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Orientación Vocacional.

Una perspectiva crítica terios transdisciplinarios, manteniendo a raya la lógica binaria-excluyente


Rascovan, Sergio (2005). Buenos Aires: Paidós propia del pensamiento positivista.
Promover un abordaje de los fenómenos humanos con un criterio trans-
disciplinario es asumir el desafío de pensar lo complejo desde la compleji-
5. LOS DISPOSITIVOS DE ORIENTACIÓN VOCACIONAL dad. Este pensar y hacer no supone borrar o desconocer las disciplinas con
Los especialistas son aquellas personas que saben cada vez más sobre sus propios objetos de estudio. Pero ninguna disciplina por sí sola podrá
menos, hasta que, finalmente saben todo sobre nada y nada sobre todo. abarcar la complejidad del campo.
Aldous Huxley Entendemos la intervención psicológica como aquella enfocada en el
sujeto que elije. Hay muchas formas de intervención psicológica; por
nuestra parte apoyamos la llamada modalidad clínica con una orientación
En otro escrito (Rascovan, 1998) nos hemos dedicado a distinguir dis- psicoanalítica como proceso de acompañamiento. Un proceso de estas
tintos tipos de intervención en orientación vocacional. Advertíamos que características implica crear las condiciones para que el joven –que de-
bajo el rótulo de orientación vocacional se encaran prácticas muy diferen- manda ser escuchado en su singularidad- pueda encontrarse consigo mis-
tes y que era necesario organizar de algún modo el campo de las interven- mo, con su historia personal y colectiva, con su particular ubicación fami-
ciones. En general se trata de prácticas no excluyentes, más bien, comple- liar, con sus deseos, con sus limitaciones y sus recursos personales y mate-
mentarias. Así, por ejemplo, en países de lengua inglesa diferencian entre riales.
counseling y guidance. Hay autores que denominan guidance a la orienta-
ción educacional y ubican en ella acciones tales como el planeamiento de La indagación sobre los aspectos personales está centrada en la explo-
programas y de materias relacionadas con la temática vocacional, el espa- ración de las identificaciones, en la elaboración de los conflictos que obs-
cio de consultoría, la información de las diferentes opciones de estudio y/o taculizan la toma de decisión y en el análisis de la forma particular que el
trabajo. Mientras que el counseling es una intervención personalizada ba- sujeto consultante tiene de “ver” o pensar la realidad social y cultural. De
sada en el acompañamiento personal a través del asesoramiento y del manera que se busca favorecer cierta elucidación de los condicionantes
“consejo” profesional. subjetivos y sus determinaciones inconscientes.

Por nuestra parte, hace varios años hemos distinguido tres tipos de in- La intervención psicológica se basa en la tarea de descifrar en el marco
tervención en el campo de la orientación vocacional: la pedagógica, la de una relación transferencial el enigma de cada sujeto, la búsqueda de su
psicológica y la sociológica. Cada intervención se corresponde, esquemá- propio deseo. Acompañar al consultante en este desafío tiene un objetivo
ticamente, con alguna de las dimensiones del campo vocacional. específico: promover elecciones en torno de su proyecto de vida futuro
básicamente en el área del trabajo y/o el estudio. Pero además tiene un
Recordemos que en el campo vocacional se pueden distinguir el sujeto objetivo menos específico: lograr que la experiencia entre el consultante y
que elije (dimensión subjetiva), los objetos a elegir y el contexto en el que el profesional que lo acompaña le otorgue al primero la posibilidad de re-
dicha relación se produce (los últimos dos corresponden a la dimensión conocerse como sujeto al que algo le falta y que, por lo tanto, tiene que
social). Restringirlo a sólo una de sus partes es escamotear su complejidad. “salir” a buscar. La búsqueda es incesante –y en cierta medida imposible-,
Toda elucidación y análisis del campo debe tener presente que no se trata no se detiene, ya que no hay un objeto que satisfaga absolutamente a un
de un objeto discreto. Es decir, pensar –e intervenir- sobre los problemas sujeto.
vocacionales desde un paradigma de la complejidad implica no reducirlos
a sólo una de sus dimensiones. Para ello se hace necesario pensar con cri-
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Por su parte, la intervención pedagógica es aquella que –respetando la Si la problemática ocupacional se ha masificado, las intervenciones se
complejidad del campo en sus dimensiones subjetiva y social- se centra deben extender a todo el cuerpo social. Si aceptamos que la escuela tiene
fundamentalmente en el conocimiento –crítico y valorativo- de los objetos algo que ver con la sociedad en que vivimos, entonces la escuela tiene algo
y en la problematización sobre el contexto. Intervenir pedagógicamente en que ver con la orientación vocacional. La escuela debe cumplir su función
orientación vocacional quiere decir promover procesos de enseñanza- y para ello debe recuperar el rol de propiciar aprendizajes significativos,
aprendizaje que favorezcan la comprensión de la nueva realidad social: los que difícilmente sean abordados en otros ámbitos.
