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.contra las mujeres.

omo coartada ,
2. Algun6S apuntes sobre el matrimonio
a lo largo de la historia

Durante cientos de años, desde la Antigüedad, pasando por el


Medioevo y el Antiguo Régimen, el matrimonio en Occidente era,
como acabamos de comentar, un negocio, una alianza entre linajes
familiares con objeto de concertar relas;iones entre grupos huma-
nos para promover su prosperidad y persistencia (Meler, 2009).
Como señalan las historiadoras Bonnie Anderson y Judith
Zinsser (1991a), cuyo análisis sobre el tema nos servirá de base
para desarrollar 'este apartado, los más antiguos documentos
escritos de griegos, romanos y hebreos muestran a las mujeres
sometidas alas hombres, y aunque los orígenes de esta subordi-
nación han sido analfzados desde muchas y diversas perspecti-
vas y teorías, entre las causas más probables está el hecho de
que ciertas condiciones ecológicas y sociales (como el aumento
poblacional, el hambre, las migraciones forzosas ...), que gene-
ran competencia entre grupos y guerras, llevaron no sólo a una
división de las funciones, sino a la consideración de que las acti-
vidades masculinas (entre las que estaba precisamente hacer la
guerra)" eran más valiosas que las femeninas. Tomando presta-
das las palabras de estas autoras, podemos resumir esta idea
señalando qué: «La premisa básica de una cultura guerrera es
que el hombre es intrínsecamente más valioso' que la mujer»
(Anderson y Zinsser, 1991a, p. 38).
Esta subordinación femenina limitó los contenidos y la fun-
ción de las mujerés y adquirió «carta de naturaleza» a lo largo de
los siglos posteriores con la consideración de su inferioridad bio-
lógica, moral e intelectual como argumentos (Bosch, Ferrer y
Gili, 1999). ~
Estando excluidas de los poderes públicos, reservados a los
varones, en estas culturas las mujeres tenían sus propios come-
tidos y funciones y, dado que eran definidas por su relación con
los hombres, quedaban clasificadas básicamente por sus rela-
ciones sexuales con ellos: las mujeres buenas eran vírgenes; cuan-
do perdían su virginidad podrían convertirse en esposas (muje-
res sexualmente activas buenas)-o prostitutas (mujeres sexual-
mente activas malas) (Anderson y Zinsser, 1991a). También en
la familia las mujeres quedaban definidas por su relación con
los hombres del grupo (como hijas, esposas, madres ... ). Todo

fOl
ello nos suena mucho más cercano a la actualidad de lo que
Así, por ejemplo, en las bodas gitanas, tras la pedida de mallO,
podria parecer por los siglos transcurridos. son los padres de la novia quienes deciden si la pareja pued~ o 110
En este marco, el matrimonio significaba la transferencia de casarse y tras la ceremonia, que involucra a toda la comumdad y
la autoridad sobrela mujer (y de su protección) de un varón (el suele durar varios días, se llevan a cabo ritos como la prueba de la
padre) a otro (el marido), considerando que la custodia de las virginidad de la novia o el rasgado de las camisas de los hombres.
mujeres era el mejor medio para mantener el orden de la familia En las bodas ortodoxas se intercambian anillos (que «anu-
en la sociedad. Esa trans!erencia, aunque sea simbólicamente, dan» la relación y simbolizan la fidelidad), se corona a los no-
tiene su continuidad aún hoy en día, en las ceremoniasJ;lllPcia- vios y éstos giran tres veces alrededor de una mesa sobre la que
les que se celebran en nuestro entorno, cuando la novia entra en están los. Evangelios, un cirio y una cQpade vino. .
la iglesia o ayuntamiento de la mano de su padre y éste.la acom- En las bodas hebreas también es costumbre la pedIda de
paña hasta el novio y coloca su mano en la mano de él. mano yJa. ceremonia incluye la redacción de las condiciones
Como ya hemos comentado, además de la transferencia de para el matrimonio, la be.ndición del vino, la verificación de los
autoridad, el matrimonio implicaba algún acuerdo o alianza pero anillos (que también en este caso se intercambian!, el ~ecitado
también un intercambio de dones. Así, entre las clases más adine- del Rareat Melcudesht, la lectura del contr;ato :rp.atnmomal o ke-
radas era costumbre ofrecer a la familia de la novia una compen- tubah yJas sietebendidones del 11latrimonio. La ceremonia fi-
sación por su pérdida y ésta recibía una provisión para ella en naliza con la rotura de un vaso de cristal. como símbolo de ale-
forma de dote, que era concedida por su propia familia en Grecia grÍasy tristezas. . .. "'.' ,
o Roma, que tenía la forma de pago de su esposo entre los hebreos En'Ias bodas católicas tras la pedida de mano (que como he-
(escrito en el documento matrimonial oketubah), o que adquiría mos comentado se conserva en algunos entornos), la ceremonia
la forma de regalo del novio a la novia en las culturas celta o. ger- incluye la entrega' del pa<ke de'la novia al novio (como símbolo de
mana, si bien en todas ellas se esperé:!ba que la novia cediese sus l~ transmisión de la autoridad), la expresión del consentimiento
propiedades personales para iniciar Sl). nueva familia (Anderson y por parte .de los contrayentes y el inte:[~cambio. de anill.os (como
Zinsser, 1991a). De algún modo, los regalos que los novios se inter- símbolo de fidelidad) y arras (como snhbolo de los bIenes que
cambian en la llamada «pedida de mano» que hasta hace unos Dios derramMá sobr~ 10'$ contrayentes) entre ellos. La costumbre
años era un acto social muy común entre las clases medias y altas de colocar el amno (o alianza matrimonial) en el dedo anular de la
y que aún persiste en .algunos entornos, constituiríari .una remi- manO izquierda tiene su origen en la Roma antigua y proviene de
niscencia de ese intercambio. En cambio" la cuestión de la dote la creencia de que de ese dedo partía un nervio que llegaba direc-
persiste en otros entornos culturales pero ya no en el nuestro. La tamente al corazón. Por otra parte, el color del vestido de la novia
propia «pedida de mano» supondría el traslado hasta nuestros o laniar arroz á la pareja de recién casados tiene támbién impor-
días de la idea del consentimiento, no tanto de los contrayentes tá~te contenido simbólico (como símbolo de pureza y virginidad
como de los padres (y particularmente del padre de la novia a el primero, y de la esperada fertilidad el segundo).
quien se realiza la petición de autorización para desposarla). También las burlas 6 bromas a los novios tras la ceremonia O
Al.igual que en ,el momento del compromiso o acuerdo ma- durante la nadie de bodas, descritas en lá literatura y recogidas
trimonial, el matrimorüo o unión de la pareja se consideraban en: los estudios antropológicos/y tan comunes hasta hace LUl0S
acontecimientos dignos de celebración por lo que iban acompa- pocos años, tienen su lec;tt.ll'a simbólica: el reflejo de la ~nvidia por
la suerte de quien disfrutará de los placeres del sexo (Bnsset, 2002).
ñados de festejo~ así como de diferentes ritos y símbolos que se
, En España en las últimas décadas hah aumentado considera-
suponía daban suerte y felicidad a,la unión.É~tos adoptaban
diversas formas según el entorno cultural y las creencias religio-. blemente las bodas civiles (segútiel INE3 en España hemos pasa-
sas y algunos de ellos; como ya hemos comentado, han perdura-
3. Datos disporiible; én: http://w.ww.ine.es/daco/daco42/socialeslO/
do hasta nuestros días.
sociales.htm

