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Una deuda que Londres nunca honró

Por Moises Resnick Brenner

23/09/11

*Presidente de la Comisión de Vivienda y Urbanismo del Centro Argentino de Ingenieros e


integrante de la cátedra de Deuda Externa en la Facultad de Derecho de la UBA.

La presidenta Cristina Fernández de Kirchner pidió con fuerza ante la Asamblea General de la ONU
que se cumpla con alguna de las diez resoluciones sobre Malvinas, por no enumerar las 29
resoluciones del Comité de Descolonización, y agregó que, pese al interés argentino en el diálogo,
el tiempo transcurre y se nos están sustrayendo ilícitamente recursos naturales en las islas por
parte de Gran Bretaña, lo que nos obligará a romper acuerdos bilaterales firmados en 1999.

Mientras el Comité de Descolonización vuelve a instar a las partes a negociar por Malvinas, los
británicos no sólo incumplen esa disposición sino que su primer ministro, David Cameron, afirmó:
“Punto final y final de la historia”; lo que llevó al gobierno argentino a denunciar un “aumento de
la hostilidad británica” ante la ONU.

Este rechazo inglés entronca, por lo abusivo, con el desconocimiento de sus compromisos
financieros por las compras hechas a nuestro país que salvaron del hambre a Gran Bretaña
durante la Segunda Guerra Mundial.

Argentina no sólo les había vendido granos, carnes y otros productos a los ingleses sino también
armas y equipos de radio.

Es interesante recordar el artículo “El duque de Windsor, ¿embajador en la Argentina?”, que el


embajador Miguel Angel Espeche Gil publicó en La Nación el 29/9/1996. Allí se comenta la venta a
Inglaterra de pistolas automáticas Ballester Molina, utilizadas entre 1941 y 1943 por el VIII Ejército
británico del mariscal Montgomery contra el ejército alemán, el Africa Corps, comandado por el
mariscal de campo Rommel, el Zorro del Desierto. Esas armas fabricadas en la Argentina no se
atascaban con la arena como los revólveres ingleses.

A Inglaterra no le interesaba, en contra de la posición de Estados Unidos, que la Argentina


abandonara la neutralidad y entrara en guerra del lado de los aliados porque, siendo neutral, sus
barcos podían seguir abasteciendo a las Islas Británicas sin ser atacados por los submarinos
alemanes que controlaban el Atlántico Norte.

Frente a la enorme deuda contraída con la Argentina, Gran Bretaña declaró unilateralmente la
inconvertibilidad de la libra, con lo que no pudieron ser cambiadas por dólares, perjuicio
irreparable infligido a nuestro país al impedirle utilizar esas sumas cuantiosas en adquirir bienes y
equipos en los Estados Unidos. Esto significó un grave deterioro a nuestro proceso de desarrollo
durante la posguerra.

Gran Bretaña violó el espíritu y los términos de los acuerdos comerciales bilaterales y NO HONRÓ
SU DEUDA con la Argentina, que la abasteció por 3.500 millones de dólares durante la guerra, cifra
inmensa para la época.
Cuando en 1983 Raúl Alfonsín asumió la presidencia, se encontró con una supuesta deuda externa
de unos 40 mil millones de dólares, cuando aquellos créditos trampeados por Gran Bretaña
representaban ya 65 mil millones.

Desdichadamente, esto nunca fue esgrimido en las negociaciones por parte de nuestros
gobiernos, lo que podría habernos colocado entre los acreedores y no entre los deudores.

Comentario:

El Presidente Alfonsín encontró una verdadera PAPA CALIENTE, como resultado de las deudas
contraídas por los gobiernos militares con el FMI, .......para quienes (el FMI) la deuda NO PAGADA
por Inglaterra..no tenía nada que ver..

Para decirlo de otra forma. IMPORTA (para el FMI-Fábrica de Mentes Inservibles), las deudas que
ellos INVENTARON y no las contraídas por alguno de SUS FUNDADORES....serios (of course)

A quienes estén interesados en más detalles les recomiendo leer la nota que el doctor Carlos
Escudé publicó el 7/3/2005 en La Nación, titulada “Renegociaciones con trampa”. Otra pieza que
no tiene desperdicio es el artículo en inglés titulado “The Devil’s Reward”, de Juan Domingo Perón,
bajo su seudónimo Descartes, en el que relata minuciosamente el fraude de la inconvertibilidad,
que figura en el libro Policy and Strategy, de 1951.

