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“AÑO DE LA LUCHA CONTRA LA CORRUPCIÓN E

IMPUNIDAD”

DOCENTE:
WONG CERVERA FELIX

INTEGRANTES:
GARCÍA FLORES SANTOS
ECA REQUENA ANDY
PEÑA MERINO ALEXANDRA
ESTEVEZ ALCEDO BRENDA
PASACHE SAAVEDRA CARLOS
GONZALES CARREÑO GRECIA

TEMA:
RIESGOS DE LAS FINANZAS Y INTEGRACIÓN ECONOMÍA

RSU-IU:
"LAS PRÁCTICAS DE INCLUSIÓN SOCIAL COMO POLÍTICA DE
LAS ORGANIZACIONES GUBERNAMENTALES Y CIVILES”

CURSO:
FINANZAS INTERNACIONALES

FACULTAD:
ADMINISTRACIÓN DE EMPRESAS IV

SECCIÓN:
B
RSU-IU: "LAS PRÁCTICAS DE INCLUSIÓN SOCIAL COMO
POLÍTICA DE LAS
ORGANIZACIONES GUBERNAMENTALES Y CIVILES”

INTRODUCCIÓN
Pretendo transmitir dos ideas fundamentales. Por una parte, que las
sociedades desarrolladas no por serlo dejan de necesitar buenas prácticas en el ámbito
social. Por otra parte, el hecho de que se está produciendo una transformación en la
manera en la que el Estado pretende solucionar los problemas sociales y hay una
evolución desde el modelo del Estado del Bienestar al Estado Relacional en el que las
Organizaciones No Lucrativas tienen un importante rol que jugar.

En las sociedades actuales los denominados problemas sociales existen en todo tipo de
contextos. Es importante empezar reconociendo que, en sociedades desarrolladas, como
la española, hay una gran necesidad de buenas prácticas, ya que cada vez se dan más
situaciones de exclusión. En este sentido un concepto como el de desarrollo es
peligroso porque nos podría llevar a la autocomplacencia de los países que se
encuentran en los espacios más altos del continuo del desarrollo.

El trabajo de asegurarnos que escapamos de esa autocomplacencia se facilita al


introducir el adjetivo sostenible. Cuando hablamos de desarrollo sostenible añadimos
automáticamente las dimensiones medioambiental y social a la económica. Una
sociedad organizada de un modo agresivo con respecto al medio ambiente y los recursos
naturales o creadora de grandes desigualdades y exclusión es autodestructiva.

La inclusión social es una exigencia dentro de una sociedad que quiera merecer ese
nombre: es la sociedad que ni excluye, ni margina, ni desfavorece, ni «des-privilegia»,
ni empobrece. O sea, que el que es miembro de esa sociedad forma parte de ella y, por
consiguiente, ni es excluido, ni marginado, ni desfavorecido, ni carente de privilegios, ni
pobre, ni mísero.

A continuación, vamos a adentrarnos en la transformación social vivida en las


sociedades desarrolladas en la última mitad del siglo XX y su repercusión sobre el rol
del Estado que pasa de ser autosuficiente y omnipresente a buscar la colaboración con
entidades privadas con y sin ánimo de lucro. Seguidamente nos centraremos en el papel
específico de las Organizaciones No Lucrativas para luego pasar a analizar las prácticas
que han sido seleccionadas dentro del área de Género y exclusión social en esta
convocatoria 2006 del Concurso de Buenas Prácticas en materia de asentamientos
humanos.
EL LUGAR QUE OCUPA LA INCLUSIÓN DENTRO DE LA POLÍTICA
SOCIAL

