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Préstamos - Comodato - Mutuo

Comodato

Mutuo

Depósito

Referencias
LECCIÓN 1 de 4

Comodato

El contrato de comodato está regulado en el Capítulo 21 del Título IV


(“Contratos en particular”), del Libro Tercero (“Derechos personales”) del Código
Civil y Comercial.

Concepto

Habrá comodato cuando una persona entrega gratuitamente a otra


una cosa, inmueble o mueble no fungible, para que esta la use y
devuelva luego la misma cosa.

Transmisión de uso temporario

El comodatario solo adquiere un derecho personal de uso de la cosa. Además, el uso debe ser gratuito.
Desde el momento en que se paga algo por él, deja de ser comodato y se transforma en otro contrato como
el de locación.

Existen dos partes en este contrato: comodante, que es quien se obliga a entregar la cosa; y comodatario,
que es quien recibe la cosa y se sirve de ella.
Si el préstamo es de cosas fungibles, se rige por las normas del comodato solo si el comodatario se obliga a
restituir las mismas cosas que ha recibido.

Tiene los siguientes caracteres:

Ya que queda
perfeccionado con la
manifestación del
consentimiento de los
Contrato consensual
contratantes. Ello es así
habida cuenta la
desaparición de la
categoría de los contratos

Porque se le asegura al
comodatario una ventaja
(el uso de la cosa)
independientemente de
Contrato gratuito
toda prestación a su cargo.
Que el comodante no
pueda recibir retribución sin
desnaturalizar el contrato
Es un contrato
Contrato intuitu personae
celebrado intuitu personae.

Régimen legal

El contrato de comodato está regulado en el Capítulo 21 (Título IV, Libro Tercero) del Código, en los arts.
1.533 a 1.541. Seguidamente, analizaremos sus efectos.

Efectos

Las obligaciones del comodatario no son otra cosa que limitaciones al derecho que se le concede, ya sea en
cuanto a su extensión y alcance (obligación de cuidar la cosa y usarla conforme con lo pactado o su
naturaleza), ya sea en cuanto a su duración (obligación de restitución). Se considera que:

1. El comodatario debe usar la cosa conforme con el destino convenido. A falta de convención, puede
darle el destino que tenía al tiempo del contrato, el que se da a cosas análogas en el lugar donde la
cosa se encuentra, o el que corresponde a su naturaleza;

2. debe pagar los gastos ordinarios de la cosa y los realizados para servirse de ella, tales como los
gastos de la nafta, aceite, cambios de gomas de un automóvil prestado; los de reparación de una
casilla y alambrados de un inmueble, realizados por el comodatario a fin de entrar a usarlo; los gastos
comunes (calefacción, agua caliente, servicio de portería, etc.) de una propiedad horizontal. No puede
solicitar al comodante el reembolso de los gastos ordinarios, conforme lo dispone el art. 1538 del
Código1;

[1] Ley Nº 26.994 (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación
Argentina .

3. debe conservar la cosa con prudencia y diligencia;

4. debe responder por la pérdida o deterioro de la cosa, aun causados por caso fortuito, excepto que
pruebe que habrían ocurrido igualmente si la cosa hubiera estado en poder del comodante. Los
deterioros sufridos por la cosa por culpa del comodatario obligan a este a resarcir al dueño todos los
daños y perjuicios sufridos. Ordinariamente, el comodatario cumplirá al devolver la cosa y pagar,
además, la indemnización correspondiente;

5. restituir la misma cosa con sus frutos y accesorios en el tiempo y lugar convenidos. El comodatario no
tiene derecho a apropiarse de los frutos, y menos de los aumentos sobrevenidos a la cosa. Nada se
opone a que las partes dispongan lo contrario, y en tal caso habrá, además de comodato, una donación
de frutos. La autorización al comodatario para conservar para sí los frutos, puede resultar inclusive
tácitamente de la circunstancia de que la cosa dada en comodato no pueda usarse, conforme con su
naturaleza, sino aprovechando de sus frutos. A modo de ejemplo, el comodato de una vaca lechera
supone la autorización para aprovechar la leche. En concordancia con ese criterio, se ha declarado que
el comodato de cosas que, como los animales, son de producción natural y continua, supone el
reconocimiento tácito del derecho del comodatario a apropiarse de sus frutos.

