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Haciendo una recorrida por la historia de la aviación, el hombre desde sus comienzos le llamo

la atención volar.

Los primeros

Los primeros pasos de la industria aeronáutica se dieron merced a


unas aeronaves "hechas íntegramente en casa", con la excepción de
sus motores en una buena parte de los casos. Muchos habían sido los
precursores que persiguieron por los más diverso medios volar con
una aeronave "más pesada que el aire" pero fueron los Wright los
primeros que lo consiguieron de manera controlada con su Flyer I.

Octave Chanute experimentó en solitario con planeadores y estableció


durante 1900 lazos de amistad y colaboración con los Wright. Europa
supo del progreso de sus trabajos a través de los contactos entre
Ferdinand Ferber y Chanute. Chanute se desplazó a Europa en marzo
de 1903 y el 2 de abril dictó una conferencia en el Aero- Club de
Francia donde habló ante los asistentes de sus actividades y los
logros de los Wright, esta conferencia trascendió a diversos medios
informativos y despertó el interés en los medios aeronáuticos de
Europa, en general , y de Francia en particular. De totalmente
desconocidos en el viejo continente Wilburn y Orville pasaron, poco a
poco, a ser objeto de un cierto seguimiento y cuando se conoció que
habían logrado volar se despertó el entusiasmo y nuevos y resueltos
adeptos se sumaron a la causa de los aviones, particularmente en
Francia, que contaba con una importante tradición en cuanto al vuelo
aerostático y con un pionero Clément Ader que en octubre de 1890
recorrió con su aeronave Éole provista de un motor de vapor una
distancia en línea recta de 50 metros a 20 centímetros sobre el suelo (el
"salto propulsado")

La creación de la que se considera la primera industria aeronáutica del


mundo, Voisin Frères, tuvo lugar en Paris como consecuencia de
aquel estado de cosas. En noviembre de 1906 los dos hermanos,
Gabriel y Charles, con la ayuda de Ernest Archdeacon crearon un
"embrión" de empresa donde Charles Voisin ejerció por primera vez
como jefe de diseños e inició su carrera aeronáutica.

Todo encajaba perfectamente en el estereotipo de una actividad


deportiva, algo que resultó "oficializado" en 1905 cuando el
vicepresidente del Aeroclub de Francia y el comandante de la Liga
Alemana de Dirigible y el presidente del Aeroclub de Bélgica crearon la
Federación Aeronáutica Internacional (FAI).

Los precursores de la aeronáutica La historia está llena de


acontecimientos similares a los descritos. Me viene a la memoria las
leyes de Maxwell en el campo del electromagnetismo, donde la
contribución de Gauss y Faraday es tan importante como la del propio
Maxwell, o al científico Nikola Tesla, apenas conocido por llevar el
nombre de la unidad de inducción magnética, más que por sus
investigaciones en el estudio de la corriente alterna, el transformador o
la aplicación del "eco" de la radio, precursora del Radar.

Y la aviación no es menos. Al igual que en los ejemplos mostrados,


existieron muchos personajes que contribuyeron a la ciencia
aeronáutica con éxito desde tiempos remotos. Pero los primeros
vuelos efectivos de comienzos del siglo veinte se realizaron
gracias a que, aproximadamente en 1796, sir George Cayley
acometió una serie de experimentos cuyas cuidadosas
investigaciones supusieron el primer análisis científico moderno
del vuelo, y sirvieron de base a la aerodinámica actual. Ya por
aquel entonces, sir Caley afirmó que el peso de un motor de aviación
no debería exceder de un kilogramo por caballo de fuerza, límite que
no pudo rebasarse hasta fecha muy reciente.

