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Reanimación cardiopulmonar (RCP) en

lactantes y niños
Por 
 

Robert E. O’Connor
, MD, MPH, University of Virginia School of Medicine

Last full review/revision March 2017 by Robert E O’Connor, MD, MPH

INFORMACIÓN: PARA PACIENTES

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A pesar del uso de la RCP, las tasas de mortalidad por paro cardíaco fuera del hospital en lactantes y niños están
entre el 80 y el 97%. Las tasas de mortalidad por paro cardíaco intrahospitalario en lactantes y niños oscilan entre
el 40 y el 65%. En el paro respiratorio solo, la tasa de mortalidad es de 20 a 25%. A menudo, hay compromiso
neurológico grave.

(Véase también Paro cardíaco y RCP en adultos ).


Los protocolos de reanimación pediátrica se aplican a lactantes < 1 año y niños hasta la pubertad (definida como
la aparición de mamas en las mujeres y vello axilar en los hombres) o niños que pesan < 55 kg. Los  protocolos de
reanimación de adultos  se aplican a niños que han superado la edad de la pubertad o que pesen > 55 kg.
La reanimación neonatal  se analiza en otra sección.
Del 50 al 65% de los niños que requieren RCP tienen < 1 año; entre ellos, la mayoría tienen < 6 meses. Cerca del
6% de los neonatos requieren reanimación en el parto; la incidencia aumenta significativamente si el peso al nacer
es < 1.500 g.
Cuando se informan resultados de RCP en niños, deben respetarse las pautas estandarizadas; p. ej., la escala de
pronóstico modificada de Pittsburgh refleja la función cerebral y global (ver Escala de funcionamiento cerebral
pediátrico*).
TABLA

Escala de funcionamiento cerebral pediátrico*


A continuación se presentan los Standards and guidelines for CPR from the American Heart
Association  (ver Técnicas de RCP para profesionales de la salud ). Para el protocolo después de que un lactante o
un niño presenta un colapso con posible paro cardiaco, ver figura Asistencia cardíaca de emergencia en el adulto
completa pediátrica.
TABLA

Técnicas de RCP para profesionales de la salud

Después de que se ha iniciado la RCP, se hace desfibrilación y se identifica el ritmo cardíaco subyacente


(ver Reanimación cardiopulmonar (RCP) en adultos : Monitorización y acceso IV ).
Asistencia cardíaca de emergencia en el adulto completa pediátrica.

*Si se cuenta con una cantidad adecuada de personal capacitado, la evaluación del paciente, la RCP y la activación del
respuesta de emergencia deben realizarse simultáneamente.

Basado en el Comprehensive Emergency Cardiac Care Algorithm de la American Heart Association.

Principales diferencias entre las RCP pediátrica y del adulto

Previas al paro
La bradicardia en un niño con disnea se considera un signo de paro cardíaco inminente. Los neonatos, lactantes y
niños pequeños tienen mayor probabilidad de presentar bradicardia por hipoxemia, mientras que los niños
mayores tienden a presentar una taquicardia. En un lactante o un niño con una frecuencia cardíaca  < 60/min y
signos de mala perfusión que no mejora con apoyo respiratorio, deben iniciarse las maniobras de compresión
torácica (ver figura Compresión torácica. ). Rara vez se ve una bradicardia secundaria a un bloqueo cardíaco.

Compresiones torácicas
Durante las compresiones torácicas en lactantes y niños (menores de la edad de la pubertad o < 55 kg), el tórax
debe deprimirse un tercio del diámetro anteroposterior. Mide aproximadamente 4 cm (1,5 pulgadas) a 5 cm (2
pulgadas). En adolescentes o niños > 55 kg, la profundidad de la compresión recomendada es la misma que en
adultos, es decir, de 5 a 6 cm.

El método de compresión torácica también es diferente en lactantes y niños y se ilustra a continuación. La tasa de
compresión en bebés y niños es similar a la de los adultos, de 100 a 120 compresiones/min.

Compresión torácica.

A: en neonatos y lactantes pequeños, en quienes el tórax puede rodearse con las manos, es preferible colocar los pulga
lado del otro para la compresión torácica sobre el esternón. En neonatos muy pequeños, los pulgares se deben superpo
B: en los lactantes se utilizan 2 dedos. Durante la compresión deben mantenerse los dedos rectos. En los neonatos, es
hace que la compresión se produzca debajo de la apófisis xifoides; la posición correcta es justo por debajo de la línea d
C: posición de la mano para compresión torácica en un niño.
(Adaptado de la American Heart Association: Standards and guidelines for CPR. Journal of the American Medical
Association 268:2251–2281,1992. Derechos reservados 1992, American Medical Association).

Fármacos
Después de una adecuada oxigenación y ventilación, el fármaco de elección es adrenalina (véase  Fármacos de
primera línea ). La dosis de adrenalina es de 0,01 mg/kg IV, que se pueden repetir cada 3 a 5 minutos.
Puede darse amiodarona 5 mg/kg IV en bolo si la desfibrilación no ha tenido éxito después de administrar
adrenalina. Puede repetirse hasta 2 veces para la fibrilación ventricular (FV) refractaria o la taquicardia ventricular
sin pulso (TV). Si la amiodarona no está disponible, la lidocaína se puede administrar a una dosis de carga de 1
mg/kg IV seguida de una infusión de mantenimiento de 20 a 50 mcg/kg/min. Ni la amiodarona ni la lidocaína han
demostrado mejorar la supervivencia hasta el alta hospitalaria.
Tensión arterial
Debe medirse la tensión arterial con un manguito de tamaño adecuado, pero en niños con compromiso grave es
precinecesaria una monitorización directa invasiva de la tensión arterial.

Como la tensión arterial varía con la edad, una guía para recordar los límites inferiores normales de la tensión
arterial sistólica (< percentil 5) por edad es la siguiente:
 < 1 mes: 60 mm Hg
 1 mes a 1 año: 70 mm Hg

 > 1 año: 70 + (2 × edad en años)


De este modo, en un niño de 5 años, la hipotensión se define por una tensión arterial < 80 mm Hg (70 + [2 × 5]).
Es importante remarcar que los niños mantienen la tensión arterial durante más tiempo debido a mecanismos
compensatorios más fuertes (aumento de la frecuencia cardíaca y de la resistencia vascular periférica sistémica).
Una vez que se produce una hipotensión, rápidamente puede progresar al paro cardiorrespiratorio. Debe
intentarse por todos los medios comenzar el tratamiento cuando se observan los signos compensatorios de shock
(p. ej., aumento de la frecuencia cardíaca, extremidades frías, llenado capilar > 2 seg, pocos pulsos periféricos),
antes de que aparezca la hipotensión.

Equipo y entorno
El tamaño del equipo, las dosis de fármacos y los parámetros de RCP dependen de la edad y el peso del paciente
(ver Técnicas de RCP para profesionales de la salud , ver Farmacos para reanimación*  y ver Guía para
reanimación pediátrica—Medidas mecánicas ). Entre el equipamiento que debe tener distintos tamaños están las
paletas del desfibrilador o las almohadillas de los electrodos, las mascarillas, el ambú, las vías aéreas artificiales
(tubos endotraqueales, tubos de Mayo, máscaras laríngeas), las ramas del laringoscopio, y las sondas de
aspiración. Debe pesarse correctamente al niño y no se debe especular; también existen cintas de medición
disponibles en el comercio calibradas para medir el peso normal del paciente de acuerdo con la talla. Algunas
cintas tienen impresas las dosis de fármacos recomendadas y el tamaño adecuado del equipamiento para cada
peso. DLas dosis deben redondearse; p. ej., un niño de 2 años y medio debe recibir la dosis de un niño de 2 años.
TABLA

Farmacos para reanimación*

TABLA

Guía para reanimación pediátrica—Medidas mecánicas

Manejo de temperatura
Los lactantes y los niños son más susceptibles a la pérdida de calor corporal porque tienen una mayor superficie
corporal en relación con la masa y menos tejido subcutáneo. Es crucial mantener la temperatura neutra en el
ambiente externo durante la RCP y luego de la reanimación. La hipotermia con temperatura central  < 35°C
dificulta la reanimación.
Para los niños en estado de coma reanimados de un paro cardíaco intrahospitalario y extrahospitalario, no hay
evidencia de que la hipotermia terapéutica sea beneficiosa. En los niños en estado de coma reanimados de un
paro cardíaco, se debe buscar la normotermia terapéutica (36 a 37,5 °C) (1, 2) y la fiebre debe ser tratada
agresivamente.
Vía aérea y ventilación
La anatomía de la vía aérea es distinta en el niño. La cabeza es más grande, la cara, la mandíbula y las narinas
son más pequeñas y el cuello es relativamente corto. La lengua es relativamente grande en relación con la boca, y
la laringe se ubica más arriba en el cuello y tiene una angulación más anterior. La epiglotis es larga, y la porción
más delgada de la tráquea se ubica por debajo de las cuerdas vocales en el anillo cricoides, lo que permite el uso
de tubos endotraqueales sin manguito. En niños pequeños, una rama de laringoscopio recta permite visualizar las
cuerdas vocales mejor que una curva, pues la laringe es más anterior y la epiglotis es más elástica y redundante.

Si no se cuenta con una vía aérea avanzada en lactantes y niños sometidos a reanimación, la relación de
compresión/ventilación recomendada es de 30:2 si solo hay un socorrista y de 15:2 si hay más de un rescatista
presente. Esta recomendación contrasta con la de los adultos, donde la relación compresión: ventilación es
siempre de 30:2 y es independiente del número de rescatatistas.

Con la vía aérea asegurada, se administra 1 respiración cada 6 segundos (10 respiraciones/min) a lactantes,
niños y adultos.

CALCULADORA CLÍNICA:

Tamaño del tubo endotraqueal para niños (Edad 1 a 8 años)

Desfibrilación
En la asistolia, no se utiliza atropina ni marcapasos.

La FV y la TV sin pulso aparecen sólo en un 15 a 20% de los paros cardíacos. No se usa vasopresina. Cuando se
utiliza cardiodesfibrilación, la dosis de energía absoluta es menor que para el adulto; la onda puede ser bifásica
(preferida) o monofásica. Con cualquier tipo de onda, la dosis de energía recomendada es de 2 joules/kg para el
primer choque, y se aumenta a 4 joules/kg en los siguientes intentos (en caso necesario— véase desfibrilación en
adultos). La dosis máxima recomendada es de 10 joules/kg o la dosis máxima para adultos (200 joules para un
desfibrilador bifásico y 360 joules para un desfibrilador monofásico).
Los desfibriladores externos automáticos con cables para adultos pueden utilizarse en niños desde 1 año, pero en
niños de entre 1 y 8 años es preferible usar los desfibriladores con cables pediátricos (shock bifásico máximo de
50 joules). En aquellos < 1 año, hay poca evidencia que recomiende o desaconseje el uso de desfibriladores
externos automáticos. Para colocar la almohadilla, véase desfibrilación en adultos .

Referencias del tratamiento


 1. Moler FW, Silverstein FS, Holubkov R, et al : Therapeutic hypothermia after in-hospital cardiac arrest in
children. N Engl J Med 376:318–332, 2017. doi: 10.1056/NEJMoa1610493.
 2. Moler FW, Silverstein FS, Holubkov R, et al : Therapeut

RCP en lactantes, técnica para salvar vidas


Ana Belén Escribano Escribano
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Hay muchas situaciones que nos ponen a prueba y nos marcan para toda la vida. Una de ellas es
cuando nos vemos inmersos en alguna situación de emergencia, sobre todo si se trata de niños.
Amigos y futuros titulados en TCAE, esta vez me gustaría contribuir, aunque sólo sea un poco, a
ayudaros a salir con éxito de alguna situación semejante con RCP. Por ello, hoy nos centraremos en la
Parada Cardiorrespiratoria (PCR) en lactantes y niños.

Ante todo quisiera aclarar algunos conceptos, tales como, hasta qué edad nos consideramos lactantes
y niños. Pues bien, llamamos lactantes a los menores de 1 año y niños, a la edad comprendida
entre 1 año y la pubertad.

Las causas que originan las PCR en los niños son diferentes a las del adulto. En niños y niñas
previamente sanos y menores de 1 año, las causas más frecuentes son el síndrome de muerte súbita en
el lactante, malformaciones congénitas, malformaciones de prematuridad, patologías respiratorias y
obstrucciones en la vía aérea. Mientras que, en los mayores de 1 año, las causas más frecuentes son los
traumatismos: existiendo una mayor proporción en accidentes de tráfico, seguido de caídas,
quemaduras, ahogamiento e intoxicaciones.

Sería muy importante que supiéramos las diferencias referentes a la aplicación de  técnicas de
reanimación cardiopulmonar en estas edades, ya que existen variaciones anatómicas y fisiológicas
entre el niño y el adulto y entre los niños y los lactantes.

Si nos encontramos ante una emergencia en una persona de edad pediátrica, ante todo
comprobaremos su inconsciencia, ¿cómo?

 con estímulos táctiles, con sacudidas suaves o pellizcos en lactantes


  hablándole en voz alta en niños.
  si se sospecha lesión de la columna cervical se evitarán sacudidas y movimientos de cabeza y
cuello durante la estimulación.

Al comprobar el estado de consciencia, podemos encontrarnos con dos tipos de situaciones:

– Si el niño responde a los estímulos y no corre peligro, se mantiene en la misma posición en que se
encontró, vigilando y valorando periódicamente  y solicitando ayuda.

– Si el niño no responde, pediremos ayuda, y si hay un solo reanimador gritará. Ante todo se
asegurará la seguridad del niño y el reanimador, solo se moverá si nos encontramos en ambientes
peligrosos y existe riesgo inminente. Tras esto comenzaremos la técnica de reanimación
cardiopulmonar:

1º Primer paso en un RCP en lactantes

(A) Apertura de la vía aérea mediante la maniobra frente-mentón, teniendo en cuenta que la


extensión del cuello será menor cuanto menor sea la edad del niño. Así, en lactantes se realizará sin
extensión cervical, quedando en posición neutra. Si existe posibilidad de lesión cervical se inmovilizará
la cabeza con la mano que está en la frente, evitando cualquier movimiento de la misma, y solo en
caso de que el niño no respire y no podamos ventilarlo se acepta la extensión de la cabeza (pero lo
mínimo posible). En este caso también podemos utilizar la maniobra de tracción mandibular,
colocando los dedos tras de los incisivos centrales inferiores y el dedo índice en el mentón,
traccionando la mandíbula hacia delante. ¿Y cómo comprobamos que nuestro paciente respira?, pues
viendo el tórax y abdomen elevarse, oyendo los ruidos respiratorios y sintiendo el aire espirado,
durante no más de 10 segundos (VER, OIR, SENTIR):

 Si está inconsciente pero respira se colocará en posición de seguridad. ¿Y sabemos colocar a


un niño en posición de seguridad? Sin sospecha de trauma cervical, se debe colocar lo más lateral
posible con la cabeza más inferior respecto al cuerpo, con una posición estable y evitando
cualquier presión sobre el tórax, se procede similar al adulto. En lactantes, la posición de
seguridad es boca arriba, con la cabeza hacia al lado si respiran bien en esta posición.
 Si está inconsciente y no respira (es muy importante que estemos muy seguros en niños y
lactantes la existencia de pulso y la presencia de parada respiratoria, ya que las maniobras
respiratorias pueden evitar una parada cardiaca).

Si existe PCR se comenzarán rápidamente las maniobras de RCP durante un minuto antes de
separarnos del niño para solicitar ayuda al SEM 061 ó 112. Si existen dos reanimadores se
procederá como en el adulto, uno inicia las maniobras de resucitación y el otro reanimador contacta
con los servicios de emergencias.

2º Segundo paso en un RCP en lactantes

Ventilación en niños (B): se procede como en el adulto rodeando la boca con los labios y tapando la
nariz con los dedos de la mano que tenemos en la frente, tomando aire y soplando suavemente
durante 1 a 1.5 segundos.

Ventilación en lactantes (B): no se tapa la nariz porque se incluye en la boca del reanimador, que
debe sellarlas bien para evitar fugas de aire. Las respiraciones son solo a bocanadas y observando la
elevación del tórax.

Se darán cinco ventilaciones llamadas ventilaciones de rescate,  si al menos dos de ellas son


efectivas (con elevación del tórax) se pasará a comprobar si existen signos de circulación.

El número de respiraciones será de 12 a 20 por minuto, siendo mayor el número cuanto más pequeño
sea el niño. Si observamos que las respiraciones no son efectivas y sospechamos presencia de un
cuerpo extraño se procederemos a retirar el objeto con un dedo a modo de gancho.

3º Tercer paso en un RCP en lactantes

Comprobación signos de circulación y masaje cardiaco (C):

Si al comprobar la respiración no se observa ningún signo vital (respiración, movimientos, deglución,


tos), tomaremos el pulso, en niños la toma de pulso será en la arteria carótida (como en adultos) y en
la arteria braquial en lactantes, ante la duda de la existencia de pulso o de signos vitales se considera
que el niño está en PCR.

 Si existen signos de circulación pero el niño no ventila, se continuarán las respiraciones a un


ritmo de 20 por minuto hasta que respire o llegue el equipo sanitario.
 Si no observamos pulso o es menor de 60 lpm iniciaremos el masaje cardiaco:

Colocaremos al niño boca arriba en una superficie lisa y firme, si sospechamos traumatismo se
movilizará en bloque, el punto para dar el masaje tanto en niños como en lactantes es el mismo que en
adultos, en el tercio inferior del esternón, en la parte central y anterior del tórax, comprimiendo uno o
dos dedos por encima del apéndice xifoides para evitar lesiones

En lactantes: con un solo reanimador, se colocan las puntas de dos dedos a lo largo del punto
mencionado y con la otra mano se sujeta la frente del lactante.

Con dos reanimadores si es posible con la técnica del abrazo, en la que se colocan los pulgares uno al
lado del otro en la zona mencionada con las puntas dirigidas hacia la cabeza y el resto de los dedos
rodeando la caja torácica.

Niños: se coloca el talón de una mano en la zona mencionada, si el niño es muy grande se procederá
como en el adulto, lo importante es deprimir adecuadamente el tórax, a una velocidad aproximada de
dos compresiones por segundo (100-120 lpm). La relación será como en el adulto 30 compresiones 2
ventilaciones 30:2 (en personal entrenado expresamente en Soporte Vital en niños la relación será
15:2). Se continuará hasta que recupere signos de circulación mayor de 60 lpm o hasta que lleguen los
equipos de emergencia. Solo en caso de que presenciemos una PCR súbita, cese de los signos vitales
de forma brusca, se procederá a llamar a los equipos de emergencias antes de iniciar la RCP (como en
el adulto).

Es muy importante que mantengamos la calma para poder realizar la técnica de forma efectiva y sentir
la inmensa satisfacción de salvar una vida.
Reanimación Cardiopulmonar En
Bebés Lactantes Por Persona Sin
Capacitación Médica
Medically reviewed by Drugs.com. Last updated on Feb 3, 2020.

 Care Notes
 Overview
 
 Aftercare Instructions
 
 Ambulatory Care
 
 Discharge Care
 
 In English

LO QUE NECESITA SABER:


¿Qué es la reanimación cardiopulmonar en bebés
lactantes por una persona sin capacitación médica?
La resucitación cardiopulmonar (RCP) por una persona común es un procedimiento de
emergencia para un bebé lactante que tiene entre 1 mes 1 año de edad. Una persona sin
capacitación médica se refiere a toda persona que no es un personal de la salud capacitado.
Un bebé podría necesitar RCP porque el corazón dejó de latirle o dejó de respirar. Esto podría
ser debido a un accidente, una lesión o una condición de salud. La RCP combina compresiones
torácicas con ventilaciones de rescate. Una compresión torácica significa poner presión
intermitente sobre el pecho del bebé. Una ventilación de rescate significa que usted da
bocanadas de aire a través de la boca y la nariz del bebé o también se le conoce como
respiración boca a boca.

¿Cuáles son algunas cosas importantes para


recordar acerca de la RCP en bebés?
 Comience la RCP antes de llamar al 911 si usted está solo cuando encuentra al
bebé. Si está con otra persona, una persona puede comenzar la RCP y la otra puede
llamar al 911 o a buscar ayuda.
 Aprenda los pasos que se usan para dar la RCP a los bebés al recordar C-A-B: Esto
significa pecho C ompresiones, A brir las vías respiratorias y respiración B oca a boca.
Haga 30 compresiones torácicas de inmediato. Luego abra la vía respiratoria del bebé.
Sostenga la vía aérea abierta y haga 2 respiraciones boca a boca. Un ciclo es de
30 compresiones y 2 respiraciones boca a boca.
 Haga las compresiones aunque no pueda dar respiraciones boca a boca. Con solo
hacer las compresiones torácicas se aumentan las posibilidades de salvarle la vida al
bebé que si usted no hace nada en absoluto.

¿Que debería hacer si encuentro a un bebé que no


está respirando normalmente?
 Asegúrese de que el área esté segura antes de entrar y acérquese al bebé.
Muévalo solamente si el área está en peligro, por ejemplo, si hay un incendio.
 Arrodíllese al lado del bebé. Fíjese si se ha lastimado la cabeza, el cuello o la espalda.
Gire cuidadosamente al bebé sobre su espalda mientras sostiene su cabeza y cuello.
Mantenga el cuerpo del bebé derecho mientras lo gira sobre su espalda.

 Comience RCP si el bebé lactante no está respirando o si está respirando con dificultad.
Continúe con la RCP hasta que el bebé reaccione, llegue la ayuda o tenga acceso al uso
de un desfibrilador externo automático (DEA). Un desfibrilador externo automático o
DEA es un dispositivo portátil que descarga un choque eléctrico en el corazón de la
persona cuando es necesario. Con frecuencia un DEA se mantiene en lugares públicos y
usualmente está instalado en la pared.
 Continúe la RCP durante 2 minutos o 5 ciclos. A continuación, llame al 911 , o envíe a
alguien a pedir ayuda. Permanezca en la línea con el operador del 911 hasta que le
indique que cuelgue el teléfono.

¿Cómo realizo compresiones torácicas a un bebé?


Las compresiones torácicas comprimen el corazón entre la columna vertebral y el esternón.
Esto obliga a que la sangre salga del corazón y que vaya al cerebro y cuerpo del bebé.

 Arrodíllese a un lado del pecho del bebé. Coloque las 2 yemas de los dedos en donde
las costillas del bebé se unen en el centro del pecho, entre los pezones. Este hueso es el
esternón.
 Con las yemas de los dedos, presione directo hacia abajo del esternón del bebé 1½
pulgadas (4 centímetros). Esto deberá ser al menos ⅓ de la profundidad del pecho del
bebé.
 No empuje hacia adelante con la mano cuando haga las compresiones. Mueva los dedos
sólo hacia arriba y hacia abajo. Las compresiones deben ser constantes y uniformes. Esto
significa que debe tomar la misma cantidad de tiempo para comprimir hacia abajo y
retornar hacia arriba. Permita que el pecho se relaje por completo entre
compresiones. Esto permite que la sangre vuelva al corazón antes de realizar otra
compresión. Deje sus manos en la posición indicada sobre el pecho del bebé entre una
compresión y la siguiente.
 Haga 30 compresiones torácicas en un ritmo de por lo menos 100 a 120 cada minuto (2
por segundo). Empuje con fuerza y rápidamente. Es mas probable que las compresiones
fuertes y rápidas mantengan con vida el cerebro y el corazón del bebé. Cuente las
compresiones en voz alta para ayudarlo a mantenerlas a una velocidad constante y
rítmica.

¿Cómo abro las vías aéreas de un bebé?


 Coloque 1 mano en la frente del bebé y presione firmemente para inclinar la cabeza
hacia atrás. No coloque la mano detrás del cuello para inclinar la cabeza del recién
nacido.
 Levante la barbilla del bebé con la otra mano. Mantenga su boca abierta. No presione
con fuerza sobre el tejido blando debajo de la barbilla porque esto puede cerrar las vías
respiratorias.

 Fíjese si hay algo dentro de la boca del bebé que podría estar impidiendo el paso de aire
por la parte posterior de la garganta. Algunos ejemplos son comida o juguetes
pequeños. Si usted ve algo que parece ser fácil de coger, sáquelo cuidadosamente con
su dedo.
¿Cómo realizo respiración boca a boca a un bebé?
 Respire profundo antes de colocar sus labios sellando alrededor de la nariz y la boca del
bebé, de modo que no se escape el aire. Si su boca es demasiado pequeña para cubrir la
boca y la nariz del bebé, pellizque la nariz del bebé para cerrarla. Cubra su boca con la
suya.

 De 2 ventilaciones (1 segundo para cada ventilación) al bebé. No dé grandes bocanadas


de aire. No respire fuerte ni rápido. Respire normalmente una vez después de cada
respiración que le dé al recién nacido.
 El pecho del bebé subirá cada vez que usted proporcione una respiración boca a boca si
la vía aérea está abierta. Es posible que necesite cambiar la posición de la cabeza para
volver a abrir sus vías aéreas. Si aún no puede hacer que el aire entre, es posible que la
vía aérea esté obstruida con un objeto. Observe de nuevo para ver si encuentra algún
objeto que pueda sacar.

¿Qué puedo hacer para ayudar a evitar un paro


cardiopulmonar en un bebé?
 No deje objetos pequeños al alcance de los bebés. Los bebés tienden a llevarse a la boca
objetos pequeños. Unos ejemplos incluyen baterías, monedas, canicas, botones, globos,
y juguetes pequeños o partes de juguetes. No permita que su bebé agarre cosas
pequeñas que quepan por el tubo de un rollo de papel de baño. Esto incluye alimentos
como perros calientes, uvas, nueces, palomitas de maíz y caramelos.
 No deje bolsas plásticas al alcance de un bebé. Un bebé puede ponerse una bolsa de
plástico sobre su cabeza.
 Mantenga los cordones y cables de extensión fuera del alcance de un bebé. No ponga
ningún tipo de cordón o lazo alrededor del cuello de un bebé. Algunos ejemplos
incluyen cuerdas o lazos con chupones o joyas puestas en ellos.
 No deje a un bebé solo cerca o dentro del agua. Esto incluye una piscina, la bañera o
una cubeta de agua.
 Mantenga al bebé asegurado en el asiento de seguridad del automóvil mientras está
manejando. Nunca deje al bebé en el automóvil solo.
 Ponga al bebé boca arriba para dormir. Un bebé puede estar en mayor riesgo de
síndrome de muerte súbita del lactante (SMSL) si duerme boca abajo.

 No deje al bebé solo en una superficie alta, como en una mesa para cambiar pañales.
 Mantenga los productos de limpieza y otros productos peligrosos fuera del alcance del
bebé y ciérrelos muy bien.
 No fume cerca del bebé.

ACUERDOS SOBRE SU CUIDADO:


Usted tiene el derecho de participar en la planificación del cuidado de su bebé. Informarse
acerca del estado de salud del bebé y la forma como puede tratarse. Discuta las opciones de
tratamiento con el médico de su bebé para decidir el cuidado que usted desea para él.Esta
información es sólo para uso en educación. Su intención no es darle un consejo médico sobre
enfermedades o tratamientos. Colsulte con su médico, enfermera o farmacéutico antes de
seguir cualquier régimen médico para saber si es seguro y efectivo para usted.

¿Qué es la RCP?
La sigla RCP es sinónimo de resucitación cardiopulmonar. La RCP es un
procedimiento de urgencia que consiste en administrar compresiones torácicas y
respiración artificial (boca a boca). Cuando se administra correctamente, la RCP
puede ayudar a restaurar la respiración y el flujo sanguíneo en las personas que
sufren un paro cardíaco. Las causas de un paro cardíaco en los bebés en general
se deben a una lesión o enfermedad grave, y rara vez a una enfermedad cardíaca
subyacente. Algunas otras causas pueden ser:

 ahogamiento
 sofocación
 electrocución
 envenenamiento o intoxicación
 reacciones alérgicas que ponen en peligro la vida (anafilácticas)

Los programas locales de recreación, las clases avanzadas de natación y los


programas de primeros auxilios suelen ofrecer cursos de RCP. Los conocimientos
básicos son sencillos y en general no lleva más que un par de horas aprenderlos.

Cómo administrar RCP al bebé


Frote suavemente el pecho de su bebé para comprobar si responde. Si no se
mueve ni emite ningún sonido, llame de inmediato al 911. Si hay alguien más con
usted, pídale a esa persona que haga la llamada.

Si su bebé no responde al tacto, compruebe si tiene alguna herida. Si su bebé


necesita atención médica, pídale a alguien que llame de inmediato al 911. Si no
hay nadie más con usted, no se aleje de su bebé para llamar al 911 sin haberse
asegurado de que esté respirando.

Busque signos de respiración


Para verificar la respiración, fíjese si se le mueve el pecho. También puede
colocar la oreja sobre su boca para escuchar y sentir si hay respiración. Si su
bebé está inconsciente y no respira, llame de inmediato al 911. Si hay alguien más
con usted, pídale a esa persona que haga la llamada.

Compresiones torácicas
Para iniciar la RCP, acueste a su bebé sobre una superficie firme y plana.
Colóquele dos dedos sobre el esternón, justo debajo de la línea imaginaria que une
los dos pezones. Realice 30 compresiones torácicas rápidas, aplicando la presión
suficiente para que el pecho se le hunda entre 3 y 4 centímetros (1,5 pulgadas).
Esto hará que la sangre le fluya hacia el cerebro y otros órganos vitales.

Respiración
Respiración artificial

Después de las primeras 30 compresiones torácicas, coloque la palma de la mano


sobre la frente de su bebé. Colóquele dos dedos bajo la barbilla e inclínele
suavemente la cabeza hacia atrás. Esto le abrirá las vías respiratorias.
Inicie la respiración artificial

Cúbrale la nariz y la boca con su boca formando un sello hermético (que no escape
el aire), y exhale lentamente dos veces. Si el pecho de su bebé no se eleva, vuelva
a acomodarle la cabeza, tápele mejor la nariz y la boca con su boca, y vuelva a
intentarlo.

Repítalo

Repita cada dos minutos este ciclo de 30 compresiones y dos respiraciones, hasta
que llegue la ambulancia o su bebé comience a respirar de nuevo.
Posición lateral de seguridad
Después de una RCP, es normal que el bebé vomite y tenga dificultades para
respirar. Simplemente colóquelo en la posición lateral de seguridad, con el rostro
vuelto ligeramente hacia abajo. Asegúrese de que nada le bloquee ni le tape la
boca y la nariz. La posición lateral de seguridad ayudará a mantener abiertas las
vías respiratorias del bebé.

Puntos clave
 La RCP consiste en administrar compresiones torácicas y respiración
artificial (boca a boca)
 La RCP ayuda a restablecer la respiración y el flujo sanguíneo al cerebro y
otros órganos vitales
 Si su bebé está inconsciente y no respira, llame de inmediato al 911
 Para verificar la respiración, fíjese si el pecho de su bebé se mueve. También
puede colocar la oreja sobre la boca del bebé para escuchar y sentir si
respira
 Después de administrar la RCP, coloque a su bebé en la posición lateral de
seguridad. Esto le mantendrá abiertas las vías respiratorias

NORMAS DE REANIMACI�N CARDIOPULMONAR PEDIATRICA

Norrmas facilitadas por el grupo espa�ol de reanimaci�n cardiopulmonar pedi�trica, publicadas en :An
Esp Pediatr 1995; 43: 245-251.

Introducci�n. Consideraciones generales sobre la parada cardiorrespiratoria.

Concepto
La parada cardioffespiratoria (PCR) puede ser definida como la interrupci�n brusca, generalmente
inesperada, y potencialmente reversible de la ventilaci�n y circulaci�n espont�nea.

La PCR puede debutar como una parada respiratoria y posteriormente producirse la parada card�aca (lo
m�s frecuente en el ni�o), o bien, como una parada card�aca inicial.

Causas y mecanismos de producci�n de la PCR en pediatr�a

La PCR es m�s frecuente en el RN y primer a�o de la vida,aunque en algunas unidades hospitalarias, con
ingresos frecuentes de patolog�a quir�rgica, puede ocurrir un importante porcenta je de PCR en ni�os
mayores de un a�o. La mayor�a de las PCR en la edad pedi�trica rara vez son un acontecimiento subito,
sino que se producen como consecuencia de un deterioro progresivo, m�s o menos r�pido, respiratorio o
circulatorio, secundario a enfermedades o accidentes, y que a trav�s de una hipoxemia y/o hipoperfusi�n,
llevan a una PCR.

Las causas que con mayor frecuencia provocan parada card�aca (PC) en el ni�o son las que inicialmente
producen fallo respiratorio : obstrucciones agudas de la v�a a�rea, neumon�as graves, accidentes
(aspiraci�n de cuerpo extra�o, inhalaci�n de humo, ahogamiento, traumatismo tor�cico, etc.), o
depresi�n respiratoria (por intoxicaciones, convulsiones prolongadas, incrementos de la presi�n
intracraneal por causas diversas: traumatismo craneoencef�lico, meningitis. etc.).

En segundo lugar, la PC en ni�os es la debida a fallo circulatorio, siendo las causas m�s habituales en la
infancia: sepsis, perdida de fluidos (quemaduras, deshidrataci�n grave, etc.) o hemorragia.

En el ni�o, a diferencia del adulto, la parada cardiaca de origen primariamente card�aco es poco frecuente,
observandose casi exclusivamente en ni�os con cardiopat�a cong�nita, y preferentemente en el
postoperatorio cardiovascular.

El s�ndrome de muerte s�bita del lactante es una causa relativamente frecuente de PC en lactantes,
aunque no se conocen bien los mecanismos por los que se produce.

En el reci�n nacido (RN) las causas que pueden producir PCR son : hipoxia cerebral, aspiraciones
broneopulmonares, enfermedad de membrana hialina, sepsis, hemorragia cerebral y malformaciones
severas.

Pron�stico de la PCR en la infancia

Los factores m�s importantes que determinan la supervivencia y calidad de vida tras la reanimaci�n de una
PCR son: el estado cl�nico previo del paciente, la causa y mecanismo desencadenante de la PCR, el tiempo
de PCR hasta el momento de iniciar las maniobras de RCP (cuando las primeras medidas b�sicas se inician
dentro de los 4 primeros minutos y las medidas de RCP avanzada dentro de los 8 primeros minutos se
mejoran las tasas de supervivencia), el tiempo y la calidad en las maniobras de reanimaci�n y los cuidados
intensivos postreanimaci�n.

El pron�stico es peor si se trata de una parada card�aca (PC) que de una parada respiratoria (PR). Cuando
lo que sucede inicialmente es una PR, el latido card�aco eficaz puede persistir durante unos minutos, y una
r�pida actuaci�n puede impedir que se produzca una PC. Tambi�n es peor el pron�stico si la PCR se
produce fuera del hospital, pues tanto la rapidez de actuaci�n como el equipamiento y formaci�n del
personal es inferior en la atenci�n a las emergencias pedi�tricas.
Cuando se compara con el adulto el pron�stico de la PCR del ni�o suele ser peor debido a que en la
mayor�a de los casos el ni�o lleva en hipoxemia un per�odo prolongado de tiempo,, con el consiguiente
da�o de diversos �rganos, antes de que se produzca la PCR, en tanto que en el adulto la causa m�s
frecuente es primariamente card�aca y brusca sin hipoxemia previa a la misma.

Prevenci�n de la PCR

a) Prevenci�n de los accidentes. A nivel domiciliario: guardar los medicamentos, art�culos de limpieza y
productos y t�xicos fuera del alcance de los ni�os, medidas de seguridad electrica y protecci�n de
balcones y ventanas.

Fuera del domicilio: medidas para evitar accidentes de tr�fico, tanto a nivel general como individual
(utilizaci�n del casco en bicicletas y motocicletas, cinturones de seguridad. etc.), protecci�n de las piscinas
y aprendizaje precoz de la nataci�n.

b) Valoraci�n frecuente de los signos respiratorios y/o hemodin�micos indicativos de riesgo de PCR
inminente (tabla l).

c) Traslado:

- En los RN: traslado de la embarazada de alto riesgo a un centro hospitalario con experiencia en la atenci �n
a neonatos criticos.

- En los lactantes y ni�os mayores.

A nivel extrahospitalario: proceder al traslado urgente al servicio de urgencia hospitalario de aquella


patolog�a con riesgo de PCR.

En patolog�a grave cr�tica en el hospital, proceder al traslado a la unidad de cuidados intensivos.

II. Consideraciones generales de la reanimaci�n cardiopuimonar en ni�os (RCP)

Concepto

La RCP consiste en un conjunto de pautas estandarizadas que tienen como objetivo inicial sustituir y
despu�s reinstaurar la ventilaci�n y la circulaci�n espont�nea.

Indicaciones contraindicaciones de la RCP

La RCP estar� indicada siempre que exista parada cardiaca y/o respiratoria, excepto en las siguientes
situaciones:

  Que existan signos claros de muerte biol�gica.

Que acontezca en el curso de una enfernedad incurable.

Cuando se estima que no se va a obtener ning�n beneficio para el paciente de la RCP, como
es el caso de coma permanente u otras situaciones de severa afectaci�n vital igualmente
irreversible.

En situaciones poco claras se debe conceder al paciente el beneficio de la duda e iniciar siempre la RCP.
Suspensi�n de la RCP

  La RCP se suspender� en las siguientes situaciones:

 - Cuando se hayan conseguido los objetivos de la misma, es decir, el restablecimiento de la


ventilaci�n y circulaci�n efectivas.

- Cuando estando reanimando al paciente nos informamos que se trata de una enfermedad incurable, en la
que no hay justificaci�n de la reanimaci�n.

- Seg�n el tiempo que se lleve de RCP. En general se suspender� cuando tras media hora de RCP no se
observa ning�n signo vital, ni se obtiene ning�n ritmo organizado en el electrocardiograma.
Excepcionalmente puede prolongarse en situaciones de ahogamiento, intoxicaci�n por drogas depresoras
del SNC o hipotermia.

Existe la evidencia de que los reci�n nacidos cuyo Apgar permanece en 0 despu�s de 10 minutos no
sobreviven.

Protocolo de la RCP

Comprende la organizaci�n de los conocimientos te�ricopr�cticos de la RCP que se dividen en tres fases:

1. RCP b�sica. Comprende las diversas maniobras que deben hacerse para efectuar una RCP adecuada
cuando no se dispone de ayuda de equipo (medios t�cnicos). Su objetivo es conseguir una oxigenaci�n de
emergencia para proteger fundamentalmente el sistema nervioso central (SNC).

Se realizar�n los siguientes pasos tras comprobar inconsciencia :

Apertura y desobstrucci�n de la v�a a�rea.

Ventilaci�n con aire espirado.

Masaje card�aco externo.

Bas�ndose en las diferentes causas y mecanismos de producci�n de la PCR del ni�o con respecto al
adulto, en los ni�os se recomienda efectuar estas medidas b�sicas durante al menos 1 minuto antes de
activar el sistema de emergencia, en tanto que en el adulto en que la PCR brusca e inesperada puede ser por
arritmia grave tras infarto, se aconseja activar el sistema de emergencia antes de comenzar la PCR, ya que la
desfibrilaci�n precoz es esencial junto a la RCP.

2. RCP avanzada. Comprende las medidas que deben aplicarse cuando se tienen medios t�cnicos adecuados
y personal preparado para su utilizaci�n. Sus objetivos son: establecer la ventilaci�n adecuada, restablecer
la actividad card�aca, normalizar el ritmo card�aco y estabilizar la hemodin�mica.

Se efectuar�n los siguientes pasos:

 - Mantenimiento de la permeabilidad y aislamiento definitivo de la v�a a�rea.Ventilaci�n y


oxigenaci�n.
- Masaje card�aco.Empleo de f�rmacos y v�as de administraci�n.Monitorizaci�n
electrocardiogr�fica.Diagn�stico y tratamiento espec�fico de arritmias.

3. Los cuidados postreanimaci�n tendr�n como objetivo optimizar las funciones de los diversos sistemas
org�nicos que pueden estar comprometidos primariamente o secundariamente a la hipoxia, especialmente
la encefalopat�a postan�xica. Por ello los cuidados comprender�n:

* La valoraci�n de la recuperabilidad del paciente y de la causa que ha provocado la PCR.

* La valoraci�n neurol�gica y tratamiento espec�fico de la encefalopat�a postan�xica.

* Control de los diversos �rganos y sistemas, con optimizaci�n del tratamiento de los mismos.

Peculiaridades de RCP en las diversas edades pedi �tricas

Por sus peculiaridades anatomofisiol�clcas y especialmente por las maniobras de RCP, las diferenciaremos
en tres edades:

 Reci�n nacido: primer mes de vida.


 Lactante:primer a�o de vida.
 Ni�o: por encima del primer a�o.

En estas normas de RCP infantil se comentar�n las diferencias con respecto al adulto y se expondr�n a
nivel pr�ctico los siguientes apartados:

RCP b�sica pedi�trica,

RCP avanzada en lactantes y ni�os y

RCP neonatal.

Normas y gu�as de reanimaci�n cardiopulmonar.

La American Heart Association (AHA) estandariza los conocimientos te�rico-pr�cticos de RCP a partir de
1966, efectuando recomendaciones y normativas sobre RCP que se publican en la revista JAMA
peri�dicamente. Sin embargo, hasta 1978 no se establecen programas sobre RCP pedi�trica, cre�ndose
desde entonces un grupo de trabajo de -resucitaci�n pedi�trica, en el que se incorporan representantes de
diversas organizaciones peditricas, estableci�ndose avances en las t�cnicas separadas, de RCP pedi�trica y
neonatal, que se publican en cap�tulos aparte de la revista JAMA, y en 1988, en una monograf�a especfica
de RCP pedi�trica auspiciada por la AHA y la Academia Americana de Pediatr�a. Dentro del Consejo
Europeo de Resucitacion se crea, en 1992, un grupo de trabajo que publica en 1994 las guias para el soporte
vital pedi�trico.

En Espa�a. a comienzos de los a�os 80 se crea un grupo de trabajo en RCP que m�s tarde se constituir�a
en Comit� Espa�ol de RCP encargado de elaborar un Plan Nacional para la ense�anza y difusi�n de la
RCP. Este Comite est� integrado en el Comit� Europeo, que al igual que en los otros pa�ses han
establecido distintos grupos o comisiones de trabajo, entre los que se encuentra el de RCP Infantil, cuyos
objetivos son los de establecer los protocolos de actuaci�n en RCP peditrica y neonatal.

Por tanto, en el momento actual existe un soporte internacional con una infraestructura permanente para el
desarrollo de programas de RCP, tanto en adultos como en ni�os.
Reanimaci�n cardiopuimonar b�sica en pediatr�a

Comprende las diversas maniobras que deben aplicarse para realizar una RCP adecuada sin usar
equipamiento.

Su objetivo fundamental es conseguir oxigenaci�n de emergencia para la protecci�n del SNC y otros
�rganos vitales.

Para una adecuada RCP b�sica se efectuar�n los siguientes pasos (Fig. I):

I. Comprobar inconsciencia.

Para ello se estimular� al paciente en busca de respuesta. Al paciente pedi�trico se le estimular� m�s
cuidadosamente que al adulto, habitualmente por est�mulos t�ctiles (peque�as sacudidas, pellizcas, etc.),
habl�ndole en voz alta. En caso de evidencia o sospecha de traumatismo de cuello, hay que evitar que
cabeza y cuello se muevan durante la estimulaci�n.

Movilizar al ni�o solamente si se encuentra en lugar peligroso o si no es adecuado en caso de precisar PCR

2. Maniobras de RCP.

Si es posible se solicitar� ayuda si hay personas en el entorno, si bien las maniobras de RCP se deben
comenzar inmediatamente sin perder tiempo en la solicitud de ayuda ni en la llegada del equipamiento, pues
en lactantes y ni�os muchas veces lo �nico que puede precisarse es la apertura de la v�a a�rea, evi
t�ndose as� la parada card�aca.

El orden de las maniobras de RCP b�sica ser�:


apertura de la v�a a�rea, ventilaci�n y masaje card�aco.

l. Apertura de la v�a a�rea.

Un ni�o inconsciente suele ser incapaz de mantener permeable la v�a a�rea (comunicaci�n entre el aire
ambiente y 1os alveolos pulmonares), por lo que la medida b�sica inicial de ser la apertura de dicha v�a
a�rea. lo que puede conseguirse co las siguientes maniobras:

a) Maniobra frente-ment�n. Incluye dos componentes:

- Colocando una mano sobre la frente efectuamos extensi�n del cuello, que debe ser moderada en ni�os
peque�os y neutra en lactantes. El occipucio prominente del ni�o predispone a la ligera extensi�n del
cuello cuando se coloca el ni�o en una super ficie plana, por lo que debemos asegurar que se mantenga e
posici�n neutra.

- Levantamiento del ment�n: se realiza colocando la punta de los dedos de la otra mano debajo del
ment�n. Durante es man iobra se debe poner especial cuidado en evitar cerrar la boca o empujar los tejidos
blandos debajo del ment�n, ya que tal maniobra puede obstruir la v�a a�rea, sobre todo en lactantes.

b) Tracci�n de la mand�bula o triple-maniobra: Se efectuar� en caso de traumatismo craneal en que la


maniobra frente-ment�n est� contraindicado. Debe mantenerse inmovilizado la columna cervical con
alineaci�n de la cabeza y cuello. Efectuar tracci�n de la mand�bula hacia arriba y adelante, colocando los
dedos a cada lado de la mand�bula y levantando el �ngulo mandibular. Al mismo tiempo se puede tratar
de abrir la boca, deprimiendo la barbilla con los pulgares (triple maniobra).
Si se tiene evidencia o sospecha de que existe obstrucci�n de la a v�a a�rea por cuerpo extra�o se
proceder� de inmediato a la extracci�n del mismo para abrir la v�a a�rea (ver m�s adelante las
maniobras de desobstrucci�n en la v�a a�rea para eliminaci�n de cuerpo extra�o).

2. Ventilaci�n

Comprobar si el paciente respira. Colocarse aproximando nuestro o�do y mejilla a la boca del paciente, y
as�: mirar si hay movilidad tor�cica y/o abdominal, escuchar si hay ruidos respiratorios y sentir si existe
movilidad del aire golpeando nuestra mejilla.

a) Si el paciente realiza movimientos t�raco-abdominales (a veces pueden ser muy intensos) pero no se
detecta entrada o salida de aire, debemos pensar que la v�a a�rea est� obstruida, por lo que
procederemos a efectuar maniobras de desobstrucci�n.

b) Si existe apnea efectuaremos ventilaci�n con aire espirado:

Ventilaci�n boca a boca y nariz en RN y lactantes.

Ventilaci�n boca a boca en ni�os, pinzando la nariz con los dedos pulgar e �ndice

Mientras efectuamos la ventilaci�n es muy importante mantener una adecuada apertura de la v�a a�rea.

Volumen y presi�n de insuflaci�n: Para una adecuada ventilaci�n debemos adaptarnos a cada ni�o, ya
que existir�n diferencias en el volumen y presi�n de insuflaci�n. Los vol�menes con los que ventilaremos
ser�n variables seg�n la edad. El reanimador observar� la movilizaci�n del t�rax, intentando
suministrar suficiente volumen para que se movilice, pero es muy importante, igualmente, evitar excesiva
movilizaci�n por el riesgo de provocar barotrauma pulmonar, e importante distensi�n ,g�strica. Para
minimizar la distensi�n g�strica se debe optimizar la alineaci�n de la v�a a�rea y efectuar insuflaciones
lentas y mantenidas. En los ni�os se soplar� suavemente y en los lactantes insuflar s�lo a bocanadas.

En los lactantes. debido a la estrechez de las v�as a�reas. puede ser necesario efectuar una presi�n
relativamente alta pa ra conseguir la entrada de un volumen de aire que produzca una expansion tor�cica
adecuada. Si el t�rax no se eleva nada o muy poco, debemos de reajustar la apertura de la v�a a�rea y si a
pesar de ello contin�a igual, sospecharemos la obstrucci�n por cuerpo extra�o. procedi�ndose seg�n
maniobras descritas m�s adelante.

Frecuencia respiratoria: Inicialmente se realizar�n cinco respiraciones lentas de 1 a 1,5 segundos por


respiraci�n, con una pausa entre ellas. El reanimador debe coger aire entre cada insuflaci�n para mejorar
el contenido de ox�geno del aire espirado. Posteriormente se efectuar�n 20 respiraciones por minuto.

En general, y sobre todo cuando la causa de la PCR sea de origen respiratorio, las inspiraciones deben ser
prolongadas (1,5 seg).

