piso la universidad, por su inteligencia y sabiduría. Aunque
no termino la carrera porque se casó con un súbdito camerunés y
ambos se fueron a su país de origen. Donde siempre la familia
recibía noticias que su marido la maltrataba, hasta que tomo la
decisión de irse al juzgado acusando a su marido por maltrato
físico y la justicia aprobando la evidencia de los fuertes golpes
este fue encarcelado.
Un año después de que su marido saliera de la prisión y,
Sonia al ver que las cosas ya no la marchaban bien entre ambos
dejo a su marido en las tierras camerunesas, y decidió volver a
Guinea, pero con un objetivo, entregar su vida al señor. Para que
se la consagre monja. Y así empezó la rutina de congregar en las
iglesias católicas. Algo que no pudo darse por qué. Dos años más
tarde, faltaba dos días antes de entrar todas al convento y

81
sospecharon que estaba embarazada algo que ella misma no se dio
cuenta y tuvieron que echarla del monasterio. Porque para ser
monja hay unas reglas que se tiene que acatar entre ellos está, el
celibato, la obediencia, la pobreza, la castidad y, en algunos casos,
el aislamiento total de la vida civil, conocida como clausula. Ella
entro en el silencio y pensó que la única opción para llevar su vida
adelante era abortar, porque no tenía recursos digamos para criar a
su bebe. Pero ella también miro la otra parte, que si llegara
abortar cometería uno de los pecados que prohíbe Dios en las
santas escrituras y así no podrá seguir con su misión de ser una
hermana en cristo. Un año después vino a Malabo a buscarse la
vida, como es la capital todos vienen a buscar un buen trabajo o
negocio parar llevar a cabo su futuro. Donde dio a luz un niño que
dejaba todos los días en el orfanato, un colegio de monjas.
Mientras ella se iba al mercado ejercer el negocio de manicura,
gracias a esa manicura construyo una casa de tablas. y es la que
vive hoy en día con su hijo.

La tía Sonia sabia muchísimas cosas acerca de sus hermanas


desde la infancia hasta la Juventus, tenía que acudir a ella para
que me dé más información. ¿Qué sabe de sus hermanas? ¿del
porque tantos problemas familiares? ¿de donde nace esta lucha
entre personas de la misma sangre? Necesitaba esas respuestas de
echo sin pensarlo dos veces me fui a su casa.
― Nando, ¡que sorpresa! ―mucho tiempo desde la
defunción de tu madre ¡que en paz descanse! No he vuelto a saber
de ti.
― Yo tampoco tía Sonia.
― ¿Y eso por qué? Porque no nos visitas a mí a tu
sobrinito.
― Eso lo deberías preguntar a tu hermana.
― ¿Te hizo algo Marta? Si es así voy ahora mismo a
Guantánamo a cogerla citación por violar tus derechos.
― No aria falta tía deja que la justicia resuelva este caso.
― Es que la policía es la justicia, el gobierno es la justicia.
― Pero no me refiero a esa justicia.
― Pero a que justicia te refieres, ¡mírate! Nandito estas
flaco como un palo, seguro que llevas sus días sin comer, estas
82
desnutrido, has dejado de irte a escuela. ¿crees que no me lo sé?
La semana pasada me llamo por teléfono uno de tus profesores.
Me dijo que es el tutor, un tal Jorge. Le dije que no se de ti.
Nando tienes que venir a vivir aquí conmigo, aunque no tengo
gran cosa. Pero procurare que un día no pasemos hambrientos.
― No puedo tía sonia, no puedo. Aun así, ella me encontrara
y no quiero que ambos tengáis problemas, sois hermanas. Lo que
necesito es que me cuentes y sin rodeos absolutamente todo lo
que sabes de la familia. Mamá, tía Marta, abuelo, abuela todo es
que estoy muy confuso, necesito explicaciones, muchas
respuestas y no tengo a nadie más que me de esta respuesta tía
Sonia Por favor.
― Por eso has venido a mi casa, quiero poner tu vida a salvo
creo que Si prudencia aun estaría en vida es lo que aria en estos
precisos momentos, y es lo que estoy haciendo, pero no lo
consideras nada. ― Nando lo siento, no puedo.
― Por favor―dije de rodillas, brotando lágrimas.
Aguantando su larga falda que llevaba puesta.
Echo su mirada de compasión hacia mí, al igual que también
empezó a llorar, de repente se agachaba lentamente y así en
movimiento me daba la mano para levantarme.
― En primer lugar, no sé cómo, pero tienes que aguantar y
ser fuerte Nando. ¡Decirte que…!
― No es mi madre biológica, ya me lo sé. Mira esta es la
carta, me habéis mentido todos, absolutamente todos. Con esas
cosas no se juega tía Sonia no se juega. Me pregunto hasta donde
toda la familia quería ultimar con esa mentira. ¿veis ahora todo lo
ocurrido?
― Te voy a contar lo poco que se, y que también me dijo tu
tatarabuelo Fernando antes de morir. Me imagino que Prudencia
algún día te hablo de él. Debiste conocerle era una buena persona,
luchador, nos amaba tanto. No sé si en mi vida habría otro como
él. pero bueno no de eso voy hablarte. ―Siéntate Nando ―me
dijo en voz baja acomodándose lentamente en la silla.
― Tras hacer frente a un supuesto intento de golpe de Estado
el 5 de marzo de 1969, encabezado por Atanasio Ndongo, Macías
el expresidente de Guinea que hace mucho que murió. Asumió
todos los poderes e instauro una dictadura inhumana, en la que el
83
mismo se autoproclamo Presidente Vitalicio en 1972, durante su
mandato era obligatorio llamarle “Milagro Único de Guinea
Ecuatorial” porque todo le pertenecía, él era el pan de harina para
que nosotros la población podamos comer al día, cerro el
comercio exterior, era prohibido llevar zapatos, llevando en aquel
tiempo el MOTOFUT. Prohibió la enseñanza de temas científicos
y culturales en la escuela. Acabando casi con la totalidad del
cultivo del cacao, considerado anteriormente el mejor cacao del
mundo Tu abuelo Ondo era Maestro. La cosa viene a ponerse
peor cuando Macías elimino a todos los maestros, médicos,
ingenieros y de todos los cuadros formados guineanos. Y de ahí
viene a cambiar nuestras vidas con nuestros padres porque
vivíamos en Bata la capital de la zona continental y ahí es donde
él se hallaba. Eso hizo que gran parte de la población se huyera en
los pueblos metidos. Algunos se le detenía, asesinaban o pegaban
en la cárcel de Black Beach. A día de hoy nosotros los guineanos
lo llamamos “Tiempos de triste memoria”. Porque nunca lo
olvidaremos, aunque quiera salir de nuestras cabezas nunca. En el
año 1986 después de que obtuviéramos la Independencia las cosas
se mejoraron porque Teodoro Obiang, era el nuevo presidente y es
el que lo sigue siendo ahora que estamos en la actualidad. Y así
fuimos a empezar una nueva vida en la ciudad de Niefang, en un
pueblo lejano que nadie no nos conocía. Pero con el tiempo
hicimos amistades y ya éramos populares. Pero aún sigo
guardando nostalgia cuando nuestros padres nos llevaban los fines
de semana a un curandero de nacionalidad de Benín. Que se
hallaba en la zona fronteriza de la ciudad de ebebiyin y acobang.
― Tia Sonia no os preguntabais entre vosotros mismos ¿del
porque os llevaban ahí donde ese curandero?
―Sí, Siempre nos preguntábamos que significaba lo que
nuestros padres hacían con nosotros. Y nos dijeron que nos
“escoden” que cuando seamos mayores estemos bajo la
protección de los espíritus. Para ellos nos brinden salud, vida,
dinero, alimento, suertes, si alguien estara en contra de nosotros el
mal se volvería hacia él, suertes y un montón de cosas que la
gente aspira tener hoy en día. Siempre nos llevaban hasta que el
Beninoa termino su acto de iniciación con nosotros. Atando a
cada uno de nosotros en la cintura una pequeña cuerda negra, con
84
una medalla de un pequeño caracol. Nos dijeron que si la
quitáramos el rey de los espíritus maldeciría nuestra familia con
mucho sufrimiento. A los cinco nos incomodaba esa vida
misteriosa que va del mas allá. sea tu tío Chacho, Paco, tu tía
Prudencia, Generosa, y yo. Pero a tu madre Marta la gustaba, de
echo. Todas las noches antes de dormir nos contaba de mujeres y
hombres que iban al gran famoso rio oscuro del pueblo. Para
mantener conversación con los espíritus, y otros que van a
contraer matrimonio espiritual Y ella dijo que ya fue ahí dos
veces. Pero lo suyo era otro caso nos dijo que se fue para tener un
hijo cuando seamos mayores. Pasaron los años Nuestra estancia
en aquel pueblo duro muchísimo eso hizo que volvamos a Bata a
nuestra ciudad. Estábamos sometidos a no fallar a nuestros padres
y a los espíritus, por si queríamos llevar una buena vida. Pero
Prudencia nos castigó a todos y fue la primera en desatar la
cuerda de la su cintura. Ese día Ondo y su mujer se pusieron
enfermos, que la única manera que no les teníamos que perder era
llamar a un Pastor.

