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Queda prohibida la distribución de esta traducción sin la

aprobación expresa del grupo Traducciones Ganimedes, además


esta obra es de contenido homoerótico, es decir tiene escenas
sexuales explicitas hombre/hombre, si te molesta este tema no lo
leas, además que su contenido no es apto para cardíacos.
¿Hasta dónde llegarías para salvar a la persona que amas?

Pierce Hollister es un hombre de negocios con los pies en la


tierra. La mayoría del tiempo mantiene en secreto su lado romántico,
soñando con el Señor Correcto, una familia y un feliz por siempre.

Noah Conway es un padre soltero que ya no cree en las


familias felices. Cuando la vida de su hija está en juego, llegaría a
vender su alma para poder salvarla, pero cuando un sádico Dom1 se
interesa por él, en su lugar vende su cuerpo.

Una sesión compartida en un club de BDSM2 deja intrigado a


Pierce y pronto se encuentra dispuesto a todo lo que está en su
poder para sanar las heridas que la vida ha dejado en el alma de
Noah. Cuando se da cuenta de que lo que Noah teme más, podría ser
lo que necesita, Pierce se embarca en una misión, pero tal vez no es
sólo para salvar a Noah.

¿Podrá Noah luchar contra los demonios que lo atormentan y


encontrar el feliz para siempre que Pierce ha soñado para ellos?

1
Dom – Dominador, sum o sub, sumiso, el Dom siempre es en Mayúscula y el sum en minúscula para
marcar el poder de una relación.
2
BDSM (Siglas para referirse a B por Bondadge, D por Disciplina, S por Dominación-sumisión y M por
sadomasoquismo)
—Es una cosa linda, ¿verdad? —Robert observó,
siguiendo la mirada de Pierce, que estaba fija en el guapo
hombre en el bar.

—Sí, está bien. —Pierce se encogió de hombros.

—Más bien como una puta caliente, ¿no te parece? —


Robert se entusiasmó y, por una vez, Pierce estaba de
acuerdo con él por completo. Dejó que su mirada vagara por
esas piernas largas y delgadas en el apretado traje de cuero y
más arriba de la dura línea del cuerpo del hombre a su
cabello oscuro, rizado seductoramente sobre el cuello de su
chaqueta de cuero. Aunque de espalda, ahora el desconocido
se giraba hacia él y Pierce obtuvo una vista suficientemente
larga de su cara para saber que coincidía con el atractivo
cuerpo. Se preguntaba si debería tratar de hacer un pase
cuando la sensación desagradable de ser observado le hizo
centrarse en Robert de nuevo. Al parecer, seguía esperando
una respuesta. —Ya dije que está bien, ¿no?

—Te apetece. —No era una pregunta.

—Bueno, creo que no puedo negarlo, aunque los


guapos no son necesariamente buenos en la cama. Además,
podría estar cubierto de manchas o tener una espalda
peluda. —Pierce trató de oírse mucho más indiferente de lo
que se sentía. Tomó otro sorbo de su bebida, sabiendo que
debía reducir la velocidad, pero estaba disfrutando la
sensación, también del mareo que se formaba en la boca de
su estómago.
—Puedo asegurar, que lo que hay debajo de su ropa es
tan bonito como su cara. Y él es genial en la cama.

—¿Lo es?

—Absolutamente.

Pierce estaba a punto de dejarlo y sólo cambiar el


tema, pero algo en el rostro de Robert mientras miraba al
bello desconocido le hizo cambiar de opinión. Él suspiró y
mordió el anzuelo. —¿Cómo lo sabes?

La expresión de Robert se volvió petulante. —Lo he


tenido. Repetidamente. Él es todo mío.

Pierce rápidamente levantó su copa para ocultar la


sonrisa en su rostro. Robert podría ser divertido para hablar,
y a algunos de los chicos en el club le gustaba como Dom,
pero también tenía una reputación de ser un desvergonzado
presumido que podía inventar historias para llamar la
atención sobre sí mismo.

—¿Es tuyo? —Pierce no se molestó en mantener la


incredulidad en su voz. De ninguna manera alguien que se
parecía al chico en el bar estaría con alguien como Robert.
Sobre todo ya que todo el lenguaje corporal del hombre,
desde la espalda recta y la cabeza elevada con orgullo, decía
claramente que el camarero era seguro de sí mismo y fuerte,
un confiado macho alfa independiente.

Robert siempre quería a sus hombres mansos y


sumisos.

—Sí. —El tono de Robert y la expresión de su rostro


hizo que un escalofrío recorriera la columna de Pierce—. ¿No
me crees, verdad?
Pierce tomó una vacilante respiración. —Bueno,
realmente no se ve como el tipo usual —respondió con
cautela.

—¿No? Entonces, ¿qué aspecto tienen usualmente?

Definitivamente había un tono desagradable en la voz


de Robert, pero él no estaba enojado, era... un desafío.
Competitivo. Pierce se encogió de hombros y dio las gracias
al camarero que había traído sus recargas. No quería
discutir, pero al parecer Robert estaba decidido a irritarlo. Y
estaba empezando a tener éxito.

—Simplemente no se ve como el usual tipo sumiso.

—Las apariencias pueden ser engañosas —dijo Robert


cruzando los brazos.

—Sí, bueno, me preguntaste. Si me preguntas, ese tipo


es completamente del de arriba3. No creo que sea el de abajo
para nadie, y mucho menos un sumiso. Realmente una
lástima. —Pierce se tomaba con un pequeño orgullo el hecho
de que tenía una extraña habilidad no sólo en reconocer al
instante si un hombre era gay o no, sino también lo que les
gustaba hacer en la cama. Antes incluso de acercarse. Hasta
el momento, no se había equivocado ni una vez. Vació la
mitad de su copa de un gran trago, preparándose para
terminar la conversación, cuando Robert le dio una sonrisa
maliciosa.

—¿Quieres que lo haga?

Pierce hizo un esfuerzo para no ahogarse. —¿Qué?

3
Arriba y abajo se refieren a quien es el activo y el pasivo no necesariamente la posición física real.
La sonrisa de Robert se ensanchó. —Voy a dejar que lo
jodas, si quieres. —Inclinándose, añadió—: Y confía en mí, él
va a estar abajo.

El aliento de Pierce quedó atrapado mientras una onda


eléctrica lo recorría y explotaba en su ingle. Hacía siglos que
la sola idea de joder a alguien lo había excitado tan rápido.
Había tenido su parte justa de experiencia y estaba
acostumbrado a tener el control y, sin embargo allí estaba,
con los pantalones de repente demasiado apretado para su
comodidad y se sentía como un adolescente con la esperanza
de echar un polvo por primera vez.

Lanzó una rápida mirada a la barra. A pesar de que


sabía que no debía ser, él estaba interesado. Muy interesado.
La idea de explorar el esbelto y hermoso cuerpo que yacía
debajo de todo ese cuero, era atrayente. Tragó saliva,
luchando con su auto-control, y miró a Robert. —Claro ¿él
está en esto? ¿No deberías preguntarle si está de acuerdo
antes de ofrecerlo a otras personas?

Sonriendo triunfalmente, Robert se encogió de


hombros. —Él está bien con lo que le digo. Tomaré eso como
un sí, entonces, ¿de acuerdo?

Su pene palpitaba dolorosamente en el confinamiento


de sus propios pantalones de cuero y Pierce tomó una
respiración profunda.

—Quizás deberías de presentármelo primero.

—Es un placer —respondió Robert con una cínica


sonrisa y se dirigió a la barra.

El latido del corazón de Pierce se aceleró. Observó a


Robert caminar hasta el extraño atractivo y deslizar una
mano alrededor de su estrecha cintura. El hombre se puso
rígido, pero no se movió, aparte de bajar la cabeza para oír lo
que Robert decía con el ruido de fondo del club. Lo que
Robert le dijo hizo que su cabeza se levantara y dio un paso
atrás. Después, Robert fácilmente invadió su espacio y lo
apretó contra la madera sólida de la barra. Un pequeño
grupo de personas pasaron y Pierce perdió de vista a los dos
hombres. Cuando los demás se habían ido, vio a Robert
caminando en dirección a él, el extraño lo seguía como un
perrito dócil. «Lo tiene con una jodida correa», Pierce se dio
cuenta con asombro. La imagen del collar negro de cuero
contra la pálida piel de aquel hombre hizo que su ingle
doliera aún más.

—Aquí estamos, mascota. —Robert se detuvo frente a


Pierce—. Pierce, él es Noah. Mi nuevo sum —anunció
pomposamente e hizo hincapié en su punto, dándole a la
correa un pequeño e innecesario jalón.

Noah se encogió casi imperceptiblemente, pero


mantuvo la postura perfectamente. La espalda recta y los
hombros cuadrados, mantuvo la cabeza alta y con orgullo.
Sólo sus ojos entrenados miraron firmemente el suelo. Con
todo, se veía increíblemente hermoso y tan manso como un
hombre muy bien proporcionado de más de un metro ochenta
podía verse.

Pierce se preguntó cuánto tiempo había estado siendo


entrenando. Aunque él mismo había elegido permanecer
alejado de esa forma de vida, la conocía lo suficiente para
reconocer y apreciar a un sum bien entrenado. Noah sin
duda parecía bien entrenado hasta ahora, pero, las
apariencias podían engañar.
—Hola, Noah —saludó Pierce suavemente—. Es un
placer conocerte. —Él sabía que no debía esperar una
respuesta de Noah.

Robert tenía que autorizar a su sum a hablar o


permanecer en silencio. Sorprendentemente, Noah tomó
aliento para responder y levantó la vista, casi mirando a
Pierce a los ojos antes de que Robert le recordara su posición
con otro jalón de la correa. Noah se estremeció, jadeando
audiblemente por el jalón del pequeño trozo de cuero sobre la
suave carne de su cuello. Al instante bajó la mirada hacia el
suelo.

—Creo que eso significa que vas a permanecer en


silencio durante el resto de la noche, mascota, así que ahora
no se te olvidará lo que se supone que debes hacer la próxima
vez. Considéralo entrenamiento. Tendrás tu castigo por esto
más adelante. Después de que Pierce y yo hayamos
terminado contigo.

Robert pasó un dedo por la mejilla de Noah, mientras


hablaba, su voz era un susurro bajo e íntimo. El tono severo,
casi malicioso, causó otro escalofrío en la columna de Pierce.

Recordó que Robert tenía la reputación de ser un muy


estricto e inflexible Dom quien creía que el causar dolor era
el mejor método de enseñanza. Noah parecía haber ya sido
enseñado mucho. Una vez más, Pierce recordó que los sum
estaban en esto porque querían. Por qué los hombres adultos
permitían ser tratados de esa forma, aún estaba más allá de
él y no podía dejar de preguntarse por qué Noah estaba en
esto. No parecía necesitar que alguien se hiciera cargo de su
vida, así que probablemente en él era por el dolor.

Noah asumió la postura perfecta y parecía totalmente


íntegro, pero la agitación de su pecho mientras se obligaba a
respirar despacio y la tensión de los músculos de su
mandíbula, lo delataron. «Está muy enojado». Pierce se
preguntó si Noah estaba enojado por su error o por la
disciplina de Robert en él. Quizás un poco de ambas cosas.
La mayoría de los sum en entrenamiento eran muy
ambiciosos y odiaban cometer errores, aunque en su mayoría
no por temor al castigo, sino porque no querían decepcionar a
su Amo.

—¿Qué te parece? —Robert miraba a Pierce en


invitación—. ¿Aun quieres joderlo?

Pierce tragó nerviosamente y miró a Noah, tratando de


leer la expresión de su cara, que era casi imposible de ver sin
los ojos. Por lo que a él se refería, el caso estaba claro. De
cerca, Noah era aún más guapo con sus simétricos rasgos y
perfectos ángulos de su rostro. La necesidad de tenerlo era
casi abrumadora. Sin embargo a Pierce le hubiera gustado
tener una oportunidad de hacer que Noah estuviera
realmente bien con él. Sabiendo que no iba a obtener esa
respuesta, decidió confiar en el hecho básico de cualquier
relación Dom-sum. Era el Dom quien decidía el camino, pero
el sum decidía hasta dónde llegaba. Si Noah realmente no
quería hacer esto, él siempre podía usar su palabra de
seguridad y poner fin a esta situación.

—Sabes malditamente bien que lo quiero —gruñó


Pierce y se pasó la lengua por el labio inferior, anticipando el
sabor de la exquisita boca de Noah.

Sonriendo con aprecio, Robert apretó la correa de


Noah. —Oh, hay una condición, estaré viendo. ¿Estás bien
con eso?
El estómago de Pierce se tensó. Eso fue inesperado,
aunque, si fuera honesto, debería haber sabido que habría un
gancho en la oferta.

—No me importa. ¿Va a estar bien con eso? —Frunció


el ceño, señalando a Noah con la cabeza. El pensamiento de
Robert viéndolo joder a Noah, no era exactamente
bienvenido, pero podría ser peor —por ejemplo Robert podría
querer participar. No era raro que un Dom quisiera
mantener un ojo en su sum si le permitía jugar con alguien
más y tampoco sería la primera vez que Pierce hubiera
tenido audiencia.

—Te lo dije, está bien con cualquier cosa que yo diga


que haga. —La voz de Robert había adquirido el tono
autoritario que Pierce había llegado a asociar con un Dom en
funcionamiento.

Pierce lanzó una mirada a Noah, que seguía


completamente inmóvil. No había dejado de notar el ligero
temblor ante las palabras de Robert. De anticipación o
malestar, Pierce no podía decirlo. «Él puede detener esto si va
demasiado lejos para él», se recordó a sí mismo.

—Está bien. Reglas.

—Nada que lo ponga fuera de servicio por más de un


par de horas. Sé que está limpio, pero de todos modos vamos
a usar un condón y todas las precauciones necesarias. Aparte
de eso, puedes hacer lo que quieras con él. No le está
permitido hablar como lo has visto y estoy seguro de que
ahora va a recordar mejor las reglas básicas. ¿No es así,
mascota?

Noah hizo un pequeño gesto asintiendo con los ojos


fijos firmemente en el suelo.
—Buen chico. —Robert sonrió y deslizó una mano
alrededor de la nuca de Noah, jalándolo para plantar un
dominante beso en la boca al mismo tiempo que la otra mano
apretaba el bulto en los pantalones de Noah—. ¡Vamos! No
puedo esperar a verlos a ustedes dos juntos. Va a ser
jodidamente caliente. —Se giró jalando la correa de Noah y
lo condujo hacia las escaleras. Si podía ser posible, la sonrisa
en su rostro se había vuelto aún más engreída. Era muy
consciente de que era observado de cerca y con envidia por la
mayoría de la gente cercana y Pierce finalmente comprendía.
Eso era de lo que se trataba todo esto. Robert estaba
mostrando a Noah como si fuera un trofeo, usando su
atractivo juguete para verse más importante e interesante.
Noah debería pensarlo mejor antes de ser usado de esa
forma, pero al parecer estaba bien también para él.

Pierce contuvo un suspiro y miraba el trasero de Noah


que estaba frente a él, aun sorprendido de que Robert
básicamente le había permitido hacer todo con Noah. No era
algo sabio en la escena. Un montón de chicos con mucho
gusto subirían con él, lo que fácilmente podría causar una
escena que sobrepasara las fronteras de Noah.
Afortunadamente Pierce estaba lejos de hacer algo extremo.
Lo único que quería era tener un poco de diversión
explorando el hermoso cuerpo de Noah, luego joderlo sin
sentido.

No le gustaba lastimar a sus amantes. Esperaba que


esto no resultase ser una decepción para Noah.

Llegaron a la planta superior, que contenía las salas


de juego y los dormitorios. Pierce se sintió aliviado cuando
Robert giró a la izquierda, hacia el pasillo de las
habitaciones. Esta noche, él quería que fuera cómodo y
prefería una decente cama extra grande que cualquier
equipo de lujo que ofrecían las salas de juego.

Robert abrió la puerta de una de las habitaciones y


llevó a Noah al interior. Pierce los siguió, Su interior
burbujeando con anticipación al pensar en lo que quería
hacerle a Noah.

—Aquí estamos —anunció Robert. Hizo que Noah se


detuviera a poca distancia de la enorme cama que estaba en
el medio de la habitación. Una silla grande y cómoda estaba
en una esquina, lo que permitiría una perfecta vista de la
cama. Robert distraídamente recorrió la correa de Noah con
sus dedos, mientras Pierce miraba con expectación.

—Sabes el camino, ¿no es así? Los juguetes y esas


cosas... están en el cajón de arriba.

—Lo sé. —Pierce se centró en Noah, que estaba de pie


delante de él en el centro de la habitación en su impecable
postura, con los ojos fijos en el suelo.

—¿Cuáles son sus palabras segura?

—¿Huh?

—¿Cuáles son sus palabras seguras? —Pierce repitió,


golpeándose mentalmente por casi haber olvidado la
pregunta más importante cuando se juega con un sum. Tenía
que tener en cuenta lo que Noah iba a dejarle hacer, y él
confiaría en que Pierce se detendría tan pronto como él dijera
la palabra.

—Oh, um, mariposa —dijo Robert. Pierce lo miró y


sonrió. Robert ya se estaba acariciando a través de sus
pantalones, con el rostro enrojecido por la excitación.

—¿Advertencia o detenerse?
—Advertencia. No necesitará detenerte, porque tan
pronto como dijera la palabra segura, esto terminaría.

—Aun así prefiero saberlo —insistió Pierce.

Robert suspiró con resignación. —Eres un fanático del


control, ¿verdad? Calabaza.

—Sólo me adhiero al protocolo. —Pierce sonrió—. Está


bien. Voy a consultarlo con él. —Se giró hacia Noah—. Noah,
¿las reglas están claras? Tus palabras seguras son mariposa
para una advertencia y calabaza para detenerme por
completo, ¿verdad?

Noah asintió.

—Vas a utilizarla tan pronto como necesites que


detenga. Sea lo que sea que esté haciendo, me detendré al
instante, te lo prometo, ¿de acuerdo? —Asintió débilmente—.
Entonces el sexo entre nosotros habrá terminado. ¿Estás de
acuerdo con estas reglas?

Noah soltó el aire y asintió.

—Está bien. Supongo que no se te permite mirarme a


los ojos, pero quiero que sepas que, en lo que a mí respecta,
estaría feliz si lo hicieras. Incluso podrías hablar conmigo,
pero esa tampoco es decisión mía. —Aún estaba tratando de
averiguar cómo era Noah.

¿Podría tener un confiado y orgulloso exterior y aún


esconder una real sumisa personalidad? Bueno, sólo había
una manera de averiguarlo. Por suerte una manera
agradable.

—La ropa, mascota —ordenó Robert en voz baja. Noah


obedeció sin vacilación, se quitó la ropa de cuero de la mejor
manera posible y se enderezó cuando terminó. El collar y la
correa de cuero estaban aún en él, la vista y la implicación
era enormemente erótica. Pierce ya había decidido dejarlos
puestos.

—¿Lo tienes con pinzas? —le preguntó a Robert,


indicando las dos piezas de metal de aspecto rudo unidas a
los pezones de Noah.

Se unían con una corta cadena formando una Y al


collar. Pierce hizo una mueca. Este era un dispositivo sádico.
Cada jalón del collar haría que las abrazaderas presionaran
más fuerte la sensible carne de los pezones de Noah. Y
dolería como el infierno.

—Oh, sí —jadeó Robert.

—Quizás deberías quitárselos. —Pierce frunció el ceño.

—Déjalos.

—¿Estás seguro? Se ve muy doloroso.

—Así es. Pero a él le gusta. ¿No es así mascota? —Un


jalón a la cadena causó que Noah siseara y se estremeciera—
. Oh, sí —ronroneó Robert al oído de Noah—. Eres una dulce
pequeña puta del dolor, ¿no es así? —Jaló la cadena de nuevo
y esta vez Noah no pudo reprimir un grito lleno de dolor—.
Sí, a él le gusta —dijo Robert con una sonrisa de satisfacción
y se dirigió a Pierce—. Tu turno, muchachote. Espero un
buen espectáculo. —Le guiñó un ojo y le entregó a Pierce la
correa de Noah—. ¿Sabes lo que vas a hacer con él? —le
preguntó con impaciencia. La perspectiva de ver a Pierce con
Noah parecía encenderlo enormemente.

—¿Hm? —Pierce suprimió su lucha interna por un


momento—. Para ser honesto, Robert, no estoy seguro de si
debo hacer esto —admitió.
Robert se quedó sin aliento por la sorpresa. —¿Por qué
no? Es un pedazo de jodido culo caliente y él básicamente
está rogando por esto. —Sus ojos brillaban con malicia—. ¿Te
gustaría que rogara? Yo lo dejaría, lo sabes.

Pierce negó con la cabeza y suspiró. —No. No quiero


que ruegue. Me encantaría joderlo, pero no puedo darle lo
que quiere. Sabes que no soy de causar dolor.

Robert se encogió de hombros. —Sólo caliéntalo un


poco con una linda dura jodida y yo me encargaré del resto
cuando hayas terminado con él.

Olvidándose de la presencia de Robert, Pierce recorrió


con la mirada el torso de Noah y sintió que su renuencia se
desvanecía con el golpe de su excitación que aumentaba en
intensidad. Él chasqueó la lengua en señal de aprobación
cuando comenzó a caminar formando un lento círculo
alrededor de Noah. Robert no había prometido demasiado. El
cuerpo desnudo de Noah sin duda era un regalo para la vista.
A pesar de que su complexión era delgada y no voluminosa,
sus músculos estaban claramente definidos por debajo de la
suave y pálida piel. Pierce frunció el ceño cuando vio los
delgados ribetes de color rojo oscuro que empañaban la piel
sin defectos en la espalda de Noah, desde los hombros hasta
la cintura. Se encontraban en diferentes etapas de curación,
algunos nuevos, otros casi se desvanecían. Probablemente de
al menos un día. Habría más, Pierce estaba seguro.

Él tomó una respiración profunda. Más que nada, la


necesidad de infligir dolor o hacer que se lo infligieran fue lo
que le impedía unirse a la escena. Simplemente no podía
soportar la idea de lastimar intencionalmente a un amante,
sin importar lo mucho que lo quisiera. Y esos golpes
definitivamente habían dolido. Pierce supuso que fue con un
látigo, al parecer la herramienta favorita de Robert.
Temblando ante la idea, se concentró en revisar el cuerpo de
Noah con la mirada. Definitivamente no había ningún pelo
en la espalda de Noah ni en otras partes decisivas de su
anatomía. Eso simplemente seguía mejorando. Pierce pasó la
lengua por los labios.

No había dejado de notar que Noah no estaba duro,


pero tenía la intención de cambiar eso pronto. Con un
pequeño paso llegó justo frente a Noah y extendió sus manos,
tocándolo suavemente por primera vez. Noah se estremeció
un poco, pero permaneció inmóvil mientras Pierce recorría
con sus manos su cuerpo. Sí, su piel era tan suave al tacto
como parecía.

Pierce pasó los dedos por el pecho de Noah, justo hasta


debajo de su ombligo, y luego a lo largo de sus firmes caderas
y bien formado trasero y de nuevo a los hombros y el cuello.
Curvó los dedos de una mano alrededor de la nuca de Noah y
lo jaló acercándolo. Noah se resistió durante una fracción de
segundo, y luego se reunió con la boca de Pierce. Un gemido
escapó de Pierce en ese primer contacto. Los labios de Noah
sobre los suyos causaron que una oleada de lujuria lo
recorriera. Se empujó con entusiasmo, abriendo la reacia
boca de Noah con su lengua y se lanzó al interior. Cálido y
húmedo terciopelo le dio la bienvenida. Noah sabía muy bien;
a hombre con sólo un poco de menta en su aliento.

Moviendo su otra mano por la espalda de Noah, Pierce


lo acercó más y presionó sus cuerpos juntos en una línea
dura. Frotó su ahora dolorosamente duro pene contra la
ingle de Noah mientras jodía la dulce boca de Noah con su
lengua. Cuando se sintió mareado por la falta de aire, se
apartó y miró de nuevo a Noah. Ruborizado y un poco sin
aliento, Noah se veía más sexy que nunca y su cuerpo
comenzaba a mostrar cierto interés.

—De rodillas. —Pierce apenas reconoció su propia


ronca voz.

Noah obedeció sin problemas, aún con la mirada fija en


el suelo.

—Abre la boca. —Noah no necesito que le dijera qué


hacer.

Pierce gimió cuando Noah lo tomó instantánea y


sorprendentemente profundo creando una agradable y firme
succión, combinada con un ritmo lento pero constante.

—Oh mierda —jadeó Pierce, empujando sus caderas.


De ninguna manera iba a durar si Noah lo seguía trabajando
de esa manera—. Tranquilo, bebé. Tengo un poco más
planeado para ti.

O Noah no escuchó o decidió no obedecer, porque


aumentó la velocidad y la succión un poco, haciendo que todo
pensamiento coherente saliera del cerebro de Pierce.

—Noah, mierda, oh, sí, eso es bueno... Basta, bebé,


deja que...

Pierce balbuceó, preguntándose si Noah haría lo que le


decía y si realmente quería que lo hiciera. El dulce y húmedo
calor de la boca que lo envolvía se sentía demasiado bien.

—Detente. —Justo antes de que Pierce llegara al


punto de no retorno, Noah se detuvo y lo soltó. Pierce lo miró
fijamente, sintiéndose aturdido y tambaleante. Deseaba que
Noah levantara la mirada pero sabía que no iba a suceder,
así que se aclaró la voz para dar la siguiente orden—. Lleva
tu dulce culo a la cama para que pueda joderte.
Noah se levantó con un fluido movimiento como el de
un gato y se dirigió a la cama. No esperó más instrucciones,
sólo se colocó en sus manos y rodillas con las piernas
ligeramente abiertas, ofreciéndose a Pierce. La imagen era
tan sexy que Pierce casi se corre en ese minuto. Aferrándose
a su auto-control, caminó hacia la cama. Entonces abrió el
cajón y buscó entre la variedad de vibradores, restricciones,
anillos de penes —y los más exóticos juguetes que no se
atrevería a probar con un extraño, encontró el lubricante y el
condón que quería. —’Todo lo que necesites, bebé. ¿Quieres
un anillo? —Pierce le preguntó en voz baja. La idea de poner
un anillo en el pene de Noah era ciertamente apetecible.

Antes de que Noah tuviera oportunidad de responder,


la ronca voz de Robert rompió el silencio de la habitación—.
No preguntes, sólo ponle el jodido anillo. ¿Por qué crees que
lo mantengo afeitado?

—Cállate. Dijiste que querías ver. Ver no implica


hablar —se quejó Pierce y rápidamente decidió no usar el
anillo de pene. Se movió en la cama, arrodillándose detrás de
Noah, dándose un festín con la vista delante de él. El hombre
era demasiado hermoso.

Pierce pasó la mano por las perfectas nalgas de Noah,


acariciándolo con toques delicados. Se pondría rudo pronto.

Contempló brevemente estirar sus propios límites un


poco y nalguear un poco a Noah, pero decidió no hacerlo. Las
reglas eran suyas y si Noah quería ese tipo de trato tendría
que esperar a Robert para que se lo diera. Colocó el extremo
de la correa de Noah en el respaldo, ajustándola lo
suficientemente larga para no lastimarlo pero lo suficiente
corta como para detener a Noah. De esta forma, correspondía
a Noah decidir cuánto quería torturarse con las abrazaderas.
Pierce roció un poco de lubricante en sus dedos y
empezó a preparar a Noah. Excitado como estaba, realmente
no quería pasar mucho tiempo preparando a su amante, pero
no sabía cuánto Noah pudiera manejar y no quería correr
ningún riesgo. Empujó suavemente un tentativo dedo dentro
del cuerpo de Noah.

—¿Esta apretado? Dime, ¿cómo se siente? —La ronca y


urgente voz de Robert interrumpió.

—Está jodidamente apretado. Probablemente lo


desgarraría con mi pene si lo jodo ahora —gruñó Pierce,
tratando de conseguir que los músculos de Noah se relajaran.

Robert gimió y jadeó mientras recorría con lentos


movimientos su propio pene. —Eres un cabrón con suerte, sé
exactamente lo que quieres decir. No lo he tenido hoy.
Increíble que aún esté tan apretado como una virgen, como si
fuera su primera vez, ¿no es así?

Pierce resopló pero no respondió, negándose a dejar


que Robert invadiera más. Sí, Noah estaba apretado. Muy
apretado.

Haría falta mucho más tiempo para prepararlo del que


Pierce había previsto, pero estaba decidido a darle al cuerpo
de Noah todo el tiempo que fuera necesario para abrirlo,
independientemente de la cantidad de control que le tomara.

Para el momento en que se las había arreglado para


conseguir meter un segundo dedo, la paciencia de Robert
parecía haber terminado. —Jódelo, Pierce, ¿quieres? —gruñó
ásperamente.

—Él no está listo y no quiero hacerle daño —replicó


Pierce, abriendo los dedos, tratando de vencer la tensión de
Noah.
Robert se rio sarcásticamente. —Recuerda que es una
puta de dolor. Le gusta que sea rápido y duro, ¿verdad,
Noah? ¿No quieres que Pierce te dé lo que te gusta?

Noah hizo un gesto con los hombros en un movimiento


dudoso.

—¿Lo ves? —Robert dijo con aire de suficiencia—.


Quiere que lo jodas ahora.

—Por el amor de Dios, Robert. Deja de interferir o


estoy fuera de esto. No voy a jugar rudo con él si él no me
dice qué tan lejos quiere llegar, ¿entendido?

Al parecer Robert entendido exactamente qué tan serio


era Pierce. —Está bien. Noah, dile que estás listo para un
trato duro. ¿O prefieres que yo me haga cargo?

Noah tomó un profundo aliento y tragó saliva. —


Jódeme.

—Te va a doler, no estás listo para mi pene —advirtió


Pierce.

—Puedo tomarte —insistió Noah en voz baja. Pierce no


estaba del todo convencido, pero decidió aceptar la palabra
de Noah. El concepto de dolor era difícil. Desenvolvió el
condón y lo hizo rodar sobre su pene, rápidamente lo lubricó
con una generosa cantidad de lubricante. Tomándose,
lentamente se empujó al interior. Se quedó quieto por un
momento, absorbiendo el calor del cuerpo mientras le daba
tiempo a Noah para acomodarlo. El férreo control de los
músculos de Noah alrededor de su pene era casi insoportable
y supo que no había manera de que pudiera contenerse por
mucho tiempo. Le dio un primer impulso, sondeó, observando
los músculos de la espalda de Noah mientras Noah se
empujaba hacia atrás, lo que le permitió entrar más
profundamente. Pronto Pierce se dejó ir y se empujaba
dentro del estrecho y caliente canal, gruñendo y gimiendo y
demasiado excitado para contenerse más.

Noah permanecía extrañamente tranquilo. Los únicos


sonidos de él eran jadeos y un gruñido ocasional, medio
suprimido. Pierce hubiera preferido ver la cara de Noah.
Sobre todo quería ver sus ojos cuando entrara, pero no iba a
quejarse mientras se empujaba contra el cuerpo de Noah una
y otra vez. El firme control del satinado interior, conducía a
Pierce más cerca del borde en cada ocasión.

Sudando y sin aliento, Pierce sabía que no le quedaba


mucho tiempo. Quería que Noah se corriera aunque no
pudiera ver su rostro. Cambiando de ángulo, apuntó al dulce
punto de Noah y con su brazo rodeó la cintura de Noah, listo
para hacerlo volar.

Noah abrió la boca y se resistió debajo de él,


retorciéndose, cambiando su peso a un brazo. El movimiento
jaló su correa y Noah gritó de dolor, casi perdiendo el
equilibrio. Se detuvo y empujó la mano de Pierce que
acababa de tomar su pene y se cerró alrededor de ella.
Apenas estaba semi-duro y Pierce sintió una punzada de
decepción.

Aparentemente Noah no apreciaba mucho sus


acciones.

Una vez más, trató de encontrar el punto dulce de


Noah, con la esperanza de que la estimulación funcionara e
hiciera su magia habitual. Una vez más, Noah se movió y
alejó la mano de Pierce, bloqueándolo con su propia mano y
el brazo. A Pierce le hubiera gustado saber de qué se trataba,
pero justo entonces Noah flexionó sus músculos y se empujó
de nuevo, apretándolo, apretándolo demasiado y perdió el
control, disparando profundamente en el cuerpo de Noah al
correrse con un áspero grito. Incapaz de soportar por más
tiempo, se desplomó sobre Noah que tomó su peso por un
momento antes de moverse cautelosamente en el colchón lo
que la correa le permitió. Pierce se sentía totalmente sin
fuerza y apenas logró salir del caliente cuerpo de Noah.

—Eso fue... algo —Pierce jadeó cuando logró hablar.


Noah estaba en silencio, aplastado por él, pero aún respiraba
rápidamente y su corazón latía con fuerza contra las costillas
de Pierce. Pierce trazó el tórax de Noah cariñosamente con
una mano, amando cómo su piel se sentía pegajosa con su
sudor mezclado.

Noah se resistió contra él y Pierce lo tomó como su


señal para liberarlo. Se apartó del delgado cuerpo de Noah,
giró la cabeza para mirar a Robert. Se había olvidado por
completo de su presencia por un tiempo. Robert seguía en la
gran silla, con una lobuna sonrisa en su rostro
completamente sonrojado.

—Corto pero muy caliente. Qué bien. Sin embargo


quizá la próxima vez podrías tratar de mostrar un poco más.
—Se levantó y se acercó a la cama con rigidez—. Mi turno.
Puedes mirar si lo deseas.

—¿Huh? Pensé que también habías terminado. —


Pierce ahogó un bostezo mientras rodaba fuera de la cama,
demasiado cansado para hacer frente a Robert sobre sus
constantes intrusiones.

Robert sonrió. —Mira, esa es la ventaja de los anillos


de pene. Te mantienen duro durante mucho tiempo. Vamos,
Noah, logra levantar tu lindo culo. —Antes de que Noah
tuviera tiempo de actuar, Robert pasó la mano por el trasero
de Noah, y entonces, sin previo aviso, lo golpeó con fuerza. El
sonido resonó en el silencio que siguió y una nueva roja
impresión se formó en la pálida piel—. Bonito, ¿no es así? —
Robert murmuró y repitió la acción en la otra nalga de Noah.

Esta vez, Noah soltó un bajo siseo. —¿Quieres que te


joda ahora, mascota? —Robert susurró. Pierce le observaba,
sus entrañas se tensaron incómodamente cuando Noah se
levantó en sus rodillas y asintió con un movimiento apenas
visible—. Buen chico. Ahora vamos a ver si te las arreglas
para guardar silencio esta vez. Ya te has ganado una carrera
con el látigo por gritar —advirtió Robert y trazó la más
fresca marca en la zona lumbar de Noah con el dedo. Noah se
estremeció ante el contacto. Sonriendo, Robert se puso un
condón y se empujó hasta el fondo en el cuerpo de Noah con
un rápido movimiento, sin molestarse en añadir más
lubricante. Noah se retorció y jadeó, pero se mantuvo en
silencio hasta que Robert tomó el ritmo y se empujó hacia él
con suficiente ferocidad para lastimarlo. Mientras Pierce se
preguntaba cuánto más Noah estaba dispuesto a tomar,
Robert se apartó, se arrancó el condón y se corrió con un
gruñido, disparando su carga sobre Noah.

«Lo está marcado como un jodido animal». Pierce se


sintió ligeramente enfermo ante la vista. A él le gustaba
tomar el control en la cama y ciertamente tenía una vena
posesiva, pero la forma en que Robert dominaba a Noah lo
hacía sentirse muy incómodo. No la acción en sí misma sino
la expresión de la cara de Robert mientras observaba a Noah
luchar para recuperar el aliento. Esto no era un Dom
dándole a un sum lo que ambos necesitaban. Esto era algo
personal. Corto, rechoncho y calvo, Robert se probaba a sí
mismo que podía tener a uno de los hombres más atractivos
que el club había visto en su vida y salirse con la suya y
humillarlo, en presencia de un testigo. Pierce maldijo su
propia estupidez. Debería haber sabido que Robert tenía más
en mente que simplemente mostrarle su último juguete. La
necesidad de dominar se filtraba a través del rechoncho
pequeño cuerpo de Robert como una enfermedad. Lo peor de
todo es que Pierce estaba empezando a tener la inquietante
sensación de que no era en absoluto lo que Noah quería. Con
una última mirada de arrepentimiento vio el tembloroso,
sudoroso y cubierto de semen cuerpo de Noah, y salió de la
habitación.
—Vamos, perezosa —Pierce regañó suavemente,
arrastrando a su renuente perra a caminar—. Sólo un poco
más y te dejaré dar un paseo.

Él sabía que estaba prohibido que los perros corrieran


libres en un área pública, especialmente un parque, pero no
había nadie alrededor que pudiera molestarse y la querida y
vieja Junio podía realmente disfrutar el ejercicio.

—Bien, ahora puedes correr, cariño. —Desabrochó la


correa de Junio y la hizo correr al chasquear la lengua. Junio
claramente había estado esperando ese momento. Ella corrió
por el camino a un ritmo inusualmente rápido,
desapareciendo de la vista de Pierce.

Justo cuando silbó para que ella regresara, oyó un


grito agudo, seguido de pasos rápidos y gritos mucho más
profundos y furiosos.

«¡Mierda!» Pierce corrió tras el perro, esperando que


no hubiera causado ningún daño grave y maldiciéndose por
no llevarla más lejos por el camino a donde hubiera podido
verla. Corrió alrededor de la curva y patinó hasta detenerse,
la escena causó que su corazón se acelerara. Un hombre
estaba de rodillas en medio del camino, hablando con
dulzura a la niña de pie delante de él. Las lágrimas
manchaban sus pálidas mejillas y ella jadeaba,
valientemente tratando de dejar de llorar. Junio emocionada
con el hombre y la niña, trataba de lamer sus caras.
Pierce se quedó congelado en el lugar, esperando que
la niña estuviera llorando sólo porque se sorprendió, no
porque estuviera herida. Sin dejarse impresionar por la
llegada de Pierce, el hombre siguió hablando con ella en voz
baja y reconfortante.

Estaban demasiado lejos para que Pierce pudiera


entender lo que él estaba diciendo, pero de todos modos se
encontró escuchando la tranquila voz. Se oía bien. Calmante.
Melódica, con un leve acento irlandés. Pierce sólo se dio
cuenta de que el hombre estaba hablando con él cuando el
suave acento aumento de volumen.

—Uh, ¿lo siento? —Pierce le preguntó, confundido.

—Te dije que llames a tu perro ahora —el hombre


repitió. Su voz todavía era baja y suave, pero había un
inequívoco malestar.

—Sí, claro. Lo siento. Junio, ¡aquí! —A regañadientes,


la perra regresó a él, meneando la cola como loca. Pierce unió
la correa a su collar—. Quédate aquí. —Pierce dio unos
pasos más cerca de los dos—. Mira, lo siento. En serio. Pensé
que estaba solo y que estaba bien dejar que la perra pasara
un buen rato. Yo no... —Se quedó en silencio cuando por fin
el hombre se giró hacia él y lo reconoció al instante. ¡Noah!
Hermoso, contradictorio Noah, lo miraba con todo ese desafío
y sospecha en sus ojos. Pierce tragó nerviosamente. Tal vez
fue una suerte que él no hubiera visto esos ojos antes. De un
color azul-helado y penetrantes, que le hacían sentir como si
estuvieran viendo directo a su corazón.

—Genial —bufó Noah mientras se ponía de pie—. ¿No


se te ha ocurrido que hay una razón por la que está prohibido
que los perros estén sin correa en las zonas públicas? —
gruñó.
—Dije que lo siento, ¿no? De todos modos, ¿qué ha
pasado? ¿Ella está bien? —Pierce empezó a temblar cuando
la situación lo golpeó.

Noah pasó la mano sobre la cabeza de la niña con


cariño.

—Tu perra la derribó. Su trasero está un poco sucio y


ella se raspó la mano, pero está más asustada que lastimada.
Shush, está bien, amor —murmuró en voz baja, acariciando
la mejilla de la niña con el pulgar.

—Lo siento mucho —Pierce volvió a intentarlo—. ¿Algo


que pueda hacer?

—Claro, mantener a tu perro con la correa en el futuro


—respondió Noah con voz firme.

—Yo, um ¿puedo comprarle un helado o algo?

Noah frunció el ceño, pero la niña a su lado tomó la


decisión por él. —Sí, por favor. ¿Puedo? —Sus ojos brillaban
de nuevo mientras lo miraba suplicante, el susto olvidado
ante la perspectiva de la golosina.

Suspirando, Noah reconoció su derrota. —Está bien.


Sí. Puedes tener un poco de helado.

—Creo que hay un lugar justo al final de este camino.


—Pierce señaló el camino principal.

—En realidad, es por aquí. —Rodando los ojos, Noah


se dirigió en dirección opuesta.

—Oh. No voy mucho a comprar helados cuando estoy


aquí, ¿sabes?

Noah hizo un tranquilo sonido entre un bufido y una


sonrisa, pero no dijo nada.
Habían caminado en silencio unos pasos cuando la
niña se giró hacía Pierce. —¿Qué clase de perra es ella?

—Ella es un Labrador. Su nombre es Junio —explicó


Pierce—. ¿Cuál es tu nombre?

—Phoebe.

—¿Phoebe? Suena bien.

Miró a la perra de nuevo y dejó escapar una risita


divertida.

—¿Junio, como el mes?

—Sí, como el mes. —Pierce sonrió cariñosamente. Ella


era encantadora.

—Mi cumpleaños es en junio.

—¿En serio? Es una curiosa coincidencia.

—¿Coin-cy-qué? —Ella le lanzó una mirada de


perplejidad.

—Una coincidencia —repitió Pierce.

—¿Qué es eso? —Una arruga apareció en su carita.

