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Industria farmacéutica

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La industria farmacéutica es un sector empresarial dedicado a la fabricación, preparación y
comercialización de productos químicos medicinales para el tratamiento y también la
prevención de las enfermedades. Algunas empresas del sector fabrican productos químicos
farmacéuticos a granel (producción primaria), y los preparan para su uso médico mediante
métodos conocidos colectivamente como producción secundaria. Entre los procesos de
producción secundaria, altamente automatizados, se encuentran la fabricación de fármacos
dosificados, como pastillas, cápsulas o sobres para administración
oral, disoluciones para inyección, óvulos y supositorios. Debido a que su actividad afecta
directamente a la salud humana, esta industria está sujeta a una gran variedad de leyes y
reglamentos con respecto a las investigaciones, patentes, pruebas y comercialización de los
fármacos.
Muchas compañías farmacéuticas realizan tareas de investigación y desarrollo (I+D) con el fin
de introducir nuevos tratamientos mejorados. En algunos países, cada etapa de pruebas de
nuevos fármacos con animales domésticos (de granja o de laboratorio) o con seres humanos,
tiene que recibir la autorización de los organismos reguladores nacionales. Si se produce la
aprobación final se concede la autorización para utilizarlos en condiciones determinadas.
[cita  requerida]
 En otros países se puede obtener el permiso de distribuir un fármaco presentando la
autorización del país de origen.[cita  requerida]
Una gran parte de la producción de la industria farmacéutica corresponde a vacunas.
[cita  requerida]
 La mayoría de las vacunas son inyectables, aunque algunas se administran por vía
oral, en particular la vacuna de Sabin contra la poliomielitis, desarrollada a mediados de
la década de 1950. Las vacunas protegen al organismo sometiéndolo a un
agente patógeno debilitado, lo cual le ayuda a crear nuevos anticuerpos (inmunización a largo
plazo) o proporcionándole anticuerpos activos (una solución más temporal).
La mayoría de los países conceden patentes para los medicamentos
o fármacos recientemente desarrollados o modificados, por periodos de unos 15 años a partir
de la fecha de autorización.[cita  requerida] 1 Las compañías asignan una marca registrada a sus
innovaciones, que pasan a ser de su propiedad exclusiva. Además, los nuevos medicamentos
reciben un nombre genérico oficial de propiedad pública. Una vez que expira la patente,
cualquier empresa que cumpla las normas del organismo regulador puede fabricar y vender
productos con el nombre genérico. En realidad la industria farmacéutica es la principal
impulsora de la extensión del sistema de patentes, y ha presionado a los países en desarrollo
para hacerles seguir este sistema.[cita  requerida]
La mayor parte de las empresas farmacéuticas tienen carácter internacional y por tanto están
presentes en muchos países a través de filiales. El sector, tecnológicamente muy adelantado,
da ocupación a muchos licenciados universitarios,
como farmacéuticos, microbiólogos, biólogos, bioquímicos, químicos, ingenieros, farmacólogo
s, médicos, físicos y veterinarios, así como diplomados en enfermería. Estos profesionales
trabajan en investigación y desarrollo (I+D), producción, control de calidad, marketing,
representación médica, relaciones públicas o administración general. En 1994, las dos
mayores empresas farmacéuticas del mundo eran la británica Glaxo y la
norteamericana Merck & Co. Cada una de ellas ocupa a unas 50.000 personas en todo el
mundo, de las que unos 7.000 son licenciados universitarios.

Índice
 1Historia de la industria farmacéutica
o 1.1Los primeros medicamentos sintéticos
o 1.2Los primeros fármacos antiinfecciosos
o 1.3Presentación de sus productos
o 1.4Investigación en el campo de la diabetes
o 1.5Descubrimiento de las sulfamidas y los antibióticos
o 1.6El caso de la talidomida
o 1.7El desarrollo de la píldora anticonceptiva
 2La industria farmacéutica moderna
 3Situación actual
o 3.1Coste de los medicamentos
o 3.2Tendencias: desarrollo de agentes quirales
o 3.3Importancia económica: la industria como negocio
o 3.4Año 2011
 4Críticas a la industria farmacéutica
o 4.1Otro punto de vista.
 5Investigación y ensayos clínicos
 6Véase también
 7Referencias
 8Bibliografía
o 8.1Enfoques críticos
 9Filmografía
 10Enlaces externos
o 10.1Español
o 10.2Inglés

Historia de la industria farmacéutica[editar]

Grabado alemán de una farmacia. Año 1568.

Artículo principal: Historia de la farmacia

La industria farmacéutica surgió a partir de una serie de actividades diversas relacionadas con
la obtención de sustancias utilizadas en medicina, cuyo pionero fue Galeno. Pueden tenerse
como precursoras de la fabricación a escala industrial de medicamentos, las actividades de
Carlos II 'el hechizado', en la España del siglo XVII, en el laboratorio de alquimia que había
construido Felipe II junto al monasterio de 'El Escorial', con la idea de obtener oro con el que
financiar sus campañas político-militares, A principios del siglo XIX, los boticarios, químicos o
los propietarios de herbolarios obtenían partes secas de diversas plantas, recogidas
localmente o en otros continentes. Estas últimas se compraban a los especieros, que
fundamentalmente importaban especias, pero como negocio secundario también comerciaban
con productos utilizados con fines medicinales, entre ellos el opio de Persia o la ipecacuana
de Suramérica. Los productos químicos sencillos y los minerales se adquirían a comerciantes
de aceites y gomas.
Los boticarios y químicos fabricaban diversos preparados con estas sustancias, como
extractos, tinturas, mezclas, lociones, pomadas o píldoras. Algunos profesionales elaboraban
mayor cantidad de preparados de los que necesitaban para su propio uso y los vendían a
granel a sus compañeros.
Algunas medicinas, como las preparadas a partir de la quina, de la belladona, de la digitalina,
del centeno cornudo (Claviceps purpurea) o del opio (látex seco de la adormidera Papaver
somniferum), eran realmente útiles, pero su actividad presentaba variaciones considerables.
En 1820, el químico francés Joseph Pelleterier preparó el alcaloide activo de la corteza de la
quina y lo llamó quinina. Después de este éxito aisló diversos alcaloides más, entre ellos la
atropina (obtenida de la belladona) o la estricnina (obtenida de la nuez vómica).
Su trabajo y el de otros investigadores hizo posible normalizar diversas medicinas y extrajo de
forma comercial sus principios activos. Una de las primeras empresas que extrajo alcaloides
puros en cantidades comerciales fue la farmacia de T.H. Smith Ltd. en Edimburgo, Escocia.
Pronto los detalles de las pruebas químicas fueron difundidos en las farmacopeas, lo cual
obligó a los fabricantes a establecer sus propios laboratorios.
Los primeros medicamentos sintéticos[editar]

Friedrich Wöhler, descubridor de la síntesis de la urea.

Los productos químicos extraídos de plantas o animales se conocían como orgánicos, en


contraposición a los compuestos inorgánicos derivados de otras fuentes; se creía que los
primeros sólo podían ser producidos por los organismos vivos, de ahí su nombre. En 1828, no
obstante, el químico alemán Friedrich Wöhler calentó un compuesto inorgánico, el cianato de
amonio, y consiguió producir urea, que anteriormente sólo se había conseguido aislar a partir
de la orina.[cita  requerida]
Esta síntesis revolucionaria hizo que se intentaran sintetizar otros compuestos orgánicos. Para
la futura industria farmacéutica tuvo gran importancia el descubrimiento accidental, en 1856,
del primer colorante sintético, la 'malva'. Este descubrimiento del joven estudiante británico de
química William Henry Perkin incitó a diversos fabricantes de Alemania y Suiza a desarrollar
nuevos colores sintéticos, con lo cual se ampliaron los conocimientos sobre la nueva química.
[cita  requerida]

Los colorantes o tintes sintéticos tuvieron un impacto enorme en los avances médicos.
Aumentó considerablemente la gama de productos biológicos de tintura, lo cual aceleró el
progreso de la bacteriología y la histología. La investigación de nuevos colores estimuló el
estudio de la química orgánica, lo cual a su vez fomentó la investigación de nuevas medicinas.
El primer fármaco sintético fue la acetofenidina, comercializada en 1885 como analgésico por
la empresa Bayer, de Leverkusen (Alemania) bajo la marca Phenacetin. El paracetamol -
utilizado hoy como analgésico- derivó posteriormente de aquel compuesto. [cita  requerida]
El segundo fármaco sintético importante, comercializado en 1899, fue el ácido acetilsalicílico,
sintetizado de forma pura por el doctor Felix Hoffmann dos años antes en los laboratorios de
investigación de Bayer. Este fármaco se vendió en todo el mundo con el nombre comercial
de Aspirina, propiedad de Bayer, y supuso un tratamiento nuevo y eficaz para los dolores
reumáticos. A partir de estos primeros comienzos, Bayer creció hasta convertirse en la
gigantesca empresa IG Farbenindustrie.
Los primeros fármacos antiinfecciosos[editar]
El primer fármaco que curó una enfermedad infecciosa que causaba una gran mortalidad fue
la 'bala mágica' del bacteriólogo alemán Paul Ehrlich. Convencido que el arsénico era clave
para curar la sífilis, una enfermedad venérea, Ehrlich sintetizó centenares de compuestos
orgánicos del arsénico. Más tarde inyectó estos compuestos en ratones previamente
infectados con el organismo causante de la enfermedad, la Treponema pallidum. Algunos de
los 605 compuestos probados mostraron ciertos indicios prometedores, pero morían
demasiados ratones. En 1910, fabricó y probó el compuesto número 606, la arsfenamina, que
restablecía plenamente en los ratones infectados.
Ehrlich se enfrentó entonces al problema de fabricar su compuesto en grandes cantidades,
preparado de forma adecuada para su inyección, así como para la su distribución. Buscó la
ayuda de la empresa química Höchst AG, de Fráncfort (Alemania). La empresa comercializó la
sustancia en ampollas de cristal con una dosis única de arsfenamina en polvo, que debía
disolverse en agua esterilizada antes de ser inyectada. El fármaco, exportado a todo el
mundo, recibió el nombre comercial de Salvarsán. Este proceso de descubrimiento,
producción comercial y distribución continúa siendo típico de la industria farmacéutica.
En 1916, los científicos de Bayer inventaron un fármaco eficaz para tratar una enfermedad
tropical, la tripanosomiasis africana o enfermedad del sueño. Este mal, que afecta a los seres
humanos y al ganado, es provocado por microorganismos llamados tripanosomas,
transportados por la mosca tsetsé. La I Guerra Mundial interrumpió los suministros de
productos químicos alemanes (y también suizos) a Gran Bretaña y Estados Unidos, lo cual
estimuló las actividades de investigación y desarrollo en estos países.
Presentación de sus productos[editar]
Los preparados pueden succionarse como los caramelos, tomarse oralmente (como
los jarabes) o administrarse en forma de inhalaciones con aerosoles dosificados,
de gotas para la nariz, orejas u ojos, o de pomadas y lociones aplicadas sobre la piel.
Investigación en el campo de la diabetes[editar]
Se considera que los años de entreguerras correspondieron a la adolescencia de la industria
farmacéutica. El 11 de enero de 1922, en la Universidad de Toronto (Canadá), F. G.
Banting y Charles H. Best inyectaron un extracto pancreático a un niño de 14 años
cuya diabetes se consideraba terminal, y sus síntomas remitieron. Inmediatamente surgió una
demanda mundial de la sustancia salvadora, denominada insulina. Este avance revolucionario
supuso el Premio Nobel de Fisiología y Medicina para ambos científicos. Las autoridades de la
Universidad de Toronto se dieron cuenta de que necesitaban plantearse los problemas de la
fabricación y distribución de insulina con un enfoque comercial, para lo que recurrieron en la
empresa farmacéutica norteamericana Eli Lilly, de Indianápolis (Indiana). A mediados de 1923,
Lilly comercializaba ya suficiente insulina para tratar a miles de diabéticos en Norteamérica.
Las empresas farmacéuticas europeas que fabricaban insulina bajo la licencia de la
Universidad de Toronto obtuvieron un éxito parecido.
Descubrimiento de las sulfamidas y los antibióticos [editar]

Sir Alexander Fleming en un sello de las Islas Feroe.

En 1935 el patólogo alemán Gerhard Domagk, de los laboratorios Bayer, comprobó que un


colorante comercializado con el nombre de prontosil era eficaz contra una infección provocada
por estreptococos. Estos microorganismos eran los causantes de la sepsis puerperal, una
enfermedad que a veces seguía al parto y provocaba a menudo la muerte de la madre. Se
demostró que la parte activa de la molécula del prontosil era el radical sulfonamida, lo cual
incitó a los investigadores farmacéuticos a sintetizar una serie de fármacos nuevos conocidos
como sulfonamidas o sulfamidas.
En 1928 Alexander Fleming descubrió la penicilina y sugirió que podría usarse para tratar
determinadas infecciones bacterianas. No obstante, este uso no se consideró seriamente
hasta 1940, cuando Howard Florey y Ernst Chain (un científico huido de la Alemania nazi)
consiguieron producir y presentar la penicilina en una forma utilizable. Una serie de empresas
del Reino Unido reconocieron su utilidad para el tratamiento de heridas de guerra y
empezaron a fabricarla a partir de cultivos de Penicillium sp., desarrollados en botellas de
vidrio. Las cantidades producidas eran insuficientes, por lo cual Florey se desplazó a Estados
Unidos para convencer a las compañías farmacéuticas de que fabricaran penicilina. La
empresa química norteamericana Pfizer, de Brooklyn, producía ácido cítrico mediante
la fermentación de melazas. Después de muchas investigaciones adaptó tal proceso para
producir penicilina. Tras la guerra, los tres científicos recibieron el Premio Nobel por sus
trabajos, y la penicilina pasó a estar disponible en todo el mundo, y a precios accesibles, entre
otras cosas porque al ser un producto de la naturaleza no podía ser patentado.
Pronto se descubrieron otras sustancias activas contra infecciones muy diversas, que se
denominaron colectivamente antibióticos. Uno de los más conocidos fue la estreptomicina,
descubierta por Selman A. Waksman y desarrollada en los laboratorios de la empresa
farmacéutica norteamericana Merck & CO., de Nueva Jersey. Junto con los productos
antibacterianos isoniacida y ácido p-aminosalicílico, la estreptomicina trataba la tuberculosis,
causada por el bacilo de Koch.
El caso de la talidomida[editar]
En la década de 1950 la industria farmacéutica consiguió la mayoría de edad. Los laboratorios
farmacéuticos alemanes, belgas, británicos, franceses, suecos y suizos elaboraron fármacos
nuevos y eficaces (y a veces no tan eficaces). El mercado se vio inundado de nuevos
antibióticos (penicilinas modificadas químicamente para destruir a las bacterias que se habían
hecho resistentes a los productos más antiguos), antihistamínicos para tratar alergias como
la urticaria o la fiebre del heno, nuevos analgésicos, somníferos y anestésicos, a medida que
las compañías farmacéuticas invertían cada vez más en investigación y desarrollo.
Los titulares de los periódicos europeos empezaron a expresar críticas por la falta de control
del sector a raíz del desastre de la talidomida. Este fármaco fue desarrollado en Alemania
en 1953 y comercializado en este país en 1956.
La talidomida era un tratamiento eficaz para la depresión en los primeros meses
del embarazo, un trastorno que a veces llevaba al suicidio a algunas mujeres. También fue
usado como antiemético y antinauseoso de dicho período. Pero, a finales de la década de
1950, se observó que el número de bebés nacidos con miembros desarrollados de forma
incompleta era estadísticamente mayor entre los hijos de madres tratadas con este fármaco.
Experimentos posteriores con animales demostraron que la talidomida dañaba el crecimiento
de los miembros en el embrión e interrumpía el desarrollo normal de estos. La difusión de este
descubrimiento hizo que el fármaco se retirara en todos los países. La compañía alemana fue
acusada de ocultar pruebas y desapareció de forma deshonrosa.
A partir de 1970 se establecieron en muchos países organismos gubernamentales para
controlar la calidad, los ensayos clínicos y el empaquetado, etiquetado y distribución de los
fármacos. Conceden autorizaciones tanto para los fármacos como para sus fabricantes y sus
inspectores tienen derecho a visitar en cualquier momento las instalaciones donde se fabrican
y almacenan productos farmacéuticos. Otros organismos son responsables de controlar la
fabricación y distribución de medicinas y productos de crecimiento para animales. La
distribución de los numerosísimos fármacos disponibles a las miles de farmacias
y clínicas existentes sería casi imposible sin los servicios de distribuidores mayoristas
estratégicamente situados que realizan suministros diarios. Las farmacias locales, el último
eslabón en la cadena del suministro de fármacos a los ciudadanos, son inspeccionadas por
agentes responsables de los diferentes ministerios o departamentos de Sanidad.
El desarrollo de la píldora anticonceptiva[editar]
El éxito de los nuevos fármacos se ha visto acentuado por el marcado aumento de
la esperanza de vida en muchas partes del mundo. La industria farmacéutica también
respondió a la necesidad de formas más fiables de control de la natalidad. Al descubrimiento y
aislamiento de las hormonas sexuales, después de los trabajos que Adolf Butenandt realizó
en Berlín en la primera mitad del siglo XX, le siguió su producción comercial por Schering
AG en Alemania y Organon BV en los Países Bajos. Ello hizo posible el desarrollo después de
la II Guerra Mundial de píldoras (de hecho son pastillas) anticonceptivas eficaces. Estos
mismos trabajos permitieron el desarrollo posterior de la terapia de sustitución hormonal (TSH)
posmenopáusica.

La industria farmacéutica moderna[editar]


Las compañías farmacéuticas fueron creadas en diferentes países por empresarios o
profesionales, en su mayoría antes de la II Guerra Mundial. Allen & Hambury y Wellcome,
de Londres, Merck, de Darmstadt (Alemania), y las empresas norteamericanas Parke
Davis, Warner Lambert y Smithkline & French fueron fundadas por farmacéuticos. La
farmacia de Edimburgo que produjo el cloroformo utilizado por James Young Simpson para
asistir en el parto a la reina Victoria también se convirtió en una importante empresa de
suministro de fármacos. Algunas compañías surgieron a raíz de los comienzos de la industria
química, como por ejemplo Zeneca en el Reino Unido, Rhône-
Poulenc en Francia, Bayer y Höchst en Alemania o Hoffmann-La Roche, Ciba-
Geigy y Sandoz (estas dos últimas más tarde fusionadas para formar Novartis) en Suiza. La
belga Janssen, la norteamericana Squibb y la francesa Roussell fueron fundadas por
profesionales de la Medicina.
Las nuevas técnicas, la fabricación de moléculas más complicadas y el uso de aparatos cada
vez más caros han aumentado según las empresas farmacéuticas enormemente los precios.
Estas dificultades se ven incrementadas por la presión para reducir los precios del sector, ante
la preocupación de los gobiernos por el envejecimiento de la población y el consiguiente
aumento de los gastos sanitarios, que suponen una proporción cada vez mayor de los
presupuestos estatales.

Situación actual[editar]
Coste de los medicamentos[editar]
La industria farmacéutica no afronta sola el coste de la investigación, ya que el sistema es
mixto, con participación pública y privada. Las compañías aducen que la mayor contribución
proviene de sus arcas, pero expertos independientes estiman que entre los gobiernos y los
consumidores financian el 84% de la investigación en salud, mientras que solo el 12%
correspondería a los laboratorios farmacéuticos, y un 4% a organizaciones sin fin de lucro.
[cita  requerida]

En cuanto al coste según la versión de la industria, cada nuevo fármaco que ponen en el


mercado requiere más de 800 millones de dólares en investigación. Sin embargo, un estudio
que recopiló datos de 117 proyectos de investigación concluyó que «el coste rondaría
solamente 75 u 80 millones de dólares». [cita  requerida]
No obstante, las inversiones necesarias para el lanzamiento de un nuevo fármaco han
experimentado un fuerte incremento debido al mayor número de ensayos clínicos necesarios
antes de su comercialización. Este aumento es consecuencia de una legislación más estricta,
que procura mejorar la seguridad de los pacientes, pero también del hecho de que los nuevos
fármacos se parecen cada vez más a los antiguos, lo que obliga a realizar más pruebas para
poder demostrar las pequeñas diferencias con el fármaco antiguo.
De hecho según un estudio que revisó la documentación presentada ante la FDA
estadounidense (organismo que autoriza la venta de medicamentos), solo un 20% de la
inversión en investigación fue a parar a productos que aportan una mejora terapéutica notable.
[cita  requerida]

Tendencias: desarrollo de agentes quirales[editar]


Una tendencia de la industria farmacéutica es el desarrollo de agentes quirales. En 1983,
representaban el 3% de los medicamentos, llegando en la actualidad al 70% de los nuevos
fármacos.
La quiralidad (del griego, chiros, mano), puede influir sobre las propiedades biológicas de las
moléculas. De allí que numerosos fármacos de mezclas racémicas están siendo comparadas
con sus propios enantiómeros activos.
Los enantiómeros son compuestos que tienen la misma secuencia de átomos, pero difieren en
que su estructura tridimensional, tienen una imagen especular. Se clasifican en dextrógiros y
levógiros (R ó S). El átomo que permite que haya estructuras en espejo se llama centro quiral
y es, generalmente, un átomo de carbono. Los enantiómeros tienen propiedades físico-
químicas idénticas, excepto que rotan el plano de luz polarizada en direcciones opuestas. Sin
embargo, la estéreo-selectividad hace que un agente quiral pueda tener mejor afinidad con un
receptor o una enzima.
La estéreo-selectividad puede tener consecuencias significativas sobre la acción terapéutica o
la toxicidad de un medicamento. Ello ha permitido obtener nuevos fármacos con mejores
efectos sobre la tolerabilidad, la farmacocinética, la farmacodinamia y de menores
interacciones farmacológicas sobre el metabolismo y la biodisponibilidad.
En los últimos años, el impacto de estas técnicas ha sido notable en la clase de los fármacos
activos sobre el sistema nervioso central, dando lugar al desarrollo de nuevos agentes
antidepresivos (escitalopram), psicoestimulantes (dexmetilfenidato; armodafinilo) e hipnóticos
(eszopiclona).
Importancia económica: la industria como negocio[editar]
En la actualidad, la industria farmacéutica crece vigorosamente a nivel global. Los ingresos
para el sector, durante el año 2004, fueron de 550 mil millones de dólares, un 7% mayores a
los registrados en el 2003. Las ventas en los EE.UU. ascendieron a $235.400 millones, lo cual
implica una tasa de crecimiento del 8,3% respecto al año anterior. [1]. Los Estados Unidos
representan el 46% del mercado farmacéutico mundial.
A partir del 2008 es inminente el vencimiento de algunas de las patentes que más ingresos
reportan a la industria. [2] A causa de esto, se han incrementado los presupuestos para las
áreas de investigación y desarrollo, sobre todo en las corporaciones más poderosas del sector
(ver cuadro más abajo). Las mismas se disputan prácticamente la totalidad del mercado de los
nuevos fármacos, registrándose una tendencia creciente de concentración en la oferta.
Las siguientes, fueron las compañías con mayor facturación durante el año 2004: 2

Puest
Compañía Sede Ingresos* Inversión I+D
o

1 Pfizer $46.133 $7.520

2 GlaxoSmithKline $31.377 $5.190

3 Sanofi-Aventis $30.919 $9.310

4 Johnson & Johnson $22.128 $5.200

5 Merck & Co. $21.493 $4.010

6 AstraZeneca $21.426 $3.800

7 Novartis $18.497 $3.480


8 Bristol-Myers Squibb $15.482 $2.500

9 Wyeth $13.964 $2.460

10 Abbott Labs $13.756 $1.690

* Todos los valores expresados en millones de dólares americanos.

Año 2011[editar]
Facturación de las empresas farmaceúticas durante 2011:

Puest
Compañía Sede Ingresos* Inversión I+D
o

1 Pfizer $58.500 $9.413

2 Novartis $42.000 $7.100

3 Sanofi-Aventis $40.300 $5.147

4 Merck & Co. $39.800 $11.000

5 Roche $39.100 $8.612

6 GlaxoSmithKline $36.200 $6.126

7 AstraZeneca $33.300 $4.200

8 Johnson & Johnson $22.400 $4.432

9 Lilly $22.400 $4.880


10 Abbott Labs $19.900 $3.724

Fuente: Wikipedia * Todos los valores expresados en millones de dólares americanos.