La restitución debe efectuarse cuando se cumple la finalidad para la cual se prestó la cosa; por
ejemplo, un automóvil prestado para realizar un viaje, un tractor para arar un potrero, cuando éstos se
cumplen.

Pero si la duración del contrato no está pactada ni surge de su finalidad, el comodante puede reclamar
la restitución en cualquier momento. Ni siquiera tiene que pedir la fijación por el juez, sino que se limita
a reclamar directamente la cosa. Una sola limitación tiene este derecho: que la demanda no sea
intempestiva o maliciosa, porque el derecho no puede amparar la mala fe ni siquiera cuando se trata
de una relación nacida de un acto de complacencia como es el comodato.

Ahora bien, el Código contempla la posibilidad del comodante de exigir la restitución anticipada de la
cosa, cuando haya un plazo fijado en el contrato. En ese sentido, la Ley permite que el comodante la
requiera por dos motivos que dependerán, en un caso, del comodante y, en otro, del comodatario: en
primer lugar, que la necesite por una circunstancia urgente e imprevista; y en segundo, cuando el
comodatario la use para un destino distinto del pactado, aun cuando no la deteriore.

Derecho de restitución del comodatario: tenga o no plazo el contrato, el comodatario tiene derecho a
restituir la cosa cuando le plazca, porque el término se supone pactado en su beneficio, a menos que
expresamente se hubiera acordado que el comodatario no podría restituirla antes del plazo fijado. Pero
la restitución no debe ser intempestiva ni maliciosa, ni en el momento en que ocasione perjuicio al
comodante. Así ocurriría si el comodatario pretende devolver la cosa cuando el comodante está
ausente y no se encuentra en condiciones de proveer a su cuidado.

Inexistencia del derecho de retención: el comodatario carece de derecho de retener la cosa en


garantía de lo que le deba el comodante por razón de gastos hechos en la cosa. No tiene derecho de
retención ni por gastos ordinarios ni por gastos extraordinarios. La solución es razonable porque se
trata de un servicio de complacencia prestado por el comodante, cuya situación no es justa tratar con
rigor.
 

Las obligaciones del comodante están establecidas en el art. 1.540 del Código Civil y Comercial y son las
siguientes:

1. Entregar la cosa en el tiempo y lugar convenidos; al tratarse de un contrato consensual, el comodante


debe cumplir con la obligación esencial a la que se ha comprometido, la entrega de la cosa.

2. Permitir el uso de la cosa durante el tiempo convenido. Debe permitirle al comodante el uso de la cosa
prestada durante todo el tiempo convenido, no puede exigir la restitución de la cosa antes de su debido
tiempo, excepto el caso del art. 1.539.

3. Responder por los daños causados por los vicios de la cosa que oculta al comodatario

4. Reembolsar los gastos de conservación extraordinarios que el comodatario hace, si este los notifica
previamente o si son urgentes. Se hace esta aclaración porque los gastos ordinarios son a cargo del
comodatario, tal como surge del inc. b del art. 1.536.

El comodato finaliza por varias causas, entre las que se contemplan: la destrucción de la cosa, el
vencimiento del plazo, la voluntad unilateral del comodatario y la muerte del comodatario (excepto se haya
pactado lo contrario o el contrato no haya tenido en cuenta especialmente a la persona, o sea, no haya sido
intuito personae).
LECCIÓN 2 de 4

Mutuo

El contrato de mutuo está regulado en el Capítulo 20, del Título IV (“Contratos en


particular”), del Libro Tercero (“Derechos personales”) del Código Civil y
Comercial.

Concepto

Hay contrato de mutuo cuando el mutuante se compromete a


entregar al mutuario en propiedad una determinada cantidad de cosas
fungibles, y este se obliga a devolver igual cantidad de cosas de la
misma calidad y especie.

El mutuo se regula como contrato consensual, en tanto no existe en el Código la distinción entre contratos
consensuales y reales. Las partes del contrato son el mutuante, que es quien compromete la entrega de las
cosas; y el mutuario, quien recibe las cosas y se obliga a restituirlas.

Préstamo de consumo

Lo esencial del mutuo es que se trata de un préstamo de uso y que, por las características de las cosas
fungibles, el mutuario puede cumplir con su obligación de restitución o, de lo contrario, al devolver otras
cosas de la misma especie y calidad.