3. Palpaci�n de pulsos Y masaje card�aco

Una vez que se ha efectuado la apertura de la v�a a�rea y se ha iniciado la ventilaci�n se valorar� si el
paciente est� en parada card�aca, procediendo a la palpaci�n de los pulsos centrales. Si se detecta
ausencia de actividad card�aca eficaz se proceder� a efectuar masaje card�aco.

a) Comprobaci�n del pulso:


 - Braquial en lactantes (< 1 a�o de vida). Se localizar� en el lado interno de la extren�dad
superior entre el codo y el hombro, poniendo un dedo en forma de gancho sobre esta zona, con el
brazo del ni�o en abducci�n y rotaci�n externa. El pulso femoral es una alternativa en esta edad.

- Carot�deo en ni�os. Para palparlo efectuaremos un barrido desde la l�nea media hasta la
car�tida.

b) Masaje card�aco:

Colocar al ni�o sobre plano duro. Es importante que mientras se efect�a el masaje
card�aco mantengamos la cabeza en posici�n adecuada para efectuar la ventilaci�n.

Zona y m�todo de Masaje:  Variar� seg�n la edad:

a) En RN: ver m�s adelante en particularidades de la RCP neonatal.

b) En lactantes se efectuar� compresi�n con los dedos medio y anular


(localizados longitudinalmente en el estern�n) a 1 dedo por debajo de la l�nea
intermamilar.

c) En ni�os se efectuar� compresi�n este mal con la base de la mano a 2


dedos por encima del extremo distal del estern�n (localizar la zona de
compresi�n barriendo desde la arcada costal hac�a el extremo distal del
estern�n). En los ni�os mayores, si se aprecia que la fuerza de compresi�n no
es suficiente, se realizar� la compresi�n como en el adulto, es decir, apoyando
una mano sobre la obra.

Fuerza de compresi�n: Debe ser suficiente para producir una depresi�n


esternal de 1/3 a la l/2 de la profundidad del t�rax (2 cm en el lactante, 3 cm
en el ni�o peque�o y 4-5 cm en el ni�o mayor). La compresi�n debe durar el
50% del ciclo (0,3 seg), dejando que vuelva el t�rax a su posici�n normal, pero
sin quitar nuestras manos del lugar de compresi�n, salvo que nos sea imposible
si estamos reanimando solos.

Frecuencia del masaje:

En lactantes y ni�os, IOO/minuto.

En ni�os mayores, 80/minuto.

Coordinaci�n del masaje card�aco y la Ventilaci�n: Debe existir una


sincronizaci�n del masaje card�aco y la ventilaci� En lactantes y
ni�os peque�os se efectuar�n (haya uno o m�s reanimadores) cinco
compresiones tor�cicas seguidas de un pausa de I- 1,5 segundos
durante la cual se efectuar� la ventilaci�n (relaci�n
masajelventilaci�n 5/1).

En ni�os mayores la relaci�n masaje/ventilaci�n ser� ta bi�n de 5/1


si existen dos reanimadores. Si hay solamente u reanimador ser� igual
que en el adulto (5/2).

 
3. Solicitar ayuda al sistema de emergencia m�dica.

Tras realizar la RCP durante 1 minuto. si estamos fuera del hospital, se solicitar� ayuda al sistema de
emergencia m�dic abandonando moment�neamente la RCP si estamos solos. Si es posible alertar a nadie,
se debe proseguir ininterrumpidamen la RCP hasta que llegue alguien o sea imposible continuar p
agotamiento del reanimador.

Si se trata de un lactante peque�o no hay necesidad de interrumpir la RCP en ning�n momento para
solicitar ayuda, ya que puede realizarse el transporte y la RCP simult�neamente, apoyando al lactante sobre
un antebrazo, dar masaje card�aco con la otra mano y efectuar la ventilaci�n boca a boca y nariz

4. Control de la eficacia de la RCP.

La eficacia global de la RCP se valorar� cada 2 minutos, suspendiendo la RCP durante 5 segundos,
comprobando el pulso y la respiraci�n espont�nea.

Asfixia. Extracci�n de cuerpos extra�os de la v�a a�rea

Si existe certeza o fuerte sospecha de obstrucci�n de la v�a a�rea superior por cuerpo extra�o se deben
tomar medidas para desobstruirla.

Si el ni�o/a est� respirando espont�neamente debemos estimularle para que tosa y expulse el cuerpo
extra�o. Si estos esfuerzos son claramente inefectivos y la respiraci�n es inadecuada procederemos
nosotros a la extracci�n del mismo seg�n los siguientes pasos:

1. Extracci�n manual.

S�lo se efectuar� si el cuerpo extra�o es f�cil de ver y extraer. La extracci�n manual a ciegas en ni�os
no debe llevarse a cabo por el riesgo de empujar el cuerpo extra�o hacia el interior de la v�a a�rea
provocando una obstrucci�n mayor.

2. Maniobras de expulsi�n.

Van a variar dependiendo de que se trate de lactantes o de ni�os. as� como de que el paciente est�
consciente o inconsciente.

 a) Maniobras de expulsi�n en lactantes:

1. Colocar al lactante en dec�bito prono, apoytendolo sobre nuestro antebrazo, sujet�ndolo


firmemente por la mand�bula, y con los dedos pulgar e �ndice, mantener la cabeza
ligeramente extendida procurando que est� en posici�n m�s baja que el tronco. Golpear
cinco veces con el tal�n de la otra mano en la zona interescapular con impulsos
moderadamente fuertes.

2 .Cambiar al lactante al otro antebrazo poni�ndolo en dec�bito supino, sujet�ndole la


cabeza con la mano y en posici�n m�s baja que el tronco. Efectuaremos cinco compresiones
tor�cicas en la misma zona e igual que el masaje card�aco pero m�s fuertes y algo m�s
lentas.

3. Examinar la boca y eliminar cualquier cuerpo extra�o visible.


4. Efectuar maniobras de apertura de la v�a a�rea Y examinar la efectividad de las
respiraciones espont�neas.

5. Intentar la ventilaci�n con aire espirado. Si persistiera la obstrucci�n (evidenciada


por imposibilidad de ventilar al paciente) debemos insistir en las maniobras previas
altern�ndolas cuantas veces sea necesario.

b) Maniobras de expulsi�n en ni�os:

Si se trata de un ni�o peque�o se intentara colocar transversalmente sobre


los muslos del reanimador (en posici�n sentado) e inicialmente los golpes
tor�cicos son sustituidos por golpes adbon�nales (maniobra de Heimlich).
Esta maniobra puede realizarse con el paciente en dec�bito supino o en
posicion vertical, seg�n el estado de consciencia de la v�ctima :

- Si el paciente est� inconsciente se pone en dec�bito supino y el reanimador


se colocar� a su lado o, a horcajadas sobre sus caderas. Tras girar la cabeza de
la v�ctima hacia un lado se colocar� el tal�n de la mano sobre su abdomen
en la l�nea media, por encima del ombligo y por debajo del apnea cute;ndice
xifoides y seguidamente se pondr� la otra mano sobre el dorso de la primera. A
continuaci�n se efectuar�n cinco compresiones con ambas manos sobre el
abdomen, hacia arriba y de forma r�pida.

- Si el paciente est� consciente, el reanimador se sit�a de pie y sujeta a la


v�ctima por detr�s, pasando los brazos por debajo de las axilas y rodeando el
t�rax del paciente. Se colocar�n las manos sobre el abdomen, igual que en el
paciente inconsciente, efectuando cinco compresiones hacia arriba y hacia
atr�s.

Por tanto, en ni�os con edades por encima de 1 a�o, las cinco compresiones tor�cicas (en la cara anterior
del t�rax) son sustituidas por cinco compresiones abdominales, que se iniciar�n despu�s de la segunda
serie de cinco golpes en la espalda.

RCP básica en Pediatría de Atención Primaria

Basic CPR in Pediatric Primary Care

JI Manrique Martíneza  , V Sebastián Barberánb 


a
Presidente del Grupo Español de RCP Pediátrica y Neonatal. Instituto Valenciano de Pediatría. Valencia.
Español.
b
Instructor del Grupo Español de RCP Pediátrica y Neonatal. Centro de Salud Fuente San Luis. Valencia.
Español.

La reanimación cardiopulmonar (RCP) básica es el conjunto de maniobras que permiten identificar si un


niño está en situación de parada cardiorrespiratoria (PCR) y realizar una sustitución de las funciones
respiratoria y circulatoria, sin ningún equipamiento específico, hasta que la víctima pueda recibir un trata
miento más cualificado.

La RCP básica hay que iniciarla lo antes posible. Su objetivo fundamental es conseguir la oxigenación de
emergencia para la protección del sistema nervioso central (SNC) y otros órga nos vitales.

Las maniobras de reanimación cardiopulmonar básica son fáciles de realizar y cualquier persona puede
aprenderlas.

PASOS DE LA REANIMACIÓN CARDIOPULMONAR BÁSICA

La RCP básica consta de una serie pasos o maniobras que deben realizarse de forma secuencial (Fig. 1). No
se debe pasar de un paso a otro sin estar seguros de que la maniobra anterior esté correctamente
realizada.

CONSEGUIR LA SEGURIDAD DEL REANIMADOR Y DEL NIÑO


Comprobar la inconsciencia: se comprobará la respuesta del niño ante estímulos como: hablarle en voz alta
(por su nombre en niños que puedan responder), pellizcos y palmadas.

¡Pedir ayuda!: si solo hay un reanimador, se solicitará ayuda a las personas del entorno, gritando ayuda,
pero sin abandonar al niño para solicitar la ayuda (ni retrasar la RCP para usar un teléfono móvil). Si hay
otra persona presente, se le ordenara que alerte al Servicio de Emergencias Médicas mediante el número
universal de emergencias 112 o al equipo intrahospitalario de atención a la parada cardiaca.

Abrir la vía aérea: se efectuará en todos los niños la maniobra frente-mentón, excepto en los que se
sospecha traumatismo cervical. Maniobras de elección en niños con sospecha de trau matismo cráneo-
cervical:

 Maniobra de elevación mandibular-triple maniobra modificada.


 Maniobra de tracción mandibular.

Comprobar la respiración: antes de decidir si no existe respiración espontánea se debe mirar, sentir y oír
como máximo durante diez segundos. Si el niño respira, se le debe colocar en posición de seguridad, salvo
que se trate de un accidente en el que se sospeche traumatismo cervical.

Ventilar (insuflaciones o respiraciones de rescate): cinco insuflaciones/respiraciones de rescate, debiendo


ser efectivas un mínimo de dos de ellas. Las insufla ciones deben ser lentas (de 1 segundo). La fuerza y el
volumen de insuflación se deben adaptar a la edad y tamaño del niño. Técnicas de ventilación:

 Lactante: boca a boca/nariz.


 Niño: boca a boca.

Comprobar signos de circulación: se deberá buscar la existencia de signos de vitales (respiraciones


normales descartando las agónicas, tos o movimientos) durante un máximo de diez segundos. En el caso
de profesionales entrenados, se valorarán también los pulsos centrales.

Palpación del pulso arterial central:

 Pulso braquial o femoral en lactantes.


 Pulso carotideo o femoral en niños.

Si se palpa pulso:

 Se debe continuar ventilando a una frecuencia de 20 veces por minuto, hasta que el niño respire por
sí mismo con eficacia.
 Si el niño respira pero permanece inconsciente, se le debe colocar en posición de seguridad.

Si no se palpa el pulso central o si la frecuencia es inferior a 60 por minuto en ausencia de signos vitales,
se debe efectuar masaje cardiaco coordinado con la respiración.

Masaje cardiaco (compresiones torácicas): puntos de referencia para el masaje cardiaco: tanto en los
lactantes como en los niños, se deben realizar las compresiones torácicas sobre el tercio inferior del
esternón.

 Masaje cardiaco en el lactante. La compresión torácica se puede realizar:


o Con dos dedos: esta técnica es preferible cuando hay un solo reanimador.
o Abarcando el tórax con las dos manos: esta técnica es recomendable cuando hay dos
reanimadores y el reanimador puede abarcar el tórax entre sus manos.
 Masaje cardiaco en el niño mayor de un año. La compresión torácica se puede realizar:
o Con una mano: asegurando no comprimir por debajo del apéndice xifoides.
o Con dos manos.

La frecuencia del masaje será de aproximadamente 100-120 por minuto.

Relación masaje cardiaco-ventilación: la relación compresiones:ventilaciones recomendada para personal


sanitario en lactantes y niños de cualquier edad es de 15:2. En el caso de que el reanimador se encuentre
solo, puede utilizar la relación 30:2 del adulto para evitar los cambios frecuentes entre respiraciones y
compresiones. Esta misma relación 30:2 es la misma que se recomienda para el personal no sanitario.

Activar el sistema de emergencias (SEM): podemos encontrarnos con tres posibles supuestos:

 Si hay solamente un reanimador, este efectuará las maniobras de RCP duran te al menos un minuto,
y tras ello:
o Si sigue solo activará el SEM usando el teléfono si dispone de él, y si no es así abandonara
tan solo de forma momentánea al pacien te para solicitar dicha ayuda (no más de 60
segundos).
o Si ha acudido alguien tras solicitar ayuda, se le indicara que llame al 112 y active el SEM.
 Cuando hay más de un reanimador, uno de ellos efectuará inmediatamente la reanimación, mientras
que el otro pide ayuda y, una vez solicitada, ayudará en la reanimación.
 En niño con colapso súbito presenciado, primero se solicita ayuda y luego se debe iniciar la RCP.

Comprobación de la eficacia de la reanimación: cada dos minutos deben suspenderse durante un máximo
de cinco segundos las maniobras de reanimación para comprobar si se han recuperado signos vitales y/o
pulso y la respiración espontánea.

OBSTRUCCIÓN DE LA VÍA AÉREA POR UN CUERPO EXTRAÑO (OVACE)

Cuando haya sospecha de la obstrucción de la vía aérea por un cuerpo extraño, se seguirá la secuencia
detallada en la Fig. 2.

Reconocimiento de un cuerpo extraño en la vía aérea

Las maniobras de desobstrucción (Fig. 3) serán diferentes según:

 La victima este consciente o inconsciente.


 Con tos efectiva o no.
 Respiración efectiva o no.
 La edad de la víctima: lactante o niño.

En base a estos cuatro puntos nos podremos encontrar ante tres situaciones diferentes, niño/lactante:

 Consciente con tos y respiración efectivas: hay que colocarlo en posición incorporada y animarle a
que siga tosiendo o llorando, sin efectuar ningún tipo de maniobra.
 Consciente con tos y respiración no efectivas: hay que actuar inmediatamente, existiendo
diferencias en las maniobras a realizar según se trate de un lactante o un niño Fig. 4).
 Inconsciente: se actuará como si el niño estuviera en parada cardiorrespiratoria, utilizando el mismo
algoritmo en el lactante y el niño. Se realizará RCP básica con masaje y ventilación, sin tener en
cuenta que el paciente tiene un cuerpo extraño. El masaje cardiaco es la maniobra de
desobstrucción (Fig. 5).
BIBLIOGRAFÍA

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professionals and lay persons: children are not just little adults. Resuscitation. 2004;61:173-81. [ Links ]

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Referencia para citar este artículo: Manrique Martínez JI, Sebastián Barberán V. RCP básica en Pediatría
de Atención Primaria. Rev Pediatr Aten Primaria. 2016;(25):93-8.

ABREVIATURAS:

OVACE obstrucción de la vía aérea por un cuerpo extraño


PCR parada cardiorrespiratoria
RCP reanimación cardiopulmonar
SEM sistema de emergencias
SNC sistema nervioso central

eanimación cardiopulmonar básica pediátrica:


implementación práctica de guías 2010
Basic pediatric cardiopulmonary resuscitation–Practical implementation of 2010
guidelines
Sandra Matiza,b,
, Carolina Arizac, David Santanderd

Medicina y Pediatría General, Universidad El Bosque, Bogotá, Colombia

Cardiología Pediátrica, Hospital Ramón y Cajal, Universidad Alcalá de Henares, Madrid, España

Pediatría, Fundación Universitaria San Martín, Bogotá, Colombia

Medicina Interna, Universidad Nacional de Colombia, Bogotá, Colombia

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RESUMEN

Se realiza un análisis crítico de las guías 2010 de reanimación básica


pediátrica (Basic Life Support-Soporte de vida básico pediátrico [BLS])
de la Sociedad Americana de Cardiología (American Heart Association
[AHA]) y del Consejo Europeo de Resucitación (European Resuscitation
Council [CER]), con el fin de ilustrar de forma práctica al reanimador
pediátrico para que logre adquirir técnica de evaluación y manejo
sistemático, que le otorguen rapidez, eficiencia y seguridad en el
momento de enfrentarse a un niño en paro cardiopulmonar o muerte
súbita cardiaca.

Palabras clave:

Pediatría

Muerte súbita cardiaca

Reanimación cardiopulmonar

ABSTRACT
A critical analysis is made of the 2010 pediatric cardiopulmonary
resuscitation (Basic life support [BLS]) guidelines from the American
Heart Association (AHA) and the European Resuscitation Council (ERC),
to illustrate a practical way to make a systematic evaluation and
treatment in order to develop quickness, efficiency and safety in
managing a child with cardiopulmonary arrest or sudden cardiac death.

Keywords:

Pediatrics

Sudden cardiac death

Cardiopulmonary resuscitation

TEXTO COMPLETO

Definiciones
 1.

Paro cardiaco: denominado también paro cardiorrespiratorio, es la


interrupción de la actividad mecánica cardiaca y se caracteriza por
inconsciencia, apnea y ausencia de pulso central palpable.

 2.

Paro respiratorio: la oxigenación y ventilación inadecuadas, llamada


insuficiencia respiratoria, puede llevar a apnea o falta de respiración
que se manifiesta como cianosis y alteración en la consciencia. Puede
haber pulso palpable al inicio.

 3.

Clasificación de los niños por edad: recién nacido (primeras 24h),


neonato (desde el segundo día de vida hasta el primer mes), lactante
(desde un mes hasta el año), niño (desde el año hasta que adquieren
caracteres sexuales secundarios (mamas, vello o barba). Los niños
mayores de 12-14 años se tratan como adultos.

Etiología del paro cardiorrespiratorio en niños


El paro cardiaco en lactantes y niños generalmente es asfíctico y es el
resultado de falla respiratoria progresiva o shock. El episodio de asfixia
lleva a hipoxemia sistémica e hipercapnia, luego progresa a acidosis,
bradicardia con hipotensión y termina en paro cardiaco por asistolia.
Otros mecanismos menos comunes del paro cardiaco intrahospitalario o
extrahospitalario son la fibrilación ventricular o la taquicardia
ventricular sin pulso, que se presentan en niños como evento inicial en
el 5-15% de los casos. En el 27% de los niños ocurren estas arritmias en
algún momento de la reanimación intrahospitalaria y la incidencia
aumenta con la edad (anomalías genéticas en los canales iónicos
miocárdicos «canalopatías»)1–10.

En el paro cardiaco intrahospitalario la supervivencia de niños ha


aumentado del 9 al 33% desde 1980 a 2010, pero la supervivencia en
pacientes extrahospitalarios es del 4-13% y no ha mejorado
significativamente en los últimos 20 años. Se ha incrementado la
supervivencia en pacientes intrahospitalarios debido a la aparición de
equipos de respuesta rápida o equipos de urgencia médica pediátrica,
que actúan antes de que el paciente haga paro cardiaco o respiratorio.
En Colombia no se cuenta aún con estadísticas sobre paro cardiaco o
respiratorio intra- o extrahospitalario en niños, pero de realizarlas,
podría documentarse la mejoría en la supervivencia de estos, con el
incremento de entrenamiento en nuestros reanimadores 11–15.

Estos conceptos y entrenamiento no deben ser exclusivos del personal


de salud sino también de madres, educadores y otras personas que
estén en contacto permanente con lactantes o niños. Las causas más
comunes de paro cardiorrespiratorio en lactantes son las
malformaciones congénitas, las complicaciones por prematuridad y el
síndrome de muerte súbita del lactante, mientras que en mayores de
un año, lo son el trauma relacionado con vehículos automotores y la
violencia.

Así pues, se debe tratar de prevenir las causas y conocer el manejo


sistemático del paro mediante el cumplimiento de los siguientes pasos.
Cadena de supervivencia

Desde que se inició la divulgación de las maniobras de reanimación se


ha trabajado con la cadena de supervivencia o eslabones de la cadena
de supervivencia. Para que la cadena tenga sentido debe trabajar con
eslabones, unidos unos a otros, ya que de lo contrario no se ejerce su
función.

El Consejo Europeo de Resucitación (European Resuscitation Council


[CER]) recomienda estar preparado para reanimar a un niño con posible
paro cardiaco y/o patología que comprometa el sistema cardiovascular;
por tanto, se deben asegurar 3 elementos antes de iniciar la
reanimación básica (3 «S» en inglés para fácil recordación):

 •

Safety=seguridad.

 •

Stimulate=estimular al paciente para confirmar su respuesta.

 •

Shout for help=gritar para pedir ayuda.

Luego insisten en que, ya que la mayoría de los paros en niños son de


origen hipóxico y las arritmias comienzan con bradicardia, se debe
continuar abriendo la vía aérea y dando ventilación antes de iniciar la
compresión cardiaca (A, B y C [A (airway): abrir la vía
aérea; B(breathing): dar respiraciones y C (circulation): dar flujo
sanguíneo al corazón a través de compresiones torácicas]). La relación
compresión-ventilación recomendada en niños es 15:2 si son 2
reanimadores, mientras que en adultos es de 30:2 si es un reanimador,
durante 1min al principio de las maniobras. Por último, recomiendan
reevaluar los signos vitales del paciente y verificar que ya se ha
llamado al sistema médico de urgencia; si no se ha llamado al sistema
o el reanimador está solo, debe hacerse en este momento.

El CER usa la cadena de supervivencia de 2010 que consta de 4


eslabones:

 1.

Reconocimiento temprano del paro y llamamiento para pedir ayuda a


fin de prevenir el paro cardiaco.

 2.

Reanimación cardiopulmonar temprana para ganar tiempo.

 3.

Soporte vital avanzado temprano, incluyendo desfibrilación, para


reiniciar la función cardiaca.

 4.

Cuidado posreanimación para proteger el cerebro y recuperar la calidad


de vida después de recuperar la circulación espontánea 15,16.

La Sociedad Americana de Cardiología (American Heart Association


[AHA]) le adicionó en 2010 un quinto eslabón a la cadena de la
supervivencia en niños:

 1.

Prevención de accidentes y de causas comunes de paro en niños


(prevención).

 2.

Reanimación cardiopulmonar pronta y efectiva.

 3.
Activación del sistema médico de urgencia.

 4.

Reanimación avanzada temprana pediátrica.

 5.

Cuidados posreanimación.

A continuación se analizarán los cinco eslabones recomendados por la


AHA.

Primer eslabón: prevención

Para prevenir las causas más comunes de paro, como el síndrome de


muerte súbita del lactante, se han realizado campañas educativas
mundiales para que los padres ubiquen a sus hijos en decúbito supino
(boca arriba) o de lado (no sobre su estómago o en decúbito prono) y
evitar el uso de almohadas o colchones muy suaves. Igualmente, se ha
promovido el uso de sillas para automóvil adecuadas para la edad de
cada niño, cinturones de seguridad y elementos de protección como
cascos, rodilleras, entre otros, al montar en bicicleta, patineta, etc.

Otras medidas de prevención contra los accidentes de tráfico incluyen


campañas de educación para los peatones sobre el respeto a las leyes
de tráfico, así como evitar el consumo de alcohol u otras sustancias
alucinógenas al conducir.

Para prevenir ahogamiento se recomienda cercar las zonas de riesgo


(piscinas, lagos) o utilizar mecanismos de seguridad especiales. Los
niños mayores de 5 años deben aprender a nadar. Los detectores de
humo son elementos efectivos en la prevención de quemaduras, asfixia
por inhalación de humo y muerte. Si se posee un arma de fuego, debe
guardarse descargada y bajo llave. En la actualidad existen armas
inteligentes que solo pueden ser disparadas por sus dueños, con el
objetivo de reducir el riesgo de suicidios o lesiones no intencionadas.
Para prevenir la obstrucción de la vía aérea por cuerpo extraño, una
causa común de muerte en menores de 5 años, se recomienda evitar el
uso de objetos de alto riesgo o de tamaño pequeño y no permitir que el
niño coma mientras juegue, corra o realice otras actividades de riesgo.

Segundo eslabón: reanimación cardiopulmonar pronta y


efectiva

La reanimación cardiopulmonar básica pronta y efectiva es


fundamental para que el niño recupere su circulación espontánea y no
haya compromiso neurológico significativo. El principal cambio que ha
generado controversia es la modificación del «ABC» por «CAB». En
diversas partes del mundo se han realizado múltiples estudios que
permiten concluir que los reanimadores temen contaminarse al dar
ventilación boca a boca o confunden las maniobras pediátricas con las
de adultos, con lo cual demoran su inicio y, al no haber claridad, los
niños dejan de recibir una reanimación óptima y sufren las
consecuencias. Además se registraron casos de éxito en la reanimación
con solo comprensiones sin dar ventilaciones, así que se decidió
cambiar «ABC» por «CAB»: primero C: compresiones, luego A: abrir la
vía aérea y por último B: «breathing» o ventilación.

Se debe pensar que inicialmente todos los cambios generan debates


entre expertos en el tema de reanimación pediátrica, pero que es
preciso seguir las recomendaciones basadas en consensos mundiales
para mejorar la supervivencia de los niños 3,6.

Resucitación cardiopulmonar para el reanimador lego o


personal no sanitario

Se recomienda la siguiente secuencia en la reanimación


cardiopulmonar para el reanimador lego; cuando hay más de un
reanimador, hacer algunos pasos simultáneamente para no perder
tiempo:

 -
Asegurar el área: cerciorarse de que no haya riesgo para el paciente ni
para el reanimador.

 -

Evaluar la necesidad de reanimación cardiopulmonar: el reanimador


lego debe asumir que hay paro cardiaco si la víctima no responde, no
está respirando o está boqueando (la respiración agónica no se
considera una respiración efectiva y es un signo de paro).

 -

Verificar la respuesta de la víctima: dar una pequeña palmada al niño


sin hacer mover exageradamente el cuello, por si hay lesión cervical;
susurrarle al oído ¿estás bien? Si el niño está consciente responderá,
gemirá o se moverá. Si se está solo y el niño está respirando, llamar al
sistema médico de urgencia y regresar lo antes posible para vigilar la
condición del paciente en forma regular. Si el niño no responde, pedir
ayuda.

 -

Verificar la respiración: si el niño respira, no necesita reanimación


cardiopulmonar. Si está inconsciente y no tiene evidencia de trauma,
ubicarlo en posición de recuperación para mantener la vía aérea
permeable y disminuir el riesgo de broncoaspiración. Si el niño está
inconsciente, no respira o boquea, iniciar maniobras de reanimación
cardiopulmonar.

 -

Comenzar las compresiones torácicas: son fundamentales para generar


flujo sanguíneo a órganos vitales y aumentar la posibilidad de
supervivencia, a una frecuencia de 100lpm, minimizando las
interrupciones.

 -
Iniciar las ventilaciones: abrir la vía aérea con extensión de la cabeza y
elevación del mentón (haya o no trauma craneoencefálico); cubrir boca
y nariz en menores de un año y solo la boca en mayores de un año,
pero evitar ventilación excesiva.

 -

Coordinar de forma adecuada las compresiones y ventilaciones; realizar


30 compresiones y 2 ventilaciones, repitiendo esta secuencia 5 ciclos o
2min, cambiando de roles cada 2min para evitar el cansancio o hacer
mal la maniobra. Si un reanimador no está entrenado en ventilación,
puede hacer solo compresión o reanimación «únicamente con las
manos». Se recomiendan 30 compresiones en aproximadamente 18s.

 -

Llamar al sistema médico de urgencia de inmediato y solicitar un


desfibrilador si hay 2 reanimadores o se sospecha paro cardiopulmonar
de origen cardiovascular. Si hay un solo reanimador o se sospecha paro
cardiopulmonar de origen respiratorio, realizar 2min de reanimación y
luego llamar al sistema médico de urgencia.

Resucitación cardiopulmonar para el personal sanitario,


proveedor o entrenado

Se recomienda la siguiente secuencia para un reanimador; cuando hay


más de uno, hacer algunos pasos simultáneamente para ganar tiempo.

 -

Evaluación de la necesidad de reanimación cardiopulmonar: si la


víctima no responde y no respira o boquea, se activa el sistema médico
de urgencia si hay 2 reanimadores en la escena (fig. 1). Si el
reanimador está solo, se realizan 2min de reanimación antes de llamar
(como se explicará posteriormente).
Figura 1.

Evaluación de necesidad de reanimación cardiopulmonar.

(0,11MB).

 -

Verificación del pulso: si la víctima no responde y no respira o boquea,


palpar el pulso, máximo durante 10s (braquial en el lactante [fig. 2] y
femoral o carotídeo en el niño [fig. 3]). Si después de 10s, no se palpa
pulso (la frecuencia cardiaca es menor de 60lpm) o no se está seguro
de palparlo, iniciar las compresiones torácicas 8.

Figura 2.

Palpación de pulso braquial.

(0,07MB).
Figura 3.

Palpación de pulso carotídeo.

(0,18MB).

 -

Respiración inadecuada con pulso: si hay respiración inadecuada con


pulso palpable (mayor de 60lpm), dar una respiración cada 3 o 5s para
asegurar una frecuencia respiratoria entre 12 y 20/min, hasta que la
víctima respire adecuadamente. Verificar el pulso cada 2min sin gastar
más de 10s.

 -

Bradicardia con pobre perfusión: en presencia de frecuencia cardiaca


menor de 60lpm con signos de pobre perfusión (palidez, cianosis y color
moteado) a pesar de oxigenación o ventilación adecuadas, comenzar
compresiones torácicas (iniciarlas antes de un paro cardiaco completo
aumenta la supervivencia).

 -

Inicio de compresiones torácicas: la AHA y la International Liaisson


Resuscitation (ILCOR) hacen énfasis en comenzar con las compresiones
torácicas con el objetivo de no perder tiempo mientras se alistan otros
aditamentos para dar respiraciones; solo ubicar las manos rápidamente
en posición y dar la compresión.
Si el niño no responde, no respira y no tiene pulso o no está seguro,
iniciar compresiones torácicas con las siguientes características:

 •

Dar a una frecuencia rápida de 100 por minuto («comprimir rápido») y


a una profundidad adecuada («presionar fuerte»), comprimir como
mínimo un tercio del diámetro torácico, que corresponde a 4cm (1½
pulgada) del tórax en lactantes y 5cm (2 pulgadas) en la mayoría de los
niños. Para lograr un adecuado llenado cardiaco con flujo sanguíneo,
permitir una descompresión completa luego de cada compresión y
minimizar las interrupciones.

 •

Técnicas de compresión torácica:

o ∘

Solo un reanimador con un lactante: realizar la compresión torácica con


2 dedos sobre el tórax (debajo de una línea imaginaria entre las tetillas)
(fig. 4).

Figura 4.

Compresión torácica con 2 dedos.

(0,09MB).

o ∘
Dos reanimadores con un lactante: usar la técnica de 2 pulgares
comprimiendo en el tercio inferior esternal y las manos abrazando el
tórax (fig. 5). Conviene recordar que esta técnica mejora la presión de
perfusión coronaria y aumenta la presión sistólica y diastólica en el
niño.

Figura 5.

Compresión torácica con técnica de 2 pulgares.

(0,07MB).

o ∘

Niños entre 1 y 12-14 años: utilizar una o 2 manos (igual que en adultos
(fig. 6 a y b) para realizar compresión torácica en el tercio medio
esternal (a nivel de las tetillas). Algunos estudios confirman que es más
efectiva la compresión con 2 manos.

Figura 6.

a. Compresión torácica con una mano; b. Compresión torácica con 2 manos.

(0,14MB).

o ∘
Compresión solo con las manos: estudios en animales sugieren que solo
las compresiones, sin las ventilaciones, son suficientes para reanimar
un paro cardiaco inducido por fibrilación ventricular. Tres estudios en
animales y un gran estudio pediátrico proponen que en paro cardiaco
asfíctico o no cardiaco, mejora la supervivencia en reanimación con
ventilaciones y compresiones. Por tanto, se recomienda dar
resucitación cardiopulmonar con compresión-ventilación siempre que el
paro sea asfíctico o no cardiaco en niños. Cuando es de origen cardiaco
o el reanimador no desea dar ventilaciones, se prefiere hacer
«resucitación cardiopulmonar solo con compresiones» a no hacerla 13,17,18.

o ∘

Ventilación: después de 30 compresiones si hay un reanimador o 15


compresiones si hay 2 reanimadores, abrir la vía aérea con extensión
de la cabeza y elevación del mentón y realizar 2 ventilaciones. Si se
sospecha trauma cervical (politraumatismo, electrocución o síndrome
de inmersión), abrir la vía aérea solo con retracción anterior de la
mandíbula sin hiperextender o retraer el cuello hacia atrás.

En recién nacidos y lactantes hasta el año de edad la respiración se da


cubriendo su boca y nariz con la boca del reanimador (fig. 7), y en
mayores de un año, solo boca a boca (igual que en adultos) (fig. 8). Si
hay paro respiratorio sin paro cardiaco, se da una respiración cada 3 o
5s (cada una de un segundo), asegurando una frecuencia respiratoria
de 12-20/min. No se debe hiperextender la cabeza, solo se retrae un
poco hacia atrás (posición de olfateo); se da solo la cantidad de aire
que hay en la boca (5 a 7mL/kg) para que haga expandir el tórax pues,
de lo contrario, causa complicaciones como neumotórax o distensión
abdominal. Asimismo, se debe evitar la ventilación excesiva, pero si no
expande el tórax, habrá que reposicionar y volver a intentar dar la
ventilación. Los pacientes con obstrucción de la vía aérea o poca
«complacencia» o distensibilidad pulmonar pueden requerir mayor
presión de aire hasta que se expanda el tórax.
Figura 7.

Ventilación cubriendo boca y nariz.

(0,07MB).

Figura 8.

Ventilación boca a boca.

(0,1MB).

- Coordinar adecuadamente las compresiones torácicas y las


ventilaciones: un reanimador único usa la relación compresión:
ventilación de 30:2 (5 ciclos o 2min). Cuando hay 2 reanimadores, en
pacientes desde un mes a 12-14 años, uno de ellos realiza las
compresiones mientras el otro mantiene la vía aérea abierta y realiza la
ventilación con una relación de 15:2 (10 ciclos o 2min) (fig. 9). Se
realizan las ventilaciones con mínima interrupción de las compresiones
torácicas. Si coloca una vía aérea avanzada, no se hacen ciclos de
compresión: ventilación; en este caso un reanimador realiza 100
compresiones/min sin interrupción y el otro hace una ventilación cada 6
u 8s, asegurando una frecuencia respiratoria de 8 a 10/min.

 -

Dispositivos de ventilación: algunos reanimadores no dan ventilación


boca a boca pese a que se ha visto que es relativamente seguro.
Algunos elementos de barrera no reducen el bajo porcentaje de
transmisión de infecciones y otros pueden aumentar la resistencia al
flujo de aire. Si el reanimador opta por el uso de escudo o máscara
facial, la búsqueda de los mismos no debe retrasar la ventilación; y en
lugar de ello, dar ventilación boca a boca o iniciar solo con
compresiones torácicas.

 -

Otras técnicas de resucitación cardiopulmonar en niños. No se


recomiendan, ya que no hay suficientes datos en la literatura para
avalar el uso de dispositivo de compresión torácica, compresión y
descompresión activa de resucitación cardiopulmonar, compresión
abdominal interpuesta, dispositivo de impedancia «threshold» o
acelerómetro con sensor de presión.

Figura 9.

Compresión torácica y ventilación.


(0,09MB).

Tercer eslabón: activación del sistema médico de urgencia

Cada ciudad debe tener un número de acceso al sistema médico de


urgencia. En Bogotá es el 123 y está pendiente su implementación en
el resto del país. Cada ciudad debe tener un número de acceso al
sistema médico de urgencia fácil de recordar. En Bogotá es el 123 y
está pendiente su implementación en el resto del país. Si usted está en
una institución hospitalaria y necesita pedir ayuda marque el número
del código azul. Si usted está en una institución hospitalaria y necesita
pedir ayuda marque al número del código azul.

Cuarto eslabón: reanimación avanzada temprana

Incluye estabilización y transporte adecuado. Se recomienda que haya


una comunicación estrecha entre el sistema médico de urgencia y los
centros especializados para lograr la transferencia rápida del paciente y
su pronto tratamiento, recuperación de la función biológica y mejoría
del pronóstico1-6,8. En circunstancias especiales el niño puede requerir
desfibrilación.

Desfibrilación automática externa

La fibrilación ventricular es una causa de muerte súbita en niños de


riesgo (colapso súbito durante un evento atlético, niños con
cardiopatías congénitas, pacientes operados o en la unidad de cuidados
intensivos pediátricos, o en algunos casos de hipotermia severa o
electrocución). Estos pacientes tienen alta probabilidad de hacer
fibrilación ventricular o taquicardia ventricular sin pulso y necesitan
reanimación y desfibrilación inmediatas.

En los lactantes se prefiere el uso de un desfibrilador manual. Si no está


disponible, se puede usar un desfibrilador automático externo con dosis
atenuada pediátrica y con electrodos pediátricos. Si no se cuenta con
ninguno de los anteriores, se puede emplear un desfibrilador externo
automático de adulto. En niños menores de 8 años o 25kg, también se
prefiere un desfibrilador con dosis atenuadas (50-75Joules), pero si no
se tiene, se puede usar un desfibrilador externo automático de adultos,
ya que en varios estudios se ha observado daño miocárdico mínimo o
poca alteración neurológica con dosis altas de energía. Una vez se
desfibrila, el reanimador debe iniciar rápidamente la reanimación,
comenzando con las compresiones torácicas sin gastar más de 5s, y
posteriormente se reevalúa el ritmo para definir la necesidad de una
nueva desfibrilación. Se recomienda una primera dosis de 2-4Joules/kg
(con desfibrilador monofásico o bifásico), y si se requiere una segunda
o tercera dosis, se pueden administrar desde 4 hasta 9-10Joules/kg, que
son seguras y efectivas19,20.

Secuencia de la desfibrilación con desfibrilador externo


automático (estas recomendaciones no varían entre la AHA o el
CER)
 1.

Encender el desfibrilador y seguir las instrucciones del mismo (conectar


los electrodos al paciente y al desfibrilador).

 2.

Al terminar el ciclo de compresiones, el desfibrilador externo


automático analiza el ritmo cardiaco y determina la necesidad de
desfibrilación. Asegurarse de que nadie toque al niño y presionar el
botón de desfibrilar cuando el aparato lo indique.

 3.

Reiniciar las compresiones cardiacas luego de la desfibrilación y


minimizar las interrupciones durante las compresiones torácicas 9,17,19–22.

Quinto eslabón: cuidados posreanimación

Se recomienda trasladar a una unidad de cuidado intensivo adecuada


para optimizar la función cardiopulmonar y neurológica, así como la
perfusión de órganos vitales luego de recuperar la circulación
espontánea posparo. De igual forma, monitorizar de manera continua
mediante pulsioximetría y CO2 espirado (capnometría), entre otros.
Diagnosticar y tratar rápidamente las arritmias y complicaciones;
anticiparse, prevenir y tratar una disfunción orgánica múltiple y
considerar la hipotermia inducida en pacientes con indicación clínica 3,6,23.

Obstrucción de vía aérea por cuerpo extraño

Una vez se diagnostica la obstrucción leve o grave de la vía aérea en


niños, se actúa inmediatamente ya que esta provoca la muerte en
niños menores de 5 años con diagnóstico de aspiración de cuerpo
extraño. Un 65 y 90% de estos pacientes son lactantes. El elemento
más común de aspiración es líquido y le siguen objetos pequeños de
juego (canicas) o comida (dulces, nueces, palomitas de maíz o
salchichas).

Para identificarla es preciso saber que el signo universal de obstrucción


de la vía aérea por cuerpo extraño es llevarse una mano al cuello,
colocando el índice y el pulgar sobre el mismo. Los signos clínicos que
ayudan a identificarla son: incapacidad súbita de hablar o llorar con un
tono de voz alto o agudo y dificultad respiratoria, de inicio súbito, tos
débil o inefectiva, estridor o sibilancias inspiratorias y fiebre en caso de
infección de la vía aérea alta (croup, laringotraqueítis o epiglotitis) con
cianosis progresiva.

 1.

Obstrucción leve de la vía aérea en lactante o niño: cuando el niño


puede toser o realizar algunos sonidos, no interferir, solo incitarlo para
que continúe tosiendo.

 2.

Obstrucción grave de la vía aérea en lactante o niño: si el niño no


puede toser o realizar algunos sonidos, actuar de inmediato:

o •
Niño con obstrucción de vía aérea por cuerpo extraño (OVACE)
consciente (1 a 12-14 años): realizar compresiones subdiafragmáticas
abdominales o «maniobra de Heimlich», que consisten en colocar una
mano empuñada (con el pulgar dentro) y la otra encima de la misma,
en la zona epigástrica (línea media imaginaria entre el ombligo y la
apófisis xifoides) y realizar movimientos hacia adentro y arriba, con el
fin de hacer presión intraabdominal y permitir que el objeto que causa
la obstrucción se expulse y el paciente se desobstruya. Repetir lo
anterior en ciclos de 5 hasta que el niño responda o se torne
inconsciente (fig. 10).

Figura 10.

Maniobra de Heimlich.

(0,07MB).

o •

Lactante menor consciente (menor de un 1 año): no realizar


compresiones abdominales porque pueden lesionar órganos internos
como el hígado. Ubicar al infante en decúbito prono (boca-abajo), sobre
el brazo del reanimador (con la cabeza más baja que el cuerpo),
sosteniendo firmemente la cabeza sin obstruir la vía aérea. Dar 5
golpes dorsales firmes en la zona interescapular con el borde inferior de
la palma (fig. 11a) y posteriormente voltear en bloque sosteniendo
firmemente la cabeza (fig. 11b) y realizar 5 compresiones torácicas de
iguales características a las mencionadas en la reanimación normal
pero más lentas (fig. 11c). Repetir lo anterior hasta que el paciente
responda o se torne inconsciente.

Figura 11.

a. Golpe dorsal interescapular; b. Voltear en bloque; c. Compresión torácica en OVACE.

(0,2MB).

o •

Lactante o niño con OVACE inconsciente (mayor de un mes hasta los


12-14 años): si hay pérdida de conocimiento, colocar en posición
adecuada sobre una superficie lisa y no verificar el pulso. Realizar
reanimación cardiopulmonar y comprobar cada vez que se abre la vía
aérea si hay algún cuerpo extraño. Si lo hay, hacer un barrido con el
dedo para intentar extraerlo. Nunca hacer barrido a ciegas. Efectuar
reanimación hasta que el paciente se recupere o hasta que llegue
ayuda avanzada.

o •

Una vez se recupera el paciente de una situación de urgencia, la AHA y


el CER recomiendan ubicarlo en posición de recuperación (de manera
lateral para que sea observado por el reanimador y en caso de que
vomite no broncoaspire; con la vía aérea permeable sosteniendo la
cabeza con una mano; estabilizado con la rodilla de modo que no se
vaya hacia adelante) y puede voltearse rápidamente si lo permite su
condición3,6,24,25.
En estudios recientes se ha confirmado que la reanimación
cardiopulmonar rápida y efectiva por parte de un testigo en un paciente
que se colapsa intrahospitalario o fuera del hospital, se asocia con una
recuperación exitosa espontánea de la circulación así como con una
adecuada evolución neurológica8,9,14,15,23.

Conclusiones
 1.

Verificar que la escena es segura para el reanimador y la víctima,


usando los elementos de barrera o seguridad (escudo facial, guantes,
máscara facial, entre otros).

 2.

Confirmar que el niño está en paro cardiorrespiratorio y llamar al


sistema médico de urgencia si hay 2 reanimadores, para pedir un
desfibrilador externo automático –para lactantes y niños de cualquier
edad– (idealmente con electrodo atenuador de energía y con electrodos
pediátricos o de adultos, si no hay otra opción) o un desfibrilador
convencional.

 3.

Colocarlo en posición adecuada para realizar la reanimación e iniciar


el «CAB» de la reanimación (compresión y ventilación).

C- Compresiones torácicas (1 reanimador: 30 compresiones por 2


ventilaciones y se repiten 5 ciclos de 30 ×2, durante 2min; o 2
reanimadores: 15 compresiones y 2 ventilaciones y se repiten 10 ciclos
de 15 ×2, durante 2min). No demorar más de 18-20s para dar 30
compresiones ni más de 10s para dar 15 compresiones.

A – Abrir la vía aérea.

B – Dos ventilaciones de 1s cada una (sin hacer el «MES»: mirar,


escuchar y sentir).
 4.

Llamar al sistema médico de urgencia tras2min de reanimación (cuando


hay un solo reanimador), si no se ha llamado previamente.

 5.

Si el niño respira y está inconsciente: colocarlo en posición de


recuperación, vigilándolo de frente para estar atento a cualquier
cambio. Si está solo en paro respiratorio: continuar con una ventilación
cada 3 o 5s para dar una frecuencia respiratoria de 12-20/min.

 6.

Al llegar el sistema médico de urgencia, trasladarlo al centro


hospitalario correspondiente para realizar reanimación avanzada y
manejo de soporte necesario.

Es fundamental adquirir las técnicas de reanimación cardiopulmonar en


cursos especializados y practicarlas en forma repetitiva con el fin de
lograr las competencias, habilidades y destrezas necesarias para
efectuar una reanimación eficiente, rápida y segura, de modo que se
garantice un gran beneficio a corto y largo plazo para el paciente
pediátrico en riesgo.

De igual forma, es crucial fomentar la recolección de datos a través de


la «hoja de registro de paro cardiovascular» en lactantes y niños, con el
fin de llevar una estadística de parada cardiorrespiratoria en niños de
Latinoamérica, y favorecer así el análisis propio de causas de paro
pediátricas, comprobar la eficacia de la reanimación y estudiar el
comportamiento de la evolución posparo. Igualmente, es recomendable
hacer campañas para prevenir el paro en niños, mejorar la
supervivencia y disminuir la morbimortalidad en este grupo de
pacientes13,15
RCP pediátrica y neonatal:
Consideraciones especiales y
actualizaciones
Año 2012, Artículo de Revisión, Número 1, Volumen 41

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Sandra Benavides O.*, Magdalena Cruz O.** y Cristián Muñiz H.***

Correspondencia

Filiaciones
* Servicio de Anestesia Hospital Luis Calvo Mackenna y Clínica Santa María. ** Becada de
Anestesia Universidad de los Andes. *** Becado de Anestesia Universidad del Desarrollo.

Rev Chil Anest Vol. 41 Número 1 pp. 57-79|doi:


PDF|ePub|RIS

Las guías de soporte vital avanzado pediátrico se basan en dos principios:

1. La incidencia de enfermedades graves y de paro cardiorrespiratorio (PCR) en el niño es


mucho menos frecuente que en el adulto.
2. Las primeras maniobras de reanimación en el niño son efectuadas por personal no
especialista en pediatría y con experiencia limitada en emergencias.

Por estas razones es que las guías incluyen la mejor evidencia científica disponible escrita en
un lenguaje simple y dejan espacio para las modificaciones impuestas por la infraestructura
local.

En forma didáctica se ha dividido el texto en reanimación cardiopulmonar (RCP) pediátrica


(con excepción del recién nacido), y reanimación cardiopulmonar neonatal.

Reanimación cardiopulmonar pediátrica (con excepción del recién


nacido)

El European Resuscitation Council (ERC) ha publicado guías para el soporte vital avanzado en
1994, 1998, 2000 y 2005. Las últimas dos se basan en el Internacional Consensus on Science
publicado por la International Liaison Committee on Resuscitation (ILCoR). Este proceso fue
repetido en 2009/2010 y el resultante Consensus on Science with Treatment
Recommendations (CoSTR) fue publicado simultáneamente en las revistas Resuscitation,
Circulation y Pediatrics.
Los cambios más importantes desde la publicación de ILCoR (Internacional Consensus on CPR
and ECC Science with Treatment Recommendations) entre 2005 y 2010 se resumen en la
siguiente lista 1 :

 El mal resultado de la palpación del pulso como método diagnóstico de PCR en niños.
 Rol relevante de la ventilación en la RCP infantil.
 El masaje cardiaco externo eficiente es aquel que comprime el tórax en al menos un
tercio de su diámetro anteroposterior: aproximadamente 4 cm en los lactantes y 5 cm
en los niños.
 La energía inicial necesaria para la desfibrilación en el caso de FV o TV sin pulsos es 2-
4 J·Kg-1. Energías mayores, especialmente con un desfibrilador bifásico, también
podrían ser seguras y efectivas.
 Uso de tubos endotraqueales con cuff.
 La presión cricoídea durante la intubación de emergencia no ha demostrado ser segura
o efectiva.
 Se recomienda el uso de capnografía para confirmar la posición correcta del tubo
traqueal y la efectividad del masaje cardiaco mediante la medición del ETCO 2.
 La restricción al uso de concentraciones altas de oxígeno durante la reanimación. La
FiO2 debe titularse, especialmente luego de la recuperación de la circulación
espontánea.
 La organización de equipos de emergencia médica (METs) y de equipos de respuesta
rápida (RRTs) han logrado disminuir la incidencia y la mortalidad del PCR
intrahospitalario.
 Nuevos tópicos: incluyen el PCR en la enfermedad de canales iónicos y otras
situaciones especiales, como el trauma, ventrículo único, la circulación posterior a un
Fontan y la hipertensión pulmonar. Idealmente, en todo caso de un PCR inesperado
debe tratar de hacerse una autopsia, especialmente dirigida a buscar condiciones que
predispongan a arritmias fatales. Debe considerarse la conservación adecuada de tejido
para análisis genéticos posteriores.