El avión de Clément Ader Se podría escribir muchísimos párrafos


sobre científicos e ingenieros, como los ingleses William Henson, John
Stringfellow y P.S. Pilcher, los franceses LeBris y Penaud, los
alemanes Lilienthal, los norteamericanos Montgomery y Chanute, o
simples aventureros como los canarios Antonio José Lirio Toledo o
Juan Canino, que intentaron de alguna manera construir un aparato
más pesado que el aire que pudiera volar. Pero quisiera destacar uno
de ellos al que se le atribuye haber inventado la palabra AVIÓN
(derivada de la voz latina "avis"). Se trata de Clément Ader. Nativo de
Muret (Francia), era un ingeniero muy curioso*. En la década de 1881-
1890 es atraído por el vuelo humano y se enfrenta al problema de
concebir un aparato más pesado que el aire. Para su diseño se inspira
en un murciélago, con el mismo plano para el velamen y un perfil
cóncavo. Para el pilotaje, imaginó varios mandos que activaban las
alas. Para la propulsión, un motor de vapor de veinte caballos y una
hélice de bambú. El aparato, bautizado "Éole", solo pesa 300 Kg. El 9
de octubre de 1890, en un claro del parque del castillo Armainvillers
(Seine et Marne), Clément Ader se instala a bordo de su creación,
pone en marcha el motor y el Éole se desplaza. Después de algunos
ensayos, el inventor sube la potencia del motor, y el AVIÓN "pierde
tierra", dejando el suelo durante algunas decenas de metros, siendo el
aparato más pesado que el aire bajo el efecto de su propulsión que lo
consigue, si bien se está lejos todavía de dominar la trayectoria.

Pero la historia se repite una vez más, y los resultados de estos


experimentos, respaldados por el gobierno francés y mantenidos en el
más celoso secreto, no fueron revelados hasta después de conocerse
el triunfo de los hermanos Wright; entonces se dio a conocer que el
aparato de Ader había realizado vuelos de 30 a 50 m. Como tal
información no fue divulgada hasta bastante tiempo después de las
pruebas y estas terminaron en accidente, la mayoría de los tratadistas
aeronáuticos han desestimado los presuntos derechos de Clément
Ader a la primacía del invento.

La actividad aeronáutica registra en nuestro país una trayectoria que


supera en mucho el siglo pasado. Ya en los años de nuestra
independencia, más concretamente en el pronunciamiento de mayo,
1810, Miguel de Colombisse, relojero de origen holandés, se dirigió a
la Junta Provisional Gubernativa, desde su residencia en Mendoza,
solicitándole la suma de cuatro mil pesos para la construcción de un
aeróstato, rígido, impulsado por remos y dirigido por un timón. La
solicitud recibida por la Junta fue rechazada ya que en virtud de las
urgencias militares del momento, no era posible acceder a ella.
Las primeras experiencias aeronáuticas en la República Argentina
tienen lugar entre 1864 y 1907. Consisten en demostraciones
aerostáticas  en globo libre, generalmente sobre el Río de la Plata,
realizadas por antiguos integrantes de unidades militares de globos de
Europa y de los EE.UU. arribados al país con posterioridad a su
desmovilización. Las exhibiciones comienzan al finalizar las guerras
de Crimea y de Secesión norteamericanas, luego de localizarse en un
predio localizado en Retiro la primera usina de la compañía primitiva
de Gas, fundada en 1853, facilitándose de esta forma el inflado de los
globos.
Según noticias de la época, llegan el francés Lartet y el aeronauta
norteamericano Wells llega a Buenos Aires en 1864, introduciendo el
globo de gas bautizado “Buenos Aires”, con el frustrado proyecto de
efectuar el cruce de la Cordillera de los Andes, despegando de
Mendoza hasta Santiago de Chile. Wells realiza una ascensión desde
la Plaza de la Victoria, actual Plaza de Mayo, con el propósito de
arrojarse al espacio en un paracaídas colgado en la barquilla. En el
momento en que el aeróstato es liberado un espectador se enreda en
las amarras y es elevado. Para evitar el peligro de una fatal caída
Wells procede a efectuar un descenso de emergencia en el Río de la
Plata donde ambos son rescatados por boteros. El incidente concluye
con la pérdida del globo y las expectativas de Wells. Puede
considerarse esta ascensión como la primera realizada en el territorio
nacional.
Pero la Guerra de la Triple Alianza, inició entre nosotros la Aerostación
Militar, así fue como en el año 1866, el 6 de julio, un aeróstato cautivo
del Ejército Brasileño, se elevó sobre las líneas aliadas para observar
las posiciones de la artillería paraguaya, llevando a bordo al Ingeniero
polaco Roberto A. Chodasiewiecz que se constituyó así en el primer
militar argentino y latinoamericano en elevarse en globo.

