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Introducción;
De entrada hay que dejar bien claro que somos “nacionalsocialistas” y
no “nacionalistas-sociales”; el Fascismo puede ser un “nacionalismo-
social”, el franquismo pudo ser un “nacionalismo-social”; la extrema
derecha, desde Piñar a Ynestrillas, puede ser (y es) un “nacionalismo-
social”. Pero nosotros no somos fascistas, ni franquistas ni
ultraderechistas. Compartimos con ellos algunos valores esenciales, no
vamos a negarlo (como suelen hacer ellos cuando se refieren a
nosotros), pero nosotros no somos “nacionalistas-sociales” sino
“nacionalsocialistas” haciendo notar el matiz que nos diferencia: en
nuestra definición, “nacional” es adjetivo y “socialista” es sustantivo.
Don Fernando e Doña Isabel, por la gracia de Dios rey e reyna de Castilla,
de León, de Aragón, de Seçilia, de Granada, de Toledo, de Valençia, de
Galicia, de Mallorcas, de Sevylla, de Cerdeña, de Córdova, de Córcega,
de Murçia, de Iahén, de los Algarves, de Algezira, de Gibraltar e de las
Yslas de Canaria, condes de Barcelona e señores de Vizcaya e de Molina,
duques de Athenas a Neopatria, condes de Rosellón e Cerdanya,
marqueses de Oristán e de Goçiano.
(De una carta de los Reyes Católicos al alcalde mayor y justicias de
Talavera, fechada en Alcalá de Henares el 27 de Junio de 1503 y
conservada en el archivo municipal de Talavera).
Como esta carta, hay cientos, desde los primeros reyes de la Alta Edad
Media hasta el último de los Austrias, demostrando que España siempre
fue plural, sin perjuicio de algún tipo de unidad política, siempre
conveniente.
NOTAS.
Una vez realizadas estas reflexiones, y para que no nos confundan con lo
que no somos y no embarullarnos nosotros mismos, no nos queda más
remedio que prescindir de la rojigualda definitivamente y sin nostalgias ni
argumentos improcedentes de ningún tipo. Tenemos que ser coherentes
con nuestro talante revolucionario y buscar para Las Españas otro nuevo y
significativo símbolo no ligado a nuestro más reciente pasado que no tiene
nada de glorioso, ni de racial, ni menos de nacionalsocialista, salvando a
los camisas negras y azules de los años 30 y a los divisionarios (algunos
de los cuales lucharon dentro de las SS). Hay que buscar otro emblema,
como ya hicieran los comunistas y como hizo Hitler en Alemania, que no
restauró la vieja bandera imperial, como muchos simples nacionalistas así
lo esperaban, sino que inspirándose en la más genuina tradición
germánica y ancestral, propuso e impuso un nuevo y revolucionario
modelo: sobre el rojo de socialismo, el blanco de la renovación nacional y
la sagrada Esvástica de todos los arios.
De la misma forma debemos nosotros hallar algo nuevo y al mismo
tiempo que enlace con nuestras autenticas raíces raciales. Pero esto es
solo un proyecto “político” que se sale de nuestros fines y posibilidades
actuales. En este momento solo debemos dejar como obsoletos y no
representativos de nuestro pensamiento ni de nuestra vivencia, los colores
rojigualdos. Nuestra condición de españoles ya viene dada por el escudo
heráldico de cada una de nuestras comunidades étnicas, que son los
símbolos históricamente auténticos, propios, raciales, genuinos y
antiquísimos de los españoles sin ninguna discusión. Ya hace mas de 25
años, CEDADE, obro de esta manera, restaurando y utilizando las viejas
banderas patrias de León, de Castilla, de Cataluña, de Cantabria, de
Asturias, de Galicia, de Aragón, de Navarra, etc, cuando nadie lo hacia y
cuando escandalizaba a algunos.
Como anexo y proyecto futuro, no vinculante para nosotros todavía,
incluimos el modelo de escudo y bandera que podría adoptarse para las
Españas, con su correspondiente interpretación.
Concluimos que, sin acritud pero sin nostalgia, la bandera rojigualda no
nos representa como nacionalsocialistas. Y como españoles, tampoco es
ya la nuestra. Pero sin perjuicio de todo lo anterior, rendiremos a esa
bandera el homenaje de respeto que merecen la sangre de nuestro pueblo
y el valor de nuestros ejércitos que, aunque dignos de mejor causa, han
servido a la patria y la raza bajo sus colores.
NOTAS:
-El león de gules o púrpura representa históricamente al reino Asturleonés
con la región de Extremadura.
