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COSMOVISIONES
Una introducción a la Historia
v la Filosofía de la Ciencia
tl¡
Capítulo Veinte

Visión general de la nueva ciencia


y de la visión newtoniana del mundo

El desarrollo de Ia nueva cienda en el siglo XVII fue el esfuerzo acumulatn o


de muchos invesdgadores. La obra que coronó estos esfue¡zos, sin embargo,
fue eI libro publicado en 1687 Principios nntemáticos ¡11 la Filosafk Natunl. Esra
obra se conoce generalmente como los P/rrc¡¡ia (por su iítu1o en latín: P¡incipi¿
Mathenatic¡t Philosophíae Naturalis).Los Principiapresentamn u¡Ia nueva ffsica
compatible con Lula TieÍa en movimiento, y proporcionaron el núcleo de lo
que ahora denominamos la ciencia newtoniana. Esta obra también propor-
ciona un medio conveniente con el que explo¡ar la visión newtoniana del
mr.ndo, es decir, el nuevo puzzle d€ c¡eencias que iba a suceder al puzzle aris-
totélico.
Nuestro objetivo principal en este capítulo será dar LüI vistazo a la ciencia
de Newton y a la nueva visión (neltoniana) d€I ñundo. Emp€za¡emos con
una visión general de la ciencia de Newion.

La nueva ciencia

Como hemos discütido en el capítulo 18, algunas piezas cenhalÉs de la visión


aristotélica del mundo no pueden hacerse encaja¡ con la idea de Lma Tierra
móvil, por lo qu€ la aceptación de que la Tierra daba vueltas en tomo al Sol
.equería una ciencia totalrnente nueva. La nueva ciencia qu€ emergió tue €l
_producto de un gran trabajo düante varias décadas. Como hemos dicho, €sia
nueva ciencia culminó en el trabajo de Newton. Por ello, nos centra¡emos t'a-
.icamente en la ciencia de Newton, aunque hemos de tener en cuenta que :u
iüra tiene d€udas con otsos va¡ios científicos. (También vale ]a pena mencior.::
rue Newton desaúolló el cálcülo, independientemente de y al nnsmo tiem¡¡
que Gottfried kibniz (16"461716). E1cá]cu1o fue una herramienta matemá:.¿
:'npo{ante en el desarrollo de la ciencia de Newton, y hoy sigue :iend¡ r¡
je los i¡strumentos matemáticos más ampüamenie utilizados.)
Rí.lnrl D.W it t / Cor ol'isioncs

Los Prlr¡cipia es una obra sustancial, que en su t¡aducción inglesa más re-
ci€nte tiene unas 600 pá8inas. La cie|cia de N€wton, sin emba¡go, a menudo
se caracteriza por consistia en esencia, en tres leyes del movimiento junto €on
el principio de la gravitación universal. Ciertamente, en ó00 pá8inas Newton
hace algo rnás que meramente pres€niar un puñado de leyes del movimiento
y la noción d€ la gra\€dad universal. Sin embárgo, hay un s€ntido en el que
la gravedad y las leyes del movimiento son el núcleo de la ciencia newtofliana.
En lo que situe, pues, examinaremos estas leyes además de otras cuestiones
más generales retativas a la ciencia de Newton.

