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El derecho a una educación (inclusiva)

de las personas con discapacidad en las


Declaraciones Internacionales

Manuel López Torrijo


Universidad de Valencia

Los derechos de las personas forman parte de la sustancialidad de nosotros mismos y no


dependen de reconocimiento, ni de conciencia exterior alguna. Sin embargo, la conviven-
cia exige explicitar los acuerdos por los que decidimos regirnos y de los que forman parte
los mencionados derechos. En este sentido, las “Declaraciones Internaciones” jalonan y
sancionan el reconocimiento legal y social de nuestros derechos, a la vez que desempeñan
una labor formativa, por cuanto nos hacen más concientes de nuestra propia condición.
Si la educación ha sido uno de esos derechos fundamentales, cuyo reconocimiento se
explicitó hace más de medio siglo, las personas con discapacidad han tenido que hacer un
esfuerzo añadido para que se reconociera una obviedad: que su innegable condición de
personas les otorga el mismo derecho a dicha educación. Sin embargo en su caso, las cir-
cunstancias de sus déficits exigen que sean adaptados los medios y el entorno, a fin de que
el ejerció de tal derecho pueda ser plenamente efectivo. Es el principio de la equidad.

El derecho a la educación
El 26 de agosto de 1789 la Asamblea Nacional de París proclamaba los derechos del
hombre y del ciudadano como uno de los frutos de la revolución francesa. Dos siglos des-
pués y siguiendo esa misma trayectoria, la Asamblea de las Naciones Unidas daba a co-
nocer en su sesión del 10 de diciembre de 1948 la Declaración Universal de los Dere-
chos Humanos, con la que se sancionan los derechos fundamentales de los hombres y
mujeres en esta etapa contemporánea. Luego de recordar la igualdad fundamental de to-

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dos los seres humanos (art. 1) y la consiguiente no discriminación por razón alguna (la
discapacidad no aparece en la breve relación de las mencionadas, art. 2), la Declaración
presenta explícitamente y en sendos artículos todos los derechos fundamentales. El art.
26 es uno de los más extensos y recoge el derecho a la educación en los siguientes tér-
minos, nunca suficientemente recordados:
“Art. 26. Toda persona tiene derecho a la educación. La educación debe ser gratuita, al menos en lo
concerniente a la instrucción elemental, que será obligatoria. La instrucción técnica y profesional habrá
de ser generalizada; el acceso a los estudios superiores será igual para todos, en función de los méritos
respectivos.
La educación tendrá por objeto el pleno desarrollo de la personalidad humana y el fortalecimiento
del respeto a los derechos humanos y a las libertades fundamentales; favorecerá la comprensión, la tole-
rancia y la amistad entre todas las naciones y todos los grupos étnicos o religiosos; y promoverá el desa-
rrollo de las actividades de las Naciones Unidad para el mantenimiento de la paz.
Los padres tienen derecho preferente a escoger el tipo de educación que habrá de darse a sus hijos”.

Once años después (el 20 de noviembre de 1959) la misma Asamblea refería a los ni-
ños los derechos humanos anteriormente citados, enmarcándolos con sendos principios
de igualdad y de no discriminación (1 y 25). Con respecto a la educación, que deberá im-
plicar su “desarrollo físico, mental o moral” (principio 9), añadía el objetivo de aportarle
“una cultura general que le permita desarrollar sus aptitudes y su juicio crítico, su senti-
do de responsabilidad moral y social…” y los valores de “comprensión, tolerancia, amis-
tad entre los pueblos, paz, fraternidad universal y con plena conciencia de que debe con-
sagrar sus energías y aptitudes al servicio de sus semejantes” (principio 25). Por lo que
respecta a los niños con discapacidad, esta Declaración Universal recoge la primera ex-
presión de sus derechos: “Principio 5: el niño física o mentalmente impedido o que su-
fra algún impedimento social debe recibir el tratamiento, la educación y el cuidado es-
peciales que requiera su caso particular”.
A principios de los años 70 la ONU promulga sendas declaraciones específicas sobre
los derechos de los “retrasados mentales” (1971) y de los “impedidos” (1975). En la pri-
mera se señala su derecho a la atención médica, al tratamiento físico que requiera, así co-
mo “a la educación, la capacitación, la rehabilitación y la orientación que le permitan de-
sarrollar al máximo su capacidad y sus aptitudes” (art. 2). En términos equiparables, la
segunda Declaración expresa el derecho a:
“Recibir atención médica, psicológica y funcional, incluidos los aparatos de prótesis y ortopedia; a
la readaptación médica y social; a la educación; a la formación y a la readaptación profesionales… que
aseguren el aprovechamiento máximo de sus facultades y actitudes y aceleren el proceso de su integra-
ción o reintegración social” (art 6).

