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Pedro Paulet: un pionero de la aviación y la

astronáutica - Revista de Historia

El peruano Pedro Eleodoro Paulet Mostajo fue un precursor de la ingeniería espacial al descubrir las
ventajas del combustible líquido en la propulsión de cohetes y diseñar un motor que funcionaba con
este sistema.
Nacido en Tiabaya (Arequipa) el 2 de julio de 1874, fue un estudiante activo que se destacó en las
ciencias y el arte. Según su hija Megan:
“Desde la primera infancia, Pedro Paulet mostró pasión por alcanzar las
estrellas. Con sus primitivos cohetes modelo, inspirados en los fuegos artificiales de la
ciudad, toda su infancia fue una colección de anécdotas sobre su curiosidad por el
descubrimiento y la creación científica; curiosidad que a menudo lo llevó a
experimentos arriesgados”[i].

Cursó estudios primarios y secundarios con los padres lazaristas y, pese a ser de bajos recursos,
pudo comenzar en la Universidad San Agustín de Arequipa, gracias a que fue becado. A los 19 años
el gobierno del presidente Remigio Morales Bermúdez le otorgó otra beca a la “excelencia
académica”, lo que le permitió viajar a Europa. Comenzó a cursar Ingeniería y Arquitectura en la
Universidad de la Sorbone, pero finalmente se cambió a Ingeniería Química, carrera a cargo del
especialista en explosivos Marcelin Berthelot. En 1901 se graduó con la más alta distinción.
Hacia 1895 inventó el motor-cohete espacial de combustible líquido, conocido como “Motor
Paulet”. Su maestro Berthelot le aconsejó probar con las panclastitas, explosivos recién inventados
por Eugene Turpin. Paulet concluyó que el peróxido de nitrógeno y la gasolina que lo componían
eran los propelentes ideales para su motor.
Sin embargo, muchos más serían los inventos de este genio latinoamericano. En 1902, siendo
cónsul peruano en Antwerfen (Bélgica) y un año antes que los Hermanos Wright, diseñó el “Avión
Torpedo” o “Autobólido”, el primer antecedente de una nave impulsada por cohetes. Paulet regresó
a su país a principios del siglo XX convencido de que su nave era mejor. Sin embargo, los aviones
de hélice, a los que consideraba “pobres cometas”, se impusieron a los de motor. En 1911 regresó a
Europa buscando la forma de continuar con sus inventos.
En 1927, el joven norteamericano Charles Augustus Lindbergh logró volar de New York a París en
33 horas y media. El austriaco Max Valier propuso un proyecto de una nave empujada por cohetes
de combustible líquido para batir ese récord. A continuación, Paulet difundió en alemán una carta,
publicada el 7 de octubre de 1927 en el diario peruano El Comercio, en la que aseguraba que tres
décadas antes había diseñado un avión-cohete superior y estaba buscando los fondos para fabricarlo.
La aeronave de Valier tenía un ala delta pivotante con varios motores-cohete en la base. Paulet
pensó que, con la punta hacia arriba, despegaría verticalmente y, al girar el ala, se desplazaría en
forma horizontal. De nuevo en posición vertical, el descenso sería cómodo. La de Valier, en cambio,
al no contar con este sistema obligaría a sus ocupantes a dar volatines al volver a la Tierra. Además
el diseño de la cabina de su avión era esférico, por considerar que era la forma geométrica más
resistente a las presiones externas y porque permite una completa libertad de movimiento a la
tripulación. Además había incluido paredes térmicas y la producción de electricidad para el
instrumental por medio de baterías termoeléctricas. El “torpedo Paulet” estaba basado en principios
completamente diferentes a los conocidos en ese entonces.
La carta de Paulet interesó a científicos alemanes nucleados en la Verein für Raumschiffahrt (VFR,
Sociedad para los Vuelos espaciales), así como al mismo Valier que- instalado en Alemania- alabó
su trabajo mientas diseñaba un motor para la empresa de automóviles Opel. Pero pronto se
produciría una ruptura entre Paulet con Valier y la VFR. Las causas son motivo de discusión, pero
se dice que estos últimos querían utilizar sus inventos para diseñar misiles para el régimen nazi[ii].
En 1929, Valier construyó un motor de combustible líquido pero su auto no corrió muy veloz.
Paulet habría mantenido en secreto la fórmula del combustible, acaso para que no lo usaran como
arma. Valier siguió experimentando, pero uno de sus cohetes le explotó provocándole la muerte en
1930. Su asistente, Arthur Rudolph, perfeccionó el motor y en pocos años sería de los científicos
que secundaron a Von Braun en el desarrollo de los misiles V-2 en la Segunda Guerra Mundial[iii].
Paulet regresó a Sudamérica dispuesto a seguir buscando apoyo para sus proyectos. Explicaba su
obstinación diciendo: “los arequipeños no le tienen miedo al fuego o a las explosiones”[iv]. Pidió al
Gobierno peruano financiamiento para la construcción de su aeronave y al argentino le propuso en
1944 la creación de una industria aeronáutica sudamericana. Ninguna estas iniciativas resultó
exitosa.
Otro de sus inventos fue la Girándula (1900), una rueda de bicicleta provista de dos cohetes,
alimentados por con una mezcla explosiva por tubos unidos a los radios, lo que fue antecedentes de
las turbinas de los aviones a reacción. También se dedicó al estudio de la propulsión del calamar, ya
que podía ser útil para el diseño de cohetes.
Fue fundador y director de la Escuela de Artes y Oficios (hoy Instituto Superior de Tecnología), de
la revista educativa La Ilustración Peruana, promotor de la Liga Nacional Pro-Aviación y
conferencista en la Sociedad de Ingenieros.
Sus inventos sirvieron a otros precursores de la astronáutica, como lo reconoció Wernher von Braun
en su obra en coautoría Historia Mundial de la Astronáutica:
“Pedro Paulet estaba en París en esos años (1900), experimentando con su pequeño
motor de dos kilogramos y medio, y alcanzó 100 kg de fuerza. Por este acto, Paulet
debería ser considerado el pionero del motor de propulsión de combustible líquido”[v].