Las lres Ley¿s del nñr,imiento

Newton empieza los P/ircip¡'; con una s€cción de definiciones en la que ex-
plica cómo utilizará varios de los términos que aparecen en el libro. l-a si-
guiente €s una secció¡ breve (de unas 10 páginas) en la que pres€nta las tles
leyes del movimiento.
La pdrñerá ley es la que hoy conocemos comúnmenie €omo p¡incipio de
inercia. Disc timos por vez primera el p¡incipio de inercia en el capíh¡lo 12,
en €l que se presentaba de la forma en que se presenta habitualment€ hoy: un
objeto en movimiento sigue moviéndos€ en lín€a recta¡ y un objeto en reposo
Perman€ce en reposo¡ a menos qu€ s€ €ierza sob¡e él una fuerza exterior. La
forma en que formula Newton el principio es ligeramente diferente, pero €l
significado de su formulación es €quivalente al de la formulación modema
más habitual.
Como hemos dicho antes, €1 principio de inercia no concuerda con Ia ex-
periencia diaria, y fue t¡¡o de los principios más difíciles de desarrola¡ en€l
siglo XVIL En el siglo X\¡I s€ habían discutido varios pr€cursores de dicho
principio, y a comienzos del siglo XVII Calileo hizo u¡a serie de investiga-
ciones robre cu€rpos en movimiento en los que caracterizaba casi correcta-
ment€ la idea clave de la inercia. A mediados del siglo XVII, Descartes tenía
una caracterización prccisa de la inercia, y la primera ley del movimiento cle
Newton se basa sustanciahnente en la .am€terización de Descartes.
Para €ntender la segunda I€y del movimiento, considérese €l compoÍa-
miento de una pelota de béisbol al ser golpeada por el bate. Cuanto más fu€rte
la golpeamos, más rápido viaia y más letos ega. Es decir, el cambio en el mo-
(imiento de la pelota es proporcional a la fuerza aplicada (a Ia fuerza del
golpe). Más concretamente, la seSunda ley del movimiento afirma qu€ un
cambioen el movimiento de un objeto es propo¡cional a la fuerza aplicada al
objeto, y se produce en 1a diiección en que se aplica la fuerza. La ley se resüme
a menu.lo como F = ma, es decir, la fue¡za es igual a la masa por la aceleración.

tt!
visiói, sct cml dc ¡¿ ntm .ia'dn v dc l¡t 1,isió't ctrorirüi1 ¿rL tutd.

Igual queenel ejemplo de la pelota cle béisbol, esto implica que la aceleración
de un objeto será igual a la fuerza aplicada divididapor la masa d.l objeto.
La tercera ley afirma que, pa¡a cada acción, siempre ha\. una r€acción
igual y opuesta. La ilustración eslíndar de €sta ley es el retroceso d€ u¡a pis-
tola, en la que la acción de la bala al ser propulsada en una dirección r€sulta
en una reacción itual y de s€n[do contrario, a saber. el ¡etroceso de la pistola
en dir€cción contraria.

La{nt)itaciótt ivcrsal

Las tres leyes del movimiento qü€ son inSredient€s c€ntrales en la ciencia de
Newton, se presentan €n apenas dos pátinas de los Prt¡cit¿. El otro ingre-
di€nte clave, la noción de la gravitación uñv€rsal, es algo rnás complicado
de expü€ar- En esta sección, quiero expticar lo lentamente que desaftolla NeiL-
ton en los P/tr€ipia la id€a de la gravitación unive¡sal, y luego, en la sección
final de este capítulo (justo antes de las observaciones a modo de conclusión)
trataré de dar una idea de por qué adopta Newton este enfoqu€ tan lento y
cauteloso. Empecemos con la fo¡ma en que se presenta actuatmente la gravi-

f-a gravitación universal se presenta generalment€ como una fi¡erza mu-


tuam€nte atractiva entre dos objetos. Por ejemplo, la atracción gravitato¡ia
d€l So1 atrae a la Tierra hacia eI Sol, y al mismo tiempo,la atracción Bravita-
toria de Ia Tierra atrae al Sol hacia la Ti€rra. Asimismo, cuando dejo caer un
libro al suelo, la gravedad d€ Ia Ti€rra atrae at libro hacia la Tierra, pero al
mismo tiempo,la atracción gravitatoria del libro atrae a la Tieüa hacia el lib¡o.
La atracción gravitátoria del libro no produce p¡ácticamente ningún efecto
sobre la T:rerra porque la T:rer.a €s muchísimo más masiva que el libror iguai-
mente, en el ejemplo del Sol y la lielra, el hecho de que el Sol s€a mucho más
masivo qüe la Tierra tiene ün efecto relativamente pequeño en el Sol en com-
pamción con el que €ste tien€ sobre la Tieüa.
Más concretamente, la at¡acción gravitatoria entre dos objetos es propor-
cional al prcducto d€ sus masas. Es decif cuanto másmasivos son los objetos,
mayor es la atracción gravitatoda. Y también, Ia atracción es inversamente
proporcional al cuadrado de la dista¡cia entre los objetor de modo qu€ a me-
dida que esta aumenta, la fuerza de la atracción gravitatoria entre ellos di!-
minuye rápidamente.
Asíescomo sepres€nta normalmente la gravitación universalen l¿ a.-
tualidad. Y de hecho esta caracterización de la gravitación unners¿l €r Ia
qu€ apaece enlos Principir. Pero, a diferencia de las leyes del mo\ imiento
que se formulan de un modo completo y conciso al principio del Ltro. ¿.:¡
Richdíl Dtwit¡ / Cos4tol,isío¡s