Sin embargo, sorprende que esta misma Declaración, en el apartado que dedica a la
discapacidad sensorial, mencione las ayudas médicas, protésicas y rehabilitadotas (art 3),
pero no haga más alusión a la educación que el “material de lectura y educativo” (art. 7).

Una educación para todos


A finales de los años 80, coincidiendo con la promulgación de la legislación que regula
la Educación Inclusiva en la mayoría de los países desarrollados, la Asamblea General de

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las Naciones Unidas adopta la Convención sobre los Derechos del Niño (20 de noviem-
bre de 1989), que incorpora matices importantes en la educación de los niños con disca-
pacidad. Luego de reconocer el derecho a la salud, a la seguridad social y “a un nivel ade-
cuado para su desarrollo físico, mental, espiritual, moral y social” (art. 27), intenta
asegurar, “en condiciones de igualdad de oportunidades”, el derecho a la enseñanza pri-
maria obligatoria y gratuita, así como hacerlo extensivo a la enseñanza secundaria gra-
tuita y a la superior “accesible a todos, sobre la base de la capacidad” (art. 28). Pero an-
tes ha dedicado un artículo (23) al “niño mental o físicamente impedido” con la finalidad
de asegurarle “una vida plena y decente en condiciones que aseguren su dignidad, le per-
mitan bastarse a sí mismo y faciliten la participación activa del niño en la comunidad”.
Reconoce la Convención el derecho del niño impedido a recibir cuidados especia-
les adecuados a su estado y a las circunstancias de los padres. Define con precisión y
de manera ciertamente completa su alcance y objetivos, si bien propone su desarrollo
en términos meramente posibilistas: “…la asistencia …será gratuita siempre que sea
posible” y, “estará destinada a asegurar que el niño impedido tenga un acceso efectivo a
la educación, la capacitación, los servicios sanitarios, los servicios de rehabilitación, la
preparación para el empleo, y las oportunidades de esparcimiento y reciba tales servicios
con el objeto de que el niño logre la integración social y el desarrollo individual, inclui-
do su desarrollo cultural y espiritual, en la medida posible”.
Pero el verdadero punto de inflexión en el camino hacia una educación para todos vi-
no de la mano de la UNESCO y tuvo inicio en Jomtien (Tailandia) en 1990, bajo el tí-
tulo explícito de Declaración Mundial sobre una Educación para Todos. Luego de de-
nunciar los graves incumplimientos respecto al derecho a la educación suscrito en las
declaraciones anteriores, de señalar las amenazas afines, pero también de destacar las po-
tenciales del desarrollo actual, concluye que “la educación básica para todos –por prime-
ra vez en la historia– en un objetivo alcanzable”.
Desde el recuerdo del derecho fundamental de todo hombre y mujer a la educación
y de que ésta es indispensable, tanto para el desarrollo individual y el mejoramiento so-
cial, como para la consecución de un mundo “más sano, más próspero y ambientalmen-
te más puro y que simultáneamente contribuye al progreso social, económico y cultural,
a la tolerancia, y a la cooperación internacional”, la Declaración proclama para cada per-
sona la satisfacción de las necesidades básicas de aprendizaje, que variarán en su forma
en cada país:
“Estas necesidades comprenden tanto las herramientas esenciales para el aprendizaje (tales como
lectura y escritura, expresión oral, aritmética, resolución de problemas) como los contenidos básicos
mismos del aprendizaje(conocimientos teóricos y prácticos, valores y actitudes) requeridos para que los
seres humanos sean capaces de sobrevivir, desarrollen sus capacidades, vivan y trabajen con dignidad,
participen plenamente en el desarrollo, mejoren la calidad de sus vidas, tomen decisiones fundamenta-
das y continúen aprendiendo”.