102 :103
do de 218.121 matrimonios celebrados en 1991 de los que un casó tres veces y siguió su política 'de alianzas matrimoniales
20,89 % fueron civiles; a un total de 177.144 matri:nonios celebra- con las bodas de sus hijos e hijas, sería un claro ejemplo de ello.
do~ en 200:, de los que 54,86 % fueron civiles, es decir, ha dismi- En las culturas germánicas, a los matrimonios y divorcios como
n~Ido el numero total de matrimonios celebrados pero se ha du- estrategia se unieron, como veremos un poco más adelante, los
~lica~o el ~~ero de los civiles) en las que, aunque se sustituye la raptos y posteriores matrimonios.
liturgia rehgIOsa por la lectura de los preceptivos artículos de la Dada su vinculación con etmatrimonio occidental tal como
l~y; se han mantenid? ~nuchos d~ los elementos festivos y simbó- lo conocemos, vamos a detenemos por un momento en analizar
hcos de las bodas rehgIosas (veStidos, anillos,ártoz.'~.). las características dejas tradiciones romanas y germánicas al
E~ las antiguas culturas a las que nos venimos refiriendo respecto.
(~rec~a, Roma... ) el papel de la esposa inéluía ser sexualmente En la Roma antigua, el matrimonio fue definido por Modes-
fiel al-es,poso, ser férli~ criar y cuidar hijos e'hijas sanos/as, Cúi- tino como «la unión de un hombre y de una mujer para toda la
dar de la c~sa (entendIendo ésta'en su sentido más amplio, por vida, según la ley divina y humana» ~en Prieto, 2006).-
lo.que podía comprender tierras, animales, etc., y realizar ella El propósito del matrimonio era formar un hogar, pero, con-
mIsma las tareas en las clases humildes o supervisar las tareas trariamente a lo que después dictaría el cristianismo, el matri-
de .esclavos y sirvientes en las más pudientes) y, en definitiva monio romano no era indisoluble, simplemente implicaba la
satisfacer l~s necesidades del esposo. Las posteriotes geheracio~ voluntad de constituir una sola unidad social, así como el uso de
nes de .muJeres europeas y occidentales hemos heredado este propiedades comunes y la intención de tener hijos. Lo que dis-
papel sm grandes modificaciones. ", tinguía al matrimonio verdadero del concubinato era el denomi-
., En rel~ció~ con estas cuestiones y, particularmente con rela~ nado honor matrimonii, la dignidad social y el decoro con que
CIOn a l~ ~dehdad y su quebrantamiento, se 'aprecian en estas un malido debía tratar a su esposa, y que se manifestaba a tra-
cult~ras dIferencias i~po~~ntes en la considyración social y el vés del amor o affectio maritalis.
ca~tigo ~ la trans~resIOn SI ~sta era cometida por un hombre o Aunque se iniciaba con el acuerdo de los jefes de las dos
un~ mUlero De ~echo, se entendía que un hombre cometía adlil- familias, para que el matrimonio tuviera vaJídezlegal, debía existir
tena y era castIgado por ello sólo si mantenía relaciones con la un mutuo consentimiento del novio y la novia (que no implicaba
esposa ~e otro hombre, pero inéluso se, esperaba que ma~tu~e~ la libre elección de pareja, sino simplemente acatar el deseo de
ra relaCI.o~~s con otras mujeres (con.cubinas, esclavas, prostitu- la familia yno oponer resistencia) y debían llevarse a cabo diver-
tas). TambIen respecto al divorcio había importantes diferencias sos ritos: el compromiso, el acuerdo de la dote, la procesión ce-
entre sexos. Así, por ejemplo, en la Atenas clásica solía iniciarlo remonial de la novia y de sus acompañantes a la casa del novio,
el h?Ip~r~, .pero en la Roma an~~gua y en la hebrea sólo ellos el banquete de bodas, etc. Todos estos ritos tenían una gran im-
podIan IlllcIarlo. " , portancia porque constjtuíail una prueba del consentimiento,
Volviend~ a la 9uestión de las tareas de la esposa,y recor- base del matrimonio romano.
da~do el, c~acter concertado de los matrimonios" las mujeres Durante lá época republicana la ley prohibía a los varones
t:lllan (basIc;amente entre las clases acomodadas )un papel comó casados tener relaciones con mujéres que no fuesen sus esposas,
vmculo o la~o político o dinástico (Anderson y Zii1sser, 1991a). pero este delito se fue haciendo impune tanto social como jurí-
En este sentido, no sólo eran habituales los matrimonios para dicamente. La prohibición estricta de copular con quienes no
reforzar o proteger el poder político, sino incluso tomar nuevas fuesen sus maridos estaba reservada 'a las mujeres casadas, so-
esposas.o divorciarse de unas para casarse con otras eran prácti- bre quienes recaía la infamia y, en ciertos casos, castigos muy
cas hab.lÍuales cuando se consideraban necesarias para preser- severos prescritos por la ley. Este doble rasero quedó instituido e
~ar los mtereses económicos o políticos de las diferentes fami- influyó en el comportamiento sexual posterior de toda la histo-
has. Los manejos de Julio César, que rompió un ~omproíniso,se ria occidental.