-El castillo de oro representa históricamente a ambas Castillas (Castilla la
Vieja y Castilla La Nueva o Reino de Toledo).
-El castillo y el león tomados en conjunto representan a los reinos de
Andalucía (Córdoba, Jaén y Sevilla, es decir, las Castillas del Sur bética y
al Reino de Murcia).
-Los palos de gules sobre oro, representan el Reino de Aragón, el
Condado de Barcelona (o principado de Cataluña) y los reinos de Valencia
y Baleares.
-Las armas de Vizcaya representan también por reducción a los señoríos
de Guipúzcoa y A lava, que en la edad media también estaban
representados por las armas de Castilla.
-La granada simboliza el reino de Granada (Castillas del Sur penibética).
Conclusión
Vemos que, históricamente, España como estado no posee un símbolo
único que la identifique, sino solo el de la unión de los emblemas de sus
etnias. La malograda revolución consista habría conseguido en su día que
la bandera roja y negra con el yugo y las flechas hubieran sido el
emblema del nuevo estado nacionalsindicalista. Pero el franquismo se
apropio de sus símbolos y los prostituyo. Inspirados en aquellos símbolos
del fascismo español, podríamos quizá adoptar como complemento del
escudo heráldico de las Españas, el águila romano-visigoda, que sostiene
en su garra izquierda un haz de flechas, simbolizando la España medieval
de “Los cinco reinos” y con su garra derecha un yugo, simbolizando la
unión en uno de los dos estados en que hasta ahora Iberia ha estado
absurdamente dividida.
Reino de Castilla.-
Comprendía las actuales provincias de Burgos y sur de Santander, Rioja,
Soria, Segovia, Ávila, Madrid, Guadalajara y la parte serrana de Cuenca,
mas los señoríos de Álava y Guipúzcoa, voluntariamente incorporados a
la Coruña. Hay que hacer notar que Álava estuvo unida a Castilla en la
persona de los condes soberanos, desde por lo menos el siglo X y por
voluntad expresa de los alavenses. (Fernán González y sus sucesores se
titulaban condes de Castilla y Álava y sus tropas estaban compuestas de
vascos y castellanos indistintamente, además de que los alaveses eran ya
bilingües entonces y sin problemas). Por otra parte también hay que
observar que las tierras de las actuales provincias de Madrid y
Guadalajara junto con la parte serrana de Cuenca que desde su
reconquista en el siglo XI eran totalmente castellanas por su raíz étnica,
sus repobladores y sus instituciones, fueron “regaladas” al arzobispado de
Toledo por la reina Isabel I, contra toda razón y tradición y contra la
voluntad de sus habitantes. Por tal razón, en mapas posteriores al siglo
XV, Madrid, Guadalajara y Cuenca figuran incluidas en el reino de Toledo
(luego llamado Castilla la Nueva). En el presente mapa, se incluyen estas
tierras, como es de razón, de tradición y de derecho en el reino de Castilla
al que pertenecen.
Reino de León.-
Comprendía las tierras de las actuales provincias de León, Zamora,
Salamanca, Valladolid y Palencia. Estas ultimas fueron incluidas con las
del resto de León y de Castilla en una entidad artificial llamada Capitanía
General de Castilla la Vieja, en el siglo XVIII, suprimiendo de un
plumazo al antiquísimo Reino de León. De ahí derivo luego la confusión
de considerar “castellanos” a los palentinos y vallisoletanos, que no lo
fueron nunca. Luego , a principios del siglo XX la burguesía agraria de
Valladolid se invento eso del “Norte de Castilla”, en el que los leones
aparecían como castellanos. Este embrollo dura hasta hoy. Pero desde el
siglo XIII hasta el XIX, Valladolid y Palencia pertenecían al Reino de
León y fue el idioma leones el que se hablo en estas tierras hasta por lo
menos el siglo XIV.
Reino de Aragón.-
Comprendía, con ligeras variantes respecto a la configuración actual en su
raya con Cataluña, las actuales provincias de Huesca, Zaragoza y Teruel.
Reino de Navarra.-
La actual Comunidad Foral de Navarra, haciendo notar que existe una
Alta Navarra(Benafarroa) que retuvieron los reyes franceses cuando
Fernando V de Aragón incorporo aquel reino a sus dominios por fuerza de
armas y que continua en poder del estado francés.
Reino de Galicia.-
Comprendía las actuales provincias de Coruña, Lugo, Orense y
Pontevedra, aunque en el siglo XII Galicia llegaba hasta la raya del
Duero, donde comenzaba el condado de Portugal, antes de sacudirse la
autoridad del Imperio Leones.
