Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
JSTOR is a not-for-profit service that helps scholars, researchers, and students discover, use, and build upon a wide
range of content in a trusted digital archive. We use information technology and tools to increase productivity and
facilitate new forms of scholarship. For more information about JSTOR, please contact support@jstor.org.
Your use of the JSTOR archive indicates your acceptance of the Terms & Conditions of Use, available at
https://about.jstor.org/terms
Colegio de Mexico is collaborating with JSTOR to digitize, preserve and extend access to
Ensayos sobre historia de la educación en México
This content downloaded from 130.192.119.93 on Thu, 02 Apr 2020 13:54:26 UTC
All use subject to https://about.jstor.org/terms
EL PENSAMIENTO RENACENTISTA ESPAÑOL
Y LOS ORÍGENES DE LA EDUCACIÓN NOVOHISPANA
Todos sabemos que las fechas son meras referencias y que Jos cambios se gene-
ran lentamente; sin embargo, no parece injusto atribuir a 1492 una honda
significación. Por una parte, terminaba la larga lucha contra el moro, que
trasladaba la frontera allende el océano, y por el otro se iniciaba una era
de descubrimientos y nuevos contactos. Y no sólo se trata de novedades, si-
no también de reencuentros; después de casi ocho siglos, los españ.oles vol-
vían también su mirada a una Europa que vivía transformaciones, lo cual
redundaría en la generación de un espíritu dinámico, renovador e inquisiti-
vo que convertiría al xvi en el gran siglo españ.ol.
En tales circunstancias era natural que humanismo y renacimiento en-
traran con fuerza, aunque con sellos propios. No en balde habían convivido
en su suelo sabios musulmanes, judíos y cristianos. Españ.a se había antici-
pado con algunas manifestaciones renovadoras, aunque el celo de la Recon-
quista la llevara muchas veces a atrincherarse en la intolerancia; ésta era un
signo de la honda crisis que se vivía, entre la apertura y el aislamiento, entre
la tradición y la reforma, agudizada más tarde ante la aparición del protes-
tantismo. La crisis misma le facilitó a Españ.a adaptarse a las novedades,
aunque siempre con precauciones para defender la ortodoxia, tan signifi-
cativa para un pueblo que se había visto obligado a identificar religión y
nacionalidad.
A pesar de ser país de contrastes, tanto entre individuos como entre co-
marcas, la causa religiosa convirtió a Españ.a en nación, con una unidad y
sentimiento de identificación que le permitía acometer grandes causas. El
impacto de los descubrimientos geográficos le ofreció la oportunidad de es-
capar de la atracción absoluta a la antigüedad y del peso de la tradición cris-
tiana, ya que le permitía oponer sus propias experiencias a las autoridades.
Las nuevas tierras le ofrecieron también un campo extenso para proyectar
sueñ.os y utopías. Lo inesperado de la aparición de aquellas tierras que poco
a poco se convertirían en un "Nuevo Mundo", hizo que se elaboraran imá-
genes divorciadas de la realidad, que más tarde conducirían a desilusiones
y errores. Pero durante los primeros tiempos, los descubrimientos estimularon
la avidez de conocimientos, motor efectivo para abandonar la comodidad
de lo conocido por la incertidumbre de lo desconocido y para avivar todo
11
This content downloaded from 130.192.119.93 on Thu, 02 Apr 2020 13:54:26 UTC
All use subject to https://about.jstor.org/terms
12 JOSEFINA ZORAIDA VÁZQUEZ
This content downloaded from 130.192.119.93 on Thu, 02 Apr 2020 13:54:26 UTC
All use subject to https://about.jstor.org/terms
EL PENSAMIENTO RENACENTISTA ESPAÑOL 13
This content downloaded from 130.192.119.93 on Thu, 02 Apr 2020 13:54:26 UTC
All use subject to https://about.jstor.org/terms
14 .JOSBFINA ZORAIDA VÁZQUEZ
This content downloaded from 130.192.119.93 on Thu, 02 Apr 2020 13:54:26 UTC
All use subject to https://about.jstor.org/terms
EL PENSAMIENTO RENACENTISTA ESP~OL 15
This content downloaded from 130.192.119.93 on Thu, 02 Apr 2020 13:54:26 UTC
All use subject to https://about.jstor.org/terms
16 JOSEFINA ZORAIDA VÁZQUEZ
res, que abrió sus puertas en 1509 gracias a los afanes del cardenal Cisneros.