El 23 de Mayo de 1869 el aeronauta francés Baraille, despega de la


Plaza de la Victoria, en una exhibición que forma parte de los festejos
del aniversario de la Revolución de Mayo. Por circunstancias que se
desconocen su globo cae en el Río de la Plata, ordenando la capitanía
del puerto el rescate mediante el envío de una lancha al mando del
capitán A.Castello, rescate al que se agregó el vapor de excursión
Cavour del capitán Lavarello.

En 1907 el Dr. José Figueroa Alcorta gobierna la Nación. Durante este


período Aarón de Anchorena, secretario de la Legación Argentina en
Francia, es invitado por el Ing. Santos Dumont a una ascensión en
globo libre. La experiencia resulta estimulante para el funcionario
argentino quien de inmediato se asocia al Aeroclub de Francia y
adquiere un aeróstato de 1200 m3 al que bautiza El Pampero. En
1907 introduce el aeróstato en nuestro país con la finalidad de
interesar en tal deporte a sus amistades y a los ministros de Guerra y
Marina.
Uno de sus amigos es el ingeniero Jorge Alejandro Newbery,
director de alumbrado de la ciudad de Bs. As.; otro es el barón Antonio
de Marchi, fundador de la Sociedad Sportiva Argentina (hoy Campo de
Polo) desde donde el 25 de diciembre despegaron Anchorena y
Newbery en el primer cruce del Río de la Plata, descendiendo a 7 Km.
de la costa en la R.O. del Uruguay (Conchillas) . Tal fue el entusiasmo
producido por el hecho que el 13 de enero de 1908 Anchorena  funda
el Aeroclub Argentino  que sería durante largos años la institución
rectora de la Aeronáutica Nacional, pese a su carácter privado y
deportivo.
Sus autoridades Aarón de Anchorena (Presidente), Arturo Luisoni
(vicepresidente) y Jorge Newbery (vicepresidente segundo) unieron a
todos los entusiastas del “más liviano que el aire”, entre otros Eduardo
Newbery, Horacio Anasagasti, Alberto Mascias, Antonio de Marchi y
Carlos Hirmscher.

El 17 de octubre de 1908 se eleva por última vez desde la quinta Los


Ombúes en el barrio de Belgrano, Eduardo Newbery y el sargento
primero Romero realizaría un raid nocturno, nunca volvería a saberse
nada del Pampero ni de sus tripulantes que fueron vistos por última
vez sobre la localidad de El Palomar y encontrándose restos en
Moreno.

Estos intrépidos tripulantes se convertirían en los primeros mártires de


la naciente aeronáutica. La angustia fue tanta y sumada la falta de un
aeróstato que se disuelve provisoriamente el Aeroclub Argentino.

En enero de 1909, más precisamente el 24 se consigue el aeróstato


Patriota adquirido en Francia por el Ingeniero Horacio Anasagasti y
se reanuda la actividad del aeroclub, sumando luego varios aeróstatos
más, El Huracán, Cóndor, Argentina, Centenario, Los Andes y otros.

En 1909 Enrique Artigalá diseña un singular biplano al que denomina


Argentino 1º y en julio del mismo año se constituye el Sindicato Aéreo
Argentino con el fin de facilitar su fabricación y presentar el avión en la
exposición del Centenario de la Revolución de Mayo, como el primer
elemento aéreo construido en el país, más la demora de dos años en
la entrega del motor Buchet, de origen Francés, impide completar el
prototipo y presentarlo en la exhibición.