La inclusión social es una exigencia dentro de una sociedad que quiera merecer ese
nombre: es la sociedad que ni excluye, ni margina, ni desfavorece, ni «des-privilegia»,
ni empobrece. O sea, que el que es miembro de esa sociedad forma parte de ella y, por
consiguiente, ni es excluido, ni marginado, ni desfavorecido, ni carente de privilegios,
ni pobre, ni mísero. Hasta aquí todo normal. Pero resulta que, desde siempre, en toda
sociedad humana aparece no ya la desigualdad, sino frecuentemente la «excesiva»
desigualdad. Nos hemos acostumbrado a que la organización política de la sociedad
haga algo al respecto. Y llamamos Política Social a ese ejercicio del gobierno de la polis
que se preocupa de «hacer sociedad», es decir, garantizar que todos los que están en ella
sean realmente miembros de la misma, con una condición de miembro dotada de las
características consideradas «normales». Hoy no entendemos un gobierno que no tenga
Política Social, que no se ocupe de «hacer» y re-hacer (volver a hacer) sociedad, cada
vez que ésta se fragmenta o diluye en exceso. Toda Política Social está inevitablemente
orientada hacia la inclusión y dispondrá de variados instrumentos para lograrla. Se
llama al conjunto de esos instrumentos «políticas de inclusión social». Pero, además, se
tendrá que llegar a un acuerdo sobre «cuánta inclusión social se quiere», así como si
ésta debe distribuirse igualitaria o equitativamente entre todos los actualmente excluidos
que hay que incluir. Una distribución igualitaria es de corte universalista, mientras que
una distribución equitativa tiene en cuenta la dimensión de proporcionalidad: no son
todos iguales.

Y sin embargo no es la primera vez que la inclusión se propone como operación política
de gran alcance. Un antecedente español de la moderna inclusión puede considerarse, a
principios del siglo pasado, la voluntad de abrir el acceso de las nuevas masas a la vida
política y social 6, por una exigencia de justicia, gracias a la cual se puso en marcha la
moderna legislación de protección del obrero, embrión de la futura protección social y
de lo que más adelante se llamará Estado de bienestar. Se comenzaba a originar
lentamente una preocupación política que no pretendía crear una fuente bien surtida de
recursos frente a todas las necesidades (suministro de recursos siempre agotables,
característico del «welfarismo»), sino que perseguía un planteamiento reformista acerca
de qué sociedad había que alumbrar para enfrentarse a ese reto de las nuevas masas
sociales y también qué tipo de ciudadano era condición imprescindible para lograrlo.
LAS POSIBLES PROPUESTAS POLÍTICAS DE INCLUSIÓN

La gestión de lo político suele ir de la mano de los intereses económicos, asumiendo


como propios de la sociedad los intereses que derivan de los postulados económicos. La
política, en este supuesto, apoyará medidas protectoras que hagan compatibles los
intereses mayoritarios de la población, que ve amenazada su seguridad debido a su
fragilidad social y económica, con los intereses de otra parte de la población que quiere
una competitividad para la que resulta conveniente arrojar lastre. Aparece en el debate
político un tema de «proporciones»: no puede eliminarse todo lo que limita, hay que
pagar unos costes que, como siempre, se querrán minimizar. En cierto sentido, esa
liberación de carga y el aligeramiento producido se invocarán para justificar medidas
crecientes de asistencialización como única vía para asegurar el futuro.

Pero, a sensu contrario, la política puede también llevar de la mano a los representantes
de los intereses económicos. Cuando ambos poderes son globales es más sencillo, pero
si únicamente se globalizan los poderes económicos mal lo tendrán los poderes
políticos, vulnerables ante la opinión y sometidos a la perentoriedad de los plazos
electorales. Y, sin embargo, «debe haber» políticas y políticos con voluntad de
autonomía respecto al poder de la economía. Debe ser posible sintonizar con demandas
crecientes de participación y articular ese apoyo, con un empeño educativo grande, para
una mayor promoción del demo, para una intensificación de la democracia. La política
es, en este último caso, la característica de aquellas redes supranacionales capaces de
aglutinar todo tipo de organizaciones con liderazgo, sin ningún tipo de complejos, sin
hipotecas del pasado. El romanticismo revolucionario, lo mismo que la pretensión de
pureza en materia de prejuicios históricos, no sirven frente a la claridad de una cuenta
de resultados.

