Está en la página 1de 143

EL CASO DEL

MALVADO LOBO

Este libro fue traducido para la libre lectura. Solo te pedimos


que no lo distribuyas sin la expresa aprobación del grupo
Traducciones Elonoe. Este libro contiene escenas explicitas de sexo
entre hombre/hombre, si te molesta este tema no lo leas. Y por
supuesto, no es recomendable para cardíacos.

AMBER KELL & RJ SCOTT 2


EL CASO DEL
MALVADO LOBO

Dedicatoria
A nuestro editor Stacey, que apenas resistió tirando todo su pelo a la
espera de nuestro manuscrito.

AMBER KELL & RJ SCOTT 3


EL CASO DEL
MALVADO LOBO

Resumen.
Náyades, humanos, sirenas y un reto para el Alfa, conforman
la intrincada historia de la carrera para rescatar a los niños
desaparecidos.

Sam y Bob tienen algo más que el caso de un niño perdido para
manejar. No sólo les falta Shelby Hartman, otros niños paranormales han
desaparecido. La carrera para rescatar a los niños se ve obstaculizada por las
náyades, humanos, sirenas y un reto para el Alfa.

Hartman Hunter está desesperado por encontrar a su hija. Se vuelve


hacia el demonio Danjal Naamah por ayuda. El problema es que Danjal es la
única persona que Hartman ha amado, el hombre que dejó por el bien de la
manada…

AMBER KELL & RJ SCOTT 4


EL CASO DEL
MALVADO LOBO
CAPÍTULO UNO.

Sam Enderson se reclinó en su silla y miró sus notas con fastidio. La tira
de cinta que Hunter le había enviado estaba en la esquina de la mesa.
Siempre y cuando no lo tocara no podía oír a la niña llorando. A pesar de lo
que dijo Bob, él sabía que la cinta pertenecía a la niña lobo que faltaba.
¿Quién más estaría llorando de dolor? La única cosa que hizo que Sam
cuestionara su juicio fue la declaración de Bob que no sintió ningún olor de la
cambia-formas en la cinta.

«Es un rompecabezas»

-Sí, lo es. -Respondió Sam para aclararse, al familiar gato negro


acurrucado en la almohada al lado de su silla.

Smudge sacudió su larga cola cuando acicalaba su pelaje negro en


movimientos largos y lánguidos. Cuando abrió las piernas para lamer sus
genitales, Sam se dio la vuelta.

-¿No puedes hacer eso en otro lugar?

«Estás celoso porque soy articulado » Se burló el gato.

En búsqueda de una distracción, volvió su atención de nuevo a sus


notas dispersas. Nada tenía sentido. ¿Dónde había ido Shelby? Bob había
hablado con sus contactos y la bruja seguía quejándose a todo el mundo de
que podía ver que Sam no había cumplido con la promesa de su tío. Las
palabras también habían viajado y era que habían maldecido a Sam y que
había recuperado al fae que faltaba, su nombre se estaba convirtiendo en
algo bien conocido entre la gente que preferiría evitar.

Sam deseaba poder interrogar a los hombres lobo, en especial a la


madre de Shelby y ex esposa de Hartman Hunter. Por lo poco que Hartman
había dicho a Sam a su alrededor, parecía la principal sospechosa. Hartman
se mantenía insistiendo que los cambia-formas nunca le harían eso a una niña,
pero Sam tenía sus dudas. La madre de Shelby tenía dos hijos de un

AMBER KELL & RJ SCOTT 5


EL CASO DEL
MALVADO LOBO
matrimonio anterior, teniendo la edad suficiente para luchar por ser el Alfa.
Incluso Hartman había admitido que estaba hambrienta de poder. ¿Qué
mejor manera de reducir al Alfa que aplastar su espíritu? Hartman negaba que
su manada tuviera algo que ver con la desaparición de Shelby, pero Sam notó
que el Alfa no había pedido ayuda a su manada en la localización de la niña
perdida.

Suspiró mientras miraba la minúscula cantidad de información que tenía


para trabajar. Si el caso no hubiera involucrado una niña, Sam habría pasado
de tomarlo. Sin embargo, no podía negarse a ayudar a una persona,
obviamente, con el corazón roto, aunque fuese un hombre lobo.

Por desgracia, este nuevo trabajo no hacía nada para ayudar a fomentar
una buena reputación entre la población humana. Hasta ahora los
paranormales eran los únicos interesados en los servicios de Sam.

Un golpe en la puerta llamó la atención de Sam lejos de su inútil


empeño.

-¿Sí? -Sam gritó.

Un gran hombre corpulento con el pelo saliendo de cada lado visible


pisoteó en la oficina de Sam. Vestía un traje de lo más elegante, pero Sam
pensaba que si él fuera tan grande, todo estaría hecho probablemente a
medida.

-¿Eres Sam Enderson? -Le preguntó con una voz tan profunda que Sam
creyó sentir el suelo vibrar bajo su silla.

-Sí. -Sam se levantó para saludar a su invitado. El hombre-criatura-ser...


lo que sea, se alzaba sobre Sam. Sin embargo, él parecía ser un poco lento en
el departamento de caminar y la confianza de Sam se levantó, cuando se dio
cuenta de que probablemente podría huir del edificio antes de que el
visitante lo alcanzara. -¿Puedo ayudarte en algo?

Smudge silbó desde su percha.

AMBER KELL & RJ SCOTT 6


EL CASO DEL
MALVADO LOBO
«Troll»

Sam nunca había conocido a un troll antes. Fascinado, observó a su


visitante con abierta curiosidad. Sabía que los trolls nunca dejaban sus
puentes. Por supuesto, lo que sabía de trolls podría meterlo en el bolsillo de
un brownie.

-Necesito algo. -El troll habló con lentitud, sílabas interminables, como
si cada palabra tuviera que ser drenada de su alma. Todas las cosas diferentes
que podrían ser atrapados debajo de un puente pasaron por la mente de
Sam. ¿Qué podía tener un troll sin ser capaz de moverse?

-¿Cómo puedo ayudar? -Le preguntó neutral. Quería arreglar lo que


molestaba a su visitante y enviarlo de vuelta a su camino. No ayudaría a la
reputación de Sam que cualquiera pudiera detectar otro ser no humano
vagando en su oficina.

-He oído que resuelves los problemas de la gente. -El troll frunció el
ceño como si Sam fuera el lento en esta conversación.

-Lo intento. ¿Por qué no me cuentas lo que sea? No soy más fuerte que
tú, así que dudo que sea de mucha ayuda. -Sam esperaba que el troll captara
la indirecta y se fuera.

El troll levantó sus manos enormes, del tamaño de las bandejas de


servicio. -Está vivo.

La mente de Sam se congeló mientras se preguntaba qué clase de


criatura hacía que un troll no pudiera ahuyentar de su casa.

-Um, ¿qué tal un exterminador?

-Yo no quiero matarlo. Es sólo un bebé.

Sam pensó en discutir más, tal vez sugiriendo servicios infantiles, pero
probablemente sería mejor si iba a ver lo que el troll estaba hablando antes
de dar más consejos. Su visitante no parecía que entendiera mucho.

AMBER KELL & RJ SCOTT 7


EL CASO DEL
MALVADO LOBO

-Bueno, voy a ir a ver. -¿Qué otra opción le quedaba? El troll no parecía


que dejara la casa de Sam sin obtener ayuda.

-Yo pago primero. -Anunció el troll. Sacó una pequeña bolsa de


terciopelo de su bolsillo y dejó caer el pago sobre el escritorio de Sam.

La bolsa cayó con un tintineo metálico alto.

Curioso, Sam abrió el cordón y miró dentro.

Oro. Decenas de monedas de oro llenaron la bolsa pequeña.

-Um, esto podría ser demasiado. -Sam ofreció tímidamente. Estaba casi
seguro de que podría comprar todo el bloque con la riqueza contenida en la
pequeña bolsa, pero no quería herir los sentimientos del troll.

El troll no hizo ningún movimiento para tomar la bolsa de oro.

-¿Podemos decidir un precio después de ver lo que usted necesita


hacer? -Sam ofreció diplomáticamente.

-Está bien. -El troll estuvo de acuerdo.

Sam le devolvió la bolsa llena de oro.

El troll le dio una amplia sonrisa con dientes. -Eres un buen hombre,
Sam.

-Uh, gracias. -Sam no quería aprovecharse de una criatura que parecía


tener sólo la comprensión de un niño pequeño. Probablemente incluso
menos que algunos de los niños inteligentes que había conocido en el
pasado.

-Hey, Sam. -Bob entró en la habitación. El vampiro se quedó inmóvil,


tan pronto como vio al visitante de Sam. -¿Trawl? ¿Qué estás haciendo aquí? -
Le preguntó al troll.

AMBER KELL & RJ SCOTT 8


EL CASO DEL
MALVADO LOBO

-Bob. -El troll sonrió a Bob. -Pensé que olía un vampiro.

Sam se había olvidado de que los trolls estaban relacionados con los
gigantes y tenía un sentido del olfato avanzado. -¿Conoces a este troll?

-Trawl vivía bajo el puente de mi casa hace algún tiempo. -Dijo Bob.

-Muy buen puente. Ellos lo derribaron por uno nuevo. -Trawl arrugó la
nariz llena de baches con disgusto.

-¿No te gusta el nuevo puente? -Sam se preguntaba cuáles eran los


criterios para un puente perfecto para un troll. Trawl volvió su atención de
nuevo a Sam. Decidió que su curiosidad podía esperar. -Trawl me está
contratando para quitar algo de debajo del puente. -Anunció Sam.

-¿En serio? -Bob levantó una ceja ante la noticia.

Sam podía decir que Bob estaba tratando de leer su mente y saber los
detalles.

-Bueno, no vamos a perder el tiempo. Quitemos las plagas de Trawl. -


Dijo Bob alegremente.

Sam abrió la boca para decirle a Bob que no necesitaba venir, pero una
mirada penetrante de su amante le había cayado su lengua. El vampiro
obviamente no quería que Sam fuera solo. Por desgracia, Bob era
obsesivamente protector, Sam no sabía si Bob sospechaba que algo
peligroso estaba esperando, o si la obsesión de Bob había tomado nuevas
alturas.

Sam siguió al troll fuera de la puerta y por la calle.

-Uf. -Un peso aterrizando en su hombro empujó el aire de sus pulmones.

«Shhh. No soy tan pesado» El familiar le regañó.

AMBER KELL & RJ SCOTT 9


EL CASO DEL
MALVADO LOBO
-Dice el gato que no va a comer nada por mucho tiempo. -Bromeó Sam.

Smudge clavó las garras en el hombro de Sam y envolvió su cola gruesa


alrededor de su cuello para mantener el equilibrio.

-Si me ahogas hasta la muerte, te caerás. -Sam recordó al gato.

Smudge se soltó un poco para que Sam pudiera respirar.

-Gracias. ¿Por qué vienes de todos modos? -Desde que Smudge había
llegado hacía unos días, Sam no había visto al gato hacer nada más agotador
que tomar un baño.

«Estoy aquí para ayudar»

Sam no sabía como un gato negro podría ayudar con cualquier cosa,
pero entonces aún no había descubierto lo que el maldito animal colgado
alrededor de él quería de todos modos. Sam no tenía ningún poder mágico
de un familiar para acceder o mejorar. Smudge había declarado que Sam olía
bien y que se quedaría un rato.

Cuando Sam siguió a Trawl por la acera, vio con sorpresa como los
ciudadanos huyeron de la ruta permitiendo a Trawl pasar por completo y sin
obstáculos. ¿Seguramente no habían visto criaturas más imponentes que
Trawl?

El gigante torpe parecía tener una personalidad bastante tranquila para


un troll.

Tristeza emanaba de Trawl. Sam se preguntó si su recién dado poder


empático de los faes estaba ayudando a sentir las emociones de Trawl. Él
todavía no sabía muy bien cómo funcionaba la capacidad, pero sí sabía ahora
que Bob lo miraba con algo más que platónico afecto y también cuando la
búsqueda de lubricante se había vuelto crítica.

El puente de Trawl resultó estar a sólo tres calles del edificio de Sam.

AMBER KELL & RJ SCOTT 10


EL CASO DEL
MALVADO LOBO
-Eh, yo no sabía que estabas aquí. -Dijo Sam.

-Eso es porque nunca sabes acerca de los paranormales si lo puedes


evitar. -Dijo Bob secamente.

-Es cierto. -Sam no vio ningún sentido negarlo. Bob sabía lo que Sam
sentía por los paranormales. Sam podría tener un amante vampiro y una
colección cada vez mayor de socios inusuales, pero todavía tenía la esperanza
de construir un negocio basado en el mundo de los humanos. El mundo que
entendía.

Sin embargo, eso no impedía tener curiosidad por lo que el troll tuviera
bajo el puente. Sam siguió a Trawl y a Bob, ya que caminaron por la
pendiente para llegar debajo del puente de piedra. El olor de moho llenó su
nariz. Tomó respiraciones lentas a través de la boca para combatir el mal olor.

Tan pronto como él estaba totalmente debajo de la estructura, un


suave sollozo le llamó la atención. Frustrante, por la tenue luz que no dejaba
ver nada. La oscuridad se envolvía a su alrededor, un tono negro e
impenetrable.

-¿Quién es? -Preguntó Sam, no pudiendo hacer nada.

-Una náyade1 -Bob respondió. -Un joven o al menos parece ser así. No
siempre se puede saber su edad.

-¿Por qué está llorando? -El conocimiento de Sam sobre las náyades se
podía poner en un dedal con espacio para una enciclopedia de los faes y
esconderlo al lado de él.

-L-lo perdí. -La criatura lloraba en respuesta. Las náyades debían tener
un excelente oído ya que Sam no había hablado en voz muy alta.

Smudge dio un suave siseo. Sam no sabía si era por la náyade o la


humedad, pero no era necesario que el gato agravara el problema de la

1
En la mitología griega, las náyades eran ninfas de los cuerpos de agua dulce-pozos,
manantiales ..etc. Encarnando la divinidad del curso del agua que habitan

AMBER KELL & RJ SCOTT 11


EL CASO DEL
MALVADO LOBO
náyade.

-¡Compórtate! -Sam advirtió al familiar. -O vamos a averiguar si tú


puedes nadar.

Un soplo de aire en el cuello de Sam seguido por el peso de Smudge


desapareció de su hombro.

Sam se dio la vuelta, pero no pudo ver nada ni oír un chapoteo. ¿De
dónde había salido el maldito gato?

-¿Qué pasa, Sam? -Preguntó Bob.

-Smudge desapareció. Él estaba aquí y luego desapareció. -Sam miró


más, tratando de ver en la oscuridad, pero fallando miserablemente. El agua
empapaba su ropa hasta sus rodillas mientras se metía más adentro en busca
de Smudge.

Bob agarró el brazo de Sam. -Tranquilo, cariño. Estoy seguro de que se


ha tele-transportado a casa. Una vez que determinó que no había ninguna
amenaza para ti, probablemente decidió tomar una siesta o algo así.

-Podía haberme advertido. -Gruñó Sam. -Yo no sabía que podía tele-
transportarse.

-Algunos pueden, otros no. Al parecer, el tuyo puede. -Dijo Bob


filosóficamente.

-No es mío. -Sostuvo Sam. -Él está en préstamo.

-¿De quién? -La voz de Bob se mantuvo divertida mientras Sam


apretaba los dientes mientras se acercaban a la náyade.

-Un idiota que echó fuera del lugar a su familiar, obviamente. -Sam
caminó por el agua hacia el sonido de los sollozos, complacido cuando Trawl
eligió caminar a su lado. La masa tranquilizadora del troll hacía todo el
encuentro menos intimidante. A pesar de conocer a Trawl desde hace poco,

AMBER KELL & RJ SCOTT 12


EL CASO DEL
MALVADO LOBO
Sam encontró que le gustaba el tipo grande.

-Hola. -Sam llamó a la negra oscuridad, con la esperanza de no asustar


a la náyade. Apenas podía detectar la tenue silueta resplandeciente. -Me
gustaría tener más luz. -Se quejó.

Una bola de fuego se formó en el aire delante de él, iluminando todo el


espacio debajo del puente. Ahora podía ver claramente todo, casi como si
fuera de día.

El humano tiene poderes. -Jadeó el troll.

-No, hombre, no tengo poderes. -Espetó Sam. Miró a la luz, ofendido


por su presencia misteriosa. -No sé lo que es eso.

-Nos preocuparemos de eso cuando lleguemos a casa. -Le tranquilizó


Bob.

Sam asintió con la cabeza. Caminó hacia adelante, un poco


desconcertado cuando la bola resplandeciente flotaba delante de él.

La náyade tenía el pelo azul y la piel plateada con ojos tan amplios e
inocentes como un cervatillo que Sam había visto una vez durante una
excursión en el bosque. Físicamente, no parecía mucho mayor de diez años.
Vestida con un vestido de color crema, sentada en el agua con los brazos
alrededor de las piernas y la mejilla apoyada en sus rodillas.

-¿Qué sabes de náyades, Bob? -Preguntó Sam, no apartando la mirada


de la niña llorando.

-Son peligrosas. -Advirtió Bob. -Ella puede parecer joven e inocente,


pero podría tener cientos de años de antigüedad.

-Se ve como una pre-adolescente. -Se burló Sam.

Los delgados hombros del náyade temblaban mientras sollozaba como


si su corazón se hubiera roto y el agua había barrido todas las piezas.

AMBER KELL & RJ SCOTT 13


EL CASO DEL
MALVADO LOBO

Sam se agachó. Trató de ignorar el agua que se filtraba en sus


pantalones. -Soy Sam, ¿cómo te llamas?

La náyade se desenrolló de la pelota en la que se había acurrucado. -


¿Eres un ser humano?

Sam asintió con la cabeza.

-Eran seres humanos también. -Dijo con voz temblorosa. Se secó las
lágrimas con sus dedos húmedos, agregando más gotas de agua.

-¿Quienes? -Sam preguntó con suavidad. Trató de mantener su voz baja


y tranquila, con miedo de asustarla aún más.

-Los hombres que me capturaron a mí y a todas los demás. -Ella miró


por todas partes, menos a Sam.

-¿Las demás? -Preguntó Sam. Podía sentir su miedo envolviéndolo


como una manta de clavos que sobresalían de él con sus puntas afiladas.

La náyade frunció el ceño. -Las otras chicas. -Su tono indicaba que
pensaba que debería haber sabido.

El miedo atravesó a Sam ante la idea de un grupo de chicas jóvenes


paranormales capturadas por seres humanos. Las cosas horribles que los
hombres podían hacer a las otras chicas hicieron que se le congelase la
sangre.

-¿Había una niña lobo entre ellos? Cerca de cuatro años. -Le pinchó. El
entusiasmo por conseguir posiblemente una ventaja en su caso tenía su
corazón acelerado.

La náyade entrecerró los ojos. -¿Por qué? ¿Qué quieres de ella?

Sam observó lo rápido que pasó de sollozar a sospechar. -Su padre me


contrató para encontrarla. Está muy preocupado. -Explicó.

AMBER KELL & RJ SCOTT 14


EL CASO DEL
MALVADO LOBO

-Oh. -La tensión se hundió fuera de la náyade como si el estrés hubiera


disuelto todos sus huesos y no tenía nada más para abrazarlos juntos. -Sí. La vi.
No sé su nombre. La mantuvieron en una jaula lejos de las demás. Creo que
iban a mantenerla por una razón diferente, pero nunca dijeron nada.

El corazón de Sam le dolía por la construcción de la imagen en su


cabeza. -Quiero rescatarlas. ¿Puedes ayudarme? -En este punto, el nuevo
objetivo de Sam no era sólo salvar a la niña lobo. También quería romper esta
banda de secuestradores y llevar a los seres humanos a la justicia. Estaban
dando un mal nombre a la humanidad.

La náyade negó con la cabeza frenéticamente. -¡No voy a volver! ¡No lo


haré! -Gritó.

-Shhh. -Sam envió pensamientos calmantes, esperando que sus nuevas


habilidades de fae trabajaran en sentido inverso. Después de un momento se
calmó.

-Lo siento. -Susurró.

-Entiendo que no quieres volver con los secuestradores. No te culpo. -


Dijo Sam. -Pero tal vez puedas ayudarme a averiguar donde ponen a las otras
chicas y a cambio te llevaré a casa. ¿Qué te parece?

Una expresión astuta apareció en el rostro de la náyade. -Suena como


un trato. ¿Estás tratando de llegar a un acuerdo, Sam humano?

Sam vaciló. Su elección de palabras tenía una nota de ritual y dudó en


acuerdo. Por no hablar del cambio de la náyade de su expresión de
vulnerable a intriga. Sam tenía que pensar mucho antes de decir nada más.

-Ten cuidado, Sam. Las náyades son más difíciles que los faes al cortar
un acuerdo. -Advirtió Bob.

Sam suspiró. -¿Por qué no hay nada fácil?

AMBER KELL & RJ SCOTT 15


EL CASO DEL
MALVADO LOBO
Bob se rió entre dientes antes de abordar a la náyade de agua. -¿Qué
quieres, náyade?

-Una promesa. Júrame en mi concha de la vida que vas a tratar de


salvar a las chicas, y te diré todo lo que necesitas saber. -Sacó un collar
debajo de la camisa que llevaba puesta. Una gran concha roja se adjuntaba a
una cuerda negra gruesa.

Sam se sorprendió de que los secuestradores le hubieran dejado


quedárselo.

Bob envolvió una mano alrededor del brazo de Sam. Se inclinó hacia
adelante y habló al oído de Sam. -Si juras por la concha de la vida de una
náyade y rompes tu voto, vas a morir en el agua consumido por los seres que
habitan debajo de él. -Susurró, su aliento cepillando el oído de Sam.

A pesar de la frialdad del agua y las ominosas palabras de Bob, la polla


de Sam hizo un valiente esfuerzo por levantarse. Tenía que pensar en cosas
que no fueran sexys como el pelo de la nariz de Trawl para mantener su
erección hacia abajo.

-Wow. No hay presión. -Suspiró Sam. Él realmente necesitaba conseguir


un manual paranormal. Tal vez podría encontrar una edición de Weres, brujas
y lo que sea en la biblioteca. Su plan para hacer frente sólo a los seres
humanos, obviamente, no estaba funcionando.

AMBER KELL & RJ SCOTT 16


EL CASO DEL
MALVADO LOBO
CAPÍTULO DOS.

Hartman estaba clavado en el suelo.

Danjal Naama. El hombre que Hartman había prometido olvidar para


siempre, estaba aquí, en esta calle. No era consciente de que Hartman Hunter,
Alfa de la manada Hunter, estaba fuera contemplando el suicidio de volver a
la vida de Danjal. ¿Por qué iba a pensar que Hartman regresaría a su vida? No
era como si Hartman había dicho a Dan que iba a visitarlo. Ellos no estaban
en buenos términos, o conociendo los términos, o cualquier otro tipo de
términos. Danjal lo odiaba, y con razón. Cuando Hartman había dicho a Sam
que encontraría a alguien para ayudarlos, no se había dado cuenta de lo difícil
que sería ese proceso.

Hartman suspiró. Había evitado deliberadamente esta parte de la


ciudad por mucho tiempo, pero ahora que estaba aquí, se preguntó cómo
podía haberse alejado. Todo era familiar. Desde la cafetería de la esquina a
cargo de los faes al teatro en el otro extremo, el camino corto de las tiendas
era un misterio tras otro.

Aquí, en esta calle había magia, y había pasado un infierno de un


montón de tiempo aquí antes de haber cedido a la presión de empacar para
producir una descendencia.

Antes, cuando sólo Dan y él habían estado en contra del mundo.

Examinó el bloque tratando de determinar si algo había cambiado


mientras él se había ido. Nada. Todo parecía como si se hubiera congelado
en el tiempo esperando su regreso. Los paranormales por igual seguían
caminado a lo largo de la acera, mientras que las mesas y sillas estaban
esparcidas aquí y allá en la cafetería en la acera y cruzaban la calle empedrada.
Este barrio era el último bastión de la antigua magia y las viejas costumbres, y
el lobo de Hartman aulló de emoción al volver aquí. De regreso al hombre
que su lobo siempre había considerado su amigo. Maldita sea, él lo echaba
de menos.

AMBER KELL & RJ SCOTT 17


EL CASO DEL
MALVADO LOBO
La necesidad de avanzar se hacía demasiado fuerte como para
ignorarlo. Podría estar aquí todo el día y contemplar la tristeza de su vida
vacía sin Dan, o podía volver a la vida del hombre y rogarle a su ex amante
para obtener ayuda.

No importaba cuánto tiempo estuvo aquí viendo y ver el ir y venir de los


peatones, tenía que ver a Dan y obtener el hechizo de localización que había
prometido a Sam.

Había empezado a llamar la atención sobre sí mismo, de todos modos.


¿Quién no se daría cuenta de un casco melancólico de un hombre lobo en el
medio y la mitad de las sombras? Con suerte alguien de su manada lo volvería
a ver, a continuación, todo el mundo sabría dónde había estado. Hartman
Hunter en la calle Quarter sólo podía significar una cosa: Danjal Naama.

Se acercó a la última tienda de enfrente y se detuvo frente a la puerta.


Las ventanas eran de cientos de pequeños cristales que brillaban
intensamente en el sol de media mañana. No podía ver a través de ellos muy
bien, y para ser honesto la descripción anterior de la ventana decía a algunos
curiosos exactamente lo que estaba contenido en el interior.

-¡Disculpe! Tengo que salir. -Exigió una voz malhumorada.

Hartman se dio cuenta de dos cosas a la vez. Casi había pisado a un


enano irritable y ahora la puerta del boticario estaba abierta. De par en par.
Los olores de las hierbas y especias, junto con un toque de magia se
derramaban fuera de la tienda y asaltaron los sentidos de Hartman. Se hizo a
un lado para dejar que el enano pasara, a pesar de que quería ir, estaba
clavado en el suelo.

Los olores, el calor, la sal de cítricos combinados, lo empujaron de


nuevo a una época en que todo lo que había importado había sido el amor
que podía acaparar para sí mismo. No era una relación obligada por contrato
para asegurar la sucesión de su manada. Antes, cuando su matrimonio con
Constanza no había existido y su divorcio y la amenaza a su estatus actual de
Alfa no pasaba por encima de él.

AMBER KELL & RJ SCOTT 18


EL CASO DEL
MALVADO LOBO
Los recuerdos le inundaron con mañanas perezosas felices despertando
al lado de Dan, el único hombre sobrenatural que Hartman había amado
alguna vez.

Inhaló profundamente para captar el aroma familiar en sus pulmones,


Hartman cruzó el umbral y luego cuidadosamente cerró la pesada puerta de
roble detrás de él. No había nadie en la tienda. No había señales de Dan o de
su ayudante, Everett, nada. No era inusual. Cuando había visitado antes, a
menudo había encontrado a Dan con su nariz enterrada en un tomo de magia
antigua o en las últimas revistas del corazón. Si eso era lo que pasaba ahora
también, entonces tenía que ir más profundo en la tienda, de vuelta a la sala
de trabajo donde Dan llevaba a cabo sus proyectos más peligrosos.

-¿Puedo ayudarle?

Hartman saltó. Su lobo no lo hizo. Irritación en su nerviosismo le pinchó


cuando se volvió hacia el dueño de la voz.

-Everett. -Dijo amablemente.

-Esto no es bueno. -Everett respondió rápidamente. Sus ojos grises


iban de Hartman a la parte trasera de la tienda y de regreso. El duende saltó
hacia atrás y adelante en sus pies peludos desnudos mientras miraba a
Hartman, temor en sus grandes ojos marrones. -No es bueno en absoluto.

Everett mantenía la tienda de Dan ordenada y libre de plagas


sobrenaturales, y también se ocupaba de la tienda cuando Dan se veía
envuelto en uno de sus proyectos. Por su parte, Dan dejaba a la criatura vivir
en la cómoda junto a la puerta.

A los duendes les gustaba estar cerca de los lugares que cuidaban.

-¿Está Dan aquí? -Hartman interrumpió al duende antes de que pudiera


ir a su destino habitual y volcarse a su penumbra. Nunca había calentado a
Hartman en todo el tiempo que había estado con Dan. Teniendo en cuenta
cómo se había separado, tal vez la pequeña criatura había tenido un punto. Al
final, Hartman no había sido bueno para Dan.

AMBER KELL & RJ SCOTT 19


EL CASO DEL
MALVADO LOBO

-Está en el cuarto de atrás. -Respondió Everett.

Hartman se movió, pero Everett le detuvo con una mano en el brazo.


Por un segundo lo miró en silencio y luego simplemente asintió con la cabeza
y lo soltó. Everett no dijo nada más. En su lugar, fue a colocarse detrás de la
registradora anticuada. Hartman frunció el ceño ante el silencio del duende
generalmente hablador. La decisión de tener el don del silencio del duende
era como un signo positivo de su aceptación, Hartman fue a buscar a su ex
amante, el hombre que tiene para siempre su corazón.

Otra razón por la que su ex esposa lo odiaba.

Recorriendo el camino conocido de la parte delantera de la tienda, el


pasillo hasta el cuarto de atrás era como arrojarse al pasado. Para mantener
su enfoque, mentalmente repitió el nombre de su hija y otra vez y otra vez.
«Esto es para Shelby. Para Shelby»

La puerta estaba abierta y una deliciosa mezcla de cítricos, madera de


cedro y aromas de romero fueron su primera confirmación de que Dan estaba
dentro. Mirando a la habitación, vio a Dan encorvado sobre un microscopio.
Estaba hablando con él mismo, marcando los elementos de una lista, y
marcando garabatos en la plataforma de su lado. La luz de la lámpara en la
esquina le daba un brillo de forma curiosa en torno a la única persona ajena a
su hija que podría afectar a Hartman más allá de su deber para con la manada.

