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Tema 1.

Introducción

Con el título de filosofía de la educación hemos denominado tres aspectos

fundamentales de la filosofía y que se entrelazan con el contexto educativo.

¿Cuáles son estos aspectos?

Nos referimos a la ontología, axiología y teleología, ya que la vinculación entre ellos da

cuenta de las diversas formas de apreciar el hecho educativo.

Ontología. Es el estudio o la teoría del ser o existir. Parménides dice que pensar

(razonar) y el ser o existir en la realidad son una sola cosa. Se es un ser real porque se

razona.

Axiología. El valor no es un ente, sino que es siempre algo que adhiere a éste y por

consiguiente es lo que llamamos vulgarmente una cualidad, y la cualidad no existe por

sí sola, es irreal, porque no tiene causa ni efectos, la cualidad le pertenece al ente y no

al contrario. Tampoco es ideal porque no tiene fundamento y en consecuencia, no se

puede demostrar, sólo mostrar. Entonces, los valores son valentes y no entes, y son

cualidades irreales, extraños por completo a la cantidad, espacio y tiempo, únicamente

pueden ser positivos o negativos.


Teleología. Los fines de la educación pueden ser estratégicos o instrumentales,

humanísticos o no humanísticos, es decir establece una concepción del hombre que se

quiere formar. Los fines deben estar fundamentados en valores universales no

tendenciosos. El pluralismo teleológico debe dar la libertad de escoger el modelo

educativo que se quiere tener evitando dogmatismos cerrados.

Hemos visto a qué se refiere cada uno de los términos y esto nos lleva a plantear la

siguiente pregunta:

¿Cómo se entrelazan estos aspectos con la educación?


Tema 2. Ontología y educación

El planteamiento ontológico por el ser, es y ha sido desde diversos tiempos un

problema filosófico clásico y más actual que cualquier contemporáneo. Ya en

Parménides encontramos las únicas sendas investigables del pensar y que a su vez

son clave ontológica para absorber el asunto del ser. Él decía:

"Desde el pensamiento el Ser ya puede concebirse como una identidad: la identidad

entre la dirección del pensamiento y lo pensado, entre el pensamiento y aquello hacia

lo que se dirige. Sin embargo, la identidad del Ser en el pensamiento es ya reflejo de la

identidad del ser consigo mismo en la existencia total".

Pero, Parménides no es el único que pensaba en esta cuestión, tanto en Platón como

en otros filósofos o pensadores, encontramos el pensar del hombre, como parte

importante de sus ideas, sus enseñanzas y sus sentencias. El juicio crítico de Sócrates

sobre Critón, abre la brecha entre el pensar y el hacer. Así, Sócrates en palabras de

Platón le enuncia a su discípulo Critón: es preciso morir aquí o sufrir cuantos males

vengan antes de obrar injustamente. Por lo que deducimos de Sócrates: Más vale

padecer una injusticia que cometerla.

El diálogo "Critón", no sólo aborda el asunto de la justicia, sino también del deber, de la

gimnasia, del respeto, de la moral, de la sabiduría y de todos aquellos elementos que

hacen al maestro un ser único, capaz no sólo de reflexión, sino de acción y de cambio.
Analizando así y desde la pertinencia platónica de la vinculación que se da entre

maestro y alumno, podemos deducir algunas características mínimas de esta relación.

De esta forma, ver al maestro como un ser (ontológico) humano, no es solo criticar sus

bondades, sino profundizar los aciertos para encontrar otras formas de pensamiento.

Profundiza en estos temas, lee lo siguiente:

 Critón o del deber.

 El sentido de la ontología de Parménides. Alberto García Salgado

 Para accesar a las lecturas da clic en el título, o bien, ubícalas en la sección de

Recursos de la plataforma.

 Una vez concluida la lectura realiza el Ejercicio 1.

Tema 3. Axiología
Una vez que se ha hecho un bosquejo del asunto del ser (ontología), abordaremos lo

que respecta a la cuestión del valor (axiología). Quizá la pregunta inicial es saber a qué

se llama valor o propiamente qué son los valores.

Parece como si estuviéramos obligados a decir: o los valores son cosas, o los valores

son impresiones subjetivas. Y resulta que no podemos decir ni hacer ninguna de esas

dos afirmaciones. No podemos afirmar que son cosas, porque no lo son; ni podemos

afirmar que sean impresiones subjetivas, porque tampoco lo son. Y entonces dijérase

que hubiese llegado nuestra ontología de los valores a un callejón sin salida.

