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Enfermedad de Parkinson
Jaime Toro
Síntomas tempranos
Diagnóstico diferencial
Incluye todas las causas de parkinsonismo como son las de origen infeccioso,
dentro de las cuales figuran la encefalitis letárgica o enfermedad de von
Economo y otras encefalitis virales. Las causas tóxicas están representadas por el
manganeso, el monóxido de carbono, el cianuro, el metanol, etc. El
parkinsonismo producido por medicaciones es también un diagnóstico diferencial
importante. Dentro de estas drogas figuran los neurolépticos, la reserpina, el litio,
la metoclopramida, la anfotericina B, la procaína y, muy frecuentes en nuestro
medio, la flunarizina y la cinarizina cuando se usan en forma indiscriminada (6).
Degeneración nigroestriatal
Degeneración olivopontocerebelosa
SíndromedeShyDrager
Tratamiento
Levodopa
Anticolinérgicos
Amantadina
Selegilina
Cirugía
Referencias
8. Marsden CD, Parkes JD. Success and problemas of long term levodopa
therapy in Parkinson's disease. Lancet 1977; 1: 345- 349.
13. Rinne UK. Early combination of bromocriptine and levodopa in the treatment
of Parkinson's disease: a 5 year follow up. Neurology 1987; 37: 826-828.
Enfermedad de Parkinson
enfermedad de Parkinson
Por Hector A. Gonzalez-Usigli, MD, Professor of Neurology, HE UMAE
Centro Médico Nacional de Occidente; Movement Disorders Clinic,
Neurology at IMSS
Alberto Espay, MD, Associate Professor and Clinical Research Director
of the James J. and Joan A. Gardner Center for Parkinson's Disease
and Movement Disorders, University of Cincinnati
Por lo general, el síntoma más evidente es el temblor, que se produce con los
músculos relajados.
Suele comenzar entre los 50 y los 79 años de edad. Es muy poco frecuente que la
enfermedad de Parkinson se presente en niños o adolescentes.
Los ganglios basales son agrupaciones de neuronas que se encuentran localizadas en las
profundidades del encéfalo. Estos ayudan a suavizar los movimientos musculares y coordinan
los cambios de postura. Cuando el cerebro origina un impulso para mover un músculo (por
ejemplo, para levantar un brazo), el impulso pasa por los ganglios basales. Igual que todas las
neuronas, las de los ganglios basales liberan mensajeros químicos (neurotransmisores) que
estimulan a la siguiente neurona de la vía de conducción para el envío de un impulso.
La dopamina es un neurotransmisor clave en los ganglios basales. Su efecto general es
intensificar las señales nerviosas hacia los músculos.
Cuando se degeneran las neuronas de una zona de los ganglios basales, disminuye la
producción de dopamina y el número de conexiones entre las neuronas de los ganglios basales
disminuye. Como consecuencia, los ganglios basales no suavizan los movimientos como lo
hacen normalmente, lo que provoca temblor, descoordinación, movimientos lentos
(bradicinesia), tendencia a moverse menos (hipocinesia) y problemas posturales y asociados a
la marcha.
Núcleo caudado (una estructura en forma de C que se estrecha en una cola delgada)
Putamen
Núcleo subtalámico
Sustancia negra
Los ganglios basales ayudan a suavizar los movimientos musculares y coordinan los cambios de postura.
Enfermedad de Parkinson
Causas
Se desconoce exactamente la causa de la enfermedad de Parkinson. Según una teoría, es
consecuencia de los depósitos anómalos de sinucleína (una proteína del cerebro que ayuda a las
neuronas a comunicarse). Estos depósitos, llamados cuerpos de Lewy, se acumulan en varias
regiones del cerebro, particularmente en la sustancia negra (la parte interior del cerebro), e
interfieren con la función cerebral. Los cuerpos de Lewy se acumulan con cierta frecuencia en
otras partes del cerebro y del sistema nervioso, lo que sugiere que pueden estar implicados en
otros trastornos. En la demencia con cuerpos de Lewy, los depósitos se forman por toda la capa
externa del cerebro (corteza cerebral). Los cuerpos de Lewy también pueden estar implicados
en la enfermedad de Alzheimer, lo que posiblemente explica por qué cerca de un tercio de las
personas con enfermedad de Parkinson presentan síntomas de la enfermedad de Alzheimer y
por qué algunas personas con enfermedad de Alzheimer desarrollan síntomas parkinsonianos.
Entre un 15 y un 20% de los afectados tienen familiares que sufren o han sufrido la enfermedad
de Parkinson. Por lo tanto, la genética tiene algo que ver con la enfermedad.
¿Sabías que...?
Muchas otras enfermedades y fármacos pueden causar síntomas similares
a los de la enfermedad de Parkinson.
Síntomas
La enfermedad de Parkinson suele empezar de forma insidiosa y avanzar gradualmente.
El primer síntoma es
Problemas relacionados con el movimiento o una disminución del sentido del olfato en
la mayoría de los demás casos
Se observa dificultad para la marcha, en especial para dar el primer paso. Una vez iniciada la
marcha, se suelen arrastrar los pies, dando pasos cortos, manteniendo los brazos doblados a la
altura de la cintura, balanceándolos muy poco al andar (e incluso sin balancearlos). A veces hay
dificultad para detenerse o girar. Con el avance de la enfermedad, se interrumpe
repentinamente la marcha porque se siente que se tienen los pies como pegados al suelo. En
otros casos se aceleran los pasos de forma involuntaria y se inicia repentinamente una carrera
corta con traspiés para evitar la caída. Este síntoma se denomina festinación.
Dado que a menudo resulta difícil controlar los pequeños músculos de las manos, cada vez son
más difíciles las tareas cotidianas, como abotonarse la camisa y anudarse los zapatos. La
mayoría de las personas que sufren la enfermedad de Parkinson tienen una escritura poco
firme y diminuta (micrografía), ya que les resulta difícil iniciar y mantener cada trazo de
escritura. Algunos pueden considerar, de forma errónea, que se trata de síntomas de debilidad.
Sin embargo, la sensibilidad y la fuerza suelen ser normales.
La cara se vuelve menos expresiva (como si fuera una máscara) porque los músculos faciales
que controlan la expresión no se mueven tanto como se deberían mover normalmente. Esta
falta de expresión puede confundirse con una depresión, o al contrario, hacer que esta pase
inadvertida. (La depresión es frecuente entre los afectados por la enfermedad de Parkinson).
Finalmente, el semblante presenta la mirada perdida, la boca abierta y disminución del
parpadeo. A menudo los afectados babean o se atragantan porque los músculos de la cara y la
garganta se vuelven rígidos dificultando la deglución. El habla es lenta, con voz monótona, y a
veces se tartamudea debido a la dificultad que se tiene para articular las palabras.
Diagnóstico
Evaluación médica
El temblor característico
Rigidez muscular
Para excluir otras causas de estos síntomas, se pregunta por trastornos previos, exposición a
sustancias tóxicas y uso de fármacos que puedan causar parkinsonismo.
Exploración física
Durante la exploración el médico pide al afectado que realice ciertos movimientos, que pueden
ayudar a establecer el diagnóstico. Por ejemplo, en las personas con la enfermedad de
Parkinson, el temblor desaparece o disminuye cuando se les pide que toquen su nariz con su
dedo. Además, las personas con la enfermedad tienen dificultad para realizar movimientos
alternos con rapidez, como colocar sus manos sobre sus muslos, y luego rápidamente girar las
muñecas de forma alternativa mostrando dorsos y palmas varias veces.
Pruebas
No existen pruebas de diagnóstico por la imagen que puedan confirmar el diagnóstico de forma
directa. Sin embargo, se realizan una tomografía computarizada (TC) y una resonancia
magnética nuclear (RMN) para detectar si los síntomas se deben a un trastorno estructural.
La tomografía por emisión de fotón único (SPECT, por sus siglas en inglés) y la tomografía por
emisión de positrones (PET, por sus siglas en inglés) detectan anomalías del cerebro, típicas de
la enfermedad. Sin embargo, en la actualidad sólo se utilizan el SPECT y la PET en los centros
de investigación y no diferencia la enfermedad de Parkinson de otros trastornos que causan los
mismos síntomas (parkinsonismo).
Tratamiento
Medidas generales para controlar los síntomas
Las medidas generales usadas para tratar la enfermedad de Parkinson ayudan a mejorar el
funcionamiento diario de la persona.