profundos cambios tecnológicos y económicos que han obligado a cada También la intervención pedagógica debe incluir –además de la trans-
país a repensar ideas políticas y sociales sostenidas desde hace muchos misión, la problematización y la apropiación de contenidos conceptuales
años. Así como también analizar los efectos de la metamorfosis de la cues- relacionados con el actual escenario social- aspectos procedimentales y
tión social, cuyo epicentro se encuentra en los cambios en el mundo del actitudinales, por ejemplo, plantear estrategias para buscar y conseguir
trabajo y en los procesos de exclusión social y crecimiento de la pobreza. empleo y todas las acciones vinculadas con la articulación escuela – mun-
El trabajo pedagógico tenderá a facilitar la elaboración de las actuales do laboral, tales como realizar visitas, pasantías, prácticas en y para el
características del escenario social: la muerte de la civilización del pleno mundo del trabajo.
empleo, heredera de la Revolución Industrial. Precisamente fue esa civili- Finalmente, la que en su momento definimos como intervención socio-
zación del empleo que actuó de “calendario” organizando la vida de los lógica se asemeja en los contenidos a la intervención pedagógica pero se
sujetos sociales, al tiempo que los alejaba de las angustias de lo imprevisto diferencia de ella en tanto se lleva a cabo fuera del marco escolar. Es, por
y la desprotección. un lado, una intervención postescolar destinada a la población que finalizó
Los trabajadores, cualquiera que fuese su oficio o profesión, cobraban la escuela secundaria pero no se incluyó en el mercado laboral ni en el
por su tarea, que tenía un valor, aunque no siempre la retribución fuera nivel superior de educación, y, por otro, una práctica destinada a aquellos
justa. Lo verdaderamente novedoso en los planteos actuales sobre empleo que quedaron fuera del sistema educativo antes de tiempo (recordemos que
es la categórica afirmación sobre el lugar que ocupan las políticas econó- la mitad de los jóvenes argentinos con edad de cursar la escuela la ha
micas de la mayoría de los países, las que han provocado en las personas abandonado antes de finalizar).
algo peor que el ser explotado; no ser, siquiera, explotable. Se ha pasado El acento en este tipo de intervención está puesto en el conocimiento de
de la explotación en el trabajo –pensemos en las grandes luchas de los los objetos y el contexto, priorizando las estrategias para la reincorpora-
obreros durante todo el siglo XX y hasta el día de hoy- a la exclusión so- ción al sistema educativo y para la búsqueda y adquisición de un trabajo,
cial. Con este panorama (ya desarrollado en los capítulos precedentes) lo entendidas ambas como formas privilegiadas de inclusión social.
que se quiere señalar es que la escuela no puede dejar afuera estos conte-
nidos, ya que lo que está en juego es el futuro de los jóvenes. La discusión En la actualidad, ciertos profesionales denominan a esta intervención
sobre la problemática del empleo no se circunscribe sólo a él, sino que se “orientación laboral”. Por nuestra parte, preferimos ubicarla como un tipo
ubica en el centro del escenario del debate político y económico. De la particular de intervención en orientación vocacional.
dirección que adopte ese debate dependerá, en gran medida, el futuro de
nuestras vidas. Hablar de intervención pedagógica en orientación vocacio-
nal significa, entonces, marcar la necesidad imperiosa de que estos conte-
nidos no sigan marginados de la vida escolar.

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5.1. LOS DISPOSITIVOS DE ORIENTACIÓN VOCACIONAL EN EL SECTOR –depende de manera decisiva de la actitud del coordinador del grupo- que
EDUCACIÓN en estos espacios se pueda promover la sensación de confianza y permiso
entre los estudiantes para poder intercambiar opiniones y vivencias sobre
Coincidimos con el equipo de investigación del Ciclo Básico Común
las expectativas futuras de cada uno. El compartir ideas y propuestas acer-
(UBA) dirigido por Graciela Canessa, cuando sostiene:
ca de cómo cada joven está planificando sus proyectos es un estímulo para
En el nivel medio, y por ser éste el nivel más crítico del sistema, el todos y, en algún sentido, funciona como un catalizador en la medida que
que expresa con mayor dramatismo las consecuencias del proceso de ex- colabora tranquilizando a quienes viven con mucha ansiedad este momen-
clusión social y económica de los jóvenes, las acciones de orientación vo- to, así como también desafiando a quienes se defienden con una conducta
cacional y ocupacional adquieren especial significado (Canessa, 2002).