Críticas a la industria farmacéutica[editar]


Los medicamentos no son una mercancía cualquiera, sino un elemento necesario para
mantener la salud de los ciudadanos. Y aquí es donde empieza el conflicto de intereses, ya
que por una parte, existe el derecho de la industria farmacéutica a obtener beneficios que la
incentiven para seguir investigando, mientras por otro lado está el derecho a la salud, del que
debería gozar todo ser humano.
Los argumentos más empleados para justificar el incremento de los precios de los
medicamentos dicen que las nuevas técnicas, la fabricación de moléculas más complicadas y
el uso de aparatos cada vez más caros han aumentado enormemente los costes. Estas
dificultades se ven incrementadas por la presión para reducir los precios del sector, ante la
preocupación de los gobiernos por el envejecimiento de la población, el problema con las
patentes y el acceso a los medicamentos y el consiguiente aumento de los gastos sanitarios,
que suponen una proporción cada vez mayor de los presupuestos estatales.
Sin embargo, los críticos del sector sostienen que en realidad los costos de fabricación han
disminuido de manera importante, debido al empleo de aparatos y procesos industriales más
eficientes, y a la automatización de muchas etapas productivas, con la consiguiente reducción
de mano de obra. Por otra parte, la mano de obra se ha visto reducida en forma notable luego
de las mega fusiones de las principales empresas farmacéuticas que han ocurrido en la
década del 90, que han generado una ola de despidos del orden de varias decenas de miles
de empleados.
En realidad, el mayor generador de costos en la industria farmacéutica actual no es la
fabricación de los medicamentos, ni tampoco las inversiones en investigación y desarrollo (ver
abajo) sino los gastos derivados de la comercialización o mercadeo (marketing) de sus
productos, que incluyen millonarios desembolsos para realizar estudios de mercado, análisis
de los competidores, estrategias de posicionamiento, extensión de patentes, distribución,
promoción, publicidad y ventas de sus productos, así como los gastos administrativos
necesarios para mantener estructuras multinacionales, los que incluyen astronómicos salarios
pagados a sus principales ejecutivos.
Según los críticos de la industria farmacéutica, los altos precios tampoco están en relación
directa con la inversión en la investigación sino, más bien, con las ganancias producidas por la
comercialización de los medicamentos.
Algunos de estos conceptos fueron desarrollados por Marcia Angell, quien fuera redactora
jefe de la publicación científica New England Journal of Medicine durante más de 20 años. Sus
denuncias345
Otros críticos acusan a esta industria de promoción de enfermedades en algunos casos, al
contribuir supuestamente a medicalizar los problemas derivados del modo de vida actual, al
llamar la atención sobre condiciones o enfermedades frecuentemente inofensivas con objeto
de incrementar la venta de medicamentos.[cita  requerida]
Otro punto de vista.[editar]
Enfoques alternativos señalan la realidad de un mercado en el que la industria promociona la
investigación y la comercialización de novedades terapéuticas. Sin embargo menos de una
cuarta parte de los fármacos que se ponen en el mercado son innovadores.
Cuando estas novedades son analizadas por comités de expertos independientes, utilizando
procesos normalizados de trabajo que garantizan la transparencia y reproductibilidad de la
evaluación científica comparativa, de la eficacia, seguridad, natación, y economía, se
evidencia que la mayoría de estos nuevos medicamentos solo vienen a sustituir el espacio
económico que para las compañías dejan otros con patentes próximas a expirar o que ya han
expirado, por lo que dejarán de ser tanto negocio como lo eran. Así vemos como cerca de un
90% de los nuevos fármacos usados en Atención Primaria, no representan una mejora
terapéutica respecto a otros medicamentos presentes en el mercado, con eficacia y seguridad
conocidas y gran experiencia de uso.
Esta sustitución por novedades terapéuticas representa un incremento insostenible del gasto
sanitario para la economía de muchos países, teniendo que desviar ingentes cantidades del
presupuesto nacional que podría destinarse a mejoras en las prestaciones que su sistema
sanitario da a sus ciudadanos o simplemente al desarrollo de su economía y nivel de vida. La
mayor parte del aumento del gasto de los sistemas sanitarios en los países ricos se debe a la
sustitución de fármacos conocidos por novedades terapéuticas.
Los organismos gubernamentales que supuestamente deben ejercer la función de control de
este sector económico en beneficio de los ciudadanos, están financiados en porcentajes muy
altos por la propia industria (la FDA de EUA en un 75% y la Agencia Europea de Evaluación
de Medicamentos en un 80% son un ejemplo), dependiendo, como es el caso europeo de la
Dirección General de Industria y no de la de Salud. De todo ello se desprende que existe un
conflicto entre la riqueza que la industria genera (otra cosa es como luego se redistribuye) y
los perjuicios que los ciudadanos deben asumir por ella. En el año 2002, justo cuando
caducaba la patente de tratamientos hormonales sustitutivos (THS) en parches transdérmicos
para mujeres con sintomatología menopáusica, se reconoció que no solo no protegen
del infarto de miocardio ni de la enfermedad de Alzheimer, sino que en realidad aumentan su
riesgo, así como el de cáncer de mama. Se calcula que en el Reino Unido pueden haber
causado 20.000 casos adicionales de cáncer de mama. En España pueden haber producido
unos 16.000 casos adicionales de cáncer de mama, 6.000 de ictus y 8.000 de embolia
pulmonar, a cambio de reducir el número de casos de cáncer colorrectal en 6.000, y el de
fracturas de cuello de fémur en 2.500. En cuanto a la demencia, se registró una incidencia del
doble entre las usuarias de THS, comparadas con las no usuarias.
Una revisión de los conocimientos sobre estos riesgos pone de manifiesto que en 1974 ya se
conocía que los estrógenos incrementan el riesgo de infarto de miocardio, embolia y cáncer de
endometrio, y en 1978 ya se sugirió que también incrementan el riesgo de cáncer de mama.
Como este ejemplo existen desgraciadamente otros más, lo que pone en tela de juicio la
realidad de una investigación muchas veces no independiente, o exenta de conflicto de
intereses, que se basa en estudios en ocasiones con un diseño metodológico "poco ortodoxo"
desde el punto de vista científico, o que beneficia claramente al nuevo fármaco. Investigación
que no se realiza con el tipo de pacientes a los que después va dirigido el fármaco, como es
en muchos casos el de las mujeres o el de los niños, en los que hasta en un 90% de casos no
se hace. Esto último ha llevado a la Comisión Europea a dar un toque de atención a la
industria continental. Para muestra un botón, el caso reciente de gravísimos efectos adversos
en niños por un antiviral para la Gripe aviar usado en Japón.

Investigación y ensayos clínicos[editar]


Doble hélice de ADN en replicación.

La innovación prosigue su veloz curso a medida que la investigación básica en universidades


y hospitales, financiada en parte por contribuciones de la industria, así como la propia
investigación de las compañías farmacéuticas, realiza nuevos descubrimientos sobre
los tejidos y órganos de los seres vivos. En la actualidad la investigación en los laboratorios de
las compañías farmacéuticas centra su interés en el hallazgo de tratamientos mejorados para
el cáncer, las enfermedades del sistema nervioso central, las enfermedades virales como el
síndrome de inmunodeficiencia adquirida (sida), la artritis y las enfermedades del aparato
circulatorio, que son los males que aquejan principalmente a los países desarrollados, y los
que en última instancia, les generan más ganancias. Poca investigación se realiza sobre las
enfermedades predominantes de países subdesarrollados (por ejemplo, la enfermedad de
Chagas en América del Sur), debido a que el retorno de la inversión en estos mercados es
bajo.
El descubrimiento de la estructura del ácido desoxirribonucleico (ADN) al principio de
la década de 1950 hizo posible el desarrollo de nuevas técnicas que han desembocado en la
producción de prostaglandinas, interferón, nuevas vacunas, el factor de coagulación
sanguínea y muchos otros compuestos bioquímicos complejos que antes eran difíciles o
imposibles de fabricar. Los directivos de las compañías farmacéuticas comprenden
plenamente la importancia de la ingeniería genética para el desarrollo de nuevos fármacos en
la actualidad y en el futuro.
El uso de animales vivos en la investigación médica es tema de polémica. Aunque los
farmacólogos han desarrollado y continúan desarrollando técnicas para evitar su uso, los
animales vivos (fundamentalmente ratas y ratones) continúan siendo cruciales para muchos
procedimientos. Los organismos de control médico insisten en el hecho de que se tienen que
utilizar dos especies distintas para comprobar la posible toxicidad de una nueva sustancia
antes de conceder el permiso a empezar ensayos clínicos.
La primera fase de estos ensayos implica la cooperación voluntaria de personas sanas que
reciben un breve tratamiento del nuevo fármaco. Si no aparecen problemas, el organismo
oficial que otorgó la autorización permite el inicio de la segunda fase de los ensayos, en la que
unos pocos asesores especializados prueban el producto con un grupo seleccionado de
pacientes. Basándose en sus recomendaciones, la compañía puede solicitar permiso de llevar
a cabo la tercera fase de los ensayos, de carácter más amplio. Si esta última fase produce
resultados satisfactorios, se solicita la autorización del fármaco. En algunos casos es
necesario repetir un procedimiento parecido en aquellos países donde se quiera comercializar.
Generalmente los ensayos se llevan a cabo en hospitales, donde es posible organizar
ensayos denominados de doble ciego. Los pacientes se dividen en dos o tres grupos; uno de
ellos recibe el fármaco que se quiere probar, otro recibe un placebo (una sustancia inactiva) y
a veces un tercer grupo recibe otro producto con el que se quiere comparar el nuevo fármaco.
Los tres compuestos se presentan de manera que ni el paciente ni el médico tratante puedan
diferenciarlos. Según algunos diseños, sólo el farmacéutico del hospital sabe qué grupo recibe
cada compuesto y no divulga los resultados hasta el final del ensayo, cuando los médicos
hayan evaluado los resultados clínicos. En el caso de medicinas para animales, se realizan
ensayos parecidos que son llevados a cabo por veterinarios.
En la actualidad la mayoría de los gobiernos occidentales consideran que un requisito para la
producción y distribución de fármacos seguros y eficaces es que la industria farmacéutica
continúe en manos de la empresa privada. Otro requisito es el establecimiento de organismos
gubernamentales de vigilancia compuestos por expertos y con poderes para conceder o negar
la autorización a las compañías farmacéuticas para comercializar sus productos, según
criterios de calidad de los mismos y seguridad para los pacientes. Estos organismos de control
son los responsables de impedir abusos o irresponsabilidades por parte de los fabricantes,
con lo cual se reduce la posibilidad que aparezcan peligros para la salud y se produzcan
desastres como el de la talidomida.

Véase también

Industria Farmacéutica
La industria farmacéutica es uno de los sectores de la economía general que se dedica de
manera exclusiva a la fabricación, distribución, comercialización y también la
preparación de productos químicos farmacéuticos, los cuales se utilizan en el
tratamiento de diversas patologías, así como también de la prevención de las mismas.
Todas aquellas compañías que están englobadas en esta rama de la industria, llevan a cabo
diversas tareas de investigación y desarrollo con el objetivo de introducir
nuevos tratamientos más innovadores y al mismo tiempo obtener los beneficios
económicos que eso trae consigo.
Es importante señalar que en la actualidad la industria farmacéutica es uno de los sectores
empresariales más rentables e influyentes a nivel mundial. Un dato importante es que se
encuentra compuesta por numerosas organizaciones públicas y privadas que se encuentran
destinadas al descubrimiento, desarrollo, fabricación y comercialización de medicamentos
para la salud de los seres vivos.

Ésta se fundamenta en la investigación y desarrollo de productos


químicos medicinales cuyo objetivo es evitar que se produzcan o en su defecto tratar las
diversas enfermedades y alteraciones. No en vano un porcentaje bastante alto de la
producción de lo que son las empresas de la industria farmacéutica se encuentra enfocada
en la creación de vacunas. Además de ello una gran parte de las empresas farmacéuticas
poseen un carácter internacional ya que cuentan con filiales en diversas regiones del
mundo. Este es un sector, tecnológicamente bastante avanzado, sin mencionar que es
responsable de otorgar gran cantidad de empleos a licenciados universitarios con titulación
de biólogos, bioquímicos, químicos, ingenieros y demás expertos de esta rama.

Los profesionales antes mencionados se especializan en las áreas funcionales de


investigación y desarrollo, así como también en la producción, marketing, relaciones
públicas, control de calidad, venta, representación médica, o administración general. De las
áreas antes mencionadas, sin lugar a dudas las que más cantidad de puestos de trabajos
genera en los laboratorios farmacéuticos y químicos son las de producción, control de
calidad, venta y marketing de fármacos.
Por otro lado, es importante mencionar que, en algunos países, cada etapa
de pruebas de nuevos fármacos, debe contar con la debida autorización y perisología de
los organismos reguladores de cada país. En el caso de que se dé la aprobación final se
procederá a concederle la autorización para utilizarlos en ciertas condiciones.

La industria de productos farmacéuticos


en Perú
Publicado el 4 de Abril 2017 a las 3:06 PM
El último Censo Económico identificó 196 empresas que elaboran productos
farmacéuticos, concentradas principalmente en Lima (84.7%). Hace falta actualizar
dichas cifras pues se trata de un censo realizado en el año 2008.
De acuerdo con la información contenida en el Cuadro de Oferta Utilización del INEI, los productos
farmacéuticos en el Perú son demandados principalmente por los hogares (62.4%), el sector de
salud pública (hospitales, clínicas, centros de salud y postas, en 13.1%).

Otras actividades que demandan productos farmacéuticos son el sector de salud privada con 7.0%,
la fabricación de productos farmacéuticos (4.3%), cría de animales (4.0%), administración pública y
defensa (3.8%), exportaciones (1.3%), elaboración de bebidas no alcohólicas (1.1%) y resto de
actividades (3.1%).

Entre los años 2006 y 2015, señala el informe de la SNI, la industria farmacéutica presentó un
desempeño mixto. Durante el período 2006-2008 registró tasas de crecimiento positivas aunque
decrecientes, mientras que en el período 2009-2015 tuvo decrecimientos, excepto durante los
años 2011 y 2012, en los que se registraron tasas positivas.

Una industria innovadora


La industria farmacéutica es considerada manufactura de alta tecnología según la Organización de
Desarrollo Industrial de las Naciones Unidas, lo cual implica que en ella hay mayor inversión en
investigación e innovación, destaca la SNI.

La fuente de información más importante para temas de innovación en el sector manufacturero es


la Encuesta Nacional de Innovación en la Industria Manufacturera 2015, elaborada por el INEI en
coordinación con el Ministerio de Producción.

Según los resultados de dicha encuesta, cuya información proviene del período 2012-2014, el
66.0% de las empresas que fabrican productos farmacéuticos en el país invierten en algún tipo de
innovación. "Este resultado es superior al promedio registrado por el resto de ramas industriales y
sólo es superado por las industrias de alimentos, bebidas y equipo de transporte", refiere el
gremio industrial.

La mencionada encuesta considera 11 actividades de innovación (9 tecnológicas y 2 no


tecnológicas). Las no tecnológicas están relacionadas a la innovación en comercialización y
organización.
La inversión en innovación de la industria farmacéutica representa el 1.8% del total invertido por
la manufactura en actividades de innovación. Del total invertido por la industria farmacéutica en
actividades de innovación, el 57.2% se destina a la adquisición de bienes de capital, el 15.0% a
actividades de investigación y desarrollo interna, el 7.5% a la adquisición de software y el 5.0% a
estudios de mercado para introducción de innovaciones.

Otras inversiones relacionadas con innovación son la adquisición de hardware (4.2%), actividades
de innovación en comercialización (3.4%) e innovación en organización (2.3%).

La enfermedad, un negocio para la


industria farmacéutica
El mercado farmacéutico supera las ganancias por ventas de
armas o las telecomunicaciones. Por cada dólar invertido en
fabricar un medicamento se obtienen mil de ganancia.






NUEVATRIBUNA.ES19/08/17
Un sector de enormes ganancias económicas

El mercado farmacéutico supera las ganancias por ventas de armas


o las telecomunicaciones
@FADSPU | La mayor parte de las empresas farmacéuticas tienen carácter
internacional y están presentes en muchos países a través de sus filiales. El sector
es tecnológicamente muy adelantado y abarca la biología,  bioquímica, ingeniería,
microbiología,  farmacia y farmacología,  medicina, enfermería, física, etc.  Esta
industria desarrolla actividades de investigación y desarrollo (I+D), producción,
control de calidad, marketing, representación médica, relaciones públicas o
administración.

La globalización le ha permitido maximizar sus beneficios ya que compran las


materias primas en los países donde son más baratas (países en vías de
desarrollo), instalan sus fábricas en donde las condiciones laborales son más
ventajosas y venden sus productos fundamentalmente en los países donde la
población tiene mayor poder adquisitivo y los servicios de salud están más
desarrollados.

La industria farmacéutica, encargada de la producción y comercialización de


medicamentos, es uno de los sectores económicos más importantes del mundo.
La Lista Fortune (500 mayores empresas del mundo) mostraba en 2002 que el
volumen de beneficios de las 10 mayores farmacéuticas superaba los beneficios
acumulados por las otras 490 empresas. El mercado farmacéutico supera las
ganancias por ventas de armas o las telecomunicaciones. Por cada dólar invertido
en fabricar un medicamento se obtienen mil de ganancias, gracias a que si alguien
necesita una medicina y dispone de recursos la compra.

Un sector oligopólico

25 empresas controlan cerca del 50% del mercado mundial


El mercado farmacéutico está dominado por grandes empresas de los países
industrializados, a pesar de los avances de algunas naciones en desarrollo y
acapara una gran parte del mercado mundial gracias al control de la innovación y
el desarrollo. El sector farmacéutico se encuentra en continuo crecimiento y se
caracteriza por una competencia oligopólica en la que 25 empresas controlan
cerca del 50% del mercado mundial. La capacidad competitiva se basa en la
investigación y  desarrollo (I +D),  en la apropiación de las ganancias mediante el
sistema de patentes y en el control de las cadenas de comercialización de los
medicamentos.

Ninguno de los países en desarrollo cuenta con industria farmacéutica propia, y


con excepción quizás de Brasil y de la India, han logrado una auténtica
emancipación en este aspecto. Aunque algunos países desarrollados que han sido
capaces de crear laboratorios nacionales dependen mayoritariamente de los
proveedores de materias primas químicas y, por consiguiente, de las industrias
químico-farmacéuticas que pertenecen también a estas. Un reducido grupo de
países (Estados Unidos, Unión Europea y Japón) dominan la casi totalidad de la
producción, investigación y comercialización de los fármacos en el mundo.

Desarrollan estrategias empresariales cuestionables

Estas empresas buscan conseguir fabulosas ganancias, recurriendo a estrategias


muchas veces cuestionables que gracias a su poder suelen gozar de una gran
impunidad, aplastando  a competidores menores y presionando a los gobiernos.
Los precios que fijan son muy elevados lo que los hacen inaccesibles a una gran
parte de la población mundial, mientras que algunos de sus productos dañan la
salud de los enfermos.
Entre las principales estrategias utilizadas hoy por la industria farmacéutica
para obtener sus ganancias mil millonarias cabría destacar:

1. Realizan una gran presión propagandística de los medicamentos que


fabrican, aunque no sean útiles y puedan ser nocivos para la salud.
2. Explotan al máximo los medicamentos en forma de monopolio y en
condiciones abusivas que no tienen en cuenta las necesidades objetivas de
los enfermos ni su capacidad adquisitiva
3. Reducen la investigación de las enfermedades que afectan principalmente
a los países pobres, porque no son rentables, mientras se concentran  en los
problemas de las poblaciones con un alto poder adquisitivo, aun cuando no se
trate de enfermedades (como la proliferación de “medicamentos”
antienvejecimiento)
4. Fuerzan las legislaciones nacionales e internacionales para favorecer sus
intereses, aunque sea a costa de la salud y la vida de millones de personas.

La colaboración de las multinacionales farmacéuticas con la industria química,  las


universidades, y su apuesta en el I+D han ayudado al crecimiento económico y al
desarrollo de la ciencia y la tecnología. Pero su poder oligopólico está poniendo en
riesgo la sostenibilidad de los sistemas sanitarios públicos y el acceso a los
medicamentos a gran parte de la población, han generado graves problemas de
salud (Talidomida), han creado situaciones de alarma social para vender sus
productos (Tamiflú contra la Gripe A) y han promovido la corrupción (sobornos a
médicos y políticos) o dañado a la salud  (son una de las primeras causas de
muerte y enfermedad) muertes con sus productos.

Principales laboratorios multinacionales a nivel mundial

Las diez primeras empresas facturaron en 2012 un total de 335.000 millones de


dólares, lo que supone un 29,8% más que los 235.000 millones del año 2004. La
totalidad de estas empresas están en los países más desarrollados:  5 tienen su
sede en Estados Unidos (50%), 2 en Suiza (20%), otras dos en el Reino Unido
(20%) y 1 en Francia (1%), aunque también hay empresas japonesas, europeas
nórdicas, alguna alemana con importantes niveles de ganancias.

Los márgenes de ganancias de estas industrias son muy importantes alcanzando


entre el 70 y el 90%, con una tasa de ganancias del 20%, superando ampliamente
el 15,8% de los bancos comerciales.
Fuente: PharmExec 2013

Algunas estrategias de la industria farmacéutica para incrementar sus


ganancias

Para alcanzar y mantener estos enormes beneficios (a expensas de los servicios


sanitarios públicos), recurren en muchos casos a colocar  en puestos políticos y
gubernamentales a personas  afines a sus intereses o a directivos de sus
empresas.

Patentes comerciales: Una estrategia que incremento el poder político y


económico de las grandes compañías farmacéuticas estadounidenses fue la ley
de extensión de patentes (Ley Hatch-Waxman) aprobada por Reagan en 1984,
(hasta esa fecha la política de patentes no afectaban a los medicamentos por
considerarlos un bien necesario). Esta medida se extendió posteriormente al resto
del mundo gracias a la creación de la Organización Mundial del Comercio (OMC)
en 1994, que vela por que la globalización no afecte a los intereses del gran
capital multinacional. Ahora el 60% de las patentes de medicamentos son de
EE.UU., frente al 20% de la Unión Europea. Gracias a esto EE.UU. domina el
mercado de los 50 medicamentos más vendidos.

Problemas asociados a las patentes de medicamentos:

 Dificultan el acceso a la atención sanitaria y a la disponibilidad de


medicamentos esenciales a gran parte de la población por su elevado coste
que es fijado abusivamente por los laboratorios.
 Favorece los intereses industriales a expensas de la mayoría de la
población. El caso del tratamiento de la Hepatitic C con Sovaldi a un precio
brutal es un ejemplo paradigmático.
 Imposibilita una auténtica competencia.
 Son injustas con los países subdesarrollados.
Los gobiernos y los consumidores financian el 84% de la
investigación, mientras que solo el 12% corresponde a los
laboratorios farmacéuticos
Estados Unidos concede exenciones y reducciones de impuestos e incorpora a los
tratados internacionales de libre comercio (como el que actualmente se está
negociando con la Unión Europea TTIP) medidas que favorecen a la industria
farmacéutica, lo que demuestra que sus beneficios no es fruto del libre mercado
sino de una política de protección de esta industria en EE.UU. Esta estrategia es
similar a la aplicada ahora por la Unión Europea que protege a sus laboratorios
con medidas como no contemplar criterios económicos a la hora de autorizar un
nuevo fármaco o responder a la fabricación del sofosbuvir (Sovaldi) para la
Hepatitis C como genérico por el laboratorio GVK de la India en base a que no era
una patente nueva al utilizarse desde hace años como antiviral en el tratamiento
del VIH retirando la autorización de 700 fármacos genéricos de este laboratorio en
los países de la UE, lo que supone una represalia comercial que afecta a los
pacientes europeos.

El principal argumento para mantener las patentes de los medicamentos esta en


los gastos por investigar nuevos medicamentos, sin embargo la mayor parte del
coste de la investigación de un nuevo fármaco no recae sobre la industria ya que
los gobiernos y los consumidores financian el 84% de la investigación, mientras
que solo el 12% correspondería a los laboratorios farmacéuticos. Tampoco es
cierto el otro argumento de que para crear un nuevo fármaco es necesario invertir
más de 800 millones de dólares en investigación. Un estudio que recopiló datos de
117 proyectos de investigación redujo el coste  a unos 75 u 80 millones de
dólares, otro  artículo del British Medical Journal en 2012 señalaba que frente a la
información de la industria de que la investigación de un nuevo medicamento tenía
un coste de 1.300 millones $, la realidad es que el coste promedio se situaba en
60 millones $). Esta situación de monopolio explica los elevadísimos costes que
pretenden poner a los nuevos medicamentos, que no se justifican ni por sus
costes de producción ni por las inversiones realizadas en la investigación. Por otro
lado una parte importante de las nuevas investigaciones se hacen con dinero
público, pero las patentes acaban en manos privadas, un buen ejemplo de cómo la
llamada “colaboración público – privada” no es sino dinero público para beneficios
privados.

Según la FDA estadounidense (organismo que autoriza la venta de


medicamentos), sólo un 20% de la inversión en investigación fue a parar a
productos que aportan una mejora terapéutica notable.

Incrementar el precio de los medicamentos: La industria argumenta la


necesidad de fijar un elevado precio  por los costes para investigar y fabricar
moléculas cada vez más complicadas que exigen inversión y aparatos muy
costosos. En realidad, el incremento de los costes no está  relacionado con la
fabricación de los medicamentos, ni tampoco con la inversión en investigación y
desarrollo,  sino en los gastos asociados a la comercialización y la promoción de
sus productos. Mientras que la investigación y desarrollo de fármacos recibe en
torno al 13% del prepuesto, los gastos de marketing suponen entre el 30-35% del
presupuesto de los laboratorios, es decir gastan el doble en promoción que en
investigación, el articulo antes citado del BMJ señalaba que  por cada $ dedicado
a la  investigación se dedican 19 a promoción.

Por otro lado los costos de fabricación han disminuido de manera importante,
debido al empleo de aparatos y procesos industriales más eficientes, a la
automatización de muchas etapas productivas y a la reducción de mano de obra
(las grandes fusiones de las principales empresas farmacéuticas de los años 90
generaron decenas de miles de despidos). Los costes son la consecuencia de la
realización de estudios de mercado, análisis de competidores, extensión de
patentes, distribución, promoción, publicidad y ventas de sus productos, gastos
administrativos para mantener estructuras multinacionales y los astronómicos
salarios pagados a sus ejecutivos.

Poca innovación en los nuevos fármacos pese a su elevado coste

Menos del 25% de los nuevos medicamentos que salen al mercado son
innovadores o mejoran los resultados de los anteriores (cuyos precios son mucho
menores y están suficientemente probados en calidad y seguridad).
Desgraciadamente los organismos gubernamentales que deberían controlar esta
situación en beneficio de los ciudadanos están financiados por la industria. Así la
FDA de Estados Unidos es financiada en un 75% o la Agencia Europea de
Evaluación de Medicamentos en un 80% por las multinacionales farmacéuticas.

Poca transparencia y frecuente manipulación de los datos

La industria es muy poco transparente y con mucha frecuencia da información


manipulada (sesgada, dicho de manera elegante). Un buen ejemplo es el caso del
oseltamivir (® Tamiflu) del que ante la alarma de la gripe A (H1N1) se realizaron
grandes compras en casi todo el mundo y que luego se descubrió que los ensayos
clínicos que presentaba la empresa que lo comercializo habían sido
convenientemente “maquillados” para mejorar sus resultados, además hay
muchos ejemplos de ocultación de los efectos adversos. Por otro lado y con
frecuencia se presentan ensayos clínicos en que se utiliza la nueva droga frente a
placebo, en lugar de compararla con los otros tratamientos eficaces ya existentes,
con lo que se crea una falsa imagen de buenos resultados cuando la realidad es
que prácticamente no se modifica el efecto.