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Cuan~o el cristianismo se convirtió en la religión preferida
d.el Impen~ Roma~o (desde el siglo N y hasta su colapso en el abandonaba su familia y quedaba integrada en otra, sino ta111"
sIglo v) su mfluencIa, llevó a una serie de .cambios también en bién de un poder legal (munt, mundium). Este tipo de matrimo"
el derecho civil·y en cuanto al matrimonio y.la sexualidad. nio era el más escogido.
El primer efecto directo de esta influencia cristiana fue de- El rapto o captura (raubehe), también denominado matri"
clarar ilegal la bigamia. Además, se delimitaron y restringieron monio por violación, se efectuaba mediante un secuestro forza"
las causas posibles de divorcio y los decretos de los emperadores do, sin consentimiento de la mujer o su familia. Aunque este
cristianos modificaron las formas por las cu.ales se contraía ma- tipo de compromisos violentos fueron combatidos por las leyes
trimonio. La nueva normativa restringió a la clase alta los gru_ en los códigos germánicos, incluyendo grandes multas, conti"
pos en donde un célibe aristócrata debía encontrar cónyuge, con nuó dándose, llegando incluso a la Edad Media, como veremos
lo cual se redujo la posible elección de la pareja. En cambio, más adelante.
~ara las cla~es más bajas de la sociedad se ampliaron las posibi- El consentimiento mutuo (friedelehe) de ambos miembros
lIdades, h~cIe~do legalmente posible el matrimonio para nume- de la pareja generaba un matrimonio válido. Al parecer, este for-
rosas parejas mformales cuyo vínculo se hallaba fuera de la ley, mato fue una derivación del rapto, con la aquiescencia de la mujer,
como las de esclavos (contubernium) que alcanzaron el matri- pero nade su familia (se diferenciaba de la compra porque falta-
monio con todos los derechos' y consecuencias. ba el acuerdo de noviazgo y la transmisión de la propiedad sobre
Durante este período, el matrimonio cristiano se fue convirtien- la novia por lo que ésta seguía perteneciendo a su familia de
do en un ritual distinta a las antiguas costumbres romé;\l1as, inclu- origen, aunque viviera con su marido, miembro de otra familia).
yendo como elemento clave la bendición nupcial de un sacerdote. En la sociedad germánica el matrimonio y el' concubinato re-
El matrimonio germánico, en cambio, .se constituía con la querían simplemente de la consumación, esto es, de la unión sexual.
co~abitación de la pareja unida, y no por un acto formal; así, La diferencia básica era que en el matrimonio la relación sexual iba
masque legal, era un . acto. social. La poligamia estaba además acompañada de la intención de vivir en unión permanente y tener
aceptada el1Ja medida en que las posibilidades económicas de hijos, mientras que el concubinato no llevaba implícita la intención
cada familia hpermitían. .." . de formar una unión permanente.
. A diferencia del romano (donde, como hemos señalado, era El tratamiento del adulterio era muy desigual si se trataba
esencial el consentimiento) en este caso el matrimonio podría de un hombre o una rIlUjer. Los.germanos consideraron gravísi-
tener lugar por tres vías diferentes: compra, rapto y consenti- mo este delito cuando lo cometía una mujer puesto que, sumado
miento mutuo (Prieto,,2006). ' . .' . ". . .. a la ofensa y el deshonor que lo acompañaba, generaba dudas
La compra (kaufehe) de la novia formaba parte d~ un acuer- sobre la legitimidad' de los descendientes del marido, por lo que
do entre dos familias, pOr lo que eraesfencial un intercambio de el castigo era muy duro para ella (de trecho, el marido que des-
p~:"Opiedad. Este proceso de compra contenía tres etapas: s~ini­ cubría a su esposa adúltera estaba eximido de todo castigo legal
CIaba con un acuerdo. (muntvertrag) entre el pretendiente o su si asesinaba a ambos amantes).
padre y.eL padre o tutor deJa JJ9via, sobre la compensación qUe Por lo que se refiere al cristianismo, si bien sus planteamien-
la famIlIa del novio debía pagar ala familia de la novia (la dote); tos en los primeros siglos (primero de persecución y luego ele
~e seguía una transferencia pública (anvertrauung) de la novia.ai expansión} incorporaban ciertos elementos igualitaristas y pel'\.
Jefe de la familia del novio; finalmente, se realizaban unos es- mitían cierto protagonismo a las mujeres en algunos aspectos
ponsales rituales (trauung), consistentes en que los miembr~s (como perseguidas y mártires, en el proselitismo para la expan-
del clan de la novia se colocaban a su alrededor para testimoniar sión de la nueva religión ... ), tanto el peso de las tradiciones qUe!
la transferencia e indicar que consentían en ella. La transferen- . subordinaban a las mujeres en todas las culturas entre las que S$
cia no implicaba solamente la entrega física de la mujer, .que difundió el cristianismo, al que nos acabamos de referil~ C01'110 1m
institucionalización de la propia Iglesia (que tuvo lugar a 1'1II..1"tlJ"
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101
I
del siglo N), fueron traduciéndose en una justificación dela na-
Esta Visión del matrimonio y ele la' sexualidad será la que se
turaleza inferior de la mujer y; por ende, de su subordinación.
difunda por Occidente cuando con el colapso del Imperio ROl~;a­
Recuérdense en este sentido los pasajes del Antiguo Testamento
no (ocurrido en el siglo v) el cristianismo continúe su expanSlOn
o los e~critos de san Pablo,san Pedro o los Padres de la Iglesia. 4
mediante la conquista y la conversión a lo largo de toda Europa
ASI, tras un breve paréntesis de cierto protagonismo en los
primero, ,y a lo largo de toda América a partir del siglo xv. .
momentos iniciales de la expansión del cristianismo, las autori-
Sin embargo,' esta concepción del matrimonio y la sexualidad
dades eclesiásticas relegaron de nuevo a las mujeres al mismo
no siempre fue fácil de aceptar o asumir. Así, en las comunidades
cometido que habían tenido entre los griegos, los romanos, los
germánicas cristianizadas desde finales del siglo VI la aceptación
hebreos, los celtas o los germanos, esto es, á ser esposas obedien-
de,la disciplina que en materia sexual intentaba imponer la !~le­
t~s y madres prolíficas. Como señalan Bonnie Anderson y Judith
sia generó importantes resistencias ya que ,se opoma a sus ViejaS
Zmsser (1991a), añadieron, eso sí, algunas modificaciones a este
tradiciones, particularmente porque, como ya hemos comentado,
P~pel, e~tre l~~ que ~e incluirían, por ejemplo: una férrea oposi- para las costumbres germánicas el matrimonio quedaba conu:aí-
Clon al divorCIO y a que una pareja separada pudiera volver a ca-
do, sellado y simbolizado por las relaciones sexuales entre los con-
sarse, de, modo que sólo en casos excepcionales y básicamente
yuges, pudiendo disolverse a voluntad (al m~nos a la del h~mbr~).
cuando no se había ,cumplido la finalidad del matrimonio, esto es
En cambio, la doctrina eclesiástica consideraba, almatrimomo
la prQcreación de hijos legítimos, era posible lograr, no sin dificul~
como una ,unión de por vida entre el hombre y la mujer y las
tades, la disolución o anulación del vínculo matrimonial. "
autoridades de la Iglesia (influidas por las opiniones de los teólo-
,El consentimiento por, ambas partes, que constituía el eje
central sobre el que se basaba el matrimonio en la antigua Roma, gos patrísticos) desconfiaban del sexo cons~de~ánd.~lo co~o algo
impuro, por lo que no podía fundarse una mstltuclon tan Impor-
fue adoptado por la Iglesia con la intención de favorecer la dura-
tante para la sociedad en la práctica de la sexualidad. .
ción del matrimonio Yi sobre todo, la idea de la pareja como
Esta discrepancia sobre la función del sexo en el matrimo-
compañe~os a la que s~ refieren algunos Padre,s de la Iglesia y
nio siguió siendo una preocupación de las autoridades eclesiás-
que acabo por convertIrse en un ej~ básico en tomo al cual se
ticas y de los escritores de los siglos VIII y IX, algunos de los cua-
articulaba el matrimonio desde el punto de vista cri~tiano. '
les'intentaron conciliar ambas posturas.
Sobr~ todo, el hincapié en la ,procreación, considerandQ qu~ Así, por ejemplo, en una de sus encíclicas, el papa Nicolás 1
la sexualIdad era una fuente potencial de pecado que sólo podía
(858-867) sostenía el principio del mutuo consentimiento como
t~ner lugar dentro del matrimonio y sólo con un propósito legíti-
principio fundamental del matrimonio. .
mo, la procreación. Consecuentemente, se desató una vehemen-
Casi al mismo tiempo, Hincmar (845-882), arzobiSpo de
t~ condena y persecución (que, como podemos observar perió-
Reims, planteó una teoría sobre el matrimonio, incorporando
dicam~nte,. ha llegado casi sin fisuras hasta nuestros Qias) de elementos de la tradic~ón romana (el consentimiento) y genná-
cualqUIer SIstema de contracepción y, por supuesto, del aborto.
nica (la consumación sexual). Según esta propuesta un verdade-
Si pudo haber alguna ventaja para las mujeres ~n laconside-
ro matrimonio entre personas libres de igual condición, ocurre
ración c~stiana del matrimonio, el precio a pagar fue muy gran-
cuando una mujer libre, que ha recibido la dote debida, se une a
de: no solo se mantuvo vigente la sumisión y la subordinación e
un hombre libre con el consentimiento paterno en una boda pú-
de la espOSa al esposo, sino se que perdió cualquier resquicio de
blica seguida por una relación sexual. Este intento de concilia-
control sobre la propia sexualidad y fertilidad que pudiera ha-
berse alcanzado previamente. " . ción incluía aspectos importantes como el hecho de que las con-
diciones propuestas podían ser comprobadas por testigos Oil1fe·
rirse, lo que pennitía resolver casos donde asomaba la eluela.
4. Para mi análisis más detallado de esta cuestión puede consultarse por
ejemplo, el capítulo lde Bosch, Ferrery Gilí (1999)." ,: " , Pero, como ya hemos avanzado, las cosas no quedaron ah! y
los teólogos siguieron constrúyendo una ética sexual pa1'6\ el
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En esta, nueva Europa el matrimonio en los términos descri-
matrimonio, coincidiendo y discrepando entre ellos, hasta que tos continuará siendo para la ihmensa mayoría de las mujeres el
llegaron a triunfar las tesis más restrictivas. Así, por ejemplo; acontecimiento más importante de sus vidas y su papel social se-
san Isidoro de Sevilla compartió las opiniones de san Agustín y guirá viéndose reducido al de esposa y madre aunque, como es de
las de san Jerónimo sobre la sexualidad afirmando que, incluso suponer, con matices en cuanto a las tareas concretas o al modo
entre parejas casadas, el sexo éra intrínsecamenie malo y debía de llevarlas a cabo según la clase social a la que se pertenezca.
limitarse al mínimo necesario para la procreación. Sóld así, algo La Iglesia, por su parte, fue ganando protagonismo en la vida
malo podía usarse correctamente. de la sociedad en general y también en los ritos que rodeaban al
Gregario Magno (540-604) dio un paso más en este sentido matrimonio, desempeñando un papel de garante del consenti-
preocupándose por el problema moral' que acompañaba ala ac- miento en el irtfercambio público de ,los votos matrimoniales
tividad sexual. Consideró pecado venial las relaciones entre ma- (indisolubles) entre la pareja. A partir del Concilio de Trento,
rido y esposa, pero mostró gran preocupación porque la sexuali- celebrado a mediados,del siglo XVI, el matrimonio fue declarado
dad matrimonial llevase a ambos a tipos más graves de mala un sacramento y la ceremonia del mismo evolucionó hasta in-
conducta sexual, de modo que el único remedio para los casa- cluir, además del intercambio de votos, un compromiso anun-
dos era renunciar por ¿ompleto a la relación sexual; y, en este ciado públicamente o un acuerdo por escrito.
mismo sentido, para las parejas que pensaban en contraer nup- Sin embargo, como señalan Bonnie Ariderson y Judith Zinsser
cias recomendaba la convivencia sin consumar el matrimonio. (1991a), a p~sar de la supuesta msistencia de la Iglesia en el consen-
Otro obiSpo franco, Jonás de Orleans (780-843), fue el pric timiento comO eje vertebrador, lo cierto es que los matrimonios
mero que compuso un tratado dedicado a: la vida del cristiano segUían teniendo por encima de todo el carácter de acuerdo o nego-
laico en cuyas páginas se plasma una verdadera guerra contra el cio, más potente, lógicamente, cuanto más importante fuera la po-
placer conyugal, insistiendo en la idea de que elníatrimonio había sición social de las familias participantes y sólo muy rara vez se
sido creado con vistas a la procreaciÓn y la sexualidad debía cuestionaban las disposiciones o acuerdos adoptados por éstas.
quedar restringida a los tiempos ylugares prescritos y con este Incluso cuando, a partir de los siglosXVI y XVII, las autorida-
solo y único fin. El sexo por placer es un abuso de la creación de des seculares amenazaron con regular las cuestiones relativas al
Dios, llegó a afirmar este obispo. Sin duda; algunos movimien- matrimonio, siguió prevaleciendo el derecho, de las familias (par-
tos ultraortodoxos dentro de la Iglesia católica actual suscribi- ticularrriente de los padres) a otorgar su consentimiento o dene-
rían hoy día sin dudarlo afirmaciones como éstas. ' gación del matrimonio, muy por encima de los deseos de la pareja.
Por si estos argumentos no eran del todo convincentes paTa Recordemos que estos acuerdos sedaban en todos los estra-
la aristocracia franca, dominada por el espíritu guerrero, Jonás tos sociales: entre las familias reales que podían así mantener,
sostuvo la tesis de que la actividad sexual debilitaba físicamente establec:er o reforzar su autoridad política o neutralizar a sus ene-
a los hombres, despojándoles de su salud, vigor y equilibrio. migos; e~tre las familias ricas mercantiles y manufactureras que
En el devenir histórico, la coronación de Carlomagno en el neutralizaban a sus competidores"sellaban acuerdo~ o subían de
año 800 y la creación de un imperio en los inicios del siglo IX posición social mediante los acuerdos matrimoniales; pero tam-
llevó al surgimiento de una nueva Europa que, como ya hemos bién entre las familias menos favorecidas que obtenían de las unio-
avanzado, se identificaba como cristiana y tomó fuentes griegas; ( nes la incorporación de mano de obra o, alternativamente, se li-
romanas, celtas, germánicas, hebreas y, por supuesto, cristianas i braban de una boca más que alimentar, según el caso. En muchos
para determinar sus actitudes e instituciones y también, lógica- de estos casos el sentido del acuerdo podía tener que ver con man-
mente, para establecer sus prescripciones sobre las vidas de las tener unida· una herencia o unas tierras (fueran éstas unos pocos
mujeres, que siguieron definidas e identificadas por su relaCión metros cUildrados o un reino entero) o incluso garantizar el cui-
con los hombres y por los preceptos sobre su función social como dado de los hijos e hijas habidos en un matrimonio previo (como
esposas y madres (Anderson y Zinsser, 1991a).
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sucedía cuando elJIa viudo/a se casaba con elJIa cuñado/apara ¿Y qué diremos del rapto tan coniún entre los Pagas~s~ ~in ~ucla
que las criaturas no quedaran huérfanas y se garantizara sucui- ignoran éstos la gravedad del delito por la falta de cIvihzacIón y
dado); Algunas de estas formas de acuerdo han prevalecido en educación [ ...] Para ocurre á este mal luego que llegamos a n?~s­
tra Diócesis, dispusimos se hiciese en este Convento de RehgI?-
nuestro entorno hasta hace apenas dos generaciones. '.
sas Agustina Canonesas, un clau~tro ~eparado para la cus~odIa
Incluso la forma más abrupta de vulneración del consenti-.
de aquellas niñas, que en laPagesiaestán expu:st~s al CIt~do
miento, los raptos o matrimonios por violación (heredados de la rapto, y las que regularmente no pasan de 12 anos [González
tradición germánica), perduraron en el tiempo, a pesar de. estar Abarca, 1817, pp. 17-18].
penados. Como el matrimonio de la mujer deshonrada seguía.
siendo más important~ que el castigo del hombre infractor, no , Abundando en esta cuestión; Rosa María Martínez Moreno
era infrecuente que el rapto fuera usado para forzar un matri-
(1997) señala:
monio si éste se consideraba ventajm;o. De h~cho" el propio Con-
cilio de Trento (que recordemos tuvo lugar a medjados del siglo, En Andalucía,' como en otras comunidades del ámbito medi~~­
XVI) no descartó que la mujer raptada pudiera,consentir casarse rráneo el derecho de propiedad simbólica del padre sobre la hIJa
con su perseguidor y las leyes de algunas ciudades aceptaban es tran~ferido al novio tras el casamiento y previo acuerdo y pago
como uniones consensuadas los matrimonios de los ciudadanos ,\ de la dote estipulada. Entre las clases populares, los novio~ no
propios con las hijas cautivas de otras poblaciones. Esto se per- siempre podían reunirlas condiciones económicas ~ SO~I~es
mite, por ejemplo, ep lugares como Cuenca o Sepúlveda en los exigidas para el casamiento, que se efectuaba por la ~a rapIda,
siglos X a XIII y se m~nciona también para otros lugares de nues- según la costumbre conocida como el rapto de la nOVIa: los no-
tra geografía, incluso en momentos más cerc~os. Veamos algu-, vios pasaban una noche fuera del domicilio familiar, con lo cual
nOS ejemplos.
la unión matrimonial se consumaba de hecho ante los ojos del
pueblo, procediéndose de inmediato a la reparación de la honra
Julio Car<? Baroja; en su obra publicada en los años cuarenta
y titulflda Los pueblos de España, s e ñ a l a : , perdida [p, 9]. .