apática y supuestamente desinteresada. Así, la orientación vocacional en la
Los jóvenes que finalizan la escuela constituyen un grupo crítico y, a escuela puede constituirse en una usina de proyectos de distinto tipo. Entre
pesar de ello, están ausentes, todavía, los programas escolares sistemáticos la impotencia y la omnipotencia, nos inclinamos por la apertura de espa-
y formalizados de orientación vocacional. Esta ausencia es grave si enten- cios que estimulen la construcción de horizontes futuros posibles, sin
demos que los jóvenes son quienes protagonizan el ingreso a la vida acti- abandonar las utopías.
va. Esta condición los expone especialmente a la crisis. Constituye un sec-
Podemos decir que la orientación vocacional en el marco escolar es
tor particularmente vulnerable en la organización social de los ciclos de
una intervención que se realiza, o debería realizarse, en dos sentidos: un
vida.
eje diacrónico y un eje sincrónico. El primero se refiere al conjunto de
La implementación de un sistema de orientación vocacional coordi- acciones educativas a lo largo del proceso escolar. Está relacionado con
nado a nivel nacional y regional es un imperativo. Su diseño y ejecución los variados procesos de enseñanza-aprendizaje que se llevan a cabo en la
debe incluir a los jóvenes como principales protagonistas y materializarse escuela. Desde esta perspectiva, no sería pertinente diferenciar orientación
a través de un proceso de interinstitucionalidad (escuelas, clubes, hospita- de educación. Se orienta hacia el futuro porque se educa hacia él. Los
les, sociedades de fomento, ONG) e intersectorialidad (salud, educación, aprendizajes que efectúen los alumnos les permitirán incorporarse a la vida
trabajo, promoción social). social en general y a la laboral en particular. De manera que, desde esta
Los espacios de orientación vocacional no deberían restringirse a fa- posición, podemos decir que hay orientación cada vez que se cumpla con
cilitar y estimular la elección de carrera. Al respecto, en la investigación el mandato social de la escuela: preparar a los alumnos para integrarse a la
realizada (véanse los capítulos 3 y 4), cuando se interrogó a los estudiantes sociedad, para proseguir estudios superiores y para incorporarse al mundo
encuestados sobre la expectativa de realizar otros proyectos, hubo un por- del trabajo.
centaje significativo que respondió afirmativamente. Aunque insistimos en El eje diacrónico se entrecruza con el sincrónico, ya que éste supone
la idea de que hacer otros proyectos no apareció como sustitutiva de traba- un “corte” en cada momento en que el futuro se juega, desde el presente,
jar y estudiar, entendidos como circuitos privilegiados de inclusión social, de una manera particular. Es decir, los períodos en los que los sujetos so-
sino como opción complementaria. ciales –estudiantes en este caso- se encuentran ante la exigencia de tomar
El espacio y el tiempo destinados a la orientación vocacional en la decisiones respecto de su futuro. Los momentos de decisión están muy
escuela deben ser, ante todo, un ámbito para la promoción de la salud en vinculados con la propia organización de la vida escolar-académica. Son
tanto permita la elaboración de los obstáculos singulares y colectivos que las articulaciones entre los niveles y/o ciclos educativos. Transición entre
encierran los procesos de transición a la vida adulta. Es esperable también “primaria” y “secundaria” y entre ésta y los estudios terciarios y/o univer-

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sitarios. (Si tomamos la estructuración actual de la mayor parte del sistema una materia ya constituida, en los tiempos asignados a la denominada
educativo argentino, deberíamos decir pasaje de Educación General Básica “orientación y tutoría”, o bien en proyectos pedagógicos a crear.