Levodopa más carbidopa
Por lo general, otros fármacos son menos eficaces que la levodopa, pero tienen efectos positivos
en algunas personas, sobre todo si la levodopa no se tolera o resulta inadecuada. Sin embargo,
ningún medicamento cura la enfermedad.
A veces son necesarios dos o más medicamentos. En las personas mayores, a menudo se
reducen las dosis. Se evita la administración de medicamentos que puedan provocar o
empeorar los síntomas, en especial los fármacos antipsicóticos.
Los fármacos utilizados para tratar la enfermedad de Parkinson pueden tener efectos
secundarios adversos. Si la persona nota algún efecto poco habitual (como dificultad para
controlar los impulsos o confusión), debe informar a su médico. No debe dejar de tomar un
medicamento a menos que su médico así se lo indique.
Medidas generales
Varias medidas sencillas son beneficiosas para los afectados por la enfermedad de Parkinson,
porque ayudan a mantener la movilidad y la independencia:
Algunos cambios sencillos en el hogar hacen que sea más seguro para los afectados por la
enfermedad de Parkinson:
Instalar barras de apoyo en los baños y pasamanos en los pasillos y otros lugares para
reducir el riesgo de caídas
Consumir una dieta rica en fibra, que incluya alimentos como las ciruelas pasas y
zumos de fruta
Realizar ejercicio
La dificultad para la deglución puede limitar la ingesta, por lo que la dieta debe ser nutritiva.
Realizar el esfuerzo de inspirar más profundamente mejorará la facultad de percibir los olores y
acentuará el apetito.
Levodopa-carbidopa
Tradicionalmente el fármaco de elección es la levodopa, que se administra con carbidopa. Estos
medicamentos, administrados por vía oral, son la base del tratamiento para la enfermedad de
Parkinson. Pero cuando se mantiene el tratamiento con levodopa durante largo tiempo, puede
tener efectos secundarios y ser menos eficaz. Por lo que algunos expertos han sugerido que
podría ser útil usar otros fármacos de forma inicial y retrasar el uso de la levodopa. Sin
embargo, la evidencia indica ahora que los efectos secundarios y la efectividad reducida
después del uso a largo plazo probablemente se producen debido a que la enfermedad de
Parkinson está empeorando y no están relacionados con el comienzo de la utilización del
fármaco. Aunque, debido a que la levodopa puede perder eficacia después de varios años de
uso, los médicos pueden recetar otro medicamento a personas menores de 60 años, que
necesitarán tratamiento farmacológico a largo plazo para tratar la enfermedad. Otros fármacos
que se pueden usar incluyen amantadina y los agonistas de la dopamina (fármacos que actúan
como la dopamina, estimulando los mismos receptores en las células cerebrales). Estos
fármacos se usan porque la producción de dopamina disminuye en la enfermedad de
Parkinson.
La levodopa rara vez ayuda a las personas que tienen otros trastornos que pueden causar
síntomas similares a los de la enfermedad de Parkinson (parkinsonismo), como la atrofia
multisistémica y la parálisis supranuclear progresiva.
Para determinar la dosis idónea de levodopa en una persona concreta debe hallarse un
equilibrio entre el control de la enfermedad y los efectos secundarios, que pueden limitar la
cantidad de levodopa que se tolera. Estos efectos secundarios son
Pesadillas
Alucinaciones y paranoia
Confusión
Después de tomar levodopa durante más de 5 años, más de la mitad de las personas comienzan
a alternar rápidamente entre una respuesta satisfactoria al fármaco y ninguna respuesta, lo que
se conoce en inglés como efecto on-off. En cuestión de segundos, la persona pasa de un estado
de movilidad aceptable a otro de incapacidad grave e inmovilidad. Los períodos de movilidad
después de cada dosis se hacen más cortos, y los síntomas pueden reaparecer antes de la
siguiente dosis, lo que se conoce como efecto de inmovilidad o ausencia de respuesta funcional
(efecto off). Además, los síntomas pueden ir acompañados de movimientos involuntarios
debidos al uso de levodopa, que incluyen contorsiones o hiperactividad. Para controlar los
efectos off durante un tiempo se puede escoger una de las opciones siguientes:
Cambiar a una forma de levodopa que se libera al torrente sanguíneo de forma más
gradual (fórmula de tratamiento de liberación controlada)
Adición de un agonista de la dopamina o amantadina
Sin embargo, después de 15 a 20 años resulta muy difícil evitar el efecto de inmovilidad o
ausencia de respuesta funcional (efecto off). Es entonces cuando se considera la posibilidad de
una intervención quirúrgica.
Otros fármacos
Por lo general, otros fármacos son menos eficaces que la levodopa, pero tienen efectos positivos
en algunas personas, sobre todo si la levodopa no se tolera o resulta insuficiente.
Dado que la apomorfina es de acción rápida, se utiliza para revertir el periodo de inmovilidad
(off) de la levodopa, cuando es difícil iniciar el movimiento. Por lo tanto, este medicamento se
considera como terapia de rescate. Se utiliza generalmente cuando la persona se queda inmóvil
en un sitio, sin poder, por ejemplo, caminar. El propio afectado u otra persona (por ejemplo, un
familiar) inyecta el medicamento hasta 5 veces al día, según sea necesario. En algunos países, la
apomorfina se comercializa mediante una formulación que se puede administrar a través de
una bomba a las personas con síntomas graves cuando la cirugía no es una opción.
La amantadina, un fármaco que a veces se utiliza para tratar la gripe, se puede administrar
sola para tratar la enfermedad de Parkinson leve o como suplemento de la levodopa. La
amantadina probablemente tiene muchos efectos que la hacen funcionar. Por ejemplo,
estimula a las células nerviosas para que liberen dopamina. Se utiliza con mayor frecuencia
para ayudar a controlar los movimientos involuntarios que son efectos secundarios de la
levodopa.
Si se interrumpe bruscamente el
tratamiento con estos fármacos,
puede aparecer el síndrome
Fármaco Algunos efectos secundarios Comentarios
maligno por neurolépticos (con
fiebre alta, hipertensión arterial,
rigidez muscular, daño muscular y
coma), potencialmente mortal
Agonistas agonists de la dopamina agonists
Algunos
antihistamínicos
(como la
difenhidramina)
Fármacos antivíricos
En algunos países, el médico extirpa o utiliza una pequeña sonda eléctrica para destruir una
pequeña parte del cerebro que se ve afectada gravemente. Este procedimiento reduce los
síntomas. Puede ir seguido de la estimulación cerebral profunda de una parte diferente del
cerebro.
Células madre
El trasplante de células madre en el cerebro, se consideró como un posible tratamiento para la
enfermedad de Parkinson, pero se ha demostrado ineficaz y presenta efectos secundarios
problemáticos.
Con el tiempo, la mayoría de los afectados por la enfermedad de Parkinson están muy
discapacitados e incluso inmóviles. Se puede ser incapaz de comer, hasta con ayuda. Se
desarrolla demencia en aproximadamente un tercio de los casos. Dado que la deglución se
vuelve cada vez más difícil, existe riesgo de muerte debida a neumonía por aspiración (una
infección pulmonar causada por la inhalación de fluidos procedentes de la boca o del
estómago). Para algunas personas, un centro de cuidados médicos es el mejor lugar para su
atención.
