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RECTOR Tangino de Araújo Filho

VICE- RECTOR Adilson J. A. de Oliveira

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EdUFSCar – Editora de la Universidade Federal de São Carlos

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TERAPIA
OCUPACIONAL
SOCIAL

Diseños teóricos y contornos prácticos

Roseli Esquerdo Lopes

Ana Paula Serrata Malfitano

(organizadoras)

São Carlos, 2016


TERAPIA OCUPACIONAL SOCIAL, GÉNEROS Y SEXUALIDADES.
Gustavo Artur Monzeli

El objetivo de este capítulo es hablar, resumidamente sobre algunos puntos de reflexiones y


prácticas que tienen como tema principal la relación entre terapia ocupacional social y las
diferencias de género y sexualidad, tema para el cual vengo dirigiendo mis acciones
académicas.

Estas interconexiones acompañan un momento contemporáneo extremadamente


importante para el área de la terapia ocupacional brasilera y, más específicamente, para la
terapia ocupacional social. Desde la fundación METUIA, a fines de la década de 1990, la
terapia ocupacional social 2comenzó a multiplicar sus formas de acción, intervención y
también de investigación, manteniendo diálogo con áreas relacionadas como Asistencia
social, Cultura, Salud colectiva, entre otras tantas, mostrando como pauta importante para
el debate las diversas formas de comprender la producción de significado que las personas
construyen para sus propias vidas y para superar sus dificultades cotidianas, dentro de
distintos recortes y configuraciones sociales.

Esta ampliación proporcionó a los terapeutas ocupacionales, relacionados con el área social,
infinitas posibilidades en el ejercicio del papel de articuladores sociales 3tratando temas
clásicos en el área, como las vulnerabilidades sociales producidas por diversos factores,
contextos y sobre todo, trajo la posibilidad de entrar en contacto, profesionalmente con
temáticas sobre las cuales los terapeutas ocupacionales todavía producían poco
conocimiento y prácticas.

Algunas de las principales cuestiones, recientemente abordadas en este contexto, se


relacionan a los flujos migratorios nacionales e internacionales, situaciones de comunidades
tradicionales indígenas o cimarrones, además del trabajo con personas y grupos no
necesariamente comprendidos en el espectro de la vulnerabilidad social, en los términos de

2
Barros, Ghirardi y Lopes (2002), Barros, Lopes y Galheigo (2007).
3
Galheigo (1997)
Castel4, por ejemplo, militante de movimientos sociales y, en mi caso, el trabajo con
personas que transitan entre las normas de género y sexualidad. De esta forma, partiendo
de esta posibilidad de expansión teórica y metodológica de un campo especifico, como el de
la terapia ocupacional social, pude profundizar en el contexto de la investigación académica
en esta área por el Programa de Posgrado en Terapia Ocupacional de la UFSCar.5

Movilizado desde la graduación por un flujo de demandas derivadas de una práctica en un


campo de enseñanza- investigación- extensión en terapia ocupacional social, fui tejiendo una
trayectoria que se relaciona tanto con las demandas de extensión universitaria como con las
de investigación. Es importante destacar que, en el contexto más amplio de la terapia
ocupacional, las cuestiones de investigación, en gran mayoría, surgen de determinadas
prácticas, o sea, es el campo de actuación técnica de estos profesionales que, generalmente
suscita la posibilidad de construir reflexiones en forma de investigación, con todas las
potencias y límites que esta relación acarrea y soporta.

Participando de las actividades desarrolladas por el equipo de METUIA/UFSCar, fue posible


mi inserción y actuación con temáticas relacionadas a la travestilidade (travestismo)6. El
contacto con las jóvenes, que se autodenominaban travestis, con las cuales conviví por
aproximadamente cuatro años, tuvo inicio principalmente en una escuela de la red estatal
de enseñanza en Sao Carlos, interior del estado de Sao Pablo, en el momento en el que
comenzaron a ocurrir conflictos asociados al hecho de que alguna de ellas decidieron
frecuentar las escuelas con ropas y accesorios identificados como femeninos, por ejemplo, la
utilización de lápiz labial, esmalte, pulseras, entre otros accesorios.

