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COSMOVISIONES
Una introducción a la Historia
v la Filosofía de la Ciencia
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Capítulo Veinte
La nueva ciencia
Los Prlr¡cipia es una obra sustancial, que en su t¡aducción inglesa más re-
ci€nte tiene unas 600 pá8inas. La cie|cia de N€wton, sin emba¡go, a menudo
se caracteriza por consistia en esencia, en tres leyes del movimiento junto €on
el principio de la gravitación universal. Ciertamente, en ó00 pá8inas Newton
hace algo rnás que meramente pres€niar un puñado de leyes del movimiento
y la noción d€ la gra\€dad universal. Sin embárgo, hay un s€ntido en el que
la gravedad y las leyes del movimiento son el núcleo de la ciencia newtofliana.
En lo que situe, pues, examinaremos estas leyes además de otras cuestiones
más generales retativas a la ciencia de Newton.
Newton empieza los P/ircip¡'; con una s€cción de definiciones en la que ex-
plica cómo utilizará varios de los términos que aparecen en el libro. l-a si-
guiente €s una secció¡ breve (de unas 10 páginas) en la que pres€nta las tles
leyes del movimiento.
La pdrñerá ley es la que hoy conocemos comúnmenie €omo p¡incipio de
inercia. Disc timos por vez primera el p¡incipio de inercia en el capíh¡lo 12,
en €l que se presentaba de la forma en que se presenta habitualment€ hoy: un
objeto en movimiento sigue moviéndos€ en lín€a recta¡ y un objeto en reposo
Perman€ce en reposo¡ a menos qu€ s€ €ierza sob¡e él una fuerza exterior. La
forma en que formula Newton el principio es ligeramente diferente, pero €l
significado de su formulación es €quivalente al de la formulación modema
más habitual.
Como hemos dicho antes, €1 principio de inercia no concuerda con Ia ex-
periencia diaria, y fue t¡¡o de los principios más difíciles de desarrola¡ en€l
siglo XVIL En el siglo X\¡I s€ habían discutido varios pr€cursores de dicho
principio, y a comienzos del siglo XVII Calileo hizo u¡a serie de investiga-
ciones robre cu€rpos en movimiento en los que caracterizaba casi correcta-
ment€ la idea clave de la inercia. A mediados del siglo XVII, Descartes tenía
una caracterización prccisa de la inercia, y la primera ley del movimiento cle
Newton se basa sustanciahnente en la .am€terización de Descartes.
Para €ntender la segunda I€y del movimiento, considérese €l compoÍa-
miento de una pelota de béisbol al ser golpeada por el bate. Cuanto más fu€rte
la golpeamos, más rápido viaia y más letos ega. Es decir, el cambio en el mo-
(imiento de la pelota es proporcional a la fuerza aplicada (a Ia fuerza del
golpe). Más concretamente, la seSunda ley del movimiento afirma qu€ un
cambioen el movimiento de un objeto es propo¡cional a la fuerza aplicada al
objeto, y se produce en 1a diiección en que se aplica la fuerza. La ley se resüme
a menu.lo como F = ma, es decir, la fue¡za es igual a la masa por la aceleración.
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visiói, sct cml dc ¡¿ ntm .ia'dn v dc l¡t 1,isió't ctrorirüi1 ¿rL tutd.
Igual queenel ejemplo de la pelota cle béisbol, esto implica que la aceleración
de un objeto será igual a la fuerza aplicada divididapor la masa d.l objeto.
La tercera ley afirma que, pa¡a cada acción, siempre ha\. una r€acción
igual y opuesta. La ilustración eslíndar de €sta ley es el retroceso d€ u¡a pis-
tola, en la que la acción de la bala al ser propulsada en una dirección r€sulta
en una reacción itual y de s€n[do contrario, a saber. el ¡etroceso de la pistola
en dir€cción contraria.