Antes de que una persona afectada por esta enfermedad esté incapacitada, debe preparar
las voluntades anticipadas para indicar el tipo de atención médica que desea al final de su vida.
https://www.merckmanuals.com/es-pr/hogar/enfermedades-cerebrales,-medulares-y-
nerviosas/trastornos-del-movimiento/enfermedad-de-parkinson
https://www.merckmanuals.com/es-pr/hogar/enfermedades-cerebrales,-medulares-y-
nerviosas/trastornos-del-movimiento/enfermedad-de-parkinson
http://www.bvs.hn/Honduras/SUN.THEPIXIE.NET/files/BUN_SYN_2007_2(2)C.pdf
Morfolia – Vol. 7 - No. 1 – Año 2015 ____________________________________________
http://revistas.uach.cl/pdf/cuadcir/v22n1/art12.pdf
MEDICRIT R EVISTA d e M EDICINA I NTERNA y C RÍTICA E. García Vicente, M.D.,1 A. Martín Rubio,
M.D.,2 E.L. García y García.M.D.3 AGOSTO 2007 VOL. 4 Nº 3 L TRAUMATISMO RAQUIMEDULAR
INCLUYE TODAS LAS LESIONES traumáticas que afectan las diferentes estructuras
(osteoligamentosas, cartilaginosas, musculares, vasculares, meníngeas, radiculares y medulares)
de la columna vertebral a cualquiera de sus niveles. Entre un 25% y un 60% de los casos se asocian
con traumatismos múltiples, fundamentalmente craneal, torácico, pélvico y de huesos largos, lo
que puede dificultar su diagnóstico temprano, por lo que es esencial un firme diagnóstico de
sospecha para no pasar por alto esta patología. Además de la mortalidad, las graves consecuencias
personales, sociofamiliares y económicas hacen de este problema una verdadera plaga de nuestro
tiempo.1 El objetivo a seguir es no agravar las lesiones durante la manipulación, hecho que ocurre
en un 5-25 % de los casos, y el inicio precoz de tratamientos encaminados a detener o prevenir el
desarrollo de lesión medular secundaria.2 Se estima que la incidencia es de entre 20 y 30
casos/año por millón de habitantes, siendo los varones con edades entre los 25 y 35 años la franja
de edad más afectada, siendo el accidente de tráfico el agente responsable en más de la mitad de
los casos, seguido de los accidentes laborales y deportivos. En los niños entre el 16 y el 19% de los
casos cursan sin anomalías radiológicas.3 Las zonas anatómicas que se afectan con más frecuencia
y severidad son las zonas de transición, como son la cervical baja y la unión cervico-torácica (C6-
T1) seguida por la unión dorsolumbar (T11-L2). La columna vertebral tiene dos funciones
principales: soportar el peso del individuo en posición erecta, para lo cual el cuerpo vertebral es
progresivamente más grueso y robusto a medida que desciende, y está fijado por ligamentos y
pequeños y potentes músculos que permiten movimientos de rotación y flexión del cuerpo. La
segunda función consiste en contener y proteger la médula espinal que pasa por el canal medular
de las vértebras, envuelta por las meninges e inmersa en el líquido cefalorraquídeo que la baña. A
cada lado de la médula aparecen fibras nerviosas, dorsales y ventrales que se unen formando las
raíces raquídeas que emergiendo por los agujeros intervertebrales enervan cada segmento o
metámera del cuerpo. La sustancia gris (células nerviosas) se encuentra en la parte central de la
médula y en un corte transversal se observa formando una figura con forma de «H», rodeada de la
sustancia blanca (cordones y vías nerviosas). EsquemáticatiTrauma Raquimedular M EDICRIT
AGOSTO 2007; 4(3):66-75 WWW.MEDICRIT.COM 66 REVISIÓN E ETIOLOGÍA Y EPIDEMIOLOGÍA
RECUERDO ANATÓMICO camente, en la parte anterior encontramos las vías motoras eferentes y
en la parte posterior las vías sensitivas aferentes, por tanto, puede deducirse que la médula tiene
dos grandes funciones: recoger la sensibilidad periférica para conducirla hasta el cerebro y el
cerebelo, y la de conducir las órdenes motoras desde el encéfalo hasta los músculos periféricos.
Otras funciones propias serían el arco reflejo, los núcleos funcionales como el de la micción a nivel
lumbar, etc. Es muy importante conocer la vascularización de la médula, dado el papel
fundamental que desempeña en la LMA. La irrigación de la médula es diferente según los
segmentos y tiene distinto origen según el nivel que estudiemos. La vascularización de la región
cervical se realiza mediante las arterias medulares, que se originan en las arterias vertebrales,
ramas de la arteria subclavia; en la región torácica se originan las intercostales y en la regíon
lumbar y sacra se originan a partir de las arterias lumbares. Cada rama arterial penetra en el
conducto raquídeo por el correspondiente agujero de conjunción y se divide en una rama anterior
y una posterior. Las dos ramas de la cara anterior se anastomosan entre sí formando la arteria
espinal ventral, que a lo largo de su recorrido nutre la parte anterior de la médula espinal; las dos
ramas posteriores se anatomosan entre sí formando las arterias espinales dorsales, que untren la
parte posterior de la médula espinal. El retorno venoso forma una malla reticular y da lugar
también a dos venas espinales posteriores y una vena espinal anterior, las cuales no tienen
válvulas hasta que atraviesan la duramadre, y conducen el flujo sanguíneo hacia la vena cava.4 La
medula espinal está diseñada como eje transmisor, regulador y modulador de múltiples funciones
neurológicas. A pesar de su compleja fisiología, el tejido medular carece de capacidad intrínseca
de regeneración, de tal forma que su lesión puede ser pequeña pero con gran repercusión
neurológica, en función de la actividad del área dañada y el nivel anatómico involucrado. Las
investigaciones llevadas a cabo en los últimos 20 años, han cambiado el antiguo concepto de
irreversibilidad total, por lo que los esfuerzos se centraban en la mejoría funcional a través de la
rehabilitación, una vez superada la fase aguda t rran el círculo vicioso, avanzando como se ha
expuesto anteriormente. La extensión de estas lesiones está directamente relacionada con la
severidad del traumatismo, y son susceptibles de intervención terapéutica lo más precozmente
posible. Las consecuencias inmediatas de la lesión medular se traducen en diferentes grados y
combinaciones de déficit neurológico motor, sensitivo y/o autonómico producido, en función de
su severidad, localización (en el plano transversal) y nivel afectado. Los términos "conmoción" y
"contusión" medular8 se refieren a un trastorno funcional de origen traumático con disfunción
neurológica transitoria y reversible en un plazo de 24 horas. Aunque la prioridad son las medidas
de soporte vital, la inmovilización ha de ser lo más precoz posible. Debemos sospechar lesión
cervical ante todo traumatizado con lesiones por encima de la clavícula, con mecanismo lesional
compatible y en traumatismos de alta energía como los accidentes de tráfico o las precipitaciones
desde altura. ANAMNÉSIS Sólo los pacientes conscientes, orientados y colaboradores pueden
aportarnos información fiable sobre el traumatismo y sus síntomas. Aún así, el paciente puede
confundir el dolor vertebral con el producido por lesiones cercanas, el dolor de origen radicular
puede expresarse como torácico o abdominal, y la exploración puede enmascararse por la lesión
neurológica o por analgésicos. Es importante la información que nos puedan aportar los servicios
de emergencia extrahospitalarios, así como policía, bomberos, testigos, etc. EXPLORACIÓN
Exploración vertebral La exploración cervical debe realizarse, en la valoración secundaria, tras
haber descartado y/o solucionado las lesiones con compromiso vital, con el paciente en decúbito
supino y con el eje cabeza-cuello-tronco-extremidades alineado. Con una correcta inmovilización
podemos retirar el collarín, realizando un cuidadoso examen cervical (inspección, palpación y
exploración de la movilidad). En caso de detectar dolor o molestias, recolocaremos el collarín. El
examen de la espalda se realiza con un mínimo volteo del paciente, sincronizado y manteniendo el
eje corporal, al menos por tres personas y el examinador, que dirige la maniobra, y
absteniéndonos de realizarla cuando la lesión es evidente. Exploración neurológica Deberá
determinar el nivel medular dañado y su grado de disfunción , siendo preciso reevaluar
periódicamente dado la alta dinamicidad de este tipo de patología. El nivel neurológico de la lesión
es el segmento más caudal que se valora como normal, tanto para la función motora como
sensitiva. Tras una valoración previa del nivel de conciencia sirviéndonos de la Escala de Coma de
Glasgow, exploraremos los pares craneales, las extremidades superiores, tronco, inferiores y
periné. Los pilares básicos de una correcta exploración neurológica son: - Fuerza muscular: La