85
Capítulo

86
22
LA BÚSQUEDA

Anocheció, Esperanza fue a acompañarme a casa.


—Nando te dejo, cualquiera cosa no dudes en avisarme,
cuídate.
Esperanza se fue, al entrar todas las luces estaban apagadas
y la casa estaba a oscuras, tenía mucho miedo entrando en mi
cuarto una luz se encendió me asuste al mirar detrás era la tía
Marta.
—A buenas horas que llegas ¿se puede saber dónde andabas
metido en todo el día de hoy?
—Me quede con mis compañeros de clase
—A mí no me vengas con mentiras Nando, dicen que te han
visto hoy en el cuartel, y con hija de estos vecinos que todo el
tiempo hablan mal de mí, ¿se puede saber que has ido hacer ahí?
—No tengo que darte explicaciones de las cosas que hago.
—Desde cuando me ya me hablas de esta forma, acaso te
olvidas de los castigos que siempre te doy.
—Pues esta vez no más, ¿me entendiste? Mama no más, y
no me hagas preguntas de como he sabido la verdad porque no te
daré los detalles, simplemente que ahora lo entiendo todo.
— ¿Quién es la persona que te ha dicho la verdad?
—Que vas hacer, matarle como al esposo de la tía
Prudencia, no tendría que darte vergüenza que le sacas la vida a
una persona que ha hecho cargo de tu hijo por muchos años, que
clase de persona eres mama, me extraño que soy tu hijo, no me lo
creo. —decía llorando.
— bien, que ya sabes que soy tu madre, así que estarás
conmigo todo el tiempo
—Pues no, porque ahora mismo me largo de esta casa
87
—De aquí no te mueves, ni te vas a ninguna parte.
Hiendo a mi cuarto a empaquetar mis ropas, de repente me
golpeo en la nuca con un jarro que contenía agua, de inmediato
me caí al suelo y me quedé inconsciente.
En la mañana al abrir los ojos me encontraba en mi cuarto, atado
en la cama entre y las piernas. Sacudía mi cuerpo fuertemente
para desatarme, pero nada, de pronto ella vino.
—Te he atado pero muy bien, así que no intentes hacer
esfuerzos para desatarte porque no sirve para nada.
—Porque me atas y me tienes encerrado aquí, soy tu hijo en
qué clase de persona te has convertido mama. Tienes que
desatarme por favor.
Con tantos favores que le suplique, pero no me hizo caso y
se fue. Al cabo de unos segundos alguien tocaba la puerta
principal. La tía Marta abrió la puerta, era Esperanza y
pregunto…
— ¿Donde esta Nando?
—Se fue a la escuela. —Ella respondía.
—Siempre vamos a la escuela, y no le veo tenía que estar
esperándome.
—Pues hoy no te ha esperado.
—Ah vale.
Se fue Esperanza s, pensando que me iba encontrar en clase,
y no sabía que estoy encerrado dentro de la casa. Tenía hambre y
mucha sed las ataduras me hacían tanto daño me asfixiaba.
En la noche, alguien tocaba la puerta, la tía Marta abrió la puerta
era otra vez Esperanza y pregunto:
—No ha estado hoy en clase, ¿Dónde está?
—Salió en la mañana para clase y hasta ahora no ha
regresado.
— ¿Dónde Nando puede estar metido a estas horas de la
noche?
Esperanza se iba a su casa, pero muy preocupada porque no
sabe dónde se encontraba mi paradero.
—Algo va mal. —dijo Esperanza y dio la vuelta para saber,
por si me encontraba en la casa.
Volviendo Esperanza, veía a la tía Marta, salir de la casa vestida
de todo negro como siempre montando en un coche, Esperanza se
88
escondió a que no la viera. Cuando se fue la tía Marta empecé a
oír alguien tocando muy fuerte la puerta principal, y empecé a
gritar:
—Ayuda… Ayuda… Estoy aquí, que alguien me ayude
Pero resulta que ya no oía el ruido de la puerta, ahora empecé oír
alguien golpear la ventana de mi cuarto y volví a gritar:
—Ayuda… Ayuda… Estoy aquí, que alguien me ayude
Y luego escuche alguien decir, — ¿Nando? Y escuché la voz de
Esperanza.
—Si soy yo, estoy aquí ayúdame.
—Espera aguanta.
Esperanza empezó abrir la ventana y lo consiguió, subió me
encontró atado en la cama y luego me desato las cuerdas
rápidamente. Y le pregunte a Esperanza con mucho miedo y
asustado — ¿Donde esta ella?
—No está, la he visto subir a un coche.
—Nando tenemos que avisarle a la policía. —decía
Esperanza con el teléfono en la mano
—No, no quiero que mi madre Marta se vaya a la cárcel es
mi verdadera madre, no quiero verla sufrir.
—Pero te lo está haciendo a ti Nando, tienes que denunciarla
no olvides que acabo con la vida de…
—Cállate Esperanza ya basta.
De repente oímos el ruido de un coche aparcando. Y cuando
asome en la ventana veía a la tía Marta venir con este señor del
otro día.
—Tenemos que irnos de aquí ahora mismo. —Dije
ayudando a Esperanza bajar en la ventana.
Esperanza bajando de la ventana, le vio este señor diciendo:
—Marta mira, se están escapando.
Esperanza bajo y le dije:
—corre…