Estrategias para incrementar la venta de medicamentos

La industria se enfrenta, desde hace algunos años a las políticas de los gobiernos
de reducir el gasto farmacéutico que suponen una proporción cada vez mayor de
los presupuestos estatales (en España alcanza entre el 25-30% del gasto sanitario
total, lo que pone en riesgo el sostenimiento del sistema público), con medidas
como reducción de precios, precios de referencia para grupos de medicamentos
similares o la promoción de genéricos.

Para hacer frente a esta disminución de ganancias los laboratorios están poniendo
en práctica diferentes medidas:

 Redefinir e  incrementar la prevalencia de determinadas enfermedades:


Hay informes que señalan que la disfunción sexual femenina alcanza al 43%
del total.
 Promover el tratamiento de problemas leves o de mediana gravedad como
indicios de enfermedades más graves: Síndrome del colon irritable o
trastornos de ansiedad.
 Transformar los riesgos para la salud en enfermedades: La osteoporosis o
el síndrome por déficit de testosterona.
 Estimular la preocupación sobre futuras enfermedades en poblaciones
sanas. La osteopenia o el Alzheimer.
 Convertir los problemas personales y sociales en trastornos de salud
diagnosticables y con necesidad de tratamiento: Convertir la timidez en fobia
social.
 Considerar ciertas enfermedades como epidemias de extraordinaria
propagación y letalidad: La gripe A que fue una gripe más suave que la
estacional promovió la aplicación de protocolos estrictos (con el uso de trajes
y áreas de aislamiento, el empleo de antivirales como Tamiflú de eficacia no
probada y la promoción en masa de la vacuna).

Hasta hace poco, era frecuente que las grandes empresas farmacéuticas pagasen
sobornos a los médicos para que recetasen sus medicamentos, aunque es una
práctica que generalmente está mal vista y en muchos lugares es ilegal. Con el
incremento de los controles sobre los médicos prescriptores, los laboratorios están
desarrollando estrategias para apoyar económicamente, organizar congresos y
reuniones con la Organizaciones de Enfermos para buscar el apoyo de los mismos
y que presionen a los gobiernos para la financiación de determinaos fármacos
aunque no esté justificada su necesidad o tengan efectos adversos.

Los nuevos medicamentos incrementarán la desigualdad de salud

El 90% del presupuesto dedicado por las farmacéuticas para la


investigación y el desarrollo de nuevos medicamentos está
destinado a enfermedades que padecen un 10% de la población
mundial
La industria farmacéutica ha convertido la enfermedad en un negocio. La
globalización ha permitido extender su poder por el que deciden qué
enfermedades y qué enfermos merecen cura. El 90% del presupuesto dedicado
por las farmacéuticas para la investigación y el desarrollo de nuevos
medicamentos está destinado a enfermedades que padecen un 10% de la
población mundial (cáncer, artrosis, diabetes, trastornos de lípidos, hipertensión,
etc).

Actualmente la compañía farmacéutica Gilead está ganando ingentes beneficios


gracias al tratamiento contra la hepatitis C, sofosbuvir  al que al parecer puso el
astronómico precio en España de 25.000 euros (80.000 dólares en USA) .

El descubrimiento de la estructura del ADN y la biotecnología producir nuevos


fármacos (prostaglandinas, interferón, nuevas vacunas, el factor de coagulación
sanguínea y muchos otros compuestos bioquímicos complejos)  que antes eran
difíciles o imposibles de fabricar. La ingeniería genética permite el desarrollo de
nuevos fármacos de elevadísimo coste que los propios laboratorios consideran no
van a poder ser utilizados por toda la población, pero que van a encarecer el coste
de los servicios sanitarios cada vez más inaccesibles para la mayoría de la
población. En la actualidad más de 2.000 millones de personas se ven privadas de
su derecho a la salud.

La situación en España

En España hay desabastecimiento de 170 medicamentos cuyo


suministro no se asegura por las farmacéuticas porque tienen muy
bajos precios 
Como sucede habitualmente en nuestro país los problemas solo alcanzan
relevancia pública cuando se produce un estallido o una situación muy llamativa y
así sucede con la política farmacéutica que ahora se ha puesto en cuestión con la
crisis del tratamiento de la hepatitis C, y desde luego no se trata de una
problemática que no haya sido abordada por múltiples actuaciones legislativas
(leyes del medicamento 25/1990 y 29/2006, RDL 16/2012 y ley de reforma de la
ley del medicamento 10/2013)

Para comprender los problemas de la política farmacéutica en nuestro país habría


que tener en cuenta, además de lo señalado anteriormente, algunas cuestiones:

Primera, tenemos un gasto farmacéutico (GF) elevado y en parte escondido (los


datos sobre gasto farmacéutico hospitalario permanecen ocultos y solo se
conocen públicamente con muchos años de demora), si nos fijamos en las
comparaciones públicas internacionales (Health Data 2014) podemos constatar
que nuestro gasto farmacéutico se situaba por encima de la media de la OCDE
(en $/ habitante en poder paritario de compra) y que si en 2012, último año para el
que se ofrecen datos españoles el gasto farmacéutico se hubiera igualad al
promedio de la OCDE se habrían gastado 1.162,5 millones $ ppc menos.
Sabemos también que el gasto farmacéutico en recetas que era uno de los
impulsores del crecimiento del GF se moderó durante algunos años, pero ha
vuelto a incrementarse (1,95% de crecimiento en 2014 respecto al año anterior) y
que el GF hospitalario no ha dejado de crecer incluso en los años en que
disminuía el GF de recetas. Ese es el primer reto que afronta el sistema sanitario,
controlar el GF y homologarnos cuando menos al promedio de la OCDE.

Segunda: el perfil de prescripción también es manifiestamente mejorable, por


ejemplo el consumo de antibióticos es elevado (38% lo consumieron en el último
año según el Eurobarómetro 2013) lo que favorece una elevada resistencia
bacteriana (nos encontramos entre los países europeos con mayor porcentaje de
resistencia a los antibióticos). Se han hecho muchas intervenciones al respecto, la
primera de promoción de los genéricos que ha tenido un impacto muy importante
con grandes diferencias según CCAA, y otras sobre la mejora del perfil de la
prescripción de resultados mucho menos evidentes y con demasiada variabilidad.

Tercera, los grandes beneficios de la industria se complementan con la


desatención de aquellos medicamentos que aun siendo efectivos tienen una baja
rentabilidad (recientemente se ha denunciado que en España hay
desabastecimiento de 170 medicamentos cuyo suministro no se asegura por las
farmacéuticas porque tienen muy bajos precios y/o porque han desarrollado
alguna alternativa de eficacia similar pero de mayor precio), lo que evidencia, una
vez más que las farmacéuticas solo se preocupan por sus extraordinarios
beneficios y no por la salud de la población.

Cuarta, los efectos secundarios de los medicamentos son más frecuentes de lo


que se piensa, por ejemplo en Francia mueren 18.000 personas por efectos
adversos y en España el número de muertes anuales triplica la de los accidentes
de tráfico, por eso todas las autoridades sanitarias advierten respecto a la
sobremedicación de la población y a la necesidad de evaluar y reducir de manera
estricta la utilización indebida (aquella en que los riesgos superan a los beneficios
potenciales). También hay que tener presente que cuanto más nuevo es un
medicamento menos conocimiento se tiene de sus efectos secundarios
(especialmente los que son infrecuentes).

Quinta, los copagos establecen una barrera en el acceso que no se hace en


relación con la utilidad de los medicamentos sino con el poder adquisitivo de las
personas, así disuaden a los más enfermos y a los más pobres, reduciendo tanto
la utilización inapropiada como la necesaria para el mantenimiento de la salud.
Lógicamente la industria los aplaude porque así evita que las intervenciones se
hagan sobre sus negocios.

Más de 2.000 millones de personas se ven privadas de su derecho


a la salud
La actuación sobre la política farmacéutica es necesariamente compleja, porque
se trata de uno de los mayores entramados multinacionales que además tiene una
fuerte concentración y funciona como un oligopolio, por lo que su influencia política
y económica es muy grande, por otro lado la Agencia Europea del Medicamento
(EMA) es la que tiene capacidad para la aprobación de los medicamentos  que en
España se reconocen de manera automática, quedando en manos de los países el
establecimiento de los precios de venta al público y la financiación pública de los
mismos. Con estos condicionantes las claves de la actuación deberían ser:

1. Modificar los criterios de la financiación pública y la fijación de precios, para


que estos incluyan criterios que tenga en cuenta los costes reales de la
investigación y producción. Existen algunos mecanismos que deben de
plantearse como las subastas de medicamentos para abaratar los precios,
revisiones de los precios abusivos, los precios por equivalentes terapéuticos,
los contratos de riesgos compartidos e incluso la denuncia de las patentes
cuando las empresas quieran imponer precios abusivos e irracionales
valiéndose de su situación de monopolio.
2. Garantizar el abastecimiento de los medicamentos eficaces, evitando los
que se producen por intereses económicos de las empresas farmacéuticas,
para ello es importante contar con una empresa pública farmacéutica que
pueda asegurar la fabricación de los medicamentos necesarios.
3. Fomentar el uso racional del medicamento para lo que es precisa la
creación de agencias de evaluación y una muy activa política sobre los
prescriptores de formación y evaluación independiente de la industria, de
utilización de la medicina basada en la evidencia y de prevención del uso
inapropiado de los mismos.
4.  Complementario a lo anterior es el control  estricto del marketing y la
información realizada por la industria y su financiación de eventos
“científicos”.
5. Desarrollar la investigación pública tanto para orientarla hacia los
principales problemas de salud como para  desarrollar patentes públicas que
permitan escapar de la asfixia económica de las patentes privadas.
6. Eliminar los copagos del RDL 16/2012 para acabar con las barreras
económicas para el acceso de medicamentos necesarios.

Algunas de estas medidas son fáciles de implementar y otras tienen una eficacia
más a medio plazo, pero lo que es evidente es que hay que plantarle cara a la
industria farmacéutica y anteponer el derecho a la salud a los desproporcionados
beneficios empresariales

La Industria Farmacéutica
Enviado por eccy1959

1.
2. Resumen
3.
4. Antecedentes de la Farmacia en Cuba
5. La industria farmacéutica: producción, inspección y comercialización
6. Tendencias y retos de la industria de medicamentos
7. La economía en la industria farmacéutica
8. El poder del mercado de la industria farmacéutica (Collazo, 1997)
9. La evaluación farmacoeconómica
10. Análisis económico y científico – técnico de la investigación de un fármaco
11. La industria biotecnológica y el sector farmacéutico
12. La industria farmacéutica en Cuba: sus retos y desafíos
13. Caracterización de la Industria Médico Farmacéutica en la Ciudad de La
Habana
14. Descripción de un laboratorio farmacéutico MEDSOL
15. Conclusiones
16. Recomendaciones
17. Bibliografía

Resumen
El trabajo aborda la temática del desarrollo de la industria farmacéutica en Cuba y toma en
cuenta el desarrollo de este sector en el mundo. Se centra en un capítulo la economía de la
industria farmacéutica por la importancia que tiene el progreso de esta rama para los avances
en el campo socioeconómico y político de Cuba y su inserción en el mundo contemporáneo. Las
medidas tomadas del redimensionamiento empresarial y el traslado de la industria
farmacéutica cubana al Ministerio de la Industria Básica es una de las acciones para garantizar
el suministro de medicamentos a la población y eliminar el déficit de los mismos en los centros
comercializadores. Se expresa una descripción de los antecedentes de la farmacia en Cuba y el
impacto social que tiene el desarrollo de la industria de medicamentos en la actualidad y los
ingentes esfuerzos del gobierno revolucionario de dar atención institucional
al personal científico y técnico que labora en el sector farmacéutico. Especial atención se da en
el campo de la biotecnologíafarmacéutica, que sitúa a nuestro país en los primeros planos
de América Latina en la utilización de esta tecnología de punta en beneficio de la claseobrera.
Palabras claves
Industria farmacéutica
Sector farmacéutico
Historia de la farmacia en Cuba
Farmacoeconomía
Medicamento
Técnico en Farmacia
Nota: Esta ponencia se realizó como presentación para el examen de mínimo de
doctorado para Problemas Sociales de la Ciencia
Introducción
El nivel de desarrollo de un país se mide, entre otras cosas, por los indicadores de salud de la
población y dentro de estos, la producción de medicamentos es un parámetro importante para
el progreso social.
Un medicamento se define como (NC 26-04, 1987) toda sustancia o mezcla de sustancias
producida, vendida, puesta a la venta o recomendada para el tratamiento, el alivio, la
prevención o el diagnóstico de una enfermedad, de un estado físico anormal o de los síntomas
de una u otra, en el hombre o los animales, o al restablecimiento, la corrección o la
modificación de funciones orgánicas en el hombre o los animales.
El trabajo tiene como objetivo explicar el desarrollo de la industria farmacéutica en Cuba,
tomando en consideración la evolución de esta rama en el mundo, y se demuestra los avances
que en este campo se han producido en nuestro país. Particularmente, hicimos hincapié en un
capítulo referente a la economía en la industria farmacéutica, por las posibilidades que tiene
este sector en el progreso industrial cubano; se ve en el trabajo cómo la cienciafarmacológica y
biotecnológica se transforma en fuerza productiva para el desarrollo socioeconómico de Cuba, y
su lucha por insertarse en el mercadomundial y elevar el nivel de vida de la población, en la
batalla diaria en contra del bloqueo estadounidense sobre nuestro país.
Cuba ha emprendido un amplio programa para aumentar la producción de su industria
farmacéutica y completar en breve plazo el suministro de los medicamentos más demandados,
a la vez que busca incrementar las exportaciones.
La reestructuración comenzada a fines de 2000, para revitalizar la producción de fármacos en
la Isla implicó el traspaso de la Industria Médico-Farmacéutica (IMEFA) a
la responsabilidad de la Unión Química, del Ministerio de la Industria Básica, considerado con
mayor capacidad y experiencia fabril para asumir esa labor. Se creó el Grupo Empresarial
Químico-Farmacéutico (QUIMEFA), para dirigir la actividad del sector a través de la Unión
de Empresas de la Industria Farmacéutica, integrada por 19 firmas que agrupan a 41 fábricas y
un centro de investigación y desarrollo. Este sector ocupa a unas siete mil personas, 1 800 de
las cuales son profesionales y técnicos.
Cuba debe importar alrededor de 90 por ciento de la materia prima que utiliza en la fabricación
de fármacos y productos afines e importa más de 260 medicamentos terminados. Se exportó en
el 2 000 productos medicinales y farmacéuticos por más de 33 millones de dólares, en tanto
las compras de medicamentos e insumos sumaron unos 100 millones de dólares.
De los laboratorios cubanos han salido más de 20 biofármacos y vacunas,
avanzados sistemas de diagnóstico y otros productos que se exportan a más de 40 países.
Antecedentes de la Farmacia en Cuba
La farmacia cubana tiene un primer período que data de los siglos XVI al XVIII, y las
primeras noticias que se tienen del arte de curar son del año 1519 en el que salió de Cuba
hacia México, la expedición de Hernán Cortés y en la que hacía de boticario un joven soldado
de apellido Murcia. (Pruna, 1994) En 1598 solo había en La Habana 2 farmacias (llamadas
boticas), la de Sebastián Milanés, en la calle Real (hoy Muralla), y la de López Alfaro, cerca de
Desagüe (callejón del Chorro), en la plazuela de la Catedral. Las medicinas venían de Castilla,
esporádicamente, en muchas ocasiones vencidas y carentes de valor.
En 1642 presentó su título en el Cabildo el boticario Francisco de Carmona. En 1655 comienza a
ejercer su profesión en La Habana, el bachiller en medicina Diego Vázquez de Hinostrosa,
graduado en la Universidad de México en 1651 y habilitado por el Real Tribunal del
Protomedicato de México en 1653. Podemos resumir que en los siglos XVI y XVII lo que había
en La Habana era un ejército de herbolarios y charlatanes.
Por el año 1723 había tres boticas en La Habana, y antiguas crónicas señalan que en 1729
existían en las boticas abundantes y buenos medicamentos. En 1728 se funda la Real y
Pontificia Universidad de La Habana donde se formaban teólogos, juristas y médicos. En este
siglo surgen varios boticarios que se establecieron en distintas ciudades de la isla. Por esa época
los medicamentos más comunes eran el mercurio, ipecacuana, opio, ruibarbo y cocimientos de
cardosanto, esclaviosa, alcanfor, sal volátil, cuerno de ciervo, vinagre de Castilla, nitro y
alcanfor en fomentos para la cabeza. En la época de Carlos V, surgió la Farmacopea Hispana, la
primera en 1794 y la segunda en 1797. Estas farmacopeas del siglo XVIII estuvieron vigentes en
Cuba y al establecerse el Real Tribunal del Protomedicato en La Habana se exigía su tenencia
en las oficinas de farmacia, pues era necesario presentarla en las visitas regulares que cada dos
años realizaba esta institución a las boticas de la Isla.
En 1802 se publicó un folleto sobre el origen y descubrimiento de la vacuna. En 1804 el Dr.
Tomás Romay y Chacón aplicó por primera vez en La Habana, la vacuna contra la viruela de
forma gratuita.
En 1828 se establece la primera máquina de vapor para preparaciones farmacéuticas en la
farmacia La Reunión. Por esta época el tribunal autorizado para habilitar el ejercicio de la
profesión farmacéutica fue el Protomedicato. Para obtener el título de farmacéutico había que
presentarse a dos exámenes ante este tribunal, uno teórico y otro práctico, que duraban una
hora cada uno y se realizaban en dos tardes sucesivas, practicándose el último en una oficina de
farmacia. También era indispensable el estudio del latín y haber practicado cuatro años con un
maestro examinador. Además se hacía la información de "limpieza de sangre", de buena vida y
costumbres, se exigía la edad de 25 años para obtener el título.
La sustitución del Real Tribunal del Protomedicato mediante la real Orden del Ministerio de
Fomento General del Reino, del 21 de octubre de 1833 (Sánchez, 1989), por las Reales Juntas
Superiores Gubernativas de Medicina, Cirugía y Farmacia, se efectúa en Cuba después de una
ardua lucha durante más de 10 años, de las fuerzas más progresistas médico – farmacéuticas.
Estas estructuras son a imagen y semejanza de las constituidas en España desde 1823. Las
Reales Juntas estaban integradas por tres vocales propietarios y un secretario facultativo, y en
el caso de la de farmacia, de un maestro de ceremonias que hacía las veces de fiscal. Los
nombramientos los hacía el rey de España a propuesta del gobernador y capitán general. La
presidencia la ejercía el vocal más antiguo y debían ser doctores en farmacia, para
esa disciplina. Por primera vez se designan para ocupar estos cargos a los doctores Antonio
Gervasio de Mendoza, Ignacio Dedín de la Torre y Mariano Medina como primero, segundo y
tercer vocal, respectivamente; de secretario Antonio María Muñoz y como maestro de
ceremonias al doctor Francisco de Paula Suárez.
En 1834 las boticas estaban como en los tiempos primitivos y a partir de ese año se fueron
transformando con la introducción de nuevos productos farmacéuticos que salían de las
principales droguerías de Francia, Inglaterra y Alemania. Desde el establecimiento de la Junta
Superior Gubernativa de la Facultad hasta la reforma de la Universidad en 1842 se recibieron
128 licenciados y 34 doctores.
A partir de 1842 se genera un movimiento científico y de progreso en todas sus
manifestaciones, pues la química había adelantado extraordinariamente con Lavoisier,
Lomonosov, Scheele, Gay Lusac, Berthelot y otros. En este año la universidad dio forma
académica a los estudios de farmacia y por ella entraron sus profesores a formar parte del
claustro de Ciencias Médicas. Se dividieron los estudios en teóricos y prácticos; los primeros
debían cursarse en este establecimiento en dos años. Igual período comprendía la práctica que
se exigía a los aspirantes a licenciatura. Sin embargo, por la escasez de farmacéuticos en la Isla
se dispensó a veces a los estudiantes del último año de práctica simultanear los dos años de
estudio, lo cual dio lugar a la habilitación de los "prácticos de farmacia".
Desde 1842 hasta 1863 la Facultad de Farmacia en Cuba estuvo agregada a la de Medicina, de
la cual se escindió en 1863. Se establecieron laboratorios de química y los gabinetes
correspondientes para el reconocimiento de drogas, materia farmacéutica vegetal, mineral y
animal y prácticas de operaciones farmacéuticas. Para las demostraciones estaba muy limitado
el número de aparatos, utensilios y productos.
El 19 de mayo de 1861 se funda la Real Academia de Ciencias Médicas, Físicas y naturales de La
Habana. El Dr. Fernando Valdés Aguirre presentó en 1862 a dicha institución
una memoria que llevó como lema "Ideas sobre la impresión de un formulario en la Isla de
Cuba", la que tuvo gran acogida por la comisión que se encargaba de dar opinión sobre la
farmacopea y se recomendó como Apéndice de la Farmacopea Hispana.
El 24 de marzo de 1883, en sesión pública ordinaria de la Academia se propone a los doctores
Rafael Cowley, José Ramos, Juan C. Oxamendi y José Torralbas, para redactar el Petitorio
(Cuaderno impreso de los medicamentos simples y compuestos que debe haber en las
farmacias), la Farmacopea y Tarifa Farmacéutica. El 10 de junio de ese mismo año se aprueban
los trabajos que servirán de base para la redacción de la Farmacopea Oficial de la Isla de Cuba
(Mullale, 1989).
En 1883 se regularizó el estudio de la farmacia, estableciéndose la Junta Superior Gubernativa
de esta facultad el 24 de diciembre y a los que aspiraban al título de farmacéutico se les exigía
la asistencia a dos cursos de una cátedra de Botánica. Las primeras lecciones de esta clase se
impartieron en el Jardín Botánico y más tarde en la Universidad, donde existía también un
pequeño jardín por considerar la junta que era imprescindible para el estudio de la Botánica
aplicada a la farmacia. Se graduaban de bachiller en farmacia a los 4 años y de licenciados al
terminar el quinto.
En la segunda mitad del siglo XIX se desarrolló la bacteriología. La teoría de Pasteur
evolucionó en la preparación de sueros, vacunas, etc. Los trabajos de Koch llevaron a la
especificidad de enfermedades infectocontagiosas y en 1900 fue comprobada la teoría de Finlay
en relación con sus estudios sobre la fiebre amarilla. En 1887, Cuba fue el primer país de
América en introducir la vacuna antirrábica (Pruna, 1994b, pp.62); esto se debió a una
comisión que se entrevistó con Louis Pasteur, que estaba integrada por Diego Tamayo,
Francisco Vildósola y Pedro Albarrán, dirigidos por Juan Santos Fernández. Se creó por este
médico y sus colaboradores el Laboratorio Histobacteriológico e Instituto de Vacunación,
dotado para la investigaciónbacteriológica. Una de las figuras fue Juan Nicolás Dávalos,
considerado por algunos el primer bacteriólogo cubano (Pruna, 1994b, pp.63)
Múltiples son los adelantos de la ciencia farmacéutica en los siglos XIX y XX. No podemos de
dejar de mencionar a Juan Tomás Roig, distinguido hombre de ciencias, de profesión
farmacéutico. Fue el creador del Diccionario Botánico de Nombres Vulgares
y Plantas Medicinales, Aromáticas y Venenosas de Cuba, obra muy importante para la ciencia
cubana.
En 1890, enero, se efectúa el Primer Congreso Médico Nacional en la Academia de Ciencias,
Médicas, Físicas y Naturales de La Habana, participaron alrededor de 200 médicos nacionales
y 3 extranjeros.
En 1895 se obtiene el suero antidiftérico en Cuba, por la ardua labor de los médicos cubanos
Juan Nicolás Dávalos y Enrique Acosta. El primero en aplicar el tratamiento con este suero fue
el Dr. Domingo Madan, a una niña de 7 años en Matanzas, el 15 de marzo de 1985. (Pruna,
1994, pp.43)
No debemos pasar por alto el papel de los farmacéuticos en los períodos de
la Guerra de Independencia: 1868-1898, en la que ilustres farmacéuticos ofrendaron su vida y
lucharon por la causa de la Revolución, como por ejemplo, Enrique Álvarez Martínez, Francisco
Figueroa Véliz, Alejandro del Río Rodríguez, etc. (García, 1988). En nuestras guerras fue muy
difícil la adquisición de medicinas y materiales de curación, que eran suministradas en muy
pocas cantidades. Se usaban plantas que el campesinado cubano utilizaba muy bien, yagrumas,
güira cimarrona, eucalipto, aguedita, mangle, llantén, etc.
En el período prerrevolucionario la farmacia cubana es invadida por medicamentos de toda
índole, producto del desarrollo de nuevas especialidades medicamentosas, con nombres
comerciales sofisticados que se repiten por cada fabricante y en algunos casos con poca o
ninguna seguridadterapéutica.
El 15 de septiembre de 1901, se inauguró oficialmente el casi nuevo edificio de la Academia de
Ciencias Médicas, Físicas y Naturales de La Habana. El 11 de febrero de ese mismo año se
entregan los laboratorios en el Paseo de Carlos III e Infanta, que se llamaron "Laboratorios
Wood".
En la Cuba neocolonial se destaca como investigador en el campo de la medicina el Dr. Pedro
Kourí Esmeja fundador de la parasitología médica cubana. Este período se caracterizó por la
penetración de patentes, medicamentos y laboratorios de origen norteamericano. De las pocas
decenas de boticas que existían en Cuba, se llegaron a registrar 1707 en el año 1951, de ellas
604 estaban en La Habana. La farmacia cubana dejó de ser el experimentado laboratorio para
convertirse en un centro comercial; sin embargo, todo no fue negativo: en las nuevas
droguerías se realizaban valiosas investigaciones, se continuaba escribiendo y fundando
revistas. En los Estados Unidos se utilizaba la mano de obra cubana con el objetivo de lograr a
través de la industria farmacéutica un desmesurado aumento del capital financiero al cual
estaban vinculadas las farmacias – comercios como la Sarrá, Johnson y Taquechel. La farmacia
norteamericana ejerció una gran influencia en Cuba. El nuevo concepto era los llamados
establecimientos – almacenes, muy distantes de las bellas farmacias europeas. Algunos hitos en
la época de la neocolonia vinculados a la farmacia fueron:
 En 1904 se crea una nueva comisión para redactar la farmacopea cubana, integrada por
los doctores: Juan Santos Fernández, Enrique Barnet, Tomás Coronado, Gerardo
Fernández, José Guillermo Díaz, José Alcán y Jorge Le Roy. Nuevamente estos deseos no
fructifican y la dependencia a la industria farmacéutica norteamericana hizo que
prevaleciera la farmacopea de ese país, constituyendo esta otra evidencia
del dominioimperialista en Cuba. Se realizan las traducciones al español de diferentes
revisiones de la Farmacopea. (Mullale, 1987)

 El 2 de enero de 1909 se creó la Secretaria de Sanidad y Beneficencia, primera en el


mundo. Se aplicó por primera vez el 606 en la Quinta de Higiene, para el tratamiento de
la sífilis.
 En 1911 se estableció el laboratorio de Blume y Ramos.
 En 1912 se creó en La Habana el laboratorio de Química Legal.
 El 21 de abril de 1921 se funda el Colegio Farmacéutico y creó su Boletín de Farmacia,
órgano oficial de la Asociación Farmacéutica Nacional.
 En 1928 se funda el Laboratorio Llanio – Embil, en Campanario 46
 En 1948 La Habana fue la sede del Primer Congreso Panamericano de Farmacia,
uniendo por primera vez a todos los especialistas del continente.
 En 1953 visitó La Habana el profesor Alexander Fleming, descubridor de la penicilina.
 Se instaura el premio del Círculo de Investigaciones Farmacéuticas, la Academia de
Farmacia y se estableció el 21 de febrero como el día del farmacéutico.