-Dan. -Hartman interrumpió con suavidad. Quería subir y exigir a Dan


que le dijera todo lo que pudiera saber sobre las brujas, los huesos de los
hombres lobo y la magia. Esa era su cabeza que le decía qué hacer, sin
tiempo para sutilezas. Su corazón, por otro lado, quería tomarlo con calma en
Dan. Ese órgano enfermo de amor por él anhelaba envolver a Dan en sus
brazos y negarse a dejar que se fuera de nuevo.

Dan se puso rígido. Luego con mucho cuidado, arrastró los pies en el
taburete hasta que se enfrentó a Hartman.

Hartman perdió el poder racional de expresión y la capacidad de

AMBER KELL & RJ SCOTT 20


EL CASO DEL
MALVADO LOBO
respirar. Dan no había cambiado ni un poco. Era tan guapo como Hartman
recordaba y todavía tenía un poder sobre el lobo de Hartman que nadie más
había tenido nunca. Dan parecía cansado, y sus pupilas rojas teñidas estaban
amplias en sus ojos. Obviamente que le sorprendió era un eufemismo, el
demonio se quedó sin habla. La luz de la lámpara creaba sombras en los
pequeños cuernos en la cabeza que se asomaban a través de su desordenado
pelo, enredado, de color negro azabache.

Hartman amaba esos ojos, y los cuernos. Amaba a Dan.

-¿Qué quieres? -Dan preguntó lentamente y deliberadamente. Su tono


era completamente vacío de emoción.

-Es bueno verte, Dan. -Dijo Hartman, intentando ser civilizado.

-¿Qué.Es.Lo.Qué.Quieres? -Repitió Dan.

-Tu ayuda. Sólo tú ayuda. -Todas las otras cosas que anhelaba de Dan
podían esperar hasta que encontrara a su hija. Necesitaba encontrar a Shelby
primero. Todo lo demás, incluyendo su vida amorosa, podía esperar.

-Cinco años. Ha pasado tanto tiempo. -Dijo Dan uniformemente.

Hartman deseaba poder tener una idea de lo bien que iba. O no. Pero
el olor de Dan era insoportable y no podía conseguir un arreglo en las
emociones subyacentes de Dan.

-Sabes que yo no vendría a ti si no fuera importante. -Ofreció Hartman.

Dan se inclinó hacia atrás en su silla, extendió sus largas piernas delante
de él y cruzó los brazos sobre el pecho. -¿Es tan importante que arrastras tu
culo de lobo en mi tienda en la que juraste no volver a pisar otra vez? ¿Para
hablar con la persona a la que también juraste que no querías tocar, dormir, o
incluso volver a ver?

El sarcasmo goteaba en las palabras de Dan y Hartman se estremeció.


Sí, había dicho todo eso. Había sido su torpe intento de conseguir que Dan

AMBER KELL & RJ SCOTT 21


EL CASO DEL
MALVADO LOBO
dejase de sentir amor por él, a pesar de que los demonios se enamoraban
una vez y para siempre, al igual que los lobos. Esperaba que tal vez no se
hubieran unido, al menos por parte de Dan. Había deseado a la única persona
además de su hija que siguiera adelante con su vida y que encontrase el amor.
Todo el mundo merece amor... excepto Hartman, que había tenido que
empujar el amor a un lado y en su lugar dejar que el peso del resto de su
manada cayese en sus hombros. Dejar a Dan había sido su error más grande...
pero tener a Shelby era su mayor logro.

-Es Shelby. -Dijo. -Mi hija.

-Sé quién es Shelby, Hart. -Dan se levantó y se estiró alto.

El pecho de Hartman se apretó al oír el apodo de Dan para él. Nadie


más le llamaba Hart. -Ha desaparecido. -Dijo Hartman.

-¿Has probado buscando en el bosque? Si yo fuera tu hija, habría


corrido demasiado.

Las palabras habían sido dichas con tanta sencillez, que el daño que
habían causado destrozó a Hartman y se manifestó en su temperamento que
apenas cedió un avance. En un segundo, tenía a Dan apretado contra la
pared con las manos alrededor de la garganta del demonio. El asombro llenó
los ojos de Dan, pero gruñó y apretó de nuevo a Hartman. Se empujaron
mutuamente durante unos segundos hasta que Dan se quedó inerte en los
brazos de Hartman. Hartman inmediatamente lo soltó y Dan giró sobre sus
dedos de los pies y dio una patada, dejando a Hartman tendido en el suelo
mirando hacia el techo cubierto de tejas en forma de diamante.

-Siempre has sido lento en la pelea. -Escupió Dan.

-Dan. Por favor. Sólo necesito información.

-Hay otros boticarios, Hart...

-No como tú. -Hartman rodó a cuatro patas y luego se puso de pie,
utilizando una vitrina para mantener el equilibrio. Dan podía ser flaco, pero

AMBER KELL & RJ SCOTT 22


EL CASO DEL
MALVADO LOBO
luchaba como la mierda, y era fuerte.

-Déjalo. -Dan dijo con cansancio, luego volvió a sus botellas y el


microscopio.

-Ha sido secuestrada. -Espetó Hartman. -Es sólo un bebé.

-Tiene cuatro años. Probablemente tiene la capacidad de cambiar y


tener las garras el tiempo suficiente para romper mi corazón. Volverá al caer la
noche. -Dan no lo enfrentó.

-No lo entiendes, Dan. Ella ha estado pérdida seis semanas. -Espetó


Hartman.

Silencio.

Después de un largo momento, Hartman pensó que el demonio seguirá


ignorándolo. Dan se volvió hacia él. Sin atisbo de empatía en su rostro, pero
al menos estaba escuchando.

-Tengo un detective privado que trabaja en ello. Es humano. Estoy tan


desesperado. No puedo pedírselo a nadie en la manada, porque van a pensar
que soy débil, pero necesito más ayuda. -Estaba a un segundo de la
mendicidad, pero Dan siempre había sabido cómo llevar a Hartman de
rodillas.

-Apuesto a que tu manada te mandó venir a mí. -La voz de Dan celebró
un mundo de dolor.

Hartman se tragó su disculpa instintiva. Más tarde podía pedir perdón a


Dan. Ahora tenía que concentrarse en su hija. -La manada no sabe que he
venido a ti por ayuda. Por favor. Sólo necesito un pequeño hechizo de
ubicación. Es algo con lo que puedo empezar, o darle a Sam algo para que
sepa dónde buscar.

-Estoy escuchando. Tiene que haber una gran razón por lo que un Alfa
se digne a estar en cualquier lugar cerca de un demonio que dice que odia

AMBER KELL & RJ SCOTT 23


EL CASO DEL
MALVADO LOBO
con cada fibra de su ser.

-Creo que ha sido secuestrada, y sospecho que su madre tiene algo


que ver con eso. Constanza tiene dos hijos de un apareamiento anterior, y
cada vez se acercan más a la edad suficiente para luchar por ser Alfa. Creo
que ha hecho algo a Shelby y así estaré demasiado afligido para luchar contra
ella y sus hijos y poder tomar el control.

-¿Tienes pruebas? -Preguntó Dan. Por primera vez una chispa de


simpatía llenó sus ojos.

Hartman negó con la cabeza. -Sólo el instinto. La niñera desapareció


poco después de anunciar que Shelby había desaparecido. No creo que la
vuelva a ver. Constanza está gritando que no puedo cuidar de mi familia, así
que no merezco ser Alfa.

-Esa es la mujer que tienes ahí. -Dijo Dan. -Puedo ver por qué querías
deshacerte de mí. Quiero decir, después de todo, me faltaba la vagina que
obviamente te trae tanta alegría.

-Estamos divorciados. Se terminó hace ocho semanas antes de la


desaparición de Shelby. Por favor, Dan, necesito saber si una bruja podría
habérsela llevado. O si me puedes apuntar en la dirección correcta por lo
menos. Te lo ruego. -Las lágrimas amenazaron a la compostura de Hartman,
pero las contuvo. No era demasiado orgulloso para llorar por su hija, pero él
no quería que Dan pensara que estaba tratando de chantajearlo
emocionalmente para ayudar.

-¿Una bruja? Crees que podría haber sido tomada para un hechizo ¿no
es así? -Dan no parecía inmutarse por la sugerencia de que una bruja
estuviera involucrada en la desaparición de Shelby.

Hartman se desinfló y se dejó caer en la silla más cercana. Hundió la


cabeza entre las manos.

-No lo sé. -Dijo. -Pero Shelby y Constanza nunca se llevaron bien entre
sí. No me sorprendería si la perra vendió a nuestra hija para vengarse de mí.

AMBER KELL & RJ SCOTT 24


EL CASO DEL
MALVADO LOBO

-Si ella aún no ha cambiado, valdría la pena mucho más que para una
bruja. Junto con otros paranormales, un lobo entra en el verdadero poder con
el primer cambio. Un momento absolutamente perfecto para poder ser
capturado y moler los huesos de ese niño para formar la base de una gran
cantidad de magia oscura. El polvo de los huesos puede formar una base
para una combinación casi infinita de hechizos. -La voz de Dan tenía un tono
científico, neutral que usaba cuando estaba analizando las cosas y resolviendo
un problema.

Hartman sintió una angustia a través de su cuerpo y la emoción de


estrangularle la garganta. El horror se apoderó de él y se sentía enfermo.

No podía hablar.

-Si ella ha estado ausente por seis semanas, te das cuenta que lo más
probable es que ya está muerta. -Agregó Dan.

El corazón de Hartman se detuvo por un segundo o dos, y miró a Dan,


que había reanudado la posición de los brazos cruzados sobre el pecho. No
había esperanza en los ojos de Dan, no había nada, excepto el frío resumen
de la situación. ¿Dónde estaba la naturaleza compasiva de Dan? ¿Hartman
había matado la parte de Dan que había amado más con su decisión de
colocar la manada sobre el amor que habían compartido?

A ciegas, se puso en pie. Tenía que salir de allí. Obtener un poco de


aire. Quería poner sus garras en la garganta de Dan y aunque todavía estaba
hablando con él, no era capaz de escuchar. Llegó a la puerta de la tienda,
pero se bloqueó frente a sus ojos. Una neblina de color rojo rodeaba la
puerta y Hartman se vio obligado por la fuerza de la misma a su vez y se
enfrentó a Dan.

-Dan, tienes que dejarme ir. Tengo que encontrarla. -Desesperación


llenaba su voz. No podía dejar de ver las imágenes en la cabeza de su niña
atrapada por algún psicópata utilizando sus huesos.

-No dejo a los niños solos por ahí si puedo ayudar. Incluso si ella es

AMBER KELL & RJ SCOTT 25


EL CASO DEL
MALVADO LOBO
indirectamente responsable de romper mi corazón. -Dijo Dan.

La neblina visible de color rojo a su alrededor, los restos de la magia


que acababa de usar, le daba un aspecto aún más demoníaca y menos
humano. Hartman había visto esto antes y no le asustaba. Dan le odiaba por
lo que había hecho, pero él era un demonio bueno.

-Dan...

-Hart, tenemos que centrarnos en Shelby. -Dan respondió suavemente.


Acechó a Hartman y le tendió una mano. -Creo que lo que pasó en el pasado
debe dejarse allí. ¿De acuerdo?

-¿Puedes hacer eso? -Preguntó Hartman. No estaba seguro de que


pudiera sacar a Dan del pasado. Lo había intentado una vez y sabía que no
podía hacerlo de nuevo. Si Dan supiera que la angustia de Hartman le llevaba
con él todos los días, entonces nunca sugeriría olvidar el pasado.

-No puedo. -Dijo Dan con firmeza.

Hartman se apoderó de la mano de Dan y se sorprendió por el torrente


de lujuria que enviaba la sangre directamente a su polla. Este hermoso
demonio tenía mucho poder sobre él, y eso lo asustaba más de lo que estaba
dispuesto a admitir.

-Entonces, ¿por dónde empezamos?

-Hay lugares a los que podemos ir. Buscar las personas que pueden
hablar. Seguir hechizos.

-Yo ya los probé. -Interrumpió Hartman.

-¿Con quién?

-Stadtler el quinto. Ayer. No pudo ver nada.

-¿Fuiste a Stadtler antes de venir a mí? -La voz de Dan tenía un borde

AMBER KELL & RJ SCOTT 26


EL CASO DEL
MALVADO LOBO
de incredulidad y su expresión con los ojos entornados también.

-Estaba tratando de no llevarte a esto. No quiero hacerte daño de


nuevo. -Hartman miró sus manos unidas y la soltó. La lujuria todavía estaba
dentro de él y las imágenes de Dan bajo él, arqueándose por su toque, dando
los más exquisitos sonidos y motivos de necesidad, fueron grabadas en su
cerebro. «Te amé. Tienes que saber eso. Todavía te amo. Eres mi compañero
predestinado»

Cuando Dan frunció el ceño, Hartman esperó al infierno porque el


demonio no pudiera leer su mente.

-El daño ya ha ocurrido. -Dijo Dan. -Tenemos que ver si podemos


encontrar a Shelby. Eso tiene que ser nuestro objetivo.

-¿Y tú intentas lo mejor por mí? -Hartman odiaba la forma en que


sonaba, necesitado y desesperado.

-¿Por Shelby? Sí.

AMBER KELL & RJ SCOTT 27


EL CASO DEL
MALVADO LOBO
CAPÍTULO TRES.

Sam examinó la expresión de la náyade. Su mirada desafiante llegó a


Sam, porque podía sentir debajo sus vulnerabilidades. Rápidamente envolvió
sus dedos alrededor de su colgante de concha. Lo último que quería era que
ella tuviera más dudas por no decir lo que había dicho.

-Me comprometo a tratar de ayudar a todas las chicas capturadas con


lo mejor de mi capacidad. -Prometió.

El collar zumbaba bajo los dedos de Sam y brilló como un faro por un
segundo. Sintió un hormigueo en la mano como si hubiera sido sacudido con
electricidad. Movió sus dedos hacia atrás y los sacudió para recuperar su
circulación.

Bob gruñó. -Te advertí sobre las promesas a los paranormales, Sam.
Tienes que dejar de hacer eso.

-Iba a buscar a las niñas de todos modos. No es como que prometí algo
que ya no tuviera planeado hacer. -Sam no entendía por qué Bob sonaba tan
molesto.

Bob agarró el brazo de Sam y lo arrastró lejos de la náyade. Sus pies


chapoteaban las ondas mientras caminaban. Sam esperaba una buena ducha
caliente cuando llegara a su apartamento.

Un gemido interrumpió sus pensamientos. -No te imagines la ducha,


estoy tratando de concentrarme aquí.

-Y yo estoy tratando de resolver las cosas, así que puedes estar caliente
otra vez. ¿Cómo vamos a conseguir llevar a casa a la náyade?

-Vamos a tener que llevarla con nosotros mientras investigamos donde


se encuentra su familia. -Respondió Bob.

-¿Cómo? ¿Puede incluso viajar fuera del agua? -Sam no tenía ni idea de

AMBER KELL & RJ SCOTT 28


EL CASO DEL
MALVADO LOBO
lo que una náyade necesitaba que no fuera agua.

-Veo que alguien necesita una enciclopedia paranormal para Navidad. -


Bromeó Bob.

-No, no lo quiero, porque no voy a estar trabajando con paranormales. -


Sam negó alegremente, ignorando su idea de antes de tener un libro.

Bob deliberadamente miró al troll y a la náyade. -¿Y cómo es que


trabajas para ellos?

-Estoy empezando a odiarte. -Susurró Sam.

Bob sonrió. -Entonces supongo que tendré que cambiar de opinión


cuando lleguemos a casa.

La forma en que Bob había dicho "casa" le dio a Sam una cálida
sensación acogedora por dentro, como si fueran una pareja que iba a
regresar a su lugar compartido después de una excursión. De manera que lo
eran, a menos que realmente sólo compartieran un edificio y no un
apartamento juntos.

El hablar de Bob rompió los pensamientos de Sam. -Voy a llevarte de


vuelta a la oficina. Podemos ponerla en el apartamento con el fantasma por lo
que no estará sola. Ella debe estar bien en una bañera mientras buscamos a
su familia o a quien ella está buscando.

Sam asintió con la cabeza. Eso tenía sentido. Él todavía tenía que
averiguar dónde estaban las otras chicas para poder llevar a todos de vuelta a
casa, especialmente a Shelby. -¿Podemos ir a hablar con ella ahora?

Bob no hablaba ni una palabra, sólo salpicaba su camino de regreso a


la náyade.

A veces, Sam se preguntaba si las relaciones valía la pena la molestia.

-Oh, valgo todos los problemas y más. -Bob lanzó por encima del

AMBER KELL & RJ SCOTT 29


EL CASO DEL
MALVADO LOBO
hombro.

-Deja de leer mi mente. -Espetó Sam. Odiaba cuando el vampiro lo


hacía. No permitía tener una relación equilibrada. Sam no podía leer ni una
maldita cosa que Bob pensara.

-No tienes que leer mi mente. -Dijo Bob, aún no dándose la vuelta. -Te
digo todas las partes buenas.

Sam suspiró.

La náyade dio toda su atención a Sam mientras él le dijo: -Después de


que tengamos a las otras chicas seguras, vamos a encontrar a tu familia.

-No me quedo con mi familia. Hacemos nuestros propios lugares en el


mundo tan pronto como nacemos. Tengo que volver a mi agua. -La náyade le
frunció el ceño, como si ella no entendiera cómo había podido llegar a una
idea tan rara.

-Lo siento. -Sam recordaba vagamente oír hablar de las náyades y su


apego a sus lagos y ríos. -Está bien, ¿sabes cómo se llama?

Tal vez se podría resolver el problema de la náyade más rápido de lo


que Sam se atrevía a esperar.

La náyade asintió. -Hermoso-río-que-piensa-en-el-lago. -Anunció con


orgullo.

-Por supuesto que lo es. -Sam apenas contuvo un gemido. Eso era
exactamente lo que había temido. En el lado positivo, sólo había tres lagos
cercanos, seguramente podrían limitar la búsqueda rápidamente. Después de
encontrar a las chicas, Sam iría a tomar fotos de todos los lugares donde un
río se cruzaba con un lago. No podía haber más de una docena de puntos.
Mentalmente cruzó los dedos.

-¿Dónde se encuentran las niñas? -Preguntó Bob.

AMBER KELL & RJ SCOTT 30


EL CASO DEL
MALVADO LOBO
La náyade no le hizo caso.

Sam parpadeó ante la intensa mirada que la chica le dio. Miró entre
Bob y la náyade.

-¿Cómo te llamas? -Preguntó con suavidad.

-Springlilly. -Respondió ella.

-Bonito nombre. -Sam pensó que debía decir algo. Después de todo,
ella seguía mirándolo como si esperara que viniera con algo brillante que
decir. Sam no sabía cómo decirle que estaba condenada a la decepción.

-Gracias. -Sonrió.

-Por ahora, Bob y yo te vamos a llevar a mi casa. Tengo un apartamento


libre en el que podrás alojarte mientras vamos y rescatamos al resto de las
chicas. ¿Suena bien verdad?

Springlilly asintió. -Gracias.

Sam se volvió hacia el troll. -Trawl, muchas gracias. Creo que tu náyade
me puede ayudar con mi caso.

La amplia cara de Trawl se agrietó en una sonrisa. -Me alegro de haber


podido ayudar.

Antes de que Sam pudiera decir nada más, el troll dejó cuatro monedas
de oro en su mano. Sam se aferró a ellas para que no se cayeran en el agua. -
Um, gracias.

Sam empezó a hablar, pero Bob apretó su hombro y le susurró al oído:


-No lo niegues. Él va a estar muy contento.

Dudaba que un troll infeliz fuera una buena cosa. Después de una
pausa, Sam dio al troll un agradecimiento corto. -Gracias, Trawl.

AMBER KELL & RJ SCOTT 31


EL CASO DEL
MALVADO LOBO
-Bienvenido, Sam. Les diré a todos mis amigos para que vaya a vosotros.
Eres un ser humano útil. -Dijo con orgullo Trawl.

-Me alegro de haber podido ayudar. -No quería parecer demasiado


agradecido. El troll podía ver esto como una señal de aliento. Sam ni siquiera
quería saber qué tipo de amigos Trawl tenía. Dudaba que alguno de ellos
fuera humano, ya que el puente se encontraba en la parte paranormal de la
ciudad.

Rápidamente se metió las monedas de oro en el bolsillo y se volvió a


tiempo para ver a Bob levantar a Springlilly fuera del agua.

-Nos vemos en casa. -Dijo Bob.

Con una explosión de velocidad, Bob desapareció de la vista. Sam no


se sentía abandonado, suponía que la náyade necesitaba estar fuera del agua
durante el menor tiempo posible.

Sam asintió torpemente a Trawl y trepó por el banco para llegar a la


acera.

No se le ocurrió a Sam hasta ese momento que no sabía dónde estaba.


Había seguido a Trawl hasta el puente sin prestar especial atención a la ruta
que habían tomado. Sam miró a ambos lados, pero tampoco parecía la
dirección correcta.

«Maldito»

Si tenía ningún sentido, que había volver y pedir arrastre que por donde
habían venido, pero Sam no quería al troll diciendo a todos que un detective
no pudo encontrar su camino de vuelta a casa. Fue puramente una cuestión
de ego, y él sabía que era estúpido, pero Sam no podía hacerse preguntar.
Dándose la vuelta un par de veces, Sam finalmente descubrió que donde
había ido por la orilla.

"Yo puedo hacer esto", murmuró. Resuelto, marchó en la dirección que


él esperaba haber llegado desde.

AMBER KELL & RJ SCOTT 32


EL CASO DEL
MALVADO LOBO

Afortunadamente, sólo le tomó unos minutos para darse cuenta de que


había cogido el camino correcto. Diez minutos más tarde, caminaba a través
de las puertas de su oficina, el alivio corriendo a través de él.

-¡Te tomó bastante tiempo! -Teddy espetó mientras flotaba a través del
techo. -¡Tu princesa del agua está en mi baño!

Si el fantasma tuviera una forma sólida, Sam estaba seguro de que


habría oído pisadas fuertes.

-¿Estabas usando el baño? -Preguntó Sam. Por lo que él sabía, los


espíritus no podían bañarse.

-Por supuesto que no. ¿Qué clase de pregunta es esa? -Teddy se cruzó
de brazos. -Pero no me gusta que me recuerden que no puedo.

-Bueno, esa es una de las pocas habitaciones que no se utiliza en la


actualidad, por lo que tendremos que hacerlo.

Sam no iba a dar marcha atrás. Este era su edificio, no importaba


cuántos otros seres pensaron que lo convertían en su hogar.

-¿Qué pasa con el vacío? -Teddy señaló.

-Estoy tratando de alquilarlo, y no quiero que sea por ella misma. Ella
está en un ambiente extraño y unos secuestradores la han asustado. ¿Quieres
estar solo? -Apeló Sam.

-No. -Teddy perdió parte de su ira. -Debo ir a ver cómo está.

-Esa es una gran idea. -Animó Sam. -¿Y por qué no me ayudas a jugar al
detective y le preguntas donde vio a las otras chicas?

Teddy asintió. -¡Yo podría hacer eso! -Corrió a través del techo lo
suficientemente rápido como para hacer daño a la cabeza de Sam.

AMBER KELL & RJ SCOTT 33


EL CASO DEL
MALVADO LOBO
-Muy hábil. -Dijo Bob.

Sam no había notado que el vampiro se inclinaba contra la pared.

-Ya me lo imaginaba. ¿Conseguiste algo más de ella? -Preguntó Sam.

Bob negó con la cabeza. -Ella no me quiere. Sobre todo después de


que la corrí aquí. No le gustaba la velocidad o el hecho de que un vampiro se
la llevó. Vampiros y náyades en realidad no se llevan bien.

-¿Por qué no?

-Sobre todo porque los vampiros drenan a las personas y su vida para
existir, mientras las náyades pasan pedazos de su energía vital para alentar a
la naturaleza. Filosofías opuestas. -Explicó Bob.

-Oh, no lo había pensado de esa manera. -Realmente no había pensado


en ello en absoluto si quería ser honesto. Cuanto menos pensara en Bob, más
poder tendría para concentrarse. -Dudo que Teddy tendrá mejor suerte,
puesto que ya está muerto. -Sam se dirigió a la escalera. Se quedó paralizado
cuando su puerta se abrió y entró en el edificio Hunter arrastrando a un
hombre delgado detrás de él. Detectó los cuernos en su segundo invitado,
Sam decidió que una vez más una criatura paranormal había caminado a
través de su puerta. Al menos éste era lindo.

-¡No es lindo! -Replicó Bob.

-¿No te dije que dejes de leer mi mente? -Sam preguntó con suavidad.

El vampiro iba a tener su merecido si se sumergía en el cerebro de Sam


sin permiso.

-¿Quién eres tú? -Preguntó el extraño demonio.

-Soy Sam Enderson, ¿quién eres? -Él extendió la mano para estrecharla,
sólo para que Bob lo tirase lejos del recién llegado y lo pusiera en sus brazos.

AMBER KELL & RJ SCOTT 34


EL CASO DEL
MALVADO LOBO
Un gruñido bajo se vertió del vampiro como un ronroneo áspero.

-Hola, Sam. Soy Danjal, pero puedes llamarme Dan. -El demonio hizo
un guiño a Sam, haciendo a Hunter gruñir.

-Puedes llamarlo dejándole. -Respondió Bob.

-Estoy seguro de que hay una razón por la cual Hunter le trajo aquí. -
Respondió Sam, pasando rápidamente del abrazo de Bob.

-Dan es un boticario, pero también tiene un conjunto de habilidades


especiales. El puede ver la cinta que te di y ver si alguna poción ha sido
utilizada en él. También podría ser capaz de adivinar la ubicación de mi hija. -
Hunter parecía complacido con la capacidad de su amigo.

Dan parecía querer patear a Hunter.

Sam sonrió al demonio. -Nos encantaría cualquier ayuda que podamos


conseguir.

-Me encantaría ayudarte en todo lo que pueda. -El largo de los cuernos
de Dan lo atraían.

-Nunca he conocido a un demonio antes. -Sam se acercó un poco más


a los brazos de Bob.

-¿Quieres acariciar mis cuernos? -Preguntó Dan. Sam estuvo a punto de


reír.

El gruñido de Hunter hizo dar un paso cauteloso hacia atrás a Sam. -Tal
vez más tarde. -Dijo.

-Tal vez nunca. -Hunter gruñó con voz ronca.

Dan se dio la vuelta para hacer frente al cambia-formas lobo. -¿Crees


que estaba esperando en mi tienda para que volvieras a mí todo este tiempo?

AMBER KELL & RJ SCOTT 35


EL CASO DEL
MALVADO LOBO
La cabeza de Hunter se movió como si estuviera abofeteada. -No... Yo...
traté de no pensar en ello. Yo esperaba que encontraras a alguien más. -
Admitió.

La simpatía por el lobo hizo a Sam dar otro paso cauteloso hacia atrás.
Al parecer, Hunter y Dan tenían una historia entre ellos. Inofensivo coqueteo
no era tan inofensivo cuando se trataba de los sentimientos de otras personas.
No se preocupaba por Bob-el vampiro sabía si Sam iba en serio o no, pero
Hunter parecía aplastado.

-Podría tener una pista sobre tu hija...-Comenzó Sam.

Un grito desgarrador atravesó el aire.

-¡Springlilly! -Sam corrió por las escaleras hacia el cuarto de baño. La


náyade estaba acurrucada en un rincón de la bañera, acobardada lejos del
fantasma. -¿Qué pasa? -Preguntó Sam, buscando el espacio para cualquier
peligro. No vio nada para causar tal conmoción.

-E-es un fantasma. -Springlilly señaló con un dedo tembloroso a Teddy.

-Es sólo Teddy. Es totalmente inofensivo. -Sam le aseguró.

Teddy frunció el ceño. -No del todo.

-Ted.

-No quiero hacerte daño. -Teddy finalmente accedió mientras se


acomodaba en el asiento del inodoro.

Sam se encontró un poco molesto, ya que podía ver a través del


fantasma. -Realmente no lo hace. Le pregunté si podía preguntarte acerca de
las chicas. Estamos especialmente interesados en la niña cambia-forma en la
jaula. Este es su padre. -Sam miró a Hunter que sacó la delantera por lo que
Springlilly podría conseguir una buena mirada en él.

-Ella tiene sus ojos. -Dijo después de un largo silencio. -Fue muy

AMBER KELL & RJ SCOTT 36


EL CASO DEL
MALVADO LOBO
valiente. No lloró como los demás. Mordió a uno de los seres humanos por lo
que la pusieron en una jaula. Creo que tenían miedo de ella.

Una sonrisa de orgullo salía del rostro de Hunter.

-¿Cómo escapaste? -Preguntó Sam.

-Nos llevaban a un nuevo almacén. Di un salto en el agua. -Dijo ella,


levantando la barbilla. -Hacía mucho frío y la mayoría de la gente no podría
haber sobrevivido.

-Pero se puede, porque tú eres uno de los guardianes. -Finalizó Hunter.

Springlilly asintió.

-Por lo tanto, ¿el almacén está en los muelles? -Preguntó Hunter.

-Lo está. Estaban usando camionetas para alejarnos. Yo no sé a dónde.


Ellos tuvieron cuidado de no hablar delante de nosotros. -Ella miró con ojos
llorosos a Sam. -Tú les ayudaras, ¿verdad?

-¿Puede decirnos cuántas chicas hay? -Preguntó Sam. No le gustaba lo


profesional que parecía la operación de secuestro.