89
Capítulo
23
EL PLAN DEL FRACASO

Me quede dentro de la casa, porque ya no tenía escapatoria. La tía


Marta vino me aguanto y me dio tres cachetadas muy fuertes,
empecé a llorar de inmediato escuché la voz de Esperanza
diciendo:
—Suéltame… viejo asqueroso de mierda.
El señor había logrado atrapar a Esperanza, nos ataron a los
dos en mi cuarto, y nos encerraron. La tía Marta se quedó en el
salón y señor se fue. Le dije a Esperanza que se incline por detrás

90
para que la desate las cuerdas con mis dientes, haciéndolo logre
desatarla. Al desatarla me desato a mí.
Bloquearon todas las ventanas de la casa con toda seguridad, no
había forma en que podamos escapar, empecé a buscar estrategias
para que podamos escapar, a mis espaldas Esperanza cogió el
teléfono y le marco a la policía.
— ¿Que has hecho? Te dije que no llamaras a la policía
—Lo siento Nando, pero no me quedaba de otra
De pronto vino la tía Marta.
— ¿Cómo habéis conseguido desataros?
Esperanza se afrontó con la tía Marta, la agarro los cabellos y
empezaron a pelear, mientras peleaban Esperanza me —dijo,
—Nando, busca las llaves para abrir la puerta.
Buscando las claves no las veía, me fui a la cocina y cogí un
hacha, empecé a romper la puerta. De repente, la tía Marta
empujo fuertemente Esperanza y se la choco la cabeza contra la
pared, empezó a sangrar y se hecho al suelo, cuando lo vi deje el
hacha rápidamente corriendo donde ella.
—No… no… Esperanza, Esperanza me dio su mano y me
—Dijo, —Lo siento.
Esperanza se la paro la respiración, y murió ante mis brazos
me puse a llorar porque había perdido a una gran amiga.
Al instante oímos el coche de la policía llegar, la tía Marta me
agarro la mano y me hizo subir a su vehículo con fuerzas. —dije.
— ¿Dónde me llevas?
—Aun lugar que estarás seguro, donde nadie jamás va
encontrarte.
Sabía que no iba a ser un lugar agradable, porque cuando el
vehículo se adentró en el bosque me di cuenta que me llevaba otra
vez en la curandería.
—Hemos llegado, bájate del coche.
—De aquí no me muevo, aunque tengas que córtame las
piernas.
De repente se acercó hacia mí, me golpeo en la nuca me caí
al suelo quedé inconsciente y se aprovechó en atarme.
—Le he traído, llego el momento de sacrificarlo.
—Sabía que le traerías nos conocemos, —dijo Bendeng
riéndose carcajadas.
91
En mitad de la noche comencé a temblar, tenía mucha fiebre
mi cuerpo ardía por dentro. Bendeng llamo a uno de sus sirvientes
hechiceros que me hicieran un corte con el cuchillo porque
necesitaban mi sangre. Yo sudaba y no podía moverme porque
cuando lo hacia las ataduras me hacían mucho daño.
De pronto escuche el sonido el tambor porque ya iba a
comenzar el acto de iniciación para mi sacrificio. Al cabo de un
rato vinieron a por mí, me di cuenta que en mi alrededor había
cientos de personas venidas de lugares muy lejanas convocadas
por Bendeng. En el centro había una cabra atada y todos cantaban
para mi muerte.
En un momento apareció Bendeng detrás suya estaba la tía
Marta con un cuchillo de doble filo en la mano.
—Le pregunte— ¿Serias capaz de hacerme eso? De matar a
tu propio hijo.
—Hacedle callar. —Ordenó Bendeng.
Y luego vino uno de sus sirvientes, y me pusieron la cabeza
encima de un tronco de árbol cortado.
— ¿Esta lista?
—Sí, —respondió la tía Marta elevando el cuchillo hacia
arriba para matarme.
No podía hacer nada para impedir mi muerte, cerré los ojos
respiré hondo y en voz baja susurré con las ultimas y sagradas
palabras que dijo el hijo del alfa y omega antes de morir:
—Dios en tus manos encomiendo mi espíritu, mama he aquí
a tu hijo, ¿Dónde estás?
De repente apareció el espíritu de mi madre Prudencia
muchos empezaron a huirse rápidamente, mientras la tía Marta y
Bendeng se enfrentaban a mi madre. Bendeng cogió su poderoso
bastón para combatir, pero mi madre la ilumino con una luz muy
poderosa que Bendeng no pudo resistir, porque se la acabo las
fuerzas de sus espíritus que la hacían ser tan poderosa, Bendeng
se quedó muerta en espíritu y ya era una persona normal de carne
y hueso, con la iluminación de Prudencia se cayó al suelo y
murió. La tía Marta al ver morir a su fiel reina ante ella se echó a
la fuga corriendo a oscuras en el bosque.
Al cabo de dos horas, a fueras de la curandería aparco el
coche del cuerpo de policías Akamanam,5 me quede quieto susurre
92
y dije:

5
Akamanam: Utilizado en la langua vernácula fang. Es el cuerpo de policías que se encarga de
velar por la seguridad de los ciudadanos. (Nota del Autor)