—Um, eso es... —Pierce miró a Noah sin poder hacer


nada. Una pequeña sonrisa tiró de las comisuras de su
sensual boca. No parecía que tuviera ninguna intención de
venir al rescate de Pierce—. Es cuando las cosas de alguna
manera tienen una relación juntas —dijo Pierce. Ella lo
miraba sin comprender.

—Algo que sucede por casualidad —explicó Noah.

Ella parecía estar contenta con su explicación, o quizás


simplemente no le importaba. En su lugar, señaló a la perra.
—¿Puedo acariciarla?
—Por supuesto. Ella es amable. Le gustan los niños.

Phoebe extendió su pequeña mano y acarició la ancha


cabeza de Junio, tímidamente al principio, pero pronto ganó
confianza y retorció los dedos en el negro pelaje. Pierce le
lanzó una mirada a Noah, que observaba la escena con calma
en el exterior. Sólo los músculos de su mandíbula dejaban
ver la tensión en su interior. Era evidente que no estaba
cómodo con la situación, pero fuera lo que le sucediera estaba
listo para intervenir tan pronto como fuera necesario.

—Me cae bien. Ella es tan esponjosa —dijo Phoebe,


sonriendo ampliamente.

Noah se relajó un poco, pero mantuvo su guardia


mientras seguían caminando.

En cuestión de minutos, llegaron a la pequeña tienda


que vendía helados y otros dulces. Una conciencia culpable
hizo que Pierce le comprara a Phoebe el más grande cono de
helado que ofrecía la tienda. Le hubiera gustado comprarle
también algo a Noah, pero él se negó obstinadamente.

—De todos modos, voy a terminar comiéndome sus


sobras —explicó Noah, siguiéndola. Ella estaba feliz
lamiendo la dulce crema, todas las preocupaciones olvidadas.

—Ella es una cosita hermosa.

—Sí, lo es. —Noah estuvo de acuerdo, con los ojos


azules siguiéndola mientras se dirigía al patio de recreo y se
sentaba en un columpio, meciéndose suavemente mientras se
comía su helado. Se quedaron en la cerca que rodeaba el
patio de recreo, Noah apoyó los brazos casualmente en la
barra superior.

—¿Qué edad tiene?


—Seis.

Pierce suspiró. Había esperado tener la oportunidad de


hablar, pero Noah se había reducido a respuestas
monosilábicas.

—¿Tú la cuidas?

Noah lo miró y asintió.

«¡Fantástico!» Ahora Noah ni siquiera respondía con


palabras.

—¿No eres un poco viejo para ser niñera?

—Probablemente. —Noah parecía cansado.

Pierce lo miró de reojo. Noah estaba apretando el


punto de presión en el puente de la nariz con el pulgar y el
dedo índice.

Pierce se había preguntado sobre esto antes, pero


ahora estaba realmente curioso acerca de la edad de Noah.
No se veía mucho más de veinte años, pero su actitud de yo-
estoy-a cargo le daba un aire de alguien mayor. Al igual que
las tenues sombras bajo sus ojos.

Buscando en su mente por algo inofensivo y sin


embargo conversacional que decir, Pierce se sintió aliviado
cuando Phoebe regresó y se paró frente a Noah. Sostenía el
helado derritiéndose lejos de ella, una acusadora expresión
en su rostro.

—Suficiente. —Noah sonrió, tomando el ofensivo dulce


de ella cuando ella asintió. Deslizó su lengua alrededor del
cono para que no goteara sobre él. El gesto era bastante
erótico y Pierce tuvo un repentino vívido recuerdo de
exactamente lo que esa lengua le había hecho en otra
ocasión. Se estremeció y empujó rápidamente la imagen en el
fondo de su mente, decidiendo no ver a Noah terminar el
helado. En cambio, se concentró en la pequeña Phoebe que
estaba de pie al lado de Noah, las pequeñas manos
aferrándose a la pierna. Ella era muy bonita, pero también
se veía bastante frágil. Su piel tenía un tono pálido en lugar
de las clásicas mejillas sonrosadas. Pierce se preguntó qué
hacía exactamente Noah con una niña. ¿Realmente era el
niñero? Eso haría el asunto de su edad mucho más
significativo. Pierce inhaló nerviosamente y de nuevo miró a
Noah. Era joven, pero tenía que tener por lo menos dieciocho
para jugar en el club.

Atrapándolo, Noah hizo una mueca. —¿Qué sucede?

—Nada.

Noah levantó una ceja con escepticismo.

—Me estaba preguntando... —Pierce comenzó con


torpeza, a sabiendas de que no había hecho mucho para
entrar en los buenos libros de Noah.

—¿Qué? —Noah se agachó y levantó a Phoebe


acomodándola en su cadera. Ella deslizó sus delgados brazos
alrededor su cuello y se aferró a él, apoyando la cabeza en su
hombro—. ¿Cansada? —Noah le preguntó con ternura. Ella
asintió y ahogó un bostezo—. Te voy a llevar a casa en un
minuto, ¿de acuerdo? —La voz de Noah era el suave
murmullo que había usado antes.

—Bien. —Phoebe asintió, mirando a Pierce desde


debajo de sus largas pestañas, y de repente él lo supo.

Al ver a Phoebe relajarse en los brazos de Noah, no


podía estar más claro. Tenían los mismos intensos y
brillantes ojos azules y delicados rasgos. Phoebe se veía más
suave, más infantil, con las mejillas demasiado redondas
para ser capaz de decir si ella había heredado los altos
pómulos de Noah. Sus oscuros rizos eran lo suficientemente
largos como para rebotar alegremente, mientras que el pelo
de Noah estaba demasiado corto para revelar mucho de su
tendencia natural a enroscarse. Sus ojos se encontraron de
nuevo con los de Noah. Noah debía de ser muy joven.

—¿Ibas a decir algo? —Noah le recordó, apoyando la


barbilla en la cima de la cabeza de Phoebe en un gesto
cariñoso y protector.

—Oh, bueno, sí. Correcto. —Pierce sonrió


evasivamente.

Noah cambió el peso a la otra pierna. —Realmente


tengo que llevarla a casa ahora.

—Lo sé. Me preguntaba si quizás... te gustaría que nos


reuniéramos algún día. Podemos salir si quieres. —Tragó
saliva con nerviosismo. ¿Qué era lo que había en Noah que lo
hacía sentirse como un colegial enamorado?

La expresión del rostro de Noah estaba cerrada. —


¿Salir?

Parecía sorprendido y menos complacido de lo que a


Pierce le hubiera gustado.

—Sí. Cena. O Helado, si quieres —agregó Pierce con


una sonrisa.

—¿Por qué quieres salir conmigo?

«¿Tienes un espejo?» —Me gustaría hablar contigo


acerca de cosas... —dijo Pierce con cautela.

—No creo que haya nada de lo que tengamos que


hablar —respondió Noah, igualmente con cautela.
—Quizás, pero yo sí. Me he estado preguntando sobre
algunas cosas.

Noah cambió el peso, tensó su agarre alrededor de la


niña en sus brazos. El anterior desafío regresó a sus ojos. —
¿Qué es lo que quieres de mí? ¿Una repetición de lo que pasó
la última vez entre nosotros? Eso no llegará nunca.

—No. —Pierce rápidamente controló su voz—. Yo


sólo... estoy teniendo un poco de dificultad para entender de
qué se trataba, y tenía la esperanza de que quizás podrías
darme algunas respuestas.

Un tic nervioso se formó en la mejilla derecha de Noah.


—Mira, lo que pasó fue que... —Se interrumpió cuando
Phoebe suspiró adormilada y se agitó, calmando su tensión—
. Está bien. Podemos hablar. Nos vemos mañana a las siete.
En el Bar de Harry. ¿Sabes dónde está?

Pierce asintió.

Noah se dio la vuelta y se marchó sin decir nada más,


dejando a Pierce con un nuevo conjunto de preguntas.
Pierce no estaba del todo seguro de que Noah fuera a
llegar y le molestaba más de lo que estaba dispuesto a
admitir. Las siete y cuarto. Hizo girar el líquido rojo oscuro
en su copa por centésima vez cuando sintió que alguien se
acercaba a su espacio personal.

—Hola.

Pierce giró la cabeza y el corazón le dio un vuelco.


Noah se veía deslumbrante. Cuando se apoyó en la barra con
una informal postura en su esbelto cuerpo y sus largas y
musculosas piernas un poco abiertas. Vestía jeans y un
suéter gris oculto de cuello alto que contrastaba muy bien
con el azul hielo de sus ojos.

—Estás aquí —Pierce se atragantó.

—Sí. Perdón por llegar tarde. —Noah sonrió


disculpándose—. La cena de Phoebe me tomó más tiempo de
lo que esperaba.

—Está bien. ¿Qué deseas?

Noah miró el vino en la copa de Pierce y se encogió de


hombros. —Lo mismo que tú, supongo. —Pierce le dio al
camarero una seña y de nuevo miró a Noah. Le gustó lo que
vio. Mucho.

—¿Cómo fue tu día? —Pierce preguntó


cautelosamente. Se sintió aliviado cuando Noah sonrió,
aunque un poco cauteloso.

—Ocupado. ¿Cómo fue el tuyo?


—Lo mismo. Me alegro de que estés aquí.

Noah inclinó la cabeza en saludo y tomó el vaso que el


camarero le entregó.

—¿Qué quieres? —Miró a Pierce, dándole una


penetrante mirada con sus lindos ojos azules.

—Te lo dije. Me gustaría hablar contigo.

Noah tomó un sorbo de vino. —¿De qué?

—De cualquier cosa, preferiblemente de ti.

—¿De mí? —Noah se oía divertido.

—Sí, de ti.

—Sería una conversación muy corta. No hay mucho


que contar sobre mí.

—No lo creo.

—¿Hm? —Noah miró el brillo del vino en su copa.

—¿Cómo está Phoebe?

—Ahora dormida, espero —respondió secamente Noah.

—Ella es hermosa. Debes estar muy orgullosa de ella


—dijo Pierce.

—Ella lo es y lo estoy.

—Lamento mucho haberla asustado ayer.

—Ya lo dijiste.

—Lo sé. Estoy aliviado de que no se lastimara.

Noah bufó medio divertido, medio riendo de nuevo y


miró a Pierce, sosteniendo su mirada desapasionadamente.
—Deja a mi hija fuera de esto. No hay necesidad de
alagarme, Pierce. Si quieres joder, sólo dilo y vamos a llevar
esto a otro lugar.

Pierce se le quedó viendo, sorprendido por unos


momentos, tratando de leer la expresión en el rostro de
Noah. —Hablas en serio, ¿verdad?

Bebiendo más vino, Noah asintió. —Sí. —La punta de


su lengua se deslizó hacia afuera para limpiar una gota
perdida de vino en su labio inferior y, de repente, la
atmósfera cambió. Pierce ni siquiera había pensado en tener
sexo con Noah. De todos modos, pensaba que no tenía
ninguna oportunidad. Noah tenía una hija y, por lo que sabía
Pierce, posiblemente una esposa. Además, estaba el asunto
de la conexión de Noah con Robert. Estar involucrado en la
escena BDSM y llevar una vida vainilla era suficiente para
mantener a un hombre ocupado. A Pierce le hubiera gustado
echar un vistazo al cuello de Noah para comprobar si había
un collar en él, pero el suéter lo ocultaba con eficacia. No
sabía en qué momento de su formación se encontraba Noah
hace meses cuando se conocieron y si aún seguía en la
escena, pero supuso que a Robert le encantaría tener la
oportunidad de poner su collar en el cuello de Noah, tan
pronto como lo consiguiera. Se quedó observando la deliciosa
boca de Noah. Esta vez, no bloquearía los pensamientos que
le inspiraba. Quería joderlo. Realmente lo quería mucho.

—¿Qué pasa con la mamá de Phoebe?

Noah se puso tenso. —¿Qué con ella?

—Bueno, la verdad, estoy muy interesado en aceptar


tu oferta, pero no si estás involucrado con alguien.

Noah soltó un bufido y alzó las cejas en una cínica


mueca.
—Qué considerado de tu parte. Sin embargo, no hay
necesidad de preocuparse, no hay ninguna hermosa mujer
sentada en casa esperándome y llorando porque aún no he
llegado a casa.

—¿Así que no estás casado?

—Dios, Pierce. —Noah gimió, sacudiendo la cabeza—.


Realmente no estoy aquí para hablar de la familia. Si quieres
echar un polvo, más vale que sea ahora, porque no tengo toda
la noche. Si no quieres, dilo ahora. No importa si cambiaste
de opinión, no hay resentimientos.

—No has respondido a mi pregunta.

Noah suspiró. —¿Si estoy casado? No, no lo estoy. Soy


un papá feliz, solo, libre de hacer lo que me plazca y joder a
quien quiera y eso es toda la respuesta que vas a conseguir.
—Le dio a Pierce una mirada desafiante.

—Entonces, llevemos esto a otro lugar —gruñó Pierce


con voz ronca.

Noah bebió su vaso con una traviesa sonrisa en su


rostro. Pierce rápidamente pagó la cuenta y lo siguió afuera.

—¿Dónde vives?

Sonriendo, Noah sacudió la cabeza. —Prefiero que


vayamos a tu casa.

Por supuesto que lo prefería.

—Eso es justo. Podemos caminar si no te importa.

—No, no importa. —La voz de Noah era áspera de


nuevo.

Habían caminado solo hasta la esquina y entrado en


una tranquila calle secundaria cuando Noah se giró de
repente y se lanzó a Pierce, empujándolo hacia atrás contra
una pared de piedra sólida. Sin aliento y sorprendido, Pierce
estaba aún tratando de recuperar el aliento cuando Noah se
apretó con fuerza contra su cuerpo y atacó su boca en un
feroz beso. Su lengua se empujó entre los labios de Pierce,
exigiendo que lo dejara entrar en lugar de pedir permiso.
Pierce estaba lo suficientemente feliz para permitírselo y,
aunque no era la forma en la que normalmente le gustaba
jugar, se sentía muy bien de tener la fuerte lengua de Noah
en el interior de su boca.

Noah era un buen besador. Curioso y juguetón, parecía


que estaba tratando de explorar cada centímetro de la boca
de Pierce, sus lenguas se enredaban entre sí. Pasaron
minutos hasta que los dos tuvieron que parar para recuperar
el aliento.

Acunando la mejilla de Noah con una mano, Pierce


frotó su pulgar sobre el labio inferior hinchado de Noah. —
Joder, eres provocador —jadeó.

—Aún no. —Noah sonrió y cerró los dedos alrededor de


la mano de Pierce—. Llevemos esto adentro antes de que
seamos arrestados.

Tomando la delgada mano de Noah, Pierce lo arrastró


la corta distancia a su casa. Tuvo la puerta abierta en un
tiempo récord y jaló a Noah al interior, casi sin poder
contenerse más. Tan pronto como se cerró la puerta, presionó
a Noah contra ella, invirtiendo los roles anteriores. Bajando
la cabeza para darle un beso, frotó su dolorida erección
contra la ingle de Noah, y sintió placer al sentir la dura
firmeza ahí. Noah jadeó ante la fricción y Pierce tuvo la
oportunidad de deslizar su lengua dentro de la boca de Noah,
ansioso por rencontrarse con su dulce calor. El sabor del vino
tinto aún persistía en el aliento de Noah, pero no era lo
suficientemente fuerte como para cubrir su delicioso sabor.
No sabía cuánto tiempo permanecieron allí de esa forma con
las lenguas deslizándose entre sí, moviendo las caderas, pero
sabía que tenía que tener a Noah. Todo él. Pronto.

—Vamos, bebé, te voy a mostrar las partes


interesantes de la casa. —Pierce apenas reconoció su propia
ronca voz. Sonriendo lujuriosamente, Noah lo siguió por las
escaleras al dormitorio, donde Pierce al instante comenzó a
quitarse la ropa—. Es hora de tenerla fuera, ¿no te parece?

—Oh, sí —susurró Noah, su voz tan áspera como la de


Pierce. No se molestaron con el decoro, y se apresuraron a
quitarse su ropa, dejando el suelo lleno de prendas
desechadas. Pierce se tomó un momento para apreciar la
hermosa vista de Noah, del cuerpo desnudo frente a él. Sin
collar. Bueno y con ningún problema para conseguir y
mantener una erección. Incluso mejor.

—Sube a la cama —le ordenó en voz baja.

Las cejas de Noah se elevaron, pero subió a la cama y


se acostó, extendiéndose en un movimiento similar a un gato.
Pierce lo siguió y se sentó junto a él. Extendiendo la mano,
tocó el pecho de Noah y dejó que su mano vagara a lo largo
de ese adorable cuerpo para acariciar los definidos músculos
del abdomen. Noah tenía una condición asombrosamente
buena. No era de extrañar si estaba constantemente tras una
niña de seis años. Pierce sonrió con aprobación. Si eso era lo
que hacía falta...

Decidiendo no alargar esto por más tiempo, tomó el


pene de Noah con su boca. El desgarrador gemido que salió
de Noah fue suficiente para decirle que su idea fue muy
apreciada y se alegró de ver que Noah tenía buen sabor por
todas partes. Trabajó con una succión firme y Noah jadeaba
y movía sus caderas, empujándose.

Deslizando su mano por el firme trasero de Noah,


Pierce lo apretó y pasó un curioso dedo entre sus nalgas.
Noah se tensó bajo su toque. —No te hagas ilusiones.

—¿Hm-mm? —Pierce tarareó alrededor de la dureza


que llenaba su boca y levantó la vista para encontrarse con
los ojos de Noah. Eran oscuros y vidriosos por la lujuria, pero
duros como el acero.

—Yo voy arriba.

Pierce lo soltó. —¿Qué?

—Yo arriba.

—No, no.

—Yo lo hago. Siempre.

—No, no lo haces —insistió Pierce y levantó las cejas


decididamente.

La mandíbula de Noah se tensó, reconociendo el


mensaje.

—Sí, lo hago —gruñó con los dientes apretados.

—No te importó estar abajo para mí y para Robert la


última vez.

—Me importa ahora. Y no es negociable. —El tono


cortante de Noah dejó en claro que él en realidad no iba a
hablar de eso.

—Difícilmente, porque yo no lo hago abajo —dijo


Pierce, frustrado. ¿Qué infiernos estaba pasando con Noah?
«Era mucho más fácil cuando no se le permitía hablar»,
Pierce pensó con rencor.

Él había estado esperando enterrarse en ese suave y


hermoso cuerpo desde entonces, Noah había ofrecido joder y
él había pensado que Noah quería lo mismo. Al parecer no lo
quería.

—¿Y ahora qué hacemos?

Noah se apoyó en un codo. —Podemos resolverlo, ya


sea con una mamada o masturbándonos. A menos que
quieras que la noche termine por completo.

—¿Debería esperar alguna otra sorpresa? —Pierce le


preguntó en voz baja.

—No lo sé. —Noah bajó de la cama, con el rostro a


centímetros del de Pierce—. Quizás deberíamos esperar y ver
qué pasa. —Su voz era baja e íntima y su cálido aliento
acarició la mandíbula de Pierce cuando Noah se inclinó para
darle un beso. Esta vez, el beso de Noah fue lento y sensual.
Una sensación de hormigueo se arrastró hasta la columna
vertebral de Pierce cuando Noah metió la mano entre las
piernas, empujando suavemente sus muslos. Por un
momento se preguntó si Noah trataría de ampliar sus
límites, pero los fuertes dedos apenas jugaron con sus bolas
por un rato antes de subir más alto y enredarse alrededor de
su firme pene.

Pierce se quedó sin aliento. Sí, Noah sabía


exactamente cómo hacerlo. Su agarre era lo suficientemente
fuerte. Había usado el propio lubricante de Pierce para
conseguir que se deslizara e hizo un maravilloso pequeño
giro al final de cada golpe.
Gimiendo, Pierce se dio cuenta de que no iba a durar.
—Noah... —trató de advertir.

—Sí, cariño, estoy aquí —respondió Noah jadeando.

Pierce sintió el rebote de colchón y de repente Noah


estaba encima de él, sosteniéndose en un brazo. «Esto no es
en absoluto la forma en que se suponía que fuera», Pierce
pensó, mientras Noah acomodaba sus largas piernas entre
los muslos de Pierce y presionaba sus ingles juntas. Sin
embargo, se sentía bien y extrañamente íntimo ser
presionado por el peso del cuerpo de Noah.

Se sentía mucho mejor cuando Noah se movió y


envolvió su mano alrededor de sus dos penes, moviendo uno
contra el otro. Noah bajó la vista y Pierce sin esperanza lo
miró fijamente a los ojos, nervioso por la extraña situación
en la que este hombre lo había puesto. Estaba acostumbrado
a tomar el control y estar a cargo en la cama. No es que Noah
no fuera muy capaz, pero...

Pierce sintió el cosquilleo en su ingle y abandonó sus


pensamientos, entregándose a la sensación cuando su clímax
se apoderó de él y el mundo desapareció por un momento.
Era vagamente consciente de que Noah se estremecía sobre
él y soltó un ronco gemido mientras se corría. «Un sonido
agradable», pensó Pierce. Disfrutando los estremecimientos
finales de su orgasmo inesperadamente dulce, se tomó un
momento antes de abrir los ojos y ver la enrojecida cara de
Noah.

—¿Estás bien? —Había un pequeño pliegue entre las


cejas de Noah. Pierce quería levantar una mano para
acariciarla, pero aún se sentía sin fuerza. Y feliz. Asintió con
satisfacción.

—Muy bien. ¿Tú?


Noah sofocó un bostezo. —Bien. —Se empujó hasta que
se quedó sentado, su ceño se profundizó mientras miraba el
semen que lo salpicó sobre el pecho y abdomen. Pierce
reprimió una sonrisa.

Parecía que, desafiando la gravedad, la mayor parte de


su carga combinada había terminado en Noah.

—¿El cuarto de baño? —Noah preguntó secamente.

—Por el pasillo, la primera puerta a la izquierda.

Noah salió de la habitación, dándole a Pierce una


atractiva vista de su desnudo trasero. Pierce suspiró con
pesar. Claro, esto había sido bueno, pero hubiera preferido
joder a Noah de todos modos. Escuchando el sonido del agua
corriendo en el baño, una vez más se preguntó qué había
pasado. Este había sido el caso más extraño de inversión de
papeles que había tenido en mucho tiempo. ¿No se suponía
que iba a ser el que tuviera el control y que Noah era un
sumiso? No había sido muy sumiso en este momento.

Lo único que Pierce podía hacer en este raro escenario


era conseguir un abrazo post-coital y dormir.

Pensando en ello, la idea era atractiva. Sería bonito


despertar con el cuerpo caliente de Noah en su cama. Tal vez
podrían tener otra oportunidad antes del desayuno.
Rápidamente interrumpió el hilo de sus pensamientos. ¿Qué
le pasaba? Ni siquiera solía traer a los tipos a su hogar, y
mucho menos dejarlos que durmieran y había pasado mucho
tiempo desde que había tenido un amante estable que había
compartido su cama de forma regular. Y aun así…

Noah regresó, arrastrando los descalzos pies en el piso


de madera.
—¿Todo limpio? —Pierce le preguntó, observando a
Noah ver la ropa esparcida en el suelo.

—Sí.

—Todo un lío, ¿verdad?

Sonriendo, Noah asintió. —Supongo que esa es la


desventaja de un trabajo de mano. Todo se va para todas
partes.

—Realmente es así, ¿verdad?

Noah hizo un sonido evasivo y se puso los pantalones.

—¿Qué estás haciendo? —Pierce preguntó.

Noah se puso el suéter sobre su cabeza y se sentó al


lado de la cama. Pasó un dedo por la mejilla de Pierce en un
gesto extrañamente afectuoso. —Sabes lo que estoy
haciendo. —El tono de Noah era suave y calmante. La misma
que había utilizado para calmar a Phoebe en el parque ayer.
Pierce tenía razón, Noah sabía lo que estaba haciendo.
Simplemente no funcionaba de esa manera. ¿O lo hacía?

—Sólo pensé... —Pierce protestó débilmente, dándose


cuenta de que su voz sonaba igual que la de cualquiera de los
amantes que había dejado para que limpiaran el desorden
poco después de haber tenido su diversión con ellos. Nunca
había esperado que esto le sucediera.

Sacudiendo la cabeza suavemente, Noah se inclinó y le


dio un casto beso en la boca a Pierce. —No...No lo hiciste. —
Se levantó y se puso las botas.

—Supongo que esto significa que nos veremos por ahí


—dijo Pierce con voz hueca.
Noah tomó una respiración profunda. —No creo que lo
hagamos. Cuídate.

Pierce escuchó el sonido de los pasos de Noah por la


escalera y el ruido de la puerta al ser cerrada. Por primera
vez en su vida, se sintió totalmente utilizado y herido por
completo.
—Buenas noches. —Pierce rápidamente escondió su
decepción detrás de una sonrisa brillante cuando una
anciana abrió la puerta, mirándolo fijamente a través de
gruesos lentes de miope.

—Buenas noches —respondió ella, sonriendo.

—Um, ¿Noah Conway vive aquí?

—Sí. —Ella lo miraba con un poco de suspicacia.

—¿Él está?

—Me temo que no está disponible en estos momentos.

Pierce no dejó de notar cómo evadió dar una respuesta


directa. Ella no se lo hacía fácil.

—Tengo algo que le pertenece y me gustaría


regresárselo —explicó.

—Me aseguraré de que lo reciba.

—Prefiero entregárselo personalmente, si no le


importa.

Ella lo miró pensativa. —¿Y usted es?

—Mi nombre es Pierce Hollister. Tengo su billetera.


Él... um, la perdió. La encontré y quiero dársela, eso es todo.

—¿Puedo verla? Por favor. —Su tono seguía siendo


amable, pero firme. Pierce suspiró pero sacó la cartera de
Noah de su bolsillo y se la ofreció obedientemente,
moviéndola un poco
—¿Ve? Es de él. No voy a robar nada. Solo se la
devuelvo y quizás hable con él una o dos palabras, eso es
todo.

Ella le sonrió disculpándose. —Lo siento, señor


Hollister, pero no se puede tener bastante cuidado en estos
días. ¿Quiere entrar? Puede esperar a Noah si quiere, él debe
estar de regreso en cualquier momento. Por cierto. Soy
Judith Mitchell.

—Sí, gracias, señora Mitchell.

—Es señorita —le informó, sosteniendo la puerta


abierta para él.

Él la siguió al interior, donde un agradable olor de


cocina casera lo saludó y le recordó que se había saltado el
almuerzo. En ese momento, su estómago dejó escapar un
murmullo desesperado.

Cortésmente lo ignoró, la mujer lo condujo por un


pasillo corto y estrecho a una cocina pequeña, pero estaba
impecablemente limpia, y le señaló que se sentara.

—¿Quiere un poco de té?

—Sí, por favor.

Ella colocó una taza frente a él y sirvió el té. Después


de revisar un armario regresó con un pequeño plato lleno de
galletas de chocolate.

—Las favoritas de Noah. —Ella sonrió, apoyando los


antebrazos en el respaldo de la silla frente a ella.

—Las mías también. —Pierce le devolvió la sonrisa.


—¿En serio? Qué linda coincidencia. Entonces, ¿cómo
conoce a Noah? No estoy segura de alguna vez haber oído
hablar de usted.

—Um, bueno, en realidad no lo conozco tan bien, para


ser honesto. Sólo nos hemos visto un par de veces.

Si tenía alguna sospecha acerca de la naturaleza de su


encuentro, ella lo mantuvo bien guardado.

—Sí, lo sé. Él no suele salir a conocer gente. —Ella


suspiró con pesar—. Es una pena, a su edad. En realidad, no
debería tener que preocuparse tanto.

—¿Preocuparse? ¿Sobre qué? —Pierce sondeó


suavemente.

Quizás esa buena mujer le daría algunas respuestas a


las preguntas que nunca había llegado a hacerle a Noah.

—Sobre... —Se interrumpió, dejando la frase flotando


en el aire cuando oyó que la puerta delantera se abría.

—Hey, cariño, estoy en casa. —La alegre voz de Noah


hizo eco en el pasillo, seguido por la risa burbujeante de
Phoebe—. Un momento, señorita, tienes que quitarte el
abrigo. —Más risas de niña siguió a una imitación bastante
buena de Noah de un humilde sirviente.

Algunos roces de ropa y Phoebe pasó zumbando a la


cocina.

—¡Tía Judy! —Ella subió con emoción a los brazos de


la mujer y la abrazó tan fuerte como sus bracitos le
permitían.

—Algo huele delicioso aquí —dijo Noah al entrar—. Lo


cual es bueno, porque me muero de hambre y... —Se calló
cuando vio a Pierce sentado ante la mesa, y se detuvo en
seco. Su expresión pasó de relajada a sorprendida en un
instante y sus ojos se dirigieron a Judith—. Qué...

—Sólo estoy aquí para regresarte tu billetera, Noah. —


Pierce tenía el pequeño objeto de cuero y lo extendió hacía
Noah para que lo tomara—. Tú, um, la perdiste... err, ayer.

Noah rápidamente se tragó el comentario que


claramente estaba a punto de hacer. Fuera lo que fuera,
probablemente no era apto para los oídos de Phoebe.

—Genial. He estado buscando la estúpida cosa por


todas partes. —Sus dedos se rozaron brevemente cuando
Noah tomó su billetera.

—Lo siento. La encontré cuando llegué a casa del


trabajo esta noche o me hubiera asegurado que la tuvieras
antes. —Encontrarla había sido una agradable sorpresa si
era honesto, ya que le daría la oportunidad de ver otra vez a
Noah, a pesar de que se había sentido un poco incómodo al
revisar los documentos personales de Noah para averiguar
su apellido y su dirección. También había visto la fecha de
nacimiento de Noah. Con sólo veinticinco años, Noah era un
poco más joven de lo que a Pierce le hubiera gustado que
fuera, pero había temido que fuera mayor.

Noah suspiró con cansancio. —Gracias de todos modos.


Te lo agradezco.

—Hola. ¿Cómo está Junio? —A pesar de la tensión


entre los adultos, Phoebe se había acercado a Pierce y se
colocó delante de él.

—¿Junio? Ella está bien. Bueno, probablemente no del


todo bien, ya que está a la espera de su paseo nocturno, pero
tiene un jardín, así que va a estar bien. —Pierce charlaba,
aliviado de que al menos una persona en la habitación
parecía estar contenta con su presencia.

—¿Ella tiene su propio jardín?

—No, es mi jardín. Pero ella juega en él durante el día.

—¿Podemos también tener un perro, papá?

Noah sofocó un suspiro y le dio una mirada a Pierce


ligeramente acusadora. —Me temo que no, Phoebe.

—¿Por qué no? —Se acercó a él, abrazando su pierna,


sacó el labio inferior en un mohín de niña. Noah la levantó y
presionó su frente contra la de ella.

—Porque, calabaza —explicó pacientemente—, no


tenemos el espacio y no hay nadie en casa durante el día, así
que el pobre sólo acabaría aburriéndose. Además, un perro
necesita salir a caminar por lo menos dos veces al día,
incluso si tuviéramos un jardín, que no lo tenemos. Lo siento,
amor, pero no es posible. —La besó en la punta de la nariz y
la dejó en el suelo.

—Hora de la cena —anunció Judith brillantemente—.


Señor Hollister, ¿le gustaría quedarse con nosotros? Debe
tener hambre y sin duda hay suficiente. —Ella era
completamente ajena a la mirada de reojo que Noah le
dirigió.

—Gracias, pero creo que...

—No, por favor, quédate —dijo Noah, en voz baja pero


con firmeza—. De hecho, creo que nos vendría bien tu ayuda.
Estoy seguro de que Judith ha preparado demasiada comida.
Como siempre. —Una pequeña sonrisa iluminó su rostro.

—Trato de conseguir poner un poco de carne en ti,


querido —respondió Judith, golpeando con fuerza su trasero,
de paso, mientras se movía a poner la mesa—. Estás
demasiado delgado.

—No lo estoy. —Noah rodó los ojos y tomó la pequeña


pila de platos de ella. Obviamente no era la primera vez que
habían tenido esta conversación.

La cena transcurrió rápidamente, la mayoría de las


veces oyendo las largas descripciones de Phoebe de sus
juegos en el recreo. El resto de la conversación giró en torno
a trivialidades cotidianas y noticias. Pierce se sorprendió al
ver que se estaba divirtiendo mucho. Nunca se hubiera
imaginado que cenar en una mesa pequeña, en una cocina
llena de gente, escuchando a una niña hablar sobre su día,
podría ser divertido, pero lo fue. Quizás tenía algo que ver
con la hermosa forma en que el rostro de Noah se iluminaba
mientras miraba a su hija. Él la adoraba, eso estaba claro.

—¿Algo que pueda hacer? —Pierce ofreció, cuando la


cena había terminado oficialmente.

Noah miró el gran reloj de la pared. —Bueno, es un


poco tarde, así que te agradecería si pudieras ayudar a
Judith con los platos, si no te importa. Entonces podré llevar
a Pheebs a la cama.

—Por supuesto. —Pierce le dio una cálida sonrisa—.


Buenas noches, Phoebe. ¡Dulces sueños!

—Buenas noches. —Bostezando ampliamente, dejó que


Noah la llevara por el pasillo y las escaleras.

—No creo que jamás haya conocido a un niño de esa


edad que no protestara cuando es el momento de dormir y no
es que haya conocido a muchos niños de esa edad, pero tengo
un sobrino que acaba de cumplir ocho. Casi siempre, patea y
se queja acerca de ir a la cama. —Pierce sonrió.
—Ella se cansa rápidamente —explicó Judith, sobre el
agua corriente en el fregadero—. Además, Noah tiene buen
control sobre ella.

—Debe ser difícil para él criar una hija solo —dijo


Pierce con cuidado.

—Así es. Desde que Phoebe entró a la guardería, es


más fácil. Él tiene un trabajo decente con bonitos momentos
regulares y también el dinero está bien ahora.

—¿Qué es lo que hace?

—Algo con las computadoras. No me preguntes qué


significa eso exactamente, nunca he entendido a esas
horribles máquinas.

—Eso no suena tan mal.

—Oh, es definitivamente mucho mejor que todos los


trabajos de medio tiempo como camarero y todo lo que hizo
cuando Phoebe era sólo un bebé. Eso fue muy duro para él. A
veces tenía dos trabajos y tratar de cuidarla por más tiempo.
Y todo eso mientras estaba en la universidad.

—¿Fue a la universidad? —Pierce preguntó,


sorprendido.

—Suena como si no lo esperaras. —Ella sonrió.

—Um, no he pensado en ello. Supongo que pensé que


como padre soltero no tenía muchas posibilidades de tener
una carrera.

—Él es muy brillante, ¿sabes? —dijo ella, con un poco


de orgullo en su voz—. Y tiene muy buenas perspectivas,
mejor de lo que podía haber esperado. Estoy segura de que lo
hubiera hecho a lo grande si no hubiera sido por... —se
interrumpió.
—¿Por qué? —Pierce presionó suavemente.

—Creo que, dadas las circunstancias, lo está haciendo


excepcionalmente bien. —Se oyó protectora.

—Sí, definitivamente —coincidió Pierce, echando un


vistazo alrededor de la ordenada y cómoda cocina—. Es
increíble verlo con Phoebe, en serio. Es tan bueno con ella. Y
paciente. Él la ama, ¿no es así?

—Él la adora. Haría cualquier cosa por ella.


Afortunadamente, no tiende a malcriarla. —Judith sonrió
cariñosamente.

—Pobre hombre. Espero que no le molestará que pida


de nuevo un perro. Me sentí muy culpable de haber puesto
esa idea en su cabeza, pero creo que lo manejó muy bien.
Parece que lo ha aceptado.

Ella sonrió. —No se preocupe. Ella ya lo había pedido


antes y de todos modos lo habría hecho de nuevo, tarde o
temprano. Hoy no va a ser la última vez que hable de eso.

—¿Hablar de qué? —Noah preguntó con curiosidad,


entrando en la cocina.

—De que Phoebe quiere un perro —explicó Pierce,


dejando el último plato en su lugar.

—Oh no, eso aún no ha terminado. —La sonrisa de


Noah era de resignación.

—No parece molestarte eso.

Noah se encogió de hombros. —Así son las cosas. Ella


quiere algo y realmente no entiende por qué no puede
tenerlo. ¿Quieres un poco más? —Señaló el vaso vacío de
Pierce.
—Sí, gracias.

—¿Está dormida? —Judith preguntó.

Noah asintió. —Cayó tan pronto como puso su cabeza


en la almohada.

—Me lo imaginaba. Bueno, cariño, ahora me voy. —


Sonriendo, ella colgó un gran bolso sobre su hombro y abrazó
a Noah.

—Gracias, Judith. Buenas noches. Cuídate. —Él la


besó en la mejilla.

—Buenas noches. Disfruten de la noche. —Sonriendo,


ella le dio a Pierce un guiño de complicidad, dejándolo
perplejo.

—Tú también, gracias. Buenas noches.

El apartamento estaba extrañamente silencioso


después de que la puerta se cerró detrás de ella.

—¿Estoy imaginando cosas o se supone que había un


significado más profundo en lo que acaba de decir?

Noah sonrió y tomó un sorbo de agua. —¿Judith?


Tienes suerte de que ella no tuviera oportunidad para asarte
a la parrilla.

—Ella no parece que hiciera eso.

—Oh ella lo hace, créeme. Es increíblemente curiosa,


pero por suerte también sabe cuándo callar.

—¿Sabe?

—¿Qué?

—Que eres... ¿sabes?


—¿Que soy gay? Seguro.

—¿Y ella está bien con eso?

—Sí.

—¿En serio?

—No esperabas eso, ¿verdad? —Noah sonrió.

—En realidad no, para ser honesto. Creo que en su


generación era mucho más un tabú de lo que es ahora, así
que es bastante sorprendente que ella esté bien con eso.
¿Qué edad tiene?

—Setenta y dos en septiembre. Además, ella también


es gay, así que quizás eso te ayuda a entender.

El resoplido por la sorpresa de Pierce, causó que Noah


se riera. Era un sonido encantador.

—No lo esperabas, ¿verdad? —Noah sonrió cuando


Pierce se quedó sin aliento.

—No, no en lo absoluto. Vaya, supongo que eso me


convierte en una persona muy estrecha de mente, ¿verdad?

—Estás perdonado.

—¿Cuál es su relación contigo? Pensé que era tu


abuela, pero supongo que estaba equivocado acerca de eso.

Los ojos de Noah brillaban con diversión. —No, ella no


es mi abuela. Solía ser mi niñera.

—Y ahora está cuidando a Phoebe, cuida a la siguiente


generación, por así decirlo.

—Sí. Es una gran ayuda. No creo que pueda prescindir


de ella.
—Sin embargo, pareces manejarte bien. No creo que yo
pudiera tener un trabajo y cuidar a un niño.

Noah se encogió de hombros. —Bueno, la verdad es


que era un poco difícil cuando era más pequeña, pero ha
estado bien desde que Phoebe está en la guardería. Eso me
permite trabajar durante el día, y con Judith cuidándola
durante un par de horas cuando la necesito, lo enfrento.

—Judith dijo que trabajas con computadoras. ¿Qué


significa eso exactamente?

—Soy un consultor informático, que básicamente


significa que tengo que resolver los cock-up4 de otras
personas.

—¿En serio? Eso se oye bien.

—Define bien. —Noah sonrió, vaciando su vaso.

—Bueno, verás, estoy teniendo un pequeño problema


con mi laptop. —Pierce sonrió tímidamente—. No me gusta
mencionarlo ahora. Estoy seguro que esto te sucede todo el
tiempo, ¿verdad?

La sonrisa de Noah se ensanchó. —Sí, así es. Algo así.


¿Qué tipos de problemas tienes?

—Parece que arranca bien cuando la enciendo, pero


luego marca un código de error y no hace mucho.

—¿Qué código de error?

—No tengo ni idea. El geek5 de computadoras en el


trabajo la vio y me dijo que era probable que tuviera algún

4
Cock up, aunque literalmente diría pene arriba, es una forma coloquial de decir que somete a alguien o
que resuelve algo, aunque creemos que se refiere a esto último se deja el original porque se presta a
doble sentido y lo vuelve a usar.
5
Geek, originalmente el artista de circo que efectuaba escenas desagradables, actualmente Locos por la
computación y el internet.
tipo de virus, pero no sabía cuál era y por lo tanto no podía
hacer nada al respecto.

—¿Tienes archivos importantes allí?

—Sí. Muchos, para ser honesto, y el chico dijo que


tampoco los podría recuperar.

Noah sonrió. —Esto es sólo una conjetura. ¿Sólo están


en esa laptop y no hiciste ninguna copia de seguridad,
verdad?

Pierce sintió el color en sus mejillas cuando asintió y le


sonrió a Noah.

—Podrían ser un montón de cosas. Tráela mañana por


la noche si quieres. La revisaré —ofreció Noah.

—Eso sería muy amable de tu parte. ¿Seguro que no te


importa?

—Está bien. Sin embargo sería genial si pudieras


hacerlo después de las ocho. Phoebe estará dormida para esa
hora y no tendrá todo el entusiasmo de un invitado con
nosotros de nuevo.

—Está bien. Gracias.

—Tranquilo. No sé si pueda ayudarte.

—Oh, estoy dispuesto a aceptar cualquier oportunidad


que tengas.

—¿Lo estás? —Los ojos de Noah brillaban con


diversión.

—Bueno, tengo la sensación de que contigo estoy en


buenas manos.
Pierce se estaba preguntando si Noah estaba
realmente coqueteando con él cuando Noah levantó la cabeza
y escuchó algo.

—Regreso en un segundo, voy a ver a Phoebe. ¿Por qué


no te vas por allí y te pones cómodo?

—Por supuesto.

Pierce entró en la habitación de al lado, tomándose su


tiempo para miró alrededor. El salón no era mucho más
grande que la cocina, pero estaba igual de limpio. Noah tenía
una casa muy limpia.

Se giró cuando oyó los pasos de Noah.

—¿Ella ésta bien?