–EGB3- a Polimodal, y de éste a los estudios superiores y/o mundo del La orientación vocacional como espacio curricular supone una inter-
trabajo.) vención pedagógica. Su particularidad es la pretensión de constituirse en
La orientación vocacional en la escuela se desenvuelve entre los dos un espacio subjetivante. Es decir, tiene la intención de que en el proceso
ejes, aunque podríamos decir que su mayor especificidad tiene que ver con de abordaje de determinados contenidos pedagógicos se pueda favorecer
la intervención en las situaciones o los momentos clave. Sin embargo, la una creciente implicación personal. Se trata de promover un sujeto activo
eficacia de la intervención en dichos momentos (eje sincrónico) está sujeta en la construcción de una experiencia escolar singular.
a la eficacia, también, en que se llevó a cabo la tarea de orientación a lo La noción de implicación nos remite a las posibilidades que tienen
largo del proceso escolar (eje diacrónico). los participantes de una experiencia de configurar la propia escena de la
De manera sintética, podríamos afirmar que la orientación vocacio- que son parte. La implicación personal es, de este modo, un ida y vuelta
nal como práctica escolar se caracteriza por tres aspectos fundamentales: entre el sujeto y los otros, que establece una interdependencia intersubjeti-
va. La implicación no es un proceso estrictamente consciente o incons-
° función escolar;
ciente. Puede haber una predisposición consciente a implicarnos y un des-
° curricular; pliegue inconsciente en las operaciones prácticas, que se manifiestan más
allá de la voluntad del sujeto que interviene.
° participativa.
La inclusión curricular requiere necesariamente de la participación
La orientación vocacional será una función escolar en la medida en
activa de los protagonistas del proceso: los propios estudiantes. No se trata
que forme parte del Proyecto Educativo Institucional (PEI). Consiste en
de contenidos que “son bajados” por los adultos responsables del espacio
una tarea colectiva de docentes, estudiantes, padres y profesionales de la
curricular, sino de un espacio de elaboración colectiva, obviamente, con
orientación vocacional. No corresponde sólo al especialista, aunque pueda
roles diferenciados entre docentes y estudiantes. La participación activa de
ser importante su presencia para organizar las acciones, para ordenarlas,
los jóvenes que están cursando el último año de enseñanza media implica
jerarquizarlas, distribuirlas; en síntesis, coordinarlas.
un verdadero proceso de cogestión junto a docentes y/u otros profesionales
La orientación vocacional debe ser curricular con el propósito de que se desempeñen en la escuela.
promover aprendizajes significativos que permitan el desarrollo de las
La propuesta que estamos planteando concretamente es diseñar pro-
competencias para la incorporación al mercado de trabajo, para la prose-
gramas de orientación para la transición al mundo adulto (véase Rasco-
cución de estudios, para el desarrollo del pensamiento crítico y el análisis
van, 2000) como una posibilidad de abrir espacios de reflexión, de inter-
social. La inclusión curricular permitirá que ciertos contenidos significati-
cambio y de creación entre jóvenes y adultos.
vos para encarar una transición activa a lo “por venir” no permanezcan
inexistentes o marginados de la tarea pedagógica. En este sentido, la es- La variedad de contenidos de un programa de orientación para la
cuela puede abandonar su rol de espectadora pasiva en el proceso de tran- transición al mundo adulto genera –seguramente- coincidencias y diver-
sición de los jóvenes a la vida adulta. Desde luego, no hay recetas sobre gencias, tanto por la selección temática efectuada, como por su modo de
las estrategias de inclusión curricular. Puede organizarse en el marco de abordaje. El programa debe ser, antes que nada, una invitación a intercam-
biar y polemizar.
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En cualquier experiencia educativa, y con más razón en el desarrollo ° Tiene su centro de gravedad en la entrevista.
de un programa de este tipo, los jóvenes no parten de cero. Cada uno desde ° Exige profesionales en un nivel de entrenamiento que les permita: obser-
su particularidad, sabe cosas distintas sobre los diversos temas a analizar, var, diagnosticar y operar en el aquí y ahora, conmigo, de la entrevista ope-
sencillamente porque cada uno tiene experiencias singulares en el marco rativa de modo de lograr los esclarecimientos necesarios.
de una cultura que no es homogénea. De modo que el tratamiento de los
contenidos no debe tener un carácter lineal o secuencial. Es decir, no exis- ° Adquiere la modalidad […] de una orientación psicológica focalizada en el
logro de determinados objetivos, siendo fundamental el esclarecimiento de
te necesariamente un lugar por donde empezar o terminar el trabajo peda-
la identidad vocacional.
gógico, sino que se puede adoptar un criterio dinámico y funcional, sujeto
a los intereses y motivaciones de los jóvenes. ° Utiliza instrumentos psicométricos, proyectivos y dramáticos, compatibles
con una concepción dinámica de la personalidad que permitan detectar los
Como forma de resistencia a la cultura del individualismo, esta pro- intereses, las aptitudes generales y específicas, y la estructura irrepetible de
puesta está pensada como una herramienta para el adulto que quiere pro- cada personalidad. Este diagnóstico deberá planificarse en cada proceso
mover el trabajo grupal como ámbito central de aprendizaje. El grupo es concreto: individual, grupal o institucional.