— ¡Uffff…! Gracias a Dios que me han encontrado, por fin ya


estoy a salvo.
De repente me alumbraron con una luz blanca intensa.
— ¿Qué ha ocurrido aquí? —pregunto el policía.
—La gente de esta ciudad hacen brujería ¡heeee...! —y
añadió el otro policía.
Eran cinco policías, uno de ellos se quedó dentro del coche
por la Parte delantera fumando y con las manos puestas en el
volante, y los cuatro se acercaron llevando porras, navajas,
pistolas y uno de ellos me pregunto:
— ¿Qué te trae por aquí en altas horas de la noche? atado en
ese lugar.
—Jefe aquí hay una mujer tirada en el suelo.
— ¿Y cómo se encuentra ella?
—Al parecer no respira, está muerta, seguro que es la
curandera.
—Oye joven queda detenido por la muerte de esta mujer. —
dijo el comandante que era jefe.
—No sé nada, ella es la mala incluida mi tía que se ha
escapado, ellas dos me tenían secuestrado, para hacerme daño y
falto poco que me maten.
— ¿Crees lo que dice ese joven? —pregunto el comandante
a su sequito.
—No no no…
—A ver joven eres el único que hemos encontrado en ese
lugar, así que esto te hace ser culpable de la muerte de esta
persona, y tendrás que venir con nosotros, ¡vamos! Ponerle las
esposas.
Ellos no me dejaron explicarles lo que paso, me pusieron las
esposas, me metieron detrás del coche junto con tres policías para
que me vigilen, en caso de querer escapar. Y así me llevaron
como si fuese un delincuente un asesino.

93
Llegamos a Guantánamo me bajaron del coche, estaba
nervioso, me agarraron y me metieron en la celda. El comandante
se quedó parado detrás de las rejas de la celda y dijo:
—Esperaremos que la justicia tome cartas al asunto, y si es
posible ya tienes que ir pensando en buscarte un abogado, pero
por de momento estarás aquí con nosotros.

Todo plan tiene un fallo fatal, a veces reside los cimientos, incluso
en los que se supone más cuidadosos una gran cautela no siempre
es garantía de éxito, cuando un plan se levanta sobre cimientos
inestables, el fracaso no es solo una posibilidad, es una certeza.

94
Capítulo
24
UNA NUEVA FAMILIA QUE CONOCÍ EN LA CÁRCEL

Llegaron varios policías en mitad de la noche, y traían consigo a


una banda de jóvenes delincuentes, entre ellos había un muchacho
que tenía quince años, era el menor entre todos, le metieron en mi
celda y a los demás les metieron en una celda que estaba asilada.
—Hola, me llamo Toni, se te nota muy callado.
—Encantado —dije con tanta debilidad.
— ¿Te llamas?
—Nando.
—Se nota que no eres de mucho hablar, ¿Cuál es el
problema por el cual te trae en este infierno?
No dije nada se notaba en silencioso, porque mis pensamientos
estaban en otra parte.
— ¡Hola…! ¿Estás aquí? ¡Heló…!
—Sí, si dime.
—Preguntaba ¿Cuál ha sido la causa de tu detención?
—Me acusan de haber matado a una curandera.
— ¿y eso? Ja ja ja —se puso a reír a carcajadas.
—Tú, ¿matar a una curandera? Si no tienes pinta de matar ni
siquiera a una hormiga. Haber cuéntame acerca de eso suena
interesante.
—Es una larga historia que podrás entender.
—Y tú que Toni, ¿Qué te trae por aquí?
— ¿Ves a estos de haya? Son mis amigos. —señalo el dedo
95
a la banda de jóvenes delincuentes que estaban en la otra celda.
—Antes iba a la escuela, pero hace mucho que deje los
estudios y ahora yo y mis amigos nos dedicamos a robar, mis
padres me internaron en un colegio religioso, pero ultime
escapando porque no soportaba estando aquel lugar. Pero mis
padres se han enterrado que estoy aquí encerrado y creo que
enseguida vienen a por mí.
—Qué bien, espero que, si tus padres vienen a por ti,
intentes cambiar de comportamiento y darles el gusto de ser una
buena persona y alejarte de los malos vicios que no nos aportan
nada bueno, en cambio nos hacen mucho daño. Y ultimamos en
lugares como en las que estás tú ahora con tus amigos en la
cárcel.
—Es verdad Nando, tienes razón ¿y tus padres vendrán a
por ti?
—No, nunca nadie vendrá a por mí, estoy solo. —dije
brotando lágrimas.
—No llores, abra una solución ¿Dónde están tus padres?
—Fallecieron.
De repente vinieron dos policías, junto con los padres de
Toni. La familia de Toni era muy adinerada, ofrecieron dos
millones quinientos mil por la libertad de su hijo, pero Toni no
quedo tan contento pese a su libertad dejándome en la cárcel
porque él ya se había hecho mi amigo. El guardián abrió la celda.
—Ya puedes salir estas libre —dijo el guardián contando el
dinero ofrecido por los padres de Toni para su libertad.
Toni se puso de pie, se acercó a sus padres y —les dijo, —Papa,
mama, he conocido a un nuevo amigo es él, se llama Nando. —
dijo señalándome el dedo.
—Estamos ya hartos con tus amigos, mírate hijo ninguno de
ellos te ha conducido a un buen camino. —dijo el padre de Toni
echándome una mala Ojeada.
La madre en cambio se la notaba muy simpática, entro en la celda
se acercó a mí, me levanto la cabeza.
—Señora no le toques es un salvaje peligro, ¡un animal! —
dijo el policía.
— ¡No es verdad! —grito Toni.
—No encuentro nada malo en ese joven, creo en mi hijo, no
96
creo que tenga pinta de haber cometido esa falsa locura por la que
se le acusa, ira con nosotros en casa.
—Pero señora no puedes hacer eso, estas poniendo en
peligro a tu familia, es más nosotros no podemos dejarle libre. La
cosa está en manos de las dependencias judiciales, allá tienen que
ir a quejarse aquí no.
— ¿Cuándo se pretende tratar su caso?
—De aquí a tres días.
— ¿Cómo te llamas?
—Nando, señora. —dije.
—Me llamo Carlota o puedes llamarme tía Carlota, y este es
Rodolfo, mi marido. Bueno tendremos que dejarte no te
preocupes de aquí a tres días van a tratar tu caso y te prometo que
voy todo lo que sea, para que te dejen libre y que puedas venir a
formar parte de nuestra familia, te lo prometo.
—Adiós Nando —dijo Toni despidiéndome.
—Adiós Toni, espero que te portes bien.
En mitad de la noche, tumbado en la cama, comencé a
recordar de las bonitas palabras que me dijo la señora Carlota,
aquellas palabras quedaron grabadas en mi mente, y tenía
confianza en ella que las va a cumplir, de dejarme libre. Estaba
deshidratado, necesitaba beber, de repente pasaba un policía en mi
celda golpeando la porra que emitía sonido, me levanté
rápidamente y le dije:
— ¡Eh! Por favor ¿puedes darme de beber?
Cuando el policía quiso darme el vaso de agua, al extender mi
mano a por el agua. De pronto apareció el comandante y
derrumbo el vaso en el suelo y dijo:
—Aquí no tenemos agua para los encarcelados. Y tú intenta
hacerlo otra vez y serás castigado, ¡lárgate de mí vista! —dijo al
policía que me quiso dar de beber.
—Eso lo haces porque no tienes educación. —dije sin miedo
a que fuera un comandante.
— ¿Qué has dicho? ¿Sabes quién me elevo el cargo que
llevo? Abrir la celda. Tú dale veinte porrazos.
—Pero… jefe. —negó uno de los policías en darme una
paliza.
—Dame eso, yo mismo me encargo ahora de darte una
97
buena lección, que nunca olvidaras en toda tu vida, a ver si
aprendes a respetar a gente como nosotros.
Empezó a golpearme la porra por todo el cuerpo, sin
importarle que fuera un humano. Al terminar volvieron a cerrar la
celda y se fueron. Mi cuerpo estaba paralizado por el terrible
dolor que sentía, me dolían todas las articulaciones de mi cuerpo,
y empecé a sangrar por la nariz. Y así amanecí despierto gritando
por el dolor.
Vino un policía y dijo:
— ¡Hey…! Nando ¿qué te han hecho? Estas mal necesitas
un médico, voy a llamar a mama por teléfono que te consiga uno,
estas mal muy mal mírate, puedes morirte aquí.
— No hace falta Toni me pondré bien.
— No, no te pondrás bien faltan dos días para tu juicio, y no
puedes ir a presentarte ante al tribunal en este estado. Dijo Toni
mientras un lagrimón se deslizaba por su mejilla.
—Se acabó las horas de visita. —dijo el policía.
— ¿Tan pronto? Si hace un rato que acabo de entrar.
—Lo se chaval, no olvides que hoy no es día de visitas,
simplemente me he hecho del buen samaritano en dejarte entrar,
porque tu amigo estaba mal. Así que no me vengas con reproches
¡venga sal! antes que te encuentre el comandante y yo reciba un
castigo de los grandes.
—Tienes razón, me voy, ¡ah! Se me olvido mis padres ya te
consiguieron una abogada, bueno es una mujer, abogada y es muy
maja la tía. Seguro que la caerás bien.
— ¡Ayyyy…! Toni, Tonito. El problema no es que me caiga
bien sino, que espero que sea una buena abogada y que trate mi
caso. Este es mi problema.

