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Los niños que no eran como niños

abía un país donde todos los niños se portaban bien. No alborotaban, ni se


H peleaban, ni se metían el dedo a la nariz, ni rompían nada, ni desobedecían a

sus padres. Eran los niños mas educados del mundo.

Eran muy ordenados, llegaban a la escuela siempre puntuales, nunca

se olvidaban de los libros y siempre hacían los deberes. En la mesa,

no dejaban nada en los platos, no decían “Esto no me gusta”. Jamás

derramaban el agua o la leche y nunca se sentaban a comer con las

manos sucias.

Jugaban siempre a juegos tranquilos. No se manchaban la ropa, ni

desordenaban la casa, ni molestaban a la abuelita o al gato. Se bañaban sin jugar dentro

del agua para no salpicar al suelo y nunca se olvidaban de lavarse bien

detrás de la orejas. Después de comer se iban a la cama sin

empeñarse en ver televisión o seguir jugando.

Sin embargo los padres y las madres de aquel país estaban

preocupados. Sus hijos se portaban bien pero nunca reían. No reían

cuando jugaban, ni cuando veían televisión, ni cuando leían cuentos, ni

cuando iban al circo, nada les hacia reír.

Un día apareció en aquel país un personaje extraordinario

pero, aunque era mago, equilibrista y payaso no consiguió

hacer reír a ningún niño.

El mago pregunto a los niños ¿Les gusta reírse? Pero los niños

no sabían que cosa era reírse porque nunca se habían reído.

Tampoco habían elegido entre portarse bien o portarse mal,


entre estar serios o alegres. Entonces el extraño personaje tuvo una idea y le dijo al

oído un secreto a cada niño ¡Y los niños empezaron a reírse!

Empezaron a hacer cosas que antes no habían hecho: jugar en el barro, pelearse, pintar

en las paredes, correr por las calles, saltar….. se reían mucho, lo malo es que llegaban

tarde a la escuela, iban sucios, llevaban los libros rotos y no

escuchaban a su profesor en clase, jugaban sin cesar….. eso si,

siempre estaban riéndose. Los padres de aquel país volvieron a

preocuparse, sus hijos aunque reían muchísimo se portaba muy

mal. A si que le prohibieron a sus hijos portarse de esa manera y

echaron al mago.

Pero no sirvió de nada. Los niños seguían portándose mal.. y entonces dejaron de reír……

Los padres fueron en busca del mago y le rogaron que vuelva, entonces el mago les dijo

“ .. A lo mejor si ustedes dejaran de prohibirles siempre, que no rompan, que no corran,

no… no….”

Los padres entendieron el consejo y dejaron que sus hijos aprendieran a comportase de

otra manera: Unos eran medianamente obedientes, regular de ordenados, unos veces

estaban contentos y otras molestos. Una veces se peleaban y otras jugaban juntos,

unas veces se portaban bien y otras mal. Los padres una veces estaban preocupados y

otra veces no. Una veces estaban alegres y otras molestos. Por fin habían comprendido

que sus hijos habían aprendido a comportarse como niños.

Sandra V. Odar Nombera


Psicóloga
C.Ps. 18245

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