lesión del tracto corticoespinal produce déficit ipsilateral. Se valora mediante la escala de
graduación motora: 0 = ausencia de contracción, 1 = contracción no efectiva, 2 = movimiento
activo sin vencer la gravedad, 3 = movimiento que vence la gravedad, 4 = movimiento contra
resistencia, 5 = fuerza normal - Reflejos: Los reflejos desaparecen en el shock medular y tras la
reversión de este se produce una fase de recuperación con hiperreflexia. - El reflejo
bulbocavernoso o contracción brusca del esfínter anal como consecuencia del estímulo generado
sobre el pene o la vulva, está siempre presente aunque exista una lesión medular completa;
únicamente desaparece durante el período de shock medular. La reaparición del reflejo indica que
este ha finalizado y el grado de lesión es prácticamente definitivo, lo que suele ocurrir en las
primeras 48 horas. - Sensibilidad: el haz espinotalámico lateral transmite la sensibilidad superficial
(táctil fina, dolor y temperatura). Los cordones posteriores transmiten ipsilateralmente la
sensibilidad profunda (táctil profunda, propioceptiva y vibratoEVALUACIÓN CLÍNICA M EDICRIT
AGOSTO 2007; 4(3):66-75 WWW.MEDICRIT.COM 68 T R A U M A R A Q U I M E D U L A R GARCIA E,
ET AL ria), que examinaremos con estímulos dolorosos groseros. En la figura 1 se representan las
zonas sensitivas clave para la evaluación de los dermatomas. - Funciones autonómicas: valorando
la disfunción vegetativa. El shock medular se define como la situación neurológica que acontece
tras la lesión de la médula espinal, y se manifiesta por parálisis fláccida, anestesia, arreflexia y
disfunción vegetativa. Esta situación no implica necesariamente una lesión completa, así como de
forma contraria, la presencia de actividad refleja en los primeros momentos tras el traumatismo,
no descarta en absoluto que la lesión sea completa. Para la toma de decisiones terapéuticas es
básico el considerar dos tipos de lesiones: - Lesión medular completa: pérdida completa de la
movilidad y de la sensibilidad distal a la lesión incluyendo niveles sacros, estando presente el
reflejo bulbocavernoso. - Lesión medular incompleta: presentan algún tipo de función motora o
sensitiva distal al nivel lesionado con “preservación sacra” (sensibilidad perianal, tono rectal y
capacidad de flexión del primer dedo). Estos enfermos podrán recuperar algunas de sus funciones
siempre que se realice descompresión y estabilización quirúrgica en las primeras 8 horas del
traumatismo. Existen 4 síndromes de lesión medular incompleta: 1. Síndrome medular central: en
la región cervical, afecta a la sustancia gris central y a la sustancia blanca más medial y produce
mayor debilidad en los miembros superiores que en los inferiores. 2. Síndrome de Brown-Séquard:
es una lesión unilateral de la médula, con parálisis ipsilateral, pérdida de la sensibilidad
propioceptiva y pérdida de la sensibilidad contralateral del dolor y temperatura. 3. Síndrome
medular anterior: afecta a los dos tercios anteriores de la médula con parálisis Figura 1. 69 M
EDICRIT AGOSTO 2007; 4(3):66-75 WWW.MEDICRIT.COM M EDICRIT y pérdida de la sensibilidad al
dolor y la temperatura y preservación de la propiocepción. 4. Síndrome medular posterior: lesión
de las columnas posteriores, con pérdida de la propiocepción únicamente. El objetivo es detectar
lesiones “sospechosas” para luego confirmar nuestro diagnóstico con posteriores estudios.
Recordar una obviedad como es que cualquier proyección que requiera la movilización del cuello
está contraindicada en el manejo urgente del trauma cervical. En las radiografías deben
visualizarse las dos zonas críticas como son la unión cérvicotorácica (C6-T1) y la charnela tóraco-
lumbar (T11-L1), ya que en ellas ocurren el 80% de las lesiones. No es extraño que una mala
técnica nos impida valorar C7 en una proyección cervical. Si así fuere, no dudaremos en solicitar
otra nueva, que puede que precise de la llamada “posición del nadador” por parte del paciente.
Debemos valorar fundamentalmente el contorno y la altura de los cuerpos vertebrales, la
alineación y el espacio intervertebral. De las 4 líneas a seguir (línea anterior de los cuerpos
vertebrales, línea posterior, línea espinolaminar y la línea que conforman las apófisis espinosas) la
más importante es la espinolaminar, ya que un signo indirecto de compresión medular es una
alteración de este trazado. Asimismo, no debemos olvidar examinar las partes blandas, ya que
pueden indicarnos la presencia de un hematoma prevertebral.1 RADIOLOGÍA SIMPLE CERVICAL La
radiografía lateral permite detectar hasta dos terceras partes de las lesiones cervicales
traumáticas. Debe visualizarse la charnela occipitoatloaxoidea y el platillo superior del cuerpo de
T1. Ante la falta de visualización de C7 debemos repetir la placa si es preciso, recurriendo a la
proyección de nadador modificada (sin movilizar el cuello). Posteriormente deberemos completar
el estudio con la anteroposterior y la transoral, que nos van a permitir una mejor evaluación de la
zona cervicotorácica y de la charnela occipitoatloaxoidea, respectivamente, aunque esta última
requiere la colaboración del paciente. La luxación de odontoides puede sospecharse cuando el
espacio preodontoideo es > 3 mm en el adulto y de 5 mm en el niño. En la transoral puede verse
una asimetría en las distancias entre la odontoides y las masas laterales del atlas. RADIOLOGÍA
SIMPLE DE COLUMNA DORSAL Y LUMBAR Las proyecciones básicas de la columna dorsal y lumbar
son AP y lateral. Deben visualizarse las 12 vértebras dorsales y las 2 primeras lumbares, en las
primeras, y las 5 vértebras lumbares y las últimas dorsales, en las segúndas. No se realizan
rutinariamente. Estaría indicada en pacientes con politraumatismos, cuando existe alteración del
nivel de conciencia, anormalidad de la radiografía de tórax, mecanismo lesional de alto riesgo y
presencia de lesión cervical. TOMOGRAFÍA COMPUTARIZADA Se debe realizar a todos los
traumatismos medulares con lesiones detectadas o sospechadas en las radiografías simples, con
mayor urgencia en las lesiones inestables o que estén ya produciendo daño neurológico
susceptible de mejorar y estabilizarse tras descompresión quirúrgica y artrodesis. En pacientes con
TCE y alteración del nivel de conciencia es aconsejable la realización de cortes en C1-C2 y C6-T1, en
el momento de realizar la TC craneal, dada la frecuente asociación de estas lesiones. RESONANCIA
NUCLEAR MAGNÉTICA (RNM) De gran utilidad a la hora de evaluar lesiones disco-ligamentosas y la
presencia de compresión de elementos neurales. Luxación atlantooccipital: suele ser mortal. Debe
ser estabilizada con una artrodesis cervicooccipital, con independencia del grado de lesión
neurológica. No se debe utilizar tracción. Fractura de Jefferson: fractura de los arcos EVALUACIÓN
RADIOLÓGICA LESIONES ESPECÍFICAS CERVICALES ALTAS M EDICRIT AGOSTO 2007; 4(3):66-75
WWW.MEDICRIT.COM 70 T R A U M A R A Q U I M E D U L A R GARCIA E, ET AL anterior y posterior
de C-1, provocando la separación de las masas laterales y la rotura del ligamento transverso. Se
trata mediante inmovilización rígida con halo-chaleco durante 10- 12 semanas. Las fracturas de la
odontoides se dividen en tres tipos (Figura 2): -La tipo I o fractura oblicua a través de la parte
superior de la apófisis odontoides. Suelen ser estables, pero pueden asociarse con inestabilidad
atlantooccipital. -La tipo II o fractura en la base de odontoides. Requiere inmovilización con halo-
chaleco durante 12 semanas, pueden precisar fusión de C1-C2 si no consolidan. -La tipo III o
fractura a través del cuerpo superior de la vértebra. Precisa de inmovilización con halo-chaleco
durante 10 semanas. Fractura del ahorcado o de “Hangman”: Espondilolistesis traumática del axis,
con fractura de ambos pedículos. Las fracturas con < 2 mm de desplazamiento que no se asocien
con fractura o lesión de las carillas pueden tratarse con ortesis cérvico-torácica. Cuando el
desplazamiento es >2 mm deben tratarse con reducción e inmovilización con halo-chaleco durante
12 semanas.10 Avulsión de las apófisis espinosas (“fractura de los cavadores”): provocadas por
una contractura muscular violenta y repentina o por lesiones de flexión. Si es estable se trata con
un collarín cervical tipo Philadelphia 6-8 semanas. Fracturas de los cuerpos vertebrales: - Lesión
estable de la columna anterior (< 25% acuñamiento o 25% acuñamiento o > 11º cifosis) sin déficit
neurológico. Tratamiento quirúrgico. - Cuerpo vertebral con lesión de la columna posterior: 1.
