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1- Concepto de bienes públicos

Cuando se afirma que el mercado es un buen sistema de asignación de recursos, se supone


que los bienes intercambiados son bienes privados que gozan de la propiedad de rivalidad y
exclusión. Sin embargo, hay bienes no excluyentes, es decir, que no se puede impedir que haya
terceros que disfruten del bien si alguien decide consumirlo. En este caso la asignación
propuesta por el mercado falla. El fallo se produce porque dado que el coste marginal de un
consumidor más es nulo, el precio también debe ser cero. Por esa razón, estos bienes son
ofrecidos generalmente por el Estado, que asume su provisión, convirtiéndose en bienes
público tales como la defensa nacional, en la cual no se puede excluir a un ciudadano de su
disfrute.

"No exclusión" significa que aquellos usuarios que no paguen —y este también es conocido
como el "problema del usuario gratuito" o "problema del parásito" o "problema del gorrón"—,
no pueden ser excluidos del bien o servicio ofrecido. El segundo aspecto característico de los
bienes públicos es lo que se denomina "consumo no competitivo" o "consumo no rival". El
problema del parásito significa que los usuarios gratuitos no incrementan el coste del servicio
ni se puede impedir que disfruten de él, el coste marginal de provisión del bien no excluyente
a un consumidor más es nulo, luego el precio que se le debería cobrar también lo es.

Parece pues lógico que en tales condiciones las empresas privadas rehúsen la provisión de
estos bienes, pero aunque tradicionalmente se ha apelado a la figura del "usuario gratuito"
o "free riders" como un ejemplo de la necesaria intervención del Estado para sustituir al
mercado, también es cierto que ha habido ejemplos en los que la iniciativa privada ha sido
capaz de resolver el problema por sí misma

Un clásico ejemplo de bien público utilizado en muchos manuales de Economía lo constituyen


las puestas de sol, la visión de unos fuegos artificiales, la iluminación de las calles, la seguridad
privada que paga un comerciante de una calle beneficiando a las tiendas vecinas, etc. y sobre
todo, los faros que guiaban a los barcos durante la noche, beneficiando tanto a los barcos que
abonaban el servicio de iluminación de las costas como aquellos que no estuvieran dispuestos
al pago y se aprovecharan de los que sí lo sufragaban (es decir, un caso típico de "no
exclusión").

2- Propiedades y distinciones de los bienes públicos

Teniendo en cuenta su definición, podríamos afirmar que estos bienes tienen propiedades que
les diferencian de los bienes privados:

 Se consumen conjuntamente, dando utilidad a más de un usuario a la vez.

 No son excluyentes, el disfrute o uso que dé una persona al bien público no excluye a
otra de disfrutarlo o usarlo.

 Son para el consumo de todos los ciudadanos de una comunidad.

 Generan beneficios a todos sus ciudadanos (consumidores

 Su consumo por parte de un individuo no agota su existencia. Por tanto, no disminuye


la posibilidad del consumo de estos bienes por parte de otros individuos.
 No es posible conseguirlos en algún mercado, es decir no son objeto de venta o
compra mediante alguna negociación económica.

 La producción es sin fines de lucro.

 Su costo no está directamente relacionado con el consumo o disfrute del mismo.

 Su provisión y mantenimiento es responsabilidad del Gobierno.

 No hay rivalidad, es decir, si una nueva persona lo consume no afecta ni limita el


acceso al resto de ciudadanos

3- Diferencias entre un bien público y un bien privado

 Aunque los bienes públicos y privados están dispuestos para el consumo de los
ciudadanos, no comparten las mismas características. Sus diferencias son claras:

 Los bienes públicos son suministrados por el sector público de cada nación, a


diferencia de los bienes privados que son suministrados por el sector privado.

 Los bienes públicos no son rivales mientras que los privados son rivales debido a la


competitividad en el mercado.

 Bienes públicos no son excluyentes y los privados si lo son. Su consumo es de carácter


exclusivo de quienes los poseen.

 El consumo que un individuo hace de los bienes públicos no priva a otras personas de
consumirlo. Por el contrario, el consumo de un bien privado impide que otros lo
consuman.

