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Revista del Hospital J. M.

Ramos Mejía
Edición Electrónica - Volumen X - Nº 3 - 2005
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EL “NEGRO” FERREYRA
Pionero del tango en el cine mudo nacional

El cine se inicia en nuestro país en 1897 con “Tango argentino”, un


corto filmado por Eugenio Py, el Lumière del cine nacional, por medio
de la Casa Lepage de la calle Bolívar 375 y fundada en 1890 por
Enrique Lepage.
El protagonista fue un negro llamado Agapito, ex payaso del célebre
Pepino 88 ( José “Pepe” Podestá) bailando el tango con cortes y
quebradas y visto en las cortes de Alfonso XIII y de Víctor Manuel II y
hasta el mismo Vaticano, junto a otro corto, “ El pericón nacional” de
1901 y animado por los hermanos Podestá.
Los primeros cortos, alrededor de 32, se filmaron en el desaparecido
teatro San Martín de la calle Esmeralda y en la terraza de la Casa
Lepage, no siendo todos tangueros y agregándose grabaciones a partir
de 1899.
En ellos participaron José “ Pepito” Petray, Angel Villoldo, Alfredo
Gobbi y su esposa Flora Rodríguez, Rosa Bozán, Humberto Zurlo, los
hermanos Podestá y muchos otros comprometidos en ese entonces
con el sainete.
En relación con el tango, podemos citar los siguientes cortometrajes:
“Bohemia criolla”, de Enrique de María, música de Antonio Reynoso y
60 metros; “Pica pica el compadrito” de Miguel F. López y 60 metros, “
Los políticos“ de Nemesio Trejo y música de Antonio Reynoso y 60
metros,”Abajo la careta” de Enrique Buttaro, música de Antonio
Podestá y 60 metros, “Ensalada criolla” de Enrique de María, música de
Enrique Lalanne y 60 metros, “ Gabino, el mayoral” de Enrique
García Velloso, música de Enrique García Lalanne con la escena del
tango “No me vengan con paradas” y 60 metros; “El pechador” de 60
metros; “El soldado de la independencia” de 60 metros; “Los tocayos”
de 80 metros; “Mister Whiskey” de 80 metros; “Dejá é jugar, che che ”
de Angel Villoldo y 80 metros ; “Los carreros” de 60 metros y “El
cochero de tranvía” de 60 metros y probablemente también de Villoldo;
“La beata” de Ezequiel Soria, música de Antonio Podestá y 80 metros;
“A Palermo” de Agustín Fontanella, música de Antonio Podestá y 60
metros; “Justicia criolla” de Ezequiel Soria, música de Antonio Reynoso
y 60 metros, “La trilla” de Nemesio Trejo, música de Enrique García
Lalanne y 60 metros, “Los escruchantes” de Valaguer y Tubasne y
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60 metros.
Se agregan otros cortos de autores desconocidos, como ser: “El
carrero carbonero” de 60 metros, “Ya no te acuerdas de mí” de 60
metros, “Gente buena” de 60 metros y “Guarda tranway” de 60 metros,
todos dirigidos como los anteriores, por Eugenio Py.
“El pianista “ de Mario Gallo, que procedía del mundo del teatro de
opereta y menos imaginativo que Py, filmó consecutivamente entre
1908 a 1913 un cine que imitaba al europero, preferentemente al
italiano y francés y superado por un hombre de teatro, Enrique García
Velloso, al adaptar y dirigir “Amalia”, de José Mármol en 1914 e
inaugurando la era del largometraje.
Pero cuando el cine nacional pasa al largometraje, el tango es uno de
los temas más frecuentemente filmado.
En 1915 se estrena “Nobleza gaucha”, producida por Ernesto Gunche
y obra de dos fotógrafos, Eduardo Martínez de la Pera y Humberto
Cairo ,película de éxito por valor de 20.000 pesos, produjo una
ganancia de 1.000.000 de pesos, de la cual francisco Canaro tomó el
título para perpetuarlo en ritmo de tango .
En 1916 “Resaca” de Atilio Lipizzi, basada en el sainete de Alberto
Weisbach y con la actuación de “ El cachafaz”, que actuó hasta su
muerte en 1942, en 14 películas.
En 1917 “Flor de durazno” de Francisco Defilippis Novoa, con el inicio
de Carlos Gardel en el celuloide y “Federación o muerte” de Atilio
Lipizzi con la aparición de Ignacio Corsini y del actor-cantor- compositor
Arturo de Nava.
También en 1917 se conoce “Violeta” o “La reina del tango” de Juan
Glize y Vicente Marracino, con una visión fatalista de la vida; “El conde
Orsini”, tema policial de Belisario Roldán y dirección de Venancio
Serrano, que incluía el tango “ Probá que te va a gustar” o “Los
pebetes” del chileno Osmán Pérez Freire.
En 1919 se filma “Juan sin ropa” y en 1921 “La vendedora de
Harrods”.
Pero lo más destacable es el surgimiento de un hombre de tango,
bohemio, sentimental y anárquico: José Agustín “el negro” Ferreyra,
figura excluyente que compitió localmente con la industria
norteamericana en la década del 20 y en los primeros años del cine
sonoro.
Era mestizo, de allí lo de “negro” con que se lo conoce, hijo único de
madre negra y padre bohemio y aventurero de ascendencia europea.
Nació el 28 de agosto de 1989, día de San agustín ( ese fue su
segundo nombre) en la calle Cochabamba, entre Saénz Peña y Virrey
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Ceballos del barrio de Constitución, donde predominaba la gente de