 Terminología

El término recién nacido se refiere a los neonatos inmediatamente después de nacidos. El


PCR de este grupo tiene una fisiopatología diferente al resto de la población pediátrica y por
lo tanto un algoritmo de reanimación adaptado a estas diferencias.

El neonato es el niño de hasta 4 semanas de edad. El lactante es el menor de 1 año y el niño


es el paciente mayor de 1 año hasta la pubertad.

 Epidemiología

La verdadera incidencia del paro cardiorrespiratorio es difícil de estimar debido a la confusión


en la terminología usada en la literatura y la dificultad en determinar la presencia o ausencia
de pulso palpable.

El PCR intrahospitalario se ha reportado hasta en un 3% de los niños hospitalizados, en un


1,8% de todos los niños ingresados a unidades de tratamiento intensivo en USA y en un 4% de
los ingresados a unidades de tratamiento intensivo cardiovascular.

La sobrevida a un año es 10-44% superior al outcome del PCR extrahospitalario y bastante


mejor que las estadísticas de los adultos. El 65% de los niños reanimados tiene un desempeño
neurológico bastante aceptable definido con la Pediatric Cerebral Perfomance Category.
El outcome del PCR extrahospitalario en el niño es mucho peor que el PCR intrahospitalario,
especialmente el outcome neurológico. En el caso del PCR extrahospitalario la sobrevida no
ha variado significativamente en los últimos 20 años y se mantiene en un 6% (3% para los
lactantes, 9% para los adolescentes).

Especialmente son dos los contextos que se relacionan con el peor outcome en el PCR
extrahospitalario: trauma y el síndrome de muerte súbita. En el caso del trauma es
típicamente por exanguinación, terminando en un profundo shock circulatorio donde el masaje
cardiaco externo en un corazón vacío no es capaz de dar perfusión adecuada ni a las
coronarias ni al cerebro. En el caso de los pacientes con síndrome de muerte súbita suelen
tener tiempos prolongados de paro antes de ser reanimados. De las series de PCR
extrahospitalario, entre un tercio y la mitad de los niños corresponden a muerte súbita. Es así
que el outcome del PCR extrahospitalario del niño suele ser tan malo como el
extrahospitalario no FV del adulto.

La incidencia de PCR durante la anestesia es mayor en niños que en adultos. En el registro


POCA (Pediatric Perioperative Cardiac Arrest), los niños menores de 1 mes son los de mayor
riesgo, atribuyéndose el 24% de todos los PCR ocurridos y con un 72% de mortalidad. Otro
factor involucrado en la mayor incidencia de PCR es el tipo de cirugía, donde la cirugía
cardiaca, vascular e intraabdominal son las de mayor riesgo, especialmente en los recién
nacidos.

 Pronóstico

No existen predictores fiables de éxito o sobrevida en niños con PCR (nivel de evidencia 1, 2,
3 y 4) 2 –5 . Es difícil establecer la predicción de la sobrevida y el outcome a largo plazo luego
de un paro cardiorrespiratorio en un niño. No es posible identificar un solo marcador
de outcome, pero la combinación de historia del evento, el progreso de la RCP y la respuesta
al tratamiento, junto con otros marcadores tales como el cambio de ritmo y el nivel de
ETCO2 apoyan la toma de decisiones sobre una base más informada que intuitiva.

La información sobre predictores del outcome neurológico es limitada, especialmente en


pediatría. La predicción del desempeño neurosicológico es compleja en cualquier niño,
especialmente los más pequeños. También es difícil establecer cuál era el potencial de
desarrollo neurológico considerando que además muchos de los pacientes que sufren un PCR
tenían cierto grado de problemas neurológicos previos. En el estudio del National Registry of
Cardiopulmonary Resuscitation Investigators (NRCPR) un 17% de los niños que sufrieron PCR
intrahospitalario eran neurológicamente anormales antes.

Hay poca información sobre el valor predictivo del examen neurológico clínico, de los estudios
diagnósticos neurofisiológicos (EEG, potenciales evocados somatosensoriales),
biomarcadores y de las imágenes (TAC, RNM o PET) en la evaluación de outcome neurológico
luego de un PCR u otro daño hipóxico-isquémico global en el niño. El scanner no es sensible
en la detección de lesiones neurológicas agudas. El valor de la RNM todavía no está claro. La
RNM con difusión podría entregar información de valor en relación a las lesiones isquémicas
en la fase subaguda y de recuperación.

Dos estudios norteamericanos entregan información de valor: el Resuscitation Outcomes


Consortium y el NRCPR. El primero recoge datos de los PCR extrahospitalarios y demuestra
que afortunadamente el PCR extrahospitalario en niños es un evento poco frecuente, con una
estadística similar a la del adulto y con un outcome malo, influenciado porque la mayoría
corresponde a síndromes de muerte súbita; la sobrevida general es de 6,4%, pero en el grupo
de los lactantes es de sólo 3,3% y los niños mayores de 1 año y los adolescentes tienen tasas
de sobrevida más altas (9,1% y 8,9% respectivamente). El segundo estudio, examinó la
información de 253 PCR intrahospitalarios, concluyendo que en esta población el outcome es
mejor que el del adulto y que la reanimación va seguida de una mejor sobrevida: 27%
comparada con 18% del adulto. Aunque frecuentemente se asume que los niños que han
sufrido un PCR tienen que haber sufrido un daño neurológico, este estudio muestra que el 65%
de los sobrevivientes tienen un buen outcome neurológico.

La sobrevida luego de un PCR en pabellón, relacionado a la cirugía o la anestesia, tiene mejor


pronóstico aún. En un estudio multicéntrico que reúne datos de 79 hospitales
norteamericanos y que incluye 193 paros cardiorrespiratorios relacionados a la anestesia en
un período de 6 años, hubo un 61% de recuperación absoluta sin daño, 5% tuvo una secuela
temporal y sólo 5% tuvo consecuencias permanentes.

Tanto para el PCR intra como extrahospitalario, la etiología es el primer punto relevante que
permite establecer un pronóstico de outcome. Tanto en adultos como en niños, el paro
cardiaco por una arritmia generalmente tiene mejor pronóstico que el secundario a hipoxia o
isquemia. Hay una excepción que es un grupo pequeño de pacientes con hipoxia límite en
quienes pequeños períodos de RCP bastan para reestablecer la circulación espontánea con un
pronóstico bastante bueno. En condiciones particulares como es trauma, sepsis, pacientes
oncológicos, desórdenes inmunológicos o metabólicos, la sobrevida es menor que en el grupo
de las enfermedades cardiacas.

El ritmo inicial también es importante, siendo la FV, la TV sin pulso y la bradicardia severa de
mejor pronóstico que la asistolía y la actividad eléctrica sin pulso. Cuando la FV es el ritmo
inicial del PCR, la sobrevida es bastante buena (35% en el PCR intrahospitalario) mientras que
la FV/TV que ocurre en el transcurso del PCR tiene peor pronóstico (11% de sobrevida). Esto
se debe probablemente a que estos últimos son manifestación de toxicidad de las
catecolaminas usadas durante la reanimación y de un desequilibrio metabólico severo.

La calidad de la reanimación cardiopulmonar es extremadamente importante. El PCR en


presencia de un reanimador duplica las probabilidades de sobrevida. La mejoría de la calidad
de la reanimación (especialmente evitar las pausas de las compresiones torácicas) ha sido,
quizás, el responsable de la mejoría en la sobrevida vista en los últimos 20 años. Estudios en
niños, luego de la incorporación de la ECLS (Extracorporeal Life Support) mientras se continúa
con el masaje cardiaco, demuestran sobrevivencia con recuperación neurológica completa
hasta después de 95 minutos de RCP.

La duración de la RCP también es un indicador pronóstico importante porque refleja la


ausencia de respuesta cardiaca a las maniobras de reanimación. Varios estudios han
reportado bajísimas tasas de sobrevida luego de 20-30 minutos de reanimación o 3 dosis de
epinefrina. Algunas excepciones son el paro cardiaco en hipotermia, la toxicidad por
anestésicos locales y la FV/TV continua, ya que ésta refleja que el corazón aún tiene algo de
irrigación. También la administración de bicarbonato y calcio se ha asociado a peor outcome.

Aunque varios factores determinan el outcome luego del PCR y la RCP, no existen guías
simples que determinen cuándo la reanimación es un ejercicio estéril.

Luego de 20 minutos de resucitación el equipo puede decidir si continuar o no. Dentro de las
consideraciones relevantes de continuar o detenerse están la causa del PCR, la condición
médica preexistente, la edad, el lugar donde ocurre el PCR, la presencia o ausencia de
testigos, duración de la etapa de no flujo, número de dosis de adrenalina recibidas, el valor del
ETCO2, la presencia de algún ritmo desfibrilable como ritmo primario o secundario, la
instalación de ECLS en forma oportuna para resolver una causa reversible y circunstancias
especiales, como la asfixia por inmersión y exposición a drogas tóxicas.
Luego de recuperada la circulación espontánea, las medidas estándar de función
cardiovascular y neurológica tales como la escala de Glasgow > 7, ritmo sinusal normal,
frecuencia cardiaca, presión arterial y débito urinario > 1 ml·kg- 1·hora-1 son buenos
predictores de sobrevida.

 Diagnóstico

El paro cardiaco sin pulso se define típicamente como el cese de la actividad cardiaca
mecánica, determinada por la ausencia de pulsos centrales palpables, ausencia de respuesta
y apnea.

Aunque esta definición es muy simple, la separación entre shock hipóxico-isquémico severo y
el paro cardiaco sin pulso no es sencilla. Esta diferencia puede ser aún más difícil en los
lactantes por sus diferencias anatómicas y fisiológicas.

Los signos de PCR son:

 Ausencia de respuesta al dolor (coma).


 Apnea o gasping.
 Ausencia de circulación.
 Palidez o cianosis intensa.

Como la palpación del pulso es engañosa, la ausencia de pulso no es el único determinante de


la necesidad de iniciar o no el masaje cardiaco externo. Si se sospecha el paro
cardiorrespiratorio y existen los signos antes señalados, se deben iniciar las maniobras de
reanimación a no ser que exista la certeza de que se palpa el pulso central: braquial o femoral
en los lactantes, y carotídeo o femoral en los niños. Toda esa maniobra no debe tomar más de
10 segundos. Si existe alguna duda se debe comenzar con las maniobras de reanimación. Si
existe un ecógrafo disponible y el personal preparado para interpretarlo, puede ser de ayuda
para detectar actividad cardiaca y algunas causas tratables causantes del PCR siempre y
cuando no interrumpa el masaje cardiaco externo.

 Fisiopatología del PCR

A diferencia de los adultos, el PCR del niño no es de causa cardiaca. Frecuentemente es el


resultado terminal de una falla respiratoria progresiva o shock circulatorio, lo que se
denomina paro por asfixia. La asfixia comienza con un período variable de hipoxemia,
hipercapnia y acidosis sistémica que progresa a la bradicardia y a la hipotensión y culmina
con el PCR.

La fibrilación ventricular o la taquicardia ventricular sin pulso suelen ser el ritmo inicial del
paro en el 5-15% de los paros cardiacos intra o extrahospitalarios. Incluso se ha reportado
estos ritmos hasta en un 27% de los PCR intrahospitalarios en algún momento de la
reanimación.

Existen al menos cuatro fases del PCR: 1) Pre paro; 2) Sin flujo; 3) Bajo flujo (RCP) y 4) Post
resucitación.

En la fase pre paro las estrategias de prevención son las que tienen el mayor impacto. En el
caso del PCR intrahospitalario son especialmente efectivas aquellas destinadas al
reconocimiento y tratamiento precoz de la falla respiratoria y el shock. Este ha sido el foco
principal de preocupación de los equipos de emergencia médica y de respuesta rápida.
La fase de no flujo es la del PCR no tratado. La estrategia es iniciar rápidamente las
maniobras básicas de reanimación. El objetivo es optimizar la presión de perfusión coronaria y
el flujo sanguíneo a órganos críticos durante la fase de bajo flujo. La RCP básica con masaje
cardiaco externo continuo y efectivo es lo más relevante en esta etapa.

La fase post resucitación es un período de alto riesgo para el daño cerebral, las arritmias
ventriculares y otros daños por reperfusión. Las células dañadas pueden hibernar, morir o
recuperar completamente la función. La hipotermia sistémica durante la fase inmediata post
resucitación podría minimizar este daño.

 Ventilación

Durante la fase de no flujo y de bajo flujo del PCR, el gasto cardiaco y el flujo pulmonar son
aproximadamente el 10-25% de lo que son durante el ritmo sinusal normal.

Durante la reanimación la ventilación adecuada y la oxigenación son la prioridad, pero se


requiere mucho menos ventilación para producir el intercambio gaseoso adecuado.

En un paro en FV súbita como en el adulto, las concentraciones de O 2 y CO2 aórticas no son


significativamente diferentes a las de la fase pre paro, porque como no hay flujo aórtico el
consumo de oxígeno es mínimo. Los pulmones funcionan como un reservorio de alto contenido
de O2 y bajo CO2. Así, cuando se inicia el masaje cardiaco externo sin ventilación inicial, la
sangre que fluye desde la aorta hacia las coronarias y la circulación cerebral entrega oxígeno
suficiente a un pH aceptable, haciendo que la entrega de oxígeno miocárdico dependa más
del flujo obtenido durante el masaje cardiaco externo efectuado que del contenido total de
oxígeno. En síntesis, la pO2 y el pH arterial pueden ser aceptables sólo con el masaje
cardiaco externo en la reanimación del paro en FV.

En el PCR por asfixia en cambio, durante la fase pre paro la sangre continúa fluyendo a los
tejidos por lo que la saturación de oxígeno arterial y venosa disminuyen y el CO 2 y el lactato
aumentan progresivamente antes de terminar en el paro. Aún más, el flujo pulmonar continuo
de esta fase sólo agota el reservorio pulmonar de oxígeno. Conociendo estas diferencias con
el PCR en FV, el PCR por asfixia resulta en una hipoxemia y acidemia arterial significativa
antes de la resucitación. En estas circunstancias, en el paciente pediátrico no parece
prudente pasar por alto la ventilación.

 Circulación

El masaje cardiaco externo depende de la elasticidad natural del tórax para generar un
período transitorio de presión negativa intratorácica inmediatamente después del período de
compresión máxima. Este período de presión negativa, o fase de relajación, mejora el retorno
venoso hacia la aurícula derecha.

La gradiente de presión entre la aurícula derecha y la aorta es la presión de perfusión


coronaria que se obtiene durante la reanimación. Esta gradiente se genera en la fase de
relajación de las compresiones torácicas y se correlaciona en forma positiva con la
recuperación de la circulación espontánea.

Lo básico es comprimir fuerte y rápido y evitar las interrupciones. Para permitir el buen
retorno venoso es necesario que el masaje permita la recuperación elástica completa de la
caja torácica y que se evite el aumento de la presión intratorácica por la hiperventilación.

 Relación compresión/ventilación
La relación ideal es desconocida en los niños. Las sugerencias se basan en la tradición y en
reglas fáciles de memorizar. Hay algunos hallazgos fisiológicos que sugieren que la cantidad
de ventilación necesaria durante la RCP es mucho menos que la necesaria durante un ritmo
con perfusión normal, ya que al gasto cardiaco durante el PCR es sólo 10-25% de lo normal.
Los beneficios de la ventilación a presión positiva deben ser balanceados frente a las
consecuencias adversas de la disminución de la circulación.

El valor óptimo de relación de compresiones y ventilaciones probablemente dependa de


factores como la frecuencia de las compresiones, el volumen corriente, el flujo sanguíneo
generado durante el masaje, el número de interrupciones de las compresiones torácicas, etc.

En un modelo de maniquí pediátrico una relación 15:2 entrega la misma ventilación minuto
que una relación 5:1, pero el número de compresiones torácicas es 48% más rápido en el
modelo de relación 15:2.

 Reanimación cardiopulmonar avanzada

La secuencia de acciones enumeradas a continuación está descrita en el algoritmo de la


Figura 1.
Figura 1 Paro Cardiorrespiratorio pediátrico, secuencia de acciones.

 Comience y continúe con la reanimación básica. Oxigene y ventile.


 Ventile a presión positiva con una concentración alta de oxígeno.
 De 5 ventilaciones y luego siga con masaje cardiaco externo (MCE)/ventilación en una
relación 15:2.
 Instale monitor cardiaco.
 Identifique un ritmo cardiaco (no desfibrilable o desfifrilable) y signos de vida (chequee
el pulso central por no más de 10 segundos).

 Ritmo no desfibrilable: asistolía, actividad eléctrica sin pulso, bradicardia < 60 sin signos de
circulación
La mayoría de los PCR en niños y adolescentes en asistolía y actividad eléctrica sin pulso son
de origen respiratorio, de manera que es mandatario comenzar con la RCP antes de pedir un
desfibrilador. La actividad eléctrica sin pulso se caracteriza por una actividad eléctrica de
complejo angosto usualmente de frecuencia lenta y con pulsos ausentes.

Las drogas indicadas son:

 Adrenalina IV o IO (10 μ·kg-1) y repita cada 3-5 minutos.


 Identifique y trate cualquier causa reversible.

La secuencia de acciones que deben llevarse a cabo en un niño con PCR con ritmo no
desfibrilable se describe con detalles en el algoritmo de la Figura 2.

Figura 2 Algoritmo de manejo del PCR con ritmo no desfibrilable.

 Ritmo desfibrilable: FV, TV sin pulso


La FV primaria ocurre sólo en el 3,8-19% de los PCR de los niños. La incidencia aumenta con
la edad. El primer determinante de la sobrevida es la desfibrilación precoz. El éxito de la
desfibrilación disminuye dramáticamente a medida que pasa el tiempo: por cada minuto que
se posterga la desfibrilación (sin RCP), la sobrevida disminuye un 7-10%.

La FV secundaria aparece en algún momento de la reanimación del PCR intrahospitalario


hasta un 27%. Es de peor pronóstico que la FV primaria.

La secuencia de acciones enumeradas a continuación está descrita en el algoritmo de la


Figura 3.

Figura 3 Algoritmo de manejo del PCR con ritmo desfibrilable.

 Desfibrile inmediatamente con 4 J·Kg-1.


 Cargue el desfibrilador mientras el otro reanimador continúa con el MCE.
 Interrumpa el MCE por no más de 5-10 segundos para desfibrilar.
 Descargue.
 Reinicie la RCP lo antes posible sin chequear el ritmo.
 Luego de 2 minutos de RCP post desfibrilación, chequee rápidamente el ritmo en el
monitor.
 Dé una segunda descarga de 4 J·Kg-1 si continúa en FV/TV sin pulso.
 Continúe con RCP por 2 minutos más.
 Chequee el ritmo brevemente; si continúa en FV/TV sin pulso, dé una tercera descarga
de 4 J·Kg-1.
 Administre adrenalina 10 μ/kg y amiodarona 5 mg·Kg-1 luego de la tercera descarga una
vez que reinicie la RCP.
 Continúe administrando adrenalina en alternancia con cada ciclo, o sea cada 3-5
minutos.
 Administre una segunda dosis de amiodarona 5 mg·Kg-1 si continúa en FV/TV sin pulso
luego de la quinta descarga.

Si el niño todavía permanece en FV/TV sin pulso, continúe alternando descargas de 4 J ·Kg-
1
 con 2 minutos de RCP. Si aparecen signos de vida, confirme en el monitor la presencia de
actividad eléctrica organizada. Si existe, confirme la presencia de pulso central y evalúe la
hemodinamia (presión arterial, pulso periférico, llene capilar).

Identifique y trate cualquier causa reversible recordando que la hipoxia y la hipovolemia son
las que tienen mayor prevalencia en el niño críticamente enfermo.

Si la desfibrilación fue exitosa pero la FV/TV sin pulso reaparece, reinicie la RCP, administre
amiodarona y desfibrile nuevamente con 4 Kg-1. Continúe con una infusión continua de
amiodarona.

 Modificaciones desde el año 2005

 Sistemas de Rescate

Los equipos de emergencia médica (METs) y los equipos de respuesta rápida (RRTs) han
demostrado ser efectivos en prevenir el paro respiratorio y cardiaco en pacientes pediátricos
hospitalizados (nivel de evidencia 3) 6 ,7 .

A su vez, la presencia de la familia durante la reanimación ha demostrado ser beneficiosa


para el proceso de duelo y no ha demostrado ser dañina (nivel de evidencia 2 y 4) 8 –10 .

 Evaluación

El equipo de consenso (task force) ha decidido quitarle importancia, pero no eliminar, la


revisión del pulso como parte de la evaluación. El tiempo promedio para detectar un pulso
presente es de aproximadamente 15 segundos, mientras que el tiempo promedio para
confirmar la ausencia de pulso es de 30 segundos. En infantes y niños que no respondan o no
respiren normalmente, los reanimadores deberán iniciar maniobras de RCP a menos que
puedan palpar definitivamente un pulso en menos de 10 segundos (nivel de evidencia 3 y
5) 11 ,12 .

En relación al uso de ecocardiografía para detectar causas reversibles de PCR, el consenso es


que pudiera ser útil ya que los hallazgos ecográficos tienen buena correlación con la
presencia o ausencia de actividad cardiaca (nivel de evidencia 5) 13 –15 . Sin embargo, no
existe suficiente información que avale su uso rutinario. Este debe ser considerado cuando se
encuentre disponible el personal capacitado, sopesando los beneficios contra los efectos
deletéreos de la interrupción de las compresiones de la RCP.

La medición de CO2 espirado como indicador de calidad de la reanimación se correlaciona


fuertemente con intervenciones que aumentan el gasto cardiaco durante la resucitación en el
shock y el paro cardiaco (nivel de evidencia 5) 16 –18 . La recomendación es que la medición de
CO2 espirado sea utilizada de estar disponible, ya que puede ser beneficiosa en proveer
información sobre la efectividad de las compresiones torácicas. Aun no se define un valor
específico como objetivo ni un umbral claro para el cese o término de maniobras de
resucitación, pero sería razonable mantener el ETCO2 consistentemente por sobre valores
superiores de 15 mmHg. El ETCO2 debe ser interpretado con cautela en los 1-2 minutos
posteriores a la administración de adrenalina u otras drogas vasoactivas, debido a que éstas
pueden disminuirlo.

 Vía aérea y Ventilación

No hay nuevos datos para cambiar las recomendaciones de ILCOR 2005 para niños que
requieran control de la vía aérea y ventilación a presión positiva por periodos cortos en el
prehospitalario.

a) Dispositivos de Vía Aérea: Ventilación con Ambu, LMA, elección del TOT con cuff,
inducción de secuencia rápida.

b) Oxigenación: No hay estudios que comparen ventilación con diferentes concentraciones


de oxígeno inspirado. El inicio de la resucitación con fracciones inspiradas de oxígeno de
100% versus 21% pareciera mejorar la sobrevida (nivel de evidencia 5) 19 ,20 . La ventilación
con oxígeno al 100% durante e inmediatamente posterior a la resucitación contribuye a la
injuria cerebral por reperfusión y radicales libres en el cerebro (nivel de evidencia 5) 21 –23 . No
existe evidencia suficiente para recomendar alguna concentración inspirada de oxígeno
específica durante la reanimación del paro en infantes o niños. Una vez restablecida la
circulación espontánea, es razonable titular el oxígeno para evitar la hiperoxemia.

Inicie la reanimación con una concentración alta de O 2 (100%) y una vez restablecida la
circulación espontánea, titule la FiO2 para mantener saturaciones de O2 entre 94-98%.
Mantenga FiO2 altas cuando sospeche intoxicación con monóxido de carbono y anemia
severa con el fin de optimizar el transporte de oxígeno.

c) Ventilación: En relación a la ventilación, en el prehospitalario existen resultados


contradictorios en mortalidad y outcome neurológico (nivel de evidencia 2) 24 . La
recomendación de tratamiento actual es que la ventilación con máscara y bolsa continúa
siendo la técnica preferida durante los pasos iniciales de la resucitación pediátrica y ésta
debe realizarse por sobre la intubación en el contexto pre hospitalario cuando el tiempo de
transporte es corto. En infantes y niños en quienes la ventilación con bolsa y máscara es
inefectiva, el uso de dispositivos supraglóticos (en especial máscara laríngea) por personal
apropiadamente capacitado, puede ser considerado tanto para el rescate de la vía aérea
como para el soporte de la ventilación.

No existen datos para identificar la ventilación minuto óptima (volumen corriente o frecuencia
respiratoria). La evidencia muestra que la hiperventilación es frecuente durante la
reanimación y que tiene efectos deletéreos. El aumento de la frecuencia respiratoria durante
condiciones de bajo gasto cardiaco mejora la ventilación alveolar pero no la oxigenación y
reduce la presión de perfusión coronaria (nivel de evidencia 5) 25 . La recomendación actual es
que tras obtener una vía aérea segura, se debe evitar la hiperventilación durante la
reanimación, independiente de la causa del paro. Use una relación de 2 ventilaciones
seguidas de 15 compresiones torácicas (a 100-120 por minuto). Una vez que el tubo traqueal
esté instalado, ventile a una frecuencia de 10-12 ventilaciones por minuto sin interrumpir las
compresiones torácicas.

En relación a la intubación no existe evidencia que apoye el uso de tubos con o sin cuff, por lo
que ambos son aceptables en infantes o niños que requieran intubación de emergencia (nivel
de evidencia 5) 26 ,27 . En cuanto al tamaño del tubo endotraqueal a usar, el consenso actual
respalda el uso de la fórmula de Khine para el cálculo del diámetro del tubo (DI: (diámetro
interno del tubo en mm) = (edad en años/4) + 3 (nivel de evidencia 2) 26 . Existe evidencia que
avala el que se sume 3,5 a la fórmula en vez de 3, por lo que ambas fórmulas son
recomendables (nivel de evidencia 2) 28 ,29 .

No existe un método único para confirmar en forma precisa y consistente la correcta


colocación del tubo traqueal y por ende la obtención de una vía aérea segura, pero se
recomienda el uso de CO2 espirado (detección colorimétrica o capnografia) tanto en infantes
como niños cuando existe un ritmo cardiaco con perfusión efectiva, en todos los escenarios
(prehospitalario, sala de emergencias, UCI, hospitalización, quirófano, etc.) (nivel de evidencia
4).

En relación a la inducción-intubación en secuencia rápida, no hay información que avale que


la presión cricoídea prevenga la aspiración en infantes o niños. Adicionalmente la presión
cricoídea puede deformar la vía aérea y dificultar la ventilación con bolsa y máscara o la
intubación (nivel de evidencia 5) 30 ,31 .

 Compresiones Torácicas

El concepto de reanimación con sólo compresiones torácicas es atractivo por ser más simple
y fácil que la reanimación con compresiones y ventilación. En base a la información
disponible, la reanimación con solamente compresiones resulta en mejor outcome que el no
reanimar, pero no tan efectiva como la reanimación estándar.

La recomendación es efectuar RCP convencional (compresiones más respiraciones de


rescate) para los paros cardiacos pediátricos tanto prehospitalarios como hospitalarios (nivel
de evidencia 5) 32 ,33 . Los reanimadores que no puedan administrar respiraciones de rescate,
deben al menos administrar compresiones a niños o infantes en paro. Tanto las compresiones
con una mano como con dos manos pueden ser utilizadas en niños. No hay evidencia
suficiente en contra o a favor de la compresión circunferencial cuando se realiza la técnica de
compresiones a dos pulgares en infantes. De la forma que sea como se realicen las
compresiones, éstas deben comprimir al menos un tercio del diámetro antero posterior del
tórax o aproximadamente 4 cm (nivel de evidencia 4 y 5) 34 ,35 .

La recomendación internacional para los infantes, es de una relación de 15 compresiones por


2 ventilaciones (para 2 reanimadores), con pausa para ventilación cuando no hay control de
vía aérea avanzada, y en forma continua si la hay. A la fecha, la evidencia para establecer una
relación entre compresiones y ventilaciones en infantes y niños es insuficiente. Cuando existe
sólo un reanimador, se recomienda una relación de 30:1 igual que en adultos, para los infantes
y niños.

 Accesos Vasculares y Drogas

No hay mayor cambio en la evidencia respecto a las guías del año 2005. Se enfatiza en el
acceso intraóseo precoz ante la imposibilidad de lograr un acceso venoso en infantes y niños,
y se disminuye el énfasis en la vía traqueal para administrar drogas (nivel de evidencia 4 y
5) 36 . Si s e ha de usar la vía traqueal, para lograr el mismo efecto biológico que con drogas
intravenosas se deben usar dosis hasta 10 veces mayores (nivel de evidencia 5) 37 diluidas en
5 ml de suero fisiológico y seguidas de 5 ventilaciones. No se deben administrar
medicamentos no liposolubles (glucosa, bicarbonato, calcio). Se desconoce cuál es la dosis
óptima de naloxona administrada por el tubo traqueal.

 Desfibrilación
Seleccione las paletas más grandes para tener buen contacto con la pared torácica. Se
desconoce el tamaño ideal, pero debe quedar cierta separación entre las paletas. El tamaño
recomendado es:

 4,5 cm de diámetro para infantes y niños menores de 10 Kg.


 8-12 cm de diámetro para niños mayores de 10 Kg (mayores de 1 año).

El éxito de la descarga aumentaría de 31% a 82% si se aumenta el diámetro de las paletas de


8 x 8 cm a 12 x 12 cm ya que la impedancia transtorácica disminuye si se aumenta el tamaño
de las paletas (nivel de evidencia 5) 38 .

Posición de las paletas: aplique las paletas firmemente sobre el tórax en una posición antero-
lateral. Una paleta bajo la clavícula derecha y otra en la axila izquierda. Si las paletas son
demasiado anchas y existe el riesgo de que por el contacto se forme un arco eléctrico,
entonces deben ubicarse en posición antero posterior, una en el dorso por debajo de la
clavícula izquierda y otra por el frente a la izquierda del esternón. La impedancia
transtorácica no parece depender de la posición de las paletas sino más bien de la superficie
que abarcan, aunque un estudio sugirió que colocar la paleta apical en posición horizontal si
la disminuiría (nivel de evidencia 2 y 5) 39 , 40 .

Fuerza óptima: para disminuir la impedancia transtorácica durante la desfibrilación aplique


una fuerza de aproximadamente 3 Kg para los niños que pesan < 10 Kg y 5 Kg para los niños
mayores. Esto significa que en la práctica las paletas deben estar apoyadas firmemente.

Energía: la energía ideal se desconoce. La dosis inicial pediátrica recomendada para


desfibrilación es de 2-4 J·Kg-1 , y aumentos sucesivos de energía podrían ser seguros y
efectivos (nivel de evid encia 4) 41 .

Actualmente se mantiene la recomendación de usar las paletas más grandes posibles sobre el
pecho del niño sin que éstas se toquen una con otra (nivel de evidencia 5) 42 . En cuanto al
tipo de paletas, tanto las adhesivas como las tradicionales pueden ser usadas en la
reanimación del paro cardiaco pediátrico sin inconvenientes.

Se recomienda usar una descarga única seguida de compresiones por cada ciclo, en vez de
descargas sucesivas o acumulativas, ya que estas interrumpen y disminuyen el tiempo de
masaje cardiaco efectivo (nivel de evidencia 5) 43 , 44 .

En cuanto al uso de amiodarona o lidocaína, no existe evidencia sobre su efectividad en


pediatría para FV refractaria a desfibrilación o para TV sin pulso, sin embargo, ambas pueden
ser utilizadas en estas situaciones tanto en infantes como en niños (nivel de evidencia 5) 45 .

Sobre el uso del desfibrilador automático externo (DEA) en infantes, muchos de estos
aparatos han demostrado distinguir en forma adecuada entre los ritmos desfibrilables y los no-
desfibrilables en infantes y niños. Adicionalmente el miocardio joven podría ser tolerante a
altas dosis de energía, por lo que estos dispositivos podrían ser usados en la población
pediátrica. Si no hay un desfibrilador manual disponible, use un DEA que pueda reconocer
ritmos pediátricos y con atenuador de dosis para los niños entre 1 y 8 años. Si no existe un
DEA con atenuador de dosis, use un DEA estándar con la energía usada en los adultos. Sobre
los 8 años, use el DEA de adultos con las paletas de adultos.

Para el tratamiento de la FV o TV sin pulso extrahospitalaria en infantes, el orden de


preferencia de los equipos de desfibrilación a usar es:

1. Desfibrilador manual.
2. DEA con atenuador de dosis.
3. DEA sin atenuador de dosis.

En la taquicardia ventricular inestable no existe evidencia suficiente que establezca como


superior el tratamiento mediante descarga eléctrica o mediante drogas, ni tampoco entre las
diferentes drogas, en la población pediátrica (nivel de evidencia 5) 46 . Actualmente la
recomendación es la cardioversión sincronizada como primera opción, siendo la segunda
alternativa el uso de amiodarona (nivel de evidencia 4) 47 , 48 .

En la taquicardia supraventricular, el tratamiento de elección es la adenosina tanto en


infantes como en niños (nivel de evidencia 4) 49 , 50 . El verapamilo es una segunda opción
válida para niños mayores, pero no debe ser utilizado de rutina en infantes (nivel de evidencia
2 y 5) 51 , 52 . La procainamida o la amiodarona, pueden ser administradas en infusiones lentas
como una alternativa pa ra la taquicardia supraventricular refractaria (nivel de evidencia
2) 53 .

No existen nuevas evidencias, y por lo tanto nuevas recomendaciones sobre el uso de drogas
durante el PCR.

 Uso de fármacos y otras terapias durante la reanimación

1. Adrenalina: ocupa un lugar en los algoritmos de manejo del PCR con ritmos


desfibrilables y no desfibrilables. Produce vasoconstricción, aumenta la presión
diastólica y aumenta la presión de perfusión coronaria, la contractilidad miocárdica, e
stimula la contracción espontánea y aumenta la frecuencia de FV aumentando la
posibilidad de una desfibrilación exitosa. La dosis habitual es de 10 µg ·Kg  -1 IV, tanto
para la primera dosis como para dosis subsecuentes. La dosis máxima total es de 1 mg
(nive l de evidencia 1, 2, 3 y 5) 54 – 56 . El uso de dosis más altas de adrenalina no está
recomendada ya que no mejora la sobrevida ni el outcome neurológico luego del PCR.
2. Amiodarona: es un inhibidor n o competitivo de los receptores adrenérgicos. Deprime la
conducción en el miocardio, enlentece la conducción AV, prolonga el intervalo QT y el
período refractario. Debe inyectarse en 10-20 minutos excepto cuando se usa en el
tratamiento de la FV/TV sin pul so refractaria. Los efectos adversos son hipotensión,
bradicardia y TV polimórfica.
3. Vasopresina: el uso de vasopresina (o su análogo terlipresina) no se recomiendan en el
paro pediátrico por carecer de evidencia que lo avale en este contexto (nivel de evid
encia 1, 3, 4 y 5) 57 – 59 .
4. Calcio: tampoco hay evidencia que demuestre mejor sobrevida o
mejor outcome  neurológico ante el uso rutinario de calcio. Se reserva su uso en los
casos de hipocalcemia d ocumentada, hipermagnesemia/hiperkalemia o sobredosis de
bloqueadores de canales de calcio (nivel de evidencia 2 y 5) 60 , 61 .
5. Glucosa: los datos extraídos de estudios en neonatos, niños y adultos indican que tanto
la hipoglicemia como la hiperglicemia se asocian con mal outcome luego de un PCR. Es
incierto si es meramente una asociación o si existe causalidad. Se recomienda:
chequear el nivel plasmático de glucosa en todo niño en PCR y post resucitación, no
administrar soluciones glucosadas a menos que exista una hipoglicemia documentada.
No se recomienda el manejo estricto de la glicemia ya que no ha mejorado la sobrevida
y sí ha aumentado la incidencia de hipoglicemia en RN, niños y adultos.
6. Magnesio: no existe evidencia que recomiende su uso en forma rutinaria en el PCR.
Sólo está indicado en el manejo de la torsade de pointes y en la hipomagnesemia
documentada.
7. Bicarbonato de sodio: no existe evidencia que apoye el uso rutinario de bicarbonato
durante la reanimación y la recuperación de la circulación espontánea. La cantidad
excesiva de bicarbonato altera la oxigenación tisular, produce hipokalemia,
hipernatremia, hiperosmolaridad e inactiva las catecolaminas. Su uso está reservado en
los casos de PCR prolongado con acidosis metabólica severa, inestabilidad
hemodinámica e hiperkalemia persistente o en el caso de intoxicación por
antidepresivos tricíclicos.
8. Lidocaína: menos efectiva que la amiodarona en el tratamiento de la FV refractaria y la
TV sin pulso en el niño y por lo tanto no es el tratamiento de primera línea.
9. Procainamida: enlentece la conducción intrauricular y prolonga el intervalo QRS y QT.
Puede usarse en la taquicardia supraventricular o TV resistente a otro tratamiento en
niño hemodinámicamente estable. Debe ser usada con cautela ya que es potente
vasodilatador.
10. Atropina: el uso de atropina en el PCR intrahospitalario pediátrico tiene evidencia
controversial. Se recomienda s u uso en aquellos cuadros de bradicardia por aumento
en el tono vagal o en toxicidad por drogas colinérgicas. No hay evidencia que apoye su
uso rutinario (nivel de evidencia 3, 4 y 5) 62 , 63 . El c álculo de la dosis inicial sigue
siendo motivo de debate. En niños no obesos el cálculo se hace mediante el peso real, y
en aquellos obesos mediante el peso ideal. Cuando no se tiene peso real, los métodos
de determinación de peso mediante sistemas basados en la talla son más precisos que
aquellos basados en la edad o en la mera observación. Las dosis subsecuentes se
realizan tomando en cuenta los efectos clínicos observados y la toxicidad (Nivel de
evidencia 5) 64 . La dosis re comendada de atropina es de 0,01 mg·kg -1. Dosis menores
pueden causar bradicardia paradojal. Para el manejo de la bradicardia con baja
perfusión que no responde a la ventilación y oxigenación, la droga de primera línea es la
adrenalina y no la atropina.
11. So porte Cardiaco Extracorpóreo (Extracorporeal Life Support): la evidencia que
respalda el uso de otras terapias, como el soporte cardiaco extracorpóreo, ha ido en
aumento. Al igual que en los adultos, se reserva esta alternativa para aquellos casos
autolimi tados o tratables, o aquellos pacientes candidatos a trasplante. Se recomienda
el apoyo extracorpóreo sólo en casos reservados, en ambientes altamente
supervisados, con protocolos y equipos capacitados (nivel de evidencia 2 y 4) 65 , 66 .

 Cuidados post-resucitación

La hipotermia central 32-34ºC puede ser beneficiosa. La hipotermia leve es aceptablemente


segura en los adultos y los neonatos. (nivel de evidencia 5) 67 ,68 . El niño que recupera
circulación espontánea pero que sigue comatoso luego del PCR puede beneficiarse de la
hipotermia a 32-34ºC por al menos 24 horas. El niño reanimado no debe ser calentado en
forma activa a menos que la temperatura central llegue a 32ºC. Luego del período de
hipotermia, recaliente al niño en forma gradual a 0,25-0,5ºC por hora.

No hay estudios que evalúen el rol de las drogas vasoactivas en la post reanimación. Estudios
en animales y estudios aislados en niños post cirugía cardiaca que presentan bajo gasto
cardiaco, muestran una mejoría hemodinámica con algunos vasoactivos (dobutamina,
milrinona, levosimendan) por lo que sería razonable administrarlos en el período posterior a la
reanimación (nivel de evidencia 5) 69 , 70 .

No hay evidencia que apoye o refute alguna estrategia específica sobre el manejo de la
glucosa en la post reanimación, aunque existe asociación entre hiper e hipoglicemia y
peor outcome a largo plazo. No hay evidencia que muestre que el tratamiento de estas dos
situaciones mejore el outcome. La asociación de hipoglicemia con hipoxia e isquemia, sin
embargo, ha mostrado mayor mortalidad en niños críticamente enfermos (nivel de evidencia 1
y 5) 70 ,71 .

 Situaciones especiales
1. Trauma: el PCR en el contexto de trauma mayor presenta una elevada mortalidad en
niños, sin embargo no es posible con la evidencia actual recomendar alguna
modificación a la reanimación estándar que eleve la sobrevida (nivel de evidencia 2, 4 y
5) 72 –74 .
2. Hipertensión pulmonar: se recomienda seguir los protocolos estándar de manejo del
PCR con énfasis en el uso de FiO2 altas, alcalosis/hiperventilación, uso de óxido nítrico
(NO) inhalado, prostaciclina en aerosol, que han mostrado una efectiva disminución en
la resistencia vascular pulmonar (nivel de evidencia 5) 75 .

Reanimación cardiopulmonar neonatal

La mayoría de los recién nacidos (RN) no requiere soporte alguno durante la transición de la
vida intrauterina a la extrauterina. Aproximadamente un 10% de ellos necesitará algún tipo de
asistencia y solo un 1% de maniobras de resucitación; 8 de 1.000 requerirán ventilaciones a
presión positiva y sólo 2 de 1.000 intubación traqueal. (Nivel de evidencia 4) 76 ,77 .

La RCP del RN normalmente es llevada a cabo por el neonatólogo en la sala de partos.

 Fisiología de la asfixia in útero y de la resucitación 78

Frente a la falta de O2, inicialmente hay un aumento de la frecuencia cardiaca que progresa a
bradicardia frente a la hipoxia prolongada. La vasoconstricción mantiene la presión arterial y
optimiza el flujo hacia el cerebro y el corazón.

La hipoxia deprime los centros respiratorios altos llevando a una fase inicial de apnea. Luego
aparecen los reflejos respiratorios espinales que se traducen en esfuerzo inspiratorio
tipo gasping. Sin O2 estos movimientos cesan, con la consecuente apnea terminal. El corazón
sigue latiendo inicialmente, pero se enlentece hasta el paro con la anoxia persistente y la
acidosis progresiva. Este proceso tarda alrededor de 20 minutos sin oxígeno.

La respuesta frente a las maniobras de resucitación dependerá del tiempo de hipoxia. Si el RN


es entregado al neonatólogo en la fase de apnea primaria o gasping, el aporte de oxígeno y los
esfuerzos inspiratorios sucesivos propios del RN, el corazón que aún late responde a este
aumento de O2 con un aumento de la frecuencia cardiaca. La perfusión sistémica mejora, el
centro respiratorio previamente suprimido se recupera y el RN comienza a ventilar por sí
mismo en forma más eficiente.

Si el neonatólogo inicia la reanimación del RN en la etapa de la apnea terminal, es esencial


ventilar a presión positiva. Si el corazón todavía late, la frecuencia cardiaca aumentará y la
perfusión mejorará. Los centros respiratorios se recuperarán iniciando una ventilación
tipo gasping para luego recuperar un patrón ventilatorio más regular. Si el corazón está muy
deprimido, la ventilación eficiente no será eficaz en aumentar la frecuencia cardiaca y se
necesitará masaje cardiaco para bombear oxígeno desde los pulmones al corazón que, si no
está afectado por la acidosis, va a responder. Ocasionalmente se requieren drogas para
estimular el corazón (adrenalina), aportar energía (glucosa), o modificar el pH (bicarbonato)
antes de obtener una respuesta.

La mayoría de los RN que no respiran luego de la estimulación está en la fase de apnea


primaria y se recuperan rápidamente con maniobras de reanimación básica, con o sin
ventilación a presión positiva.

Puesto que luego del parto es imposible hacer la diferenciación entre apnea primaria o
secundaria, se debe asumir que el RN está en apnea secundaria y comenzar la resucitación
inmediatamente. Si la respiración tipo gasping precede la recuperación de la respiración
normal por un período prolongado, es probable que el RN haya estado en la apnea terminal.

El primer signo de una resucitación efectiva es siempre el aumento de la frecuencia cardiaca.

 Consecuencias de la hipoxia perinatal

La anoxia perinatal tiene consecuencias hemodinámicas, metabólicas y cerebrales.

En relación a las consecuencias hemodinámicas, los débitos locales se mantienen o


aumentan a nivel cerebral y miocárdico, pero disminuyen el renal, mesentérico, hepático,
muscular y cutáneo. Si la anoxia se prolonga, las reservas miocárdicas se agotan y la acidosis
láctica creciente altera la función miocárdica: disminuye la frecuencia cardiaca y el débito
cardiaco. El ductus arterioso, abierto durante todo el período fetal, corre el riesgo de
quedarse abierto. Existe entonces un shunt de derecha a izquierda a través del ductus y del
foramen oval. La resistencia pulmonar se mantiene alta impidiendo la vasodilatación del
territorio vascular pulmonar durante el nacimiento. Todos los mecanismos de adaptación
circulatoria y respiratoria habituales propios del nacimiento se ven alterados y tienen como
consecuencia la hipertensión pulmonar persistente.

En relación a las consecuencias metabólicas, la hipoxia tisular lleva a la formación de ácido


láctico y a acidosis metabólica.

En relación a las consecuencias cerebrales, en el RN de término las regiones más sensibles a


la anoxia son la corteza, la sustancia blanca subcortical y los núcleos grises centrales. Las
lesiones celulares ocurren en dos fases: una muerte celular precoz y una muerte neuronal
tardía relacionada con la cascada metabólica excitotóxica deletérea. Así, a la fase anóxica le
sucede una fase de depresión del metabolismo energético cerebral. Paralelamente, los
fenómenos de isquemia-reperfusión generan un stress oxidativo con radicales libres y síntesis
de óxido nítrico. La prevención de la anoxia perinatal es difícil ya que las anomalías del ritmo
cardiaco fetal no son de sensibilidad y especificidad satisfactoria. Los procesos deletéreos no
pueden ser detectados sino en el periparto.

 Principios básicos de resucitación neonatal

La mayoría sólo necesita estar tibio y por lo tanto sólo basta con el secado y con las medidas
de mantención de temperatura. El frío (cold stress) disminuye la tensión arterial de oxígeno y
aumenta la acidosis, de manera que para aquellos que necesitan un poco más de ayuda al
nacer, la mantención de la temperatura es vital.

Si se necesita soporte, la prioridad son las maniobras de despeje de la vía aérea seguidas de
ventilación a presión positiva y finalmente masaje cardiaco externo, si fuera necesario. Sin
aire en los pulmones, el masaje cardiaco externo no es efectivo. Rara vez se requieren drogas.

Por lo tanto, la asistencia de todo RN incluye la siguiente secuencia de estrategias, que


permitan determinar este subgrupo de neonatos que requieren de apoyo extendido:

1. Pasos de estabilización inicial (proporcionar calor y secado, valoración de vía aérea,


estimulación para respirar).
2. Ventilación.
3. Compresiones torácicas.
4. Medicación.
La progresión de un paso a otro dentro de la secuencia, se basa en la evaluación de dos
características vitales: la frecuencia cardiaca y las respiraciones. Tanto la secuencia de
estabilización inicial como la ventilación deben evaluarse en conjunto por un período de 30
segundos, de manera de decidir si se progresa a la secuencia siguiente o no. La secuencia de
acciones que deben llevarse a cabo en la reanimación del RN se describe con detalles en el
algoritmo de la Figura 4.

Figura 4 Algoritmo de reanimación del recién nacido.

Desde la publicación del Consenso Internacional de Resucitación Cardiopulmonar el año


2005 79 , se han identificado numerosos temas controversiales a los que se ha llegado a un
nuevo consenso. Estos son en resumen:

 Rol del aporte de O2 suplementario.


 Manejo del meconio.
 Estrategias de ventilación.
 Dispositivos de confirmación de la posición correcta de LMA, TOT.
 Fármacos.
 Mantención de la temperatura corporal.
 Manejo post resucitación.
 Consideraciones para discontinuar las maniobras de resucitación.