En el lado positivo, si no querían que las chicas supieran nada, entonces


probablemente no iban a matarlas por sus huesos. Por lo menos no de
inmediato.

Springlilly se lamió los labios mientras pensaba sobre su respuesta. -


Creo que diez. Nos mantuvieron separadas hasta que intentaron moverse. Lo
siento, no soy de mucha ayuda.

Ella comenzó a llorar de nuevo.

Sam se agachó junto a la bañera. -Hey, todo irá bien. Vamos a trabajar
en conseguir a las chicas. Después de tenerlas sanas y salvas, voy a encontrar
una manera de llevarte a casa. ¿De acuerdo?

AMBER KELL & RJ SCOTT 37


EL CASO DEL
MALVADO LOBO

-Oh, bien. No vas a olvidarme y dejarme aquí, ¿verdad?

-No. -Dijo Sam con firmeza. -Teddy está aquí para decirme si algo sale
mal. Él va a ser como un guardia para ti.

Springlilly miró al fantasma con una expresión satisfecha. Le dedicó una


sonrisa vacilante. -Voy a esperar todo el tiempo que mantengas tu promesa.

Sus ojos adquirieron un brillo plateado.

-Dije que te llevaría y lo haré. -Respondió Sam.

-No funciona, ¿verdad? -Springlilly preguntó a nadie en particular.

-Nunca lo hace. -Dijo Bob con tristeza.

-¿Que no funciona? -Sam se preguntó por qué siempre se sentía como


si hubiera dos o tres conversaciones a la vez y sólo entendía la mitad de una.

-Magia persuasiva. -Dijo Bob. -He decidido que es la razón por qué los
cantos de sirena, la persuasión vampirica y el encanto de ahora de la náyade
no funcionan en ti. Es toda la magia persuasiva y tienes el sentido más fuerte
del yo que he visto en mi vida. No puedes dejarte llevar porque realmente no
puedes entender por qué alguien piensa que puedes cambiar de opinión.

-Fascinante. -Dijo Dan. -Nunca he oído una cosa así. Me encantaría


estudiarte en algún momento.

-¡No! -Bob y Hunter dijeron al unísono.

Sam suspiró. -Vamos por un mapa y ver donde podemos encontrar


algunos almacenes. Tal vez si podemos descubrir dónde estaban, podemos
averiguar a dónde quieren ir. Gracias, Springlilly. Volveré a hablar contigo
pronto.

Confiaba en que sería capaz de darle una buena noticia, pero con la

AMBER KELL & RJ SCOTT 38


EL CASO DEL
MALVADO LOBO
suavidad de la operación de contrabando, Sam sospechaba que el trabajo
sería mucho más difícil de lo que había previsto originalmente.

AMBER KELL & RJ SCOTT 39


EL CASO DEL
MALVADO LOBO
CAPÍTULO CUATRO.

-¿Estás seguro de que los tienes aquí? -Sam gruñó cuando otra caja
cayó contra él.

-Tenía todo aquí. -Respondió Teddy inmediatamente.

-Bueno, no puedo encontrar nada. -Suciedad y telarañas cubrían la ropa


de Sam, y no mejoraba su estado de ánimo. Al menos se había colado en una
ducha rápida antes de que hubieran comenzado su búsqueda y su ropa ya no
estuviera empapada.

-¿Tal vez por aquí? -Preguntó Bob.

Levantó una mesa plegable en su lado y luego se deslizó a lo largo de


la pared. Mover la mesa había revelado tres estantes más cercanos al suelo,
cada uno repleto de papeles. Sam fue repentinamente abrumado con todas
las pilas de cajas y papeles que su tío había acumulado. Seguramente los
mapas serían obvios-tenían que ser grandes y estaban en los tubos redondos,
familiares a los que había visto en la biblioteca. A menos que hubieran sido
doblados, entonces podría haber sido escondidos en cualquier parte.

Había encontrado todo tipo de información, salvo lo que buscaba,


incluyendo literatura sobre hombres lobo. Había arrojado los papeles en una
caja y luego añadió un garabateado a toda prisa 'lobo-para-mantener' en un
lado con un lápiz medio masticado. Él no quería ni siquiera empezar a pensar
quien lo había masticado.

-¡Ajá! -Bob anunció en voz alta.

Sam se volvió para mirar a su amante y esperó que por fin hubieran
encontrado lo que buscaban.

-Sabía que Byron Bennatyne era el asesino. -Bob agitó una carpeta en
el aire. -Todo el mundo dijo que era su hermano Jim, pero siempre me
pareció que Byron parecía sospechoso.

AMBER KELL & RJ SCOTT 40


EL CASO DEL
MALVADO LOBO

-Bob. -Dijo Sam con paciencia. -¿Son esos mapas?

Bob lo miró y entonces hacia abajo en la carpeta. Dan se rió de más en


su rincón y Sam se unió a él. Bob se veía tan feliz de haber encontrado lo que
fuera que había encontrado, que la calidez del afecto inundó a Sam.

-Vampiro idiota. -Murmuró Dan.

Sólo entonces Sam se dio cuenta que el demonio no se reía tanto como
risitas. Bob evidentemente pensaba lo mismo. Él estrechó su expresión y se
puso a su altura completa.

-¿Tienes un problema, demonio? -Espetó.

Sam se interponía entre ellos cuando Dan simplemente se encogió de


hombros y sonrió. La sonrisa le hacía parecer aún más atractivo, si eso era
posible. Entonces Sam recordó que Bob podía leer sus pensamientos y que
acababa de escuchar exactamente lo que estaba pensando Sam. Cuando se
volvió para mirar a su vampiro, había un espacio vacío donde estuvo de pie.
Genial. Tratar con un vampiro cabreado no estaba en la lista de tareas de hoy.

-Uh oh. -Comentó Teddy.

-¿Fue algo que dije? -Dijo Dan inocentemente.

-No están en el ático. -Hunter anunció desde la puerta. -¿Quién acabó


con el vampiro? -Agregó.

-No es más que está enojado de que Sam me encuentre atractivo. -Dijo
Dan. Cruzó los brazos sobre el pecho. -No sería la primera desde que te fuiste.

Hunter gruñó su opinión al respecto y Sam resopló con incredulidad.


Era como estar en una especie de parque paranormal para niños.

-Sí, eres atractivo...-Hunter gruñó y dio un paso hacia él. -Déjame


terminar. -Ordenó Sam. -Quiero dejar una cosa clara aquí. Dan, yo estoy con

AMBER KELL & RJ SCOTT 41


EL CASO DEL
MALVADO LOBO
Bob, y no me usaras más como una manera de terminar o castigar a Bob o a
Hunter. -Ya está. Había dicho su pieza.

Dan lo miró momentáneamente y luego sonrió ampliamente. -¿Quién


dijo que era algo de eso?

Hunter estaba tomando un paso amenazante hacia Dan cuando Teddy


entró en la conversación con una voz alta. -¡Los encontré!

-Salvados por el fantasma. -Murmuró Sam. Abriéndose camino a través


de los documentos, finalmente hizo su camino al lado de Teddy. No podía ver
los mapas.

-¿Dónde?

-Detrás de esas cajas. -Dijo Teddy. Luego agitó sus manos. -Fantasma,
¿recuerdas? Puedo pasar a través de ellos, pero no moverlos.

Hunter estaba al lado de Sam en un momento, sus pensamientos


obviamente se centraron en Shelby otra vez y no en sus celos irracionales de
Dan burlándose de Sam.

-Me gustaría no tener que buscar a través de las cajas para llegar a ellos.
-Sam gimió. Se sentó en el culo por la sorpresa cuando los cuadros
desaparecieron, sólo para reaparecer cuidadosamente apilados junto a él,
revelando los ocho tubos de los mapas que Teddy había encontrado.

-¿Haces magia? -Dan preguntó a sus espaldas.

-¡No! -Espetó Sam. -No lo hago. Que alguien me ayude. -No quería
pensar en esto de que era la segunda vez en el día que él había deseado algo
y había sucedido.

Dan se apretó entre él y Hunter, y utilizó su hombro para levantar el


estante por encima de los mapas por lo que eran finalmente libres. Sam
reunió cinco tubos, Hunter los otros tres, entonces todos ellos bajaron a la
oficina de Sam.

AMBER KELL & RJ SCOTT 42


EL CASO DEL
MALVADO LOBO

Bob no estaba por ningún lado, pero Sam sabía seguirle la pista desde
hace tiempo. Sólo para estar en el lado seguro, pensó en su afecto por Bob
en caso de que su vampiro estaba escuchando la radio-Sam.

Hunter empujó las sillas de los visitantes de la mesa a un lado antes de


mover la mesita de café. Juntos sacudieron el polvo de los mapas y los
pusieron a cabo más o menos en condiciones de poder leerse.

-La mitad de la superficie humana ha desaparecido de aquí. -Señaló


Hunter.

Dan se inclinó sobre el mapa y trazó un dedo largo y delgado desde


una esquina de un documento a otro. -Estos son mapas paranormales. La
atención se centra en los grupos de los diferentes tipos de seres. Mira. -Él
apuñaló a un cierto punto que se identificaba con una estrella roja, y otra
estrella roja más abajo. -Hombres lobo. -Dijo cuidadosamente. -Azul para los
vampiros. Verde... no puedo ver lo que es. No hay ninguna clave de estos.

Sam bajó la mirada hacia una zona marcada con verde y luego otra
marca de color y una inspiración repentina lo golpeó. -Espíritus del Agua. -
Supuso. -Mira, cada estrella verde está junto al lago o un río. Y los muelles.

-Otros paranormales están en el muelle. -Bob dijo desde la puerta.

Sam miró a su vampiro. «Lo siento» Pensó.

Bob asintió en respuesta.

-La relación con el agua es una buena sugerencia, sin embargo...-Dijo


Hunter en voz baja. -Springlilly dijo que las niñas habían tomado medidas
para el puerto.

-¿Por qué estaba mi tío catalogando grupos de especies de este tipo? -


Sam preguntó a nadie en particular.

Bob fue el que respondió cuando se agachó junto a Sam y colocó una

AMBER KELL & RJ SCOTT 43


EL CASO DEL
MALVADO LOBO
mano firme en el hombro de Sam.

-Tu tío no era bueno como tú, Sam. Ya has visto por ti mismo que se
ocupó de las brujas. ¿Por qué si no iba a ser abordado por los huesos del
hombre lobo?

Hunter hizo un ruido ahogado de horror y se sentó sobre sus rodillas.


Parecía totalmente devastado y roto. Sam abrió la boca para decir algo, pero
Dan se le adelantó.

-Todo el mundo excepto Hunter tiene que limpiar el ambiente durante


al menos una hora o dos. No puedo obtener una solución apropiada de la
cinta y los mapas si no tengo espacio.

Sam se puso de pie y Bob se levantó en un movimiento ágil. Sam


envidiaba al vampiro por su habilidad para agacharse y no tener las piernas
temblorosas. Bob agarró su brazo mientras Sam se tambaleó y luego se
escondió debajo de su hombro. Juntos salieron de la habitación. Cuando se
fueron, Smudge terminó su camino a través de las piernas de Sam y luego se
lanzó a la oficina antes de que Sam pudiera detenerlo. No podía imaginar que
un gato pudiera causar un problema a la adivinación por lo que cerró la
puerta detrás de él.

-Sobre lo de antes… -Sam comenzó.

Bob lo empujó contra la pared y lo sostuvo allí con el peso de su


cuerpo. Bajó la boca y besó a Sam hasta el fondo.

-Siempre que te quedes conmigo. -Bob gruñó y luego apretó los labios
contra la garganta de Sam. Rozó sus colmillos en la piel sensible, envío la
sangre de Sam al sur, a su polla, que se hinchaba incómodamente contra sus
pantalones. -Entonces no voy a tener que matarlo. -Bob terminó la frase y la
nota de la completa posesión de su voz no molestó a Sam. En todo caso,
provocó un nuevo nivel de deseo y quería transmitirlo a través de él.

-Tenemos una hora. -Dijo Sam en voz baja.

AMBER KELL & RJ SCOTT 44


EL CASO DEL
MALVADO LOBO
Bob agarró su mano y lo condujo hacia arriba a su habitación,
deteniéndose únicamente por el registro de Springlilly y Teddy, que estaban
charlando de todo y nada, como si fueran viejos amigos.

Una hora era todo lo que necesitaban.

Hart se trasladó desde la posición de rodillas para sentarse contra la


pared con sus largas piernas cruzadas y las manos apoyadas en las rodillas.
Danjal no podía dejar de mirar como Hart se movía, y sintió una subida deseo
familiar en lo que él creía que había olvidado desde hacía mucho tiempo.
Hart había sido su pasado. El hombre lobo había elegido aparearse con una
hembra para continuar con la línea de la manada en lugar de quedarse con
Danjal, a pesar de sus declaraciones anteriores de amor. En lugar de
quedarse con Danjal, su verdadero compañero, Hart se había alejado de él,
afirmando que Danjal era una pérdida de su tiempo, un demonio cruel que lo
había engañado y utilizó la magia para enlazar a Hart con él.

Danjal se volvió hacia los mapas. Cogió la cinta de nuevo. Oyó los
gritos en su cabeza, pero los oyó de segunda mano, como si alguien ya lo
hubiera conectado antes que él. Percibió el olor de Sam y su tacto y sabía a
ciencia cierta que Sam estaba en posesión de habilidades que él no quería
reconocer. Había algo muy diferente de lo humano que se encontraba en el
centro de esto. El gato negro se sentó junto a él, y Danjal deseaba que no le
mirase tan condenadamente duro.

-Estos mapas son muy viejos. -Dijo. -La realización de una adivinación
con materiales viejos y contaminados por otros va a ser difícil. -No sabía por
qué dijo esto en voz alta. Tal vez decir algo dejaría al maldito gato no siguiera
mirándolo, porque los ojos verdes intensos le distraían. «Eufemismo del siglo»

AMBER KELL & RJ SCOTT 45


EL CASO DEL
MALVADO LOBO

Su cabeza estaba confusa, y al final, se levantó y echó al felino silbando


por la puerta antes de cerrar con fuerza. El zumbido en el cerebro sólo se hizo
más fuerte mientras consideraba los mapas presentados en el suelo. Quitó los
cuatro a la derecha, debajo de la ventana. Gran parte de ellos estaban sin
marcar por estrellas paranormales y no sintió nada cuando los tocó. Sólo
quedaban cuatro.

Tomando sabia de su cartera, encendió el extremo del haz y luego lo


puso en un tazón de plata que había traído para esto. El olor de ella le
ayudaría a enfocar sus pensamientos.

-Estás luchando, ¿no es así? -Hart preguntó con voz cansada.

Danjal se volvió para enfrentarse a su ex amante bruscamente. Hart


parecía agotado y la tristeza se colaba por todos los poros de él. La ira se
construía dentro de Danjal.

-Te pedí que te quedaras por tu vínculo de sangre, pero no me dejas


ver y no puedo dejarte fuera. -Se quejó.

-¿Quieres que me vaya? -Hart se trasladó a cuatro patas y se puso de


pie en un solo movimiento. -Si te impido ver entonces puedo irme. Llámame
cuando me necesites.

Danjal presionó sus dedos contra sus sienes. No podía imaginar los
caminos que necesitaba cuando su cabeza estaba tan lleno de Hart, ira y
dolor.

-Me dejaste. -Espetó. Acusado. Exigió respuestas.

-¿Ahora? ¿Quieres hacer esto ahora? ¿Con mi hija allí asustada y


llorando? -Hart preguntó con incredulidad.

-No puedo hacer nada contigo en mi cabeza. -Dijo Danjal con fuerza. -
Tú estás ahí todo el tiempo. Tu sonrisa, tus labios, tu polla en mi boca, en la
cama acostados. Cada segundo del día puedo olerte y sentirte. Eres un

AMBER KELL & RJ SCOTT 46


EL CASO DEL
MALVADO LOBO
desastre en mi cabeza.

-Lo siento. -Dijo Hart.

Danjal sabía que estaba siendo honesto acerca de eso. En todo caso,
Hart fue abrumado por su contrición y su conjunto. Se tomaba la culpa de
toda la mierda. Frustrado, Danjal se alejó del alrededor de los mapas hacia el
hombre lobo que invadía y robaba sus sueños.

-¡Cinco años! -Gritó y clavó un dedo en el pecho de Hart. -Te fuiste


hace cinco años, Hart. Me dijiste que no era nada, que no teníamos nada, y
todavía no me creerás. -Hizo una pausa antes de añadir con tristeza: -Pienso
en ti y me arruinaste cualquier otra relación.

Hart parpadeó y entonces muy fijamente agarró el dedo de Danjal.

-Dan, no tenía elección. Hice lo que tenía que hacer. Tenía la esperanza
de que fueras a encontrar a alguien más.

-¿A quién? -Espetó Danjal. La cara de Hart cayó. -Yo te amé, lobo.
Dientes, garras y toda tu mierda de Alfa.

-¿Tenemos que... no se…? ¿No deberíamos... ser...? -Hart no era capaz


de salir con un punto coherente.

-No puedo. -Espetó Danjal. -Hay algo que tengo que hacer.

-Tus ojos. -Dijo Hart.

Danjal sabía lo que veía Hart. La acumulación de tensiones en su


interior hacía que sus ojos brillaran con el color escarlata de su magia. Era
algo que Hart había visto antes, pero sólo cuando hacían el amor.

-No vamos a hacer esto aquí. -Dijo Hart apresuradamente.

-Dime la verdadera razón por la que te fuiste. -Preguntó Danjal.

AMBER KELL & RJ SCOTT 47


EL CASO DEL
MALVADO LOBO
Hart hizo una pausa. -Shelby. Tenemos que centrarnos en mi hija.

-No. No puedo concentrarme y ayudar a nadie hasta que mi cabeza


esté lejos de tu cuerpo. -Interrumpió Danjal.

-Basta, Dan. -Hart lo empujó, pero Danjal le empujó hacia atrás y de


pronto estaban tan cerca que cada resoplido del aliento exhalado de Hart era
cálida en la piel de Danjal.

-Hart. Dime. -Le rogó. Durante mucho tiempo se había preguntado qué
había hecho para que Hart se fuera.

-Tenía que hacerlo. Mi manada tiene una línea fuerte y yo soy el Alfa.
Tuve que elegir una mujer para llevar a cabo esa línea.

-Lo entiendo. Puedo entender por qué había que hacer esto, pero
podrías habernos tenido a los dos. -La voz de Danjal bajó a un susurro y luego
hizo lo que había querido hacer desde que Hart había entrado de nuevo en
su vida. Le dio un beso.

Al principio no era más que un suave toque de sus labios sobre los de
Hart y luego hizo una pausa. Él esperó a ver qué iba a hacer Hart.

-Dan…

La palabra era una súplica estrangulada y en un instante Hart le había


sacado con pala estrecha con las manos en la cintura de Danjal, jalándolo y
saqueando su boca en un beso de alma ardiente. Cuanto más se besaban,
Danjal más se equilibraba. Permitir que Hart le tocara así, recordándole tanto
de lo que había tenido, era la única manera que Danjal se sentía resuelto y
capaz de ayudar. En un movimiento suave, Hart llevó a Danjal contra la pared,
entonces profundizó el beso, pidiendo más. Danjal no había estado tan duro
en meses, o tan necesitado, o tan loco por el tacto de otro. Dentro de él, el
corazón de su demonio albergaba resentimiento e ira, pero sólo Hart podría
romper la cáscara y permitir que Danjal dejara que el amor entrara en su
interior.

AMBER KELL & RJ SCOTT 48


EL CASO DEL
MALVADO LOBO
-¿Todavía me quieres? -Danjal gimió mientras Hart apretó las piernas y
luego se molió para Danjal.

-Siempre voy a quererte. -Rugió Hart. -Para siempre. -Agregó. Como si


Danjal no estuviera ya seguro de eso.

-Me dejaste. -Repitió Danjal. -Has intentado hacerme creer que me


odiabas. Sé que lo hiciste. ¿Por qué hiciste eso para nosotros?

Hart obligó a sus manos frías pasar por debajo de la camisa de Danjal.
El toque de hielo al fuego era embriagador, y profundizó el beso y se tragó
las palabras que Danjal quería decir. Se frotaban uno contra el otro, la dureza
de Danjal no pudo soportarlo más, y con el aroma de Hart en la nariz y el
sabor de él haciendo crujir las barreras que venían con tanta fuerza, le cortó la
respiración. Cuando Hart se puso rígido y, al mismo tiempo liberó el beso,
Danjal vio algo en los ojos de Hart. Algo que él había querido ver desde el día
que Hart se había alejado.

Amor.

Descansaron uno contra el otro, Hart utilizaba a Danjal de apoyo. Era


pesado, pero Danjal saboreó el peso de la única persona a la que había
amado.

-Porque yo no podía compartir. -Dijo Hart. Su voz había sonado rara,


ahogada y áspera por la emoción. -No podía esperar a que me quisieras
cuando tuviera un hijo.

-Sabes que los demonios se aparean de por vida, Hart. -Dijo Danjal con
tristeza. -Cuando te fuiste, pensé que iba a morir.

-Lo sé. -Murmuró Hart. Su aliento rozó la piel de Danjal. -Me muero por
dentro. Y la única cosa buena que salió de esto fue Shelby. -Levantó su rostro,
con los ojos brillantes de lágrimas. -Encuéntrala para mí, Dan.

Danjal asintió y se alejó tan pronto como Hart lo dejó en libertad.


Haciendo caso omiso de la humedad en sus pantalones, se puso en cuclillas

AMBER KELL & RJ SCOTT 49


EL CASO DEL
MALVADO LOBO
sobre el primer mapa y dispersó las hierbas que necesitaba toda la longitud
de la misma. Entonando una antigua adivinación, vio como una pequeña
lengua de fuego siguió el camino de hierbas hasta el centro del mapa. Su
mente era tan clara que casi podía ver a Shelby.

Hart fue a sentarse junto a él, y así vio que la pequeña llama se dividía
en tres y se abría paso a través de cada uno de los mapas. Finalmente, una de
las llamas brilló más brillante y Danjal señaló el lugar en el mapa rodeada de
pequeñas manchas de fuego azul.

-Ya está. En los viejos muelles de construcción naval, un largo camino


pasando los nuevos muelles. Pero mira la estrella. -Señaló el fuego. Justo en
el centro había una estrella de plata.

-No sabemos lo que significa la plata. -Dijo Hartman.

-La traición, el engaño, el odio. Sirenas.

AMBER KELL & RJ SCOTT 50


EL CASO DEL
MALVADO LOBO
CAPÍTULO CINCO.

Bob fijó a Sam al colchón, todo el cuerpo alineado con el de Sam. Soltó
un suspiro por el peso ideal del vampiro presionando contra él. Nunca había
tenido el hueso profundo del placer de saber que su amante cuidaba de sus
necesidades perfectamente. Un hombre capaz de leer su mente al hacer el
amor nunca tendría movimientos equivocados. La torpeza habitual no existía
desde que Bob podía anticiparse a las necesidades de Sam. Sólo deseaba
que el resto del tiempo su amante se quedara fuera de su cabeza.

Bob sonrió. -Pero me encanta visitar tu mente. -Ronroneó. -Me dice


mucho mejor las cosas que tu boca.

Sam frunció el ceño. -Compórtate o no vas hacer nada con mi boca


pese a lo que encuentres que mi mente podría decir.

Un fuerte beso hizo a Sam repensar su postura. Terminó con sus dedos
por el cabello de Bob simplemente porque podía. De todas las cosas que se
perdió por tener un amante estable, la libertad de tocar a otra persona era el
más grande.

-Deja de pensar en los amantes pasados cuando estoy contigo. Debería


ser todo lo que piensas. Los ojos de Bob tomaron un tinte rojo.

-Lo siento. -Sam estuvo de acuerdo con la declaración de Bob. Si


pudiera leer la mente, no le gustaría saber que su amante estaba pensando
en otra persona mientras tenían sexo.

Inclinó la cabeza en alto por otro beso. A Bob le gustaba tomar el


control. La mayoría del tiempo, Sam luchaba contra él por el dominio, pero no
hoy. Esta vez cedió a la necesidad de Bob de estar a cargo, dejando que el
vampiro reafirmara su conexión y calmara la naturaleza más salvaje de Bob.

Hundiéndose en el abrazo, se relajó bajo el cuerpo duro de Bob, lo que


permitió que el vampiro tuviera la última palabra. Hasta ahora no había
habido una gran cantidad de caricias y no mucha acción teniendo en cuenta

AMBER KELL & RJ SCOTT 51


EL CASO DEL
MALVADO LOBO
que estaban desnudos.

-Puedes empezar en cualquier momento ahora. -Sam empujó.

-He empezado. -Bob sonrió, exponiendo los colmillos por completo. -


Me estoy tomando las cosas con calma.

-Sabes que tengo una cantidad limitada de tiempo en este planeta, ¿no?
Yo no voy a estar aquí 200 años a partir de ahora, cuando tú finalmente
decidas que estás listo para follar. -Sam levantó una ceja ante Bob. ¿Cuánto
más claro necesitaba escribir sus deseos? ¿Acaso Bob necesita un diagrama?
¿Quizás calcetines de títeres?

-No creo que los títeres sean necesarios. -Bob arrastró las palabras. Se
deslizó a la derecha de Sam, lo que permitió más aire en los pulmones de
Sam. Bob envolvió un puño apretado alrededor de la erección de Sam,
haciendo que se arquera la espalda de Sam por la sensación.

-Oh, maldita sea. -Murmuró Sam.

-¿Mejor, amor? -Preguntó Bob. Su tono de voz era calmado, pero sus
ojos brillaban con picardía.

-Mucho. -Sam cedió y dejó que el jadeo escapara de sus labios. -Más.

-No. Quiero estar dentro de ti cuando te vengas. -Bob apartó la mano.

Sam pensó mucho acerca de las diferentes formas de matar a un


vampiro.

Bob se echó a reír. -Eso no es muy agradable cuando estoy a punto de


enviarte al paraíso.

-Hay que dejar de leer romances de pacotilla. -Murmuró Sam. -Paraíso


en efecto.

Bob deslizó sus manos grandes a lo largo del cuerpo de Sam, con una

AMBER KELL & RJ SCOTT 52


EL CASO DEL
MALVADO LOBO
intensidad lenta, como si tuviera una lección de geografía al día siguiente y
tenía que pasar con gran éxito.

-Pensé que habíamos acordado acelerar las cosas. -Sam se movió bajo
los dedos de Bob, deseoso de pasar de tocar a joder.

-Paciencia. -Bromeó Bob.

Sam gruñó. Se dio la vuelta y fijó al vampiro a la cama.

La sonrisa de Bob se reflejaba en sus ojos. Por un segundo, Sam fue


capturado en su belleza.

Le dio un fuerte beso en los labios a Bob, estampando su reclamo para


que incluso otros paranormales pudieran oler su aroma en el vampiro.

-¿Poniendo tu reclamo? -La risa de Bob tenía un sonido alegre alto que
Sam nunca había oído antes.

-Por supuesto. -Sam podría no estar seguro acerca de su relación con


un vampiro, pero no quería que nadie lo tocara.

-Yo soy tuyo, bebé. No tienes que preocuparte por eso. -Bob rodó
hasta que Sam se apretó contra el colchón, sus pollas frotándose juntas en un
pegajoso beso pre-semen.

Bob agarró el lubricante en la mesita de noche que Sam no se había


molestado en guardar la última vez. Se maldijo por la impaciencia cuando la
tapa no se abrió de inmediato. Cuando quitó la parte superior, un chorro salió
de la botella y aterrizó en el estómago de Sam.

Sam soltó una carcajada. -Creo que se supone que debe ser utilizado
un poco más abajo.

Bob sonrió. Deslizó los dedos por el líquido y, deslizando sus manos
bajo el culo de Sam, apretó el dedo índice en el interior y se detuvo. La
sensación de Bob dentro de él lo ponía en el cielo y no quería que terminara.

AMBER KELL & RJ SCOTT 53


EL CASO DEL
MALVADO LOBO

-Gracias por el dato. -Murmuró Bob.

-Otro. -Exigió Sam. Entonces su amante exasperante simplemente lo


retiró y volvió a meterlo.

-¿Dos? -Le preguntó inocentemente. Un segundo dedo se unió al


primero, y luego un tercero.

-¿Tres? ¿Cuatro? -Le robó un beso y Sam se quejó en su garganta. -


¿Podrías tomar más? -Le preguntó sobre los labios de Sam.

-Más. -Dijo Sam simplemente.

Bob rió oscuramente sumido hasta que frotó la próstata de Sam.

Sam gimió y su cuerpo instintivamente se empujó hacia abajo para más


fricción. Podría venirse de este empuje insistente de los dedos de Bob dentro
de él y sus labios tan cerca de los suyos.

-Creo que he encontrado el lugar.

-Y...Has encontrado el lugar. -Coincidió Sam. Era difícil hablar


realmente en este punto y balbuceaba mientras respondía.

-Bien. -Bob se retiró, tomó otro chorro de lubricante con los dedos y lo
extendió sobre su propia polla. -Eres hermoso. Señor Sam. -Las palabras se
apoderaron de Sam y esperó.

Una vez que tenía todo lo que quería, Bob levantó el culo de Sam con
sus grandes manos, alineado su erección y prensando en el interior.

-Oh, ahí mismo. -Un sonido bajo y canturreado se derramaba de Sam.


Su cuerpo se convirtió en nada más que en sensaciones cuando Bob
estableció un ritmo.

-Agárrate a la cama. -Ordenó Bob. Sam hizo lo que le dijo. Llegó por

AMBER KELL & RJ SCOTT 54


EL CASO DEL
MALVADO LOBO
encima de su cabeza, cerró las manos alrededor de la cabecera de metal y
rezó para salvar sus vidas.

