Está en la página 1de 7

BIEN PÚBLICO

Un bien público es, desde el punto de vista jurídico, aquel que pertenece o es
provisto por el Estado a cualquier nivel a través de todos aquellos organismos
que forman parte del sector público. Desde el punto de vista económico, es un
bien que está disponible a todos y del cual el uso por una persona no substrae
del uso por otro.
Para identificar la naturaleza de los bienes públicos se puede considerar que
todos los individuos somos capaces de hacernos de algunos bienes a través de
medios privados para satisfacer alguna necesidad, tal como vestido, alimento o
transporte. Estos son bienes que se pueden dividir para ser proporcionados o
consumidos. Pero hay otro tipo de bienes que no se pueden asegurar por
medios privados, ya sea por los altos costos que implicarían o por la
imposibilidad de dividirlos, tales como los sistemas de pesos y medidas, el
valor de la moneda, la seguridad de una población, los servicios comunitarios,
el gobierno de una sociedad o el conocimiento colaborativo.
En términos económicos, un bien o bien económico es todo aquello cuyo
consumo genera utilidad o beneficio a los individuos. Un bien privado es
divisible y excluible, es decir, se puede fraccionar y relegar a las personas de
su disfrute. Para aprovechar una casa, un plato de comida o un dispositivo
electrónico, se requiere pagar el costo de dicho bien. Pero los bienes públicos
por definición son compartidos, por lo que el costo de su producción y
distribución no puede ser cubierto por los particulares (al menos en grupos
grandes), debido a las implicaciones que tendría para una persona cubrir los
costos de producción y mantenimiento de dicho bien.
Esto se expresa en términos técnicos diciendo que el bien público en cuestión
es un bien económico cuya naturaleza implica que no es divisible, no es
rivalizable, ni excluible. Un bien es no divisible cuando para producirlo y
distribuirlo no se puede fraccionar en partes para su uso o disfrute. Es no rival
cuando su uso por una persona en particular no perjudica o impide el uso
simultáneo por parte de otros individuos, por ejemplo, una señal de radio
(medio de comunicación), y es no excluyente cuando no se puede impedir su
usufructo por usuarios potenciales o reales.
Un ejemplo típico de bien público es la defensa nacional, ya que todos los
ciudadanos están protegidos y el hecho que un individuo de un país esté
protegido no reduce la protección para otro ciudadano. Se diferencian de los
bienes libres, como el aire limpio, en que estos últimos no son bienes
económicos.
DAR: ejemplos

La esencia de un bien público, es decir, la característica que le


distingue de otro que no lo sea son dos propiedades, que sea no rival
y no excluyente. Que sea no rival significa que el uso y/o disfrute por
parte de un usuario adicional no suponga una limitación para el uso y/o
disfrute de un usuario que ya hace uso de él, como por ejemplo una
señal de radio, que permite a distintos usuarios escuchar la sintonía
en el mismo momento
Un ejemplo de bien rival sería un coche, puesto que cuando lo usa uno
de nosotros, otro usuario no puede hacerlo al mismo tiempo, o el
consumo de una porción de tarta cuando solo contamos con una, ya que
al comerla uno de los comensales, disminuye la cantidad disponible para
el resto.
Que sea no excluyente, quiere decir que no es posible
discriminar qué usuarios lo disfrutarán y quiénes no mediante los
precios, puesto que estos no tienen precio, y cualquier usuario que lo
desee puede acceder al uso y disfrute del mismo, con independencia de
que estos contribuyan o no a su mantenimiento y/o protección. Algunos
ejemplos son el viento, la arena de la playa o el olor de un exquisito
pastel al pasar por una panadería.
El ejemplo más común de bien público es la defensa nacional, un
servicio de protección garantizado y gestionado por el Estado de la
nación, que nos protege frente a amenazas externas, bridándonos a
todos nosotros el servicio, y para el cuál es muy difícil excluir a un
usuario en concreto.
Un ejemplo de por qué no podemos excluir a un usuario en concreto es
el siguiente, pensemos en que en nuestro país comienza un conflicto
armado contra otra nación, el Estado trataría de protegernos mediante
la defensa nacional, defensa que sería prácticamente
imposible negar al vecino del tercer piso de un edificio, y proteger al
mismo tiempo al resto de los vecinos de la comunidad.