Estas dos propuestas posibles (política que secunda a la economía y política que
gobierna a la economía) ayudan a ver el contexto en que se toman las iniciativas para la
inclusión, dependiendo de la situación en que se encuentren la Unión Europea y España,
a la hora de postularse como sociedades de inclusión. Reviste igualmente un gran
interés conocer la disposición del ciudadano español y europeo a «pagar la cuenta» en
favor de esa autonomía de la propuesta política. La solidaridad presenta con mucha
frecuencia una costosa factura. Tenemos muy cercano el ejemplo del más ambicioso
proyecto de inclusión: la ampliación de la Unión Europea hacia el Este. Cuando el
Consejo de Niza (diciembre 2000) lanzó un debate sobre el futuro de la Unión 9 estaba
invitando a definir el tipo de Unión que se deseaba. Las recientes quejas de la
presidencia belga (noviembre 2001) sobre el distanciamiento popular respecto al
proyecto europeo reflejan los debates inevitables en cualquier sociedad que quiere poner
énfasis en la inclusión: hasta dónde y a qué precio.
DEL ESTADO DEL BIENESTAR AL ESTADO RELACIONAL

La realidad sociológica de los países más desarrollados está en continuo proceso de


transformación. La sociedad española tiene un proceso de cambio más acelerado si cabe
que otros países de su entorno europeo debido al estancamiento artificial que sufrió
durante la dictadura franquista. Desde la vuelta de la democracia a nuestro país los
cambios sociales han sido muchos y muy rápidos y han afectado a todas las áreas de
nuestra vida. Así, probablemente uno de los cambios más visibles y obvios tiene que ver
con la demografía. Se ha pasado de una sociedad en la que las familias eran numerosas
y la mujer no trabajaba fuera del hogar a una sociedad en la que los jóvenes se
emancipan tarde, tienen pocos hijos y las mujeres se han incorporado al mercado
laboral.

Pero la escasez de recursos o la viabilidad económica del modelo no es la


única causa de la crisis del Estado del Bienestar. También se ha cuestionado la
eficacia social del Estado para conseguir solucionar los problemas sociales.
Esta posición se defiende desde tres argumentos fundamentales:

• Por una parte, la comunicación entre el Estado y la sociedad no es fácil.


Cuando el mecanismo principal de comunicación es el contacto que se
produce a través de los procesos electorales periódicos, surgen
problemas de tiempos ya que el contacto o la retroalimentación es poco
frecuente cada cuatro años. Además, la comunicación está muy
mediatizada por la búsqueda de votos por parte de la clase política. Este
problema de comunicación se rectifica y reduce según pasamos de lo
nacional a lo local pasando por lo regional. También se introducen
medidas correctoras cuando se diseñan modelos de participación
ciudadana que permiten procesos de consulta y comunicación más
constantes y fluidos.
• En segundo lugar, el hecho de que la Administración Pública se
responsabilice unilateralmente de la solución de los problemas sociales
implica quitar responsabilidad a otros actores importantes en la
sociedad, que tienen un gran potencial para ayudar a obtener una
solución en equipo.
• Por último, el hecho de que los problemas sociales no hayan
desaparecido y que en algunos casos se incrementen después de
décadas hace pensar que quizás el Estado no es omnipotente,
autosuficiente y todopoderoso y que, sin embargo, necesita buscar
apoyos y soluciones creativas.

Es importante destacar que el modelo de Estado Relacional no tiene por qué implicar el
abandono del objetivo de conseguir una sociedad cohesionada y con un alto nivel de
bienestar que llegue a todos, sin dejar a personas en los márgenes. El que las diferentes
administraciones públicas busquen la colaboración con actores como las Organizaciones
No Lucrativas y las empresas no implica el renunciar a la responsabilidad de solucionar
problemas sociales, sino que implica el involucrar a otros actores para asegurar que se
consiguen los objetivos con la mayor eficacia y eficiencia posible. De hecho, es
importante distinguir entre dos funciones diferentes que realizan las agencias públicas:
la provisión y la producción de servicios públicos (VERNIS, 1995). Mientras
la provisión de servicios debe continuar siendo responsabilidad de la Administración
Pública, aunque busque aliados que ayuden a afrontar el coste de éstos en un entorno de
recortes presupuestarios, la producción puede ser realizada por una Administración
Pública, por una Organización No Lucrativa o por una empresa. La elección de la
Administración Pública de proveer un servicio interno o externalizarlo depende de
muchos factores y cada opción tiene sus ventajas e inconvenientes.