-Bob, por favor. -Rogó.

-No te muevas. -Dijo Bob mientras se movía un poco para cambiar el


ángulo. Luces estallaron detrás de los ojos de Sam y los cerró por el placer
abrumador. Gemidos, maldiciones y, finalmente, un grito de finalización
formó el mundo de Sam. Su orgasmo tiró de sus bolas apretadas y utilizó el
apalancamiento adicional de sus manos sobre la cabeza de la cama para
empujarse hacia abajo, Bob estaba increíblemente profundo. Bob gruñó por
encima de él, liberando su semilla en el interior de Sam y siguió avanzando
hasta que finalmente Sam protestó débilmente.

Lo que este vampiro podía hacer con su polla no era algo que pudiera
siquiera empezar a describir, pero siempre lo dejaba sin habla. Sumado a ello,
las olas de satisfacción vertiendo del vampiro casi envían a Sam a dormir.
Suspiró mientras Bob se suavizaba y se deslizaba fuera de él y luego rodó
sobre su espalda para acercar a Sam más plenamente al lado de su cuerpo.

Sam respiró lento y profundamente, tratando de recuperar el aliento.


Sonrió cuando escuchó el corazón de Bob tronando bajo su oreja. Besos
suaves aterrizaron en la parte superior de su cabeza. Para una criatura
chupasangre Bob era realmente muy cariñoso.

Algo le ocurrió a Sam y frunció el ceño. -¿Los vampiros tienen


espermatozoides vivos?

-Piensas en las cosas más extrañas después de llegar. -Respondió Bob. -


Sí, tengo el esperma. ¿Cómo crees que los vampiros llegaron a existir?

Sam se encogió de hombros. -Sabes que yo no sé mucho sobre los


vampiros.

-Así que debes aprender. Yo no voy a ninguna parte. Alguna vez. Si no


dejas que me quede en tu vida. Voy a estar aquí hasta que te mueras. -
Prometió Bob.

AMBER KELL & RJ SCOTT 55


EL CASO DEL
MALVADO LOBO

La ola de desesperación corriendo del vampiro tenía a Sam frotando el


pecho de Bob. -Hey, todo estará bien.

A pesar de que él había dicho esas palabras, Sam se preguntó. ¿Podría


soportar estar con un vampiro para el resto de su vida y no dar a Bob el
derecho a morderlo? ¿Estaba siendo un bastardo total por no dar todo de sí a
su amado?

-¿Existen vampiros que no han mordido a sus compañeros? -Preguntó


Sam.

-No. -No había ninguna duda en la voz de Bob. -Se eligen para muchas
cosas, pero todas ellas se recogen porque algo de su aroma nos dice y la
sangre de nuestra pareja se adapta a nuestros gustos.

Si Sam realmente quería tener una relación con un vampiro, él no lo


podía encadenar para siempre. Sam inclinó la cabeza. -Muérdeme. -Exigió.

Casi esperaba que Bob hablara o discutiera o dijera algo. En cambio,


agarró el pelo de Sam en un férreo control y hundió sus colmillos en el cuello
expuesto de Sam. Si Bob no hubiera utilizado un apretón tan fuerte, Sam
podría haberse apartado y arrancado su yugular. En su lugar, hizo ruidos
fuertes. Una corriente lo atravesó, como si hubiera recibido un golpe con un
palo eléctrico. Sam deslizó sus dedos profundamente en el pelo de Bob para
mantenerlo allí. A partir de los ruidos que el vampiro hacía, Sam no tenía
dudas de que Bob estaba disfrutando de su sabor.

Después de una eternidad el placer lo inundó, Bob deslizó sus colmillos


del cuello de Sam y lamió la marca de la mordedura. Satisfecho.

-Ahora te he marcado como mío. -La voz de Bob era feliz, como si
acabara de recibir todo lo que siempre quiso envuelto con un bonito arco
brillante. Sam se sentía excitado y tocó con los dedos el lugar de la picadura.
Había una sensación uniforme en la piel y en ese momento deseaba
desesperadamente que la marca nunca lo dejara.

AMBER KELL & RJ SCOTT 56


EL CASO DEL
MALVADO LOBO
-Ya sabía que era tuyo. -Sam respondió.

Bob sonrió. -Y ahora todo el mundo lo sabrá también.

Sacudiendo la cabeza, Sam salió de la cama. -Vamos a tomar una ducha.


No queremos oler a sexo cuando el hombre lobo venga a encontrarnos.

Bob asintió. -Buen punto.

-Son sirenas.

Sam levantó la vista cuando Hunter entró en su despacho.

-¿Qué? Pensé que eran seres humanos. -Dijo Sam. Se pasó los dedos
por el pelo todavía húmedo.

El cazador olfateó el aire. -Espero que no te aburras mientras buscamos


los secuestradores.

-Hemos encontrado una manera de entretenernos. -Bob arrastró las


palabras desde su silla junto a la ventana. No parecía afectado por la
declaración de Hunter y ciertamente no se sonrojó como Sam.

Sam carraspeó. -De cualquier forma. ¿Qué te hace pensar que son
sirenas las que se han llevado a las niñas? La náyade pensó que eran seres
humanos.

-¿Quién dijo que no pueden ser al mismo tiempo los dos? -Preguntó
Dan. -No son mutuamente excluyentes. Su tío humano hizo un montón de

AMBER KELL & RJ SCOTT 57


EL CASO DEL
MALVADO LOBO
trabajo para los paranormales. Hay seres humanos que dicen que pueden ser
contratados para hacer el trabajo sucio de las sirenas.

Sam hizo una mueca al pensar sobre qué tipo de trabajos su tío en
realidad había estado haciendo. -¿Crees que estas personas están trabajando
para las sirenas?

Dan asintió. -Si los seres humanos están secuestrando a las niñas y las
sirenas están involucradas, yo apostaría dinero que los seres humanos fueron
contratados por ellos.

-¿Por qué? ¿Las sirenas que desean de las niñas? Los sonidos de la
misma son de diferentes tipos de paranormales. -Un escalofrío recorrió a Sam.
-¿Cómo es su reproducción?

-Escasa. -Dan palideció. -¿Estás pensando que están recibiendo estas


niñas con fines de reproducción? Pero todas ellas son muy jóvenes.

-¿No sería mejor tener tiempo para lavarles el cerebro antes de hacerlo?
-Preguntó Sam. Su estómago amenazaba con rebelarse por la idea de lo que
estas jóvenes estaban pasando.

-Mi pobre bebé. -Dijo Hunter. Se sentó bruscamente como si sus


rodillas se hubieran derrumbado debajo de él.

Sam miró con interés cuando Dan se arrodilló junto a la silla de Hunter,
dándole un toque reconfortante en su brazo.

-Por el lado positivo, no van a querer hacerle daño. -Ofreció Sam.


Aspiró a la cosa de confort. Él siempre se sintió más incómodo que sabio.

Hunter lo miró, la esperanza creciendo en sus ojos. -Eso es verdad. Ellos


no quieren hacerles daño si piensan en mantenerlas a largo plazo.

Sam asintió alentador. -Tenemos que descubrir dónde están


escondidas las niñas. No pueden tomarlas bajo el agua por lo que tienen que
tener una casa en tierra firme donde planean alojarlas. Si hay casi una docena

AMBER KELL & RJ SCOTT 58


EL CASO DEL
MALVADO LOBO
de niñas, entonces ellos van a necesitar un lugar relativamente grande. Sólo
tenemos que concentrarnos en grandes edificios por el agua que
recientemente se han adquirido o se les concedió permisos para reformas
importantes.

-Buena idea. -Dijo Bob.

-Tengo que volver a mi tienda. Pero, por favor, háganme saber si puedo
ayudar más. -Dijo Dan. Trazó un ligero toque en el pelo de Hunter con sus
dedos antes de volver a salir.

Hunter se centró en Sam. -Dime que tienes algo y vamos a ir de


inmediato. -Entonces él agarró la muñeca de Dan antes de que el demonio
tomara más de un paso. -Yo voy contigo, Dan, tenemos que hablar.

Dan abrió la boca y Sam estaba seguro de que el demonio se opondría.


En cambio, la boca de Dan se cerró y él asintió con la cabeza. -Está bien, Hart.
Creo que tenemos algunas cosas que discutir. Por la expresión de Hunter, no
se veía con ganas de hablar y supuso que no estaba en su agenda. -Hazme
saber cuando encuentres algo. -Dijo.

-Voy a hablar con Mikhail. -Dijo Bob.

La mirada que le dio a Sam debería haberle quemado los pies. Los
recuerdos de su anterior encuentro brillaron como una bola de rayo a través
de su cuerpo. Bob se sacudió en su asiento.

Sam se echó a reír.

-Te voy a hacer pagar por esto más adelante. -Advirtió Bob.

Su tono le dijo a Sam que él debía esperar a la noche.

Después de que todo el mundo se había ido, Sam se recostó en su silla


y dejó escapar un profundo suspiro. Él estaba muy por encima de su cabeza y
se ahogaba rápidamente. ¿Qué demonios estaba pensando? Tal vez podría
vender el edificio y arrastrar su culo humano de vuelta al mundo normal. Un

AMBER KELL & RJ SCOTT 59


EL CASO DEL
MALVADO LOBO
lugar donde su horario de recepción no cobraría vida y su amante no podía
leer su mente.

-Me gustaría que no pudieras leer mi mente. -Murmuró Sam. La idea de


que alguien hojeara sus pensamientos aún lo asustaba.

Un breve golpe sonó en la puerta de su oficina, entonces Mikhail entró.

-Oh, hey, Bob estaba buscándote. -Dijo Sam.

Mikhail se detuvo en el umbral, el ceño fruncido cruzó su rostro


hermoso. -¿Qué hiciste hoy?

-¿Qué quieres decir con lo que hice? Estoy tratando de averiguar lo que
las sirenas están haciendo. -Sam sacó su portátil desde donde lo había
escondido en su escritorio.

-¿Tienes un ordenador? -Mikhail preguntó con incredulidad.

-Sí, Mikhail. ¿Por qué no iba a tener un ordenador? -Sam había tenido
suficiente con la magia y los paranormales. Francamente, sólo quería un poco
de paz y tranquilidad, con tal vez un caso simple de cónyuge infiel.

Mikhail se encogió de hombros y se cubrió a sí mismo a través de la silla


de los huéspedes. -Puedo preguntar por ahí, pero dudo que las sirenas me
digan algo. Me odian, ya que no les voy a ayudar con sus pequeños proyectos.

-¿Qué tipo de proyectos? -Preguntó Sam.

-Que yo sepa, estaban tratando de hacerse cargo de los cursos de agua


y el control de las rutas comerciales. -Dijo Mikhail. Él entrecerró los ojos a Sam.
-¿Por qué no puedo leerte?

-¿Cómo que leerme?-Sam hizo una pausa. -¿Te refieres a leer mi mente?

-Sí. Es como si estuviera bloqueada o algo ahora.

AMBER KELL & RJ SCOTT 60


EL CASO DEL
MALVADO LOBO
-Bueno. No me gusta que la gente esté dentro de todos modos. -Dijo
Sam con firmeza.

Se puso a buscar información. Un par de edificios surgió como nuevas


adquisiciones y tres tenían grandes remodelaciones hechas. Imprimió una
lista con las direcciones. Esperando que una de ellas fuera un éxito.

-Sam, estás ahí. -Dijo una voz que Sam tenía la esperanza de no volver a
escuchar.

Sam frunció el ceño. -¿Qué estás haciendo aquí, Josh?

Ahora tenía a su ex-novio caminando a través de la puerta principal.

Las cosas habían llegado a un nuevo nivel de extrañeza.

AMBER KELL & RJ SCOTT 61


EL CASO DEL
MALVADO LOBO
CAPÍTULO SEIS.

Josh parecía tan guapo como Sam recordaba. Una sombra de más de
un metro ochenta, tenía la construcción de un corredor y suave cabello rubio.
Sus ojos eran de un gris claro que el propio Sam una vez había descrito como
mágicos. Tenía los dientes perfectos y una sonrisa aún más perfecta. Alto,
rubio y sexy no tenían a Sam queriendo más.

-Encontré esta dirección en algunos papeles. Quería verte. -Dijo Josh.

-No quiero hablar contigo. -Dijo Sam, irritado. Lo último que necesitaba
era un corazón a corazón con el hombre que le había engañado.

Josh dio un paso más en la habitación y de inmediato Mikhail se movió


entre Sam y su ex. Era evidente la falta de entusiasmo por Josh de que Sam
estaba siendo recogido por Mikhail, a pesar de que el vampiro no era capaz
de obtener una lectura sobre él.

-¿Puedo ayudarle? -Mikhail preguntó con firmeza.

Josh se inclinó en torno a Mikhail. -Estoy aquí por Sam.

-Vete, Josh. -Dijo Sam.

-No creo que Sam quiera verte. -Dijo Mikhail. Él echó un vistazo sobre
su hombro a Sam y curvó su ceja. Él estaba buscando en Sam una decisión.

Sam suspiró ruidosamente. No había absolutamente nada que ganar


aquí con Mikhail siendo una barrera entre él y Josh.

Sam se cruzó de brazos por encima de su pecho. -Puedo lidiar con él,
Mikhail.

-Voy a decirle a Bob que él está aquí. -Dijo Mikhail.

Grande. Bob y su ex. Eso no era exactamente lo que Sam quería justo

AMBER KELL & RJ SCOTT 62


EL CASO DEL
MALVADO LOBO
en este momento. Él había querido seguir para arriba y encenderse.

-Dame por lo menos unos pocos minutos. -Dijo Sam.

Mikhail rozó al pasar a Josh y salió de la habitación, no había lugar a


dudas que iba directamente en su camino a Bob. Sam no podía entender por
qué Bob no se había dado la vuelta y esta ahí ya. Seguramente cuando Josh
llegó y chocó con Sam, había sentido su llegada y debería haber sido
suficiente para que el amante celoso viniera desde donde estuviera.

-¿Qué es lo que quieres, Josh? -Preguntó Sam. Tal vez si se enteraba de


que Josh había aparecido, él podría conseguir que se alejara mucho más
rápido.

-Decir que lo siento...-Comenzó Josh.

-Está bien, has hecho eso. Ahora puedes irte. Tengo trabajo que hacer.

Josh no respondió inmediatamente. Él miró a su alrededor y su mirada


se posó sobre Smudge. El gato lo miró fijamente antes de cambiar su mirada
a Sam.

-Bonito gato. -Josh ofreció sin convicción. Extendió una mano para
borronear a la mascota, pero el gato arqueó su espalda y silbó. Josh agarró su
mano. -¿No es un gato amistoso, entonces? -Preguntó Josh.

Sam cogió a Smudge en sus brazos. -Es un gato muy amable. -Como
para demostrar su punto, Smudge ronroneó y frotó la nariz contra el rostro de
Sam antes de subir y colocarse alrededor de su cuello.

-De todas formas. -Josh comenzó. -Las cosas terminaron muy


torpemente y yo quería aclarar las cosas.

-¿Torpemente? -Respondió Sam. -Estoy confundido. Encontrar tus


bolas enterradas en mi mejor amigo cuando pensabas que yo estaba en el
trabajo no es más que extraño.

AMBER KELL & RJ SCOTT 63


EL CASO DEL
MALVADO LOBO
-Sam.

-Lo que era extraño. -Interrumpió Sam. -Fue encontrarte. Maldito Trent.

-Sam.

-Creo que tienes que irte. -Dijo Sam con firmeza. Ya había tenido
suficiente de la mierda de Josh para durar toda la vida. Cada día que Josh
había encontrado una manera de menospreciar a Sam, para socavar su
confianza y su entusiasmo, Sam no se había dado cuenta de lo que estaba
ocurriendo hasta que todo había terminado. Ya no era ese hombre que
necesitaba consuelo como un niño imbécil.

-Sam. Trent...durmiendo con él...eso no significaba nada para mí. -Dijo


Josh, como si hiciera todo mejor.

-No, creo que tú encontrarás que no significaba nada para mí. -Sam le
corrigió.

-Sólo ha pasado un par de veces. -Replicó Josh.

-¿Pocas veces? Pensé que fue una vez. Eso es lo que dijiste antes.

-Bueno, Trent estaba dispuesto y tú nunca estabas en casa. -La voz de


Josh había adquirido un gemido distinto, y la mierda de Josh estaba irritando
a Sam.

-Alguien tenía que ganar dinero para pagar las cuentas. No íbamos a
comer con los ingresos de un escritor, ¿no? -Sam no pudo evitar la
condescendencia en la voz, pero al infierno, había apoyado a Josh desde la
universidad y a través de cuatro años intentando encontrarle la musa de
conseguir su primer libro escrito.

-No estabas en casa. Trent estaba allí.

-Si, lo se. Él estaba dispuesto. Ya me lo has dicho. -Sam había


renunciado a su amistad con Trent a pesar de haber sido amigo del hombre

AMBER KELL & RJ SCOTT 64


EL CASO DEL
MALVADO LOBO
desde que tenía tres años. Desde en el momento que había encontrado a
Trent en la parte inferior de una traición, no quería saber de él.

-Se te echa de menos. Los dos lo hacemos. -Dijo Josh.

La puerta que había cerrado Mikhail se abrió y Bob hizo una gran
entrada y muy gruñona.

-¿Sam? Mikhail dijo que tenías la dirección y que no podía oír... -Su voz
se apagó. Rodeó a Josh y tomó la posición recientemente abandonada de
Mikhail en la pared de ladrillos. Sam no necesitaba un protector. Necesitaba a
su amante para afirmar que tenía una vida.

Paso a paso hacia adelante, Sam deslizó un brazo alrededor del


vampiro inmóvil. Con el hombro animó al brazo de Bob a ponerse alrededor
de su espalda y Smudge saltó de él, sobre la mesa al lado de la Gárgola.
«Hagamos de esta buena...» Pensó Sam. Miró a Bob, que no se movió un
músculo y claramente no había oído los pensamientos de Sam en absoluto.

-Este es Bob. -Dijo Sam. -Bob, este es Josh. Alguien que una vez fue...

-Su novio. -Dijo Josh y extendió su mano en señal de bienvenida.

Bob gruñó y sus colmillos brillaron peligrosamente. Josh rápidamente


retiró su mano y retrocedió un paso.

-Ex-novio. -Resumió Sam. -Bob es mi compañero ahora.

Josh miró a Bob de arriba abajo y frunció el ceño. -Es un paranormal. -


Observó. -Me dijiste que los paranormales eran más que monstruos reales, sin
embargo, ¿aquí estás durmiendo con un vampiro? -Josh seguía frunciendo el
ceño y de pronto su expresión se despejó. -Mierda, Sam. ¿Estás trabajando
en un área que juraste no volver a visitar de nuevo, con los animales y los
monstruos y ahora estás haciendo qué? ¿Dormir con un murciélago
hematófago? Infiernos, Sam, te tiene controlado ¿no?

Bob se puso rígido y Sam apretó su agarre en la camisa de Bob. Esto

AMBER KELL & RJ SCOTT 65


EL CASO DEL
MALVADO LOBO
podría terminar de muchas maneras, pero todas terminaban sangrientas.

-Nadie está utilizando su control para convencerme de que haga nada.


-Dijo Sam cansinamente.

-O un hechizo o algo así. -Josh persistió.

-Me encanta Bob. Él es mi amante y mi compañero.

Sam cogió un pequeño movimiento de Bob mirando hacia él por el


rabillo del ojo. Pronunciando su amor por el vampiro exasperante de esta
manera no era lo que había esperado para revelar lo que sentía, pero en todo
caso, decir las palabras lo hacia muy real.

-Voy a encontrar una manera de romperlo. -Dijo Josh a toda prisa. -


Entonces podrías volver.

-¿Volver? ¿Para que? -Sam le preguntó sorprendido. ¿Por qué Josh


creía que alguna vez lo llevaría de vuelta?

-¿Por qué no? Somos buenos en conjunto, Sam. -Josh dio un paso hacia
ellos y Sam se sintió aliviado cuando Bob se quedó relajado y en control.

-¿Te has quedado sin dinero? ¿Por qué de repente me quieres de


vuelta en tu vida? -Sam sabía que tenía que haber una explicación que se
estaba perdiendo en todo el encuentro.

-Trent me dejó. -Dijo Josh, un poco desesperado.

Muy bien, así era la declaración de un asesino. Él no se había dado


cuenta de que Josh había tomado a Trent después de la gran revelación. Eso
dolía. Sam empujó al instante su temperamento que amenazaba con
desbordarse y dejar a Bob eliminar físicamente a Josh de la oficina.

-¿Entonces perdiste tu recibo de sueldo? ¿Es por eso la visita?

-Creo que tienes que irte del edificio por ti mismo. -Murmuró Bob.

AMBER KELL & RJ SCOTT 66


EL CASO DEL
MALVADO LOBO

-Habla. -Dijo Josh con sorna.

Bob siseó con furia y Josh, repentinamente asustado, retrocedió.


Cuando había pasado el umbral de la habitación pareció recuperar algo de su
bravuconería.

-Sólo espera, voy a encontrar una manera de romper el encanto. Voy a


rescatar a Sam y estaremos juntos otra vez. -Él se dio la vuelta y salió de la
casa.

Bob no hizo ademán de seguirlo. En cambio, envolvió a Sam en sus


brazos y lo atrajo hacia sí.

-No te puedo oír. -Dijo Bob en voz baja. -Vine aquí y tu amante estaba
aquí.

-Ex-amante. -Dijo Sam con firmeza.

-Y yo no podía leerte. Eso sólo ocurre cuando las relaciones terminan.


El trauma hace que la conexión se detenga. Quería matarlo.

-Me alegro de que no lo hicieras.

-Iba a hacerlo. -Dijo Bob. Apretó a Sam aún más. -Entonces dijiste…

Sam adivinó a dónde iba. -¿Qué yo te amaba?

-Lo sabía, lo podía escuchar en el tono de tu voz.

-No estaba mintiendo.

-Lo sé.

-Te quiero.

-Lo sé.

AMBER KELL & RJ SCOTT 67


EL CASO DEL
MALVADO LOBO

-¿Eso es todo? Lo sé. ¿Es eso todo? -Preguntó Sam.

-¿Crees que va a tratar de encontrar una manera de romper lo que


tenemos? -Bob parecía preocupado, no era propio de él. Sus palabras tenían
un tono de miedo.

Sam se apresuró a tranquilizarle. -Nunca has sido capaz de utilizar tu


encanto en mí. Él no nos puede hacer daño al romper una cosa que no existe.
-Sam hizo una pausa. -Has cambiado el tema. -Dijo suavemente.

Bob se echó hacia atrás y hundió sus manos en el cabello de Sam. Se


besaron profundamente y Bob suspiró en el abrazo. Se echó hacia atrás y Sam
lo persiguió por más besos, pero Bob detuvo el movimiento.

-Yo también te amo, Sam Enderson. Entonces, ¿por qué no te puedo


escuchar más?

Sam negó con la cabeza. No tenía ni idea. No era como si hubiera


querido que nadie pudiera entrar en la cabeza. Espera. Infiernos. Eso es
exactamente lo que había hecho sin ni siquiera quererlo. En primer lugar, la
luz mágica que apareció, a continuación, los mapas y ahora había bloqueado
a Bob de sus pensamientos. ¿Qué demonios estaba pasando con él?

-Puede que tenga que ver a alguien acerca de una pequeña infección
de deseos. -Dijo Sam con cuidado.

Bob suspiró.

-Lo sabía. -Dijo. -Tú querías que saliera de tus pensamientos. -Su voz
destilaba dolor.

-Sólo porque a veces es como si no tuviera nada, como si no tuviera


privacidad y no puedo ir a donde quiero.

-Deberías haberlo dicho. Hay maneras en las que puedes bloquear tus
pensamientos de mí si quieres tener un secreto. Al igual que en los

AMBER KELL & RJ SCOTT 68


EL CASO DEL
MALVADO LOBO
cumpleaños. -Bob había añadido la última parte con un tono puramente
optimista y Sam no pudo evitar reírse.

«¿Cumpleaños?»

-¿Tú incluso celebras tu cumpleaños? -Preguntó Sam.

Bob se encogió de hombros. -Claro, pero no me molesto con las velas.


Podría tapar toda la casa de abajo.

Sam casi preguntó a Bob su edad, pero decidió que había algunas
cosas que no quería saber.

-Me gustaría que pudieras escuchar mis pensamientos de nuevo. -Dijo


Sam a nadie en particular, prestando atención a las palabras que había
utilizado. Él había visto unas películas donde los deseos nunca terminaban
bien.

Bob ladeó la cabeza. -Piensa algo. -Ordenó.

«Hombre mandón» Pensó Sam.

Bob sonrió y entonces entrecerró los ojos. -Lo he oído.

Sam se trasladó a la mesa. -Tenemos unas direcciones. ¿Dónde se


fueron Hunter y Dan?

Bob miró por la ventana del frente. -Lo último que vi, desaparecieron
por la puerta principal a “hablar”.

-Tenemos que encontrarlos. Si son serios acerca de cubrir algo de


terreno en la búsqueda, tenemos que decidir quién va a donde.

AMBER KELL & RJ SCOTT 69


EL CASO DEL
MALVADO LOBO

Habían recorrido una distancia considerable antes de que Dan


decidiera hablar. Hartman tenía mucho que decir a sí mismo, pero su instinto
era esperar y dejar que Dan limpiara el aire de lo que quería decir en primer
lugar. Habían llegado al final del camino y Dan se detuvo para sentarse en el
muro bajo corriendo a todo lo largo de un gran espacio verde.

El teléfono de Hartman sonó. Miró la pantalla y luego lo empujó de


nuevo en el bolsillo. No quería hablar con Alec. Su hermano-en-ley que no
pudo evitar. Infierno, él probablemente estaba de lado de Constanza.

-Allá... fue…-Dan dijo en voz baja.

-¿Un error? -Hartman ofreció abatido.

Dan lo miró con el ceño fruncido estropeando su rostro. -Inesperado. -


Dijo con firmeza.

-Oh. -Inesperado no era la palabra que Hartman habría utilizado. Pero


entonces, no quería utilizar la palabra equivocada tampoco. No creía lo que
había entre ellos era incorrecto. Él nunca lo pensó. La presión de la manada
les había escindido y sólo había sido por tradición.

-Tú estás en mi cabeza todo el tiempo. -Dijo Dan simplemente. -No me


gusta.

-Lo has dicho. -Hartman estuvo de acuerdo. -No es mi intención.


«Respuesta del siglo»

-Hacer lo que hago es muy duro. Es por eso que tenía que... -Él hizo un
gesto con la mano entre ellos.

AMBER KELL & RJ SCOTT 70


EL CASO DEL
MALVADO LOBO
Hartman adivinó que Dan estaba indicando la totalidad de lo
satisfactorio que había pasado antes.

-Sí. -Hartman se sentó junto a Dan.

-Eso no significa que sienta algo por ti nunca más. -Dan dio media
vuelta para mirarlo. -Era necesario, pero nunca volverá a suceder.

Hartman suspiró para sus adentros. Había esperado que Dan dijera eso.
Demonios, tenía que mantenerse alejado de Dan antes de que le hiciera daño
otra vez.

Las cosas en su manada eran demasiado inestables para probar cómo


se tomarían su relación con un demonio. Él lo sabía. Sin embargo, el
conocimiento de lo que debía hacer no había cambiado lo que quería hacer.
Dio media vuelta para que estuvieran cara a cara. Agarrando una de las
manos calientes de Dan, él respiró hondo y empezó.

-Siempre me imaginé las cosas que me gustaría decirte si alguna vez te


tuviera a mi lado otra vez. Las disculpas que yo diría, las cosas que te dije que
iba a recuperar. Lo que pasó con nosotros fue mal. Yo te amaba tanto. Pero...
la manada del Alfa tiene responsabilidades que van mucho más allá de lo que
teníamos.

Tuvo a Shelby... pero la pérdida de Dan casi lo había matado.

-¿Esto va a ser una lección de historia de lobos? -Dan preguntó enojado.


Intentó tirar de su mano, pero Hartman la agarró más fuerte. Los ojos de Dan
brillaban rojos por un momento y Hartman comenzó a hablar de nuevo antes
de que Dan fuera un demonio total.

-No. Tienes que escuchar. -Hartman insistió. Él iba a dar su opinión.


Entonces Dan podía deshacerse para siempre, pero primero le diría a Dan lo
que estaba en su mente.

-No tengo que hacer nada.

AMBER KELL & RJ SCOTT 71


EL CASO DEL
MALVADO LOBO
-Me equivoqué. ¿De acuerdo? -Hartman estaba gritando y no podía
detenerse. -Lo admito. Puse mi manada antes que mi corazón y nunca voy a
ser el mismo. Lo único que queda en mi vida ahora que le da sentido es
Shelby y estoy perdiéndola también.

Los ojos de Dan se iluminaron y él inclinó la cabeza en cuestión.

-Lo peor de todo. -Comenzó Dan. -Es que lo entiendo. El instinto y la


supervivencia de tu manada fueron mayores de lo que teníamos. -Hartman
negó con la cabeza, pero Dan levantó la mano libre para no dejar a Hartman
de decir nada. -Escúchame, Hart. Realmente no te culpo por las elecciones
realizadas que te fueron forzadas. No lo hago. Pero yo quería que el amante
que dijo que moriría por mí fuera más egoísta.

-Lo siento. -Hartman ofreció débilmente.

-No lo sientas. Cuéntame lo que pasó. Conozco los rumores, pero los
lobos pueden ser muy hermosos.

-No producía un heredero legítimo. Shelby es una niña, está claro.