, Tomando como referencia este fragmento podríamos seña-


,En todo el sudeste, hasta Granada y Almena, se, halla muy inten-
. sificada la' costumbre del rapt¿ de la novia, que en el Campo de lar que los raptos violentos de los pueblos germánicos habrían
'Cartagena se convierte en rito propio de todas las clases social,es evolucionado hacia una forma de saltarse las reglas o conven-
ciones sociales sobre el matrimonio. En aquellos casos en los
, .
[Caro Baroja, 1946/1976, p. 175].
que la penuria eC0n.ómica no perm~t~era hacer fren~e a la dote o
Posteriormente, en un trabajo publicado inicialmente en 1984 a la celebración, el rapto se"convertIna en una espeCIe de drama-
y completado y ampliado en la década de 1990, el antropóloga tización consentid,a por las familias que no podían hacer frente
Joan Frigolé realiza un análisis detallado de esos raptos, conoCi- a los gastos y que al evitar la celebración por vergüenza no eran
dos'también como «llevarse a la novia» y su incidencia en dife- sancionadas, por el resto de la comunidqd. En aquellos c~~os en
rentes puntos de España (básicamente en el sudeste de la penín- los que no había consentimiento por parte de las. fa~ihas, el
sula) y clases sociales. ' rapto se convertiría en un modo de quebrar los desIgmos d~ las
Encontramos también: referencias a la ocurrencia de raptas- familias las cuales, generalmente y unavez consumada la umón,
en la isla de Ibiza tanto en el siglo XVIII, en algunas de la Causas tendían a ceder como modo de «reparar» la honra no tanto de la
Matrimoniales del Archivo de la Curia Eclesiástica disponibles a: muchacha como de los varones de la familia. Esta idea del que-
partir de 1782 cuando la capital de la isla fue nombrada ciudad .brantamiento de las voluntades familiares y del triunfo del amor
y sede de una nueva diócesis (Demerson, 1992), como en el siglo está presente en' múltiples ejemplos de literatura romántica Y,
XIX, en este caso en una carta pastoral del obispo de la isla dirigi-
da a su diócesis: 5. Cita textual del original

i12 113
por supuesto, en una de las cumbres de la literatura universal intelectual de los tiempos yen una confianza cada vez mayor en
como Romeo y Julieta, aunque en este caso con el trágico final sus propias percepciones del mundo espiritual y material, los
que ya conocemos. hombres. argumentaban aún con más rigor los mismos y anti-
guos supuestos tradicionales, adornando Y ré,vitalizando las vie-
Pe~o, volviendo al tema que nos ocupa, tenemos que señalar
jas creencias [oo.] En lugar de ser liberadas, las mujeres se veían
que, al Igual que sucedía con el consentimiento, también otras cues- cada vez atadas con más cadenas y con nuevas versiones aparen-
tiones ~egula~as por l;;t concepción del matrimonio sostenida por temente irrefutables de actitudes tradicionales sobre su natura-
la Igle~Ia podí~ ser vulneradas cuan?-o los intereses prevalecían. leza inferior, su papel y función propias y su subordinación al
ASI, po: ejemplo, aunque la Iglesia establecía una edad de hombre [pp. 121-122].
c?nSentImIento para el matrimonio (a finales del siglo XII, por
ejemplo,. eran 12 años para las mujeres y 14 para los varone;s), . Tampoco la finalización del Antiguo Régimen, con los pro-
no ~!,an mfrecuentes los arreglos e incluso las bodas entre niftos fundos cambios sociales económicos, políticos y sociales que
y nmas de menos edad (habiendo hasta casos documentados de conllevó, supuso una sustancial mejona parala situación de las
bodas réales entrecriatura,s de 3 años dé edad)., mujeres. De hecho, las leyes que se fueron instaurando en los
Tampoco la Iglesia estaba de a,cuerd() (al menos inicialmen- nuevos códigos reforzaron la creencia de que las mujeres debían
te) con la. ancestral costumbre del intercambio de regalos o dote permanecer en casa cumpliendo las funciones tradicionales. En
por consIderar que esto asimilaba el m.atrimonio a una venta algunos casos, como ocuma cón ciertas nobles, estos cambios
pero, como sabemos, esta costumbre no sólo prevaleció sino que supusieron de hecho la anulación de los privilegios adquiridos y
con más o menos variantes, ha llegado hasta nuestros días. ' la disminución del poder que podían haber llegado a ostentar.
Por supuesto, el carácter indisoluble del matrimonio era sa- Para la mayona supuso seguir realizando las tart:;as de cuidado
grad~: ...hasta q~e se c~zaban con él'los intereses políticos o del marido y de sus hijos e hijas que, aunque en algunos aspec-
economIcos: ~SI, a partIr del Concilio de Letrán, celebrado en tos podían quedar modificadas por losavances o los nuevos tiem-
1~ 15, se defirneron los cauces para la anulación de los matrimo- pb"s, seguían siendo, en esencia, las mismas de siempre.
mas de modo que el papa o sus representantes se reservaban el Además, estas nuevas leyes consagraron la consideración de
derecho de arbitrar una dispensa y reyes y poderosos coriserva- que las mujeres casadas eran menores de edad legales y estaban
b~n el derecho de desembarazarse de s,us esposas cuando lo con-
bajo la tutela de su maridos lo que, de nuevo en algunos casos,
sIderaran oportuno (Anderson y Zinsser, 1991a). ".
las llevó a perder sus (pocos) derechos de propiedad sobre las
Seguía aplicándose también un doble rasero en cuestíones tierras de realización de transacciones comerciales, de realiza-
c0r,n0 la infidelid~d, de modo que las mujeres que cometían adúl- ' ción d~ algunos trabajos ... que habían llegado 'a disfrutar ante-
ten~ eran sometidas a duros castigos qué no tenían su equiva- riormente. Uno de los máximos exponentes de esta nueva situa-
lenCIa cuando eran los hombres los culpables. ción lo constituye el Código Civil Napoleónico de 1804, que equi-
Las cosas continuarán más o menos así durante largo tiempo. paraba a las mujeres casadas, a los niños, a los locos y a los
De hecho, como resumen Bonnie Andersony Judith Zinsser (1991b): criminales como incompetentes legales (Anderson y Zinsser,
1991b), y que tuvo Una, enorme influencia en diversos países eu-
Muchas cosas cambiaron entre los siglos XV a XVIllcon respecto
a la forma en que los hombres y las mujeres concebían el mundo ' topeas y,entre ellos, en España.
Vemos,pues, que, aunque con algunas excepciones (como
sus instituciones y sus actitudes. El Renacimiento ofreció la exal~ , ,
taci9n de una sociedad en la que el individuo podía liberarse de ! las cortesanas O salonieres de los siglos XVII Y XVIII que tuvieron
sus li~itaciones tradicionales [oo.]. Sin embargo, en lo referente a influencia tanto en la vida política como cultural de la Europa
cuestIOnes y supuestos sobre el papel y función de las mujeres y de la época), el ideal femenino siguió siendo el de la domestici-
a descripciones de su naturaleza y su cuerpo no se formularon dad, quena sólo se mantuvo' vigente sino que vivió un nuevo
nuevas propuestas. En vez de eso, e inspirados por el arrebato penado de glorificación durante los siglos XVIII YXIX, tras la caí-