entendido como trama de intercambios significativos, no como escenogra-
° Maneja dinámicamente distintos recursos de sondeo e información sobre la
fía de un trabajo individual. El grupo está pensado como un nudo, del cual
realidad ocupacional y las carreras concretas: planes, campos, entrevistas
cada uno de los integrantes es una parte ineludible. El grupo, en definitiva, con profesionales, visitas a facultades.
se plantea como un espacio posible de sostén de las diferencias, como lu-
gar de encuentro y respeto de la diversidad. Surgido de la modalidad clínica –en todas sus variantes-, el proceso
de orientación vocacional es una modalidad de acompañamiento de los
En última instancia, nuestra expectativa sigue siendo construir dis- sujetos que se preguntan por su hacer presente y futuro. Valoramos lo rea-
positivos para promover en los jóvenes una actitud crítica y comprometida lizado hasta aquí por esta estrategia de abordaje de los problemas vocacio-
con la realidad social y cultural en la que viven y vivirán. Para que la es- nales con la que acordamos, pero alertamos también acerca de la necesidad
cuela pueda seguir siendo un ámbito de encuentro, de aprendizaje signifi- de superar los dispositivos estandarizados para dejarlos abiertos a la singu-
cativo, de construcción creativa de proyectos de vida. Para que el pasado, laridad de los tiempos subjetivos (véase el punto 6.1. “Destitución de cier-
el presente y el futuro no nos sean indiferentes. tas categorías conceptuales”).
Cuando advertimos sobre la existencia de procesos estandarizados
5.2. EL PROCESO DE ORIENTACIÓN VOCACIONAL COMO EXPERIENCIA de orientación vocacional es porque entendemos que hay cierta modalidad
SUBJETIVANTE de intervención que propone regular el proceso en cantidad de entrevistas,
en prescribir técnicas específicas para cada encuentro, en separar mecáni-
El proceso de orientación vocacional es tradicionalmente conceptua-
camente los dos ejes en los que habitualmente la literatura del área divide
lizado en la literatura específica de nuestro país como un dispositivo sos-
el proceso de orientación vocacional: información y autoconocimiento. En
tenido por un/a psicólogo/a, psicopedagogo/a o licenciado/a en ciencias de
contraposición proponemos pensar y actuar en el proceso de orientación
la educación –genéricamente denominado orientador- fundado en una
vocacional como si fuera una experiencia que, a propósito de la elección
teoría y una práctica (López Bonelli, 2004) que:
de un proyecto futuro, suponga un paréntesis en la vida de un sujeto a la
° Utiliza el método clínico como una estrategia de abordaje particularizante. espera de que algo advenga, una verdad sobre sí mismo. Desde ya puede

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resultar una expectativa desmedida para un proceso que se presenta, desde Por su parte, el POV apuesta a que el consultante pueda hurgar en su
el inicio, como acotado en el tiempo. ignorancia, buscar en su propia historia y en sus propias ficciones, y, a
Este proceso se organiza alrededor de una secuencia de entrevistas partir de allí, lograr adueñarse de las representaciones y creencias que lo
donde el profesional de la orientación vocacional (en adelante POV)1 utili- empujaron a la consulta de orientación vocacional.
za como principal herramienta su escucha. A lo largo del proceso se em- Entre el POV y el consultante hay una espera que se sostiene en la
plean –generalmente- diferentes técnicas y recursos que colaboran para confianza en el otro; por ello, podemos afirmar que la transferencia resulta
que el sujeto consultante se conecte con su problemática y pueda hablar. recíproca. En ese proceso (quienes tienen relativa experiencia en este tipo
de consultas seguramente acordarán) hay sin duda una espera –que muchas
Afirmamos que en el proceso de orientación vocacional no hay nada
veces resulta tan angustiante para el consultante como para el profesional-,
que orientar, ni nadie que pueda orientar. Sin embargo hay mucho por
pero se trata de una espera distinta. No hay total simetría. Así, mientras el
hacer, que no es estrictamente orientar, sino, antes bien, sostener una pre-
consultante puede alimentar la expectativa de que el POV resuelva su con-
gunta social y construir a partir de ella una pregunta singular, es decir, la
flicto, diciéndole –a partir de sus observaciones- qué debe elegir, el profe-
que cada sujeto se hace en algún momento de la vida. Desde luego –como
sional espera que el consultante elija con autonomía, reconociéndose en
ya fue expresado-, hay determinados momentos en la vida social que son
ese acto como sujeto escindido, como sujeto de la falta. El efecto de la
paradigmáticos para el elegir, como la finalización de los estudios secun-
transferencia es, entonces, atribuirle un saber al otro, un saber que puede
darios.
anticipar lo que surgirá en el futuro, como material del trabajo desplegado.