Las autoridades del comité de festejos del Centenario propician la


visita de numerosos aviadores europeos transportando sus aviones
para ofrecer espectáculos, entre ellos se destacó el barón Antonio de
Marchi, quien como presidente de la Sportiva, se comprometió a traer
para las festividades el vuelo de “los más pesados que el aire”. Es así
que logra el concurso de destacados aviadores europeos que llegan al
país en los primeros días de enero de 1910.
De esta forma arribaron a Bs. As Luis Blériot, con un Blériot XI Anzani
25 hp adquirido en Francia por Gervasio Videla Dorna y el Dr. Felipe
Madariaga. Más tarde llegan, entre otros, los aviadores Henri Bregui,
de Francia, y Ricardo Ponzelli, de Italia, invitados por el Aero Club y la
Sportiva respectivamente.

El 10 de febrero, en los salones del Jockey Club Argentino fueron


presentados los pilotos contratados en Europa para asegurar el éxito
de los festivales que la institución debía organizar para  los festejos
del Centenario, estos son Leopold Dolphyn, Henri Pequet, Alfred
Valletón, Lowis Boyer, Armand Prevost y René Volant y completando
la lista de contratados se encuentran los ingenieros Georges Richet y
Emile Eugene Augrum.
El 16 de febrero en Campo de Mayo el piloto Alfred Valletón realiza el
primer vuelo de ensayo del biplano

El 25 del mismo mes efectúa maniobras aéreas sobre la localidad


llevando como pasajero al teniente Raúl E.Coubat, primer militar
argentino en intervenir en un vuelo.

Poco después, el 23 de marzo de 1910, se inaugura el primer


aeródromo argentino en Villa Lugano, acto que coincide con la
celebración de la Quincena de Aviación organizada por el Aeroclub
Argentino, contaba con ocho hangares amplios de madera y chapas
de cinc, una tribuna de 200 mts. de largo y una pista de tierra de 2
kms. de largo y de forma triangular. 

Desde allí, el 30 de marzo de ese año el aviador Emile Aubrun realizó


el primer vuelo nocturno en el mundo.

Dos de los aviones que fueron trasladados a la Argentina con motivo


de los festejos del Centenario, permanecen en el ámbito local
convirtiéndose en los primeros modelos que integran el núcleo inicial
de la aeronáutica argentina: estos son el Voisin 50 hp y el Henri
Farma, un biplano derivado del anterior y modificado por hermanos
Farman.

Simultáneamente se construía el segundo aeródromo en El Palomar


siendo elaborado por la Compañía Aérea Argentina sobre un terreno
cedido por el ministro de guerra a la firma Mantels & Cía., lugar que
posteriormente será la Escuela de Aviación Militar.

El Aero Club Argentino volcó todas sus fuerzas en pos del vuelo con
motor, trajo máquinas e instructores que impartieron sus
conocimientos a Newbery, Carlos Goffre, Florencio Parravicini,
Hermán Hentsch y Carlos Roth, quienes recibieron sus brevets de
aviador en junio del año del Centenario.

Paralelamente con sus actividades aeronáuticas civiles, el Aero Club


Argentino, fue despertando la conciencia de la sociedad en la utilidad
del avión para las actividades militares, como ya habían hecho Italia,
Francia, Alemania y las demás potencias europeas. La idea fue
prendiendo en Argentina y por ello se formó una Comisión Pro Flotilla
Aero Militar Argentina (creada por iniciativa del My. (R) Arturo P.
Luisoni y presidida por el barón Antonio de Marchi) encargada de
recaudar fondos para la compra de aparatos.
La labor de esta Comisión rindió frutos en tiempo record y puso de
manifiesto la generosa disposición de nuestros connacionales. Así el
10 de agosto de 1912, el Presidente de la Nación Doctor Roque Saénz
Peña firmó el decreto por el que se creaba la Escuela de Aviación
Militar, gracias al extraordinario aporte del Aero Club Argentino que
brindaba gratuitamente su parque aerostático, asesoramiento y
profesores. El lugar donde habría de instalarse el nuevo instituto era
un terreno que había pertenecido al Segundo Grupo de Artillería a
Caballo y que el Aero Club Argentino cedió a la Escuela de Aviación
Militar con sus instalaciones y que llevaba el nombre de El Palomar. 