—Sí. Sólo pensé que la había escuchado toser. —


Apoyándose casualmente en el marco de la puerta, Noah se
frotó la frente con cansancio.

—¿Estás bien?

—Sí.

—Te ves muy agotado. —«Y tan jodidamente sexy No


puedo esperar para poner mis manos sobre ti».

—No, estoy bien. He tenido un día largo, eso es todo.

—¿Quieres que me vaya?

Noah sonrió y dio un paso más cerca. —No. En serio.


Quédate un momento —insistió, cuando Pierce levantó las
cejas dudando.

El tono ronco de su voz hizo hormiguear la columna de


Pierce con excitación. Aunque tal vez eso se debía a que
Noah acababa de meter la mano detrás de la cabeza de
Pierce y le daba un beso duro, exigente.

—He estado esperando para hacer esto toda la noche


—susurró Noah cuando se retiró.

—También he estado esperando para hacer algunas


cosas —dijo Pierce, envolviendo un brazo alrededor de la
cintura de Noah y el otro alrededor de su cuello.

—¿Por ejemplo? —Noah preguntó con un provocador


ronroneo sensual.

—Tenerte en la cama de nuevo. —Pierce lo besó de


nuevo, tomándose su tiempo para explorar la boca de Noah.

—Suena bien —jadeó Noah.

—Jugar con tu perfecto cuerpo. —Otro beso causó un


gemido de Noah—. Joderte sin sentido —continuó Pierce.

Noah se puso rígido. —No es exactamente lo que tenía


en mente.

Pierce no estaba sorprendido. Había esperado que


Noah fuera reticente. —Entonces, ¿qué tienes en mente,
bebé? —susurró al oído de Noah con su mejor voz seductora.

Noah se estremeció. —Tú de rodillas. Chupándome.

Eso no había sido exactamente una parte de la


fantasía de Pierce, pero la idea seguía siendo muy atractiva.
—Creo que se puede arreglar.

—Entonces, manos a la obra. —La orden fue dada con


tanta discreción que Pierce ni siquiera lo reconoció como tal
hasta que se puso de rodillas y tuvo el duro pene de Noah
fuera de sus jeans y en su boca. Opto porque no le importara
que le dijeran qué hacer, sabiendo que muy pronto iba a
hacer que Noah dejara de dar órdenes y rogara que lo
tomara. La anticipación se añadió a la excitación de Pierce, y
en pocos minutos Noah estaba jadeando y gimiendo. Sus
delgadas caderas se movían para satisfacer los movimientos
de su cabeza. Justo donde lo quería. Había dejado que Noah
llegara al borde, sabiendo que esto haría que el escenario que
quería durara mucho más.

—Joder, bebé, esto... Ungh, sí... tu boca se siente tan


bien —balbuceó Noah.

Pierce hizo un suave y profundo sonido con su


garganta, dejando que la vibración excitara más a Noah.

Un largo y desigual gemido escapó de la boca de Noah.


Miró a Pierce con los ojos oscuros y dilatados. —Puedo...
Necesito... sí, oh, por favor...

Pierce asintió en señal de triunfo en silencio,


disfrutando de la emoción del poder que venía con la
comprensión de que él sí pudo hacer que Noah rogara. No
estaba en absoluto preparado para el siguiente movimiento
de Noah y casi se ahogó cuando Noah de repente se empujó
más profundamente en su boca. Sosteniéndose con las manos
de Pierce, Noah jodía la boca de Pierce con rápidas y
profundas estocadas. No lo suficientemente profundo para
ahogarlo, sin embargo seguía siendo invasivo, incómodo e
inesperadamente erótico tomarlo de esa manera. No había
mucho que Pierce pudiera hacer aparte de dejar que Noah
tomara el control. Para su sorpresa, descubrió que lo
disfrutó.

—Pierce... no puedo... oh sí —susurró Noah, cuando se


corría, temblando y estremeciéndose y casi haciendo que
Pierce perdiera el equilibrio. Su agarre sobre la cabeza de
Pierce se aflojó y se convirtió en un agarre suave. Se
quedaron en esa posición hasta que ambos habían
recuperado la respiración. Noah pasó sus dedos por debajo
del mentón de Pierce y lo inclinó suavemente para darle un
beso, acariciando la abusada boca de Pierce con su lengua
suave y húmeda.

—Lo siento, no fue mi intención... —Él le tendió la


mano para ayudar a Pierce a ponerse de pie—. ¿Estás bien?

Pierce asintió un poco tembloroso. —Sí. Sin embargo,


me tomó un poco por sorpresa.

—Lo siento —repitió Noah con una sonrisa culpable y


acercó a Pierce—. ¿Vamos a la cama y te lo haré a ti?

—Eso-oh —gimió Pierce cuando la lengua de Noah


recorrió el sensible hueco de su garganta—. Eso suena muy
tentador. —Siguió a Noah al piso superior a un dormitorio
pequeño, curioso por saber lo que Noah tenía en mente, pero
sintiendo que era muy poco probable que pronto sus planes
fueran una parte de eso. Eso no importaba. Noah se tomó su
tiempo para explorar y acariciar, la creciente ardiente
necesidad de Pierce antes de que le diera una demostración
de su impresionante y delicioso talento para tomarlo.

Un tiempo después cuando su respiración se había


normalizado, Pierce preguntó tentativamente: —¿Quieres
que me vaya?

—¿Qué? —Noah parpadeó somnoliento—. ¿Por qué?

—Bueno, sólo pensé... que quizá preferías que me


fuera —explicó Pierce. «Quizás está solo en esto por un poco
de diversión», dijo una pequeña voz en su cabeza.

—No. No, quédate. De todos modos, has bebido


demasiado, por lo que no debes conducir. Sin embargo,
mañana va a ser un infierno.
—¿Por qué?

—Pheebs. Nunca he traído a un chico a casa antes, así


que supongo que tendremos que estar preparados para un
montón de preguntas.

—¿Crees?

—Probablemente. Pero no hay que preocuparse por eso


ahora. ¿A qué hora te tienes que levantar?

—Voy a la oficina cuando estoy listo. De todos modos


no soy de los que madrugan.

—Suena bien —murmuró Noah adormilado—. Ahora,


sólo duerme. —Pierce escuchó la lenta respiración de Noah,
durante un tiempo antes de que él también se quedara
dormido.
Pierce se había quedado dormido, algo que no había
sucedido en años. El lado de Noah de la cama estaba vacío y
frío, debió haberse levantado temprano y con cuidado. Pierce
se estiró y se levantó de la cama. Se sentía bien. Un poco
pegajoso tal vez, pero bien. Muy bien. Feliz, esperando que la
mañana siguiente no cambiara eso. Fue al baño a limpiarse
antes de arrastrar los pies por las escaleras para encontrar a
Noah.

La cocina estaba caliente pero vacía aparte de los


olores de café y un débil rastro de la colonia de Noah. El
pecho de Pierce se tensó cuando vio la nota sobre la mesa de
la cocina. Se quedó mirando el garabato familiarizado con
recelo hasta que las palabras se hicieron evidentes:
Buenos días, dormilón. Espero que no termines llegando tarde
al trabajo, pero te veías demasiado lindo para despertarte. Hay café —
aún podría estar caliente, de lo contrario sólo has un poco—,
encontrarás el desayuno en el refrigerador si quieres. Siéntete libre de
tomarte tu tiempo y una ducha, que debes necesitar... Que tengas un
día precioso, Noah.

Pierce no estaba seguro de qué pensar de esto, pero la


siguiente línea aligeró considerablemente su estado de
ánimo:
PD: Estaría encantado de echar un vistazo a tu laptop y el
cock-up esta noche.

Pierce no estaba del todo seguro de qué hacer con eso,


pero decidió asumir que el doble sentido fue intencional. Dejó
el apartamento de Noah después de treinta minutos, con
cafeína, y duchado salió mareado ante la perspectiva de
volver a ver a Noah en la noche.

Cuando regresó varias tormentosas horas más tarde


del trabajo, aún se sentía mareado, pero también
extraordinariamente preocupado. ¿Y si Noah había cambiado
de opinión durante el día? Quizás había decidido que todo
había sido un error. Quizás su nota de la mañana fue escrita
en el calor del momento y no había querido decir eso. O aún
peor, esperando que Pierce pudiera leer entre líneas y
comprender que estaba siendo despedido con suavidad. «Sí, y
quizás él está tan emocionado de verme como lo estoy yo»,
Pierce se tranquilizó cuando tocó el timbre de la puerta. La
puerta se abrió de golpe en menos de tres segundos. Esa
podría ser una buena señal.

—Hola. —Noah se oía un poco sin aliento.

—Hola. —La mirada azul hielo fija en Pierce y por un


momento se sintió como si fuera a ahogarse en ella antes de
que lograra recuperar sus sentidos—. Te ves increíble.

Noah se ruborizó graciosamente. —Gracias. Adelante.

Mantuvo la puerta abierta para Pierce, quien se tomó


un momento para recorrer a Noah con la mirada y entrar.

—¿Estás seguro de que no te molesta?

—No. En absoluto.

—¿Cómo está Phoebe?

—Dormida, al fin. —Noah suspiró y rodó los ojos, luego


se dio la vuelta.

Mientras Noah recorría el estrecho pasillo, Pierce


disfrutó mucho de la vista de ese apretado y bien formado
trasero, y el deseo de tener a Noah de esa particular manera
le hizo doler.

Había pasado unos muy placenteros diez minutos en


su oficina fantaseando sobre el cuerpo hermoso de Noah y
había decidido tratar de tener a Noah de nuevo en la cama.
Sólo que esta vez iban a jugar con las reglas de Pierce, y
tendría a Noah en una posición bastante diferente de lo que
había sido en la noche anterior.

Noah lo condujo a una pequeña habitación que al


parecer era su oficina. Contenía un gran escritorio, una silla
y varios estantes para libros. Una segunda mesa estaba llena
de trozos y piezas de equipos electrónicos y de los cadáveres
de algunas computadoras que habían sido abiertas. Cables
coloridos y partes estaban esparcidos a su alrededor como las
entrañas de animales sacrificados.

Viendo a donde estaba mirando, Noah sonrió. —Parece


una masacre, ¿verdad? No te preocupes, estaban muertos
mucho antes de que yo los cortara así. Entonces, ¿dónde está
el paciente?

Pierce abrió la maleta que contenía su preciosa laptop


y sacó la delgada portátil.

—Toma. Por favor, sé amable.

—Voy a tratar de no causarle demasiado dolor, pero no


hay garantías. Podría ponerse feo. —Noah le dio una
hermosa sonrisa, que tenía el corazón de Pierce bombeando
más sangre a la ingle—. ¿Listo?

Pierce asintió un poco escéptico, pero entregó su laptop


a Noah, quien brevemente vio la pequeña etiqueta y levantó
una ceja.

—¿Hay algo malo? —Pierce preguntó.


—¿Qué es exactamente lo que haces con esto? —Noah
abrió la tapa y la encendió. Comenzó a oírse el zumbido de
arrancar.

—Oh, sólo un poco de trabajo de oficina. Documentos,


en su mayoría. Algunas hojas de cálculo, algunas
presentaciones, pero eso es todo. ¿Por qué? —preguntó,
cuando una sonrisa divertida apareció en el rostro de Noah.

—¿La compraste tú mismo?

—No. Es mi equipo de trabajo, por lo que el tipo de


informática en mi empresa la adquirió. ¿Por qué? —repitió.

—Porque —Noah miró la pequeña pantalla con


cuidado—, este es uno de los equipos más costosos que se
puede encontrar.

—¿No es bueno?

Noah se encogió de hombros. —Lo es. Es sólo que


probablemente no has usado ni la mitad de lo que puede
hacer porque es simplemente demasiado para el usuario
medio. —Frunció el ceño, sin dejar de mirar a la pantalla—.
Oh.

—¿Qué?

—Creo que el chico en tu oficina tiene razón. Parece un


virus.

—¿Puedes hacer algo sobre eso?

—Siempre hay algo que puedes hacer. Dices que


necesitabas los archivos, ¿verdad?

—Sí, definitivamente.
Noah tomó una respiración profunda. —Me lo
imaginaba. Bueno, eso lo hace un poco más complicado. Por
cierto, ¿quieres algo de beber?

—Sí, me gustaría —dijo Pierce—. En realidad, traje


algo conmigo. No estaba muy seguro de qué traer, así que
traje una botella de vino. Y algunos chocolates —añadió, un
poco tímidamente. ¿Estaría bien comprarle chocolates a un
hombre?—. Espero que te guste el chocolate.

—Me encanta. Pero no necesitabas traer nada —


respondió Noah, viéndose de todos modos complacido.

—Bueno, quería hacerlo. Imaginé que trabajar en mi


cockup podría ser más divertido con un poco de lubricación.
—El aliento de Noah se quedó atrapado y Pierce se alegró de
ver que sus ojos se oscurecían cuando la excitación lo golpeó.

—Es... probablemente muy cierto. —La voz de Noah


había bajó un poco. «Atrapado», Pierce pensó con
satisfacción.

—Voy... err, por los vasos.

—Puedo traerlos. Sé dónde están. Puedes comenzar en


el equipo si no te importa —ofreció Pierce.

—Bien. —Noah volvió su atención a la laptop y tomó


aliento.

—Está bien, bebé. Vamos a jugar.

Sonriendo, Pierce fue a buscar las copas y abrió la


botella de vino. Había derrochado dinero en él, sabiendo que
era muy bueno y con la esperanza de que Noah se lo
agradeciera. Sería delicioso saborearlo en la lengua de Noah.
Y quizás aún más delicioso en Noah... Realmente debería
lograr controlarse un poco.
—Aquí tienes. —Le entregó el vaso a Noah—. Salud.

—Salud. —Noah hizo tintinear los vasos


distraídamente, con una mano apoyada sobre el teclado. Dejó
el vaso a un lado sin beber.

—¿Cómo vas? —Pierce se quedó mirando la pantalla


sin la menor idea de lo que estaba pasando. Nada de lo que
se mostraba le resultaba familiar.

—Vamos a llegar allí, creo.

—¿En serio?

—Sí. —Noah sonrió y señaló la pantalla ya que pasó


brevemente en blanco y las letras comenzaron a repetirse.

—¿Seguro que eso es algo bueno? —Pierce preguntó


con incertidumbre.

Noah lo miró, sacudiendo la cabeza. —Realmente no


sabes de informática, ¿verdad?

—Sé cómo solía funcionar, cuando funcionaba bien. —


Pierce se encogió de hombros—. Nunca hizo eso conmigo. —
Indicó las letras que corrían.

—No creo que lo hiciera. —Noah estaba centrado en la


pantalla—. Va a tomar un tiempo. Voy a tratar de guardar
los archivos, entonces voy a correr un par de escaneos y
actualizaciones.

—¿Te importa si echo un vistazo? —Pierce señaló una


colección de fotografías enmarcadas en una de las paredes
que había llamado su atención.

—No, claro, adelante —respondió Noah


distraídamente—. Voy a empezar a copiar el disco duro.
Las fotografías eran en su mayoría fotos de Phoebe en
diferentes etapas de su infancia, algunas de ellas con Noah o
Judith. La similitud entre el padre y la hija era aún más
evidente en las fotos. La mirada de Pierce se detuvo sobre
una pequeña fotografía que mostraba a Noah con Phoebe
como un bebé. Se veía diminuta y frágil, él parecía tímido y
muy joven sosteniéndola.

—Lindas fotografías. —Pierce señaló las fotografías


con la cabeza.

—Gracias. —Noah había dejado su silla y estaba al


lado de Pierce.

—Phoebe definitivamente se parece a ti. Eres muy


fotogénico.

Un ligero rubor se deslizó en las mejillas de Noah, lo


que le daba un aspecto vulnerable y lindo. ¿Por qué Noah
tenía que ser tan inquietantemente bello? Pierce sintió el
calor en su interior. De repente, él era muy consciente de lo
cerca que Noah estaba a su lado. Lo suficientemente cerca
como para que Pierce sintiera el calor de su cuerpo. Pierce
tragó saliva y se aclaró la garganta un poco incómodo.

—¿Qué edad tenías cuando nació? —Conocía la


respuesta, por supuesto, pero al menos la pregunta servía
como una introducción a este tema delicado.

—Diecinueve. —Noah se movió, incómodo.

Pierce se estremeció. —Eso es realmente muy joven


para tener un hijo.

—No fue exactamente planeada —dijo Noah con voz


tensa, girándose a golpear algunas de las teclas de la laptop.
—No te estoy juzgando, Noah —Pierce dijo en voz
baja—. Sólo pienso que debe haber sido muy duro para ti
tener un hijo cuando tú mismo aun eras un adolescente.

—No siempre ha sido fácil, pero yo no la dejaría por


nada del mundo.

—Lo sé. ¿Y su madre?

—No lo sé y no me importa —bufó Noah.

—Supongo que no mantiene contacto con ustedes dos.

Noah soltó un bufido irritado. —No quería ni que


Phoebe naciera. Ella la llevó durante nueve meses y dio a luz
y eso fue todo el contacto que ha tenido.

Pierce se sentía aturdido. —¿Qué? ¿Por qué?

—Ella era muy joven, supongo. Y la situación es...


complicada, por decir lo menos. —La voz de Noah era hueca
y distante.

—¿Debido a que ustedes dos eran tan jóvenes? —


Pierce probó.

—Entre otras cosas, sí.

—No es que quiera alagarte, pero Phoebe tiene mucha


suerte de tenerte como padre, ¿te das cuenta?

—¿Qué específicamente te hace decir eso?

—Es sólo que... la quieres tanto. Es impresionante de


ver.

Noah asintió lentamente. —Es el amor de mi vida.

—Lo sé. Y estoy seguro de que ella también lo sabe.


—Haría cualquier cosa por ella, pero... —se
interrumpió.

—Pero, ¿qué?

—Pero tal vez eso no es suficiente. —Noah se


atragantó. El repentino dolor en su rostro hizo que el pecho
de Pierce se tensara por la emoción. Sentía que había algo
que Noah no estaba diciendo, pero decidió no seguir
presionando. Noah ya estaba bastante molestó.

—Shh, Noah. No seas tan duro contigo mismo. —Antes


de que él se permitiera pensar en ello, Pierce cubrió el
pequeño espacio entre ellos y envolvió a Noah en un abrazo
suave y reconfortante. Tardó unos segundos, pero al fin
sintió a Noah apoyarse en él y algo de la tensión abandonar
su cuerpo—. Está bien, cariño —susurró dulcemente en los
rizos oscuros de Noah—. Todo está bien.

No estaba seguro de si estaba llorando hasta que Noah


levantó la cabeza y lo miró, con los ojos enrojecidos, pero
secos. Su labio inferior temblaba ligeramente. Noah se veía
tan perdido y confundido y por una fracción de segundo
Pierce se odió, pero no pudo resistirse. Acunando una mejilla
de Noah con una mano, Pierce acarició el regordete labio
inferior con el pulgar antes de inclinarse y darle un suave
beso en la boca a Noah. No sabía qué reacción esperaba de
Noah, pero seguramente no esperaba que respondiera como
lo hizo. Noah le devolvió el beso con hambre feroz y se
presionó firmemente contra Pierce, el movimiento de sus
caderas era inconfundible.

—Wow, bebé, tranquilo —susurró Pierce en el beso,


tratando de no tambalearse bajo el peso del delgado cuerpo
de Noah que se empujaba contra el suyo. Parecía que Noah
se excitó más allá de importarle. Él deslizó sus manos hacia
abajo y comenzó a jalar el cinturón de Pierce con
impaciencia.

Liberándose de la boca de Noah, Pierce trató de


recuperar el aliento. —Noah —advirtió. No es que no
volvería a tomar a Noah allí mismo, en el suelo, pero la idea
de que Phoebe llegara lo detenía—. ¿Recámara?

—Sí. —El ronco gemido de Noah fue directamente a la


ingle ya entusiasta de Pierce. De alguna manera se las
arreglaron para llegar al dormitorio de Noah sin hacer
demasiado ruido. Noah cerró cuidadosamente la puerta
antes de empezar un nuevo ataque a Pierce, aparentemente
decidido a conseguir quitarle la ropa. En cuestión de
segundos, los dos estaban desnudos y caían en la cama de
Noah. De alguna manera Noah consiguió terminar en la
parte superior de Pierce y parecía estar en todas partes,
besando y tocando cada centímetro del cuerpo de Pierce que
podía conseguir.

Pierce gimió. Lo hizo preguntarse por qué dejó que


Noah tomara el control de nuevo, pero decidió que se sentía
demasiado bien para pelear con él por el momento.
Cambiaría de humor un poco más y entonces... Se sobresaltó
al sentir la mano de Noah entre sus piernas, en un lugar que
definitivamente no debería de estar.

—Noah, ¿qué estás haciendo?

La respuesta de Noah fue un gruñido ronco. —Por


favor, bebé. Quiero joderte, tanto que me está matando. —La
presión del dedo aumentó.

Pierce se humedeció los labios, repentinamente secos,


muy nervioso. —Noah, no lo sé realmente... oh, mierda, ¡sí!
El dedo lubricado de Noah estaba dentro de él,
provocándolo y recordándole lo excitante que podía sentirse
que lo tocara allí un amante que sabía lo que estaba
haciendo. Y Noah sabía. Acarició y masajeó el apretado
anillo de músculos relajándolos.

—Voy a hacer esto bueno para ti —prometió Noah.

Empujó un poco más profundo y Pierce sintió que su


cuerpo se abría con asombrosa facilidad. «¡Traidor!» Noah
agregó un dedo, aún se movía lenta pero persistentemente,
extendiendo más a Pierce. Alternó entre hábilmente girar
sus dedos y suavemente joder a Pierce con ellos. Pierce se
quedó sin aliento. ¿Cómo podía haber olvidado esa intensa y
maravillosa sensación?

Noah lo besó de nuevo, invadiendo más su cuerpo y


tragando los gemidos de Pierce. Se sentía maravilloso.
Cuando Noah se movió en la cama buscando algo, Pierce
apenas prestó atención, totalmente concentrado en su propio
cuerpo.

Los típicos sonidos del envoltorio de un preservativo al


rasgarse y el chasquido de la tapa de una botella de
lubricante llamó su atención. Él realmente tenía que parar
esto. En cualquier momento Noah intentaría joderlo. Habían
pasado años desde que Pierce había estado abajo y no lo
había disfrutado mucho, pero los vagos recuerdos no se
podían comparar con lo que estaba experimentando ahora.
Cuando los dedos de Noah encontraron y frotaron el punto
mágico, la capacidad de su cerebro para pensar se quemó por
las chispas al rojo vivo que los talentosos dedos enviaban por
su columna vertebral. Realmente iba a hacer esto, ¿verdad?
Él iba a dejar que Noah lo jodiera. Mirando a Noah, trató de
decir sus dudas. En cambio, la prima necesita, y la lujuria
brillando que vio en los ojos de Noah sólo aumentó su propia
explosiva excitación.

—¿Listo para mí, bebé? —La voz de Noah era un


ronroneo bajo, sexy y el cuerpo de Pierce voluntariamente le
dio la respuesta que buscaba.

Los maravillosos dedos de Noah salieron de Pierce,


dejándolo demasiado vacío y anhelando ser llenado de nuevo.

—Noah, por favor... —Pierce oyó su propio gemido. Fue


un gemido vergonzosamente necesitado.

—¿Por favor, qué, bebe? —Noah se burlaba de él con el


seductor tono de su voz tanto como con la suave presión
contra su agujero.

«¿Qué infiernos?»

—Por favor, jódeme —rogó Pierce—. Te necesito... en


mí, ahora.

La baja risa de Noah se convirtió en un gruñido


cuando entró en Pierce lentamente. Pierce sabía que Noah lo
había preparado bien. El ardor fue mínimo y fue remplazado
por puro placer cuando Noah comenzó a moverse,
acariciando el interior de Pierce con su duro eje. Bajando la
cabeza, Noah lo besó, suavemente al principio y luego
francamente obsceno, jodiéndolo por ambos extremos hasta
que tuvo que salir a tomar aire, jadeando fuertemente.

—Oh sí, bebé, esto se siente tan bien... Sí, justo así…
oh sí, sí, sí, oh, hazlo de nuevo. —Pierce sabía que estaba
balbuceando pero simplemente no podía detenerse. Todo era
demasiado, demasiado intenso, y muy pronto su cuerpo
empezó a temblar cuando fuegos artificiales estallaron en
sus terminaciones nerviosas. Por un momento, el mundo dejó
de girar y no había nada más que el pesado y sudoroso
cuerpo de Noah presionando sobre él, moviéndose contra él, y
los sonidos de la pesada respiración de Noah y sus gemidos
cuando encontró su liberación un segundo después de Pierce.

Se quedaron inmóviles mientras lentamente se


recuperaban, los brazos y las piernas entrelazadas, los
cuerpos pegajosos y juntos.

Finalmente Noah se retiró del cuerpo de Pierce. —Lo


siento, cariño. —Sonrió cuando Pierce débilmente protestó y
le dio un beso en los labios antes de quitarse el condón y
descartarlo—. Vamos a descansar un poco, ¿de acuerdo? —
Noah susurró y deslizó un brazo alrededor de la cintura de
Pierce jalándolo más cerca, enterrando su rostro en el cuello
de Pierce.

—Hmm —Pierce suspiró con satisfacción, flotando en


una nube de felicidad.

Estaba oscuro cuando Pierce abrió los ojos de nuevo.


Su pecho estaba presionado contra el caliente cuerpo aún
dormido de Noah. Levantó la cabeza para escudriñar el
despertador en la mesita de noche. Era bien pasada la
medianoche y se preguntó si debía volver a casa. La luz
tenue de los números del reloj iluminaba la suave curva del
hombro desnudo de Noah con un espeluznante tono verdoso.
Pierce rozó sus labios sobre la piel pálida, saboreando la sal y
sintiendo el calor del cuerpo de Noah. Antes de anoche, no
había pasado la noche con un amante desde hace más de un
año, siempre había preferido tener su propio espacio, pero de
repente él sólo quería quedarse. Quedarse a dormir con Noah
acurrucarse en sus brazos y despertar y encontrarlo aún allí.
Besó el hombro de Noah de nuevo, inhalando el débil olor del
jabón y sudor que se quedó en su piel. «Podría
acostumbrarme a estar cerca de él», pensó. Era una
sensación agradable. Un poco atemorizante, pero agradable.

Noah se movió y murmuró en su sueño.

—Shhh... —Pierce acarició el hombro de Noah


suavemente.

—¿Huh? —Noah despertó sobresaltado—. ¿Qué?

—Nada, lo siento. No tenía la intención de despertarte


—lo tranquilizó Pierce.

Noah miró a su alrededor, confuso y aturdido por el


sueño.

—Supongo que... me quedé dormido. Lo siento. —Él


bostezó.

—Yo también. —Pierce sonrió perezosamente pasando


los dedos sobre la suave espalda de Noah—. Realmente no
hay un centímetro de ti que no sea increíblemente hermoso,
¿verdad?

Sintió la sonrisa de Noah más de lo que la vio.

—Eres un desvergonzado adulador —Noah regañó


suavemente y rodó sobre su espalda, alejándose de contacto
de Pierce.

—Sin embargo es cierto. Realmente tienes un cuerpo


precioso.

Su mano bajó por la dura longitud del pecho de Noah y


el abdomen, dibujando pequeños círculos al azar en la lisa
piel. —Y de alguna manera es fascinante pensar que este
cuerpo ha engendrado un hijo.
Noah soltó un bufido. —Sí, bueno, fascinante puede no
ser exactamente la palabra adecuada para ello.

—Yo creo que lo es. Nunca he pensado en ello, pero es


increíble que algo tan maravilloso como Phoebe no existiera
por tu culpa. Tú literalmente la hiciste.

—Mierda, Pierce, ¿siempre eres tan cursi? —Noah se


rio, oyéndose un poco incómodo.

—No, en realidad no. Lo siento, no fue mi intención


molestarte. Es realmente... —Buscó la palabra adecuada—.
Impresionante de alguna manera, ¿sabes? Nunca antes he
estado con un hombre que tuviera un hijo. Por lo menos no
que yo supiera.

—No es gran cosa.

—Yo creo que lo es. Sobre todo porque eres quien la


cuida. ¿Cómo…? Espero que no te moleste que pregunte, pero
¿cómo sucedió?

—¿Qué quieres decir?

—Bueno, ya que ahora estás en la cama conmigo, estoy


teniendo un poco de problemas para entender cómo Phoebe
pudo venir. Evidentemente, tuviste relaciones sexuales con
su madre, entiendo eso. ¿Juegas con ambos o jugaste con las
niñas antes de que te enteraras de que te gustaban más los
niños?

Noah se tensó bajo el toque de Pierce y retiró


suavemente la mano.

—Tuve una breve relación con la donadora de óvulos


de Phoebe, pero aparte de eso soy totalmente gay.

—¿Por qué? ¿Querías saber si las chicas eran una


alternativa? —Pierce le preguntó ligeramente.
—No. Sólo… pensaba que era lo correcto estar con ella.
No lo era. Éramos jóvenes, sin experiencia y ella quedó
embarazada.

—¿Y cómo es que Phoebe vive contigo?

—Bueno, alguien tenía que cuidar de ella. —Noah


restó importancia a la cuestión.

—Es cierto, pero se espera que la madre crie a su hijo.

—Quizás. Pero no lo hizo. No la quería. Ella la tuvo y


eso fue todo.

—¿Y tus padres? ¿Ayudan?

Noah frunció el ceño, claramente más que poco


dispuesto a responder a la pregunta. Suspiró. —No. Me
echaron cuando se enteraron. Me fui a vivir con un amigo...
en la universidad por un tiempo y cuando Phoebe nació la
llevé conmigo y me trasladé al programa de progenitores
solteros. Fue muy gracioso porque yo era el único hombre
allí.

—Apuesto a que podrías haber podido elegir. —Pierce


trató de aligerar el tono—. No hay nada que a una mujer le
guste más que un hombre cuidando un bebé, ¿verdad?

Noah sonrió. —Sí, aún no sé quién estaba más


decepcionado de que fuera gay, las chicas o yo.

—Debes de haber pasado un tiempo muy duro con toda


esa responsabilidad —dijo Pierce.

—Aún no sabía cómo hacerlo en ese entonces, pero de


alguna manera lo hice. Mi amigo, David, fue genial. Él me
ayudó a conseguir un trabajo en la universidad para poder
trabajar desde casa y por lo general me ha apoyado mucho.
Entonces Judith apareció y cuidaba a Pheebs durante un par
de horas al día y pude estudiar un poco más y, bueno, de
alguna manera funcionó. ¿Sabe tu familia? —Noah preguntó
de repente, rápidamente cambiando el enfoque a Pierce.

—¿Qué? Que soy gay?

—Uh-huh.

—Sí, lo saben.

—¿Cómo fue para ti cuando se enteraron?

—No estoy seguro de cuándo se enteraron


exactamente, para ser honesto. Recuerdo que me di cuenta
que me parecían más interesantes los chicos que las chicas
cuando tenía unos quince años. Mis padres nunca pensaron
nada mal de mí cuando hablaba más acerca de los chicos de
la escuela. Cuando finalmente le dije a mi mamá que me
dieron mi primer beso, me preguntó quién fue. Ella sonrió
cuando le dije, y me dijo que había pensado eso, ya que
parecía estar muy enamorado de él.

—¿Ella sabía?

—Eso parece.

—¿Y no le importó?

—No, ella estaba bien con eso. De hecho, también mi


padre. Estuvieron bien dejándonos pasar tiempo junto.
Incluso nos dejaban pasar el rato en mi habitación y todo eso.

—¿Huh? Bueno, supongo que no existía riesgo de que


alguno de los dos terminara embarazado —dijo Noah
secamente.

—No, no había ningún riesgo. —Pierce sonrió.

Noah se veía serio. —Estábamos usando


anticonceptivos, ¿sabes? Yo realmente no sé mucho sobre eso,
ya que nunca había tenido que preocuparme por nada de eso,
pero era consciente de lo que podría suceder. Todavía no
estoy seguro de qué fue exactamente lo que salió mal. Sé que
no usé el condón correctamente las primeras veces, pero ella
dijo que no importaba ya que tomaba la píldora.

—Noah, no te culpo. Eso pasa. Y Phoebe es un


resultado maravilloso, no importa si fue planeada o no.

—Lo sé. Sólo deseo que su familia lo viera de esa


manera.

—Tú eres su familia, dulce corazón.

—Siempre tienes una respuesta, ¿verdad? —Noah


parecía molesto.

—Quizás eso es sólo porque soy un poco mayor que tú


y tengo el lujo de ver las cosas desde cierta distancia. ¿Has
hablado con tus padres desde entonces?

—No —dijo Noah con decisión—. Y no voy a hacerlo.


Dejaron su punto claro cuando me echaron.

—Pero Phoebe es su nieta —Pierce le recordó con


cuidado.

—No, para nada. No según ellos.

—¿Qué? Ella es tu hija, así que por supuesto que lo es.

Noah sacudió la cabeza con tristeza. —Yo no estaba


casado con su madre cuando ella fue concebida, así que ella
no es una niña legal. Podrían haberla aceptado si al menos
nos hubiéramos casado después, pero como no lo hice, no
consideran que Phoebe esté relacionada con ellos en
absoluto. Además, no me consideran su hijo.
—Dios, Noah, eso es bastante patético. Ni siquiera sé
realmente qué decir, es demasiado horrible. No sabía que la
gente todavía pensaba de esa manera.

—Oh, sí —dijo Noah rotundamente.

—Gracias por decírmelo, dulce corazón. Sólo espero


que no quiera decir que tengas que matarme ahora —bromeó
y le dio un codazo a Noah.

—No te preocupes, voy a hacer que sea rápido y fácil


para ti.

—Hm, rápido y fácil supongo que puede ser bastante


agradable.

—Entonces, ¿qué te parece lento e intenso? —La voz de


Noah cayó a un ronroneo ronco que hizo que de nuevo las
entrañas de Pierce se volvieran gelatina.

—Creo que si haces eso nunca voy a volver a casa.

—¿Quién dijo algo acerca de que regreses a casa?

—Bueno, no hablamos de ello, pero pensé que...

—¿Qué pasa contigo saliendo a mitad de la noche?

—Vamos, Noah, debes saber de qué se trata —


respondió Pierce tímidamente—. No es justo pasar la noche
sin ser invitado.

—Bueno, claro, la regla básica de una sola noche. Es


que... realmente no quiero que te vayas ahora mismo. Aún
tengo planes para ti. Contigo.

—¿Así que realmente quieres que me quede? —Pierce


preguntó con curiosidad.
—Una cosa acerca de mí, Pierce, si digo algo, lo digo en
serio y lo sostengo.

—Me gusta eso de ti —le susurró Pierce, acariciando


los cortos rizos en la nuca del cuello de Noah.

Noah hizo un suave sonido de gemido. —La regla


básica en la educación de un niño.

—Hmm, estás criando a algo más. —La mano de


Pierce se deslizó hacia abajo del abdomen de Noah a su duro
pene y lo envolvió.

—¿Lo hago? —Noah abrió la boca.

—Creo que ambos lo hacemos. —Pierce se frotó la ingle


contra la cadera de Noah mientras lo acariciaba lentamente.

—Oh, sí, lo hacemos. —No estuvo realmente


sorprendido cuando Noah se dio la vuelta en sus brazos y lo
hizo rodar sobre su espalda, empujándose hacia arriba de él.
La idea yo no le asustaba.

Su hacer el amor fue lento y sin prisas, lentamente


bajo la intensa conversación anterior. Se durmió de nuevo
inmediatamente después, Noah se acurrucó a su lado, de
espaldas a Pierce como de costumbre.
Pierce se había quedado dormido. De nuevo. Parecía
estar ocurriéndole mucho últimamente. Por lo menos no era
tan tarde como ayer. Cautelosamente hizo un balance de su
cuerpo, aliviado al ver que estaba bien, aparte de un
distintivo ligero dolor.

Después de una rápida visita al cuarto de baño y un


mensaje de texto de disculpa a su secretaria, bajó las
escaleras. Música llegaba de la sala de detrás de la puerta de
la cocina cerrada, por lo que aparentemente Noah aún no
había salido. Cuando abrió la puerta, no pudo evitar sonreír
ante la escena. Noah estaba en el medio de la habitación, con
las piernas de Phoebe envueltas alrededor de su cintura, y le
estaba dando vueltas en torno a la canción que estaba
sonando en la radio. La risa de Phoebe casi ahogaba la
música. Estaba claro el amor.

—¡Buenos días, hermoso! —Noah sonrió cuando se dio


la vuelta y descubrió a Pierce. Una expresión tímida apareció
en su rostro cuando dejó de bailar y dejó a Phoebe en su silla.

—Es hora de terminar tu desayuno, calabaza —dijo en


voz baja y le besó la cima de la cabeza.

—Buenos días de nuevo. —Pierce ahogó un bostezo.

—¿Has dormido bien? —Noah se giró hacia él,


sosteniendo una taza en una oferta sin palabras.

—Sí, por favor. —Pierce asintió—. Lo hice. Demasiado


bien, para ser honesto. No suelo dormir hasta tan tarde.
Noah levantó una ceja significativa pero se abstuvo de
recordarle que esta era ya la segunda vez. —No te preocupes.
Es probable que fuera necesario. ¿Hambriento?

Descalzo, sin afeitar y vestido con jeans desteñidos y


una camiseta negra, Noah se veía gloriosamente despeinado
y sexy. Un destello de satisfacción iluminó el hielo azul de
sus ojos. Pierce tragó nerviosamente. Noah realmente no
debía de permitirse esa apariencia cuando los menores
estaban presentes. Pensar en esos labios hinchados por los
besos era ciertamente algo que no podía permitir en la mesa
del desayuno.

—Aún no. Sólo café está bien.

Noah le entregó una taza humeante y sus dedos se


rozaron cuando Pierce la tomó. Alzó la vista y se encontró
con los ojos de Noah. Ellos reflejaban sus propios
sentimientos confusos. La noche anterior había sido una
revelación en muchos aspectos para Pierce y lo había
atrapado totalmente por sorpresa. Ahora, más que nada, se
sentía seguro de qué esperar de Noah, que estaba luchando
con sus propias emociones, a juzgar por la tormenta
silenciosa que hacía estragos en las profundidades azules. De
mala gana, Pierce arrastró sus ojos lejos de la cara de Noah y
se encontró mirando directamente a la versión más joven.
Phoebe.

Ella lo miraba con asombro, los ojos azules brillantes


que eran tan parecidos a su padre volando de la cara de
Noah a la de Pierce.

—Buenos días, Phoebe —saludó Pierce con


incertidumbre.
—Buenos días —respondió Phoebe con su voz aguda y
continuó llevando la cuchara del cereal de su desayuno a la
boca.

—¿Has dormido bien? —Pierce preguntó cortésmente.

Ella asintió con seriedad. —Uh-huh. ¿Te has acostado


con papá? —preguntó inocentemente, haciendo jadear a
Pierce y chisporroteó el café.

—Él se quedó a dormir, calabaza —Noah aclaró


cuidadosamente, con una sonrisa jalando hasta sus ojos.

—¿En tu cama?

El color desapareció del rostro de Noah, pero respondió


con sinceridad, aunque a regañadientes. —Sí.

Su atención se desvió a Pierce. —¿Papá te besó?

—Um... —Pierce le dio una mirada desamparada a


Noah.

Noah hizo una mueca, pero se quedó con la verdad. —


Sí. Nos dimos un beso.

Phoebe se tomó un momento para procesar esa


información, masticando su cereal, pensativamente antes de
que mirar a Pierce de nuevo. —¿Eres el novio de papá ahora?

Pierce vio el color subir a la cara de Noah mientras se


devanaba los sesos para una respuesta, pero fue salvado por
Noah, quien tomó el fuego por él de nuevo. —¿Qué te hace
pensar que es mi novio?

—Bueno, Anna dijo que su hermana dormía con Frank


y le dio un beso y que ahora es su novio. —Ella metió otra
cucharada de cereal en la boca.
Noah la miró por un momento. —¿Qué piensas de que
él sea mi novio?

Ella se encogió de hombros. —Es bueno que tengas un


amigo.

El corazón de Pierce golpeaba locamente contra sus


costillas mientras sus ojos se encontraron con los de Noah.
Esa niña hacía que todo se oyera tan simple.

—¿Junio va a vivir con nosotros?

Noah tomó aire antes de responder. —Tranquila,


Phoebe. Realmente aún no hemos hablado de nada de eso —
dijo cuidadosamente—. A veces, estas cosas no son tan
simples.

Pierce cruzó la corta distancia entre ellos. Le hubiera


gustado poner sus brazos alrededor de Noah, pero no sabía
cuánta intimidad física consideraría Noah adecuada en
presencia de Phoebe, así que se conformó con sólo rozar con
el dorso de sus dedos la cadera de Noah en un gesto de
silencioso apoyo.

—Pero quizás a veces puede ser muy simple. —


Esperaba desesperadamente que Noah entendiera lo que
estaba tratando de decir. Quería a Noah, y lo quería para
algo más que una noche sexy. El darse cuenta de eso lo hizo
sentirse mareado y nervioso—. ¿No te parece?

—Eso es... uh, yo... um... —La voz de Noah era


estrangulada. Parecía abrumado y se le perdían las palabras
mientras seguía mirando a Pierce.

—No tienes que decidir nada ahora —susurró Pierce


en voz baja.
Noah lo miraba con los ojos muy abiertos, un poco
aterrado. —La cosa es que... Creo que me gusta la idea —dijo
en voz baja.

—¿En serio?

—Sí. Sin embargo da miedo. —Noah se inclinó para


besar a Pierce. Un beso tímido y casto que había terminado
demasiado rápido. No era exactamente lo que Pierce estaba
deseando, pero tendría que hacerlo.

Noah tomó aire para decir algo más, pero el sonido del
timbre de la puerta lo interrumpió.

—Sally —Phoebe gritó y saltó hacia la puerta con


entusiasmo.

