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Martin Lutero
Mas yo, si bien vivía como monje irreprensible, me sentía siempre delante de Dios un
pecador de conciencia inquieta, sabiendo de no poderlo placar con mis buenas
acciones, no lo amaba, al contrario odiaba aquel Dios justo y castigador de pecadores,
y no diré con tacita blasfemia, sino con tremenda murmuración, me indignaba con Dios
diciendo: como si no fuera suficiente tenernos oprimidos a nosotros pecadores con toda
clase de calamidad por la ley del decálogo, ya condenados por el pecado original, para
que ahora Dios con el Evangelio agregue a un dolor otro dolor, amenazándonos todavía
a través del Evangelio con su justicia y su ira! Así terriblemente atormentado, me
enfurecía e inoportunamente consultaba el pasaje de san Pablo con ardiente sed de
saber aquello que el apóstol quería decir.
Finalmente, despues de haber pasado días y noches meditando sobre el nexo de estas
palabras: Iustitia Dei revelatur in illo, sicut scriptum est: Iustus ex fide vivit, comencé a
entender por justicia de Dios, aquella de la fe…, la justicia de Dios pasiva, por la cual
Dios misericordioso nos justifica por la fe, como está escrito: el justo vivirá de la fe.
1518: Alberto de Brandeburgo cita a juicio a Lutero ante la Santa Sede, inicio
De libertate christiana.