La{nt)itaciótt ivcrsal
Las tres leyes del movimiento qü€ son inSredient€s c€ntrales en la ciencia de
Newton, se presentan €n apenas dos pátinas de los Prt¡cit¿. El otro ingre-
di€nte clave, la noción de la gravitación uñv€rsal, es algo rnás complicado
de expü€ar- En esta sección, quiero expticar lo lentamente que desaftolla NeiL-
ton en los P/tr€ipia la id€a de la gravitación unive¡sal, y luego, en la sección
final de este capítulo (justo antes de las observaciones a modo de conclusión)
trataré de dar una idea de por qué adopta Newton este enfoqu€ tan lento y
cauteloso. Empecemos con la fo¡ma en que se presenta actuatmente la gravi-
La visión aristotélica del mundo, r€cordémoslo una vez más, es una cosmo-
visión 8€océntrica. Y Ia creencia de que la TieÚa es el centro del universo no
es una creencia meftmente periférica, si¡o una creencia nuclear una qü€ no
puede re€mplazárse sin reemplazar al mismo tiempo una bu€na parte d€ las
piezas del puzzle. ln ciencia de Newton proporcionó muchas de las piezas
científicas para la construcción cte un nuevo puzzle en particular, propor-
cionó una ciencia de un pod€rexplicativo extrao¡dinario y, lo que es muy im-
portante, uná ciencia compatible con una Tieüa móvil. La mayor parte de las
piezas del puzzle aristotélico y no solo las piezas científicas, sino también
las piezas filosófico /concepiuales- no eran compatibles con la nueva ciencia.
Dicho de otro modo, s€ necesitaba toda una serie de nuevas piezas 610-
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visíór X¿11arcldc li ucta cie¡dn u rlc la.isió .d'ta úN le¡ , 10
Pero con la nueva ciencia no se necesitaba nada como esio para h¿¡e.
funcionar e1 universo. El movimiento de los planetas, por ejemplo. s. ¿\f-r-
caba como uJta consecuencia de la ine¡cia Gm cuerpo en movimientLr iLsr.
en movimiento, o sea, que los planeias, estanclo como están en morir¡de:1:!'
Richaíl Dewitt/ Cosnol,¡s¡o cs
segui¡án en movimiento) ilmto con la gravedad (que es lo que expüca por qué
los planetas se mueven en torno al 5ol y no en línea recta). En suma, cori la
nueva ciencia, Dios ya no es necesario para hacer funcionar €1 universo.
Las creencias relitiosas tienden a estar profundamente a¡raigadas, por
lo que no es sorprendente que la gente se resista a abandonarlas. Pero el con-
cepto de Dios cambió considerablemente. En particular, Dios llegó a s€r visto
como una especie de Sran reloiero, es d€cir, como alguien que habia diseñado
y const¡uido el universo y que lo había puesto en marcha. Pem a partir de en-
tonces el universo siSue su marcha sin la constante interven€ión qu€ era ne-
cesaria en la visión del mundo anterio¿
La concepción general del papel del individuo en lá sociedad también
cambió. La visión adstotéü.a del mundo incluía lo que podría considerarse
como un punto d€ vista jerárquico. Es decn, del mismo modo que los objetos
tenía¡ su lugar natural en el universo, también las personas tenían su lugar
en el orden gene¡al de las cosas. A modo de ejemplo, considéres€ el derecho
divino de los r€yes. t¡ idea era que el individuo que era rey estaba desti¡ado
a ocupar esta posición --ese erá su lugar p¡opio €n el o¡den gen€ral de las
cosas. Es interesant€ señalar que uno de los ltimos monarcas en mantener la
doctrina del derecho divino de los reyes fue el monarca inSlés Carlos I, que
defendió esta doctrina -de modo poco convincente, en realidad- hasta su de-
rrocamiento, juicio y ejecución en la décacla d€ 1640. Probableñente no es una
coincidencia que las más importantes revoluciones politicas que han tenido
lugar desde entonces en el mundo occid€ntal -la revolución inglesa de los
años 1640, seguida por las revoluciones americana y fiancesa-, con su énJasis
en 106 derechos individual€s, solo s€ produieron después del rechazo de la vi-
sión aristotélica del mundo.
En general, la visión aristotélica del mü¡do incluía la concepción de un
¡rniverso pequeño y acogedor con la Tierra en el centro. El universo estaba
lleno de fines y propósitos naturales, y su punto de vista era tel€ológico y
esencialista. Esta visión se extendía tarnbién a las personas, que t€nían su
lugar naturál en eI orden gen€ral de las cosas, igual que los obietos tienen sus
luSares nat'i¡ales en el üJriverso. Y Dios, o algo como Diot era necesario día
a día, minuto a minuto, para ñantener en marcha ei universo.