De acuerdo con el artículo 232 del Código, son “cosas fungibles aquellas en que todo individuo de la especie
equivale a otro individuo de la misma especie, y pueden sustituirse por otras de la misma calidad y en igual
cantidad”.2 Como derivación de la calidad de las cosas, se produce la transmisión de la propiedad al
mutuario y la obligación de restituir otras de la misma calidad y especie. Al tratar la categoría de cosas
fungibles y su relación con las cosas consumibles, en los Fundamentos al Anteproyecto se ha dicho:

En general en el derecho se consideran los bienes fungibles en dos sentidos: como


aquellos que no se pueden usar conforme a su naturaleza si no se acaban o consumen, y
como aquellos que tienen el mismo poder liberatorio, es decir, que se miran como
equivalentes para extinguir obligaciones. En oposición a esto, las cosas no fungibles son
aquellas que no tienen poder liberatorio equivalente porque poseen características propias
y por consiguiente, no pueden ser intercambiables por otras. En definitiva, se quita una de
las acepciones de cosas fungibles y se las deja solamente como aquéllas que tienen
poder liberatorio equivalente, por lo cual pueden sustituirse por otras de la misma calidad y
en igual cantidad. La fungibilidad, entonces, involucra poder de sustitución. (Comisión para
la elaboración del proyecto de Ley de reforma, actualización y unificación de los Códigos
Civil y Comercial de la Nación, 2012, pp. 38-39).

Ello es relevante, pues tanto en las normas del contrato de mutuo como del contrato de depósito siempre se
utiliza la categoría de cosas fungibles.

Cuando seguidamente analicemos el contrato de depósito, veremos que se contempla la figura del depósito
irregular. El art. 1.367 del Código, especifica que cuando, en el marco de un contrato de depósito, el
depositante entrega al depositario cantidad de cosas fungibles y, asimismo, le concede la facultad de
servirse de ellas, se las sujeta a las reglas del mutuo (art. 1.367).

Es importante tener en cuenta que se aplican al mutuo, en forma supletoria, las disposiciones relativas a las
obligaciones de dar sumas de dinero o de género, según el caso que corresponda en función de la
naturaleza de las cosas entregadas por el contrato.

Onerosidad
El mutuo es un contrato oneroso, tal como lo dispone el art. 1.527, excepto pacto en contrario.

Mutuo en dinero

Se regulan los intereses, y se sigue la tesis adoptada en materia de obligaciones. Si el mutuo es en dinero,
el mutuario debe los intereses compensatorios que tienen que pagarse en la misma moneda prestada (art.
767).

Mutuo de otras cosas fungibles



Si el mutuo es de otro tipo de cosas fungibles, los intereses son liquidados en dinero. Se toma en cuenta el
precio de la cantidad de cosas prestadas en el lugar en que debe efectuarse el pago de los accesorios, el
día del comienzo del período, excepto pacto en contrario.
 
“Los intereses se deben por trimestre vencido, o con cada amortización total o parcial de lo prestado que
ocurra antes de un trimestre, excepto estipulación distinta”3. El recibo dado por los intereses de un período,
sin reserva, hace presumir que se han pagado los anteriores. Asimismo, en caso de mutuo gratuito,
después del incumplimiento del mutuario, y no habiendo convención sobre los intereses moratorios, “rige lo
dispuesto para las obligaciones de dar sumas de dinero”.4

[3] Art. 1.527 – Ley Nº 26.994 (2014). Op. cit.


[4] Art. 1.529 – Ley Nº 26.994 (2014). Op. cit.
 
Como dijimos, si bien el mutuo es oneroso por regla, las partes pueden pactar que este sea gratuito. En ese
caso, si se ha pactado la gratuidad del mutuo, los intereses que haya pagado el mutuario voluntariamente
son irrepetibles
 
Asimismo, en caso de incumplimiento del mutuario, después de que este se produzca, el mutuario debe
intereses moratorios.
Régimen legal

Son obligaciones del mutuante:

Entrega de las cosas: la obligación primordial del mutuante es la entrega de las cosas comprometidas. Si no
lo hace en el término pactado (y si no hubiere plazo pactado, ante el simple requerimiento), el mutuario tiene
derecho a exigir el cumplimiento, o bien la resolución del contrato.

Sin embargo, la ley autoriza al mutuante a no hacer esa entrega en los casos en que, luego del contrato,
hayan cambiado la situación del mutuario de que hagan incierta la posibilidad de la restitución (art. 1.529).
Por ejemplo, en el caso de que haya sospechas ciertas del cambio de fortuna del mutuario.

