| JAPONES 5GUERRA BOSHIN. Ente 1868, y 1960, as fuerzas del ‘shogunato Tokugaria se entrentaron a aquellos qua querian devolver 1 poder poltco alacorte. Enla imagen de abajo, samurdis, del dominio de Satsuma, uno de los feudos mds podereses de Japon, Sa MUY HSTORIA ‘a espina dorsal dela politica exterior japo- nesa durante los présperos aos del sho- gunato Tokugawa fue un calculadisimo aislamiento de las perniciosas influencias caulturales, sociales, econémicas y comer. ciales de Occidente. La insularidad de Jo pon definio acusadamente su caricter. Yen buena ‘medida explica la eclosién ultranacionalista que habria de gestarse en las décadas finales del siglo XIXy principios del siglo XX. E] Pais del Sol Naciente desperté violentamente de su letargo el 8 de julio de 1858, cuando cuatro bbuques estadounidenses armados hasta los dien- tes hicieron acto de presencia en la bahia de Edo. Bajo la amenaza de la fuerza, el shogtin fue obli- gado a firmar el Tratado Harris, que finiquitaba laislamiento nipén garantizando a los america- nos la apertu cio y la rdbrica de sendos “acuerdos desiguales” ‘con Estados Unidos y Reino Unido, que garan- tizaban a ambas naciones la extraterritorialidad ‘en los puertos, lo que significaba que quedaban completamente al margen de las leyes niponas y Ja autoridad del shogiin. La indignacién social de varios puertos para el comet no se hizo esperar. Semejante humillacién no era plato de buen gusto, y pronto un sustancial porcentaje de la poblacién comenz6 a sefalar y culpar al decrépito regimen del shogunato como responsable de las concesiones y la rendicién a las potencias occidentales. LA RESTAURACION IMPERIAL La guerra Boshin (1868-1869), entre partidarios y detractores del shoguin imbuidos de un acen tuado frenes{ xendfobo, se saldé con la caida del regimen y la restauracion del emperador como figura central de la politica japonesa, La nueva lite gobernante encontré un delicado balance entre xenofobia por prineipio y pragmatismo por necesidad, mirando de reojo a Occidente con el objetivo de modernizar el pais e incorporando finalmente a Jap6n ala inercia de la Revolucién Industrial a partir de los afios 80 del siglo XIX. Uno de los prineipios motores del periodo Meiji fue situara Japon en el mapa de las potencias in- ternacionales y terminar de una vez por todas con los odiosos “tratados desiguales’, sacudiéndose