Reino de Valencia.-
Las actuales provincias de Castellón, Valencia y Alicante excepto las
comarcas de Utiel y Requena que eran de Castilla, por tradición, lengua e
instituciones.
Reino de Murcia.-
Toda la actual provincia de Murcia y gran parte del sureste de Albacete,
incluida esta ciudad.
Reino de Toledo.-
Las actuales provincias de Toledo (que incluía Aranjuez) y Ciudad Real
mas la parte manchega de Cuenca y toda la región extremeña. Ya dijimos
que a finales del siglo XV se le añadieron arbitrariamente las tierras de
Madrid, Guadalajara y el resto de Cuenca y en el siglo XIX Madrid se
comió a Aranjuez que es toledano.
Reino de Sevilla.-
Las actuales provincias de Sevilla, Málaga y Almería.
Reino de Granada .-
Las actuales provincias de Granada, Málaga y Almería
Es de notar que la palabra Andalucía, que comprende hoy a esos cuatro
reinos, se uso muy poco en la España cristiana medieval, incluso hasta el
siglo XVII, refiriéndose a ella solamente como identificación geográfica
muy general y utilizándose mucho mas el termino de “Reinos del
Andaluzia”(sic) o también Castilla Novísima. El uso (y abuso) de la
palabra Andalucía con todo el caudal de tópicos erróneos que arrastra
consigo, es de muy reciente utilización ( a partir del siglo XVIII). Hay que
señalar también el escaso “sentimiento andaluz” que se nota y que se
manifiesta en las tierras de Almería.
Reino de Algeciras.-
El campo de Gibraltar con su Peñón, la propia Algeciras y Tarifa.
Reino de Portugal .-
El actual estado con las islas de Azores y Madeira.
Condado de Barcelona.-
La actual Cataluña, que recibía el titulo de condado de Barcelona por ser
este el mayor y principal de todos los condados catalanes y cabeza de los
mismos, para abreviar la larga lista de estos. También se denomina
Principado de Cataluña, en atención a que el príncipe heredero de las
Españas se titulaba Príncipe de Gerona. Es de notar que hoy el estado
francés ocupa los condados catalanes del Rosellon y la Cerdaña,
absolutamente catalanes por historia, tradición y lengua.
Señorío de Vizcaya.-
Comprendía la actual provincia del mismo nombre que conservaba sus
fueros y derecho constitudinario, además del vascuence como lengua
oficial.
Señorío de Molina.-
Uno de los mas viejos “estados” de la España medieval, comprendía el
este de la actual provincia de Guadalajara. Hoy tiene también reconocido
un estatuto jurídico peculiar dentro de la provincia y de la comunidad
autónoma.
Principado de Asturias.-
Comprendía la actual Asturias (sin la Liébana que era leonesa) mas la
franja costera de la provincia de Santander. Asturias se subdividía
entonces en dos partes y por eso se llama Asturias, en plural, y no Asturia
como seria lógico: La de Oviedo y la de Sant Anderio (Santander). El sur
de la actual provincia de Santander pertenecía a Castilla con el nombre de
Montaña de Burgos.
NOTA: Las ciudades de Ceuta y Melilla eran entonces, exclusivamente,
plazas fuertes militares.
Pagina anterior:
Ordenamiento político y administrativo de las Españas, unidas bajo el
cetro del rey Felipe II. De hecho, este ordenamiento existía ya desde el
siglo XIII y estuvo vigente hasta 1833, fecha en la que el ministro Javier
de Burgos aniquilo Las Españas suprimiendo los antiguos reinos y
desintegrándolos en provincias copiando el modelo centralista francés
(liberal y masónico) al servicio del absolutismo borbónico. La
estructuración de España en reinos o naciones cuenta, pues, con una
historia de mas de 600 años (lo mejor de nuestra historia) mientras que la
división en provincias tiene poco mas de siglo y medio de existencia(lo
peor de nuestra historia).
Pagina siguiente:
Ordenamiento político y administrativo de la nueva España de acuerdo
con la tradición histórica y según el concepto nacionalsocialista de “La
Europa de las Etnias” que no solo respeta la diversidad étnica de los
pueblos de España, sino que lleva a cabo una estructura mas racional y
eficaz sobre las bases reales, es decir biológicas, geográficas, económicas
y lingüísticas.
La Península Ibérica como “Las Españas”, tal y como estas se
constituyeron en el natural fluir de la historia y en el tácito y común
sentir de sus pueblos, con expresión de las cinco áreas lingüístico-
culturales en las que se encuadran las diecisiete comunidades nacionales
hispánicas.