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Entre los microorganismos patógenos presentes en frutas y hortalizas

encontramos bacterias como la Salmonella Typhi, Clostridium sp.,


Escherichia coli… entre otras. Un ejemplo de bacterias desarrolladas en
alimentos consumidos crudos es la Salmonella Typhi transmitida a través de
la ingesta de agua contaminada o de alimentos que se riegan o lavan con
agua infectada, más común en países subdesarrollados pero aún así no
dejamos de estar expuestos si hay una mala higiene. Esta bacteria es la
causante de la fiebre tifoidea provocando signos y síntomas como la fiebre,
cefalea, diarrea, manchas rosadas, dolor abdominal, nauseas y vómitos. Las
podemos encontrar en frutas y hortalizas no ácidas como el plátano,
manzana madura, lechuga…, en las más ácidas es difícil que se desarrollen.
Para prevenir el riesgo de contaminación microbiana en nuestros alimentos
es recomendable seguir unos sencillos pasos:

 EN LA COMPRA: Observa que los vegetales no tengan magulladuras


ni daños externos ya que propicia la entrada de las bacterias por esa
zona, mejor si tiene el brillo y color propio del alimento. También
importante que se mantenga en una zona fresca, bien ventilada y sin
humedad.
 EN LA COCINA: Lávate las manos antes y después de la preparación,
no utilices el mismo cuchillo que has utilizado para cortar la carne u otros
alimentos ya que favorecerás la contaminación cruzada y corta las partes
dañadas.

¿Cómo lavar las frutas y hortalizas?


 Lavar con agua fría antes de pelar para evitar la propagación de
microorganismos.
 Usar cepillos específicos para superficies de piel dura (melón, sandía,
pepino, calabacín…) y secar con papel de cocina.
 Antes de comer fruta o verdura cruda se puede poner una cucharada
de postre de lejía por cada 3 litros de agua potable. Después aclarar con
abundante agua.
Como conclusión, un buen lavado de las frutas y hortalizas será clave para
prevenir la contaminación microbiana en el caso de comerlas crudas, ya que
durante el cocinado sí que eliminamos la mayor parte de las bacterias.
Conseguiremos con esto eliminar la suciedad externa como tierra o polvo,
residuos de plaguicidas y fertilizantes, reduciremos la carga microbiana un
10% y mejorar el aspecto del producto.

Bibliografía
1. Codex Alimentarius. Higiene de los alimentos.  Textos básicos, cuarta
edición.
2. AESAN, Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición.

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