También sostiene que sin sus inventos no se podría haber llegado a la Luna.
Paulet falleció en Buenos Aires el 30 de enero de 1945, cuando estaba buscando financiamiento
para su agencia espacial sudamericana. En su honor se celebra el 2 de julio como “Día Nacional de
la Aeronáutica” en Perú, donde es considerado “el mayor inventor de todos los tiempos”. En el
Museo Nacional del Aire y el Espacio de Washington, DC hay una pequeña placa en honor a su
memoria “como uno de los padres de la aeronáutica”. En el Museo de Aeronáutica de Lima se
encuentra el “Salón Pedro Paulet” en donde se exhiben los originales y los modelos a escala de sus
inventos.
Autor: Luciano Andrés Valencia para revistadehistoria.es

Bibliografía:
[i] Madueño Paulet de Vazquez, Sara; “Pedro Paulet: peruvian space and rocket pionner”, 21º
Century. Science and technology Magazine, número de Invierno 2000-2001.
[ii] “Pedro Paulet, padre de la aeronáutica”, Planeta Perú, https://www.planetaperu.pe/pedro-paulet-
el-padre-de-la-aeronautica-F1206C9031BD9.
[iii] Sobre este tema me refiero al comienzo de mi trabajo: Valencia, Luciano Andrés; “La carrera
espacial: la supremacía soviética”, Revista Cápsula Espacial, Entre Ríos, Nº 48, verano 2020.
[iv] Boris, Miranda; “Pedro Paulet, el peruano que se convirtió en el padre de la astronáutica
inspirado por un libro de Julio Verne”, BBC News, https://www.bbc.com/mundo/noticias-america-
latina-38197437, 2 de julio de 2019.
[v] Citado por: Madueño Paulet de Vazquez, Sara; “Pedro Paulet…”, op. cit.

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