Las recomendaciones más importantes son las siguientes:


 El inicio de la reanimación, luego de la evaluación inicial, se basa en la
frecuencia cardiaca y en la evaluación de la respiración. La oximetría debe ser
usada porque la evaluación del color es poco específica.
 Los RN de término deben ser reanimados inicialmente con aire y no con O2 100%.
 El O2 suplementario debe administrarse como mezcla de O2 + aire y la
concentración guiada por oximetría de pulso.
 No existe evidencia que apoye o contraindique la aspiración traqueal de rutina en
los RN con meconio, incluso si el RN nace deprimido.
 La relación compresiones:ventilación sigue siendo 3:1; si el PCR es de etiología
cardiaca, las compresiones deben ser más frecuentes.
 La hipotermia terapéutica se reserva para los RN de término o cercanos a término
que evolucionan con encefalopatía hipóxico-isquémica.
 Las maniobras de resucitación pueden detenerse si luego de 10 minutos de
reanimación no hay frecuencia cardiaca detectable.
 En los RN que no requieren resucitación, el pinzamiento del cordón debe
realizarse luego de 1 minuto.

 Evaluación inicial e intervención

La frecuencia cardiaca debe ser el primer signo vital evaluado, a través de la auscultación del
precordio, ya que un rápido aumento en los valores sigue siendo el indicador más sensible de
resucitación eficaz (nivel de evidencia 5) 80 , aunque es una medida poco sensible (nivel de
evidencia 2) 81 , igual que la palpación del cordón umbilical, que subestima los valores (nivel
de evidencia 4) 82 . Los cambios en la coloración de la piel, aún en RN sin alteraciones,
demoran en alcanzarse, por lo que no son una medida fidedigna de necesidad de oxigenación.

El oxímetro de pulso mide en forma bastante precisa la frecuencia cardiaca, por lo que está
recomendado especialmente para la monitorización de niños que requieran maniobras de
soporte, aunque su impacto en los resultados de una reanimación no han podido establecerse
(nivel de evidencia 4) 6 ,83 . La oximetría de pulso y la frecuencia cardiaca pueden ser medidos
con una mayor precisión a los 90 segundos desde el nacimiento, con un sensor neonatal o uno
diseñado para reducir el artefacto por movimiento (nivel de evidencia 4) 84 ,85 . Valores pre-
ductales, obtenidos de la mano o muñeca derecha, son mayores que aquellos post-
ductales 7 ,86 .

El soporte ventilatorio inicial que se efectúa mediante ventilación a presión positiva


intermitente en niños de término debe siempre realizarse con aire, ya que el O 2 suplementario
en este grupo, incrementa el tiempo a la primera respiración/llanto (nivel de evidencia
2) 87 ,88 , y aumenta la mortalidad 89 ,90 .

En relación al uso de oxígeno suplementario, existe evidencia en modelos de animales recién


nacidos sometidos a asfixia, expuestos a altas concentraciones de oxígeno durante las
maniobras de resucitación, que no confiere ventajas clínicas y sería potencialmente dañino a
nivel celular 91 ,92 , generando cambios bioquímicos a nivel cerebral (nivel de evidencia
5) 93 ,94 .

En RN de pretérmino (< 32 semanas de gestación) se recomienda iniciar maniobras de


resucitación con fracciones inspiradas de oxígeno entre 30% a 90% e ir titulando según
oximetría de pulso, ya que la utilización de aire u oxígeno puros se asocian a mayor riesgo de
hipoxemia e hiperoxemia respectivamente (nivel de evidencia 2) 10 ,95 . Si no hay
disponibilidad de gases mixtos, se debe usar aire. No existe evidencia que avale una conducta
u otra en niños nacidos entre las 32 a 37 semanas.

En cuanto a la succión de la boca o nariz en neonatos deprimidos para mantener la


permeabilidad de la vía aérea, no existe evidencia que avale su práctica, tanto en presencia
de líquido amniótico claro como con meconio. En RN sanos ésta se asocia a mayor incidencia
de complicaciones cardiorrespiratorias (nivel de evidencia 1) 96 ,97 y en aquellos intubados,
sedados o paralizados se asocia a reducción en la oxigenación y aumentos en el flujo
cerebral, con el consiguiente aumento en la presión intracraneana (nivel de evidencia 5) 98 .
No hay reducción en la incidencia o mortalidad por síndrome de aspiración meconial con esta
práctica en aquellos RN deprimidos en presencia de líquido amniótico con meconio (nivel de
evidencia 499; nivel de evidencia 5 100 , respectivamente).

 Estrategias de ventilación

Tanto tiempo inspiratorios largos como cortos se usan en la práctica clínica para ventilar de
forma inicial a los RN de término, pero no existen estudios que comparen ambas técnicas. En
algunas series de casos en niños de término, una ventilación inicial de 5 segundos aumenta
en dos veces la capacidad residual funcional comparada a controles históricos (Nivel de
evidencia 4) 101 . En niños de pretérmino, un estudio prospectivo randomizado demostró que
una ventilación inicial de 10 segundos seguida por CPAP, versus ventilación con máscara
facial, disminuyó la necesidad de intubación en las primeras 72 horas, el tiempo de soporte
ventilatorio y la aparición de displasia broncopulmonar (nivel de evidencia 1) 102 . Otros
estudios no han logrado demostrar este hecho 103 ,104 .

Durante el soporte ventilatorio inicial, la adecuada presión de inflado es aquella que resulta
suficiente para mejorar la frecuencia cardiaca o la expansión torácica. Esto se alcanza con
presiones de 30 cmH2O en niños de término (nivel de evidencia 4) 25 ,105 , y 20-25 cmH2O en
niños de pretérmino (nivel de evidencia 4) 106 . En estudios con animales inmaduros, la
ventilación a presiones mayores durante el nacimiento se asocia a daño pulmonar y alteración
en el intercambio de gases (nivel de evidencia 5) 107 .

En cuanto al rol de la presión positiva al final de la espiración (PEEP) durante la resucitación


en RN de término, no hay evidencia que avale o refute su valor. En niños de pretérmino no
habría beneficio al usar PEEP durante la fase de estabilización (nivel de evidencia 1) 108 . En
estudios animales, el uso de PEEP < 8-12 cmH2O mejora la capacidad residual funcional, la
compliance pulmonar y disminuye el daño pulmonar (nivel de evidencia 5) 109 ,110 , aunque
valores mayores disminuyen el flujo sanguíneo pulmonar y aumentan el riesgo de neumotórax
(nivel de evidencia 5) 111 ,112 .

Al comparar las maniobras ventilatorias en niños prematuros (entre 25 y 28 semanas) que


requieren soporte avanzado para manejo de distress respiratorio, el uso de presión positiva
continua (CPAP) versus intubación asociado a ventilación mecánica, no presenta diferencias
en mortalidad o requerimientos de oxígeno a largo plazo; el uso de CPAP sin embargo,
reduciría los requerimientos de ventilación mecánica (de 100 a 46%) y el uso de surfactante
(de 77 a 38%) en este grupo de pacientes, pero aumenta la incidencia de neumotórax (de 3 a
9%) (nivel de evidencia 1) 113 . Se recomienda utilizar la estrategia en la que se tenga
experiencia y equipos disponibles. En RN muy prematuros es recomendable el uso de CPAP
inicial, ya que disminuye la incidencia de intubación y la incidencia de displasia
broncopulmonar cuando se compara en relación al uso de ventilación a presión positiva vía
máscara facial (nivel de evidencia 1) 26 .

En cuanto a los dispositivos utilizados en la asistencia ventilatoria durante maniobras de


resucitación, no existen estudios que demuestren la superioridad del resucitador en pieza T
(Neopuff®) por sobre la ventilación con máscara. En modelos mecánicos sin embargo, este
dispositivo entrega presiones de inflado más constantes (nivel de evidencia 5) 114 ,115 .

La máscara laríngea, ha demostrado ser exitosa en entregar una ventilación efectiva como
aquella a través de máscara facial en recién nacidos (Nivel de evidencia 2) 116 , pero no existe
literatura que avale su uso en recién nacidos < 2.000 g o < 34 semanas de gestación, en
presencia de líquido amniótico meconial, o para uso de medicamentos intratraqueales. Otras
interfaces como la máscara nasal, han mostrado incluso superioridad ante la máscara facial
convencional en la asistencia inicial del recién nacido (nivel de evidencia 2) 117 . La
recomendación es usar la interfaz en la cual se está entrenado, más que usar algún tipo
específico.

 Monitorización durante y post intubación

La ventilación durante la resucitación neonatal tiene como objetivo inflar adecuadamente el


pulmón, evitando el sobreinflado. Estudios en maniquíes y animales sugieren que los
proveedores de ventilación no logran mantener presiones o volúmenes constantes durante la
ventilación manual (nivel de evidencia 5) 118 ,119 lo que pudiese mejorarse con una adecuada
posición de la máscara facial, para disminuir el grado de fuga, y con el uso de monitores de
volumen (nivel de evidencia 5) 120 .

La monitorización a través del CO2 espirado es la forma más eficiente y precoz para confirmar
la intubación traqueal en neonatos con circulación espontánea, siendo más preciso que la
evaluación clínica (nivel de evidencia 2) 121 ,122 , aunque se ha reportado falsos negativos en
casos de paro cardiorrespiratorio (nivel de evidencia 4) 123 .

No existe suficiente evidencia que indique mayor beneficio con el uso de detectores
colorimétricos de CO2 exhalado durante la ventilación, a través de máscara facial u otra
interfaz, versus la evaluación clínica por sí sola. No hay reportes de riesgos atribuidos a su
uso, y en series de niños de pretérmino en unidades de pacientes críticos ha mostrado ser útil
para el diagnóstico de obstrucción de la vía aérea (nivel de evidencia 4) 124 .

 Soporte Circulatorio

En modelos de asfixia con cerdos la asociación de compresiones más ventilación durante la


reanimación mostró mejores resultados comparado con resucitación efectuada con
compresiones o ventilación por sí solas (nivel de evidencia 5) 125 ,126 . Estudios en modelos
fisiológicos matemáticos sugieren que utilizar una relación compresión/ventilación elevada
genera hipoventilación en niños asfixiados, y que una relación de 3 a 5 compresiones por 1
ventilación es el modelo de reanimación más eficiente en RN (nivel de evidencia 5) 127 .

Numerosos estudios en maniquíes confirman que una relación compresión/ventilación de 3:1


entrega más ventilaciones por minuto que otras técnicas y es físicamente menos extenuante
(nivel de evidencia 5) 128 ,129 . Sin embargo, relaciones compresión/ventilación de 5:1 proveen
compresiones de mejor calidad en maniquíes adultos cuando se realiza resucitación con dos
rescatistas (nivel de evidencia 5) 130 y la relación 15:2 es la que genera mayor cantidad de
compresiones por minuto (nivel de evidencia 5) 131 . En estudios con maniquíes pediátricos se
evidenció que la relación 30:2 obtiene más compresiones por ciclo comparado con la relación
compresión/ventilación 15:2 sin alteración aparente en la calidad de las compresiones
realizadas (nivel de evidencia 5) 132 .

La técnica de compresión adecuada consiste en compresiones en el tercio inferior del


esternón con los pulgares y el resto de las manos envolviendo el tórax (compresión
circunferencial) (nivel de evidencia 5) 133 ,134 . La profundidad de la compresión debe ser de un
tercio del diámetro antero-posterior del tórax (nivel de evidencia 5) 135 . Esta técnica produce
presiones arteriales más elevadas y permite mantener una adecuada calidad de las
compresiones por más tiempo, como ha sido demostrado en estudios con cerdos 136 ,
maniquíes 56 , series de casos 137 y cadáveres 138 .

 Administración de fluidos y fármacos

A pesar del amplio uso de adrenalina durante la resucitación, no existen estudios clínicos
controlados en neonatos que evalúen la dosis ideal de esta droga cuando la frecuencia
cardiaca es menor a 60 latidos por minuto a pesar de adecuadas ventilaciones y
compresiones torácicas. La evidencia es extrapolada desde estudios pediátricos, que
incorporan niños menores de 1 año de edad, y que no muestran beneficios con dosis
intravenosas de adrenalina mayores a 0,03 mg·Kg-1 (nivel de evidencia 5) 139 ,140 . Un meta-
análisis que incluye 5 ensayos en adultos, indica que dosis mayores de adrenalina intravenosa
(0,03 a 0,05 mg·Kg-1) resultan en un posible retorno de la circulación espontánea pero no
ofrece beneficio en la sobrevida ni en el alta hospitalaria (nivel de evidencia 5) 141 e incluso
aumentaría el riesgo de mortalidad en estudios con niños si se usan dosis elevadas (0,1
mg·Kg-1) (nivel de evidencia 5) 63 .

En cuanto al uso de adrenalina por vía traqueal, la evidencia en neonatos está limitada a
algunos reportes, con uso de un amplio rango de dosis (de 0,003 a 0,25 mg ·Kg -1), que muestran
un posible retorno a circulación espontánea o aumento en la frecuencia cardiaca cuando no
está disponible un acceso venoso (nivel de evidencia 4) 142 ,143 . Sin embargo, algunas series
de casos indican que esta vía resultaría menos efectiva que la misma dosis administrada en
forma intravenosa (nivel de evidencia 4) 2 . Esto se condice con estudios en modelos animales
neonatales que muestran que se requieren mayores dosis de adrenalina intratraqueal para
alcanzar la misma concentración plasmática y respuesta hemodinámica que una dosis
intravenosa determinada (nivel de evidencia 5) 66 ,144,145 .

En cuanto a la evidencia sobre la expansión con volumen durante maniobras de resucitación,


se acota a series de casos que la avalan en niños con historia de pérdidas sanguíneas que no
responden a compresiones torácicas (nivel de evidencia 4) 146 . De no existir historia de
sangrado, el beneficio del aporte de volumen carece de evidencia e incluso pudiese ser dañino
como muestran estudios con animales (nivel de evidencia 5) 147 ,148 . Como las pérdidas
pueden ser ocultas, se aconseja una prueba de volumen en recién nacidos que no responden a
maniobras adecuadas de resucitación. De no ser factible la administración intravenosa, la
recomendación es la vía intraósea en manos expertas como medida temporal (nivel de
evidencia 4) 149 ,150 .

Otras drogas, como la naloxona, no se recomiendan en cuadros de depresión neonatal.


Cuando es administrada en RN vigorosos sólo aumentaría transitoriamente la ventilación
alveolar, lo que clínicamente tiene utilidad cuestionable (nivel de evidencia 4) 151 . En el caso
de RN hijos de madres adictas a opioides, su uso se asocia a convulsiones (nivel de evidencia
5) 152 .

 Terapia de soporte
Existe numerosa evidencia que avala la envoltura con mantas de polietileno en RN menores a
28 semanas de gestación, de manera de reducir las pérdidas de calor (nivel de evidencia
1) 153 ,154 . De no contar con mantas, la evidencia avala el uso de matraces de suero tibios,
siendo la combinación de ambas estrategias la más eficiente para evitar esta complicación,
aunque aumentaría el riesgo de hipertermia (nivel de evidencia 3) 155 . Las salas de atención
del RN deben encontrarse al menos a 26°C para recibir niños prematuros menores a 28
semanas ya que el riesgo de hipotermia en ellos es considerable, asociando siempre que sea
posible el uso de mantas y/o matraces de suero tibio para aumentar la eficiencia (nivel de
evidencia 3) 156 . El objetivo es lograr normotermia y evitar la hipertermia iatrogénica.

RN de madres febriles tienen mayor incidencia de depresión respiratoria perinatal,


convulsiones, parálisis cerebral y un mayor riesgo de mortalidad (nivel de evidencia 4) 157 .
Estudios en animales adultos muestran una menor injuria del sistema nervioso central cuando
se administra terapia antipirética para tratar la hipertermia (nivel de evidencia 5) 158 lo que se
desconoce en RN. En estudios relacionados con el uso de corticoides en altas dosis para
manejo de hipertermia materna se obtuvo un aumento de casos de bacteremia asintomática
en los RN (nivel de evidencia 2) 159 .

 Manejo post resucitación

Numerosos estudios randomizados han demostrado que la hipotermia inducida (33,5 a 34,5°C)
implementada durante las primeras 6 horas de nacimiento en RN de término con riesgo
elevado de daño cerebral, y con el posterior manejo en unidades de cuidados intensivos
neonatal, se asocia a disminución significativa de muerte y retardo del desarrollo neurológico
a los 18 meses de seguimiento (nivel de evidencia 1) 160 –162 . La maniobra es igualmente
exitosa mediante enfriamiento de todo el cuerpo, como selectivamente de la cabeza, aunque
no existen trabajos que comparen una técnica con otra. La terapia debe mantenerse durante
72 horas para luego recalentar de forma progresiva por 4 horas. Potenciales complicaciones a
monitorizar son la hipotensión y trombocitopenia.

La infusión de soluciones glucosadas debiesen considerarse lo antes posible durante la


reanimación ya que la hipoglicemia se asocia a injuria cerebral en pacientes que sufren
episodios hipóxico-isquémicos (nivel de evidencia 3) 163 . Niveles elevados de glicemia en este
contexto no parecieran generar efectos adversos, lo que ha sido demostrado en estudios en
niños (nivel de evidencia 5) 164 y animales (nivel de evidencia 5) 165 , existiendo incluso
modelos en ratas que mostrarían un potencial efecto protector (nivel de evidencia 5) 166 .

En niños nacidos a término sin incidentes, existe literatura que muestra beneficio en la
demora del pinzado del cordón umbilical en al menos 1 minuto o hasta la pérdida del pulso del
cordón. Esto mejora la cinética de fierro durante la infancia, aunque podría asociarse a mayor
requerimiento de fototerapia (nivel de evidencia 1) 167 , además disminuiría la incidencia de
hemorragia intraventricular en niños de pretérmino (nivel de evidencia 1) 168 .

 Fin de resucitación

En neonatos con viabilidad límite o aquéllos con condiciones que predicen un alto riesgo de
mortalidad o morbilidad, la práctica en cuanto al no inicio de maniobras de resucitación varía
de acuerdo a cada lugar y recursos (nivel de evidencia 4) 169 .

En aquellos RN que no presenten actividad cardiaca al nacer y que a pesar de las maniobras
no las presenten a los 10 minutos de vida, sería apropiado suspender las maniobras de
resucitación, ya que la probabilidad de fallecer o sufrir discapacidad neurológica severa es
elevada (nivel de evidencia 4) 170 ,171 .
Reanimación cardiopulmonar (RCP) en bebés y
niños. ¿Cómo se realiza?

11/03/2015
Fuente: 
FAROS Hospital Sant Joan de Déu

Lamentablemente, en algunas situaciones podemos estar ante la presencia de un bebé o un niño


que tenga dificultad respiratoria y/o riesgo de parada cardiorrespiratoria debido a un accidente o
alguna patología.

Es por ello que creemos necesario ofrecer las guías básicas de cómo realizar la RCP. ¡Es sencilla
y puede salvar muchas vidas!

¿Qué es la RCP?
La reanimación cardiopulmonar básica (RCP) es el conjunto de maniobras que permiten identificar
si un niño está en situación de parada cardiorrespiratoria y realizar una sustitución de las
funciones respiratoria y circulatoria, sin ningún equipamiento específico, hasta que la víctima
pueda recibir un tratamiento más cualificado.

¿Por qué es necesario utilizar la RCP?


Por suerte, la parada cardiorrespiratoria es poco frecuente en niños, pero es importante conocer
en qué consiste la RCP por si nos encontramos en una situación en que la respiración o los latidos
cardíacos de un niño han parado por varias causas:

 Accidentes: de tráfico, por ahogamiento, sensación de ahogo, atragantamiento con objetos,


electrocución, intoxicaciones, asfixia u otras lesiones.
 Patologías: congénitas graves u otras patologías como la bronquiolitis, asma, tos ferina,
etc.
 Infecciones graves: como la meningitis.

Si en poco tiempo no se restablecen las funciones vitales dentro de la normalidad y el flujo de


sangre del niño se detiene, esto puede causar daño cerebral o incluso la muerte. Por eso es
importante continuar con la RCP hasta que vuelva el latido del corazón y la respiración del niño o
hasta que llegue ayuda médica.

¿Quién debe hacerla?


La importancia de la RCP radica en que cualquier persona que conozca la técnica (padres,
familiares, maestros, profesionales de la salud, etc.) puede realizarla en cualquier sitio y sin tener
que esperar. De hecho es vital iniciar la RCP en los tres primeros minutos después de la parada
cardiorrespiratoria ya que sino, la probabilidad de que el niño sufra secuelas es muy alto. La
muerte puede ocurrir en tan solo 4 o 6 minutos.

¿Ante qué síntomas hay que actuar?


Los síntomas a los que tenemos que estar alerta ante un niño son:

 Pérdida de conocimiento.
 Paro respiratorio.
 Ausencia de signos de vida.

¿Qué pasos debemos seguir?


Los pasos de la RCP siguen una secuencia lógica para garantizar la efectividad y éxito de la
técnica. Por ello no debemos saltarnos ningún paso:

1. Verificar el nivel de consciencia del niño. Podemos preguntar cómo se encuentra o


practicarle leves sacudidas o palmadas, siempre y cuando tengamos la certeza de que no padece
ninguna posible lesión en el cuello o en la cabeza debido a un accidente. Se debe observar si se
mueve o emite algún ruido.
2. Si obtenemos respuesta. Si el niño responde moviéndose o verbalmente, deberemos dejar
al niño en la posición en la que lo hemos encontrado (a menos que esté expuesto a algún peligro
adicional), comprobar su estado y pedir ayuda si fuera necesario.
3. Si no obtenemos respuesta, pedir ayuda. Si el niño está inconsciente debemos pedir
ayuda a alguna persona cercana. Si no hay nadie cerca no debemos dejar solo al niño.
4. Colocar al niño boca arriba. Debemos tumbar al niño sobre una superficie dura y plana, con
la cabeza boca arriba y las extremidades alineadas. Es importante evitar torcerle la cabeza y el
cuello, ya que si el niño ha sufrido un accidente podría tener lesiones cervicales.
5. Abrir las vías respiratorias. Para la abertura de las vías respiratorias se realizará la
maniobra frente-mentón destinada a facilitar la entrada de aire por la boca. Para evitar que la
lengua caiga hacia atrás, debemos levantar la barbilla con la cabeza fija y con una mano. A la vez,
con la otra mano inclinaremos la cabeza del niño hacia atrás empujando la frente hacia abajo con
la otra mano. En caso de presencia de un cuerpo extraño visiblemente y fácilmente extraíble en la
boca, se intentará retirarlo con la punta de los dedos, pero nunca deberemos realizar un barrido a
ciegas de la cavidad bucal.
6. Valorar y comprobar la respiración del niño. Debemos poner el oído cerca de la nariz y
boca del niño y observar el tórax para comprobar si respira. Observaremos, escucharemos y
sentiremos durante no más de 10 segundos antes de decidir si la víctima respira con normalidad.
Si hay alguna duda actuaremos como si NO fuera normal.  

7. Si respira, le colocaremos en posición lateral de seguridad (PLS) siempre que sea


posible y llamaremos a urgencias hasta la llegada de los equipos asistenciales comprobando en
todo momento su respiración.

En lactantes, la PLS resulta complicada. Debemos procurar poner al lactante en una superficie
dura aunque sea con un soporte, ya que así mejorará la permeabilidad de la vía respiratoria y
disminuirá el riesgo de atragantamiento con vómitos o secreciones.

8. Si el niño no respira y estamos acompañados de otra persona, debemos indicarle


que avise a emergencias (112). Mientras, nosotros no nos separaremos del niño e iniciaremos
la respiración artificial (boca-boca). Para ello, nos colocaremos de rodillas junto a la cabeza del
niño y seguiremos los siguientes pasos:
 Abrir las vías aéreas. 
 Tapar la nariz del niño.
 Inspirar profundamente. 
 Colocar nuestros labios alrededor de la boca del niño (si es menor de un año podemos
cubrir boca y nariz a la vez de manera que quede completamente sellada). 
 Hacer 5 insuflaciones de rescate (soplos) uniformes hasta comprobar que el tórax del niño
se eleva. Retirar la boca para tomar aire y observar que el tórax vuelve a bajar. Entre cada
insuflación debemos mantener la posición de la cabeza y las manos, pero debemos retirar la boca
para facilitar la respiración.
 

 
Mientras se realizan las insuflaciones de rescate, deberemos comprobar si provocan alguna
respuesta en forma de movimientos, respiraciones o tos. Si no conseguimos que entre aire,
deberemos sospechar que algún objeto está obstruyendo las vías respiratorias. Consulta cómo
funciona el manejo de la Obstrucción de la Vía Aérea por Cuerpo Extraño (OVACE) o
atragantamiento.
9.  Comprobar signos de vida. Para comprobar los signos de vida deberemos observar signos
de tos, movimientos y/o respiración.
 Si presenciamos signos de vida: seguir con la ventilación boca a boca a un ritmo de 20 por
minuto hasta la llegada de los servicios de asistencia comprobando en cada momento su estado
de respiración y los latidos de su corazón.
 Si NO presenciamos signos de vida: si el niño sigue inconsciente, no respira, no se mueve o
tiene mal color, son otros signos de que su corazón no late. Iniciaremos las compresiones
torácicas.
10. Realizar las compresiones torácicas. El objetivo es comprimir el tórax contra la espalda
de forma rítmica para conseguir que la sangre salga del corazón y circule por el cuerpo.
Colocaremos al niño boca arriba en un plano duro y con las extremidades alineadas y seguiremos
estos pasos:
 Colocar el talón de la mano en el esternón, justo por debajo de los pezones, nunca en el
extremo del esternón. En los niños menores de 1 año colocaremos 2 dedos, y en niños mayores
de 8 años podemos utilizar las 2 manos.
 Colocar la otra mano de manera que aguante la frente un poco inclinada hacia atrás.
 Aplicar presión hacia abajo en el pecho del niño comprimiéndolo entre 1/3 y 1/2 de su
profundidad.
 Hacer 30 compresiones dejando que el pecho se eleve completamente. Deberemos hacer
estas compresiones de forma rápida, fuerte y sin pausa.
 A continuación hacer 2 insuflaciones más.
 Continuar la RCP (30 compresiones cardíacas, seguidas de 2 insuflaciones y repetir).

11. Llamar a urgencias y comprobar signos de vida. Si al cabo de un minuto de empezar la


RCP, seguimos solos y no hemos podido llamar a urgencias (112), deberemos hacerlo ahora
aunque para ello tengamos que abandonar momentáneamente al niño.

A los 2 minutos deberemos comprobar la eficacia de nuestras maniobras: aparición de signos de


vida y/o respiración espontánea.

12. Finalizar la RCP. Deberemos continuar combinando 30 compresiones torácicas con 2


ventilaciones hasta que:
 llegue la ayuda del profesional
 la víctima recupere la respiración efectiva
 estemos exhaustos

Es importante recordar que no es recomendable realizar maniobras de reanimación con el


lactante en brazos y en movimiento. Solo de forma excepcional, podemos movilizar al niño en
caso de que nos desplacemos para solicitar ayuda y continuar las maniobras en el otro lugar.

¿Cómo podemos prevenir el tener que hacer la RCP?


A diferencia de los adultos, son causas previsibles las que llevan a practicar la RCP en la gran
mayoría de niños. Teniendo en cuenta esta premisa, es mejor prevenir que curar siguiendo estos
prácticos consejos:

 Prevenir lesiones por accidentes de tráfico. Utilizar sillas homologadas según la edad del
niño y conducir con precaución y sentido común.
 Prevenir atragantamientos con alimentos o cuerpos extraños. Enseñar al niño lo que debe
comer y lo que no, y hacerlo de forma pausada. En niños más pequeños hay que estar atentos a
que el niño no consuma objetos pequeños.
 Dar al niño juguetes aptos para su edad, que hayan pasado todos los controles de
seguridad y calidad.
 Prevenir la ingesta de productos tóxicos. Mantener productos tóxicos, medicamentos,
productos de limpieza, etc. fuera del alcance de los niños.
 Enseñar al niño a nadar desde pequeño.
 Enseñar al niño educación vial y a montar en bicicleta, triciclos, etc.  de forma segura.
Nunca debemos subestimar lo que puede hacer un niño. Seguramente es capaz de hacer
muchas más cosas de las que creemos que puede hacer. Por ello es recomendable estar siempre
muy atentos a lo que está haciendo el niño y estar preparados ante una emergencia. 
Por último, creemos que, aunque todos los padres, otros familiares e incluso maestros
deben conocer la técnica del RCP, son los padres de niños con problemas de salud causados
por patologías crónicas, especialmente del corazón o de respiración, los que deben preocuparse
por conocer cuándo se puede producir una parada cardiorrespiratoria y utilizar la RCP cuanto
antes.

Aconsejamos visualizar estos vídeos sobre RCP:

 RCP para lactantes.


 RCP para niños mayores de 1 año.
Referencias bibliográficas:
C. Luaces Cubells, Jefe sección de urgencias y J. Lorenzo Payeras Grau, médico del servicio de
urgencias del Hospital Sant Joan de Déu. 

Primeros auxilios:
reanimación
cardiopulmonar a
un bebé (I)
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EVA PARIS @paris_eva

La reanimación cardiopulmonar es un procedimiento de salvamento que se


lleva a cabo cuando la respiración o los latidos cardíacos de una persona han
cesado, como en casos de ahogamiento, sensación de ahogo, asfixia o lesiones.

El mecanismo de reanimación no es el mismo para adultos que para bebés, por lo


que os vamos a hablar de cómo realizar la reanimación cardiopulmonar a un
bebé menor de un año.

La reanimación cardiopulmonar es una combinación de respiración boca a nariz-


boca, para proveer de oxígeno a los pulmones del bebé y compresiones cardíacas,
las cuales mantienen la sangre del bebé circulando. De este modo intentamos
mantener artificialmente las condiciones adecuadas del organismo hasta y para
que se reestablezca.

¿Qué es una parada cardiorrespiratoria?


Antes de saber el procedimiento de reanimación conviene conocer qué es una
parada cardiorrespiratoria, para reconocerla correctamente. La parada
cardiorrespiratoria (PCR) es una situación de emergencia provocada por la
interrupción de la respiración y circulación, potencialmente reversible, esto es,
recuperable. Se caracteriza porque la persona no respira ni tiene pulso.

En los niños, las causas más frecuentes son las que producen un fallo respiratorio.
Una vez que tiene lugar, la PCR lleva a la muerte o a graves secuelas salvo que se
inicien rápidamente maniobras adecuadas de reanimación cardiopulmonar, que
permiten una oxigenación de emergencia sin medios técnicos.

La reanimación cardiopulmonar (RCP) básica es la que podemos realizar nosotros


en primeros auxilios, mientras que la RCP avanzada es la realizada por los servicios
médicos (mediante técnicas de aislamiento definitivo de vía aérea, ventilación y
oxigenación, monitorización electrocardiográfica, administración de fármacos a
través de vías adecuadas y manejo adecuado de arritmias).

Ambas deber ser realizadas siguiendo protocolos específicos basados en las


recomendaciones internacionales aceptadas para la enseñanza de la RCP y como
es lógico nosotros nos centraremos en la RCP básica para lactantes, en qué
hacer nosotros como primeros auxiliadores en el caso de una parada de nuestro
bebé (o de un bebé que esté con nosotros).
Proteger, avisar y socorrer
Lo primero, si ha sucedido un accidente (traumatismo, caída...), es garantizar la
seguridad del reanimador y de la víctima, de modo que la situación no empeore.
Es importante que mantengamos la calma, nos aseguremos de que el bebé no
respira ni tiene pulso y busquemos algún objeto extraño en su boca o garganta
para quitárselo por si ésta fuera la causa de la parada.

En cualquier caso, hay que avisar al número de emergencias (112 en España) o


mandar que alguien realice esta llamada si el bebé no respira y/o no tiene pulso.
Recordamos que el procedimiento ante algún accidente debe ser PAS: proteger,
avisar, socorrer.

Si no avisamos a los servicios médicos de inmediato, podemos estar auxiliando sin


la valiosa ayuda profesional de manera indefinida y con la posibilidad de que con
nuestras maniobras no se produzcan resultados positivos. Unos minutos son
cuestión de vida o muerte en estos casos.

Además, desde el teléfono de emergencias nos pueden ayudar en determinadas


maniobras o si tenemos dudas acerca de cómo actuar en los primeros momentos
de auxilio.

Para determinar que una persona está en paro respiratorio o paro


cardiorrespiratorio la primera acción es comprobar si responde a estímulos o no.
En el caso de un bebé, para determinar si está o no inconsciente hay que tocarlo,
hablarle en voz alta, moviéndolo o dándole un pellizco para ver si existe algún
tipo de respuesta.

Tras hacer las comprobaciones previas y confirmar que hay parada


cardiorrespiratoria, y a la espera de que lleguen los servicios médicos de
emergencia, hay que iniciar cuanto antes la maniobra de reanimación, ya que
se puede presentar daño cerebral o la muerte en cuestión de minutos si el flujo de
sangre en un bebé se detiene.

Recordemos que nosotros podemos realizar una reanimación cardiopulmonar


básica, mientras que los servicios médicos podrán realizar una reanimación
avanzada.

De este modo, con los servicios de emergencia avisados, hemos de posicionar


bien al bebé y estamos preparados para iniciar la maniobra de reanimación
cardiopulmonar, de la que os hablaremos en un próximo tema. Mediante apertura
y desobstrucción de la vía aérea, ventilación con aire espirado y masaje cardíaco
externo podemos sacar de la parada al bebé.

Y es que, aunque esperamos no tener que usarlos nunca, siempre es bueno


conocer los primeros auxilios y cómo realizar una reanimación cardiopulmonar
a un bebé, ya que puede que de nuestra actuación dependa su vida.
Primeros auxilios:
reanimación
cardiopulmonar a
un bebé (II)

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EVA PARIS @paris_eva

Si el bebé sufre una parada cardiorrespiratoria, ya tenemos las nociones básicas
acerca de lo que tenemos y los primeros pasos a efectuar para garantizar que los
servicios de emergencia lleguen cuanto antes. Seguimos ahora con el modo de
proporcionar primeros auxilios para efectuar la reanimación cardiopulmonar
a un bebé, donde habremos de emplearnos a fondo para tratar de reanimarlo.

En 2010 se hizo pública la nueva GUIA de RCP de la Asociación Americana del


Corazón, entidad que marca la pauta en el resto del mundo para estos primeros
auxilios: "2010 American Heart Association Guidelines for Cardiopulmonary
Resuscitation and Emergency Cardiovascular Care Science".
La principal diferencia respecto a protocolos anteriores es que marca la necesidad
de dar prioridad absoluta a las reanimaciones con compresiones únicamente
para facilitar una reanimación cardiopulmonar (RCP) rápida y eficaz, dejando las
insuflaciones de aire (respiraciones boca a boca o boca a nariz-boca en el caso de
los bebés) en un segundo lugar.

Se suele decir que los protocolos de actuación para RCP duran cinco años, y es
que este tema va cambiando cada cierto tiempo a la luz de nuevas investigaciones
científicas, por lo que seguiremos atentos a nuevos cambios en el futuro.

Preparar la reanimación cardiopulmonar del


bebé
Hay que colocar al bebé en una superficie plana y dura (si puede ser no
directamente en el suelo, esto es, sobre una manta o alfombra fina para mantener
el calor corporal, mejor). Si sospechamos que el bebé tiene lesiones en el cuello
habría que ser muy cuidadosos en los movimientos y trasladarlo inmovilizado. El
lactante se ha de colocar boca arriba y con la cabeza, cuello, tronco y
extremidades alineados.

Elevaremos la cabecita del bebé con la "maniobra frente-mentón": para


asegurar la apertura de las vías respiratorias (la lengua se retrotrae con este
movimiento, dejando libre el paso respiratorio que de otro modo podría estar
taponado por la lengua "hacia atrás") apoyaremos una mano en la frente para
inclinar la cabeza hacia atrás, y dos dedos de la otra mano en el mentón para
elevar la barbilla.

Si sospechamos lesión cervical deberemos simplemente empujar la mandíbula


hacia adelante sin mover la cabeza y el cuello, lo que se conoce como maniobra
"levantamiento de la mandíbula". El reanimador coloca dos o tres dedos a ambos
lados del maxilar inferior en el ángulo y levanta la mandíbula hacia arriba y afuera,
sin hiperextender ni rotar el cuello. En ningún caso debemos permitir que la boca
se cierre.

Masaje cardiaco a un bebé


Como hemos dicho en la introducción, los antiguos protocolos señalaban que la
primera maniobra debía ser la de la respiración, pero en la actualidad (desde
2010) se da prioridad al masaje cardiaco. Por tanto, la reanimación
cardiopulmonar comienza con las compresiones. Las compresiones torácicas
efectivas son esenciales para producir flujo sanguíneo durante la reanimación.

El masaje cardiaco en los bebés se realiza con dos dedos sobre el esternón del
bebé, aproximadamente bajo la línea imaginaria que une las dos tetillas.

Podemos calcular el lugar exacto del siguiente modo. El dedo índice de la mano
del reanimador se sitúa en el esternón, justo debajo de la línea intermamaria, los
dedos medio y anular se sitúan al lado del dedo índice; se levanta el dedo índice y
la compresión esternal se realiza usando los dedos medio y anular. También se
debe evitar la compresión de los apéndices xifoides, que es la zona más baja del
esternón.

En definitiva, las compresiones torácicas en el lactante deben efectuarse sobre el


tercio inferior del esternón, presionando justo en el centro y han de ser firmes,
intensas, que percibamos que el esternón baja unos pocos centímetros, con
cuidado de que no haya desplazamiento lateral pues podríamos romper una
costilla al bebé.

La otra mano del reanimador puede usarse para mantener la posición de la


cabeza del lactante (a no ser que esa mano esté debajo de la espalda). Esto
permite que se dé ventilación sin necesidad de reposicionar la cabeza. De
cualquier forma, hay distintas técnicas, por lo que enumeramos
las recomendaciones de las guías de reanimación cardipulmonar
pediátrica del año 2005.

En los lactantes y recién nacidos el masaje cardiopulmonar se puede realizar


de los siguientes modos:

 Abarcando el tórax con las dos manos: se colocarán los pulgares sobre el
tercio inferior del esternón y se comprimirá el esternón mientras se abarca el
tórax con el resto de los dedos. Comprimir el esternón con los dos pulgares.
Esta técnica es más efectiva y está indicada cuando hay dos reanimadores y el
reanimador puede abarcar el tórax entre sus manos.

 Con dos dedos, el mecanismo indicado con anterioridad: se colocarán los


dedos medio y anular en el tercio inferior del esternón. Con la punta de los
dedos se deprimirá el esternón aproximadamente 1/3 de la profundidad del
tórax. Esta técnica es preferible cuando hay un solo reanimador

Hay que hacer 30 compresiones cardíacas, a un ritmo rápido y sin pausa (son 100
cada minuto, esto es, las 30 compresiones en unos 18 segundos), mejor contando
en voz alta, y dejar que el esternón suba entre una y otra compresión, sin quitar
los dedos del cuerpo del bebé, pero sin presionar (tendríamos que estar
continuamente buscando el lugar correcto para presionar).

Después de las primeras compresiones cardiacas hay que insuflarle aire al bebé
como detallamos a continuación.
Respiración boca - boca nariz
La maniobra de reanimación sigue con dos insuflaciones de aire al
bebé (aunque hay normas que indican que han de ser cinco insuflaciones),
elevando ligeramente el mentón del bebé, y abarcando con nuestra boca su boca
y nariz (en los adultos se hace boca a boca, pero esto es imposible en la cara tan
pequeña del bebé).

De este modo, introduciremos aire en los pulmones del bebé por su nariz y boca
mediante una insuflación profunda y larga (si lo hacemos correctamente,
observaremos cierta elevación del tórax).

Cada 30 compresiones se procederá a dos insuflaciones de aire, y se debe


continuar con estos procedimientos hasta que los latidos cardíacos y la
respiración del bebé retornen o llegue personal médico entrenado.

Si hay más de una persona atendiendo al bebé, lo ideal es que se turnen cada dos
o tres minutos, unos cinco ciclos (30 compresiones, 2 respiraciones por cinco) para
reponer fuerzas y evitar la extenuación.

No sabemos si lograremos sacar al bebé de la parada, pero nuestra maniobra irá


provocando que la sangre circule y oxigenado el organismo del bebé, para evitar
que se deteriore rápidamente como sucedería si permanecemos inmóviles, una
situación en la que probablemente, según lo que tarden los servicios de
emergencia, ya no habría nada que hacer.

Esperamos que estas nociones sobre primeros auxilios y cómo realizar una


reanimación cardiopulmonar a un bebé os hayan resultado interesantes. Y que
en el caso nunca deseado de encontrarnos ante una situación que requiera de la
reanimación de un bebé podáis seguir estos pasos fundamentales para salvarle la
vida al pequeño.

Reanimación cardiopulmonar en neonatos y


lactantes
Equipo editorial de El Hospital

Indicaciones y técnicas para la reanimación cardiopulmonar en


neonatos y lactantes.
      

 Imágenes

Según las nuevas directrices, para la mayor supervivencia y calidad de vida de los infantes, el
soporte básico de vida debe incluir la prevención, la reanimación cardiopulmonar (RCP)
precoz, una respuesta rápida del servicio médico de urgencias y la instauración rápida del
soporte avanzado, seguido por la integración de los servicios que ofrecen los cuidados
después del paro cardiopulmonar [1].

López-Herce y colaboradores realizaron un estudio para determinar cómo es el entrenamiento


en RCP pediátrica que se proporciona en América Latina, España y Portugal, y encontraron
que no está incluido en los programas de pregrado de medicina ni de enfermería, y que muy
pocos residentes de pediatría lo reciben de manera sistemática [2].

Uno de los principales obstáculos para la expansión de los cursos de entrenamiento en RCP
son los pocos instructores locales (28,5%), por lo que Urbano y colaboradores proponen la
creación de grupos en cada país para la planeación y coordinación de dicho entrenamiento, y
la coordinación de un grupo de expertos entre los países iberoamericanos [3].

Entre los aspectos clave de las últimas guías de RCP pediátrica se destacan los siguientes:
En las condiciones asociadas a un alto índice de supervivencia y de morbilidad aceptable, la
RCP está casi siempre indicada. Esto incluye generalmente a neonatos con ≥25 de edad
gestacional y aquellos con la mayoría de las malformaciones congénitas.

El primer paso en la atención del paro cardiaco son las compresiones torácicas de alta
calidad; sigue la desobstrucción de la vía aérea y luego la realización de dos ventilaciones,
para reducir así el tiempo hasta la primera compresión y mejorar el pronóstico. El personal
menos capacitado o lego debe realizar solo las compresiones torácicas hasta la llegada de un
desfibrilador o de un socorrista entrenado.
El profesional de la salud debe observar la ventilación mientras verifica si el lactante o el niño
está consciente o no, e iniciar rápidamente con 30 compresiones cuando está solo, o con 15
cuando son dos.

Para que las compresiones torácicas sean de alta calidad, los brazos del reanimador deben
estar en posición perpendicular al paciente, y se debe comprimir al menos un tercio del
diámetro anteroposterior del tórax, lo que equivale a 4 cm (1,5”) en los lactantes y 5 cm (2”)
en los niños. Es esencial permitir la descompresión completa del tórax entre compresiones,
es decir, que la caja torácica regrese a su posición inicial, ya que en el niño es fácil producir
barotrauma por aumento de la presión torácica.

Se recomienda evitar la más mínima interrupción en la realización de compresiones torácicas


(por ejemplo, después de la desfibrilación, para la garantía de la vía aérea con intubación
endotraqueal [4] o para la verificación del pulso); las ventilaciones excesivas (dos para 30
compresiones u 8 a 10 ventilaciones por minuto, asincrónicas con las compresiones, si la vía
aérea ya fue garantizada con algún dispositivo, como un tubo traqueal o máscara laríngea).

La saturación arterial de oxígeno se debe mantener entre 94 y 99% para evitar la hiperoxia
después de la reanimación.

En el caso de fibrilación ventricular (FV) o de taquicardia ventricular (TV) sin pulso, el


desfibrilador debe ser utilizado cuanto antes. Uno manual en lugar de automático (DEA) para
la desfibrilación en lactantes. Si no se dispone del manual, se puede usar un DEA equipado
con un sistema de atenuación de la descarga para dosis pediátricas. Si ninguno de ellos está
disponible, puede utilizarse un DEA sin un sistema de atenuación de dosis.

Si el profesional de la salud no está presente cuando ocurre el paro cardíaco


extrahospitalario, se debe considerar la realización de compresiones torácicas por cerca de
uno y medio a tres minutos antes del intento de desfibrilación. Cuando se indique, lo ideal es
que el choque se administre hasta tres minutos después del colapso. Al momento de este, y
mientras se instala el desfibrilador, se deben mantener las compresiones torácicas, y después
de administrar el choque, estas compresiones se reanudan.

Para la desfibrilación pediátrica inicial se puede utilizar una dosis de 2 a 4 J/kg, y probar con
una dosis inicial de 2 J/kg. Para las descargas posteriores, los niveles de energía deben ser de
al menos 4 J/kg, e incluso se pueden contemplar niveles de energía más altos, pero sin
exceder los 10 J/kg o la dosis máxima para un adulto.

El masaje precordial es una alternativa para la TV inestable, cuando no hay un desfibrilador


listo para ser usado. Sin embargo, el masaje no debe retardar la reanimación ni la aplicación
del choque.

Una vez que se comienza la administración de ventilación con presión positiva o de oxígeno
adicional, se deben evaluar de manera simultánea las frecuencias cardíaca y respiratoria, y el
estado de oxigenación, en forma ideal con el oxímetro de pulso, y no simplemente evaluando
el color.

Los neonatos y lactantes que requieren RCP están en riesgo de deteriorarse después de que
los signos vitales han retornado a la normalidad. Es muy importante su cuidado
intrahospitalario y su seguimiento para la prevención de lesiones. Debe existir un equipo de
RCP en todos los servicios, y personal preparado en forma adecuada para atenderlo. Una vez
que se establece la ventilación y la circulación, el niño debe ser transferido a una unidad
donde pueda ser estrechamente monitorizado y se le brinde la atención necesaria. La
hipotermia controlada por paro, de 32 a 34 °C, en los niños con ≥ 36 semanas de gestación,
debe hacerse dentro de las seis horas de nacido, y continuarla por 12 a 72 horas. También se
debe considerar la infusión intravenosa de glucosa tan pronto como sea práctico después de
la RCP, para evitar la hipoglicemia.
Es imperativa la monitorización con capnografía para confirmar el posicionamiento del tubo
endotraqueal, como indicativo del débito cardiaco y para la detección del incremento del flujo
sanguíneo ante el retorno de la circulación espontánea.

En un recién nacido en el que no se detecta frecuencia cardiaca, se deben suspender las


maniobras de RCP si la frecuencia permanece indetectable por diez minutos.

Se deben desarrollar protocolos en todos los hospitales para la detección del niño en riesgo,
de atención temprana y de cuidado organizado del niño reanimado de un paro cardiaco, como
parte de la supervivencia. Estos últimos deben incluir la evaluación continua y el soporte
hemodinámico, respiratorio y neurológico, intervenciones coronarias percutáneas cuando
están indicadas, e hipotermia después de todos los tipos de paro. De acuerdo con la evidencia
disponible, se recomienda que se utilicen metodologías de simulación, reportes para el diseño
de programas de educación para la adquisición y el mantenimiento de las habilidades
necesarias para la reanimación neonatal eficaz.

El mejor de los tratamientos del paro es la prevención. La implementación de protocolos de


cuidados, para la prevención de las lesiones ocasionadas por el paro cardíaco en la población
infantil; la prevención del episodio; la formación adecuada y generalizada del personal de la
salud, desde el pregrado, y de la ciudadanía en el conocimiento del paro cardiaco y en la
realización de maniobras de RCP; la formación de equipos de atención prehospitalaria e
información de este personal, los cuidados preventivos y tener los equipos adecuados para
prevención y tratamiento del niño, mejoran su supervivencia.

Fin.

Reanimación cardiopulmonar
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Este aviso fue puesto el 7 de abril de 2016.