98
Capítulo
25
EL JUICIO

“La justicia es la constante y


perpetuavoluntad de dar (conceder) a
cada uno su derecho”. Los derechos son:
“vive honestamente, no hagas daño a nadie y da a
cada uno lo suyo”.
Domicio Ulpiano

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El juicio está formado por un sujeto (el concepto de objeto del
juicio), un predicado (el concepto de aplicar al sujeto) y la copula
lo que establece si lo pensado es propio o no del objeto del juicio,
“el ser humano es malo” es un ejemplo de juicio, donde “el ser
humano”, es el sujeto, “malo” es el predicado y “es” es la copula.
Es lo que me tocaba a mí, me calificaban de mala persona,
poniéndome cualquier nombre que les parecía bueno, unos me
decían asesino, delincuente, ladrón, peligroso etc… pero pasaba
de ello, fingía como si fuese que no les hacía caso, pero que en
verdad todo lo dicho contra mi personaje me dolía por dentro, a
pesar de ser inocente de lo que me acusan. No iban a creerme por
el mero hecho de decir que soy inocente, no. Es imposible creerlo
y más si son los policías que ni siquiera te dejan explicar del
porqué de eso, no, no te dejan aclarar las cosas. Bien ¿y dónde se
trata asuntos iguales? En el palacio justicia y llego ese día, el día
en que tenía que enfrentarme con la justicia.
—Dejad entrar al acusado. —dijo el juez poniéndose las
gafas.
Abrieron la puerta y me traían esposado, en medio del público
acudiente al gran juicio.
—Sacarle las esposas —dijo el juez echándome un vistazo
raro.
—Ve Nando, acomódate aquí, después de esta mujer que
falta poco que llegue, tocara tu turno en ir a declarar tu inocencia,
con detalles lo que verdaderamente paso en esta noche en la
curandería, ¿vale? —dijo la abogada Soraya.
—Oye Soraya ¿Qué mujer? —pregunte curiosamente.
—Lamentablemente no lo sé, solo tengo la información que
me han dado esta mañana, dicen que estuvo también en la
curandería. Y a ti te pregunto ¿No la conoces?
— ¡Mmmm…! No sé, es que en esta noche había una suma
de gente y no me fijaba las caras.
—Dejen entrar al testigo. —dijo el juez.
— ¿Mamá?
—Es–es… tu–tu… ¿madre…? —pregunto la abogada
cristina.
—Sí, es mi madre, estoy perdido.
—No diga eso, vamos a ver cómo va todo, que para eso soy
100
una abogada, no nos vamos a rendirnos. Pero eso sí, después del
receso me cuantas como es eso de que ella es tu madre, ¿vale?
—Si —respondí.
Después la entregaron la biblia, puso la mano en ella y la
preguntaron:
— ¿Jura decir la verdad y nada más que la verdad?
—Sí, lo juro —dijo Marta elevando la mano.
Toda la sala se quedó en silencio, Al sentarse Marta de repente
apareció el espíritu de Prudencia, la única persona que veía el
espíritu era ella se levantó del asiento y dijo:
Esta… aquí..., esta… aquí… ¿Tu otra ves? Déjame en paz estás
muerta, muerta…
—No voy a dejarte hasta que no pares de hacerle daño a la
gente. —dijo prudencia iluminándola con una luz muy poderosa.
Toda la gente asistente en el juicio, empezaron a levantar de sus
asientos, mirando raramente a Marta. De repente Marta empezó a
desenmascarar a sí misma confesando en su lengua todos los
males cometidos llorando. La gente se quedó sorprendida, otros
que ponían la mano en la cabeza lamentando aquella situación y
otros empezaron a condenarla diciendo:
— ¡Bruja…! ¡Asesina…! ¡Eres una criminal te mereces la
muerte!
— ¡Silencio la sala! —dijo el juez gritando. —voy a
culminar la sentencia, al escuchar las palabras horribles salir de la
boca de esta mujer. Nando te declaro totalmente libre de lo que se
te acusa. Y tu madre, lo siento mucho ¡La condeno a muerte!
Me acerqué al juez rápidamente y me puse de rodillas y le dije:
—Señor juez, por favor es mi madre, ¿no hay otra manera
que arreglar eso?
—Entiendo por lo que estas sufriendo ahora, pero nosotros
trabajamos con la justicia, y todo lo escuchado salir de la boca de
tu madre, no se merece nada sino la muerte.
Los policías agarraron a Marta la esposaron y luego la llevaron en
la cárcel.