 Los bienes públicos no son intercambiables en un mercado, mientras que los bienes


privados si son valorados y negociados en el mercado.

 Los bienes públicos generalmente permanecen, no están sometidos a temporadas de


escasez, como ocurre con los bienes privados.

4- Tipos de bienes públicos

Podemos clasificar a los bienes públicos según el rigor con el que se cumple las condiciones
descritas en el subtítulo anterior:

 Los bienes públicos puros: Son los que cumplen a rajatabla los tres puntos anteriores.
Por tanto, serían bienes públicos en el sentido más estricto. Nos referimos, por
ejemplo, el alumbrado o la defensa nacional.

 Los bienes públicos impuros: Cumplen la primera y la segunda propiedad, pero no la


tercera, es decir, su consumo es parcialmente rival. En estos casos, el consumo de una
nueva unidad por parte de un individuo disminuye la cantidad disponible para el resto,
aunque en menos de una unidad. Este es el caso de las vías públicas. Una carretera
inicialmente pueda ser utilizada a la vez por muchos conductores. Sin embargo, llegará
un punto en el que la entrada de un vehículo adicional supondrá una disminución en la
velocidad y la seguridad de todos los demás.
 Si nos centramos en el principio de “no exclusión”, la segunda de las propiedades
mencionadas, también podemos hacer otro tipo de clasificación:

 Bien público no excluyente: Cuando no es posible impedir el acceso a quien no paga


por él.

 Bien público excluyente: Se puede impedir que un individuo lo consuma si no paga por
el mismo. Un ejemplo serían las autopistas con peaje. Así, se establecen controles para
que los conductores realicen el abono correspondiente como condición para poder
seguir circulando por la carretera en cuestión.

5- Bienes privados suministrados por el Estado. El cambiante equilibrio entre la


producción pública o privada

Hay bienes que podrían ser suministrados tanto por sector público como por sector privado .
Entre los factores que influyen en quién suministra un bien en un momento del tiempo
podemos destacar los siguiente:

a) El cambio tecnológico: existen bienes que antes eran administrados por el sector público
que pasan a ser administrados por el sector privado porque aparece una tecnología que
permite (o abarata mucho) la exclusión. Ej: TV por cable; cobro en autopistas; mayor precio del
metro en horas punta.

b) El nivel de renta: a medida que se incrementa el nivel de vida cambia el tipo de bienes que
demandan los individuos. Ej: parques y jardines.

c) Las preferencias (gustos): cuando los consumidores no se sienten satisfechos con lo que
obtienen de la provisión privada demandan la existencia de un servicio público y viceversa. Ej:
el correo español.

d) Hay bienes suministrados por el Estado, cuyo coste marginal de provisión a más personas es
alto, por lo que de hecho se trata de bienes privados suministrados por el Estado.

e) Un caso especial es cuando hay costes de transacción. Se suelen definir como "los costes de
transferir derechos de propiedad" o, más sutilmente, como "los costes de establecer y
mantener los derechos de propiedad". Incluyen la búsqueda de información sobre los precios y
alternativas existentes en el mercado, la inspección y medida de lo intercambiado, la
comunicación entre las partes y los costes de asesoramiento legal. En última instancia todos
los costes de transacción son costes de información. Si los costes de gestionar el sistema de
precios son muy altos, puede ser mas eficiente que el bien o servicio lo provea el Estado y se
financie con impuestos (aunque se aduce que esto lleva aparejado una distorsión).

6- Problemas de los bienes públicos

Los bienes públicos son muy importantes por las ineficiencias que generan en los mercados. Su
estudio es clave para la solución completa o parcial de las dificultades que generan y alcanzar
el nivel óptimo de producción. El problema de los bienes públicos es que al no poderse
restringir su uso se benefician personas que no pagan por su uso. Esto impide que el mercado
pueda gestionar su uso y justifica que sea el Estado quien lo regule. Por ejemplo, las personas
tienen acceso libre y gratuito a las playas y se benefician de ellas sin pagar nada. Esto hace que
ninguna empresa privada está interesada en gestionarlas ya que no va a poder cobrarle a los
usuarios.