Práctica de reanimación cardiopulmonar (RCP)

La reanimación cardiopulmonar, o reanimación cardiorrespiratoria, abreviado RCP es un


conjunto de maniobras temporales y normalizadas intencionalmente destinadas a asegurar
la oxigenación de los órganos vitales cuando la circulación de la sangre de una persona se
detiene súbitamente, independientemente de la causa de la parada cardiorrespiratoria.1
Reanimación cardiopulmonar que se realiza en un maniquí de entrenamiento médico

Ejemplo general de la maniobra de RCP

Los principales componentes de la reanimación cardiopulmonar básica son la activación del servicio
médico de emergencias dentro o fuera del hospital y la asociación de MCE (masaje cardíaco externo
o compresiones torácicas) con respiración artificial (ventilación artificial). Otros componentes
relacionados incluyen la Maniobra de Heimlich y el uso de desfibriladores externos automáticos.2
Las recomendaciones específicas sobre la RCP varían en función de la edad del paciente y la causa
del paro cardíaco.3Se ha demostrado que cuando la RCP es puesta en práctica por personas
adiestradas en la técnica y se inicia al cabo de pocos minutos tras el paro cardíaco, estos
procedimientos pueden ser eficaces en salvar vidas humanas. 2Aunque un estudio publicado en 2010
ha puesto en duda el alcance del procedimiento, de 95 000 pacientes solo el 8 % presentó resultados
positivos.45

Índice

 1Historia
 2Indicaciones
 3Tratamiento de la parada cardíaca
 4Soporte vital básico
o 4.1Reconocimiento de un paro cardíaco
o 4.2Secuencia de RCP
 5Dos o más reanimadores
o 5.1Compresiones cardíacas
o 5.2Ventilación artificial
o 5.3Desfibrilación
 6Soporte vital avanzado
o 6.1Vía aérea y ventilación. NO es prioridad
o 6.2Soporte circulatorio
 7Situaciones especiales
o 7.1Reanimación médica del recién nacido
 7.1.1Factores a considerar en neonatos
 7.1.2Durante las labores de parto
o 7.2Reanimación médica de una mujer embarazada
 8Métodos obsoletos o discutidos
 9Riesgo de la práctica de RCP in corpore sanum
 10Referencias
 11Bibliografía
 12Enlaces externos

Historia[editar]
Para 1775 ya se describía procedimiento de hacer presión sobre el cartílago cricoides cuando se
realiza insuflación artificial por la boca con el fin de evitar la entrada de aire al esófago.6
A finales de los años cincuenta, Peter Safar y James Elan desarrollaron el concepto de la «respiración
boca a boca».
En 1960, William B. Kouwenhoven,7Guy Knickerbocker y Jim Jude describieron las ventajas de la
compresión torácica para provocar la circulación artificial. 8Safar luego estableció el protocolo de la
RCP,9 el cual continuó siendo asumido por la Asociación Estadounidense del Corazón.
Entre 1991 y 2000, un solo socorrista alternaba quince compresiones torácicas y dos respiraciones en
un adulto o un niño de más de ocho años; las compresiones se hacían a un ritmo de 60 por minuto.
Para un bebé, se realizaban cuatro respiraciones iniciales (dos durante el cálculo; luego otras dos
después del paso de la alarma) y se alternaban cinco compresiones torácicas y una respiración. Un
socorrista aislado y sin medios practicaba la RCP durante un minuto antes de pedir ayuda; si los
socorristas eran dos, alternaban cinco compresiones y una respiración, tanto en un adulto como en un
bebé.[cita  requerida]
En 2000 se abandonó el término «masaje cardíaco» por «compresiones torácicas». En la actualidad,
los ritmos de las compresiones se unificaron: 100 por minuto, cualquiera sea la edad. Solo se realizan
dos respiraciones iniciales en bebés. Un socorrista aislado y sin medio de llamada da la alerta
inmediatamente, excepto en el caso de un niño de menos de ocho años, o en el caso de ahogamiento
o de una intoxicación, donde la alarma se realiza después de un minuto de RCP. Con dos socorristas,
se mantiene una alternancia de 30 a 2.[cita  requerida]

Indicaciones[editar]

Reanimación cardiovascular efectuado a un paciente masculino víctima de un alud

La reanimación cardiopulmonar debe practicarse sobre toda persona en parada cardiorespiratoria, es


decir:

 No responde: la persona no se mueve espontáneamente, no reacciona ni al tacto ni a la voz


 No respira: no se observa ningún movimiento respiratorio.
 Ante la duda, inicie compresiones cardíacas.
Se recomienda que todo paciente en paro cardíaco reciba reanimación, a menos que: 10

1. La víctima tenga una instrucción válida de no ser reanimado;


2. La víctima presenta signos de muerte irreversible como el rigor mortis o livideces en sitios de
declive;
3. No se pueda esperar un beneficio fisiológico, dado que las funciones vitales de la víctima se
han deteriorado a pesar de un tratamiento máximo para condiciones como el choque
séptico o cardiogénico progresivos;
En el caso de parada cardiorespiratoria en adultos, el ritmo cardiaco que se suele encontrar más
frecuentemente es la denominada «fibrilación ventricular». El tratamiento adecuado de la fibrilación
ventricular es la desfibrilación precoz. Cada minuto que pasa disminuye en un 10 % las posibilidades
de supervivencia. En el caso de un adulto con pérdida brusca de consciencia y cuando se está solo
(reanimador aislado), la prioridad es alertar a los servicios de emergencia antes de comenzar la RCP
para de esta manera realizar la desfibrilación lo antes posible. La RCP sirve solo para mejorar las
posibilidades de supervivencia mientras se espera la ayuda especializada. Debido a su importancia en
eventos súbitos en adultos, se está potenciando el uso de desfibriladores automáticos en sitios
estratégicos, estadios, centros comerciales o aviones y permiten que una persona con un mínimo
entrenamiento sea capaz de realizar maniobras de reanimación.

Tratamiento de la parada cardíaca[editar]


1. Abrir la boca del paciente y extraer la dentadura postiza ―en caso de que tenga una― y
cualquier resto visible (...).11
2. Inclinar la cabeza hacia atrás, elevar la mandíbula, y comenzar la respiración boca-boca
mientras llega el equipo de primeros auxilios (conviene utilizar una mascarilla de bolsillo para
evitar el contagio de una infección). Los pulmones deben insuflarse una vez cada cinco
segundos cuando hay dos personas para realizar la reanimación, o dos veces muy seguidas
cada 15 segundos cuando solo una persona efectúa la ventilación y el masaje cardíaco. 11
3. Si no se palpa el pulso carotídeo, realizar el masaje cardíaco (depresión del esternón 5 a 6 cm)
a una frecuencia de 100-120 veces por minuto. Si hay un solo socorrista se realizarán treinta
compresiones antes de volver a ventilar dos veces. 11

Soporte vital básico[editar]


Artículo principal: Soporte vital básico
Las acciones que permiten la supervivencia de una persona que sufre muerte súbita suelen iniciarse
por personas casuales y constan de cinco eslabones fundamentales, conocidas en algunas
instituciones como la cadena de supervivencia:

1. Reconocimiento inmediato del paro cardíaco y activación del sistema respuesta de


emergencias
2. RCP precoz con énfasis en las compresiones torácicas
3. Desfibrilación rápida
4. Soporte vital avanzado efectivo
5. Cuidados integrados posparo cardíaco.
Una RCP de calidad mejora las probabilidades de supervivencia de una víctima. Las características
críticas de una RCP de calidad son:

 Iniciar las compresiones antes de 10 segundos desde la identificación del paro cardiaco
 Comprimir fuerte y rápido: realiza las compresiones con una frecuencia mínima de 100
compresiones por minuto y una profundidad de al menos 5 cm. para adultos, al menos un tercio
del diámetro del tórax en niños 5 cm y lactantes 4 cm.
 Permitir una expansión torácica completa después de cada compresión.
 Minimizar las interrupciones entre las compresiones (tratar de limitar las interrupciones a
menos de 10 segundos)
 Realizar ventilaciones eficaces para hacer que el tórax se eleve.
 Evitar una ventilación excesiva12
El soporte vital básico es considerado para un solo rescatista como una secuencia de acciones
resumidas con las iniciales CAB y aplicadas previo a la llegada de servicios especializados de
emergencia:

 C para la valoración de la circulation, incluyendo las compresiones torácicas


 A, del inglés airway, implica la apertura o liberación de las vías aéreas
 B, del inglés breathing, la iniciación de la ventilación artificial
El desfibrilador y su uso prehospitalario adhiere una D a las siglas mnemotécnicas de Safar que
comienza según CABD: circulación, vías aéreas, respiración, desfibrilación.
Desde 2010, el algoritmo del ILCOR (International Liaison Committee on Resuscitation: Comité
Internacional de Enlace sobre Reanimación) hace hincapié en una nueva secuencia para rescatistas,
iniciando con las compresiones cardíacas, luego la valoración de las vías aéreas y finalmente la
iniciación de la ventilación artificial.1314En otras palabras, los rescatistas de los adultos víctimas deben
comenzar la reanimación con las compresiones en lugar de iniciar abriendo la vía aérea y administrar
ventilación artificial.
La secuencia ABC permanece en el algoritmo de sujetos con otros casos típicos de muerte súbita,
tales como el ahogamiento, la electrocución, asfixia, caída de altura o hemorragia.13En el caso de
niños, o cuando la parada cardiorrespiratoria es secundaria a ahogamiento, intoxicación por humo,
gas, medicamentos o drogas o por hipotermia el algoritmo incluye realizar maniobras de RCP durante
un minuto antes de avisar a los servicios de socorro: el aporte rápido de oxígeno a las células puede
recuperar el estado de la persona.15
Reconocimiento de un paro cardíaco[editar]

Acercamiento al paciente en busca de elementos que identifiquen a una víctima que requiera RCP
Comprobación de las funciones respiratorias: el socorrista escucha la respiración, trata de sentir el aire sobre su mejilla, mira si el
pecho sube y desciende, y siente los movimientos del pecho.

El reconocimiento es un paso clave en la iniciación de un tratamiento precoz de una parada cardíaca,


es decir, la identificación de los elementos que determinan la presencia de una parada cardíaca. Si no
es el caso, uno de los elementos del balance identificará que no hay probabilidad de una parada
cardiorrespiratoria, entonces no hay que hacer reanimación cardiopulmonar.
Por lo general, el primer indicio es que la víctima no se mueve ni reacciona a la palabra, ni al contacto.
Si el rescatista está solo, se recomienda pedir socorro. Se debe practicar RCP si la víctima adulta no
responde y no respira o no respira con normalidad (es decir no respira o solo jadea o boquea), y se
comienza con las compresiones (C-A-B), sin que sea necesario verificar si la víctima tiene pulso.
Estudios demuestran que durante la reanimación, en una situación de paro cardiorrespiratorio, la
percepción del pulso es falsa en el 50 % de las veces: el estrés y el esfuerzo físico hace que suba la
tensión del rescatista, y es posible percibir el propio pulso como un golpeteo en el final de los dedos,
en ausencia de circulación sanguínea en la víctima.
Una vez que se determina que una víctima necesita reanimación cardiovascular se advierte al sistema
de rescate profesional de la localidad y se inicia de inmediato las compresiones torácicas.
El realizar de una valoración de la escala de Glasgow conlleva mucho tiempo. Más rápido es evaluar
el estado de conciencia con el método AVDI: [cita  requerida]

 A: alerta (despierto).
 V: verbal (solo responde al estímulo verbal).
 D: dolor (solo responde al estímulo doloroso).
 I: inconsciente (no responde).
Aunque en adultos el paro cardíaco suele ser súbito y se debe a una causa cardíaca, en niños suele
ser secundario a una insuficiencia respiratoria y shock. Resulta esencial identificar a los niños que
presentan estos problemas para reducir la probabilidad de paro cardíaco pediátrico y ampliar al
máximo los índices de supervivencia y recuperación.
Secuencia de RCP[editar]
En adultos, niños y lactantes si solo está presente un reanimador, se recomienda una relación
compresión:ventilación equivalente a 30:2.12Esta relación única está diseñada para simplificar la
enseñanza de la secuencia del RCP, promover la retención de las habilidades, aumentar el número
de compresiones, y disminuir el número de interrupciones durante las compresiones.
Si se encontrasen dos reanimadores se prefiere una secuencia de 15-2 en niños y lactantes. 12Se
recomienda en recién nacidos una secuencia 30-2 a menos que la causa de la falla cardíaca sea
conocida, en cuyo caso la secuencia de 30:2 es la aconsejada. 13Si se halla presente un acceso
avanzado a la vía aérea, tal como un tubo endotraqueal o una mascarilla laríngea, se recomienda una
ventilación de ocho a diez por minuto sin que se interrumpan las compresiones cardíacas. 16
Cada cinco ciclos de dos ventilaciones y treinta compresiones, se revalúa la respiración. La RCP se
continúa hasta que llegue atención médica avanzada o hay signos de que la víctima respira.

Dos o más reanimadores[editar]


La secuencia es la misma que la realizada por un solo rescatista, pero después de observar la
ausencia de respuesta, uno controla las compresiones cardíacas mientras que otro la respiración
artificial. Por ejemplo, el rescatista A realiza la búsqueda de ayuda mientras el rescatista B comienza
la RCP. El rescatista A vuelve y puede entonces implementar una desfibrilación externa automática si
está disponible o sustituir al testigo B en la compresión cardíaca si este se encuentra cansado.
El rescatista que realiza las compresiones torácicas debe imprescindiblemente contar las
compresiones en voz alta, con el fin de que los demás rescatistas sepan cuándo debe darle
respiración artificial. Esto hace posible que el paso del tiempo entre compresiones y respiraciones sea
más o menos uniforme y uno no debe concentrarse en calcular el tiempo, y no tiene que colocar de
nuevo las manos en cada ciclo.
Las compresiones torácicas se dan del mismo modo que con un rescatista: dos respiraciones boca a
boca por cada 30 compresiones. El uso de dispositivos es más efectivo que la respiración boca a
boca, porque reduce el tiempo entre las respiraciones y las comprensiones: las respiraciones
comienzan tras la última comprensión, y la comprensión comienza tras la última respiración, sin
esperar a que el pecho baje de nuevo.
Nota
Hay una técnica de reanimación para solo un reanimador de primeros auxilios usando un balón
respirador, que hace posible el beneficio de la contribución del dióxido y el lanzamiento de un
trabajador de primeros auxilios. En este caso, el trabajador de primeros auxilios sitúa lugares
mismos de la cabeza realizando la compresión de esta posición, mientras se inclinan con la
parte más alta de la cara.17
Compresiones cardíacas[editar]

Se colocan las manos entrelazadas en el centro del tórax sobre el esternón, cuidando no presionar en la parte superior
del abdomen o el extremo inferior del esternón.

Posición para la RCP. Los brazos se mantienen rectos, las compresiones se realizan con el movimiento de los hombros.
En un adulto se debe hundir el esternón 5 cm.

Las compresiones torácicas (llamadas también «masaje cardíaco extremo») permiten circular


sangre oxigenada por el cuerpo. Esto consiste en apretar en el centro del tórax con el fin de
comprimir el pecho:
 Sobre un adulto y un niño de más de ocho años, el esternón debe descender de 5 a 6 cm;
 Sobre un niño entre uno y ocho años, el esternón debe descender de 3 a 4 cm;
 Sobre un lactante de menos de un año, el esternón debe descender de 2 a 3 cm (1/3 del
diámetro anteroposterior del tórax).
Comprimiendo el pecho, también comprimimos los vasos sanguíneos, lo que impulsa la sangre
hacia el resto del cuerpo (como una esponja). Se creía durante mucho tiempo que lo que se
comprimía era el corazón; aunque parece que está situado demasiado profundamente y que juega
solo un papel de regulación del sentido de la circulación por sus válvulas.[cita  requerida]
Para que la compresión torácica sea eficaz, es necesario que la víctima esté sobre un plano duro;
en particular, si la víctima está tendida sobre la cama. Usualmente hay que depositarla en el suelo
antes de empezar las maniobras de reanimación.
La posición de las manos es importante si se quieren aportar compresiones eficaces. Hay que
aplicarse a hacer compresiones regulares, a dejar el pecho recuperar su forma inicial entre una
compresión y la siguiente, y a que el tiempo de relajamiento sea igual al tiempo de compresión. En
efecto, el relajamiento del pecho permite el retorno de la sangre venosa, fundamental para una
buena circulación.
El ritmo de masaje debe ser suficiente para hacer circular la sangre, pero no demasiado rápido,
sino la circulación no será eficaz (se crearían turbulencias que se oponen a la distribución de la
sangre).
Con el fin de adoptar un ritmo regular y de respetar la paridad en el tiempo de compresión / por
tiempo de relajación, y para estar seguro de hacer buenas compresiones y un adecuado número
de compresiones sucesivas, se aconseja contar en voz alta, bajo la forma:
Cifra (durante la compresión) - y (durante el relajamiento).
Así, contando en voz alta: «Uno-y-dos-y-tres- [...] -y-trece-y-catorce-y-quince», sucesivamente.
Ventilación artificial[editar]
Artículo principal: Respiración boca a boca

Insuflación boca a boca. La cabeza del paciente se echa para atrás. El socorrista cierra la nariz del paciente con
una mano, manteniendo la boca abierta del paciente, y apreciando en todo momento la barbilla.

Una de las primeras medidas de ayuda es el uso de ventilación artificial. Al detenerse la


circulación sanguínea, el cerebro y el corazón pierden el aporte de oxígeno. Las lesiones
cerebrales aparecen después del tercer minuto de una parada cardiorrespiratoria, y las
posibilidades de supervivencia son casi nulas después de ocho minutos. 18El hecho de oxigenar
artificialmente la sangre y de hacerla circular permite evitar o retardar esta degradación, y dar
una oportunidad de supervivencia.
La ventilación artificial consiste en enviar el aire a los pulmones de la víctima, soplando aire
con la boca o con un dispositivo. La ventilación artificial sin dispositivos (boca a boca, boca a
nariz, o boca a boca y nariz sobre lactantes, la insuflación de aire es bastante próximo al aire
que se respira (contiene el 16 % de oxígeno). Cuando se utiliza un balón insuflador (con una
máscara bucal), se administra aire ambiente con el 21 % de oxígeno. Si se conecta una botella
de oxígeno médico, se aumenta mucho más la fracción inspirada de dioxígeno (FiO2), llegando
incluso a insuflar oxígeno puro (cercano al 100 por ciento).
La ventilación artificial puede ser hecha con varios dispositivos: la máscara bolsa balón con
válvula unidireccional otorga aire enriquecido con oxígeno (que está en la bolsa) a través de
una máscara de interposición facial (pero es externa y no entuba, no abre las vías aéreas).
Para ello se usa una cánula orofaríngea, llamada Bergman, tubo de Mayo o cánula de Guédel
(estas no impiden el contacto boca a boca si no hubiera máscaras o máscaras con balones de
aire) o Maselli: el respirador Maselli orofaríngeo (que evita contagios en ambos sentidos) y es
necesario para facilitar el pase del aire al colocar la lengua en su lugar e impedir que caiga
hacia atrás y adentro por la relajación de la inconsciencia, además de si la persona presenta
una lengua voluminosa, como por ejemplo en casos de edema de Quincke. También posee
una boquilla para el reanimador con una protección a modo de máscara, que impide todo
contacto boca a boca.
El aire que se insufla pasa a los pulmones, pero una parte también al estómago. Este se va
hinchando a medida que se dan más insuflaciones. Si no se le da tiempo a desinflarse, el aire
corre el peligro de llevarse con él al salir el contenido ácido del estómago (jugos gástricos) que
podrían inundar la vía aérea y deteriorar gravemente los pulmones (síndrome de Mendelson o
síndrome de la respiración ácida) y puede comprometer gravemente la supervivencia de la
víctima. Por ello hay que insuflar sin exceso, regularmente, durante dos segundos cada
insuflación, y detener la insuflación tan pronto como se vea el pecho levantarse.
En el pasado se hacía presión sobre el cartílago cricoides con el fin de evitar la regurgitación
del contenido gástrico durante la RCP. 6Actualmente se desaconseja emplear esa maniobra de
manera rutinaria.19
Desfibrilación[editar]
Artículo principal: Desfibrilador externo automático

Colocación de los parches del DEA (desfibrilador externo automático) durante las compresiones torácicas.

Cuando la parada cardíaca es debida a una FV (fibrilación ventricular) en el que el corazón late


de manera anárquica, representa la causa más frecuente de muerte súbita del adulto. La única
esperanza de salvar a tal víctima consiste en desfibrilar el corazón (es decir, resincronizar el
corazón mediante un choque de eléctrico de corriente continua). Esto puede hacerse por
personal no médico con un desfibrilador automático externo (que puede ser semiautomático
por un sanitario), o manual por un médico.
El proceso de desfibrilación viene después de la alerta a los servicios de emergencia. El que
se inicie un período de RCP antes de la desfibrilación en pacientes con FV (fibrilación
ventricular), especialmente durante tiempos prolongados de espera para la llegada de
respuesta profesional, sigue siendo tema de intenso debate. El fundamento teórico para
realizar RCP antes de la descarga del desfibrilador es para mejorar la perfusión coronaria, sin
embargo, no hay pruebas consistentes para apoyar o refutar algún beneficio en el retraso de la
desfibrilación con la finalidad de proporcionar un periodo (90 segundos a tres minutos) de RCP
para los pacientes en parada cardíaca por FV (fibrilación ventricular) o por VT (taquicardia
ventricular) sin pulso. Si más de un socorrista está presente, un reanimador debe dar
compresiones torácicas, mientras que la otra activa el sistema de respuesta de emergencia,
consigue el desfibrilador externo automático y se prepara para usarlo.
Durante la reanimación, si se dispone de un desfibrilador externo automático debe ser
sistemáticamente colocado excepto cuando se trata de niños de menos de un año. Cuando
hay solo dos personas realizando primeros auxilios, una se encarga de la respiración boca a
boca y las compresiones torácicas mientras la otra le instala el DEA (desfibrilador automático
externo). Cuando hay tres personas realizando primeros auxilios, el RCP es hecho por dos
(una persona que realiza las insuflaciones para la respiración y la otra las compresiones
torácicas) mientras el tercero coloca el DEA. La instalación del DEA puede requerir afeitar y
secar el lugar donde se coloca el electrodo (si es estrictamente necesario). La reanimación se
detiene durante el análisis del latido del corazón por el aparato y durante las posibles
descargas, inicialmente tres seguidas; en la comprobación habrá que separarse y no tocar al
paciente, para evitar ser víctima de una descarga. En caso de no ser eficaces o tras el análisis
del ritmo no procediera la descarga, se continuaría con la RCP.
En el caso de un niño de menos de ocho años, o de una persona víctima de un ahogamiento o
de una intoxicación, es poco probable que el corazón esté en fibrilación, la desfibrilación es
entonces inútil. Si se dispone de un DEA (desfibrilador automático externo), este será puesto
en marcha a pesar de todo, por precaución, pero siempre después de un minuto de maniobras
de ventilación artificial y compresiones torácicas.

Soporte vital avanzado[editar]


Artículo principal: Soporte vital avanzado
La reanimación cardio pulmonar avanzada está cambiando de enfoque al concepto
de reanimación cardiocerebral, que busca salvar la vida, con el mejor resultado neurológico
posible.
Para esto se debe tener en cuenta:

 Tipo de PCR al que nos enfrentamos? No es lo mismo PCR traumático que médico. No es
lo mismo el PCR extra hospitalario que el hospitalario.
 Ritmo inicial; desbifrilable vs no desfibrilable (manejo avanzado de AESP o asistolias con
actividad mecánica; guiado por tipo ritmo, complejo al monitor, monitorización arterial,
ecografía de urgencia)
 Las fases de PCR (eléctrica, mecánica y metabólica)
 La inmediata disminución de perfusión coronaria y cerebral con cada interrupción de las
compresiones cardiacas, y su lenta recuperación
 La sangre cuenta con oxígeno suficiente para utilizar durante el PCR (inicialmente NO es
necesario aportarlo)
 La ventilación a presión (+) disminuye el retorno venoso e interrumpe compresiones,
interrumpiendo perfusión coronaria y cerebral
 Los cuidados post PCR (angioplastia, Hipo/normotermia terapéutica, neuroprotección
clásica).
La reanimación cardiopulmonar especializada (RCPS) por un equipo médico o paramédico
entrenado es el último eslabón de la cadena de supervivencia antes de la admisión al hospital.
En el caso ideal, los procedimientos especializados son practicados en los diez minutos que
siguen del paro cardíaco, después de la desfibrilación.
Vía aérea y ventilación. NO es prioridad[editar]
No hay datos que apoyen el uso rutinario de un determinado enfoque para el acceso y
mantenimiento de la vía aérea durante una parada cardiaca. El mejor enfoque depende de las
circunstancias precisas que causaron la parada del corazón y en la competencia del
reanimador. No hay suficientes pruebas para definir el momento óptimo de colocación de vía
aérea durante la parada cardíaca.
La intubación por medio de un tubo que se desliza en la tráquea y sirve de conexión a un
respirador artificial a las vías respiratorias del paciente, es considerado la maniobra óptima
para asegurar la ventilación artificial. Sin embargo hay considerable evidencia que sin la
capacitación adecuada o sin adiestramiento continuo para mantener la destreza,
la incidencia de intentos fallidos y complicaciones resulta inaceptablemente alta. 19
Otros dispositivos con diseño anatómico que ayudan a mantener la apertura de la vía aérea y
a lograr fácil aspiración de secreciones incluyen tubos orofaríngeos que se adaptan al paladar,
tubos nasofaríngeos que se introducen por vía nasal y el tubo de Safar en forma de «S» o su
modificación con válvula: el tubo de Brook.
Para adultos el algoritmo para una parada cardíaca indica el uso inmediato de oxígeno al
100 %. No hay suficiente evidencia para apoyar o refutar el uso de concentraciones titradas de
oxígeno o de la administración de oxígeno ambiente al 21 % constante en vez de oxígeno al
100 % en el soporte vital avanzado de un paciente adulto. 19Estudios experimentales muestran
que, tras la recuperación espontánea de la circulación, el pronóstico cerebral mejora mediante
la administración de oxígeno guiada por SpO 2 para mantener una SpO2 del 94 al 96 %,
comparada con una hora continua de ventilación con oxígeno al 100 %.20
Un acceso vascular o vía venosa es colocada, ya sea periférica (venas del brazo) o central
(vena yugular o vena subclavia, si hay imposibilidad de canulación periférica) prosiguiendo las
compresiones torácicas, incluido el momento de las insuflaciones: la impermeabilidad de la
sonda de intubado impide al oxígeno volver a salir en el momento de las compresiones.
Un capnómetro es colocado, que mide la cantidad de dióxido de carbono (CO2) espirado, es
decir la eficacia de la reanimación. En efecto, si el paciente espira CO 2, es porque el oxígeno
llegó bien a las células, y el CO2 fue transportado hacia los pulmones para ser expulsado.
Soporte circulatorio[editar]
También se administran medicamentos: adrenalina o equivalentes, líquidos de relleno vascular
o de alcalinización según los casos. El desfibrilador puede ser acoplado a un estimulador
cardíaco externo si el corazón es demasiado lento.
En una mujer embarazada, si el feto es potencialmente viable pero la reanimación es ineficaz,
hay que contemplar una cesárea urgente.una mayor reducción de la grasa corporal. Algo que
es muy importante durante el momento que estás haciendo ejercicio es hidratarse para que no
te descompenses, La actividad física (AF) es imprescindible para la salud, ya que ayuda a
sentirse bien psicológicamente (por la secreción de endorfinas) y a estar en forma física. Entre
los beneficios de la AF destacan la mejora de la circulación sanguínea y la capacidad cardio-
pulmonar, el mantenimiento de una composición corporal adecuada y la disminución de la
grasa.
Por otro lado, estudios estiman el interés en aplicar otros tratamientos prehospitalarios, sin que
estos constituyan por el momento estándares:
→Inyección de vasopresina:21 los músculos que controlan la apertura de los vasos sanguíneos
que ya no están siendo oxigenados, entonces hay una vasodilatación, lo que aumenta la
capacidad volumétrica del sistema vascular y perjudica la buena circulación de la sangre en el
momento de las maniobras de reanimación y en caso de recuperación de la actividad cardíaca
(colapso cardiovascular); la utilización de medicamentos vasopresores (es decir elevando
la presión sanguínea) permite mejorar la circulación de la sangre y aumentar las posibilidades
de supervivencia sin secuelas.
→Masaje cardíaco interno (MCI) por una minitoracostomia: 22 esta técnica consiste en practicar
una incisión sobre el pecho, al cuarto espacio intercostal izquierdo, y en introducir allí un
dispositivo que se despliega en el interior como un paraguas contra el pericardio; esto permite
presionar directamente sobre el corazón, y además ciertos modelos poseen un desfibrilador
interno; este sistema permite tener una mejor eficacia circulatoria, pero presenta riesgos de
hemorragia y de infección.
En Europa esta práctica requiere que el paciente sea transportado solo a partir del momento
en que la situación hemodinámica es más o menos estable (pulso presente con una presión
arterial existente). La reanimación cardiopulmonar pues es perseguida en el mismo lugar hasta
que falle (no logramos reanimar al paciente y este es declarado fallecido) o tenga éxito. Es el
método dicho sobre el stay and play (‘quedarse y actuar’, es decir: practicar reanimación en el
mismo lugar). Esto difiere con la práctica estadounidense, que preconiza el transporte lo más
rápidamente posible hacia un centro especializado, cualquiera que sea el estado del paciente.
Es el método del scoop and run (‘cargar en una camilla y correr’).
Esta diferencia se explica en parte por la ausencia de acción de otorgar carácter médico de los
primeros auxilios, en dicho carácter los paramédicos, pueden hacer los prcedimientos
requeridos en una sala de urgencia (intubado, colocación de una vía venosa y una
administración de medicinas) sobre el protocolo.
Si muchos estudios científicos mostraron el interés del CCP por ser testigo de una breve
desfibrilación (en los 8 minutos siguiendo al fallo del corazón) sobre el sobreviviente, el interés
en la práctica del cuidado médico en el apuro es menos obvio con respecto al número de
sobrevivientes.23

Situaciones especiales[editar]
Reanimación médica del recién nacido[editar]
La reanimación cardiopulmonar cerebral del recién nacido es un procedimiento programado y
no improvisado, empleado en la sala de parto o la sala de neonatología adyacente. Se suele
realizar con tres profesionales de la salud, uno asegura una vía umbilical, otro asegura un tubo
endotraqueal y el tercero la preparación de medicamentos.
El catéter umbilical o catéter de Argyle radioopaco de 3,5 mm para la arteria umbilical, o 5 mm
para la vena umbilical, tiene en la punta un orificio, mientras que los catéteres de lavaje o
alimentación tienen el orificio a un lado del extremo del catéter, haciéndolo poco útil para la vía
umbilical. El catéter de Argyle se inserta con ayuda de una radiografía para asegurar que
quede insertado a 1 cm por encima del diafragma, basado en la tabla de Dunn. Se suele
emplear unos 10 segundos para la correcta inserción del catéter previo a la radiografía.
El catéter traqueal o catéter de Portex, también radioopaco y sin balón de 3 mm o 2,5 mm para
los neonatos más pequeños se inserta 1 cm pasada la glotis. A este se inserta una bolsa de
reanimación o ambú transparente con válvula de presión sin exceder unos 30 cm de agua. A
presiones más elevadas el ambú produce un murmullo que advierte de las presiones elevadas
que ponen en riesgo el pulmón del recién nacido. Por la válvula de exhalación se expulsa
el CO2 cuya válvula se suele insertar una manguera corrugada para mejorar la concentración
de oxígeno en el ambú.
Las drogas utilizadas incluyen oxígeno que debe ser manejada con propiedad pues puede
intoxicar la membrana lipídica neuronal. La adrenalina sin diluir es altamente tóxico por lo que
solo se indica por vía subcutánea en pacientes alérgicos severos o con crisis de asma. Por vía
endovenosa se diluye 1 cc con 9 cc de agua destilada y de esa dilución se indica 0,2 o
0,3 cc/kg cada dosis.
Si por cada tres latidos o compresiones se produce una respiración con la bolsa Ambú, el total
por minuto es de 40 ventilaciones y 120 compresiones, más o menos los valores de frecuencia
respiratoria y cardíaca de un recién nacido.
Factores a considerar en neonatos[editar]
Los que se manifiesten como previos al nacimiento, tales como:

 Diabetes materna.
 Embarazo postérmino.
 Hipertensión gestacional o preeclampsia.
 Hipertensión crónica.
 Anemia fetal o isoinmunización.
 Muerte neonatal o fetal previa.
 Sangrado en el segundo o tercer trimestre.
 Infección materna
 Enfermedad cardíaca, renal, pulmonar.
 Tiroidea o neurológica de la madre.
 Polihidramnios.
 Oligohidramnios.
 Ruptura prematura de membranas.
 Hidropesía fetal.
 Embarazo múltiple.
 Discrepancia entre tamaño y fechas.
 Farmacoterapia, por ejemplo magnesio.
 Agonistas adrenérgicos.
 Abuso de sustancias materno.
 Malformación o anomalías fetales.
 Actividad fetal disminuida.
 Sin atención prenatal.
 Madre añosa.
Durante las labores de parto[editar]

 Nacimiento por cesárea de emergencia


 Nacimiento asistido con fórceps o ventosas
 Presentación de nalgas u otra presentación anormal
 Trabajo de parto prematuro
 Trabajo de parto precipitado
 Corioamnionitis
 Ruptura de membranas prolongada (más de 18 horas antes del nacimiento).
 Trabajo de parto prolongado (más de 24 horas).
 Macrosomía
 Patrones de frecuencia cardíaca fetal de categoría 2 o 3
 Uso de anestesia general
 Cambios en la frecuencia cardíaca fetal
 Administración de narcóticos ala madre dentro de las 4 horas previas al nacimiento
 Líquido amniótico teñido con meconio
 Cordón prolapsado
 Desprendimiento prematuro de placenta
 Placenta previa
 Hemorragia importante durante el nacimiento.
Reanimación médica de una mujer embarazada[editar]
RCP en una embarazada

En el caso de una mujer visiblemente embarazada, conviene elevar el costado o


el glúteo derecho para mejorar el retorno de la sangre venosa, liberando la vena cava
inferior del peso del feto y permitiendo que la sangre llegue al corazón. 24Es decir, debe estar
en decúbito lateral izquierdo. Esto puede hacerse poniendo ropa doblada bajo el glúteo
derecho. Solo se realiza esta técnica en embarazadas de más de 30 semanas de gestación.

Métodos obsoletos o discutidos[editar]


En el caso de que un médico se haga cargo de un paro cardiaco, se ha propuesto practicar
una trombolisis sistémica: la presencia de un coágulo de sangre en las arterias es una de las
principales causas de la parada cardíaca (infarto del miocardio y embolismo pulmonar); por
otro lado, la parada cardíaca se acompaña de la formación de coágulos minúsculos en
el cerebro (microtrombos cerebrales), que, evitando una buena oxigenación de ciertas partes
del cerebro en el momento de las maniobras de reanimación y en caso de recuperación de un
paro cardiaco, podría dejar secuelas de tipo neurológico. El fin de la fibrinolisis es destruir
estos coágulos y mejorar las posibilidades de supervivencia sin secuelas.
Este tratamiento no tiene la aprobación de todos, debido a los riesgos de hemorragia (el
trombo evita la coagulación de la sangre), particularmente, en el momento de las
compresiones torácicas, puede producirse fracturas de las costillas que pueden provocar
hemorragias; la trombolisis está contraindicada en ciertas situaciones como la disección de la
aorta (fisura de la arteria aorta) o un accidente vascular cerebral hemorrágico como la ruptura
de un aneurisma.

Riesgo de la práctica de RCP in corpore sanum[editar]


Es importante dejar claridad sobre un aspecto que, quizás por lo obvio, no ha sido abordado:
durante los entrenamientos o capacitaciones, las prácticas de reanimación cardiopulmonar no
se deben realizar en personas sanas (ya sean alumnos o aprendices contratados) sino en los
conocidos simuladores especialmente diseñados para tal efecto. Existe un relativo nivel de
riesgo en la práctica de RCP sobre no pacientes (es decir, alguien que no presenta signos y
síntomas de parada cardiaca). La maniobra de RCP representa riesgos mecánicos, biológicos
y funcionales, como traumas, infecciones y alteraciones. Solo es aceptable la exposición a
estos riesgos, tras evaluar la relación: costo/beneficio. Así que es inaceptable exponer a un
aprendiz en prácticas de RCP cuando existen recursos eficientes, apropiados y al alcance de
todos, como los simuladores y métodos de barrera para la RCP.
Soporte Vital Básico y
Avanzado en Pediatrí-
a: guías ILCOR 2015
by AnestesiaR

Revisión de las Guías ILCOR 2015 donde se aborda el


tratamiento del Soporte Vital Básico y Avanzado en el
paciente Pediátrico.

Hervilla Ezquerra, S.
Facultativo Especialista de írea Servicio de Anestesiología y
Reanimación.
Hospital Universitario Fundación Alcorcón, Madrid.

Introducción
Las guías de Soporte Vital del Paciente Pediátrico del ILCOR 2015 están basadas en
tres principios principales:

1. La incidencia de patología crítica en el paciente pediátrico es mucho menor que en los adultos.


2. La respuesta fisiopatológica a la enfermedad en el paciente pediátrico difiere de la del adulto.
3. Muchas emergencias pediátricas son manejadas en el momento inicial por especialistas con poca
experiencia en Pediatría.

Terminología
1. New born: Recién nacido nada más nacer.
2. Neonate: Las cuatro primeras semanas de vida.
3. Infant: Por debajo del año de vida.
4. Child: Niños entre el año y la pubertad.

Soporte Vital Básico Pediátrico (BLS: Basic


Life Support)
Está asociado con mejor pronóstico neurológico.

Resumen de los cambios con respecto a las guías


del 2010
1. Nuevos algoritmos de las RCP pediátricas con 1 reanimador
sanitario (PS) y con varios reanimadores sanitarios en la era
de los teléfonos móviles
Figura 1.- Algoritmo de paro cardíaco pediátrico para 2 o más reanimadores, profesionales de la salud,
que proporcionan SVB/BLS: actualización de 2015

2.- Confirmar la secuencia C-A-B como secuencia


preferida para la RCP Pediátrica
Parece razonable mantener la secuencia indicada en las Guías de 2010, comenzando la RCP con C-
A-B (Compresiones-Apertura de vía aérea-Buena ventilación) en lugar de con A-B-C. La RCP debe
comenzar con 30 compresiones (en la reanimación realizada por un único reanimador) o con 15
compresiones (en la reanimación de lactantes y niños efectuada por 2 PS) en lugar de con 2
ventilaciones.

3. Profundidad de las compresiones torácicas 


Es razonable que los reanimadores realicen compresiones torácicas que hundan el tórax al menos
un tercio del diámetro anteroposterior del mismo en los pacientes pediátricos (de lactantes a
niños hasta el inicio de la pubertad). Esto equivale, aproximadamente, a 4 cm. (1,5 pulgadas) en
lactantes. y a 5 cm. (2 pulgadas) en niños. Una vez que los niños alcanzan la pubertad se utiliza la
profundidad de compresiones recomendada en adultos de al menos 5 cm. (2 pulgadas) y, como
máximo, 6 cm. (2,4 pulgadas).

4. Frecuencia de las compresiones torácicas


Para simplificar al máximo el entrenamiento en RCP, a falta de suficientes datos pediátricos, es
razonable usar también en lactantes y niños la frecuencia de las compresiones torácicas de 100 a
120 cpm. recomendada en adultos. 

5. Reiterar con firmeza que en el SVB/BLS  Pediátrico se


necesitan compresiones y ventilación
A los lactantes y niños que sufran un paro cardíaco se les debe practicar la RCP convencional
(ventilación de rescate y compresiones torácicas). El carácter asfíctico de la mayoría de los paros
cardíacos pediátricos hace que la ventilación sea necesaria para una RCP eficaz. No obstante, puesto
que la RCP solo con compresiones puede ser eficaz en pacientes con un paro cardí aco primario, si los
reanimadores no quieren o no pueden administrar ventilación, se recomienda que estos realicen la
RCP solo con compresiones en lactantes y niños con paro cardíaco. La RCP óptima en lactantes y
niños comprende tanto compresiones como ventilación, pero es preferible que se realicen solo
compresiones a que no se practique la RCP en absoluto. 

Otros puntos de interés


Para aquellos que deben conocer correctamente el la secuencia de RCP pediátrica (no profesionales de
la salud PS) el algoritmo es la siguiente:
Figura 2.- Actuación ante la presencia de cuerpo extraño en la Vía Aérea del niño.

Ante la presencia de un cuerpo extraño, el niño reacciona siempre con tos en un intento de expulsarlo.

Signos de sospecha de presencia de cuerpo extraño en la vía aérea:

1. Presenciar el episodio.
2. Tos/atragantamiento.
3. Comienzo repentino de síntomas de ahogamiento.
4. Historia reciente de jugar o comer cosas de pequeño tamaño
Signos de tos ineficaz:

1. Incapaz de vocalizar.
2. Parada brusca de la tos.
3. Incapacidad para respirar.
4. Cianosis.
5. Disminución del nivel de conciencia.
Signos de tos eficaz:

1. Llanto o respuesta a preguntas.


2. Tos enérgica.
3. Ser capaz de coger aire antes de toser.
4. Respuesta completa.
Pasos para la asistencia correcta:

1. El primer paso es“ no lesionar“, de manera que si el niño tose y respira, no intervenir salvo para
animarle a que siga haciéndolo.
2. Si la tos del niño es efectiva, no es necesario ninguna maniobra adicional, sólo observar su evolución y
animarle a seguir tosiendo.
3. Si la  tos del niño no es eficaz:
3.a. Pedir ayuda.

3.b. Valorar el nivel de consciencia:

3.b.1. Si el niño está todavía consciente hay que darle golpes en la espalda con la cabeza hacia
abajo en posición supina. Si esto no funciona, se puede realizar una compresión del tórax en niños
menores de 1 año.

En los mayores de 1 año se puede realizar compresión abdominal con mucho cuidado (contraindicada
maniobra de Heimlich salvo que se trate de niños mayores).

Si es expulsado el objeto, vigilar el estado del niño y observar cualquier cambio en la respiración ya que
puede haber quedado una parte del cuerpo extraño alojada en la vía aérea. Además, las compresiones
abdominales pueden producir lesiones en las vísceras abdominales, por lo que ante la menor duda, el
niño debe ser examinado por un médico.

3.b.2. SI el niño ha perdido el nivel de conciencia, se debe pedir ayuda en primer lugar sin
abandonar al niño en ese estado.

En segundo lugar, abrir la boca en busca del cuerpo extraño de manera que si está visible, puede
intentar extraerse con un dedo teniendo cuidado de no introducirlo más.

En tercer lugar, si no se ve cuerpo extraño o está inaccesible, realizar 5 respiraciones asistidas


confirmando que son eficaces (elevación del tórax). Si no lo son, modificar la postura hasta que lo sean.

A continuación, si persiste la falta de respuesta, comenzar la RCP durante un minuto o 5 ciclos de la


secuencia 15 compresiones/2 respiraciones.

Si el niño recupera la conciencia, colocar en posición de seguridad hasta que llegue la ayuda
experimentada. Si no la recupera, seguir con la RCP hasta que lleguen los médicos especialistas.
Soporte Vital Avanzado Pediátrico (ALS:
Advance Life Support)

Figura 3.- Algoritmo de RCP Avanzada en el Paro Cardíaco Pediátrico.


Resumen de los cambios con respecto a las
guías del 2010
1. Recomendaciones en relación con la reanimación con lí-
quidos
En determinados contextos, al tratar a pacientes pediátricos con enfermedades
febriles, el uso de volúmenes limitados de soluciones cristaloides isotónicas conduce a
una mejora de la supervivencia. Este dato contrasta con la idea tradicional de que la
reanimación rutinaria con volumen intensiva es beneficiosa. 

En general está aceptado que la administración IV. temprana y rápida de líquidos isotónicos es un
elemento fundamental del tratamiento del shock séptico.

Para niños en shock es razonable un bolo de líquidos inicial de 20 ml./kg.

Sin embargo, en el caso de los niños con enfermedad febril que estén en entornos con acceso
limitado a recursos de cuidados intensivos (es decir, ventilación mecánica y administración de
inotrópicos), la administración de bolos de líquidos IV. debería emprenderse con suma cautela, ya que
puede ser perjudicial.

Se hace hincapié en el tratamiento individualizado y en una frecuente revaluación clínica antes,


durante y después de la administración de líquidos.

2. Atropina para la intubación endotraqueal


No hay datos que respalden una dosis mínima rutinaria de atropina cuando se utiliza como
premedicación para prevenir la bradicardia en la intubación de urgencia. En las guías del 2010 se
recomendó una dosis mínima de atropina de 0,1 mg. IV. por la existencia de informes de bradicardia
paradójica en lactantes muy pequeños que recibieron dosis bajas de atropina.

3. Monitorización hemodinámica invasiva durante la RCP


Si ya se ha iniciado una monitorización de la presión arterial invasiva, esta puede utilizarse para
ajustar la RCP con el fin de lograr niveles específicos de presión arterial en niños con paro cardíaco.

Si el paciente tiene un catéter arterial permanente, se puede utilizar la forma de la onda como medio
para evaluar la compresión hasta llegar a un valor específico de presión arterial sistólica.

4. Medicación antiarrítmica para FV  o TV  sin pulso


refractaria a las descargas 
La amiodarona o la lidocaína son agentes antiarrítmicos aceptables para la FV y TV sin pulso
refractaria a las descargas en niños.
Un reciente registro retrospectivo y multiinstitucional de paro cardíaco pediátrico intrahospitalario
reveló una asociación entre la lidocaína y unas tasas más altas de RCE y de supervivencia a las 24
horas, en comparación con la amiodarona. Sin embargo, no se pudo asociar ni la administración de
lidocaína ni la de amiodarona con una mejora de la supervivencia hasta el alta hospitalaria.

5. Vasopresores para Reanimación 


Sigue recomendándose la adrenalina como vasopresor en los paros cardíacos
pediátricos.

Se bajó ligeramente la clase de recomendación porque no existen estudios pediátricos de alta calidad
que demuestren la eficacia de los vasopresores en caso de paro cardíaco.

6. RCP extracorpórea (RCP-EC) en comparación con la rcp


estandar
Para pacientes pediátricos con diagnóstico cardíaco y paro cardíaco intrahospitalario
en entornos en los que existan ya protocolos de oxigenación por membrana
extracorpórea, puede considerarse una RCP-EC. 

Puede considerarse una RCP-EC en niños con afecciones cardíacas subyacentes que


sufren un paro cardíaco intrahospitalario, siempre que se disponga de los protocolos, los
conocimientos y el equipo necesarios.

Respecto a los paros cardíacos pediátricos intrahospitalarios, el examen de un registro retrospectivo


puso de manifiesto que, cuando se practicaba una RCP-EC, los resultados eran mejores en el caso de
los pacientes con cardiopatías que en el de los pacientes con enfermedades no cardíacas.

7. Manejo de la temperatura corporal


Debe evitarse la fiebre cuando se atienda a niños en coma con RCE después de un paro
cardíaco extrahospitalario. En un ensayo aleatorio grande de hipotermia terapéutica
en niños con paro cardíaco extrahospitalario no hubo diferencias en los resultados con
independencia de que se aplicase al paciente hipotermia terapéutica moderada
(manteniendo la temperatura entre 32°C y 34°C) durante un cierto periodo o se le
mantuviese estrictamente en normotermia (manteniendo la temperatura entre 36°C y
37,5°C).

En el caso de los niños que estén en coma durante los primeros días siguientes al paro cardíaco
(intrahospitalario o extrahospitalario), debe controlarse la temperatura de continuo y debe
combatirse la fiebre de forma enérgica.

En el caso de los niños comatosos reanimados tras un paro cardíaco extrahospitalario, es


razonable que los cuidadores mantengan al paciente en normotermia(de 36°C a 37,5°C) durante 5
días o que al principio le apliquen hipotermia continua (de 32°C a 34°C) durante 2 días y a
continuación lo mantengan en normotermia durante 3 días.
En el caso de los niños que permanezcan en coma tras un paro cardíaco intrahospitalario,
no hay datos suficientes que permitan recomendar la hipotermia en lugar de la normotermia.

Un estudio prospectivo y multicéntrico de víctimas pediátricas de paros cardíacos extrahospitalarios


asignados aleatoriamente bien a un grupo de hipotermia terapéutica (de 32°C a 34°C), bien a un grupo
de normotermia (de 36°C a 37,5°C) no reveló diferencia alguna entre los resultados funcionales de los
2 grupos al cabo de 1 año. Ni este ni otros estudios observacionales mostraban complicaciones
adicionales en el grupo tratado con hipotermia terapéutica. Aún no se conocen los resultados de un
ensayo controlado aleatorio, amplio y multicéntrico de hipotermia terapéutica aplicada a pacientes que
están comatosos después del RCE tras un paro cardíaco intrahospitalario pediátrico.