Creada la Escuela y la Dirección Técnica a cargo del Aero Club


Argentino, se procedió a llamar a oficiales para integrar el primer curso
de Aviadores Militares, que después de una estricta selección quedó
integrada por: Teniente de Fragata Melchor Z. Escola, Tenientes
primeros Raúl E. Goubat y Aníbal Brihuega, Tenientes Alfredo S.
Agneta, Saturnino Pérez Ferreyra, Carlos F. Giménez Kramer,
Baldomero de Biedma, Pedro Zanni, Juan Carlos Ferreyra y Leopoldo
Casavega y Subteniente Manuel Félix Origone, quien sería el primer
mártir entre los oficiales de la Escuela de Aviación Militar al perecer en
un accidente aéreo pocos meses después.

La primera meta fue el Río de la Plata. Cattaneo ya lo había cruzado


en 1910, pero solo de ida ya que regresó en barco. Fue Jorge
Newbery quien el 24 de noviembre de 1912, con intención de ir a la
estancia de su amigo Aarón de Anchorena, en la Barra de San Juan,
Colonia; el anfitrión le brindó a los invitados el pasaje en yate desde
Buenos Aires hasta el lugar, pero el lugar de Jorge Newbery estaba
vacío, sucedió que había decidido tomar su Bleriot XI de su propiedad
para hacer su viaje de ida y vuelta a El Palomar en el mismo día.

Pero su hazaña fue superada unos pocos días después por el


conscripto Pablo Teodoro Fels, quien a bordo de su Bleriot, idéntico al
de Newbery lo cruzó en la madrugada del 1º de diciembre de 1912 con
rumbo a Montevideo, donde llegó dos horas después, batiendo el
record mundial en el vuelo sobre agua. Por esta hazaña, Fels fue
felicitado, homenajeado y ¡sancionado! por el ejército por haber
contravenido las reglamentaciones militares. Tras cumplir su arresto,
fue ascendido a Cabo.

El 25 de mayo de 1913 ya creada la Escuela de Aviación Militar se


realiza un desfile aéreo en el Hipódromo Argentino de Palermo.

Jorge Newbery, entre tanto, seguía su intensa labor batiendo records y


sumando experiencia con intenciones de realizar su gran sueño, el
cruce aéreo de la Cordillera de los Andes. En estos preparativos, batió
el record mundial de altura, al elevarse 6.225 metros sobre El
Palomar. Luego de ello partió hacia Mendoza a fines de febrero de
1914, a fin de recorrer la cordillera en tren y tomar notas
meteorológicas, de alturas y pasos, pero el día 1º de marzo, el mismo
en que debía regresar a Buenos Aires, no pudo rechazar una amable
invitación para realizar una exhibición de vuelo, utilizando el aparato
de Fels, que se hallaba en Mendoza. Se elevó sin sobresaltos, pero
tras realizar unas maniobras arriesgadas el avión no respondió a sus
mandos y se precipitó a tierra. Newbery moría instantes después, en
la plenitud de su vida plegaba sus alas, luego de ofrendárselas a la
Patria. En Buenos Aires su sepelio fue multitudinario. Años después
sus restos serían trasladados a un Mausoleo en la Chacarita, erigido
como perpetuo recuerdo de quien fue el artífice y Fundador de la
Aeronáutica Militar Argentina. 

Poco después Alberto Mascías intentaba el cruce con el avión de


Newbery pero fracasó. Dos años más tarde lo consigue en el globo E.
Newbery.

En 1919 el gobierno francés donó a nuestro país tres aviones, un


Spad XII y dos Nieport de 165 HP y se designó a los pilotos Zanni,
Parodi y Matienzo para que intentaran el cruce de la cordillera en
escuadrilla. El 28 de mayo realizaron el intento, pero una falla al
despegar obligó a Parodi a desistir, más adelante lo hizo Zanni,
enfrentando a un fuerte viento. Matienzo no advirtió el regreso de su
compañero y siguió solo. No se supo de él hasta el 19 de noviembre
de ese año, en que sus restos fueron encontrados en las cercanías de
las Cuevas. Se había visto obligado a aterrizar e intentó regresar
hasta la población, pero el frío y el sueño lo vencieron, se durmió para
siempre sentado en una roca, a sólo unos kilómetros del refugio.