Al ser un bien que genera un beneficio para toda la sociedad es lógico que el Estado se
preocupe de su conservación, asumiendo un coste que termina repercutiendo en los
ciudadanos (impuestos).

Cuando el Estado invierte en un bien público tiene que saber si esa inversión está justificada,
es decir si el beneficio que generará será superior a su coste

El problema surge por la falta de un precio de referencia. El precio de un bien nos permite
conocer cuanto lo valoran los compradores. Si compramos un libro por 18 euros es porque
valoramos dicho libro al menos en 18 euros. Pero, ¿cuánto valora una familia el que la playa
está limpia?, ¿que haya servicios de vigilancia? La falta de precio dificulta la realización de un
estudio de coste-beneficio para ver si la inversión que el Estado quiere acometer está
justificada.

Por ejemplo, un ayuntamiento dispone de recursos para acometer bien la construcción de una
comisaría o la de un hospital. Al Estado le resultará muy difícil medir el beneficio que genera
cada una de estas opciones y cual de ellas es más adecuada.

El análisis coste-beneficio es una herramienta fundamental para evaluar una inversión, y en los
bienes públicos esta herramienta no se puede emplear rigurosamente, tan sólo se pueden
realizar aproximaciones.

Las soluciones para los problemas generados por los bienes públicos pueden venir del
gobierno, las mismas comunidades o individuos altruistas.

a-El problema con las ideas, descubrimientos, escritos o conocimientos y las patentes

Por ejemplo, las ideas, descubrimientos o el conocimiento son bienes públicos no rivales pues
no cuesta nada que muchas personas utilicen teorías como la relatividad u oferta y demanda.
Así, desde la perspectiva de la sociedad las ideas deben estar disponibles para que cualquiera
las utilice. Pero, como ocurre con otros bienes públicos, existen problemas en los incentivos
para lograr la producción óptima pues si los investigadores no son recompensados por sus
descubrimientos e investigaciones pierden el interés y la capacidad de hacerlos.

La mayoría de sociedades enfrentan este problema con el establecimiento de patentes. Con las
patentes otras personas no pueden producir el mismo bien o utilizar la idea en su beneficio. De
esta forma se le concede a los autores o investigadores el derecho exclusivo por un tiempo
limitado sobre sus escritos o descubrimientos como forma de incentivo económico.

b-Problema del freerider o polizón y los bienes públicos

Los bienes públicos también son importantes por las situaciones en donde surgen freeriders o
polizones. Esto ocurre en donde las personas consumen del bien público, pero como es difícil
excluir su consumo tienen incentivos para no pagar por él. En realidad el problema del parásito
o gorrón es una situación en el que un consumidor se quiere aprovechar de una externalidad
positiva, ya que el consumo realizado y pagado por otros le asegura disfrutar del suministro del
bien.
Por ejemplo, en una zona rural la construcción de carreteras podría realizarse de forma
privada y cada persona construir una parte de la carretera. Pero, para los pequeños
terratenientes no les saldría viable construir una gran carretera por su cuenta. Mientras que
los grandes, al considerar construir la carretera, no tendrían en cuenta los beneficios que está
le reportaría a los pequeños y si los costos de la carretera fueran mayor a los beneficios que el
solo obtendría pues no construiría la carretera.

Se puede pensar que para solucionar este problema se puede formar una asociación de
terratenientes y construir una gran carretera. Pero en este caso, qué ocurriría si un
terrateniente se niega a contribuir pensando que la carretera lo beneficiara de todas formas.

Esto es el problema del freerider o polizón, quienes aparecen con los bienes públicos porque
resulta muy difícil evitar que las personas usen los bienes públicos aun cuando no pagan por
ellos. En últimas, la asociación de terratenientes fracasaría y no se construiría las carreteras
necesarias u óptimas porque todos los terratenientes tienen incentivos para comportarse
como freeriders y aprovecharse de los esfuerzos de los demás.

Este problema se puede solucionar en su mayoría con la intervención del Estado. Éste puede
coaccionar a los agentes para obligarlos a pagar por el bien público, por ejemplo a través de
impuestos. El Estado puede lograr aumentar el nivel de producción de la carretera y en últimas
lograr una situación en donde la utilidad de la sociedad sea mayor.