caracte¡ización de la g¡avedad va emer8iendo lentamente.


Sin contar el prefacio, Newton discute por vez primem la gravedad en
las primeras páginas de los P/i,¡crph, en la sección de las definiciones. Pero
en este momento N€wton uüliza "gravedad" solo para ref€rirse a aquelo, sea
lo que sea, que atm€ a los objetos a la lierra, y cldamente no utiliza el término
en el s€ntido de 'gravitación miversal'. Mucho más adelante en el libro (400
páginas más tarde, de hecho), Newton muestra que la gravedad d€ la nerra
tiene que €xtenderse al menos hasta la L!u1a, y que es la r€sponsable de la ór-
bita de la Lu¡a. También muestra que/ seacual sea la fuerza que maniiene en
sus órbitas a las lunas.leotros planetas (por ejenplo, a las lunas deJúpiter),
tiene que t€ner las mismas características que la gravedact de la TieÍa (es
decn, h fuerza atractiva es di¡ectamente proporcional a las masas de los €uer-
pos, e nversamente ProPo¡€ional al cuadrado de la distancia entre ellos.) Tam-
bién muestra q!e, s€a cual sea la fuerza que mantiene a los planetas en órbita
en torno al Sol ti€ne que tener también las mismas características que la gta-
vedad terrestre. En este plrnto, en la Proposición 7 del Libro 3, ya está prepa-
rado para g€neralizar la noción de gravedad: la gravedad actúa enir€ todos
los cuerpos del universo.
Aquí tenemos finalment€, por tanto, la noción radi€al de gravitación uni-
versal. Y al final de los Pt,r,p,i?, Newton nos ha invitado a un impresionante
despliegue d€l poder explicativo de la gravitación universal, iunto con las
leyes del movimiento. Los P¡trc¡p¡? son una obra ¡evolucionaria, y la cantidad
de fenómenos que pueden explicarse con ese pequeño número de ingredien-
tes (las tres leyes del movimiento más la gravitación ü¡iversal) es realmente

Panorama general de lá visión newtoniana del mundo

La visión aristotélica del mundo, r€cordémoslo una vez más, es una cosmo-
visión 8€océntrica. Y Ia creencia de que la TieÚa es el centro del universo no
es una creencia meftmente periférica, si¡o una creencia nuclear una qü€ no
puede re€mplazárse sin reemplazar al mismo tiempo una bu€na parte d€ las
piezas del puzzle. ln ciencia de Newton proporcionó muchas de las piezas
científicas para la construcción cte un nuevo puzzle en particular, propor-
cionó una ciencia de un pod€rexplicativo extrao¡dinario y, lo que es muy im-
portante, uná ciencia compatible con una Tieüa móvil. La mayor parte de las
piezas del puzzle aristotélico y no solo las piezas científicas, sino también
las piezas filosófico /concepiuales- no eran compatibles con la nueva ciencia.
Dicho de otro modo, s€ necesitaba toda una serie de nuevas piezas 610-