Respecto a este Concepto hay que tener muy claro que no por el hecho
de que un determinado bien o servicio lo administre el Estado, se trata
de un bien público, solo que estos son gestionados por la administración
porque de lo contrario nadie tendría incentivos para hacerlo.

Propiedades:-son bienes que se consumen conjuntamente, proporcionan utilidad


además de un comprador simultáneamente.-su consumo no es rival del consumo del
mismo por otros sujetos. -existen imposibilidad técnica o económica de aplicar al
disfrute de esos bienes el principio de exclusión. A estos bienes se les denomina bienes
públicos y su existencia genera fallos de mercado e ineficiencia. La naturaleza de los
bienes públicos no permite la exclusión se quien no paga por su uso. Esto hace que los
individuos no revelen sus preferencias porque este hecho no se sanciona con la
privación del consumo del bien. Están los bienes públicos puros, en los que no existe
rivalidad en el consumo y no exclusividad de su uso mediante el pago del precio.
Bienes públicos mixtos, en los que o bien el bien no es excluido pero rival, o bien el
bien es excluible pero no rival .p.j: carretera nacional, no exige el pago del precio para
disfrutarlo, pero es rival porque la utilización por nuevos usuarios puede generar
congestión.

JOHAN
Principio de no división
El principio de no división implica la imposibilidad de fraccionar un bien público
para su consumo personal. El politólogo de origen catalán Josep M. Colomer,
señala que los bienes públicos “son los que no pueden dividirse en porciones o
partes separadas para que las usen individuos diferentes”.6 Recursos naturales
como el calor del sol o la defensa de una nación, no puede ser partidos para
que ser consumidos en proporciones por lo miembros de una comunidad.
Principio de no exclusión
El principio de no exclusión tiene que ver con la imposibilidad de excluir del
consumo de un bien a determinadas personas; las razones de la imposibilidad
pueden ser físicas o económicas. La baja capacidad de exclusión implica que es
imposible o muy difícil prohibir el consumo de un bien a otros individuos (se ha
alegado que todo bien es excluible, si se está dispuesto a tomar las medidas
necesarias y costearlas; esto enfatiza que el concepto es relativo a
consideraciones legales y sociales). La exclusión de los biens públicos tiene que
ver con la rivalidad del mismo.
Principio de no rivalidad
La rivalidad en el consumo de un producto implica que el consumo por parte de
un individuo impide el uso por otros. Por ejemplo, el uso de un martillo por
alguien impide que sea usado al mismo tiempo por algún otro (a pesar de que
ese otro lo podría usar en el futuro). Algunos bienes rivales son,
adicionalmente, consumibles; así, si un individuo se come un pastel, no queda
pastel para ningún otro. En ambos sentidos, el uso de un bien rival reduce la
disponibilidad para otros.
Se dice que no existe rivalidad en el consumo de un producto o servicio,
cuando el consumo que un individuo realiza de ese bien no impide ni reduce la
cantidad disponible para el consumo de otras personas. Por tanto, de manera
simultánea o no, varios individuos pueden consumir las mismas unidades del
bien sin que se resienta el consumo de los otros. La Defensa nacional
constituye el ejemplo más claro de ausencia de rivalidad en el consumo de un
producto. La defensa nacional entendida como garantía y protección frente a
un hipotético enemigo exterior, es un bien que ofrece el Estado a la ciudadanía
y alcanza por igual a todos los ciudadanos del territorio y el hecho de que un
individuo de un país esté protegido por la defensa nacional, no implica
menores garantía para otro ciudadano. La no rivalidad en el consumo de la
defensa nacional no implica que todos las personas valoren internamente por
igual el servicio, de hecho es muy probable que las demandas de defensa
nacional sean muy variadas entre los habitantes de un territorio. La no
rivalidad significa que la existencia de un ejército equipado significa una
garantía igual para todos ciudadanos del país.7
Hay algunos bienes no rivales que presentan un punto de saturación, es decir,
un punto en el cual el consumo aumenta y se perjudica a los otros
consumidores. Cuando se pasa el punto de saturación el bien deja de ser puro.
Un ejemplo son las autopistas, cuando llegan a estar congestionadas los
conductores se ven perjudicados.

