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Residuos de uvas: excelente para crear

biocombustibles
 16 septiembre, 2015

Las uvas no son solo atractivas y deliciosas para degustar y fabricar vinos, sino que también
pueden ser fuente de energía mediante su aprovechamiento como biocombustibles. En el
mundo se producen anualmente 13 millones de toneladas de residuos de uva. ¿Podríamos
utilizar estos desechos para fabricar biocombustibles? La respuesta es sí.

Los investigadores tratan de responder preguntas o superar nuevos desafíos gracias a su


tesón e imaginación. De este modo, uno de los grandes retos del siglo XXI -contar con
alternativas a los combustibles fósiles- está siendo abordado desde múltiples formas. Una de
ellas es la de los biocombustibles. También conocidos como biocarburantes, estas fuentes de
energía son una de las líneas de investigación más fructíferas de la biotecnología. Y sin duda, a
los biotecnólogos no les falta ingenio ni creatividad. En los últimos meses, hemos visto
estudios en los que se producían biocombustibles a partir de tequila, cactus, termitas marinas o
incluso basura.

Esta variedad de fuentes para fabricar biocarburantes responde a un nuevo paradigma,


también llamado bioeconomía o simplemente economía circular. En otras palabras, esta
disciplina trata de aprovechar tanto materias primas como residuos para producir bienes y
servicios. Siguiendo esa idea, las principales estaciones de Reino Unido se han unido
recientemente para recoger posos de café y fabricar con ellos biofuel.

Pero los residuos de las cafeterías londinenses no son los únicos que pueden ser
aprovechados en este gran reto energético. Científicos de la Universidad de Adelaida en
Estados Unidos han estudiado la posibilidad de utilizar los residuos de las uvas para producir
bioetanol. Y es que a veces no se trata (sólo) de buscar ideas ingeniosas, sino simplemente de
aprovechar lo que tenemos delante de nuestros ojos.

Estos investigadores lograron utilizar restos de las uvas (como las pieles, las semillas o los
tallos) para fabricar de manera competitiva biocombustibles. Su resultado parece bastante
eficaz, pues a partir de una tonelada de residuos -anteriormente no aprovechados-, consiguieron
400 litros de bioetanol. Para situarnos, los restos de uvas que se desechan a nivel mundial
alcanzan los 13 millones de toneladas anualmente.

Según la científica Rachel Burton, “los residuos de uvas presentan un gran potencial para ser
aprovechados y transformados en biocombustibles”. Y es que la mayor parte de azúcares
presentes en estos restos son convertibles por fermentación a etanol, y los que no pueden
transformarse, podrían ser usados como fertilizantes o alimento de animales.

En el futuro, los biocombustibles serán una de las alternativas que emplearemos en el


transporte, producción de energía eléctrica o alumbrado. Saber qué fuentes utilizar para
fabricarlos será clave, y en ese sentido, esta investigación nos ayuda a promover la economía
circular para aprovechar cualquier tipo de residuo con el fin de valorizarlo y que pueda
ayudarnos a ser más sostenibles.

Fuente: http://www.diarioecologia.com
En: Revista Negocio y Petróleo

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