color.
De su padre andariego, tomó tal vez uno de sus oficios: el de
fotógrafo y su facilidad para el dibujo, los óleos y la pintura; de carácter
díscolo y travieso, producto de una cultura adolescente callejera,
frecuentada por boliches y payadores, de importantes y bohemios
pintores, entre otros Atilio Malinverno, que lo introdujo en el arte
escenográfico y juntos trabajaron en el teatro Colón, entre 1907 a 1910.
Alentado por José “Pepe” Podestá introduce la imagen
cinematográfica como una posibilidad plástica, surgida de su espíritu
bohemio y farandulero de romántico incurable.
Sus afectos circularon por el mundo del cine; íntimo del actor Nelo
Cosimi y de otros como Alvaro Escobar, Arturo Forte, Jorge Lafuente,
Felipe Farah, Angel Boyano, Florentino Delbene, que luego continuó en
el cine sonoro con rango estelar , y de las actrices Lidia Niss, Nora
Montalbán, Yolanda Labardén y Elena Guido, admirador de Leopoldo
Torres Ríos y amigo entrañable del iluminador Roque Funes, de Alfredo
Murúa, Antonio Ber Ciani, etc.
En matrimonio con María Turgenova, en realidad María López,
vedette y cancionista modelada como actriz, entre 1924 y 1931,
siempre fue un fanático de Buenos Aires, de sus noches y sus
diversiones.
A fines de 1914 o comienzos de 1915, Atilio Malinverno se entrega
de lleno a la pintura y Ferreyra al cine, descubriendo uno de los rostros
de Buenos Aires.
Comenzó en 1915 con “Una noche de garufa” o “Las aventuras de
Tito”, título tomado del tango de Eduardo Arolas, donde apareció por
primera vez en la pantalla una orquesta de señoritas y con la
particularidad de permanecer un solo día en la cartelera del cine Colón
de Plaza Lorea.
Continuó con dos títulos extraños, “La isla misteriosa” y “La fuga de
Raquel”, ambas malogradas por su mediocre fotografía.
En 1917 realiza “El tango de la muerte”, primera película argumental
donde describe la asociación tango-muerte, a través de la muchachita
del barrio que dejó el hogar por la mala vida, el seductor y el malevo
insertos en un turbio cafetín orillero, donde abundan las camareras
complacientes. En esta película redacta los cartones explicativos con
un estilo casi canyengue.
En 1919 asociado a un camarógrafo, Pío Quadro, crea una
productora independiente: la “Ferreyra Film”, realizando dos películas
relacionadas con el tango, ambas con sabor a estancias:
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“ De vuelta al pago”, con su actriz preferida Lidia Liss e inspirada en el