Lesión de la columna anterior y posterior (la media intacta). Se trata con reducción y posterior
artrodesis. 2. Afectación de la columna media, a veces precisan artrodesis instrumentada, son muy
inestables pues conllevan retropulsión de fragmentos dentro del canal. - El déficit neurológico
incompleto. Es indicación urgente para la descompresión y la estabilización quirúrgica. Lesiones de
los complejos articulares: - Luxación unilateral de una carilla: lesión ligamentosa pura, puede
haber déficit radicular o medular incompleto. Cuando la reducción con tracción es satisfactoria y
sin déficit se trata con halo-chaleco durante 12 semanas, si no con reducción abierta y fusión
posterior. - Luxación bilateral de las carillas: lesión ligamentosa con, frecuentemente, lesión discal
y elevada incidencia de déficit neurológico, que puede exacerbarse por la reducción. La RMN es
fundamental, ya que puede diagnosticar una hernia discal antes de intentar la reducción. El
tratamiento es la reducción y artrodesis. - Fractura unilateral de una carilla: habitualmente se
reducen con fusión posterior y estabilización. - Fractura bilateral de las carillas o combinaLESIONES
ESPECÍFICAS DE LA COLUMNA CERVICAL BAJA Figura 2. Tipos de fracturas de apófisis odontoides
71 M EDICRIT AGOSTO 2007; 4(3):66-75 WWW.MEDICRIT.COM M EDICRIT ción de fractura y
luxación de carillas: poco frecuente, puede haber hernia discal. Se realiza fusión y estabilización
posterior.11 Fracturas por compresión anterior: Lesión de la columna anterior (posterior y media
intactas). Pérdida de menos del 40% de la altura anterior del cuerpo vertebral. Tratamiento:
ortesis en hiperextensión 10-12 semanas y tratamiento sintomático. Fracturas por estallido: Afecta
a las columnas anterior y media. La cortical posterior del cuerpo vertebral es retropulsada hacia el
canal. Tratamiento: - Si no hay lesión neurológica y está afectado menos del 40% del cuerpo
vertebral, una angulación menor de 15º y compromiso del conducto menor de 15º se pueden
tratar con una ortesis en hiperextensión 12 semanas. - Si hay lesión neurológica y/o hay afectación
mayor del 40% de pérdida de la altura del cuerpo vertebral, más de 15º de angulación y más de un
15% de ocupación del canal, el tratamiento es quirúrgico: descompresión anterior y artrodesis en
pacientes con lesión neurológica y artrodesis posterior instrumentada en pacientes
neurológicamente indemnes. Fracturas por flexión-distracción: Afectan a las tres columnas. Tienen
un alto grado de inestabilidad. Son de difícil diagnóstico, por lo que es fundamental el estudio con
RMN. El tratamiento es artrodesis instrumentada posterior. Fracturas-luxación: Se afectan las tres
columnas. Son lesiones de inestabilidad máxima y con una elevada incidencia de lesión
neurológica. Son quirúrgicas en todos los casos con o sin afectación neurológica, artrodesis
instrumentada posterior a veces asociada a un abordaje anterior compresivo.11 MANEJO
PREHOSPITALARIO En esta fase es fundamental el diagnóstico de sospecha y es preciso un manejo
cauteloso cuando no se pueda descartar con certeza la lesión vertebral. Los puntos clave serían
una correcta y precoz inmovilización cervical y una eficaz corrección de la hipotensión y la hipoxia.
En cuanto a la técnica de inmovilización adecuada consiste básicamente en aproximarnos por
detrás, instándole a que no gire la cabeza, así como si vomita nunca lateralizar el cuello, sino
volteo en bloque, presión cricoidea y aspiración con sonda. El collarín será semirrígido, del tamaño
apropiado, y con ventana anterior para valorar posible ingurgitación yugular en caso de
neumotórax a tensión o taponamiento cardíaco o para acceder a una vía aérea quirúrgica si fuera
necesario. Además, son necesarias unas cuidadosas maniobras en la extracción de los pacientes
atrapados (extricación), retirada del casco y en su desplazamiento.14 MANEJO HOSPITALARIO Tras
una evaluación general del paciente, que sigue el ABCD (A: Vía Aérea, B: Respiración, C:
Circulación, D: Exploración Neurológica) según el protocolo ATLS del Colegio Americano de
Cirujanos, y en el que debemos identificar y tratar con rapidez problemas que pueden acabar con
la vida del paciente. Cabe destacar el manejo de la vía aérea, en el que traccionaremos de la
mandíbula sin hiperextender el cuello, y para la intubación orotraqueal retiraremos
cuidadosamente el collarín cervical mientras un ayudante mantiene el cuello traccionado e
inmovilizado. Posteriormente se continuará con las medidas de inmovilización y de apoyo vital y,
además, se realizarán el estudio radiológico y los tratamientos específicos. De manera obvia, de
cara al traslado para la realización de estos estudios la estabilidad hemodinámica del enfermo ha
de estar asegurada. Solamente se retirará la inmovilización cuando se descarte lesión mediante
estudio radiológico documentado, el paciente esté consciente y colaborador y no existan síntomas
ni otras lesiones que puedan enmascarar esta patología. Si se confirma la LMT se avisará al
neurocirujano y/o traumatólogo, que establecerán el tratamiento de la misma. PROBLEMAS
RESPIRATORIOS EN LA LMT La principal causa de muerte precoz en los pacientes con LMT es la
parálisis de los músPATRONES DE FRACTURA TORACO-LUMBAR MANEJO Y TRATAMIENTO M
EDICRIT AGOSTO 2007; 4(3):66-75 WWW.MEDICRIT.COM 72 T R A U M A R A Q U I M E D U L A R
GARCIA E, ET AL culos respiratorios, cuyo grado de afectación dependerá directamente del nivel
medular afecto y de la rapidez de instauración de la lesión. En las lesiones de C1-C2 no hay
musculatura respiratoria eficaz de ningún tipo. Las lesiones de C3 y C4 producen parálisis frénica
bilateral, con un mantenimiento de la ventilación exclusivamente gracias a la musculatura
accesoria. Las lesiones medulares por encima de C5 suelen precisar de ventilación mecánica
precoz, y en caso de no ser así, el agotamiento de la musculatura accesoria con todas las
consecuencias que de ello derivan (broncoaspiración, secreción gástrica, atelectasias, etc.) suele
llevarles a este fin. Al tratarse de un problema ventilatorio la pulsioximetría no sustituye a la
gasometría y debemos vigilar la frecuencia y el trabajo respiratorio. Las lesiones por debajo de C5
producen parálisis intercostal completa y de los músculos abdominales, produciéndose respiración
diafragmática; la mayoría necesitará soporte ventilatorio posteriormente. Por debajo de D5 no
suele producirse insuficiencia respiratoria de origen neuromuscular.7 De forma secundaria a la
lesión medular traumática, y aunque raro de forma precoz, se puede producir edema pulmonar,
que puede ser cardiogénico o no cardiogénico, pudiendo coexistir ambos tipos en el mismo
paciente. La clasificación en uno u otro tipo se llevará a cabo mediante catéter de Swan-Ganz o
estudio ecocardiográfico.1 PROBLEMAS HEMODINÁMICOS EN LA LMT El paciente
politraumatizado con LMT por encima de D5, puede presentar el llamado shock medular, que es
un shock “caliente”, y que puede coexistir con un shock hemorrágico, lo cual dificulta su
diagnóstico. El shock medular es un shock de tipo distributivo, en el cual se lleva a cabo un
secuestro vascular por dilatación de los vasos cursando con hipotensión arterial. La pérdida del
tono simpático empeora los efectos de la hipovolemia, y viceversa. No es raro que dicha fase se
inicie con otra de corta duración en la que la hipertensión sea la norma. Además, al existir un claro
predominio vagal, se produce bradicardia, lo cual contribuye a la hipotensión. De forma añadida,
factores habituales en el politraumatizado como la hipoxia, la hipovolemia, la ventilación mecánica
y la sedoanalgesia pueden agravar la clínica. El manejo inicial se llevará a cabo mediante la
administración de cristaloides, monitorizando cuidadosamente la presión venosa central. Si los
límites de esta última sobrepasan lo permisible y persista la hipotensión, será necesario recurrir a
la ayuda de drogas vasoactivas, como la dopamina. En caso de bradicardia con repercusión
hemodinámica pasaremos a la administración de sucesivas dosis de 0,5-0,7 mg de Atropina hasta