Y acá está el artículo

Renegociaciones con trampa

Por Carlos Escudé

Para LA NACION

El exitoso canje de la deuda materializado por el gobierno de Néstor Kirchner, (2004) que ahorra
ingentes sumas de divisas al país a cambio de una violación de principios vinculados con el
derecho de propiedad, obliga a recapacitar sobre algunos episodios de la historia contemporánea
argentina. Me refiero específicamente al proceso por el que nuestro país pasó de acreedor a
deudor neto, a fines de la década del 40 y principios de la del 50.

A principios de la Segunda Guerra Mundial, las relaciones financieras entre Gran Bretaña y la
Argentina se regularon por un modus vivendi negociado en octubre de 1939.

Porque se sabía que mientras durara la guerra, los británicos no podrían liquidar en efectivo sus
saldos comerciales deficitarios, el acuerdo incluyó una garantía de reserva en oro para los saldos
bloqueados que se acumularan en nuestra cuenta en Londres.

Pero el 25 de octubre de 1940 esta garantía fue sustituida por otra, de revaluación en oro.

De esta manera, el Banco de Inglaterra adquiría mayor capacidad financiera, ya que su capacidad
de endeudamiento no estaría limitada por su capacidad para reservar oro. A la vez, la Argentina se
tornaba más vulnerable a la casi necesaria inconvertibilidad de la libra, que sobrevendría cuando
llegara el momento de cobrar las sumas adeudadas.
Este fue el primer eslabón de la trampa financiera por la que, literalmente, la Argentina fue
estafada en sus acreencias algunos años más tarde. Durante la guerra y la inmediata posguerra
nuestros favorables saldos aumentaron vertiginosamente, ya que Gran Bretaña no podía exportar
los bienes de capital que el gobierno argentino deseaba adquirir para su plan de industrialización,
ni tampoco las cantidades de carbón y textiles que exportaba antes de la guerra.

Para regularizar esta situación, el 17 de septiembre de 1946 se firmó el acuerdo Eady-Miranda,


que establecía que los saldos previos permanecerían bloqueados, excepto para la repatriación de
deuda pública y de inversiones británicas (como los ferrocarriles). Pero el comercio y los pagos
"futuros" habrían de ser libremente convertibles a dólares.

Hacia 1946, los ferrocarriles se habían convertido en una carga para los británicos, ya que no se
habían realizado inversiones en ellos desde la gran depresión de 1930, debido, en parte, al temor
de sus dueños de que los impuestos que se les cobraban aumentaran fuertemente cuando en
1947 caducara la ley Mitre, que los limitaba.

Yo descubrí intentos británicos de vender los desvencijados ferrocarriles desde 1943, pero existen
anteriores, de 1939 y 1940. La nueva condición de la Argentina como país acreedor abría nuevas
oportunidades, que estuvieron en la mira británica desde muy temprano, y el proyecto de vender
a la Argentina se convirtió en objetivo estratégico secreto a partir de una reunión en el Tesoro
británico, del 15 de noviembre de 1945, en la que participaron el Banco de Inglaterra, el Foreign
Office y el Consejo de Comercio.

El acuerdo Eady-Miranda montaba el escenario para concretar este anhelo británico, pero la
situación financiera del Reino Unido era tan precaria que el 20 de agosto de 1947 se vieron
"obligados" a violarlo, suspendiendo unilateralmente la convertibilidad de la libra, lo que en la
práctica significaba un default respecto de la deuda con la Argentina.

La deuda británica total, principalmente con los Estados Unidos, era tan pesada que si la cláusula
de convertibilidad seguía vigente universalmente, la libra esterlina colapsaría y las fuerzas
británicas en Europa tendrían que replegarse. Antes de violar los tratados, los británicos
consultaron, por supuesto, con los Estados Unidos, pero con nadie más.

Recibieron el visto bueno norteamericano y nos dejaron en la estacada.........

Esto constituyó una negativa ilegal por parte del Reino Unido a pagar sus deudas a países débiles,
a no ser que esa deuda se saldara con los bienes o productos que los británicos estuviesen
dispuestos a vender. Se aceptaba o se rechazaba, corriendo el riesgo de nunca más ver el dinero y
terminamos comprando los ferrocarriles, "voluntariamente".

En situaciones de emergencia los "llamados" países serios hacen estas cosas. Cuando son
poderosos se salen con la suya.

No son aconsejables para los Estados débiles porque los costos suelen ser mayores que los
beneficios.

Pero en el caso actual, el Gobierno sólo amerita la más entusiasta de las felicitaciones. .
El autor es director del Centro de Estudios Internacionales de la Universidad del CEMA e
investigador principal del Conicet. Autor de Gran Bretaña, Estados Unidos y la declinación
argentina, 1942-1949 (Belgrano, 1983).