tango de Armando Chimenti y “Campo ajuera””.
Continuó en 1920 con “Palomas rubias” con los hermanos Torres
Ríos, actuando Carlos como fotógrafo y Leopoldo como argumentista;
se filmó en el primer local del Luna Park, en la avenida Corrientes entre
Carlos Pellegrini y Cerrito, en Palermo y El Rosedal e incursionó en la
comedia brillante.
A través de “La Mayo Film” o “Compañía Cinematográfica Argentina”,
con estudios en la calle Costa Rica 4.600, da a conocer dos películas :
“La gaucha” y “Buenos Aires ciudad de ensueño”.
En 1922 “La muchacha del arrabal” y en 1923, “ Corazón de criolla”,
“La maleva” y “Melenita de oro”.
En 1924, en sociedad con los hermanos camarógrafos Luis y Vicente
Scaglione, propietarios de la Colón Film, con estudios en la calle Boedo
51, “La catedral de las galerías criollas”, filma “Mientras Buenos Aires
duerme”.
En 1925 “Mi último tango”; en 1926 “El organito de la tarde”, “La
costurerita que dio aquel mal paso”, “Muchachita de Chiclana” y “La
vuelta al bulín”; en 1927 “Perdón viejita” con el cómico Alvaro Escobar y
con lo que cerrará su etapa de cine mudo.
Su visión estética y plástica del cine, puesta a prueba en la
descripción de los lugares y ambientes , en los personajes y las
situaciones jugadas con un lenguaje cinematográfico propio, se
explicaría por sus conocimientos de pintura y escenografía.
En “La muchacha de arrabal” hizo una prueba de sonorización
musical con discos sin éxito y con la orquesta de Roberto Firpo en el
foso del cine Esmeralda; para ello, Firpo compuso el tango homónimo,
con letra del propio Ferreyra, llamado por Firpo como “el Contursi” del
cine y la colaboración de su discípulo, Leopoldo Torres Ríos, padre del
luego gran director Leopoldo Torre Nilsson.
Lo intenta nuevamente en “Mi último tango”, con los tangos “Y reías
como loca”, con música de Eduardo “el Chon” Pereyra, “Muchachita de
Chiclana” con Anselmo Aieta, “El organito de la tarde“ de José y Cátulo
González Castillo y “El alma de la calle” o “Callecita del suburbio” con
música de Raúl de los Hoyos y cantado en vivo por María Turgenova.
Dejando al “negro” Ferreyra, otras películas mudas relacionadas con
el tango son :de 1917 “Buenos Aires tenebroso” de Vicente Marracino y
Juan Glize, que incluía el tango homónimo de Adolfo R. Avilés y
trataba sobre el hampa y lo vicios de Buenos Aires.
En 1922 “Milonguita”, producida por Federico Valle, con argumento y
dirección de José Bustamante y Ballivián e Ignacio Corsini como
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protagonista, versos de Samuel Linning sobre música de Enrique