EL PAPEL DE LAS ORGANIZACIONES NO LUCRATIVAS EN LA


CONSECUCIÓN DE UNA SOCIEDAD MÁS COHESIONADA

Dentro de las sociedades desarrolladas, como hemos argumentado, nos alejamos del
Estado del Bienestar para pasar a un Estado Relacional, las Organizaciones No
Lucrativas juegan cada vez un rol más importante. Un número importante de las Buenas
Prácticas presentadas a este concurso están lideradas por Organizaciones No Lucrativas
y, en la mayoría de los casos en las que no las lideran, están involucradas en
partenariado con alguna Administración Pública.

Dentro del concepto de Organizaciones No Lucrativas existe una gran variedad de


entidades que hacen difícil el poder estudiar este sector y poder hacer generalizaciones
sobre el mismo. No obstante, podemos destacar algunos rasgos comunes (SALOMON,
ANHEIER ET AL, 1999):

• Son organizaciones; es decir, poseen una presencia y una estructura


institucionales.
• Son privadas y no pertenecen al Estado.
• No reparten beneficios; no generan beneficios para sus gestores o el conjunto de
titulares de las mismas.
• Son autónomas; controlan esencialmente sus propias actividades.
• Tienen participación de voluntarios; la pertenencia a ellas no está legalmente
impuesta y atraen un cierto nivel de aportaciones voluntarias de tiempo y dinero.

La razón más importante para recurrir a las Organizaciones No Lucrativas no


es porque sean más eficientes en la provisión de servicios o más baratas que
otras entidades. De hecho, las empresas privadas suelen ser más eficientes y
suelen ser capaces de abaratar costes. El verdadero valor diferenciador reside
en que permiten desplegar roles que ni el Estado ni el mercado pueden
cumplir y que son complementarios a los que pueden aportar el Estado y las
empresas privadas.

Por tanto, las ONL deben poner énfasis en mantener vivo lo que les diferencia de las
empresas privadas y de la administración y que, a su vez, les hace más ricas e
interesantes en cuanto a lo que pueden aportar a las sociedad. De esta manera
las ONL deben:

• Tener claros sus valores, misión y visión.


• Estar cerca y escuchar la opinión de las personas que representan o las que se
benefician de su trabajo.
• Cuidar su capacidad de representar a una parte de la sociedad y darle un espacio
de participación a través del voluntariado, de la contribución económica y de los
órganos de toma de decisiones.
• Asegurar que la dependencia económica de la Administración Pública sea lo
menor posible y, en cualquier caso, que ésta no le lleve a convertirse en un ‘buen
chico’ incapaz de reivindicar.

En definitiva, es importante que las Organizaciones No Lucrativas se muevan por algo


más que por la lógica de la subsistencia. Deben tener unos objetivos sociales y
solidarios que sean los que les hicieron nacer y que les conviertan en un aliado de la
Administración Pública, que pueda aportar valor social a medio y largo plazo, más allá
de la mera producción de un servicio de una manera eficaz, eficiente y económica.

En resumen, lo que se intenta transmitir sobre el rol de las Organizaciones No


Lucrativas en las sociedades desarrolladas actuales, es que éste tiene una clara
especificidad, es necesario y cada vez más importante en el contexto del Estado
Relacional, que busca una sociedad más cohesionada involucrando para ello a todos los
actores relevantes.