t:6
visíór X¿11arcldc li ucta cie¡dn u rlc la.isió .d'ta úN le¡ , 10

sófico/conceptuales para acompañar a 1as piezas cieniificas aporiadas por


Newton.
Por ejemplo, en la visión aristoiélica del mundo, el uni\ erso era listo
como un univ.iso teleoló8ico y esencialista. t,os objetos se comporlaba n .:oño
1o hacían debido a Lnas natlralezas internas, esenciales. Pe¡o con lá cien.i¿
de Newton el compo¡tamiento de los objetos ya no se debe a unas esenc¡a.
intemas, sino que, más bien, los objetos se comportan del modo en que io
hacen debido en gran parie a la in fiuencia de unas fuerzas exte¡nas. La !i:ión
aristotélica del u¡iverso como un rmiverso 11eno de fines y propósiios t¿m'
poco encajaba coñ 1a nueva ciencia, y de hecho, el universo empezó a ser ! isto
coño una máquina. Del mismo modo qüe las partes de una máquina empuj¡¡
j/ tiran unas de otras, y queel comportamienio de las diversaspartes se debe
a las fuerzas que aplican sobre ellas ohas partes, también el comportamienio
de los objetos en el universo lleSará a ser visto como debido a los efectos pro-
ducidos por otros objetos y por las fuerzas que actúan sobre ellos.
La metáfora de 1a máquina se convirtió en la metáfora dominante d€ la
nueva visión del mundo. Y esta clase de unive¡so, en e1 que la acción dc las
fuerzas exte¡nas es central para entender el comportamiento de los objetos,
es casi completamente lo contrario del universo de la visión aristoiélica del
mundo. En suma,la visión teleoló8ica y esencialisia del rniverso, que iba de
1a mano con la ciencia d€ la visión aristotéli.a del mundo, tue reemptazada
por una visión mecanicista del unive$o-ñáquina, que iba de la mano con la

lunto con la metáfora de la máquina, 1a visión de Dios también cambió.


Para el propio Aristóieles, los dioses no eran en absoluto dioses religiosos,
sinomásbienalgo necesa¡iopara explicar qué es lo que mantiene a las esire-
llas y a 1os planetas en movimiento- Y como hemos dicho anteriormente, du-
rante los sigios posreriores la concepción que tenía Aristóteles de tos dioses
fue reemplazada por la conccpción cristiano/judaica/islámica de Dios. Asi,
aunque los deia]les de la concepción de Dios cambiaron du¡ante el tiempo en
que perduró ]a visión aristotélica del mundo, na concepción aristotélica cen-
tral se maniuvo: la idea de que Dios e¡a tln conponenie necesario en el fun
cionamiento minuto aminutodel u¡iverso. Dicho de otlo modo, en la \ i5ión
¿ri.Lotél¡ca del mundo Dos.o¡l8ocomoDio. cr¡ nFre-ariopor rrzone-.. r
tíficas, es decir, como una fuente constante del movimiento de los cuerpoj .¿'

Pero con la nueva ciencia no se necesitaba nada como esio para h¿¡e.
funcionar e1 universo. El movimiento de los planetas, por ejemplo. s. ¿\f-r-
caba como uJta consecuencia de la ine¡cia Gm cuerpo en movimientLr iLsr.
en movimiento, o sea, que los planeias, estanclo como están en morir¡de:1:!'
Richaíl Dewitt/ Cosnol,¡s¡o cs

