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Bataille Georges - Las Lagrimas de Eros Cap 1 PDF
Bataille Georges - Las Lagrimas de Eros Cap 1 PDF
DE EROS
Introducción de J. M. Lo Duca
Tusquets Editores
Barcelona
Título original: Les larmes d'Eros
ISBN 84-7223-812-1
Depósito Legal: B. 34266-1981
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Tnlnsu]o ubpubianos p-at.do IObre
calaa. Aunllaciensc:
Cf. O Pcyrony: La Fura.u/r, • Prelus
3 uwu.,, 1. m. 1934.
2. Lm lw111bres prehistúrinn, " !tJs pinturtu dr lm ,·a1•n1111.\
Una singular dificultad nace del hecho de que el ser humano
no sea un modelo acabado al primer intento. Esos hombre� que
por vez primera sepultaron a sus emejantes muenos, y cuyos
huesos encontramos en auténticas tumbas. son muy posteriores
a los más antiguos vestigios humanos. A pesar de ello, esos
hombre�. IOl> primeros en preocuparse por los cadáveres de los
suyos, no eran todavía. exactamente. seres humanos. Los crá
neos que nos han dejado muel>tran aún rasgos simiescos: su
mandíbula es prominente y, con frecuencia, su arco ,;uperciliar
40 Museo de Saint-Genna;n-en-Laye .
está bestialmente coronado por un reborde óseo. Por otra
parte. estos seres primitivos no moscraban la correcta pos1c1ón
erguida que. moral y fisicamente. nos designa y no caracte
riza. Sin lugar a dudas. se mnntenían de pie. pero sus piernas
no estaban claramente derechas como las nuestras. Debemos
pensar rambién que. al igual que los simios. poseerían un sis
tema piloso que los recubrirla y protegería del frío ... No tan
sólo por los esqueletos y sepulturas que dejó. conocemos a
aquel al que los prehistoriadores designan con el nombre de
Hombre de NeanderthaJ. sjno que tenemos también sus útiles y
herramientas de piedra tallada. que rcpresenian un adelanto
con respecto a las de sus antecesores. Estos fueron menos hu
manos en conjun10 y. por lo demás. el Hombre de Neanderthal
fue superado rápidamente por el • Homo Sapiens•. el cual es.
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pájaro de idcn11 o Lraz.o. que e ron la e Lremidad de un e .•
ta a. a aba de de rientam . Algo má, alla. ha ia la j¿.
quierda, un rin er nte. seguramente ajen a la e ena en la
que el bi5onte y el h mbre-páJaro pare en unido. por la pr . j.
midad de la muene. e aleja. El abad Breuil ha sugerido que el
rinoceronte podna aler e lentamente de lo nizante . de ·
pu de haber de trozado el vientre del bi nte: péro. eviden·
temente. el ,entído de la pintura atribuye al h mbre. aJ venabl
que tan sólo la mano del moribundo pud rrojar, el orig n de
la herida. El rin ·eronte, por el c ntn rio. pare e mdepen·
diente de la e� ena prin 1p I que día, por otra parte. qu dar,
para -.iempre. ,m e ph aci n.
¡,Qué podem , c.lecar de e ta ampre,, nante evoca I n, e
pultada de,dc hace milenio, en esa pr fundidad pt!rdida e ina •
cesible?
1 .lna ce ible '> En nue tro dta'>. exactamente de de hace
veinte año . cuatr pe ona, pueden e ntemplar a la vez la es
cena que yo pong . y que aJ mi m tiem li! oci . a la le
yenda del éne , . La cueva de La., au fue de-, ub1ena en
1940 ( e a ta.me me el 12 de eptiem re); de de ent n e , · 10
un redu ·do numcr de personas ha podido de ender ha,ta el
fondo del pozo. pero la ti t grafia ha po ibiht..1d que llegürn
mo a n er pe� tamente e t e. cepci n pintura: pintura
que, repito. repre enta a un h mbre e n abeza de pajaro. tal
vez muerto, en todo c rudo ante un bi nte moribundo y
enfurecíd
n una bra obre la cueva de aux 2• e crita hace ei,
añ , me pr hib1 a mi mi m interpret r e t orprendente e,
cena. Limitándome a referir enton e. la interpretad· n de un
antropólogo aleman 3• que la rel cion b con un a rifí io ya
k u to. y veia en la a titud del h mbre el éx1as1 de un chamán al
que una m · ara conviniera en pájaro. El ch mán -el hechi
cero- de la era paJeohtica no diferia mucho de un chr.unán. de
un he hicero iberiano, de nue tm da . de ir verdad, e ta
mlerpretaci n no po�e. a mi ojo . más que un mérito, el de
ubrayar la ··rareza·, lo e,nmiio, de la e ena •. Tras d año
de vaciladonel>. me pareció po ible adelantar, carente de una
hipóte i preci . un prin ipio. B ándome en el hech de que
«la expiación con�cutiva a la muene de un animaJ e prccep·
tiva entre pueblo cuy vid asemeja en cierta medida a la
2. G Bauilk, La,ra,a 011 la ai 1,u1u dr /"Art, Gincbr.. lcinl. 19SS.
l H. K.m:bner. Ein lkllrü v,, U'f<'SC'llicl,u d,r dw,na,,;smiu. en •An·
lnlpOS•.l 47, 1952.
4 Subraya wnbl= d hecho de que rnbre del Palcoliuco upcrior no eran
muy dJferemes de cíe n.o. íbt.nanos de kb l1Hl'.I mockmoi. �ro la pru., · n
so de. La1 apmmnaci6n e de una fB&:tlidad poco enibk
descrita en las pinturas de las cavernas » , yo afirmaba en una
nueva obra 5:
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