Noah fue tras ella y luchó brevemente con ella para


que ella se pusiera el abrigo. Entonces él le dio un rápido
beso en la mejilla y ella se había ido, maravillosamente
inconsciente de la confusión que había otorgado a los dos
adultos.

—Ella es bastante… —dijo Pierce después de un


momento.

Noah suspiró y asintió. —Sí, lo es. Vaya, no pensé que


sería tan extraño explicarle... sobre ti.

—A ella no parecía importarle mucho que yo esté aquí.

Noah lo miró con escepticismo. —Supongo que ella aun


no lo ha procesado. No sabe lo que significa, ya que nunca me
ha visto con alguien antes.

—¿Realmente nunca has traído a alguien a casa?

—No.
—Pero... quiero decir, has estado con alguien, lo has
tenido, ¿no es así?

Noah sonrió. —No he tenido un amante constante


desde que ella tenía tres años, ella no lo recuerda. Desde
entonces, es... bueno, siempre fue en sus casas y nunca fue
más allá de vernos un par de veces.

—Supongo que ser un padre soltero no hace fácil el


tener citas, ¿huh?

—No, así es. —Noah tomó aire y frunció el ceño—.


Mira, no quiero hacerla pasar por verme con un montón de
tipos diferentes, así que no le presento a nadie a menos de
que sea estable. Y hasta ahora, bueno, no ha habido nadie.

—¿Qué crees que va a hacer con...? —Buscó la palabra


adecuada—. ¿Esto…? —De alguna manera “nosotros” parecía
demasiado pronto y demasiado presuntuoso.

—No sé, Pierce. —El ceño de Noah se hizo más


profundo—. Realmente no lo sé. Para ser honesto, aún no sé
ni lo que esto es. Yo... Es agradable estar contigo, pero... no
estoy seguro de a dónde va esto.

—Yo tampoco, pero estoy dispuesto a averiguarlo,


¿sabes?

Pierce dijo suavemente, colocando un brazo alrededor


de la cintura de Noah.

Noah lo miraba con esos intensos y encantadores ojos.


—No sé si puedo hacer esto. Es... Mi vida es bastante
complicada tal como está. No sería justo si te dejo entrar en
algo y... —se interrumpió, viéndose asustado y muy, muy
joven.
Pierce levantó el brazo y tomó la cara de Noah con una
mano, acariciándole la barbilla sin afeitar con dulzura con el
pulgar.

—Noah la verdad es que, yo ya estoy en esto. No sé por


qué, pero ha sido rápido y profundo. Me gustaría probar esto
con ustedes y ver a dónde nos lleva.

Vio a Noah morderse su labio inferior. Obviamente,


había algo que él no sabía si decir, pero necesitaba salir.

—Sé lo importante que Phoebe es para ti, dulce


corazón. Ella es tu prioridad, y lo acepto. No te estoy
pidiendo una garantía. Sé que es pronto y que tendremos que
ver cómo funciona.

Noah lo miró en silencio durante un gran momento.


Cuando por fin habló, su voz era áspera por la emoción. —
Phoebe me necesita. Ella realmente lo hace, y me necesita
mucho. Más de lo que tú podrías pensar. Habrá momentos en
los que... cuando te sentirás descuidado porque tengo que
cuidar de ella. ¿De verdad crees que vas a estar bien con eso?

—Te quiero, Noah. Y a la preciosa Phoebe. No la


considero una carga, si es eso lo que te preocupa.

Noah soltó una risita triste, frustrada. —Yo sé cómo


va, Pierce. He estado allí antes. Existen ciertas limitaciones
cuando se tiene una hija. No puedo ir a cenar o al cine o lo
que sea cuando yo quiera. No puedo estar en tu casa o pasar
el fin de semana lejos. Mi vida es bastante aburrida en ese
sentido y no va a cambiar mucho en los próximos años.

—Estoy consciente de eso, pero no me subestimes,


Noah. Te quiero y, aunque no entiendo lo que se siente el ser
responsable de una niña, Phoebe es una parte de ti. Una
parte de la que nunca pediría o esperaría que renunciaras
por mí. Además, también otras parejas tienen hijos —
terminó a la ligera.

—Sí, pero Phoebe es mi hija. Ella no es tuya y,


francamente, no creo que entiendas lo que es ser responsable
de una niña —replicó Noah, de repente a la defensiva—. No
sabes lo que se siente el saber que eres todo para esa
pequeña y vulnerable persona... —se interrumpió con un
bufido irritable.

—No, tienes razón, no lo sé —confirmó Pierce


suavemente, jalando a un renuente Noah a sus brazos—.
Pero estoy dispuesto a averiguarlo. Noah, estás tan
acostumbrado a ser la persona responsable que se te estás
olvidando que puedes necesitar que alguien cuide de ti.
Entiendo que no es una situación fácil, pero quizás estás
pidiendo demasiado de ti mismo. Le das a Phoebe todo lo que
pueda pedir. Quizás deberías aprender a darte algo a ti
mismo.

—Ni siquiera creo que sé cómo funciona eso —suspiró


Noah.

—Lo sé —susurró Pierce—. Me gustaría mucho


enseñarte.

—Pero...

—Sin peros, Noah. —Pierce lo interrumpió—. Mereces


amor y afecto tanto como cualquier otra persona. No te lo
niegues.

Noah sonrió lentamente, con resignación. —Eres


realmente un gran romántico, ¿verdad?

—Oh, las cosas que me haces, lindo bebé. —Pierce


sonrió y le dio un beso, encantado cuando Noah realmente se
abrió y lo admitió en su boca.
—Hmm —ronroneó Noah—. Creo que sé lo que quieres
decir. —Había un brillo travieso en los ojos—. ¿Tienes que ir
a trabajar hoy?

—Bueno, ya he enviado a mi secretaria un mensaje de


que llegaría tarde. ¿Por qué?

—Oh, solo estoy pensando… no tienes que empezar en


algún momento pronto.

—¿Qué es exactamente lo que sugieres?

Los ojos de Noah se oscurecieron. —Hoy es el día de


trabajar en casa, así que voy a tener que hacer algún trabajo
en mi escritorio y quizás… podrías añadirte a lo que ya está.

—Dulce corazón, tienes en mente una pista —Pierce


regañó suavemente, siguiendo a Noah a su oficina con una
sonrisa en su rostro.

Noah los tuvo a ambos desnudos y a Pierce sobre la


mesa en menos de dos minutos. En dos minutos, los dos
estaban jadeando y sudando, desesperados por encontrar su
liberación. Era incómodo, poco elegante y extremadamente
satisfactorio.

—¿Nos reuniremos para cenar en algún momento esta


semana? —Pierce le preguntó cuándo se había vestido. No le
gustaba tener que preguntar, pero realmente quería ver a
Noah de nuevo tan pronto como fuera posible. Sobre todo, le
hubiera gustado llevar a Noah a algún lugar agradable, pero
sabía que Phoebe no podía quedarse sola. Invitar solo a Noah
rayaba en descortesía, pero tenía que fijar una cita.
—Uh, en realidad, estoy bastante ocupado esta
semana —dijo Noah vacilante—. Supongo que podríamos
vernos el viernes por la noche, si quieres.

Pierce dejó escapar un suspiro. —Lo siento, dulce


corazón. El viernes es noche familiar. Les prometí a mis
padres unirme a ellos para la cena. —Pensó por un
momento—. Podrías venir conmigo, ¿sabes? —sugirió
cautelosamente.

Noah se veía asustado. —Tengo que estar en casa con


Phoebe —recordó.

—Además, creo que es demasiado pronto para conocer


a mis padres —finalizó Pierce por él.

—Me temo que sí —admitió Noah—. No soy bueno con


los padres.

—No te preocupes. Eso puede esperar. Vamos a


hacerlo a tu propio tiempo, dulzura. —Pierce le dio a Noah
un tierno beso—. Realmente sabes bien. Estaría encantado
de reunirme a cenar contigo el sábado.

Noah sonrió. —El sábado. ¿A las seis es demasiado


temprano para ti? Esa es nuestra hora habitual de cenar,
sabes.

—Está bien —prometió Pierce.

Noah se dirigió a la segunda mesa. —Por cierto, esta


es tu laptop.

—¿Funciona?

Una arruga se formó en el rostro de Noah. —Por


supuesto.

—¿Qué tenía?
—Un virus, como sospechaba. Afortunadamente no
hizo ningún daño serio, sólo fue un dolor deshacerse de él. He
instalado un programa diferente que debe tener ese tipo de
cosas fuera de su sistema, espero que no te importe.

—No, en absoluto. Gracias. Um, Noah —comenzó


Pierce vacilante.

—¿Sí?

—¿Qué es exactamente en lo que trabajas?

—En un equipo de consultoría.

—¿Trabajas para una empresa?

—No, soy un profesional independiente. Las


prestaciones apestan pero puedo elegir las horas. Sobre todo,
por eso.

—¿Te gustaría trabajar para una compañía?

—Depende. —Noah parecía escéptico.

—¿De qué?

—De las horas de trabajo. Tendrían que ser lo


suficientemente flexibles como para que cuide a Phoebe.
Buen pago, claro. Supongo que también importa la distancia.
¿Por qué?

—Oh, sólo estaba pensando. Habrá una oferta de


trabajo en el departamento de informática en mi empresa
pronto, y estoy seguro de que tu aplicación sería apreciada.

Noah no parecía muy convencido. —Lo pensaré.

—Bien. —Sacó una pequeña caja metálica del maletín


de la laptop y le entregó a Noah una tarjeta de visita—. Es
de la empresa. Si estás interesado, llama y habla con la
señora Foster. Ella puede decirte qué documentos son
necesarios. —Suspiró—. Creo que debería irme.

Se encontró con la mirada de Noah durante un gran


momento. —Está bien. Nos vemos el sábado, bebé. Cuídate
—dijo Noah con voz ronca y se inclinó para darle un beso
largo y tierno de despedida.
Tratando de sacudirse la inquietante sensación de
aprensión, Pierce vio el reloj por lo que pareció la enésima
vez. La triste verdad era que no estaba del todo seguro que
Noah fuera a aparecer, lo que lo ponía nervioso y
preocupado. La triste verdad era que no sabía dónde los
recientes acontecimientos lo habían dejado con Noah. A
pesar de que lo había alentado, había sido una grata
sorpresa cuando su secretaria le había dicho que Noah de
hecho había aplicado para el puesto en el departamento de
informática.

Los papeles que había entregado eran bastante


impresionantes, más aun teniendo en cuenta que había
tenido que trabajar y criar a una niña mientras estudiaba.
Noah había sido, obviamente, un mejor estudiante y era
exactamente lo que buscaban. El jefe del departamento de
personal había estado en la luna con él y la entrevista había
ido muy bien hasta el momento en que Pierce se había unido
a ellos, revelando que era a la vez el gerente general y
propietario de la empresa. Eso no le había caído del todo bien
a Noah. De hecho, se había enojado completamente y quería
retractarse de su solicitud por completo, dejando a la pobre
señora Foster confundida y decepcionada hasta que Pierce
había logrado convencerlo de que por lo menos pensara en
ello antes de retirarse.

Después de varios días de silencio, Noah había


aceptado de mala gana reunirse con él y hablar de ello en un
ambiente más privado. Pierce todavía no sabía exactamente
lo que había enojado a Noah, pero esperaba que pudieran
solucionarlo.

Perder a Noah, por lo que le había parecido una


solución ideal para ambos sería insoportable.

Al fin vio a Noah acercarse, siguiendo al camarero a la


mesa de Pierce. Vio que más de una persona giró la cabeza
para mirar a Noah. Pierce sintió que el orgullo alejó un poco
la preocupación en su interior. Quería a Noah en su vida,
estaba seguro de eso, y quería algo más que las pocas horas
que habían pasado juntos todas las semanas. Después de sólo
un mes, su relación no era más que un delicado florecer. De
hecho, ni siquiera habían declarado una relación oficial y el
enfrentamiento sobre la solicitud de empleo de Noah había
dado lugar a casi una semana sin contacto aparte de una
breve llamada telefónica que había dejado a Pierce temiendo
lo peor.

—Te ves hermoso —saludó en voz baja mientras Noah


se sentaba.

—Gracias. —Noah parecía un poco tímido. Iba vestido


un poco menos formal que la clientela habitual del
restaurante, jeans negros que abrazaban su figura, camisa y
la chaqueta de un traje, pero era guapo como para salirse con
la suya y verse a la moda casual en lugar de mal vestido.

—¿Qué te gustaría tomar?

—Sólo agua.

—¿No puedo tentarte con una copa de este maravilloso


vino tinto?

—No, gracias, solo agua.

—¿Qué pasa contigo y el agua? —Pierce bromeó.


—Nada en particular, lo que pasa es que no bebo
mucho alcohol.

—¿No te gusta?

Noah negó con la cabeza. —Más bien prefiero estar


sobrio en caso de que Phoebe me necesite.

Pierce esperó a que el camarero le entregara a Noah el


menú y fuera por su bebida. —¿Cómo está?

—Bien, gracias.

—Me alegro de que hayas venido —dijo Pierce en voz


baja.

Exhalando un suspiro, Noah le dio una mirada


acusadora. —Sí, bueno, supongo que tienes razón. Tenemos
que hablar. —Un escalofrío recorrió la espalda de Pierce ante
el tono frío de voz de Noah.

—¿Por qué estás enojado conmigo?

Noah parecía necesitar un momento para pensar en su


respuesta, o quizás estaba sorprendido por la pregunta
directa. —No estoy enojado contigo —por fin respondió en un
resignado tono.

—Gracioso que te veas como si lo estuvieras.

—No lo estoy —insistió Noah—. Estoy decepcionado...

—¿Decepcionado? ¿Por qué ibas a estar decepcionado?


Infiernos, lo único que hice fue ofrecerte un trabajo.

Esperó hasta que el camarero hubiera vuelto a


desaparecer después de entregar la bebida, Noah lo miraba
pensativamente.

—Porque no creía que fuera de esa manera.


—¿De qué manera? No te estoy siguiendo.

Noah tomó un sorbo de agua y lo miró, desafiante. —


Pierce, entiendo que tu ingreso es varias veces mayor que el
mío, pero eso no significa que tengas que apoyarme. Podré no
ganar mucho, pero yo estoy al frente. No hay necesidad de
que me hagas un caso de caridad.

—No te estoy haciendo un caso de caridad, Noah. ¿Qué


te hace pensar eso?

—Obviamente porque me ofrece un trabajo en tu


empresa.

—Joder, Noah, no te ofrezco ese trabajo por lástima.


Resolviste un problema que mi supuesto especialista no pudo
y sólo pensé que podrías ser el hombre adecuado para el
trabajo. Honestamente, estaba pensando en que llenabas el
puesto en mi empresa. El que seas tú el que llene ese puesto
es simplemente un agradable efecto secundario.

Noah esperó en silencio a que el camarero dejara la


comida y se fuera. Su voz era tranquila cuando por fin habló.
—Entonces, ¿me dices que el que solicite ese puesto no tiene
nada que ver con el hecho de que tenía mi pene en tu culo?

Pierce logró no dejar caer su bebida. —Infiernos, Noah.


¡No puedes decir esas cosas!

—¿Por qué no? Somos adultos. Debemos hablar como


adultos.

—Está bien. No, el hecho de que los dos tuviéramos


nuestros penes en nuestros respectivos culos no tiene nada
que ver con eso. —El recordatorio no había sido
estrictamente necesario, pero él simplemente no podía
resistirse—. ¿Por qué crees que dejé que mi jefe de personal
hiciera la entrevista sin mí? Quería su opinión, una opinión
más objetiva que la mía, y puedo asegurarte que no tendrías
el trabajo si ella no hubiera estado convencida de tus
capacidades.

—Pero tú eres el que decide si trabajo o no para ti.

Atrapó el énfasis en eso, Pierce entendió por fin el


verdadero problema de Noah y dejó escapar un suspiro. —No
para mí. Quiero que trabajes para mi empresa, pero no
porque eres mi… amante o por algún extraño sentido del
deber para con un padre soltero. Hay una oferta de trabajo
en mi empresa que necesita ser llenada y resulta que eres el
hombre adecuado para eso. —Se inclinó un poco más cerca—.
Te quiero en esa posición porque creo que eres bueno en eso,
Noah. —Sonrió, tratando de aliviar un poco la tensión entre
ellos—. No es que no quiera tenerte en muchas otras
posiciones como mi amante, pero soy suficiente hombre de
negocios para no dejar que mi afecto personal interfiera en
nuestra relación de trabajo.

—¿De verdad crees que puedes separar el trabajo? —


Noah preguntó con escepticismo—. ¿Y si hay algo mal en el
trabajo, por ejemplo y no estamos de acuerdo en algo, o digo
algo equivocado? ¿Cuál sería tu respuesta?

—Como con todos. Me gustaría hablar contigo acerca


de eso, revisarlo y resolverlo. No lo tomaría personal.

Noah parecía considerar su respuesta antes de hacer


la siguiente pregunta. —¿Qué pasa si tenemos una pelea?
¿En casa, por la mañana, justo antes de ir a trabajar? ¿Cómo
reaccionarías si me encuentras en la oficina una hora más
tarde y te digo que el servidor principal se ha caído y no
habrá ningún tráfico de correo electrónico durante al menos
tres horas?
Pierce no pudo evitar sonreír. —Tienes una
imaginación muy viva, cariño. —La expresión seria en el
rostro de Noah se serenó rápidamente—. Puedo ver tu punto
y tengo que admitir que no es un escenario que me tendría
feliz. Sin embargo, no suelo tener este tipo de problemas con
mis empleados, por lo que en una situación como esta
probablemente estaría enojado contigo y te pediría que
hicieras tu trabajo y ordenaras el desorden a nivel
profesional. Por la noche, probablemente hablaría con mi
novio sobre nuestros días de mierda en el trabajo, pero no
haría que mi director de informática sufriera porque mi
amante ha lanzado una correa. ¿Crees poder vivir con eso?

Noah tomó mucho tiempo para decidir tomando un


bocado, masticando y tragando, antes de tomar un poco de
agua.

—Sin embargo, este no es el problema real, ¿verdad?


—Pierce le preguntó en voz baja.

—Es parte del problema —dijo Noah


miserablemente—. Ya ves, todo se mezcla. —Respiró hondo y
soltó un largo suspiro—. Cuando empezamos a vernos... yo
no estaba exactamente buscando algo serio, creo que ya lo
sabes.

—No siempre hay que buscar para encontrar algo —


dijo Pierce con cautela. La conversación iba en una dirección
totalmente equivocada.

Noah volvió a suspirar y se frotó la frente. —No, pero


en realidad tendría que... Mira, después de las dos primeras
noches, las cosas sólo desarrollaron su propia dinámica.

—¿Estás diciendo que no eres feliz con lo que pasó


entre nosotros?
—Ese no es el punto,

—¿Cuál es el punto?

—El punto es que no estoy preparado para esto. No


puedo darte lo que quieres. No puedo ser lo que quieres.

Una risa hueca, sin sentido del humor encontró su


manera de salir de la garganta de Pierce. —¿Y qué sería eso?

—Tú estás obviamente buscando algo mucho más serio


que lo que yo tenía en mente. Ya te dije que mi hija es la
máxima prioridad en mi vida.

—¿Y qué crees que quiero yo?

Noah lo miró fijo por un momento. —Quieres a alguien


que puedas mantener —dijo simplemente—. En todos los
sentidos de la palabra. No soy un chico material para
mantener y no te puedo prometer que lo que hay entre
nosotros vaya hasta el final. Ya tengo demasiado en mi plato
para otro compromiso.

—¿Se te ha ocurrido que no tengo ninguna intención de


convertirme en otra obligación en tu vida? —Pierce levantó
las manos en un gesto de impotencia—. Joder, Noah. Quiero
que seamos amantes y amigos, pero sobre todo, pareja. Eso
incluye que los dos damos algo al otro y recibimos algo a
cambio. Si por un chico para mantener quieres decir que yo
pagaría para que fueras mi amante, estás completamente
equivocado. No haría eso y ni siquiera puedo creer que
pensaras eso. Sé que has trabajado mucho y tienes mi
respeto por lo que has logrado. Soy consciente de que tengo
más dinero, pero también soy consciente del hecho de que no
hace falta que te ayude económicamente. Sin embargo, tienes
razón en que te quiero conservar. Quiero mantenerte como
mi novio, como mi pareja. Quiero simplemente pasar tiempo
contigo, llevando a Phoebe y a Junio al parque y joderte sin
sentido después. Phoebe tiene un padre maravilloso, pero tú
eres más que eso, y eso es lo que yo quiero. No quiero ser otra
obligación para ti, Noah. Simplemente quiero estar con el
hombre maravilloso que eres. —Tomó los dedos de Noah con
los suyos, se sintió aliviado cuando Noah no se apartó—. Por
favor. Sólo no huyas. Por lo menos danos una oportunidad.

Jugando distraídamente con su comida, Noah lo hizo


esperar por una respuesta. Cuando por fin levantó la vista,
había un débil pliegue entre las cejas. —No voy a tomar ese
trabajo, Pierce. Si quieres que llene esa posición, sería feliz
siendo contratado como asesor, pero voy a seguir siendo
independiente. Tendríamos que resolver los detalles, pero los
costos para ustedes no deberían de ser más elevados de lo
que tendrías que pagar si me empleas. Sé que no es lo que
quieres, pero he trabajado muy duro para establecer mi
negocio para abandonarlo por un empleo potencialmente
temporal.

—¿Potencialmente temporal? —Pierce repitió, molesto


por la insinuación—. No soy el tipo de patrón que sustituye a
los empleados en el fragor del momento. De todos modos,
¿sabes?, siempre y cuando estén bien.

Noah se encogió de hombros, pero su expresión seguía


siendo tensa. —Sin ánimo de ofender, Pierce. Prefiero seguir
siendo independiente y me gusta saber dónde estoy parado.
Es lo justo, también lo sabes.

—¿Seguimos hablando de la oferta de trabajo? —Pierce


preguntó.

Noah tomó un sorbo de agua antes de responder. —En


cuanto a la parte privada... —se interrumpió con un
suspiro—. Me gusta estar contigo. Mucho. Pero no puedo
prometer nada. Podemos seguir viéndonos cuando ambos
tengamos tiempo y ver a dónde nos lleva, pero eso es todo lo
que puedo dar en este momento.

Su aún tono empresarial cortó el corazón de Pierce.


Noah podría haber estado hablando del tiempo por toda la
pasión que mostró en lo que sería su futuro. —Eso es todo lo
que voy a conseguir, ¿no es así? —Pierce le preguntó,
esforzándose por oírse estrictamente profesional. Noah
asintió sin decir nada—. Está bien. En cuanto al trabajo se
refiere, haré un contrato con el que te sientas cómodo y te lo
enviaré. Haré que mi abogado lo revise, pero estoy seguro de
que vamos a llegar a un acuerdo. Acerca de... cuando dices
que podemos seguir viéndonos, ¿dónde exactamente nos deja
eso?

Una leve sonrisa levantó las comisuras de la boca de


Noah.

—Supongo que eso nos deja donde pasamos tiempo


juntos, salir al parque y joderte sin sentido después.

—¿Seguro que estás bien con eso?

—Uh-huh. —Noah asintió.

—Así que vamos a ver si lo entiendo y asegúrate de


que ambos sepamos dónde estamos parados, ¿vas a ser un
consultor para mi empresa y estamos saliendo oficialmente?
—«Vaya, si no soné como si fuéramos adolescentes», Pierce
pensó irritado.

—Eso lo resume bastante bien —dijo Noah a la ligera.

—Bien. —Pierce asintió, preguntándose cómo iba a


reaccionar Noah a su siguiente pregunta—. Sólo en caso de
que te importe... ¿Cómo quieres que me refiera a ti?
—Creo que Noah está muy bien —dijo Noah sin
expresión.

Pierce rodó los ojos. —Sabes lo que quiero decir...

Noah suspiró y se puso serio. —Sí, lo sé. ¿Y el chico con


el que estoy saliendo? —ofreció.

—Si eso es lo que quieres. Después de todo es un título


—dijo Pierce a la ligera, tratando de no mostrar su dolor.

Noah lo miró pensativamente. —¿Qué tienes en


mente?

—Yo estaba pensando más en la línea de pareja —


sugirió Pierce esperanzado.

Como era de esperar, Noah negó con la cabeza.

—¿No? —Pierce preguntó.

—No. —Noah le sostuvo la mirada y sonrió


suavemente—. No, pero aceptaré la mitad.

—¿La mitad? Ahora, ¿dónde nos deja eso?

—Eso nos deja donde me llamas tu novio.

De alguna manera, Pierce no se molestó en


preocuparse por las cabezas que se giraron cuando se inclinó
sobre la mesa para jalar a Noah a un beso largo y profundo.
—Joder, no creo que pueda moverme. —Noah jadeó y
se acomodó a su lado.

—Entonces no lo hagas. De todos modos, creo que es


más seguro para mi virtud.

Noah soltó una risita. —No sabía que estabas


preocupado por tu virtud —bromeó, acariciando el costado de
Pierce con la mano.

—No lo hago. Sin embargo, tus dedos son en realidad


la más humilde incorporación del diablo que he encontrado.

—¿En serio? Pareces haber llevado una vida protegida,


cariño.

—¿Yo? En absoluto. Apuesto a que hay muchas cosas


que podría enseñarte.

—¿En serio? ¿Quieres mostrarme cosas? ¿Por ejemplo?

—Aún no lo sé. Pero te sorprenderías. —Lo había dicho


como una broma, pero algo dentro del bien jodido cerebro de
Pierce, hizo clic y recordó la primera vez que conoció a Noah.
Vívidamente y con colorido detalle. Noah con una correa en
su cuello. Tratando de escapar del ardor de las pinzas en los
pezones. No le fue fácil cuando Pierce lo jodía y Robert
disparó su carga sobre... En realidad, no tenía por qué
recordar esa imagen—. Noah.

—¿Sí?

—¿Estás realmente en la escena?


—¿Qué escena? —dijo con un murmullo somnoliento.

—BDSM.

—¿Qué te hace…? Oh —El cuerpo de Noah se tensó.

—Está bien si lo estás —dijo Pierce rápidamente.

—Bueno, no estoy —respondió Noah con voz tensa—.


¿Qué hay de ti?

—¿Yo?

—Sí. ¿Qué estabas haciendo en el club? Al principio


pensé que eras uno de los Dom, pero realmente no pareces
serlo.

—Oh, Ya veo. No soy un Don —explicó Pierce—. En


ocasiones voy al club. Es bueno... es un buen lugar para
conocer gente.

—Por el sexo —concluyó Noah con una mirada de


complicidad.

—Si, por el sexo —admitió Pierce, un poco


avergonzado—. No he tenido una relación adecuada en años
y en ocasiones... ya sabes.

—Lo único que quieres es echar un polvo. —Noah


sonrió—. Suena familiar.

—Bueno, es bueno no hacerlo con tu propia mano de


vez en cuando —dijo Pierce en tono de disculpa.

Se encogió de hombros, Noah levantó las manos. —


Hey, no hace falta que lo digas.

—No, probablemente no. Supongo que básicamente es


lo mismo para ti. Sin embargo en realidad no es lo que
quiero. Esencialmente soy un chico de un solo hombre.
—¿Lo eres?

Pierce asintió con seriedad, viendo la expresión de


Noah mientras hablaba. —Absolutamente. El señor correcto,
matrimonio, familia, todo el paquete. Siempre he querido
eso. — «Y a lo mejor al fin he encontrado al señor correcto»,
añadió en silencio.

Noah se rio, aparentemente ajeno al más profundo


significado en las palabras de Pierce. —Caramba, cariño, si
no hubiera comprobado ya cada centímetro de ti, diría que
hay una niña escondida en alguna parte.

—Quizás, no puedo evitarlo. —Pierce sonrió.

—¿De verdad quieres una familia? —Noah parecía


escéptico.

—Por supuesto. La parte más dura de descubrir que


soy gay fue aceptar que probablemente nunca tendría mis
propios hijos.

—Oh.

—Así que ya ves, para mí, estar con alguien que ya


tiene un hijo es la solución perfecta. —Sabiendo que Noah
tenía dificultades para comprometerse en su relación, Pierce
no quería presionar más—. De todos modos, cuando salgo, no
me gusta perder la mejor parte de la noche tratando de
encontrar ese tipo que no es una pérdida de espacio. En el
club sé que al menos la clientela es decente.

—Decente —se rio Noah—. No es la palabra que


usaría para describir a los miembros de un club de cuero.

Pierce sonrió y rodó los ojos. —¿Entiendes lo que


quieres decir? Los chicos están bien… no hay locos y
respetan ciertas reglas.
—Buen territorio para la caza, ¿verdad? —Noah
sonrió.

—Así es, en realidad.

—Entonces, ¿Qué te va? ¿Dom o sum?

—Ambos, en realidad, aunque yo realmente no juego


sus juegos. Soy bastante moderado... como te habrás dado
cuenta.

—Uh-huh, en comparación con algunas de las cosas


que hacen allí, lo eres, muy lejos de eso —añadió con
seriedad.

Retomando el tono en la voz de Noah, Pierce se dio


cuenta de que las últimas cuatro palabras eran una pregunta
y una advertencia.

—No me gustan los azotes o la servidumbre, Noah —


dijo en voz baja—. Y desde luego no te pediría que hicieras
algo con lo que no estás cómodo.

Noah lo miró con cautela. —Pero supongo que hay un


par de cosas que te gustaría hacer.

—Bueno, sí.

Noah asintió lentamente. —¿Qué es exactamente?

—No hay nada específico, pero me gustan los juguetes


y te ves hermoso atado y con los ojos vendados. —Hermoso
era una subestimación de la imagen en la cabeza de Pierce.
Rápidamente se hizo a un lado cuando vio la expresión en el
rostro de Noah. Estaba bordeando el malestar—. ¿No es lo
tuyo? —le preguntó.

—Eso nunca va a suceder —murmuró Noah a través


de los dientes apretados.
—Está bien —lo tranquilizó Pierce—. Como he dicho,
no te pediría nada que tú no quisieras.

—Bien.

—Sin embargo, una pregunta, si no te gustan los


juguetes y ser atado, ¿qué era esa cosa con Robert?

Noah se estremeció al oír el nombre de Robert y


respondió en voz muy baja. —No vayas allí. —Podría ser un
ruego o una advertencia, pero la vehemencia estaba escrita
en la cara de Noah. Se había puesto pálido y parecía
ligeramente enfermo.

—Tranquilo, Noah. No hay necesidad de arrancarme la


cabeza. Me preguntaba por qué... En primer lugar, nunca
tuviste el tipo de sumiso y, así, como eres conmigo… eres
muy...intenso. —Tragó saliva—. Siempre estás totalmente a
cargo. Realmente eres más un Dom que un sum, ¿no es así?

Noah suspiró y se frotó los ojos. —No estaba


bromeando esa primera noche cuando te dije que yo siempre
estoy arriba, lo estoy.

—Lo noté. Así es como lo haces ahora, pero no lo


hiciste...

Pierce comenzó, pero Noah lo interrumpió.

—Siempre fui el de abajo con los dos primeros chicos


con los que estuve, ¿de acuerdo? Luego conocí a la donante de
ovulo de Phoebe, y, obviamente estuve arriba con ella, si así
es como quieres llamarlo. Dejé que David me tomara un par
de veces después de eso, pero desde entonces he preferido
estar arriba.

—Pero aún lo haces abajo... para Robert. Y para mí, en


esa ocasión. Incluso te sometiste —Pierce le recordó,
estremeciéndose ante el recuerdo de aquella noche en
particular.

—Eso fue... una excepción. No estoy abajo, no soy un


sum y no estoy en la escena. No, en absoluto —bufó Noah, su
tono le advertía no ir más lejos.

—Y tampoco estás interesado en el dolor, ¿verdad? —


Pierce preguntó con cautela, prefiriendo ignorar la
advertencia.

—No, no lo estoy. Me gusta joder duro tanto como el


que más, pero eso es todo.

—Entonces, ¿de qué se trataba esa cosa con Robert? —


Pierce sabía que estaba pisando una línea muy fina, pero
tenía que hacerlo de todos modos—. Me gustaría saber qué
pasó con él, Noah. No quiero presionar en busca de
respuestas, pero es obvio que algo salió terriblemente mal
entre ustedes dos. ¿No crees que hablar de eso haría más
fácil para ti superarlo?

Evitando mirarlo, Noah dijo con voz tensa: —No quiero


hablar de ese tema, pero gracias por la oferta.

Pierce lo miró por un largo momento. La reacción de


Noah sólo confirmó su suposición, o más bien su temor.
Estaba claro que algo malo le había pasado a Noah, pero
también era evidente que Noah no iba a hablar de ello por su
propia voluntad, por lo que Pierce decidió presionar un poco
más. —¿Tenías curiosidad?

Noah gimió. —Mira, era algo que tenía que hacer, ¿de
acuerdo?

A Pierce no se le perdió la exacta redacción de Noah.

—¿Tenías que hacer? ¿Por qué?


—Porque...solo sucedió. Déjalo. ¿Puedes hacerlo?

—Jódete, Noah, estaba allí. Vi lo que te hizo. Él te


lastimó y abusó de ti. ¿Por qué no lo detuviste?

—No podía. —Noah se oía ahogado.

—¿Por qué no? Hay reglas, ¿no estaban allí? Podrías


haber usado las palabras seguras y hacer que se detuviera.

—No podía.

—Conozco al bastardo de Robert, Noah, pero nunca he


oído que siga cuando un sum dice la palabra segura.

—Pero yo no podía.

—¿Qué?

—No podía usar la palabra de seguridad —explicó


Noah en voz baja.

Pierce se quedó atónito. —¿Qué quieres decir con que


no podías?

—Nunca he usado la palabra segura.

—Pero... ¿por qué no? Por el amor de Dios, Noah, él te


azotó y si realmente odias tanto ser el de abajo, entonces,
básicamente, te violó —Pierce gritó—. Es uno de los más
sádicos Dom y no eres un masoquista. ¿Por qué, por qué lo
has aceptado?

—Porque me pagó por eso. —Las palabras parecían


ahogar a Noah.

—Para... ¿para qué exactamente?

—Para permitir que me trate como su sum.


—Te pagó por eso —Pierce repitió en voz baja—. Esa
es una manera terrible de ganar dinero.

—Con una jodida, no juzgues —susurró Noah a la


defensiva.

—No lo hago, pero sinceramente, no sé muy bien qué


pensar de esto ahora mismo. ¿Él pagó para que fueras su
sum y no te permitía usar palabras seguras? —Pierce estaba
tratando de reprimir su ira. Eso era inexcusable y, si era
cierto, se aseguraría que la reputación de Robert en la escena
fuera destruida.

—No. No, yo podría haberla usado. Pero parte del trato


era que si usaba más que la palabra de advertencia,
obtendría sólo la mitad del dinero.

—Entonces, ¿por qué no utilizar al menos la de


advertencia? ¿Cuál era? Mariposa Y la de detener... calabaza.
—El apodo de Noah para Phoebe. «No, por favor»—. Tiene
algo que ver con Phoebe, ¿no es cierto? —Pierce preguntó en
voz baja, horrorizado. La idea de que Noah se viera obligado
a algo tan espantoso por temor por su hija envió un escalofrío
por su espina dorsal.

Noah se tomó su tiempo para responder. Cuando lo


hizo, su voz era controlada con cuidado, pero las emociones
que había mantenido se filtraban. —Phoebe tiene un defecto
congénito del corazón. Los médicos lo descubrieron poco
después de su nacimiento, pero no había mucho que pudiera
hacer al respecto excepto darle medicamentos... sostenerla.
La única solución permanente es la cirugía, pero aun nadie
se ha atrevido, porque ella es un caso extremadamente
complicado y el riesgo de que pierda su... es demasiado alto.
—Yo... no sé qué decir, Noah. Esto es simplemente
horrible. ¿Realmente hay algo que pueda hacer? ¿Qué pasa
con el trasplante?

—No —susurró con voz hueca y Noah tomó aliento—.


El trasplante es casi imposible. Ella tiene un grupo
sanguíneo muy raro, cortesía de mí. Las posibilidades de
encontrar un donante compatible es menor que cero, sobre
todo desde que comenzó a empeorar a principios del año
pasado. Está creciendo y eso suma tensión a su corazón. La
única posibilidad es un método de cirugía nuevo en Estados
Unidos. Ellos han desarrollado una técnica para casos como
el de Phoebe y ya han realizado tres cirugías con éxito. Se
sigue considerando un tratamiento de alto riesgo, pero es la
única oportunidad que tiene. Es eso o... seguir viéndola
morir, día a día, así que me decidí a que tenga la cirugía. El
problema es que se trata de una técnica pionera y no es
aceptada por el seguro, así que voy a tener que reunir todo el
dinero. Yo... he estado tratando de ahorrar dinero durante
mucho tiempo, por si acaso, pero no puedo llegar a la
cantidad de dinero que se necesita y a Phoebe no le queda
mucho tiempo, así que cuando me encontré con Robert y me
ofreció incluso más de lo que necesitaba, yo solo... yo acepté.

—Entonces, ¿hiciste todo esto por Phoebe? Es por eso


que elegiste su apodo como la palabra para detenerlo, ¿no es
así?

—Sí. Así que pensaba en ella si me sentía tentado a


usarla y atravesaba por eso. —Levantó la mirada con
tristeza—. Simplemente no podía decepcionarla, Pierce.

Pierce necesitaba un momento para digerir esta


información antes de poder hablar. —Oh Dios, Noah. No sé
qué decir. Lo siento, dulce corazón. Aprovecharme de eso…
es imperdonable. Nunca te habría tocado si hubiera sabido...

—Está bien —murmuró Noah con voz ronca—. No lo


sabías.

—Sí, pero aun así. Me siento muy mal por esto.

Noah soltó una risa amarga. —Si te sirve de consuelo,


lo qué pasó contigo no es la peor parte de eso. Yo apenas
llevaba dos semanas y él aún estaba enseñándome cómo
quería que me comportara.

—¿Lograste ese nivel de control después de sólo dos


semanas de entrenamiento? Es realmente muy
impresionante.

—Gracias —dijo Noah secamente—. Estaba muy


motivado.

—Lo siento, eso fue desconsiderado de mí parte —se


disculpó Pierce—. Pero, en serio, he visto a un par de sum y
eras bueno. Realmente me hiciste creer que estabas en eso.

—¿Lo hice? Notaste que no estaba, bueno… excitado —


Noah le recordó.

—Ah, eso. —Pierce sonrió—. Bueno, en mi experiencia,


no es nada raro que un sum no esté totalmente excitado
durante el sexo. Para ellos, servir a su Señor es más
importante que su propio placer.

—Sí, me acuerdo de esa línea —se quejó Noah.

—Pensé que lo querías, pero hacer daño a un hombre


en la cama no es realmente lo mío.

Noah asintió lentamente. —Me di cuenta. Estabas


tratando de ser cuidadoso conmigo. Lo agradezco, sabes, y yo
podría haberlo disfrutado si ese maldito enfermo no hubiera
estado observando.

—¿En serio? —Pierce le preguntó, sorprendido—. ¿A


pesar de que estabas abajo?

Noah se encogió de hombros. —Ahora prefiero arriba,


pero solía gustarme —respondió rotundamente.

—Pero ya no lo haces, ¿verdad?

Noah tragó saliva y sacudió la cabeza en silencio.


Pierce envolvió sus brazos alrededor de los hombros de Noah,
Noah se relajó cuando se inclinó hacia el abrazo con un
suspiro cansado. Entendió que abrirse ante él no había sido
fácil para Noah y decidió darle una oportunidad. —Acerca de
Phoebe... ¿hay algo que pueda hacer?

—No.

—¿Cuándo será la operación?

—No será hasta después de su cumpleaños en junio.


Ellos quieren que crezca un poco más y gane un poco de peso
para que su cuerpo tenga más reservas.

—¿Qué va a pasar?

—Voy a llevarla a los Estados Unidos por cerca de dos


semanas... y esperar lo mejor.

—¿Por qué no me lo dijiste antes?

—No es algo sólo para dar la vuelta y decírselo a la


gente, ¿verdad? —Noah dijo irritado y trató de salir del
abrazo de Pierce, pero Pierce se aferró a él.

—Pero yo no soy los demás, cariño —le susurró en el


oído detrás de los suaves rizos de Noah—. Estoy aquí para ti
y me puedes decir las cosas. Esa es la forma en que funciona
cuando estás en pareja, ¿sabes? —Sintió la inclinación de la
cabeza de Noah—. ¿Quieres que vaya contigo? —le preguntó
en voz baja después de un largo momento de simplemente
sostener a Noah con fuerza.

—¿En serio? —Noah parecía como si la posibilidad no


se le hubiera ocurrido.

—Por supuesto. Si me quieres allí, estaré allí. Sólo


dilo.

—No estoy seguro, para ser honesto, creo que me


gustaría que estuvieras allí, pero yo... yo no sé lo que va a
suceder y... No puedo soportar pensar que a lo mejor... —se
interrumpió con un sollozo desgarrador—. Ella podría morir
allí, Pierce. Y si lo hace, es mi culpa, porque decidí hacer eso.
No estoy listo para eso. No puede perderla —balbuceó Noah
a través de una serie de sollozos apenas contenidos,
finalmente cedió a su dolor.

—Lo sé. Pero tienes razón, es la mejor oportunidad que


tiene. Hay que aceptarla, Noah. Voy a ir contigo, ¿de
acuerdo? No te voy a dejar lidiar con esto solo. —Pierce sintió
ganas de gritar. Quería despotricar, gritar y romper cosas.
La injusticia de todo esto lo hizo arder de rabia. Noah aún
era muy joven y no había hecho nada malo para merecer
esto, pero la vida parecía tratar de darle los peores golpes
que podían.