Están empujándome para volver a casarme con otra loba y tratar de tener un
niño. Yo no quiero. -Hartman hizo una pausa por un tiempo. Recordó los
argumentos que fueron tan intensos y fuertes en la manada. -Sabes que yo
estaba trabajando hacia la igualdad de la manada y amar a mi chica fue visto
como algo malo. Nunca estuvimos juntos, no en el sentido real de la palabra,
Constanza y yo. Sólo estuve con ella un par de veces, lo suficiente como para
hacer lo correcto. Una vez que Shelby era lo suficientemente mayor para
entender que a su madre no le importaba ella, me divorcié. No quería que
ella se acercara a mi hija, pero la manada da los mismos derechos a las
madres. Sigo pensando que tiene algo que ver con la desaparición de Shelby,
pero nadie me escucha. Tienes que creerme, Dan, quería volver a casa.

-¿A casa? ¿No estabas en las tierras de la manada de todos modos? -


Dan frunció el ceño.

-Volver contigo, tu hogar. Yo estaba desesperado por ti, pero Everett


me dijo que te habías ido. Me di cuenta de que no me querías, y no te culpo.

AMBER KELL & RJ SCOTT 72


EL CASO DEL
MALVADO LOBO
No hubo oportunidad para nosotros.

-Estaba de viaje en Londres.

-Me dijo que te fuiste a un viaje largo. Lo tomé como una señal de que
no éramos ya nada.

-Me rompiste el corazón. -Dan cerró los ojos y luego se inclinó hacia
delante.

Hartman reflejó el movimiento hasta que descansaron sus frentes juntos.


-¿Puedo volver a hacer lo correcto? -Susurró Hartman.

-¿Quieres? -Preguntó Dan. Sonaba muy jodidamente triste.

-Más de lo que crees. Después de encontrar a Shelby, ¿tal vez


podríamos darle una oportunidad? Conocernos, hablar, podrías conocer a
Shelby. ¿Podríamos ser amigos por lo menos? -Hartman mantuvo la
esperanza en su corazón de que Dan diría que sí.

-Puedo hacer eso. -Dan estuvo de acuerdo.

Se sentaron en silencio durante un rato más, todavía tan cerca como


podían estar y las manos agarradas. Hartman tenía la sensación de que la
tierra se movía y se preguntó si Dan sentía lo mismo.

-¿Qué crees que está haciendo ahora?

-¿Shelby? -Quería volver con su hija. Quería saber quien la había


tomado y por qué. -¿Crees que ella todavía está viva? -Le preguntó. No
esperaba una respuesta, pero Dan le dio una de todos modos.

-Sí. -Dijo.

Sólo una palabra. Pero la sílaba había mantenido tanta convicción que
Hartman sintió una ligereza que no había tenido antes. Dan siempre tenía ese
efecto en él.

AMBER KELL & RJ SCOTT 73


EL CASO DEL
MALVADO LOBO

-¡Hunter! ¡Danjal! ¡Tenemos nuestra primera ubicación! -Gritó Bob.

Hartman miró al vampiro acercándose y sabía que era él. Encontrarían a


Shelby de una manera u otra. Sam estaba siguiéndolo a un ritmo más
tranquilo pero igual de intenso en su concentración.

-Tengo cuatro lugares a lo largo de los muelles que podrían ser


posibles lugares. -Anunció.

-Debemos separarnos. -Dijo Dan con firmeza.

Sam le entregó una hoja de papel con los detalles sobre los dos
almacenes a medias de renovación.

-Manténganse en contacto. -Dijo con severidad. Hartman asintió.


Quería saber el momento en que Shelby fuera encontrada con vida.

No se atrevía a contemplar a su hija encontrada muerta.

AMBER KELL & RJ SCOTT 74


EL CASO DEL
MALVADO LOBO
CAPÍTULO SIETE.

Sam se dirigió a la primera dirección con Bob sobre sus talones. Habían
decidido entrar en pares. Sam y Bob, Hunter y Dan, cada pareja tomarían un
almacén y llamarían a la otra pareja si encontraban algo.

Mirando alrededor, Sam no vio ningún signo de vida, paranormal o


simplemente humana. Nada.

-¿No te parece demasiado tranquilo? -Sam preguntó a Bob.

-Sí. Mantente detrás de mí. -Insistió el vampiro, caminando delante.

Sam sacó su multi-arma esperando no tener que usarla.

Sin embargo, él no iba a esconderse detrás de su amante. Eso


ciertamente no era la manera de construir su reputación, como un detective
que se oculta detrás de Bob mientras sacudía a su sombra.

Sam enderezó sus hombros y guardó el arma en guardia, explorando la


zona. El silencio lo desconcertó. ¿Cómo podía todo un muelle no hacer ruido?
¿Dónde estaban los obreros, los barcos...? Diablos, ¿dónde estaban las
malditas gaviotas?

Las únicas personas en toda la zona eran ellos.

-¿Sientes a alguien? -Preguntó Sam. Había mantenido esa voz baja en


caso de que algo paranormal los acechara.

Bob negó con la cabeza, sin volverse de su lectura de la zona. -Si van a
estar en uno de los edificios. No se trata de este, eso es seguro.

Sam se relajó un poco, satisfecho de no ser el único que pensaba así.

-Si estuvieron aquí, se fueron. -Bob dijo finalmente.

AMBER KELL & RJ SCOTT 75


EL CASO DEL
MALVADO LOBO
Sam suspiró. -Vamos a ir a ver ese almacén. -Él asintió con la cabeza
hacia un edificio a varios metros de distancia que parecía estar reunido con el
tapacubos de metal y goma de mascar. Tenía agujeros en varios lugares y las
pocas ventanas que Sam podía ver, estaban echas añicos. Una emanación de
desesperación brotaba desde el almacén como si hasta la estructura había
perdido toda esperanza.

Oró desesperadamente por que no estuvieran allí. Por mucho que


quería encontrar a las niñas, este lugar prácticamente irradiaba la promesa de
que no iban a encontrar a ninguna de ellas con vida.

Bob levantó la cabeza a la brisa. -Mis sentidos no son tan buenos como
la nariz de un cambia-formas, pero no huelo a nadie. Si alguien estaba allí, se
fueron hace mucho tiempo.

-Si estuvieran aquí, podrían haber dejado algunas pistas. -Incluso vaciar
el depósito podría inclinarlos hacia donde las niñas habían sido trasladadas.

Listo para cualquier cosa, Sam se apresuró a continuar con el vampiro


cuando Bob se acercó a la estructura metálica. Bob hizo una pausa antes de
tirar de la puerta que se abrió con sospechosa facilidad. No chirrió sobre su
movimiento, como su apariencia implicaba que debería. La anticipación
estremeció la espalda de Sam. Alguien había estado aquí.

Después de que Bob le hiciera señas hacia adelante, Sam se acercó con
cuidado a través de la puerta. No quería ocultarse detrás de su amante
vampiro, pero él no era un idiota que se precipitaba a través de las puertas
oscuras cuando no sabía lo que podría estar escondido en el otro lado
tampoco.

Manteniéndose cerca de las paredes, Sam contempló el interior.

Era una gran zona de vacío con poco más que basura y un montón de
espacio. Manchas de aceite salpicaban el suelo como si la maquinaria una vez
había descansado allí, pero aparte de eso, el edificio estaba claro.

-¿Cualquier cosa de olor? -Preguntó Sam.

AMBER KELL & RJ SCOTT 76


EL CASO DEL
MALVADO LOBO

-No. Nada. -Bob frunció el ceño en el interior sombrío. La mayoría de


las ventanas estaban tapadas y no había ninguna posibilidad de dejar que la
luz del sol iluminara el espacio.

Sam se detuvo por un momento, sorprendido de que podía ver tan


bien. ¿Cuando había comenzado a ser capaz de ver casi en la oscuridad?

-Um, vamos a salir. -Intranquilo, Sam se volvió para irse.

-Es porque somos compañeros. -Dijo Bob.

-¿Qué? -Sam entrecerró los ojos contra el repentino resplandor del sol
cuando salieron afuera.

-Es por eso que puedes ver mejor en la oscuridad. Estás viendo como
yo. -Respondió Bob.

-Oh. ¿Voy a empezar a estar de antojo de sangre? -Sam no sabía cómo


se sentía acerca de esta última extrañeza en su vida. Cada día parecía traer
algo raro.

Bob rió y Sam resistió el impulso de darle un puñetazo. -No. No te


convertirás en un vampiro, pero vas a ser capaz de ver mejor y probablemente
serás más fuerte. Aparte de eso, no creo que tengas otras tendencias.

Sam suspiró. -Pero, ¿no lo ves? Cuando no quería mezclarme con


paranormales no quería decir que los envidiaba y quería ser uno. Yo sólo
quiero ser humano. -¿Por qué seguía encontrándose diciendo esa frase? Era
como si pensara que si la decía lo suficiente, él volvería a ser el desinformado
normal que solía ser. Era demasiado tarde para ser lo que había sido antes.
Ahora tenía que avanzar a lo esperado por él. No iba a renunciar a Bob
incluso si eso significaba volverse totalmente inhumano.

-Esto no es así, ya sabes. -Dijo Bob.

-¿No es qué? -Mientras las palabras salían de la boca de Sam, sabía lo

AMBER KELL & RJ SCOTT 77


EL CASO DEL
MALVADO LOBO
que Bob había querido decir.

Bob dio un paso adelante y estableció sus manos en la cintura de Sam,


manteniéndolo tan cerca que podía sentir el calor del cuerpo del vampiro.

-Si te cansas, no voy a dejar que lo hagas, seguiremos estando


enlazados. Estamos enlazados. Me perteneces hasta el final de los tiempos. -
La convicción en la voz de Bob retorció el estómago de Sam.

-Yo quería un novio fiel. -Sam respondió débilmente. ¿Cómo puedes


discutir con un vampiro que sólo quería amarte para siempre? Sam apoyó la
cabeza en el hombro de Bob, tirando de su amante cerca. Durante un largo
momento permanecieron allí con Sam inhalando el olor del vampiro y
disfrutando del pequeño minuto de paz.

-Tenemos que encontrar a las chicas. -Dijo Sam, de mala gana


alejándose.

-Sí, voy a llamar a Hunter y le digo que este lugar es un fracaso.

Sam asintió con la cabeza. -Bien.

Inquieto, Sam caminó hasta el borde del muelle. A pesar de no haber


visto nada en el antiguo edificio, todavía encontraba toda la situación extraña.
Incluso las gaviotas y las palomas habían abandonado este lugar.

Mirando hacia el agua oscura Sam dejó escapar un suspiro. -Me


gustaría saber donde están las chicas. -Susurró.

Una luz brilló en el agua. En primer lugar, una luz sutil que Sam dedujo
como la luz solar que se reflejaba en las olas, pero luego se convirtió en una
luz más brillante que no le pertenecía.

Agachándose, Sam podía distinguir la escena.

Otro edificio, éste hecho de descamación de madera blanca, apareció


en la superficie del agua como si una foto hubiera caído en el mar. Las niñas

AMBER KELL & RJ SCOTT 78


EL CASO DEL
MALVADO LOBO
atadas por la cuerda se sentaban en pequeños grupos, tristes, como las uvas
marchitas. A lo largo de la pared del fondo se podía ver algunas jaulas
apiladas. Horrorizado, Sam se dio cuenta de algunas figuras se movían en las
trampas de metal.

Se preguntó si Shelby era una de ellas.

Tratando de obtener todos los detalles que pudo, Sam escudriñó el


tamaño de la estructura. Desde lo alto de la azotea era un almacén no muy
diferente del que acababan de inspeccionar a pesar de la construcción
diferente.

Sam estaba a punto de renunciar a recoger algunas pistas adicionales


cuando la imagen se movió unos metros a la derecha y Sam vio una fila de
canoas en un gran marco a lo largo de una pared.

-Están en una casa de botes. -Murmuró Sam.

-¿Qué es eso? -Preguntó Bob.

La imagen se rompió cuando la atención de Sam vaciló.

-Los poderes de mi deseo que los faes me dieron. Quería saber dónde
estaban las niñas y apareció. Parece que se mantienen en una casa de botes
de pintura blanca no particularmente en buena condición.

-Hmm, probablemente más en un lugar de construcción de barcos de


un club de yates entonces. -Murmuró Bob.

Sam volvió su mirada hacia el agua y se quedó sin aliento. Media


docena de caras se volvían hacia él.

Sirenas.

-Oh mierda, Sam, ¡corre! -Bob agarró el brazo de Sam y lo tiró lejos del
borde del muelle, con las manos golpeando contra la pared, las sirenas
comenzaron a salir del mar.

AMBER KELL & RJ SCOTT 79


EL CASO DEL
MALVADO LOBO

Ahora sabía por qué no había otros seres en los muelles. Todos habían
huido.

La pasarela de madera tembló bajo sus pies. ¿Cuántos eran? Sam


caminó cuidadosamente hacia atrás, no estaba dispuesto a dar la vuelta y salir
de sí mismo vulnerable a los ataques. El arma se sacudió en la mano, ya que
no sabía dónde apuntar. El estricto control de Bob en el brazo de Sam, sin
duda, dejaría moretones vivos en la mañana, pero Sam no podía poner
atención adecuada en ese momento.

Si conseguían salir de esta con vida, podría preocuparse por las


lesiones entonces.

-Sam, recuerda que te quiero. -Dijo Bob mientras las sirenas húmedas
continuaron viniendo en la misma dirección que estaban corriendo. Las
malditas cosas se movían rápidamente.

-Vamos a salir de esta. -Dijo Sam. Él se negó a considerar cualquier otra


opción. Iban a salir de esta y pasar a esfuerzos menos estresantes, como
tragar fuego o malabares con la motosierra.

-Ustedes han interferido demasiado, Samuel Enderson. -Dijo el líder del


grupo de sirenas. -La reina ha emitido su sentencia de muerte y me he pedido
recoger su cabeza. -Su largo cabello tenía un tono verde mar y sus ojos
almendrados podrían haber sido hermosos, con su brillo coral. El problema
era que ella parecía estar contemplando la mejor manera de romper el cuello
de Sam.

Sam le disparó en la pierna.

Gritando, ella cayó a los tablones de madera.

Los demás pasaron por encima de ella como si fuera una pieza más del
alga marina para ignorar. Sam se preguntó si esta especie carecía por
completo de la compasión.

AMBER KELL & RJ SCOTT 80


EL CASO DEL
MALVADO LOBO
-¿Dónde están las niñas? -Sam pidió al grupo en general. Sólo cinco de
ellos permanecieron allí. Estaba seguro de que con la ayuda de Bob, podían
hacerse cargo del resto.

Una sirena masculina en la parte delantera le dio una sonrisa fría. -Usted
no tendrá que preocuparse después de muerto.

-Eres Sturgeon. -Dijo Sam. Se acordó de la sirena del otro día.

-Conociendo mi nombre no va a salvar tu vida. -Se burló la sirena.

Sam le disparó en el pie. Gritó, pero continuó con su enfoque.

-Voy a hacerte pagar por esta lesión. No tienes idea de lo que estás
haciendo. Hemos luchado muy duro para encontrar la pareja perfecta para
dejar que lo arruines para nosotros. -Sturgeon cojeó hacia adelante, pero la
determinación y el odio en sus ojos le hizo parecer más formidable que un
centenar de vampiros.

El suelo tembló bajo sus pies. Para horror de Sam, los dedos estaban
subiendo a través de los tablones. El mar alrededor de la caseta estaba llena
de más sirenas, se oía el canto, la voz la engranaban en un sonido fuerte.

Bob cayó al muelle, con los ojos vidriosos y las lágrimas goteando
desde los bordes.

-Basta ya. -Espetó Sam. -Lo estáis torturando. -Para sorpresa de Sam, lo
hicieron. El silencio que siguió le preocupaba más que el canto.

-¿Cómo estás siendo inmune a nosotros? -Preguntó Sturgeon.

Sam se encogió de hombros. -Cuestión de suerte, supongo.

Quería huir tan mal que sus músculos se crisparon con las ganas, pero
no podía llevarse a Bob. Mantuvo sus ojos en las sirenas ante él y tratando de
ignorar los bajos del muelle, Sam agarró el hombro de Bob y trató de tirar de
él hacia arriba. Un gruñido de su pecho no resultó nada más que un ligero

AMBER KELL & RJ SCOTT 81


EL CASO DEL
MALVADO LOBO
cambio en el posicionamiento de Bob.

-Bob, tienes que despertar. Tenemos que salir de aquí. -Declaró Sam.

Los tablones bajo sus pies comenzaron a temblar de nuevo. Sam tragó
otras palabras de nuevo. -¿Por qué quieren a las niñas? -Preguntó Sam. Tal
vez si les detuviera el tiempo suficiente se olvidarían de la idea de traer-la-
cabeza-de-Sam-en-un-plato a su reina.

-¿No te has dado cuenta de eso? -Sturgeon preguntó con incredulidad.


-Necesitamos sangre fresca en nuestras filas. Somos una especie en extinción.
Necesitamos estas jóvenes para fortalecer nuestras líneas de sangre. -Dijo la
sirena hablador.

-Pero les arrancaron de sus hogares, de sus familias. ¿No te preocupas


por eso? -Sam sabía que era un idiota por tratar de razonar con los
secuestradores y asesinos, pero tenía que intentarlo.

Sturgeon se encogió de hombros. -Si querían a sus hijos no debieron


dejarlos tirados donde cualquiera puede robarlos. Vamos a cuidar mejor a
nuestros hijos.

Asustado por la cercanía de las sirenas, Sam se agachó. Golpeó a Bob


con fuerza en la mejilla, intentando romper a su amante de su bruma.

-Ow. -Bob parpadeó un par de segundos antes de que sus ojos se


enfocaran. Se puso de pie con rapidez por su fuerza de vampiro que le
prestaba para ser más rápido. -¿Qué me he perdido?

-Las sirenas se han llevado a las niñas para hacer descendencia mutante,
para crear su propio pequeño laboratorio de genética. Puedo imaginar a los
seres humanos haciendo algo por el estilo, pero estoy sorprendido de que lo
hagan los sobrenaturales. -Sam no pudo contener su sorpresa por lo
decepcionado que realmente era el comportamiento de las sirenas. -Los otros
se molestaran cuando se enteren que las sirenas están involucradas.

-Um, Sam, no puedes querer decirlo de esa manera. -Contestó Bob.

AMBER KELL & RJ SCOTT 82


EL CASO DEL
MALVADO LOBO

-¿Por qué?

-Porque no nos detendremos ante nada para mantener nuestros


secretos. -Agregó el dirigente.

La madera se astilló a su alrededor cuando las sirenas rompieron el


muelle desde abajo. Sus gritos estridentes hacían a Sam pestañear. -¡Basta! -
Gritó.

Silencio.

Hermoso, feliz, silencio.

Bob se puso de pie y miró a Sam. -Creo que te llevaste sus voces. -Dijo
en voz baja para que los demás no pudieran oír.

-¿Qué? Yo no quería nada. -Dijo Sam a la defensiva.

-¿Tal vez no tienes que utilizar la palabra 'deseo' ahora?

Sam se volvió hacia las sirenas sólo para verlas agarrándose la garganta
y mirándolo. Oh diablos, las sirenas iban a matarlo lentamente,
dolorosamente y con gran placer.

Bob se puso delante de Sam.

-A cambio de la ubicación de las niñas vamos a devolveros las voces.


¿Tenemos un trato? -Preguntó Bob.

Sam se quedó con la parte superior de la cabeza en la espalda de Bob.


¿A qué distancia se extendían estos poderes? ¿Cómo iba a deshacerse de
ellos? Los seres humanos no estaban destinados a tener magia, eso es por lo
qué nacieron sin ella, y sólo un pequeño porcentaje podía ejercer sin
consecuencias.

Las sirenas asintieron.

AMBER KELL & RJ SCOTT 83


EL CASO DEL
MALVADO LOBO

-Si nos remontamos en el acuerdo, tomaremos vuestra canción para


siempre. -Advirtió Bob.

Sam miró por encima del hombro de Bob justo a tiempo para atrapar la
mirada de terror en sus rostros. Al parecer, la peor amenaza para una sirena
era no poder cantar.

-¿Sam? -Impulsó Bob.

-Me hubiera gustado oír sus voces de nuevo. -Susurró. Había


mantenido su tono tranquilo, así que no podían entender lo que estaba
sucediendo. Si supieran que sólo deseando las cosas sucedían, era posible
que deseasen secuestrarlo y llevarlo para observarlo también. Si pudiera
desear volver a las niñas con la misma facilidad...

-No vais a ser capaces de llegar a las niñas de todos modos. -Desafió
Sturgeon.

-¿Por qué no? -Preguntó Bob.

-Debido a que los seres humanos están bien armados y tienen órdenes
de matar a cualquiera que trate de llevarse a las niñas. -La sirena se burló de
triunfo.

-¿Dónde están? -Preguntó Bob. -Vamos a lidiar con las consecuencias.

-El muelle sesenta y cuatro en el lado sur de los muelles. -La sirena
confesó a regañadientes.

Bob asintió. -Bien. Vamos a ir por nuestro camino.

-¿Qué te hace pensar que vamos a dejaros salir en paz? -Cuestionó la


sirena.

-Porque si no lo haces, te mantendremos de nuevo en silencio.


¿Quieres probar? -Preguntó Bob.

AMBER KELL & RJ SCOTT 84


EL CASO DEL
MALVADO LOBO

Las sirenas negaron con la cabeza.

-Nuestra reina sabrá de tus crímenes contra nuestra especie. -Sturgeon


anunció en alta voz pomposa.

Sam se preguntó si las sirenas realmente no tenían control de volumen.


Siempre sonaban tan malditamente fuertes.

-Ve y dile a tu reina que no vamos a ser felices hasta que todas sus
víctimas sean liberadas. -Dijo Bob con firmeza.

La sirena se echó a reír. -No son víctimas. Se les trata muy bien.

Sam caminó alrededor de Bob para mirar a la sirena. -Si por un trato
correcto dices que han sido arrancadas de sus hogares y enjauladas, entonces
tienes una idea diferente de lo que significa ser tratados decentemente.

Demasiado furioso para decir nada más, Sam giró sobre sus talones y se
alejó. Se fue al coche para ir a buscar este otro almacén. Los seres humanos
allí mejor no trataran de detenerlos. Sam no tendría ningún problema en usar
sus poderes menores deseando deshacerse de los hombres que pensaban
que secuestrar niños sería una buena ocupación.

A medida que se apresuró a regresar a su coche, Sam preguntó a Bob


una pregunta que había estado pesando sobre él. -¿Crees que puedo desear
que las niñas estén en casa?

-No. -El tono de Bob no permitió ningún espacio para la esperanza. -


Desear son como hechizos generalmente de menor importancia. Tele-
transportar todo un grupo de personas tomaría mucho más que un deseo.

-Es una pena.

Bob abrazó a Sam a su lado. -Este es un momento en que tenemos que


hacer las cosas de la manera humana, al igual que tú prefieres.

AMBER KELL & RJ SCOTT 85


EL CASO DEL
MALVADO LOBO
Sam suspiró. Supuso que aquel mágico momento podía ser útil pero no
funcionaría.

AMBER KELL & RJ SCOTT 86


EL CASO DEL
MALVADO LOBO
CAPÍTULO OCHO.

Hart guardó su celular y de inmediato se volvió hacia el coche.

-Sam tiene una ventaja en el almacén. -Anunció.

Danjal asintió con la cabeza que él había oído. Hasta ahora sus dos
almacenes habían sido un fracaso. El primero estaba siendo renovado en
apartamentos de lujo con vistas al agua y la inspección cercana no reveló
ninguna evidencia de nada que ver con las niñas desaparecidas. Uno de los
trabajadores allí había mostrado un poco demasiado interés en Hart, sin
embargo. Y eso no había sido algo interesante para ver.

El delgado, fae evidentemente había decidido que quería al gran malo


lobo para calentar su cama. Danjal no podía creer lo mucho que le había
regalado cuando había puesto un paso entre ellos en un espectáculo abierto
de posesión. Había retrocedido pero Hart estaba demasiado centrado en la
búsqueda de Shelby que probablemente no lo notó. Aún así, Danjal estaba
revelando que había hecho eso.

-¿A dónde vamos? Preguntó Danjal ya que pelaron el estacionamiento.

-El lado norte. Sam dijo que deberíamos mirar hacia los seres humanos
y las sirenas.

Danjal suspiró. Realmente odiaba a las sirenas. Olían mal, y siempre


estaban en la raíz de todo lo desagradable que ocurría en esta ciudad.
Estaban tan interesados en hacerse cargo de la tierra igual que dominaban
sobre el mar. Rebuscó en su bolsillo, pero no encontró nada.

-Deja el coche en la esquina. -Dijo cuando la inspiración lo golpeó.

-No. No voy a parar el coche, Dan. ¿Quieres salir? Luego te dejaré en el


almacén y haces tu propio camino hasta casa.

-Cállate, Hart. A ver si está en el maletero. Necesito mi bolso.

AMBER KELL & RJ SCOTT 87


EL CASO DEL
MALVADO LOBO

-¿Por qué?

-Protección de sirenas. Un sonido y estarás en tu espalda e inconsciente.


Necesito un poco de salvia y eucalipto y podré lanzarte algo que va a
amortiguar los sonidos.

-Sam dice que no somos más que en contra de las sirenas, pero los
seres humanos también están con ellas. -Dijo Hart.

-¿Es una broma?

-Me gustaría que lo fuera. -Dijo Hart.

-¿Por qué los seres humanos están en la cama con las sirenas? -Danjal
no podía imaginar un escenario peor que eso. Sirenas con todos sus planes
para dominar otros paranormales, y los seres humanos con sus ideas raras
sobre la segregación y la superioridad de especies. Los dos juntos no
auguraban nada bueno.

-Sam no dijo cómo lo sabía, sólo que tenemos que llegar allí. No voy a
parar el coche. Voy a tomar mis posibilidades con los cantos de sirena.

-Estúpido. -Resopló Danjal. Se desabrochó, ya que pasaron por una


calle lateral y el movimiento lo obligaron a volcarse en Hart.

-¿Qué demonios, Dan?

-Sigue conduciendo. -Se puso en la parte de atrás y tiró del asiento


para tirarlo hacia abajo. Canalizó un poco de fuerza extra con una pequeña
cantidad de magia, y tiró la bolsa a través de la abertura en el asiento trasero.
Por fin de vuelta en el asiento del copiloto, sacó la cinta por encima de él y
abrió la bolsa.

Los olores familiares de salvia y romero, y la nota subyacente de azufre,


lo consolaron.

AMBER KELL & RJ SCOTT 88


EL CASO DEL
MALVADO LOBO
-¿Qué demonios tienes ahí? -Preguntó Hart mientras desaceleró a
comprobar un cruce ciego.

-Sólo algunas cosas. Concéntrate en la conducción. -Hart nunca había


conseguido mantener la cabeza por todo el azufre, pero celebraba que la
poderosa magia que Danjal podría llegar a usar con muy poco esfuerzo en él.
Por supuesto, cada vez que lo utilizaba se metía en problemas, pero lo que su
padre no sabía no le haría daño. En los confines de la bolsa susurró las
palabras correctas después dio un poco de calor en su interior para unir las
hierbas y la energía en la piedra. Finalmente tuvo una solución viable. Sin
previo aviso, echó algo de él a la cara de Hart.

Hart inmediatamente estornudó y el coche se desvió un poco por un


momento. Se puso de nuevo bajo control y arrugó la nariz con disgusto.

-Dan...

-¿Quieres ser capaz de llegar hasta Shelby o no? -Dan soltó


rápidamente. Se pasó un poco de la mezcla de carbón en la frente y luego
puso el resto en una bolsa pequeña.

Sam y Bob necesitarían protección también.

Hart se centró de nuevo en el coche y en pocos minutos se habían


detenido bruscamente detrás de Sam y Bob. Ambos estaban de pie junto al
coche y Bob se veía muy triste. Danjal bajó del coche e inmediatamente
arrojó algo de la mezcla a Bob. Ni siquiera sus reflejos vampiricos podían
evitar el lanzamiento de la misma, y se quedó aturdido, con los ojos cruzados
tratando de ver lo que había aterrizado en él.

-Protección contra las sirenas. -Dijo Danjal simplemente. -Sam,


necesitarás un poco también.

-Yo no. -Dijo Sam. Retrocedió y alzó una mano delante de él.

-No duele. -Dijo Danjal.

AMBER KELL & RJ SCOTT 89


EL CASO DEL
MALVADO LOBO
-Él no lo necesita. -Interrumpió Bob. -Es inmune.

Danjal estrechó su mirada en el ser humano. Eso no podía ser cierto.


Los seres humanos eran aun más susceptibles a los cantos de sirena que los
vampiros y hombres lobo.

-¿Qué eres? -Le preguntó con suspicacia.

Sam frunció el ceño y sacudió la cabeza. -No hay tiempo para hablar de
eso.

-¿Dónde están? -Preguntó Hart.

-Una manzana más abajo. Pienso que necesitaremos refuerzos. -


Respondió Sam. Echó un vistazo a su teléfono celular, que se encontraba en
una mano y luego con su multi-arma, se aferró con fuerza en la otra.

-No. -Hart detuvo a Sam mientras levantaba el celular a la oreja. -No


hay refuerzos, ni nada de eso. Me quedo con Bob y haré la primera búsqueda.

-Yo voy también. -Insistió Danjal.

-Y yo. -Añadió Sam.

Hart señaló a Sam en el pecho con un dedo. -Eres humano. Te mueres


con demasiada facilidad.

-Bueno, ya me voy. -Danjal colgó su mochila sobre los hombros.