segui¡án en movimiento) ilmto con la gravedad (que es lo que expüca por qué
los planetas se mueven en torno al 5ol y no en línea recta). En suma, cori la
nueva ciencia, Dios ya no es necesario para hacer funcionar €1 universo.
Las creencias relitiosas tienden a estar profundamente a¡raigadas, por
lo que no es sorprendente que la gente se resista a abandonarlas. Pero el con-
cepto de Dios cambió considerablemente. En particular, Dios llegó a s€r visto
como una especie de Sran reloiero, es d€cir, como alguien que habia diseñado
y const¡uido el universo y que lo había puesto en marcha. Pem a partir de en-
tonces el universo siSue su marcha sin la constante interven€ión qu€ era ne-
cesaria en la visión del mundo anterio¿
La concepción general del papel del individuo en lá sociedad también
cambió. La visión adstotéü.a del mundo incluía lo que podría considerarse
como un punto d€ vista jerárquico. Es decn, del mismo modo que los objetos
tenía¡ su lugar natural en el universo, también las personas tenían su lugar
en el orden gene¡al de las cosas. A modo de ejemplo, considéres€ el derecho
divino de los r€yes. t¡ idea era que el individuo que era rey estaba desti¡ado
a ocupar esta posición --ese erá su lugar p¡opio €n el o¡den gen€ral de las
cosas. Es interesant€ señalar que uno de los ltimos monarcas en mantener la
doctrina del derecho divino de los reyes fue el monarca inSlés Carlos I, que
defendió esta doctrina -de modo poco convincente, en realidad- hasta su de-
rrocamiento, juicio y ejecución en la décacla d€ 1640. Probableñente no es una
coincidencia que las más importantes revoluciones politicas que han tenido
lugar desde entonces en el mundo occid€ntal -la revolución inglesa de los
años 1640, seguida por las revoluciones americana y fiancesa-, con su énJasis
en 106 derechos individual€s, solo s€ produieron después del rechazo de la vi-
sión aristotélica del mundo.
En general, la visión aristotélica del mü¡do incluía la concepción de un
¡rniverso pequeño y acogedor con la Tierra en el centro. El universo estaba
lleno de fines y propósitos naturales, y su punto de vista era tel€ológico y
esencialista. Esta visión se extendía tarnbién a las personas, que t€nían su
lugar naturál en eI orden gen€ral de las cosas, igual que los obietos tienen sus
luSares nat'i¡ales en el üJriverso. Y Dios, o algo como Diot era necesario día
a día, minuto a minuto, para ñantener en marcha ei universo.
Todos estos puntos de vista cambian con la emeryencia de la nueva vi-
sión del mundo. EI universo es visto ahora como algo enorme/ tal vez infnito¡
con nt¡estro SoI meranente como el centro de la revolución de los planetas
de nuestro sistema solar. El universo pasa a s€r considerado como una Sran
máquina, sin finaiidades ni propósitos que expliqu€n el comportami€nto de
los objeios. Los objetos se comportan del modo qu€ lo hacen debido a la acción
de unas tu€rzas externas que no tienen finalidad alguna. Tampoco Dior o

::3
Visió,lgetlerai de ln rcra cicncía ltLlc ln ltisió crta i,,ü d¿ triúdo

algo como Dios, es ya necesa¡io para hacer funcionar el mi\erso. Fl L!ni\.rso


avanza, día t¡as día, como el tic-tac dc las agujas de un reloj.

Reflexiones filosóficas: la actitud instrumentalista y la actitud realisia


¡especto al concepto newtoniano de gravedad

Antes de.errar este capítulo, \,ale ia pena dedicar u¡ minuto a discutir un as


pecto bastante i¡teresante de la visión neü'toniana de la gravedad, un asFe.to
que tiene relación con algmas de las cuestiones filosóficas clavc quc he¡los
discutido. Además, esto nos permili¡á en parte entender por qúe, como hemo.
dicho antes, Newion adoptó Ln enfoque tan lento y cauteloso ai pres.'nia¡ la
noción de gravedad en los P/nr.tpla.
En pariicular, quiero dedicar un momento a discutir cómo, en cie¡to
modo, la noción de gravedad es ua noción bastante extraña. Empec€mos con
un ejemplo al que volveré más adel¿nt€. Supongamos que pongo un lápiz en-
cima de la mesa y que le pido a ustad que mueva el lápiz perc sin establ€ce¡
ninguno tipo de contacto con el mismo. No puede tocar el lápiz, ni soplar en
dirección al mismo, arrojar otro objeto contra é1, sacudi¡ la m€sa en l¿ que
está, o establecer ningún otro tipo de contacto. Si pese a elo yo sigo pidiéndole
qu€ trate de move¡ ellápiz, rLsted seguramente me dirá que le estoypidiendo
a18o imposible. Y esta impresión de que lo que le estoy pidiendo es imposible
proviene de una convicción muy común, que se remonta al menos a la época
de los antigüos gdegos, según la cual Lna cosa (porejemplo usied) no puede
influir sobre otra (por ejenplo, el lápiz) a ñenos que se produzca una especie
de contacto o comlülicación entre ambas. Utilizando una frase habitual, esta
convic.ión se resüme a menudo diciendo que no puede haber 'acción a dis-
tancia' entre dos cosas.
Volvamos ahora a la noción de gravedad. La gravedad se concibe habi
tualmente como una fuerz¿ at¡activa enire .ueryos. Para util¿ar un ejemplo
típico, la fuesa graviiatoria de la Tierra abae a mi lápiz, de rnodo que cuancto
yo lo sueho, €ae al suelo. Y si preguntor '¿Por qué ha caído el 1ápiz?', la r€s
puesia habitual será que ha caido po¡que estaba bajo la i¡fluencia de la tuerza