Como uno de los compromisos de esta nueva visión de la educación, plantea “uni-
versalizar el proceso y promover la equidad”. En este sentido, señala como prioridades la
educación de las niñas y de los marginados sociales (pobres, indígenas, itinerantes, mi-
norías, refugiados, desplazados…), a los que añade de manera explícita las personas dis-

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capacitadas, para quienes demanda “tomar medidas para facilitar a las personas impedi-
das igualdad de acceso a la educación como parte integrante del sistema educativo”.
Esta Declaración recuerda la necesidad de conseguir un aprendizaje real de conoci-
mientos, razonamiento, destrezas y valores, que deberá iniciarse desde la edad temprana
y llevarse a cabo en la escuela. Para ellos los gobiernos deben concitar y coordinar las es-
trategias, recursos y organizaciones pertinentes, puesto que la educación debe verse co-
mo “una dimensión fundamental de todo proyecto social, cultural y económico”. Y ello
debe hacerse desde la solidaridad internacional ya que “la satisfacción de las necesidades
básicas de aprendizaje constituye una común y universal responsabilidad humana.” A
continuación se acordaron diversos “Marcos de acción” para llevar a cabo la Declaración:
el propio Marco de Jomtien, el de Acción Regional para todas las Américas (Sto. Do-
mingo, febrero de 2000), el Marco de Dakar (abril del 2000),… Es justamente éste últi-
mo el primero en plantear una Educación Inclusiva que alcance también a los alumnos
con discapacidad (apartado 5 de los Compromisos).

Una Educación Inclusiva


Sin embargo, en el marco de los países desarrollados las propuestas educativas han lleva-
do otro ritmo y rumbo más acorde con las posibilidades de sus economías. Así, en Junio
de 1994 los representantes de 92 gobiernos y 25 organizaciones internacionales se reu-
nieron en Salamanca, bajo los auspicios de la UNESCO, para abordar de manera espe-
cifica las “Necesidades Educativas Especiales” en una Conferencia que acordó la Decla-
ración que lleva el nombre de esta ciudad. Fue ésta la consagración a nivel internacional
de las políticas integradoras que la mayoría de los países desarrollados habían empezado
a aplicar en la década de los ochenta, si bien de manera insuficiente.
De nuevo se parte del derecho a la educación para todos, pero ahora se incorporan
dos matices nuevos e importantes:
- La singularidad de cada niño en cuanto a sus características, intereses y capacida-
des de aprendizaje, como punto de referencia para el diseño y aplicación de los
sistemas y programas educativos.
- La escuela ordinaria como medio habitual para la escolarización también de los
alumnos con necesidades educativas especiales, capaz de satisfacer dichas necesi-
dades especiales y centrada en el niño:
“Las escuelas ordinarias con esta orientación integradora representan el medio más eficaz para
combatir las actitudes discriminatorias, crear comunidades de acogida, construir una sociedad integra-
dora y lograr la educación para todos; además, proporcionan una educación efectiva a la mayoría de los
niños y mejoran la eficiencia y, en definitiva, la relación costo-eficacia de todo el sistema educativo”.

La Conferencia hizo una llamada a todos los gobiernos participantes a priorizar po-
lítica y presupuestariamente la educación integradora y a desarrollar proyectos, identifi-
car estrategias, garantizar la formación de los profesores y evaluar los resultados de las
experiencias integradoras que incorporen los alumnos con NEE al sistema ordinario.
Dicha convocatoria se hace extensiva a las organizaciones internacionales, programas
de cooperación internacional, ONGs a quienes se insta a “defender el enfoque de esco-