-Y tú. -Dijo Hart suavemente. -No voy a perderte de nuevo.

Con un guiño a Bob, el vampiro y el lobo corrieron lejos y Danjal estaba


muy sorprendido por lo que Hart había dicho. Sam le agarró del brazo y en las
nubes, Dan se centró de nuevo en el aquí y ahora.

-No nos vamos a quedar aquí. -Dijo Sam.

AMBER KELL & RJ SCOTT 90


EL CASO DEL
MALVADO LOBO
-No. -Danjal se centró en los ojos marrones de Sam. Estaba hablando
con él, pero Danjal sólo podía pensar en el hecho de que Hart había dicho
que no quería perderlo. ¿Qué fue todo eso?

-¿Danjal? Sal de ello. Vamos a tomar el otro lado. ¿Vienes conmigo?

-Uh huh -Danjal se recompuso y se dio cuenta que Sam ya se había ido.
Alcanzándolo rápidamente, cayó en el fácil ritmo de la carrera.

-Quédate detrás de mí. -Dijo Sam. Él estaba un poco sin aliento, pero
tenía su arma en frente de él, con el objetivo en alto. Sam claramente no tenía
idea de lo que un demonio podía hacer, pero no había tiempo para discutir
esto. Danjal podía no ser un lobo fuerte o un vampiro-con-la velocidad del
rayo, pero tenía locas habilidades.

Rodearon el almacén, teniendo cuidado de rodear el borde y


manteniéndose fuera de la vista. Parecía vacío. Las malas hierbas crecían a
través del hormigón roto y el aroma del océano impregnaba cada centímetro.
Pero no en el buen sentido, de una manera salada más violenta, como una
especie de pescado en descomposición.

Danjal se agachó detrás de Sam al final de la pared final. -¿Qué hay


dentro?

-Dijeron que humanos. El instinto me dice que las sirenas también.

-Las sirenas no se quedan fuera del agua mucho tiempo. -Comentó


Danjal. -Es la cosa del calor.

-¿Qué cosa de calor? -Sam susurró.

Danjal frunció el ceño. -Todas las sirenas-con-el-calor-no-son-buenas-


en-la-fusión?

Sam asintió con la cabeza y luego ajustó la configuración del arma que
sostenía. -Es bueno saberlo.

AMBER KELL & RJ SCOTT 91


EL CASO DEL
MALVADO LOBO
-¿No lo sabías? -Preguntó Danjal.

¿Supuestamente un investigador no debía saber de la A la Z de los


paranormales antes de recibir una licencia?

Sam hizo caso omiso de la pregunta. Luego, con la cuenta de tres con
los dedos, se levantó y corrió hacia una puerta lateral oxidada. Danjal lo
siguió y se deslizó a través de la grieta que Sam había abierto hasta que al
final se quedaron sólo en el interior del almacén.

De repente, con los ojos acostumbrándose a la poca luz, todo el interior


quedó muy claro.

Hartman se deslizó hasta detenerse y luego se desvió para evitar al


primer guardia humano. Su velocidad le había puesto justo en la cara del
hombre demasiado rápido y el chico gritó en sorpresa antes de que Hartman
lo derribara con un crujido de huesos.

-Nosotros no tenemos que matarlos a todos. -Susurró Bob.

Hartman no le hizo caso. Su hija estaba allí y por lo que a él concernía,


todo el mundo moriría si eso significaba que tenía a Shelby nuevo en sus
brazos. Él salió disparado hacia el siguiente nivel del edificio y se dio cuenta
que las puertas daban a la ría.

Eso explicaba que las sirenas lo usaban sin ser vistas. No es que una
gran cantidad de visitantes probablemente llegaran a este rincón del infierno
en la ciudad.

Bob saltó al siguiente tramo de escaleras de hierro y cayó ligeramente

AMBER KELL & RJ SCOTT 92


EL CASO DEL
MALVADO LOBO
por debajo de Hartman. Levantó una mano y la apretó en un puño. ¿Había
visto algo? Con cautela, Hartman lo siguió y allí se puso al frente de él, era un
espectáculo que nunca había pensado que volvería a ver. El horror de las
niñas encadenadas, todas en silencio y algunas en jaulas a lo largo del
extremo más alejado de la nave, fue suficiente para que un padre cayera de
rodillas. Vio cinco guardias humanos y los despidió. Serían fáciles de llevar.
Bob señaló con dos dedos que Hartman debería ir a la izquierda y no discutir.
Izquierda o derecha, nada de eso importaba. Los cinco eran su objetivo y las
niñas serían libres.

Se acercó a las niñas por la espalda y sacó a dos guardias de su lado


con giros rápidos de sus cuellos. Vio a Bob haciendo lo mismo en el otro lado.
Con la indecisión de un momento, Bob fue para hacer frente al guardia
restante.

Necesitaba encontrar a Shelby. Olfateó el aire, pero el fuerte olor del


miedo y la desesperación abrumaban incluso su capacidad de encontrar a su
propia hija. Tres grupos de cinco niñas encadenadas, vampiro, lobo, fae...y
otras seis jaulas fijadas a la pared, todas ellas, cada una con una niña dentro.
Veintiuna almas robadas y atrapadas.

Mucho más de lo que habían esperado.

-¡Papá!

La voz de Shelby irrumpió en su horror y en segundos estaba en la jaula


para llegar a su hija. Oyó un ruido a su izquierda y vio al último guardia
moviéndose ciego junto a él con un cuchillo en el cuello.

Bob miró por encima del hombro. -Tenemos que llevarnos a todas. El
guardia dijo que las sirenas están en camino.

-¡Papá!

Hartman arrancó la puerta de la jaula y en cuestión de segundos su hija


estaba en sus brazos.

AMBER KELL & RJ SCOTT 93


EL CASO DEL
MALVADO LOBO
-Hart. ¿Estás bien?

Dan estaba agachado a su lado y Hartman tuvo un alivio abrumador de


que Dan estuviera allí a su lado. Shelby era tan ligera que Hartman podía
sentir su temblor.

Asquerosa, con su hermoso cabello largo y oscuro enmarañado y su


piel sucia, era sólo el fuego en sus ojos castaños que convenció a Hartman
que sostenía a su hija con vida en sus brazos.

-Les dije, papá, que vendrías a por mí.

-Hart, tenemos que irnos. -Insistió Dan.

Se inclinó sobre Hartman y tocó las bisagras y la cerradura en la


siguiente caja. Se derritió y la puerta se cayó. La niña pequeña vampiro dentro
se acurrucó más en la parte posterior. A su alrededor, las niñas estaban
siendo liberadas y Hartman podía oír a Sam y a Bob animándolas fuera de la
puerta del lado del nivel del piso. Asintiendo con la cabeza, se apoderó de
Shelby apretándola y se trasladó para unirse al éxodo.

-Vamos, cariño. -Dan animó a la pequeña vampiro fuera de su jaula. -


Estamos aquí para ayudar.

-Yo...yo...no....puedo. -Tartamudeó.

Shelby se retorcía en sus brazos y lo empujó siendo defraudado. Por


último, la soltó, pero mantuvo sólo sus dedos en su bebé.

-Vamos, Mal. -Dijo Shelby. -Vamos a casa.

-Mataron a mi mamá. -Gimió Mal. -Quiero quedarme aquí.

-Ven conmigo. -Shelby elevó el tono de su voz de suplicante a


autoritaria.

Eso pareció convencer a la vampiro, y Mal, finalmente se movió hacia

AMBER KELL & RJ SCOTT 94


EL CASO DEL
MALVADO LOBO
adelante. Dan agarró a la vampiro y se encontró con sus brazos llenos.

-Sirenas. -Bob gritó desde la puerta.

Hartman podía oír el extraño sonido de su canción, pero fue ahogada y


sólo se sintió un poco mareado. Evidentemente el azufre y todo lo que Dan le
había lanzado trabajaban. Dan empujó a Mal y Hartman instintivamente cogió
a la otra niña en su abrazo.

-Tómalas. -Espetó Dan.

-Vamos. -Respondió Hartman. -Tenemos que irnos.

-Cuida de ellas. -Dijo Dan con fuerza. -Las niñas tienen que salir. Ayuda
a Bob y a Sam, voy a mantener a raya a las sirenas.

-Dan. No...

-Sólo tienes que irte.

Dan lo empujó y ante la repentina calma y paz en los ojos de Dan,


Hartman sabía que no tenía elección. Cada cosa que nunca le había dicho al
demonio le inundó. Te quiero. Te necesito. Te quiero. Pero nada en realidad
salió de su boca. Se tambaleó hacia atrás cuando Mal se retorció en sus
brazos y gritaba. Echando un vistazo por encima del hombro, vio veinte o más
sirenas aumentando llegando del muelle y subiendo las escaleras.

-¿Qué vas a hacer, Dan?

Dan inclinó la cabeza y sus ojos brillaban de un rojo brillante. Luego


chasqueó los dedos y una pequeña llama se cernía en la punta.

-Luchar contra el agua con el fuego. -Dijo. -Vete.

-Dan...

-Voy a estar justo detrás de ti, Hart.

AMBER KELL & RJ SCOTT 95


EL CASO DEL
MALVADO LOBO

Hartman se volvió y corrió hacia Sam y Bob, y con la última de las niñas
salieron del almacén. La fuerza de la explosión detrás de él le puso de rodillas
y una pared de llamas envió fuego sobre sus cabezas. Bob agarró a Mal, Sam
tenía a Shelby, y en una estocada desesperada estaba más allá de la pared
del almacén.

Se dio la vuelta. En el centro del fuego, de pie con el elemento del


infierno en un giro a sus espaldas, estaba Dan. Había formado fuego entre él
y las sirenas que estaban de vuelta corriendo al agua, que se cocían al vapor y
se revolvían contra el calor. Se escuchaban terribles gritos de sirenas y
algunas de ellas cayeron muertas al suelo, cáscaras de lo que habían sido.

En el centro del fuego, con el calor arremolinándose a su alrededor,


Dan parecía el demonio que era. Potente. Impresionante. Poco a poco el
calor se disipó y Dan se puso de rodillas. Las sirenas se habían ido y todo en
la zona era una ennegrecida, quemada de lío. Se enfrentó a Hartman,
claramente agotado. Pero él sonrió y Hartman no pudo evitar devolverle la
sonrisa a uno de los suyos.

-¿Papá? -Shelby se aferró más cerca. -¿Qué es él, de verdad?

Él sabía lo que iba a decir. Ella tal vez no hubiera visto sus pequeños
cuernos, y no era como si hubiera más que un puñado de demonios en la
ciudad. Quería saber su especie. Pero era mucho más para Hartman que un
demonio.

-Aww, bebé, -Dijo en voz baja. -Ese es el hombre que amo.

AMBER KELL & RJ SCOTT 96


EL CASO DEL
MALVADO LOBO
CAPÍTULO NUEVE.

Su edificio estaba lleno de niñas. Sam corrió por el pasillo hasta su


despacho y cerró la puerta detrás de él. En la frescura oscura de su espacio
privado el pánico se instaló en una batalla contra el pecho de Sam. Su
apartamento había sido tomado por Hartman para resolver lo de las hijas de
los hombres lobos, y los vampiros, faes y otros surtidos de paranormales que
estaban escondidas en el apartamento de repuesto.

La emoción desenfrenada lanzando por todo el lugar estaba poniendo


los nervios de Sam en punta. No era que no le gustaran los niños. Él nunca
había pasado algún tiempo con ellos. Por no hablar de que los niños
paranormales tenían necesidades mucho más especiales que el tipo regular.

Después de echar un vistazo a la pálida cara de Sam, Bob le había


sugerido que podría estar más cómodo en su oficina.

Sentado en su escritorio, Sam dejó escapar un largo suspiro de alivio.


No podía recordar la última vez que había sido capaz de sentarse y relajarse.
Nunca nadie le había dicho que ser un detective era tan difícil para los nervios.

Su culo apenas había tocado el asiento antes de que un golpe en la


puerta le hiciera suspirar.

-Enta. -Gritó.

El trío de faes que había tratado antes entraron en su oficina.

-Bien hallado, Samuel Enderson. -Dijo el fae del medio.

Se veían como Sam recordaba. Inquietantemente hermosos e


inquietantemente en sincronía.

-Hola. Si están aquí por los niños faes, están arriba. -Ofreció Sam.
Seguramente ellos se escabullirían lejos ahora. Casi lo deseaba antes de
recordar de repente que tenía que tener cuidado con lo que decía.

AMBER KELL & RJ SCOTT 97


EL CASO DEL
MALVADO LOBO

-Los tenemos ya de camino a casa. -El fae de la izquierda habló.

Sam frunció el ceño. -¿Entonces por qué están aquí? Oh, ¿han venido a
quitar el hechizo de los deseos?

Estaba entre dos acerca de perder el regalo. No le gustaba tener magia


adjuntada a él sin su permiso, pero era condenadamente útil.

Idénticos ceños fruncidos cruzaron las caras.

-No te dimos ese hechizo.

Los faes se movieron más cerca de Sam.

-Ven aquí, vamos a ver. -Dijo el fae del medio.

A pesar de su malestar, Sam no sentía ninguna animosidad viniendo de


los faes. Con cautela se levantó y se acercó a ellos.

Un toque con el dedo de luz rozó la parte inferior de la mandíbula.

-Interesante. ¿Acabas de adquirir un familiar?

Sam asintió con la cabeza. -Um, sí.

-Entonces, me gustaría ver a tu criatura. Los familiares suelen colocar


salas protectoras hacia las personas que han reclamado. Tú pareces ser
particularmente poderoso. -Los faes inclinaron la cabeza al mismo tiempo, y
ángulo.

Sam no creía que alguna vez dejara de ser espeluznante.

-Gracias. Voy a hablar con Smudge sobre eso.

«Maldito gato»

AMBER KELL & RJ SCOTT 98


EL CASO DEL
MALVADO LOBO
-Los mágicamente dotados se sentirán atraídos por ti, Samuel Enderson.
Tienes que estar preparado para todo tipo de criaturas que encontrarás fuera.
Algunos serán amigos, otros no. Hemos traído un regalo para darte las
gracias por recuperar a nuestros familiares.

Recordando la advertencia de Bob sobre rechazar los regalos de los fae,


Sam trató de ser amable. -Um, gracias. -Sabía que su tono había sido más
adquiriente que agradecido, pero era lo mejor que podía hacer hoy.

-Extiende tu brazo. -El fae de la derecha ordenó.

Obediente, Sam levantó el brazo hacia el fae. Sólo sabía que esto iba a
ser un error colosal, pero no podía pensar en una manera de salir de ello. No
creía que le desearan ningún mal. Esperaba que él tuviera razón. A decir
verdad, ni siquiera con los fae cerca no podía sentir nada malicioso del trío.

Un suave chasquido volvió su atención a más tardar en el regalo del fae.

-¿Qué es eso? -Una banda de metal de una pulgada de ancho


adornaba su muñeca. La cosa entera brillaba con una luz plateada. Girando
alrededor, no vio más que suave, metal brillante.

-Esta es una pulsera de tratados de derechos humanos. Así era como la


gente utilizaba para reclamar afiliaciones a diferentes entidades paranormales.
Ahora se ha dejado de lado por formas más modernas, pero los de sangre
pura recuerdan sus usos.

-¿Y cuáles son sus usos? -Preguntó Sam. Se mordió el labio inferior
mientras se preguntaba si iba a ser pegado con más habilidades.

-Relájate. Sólo anuncia a los demás que tienes poderosos aliados, que
cuidarán por vosotros.

Sam no sabía que el fae había hablado porque todavía miraba a la


pulsera. A pesar de su brillante luz, no emitía ningún sonido.

-A medida que los donantes lleguen, se llegará a colocar la primera

AMBER KELL & RJ SCOTT 99


EL CASO DEL
MALVADO LOBO
marca.

-¿Qué? -Antes de que Sam pudiera preguntar de qué estaban hablando


el trío cada uno puso un dedo en la nueva pulsera de Sam. Una cinta de oro
fluía de cada uno de sus dedos y se deslizaron alrededor de la banda. Un bajo
carillón llenó el aire.

Cuando le quitaron las manos, un pequeño símbolo brilló en la banda.


Cuando Sam movió la muñeca hacia atrás y adelante el brillo se quedó en un
punto.

-Esa es nuestra marca. Dice que estás conectado con la tríada y la


calamidad llevará nuestra ira.

Sam levantó la vista y los tres pares de ojos estaban brillando hacia él.

-Umm, gracias.

-No hay de qué. Nos veremos de nuevo. -Con un movimiento de


cabeza caminaron hacia la puerta.

-Por lo menos no me dieron más poderes. -Murmuró Sam.

-¿Cuáles? -Preguntó una vocecita.

Un grito salió de los labios de Sam cuando se dio la vuelta para


enfrentar al nuevo intruso. Se agarró el pecho, como si eso solo pudiera
mantener su corazón atronador en su lugar.

Con su nuevo espectáculo sólo le tomó un segundo para separar a la


persona de las sombras. Una pequeña vampiro se sentó acurrucada en un
rincón de la oficina de Sam entre su impresora y una pila de archivos
tambaleante peligrosamente en el suelo.

-¿Quién eres tú? -Sam mantuvo las distancias desde que la niña tenía
los ojos muy abiertos y asustados, como si pensara que iría atacarla en
cualquier momento.

AMBER KELL & RJ SCOTT 100


EL CASO DEL
MALVADO LOBO

-Soy Malerie, mis amigos me llaman Mal. -Respondió. Ella levantó la


barbilla como si lo desafiara a llamarla otra cosa. Ella tenía el mismo orgullo
de Bob.

«Vampiros»

-¿Por qué no estás con las otras niñas? -Preguntó Sam.

-Shelby ya se fue. -Dijo, como si eso lo explicara todo.

-Hay otras vampiras ahí arriba. -Ofreció Sam. Él pensó que todas las
niñas querían estar juntas, pero obviamente el trauma del evento había
afectado a las niñas de manera diferente, incluso si se tratara de la misma
especie.

-No me gustan las otras vampiras. Siempre se burlan de mí. -La niña
tenía sus brazos alrededor de sus piernas y se había acurrucado en una
pequeña bola. No es de extrañar que Sam no la hubiera visto antes.

Sam se inclinó hacia delante. -¿Por qué harían eso?

Él sabía que en realidad no necesitaba una razón, los niños pequeños


eran a veces crueles. Por desgracia, a menudo no mejoraban como adultos.

-Porque soy diferente. Yo no bebo sangre.

Sam frunció el ceño. Tal vez la pequeña vampira era una mestiza.

-¿Qué comes?

-Energía.

La voz de Bob hizo a Sam girar alrededor.

-Mal es un vampiro psíquico. Ella se alimenta de la energía de las


personas a su alrededor. Probablemente esté teniendo un festín de ti. -La ira

AMBER KELL & RJ SCOTT 101


EL CASO DEL
MALVADO LOBO
de Bob pulsó a Sam. -Es peligroso.

-¡No! No lo soy. -Dijo rápidamente Mal. -No quiero hacer daño a nadie.
-Las lágrimas corrían por el rostro de la niña.

Sam se levantó, protector colocándose entre Bob y la joven. -Si no


puede ser bueno puedes salir.

-¿Qué? Ni siquiera te gustan los paranormales. ¿Por qué estás dando la


cara por ella?

-Es sólo una niña. -Protestó Sam. -No importa su especie.

-He preguntado por ahí y nadie sabía mucho sobre su familia. No tiene
padre, y su madre fue asesinada por las sirenas. Ellos querían que ella no
tuviera a nadie. Supongo que la tentación de combinar un vampiro psíquico
con el encanto de sirenas era demasiado para ellos. Vamos a tener que
mandarla al orfanato. Tal vez puedan encontrar a alguien para cuidar de ella.

Sam se volvió hacia atrás y vio el dolor reflejado en bruto en el rostro de


la pequeña vampira. Su dolor le golpeó con más fuerza que un huracán.

-No. Puede quedarse conmigo. -Respondió Sam.

Un alivio se vertió con tanta fuerza que las rodillas de Sam casi se
doblaron por la sensación. Por un momento se preguntó si tal vez él era el
vampiro psíquico mientras se alimentaba de su repentina alegría. La
habitación giró un poco, pero parpadeó y la sensación pasó.

-Sam, ¿estás seguro de esto? No creo que ni siquiera te gusten los


niños. -Bob miró a Sam como si nunca lo hubiera visto antes.

-No puedo dejar que se vaya a un orfanato. Esos lugares son terribles.

-¿Has estado alguna vez en un orfanato sobrenatural? -Preguntó Bob.


Sus palabras habían sido lentas y cuidadosas, como si estuviera sintiendo su
camino en torno a la discusión y no quisiera decir no en el último caso, el

AMBER KELL & RJ SCOTT 102


EL CASO DEL
MALVADO LOBO
apego de Sam a la cordura se rompió.

-No, pero ninguno de ellos puede sustituir a un hogar. Tenemos que


encontrarle un buen conjunto de padres. No voy a dejarla ir a alguna parte
que la traumatizará aún más. Puede quedarse aquí mientras esperamos.

-¿Mientras esperamos? -La expresión de Bob le dijo a Sam que había


perdido la razón por siempre amorosa.

Sam dio un paso hacia su amante. -¿No quieres ayudarme? -Él pasó un
dedo por el pecho de Bob mientras lo miraba a través de sus pestañas.

-Sólo me llaman masilla por ti. -Dijo Bob. -Todo el mundo sabe que no
tengo fuerza de voluntad cuando se trata de ti.

Sam se mordió el labio para reprimir su sonrisa victoriosa. Él no quería


empujar a Bob, pero no abandonaría a una persona en necesidad, aunque no
fuera exactamente humano.

-Ella puede usar mi apartamento. Me iré a vivir contigo.

Sam podría haber objetado a Bob que sólo se conocían entre sí por un
tiempo y Sam disfrutaba de su independencia, pero no engañaría a
cualquiera de ellos. De acuerdo con Bob ya se habían unidos. Si Sam estaba
ganando habilidades de Bob entonces si estaban en apartamentos separados
o no, no haría ninguna diferencia.

-¡Aléjate de él! -Gritó alguien.

Sam fue arrojado contra la pared mientras Josh atacó a Bob. Un


destello de metales alertó a Sam que su ex novio se había traído un cuchillo
para la lucha contra el vampiro. Josh voló por la habitación con la fuerza del
golpe de Bob. Terminó desplomado contra la puerta.

-Ay. -Se quejó Josh. -Sam, ayúdame.

-¿Ayudarte? -La indignación estaba por el cuerpo de Sam. -Vienes aquí

AMBER KELL & RJ SCOTT 103


EL CASO DEL
MALVADO LOBO
y atacas a mi novio y ¿quieres ayuda? Tienes suerte de que no llame a la
policía y hacer que te arresten por asalto.

La cara roja de Josh palideció al darse cuenta de que Sam no iba a


estar a su lado.

-Pero Sam, estábamos tan bien juntos. -Bramó.

La ira ardió en Sam más rápido que la llama del demonio que había
visto en la casa de botes. -Pensé que lo estábamos hasta que descubrí la
mierda a mis espaldas. Bob podrá ser un vampiro, ¡pero al menos se puede
confiar en él!

La oleada de dolor que todavía sentía tomó a Sam por sorpresa. Pensó
que estaría bien por ahora, pero sin el recuerdo de la traición todavía sentía
un corte profundo.

-Debería arrancarte la garganta por herir a mi Sam. -El tono duro de


Bob hizo que la polla de Sam se animara con interés. Él lo negaría con su
último aliento, pero le encantaba cuando Bob se convertía tan protector.
Nunca había tenido a nadie que le quisiera con tanta pasión como Bob le
mostraba.

-No. No le hice daño. -Declaró Josh. Se arrastró hacia atrás, dejando


caer su cuchillo a su paso.

-¡Fuera, Josh! ¡No vuelvas! -El agotamiento había drenado Sam.

-P-pero, Sam, ¿qué pasa con nosotros? -Protestó Josh.

-No hay un nosotros. Yo tontamente pensé que te importaba, pero me


enseñaron algo diferente. Sal y no vuelvas o dejaré que Bob te arranque la
garganta.

La boca de Josh se abrió y cerró como un pez fuera del agua. -


Realmente es en serio, ¿verdad? Prefieres este monstruo que a mí.

AMBER KELL & RJ SCOTT 104


EL CASO DEL
MALVADO LOBO
-Este monstruo me será fiel hasta que me muera. Por extraño que
parezca, he descubierto que puedo pasar por alto un par de colmillos cuando
el resto del paquete es muy superior.

-Has cambiado, Sam. -Josh frunció el ceño. -Y no para mejor.

-Fuera. -Sam no quería hablar de sus emergentes opiniones de criaturas


sobrenaturales. Había llegado a saber que no todos eran iguales. Como los
humanos, algunos eran buenos y otros no. Todavía esperaba tener clientes
más humanos, pero no podía tener la conciencia tranquila negando a
cualquier persona en necesidad.

Sam miró desapasionadamente como Josh se puso de pie. Su ex salió


corriendo de su oficina como si los perros del infierno estuvieran detrás de su
cola.

-¿Te refieres a esto? -Preguntó Bob. Se acercó a Sam y colocó un brazo


alrededor de su cintura.

-Esto me gusta a pesar de tus colmillos.-Dijo Sam, volviéndose hacia su


amante. Dejó que sus pensamientos acerca de Bob flotaran en la cabeza. -
Puede que no tengamos una relación perfecta, pero funciona por ahora.

Bob le apretó con más fuerza. -Va a funcionar para siempre. -Insistió.

-Wow, ustedes dos hacen una gran cantidad de energía. -Mal había
dejado su esquina y se acercó a ellos. Llevaba una imagen similar al que
llevaba la náyade. Su barbilla puntiaguda le daba una dulzura a su rostro en
forma de corazón que debería haberse mirado raro en un vampiro.

Sam se sonrojó mientras se preguntaba cuánta energía él y Bob hacía


cuando tenían sexo.

-Lo suficiente como para iluminar toda la maldita ciudad. -Bob le


susurró en el oído a Sam.

Sam se echó a reír. -¿Por qué no vas y muestras a Mal, donde puede

AMBER KELL & RJ SCOTT 105


EL CASO DEL
MALVADO LOBO
dormir? Si le dices a Bob donde vives podemos ir y recuperar tus
pertenencias.

Los ojos de Mal se llenaron de lágrimas otra vez. -Destruyeron nuestra


casa. Vivíamos en la playa. Se inundó todo. No tengo ninguna tipo de
pertenencias dejada.

Sam no se consideraba un hombre excesivamente violento, pero si una


sirena hubiera entrado en su oficina en ese momento él hubiera sido más que
feliz de romper su cuello.

-Tranquilo, cariño. -Bob masajeaba la nuca de Sam. -Vamos a ir de


compras después de que consigamos esto resuelto.

-¿Puedo tomar un baño? -Mal preguntó vacilante. -Me siento sucia.

-Absolutamente. -Respondió Bob. -Acabo de recibir algunas nuevas


toallas suaves también. -Bob condujo a la niña hacia adelante. Le agarró la
parte posterior del cuello a Sam y le dio un fuerte beso. -Yo también te quiero.

Sam hubiera respondido, pero por el tiempo que descodificaba su


ingenio, Bob se había ido.

-Los vampiros les gusta tener la última palabra. -La voz grave sólo
podría haber venido de la gárgola de Sam. Se dio la vuelta para ver la figura
de piedra contoneándose alrededor de su escritorio.

-Él lo hace. -Acordó Sam. Se sentó en su escritorio y luego sacó el mapa


con las vías navegables.

-¿En qué estás trabajando ahora? -Preguntó la gárgola, situándose en el


lado de la hoja y amablemente evitando que se encrespara de nuevo.

-Estoy tratando de averiguar en dónde devolver a nuestra náyade. Ella


tiene que volver a la vía correcta y me preocupa que si escogemos mal estará
fuera del agua por mucho tiempo.

AMBER KELL & RJ SCOTT 106


EL CASO DEL
MALVADO LOBO
-Podrías ir a los lugares y tomar fotos y traer las imágenes de nuevo a
ella. Algunos de ellos incluso podrías ser capaz de encontrarlos en línea.
Puedes encontrar casi cualquier cosa en Internet en estos días. -Dijo la
gárgola.

Sam miró a la gárgola. -¿Qué sabes acerca de Internet?

La gárgola sonrió. -Sé que las contraseñas no son tan buenas en el


equipo, y que tú eres definitivamente gay.

Sam se sonrojó. Realmente necesitaba recordar borrar su historial de


búsqueda. -Mantente fuera de mi computadora. -Gruñó.

La gárgola tenía el nervio para buscar daño. -Pero ¿qué otra cosa voy a
hacer atascado en esta oficina? -La criatura protestó.

Sam suspiró. -Voy a conseguirte la tuya propia. -Podría surgir unos


pocos cientos de problemas si no mantuviera a la bestia de piedra fuera de su
ordenador portátil.

-¡En serio!- Las orejas de la gárgola se posaron con alegría.

-Si realmente. La recogeré mañana cuando vaya de compras para Mal. -


Ofreció Sam.

-Ohh, genial. -La gárgola aplaudió con alegría inusitada.

Con ese plan en marcha, Sam organizó el mejor camino para visitar los
ríos y lagos.

AMBER KELL & RJ SCOTT 107


EL CASO DEL
MALVADO LOBO
CAPÍTULO DIEZ.

Alec, el hermano-en-ley de Hartman, había dicho que quería hablar.


Solo. Dado que Shelby estaba dormida en el sofá de la sala principal y que el
departamento del segundo piso donde vivían Alec y Nate era pequeño, había
sido idea de Alec hablar en el propio club.