Delfino.
En 1923 “Galleguita” de Julio Irigoyen, utilizando el tango de Horacio
Pettorossi y Alfredo Navarrine.
En 1925 “El poncho del olvido” de Ricardo Villarán, tomando la
temática del tango de Adolfo R. Avilés y Enrique Pedro Maroni.
En 1927 un corto: “Anoche a las dos” de Federico Vidal, en que se
recrea el tango de Raúl de lo Hoyos y Roberto Cayol.
En 1928 “Alma en pena” de Julio Irigoyen, melodrama tomado del
tango de Anselmo Aieta y Francisco García Jiménez; en el mismo año
se produce “La borrachera del tango”, versión del sainete de un gran
bailarín de tango y mejor actos, Elías Alippi y Carlos Schaefer Gallo,
éxito de la compañía Muiño-Alippi en 1921 y que trata de la influencia
negativa y peligrosa sobre las estructuras y la conformación familiar.
Entre el cine estrictamente mudo y el moderno cine sonoro, hay una
zona intermedia de transición, con intentos de sonorización, en que el
tango fue casi totalmente, el protagonista.
La música del tango se integró desde fuera de la pantalla, con el
aporte de muchos ejecutantes o músicos, que a manera de “rebusques”
o complementos, interpretaban simultáneamente con las proyecciones
su música, tal vez con un simple piano o bien, con conjuntos
clásicamente reducidos.
Se tiene conocimiento verbal, que “El entrerriano” ha acompañado un
melodrama italiano de Francesca Bertini o “La cumparsita” como fondo
del trote de Tom Mix por el oeste norteamericano.
Francisco García Jiménez expresa que la inclusión de las orquestas
típicas, producía cierta rivalidad entre los empresarios por la
contratación de los diversos conjuntos, que competían también entre sí,
en el gusto de los espectadores.
Así el conjunto de Julio De Caro con su hermano Francisco en el
piano y los bandoneones de Pedro Maffia y Pedro Laurenz, ejecutaban
un tango renovador en el Select Lavalle o en el Real Cine, al igual que
Elvino Vardaro y Osvaldo Pugliese en el Metropol.
El tango tradicional lo representaba Anselmo Aieta en el Paramount,
el Electric o el Hindú, con el piano de Angel D’agostino y el violín de
Juan D’arienzo o bien el pasatismo de Francisco Lomuto en el Select-
Suipacha.
No siempre la imagen cinematográfica era acorde o sincrónica con el
sonido orquestal, sobre todo por los cortes muchas veces reiterados de
las películas; pero lo importante fue que más allá de los años treinta, el
tango penetró de esta manera, profundamente en el espíritu de los
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argentinos.
A ello se agregó, la incursión de Carlos Gardel, primero en vivo y
luego con la llegada de sus primeros cortos sonoros.
Otra visión del cine surge de la inspiración de las letras de tango o de
sus partituras.
Así, ya en 1915 Lola embribes cantaba “La peliculera” e inspirado en
Carlitos Chaplin y antes de 1920, se conoció el tango para piano
“Carlitos” de José A. Molet y dedicado a Julián Ajuria, fundador de la
Sociedad General Cinematográfica.
El período transaccional de la sincronización de la acción de la
película con los discos o sistema Vitaphone, tiene en la Argentina por
espacio de unos cinco años, una serie de títulos, como el corto
“Mosaico criollo” de 1930, con la voz de una cancionista de moda de
ese entonces, Anita Palmero y del trío Vázquez Vigo ( uno de sus
integrantes era el uruguayo Fernando Borel) y cuyo director, el maestro
José Vázquez Vigo, fue más tarde el responsable de la Sociedad
Impresora de Discos Eléctricos (SIDE) del barrio de Barracas y
encarada por los técnicos Alfredo Murúa y Genaro Sciabarra.
Anteriormente a “ Mosaico criollo” se habían filmado en mudo
“Corazón ante la ley” de Nelo Cosimi en 1929 y “La canción del gaucho”
en 1930, con la vuelta de España del “Negro” Ferreyra y de María
Turgenova y producida por Federico Valle.
A “Corazón ante la ley” se colocó un fondo musical de Eleuterio
Iribarren ,con un tango orquestal, “Chinita” y un tango-canción “Madre
mía” de Cabo Negro y Nelo Franco, que cantó el actor Miguel Gómez
Bao.
En “La canción del gaucho”, se contó con la colaboración de Augusto
Gentile y su tango “Alma de indio” con letra de Pedro Numa Córdoba,
cantado por María Turgenova y fondo musical del mismo Eleuterio
Iribarren. .
Con el sistema Vitaphone para las secuencias claves, fueron filmadas
en 1930 “El cantar de mi ciudad” del “Negro” Ferreyra que incluía “La
muchacha del tango” de Luis Rubenstein y Alfredo Mazzeo, cantado
por María Turgenova y sonorizada parcialmente, tanto en la voz como
en la música, en que se destaca alternados, un solo de flauta y otro de
trombón.
También en 1930, “El drama del collar” de José Bustamante y
Ballivián y “Adiós Argentina” de Mario Parpagnoli, con el debut real
cinematográfico de Libertad Lamarque, que canta el tango homónimo
de Gerardo Matos Rodríguez.
En 1931, “Dios y la patria” de Nelo Cosimi y la “La vía de oro” de
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Arturo Mom, discípulo cuentista de Horacio Quiroga, que incluía el