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larización integradora” y a cooperar en la puesta en práctica de “programas de enseñan-


za que faciliten la educación de los alumnos y alumnas con necesidades educativas espe-
ciales”.
Especialmente significativa es la llamada a “fomentar la participación de los pa-
dres comunidades y organizaciones de personas con discapacidad en la planificación
y el proceso de adopción de decisiones para atender a los alumnos con necesidades
educativas especiales”. En la base estaban las reivindicaciones de los colectivos de per-
sonas con discapacidad. Ellos y sus familias habían sido los principales responsables
de esta propuesta, que sigue trasformando los sistemas educativos. Este movimiento,
perfectamente vertebrado a nivel nacional e internacionalmente llevaba décadas ejer-
ciendo una participación social, que ahora empezaba a tener una plasmación real en
los planteamientos políticos (sirva como muestra el European Dissability Forum
–UDF– de la UE).
En octubre de este año el propio EDF conseguirá un acuerdo de la Reunión Plena-
ria de la UE sobre Derechos Humanos en las que se presenta una visión acerca de las
personas con discapacidad radicalmente nueva:
“Una Persona con Discapacidad o Discapacitada es un individuo por derecho propio, que se ha
encontrado en una situación de discapacidad, debido a las barreras del entorno, económicas y sociales
que dicha persona, debido a su(s) minusvalía(s) o deficiencia(s), no puede superar del mismo modo
que otros ciudadanos. Estas barreras son impuestas frecuentemente por la actitud marginadora de la
sociedad.
La sociedad es la que tiene que eliminar, reducir o compensar dichas barreras con el fin de permitir
a todos sus ciudadanos la posibilidad de disfrutar al máximo de su condición de ciudadano, respetando
los derechos y deberes de cada individuo”.

La propia Declaración rechazó la clasificación de “deficiencia, discapacidad y minus-


valía” de la incuestionable OMS y consiguió la actual Clasificación Internacional del
Funcionamiento, que focaliza la adopción de medidas compensatorias en el funciona-
miento de las capacidades y centra la responsabilidad de la discriminación en las limita-
ciones del entorno.
Por esas mismas fechas la UE había puesto en marcha un macro programa para es-
tudiar la situación y necesidades educativas y sociales de las personas con discapacidad:
el programa HELIOS. Tras cuatro años de innumerables visitas de estudio, sesiones de
trabajo y seminarios, los cerca de mil representantes de afectados, familiares, profesiona-
les, gestores, representantes políticos y sociales, presentaron sus conclusiones en la deno-
minada Carta de Luxemburgo.
En ella se proclaman como principio básicos el derecho a una “Escuela para todos y
para cada uno” a lo largo de todo el sistema educativo, incluso en la enseñanza de toda
la vida. Y se explicita:
“La escuela para todos y cada uno debe garantizar una enseñanza de calidad y ofrecer un acceso
idéntico para todos y esto a lo largo de toda la vida.
La escuela para todos y cada uno debe adaptarse a la persona y no a la inversa. La escuela coloca a
la persona en el centro de todo proyecto educativo reconociendo las potencialidades de cada uno y sus
necesidades específicas.
(…) La educación en el medio ordinario es un princpiuo base de una escuela para todos y cada
uno”.