Si le preguntáramos a un joven que está cursando su último año de El saber que el consultante le adjudica al POV es una ilusión necesaria
escolaridad cuál es la pregunta que más le hacen sus amigos, familiares, para desplegar sus fantasías, aspiraciones y anhelos asociados con el futu-
docentes, vecinos, seguramente su respuesta sería: “¿Qué vas a hacer? ro.
¿Qué vas a estudiar?”. Por eso, los procesos de orientación vocacional
Más allá de toda tecnología y estandarización, el proceso de orienta-
deben tender, frente a la pregunta instalada en la vida colectiva, a promo-
ción vocacional es, ante todo, un espacio para que circule la palabra. Son
ver su transformación en una pregunta singular: “¿Qué me pregunto yo en
los relatos del consultante los que irán configurando la escena. El profe-
estos momentos?”.
sional acompaña con su escucha atenta y con intervenciones tendientes a
Desde una perspectiva psicoanalítica, el motor de un proceso tera- devolverle al sujeto su propio saber. Al mismo tiempo, el POV funciona
péutico –que es absolutamente asimilable al de un proceso de orientación como estimulador para la búsqueda activa del consultante sobre su propio
vocacional- es la transferencia. Ésta se construye en la expectativa confia- proyecto futuro. Antes de responder, sostiene la pregunta y procura dina-
da en el saber del otro. Si ello no existiera, no habría consulta primero y mizarla. Ello no significa que a veces el profesional –ubicado en una posi-
proceso después. Quién consulta espera que el saber del otro, en este caso ción que lo acerca a la del analista- no responda puntualmente alguna pre-
el POV, pueda aliviarle la ansiedad que produce la construcción de un gunta, sólo que la expectativa –al responder- está puesta en las posibilida-
proyecto futuro, la angustia de elegir. des que brinda dicha respuesta. Es una intervención que, mientras respon-
de, se propone abrir nuevas preguntas que ayuden a reubicar el punto de
búsqueda del sujeto.
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Preferimos referirnos al profesional que trabaja en orientación vocacional con la deno- La experiencia de un proceso de orientación vocacional con sesgo psi-
minación POV en tanto nos aleja de la figura del orientador y del par orientador-
coanalítico supone la invitación a que el consultante se lance a la aventura
orientado, que no representa nuestra manera de pensar y actuar.
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del proceso de elegir, aceptando el riesgo que implica quedar expuesto a Sin embargo, el POV no va forzar el desarrollo de la técnica hacia el cum-
su propio no saber, a la inexistencia de una verdad absoluta sobre lo voca- plimiento de un objetivo específico, esto es, que la tarea se cumpla en to-
cional, a la renuncia de las certezas sobre alguna elección correcta. Para dos sus pasos, no porque carezca de procedimiento (inicial, de desarrollo y
que ello ocurra deberá construirse una trama muy particular entre el con- cierre), sino porque lo importante será la escucha, estar atento a lo que el
sultante y el profesional, trama sostenida en la confianza depositada por el material suscita en el sujeto que consulta: lo que habla, lo que no dice, lo
consultante en el saber del POV y, a su vez, en el corrimiento incesante del que corrige, lo que repite, las asociaciones que va hilvanando.
profesional del lugar en que es ubicado como sujeto de un supuesto saber.
El POV debe situarse más allá del campo de los intereses sociales y de
En el proceso de orientación vocacional el POV está expectante, no di- los ideales. Más allá de la intención de cumplir con fines determinados,
rige, no aconseja, no orienta –estamos tentado a decir nuevamente- sino aunque sin olvidar que está allí para que el consultante pueda elegir.
que propone dejar fluir las palabras, estimula el despliegue del jugar, mu-
Habría que buscar la eficacia del proceso en el reordenamiento de lo
chas veces ayudado por las diferentes técnicas, sean las que fueren. Entre humano no asumido. En ese sentido, podríamos decir que el proceso inten-
ellas nos interesa hacer referencia al material de Imágenes Ocupacionales.2 ta reconstruir una historia que no tiene por qué haber tenido lugar. El pro-
Las técnicas que se pueden desplegar con el set de Imágenes Ocupacio- ceso de orientación vocacional, al igual que la cura analítica, no sería la
nales son mediadoras entre el consultante y el POV. Las imágenes mues- reconstrucción de una historia olvidada, sino la producción de esa historia
tran personas haciendo distintos tipo de actividades, de manera que el pro- a partir de lo que nunca había salido a la luz (Roustang, 1991).