tango “La hija de los taitas” con letra del director y música de Alberto De
Caro.
Es de destacar que en 1931, en “Muñequitas porteñas” del “Negro”
Ferreyra la sonorización con sistema Vitaphone de la voz y la música
es total en toda la película, considerándola algunos autores ,como la
iniciación del cine sonoro.
Este film contiene solamente un tango, “Muñequita“, cuyos versos
pertenecen a Florentino Delbene, posteriormente protagonista como
galán de éxito de Libertad Lamarque.
Otros autores en cambio, consideran el inicio del cine sonoro a partir
del sistema Movietone u óptico, con la inscripción del sonido sobre la
película, difundido en Estados Unidos, aunque de origen alemán.
En la Argentina se inicia nada menos que con Carlos Gardel, que
junto a Francisco Canaro se asocian al productor Federico Valle, quien
poseía un primer equipo sonoro Lee de Forest e importado por Rómulo
Naón.
Con la intervención del actor Eduardo Morera como director,
planearon 10 cortometrajes con “El zorzal” y algunos invitados
especiales, que rodaron en un galpón o galería de la calle México, entre
Tacuarí y Piedras.
A partir de allí, continuó Carlos Gardel su brillante carrera como gran
cantor-actor en Francia y Estados Unidos, sin perder el carácter, el
lenguaje y la idiosincrasia argentina a través de sus canciones, en lo
que mucho se debió, a su letrista preferido: Alfredo Lepera.
A todo ello, el ex dibujante y compaginador Luis Moglia Barth,
también pensaba sobre el tango en el cine, con un corto con la
cancionista Amanda Ledesma, sonorizado con discos y con “Consejo
de tango”, con María Ester Gamas y el cantor Carlos Viván y con
sonido fotográfico; ambos films, son referentes como antecedente
directo de “Tango” en 1933, producida por Argentina Sono Film de don
Angel Mentasti y “ Los tres berretines” de Enrique Telémaco Susini, de
la productora rival Lumiton.
Pero ello, es introducirse de lleno y ya sin pausa, en el cine sonoro,
en el cual ha sobresalido notoriamente y con perfiles propios, un
hombre brillante y superdotado para el espectáculo: Manuel Romero.
Volviendo al “Negro” Ferreyra, diremos que la identificación con el
tango fue total, ya que era un porteño de café y de alma, por su
temperamento y vocación tanguera.
Habitué de “El protegido”, café de la avenida San Juan y Pasco,
de “El Caburé” de Entre Ríos e Independencia y del de Rincón y Garay,
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como de los cafetines orilleros; a todos ellos les guardó una respetuosa
fidelidad y tal vez es allí, donde nacen sus tendencias hacia el dibujo y
luego a la pintura, a la escenografía, a la música con el aprendizaje del
violín y a la improvisación literaria, expresada cinematográficamente
como una consecuencia poético-tanguera, de su propia realidad.
Su primera letra de tango fue “La muchacha de arrabal”, con música
de Roberto Firpo en 1922 y grabada por Carlos Gardel en 1923 con el
título “La muchacha”. La firmó con el seudónimo Leopoldo José en
colaboración con Torres Ríos y fue estrenada en el cine teatro
Esmeralda por la orquesta de Roberto Firpo.

Otras letras tangueras del “Negro” Ferreyra fueron : “Y reías como


loca” con música de Eduardo “El Chon” Pereyra, de la película “Mi
último tango” y grabada por Carlos Gardel en 1928 en Barcelona,
España, “Muchachitas de Chiclana” con música de Anselmo Aieta, de la
película “Muchachita de Chiclana” y grabada por Francisco Canaro; “El
alma de la calle” de 1923 y grabada en 1926 por Carlos Gardel con
música de Víctor Raúl de los Hoyos y superpuesto a otro tango referido
a “Organito de la tarde” de José González Castillo y Cátulo Castillo,
que da título a la película “Redención” en colaboración con Nolo López
para “Calles de Buenos Aires” con música del cantor Guillermo Casali.

Es también de destacar, que en 1927 tras la filmación de “Perdón


viejita”, emprende con María Turgenova una gira latinoamericana por
Chile, Perú, Ecuador, Colombia, Venezuela y México, llevando el film
“Organito de la tarde”, como manera de difundir el cine argentino.
Llegan luego a España, más precisamente a Madrid, Barcelona y
Vigo y luego a Francia, previo paso por Cuba, pero todo ello sin la
suerte y el fin deseado.

Volvió junto a Mario Soffici a Buenos Aires, sonorizando parcialmente


“El cantar de mi ciudad” y “Muñequitas porteñas”; pero el gran progreso
económico lo logró, ya en la era sonora, con “Ayúdame a vivir”, “Besos
brujos” y “La ley que olvidaron”, comprobando que las películas,
lamentablemente, se hacen con dinero y no solo con el inquieto y
porteño espíritu bohemio.

Finalmente, como un justo homenaje y a manera de recuerdo a un


pionero del cine argentino y el tango, citamos su filmografía completa
hasta la aparición del cine sonoro.
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PERÍODO MUDO

Año 1915: UNA NOCHE DE GARUFA o Las aventuras de Tito


Prácticamente no tuvo explotación comercial; se exhibió
un solo día en el cine Colón de la Plaza Lorea.

