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Fallo Boragno, Cristian c/ Dragoun, Eduardo y otros s/ daños y perjuicios

HECHOS

La Escuela Milan había emitido un título de técnico electrónico no oficial al señor


Boragno. Es así que esto lo afectaba para lograr introducirse en el mercado laboral, por
ende sus derechos se encontraban lesionados e inicia, en consecuencia, acciones legales
contra el establecimiento educativo privado.

PRIMERA INSTANCIA

El juez de primera instancia dicta sentencia rechazando la demanda promovida por


Cristian Eduardo Boragno contra Jorge Dragoun y Humberto Dragoun, por indemnización
de daños y perjuicios derivados de incumplimiento contractual. La parte actora apela la
sentencia.

SEGUNDA INSTANCIA: CÁMARA DE APELACIÓN EN LO CIVIL Y COMERCIAL


DEL DEPARTAMENTO JUDICIAL DE LA MATANZA. Integrantes: Doctores Posca,
Alonso y Taraborelli

En primer término se agravia al apelante porque no se ha aplicado la ley 24. 240. La


primera sentencia en realidad contempló que el actor no había logrado ingresar al mercado
laboral por la falta de oficialidad del título expedido por el establecimiento privado. Para la
parte actora esto no es el objeto de la demanda sino que éste se encontraría constituido por
la omisión del deber de información. La primera instancia tampoco consideró los informes
brindados por la Dirección General de Cultura y Educación acerca de la “Escuela Milán”.
La parte demandada sostuvo que la actora no se refirió en la demanda a la ley 24. 240
sobre defensa al consumidor, y por lo tanto resultaría improcedente recurrir a ella en la
apelación. Sin embargo el principio iuria curia novit (el juez conoce el Derecho) prevalece
sobre todo proceso judicial, por ende la aplicación de la ley es viable mientras sea
congruente con los hechos.

No hay dudas acerca que el contrato de enseñanza integra la esfera gobernada por la ley
del consumidor.

El establecimiento educativo ha provocado lesiones al no incluir en su publicidad que los


títulos expedidos no eran oficiales. La publicidad se equipara a la oferta. El incumplimiento
deviene en responsabilidad contractual.

No debe dejarse de tener en cuenta que la publicidad es lo que atrae al usuario o


consumidor potencial. La omisión en la difusión de las características de la enseñanza
impartida resulta un elemento trascendente para que el interesado pueda decidir si ha de
cursar sus estudios en determinado establecimiento.
Si bien no podría aseverarse que el oferente ha faltado a la verdad cuando brindó su
servicio educativo, la omisión en dejar bien claro el carácter del título a otorgar resulta
lesivo del derecho al consumidor. En la difusión de la publicidad debería dejarse bien en
claro que los títulos no eran oficiales, existe un déficit en la oferta.

La ley 24. 086 de Publicidad de la Enseñanza Privada nos dice que si los títulos no tienen
carácter oficial, y por ende no se encuentran autorizados por el órgano pertinente, se debe
destacar en la publicidad esta característica de relevancia.

Todo ello forma convicción acerca que el alumno demandante nunca fue fehacientemente
notificado del carácter no oficial que revestía la enseñanza impartida. Existe un déficit de
publicidad e información.

Con respecto a la indemnización, la enseñanza brindada por el establecimiento no fue


cuestionada y parecería idónea para que sus alumnos tuvieran la posibilidad en el futuro de
ingresar en el mercado laboral. No hay un perjuicio que afecte la chance. Pero por otro
lado, los títulos expedidos eran no oficiales, y teniendo en cuenta que en el contexto
competitivo que nos toca vivir esta característica es de relevancia, esto mortifico a la parte
actora. Es así que los daños morales resultan procedentes.

En consecuencia, se revoca la sentencia apelada, se hace parcialmente lugar al reclamo y


prospera en el sentido del daño moral. Los demás jueces adhieren a la propuesta del Doctor
Posca.

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