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EL CASO DE ANA

Oriana Dessiré Méndez Felipe T00057187

Sara Mirleth Velásquez Viloria T00055555

Ana es una niña de 3 años y medio de edad, la cual posee 23 “hermanas” con nombres un

poco particulares. Normalmente hablaba con ellas por teléfono, ya que estas vivían en el pueblo

en el que solía vivir la familia de Ana tiempo atrás; durante el año siguiente la mayoría de las

hermanas perdieron contacto con la niña y solo Och aún la visitaba.

Guiándonos por la edad de Ana, podemos afirmar que ella se encuentra ubicada en lo que

sería la niñez temprana o la etapa pre-operacional del desarrollo cognoscitivo. Esta etapa se

caracteriza por la generalización del pensamiento simbólico, esta generalización se da gracias a

que los niños aun no poseen la madurez suficiente para sacar conclusiones un poco más

complejas y lógicas.

Podemos inferir que Ana hace mucho uso de lo que sería la función simbólica, la cual es la

capacidad para utilizar las representaciones mentales y atribuirles significado. Esto se hace

evidente en que les da la identidad de “hermanas” a sus amigas imaginarias y al retribuirles la

realización de ciertas acciones. Otro punto importante es el de la distinción entre fantasía y

realidad, Ana es consiente que sus “hermanas” eran producto de su imaginación, así que el

pensamiento mágico presentado en Ana no es síntoma de confundir la realidad con la fantasía,

este sería más una estrategia utilizada por los niños para entender y dar sentido al mundo que los

rodea, también sirve como refugio y puede dar salida a conflictos, miedos y emociones o

simplemente para suplir caprichos, por ejemplo: Ana deseaba un perro y un gato y estos no se le
fueron dados, ella decidió que como ella no los podía tener, su amiga, Och sería dueña de estos

y así de cierta forma suplir su deseo.

Una parte del pensamiento mágico busca dar una explicación a cosas que le es difícil de

comprender a los niños, pero también se suele incurrir en este por el mero placer de la

simulación, como es el caso de la creación de amistades imaginarias, si bien los niños son

conscientes de la irrealidad de sus compañeros fantásticos prefieren contemplar la posibilidad de

que sean completamente reales

Este sentimiento de esperanza además de la perduración de esta creencia suele darse más que

todo en aquellos niños que son hijos únicos en comparación a otros además de brindarle en cierto

punto apoyo con las situaciones cotidianas que pueden vivir, en la situación de Ana se puede usar

de ejemplo casos como el de ver una película de miedo, y al estar con su amiga imaginaria le

daba valor para poder terminarla y no sentir tanto miedo ,aunque también se puede dar el caso de

que los niños nunca hayan tenido un amigo imaginario en su niñez temprana.

Algo importante de mencionar es que a medida que el infante crece o pasa la pre-escolaridad

se hace menos habitual la creación de amigos imaginarios o su persistencia. En la situación de

Ana a los 3 años y medio ella poseía alrededor de 23 amigas imaginaras de las cuales después de

un año solo conservaba en su imaginación a una de ellas, Och. De esta manera, además se suele

mencionar que los niños que suelen poseer amigos imaginarios son más difíciles de tratar que

aquellos que no lo tuvieron, el trato con sus padres y la cooperación que muestran es diferente.

Sim embargo, el hecho de poseer dicho amigo imaginario no significa que el infante carezca de

las aptitudes de sociabilidad, por el contrario, se considera que estas practicas sirven como una

especie de “ensayo” al momento de interactuar con otros niños.

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