Sus padres lo habían abandonado y a la niña que


había engendrado. Noah había hecho todo lo que estaba en
su poder para proteger y criar a esa niña, pero un cruel giro
del destino, amenazaba con quitársela. Entonces Robert se
había aprovechado de la situación de Noah y lo compró para
abusar de su cuerpo tanto como su mente. Y no había nada
que pudiera hacer. Pierce contuvo su ira lo mejor que pudo y
se aferró a Noah, siguió acariciándolo con la silenciosa
promesa de estar ahí y apoyarlo.
Pierce era incómodamente consciente de que una gran
cantidad de ojos curiosos lo observaban y lo seguían mientras
se abría paso por el club. Algunos de los hombres presentes
lo saludaban con una breve inclinación de cabeza y una
sonrisa. Otros, que no lo conocían, sólo lo miraban fijamente,
tratando de que los viera. No se molestó con ninguno de
ellos. En su lugar, le dio al camarero una señal y fue a
buscar una mesa en un rincón tranquilo.

—Hola, Pierce. Qué bueno verte.

—Hola, Francis. Gracias por hacer tiempo para mí.

Francis sonrió ampliamente y le dio a Pierce un fuerte


abrazo.

—Deja el show, hermanito. ¿Cómo estás? No te he


visto por aquí durante mucho tiempo. Empecé a pensar que
ya no te gustaba este lugar. ¿O yo?

Pierce se echó a reír. —Deja de ser estúpido. Es que...


he estado un poco ocupado últimamente.

Francis hizo un zumbido suave. —¿Y tú ocupación


tiene un nombre?

Pierce sonrió. —Noah.

—Noah. Bonito nombre. —Francis lo miró fijamente


por un momento—. Hablas en serio acerca de él, ¿no es así?

—Creo que me he enamorado de él.


—Oh, lindo. La palabra con A por fin. Cuéntame más.
¿Has venido a pedirme que sea tu padrino en la boda?

—Aún no. Gracias. —Sonrió al camarero que colocaba


sus bebidas en la mesa y tomó su vaso.

—¿Cuál es el problema? —Francis siempre había sido


muy directo. Él creía en hablar las cosas y encontrar una
solución antes de tener la oportunidad de convertirse en un
problema.

—¿Qué te hace pensar que hay un problema? —Pierce


le preguntó nerviosamente. Francis también tenía la extraña
habilidad de leer a la mayoría de las personas como libros
abiertos.

—Uno, estás sentado aquí todo inquieto y ansioso


mientras me estás diciendo que estás enamorado. Vamos,
háblame de él.

—A veces pienso que realmente eres un psíquico,


Francis —bromeó Pierce débilmente.

—Sólo presto atención. —Francis se inclinó hacia atrás


en su silla, con el cuerpo relajado. También había sido
siempre un oyente muy bueno.

Pierce tomó aliento. —Es... Noah. Lo amo y estoy


bastante seguro de que también siente algo por mí. Lo he
estado viendo durante casi cuatro meses y generalmente está
funcionando bastante bien, creo, aunque... —Suspiró—.
Bueno, él me mantiene a distancia y creo que no confía en
mí.

—Conociéndote, supongo que no tiene una razón para


no confiar en ti, ¿verdad?
—No es eso. No creo que él se preocupe de que lo
engañe. Supongo que no es del tipo celoso. —Bebió un poco
de su bebida, tratando de encontrar las palabras adecuadas
para explicar sus pensamientos.

—Noah es tan... No deja que me haga cargo. Nunca. Él


tiene una hija, Phoebe. Tiene seis y es la pequeña criatura
más hermosa que jamás he visto. Él sólo tenía diecinueve
años cuando ella nació y ha cuidado de ella desde entonces.
Es muy bueno con ella. Yo respeto que ella es su hija y a él le
corresponde tomar las decisiones sobre su educación, pero de
alguna manera es como...si él estuviera tratando de cuidar
también de mí. Como que no siempre se da cuenta de que soy
un adulto y muy capaz de tomar mis propias decisiones. Al
principio pensé que quizás, dándole un tiempo, comprendería
que no tiene que ocuparse de mí, pero no creo que lo haga.

—¿Has hablado con él al respecto?

—Sí, por supuesto. Hablado y luchado. Repetidamente.

—¿Qué quieres decir?

—El hecho es que no trata de darme órdenes, pero


Phoebe es su responsabilidad, por lo que establece reglas
cuando los tres estamos juntos.

—Él tiene razón en eso —dijo Francis pensativo—.


¿Cómo es cuando están sólo ustedes dos? ¿Cuándo Phoebe no
está?

—Es un poco más relajado. Pero... verás, la cosa que


más me molesta es que él no toma el control solo en la vida
cotidiana, sino también en la cama —añadió en voz baja.

Las cejas de Francis se elevaron. —¿Está arriba?

Pierce asintió sombríamente.


—Eso es una sorpresa. No has estado abajo con un
chico en años, ¿verdad?

—Sí. Antes de Noah. Aunque realmente ese no es el


punto. Yo...me gusta que esté arriba, realmente. Él es bueno
en eso.

—Pero también quieres clavar su culo a través del


colchón de vez en cuando —finalizó Francis por él
desapasionadamente.

—Sí.

—No hay nada malo con eso. —Francis se encogió de


hombros—. Pero supongo que él no te deja.

—No. Él no... me deja tocarlo de esa manera y, por lo


general, no hay mucho de abrazos. Él no me deja conducirlo.

Francis miraba la multitud de gente sin verla


realmente, pensando. —Sabes que a algunos chicos no les
gusta o simplemente no quieren ni intentarlo, Pierce.

—Pero él dijo que ha estado abajo antes y le gustó.

—¿Te dijo con quién?

—Sus dos primeros novios. Bueno, supongo que hay


algo más que debo decirte. —Pierce no quería llegar a ese
asunto pero sabía que tenía que hacerlo, sabiendo que era el
elemento vital para el comportamiento de Noah.

—¿Qué es?

—La primera vez que lo conocí, él estaba... en


formación, con Robert. —El pensamiento aún lo ponía
enfermo.
Francis alzó la cabeza. —¿Él estaba con Robert?
¿Arriba? —Una lenta sonrisa de lobo apareció en su rostro—.
Rob abajo es algo que nunca pensé que oiría.

—No. Noah era su sum. —Pierce se retorció con la


punzada en su estómago.

Francis frunció el ceño. —Ahora me estás


confundiendo. ¿No dijiste que Noah era de estar arriba?

—Él lo es. Realmente no puedo explicar por qué hizo


todo esto de ser sumiso, Francis. Tenía sus razones. La cosa
es que creo que Robert hizo algunas cosas bastante
retorcidas con él. Jodió a Noah y no fue precisamente amable
con él. También... —Pierce trató desesperadamente de evitar
que la bilis subiera—. Robert me ofreció a Noah para que lo
jodiera y yo... yo lo acepté. Y lo lastimé. Sabía que no estaba
preparado, pero lo hice de todos modos.

Francis lo miró fijamente. —¿Lo jodiste a pesar de que


no estaba preparado?

Pierce lo miró a los ojos, haciendo una mueca. Sabía


que era imperdonable y estaba agradecido de que Francis se
abstuviera de decírselo. —Robert me convenció. Afirmó que a
Noah le gustaba rudo y hasta hizo que Noah me dijera que
podía tomarlo, a pesar de que claramente no estaba listo.
Aun así lo tomó sorprendentemente bien, pero sé que debe
haber estado muy lastimado. Debería haberlo sabido. Yo
debería haberlo sabido. Él dijo que no era lo peor de lo que
Robert le hizo hacer.

—Bueno, supongo que ser jodido por un chico guapo en


realidad no es algo tan malo que experimentar en un cuarto
lleno de bien entrenados Dom —dijo Francis irónicamente—.
Pero creo que lo que Robert hizo con él lo dejó traumatizado,
si he entendido bien.
—Sí, probablemente, aunque no estoy seguro. Tú eres
el experto en obsesiones sexuales, pero lo que vi hacer a
Robert era desagradable, por decir menos.

—¿Has hablado con Noah acerca de esto?

—No. Lo intenté, pero él se niega a dar más detalles o


incluso hablar de qué es exactamente lo que pasó entre ellos.

—¿Cuánto sabes?

—No tuvo muchas de las reglas, pero creo que a Noah


no se le permitió hacer ningún sonido. Desde luego, no se le
permitió hablar y cuando... cuando él gritaba porque estaba
sufriendo, Robert decía que lo iba a castigar por eso. Usó un
látigo en él, un látigo de una sola cola, creo, y al parecer lo
usó mucho. Noah tenía collar y correa, con las abrazaderas
del pezón conectadas a su collar. Era como si... su objetivo
principal fuera hacer daño y humillar a Noah. En ese
momento pensé que Noah era un sumiso habitual en
formación, ya sabes, pero él... él odiaba cada pedacito de eso.
Me di cuenta de que ni siquiera se puso duro cuando lo jodí,
pero pensé que quizás... eh, no lo sé. Yo nunca lo habría
hecho si hubiera sabido... —se interrumpió, sintiéndose
culpable y avergonzado.

Francis había escuchado con calma, su rostro no


mostraba ningún indicio de lo que estaba pensando. Su voz
era perfectamente controlada cuando respondió. —Sí, suena
al estilo de Robert. Tomar a un tipo que obviamente es un
verdadero alfa y flagelarlo debe ser su idea de un sueño
húmedo.

—Noah no es sólo dominante, también es


sangrientamente orgulloso —agregó Pierce—. Él estaba muy
enojado conmigo cuando le ofrecí un trabajo, diciendo que no
necesitaba que lo apoyara.
Riéndose, Francis levantó las cejas. —Parece que
tienes un buen puñado en él. —Se puso serio de nuevo y
resumió el informe de Pierce—. Por lo tanto, la formación de
Robert consistía en reglas, educación, por supuesto, el dolor
tanto mecánico como inmediato y sin duda educación con
castigo y humillación. Y Noah ha sido el único responsable de
una niña desde antes de cumplir los veinte años. ¿Y sus
padres?

—Lo echaron por ser gay justo antes de que Phoebe


naciera. Ellos no han hablado con él desde entonces. Supongo
que hay más, pero eso es todo lo que me ha dicho.

Francis asintió, pensativo. —Bueno. Por lo que me


dices creo que su tipo definitivamente es un candidato
perfecto para un tema o dos, tanto sexual como psicológico.
No estoy seguro de cuáles exactamente. Tendría que
encontrarme con él, entonces probablemente seré capaz de
decir más.

Pierce sonrió con alivio. —Esperaba que dijeras eso.


Me las arreglé para que nos reunamos para tomar una copa
en el bar de Harry a las cinco.

—Estás siendo un poco presuntuoso, ¿verdad? —


Francis sonrió.

—Sólo sé que puedo confiar en ti.

—Guarda la adulación para tu amante, el príncipe


azul. Tengo la sensación de que va a necesitar más que yo.

Pierce se obligó a preguntar, finalmente, la pregunta


temida.

—¿Tienes una teoría acerca de él?


Francis frunció el ceño. —Sí. Pero prefiero mantenerla
para mí mismo hasta que me reúna con él.

—Está bien. ¿Cómo va el negocio?

—Está bien. Estamos recibiendo más solicitudes de


ingreso de las que podemos acomodar. En realidad estoy
pensando en ampliar. O tal vez abrir un segundo club para
un grupo ligeramente diferente. Para esos que sólo vienen a
jugar porque piensan que el cuero es la última declaración de
moda.

Charlaron animadamente durante otros treinta


minutos hasta que llegó el momento de ir a encontrarse con
Noah. Pierce estaba horrorizado, pero esperaba que pudiera
darle las respuestas que necesitaba. Ir con su hermano por
consejo y decirle todas las cosas íntimas sobre Noah había
sido una decisión difícil, pero estaba cada vez más
desesperado por encontrar una solución a lo que él sabía que
se estaba convirtiendo en un problema en su relación. La
triste verdad es que, después de cuatro meses, se había dado
cuenta de que él y Noah no iban a tener un futuro si no
lograban equilibrar sus respectivos roles.

Noah ya estaba en el bar esperando por ellos cuando


entraron. Francis se detuvo en seco cuando Pierce lo señaló.
—¿Él es Noah?

—Sí. —Pierce asintió con orgullo, como siempre


fascinado por la apariencia excepcionalmente buena de
Noah.
—Necesito hablar contigo después de esto —dijo
Francis con urgencia, cruzando la habitación para unirse a
Noah.

Pierce lo miró. —Está bien. Hola, cariño. —Saludó a


Noah con un suave beso en la boca—. Él es mi hermano,
Francis. Francis, él es Noah.

Noah y Francis se dieron la mano. Pidieron bebidas y


pasaron la siguiente hora hablando. Pierce se mantuvo en su
mayoría en silencio y escuchando. Era asombroso ver con qué
facilidad Francis dominó la conversación y la condujo en la
dirección que quería, manteniendo a Noah aparentemente
totalmente inconsciente de que estaba siendo interrogado.
Francis le hizo a Noah todo tipo de preguntas sobre su vida y
Phoebe y, aunque sus preguntas se volvieron cada vez más
privadas y delicadas, a Noah no pareció importarle. Estaba
extraordinariamente dispuesto a confiar en Francis a un
cierto nivel y no se cerró hasta que Francis trató de hacerle
hablar de su padre —el último de los temas delicados para él.

Finalmente Noah vio su reloj y se sorprendió. —Lo


siento, me tengo que ir. Phoebe tiene que estar en la cama en
una hora. —Sonrió y besó a Pierce en tono de disculpa—.
¿Quieres que vaya a tu casa después? Judith se ofreció a
quedarse con Phoebe.

Pierce asintió, encantado ante la idea. —Por supuesto.

—Está bien. Tengo algo de trabajo que terminar así


que voy a estar allí a las nueve. Francis, fue un placer
conocerte. Si hubiera sabido que Pierce tenía un hermano
tan encantador le hubiera pedido antes que me lo
presentara. —Sonrió, aún no del todo, pero definitivamente
de una manera coqueta.
—El sentimiento es totalmente mutuo, te lo puedo
asegurar —dijo Francis suavemente y le sonrió a Noah.

Pierce observó el rostro de su hermano, pero


curiosamente en silencio hasta que Noah se había marchado.

—¿Entonces? ¿Qué crees?

Francis dejó escapar un suspiro de pesar y lo miró a los


ojos.

—¿Seguro que no quieres dejarlo salir a jugar? Él es


adorable. Es una pena que lo encontraras primero.

—Estoy absolutamente seguro. Vamos, suelta la sopa.

Francis giró la bebida en su vaso, viéndola


pensativamente por un momento antes de mirar a Pierce. —
Tu chico guapo está en bastante mal estado. Él es un
fanático del completo control, tenías razón sobre eso. La
buena noticia es que creo que está naturalmente inclinado a
ser relativamente moderado, un switch6 con toda
probabilidad, por lo que es una característica adquirida. Está
tan acostumbrado a estar a cargo que no sabe realmente
cuándo retroceder, pero creo que podría aprender.

—¿Cuál es la mala noticia? —Pierce preguntó


nerviosamente.

—La mala noticia es que él tiene serios problemas de


confianza. Tiene que estar en control simplemente porque
nunca ha tenido a nadie en quien confiar.

—¿Crees que es por eso que también mantiene el


control en la cama?

6
Switch, es interruptor, como se usa en contexto sexual de que puede estar arriba o abajo se deja el
original.
Francis asintió. —Sí. Por lo general hay sólo dos
alternativas sexualmente para tipos como él. O bien
mantener el control sobre todas las cosas, incluyendo el sexo,
que por lo general significa que son los de arriba, o tener una
relación que está peligrosamente desequilibrada porque
siempre dominan a su pareja. Por cierto, esto es lo que Noah
está haciendo.

Pierce hizo una mueca. —Me lo imaginaba. ¿Cuál es la


alternativa?

Francis sonrió con picardía. —Algunos de los chicos


cambian al otro extremo. Necesitan a alguien en quien
puedan confiar y que les ayude a enfrentar su vida, si no
pueden encontrar a alguien en su vida ordinaria, desahogan
esa necesidad en un contexto sexual.

Él arqueó las cejas significativamente.

—Ellos cambian de Dom a sum —finalizó Pierce


cuando las piezas hicieron clic en su lugar—. Entonces, ¿lo
que Robert hizo fue esencialmente lo correcto para Noah?

Francis negó con la cabeza, viéndose molesto. —Lo que


Robert le hizo a Noah es imperdonable. En primer lugar,
Noah no llegó con él por su propia voluntad, que es la
primera condición y la más importante para la verdadera
sumisión. En segundo lugar, no puedes someter y torturar a
un tipo como Noah. Lo romperías y lo dejarías traumatizado,
pero nunca lo someterías.

—¿Qué sucede con Noah?

—Noah está gravemente traumatizado. Eso es lo que


te quería decir antes. Lo vi antes. En el club, con Robert. No
hice la conexión de inmediato. —El tono en la voz de Francis
envió un escalofrío de aprensión por la columna vertebral de
Pierce.

—¿Qué sucedió? —le preguntó, temiendo la respuesta.

—Robert lo tomó en un lugar público.

—Oh, joder.

—Sí.

—Dime —dijo Pierce en voz baja.

—Él lo tenía en el escenario del fondo, atado y con los


ojos vendados. Lo azotaron y entonces... dejó que un par de
tipos lo jodieran en público.

—Baño —fue todo lo que Pierce logró decir antes de


salir de la mesa. Después de varios minutos de arcadas hasta
que no quedó nada en su interior, aún estaba tratando de
mantener las imágenes que aparecían en su mente. Escenas
como la que Francis acababa de describir no eran inusuales y
no por mucho, lo más extremo que pasaba en el club. Pero a
diferencia de los hombres que por lo general participaban en
eso, a Noah no le gustaba ser flagelado, y mucho menos ser
el de debajo de varias personas. Pierce sintió que su
estómago se agitaba de nuevo, pero nada salió. Salió del
cubículo pequeño y fue a lavarse la boca y la cara antes de
regresar con Francis, que lo miraba con evidente
preocupación.

—Lo siento, Pierce —dijo en voz baja—. Pero, si Noah


estuvo de acuerdo, no hay nada que pueda hacer al respecto.

—Él no estaba de acuerdo. Noah necesitaba un montón


de dinero porque su hija está gravemente enferma y Robert
le pagó para que fueran sus sum. —Pierce se forzó a
pronunciar las palabras con los dientes apretados.
—¿Él le pagó? —Los ojos de Francis se abrieron más—.
Voy a necesitar los detalles, pero es probable que pueda
prohibirle la entrada al club si quieres.

—Gracias. Pero es decisión de Noah. Voy a tratar de


preguntarle lo que piensa.

—Probablemente voy a sacar a Robert de todos modos.


Él sabe que es contra las reglas.

Pierce se mordió el labio con tristeza. —¿Qué crees que


debería hacer acerca de Noah? Para ser honesto, no creo que
ninguna de las alternativas que mencionaste sea una opción.
No creo que convertirlo en un sum vaya a funcionar, pero
simplemente tampoco puede seguir aguantando que siempre
esté mandando.

Francis sacudió la cabeza. —No. No es lo que eres.


Eres demasiado dominante.

—Entonces, ¿qué sugieres?

Francis lo miró con atención. —En este momento, el


mayor temor de Noah es perder el control. A mi modo de ver,
sólo hay una manera de hacer que supere ese miedo.

—¿Cuál es?

—Él tiene que enfrentarlo. Hay que hacerle perder el


control por completo y, cuando se caiga, tienes que estar allí
para atraparlo para que sepa que puede confiar en ti.

Pierce dejó escapar una risita incierta. —¿Y cómo se


supone que voy a hacer eso?

Francis se encogió de hombros. —Haz que sea tu


sumiso.
—¿Qué? ¿No acabas de decir que ya está traumatizado
porque alguien hizo eso mismo con él?

Francis mantuvo su ira calmada. —Sí. No estoy


diciendo que lo tortures y humilles. Hay diferentes maneras
de hacer a alguien un sumiso.

—Pero yo ni siquiera soy un Dom, Francis. No sé cómo


hacer eso.

—Me gustaría ofrecerte llevarlo conmigo, hermanito,


pero eso no resolvería el problema. Si deseas corregir a Noah
y conseguir que confíe en ti, esa es la única oportunidad que
tienen los dos.

Pierce se sintió entumecido de miedo, pero si


realmente podría ayudar a Noah con eso. —¿Qué tengo que
hacer?

—Tómalo lentamente. Ten cuidado de no hacer nada


que pueda asustarlo o lastimarlo. Después de lo que Robert
le hizo, él probablemente tiene un buen montón de factores
desencadenantes que debes de tratar de evitar. Lo más
importante, sin restricciones, ni privación sensorial, sin
reglas ni humillación, pero supongo que lo sabes. Mantente
alejado de cualquier cosa que pueda causarle dolor, ni
siquiera accidentalmente ni un poco. Tampoco lo provoques,
podría malinterpretarlo. Necesita sentirse totalmente seguro
todo el tiempo. Si en algún momento muestra un signo de
incomodidad, no sólo deja de hacer lo que estás haciendo.
Apártate, pero no dejes que se caiga. Mantén el contacto
físico con él. Probablemente va a responder bien si hablas
con él, pero ten cuidado con lo que dices.

Pierce frunció el ceño. —Entonces, ¿éstas son mis


reglas, verdad? Pero ¿cómo las aplico? ¿Por dónde empiezo?
—Jodiéndolo, por supuesto —dijo Francis a la ligera.

—Pero él no...

—Pierce, Noah es un fanático del control. Eso está tan


profundo que ni siquiera se deja ir en la cama. Podrías
empezar tratando de tener un mayor control en la vida
cotidiana, pero no creo que funcionaría. Con toda
probabilidad, acabarían separándose. Sé que el desastre
causado por Robert no hará esto exactamente más fácil, pero
en realidad podrías utilizarlo a tu favor si lo haces bien. Si
puedes llegar al punto en él para que confíe en que tomes el
control en la cama, con el tiempo también te dejará tomar el
control de sus vidas cotidianas.

—¿Y si fracaso?

—Lo vas a perder y probablemente nunca confiará en


nadie más.

—No creo que pueda soportarlo.

—Entonces no falles —dijo Francis simplemente.

—¿Cuándo empiezo?

—¿Esta noche?

—Esta noche. Pero...

—Esta noche es tan buena como cualquier otra noche.


Me abrió su mente a un par de cosas hoy, Pierce. Confía en
mí. Desafíalo, toma el control. Supongo que sabes lo que le
excita, utiliza su cuerpo para llevarlo a donde quieras ir.
Puedes ponerle un anillo de pene si crees que va a dejarte,
para que no se distraiga en caso de que no pueda mantener
la erección. Jódelo, asegúrate de que sea bueno para él y,
cuando se entregue, puedes empezar a empujar sus límites.
Probablemente no lo harás esta noche, pero eso está bien.
Eso sí, no lo presiones demasiado. Conoces las señales
cuando se someten, ¿verdad?

—Sí, creo que puedo decir eso. No creo que pueda


llevarlo ahí pronto.

—A veces llegan más rápido de lo que crees. Debes


estar listo cuando eso suceda.

—¿Crees que puedo hacerlo?

—Tú lo amas, eso te da una ventaja. Para ser honesto,


estoy un poco preocupado por los detalles de su trauma y lo
que lo dispara, pero siempre y cuando no experimentes
demasiado con él, debe ser seguro.

—¿Estás segura de eso? —Pierce le preguntó con


escepticismo.

—Bueno, supongo que podría ver a un psiquiatra, pero


no creo que lo ayudaría. Sobre todo si él no cree que tiene
problemas de confianza.

—Así que en vez de eso me envías a una misión —se


quejó Pierce con tristeza.

Francis sonrió. —Sí. Una sum-misión.

—Gracias, Francis.

—De nada. Buena suerte.


Tener a Noah en la cama esa noche no fue difícil. Para
cuando llegó a la casa de Pierce, ya estaba bastante caliente
y un poco de coqueteo travieso hizo el truco. Obviamente
Noah se sorprendió cuando Pierce rodó arriba de él poco
después de que habían caído a la cama, pero no parecía
importarle.

Pierce sintió su resolución temblar al ver la lujuria en


los oscuros ojos de Noah. Esos hermosos ojos habían visto
cosas que ni siquiera quería pensar y ahora estaba a punto
de enfrentar a Noah. A su Noah, a su peor miedo,
despojándolo de su confianza. La idea le hizo sentirse como
un traidor.

—¿Qué sucede, bebé? —Noah le preguntó con voz


ronca, empujando sus caderas hacia arriba, frotándose
contra el trasero de Pierce.

—Nada. —Pierce le dio lo que esperaba fuera una


sonrisa tranquilizadora—. Hay algo que me gustaría hacer,
si no te importa.

Sabía que tendría que conseguir que Noah estuviera


muy caliente si quería que su plan funcionara.

—¿Qué? —La voz de Noah se había reducido a un


suave ronroneo.

—Hmm, esto. —Bajando la cabeza, Pierce con mucho


cuidado chupó el pezón izquierdo de Noah. En general, Noah
no alentaba a Pierce a jugar con su cuerpo. Mamadas era lo
único que Noah le permitía a Pierce hacer.
—Pierce, ¿qué estás haciendo? —Noah parecía
confundido cuando Pierce comenzó a acariciar la sensible
pequeña carne, muy suavemente con los labios y la lengua.
Hizo caso omiso de la pregunta lo suficiente para provocar a
Noah y convertir el pezón en una pequeña protuberancia
firme.

—¿Qué se siente? —Pierce le preguntó en voz baja y


tranquilizadora.

—Es... no lo sé. Tú no..., oh. —El pequeño sonido


jadeante que Noah hizo cuando Pierce chupó el pezón
derecho fue suficiente para decirle a Pierce que a Noah le
gusta esto mucho más de lo que dejaba ver.

Pierce tomó su tiempo para acariciar y mordisquear,


con cuidado de no dejar que Noah sintiera sus dientes, todo
el tiempo escuchando la respiración de Noah. Después de
cuatro meses y un montón de sexo, podía leer los signos del
cuerpo de Noah. Cuando la respiración de Noah empezó a ser
jadeos superficiales, cambió su atención a otras partes del
cuerpo, dejando un rastro húmedo de besos por el plano
abdomen de Noah y por sus muslos.

—Pierce, ¿qué...? Unghh, oh mierda, sí.

Pierce efectivamente sacó de la mente de Noah lo que


fuera que iba a decir tomándolo suavemente en la boca y
creando una agradable y firme succión, haciéndoselo a Noah
justo como a él le gustaba. Pronto Noah estaba jadeando y
empujándose hacía Pierce y empujando sus caderas.
«Increíble. Pude tenerlo plano sobre su espalda y chuparlo,
pero él aún trata de estar arriba», Pierce pensó y
cuidadosamente extendió la mano, deteniendo a Noah con
una mano por la cintura.
Noah se movió bajo su control, tratando de encontrar
más fricción en el momento en el que Pierce deslizó su mano
libre para jugar con las bolas de Noah. Un pequeño gemido
de necesidad escapó de la garganta de Noah, pero no trató de
detener a Pierce. Prestando especial atención a las
reacciones de Noah, Pierce deslizó un dedo detrás de las
bolas de Noah, acariciando la piel sensible. Como era de
esperar, el cuerpo de Noah se puso rígido bajo su tacto y
Noah levantó la cabeza para mirarlo. Se ruborizó y se veía
muy encendido, pero al mismo tiempo muy incómodo. —¿Qué
estás haciendo? —preguntó en voz baja.

Pierce siguió acariciando el abdomen de Noah. —Me


gustaría jugar un poco contigo. Tocarte y besarte, ¿sabes?
Hacer que te sientas bien,

—Sí, pero...no...Sabes que yo no... —tartamudeó Noah,


los ojos muy abiertos por el miedo. Sabía que iría arriba,
Pierce lo notó.

—No voy a hacer nada que no sientas cómodo, lo


prometo. Si quieres que me detenga, lo haré. Pero me has
dado mucho y me consientes todo el tiempo. Me gustaría
darte un poco. —Se preguntó si tal vez debería haber cruzado
los dedos detrás de la espalda, pero decidió que no había sido
una mentira. Él quería consentir a Noah y hacer que se
sintiera bien.

Alzó la vista y se encontró con Noah mirándolo, se veía


aún más ansioso.

—No hay nada que temer, bebé. Yo sólo...

—¿Quieres joderme, ¿verdad? —Noah preguntó


bruscamente.

—¿Qué? ¿Qué te hace pensar...?


—Sabía que ibas a intentarlo tarde o temprano. Sólo
estaba esperando tener un poco más de tiempo. —Noah
suspiró.

—Noah, yo nunca te haría daño, lo sabes, ¿verdad? Te


amo.

—¿Y quieres joderme?

No tenía sentido negarlo. Noah no le creería de todos


modos.

—Sí. ¿Sería realmente tan malo? Haré cualquier cosa


para que sea bueno para ti. Sé que puedo hacerlo bien.

Noah lo miraba fijo, una multitud de emociones


cruzaban su hermosa cara. —Está bien —susurró, con voz
casi inaudible.

Pierce estaba desconcertado. —¿En serio?

Noah asintió. —Sí. Hazlo. Estoy harto de tener miedo.

Esto no era en absoluto lo que Pierce había esperado.


—¿Estás seguro?

Noah se burló. —Te dije que si yo digo algo, lo digo en


serio. —Su expresión se volvió más suave—. Hazlo, Pierce.
¡Jódeme! —Cerró los ojos y giró la cabeza hacia un lado y
abrió las piernas un poco en silenciosa invitación.

Pierce intentó tragar el nudo en la garganta y se


centró en el cuerpo de Noah de nuevo. Su erección no había
sobrevivido a la conversación, por lo que Pierce decidió
trabajar en eso primero.

Para su alivio, el pene de Noah respondió como


siempre. —Noah, ¿quieres que te ponga un anillo de pene? —
Pierce preguntó en voz baja, acariciándolo para mantenerlo
duro.

—¿Crees que funcione? —Noah parecía escéptico.

—Lo hará un poco más fácil para ti. Voy a usar uno
con un botón a presión que se desprenderá fácilmente si no
te gusta, ¿de acuerdo?

Noah asintió y observó en silencio a Pierce que


cuidadosamente colocaba el pedazo de liso cuero en su pene.

—¿Cómo te sientes?

Noah se movió un poco y le dio un tentativo jalón al


pene.

—Raro. Grande. Pero creo que está bien por ahora. —


Él no parecía muy convencido, pero parecía que lo aceptaba.

—¿Hay algo en particular que te gustaría que hiciera?


—Pierce preguntó, un poco incierto. El giro de los
acontecimientos lo había dejado aún más indeciso acerca de
cómo hacer esto. Tenía la esperanza de llegar lejos, pero se
estaba haciendo más complicado de lo que había esperado.

Noah lo miraba fijamente. —Solo hazlo. Ya sabes cómo


funciona.

Pierce lidió con el lubricante y vertió una generosa


cantidad en sus dedos, sin darse cuenta goteó un poco sobre
el abdomen de Noah. —Lo siento. —Usó las gotas pérdidas
para lubricar el pene de Noah, dándole un poco más de
atención. Noah gimió, aparentemente disfrutándolo y Pierce
ganó confianza. Como antes, deslizó sus dedos detrás de las
bolas de Noah, con cautela buscando el lugar correcto. Él
movió su dedo suavemente, tratando de lograr que los
músculos de Noah se relajaran, pero obstinadamente se
negaban. Noah se movió inquieto debajo de él y Pierce se
preguntó si tratar de hacer esto con Noah habría sido
realmente una buena idea.

Tan pronto como puso tentativamente un dedo en el


cuerpo de Noah, sabía que Noah no estaba preparado para
esto en absoluto y tenía muchos más problemas que los que
dejaba ver.

Los músculos de su abdomen se tensaron.

—Shh, relájate, dulce corazón —murmuró Pierce—.


Estás tan apretado, cariño. Necesito que estés preparado
para mí. Sigue respirando. —Con cuidado se empujó hacia
adentro, sólo una fracción de centímetro más profundo, pero
era demasiado.

—¡Suéltame! —Noah gritó de repente y saltó de la


cama, golpeando a Pierce en su prisa por escapar. Se detuvo
en el centro de la habitación, temblando y empapado en
sudor, con el pecho agitado, respirando agitadamente—. No
vuelvas a tocarme de esa forma de nuevo —gruñó.

—Noah, yo...lo lamento —dijo Pierce, asombrado y


temblando—. Pensé que estabas bien, de verdad, de lo
contrario no habría... Lo siento mucho, de verdad, bebé. Shh,
está bien, no voy a hacerte daño. —Trató de calmarlo, pero
Noah se le quedó viendo con terror por unos momentos.

Por fin, pareció recordar dónde estaba. —Simplemente


no lo hagas... Solo... Oh, ¡olvídalo! —Empezó a recoger su
ropa y vestirse con las manos temblorosas.

—Noah, por favor, cálmate. No pasa nada, de verdad.


No voy a... —Pierce comenzó, pero Noah lo interrumpió con
severidad.
—No, no está bien. Eso sí, no se te ocurra tratar de
hacerlo de nuevo.

—No, Noah, no voy… —aseguró Pierce. Dio unos pasos


hacia Noah y le tendió la mano, decepcionado cuando Noah
se apartó de su toque.

—No lo hagas.

—Pero Noah, ¿podemos hablar de...?

—No hay nada de qué hablar. Sólo necesito estar solo


por un rato. —Noah lo interrumpió de nuevo, todavía
luchando por recobrar la compostura.

—¿Qué significa eso?

—Lo que acabo de decir. Necesito estar solo. —Noah se


había vestido en un tiempo récord y se puso la chaqueta—.
Yo te llamo.

—¿De verdad? —Pierce le preguntó aturdido, viendo a


Noah abrir la puerta. Noah vaciló, pero no miró a Pierce.

—Sí, pero podría tomar algún tiempo —dijo en voz


baja y se fue.

Pierce estaba teniendo cada vez más problemas para


concentrarse en su trabajo. Casi una semana había pasado
desde que su intento de ganar la confianza de Noah había
fracasado tan en serio. Noah aún no había llamado y Pierce
estaba empezando a preguntarse si lo haría. Noah hacía su
trabajo en la compañía de Pierce como se suponía que debía
hacerlo, pero evitó cuidadosamente encontrarse con él. Cada
vez que Pierce intentaba encontrarse casualmente con él o
rastrearlo a una de las oficinas, Noah desaparecía antes de
que tuviera la oportunidad de hablar con él. Pierce estaba
pensando si debía o no preguntarle a su secretaria si Noah
estaba en el edificio cuando alguien llamó a la puerta. El
corazón de Pierce se aceleró. Sólo a dos personas se les
permitía hacerlo sin previo aviso, su secretaria, era una de
ellos y por lo general prefería usar el teléfono.

—Adelante —gritó.

Efectivamente era Noah, que lentamente abrió la


puerta y lo miraba con incertidumbre. —¿Tienes un
momento?

—Por supuesto. —Pierce le dio una sonrisa de


invitación y le indicó que se sentara—. ¿Qué sucede?

Noah permaneció de pie. —Me estaba preguntando...


¿Quieres que renuncie?

—¿Qué? —Pierce preguntó, desconcertado—. ¿Por qué


iba a querer eso?

—Porque... bueno, parece que no está funcionando


entre nosotros de la forma que querías.

Pierce se tomó un momento para digerir esto. —Estoy


muy satisfecho con tu trabajo, Noah, creo que deberías saber
eso y no me gustaría que te fueras. Si no estás satisfecho
acerca de cualquiera de los detalles del contrato, estoy seguro
de que podemos encontrar una solución. —Considerando el
usual carácter desconfiado de Noah, comprendió que era lo
que había temido desde el principio—. ¿Esto es realmente
acerca del trabajo o estás... —se obligó a pronunciar las
palabras—, estás rompiendo conmigo?

—Pierce, me gusta estar contigo, de verdad, pero no


vas a conseguir lo que quieres de mí y no sería justo esperar
que te conformes con eso.
Pierce asintió lentamente. —Es por lo de la semana
pasada, ¿no es así? porque quería joderte. —En realidad no
era una pregunta, pero Noah de todos modos asintió, sin
palabras—. Entonces, ¿quieres renunciar porque no voy a
conseguir lo que crees que quiero? —Pierce preguntó
cuidadosamente.

—Bueno, simplemente no sería justo, ¿verdad? —Noah


respondió, sosteniendo la desafiante mirada de Pierce.

—¿Se te ha ocurrido que joderte no es la única cosa que


quiero de una relación contigo? —Pierce dio un paso más
cerca de Noah.

—Entonces, ¿qué es lo que quieres?

Pierce no respondió inmediatamente. En su lugar dejó


a Noah de pie en el centro de la oficina y se dirigió a la
puerta. —¿Justo, ahora? —preguntó casualmente y giró la
llave en la cerradura—. Justo ahora quiero que me inclines
en ese escritorio y me jodas por el tiempo que necesites para
sacarte esa estúpida idea de la cabeza. —Se acercó a Noah,
deteniéndose tan cerca de él que podía sentir su aliento en la
cara—. Y luego quiero que dejes de hacer suposiciones
absurdas sobre lo que quiero. La próxima vez que quieras
saber algo, sólo pregunta, ¿de acuerdo?
—Entonces, ¿hay alguna posibilidad de conocer pronto
a ese nuevo hombre tuyo? —La madre de Pierce preguntó
tranquilamente entre pequeños sorbos de vino.

—Mi... ¿qué te hace pensar que hay uno? —Pierce


sabía que la sonrisa tonta en la cara lo estaba admitiendo.
Además, su madre era una persona muy observadora. Ella
probablemente lo había descubierto a los treinta segundos de
verlo.

—Bueno, la sonrisa en tu cara es una cosa. El hecho de


que has cancelado la cena tres veces seguidas es otra. ¿Te
importaría decirnos un poco acerca de él, al menos, ya que es
obvio que no nos consideras aptos para conocerlo?

—Su nombre es Noah. Noah Conway. Y sabes que yo


no creo que no sean aptos para encontrarse con él. Es sólo
que... bueno, las cosas aún son demasiado nuevas y, la
verdad, la perspectiva de conocer a mis padres parece
asustar mucho al pobre hombre.

—¿Ni siquiera nos conoce y ya nos tiene miedo? ¿Hm?


—Ella sonrió juguetonamente.

—Creo que simplemente no puede imaginar que te


gustaría darle la bienvenida como el hombre que está
llevando a tu hijo a la cama. Sus padres no estaban
exactamente felices cuando se enteraron de que le gustan los
chicos.

—No. Bueno, si sigues refiriéndote a él como el hombre


que está llevando a nuestro hijo a la cama, entonces quizás
nosotros tampoco estaremos felices en el futuro —su padre
comentó secamente—. ¿Cómo es?

—Hermoso, papá. Uno de los chicos más guapos que he


visto nunca. También es inteligente, divertido, ingenioso y
tiene una hija de seis años de edad. —Vio dos pares de cejas
elevarse simultáneamente.

—¿Una hija?

—¿Uh-huh? —Pierce bebió más vino—. Estaba con una


chica cuando era más joven y, bueno, ella quedó embarazada.

—Y, ¿cómo es que la niña está con él?

Después de otro gran trago del delicioso vino tinto,


Pierce les puso al corriente de los detalles importantes de la
vida de Noah.

Como era de esperar, los dos estaban horrorizados por


la crueldad de los padres de Noah y por lo que Noah había
logrado después. Al final de la comida, Pierce sabía que
ambos iban a darle la bienvenida con los brazos abiertos
cuando Noah estuviera dispuesto a reunirse con ellos, lo que
probablemente iba a tomar un tiempo.

Inclusos cuando ellos estaban en una relación oficial


desde hace meses, Noah todavía parecía inquietarse cuando
Pierce sugería conocer a sus padres en su cena mensual.

Pierce se excusó para ir al baño. Caminando por la


estrecha escalera hasta el sótano, se preguntó una vez más
por qué un restaurante que servía comida tan
extraordinariamente bien no se esforzaban un poco más en el
lugar. No es que el restaurante no estuviera decorado con
buen gusto y se mantuviera meticulosamente limpio, pero el
tener que caminar por un pasillo húmedo y estrecho más allá
de los cuartos de almacenaje para llegar al baño no era
exactamente crear un ambiente acogedor.

Se dio cuenta de que una de las puertas de los


almacenes estaba entreabierta. Probablemente sólo alguien
llenando la bodega.

Consciente de que había bebido demasiado, Pierce fue


al cuarto de baño a aliviarse y pensar acerca de Noah y de
todas las cosas que quería hacer con él la próxima vez que se
vieran.

Como de costumbre, pensamientos traviesos que


implicaban a Noah combinado con el toque de su mano causó
que estuviera dolorosamente duro en un instante. Lástima
que sus padres estuvieran arriba, esperando a que regresara
a tiempo para el postre. Suspirando, se lavó las manos y
trató de pensar en cosas poco sexy mientras se las secaba.
Cuando su erección se hubo ablandado lo suficiente para
poder caminar sin lastimarse, empezó su camino de regreso
por el pasillo que olía mal. La puerta de la bodega estaba
aún más abierta cuando pasó y se dio cuenta de que las luces
estaban apagadas en el interior. Vaciló un instante,
preguntándome si habían dejado la puerta abierta
accidentalmente y contemplar si debería o no cerrarla
cuando oyó un gemido ahogado detrás de la puerta.

Se quedó inmóvil y escuchó con atención. Otro gemido


siguió, esta vez más largo, y luego hubo más sonidos, algo así
como un desplazamiento de un cuerpo y un zumbido tenue.
La explicación razonable que Pierce encontró era que quien
estaba en esa habitación probablemente se encontraba en la
oscuridad y se había lastimado al obtener los suministros
para la cocina. Era la única explicación razonable hasta que
abrió la puerta y dio un paso en el interior para ayudar. Su
ayuda, obviamente, no era requerida ya sea por la delgada
figura sobre una pila de barriles en una esquina o por el tipo
que estaba detrás de él, golpeando su culo con estocadas
duras y rápidas. Parecían estar haciéndolo muy bien y Pierce
no pudo evitar sonreír al darse cuenta de que lo que él había
confundido con los sonidos de una persona lastimada eran en
realidad ruidos de excitación, aunque, a juzgar por la forma
en que el pequeño twink7 en los barriles era jodido, podría
muy bien tener un poco de dolor.