Los valores no son, sino que valen. Una cosa es valer y otra cosa es ser

Cuando decimos de algo que vale, no decimos nada de su ser, sino decimos que no es
indiferente. La no-indiferencia es la esencia del valer. El valer, pues, es ahora la

primera categoría de este mundo de objetos, que hemos delimitado bajo el nombre de

valores. Los valores no tienen, pues, la categoría del ser, sino la categoría del valer, y

acabamos de decir lo que es el valer.

Todo esto encontramos en las dos primeras categorías de esta esfera axiológica, que

los valores no son éntes, sino valentes; que los valores son cualidades de cosas,

cualidades irreales, cualidades ajenas a la cantidad, al tiempo, al número, al espacio y

absolutas.

Pero nos queda todavía la tercera categoría importantísima en esta esfera ontológica,

todo valor tiene su contravalor. Al valor conveniente, se contrapone el valor

inconveniente (contravalor); a bueno se contrapone malo, a generoso se contrapone

mezquino; a bello se contrapone feo; a sublime se contrapone ridículo; a santo se

contrapone profano; a justo se contrapone injusto; al respeto se contrapone el abuso.

Como lo hemos visto en la esfera axiológica todo valor tiene un contravalor, por lo que

el valor es bipolar. La bipolaridad dice (Gutiérrez Sáenz, Raúl) consiste en que los

valores siempre se pueden mencionar por pares; a un valor positivo corresponde un

valor negativo y viceversa; el problema central es saber en qué momento identificamos

un valor negativo de un positivo y eso nos puede llevar desde una relatividad cultural,

hasta una dogmatización de la sociedad supeditada a sus leyes, creencias y modos de

vida.
Para hacer más esquemático el asunto de los valores, veamos lo siguiente:

Desde el punto de vista pedagógico, plantearíamos la pregunta siguiente:

¿De quién es la potestad del valor educativo en la formación de las nuevas

generaciones?
Y quizá la respuesta inmediata sería: "del maestro". Empero, ¿qué valores son los que

se cultivan en las instituciones educativas también llamadas escuelas?

La respuesta a estos planteamientos nos llevaría a discusiones interminables que bien

vale la pena intentar. ¡Adelante!


Tema 4. Teleología y educación

El término teleología fue empleado por Wolf, con el fin de expresar el modo de

explicación basado en causas finales, a diferencia del modo de explicación basado en

causas eficientes. Si nos damos cuenta, el significado del término es ya viejo, pero la

palabra es relativamente nueva. Es habitual emplear la expresión "causa final" o

"causalismo" al modo de explicación de las causas eficientes, y "teleologismo" o

"finalismo" a la manera de explicación por causas finales. Cuando la causa eficiente es

reducida a la causa mecánica, entonces el causalismo es llamado mecanicismo y la

oposición tiene lugar entre el mecanicismo y el teleologismo. Dichas oposiciones han

sido empleadas tanto en los sistemas filosóficos como en los educativos.

Para darse cuenta del aspecto teleológico en educación, analiza el siguiente cuadro:
Siguiendo esta lógica, adoptaremos las distinciones propuestas por Nicolai Hartmann

(respecto a las formas del pensar teleológicas), consideradas como categorías:

1. La teleología de los procesos: intenta responder a la pregunta, ¿para qué?

2. La teleología de las formas: estima que hay estructuras superiores e inferiores.

3. La teleología del todo: concibe el mundo como un absoluto, como una unidad

informante, creadora y como principio de todo movimiento.

Según esto, la conciencia de adoptar un pensamiento teleológico tiene que ver con los

siguientes motivos:

1. La condicionalidad histórica de nuestro pensar (ideología imperante).

2. Los supuestos del pensar ingenuo (¿para qué?).

3. Los supuestos del pensar científico (metodología formal o normativa).

4. Los supuestos metafísico-populares (de orden divino).

5. Los supuestos filosófico-especulativos (idealismo, valor, ética, etc.).


Las perspectivas, formas, supuestos y sentidos de orden teleológico tienen que ver con

el pensamiento educativo, tal es el caso del planteamiento de los planes y programas

de estudio o de los proyectos institucionales para mejora de los procesos, metas y

fines, en un sentido general, para el perfil del egresado y su adecuación al rol social

que le corresponde vivir.

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