Las actividades aerocomerciales se inician el 10 de Junio de 1919


con la empresa fundada por S.H. Kingsley y vuelos que unían Buenos
Aires con otras ciudades de la Argentina y con Montevideo en el
Uruguay. En un avión De Havilland se transportan los primeros
pasajeros a través del Río de la Plata. Realizan de 8.750 Km. de vuelo
cubriendo las más importantes ciudades del inmenso territorio
argentino, hasta que los avatares económicos propios de esta nueva
actividad le impiden proseguir la actividad

La década del veinte estuvo jalonada de grandes raids y records, en


los que la aviación argentina se destacó entre las primeras del mundo.
En marzo de 1920 el argentino A. Almonacid cruza los andes en un
vuelo nocturno con un avión Spad de 220 hp. aunque en abril de 1919
ya lo había conseguido el chileno D. Godoy en un Blériot de 110 hp.

Ese mismo año la Misión Aeronáutica Francesa efectúa


experimentalmente la unión Buenos Aires – Mendoza con una línea
aérea.

El 26 de abril de 1921 se funda el aeroclub de Pergamino.

El 18 de mayo de 1922 se firma en Buenos Aires un convenio de


aeronavegación entre Argentina y Uruguay.

Como hecho destacado de 1923 Shirley Kingsley efectúa el raid San


Isidro-Córdoba-San Isidro con 4 pasajeros en el biplano Airco 16.

Es así que en el año 1924 el Mayor Pedro Zanni inició su famoso raid
alrededor del mundo, cubriendo en diversas etapas el cruce sobre
Europa y Asia hasta Japón. Acompañado del mecánico Felipe
Beltrame y en dos máquinas Fokker denominadas Ciudad de Buenos
Aires y Provincia de Buenos Aires recorrió 17.000 Kms.

En el año 1926 otro raid dio al país renombre internacional, el aviador


Eduardo Olivero, as de la aviación italiana de la primera guerra y
experimentado piloto, acompañado del joven Bernardo Duggan y del
mecánico italiano Ernesto Campanelli, logró cubrir el trayecto Savoia
S 59. Luego de varios inconvenientes que llegaron a poner en peligro
sus vidas llegaron a Buenos Aires el 13 de agosto cubriendo una ruta
de 14.856 Kms.

En 1927 efectúa con éxito las primeras pruebas de un en El Palomar.

Ante la importancia adquirida por la Aviación Militar, un decreto del


Poder Ejecutivo creaba la Dirección General de Aeronáutica con la
categoría de Gran Repartición. Ese mismo año se crea en Córdoba la
Fábrica Militar de Aviones, ya que si bien se fabricaban aviones desde
los inicios de la aviación en nuestro país, tales como los Castaibert o
los Mira y desde 1916 existía un taller en la escuela que no sólo
reparaba sino que llegó a construir máquinas, la fabricación no estaba
racionalizada ni regulada.
Es por ello que un Decreto del Poder ejecutivo da forma a una sentida
necesidad al crear la Fábrica y encargar la Dirección de la misma a los
Ingenieros Domingo Salvá y Francisco de Arteaga el 10 de octubre de
1927. 
Se funda Aeroposta Argentina el 5 de septiembre del mismo año y con
fuertes vínculos con la empresa francesa Latecoere comienza sus
vuelos regulares en enero de 1929 con aviones Breguet 14-A-2 y Laté
25, hecho que con el tiempo sería fundamental para la creación de
Aerolíneas Argentinas, la cual no fue creada premeditadamente, sino
que fue el resultado de un proceso de afirmación de la capacidad
argentina para volar a todas las latitudes, llegar con su bandera a
todos los aeropuertos y constituir la unión entre los argentinos y el
exterior, o viceversa.