8. Factores pronostico en el paro cardiaco y posteriores al


paro cardiaco 
 Se estudió la importancia que tenían para el pronóstico diversas variables clínicas en
el paro cardíaco y posteriores al paro cardíaco. No se identificó ninguna variable que
fuese lo bastante fiable para predecir resultados clínicos. Por lo tanto, los cuidadores
deben tener en cuenta varios factores al intentar realizar pronósticos durante el paro
cardíaco y en las circunstancias posteriores al RCE.

Al tratar de prever los resultados clínicos del paro cardíaco, deben considerarse varios factores. Son
varios los factores que influyen en la decisión de proseguir o finalizar los esfuerzos de reanimación
durante un paro cardíaco y en la estimación de las posibilidades de recuperación después de un paro
cardíaco.

No se ha encontrado ninguna variable en el paro cardíaco o posterior al paro cardíaco que permita
prever de forma fiable resultados favorables o desfavorables.

9.  Líquidos e inotrópicos después del paro cardiaco


Tras el RCE deben utilizarse líquidos e infusiones vasoactivas
(inotrópicos/vasopresores) para mantener una presión arterial sistólica por encima
del percentil 5 de edad.

Debe utilizarse monitorización de la presión intraarterial para controlar constantemente la presión


arterial y detectar y tratar la hipotensión.

No se identificó ningún estudio en el que se evaluaran agentes vasoactivos específicos en pacientes


pediátricos que ya han recuperado la circulación espontánea. Estudios observacionales recientes han
constatado que la supervivencia hasta el alta hospitalaria y los resultados neurológicos de los niños que
tuvieron hipotensión después del RCE fueron peores.

10. PaO2 Y PaCO2 después del paro cardíaco


Tras el RCE en los niños, puede ser razonable que los reanimadores ajusten la administración de oxí -
geno para llegar a valores de normoxemia (saturación de oxihemoglobina del 94% o superior). Cuando
esté disponible el equipo necesario, debe retirarse gradualmente el oxígeno para llegar a una
saturación de oxihemoglobina de entre el 94% y el 99%.
El objetivo debe ser evitar absolutamente la hipoxemia manteniendo al mismo tiempo la
normoxemia. De igual manera, las estrategias de ventilación tras el RCE en niños deben tener por
objetivo alcanzar el valor de PaCO2 adecuado a cada paciente y evitar al mismo tiempo la hipercapnia o
la hipocapnia extremas.

Un amplio estudio pediátrico observacional de paros cardíacos intrahospitalarios y paros cardíacos


extrahospitalarios halló que la normoxemia (definida como una PaO2 de 60 a 300 mmHg.) estaba
asociada con una mejora de la supervivencia hasta el alta de la unidad de cuidados intensivos
pediátrica, en comparación con la hiperoxemia (PaO2 mayor de 300 mmHg.). Estudios en adultos y en
animales muestran una asociación entre la hiperoxemia y tasas más altas de mortalidad. Asimismo,
estudios realizados en adultos tras el RCE demuestran una asociación entre la hipocapnia y peores
evoluciones de los pacientes.

Bibliografía
1.- Soar J, Nolan JP, Bí¶ttiger BW, Perkins GD, Lott C, Carli P, Pellis T, Sandroni C, Skrifvars MB,
Smith GB, Sunde K, Deakin CD; Adult advanced life support section Collaborators. European
Resuscitation Council Guidelines for Resuscitation 2015: Section 6: Paediatric life support. 2015 Oct;
95:100-47. (PubMed) (PDF)

2.- Link MS, Berkow LC, Kudenchuk PJ, Halperin HR, Hess EP, Moitra VK, Neumar RW, O“™Neil BJ,
Paxton JH, Silvers SM, White RD, Yannopoulos D, Donnino MW. Part 7: Adult Advanced
Cardiovascular Life Support: 2015 American Heart Association Guidelines Update for
Cardiopulmonary Resuscitation and Emergency Cardiovascular Care. Circulation. 2015 Nov 3; 132(18
Suppl 2):S444-64. (PubMed) (PDF)

RCP pediátrica y neonatal:


Consideraciones especiales y
actualizaciones
Año 2012, Artículo de Revisión, Número 1, Volumen 41

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Sandra Benavides O.*, Magdalena Cruz O.** y Cristián Muñiz H.***

Correspondencia

Filiaciones
* Servicio de Anestesia Hospital Luis Calvo Mackenna y Clínica Santa María. ** Becada de
Anestesia Universidad de los Andes. *** Becado de Anestesia Universidad del Desarrollo.
Rev Chil Anest Vol. 41 Número 1 pp. 57-79|doi:
PDF|ePub|RIS

Las guías de soporte vital avanzado pediátrico se basan en dos principios:

1. La incidencia de enfermedades graves y de paro cardiorrespiratorio (PCR) en el niño es


mucho menos frecuente que en el adulto.
2. Las primeras maniobras de reanimación en el niño son efectuadas por personal no
especialista en pediatría y con experiencia limitada en emergencias.

Por estas razones es que las guías incluyen la mejor evidencia científica disponible escrita en
un lenguaje simple y dejan espacio para las modificaciones impuestas por la infraestructura
local.

En forma didáctica se ha dividido el texto en reanimación cardiopulmonar (RCP) pediátrica


(con excepción del recién nacido), y reanimación cardiopulmonar neonatal.

Reanimación cardiopulmonar pediátrica (con excepción del recién


nacido)

El European Resuscitation Council (ERC) ha publicado guías para el soporte vital avanzado en
1994, 1998, 2000 y 2005. Las últimas dos se basan en el Internacional Consensus on Science
publicado por la International Liaison Committee on Resuscitation (ILCoR). Este proceso fue
repetido en 2009/2010 y el resultante Consensus on Science with Treatment
Recommendations (CoSTR) fue publicado simultáneamente en las revistas Resuscitation,
Circulation y Pediatrics.

Los cambios más importantes desde la publicación de ILCoR (Internacional Consensus on CPR
and ECC Science with Treatment Recommendations) entre 2005 y 2010 se resumen en la
siguiente lista 1 :

 El mal resultado de la palpación del pulso como método diagnóstico de PCR en niños.
 Rol relevante de la ventilación en la RCP infantil.
 El masaje cardiaco externo eficiente es aquel que comprime el tórax en al menos un
tercio de su diámetro anteroposterior: aproximadamente 4 cm en los lactantes y 5 cm
en los niños.
 La energía inicial necesaria para la desfibrilación en el caso de FV o TV sin pulsos es 2-
4 J·Kg-1. Energías mayores, especialmente con un desfibrilador bifásico, también
podrían ser seguras y efectivas.
 Uso de tubos endotraqueales con cuff.
 La presión cricoídea durante la intubación de emergencia no ha demostrado ser segura
o efectiva.
 Se recomienda el uso de capnografía para confirmar la posición correcta del tubo
traqueal y la efectividad del masaje cardiaco mediante la medición del ETCO 2.
 La restricción al uso de concentraciones altas de oxígeno durante la reanimación. La
FiO2 debe titularse, especialmente luego de la recuperación de la circulación
espontánea.
 La organización de equipos de emergencia médica (METs) y de equipos de respuesta
rápida (RRTs) han logrado disminuir la incidencia y la mortalidad del PCR
intrahospitalario.
 Nuevos tópicos: incluyen el PCR en la enfermedad de canales iónicos y otras
situaciones especiales, como el trauma, ventrículo único, la circulación posterior a un
Fontan y la hipertensión pulmonar. Idealmente, en todo caso de un PCR inesperado
debe tratar de hacerse una autopsia, especialmente dirigida a buscar condiciones que
predispongan a arritmias fatales. Debe considerarse la conservación adecuada de tejido
para análisis genéticos posteriores.

 Terminología

El término recién nacido se refiere a los neonatos inmediatamente después de nacidos. El


PCR de este grupo tiene una fisiopatología diferente al resto de la población pediátrica y por
lo tanto un algoritmo de reanimación adaptado a estas diferencias.

El neonato es el niño de hasta 4 semanas de edad. El lactante es el menor de 1 año y el niño


es el paciente mayor de 1 año hasta la pubertad.

 Epidemiología

La verdadera incidencia del paro cardiorrespiratorio es difícil de estimar debido a la confusión


en la terminología usada en la literatura y la dificultad en determinar la presencia o ausencia
de pulso palpable.

El PCR intrahospitalario se ha reportado hasta en un 3% de los niños hospitalizados, en un


1,8% de todos los niños ingresados a unidades de tratamiento intensivo en USA y en un 4% de
los ingresados a unidades de tratamiento intensivo cardiovascular.

La sobrevida a un año es 10-44% superior al outcome del PCR extrahospitalario y bastante


mejor que las estadísticas de los adultos. El 65% de los niños reanimados tiene un desempeño
neurológico bastante aceptable definido con la Pediatric Cerebral Perfomance Category.

El outcome del PCR extrahospitalario en el niño es mucho peor que el PCR intrahospitalario,


especialmente el outcome neurológico. En el caso del PCR extrahospitalario la sobrevida no
ha variado significativamente en los últimos 20 años y se mantiene en un 6% (3% para los
lactantes, 9% para los adolescentes).

Especialmente son dos los contextos que se relacionan con el peor outcome en el PCR
extrahospitalario: trauma y el síndrome de muerte súbita. En el caso del trauma es
típicamente por exanguinación, terminando en un profundo shock circulatorio donde el masaje
cardiaco externo en un corazón vacío no es capaz de dar perfusión adecuada ni a las
coronarias ni al cerebro. En el caso de los pacientes con síndrome de muerte súbita suelen
tener tiempos prolongados de paro antes de ser reanimados. De las series de PCR
extrahospitalario, entre un tercio y la mitad de los niños corresponden a muerte súbita. Es así
que el outcome del PCR extrahospitalario del niño suele ser tan malo como el
extrahospitalario no FV del adulto.

La incidencia de PCR durante la anestesia es mayor en niños que en adultos. En el registro


POCA (Pediatric Perioperative Cardiac Arrest), los niños menores de 1 mes son los de mayor
riesgo, atribuyéndose el 24% de todos los PCR ocurridos y con un 72% de mortalidad. Otro
factor involucrado en la mayor incidencia de PCR es el tipo de cirugía, donde la cirugía
cardiaca, vascular e intraabdominal son las de mayor riesgo, especialmente en los recién
nacidos.

 Pronóstico

No existen predictores fiables de éxito o sobrevida en niños con PCR (nivel de evidencia 1, 2,
3 y 4) 2 –5 . Es difícil establecer la predicción de la sobrevida y el outcome a largo plazo luego
de un paro cardiorrespiratorio en un niño. No es posible identificar un solo marcador
de outcome, pero la combinación de historia del evento, el progreso de la RCP y la respuesta
al tratamiento, junto con otros marcadores tales como el cambio de ritmo y el nivel de
ETCO2 apoyan la toma de decisiones sobre una base más informada que intuitiva.

La información sobre predictores del outcome neurológico es limitada, especialmente en


pediatría. La predicción del desempeño neurosicológico es compleja en cualquier niño,
especialmente los más pequeños. También es difícil establecer cuál era el potencial de
desarrollo neurológico considerando que además muchos de los pacientes que sufren un PCR
tenían cierto grado de problemas neurológicos previos. En el estudio del National Registry of
Cardiopulmonary Resuscitation Investigators (NRCPR) un 17% de los niños que sufrieron PCR
intrahospitalario eran neurológicamente anormales antes.

Hay poca información sobre el valor predictivo del examen neurológico clínico, de los estudios
diagnósticos neurofisiológicos (EEG, potenciales evocados somatosensoriales),
biomarcadores y de las imágenes (TAC, RNM o PET) en la evaluación de outcome neurológico
luego de un PCR u otro daño hipóxico-isquémico global en el niño. El scanner no es sensible
en la detección de lesiones neurológicas agudas. El valor de la RNM todavía no está claro. La
RNM con difusión podría entregar información de valor en relación a las lesiones isquémicas
en la fase subaguda y de recuperación.

Dos estudios norteamericanos entregan información de valor: el Resuscitation Outcomes


Consortium y el NRCPR. El primero recoge datos de los PCR extrahospitalarios y demuestra
que afortunadamente el PCR extrahospitalario en niños es un evento poco frecuente, con una
estadística similar a la del adulto y con un outcome malo, influenciado porque la mayoría
corresponde a síndromes de muerte súbita; la sobrevida general es de 6,4%, pero en el grupo
de los lactantes es de sólo 3,3% y los niños mayores de 1 año y los adolescentes tienen tasas
de sobrevida más altas (9,1% y 8,9% respectivamente). El segundo estudio, examinó la
información de 253 PCR intrahospitalarios, concluyendo que en esta población el outcome es
mejor que el del adulto y que la reanimación va seguida de una mejor sobrevida: 27%
comparada con 18% del adulto. Aunque frecuentemente se asume que los niños que han
sufrido un PCR tienen que haber sufrido un daño neurológico, este estudio muestra que el 65%
de los sobrevivientes tienen un buen outcome neurológico.

La sobrevida luego de un PCR en pabellón, relacionado a la cirugía o la anestesia, tiene mejor


pronóstico aún. En un estudio multicéntrico que reúne datos de 79 hospitales
norteamericanos y que incluye 193 paros cardiorrespiratorios relacionados a la anestesia en
un período de 6 años, hubo un 61% de recuperación absoluta sin daño, 5% tuvo una secuela
temporal y sólo 5% tuvo consecuencias permanentes.

Tanto para el PCR intra como extrahospitalario, la etiología es el primer punto relevante que
permite establecer un pronóstico de outcome. Tanto en adultos como en niños, el paro
cardiaco por una arritmia generalmente tiene mejor pronóstico que el secundario a hipoxia o
isquemia. Hay una excepción que es un grupo pequeño de pacientes con hipoxia límite en
quienes pequeños períodos de RCP bastan para reestablecer la circulación espontánea con un
pronóstico bastante bueno. En condiciones particulares como es trauma, sepsis, pacientes
oncológicos, desórdenes inmunológicos o metabólicos, la sobrevida es menor que en el grupo
de las enfermedades cardiacas.

El ritmo inicial también es importante, siendo la FV, la TV sin pulso y la bradicardia severa de
mejor pronóstico que la asistolía y la actividad eléctrica sin pulso. Cuando la FV es el ritmo
inicial del PCR, la sobrevida es bastante buena (35% en el PCR intrahospitalario) mientras que
la FV/TV que ocurre en el transcurso del PCR tiene peor pronóstico (11% de sobrevida). Esto
se debe probablemente a que estos últimos son manifestación de toxicidad de las
catecolaminas usadas durante la reanimación y de un desequilibrio metabólico severo.

La calidad de la reanimación cardiopulmonar es extremadamente importante. El PCR en


presencia de un reanimador duplica las probabilidades de sobrevida. La mejoría de la calidad
de la reanimación (especialmente evitar las pausas de las compresiones torácicas) ha sido,
quizás, el responsable de la mejoría en la sobrevida vista en los últimos 20 años. Estudios en
niños, luego de la incorporación de la ECLS (Extracorporeal Life Support) mientras se continúa
con el masaje cardiaco, demuestran sobrevivencia con recuperación neurológica completa
hasta después de 95 minutos de RCP.

La duración de la RCP también es un indicador pronóstico importante porque refleja la


ausencia de respuesta cardiaca a las maniobras de reanimación. Varios estudios han
reportado bajísimas tasas de sobrevida luego de 20-30 minutos de reanimación o 3 dosis de
epinefrina. Algunas excepciones son el paro cardiaco en hipotermia, la toxicidad por
anestésicos locales y la FV/TV continua, ya que ésta refleja que el corazón aún tiene algo de
irrigación. También la administración de bicarbonato y calcio se ha asociado a peor outcome.

Aunque varios factores determinan el outcome luego del PCR y la RCP, no existen guías
simples que determinen cuándo la reanimación es un ejercicio estéril.

Luego de 20 minutos de resucitación el equipo puede decidir si continuar o no. Dentro de las
consideraciones relevantes de continuar o detenerse están la causa del PCR, la condición
médica preexistente, la edad, el lugar donde ocurre el PCR, la presencia o ausencia de
testigos, duración de la etapa de no flujo, número de dosis de adrenalina recibidas, el valor del
ETCO2, la presencia de algún ritmo desfibrilable como ritmo primario o secundario, la
instalación de ECLS en forma oportuna para resolver una causa reversible y circunstancias
especiales, como la asfixia por inmersión y exposición a drogas tóxicas.

Luego de recuperada la circulación espontánea, las medidas estándar de función


cardiovascular y neurológica tales como la escala de Glasgow > 7, ritmo sinusal normal,
frecuencia cardiaca, presión arterial y débito urinario > 1 ml·kg- 1·hora-1 son buenos
predictores de sobrevida.

 Diagnóstico

El paro cardiaco sin pulso se define típicamente como el cese de la actividad cardiaca
mecánica, determinada por la ausencia de pulsos centrales palpables, ausencia de respuesta
y apnea.

Aunque esta definición es muy simple, la separación entre shock hipóxico-isquémico severo y
el paro cardiaco sin pulso no es sencilla. Esta diferencia puede ser aún más difícil en los
lactantes por sus diferencias anatómicas y fisiológicas.

Los signos de PCR son:

 Ausencia de respuesta al dolor (coma).


 Apnea o gasping.
 Ausencia de circulación.
 Palidez o cianosis intensa.

Como la palpación del pulso es engañosa, la ausencia de pulso no es el único determinante de


la necesidad de iniciar o no el masaje cardiaco externo. Si se sospecha el paro
cardiorrespiratorio y existen los signos antes señalados, se deben iniciar las maniobras de
reanimación a no ser que exista la certeza de que se palpa el pulso central: braquial o femoral
en los lactantes, y carotídeo o femoral en los niños. Toda esa maniobra no debe tomar más de
10 segundos. Si existe alguna duda se debe comenzar con las maniobras de reanimación. Si
existe un ecógrafo disponible y el personal preparado para interpretarlo, puede ser de ayuda
para detectar actividad cardiaca y algunas causas tratables causantes del PCR siempre y
cuando no interrumpa el masaje cardiaco externo.

 Fisiopatología del PCR

A diferencia de los adultos, el PCR del niño no es de causa cardiaca. Frecuentemente es el


resultado terminal de una falla respiratoria progresiva o shock circulatorio, lo que se
denomina paro por asfixia. La asfixia comienza con un período variable de hipoxemia,
hipercapnia y acidosis sistémica que progresa a la bradicardia y a la hipotensión y culmina
con el PCR.

La fibrilación ventricular o la taquicardia ventricular sin pulso suelen ser el ritmo inicial del
paro en el 5-15% de los paros cardiacos intra o extrahospitalarios. Incluso se ha reportado
estos ritmos hasta en un 27% de los PCR intrahospitalarios en algún momento de la
reanimación.

Existen al menos cuatro fases del PCR: 1) Pre paro; 2) Sin flujo; 3) Bajo flujo (RCP) y 4) Post
resucitación.

En la fase pre paro las estrategias de prevención son las que tienen el mayor impacto. En el
caso del PCR intrahospitalario son especialmente efectivas aquellas destinadas al
reconocimiento y tratamiento precoz de la falla respiratoria y el shock. Este ha sido el foco
principal de preocupación de los equipos de emergencia médica y de respuesta rápida.

La fase de no flujo es la del PCR no tratado. La estrategia es iniciar rápidamente las


maniobras básicas de reanimación. El objetivo es optimizar la presión de perfusión coronaria y
el flujo sanguíneo a órganos críticos durante la fase de bajo flujo. La RCP básica con masaje
cardiaco externo continuo y efectivo es lo más relevante en esta etapa.

La fase post resucitación es un período de alto riesgo para el daño cerebral, las arritmias
ventriculares y otros daños por reperfusión. Las células dañadas pueden hibernar, morir o
recuperar completamente la función. La hipotermia sistémica durante la fase inmediata post
resucitación podría minimizar este daño.

 Ventilación

Durante la fase de no flujo y de bajo flujo del PCR, el gasto cardiaco y el flujo pulmonar son
aproximadamente el 10-25% de lo que son durante el ritmo sinusal normal.

Durante la reanimación la ventilación adecuada y la oxigenación son la prioridad, pero se


requiere mucho menos ventilación para producir el intercambio gaseoso adecuado.

En un paro en FV súbita como en el adulto, las concentraciones de O 2 y CO2 aórticas no son


significativamente diferentes a las de la fase pre paro, porque como no hay flujo aórtico el
consumo de oxígeno es mínimo. Los pulmones funcionan como un reservorio de alto contenido
de O2 y bajo CO2. Así, cuando se inicia el masaje cardiaco externo sin ventilación inicial, la
sangre que fluye desde la aorta hacia las coronarias y la circulación cerebral entrega oxígeno
suficiente a un pH aceptable, haciendo que la entrega de oxígeno miocárdico dependa más
del flujo obtenido durante el masaje cardiaco externo efectuado que del contenido total de
oxígeno. En síntesis, la pO2 y el pH arterial pueden ser aceptables sólo con el masaje
cardiaco externo en la reanimación del paro en FV.

En el PCR por asfixia en cambio, durante la fase pre paro la sangre continúa fluyendo a los
tejidos por lo que la saturación de oxígeno arterial y venosa disminuyen y el CO 2 y el lactato
aumentan progresivamente antes de terminar en el paro. Aún más, el flujo pulmonar continuo
de esta fase sólo agota el reservorio pulmonar de oxígeno. Conociendo estas diferencias con
el PCR en FV, el PCR por asfixia resulta en una hipoxemia y acidemia arterial significativa
antes de la resucitación. En estas circunstancias, en el paciente pediátrico no parece
prudente pasar por alto la ventilación.

 Circulación

El masaje cardiaco externo depende de la elasticidad natural del tórax para generar un
período transitorio de presión negativa intratorácica inmediatamente después del período de
compresión máxima. Este período de presión negativa, o fase de relajación, mejora el retorno
venoso hacia la aurícula derecha.

La gradiente de presión entre la aurícula derecha y la aorta es la presión de perfusión


coronaria que se obtiene durante la reanimación. Esta gradiente se genera en la fase de
relajación de las compresiones torácicas y se correlaciona en forma positiva con la
recuperación de la circulación espontánea.

Lo básico es comprimir fuerte y rápido y evitar las interrupciones. Para permitir el buen
retorno venoso es necesario que el masaje permita la recuperación elástica completa de la
caja torácica y que se evite el aumento de la presión intratorácica por la hiperventilación.

 Relación compresión/ventilación

La relación ideal es desconocida en los niños. Las sugerencias se basan en la tradición y en


reglas fáciles de memorizar. Hay algunos hallazgos fisiológicos que sugieren que la cantidad
de ventilación necesaria durante la RCP es mucho menos que la necesaria durante un ritmo
con perfusión normal, ya que al gasto cardiaco durante el PCR es sólo 10-25% de lo normal.
Los beneficios de la ventilación a presión positiva deben ser balanceados frente a las
consecuencias adversas de la disminución de la circulación.

El valor óptimo de relación de compresiones y ventilaciones probablemente dependa de


factores como la frecuencia de las compresiones, el volumen corriente, el flujo sanguíneo
generado durante el masaje, el número de interrupciones de las compresiones torácicas, etc.

En un modelo de maniquí pediátrico una relación 15:2 entrega la misma ventilación minuto
que una relación 5:1, pero el número de compresiones torácicas es 48% más rápido en el
modelo de relación 15:2.

 Reanimación cardiopulmonar avanzada

La secuencia de acciones enumeradas a continuación está descrita en el algoritmo de la


Figura 1.
Figura 1 Paro Cardiorrespiratorio pediátrico, secuencia de acciones.

 Comience y continúe con la reanimación básica. Oxigene y ventile.


 Ventile a presión positiva con una concentración alta de oxígeno.
 De 5 ventilaciones y luego siga con masaje cardiaco externo (MCE)/ventilación en una
relación 15:2.
 Instale monitor cardiaco.
 Identifique un ritmo cardiaco (no desfibrilable o desfifrilable) y signos de vida (chequee
el pulso central por no más de 10 segundos).

 Ritmo no desfibrilable: asistolía, actividad eléctrica sin pulso, bradicardia < 60 sin signos de
circulación
La mayoría de los PCR en niños y adolescentes en asistolía y actividad eléctrica sin pulso son
de origen respiratorio, de manera que es mandatario comenzar con la RCP antes de pedir un
desfibrilador. La actividad eléctrica sin pulso se caracteriza por una actividad eléctrica de
complejo angosto usualmente de frecuencia lenta y con pulsos ausentes.

Las drogas indicadas son:

 Adrenalina IV o IO (10 μ·kg-1) y repita cada 3-5 minutos.


 Identifique y trate cualquier causa reversible.

La secuencia de acciones que deben llevarse a cabo en un niño con PCR con ritmo no
desfibrilable se describe con detalles en el algoritmo de la Figura 2.

Figura 2 Algoritmo de manejo del PCR con ritmo no desfibrilable.

 Ritmo desfibrilable: FV, TV sin pulso


La FV primaria ocurre sólo en el 3,8-19% de los PCR de los niños. La incidencia aumenta con
la edad. El primer determinante de la sobrevida es la desfibrilación precoz. El éxito de la
desfibrilación disminuye dramáticamente a medida que pasa el tiempo: por cada minuto que
se posterga la desfibrilación (sin RCP), la sobrevida disminuye un 7-10%.

La FV secundaria aparece en algún momento de la reanimación del PCR intrahospitalario


hasta un 27%. Es de peor pronóstico que la FV primaria.

La secuencia de acciones enumeradas a continuación está descrita en el algoritmo de la


Figura 3.

Figura 3 Algoritmo de manejo del PCR con ritmo desfibrilable.

 Desfibrile inmediatamente con 4 J·Kg-1.


 Cargue el desfibrilador mientras el otro reanimador continúa con el MCE.
 Interrumpa el MCE por no más de 5-10 segundos para desfibrilar.
 Descargue.
 Reinicie la RCP lo antes posible sin chequear el ritmo.
 Luego de 2 minutos de RCP post desfibrilación, chequee rápidamente el ritmo en el
monitor.
 Dé una segunda descarga de 4 J·Kg-1 si continúa en FV/TV sin pulso.
 Continúe con RCP por 2 minutos más.
 Chequee el ritmo brevemente; si continúa en FV/TV sin pulso, dé una tercera descarga
de 4 J·Kg-1.
 Administre adrenalina 10 μ/kg y amiodarona 5 mg·Kg-1 luego de la tercera descarga una
vez que reinicie la RCP.
 Continúe administrando adrenalina en alternancia con cada ciclo, o sea cada 3-5
minutos.
 Administre una segunda dosis de amiodarona 5 mg·Kg-1 si continúa en FV/TV sin pulso
luego de la quinta descarga.

Si el niño todavía permanece en FV/TV sin pulso, continúe alternando descargas de 4 J ·Kg-
1
 con 2 minutos de RCP. Si aparecen signos de vida, confirme en el monitor la presencia de
actividad eléctrica organizada. Si existe, confirme la presencia de pulso central y evalúe la
hemodinamia (presión arterial, pulso periférico, llene capilar).

Identifique y trate cualquier causa reversible recordando que la hipoxia y la hipovolemia son
las que tienen mayor prevalencia en el niño críticamente enfermo.

Si la desfibrilación fue exitosa pero la FV/TV sin pulso reaparece, reinicie la RCP, administre
amiodarona y desfibrile nuevamente con 4 Kg-1. Continúe con una infusión continua de
amiodarona.

 Modificaciones desde el año 2005

 Sistemas de Rescate

Los equipos de emergencia médica (METs) y los equipos de respuesta rápida (RRTs) han
demostrado ser efectivos en prevenir el paro respiratorio y cardiaco en pacientes pediátricos
hospitalizados (nivel de evidencia 3) 6 ,7 .

A su vez, la presencia de la familia durante la reanimación ha demostrado ser beneficiosa


para el proceso de duelo y no ha demostrado ser dañina (nivel de evidencia 2 y 4) 8 –10 .

 Evaluación

El equipo de consenso (task force) ha decidido quitarle importancia, pero no eliminar, la


revisión del pulso como parte de la evaluación. El tiempo promedio para detectar un pulso
presente es de aproximadamente 15 segundos, mientras que el tiempo promedio para
confirmar la ausencia de pulso es de 30 segundos. En infantes y niños que no respondan o no
respiren normalmente, los reanimadores deberán iniciar maniobras de RCP a menos que
puedan palpar definitivamente un pulso en menos de 10 segundos (nivel de evidencia 3 y
5) 11 ,12 .

En relación al uso de ecocardiografía para detectar causas reversibles de PCR, el consenso es


que pudiera ser útil ya que los hallazgos ecográficos tienen buena correlación con la
presencia o ausencia de actividad cardiaca (nivel de evidencia 5) 13 –15 . Sin embargo, no
existe suficiente información que avale su uso rutinario. Este debe ser considerado cuando se
encuentre disponible el personal capacitado, sopesando los beneficios contra los efectos
deletéreos de la interrupción de las compresiones de la RCP.

La medición de CO2 espirado como indicador de calidad de la reanimación se correlaciona


fuertemente con intervenciones que aumentan el gasto cardiaco durante la resucitación en el
shock y el paro cardiaco (nivel de evidencia 5) 16 –18 . La recomendación es que la medición de
CO2 espirado sea utilizada de estar disponible, ya que puede ser beneficiosa en proveer
información sobre la efectividad de las compresiones torácicas. Aun no se define un valor
específico como objetivo ni un umbral claro para el cese o término de maniobras de
resucitación, pero sería razonable mantener el ETCO2 consistentemente por sobre valores
superiores de 15 mmHg. El ETCO2 debe ser interpretado con cautela en los 1-2 minutos
posteriores a la administración de adrenalina u otras drogas vasoactivas, debido a que éstas
pueden disminuirlo.

 Vía aérea y Ventilación

No hay nuevos datos para cambiar las recomendaciones de ILCOR 2005 para niños que
requieran control de la vía aérea y ventilación a presión positiva por periodos cortos en el
prehospitalario.

a) Dispositivos de Vía Aérea: Ventilación con Ambu, LMA, elección del TOT con cuff,
inducción de secuencia rápida.

b) Oxigenación: No hay estudios que comparen ventilación con diferentes concentraciones


de oxígeno inspirado. El inicio de la resucitación con fracciones inspiradas de oxígeno de
100% versus 21% pareciera mejorar la sobrevida (nivel de evidencia 5) 19 ,20 . La ventilación
con oxígeno al 100% durante e inmediatamente posterior a la resucitación contribuye a la
injuria cerebral por reperfusión y radicales libres en el cerebro (nivel de evidencia 5) 21 –23 . No
existe evidencia suficiente para recomendar alguna concentración inspirada de oxígeno
específica durante la reanimación del paro en infantes o niños. Una vez restablecida la
circulación espontánea, es razonable titular el oxígeno para evitar la hiperoxemia.

Inicie la reanimación con una concentración alta de O 2 (100%) y una vez restablecida la
circulación espontánea, titule la FiO2 para mantener saturaciones de O2 entre 94-98%.
Mantenga FiO2 altas cuando sospeche intoxicación con monóxido de carbono y anemia
severa con el fin de optimizar el transporte de oxígeno.

c) Ventilación: En relación a la ventilación, en el prehospitalario existen resultados


contradictorios en mortalidad y outcome neurológico (nivel de evidencia 2) 24 . La
recomendación de tratamiento actual es que la ventilación con máscara y bolsa continúa
siendo la técnica preferida durante los pasos iniciales de la resucitación pediátrica y ésta
debe realizarse por sobre la intubación en el contexto pre hospitalario cuando el tiempo de
transporte es corto. En infantes y niños en quienes la ventilación con bolsa y máscara es
inefectiva, el uso de dispositivos supraglóticos (en especial máscara laríngea) por personal
apropiadamente capacitado, puede ser considerado tanto para el rescate de la vía aérea
como para el soporte de la ventilación.

No existen datos para identificar la ventilación minuto óptima (volumen corriente o frecuencia
respiratoria). La evidencia muestra que la hiperventilación es frecuente durante la
reanimación y que tiene efectos deletéreos. El aumento de la frecuencia respiratoria durante
condiciones de bajo gasto cardiaco mejora la ventilación alveolar pero no la oxigenación y
reduce la presión de perfusión coronaria (nivel de evidencia 5) 25 . La recomendación actual es
que tras obtener una vía aérea segura, se debe evitar la hiperventilación durante la
reanimación, independiente de la causa del paro. Use una relación de 2 ventilaciones
seguidas de 15 compresiones torácicas (a 100-120 por minuto). Una vez que el tubo traqueal
esté instalado, ventile a una frecuencia de 10-12 ventilaciones por minuto sin interrumpir las
compresiones torácicas.

En relación a la intubación no existe evidencia que apoye el uso de tubos con o sin cuff, por lo
que ambos son aceptables en infantes o niños que requieran intubación de emergencia (nivel
de evidencia 5) 26 ,27 . En cuanto al tamaño del tubo endotraqueal a usar, el consenso actual
respalda el uso de la fórmula de Khine para el cálculo del diámetro del tubo (DI: (diámetro
interno del tubo en mm) = (edad en años/4) + 3 (nivel de evidencia 2) 26 . Existe evidencia que
avala el que se sume 3,5 a la fórmula en vez de 3, por lo que ambas fórmulas son
recomendables (nivel de evidencia 2) 28 ,29 .

No existe un método único para confirmar en forma precisa y consistente la correcta


colocación del tubo traqueal y por ende la obtención de una vía aérea segura, pero se
recomienda el uso de CO2 espirado (detección colorimétrica o capnografia) tanto en infantes
como niños cuando existe un ritmo cardiaco con perfusión efectiva, en todos los escenarios
(prehospitalario, sala de emergencias, UCI, hospitalización, quirófano, etc.) (nivel de evidencia
4).

En relación a la inducción-intubación en secuencia rápida, no hay información que avale que


la presión cricoídea prevenga la aspiración en infantes o niños. Adicionalmente la presión
cricoídea puede deformar la vía aérea y dificultar la ventilación con bolsa y máscara o la
intubación (nivel de evidencia 5) 30 ,31 .

 Compresiones Torácicas

El concepto de reanimación con sólo compresiones torácicas es atractivo por ser más simple
y fácil que la reanimación con compresiones y ventilación. En base a la información
disponible, la reanimación con solamente compresiones resulta en mejor outcome que el no
reanimar, pero no tan efectiva como la reanimación estándar.

La recomendación es efectuar RCP convencional (compresiones más respiraciones de


rescate) para los paros cardiacos pediátricos tanto prehospitalarios como hospitalarios (nivel
de evidencia 5) 32 ,33 . Los reanimadores que no puedan administrar respiraciones de rescate,
deben al menos administrar compresiones a niños o infantes en paro. Tanto las compresiones
con una mano como con dos manos pueden ser utilizadas en niños. No hay evidencia
suficiente en contra o a favor de la compresión circunferencial cuando se realiza la técnica de
compresiones a dos pulgares en infantes. De la forma que sea como se realicen las
compresiones, éstas deben comprimir al menos un tercio del diámetro antero posterior del
tórax o aproximadamente 4 cm (nivel de evidencia 4 y 5) 34 ,35 .

La recomendación internacional para los infantes, es de una relación de 15 compresiones por


2 ventilaciones (para 2 reanimadores), con pausa para ventilación cuando no hay control de
vía aérea avanzada, y en forma continua si la hay. A la fecha, la evidencia para establecer una
relación entre compresiones y ventilaciones en infantes y niños es insuficiente. Cuando existe
sólo un reanimador, se recomienda una relación de 30:1 igual que en adultos, para los infantes
y niños.

 Accesos Vasculares y Drogas

No hay mayor cambio en la evidencia respecto a las guías del año 2005. Se enfatiza en el
acceso intraóseo precoz ante la imposibilidad de lograr un acceso venoso en infantes y niños,
y se disminuye el énfasis en la vía traqueal para administrar drogas (nivel de evidencia 4 y
5) 36 . Si s e ha de usar la vía traqueal, para lograr el mismo efecto biológico que con drogas
intravenosas se deben usar dosis hasta 10 veces mayores (nivel de evidencia 5) 37 diluidas en
5 ml de suero fisiológico y seguidas de 5 ventilaciones. No se deben administrar
medicamentos no liposolubles (glucosa, bicarbonato, calcio). Se desconoce cuál es la dosis
óptima de naloxona administrada por el tubo traqueal.

 Desfibrilación
Seleccione las paletas más grandes para tener buen contacto con la pared torácica. Se
desconoce el tamaño ideal, pero debe quedar cierta separación entre las paletas. El tamaño
recomendado es:

 4,5 cm de diámetro para infantes y niños menores de 10 Kg.


 8-12 cm de diámetro para niños mayores de 10 Kg (mayores de 1 año).

El éxito de la descarga aumentaría de 31% a 82% si se aumenta el diámetro de las paletas de


8 x 8 cm a 12 x 12 cm ya que la impedancia transtorácica disminuye si se aumenta el tamaño
de las paletas (nivel de evidencia 5) 38 .

Posición de las paletas: aplique las paletas firmemente sobre el tórax en una posición antero-
lateral. Una paleta bajo la clavícula derecha y otra en la axila izquierda. Si las paletas son
demasiado anchas y existe el riesgo de que por el contacto se forme un arco eléctrico,
entonces deben ubicarse en posición antero posterior, una en el dorso por debajo de la
clavícula izquierda y otra por el frente a la izquierda del esternón. La impedancia
transtorácica no parece depender de la posición de las paletas sino más bien de la superficie
que abarcan, aunque un estudio sugirió que colocar la paleta apical en posición horizontal si
la disminuiría (nivel de evidencia 2 y 5) 39 , 40 .

Fuerza óptima: para disminuir la impedancia transtorácica durante la desfibrilación aplique


una fuerza de aproximadamente 3 Kg para los niños que pesan < 10 Kg y 5 Kg para los niños
mayores. Esto significa que en la práctica las paletas deben estar apoyadas firmemente.

Energía: la energía ideal se desconoce. La dosis inicial pediátrica recomendada para


desfibrilación es de 2-4 J·Kg-1 , y aumentos sucesivos de energía podrían ser seguros y
efectivos (nivel de evid encia 4) 41 .

Actualmente se mantiene la recomendación de usar las paletas más grandes posibles sobre el
pecho del niño sin que éstas se toquen una con otra (nivel de evidencia 5) 42 . En cuanto al
tipo de paletas, tanto las adhesivas como las tradicionales pueden ser usadas en la
reanimación del paro cardiaco pediátrico sin inconvenientes.

Se recomienda usar una descarga única seguida de compresiones por cada ciclo, en vez de
descargas sucesivas o acumulativas, ya que estas interrumpen y disminuyen el tiempo de
masaje cardiaco efectivo (nivel de evidencia 5) 43 , 44 .

En cuanto al uso de amiodarona o lidocaína, no existe evidencia sobre su efectividad en


pediatría para FV refractaria a desfibrilación o para TV sin pulso, sin embargo, ambas pueden
ser utilizadas en estas situaciones tanto en infantes como en niños (nivel de evidencia 5) 45 .

Sobre el uso del desfibrilador automático externo (DEA) en infantes, muchos de estos
aparatos han demostrado distinguir en forma adecuada entre los ritmos desfibrilables y los no-
desfibrilables en infantes y niños. Adicionalmente el miocardio joven podría ser tolerante a
altas dosis de energía, por lo que estos dispositivos podrían ser usados en la población
pediátrica. Si no hay un desfibrilador manual disponible, use un DEA que pueda reconocer
ritmos pediátricos y con atenuador de dosis para los niños entre 1 y 8 años. Si no existe un
DEA con atenuador de dosis, use un DEA estándar con la energía usada en los adultos. Sobre
los 8 años, use el DEA de adultos con las paletas de adultos.

Para el tratamiento de la FV o TV sin pulso extrahospitalaria en infantes, el orden de


preferencia de los equipos de desfibrilación a usar es:

1. Desfibrilador manual.
2. DEA con atenuador de dosis.
3. DEA sin atenuador de dosis.

En la taquicardia ventricular inestable no existe evidencia suficiente que establezca como


superior el tratamiento mediante descarga eléctrica o mediante drogas, ni tampoco entre las
diferentes drogas, en la población pediátrica (nivel de evidencia 5) 46 . Actualmente la
recomendación es la cardioversión sincronizada como primera opción, siendo la segunda
alternativa el uso de amiodarona (nivel de evidencia 4) 47 , 48 .

En la taquicardia supraventricular, el tratamiento de elección es la adenosina tanto en


infantes como en niños (nivel de evidencia 4) 49 , 50 . El verapamilo es una segunda opción
válida para niños mayores, pero no debe ser utilizado de rutina en infantes (nivel de evidencia
2 y 5) 51 , 52 . La procainamida o la amiodarona, pueden ser administradas en infusiones lentas
como una alternativa pa ra la taquicardia supraventricular refractaria (nivel de evidencia
2) 53 .

No existen nuevas evidencias, y por lo tanto nuevas recomendaciones sobre el uso de drogas
durante el PCR.

 Uso de fármacos y otras terapias durante la reanimación

1. Adrenalina: ocupa un lugar en los algoritmos de manejo del PCR con ritmos


desfibrilables y no desfibrilables. Produce vasoconstricción, aumenta la presión
diastólica y aumenta la presión de perfusión coronaria, la contractilidad miocárdica, e
stimula la contracción espontánea y aumenta la frecuencia de FV aumentando la
posibilidad de una desfibrilación exitosa. La dosis habitual es de 10 µg ·Kg  -1 IV, tanto
para la primera dosis como para dosis subsecuentes. La dosis máxima total es de 1 mg
(nive l de evidencia 1, 2, 3 y 5) 54 – 56 . El uso de dosis más altas de adrenalina no está
recomendada ya que no mejora la sobrevida ni el outcome neurológico luego del PCR.
2. Amiodarona: es un inhibidor n o competitivo de los receptores adrenérgicos. Deprime la
conducción en el miocardio, enlentece la conducción AV, prolonga el intervalo QT y el
período refractario. Debe inyectarse en 10-20 minutos excepto cuando se usa en el
tratamiento de la FV/TV sin pul so refractaria. Los efectos adversos son hipotensión,
bradicardia y TV polimórfica.
3. Vasopresina: el uso de vasopresina (o su análogo terlipresina) no se recomiendan en el
paro pediátrico por carecer de evidencia que lo avale en este contexto (nivel de evid
encia 1, 3, 4 y 5) 57 – 59 .
4. Calcio: tampoco hay evidencia que demuestre mejor sobrevida o
mejor outcome  neurológico ante el uso rutinario de calcio. Se reserva su uso en los
casos de hipocalcemia d ocumentada, hipermagnesemia/hiperkalemia o sobredosis de
bloqueadores de canales de calcio (nivel de evidencia 2 y 5) 60 , 61 .
5. Glucosa: los datos extraídos de estudios en neonatos, niños y adultos indican que tanto
la hipoglicemia como la hiperglicemia se asocian con mal outcome luego de un PCR. Es
incierto si es meramente una asociación o si existe causalidad. Se recomienda:
chequear el nivel plasmático de glucosa en todo niño en PCR y post resucitación, no
administrar soluciones glucosadas a menos que exista una hipoglicemia documentada.
No se recomienda el manejo estricto de la glicemia ya que no ha mejorado la sobrevida
y sí ha aumentado la incidencia de hipoglicemia en RN, niños y adultos.
6. Magnesio: no existe evidencia que recomiende su uso en forma rutinaria en el PCR.
Sólo está indicado en el manejo de la torsade de pointes y en la hipomagnesemia
documentada.
7. Bicarbonato de sodio: no existe evidencia que apoye el uso rutinario de bicarbonato
durante la reanimación y la recuperación de la circulación espontánea. La cantidad
excesiva de bicarbonato altera la oxigenación tisular, produce hipokalemia,
hipernatremia, hiperosmolaridad e inactiva las catecolaminas. Su uso está reservado en
los casos de PCR prolongado con acidosis metabólica severa, inestabilidad
hemodinámica e hiperkalemia persistente o en el caso de intoxicación por
antidepresivos tricíclicos.
8. Lidocaína: menos efectiva que la amiodarona en el tratamiento de la FV refractaria y la
TV sin pulso en el niño y por lo tanto no es el tratamiento de primera línea.
9. Procainamida: enlentece la conducción intrauricular y prolonga el intervalo QRS y QT.
Puede usarse en la taquicardia supraventricular o TV resistente a otro tratamiento en
niño hemodinámicamente estable. Debe ser usada con cautela ya que es potente
vasodilatador.
10. Atropina: el uso de atropina en el PCR intrahospitalario pediátrico tiene evidencia
controversial. Se recomienda s u uso en aquellos cuadros de bradicardia por aumento
en el tono vagal o en toxicidad por drogas colinérgicas. No hay evidencia que apoye su
uso rutinario (nivel de evidencia 3, 4 y 5) 62 , 63 . El c álculo de la dosis inicial sigue
siendo motivo de debate. En niños no obesos el cálculo se hace mediante el peso real, y
en aquellos obesos mediante el peso ideal. Cuando no se tiene peso real, los métodos
de determinación de peso mediante sistemas basados en la talla son más precisos que
aquellos basados en la edad o en la mera observación. Las dosis subsecuentes se
realizan tomando en cuenta los efectos clínicos observados y la toxicidad (Nivel de
evidencia 5) 64 . La dosis re comendada de atropina es de 0,01 mg·kg -1. Dosis menores
pueden causar bradicardia paradojal. Para el manejo de la bradicardia con baja
perfusión que no responde a la ventilación y oxigenación, la droga de primera línea es la
adrenalina y no la atropina.
11. So porte Cardiaco Extracorpóreo (Extracorporeal Life Support): la evidencia que
respalda el uso de otras terapias, como el soporte cardiaco extracorpóreo, ha ido en
aumento. Al igual que en los adultos, se reserva esta alternativa para aquellos casos
autolimi tados o tratables, o aquellos pacientes candidatos a trasplante. Se recomienda
el apoyo extracorpóreo sólo en casos reservados, en ambientes altamente
supervisados, con protocolos y equipos capacitados (nivel de evidencia 2 y 4) 65 , 66 .

 Cuidados post-resucitación

La hipotermia central 32-34ºC puede ser beneficiosa. La hipotermia leve es aceptablemente


segura en los adultos y los neonatos. (nivel de evidencia 5) 67 ,68 . El niño que recupera
circulación espontánea pero que sigue comatoso luego del PCR puede beneficiarse de la
hipotermia a 32-34ºC por al menos 24 horas. El niño reanimado no debe ser calentado en
forma activa a menos que la temperatura central llegue a 32ºC. Luego del período de
hipotermia, recaliente al niño en forma gradual a 0,25-0,5ºC por hora.

No hay estudios que evalúen el rol de las drogas vasoactivas en la post reanimación. Estudios
en animales y estudios aislados en niños post cirugía cardiaca que presentan bajo gasto
cardiaco, muestran una mejoría hemodinámica con algunos vasoactivos (dobutamina,
milrinona, levosimendan) por lo que sería razonable administrarlos en el período posterior a la
reanimación (nivel de evidencia 5) 69 , 70 .

No hay evidencia que apoye o refute alguna estrategia específica sobre el manejo de la
glucosa en la post reanimación, aunque existe asociación entre hiper e hipoglicemia y
peor outcome a largo plazo. No hay evidencia que muestre que el tratamiento de estas dos
situaciones mejore el outcome. La asociación de hipoglicemia con hipoxia e isquemia, sin
embargo, ha mostrado mayor mortalidad en niños críticamente enfermos (nivel de evidencia 1
y 5) 70 ,71 .

 Situaciones especiales
1. Trauma: el PCR en el contexto de trauma mayor presenta una elevada mortalidad en
niños, sin embargo no es posible con la evidencia actual recomendar alguna
modificación a la reanimación estándar que eleve la sobrevida (nivel de evidencia 2, 4 y
5) 72 –74 .
2. Hipertensión pulmonar: se recomienda seguir los protocolos estándar de manejo del
PCR con énfasis en el uso de FiO2 altas, alcalosis/hiperventilación, uso de óxido nítrico
(NO) inhalado, prostaciclina en aerosol, que han mostrado una efectiva disminución en
la resistencia vascular pulmonar (nivel de evidencia 5) 75 .