101
Capítulo
26
EL CASTIGO DE MARTA

“Los adivinadores, los hechiceros, y los


que hacen uso de la brujería con malos
fines, los que evocan a los demonios,
los que intentan confundir con
insistencia y violencia, los que, para
perjudicar, emplean imágenes de cera,
serán castigados por la muerte”.
Edouard Brasey

La pena por violar el mandamiento de éxodo capítulo 20 versículo


13 que dice «No Matarás» “es precisamente la pena de muerte,
En su forma más pura el castigo proporciona una simetría, es el
precio a pagar de un crimen cometido contra un inocente, pero al
castigar se corre el peligro de alargar el ciclo de violación sin
embargo, es un riesgo aceptable cuando el mayor crimen seria
permitir que los culpables quedaran impunes.

Ahora toda la gente sabía quién es en realidad Marta, ella


empezó a recordar en el silencio todo el daño a causado a sus
102
víctimas, sabía que en unas horas ya no iba a pertenecer a esta
vida, sino simplemente del polvo, sin comprender cuál era su
error, asumía, sin embargo, su culpa y esperaba, en el silencio de
su tristeza otra nueva oportunidad de poder seguir viviendo.
En mitad de la noche, Marta aprovechando que en su celda no
circulaba ningún policía, porque todos ya se habían ido a
descansar que en la mañana será decapitada. Marta echo los ojos
y notaba un tremendo silencio, rapó la sabanilla que le ofrecieron
para estar cubriendo del frio transformándola en forma de una
cuerda. Atándolo junto con los fuertes hieros que estaban
colocadas en la ventana de la celda, cogiendo la sabanilla
transformado en cuerda, decía colocándola en su cuello.
—Prefiero suicidarme antes que ellos pongan sus asquerosas
manos sobre mí.
De pronto se dejó llevar, empujo a un lado la camita que
estaba levantada encima quedando tendida en los aires, empezó a
sacudir el cuerpo de su boca salía espuma y así murió con los ojos
abiertos, con la lengua fuera echa a un lado. De pronto apareció el
espíritu de Prudencia tras las rejas viendo el cuerpo de su hermana
Marta tendida en los aires dando vueltas. Prudencia cruzo los
brazos y empezó a llorar.
Por la mañana todo estaba listo para la decapitación de Marta,
todos los policías se colocaron en fila, unos formados por la parte
derecha y otros por la izquierda y en medio dejando un espacio
para el paso de la decapitada. Tres policías venían a por ella al
llegar a la celda dijo uno de los policías sacando el sombrero que
llevaba puesto.
— ¡Dios mío...! Mientras los otros dos hacían la señal del
padre nuestro diciendo:

En el nombre del padre,


del hijo y del espíritu santo,
Señor te entregamos a tu
sierva, ábrele las puertas del paraíso.

—Amén… —Contestaron los tres policías a la vez.

Hay quienes creen que la confesión ayuda a las almas culpables a


103
encontrar la paz liberándonos de la vergüenza y el
arrepentimiento por nuestros errores, ante la cercanía de la
muerte, muchos sienten la necesidad de cerrar sus vidas piando
sus pecados, porque si la muerte no acaba con nosotros, lo harán
nuestros demonios.

Capítulo
27
UN SUEÑO CUMPLIDO

“Por muy larga que sea la


tormenta, el sol, siempre vuelve
a brillar entre las nubes”
Nando

Un año después, en la escuela llego el día en que me graduaba por


haber culminado con éxito el segundo de bachillerato, todos los
padres de mis compañeros estaban presentes, parar ver a sus hijos
coger el certificado y para verles actuar ya que era el fin del
curso.
Estaba solo sin la compañía de mis padres, les extrañaba tanto y
me empezaron a salir lágrimas porque veía a cada hijo con sus
padres. Llego el momento en que nos tocaba actuar, me

104
entregaron el micrófono, todas caras estaban puestas en mí.
Y uno de mis compañeros me decía en voz baja.
—Tu puedes Nando, vamos… Tienes que conseguirlo.
De repente sentí el soplo del viento, cuando incliné la cabeza
hacia atrás. Escuchaba la voz de mi madre Prudencia y me decía.
—Tu puedes hijo, hazlo por ti. Y luego escuchaba a
Esperanza decir —Tu puedes Nando, eres muy valiente hazlo por
todas las personas que te quieren.
El director del centro ya venía a sacarme del escenario, porque me
veían mucho tiempo parado con el micrófono sin actuar
De repente dije:
—Esta canción la dedico a mi madre Prudencia que en paz
descanse, aunque en verdad no es mi madre biológica, pero
siempre lo será este dónde este. Es mi tía sí, pero nunca dejara de
ser mi madre porque la llevo aquí en el fondo de mi corazón.
Y así empecé a cantar esta canción:

Aunque no Estés
I
Al despertar su rostro no está, yo me pregunto dónde se habría
ido, sin dejarme una pista de su olor este perfume que acariciaba
en mi piel.
Aunque no estés, puedo seguir
Aunque no estés, puedo luchar
Aunque no estés, puedo esforzarme…
Aunque no estés
Corro:
Cada nota es una canción… nanana
Pero hoy quiero hacerte cantar para ti
Da igual… aunque no estés, aunque no estés, aunque no estés
II
Aunque no estés, puedo vencer
Aunque no estés, puedo reír
Aunque no estés, puedo cantar…
Aunque no estés
Corro:
Cada nota es una canción…na na na
Pero hoy quiero hacerte cantar para ti
105
Da igual, aunque no estés, aunque no estés, aunque no estés.
III
Aunque no estés, puedo enfrentarme contra el miedo…
Aunque no estés
Corro:
Cada nota es una canción…na na na
Pero hoy quiero hacerte cantar para ti
Da igual, aunque no esté
Aunque no estés, aunque no estés

—Gracias. —dije brotando lágrimas.


Al terminar de cantar, empezó a aplaudirme todo el centro
diciendo:
—Nando… nando… nando… el mejor.
—Muchas gracias a todos vosotros. —dije.
Cogí mi certificado de haber culminado el segundo de
bachillerato con éxito, y la directiva del centro me otorgó como
ganador dela mejor canción de la graduación.