El célebre piloto-escritor Antoine Saint Exupery (El principito), formó


parte del plantel de pilotos de Aeroposta y sus libros (Vuelo nocturno,
Tierra de Hombres) describen, experiencia personal mediante el
esfuerzo, sacrificio y valentía que implicó la apertura de rutas
comerciales  en el sur argentino, donde hombres y máquinas se
enfrentaron a un ambiente hostil y sin soporte logístico, algunas veces
el viento era tan intenso que impedía avanzar a los aviones y para
decolar los aviones eran retenidos por el personal de tierra mediante
cuerdas y al soltarlas el avión prácticamente decolaba sólo, el motor
no era necesario para ejecutar esta maniobra.

Se producen los primeros aviones, los Avro K-504, cuyo primer


prototipo fue probado por el Suboficial Segundo A. Yubel.

En aquel año 29 se comenzó a cubrir regularmente la escala a


Posadas y luego a Mendoza; al año siguiente se estableció el servicio
a Comodoro Rivadavia y San Antonio Oeste y más tarde a Río
Gallegos.

Las máquinas se fueron sucediendo, los Ae M.E.1, primeros en ser


íntegramente fabricados en el país, realizarían en 1932 el raid Buenos
Aires Río de Janeiro y al año siguiente conformarían la escuadrilla “Sol
de Mayo” que lograría cubrir El Palomar – Río – Montevideo – El
Palomar en vuelo de confraternidad. Los éxitos se sucedieron a lo
largo de los años con el Pulqui I, Pulqui II, Pucará y Pampa.

En 1934 parte de Puerto Nuevo en viaje inaugural el primer Hidroavión


Junkers trimotor Caicara que aseguró el servicio semanal entre Sud
América y Alemania y llega a Buenos Aires el primer correo aéreo
despachado de Alemania, a cargo del Sindicato Cóndor que volaba en
asociación con Lufthansa.

En 1935 se crea la Dirección General del Servicio Meteorológico


Nacional.
En el año 1939 aprueban los nuevos y actuales Brevets de Aviador
Militar y de Piloto Militar y el distintivo de Ingeniero Aeronáutico.

El 10 julio de 1940, se establece LASO, Líneas Aéreas del Sudoeste,


prestando servicios de transporte de cargas, pasajeros y
correspondencia entre El Palomar y Esquel, haciendo escalas en
Santa Rosa, Neuquén y Bariloche. El vuelo inaugural se realiza el 4 de
septiembre del mismo año, con un avión Junker JU-52.

El 6 de enero de 1944 LANE, Líneas Aéreas del Noreste, realiza su


vuelo inaugural entre Buenos Aires y Puerto Iguazú, con escalas en
Colonia Yeruá, Montecaseros y Posadas.

El 11 de febrero de 1944 se da el primer paso para el nacimiento de la


más moderna de las Fuerzas Armadas, se crea el Comando en Jefe
de Aeronáutica, en uno de los considerandos del decreto se hacía
mención a la creación de la Secretaría de Aeronáutica en un futuro
cercano.

El 23 de octubre del mismo año, LASO y LANE se fusionan, dando


lugar a la nueva empresa: Líneas Aéreas del Estado, LADE.

Es así que el 4 de enero de 1945 la Fuerza Aérea Argentina nace


como fuerza armada independiente, al crearse la citada Secretaría. A
partir de esta fecha la nueva Fuerza asume en pié de igualdad con el
Ejército y la Marina de Guerra, la alta misión que significa la custodia y
defensa de la Soberanía Nacional. (5)

En ese momento la aviación comercial argentina dio un salto


importante, llegaron los primeros DC 3, que se incorporaron a ALFA
(Aviación Litoral Federal Argentino) y posibilitaron la creación de
FAMA (Flota Aérea Mercante Argentina), en 1946, con la que
comenzaron los vuelos intercontinentales de una línea argentina. Esa
proliferación de compañías aéreas, el crecimiento del tráfico y la
necesidad de incursionar con mayor firmeza en el mercado
internacional, fueron causales que se unieron para la aparición de la
empresa que marcaría el rumbo en medio siglo del vuelo
aerocomercial argentino: Aerolíneas Argentinas.