Todos estos puntos de vista cambian con la emeryencia de la nueva vi-
sión del mundo. EI universo es visto ahora como algo enorme/ tal vez infnito¡
con nt¡estro SoI meranente como el centro de la revolución de los planetas
de nuestro sistema solar. El universo pasa a s€r considerado como una Sran
máquina, sin finaiidades ni propósitos que expliqu€n el comportami€nto de
los objeios. Los objetos se comportan del modo qu€ lo hacen debido a la acción
de unas tu€rzas externas que no tienen finalidad alguna. Tampoco Dior o
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Visió,lgetlerai de ln rcra cicncía ltLlc ln ltisió crta i,,ü d¿ triúdo
üsta respecto a la gravedad en gran parte debido a que hemos sido educados
en la noción de travedad desde jóvenes, y por eso tendemos a no darnos
cuenta de los aspectos extraños de la Bravedad, al menos de la Sravedad con-
siderada desde un pu¡to de vista realista. Para darse cuenta de esta rareza/
basta comparar la gravedad con otros casos en los quc se produce atracción
entre objetos. Supongamos, por ejemplo, que pongo una goma elástica en
tomo a dos lápices, y que luego tiro de los lápices para s€pa¡a¡los, con lo que
tenso la goma elástica que Ios conecta. En este caso, Ios lápices son atraídos,
en cierto sentido, u¡o hacia €l otro. Y si los suelto, sc move¡án rápidamente
uno hacia €l otro. Pero en este caso la naiuraleza de la atracción se entiende
fácilmente -los lápices están conectados por una goma elástica tensada, y es
precisamente esta goma elástica tensada la causa de la atracción €nt¡e los dos
lápices.
Podemos €nt€nder fácilmente la naturaleza de la atracción en el caso de
los lápices unidos por una goma elástica. P€ro volvamos ahora al caso del
lápiz dejado caer al suelo y fijémonos que no par€ce haber conexión entr€ el
lápiz y la Tle¡ra. No hay ninSuna goma elástica que conecte la TieÍa y el lápiz,
ni¡guna cuerda, nada. Y pese al he.ho de que no parece haber conexión al-
g'.na enüe el lápiz y la Tie¡¡a, el lápiz s€ mueve hacia la Ti€rra al s€¡ soltado.
Vista deesle modo,la gravedad no parece ciencid; p¿rece m¿gia.
En suma, considerada de un modo realista -es decir considerada como
una fuelza realmente existente-, el efecto que produce la gravedad se pare.e
mucho a una misteriosa acción a distancia. Y de hecho, cuando Newton pu-
blicó por vez p¡imera los P/n¡.¡p,a, hubo va¡ios críticos que le atacaron por
introduci¡ una fuerza que requería una misteriosa acción a distancia. Algu¡o6
de estos críti€os eran bastante influyentes, como (para nombrd solo a uno
entse muchos) Gottfried Leibniz (a quien ya hemos citado como co-descubri-
dor del cálculo). l,eibniz criticó a Newton por introducir fuerzas 'ocültas'€n
la ciencia, y la base de su crítica fue precisamente el problema de qu€ la gra-
vedad parecía implicar una mist€riosa acción a distancia.
Una solución a este problema era adoptar una actitud instrumentalista
con resp€cto a la gravedad, y efectivamente el propio N€wton manifestó que
adoptaba dicha actitud instrumentalista. Para entender mejor lo qu€ esto im-
plica, corside¡emos de nu€vo el lápiz deiado cae¡. Las ecuacion€s de Newton,
incluidas las relativas a la gravedad, pueden utilizarse para hacer unas
excelentes predicciones acerca decómocaerá el lápiz (sobre su índice de ace-
leración, por ejemplo). Adoptar una actitud instrumentalista impiica esencial-
mente considerar que dichas ecuaciones proporcionan una explicación
e\celente de la forma eri 4re se comportan los obietos, p€rmaneci€ndo al
misrno tiempo a$óstico sobre la cuestión de por qüi se comportan de este
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