Sin embargo, existen formas de superar el problema del parásito. Por ejemplo, mediante un
mandato (por ejemplo, una reunión en la que los dueños de los locales llegan a un acuerdo por
mayoría vinculante para todos), que hace que todas las tiendas de un centro comercial
colectivamente paguen por la seguridad en el centro, como parte de los gastos de la
comunidad de locales, así mismo, se puede imponer una tasa por la iluminación de las calles
que deben pagar obligatoriamente todos los vecinos.

Si el problema del usuario gratuito no se trata debidamente lleva a un equilibrio de Nash en el


que cada agente renuncia al bien porque la estrategia dominante, es decir, con independencia
de lo que hagan los demás, es renunciar al bien, ya que están igual o mejor si no contratan el
bien que si lo hacen. Este resultado, que no es un óptimo tiene la misma filosofía que el
Equilibrio de Nash en el dilema del prisionero, es decir, los agentes no tienden a hacer lo que
les mejoraría a ambos conjuntamente cuando realizan sus decisiones de manera
independiente.

Sí existen ejemplos que demuestran que aunque hay formas de superar el problema del
usuario gratuito, su existencia distorsiona la asignación del mercado. Por ejemplo, se ha
observado que en los apartamentos con un único contador de agua utilizados por varias
personas o familias que comparten gastos, el consumo de agua es más elevado que en
aquellos casos en que cada cual paga estrictamente el agua que consume

c- Tragedia de los bienes públicos comunes

También conocida simplemente como tragedia de los comunes, es una situación donde los
individuos racionales guiados por sus intereses personales terminan acabando un recurso
común limitado a pesar de que a ninguno de ellos les conviene que esto pase. Por ejemplo,
cuando muchas personas usan un parque público y arruinan su pasto y jardines.
Esta situación contradice la mano invisible de Adam Smith que explica cómo se logra el
máximo bienestar para la sociedad cuando los individuos racionales buscan el interés propio.
Así, también va en contraposición a los fundamentos del sistema económico de economía de
mercado y el liberalismo.

Una forma de solucionar este problema es con la intervención de un agente externo como el
Estado, aunque también es posible que la misma sociedad se autorregule por medio de reglas
y sistemas de propiedad comunal a través de la cual excluya a los no miembros del uso del
bien.

d-Los bienes de club.

Hay muchos bienes que son indivisibles y se pueden consumir simultáneamente por muchas
personas hasta el límite de capacidad, cuando se congestiona el uso. Pero hay tecnologías que
permiten la exclusión y con ello cargar un precio a los usuarios por el consumo: es el caso de
las piscinas, los clubs deportivos, los puentes

El propósito de un club es explotar las economías de escala, repartir los costes de provisión de
una mercancía indivisible o satisfacer una preferencia por la asociación con otras personas (o
países) que tienen ordenes de preferencias similares. El problema analítico es determinar: a)
las condiciones de provisión óptima; b) la cantidad del bien que se provee; y c) el tamaño
óptimo del club.

Como la provisión por el Estado puede provocar un consumo excesivo, hay tres
métodos para racionar los bienes y servicios.

• Tasas por el uso. – Ventaja: los que se benefician soportan los costes. –
Inconvenientes: Provocan subconsumo. La administración supone costes de transacción

• Provisión uniforme. – Ventaja: ahorra costes de transacción. – Inconveniente: Unos


consumirán poco y otros en exceso.

• Colas. – Ventaja: No se asignan a quien es más rico. – Inconveniente: Se pierde


tiempo, por lo que se beneficia a quien más lo tiene

Algunas Fuentes:

 Stiglitz, J. E., & Walsh, C. E. (2009). Microeconomía (Cuarta ed., Vol. IV). Madrid: Ariel.

 Ostrom, Elinor, Joanna Burger, Christopher B. Field, Richard B. Norgaard, and David
Policansky (1999): Revisiting the Commons: Local Lessons, Global Challenges, in:
Science, Vol. 284

 Mano invisible Wikipedia


 

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