Desde 1498, en que se puso la primera piedra, Salamanca trató de convencer
a Cisneros de incorporarle la nueva institución, pero el cardenal no cedió,
porque no quería ni imitar, ni competir con Salamanca; qu~ría una consti-
tución peculiar que fuera el corolario de su reforma. La quería auténtica-
mente autónoma, sin tutelas en su gobierno interno y abierta a la libre
investigación. 20 A diferencia de Salamanca, que se avocaba al estudio del
derecho, Alcalá estaba destinada a vivificar los estudios teológicos; de ahí su
originalidad de no contar con una facultad de derecho y de que sólo a regaña-
dientes, consintiera Cisneros en hacer un lugar para el derecho canónico. 2 '
La verdadera novedad fue la carencia de dogmatismo tomista y el estu-
dio filológico de la Biblia. En efecto, a diferencia del tomismo salmantino,
la Complutense abrió tres cátedras: una de teología tomista, otra de teolo-
gía escotista y una tercera de teología occamista, novedad que obligaría a
Salamanca a renovarse creando tres cátedras: de teología, filosofía y lógica
nominalista. 22 Se reservaron dos cátedras para medicina, y ahí también, jun-
to a Hipócrates y Galeno, se estudiaría a Avicena. Y la apertura de Cisneros
era tal que invitó a Erasmo a Alcalá, visita que no llegó a efectuarse a pesar
de serie reiterada.
Sin embargo, lo que le daría su gran renombre a la Complutense sería la
filología bíblica, pues además de ofrecer cursos de latín, griego, hebreo, árabe
y siriaco, había atraído a un equipo de filólogos que en quince años de tra-
bajo (1502-1517), sin interrupción, realizaría su obra magna: la Biblia Polí-
glota, una de las tareas científicas más impresionantes del xvt.
El ambicioso esquema de Cisneros concibió la comunidad complutense
como centro de multitud de "colegios de pobres" que renovarían la vida reli-
giosa de la península. Al principio pensaba en dieciocho, seis de los cuales
serían de gramática; al final fueron siete y dos. Se trataba pues de un "orga-
nismo completo de enseñanza eclesiástica: elemental, media y superior". 2 ~
Desgraciadamente sus sucesores no sabrían preservar el carácter democráti-
co y la apertura del famoso cardenal y la universidad, presa del aristocrático
Colegio de San Ildefonso, perdería su carácter original.
No necesitamos agregar a este conocido cuadro que la inquietud espa-
ñola se manifestó en casi todos los campos de la actividad y del pensamiento
y que las aportaciones fueron impresionantes en su mayoría. Aquí nos preo-
cupa señalar cómo gran parte de esta inquietud educativa se transportaría
al otro lado del océano, donde su aplicación daría lugar a una concepción
amplia y moderna de la tarea educativa que lograría, no sólo la cristianiza-
ción, sino también un trasplante cultural.
La efervescencia· social e intelectual era contradictoria; fantasía y reali-
This content downloaded from 130.192.119.93 on Thu, 02 Apr 2020 13:54:26 UTC
All use subject to https://about.jstor.org/terms
EL PENSAMIENTO RENACENTISTA ESPA~OL 17
This content downloaded from 130.192.119.93 on Thu, 02 Apr 2020 13:54:26 UTC
All use subject to https://about.jstor.org/terms
18 JOSEFINA ZORAIDA VÁZQUEZ
This content downloaded from 130.192.119.93 on Thu, 02 Apr 2020 13:54:26 UTC
All use subject to https://about.jstor.org/terms
EL PENSAMIENTO RENACENTISTA ESP~OL 19
33 /bid., p. 204.
34 Mendieta, 1945, vol. 11, pp. 56-57.
3S /bid., p. 60.
36 León Portilla, 1961, p. 64.
37 Valton, 1935, p. S.
38 Benavente, 1956, p. 122.
39 /bid., p. 20.
This content downloaded from 130.192.119.93 on Thu, 02 Apr 2020 13:54:26 UTC
All use subject to https://about.jstor.org/terms
20 JOSEFINA ZORAIDA VÁZQUEZ
Este gusto por la música fue debidamente aprovechado por los frailes
y las ceremonias se acompañaron de música y canto, lo que estimuló el de-
seo por aprenderlo. Juan Caro, a pesar de no hablar el náhuatl, logró ense-
ñar música a los indígenas, quienes incluso fabricaron sus propios instru-
mentos y llegaron a componer misas completas. La aplicación de la danza
fue algo más delicada. En la mayoría de los casos resultó una cristianización
de acá como para los de allá" .53 El Consejo se mostró receptivo y como la
idea fue acogida con entusiasmo por el virrey Mendoza y el provincial Gar-
cía Cisneros, el 6 de enero de 1536 iniciaba sus labores el Colegio de Santa
Cruz de Tlatelolco, con 60 alumnos. En la relación franciscana de 1570 se
señala que sus finalidades eran formar seglares poseedores de una fe cristia-
na firme y arraigada, preparar maestros que instruyeran a otros indios y pro-
veer de intérpretes a los religiosos. 54 Los niños vivían en un ambiente con-
ventual rígido; llegaban alfabetizados e instruidos en las primeras nociones
de latín para aprender retórica, lógica, filosofía, música y medicina indígena.