Cuando triunfo la Revolución se realizó por el Ministerio de Salud Pública un estudio de las
especialidades esenciales para cubrir las necesidades de la salud de la población, se eliminó
la importación de los que se consideraron innecesarios, y se han ido incorporando nuevos
productos en la misma medida en que se desarrolla el Sistema Nacional de Salud, pero siempre
basado en estudios científicos de la utilidad y efectividad de cada producto. Se comienza el
desarrollo de la industria farmacéutica nacional. Actualmente se elabora en el país la mayor
parte de las necesidades de medicamentos para todas las especialidades médicas.
A partir del 1ro de enero de 1959 y producto de la necesidad de desarrollar a industria
farmacéutica, hubo necesidad de ampliar nuestros mercadospara la obtención de materias
primas para la producción de medicamentos.
Los métodos de producción y de control de la calidad no tenían el rigor científico, porque la
mayor parte de los productos eran importados y los que se producían en Cuba (pocos), se
controlaban en algunos indicadores por el productor. Como consecuencia de la socialización de
la medicina, una de las primeras medidas del Gobierno Revolucionario en la Salud Pública, el
control de la producción de medicamentos se convirtió de propiedad privada a la social, lo que
ha hecho posible un control efectivo de la producción y calidad de los medicamentos.
El bloqueo económico trae como consecuencia la utilización de las farmacopeas de la Unión
Soviética, Alemania, Japón, Hungría, Gran Bretaña, la Farmacopea Internacional, la
farmacopea europea y otras, además de la de Estados Unidos, cuyas especificidades de calidad
no se ajustan completamente a las especificaciones de la producción nacional.
En 1976 se inician gestiones en la Industria Médico – Farmacéutica para redactar una
farmacopea, pero los trabajos se han interrumpido en diferentes ocasiones. El desarrollo actual
alcanzado por nuestro país en el campo de la salud, impone la necesidad de contar con una
farmacopea propia, anhelo de los científicos cubanos desde la etapa colonial, y que satisfaga las
necesidades del farmacéutico en sus distintas áreas de trabajo, así como auxilie al personal
médico y de otras ramas afines en sus labores.
En 1981 comienza en Cuba la influencia de la biotecnología en el sector farmacéutico.
El período especial impuso al país un reto en el campo de la producción de medicamentos,
donde el estado realiza ingentes esfuerzos en el desarrollo de esta vital industria. Se toman
medidas para el desarrollo de la investigación científica y el desarrollo de la producción de
medicamentos, se da especial atención a los centros del Polo Científico.
En el año 1991 se pasa la especialidad de técnico en Farmacia Industrial al sector educacional.
En el año 2001 se traslada la industria farmacéutica al Ministerio de la Industria Básica, para
dar una mejor atención a la producción de medicamentos, se crean las droguerías como centro
de almacén de los medicamentos para resolver las deficiencias de este producto y satisfacer
la demanda de la población.
La industria farmacéutica: producción, inspección y comercialización
La salud es uno de los bienes más preciados por la humanidad y en su concepto más universal
expresa: el estado completo de bienestar físico, mental y social, en armonía con el
medio ambiente. (NC.26-04, 1987)
La Organización Mundial de la Salud (OMS) abogó por alcanzar la salud para todos en el año
2000, hecho que aún no se ha cumplido. La OMS planteó que todos los países dedicaran el 3%
del PIB a la salud; no obstante, este deseo no se logró en los países más pobres, ni en aquellos
que no se prioriza la salud. En la tabla I se presenta el estado del Producto Interno Bruto de
algunos países dedicado a la salud
Tabla I (Ortiz, 1997, pp 32)

Países %

Alemania 9

Canadá 10

Cuba (*) 6,9

EEUU 14

Francia 9
Reino Unido 7

Japón 7

México 3

Países del tercer mundo 2 ó menos

La industria farmacéutica tiene la responsabilidad de producir fármacos y biológicos para


curar, proteger y mejorar la salud de la población. No obstante la crisis económica, la industria
farmacéutica sobrevive y el mercado internacional de la misma sobrepasa los 1 192 000
millones de dólares.
El sector de los medicamentos debe lograr un equilibrio entre las regulaciones del
medicamento y la atención que se da a la población con él, asimismo, no se ajustará a la
regulación mercantilista oferta – demanda, pues atentará contra la calidad de sus productos.
Las actividades reguladoras de los fármacos y biológicos deben abarcar cuatro aspectos:
 Marco legal con toda la legislación necesaria.
 Actividades por tipo de las producciones.
 Universo que comprende
 Recursos requeridos.

Tendencias y retos de la industria de medicamentos


La tendencia mundial avanza en sentido de:
 Las alianzas entre las transnacionales y países productores de medicamentos.
 Especialización de las producciones.
 Buscar nuevas formas farmacéuticas que alarguen la vida del producto.
 Diferenciación del producto.
 Interdisciplinariedad para obtener fármacos y biológicos de mayor calidad.
 Que el conocimiento se convierta en valor agregado
 Legislación de la propiedad industrial.
 Relación entre la informática y el genoma humano.

Los retos que debe enfrentar la industria farmacéutica contemporánea son:


 El alto costo del cuidado de la salud
 El largo tiempo requerido para producir un nuevo medicamento
 Las dificultades con el suministro de los servicios.
 La desigualdad de los planes de beneficio con los medicamentos
 Las nuevas tecnologías complejas
 La tercera edad que conduce a enfermedades crónicas y degenerativas.
 La baja disponibilidad de médicos y otro personal de salud

La industria se debe preparar para enfrentar la emergencia de nuevas tecnologías, el


acortamiento del ciclo de vida de los productos, el incremento en la competencia internacional,
las demandas de los servicios y el surgimiento de nuevas enfermedades.
La economía en la industria farmacéutica
Características del mercado farmacéutico y de su competencia
Estas características se centran en aspectos fundamentales como:
1. La universidad de las necesidades terapéuticas.
2. El desarrollo intensivo de conocimientos
3. Grandes inversiones de investigaciones y desarrollo necesarios para el mercado.
4. Crear un mercado interno con perspectivas de despegue internacional.

Las características de la competencia en el mercado dependerán de las posibilidades como:


 Ciclos cortos de tiempo para desarrollar los productos.
 Capacidad ingenieril muy elevada para aplicar las nuevas tecnologías.
 Eficiencia de los servicios que complementan la producción.
 Terapias medicamentos corta y efectivas para la población.
 Reducción de los costos de los nuevos medicamentos.

Los ciclos cortos se deben lograr a partir de la reducción de los tiempos de evaluación que
abarcan las etapas reguladoras de investigación, en la tabla II se muestran los tiempos de cada
etapa.
Tabla II: Duración promedio de las etapas de evaluación reguladoras para la
aprobación de un nuevo medicamento. (Ortiz, 1997, pp.34)

Etapas Características Tiempo en años

Preclínica Farmacología animal y toxicología 3,5

Clínica fase I Farmacología en humanos 1,0

Clínica fase II Eficacia del medicamento en pacientes 2,0

Clínica fase III Extensión en más enfermos y comparación con otros 3,0
medicamentos ya evaluados

Revisión reguladora Mercado controlado 2,5

Liberación Total 12,0

Los altos costos de los nuevos medicamentos crecen de año en año motivados por el empleo de
nuevas tecnologías complejas y el aumento de las enfermedades crónicas más difíciles de curar
y que requieren mayor eficacia de esos productos. En la tabla III se expone el crecimiento de
los costos por nuevo medicamento producido en años seleccionados, las sustancias que se
requieren investigar para lograr un producto y el tiempo investigar para lograr un producto y el
tiempo que demora la evaluación de la misma. En la actualidad este último se ha incrementado
hasta 15 años para su desarrollo y aprobación.
Tabla III Nivel de los costos por nuevo medicamento producido en años
seleccionados y por sustancias investigadas y tiempo de evaluación (Ortiz, 1997,
pp.34)
Año Costo en millones Sustancias investigadas Tiempo de evaluación

1976 54 <5000 <10 años

1982 87 <5000 <10 años

1987 125 5000 10 años

1990 231 10 000 12 años

Las regulaciones que se exigen para la validación y registro de un nuevo medicamento


representan de 35 a 40% del costo final del mismo.
La organización internacional de estándares (ISO) elabora las normas de calidad que sirven de
base a la de los países pobres. La ISO-9001 plantea los requisitos específicos para un producto
en función de su aplicación. El proveedor de un medicamento es quien asume que sus
productos cumplan con los requerimientos de calidad. La ISO se refiere a la organización de la
producción que garantice la calidad.
El poder del mercado de la industria farmacéutica (Collazo, 1997)
La industria farmacéutica se rige por las grandes empresas de los países desarrollados, no
obstante los avances de algunos países en desarrollo. Ese poder se ve en su participación en el
mercado mundial y en el control de la innovación. Con ventas de 170 000 millones de dólares
en el mundo, el sector farmacéutico se encuentra en permanente aumento, caracterizado por
una competencia oligopólica basada en la dependencia de los productos; 25 empresas
controlan cerca del 50% del mercado mundial. La influencia en la competencia está en la
investigación y el desarrollo (I-D); a la que se dedican más o menos el 12% de los ingresos de la
industria, en la apropiación de rentas mediante el sistema de patentes y en las cadenas
de comercialización.
Ninguna de las naciones en desarrollo que han invertido en su industria farmacéutica, con
excepción de la India y Brasil, han logrado una auténtica emancipación en este aspecto. Al
crear industrias nacionales de formulación y de acondicionamiento no hacen sino cambiar
el carácter de la dependencia; y es que pasan a depender de los proveedores de materias primas
químicas y por consiguiente, de las industrias químico – farmacéuticas de las empresas
multinacionales. (Collazo, 1997)
Por el grado de multinacionalidad de sus operaciones, la importancia social de su producción,
así como su capacidad de penetración, le confieren a la industria de medicamentos para ilustrar
la naturaleza de su poder del mercado y las consecuencias de su dependencia tecnológica.
Las características primordiales de las empresas farmacéuticas coinciden con la generalidad de
las empresas multinacionales, porque es una industria muy oligopolista y muy extendidas en la
que un número de empresas relativamente grandes, pertenecientes a un pequeño grupo de
países dominan la casi totalidad de la producción, investigación y comercialización de los
fármacos en el mundo.
Esta característica en la superestructura internacional de la industria de los medicamentos
produce un poder comercial de las empresas para dominar un mercado y conseguir grandes
beneficios que lo obtendrían en una situación competitiva. De esta forma, se afirman que las
empresas multinacionales farmacéuticas poseen un poder de mercado para la comercialización
de los productos.
Indicadores del poder de mercado
 Concentración: El mercado de productos farmacéuticos es heterogéneo porque hay
múltiples submercados muy distintos entre sí. Las grandes empresas tienden a
especializarse en subgrupos particulares y en cada uno de los de los grupos principales, las
primeras empresas representan entre el 60 y el 80% de la producción.
 Rentabilidad: Es el más claro de los indicadores del poder de mercado de una industria
y no hay duda de que la farmacéutica ha sido durante mucho tiempo una de las más
rentables en todos los campos en que se opera.
 Diferencia de precios: Puede usarse como indicador de poder de mercado la capacidad
de las empresas líderes para imponer precios más adecuados que los otros fabricantes y sus
prácticas discriminatorias de precios entre distintos mercados.
 Diferenciación del producto y gastos de comercialización: Estas dos definiciones son
indicadores y fuentes de poder de mercado; en una industria en la que los productos fueran
homogéneos, las grandes empresas no podrían crearse situaciones de privilegios por
el procedimiento de diferencias en sus marcas y promoverlas mediante una
adecuada publicidad.

Fuentes de poder de mercado (Collazo, 1997)


 Tecnología

Las empresas líderes del mercado son las que más gastos de investigación y desarrollo tienen.
Las patentes sobre productos y procesos son fáciles de copiar y hay apoyo del estado a la
investigación.
 Investigación de mercado

Es un factor importante para la promoción del mercado porque:


a. El paciente compra y el médico receta.
b. Diferencias entre marcas y denominaciones genéricas
c. Carencia de otra fuente de información

Costos del poder del mercado


Pueden ser directos e indirectos. Entre los directos están: beneficios excesivos, la asignación
de recursos para la I+D y los costos de la investigación del mercado. Entre los indirectos están:
eliminación de la pequeña empresa, deficiencias en la prescripción, concentración en los países
desarrollados y en las ciudades, etc. En síntesis el poder de mercado de la industria de
medicamentos radica en la manera en que operan las grandes empresas, por su
multinacionalidad, por la investigación y comercialización de sus productos a nivel mundial.
La evaluación farmacoeconómica
Se está tratando de bajar el costo de la salud en el mundo, por lo que se producen cambios en
los precios. El uso y la distribución de medicamentos y las mayores compañías innovadoras
están tratando de demostrar que una medicina mejor conducirá a una economía mejor y por
tanto se está formando una nueva disciplina: la Farmacoeconomía. Un producto origina
beneficios si al comparar el tratamiento alternativo que sugiere resulta superior en costo y
eficacia. En un momento dado un producto puede significar un ahorro al reducir el nivel de
medicamentación y el número de ingresos hospitalarios. Igualmente, una droga puede añadir
un valor positivo si contribuye a mejorar la calidad de vida del paciente en términos de
beneficios físicos, psicológicos o sociales, favorecen que este se reincorpore a la vida laborar
activa y mejore las relaciones con familiares y amigos más rápido que si se tratasen con otras
terapias alternativas.
Los estudios farmacoeconómicos son muy útiles pero complejos porque parten de
un modelo de terapia patrón. El modelo incluye los estimados de las secuelas de la enfermedad,
sus complicaciones, niveles de mortalidad, tipos de tratamientos, posibles eventos adversos,
etc. Este modelo se compara con el del modelo de la terapia del nuevo medicamento. Se dice
que esto dará origen a las buenas prácticas farmacoeconómicas. (Collazo, 1995)
Análisis económico y científico – técnico de la investigación de un fármaco
Los países desarrollados invierten aproximadamente el 10% de sus ingresos en la investigación
de los medicamentos y tienen la concentración de las patentes donde dominan las empresas
multinacionales. Los países en vías de desarrollo necesitan contar con una metodología efectiva
para evaluar desde el punto de vista técnico – económico las investigaciones buscando un uso
racional de sus indicadores científico – técnico de acuerdo a sus intereses nacionales para el
desarrollo de sus industrias de medicamentos.
El estudio de factibilidad de la investigación de los medicamentos es la realización de una
valoración técnico – económica de los objetivos que le dé solución a los problemas económicos
y sociales del uso de un medicamento y las diferentes maneras de obtenerlos; se calcula el costo
de todas las vías para lograr el resultado esperado y el aporte que da, es decir, invertir un gasto
para obtener un beneficio. Los estudios de factibilidad son útiles porque no es posible esperar
la terminación del proceso de obtención e introducción del desarrollo científico – técnico para
analizar y evaluar los cambios en estas relaciones. Se necesita tomar decisiones al principio y el
transcurso del proceso que garanticen los mejores resultados, así como su comprobación
anterior. Las investigaciones deben ser precisas para evitar errores que tendrán un elevado
costo social directo, relacionado con los medios materiales y humanos que involucren, también
con la pérdida de tiempo en la utilización de las variantes de desarrollo más eficiente para
la sociedad.
Los estudios de factibilidad deben realizarse antes de comenzar las investigaciones, al concluir
las investigaciones y al concluir la introducción y generalización (Collazo, 1995, pp 121)
La industria biotecnológica y el sector farmacéutico
La biotecnología inicia una revolución en las bases tradicionales de competencia en la industria
farmacéutica, en especial, en términos de desarrollo y fabricación de productos. Esto le permite
a los científicos desarrollar nuevos productos biofarmacéuticos basados en sustancias que están
presentes en la naturaleza en cantidades muy pequeñas, como por ejemplo: activadores del
plasminógeno tisular (TPA), eritropoietinas, factores de crecimiento, anticuerpos
monoclonales, productos de la placenta, y otros. Esta lista de bioproductos crecerá en los
próximos años y los procesos de extracción tradicionales serán reemplazados por métodos
recombinantes de producción.
La biotecnología también abre sus fronteras a nuevos tratamientos, así como a diferentes
métodos de diagnóstico de enfermedades, a través del uso de agentes celulares y tisulares
específicos, como es el caso de los anticuerpos monoclonales.
El interés investigativo de los laboratorios de las compañías está orientado hacia enfermedades
crónicas y los tratamientos preventivos, que requieren la toma constante de medicamentos.
Una de las principales fuerzas para el desarrollo del mercado es la disponibilidad de productos
baratos y fáciles de usar que puedan emplearse fuera del sistema clínico – hospitalario
tradicional.
Los productos para diagnóstico de origen biotecnológico se someten a menores regulaciones
que los terapéuticos, de ahí que se incremente la producción e investigación justificada por:
 La concesión de patentes a más de 20 productos de gran trascendencia cada año
 El aumento de los productos depende de la capacidad de la industria para desarrollar
nuevos bioproductos como medicamentos.
 Las técnicas biotecnológicas profundizan e incrementan los conocimientos de los
científicos sobre enfermedades y su potencial para identificar y crear productos químicos
que son receptores específicos.

Las áreas en que la biotecnología farmacéutica orienta su capacidad de I+D son:


 Vacunas contra enfermedades como la hepatitis B, el SIDA, la rabia, la malaria,
el dengue, la leptospirosis, etc.
 Diagnosticadores biotecnológicos y sistemas tales como enzimas, anticuerpos
monoclonales y ensayos de ácidos nucleicos.
 Química de los carbohidratos para combatir la artritis reumatoide
 Antisentidos: mensajes errantes del ADN de un individuo pueden causar
enfermedades. Las moléculas antisentidos son sustancias que selectivamente bloquean los
mensajes errantes en el ADN, por ejemplo, podría mantenerse el VIH sin reproducirse en el
organismo
 Anticuerpos: estos combaten de manera natural a enfermedades infecciosas.
 Trasplante de células
 Genoterapia
 Química de los péptidos por ejemplos como supresores de bacterias
 Síntesis química.

Los analistas señalan que el logro de la vinculación estrecha biotecnología – industria


farmacéutica es el nacimiento de una industria farmacéutica modificada que se dirige más
hacia las proteínas humanas que hacia los químicos sintéticos como fuente de nuevos
productos. Esa tendencia crecerá y hará más difícil la diferencia entre los productos químicos y
los biotecnológicos.
La industria biofarmacéutica en Cuba
En 1959 triunfa la Revolución en nuestro país, se producen profundos cambios políticos,
lográndose en unos 20 años poseer una población sin analfabetos y contar con una gran
cantidad de recursos humanos altamente calificados y una infraestructura adecuada para poder
asumir la decisión estratégica de convertir la biotecnología en una de las prioridades para
nuestro desarrollo económico.
Al inicio se decidió que la salud pública es uno de nuestros objetivos primordiales y se orientó
los esfuerzos en el campo biotecnológico hacia la salud humana, principalmente hacia la
producción de biofármacos, vacunas y técnicas de diagnóstico.
En 1981 se produce el interferón alfa leucocitario. Se estimuló la idea en la Dirección del Estado
de que la biotecnología moderna podía constituir una dirección estratégica de desarrollo de
este pequeño país, carente de grandes recursos naturales y energéticos. En 1982 se creó el
Centro de Investigaciones Biológicas con el fin de dedicarse por entero a la biotecnología. A
partir de su inauguración, la capacidad de producción de interferón leucocitario en Cuba
ascendió a más de 30 000 bulbos de 3.106 UI anuales, a la vez que se dio inicio a todo un
proceso de desarrollo de la biotecnología moderna de forma integrada, con el fin de desarrollar
fármacos y vacunas recombinantes y trabajar la ingeniería genética y la biología molecular
aplicadas a la agricultura y a los procesos industriales. Se produjo también anticuerpos
monoclonales en otros dos centros más.
El Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología (CIGB), cuyo grupo directivo se originó en el
Centro de Investigaciones Biológicas (CIB), con el que tiene estrecha colaboración, está de
puntero en la producción de biofármacos y fue el pionero de este desarrollo en Cuba. Varios de
esos productos se exportan hacia América Latina, Asia y Europa a través de acuerdos de
licencia.
La concepción integradora y coordinada del desarrollo de la ciencia en Cuba unido a la
voluntad política de las autoridades de nuestro país de desarrollar la biotecnología y el grado de
dedicación y preparación de una gran cantidad de científicos, permitieron que en casi una
década se contara con una treintena de proteínas recombinantes totalmente desarrolladas y en
uso biomédico (véase la Tabla VI) y otros tantos anticuerpos monoclonales en aplicación, los
que sirvieron de base para la instauración de diferentes programas nacionales, basados en
productos de alta tecnología desarrollados en el país.
Tabla VI La biotecnología en la industria cubana (Sasson, 1998, pp144)