una dosis máxima de 3 mgs. Si no logramos controlar estas frecuencias, puede ser necesario
implantar un marcapasos transitorio.7 TRATAMIENTO ESPECÍFICO DE LA LMT Es imprescindible
una adecuada ventilación aportando sangre bien oxigenada al tejido medular dañado y una
hemodinámica estable, manteniendo una presión de perfusión medular en límites normales.7 La
recomiendación actual en pacientes con sospecha de LMT es administrar metilprednisolona según
el protocolo del estudio NASCIS III: 30 mg/kg en 15 minutos y, tras una pausa de 45 minutos, se
inicia una perfusión de 5,4 mg/ kg/hora durante las 23 horas siguientes, si se administra en las
primeras 3 horas del traumatismo (se amplía a 48 horas si se administra entre la 4ª y la 8ª). No
obstante, no es un estudio exento de controversia, ya que se han descrito graves complicaciones
(hemorragias digestivas altas fatales y mayor incidencia de infecciones) y estudios posteriores no
han encontrado mejoría significativa de las funciones neurológicas.12 En todos los casos, incluso
cuando el diagnóstico es de sospecha, debemos cursar interconsulta con el traumatólogo o el
neurocirujano para la valorar de forma conjunta la indicación de otros estudios, ya sea TAC o RNM,
para así definir con exactitud el tipo de lesión, su estabilidad y el grado de compromiso medular, si
lo hubiere.1 PROFILAXIS DE COMPLICACIONES La hemorragia digestiva aguda (HDA) es frecuente,
incluso en las primeras horas, por lo 73 M EDICRIT AGOSTO 2007; 4(3):66-75
WWW.MEDICRIT.COM M EDICRIT lque se recomienda el tratamiento antisecretor de rutina. La
trombosis venosa profunda y el tromboembolismo pulmonar son generalmente más tardíos, si
bien este último es la causa más frecuente de mortalidad. La hemorragia es un riesgo añadido de
este tipo de pacientes, ya que al ser con frecuencia grandes politraumatizados, coexisten lesiones
sangrantes, así como coagulopatías dilucionales por transfusiones masivas. También cabe prever la
aparición de atelectasias y úlceras por presión, para lo cual es indispensable la rehabilitación y la
fisioterapia respiratoria. CALENDARIO DE LA CIRUGÍA Cada paciente requerirá un tratamiento
individualizado en función de su tipo de lesión, pero la reducción de la columna y la alineación de
los fragmentos óseos debe ser lo más precoz posible, especialmente en los pacientes con déficits
neurológicos. Siempre que exista compresión medular, está indicada la descompresión, por lo
general vía anterior. Si no existe lesión neurológica debe realizarse estabilización quirúrgica de
forma urgente (< 48 horas), no como una emergencia. Si existe déficit neurológico progresivo e
incompleto y/o asociado con una luxación irreductible o lesiones con grave inestabilidad disco-
ligamentosa, es precisa una cirugía de emergencia (< 8 horas).9 Es importante recordar que las
lesiones asociadas que ponen en peligro la vida tienen prioridad sobre la lesión raquídea (“Primero
la vida, luego la función y luego el órgano”) Aproximadamente, el 50% de las LMT derivan en una
tetraplejía. Los traumatismos raquimedulares presentan una mortalidad prehospitalaria del 30% y
del 10% en el primer año (hasta el 40% en tetrapléjicos). Entre los supervivientes, menos del 30%
consiguen llegar a ser independientes, el 70% necesitará silla de ruedas, el 22% precisará de un
cuidador, y cerca del 80% padecerá de algún grado de disfunción vesical, por lo tanto podemos
afirmar que la morbilidad es cercana al 100%.15 Los más jóvenes y con mejor nivel de conciencia
al ingreso tienen mayor supervivencia, y la asistencia respiratoria tiene una alta capacidad
predictiva. El coste social, familiar, personal, económico y laboral que genera la patología
raquimedular traumática es enorme. Todo ello justifica cualquier infraestructura multidisciplinar
que favorezca el largo proceso de rehabilitación y reintegración social de las víctimas de LMT,
junto con el tratamiento de las muchas complicaciones tanto psíquicas como somáticas que
puedan surgir.1 REFERENCIAS 1. Quesada Suescun A.et al. Actualización en el manejo del trauma
grave. 1ª ed. 2006. págs.197-210. 2. Quesada Suescun A.et al. Recomendaciones asistenciales en
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metaanalysis. Clin Orthop Relat Res 2005; 433:166-70. 4. Hernando Lorenzo A. et al. Soporte vital
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Medicrit © 2007, Derechos Reservados. 75 M EDICRIT AGOSTO 2007; 4(3):66-75
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http://www.medicrit.com/rev/v4n3/4366.pdf
TRAUMATISMO CRANEOENCEFÁLICO
Tema 4 de temario de quinto curso de Medicina, especialidad
Neurocirugía.
Autor: Dra. Paloma Pulido Rivas
Incidencia de los traumatismos craneoencefálicos
La importancia de los traumatismos craneoencefálicos (TCE) es obvia, por la frecuencia
con que se producen y la morbilidad e incluso alta mortalidad que ocasionan.
Las cifras reales son difíciles de conocer, pero oscilan alrededor de 2.000 urgencias
atendidas por 100.000 habitantes y año. De éstas, 300 pacientes van a precisar ingresos
hospitalarios y alrededor de 10 personas/100.000 habitantes/año fallecen a consecuencia de
un TCE.
Los TCE llegan a ocasionar el 1% de todas las muertes. Son la
causa del 25% de las muertes por traumatismos y del 50% de
las muertes ocasionadas por accidentes de tráfico. De los
pacientes que han sufrido graves traumatismos y mueren antes
de llegar al hospital, 2/3 es a causa de las lesiones múltiples
recibidas y hasta un 10% por las lesiones a nivel cervical.
Una vez que llegan al hospital, los TCE graves mueren en un 35% debido a lesiones
primarias cerebrales, un 50% o más debido a lesiones expansivas secundarias y un 8% a
causa de complicaciones extracraneales.
ETIOLOGÍA
Si hacemos un repaso rápido, las posibilidades de sufrir un traumatismo craneoencefálico
existen a lo largo de toda la vida, destacando:
– Vida intrauterina : Lesiones por existencia de tumores uterinos que pueden afectar la
cabeza del feto.
– Parto : Fracturas por fórceps o cefalohematomas por ventosa.
– Primera infancia : Hematomas subdurales por manejo poco cuidadoso, accidentes en el
domicilio o malos tratos.
– Segunda infancia : Caídas, accidentes de tráfico, “síndrome del niño apaleado”.
– Joven-Adulto : Accidentes de trabajo, tráfico y deportes.
– Vejez : Caídas casuales, accidentes de tráfico.
FISIOPATOLOGÍA
Es compleja, dada la diversidad de factores que inciden en los TCE y de fenómenos que se
provocan. Si intentamos hacer un resumen comprensible, hay que destacar, en primer lugar,
cuatro hechos a tener en cuenta a medida que avancemos en el estudio del TCE:
I.- La situación pretraumática sistémica (edad, estado general, enfermedades previas…) y
de la estructura craneoencefálica del sujeto que sufre el TCE. II.- Lesiones primarias
cerebrales a consecuencia del TCE
III.- Procesos secundarios que se ponen en marcha y ocasionan complicaciones precoces o
tardías
IV.- Secuelas
Otro conjunto de aspectos que ayudan a sistematizar el estudio y comprensión de los TCE,
nos lo aporta Hooper, con un modelo de TCE que seguiremos a continuación. En este
modelo, se diferencia el agente traumático (naturaleza, intensidad, lugar y dirección en que
incide en el cráneo), de la lesión que llega a producir (a nivel de cuero cabelludo, cráneo y
encéfalo) y su resultados finales (sobre los signos vitales, la conciencia y el resto del
sistema nervioso central).
NATURALEZA DEL AGENTE TRAUMÁTICO
Fig. 2. Esquema de Hooper
1.- Lesion craneocerebral por contusión roma
Imaginemos un sujeto que no lleva cinturón de seguridad, tiene un accidente de tráfico y se
golpea contra el salpicadero del coche. O un sujeto que se cae desde un andamio y golpea el
suelo con la cabeza.
La cabeza entra en contacto con una superficie plana y lisa. Se produce una deformación
brusca del cráneo que dependerá de la elasticidad del cráneo y de la arquitectura ósea local.
Se puede producir una fractura con lesión primero de la tabla interna, después se fractura la
tabla externa y, si sigue actuando el agente traumático, se produce un hundimiento.