114 115
da del Antiguo Régimen, con una gran exaltación de una vida En el muelle de San BIas de Maná. Todas esperan, esperan, espe-
para las mujeres definida por su relación con los hombres, ence- ran ... a su príncipE; azul, su hombre ideal.
rrada en el hogar y la familia y al cuidado de su prole. Este ideal
de la domesticidad venía, además, acompañado por una exalta- Sola en el olvido, sola con su espíritu,
ción paralela de la virtudes femeninas más tradicionales (la sola en el olvido, sola con su espíritu.
modestia, la castidad ... ), Las mujeres se convierten en el «ángel Ella despidió a su amor, él partió en un barco
del hogar» y la socialización de las niñas pone todo su empeño en el muelle de San BIas.
Él juró que volvería, y empapada en llanto
en lograr que alcancen ese ideal. ,
ella juró que esperaría.
De hecho, si como venimos diciendo casarse había venido Miles de lunas pasaron, Y siempre ella estaba
siendo el objetivo central de la vida de la mayoría de las mujeres, en el muelle esperando.
esta tendencia se incrementa aún más si ello es posible durante Muchas tardes se anidaron, se anidaron
el siglo XIX y aún más a principios del siglo :xx cuando, básica- en su pelo y en sus labios. .
.mente entre las clases más acomodadas, se produce un aumen- Llevaba el mismo vestido, y por si él volviera
to de la población femenina (generado por un descenso de la no se fuera a equivocar.
mortalidad infantil femenina), acompañado por un descenso de Los cangrejos le mordían, su ropaje
la población masculina (por efecto primero de la emigración y su tristeza y su ilusión. u

y el tiempo se escurrió y sus ojos se llenaron


posteriormente de la. Primera Guerra Mundial), es decir, se ge-
nera una sociedad en la que el matrimonio sigue siendo «el modo de amaneceres.
y del mar se enamoró, y su cuerpo se enraizó
de vida normal» y «la máxima aspiración de las mujeres» pero
en el muelle.
donde son mucho más numerosas las mujeres solteras que los Sola, sola en el olvido
varones solteros, con lo que la competencia en el llamado «mer- sola, sola con su espíritu
cado del matrimonio» se hace feroz y «encontrar marido» (y re- sola, sola con su amor el mar
tenerlo después) se convierte en una ardua tarea. ' sola, en el muelle de San BIas.
Es importante recordar que casarse es el objetivo anhelado Su cabello se blanqueó, pero ningún barco
de toda mujer, puesto que no sólo le asegura la subsistencia, sino a su amor le devolvía.
que la aleja de fracasar y convertirse en lo más temido: ser tilda- y en el pueblo le decían, le decían
da de solterona, moza vieja, excedente ... Éstos son algunos de los la loca del muelle de San BIas.
términos, todos igualmente peyorativos, que se usaban para de- Una tarde de abril, la intentaron
signar a estas mujeres que habian fracasado en su intento de llevar al manicomio.
Nadie la pudo arra~car Y dellI);ar
lograr un marido (Nicholson, 2007). Obviamente estos epítetos nunca jamás la separaron.
no tenían su equivalente masculino. El hombre soltero seguía Sola, sóla en el olvido,,,
siendo atractivo y deseable fuera cual fuera su edad. Se quedó, se quedó, sola, s o l a '
La figura de la patética solterona, de la mujer que no llegó a se quedó, se quedó con el sol y c?n el mar
alcanzar su destino, es otra constante en la literatura, en el cine se quedó ahí, se quedó hasta el fin
yen la música. Por citar sólo tres ejemplos, recordemo~ la figura ¡ se quedó ahí, se quedó en el muelle de San BIas
de la amargada y vengativa señorita Havisham de Grandes espe- ' Sola, sola, se quedó.
6
ranzas, la obra de Charles Dickens publicada originalmente como Letra de En el muelle de San Blas del grupo Maná.
serial entre 1860 y 1861, el personaje de Sarah Woodrof inter-
pretado por Meryl Streep en La mujer del teniente francés (dirigi- 6. Obtenida en: http://www.quedeletras.comlletra-cancion-en-el-muelle-de-
da por Karel Reisz en 1981) o el personaje central de la canción san_blas_bajar_9611/c!isco-esenciales-lunalmana-en-el-muelle-de-san-blas.ht1111

116 117
ción, la seguridad, la autorrealización y... en definit~va, a l~ feli-
Como ya hemos comentado, esta idea de que el objetivo de cidad, como señala Elena Duque (2006, 2010). SeguImos slendo
la vida de las mujeres es casarse nos suena extraordinariamente cenicientas en busca de príncipes azules aunque, como remarca
familiar. Podemos, en los tiempos actuales, quizás hablar de una Ana de Miguel (2008)" no hace falta que .esperemos reco~ta~as
flexibilización de la cuestión: A día de hoy el matrimonio es defi- (como la Bella Durmiente), podemos salIr a buscar al pnncl~e
nido como la unión legítima (sancionada por la ley) entre,dos (de ahí los consejos de las revistas a los que acab~os de ~ef~nr­
personas, que implica derechos mutuos en las relaciones sexua- nos). Volveremos sobre esta idea al hablar con mas detemmIen-
les y de vida común. Son muchos los países que reconocen por to de los mitos románticos. '
ley la igualdad de derechos entre esposo y esposa, son también Esta presión es ciertamente muy fuerte. Podemos expresar-
muchos otros los que aceptan el divorcio o las formas alternati- lo tomando prestadas las palabras de Eva Gil e Inma Lloret (~007):
vas de convivencia (como las parejas de hecho), e incluso algu- «Las normas sociales no sólo enmarcan lo que es necesano ser
nos aceptan la posibilidad de que personas del mismo sexo lle- sino también lo que se debe desear» (p. 37).
guen a casarse pero ... seguimos en una sociedad que parte de la En este contexto, romper estas reglas es aún una transgre-
base que las personas debemos emparejamos y no lograrlo (o sión. En España el libro Solas, publicado por Car:nen Alborch
incluso la ruptura de la relación) es visto como un fracaso. En en 1999 yal que ya hemos hecho referencia anteno~ente, ~u­
esta dirección continua encaminada la socialización que recibi- puso una importante visibilización de ~sta m~e~a realldad SOCIal:
mos, más insistentemente las mujeres que los hombres, pero las personas que viven solas porque ... eligen VIVIr sol~. Los/a~ lla-
que en ambos casos aún está presente. mados/as singles en otras latitudes cada vez son mas. Por eJem-
Un ejemplo en este sentido lo proporcionan las revistas diri- plo, en España, segúh datos del INE, 7 el número d~ h?gares cons-
gidas a público adolescente. Diversos análisis sobre los modelos tituidos pot un solo miembro ha pasado de constItUIr en 1991 el
de comportamiento presentes en ellas llevan a autores como Juan 10,85 % del total a representar el 18,59 % del total en 2009, es
Plaza (2007) a afirmar: deciL se han casi duplicado en dos décadas.
Pero aún quedan. otras asignaturas pendientes ... y ~un~ue
La propia construcción de lo femenino en las revistas es simultá- no sea éste el lugar para desarrollarlas, sí queremos .~nalIzar
neamente un proceso individual y relacional que a: veces supone este apartado al menos señalán~olas. N?s estamos refinendo a
cierta esquizofrenia, porque en muchas ocasiones los mensajes, lo que ya señalamos en un trabajO antenor (Fer:er, 2010), :eco-
son contradictorios: frente a las continuas apelaciones a la auto-, giendo una reflexión de la profesora Ana de Mlgu.el: «A día de
nomía y la independencia, se insiste reiteradamente en la necesi-', hoy aún la gran transgresión no es no tener pareja o no estar
dad «vital» de los varones para ser feliz ~p. 95]. enamorada;, es, sin lugar a dudas, no ,ser madre». ,
También el análisis de Amalia González, (2006) detectó ese
doble mensaje de modernidad y transgresión, mezclado con los 3. La institución del matrhñ.onio desde el punto'
modelos femeninos tradicionales y pasivos.
de vista feminista
De hecho, como señalan estos diferentes estudios sobre el tema,
ligar; gustar a los chicos, atraerlos es, según estas publicaciones, Antes de retomar la cuestión del amor y su relación con el
una de las claves básicas y fundamentales para triunfar social- matrimonio, y como colofón para este breve repaso de lo que la
mente, y, por extensión, uno de los pilares del éxito Uunto con la institución matrimonial ha sido y ha representado pa~a .las mu-
belleza y la imagen). Y cuando aparece algún problema o revés, el jeres, no podemos sino recordar la opinión de las femmIstas so-
amor actúa como redentor que todo lo salva (González, 2006).
Pero no sólo eso. Encontrar pareja no es sólo el fin de la 7. Disponibles en: http://www.in~·.es/daco/daco42/socialesl0/sociales.htm
soledad, la pareja, tener pareja, sigue asimilándose a la protec-
119
118
bre el tema. Pára ello tomaremos como referente el trabajo de la [...] Decidimos que todqs aquellas leyes que sean conflictivas
socióloga Inés Alberdi (2003). . en alguna manera con la yerdadera y sustancial felicidad de la
Como señala esta autora, las sufragistas no estaban en contra mujer, son contrarias al gran precepto de la naturaleza y no tienen
del matrimonio comb tal. De hecho, y como hijas de su tiempo, validez, pues este precepto tiene primacía sobre cualquier otro.
veían en él ventajas (protección, sustento ... ), sobre todo en una [... ] Decidimos que todas las leyes que impidan que la mujer
ocupe en la sociedad la posición que su conciencia le dicte, o que
sociedad que no educaba a las mujeres para ninguna otra cosa y
la sitúen en una posición inferior a la del hombre, son contrarias
que les impedía acceder a casi cualquier modo de ganarse la vida. al gran precepto de la naturaleza y, por lo tanto, no tienen ni
Estaban, eso sí, en contra de las normas que lo regían y que, como fuerza ni autoridad [... ].
ya hemos dicho, llevaban a las mujeres a perder casi todos sus
derechos sobre ellas mismas, sus hijos e hijas y sus bienes. Por ello, cuando a finales del siglo XIX las sufragistas se organi-
A modo de ejemplo, veamos algunos fragmentos de la lla- zaron y reclamaron su derecho al voto, solicitaron también el reco-
mada Declaración de Seneca Falls (1948)8 en la que las sufragis- nocimiento de sus derechos dentro de la familia y el matrimonio.
tas norteamericanas exponían lo que, a su parecer, constituía la Obviamente, no todas las feministas de la época pensaban
situación de discriminación en la que vivían las mujeres y que igual. Recuérdese, por ejemplo, cómo desde el feminismo socia-
debía corregirse: lista mujeres a las que hemos hecho referencia anteriormente
como Alejandra Kollontai o Clara Zetkin, pero también Emma
[... ] La historia de la humanidad es la historia de las repetidas Goldman, desde el movimiento anarquista, reclamaban lo que
vejaciones y usurpaciones por parte del hombre con respecto a la ellas llamaban una: «mujer nueva» y abogaban por el amor libre,
mujer, y cuyo objetivo directo es el establecimiento de una tira-
nía absoluta sobre ella. Pqra demostrar estc?, someteremos los
alejado del matrimonio tradicional.
hechos a un mundo confiado. El hombre nunca le ha permitido Años después otra mujer de la que también hemos hablado
que ella disfrute del g.erecho inalienable del voto. ya, Betty Friedan, pondrá en cuestión, con su obra La mística de
La ha obligado a someterse a unas leyes en cuya elaboracióri. la feminidad, de 1963, el modelo de mujer ama de casa, presenta-
no tiene voz. . . do como el ideal para la mujer norteamericana de su época (y
Le ha negado derechos que se conceden a los hombres más por extensión para todas las occidentales) y propondrá, como ya
ignorantes e indignos, tanto indígenas como extranjeros. . hicieran las sufragistas, no tanto una ruptura como, una trans-
Habiéndola privado de este primer derecho de todo ciudada- formación hacia un modelo más igualitario.
no, el del sufragio, dejándola así sin representación en las asam- Pero la cosa no quedó ahí. Elmovimiento feminista, que en
bleas legislativas, la ha oprimido desde todos los ángulos. la llamada segunda ola adoptó el nombre de Movimiento de Li-
Si está casada la ha dejado civilmente muerta ante la ley.
beración de la Mujer, fue ganando en contundencia y radicali-
La ha despojado de todo derecho de propiedad, incluso sobre
el jornal que ella misma gana. dad, centrando una parte importante de sus críticas en el matri-
Moralmente la ha convertido en un ser irresponsable, ya que monio y la familia tradicional como bastión fundamental del
puede cometer toda clase de delitos con impunidad, con tal de sistema patriarcal y cuestionando tanto la estructura de domi-
que sean cometidos en presencia de su marido. En el 'contrato dé nación del hombre sobre la mujer en la pareja como la división
matrimonio, se la ha obligado a prometer obedicencia a su espo- sexual del trabajo (en caSa y fuera de ella) o la estructura econó-
so, mientras que él se convierte, para todos los fines y propósitos mica de la familia. Estas críticas· vienen acompañadas por la
en su amo -ya que la ley le da poder para privarla de libertad y reivindicación de un nuevo papel social para las mujeres, ade-
administrarlé castigos [... ] , más de otra serie de derechos sociales, políticos, educativos o
económicos. La obra Política sexual de Kate Millet, publicada en
8. Disponible en: http://www.estudiosdelamujer.com/uploads/5/0/4/4/ 1969, será, como ya hemos señalado, uno de los referentes bási-
5044341/senecajalls.pdf cos de esta argumentación ..