Asimismo, si pregunto si ]a gravedad es uJta fuerza ¡eal, es deci¡, si la


gravedad exisie realnenie, la respuesia habiiual es 'naiuralmente que e\iire
Es dacú la gente adopta normalmente una actitud ¡ealista respecto a li s::
vedad, considerándola como una fuerza que existe realñente, ! que €\Fri:
muchos cle los fenómenos cotidianos que observamos anüesiro ¿kedei¡.
Sospecho que la mayorÍa de nosotros adoptamos un punto de \ :¿:
':t:
Richo' d D::W i ¡ t / Cosnloü¡s iotlcs

üsta respecto a la gravedad en gran parte debido a que hemos sido educados
en la noción de travedad desde jóvenes, y por eso tendemos a no darnos
cuenta de los aspectos extraños de la Bravedad, al menos de la Sravedad con-
siderada desde un pu¡to de vista realista. Para darse cuenta de esta rareza/
basta comparar la gravedad con otros casos en los quc se produce atracción
entre objetos. Supongamos, por ejemplo, que pongo una goma elástica en
tomo a dos lápices, y que luego tiro de los lápices para s€pa¡a¡los, con lo que
tenso la goma elástica que Ios conecta. En este caso, Ios lápices son atraídos,
en cierto sentido, u¡o hacia €l otro. Y si los suelto, sc move¡án rápidamente
uno hacia €l otro. Pero en este caso la naiuraleza de la atracción se entiende
fácilmente -los lápices están conectados por una goma elástica tensada, y es
precisamente esta goma elástica tensada la causa de la atracción €nt¡e los dos
lápices.
Podemos €nt€nder fácilmente la naturaleza de la atracción en el caso de
los lápices unidos por una goma elástica. P€ro volvamos ahora al caso del
lápiz dejado caer al suelo y fijémonos que no par€ce haber conexión entr€ el
lápiz y la Tle¡ra. No hay ninSuna goma elástica que conecte la TieÍa y el lápiz,
ni¡guna cuerda, nada. Y pese al he.ho de que no parece haber conexión al-
g'.na enüe el lápiz y la Tie¡¡a, el lápiz s€ mueve hacia la Ti€rra al s€¡ soltado.
Vista deesle modo,la gravedad no parece ciencid; p¿rece m¿gia.
En suma, considerada de un modo realista -es decir considerada como
una fuelza realmente existente-, el efecto que produce la gravedad se pare.e
mucho a una misteriosa acción a distancia. Y de hecho, cuando Newton pu-
blicó por vez p¡imera los P/n¡.¡p,a, hubo va¡ios críticos que le atacaron por
introduci¡ una fuerza que requería una misteriosa acción a distancia. Algu¡o6
de estos críti€os eran bastante influyentes, como (para nombrd solo a uno
entse muchos) Gottfried Leibniz (a quien ya hemos citado como co-descubri-
dor del cálculo). l,eibniz criticó a Newton por introducir fuerzas 'ocültas'€n
la ciencia, y la base de su crítica fue precisamente el problema de qu€ la gra-
vedad parecía implicar una mist€riosa acción a distancia.
Una solución a este problema era adoptar una actitud instrumentalista
con resp€cto a la gravedad, y efectivamente el propio N€wton manifestó que
adoptaba dicha actitud instrumentalista. Para entender mejor lo qu€ esto im-
plica, corside¡emos de nu€vo el lápiz deiado cae¡. Las ecuacion€s de Newton,
incluidas las relativas a la gravedad, pueden utilizarse para hacer unas
excelentes predicciones acerca decómocaerá el lápiz (sobre su índice de ace-
leración, por ejemplo). Adoptar una actitud instrumentalista impiica esencial-
mente considerar que dichas ecuaciones proporcionan una explicación
e\celente de la forma eri 4re se comportan los obietos, p€rmaneci€ndo al
misrno tiempo a$óstico sobre la cuestión de por qüi se comportan de este