Pierce estaba a punto de darse la vuelta y salir cuando


el chico más alto aumentó la presión sobre las caderas del
niño para mover el delgado cuerpo y entrar en el culo en el
ángulo correcto, gruñendo con voz ronca cuando el
movimiento de contacto se profundizó. Era el mismo
movimiento exactamente que Noah hacía a menudo en la
cama cuando él se acercaba y quería conseguir a Pierce hasta
el final, pero fue el sonido que el hombre hizo que hizo que
Pierce se detuviera y mirara mientras su corazón empezaba
a martillar a un ritmo frenético. La altura era correcta, al
igual que la forma, pero era imposible saberlo ya que ambos
hombres estaban aun completamente vestidos, aparte de que
sus pantalones estaban amontonados en torno a sus pies en
el suelo.

Apoyando las manos en el barril para hacer palanca, el


delgado se apartó más y empezó a balbucear. —Sí, jódeme,
semental. Sí, oh, sí, justo ahí. Vamos, Noah, dámelo.

El suelo comenzó a deslizarse de debajo de los pies de


Pierce.

7
Twink, aunque es brillante, destellante, o parpadeo, coloquialmente significa joven atractivo
homosexual, como no existe una palabra en español para un joven atractivo homosexual se dejara el
original.
No podía hablar. No podría ser. El hombre enterrado
hasta las bolas en el cuerpo del jovencito no podía ser Noah.
Su Noah, el que le había dicho que tenía una reunión con un
importante cliente potencial cuando Pierce había sugerido
que lo acompañara a la cena con sus padres. Con una
claridad asombrosa, Pierce reconoció todos los pequeños
detalles que no había notado antes.

Cómo las piernas del muchacho temblaban por el


esfuerzo de resistir los fuertes empujes del hombre más alto,
cómo bruscamente los dedos del hombre se clavaron en las
caderas pálidas y huesudas para mantener el cuerpo delgado
frente a él en su lugar. El golpe de piel contra piel, los
jadeantes sonidos de la respiración y los ocasionales gemidos
y gruñidos. El olor a sudor masculino y sexo.

Pierce no tenía por qué esperar más, no tenía que ver


la cara del hombre. Él conocía los ruidos que Noah hacía
durante el sexo lo suficiente como para darse cuenta de que
Noah estaba cerca y apenas conteniéndose. A pesar de que
dudaba de que alguno de los dos se diera cuenta de su
presencia, trató de no hacer ruido mientras se deslizaba
fuera de la habitación, cerrando la puerta detrás de él.
Sintiéndose aturdido, subió las escaleras para terminar la
cena.
—¿Qué sucede? —Noah preguntó en voz baja. De pie
detrás de Pierce, presionando su cuerpo caliente y duro con
firmeza contra la espalda de Pierce. Sus brazos se cerraron
alrededor de la cintura de Pierce, Noah descansó su cabeza
en el hombro de Pierce, acariciando la parte blanda debajo de
la oreja—. Estás todo tenso, bebé. —Se movió un poco,
dejando que Pierce sintiera lo excitado que ya estaba—.
¿Quieres que te relaje?

Algo dentro de Pierce finalmente se rompió. Se dio la


vuelta para mirar a Noah, con una mueca enojada y la fuerza
suficiente para empujar a Noah y hacer que Noah tropezara
unos pasos atrás para recuperar el equilibrio. —¿Relajarme?
¿Es eso lo que es esto para ti? ¿Una forma de relajarse?

Noah lo miraba fijamente, con los ojos más abiertos


por la sorpresa y la confusión. —¿Huh?

—Dime, Noah, ¿qué significa esto para ti?

—¿Qué significa, qué?

—Esto. —Pierce alzó los brazos con furia impotente—.


Nosotros.

—¿Que jodidos…? —Noah estaba boquiabierto sin


comprender.

—¿Qué significa todo esto para ti? —Pierce repitió,


preguntándose si tenía algún sentido.

—Realmente no sé de qué me estás hablando, Pierce.


—Sólo quiero saber que significa nuestra relación para
ti. ¿Qué crees que estás haciendo?

—Estamos viéndonos, estamos... ¿Qué es lo que


quieres oír?

—Quiero saber qué piensas que hay entre nosotros —


explicó Pierce, obligándose a no gritar.

—¿Qué quieres que te diga? —Noah entrecerró los ojos


cautelosamente—. Sabes lo que hay entre nosotros. Pasamos
tiempo juntos, hablamos, comemos, vemos películas,
jodemos, ¿de dónde viene todo esto ahora?

—Viene del hombre al que llamo novio —gruñó Pierce.


Pasó una mano por su cabello, Noah lo miraba, su expresión
en algún lugar entre la confusión y la ira impotente.

—¿Qué sucede, Pierce? —preguntó exasperado.

—Tú. Yo. Nosotros. Se trata de dónde estamos como


pareja y si nuestra relación está funcionando.

—Mierda —se quejó Noah—. Ni siquiera sabía que


teníamos problemas de relación hasta ahora. ¿Qué jodidos
está mal contigo?

—Viernes en la noche en El Taj Mahal. Tu pene en el


culo de un twink en el sótano.

Noah cerró los ojos, tragó saliva y lentamente los abrió


de nuevo. Tomó aliento para decir algo, pero cambió de
opinión y empezó a morderse el labio inferior. Pierce lo
miraba, esperando contra toda lógica que lo que había visto
de alguna manera hubiera sido sólo un sueño, esperando que
Noah se explicara, se disculpara, digiera algo, reaccionara.

Por fin Noah levantó los ojos para mirarlo. —Eso no


tiene nada que ver con nosotros.
—¿Nada que ver con nosotros? —Pierce gritó—. ¡Estás
jodiendo todo lo que hay entre nosotros cuando metes tu pene
en el culo de otro tipo!

—Nunca dijimos que seriamos exclusivos —dijo Noah


en voz baja.

—Joder, Noah, ¿en qué estabas pensando? Somos una


pareja, nos pusimos de acuerdo en eso hace mucho, y ya
sabes cómo me siento acerca de las relaciones. ¿De verdad
pensaste que estaba bien seguir jodiendo a otros chicos? Y si
realmente lo crees, entonces, ¿por qué mantenerlo en
secreto? Si honestamente pensabas que estaba bien, podrías
sólo habérmelo dicho en vez de darme esa basura de excusa
acerca de ir a la cama temprano porque tenías un día muy
duro. —Noah lo miraba fijamente, a la defensiva y con
moderada rabia, pero permaneció en silencio—. ¿Él fue el
primero? —Pierce preguntó en voz baja. No necesitó esperar
que Noah contestara, la respuesta era clara en su mirada—.
No, por supuesto que no —dijo Pierce con voz hueca y dejó
escapar una risa sombría—. Tonto de mí. —Miró a Noah por
un momento, disfrutando de la suave curva en el cuello
donde se reunía con la mandíbula, las líneas claras y
refinadas de la cara que conocía tan bien y los brillantes ojos
azules en los que había confiado, y de repente se dio cuenta
de que no conocía al hombre que estaba delante de él, nunca
había ni siquiera comenzado a conocerlo. La idea dolió más
que la traición—. Nunca has dejado de ver a otros chicos,
¿verdad? —Apenas reconoció su propia voz.

—¿Qué quieres que diga?

—La verdad estaría bien para variar. Quizás podrías


comenzar con lo que te hizo pensar que joder con otro era
una buena idea.
—No creía que fuera una buena idea —dijo Noah con
evasivas.

—Obviamente no te impidió hacerlo.

—No. No, no fue así. —Él tomó una respiración


profunda—. No estoy seguro de por qué lo hice. Supongo que
era fácil. Estar contigo... es todo tan complicado, tan intenso.
Sé que no te gusta estar abajo. Sólo quería... quiero joder de
vez en cuando a alguien que realmente lo aprecie.

Pierce lo miraba en shock. —¿Jodes pequeños twinks


porque crees que no me gusta?

—Bueno, no es así —señaló Noah.

Pierce se acercó un paso, lo que obligó a Noah a


retroceder, y lo fulminó con la mirada. —No te atrevas a
decir que haces esto por mí —gruñó—. Y para que lo sepas,
estás equivocado. Me gusta, lo que no significa que no me
gustaría darte duro, pero ese es tu problema real, Noah,
¿verdad? Sabes que yo te jodería tan pronto como me lo
permitieras, y eso es lo que no puedes manejar. Sé que lo que
pasó con Robert te ha dejado cicatrices, pero estoy harto de
ser el que tiene que pagar por ello. He intentado todo lo
posible para que te sientas seguro, para demostrarte que
puedes confiar en mí, y todo lo que obtengo a cambio es que
mantengas la distancia y vuelvas con niños que no se
preocupan por ti y están felices de sólo tomar lo que les estás
dando. Ya te dije que quiero que seamos pareja, Noah, pero
no funcionara si no me dejas entrar y tomas lo que te puedo
dar de vez en cuando. —Atrapando el parpadeo de Noah,
añadió—: No me refiero sexualmente. He aceptado que eso es
un no para ti y no sueño en presionarte después de lo que
pasó la última vez. Pero ni siquiera me dejas entrar en tu
vida, Noah. Tú sólo haces las cosas y me pides que te
acompañe siempre que se adapte a tus planes.

—Te lo dije, Pierce. Sabías mis prioridades antes de


empezar esto y lo quisiste de todos modos. Te dije que no
podía prometerte nada.

—Yo conozco tus prioridades, Noah. Pero no se trata


de eso. Phoebe está bien, ella me quiere, sé eso y yo la adoro.
Nos llevamos bien, y ella está totalmente de acuerdo con
nosotros. Verte feliz la hace feliz, ¿no lo entiendes? ¿Por qué
no puedes aceptarlo en lugar de tratar de mantener a todos?
¿Por qué no puedes simplemente ser la familia que podría
ser en lugar de destruirlo todo sólo porque no quieres dejar
que me acerque?

Noah se había quedado completamente en silencio


durante todo el arrebato de Pierce, pero finalmente se
rompió. —Porque no puedo, ¿de acuerdo? —gritó—. No
puedo. Phoebe es... Ella es todo lo que tengo y... si no
funciona. No puedo dejar que te alejes de mí. Si te dejo
entrar y... no puedo permitir que eso suceda. No podría
superarlo, Pierce —terminó con un sonido ahogado.

—Lo sé —dijo Pierce en voz baja, por fin entendiendo


la verdad de Noah—. Lo siento, Noah. Realmente pensé que
podríamos hacer que funcionase.

—Bueno, ha funcionado durante los últimos meses,


¿verdad? —Noah dijo con voz hueca.

—Sí, de alguna manera kinky8 y muy distorsionada —


admitió Pierce—. Sólo porque seguía pensando que podrías
cambiar, sin embargo, por fin me he dado cuenta de que
nunca va a suceder y no puedo seguir tratando de tener una
8
Kinky originalmente extraño raro retorcido. Coloquialmente es un término usado para referirse a las
prácticas sexuales no convencionales
relación con alguien que obviamente no me necesita. Si
alguna vez lo haces, me puedes llamar.

—Sabes que eso no va a suceder —dijo Noah en voz


baja.

Pierce respiró hondo y asintió. Era hora de dejarlo ir.


—Lo sé. Dile a Phoebe que la quiero y le deseo todo lo mejor,
sobre todo en la operación. Cuídate. —No se giró para
mirarlo de nuevo, ni siquiera levantó la vista hasta que salió
del apartamento de Noah y llegó a su carro. Entró y empezó
a conducir mecánicamente y de alguna manera logró llegar
al refugio de su casa, donde finalmente podía permitirse caer
en pedazos.
—¿Noah? —Pierce preguntó en voz baja.

—¿Qué sucede? —Noah levantó la cabeza bruscamente


de la taza de plástico con la que estaba jugando con
inquietud.

—Nada. —Pierce sonrió. El drenado rostro de Noah


cambió lentamente a uno de reconocimiento—. ¿Pierce? —
Parpadeó un par de veces—. ¿Estás aquí?

—Estoy aquí —dijo Pierce, obligándose a parecer


tranquilo.

—Dios, por un momento pensé que estaba alucinando


—suspiró Noah con cansancio.

—No, soy real, lo prometo.

—Lo sé. Una alucinación no podía verse tan hermoso


—dijo Noah y de inmediato bajó la cabeza, un poco
avergonzado. Él había dicho claramente más de lo que
pretendía hacer.

Ignorando el desliz, Pierce le dio una suave sonrisa. —


¿Cómo está Phoebe?

—Ella está haciéndolo sorprendentemente bien dadas


las circunstancias. Parece más fascinada por la manera
divertida en que los médicos hablan que por lo que están
haciéndole. Aún está dormida y la enfermera me acaba de
sacar. Me dijo que debería ir a dar un paseo y que ella me
avisaría cuando Phoebe despertara y comenzara a ser
preparada para la cirugía. —Bufó con irritación y levantó el
pequeño objeto de plástico negro—. Sólo así. Pero al parecer,
esa es su rutina. —Miró a Pierce con los enrojecidos ojos
atormentados—. ¿Cómo es posible que algo así se vuelva
rutina?

—Supongo que lo es para ellos. —Pierce se encogió de


hombros y se sentó cuidadosamente en la dura silla de
plástico al lado de Noah—. ¿Cómo estás?

—Estoy bien —respondió Noah rápidamente.

—Vamos a intentarlo de nuevo, ¿de acuerdo? ¿Cómo


estás? —Pierce repitió.

Noah sonrió tímidamente. —Aguantando.

—Apenas, por tu aspecto —comentó Pierce


secamente—. ¿Cuándo fue la última vez que dormiste?

—Anoche.

—Dormir bien, en una cama decente, no quedarse


dormido por cansancio en una silla de hospital.

—Ah, eso. Uh, no estoy seguro. Debe haber sido en


algún momento de la semana pasada.

—Más bien del mes pasado por la forma en que te ves,


pero voy a dejarlo pasar por el momento —dijo Pierce con
seriedad—. ¿Comida?

—No mucha. De todos modos no puedo mantenerla.

Pierce gimió. Noah parecía estar viviendo de café, a


juzgar por la colección más que impresionante de vasos de
plástico vacíos al lado de él.

—Eso es lo que había pensado. ¿Sabes?, vi una


cafetería que se veía bastante atractiva en el camino.
¿Puedes darle una oportunidad? —Pierce ofreció.
Noah lo miró por un momento y luego negó con la
cabeza.

—No, gracias. Prefiero esperar aquí en caso de que ella


despierte.

—Lo imaginaba. —Pierce sonrió y empujó una bolsa de


papel en las manos de Noah.

—¿Qué es eso? —Noah tomó la bolsa con cautela,


frunciendo el ceño.

—Sándwiches. No sabía si serías capaz de bajar, así


que traje algo también para tu gusto por lo dulce. Muffins de
chocolate —explicó con una sonrisa.

—Gracias, pero no había necesidad de...

—Sí, la había —Pierce le interrumpió con seriedad y


empujó la bolsa en sus manos—. Elije, pero come por lo
menos dos. No ayudarás a Phoebe si estás muerto de hambre
cuando ella esté lista para ir a casa.

—Yo no estoy... —Noah comenzó, viéndose un poco


molesto por que le había dado una orden, pero
obedientemente abrió la bolsa, seleccionó un sándwich y le
dio un mordisco a regañadientes.

—Buen chico —dijo Pierce suavemente y luego se puso


serio—. Siento haber llegado tan tarde. Habría estado aquí
antes, pero mi primer vuelo fue cancelado y el segundo avión
llegó con retraso. Quería llegar ayer por la noche.

—¿Cómo es que estás aquí? —Noah preguntó entre


tragar y tomar el siguiente bocado.

—Lo prometí —dijo Pierce simplemente—. Te dije que


no te dejaría lidiar con esto solo, ¿no es así?
—Oh. —Noah se salvó de una respuesta más
elaborada cuando se abrió una puerta y apareció una
enfermera.

Ella era rubia, bonita y la sonrisa en su rostro era un


poco más amplia que la profesionalmente reconfortante que
su trabajo requería. —Noah. Phoebe está despierta ahora,
puedes verla. Imaginé que aún estarías aquí, así que no me
molesté en llamarte. —Al ver a Pierce junto a Noah,
añadió—: Veo que has encontrado algo de compañía. Qué
bien. —Se giró hacia Pierce—. ¿Está relacionado con uno de
nuestros pacientes?

—No —dijo Noah rápidamente—. Él es... uh... él es...

—En realidad, un amigo de la familia —terminó Pierce


con suavidad, sonriendo ante el adorable rubor en el rostro
de Noah.

—Oh, Ya veo. También eres de Inglaterra, ¿verdad?

—Sí.

—Es muy amable de tu parte venir hasta aquí para


apoyar a Noah y Phoebe. Estoy segura de que lo aprecian
mucho.

—Sí —dijo Noah con suavidad—. ¿Te gustaría saludar


a Phoebe?

—Por supuesto, si te parece bien. Me encantaría.

Noah le dio a la enfermera una mirada ansiosa pero


ella le sonrió disculpándose. —Ya estamos preparándola
para la cirugía, Noah. Me temo que hay apenas tiempo
suficiente para que tú la veas. —Ella lo miró pensativamente
y luego suspiró—. Pero ya que tengo que verificar tus datos
de contacto no creo que a nadie le importe si él se cuela
rápidamente sólo para desearle buena suerte.

—Pero mis datos de contacto...

—Tienen que ser verificados una vez más —ella lo


interrumpió con decisión y saludó con la mano para que la
siguiera con una sonrisa cómplice. Pierce no perdió la forma
en que miraba a Noah cuando pasó a su lado hacia el cuarto
de enfermeras. Alguien consiguió un admirador. Sonriendo,
entró en la habitación de Phoebe. Apenas tuvo tiempo para
disfrutar de la sonrisa de placer que ella le dio de saludo e
intercambiar unas pocas palabras antes de que la enfermera
regresara con Noah y lo sacara.

Noah salió unos minutos más tarde, viéndose más


aterrorizado que nunca. Pierce dio unos pasos y con cuidado
pasó un brazo alrededor de sus hombros. —Ella va a estar
bien, Noah. Todo va a estar bien, ya lo verás.

Noah asintió, pero no lo miró a los ojos. —Espero que


tengas razón. De verdad.

Durante los siguientes cinco horas, Pierce hizo todo lo


posible para apartar la mente de Noah de lo que estaba
pasando detrás de las grandes puertas dobles grises de
cirugía. Veían cómo los cirujanos y enfermeras iban y venían
y, cada vez que se abrían las puertas desde el interior, la
cabeza de Noah se levantaba bruscamente y su rostro se
ponía pálido de miedo, pero nadie dijo nada que no fuera:
“Aún estamos trabajando en ella, señor Conway. Le
avisaremos si algo ocurre”.

Cualquiera que fuera la conversación que Pierce


comenzara, Noah no estaba prestando atención. Después de
un tiempo, Pierce dejó de tratar de hacerlo hablar y lo vio
luchar contra sus demonios en silencio.
—Noah —dijo Pierce después de que le pareció que
una eternidad había pasado—. Siéntate un minuto, ¿quieres?

—No puedo —respondió Noah con tristeza.

—Si sigues caminando así, acabarás con el cargo de un


piso nuevo —señaló Pierce.

—Si no lo hago, voy a explotar.

—No, no lo harás. Siéntate. Toma la taza, traje un


poco de jugo.

—No puedo.

—Sí, si puedes. Deja de ser una reina dramática, no te


queda —dijo Pierce con severidad sosteniendo una botella de
jugo de manzana para Noah. Noah lo miró con tristeza, pero
tomó la botella. Pierce en silencio indicó la silla junto a la
suya, se sintió aliviado cuando Noah al fin se sentó—. Ella va
a estar bien, ya verás —dijo por lo que debía de ser la
centésima vez.

Se había convertido en un mantra, algo que Noah


parecía escuchar cada par de minutos. Él nunca dio una
respuesta y Pierce había dejado de esperarla hace una hora.
Era difícil de soportar, pero no había nada más que pudiera
hacer por Noah, que luchaba soportándolo con tanto valor.

—¿Qué? —Noah preguntó un poco tímidamente,


después de haber notado la mirada persistente de Pierce.
Pierce sonrió.

—Estaba pensando que debes de ser el hombre más


asombroso en este edificio. —Mantuvo su voz lo
suficientemente baja como para que la enfermera que pasaba
no pudiera oír—. Sabes, estoy orgulloso de ti. Estás
aguantando realmente bien.
—No hay mucho que pueda hacer ahora mismo,
¿verdad? —La voz de Noah tenía ese tono hueco que asumía
cuando estaba luchando con sus emociones.

—Lo sé. Estás aquí. Te aseguraste de que ella tuviera


la mejor oportunidad que pudiste conseguir.

Noah suspiró. —Sólo deseo que todo hubiera ya


terminado.

—Faltan al menos dos horas —le recordó Pierce


suavemente.

—Lo sé. —Noah miró fijamente de nuevo las grandes


puertas dobles color gris—. Gracias —dijo de repente.

—¿Por qué?

—Por estar aquí. Sé que no soy exactamente una gran


compañía en este momento pero...te lo agradezco. Mucho. No
sé qué haría sin ti.

Pierce se encogió de hombros. —Aguantar, como


siempre lo haces.

—Sabes, ella te extrañó —Noah comenzó con cautela—


. Sigue preguntando si vas a venir a vernos otra vez.

Viendo a los ojos a Noah, Pierce no se perdió la


pregunta no formulada. —Sólo estoy aquí para ayudarte a
atravesar esto, Noah —dijo suavemente.

—Oh. —Noah jugaba con la botella de jugo,


arrancando la etiqueta con dedos temblorosos durante un
momento antes de tranquilamente responder—: Pensé que
quizás... eh, no sé, quizás podríamos...

Pierce con pesar negó con la cabeza. —Esto no cambia


nada entre nosotros.
Noah asintió tristemente, respiró hondo y exhaló
lentamente.

—Ya veo.

Pierce vaciló un momento, luego suspiró y tomó la


mano de Noah entre las suyas, dándole un apretón
tranquilizador. Ninguno de los dos dijo nada más mientras
seguían esperando en silencio.

Cuando el tiempo programado llegó, aún nadie se


presentó y los minutos parecían pasar más lentamente que
antes. Noah había empezado a pasear de nuevo, incapaz de
mantener los nervios bajo control por más tiempo cuando por
fin se acercó a ellos un cirujano.

—¿Señor Conway? —Miró a Noah con una expresión


indescifrable en su cansado rostro.

—¿Sí? —Noah se dio la vuelta y lo miró con los ojos


muy abiertos y aterrorizados y todo su cuerpo empezó a
temblar. Pierce le pasó un brazo alrededor de sus hombros en
apoyo, listo para sostenerlo en posición vertical si tenía que
hacerlo. Su corazón se sacudió dolorosamente con temor por
Phoebe.

—Phoebe está bien y estable. Todo ha salido según lo


planeado.

Noah soltó un sonido ahogado en algún lugar entre un


sollozo y un suspiro. —Ella... ¿ella está realmente bien?

—Sí. Aún está dormida, y le tomará un tiempo


despertar.
—¿Por qué?

—Eso no es nada de qué preocuparse, señor Conway.


Ella es fuerte y le dolerá menos estando dormida.

—¿Puedo verla?

—Sí, por supuesto. Probablemente no pueda oírle, pero


de todos modos puede hablar con ella, si quiere.

Noah dio un paso, pero se detuvo y se giró hacia


Pierce. —Ella lo logró —susurró con voz ronca.

—Lo sé —sonrió Pierce—. Anda, ve con ella. Dile que


la quiero.

—¿No vienes?

—¿Quieres que…?

—Por supuesto que sí. A ella también le gustaría.—


Noah le tomó la mano e ignoró completamente al cirujano
que tomó aliento para decir algo, pero se limitó a suspirar y
dejarlos pasar.

Pierce se sorprendió al ver el pequeño cuerpo de


Phoebe frágil y con tubos delgados que sobresalían de varias
partes de su cuerpo unido a un montón de máquinas pitando.
Oyó a Noah inhalar con fuerza a su lado. —Ella está bien,
amor —dijo en voz baja, dándole a la mano temblorosa de
Noah un apretón. Ver a Noah decirle a Phoebe en voz baja y
ahogada por las lágrimas lo mucho que la amaba y que ella
iba a estar bien, era desgarrador. Después de unos pocos
minutos, la enfermera entró y sin mediar palabra le hizo
señas a Pierce. Lanzó una rápida mirada a Noah, que era
completamente ajeno a todo lo que le rodea y luego la siguió.

—Creo que es mejor si Noah consigue unos minutos


con ella en privado —dijo la enfermera en tono de disculpa y
le mostró a Pierce la sala de espera—. Voy a avisarle que
está esperando aquí —agregó.

—No hay necesidad. Ya me voy —dijo Pierce


secamente.

—Pero apenas llegó ayer —señaló ella, sorprendida.

—Lo sé. He venido a ayudar a Noah a atravesar la


cirugía, eso es todo.

Ella lo miró pensativamente. —Un amigo de la familia,


¿verdad? —Pierce hizo un gesto evasivo—. Supongo que
perderé el tiempo si le sigo pidiendo a Noah salir, ¿me
equivoco? —preguntó ella con calma.

Pierce le sonrió. —Supongo que no.

—Es una lástima. —Ella suspiró—. Bueno, supongo


que es verdad lo que dicen. Los mejores están tomados o son
gay. O ambos. Bueno, en ese caso, les deseo lo mejor a los
dos. O mejor dicho a ustedes tres. —Ella se giró para irse,
pero vaciló y lo miró de nuevo—. Sé que no es asunto mío,
pero si yo fuera tú, no lo dejaría solo durante tanto tiempo en
una situación como esta. Él realmente necesita tu apoyo.

Pierce la miró con sorpresa. —Creo que estás


malinterpretando algo. No somos una pareja.

—¿Tú no eres? Pero pensé...

—Mira, no tengo ni idea de si está viendo a alguien, o


si se aplica tu suposición. Pero, quizás no. Él no es del tipo
exclusivo y es difícil saber a dónde quiere ir después, así que
quizás de todos modos deberías probar suerte. En lo que a mí
respecta, el podrías darte la bienvenida.
Sus cejas se alzaron. —Wow, tranquilo tigre. Tus
sentimientos son bastante duros para echarlos a personas
inconscientes. ¿Qué sucedió?

—Es una larga historia, y, francamente, no es de tu


incumbencia. Sólo estoy aquí por Phoebe.

Ella asintió. —Ya....veo. Sin embargo, a pesar de que


no es de mi incumbencia Espero que sepas que pasaba por
un infierno sin ti.

—¿Eso crees?

—Es obvio, Antes de que te presentaras, apenas se


sostenía. Es notable cómo se mantenía mientras Phoebe
estaba alrededor, pero tan pronto como ella no estaba cerca,
se desmoronaba. Lo qué pasó entre ustedes dos, espero que lo
solucionen.

—No creo que lo hagamos.

—Lastima. La forma en que te mira, como si fueras el


mundo para él. Me gustaría que alguien me mirara así algún
día.

—Creo que te equivocas. Su mundo se compone de


Phoebe y él, y él no está dispuesto a cambiar eso.

Ella suspiró con desdén. —Creo que estás equivocado,


pero parece que eres tan terco como él es solitario, así que
haz lo que quieras. —Con otro suspiro, rodó los ojos, se giró y
lo dejó solo.
—¿Pierce? —La voz arrastrando las palabras, apenas
audible por encima del ruido de fondo de un bar, ronca como
de costumbre, pero sin lugar a dudas suave y de acento
melódico de Noah.

—¿Tienes alguna idea de qué hora es? —Pierce


preguntó adormilado.

—¿Una? ¿sí?

—Una y cuarto. ¿Estás borracho?

Noah soltó una risita. —Podría estar un poco borracho


—admitió alegremente.

—¿Phoebe está contigo?

—Maldición, no. Ella está con Judish. Judith. —Era


evidente que estaba luchando por seguir siendo
comprensible.

—¿Qué quieres? —Pierce le preguntó, no muy


amigable. Hubo un largo silencio en el otro extremo. Todo lo
que Pierce oía era la respiración irregular de Noah, y se
preguntó si Noah simplemente se habría quedado dormido.
Cuando la respuesta llegó por fin, se produjo un fuerte
estruendo en el fondo y Pierce no estaba seguro de haber oído
bien—. ¿Qué sucede? —preguntó con creciente preocupación.

—Sé que no debería llamarte, pero yo... perdí el


control. Estoy un poco borracho y... te necesito ahora. —Que
Noah arrastraba un poco las palabras era claramente una
subestimación.
—¿Dónde estás?

—Aquí.

—Ja, ja, gracioso —se quejó Pierce—. ¿Dónde diablos


estás?

—El Bar de Harry.

—Estaré allí en cinco minutos. No te vayas y no hagas


nada estúpido. Toma un poco de agua, pero por amor de
Dios, no tomes otra copa, ¿de acuerdo? —Sin esperar la
respuesta, apagó el teléfono, lo dejó de golpe sobre la mesa y
agarró su ropa. Le tomó nueve minutos llegar al bar y otros
cinco encontrar a Noah entre la multitud. Estaba encorvado
sobre un taburete frente a la barra en la parte trasera del
salón, viéndose como si estuviera a punto de desmayarse.
Mirando el vaso de agua que Noah obediente tenía, Pierce no
pudo evitar sonreír—. Ven, te voy a llevar a casa —dijo a
modo de saludo.

—Eessa es la mmmejjor oferta que he tenido en toda la


noche.

Noah sonrió tontamente.

—Esperemos que sea también la única que has


aceptado —murmuró Pierce en voz baja mientras pasaba el
brazo de Noah a través de sus hombros y lo arrastraba hacia
la salida—. Joder, eres pesado —se quejó en el camino al
carro de Noah. Era evidentemente que Noah apenas era
capaz de caminar y Pierce se obligó a concentrarse en
dirigirlo entre las farolas y demás obstáculos en lugar de
dejar que los recuerdos de la primera vez que habían salido
juntos del bar lo inundaran.

—Te exxtraañé —murmuró Noah.


—Estoy seguro de que sí —respondió Pierce
vagamente—. Ahora, ¿puedes estar de pie el tiempo
suficiente que tarde en abrir la puerta? ¿Dónde está la llave?

—Búscala. —La repentina traviesa sonrisa en el rostro


de Noah era inconfundible.

—Ya quisieras. ¿Dónde está la sangrienta llave? —


Pierce repitió en un tono indigno, viendo la expresión
juguetona de Noah desaparecer con la misma rapidez con
que había aparecido.

—En algún lado... Uh, aquí, creo. —Noah buscó en sus


bolsillos con una mano temblorosa.

Divertido, a pesar de sí mismo, Pierce lo observó


durante unos momentos antes de deslizar su mano en el
bolsillo interior de la chaqueta de Noah, tratando de ignorar
el seductor aroma de cuero mezclado con el caliente cuerpo
de Noah. Sus dedos encontraron el metal y estaba medio
aliviado y medio decepcionado por su éxito inmediato
mientras sacaba el llavero de Noah. Rápidamente abrió la
puerta, manteniendo un ojo en Noah que aún se veía como si
estuviera a punto de caer al suelo; con cuidado, le ayudó a
subir al coche. En el momento en que lo había hecho por el
lado del conductor, Noah ya estaba dormido. Pierce lo
observó durante unos momentos, disfrutando de las líneas en
la cara que él conocía tan bien. Había unas pocas que no
habían estado allí antes y no recordaba las mejillas hundidas
ni las sombras oscuras bajo los ojos de Noah. Suspirando,
arrancó el coche y manejó la corta distancia a la casa de
Noah. Cuando apagó el motor, Noah abrió los ojos
soñolientos y le dio una sonrisa torcida.

—Vamos a conseguir que entres para que puedas


dormir —susurró Pierce y lo ayudó a salir del coche y entrar
en la casa—. Quítate la chaqueta y siéntate. Te traeré un
poco de agua.

Cuando regresó con el vaso, Noah lo miraba con una


expresión extraña en sus ojos.

—¿Qué? —preguntó, incómodo.

—Lo digo en serio. —Noah le sostuvo la mirada a


pesar de que visiblemente le tomó un poco de esfuerzo
mantener la mirada.

—¿Qué? Toma, bebe esto para que podamos meterte a


la cama.

Una expresión traviesa se formó al instante en los ojos


de Noah. —¿Por qué no nos olvidamos de la bebida y vamos
directamente a la cama?

Con un suspiro, Pierce mentalmente maldijo haber


venido al rescate de Noah. Entrar en la cama con Noah era
muy tentador, pero no era una opción. Después de todo, él
tenía principios, así que todo lo que iba a hacer era meter a
Noah en la cama y dejarlo a dormir la borrachera.

—Bebe —insistió y empujó el vaso en la mano de


Noah.

—¿Crees que me las arreglaré para lavarme los


dientes y regresar al dormitorio? —Él recorrió el pequeño
cuarto de Noah, estaba aliviado cuando Noah lo siguió
obedientemente y fue al cuarto de baño, sosteniéndose
precariamente de la esquina del baño.

De alguna manera Noah pareció desempeñarse bien en


su rutina de baño. Sin embargo, cuando entró en la
habitación, se hizo evidente que tenía intención de algo más.

—Noah, ¿dónde está tu ropa? —Pierce gimió.


Noah sonrió dulcemente. —No la necesito. Ven aquí. —
Parecía mucho más sobrio que antes.

—Ya basta, entra en la cama, ¿puedes hacerlo? —


Pierce gruñó.

Realmente, ver a Noah borracho, desnudo y


visiblemente caliente era más de lo que podía manejar.

—Sólo si te unes a mí.

—Sabes que eso está fuera de cuestión.

—¿Por qué?

—¿Es realmente necesario que te diga? —Pierce gruñó


irritado.

—Por favor no me guardes rencor, bebé —dijo Noah—.


Quiero hacer las paces contigo.

Pierce se rio. —¿En serio? ¿Y cómo harás eso?

—Voy a dejar que me jodas.

—Joder, Noah, exactamente ¿cuánto has bebido?

—Lo digo en serio, bebé. —La voz de Noah era baja y


seductora—. Sabes que lo quieres y yo ciertamente lo quiero.

Le tomó a Pierce unos segundos encontrar su propia


voz. —Eso solía ser la última cosa que querías —dijo al fin.

Noah dio unos pasos, los cuales lo llevaron a


centímetros de Pierce. —He cambiado de opinión. Vamos,
Pierce. Te quiero. Lo quiero. Jódeme, hazme sentir.

Estaba lo suficientemente cerca para que Pierce


sintiera el calor de su cuerpo y su olor le trajo recuerdos de
todas esas noches que habían pasado juntos. De repente,
Pierce no podía negar el efecto que Noah tenía sobre él y su
excitación le dio una patada en la ingle con firmeza. Tan
cerca... Él no sabía quién hizo el primer movimiento para
cubrir los últimos centímetros y de todos modos en realidad
no importaba. Sus labios se encontraron con los de Noah,
saboreando la suave firmeza. Cuando la lengua de Noah
encontró la suya, no podía dejar de corresponder.
—¿Señor Hollister? El señor Conway está aquí para
verlo. ¿Puede pasar?

Pierce gimió y dudó un momento antes de apretar el


botón para hablar.

—¿Dijo qué quería?

—No, señor. —Su secretaria parecía sorprendida—.


¿Desea que le pregunte?

—No, está bien. Lo veré. —Fuera lo que fuese, no era


nada para molestarla. Pierce hizo una nota mental para
cancelar oficialmente el estatus especial de Noah. No hacía
mucho la secretaria tenía que reorganizar el horario de
Pierce si Noah quería verlo. Al menos estaba lo
suficientemente alerta como para darse cuenta de que ya no
era admitido al instante.

Al parecer Noah también estaba alerta con eso. La


puerta se abrió casi de mala gana y la expresión de su rostro
cuando entró era cautelosa e inusualmente tímida.

—Hola, Pierce. Gracias por recibirme.

Pierce escogió su voz más de negocios para contestar.


—No hay problema. ¿Qué puedo hacer por ti?

Noah lo miró a los ojos, pero rápidamente desvió la


mirada de nuevo. —Nada, supongo. Aunque esperaba... Uh,
no importa —se interrumpió.
—¿Por qué estás aquí? —Pierce preguntó, sin
molestarse en ocultar la impaciencia en su voz.

Noah cuadró los hombros. —Estoy aquí para pedir


disculpas —dijo rotundamente.

—¿Por qué?

—Hacer un total imbécil de mí mismo y ponerte en


una situación incómoda. Lo siento.

—Oh. —Pierce se tomó un momento para mirar a


Noah. Sobrio, Noah se parecía más a su estado habitual, pero
aún bastante agotado y cansado.

—Disculpa aceptada. Sólo espero que Phoebe no te


viera así. ¿Cómo está?

—Está bien. Ella se ha recuperado perfectamente,


incluso mejor de lo que esperaba, y no, ella no me vio —dijo
Noah desafiante—. Ella pasó la noche con Judith, de lo
contrario nunca me habría permitido llegar tan lejos.
Deberías conocerme mejor que eso.

—Realmente, eso es una gran noticia —dijo Pierce,


sinceramente aliviado—. Estoy feliz por ustedes dos. Debes
de haber tenido un infierno de resaca. Estabas
completamente ebrio. —No pudo evitar la punción.

Noah suspiró. —Lo sé. Realmente no debería haber


llegado tan lejos, o quizá sí, no lo sé. En fin, llegué allí muy
rápido.

—¿Cuánto tomaste?

—No estoy seguro —Noah se encogió de hombros—.


Sabes que rara vez bebo, así que cuando lo hago no se
necesita mucho para que me afecte.
—Sí, lo recuerdo. —Recordó que en las pocas ocasiones
en que Noah se había permitido beber, en realidad sólo bebió
más de la mitad de un vaso de vino e invariablemente lo
había dejado con ataques de risa y caliente en extremo.
Afortunadamente, el alcohol nunca mató la capacidad de
Noah para excitarse. Repetidamente, Pierce se había tenido
que obligar a no tratar de emborracharlo sólo para disfrutar
de una casi total noche de jodidas. Intentó no pensar
demasiado en eso y se centró en el mucho menos agradable
presente.

—Bueno, de todos modos... gracias por llevarme a casa


—dijo Noah.

—De nada —contestó Pierce y guardó silencio. No


había realmente nada que añadir. Noah había dicho lo que
quería decir, habían hecho la cantidad adecuada de charla,
así que ahora no tenían excusas para demorar la salida de
Noah. A juzgar por la expresión de la cara de Noah, había
llegado a la misma conclusión.

—Bueno, entonces te dejaré regresar a tu trabajo —


dijo en voz baja y se giró para irse.

—Cuídate —dijo Pierce aturdido, sorprendido por lo


mucho que aún le dolía ver a Noah irse.

Noah se quedó en la puerta—. Sabes, te extraño —


murmuró.

—Yo también te extraño, pero me temo que eso no


cambia nada.

—Lo sé. Sólo pensé que... quizás te gustaría saber. De


todos modos, gracias.

Pierce frunció el ceño, confundido. —Ya dijiste eso.


—No. Gracias —repitió Noah con una entonación
diferente.

—¿Por qué?

—Por no aceptar mi oferta...

—¿Qué ofer…? Oh. Er, está bien. Entonces, ¿te


acuerdas de eso?

—Sí, lo recuerdo. —Noah parecía más que un poco


avergonzado.

—¿De qué te acuerdas, exactamente? —Pierce


preguntó.

—Los detalles aún son un poco borroso. Me acuerdo de


los besos y definitivamente hubo mutuas caricias
involucradas, pero eso es todo. Sin embargo sé que no me
jodiste, me acuerdo de eso. Además, incluso si no lo hiciera,
probablemente lo sentiría.

—Sabía que no lo decías en serio —dijo Pierce.

Por fin, Noah se giró y miró a Pierce. —Lo decía en


serio. Yo te quería. Quería sentirte dentro de mí.

—Pero no lo haces abajo. Nunca. Lo dejaste bien claro.

Noah suspiró. —Lo sé. Sabes, solía disfrutar eso. Esa


noche contigo... Quería que me tuvieras así. Sabía que podías
hacerlo bien.

Le tomó un momento antes de que Pierce confiara en


su voz lo suficiente como para responder. —Noah, estabas
borracho. Querías que te jodiera y sabías que no lo haría por
lo que probablemente se te ocurrió tentarme y, sin duda, me
sentí tentado. Casi cedí, pero ya hemos pasado por esto
antes. A pesar de que ambos preferimos estar arriba, el sexo
nunca fue realmente el problema para nosotros. Eres genial
en la cama, pero un par de buenas jodidas ya no es lo que
quiero de ti. Durante un tiempo pensé que queríamos las
mismas cosas, pero dejaste perfectamente claro que no lo
hacemos. Lo que puedes darme, no es suficiente. Necesito
más que eso.

Noah lo miró fijamente durante un gran momento, una


lucha silenciosa en sus ojos. —Lo sé —se atragantó—. Pero
la cosa es que no tengo nada que dar. Lo siento —dijo en voz
baja y se giró para abrir la puerta, pero vaciló—. Sabes, lo
decía en serio —añadió en un ronco susurro.

—¿Qué quieres decir?

—Que te necesito.

—¿De veras?

—Sí. —Noah asintió con tristeza—. En la operación de


Phoebe... estuviste allí. No sé cómo habría atravesado ese
momento sin ti.

—No creo haber sido de mucha ayuda —dijo Pierce con


incertidumbre.

—Pero lo fuiste, Pierce —protestó Noah seriamente—.


Me decías que todo iba a estar bien. Yo estaba loco de miedo
de perderla, sabes. Estaba tan jodidamente asustado y yo...
Que estuvieras ahí diciendo que estaría bien me mantuvo
cuerdo. Nunca me di cuenta de lo mucho que te necesité
hasta ese momento.