120 121
En de,finitiva, como apunta Inés Alberdi (2003) 1: • miento del entramado social; garantizando la reproducción bio-
al d · para relenr-
se esta ~ actual de las Ideas feministas en torno a la familia en lógica y social de los individu()s; permitiendo establecer la legiti-
nuestro prus:
midad de la madre y los hijos e hijas; y asegurando la legitimi-
dad del linaje y la transmisión patrimonial. El amor quedaba
~a revolución feminista, la más pacífica de las revoluciones del excluido de estos planteamientos. Los sentimientos se conside-
SIglo ~, ha transformado la vida de los países occidentales afec- raban motivos irracionales que no permitían contraer un matri-
tan.: mtensamente a los hombres y a las mujeres en s~s' vidas monio conveniente estable y feliz. La racionalidad y estabilidad
f~tI anas ~ lleva c~ino de expandir sus ideales de igualdad y la proporc;:ionaban otros factores que poco o nada tenían que ver
l. ert~d a ruveles mas profundos de cambio. Apesar de la enorme con los sentimientos. El matrimonio era; pues, un contrato eco-
dIversIdad de corrientes dentro del feminismo actual . t
con " eXlS e un nómico y privado mediante el que se pretendía mantener el pa-
. s~nso en ton? a una utopía sobre la vida social que se caracte-
nzana. por relaCIOnes de afecto, por el intercambio de c ·d d trimonio familiar dentro del grupo, y sí era posible, incremen-
e~reslVos y no expresivos entre los ,individuos masculinos~ f:m~~ tarlo. Era el destino natural y honorable que la sociedad reserva-
nmos y e~tre los individuos y la naturaleza. Es una utopía mínima ba a las mujeres y proporcionaba tranquilidad a las familias. De
~om~artld~ por la mayoría de los/as feministas que contiene en su hecho, como hemos venido repitiendo; el matrimonio ha sido a
mtenor la Idea de. unas relaciones famil·lares dielerentes. Ya no se
, d' lo largo de la historia el fin último (salvo la vida religiosa) reser-
tratana e destruIr la familia sino de su transformación [p, 50]. vado a las mujeres, y el cuidado de la familia su destino.
Esta concepción nítidamente separada de amor y matrimonio
~e trata, añadiria-:mos nosotras, de, una vez alcanzados de- se mantuvo, como ya hemos visto, casi inalterada a lo largo de si-
termma~os .der,ech~s que reclamaban las feministas de los sé- glos. Vamos ahora, a modo de resumen, a realizar una breve síntesis
;ent~: anadI~ un n~evocambio en el que sustituir el ideal de de lo que hemos ido presentando hasta ahora sobre esta cuestión.
amI I?ipareJ~matnmonio rigido y tradicional por modelos al- En la antigUa Grecia las relaciones afectivas (heterosexuales,
ternatIv?s mas amplios en los que se incluyan todos y cada uno pero sobre todo homosexuales) estaban fuertemente relaciona-
d~ los dIferente.s modelos de familia posibles y con ellos de las das con la esfera sexual y el placer y claramente separadas del
dIferentes relaCIOnes que se deseen establecer ( d e · ) matrimonio donde únicamente la mujer debía ser fiel a su marido
d·E' pareja u otras "
en sus 1 ~rentes modos y formas legales y de convivencia peró y donde el sexo ténía como finalidad la procreación. Durante el
e~ cualqUIer caso, planteados en términos de igualdad dedere~ Imperio Romano, el placer erótico estaba también separado del
c os y debere~ ~ de reparto equitativo de los bienes, los recursos matrimonio y ligado a conquistas esporádicas y ocasionales.
las responsabIlIdades y las tareas. ' Pero siempre puede haber excepciones: '

• • • I
'Aunque el matrimonio se consideró en principio una unión so-
4. El amor y el matrimom'o' h ta 1 ' cial y económica, estas primeras sociedades transmitieron a la
,,', " as que, a muerte nos separe, cultura europea la esperanza de que marido y mujer hallaran
juntos afecto y placeres. No se esperaba amor, pero incluso en un
.volviendo al eje central, de nuestro análisis, como ;a hemos matrimonio convenido se aspiraba a él, y un buen número de
vemdo come~tand?, a lo largo de la historia las relaciones entre epitafios griegos y romanos, dan testimonio de amor entre los
ar;n?r y matrimom ? (y sexualidad) han ido varia.¡{do aun ue esposos [Anderson y Zinsser, 1991a, p. (>0].
basIcamente, han SIdo cuestiones distintas y separadas q ,'
, De h~cho, como ya avanzamos y como nos recuerd~ M a Isa-' En la Alta Edad Media surge en los círculos cortesanos de
fel ~~co~ (~009), a lo largo de la historia el matrimonio h~ sido Provenza el denominado amor cortés como una caracteristica
da ce a basIca sobre la que se asentaba la sociedad, lnantenien- " de las aventuras sexuales de los aristócratas, en una época en la
o unas estructuras que aseguraban el orden y elbuen funciona- 'que la sexualidád era de poca trascendencia para el matrimonio,