Las lesiones cerebrales ocasionadas van a depender de la inercia del cerebro dentro del
cráneo: el cráneo se desplaza a mayor velocidad que el cerebro y se frena de forma más
brusca, por lo que hay zonas de choque entre ellos. Así, tras el impacto hay un proceso de
aceleración y desaceleración bruscas y en la zona del impacto hay un aumento de la presión
con contusión del cerebro; pero en el lado opuesto, debido a la presión negativa que se
genera, se rompe y dislacera el cerebro (lesión de contragolpe).
También hay una fuerzas de cizalladura entre las diferentes estructuras intracraneales con
diferentes inercias (el cerebro roza y se golpea contra los salientes de la duramadre y
hueso), así como entre los diferentes componentes del propio cerebro (sustancia gris,
sustancia blanca, ventrículos…).
A esto hay que añadir que un movimiento rápido y con gran energía de la cabeza puede
provocar además un movimiento rotatorio del cerebro dentro del cráneo, también por la
diferente inercia, así como un cimbreo a nivel de la unión craneovertebral (bulbo), que
produce estiramiento y rutura de las fibras nerviosas.
Por consiguiente un agente traumático obtuso puede llegar a producir: lesiones de golpe y
contragolpe, lesiones por cizalladura y lesiones difusas a nivel cerebral y de tronco cerebral
.
2.- Lesiones cráneo-cerebrales penetrantes
Se corresponde con lesiones de objetos puntiagudos. La zona de impacto es pequeña y son
superponibles las lesiones del cuero cabelludo con las del cráneo y del cerebro. No hay gran
energía en el agente traumático como para producir los fenómenos vistos en el apartado
anterior. Hay que excluir las lesiones producidas por armas de fuego, que son devastadoras
por la onda expansiva que les acompaña.
3.- Lesiones por compresión
Llegan a ser muy graves, dado que pueden provocar estallidos del cráneo y aumentos
bruscos de la presión intracraneal. Ejemplos típicos son las lesiones que pueden llegar a
producir los fórceps en el parto o las lesiones graves por quedar atrapado entre los topes de
dos vagones.
B.- LESIONES EN CUERO CABELLUDO
Informan del lugar de incidencia del agente traumático. Pueden ser, de menor a mayor
gravedad:
1. – Abrasiones de la piel: por el impacto
2. – Contusión: sangre y edema en cuero cabelludo.
3. – Hematoma subcutáneo. No tiene mayor trascendencia, aunque en niños puede ser
difícil de diferenciar a la palpación con fracturas hundidas.
4. – Hematoma subgaleal: Es una colección fluctuante debajo de la aponeurosis o gálea. No
precisa tratamiento y no se debe puncionar, puesto que puede infectarse.
5. – Hematoma subperióstico: Es una colección de sangre entre periostio y hueso. Se
produce casi exclusivamente por traumas obstétricos (utilización de ventosa). Se denomina
también céfalohematoma. No precisa tratamiento puesto que se reabsorbe espontáneamente
e, igualmente, se recomienda no puncionar.
6. – Heridas: Cuando se produce una solución de continuidad. Pueden ser:
Perforantes
Inciso-contusas
Despegamiento parcial del cuero cabelludo. Es exclusivo de la zona craneal y se denomina
scalp. Se produce cuando el agente traumático es tangencial, rompe la piel y la arrastra sobre el
hueso. Es una lesión muy aparatosa, con riesgo de producir hemorragia severa, aunque no suele ir
acompañada de graves lesiones cerebrales.
Tratamiento
Las normas generales para el tratamiento de las heridas son muy simples, pero importantes:
– Compresión de la zona sangrante
– Estudio radiológico simple de cráneo para descartar fracturas y presencia de cuerpos
extraños.
– Rasurado de la zona
– Limpieza
– Sutura de la herida, con anestesia local, si no hay fractura ni rotura de duramadre o Hay
que suturar dos capas: la interna, correspondiente a la gálea (para favorecer la hemostasia y
tener un plano que soporte la tensión de la sutura) y la externa de la piel o Hacer una
limpieza quirúrgica de los bordes que puedan estar macerados. No suele ser necesario hacer
un tratamiento exhaustivo (friedrich) dado lo bien vascularizado que está el cuero
cabelludo.
C.- FRACTURAS DE CRANEO
Informan del lugar de incidencia y energía del agente traumático. Una fractura de base de
cráneo supone mayor energía que una de bóveda y, de éstas, no es lo mismo una fractura
lineal que un hundimiento, por ejemplo.
También aportan información sobre posibles complicaciones (hematoma epidural, fístula de
LCR, afectación de pares craneales…).
FRACTURAS DE BOVEDA
Las fracturas lineales se aprecian en las Rx como líneas que hay que diferenciar de surcos
vasculares y de las suturas. Las fracturas estrelladas suponen un mayor impacto.
Pueden ser aún más complejas, con hundimiento de fragmentos, impactando el hueso en la
duramadre, perforándola e incluso lesionando el parénquima cerebral subyacente. Se
diagnostica con la inspección y palpación.
Figura 3. TAC craneal con fractura con hundimiento e impacto del hueso en el cerebro
FRACTURAS DE BASE DEL CRANEO
Requieren un traumatismo más severo, dada la arquitectura especialmente resistente de la
base del cráneo. Por su estructura anatómica, pueden producirse varios tipos de lesiones:
– Rotura de senos paranasales o peñascos, con rotura de duramadre y salida de LCR:
rinorraquia u otorraqia.
– Lesión de pares craneales . Los que con mayor frecuencia se afectan son el VII y VIII por
fractura del peñasco.
– Lesiones vasculares (a nivel de carótida). Más raras.
Se puede sospechar fractura de base atendiendo a signos indirectos :
– Hematoma en anteojos
– Equímosis retromastoidea (signo de Battle)
– Salida de LCR (rinorraquia o otorraquia).
– Salida de masa encefálica por fosas nasales (excepcional).
DIAGNOSTICO
Está basado en:
1.- Radiografias de cráneo
2.- TAC craneal
Para ver fracturas con hundimiento y si hay repercusión en el parénquima cerebral,
presencia de sangre intracraneal, etc.
3.- Cerrrados y abiertos:
Es esencial que sepamos diferenciar los traumatismos craneoencefálicos en dos tipos:
cerrados y abiertos . Según esté, o presumamos que pueda estar, la duramadre rota, con
salida de LCR y riesgo de meningitis. Esto último nos hace cambiar las pautas de cuidados
y tratamiento.
Ambas tienen una manifestación clínica de signos focales (pérdida de función y/o
epilepsia), junto a signos de hipertensión intracraneal (HIC). Ésta, a su vez, puede llevar
incluso a una afectación secundaria del tronco cerebral con disminución del nivel de
conciencia, hemiparesia contralateral y midriasis ipsilateral al hemisferio cerebral donde se
encuentra la lesión focal.
E.- CONCIENCIA
En la pérdida de conciencia están implicados factores muy complejos, pero podríamos
localizar su asentamiento a nivel de la sustancia reticular del tronco cerebral. Todo
traumatismo craneoencefálico (TCE) con energía suficiente como para llegar a afectarlo, va
a producir su pérdida instantánea y posterior recuperación.
El impacto va a ocasionar, de forma instantánea, una pérdida global de casi todas las
funciones cerebrales, quedando las mínimas que permiten la supervivencia.
En este sentido, la valoración de la intensidad del TCE se hace, a través del nivel de
conciencia que tiene el sujeto en un momento dado, relacionándolo con el tiempo
transcurrido desde el impacto.
La conciencia puede alcanzar la normalidad en minutos, horas, días , meses,… y a veces no
se recupera. Como ya dijimos en la lección II, esto se hace ineludiblemente pasando por
unos niveles, que recordaremos a continuación, esta vez de peor a mejor:
– Coma . El paciente está inmóvil. Sólo responde ante estímulos externos. El más adecuado
en la exploración es el dolor. Ante éste, el paciente responde de forma estereotipada y
dependiendo de la gravedad:
Coma con respuesta en extensión
Coma con respuesta en flexión
Coma con respuesta localizadora de estímulos
– Estupor . El paciente tiene tendencia a quedar dormido. Ante estímulos externos
despierta y conecta con el ambiente.
La agitación puede alternarse en esta fase. El paciente entra en situación de hiperactividad
elemental, intelectual y psíquica, sin responder al entorno. En los TCE, la agitación es
especialmente frecuente.