Hartman, como el Alfa de la manada, podría haber simplemente


ignorado la misiva, pero sabía que Alec tenía algo que decir en todo este lío.
El club estaba vacío y con las luces de arriba, el club de noche, Bite, era muy
diferente de lo que sería más tarde. Cuando caía la noche, el lugar estaba
repleto de los paranormales y los seres humanos por igual. En esta luz se
podía ver la pista de baile y el techo de una masa de acero, pero la oscuridad
se rompía por las luces intermitentes, y este lugar podía ser un paraíso en la
noche.

Nate, el compañero humano de Alec, bajó con ellos y por un momento


Hartman pensó que se quedaría, pero sólo fue a buscar los libros de cuentas
de la pequeña oficina detrás de la barra.

-Voy a estar arriba. -Dijo.

Alec arrastró a su amante humano cerca y le dio un beso a fondo, y con


sonrisas compartidas él los dejó. Hartman siempre había estado un poco
celoso del afecto fácil que Alec podía compartir con Nate. A pesar de su
relación con Constanza que había sido inestable, Hartman se consideraba
cercano a Alec. Habían crecido juntos y confiaba en Alec con su vida.
Probablemente una de las razones por las cuales, cuando había llegado el
momento de elegir a alguien para tener un hijo, había sido la hermana de
Alec quien había escogido.

Por desgracia, había resultado ser un gran error.

-Fue interesante que Shelby nos dijera que fue el rostro de su madre el
que vio por última vez. -Comenzó Hartman. -No estoy seguro de lo que haré
con esta información, pero no voy a dejar a Shelby fuera de mi vista ni un

AMBER KELL & RJ SCOTT 108


EL CASO DEL
MALVADO LOBO
segundo.

Alec se quedó tranquilo. Era evidente que no tenía nada que decir
sobre el asunto. Su expresión de felicidad había desaparecido tan pronto
como Nate había entrado por la puerta de la escalera. De repente Alec
estaba escupiendo temperamento.

-Si yo no lo entiendo, la intemperie se va a pudrir. -Gruñó. -Necesito


hablar contigo libremente, Alfa.

Hartman frunció el ceño. Esto sonaba grave. -Por supuesto. Lo puedes


hacer.

-Deberías haberme dicho algo, me estabas asustando. -Espetó Alec.

-No podía.

-Ignoraste casi cada una de mis llamadas y desapareciste en el


momento en que llegué cerca de ti…-Él se paseaba por la longitud de la
barra y agitado sería una palabra demasiado pequeña para lo que estaba
tallado en su expresión.

-Alec.

-Amo a Shelby. Ella es mi sobrina. Maldita sea, yo estaba tan asustado.

Hartman dudaba. No imaginaba a nadie deseándole la muerte tanto


como si Shelby hubiera muerto. En cambio, dijo lo que él imaginaba que Alec
necesitaba oír: -Lo sé, pero Constanza es tu hermana y no sabía si ella había
influido en ti.

Alec sacudió la cabeza. -Nunca le ayudaría a hacer algo así. Yo estaba


buscando a Shelby. Podría haber ayudado. ¿Qué pensaste que estabas
haciendo yendo a ese almacén por ti mismo?

-No estaba dispuesto a poner a otras personas en peligro de modo...

AMBER KELL & RJ SCOTT 109


EL CASO DEL
MALVADO LOBO
-No me vengas con eso. -Alec llegó a un punto muerto frente a él y le
clavó el dedo en el centro de su pecho.

El lobo de Hartman gruñó y sabía el instante en el que la ira se mostró


en su rostro. Aún así, Alec no se sometió y por un segundo Hartman tuvo que
contenerse.

-Sabía lo que estabas haciendo y yo no podía decirle a la manada que


habías involucrado a un ser humano en la caza de Shelby. La adición de Dan a
la mezcla sería más de lo que la manada podría tomar. Tuve que hacerlo fuera
de la familia ya que todavía no sé cuánto apoyo tiene Constanza. -Alec lo miró
fijamente y su mirada de color marrón oscuro se turbó. -Este soy yo, el que
está hablando.

Hartman cruzó los brazos sobre el pecho. -¿Qué quieres que te diga,
Alec? Sabes porque me llevé este tema fuera de la manada y que tendré otro
reto para Alfa.

-Sabes muy bien que el estar con Nate me ha aislado de todo el mundo.
Lo habría entendido. ¿Por qué no pediste mi ayuda? Fuiste feliz en buscar una
excusa para ir con ese demonio.

-No pongas a Dan en esto, Alec. -Dijo Hartman cansado. -Era la única
razón para poder sacar a las niñas de allí con vida.

Alec consideró las palabras un segundo y luego exhaló ruidosamente. -


Necesito un trago. -Dijo. Saltó por encima de la barra y se posó en el otro
lado. Cuando se levantó de nuevo, tenía dos cervezas heladas en sus manos e
hizo un gesto a Hartman, en silencio preguntándole si quería una. Hartman
asintió y cogió la botella con destreza. Una cerveza parecía una muy buena
idea en este momento en el tiempo. Se centró en quitar la tapa con su anillo
de la manada y entonces derribó la mitad de ella de una vez.

Alec no saltó hacia atrás, pero probablemente era una buena idea que
la barra estuviera entre ellos, porque las emociones de Hartman estaban justo
en la superficie.

AMBER KELL & RJ SCOTT 110


EL CASO DEL
MALVADO LOBO
-Danjal es parte de esto. Dime cómo vas a explicar a la manada que
Danjal es tu amante y... ¿qué? ¿Dan qué será para Shelby? Dime, lo que te
puedo decir es que te enfrentas en base a lo que dices.

-Es fácil. Él es el hombre que amo.

-Y tienes un problema. Hombre. Demonio. Lo que sea. Pero no hay


posibilidades de tener hijos. La manada está exigiendo un heredero varón y
están escuchando lo que Constanza está diciendo. Que tú te niegas a dar
otro hijo, así que ¿por qué no tienen a Ed como su Alfa de la manada?

-¿Qué quieres que haga? ¿Renunciar a todo lo que tengo con Dan? ¿Al
igual que hice antes? No puedo hacer eso otra vez. No voy a hacerlo de
nuevo, y la manada va a ver que es lo mejor cuando todo esté resuelto. Yo me
ocuparé de Constanza. Shelby no puede recordar mucho de lo que ocurrió
antes de que ella se despertara en el almacén, pero si Constanza fue la última
persona que vio...

-De acuerdo. -Alec dio una sonrisa torcida. Luego apoyó los codos
sobre el mármol liso de la barra y dejó colgando la cerveza de una mano. -
Pero, vas fuera de tema. Mira, yo estoy de acuerdo contigo. No sé por qué
cediste a la presión de la manada en primer lugar.

-Soy el Alfa. -Dijo Hartman.

-¿Crees que significa que tienes que renunciar a todo? ¿Incluyendo el


hombre que amas?

-Sí.

Alec sacudió la cabeza. -Y aquí es donde empezaron los problemas,


Hartman. Shelby es ejemplo de ello.

Hartman frunció el ceño. -Shelby no es un problema.

-Yo no quise decir eso. -Alec suspiró ruidosamente. -Has estado


enojado por mucho tiempo. Contando a la manada como las cosas iban a ser.

AMBER KELL & RJ SCOTT 111


EL CASO DEL
MALVADO LOBO
A continuación, cediste a lo que querían. Eso no fue una decisión inteligente.

Hartman dio un paso hacia el bar, pero Alec levantó la mano libre en un
gesto de paz. Él inclinó un poco la cabeza en un movimiento sutil de sumisión
que asentó al lupino de Hartman al instante.

Alec continuó: -Cuando el primer marido de Constanza murió, ella


estaba devastada. No era como que estábamos cerca, a pesar de que es mi
hermana, ella es mucho mayor que yo. Pero sabía lo suficiente para ver la
codiciosa, mentirosa y manipuladora que se había convertido. Creo que
nunca deberías haber elegido a Constanza para que tu hija la soportara.

Hartman resopló. -Por Dios, Alec, no es como si estuvieras allí para


preguntar.

-Lo sé. Pero Nate es la otra mitad de mí. No me arrepiento de dejar a la


manada para estar con él. De lo único que me arrepiento es que dejé a mi
amigo abajo cuando más me necesitaba.

-Es lo que es. -Hartman finalmente resumió.

Una gran cantidad de información tácita pasó entre ellos. Los años de
historia y de dolor que tanto los hombres habían pasado cuando Alec se
había ido. Hartman por fin había anulado todo y Alec había sido recibido de
nuevo por la mayoría. Cabía destacar que su hermana había sido una de las
más vocales en contra de los amantes de las especies cruzadas.

-Cuando Shelby nació, la manada te perdió. No me malinterpretes,


siempre estabas allí para Shelby, pero creo que ella se sintió que debía estar
con su madre y yo no creo que realmente vieran la cantidad de negatividad
que Constanza tenía por Shelby.

Constanza era una fuerza a tener en cuenta. Una espina intratablemente


obstinada en la pata de Hartman. Pensó en Shelby, y el furor que
acompañaba en el camino de Constanza y su odioso hijo mayor que estaban
tan involucrados en la vida de Shelby. Un toque familiar de dolor le robó el
aliento por un momento.

AMBER KELL & RJ SCOTT 112


EL CASO DEL
MALVADO LOBO

-Trato de tener a Shelby conmigo tanto como puedo. -Protestó


Hartman.

-No sabía que habías estado ausente durante veinticuatro horas. -Dijo
Alec con suavidad. -Estabas allí, pero no existías.

La desesperación se apoderó de Hartman. Era un buen padre, siempre


sería parte de la vida de Shelby. Él la amaba. Ella lo amaba. Pero el infierno,
Alec tenía razón.

-Necesitaba una madre. -Sostuvo Hartman. Se sentó en la mesa más


cercana y miró sin ver la cerveza en sus manos. La bebida que se había
sentido como una buena idea hace unos minutos ahora se sentía amarga en
sus papilas gustativas.

-No te culpo. -Ofreció Alec. -No lo necesito. Después de que Shelby


naciera tú te retiraste a ti mismo. Asimismo, no tengo ninguna excusa.
Debería haber estado más en la vida de Shelby. Tal vez entonces no habría
sido secuestrada.

-Nada de esto fue tu culpa. -Dijo Hartman. No quería que Alec se


sintiera como si tuviera que tomar todo esto en sus propios hombros. Él era el
Alfa, era su trabajo asegurarse de que su manada estuviera feliz y establecida.
Él había sido el abogado final cuando Alec se había acercado a la manada
para introducir a Nate, un ser humano y un ex bailarina go-go en eso.

-Hay que difundir un poco de esto alrededor. No estás viendo lo que


está delante de tu cara.

-¿Qué es?

-Que tú y Danjal van de la mano. Cualquier idiota puede ver eso. Así
que deja de decirte a ti mismo que estás bien sin estar con él.

-¿Qué dirá la manada? ¿Van a dejarnos vivir en paz? ¿Voy a perder el


respeto? No quiero pasar el resto de mi vida mirando tras mi espalda y

AMBER KELL & RJ SCOTT 113


EL CASO DEL
MALVADO LOBO
demostrar lo que valgo. -Explicó Hartman.

-Creo que te sorprenderá la influencia de la opinión. Es sólo la familia


Aston que realmente y sólidamente está de acuerdo con todo lo que
Constanza dice.

-Está bien. Gracias. -Hartman estaba feliz de oír eso, pero no tenía otra
cosa que pensar en eso. -Tengo que ir a Sam y decirle lo que dijo Shelby. Ver
si puede arrastrar cualquier cosa, hasta por los secuestradores ahora que sabe
que las sirenas fueron quienes se la llevaron.

-No creo que Shelby fuera secuestrada. -Dijo Alec con cuidado, e
incluso hizo una mueca mientras hablaba. Obviamente, él era consciente de
que sus pensamientos iban a despertar al famoso temperamento de Hartman
a hacer acto de presencia.

-¿Qué quieres decir? ¿No secuestrada?

-Creo que hay algo más en juego aquí de lo que piensas.

-¿Como?

-¿Has pensado en Constanza y sus dos hijos? Ed, su más antiguo, es


fuerte y decidido. Tendrá veintiuno en un mes y puedes ver el brillo de sus
ojos por tener el control de la manada que sólo corresponde con el deseo de
ella. Ella lo quiere como Alfa. Ella me lo dijo, nada evidente, pero a lo largo
de las últimas semanas ha estado solicitando mi ayuda con las cosas, incluso
de hablar con Nate. Sabes que ella odia a Nate, así que ¿por qué iba a hablar
con él ahora?

-¿Crees que ella te quiere a su lado en un desafío por el liderazgo?

-Ella quiere que estés débil, ¿y qué mejor manera de hacerlo que
impulsar ese último clavo en tu ataúd? En primer lugar, te fuiste con Danjal,
entonces Shelby desapareció. ¿Y si hubiera sido demasiado tarde? ¿Qué pasa
si las sirenas hubieran hecho lo que tenían previsto? ¿Matarla? ¿Cuán rápido
podrías haber perdido la voluntad de liderar el grupo?

AMBER KELL & RJ SCOTT 114


EL CASO DEL
MALVADO LOBO

-Alec, por favor… -Hartman gimió. No podía escuchar nada de su


hermosa hija marimacho vibrante pudiera haber estado muerta. A
continuación, el resto de lo que su amigo decía lo golpeó de lleno entre los
ojos. -¿Esa es su teoría?

Alec se encogió de hombros. -Es una con la que podríamos seguir


adelante.

Hartman no quería admitir que había pensado lo mismo durante las


largas semanas que había buscado a su hija. Iba en contra de su naturaleza
pensar que una madre podría hacer ese mal a su propia hija, pero lo peor fue
conocido a continuación.

La puerta se abrió arriba y Nate salió, seguido de cerca por Dan. Shelby
estaba durmiendo en sus brazos. Ella había hecho poco más que dormir, ya
que la habían puesto lejos de las sirenas.

-¿Se lo dijiste? -Nate preguntó a Alec.

-Me lo dijo. -Hartman respondió por Alec.

Nate parecía aliviado.

-¿Te dijo qué? -Preguntó Dan. Lanzó miradas entre Alec y Hartman y
Shelby se arrastró un poco más alto en su hombro. Ella murmuró en su sueño
y Dan sonrió.

En ese momento Hartman veía todo con claridad. Constanza nunca


sonrió a Shelby. Ella la reprendió, le dijo a Hartman que Shelby no era una
niña lobo adecuado. Que a ella no le gustaban las cosas que a una niña típica
de cuatro años de edad debería disfrutar. Shelby prefería trepar a los árboles
que los juguetes de las niñas. ¿Por qué nunca lo había visto antes? Había
estado ciego. Rápidamente, se trasladó al lado de Danjal y tiró cerca a Shelby.
Tenía algo que hacer y tenía que ser ahora.

-Te quiero, Dan. -Dijo en voz baja. -Prométeme que siempre tendrás a

AMBER KELL & RJ SCOTT 115


EL CASO DEL
MALVADO LOBO
Shelby contigo. Protégela con Alec y Nate. Pase lo que pase.

-¿Hart?

-Tengo algo que necesito hacer. Estaré de vuelta. Pero, así, si yo no


regreso... prométemelo.

Dio un paso atrás y Dan parecía confundido. Sus ojos se oscurecieron


momentáneamente en su color rojo. Hartman sintió su estómago revuelto.
¿Estaba pidiendo demasiado de su amante cuando sólo había reconectado
por un día?

-Siempre, Hart.

La paz se apoderó de Hartman y le dio un beso en el pelo recién lavado


de Shelby. Ella olía a manzana y Dan olía a cítricos. Él pensó que iba a
recordar sus olores combinados siempre.

En un instante, había dejado el club y todo lo que él quería. Tenía que


encontrar a Constanza y ver si Alec tenía razón.

AMBER KELL & RJ SCOTT 116


EL CASO DEL
MALVADO LOBO
CAPÍTULO ONCE.

Sam tomó las fotos que había imprimido en la parte de arriba de


Internet a la náyade. Resultó que la gárgola estaba en lo cierto y no había
fotos disponibles de cada uno de los sitios que Sam pensó que era una
posibilidad. Encontró a Springlilly salpicando alegremente en la bañera. Se
detuvo cuando vio a Sam.

-¿Puedo irme a casa? -Preguntó ella, con los ojos brillantes de emoción.

-Tengo unas cuantas fotos que quiero que veas para no terminar
viajando demasiado lejos contigo fuera del agua.

-Oh, no tienes que hacer eso. Una vez que sepa el lugar con seguridad
puedo transportarme allí. -Springlilly sonrió a Sam.

-¿Por qué no lo haces ya? -Sam se arrodilló junto a la bañera.

-No puedo transportarme sólo por un recuerdo, necesito algo visual. -


Respondió Springlilly.

-Oh. -Eso tenía sentido.

Sam mostró las fotos que había imprimido. Casi había abandonado
cuando ella se quedó sin aliento.

-Eso es todo. ¡Esa es mi casa! -Dijo, emocionada señalando una


fotografía que tenía una larga franja de flores junto a él.

Puso las otras fotos abajo. -¿Qué puedo hacer para ayudar?

-Da un paso atrás para que no vayas a lastimarte. -Springlilly advirtió en


un tono mayor que sus años.

Sam corrió rápidamente hacia la puerta para no recibir ningún tipo de


reacción violenta de un hechizo, pero podría estar allí si necesitaba algo.

AMBER KELL & RJ SCOTT 117


EL CASO DEL
MALVADO LOBO
Apenas llegó al borde de la baldosa antes de que el sonido del agua
salpicada le llamara la atención.

Sam se dio la vuelta. Su boca se abrió. En su cuarto de baño antes


indescriptible ahora había un pequeño salto de agua que se extendía hacia el
techo y cubría toda la pared.

Una piscina de agua que se arremolinaba había reemplazado a su tina


de color crema y las rocas sobresalían del suelo que rodeaban el agua.

La náyade no estaba en ninguna parte.

-Tengo una cascada y un jacuzzi en el baño. -Dijo Sam con temor.

Sorprendentemente, el agua no se vertía sobre las rocas, pero se


quedó en el pequeño círculo.

-¡Springlilly! -Sam gritó. Caminó hasta el mismo borde de la piscina,


pero no vio ninguna señal de la náyade.

-¿Qué pasó? -Bob entró en el baño y examinó la nueva adición.

-Springlilly. Voy a tener que ir y comprobar que ella lo hizo de manera


segura. -Dijo Sam.

-¿Cómo sabes dónde fue?

Sam levantó la imagen. -Se supone que fue aquí.

-Voy a conducir. -Bob ofreció.

AMBER KELL & RJ SCOTT 118


EL CASO DEL
MALVADO LOBO

Se necesitaron dos horas para llegar al lugar de la foto. Con cada


kilómetro, aumentó la ansiedad de Sam. Hasta que viera a Springlilly feliz.
Bob se detuvo en el borde de la carretera y Sam saltó del coche, ni siquiera
esperó hasta que llegó a una parada completa.

-¡Springlilly! -Gritó.

Una forma emergió del agua. Springlilly saludó alegremente. -Hey, Sam.

Sam se puso de rodillas en el borde del río. Esa parte tenía poco flujo y
en su mayoría consistía en agua poca profunda todavía. Una pequeña cascada
caía por la montaña, directamente al hogar acuoso de Springlilly.

-¿Es este el lugar correcto?

La náyade asintió. Su piel y sus cabellos eran más brillantes y estaba


vestida con un vestido de escamas brillantes en lugar del camisón aburrido
que se había puesto en la bañera de Sam.

Su vitalidad radiante calmó los nervios de Sam. -Me alegro de que


volvieras a casa.

-¡Gracias, Sam!

-De nada.

Sam comenzó a enderezarse sólo para que ella agarrara su muñeca y


colocara su mano sobre el brazalete tratado.

-Te debo una, Samuel Enderson y una náyade siempre paga sus deudas.
-Dijo la niña con solemnidad.

AMBER KELL & RJ SCOTT 119


EL CASO DEL
MALVADO LOBO

Un destello azul cegó a Sam brevemente. Cuando parpadeó aclarando


su visión, su brazalete tenía una pequeña espiral remolinada en la superficie
como una piedra semi-preciosa.

-Oh... um... gracias. -Sam no sabía qué más decir.

Bob agarró el brazo de Sam y lo arrastró lejos del agua. -Las náyades
son peligrosas, Sam. Vayámonos antes de que decida mantenerte.

Sam miró por encima del hombro, justo a tiempo para ver a Springlilly
morder la cabeza de un pez vivo. Un escalofrío lo recorrió. Ella
definitivamente había perdido algo de su ternura.

Se frotó el estómago repentinamente revuelto.

-Está de nuevo en su casa. Hiciste tu parte. -Dijo Bob.

Sam asintió con la cabeza. Un paranormal menos. Tomó respiraciones


largas y lentas, mientras trataba de regresar al coche sin vomitar.

Bob no habló durante la primera mitad del viaje. -Sabes que no puedes
ayudar a su naturaleza. -Dijo Bob en tono tranquilizador.

-Lo sé. -Sam no creía que la náyade cambiara su naturaleza y él no


quería tener nada que ver con una criatura que podría morder la cabeza de
otra criatura.

-Tenemos una chica más que tratar cuando lleguemos a casa. -Bob le
recordó. -Tal vez podamos simplemente ponerla en la ventana, colocando un
cartel de ¿vampiros gratis alrededor de su cuello? -Bromeó.

Sam frunció el ceño. -Ella no es un gatito sin hogar.

-Ella es de ese tipo. -Sostuvo Bob. -Bueno, no es un gatito, pero está


sin techo.

AMBER KELL & RJ SCOTT 120


EL CASO DEL
MALVADO LOBO
-Ella no tiene padres, somos conscientes y los otros vampiros no la van
a tratar bien, porque ella es diferente. Le prometí un hogar temporal y lo dije
en serio.

El coche se desvió bajo las manos capaces de Bob, pero rápidamente


enderezó el vehículo. -¿Estabas hablando en serio? No podemos mantenerla.
Debe tener una familia.

-Entonces encuentra una familia para Mal. Hasta entonces, no voy a


entregarla a cualquiera de esos chupasangres que quieren hacerle daño. -
Sam nunca podría haber planeado ser padre y desde luego no de un
paranormal, pero no iba a echarse atrás en el desafío. Sería un error enviar a
una niña ya traumatizada a vivir con alguien que podría restar importancia en
ella. Por lo que Sam podía determinar, porque no era un chupasangre, pero
vivir con un vampiro tradicional no estaría en sus mejores intereses.

-¡Muy bien! Voy a encontrar a su familia. -Prometió Bob.

-Bien. -Sam miró por la ventana y trató de averiguar cómo se metió en


estas situaciones. Todo lo que él quería era una vida tranquila como un
detective de casos regulares.

Bob llegó a través de los asientos y apretó la mano de Sam. -Creo que
estarías aburrido de los casos ordinarios. -Dijo Bob.

Sam suspiró. -De alguna manera dudo de que alguna vez lo sepa.

En la oficina las personas la estaban abandonando en masa. Sam asintió


con la cabeza a los vampiros y cambia-formas que estaban saliendo del
edificio.

AMBER KELL & RJ SCOTT 121


EL CASO DEL
MALVADO LOBO
-¿Eres Sam Enderson?

Sam se detuvo cuando un vampiro alto y rubio le bloqueó el paso. Él


sabía que lamentaría admitirlo tan pronto como las palabras salieron de su
boca. -Sí.

-Soy Reginald Drewhaven y me dirijo al aquelarre de vampiros del


Norte, ¿tal vez usted ha oído hablar de mí?

El vampiro dio a Sam una mirada tan expectante que Sam casi mintió. -
No, lo siento, pero soy nuevo en el territorio.

-Oh, sí, por supuesto. -El vampiro estuvo de acuerdo. -Bueno, quería
darle las gracias. Mi Maggie podría haber desaparecido para siempre y nunca
la habría encontrado.

Reginald pasó un brazo alrededor de una joven cansada que mantuvo


la cabeza baja.

-Estoy contento de poder ayudar. Es posible que desee asegurarse de


que recibe algún tipo de asesoramiento. -Ofreció Sam.

Reginald asintió. -Sí, sí, por supuesto que lo haré. Maggie obtendrá lo
que necesite. -Desde el corte del traje del vampiro, Sam dudó que las
preocupaciones monetarias fueran un problema para el vampiro. Sam estaba
más preocupado por las emocionales.

-Estoy muy agradecido contigo por cualquier ayuda que podría darle. -
Sam le aseguró. Quería decirle a Reginald que un demonio había hecho la
mayor parte del trabajo al final, pero no sabía de la relación entre los
demonios y vampiros.

Bob dio un paso adelante. -Estoy seguro de que Sam se complace en


poder ayudarle, pero está muy cansado y necesita descansar un poco.

-Por supuesto, por supuesto. -Estuvo de acuerdo Reginald. -Los seres


humanos son muy frágiles.

AMBER KELL & RJ SCOTT 122


EL CASO DEL
MALVADO LOBO

-Sí, necesito una siesta. -Sam estuvo de acuerdo, con la esperanza de


pasar de largo de este pequeño encuentro.

Se deslizó por el vampiro alto sólo para que agarrara su muñeca. -¡Una
pulsera de tratado! No he visto una de estas desde hace tiempo. Permítame
añadir a mi familia para aquellos que deseen ayudarle en el futuro.

Sam no podía pensar en alguna manera de conseguir salirse de esto y


el agarre del vampiro en su muñeca era firme. Reginald se apoderó de la
pulsera y murmuró algunas palabras que Sam no podía distinguir. Un destello
de luz blanca indicó que algo había sucedido. Antes de que Sam pudiera
decir algo más, Reginald hizo una ligera reverencia y llevó a su hija fuera de la
puerta.

Sam miró hacia abajo a su muñeca. Al lado de la espiral del agua había
una imagen de una gota de sangre.

-Encantador. -Dijo Sam con voz seca.

Mikhail dio la vuelta al escritorio de Sam cuando entraron en la oficina.

-Mikhail, ¿qué estás haciendo aquí? -Sam no había visto al híbrido


vampiro desde que toda esta debacle había comenzado.

El bello rostro de Mikhail tenía una dureza inusual en sus características.

-Sam, tienes que dejar de interferir en la política de las sirenas. -Advirtió


Mikhail.

-Si por política se entiende que es el robo de niñas inocentes, entonces


no, no voy a dejar de interferir. -Respondió Sam.

Mikhail rodeó el escritorio de Sam y luego se dejó caer en el asiento


más cercano. -Ellos van a matarte. -Murmuró.

-¿Quién me va a matar, las sirenas? Sé que estoy en su lista de malos

AMBER KELL & RJ SCOTT 123


EL CASO DEL
MALVADO LOBO
desde que salvé al fae de ellos antes. No creo que llevarme a sus niñas
secuestradas de repente me pusieran en su lado bueno. Sturgeon
prácticamente me dijo que esperara mi muerte por las manos del agua. -Dijo
Sam, tratando de aligerar el ambiente.

Mikhail se enderezó. -¿Has hablado con Sturgeon?

Sam asintió con la cabeza. -¿Es un pariente tuyo?

-Ex-novio. -Admitió Mikhail.

-Hmm, bueno, yo no tengo ninguna superioridad moral sobre eso. -


Confesó Sam. -Sé que estás preocupado, pero no hay manera de que pudiera
haber dejado a las niñas o al fae con su destino en las manos de una sirena.
¿Qué quieres que haga?

No importaba cuánto Sam pasaba revisión a sus últimos casos, en


ningún momento habría actuado de otra manera. Por suerte, no tuvo que
coger a un hombre lobo para ser utilizado como un caldo de cultivo contra las
sirenas.

Mikhail se pasó los dedos por el pelo. -Acabo de escuchar a través de


una fuente de confianza que las sirenas buscan sangre. Les echa la culpa a los
dos por robar a sus mujeres de cría y haber tomado al fae mágico.

Sam apretó los dientes. -Me pueden culpar todo lo que quieran, pero el
quid de la cuestión es que no merecían seguir con uno u otro conjunto de
personas, y si continúan de esta manera voy a hacer que el trabajo de mi vida
sea hacerle las cosas difíciles a ellos. -La expresión de tristeza en el rostro de
Mikhail casi tuvo a Sam deseando poder retraer su enfoque de línea dura,
pero demasiadas vidas estaban en juego. -Lo siento si esto no ayuda a tu
relación con las sirenas. -Sam no sabía qué más decir. No quería
comprometer su ética incluso si le llevaba a su muerte.

Bob gruñó. -Mejor que ellos aprendan a mantenerse alejados de ti. Voy
a matar a cada uno de esos hijos de puta si tengo que hacerlo. Excepto a
Mikhail, por supuesto. -Él asintió con la cabeza a su amigo.

AMBER KELL & RJ SCOTT 124


EL CASO DEL
MALVADO LOBO

-Por supuesto. -Dijo Mikhail secamente.

-Sólo espero que Hunter enderezase las cosas con su manada. -Sam le
sonrió a su amante vampiro. Estaban finalmente en sincronía. Sam tenía su
amante y tal vez incluso una hija propia. Si pudiera conseguir casos que no
implicaran enredos con las sirenas de nuevo, su vida sería mucho mejor.

AMBER KELL & RJ SCOTT 125


EL CASO DEL
MALVADO LOBO
CAPÍTULO DOCE.

Situado en las colinas de la ciudad, las tierras de la manada tiraban


desde el pico de la montaña en el punto más alejado y desde el valle de la
autopista principal hacia el norte de la ciudad. Un conjunto disperso de los
edificios y un próspero negocio de entrenamiento de caballos mantenía a la
manada ocupada, pero más de la mitad tenían un empleo fuera de las tierras.
El padre de Hartman había presionado para que la manada ampliara más allá
de lo que dictaba la tradición.

