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Historia de Africa

Se cree que África es la cuna de la humanidad y que de allí proceden las sucesivas especies de
homínidos y antropoides que dieron lugar a los seres humanos. La teoría explica que allí se originó
el Homo sapiens hace cerca de 300 000 años para luego expandirse por el resto de los continentes.

Según el historiador griego Heródoto (484 a. C.), una expedición fenicia auspiciada por el faraón
Necao II (616 a. C.) circunnavegó el continente africano por primera vez.

Los orígenes del tráfico comercial entre el oeste y el centro de África y la cuenca mediterránea se
pierden en la prehistoria. Los primeros relatos históricos datan de la antigüedad y versan sobre los
nómadas que organizaban el comercio entre Leptis Magna y el Chad. Este comercio vivió su primer
auge en el siglo I a. C. con el ascenso del Imperio romano. Sobre todo se comerciaba con oro,
esclavos, marfil y animales exóticos para los juegos de circo en Roma a cambio de bienes de lujo
romanos. De hecho es en esta época en la que se gesta el propio nombre de África. Tras la derrota
de Cartago por Roma en la tercera guerra púnica se establece la provincia romana de África que
abarcaría aproximadamente el Túnez actual. Fue una generalización territorial de la provincia lo
que dio nombre a todo el continente. Una importancia crucial tuvo también la mayor utilización
del camello a partir del siglo I en el norte de África.

A partir del siglo VII los árabes invaden el África del norte. El comercio caravanero y la expansión
islámica alimentan el establecimiento de nuevas relaciones entre las «dos Áfricas».

Gran Zimbabue

El Imperio Kanem-Bornu existió en África entre el siglo XIII y la década de 1840. En su momento de
mayor esplendor abarcó el área de lo que actualmente es el sur de Libia, Chad, noreste de Nigeria,
este de Níger y norte de Camerún.

El Reino del Congo fue un estado situado en lo que actualmente constituye la zona norte de
Angola, el enclave de Cabinda, Congo-Brazzaville y la parte occidental de Congo-Kinsasa. Su área
de influencia abarcaba también los estados vecinos.

En 1914, justo antes del inicio de la Primera Guerra Mundial, Europa dominaba toda África con la
excepción de Abisinia (actual Etiopía) y Liberia, una muestra del imperialismo europeo, que
también provocó continuas tensiones entre países durante la colonización del continente, visto
como muy desfavorable para Italia y Alemania y muy beneficioso para Francia y Reino Unido.
Otros países como Portugal, España o Bélgica tenían unas pocas colonias.

La repartición colonial de África por las potencias europeas, iniciada a partir del siglo XVII, tuvo
lugar aproximadamente en 1885, con la conferencia de Berlín y el comienzo de la Primera Guerra
Mundial, época en la que los imperios coloniales se extendieron más rápidamente en África que
en cualquier otro lugar del mundo, si bien dos países, Liberia y Etiopía, consiguieron mantener su
independencia. Es un ejemplo del Nuevo Imperialismo generado por la necesidad de los países
europeos de obtener materias primas para el rápido crecimiento de su producción manufacturera
después de la Revolución Industrial, iniciada en Inglaterra a fines del siglo XVIII.

Al final de la Segunda Guerra Mundial los aliados no logran ponerse de acuerdo sobre el futuro de
la antigua colonia italiana de Libia. En ese momento era un territorio más de cinco veces mayor
que la propia Italia. Sin embargo, la población no sobrepasaba el millón de habitantes, por lo que
representaba un destino apropiado para la población desplazada de Italia por la guerra, que
empezó a buscar lugares a donde emigrar. Los recelos entre Occidente y la Unión de Repúblicas
Socialistas Soviéticas (URSS) hacen que finalmente la Organización de las Naciones Unidas (ONU)
decida dar la independencia al país dejándolo en manos del rey Idris.

Aunque ya había cuatro países independientes en África (Liberia en 1847, Sudáfrica en 1910,
Egipto en 1922 y Etiopía en 1941) Libia se convierte así en la primera colonia africana en lograr su
independencia en 1951, a la que seguirá la de Ghana en 1957. Más adelante las potencias
europeas lamentarían este hecho, pues contribuyó a desencadenar las diferentes luchas por la
independencia africana.

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