—Oh, Noah —gimió Pierce—. Me alegro de haber


podido estar allí para ti y Phoebe, pero sabes que no
funcionara entre nosotros. Nosotros no funcionamos.
—Lo sé. Lo sé, y lo siento, me equivoqué. Me pregunto
qué hubiera pasado si no lo hubiera hecho... engañarte.

Pierce hizo una mueca. —Probablemente no habría


cambiado mucho. De todos modos nos habríamos separados
al final. El que estuvieras jodiendo con otro fue el
catalizador.

—¿De verdad lo crees?

—Sí —confirmó Pierce, cortante.

—Probablemente tengas razón. Lo siento. Cuídate. —


Esta vez, Noah abrió la puerta y se deslizó por ella sin
vacilación.
—Noah finalmente se rompió —Francis anunció
alegremente.

—Hu… ¿qué? —Pierce reprimió una maldición al ver


su café derramándose en el suelo cuando la taza se quebró
contra el suelo.

—Noah. ¿Lo recuerdas? El chico bonito, sexy como el


pecado, con más problemas que un Playboy. Solías salir con
él.

—Me acuerdo de Noah —bufó Pierce.

—Bien. Me lo imaginaba.

—Recuerdo especialmente romper con él.

Cuando parecía que Francis no tenía intención de


comentar sobre eso, Pierce suspiró y cautelosamente
preguntó: —¿Qué quieres decir con que se quebró?

—Ah, entonces estabas escuchando. —Francis se rio—.


¿Por qué no vienes al club y lo averiguas?

—Él... ¿Noah está en tu club?

—Sí.

—¿Qué sucede?

—Te lo diré cuando llegues —dijo Francis con picardía


y colgó.
Pierce se quedó mirando el teléfono sonar durante un
tiempo antes de irritado apretar el botón de apagado y fue a
buscar su abrigo.

Le tomó menos de dos minutos seguir a su hermano


hacia abajo en el interior del club. Francis se había instalado
en su espacio privado preferido en la parte posterior del club,
girando una copa entre sus dedos y aparentemente perdido
en sus pensamientos. Una segunda copa, sin tocar en el otro
lado de la mesa. Pierce se sentó, ignorando la bebida,
mirando a Francis con indignación. —Ahora, ¿te importaría
decirme qué está pasando?

Francis levantó la mirada, una exhausta pero


definitivamente petulante expresión en su rostro. —Hola
hermano. Me alegro de que pudieras venir.

—Corta el juego previo, Francis. Dime, ¿qué quisiste


decir con que Noah finalmente se rompió? ¿Y qué te hace
pensar que incluso estoy interesado en oír hablar de eso?

—Bueno, lo hizo se entregó a mí por completo.


Caramba, ese chico es algo. No es de extrañar que estés loco
por él. Él es adorable.

—Francis —Pierce dijo bruscamente—. No estoy loco


por él. Ni siquiera sigo viéndolo. —Francis le lanzó una
conocedora mirada indulgente y sonrió suavemente—. No
vas a decirme que está jugando en tu club, contigo, ¿verdad?

—Bueno, yo no lo llamaría exactamente jugando. —


Francis levantó una mano—. Está bien, está bien, no me
arranques la cabeza. Te lo diré... Aún estás un poco agitado,
así que tómatelo con calma, ¿quieres? —Tomó un sorbo de su
bebida antes de continuar—. Noah ha estado viniendo a
verme desde hace un tiempo. Él quería trabajar en algunas
cuestiones y, bueno, esta noche hemos tenido el último gran
avance.

De repente cambiando de opinión acerca de la bebida,


Pierce se tomó la mitad de su trago. Dejó la copa en la mesa,
la levantó de nuevo y la vació antes de mirar a los ojos a
Francis. —Dime. Todo. Desde el principio —le ordenó y tomó
la botella para servirse otra copa.

Las cejas de Francis se elevaron y tomó la botella de


las manos de Pierce. —No quieres otra copa. Danny, trae un
poco de agua.

—Yo jodidamente seguro que quiero otra bebida —se


quejó Pierce y tomó la botella de nuevo.

—No, no lo haces. Confía en mí —dijo Francis con esa


voz que utilizaba para tratar con sus indisciplinados sum.
Bonito y agradable con sólo un toque de amenaza de que la
desobediencia no quedaría impune. Pierce retiró su mano de
nuevo.

—¿Por qué no?

—Porque quiero que estés sobrio durante esta


conversación y sobre todo cuando veas a Noah.

—No voy a hacerlo.

—Como he dicho —Francis lo interrumpió y bajó la voz


a un tono conversacional cuando Pierce se quedó en
silencio—. Ha estado viniendo aquí durante bastante tiempo.
Se dio cuenta de que tenía serios problemas y que quería
resolverlos. —Sonrió afectuosamente—. Él ha estado
trabajando muy duro.
—Está bien. Así que tienes una nueva mascota que te
hace feliz. ¿Qué tiene eso que ver conmigo? Nos separamos
hace casi medio año, en caso de que no lo recuerdes.

Francis sonrió. —Por desgracia él no es mi mascota. Él


sabe exactamente a quién pertenece y por cierto yo también.
Ahora, ¿por qué crees que vino?

—¿Cómo voy a saberlo? Quizás después de todo le tomó


el gusto a la escena.

—No, no lo hizo. Simplemente entendió que era una


manera de ayudar a lidiar con toda la mierda que le ha
sucedido.

—Oh. ¿De verdad? ¿Estás engañándome? Parte de su


problema era que fue torturado hasta la sumisión por un
sádico Dom, entonces, ¿cómo infiernos el aceptar ser más
azotado le ayudará a superar sus problemas de confianza? ¿O
el hecho de que él es un engreído fanático del control?

—Él no acepto ser flagelado. No es que no hubiera


estado muy feliz de dejarle algunas marcas en esa piel sin
defectos, pero desafortunadamente eso no es lo que
necesitaba. Hay muchas maneras de tener a alguien bajo
control aparte de causar dolor.

—Por favor, no me digas que lo jodiste —se quejó


Pierce.

Francis se rio. —Acordamos que no necesitaba su


sumisión sexual para llevarlo a donde tenía que ir.
Realmente una pena. —Suspiró con pesar—. Ese cuerpo... —
Se encontró con los ojos de Pierce sobre la mesa y le guiñó un
ojo—. No te preocupes, no logré más que una mirada de vez
en cuando a ese lindo pene. Como te he dicho, los dos
sabemos que él te pertenece. —Sonrió con picardía—. Lo
dejaste estar arriba, ¿verdad? Ah, eres un hombre muy
afortunado.

—Si no lo azotaste ni tuviste sexo con él, entonces,


¿qué has hecho con él? —Pierce le preguntó con el ceño
fruncido.

Francis le dio una suave sonrisa. —En primer lugar


me limitaré a conseguir que estuviera quieto y pensara
mucho. Estaba tan tenso y nervioso que saltaba cuando lo
tocaba, le ayudé a desarrollar un nivel básico de confianza
hasta que llegó al punto donde se acostó y me dejó darle un
masaje de una manera completamente no sexual, te lo
aseguro. Finalmente confió en mí lo suficiente como para
dejarme atarlo para los masajes. Fue entonces cuando
empecé a hacerlo hablar. Él ha sido sorprendentemente
abierto acerca de sus emociones desde que logró confiarme su
cuerpo. —Se encontró con los ojos de Pierce—. Ha pasado por
muchas cosas graves. Es su mierda, así que no estoy en
condiciones de decirte, pero supongo que te dirá todo lo que
quieras saber.

—¿Lo ataste durante los masajes? —Pierce levantó las


cejas con incredulidad—. Ni siquiera me dejaba tocarlo a
menos que fuera para liberarse. No me digas que también lo
flagelaste.

—No. Aunque lo utilicé para acariciarlo. No necesita el


dolor, pero el no poderse mover le ayuda a concentrarse, por
lo que lo até en varias ocasiones —explicó Francis con
calma—. Además, le encanta ser tocado y abrazado, sólo que
nunca aprendió a apreciar eso.

—Aún no puedo creer que estés usando técnicas de


Dom en él. —Pierce estaba empezando a añorar esa copa de
nuevo.
—¿Por qué no? No todo es sólo sobre lo kinky y el
dolor, ¿sabes? De hecho, la mayor parte es sobre la confianza
y el apoyo, el cuidado de alguien y ayudarles a afrontar y
resolver sus problemas.

—Siempre me olvido de que tienes una licenciatura en


psicología —suspiró Pierce.

—¿Vas a bajar la voz? No me gustaría que la gente de


aquí se entere de eso —murmuró Francis con alarma.

Sonriendo a regañadientes, Pierce recordó lo


emocionado que sus padres habían estado con el título
universitario de Francis en psicología. No habían estado tan
emocionado cuando había empezado a utilizar lo que había
aprendido para construir su reputación como uno de los
mejores Dom y finalmente abrir su propio club en lugar de
una práctica, pero hacía tiempo que habían aceptado sus
decisiones.

—¿Sabe Noah?

—No. Vino a verme para preguntarme cómo estabas y


empezamos a hablar. Le expliqué algunas cosas y decidí
darle una oportunidad en lugar de intentar una terapia más
conservadora.

—Eso sigue siendo bastante notable teniendo en


cuenta lo que pasó con Robert. Habría pensado que quedaría
claro que no quería nada remotamente conectado a la escena
—Pierce señaló, causando que Francis sonriera.

—¿Cómo crees que se conocieron? No es que Noah


fuera totalmente libre de lo kinky, admitió que solo estaba
asustado.

—Espera, ¿de qué cosas kinky estamos hablando?


La sonrisa de Francis se amplió. —Eso te toca a ti
averiguarlo. Nosotros no llegamos allí, pero, últimamente,
ser atado lo pone duro y mi conjetura es que él tomaría
juguetes bastante bien.

—¿Juguetes? —Pierce preguntó sin comprender—. Ni


siquiera aceptaba estar abajo y ¿crees que le gustaría tener
un juguete en él?

La sonrisa de Francis se volvió compasiva. —Él no


quería estar abajo porque le hacía sentirse fuera de control,
no porque no le gustara. De hecho, creo que lo va a disfrutar
mucho.

—Sí, sólo que él no lo hace —bufó Pierce.

—Oh, él lo hará, estoy seguro de eso.

—No lo esperes conteniendo la respiración.

—Lo haría. Aunque respirar es mi mejor experiencia.

—Gracioso. —Pierce lo miró con irritación, luego tomó


un sorbo de agua—. Todo eso está muy bien, pero sigo sin ver
dónde me concierne.

—Lo hizo por ti —dijo Francis simplemente.

—¿Por mí? Yo nunca le pedí que viniera aquí y, bueno,


que hiciera lo que hizo.

—Sé que no lo hiciste. Eso es lo que hace que su regalo


para ti sea más valioso. Él está completamente devastado
por haber jodido su relación y al parecer algunas de las cosas
que le dijiste cuando rompieron dio en el blanco, por lo que
ha estado tratando de resolverlas desde hace meses para que
regreses.
—Él... no hay manera. No Noah. No lo haría. Es un lio,
eso es obvio, pero según él, todo está bien. He decidido tomar
su palabra en esto. —La voz de Pierce se oía amarga, incluso
a sus propios oídos—. No puedo estar con alguien que no me
necesita y ni siquiera quiere estar en una relación. Perderlo
dolió demasiado, Francis. No puedo volver a pasar por eso.

Francis lo miraba desapasionadamente. —¿Sabes que


su padre lo golpeó hasta enviarlo al hospital cuando se
enteró de que era gay?

—¿Qué? No, él sólo dijo que no les cayó bien y que ellos
no lo apoyaron ni a Phoebe. Él nunca dijo...

Francis soltó un bufido sin humor. —¿Qué no lo


apoyaron? Ellos lo echaron y le dijeron que iban a hacer que
lo arrestaran si siquiera trataba de llamar. No ha hablado ni
oído hablar de ellos desde entonces. —Miró fijamente a
Pierce por un momento—. Él tenía dieciocho años, Pierce, era
sólo un niño. ¿De verdad crees que podría superarlo? ¿Crees
que es fácil para él tener una relación con un hombre,
cuando esa es la razón de que sus propios padres lo
detestaran?

—Bueno, él no parece tener un problema de tener una


relación física con un hombre. O tal vez debería decir varios.

Francis suspiró con irritación. —Sé que él te engañó y


no estoy diciendo que estuviera bien. Lo qué pasó en ese
entonces casi lo destruyó. Podría haber hecho que él negara
su sexualidad por completo, pero sin duda era suficiente para
hacer que se sintiera incómodo al respecto. El sexo es una
cosa, una relación es algo totalmente diferente. Sólo ha
tenido encuentros sexuales aleatorios. Tener abajo a un
hombre no es lo mismo que vivir con él, así que cuanto más
te acercabas, más tenía que llegar a un acuerdo con él y
aceptar que era gay. Eso es parte de lo que lo hizo enloquecer
y salir corriendo.

—Él no huyó. Él me mintió. Él jodió con otros chicos.

—No lo hizo al principio. No fue sino hasta que


intentaste estar arriba que él lo hizo.

—Ahora, ¿dónde está la comodidad en eso? —Pierce


bufó indignado—. Además, si no recuerdo mal, tú fuiste el
que me dijo que tenía que hacerlo. Haz que enfrente su
miedo, como lo llamaste.

—Lo sé, lo sé —dijo Francis con tristeza—. La idea


detrás de eso era básicamente correcta, pero
desafortunadamente su trauma no era lo que yo pensaba que
era. Ceder el control es sólo una parte de eso, aceptar lo que
se es, es aún más difícil. Ves, eso es por lo que te dije en ese
entonces que yo debería de encargarme de eso.

—Bueno, ahora lo hiciste, ¿verdad?

—Lo hice de una manera, pero no soy a quien


finalmente necesita. Puedo hacerlo pensar y hablar, lo hago
a través de la terapia, pero no puedo darle el amor y la
aceptación que tanto desea.

—¿Y crees que yo puedo darle eso? Eso es mierda,


Francis. Ya es demasiado tarde. Dejó muy claro que él no me
necesita en su vida y que yo no soy lo que él quiere. —Pierce
tragó alrededor del nudo en su garganta.

—Bueno, como he dicho, él se dio cuenta de que estaba


equivocado. Y ha demostrado que no sólo está dispuesto a
cambiar, sino que ha cambiado. —Francis se inclinó más
cerca, su voz se convirtió en un susurro suave y
reconfortante—. Está profundamente enamorado de ti,
Pierce. Ese hombre haría cualquier cosa para recuperarte.
Ha pasado por mucho y te quiere y te necesita mucho. —
Suspiró—. En serio, pastelito, parte de la basura que le
saqué fue simplemente horrible. Había más, pero no estaba
seguro de si podría soportar atravesar eso con él, y mucho
menos hacer que lo enfrentara. Pero el valiente niño seguía
luchando hasta que tuvimos todas y cada una de esas viejas
heridas desgarradas, diseccionadas y vendadas. No estoy
diciendo que él ya esté curado por completo, pero llegó a
donde él puede manejar las cicatrices.

—¿Qué pasa con mis heridas? —Pierce le preguntó en


voz baja—.Ya me lastimó una vez. No creo que pueda confiar
de nuevo en él con todo mi corazón.

—Bueno, por supuesto, no puedo darte ninguna


garantía, pero él te ama. Él realmente lo hace. Lo viene
demostrando desde hace meses. —Sus ojos se suavizaron aún
más—. Velo. Habla con él. Lo entenderás. Él se ha
enfrentado y luchado contra sus demonios, ahora es el
momento para que pueda enfrentarte. Se merece otra
oportunidad. Y tú también. Sé que todavía lo amas, así que
no tires eso.

—Está bien. Voy a verlo. Pero sólo por ti, querido


hermano, eres con mucho, el peor demonio que he tenido que
hacer frente. ¿Dónde está?

—En la habitación blanca.

—¿Es...?

—Todo muy bonito y acogedor, está metido en la cama.


Él podría estar dormido: estaba bastante agotado cuando lo
dejé.

—Está bien. Voy a ir a verlo.


—Buen chico. Sin embargo tómalo con calma. Está
emocionalmente sensible en este momento y básicamente lo
dejé sin defensas así que tengo que asegurarme de que no se
pierda por completo cuando te vea. Que te llevé sin
invitación. —Francis se levantó y abrió la marcha.
—¿Noah? —Francis preguntó en voz baja en la
habitación poco iluminada, indicándole a Pierce que se
quedara fuera de la vista—. ¿Estás bien, dulce corazón?

—Sí, Señor. —La respuesta llegó en voz baja pero


firme.

—¿Descansaste un poco? —Francis entró en el cuarto y


lo cruzó para sentarse al lado de Noah en la enorme cama.
Pierce se deslizó sin hacer ruido en la habitación, pero pronto
se dio cuenta de que no necesitaba preocuparse. La atención
de Noah se dirigió a Francis.

—Sí, Señor.

—¿Cómo te sientes?

Noah vaciló antes de dar la respuesta. —Bien, Señor.


Un poco... frágil, pero tranquilo. —Tomó aliento—. A salvo.

—¿Sabes lo que pasó, verdad? —Francis suavemente


acarició su cabello.

—Creo que sí, Señor.

—¿Cómo te hace sentir eso?

Una vez más, Noah se tomó un momento para


considerar su respuesta. —Bien, orgulloso. —Él sonrió con
suavidad—. Aliviado, Señor.

—Realmente lo hiciste excepcionalmente bien, Noah.

—Gracias, Señor.
—¿Recuerdas que te prometí una recompensa?

—Creo que ya tengo la mejor recompensa que puedo


esperar conseguir, Señor.

—Explícate. —Francis siguió tocando a Noah, pasando


la mano por el brazo desnudo de Noah con movimientos
largos y suaves.

—Bueno, Señor, simplemente sentirme de esta


manera. Sabiendo lo que hemos logrado. Es... algo
apasionante.

—Es increíble —dijo Francis con calma—. Y quiero que


sepas que estoy muy, muy orgulloso de ti. Siéntate ahora, por
favor, Noah, y mírame. —Esperó pacientemente que Noah se
desenredara de las sábanas y obedeciera antes de que
deslizara una mano alrededor de la nuca de Noah,
sosteniéndolo y jalando a Noah más cerca—. Realmente
estuviste muy bien. Has estado en el borde, has saltado y has
salido bien con eso. Aún tenemos trabajo que hacer, pero este
fue el paso final.

—Lo sé, Señor. Gracias —respondió Noah en voz baja.

—Sin embargo, vamos a mantener las sesiones por un


tiempo, hasta que estés un poco más tranquilo, y recuerda
que siempre estaré aquí para ti, ¿entendido?

—Entendido, Señor.

—Muy bien, dulce corazón. Esto es más allá de lo que


yo puedo tomar, así que te dejaré para que trates con tu
recompensa. —Rápidamente miró a Pierce, que no fue
notado por Noah, quien seguía totalmente centrado en
Francis—. Sé que dijiste que ya tenías la mejor recompensa
que pudieras esperar conseguir, pero debes saber que me
gusta superar las expectativas. De todos modos, esta es tu
recompensa por tu impresionante batalla.

Pierce salió de su escondite al lado del armario y


caminó lentamente hacia el centro de la habitación. Noah
abrió más los ojos al reconocer a Pierce y una gran sonrisa
iluminó su rostro.

—Pierce. —Sus brazos temblaron en lo que era


obviamente el impulso de tirar las mantas y salir de la cama
para alcanzar a Pierce, pero se contuvo y miró a Pierce con
sorpresa, la confusión y la esperanza estaban escritas en su
rostro.

—Hola, Noah —dijo Pierce en voz baja—. Te ves…


bien. Mucho mejor. —Noah, efectivamente, se veía mejor,
aunque agotado y cansado, pero las sombras oscuras bajo sus
ojos habían desaparecido y parecía haber ganado un poco de
peso. La parte superior de su cuerpo había recuperado su
tono muscular anterior bastante bien, como Pierce podía ver.

—Gracias —respondió Noah en voz baja.

Francis los miró a ambos por un momento, luego se


inclinó sobre Noah, lo besó en la frente y se levantó, dejando
su lugar a Pierce.

—Voy a dejarlos para que se pongan al día. Tómense


todo el tiempo que quieran. Si alguno de ustedes me
necesita, estaré abajo. No duden en llamarme.

Pierce le cerró el paso. —¿Señor? —preguntó con las


cejas levantadas.

Francis sonrió y se encogió de hombros


despreocupadamente. —Bueno, soy un Dom, ¿no es así? —Él
pasó junto a Pierce y salió de la habitación, cerrando la
puerta con un clic silencioso.
Pierce se giró hacia Noah que le devolvió la mirada, los
ojos un poco más abiertos de lo habitual pero exteriormente
tranquilos.

—¿Estás bien?

—Creo que lo estoy ahora. —Noah sonrió


tímidamente—. Me alegro de verte. Te extrañé. Mucho.

—Realmente no sé qué decir —admitió Pierce. El


silencio se instaló entre ellos.

—Lo sé —estuvo de acuerdo Noah—. Yo siento lo


mismo. Yo... pensé mucho acerca de cómo sería volverte a ver
y lo que te diría, pero ahora parece que mi mente está
totalmente en blanco. ¿Quieres sentarte? —Se movió un
poco, haciendo más espacio para que Pierce pudiera sentarse
en el borde de la cama sin tener que tocarlo.

—Gracias. —Pierce se sentó y luego sonrió, señalando


la manta—. Estás por lo menos parcialmente vestido ahí
abajo, ¿verdad?

Noah le devolvió la sonrisa. —No. Es parte de la sesión


con tu hermano, pero te prometo que no voy a lanzarme
contigo. No, a menos que me lo pidas, claro.

—No creo que eso vaya a suceder, Noah —dijo Pierce


con seriedad.

—No, probablemente no. —La sonrisa de Noah vaciló y


suspiró con pesar—. Mira, sé que la jodí. Lo siento. En serio.
Estoy profundamente arrepentido. No voy a decir que no sé
por qué lo hice, porque lo sé. Ahora lo sé. Francis me ha
ayudado a entender todo, por supuesto, en realidad no me
hace sentir mejor. Yo... eh, no estoy seguro de si será útil,
pero... si hay algo que quieres que te diga, lo haré.
—Podrías decirme por qué me engañaste —dijo Pierce
con una calma que no sentía.

Noah tomó aliento y enderezó los hombros. —Tenía


miedo, Pierce. Yo estaba muerto de miedo, aunque no me di
cuenta en ese momento. Pero la manera en que estaba entre
nosotros... Te estabas acercando demasiado y no sabía cómo
manejarlo. He pasado muchos años siendo el único con quien
podía contar y no podía permitir que estuvieras allí para mí.
Yo estaba demasiado asustado para confiar en ti, así que
traté de mantenerte a raya. Por eso, cuanto más te
acercabas, cuánto más tratabas de demostrarme que te
importaba y que podía confiar en ti, más tenía que alejarme.
Y entonces esa noche cuando... casi me jodiste, me asusté.

—¿Debido a que no confiabas en que no te lastimaría?


—preguntó Pierce amargamente.

Noah frunció el ceño, sus grandes ojos azules tristes


pero serios. —No, porque me di cuenta de que yo lo quería.
Sabía que no me harías daño y, peor aún, quería que
sucediera. Quería sentirte y quería darte todo de mí.
Irónicamente, eso es lo que me asustaba hasta la muerte. —
Tragó con tensión—. Sin embargo, tenías razón. Era mucho
más fácil simplemente hacerlo con tipos que no se
preocupaban por mí, porque entonces no tenía que
preocuparme de lo que significaba para mí entregarme.

—Noah, estar debajo de un hombre no significa que te


estés entregando.

—Lo hace para mí —murmuró Noah—. No es tan fácil


de explicar, de alguna manera todo está atado a lo que
ocurrió cuando mis padres se enteraron de que soy gay.

—Aunque nunca me dijiste lo que pasó, por lo que dijo


Francis, tengo entendido que fue bastante duro para ti.
Noah lo miraba miserablemente. —¿De verdad quieres
saber?

Pierce se encogió de hombros. —Francis me arrastró


hasta aquí esta noche porque quería que hablaras conmigo.
Ahora estoy aquí, así que podríamos hablar.

—Está bien. ¿Con cuanto detalle quieres la respuesta?

—No hay nada que tenga que hacer en este momento,


sabes. Quiero todos los detalles que estés dispuestos a dar,
Noah, pero no hace falta que me digas nada que te haga
sentir incómodo.

—No, está bien. Le prometí que te lo diría. —Noah


tomó aliento y lo dejó escapar en un suspiro triste.

—Dime —instó Pierce suavemente.

Noah miraba a Pierce con tristeza. —Nunca me había


dado cuenta de que había algo extraño en el hecho de que me
gustaba ver a los chicos, sabes. Donde yo crecí, eso era algo
que no tenía que hacerse así que nadie hablaba de eso. Yo ni
siquiera sabía que algo como el ser gay existía, era
simplemente impensable, así que veía a las niñas con los
otros chicos, hablaba de chicas con ellos, y creía que algún
día me gustaría encontrar una chica que me gustara y... que
íbamos a hacer las cosas de las que los chicos mayores
siempre hablaban. Ya sabes, besar era lo más lejos que mi
imaginación se extendía en ese momento. Besé a dos o tres
chicas, pero realmente no sabía cómo llevarlo más lejos.

»—Entonces, una tarde, después de la escuela, yo salía


con uno de los chicos mayores. Él era el hermano mayor de
un compañero de clase, muy popular y hermoso como la
jodida. Realmente atractivo, y por supuesto yo estaba tan
impresionado por el hecho de que alguien como él quisiera
pasar tiempo conmigo que no pensaba mucho acerca de
cualquiera de los otros que estaban alrededor. Tampoco
pensé mucho acerca de que él me llevara a un viejo cobertizo
donde se apilaba el heno. Sin embargo, una vez allí, él... —
Noah se interrumpió con un suspiro.

—¿Por favor no me digas que te asaltó? —La


aprehensión se elevó en el interior de Pierce.

Noah sonrió con tristeza. —No. No, no lo hizo. Por lo


menos no en el sentido original. Él me besó. Él era realmente
amable y estoy seguro de que se habría detenido si... si yo se
lo hubiera pedido.

—¿Pero no lo hiciste?

—No, no lo hice. Había algo en él... siendo tan fuerte,


tan alto, tan... duro y estar con él… simplemente me dejó
alucinado. Era la primera vez que empezaba algo más que
besos y yo estaba confundido y asustado como el infierno.
Fue una revelación, de verdad.

—¿Y te acostaste con él? —Pierce preguntó. Noah


sonrió y negó con la cabeza—. No. Terminé corriéndome en
mis pantalones. Él era muy cuidadoso conmigo y me dio todo
el tiempo que pensaba que necesitaba. Nos gustaba
escaparnos para reunirnos en secreto y sólo hablar y
besarnos la mayor parte del tiempo. Después de dos meses
me dio mi primera mamada. Él me enseñó cómo devolver el
favor después de eso, pero tardó casi cuatro meses hasta que
él me jodió por primera vez.

—¿No fue lo que esperabas?

Noah hizo una mueca. —No sabía realmente qué


esperar y era... bastante raro, ¿sabes? Cuando creces
pensando no sólo que eres hetero sino que ni siquiera sabes
que hay una alternativa, no esperas encontrarte a ti mismo
en un pajar un día con el pene de otro tipo en tu culo.

—Estabas abajo. —No era una pregunta.

—Sí, lo estaba —Noah confirmó, consciente de la


insinuación de Pierce.

—¿Te gustó?

—Sobre todo me dolió. Supongo que no había hecho esa


parte con demasiada frecuencia, por lo que no sabía cómo
preparar a un chico, además de que no tenía lubricante
adecuado. No pude caminar derecho durante unos dos días,
pero estaba bien. Estar con él de esa manera valió la pena.

—¿Lo querías?

—No. Me gustaba, pero nunca estuvimos enamorados.

—¿Cuantos años tenías?

—Dieciséis.

Pierce trató de imaginarse a Noah a los dieciséis años.


Él tenía diecinueve años cuando la fotografía con Phoebe
había sido tomada. Tan joven y aun así casi un niño. —¿Qué
sucedió?

—Pasamos un par de meses jugando y luego tuvo que


irse a la universidad. Yo estaba bastante decepcionado, pero
finalmente conocí a alguien más.

—¿La madre de Phoebe?

Noah negó con la cabeza. —Otro hombre. La manera


que estuve con él fue casi igual solo que empezamos a joder
mucho antes. Aún nos reuníamos en secreto, pero lo hicimos
por tanto tiempo que comenzamos a ser bastante imprudente
acerca de dónde ir, y que alguien nos viera juntos. Realmente
ni siquiera creía que estuviéramos haciendo algo malo,
sabes. Sólo sabíamos que teníamos algo que era diferente a
los demás y no queríamos embarrárselos en la cara.
Entonces, una noche, él me acompañó a casa y me dio un
beso de buenas noches y mi padre nos atrapó. Habíamos
pensado que ya se había ido a la cama, pero él estaba
esperándome y vio todo.

—¿Cómo reaccionó? —Pierce presionó suavemente


cuando Noah estuvo renuente a continuar.

—Nunca lo había visto así. Estaba gritando e


insultándome. —La voz de Noah bajó tanto que Pierce
apenas podía oírlo—. Él... él me dio una paliza hasta que
pensé que me mataría. Bueno, en realidad, hasta que yo
deseaba que acabara, matándome. No sé cuánto tiempo le
llevó hasta que se detuvo. Es probable que sólo se detuviera
debido a que su propio brazo le dolía demasiado para seguir
pegándome. Luego me llevó a mi habitación, me hizo
sentarme en una silla y me ató a ella. Dijo que yo era la peor
mierda que jamás había encontrado y que maldecía el día en
que nací, pero que me iba a dar tiempo para pensar en lo que
había hecho y volver al camino correcto.

—Oh Dios, Noah, eso es...repugnante. Lo siento


mucho, bebé. —Pierce comenzó a acariciar su hombro en un
gesto automático y reconfortante—. ¿Cómo pudo hacerte eso?

Noah soltó una risita ahogada y amarga. —Mi familia


es católica estricta. Supongo que él estaba convencido de que
iba a terminar quemado en el Infierno y que era su deber
salvarme de eso. Tomó ese deber muy en serio. Él me
mantuvo encerrado durante un par de días. Sólo de vez en
cuando me daba un poco de agua y comida y me dejaba usar
el baño, pero me golpeaba con un bastón o su cinturón dos
veces al día. No dejó que me lavara y estaba cubierto de
sangre y me dolía muchísimo. Yo estaba aterrorizado de que
hubiera reventado algo dentro de mí, pero él simplemente no
daba marcha atrás hasta que empecé a orinar sangre. Aun
así me mantuvo hasta que los peores cortes y moretones
habían desaparecido, pero al final me llevó a ver a un
médico. Mis riñones habían sido dañados por los golpes, por
lo que el tipo me dio antibióticos y me envió de vuelta a casa.

—¿Te envió de regreso a casa? ¿No vio lo que te había


pasado? —Pierce preguntó, horrorizado. No pudo contenerse
por más tiempo. Incierto de cómo Noah iba a reaccionar, él se
inclinó y pasó el brazo alrededor de Noah, realmente se
sorprendido cuando Noah se acurrucó en el abrazo.

—Él había sido muy cuidadoso con la elección de su


médico. Me llevó con alguien que compartía su opinión sobre
un montón de cosas y cuando mi padre le explicó lo que
estaba mal conmigo, y que estaba haciéndolo para que yo
entendiera qué tan mal me había comportado, por supuesto,
el tipo estaba acuerdo con él. Incluso sugirió darme
medicamentos para detener los impulsos no naturales, como
él la llamaba, pero mi padre no le tomó la palabra,
probablemente porque era demasiado caro. Finalmente me
soltó para que fuera a la escuela, pero siguió vigilándome
muy de cerca. Cuando me veía ver a un chico, sacaba su
cinturón y me golpeaba para que entendiera.

—¿Y tu madre? ¿Ella no tenía nada que decir acerca de


eso?

—Mi madre. No. Ella pensaba que él tenía razón. Le


daba vergüenza que uno de sus hijos hubiera resultado tan
podrido y esperaba que mi padre ajustara de nuevo las
riendas. Finalmente, no intenté pelear más. Había aprendido
mi lección y sabía lo que tenía que decir y hacer. Los golpes
se detuvieron, simplemente porque nunca más le di una
razón, pero él seguía sospechando porque nunca me veía con
una chica. En ese momento tenía la edad suficiente para ir a
la universidad, pero él no me dejó porque no quería que me
alejara de su vigilancia en caso de que me aprovechara de mi
libertad. Tenía muchas ganas de ir, así que les di lo que
querían. Encontré a una chica bastante guapa, le pedí salir y
me aseguré que medio pueblo me viera besándola y
tocándola. Creo que fui demasiado lejos, de hecho así fue,
dado que una noche la policía nos regañó por exposición
indecente en público. Mis padres tampoco estaban demasiado
contentos, ya que técnicamente se suponía no debería de
tener ningún tipo de relación íntima antes del matrimonio,
pero supongo que eran más felices de que esta vez me
hubieran atrapado con mi lengua en la garganta de una
chica y mis manos en una falda.

—Entonces, si se suponía que no deberías de tener


sexo antes del matrimonio, ¿por qué de todos modos lo hiciste
con ella? Podrías haber esperado hasta salir del control de
tus padres. No te casaste con ella, ¿verdad? —Pierce añadió.

—Nosotros no nos casamos. Pero la cosa es que ya


tenía dieciocho años, había estado acostumbrado a echar un
polvo con bastante frecuencia y estaba caliente como el
infierno. Ella era linda y aunque realmente no me encendía,
yo era joven y bastante fácil de manejar para pasar por la
rutina. —Dejó escapar una breve y amarga mueca—. Ella no
estaba muy feliz de que yo prefería hacérselo por detrás y se
negó, pero me aseguré de que ella también tuviera su parte
de diversión. Me aseguré de que estuviera lo suficientemente
satisfecha para que se quedara conmigo y mis padres
parecían creerlo. Incluso accedieron a dejarme ir a la
universidad.

»—Entonces, una semana antes de irme a la


universidad, David, mi primer amante, regresó para visitar a
sus padres. No sabía lo que había pasado desde que se había
ido y estaba dispuesto a continuar donde lo habíamos dejado.
Entonces jodimos diez veces en dos noches y una tarde.
Cuando volví a casa de mis padres después de pasar la
segunda noche con él, ella estaba allí. Ella lo había
averiguado. Sólo habíamos estado juntos durante cerca de
cuatro meses y debí haberla dejado embarazada desde el
principio. Por supuesto, mis padres al instante se dieron
cuenta lo que estaba sucediendo. Llegué a casa a las ocho de
la mañana de un día de trabajo, y acababa de ser jodido
hasta que apenas podía mantenerme en pie y mi supuesta
novia estaba sentada ante la mesa de la cocina, llorando a
lágrima viva porque ella estaba embarazada de mi hijo.

—No fue una escena agradable —Pierce logró decir a


través del nudo en su garganta—. ¿Qué sucedió después? ¿Tu
padre, lo hizo de...?

—No. Yo ya le había dicho que la próxima vez que me


golpeara se la iba a devolver, y de cualquier manera tenía un
brazo herido ese día. Para ser honesto, no estoy seguro de lo
que hubiera pasado si lo hubiera intentado. Su primera
solución era que debíamos casarnos, por supuesto, pero,
afortunadamente, ella se negó. Ella enloqueció por completo
cuando le dije dónde había estado y me dijo que no iba a
tener el bebé. Al final, la convencí de mantener al bebé y dar
a luz y le prometí que cuidaría del niño y ella nunca tendría
que volver a verlo. Mi padre me echó ese mismo día.
—¿Y nunca has hablado realmente con tus padres
desde entonces?

—No. En lo que a mí respecta, su existencia terminó


cuando me fui de su casa. De todos modos, no me gustaría
que Phoebe los conociera.

—Lo siento, dulce corazón. —Pierce siguió enredando


sus dedos en el cabello de Noah. Algo que parecía gustarle
mucho a Noah—. Nadie debería tener que pasar por algo así.

—No lo hagas. No es tu culpa.

—Sé que no lo es. Pero tampoco es tu culpa.

—Lo sé. Es lo que me dice Francis. Es lo que me he


estado diciendo durante años, pero no podía dejar de pensar
en lo que habría sido si no fuera gay, si pudiera haber sido el
hijo que querían.

—¿Es por eso que no quería estar conmigo? ¿Porque


crees que esencialmente es malo ser gay?

Noah sonrió suavemente. —Ves, ese es el punto. No


creo que esté mal. No como tal. Creo que, bueno,
probablemente mi vida habría resultado más fácil si hubiera
preferido los coños sobre los penes.

—Noah. —Pierce lanzó un grito de falsa alarma—.


Besas a tu madre con esa boca.

Noah sonrió. —¡Oh, vamos! Eso es a lo que todo se


reduce, ¿no es así?

Pierce sonrió y asintió. —Me alegro de que no


decidieras hacer un esfuerzo para reorganizar tus
preferencias.
—Oh no, no puedo. —Noah se estremeció—. Lo
descubrí con certeza cuando lo fingí con la donadora de
óvulos de Phoebe. Ya sabes lo que se siente cuando se es
joven. Algunos días incluso un poste de luz se ve jodidamente
caliente. Supongo que esa era la única razón por la que pude
hacerlo con ella. Después, David regresó y nosotros jodimos y
tuve la certeza de que las chicas nunca serían para mí. Ni
siquiera podía tener una erección viendo porno a menos que
los chicos fueran realmente calientes. Y aun así
normalmente me gustaba fantasear con ellos haciéndomelo
en lugar de a la chica.

—¿En serio?

—Oh sí. Vaya, la primera vez que vi porno gay no


sabía a dónde ver. Me tomó alrededor de tres segundos
correrme.

—Bueno, eso es muy interesante, pero lo que quería


decir es… ¿era tu fantasía ser al que jodían? —Muy
lentamente, una traviesa sonrisa apareció en la cara de
Noah cuando lo entendió.

—Ha pasado un tiempo, Pierce, pero recuerdo que me


gustaba mucho cuando David me jodía. De hecho, casi nunca
estaba arriba porque me gustaba más cuando él me jodía.

—Entonces, ¿cómo es que no te gustó después de eso?


¿Fue todo a causa de... Robert?

Noah aún se estremecía al oír el nombre, pero se


recuperó rápidamente. —Él fue el primero que me hizo daño
—dijo en voz baja—. La razón por la que no quería hacerlo
con cualquiera de los tipos con los que recogía al azar era
simplemente que era demasiado... íntimo. Tiendo a ser
bastante emocional y eso no es algo que yo podía dejar pasar
con alguno de ellos.
—Oh, Noah, siempre el loco por el control.

—Bueno, es mejor ser un loco por el control entonces


me ato emocionalmente por una buena jodida, ¿no es así?

—Depende —dijo Pierce, pensativo.

—¿De qué?

—Del tipo que te jode.

—Lo sé. Eso es lo que estoy diciendo. Es algo que no


puedo darle a cualquiera.

—Sin embargo, dijiste que querías hacerlo conmigo.

—Lo sé. Lo dije. —Noah tomó aire y exhaló


lentamente—. Y aún lo digo. Me encantaría estar contigo de
esta manera. Sentirte en mí, dentro de mí, tomando todo lo
que tengo que dar... —Interrumpiendo miró a Pierce
miserablemente—. Pero creo que perdí la oportunidad,
¿verdad? —preguntó con un hilo de voz.

—No estoy seguro, Noah. Me has hecho daño. Mucho.


Es sólo que no sé si puedo confiar en ti lo suficiente como
para dejarte entrar de nuevo. No estoy seguro de si puedo
creer que no vas a hacerme daño de nuevo. Francis dijo que
estás tratando de cambiar, pero no sé si eso es suficiente.

—Lo sé. Lo sé, Pierce, y no puedo dar ninguna


garantía. Yo... esperaba que tal vez si me diera cuenta de
cuáles eran exactamente mis problemas, podría luchar
contra ellos para que al menos no se interpusieran en el
camino nunca más. Sé que todavía seré yo y nunca voy a ser
capaz de desprenderme del pasado por completo, pero
también sé que quiero estar contigo. Te amo, Pierce. Eres lo
mejor que me ha pasado, aparte de Phoebe, y no quiero
aceptar que lo he tirado todo por la borda sólo porque...
simplemente porque no me di cuenta de lo estúpido que era.
—Suspiró—. Pero supongo que realmente depende de ti.

Pierce lo miró durante un largo momento. —Hay


algunas cosas que quiero que queden claras, Noah. En
primer lugar, no creo que fueras o seas estúpido. Creo que
has pasado por muchas cosas y que probablemente te
afectaron en más formas de las que puedes imaginar. En
segundo lugar, no puedes despojarte de tu pasado y de
cualquier manera nadie puede. En tercer lugar, creo que
Francis tenía razón sobre ti. Has recorrido un largo camino y
mereces otra oportunidad. Aún te amo, Noah. No estoy
seguro de si eso es suficiente para hacer que dure, pero es
suficiente en este momento para aceptarlo. —Vio que la
sonrisa se extendió lentamente en la cara de Noah, vio los
ojos azules iluminarse con alegría cuando comenzó a asimilar
sus palabras—. ¿Realmente estás completamente desnudo
debajo de eso? —preguntó ociosamente.

—Uh-huh. —Noah asintió suavemente.

—¿Hm? —Pierce se inclinó lentamente, sosteniendo la


mirada de Noah hasta que estuvo demasiado cerca para
enfocar y sus labios se encontraron en un tímido y vacilante
toque. La lengua se deslizó fuera de Noah, lamiendo
tímidamente los labios de Pierce, pidiendo, acariciando y
afirmando en lugar de jugar. Suspirando, Pierce se abrió y lo
dejó entrar, amaba la manera en que el sabor familiar de
Noah llenaba su boca y el contacto con la suave y húmeda
lengua.