YANED
Bienes mixtos
Obviamente, estas definiciones teóricas a veces son difíciles de aplicar al
mundo real, puesto que estrictamente no hay ningún bien que no pueda ser
derivado a algún nivel de producción o consumo mercantil; una calle, puente,
etc, pueden ser construidos y/o administrados de manera privada (por
ejemplo, con pagos de peaje).
Un bien público excluyente es aquel que se puede impedir que un individuo
consuma el bien si no paga por el mismo. Un ejemplo de un bien público
excluyente serían las autopistas de peaje. Son ofrecidas por el sector público y
se establecen una serie de controles de peaje al objeto de impedir que circulen
por ellas quienes no pagan.
Por otro lado, debemos distinguir los bienes públicos puros, de los bienes
públicos impuros:
 Los bienes públicos puros son los que cumplen a rajatabla los tres
puntos anteriores. Por tanto, serían bienes públicos en el sentido más
estricto. Como por ejemplo el alumbrado o la defensa nacional.
 Los bienes públicos impuros cumplen la primera y la segunda
propiedad, pero no la tercera, es decir, su consumo es parcialmente
rival. En estos casos el consumo de una nueva unidad por parte de un
individuo, disminuye la cantidad disponible para el resto, aunque en
menos de una unidad. Por ejemplo, las vías públicas. Aunque una vía
pública inicialmente pueda ser utilizada a la vez por tantos conductores
como se quiera, llegará un punto, en el que la entrada de un conductor
adicional, supondrá una disminución en la velocidad y en la seguridad de
todos los conductores, perjudicando así a los consumidores. Otro
ejemplo de bien impuro es la educación, aunque ésta beneficie a la
sociedad, afectará en mayor medida a la persona que la recibe y a sus
familiares.
Si nos centramos en el principio de “no exclusión”, la segunda de las
propiedades mencionadas, también podemos hacer una distinción. En este
caso, distinguiríamos entre bienes públicos excluyentes y bienes públicos no
excluyentes.

GLORIA
El problema del parásito (free rider)
A los ciudadanos de Smalltown, Estados Unidos, les gusta ver los fuegos
artificiales el 4 de julio, día de la independencia. Cada uno de los 500
habitantes del pueblo atribuye un valor de $10 a la experiencia, para un
beneficio total igual a $5000. El costo de montar el espectáculo de fuegos
pirotécnicos es de $1000. En vista de que el beneficio de $5000 es mayor que
el costo de $1000, es eficiente para Smalltown disfrutar de un espectáculo de
fuegos artificiales el 4 de julio.
¿El mercado privado produciría un resultado eficiente? Probablemente no.
Imagine que Ellen, una empresaria de Smalltown, decide montar la función de
fuegos artificiales. De seguro tendrá problemas para vender los boletos del
espectáculo, ya que sus clientes potenciales no tardarán en darse cuenta de
que pueden ver los fuegos artificiales sin necesidad de comprar un boleto.
Como los fuegos artificiales no son excluyentes, los ciudadanos tienen un
incentivo para actuar como parásitos.
Un parásito es una persona que recibe el beneficio del bien, pero que no paga
por él. Debido a que las personas tendrían un incentivo para ser parásitos en
lugar de ser compradores de boletos, el mercado no producirá el resultado
eficiente. Una forma de ver esta falla del mercado es que surge debido a una
externalidad.
Si Ellen monta el espectáculo de fuegos artificiales, otorga un beneficio externo
a quienes ven la función sin pagar. Sin embargo, cuando Ellen decide si debe
montar el espectáculo, no toma en cuenta los beneficios externos. Aun cuando
el espectáculo de fuegos pirotécnicos es deseable socialmente, no es rentable.
Así, Ellen toma la decisión privada, que es racional, pero socialmente
ineficiente, de no montar el espectáculo.
Aun cuando el mercado privado no ofrece el espectáculo de fuegos artificiales
que demandan los residentes de Smalltown, la solución de los problemas de
Smalltown es evidente: el gobierno local puede patrocinar la celebración del
día de la independencia.El ayuntamiento podría incrementar los impuestos de
todos $2 y usar los ingresos para contratar a Ellen y que monte el espectáculo.
Todos los residentes de Smalltown están mejor por $8: los $10 del valor que
atribuyen a los fuegos pirotécnicos menos los $2 que pagaron de impuestos.
Ellen puede ayudar a Smalltown a alcanzar el resultado eficiente como
empleada pública, a pesar de no poder hacerlo como empresaria privada. La
historia de Smalltown es simple, pero realista. De hecho, muchos gobiernos
locales de Estados Unidos pagan el espectáculo pirotécnico el 4 de julio, día de
la independencia de ese país. Además, esta historia nos enseña una lección
general sobre los bienes públicos: debido a que éstos no son excluyentes, el
problema del parásito impide que el mercado privado los ofrezca. Sin embargo,
el gobierno puede remediar el problema. Si el gobierno decide que los
beneficios totales de un bien público son superiores a los costos, entonces
puede proveer el bien público, pagarlo con los ingresos que recibe de los
impuestos y hacer que todos estén mejor.