Responsabilidad por mala calidad o vicios de la cosa: según el art. 1.530 del Código, el mutuante es
responsable de los perjuicios que sufra el mutuario por la mala calidad o vicios de la cosa prestada. Por
ejemplo, si el vino estaba agriado o los granos en malas condiciones (ello cuando la cosa prestada no se
tratare de dinero).

En el préstamo gratuito, el mutuante solo es responsable cuando ha habido mala fe, esto es, cuando,
conociendo los defectos o vicios de la cosa, se los ocultó al mutuario. Pero si es oneroso, responde también
por los vicios cuya existencia ignoraba.

Son obligaciones del mutuario:

La restitución de las cosas: la obligación principal del mutuario es la restitución de igual cantidad de cosas
de la misma calidad y especie que las entregadas. Debe restituirlas dentro del plazo convenido en el
contrato. Si no existiera plazo, debe restituirlo dentro de los 10 días de ser requerido por el mutuante.

También debe cumplir con el pago de los intereses convenidos. De lo contrario, esa falta de pago le permite
al mutuante resolver el contrato con la consecuencia derivada de ello, es decir, requerir la devolución de lo
prestado más los intereses hasta que se concrete la restitución.
Para ampliar este tema, te dejamos la siguiente publicación:

Contrato de mutuo celebrado en dólares.pdf


393.3 KB

Fuente: Galmarini, J. L. , Zannoni, E. A & Posse Saguier, F. (15 de septiembre de 2015). Jurisprudencia: Mutuo

celebrado en dólares. Denegatoria de consignación judicial en pesos. Publicado en:

http://tuespaciojuridico.com.ar. Cita Online:

http://tuespaciojuridico.com.ar/tudoctrina/2015/09/15/jurisprudencia-mutuo-celebrado-en-dolares-denegatoria-

de-consignacion-judicial-en-pesos/
LECCIÓN 3 de 4

Depósito

El Contrato de depósito está regulado en el Código Civil y Comercial en el Capítulo 11, del Título IV
(“Contratos en particular”), del Libro Tercero (“Derechos personales”).

Muchos son los contratos que obligan a una de las partes a guardar y conservar la cosa de otro. El
mandatario debe guardar las cosas cuya administración le ha sido confiada; el empresario, las cosas que se
ha comprometido a reparar; el comodatario, la que se le ha prestado; el transportador, las que lleva de un
lugar a otro. Pero, en todos estos casos, la obligación de guarda es accesoria de otra principal, que
constituye el verdadero objeto del contrato. En el contrato de depósito, en cambio, la finalidad esencial es
precisamente la guarda de la cosa.

Concepto

De acuerdo con el Código, hay contrato de depósito cuando una parte


se obliga a recibir de otra una cosa con la obligación de custodiarla y
restituirla con sus frutos. Es un contrato consensual y se presume
oneroso.

La onerosidad pasa a configurar el régimen general del contrato de depósito. La unificación


de los contratos civiles y comerciales conlleva como necesaria implicancia y acorde a lo
usual en la contratación contemporánea, afirmar el carácter oneroso de la mayoría de las
relaciones jurídicas patrimoniales. La onerosidad aparece también referenciada en el
artículo 1375 cuando se extienden las reglas del depósito necesario a los
establecimientos y locales que allí se describen, en tanto los servicios principales a los
que la guarda y custodia acceden sean prestados en ese carácter. (Pita, 2014, p. 289).

El contrato puede ser gratuito, pero ello debe ser expresamente pactado

Clases

Depósito irregular: el Código, en la Sección 2a, art. 1.367, lo distingue como aquel en el que se entrega una
cantidad de cosas fungibles, que no se encuentra en saco cerrado, caso en el cual el depositario adquiere el
dominio y debe restituir la misma cantidad y calidad (art. 1.367). Es importante remarcar que es el carácter
de cosas fungibles (entendida esta peculiaridad como la capacidad de sustitución) lo que le da al contrato el
rasgo de irregular.

Cuando se trata de la entrega de cantidad de cosas fungibles, y tiene el depositario la facultad de servirse de
ellas, se las sujeta a las reglas del mutuo. Conforme lo señala Pita (2014), “la referencia a cosas fungibles
incluye al dinero y a todas aquellas que equivalen a otras de la misma especie, con el consecuente poder de
sustitución conferido al accipiens al momento de cumplir con su deber de restitución” (p. 303). Por ejemplo,
productos agrícola-ganaderos, bienes producidos en serie, etc.