El colegio despertó una gran polémica sobre la conveniencia de enseñar
o no gramática a los naturales. El virrey Mendoza, su protector invariable,
lo proveyó de hacienda y una ayuda que encargó a su sucesor mantener, y
expresó su sospecha de que la oposición era producto de la envidia. Tlatelolco
tuvo otros benefactores, incluso algunos indios, que sin embargo no podían
neutralizar ni las deserciones de apoyo, como la de Zumárraga, ni la de
enemigos jurados de enseñar latín a los indios, como Domingo de Betanzos.
El éxito del colegio no fue pequeño y la preparación de gran parte de
sus alumnos resultó sólida, como lo atestigua la obra de fray Bernardino
de Sahagún realizada con discípulos de aquella institución. Para 1540 el co-
legio entró en crisis; y era en verdad un mal momento, ya que por entonces
empezaban a ganar terreno las posiciones tradicionales como reacción a la
reforma luterana. El ambiente novohispano era menos intolerante que el de
la península, pero cuando el cacique de Texcoco, don Carlos, resultó acusa-
do de seguir rindiendo culto a \os viejos dioses no pudo evitarse que, malé-
volamente, se le identificara como ex alumno de Tlatelolco. Su nombre no
aparece en las listas conocidas y por su edad no parece posible que lo fuera
y desde luego, ni Mendieta ni Sahagún lo mencionan, pero los enemigos del
colegio usaron el caso como prueba de lo peligroso que era dejar que los
indios se adentraran en el estudio de la Biblia.
Pasáda esa crisis, la década de los cincuenta vería abrir sus puertas a
una Real y Pontificia Universidad, erigida a imagen y semejanza de la de
Salamanca, no de la renovadora Alcalá. La apertura de la universidad era
el símbolo de que la metrópoli decidía los destinos de la Nueva España a
favor de los criollos. El hecho se vería reforzado por la decisión del Tercer
Concilio Mexicano de 1585 de limitar la ordenación de indios, mestizos y
negros. Tal decisión malogró el espíritu abierto y católico con que se había
iniciado la evangelización. Se esfumaba la utopía franciscana y con ello la
posibilidad de llegar al corolario de su esfuerzo titánico: la formación de
un sacerdocio nativo.
No obstante, nadie puede pagar la obra de todo aquel grupo de españo-
les que llegó al nuevo mundo de la vigorosa España en las primeras décadas
del xv1. Trajeron con ellos las inquietudes y deseos de reforma de su época
53 /bid .• p. 294.
54 Citado por Kobayashi, 1974, p. 298.
BIBLIOGRAFÍA
Bataillon, Maree!
1945 Erasmo y Espafla, México, Fondo de Cultura Económica.
Chaunu, Pierre
1973 La Espaflade Carlos V, Barcelona, Ediciones Península, 2 vols.
Elliot, John
1963 Imperial Spain, 1469-1716, Harmondsworth, Penguin.
Mendieta, Gerónimo de
1945 Historia eclesiástica indiana, México, Chávez Hayhoe, 3 vols.
Pfandl, Ludwig
1929 Introducción al Siglo de Oro, Barcelona, Araluce.
Ricard, Robert
1947 La conquista espiritual de México, México, Jus.
Sainz, Fernando
1957 Historia de la cultura española, Buenos Aires, Nova.
Ulloa, Daniel
1977 Los predicadores divididos. Los dominicos en Nueva España, si-
glo xvi, México, El Colegio de México.
Valton, Emilio
1935 Impresos mexicanos del siglo xvi, México, s.c.
Warman, Arturo
1972 La danza de moros y cristianos, México, Secretaría de Educación
Pública (SepSetentas) ..
Yates, Frances
1969 The Art of Mt:mory, Harmondsworth, Peregrine Books.
Zavala, Silvio
1965 Recuerdo de Vasco de Quiroga, México, Porrúa.