Institución Productos y aplicaciones

Centro de Inmunología Molecular AcM para tipificar linfocitos

AcM para inmunohistoquímica de tumores

AcM IOR-T3 inyectable para trasplantes de órganos

Eritropoyetina para el tratamiento de anemias

AcM humanizado contra el receptor del factor de crecimiento epidérmico, para el


tratamiento del cáncer

AcM anti-CD6 para el tratamiento de linfomas y la psoriasis

AcM anti-mucina C5, para imágenes de cáncer de colón y recto

Centro de Ingeniería genética y Interferones alfa y gamma humanos


Biotecnología
Interferones alfa y gamma humanos recombinantes

Factor de crecimiento epidérmico humano recombinante

Vacuna recombinante contra la hepatitis B

Estreptoquinasa recombinante

Reactivos para Biología molecular

AcM para distintos usos

Vacunas veterinarias

Agrobiotecnología

Centro Nacional de Biopreparados Vacunas


(CNB)
Biofármacos

Extractos alergénicos

Medios de cultivo para microbiología

Instituto Finaly Vacuna contra la meningitis meningocóccica ABC

Vacuna contra la leptospirosis

Vacuna doble

Vacuna DPT
AcM = anticuerpos
Los cambios producidos entre 1989 y 1995, más el problema del bloqueo económico que sufre
nuestro país desde hace varias décadas, llevó a los cubanos a cambiar las estrategias mediante
su mayor vinculación al plano internacional y ahora también incluyen temas como
regulaciones, registrosde patentes, comercialización, joint-ventures, etc. entre las necesidades
urgentes que se deben resolver para poder explotar internacionalmente sus producciones y
desarrollos. Hoy casi todos esos centros tiene sus empresas asociadas (Heber Biotec, CIMAB, y
otras) y son varios los científicos que se especializaron en la comercialización, así como en
la gestión y el control de la calidad. Todo lo anterior refleja la gran atención que presta el
Gobierno Revolucionario para el desarrollo de la ciencia y la tecnología, tanto en recursos
humanos e institucionales para impulsar la Revolución Científico – Técnica en nuestro país.
La industria farmacéutica en Cuba: sus retos y desafíos
"La producción de medicamentos se concentra hoy en manos de un reducido grupo de
empresas que invierten cuantiosas sumas para obtener moléculas novedosas que son la base de
nuevos y costosos medicamentos. Ello plantea a los países del Tercer Mundo una encrucijada:
¿Nos resignamos, como país en vías de desarrollo, a contemplar y asimilar los medicamentos
que producen los países más industrializados, lejanos de nuestras necesidades y realizadas o
impulsamos nuestra propia capacidad para crear medicamentos autóctonos?" (Núñez Sélles,
1997, pp.4) A estas palabras le daremos respuesta
El desarrollo de la industria farmacéutica y biotecnológica cubana ha sufrido
un cambio cualitativo durante los últimos cinco años, por la gran prioridad dada por la
dirección del estado y el gobierno a dicha rama, muy compleja desde el punto de vista
tecnológico, aspecto casi exclusivo para algunos países desarrollados. La ministra Rosa Elena
Simeón planteó: "En el año 2003 se han logrado importantes resultados como la nueva vacuna
contra el Haemophilus influenzae, se han incrementado las exportaciones de productos
biotecnológicos y farmacéuticos contra el cáncer" (PeriódicoGranma 15 de enero del 2004)
Cuba posee más de 200 instituciones científico – técnicas en casi la totalidad de las áreas de las
ciencias naturales, sociales, biomédicas y técnicas. De las instituciones relacionadas al sector
farmacéutico y biotecnológico, hay más de 60 vinculadas al proceso investigación – desarrollo
– producción de medicamentos para la salud humana, además existe un gran número de
facultades universitarias involucradas con esta actividad en el país. Todo esto constituye un
sistema que lo respalda una comunidad científica y una base material muy grande.
La industria cubana tiene como reto transformar el potencial alcanzado en una verdadera
fortaleza económica, lo que le brinda un gran respaldo al sistema de salud nuestro,
consolidándolo en el ámbito mundial. Este reto implica que se utilicen métodos y enfoques que
posibiliten unir de manera armónica la etapa de creatividad científica, donde se descubran
nuevas moléculas bioactivas, con la etapa de desarrollo donde se obtiene el producto final: un
medicamento eficaz, seguro y rentable, por lo que este proceso debe conformarse en marcos
muy rigurosos e inviolables.
La estrategia de investigación para obtener moléculas novedosas, que sean la fuente para
producir medicamentos, puede seguir una de las siguientes vías: (Núñez Sellés, 1997, pp.5)
1. Descubrimiento de una nueva especie química (NEQ) de mayor poder terapéutico o
mayor seguridad para el consumo del hombre, que permite un producto patentado.
2. La modificación de especies químicas conocidas (EQC) de poder terapéutico reconocido
mediante transformaciones químicas o biotecnológicas que da lugar a un producto
similar al inicial, pero con nuevas características farmacológicas que le permitan lograr
una nueva patente.
3. La reproducción de una EQC cuya patente ha caducado, por medio de procesos de
ingeniería inversa, comúnmente conocidos en el mercado farmacéutico como genéricos.
El descubrimiento de una NEQ es la primera prioridad en las grandes compañías
farmacéuticas.
Las pruebas de ensayo – error se han sustituido por el uso de las nuevas tecnologías
del diseño por computadoras. Una de cada 100 moléculas alcanza la categoría de medicamento.
Además se emplean técnicas biomoleculares. Muchos centros cubanos han seguido este camino
exitosamente al explotar los recursos naturales nacionales y la aplicación de las técnicas más
avanzadas de la ingeniería genética y la biotecnología han originado el PPG, la estreptoquinasa
recombinante, la vacuna contra la hepatitis B, la vacuna contra la bacteria Haemophilus
influenzae, etc.
La modificación de las EQC es una variante de la primera estrategia. Se obtiene una nueva
molécula a partir de un nivel de conocimiento acumulado en experiencias con moléculas
semejantes que originaron a la estructura química de la que se parte. Este proceso dura
aproximadamente 8 años.
Otra tendencia mundial es la que asumen pequeñas compañías farmacéuticas que desean
lograr espacios en el mercado no ocupado por las transnacionales farmacéuticas que
produjeron moléculas originales anteriormente. La reproducción de genéricos elimina pasos
del proceso de desarrollo, al asimilar los resultados publicados con anterioridad.
Las grandes compañías de producción y síntesis de medicamentos han empezado a prestarle
atención cada vez más al sector de genéricos, ante el descenso de la frecuencia de nuevas
especies químicas.
La industria farmacéutica cubana y centros de investigación vinculados a ella, trabajan en esta
tendencia y son varios los productos que han pasado por ese camino. Entre ellos están el
subcitrato de bismuto coloidal (Q-Ulcer, es un producto antiulceroso de actividad bactericida
contra el Helicobacter pylori), la ampicillina y la amoxicillina (antibióticos penicilánicos),
algunos esteroides, etc. Estos productos se exportan y comienzan a satisfacer el sistema de
salud cubano.
Las grandes compañías también le prestan atención a las formas farmacéuticas tradicionales y
buscan una mayor eficiencia terapéutica y mayor seguridad para el consumo humano, al
minimizar los efectos colaterales que producen los medicamentos. Ejemplo de lo anterior son
las formas sólidas de liberación sostenida: se trata de tabletas o cápsulas donde la molécula
de acción terapéutica se libera lentamente y mantiene una dosis efectiva a lo largo de su tiempo
de acción, sin que su concentración en el fluido biológico (jugo gástrico, intestinal, plasma, etc.)
supere límites donde empiezan a manifestarse los efectos colaterales del medicamento como
vómitos, náuseas, cefaleas, etc. Otro ejemplo puede ser un sistema que pasa a través del tracto
intestinal sin que se libere la molécula activa y con ello reducir efectos indeseados en la mucosa
gástrica como los medicamentos antinflamatorios no esteroidales y sólo se libera al llegar al
flujo sanguíneo.
Esta estrategia de investigación conlleva la ejecución de las etapas de desarrollo hasta que
finalicen las pruebas clínicas que pueden durar de 4 a 6 años. La promoción generalizada de
estos sistemas farmacéuticos ha producido grandes demandas por sus buenas ventajas
terapéuticas a lo que Cuba no ha estado ajena.
El Centro de Investigación y Desarrollo de Medicamentos (CIDEM) ha obtenido varias formas
farmacéuticas de liberación sostenida, con el empleo de matrices poliméricas y continúa con
otras formas de liberación controlada, en estrecha relación con los grupos de investigación
científica que producen moléculas activas, sean nuevas especies químicas o especies químicas
conocidas o genéricos, lo cual constituye una de las mayores ventajas de la integración con la
que laboran los colectivos científicos del país.
En todas las estrategias de investigación explicadas, menos la de reproducción de moléculas
conocidas (genéricos), el saber farmacológico de la acción terapéutica juega el rol principal. No
es posible pensar en investigaciones para la obtención de nuevas especies químicas con el
objetivo de utilizarlas como medicamentos, sin que ello se combine desde el principio con los
estudios biológicos y estructurales con los farmacológicos que se vuelven la base sobre la que se
comienzan las etapas de desarrollo del futuro medicamento.
Caracterización de la Industria Médico Farmacéutica en la Ciudad de La Habana
La industria pertenecía hasta hace poco al Ministerio de Salud Pública, pero decisiones
estatales con el objetivo de garantizar la producción se decidió trasladarla hacia el Ministerio
de la Industria Básica. El sector en la capital está integrado por 21 centros y se ocupa de la
producción e investigación de medicamentos.
Capacidades de producción

Forma farmacéutica Capacidad (MMU)

Tabletas 19 000 000

Inyectables 120 000

Sueros 12 760

Semisólidos 26 000

Supositorios 54 000

Líquidos orales 60 000

Colirios 11 000

Cápsulas 740 000

Aerosoles 7 500

Bulbos para liofilizados 7 600

Bulbos para líquidos 6 900

Bulbos para suspensión 2 500

Carpules anéstesicos 8 000

La tecnología, el equipamiento, la calificación del personal y la aplicación de los controles


establecidos en las Buenas Prácticas de Producción Farmacéutica, ofrecen un nivel de
confiabilidad en la calidad de los productos que comercializa. El sistema de calidad está
documentado acorde a los lineamientos reguladores y las normas de la serie ISO-9000. La
industria dedica importantes recursos al desarrollo de medicamentos a partir
de principios activos por vía sintética, fermentativa o extractiva y a partir de productos
naturales; el desarrollo de formas novedosas de administración de medicamentos, el montaje
de métodos analíticos y estudios de estabilidad; estudio de bioequivalencia in vitro o in vivo;
montaje de modelosfarmacológicos, estudios toxicológicos, tratamiento de residuales por vía
química y estudio agrotécnicos, farmacognósticos y fitoquímicos de plantas medicinales. Se
han logrado desarrollar más de 320 formulaciones que abarcan todas las categorías
terapéuticas de medicamentos genéricos. Se proyecta a la producción de nuevos medicamentos.
La comercialización hacia el exterior se hace a través de MEDICUBA y Laboratorios ERON S.A.
Centros de la Industria Farmacéutica en la capital de Cuba:

Plantas de formas terminadas 1 y 2 Empresa "Adalberto Pesant": dos Centro de Investigaciones y Desarrollo
(MEDSOL) establecimientos: "Alberto Paz" y de Medicamentos (CIDEM): con los
"Víctor Díaz" laboratorios: AZPECO, MERCOLO,
PANCAR

Frascos plásticos Empresa de producción de artículos Empresa Farmacéutica "Mario Muñoz"


ópticos

Planta de formas terminadas Empresa de productos biológicos Empresa de Mantenimiento


(NOVATEC) Carlos J Finlay

Inyectables (AICA) Empresa "Juan R. Franco": con dos Empresa "Reynaldo Gutiérrez": tres
establecimientos: "Reyes Canto" y establecimientos: "Andrés Berro",
"Pedro Ballester" GLAXO, MIRASSOU

Insulina Empresa Material Higiénico Sanitario Empresa "Roberto Escudero"


(MATHISA)

Laboratorios ERON Empresa "Julio Trigo" Empresa 8 de Marzo

ENSUFARMA Empresa "Saúl Delgado": Combinado de Productos Dentales


Establecimiento Hermanos Ruiz Aboy

Descripción de un laboratorio farmacéutico MEDSOL


Historia
La empresa se fundo en 1993 como parte del proceso inversionista desarrollado en ese período
para ampliar y modernizar la industria médico – farmacéutica cubana.
Recursos Financieros
El plan de producción anual en valores es de 20 millones de pesos, se destinan $100 000,00
anuales para la capacitación lo que representa el 10% de los gastos de la empresa.
Los salarios de los técnicos medios oscilan entre $200,00 y $334,00. Además del salario base
cada trabajador en dependencia de los resultados de su trabajo tiene derecho a una
bonificación que puede alcanzar la cifra de $80,00 mensuales.
Actividades de la empresa
Se producen anualmente 4 000 millones en frascos y blisters (73 surtidos) con plan en valores
de 20 millones de peso. El 90% de a producción se destina al mercado nacional y las
exportaciones se realizan en América Latina (fundamentalmente) y otros países. El proceso es
por vía húmeda. El plan de investigaciones y de crecimiento se realiza de acuerdo a las
necesidades de la producción. Ambos planes se confeccionan teniendo en cuenta las estrategias
para esta rama, cuya responsabilidad descansa en la dirección de la IMEFA y la Academia de
Ciencias.
Funciones
Para el personal de nivel técnico medio hay dos funciones muy bien delimitadas: operador
integral de equipos de producción y analista de laboratorio químico y microbiológico. Además
están como funciones: operario de equipo IMEFA (en las líneas de envase). Generalmente para
mujeres están el control del proceso, inspector C de la calidad y organización de la producción.
La producción se rige por la norma ISO 9000 y la Farmacopea Británica o Americana. Las
normas de seguridad e higiene del trabajo son las establecidas para este tipo de producción. Se
trabaja por lograr la certificación ISO 9000 y las ISO 14 000 para alcanzar una excelencia en la
gestión ambiental. En dependencia del puesto de trabajo o actividad que realice se aplican las
medidas establecidas en el Código Laboral vigente.
Características de la fuerza laboral
Para el ingreso a la fábrica es requisito poseer el nivel de técnico medio para realizar las
funciones de operarios y analistas.
A los nuevos trabajadores que van a desarrollar las funciones de operarios se les capacita en un
curso de adiestramiento que tiene dos fases: una teórica (un mes) y una práctica (seis meses)
Conclusiones
Después de analizado lo expuesto en este trabajo, podemos expresar las siguientes
conclusiones:
 La evolución de la farmacia en Cuba, ha sido un proceso gradual, influido por la
Revolución Científico Técnica en sus diferentes períodos.
 Con el triunfo de la Revolución Cubana el 1ro de enero de 1959 se produjo un gran
impacto en todos los sectores del país, en especial en el desarrollo de la industria
farmacéutica, por lo que representa en el ámbito social, económico y político, la prioridad
de la salud del pueblo.
 El desarrollo alcanzado en la producción de medicamentos es posible por la atención
esmerada del Gobierno Revolucionario por el progreso institucionalizado del potencial
científico y la creación de centros para la investigación y producción de medicamentos
 En los momentos actuales el avance de la industria farmacéutica está muy ligada a l
desarrollo biotecnológico del país

Recomendaciones
 Prestar una gran atención a los aspectos económicos de la industria farmacéutica
permitirá alcanzar una etapa superior en el desarrollo de este sector que repercutirá en su
crecimiento en todos los órdenes para el país.
 Continuar profundizando sobre la historia de la farmacia en Cuba
 Realizar la caracterización de los otros centros de la industria farmacéutica de la capital
para completar el estudio iniciado aquí.

La industria farmacéutica y la medicina


natural
 Muchos de los fármacos actuales tienen su origen en vegetales o
minerales
 Numerosas instituciones realizan investigaciones serias sobre sus
propiedades

Dos hombres iraquíes se toman un té (Foto: AFP | Safin Hamed)

Actualizado martes 09/03/2010 14:40 (CET)

PREGUNTA.- El corporativismo es el cáncer de esta sociedad y mientras sigamos


creando vasos sanguíneos para alimentar la ambición de unos y tapar los errores de
otros no podremos evitar la muerte de nuestro orden social actual. Sinceramente creo
que estamos ya en fase metastásica. Ciego está el que crea que no le afectará porque
está en el 'ajo'.

Lo cierto es que las sustancias sintetizadas para poderlas patentar y cobrar por ellas
no han demostrado ser más efectivas que tomadas de forma natural. ¿Por qué nadie
mide si el consumir te verde o ajo, o los productos antiangiogénicos por naturaleza
ralentizan de igual modo que los medicamentos patentados?

¿Por qué los que tienen la posibilidad al menos de sembrar la duda en el lector,
informando de todo el negocio económico que se mueve detrás, no lo hacen? Ya son
tres los premios Nobel que han dicho que a las farmacéuticas lo que les interesa es
cronificar las enfermedades y no curarlas, ¿cuándo van a hablar desde el conocimiento
de esta realidad, en vez desde la absoluta inopia?

RESPUESTA.- Si no me equivoco en mi interpretación, la tesis de la pregunta vendría a


ser: los baratos tratamientos naturales son tan eficaces como las caras medicinas,
pero los intereses económicos farmacéuticos internacionales nos lo
ocultan para proteger sus intereses económicos.
Para empezar, discrepo de la denominación 'natural' como contraria a la medicina
científica. No hay que suponer que una sustancia sea necesariamente mejor por ser
natural que por ser artificial o sintética. Al fin y al cabo, la cicuta, el cianuro, las
toxinas de las setas venenosas y el veneno de escorpión son productos tan naturales
como la miel de abeja. Por otro lado, precisamente en el campo de la oncología, la
mayor parte de los medicamentos que hemos venido empleando han sido obtenidos de
la naturaleza; de bacterias, hongos, plantas, minerales o, incluso, animales.

La propia radiación fue descubierta observando las propiedades naturales de minerales


como el uranio o el curio. El procesamiento industrial farmacéutico se ocupa de aislar
el principio activo, purificarlo y concentrarlo de modo que se pueda alcanzar una dosis
eficaz; garantizar que el preparado está libre de contaminantes y productos nocivos;
prepararlo de la mejor manera posible para que el organismo lo absorba; y distribuirlo
para que llegue a la mayor cantidad de enfermos. ¡Ah...! Y cobrarlo. Pero dejo eso
para un poco después.

Sintetizados en el laboratorio
Es verdad que muchos medicamentos ya son sintéticos, es decir, fabricados en el
laboratorio en lugar de extraídos de la naturaleza. Algunos de ellos han nacido en una
probeta desde el principio. Otros, en cambio, son los productos naturales de toda la
vida pero elaborados industrialmente porque resulta más rápido o barato, para
evitar esquilmar las plantas de las que antaño se extraían (hacía falta talar unos cien
tejos para obtener un solo frasco de paclitaxel, un quimioterápico que hoy se sintetiza
en el laboratorio). O, simplemente, porque sólo mediante procedimientos industriales
es posible producir la cantidad de fármaco necesaria para abastecer al
mercado.

Los lectores más mayores recordaran las terribles historias de los extremos a los que
había que llegar para obtener penicilina del mercado negro en los primeros
tiempos de los antibióticos, cuando aún no se sabía sintetizar y se obtenía
directamente de los hongos penicillium.

Y todo esto a cambio de un buen precio, claro; que las empresas farmacéuticas no son
ONGs. Nuestro corresponsal no descubre gran cosa al referirse al 'negocio económico'
que se mueve detrás de los medicamentos, pues las compañías farmacéuticas no
pretenden ser otra cosa que justamente eso; un negocio. Negocio en el que, siguiendo
las reglas de la economía de mercado, unas empresas compiten con las otras por
colocar en el mercado su producto de la manera más ventajosa posible.

Cierto que las farmacéuticas harán lo que esté en sus manos por presentar
persuasivamente las bondades de su producto, usarán la publicidad y el
marketing hasta donde se lo permita la legislación de cada país, e intentarán, en la
medida de lo posible, que los inconvenientes de sus medicamentos pasen
desapercibidos. Pero, no se preocupe, que ya se encargan las empresas competidoras
de sacar a la luz los trapos sucios, de cada fármaco, igual que en cualquier otro sector
de la economía.

El mercado de la competencia
Al final, sucede en el ámbito farmacéutico algo semejante a lo observado en cualquier
otro, la electrónica, los automóviles o el que usted prefiera; que suelen ser lo
mejores productos los que consiguen imponerse y resultan más rentables a largo
plazo. Lo primero que aprende un aprendiz de industrial farmacéutico es que, si quiere
ganar mucho mucho dinero, necesita una medicina buena de verdad.

Sería fantástico que alguien tomara cartas en el asunto y se dedicara a investigar,


descubrir, producir y distribuir a precio de coste medicamentos igual o más eficaces
que los que las farmacéuticas nos venden a precio de oro. Sí, pero... ¿quién es ese
alguien? Organismos de implantación mundial con los bolsillos suficientemente
profundos existen; desde el Vaticano hasta Médicos sin Fronteras, desde la OPEP hasta
Oxfam, desde el FMI hasta Microsoft... pero nadie parece demostrar mucho interés
de momento.

La experiencia de la URSS es reveladora; laboratorios bien dotados, científicos


bien formados, planificación central, una filosofía humanista de respaldo, décadas de
tiempo... ¿Cuántos medicamentos para bien de la humanidad han quedado tras la
debacle del comunismo? Se pueden contar con los dedos de una mano. Se agradecen
las ideas, pero, de momento, sólo la industria farmacéutica levanta la mano.

Pero quizá no nos hagan falta medicinas. Puede que todo lo que necesitemos esté...
¡en el supermercado! Sin duda, existen sustancias antiangiogénicas en alimentos y
productos naturales, como los que se mencionan en la pregunta, y en muchos otros.
Pero no es cierto que el consumo alimentario de este tipo de sustancias sea, en
absoluto, equiparable, a la administración farmacológica. Se argumenta, a menudo, lo
que plantea el internauta: que no se investiga porque no interesa. Bueno, no le
interesará a las multinacionales farmacéuticas... ¡pero, desde luego, los productores de
té no le harían ascos a la idea que su infusión fuese anticancerígena!

Mire como se han apuntado al carro de la salud los productores de aceite de oliva de
todo el mundo apenas la investigación científica les ha dado pie, y sin que las
farmacéuticas que venden píldoras contra el colesterol hayan podido evitarlo. Por
cierto, que la industria multinacional del té se puede tratar de tú a tú con la
farmacéutica en capitalización y beneficios. Lo cierto es que sí se investiga en
estos asuntos, y mucho, pero quien tiene el prejuicio de que no se hace está tan
convencido de ello (por eso se llama pre-juicio) que ni se molesta en contrastarlo.

Búsquedas en internet
Animo a los internautas a que se dirijan a la página del PubMed. Es el buscador
universal de artículos científicos sobre temas de medicina y salud. Todas las
publicaciones científicas sobre medicina están ahí, y no hace falta ser médico, ni
registrarse siquiera. Cualquiera puede comprobar por sí mismo qué se investiga y qué
no. Tecleen 'Green Tea' (té verde en inglés) en el campo de búsqueda y...
¡3.628 artículos científicos publicados al respecto en la noche del 8 de marzo, cuando
escribo esto!

Bueno, no es que se pueda decir que no haya investigación al respecto. Si escribo


bevacizmab (el más conocido de los antiangiogénicos producidos por la industria
farmacéutica) recibo de vuelta 3.608 artículos publicados. 'Green tea' y cáncer ofrece
la nada despreciable cifra de 1.352 artículos aparecidos en buenas revistas (hace falta
un determinado nivel de calidad para que una publicación científica se indice en
PubMed). Incluso la ya muy específica combinación de los términos 'green tea' y
'antiangiogenic' (antiangiogénico en inglés) nos proporciona 86 artículos. El
equivalente a un volumen de unas 500 páginas; suficiente material de lectura con el
que entretenerse en espantar prejuicios.

Desde luego, la mayoría de estos artículos son tan técnicos que no están al alcance de
la mayoría de las personas (incluso de muchos médicos no especialistas en el asunto),
amén de que muchas de esas revistas requieren de una suscripción para
acceder a sus contenidos (¡de nuevo el Mercado, ay ay ay!). ¿Ha de renunciar, pues,
el lector curioso a aquilatar la evidencia por sí mismo, a permanecer en esa absoluta
inopia a la que se alude en la pregunta?

En absoluto; internet tiene algo a su medida. El Memorial Sloan Kettering de Nueva


York (EEUU) es el centro de cáncer más afamado del mundo, uno de esos lugares
donde se produce la ciencia que, algo más tarde, facturarán las farmacéuticas bajo la
forma de píldoras y viales. A pesar de ello, cuenta desde 1999 con un centro de
Medicina Integrativa, dedicado a la investigación de tratamientos complementarios y
alternativos. Su página web es ejemplar.

Allí pueden encontrar, actualizada al día y en lenguaje llano, la evidencia científica


acerca de centenares de productos naturales, ordenados alfabéticamente (¡y gratis,
ahora sí!). Es verdad que está en inglés, pero los traductores automáticos hacen
buenas aproximaciones hoy día. ¿El ajo?. Pues vamos a la G de Garlic (ajo en inglés) y
30 artículos de la mejor calidad (actualizados a noviembre de 2009), resumidos para
usted, con toda la información sobre los efectos reales y supuestos, el mecanismo de
acción y los posibles beneficios del ajo.

En resumen, puede que muchos de los medicamentos contra el cáncer de los que
disponemos hoy día no sean como para echar cohetes, demasiado caros y
excesivamente promocionados por las multinacionales farmacéuticas. Pero,
por desgracia para todos nosotros (los médicos y nuestros seres queridos contraemos
enfermedades graves como todo quisque), los productos naturales no nos resuelven
esta papeleta de momento. No lo suponemos, sino que lo sabemos gracias a un
conocimiento arduamente adquirido y perfeccionado día a día merced al trabajo
científico. Un conocimiento que sí existe y que está, hoy día, al alcance de todo el
mundo. Aunque no sin algo de esfuerzo.

Debate on the natural and traditional medicine and its


implications for the public health

Dr. C. Francisco Rojas Ochoa,I Dr. Cs. Luis Carlos Silva Ayçaguer,II Dr. Félix


José Sansó Soberats,III Dra. Patricia Alonso GalbánII

I
 Escuela Nacional de Salud Pública. La Habana, Cuba.
II
 Centro Nacional de Información de Ciencias Médicas. La Habana, Cuba.
III
 Centro Nacional de Cirugía por Mínimo Acceso. La Habana, Cuba.

RESUMEN

Se reflexiona en torno a la importancia del debate y de la aplicación rigurosa del


método científico para fortalecer la Medicina Natural y Tradicional como recurso de la
salud pública. Se esclarecen e ilustran los conceptos de ciencia errónea, ciencia espuria
y pseudociencia, todos relevantemente peligrosos para la salud de la población. A la
vez que se señala que bajo la sombrilla de la Medicina Natural y Tradicional, se ubican
legítimos recursos terapéuticos, se advierte sobre la existencia de otros que no
cuentan con el aval del método científico o cuya validez ha sido directamente refutada
por él. Se reivindica la importancia medular de considerar el mejor conocimiento
disponible en cada momento histórico para el diseño de acciones de salud adecuadas y
se concluye que solo la honradez intelectual, el debate constructivo y la
experimentación son capaces de garantizar este propósito.

Palabras clave: salud pública, ciencia, pseudociencia, medicina natural,


experimentación, método científico.

ABSTRACT

The importance of the debate and the rigorous application of the scientific method to
strengthen the Natural and Traditional Medicine (NTM) as a public health resource were
analyzed. Three concepts were clarified and illustrated: erroneous science, spurious
science and pseudoscience, all of them significantly hazardous to the population´s
health. While it is noted that legitimate therapeutic resources are located under the
umbrella of the natural and traditional medicine, it was also warned against other
resources which do not have the endorsement of the scientific method or whose
validity has been directly refuted. The crucial importance of taking into account the
best available knowledge at every historical period to design appropriate public health
actions was highlighted. It was emphasized that only intellectual honesty, constructive
debate and experimentation are able to secure this purpose.

Key words: public health, science, pseudoscience, natural medicine, experimentation,


scientific method.

INTRODUCCIÓN

La Medicina Natural y Tradicional (MNT), a pesar de su denominación, es una corriente


de pensamiento y de actuación terapéutica que alberga muy diversas expresiones
concretas, muchas de ellas provenientes de culturas ancestrales o relativamente
antiguas, y otras mucho más recientes o que no responden a tradición alguna. Unas
apelan a recursos enteramente naturales y otras a medios de alto nivel tecnológico. En
principio, tienen en común que no responden a los cánones de la práctica médica
convencional.