De la misma forma en que aumentaban los accesorios utilizados por ellas, aumentaban
proporcionalmente las tentativas de intervención de los profesionales de la escuela, con el
sentido de minimizar los “problemas” generados por la presencia de estas jóvenes y sus
accesorios femeninos en el ambiente escolar.

4
Castel (1997)
5
Orientado por la profesora Roseli Esquerdo Lopes, inserto en el núcleo UFSCar de METUIA y supervisado por
los profesores Vitor Sergio Ferreira de la Universidad de Lisboa. Los resultados de esta investigación pueden ser
encontrados en Monzeli (2013), disertación que contó con el apoyo de la FAPESP y de instituto de Ciencias
Sociales de la Universidad de Lisboa (ICS-UL).
6
Termino creado por Peres (2005), en donde se refiere a la variedad de procesos de identidad por los cuales
sujetos travestis pasar para constituirse como “femeninos” y, además, no apenas para marcar su
heterogeneidad sino también para para susituir el sufijo “ismo”, que remite a patologías
Comencé, entonces, a cuestionarme en qué medida estos lugares institucionales se
diferenciaban de las “esquinas”7, lugar que ellas frecuentaban y en donde trabajaban, en
relación a la exposición, a los insultos y a las violencias cotidianas; concomitantemente, me
asombraba con muchas ambigüedades en las relaciones y espacios frecuentados por ellas y
también por mí. La esquina que expone y violenta es la misma que acoge y da placer, la
institución que debe acoger y educar es la misma que expone y violenta.

De este modo inicié un proceso de construcción/ deconstrucción de significados, que eran


internos y externos a mi propio cuerpo, a mi propio deseo y a mis propias creencias. Yo, en
el papel de profesional de una institución, estaría acogiendo violentamente a estos
individuos, cuerpos y deseos que manejan sus masculinidades y feminidades? Será que
estaría contribuyendo para la re significación de esos espacios institucionales? O apenas
ayudando a domesticar esos cuerpos, conformando a las instituciones? Esas y otras
reflexiones pasaron a movilizarme, en el sentido de repensar mi actuación profesional y de
revalorar las propias instituciones como referencia para ciertas demandas.

Estas experiencias de intervención, como terapeuta ocupacional, y posteriormente, las


actividades empíricas de la investigación académica, me llevaron a discutir la necesidad de
re significación de un repertorio teórico, a raíz de las preguntas que surgieron de esta
experiencia en el campo problematizaban distintas situaciones “problemáticas” y
“placenteras” .

La vivencia etnográfica con estas jóvenes me proporcionó diversas problematizaciones y


tránsitos entre las pautas colocadas para la terapia ocupacional y, en especial, para la terapia
ocupacional social8.

Es de extrema importancia la percepción de las cuestiones género y sexualidad, estas


pueden ser colocadas como demandas para el área de la terapia ocupacional, por tratarse de
interconexiones entre posibilidades de comprensión macro individual, en el nivel de la
subjetividad, y macro sociales, en el nivel de los derechos sociales. De esta forma, algo que
nos parece tan privado, como la sexualidad, posee innumerables interfaces e
interconexiones con la realidad macro social; y muchas veces no nos damos cuenta de eso.

7
Me refiero a los espacios de prostitución de la calle.
8
Monzeli (2013)
Género y sexualidad hace mucho tiempo se tornaron potenciales diferenciadores en el nivel
social, por ejemplo, si pensáramos en la construcción histórica de la propia noción de
ciudadanía , o la conquista de los derechos sociales para las mujeres, o la restricción de
circulación y/o la pena de muerte para personas consideradas homosexuales, mujeres
consideradas adúlteras, en algunos países , todavía en nuestros días.

La premisa sexo-género-sexualidad afirma que determinado sexo indica un género específico


(y único) y este género, a su vez, induce el deseo (también único). En esa lógica, se supone
que el sexo es natural y se entiende lo natural como dado, anterior a la cultura; lo mismo
acontece con el género y la sexualidad. Esta discusión es encabezada por muchos autores de
la llamada Teoría Queer,9 los cuales tienen como foco conocimientos y prácticas sociales que
organizan la sociedad, sexualizando cuerpos, deseos, identidades a partir de la relación
heterosexualidad-homosexualidad10.

