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Hacia una teoría traumática de las neurosis. Caso Paula.

De las dificultades en la exposición de un material clínico.

Bleischmar plantea que por un lado, está el relato, ese discurso que el adulto formula, en el cual se
entremezclan las preocupaciones por el niño y sus propios fantasmas, deseos y angustias que tiñen
a la entrevista. Por otro lado, los discursos que se despliegan en la mente del analista.

Con dos oídos, uno que apunta a la ubicación de indicios que den cuenta de la estructura del niño,
y otro que busca en el adulto las determinaciones simbólicas, deseos y fantasías que lo capturan
en cierta trama.

Se trata en un principio de ubicar el modo de funcionamiento que tiene el sujeto, a través de la


historia singular del sujeto y las relaciones entre la estructura edipica de partida y la historia
significante que desembocará en la estructura de llegada. Estructura psíquica siempre singular
cuya constitución y modo de funcionamiento darán origen al conflicto y al síntoma.

Dos notaciones a tener en cuenta cuando decimos la historia significante:

 Por un lado que no se trata de una historia de vida, ni tampoco de una anamnesis lo que se
busca, sino de aquella que dara razón de ese particular ensamblaje entre traumatismo y
síntoma
 El relato materno solo puede ser tomado como referencia, no pudiendo nunca concebirse
como una vía de acceso al icc del niño, lo cual se logra con las propias producciones del
niño en consulta, capaz de constituir el síntoma.

Hay dos órdenes de referencia que se consideran centrales en el comienzo del análisis: la
constitución del icc infantil y su referencia al deseo materno, como también que se juega entre
traumatismo y síntoma. Mediante estos elementos se arriba al concepto de metábola, su
función en la simbolización y su operancia en el icc.

En una primer entrevista la madre manifiesta que “en realidad no sabe a quién le está pasando
algo” si a ella o a su hija. Cuando Paula tenía 2 años y 9 meses sufren un choque, luego de ello la
niña dejó de hablar. Comenzó en un tartamudeo al cual la madre le indica que “si seguís
tartamudeando te voy a regalar” con lo cual Paula decidió dejar de hablar definitivamente. Aquí
algo se pone de manifiesto en cuanto al narcisismo madre-hija “No acepto tus fallas, si quieres
estar conmigo deberás renunciar a tus imperfecciones”.

Estructura edípica de partida:

Paula es la menor de tres hermanos. La madre se casó de muy joven, no pudiendo así disfrutar de
sus hijos mayores, ya que al nacimiento del primer hijo su marido se encariñó tanto que ella sintió
profundos celos y no pudo disfrutar del tiempo con su pareja, quien le decía que debía cuidar a los
niños todo el tiempo. La segunda hija llego al poco tiempo y ella se sentía cada vez más apresada
de la situación. Pasaron varios años y entonces nació Paula, con la cual pudo establecer una
relación que nunca había tenido con sus hijos mayores. Hablaba de su marido como un ser
posesivo, aprensivo que la hacía sentir muchas veces molesta debido a su obsesión con el cuidado
de los niños, reprochando si estos se lastimaban al jugar en la calle como ocurre con todos los
niños.

El padre, segundo hijo de una familia patriarcal, en la cual el mayor se había quedado con la
herencia patrimonial, sin embargo, tenía una devoción ilimitada para con los padres, no habiendo
logrado nunca una alianza conyugal con su mujer, a quien consideraba siempre imperfecta en
relación a su madre. La madre, en su familia de origen, fue la única mujer de un grupo de siete
hermanos. Hija favorita del padre, nunca tuvo una buena relación con la madre que siempre la
encontró imperfecta. Ante los cuestionamientos de la madre y sus propias rivalidades edípicas,
también su deseo de tener un hombre sin que la obstaculizaran el vínculo, como la precocidad con
la cual tuvo que afrontar la tarea materna abrirían una línea posible para entender su ambivalencia
hacia sus hijos como ubicación de “mala madre”. Siempre sintió que “le falta algo” que no era
“suficientemente buena”.

Paula fue la niña deseada y narcisizada por esta mujer que así logro su renarcisización mediante
intercambios libidinales con la niña. Habiendo tenido Paula un inicio del desarrollo muy bueno;
cuando tartamudeó, la madre cae presa del colapso narcisista que la confrontó nuevamente con su
falla como mujer y como mala madre, algo que en otros padres solo sería un factor preocupante
en esta mujer operó como un factor de derrumbe. Aquí toma fuerza la frase que dice en la primera
entrevista “en realidad no sabe a quién le está pasando algo” en alusión a ella o Paula.

Estructura de llegada (historia de significantes para llegar al síntoma del tartamudeo)


Deseada por toda la familia desde el embarazo alimentada con pecho y biberón en razón de que la
madre sentía que tenía poca leche para satisfacerla (fantasma que asoma reiteradamente en esta
mujer). Cuando Paula llega a consulta su psiquismo había pasado por las constelaciones que hacen
a la represión originaria, que no fueron resignificadas por el Edipo. Teniendo en cuenta el relato
materno Paula no era muy sonriente y si bien se chupo el dedo nunca aceptó el chupete.

Hay dos hechos importantes en la historia:

-Cuando la hijita tenía ocho meses ella bajo del coche a buscar a los otros dos niños que se
encontraban en el colegio, dejándola durante unos momentos dentro del vehículo. Ahí recordó
que había olvidado las llaves en el interior junto a la niña, regresando desesperada a abrir la
puerta, mientras que la gente que las rodeaba tratando de calmar a Paula ya que ésta en el
interior del coche lloraba desesperadamente.