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Recogiendo algunas de las propuestas del Informe Warnock, que diera lugar al mo-
vimiento de la escuela integradora, la Carta reitera el derecho de los padres a elegir el ti-
po de educación que desean para sus hijos, la importancia de la intervención temprana,
la coordinación institucional y personal debidas, la evaluación permanente del proceso,
las potencialidades que ofrecen las nuevas tecnologías, la imprescindible capacitación de
los profesionales que han de aplicarla y termina instando a los gobiernos a promulgar las
legislaciones que “garanticen a todos los niños y adultos el derecho a acceder al sistema
ordinario de enseñanza”.
Como estrategias de aplicación de esta nueva educación para todos propone una es-
cuela flexible y capaz de responder a las deferentes necesidades educativas; un enfoque
centrado en las necesidades, intereses y deseos de cada alumno; sustituir el planteamien-
to clínico por el pedagógico; informar a los padres para que ejerzan su derecho a la elec-
ción de modelo educativo; fomentar la mobilidad de los alumnos con NEE. en progra-
mas nacionales y europeos, sensibilizar a la opinión pública para que cambio su
mentalidad hacia estas personas, y termina apuntado el protagonismo de la persona con
NEE, quien con el asesoramiento de los padres/tutores “debe ser el actor determinante
de las decisiones referidas a su vida”.
Este mismo protagonismo ha sido reivindicado de manera contundente en un Con-
greso europeo de especial trascendencia. Se trata del celebrado en marzo del 2002 con el
lema “No discriminación + acción positiva = inclusión social”. No es casual que nueva-
mente fuera una ciudad española la que albergara un acontecimiento de este calado. En
esta ocasión y con motivo de la celebración en 2003 del Año Europeo de las Personas
con Discapacidad, más de 600 participantes, en representación de 50 millones de euro-
peos discapacitados, presentaron la nueva mirada y planteamiento sobre la realidad, de-
rechos y participación social de este importante colectivo.
Sus propuestas, con forma de proclamas, suponen una nueva forma de ser ciudadanos:
- “La discapacidad es una cuestión de derechos humanos.
- Las personas con discapacidad desean la igualdad de oportunidades y no la caridad.
- Las barreras sociales llevan a la discriminación y a la exclusión social.
- Las personas con discapacidad: los ciudadanos invisibles.
- Las personas con discapacidad forman un grupo diverso.
- No discriminación + acción positiva = inclusión social”.

A partir de esta nueva mirada, presentan un programa de cambios para conseguir una
sociedad integradora que incluya su plena ciudadanía: medidas legales antidiscriminato-
rias; un cambio en las actitudes de toda la sociedad; servicios que promuevan y permitan
alcanzar una vida independiente; apoyo a las familias par cumplir sus funciones; medidas
adecuadas para eliminar la discriminación añadida que sufren las mujeres con discapaci-
dad; el empleo como clave para la inserción social y el acceso a los servicios ordinarios de
salud, educativos, profesionales y sociales.
Y convocan a todos los agentes sociales –autoridades europeas, nacionales y locales,
empresas, sindicatos, medios de comunicación,…– a realizar un esfuerzo común para
conseguir la equidad en los derechos de todos los ciudadanos, respetando un lema bási-
co: “nada para las personas con discapacidad sin las personas con discapacidad”.

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Justamente una de las estrategias básicas de esta lucha la sitúan en el sistema educa-
tivo. Las escuelas tienen un papel relevante en la difusión de estos ideales de compren-
sión, aceptación de los derechos de este colectivo, eliminación de miedos, mitos y pre-
juicios erróneos y, en definitiva, en el reconocimiento del derecho a las diferencias. Por
ello defienden que:
“Es necesario lograr la educación para todos, en términos de plena participación e igualdad. La
educación condiciona e influye directamente sobre las perspectivas de futuro en los planos personal, la-
boral y social, por lo que el sistema educativo debe ser el lugar clave para el desarrollo personal y la in-
serción social, que permita que en el futuro los niños y jóvenes con discapacidad sean personas lo más
autónomas e independientes posible. En definitiva, el sistema educativo debe ser el primer paso para
conseguir una sociedad integradora y no excluyente”.

Recientemente, las reivindicaciones de este colectivo, con mayor presencia cada día
en realidad social y política de los países y con una importante organización e infraes-
tructura asociativa, ha conseguido que el reconocimiento de sus derechos vuelva a tener
el máximo respaldo internacional. El pasado 2 de diciembre del 2006 la ONU presenta-
ba la Convención de los Derechos de las Personas con Discapacidad, que cuenta en la
actualidad con el respaldo de 137 signatarios y 47 ratificaciones nacionales respectiva-
mente.
Esta Carta Magna de los derechos inalienables de siempre, parte desde su preámbu-
lo de esa nueva imagen de la discapacidad, entendida como:
“Un concepto que evoluciona y que resulta de la interacción entre las personas con deficiencias y
las barreras debidas a la actitud y al entorno que evitan su participación plena y efectiva en la sociedad,
en igualdad de condiciones con las demás”y que incluye “a aquellas que tengan deficiencias físicas,
mentales, intelectuales o sensoriales”.

