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Pedro Paulet desarrolló la idea que serviría de base para propulsar al hombre a la
Luna y diseñó su propia nave aeroespacial, pero los únicos que quisieron aprovechar
sus descubrimientos inicialmente fueron los nazis, a pesar de que él se negó a
ayudarlos.
El primer dispositivo diseñado por Pedro Paulet consistió en una rueda de bici. El
diseño se asemeja a las turbinas hoy utilizadas por los aviones de reacción.
Fue en París, en los últimos años del siglo XIX, que Paulet afinaría su "motor-cohete"
alimentado por combustible líquido.
Sostuvo fuertes polémicas con científicos europeos de la época durante las primeras
décadas del siglo XX y, pocos años antes del ascenso de Adolf Hitler al poder,
científicos alemanes intentaron imitar su "motor-cohete" de combustible líquido para
misiles de guerra.
Von Braun no compartía el ideario nazi, pero fue puesto a trabajar para el régimen
como muchos científicos alemanes de aquel entonces.
En 1945, con Alemania a punto de perder la Segunda Guerra Mundial, se entregó a las
fuerzas estadounidenses.
Wernher von Braun consideraba a Pedro Paulet como el pionero de la propulsión con
combustible líquido que usan los cohetes espaciales.
De a poco fue ganando espacio y reconocimiento en Estados Unidos hasta que llegó
a la NASA, donde dirigió el programa espacial que en 1969 lograría el ansiado
objetivo de llegar a la Luna.