Berenice Bento11 apunta que los principales supuestos de los estudios queer son la
comprensión de la sexualidad como un dispositivo histórico de poder,12 el carácter per
formativo de las identidades de género 13 , el alcance subversivo de las performances y de
las sexualidades fuera de las normas de género y el cuerpo como un bío poder , fabricado
por tecnologías precisas.14

Ciertos cuerpos y sujetos escapan a la línea de coherencia sexo-género-sexualidad. Los


travestis son un buen ejemplo de cómo estas combinaciones aparentemente matemáticas y
ciertas son, en verdad, construcciones cuestionables e inciertas. Un sujeto identificado
genéticamente como XY, que abdica de todas las reglas que el hecho de ser macho trae para
transformar su cuerpo, por medio de técnicas corporales, en un cuerpo cargado de

9
Autores como Judith Butler, Beatriz Preciado, Eve Kosofsky, inspiradas en Michael Foucault, además de los
brasileros Guacira Lopes Louro, Richard Miskolci, Berenice Bento, Leandro Colling, Larissa Pelúcio, entre otros.
El término inglés queer es antiguo y tenía, originalmente, una connotación negativa y agresiva contra aquellos
que rompían normas de género y sexualidad(MISKOLCI,2007). Los estudios queer toman como objeto de
análisis no exclusivamente la homosexualidad, pero la construcción del binomio
homosexualidad/heterosexualidad, en que la heterosexualidad se revelará al mismo tiempo como productora
de la homosexualidad y como estructura parasitaria de su otro perverso (BENTO,2006,p.81).
10
Miskolci(2009).
11
Bento (2006)
12
Foucault (2005).
13
Butler (2003).
14
Bento (2006).
femenino, ciertamente es un ejemplo de estos cuerpos que escapan, cuerpos que no
importan.

O mejor, son cuerpos que si importan (como diría Butler), importan ser conocidos,
descriptos, explicados, identificados y clasificados, divididos, reglados y disciplinados. Se
producen, de ese modo, discursos cargados de autoridad de la ciencia, sumados al discurso
religioso, legislativo, familiar, pedagógico, entre otros tantos.

Otros estudios ya apuntaron las dificultades que los terapeutas ocupacionales encontraron
al lidiar con temas como género y sexualidad, discusiones sobre las lagunas en la formación
teórica y práctica de los profesionales, apuntando todavía a la preocupación en relación a las
posibles desconformidades al abordar la sexualidad en sus prácticas, estudios o
investigaciones15.

Además de eso, las pocas veces en las que los terapeutas ocupacionales tratan con estas
temáticas, terminan comprendiendo la sexualidad como una actividad de la vida diaria,
relacionada a las dificultades y a las incapacidades, y el papel del profesional como potencial
capaz de minimizar ese problema por medio de técnicas de habilitación/rehabilitación, o
sea, el entrenamiento de habilidades y capacidades.16

Ya en el contexto especifico de la terapia ocupacional social, se coloca la necesidad de


comprender cómo las diferencias de género y sexualidad acaban por evidenciar los límites y
las posibilidades de la articulación de cada sujeto con sus espacios de circulación y de
pertenencia, además de problematizar los diversos niveles de aceptación y/o de negación de
las instituciones y de los propios territorios para con sus cuerpos, sus subjetividades y sus
identidades. 17

Cuando la terapia ocupacional social coloca como tarea la lucha por una sociedad más justa
para todas y todos, el esfuerzo y la sumatoria que nuestras opciones y acciones teóricas y
metodológicas deben buscar y pautar la ampliación de la vida y la valorización de distintas
formas de vivir, permeadas, y claro, por un contorno legal enmarcado por los derechos
humanos y sociales conquistados históricamente con muchas batallas.

15
Monzeli y Lopes (2012).
16
Id. ibid
17
Monzeli (2013), Monzeli, Ferreira y Lopes (2015).
Es importante percibir también que las diferencias de género y sexualidad no pueden ser
desplazadas y destacadas de otras características como etnia, nacionalidad, clase social,
región, generación, entre otras tantas que se conectan y que acaban por tensionar la
participación social y la restricción de derechos.

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