Al respecto, comenta que, en la norma:

el depósito irregular constituye la modalidad en la que su objeto consiste en cosas


fungibles, no individualizadas. Como necesaria derivación de esa calidad de la cosa, se
produce la transmisión del dominio al depositario y la obligación de restituir no será ya
sobre la misma cosa-como en el depósito regular- sino de cosas de la misma cantidad y
calidad. (Pita, 2014, p. 301).

El depósito necesario está regulado en la Sección 3a del Código.

Este contrato supone, por una parte, que el depositante no puede elegir a la persona del depositario, y, por
otra, que esta falta de elección se debe a un acontecimiento que lo somete a una necesidad imperiosa. Es
importante no confundir esto con la falta de consentimiento para la contratación, que debe estar presente,
pues se trata de un contrato.

Solo media una restricción a la libertad contractual-en su acepción primaria, como


decisión de contratar o no y de elegir con quien hacerlo- tal como puede verificarse en
otras modalidades de la contratación moderna (así en los contratos celebrados por
adhesión a cláusulas generales predispuestas). (Pita, 2014. p. 306).

Nos referimos a casos de gravedad que le impidan al contratante elegir al depositario (ejemplos: incendio,
desastre natural, ruina, saqueo etc.) El problema de si ha existido o no necesidad imperiosa de hacer el
depósito es cuestión que queda librada a la prudente apreciación judicial.

Por otra parte, el Código se refiere al depósito necesario para caracterizar el caso de la introducción de
efectos y equipajes hecha por el viajero en un hotel o posada. Las normas se aplican a los hospitales,
sanatorios, casas de salud y deporte, restaurantes, garajes, lugares, playas de estacionamiento y otros
establecimientos similares, que presten sus servicios a título oneroso. Ello es relevante, pues la ley ha
agravado considerablemente la situación del depositario.

A saber, se regula expresamente la responsabilidad del hotelero por los daños y pérdidas sufridos en los
efectos introducidos en el hotel; el vehículo guardado en el establecimiento, en garajes u otros lugares
adecuados puestos a disposición del viajero por el hotelero. Es importante tener en cuenta que estas
normas solo dan respuesta a los casos de responsabilidad por daños sufridos en los efectos introducidos
por el viajero, pero deben integrarse con el resto del ordenamiento y, especialmente, con las normas de la

Ley de Defensa del consumidor.5

[5] Ley Nº 24.240 (1993). Defensa del Consumidor. Régimen Legal. Honorable Congreso de la Nación Argentina.

Recordemos que -en la mayoría de los casos- el contrato de hospedaje u hotelería será un
contrato de consumo aplicándose los criterios de responsabilidad plasmados en el
régimen del consumidor. El Código Civil y Comercial no ha seguido el criterio propiciado por
la doctrina de definir el contrato de hotelería u hospedaje como un contrato típico,
independizándolo del depósito. Tampoco ha realizado su calificación como contrato de
consumo, a diferencia de otros contratos (ej. Contratos bancarios para consumidores, art.
1384) o servicios (servicio de cajas de seguridad, art. 1413), ni ha realizado reenvíos
internos, siguiendo una correcta técnica legislativa. Empero, estas omisiones del
legislador no son obstáculo para afirmar que el contrato de hospedaje, en la mayoría de los
supuestos, será un contrato de consumo (art. 1093) y, por tanto, le resultarán aplicables
todas aquellas normas reguladas en el Código Civil y Comercial como en el régimen de la
Ley 24.240 y concordantes. Sin embargo, cada caso deberá dilucidarse e interpretarse en
concreto. (Arias Cáu, 2015).

Algunas eximentes y limitaciones de responsabilidad:

1. El hotelero no responde si los daños o pérdidas son causados por caso fortuito o fuerza mayor ajena a
la actividad hotelera. Tampoco responde por las cosas dejadas en los vehículos de los viajeros.

2. Los viajeros que lleven consigo efectos de valor superior al que ordinariamente llevan los pasajeros,
deben hacerlo saber al hotelero, y guardarlos en las cajas de seguridad que se encuentren a su
disposición en el establecimiento. En este caso, la responsabilidad del hotelero se limita al valor
declarado de los efectos depositados. Si los efectos de los pasajeros son excesivamente valiosos en
relación con la importancia del establecimiento, o su guarda causa molestias extraordinarias, los
hoteleros pueden negarse a recibirlos. Excepto en esos casos, toda cláusula que excluya o limite la
responsabilidad del hotelero se tiene por no escrita.