Finalmente Noah se retiró, manteniendo sólo el


contacto suficiente con la boca de Pierce para caer sobre la
almohada y jalar a Pierce encima de él. El beso se profundizó
y el hambre de Pierce por saborearlo y sentirlo crecía con
cada suave lamida y con cada remolino sensual de lenguas.
Un bajo y jadeante gemido llegó a su oído y él ni siquiera
podía decir quién lo hizo. Otro gemido más apremiante salió
definitivamente de Noah quien se empujaba contra él,
abrazándolo con fuerza mientras se movía a un ritmo suave,
sin prisas.

—Te quiero —murmuró Noah en su beso—. Por favor.


Jódeme. Deja que te sienta.

—Oh Dios, Noah —gimió Pierce, luchando por el


control. Noah pedía a gritos ser jodido. Un sueño hecho
realidad—. ¿Seguro? —se forzó a preguntar.

—Nunca he estado más seguro de algo en mi vida —


jadeó Noah, deslizando su mano a la entrepierna de Pierce—.
Jódeme —repetía sin aliento.

—Cómo… —Pierce lo veía con incertidumbre.

—Justo así. Quiero ser capaz de mirarte. —Noah abrió


las piernas y empujó sus caderas hacia arriba de nuevo.

—Sólo espero que ninguno de nosotros se arrepienta de


esto —suspiró Pierce.

Les tomó menos de treinta segundos de esfuerzo


combinado lograr que Pierce estuviera sin ropa y debajo de la
delgada sábana.

Ambos gimieron ante el primer contacto de la piel


desnuda y no parecían saber dónde poner las manos primero.
Había demasiadas cosas para tocar, demasiada piel y Pierce
no sabía muy bien qué hacer.

El cuerpo de Noah era aún tan familiar, pero su


reacción había cambiado. Ya no tomaba la iniciativa ni
trataba de ponerse a trabajar de inmediato de la forma en
que solía hacerlo. En su lugar, se contuvo y dejó que Pierce
explorara su cuerpo, apreciando abiertamente todas y cada
una de las caricias de Pierce. Después de un rato, Pierce se
atrevió a averiguar cuánto realmente había Noah cambiado.
Deslizando su mano entre las piernas de Noah, jugó con sus
bolas un poco antes de trasladarse más lejos y encontrar el
pequeño apretado punto con los dedos.

Noah instantáneamente se tensó al contacto y Pierce


tuvo un inoportuno recuerdo de la última vez que habían
intentado esto.

Una vez más, Noah estaba concentrado demasiado en


lo que estaba sucediendo cuando necesitaba sentir, no
pensar.

—Rueda sobre tu abdomen, bebé —dijo Pierce con la


voz suave. —Noah lo miró con los ojos muy abiertos—. No
hay necesidad de preocuparse, amor. No te voy a joder de
espalda. Sólo necesito que te relajes un poco, ¿de acuerdo?

Noah lo miraba con escepticismo, pero se giró sobre su


abdomen.

Pierce le dio un suave codazo a las piernas de Noah


apartándolas y se instaló entre ellas, sosteniendo las
apretadas nalgas de Noah con sus palmas. Bajando la
cabeza, lamió un largo y húmedo camino del hombro de Noah
a su nalga izquierda. Noah se estremeció delicadamente.
Pierce repitió la acción en el otro lado y luego dibujó
pequeños círculos en la parte baja de la espalda de Noah con
la punta de su lengua.

El aliento de Noah quedó atrapado cuando Pierce


deslizó la lengua más abajo para darle un toque más íntimo.
Pierce se tomó su tiempo para acariciar la sensible piel con
suaves lamidas, escuchando los gemidos entrecortados que
Noah hacía mientras recorría con la mojada punta de la
lengua el cuerpo de Noah.

—Joder, Pierce. Qué... sí, oh sí... se siente... tan


bueno... —Los gemidos se convirtieron en jadeantes gritos de
asombro y Noah se empujó, dándole sin pensar la bienvenida
a la intrusión.

Pierce lo levantó sobre sus rodillas para un mejor


acceso y comenzó lentamente a joderlo con su lengua,
manteniendo el toque suave y poco profundo mientras
acariciaba el duro pene de Noah con una mano a un ritmo
lento.

Temblores recorrieron el cuerpo de Noah mientras se


movía entre la mano de Pierce y la lengua. No estaba
tratando de tomar el control, sólo simplemente reaccionaba
por instinto en un ritmo indefenso e inconsciente, capturado
por la intensa doble estimulación. Pierce esperó
pacientemente hasta que Noah arqueó la espalda, listo para
más, antes de que él cuidadosamente insertara un dedo en el
cuerpo de Noah, aun recorriendo la lengua por la suave piel.
Cuando suavemente lo empujó, Noah contuvo la respiración
con un silbido bajo.

—¿Estás bien? —Pierce murmuró, aliviado cuando


Noah lo miró y asintió.

—No estoy acostumbrado a esto.

Las palabras de Noah se convirtieron en un suave


gemido cuando Pierce se empujó más profundo, buscando el
punto sensible en el interior con la punta del dedo.

Sabía que lo había encontrado cuando Noah gimió y se


empujó de nuevo contra él. Pierce sustituyó los dedos por la
lengua y se tomó su tiempo masajeando el apretado anillo de
músculos, relajándolo. No sabía cómo iba a reaccionar Noah
pero definitivamente había sido la decisión correcta.
Aparentemente Noah nunca había estado en el extremo
receptor de un rimming9 pero estaba haciendo magia en él.
Los músculos de Noah se relajaron y, a juzgar por los sonidos
que estaba haciendo, estaba más allá de cualquier
pensamiento coherente. Y del miedo.

—Gírate sobre tu espalda, amor —instruyó Pierce en


voz baja, dando a Noah espacio para moverse.

Sin atreverse a arriesgarse a hacer nada que pudiera


hacer sentir incómodo a Noah, Pierce apartó la mano el
tiempo que tardó en aplicar una generosa cantidad de
lubricante con cuidado y buscar la pequeña apertura de
nuevo.

Cuando empujó su dedo anular, Noah apenas pareció


darse cuenta y Pierce continuó acariciándolo, sin dejar de
observar cada reacción del cuerpo de Noah de cerca. Cada
vez que los dedos de Pierce rozaban la glándula, Noah se
estremecía delicadamente y hacía un pequeño dulce gemido.

Estirando a Noah ahora con tres dedos, Pierce lubricó


su pene con la otra mano, y lo dirigió. Un suave reemplazo
probablemente sería más fácil para Noah. El cálido agarre
del suave terciopelo del interior de Noah cuando se empujó
en su interior fue casi demasiado para Pierce. A pesar de que
había preparado bien a Noah, aún estaba apretado, pero así
tenía que ser. Había pasado casi un año.

Pierce se negó a pensar en la primera vez que había


jodido a Noah. En lo que a él concernía, esta era la primera

9
Rim o rimming Sexo anal-oral también referido o descrito como contacto anal-oral o anilingus (del
latin anus, ano y Lingus, lames, es una forma de sexo oral que involucra contacto entre el ano y el
perineo de una persona y la boca (Labios y lengua) de otra, es diferente a lo que se considera en español
el beso negro, pues eso solo significa besar el ano y no recorrer el perineo por lo que se deja el original
vez. De todos modos la primera vez solos. Sin Robert, sin
presión, sin condón. Sólo sus cuerpos unidos. Bajó la mirada
para encontrarse con los ojos de Noah y lo miró fijamente
mientras comenzaba a moverse lentamente, evaluando
cuidadosamente la cantidad que Noah podía tolerar.

Cuando estuvo seguro de que Noah estaba listo y


dispuesto para más, se empujó más y más profundo, amaba
la manera en que el cuerpo de Noah se abría para él. Sus ojos
permanecían fijos en todo. El azul de los ojos de Noah estaba
oscurecido por la excitación, pero la expresión de miedo en
ellos había sido sustituida por algo que se parecía mucho a la
confianza.

Noah evidentemente, realmente había trabajado a


través de su miedo y estaba dispuesto a dejar que Pierce se
hiciera cargo. Al ver a Noah completamente perdido, el ritmo
de Pierce falló cuando finalmente reconoció los signos. Noah
era impresionante y hermoso en su entrega. Confiado y
abierto, permitiendo que Pierce tomara todo de él y, por fin,
Pierce entendió de lo que se trataba la sumisión. Se inclinó
para darle un amoroso beso, justo cuando Noah echó la
cabeza hacia atrás y todo su cuerpo comenzó a temblar.

Por primera vez en su relación, Noah gritó de placer


cuando se corrió. Sus músculos ondulaban alrededor del pene
de Pierce, agarrándolo con tanta fuerza que perdió el control
y siguió a Noah al dulce olvido. Sudando y jadeando, Pierce
jaló a Noah a sus brazos por un largo momento, simplemente
escuchando su respiración y la excitación de Noah, el corazón
lentamente latiendo a la normalidad. Sabía que su mundo
había cambiado.

—Te amo, bebé —susurró al cuello pegajoso de Noah.


—Yo también te amo —respondió Noah, en el oído de
Pierce.

—¿Realmente? —Pierce aún no se atrevió a creerle.

Noah asintió. —Por supuesto que sí.

—Pero nunca dijiste nada. Antes de hoy, quiero decir.

—Siempre pensé que lo sabías.

—¿Cómo podría saberlo cuando no lo decías?

—Pero... Oh, bueno, supongo que sé lo que quieres


decir. —Noah sonrió tímidamente—. Exactamente no me
mostraba cariñoso, ¿verdad?

Pierce lo miró con seriedad. —No. Creo que lo más


cariñoso que te mostrabas fue que me llamabas bebé y
metías tu pene en mi culo.

—Oh. ¿En serio? —Noah parecía genuinamente


interesado—. Supongo que apesto10 como novio, ¿verdad?

Pierce asintió, sonriendo. —Sí, así es, y eso sólo es


bueno siempre que se trate de una mamada. —Se puso
serio—. La cosa es que en realidad eres muy cariñoso. No
puedes pasar una hora con Phoebe sin decirle que la amas y
lo adorable que es. Simplemente no lo hacías conmigo.

Noah frunció el ceño. —¿Tienes celos de Phoebe? Ella


es mi hija, no se puede comparar.

Pierce suspiró. —Sé que la adoras y que siempre va a


ser lo primero. Solo que sería lindo saber que también te
preocupas por mí. No quiero que te sientas como alguien
conveniente para lograr joder.

10
Suck, aunque originalmente es chupar, coloquialmente se usa para referirse a algo horrible, que
apesta, el chiste se pierde con la traducción.
Los ojos de Noah se abrieron como platos por la
sorpresa. —¿Es así como te sientes conmigo? Yo nunca te vi
de esa manera.

—Hubo momentos en que estaba bastante seguro de


que era todo lo que era para ti.

—No. —Noah protestó—. Eres mucho más que eso y lo


ha sido así desde el principio. Realmente pensé que lo sabías.

—Solo que no era suficiente para ti —dijo Pierce


amargamente.

—Todavía estás enojado conmigo por haberte


engañado, ¿verdad? Si te sirve de consuelo, los chicos que
jodí eran sólo por conveniencia. Ya te dije por qué lo hice. No
tenía nada que ver contigo.

Pierce suspiró. —Creo que entiendo por qué lo hiciste y


ya no estoy enojado contigo.

—¿No?

—No. Pero en realidad, desde que te vi, me pregunto si


lo volverías a hacer. —Él levantó la mano—. Piensa en ello.

Noah negó con la cabeza. —No lo necesito. Si te estás


preguntando si en la misma situación lo haría de nuevo,
entonces sí, probablemente lo haría. Lo necesitaba en ese
momento. No podía soportar lo que teníamos. Pero si quieres
saber si lo volvería a hacer ahora, entonces la respuesta es
no, no lo haría. Me gustaría ser tuyo exclusivamente por el
tiempo que me tengas. Sé el gran daño que te he hecho y no
podría vivir conmigo mismo si lo hiciera de nuevo.

Pierce le sostuvo la mirada durante un largo momento


antes de finalmente responder. —Me dolió mucho, eso es
cierto. Sin embargo, no fue la razón principal por la que no
podía estar más contigo.

—¿Entonces cuál? —Noah frunció el ceño.

—El hecho de que nunca supe lo que significaba para


ti. Siempre eras tan jodidamente orgulloso e independiente,
y obviamente lo hacías muy bien sin mí. No es agradable
estar con alguien que no te necesita.

Noah extendió la mano para acariciar la parte de atrás


de la cabeza de Pierce y suavemente lo empujó más cerca
hasta que sus narices casi se tocaban. —Pero yo sí. Te
necesito. Te necesito en mi vida y, si quieres que te muestre
más cariño, te prometo decirte que te amo por lo menos una
vez al día. —Tragó con inquietud—. Sabes, mi mayor
preocupación solía ser lo que yo haría si perdiera a Phoebe,
pero me di cuenta de que perderte es igualmente malo. Me
dolía terriblemente. Incluso más, sabiendo que fue mi culpa
que no funcionara entre nosotros.

Pierce lo miraba pensativamente. —¿De verdad le


pediste a Francis que te enseñara a someterte porque
pensabas que era lo que tenías que hacer para estar
conmigo?

Noah se encogió de hombros. —Bueno, originalmente


fui a verlo porque... uh, pensé que tal vez me contaría cómo
estabas y si realmente había arruinado todas mis
posibilidades contigo. Entonces empezamos a hablar y me di
cuenta que tenía algunos problemas serios. De alguna
manera una cosa llevó a la otra y de repente me encontré
derramando mi corazón a un hombre en cuero y tachuelas. —
Sonrió.

Pierce se carcajeó. —Sí, bueno, Francis tiende a tener


ese efecto en la gente. Todavía no puedo creer que hayas
regresado con un Dom, de todas las personas, para ponerte
en orden.

—Tu hermano es bueno en lo que hace —dijo Noah con


seriedad, y luego sonrió—. Al menos en lo que se refiere a la
parte psicológica. Supongo que si alguna vez buscase a un
Dom, um, por razones profesionales, aun así sería él. —
Sacudió la cabeza—. Pero de alguna manera no puedo ver
que eso suceda. Además, estoy esperando involucrarme con
alguien que me mantiene con una correa muy corta. —Miró a
Pierce con una sonrisa esperanzadora en su rostro.

Pierce le devolvió la sonrisa vacilando. —¿De verdad


quieres eso?

—Pierce, bebé, mi amor. Te amo y eres lo mejor que


me ha pasado. Sí, quiero estar contigo y estoy dispuesto a
hacer casi cualquier cosa que quieras para que regresemos a
estar juntos. Sólo dilo.

La expresión de ruego en su mirada fue directamente


al corazón de Pierce. Suspiró. —Está bien. Si quieres que
esto funcione, si realmente quieres que estemos juntos,
entonces creo que podemos hacer que funcione. Sin embargo
hay dos cosas. En primer lugar, no siempre será fácil y
espero que luches un poco más la próxima vez que tengamos
un problema. En segundo lugar, si alguna vez me engañas de
nuevo te arrancaré las bolas, ¿está claro? Ahora deja de
mirarme como si fuera a patear tu culo fuera. No lo haré.
Tengo cosas mucho mejores que hacer con eso.

Bajó la cabeza para darle un beso largo e intenso.


Cuando se apartó, los ojos de Noah estaban oscuros por la
excitación.

—¿Alguna vez extrañaste el club? —le preguntó a


Pierce con una expresión curiosa.
—No mucho. Las razones principales por las que venía
aquí eran por el sexo y Francis. El sexo casual con
desconocidos no está en la cima de mi lista de tareas
pendientes en estos días y Francis apenas ha tenido tiempo
para mí, desde que se convirtió en el mejor amigo de mi
novio. No, en serio, lo único que extrañaba de vez en cuando
es a un hombre fornido vestido de cuero y tal vez algunos de
los equipos que ellos tienen aquí. Oh sí, realmente me divertí
con algunas de las cosas que tenían en el club.

—Los hombres de cuero, ¿eh? entonces, lo tendré en


cuenta. ¿Qué equipo... te gusta? —La voz de Noah había
bajado, una señal segura de su excitación. Pierce parpadeó
sorprendido.

—Bueno, depende de lo que quiera. O con quién.

—¿Qué usarías conmigo? —Noah le preguntó sin


rodeos.

—¿Contigo? —Pierce preguntó, desconcertado—. Eres


como la caja de Pandora, ¿verdad? Ahora no estarás
pensando seriamente en juguetes, ¿verdad?

Noah se encogió de hombros, sonriendo alegremente.


—¿Por qué no? ¿Qué me harías si pudieras hacer lo que
quisieras?

—Lo que quiero hacerte, mi querido hermoso… —


comenzó Pierce con cuidado, tratando de imaginar la escena
en su cabeza—. Te pondría en una cama grande y te ataría.
Me encantaría ponerte un collar, sólo porque se te ve
impresionante. Le pondría un arnés de piel a tu bonito pene
por la misma razón y porque te impediría correrte. Entonces
te jodería, primero con un consolador para estirarte bien
para mí, entonces lentamente con mi pene, hasta que te
corrieras tan fuerte que no te acuerdes de tu nombre.
El aliento de Noah quedo atrapado. —¿Algo más?

Pierce lo miraba pensativamente. —No te haría daño,


Noah. Nunca. Ni siquiera estoy seguro de que sea seguro
usar restricciones contigo después de lo que... de lo que has
pasado. —Sacudió la cabeza con pesar—. No lastimo a mis
amantes. Sin embargo me gusta jugar, y me gusta lo kinky.
Pero tú lo pides, bebé. Si eres feliz con que use cualquiera de
esas cosas sobre ti o te ate a la cama, tendrás que pedírmelo.

Noah consideró su respuesta durante un momento. —


Creo que probablemente lo haremos, tarde o temprano, si
alguna vez necesitamos condimentar las cosas. Hasta el
momento, parece que te gustó lo que acabamos de hacer.

—Oh, sí lo hizo. ¿Alguna oportunidad de hacerlo más a


menudo?

—¿Hacer qué, exactamente? ¿Joderme? —Noah


flexionó sus piernas, presionando sus ingles juntas.

—Ungh, sí.

—Supongo. —Sintió la sonrisa de Noah—. Si consigo


ese trato de nuevo.

—¿Eso significa que te gustó?

—Sí. Fue... bueno.

—¿Solo bueno? —Pierce le dio un codazo en las


costillas y Noah se estremeció riéndose.

—Sí, sí. Sí, me ha gustado mucho. Aunque no voy a


dejar de estar arriba —advirtió, sin dejar de sonreír.

—Estaría muy decepcionado si lo hicieras. Es


demasiado bueno cuando estas en mi culo.

—Oh, amo que hables sucio —dijo Noah.


—¿En serio?

—No estoy seguro. No creo que lo hubieras hecho,


¿verdad?

—Te ruborizarías como una virgen si lo hiciera.

—No me desafíes.

—¿Por qué no?

—Porque podrías no ser capaz de manejar la


venganza.

—Puedo manejar mucho.

—Lo sé. —Noah sonrió lascivamente mientras se


movía tan rápidamente que Pierce perdió el equilibrio y
suavemente le dio la vuelta, rodando por encima de él. Bajó
la cabeza para darle un beso apasionado, con impaciencia
explorando la boca de Pierce.

—Joder, Noah, ¿no te acabo de joder?

—Tú lo hiciste. Sin embargo, eso no significa que no


queramos más.

—Estás bromeando —jadeó Pierce.

—No, no lo hago. —Noah se empujó contra él. No, él no


estaba bromeando.

—Mierda. Me vas a agotar, ¿no es así? —Pierce


siempre había estado impresionado por el alto deseo sexual
de Noah y su resistencia, pero lo había atribuido a la edad de
Noah. La juventud y la falta de oportunidad. Noah parecía
estar decidido a recuperar lo que había perdido en los
últimos años.

—Eso espero.
—¿Qué es exactamente lo que crees que estás
haciendo?

—Relájate, bebé. Ahora es mi turno —susurró Noah,


tragando la débil protesta de Pierce en un apasionado beso.

—¿Crees que realmente puedes lograrlo de nuevo?

—Sabes que puedo. Por cierto, te amo.

—También te amo, pero será la muerte para mí, oh —


jadeó cuando Noah metió un hábil dedo travieso en él y
empezó a moverlo en su interior—. Oh sí, eso es bueno.

Se hizo aún mejor cuando Noah sustituyó los dedos por


su pene y lo jodió hasta un segundo alucinante orgasmo.

—Noah.

—¿Sí? —Noah suspiró adormilado.

—Hay algo que me olvidé de decir antes —susurró


Pierce en la penumbra.

—Creo que dijimos todo y todo está muy bien, mi amor.


—Noah sonrió, acurrucándose más cerca de Pierce.

—Lo digo en serio, Noah.

—¿Qué es eso? —Había un tono aprensivo en la


soñolienta voz de Noah.

—Te das cuenta que tendrás que conocer a mis padres


en algún momento, ¿verdad?

—¿Conocer a tus padres? —Noah repitió vacilante.

—Sí.

—¿Por qué?
—Porque ellos son mi familia y significan mucho para
mí. Quiero que los conozcas.

—Sabes que no soy exactamente bueno con los padres


—dijo Noah a regañadientes.

—¿Entonces, qué? Son buena gente. Además, mamá


probablemente va a matarme si no te llevo para la inspección
pronto.

—Hm, Bien, no queremos que eso suceda, ¿verdad? —


Noah gimió—. ¿Cuánto les has dicho? —preguntó después de
un momento.

—¿De qué?

—Sobre lo que pasó entre nosotros.

—Todo. —Pierce sonrió—. Sin embargo, he editado


nuestra vida sexual. Francis es el único que conoce todos los
sangrientos detalles sobre eso.

—¡Ja-Ja! Genial —gruñó Noah sin humor—. ¿Qué


crees que van a decir de que estemos juntos de nuevo?

—Ellos te aman —le aseguró Pierce.

—¿Después de todo lo que te hice pasar?

Pierce suspiró. —Si yo puedo perdonarte, Noah, sin


duda ellos pueden. De todos modos, son muy tranquilos.
Después de todo, ellos criaron a Francis —añadió con una
sonrisa.

—Supongo que no tengo mucha elección, ¿verdad?

—No, realmente no —dijo Pierce.

—Bueno, entonces creo que después de todo voy a


conocerlos.
—Está bien. ¿Tienes planes el próximo domingo?

—Supongo que los tengo ahora —dijo Noah con


tristeza.

—Bien. Voy a avisarle a mamá que estaremos con ellos


para la cena.

Noah se puso tenso. —¿En su casa?

—Por supuesto. ¿Por qué, hay algo malo en eso?

—Solo que... Bueno, ¿no puedo simplemente conocerlos


en sus cenas de los viernes por la noche en el restaurante?
¿O ya no las están haciendo?

Entendiendo, Pierce suspiró. Noah no estaba


preparado para la gran reunión en la casa familiar. —
¿Quieres territorio neutral? Conocerlos a medio camino, ¿no
es así?

—Sí. —Noah lo miraba, suplicante.

—Entonces, la noche del viernes —confirmó Pierce.


—Gracias, cariño —dijo Pierce en voz baja.

—¿De qué? —preguntó Noah.

—Por estar aquí.

—Dije que iba a venir, ¿no es así?

Pierce asintió. —Sin embargo sé que esto no es fácil


para ti.

Noah se encogió de hombros, tratando de parecer


indiferente. —He pasado por cosas peores.

Sonriendo, Pierce se inclinó sobre la mesa para tomar


la mano de Noah. —Relájate. Ellos te aman. Ten, aquí hay
más vino.

—¿Estás tratando de emborracharme?

—No. —Pierce sonrió—. ¿Por qué crees que haría eso?

—Podría hacer esto más fácil. —Noah suspiró, pero


sacudió la cabeza con aire ausente enredando la servilleta en
un pequeño montón de trozos de tejido de color verde oscuro.

Pierce lo miraba con orgullo. Noah había recorrido un


largo camino en los últimos dos meses. Pierce sabía que
Noah hubiera aceptado cualquier fecha para conocer a sus
padres, pero había decidido darle algo más de tiempo para
establecerse en su relación. Aunque Noah aún tendía a
tomar la iniciativa, había llegado a ser mucho más relajado y
menos decidido a mantener el control, tanto dentro como
fuera de la habitación.
Fuera de ella, él había aceptado que Pierce hiciera las
cosas a su manera, y estaba dispuesto a dejar que tomara
decisiones por los dos. En ella, él había empezado a confiar
en Pierce hasta el punto de que ya no estaba incómodo con
que Pierce lo jodiera, e incluso lo invitaba a hacerlo de vez en
cuando. En general, se había vuelto mucho más cariñoso.
Valoraba las caricias y los besos de Pierce y los correspondía
voluntariamente. También cumplió su promesa de decirle a
Pierce que lo amaba por lo menos una vez al día.

—¡Hola, cariños!

La alegre voz de su madre trajo a Pierce de nuevo al


presente. Noah apartó su mano tan pronto como se acercaron
a su mesa y la miró con los ojos muy abiertos, sospechando.

—Hola, mamá. —De pie, Pierce le dio a su madre un


abrazo y la besó en ambas mejillas—. ¿Dónde está papá?

—Estacionando el carro. El estacionamiento está


terriblemente lleno, así que me dejó en la puerta principal y
se llevó el carro a estacionar. —En cuanto a Noah, ella lo
recibió con una cálida sonrisa—. Así que eres Noah. Estoy
muy contenta de conocerte por fin, ¡No puedo creerlo! Sabes
cariño que Pierce ha guardado muy bien el secreto.

Después se haberse puesto también de pie, Noah había


intentado sin éxito mantenerse en el fondo. Al verse de
pronto siendo el centro de atención, se aclaró la garganta y le
tendió la mano. —Señora Hollister. Mucho gusto —dijo
formalmente, visiblemente incómodo. Parecía como si
estuviera a punto de desmayarse cuando ella le agarró la
mano con una risa infantil y se arrojó a su cuello dándole un
fuerte abrazo.
—No hay absolutamente ninguna necesidad de que me
digas señora Hollister, cariño. —Ella sonreía cuando lo
soltó—. Eres de la familia, así que por favor dime Janet.

—Janet —repitió Noah con voz hueca. Se movía


mientras ella lo miraba con abierta admiración, sin soltar su
mano de entre las suyas.

—Vaya, vaya, Noah —dijo ella—. Pierce dijo que eras


guapo, pero eso no te hace justicia.

—Mamá. —Pierce protestó.

—Lo siento, cariño. —Ella sonrió—. Estoy muy


emocionada de por fin conocer a tu hombre. Oh, aquí está tu
padre. —Girándose alrededor, ella le sonrió a su marido, la
mano de Noah aun firmemente en la de ella—. Cariño, él es
Noah. ¿No es hermoso?

Su marido la miró con su habitual sonrisa indulgente.


—Lo es, Janet. Ahora, por favor suelta al pobre chico, estás
haciendo que se sienta incómodo.

—Oh, lo hago, ¿no? Tonta vieja de mí. Sólo ignórame,


cariño. He estado sobre-excitada todo el día. —Ella se rio y
finalmente soltó la mano de Noah, dejándolo perplejo.

Al instante, el padre de Pierce le dio un abrazo. —Soy


Gordon —dijo amablemente—. No le hagas caso, hijo. Te
puedo asegurar, que es siempre así, pero es inofensiva por
completo. Te acostumbrarás a ella.

Los ojos de Noah vagaban de un lado al otro con


nerviosismo.

—Yo, eh... sí —dijo desconcertado.

—Entonces, ¿ya ordenaron? —preguntó Janet,


acomodando su servilleta cuando finalmente se sentó.
—No, por supuesto que no, mamá. Estábamos
esperándolos, como siempre. —Pierce sonrió mientras le
lanzó una mirada acusadora a su madre, y sopló un beso en
dirección de Noah.

—Oh, Ya veo. —Ella miró brevemente en el menú y


suspiró—. Realmente no debo de molestarme en ver esto.
Voy a tomar lo mismo que tú ordenes, amor. —Ella cambió
su atención a Noah, que una vez más había tratado
infructuosamente de hacerse invisible—. Noah, cariño,
Pierce dice que tienes una hija. ¿Por qué no la trajiste? Me
hubiera encantado conocerla.

—Bueno, bueno, ella... er... —tartamudeó Noah, un


poco abrumado.

Pierce interrumpió con suavidad: —Es la hora de


acostarse de ella, mamá.

—Oh, claro. Vamos a tener que reunirnos más


temprano el próximo mes, para que puedas traerla. Estoy
segura de que ella es un ángel perfecto. Muy bonita, si ella
ha heredado tu apariencia.

—Mamá —se quejó Pierce.

—¿Qué? —ella resopló—. ¿No se me permite ser feliz?


Después de todo, yo ya había renunciado a la idea de tener
nietos.

—Mamá.

Ella miró a Pierce con desdén. —¿Por qué no hablas de


negocios con tu padre, cariño, mientras yo tengo una muy
agradable conversación con Noah? Dime, Noah, ¿fue un
problema para ti conservarla? Aún es un poco raro que el
padre crie a un niño, ¿verdad?
—Quizás —dijo Noah en voz baja, sacudiendo su
intimidación inicial—. Pero estoy contento de haber tenido la
oportunidad de tenerla conmigo.

—Oh, estoy ciertamente feliz de que lo hayas hecho. —


Ella sonrió—. En serio, pensamos que al menos uno de mis
hijos formaría una familia. Realmente no hay nada de malo
en tener un hijo gay, ¿pero los dos? —Ella suspiró—. Bueno,
ahora, no se puede cambiar. —Al llegar al otro lado de la
mesa, tomó suavemente la mano de Noah—. Pierce me dijo
sobre... tus padres. Estoy profundamente apenada que no
funcionara entre ustedes. Sé que debes pensar que soy más
que un saco viejo terriblemente entrometido, pero realmente
no entiendo cómo los padres pueden tratar a su propio hijo
de esa forma. Deberían de estar muy orgullosos de ti por
asumir la responsabilidad de tu niña. Ciertamente yo lo
estaría. Sólo quiero que sepas que, y estoy seguro que
Gordon está totalmente de acuerdo conmigo en esto, me
encantaría que algún día pudieras llegar a considerarnos tu
familia.

Noah la miraba fijamente sin decir palabra, la


sorpresa y la confusión claramente escrita en su rostro. En
ese momento, el camarero apareció con su comida. Janet
pareció entender que Noah tenía todo lo que podía aguantar
por el momento, y con deleite y sin problemas se unió a
Pierce y Gordon en su charla de asuntos de negocios. A lo
largo de la noche, Noah estaba todavía en el borde, pero se
relajó más y más. En el momento en que salieron del
restaurante, él era el mismo de siempre otra vez.
Como era de esperar, el vino que había tomado Noah
con su cena lo había dejado muy caliente, por lo que no fue
una sorpresa cuando él sugirió ir a la casa de Pierce. El brillo
en sus ojos le dijo a Pierce exactamente lo que tenía en
mente.

Las manos de Noah estaban en el cuerpo de Pierce en


cuanto la puerta se cerró detrás de ellos. —Te amo —gruñó
Noah, besando ávidamente una línea de la boca de Pierce en
el cuello. Vamos a la cama. —Apenas se apartó lo suficiente
para llevar a Pierce tropezando por las escaleras. En el
dormitorio, empujó a Pierce a la cama y se subió encima,
encontrando su boca lo besó apasionadamente.

Pierce se echó a reír. —¿Aliviado de que todo haya


terminado? —susurró en el beso.

—Por supuesto —gruñó Noah—. ¿Puedo obtener mi


recompensa ahora?

—¿Tu recompensa? No era consciente de que prometí


una —bromeó Pierce.

—Seguramente sabes que la merezco. —La lengua de


Noah encontró el punto sensible debajo de la oreja de Pierce,
enviando deliciosos escalofríos por su columna.

—Ungh, bueno, vamos a ver... —Pierce gimió—. ¿Algo


en particular que tengas en mente?

—Uh-huh. —Noah asintió, mordisqueando la clavícula


de Pierce—. Quiero joderte hasta la inconsciencia.
—Ah, eso. Bueno, nosotros no lo hemos hecho en
mucho tiempo, ¿verdad?

Noah se apartó y miró a Pierce, fingiéndose ofendido.


—¿Es una queja?

—No, sólo una declaración. —Pierce sonrió—. No


puedo recordar la última vez que me jodiste muy bien, por lo
que, obviamente, no has tenido éxito en llevarme a la
inconsciencia durante un tiempo.

Noah lo miró fijamente. —Joder, si aún puedes llegar a


esos pensamientos es que estoy haciendo algo muy mal aquí.

—No me importa que ajustes el camino, sabes —


bromeó Pierce.

—Está bien. Lo haré.

Noah no necesitó otra invitación. Desvistió


rápidamente a Pierce, besando sensualmente cada
centímetro de piel que desnudaba. Su boca recorría todo el
cuerpo de Pierce, lamiéndolo y acariciándolo antes de
centrarse en el duro pene. Pasando la lengua por la sensible
punta, Noah lo hizo esperar durante algunos dulces
momentos antes de rápidamente tomarlo hasta la raíz.

Pierce gimió ante el alivio del húmedo y aterciopelado


prometido toque aunque todavía tuvo que esperar. Noah
estaba tomando su ritmo y lo preparó con su mayor atención
hasta que se convenció de que Pierce estaba listo para él.

En ese momento, Pierce estaba cerca de rogar por ello.


Con una mano en la cadera le impidió simplemente
empujarse hacia arriba a la caliente boca de Noah. La suave
presión contra su agujero lo hacía gemir de nuevo, fuerte.
Los hábiles dedos de Noah lo invadían, con urgencia pero
siempre con cuidado y Pierce podía sentir la necesidad en sus
cortas respiraciones y el temblor de Noah.

Por fin, Noah dejó el pene de Pierce y se inclinó sobre


la cama para conseguir el lubricante. Se lubricó, pero vaciló
antes de empujar hacia adentro la dulce presión del pene a
punto de entrar en él, y eso sólo aumentó la excitación de
Pierce. Levantando la vista, Pierce se encontró con los ojos de
Noah. Oscuros por la excitación, también estaban llenos de
emoción. Allí estaba la tenue línea de un ceño fruncido en la
frente de Noah, tan suave que fácilmente podría perderse,
pero Pierce sabía que estaba allí, incluso si él no la hubiera
visto.

—Te amo —murmuró Noah.

—También te amo. —Sosteniendo la mirada de Noah,


Pierce se concentró en el lento avance de la invasión. Había
un ligero ardor cuando el duro pene lo llenaba, centímetro a
centímetro, entonces siguió una breve fase de quietud cuando
Noah esperó a que se adaptara, seguido por fin del
movimiento tan deseado. Noah pronto estableció un buen
ritmo, sus embestidas cada vez más y más rápidas con un
deseo en común construyéndose. Muy pronto los dos estaban
sudando y gimiendo, perdidos a todo menos a las sensaciones
de sus cuerpos trabajando juntos, empujando y saliendo
hasta que finalmente se contrajo en esos pocos preciados
segundos, de pura felicidad. Después se quedaron pegados
juntos durante mucho tiempo, besándose y simplemente
disfrutando de la sensación de la piel del otro. Finalmente,
Noah se salió y se colocó al lado de Pierce, y le ofreció su
hombro como almohada.

—Adelante —dijo después de un momento.

—¿Con qué?
—Con lo que me quieres preguntar, por supuesto.

—¿Qué te hace pensar que quiero preguntarte algo?

Había una sonrisa en la voz de Noah mientras


respondía. —Sólo lo sé, bebé. Te mueres por sacarlo.

Pierce sonrió en el pecho de Noah, disfrutando del


relajado ambiente de intimidad entre ellos.

—Bueno, ¿qué piensas? —le preguntó.

—Ellos son... agradables —dijo Noah pensativamente.

Pierce estaba sorprendido. —¿Eso crees?

—Sí. —Noah asintió—. Tu madre es, um, intensa, pero


es agradable. Cálida. Cariñosa. —Sonrió al decir la última
palabra—. Ella podría ser la primera mujer que me gusta
que me abrace.

—¿En serio? La forma en que te abordó, me


preocupaba que huyeras antes de que incluso llegara la
comida.

Noah negó con la cabeza. —En realidad, fue agradable.


La forma en que, bueno, los dos, supongo, me dieron la
bienvenida a tu familia... Tienes mucha suerte de tener unos
padres como ellos, ¿te das cuenta de eso?

Pierce consideró la pregunta. —Supongo que lo soy,


¿verdad?

—Sí.

—Bueno, has oído lo que dijo mamá. Puede ser parte


de la familia. Pero, claro está, Francis viene con el lote —
advirtió en tono de broma.

—Lo sé.
—Ustedes dos se llevan muy bien, ¿verdad?

—Él es un gran tipo —confirmó Noah—. Me gusta la


forma en que escucha casi cualquier cosa que dices sin
juzgar.

—Espero no tener que preocuparme acerca de que te


robe alejándote de mí —bromeó Pierce, y se estiró para poner
un posesivo beso en boca de Noah.

Cuando Pierce lo soltó, Noah sonrió. —No. Soy tuyo.


Exclusivamente. Empecé a pensar, ya sabes... —dijo
lentamente.

—¿Qué?

Noah se movió y se apoyó en un codo, mirando hacia


Pierce con una expresión indescifrable, pero sería en su
rostro. —La familia y...las opciones.

—Oh. ¿Puedes explicarte un poco más? —Pierce pidió


cuando Noah no continuó.

—Bueno, verás... ya tengo una hija.

—Lo sé. Espero que sepas que Phoebe no va a ser un


problema para mí. La adoro —respondió Pierce, con cautela.
El repentino tono serio de Noah lo hacía esperar lo peor.

Noah tomó su mejilla con la mano libre y rozó sus


labios en un beso suave. —Lo sé. Y eres un padre maravilloso
para ella. Ese no es el punto.

—¿Cuál es?

—Bueno, tus padres me parecen como... Sabes que


vengo de una familia estrictamente católica y, aunque yo no
veo una reunión en, bueno, nunca, me estaba preguntando...
¿Hay alguna posibilidad de que hagas de mi un hombre
honrado por fin?

Pierce sintió que su corazón dejaba de latir. —¿Qué es


exactamente lo que estás preguntando?

Noah sonrió y tomó su mano, entrelazando sus dedos.

—¿Quieres casarte conmigo?

—No estamos haciendo nada a medias, ¿verdad?

—No. Ya no es así —dijo Noah con seriedad—.


Además, sólo estoy tratando de asegurarme de que la correa
que mantengas en mí sea muy corta.

Pierce frunció el ceño y negó con la cabeza, viendo la


esperanzadora sonrisa de Noah vacilar. —No estoy seguro de
la correa, Noah. Sin duda se ve bien en ti, pero para ser
honesto, creo que un simple antiguo y tradicional anillo,
sería mucho más práctico en la vida cotidiana.

El rostro de Noah se iluminó. —¿Eso es un sí?

—Sí.

Noah le abrazó con fuerza y lo besó apasionadamente.


—Te amo —dijo finalmente, sin aliento.

—También te amo.

—Somos unos cursis bastardos, ¿verdad?

—Sí. —Pierce asintió—. Pobre Phoebe. ¿Crees que


pueda aguantarnos?

—Oh, estoy seguro de que puede. —La mano de Noah


vagó por la espalda de Pierce para acariciar su trasero—.
Ahora, señor Conway, ¿a quién le toca?
—¿Señor Conway? ¿Qué te hace pensar que voy a
tomar tu apellido?

—¿Huh? No estarás pensando que voy a tomar el tuyo,


¿verdad?

—Por supuesto que lo hago. —Pierce se empujó hacia


arriba, tratando de rodar a Noah de espaldas—. Y es mi
turno.

Noah se sostuvo, sonriendo traviesamente. —Podrá ser


tu turno, pero mi hija y yo compartimos ese nombre y me
gustaría mantenerlo de esa manera, muchas gracias.

De repente, cambiando de táctica, Pierce apartó el


brazo que Noah estaba usando de apoyo y se volcó sobre él.
—Y yo estoy manejando una empresa. Piensa en todos los
membretes que tendría que cambiar.

—Entonces, ¿qué hacemos? Por supuesto te lo puedes


permitir. —Noah frunció el ceño y luego se encogió de
hombros.

—Supongo que podríamos conformarnos con Conway-


Hollister, de esa manera mantendremos nuestros apellidos.

—Hollister-Conway, quieres decir —Pierce dijo entre


besos posesivos en la boca de Noah.

—No... —Noah comenzó, pero Pierce le hizo callar con


otro largo beso.

—Cállate y déjame joderte hasta que no recuerdes tu


nombre.

Esto debería solucionar el problema.

Noah luchó para levantarse de nuevo. —Pero...


Pierce rodó los ojos y siguió sosteniéndolo abajo. —
¿Conway-Hollister y me dejas joderte ahora?

—Sí. —Noah sonrió y envolvió sus brazos alrededor de


Pierce y lo jaló sobré él con un beso largo y sensual.
Sage ha sido un apasionado de los libros desde una edad muy
temprana y soñaba con escribir una por año, mientras trabajaba. Le
tomó un carácter muy persistente y la compañía de una preciada
Musa finalmente obtener la primera novela en marcha. El hecho de
que era gay fue como un poco de sorpresa, pero explica mucho.

Desde entonces, Sage ha sido el esclavo voluntario de todos los


chicos fascinantes que hacen cola y quieren que cuente sus historias.
Esto ha dado lugar a varios manuscritos en diversas etapas de
finalización, por lo que siempre tiene algo en lo que trabajar,
preferiblemente por la noche, cuando los demás de la casa están
dormidos.

Los personajes de Sage a menudo tienen un pasado dramático y


a veces traumático y tienen que luchar contra demonios para estar con
la persona que aman. No duele que por lo general obtengan un buen
montón de acción traviesa en el camino.

A Sage le encanta escuchar a los lectores, así que adelante, por


favor...

Email: marlowe.sage@yahoo.co.uk
esther

gaby

Gaby

¡Y no olvides comprar a los autores, sin ellos no


podríamos disfrutar de todas estas historias!

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