EN 1945 ESTADOS UNIDOS E INGLATERRA ERAN DEUDORES DE LA ARGENTINA

Por Alejandro Olmos

Al finalizar la Segunda Guerra Mundial (1945), Estados Unidos e Inglaterra resultaron deudoras de
la Argentina por 2.000 y 3.500 millones de dólares respectivamente, por compras hechas a nuestro
país durante ese conflicto bélico.

En valores de 1983, (cuando Alfonsín asumió como presidente de la República), esa deuda
equivalía a 40.000 millones de dólares, una suma equivalente a la deuda externa nacional de ese
momento.

Esos países ( Estados Unidos e Inglaterra) se complotaron para liberarse, de manera fraudulenta,
de esa deuda. Ya en 1945, los Estados Unidos habían bloqueado los créditos de los que podía
disponer la Argentina por la deuda de dicho país, negándose no sólo a pagar, sino a reconocer
interés alguno.Inglaterra, por su parte, había bloqueado las libras que correspondían al pago del
abastecimiento argentino durante esa guerra.

Para resolver este problema, Perón llevó a cabo arduas negociaciones con Londres que culminaron
con la firma de los convenios que, aparentemente, ponían punto final al conflicto. Se firmó, así, un
acuerdo triangular por el cual la Argentina podía hacer uso de las libras inglesas comprando en el
mercado de Estados Unidos.

Eso permitió a los importadores argentinos usar ese crédito para hacer compras en el mercado de
los Estados U- nidos. Estas adquisiciones, en una época de gran reactivación económica,
excedieron el monto de los créditos existentes. Correspondía entonces, aplicar lo convenido en
ese acuerdo y hacer uso de las libras inglesas para pagar las compras hechas en los Estados Unidos

Pero aquí se produjo la gran estafa de Gran Bretaña en acuerdo con Washington.

Por una decisión unilateral, el gobierno inglés, declaró la “inconvertibilidad de la libra”, lo que
implicaba la imposibilidad para Argentina, de pagar con libras inglesas lo que había adquirido en
Estados Unidos.

Fue así que Argentina se encontró frente a una deuda a causa de la imposibilidad de pagar a los
exportadores de Estados Unidos con libras esterlinas, por no contar con su libre disponibilidad por
el bloqueo unilateral, decidido por Gran Bretaña a pesar de los tratados que firmó y en los cuales
creyó nuestro gobierno.

Simultáneamente con esta situación se puso en marcha el Plan Marshall que habría de servir a la
rehabilitación de Europa. Mr. Bruce, embajador de los Estados Unidos, se comprometió ante
nuestro gobierno a colocar en la Argentina importantes órdenes de compra con destino al
abastecimiento del Plan Marshall, solicitando al mismo tiempo, la reserva de toda nuestra
producción para atender tal demanda.
Posteriormente, arribó a Buenos Aires Mr. Hensel, representante del gobierno norteamericano en
la ejecución de ese plan. Ante la sorpresa del gobierno argentino y del propio embajador de los
Estados Unidos, el emisario expresó que tal plan era solamente financiero y que en la Argentina no
se compraría nada .

Había quedado consumado un nuevo fraude contra el país a pesar de los tratados y de los
compromisos de los gobiernos inglés y norteamericano.

El objetivo era claro: generar una imagen de desprestigio del gobierno argentino, presentándolo
como moroso en sus compromisos internacionales y bloquear todo programa de desarrollo en el
país, no obstante las libras depositadas que cubrían la totalidad de las compras.

Perón puso, entonces, el 30% de sus reservas en divisas a disposición de los bancos y las firmas
privadas del país para que se hicieran cargo del pago de la deuda en los Estados Unidos.

Los intereses privados buscaron la solución; se constituyó un consorcio bancario argentino, se


acordaron todos los arreglos y se cancelaron todas las cuentas.

La Argentina pagó, incluso, intereses por una “deuda”fabricada por los yanquis y británicos,
mientras los Estados Unidos negaban a la Argentina el pago de los intereses por su deuda real.

La inconvertibilidad de la libra violaba los términos de los acuerdos, y de hecho, constituía una
negativa ilegal, por parte del Reino Unido, a pagar su deuda externa, a no ser que esta deuda se
pagara con los productos que ese país quisiera venderle.

Esta violación se llevó a cabo, con el visto bueno del más poderoso de los países: Estados Unidos.

En 1955, cuando Perón fue derrocado por un golpe militar, la Argentina no debía un sólo peso. Su
deuda externa había sido totalmente cancelada. En 1956 nuestro país se asoció al F.M.I.
contrariando lo que siempre había predicado este presidente.

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