pio sujeto va configurando el campo de significación. En ningún lugar del La posición del POV es de aguardar con paciencia –a veces desesperan-
material se explicita quién es, ni qué hace el personaje que aparece en la te, ya que siente la presión ejercida por el consultante, que está ahí para
fotografía. Es decir, no hay una verdad que el sujeto deba develar, sino un elegir-. Si bien el POV está en posición de expectación, al mismo tiempo
saber a construir a partir de su particular mirada, de sus experiencias pre- no es neutro, ni distante, ni espectador prescindente. La neutralidad en este
vias, de sus conocimientos, de sus fantasías. De modo que no es un test proceso supone un esfuerzo constante de no caer en la tentación de decidir
donde hay respuestas correctas o incorrectas, y ni siquiera se obtiene un por el otro. Es esfuerzo y padecimiento a la vez. La neutralidad en este
resultado al finalizar la prueba. Es un recurso que le permite al sujeto que proceso es una operación activa consistente en mantener a raya los ideales,
está en situación de elección vocacional conectarse con la temática, identi- valores y deseos del profesional. Es una activa operación de desestimar las
ficar diferentes actividades que componen la oferta laboral, educativa y de preferencias propias, para liberar el espacio al deseo del consultante. Sin
quehaceres en general en nuestra sociedad, y establecer relaciones singula- embargo, supone una renuncia imposible de cumplir de manera absoluta.
res (de afinidad, de rechazo, de indiferencia) con cada una de ellas. Es en Por eso, a veces resulta conveniente que el POV se enuncie, antes que si-
este sentido que las imágenes ocupacionales son un mediador entre el con- mule una neutralidad que abra paso a la sugestión o a una manipulación
sultante y el POV, en tanto se interponen como material, procurando ayu- encubierta.
dar a enfocar una problemática: la elaboración de proyectos ocupacionales.
La posición del POV es de una espera entusiasmada. Entusiasmo por
la alteridad que caracteriza de la mejor manera lo que ocurre en un proceso
2 de orientación vocacional. Se trata de una pasión ambigua, paradójica, ya
Diseñado en 1993 por Sergio Rascovan y editado en conjunto con Sergio Gutman,
consta de 135 fotografías con imágenes de personas realizando distinto tipo de activi- que intenta mantener al otro libre de la pasión del profesional. La ética del
dades. En la actualidad existe, además de la versión gráfica, un programa computari- POV se apoya, entonces, en este oficio de alterizador. Relaciones pasiona-
zado al que se accede por Internet: www.imagenesocupacionales.com
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les que nacen y viven con el compromiso de extinguirse. En este oficio, el garante donde el profesional fue ubicado. Es un momento límite de la de-
POV intenta refinar la sensibilidad por las diferencias y por incrementar la manda. Momento en el que se debe apresurar un acto, el acto de elegir.
tolerancia a los otros (Volnovich, 2002). Cuando la decisión se dilata es preciso generar las condiciones para
La esencia del proceso de orientación vocacional es su singularidad. que el consultante reconozca que no siempre se llega a ella a través de un
La actividad clínica basa su eficacia en la posibilidad de mantener una acto de voluntad, de racionalidad. Es cierto que elegir un proyecto futuro
tensión, un intervalo, con la creencia y la verdad consensual; la teoría, por es una apuesta subjetiva que requiere de reflexión y de análisis, pero no es
el contrario, busca la generalidad, la totalización de sus afirmaciones. Mu- menos cierto que a veces ello no basta. Los procesos racionales tienen un
cho es lo que se pierde cuando la teoría anticipa el análisis del discurso del límite. Por eso es tarea del POV desalentar la expectativa de alcanzar la
consultante. Casi todo el trabajo que se despliega en este proceso queda absoluta certidumbre sobre todo lo que hay para conocer al elegir. El POV
desvirtuado cuando el proceso de orientación vocacional se pone al servi- debe facilitar la posibilidad de que el sujeto que consulta advierta que to-
cio de ilustrar y reforzar la teoría. mar una decisión no puede ser una operación con pretensiones de exacti-
Cuántas veces habremos estado buscando en el discurso del consul- tud. Por eso decimos que, en esos momentos, sobrevienen las situaciones
tante la respuesta a todas las categorías diagnósticas y de pronóstico enun- más difíciles en relación con la transferencia con el POV. Son momentos
ciada por la estrategia clínica.3 En la pretensión de establecer la corres- de zozobra dominados por la urgencia del consultante por elegir. Momen-
tos difíciles también para el POV porque tampoco depende de él la deci-
pondencia entre lo dicho y/o hecho por un consultante con lo prescripto
sión. Por eso es complejo ocupar ese lugar, sin caer en los tecnicismos
teóricamente, podemos dejar afuera lo más rico de la experiencia: escuchar
propios de la orientación vocacional, ya que éstos funcionan como objetos
al sujeto que nos habla y favorecer el encuentro con esa verdad, siempre
contrafóbicos, que permanentemente intentan suturar, mitigar la angustia,
esquiva. Es decir, revalorizamos el objetivo de acompañar al consultante a
cerrando de alguna manera este proceso. En este sentido, planificar un
elegir, privilegiando su condición de sujeto, lanzado al intento de descubrir
determinado número de sesiones para el proceso de orientación vocacional
una verdad sobre sí mismo y sobre sus relaciones con los otros y con las
tendría el mismo valor: ejercer –ilusoriamente- control sobre el proceso.