Una semana después, era el mes de junio un mes en el que


ahora tenía que demostrar todo lo aprendido desde preescolar
hasta el segundo de bachillerato. Me enfrentaba con la
selectividad, y antes de aquel examen yo junto con mis
compañeros finalistas formamos un grupo de repaso para estudiar
las posibles preguntas que podían venir en el examen, cada tres en
punto teníamos la concentración en el centro cultural español.
Llego el día del examen que esperábamos era las nueve
horas de la mañana, termine de examinar, nada más, solo había de
esperar los resultados que tardaron tres semanas y gracias a Dios
y con mi esfuerzo aprobé la selectividad y me matricule en la
UNGE6 en la facultad de Pedagogía, aspiraba ser pedagogo en
memoria de mi madre Prudencia. De hecho, elegí esta carrera. Y
mi madre era una de buenas las docentes que nunca había visto en
mi vida.
Ya iba a la universidad y cumplí con uno de los objetivos de
Feliciano, que era verme estudiar una carrera en la universidad.
Ahora formaba parte de la familia de la señora Carlota y de su
esposo Señor Rodolfo, ellos me tomaron como su hijo en el
106
gobierno

6
UNGE: Universidad Nacional de Guinea Ecuatorial, es la principal universidad de la República
de Guinea Ecuatorial en África Central. Su campus principal se localiza en la ciudad capital,
Malabo. (Nota del Autor)
firmando una serie de documentos que acreditaba que ahora son
mis padres. Pero aun con eso nunca olvide a la familia de parte de
mis padres biológicos, en espacial a mis abuelos, aunque habían
hecho una mala jugada conmigo, pero aun así les quiero
demasiado. Y en varias ocasiones les dejaba una carta, siempre
con el mismo contenido.

Queridos Abuelos:
Desde aquí os hecho mucho de menos, quiero que os
quedéis tranquilizados. Porque ahora me encuentro en
perfectas condiciones. La señora Carlota y el señor
Rodolfo, revelan por mi bienestar. Ahora son mi familia,
como lo son ustedes también. Decirles que os quiero mucho,
eso nunca lo olvidéis.

Nando

Llego día 1 de noviembre la fecha en que se celebraba el día de


todos los santos, me fui en el campo santo a ofrecerle flores a mis
padres. Llegue aquel lugar de las almas en pena, la tumba de mi
madre Prudencia estaba aislado con el de mi padre. Me acerqué a
la de mi madre Prudencia, me arrodillé y encima de la tumba puse
las flores artificiales que compré en la factoría de los chinos.
Sentía como mi alma se iba desvaneciendo, empecé a llorar
diciendo:
—Mamá, si pudiera decirte cuanto te extraño, cuán difícil es
aceptar que ya no estas junto a mí. Todos los días despierto sin ver
tu figura. Mamá, te acuerdas cuando me dijiste que nunca me
abandonarías. Pero no cumpliste tu promesa. ¿Porque no
despediste de mi mamá? ¿Porque no ultimaste hablar conmigo?
Tenía tantas cosas decirte. Pero no me diste tiempo, la muerte te
llevo, pero me hace difícil aceptarlo, pero es la realidad. —Adiós
mamá —dije levantando lentamente de la tumba.
107
Empecé a caminar lentamente. Al instante sentí la brisa
correr hacia mí, las flores viejas de las tumbas de santa cruz se
movían, y del suelo el soplo del polvo se elevaba en mis pies, me
di la espalda y vi a una mujer entre las sombras dándome una
señal de despedida. volví a dar la espalda y me fui caminando en
lágrimas con los ojos enrojecidos, sin rumbo diciendo en el
silencio:

El secreto hace que hasta las verdades más sencillas parezcan


fascinantes, misteriosas, tienen el poder de avivar la pasión, y
seducirte hasta que te transformas en otra persona. Pero por
mucho que intentemos ocultar nuestros secretos, guardarlos bien,
antes o después todo acaba saliendo a la luz.

fin

108
Poemas Satíricos y explicativos

109
MADRE PRUDENCIA

Fue el día 21 de febrero del 2017


Era la tarde y la hora en que el sol
Me alertaba de una tragedia que nunca he vivido
Andaba solo y callado porque tú te hallabas lejos

Y grite ¡Madre Prudencia!


Pero ya era tarde, mi vida se paraliza
Cuando te vi en un cuarto de hospital
Al instante latía mi corazón y sentía
Que te perdía para siempre, tristeestá la familia

Desde que te has ido,


Se nota un silencio profundo en los corazones,
De los que nunca te han olvidado,
Te voy cantar madre, por si yo también muero

En el día de mañana, tal vez hoy soy y mañana no


Te voy a escribir con mis cinco dedos,
Los grandes momentos que viví contigo,
Es difícil que alguien diga que no movió
110
Sus labios y pronunciar tu nombre
Un pañuelo sin machas así era tu corazón brillante,
La sonrisa era tu forma de enfadar,
Madrequerida de muchas, acostumbrado estaba

En abrazarte y poder sentir el cariño de una madre,


Pero ahora desde que tu no estas,
Las horas me las pasó de un mal humor,
¡Adiós madre querida!

Que el honor conseguido aquí


En la tierra, Dios recoja,
Tu llanto bendito donde brilla
Tu ejemplo de madre.

111
AUNQUE NO ESTÉS

Aunque no estés puedo seguir,


Seguir sin que nadie me detenga,
Aunque no estés puedo luchar,
Luchar de tal forma en la que yo pueda ganar.

Aunque no estés puedo reír,


Reír sabiendo que algo muy grande me
Espera en el silencio en la que la única
Persona que lo sabe soy yo,

Aunque no estés puedo vencer,


Porque he sido llamado más que vencedor
De mi propia vida, y aunque no estés,
Puedo enfrentarme contra el miedo.

112
ÚLTIMO DE MAMÁ

Quise sor solo, pero solo no pude ser,


Otros vinieron y son los primeros,
Hermanos somos, sí, pero lo veo diferente
¡Último de mamá! ¡Último de mamá!

Presume de eso,
Tradición que nunca termina
El amor hacia mamá,
Se me hace más grande

Toda la alegría
Seresplandece en mí,
Al escuchar
¡Último de mamá!

113
PLAYAS DE SIPOPO

¡Qué bonito es! Nos reímos de buena gana y nos divertimos,


Fines de semana nos despedimos para reencontrarnos ahí,
Saltos de ánimo nos damos, cuando suben las mareas,
Las olas bailan y flotan las armonías del viento

Las aguas se vuelven transparentes y dorada


Bajo un rayo de sol, brilla el horizonte como nubes de color
Que abrazan sus playas,
Gritos de felicidad cuando me caigo y me toca la arena,

El sol se pone más presente en nuestras carnes


Y en nuestros sudores,
Las horas y las tardes se pasan nosotros sin darnos cuenta,
El sol se vuelve oscuro para anochecer y nadie
Recuerda en volver a su nido.