Soporte vital básico


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La asistencia adecuada y precoz puede reducir ampliamente la elevada tasa bruta de mortalidad asociada a emergencias
prehospitalarias.1

El soporte vital básico (SVB) o reanimación cardiopulmonar básica (RCPB) es un nivel de


atención indicado para los pacientes con enfermedades o lesiones que amenazan la vida, aplicados
hasta que el paciente reciba atención médica completa. Puede suministrarse por personal médico
capacitado, incluyendo técnicos en emergencias sanitarias y por personas que hayan recibido
formación sobre el SVB. Por lo general el SVB se utiliza en situaciones de emergencia
prehospitalarias y puede suministrarse sin equipos médicos.
Muchos países tienen directrices sobre cómo proporcionar el soporte vital básico que son formuladas
por organismos profesionales médicos en esos países. Las directrices describen algoritmos para el
abordaje de una serie de trastornos, incluyendo la parada cardiorrespiratoria, asfixia y ahogamientos.
El SVB no suele incluir el uso de fármacos o maniobras invasivas y puede ser contrastado con la
prestación del soporte vital avanzado (SVA). La mayoría de los ciudadanos legos (no profesional de
salud) pueden dominar las habilidades del SVB después de asistir a un curso breve. Por lo general, la
Cruz Roja, los bomberos y policías son quienes deben ser certificados en el SVB. Estas medidas son
inmensamente útiles para muchas otras profesiones, tales como los empleados de escuelas infantiles,
profesores y personal de seguridad o aerolíneas. 2
La incidencia del paro cardíaco oscila del 0,4–2% del total de los pacientes hospitalizados. En
España, extrapolando las cifras descritas en otros países de muertes por parada
cardiorrespiratoria (PCR) solo hospitalarias y subsidiarias de reanimación y teniendo en cuenta el
número de ingresos hospitalarios anuales (5.100.930 pacientes según los datos del 2005 del
Ministerio de Sanidad y Consumo), podría estimarse que supera la cifra de 19.000 al año. La
magnitud del problema desde el punto de vista de la salud pública es tal, que el número de muertos
asociados supera ampliamente al generado por los accidentes de tráfico. 3
La probabilidad de sobrevivirá una parada cardiorrespiratoria es baja. Se realizan pocos intentos de
reanimación antes de la llegada de la ambulancia. Un ritmo desfibrilable, edades inferiores a 65 años,
el inicio precoz de la reanimación y la localización fuera del domicilio se asocian a mayor
supervivencia. Deben crearse estrategias dirigidas a disminuir los intervalos de respuesta e instruirá la
población en reanimación básica. 4

Índice

 1Definición de RCP Básica en Pediatría


 2Cadena de supervivencia
o 2.1La Cadena de Supervivencia en el adulto (mayores de 8 años)
o 2.2La Cadena de Supervivencia en el niño (menores de 8 años)
 3Secuencia en la RCP básica
o 3.1Valoración del nivel de conciencia
o 3.2Valoración de la ventilación
o 3.3Comprobar si existe pulso carotídeo
o 3.4Maniobras de reanimación cardiopulmonar
o 3.5Manejo
 3.5.1Generalidades
o 3.6Masaje Cardíaco
o 3.7Desfibrilación
o 3.8Adrenalina
o 3.9Antiarrítmicos
 4Ambulancia de Soporte Vital Básico (SVB)
o 4.1Dotación Personal
o 4.2Dotación material
 5Véase también
 6Notas
 7Referencias

Definición de RCP Básica en Pediatría[editar]


La RCPB es el conjunto de maniobras que permiten identificar si un niño está en PCR, y realizar una
sustitución de las funciones respiratoria y circulatoria, sin ningún equipamiento específico, hasta que
la víctima pueda recibir un tratamiento más cualificado. La RCP básica hay que iniciarla lo antes
posible (primeros 4 minutos posterior a la parada). Su objetivo fundamental es conseguir la
oxigenación de emergencia para la protección del SNC y otros órganos vitales. 5
La RCPB instrumentalizada es aquella en la que se utilizan dispositivos de barrera o en la que se
realiza ventilación con bolsa autoinflable y mascarilla facial. Es un tipo de RCP que debería ser
conocida por grupos específicos de población general. La desfibrilación semiautomática (DESA), debe
incorporarse en la formación de la RCP básica a la población general. 6

Cadena de supervivencia[editar]
La Cadena de Supervivencia es el conjunto de acciones -sucesivas y coordinadas- que permite salvar
la vida (y mejorar la calidad de la sobrevida) de la persona que es víctima de una emergencia
cardiorrespiratoria. Para que esta cadena sea eficaz, se requiere de eslabones sólidos (acciones
adecuadas) unidos con firmeza (acciones inmediatas y bien coordinadas). Como se detalla más
adelante, la Cadena de Supervivencia del adulto (¨llame primero¨) es diferente a la del niño (¨llame
rápido¨), pero en ambos casos la Reanimación Cardiopulmonar es un eslabón fundamental.
Ventilación en maniquí por un niño

La necesidad de optar por el enfoque ¨llame primero¨ o ¨llame rápido¨ es aplicable únicamente si
usted está solo. Por supuesto, si hay 2 o más personas presentes, una debe llamar al Servicio de
Emergencias Médicas y la otra persona debe iniciar la RCP.
La Cadena de Supervivencia en el adulto (mayores de 8 años) [editar]
En el adulto, la mayoría de los paros cardiorrespiratorios súbitos no traumáticos son de origen
cardíaco y el ritmo cardíaco más común es la fibrilación ventricular. La única forma de transformar
este ritmo potencialmente letal en un ritmo normal es a través de la desfibrilación precoz. Por ello, la
cadena de supervivencia del adulto pone el acento en la desfibrilación inmediata ("llame primero") e
incluye 5 eslabones:

 Llamar: Reconocimiento inmediato del paro cardíaco y pedir ayuda al Servicio de Emergencias

 Reanimar: Reanimación Cardiopulmonar (RCP) precoz con énfasis en las compresiones


torácicas

 Desfibrilar: Aplicar rápidamente el Desfibrilador Externo Automático (DEA)

 Tratar: Otorgando Apoyo Vital Avanzado efectivo

 Monitorizar: Cuidados integrados post-paro cardiaco.


La Cadena de Supervivencia en el niño (menores de 8 años)[editar]
La Cadena de Supervivencia, en el área pediátrica, se basa en la estrategia del funcionamiento
protocolizado y secuencial (“en cadena”), en la que el primer agente (eslabón) es el ciudadano testigo
de la PCR, que debe iniciar inmediatamente la RCPB y avisar a los sistemas de emergencias
médicas; éstos realizarán la reanimación avanzada in situ y trasladarán al paciente al centro
hospitalario, donde, si es preciso, se continuará con la RCP y se aplicarán las medidas de
estabilización y cuidados intensivos posreanimación. La atención al individuo que sufre una PCR es
responsabilidad de todos y sólo con la colaboración y coordinación de todos los “eslabones” (RCPB,
RCPA extrahospitalaria, RCPA hospitalaria y cuidados intensivos) puede lograrse una mejoría en la
supervivencia 7.
La etiología del paro cardiorrespiratorio en lactantes y niños se produce, la mayoría de las veces, por
insuficiencia respiratoria progresiva o por shock. El paro respiratorio (apnea) a menudo precede al
paro cardiaco.8 Por ello, se pone el acento en la RCP inmediata ("llame rápido" tras 2 minutos de
RCP). La cadena de supervivencia pediátrica incluye 5 eslabones:

 Prevenir: Las lesiones o el paro cardiorrespiratorio

 Reanimar: Reanimación Cardiopulmonar (RCP) precoz

 Llamar: pedir ayuda al Servicio de Emergencias tras 2 minutos de RCP

 Tratar: Otorgando Apoyo Vital Avanzado efectivo

 Monitorizar: Cuidados integrados post-paro cardiaco.


Entrenamiento de personal de la policía femenina de Berlín sobre el reconocimiento temprano de una víctima
extrahospitalaria, 1946.

Secuencia en la RCP básica[editar]


 Primero. Conseguir la seguridad del reanimador y del niño/adulto. Es esencial la seguridad del
reanimador y la víctima, pero sólo se debe movilizar al niño/adulto si se encuentra en un lugar
peligroso (para el accidentado y/o el reanimador) o si su situación o posición no son adecuadas en
caso de precisar RCP. 6

 Segundo. Evaluar la gravedad de la situación de la emergencia:

1. Valoración del nivel de conciencia.


2. Valoración de la existencia de ventilación adecuada.
3. Valoración de la existencia de circulación sanguínea.
Valoración del nivel de conciencia[editar]
Sacudir suavemente los hombros de la víctima mientras se pregunta en voz alta: ¿Se encuentra usted
bien?
1. Si responde verbalmente o con movimientos:

 No mover a la víctima, salvo que la posición en la que está comprometa su seguridad.


 Valorar estado general e iniciar si es preciso las actuaciones específicas (taponar hemorragias,
observar peligros, evitar el enfriamiento por contacto directo con el suelo, etc.)
 Solicitar ayuda especializada lo antes posible.
 Revaluar de manera regular mientras llega la ayuda.
2. Si no responde:

 Gritar pidiendo ayuda a las personas más cercanas.


 Realizar la apertura de la vía aérea mediante maniobra de elevación mandibular que permita la
elevación secundaria de la lengua y por tanto la permeabilidad de las vías aéreas en bucofaringe y
nasofaringe (con la víctima en decúbito supino, inclinar la cabeza ligeramente hacia atrás y elevar
la mandíbula sujetando el mentón, maniobra llamada de frente-mentón). Si se sospecha lesión
traumática, se realizará la tracción de la mandíbula hacia arriba con la boca abierta, fijando la
cabeza con la otra mano. Dejar expéditas las vías aéreas retirando cualquier cuerpo extraño que
se visualice en boca u orofaringe, incluidas prótesis dentales móviles.
Valoración de la ventilación[editar]
Escuchar si la víctima respira, sentir el aliento o el movimiento del tórax, ver los movimientos del
tórax. Todo ello por espacio de no menos de 10 segundos antes de presumir que la respiración está
ausente.

1. Si respira normalmente, y no ha habido un traumatismo que lo contraindique, situar a la víctima


en posición lateral de seguridad (decúbito lateral con extremidad superior del mismo lado
flexionada a modo de almohada y extremidad inferior contraria semiflexionada hacia delante).
Solicitar ayuda especializada lo antes posible, mientras esta llega vigilar que la víctima sigue
respirando normalmente.
2. Si no respira o la respiración es dificultosa o ineficaz se debe proceder a realizar ventilación
manual, mandar a alguien a pedir ayuda. Antes de darle ventilación manual, mirar que la vía
aérea sea permeable
Comprobar si existe pulso carotídeo[editar]
Si no se evidencia pulso tras palpación de no menos de 5 segundos o no existen otros signos de
circulación eficaz, se iniciarán maniobras de reanimación cardiopulmonar.
Maniobras de reanimación cardiopulmonar[editar]

 Ventilación manual:
Realizar la maniobra frente-mentón. Si se sospecha lesión traumática del cráneo o la columna,
efectuar maniobra de tracción mandibular. Hacer una inspiración profunda e insuflar el aire por la
boca, la nariz de la víctima, o el estoma en caso de personas traqueotomizadas. Comprobar que el
tórax de la víctima se eleva con las insuflaciones lentas y desciende tras dejar su boca u orificio por el
que se insufla libre. Deberemos intentar conseguir dos insuflaciones efectivas, si ello no es posible,
revisar la boca y orofaringe de la víctima en busca de cuerpos extraños, y la maniobra de apertura de
vías aéreas que estamos empleando. Una frecuencia adecuada podría ser la de 10 insuflaciones de
aire espirado en aproximadamente un minuto, tras las que deberá revalorarse signos de circulación, si
no los hay o tenemos dudas iniciar masaje cardíaco.

 Compresión torácica

El masaje cardíaco externo mediante maniobras vigorosas aplicadas sobre el tórax cerrado debe ser efectuado en forma
oportuna, técnicamente bien realizado y con los medios adecuados de apoyo posterior. 9

Las compresiones torácicas efectivas hacen que la sangre circule hacia los órganos vitales como
el corazón y el cerebro durante la RCP y cuanto mejor sea la técnica de compresión sobre el tórax,
mayor será el flujo sanguíneo que se produce. Para que éstas sean efectivas los reanimadores
comprimen con firmeza y rapidez, a razón de, al menos, 100 veces por minuto para todas las
víctimas, excepto los recién nacidos.10 La víctima debe estar acostado sobre una superficie firme y el
reanimador situado a un lado del sujeto.
Palpar el reborde costal del esternón hasta identificar la apófisis xifoides. A unos dos o tres
centímetros por encima de la misma y siempre situados sobre el tercio distal del esternón, tendremos
el punto que nos servirá de referencia para situar el talón de la mano derecha. Según últimas
recomendaciones (2005), se colocan las manos en el centro del pecho de la víctima, en lugar de
perder más tiempo en utilizar el método de "el borde de las costillas". Situar la mano izquierda encima
de la derecha, entrelazar los dedos y sin que estos toquen el tórax, efectuar presiones manteniendo
los brazos extendidos de manera perpendicular al tronco de la víctima. Las compresiones deben
hacer que el pecho se hunda 5 cm.
Se debe permitir que el pecho recupere completamente su posición normal después de cada
compresión y la compresión y la relajación deben durar el mismo tiempo. Durante el regreso de las
paredes del tórax la sangre vuelve a llenar el corazón. Si el reanimador no permite que el pecho
vuelva a expandirse o vuelva a la posición original después de cada compresión, se reduce el flujo
sanguíneo durante la siguiente compresión, ya que el corazón no se habrá llenado adecuadamente
de sangre. Intente limitar el número de interrupciones de las compresiones torácicas, cada vez que se
interrumpen la sangre deja de circular.
Diversas instituciones internacionales recomiendan una relación compresión-ventilación de 30:2 para
todos los reanimadores únicos y todas las víctimas, excepto recién nacidos,
desde lactantes hasta adultos,10 es decir, después de 30 compresiones, abrir la vía aérea y hacer 2
insuflaciones. Para esto se utilizan diversos elementos de barrera y mejora de la maniobra al abrir
vías, como la cánula y el reanimador orofaríngeo. Volver a buscar el área del esternón y volver a
repetir la secuencia indefinidamente (30:2), sólo se interrumpen las maniobras en caso de que
aparezcan signos de circulación: el paciente respire, se mueva o tosa, o en el caso de que el
reanimador esté extenuado o de que sea relevado por el Sistema Médico de Emergencias. En caso
de que recupere los signos de circulación, el paciente se colocará en posición lateral de seguridad.
Manejo[editar]
Generalidades[editar]
El objetivo inicial de las maniobras de RCP es restablecer la circulación espontánea. Esto se logra
implementando las medidas que nos permitan obtener la mejor presión de perfusión coronaria y
oxigenación. Hecho el diagnóstico de paro, inconsciencia, ausencia de pulso y apnea, es fundamental
establecer el ritmo en el que se encuentra el paciente. Existen cuatro ritmos básicos:
Taquicardia ventricular sin pulso. Fibrilación ventricular. Asistolía. Actividad eléctrica sin pulso. La
importancia de establecer con prontitud el ritmo esta íntimamente ligada a la efectividad de las
medidas y consecuentemente al pronóstico. Los ritmos de mejor pronóstico son la taquicardia
ventricular sin pulso y la fibrilación ventricular. Ambos se manejan igual y en ambos el éxito de la
intervención es inversamente proporcional al tiempo que uno retrase la desfibrilación. Dicho de otra
manera, mientras más precoz sea la desfibrilación, mayor probabilidad de retorno a circulación
espontánea. En un paciente en PCR, nada debe retrasar el diagnóstico del ritmo, ni siquiera el manejo
de la vía aérea.
Masaje Cardíaco[editar]
Como se señaló, con el masaje cardíaco externo, en el mejor de los casos se logra entre un 5 a un
10% del flujo coronario basal. De gran controversia en las últimas décadas ha sido el mecanismo de
flujo que se logra con el masaje. La ecocardiografía transesofágica ha demostrado que con la
compresión externa de los ventrículos se logra el cierre de las válvulas aurículo ventriculares (bomba
cardíaca) sin embargo algunos elementos de la bomba torácica facilitan el flujo cerebral. Se ha
demostrado la existencia de válvulas funcionales en las venas yugulares y subclavias que evitarían la
transmisión de presiones positivas intra torácicas a la circulación cerebral manteniendo una gradiente
de presión arterio-venosa que facilita el flujo anterógrado. Independientemente de cual sea el
mecanismo de flujo y basado en observaciones experimentales, pareciera que la relación óptima para
un ciclo compresión-descompresión es de un 50%, siendo la recomendación actual del Consejo
Europeo de Reanimación la de mantener una frecuencia de 100 masajes por minuto. Indudablemente
que el mejor débito cardíaco y flujo coronario se logra con el masaje cardíaco interno. Este debe
reservarse a situaciones puntuales y en manos de personal bien entrenado. Modelos matemáticos,
con valores que reproducen la fisiología de un paciente adulto de 70kg. sin deformaciones torácicas,
permiten estimar que el débito cardíaco generado por el masaje cardíaco a tórax cerrado es de
aproximadamente 1,3L/min y 25mmHg de presión de perfusión sistémica, mientras que la compresión
y descompresión activas (Cardiopump AMBU) más el masaje abdominal interpuesto genera 3,1L/min
y 58mmHg.
Desfibrilación[editar]
Los monitores desfibriladores actuales, tienen todos la secuencia 1-2-3 claramente especificada:
1= encendido 2= seleccionar la dosis de carga 3= descarga de dosis seleccionada.
El operador maneja la derivación con las paletas inicialmente. Automáticamente se enciende en NO
SINCRONIZADO para desfibrilar y que en caso de cardioversión eléctrica debe sincronizarse. El
dispositivo de sensibilidad permite aumentar o disminuir la amplitud del registro. (Útil cuando se quiere
diferenciar entre una fibrilación ventricular fina y una asistolía) Sea sensible con la piel del paciente y
generoso con el gel. Antes de desfibrilar ordene al resto del equipo que se aleje del paciente. Es la
medida más efectiva para reanimar un paciente en taquicardia ventricular sin pulso o fibrilación
ventricular. Úselo. Vías de Administración de Drogas
La vía de elección es la vía venosa. Si se dispone de un acceso venoso central, este es de elección
por la rápida llegada de las drogas al corazón. Si el acceso es periférico, las drogas deben ser
"empujadas" con 20 cc de solución fisiológica y el brazo levantado. No usar vías venosas por debajo
del diafragma. Ha habido resultados contradictorios con la vía endobronquial pero en general debe
usarse de 2 a 2.5 veces la dosis endovenosa y diluidas en 10 a 20 ml de solución salina. Algunos
autores continúan preconizando la vía intra cardíaca, pero las complicaciones potenciales de esta
técnica ( taponamiento cardíaco, laceración coronaria, necrosis miocárdica y neumotórax) sumado a
la necesidad de suspender el masaje mientras se aplica, la contraindican.
Adrenalina[editar]
La epinefrina es una catecolamina endógena con efecto alfa y beta adrenérgico. Es considerada la
droga vasoactiva de elección en el paro cardíaco. Varios trabajos experimentales han comparado la
epinefrina con otras drogas agonistas "puras" como la fenilefrina, methoxamine y últimamente la
vasopresina no observándose mayor diferencia. En los últimos años la dosis de epinefrina de 1mg
cada 3-5 minutos ha sido cuestionada. Esta dosificación data de 1963, de las observaciones
experimentales y clínicas de Pearson y Redding, en que la mayoría de sus pacientes en fibrilación
ventricular, adultos y niños, eran resucitados con dosis de 1mg.
En una reunión de Consenso de la American Heart Association en 1992, con la evidencia disponible
se concluyó:
La mortalidad es alta a pesar de la dosis de epinefrina La mayoría de los pacientes que sobrevivieron
respondieron a la desfibrilación y por lo tanto no recibieron epinefrina. No se objetivaron efectos
deletéreos de las dosis elevadas de epinefrina. Por lo tanto se recomienda una dosis de 1mg cada 3-5
minutos y se sugiere considerar como candidatos para dosis altas ( 5mg o 0,1mg/kg) a aquellos
pacientes en los que el régimen estándar fracase.
Antiarrítmicos[editar]
El Consejo Europeo de Resucitación considera que los antiarrítmicos tienen un uso limitado. En
relación con la lidocaína, consideran que puede aumentar tanto el umbral como la energía necesaria
para una desfibrilación exitosa, asociándose además a un aumento significativo de las asistolías post
desfibrilación. Concluyen también que los otros antiarrítmicos como los beta bloqueadores,
amiodarona y bretylium, si bien podrían tener efectos teóricos benéficos, no existe suficiente evidencia
clínica que avale su uso rutinario.
La AHA(American Heart Association) continúa considerando a la lidocaína y al bretylium como drogas
IIa, es decir drogas aceptables, probablemente útiles. Fundamentan esta recomendación en varios
trabajos clínicos y experimentales. Quizás uno de los argumentos de mayor peso, sea el hecho de
que algunos episodios de aparente fibrilación ventricular refractaria, sean la representación más bien
de una rápida recurrencia de la arritmia antes que una persistencia de la misma. Se recomienda usar
la lidocaína en un bolo inicial de 1,5mg/kg. Repitiendo cada 3-5 minutos hasta una dosis total de
3mg/kg.
El ARREST Trial (Amiodarone in the Out-of-hospital Resuscitation of Refractory Sustained Ventricular
Tachyarrythmias) publicado a fines de este del presente año, randomizó 504 pacientes con PCR en
taquicardia ventricular o fibrilación ventricular que no respondieron a tres desfibrilaciones, a
Amiodarona 300 mg. o placebo. Los resultados demostraron:
Mayor sobrevida en el grupo tratado con amiodarona. El uso precoz de la amiodarona producía mejor
respuesta. El 50% de los que sobrevivieron no quedaron con déficit neurológico. Atropina
Se piensa que durante el paro existe un tono parasimpático elevado como consecuencia de la
estimulación vagal producida por la intubación, la hipoxia y acidosis del cuerpo carotídeo. La atropina
es el tratamiento de elección en la bradicardia sintomática a dosis de 0,5mg cada 5 minutos según
necesidad. Bloquea la acción de la acetil-colina sobre los nodos sinusal y A-V, aumentando la
frecuencia cardíaca y la conducción A-V. La asistolía es una arritmia casi siempre fatal y pareciera
que la atropina tendría un valor limitado en este contexto. La recomendación es no pasarse de la
máxima dosis vagolítica de 3mg o de 0,04mg/Kg. El protocolo de manejo de asistolía que a
continuación presentaremos recomienda en el adulto una dosis única inicial de 3mg.

Ambulancia de Soporte Vital Básico (SVB)[editar]


El concepto de Soporte Vital Básico (SVB) se usa también en el ámbito de las emergencias
sanitarias. Una ambulancia de soporte vital básico (o de tipo B según la clasificación actual de
vehículos sanitarios) es aquella que, en términos generales, atiende las emergencias de menor
gravedad, o dicho de otra manera, aquellas emergencias que en principio no requieren asistencia
médica.11 12
Dotación Personal[editar]
El personal de este tipo de ambulancias es no facultativo.

 2 Técnico en Emergencias Sanitarias


Éstas ambulancias, en casos puntuales, pueden equiparse con un EAP (Equipo de Atención
Primaria), el cual estará formado por médico y enfermer@, pasando así a ser un SVA (Soporte Vital
Avanzado).
Dotación material[editar]
Éstas ambulancias tienen un equipo material suficiente para atender en primera instancia las
urgencias y emergencias sanitarias, pudiendo cambiar el tipo de material según la Comunidad
Autónoma a la que pertenece. Principalmente tiene:

 Maletines de primera intervención.


 Desfibrilador Externo Semiautomático (DESA).
 Material de inmovilización para traumatismos.
 Oxigenoterapia.
 Medicación.nota 1

Introducción

Las maniobras de reanimación cardiopulmonar, que fueron descritas en 1960, han llegado hasta hoy en día con variaciones, incluso
con importantes discrepancias entre las diferentes organizaciones científicas que las propugnan y difunden (muy numerosas, pero de
especial peso la  American Heart Association -AHA- y la  European Council Resuscitation -ERC-). Esto motivó la creación
del International Liaison Committee on Resuscitation  (ILCOR), que abogó en su conferencia de 2000 por conseguir unas
recomendaciones unificadas y basadas en el respaldo de la evidencia científica.

Como primeros y principales acuerdos tomados en aquel momento para sus recomendaciones se hacía referencia a los siguientes:

 Se clasificaron las medidas terapéuticas por evidencia en:


o Clase I: recomendación alta. Es beneficioso.
o Clase IIa: recomendación moderada. Razonable y tal vez beneficioso.
o Clase IIb: recomendación baja. Beneficios discutidos.
o Clase III: no recomendable. Potencialmente dañino.

Más adelante se verá cómo ha quedado esta clasificación en sus últimas recomendaciones.

 La activación de los servicios de emergencias médicas será conforme a lo que permita el desarrollo de los sistemas de
emergencia en los diferentes países. En Europa se recomienda que los reanimadores activen en primer lugar los servicios de
emergencias médicas ante un adulto o niño mayor de 8 años inconscientes. Existen algunas excepciones en las que se hará
después del inicio de la reanimación cardiopulmonar (RCP) en adultos víctimas de ahogamiento, trauma y sobredosis por
drogas o en niños menores de 8 años. Si hay dos reanimadores, el primero iniciará RCP y el segundo activará los servicios de
emergencias médicas.
 Se produjeron cambios en la ventilación de salvamento y con reanimador manual  de modo que los volúmenes y tiempos
ventilatorios en boca/mascarilla o ventilación con reanimador  manual se podrían concretar en los siguientes: sin oxígeno
suplementario el volumen de aire en cada ventilación tiene que ser de 10 ml/kg (700 a 1.000 ml) durante dos segundos (clase
IIa); con oxígeno en concentración superior al 40% el volumen en cada ventilación tiene que ser de 6 o 7 ml/kg (400 a 600 ml)
durante uno o dos segundos (clase IIb).
 Se aceptó el uso de dispositivos de apertura de vía aérea cuando los reanimadores estén entrenados en su uso (mascarilla
laríngea, Combitube®, etc.) (clase IIb).
 Se discutió ampliamente la dificultad de palpar el pulso central en aquellas personas no entrenadas o con poca práctica, por lo
que la señal para iniciar el masaje cardiaco o, en su caso, aplicar el desfibrilador automático externo ha venido evolucionando
y será la ausencia de signos de circulación (respiración normal, tos o movimiento). Los reanimadores cualificados han de
palpar el pulso, además de valorar signos de circulación.
 En aquel momento (hoy han variado como se verá más adelante) se establecieron como principales características del masaje
cardiaco el que las compresiones en el adulto serán aproximadamente con una frecuencia de 100 por minuto (clase IIb). Si se
actúa conforme a recomendaciones anteriores, la relación 15:2 produce 50 o 64 compresiones a lo largo de un minuto, igual
que la alcanzada por la relación 5:1. Sin embargo, no había que olvidar que otro concepto crucial es la perfusión coronaria
obtenida, que es superior con quince compresiones ininterrumpidas que con cinco. Esta razón hacía que se recomendara la
relación 15:2 tanto para uno como para dos reanimadores en tanto se consigue una vía aérea segura. Esta recomendación era
válida tanto para la población como para el personal sanitario. Cuando la vía aérea está aislada y permeable por cualquier
método se continuará con un ritmo asincrónico de 5:1.
 Existían situaciones en las que al reanimador le resulta imposible realizar el boca-boca y cuando se dan instrucciones
telefónicas a una persona sin experiencia en las que se recomiendan compresiones torácicas aisladas en RCP ante la
evidencia de que los intentos aislados de respirar habían demostrado que casi pueden mantener un volumen minuto
adecuado, al igual que la PaCO2  y PaO2 y dado que el volumen de sangre que bombea el corazón durante las compresiones
torácicas es solamente el 25% del normal, lo que reduce las necesidades de ventilación para mantener una correcta relación
entre el oxígeno que llega a los alvéolos y el que pasa a los capilares.
 No se recomendaba la búsqueda y verificación de cuerpos extraños en la vía aérea que la obstruyan en una víctima
inconsciente. Si se encuentra a una persona inconsciente y se sospecha esta situación, se deberá iniciar la secuencia de RCP.
Cuando se vayan a acometer las ventilaciones, se tendrá que verificar la presencia de cuerpos extraños en la boca y
extraerlos.

El rápido inicio de las maniobras de RCP es el mejor tratamiento para la parada cardiaca en tanto se puede realizar la desfibrilación
automática externa y el soporte vital avanzado (SVA), ya que estas maniobras previenen que la fibrilación ventricular degenere en
asistolia, incremente el éxito de la desfibrilación, contribuye a preservar el cerebro y asegura un número significativo de supervivencias.

Por último, ya entonces se empezó a afirmar que los sistemas de salud han de permitir que la población disponga de desfibriladores
automáticos externos en lugares públicos.

Las fases de la RCP en pediatría son similares a las del adulto y con los mismos objetivos, si bien hay que resaltar que en los niños se
recomienda instaurar RCP básica durante al menos un minuto antes de activar el sistema de emergencia debido a las diferentes
causas y mecanismos de producción de la PCR del niño (asfixia en primer lugar) con respecto al adulto (fibrilación ventricular). Se
desarrollará siguiendo los pasos marcados en el algoritmo de la Figura 2.
Por sus peculiaridades anatomofisiológicas se diferencian las maniobras de reanimación en los siguientes grupos de edades (Cuadro
2):

 Niño: edad comprendida entre 1 y 8 años.


 Lactante: primer año de vida.
 Recién nacido (RN): primer mes de vida.
Reanimación cardiopulmonar básica en lactantes y niños
Comprende las diversas maniobras que han de aplicarse para realizar una RCP adecuada sin usar equipamiento. Su objetivo
fundamental es conseguir oxigenación de emergencia para protección del SNC y otros órganos vitales.

Valorar el estado de consciencia


Al paciente pediátrico se le estimulará cuidadosamente, recomendándose los estímulos táctiles (pequeñas sacudidas, etc.), hablándole
en voz alta, etc. Ante la sospecha de lesión cervical se evitará moverlo intempestivamente.

Niño consciente

Si el niño responde con la voz o con movimientos (paciente consciente), se dejará en la posición en que se haya encontrado (siempre
que no sea peligroso), se pedirá ayuda inmediatamente a alguien cercano y se iniciará la evaluación secundaria, moviendo lo menos
posible al afectado para evitar el agravamiento de posibles lesiones o alteraciones existentes. Se controlarán periódicamente las
constantes vitales de la víctima. Se puede alertar a los servicios de emergencias médicas si se cree necesario.

Niño inconsciente

En caso de no haber obtenido respuesta (paciente inconsciente), se gritará pidiendo ayuda a alguien cercano y se iniciarán de
inmediato las maniobras de reanimación; no hay que perder tiempo en la solicitud de ayuda, pues en lactantes y niños muchas veces
lo único que puede ser necesario es la apertura de la vía aérea, para evitar así la parada cardiaca.

Gritar pidiendo ayuda


Cualquier persona de alrededor podrá ayudar para realizar técnicas, hacer llamadas o dar cualquier tipo de soporte o apoyo necesario.
A veces dicha ayuda será posiblemente muy básica, pero frecuentemente necesaria.

Abrir la vía aérea


Si es posible, se intentará en la posición en que se haya encontrado; si no, se colocará en decúbito supino. Para la apertura de la vía
aérea en pediatría siguen siendo recomendadas las siguientes maniobras:
 Frente-mentón: la extensión cervical así conseguida será moderada en niños pequeños y neutra en lactantes. El occipucio
prominente del niño predispone a ligera extensión del cuello cuando se le coloca en una superficie plana, por lo que habrá que
asegurar que se mantenga en posición neutra (Imagen 13).
 En caso de traumatismo craneal y/o sospecha de lesión de columna cervical, son de elección el avance de mandíbula y la triple
maniobra modificada.

Determinar si el niño respira


Una vez abierta la vía aérea y garantizándola en todo momento, se deberá comprobar la ausencia/presencia de respiración espontánea.

Para ello hay que mirar, sentir y escuchar acercando la mejilla a la boca del paciente para sentir y oír el aire exhalado. Esta acción se
llevará a cabo durante diez segundos antes de decidir si la respiración está ausente.

El niño respira

En ese caso se le colocará en decúbito lateral y se verificarán frecuentemente las constantes vitales.

El niño no respira

Se retirarán cuidadosamente cuerpos extraños de la boca y se iniciará la ventilación:

 Ventilación boca a boca-nariz en RN y lactantes.


 Ventilación boca a boca en niños.

Se darán cinco ventilaciones observando que el pecho del niño se eleva; cada una de ellas tendrá una duración comprendida entre 1-
1,5 segundos.

Para una adecuada ventilación habrá que adaptarse a cada niño, ya que existen diferencias de volumen y presión de insuflación. Los
volúmenes con los que se ventilará serán variables según la edad. El reanimador observará la movilización del tórax sin que esta sea
excesiva, lo que produciría distensión gástrica. En los niños se soplará suavemente y en los lactantes se insuflará solamente a
bocanadas. En los lactantes, debido a la estrechez de las vías aéreas, puede ser necesario efectuar una presión relativamente alta para
conseguir la entrada de un volumen de aire que dé una expansión torácica adecuada.

Si hay dificultad para conseguir ventilar con efectividad, se volverá a comprobar la existencia de cuerpos extraños en la boca del niño, a
hacer la apertura de la vía aérea y se repetirán los cinco intentos de ventilación de los que por lo menos dos serán efectivos; ante un
nuevo fracaso (el tórax no se eleva nada o muy poco) se realizará la secuencia de desobstrucción de la vía aérea.

Verificar signos de circulación


Los signos de circulación incluyen cualquier movimiento, tos o respiración normal (las respiraciones agónicas, esporádicas o irregulares
no son respiraciones normales) que haga la víctima. Si se comprueba la existencia de pulso arterial, no se debe hacer durante más de
10 segundos. La palpación del pulso es poco fiable y, por lo tanto, es el aspecto general del niño lo que debe servir de guía para decidir
si se precisan compresiones torácicas. Si no hay signos vitales, se deben empezar las compresiones torácicas. La comprobación del
pulso se realiza palpando el pulso braquial en lactantes (< 1 año de vida). Se localizará en el lado interno de la extremidad superior,
entre el codo y el hombro, poniendo un dedo en forma de gancho sobre esta zona con el brazo del niño en abducción y rotación
externa. El pulso femoral es una alternativa para esta edad. En niños se localizará el pulso carotídeo.

Compresiones torácicas en el niño


Si no hay signos de vida, se comenzarán las compresiones torácicas, coordinándolas con las ventilaciones a un ritmo de 15
compresiones por dos ventilaciones.

La zona y el método de masaje variará según la edad; en lactantes se recomienda hacer la compresión con los dedos medios y anular
(localizados longitudinalmente en el esternón) a un dedo por debajo de la línea intermamilar (Imagen 14).

En niños se efectuará compresión esternal con la base de una sola mano, en la misma posición que en el adulto. En niños mayores, si
se aprecia que la fuerza de compresión no es suficiente, se realizará como en el adulto.

La fuerza de compresión será suficiente para producir una depresión esternal de 1/3 del diámetro anteroposterior del tórax del lactante o
unos 4 cm en el lactante, o 5 cm en el niño mayor. La compresión durará el 50% del ciclo. La frecuencia de las compresiones
actualmente recomendada en lactantes y niños es de 100-120 por minuto.

Solicitar ayuda al sistema de emergencia


Tras realizar RCP durante un minuto, si se está fuera del hospital, se solicitará ayuda al sistema de emergencias médicas y se
abandonará momentáneamente la reanimación si se está solo. Si no es posible alertar a alguien, se proseguirá ininterrumpidamente
la reanimación.

Obstrucción de la vía aérea por cuerpos extraños


Si el niño está respirando espontáneamente, habrá que estimularle para que tosa y expulse el cuerpo extraño. Si esto es inefectivo y el
niño no respira, se procederá a realizar algunas de las siguientes maniobras.

 Extracción manual: solo se acometerá si el cuerpo extraño es fácil de ver y extraer. La extracción manual a ciegas no se hará
por el riesgo de empujar el cuerpo extraño al interior, lo que causaría una obstrucción mayor.
 Maniobras de expulsión:
o Maniobras de expulsión en lactantes: se colocará al lactante en decúbito prono, apoyado sobre el antebrazo del
profesional, sujetándolo firmemente por la mandíbula con los dedos pulgar e índice, con la cabeza ligeramente
extendida procurando que esté en posición más baja que el tronco. Se golpeará cinco veces con el talón de la otra
mano en la zona interescapular con impulsos moderadamente fuertes (Imagen 15).

Se cambiará al lactante al otro antebrazo, en decúbito supino, sujetándole la cabeza con la mano y en posición más
baja que el tronco. Se efectuarán cinco compresiones torácicas en la misma zona y de forma similar a las cardiacas,
aunque más fuertes y algo más lentas.
Posteriormente, se examinará la boca y se eliminará cualquier cuerpo extraño visible, se harán maniobras de apertura
de la vía aérea y se examinará la efectividad de las respiraciones espontáneas e intentará la ventilación con aire
espirado nuevamente. Si persistiera la obstrucción, se deberá insistir en las maniobras previas las veces que sea
necesario.

o Maniobras de expulsión en niños: las compresiones abdominales serán sustituidas por compresiones torácicas
después del segundo ciclo de golpes interescapulares. Los siguientes ciclos se combinarán con compresiones
torácicas o abdominales alternativamente hasta conseguir la liberación de la vía aérea (Figura 3).
Reanimación cardiopulmonar avanzada en lactantes y niños
La reanimación avanzada comprende el conjunto de medidas que han de aplicarse para el tratamiento definitivo de la parada
cardiorrespiratoria, es decir, hasta el restablecimiento de las funciones respiratoria y cardiaca. La reanimación básica efectiva es un
requisito previo para que tenga éxito la avanzada.

Valoración
Simultáneamente al inicio del SVA, deberá comprobarse el diagnóstico de PCR, circunstancias en que se produjo, causas
desencadenantes, tiempo transcurrido y calidad del SVB efectuado. Con todo ello se decidirá la indicación o no de continuar la RCP.

Monitorización electrocardiográfica
Al igual que en el adulto, dos son las posibilidades que se pueden encontrar en la monitorización: FV/TV y otros ritmos diferentes no
encuadrados como FV/TV entre los que destacan la asistolia y la disociación electromecánica.

La monitorización se realizará con las palas del desfibrilador cuyo tamaño serán:

 Palas grandes (8 a 10 cm de diámetro): niños > 1 año o > 10 kg.


 Palas pequeñas (4,5 cm): niños < 1 año.

La colocación de las palas en el niño será una justo debajo de la clavícula derecha y la otra en la línea axilar anterior izquierda. En
lactantes se situarán en la espalda y el pecho del niño. Las dos primeras descargas serán con un nivel de energía de 2 Jul/kg, las
siguientes de 4 Jul/kg.

Optimización de las medidas de soporte ventilatorio y circulatorio

Cánula orofaríngea

Tipo Guedel, en lactantes y niños pequeños, se introduce con la convexidad hacia arriba ayudándose de un depresor o del
laringoscopio para desplazar la lengua.

Aspiración de secreciones

Empleando sondas de tamaño adecuado. El sistema de aspiración no sobrepasará de 80-120 mmHg.

Ventilación artificial

Antes de la intubación se efectuará ventilación con resucitador manual acoplado a mascarilla. En líneas generales, existen tres
tamaños de balones de reanimación: modelo lactante, con una capacidad de 250 ml; modelo infantil, con una capacidad superior a los
450 ml y modelo adulto, con una capacidad de 1.600 a 2.000 ml. En RCP pediátrica se usan los modelos infantil y adulto, reservándose
el modelo lactante solamente para neonatos. Las mascarillas faciales serán redondas en menores de 6 meses y triangulares en
mayores. Serán transparentes para observar el color de los labios y las posibles regurgitaciones del contenido gástrico.

Las compresiones de la bolsa serán ajustadas para suministrar un volumen que permita movilizar adecuadamente el tórax.

La frecuencia respiratoria variará con la edad:

 30-40 respiraciones por minuto en RN.


 20-25 respiraciones por minuto en lactantes.
 15-20 respiraciones por minuto en niños.

Vías de infusión, fármacos y fluidos

Vías de infusión

 Vía venosa: lo ideal es conseguir una vía venosa adecuada por punción en la flexura del codo, dorso de la mano, dorso del pie
o cuero cabelludo (en lactantes).
 Vía intraósea: vía de infusión alternativa durante la reanimación en pediatría cuando no se consigue un acceso venoso
rápido. Es una vía útil que permite una rapidez de acción similar a la de la vía venosa periférica, permite la administración de
cualquier tipo de fármacos y líquidos, si bien debe considerarse una vía temporal en tanto se obtiene un acceso vascular. La
técnica consiste en puncionar con una aguja especial intraósea o en su defecto de punción lumbar de 16-18 G, introduciéndola
perpendicularmente a 1-3 cm por debajo de la meseta tibial interna.

Fármacos esenciales

 Adrenalina:
o Dosis:
 Dosis inicial: 0,01 mg/kg.
 Dosis posteriores: 0,1 mg/kg (máximo 5 mg).
 Repetir cada tres minutos, si persiste la parada.
o Presentación: 1 amp = 1 ml = 1 mg (dilución 1/1.000).
o Preparación para administración: diluir 1 amp en 9 ml de agua bidestilada (dilución 1/10.000), administrar 0,1 ml/kg de
esta dilución.
 Atropina:
o Dosis:
 Dosificación: 0,02-0,05 mg/kg. Mínima 0,1 mg (0,1 ml).
 Repetir cada cinco minutos si es preciso.
 Dosis total en niños: 1 mg.
 Dosis total en adolescentes: 2 mg.
o Presentación: 1 amp = 1 ml = 1 mg (dilución 1/1.000).
o Preparación para administración: no necesita dilución (Figura 4).
Cómo citar:
Lopez Gonzalez A, Rovira Gil E. Reanimacion cardiopulmonar. En: Rovira Gil E. Urgencias en enfermeria. Vol. I. Serie Cuidados
Avanzados. Madrid: Difusion Avances de Enfermeria (DAE); 2020. p. 151-77.
 
Reanimación cardiopulmonar pediátrica y atención enfermera
postreanimación
Introducción

Las fases de la reanimación cardiopulmonar (RCP) en pediatría son similares a las del adulto y con los mismos objetivos, si bien hay
que resaltar el que en los niños se recomienda instaurar RCP básica durante al menos un minuto antes de activar el sistema de
emergencia, debido a las diferentes causas y mecanismos de producción de la parada cardiorrespiratoria (PCR) del niño (asfixia en
primer lugar) con respecto al adulto (fibrilación ventricular).
Por sus peculiaridades anatomofisiológicas se diferencian las maniobras de reanimación en los siguientes grupos de edades:
•    Niño: edad comprendida entre 1 y 8 años.
•    Lactante: primer año de vida.
•    Recién nacido: primer mes de vida.

Reanimación cardiopulmonar básica en lactantes y niños

Comprende las diversas maniobras que han de aplicarse para efectuar una RCP adecuada sin usar equipamiento. Su objetivo
fundamental es conseguir oxigenación de emergencia para protección del sistema nervioso central (SNC) y otros órganos vitales.

Valorar el estado de consciencia


Al paciente pediátrico se le estimulará cuidadosamente, recomendándose los estímulos táctiles (pequeñas sacudidas, etc.), hablándole
en voz alta, etc. Ante la sospecha de lesión cervical se evitará moverlo intempestivamente.

Niño consciente
Si el niño responde con la voz o con movimiento (paciente consciente) se dejará en la posición en que se haya encontrado (siempre que
no sea peligroso), pedirá ayuda inmediatamente a alguien cercano y se iniciará la evaluación secundaria, moviendo lo menos posible al
afectado para evitar el agravamiento de posibles lesiones o alteraciones existentes. Se controlarán periódicamente las constantes
vitales de la víctima. Se puede alertar a los servicios de emergencias médicas si se cree necesario.

Niño inconsciente
En caso de no haber obtenido respuesta (paciente inconsciente), se gritará pidiendo ayuda a alguien cercano y se iniciarán de
inmediato las maniobras de reanimación. No hay que perder tiempo en la solicitud de ayuda pues en lactantes y niños muchas veces lo
único que puede ser necesario es la apertura de la vía aérea para evitar así la parada cardiaca.

Apertura de vía aérea


Si es posible, se intentará en la posición en que se haya encontrado; si no, se colocará en decúbito supino. Para la apertura de la vía
aérea en pediatría siguen siendo recomendadas las siguientes maniobras:
•    Frente-mentón: la extensión cervical así conseguida ha de ser moderada en niños pequeños y neutra en lactantes. El occipucio
prominente del niño predispone a la ligera extensión del cuello cuando se coloca a este en una superficie plana, por lo que se deberá de
asegurar que se mantenga en posición neutra.
•    Avance de mandíbula y la triple maniobra modificada: son de elección en caso de traumatismo craneal y/o sospecha de lesión de
columna cervical,

Determinar si el niño respira


Una vez abierta la vía aérea y garantizándola en todo momento, se ha de comprobar la ausencia/presencia de respiración espontánea.
Para ello hay que mirar, sentir y escuchar acercando la mejilla a la boca del paciente para sentir y oír  el aire exhalado, mientras se mira
si el tórax se eleva. Esta acción se llevará a cabo durante cinco o diez segundos antes de decidir si la respiración está ausente.
•    Si el niño respira: en ese caso se le colocará en decúbito lateral y se verificarán frecuentemente las constantes vitales.
•    Si el niño no respira: se retirarán cuidadosamente cuerpos extraños de la boca si los hubiera y se iniciará la ventilación:
- Ventilación boca a boca-nariz en recién nacidos y lactantes.
- Ventilación boca a boca en niños.
Se darán cinco ventilaciones observando que el pecho del niño se eleva, cada una de ellas tendrá una duración comprendida entre 1-
1,5 seg.
Para una adecuada ventilación habrá que adaptarse a cada niño, ya que existen diferencias de volumen y presión de insuflación. Los
volúmenes con los que se ventilarán serán variables según la edad. El reanimador observará la movilización del tórax sin que esta sea
excesiva, lo que produciría distensión gástrica. En los niños se insuflará suavemente y en los lactantes solo a bocanadas. En los
lactantes, debido a la estrechez de las vías aéreas, puede ser necesario efectuar una presión relativamente alta para conseguir la
entrada de un volumen de aire que produzca una expansión torácica adecuada.
Si hay dificultad para conseguir ventilar con efectividad se volverá a comprobar la existencia de cuerpos extraños en la boca del niño, a
hacer la apertura de la vía aérea y se repetirán los cinco intentos de ventilación de los que por lo menos dos serán efectivos; ante un
nuevo fracaso (el tórax no se eleva nada o muy poco) se efectuará la secuencia de desobstrucción de la vía aérea.

Verificar signos de circulación


Los signos de circulación incluyen cualquier tipo de movimiento que haga la víctima y la existencia de pulso. Se llevará a cabo palpando
el pulso braquial en lactantes (más de 1 año de vida). Se localizará en el lado interno de la extremidad superior, entre el codo y el
hombro, poniendo un dedo en forma de gancho sobre esta zona con el brazo del niño en abducción y rotación externa. El pulso femoral
es una alternativa para esta edad. En niños se localizará el pulso carotídeo.

Niño con signos de circulación


Si se detectan signos de circulación se continuará con las ventilaciones de salvamento a un ritmo de 12 ventilaciones por minuto hasta
que la víctima pueda respirar por sí misma.
Si comienza a respirar espontáneamente, pero continúa inconsciente, se le situará en decúbito lateral. Se verificará su estado y se
estará atento por si hubiese que volver a iniciar las ventilaciones.  

Niño sin signos de circulación


Si no tiene signos de circulación (en lactantes se incluye un pulso lento, menor de un latido por segundo) o no está seguro de ello, se
iniciará el masaje cardiaco externo. Se combinarán las compresiones con las ventilaciones manteniendo un ritmo de 30:2 en caso de
que los reanimadores no sean sanitarios y de 15:2 si lo son. Para efectuar el masaje cardiaco se colocará al niño sobre plano duro. Es
importante que mientras se efectúe el masaje cardiaco se mantenga la cabeza en posición adecuada para efectuar la ventilación.
La zona y el método del masaje variará según la edad; en lactantes se recomienda hacer la compresión con los dedos medios y anular
(localizados longitudinalmente en el esternón) justo debajo de la línea intermamilar en el tercio inferior del esternón (Imagen 1).

En niños se efectuará compresión esternal con la base de una sola mano, en la misma posición que en el adulto. En niños mayores, si
se aprecia que la fuerza de compresión no es suficiente, se procederá como en el adulto.
La fuerza de compresión será suficiente para producir una depresión esternal de 2 cm en el lactante, 3 cm en el niño pequeño y 4-5 cm
en el niño mayor. La compresión durará el 50% del ciclo. La frecuencia de las compresiones actualmente recomendada en lactantes y
niños es de 100 por minuto. En niños mayores, la secuencia será similar al adulto, 30:2.