Y, tras todos los presupuestos consagrados en anteriores Declaraciones y Convencio-


nes (derechos inalcanzados, necesidad de cooperación, el reto inalienable de su autono-
mía y plena ciudadanía, etc), presenta los principios fundamentales de la Convención:
“1.- El respeto de la dignidad inherente, la autonomía individual, incluida la libertad de tomar las pro-
pias decisiones, y la independencia de las personas;
2.- La no discriminación;
3.- La participación e inclusión plenas y efectivas en la sociedad;
4.- El respeto por la diferencia y la aceptación de las personas con discapacidad como parte de la diver-
sidad y la condición humanas;
5.- La igualdad de oportunidades;
6.- La accesibilidad;
7.- La igualdad entre el hombre y la mujer;
8.- El respeto a la evolución de las facultades de los niños y las niñas con discapacidad y de su derecho a
preservar su identidad”.

Al derecho a la educación dedica el art 25. En él se plantea con toda claridad el mo-
delo de Educación Inclusiva como inherente al propio derecho a una educación sin dis-
criminación cuando se propone que:
“1.- …Estados Partes asegurarán un sistema de educación inclusivo a todos los niveles así como la
enseñanza a lo largo de la vida, con miras a:
Desarrollar plenamente el potencial humano y el sentido de la dignidad y la autoestima y reforzar
el respeto por los derechos humanos, las libertades fundamentales y la diversidad humana;

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Desarrollar al máximo la personalidad, los talentos y la creatividad de las personas con discapaci-
dad, así como sus aptitudes mentales y físicas;
Hacer posible que las personas con discapacidad participen de manera efectiva en una sociedad
libre”.

A fin de asegurar la no discriminación de los alumnos por razones de discapacidad,


y ello a lo largo de todo el sistema educativo, los estados firmantes se comprometen a que
estos alumnos “puedan acceder a una educación primaria y secundaria inclusiva, de cali-
dad y gratuita, en igualdad de condiciones con las demás, en la comunidad en que vivan”,
a la vez que se les faciliten todos los apoyos y medidas personalizadas que facilite su for-
mación efectiva en el marco del sistema general de educación y de acuerdo “con el obje-
tivo de la plena inclusión.”
Del mismo modo, los estados brindarán “la posibilidad de aprender habilidades para
la vida y desarrollo social, a fin de propiciar su participación plena y en igualdad de con-
diciones en la educación y como miembros de la comunidad”. Para ello facilitarán el
aprendizaje y uso de aquellos sistemas aumentativos y alternativos de la comunicación
(braille, lengua de signos, etc,…) y el acceso a cuantas tecnologías y ayudas precise el
alumno. La docencia será impartida utilizando dichos sistemas y apoyos.
El ejercicio de este derecho a la educación se hace igualmente extensivo “a la educa-
ción superior, la formación profesional, la educación para adultos y el aprendizaje du-
rante toda la vida sin discriminación y en igualdad de condiciones con las demás”.
Hasta aquí el reconocimiento internacional alcanzado a favor del derecho a la edu-
cación, que, en su actual planeamiento, implica los presupuestos de la Educación In-
clusiva.
Con posterioridad a la presentación de la Convención de la ONU y de nuevo en el
contexto de la UE, la EADSNE y el Ministerio de Educación portugués celebraron en
septiembre de 2007 una Audiencia sobre “Jóvenes Voces: Encuentro sobre diversidad y
educación”. Sus conclusiones han sido presentadas con el nombre de la Declaración de
Lisboa y representa el último testimonio de las personas con discapacidad acerca de sus
propias exigencias educativas. Luego de reiterar su derecho a la educación sin discrimi-
nación alguna, a ser independientes y a tomar sus propias elecciones y decisiones, reco-
nocen los logros alcanzados en materia de educación y señalan algunas mejoras puntua-
les para el futuro. Pero dedican expresamente un párrafo a recoger su opinión sobre la
Educación Inclusiva. En él reconocen sus claros beneficios respecto a la adquisición de
habilidades sociales, riqueza de experiencias, preparación para la vida real e interacción
social. De forma conclusiva afirman:
“La educación inclusiva es la mejor si las condiciones son las óptimas para nosotros. Debe haber
apoyos y recursos suficientes, así como docentes con formación adecuada. Los profesores han de estar
motivados, bien informados y deben comprender nuestras demandas. Requieren una buena formación,
deben saber preguntar lo que necesitamos y estar coordinados correctamente durante toda nuestra es-
colarización.

