Corporación Universitaria Minuto De Dios sede Mocoa

Psicología

Modulo:
Adultez, Vejez y Muerte
NRC: 11879

Título del trabajo

Manejo de la muerte y el duelo en el contexto colombiano

Presenta:
Salcedo Delgado Paola Isabel
ID: 000660092

Docente Tutor:
Margarita Rosa Velásquez Becerra

Mocoa-Putumayo 26/03/2020
 INTRODUCCIÓN

En el siguiente trabajo se da a conocer una descripción sobre el manejo del duelo por

muerte, en el contexto colombiano teniendo en cuenta la multiculturalidad de nuestro país.

 MANEJO DE LA MUERTE Y DUELO EN COLOMBIA

El duelo y la muerte son componentes de la vida humana que conectan el mundo emocional y

cultural en configuraciones individuales y sociales. Para la comprensión de este proceso

conviene diferenciar los agentes participantes: el difunto y los dolientes sobrevivientes. En

relación con el difunto, el tema de la muerte pasa por marcos institucionales y legales,

protocolos y normas sanitarias. En relación con los vivientes, algunos inician procesos de

acompañamiento emocional con profesionales expertos y los trámites relacionados con los

servicios funerarios. En los ritos funerarios y de duelo por la muerte de una persona

significativa generalmente atraviesa por las siguientes etapas: la velación, el

acompañamiento, el color negro como símbolo de luto, las manifestaciones emocionales por

la pérdida, el silencio, la restricción y el control de emociones de alegría y festejo, que son

una demostración de respeto por la memoria del difunto.

Los procesos de duelo se personifican y contienen distinciones relacionadas con el tipo de

muerte de la persona fallecida. La muerte natural presenta la mayor referencia en los ritos

funerarios y rituales que se realizan en la funeraria, un tipo de muerte que, según sea

esperada, indica una correspondencia con los procesos biológicos. Por otra parte, los tipos de

muerte por accidente, homicidio y suicidio, tienen otras connotaciones emocionales que se

vinculan con una muerte no esperada. La muerte por accidente detona la sorpresa y la

búsqueda de explicaciones muchas veces asociadas a la mala suerte, al destino adverso o a la

falta de precaución y dependiendo de la distancia del doliente con las condiciones del

accidente, pueden detonarse sentimientos de culpa o de deuda emocional. La muerte por

homicidio hace visibles, en algunos casos, sentimientos de venganza y de una culpabilidad

desplazada a terceras personas, que pueden también acompañarse de miedos y temores,

especialmente en los sujetos implicados. Y cuando la muerte es por suicidio, la dinámica del

duelo tiene un tono de sorpresa y suele orientarse a la carga social y al estigma moral que
alude a las condiciones que llevaron a la persona a tomar esa decisión, asociadas en muchas

ocasiones a las dinámicas de la vida familiar.

La pertenencia familiar se traduce culturalmente en una movilización emocional y afectiva.

La maternidad, la paternidad y la filiación son tres asuntos con profundo anclaje cultural,

emocional y afectivo en los procesos de duelo. Las pérdidas del padre o la madre,

relacionadas sobre todo con la vejez, pueden hacer más llevaderos los procesos de duelo, ante

la evidencia de una naturalización del curso de vida. El panorama cultural del duelo adquiere

un matiz diferente cuando la persona fallecida es el hijo o la hija, muerte temprana que

quiebra la naturalización del ciclo de la vida, lo que se expresa en el sentido común respecto a

la profundidad del dolor de enterrar a un hijo o una hija; el duelo por la muerte de una

persona significativa irrumpe en la vida cotidiana y genera dinámicas de resignificación para

las personas vivientes.

El duelo es un proceso que traduce las acciones y las formas de sentir según los equipajes

culturales y emocionales que se han construido durante la vida. Marca el reconocimiento de

símbolos como vestir de negro y distanciarse de encuentros festivos; realizar prácticas

religiosas recurrentes individuales y compartidas como los rezos y las oraciones de difuntos,

limpiar las lápidas y llevar flores; transitar por lugares como el cementerio y los osarios. Un

soporte del duelo son los sistemas de creencias, sean religiosos o laicos. Colombia se ve

envuelta a otras realidades como la creciente tendencia a exigir el derecho a morir

dignamente o la desritualización de la muerte, que ha sacado el velorio de la casa, ha hecho

que se pase del entierro a la cremación y se pierda el luto. Se reconoce que los colombianos

nos hemos vuelto más miedosos, deprimidos e insensibles, como consecuencia de la sobre

exposición permanente y masiva a estímulos de muerte. Con tanta muerte a diario, la gente ha

decidido anestesiarse para poder sobrevivir y así se ha ido perdiendo el respeto y la

valoración de la vida. Este país no ha hecho sus duelos por las muertes, por secuestros,
seguridad perdida, sensación de invulnerabilidad, entre otros. Mucha gente sigue con su misa

anual, sus visitas al cementerio, el luto, etc. Sin embargo, ocasiones como la misa anual son

ante todo eventos que tiene una importante implicación social; las costumbres se están

perdiendo en todos los niveles, pero especialmente en los estratos altos. Nos metimos en la

tendencia de desritualizar la muerte, de distanciarla y colocar su manejo en manos ajenas,

como está ocurriendo en otras sociedades; también es un efecto de la disolución cada vez más

evidente de la familia. Ahora la muerte es vista como un evento de la vida que hay que

superar cuanto antes. El problema de desritualizarla es que la gente no vive el duelo; se ve

que la cremación ha tomado adeptos y eso se puede colocar en la misma corriente de la

evasión de la muerte, considerándolo como un procedimiento más limpio y rápido. Enterrar

es un ritual más vivido que cremar.

 BIBLIOGRAFÍA

- https://www.eltiempo.com/archivo/documento/MAM-800848

- https://www.banrepcultural.org/biblioteca-virtual/credencial-historia/numero-132/ofensas-

al-honor-y-duelos-muerte

- file:///C:/Users/crist/Downloads/Dialnet-

ParadojasDelDueloEnElContextoColombianoParadoxesOf-5317707.pdf