– Desorientación témporo-espacial
– Bradipsiquia (lentitud intelectual y de ejecución)
– Conciencia normal
Esta gradación está incluida en un instrumento clínico a nuestra disposición para ir
valorando la recuperación del nivel de conciencia: la Escala de Glasgow. Esta escala,
originalmente hecha para los traumatismos craneoencefálicos (TCE) y, hoy día, para
valorar todo paciente con afectación cerebral de cualquier tipo de patología, puntúa y suma
la apertura de los ojos a estímulos, la respuesta verbal y la respuesta motora en una escala
de 1 (muy grave) a 15 (normal) ( Fig. 8.- Escala de Glasgow) . En todas las Unidades de
Cuidados Intensivos se utiliza de forma rutinaria, explorando y apuntando las respuestas del
paciente con frecuencia horaria.
Respuesta Puntuación Total
Apertura de Espontáneo 4
ojos
A la voz 3
Al dolor 2
Nula 1
1a4
Retira 4
Flexión anormal 3
Respuesta extensora 2
Nula 1
Respuesta Orientado 5
verbal
Conversación 4
confusa
Palabras 3
inadecuadas
Sonidos 2
incomprensibles
Nula 1
1a5
Puntuacion máxima 15 y
mínima 3
El manejo diagnóstico es realizar, al menos, una Rx de cráneo a todo TCE. Si hay fractura a
nivel temporal, realizar una TAC y mantener al paciente en observación hospitalaria. En el
TAC el HED tiene una imagen típica de imagen biconvexa hiperdensa, adherida al hueso,
que desplaza el cerebro (Fig. 11).
Figura 11. TAC craneal con hematoma epidural parietotemporal
Puede aparecer inmediatamente después del traumatismo o desarrollarse sobre una zona
contundida en los dias sucesivos al TCE(razón por la que se deben hacer TACs
secuenciales en el seguimiento de los TCEs graves).
El diagnóstico es fácil, visualizando en el TAC cerebral una zona hiperdensa
intraparenquimatosa, rodeada de zonas hipodensas de parénquima contundido y edema
cerebral. El tratamiento es quirúrgico, precisando craneotomía y evacuación de l hematoma
y tejido cerebral lacerad El momento de llevarlo a cabo se realiza tras valorar cada caso y
dependerá de la capacidad de control de la presión intracraneal que se tenga con las
medidas médicas.
E.- Hematoma subdural agudo
Supone una lesión muy grave del parénquima cerebral, en que se ha producido
prácticamente un estallido con salida de sangre al espacio subdural. Siempre se acompaña
de un cuadro de contusion-edema-hemorragia intraparenquimatosa muy grave.
La localización más frecuente es a nivel de los lóbulos temporales y cursa con signos
focales y herniación cerebral, en un paciente con nivel de conciencia previo muy
deteriorado
Figura 13. Esquema de evolución del nivel de conciencia en HSD agudo
El pronóstico es muy grave, con mortalidad entre un 50-90 %, a pesar de realizar de forma
urgente una craneotomía y evacuación del hematoma subdural y limpieza del tejido
cerebral lacerado.
Hay que tener en cuenta que, cada vez con mayor frecuencia, hay otros tipos de hematomas
subdurales agudos, que se corresponden con el primer estadío del hematoma subdural
crónico que veremos posteriormente en las complicaciones tardías y que son de mejor
pronóstico, por lo que no deben ser confundidos.
2.- OTRAS COMPLICACIONES PRECOCES
Pueden aparecer otras patologías sobreañadidas, en relación directa con el TCE, que
compliquen el manejo de estos pacientes. Expondremos las más relevantes, algunas de las
cuales ya han sido tratadas en anteriores temas:
A.- Fistula carótido-cavernosa.
B.- Aneurisma traumático
(poco frecuente).
C.- Isquemia o infarto cerebral.
Por hipoxia, edema cerebral, herniaciones,… hay zonas que quedan isquémicas
produciendo un déficit neurológico sobreañadido, así como una mayor posibilidad de
complicaciones por hipertensión intracraneal más difícilmente controlable.
D.- Fístula de LCR.
E.- Epilepsia precoz.
Las crisis convulsivas que aparecen de forma inmediata tras un TCE (en la primera semana)
no parecen influir en el pronóstico global del TCE, aunque sí parecen relacionarse con una
mayor tendencia a presentar crisis tardias.
Es dudoso que administrando precozmente medicación antiepiléptica se pueda reducir la
frecuencia de este epilepsia tardía, por lo que el tratamiento profiláctico antiepiléptico ha de
realizarse solamente en aquellos pacientes con alto riesgo de presentar epilepsia (fracturas-
hundimiento con laceración cerebral, contusiones graves a nivel del lóbulo temporal…).
Pero en caso de que se presente una crisis epiléptica en el curso del TCE obliga a iniciar
tratamiento antiepiléptico, mantenerlo y adecuarlo a las prácticas habituales del tratamiento
de la epilepsia.
F.- Hidrocefalia precoz.
Como consecuencia de hemorragia intraparenquimatosa que drene a los ventrículos o de
hematomas localizados en fosa posterior. Requiere colocacion de drenaje o válvula.
G.- Neumoencéfalo.
Es la entrada de aire en el espacio intracraneal y se produce por fracturas de la base y
comunicacion de cavidades aéreas con el espacio subaracnoideo.
Desde el punto de vista clínico su existencia aumenta la cefalea (por irritación meníngea) y
puede producir crisis epilépticas o déficit neurológico.
La imagen en la TAC es fácil de diagnosticar, apareciendo burbujas de aire, con densidad
por debajo del LCR, en el espacio subaracnoideo e incluso intraventriculares. La mayor
utilización del TAC en el diagnóstico y seguimiento de los TCEs graves, ha hecho
relativamente frecuente la observación de presencia de neumoencéfalo.
No requiere tratamiento, puesto que generalmente el aire se reabsorbe de forma espontánea
en 24-48 horas. En casos excepcionales, en que llegue a producir efecto de masa y
compresión, hay que hacer un trépano para que salga el aire.
https://neurorgs.net/docencia/pregraduados/traumatismo-craneoencefalico/
Grado I ó TCE leve (GCS 14-15): Paciente alerta y orientado, sin déficit
neurológico. Puede haber fractura, amnesia postraumática ó pérdida de
conciencia.
Grado II ó TCE moderado (GCS 13-9): Disminución del nivel de conciencia
leve (con respuesta a órdenes simples) o alerta con déficit neurológico. Puede
haber fractura, amnesia postraumática ó pérdida de conciencia.
Grado III ó TCE grave (GCS 3-8): Disminución importante del nivel de
conciencia (sin respuesta a órdenes verbales).
La escala de Glasgow (GCS) se utiliza para cuantificar la gravedad del paciente; está
compuesta por la exploración y cuantificación de tres parámetros: la apertura ocular,
la respuesta verbal y la respuesta motora. La puntuación obtenida para cada uno de
los tres se suma, con lo que se obtiene el puntaje total. El valor más bajo que puede
obtenerse es de 3 (1 + 1 + 1), y el más alto de 15 (4 + 5 + 6).
Las causas comunes de traumatismo craneal son muy diversas, entre ellas se
encuentran:
Los pacientes con trauma craneal leve (Glasgow de 14 o 15), deben permanecer en
observación un mínimo de 6 horas, recibiendo tratamiento analgésico y antiemético si
lo precisan y fluidoterapia o dieta líquida. Durante este tiempo se deberá vigilar la
existencia de cualquier dato de focalidad neurológica o disminución del nivel de
conciencia. La indicación de realizar o no TAC craneal dependerá de si tienen un
riesgo leve o moderado de lesiones intracraneales. Pasadas 6 horas sin que haya
existido deterioro, y si no se han encontrado hallazgos en la TAC craneal en caso de
que se haya realizado, puede ser enviado a casa para observación domiciliaria con
una hoja de recomendaciones a seguir en caso de deterioro.
A todos los pacientes con trauma craneal moderado se les realizará una TAC craneal
urgente y deben permanecer en observación hasta que recuperen un buen nivel de
conciencia. Debe repetirse la TAC craneal a las 12 horas si el paciente no ha
recuperado una puntuación en la ECG de 14 o 15 o en cualquier momento si el
paciente presenta un deterioro neurológico. En caso de que presente lesiones en la
TAC craneal deberá consultarse con el neurocirujano de guardia.
El manejo de los pacientes con TCE severo debe realizarse en una UCI, donde se
estabilizará al paciente (intubación, estabilización hemodinámica, sedación), se
realizará screening de lesiones asociadas y se corregirán situaciones de riesgo vital.
https://www.medicinatv.com/enfermedades/traumatismo-craneoencefalico/testimonios