La nueva Fuerza se moderniza, en especial al recibir la Argentina,


como pago por la deuda que Gran Bretaña tenía con nuestro país
luego de la Segunda guerra, modernos aviones a reacción, los
famosos Gloster Meteor y los grandes bombarderos Avro Lincoln y
Lancaster, con lo que la Fuerza Aérea Argentina se convierte en la
primera de América Latina en poseer aparatos a reacción.
La Fábrica Militar de Aviones recibe también gran impulso, de esos
años datan los proyectos de aviones a reacción, que cristalizarán años
después en los Pulqui I y Pulqui II, máquinas íntegramente fabricadas
por personal argentino dirigidos por los ingenieros Emile Dewoitine
(francés) y Kurt Tank (alemán) el famoso constructor de los cazas a
reacción de la Segunda Guerra Mundial.

En 1947 se realiza un convenio entre Argentina y Gran Bretaña de


servicios aéreos y la Flota Aérea Mercante Argentina inaugura un
servicio regular de pasajeros y correspondencia a España e Italia.

A fines de los 50 Aerolíneas Argentinas decide la incorporación de la


flota y la línea ingresa con toda su fuerza en la época subsónica.

En 1952 la Fuerza Aérea da comienzo a su presencia en la Antártida


cuando un avión Avro Lincoln, al mando del Vicecomodoro Gustavo A.
Marambio, realiza un lanzamiento de elementos de supervivencia
sobre la base General San Martín del Ejército Argentino. En ese
mismo año, integrando la primera Fuerza Aérea de Tareas Antárticas
(FATA), los Avro Lincoln enlazan la Argentina continental con la
Argentina Antártica y en el año 1961 la experiencia se concreta de
forma permanente con la creación de la “Base Aérea Teniente
Benjamín Matienzo” y el Grupo Aéreo I que con sede en dicha base y
contando con dos aviones Beaver, operaba en el desierto blanco.

En el año 1956 fue fundada y establecida con base en el aeródromo


de San Justo, en la provincia de Buenos Aires CATA Líneas Aéreas
por entonces CATA S.A.C.I.F.I., compañía, aunque por entonces sólo
brindaba servicios de mantenimiento de aeronaves.

Ese mismo año es fundada la línea aérea rosarina Aerotransportes


Litoral Argentino (ALA), y en 1957 Austral, Compañía Argentina de
Transportes Aéreos.

El 2 de marzo de 1959 aterrizó en Ezeiza, en transporte desde


Hattfield-Dakar-Recife, batiendo el record mundial de velocidad (con
15h 53m de tiempo neto), el primer Comet de Aerolíneas Argentinas,
el LV-PLM «Las Tres Marías».

En el año 1962 el Douglas Dc-3 (TA-33), al mando del Capitán Mario


Luis Olezza, une Río Gallegos con la Base Matienzo estableciendo el
2 de noviembre el primer servicio de transporte aéreo militar a la
Antártida. El 1º de diciembre realiza la ruta Matienzo-Ellsworth y
cuando intentaba despegar con rumbo al Polo Sur, la máquina sufre
un accidente frustrando la operación.

En 1966 Aerotransportes Litoral Argentino y  Austral, Compañía


Argentina de Transportes Aéreos firman los primeros acuerdos
comerciales, que darían nacimiento, para el año 1971  a

En 1967, el gobernador de Entre Ríos, Brigadier Favre,  ante el


aislamiento que presentaban las provincias mesopotámicas, decidió
crear LAPER (Líneas Aéreas Provinciales de Entre Ríos), predecesora
de LAER. Utilizando aviones Cessna 180, 337 y 402 se hacía correo
aéreo uniendo a Paraná con Villaguay, Concordia, Córdoba,
Concepción del Uruguay, La Paz, Rosario y Buenos Aires.

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