La mayoría de todas estas prácticas, tal y como ocurre con innumerables expresiones
de la medicina regularmente empleada, merecen ser valoradas y estudiadas
críticamente, especialmente cuando pueden tener un impacto sustantivo sobre la salud
pública. Llegado el caso, recibirán el aval que corresponda, o serán rechazadas, según
proceda, por parte de los órganos reguladores. Tales conclusiones, de uno u otro
signo, raramente serán sin embargo inamovibles.

Algunas de dichas modalidades no despiertan virtualmente reserva alguna, sea porque


no pretenden suplir -sin contar con avales confiables- técnicas cuya gravitación real
sobre la salud están bien establecidas, o por tener un valor complementario
razonablemente fundamentado. Entre ellas se hallan, por ejemplo, la psicoterapia, los
masajes o los baños termales. Otras, en cambio, son altamente controversiales o están
directamente desacreditadas por diversas razones.

En Cuba, inmerso en el perfeccionamiento de su modelo económico y social, se han


trazado pautas generales de actuación con vistas al futuro mediato e inmediato. Una
de ellas reclama prestar la máxima atención al desarrollo de la medicina natural y
tradicional.1 Tal directiva reivindica implícitamente la aplicación de recursos
terapéuticos que puedan ser valiosos desde el punto de vista, tanto de la racionalidad
operativa como económica. Dado que alude a la necesidad de desarrollar esta
modalidad, implicaría aplicar tales métodos cuando sean pertinentes, seguros y
eficaces, y también aquilatar la mejor forma de hacerlo así como valorar sus méritos
reales a través de los estándares universalmente aceptados para la evaluación de
tecnologías. Obviamente, ello no equivale a convalidar cualquier propuesta que se
haga o cualquier afirmación solo por el hecho de que se realice en su nombre.

Por su trascendencia para la salud pública, la necesidad de prestar atención a las


también llamadas "medicinas alternativas" ha sido expuesta en diversas latitudes. Por
ejemplo, esta es la idea que hace pocos años defendieran los editores de Archivos
Argentinos de Pediatría,2 ante la irrupción de sus muy diversas manifestaciones en su
país.

CIENCIA ERRÓNEA, CIENCIA ESPURIA Y PSEUDOCIENCIA

En la primera mitad del siglo XIX el cólera constituyó un devastador azote en Europa.


Decenas de miles de personas sanas morían solo unas horas después del comienzo de
los síntomas de los trastornos digestivos que se producían una vez que el vibrión
colérico se alojaba en el intestino delgado de los afectados por conducto del consumo
de agua contaminada. Desesperados e impotentes ante una catástrofe de causas
desconocidas, se instaló entre los más destacados científicos y las autoridades
sanitarias la llamada "teoría miasmática", originada en el siglo XVII, según la cual
ciertas emisiones fétidas de suelos y aguas impuras (los "miasmas") eran las
responsables de la enfermedad.

Si bien compartimos que poner apellidos a la medicina, 3 es, como mínimo, polémico,
creemos que para desarrollar esta discusión es menester calificar a algunas de sus
expresiones. La teoría miasmática arriba mencionada, es un ejemplo inequívoco
de ciencia errónea.

La permanencia a lo largo de decenios de concepciones equivocadas como esta, incluso


a pesar de que no existía prueba alguna de su validez, tuvo efectos devastadores y
dejó enormes enseñanzas para la salud pública. La investigación histórica sobre
aquella etapa ha sido especialmente fructuosa. Steven Johnson, en su libro "El mapa
fantasma" señala que las explicaciones que se daban por ciertas en la prensa
londinense durante la gran epidemia de 1854, así como los remedios que se derivaban
de dichas explicaciones "carecían de humildad, de una cierta conciencia de que la
teoría que se exponía no había sido probada aún. No se trata solo de que las
autoridades de la época estuvieran equivocadas respecto al miasma; lo llamativo es
más bien el modo; la firmeza e incondicionalidad con que se presentaban estas teorías
a pesar de no ser ciertas".4 No obstante, los notables avances tecnológicos de la
Revolución Industrial, en la medicina de la época victoriana el método científico no
desempeñaba un papel central. Elementos ideológicos, prejuicios y limitaciones
conceptuales, así como el hecho de que faltaran 80 años para el establecimiento de
estándares experimentales consolidados, tienen especial relevancia para explicar por
qué pudo permanecer esta trágica expresión de ciencia errónea en el imaginario
colectivo y en la ciencia oficial de entonces.

Sin embargo, la atmósfera siempre fue propicia para el intercambio y la pluralidad de


ideas, y una vez que John Snow pudo ensamblar suficientes datos y acompañarlos de
un marco conceptual coherente, la teoría miasmática empezó a perder terreno. No
resultó desechada de inmediato. El peso inercial de lo que tan prolongadamente se dio
por cierto, algunos intereses comerciales y el empecinamiento de aisladas pero
renombradas figuras de la ciencia victoriana dificultaron el proceso, a pesar de que la
acumulación de datos en contra de la teoría miasmática se tornaba crecientemente
abrumadora. Finalmente, la teoría de la transmisón del cólera por vía hídrica fue
reconocida, incluso por parte de quienes más fervorosamente las atacaban. La teoría
miasmática era ciencia errónea, pero no "ciencia fanática" a pesar de las limitaciones
metodológicas y el predominio de la subjetividad que la hizo posible. Desde entonces,
sin embargo, el rigor en el registro de los datos y la necesidad de examinarlos con
objetividad y transparencia extremas tomaron un protagonismo que ya no abandonaría
a la salud pública.

Lamentablemente, la sociedad contemporánea padece asimismo de otra modalidad


científica igualmente perniciosa para la salud de la población: se trata de lo que
pudiéramos denominar ciencia espuria, a cargo en lo fundamental de las
transnacionales del medicamento, poseedoras de un frondoso prontuario de conductas
guiadas por el afán de lucro que lesionan la integridad científica, entre las que se
cuentan el ocultamiento de información,5 el empleo de autores fantasmas,6 la
adulteración de datos7 y la intimidación,8 entre otras fechorías.

Además de tales desviaciones en el camino hacia el conocimiento de la verdad, debidas


a la ignorancia o a la deshonestidad deliberada, la sociedad contemporánea se ve
atacada por una tercera expresión que, en nombre de la ciencia, compromete la
racionalidad y, por ende, el desempeño de la salud pública: la pseudociencia.

Pseudociencia y salud pública

Hace ya 15 años, uno de los autores del presente artículo señalaba, 9 la necesidad
medular de denunciar la pseudociencia, aquella actividad que pretende pasar por
ciencia cuando en realidad dista de compartir y practicar sus principios centrales. Entre
los elementos que justifican su denuncia se destaca la necesidad de preservar y
desarrollar la cultura científica de la sociedad. Pero lo más relevante para la salud
pública es que se trata de prácticas diagnósticas y terapéuticas que, al estar basadas
en ideas irracionales y contrarias al conocimiento científicamente constituido, entrañan
un riesgo para la población.

Algunas propuestas pseudocientíficas son tan pueriles y absurdas que cuesta trabajo
aceptar la necesidad de gastar recursos en su evaluación. Entre las que tienen esos
rasgos y se han promovido en Cuba de una u otra forma, mencionamos tres:
• El uso de péndulos que servirían como recurso diagnóstico cuando se mueven sobre
la foto de un paciente que se halla a gran distancia del terapeuta (véase una defensa
de tal procedimiento en el libro "Salud ecológica". 10

• El empleo médico de agua magnetizada para diversas dolencias tales como diabetes
y colesterolemia ,11 a pesar de que cualquier estudiante de física sabe que es imposible
que el agua se magnetice y, sobre todo, a pesar de que no existe absolutamente
ninguna evidencia de que el agua así tratada tenga el menor efecto sobre el sistema
endocrino o sobre el colesterol.

• El empleo de la llamada "terapia piramidal", 12,13 que se basa en la existencia de una


energía que nadie ha podido medir y, por razones jamás explicadas, en que el influjo
de esa misteriosa energía tendría efectos benéficos sobre la salud humana.

La defensa de la salud pública exige -acaso más en Cuba que ninguna otra parte por la
naturaleza integral de nuestro sistema de salud- profundizar en este problema, tanto
desde la perspectiva ética como operativa. Los higienistas, apuntaba José Martí, saben
de la naturaleza humana y sus achaques más que los abominables curanderos, que
demuestran que la ignorancia osada todavía es reina de los hombres, y que en estos
tiempos de luces aún hay quien crea en hechiceros y encantadores.14

Desde el punto de vista de la salud pública, resultan especialmente inquietantes


aquellas formas de la pseudociencia cuyas bases conceptuales pretenden teorizar
sobre los principios de la salud, algunas veces a partir de un voluntarismo místico cuyo
arco narrativo carece de la menor sensatez. Pocos ejemplos serán más expresivos que
el de la "terapia floral", razón por la cual nos detendremos en el tema.

En su libro Los Remedios Florales: Escritos y Conferencias,15 el inventor de este


sistema, Edward Bach, ofrece una definición de la enfermedad y una explicación para
sus causas ciertamente asombrosas:

La enfermedad es la consecuencia de la resistencia de la personalidad frente al


liderazgo del alma que se manifiesta corporalmente […] La enfermedad del cuerpo, en
sí misma, no es otra cosa más que el resultado de la desarmonía entre el alma y el
espíritu […]

Creer que las causas de las enfermedades pudieran ser una predisposición genética,
déficits nutricionales, el accionar de un agente biológico o la exposición a tóxicos o a
radiaciones sería un error. Las verdaderas causas de la enfermedad, explica Bach, son
38 estados de ánimo, entre los que se hallan, por ejemplo, el entusiasmo, el miedo, la
impaciencia, el temor y la ignorancia. Textualmente, nos informa:15

Si permitimos el libre acceso a todos estos impedimentos, éstos se reflejarán en


nuestro cuerpo, originando lo que denominamos enfermedad. Al no entender las
verdaderas causas de la enfermedad, hemos atribuido esta desarmonía a influencias
externas, a agentes desencadenantes de enfermedades, al frío o al calor, y a los
resultados los hemos denominado artritis, cáncer, asma, etc.

Y más adelante señala cuáles son las flores con las que se conformaría el remedio
homeopático que corregiría cada uno de aquellos 38 trastornos, responsables a su vez
de todas las dolencias existentes. Por ejemplo, el miedo se curaría con un tipo de rosa
denominada heliantemo (Helianthemum numularium) y la inseguridad con una
ultradilución de la flor conocida como cerato (Certostigma willmottiana).

¿Cómo pudo conocer Bach que una dilución conformada con cerato produciría al


paciente seguridad en sí mismo? El inventor de la terapia floral, afirmó hasta su
temprana muerte, que todo su sistema terapéutico había llegado a su conocimiento
porque se lo había revelado Dios, y que debíamos aceptarlo sin más, porque el solo
acto de valorarlo desde una perspectiva analítica suponía el pecado de renegar de tal
revelación divina.

Y una vez en posesión de esa información ¿cómo pudo corroborar, por ejemplo, que
una dilución conformada con rosas del tipo heliantemo, haría que un sujeto temeroso
pasara a ser valiente? ¿Acaso razonando de alguna manera o haciendo experimentos?
De ninguna manera,Bach responde la pregunta de la siguiente forma en la misma
fuente primaria antes citada:

No es necesario analizar la verdad, ni justificarla o hablar demasiado sobre ella. Se la


reconoce a la velocidad de un rayo. La verdad es una parte de nuestro carácter y
solamente necesitamos una gran fuerza de convicción para identificarla […] los que
más beneficios conseguirán de este regalo enviado por Dios [la terapia floral] serán
aquellos que lo conserven tan puro como es: libre de ciencia y de teorías […] Salud
significa obedecer las órdenes de nuestra alma, ser confiados como un niño pequeño,
mantener el intelecto a raya con sus argumentos lógicos.

Los peligros para la salud pública derivados de tales prédicas y de las prácticas
terapéuticas basadas en ellas son ostensibles. Según esta doctrina, pongamos por
caso, una infección sería la consecuencia de que la personalidad del enfermo es reacia
a que su alma actúe. Consecuentemente, en lugar de tomar antibióticos, basta con
apelar a un remedio homeopático basado en una flor debidamente escogida, con lo
cual se conseguiría domesticar su alma para que entre en armonía con su espíritu. La
conciliación del alma con el espíritu es algo que parece particularmente difícil debido a
la imposibilidad de saber qué son esas dos entidades ni en qué se diferencian.

Como profesionales dedicados a la salud pública rechazamos estos manifiestos típicos


del curanderismo, que desprecian el pensamiento crítico y buscan proscribir el debate.
"La fe mística" decía José Martí, no es un medio para llegar a la verdad, sino para
oscurecerla y detenerla; no ayuda al hombre, sino que lo detiene; no le responde, sino
que lo castiga; no le satisface, sino que lo irrita. 16

Nuestros higienistas, biotecnólogos, terapeutas y gestores de la salud hacen bien


cuando se conducen exactamente al revés: en lugar de "identificar la verdad a partir
de sus convicciones", conforman estas últimas basándose en el conocimiento previo de
la verdad. Y, desde luego, rechazan la idea de que esta pueda reconocerse "a la
velocidad de un rayo"; comprenden que para llegar a conocer la verdad se requiere de
paciencia porque es el resultado de complejos procesos investigativos que a veces
duran muchos años.

Más allá de estos burdos ejemplos, existen otras propuestas merecedoras de un


análisis pausado y racional. Algunas, sin llegar a tales extremos de irracionalidad,
exhiben en principio síntomas propios de la prédica pseudocientífica, otras, en cambio,
se alinean con la siguiente idea, expresada en un artículo arriba ya citado:
[…] por medio de la práctica social, las sociedades han desarrollado experiencias y
sistematizado formas especiales de "conocer y saber" acerca de la salud y la
enfermedad, que han ido configurando un conjunto de nociones y conocimientos
formados en la práctica cotidiana y espontánea de la gente común, hasta llegar a la
práctica empírica que concentra y sistematiza la experiencia de la colectividad en largo
tiempo. Este saber informal, de indudable valor cultural, es considerado por algunos
salubristas como algo que es necesario conservar o recuperar debido a su valor
secular.9

Dicho de otro modo, a nadie mínimamente juicioso se le ocurriría afirmar que la MNT
como un todo es pseudocientífica. Del mismo modo que nadie medianamente
equilibrado puede negar que algunas de sus manifestaciones tienen ese carácter. Lo
que sí ocurre, lamentablemente, es que muchos de los defensores de la MNT miran
para otro lado cuando se argumenta acerca de la naturaleza pseudocientífica de alguna
variante concreta, aunque no la practiquen ni la suscriban. Tales personas se abstienen
de enjuiciar críticamente esa variante, aunque sus endebleces salten a la vista. Se
trata de un interesante fenómeno analizado detalladamente por el físico
norteamericano Robert Park en un magnífico libro17 que aborda los aspectos
sociológicos de la pseudociencia.

Necesidad del debate

La pertinencia del debate sobre los temas científicos dimana de un hecho simple: la
ciencia progresa precisamente gracias a él y a su inclinación por propiciarlo. Como
solía señalar Richard Feynman, la ciencia se estanca si se elude la confrontación
intelectual. El afamado Premio Nobel de Física enfatizaba algo medular:
tal desideratum es imposible si el propio científico, del cual se exige una integridad
científica sin límites, una probidad a ultranza, no da cuenta de la totalidad de la
información de que dispone para que quienes participan de la discusión puedan juzgar
el verdadero valor de su aportación.18 El pensamiento científico debe caracterizarse por
su vocación autocrítica, lo que se traduce en comunicar no solamente aquella
información que oriente el juicio de los demás en una u otra dirección específica sin o,
incluso, todos los aspectos que a juicio del investigador pudieran invalidar sus propias
ideas.

Cuba tiene una modesta pero honrosa historia de debate científico. Desde muy
temprano hallamos expresiones del talante crítico que caracteriza a nuestros
predecesores. Vale la pena detenerse en un par de ejemplos procedentes del siglo XIX.
Por su excepcional valor testimonial, reproducimos a continuació un segmento del
texto que el profesor Pedro M. Pruna Goodgall destina al tema:19

Todo comenzó con la publicación […en agosto de 1871], en el Diario de la Marina, del
anuncio de un preparado que, según se decía, era capaz de conferir a la leche de vaca
las propiedades de la leche materna. También se distribuyó , a domicilio, un suelto
sobre este producto; la hoja incluía certificaciones sobre las bondades del mismo,
emitidas por dos médicos, miembros de la Academia. […]

El inventor del preparado cuya presunta eficacia se divulgaba era el licenciado en


farmacia Ramón María de Hita y Rensoli, miembro fundador de la Academia [la Real
Academia de Ciencias Médicas, Físicas y Naturales de La Habana, establecida en 1861-
N. del autor].

En la sesión pública [de la Academia], de 13 de agosto de 1871, Ambrosio González


del Valle (higienista y autor de importantes compilaciones estadísticas de demografía
médica) se refirió al aumento de la mortalidad entre los párvulos como consecuencia
de la sustitución de la leche materna por otra artificial, y añadió que esta situación se
agravaría «después del anuncio publicado en los periódicos, sin la sanción académica y
en que contra todos los preceptos de la Higiene se lanza el grito de ¡Abajo las
crianderas!

Durante el extenso debate de esta cuestión, algunos de los miembros propusieron


amonestar seriamente a los implicados. Tal fue el caso del académico Rovira quien los
culpó de abusar "de la credulidad pública con sus ruidosos anuncios, convirtiendo la
más sagrada de las profesiones en el más vulgar de los comercios". Pero el pleno de la
Academia adoptó un acuerdo más radical, que -en el oficio enviado a cada uno de los
tres miembros afectados- decía lo siguiente:

Creyendo la Academia que con los anuncios publicados por V.S en los periódicos de la
capital y repartidos a domicilio, con el objeto de espender (sic) ciertos polvos que
"cambian la leche de vaca por leche de muger (sic)", ha infringido V.S. el art. 2do del
Reglamento, y vulnerado la verdad científica, a la vez que la dignidad profesional.
Convencida por otro lado de que con semejante proceder ha contribuido V.S.
seguramente al desprestigio de la Corporación a que pertenece [...] y considerando
asimismo que a pesar de habérselo indicado la Academia no ha presentado las pruebas
de sus asertos [...] en sesión de gobierno celebrada el día de ayer acordó separarlo del
puesto de socio numerario que en ella ocupaba.

Unos años antes, se había abierto, en la propia Academia de Ciencias, una discusión
sobre la legitimidad del empleo de la homeopatía. La revista científica de la institución,
Anales de la Real Academia de Ciencias Médicas, Físicas y Naturales de La Habana,
daba cuenta en 1866 de la polémica suscitada en torno al tema. El artículo comienza
recordando que poco tiempo atrás dicha Institución se había visto obligada a devolver
al autor un trabajo que exaltaba la homeopatía "significándole así cuanto distaba la
Academia de ocuparse de [un tema] muy atrás juzgado desfavorablemente y con
sobra de razones por las personas y las corporaciones más competentes". Continúa
señalando que ahora, por segunda vez, se vio abocada a debatir el problema, esta vez
por conducto de una comisión creada al efecto. Todo concluyó con la siguiente
declaración de la Academia:20

Rechazando la Academia enteramente la sediciente doctrina homeopática como


contraria a la razón y a la experiencia, a menos de incurrir en una grave
inconsecuencia no debe descender á la crítica de ningún trabajo que esté basado en
los principios de dicha doctrina.

La naturaleza insoslayable del debate lleva al profesor Barker Bausell, exdirector de


investigaciones del National Center for Complementary and Alternative Medicine de los
Estados Unidos a expresar algo que pudiera resultar sorprendente para quien no tenga
una adecuada cultura científica y solo vea enemigos en sus críticos: que "el mayor
cumplido que un científico puede recibir para su trabajo es que este haya sido
suficientemente importante como para animar a otro a cuestionarlo".21
En nuestro medio, cabe destacar el profundo y dinámico intercambio desarrollado en el
sitio web de la revista Juventud Técnica a principios de 2012 sobre diversos temas,
tales como el lenguaje de la ciencia, los métodos para el avance del conocimiento y el
nivel de evidencia científica que tienen algunas prácticas agrupadas bajo el manto de
la MNT. Las principales virtudes de este debate -que tuvo lugar en un marco no formal
pero académico, y que fue moderado con notable rigor editorial- residieron en su
carácter respetuoso y su vocación plural. Por propiciar la exposición de los puntos de
vista honradamente expuestos por los participantes, y por su valor añadido como
antecedente y referente a los efectos de conservar la memoria histórica del estado de
pensamiento sobre el tema en cuestión, en un contexto temporal determinado, el
debate ha sido ubicado íntegramente en el sitio web de la Revista Cubana de Salud
Pública.22

El debate permite apreciar cómo en nuestra comunidad científica se producen


afirmaciones que no parecen acordes con una reflexión equilibrada ni con el
comedimiento propio de la ciencia, que se caracteriza por su estilo alejado de
aseveraciones tajantes que pretendan erigirse en verdades definitivas e inapelables
que procuran cancelar toda discusión. Aludimos a expresiones tales como: "La terapia
floral es simple, efectiva y libre de efectos adversos… ", "se pueden curar con
Homeopatía y Medicina tradicional china todas las dolencias del ser humano". 23

Si la terapia floral fuera "efectiva" sin dejar margen para la duda, no existirían artículos
en prestigiosas revistas que afirman lo contrario24-27 a las que suman otras mucho más
recientes28-32 sobre respectivos estudios según los cuales dicho recurso no es superior a
un simple placebo. Si fuese cierto que no hubiera duda alguna acerca de que "la
homeopatía funciona", no existirían ensayos clínicos controlados,33 exhaustivas
revisiones sistemáticas,34 editoriales en revistas de primer nivel mundial, 35 y
declaraciones oficiales de entidades públicas,36 que afirman lo contrario. Tampoco se
producirían advertencias como la que lanzara la Organización Mundial de la Salud,
cuando manifestó su rechazo al empleo de tratamientos homeopáticos para tratar
varias enfermedades con un alto índice de mortalidad y donde la posición de sus
expertos fue unánimemente concordante con que "la homeopatía no es efectiva ni para
la prevención, ni para la cura del sida, la tuberculosis, la gripe común, la malaria y la
diarrea infantil".37 Si con homeopatía y medicina tradicional china se pudieran curar
todas las enfermedades, se podrían y deberían cerrar todos los servicios médicos que
emplean otros recursos y se debería circunscribir la formación del personal de salud a
tales disciplinas.

Más allá de los juicios que puedan merecer los citados hallazgos y declaraciones, que
en algunos casos arrojan evidencias negativas abrumadoras, como ocurre con la
terapia floral, lo que se quiere subrayar en este punto es que el debate científico, si
quiere ser fructífero y racional, no puede admitir aseveraciones lapidarias ni omitir
aquellas realidades contrarias a las convicciones previas de quienes participan en él.38

En ese sentido, suscribimos la reciente declaración de varias sociedades científicas


cubanas, acerca de la cual el periódico Granma reseñaba en marzo de 2012: 39

Las Sociedades Cubanas de Matemática y Computación, de Física, y de Química, se


pronunciaron porque cualquier acción en el campo de la ciencia, la tecnología y la
innovación, debe ser siempre consecuencia de la búsqueda previa de la máxima
información acerca de los hechos cuestionados o a investigar, así como de la
experimentación, el procesamiento de la información encontrada, la comprobación
rigurosa de los hallazgos, y de la más absoluta lealtad a la verdad y la honestidad en la
divulgación de los logros. También plantean la necesidad de que a nivel institucional
solo sean promovidos aquellos conocimientos y resultados basados exclusivamente en
la evidencia científica.

Mucho más acorde con estas consideraciones y con el espíritu de intercambio que ha
de preponderar, son otras posiciones, como las sostenidas el 19 de diciembre de 2011
en una sesión donde fueron convocados diversos órganos de prensa y varios
investigadores para debatir racionalmente acerca de un remedio homeopático
(conocido comercialmente como Vidatox 30CH) producido en Cuba a partir del veneno
de alacrán Rhopalurus junceus. Tal espíritu primó tanto por parte de colegas que
explicaron las razones por la cuales confiaban en los méritos terapéuticos de dicho
producto, como entre investigadores invitados que opinaban lo contrario, como es el
caso de los autores del presente trabajo.

LA EXPERIMENTACIÓN COMO LA MÁS IMPORTANTE CONQUISTA DE LA


INVESTIGACIÓN EN SALUD

Un experimento se define formalmente como una observación especial, realizada para


confirmar o descartar una hipótesis en cuestión -típicamente un efecto o un principio-
que ofrece dudas y que se lleva adelante bajo condiciones determinadas por el
experimentador. Así, los efectos pueden medirse, registrarse, validarse y ser objeto de
análisis para producir una conclusión. Con frecuencia, se desarrollan para poder
pronunciarse racionalmente acerca de dos o más hipótesis rivales.

La experimentación controlada como método para el esclarecimiento de las disputas


científicas tiene una larga y fecunda historia. Reivindicado por primera vez de manera
formal por el británico Francis Bacon en los primeros años del siglo XVII, el
experimento fue el recurso fundamental empleado por Galileo Galilei en sus
descubrimientos. Aunque recibió la admonición del Santo Oficio en 1616 por su manera
de pensar y de actuar, Galilei jamás renunció a este recurso, ni siquiera después de
que en 1633 fuese condenado a prisión perpetua por insistir en que sus experiencias
no convalidaban la doctrina oficial de la Iglesia Católica. Consolidado como
procedimiento de máximo valor en los siglos siguientes (en el XVIII con el químico
francés Antoine Lavoisier y en el XIX con Louis Pasteur y Claude Bernard, como
máximos exponentes), la experimentación se consolida como método de indiscutible
valía en el siglo XX. Con la introducción de los métodos de aleatorización a cargo del
genial estadístico británico Ronald Fisher, se produce una verdadera revolución
metodológica,40 y la experimentación -especialmente en el mundo de la salud- pasa a
ubicarse en la cúspide de la estructura jerárquica de los métodos ordenados según su
capacidad para producir evidencias científicas, como se aprecia en la figura,
conformada por los autores a partir de varias propuestas similares,41,42 introducidas
dentro del ámbito de la llamada "Medicina basada en la evidencia".
Este ordenamiento no es objeto de discusión en el mundo científicamente culto de la
actualidad.