cosas.
No dudamos de que nos sirva para trabajar con más tranquilidad, no des-
En muchos casos, la actitud del consultante adquiere la forma de un conocemos tampoco la presión que frecuentemente ejercen los padres de
pedido expreso de que el POV le diga algo, le responda qué tiene que los jóvenes consultantes sobre este tema en particular, pero entendemos
hacer. Es un momento difícil del proceso, donde la posibilidad de elegir se que entrar en ese juego sin matices puede impedir el despliegue –en el
traba, se obstaculiza en la esperanza de que alguien resuelva ese enigma. proceso mismo de orientación vocacional- de los vaivenes que hacen a las
Allí comienza a advertirse que lo central de la decisión es, precisamente, condiciones de la elección y al tiempo subjetivo necesario para la decisión.
apostar, jugarse a elegir, en compañía del profesional. Es un estar junto
con, un acompañar sin actuar por el otro. El consultante espera del POV
una palabra, un gesto que proporcione algún indicio para la toma de su 5.3. LAS INTERVENCIONES COMUNITARIAS
decisión. Si no lo encuentra porque el POV se abstiene, cae el lugar de En este apartado nos dedicaremos a desarrollar un tipo de interven-
ción poco explorada en nuestro país: la intervención que ahora denomina-
mos comunitaria en lugar de su anterior denominación “sociológica”
3
Véase Bohoslavsky (1983), el capítulo 4 sobre diagnóstico y pronóstico en un proceso (Rascovan, 1998).
de orientación vocacional.
8
RASCOVAN, S.: Los dispositivos de orientación vocacional

Nos parece necesario comenzar por distinguir los diferentes sentidos


que asumió la noción de “comunidad” en las distintas épocas del devenir
sociohistórico. Podemos afirmar que la significación de “comunidad” –al
igual que la de individuo- ha cambiado con las distintas formaciones eco-
nómico-sociales a lo largo de la historia. Desde Esparta, donde el ser
humano era considerado como segmento o soporte de una comunidad,
hasta la creación de los Estados nacionales, con la noción de ciudadano
como individuo maduro, ha transcurrido un largo tiempo.
Recordamos que las instituciones modernas productoras de subjetividad
ubicaron al individuo como realidad primera y al lazo social como secun-
dario. Las sociedades actuales de los llamados –por algunos autores- Esta-
dos tecnoadministrativos de principios de siglo XXI suponen el pasaje del
ciudadano a la figura del consumidor. Lo social tiende a instituirse como
pura multiplicación cuantitativa de los movimientos individuales. La ideo-
logía neoliberal ha contribuido mucho para instituir lo social a la medida
de lo individual. Es en este contexto sociocultural donde debemos definir
qué entendemos por intervenciones comunitarias.
La intervención comunitaria puede entenderse como una serie de accio-
nes o influencias –sean planificadas o no- dirigidas a problemas que se
manifiestan dentro de los sistemas y procesos sociales de una comunidad y
cuyos objetivos incluyen la resolución de problemas y/o el desarrollo de la
comunidad, mediante la utilización de estrategias situadas en diferentes
niveles (Sánchez Vidal, 1991).
Desde nuestra perspectiva creemos pertinente diferenciar dentro de las
intervenciones comunitarias la llamada posición comunitaria y los deno-
minados abordajes comunitarios.
La primera supone el reconocimiento de una comunidad como protago-
nista en la definición de sus propias políticas, tanto las referidas al análisis
de sus problemas como a la búsqueda creativa de soluciones.

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