114
VIERNES DE LOS ESTUDIANTES

¡Viernes! ¡Viernes! , ¡Viernes!


Gritamos alegre de felicidad
¡Oh viernes! Te elegiría como el día,
De la semana de mi perfil

En mi infancia cabían los ojos,


Al dormir sabiendo que mañana es vienes
Saltos doy como el canguro
Suenan las campanas ruidosamente

Respiramosmuy hondo,
Por fin es viernes.
¡Oh aquel desamparo exterior
Y enorme del silencio

Viernes quiero repetir siete veces,


Postrado y humillado a repetir,
Aunque me arrastre en él,
Como un esclavo en cadena, viernes es mi favorito.

TE QUIERO EN EL SILENCIO

115
Cogidos de la mano no lleva el viento,
Perdiendo nuestro recorrido en el espacio sin avisar
Y sin responder del porque nuestras miradas dan señales,
En el silencio de nuestras pupilas
Arden nuestros labios,

Pero ninguno de los dos tiene la valentía de conversar


Y decir al otro cuanto te amo,
Qué difícil es decir eso ¿verdad?
La frase se nos queda corta y nos convertimos en mudos,

Pero el destino no se equivocó que ambos crucemos,


En un mimo sendero
Compartiendo nuestra alegría jugando con espuma,
Lanzando piropos, emitiendo a Romeo y Julieta y alucinando que
estamos en el país de las maravillas.

LA VIDA ES DURA

116
La vida es dura jugamos la suerte,
A veces cuando te toca te crees ser superior
Ya llevo la edad suficiente para quedarme quieto,
Cuando me hablan de la muerte

Unos sonríen y otros lloran pero trabajan duros,


Otro cobran y alguno enseñan el dedo,
Cuando otro sudan,
Es la vida,

Cada uno espera su caída,


Si cada uno conociera el día de su muerte en el calendario,
No existiría la injusticia entre nosotros, hermanos seriamos,
El odio desaparecería, la paz reinaría y Jesús lo vería.

MI LLANTO

Han visto pasar mi vida,


Llorando en las esquinas en cada momento,

117
Dejarme que llore como aquel que sufre,
En vida la tortura,

El dolor golpeo mi pecho,


Y el frio
De mi tristeza se quedó,
En mis lágrimas

Miles de insultos, tuve que olvidar


Y escribirlas en mi diario
Mi infancia juvenil se quedó,
En una sombra mala inolvidable.

NO SALES DE MI MENTE

No sales de mi mente,
Porque aun percibo la fragancia que desprendía tu cuerpo,

No sales de mi mente,

118
Porque aún recuerdo tus labios pegados contra los míos,

No sales de mi mente,
Porque aún recuerdo tu cuerpo acostado en mi cama, llena de
rosa,

No sales de mi mente,
Porque tu hermosura es superior que la naturaleza,

No sales de mi mente,
Porque me enamore del primer regalo que me ofreciste el 14 de
febrero,

No sales de mi mente,
Porque creaste dentro de mí un mundo feliz,

No sales de mi mente,
Porque aún sigo pensando y extrañándote conmigo.

LO PERDIDO DUELE (ES DE PAREJAS)

Soy el que ayer sabía y hoy ya no sabe por tu ausencia,


De vuélveme, ¡oh amor! La rota clave
De mi voz, de mi vista y de mi oído

¡Oh amor! Dime en que rincón esta,


A oscuras ando buscándote bajo lluvias y tormentas,
119
Ya ni esperanzas tengo de encontrarte,

Moriría como la hoja seca que ni gota de agua queda en regarlas


Las fuerzas de vivir se alejan de mí,
Con cero animo de seguir luchando,

Mi felicidad es tenerte a mi lado


Construir un hogar, multiplicar una familia
Envejecernos y si Dios quiere morimos también juntos.

LA PARTIDA

Ahora ando por la calles,


Nadie se acerca a mí, nadie me conoce, soy un individuo,
Ahora tengo sed de beber, nadie me ofrece un vaso de agua fría,
Ahora me ven por ahí pidiendo limoná,
Unosvan en chaqueta, y otro muestransus bolsillos vacíos,
Ahora me ven todas las mañanitas,
Nadie me lanza uno buenos días, ¿Cómo has dormido? No,

120
Pero cuando muera,
La oblación lamentara, querrán ver mi cuerpo que ya dejo de
respirar,
Pero Cuando muera,
En el velorio habrá bebida a montón, sin faltar el café,
Pero cuando muera,
Tendré un ataúd, colocado detrás de la cubierta de un coche
lujoso, camino al campo santo,
Pero cuando muera,
Muchas flores dejaran en mi tumba,
Diciendo buenas palabras sobre mí y el cura culminando
diciendo,
Que en paz descanse.

LLEVAME CONTIGO (LUNA DE MIEL)

Llévame contigo,
A un lugar que estemos tu y yo,

Llévame contigo,
Y dame tus alas a volar

Llévame contigo,
Donde la naturaleza nos invita a florecer nuestra relación,

Llévame contigo
121
Donde podemos lograr nuestro sueños y serlos realidad,

Llévame contigo,
Donde podremos gozar de nuestra vida cómoda y feliz.

ROSAS A CÁNDIDO

¡Ay Cándido! Vuela tu lindo nombre, comentando de tu partida,


Espero que no apagues tu felicidad hacia nosotros,
Donde estés hemos reído y valorado todo lo ofrecido al colectivo,
El día no pasa sin que derrame una gota de lágrima,
De volver a soñar de tus buenas hazañas,

Con miles de rosas podríamos mostrarte,


Todo el cariño que te tenemos, pero no aria falta,
Tan solo escribirte en líneas torcidas, muestra una parte verdadera
En nuestros corazones hacia ti,

Cándido creaste en nosotros un sentimiento inexplicable,


122
Nos hace feliz saber que has alegrado el corazón de muchos,
Es una sensación única,
Una sensación de paz interior,
Ya te fuiste, solo ahora queda tus recuerdos,

Echaremos de menos tu sonrisa,


Echaremos de menos tus abrazos,
Echaremos de menos tu linda cara,
Echaremos de menos tus reproches,

Y cuando Dios quiera, también te seguiremos en ese camino


En el que no se esquiva nadie,
Nos persigue a todos por igual, la sombra es el caminar de todos
los días,
Adiós Cándido, que el honor conseguido aquí en la tierra
Con ello consigas un puesto mejor, allá en los cielos.

123

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