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Visió Se'Lral dc la nleu cíe cia!dcla.ísió euta ¡tM llcln 1da

modo. Con otras palabras: es posibie utiÜzar ias ecuaciones, espe.ialmente


las relativas a la gravedad, para ha.er unas predicciones exc€lentes, sin prc¡
nunciaise ¡especto al tema de si la gravedad es una fuerza'rcal'.
Newton mantuvo la esp€rar¿a de que era posible da. una e\plicacjón
realista de ia gravedad, rma explicación consistente conel tratamienio mate'
mático que él presenta en los Pt¿¿ipin, y de una forma que impiicase sola-
mente intera€ciones mecánicas sin acción a distancia. Pero aunque lo: dos
siglos sigüent€s v€ría¡ r¡¡os tratami€ntos algo diferentes de la grav€dad (Por
€jemplo,la noción de que los objetos responden a un campo graviiatorio que
ac!úa localnente, es deci¡, sin requeír acción a distán.ia, sería uno de los po
sibles enfoques altemativos), nohabía en perspectiva ninslma exPlic¿ción icF
talmente no problemática. (Por Io menos, ias explicacion€s existentes son
p¡oblemáti€as consideradas desde una perspectiva reaiista. Ni¡guna de 1as
explicaciones, incluida la de Newton, es problemática si uno adopta un Punto
de vista puramente instrum€ntalista.) Finalmente/ como ve¡emos en capítulos
posteriores, la teoría general de la ¡elatividad de Einstein proPorcionará una
explicación de la gravedad que no implica accitu a distancia. Pero, como ve-
remos, la €xplicación que da Einstein de la gravedad es ñuy difer€nte del
punto de vista newtoniano de la grave.lad en el que h€mos sido educados la
mayoría cle nosotros.

Observaciones a modo d€ conclüsión

ñtmdo era incompatible con ios nuevos des-


La antigua visión aristotélica del
cubrimientos del siglo XVII. La que iba a reemplazarla no se desarrolló cier-
tamente de la noche a la mañafla, pero finalmente emergió el nuevo Punto de
vista descrito más ariba, y es esle pLlnto de vista el que calificaremos de vi-
sión newtoniana de1 mundo. Igual que la visitu aristotélica del mundo, la
newtoniana se desar¡olló a 10 largo del tiempo, Pe¡o siemPre mantuvo el
pünto de vista clave de Ln rniverso mecanicista, un univemo que funcionaba
como una máquina.
Una d€ las características de Ia ciencia que se desarro[ó €n e] siglo X\'II
fue el recurso creciente a Ias leyes, por ejemplo, las leyes de KePler del mo\ i-
miento pla¡etario o las leyes del movimiento de Newton. La creciente Proma
nencia de las leyes científicas plantea al8unas cuestiones filosoficas interes¡nies.
po¡ ejemplo, ¿qué es u¡a ley científica? En el Próximo capítulo daremos m
brcve vistazo a alguos de los problemas que pla¡tea la noción de le\ cientíJi.¿
Y €n el capítr¡lo siguiente, esbozaremos algrnas de las formas en que :€ de!a'
rm ó la visión newioniana d€l mundo durante los siglos XVII y Xl\.

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