Las Buenas Prácticas seleccionadas


Las Buenas Prácticas presentadas a esta convocatoria del concurso relacionadas con el
área de inclusión social y género han sido 28, lo cual implica un alto porcentaje con
respecto al total de prácticas presentadas. De éstas han sido seleccionadas 11 para ser
presentadas al concurso internacional. Las 17 prácticas no seleccionadas, lo han sido por
diversos motivos, pero fundamentalmente por tres razones: por ser prácticas ya
presentadas en otras convocatorias y que no han añadido actualizaciones sustanciales;
por tener poco recorrido al estar en su fase de puesta en marcha; o bien por ser
proyectos que no involucraban a diferentes actores, o no eran innovadores.

De entre las once prácticas seleccionadas hay siete que son proyectos presentados y
liderados por Organizaciones No Lucrativas y cuatro que son liderados por
administraciones públicas regionales o locales. A su vez hay una amplia variedad de
tipos de proyectos, nos encontramos desde proyectos que se centran en la integración
social de colectivos como personas sin hogar, jóvenes e inmigrantes, hasta proyectos
centrados en la igualdad de género o en la participación de los ciudadanos en las
decisiones municipales.
Conclusión

Como se puede observar por la descripción de las buenas prácticas


seleccionadas, existe una fuerte tendencia a la colaboración entre todo tipo
de organizaciones implicadas en la vida social que se da en un
asentamiento humano. Hay una tendencia muy positiva a la
descentralización de la toma de decisiones en dos direcciones: pasando de
lo nacional a lo regional y a lo local y haciendo participar a los ciudadanos
y a las Organizaciones No Lucrativas que les representan y defienden sus
intereses.

Estas tendencias, en conjunción con las iniciativas creativas e innovadoras


que surgen del tercer sector para conseguir una sociedad con mayor
igualdad de oportunidades y con menos exclusión, nos hacen ser optimistas
sobre el futuro. Trabajando desde la cooperación constructiva y aunando
fuerzas podemos conseguir una sociedad más sana, más integradora y más
sostenible
RIESGOS EN LAS FINANZAS INTERNACIONALES

Es la probabilidad de que surja un evento adverso que lleva consigo ciertas consecuencias. El riesgo financiero se refiere a la probabilidad de la
ocurrencia de este evento que conllevaría efectos negativos para un negocio, empresa u organización.

Es el más importante, ya que afecta al activo principal. Una política liberal de aprobación de créditos generada
por contar con excesivos niveles de liquidez, y altos cosos de captación, o por un relajamiento de la exigencia de
evaluación de los clientes sujetos de crédito, ocasiona una alta morosidad, por ello debemos tener cuidado.

Sucede debido a las variaciones imprevistas de los precios de los instrumentos de negociación. Cada día e cierran
muchas empresas y otras tienen éxito. Es la capacidad empresarial y de gestión la que permitirá ver el futuro y
elegir productos de éxito para mantener la fidelidad de los clientes, preservar la imagen y la confianza.

Es producido por no correspondencia en el monto y el vencimiento de activos, pasivos y rubros fuera del balance.
Generalmente cuando se obtiene créditos a tasas variables. En ciertos mercados la demanda de dinero puede
afectar las tasas de interés pudiendo llegar por efecto de cambios en la economía internacional a niveles como
los de la crisis de la deuda.
Originado en las fluctuaciones del valor de las monedas. Las economías de los países en vías de desarrollo como
el nuestro no están libres de que crezca la brecha comercial o de balanza de pagos. La consecuencia normal es la
devaluación del tipo de cambio, que afectará elevando el valor de los créditos otorgados en dólares, pudiendo
resultar impagables por los deudores si su actividad económica genera ingresos en moneda nacional.

Un desajuste del mercado que provoca fluctuaciones importantes del precio de los activos, sin relación con su
valor.

Se puede producir a consecuencia de los cambios legales o de las normas de un país, que puede poner en
desventaja a una institución frente a otras. Cambios abruptos de legislación puede ocasionar la confusión, pérdida
de la confianza y un posible pánico.
Referencias
Finanzas. (18 de Diciembre de 2015). Obtenido de Finanzas:
https://www.masters-finanzas.com/riesgo-financiero/
Sacristán, J. B. (15 de Diciembre de 2006). Obtenido de
http://habitat.aq.upm.es/boletin/n36/ajbar.html

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