Año 1916: LA ISLA MISTERIOSA


Probable productor y argumentista: Italo Fattori. Se
habría estrenado con bastante retraso en el cine
Crystal Palace.

LA FUGA DE RAQUEL o Tito diplomático


Presumiblemente Ferreyra interpretaba un papel y se
habría filmado en Ceballos al 1400 bajo los rubros
de América Buenos Aires Film,Mar del Plata Film y
Ortíz Film.

Año 1917: EL TANGO DE LA MUERTE


Filmado en los sets de Ortiz Film, Ceballos 1400.

VENGANZA GAUCHA
Antes de terminarse el film, Ortiz disolvió la productora.

Año 1919: CAMPO AJUERA


Los exteriores se filmaron en el bajo Paraná

DE VUELTA AL PAGO

Año 1920: PALOMAS RUBIAS


Los interiores se filmaron en decorados armados en el
primer local del Luna Park.
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Año 1921: LA GAUCHA

Año 1922: LA MUCHACHA DEL ARRABAL


En el estreno se hizo un ensayo de sonorización con la
orquesta de Roberto Firpo en el foso.

BUENOS AIRES, CIUDAD DE ENSUEÑO

LA CHICA DE LA CALLE FLORIDA

Año 1923: MELENITA DE ORO

CORAZÓN DE CRIOLLA

LA MALEVA

LA LEYENDA DEL PUENTE INCA


Los exteriores se filmaron en Mendoza, al pie de la
cordillera.

Año 1924: EL ARRIERO DEL YACANTO


Se filmó casi íntegramente en exteriores, la mayoría en
Yacanto, provincia de Córdoba y algunos en Buenos
Aires, cerca de Mataderos.

ODIO SERRANO
Los exteriores se filmaron en Córdoba y el bajo Paraná.

MIENTRAS BUENOS AIRES DUERME


Algunos interiores se filmaron en decorados levantados
En la terraza de una casa sita en Defensa, entre Carlos
Calvo y Humberto 1º, el bandoneonista Anselmo Aieta
trabajó de extra.
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Año 1925: MI ÚLTIMO TANGO


Muchas exibiciones fueron acompañadas con la
ejecución del tango “Y reías como loca”, alusivo al
argumento del film.
EL ORGANITO DE LA TARDE
En las primeras exhibiciones fue acompañada con la
ejecución de dos tangos alusivos:”Organito de la tarde”
y “El alma de la calle”

Año 1926: LA COSTURERITA QUE DIO AQUEL MAL PASO

MUCHACHITA DE CHICLANA
Se acompañaba con la ejecución del tango
“Muchachitas de Chiclana”.

LA VUELTA AL BULÍN
Se exhibía integrando un espectáculo que el actor
Alvaro Escobar montaba con monólogos y estampas de
tango.

Año 1927: PERDÓN VIEJITA

PERÍODO INTERMEDIO

Año 1930: EL CANTAR DE MI CIUDAD


Aunque se anunció como la primera producción sonora,
cantada y hablada, Lo era muy parcialmente. La
Sonorización se limitaba a algunos efectos
musicales de fondo, un diálogo breve entre María
Turgenova y Felipe Farah y dos canciones: el tango “La
muchacha del tango”, cantado por la primera Y el vals
“La canción del amor”, cantado a dúo por
Turgenova-Farah. La sincronización por el sistema
Vitaphone fue hecha en SIDE por los técnicos Alfredo
Murúa y Genaro Sciabarra.
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LA CANCIÓN DEL GAUCHO


Después de filmada se le agregó un acompañamiento
sonoro por el sistema Vitaphone, en SIDE ,de Murúa y
Sciabarra con fondo musical de Iribarren y Gentile y el
tango “Alma de indio”, letra de Pedro Numa Córdoba y
Música de Augusto A. Gentile, cantado por María
Turgenova.

Bibliografía consultada:

COUSELO, Jorge Miguel. El negro Ferreyra, un cine por instinto.


Editorial Freeland, Buenos Aires, 1969.

COUSELO,Jorge Miguel. La historia del tango. El tango en el cine.


Tomo 8, pág. 1289-1328, Ediciones
Corregidor, Buenos Aires, 1977 .

Autor:

Dr. Horacio G. Giménez


Jefe de Departamento Materno Infanto Juvenil
Del hospital Gral. De Agudos “José María Ramos Mejía”
Gral. Urquiza 609
Capital Federal.
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