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A la hora de realizar la contabilidad de una empresa, hay que tener en cuenta tanto los activos
fijos como los circulantes de la misma. Estos últimos son los bienes, derechos y créditos que
pueden transformarse en líquido de inmediato o, al menos, en un plazo inferior a doce meses. Por
el contrario, los fijos o no corrientes son los más duraderos. Podrían definirse como aquellos bienes
o derechos que ha sido adquiridos para ser utilizados por la empresa en el normal
desenvolvimiento de sus actividades y no para ser comercializados.
Ejemplos serían la nave donde se fabrican los productos, las herramientas que se usan para
hacerlo o el camión que se utiliza para repartirlos. No obstante, un mismo bien puede ser para una
empresa un activo de tipo fijo, mientras para otra es circulante. En el ejemplo del camión, para un
negocio que se dedica a vender vehículos pesados, ese camión sería un producto comercial y no
un activo de tipo fijo.
Tangibles
Se trata de los bienes materiales, que se pueden tocar, de la empresa. El propio Plan General
Contable establece como tangibles los terrenos y bienes naturales, por ejemplo, un solar; las
edificaciones, como el citado caso de la nave donde la empresa realiza su producción; la
maquinaria que usa para la misma (en ella se incluyen, no solo las propias máquinas, sino también
los vehículos y herramientas); las instalaciones técnicas, como cadenas de montaje; el mobiliario
de sus oficinas; los equipos para procesos informáticos, u ordenadores, impresoras, etc.; los
elementos de transporte y, finalmente, otros bienes.
No tangibles
Son aquellos más difíciles de cuantificar, pues carecen de materialidad, pero también tienen un
valor económico. Entre ellos, se encuentran las marcas de la propia empresa, es decir, los
nombres de productos que tiene registrados. También las patentes, o artículos creados por ella
(por ejemplo, un software de su creación), y los derechos de autor. Igualmente, los permisos,
licencias y franquicias, mediante los cuales la empresa ha adquirido el derecho a utilizar un bien o
marca de otra.