122
123
por lo que los hombrés y algunas mujeres so.lían tener amantes,
co.n quienes co.mpartían no sólo. relaciones sexuales sino tam- denominó «revo1UClon . , sentImen
. tal»)
.' , J'unto con la sexualización
bién una suerte de apego amo.ro.so.. Pero, co.mo también se ha que tuvo lugar en el siglo xx, supusieron las claves de esta ~u~~a
dicho, este amor quedó más para la literatura y lascancio.nes manera de entender el matrimonio que ~canz.a su punto gI o
que para la vida real. en las décadas de 1950 y 1960, con el matnmorno por amor C?~O
.d al de vida y un modelo conyugal basado en los roles tradlclO-
~~es cas~».
Entre lo.s siglo.s XVI y xvrn coexistieron el matrimonio de co.n-
veniencia y el amo.r romántico. no. sexual, cuyo. o.rigen era el amor de «marido proveedor» y «esposa ama de
cortés medieval, y a partir del siglo. xvrn se co.menzó a pensar Se inició .así un boom de modo que, desde comienzos ?e la
que el enamoramiento podía ser una de las razo.nes para con- década de los cincuenta del siglo pasado, hombres y mUJeres
traer matrimonio.. - b n con el día de su. boda:, sueños. alimentados por reVistas,
sona a 1 l" , de una
A partir del siglo. XIX asistimo.s a una nueva exaltación y glo.- folletines y muy especialmente por a te eVIslO;, q~e. El
rificación del papel de la mujer co.mo. esposa y madre. En esta manera masiva ya había entrado en los hogares e to o tIPo' 1
épo.ca, y paralelamente al puritanismo y la ignorancia en cuanto matrimonio es en esa época uno de los máximos exponen~es d e
a la sexualidad a la que se so.metía a las. mujeres, a quienes inclu- .d al romántico: el marido proveedor, el ama de casa. fehz, ~os
so llegó a negárseles ésta (recordemo.s, por ejemplo., las teo.ríaS 1 e
hijos encantadores, una casita . ) con Jar
. ' d'I yn un,perro Jugueton.
h
de William Acton, quien llegó a asegurar que las mujeres hones- Las ersonas tenían ppsa por casarse, y lo ~~cu~n, con muc .a
tas carecían de deseo sexual), floreció también una exaltación frecuencia, . . .' d e a d qm.rir la madurez sufiCiente
p . . antes 'b paradasumir
del romanticismo. co.mo sustituto. y comenzó a co.nsiderarse amor las responsabilidades que impli~aba el paso, que 1 an a 1 a~ da
y matrimo.nio. co.mo indisolublemente vinculados: Así: Recordemos una célebre canción de la epoca, popu aTIza
1955 por Frank Sinatra, que repite machaconamente la aso-
Aunque lo.s matrimo.nio.s en el siglo. XIX se decidian po.r co.ntrato. en
ciación a la que nos estamos refi' nend o:
dentro. de las clases privilegiadas y po.dían, estar sujeto.s a inten-
sa,s neg~)Ciacio.nes eco.nómicas entre las familias,las jóvenes, cada El amo.r y el matrimo.nio., el amo.r y el matrimo.nio.,
vez más, ~speraban po.d~r casarse co.n alguien a qui~n pudieran
Van de la mano. co.mo. un caballo. y el carro.. .
amar además de alguien que pudiera mantenerlas eco.nómica-
mente [Anderso.n y Zinsser, 1991b, p. 186]. Esto. ya te digo., hermano., no. se puede tener uno. Slll el o.tro..
El amo.r y el matrimo.nio., el amo.r y el ma~mo.nio.,
Así, desde inicios del siglo. XIX, mientras en muchos países Es un instituto. que no. se puede meno.spreCIar. al
los matrimonio.s siguen siendo concertados, comienza a surgir Pregunte a la no.bleza lo.cal y e~o.s dicen que es element .
con fuerza en Occidente la conexión entre los conceptos de amor Trata, trata, trata de separarlo.s, es. una ilusión. ".
romántico, matri.monio. y sexualidad que llega hasta nuestro días, P·rueb e, pruebe , pruebe y sólo. llegar al esta,co.ncluslOn.
. .
de mo.do que una institución social central, como. es la familia, . El amo.r y el matrimo.nio., el amo.r y e matrtm<;mlo.,
pasa a fundamentarse básicamente en el amor romántico (Ba- Van de la mano. co.mo. un caballo. y el cm:ro..
rrón et al., 1999). Papá le dijo. a la madre no. se puede tener una
En definitiva, como señala. la historiadora y socióloga Ste- No. se puede tener ninguna.
phanie Coontz (2006), cuando en Europa y América se coniien- Np puedes tener uno sin el o.tro..
za a considerar que el enamoramiento ha de ser la principal ra- (Interludio. musical)
zón para casarse, se da a las personas jóvenes una importante
Trata, trata, trata de separarlo.s, es una ilusión. ".
libertad de elección (que antes, con los matrimonios concerta- Pruebe,pruebe,pruebe y sólo. llegar a esta co.ncluslOn.
dos, se les negaba). Según esta autora, la importancia oto.rgada
a los sentimientos en el siglo XIX (a la que Edward Sho.rter [1977] \PI amo.r y el matrimo.nio., el amo.r y el matrimo.nio.,
~-de-Iámano. cómo. un caballo. y el carro..
124
125
Papá le dijo a la madre no se puede tener una
(No se puede tener ninguna.) Otro texto más o menos contemporáneo del anterior nos ofre-
No puedes tener uno sin el otro. ce nuevas pistas:
Letra de El amory el matrimonio de SarnyCahn. 9
, La jerarquía familiar es el padre. No le proviene al padre la autori-
Este modelo centrado 1 . . dad de su fuerza física o de la superioridad social o económica. Le
ll~gado a identificarse éste ~ne~ a:~~nc~6~~ ; : el q~~ habían proviene direCtamente de Dios. De esta autoridad se dice que es de
:~~z~oa entrar en crisis a finales d~ la década de ~~O: c~~t~~~ «institución divina». Así, el padre es, en la familia, el representan-
te de la paterna autoridad de Dios. Y la madre recibe la autoridad
.', mo ya hemos comentado por el movimient fi '. por participación en la autoridad del esposo [Delegación Nacional
~:;~~~~~;~c~:~~~:~.o por 1a'propi~ realidad Ce: ~:uu:s~ de la Sección Femenina de FET y las JONS, 1969, p. 14J.