-Cuando la niña tenía un año y medio los padres deciden retirarla de la habitación matrimonial, en
lugar de retirar la cunita a otra habitación, la habitación de ellos mismos es cedida al hijo mayor y
Paula irá a ocupar la tercer habitación con su hermanita, todo este movimiento se realiza para
evitar la expulsión lisa y llana de la niña de la habitación, bajo la racionalización de que “era mejor
para estar cerca de las niñas”. Paula llora cuando es retirada de la cama de los padres; define su
propio espacio en relación al lugar del otro, no ha logrado aún su propio sistema de coordenadas el
cual marca su posicionamiento ante el otro.

A los dos años ya cantaba, conocía las partes del cuerpo, elegía su ropa, repetía canciones
diferenciando cuales le gustaban y cuáles no. No se puede considerar esta función puramente
imitativa, sino, que Paula estaba en posesión del SI y del NO, era capaz de expresar sus deseos o
contraponerse al mismo.

La secuencia traumática:

1-Cuando Paula tenía dos años y cuatro meses se produce el primer choque, sin consecuencias, a
lo cual la niña pregunta cuando llegan a la casa ¿Qué le pasó a mi mamá? Reiterando esta frase y
haciendo cánticos con la misma. Se puede suponer que la escena traumática al momento de ser
pensada por ella, utilizaba el lenguaje a modo de objeto reasegurante y no comunicacional en el
sentido estricto. En este primer choque no hubo un problema del lenguaje pero si una regresión
del lenguaje de su función comunicacional a otra defensiva.

2-Un mes después los padres parten solos de viaje por veinte días, cuando vuelven la madre
encuentra a Paula con un cambio de carácter, llanto y berrinches.

3-Sale la familia de viaje con los abuelos, en el viaje de vuelta Paula pregunta en el momento del
aterrizaje del vuelo expresa “se cayó el avión mamá” Bleichmar indaga a la madre sobre esto y
relata que poco eitmpo antes de las vacaciones la niña se cayó de la cama, en ese momento, habla
por primera vez en la entrevista “cuéntale cuando te caíste” dice. Y le cuenta que poco tiempo
antes de las vacaciones iba entrando a su casa y se cayó, lo cual impresionó a la niña. Y arma una
cadena de significantes: se cayó el avión, se cayó Paula, se cayó la madre. Pregunta con quién
durmió la niña durante las vacaciones y le comunican que en la cama con sus padres.

4-A la vuelta de las vacaciones se produce el segundo choque automovilístico, de mayor gravedad.
La madre nuevamente conduce y los niños van atrás, si bien ninguno resulta herido el auto es
gravemente dañado.

*Luego del primer choque Paula entra a la habitación de su hermano mayor, choca los cochecitos y
los estrella unos con otros, elaborando de manera espontánea el primer traumatismo.

*Luego de la tercera secuencia, antes del segundo choque hay un cambio de carácter y rechaza a
los amiguitos, no quiere jugar con ellos. Un primo de su misma edad le pega y Paula cuenta
reiteradamente este episodio, se indaga a la madre si nunca le habían pegado antes y responde
que sí, que se habían criado juntos y que era común pero que nunca le había molestado, recién
después del viaje con la familia empiezan a molestarle los golpes del primo.

Bleichmar se pregunta ¿Qué relación hay entre esta madre atrapada narcisisticamente en este
vínculo con la niña y los síntomas actuales de Paula? En medio de la entrevista, la niña, intentó
reiteradamente evitar que el dialogo entre la madre y la analista prosiguiera, tratando de impedir
cualquier intercambio entre ambas, haciendo relieve en que se le hacía intolerable la inclusión de
un tercero en esa simbiosis que perduraba. Le introdujo un lápiz varias veces en la boca de la
madre, mientras ella gira la cabeza para evitarlo, interviene diciéndole a Paula el enojo que le
causaba que la madre hablara con la analista. Indaga a la madre en una entrevista posterior sobre
cómo se sintió cuando la niña metía el lápiz en su boca y responde “me sentí la madre más mala
del mundo” y pregunta el porqué de tal respuesta, a lo cual la madre insiste en sus propias fallas.
Ante cualquier acción hostil de la niña la madre reacciona con intensa angustia, en consecuencia,
cualquier signo de hostilidad que Paula quiera expresar, lo va a reprimir tempranamente, ya que ve
lo que le produce a la madre y no es de su agrado. Aquí Bleichmar trata de encontrar relación
entre este mutismo y los afectos que no puede expresar para con la madre, ya que no está
preparada narcisisticamente para soportar el hecho de la hostilidad de su hija, también se puede
ver en la inhibición que tenía con los amiguitos y el primo algún rasgo del mutismo.

Genesis constituida por apres-coup

Bleichmar sostiene que se pueden resignificar ciertos hechos en la propia infancia, que no hace
falta alcanzar la pubertad para que se resignifiquen los hechos traumáticos y devenga en síntoma.

A los ocho meses de vida: queda encerrada en el coche, por referencia al espacio maternal
originario “estaba afuera” del entorno materno. Primera impronta separadora que marca el
interior del coche.

Al año y medio: expulsión de la habitación parental y desplazamiento a la hermana de aspectos de


la simbiosis originaria con la madre.

El episodio ocurrido a los ocho meses no cobra fuerza traumática solo por su encadenamiento
posterior, sino porque la vivencia de ser separada por primera vez de la madre encadena un gesto
de horro en esta, propiciando al apres-coup.

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