El problema del polizón


Artículo principal: Problema del polizón
La consecuencia más importante de que en los bienes públicos concurran las
dos características citadas (la no rivalidad de su consumo y la imposibilidad de
aplicar el principio de exclusión) es que la producción o suministro de estos
bienes se enfrentan con el denominado problema del polizón o de los
consumidores libres de carga (free riders en inglés). Al no ser factible la
exclusión, la producción de los bienes públicos beneficia por igual a aquellos
consumidores que cooperen en su financiación, y a aquellos consumidores que
no lo hagan. Los polizones son, en definitiva, aquellos miembros de un
colectivo que amparados en las características de los bienes públicos, se
benefician de la producción de los mismos sin contribuir a su financiación.
La existencia de estos consumidores polizones inhabilita al mercado para la
asignación de los bienes públicos y constituye una manifestación de fallo de
mercado.
Las externalidades como bienes públicos
Como se había mencionado, una de las características de los bienes públicos
es la imposibilidad de la división de los beneficios que, en muchos casos, se da
por externalidades en el consumo y que genera una interdependencia de las
funciones de utilidad. Hart (1977) hace referencia a este concepto cuando una
persona depende estrechamente de la utilidad o consumo de otra u otras
personas. La generación de externalidades del consumo lleva implícita esta
cualidad; es decir, en el momento en que existen externalidades en el
consumo de un bien no se puede decir que el impacto de ese consumo va
únicamente al individuo que lo realiza, sino que hay otros sujetos que verán
afectada su utilidad por dicho suceso. Así, las externalidades se producen
cuando “el producto de un agente económico aparece como un insumo en el
vector de consumo o producción de otro agente económico, sin alguna
compensación pagada por cualquiera de las partes, excepto como un resultado
de la intervención del gobierno” (Holtermann, 1972: 79). Teniendo en cuenta
este concepto, se puede decir que un bien externo, producto del consumo o la
producción de otro individuo, puede considerarse como un bien público cuando
cumple con las cuatro características que se han referenciado antes. Aunque se
debe aclarar que, de acuerdo con la externalidad, las cumplirá en mayor o
menor medida; es decir, existirán cambios en la intensidad y efecto de dicho
bien público, tanto sobre el individuo que usa y gestiona el bien, como en su
entorno inmediato
Si se observa con cuidado, los procesos de capacitación y educación son bienes
públicos, no sólo en el momento del suministro directo del bien —donde
evidentemente existe una apropiación excluyente—, sino también cuando al
hacer efectivo el uso de dicha capacitación, repercute en un aumento
generalizado del bienestar de la sociedad. El proyecto de los CDC, a pesar de
sus limitaciones, genera un bien público a través de las externalidades que se
producen a causa de las nuevas capacidades, habilidades y destrezas
reflejadas en la formación en artes y oficios y en capital social y humano que,
luego de participar en el proyecto, comienzan a manifestar los beneficiarios en
sus diferentes contextos sociales, políticos y económicos, tal como se evidenció
en el trabajo de campo realizado

También podría gustarte