Y terminan: “La educación inclusiva es mutuamente beneficiosa para nosotros y los


demás”.
Este movimiento de las asociaciones de personas con discapacidad ha tenido una
presencia importante en los últimos años a nivel internacional. Así lo prueban las múl-

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tiples acontecimientos encaminados a sensibilizar y concienciar a toda la sociedad so-


bre la realidad, derechos y limitaciones de estas personas. Basta recordar los últimos
de ellos:
1982. La Asamblea General de la ONU adopta el Programa de Acción Mundial para
las Personas con Discapacidad.
1993. La Asamblea General de la ONU adopta las Normas Uniformes sobre la Igual-
dad de oportunidades para las Personas con Discapacidad.
1981. La Asamblea General de la ONU proclamó el 1981 el Año de las Personas
Discapacitadas.
1994. Bengt Lindqvist es designado como el primer Relator Especial sobre la Disca-
pacidad.
1993-200. Década de las Personas con Discapacidad en Asia y el Pacífico.
2000-2009. Década Africana de las Personas con Discapacidad.
2003. Año Europeo de las Personas con Discapacidades.
2003-2012. Década Árabe de las Personas Discapacitadas.
A modo de conclusión, quiero plantear algunas propuestas de reflexión sobre este
proceso:
- El proceso hacia la Educación Inclusiva es irreversible, si bien su práctica es toda-
vía muy incompleta, especialmente en las etapas secundaria y superior.
- El claro protagonismo que las asociaciones de personas con discapacidad y sus fa-
milias han tenido en dicho proceso cuestiona el papel desempeñado por los teó-
ricos, profesionales y responsables políticos.
- El compromiso alcanzado en las “Declaraciones Internacionales” suele adoptar una
posición intermedia entre las demandas de los países más desarrollados y las po-
sibilidades de los del tercer mundo. Ello explica la insatisfacción que simplica pa-
ra los primeros y el incumplimiento a que se ven abocados los segundos.
- En cualquier caso, las “Declaraciones Internacionales” desempeñan una importan-
te labor ideologizadora, que contrasta poderosamente con la inoperancia de su
falta de exigibilidad.
- Es preciso valorar el protagonismo desempeñado en este proceso por los países me-
diterráneos, en contraposición con el liderazgo de las grandes potencias en cuan-
to afecta a las decisiones económicas, o los países en vías de desarrollo en cues-
tiones de justicia social, desarrollo sostenible, ecología, etc.

Webgrafía
http://www.un.org/spanish/aboutun/hrights.htmDerechos del niño (1959).
http://www.unhchr.ch/spanish/html/menu3/b/72_sp.htm.
http://www.unhchr.ch/spanish/html/menu3/b/m_mental_sp.htm.
http://www.retinacv.onored.com/derechos.html.
http://www.unhchr.ch/spanish/html/menu3/b/k2crc_sp.htm.
http://www.unesco.org/education/efa.
http://www.inclusion-ia.org/espa%F1ol/Norm/unesco-docs.htm.

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http://www.inclusion-ia.org/espa%F1ol/Norm/declaracion-jomtien.pdf.
http://www.oei.es/quipu/marco_jomtien.pdf.
http://www.inclusion-ia.org/espa%F1ol/Norm/SALAMA_S.pdf.
http://www.inclusion-ia.org/espa%F1ol/Norm/marco-dakar.pdf.
http://www.discapnet.es/documentos/tecnica/0454.HTML.
http://www2.ohchr.org/spanish/law/disabilities-convention.htm.
http://www.european-agency.org/site/info/publications/agency/flyers/docs/Declara-
tion%20ES.pdf.

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