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Algunos consejos para la redacción del resumen:

- Es conveniente leer el texto entero para luego hacer un trabajo parte por parte. La lectura general debe servir
para reconocer el tema (el título suele funcionar como clave de lectura y el párrafo inicial suele servir como
indicador del tema, pero no siempre es así).

- Teniendo en cuenta el tema, se debe seleccionar la información relevante. Para eso, es recomendable hacer
una lectura de cada párrafo reconociendo su idea principal, el dato que agrega respecto al párrafo anterior. En
general, se puede expresar en una frase.

- Para esto último, es importante reconocer la función de cada párrafo: aquel que sirve para introducir los
conceptos, aquel que lo define y explica, párrafos que exponen un ejemplo o párrafos meramente
organizativos.

- Organizar el texto de manera adecuada: debe tener una estructura lógica y toda la información sobre el
mismo aspecto debe ir junta, evitando repeticiones y el desorden (empezar con un aspecto, seguir con otro,
retomar el primer aspecto está mal). No es necesario que el resumen siga la estructura del texto base.

- Tener en cuenta la cuestión de la conceptualidad: más allá de cómo se presente el texto base, debe ser escrito
de modo asertivo, es decir, con afirmaciones en lugar de interrogaciones o expresiones imprecisas (si el texto
dice “tenemos que primero definir…” solo debemos recuperar la definición).

- También el párrafo debe tener una organización lógica: conviene empezarlo con una afirmación general y
después desarrollar esa idea. La oración también debe mantener la estructura “sujeto-verbo-complemento” y
utilizar los elementos de cohesión para relacionar las frases del párrafo. Dentro del párrafo conviene usar
varias oraciones en lugar de una oración larga.

- Se debe respetar el Discurso Académico, aunque el texto base no lo haga: evitar los coloquialismos
(expresiones pertenecientes a la oralidad como “es que” o “nada menos que”, “más o menos”), expresiones
retóricas (“vamos de a poco”, “¿Qué es…?”), personalismos (el “nosotros” que incluye al lector), elementos
que remitan a la experiencia cotidiana, expresiones imprecisas (“muchos años antes”)

Escribir un resumen consiste en transformar en texto lo que nosotros entendimos del texto leído. Un resumen
que copia y pega partes sueltas del texto base deja en evidencia que, a lo sumo, se reconocieron algunas partes
importantes sin necesariamente entenderlas. Un texto desordenado muestra que no se reflexionó sobre las
relaciones y las jerarquías de la información. Para demostrar que hubo una apropiación de esa información (es
decir, se la comprendió y se la puede manejar) debe hacerse un trabajo de reordenamiento que implica una
selección y jerarquización de la información. A la vez que hay que redactarla de un modo adecuado y
comprensible.
Darle una forma académica no es únicamente una cuestión de estilo: implica recuperar la información de
manera conceptual y organizarla del modo más lógico posible.

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