Solicitar ayuda al sistema de emergencia


Tras realizar la RCP durante un minuto, si se está fuera del hospital, se solicitará ayuda al sistema de emergencias médicas y se
abandonará momentáneamente la reanimación si se está solo. Si no es posible alertar a nadie, se proseguirá ininterrumpidamente
la reanimación.
Puede emplearse el DEA en niños mayores de un año de edad con una energía comprendida entre 50 y 75 julios.

Obstrucción de la vía aérea por cuerpos extraños


Si el niño está respirando espontáneamente se le deberá estimular para que tosa y expulse el cuerpo extraño. Si esto es inefectivo y el
niño no respira, se procederá a hacer algunas de las siguientes maniobras.
La extracción manual solo se acometerá si el cuerpo extraño es fácil de ver y extraer. La extracción manual a ciegas no ha de llevarse
a cabo por el riesgo de empujar el cuerpo extraño hacia el interior, provocando una obstrucción mayor.

Maniobras de expulsión
Maniobras de expulsión en lactantes: se colocará al lactante en decúbito prono, apoyado sobre el antebrazo, sujetándolo firmemente
por la mandíbula con los dedos pulgar e índice, se mantendrá la cabeza ligeramente extendida procurando que esté en posición más
baja que el tronco. Se golpeará cinco veces con el talón de la otra mano en la zona interescapular con impulsos moderadamente
fuertes. Se cambiará al lactante al otro antebrazo poniéndole en decúbito supino, sujetándole la cabeza con la mano y en posición más
baja que el tronco. Se efectuarán cinco compresiones torácicas en la misma zona y de forma similar a las cardiacas aunque más fuertes
y algo más lentas.
Posteriormente se examinará la boca y se eliminará cualquier cuerpo extraño visible, se harán maniobras de apertura de la vía aérea y
se examinará la efectividad de las respiraciones espontáneas y se intentará la ventilación con aire espirado nuevamente. Si persistiera
la obstrucción se deberá de insistir en las maniobras previas las veces que sea necesario.
Maniobras de expulsión en niños: las compresiones abdominales serán sustituidas por compresiones torácicas después del segundo
ciclo de golpes interescapulares. Los siguientes ciclos se combinarán con compresiones torácicas o abdominales alternativamente
hasta conseguir la liberación de la vía aérea.

Reanimación cardiopulmonar avanzada en lactantes y niños

La reanimación avanzada comprende el conjunto de medidas que han de aplicarse para el tratamiento definitivo de la parada
cardiorrespiratoria, es decir, hasta el restablecimiento de las funciones respiratoria y cardiaca. La reanimación básica efectiva es un
requisito previo para que tenga éxito la avanzada.

Valoración
Simultáneamente al inicio del soporte vital avanzado (SVA), deberá comprobarse: el diagnóstico de PCR, circunstancias en que se
produjo, causas desencadenantes, tiempo transcurrido y calidad del soporte vital básico (SVB) efectuado. Con todo ello se decidirá la
indicación o no de continuar la RCP.

Monitorización electrocardiográfica
Al igual que en adulto, dos son las posibilidades que se pueden encontrar en la monitorización: fibrilación ventricular/taquicardia
ventricular sin pulso (FV/TV sin pulso) y otros ritmos diferentes no encuadrados como FV/TV sin pulso entre los que destacan la
asistolia  y la disociación electromecánica.
La monitorización se efectuará con las palas del desfibrilador cuyo tamaño serán:
•    Palas grandes (8 a 10 cm de diámetro):
- Niños de más de 1 año de vida.
- Niños más de 10 kg de peso.
•    Palas pequeñas: 4,5 cm en niños menores de 1 año.
La colocación de las palas en el niño será una justo debajo de la clavícula derecha y la otra en la línea axilar anterior izquierda. En
lactantes se situarán en la espalda y el pecho del niño. La descarga será con una energía de 4 jul/kg.

Optimización de las medidas de soporte ventilatorio y


circulatorio
Cánula orofaríngea
Tipo Guedel, en lactantes y niños pequeños se introduce con la convexidad hacia arriba ayudándose de un depresor o del laringoscopio
para desplazar la lengua.

Aspiración de secreciones
Empleando sondas de tamaño adecuado. El sistema de aspiración no deberá sobrepasar de 80 a 120 mmHg.

Intubación endotraqueal
Habrá que tener en cuenta que la vía aérea del niño es diferente a la del adulto, la laringe es más estrecha, más corta, más alta, más
anterior y con un ángulo más agudo. La epiglotis es más larga y en forma de “V”.
En los dos primeros años de vida hay un descenso rápido de las estructuras de la vía aérea superior, produciéndose pocos cambios
hasta la pubertad, cuando hay un mayor descenso de la epiglotis y el cricoides. Por estas razones, la utilización de laringoscopios con
hoja recta es la más adecuada en recién nacidos y lactantes.
El calibre de la tráquea es menor, presentando hasta la pubertad su máximo estrechamiento a nivel del cartílago cricoides, mientras en
el adulto este se localiza a nivel de las cuerdas vocales. Por ello, hasta la pubertad, es aconsejable emplear tubos sin balón para
minimizar el daño del cricoides.

Ventilación artificial
Antes de la intubación se efectuará ventilación con resucitador manual acoplado a la mascarilla. En líneas generales existen tres
tamaños de balones de reanimación:
•    Modelo lactante: con una capacidad de 250 ml.
•    Modelo infantil: con una capacidad superior a los 450 ml.
•    Modelo adulto: con una capacidad de 1.600 a 2.000 ml.
En la RCP pediátrica se emplean los modelos infantiles y adultos, reservándose el modelo lactantes solo para neonatos. Las mascarillas
faciales serán redondas en menores de 6 meses y triangulares en mayores. Serán transparentes para observar el color de los labios y
las posibles regurgitaciones del contenido gástrico.
Las compresiones de la bolsa serán ajustadas para suministrar un volumen que permita movilizar adecuadamente el tórax.
La frecuencia respiratoria variará con la edad:
•    30-40 respiraciones por minuto en recién nacido.
•    20-25 respiraciones por minuto en lactantes.
•    15-20 respiraciones por minuto en niños.               

Vías de infusión
•    Por vía venosa: lo ideal es conseguir una vía venosa adecuada por punción en la flexura del codo, dorso de la mano, dorso del pie o
cuero cabelludo (en lactantes).
•    Por vía intraósea: vía de infusión alternativa durante la reanimación en pediatría cuando no se consigue un acceso venoso rápido.
Es una vía útil que permite una rapidez de acción similar a la de la vía venosa periférica, permite la administración de cualquier tipo de
fármacos y líquidos, si bien ha de considerarse una vía temporal en tanto se obtiene un acceso vascular.
    La técnica consiste en puncionar con una aguja  especial intraósea o en su defecto de punción lumbar de 16-18 g, introduciéndola
perpendicularmente a 1-3 cm por debajo de la meseta tibial interna (Imagen 2).  

Fármacos esenciales

Adrenalina

Dosis
•    Dosis inicial: 0,01 mg/kg.
•    Dosis posteriores: 0,1 mg/kg (máximo 5 mg).
•    Repetir cada tres minutos, si persiste la parada.

Presentación:
•    Una ampolla= 1 ml= 1 mg (dilución 1/1.000).
Preparación para administración:
•    Diluir 1 ampolla en 9 ml de agua bidestilada (dilución 1/10.000), administrar 0,1 ml/kg de esta dilución.

Atropina

Dosis
•    Dosificación: 0,02-0,05 mg/kg. Mínima 0,1 mg (0,1 ml).
•    Repetir cada cinco minutos, si es preciso.
•    Dosis total en niños: 1 mg.
•    Dosis total en adolescentes: 2 mg.

Presentación:
•    Una ampolla= 1 ml= 1 mg (dilución 1/1.000).

Preparación para administración:


•    No necesita dilución.

Reanimación cardiopulmonar en el recién nacido

El término reanimación del recién nacido (necesaria en el 2,5-3% de los nacimientos) se emplea en dos sentidos clínicos diferentes. El
primero es la situación de emergencia que ocurre ante una parada respiratoria y/o cardiaca inesperada y que requiere efectuar medidas
estandarizadas de RCP. El segundo se refiere al procedimiento empleado para asistir en el paritorio al recién nacido que puede
presentar algún problema de gravedad variable.
Se pueden considerar cuatro etapas fundamentales:
•    Valoración de la necesidad de iniciar RCP y estabilización inicial (posición, temperatura, vías aéreas y estimulación).
•    Oxigenoterapia y ventilación con bolsa de reanimación.
•    Compresión torácica externa. Intubación.
•    Administración de fármacos y fluidoterapia.
Entre las medidas de reanimación del neonato se incluyen el mantener la habitación a una temperatura próxima a los 25 ºC, situarlo
bajo una fuente de calor radiante y prevenir la importante perdida de calor que sufre a través de su cabeza.

Valoración y estabilización
Valoración de la necesidad de aplicar RCP en el RN

Respiración

Hay que estimular una o dos veces, aspirar y valorar. El llanto es la muestra de una correcta ventilación; también se puede hacer
valorando el ritmo y simetría de los movimientos respiratorios. Si inicia respiraciones correctas, se pasará a valorar la frecuencia
cardiaca (FC).
Si no inicia un ritmo correcto de respiración, está apneico o con gasping, por lo que se procederá a la reanimación respiratoria con
bolsa-mascarilla y/o intubación traqueal.
Por su parte, la frecuencia cardiaca se valorará mediante auscultación en ápex, palpando la base del cordón umbilical o palpando las
arterias braquial o femoral:
•    Si la frecuencia cardiaca es mayor de 100 latidos por minuto (lpm) se continuará con la valoración del neonato.
•    Si la frecuencia cardiaca es menor de 100 lpm y no se recupera con ventilación adecuada, se iniciarán las compresiones torácicas
externas.
En cuanto al color, en el recién nacido solo ha de valorarse la cianosis central, pues la cianosis periférica es corriente en los primeros
minutos de vida.

Estabilización

Se empleará una fuente de calor para prevenir la pérdida de este. Todos los recién nacidos tienen dificultad para mantener una
termorregulación adecuada. La hipotermia será prevenida manteniendo el paritorio templado, colocando al niño bajo calor radiante y
secándolo inmediatamente después del nacimiento con toallas estériles precalentadas.
Posición: se le pondrá en superficie dura, en decúbito supino, y el cuello ligeramente extendido.

Aspiración de secreciones

La succión se hará con suavidad, durante no más de cinco segundos a intervalos en ausencia de meconio, con sondas 10 F (8 F en
prematuros) y con presiones que no excedan de 100 mmHg. Se ha de aspirar primero la boca y luego la nariz.

Estimulación
Durante la estabilización inicial con el secado y la aspiración se produce suficiente estimulación para inducir la respiración efectiva.
Otros métodos son las palmadas suaves en la planta de los pies y frotar la espalda del niño con una compresa templada.

Oxigenación y ventilación
Los procedimientos de estabilización no deben retrasar el inicio de esta etapa; si no tiene respiración espontánea son ineficaces y sobre
todo si la FC es menor de 100 lpm, se efectuará ventilación con balón de reanimación (VPP) con oxígeno al 100%, humidificado y
caliente.
Tras ventilar durante 15 o 30 seg se valorará la frecuencia cardiaca:
•    Si la FC es mayor de 100 lpm se valorará continuar o no, dependiendo de la situación respiratoria.
•    Si la FC es menor de 100 lpm se continuará con la VPP y se pasará a la fase siguiente.

Masaje cardiaco
Está indicado ante:
•    FC menor de 60 lpm al nacer.
•    FC de 60-80 lpm que no se eleva, a pesar de VPP con oxígeno al 100% durante 30 seg.

Técnicas

•    Técnica de los pulgares: se colocan ambas manos abrazando el tórax con los dos pulgares situados en el tercio medio del esternón,
justo por debajo de la línea intermamilar.
   La porción inferior del esternón no ha de ser comprimida debido al daño potencial de los órganos abdominales. No puede ser utilizada
si el niño es grande o las manos de reanimador pequeñas (Imagen 3).

•    Técnica de los dos dedos: se aplica la compresión con los dedos índice y medio sobre el tercio inferior del esternón. Se tienen que
realizar compresiones de 1,5 cm de profundidad y un ritmo de 120 compresiones por minuto.

Intubación
Cabe recordar que las palas del laringoscopio para la intubación infantil son rectas.

Administración de fármacos y fluidoterapia

Vías de infusión

Venas periféricas de la mano, antebrazo, epicraneales y safena a nivel del tobillo:


•    Vena umbilical.
•    Vía intraósea.

Fármacos y fluidos
•    Adrenalina.
•    Atropina.
•    Bicarbonato sódico.
•    Naloxona: para revertir efectos de depresión respiratoria de los narcóticos puestos a la madre desde cuatro horas antes del parto.
Los fluidos estarán indicados solo si se sospecha hipovolemia significativa.

Atención enfermera postreanimación

Diagnósticos enfermeros
Alto riesgo de asfixia, relacionado con la parada respiratoria
Prioridad: actuación ante las vías aéreas artificiales.

Intervenciones
•    Disponer una vía aérea orofaríngea o un dispositivo antimordida para impedir la mordedura del tubo endotraqueal, si procede.
•    Proporcionar una humidificación del 100% al gas/aire inspirado.
•    Inflar el dispositivo endotraqueal/traqueostoma mediante una técnica mínimamente oclusiva o una técnica de fugas mínimas.
•    Mantener inflado el dispositivo con una presión de 15 a 20 mmHg durante la ventilación mecánica y durante y después de la
alimentación.
•    Aspirar la orofaringe y las secreciones de la parte superior del tubo antes de proceder a desinflar el dispositivo.
•    Comprobar la presión del dispositivo cada cuatro u ocho horas durante la espiración.
•    Cambiar las cintas de sujeción del tubo endotraqueal cada 24 h, inspeccionar la piel y la mucosa bucal y mover el tubo al otro lado
de la boca.
•    Auscultar si hay sonidos pulmonares bilaterales después de la inserción y después de cambiar la sujeción del tubo endotraqueal.
•    Marcar la referencia en centímetros en el tubo endotraqueal para comprobar posibles desplazamientos.
•    Minimizar la acción de palanca y la tracción de la vía aérea artificial mediante la suspensión de los tubos del ventilador desde los
soportes superiores, mediante montajes y pivotes giratorios de catéter flexibles y soportando los tubos durante el giro, la aspiración y
desconexión del ventilador.
•    Observar si hay presencia de crepitaciones y roncus en las vía aéreas.
•    Observar si hay descenso del volumen exhalado y aumento de la presión inspiratoria en los pacientes que reciben ventilación
mecánica.
•    Iniciar la aspiración endotraqueal, si está indicado.
•    Aplicar medidas que impidan la extubación espontánea: fijar la vía aérea artificial con cinta, administrar sedación y relajantes
musculares, disponer de sujeción de brazos, etc., si procede.
•    Preparar un equipo de intubación adicional y un ambú en un lugar de fácil disponibilidad.
•    Efectuar una técnica estéril al succionar y proporcionar los cuidados de traqueotomía.

Alto riesgo de lesión relacionado con las maniobras de resucitación


Prioridad: potenciación de la seguridad.

Intervenciones
•    Situar al paciente en el centro de la cama, sobre un plano duro (tabla de dimensiones adecuadas que abarque el tórax y caderas del
paciente).
•    Colocar las extremidades del paciente en posición fisiológica.
•    Al realizar el masaje cardiaco, colocar correctamente las manos.
•    Realizar las compresiones de forma que el tórax se deprima de 4 a 6 cm con cada compresión. Unas presiones superiores pueden
provocar fracturas costales y lesiones de órganos.
•    Antes de la intubación, lubricar el tubo endotraqueal con gel hidrosoluble. En ningún caso utilice vaselina. La vaselina puede producir
atelectasias y pequeñas obstrucciones alveolares.
•    Emplear fiadores de dimensiones no superiores a las del tubo endotraqueal.
•    Fijar el tubo endotraqueal sin hacer excesiva presión y usando un sistema almohadillado.
•    Retirar los objetos punzantes y cortantes de la cama del paciente.
•    Cubrir las palas del desfibrilador con gel, de forma que las recubra totalmente y no se establezca contacto entre ellas (cortocircuito).
•    Asegurarse de que el paciente no lleva parches de nitroglicerina ni se le está perfundiendo.
•    Si el paciente ha de ser trasladado a la unidad de intensivos, acompañarle y asegurarse que el traslado se hace en camilla asistida y
con la disponibilidad del material adecuado y suficiente para garantizar la posibilidad de RCP.

Alto riesgo de aspiración relacionado con la parada respiratoria


Prioridad: el profesional enfermero evitará la aspiración de contenido gástrico o secreciones del paciente.

Intervenciones
•    Aspiración de las vías aéreas:
- Determinar la necesidad de aspiración oral y/o traqueal.
- Auscultar lo sonidos respiratorios antes y después de la aspiración.
- Disponer precauciones universales: guantes, gafas y máscara, si es el caso.
- Abordar una vía aérea nasal para facilitar la aspiración, si procede.
- Hiperoxígenar con oxígeno al 100%.
- Utilizar equipo desechable estéril para cada procedimiento de aspiración traqueal.
- Seleccionar un catéter de aspiración que sea la mitad del diámetro interior del tubo endotraqueal o vía aérea del paciente.
- Disponer la mínima cantidad de aspiración necesaria para extraer la secreciones (80 a 100 mmHg para adultos).
- Observar el estado de oxígeno del paciente y el estado hemodinámico antes, durante y después de la aspiración.
- Aspirar la orofaringe después de terminar la aspiración traqueal.
- Detener la aspiración traqueal y administrar oxígeno suplementario si el paciente experimenta bradicardia, un aumento de la ectopia
ventricular y/o desaturación.
- Variar las técnicas de aspiración en función de la respuesta clínica del paciente.
- Anotar el tipo y cantidad de secreciones obtenidas.
•    Precauciones para evitar la aspiración:
- Vigilar el nivel de consciencia, reflejo de tos y capacidad deglutiva.
- Controlar el estado pulmonar.
- Mantener una vía aérea.
- Disponer del dispositivo traqueal inflado.
- Mantener el equipo de aspiración disponible.
- Comprobar que la vía aérea no se encuentra obstruida por prótesis dentarias, cuerpos extraños, secreciones o contenido gástrico.
- Retirar las prótesis y cuerpos extraños. Aspirar secreciones o contenido gástrico, si fuese necesario.
•    Vigilancia periódica de la situación del tubo:
- Auscultar el tórax después de la intubación.
- Inflar el balón endotraqueal, con una técnica de mínimo volumen oclusivo o de mínima fuga.
- Fijar el tubo endotraqueal.
- Marcar el tubo endotraqueal en la posición de los labios o fosas nasales, utilizando las marcas de centímetros del tubo y registrar.
- Verificar la colocación del tubo con una radiografía de tórax, asegurando la canulación de la traquea  de 2 a 4 cm por encima de la
carina.
•    Oxigenoterapia.

Hipotermia relacionada con la parada cardiorrespiratoria


Prioridad: el profesional enfermero mantendrá al paciente con una temperatura adecuada.

Intervenciones
•    Actuación ante un shock.
•    Control de electrolitos.
•    Control del medio ambiente.
•    Control y seguimiento respiratorio.
•    Oxigenoterapia.
•    Regulación hemodinámica.
•    Vigilancia periódica de los signos vitales.

Ansiedad/temor relacionados con la parada cardiorrespiratoria


Prioridad: el profesional enfermero establecerá un ambiente de tranquilidad y comunicación con el paciente.

Intervenciones
Si no se participa activamente en las maniobras de RCP, y siempre que no se dificulten, hay facilitar el acceso de los familiares a una
zona reservada,  evitar que otros pacientes observen colocando un biombo o cortinas entre las camas y favorecer que se respeten los
derechos a la intimidad y dignidad del paciente. Además hay que procurar:
•    Evitar expresiones verbales relacionadas con la muerte inminente.
•    Evitar maniobras ruidosas o violentas. Mantener la calma y actuar coordinadamente.
•    Informar periódicamente a los familiares, sin mencionar diagnóstico ni pronóstico.
•    Si la reanimación ha tenido éxito y el paciente se ha recuperado, hay que hablar con él, llamarle por su nombre, emplear un tono de
voz suave y un lenguaje sencillo, evitando las preguntas innecesarias, etc. Es necesario usar el tacto, mirarle a los ojos y acercarse a él
para hablarle. Instarle a que exprese sus emociones, sentimientos y dudas. Puede preguntarse si se encuentra bien, si siente dolor,
incomodidad o malestar.
•    Responder de forma veraz a las preguntas del paciente sobre qué le ha sucedido. Usar expresiones tranquilizadoras que no incluyan
el diagnóstico ni el pronóstico.
•    Mantener el entorno de manera ordenada y retire el material que se ha empleado.
•    Cuando el paciente se haya recuperado permitir la entrada de un familiar y explicar a los miembros de la familia que el paciente
necesita estar tranquilo y la forma en que ellos pueden contribuir.

Problemas interdependientes
Deterioro del intercambio gaseoso, asociado a la parada cardiorrespiratoria
Prioridad: el profesional enfermero mantendrá el equilibrio ácido-base del paciente en niveles aceptables.
Intervenciones
•    Regulación del equilibrio ácido-base.
•    Control y seguimiento respiratorio.
•    Control de las vías aéreas.
•    Oxigenoterapia.

Limpieza ineficaz de las vías aéreas asociada a la parada respiratoria


Prioridad: el profesional enfermero vigilará las secreciones las vías aéreas para mantenerlas limpias.

Intervenciones
•    Actuación ante las vía aéreas artificiales.
•    Aspiración de las vía aéreas.
•    Control y seguimiento respiratorio.
•    Control de las vía aéreas.
•    Fisioterapia torácica:
- Determinar si existen contraindicaciones al uso de la fisioterapia torácica.
- Analizar el segmento pulmonar que necesita ser drenado.
- Colocar al paciente con el segmento pulmonar que ha de drenarse en la posición más alta.
- Emplear almohadas para que el paciente se apoye en la posición determinada.
- Practicar percusión con drenaje postural juntando las manos y golpeando la pared torácica en rápida sucesión para producir una serie
de sonidos huecos.
- Estimular la tos durante y después del drenaje postural.
- Practicar vibración torácica junto con el drenaje postural, si resulta oportuno.
- Practicar aerosolterapia, si procede. Usar el nebulizador ultrasónico, si procede.
- Administrar broncodilatadores y/o agentes mucolíticos, si está indicado.
- Controlar la cantidad y tipo de expectoración de los esputos.
- Observar la tolerancia del paciente por medio de la saturación arterial de oxígeno, ritmo y frecuencia respiratoria, ritmo y frecuencia
cardiacos y niveles de comodidad.
•    Inserción y estabilización de vías aéreas:
- Seleccionar el tamaño y tipo correcto de la vía aérea, orofaríngea o nasofaríngea.
- Abordar la vía aérea, asegurándose de que alcanza la base de la lengua, colocando la misma en posición hacia delante.
- Fijar con esparadrapo la vía aérea en su sitio.
- Observar si hay disnea, ronquido o ruido inspiratorio cuando la vía aérea está colocada.
- Cambiar la vía oro/nasofaríngea diariamente e inspeccionar la mucosa.
- Colaborar con el médico para seleccionar el tamaño y tipo correcto de tubo endotraqueal o de traqueotomía.
- Seleccionar vías aéreas con balones de gran volumen y baja presión.
- Ayudar en la inserción del tubo endotraqueal reuniendo el equipo necesario, colocando al paciente, administrando los medicamentos
ordenados y vigilando al paciente por si aparecieran complicaciones durante la inserción.

Alta de enfermería
Son de aplicación todos los generales y además:
•    La ausencia de signos de aspiración.
•    Una vía aérea permeable.
•    La ausencia de lesiones en epiglotis y tráquea.
•    La ausencia de quemaduras.
•    La falta de heridas, lesiones por presión en la comisura de los labios y lengua.
•    La ausencia de fracturas.
•    El mantenimiento de la temperatura corporal por encima de 36 °C.
•    La reducción progresiva de signos y síntomas de ansiedad/temor.

Cómo citar:
Rovira Gil E. Reanimación cardiopulmonar pediátrica y atención enfermera postreanimación. En: Rovira Gil E. Atención de enfermería
en urgencias vitales. Serie Manuales de Formación Continuada. 2ª ed. Madrid: Difusión Avances de Enfermería (DAE); 2017. p. 73-86.
ntroducción

Tanto la anatomofisiología como las patologías que acontecen en las diferentes etapas por las que transcurre la infancia son diferentes
con respecto a las de los adultos, y especialmente cuanto más pequeño es el niño. En el presentecapítulo se va a comprobar que tanto
la causa que produce la alteración como la respuesta del niño a la misma, asícomo los objetivos y las acciones enfermeras, están en
función de la anatomofisiología del sistema y de la edad delpaciente. Un ejemplo claro de ello lo constituyen la vía respiratoria y el
sistema cardiorrespiratorio. Por otra parte,cabe decir de la infancia, con respecto a los adultos, que frente a situaciones similares o
parecidas, y en este caso deenfermedad, sus comportamientos también cambian según la edad.

En otro orden de cosas, dichas situaciones de compromiso para la vida de los niños provocan situaciones de estrésy de angustia tanto
para sus familias como para el personal que las presencia. En el ámbito sociosanitario existe unamayor sensibilización que con el
adulto, no sólo por la muerte que puede acaecer, sino por las graves secuelas quepueden derivar de dichos problemas, difíciles para
las familias y costosos para la sociedad.

Por todo ello, frente a las intervenciones vitales o de la máxima urgencia, las enfermeras deben ser capaces de valorar las posibles
causas desencadenantes y de actuar en cada uno de los momentos según la situación y la edad delpaciente de forma oportuna y
eficaz, así como de enseñar a los padres, a los maestros, a los tutores y a otros lospasos a seguir en caso de peligro.

Reanimación cardiopulmonar básica (rcp-b)


La RCP-B es el conjunto de maniobras que permiten identificar si un niño está en PCR, y realizar una sustitución de las funciones
respiratoria y circulatoria, sin ningún equipamiento específico. También llamado soporte vital básico (SVB). El objetivo fundamental es
conseguir la oxigenación de emergencia para la protección del sistema nervioso central (SNC) y de otros órganos vitales.

Pasos de la RCP-B

La RCP-B consta de una serie de pasos o maniobras que deben realizarse de forma secuencial.

Conseguir la seguridad del reanimador y del niño. Se debe movilizar al niño sólo si se encuentra en un lugar peligroso, tanto para el
accidentado como para el reanimador, o si su situación o su posición no son adecuadas en caso de precisar una RCP.

Comprobar la inconsciencia.  Estimular al niño mediante estímulos táctiles, como pellizcos o sacudidas, o hablándole en voz alta. Ante
la sospecha de un trauma cervical, evitar que la cabeza o el cuello se muevan durante la estimulación.

 Si el niño responde, moviéndose o hablando:


o Dejar en la posición en la que se encuentra, si es segura.
o Comprobar su situación clínica.
o Pedir ayuda si es necesario.
o Controlar su situación periódicamente.
 Si el niño no responde, continuar con los siguientes pasos de la RCP.

Pedir ayuda. Solicitar ayuda a las personas del entorno, pero sin abandonar al niño, ya que las maniobras de reanimación deben
empezar inmediatamente.            

Abrir la vía aérea. Puede conseguirse con las siguientes maniobras:

 Maniobra frente-mentón: se realizará en todos los casos excepto sospecha de trauma cervical.
o Colocar una mano sobre la frente efectuando una extensión del cuello, que debe ser moderada en los niños pequeños
y neutra en los lactantes.
o Levantar el mentón colocando la punta de los dedos de la otra mano debajo del mismo, y evitar cerrar la boca o
empujar los tejidos blandos ya que pueden obstruir la vía aérea (Ver Imagen 5).
 Tracción de la mandíbula o triple maniobra: se realizará en los niños con sospecha de trauma cervical. La maniobra
consiste en tirar hacia arriba de la mandíbula con una mano mientras se sujeta la cabeza con la otra para evitar que la columna
se desplace. Otra posibilidad es efectuar una tracción de la mandíbula hacia arriba y hacia adelante colocando los dedos a
cada lado de la misma y levantando el arco mandibular.Al mismo tiempo se trata de abrir la boca, deprimiendo la barbilla con
los pulgares (triple maniobra).

Comprobar la respiración. Mientras se mantiene una adecuada apertura de la vía aérea, aproximar el oído y la mejilla a la boca del
niño para:

 Observar si hay movimientos torácicos o abdominales.


 Oír si hay ruidos respiratorios.
 Sentir si el aire golpea la mejilla.

Antes de decidir si la respiración está ausente se debe mirar, sentir y oír como máximo durante 10 segundos.
 Si el niño respira se le debe colocar en posición de seguridad, salvo que se trate de un trauma cervical.
 Si el niño no respira:
o Si hay evidencia o sospecha de obstrucción de la vía aérea, se procederá a la desobstrucción de la misma.
o Si no hay obstrucción, continuar con la siguiente fase de la RCP.

© E. Rovira
Imagen 5. Maniobra frente-mentón

Ventilación

 Ventilación boca a boca y nariz, en los recién nacidos y en los lactantes.


 Ventilación boca a boca, pinzando la nariz, en los niños.

Se efectuarán 5 insuflaciones lentas (de 1 a 1,5 segundos) durante las cuales se observa el ascenso y descenso del tórax. Al menos 2
de ellas han de ser efectivas. El reanimador debe coger aire en cada insuflación para mejorar el contenido de oxígeno del aire espirado.
El volumen y la presión de insuflación se deben adaptar a la edad y al tamaño del niño. Se observará el tórax y se intentará suministrar
suficiente volumen como para que se movilice, pero evitando una insuflación excesiva, que tiene el riesgo de provocar un barotrauma
pulmonar o una distensión gástrica.

Para minimizar la distensión gástrica hay que efectuar insuflaciones lentas y mantenidas, y en los lactantes insuflar sólo a bocanadas.

Comprobar los signos vitales. Tras la ventilación hay que comprobar la presencia de signos vitales, tales como pulso arterial central,
movimientos o degluciones, durante un máximo de 10 segundos. La palpación del pulso arterial central se realiza en la arteria braquial
en los lactantes y en la carótida en los niños (Ver Imagen 6):

 Si se siente el pulso, continuar ventilando con una frecuencia de 20-25 insuflaciones por minuto en el lactante y de 15-20 en el
niño mayor, hasta que el niño respire efectivamente por sí mismo.
 Si no se localiza el pulso o si la frecuencia es inferior a 60 latidos por minuto en lactantes:
o Combinar el masaje cardiaco con la ventilación.
o Continuar con la siguiente fase de la RCP.
© E. Rovira
Imagen 6. Pulso braquial

Masaje cardiaco.Para realizar el masaje cardiaco se debe colocar al niño sobre un plano duro. Es conveniente que mientras se lleva a
cabo el masaje se mantenga la cabeza en una posición adecuada para efectuar la ventilación.

 Masaje cardiaco en el lactante: la compresión torácica se realizará colocando los dedos medio y anular longitudinalmente en
el esternón (Ver Imagen 7) o abrazando el tórax con las manos y comprimiendo con los pulgares en el tercio inferior del
esternón.
o Con la punta de los dedos, efectuar una depresión del esternón de aproximadamente 1/3 de la profundidad del tórax.
o La frecuencia del masaje es de 100 veces por minuto, unas 2 compresiones por segundo.
o La relación masaje/ventilación es de 15/2. Las últimas recomendaciones establecen una relación masaje/ventilación,
tanto en el lactante como en el niño pequeño, de 15/2 independientemente de si hay 1 ó 2 reanimadores. Cuando sólo
hay un reanimador, éste puede utilizar una relación de 30/2 para evitar la fatiga (International Liaison, 2005).
 Masaje cardiaco en niños pequeños (de 1 a 8 años): la compresión torácica se realizará con el talón de la mano en el tercio
inferior del esternón, asegurándose de comprimir por encima del apéndice xifoides (Ver Imagen 8).
o Colocar el brazo en posición vertical sobre el tórax del niño y deprimir aproximadamente 1/3 de la profundidad del
mismo.
o Elevar la punta de los dedos para asegurar que la presión no se aplica sobre las costillas.
o La frecuencia del masaje será de aproximadamente 100 por minuto, menos de 2 compresiones por segundo.
o La relación masaje/ventilación es de 15/2.
 Masaje cardiaco en niños mayores (de más de 8 años): la compresión se realizará con las dos manos y mcon los dedos
entrelazados, asegurándose de no comprimir sobre las costillas, en el tercio inferior del esternón.
o Colocar los brazos en posición vertical sobre el tórax y deprimir 1/3 de la profundidad del mismo.
o Pueden ser necesarias las dos manos en los niños mayores de 8 años, o en menores según su tamaño o la fuerza del
reanimador.
o La frecuencia del masaje será de aproximadamente 100 compresiones por minuto.
o La relación masaje/ventilación será de 15/2.

Activar sistemas de emergencia. Cuando hay más de un reanimador, uno de ellos deberá iniciar rápidamente la reanimación,
mientras que el otro solicita ayuda.Si hay sólo un reanimador, éste realizará la RCP durante al menos 1 minuto antes de dejar al
paciente para solicitar ayuda.
© E. Rovira
Imagen 7. Masaje cardiaco en lactantes
 

© E. Rovira
Imagen 8. Masaje cardiaco en niños

Comprobación de la eficacia de la reanimación.Se suspenderán transitoriamente las maniobras cada 2 minutos para comprobar si se
han recuperado la respiración espontánea y el pulso.

Duración de la reanimación.Las maniobras de RCP-B deben continuar hasta que:

 El niño muestre signos de ventilación espontánea y de pulso.


 Llegue un equipo cualificado.
 El reanimador esté agotado.

Todos los pasos de la RCP básica se esquematizan en el Cuadro 1.


Bibliografía
BIBLIOGRAFÍA
Biarent D, Bingham R, Richmond S, Macanochie I, Wyllie J, Simpon S et al. European resuscitation council
BIBLIOGRAFÍA
guidelines for resuscitation. Resuscitation 2005; 67:597-633.
Calvo C, Manrique I, Rodríguez A, López Herce J. Reanimación cardiopulmonar básica en pediatría. An Pediatr
2006; 65:241-251.
Cameron P, Jwelinek G. Tratado de Medicina de urgencias pediátricas. Barcelona: Harcourt; 2007.
International Liaison Committee on Resuscitation (ILCOR). Consensus on science with treatment
recommendations for paediatric and neonatal patients: paediatric basic and advanced life support. Pediatrics
2006; 5:955-977.
Morales Gil I, García Piñero JM. Guía de intervención rápida en Enfermería Pediátrica. 2ª ed. Madrid: Difusión
Avances de Enfermería (DAE); 2007.
Rovira Gil E. Urgencias en Enfermería. Serie Cuidados Avanzados. Madrid: Difusión Avances de Enfermería
(DAE); 2005.
Shafique A, Southall D. Urgencias en pediatría. Madrid: Mayo ediciones; 2005.

Fisiopatología de la parada cardiorrespiratoria


Durante la parada cardiorrespiratoria (PCR) se desencadena un colapso circulatorio, provocando que cesen tanto el flujo sanguíneo
cerebral como el aporte de oxígeno al cerebro, al corazón y al resto de órganos diana.

El cerebro es más vulnerable a la falta de oxígeno (hipoxia) que cualquier otro órgano del cuerpo, incluyendo el corazón. Esto se debe a
que el cerebro tiene una resilencia muy restringida para el metabolismo anaerobio. Cuando el cerebro es sometido a una severa
disminución de aporte de oxígeno, o a una falta súbita del riego sanguíneo (isquemia), la lesión cerebral se produce en pocos minutos.
La corteza cerebral es una de las estructuras más sensibles a la falta de oxígeno y sufre una lesión constante cuando la isquemia dura
más de tres o cuatro minutos. Si después de este tiempo no se reanuda la circulación y la respiración de manera apropiada, y el
paciente sobrevive a la parada, sufrirá una lesión cerebral irreversible con la incapacidad correspondiente.

Por lo señalado, las víctimas de parada cardiaca necesitan una reanimación cardiorrespiratoria (RCP) precoz que les aporte flujo de
sangre al corazón y al cerebro, de gran importancia en esos momentos.

La pérdida brusca de consciencia es el primer signo de alerta sobre la posibilidad de que se haya producido una PCR. Esta se origina
por alguna de las siguientes causas o por una combinación de ellas:

 Hipoxemia: disminución de la presión del oxígeno en la sangre arterial que puede tener origen cardiaco o respiratorio:
o Cardiaco: fallo de la bomba cardiaca y alteraciones sistémicas o de homeostasis interna (alteraciones de electrolitos y
equilibro ácido-base).
o Respiratorio: problemas neuromusculares asociados a la musculatura respiratoria o a un fallo del sistema pulmonar
por oxigenación y ventilación.
 Alteraciones cardiacas: existen algunos trastornos clínicos en los que se experimentan alteraciones significativas del ritmo o la
conducción del corazón como, por ejemplo, las extrasístoles ventriculares (pueden degenerar en taquicardia ventricular o
fibrilación ventricular -FV-) y los bloqueos auriculoventriculares (AV) de segundo grado de tipo II y los de tercer grado (pueden
generar una falta de actividad eléctrica -asistolia- con ausencia de riego, tensión arterial y pulso sin previo aviso). La
disminución de la función de bombeo del corazón, secundaria, por ejemplo, a isquemia o infarto de miocardio, precede muchas
veces a los trastornos de la frecuencia, el ritmo y la conducción. La víctima sufre una disminución del gasto cardiaco con
síntomas, como consecuencia del fracaso mecánico del corazón.
 Trastornos electrolíticos: en el herido crítico se observan graves cambios del ritmo asociadas a alteraciones del potasio
plasmático, especialmente un incremento del nivel en sangre (hipercaliemia) y, en menor medida, del calcio o el magnesio.
Han de medirse precozmente estos electrolitos e iniciar el tratamiento frente a estas alteraciones.
 Transporte inadecuado de oxígeno: en el transporte de oxígeno actúan varios factores que es necesario tener en cuenta, como
el gasto cardiaco, los niveles de hemoglobina y la saturación de oxígeno.

Causas de parada cardiorrespiratoria


 Cardiovasculares:
o Síndrome coronario agudo.
o Taponamiento cardiaco o trombo coronario.
o Arritmias, alteraciones estructurales cardiacas, eléctricas, en la conducción y shock cardiogénico previo.
 Respiratorias:
o Obstrucción de la vía aérea: por aspiración pulmonar de contenido gástrico, caída de la lengua hacia la hipofaringe,
cuerpos extraños, laringo-espasmo o edema de las vías respiratorias.
o Depresión del centro respiratorio.
o Ahogamiento.
o Asma severa.
o Tromboembolismo pulmonar.
o Neumotórax a tensión.
 Metabólicas:
o Alteraciones en la cantidad de glucosa: hipoglucemia.
o Alteraciones en los niveles ciertos electrolitos:
 Potasio: hiper o hipocaliemia.
 Calcio: hiper o hipocalcemia.
 Magnesio: hiper o hipomagnesemia.
 Traumatismos:
o Craneoencefálico.
o Torácico.
o Hemorragia interna o externa.
 Shock (cualquiera de sus tipos).
 Hipotermia.
 Intoxicación por medicamentos, drogas de abuso o sustancias químicas de uso doméstico o industrial.

Conceptos y definiciones
Es necesario diferenciar entre los siguientes conceptos:

 Parada respiratoria (PR): cese de la respiración espontánea. Persisten los latidos cardiacos durante un corto periodo de
tiempo.
 Paro cardiaco (PC): cese del latido cardiaco. Si es la causa inicial, inmediatamente le sigue la PR y la anoxia cerebral.
 Parada o paro cardiorrespiratorio (PCR): interrupción brusca, inesperada y potencialmente reversible de la respiración y de
la circulación espontánea que puede iniciarse como una PR o como un PC. Si sucede en primer lugar una PR, el latido
cardiaco eficaz permanece durante algunos minutos y una rápida intervención sobre la víctima puede impedir el PC; si el
origen inicial es el PC, se produce un rápido deterioro de los órganos vitales por ausencia de oxígeno. Se origina daño cerebral
irreversible al interrumpirse la circulación durante aproximadamente cuatro minutos.
 Reanimación cardiopulmonar (RCP): maniobras dirigidas a revertir el estado de una PCR, sustituyendo primero para intentar
restaurar después, la respiración y la circulación espontánea, con el objetivo de recobrar las funciones cerebrales.
 RCP básica: maniobras realizadas para remplazar la función cardiaca y respiratoria de una víctima que está en PCR.
Fundamentalmente son compresiones torácicas externas y ventilación boca-boca.
 RCP avanzada: maniobras y técnicas cuyo objetivo final es el tratamiento definitivo de la PCR, hasta que se logra normalizar la
función respiratoria y circulatoria.
 Soporte vital: extiende el concepto de RCP e incluye aspectos de prevención de situaciones críticas, identificación, activación
del sistema de emergencias médicas (SEM), intervención precoz y formación y transmisión de conocimientos.
 Soporte vital básico (SVB): maniobras y técnicas que se ponen en marcha para sustituir, mantener y restablecer la función
cardiorrespiratoria del herido. Se realiza sin ningún equipamiento o sencillamente con un dispositivo barrera para evitar el
contacto directo con la boca de la víctima. Este conjunto de intervenciones se tienen que completar con el uso de la
desfibrilación eléctrica.
 Soporte vital avanzado (SVA): conjunto de conocimientos y medidas terapéuticas cuyo objetivo es el tratamiento definitivo de
la PCR, optimizando la sustitución de la función respiratoria y circulatoria hasta el momento en que estas se restablezcan.
 Cadena de supervivencia: intervenciones que tienen que ponerse en marcha de forma rápida y ordenada ante cualquier
sospecha de PCR de cara a lograr una importante tasa de supervivencia con las mínimas secuelas. Está integrada por cuatro
eslabones con una secuencia de actuaciones e interrelacionados entre sí (Capítulo 1, “Principios generales de los cuidados en
urgencias: valoración inicial del paciente”).

Los eslabones de la cadena de supervivencia o cadena de vida son cuatro:

 Reconocimiento y alerta al SEM: contempla el reconocimiento de la situación de PCR y la activación precoz de los equipos
médicos de emergencias. Para ello es primordial formar a la población para que puedan ser el primer eslabón de la cadena.
 RCP básica: incluye la realización del masaje cardiaco externo y soporte ventilatorio para enlentecer el deterioro del cerebro y
del corazón y, en cualquier caso, ganar algunos minutos para la desfibrilación.
 Desfibrilación eléctrica: consiste en administrar una descarga que atraviesa el tórax de la víctima capaz de restituir el ritmo
cardiaco.
 SVA y cuidados post-resucitación: los resultados logrados con la desfibrilación precoz se aseguran cuando se asocia el SVA y,
si el accidentado se recupera del paro, la puesta en marcha de medidas que le permitan recobrar su calidad de vida. En
ocasiones, es preciso llevar a cabo el traslado bajo reanimación avanzada de alta calidad durante el mismo (RCP de alta
calidad in itinere). Así, por ejemplo, se brinda a ciertos pacientes seleccionados técnicas o tratamientos como la circulación
extracorpórea (ECMO) a la llegada al hospital con capacidad de prestarla (centro de referencia), el cateterismo coronario
durante los esfuerzos de reanimación en una sala de hemodinámica o por el equipo de cateterismo cardiaco (prealertados de
la llegada del paciente), el balón de contrapulsación intraaórtico (BCIA) también en la sala de hemodinámica prealertada o una
trombolisis durante la RCP, prolongando la duración de esta.

Todos los ejemplos descritos actualmente se realizan con resultados prometedores en lo que respecta a la recuperación
neurológica ad integrum (sin secuelas) en diferentes países y continentes. Las recomendaciones internacionales de RCP de
2015 (tanto de la American Heart Association como del International Liason Committee on Resuscitation) incluyen estas
opciones en lugares donde se puedan dar estas alternativas, a pacientes seleccionados, y cuando el SEM esté bien
implementado, sea capaz de brindar una RCP de alta calidad ininterrumpida durante el traslado y exista un centro receptor con
capacidad y experiencia para prestar estos cuidados e instaurar estas técnicas y tratamientos. Hoy en día, de hecho, hay
diferentes estudios aleatorios randomizados controlados a nivel internacional (enrolando pacientes en París, Praga, Vancouver,
Michigan, Viena y Maastricht) con resultados preliminares muy prometedores.
Cabe esperar un verdadero cambio de paradigma en el modo de abordar la RCP prolongada en muertes súbitas
extrahospitalarias refractarias a RCP avanzada tradicional en los próximos años, al menos para un subgrupo de sujetos
seleccionados como son los que presentan una PCR que, se sospecha o se ha objetivado, es de origen coronario o no
coronario pero con causa primaria potencialmente reversible (hipotermia, hipotermia tras sumersión en líquido, intoxicación
aguda, asfixia tras sepultamiento en nieve, etc.).

Secuencia de actuación en soporte vital básico en pediatría


La RCP básica pretende identificar una situación de PCR en el niño, mediante una serie de maniobras cuyo objetivo fundamental es
conseguir una oxigenación urgente para proteger el sistema nervioso central (SNC) y otros órganos vitales.

Las maniobras de reanimación se diferencian en los siguientes grupos de edades:

 Niño: periodo comprendido entre 1 a 8 años.


 Lactante: primer año de vida.
 Neonato: primer mes de vida.

Los pasos de reanimación en pediatría son los siguientes:

 Seguridad del niño y del reanimador: asegurar la protección tanto del niño como del reanimador, separándoles de los
ambientes de peligro.
 Comprobar el estado de consciencia a través de la aplicación de estímulos: hablarle, llamarle o sacudirle.
 Si hay sospecha de lesión de la columna cervical, primero se le moverá en bloque, manteniendo alineados la cabeza, el cuello
y el tronco y luego se aplicarán los estímulos:
o Si se produce una respuesta por parte del niño: dejarle en la posición inicial siempre que no corra peligro y pedir
ayuda. Se controlarán periódicamente las constantes vitales del menor.
o Si no hay respuesta: gritar pidiendo ayuda e iniciar de forma secuencial las maniobras de reanimación.
 A continuación, abrir la vía aérea:
o Maniobra frente-mentón: la extensión del cuello así conseguida ha de ser moderada en niños pequeños y se mantiene
la posición neutra en lactantes (Imagen 8).

 Comprobar si el niño respira: realizar la secuencia ver, oír y sentir. Aproximar el oído y la mejilla a la boca del menor durante un
máximo de diez segundos, mirando el tórax para confirmar si existen movimientos torácicos o abdominales, escuchar si hay
ruidos respiratorios y sentir el aire exhalado:
o Si respira: ubicarle en posición lateral de seguridad, vigilándole.
o Si no respira: iniciar la ventilación con insuflaciones efectivas.
 Ventilación boca a boca-nariz en lactantes y boca a boca en niños. Se insuflará el suficiente volumen para
movilizar el tórax sin que esta sea excesiva para evitar el riego de provocar distensión gástrica.
 Inicialmente el ritmo es de cinco insuflaciones lentas y con pausas entre ellas.

Si hay dificultad para conseguir que el tórax se eleve, volver a comprobar la existencia de cuerpos extraños en la boca del niño
y realizar la apertura de la vía aérea efectuando cinco insuflaciones.
Observar si hay cualquier movimiento, tos o degluciones que pueden ser indicativos de la presencia de circulación.

 Si no se detectan signos de vida: colocar al niño para realizar el masaje cardiaco sobre un plano duro en decúbito supino y con
el pecho al descubierto. La zona y procedimiento del masaje variarán según la edad:
o En neonatos y lactantes: efectuar la compresión con los dedos índice-medio, perpendicularmente, realizando el
masaje con la punta de los dedos, en el tercio inferior del esternón, si hay un solo reanimador (Imagen 9). Si hay dos
o más reanimadores se abarca el tórax con las dos manos y se comprime el esternón con ambos pulgares.
o En niños: llevar a cabo las compresiones esternales apoyando el talón de una sola mano, en la misma posición que
en el adulto. En niños mayores se utilizarán dos manos para las compresiones torácicas. Hay que comprimir el tórax
en todos los niños 1/3 del diámetro torácico anteroposterior. La frecuencia de compresiones ha de ser de al menos
100, pero no mayor de 120/min.
La relación compresión-ventilación usada en niños para los reanimadores legos será de 30:2. Para los reanimadores
profesionales será una relación de 15:2, sin embargo, pueden utilizar la relación 30:2 si están solos, en particular si no
están consiguiendo un número adecuado de compresiones torácicas.

 Alertar al SEM después de un minuto de RCP si se está solo y no se dispone de teléfono móvil. Si no, llamar cuanto antes al
detectar una PCR. Continuar con la RCP básica hasta que lleguen los servicios médicos de emergencia, el niño recupere la
respiración y la circulación espontáneas o se suspenda por fatiga del reanimador.

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