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Irrupciones demoníacas
El cristianismo siempre se sintió atribulado por la irrupción de fuerzas demoníacas
que llevan al hombre a su destrucción. En el medioevo la irrupción satánica le sirvió
para encontrar explicaciones para males pisco-físicos, alucinaciones y hasta de
fenómenos metafísicos. De allí que el rito católico impone la práctica del exorcismo
para erradicar los espiritus malignos que se apoderaron de las personas. También
en el pueblo judío aparecieron personas que creyeron en espíritus intranquilos y
demonios algo ya penado por la Torá. En su cántico de despedida del pueblo de
Israel, antes de su muerte, Moshe advierte al pueblo : "...hicieron sacrificios para
los demonios ( shedim) que no tienen poder alguno; hicieron sacrificios a ídolos que
jamás conocieron; ídolos nuevos, recién llegados, a los que sus ancestros jamás
reverenciaron..." ( Deuteronomio 32, vers. 17, Parashat Haazinu).
La Biblia hebrea fustiga también a las personas que "... sacrificaron hijos e hijas a
los demonios..." (Salmos 106, 37). El rey David parace haber tomado el texto de la
Torá : "... Y no sacrificarán más sus sacrificios a los demonios tras los cuales erran.
Esta es ley eterna para ellos por todas las generaciones.." ( Levítico 17, 7-8 ). Una
de las transgresiones más graves del rey Rehavam ( uno de los hijos de Salomón ),
fue que nombró sacerdotes para el culto al demonio y el rey Ioshiahu, defensor
ardiente del monoteísmo hebreo, destruyó estos altares paganos. De manera tal
que la demonología parece asociada en la Torá con la idolatría y por ello la Torá no
deja de proclamar lo que se lee en el Sidur antes de sacar la Torá para su lectura
pública : "... Y a ti te fue mostrado eso para que sepas que el Creador, él es Di-s y
no hay nadie fuera de él ..." ( Deuteronomio 4,35).
Rambán, Najmánides, famoso cabalista español, no dudaba de la existencia de
demonios que vivirían en el desierto. A su vez, Rambám, Maimónides, el gran
doctor y codificador español, no cree en ellos y ni siquiera los cita en su
monumental obra filosófica- religiosa, Moré Nebujim ( Guía de los Descarriados ).
Por influencias de la Cabalá fue avanzando una idea que se popularizaría entre los
siglos XVII y XVIII en las juderías de Europa Oriental : el Dibbuk ( el apegado ) que
haría referencia a un espíritu diabólico o demoníaco que invade a un ser viviente.
Leyendas populares judías hacían referencia a espiritus pecaminosos o frustrados a
los que se les niega refugio normal y se ven obligados a adherirse a infortunados
que viven en la tierra. La idea del Dibbuk encontró un lugar en la Cabalá de Rabí
Itzjak Luria, Ari Hakadosh, ( el Santo ) y más tarde llegó a la literatura judía con la
famosa obra El Dibbuk de Shai Anski y Satán en Goray, novela del afamado Itzjak
Bashevis Singer, premio nobel de literatura 1978 ( también figura en otras obras
del autor ).
El rabino Menashe Ben Israel, promotor desde Holanda del retorno de los judíos a
Inglaterra, hace extensa referencia en su libro Nishmat Jaim ( alma de vida ) a
inquietos demonios. Citando a Maimónides dice en el libro que la creencia en estos
espíritus es parte de lo que la Torá prohibe y no tiene que ver con la sabiduría "sino
con la confusión y la ignorancia ". Sin embargo el rabino Menashe Ben Israel
también dice que si se niega la existencia de demonios " deformariamos lo que
dicen con simpleza ciertos textos que habría sino que explicar apelando a filósofos
ateos ".
Si bien ciertos rabinos cabalistas son capaces de realizar exorcismos la tendencia
general del judaísmo es rechazar esas prácticas ya que el mal debe ser erradicado
con la práctica del bien. Lamentablemente hoy día no pocos judíos han quedado
contaminados por cierto fetichismo y supersticiones que van contra su esencia y
son víctimas de inescrupulosos personajes que lucran con la ignorancia y la
irracionalidad. No hay en la Halajá ( ley judía ) ninguna dispocisión ni
procedimiento exorcista porque el judaísmo no concibe que el alma de una persona
sea poseída por una fuerza exterior. Inclusive todo el tema de transmigración de
almas es foco de discusiones. El famoso rabino Saadia Gaón en su proverbial libro
Emunot Vedeot ( Creencias e Ideas ), rechaza la transmigración aunque hoy hay
rabinos que la aceptan. Saadia Gaón atribuía estas y otras creencias supersticiosas
a influencias de otras religiones. Igual camino tomarían los rabinos medievales
Itzjak Albo y Hasdai Crescas.
En estos temas tan esotéricos no esta dicha la última palabra ya que como dice el
refrán popular las brujas no existen pero que las hay las hay.