Efectos

Los efectos del contrato serán analizados seguidamente, al estudiar el régimen legal y las obligaciones del
depositante y depositario.

Régimen legal

Serán obligaciones del depositario

La guarda de la cosa como obligación primordial



El depositario debe “poner en la guarda de la cosa la diligencia que usa para sus cosas”6. Asimismo, se
agrega otro estándar de valoración, que corresponde a la profesión del depositario.
 
Como sostiene Pita (2014):
 
Cuando el depósito es ejercido profesionalmente, el modelo de conducta está dado por el
“buen hombre de negocios”, “buen empresario” u “organización idónea” lo que implica la
obligación de extremar las diligencias destinadas al cumplimiento del objeto del contrato,
configurándose el deber de garantía o seguridad que obliga al empresario. (p. 291).

La prohibición del uso de la cosa, ya que el depositario tiene solo la guarda



Esto significa que no puede usar las cosas (sin el permiso del depositante) y debe restituirlas, con sus
frutos, cuando le sea requerido. Esta prohibición de uso de la cosa es lo que diferencia en mayor medida al
contrato de depósito del comodato.

La restitución de la cosa hecha por el depositario al depositante



La misma debe restituirse, en el lugar en el que debía ser custodiada, al depositante o a la persona que este
indique.
 
¿Cuándo? Puede convenirse un plazo, en cuyo caso el depositario debe hacerlo a su vencimiento. El plazo
se entiende en beneficio del depositante, ya que en el contrato de depósito es preeminente el interés del
depositante, lo que le permite a este reclamar la restitución en cualquier momento. Tal como señala Pita,
“se le confiere al depositante una facultad de restitución ad nutum, no querida de invocación de justa causa,
ni susceptible de generar, como regla, responsabilidad para quien la ejercita” (2014, p. 294).
 
Ahora bien, cuando el depósito es gratuito, se entiende que el depositario puede exigirle al depositante, en
todo tiempo, que reciba la cosa depositada. Esto es lógico, porque, al tratarse de un contrato gratuito, el
depósito se hace como una suerte de cortesía.
Serán obligaciones del depositante

El pago de la remuneración

Cuando el depósito es oneroso, lo que constituye la regla, pactada para todo el plazo del contrato.k.

El pago de los gastos



Cuando, para conservar la cosa, deban hacerse gastos extraordinarios, estos son a cargo del depositante. El
depositario debe avisarle al depositante sobre la situación que generan estos gastos y afrontar aquellos
gastos que no puedan demorarse. Luego, el depositante debe restituirlos.

La pérdida de la cosa

Si la cosa depositada perece, y no hay culpa del depositario en dicha situación, entonces la pérdida es
soportada por el depositante.

Ley Nº 24.240 Defensa del consumidor, sancionada por el Honorable


Congreso de la Nación 

Ley Nº 24.240 Defensa del consumidor, sancionada por el


Honorable Congreso de la Nación.pdf
257.2 KB
LECCIÓN 4 de 4

Referencias

Arias Cáu, E. (2015). Reflexiones sobre el método en materia de contratos, con especial referencia al Código
Civil y Comercial. Segunda parte, MJ-DOC-7224-AR, MJD7224.

Comisión para la elaboración del proyecto de Ley de reforma, actualización y unificación de los Códigos
Civil y Comercial de la Nación. (2012). Fundamentos del anteproyecto de Código Civil y Comercial de la
Nación. Nuevo Código Civil y Comercial de la Nación, Textos oficiales. Recuperado de
http://www.nuevocodigocivil.com/wp-content/uploads/2015/02/5-Fundamentos-del-Proyecto.pdf

Ley N˚ 24.240 (1993). Defensa del Consumidor. Régimen Legal. Honorable Congreso de la Nación Argentina.

Ley N˚ 26.994 (2014). Código Civil y Comercial de la Nación. Honorable Congreso de la Nación Argentina.

Pita, E. (2006). Del contrato oneroso de renta vitalicia, Título XII. En R. Lorenzetti (Dir.), Código Civil
Comentado: Contratos, Parte especial, Tomo III, arts. 2.051 a 2.310 (pp. 63-106). Santa Fe: Rubinzal-Culzoni.

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