Nadie pone en duda que el conocimiento no se construye con anécdotas. Ni siquiera


con experiencias aisladas, por muy espectaculares que sean los resultados
testimoniados. La historia de la ciencia en general, de las ciencias médicas en
particular, y muy especialmente la de la salud pública, demuestra que la construcción
del conocimiento se verifica de manera gradual y como parte de un permanente
proceso de perfeccionamiento que se consuma a partir de la incorporación de nuevas y
mejores evidencias, de nuevos y mejores experimentos, siempre que sea posible
realizarlos. Ocasionalmente, por razones éticas o prácticas, pudiera ser imposible
experimentar, en cuyo caso no hay más remedio que acudir a recursos menos
persuasivos.

Esta jerarquía, que discurre desde su nivel más bajo, los testimonios aislados, hasta el
vértice, donde se ubican los esfuerzos experimentales, es explícitamente destacada en
anexo VII del documento "Pautas generales para las metodologías de investigación y
evaluación de la medicina tradicional",43 que dimanó de la Consulta de la OMS
celebrada en Hong Kong, Región Administrativa Especial de China, en 2000 con la
participación de 38 expertos de 24 países.

Su singularidad reside en que desmonta la absurda idea presente en afirmaciones


realizadas por algunos cultores de la MNT en el país, 44 según la cual ciertas teorías y
prácticas son de tal naturaleza que no pueden ser evaluadas con los métodos
universalmente aceptados. Más allá de que quienes afirman o insinúan tal punto de
vista no han conseguido poner un solo ejemplo concreto de una pregunta inteligible y
precisa que no pueda ser abordada mediante la metodología universalmente aceptada;
el documento en cuestión establece con nitidez y contundencia que la evaluación de la
Medicina Tradicional, bajo ningún concepto puede tener una patente de corso para
eludir los estándares valorativos de la ciencia en general. De hecho, basta reparar que
solo en el Journal of Alternative and Complementary Medicine -una revista arbitrada y
cuyo rigor no cabe poner en duda- figuran, desde 2003 a la fecha, 498 artículos que
discuten, usando la metodología convencional, asuntos relacionados con acupuntura.
Además, el documento subraya otra premisa medular: cualquiera de los métodos
enumerados será especialmente difícil o imposible de aplicar cuando las categorías que
figuran en las preguntas formuladas están difusamente definidas o, incluso, no
definidas, como ocurría en rigor con el concepto de "miasma", o como sucede con las
nociones de "alma" y "espíritu" a que nos referimos arriba.

Lamentablemente, algunos defensores de teorías alternativas suelen ser elusivos y


prefieren muchas veces no confrontarlas con el dictamen de la experimentación. Acaso
la expresión más notoria de una conducta pseudocientífica sea precisamente la que
caracteriza a los adherentes a un método o una teoría que rehúyen de los
experimentos con diversas excusas. Un ejemplo notable ha sido el del físico Brian
Josephson, quien, luego de haber aceptado la invitación de la American Physical
Society -sociedad que se ofreció incluso para financiar los experimento- para
demostrar sus afirmaciones sobre la llamada "memoria del agua", ha permanecido
durante 15 años negándose a cumplir su promesa,45 con el correspondiente descrédito
ante la comunidad científica internacional. Exactamente lo mismo ha acaecido con los
defensores más prominentes en Cuba de la llamada "terapia piramidal", quienes se
han desentendido de una propuesta experimental que es pública desde hace varios
años.46

Afortunadamente, no todos los que se ven envueltos en este tipo de debates


reaccionan igual. Un ejemplo notable fue el experimento sobre la llamada "imposición
de manos" (también conocida como "reiki"), recurso según el cual un terapeuta
presuntamente intercambia energía con el cuerpo de un paciente a través de sus
manos sin llegar a tocarlo, que dio la vuelta al mundo en su momento, y cuyos
resultados salieron publicados en la prestigiosa The Journal of the American Medical
Association.47

Hacia la búsqueda de evidencias sólidas

Aunque no frecuentemente, también se han producido en nuestro ámbito


experimentos conjuntos a cargo de colegas con expectativas enfrentadas entre sí sobre
algunos temas relacionados con la MNT.46 Tal posicionamiento por ambas partes es
digno de aplauso y constituye la manera más productiva de prosperar seriamente en
esta materia. Para conseguir este avance es preciso que los investigadores,
independientemente de cuáles sean sus posiciones, realicen propuestas experimentales
concretas y creativas concebidas con el máximo rigor metodológico posible.

Parte de la controversia se prolonga a partir de que los diseños experimentales son


muchas veces endebles. Por ejemplo, en el caso de la homeopatía, un metanálisis
publicado en 2000 en una importante revista concluía lo siguiente:48

Existe alguna evidencia de que los tratamientos homeopáticos son más efectivos que el
placebo; sin embargo, la fuerza de tal evidencia es débil debido a la baja calidad
metodológica de los ensayos. Aquellos estudios de más alta calidad metodológica
exhiben con mayor probabilidad resultados negativos. Se necesitan estudios
adicionales de elevada calidad para confirmar estos resultados.
Si bien en el curso de los 12 años transcurridos se han realizado varios de tales
estudios, muy destacadamente, el que fuera publicado en 2005 por The
Lancet,32 resulta a nuestro juicio conveniente mantener este empeño.

Los autores del presente trabajo hemos laborado en esta dirección. A modo de ejemplo
de una propuesta original, hemos concebido un posible ensayo para valorar un
medicamento homeopático. La idea surgió a raíz de la reunión celebrada con
periodistas y patrocinadores de uno de tales preparados a que se aludió antes.

La originalidad de la propuesta reside en que todo el ensayo, y en particular el manejo


aleatorio que se haría de las unidades experimentales, no solo sería transparente para
los representantes de ambos grupos de investigación, sino que no demanda la
participación de terceros en el proceso. Esta es frecuentemente necesaria debido al
diseño que se aplica en este tipo de estudios; nuestra propuesta, en cambio, no exige
esa condición, que es fuente de complicaciones operativas diversas.

La interrogante fundamental a la que se intentaría dar respuesta es la siguiente: ¿Es


más eficiente el preparado homeopático que su disolvente (por lo general un
compuesto hidroalcohólico o, simplemente, agua) para conseguir al menos uno de los
efectos que proclaman sus patrocinadores?

La pregunta es relevante debido al debate existente en torno a estos preparados. Por


una parte, muchos investigadores declaran que es imposible que un producto
homeopático tenga un efecto superior al de un placebo. Los firmantes de este artículo
compartimos tal convicción, ya que consideramos que cualquier superdilución obtenida
a la usanza homeopática es simplemente agua, y a la vez sabemos que los efectos del
agua no pueden distinguirse de un placebo. Por otra, quienes patrocinan, elaboran,
comercializan, o simplemente aplican tales productos, les atribuyen alguna propiedad o
capacidad terapéutica, derivada de la llamada "memoria del agua".

Para desarrollar el ejemplo, la propuesta se basa en la valoración de un producto


homeopático concreto (el Vidatox 30CH), pero en realidad tiene un valor metodológico
mucho más abarcador por las razones arriba apuntadas. Un bosquejo detallado de la
propuesta investigativa está disponible en el sitio de la Revista Cubana de Salud
Pública*.

CONSIDERACIONES FINALES

Los profesionales de la salud, entre ellos los que se dedican a la salud pública,
acostumbran a declarar su adhesión a las prácticas científicas y al método científico.
Pero no pocas veces la práctica se divorcia del discurso: se abandonan los principios
del método y se aplican determinados recursos alternativos que no han sido evaluados
o que lo han sido de manera parcial o, incluso, que han sido refutados por la
experiencia. Eludiendo la medicina "oficial", "occidental", o "convencional", huyen de
los experimentos que hipotéticamente podrían demostrar aquello que proponen sin
bases científicas, recurriendo generalmente a la anécdota.

Partiendo del reciente llamado a prestar la máxima atención al desarrollo de la MNT,


entendemos que esta atención comienza por aplicar a este vasto campo el método
científico, que se resume en tres componentes básicos, según Polgar S, Thomas
SA, citados por Artiles Visbal L:49

• El escepticismo, o la noción de que cualquier enunciado o proposición está abierto a


la duda y al análisis.

• El determinismo, o la noción de que los eventos ocurren de acuerdo con leyes y


causas regulares, y no como resultado del capricho de demonios o deidades.

• El empirismo, o la noción de que la investigación debe ser conducida mediante la


observación y verificada con la experiencia.

La duda, el espíritu crítico y el análisis objetivo de la realidad configuran el gran motor


impulsor de la investigación científica. El nuevo conocimiento surge con mucha
frecuencia de cuestionar lo que se da por cierto. Fue la duda la que impulsó a figuras
como Carlos Finlay, Louis Pasteur o John Snow a investigar, experimentar, analizar y
ofrecer al mundo sus descubrimientos, que revolucionaron la ciencia de su tiempo en
sus respectivos campos de actividad. Lo consiguieron porque, no obstante
incomprensiones y escollos, nunca desdeñaron el método científico.

Esta posición de principios, junto con la condena de la pseudociencia, es la que,


llevada al campo de la salud pública -promoción de salud, prevención de
enfermedades, atención de enfermos y rehabilitación de discapacitados- propiciará
mejores resultados en el mejoramiento de la salud de los cubanos y de otros pueblos.
Al mantenerla, estaremos actuando también de manera acorde con los principios de la
ética.

La industria farmaceutica, nuestra salud y sus beneficios


Publicado el 26 de mayo de 2012por Entre Madrid y Cadiz

Entrevista a Enrique Costas Lombardía (en El Viejo Topo, 2007) Recogida


en el estupendo cuaderno postpsiquiatriablogspot.com

En el blog de No Gracias, uno de nuestros favoritos, leímos un enlace a un artículo


publicado en El Paíspor Enrique Costas Lombardía acerca de la situación de
nuestro sistema sanitario. De lectura más que recomendable. A la vez, desde ahí
seguimos otro enlace que nos llevó al blog Atención Primariadonde se había
recogido una entrevista a Costas Lombardía realizada en la revista El Viejo Topo nº
229, en 2007, por Salvador López Arnal. El señor Costas Lombardía es economista
y fue vicepresidente de la Comisión de Análisis y Evaluación del Sistema Nacional
de Salud de España (también conocida como “Comisión Abril”).
El caso es que dicha entrevista nos ha parecido del mayor interés, por tocar temas que nos
suelen preocupar. Por ello, la transcribimos a continuación. La negrita es nuestra:
– ¿Cuáles son los principales laboratorios farmacéuticos que operan en España? ¿Podría
indicarnos el volumen de su negocio, sus beneficios en estos últimos años?
Los mismos que también son principales en casi todos los países: laboratorios
multinacionales, como Bayer, Norvartis, Lilly, Pfizer, Abbot, Roche, Pharmacia y algunos
otros. Cada vez menos, porque tienden a concentrarse para ampliar la capacidad financiera
y el dominio del mercado.
No conozco las cifras de ventas de cada uno, pero sin duda son altas, en proporción al
enorme y creciente gasto en medicamentos, que, en 2004, ascendió en España a unos
€14.000 millones, y en el mundo a, más o menos, €450.000 millones.
¿Cuánta es la ganancia de la industria?, pregunta Ud. Pues no lo sé. No hay datos públicos
fiables. Un economista americano, Uwe Reinhardt, estima el 21% de beneficios después de
impuestos, y también después de dedicar a investigación un 14% de las ventas (que no
todos lo hacen). Otros calculan porcentajes más altos. En cualquier caso hay indicios muy
sólidos de que la rentabilidad de la industria farmacéutica es extraordinaria. Indicios como
el alto número de medicamentos patentados, y la patente permite fijar precios de
monopolio, o que en la lista de las 500 empresas más relevantes de EE.UU. que cada año
pública la revista Fortune, las compañías farmacéuticas incluidas son siempre las
primeras, y muy destacadas, en la cifras de beneficios, ya se midan en porcentaje de las
ventas o en tasa de retorno del capital. En fin, bien puede decirse que hacer medicamentos
produce espléndidas ganancias, y con esas ganancias va el poder.
– Farmaindustria, una asociación de laboratorios farmacéuticos que dice estar
preocupada por la ética comercial, se ha autoimpuesto recientemente una sanción de
€500.000 por publicidad engañosa y por atenciones irregulares a los médicos. ¿Qué
prácticas de publicidad engañosa son esas? Podría darnos algunos ejemplos. Es muy
infrecuente que una asociación empresarial se autoimponga una sanción de estas
características. ¿Por qué cree que han obrado de ese modo? ¿Es acaso una forma
encubierta de publicidad que intenta limpiar la cara de otras actividades menos
presentables ante la opinión pública?
Vamos a ver, Farmaindustria como asociación no se autosanciona. Farmaindustria elaboró
un código, que llama de buenas prácticas comerciales, y los laboratorios asociados aceptan
ser sancionados cuando lo incumplen. Es decir, el grupo se autorregula, se autojuzga y se
autocondena. Aunque claramente todo esto no pasa de ser una comedia sin
efecto alguno en el mercado ni en los consumidores. Como Ud. dice, el fin real
de este código es lavar la cara de la industria farmacéutica haciendo ver que
está comprometida con la transparencia y la honradez. Sí, una forma de
publicidad. Y de paso sirve para cohesionar el grupo, unificar sus criterios, moderar las
carreras de descuentos o de regalos y, a mi juicio también, desfigurar a conveniencia de la
industria conceptos y palabras.
Por ejemplo, la “publicidad engañosa”, por la que Ud. pregunta, es para el código aquella
que compara un producto con los competidores de otras marcas cuando precisamente esa
comparación es el único medio de impedir el engaño de muchos medicamentos
nuevos que no mejoran los similares antiguos. Así, el código de buenas prácticas
considera publicidad engañosa a la que evita el engaño, y publicidad leal a la engañosa que
hoy hacen los laboratorios. Y de modo parecido llama “atenciones irregulares”, no a las
inmorales o poco serias, sino a aquellas cuyo valor en euros excede el aceptado tácitamente
por la industria para obsequios e invitaciones.
– La industria farmacéutica suele sacar al mercado nuevos medicamentos que,
supuestamente, mejoran los anteriores o tratan enfermedades que hasta entonces no
eran tratadas. ¿Qué tipo de investigaciones realizan los grandes laboratorios? ¿Por qué
cierto tipo de enfermedades nunca o casi nunca aparecen en su agenda? ¿Es verdad que
sus planes están dirigidos básicamente hacia las poblaciones adineradas de los países
adinerados?
Bueno, estas son preguntas complejas y antes de contestarlas debo comentar algunas
cosas. Una repuesta directa no se entendería. Verá Ud., el mercado farmacéutico, en teoría
económica, es un mercado imperfecto. En él no se produce naturalmente la competencia
por el precio. Se compite por diferenciación del producto, o sea, con medicamentos cuyas
ventajas los hacen distintos y más deseables, como pueden ser la mayor efectividad, o
seguridad, más fáciles de usar, etc. Es obvio que los productos nuevos suponen la
diferenciación más completa, son los competidores más fuertes, y por eso la industria
farmacéutica destina a descubrirlos sumas considerables. La investigación
farmacéutica no es, como la palabra “investigación” podría sugerir a muchos,
un elevado trabajo de indagación científica, sino el mecanismo de la industria
para conseguir fármacos nuevos que, amparados por la patente y la marca
comercial, llegan a constituir monopolios temporales que maximizan el lucro
de la compañía. Este es el objetivo último y verdadero. La industria sólo
investiga para alcanzar una posición dominante en el mercado y sólo cuando
ese mercado puede asegurar una tasa de retorno atractiva. Pura lógica
empresarial. De ahí que la investigación farmacéutica se concentre en las
enfermedades crónicas prevalentes en los países desarrollados o adinerados,
como Ud. dice, y abandone las que sufre la población de las naciones pobres
sin recursos para pagar las medicinas. En resumen, la naturaleza de la
investigación farmacéutica es meramente mercantil; no está motivada por la
ciencia aunque emplee, claro está, medios científicos y produzca remedios
para algunas enfermedades que no los tienen. Faltaría más.
– ¿Qué porcentaje de estos nuevos fármacos representan mejoras reales, avances
científicos efectivos?
El mercado farmacéutico recibe una continua corriente de nuevos
medicamentos siempre con precios elevados y que en gran proporción son
clínicamente innecesarios. No todas las novedades son avances terapéuticos, ni
mucho menos. Mire Ud., la FDA de EE.UU., tan mencionada como referencia de
autoridad, estima que sólo el 13% de los medicamentos nuevos mejoran de modo
sustancial a los preexistentes más baratos; la Oficina Regional en Europa de la OMS,
calcula el 15%, y el organismo farmacéutico superior de Canadá, el Patented Medicines
Prices Review Board, lo reduce al 7%. Dicho de otro modo, en más del 85% de los
nuevos medicamentos la eficacia relativa –el resultado de comparar su
eficacia con la de un fármaco similar ya en uso- es prácticamente nula. En más
del 85%, repito, la inmensa mayoría. Un dato que descubre la enorme
extensión del engaño de las farmacéuticas, que propagan como mejor, y
cobran muy caro, lo que sólo es igual a lo que ya hay a precio bajo. O sea, la
sociedad paga más o mucho más por muy poco o por nada más. Bien puede
decirse que el negocio y el beneficio de la industria farmacéutica están, en
gran parte, asentados en el engaño y el despilfarro social.
– Pero si hay aquí engaño, fraude, ¿cómo podría controlarse? ¿Por qué no intervienen
los poderes públicos sancionando prácticas no admisibles sea cual sea la óptica política
que cada cual quiera mantener? Estamos hablando de fraude en temas de salud humana,
no de cuestiones sin excesiva importancia. Sin embargo, por otra parte, un centro de
investigación avanzada como el BIOCAT está notablemente financiado por la industria
farmacéutica. ¿Por qué cree usted que operan de ese modo?
Impedir el engaño es teóricamente sencillo. Basta con fijar el precio de los nuevos
medicamentos, o decidir su inclusión en el sistema público de salud, en función del valor
terapéutico añadido de cada uno, algo no muy difícil de evaluar por medio del análisis
coste/efectividad o la eficacia relativa. De hacerse así, el precio de las novedades
prescindibles no sería más alto que el de sus similares ya comercializados, y no permitiría
el gasto de la publicidad mentirosa necesaria para presentarlas ante los
médicos como verdaderos avances. Algunos países ya aplican estos o parecidos
procedimientos. No muchos: Australia, que fue la primera, Nueva Zelanda, Francia,
Finlandia, Reino Unido (con menos fuerza), y EE.UU. para el consumo del Medicaid, el
seguro federal para los pobres. No consienten el engaño. Claro que la industria
farmacéutica es poderosa y hábil para aguar las medidas que le disgustan. Pero aun así, en
casi todas esas naciones el precio medio de los medicamentos es más bajo y crece
pausadamente, y la información al médico mucho más cierta, permitiéndose distinguir
entre la pseudonovedad y la novedad.
En España, sin embargo, los políticos no quieren evitar el engaño, incluido el actual
gobierno de izquierdas que se precia de justo defensor de lo público. Las medidas que,
desde hace tiempo, se adoptan son sólo cosméticas, medidas para no tener que tomar
medidas. Se sigue una política de entretenimiento o de hacer que se hace mientras se dejan
pasar los días sin afrontar los problemas. Mire Ud., hace unos meses se aprobó la nueva
Ley del Medicamento, y esa ley, que pretende modernizar el sector y ajustar el consumo de
fármacos, tan excesivo, no obliga a comparar los nuevos con sus similares preexistentes.
No impone el coste/efectividad ni la eficacia relativa. Al contrario,enaltece el placebo
como patrón de referencia para medir la eficacia de un medicamento nuevo,
cuando el placebo, que es, como Ud. sabe, una sustancia inerte, nunca puede
revelar si la novedad es un avance terapéutico o una pseudonovedad que no
añade nada. La única explicación de los ensayos con placebo, dice con ironía
Richard Nicholson, un bioético británico, es que así no se puede percibir que
son muy pocos los nuevos fármacos que mejoran a los ya disponibles. El
placebo encubre el gran engaño de la industria y, al parecer, la legislación
española también.
Esto podría ser la razón de la generosidad de las farmacéuticas al financiar centros de
investigación, como BIOCAT, u otras operaciones de nuestros gobiernos. La industria
invertiría dinero para conservar el favor del poder político.
– ¿Existe alguna vinculación entre la industria farmacéutica y los hospitales y facultades
universitarias como las de medicina o económicas? ¿Por qué la industria farmacéutica
coloca sus poderosos tentáculos en esos ámbitos? ¿Cree usted que el espacio público
debería aceptar esas intervenciones?
El sector farmacéutico forma parte del sanitario, así que la relación o, como Ud. dice, la
vinculación industria/hospital entra en la naturaleza de las cosas. Lo que ocurre es que
el dinero de la industria la ha degradado a una compra de voluntades. En
busca de recetas, paga reuniones, cursos, proyectos de investigación,
aparatos, etc. En los hospitales, la industria siempre se muestra como un
dadivoso calculador que espera que el dinero regalado le sea devuelto con
creces.
La relación con las facultades de economía, centros de estudios, escuelas de negocios o
sociedades profesionales, es también de compra. La industria las subvenciona para
conseguir que el ámbito académico no sea crítico, sino amistoso, y produzca trabajos con
prestigio universitario en defensa de las patentes, los precios, el consumo, etc., en defensa
de los beneficios de las farmacéuticas. Compran la protección de una red intelectual
reconocida. Desde luego que el espacio público, como Ud. lo llama, no debería
aceptar donaciones de la industria, ni en dinero ni en especie. Ayudan, claro
que ayudan, y en ocasiones cubren necesidades perentorias de los servicios
médicos, pero nunca podrán compensar la desintegración moral y las
ineficiencias que pronto producen.
– ¿Qué porcentaje de los ensayos públicos son financiados directamente por la industria
farmacéutica? ¿Por qué realizan esas inversiones? Si los ensayos son públicos no se corre
el riesgo, en buena lógica, que pueda haber apropiación privada de esos resultados. ¿La
hay?
Autores americanos, numerosos, recuerdo ahora a Abramson y a Spitz, estiman que el 70%
de todos los ensayos clínicos es pagado directamente por las farmacéuticas. Una cantidad
de dinero enorme, porque cada año se hacen decenas de miles de ensayos clínicos. Se dirá,
y es cierto, que este tipo de ensayos, en los que participan seres humanos, están sujetos a
unas normas legales exigentes (autorizaciones de comités de ética, protocolos, plazos, etc.).
Pero también es cierto que la intención científica y la interpretación de los resultados de la
prueba escapan a las regulaciones, y que una experimentación independiente e imparcial
pudiera tener gravísimas consecuencias para una industria que engaña, vendiendo la
mayoría de sus novedades a precios de avances terapéuticos cuando no lo son (recuerde
Ud. que nada menos que el 85% tienen una eficacia relativa nula o casi nula). Sería un
riesgo insoportable para la industria que la venta y beneficios previstos de un nuevo
producto dependieran de criterios científicos neutrales. Como dice McHenry, un filósofo y
bioético de la universidad de California, la estrategia de la industria ahora no es aceptar la
evidencia, sino defender “las moléculas”, las novedades. Así que, necesariamente, la ciencia
ha de flexibilizarse y someterse al marketing y las normas gubernamentales, también. De
un modo u otro la industria diseña y controla muchos trabajos científicos. Mire Ud., en el
2004, creo, el fiscal general de Nueva York procesó a GlaxoSmithKline por ocultar datos
clave de sus ensayos clínicos. Y este no es un caso aislado, hay decenas. ¿Quiere esto decir
que todos los ensayos clínicos pagados por las farmacéuticas son tendenciosos? Claro que
no. A la propia industria no le convendría. Pero el que paga manda, y la financiación
por la industria del 70% de todos estos trabajos constituye sin duda una
tremenda corriente de contaminación de la medicina y la ciencia
públicas (incluso en las investigaciones revisadas por pares es frecuente el fenómeno
llamado de “sesgo de patrocinio” o conclusiones favorables al financiador).
Por cierto, el que paga no sólo manda sino que también compra, así que yo no diría que
hay una apropiación privada por la industria si el precio que cobra el hospital por el ensayo
clínico es el justo (cosa que dudo, pero eso es otra historia).
– Pero si es así, si es como usted dice, ¿cómo es posible que las comunidades científicas
afectadas permitan un control de estas características? Tal como se suele entender el
espíritu científico y la finalidad de la ciencia, lo que usted critica parece un sinsentido, es
como si la ciencia dejase de ser “conocimiento desinteresado” y pasara a convertirse en
un asunto de negocios y de poderes económicos. Pero, verdaderamente, Science is not
business. ¿No deberían levantar su voz de alarma las revistas científicas de prestigio?
The Lancet, por ejemplo, no tiene nada que decir frente a asuntos como éste.
Bueno, para las farmacéuticas la ciencia carece de interés si con ella no se hace “business”,
y este criterio lo han contagiado –con dinero, claro- a buena parte de la comunidad
científica. Las contribuciones o donaciones de la industria han crecido el 900% en tan sólo
20 años, entre 1980 y 2000, según Lemmes. Y naturalmente también aumentó su
influencia en todos los aspectos. Cuando la industria lo cree conveniente, “alquila”
a científicos o médicos y a través de ellos diseña ensayos y otros trabajos de
investigación clínica, recoge y analiza los resultados, enseña los datos que le
son favorables y oculta o retrasa los que no le gustan, compra a médicos y
académicos prestigiosos, los que llama KOLs (key opinion leaders), para que
firmen artículos que escriben unos “ghostwriters” (generalmente los
departamentos de marketing o de relaciones públicas de las empresas),
publica esos artículos en respetables revistas médicas y además los utiliza
como referencias en el material de propaganda de sus productos (nada menos
que el 11% de todos los artículos aparecidos en 1998 en las publicaciones médicas
norteamericanas procedía de ghostwriters, y se estima que el porcentaje es hoy mucho
mayor).
En fin, como le digo, médicos y académicos relevantes son pagados por la
industria para que firmen artículos que no escriben basados en datos que no
recogen ni analizan y, en ocasiones, ni ven. La infección por el dinero de la
industria está tan extendida en la comunidad científica que la entrega de
cheques por algo que no se hace o se hace mal, es decir, por faltas de ética, ha
adquirido ya una cierta naturalidad. Muchos piensan que si no lo hago yo, lo
hará otro.