Como ya hemos comentado, históricamente se ha sometido


a la mita9, de la humanidad por orden tanto de un dios, como
5. Breve
. , mirada a nuestra
,obist'
na .reCIente
' ." por razones supuestamente científicas o naturales. Esta visión
restringida del destino de las mujeres sigue aún hoy día presente
l!na vez más teIlemos que señalar que las conce cione ~ en muchas partes del planeta (pensamos en determinados regí-
:urallst~
s
con re~p~cto, a 1,as mujeres ~e han ido mez~landos ¿~~ menes políticos y surgen múltiples ejemplos de los cuales el tali-
9 tm:mfr atos relIgIOSOS, construyendo de esta manera un labe- bán sería, probablemente, el más extremo) y está muy cercana
fs~ ~ ~~ l:~u~abIe. C9To ht;mos comel).tad(), esto'haoCUrrido en nuestd. historia (recordemos nuevamente el franquismo al
d e os Slg os y en nuestro país tuvo un cla ( que acabamos de referimos).
et::;~::::~~ expo~ent~a 10 largo de las cuatro décadas que d:r~ Pero la partida nunca estaba ganada del todo. Prueba de ello
tas ocasiones :~~~lsta, d que hemos hecho referencia en disiin- es el miedo a las transgresoras, que en la historia de la humani-
d~d ha er;¡tado siempre presente. El patriarcado dibuja por una
se define la !amilia;~~ ::~t~:e1~t:~~~~~~ili~~~~:~~1~scó~0 parte a la mujer angelical dulce y amorosa, pero por otra a la
~:~~~u:~s~an~a hde «Educación política» eIl el bachiller~:an; bruja peligrosa y devoradora de hombres. En toda la literatura
gen e ast~ entrados los años setenta: misógina, que es, desgraciadamente, una buena parte de la lite-
ratura universal, los avisos y consejos destinados a los varones
:]~=c~~~ e~e~r' e~ ~sta familia ~se refi~re a la familia cristia- sobre cómo mantener el control sobre sus esposas y no permitir
, a e or en, que reqUIere una 'autoridad y que es que sus compañeras les humillen están claramente presentes.
segun
ya sabemos, la fauna de sociedad. Esta autou'da'd 'fi Recordemos que las dos "figuras masculinas más.ridiculizadas
d ora corres d al dr um ca-
E 1 pon. e pa e, y en su defecto a la madre ambos han sido, y siguen siendo, el «comudo»'y el «calzonazos» (Bosch,
aunan a autondad conyugal. [... ] , Ferrer y Gilí, 1999). )
f ~~ est~ sociedad básica se da ya la división de trabajo [
] la Un varón puede sentirse humillado por razones tan varia-
a la eXIge, en efecto un cuidado del hogar que es la fU .... , das como que su esposa tenga alguna habilidad superior a él,
~6~~ de la mdir~dre, 1, un s?~tenimiento del ~ismo medi;~~o~ sea más inteligente, tengaínás dinero o gané un mejor sueldo,
. J Y una eCCIOn unIficadora, que son las func' tenga: más éxito social, mantenga opinÍones propias o desapme-
pIaS del hombre [Frutos, 1969, pp. 131-132J. IOnes pro-
be álgmla delas suyas, quiera tomar iniciativas, cuestione sus
normas o replique alguna de sus órdenes etc. Desgraciadamen-
9. Lave and marriage. Popularizada por Frank Sinatra . te ·éstas siguen siendo algunas de las razones que los hombres
en: http://blogs.que.es/cIickmusicalJ201113I1SIl _ d e? 1955, Ob~eruda íIl..~traÜtdoresesgrimen enla actualídad como «justificaciones»
ove an -mamage-frank~smatra
o «:Provocaciones» para golpear b asesinar a sus víctimas.
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Por todo ello, vamos a seguir un poco el rastro de lo que Que muchos de estos maridos se sintieran humillados en su
hemos llamado «mandato misógino» (Bosch y Ferrer, 2002), es hombría si sus esposas sabían más y lo demostraban, mante-
decir, el discurso más o menos oficial que legitima la violencia nían opiniones diferentes o simplemente «replicaban» sus órde-
contra las mujeres, justifica los malos tratos y advierte a las po- nes, y por ello consideraran legítimo castigarlas, no debe pare-
sibles víctimas que su obligación es callar y aguantar. cer extraño: las leyes lo aprobaban, el régimen 10 permitía, o al
Revisemos de nuevo algunos fragmentos de textos de la Sec- menos miraba hacia otro lado. Recordemos, por ejemplo, que
ción Femenina de la Falange y de las JONS que nos permiten hasta 1963 no quedó eliminada la: llamada venganza de sangre, el
comprobar hasta qué punto su ideario se ajustaba y describía derecho de los maridos a matar a sus espOSaS adúlteras.
perfectamente este mandato. Para muestra un botón: Tengamos en cuenta, además, que este nuevo orden, el or-
den franquista impuesto tras la guerra civil, era un Estado basa-
Las mujeres nunca descubr:en nada; les falta, desde luego, el talen- do en una ideología que incitaba a la violencia, en el que la fuer-
to creador, reservado por Dios para inteligencias varoniles; noso-
za física era un valor muy superior a la inteligencia, y donde el
tras no podemos hacer nada más que interpretar, mejor o peor, los
que los hombres nos dan hecho [Primo de Rivera, 1943, p. 23].
hombre era la fueza, el luchador y el conquistador del imperio
I
(Riera yValenciano, 1993). ,
La vida de toda mujer, a pesar de cuanto ella quiera simular-o , Creemos que a estas alturas nadie puede dudar de la conexión
disimular- no es más que un eterno deseo de encontrar a q:uien entre ideología machista y violencia contra las mujeres, así como
someterse. La dependencia voluntaria, la ofrenda de todos los tampoco podemos dudar de que esta ideología ha sido directa-
minutos, de todos los deseos e ilusiones, es el estado más hermo- mente transmitida hasta hace muy poco tiempo, defendida por
so, porque es la absorción de todos los malos gérmenes -vani-
amplios sectores sociales, incluida la Iglesia católica, y por tanto
,dad, egoísmo, frivolidad- por amor [Medina. Revista de la Sec-
ción Femenina, 13 de agosto de 1944]. " «incrustada» en la conciencia de muchos hombres que entien-
den su condición de varón como <<naturalmente superior». Poco
Como reflejari estas breves muestras, recogiendo las argumen- amor hay en todo ello.
taciones más tradicionales y reaccionarias sobre el papel de las En algunos de nuestros trabajos anteriores (como se recoge,
mujeres en el mundo,en clara coincidencia con la postura de los por ejemplo, en Bosch y Ferrer, 2002 o Ferrer y Bosch, 2006) ana-
regímenes más autoritarios (como el fascismo y el nazismo) yen lizamos detalladamente esta conexión (entre machismo y violen-
sintonía con la Iglesia católica, el régimen de Franco y la Sección cia de género) y su vinculación con nuestra historia reciente.
La antropóloga Mercedes Femández Martorell (en Vilano-
Femenina intentaron, como ya hemos señálado' anteriormente,
va, 2003) resume este argumento:
borrar de un plumazo cualquier rastro de los cambios acaecidos
durante la II República Española. Para los hombres y las mujeres La diferencia de género asociada a la jerarquía y al dominio mascu-
esto se concretó en la pérdida de derechos políticos y civiles. A las lino, tal como lo hemos vivido toca a su fin ... La herencia del na-
mujeres españolas la vuelta al código civil napoleónico las retro~ cional-catolicismo franquista tiene, sin duda, algo que ver con la
trae más de un siglo atrás y les arrebata la libertad y la indepen~ naturaleza de nuestras mujeres. Los hombres españoles no pue-
dencia: quedó abolido el matrimonio civil, el divorcio, el uso de den con su bagaje asimilar el rápido y nítido cambio [p. 158].
anticonceptivos, el, aborto; la ,esposa quedó totalmente sometida
al marido, anulada su independencia económica y sujeta,a su pe:r:- La hlstoriadora Mercedes VIlanova lo completa:
miso para realizar transacciones económicas, trabajar, viajar. .. E!>
I! decir, las mujeres son consideradas inferiores y dependientesde Los hombres matan a sus mujeres ya que son incapaces de adap-
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~us padres y maridos por ley y vuelven a ser tratadas como meno-
J tarse a un nuevo orden social en el que han perdido el dominio
i absoluto [oo.] las mujeres pagan, pues, con su vida la democrati-
res de edad e incompetentes legales.
zación y la IE<:l<!~~~d [Vilanova, 2003, p. 158].
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Podría~os, pues, concluir, retomando los mandatos de gé- La atracción aparece como un hecho común: nos enamora-
n~ro descntos al h~blar del proceso de socialización, que en el mos de las que son socialmente consideradas guapas y de los que
dise? d~o del patnarcado, en lo relativo a las mujeres hay un representan (en cada ambiente) la fuerza, quienes tienen más
~estmo mexcusable (el servicio al varón en el marco de la pare- poder que los demás [pp. 37-38].10
Ja), yen este contexto, el amor es inseparable del sacrificio.
.~n uno d~ los libros utilizados para la lectura piadosa y edu- Es importante, por tanto, conocer cómo se construye el ima-
caCIon de las Jovenes al que ya hemos hecho referencia anterior- ginario social de las relaciones afectivas, de lo que se considera
mente, La muchacha en el hogar (Enciso, 1958), la consigna no atractivo o no, positivo o no, y el peso de los estereotipos y, en
puede ser más clara: «El hogar ha de ser para la muchacha es- definitiva, de la socialización.
cuela de sacrificio» (p: 8 0 ) . . . De hecho, diversos experimentos sobre el tema llevaron a Elai-
. De ahí puede surgir, por ejemplo, la confusión de muchas mu-" ne G. Walster, G. William Walstery Ellen Berscheild (1978) a definir
J~res maltrata~as cuando afirman, a pesar de todo, «lo sigo que~ el llamado proceso de compatibilidad social, esto es, el hecho de que
ne~do». Los IDltoS sobre el amor romántico, a los que más adelante las personas suelen resultar más atraídas hacia parejas con aproxi-
dedicm:emos nuestra atención, no son inocentes en esta cuestión. madamente el mismo nivel de atractivo o conveniencia social.
y SI para la mujer amor es igual a sacrificio, para el hombre Pero no olvidemos que la pareja y el matrimonio son también
es .(~n e~ marc~ ~e la sociedad patriarcal) poder, disfrute de unos un entorno donde quedan cubiertas ciertas necesidades afectivas
pnvileglOs l~gltImados por toda esta ideología. y materiales. De acuerdo con lo que venimos analizando, en el
Que~a, finalmente, por responder la cuestión que dabatítulo a marco de la sociedad patriarcal la división de roles entre ama de
este ~apItul~: ¿somos r~almente libres de enamoramos o nuestras casa y marido proveedor hace que ésta sea para las mujeres mu-
eleCCIones Vlen~n detenninadas por condicionantes de todo tipo? chas veces la única salida, tanto para satisfacer sus necesidad afec-
. En una SOCIedad donde viene primando la vida en pareja como tivas como sexuales y materiales, y sea para los varones un entor-
Ide~, yen la que, a,demás, siguen vigentes los principales mandatos no donde tener garantizados los cuidados (para él y sus hijos/as).
patri~cales, podrí~os aventurar que no pocas mujeres estarán Es decir, la pareja y el matrimonio constituirían, en este sentido,
predispuestas a sentIr amor por quienes dicen enamorarse de ellas. no sólo un ideal de amor romántico, sino también un ideal de
Podemos, .tambiéna estas alturas, aventurar que los mismos amor pragmático (no tanto por razones biológicas o innatas, sino
mandatos S?Clales que determinan nuestros modelos ideales de por las características de la estructura social existente).
comportamIento, no. serán ajenos a nuestra elección: aquella per- Así las cosas podríamos quizás concluir (que no cerrar) este
sona que. n:~s se ac:r~ue al ideal de nuestro entorno (por edad, capítulo respondiendo a la pregunta planteada con una frase del
por.c~~diclOn, por fíSICO ... ) tendrá, probablemente, muchas más filósofo Spinoza:
pOSIbilidades de ser ellla elegido/a y será también qué duda cabe
ellla mejo:,recibido/a por nuestro entorno, por'nqestra famili~ Los hombres [y las mujeres, añadiríamos nosotras] se equivocan al
cuya opIllion, como hemos visto, tanto ha venido contando. creerse libres, opinión que obedece al solo hecho de que son cons-
En palabras de Jesús Gómez (2004) podemos decir que: cientes de sus acciones e ignorantes de las causas que las determi-
nan [Spinoza, 1677/20ÓS, Parte segunda, proposición XXXVI].
Las ex?l~caciones sociológicas y psicológicas, y también las an-
tropologrcas, nos acercan hacia una atracción que habla del amor Si aplicamos esta respuesta a nuestra pregunta podremos te-
co~o de un r~s?o ante el cual no hay nada que hacer, que privi- ner, o al menos así lo consideramos nosotras, una respuesta bas-
leglalos condICIOnantes psicológicos (mayormente psicoanalíti- tante exacta a lo que sucede en la elección de las parejas afectivas.
cos) y que ?ace de la propia biología un determinante más. In-
cluso relaCIOnan la pasión con el necesario sufrimiento. 10. Para un análisis de los diferentes modelos teóricos sobre la atracción
Pero no funciona así [... ] puede consultarse, por ejemplo, el capítulo 1 del texto de Jesús Gómez (2004).

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