Algunos estudiaron como enfermeras, médicos, maestros y banqueros.


De esta manera, Hartman era el Alfa de una manada rica. Había otros Alfas
que lo miraban celosamente por lo que tenía, y había sido sometido a más de
un desafío por su posición. Fue un buen trabajo que su padre también había
entrenado a su hijo en la defensa como un ser humano, y reforzó su carácter
como un luchador.

Había sido cuestionado antes, y sin duda si Ed hacía lo mismo, hoy en


día no sería el último desafío ante Hartman.

No más de una hora desde la casa del detective ya estaba en el lugar


que él llamaba hogar, de vuelta a su casa en expansión y los diversos edificios
construidos alrededor de la zona principal. Se dirigió directamente a la casa
de Constanza, pero la única persona que estaba era su hijo menor, Logan,
que le cogió por la parte de atrás de la casa tratando de escaparse. Se
produjo un breve forcejeo, pero Logan, a los diecinueve años, era un chico
delgado y realmente no había crecido en su cuerpo.

Todos los miembros eran largos y torpes, Logan era todavía un hombre
joven, guapo y popular como su tío Alec. Tenía una manera suave sobre él
que a Hartman le recordaba a Dan. Tenía la chaqueta, un casco de moto en la
mano y una mochila al hombro. En un segundo, Hartman tuvo al chico contra
la pared de la casa con sus dedos envueltos alrededor de la garganta de
Logan.

-¿Dónde está tu madre? -Dijo Hartman.

AMBER KELL & RJ SCOTT 126


EL CASO DEL
MALVADO LOBO

Logan hizo un sonido a medio camino entre un grito ahogado y un


gorgoteo. Hartman aflojó su agarre lo suficiente para que pudiera hablar. Al
instante, Logan inclinó la cabeza para dejar al descubierto el cuello en señal
de respeto. Cuando Hartman no transmitió sin demora las cortesías
habituales de los lobos, Logan apareció súbitamente aterrorizado y más que
un poco confundido.

Logan se negó a mirarlo a los ojos, y Hartman no estaba seguro si


Logan no era más que tímido o estaba ocultando algo. Esperaba el infierno
que el joven no estaba involucrado en cualquier pensamiento que Alec
estaba pensando. Hartman lo liberó por completo.

-Mírame. -Le ordenó.

Logan hizo lo que le habían dicho. Sus ojos de zafiro se humedecieron


de lágrimas, pero retiró los hombros y dejó caer su casco al suelo.

-Te lo juro. Pensé que ella estaba hablando de tonterías. No lo sabía. -


Dijo Logan con fuerza. -Iba a buscar al tío Alec...

-¿Por qué? -Hartman levantó las manos otra vez, pero para darle su
merecido, Logan no movió un músculo, aunque había miedo en su mirada
líquida.

-He oído... no... lo sé... Yo… -Él no parecía ser capaz de hilvanar las
palabras.

Hartman se apoderó del joven en su bíceps y lo sacudió con suavidad.

-Dime.

-Mamá y Ed... Te juro que nunca lo puse todo junto. Han estado
trabajando en algo que significaba que Ed podría desafiarte como Alfa. Y yo
no creía nada de eso. Mamá siempre estaba hablando de cómo su familia era
superior a la tuya, cómo Ed sería un mejor Alfa. Pero... todo era hablar. Hasta
ayer.

AMBER KELL & RJ SCOTT 127


EL CASO DEL
MALVADO LOBO

-¿Qué? ¿Qué pasó ayer?

-Shelby. Les oí decir que habían tratado con Shelby. Que consiguieron
un buen dinero por ella. Dijo que sería más de lo que podrías soportar y que
Ed sería capaz de usar tu dolor para ser Alfa en la próxima luna. -Una lágrima
rodó por la cara de Logan. Él era cercano a Shelby, ella lo llamaba tío. -
Tenemos que encontrar a Shelby.

-Tengo a Shelby. Ella está a salvo. -Dijo Hartman, confundido.

Los ojos de Logan se agrandaron. -¿En serio? ¿Ella está de vuelta con
vosotros? ¿Seguro?

-Ella está a salvo.

Logan luchó en el agarre de Hartman y tiró la mochila de la espalda. La


tenía abierta y estaba llegando a su interior. -Yo lo escribí, aunque no mucho
de esto tiene sentido. Sirenas, y el fuego, y tu... Danjal ... -Logan bajó la
mirada y un rubor cubrió sus mejillas enrojeciéndose. -Y Shelby. Que tenían
que aprovechar, ya que podían perder su oportunidad. Ed estaba discutiendo,
veía como él y mamá estaban en una especie de sed de sangre. Yo no podía
entender mucho de lo que estaban hablando, pero Ed me pilló escuchando.
Dijeron que Shelby tenía que morir si querían tener alguna posibilidad. Les
pregunté qué significaba. Ed sólo se rió de mí. Traté de salir, pero él me llevó
hacia abajo y me ataron. No podía luchar, me inyectaron algo. Fue un caos y
luego todo se volvió negro.

Logan parecía un poco avergonzado y el Alfa de Hartman aceptó el


reto. Por primera vez Hartman vio las marcas en las muñecas de Logan y él
sabía que Logan se imaginaba que debía haber hecho más.

-Pero estas libres. Estoy orgulloso de ti, Logan. -Dijo.

Parte de la tensión en Logan se fue, pero todavía estaba agitado y sus


palabras comenzaron a derramarse al azar y rápido. -Yo iba a por el tío Alec y
Nate. Ellos sabrían qué hacer. Ed y mamá estaban hablando de un desafío.

AMBER KELL & RJ SCOTT 128


EL CASO DEL
MALVADO LOBO
Tengo nombres. Los Astons, Coren Santiago y su hermano Silvus, mamá y Ed.
Ellos me querían. No lo haría. Se reunirán hoy. Quería agarrar mi teléfono y
ponerme en contacto con el tío Alec, llevarlo a encontrarte. Buscar a Shelby.
Yo no sabía qué otra cosa hacer...

-Así que tengo que ir, entonces. -Hartman le interrumpió con calma. -
Romper esta reunión y tomar el reto si me retan.

Los ojos de Logan se agrandaron. -¿Por tu cuenta?

-¿Dónde están reunidos?

-El granero de los Astons. -Dijo Logan rápidamente. -Pero no sabes


cuántos están involucrados. Puede haber media manada. Alfa, usted no
puede hacer esto por tu cuenta.

-Es mi trabajo cuidar de esto. Yo soy el Alfa. -Dijo Hartman con firmeza.
Caminando lejos de la casa, se dirigió a la dirección de la granja de los Astons.
Oyó pasos que corrían detrás de él. Atrapó a Logan. Tenía una intensa
concentración en su rostro.

-Me voy contigo.

Por un segundo Hartman quería enviar al joven de vuelta, pero una


emoción en sus ojos azules que se tradujo en una súplica para ayudar a
Hartman hacer las cosas bien.

-No lo olvidaré. -Dijo Hartman en voz baja. -Quédate conmigo y no


hagas nada estúpido.

Juntos se apresuraron a correr y llegó a la granja en cuestión de


minutos. Por un momento consideró inspeccionar el lugar, pero el Alfa dentro
de él le dijo que tenía que entrar allí, a cualquier precio, sin embargo muchos
lobos estaban dentro. Abriendo la puerta principal, entró en el interior lleno
de polvo y sus ojos de lobo se adaptaron rápidamente a la penumbra interior.

No había ventanas abiertas, y un grupo de sólo siete estaban en el

AMBER KELL & RJ SCOTT 129


EL CASO DEL
MALVADO LOBO
centro. Los nombres que Logan le había dado. Hartman identificó
rápidamente a Constanza, Ed, los Aston y los hermanos James. Todos se
volvieron al unísono para enfrentarlo. Sus expresiones iban desde la ira al
miedo y al terror absoluto. De hecho, los Aston se escabulleron a la parte
posterior de la granja y luego desaparecieron. Cuando lo hicieron, los
hermanos James tomaron su señal y se fueron también, hasta que sólo
Constanza y Ed estaban en el granero con Hartman y Logan.

-Supongo que tienes algo que decir. -Preguntó Hartman. Él ya estaba


desabrochándose la camisa y Constanza, simplemente se burló de él.

-Eres un Alfa débil. -Le espetó.

-No, no lo es, mamá. -Defendió Logan. Dio un paso adelante, pero


Hartman lo detuvo.

-Ver cómo dejas que te empuje. -Espetó Constanza. -Eres patético y


débil. Nunca serás más que un beta. Debería haber sabido que eras un pique
como cazador.

-¡No tienes que hacer esto! -Gritó Logan. -Es nuestro Alfa.

Hartman levantó una mano y Logan dio un paso hacia atrás y lejos.
Gracias a Dios no dijo nada más.

-Contacta con el beta. -Dijo en voz baja. Sólo el sonido de un teléfono


celular tenía a Hartman seguro de que Logan estaba llamando. Su beta, John,
traería lobos en los que se podía confiar. Ellos podían llegar a ver a Ed
victorioso, pero era necesario que vieran el resultado de cualquier manera. Si
Ed era un verdadero Alfa y lo derrotaba, entonces la manada tenía que seguir.

-¿De verdad quieres hacer esto, Ed? -Preguntó Hartman. Se dirigió a su


rival y no a Constanza, que estaba de pie junto a su hijo con los labios
apretados. Él no se andaba con rodeos. Este era un desafío y cuando Ed
empezó a quitarse su propia camisa, sus acciones destacaban lo que él quería
hacer.

AMBER KELL & RJ SCOTT 130


EL CASO DEL
MALVADO LOBO
Constanza vibró de emoción visiblemente. Hartman sabía que era
porque sería la madre del Alfa de la manada, tendría un puesto en la manada
que sería mucho mejor que lo que tenía con Hartman siendo su ex esposa.
No sólo eso, sino que tendría una influencia directa sobre las finanzas de la
tierra. Ella corrió hacia atrás contra la pared.

El cambio no era un hecho en los retos. Muchos problemas los tomaba


en forma humana, pero hoy Hartman necesitaba a su lobo, y como Alfa, era su
derecho a exigir que siguieran lo que él ordenaba. El cambio de hombre a
lobo en un movimiento suave, sacudió al ser humano alejándolo de la cabeza
y todo cambió a un enfoque singular. Ed se movió también y caminó hacia
Hartman. Su lobo era tan negro como la noche, y sus ojos azules brillaban con
fuego. Eran similares a los ojos de Logan, pero mientras que Logan tenía
empatía en la suya, en Ed sólo había odio.

Hartman apartó el dolor en su corazón y la ira que podrían nublar su


mente. Necesitaba saber si lo que Logan había dicho era verdad. ¿Eran
Constanza y Ed parte del grupo responsable de tomar a Shelby y darla a las
sirenas? No dar... ¿sino venderla? No estaba seguro de cómo iba a hacerlo,
pero él decidió dejar que las cosas se solucionaran lo mejor que podía.

Ed hizo el primer movimiento, pero Hartman había esperado eso. Con


las garras extendidas, se reunieron en el centro con gruñidos, chasqueando
las mandíbulas y raspando como cuchillos la piel.

Ed le sacó sangre por primera vez y cuando retrocedieron un momento,


los ojos de Ed tenían un brillo maníaco por el logro. Hartman también
consiguió hacerle sangrar deliberadamente. Esta no era la primera pelea de
Hartman.

Cuando se encontraron la próxima vez, Hartman hizo una finta a la


izquierda y con la boca llena de color escarlata, corrió a través de la piel y el
hocico y la fijación de Ed.

Ed era fuerte. Él se apartó y rodó por el suelo en una batalla por el


dominio. Hartman sintió a su beta llegar, e infiernos, Alec estaba allí también.
Ellos no interferirían pero esperaba al infierno que al estar Alec allí no

AMBER KELL & RJ SCOTT 131


EL CASO DEL
MALVADO LOBO
significaba que Dan estaba con él.

«Por favor, que se haya quedado con Nate y Shelby. No quiero que me
vea si fracaso»

Ed apretó los dientes en su flanco trasero derecho y Hartman gritó de


dolor. Cuando Ed negó con la cabeza y arrancó el músculo, Hartman tuvo una
duda momentánea de si era lo suficientemente fuerte como para defenderse.
Él no era un joven lobo. ¿Había subestimado a Ed? Con una herida tan mala
en el muslo, sería difícil empujar con sus patas traseras. Entonces, tan
repentinamente como había dudado de sí mismo, la marea se volvió roja. A
pesar de que Ed probablemente pensó que tenía la victoria, Hartman empujó
y derribó. Él rompió y mordió y arrancó hasta que tuvo a un Ed agotado por
debajo de él, el vientre y la garganta expuesta y el miedo muy real en sus ojos.

-¡Lucha contra el más duro, Ed! -Constanza gritó como los demonios. -
Mátalo.

Hartman cerró su mandíbula fuerte alrededor del cuello de Ed y apretó


con firmeza. Ed se relajó debajo de él. Completando el ritual de sumisión.

-¡No! -Gritó Constanza. -¡Maté a Shelby! Deberías ser débil. No puedes


ganar. -Hartman escuchó sus palabras. Ella estaba tratando de meterse en su
cabeza con sus sugerencias. -La tomé y estuvo gritando y gritando por su
papá y la vendí a las sirenas. No eres nada. No puedes proteger a tu hija. -Ella
corrió hacia Hartman, un cuchillo en la mano. No estaba seguro de quien
llegó primero.

Con la garganta arrancada, yacía muerta en cuestión de segundos.


Había sangre en Alec, sangre en Hartman. Ella se había ido.

Hartman se movió y tiró de él hasta la altura máxima. Alec cambió de


nuevo y cayó sobre una rodilla delante de él, inclinando la cabeza con respeto.
A su vez, cada uno de los lobos que habían formado un círculo a su alrededor,
hicieron lo mismo hasta que todos los lobos mostraron incondicionales su
lealtad. Ed gemía en el suelo y cambió de nuevo a humano con sangre por
todo su cuerpo.

AMBER KELL & RJ SCOTT 132


EL CASO DEL
MALVADO LOBO

-Ve. -Dijo Hartman con calma. -Mientras que todavía puedas.

Ed recogió sus ropas y se tambaleó de la misma manera que los Aston


y los hermanos James habían echo. Hartman podría rastrear a los demás y
tratar con ellos otro día, pero por lo que a él concernía, Ed había terminado
con la manada.

-¿Hart?

Hartman siguió la voz. Dan estaba en la puerta, silueteada por el sol


detrás.

-¿Dónde está Shelby? -Hartman preguntó rápidamente.

-Nate la tiene en el coche. No quería que viera esto si fueras... ¿Estás


bien?

Hartman se dio cuenta de que estaban teniendo una conversación


sobre las cabezas de la manada. Este no era el lugar donde quería estar
cuando le dijera a Dan cómo se sentía, pero había que hacerlo de esta
manera. Él quería ver a Shelby, pero la manada tenía que saber lo que estaba
haciendo. Le tendió la mano y Dan se abrió paso a través de la sangre y los
lobos hasta que tomó la mano de Hartman. Por un instante se miraron el uno
al otro. Dan sabía que esto tenía que hacerse. Era lo que Hartman debería
haber hecho años antes.

-Te amo, Danjal Naama. -Dijo enérgicamente. -Siempre te he amado.

-Yo también te amo.

-Yo reclamo a este hombre como mi compañero. -Confirmó a los lobos.


Ahora era el punto en el que hablaban o aceptaban a Dan con su silencio.
Ninguno de los dos se movió de sus posiciones. Ya estaba hecho. Una
increíble ligereza llenó a Hartman. Podría finalmente ser libre.

Cogidos de la mano salieron del granero y tan pronto como Nate

AMBER KELL & RJ SCOTT 133


EL CASO DEL
MALVADO LOBO
reconoció a Hartman, permitió a Shelby ser libre de su agarre.

-¡Papá! -Gritó alegremente. Arrodillándose, ella se subió a él como a un


árbol y una vez en sus brazos, ella lo agarró con fuerza. Todavía olía a
manzana.

-Nunca debí haberte dejado. -Le susurró al oído de Dan. -Lo siento.

Dan envolvió con sus brazos alrededor de los dos y juntos se pusieron
de pie.

Familia.

AMBER KELL & RJ SCOTT 134


EL CASO DEL
MALVADO LOBO
EPÍLOGO.

Hartman se paseó por la habitación del frente. Tres días habían pasado
desde que Shelby había sido encontrada y el desafío había sido tratado.
Había querido tener a Shelby delante de su rostro y eso había hecho las cosas
más difíciles y tensas. Por un lado quería pasar tiempo con su hija... por otro
lado, tenía que volver a conectarse con Dan. El demonio había pasado largas
horas en la tienda y no habían logrado completar el ritual de apareamiento
que lo uniría con el lupino de Hartman. Quería a Dan tan mal...pero tener a
su hija en la cama con él no era la manera de conseguir un tiempo a solas. El
reloj marcaba las cinco de la mañana y no había conseguido realmente dormir
aún, no era de extrañar que estuviera ansioso.

Un fuerte golpe en la puerta sobresaltó a Hartman de sus pensamientos.

-Alfa. -Dijo Logan con nerviosismo. El joven lobo lo visitaba cada día,
pidiendo hacer algo que le haría útil. -¿Usted quería verme?

-¿Vas a ver a Shelby por mí? ¿Durante unas horas?

Los ojos de Logan se agrandaron. -Sí. -Dijo en voz baja. -Sería un honor.

Hartman asintió rápidamente. El hecho de que Shelby adoraba a Logan


hacía más fácil la decisión de Hartman.

-Ella todavía está dormida. Cuando se despierte tendrás que preparar


el desayuno para ella. Nate va a venir a las diez. ¿Crees que puedes hacerlo? -
Era consciente de que su voz tenía el tono de impaciencia, pero si él no veía a
Dan hoy se volvería loco. Dan había dicho, “Te voy a dar el espacio para que
conectes con Shelby” pero la separación forzada mataba a Hartman.

-Absolutamente. -Dijo Logan inmediatamente.

Un tirón repentino de miedo tiró de Hartman. ¿Qué le había pasado?


Shelby le había cambiado. Él gruñó a Logan, que inmediatamente inclinó la
cabeza en sumisión.

AMBER KELL & RJ SCOTT 135


EL CASO DEL
MALVADO LOBO

-Te estoy confiando su vida. -Comenzó, en voz baja y profunda. Tenía


que decir esto. Culpó a la unión incompleta y la falta de sueño por su falta de
confianza.

-Sí, Alfa. -Aseguró Logan.

-Si algo le pasa a ella, tendrás la culpa y te arrancaré la garganta.

Logan palideció, pero no dio marcha atrás.

«Ya está. No digo más»

En minutos estaba fuera de la puerta, y sin tráfico, pronto estaría en la


tienda. La mañana era clara y fría y la carretera vacía de peatones o
vendedores. Él llamó a la puerta y no tuvo que esperar mucho tiempo. Everett
se asomó a través de uno de los paneles de vidrio y Hartman podía ver la
expresión irritable del duende. Cuando la puerta se abrió, Hartman
inmediatamente intervino y Everett se tambaleó hacia atrás, con un resoplido.

-¿Sabes qué hora es?. -Le preguntó con un gruñido.

Hartman ignoró la pregunta. -¿Está Dan aquí?

Everett suspiró, asintió y cerró con llave la puerta. Hartman no esperó


para hablar con él. Tenía un enfoque en sus acciones y propósitos en su paso.
Subió la escalera de caracol hasta el ático en segundos, y no mucho después
empujó la puerta del apartamento de Dan. Cuando cruzó el umbral, Dan se
sentó de golpe en la cama con un grito sobresaltado y un aura roja
chispeando de él.

-Soy yo. -Dijo Hartman rápidamente. Después de ver todo el fuego del
infierno y azufre en manos de su amante, él realmente no quería convertirse
en lobo a la parrilla por el momento.

-¿Qué demonios, Hart? -Dan preguntó con ojos legañosos. Echó un


vistazo al reloj. -¿Te das cuenta de que es muy temprano? -De repente, su

AMBER KELL & RJ SCOTT 136


EL CASO DEL
MALVADO LOBO
expresión cambió. -¿Qué pasó? ¿Es Shelby?

-Shelby está muy bien. Todo es... -Se detuvo y se pasó una mano por la
piel suave. -Te necesito. -Dijo. Rápidamente tiró de la ropa, estaba desnudo
antes de que Dan pudiera responder. Su pene estaba duro y goteando
líquido pre seminal, el mismo estado en que había estado durante tres días.
Estaba desesperado. Había pasado demasiado tiempo desde que sintió la
piel desnuda de su amante contra suyo. Anhelaba el deslizamiento de los
cuerpos calientes, y el esfuerzo para alcanzar una meta común de placer
indescriptible.

Cuando Dan se quedó mirándolo, un sentimiento desconocido de


incertidumbre se extendió a través de él. ¿Qué pasaba si Dan había cambiado
de opinión? ¿Y si él no quería estar con Hartman? ¿Qué pasaba si Dan le
decía a Hartman que había decidido que le había hecho pasar demasiado y
que estaba todo hecho? El pánico surgió dentro de él, todo su cuerpo
temblaba con un ligero temblor, la tensión de los últimos días volvió a
perseguirlo.

Dan apartó las sábanas, revelando su cuerpo desnudo. Hartman no


podría haber detenido el gemido que escapó de su boca si lo intentaba. Dan
era hermoso. Perfecto. Suyo. Cuando el demonio salió de la cama y se dirigió
al cuarto de baño adjunto, Hartman lo siguió de cerca. Vio que Dan se cepilló
los dientes y luego abrió un cajón y cogió el lubricante.

Hartman estaba decidido a hacerlo bien. Iba a ir lento, ser firme, hacer
que Dan rogara por su unión. Tenían que ser compañeros. Hartman había
dejado demasiado para dejar que Dan se negara ahora.

Si Dan hacía que Hartman eligiera entre él y la manada, esta vez


tomaría la decisión correcta. Amaba a su manada... pero amaba y necesitaba
a Dan.

«Paciencia» Daría a Dan todo el tiempo que requería para


acostumbrarse a la idea, pero eran compañeros y compañeros unidos.
Hartman podría haber negado la verdad una vez antes, pero esta vez no.

AMBER KELL & RJ SCOTT 137


EL CASO DEL
MALVADO LOBO
Entonces Dan se volvió hacia él, con los ojos brillando de color rojo y la
boca ligeramente abierta.

-Tres días, Hart. -Murmuró Dan.

Hartman tiró al demonio hacia él y sus labios se encontraron en un


caliente, irrefrenable beso. Esto era control. El sabor de Dan, el calor, pasión y
necesidad...todo en un solo toque.

«Compañero»

Cuando Dan simplemente se derritió contra él, el lobo de Hartman salió


a la superficie y se apoderó de él firmemente. De repente, todo lo que quería
era estar enterrado en el interior y morder a Dan en su hombro suave. Su
boca se hizo agua mientras sus colmillos intentaron perforar las encías.

En resumen, los movimientos eran rápidos tropiezos en medio de


fuertes besos ardientes, y los hicieron llegar a la cama de Dan y finalmente
tuvo al demonio sexy exactamente donde él quería. Dan se arrastró hasta la
parte superior de la cama y se detuvo a cuatro patas.

Hartman quería ver sus ojos, tenía que ver el fuego escarlata cuando
Dan fuera empalado con la polla de Hartman y gritara su finalización. Pero
esta vez dejó que su naturaleza animal tomara el control. Esta vez estaba a
punto de marcar algo que nunca se desvanecería de la piel de su pareja.
Todo el mundo sabría que Dan pertenecía a Hartman e iba a proteger lo que
era suyo.

Agarró el lubricante y se concentró en la preparación de Dan. Con un


dedo en el interior, tenía al demonio retorciéndose y pidiendo más, con el
segundo y tercero, Dan se quedó en silencio y se arqueaba en su toque. El
sexo con Dan...Hacer el amor con él, siempre había sido así. Mientras
Hartman era incoherente con la necesidad, Dan de repente estaba tranquilo...
hasta que Hartman estaba dentro. Luego de rogar y suplicar y querer más,
empezaba a retorcerse en su polla que siempre añadía más emoción.

-Ahora. -Gimió Dan. -Dentro de mí ahora.

AMBER KELL & RJ SCOTT 138


EL CASO DEL
MALVADO LOBO

No se había estirado lo suficiente. Hartman tuvo que objetar. -No


estas...

-¡Ahora! -Dan exigió con un siseo. Miró por encima del hombro a
Hartman y sus ojos escarlata eran tan malditamente hermosos. Hartman gimió
bajo en su garganta al verlo. Nadie más que Dan podía mirarlo con tanta
necesidad, como si fuera a morir si Hartman no le jodía en ese momento.

-Tan perfecto, Dan. -Murmuró. Apretó el interior y luego se congeló


cuando empujó en profundidad. Dan necesitaba ajustarse al tamaño de
Hartman. Había pasado tanto tiempo desde que...

Dan se arqueó de nuevo, bajó los hombros y se movió un poco.

-Muévete.

-Quiero… -Hartman se detuvo. Quería reclamar a Dan, no sólo quería


follar en la cama, sino que también lo necesitaba para durar.

El lobo en él exigió que marcara a Dan tan a fondo como le era posible
hasta que su olor saturara al demonio y espantara a todos los candidatos
potenciales. Dan apretó los músculos alrededor de la polla de Hartman y
reaccionó con un fuerte golpe en el culo de Dan.

-No. -Dijo. Le resultaba bastante difícil mantener el control, y mucho


menos con Dan tratando de empujarlo. El demonio siempre trataba de tomar
el control. El lobo de Hartman gruñó, haciendo vibrar el aire entre ellos.

Dan se quedó absolutamente inmóvil y luego inclinó la cabeza en


sumisión. Hartman comenzó a moverse. Él no iba a durar, el calor y la presión
sobre su pene era suficiente para hacer que se viniera de inmediato, pero se
vio obligado a durar. El ritmo era duro y Dan gimió bajo él. Abrió las rodillas
un poco, llegó alrededor de Dan y tiró de él en posición vertical por lo que
estaba clavado literalmente.

-Oh. -El sonido se deslizó fuera de él. La postura le hizo poner los ojos

AMBER KELL & RJ SCOTT 139


EL CASO DEL
MALVADO LOBO
en blanco. Tomando una respiración profunda, inhaló el aroma increíble del
amor de su vida

Hartman deslizó los dedos de su mano por el pecho de Dan y rodeó la


enorme polla de su amante. Con movimientos ágiles, estaba presionando
hacia arriba y hacia abajo con un agarre firme. Dando besos con la boca
abierta en el hombro de Dan, él mordisqueó y chupó un camino a través de la
piel de su amante.

-Tan cerca. -Jadeó Dan.

En el último momento, mientras su orgasmo lo atravesaba, los caninos


de Hartman descendieron. Los hundió lo más profundo que pudo en el
hombro de Dan. Podía saborear la sangre y oír el grito de finalización de Dan
cuando unas cuerdas de esperma caliente cubrieron su mano.

Pasó la lengua donde lo había mordido. Las marcas de los dientes


desaparecerían pero la piel se mantendría con el color, como un anillo
perfecto. Dan era suyo para siempre. Su compañero. Su lobo se instaló en el
interior, feliz de que por fin había reclamado a su hombre.

-Te quiero, Dan.

-Te. Quiero. -Dijo Dan, entre respiraciones. Hartman se retiró y rodó a


Dan sobre su espalda.

-¿Estás bien? -Le preguntó con cuidado.

-Tuyo. -Murmuró Dan. Él sonrió y luego entrelazó sus dedos con los de
Hartman y le animó a que se acostara a su lado. -Dame diez. Estaremos
haciéndolo de nuevo.

Dan acercó a Hartman cerca para un fuerte abrazo. Los hilos escarlata
de la magia que colgaban en el aire alrededor de ellos le dieron un enfoque.

-Mío. -Dijo suavemente. -Siempre juntos.

AMBER KELL & RJ SCOTT 140


EL CASO DEL
MALVADO LOBO
-Tuyo. -Dan respondió soñoliento. -Siempre.

Fin.

AMBER KELL & RJ SCOTT 141


EL CASO DEL
MALVADO LOBO

SOBRE LOS AUTORES.


Amber Kell

Amber es una de esas personas tranquilas que siempre te dicen qué


tener en cuenta. Ella vive en Seattle con su esposo, dos hijos, dos gatos y un
perro extremadamente estúpido.

Email: amberkellwrites@gmail.com

R. J. Scott

Vive en las afueras de Londres. Ella escribe desde los seis años, cuando
se quedó castigada por una infracción que involucraba galletas y escribió una
historia. Después de una historia en los dos lados de una hoja acerca de una
princesa atrapada, una amante escritora había nacido.

Ella ama leer cualquier cosa de thrillers, de ciencia ficción u horror; sin
embargo su real amor siempre ha sido el mundo del romance. Su meta es
escribir historias con emoción y romance, problemas en el camino para
alcanzar la felicidad y ser felices para siempre.

Email: rj@rjscott.co.uk

AMBER KELL & RJ SCOTT 142


EL CASO DEL
MALVADO LOBO

Coordinación del Proyecto y Traducción


Elonoe

Corrección/Revisión
mayita

Diseño/Edición y Formato
Morgana Celtic

Limpieza de Portada
Shima_chan

Si quieres leer más!! Pásate por el blog:


http://estoesloquedeseo.blogspot.com.es/

Y no olvides comprar a los autores, sin ellos no podríamos disfrutar de


todas estas historias!!

AMBER KELL & RJ SCOTT 143

También podría gustarte