– ¿Y no se producen resistencias en la comunidad científica?


Claro que hay médicos y científicos que resisten y censuran tal degradación, incluso con
vehemencia, como el profesor Drummond Rennie, de la Universidad de California, que ha
calificado de lamentable, escandalosa y alarmante la actitud de las universidades y los
científicos. Pero los críticos no son suficientes para detener la enfermedad. Lo cierto es que
la influencia de la industria ha emborronado todas las cosas de tal modo que en la
literatura científica es difícil distinguir lo genuino de lo falso. Mire Ud., los editores de
las principales revistas médicas del mundo ( New England , Lancet , Journal
of American Medical Association , Annals of Internal Medicine y otras más) se
sintieron obligados a advertir conjuntamente que el actual control de la
investigación clínica por las compañías farmacéuticas podría hacer que
acreditadas publicaciones médicas participasen en engaños o
tergiversaciones. O sea, de hecho los editores se reconocen incapaces de
asegurar el rigor de los textos que publican, y honestamente lo avisan. Pero hay
algo peor…
– ¿Algo peor?
Sí, efectivamente, hay algo peor, y es que además de la investigación clínica, la industria ya
infecta los centros de creación del conocimiento científico (universidades, institutos
especializados, etc.). Ensucia las fuentes y la misma naturaleza de la investigación básica.
Verá Ud., la participación financiera de las farmacéuticas origina un clima de trabajo que
empuja a los investigadores a tener más en cuenta las posibilidades comerciales del
proyecto que su valor intelectual y beneficio público. La industria promueve una
investigación que busca dinero por medio de la comercialización del conocimiento;
orientada hacia la transferencia de tecnología, los derechos de propiedad intelectual y las
patentes, y que, por tanto, considera los datos científicos como bienes personales y
confidenciales. El escrutinio público y el debate abierto que permiten a otros
investigadores verificar y repetir los resultados, algo imprescindible para el avance de
cualquier ciencia, se hacen imposibles.
La industria aísla a los investigadores y promueve la apropiación privada del conocimiento
científico. Le voy a leer un párrafo de un informe, ya no reciente, de la Comisión de
Evaluación Tecnológica del Congreso de Estados Unidos sobre nuevas formas de desarrollo
de la biotecnología, párrafo que Sheldon Krimsky, profesor de la Universidad de Tufts,
recoge en este libro titulado, como Ud. ve,Science in the private interest , un libro
excelente. Dice así: “Las relaciones universidad/industria pueden afectar
adversamente al ámbito académico inhibiendo el libre cambio de
investigación científica, minando la cooperación entre departamentos,
creando conflictos entre pares y retrasando o impidiendo la publicación de
resultados de la investigación. Además, la financiación dirigida puede reducir
el interés de los científicos por los proyectos sin suficientes posibilidades
comerciales, y así dañar indirectamente la investigación básica que se hace en
las universidades”.
Y voy a leerle otro párrafo, mejor dicho, una pregunta, también del libro de Krimsky:
“¿Pueden las universidades preservar el libre cambio de ideas entre estudiantes y
profesorado a la vez que cumplen los acuerdos con la industria?” Una pregunta que debería
dar que pensar a aquellos, cada vez más, que en España animan con entusiasmo la
asociación de la universidad o de centros de investigación básica con la industria. Lo que
Krimsky llama la “desenfrenada comercialización de nuestras instituciones”.
– ¿Afirmaría usted entonces que no sólo la industria española sino que las grandes
multinacionales del sector están corruptas? ¿No estamos entonces ante una situación
muy peligrosa? Estamos hablando de la salud, de la vida de las personas.
Claro que estamos hablando de una situación muy peligrosa. A lo largo de esta
conversación hice ver varias veces que la industria farmacéutica engaña, está asentada de
raíz en el engaño, y que para ocultarlo y mantener sus excepcionales rentas corrompe la
investigación y los investigadores, primero, y trasmite a los médicos informaciones falsas,
después. Pero más responsable que la industria, mucho más, son los gobiernos,
y concretamente las autoridades farmacéuticas que saben todo y consienten
casi todo. Una benevolencia oficial que, desde luego, la industria agradece de
muchas formas. Es frecuente, por ejemplo, que cuando los altos funcionarios
de farmacia son cesados encuentren en la industria trabajo con excelentes
retribuciones.
– ¿Cómo cree usted entonces que debería orientarse de forma justa y razonable la
investigación farmacéutica en un país como el nuestro?
Ahora, en los minutos de una entrevista, no me atrevo a esbozar un proyecto de política de
investigación farmacéutica, que requiere, claro, reflexión y debate. Pero sí le diré dos cosas:
una, yo no subvencionaría, como ahora se hace, a las compañías farmacéuticas
que investigan; eso es su interés, diría que su necesidad, porque sin obtener
medicamentos nuevos no se puede competir en el mercado farmacéutico, y
sin la posibilidad de competir una empresa no tiene razón de ser, se extingue.
¿Por qué el Estado va a estimular con subvenciones algo que las compañías
están obligadas a hacer para vivir? Y dos, no mezclaría, por motivos que antes
comenté, la investigación básica que debe potenciar el Estado con la investigación
mercantil de las farmacéuticas.
– ¿Cuáles son las causas del creciente y supuestamente imparable gasto farmacéutico?
¿El envejecimiento de la población? ¿Quién ha sugerido, por ejemplo, que se consideran
enfermedades la calvicie, la timidez, ciertos síntomas de la adolescencia, incluso el
malhumor? ¿Debería contenerse este gasto? ¿Cómo hacerlo?
El gasto se acelera por un conjunto de causas, unas empujan el volumen del consumo y
otras los precios. Las principales son la aparición de nuevos productos, siempre más caros;
la inflación farmacéutica o actualización de los precios de los medicamentos no nuevos; los
avances tecnológicos clínicos que alargan la supervivencia de muchos pacientes, en su
mayoría tratados con fármacos; la cronicidad de las enfermedades prevalentes en nuestras
sociedades que requieren el uso prolongado o de por vida de medicamentos; las terapias
intensivas modernas en ciertos padecimientos; la creciente medicalización de las
limitaciones naturales del cuerpo humano, como las que Ud. cita de calvicie, timidez, sexo
apagado, etc. que ahora pueden ser tratados con medicinas; y también el envejecimiento de
la población, aunque a lo largo del tiempo su influencia es mucho menor de la que se le
atribuye (está probado que en aquellos países donde la población mayor de 65 años ha
crecido más rápidamente, el gasto sanitario no ha aumentado con mayor rapidez que en
aquellos otros donde la población anciana creció con más lentitud).
En resumen, el gasto crece porque aumenta el coste por día de tratamiento, aumenta los
días de tratamiento por enfermo y aumenta el número de enfermos. Entonces, preguntará
Ud., ¿hay que aceptar el incremento del gasto? En España, de ninguna manera. Aquí el
gasto es desmedido y su coste de oportunidad muy gravoso. El coste de oportunidad es
en este caso el valor de lo mucho que deja de hacerse en otros sectores de la
asistencia pública al destinar recursos a farmacia; dicho de otro modo, en el
marco de un presupuesto sanitario finito y siempre escaso, el rápido aumento
del gasto farmacéutico reduce el dinero a asignar a la atención primaria, los
hospitales e inversiones. Contenerlo es, pues, indispensable y apremiante
para la sanidad pública. ¿Cómo? Hay que contar primero con una decisión política
firme.
El gobierno ha de estar dispuesto a abandonar el hacer que se hace con medidas de corto
recorrido (rebajas que disminuyen el coste, pero no el consumo; precios de referencia
encogidos; descuentos de la industria; incentivos ridículos a los médicos, etc.). La
contención es un proceso permanente, un trabajo constante de vigilancia del gasto junto a
una actitud firme de resistir su crecimiento con las medidas eficaces, gusten o sean
impopulares. Algo difícil para los políticos que viven al día, sin pensar en mañana (como
Luis XV, “après moi, le déluge”) y eluden enfrentamientos con la industria y con los
ciudadanos votantes. Es indispensable para el Sistema, pero no creo que se haga nada más
que ir trampeando irresponsablemente todo el tiempo que se pueda. Después, dirán, que
salga el sol por Antequera.
– ¿Desea añadir algo más? ¿Cree que hay algún punto esencial que no hemos tocado?
Pues sí, diré algo más, porque no quiero dejar de señalar cómo las farmacéuticas mitifican
descaradamente su investigación cada vez que afirman (y lo hacen con mucha frecuencia,
en una coordinada campaña) que la obtención de un nuevo medicamento es un proceso de
enorme riesgo financiero y elevadísimo coste. Dos engaños más. Verá Ud., es obvio que la
inversión en cualquier proyecto de investigación siempre está envuelta en incertidumbre.
Pero esta inseguridad, este riesgo natural disminuye mucho cuando el inversor puede
diversificar su cartera en varios proyectos, como ocurre con la investigación de una
empresa farmacéutica, que generalmente sigue a la vez varias líneas distintas.
La Oficina de Evaluación Tecnológica del Congreso de EE.UU., a la que antes me referí,
estima que la diversificación permite incluso eliminar el riesgo en el desarrollo de nuevos
medicamentos, eliminar, dice, no sólo disminuir. Además, la industria farmacéutica recibe
una especial seguridad añadida en las naciones con sistemas de salud de libre acceso
universal, donde la efectividad de la demanda farmacéutica está garantizada con dinero
público, lo que reduce la inestabilidad del mercado y por ello el riesgo de la innovación. La
industria sabe que cualquier nuevo fármaco nace con la certeza de que el Estado sufragará
su consumo para todos que lo necesiten. En fin, ese “enorme” riesgo según la industria es,
en la práctica, pequeño o quizá nulo.
Y algo similar puede decirse del coste “elevadísimo”. También está hinchado. Desde luego
no es barato poner en el mercado un medicamento verdaderamente nuevo. Exige no pocos
recursos financieros. No pocos, pero cuántos, qué cantidad concreta, se desconoce. La
industria oculta desde siempre las cuentas de la investigación (mantuvo durante 9 años, y
ganó, una batalla legal contra la General Accounting Office, de EE.UU., que pretendía
revisarlas), y no es posible saber qué gastos incluye en dicha partida ni, claro, el coste real
de un nuevo fármaco. No hay datos ciertos que puedan ser contrastados. Las cifras que se
manejan y airean son simples estimaciones teóricas y académicas pagadas, salvo
excepciones, por la industria.
En recientes anuncios en prensa, Farmaindustria asegura que el coste de un nuevo
medicamento es de “más de €800 millones” pero Public Citizen Congress Watch, una
organización de consumidores establecida en Washington, muy respetada por su
independencia y rigor, lo calcula en unos €90 millones; es decir, €710 millones menos.
Una diferencia tan desmedida que sólo es posible si alguien miente, y el que más se
beneficia de hacerlo es la industria.

Hasta aquí, la entrevista a Enrique Costas Lombardía, realizada por Salvador López
Arnal para la revista El Viejo Topo. Creemos que dice todo tan, tan claro, que no
hay nada interesante que nosotros podamos añadi

¿Qué es mejor?, ¿medicina tradicional o natural?


Sep 26,2018 Comentarios desactivadosen ¿Qué es mejor?, ¿medicina tradicional o
natural?  By carlos
A través de los años se ha formado toda una guerra en materia de cuáles son los
mejores tratamientos para ciertas enfermedades, si son mejores los remedios
naturales o la medicina tradicional, es difícil entender que ambos procedimientos son
iguales de importantes en la curación de un padecimiento. Se debe comprender como
actúan cada una por su lado y cuáles son los alcances de sanación.

Establecer diferencias
La medicina tradicional ha sido el resultado de muchos estudios y avances en el
campo de la medicina, son estas las que aportan alivio casi inmediato cuando se
siente un dolor. Igualmente debemos tener claro que la medicina natural ha sido un
aliciente desde tiempos inmemoriales, su práctica es muy antigua, en lo que se
aplican métodos a partir de la combinación de elementos que dan como resultado una
especie de solución que promete mejorar cierta condición.

Se debe tener presente que la naturaleza ha sido la proporcionadora de los elementos


que derivan no solo en la medicina natural sino también la tradicional, siendo una de
las grandes ventajas de la medicina tradicional encontrar el alivio de forma más
inmediata, la medicina natural es mucho más lenta pero ocasiona menos daños
secundarios en el organismo.

Es así como también se debe reconocer que la medicina tradicional ha logrado tratar
muchas enfermedades y tacarlas directamente. Y es allí cuando la medicina natural
ha quedado de lado, o se utiliza como seguimiento en el momento en que dejamos de
tomar la tradicional. Aunque en estudios recientes muchos investigadores han
informado que algunos medicamentos naturales son la mejor opción en determinadas
enfermedades, sobre todo en aquellas en las que el cuerpo debe someterse a
periodos prolongados de medicación.

Desde el punto de vista de la Industria de la


Farmacia
Como ya hemos mencionado muchos de
los medicamentos que hoy en día consumimos provienen de la naturaleza, siendo
estos elementos lo que en mayor medida se componen, se debe establecer que no
solo la medicina tradicional puede ocasionar daños a la salud. En la naturales es
donde se han encontrado sustancias como el cianuro, ciertas toxinas encontradas en
algunas setas venenosas, el veneno de las culebras, los escorpiones, en fin., son
sustancias que son tan potentes como cualquier producto químico que perjudique al
organismo. Es así como muchos de los medicamentos en la industria farmacéutica
contiene una gran cantidad de minerales y elementos naturales en su raíz.

Y es así como también en la actualidad muchos medicamentos son creados a partir


de productos químicos y son elaborados en los grandes laboratorios, todo se ha
hecho con el fin de encontrar la forma más económica de producirlos y en grandes
cantidades sin afectar mucho de la condiciones de la naturaleza. Son estas las
encargadas de vender sus productos y siempre van a defender su posición y dar la
mejor cara de sí.

En búsqueda de lo natural
Si bien en la actualidad existe la tendencia de regresar a lo originario, en el caso de los
medicamentos a lo natural, es también factible pensar que la prevención es primordial,
y es por ello que podemos encontrar una amplia información de cuáles son los
mejores alimentos y cuáles son los que debemos consumir con muchas más
regularidad para evitar padecimientos que hasta ahora han abrumado tanto a las
personas.

Así mismo, debemos tener presente que muchos de los remedios para cuando la
enfermedad esta presente los podemos encontrar en la naturaleza y hacer uso de
ellos libremente, pensar ¿cuál es la mejor opción? Eso siempre dependerá de las
alternativas que se presenten y de las condiciones para ello, así como las
recomendaciones que recibamos de los especialistas en este campo.

Medicina natural, ¿qué nos aporta?


Nuria ·  15 abril, 2019
Este artículo ha sido verificado y aprobado por la dietista Renata Sylwia Kosierb Fernández el 15
diciembre, 2018

Desde tiempos remotos se han venido utilizando diferentes plantas por sus
propiedades medicinales para tratar todo tipo de dolencias.

4Compartidos
 

 ¿Cómo ayuda la acupuntura a tratar el dolor articular?


 5 tratamientos relajantes para la tortícolis
 3 terapias naturales para la dependencia a la nicotina
La medicina natural, a diferencia de la convencional, se basa en remedios naturales
para mejorar algunas enfermedades o dolencias de nuestro
organismo. Aprovecha los productos y recursos que nos brinda la
naturaleza, y se emplea sobre todo para la prevención  más que para el
tratamiento.
El concepto de medicina natural no solo se basa en conseguir una cura a la
enfermedad, sino que es una idea más amplia, es todo un estilo de vida
saludable que gira en torno a lo natural.
Este tipo de medicina debe ser visto como un complemento o como prevención de
ciertas dolencias. Es importante consultar con un médico antes de empezar a tratar
una enfermedad con medicinas alternativas, ya que puede interactuar con
otros medicamentos y causar efectos secundarios.

Medicina natural: prevención y tratamiento


La medicina natural tiene su propia historia, nos acerca a nuestro origen, ya que
desde sus comienzos el hombre ha buscado en las plantas propiedades
medicinales para tratar y aliviar irritaciones , picaduras o heridas en la piel,
entre otros males.

Cuando no existía la medicina como tal, y no había médicos, los curanderos


preparaban ungüentos con plantas medicinales y otros remedios para curar los
males de la población.

En los últimos años, el interés por los remedios naturales ha experimentado


un auge y son muchas las personas que se decantan por este tipo de medicina
para tratar múltiples afecciones.
Por otro lado, las últimas generaciones están acostumbradas a abusar de los
medicamentos tradicionales cada vez que quieren aliviar algún dolor. Es
necesario cambiar malos hábitos en nuestra rutina y reflexionar sobre el
origen de nuestros problemas de salud antes de abusar de los medicamentos
químicos.

La alimentación es la base
La base de la medicina natural es la alimentación. Es un pilar fundamental en la
prevención de enfermedades, ya que refuerza nuestro sistema inmunológico que
actúa como barrera contra las infecciones que atacan a nuestro cuerpo.
Muchas de las enfermedades que conocemos están vinculadas a nuestro
estilo de vida sedentario y a la mala alimentación . La diabetes, la obesidad,
algunas enfermedades cardiacas o respiratorias, y algunos tipos de cáncer.

Este tipo de enfermedades no transmisibles son la principal causa de muertes al


año en el mundo, según la OMS.

Por lo tanto, nuestra dieta se debe basar en las cantidades necesarias de todos los
elementos que ayudan a que nuestro cuerpo esté fuerte y sano.

La medicina natural defiende la ingesta de algunos alimentos que, por sus


propiedades nutritivas, nos pueden ayudar a prevenir algunas de las enfermedades
anteriores.

Cereales
Los cereales son imprescindibles en cualquier dieta, ya que nos aportan hidratos
de carbono, proteínas, grasas, vitaminas, fibra y minerales , por lo que son
una gran fuente de energía. Entre ellos encontramos: la avena, el arroz, la espelta, el
mijo, el trigo sarraceno, etc.
Vegetales y frutas
Son una parte fundamental de nuestra alimentación. Su riqueza en vitaminas,
minerales y fibra  hace que sean imprescindibles para lograr una alimentación
equilibrada y sana. Encontramos entre los vegetales: la col, los espárragos, la
coliflor, el ajo, las espinacas, la cebolla, el aguacate, etc.

En cuanto a las frutas se recomienda: naranjas, arándanos, plátanos, manzanas,


uvas, kiwis, frambuesas, etc.

Legumbres
Las legumbres son uno de los alimentos más completos a nivel nutricional. Tienen
un alto contenido en hierro y son ideales para las personas con diabetes por su
bajo contenido glucémico. Además, pueden reducir el riesgo de cardiopatías .
Destacamos: los frijoles, alubias, habas, lentejas, los guisantes, etc.
Semillas

Consumir variedades de semillas puede, por su valor nutritivo, ayudarnos a prevenir


algunas enfermedades.

Tienen un alto contenido en fibra, minerales y grasas saludables .


Encontramos la pipa de girasol, la semilla de lino, las semillas de chía, el sésamo,
etc.
Grasas
Elegir grasas saludables para incorporarlas a nuestra dieta es una buena
opción. Le aportan al organismo ácidos grasos esenciales y también
ayudan a absorber las vitaminas. Evita el consumo de grasas saturadas y
grasas trans, pues hacen que aumenten los niveles del colesterol LDL.

Plantas medicinales
Las hierbas son uno de los remedios más usados en la medicina natural. Como ya
hemos visto, desde tiempos remotos se han venido utilizando diferentes plantas
por sus propiedades medicinales para tratar todo tipo de dolencias .

Algunas de las más utilizadas son: romero, aloe vera, manzanilla, onagra,
hinojo, ginseng, ginkgo biloba o el jengibre.

Por último, debemos recordar que la medicina natural apuesta por un estilo de vida
sano y adecuado, en el que se haga ejercicio a diario y se eviten los malos
hábitos.
Una conversación es un diálogo oral o escrito entre dos o más personas que intervienen
alternativamente expresando sus ideas y/o afectos sin necesidad de planificación. Se
establece una comunicación a través del lenguaje verbal (en una sala de conversación y al
hablar) y lenguaje no verbal (gestos, muecas, etcétera).
A diferencia del monólogo, la conversación es una interacción en la que los interlocutores
contribuyen en la construcción de un texto. No lo hacen al mismo tiempo, sino que cada uno
tiene su turno de hablar.
La conversación puede girar en torno a uno o muchos temas y está condicionada por
el contexto. En una situación informal, estos pueden variar con facilidad y sin previa
organización, los que dialogan pueden expresar su punto de vista y discutir. En las situaciones
formales las posibilidades mencionadas pueden estar limitadas para uno o ambos lectores.
La conversación es una manera de relacionarse con las personas, sirve para obtener
información y compartir escenarios que muestran la diversidad de afectaciones,
pensamientos, experiencias y posturas; genera procesos reflexivos que permiten organizar el
discurso propio en relación al contexto conversacional en el que se participa, no
necesariamente guiados por un investigador; es mejor conversar con pocas personas dando
mayor importancia a cada uno de los temas tratados.1
Toda la verdad sobre la medicina natural!
 Por Redacción DtE
 
 22 agosto, 2012
 
 En Consumo
Se trata de una ciencia ancestral, con más de 7.000 años de historia, cuyos principios se
basan en la utilización de recursos procedentes de la naturaleza para el tratamiento de ciertas
dolencias.
Este tipo de medicina se centra en la utilización de miles de sustancias de origen vegetal,
animal y mineral, que nacen en nuestro entorno más próximo, para curar numerosas
patologías. Sin embargo, su efectividad continúa originando numerosas críticas. De
hecho, son muchos los escépticos que cuestionan su eficacia entre los que cabe resaltar
el colectivo de científicos y facultativos, que la califican de ‘ineficaz e insegura’.

Sus orígenes
El nacimiento de la fitoterapia tiene origen en la antigüedad. Desde tiempos remotos y en
todas las culturas, los hechiceros y chamanes utilizaban las plantas medicinales para
sanar a nuestros antepasados, en medio de ritos y costumbres ancestrales. Así, se
aplicaba a los enfermos baños de vapor medicinales, baños de sol, agua y barro y se les
administraba infusiones terapéuticas, entre otras prácticas curativas.
Hipócrates, considerado el padre de la Medicina, se erigió como el máximo representante
de la historia de esta disciplina. Fue un auténtico naturista que no dudo en afirmar que “la
salud se merece, se gana y se defiende día tras día con métodos previstos por la naturaleza, y
no por medicamentos”. Su fe en los beneficios de la madre Tierra le llevó a desarrollar
numerosas teorías como la de los ‘cuatro humores’ (sangre, bilis negra, bilis amarilla y flema),
que se sustenta en el equilibrio del organismo a través de los cuatro elementos básicos de la
vida: tierra, agua, fuego y aire.
¿Falta de efectividad o intereses económicos?
Los defensores de la medicina alternativa se atreven a señalar responsables de su
desprestigio. Ellos confirman la existencia de grandes intereses económicos por parte de
las compañías farmacéuticas que, según aseveran, se benefician de la imposibilidad actual
de patentar compuestos naturales que son realmente asequibles ya que no les resultaría
rentable competir con los precios de los compuestos provenientes de la naturaleza.
Pero a pesar de los avances de la medicina farmacéutica y del recelo de algunos hacia la
medicina natural, el porcentaje actual de personas que confían en esta terapia va en aumento.
Así, más de la mitad de la población y buena parte de los enfermos crónicos cree en sus
resultados y aseguran que, al menos una vez en su vida, han recurrido a los remedios
naturales para conseguir el alivio o curación de determinadas enfermedades.
Además del apoyo de buena parte de la población, sus beneficios también son reconocidos
por la Organización Mundial de la Salud, que, al mismo tiempo, alerta de las
posibles reacciones adversas que puedan surgir al combinarlos con otros fármacos.
El documento ‘Estrategia de la OMS sobre medicina tradicional 2002–2005’ confirma
la progresiva popularidad de los métodos alternativos desde finales de la década de los
80 y principios de los 90. Explica, además, que algunos países en desarrollo y en vías de
crecimiento están promoviendo de forma activa el uso de plantas medicinales para la atención
sanitaria. De este modo y paulatinamente, muchos gobiernos trabajan en el desarrollo de
políticas de regulación y legislación de productos naturales.
Más ventajas que inconvenientes
La medicina natural ofrece numerosos beneficios. ¿Sabes cuáles son los más relevantes?
¡Fíjate!:

 Resulta menos agresiva para el organismo, ya que al ser natural es más fácil de


asimilar y eliminar.
 Tiene en cuenta al enfermo como un todo, reconociendo la relación entre todos los
órganos del cuerpo y no de una parte independiente. Por ello, incentivan el bienestar general
del organismo en vez de combatir una única dolencia.
 Se utiliza como método preventivo al poder recibir tratamiento antes de que
aparezcan los síntomas de la enfermedad.
 Su coste es mucho más económico que la convencional, porque en este caso no es
necesario pagar el precio de la patente ni las investigaciones en el laboratorio.
Sin embargo, aunque priman las ventajas, la medicina natural también cuenta con ciertos
inconvenientes, tales como:
  Falta de eficacia inmediata ante un problema grave.
 Aparición de efectos secundarios desconocidos debido a la ausencia, en muchas
ocasiones, de controles de calidad.
 Falta de rigor en la ingesta. Al no estipularse una dosis concreta, el usuario ignora
si su administración es la correcta así como si la cantidad es la adecuada.

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